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Devolvamos a Sartre su sitio Catalina Uribe Merino © Catalina Uribe Merino 2000 Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero15/2sartre.html Jean-Paul Sartre es uno de los más grandes escritores que ha dado Francia y uno de sus intelectuales más críticos y controvertidos. El vigor de su lenguaje y la diversidad de sus modos de expresión, la profunda unidad de su pensamiento y su compromiso en las luchas concretas de nuestro tiempo, han convertido a Sartre en una celebridad mundial y lo han hecho acreedor de la admiración y la estima de la mayoría de quienes luchan por orientar la historia en vistas a la superación de las injusticias y la conquista de la libertad para todos los hombres. La filosofía de Sartre representa una especie de punto de inflexión en la historia del pensamiento contemporáneo y su literatura, una bisagra entre dos épocas de la novela y el teatro francés: su novela La Náusea es considerada por algunos como la antecesora del «nouveau roman» y su pieza A puerta cerrada como el signo precursor del «anti-teatro». La obra de Sartre, por la lucidez de su pensamiento y la audacia de sus temas, constituye uno de los testimonios más representativos de su tiempo. Desde el final de la segunda guerra mundial, ningún intelectual marcó tanto su época como lo hizo él. No en vano, recién despuntado el año 2000, comenzó a ser considerado por muchos como el escritor del siglo en Francia. Numerosos son los homenajes que se le han rendido a Sartre en los últimos meses por el aniversario de su muerte, ocurrida el 15 de abril de 1980. Entre ellos están la reedición del número especial que el periódico Libération sacó al día siguiente de su muerte, números especiales en diversas publicaciones, artículos en la prensa, entrevistas en la radio y la televisión, la aparición de por lo menos ocho libros nuevos dedicados a él y el conferimiento del nombre «Place Jean-Paul Sartre - Simone de Beauvoir» a una

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Devolvamos a Sartre su sitio

Catalina Uribe Merino

Catalina Uribe Merino 2000

Espculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero15/2sartre.html

Jean-Paul Sartre es uno de los ms grandes escritores que ha dado Francia y uno de sus intelectuales ms crticos y controvertidos. El vigor de su lenguaje y la diversidad de sus modos de expresin, la profunda unidad de su pensamiento y su compromiso en las luchas concretas de nuestro tiempo, han convertido a Sartre en una celebridad mundial y lo han hecho acreedor de la admiracin y la estima de la mayora de quienes luchan por orientar la historia en vistas a la superacin de las injusticias y la conquista de la libertad para todos los hombres. La filosofa de Sartre representa una especie de punto de inflexin en la historia del pensamiento contemporneo y su literatura, una bisagra entre dos pocas de la novela y el teatro francs: su novela La Nusea es considerada por algunos como la antecesora del nouveau roman y su pieza A puerta cerrada como el signo precursor del anti-teatro.

La obra de Sartre, por la lucidez de su pensamiento y la audacia de sus temas, constituye uno de los testimonios ms representativos de su tiempo. Desde el final de la segunda guerra mundial, ningn intelectual marc tanto su poca como lo hizo l. No en vano, recin despuntado el ao 2000, comenz a ser considerado por muchos como el escritor del siglo en Francia. Numerosos son los homenajes que se le han rendido a Sartre en los ltimos meses por el aniversario de su muerte, ocurrida el 15 de abril de 1980. Entre ellos estn la reedicin del nmero especial que el peridico Libration sac al da siguiente de su muerte, nmeros especiales en diversas publicaciones, artculos en la prensa, entrevistas en la radio y la televisin, la aparicin de por lo menos ocho libros nuevos dedicados a l y el conferimiento del nombre Place Jean-Paul Sartre - Simone de Beauvoir a una plaza situada en pleno corazn de Saint-Germain des Prs, a la sombra de los mticos cafs parisinos de Flore y Deux-Magots. Como dice el autor de una biografa reciente sobre Sartre, el suizo Denis Bertholet, aunque es un hecho que en Francia existe una mana conmemorativa, es cierto que ya era hora de volver sobre Sartre.

