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Estudos Feministas, Florianópolis, 17(2): 344, maio-agosto/2009 395 Conciencia ciudadana. Cambio Conciencia ciudadana. Cambio Conciencia ciudadana. Cambio Conciencia ciudadana. Cambio Conciencia ciudadana. Cambio de mentalidades de las mujeres de mentalidades de las mujeres de mentalidades de las mujeres de mentalidades de las mujeres de mentalidades de las mujeres santiagueras y sus utopías santiagueras y sus utopías santiagueras y sus utopías santiagueras y sus utopías santiagueras y sus utopías Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen: Este trabajo intenta visualizar en esta parte de América Latina el sufragismo y el feminismo, cuáles fueron sus aportes y sus puntos de mira. Es una interpretación otra, de las condiciones políticas que facilitaron una inserción parcial de las mujeres santiagueras a la consecución del voto. Se analiza como contribuyó la división de los partidos y su disputa por el control y el acceso al poder mediante estrategias y alianzas dudosas, cambiantes y temporales, además de considerarse por parte de la masculinidad hegemónica que la mujer no tenía una posibilidad real de comprender el momento político, el cual llevaba a la politiquería y a la corrupción. Ésto hizo también que las mujeres se mantuvieran de manera tangencial ante estos manejos. El voto de la mujer fue un simple juego de ajedrez de los partidos políticos, que consideraban ventajoso promover el sufragio femenino para obtener victoria ante estas luchas de poderes. No obstante, la mujer lo utilizó para sus fines, lograr derechos civiles y políticos y una participación más concreta en la sociedad con conciencia ciudadana, como sujetas de la historia, actoras y constructoras sociales al presionar para lograr sus demandas. Esta investigación también contribuye a un análisis sobre la situación de la mujer y su mentalidad, sus mecanismos sociales y las posibilidades de la transformación. Ha tocado la discriminación social y política. En este periodo, que abarca de 1902 a 1934, aunque la mujer haya logrado obtener derechos formales iguales, y a pesar de la no transformación radical de la condición de las mujeres, sí facilitó que un gran número de ellas tuviera acceso a la política y a la educación y sobre todo se percataron de la necesidad de autonomía en sus organizaciones. Palabras clave alabras clave alabras clave alabras clave alabras clave: Teoría Política; sufragio; movimientos femeninos. Copyright 2009 by Revista Estudos Feministas. Ivette Sóñora Soto Universidad de Oriente, Cuba El reconocimiento ciudadano de las mujeres cubanas ha marchado a ritmo lento a través de toda la historia cuba- na. La historiografía hoy intenta sin mucha comprensión darle espacio a los Estudios de Género y sobre todo aplicarlo a la Historia. Pero los/as historiadores/as más reacios/as son los/as de Santiago de Cuba, que le niegan al feminismo su papel dentro de los procesos sociales, políticos y económicos que han acontecido a lo largo de todo el proceso de consti- tución del Estado Nación. Este trabajo aspira atestiguar la

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Estudos Feministas, Florianópolis, 17(2): 344, maio-agosto/2009 395

Conciencia ciudadana. CambioConciencia ciudadana. CambioConciencia ciudadana. CambioConciencia ciudadana. CambioConciencia ciudadana. Cambiode mentalidades de las mujeresde mentalidades de las mujeresde mentalidades de las mujeresde mentalidades de las mujeresde mentalidades de las mujeres

santiagueras y sus utopíassantiagueras y sus utopíassantiagueras y sus utopíassantiagueras y sus utopíassantiagueras y sus utopías