La interpretacin que hizo Jean-Paul Sartre de las realidades sociales y polticas de su poca y su forma personal de expresar sus opiniones y desacuerdos, no slo ofrecen una esperanza sino que develan el compromiso y la responsabilidad del hombre frente al mundo y su transformacin. La obra de Sartre es sin duda la empresa singular de un individuo, pero en tanto la situamos en el contexto social e ideolgico que la condicion y mostramos la forma en que Sartre se enfrent a los problemas de su poca, tenemos que la experiencia sartreana, en sus diversas formas de expresin, es la manifestacin del sentir de toda una generacin.

El valor particular del pensamiento sartreano est en que representa una forma particular de interpretacin de los acontecimientos, una manera de ver el mundo, a travs de la filosofa existencialista. El existencialismo sartreano propone una moral diferente, cuya importancia radica, entre otras cosas, en la incorporacin de ciertos conceptos filosficos a la literatura, especialmente a la novela y al teatro, donde se ilustran y corporeizan con mayor claridad sus teoras.

Pero la actividad de Sartre no fue solamente la de un escritor; fue tambin la de un intelectual, y la tarea propia del intelectual es criticar, oponerse, denunciar, no solamente con un propsito negativo de destruccin, sino en la bsqueda de nuevos valores y de una sociedad diferente. Sartre fue un contestatario radical, en la medida en que pensaba que la nica posibilidad de inventar verdaderamente al hombre es a travs de la liquidacin de los sistemas que lo alienan robndole su libertad. Como crtico implacable de la sociedad capitalista, puede decirse que Jean-Paul Sartre es un intelectual con todas las letras.

El intelectual y la historia

El perodo que marc de forma determinante la trayectoria sartreana comenzaba con el final de la segunda guerra mundial, la derrota del nacionalsocialismo y el fascismo, el derrumbe de la vieja Europa y el triunfo de Estados Unidos y de la Unin Sovitica. Esta era de bipolarismo, que tendra fases diversas, termina hacia la segunda mitad de los aos ochenta, cuando se distingue claramente el comienzo de una nueva poca. Este vuelco histrico, que Sartre no vivira, empieza con la designacin de Gorbachov como secretario del partido comunista sovitico, la retirada progresiva de la Unin Sovitica de sus pases satlites, la cada del muro de Berln y la reunificacin alemana, y se cierra con la disolucin de la Unin Sovitica.

De acuerdo con lo anterior, la poca de Sartre, caracterizada por valoraciones polticas, religiosas e ideolgicas especficas, est de cierto modo concluida, pero la influencia de su pensamiento repercute indudablemente hasta nuestros das. La literatura y la filosofa sartreanas se encuentran claramente comprometidas con expresiones que, muy propias de su tiempo, siguen teniendo en gran parte vigencia. La repercusin de las ideas de Sartre en los intelectuales de su generacin parece no haber llegado a su fin, y en esta medida puede decirse que todava podemos aprender mucho de l.

La poca de posguerra fue un momento crucial en el que los hombres descubrieron su historicidad. El pensamiento de Jean-Paul Sartre se desarroll as de cara a la historia, gracias a una concienciacin poltica y social a la que fue conducido por los diversos acontecimientos que vivi. La obra sartreana es la manifestacin de un hombre artista y filsofo que cuestiona su mundo convulsionado y plantea su posicin frente a los diferentes conflictos que lo afectan, siempre consciente de estar haciendo historia, no tanto por su papel decisivo como intelectual, sino a travs de sus pequeas acciones, como hace cada hombre en el transcurso de su vida. De este modo, Sartre concibi una historia humana que rescataba el papel del individuo en el acontecimiento histrico.

La funcin, actividades y preocupaciones de Sartre estn definidas en el marco de una sociedad, de una clase especfica y un grupo determinado: el de los intelectuales. Sartre es representante ejemplar de este grupo, definido y delimitado de acuerdo con una situacin social, ubicacin geogrfica e histrica en un perodo determinado, y una cierta ideologa. Siendo el que ms conscientemente vive su relacin con el mundo, el intelectual, al asumirse a s mismo como tal, asume el reto de explicar la sociedad e intentar cambiarla. El intelectual no solamente est hecho por la sociedad, no es un objeto de la historia, sino el sujeto activo de la historia, es aquel que tanto en su expresin como en su accin realiza la historia.

Las manifestaciones de la vida cultural, como el arte y la filosofa, son medios privilegiados de expresin e interpretacin del mundo, y como tales, instrumentos valiosos para la comprensin de la historia, en la medida en que estn ntimamente ligados al momento histrico al que pertenecen. Jean-Paul Sartre, presente como pocos en los debates ms relevantes de su poca, interpret de forma ejemplar los acontecimientos polticos e intelectuales y transmiti en sus escritos una visin aguda de la realidad y sus contradicciones, que lo convierte en un destacado portavoz de su tiempo. Sartre estableci unas relaciones profundas con la sociedad mediante sus posiciones polticas, cuya expresin constituye un testimonio privilegiado de la historia contempornea. Sus escritos polticos constituyen un intento por actuar en el mundo en tanto intelectual, a travs del ejercicio del pensamiento y la escritura.

Un escritor, se dice, es un individuo cuya nica arma es la pluma. Sartre vivi la historia y expres esta vivencia a travs de diversos medios, entre ellos el arte, que tiene la capacidad de sensibilizarnos frente al mundo de una forma en que ningn otro saber puede hacerlo. El arte, en efecto, es uno de los medios ms eficaces que posee el hombre para conocer y comprender, es un modo privilegiado de expresin e interpretacin de la realidad. Tomando prestado el propio vocabulario sartreano, Sartre se historializa a travs de la significacin de sus diversas actuaciones, en relacin con el arte, la filosofa y la poltica. l mismo lo ha dicho: un hombre es una totalidad en situacin, pero las situaciones slo existen por la manera de pro-yectarse el hombre como totalidad a travs de ellas. De esta manera, los hechos exteriores actan sobre el hombre, en la misma medida en que l se proyecta sobre ellos.

Con su contribucin a la transformacin del mundo de las ideas, Sartre ocupa un lugar importante en la historia de la cultura. Como testigo ejemplar supo manifestar, a travs de sus escritos, las principales cuestiones que movilizaron a los hombres de su poca. La trayectoria filosfica, literaria y poltica de Jean-Paul Sartre es la expresin peculiar de una poca, a travs de la conciencia de un individuo particular, ntimamente comprometido con la historia de su tiempo. No hay duda de que la obra de Sartre no slo constituy la forma en la cual Sartre realiz su apropiacin de la historia, sino que contribuy a que los hombres tomaran conciencia de su papel de sujetos activos en la construccin del devenir histrico, tal como l conceba que deba ser una historia humana.

El smbolo del error

Por un lado, Sartre defenda una forma muy amenazada de individualismo (cada hombre es dueo de su propio destino), mientras, por otra parte, combata la mala fe e insista en la responsabilidad que tiene el hombre frente al mundo. Por eso fue odiado por gente de todos los sectores sociales, por los acadmicos, la prensa, los intelectuales y los polticos. Mientras los capitalistas lo llamaron esbirro comunista y lo atacaban cuando se pronunciaba en favor de los pueblos oprimidos, los comunistas a su vez lo tildaron de hiena capitalista y lo insultaban cuando levantaba su voz condenando sus atropellos. Sartre demostr siempre una independencia de criterio que lo ha constituido, en palabras de Ernesto Sbato, en el ejemplo de lo que debe ser un gran escritor: un testigo insobornable. O sea, atendiendo a la siempre reveladora etimologa: un mrtir.