ResumenResumenResumenResumenResumen: Este trabajo intenta visualizar en esta parte de América Latina el sufragismo y elfeminismo, cuáles fueron sus aportes y sus puntos de mira. Es una interpretación otra, de lascondiciones políticas que facilitaron una inserción parcial de las mujeres santiagueras a laconsecución del voto. Se analiza como contribuyó la división de los partidos y su disputa por elcontrol y el acceso al poder mediante estrategias y alianzas dudosas, cambiantes y temporales,además de considerarse por parte de la masculinidad hegemónica que la mujer no tenía unaposibilidad real de comprender el momento político, el cual llevaba a la politiquería y a lacorrupción. Ésto hizo también que las mujeres se mantuvieran de manera tangencial ante estosmanejos. El voto de la mujer fue un simple juego de ajedrez de los partidos políticos, queconsideraban ventajoso promover el sufragio femenino para obtener victoria ante estas luchasde poderes. No obstante, la mujer lo utilizó para sus fines, lograr derechos civiles y políticos yuna participación más concreta en la sociedad con conciencia ciudadana, como sujetas de lahistoria, actoras y constructoras sociales al presionar para lograr sus demandas. Esta investigacióntambién contribuye a un análisis sobre la situación de la mujer y su mentalidad, sus mecanismossociales y las posibilidades de la transformación. Ha tocado la discriminación social y política.En este periodo, que abarca de 1902 a 1934, aunque la mujer haya logrado obtener derechosformales iguales, y a pesar de la no transformación radical de la condición de las mujeres, sífacilitó que un gran número de ellas tuviera acceso a la política y a la educación y sobre todose percataron de la necesidad de autonomía en sus organizaciones.PPPPPalabras clavealabras clavealabras clavealabras clavealabras clave: Teoría Política; sufragio; movimientos femeninos.

Copyright 2009 by RevistaEstudos Feministas.

Ivette Sóñora SotoUniversidad de Oriente, Cuba

El reconocimiento ciudadano de las mujeres cubanasha marchado a ritmo lento a través de toda la historia cuba-na. La historiografía hoy intenta sin mucha comprensióndarle espacio a los Estudios de Género y sobre todo aplicarloa la Historia. Pero los/as historiadores/as más reacios/as sonlos/as de Santiago de Cuba, que le niegan al feminismo supapel dentro de los procesos sociales, políticos y económicosque han acontecido a lo largo de todo el proceso de consti-tución del Estado Nación. Este trabajo aspira atestiguar la

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memoria histórica de las mujeres, y cuales fueron sus estrate-gias para abrir el debate de la sociedad civil y ganar espa-cios públicos de interlocución social y política en el períodocomprendido entre 1850 a 1934.

Si bien, el voto es el eslabón fundamental del poderpolítico dentro del sistema democrático, además de imple-mentar el concepto constitutivo de igualdad jurídica y políti-ca de los individuos cualquiera que sean, el sexo, el colorde la piel. Sin embargo, no es hasta la primera mitad delsiglo XX que en Cuba toman fuerza las luchas por la consecu-ción de este derecho por parte de las féminas. Por primeravez se les veían. Hombres y mujeres estaban centradosprimero que todo en la independencia de Cuba de laMetrópoli, no podían desviar su tiempo para dedicárselo aaquellos aspectos que implicaban la igualdad política yjurídica de las mujeres, lo que legitimaría la democraciacubana. Ana Betancourt1 solicitó en la Asamblea Consti-tuyente de Guáimaro el derecho al sufragio femenino, peroel prejuicio de los constituyentes respecto a la diferenciasexual impidió escucharla y excluyeron a las féminas detodo reconocimiento y derecho. Se les vio una vez más, perono volvió a connotar. Las mujeres nada tenían que hacer enel mundo exclusivamente reservado para los hombres. Asífue proclamada la República en 1902, enteramentefalogocéntrica, cuando las mujeres volverían a los hogares,su ámbito de actuación por excelencia y el hombre semantendría en su espacio natural, la esfera política.

Esta investigación defendió como hipótesis que laconcienciación ciudadana y el feminismo de las mujeressantiagueras se fundamenta en la cultura genérica alfuncionar como eje de participación en las luchas políticasy sociales, y no en demanda directa por el reconocimientode la ciudadanía plena e igualdad de derechos. Teníanotros conceptos de desempeño al no compartir todos losplanteamientos y acciones llevadas a cabo por lasfeministas habaneras.