Los crticos de Sartre no odiaron tanto sus errores como la decisin de no militar en ningn partido ni trabajar para ninguna institucin o respaldar establecimiento alguno. As, es necesario reconocer en Sartre un mrito fundamental, que aun su adversario Louis Althusser le conceda, y es el de no haberse doblegado jams ante los poderosos. Althusser dira que Sartre era nuestro J. J. Rousseau, que despus de ste, Sartre es el intelectual ms honesto que Francia haya tenido: Yo he escapado a la mundanidad. Tambin l lo ha conseguido. Un hombre profundamente honesto, que moral y polticamente nunca ha accedido a compromisos. Es lo que Marx deca de Rousseau: Su vida es modesta, sencilla, desprecia el dinero, no le da importancia Este hombre era de una intransigencia muy honda, y por mucho que se haya equivocado jams acept el ms mnimo compromiso con el poder.1

En esta perspectiva podemos ubicar el rechazo por parte de Sartre del premio Nobel de literatura, concedido por la Academia sueca en octubre de 1964, suceso que provocar una gran conmocin. La negativa de Sartre a aceptar el premio se deba, como explicaba Jeanson, a que l no haba dejado de "gritar al mundo entero, en una mezcla asombrosa de rabia y de gozo, su odio a los burgueses, su hostilidad a los poderes establecidos".2 El mismo Aron, a pesar de las diferencias que lo enfrentaron a l, deca que Sartre era un espritu superior y que slo los ciegos o los ignorantes necesitaban el Premio Nobel para percibirlo: "no me gustan mucho (ni tampoco a l) los elogios acadmicos de que es objeto desde hace algunos das. Elogios tanto ms ridculos cuanto que conciernen a un escritor comprometido e ignoran las causas a cuyo servicio Sartre se comprometi".3

Muchos no dejaban de preguntarse por los motivos que habra podido tener Sartre para no aceptar el premio, mientras la nica respuesta autntica, deca Jeanson, no la retuvo nadie, porque sin duda era demasiado sencilla para ser retenida por alguien: es que no poda soportar esa consagracin. Tan difcil es para muchos comprender que se pueda rechazar distinciones o condecoraciones, que el nombre de Sartre sigue apareciendo en la lista de los premiados por la Academia sueca, lo cual sin duda representa un insulto a la memoria de este escritor.

Para Sartre, este rechazo significaba tambin la negativa a ser embalsamado en vida, a que lo convirtieran en estatua viviente y lo consagraran antes de tiempo. Sin embargo, muy a pesar suyo, no pudo evitar que lo convirtieran en una especie de monumento pblico. Pero, sin duda, la razn ms importante que tuvo para no aceptar el premio era que estimaba que ste tena, desde haca cierto tiempo, un color poltico. "Si hubiera aceptado el Nobel incluso aunque hubiera hecho un discurso insolente en Estocolmo, lo que habra sido absurdo, me habran recuperado. Si hubiera sido miembro de un partido, del partido comunista, por ejemplo, la situacin habra sido diferente. Indirectamente, el premio se habra otorgado a mi partido; en todo caso, le hubiera podido servir. Pero cuando se trata de un hombre aislado, incluso si tiene opiniones extremistas, se le recupera necesariamente, en cierto modo, coronndole. Es una manera de decir: Finalmente, es de los nuestros. Yo no poda aceptar eso".4 Recuperar, es decir, exorcizar lo que se teme bautizndolo. Esto, o la condena absoluta con la aplicacin de la primera etiqueta disponible.

Y muchas seran las etiquetas que se le aplicaran a Sartre, atacndolo la mayora de las veces de manera injusta. l estaba habituado a los insultos; en alguna ocasin lleg a decir que ya se haba acostumbrado a las agresiones a mano armada: "me matan, me roban la bolsa y el honor y huyen; yo resucito; la bala o el cuchillo no han dejado huellas".5 El excrementalismo sartreano, la hiena dactilogrfica, el depravado de Saint-Germain des Prs Sartre no amaba su gloria, recuerda Michel Contat6; la hubiera preferido menos escandalosa. Y si sala de casa era porque, siendo clebre, pretenda permanecer libre de ir a comprar los peridicos en el quiosco o hacer una cita en un caf.

El retorno de Sartre al que asiste Europa occidental desde el comienzo de este ao 2000, ha proporcionado la oportunidad de evocar, una vez ms, en bloque y en detalle, sus famosos errores polticos, y de levantar el expediente de sus necedades, con la ayuda de citas que se vuelven ridculas, aisladas de su contextos estilstico y semntico. Pero el asunto permanece intacto si no se toma el conjunto de su obra, su movimiento a travs de las diversas situaciones que enfrent, su proyecto general y el punto de vista que Sartre adoptaba sobre la historia, el de los ms desfavorecidos. Puede decirse, en efecto, que el pensamiento sartreano ha sido bastante mal comprendido y que Sartre tuvo que debatirse contra las imgenes que intentaban colocarle y bajo las cuales pretendan asfixiarlo. Ya en 1947, segn cuenta Francis Jeanson, se afirmaba que el existencialismo era una filosofa de moda. Pero, se preguntaba este autor, quin sabe lo que significa realmente?.7

Quizs el paso de los aos nos haya provedo de una mayor madurez para reconocer lo ms autntico y rescatable de la postura filosfica sartreana. Alguien afirmaba que "se ha requerido de cuatro dcadas y media para caer en la cuenta de que no se haba cado en la cuenta, aun cuando categricamente (y ms emotiva que categricamente) se sostuvo que la ltima palabra proferida para Sartre era condenatoria. Ahora su figura resulta ms familiar y tratable, su actitud ms digna de consideracin".8 Vale la pena entonces ocuparse de Sartre, en tanto muchos de los problemas filosficos planteados en su obra pueden actualmente conservar una gran importancia existencial e histrica. Que cada quien juzgue segn sus propias concepciones, pero es un hecho que la obra de Sartre no ha dejado de ser un punto de referencia para los que hoy hacen filosofa.

Sartre, en efecto, no fue solamente aquel smbolo del error poltico que muchos recordarn siempre, sino tambin el autor de una obra monumental cuya fecundidad est lejos de haber sido agotada. En cuanto a la tesis tan machacada que pretende que Sartre se ha equivocado siempre a la inversa de Aron y Camus, sera necesario mirar ms atentamente lo que ella oculta. El asunto reiterativo de los errores de Sartre se zanj acuando la frmula de que era mejor haberse equivocado con Sartre que haber tenido razn con Camus o Aron. Pero algunos piensan que la cuestin estaba mal formulada en su origen mismo. La pregunta es ahora si no ser mejor tener razn con Sartre que equivocarse con Camus y Aron. Porque una obra tan rica como la de Jean-Paul Sartre, en perpetua ruptura e inagotable invencin, supera con mucho las obras pobres y cerradas sobre s mismas, en una especie de perfeccin clsica estril, como son las obras de Camus y de Aron.9

Volviendo a lo poltico, el verdadero conflicto entre Sartre y Camus, como muy bien dice Jean Daniel10, no era el que separaba a dos personas que crean o no en la existencia de los campos de exterminio soviticos, sino el que opona a dos seres que pensaban o no que el capitalismo era el peligro supremo. Hoy podemos comprender mejor que hace diez o quince aos esta deriva delirante, pues, muerto el marxismo en occidente, quedan al descubierto los defectos, los vicios y los crmenes de las democracias capitalistas.