Esta otra perspectiva de las santiagueras sobre elfeminismo y las reivindicaciones civiles y jurídicas dentro dela nación han servido como punto de partida para negarlessu historia desde el movimiento feminista. En la época delas luchas sufragistas también los políticos de entonces argu-mentaron sus negativas a partir del criterio. A las orientalesno les interesaba dicho asunto, y eso les facilitaba sus propó-sitos de excluir a todas las mujeres de su derecho ciudadano.En los días de hoy, algunas/os estudiosas/os plantean cate-góricamente la no existencia de un movimiento feminista enla ciudad de Santiago de Cuba. Defienden la hipótesisdesde la perspectiva euro centrista, habana centrista2 yandrocentrista, al no reconocer las diferencias y la

1 Ana Betancourt, patriotacubana.

2 Visión que La Habana es el centroy el paradigma.

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diversidad que da la específica identidad cultural y localde cada región histórica. Parten del hecho de que elfeminismo santiaguero no se puede igualar al feminismodesarrollado en La Habana, en Estados Unidos ni al deInglaterra y sobre todo por la no auto proclamación defeministas. Sin embargo, al considerar que los conceptos,feminismos y feministas no son unívocos sino diversos ycomplejos, desde esta óptica me acerco a la memoriahistórica de las mujeres de esta parte del país. A partir deestas connotaciones intento validar la participación, lasluchas por sus reivindicaciones de manera otra, diferente,legitimado por sus propios conceptos de feminidad, departicipación pública.

Este fenómeno histórico lo he estudiado desde lametodología de la larga duración, el cual facilitó el estudiode la concienciación ciudadana, el accionar dentro de lasociedad y la postura tomada por las santiagueras ante elmovimiento feminista. El período estudiado abarcó desdela segunda mitad del siglo XIX, cuando la ciudad disfrutade un auge económico y social hasta 1934 cuando seestableció el derecho al sufragio para las mujeres. Lassantiagueras, como todas las cubanas, fueron probadasen el sacrificio de las guerras de independencias. Estaparticipación en la manigua les facilitó concienciar cuálera la posición a ocupar, y esto las llevó a buscar alternativaspara ganar terreno en el espacio público desde una miradaotra, una vez que la que les proponía el sufragismo habanerono las convencía ni se sentían representadas, además desubsistir la mentalidad donde la realización de lo femenino,de la condición de ser mujeres, y que su área de intervenciónestaba centrada en el ámbito del hogar.

Al privilegiar el rol de madre en la educación dirigidasa las féminas a manera de metas personales, se creó unaespecie de pacto social que propició la participación delas mujeres en los conflictos bélicos ocurridos en el XIX, yque se desempeñaran desde la legitimación de sus rolestradicionales. El papel de madre sacrificada fue exaltadopor figuras como la de José Martí. Sus discursos sublimaron,dimensionaron la maternidad patriótica,3 así este conceptode la madre se convierte en valencia universal de lasmujeres,4 y la transforma en paradigma. De esta manera sepuede considerar como inclusión homologante, pero al finalsu verdadera esencia es mantenerla subordinada. Estamaternidad convertida en social y patriótica se instituyó entrascendencias, en las coordenadas de sus pensamientos,derivadas de los argumentos históricos y filosóficos con loscuales se sustentó la política de la domesticidad, que fuerondeterminantes en las miradas de las santiagueras, lo queimpidió otras perspectivas de realización, hizo que esta

3 En la actualidad Mariana Grajalesse convirtió en la madre de todoscubanos/as, por entregar sus hijosa la guerra.4 Recordar que en este mismoconcepto está María, la madre deJesús.

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representación signara la no trascendencia de su papelgenérico a favor de un movimiento sufragista fuerte y abierto.

Ahora bien, este discurso de la domesticidad dirigidaa la mujer blanca de la clase alta y media, se vuelve para-dójico en Santiago de Cuba, una ciudad eminentementemestiza. La horizontalidad del poder patrilocal se trazó desdela masculinidad hegemónica detentado por el blanco, loque hizo necesario garantizar que las relaciones de paren-tesco se fundaran sobre la base de la raza y el dinero. Estepoder era defendido entre otros aspectos a partir de lasrelaciones de parentesco, por eso les era tan forzoso garanti-zar la limpieza de sangre y linaje. La mujer en este casotenía que estar limitada a mantenerse dentro de los códigosde la virtud, la honestidad y la castidad, consagradas sim-bólicamente en la representación de la esposa fiel,dimensionándose la existencia bajo el mito de la madre.Esta realización se desarrolla bajo la tutela de la culturadoméstica donde el hombre se erige como tutelar, susten-tador, representante y definidor de la cultura femenina, enla cual las mujeres son objetos y no sujetos de derecho.5