Veinte aos despus de su muerte, es de desear que ya los famosos errores y extravos de Sartre no sean un obstculo para una reflexin seria alrededor de aquel escritor que marc, como ningn otro, el siglo xx. En lugar de seguir sepultndolo bajo sus errores y pensar que sus equivocaciones delatan el supuesto engao al que nos someti, debemos asumir que Sartre, para lo mejor y para lo peor, como dice Bernard-Henri Lvy, es nosotros mismos. Michel Contat11 admite que Sartre, por ejemplo, se equivoc sobre la posibilidad que tendra la URSS de alcanzar y sobrepasar el nivel de vida de los americanos. Pero, desde cundo lo sabemos nosotros? En lugar de juzgar como errores sus posiciones polticas respecto del comunismo, Michel Contat se pregunta: quin nos asegura que la victoria americana en la guerra fra, que Sartre no conoci, sea una victoria para el gnero humano? Lo que habra que hacer es tomar cada una de esas posiciones polticas que se le critican a Sartre y preguntarse qu era lo contrario del error? Qu habra ganado Sartre, literaria y filosficamente, tomando la posicin inversa? Quines se habran convertido en sus aliados?

Sartre y la posteridadA Sartre lo caracteriz un inters permanente en pensar contra s mismo, es decir, segn sus propias palabras, restregarse contra todo lo que lo impugnaba y rebelarse contra aquello que haba de inculcado en l. Pensar contra uno mismo, dira Simone de Beauvoir, es muy fecundo, pero a la larga arruina la salud; en su empeo por cuestionarse y ponerse en tela de juicio, Sartre se rompa la cabeza y destrozaba sus nervios. l malgast su capital de salud, pero admita: Prefiero morir un poco antes y haber escrito la Crtica de la razn dialctica".12Francis Jeanson, conocedor profundo del pensamiento sartreano, deca que uno de los aspectos fundamentales de la influencia de Sartre es que los problemas que plantea impregnan aos ms tarde el mundo de las ideas, alcanzando incluso a aquellos que le eran hostiles y penetrando en las costumbres, de forma que contamina aun a quienes nunca lo han ledo. Los problemas sartreanos son indudablemente en gran medida nuestros propios problemas, y stos pueden verse iluminados si nos situamos en el mismo nivel de su pensamiento y experiencia. Las contradicciones sartreanas son igualmente nuestras propias contradicciones y, si las asumimos como l lo hizo, podemos aprender mucho de nosotros mismos.

Un hombre solo, deca Jeanson, no podra influir sobre el curso de las cosas sino modificando la forma en que sus semejantes lo viven: "Nosotros tenemos la historia en la piel hemos elegido, frente de ella, no considerarnos como impotentes. Sin embargo, lo somos, sin duda, y totalmente, de cierta manera. Pero es tambin verdadero que en otro sentido no lo somos, y que comenzamos a darnos cuenta. Por ser el que es el curso de las cosas, esta nueva conciencia no procede de ellas: yo pregunto a quin se la debemos".13 En la medida en que Sartre actu sobre s mismo cambindose, ha cambiado el mundo, o al menos la manera como sus lectores lo ven. Jeanson opinaba, hace ya varios aos, que el pensamiento de Sartre era el ms importante del siglo xx, y explicaba que no pretenda que "la trayectoria concreta de Sartre sea la mejor posible: solamente digo que su actitud fundamental, respecto a s mismo y al mundo, es hoy en da una de las ms esclarecedoras en las tinieblas en que nos debatimos. De todos modos, ese hombre no nos pide que le sigamos. Su orgullo se opone a ello, as como su humildad: su absoluta exigencia de libertad, y su absoluta conviccin de que toda exigencia est condenada a permanecer injustificable".14

En octubre de 1999, deca de nuevo muy acertadamente Jeanson15 que los intelectuales, hoy, no se dan cuenta de que Sartre est presente en todas partes, que la poca est empapada del pensamiento sartreano sin imaginar incluso que se pudiera recurrir a este pensamiento para superar algunas de nuestras dificultades: en la accin poltica, la creacin cultural, la psiquiatra, el compromiso moral y la tentativa de hacer ms humanos los procesos actuales de globalizacin. Michel Contat opina que Jeanson hubiera estado ms estimulado por el retorno de Sartre que se ha producido desde que pronunci esas palabras. Un retorno que deja perplejos a unos, exaspera a los otros y regocija a los que amamos en l su inagotable vitalidad, su radicalidad. Haciendo referencia al libro de Bernard-Henri Lvy, Le sicle de Sartre, Josyane Savigneau dice que recorrer el siglo al lado de Sartre es todo lo contrario de un regreso atrs: es darse los medios de imaginar el futuro. Desear justicia para Sartre y apostar por l es como un soplo de juventud; releerlo, no para clausurar su siglo, sino para inventar, con alegra, el siguiente.16

En las conversaciones que sostuvo con Michel Contat, que se publicaran bajo el ttulo de Autorretrato a los setenta aos, Sartre replanteaba su vida y describa el ambiguo sentimiento que tena en ese momento de s mismo y de su relacin con el mundo. Era a mediados de los setenta y Sartre ya haba perdido la visin. Qu tal est?, le preguntaba Contat; y Sartre responda: Es difcil decir que estoy bien. Pero tampoco puedo decir que estoy mal Mi oficio de escritor est completamente destruido En un sentido, eso suprime mi razn de ser: fui y no soy ms, si a usted le parece. Debera estar muy desanimado y, por una razn que ignoro, me siento bastante bien: nunca siento tristeza ni melancola cuando pienso en lo que he perdido Bueno, hice lo que tena que hacer Escrib, viv, no me arrepiento de nada.17 En otra ocasin dira tambin: Tendr que acabar por morirme. Al fin y al cabo, se ha hecho lo que se ha podido. Se ha hecho lo que haba que hacer. Simone de Beauvoir deca que en 1977, si Sartre hubiera podido leer y releerse, habra desarrollado nuevas ideas, ya que su inteligencia estaba intacta. l dira que naturalmente, nunca se llega a todo, pero hay que querer todo. Lo nico que Sartre le peda al futuro, era que alguien lo leyera.

Notas:

1. SALAS VARA DE REY, Joaqun de. Louis Althusser (una bio-bibliografa inocente y subalterna). (Documento en Internet).

2. JEANSON, Francis. Jean-Paul Sartre en su vida. Barcelona: Barral Editores, 1974. p. 244.

3. ARON, Raymond. Los marxismos imaginarios: De Sartre a Althusser. Caracas: Monte vila, 1969. p. 39-40.

4. SARTRE, Jean-Paul. "La coartada". En: Escritos polticos, 1. [Situations, VIII]. Madrid: Alianza, 1986. p. 112.

5. SARTRE, Jean-Paul. "Respuesta a Pierre Naville". En: Problemas del marxismo, II: Situations, VII. Buenos Aires: Losada, 1966. p. 101.

6. CONTAT, Michel. On n'en a pas fini avec Sartre. En: Le Monde, 21 avril 2000.

7. En: France-Dimanche. Citado por JEANSON, Jean-Paul Sartre en su vida, Op. cit., p. 214.

8. SALA, J.F.A. El infierno son ustedes. En: Revista de Filosofa. Mxico: Universidad Iberoamericana. Ao XXIII. N. 69 (sep. - dic. 1990); p. 292 y 297.

9. En: Magazine Littraire. N. 384. Fvrier 2000. p. 20.

10. DANIEL, Jean. Vingt ans aprs sa mort, le retour de Sartre. En: Le Nouvel Observateur. N. 1836. Avril 2000.

11. CONTAT, Michel. Sartre, ce grand vivant. En: Le Monde, 21 Janvier 2000.

12. BEAUVOIR, Simone de. La ceremonia del adis. Barcelona: Edhasa, 1982. p. 138.

13. JEANSON, Francis. El problema moral y el pensamiento de Sartre. Buenos Aires: Siglo Veinte, 1965. p. 304-305.

14. JEANSON, Jean-Paul Sartre en su vida. Op. cit., p. 319.

15. Citado por CONTAT, Michel. On n'en a pas fini avec Sartre. En: Le Monde, 21 Avril 2000.

16. SAVIGNEAU, Josyane. L'pop de Sartre. En: Le Monde, 21 Janvier 2000.

17. BEAUVOIR, La ceremonia del adis. Op. cit., p. 68, 114-115 y 147.