El mundo social ha ejercido una influencia tanpoderosa sobre las mujeres que ha tatuado en sus mentesla metáfora de la madre, el mito de la crianza y el deeducadoras como esencia de sus vidas, lo que hasobrevivido, y sobre todo se mantiene como prerrogativatácita de sus actuaciones. La metaforización se realiza apartir de la inculcación y normativización implícita y explícitade la educación que reciben y en el sexismo aplicado en elconocimiento que aprenden en las escuelas y en la familia,lo cual condiciona las estructuras mentales, además de lapráctica obtenida en la vida cotidiana, lo que convierte alas mujeres en agentes reproductores por excelencia delcapital simbólico de la patriarcalidad, lo cual se traduceen el poder de la masculinidad, que se organiza en elmercado del matrimonio y la familia y se perpetua en lasociedad a través del Estado y sus instituciones.

Las mujeres negras y mestizas también se les sitúandentro de este papel genérico, pero se les articulan ademásdel género, la raza y la clase para explicar sus realidades.6

Esto ha facilitado estudiarlas desde la posición de trasfondorespecto a las blancas, es decir, las esclavas y empleadasdomésticas, pero sería mucho más productivo analizar cómoesta misma posición les facilitó establecer estrategias paraneutralizar la discriminación y subordinación, “de estamanera, es posible visualizar las habilidades desarrolladaspor las mujeres negras y mestizas para sortear la doblediscriminación”.7 Luiza Bairros plantea que esta doblediscriminación tampoco debe ser tratado como subordi-nación,8 por permitirles acceder al espacio público, ya fuera

5 […] Una cultura consecuentecon la función que el sujeto mas-culino prevé para las mujeres, acti-vando por consiguiente unalógica tutela, que por esto mismo,la identifica como objeto y nocomo sujeto de derecho. Demodo que las mujeres están endos lugares: en el lugar del sujetomasculino/universal (el famosoindividuo libre e igual) en cuantoellas son homologadas, a pesarde ser mujeres y en el lugar de lacultura doméstica. Sólo en estesegundo ámbito la diferenciasexual femenina aparece en suespecificidad, pero siempre comoinscrita en la función de la repro-ducción, cuidados y servicios(Adriana CAVARERO, 2007).

6 Ochy CURIEL, 2008.

7 Ivette SÓÑORA SOTO, 2007.8 Con todo, esto no debe ser inter-pretado como subordinación. Alfin y al cabo, esa “marginalidadpeculiar es la que estimula unpunto de vista especial de la mu-jer negra (permitiendo) una visióndistinta de las contradicciones enlas acciones e ideologías delgrupo dominante” (apud LuizaBAIRROS, 2008).

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como vendedoras, costureras, comadronas, o sostenedorasde su hogar, además de facilitar una lectura diferenciada asus actuaciones.

El discurso de la domesticidad. LegadosEl discurso de la domesticidad. LegadosEl discurso de la domesticidad. LegadosEl discurso de la domesticidad. LegadosEl discurso de la domesticidad. Legadosy representacionesy representacionesy representacionesy representacionesy representaciones

Resulta de cierta complejidad rastrear la existenciade santiagueras preocupadas por su condición social, quetuviesen conciencia de su subordinación y que al mismotiempo pudiesen expresarlo, ya que la historiografía históricay literaria local9 ha soslayado esta problemática, mante-niéndolas invisibles, al no reconocer la existencia de esasvoces que gritaban en silencio.10 Hurgar en las fuentes seconvirtió en un terreno totalmente inexplorado, hubo queempezar a desbrozar el camino.

El hecho de situar el comienzo de nuestra investi-gación en la segunda mitad del siglo XIX no fue realizadoal arbitrio, sino que el auge económico que disfrutaba laciudad la convierte en un escenario propició para un impor-tante grupo de ilustrados, que amantes de los adelantostécnico y del progreso, desarrollaron propuestas con las queintentaban darle un lustre a la ciudad para hacer desapa-recer la imagen de provinciana y atrasada. Guiados poreste afán, sacaron del silencio agreste a la joven Luisa PérezMontes de Oca, quien marcó un punto de giro dentro de laproducción poética de la localidad, creó nuevas coorde-nadas para que otras mujeres se inscribieran dentro de lasletras, imitándolas.11

Aunque resultara paradójico el hecho de quepromovieran su poesía, esto se debió más bien a la sorpresaante el natural instinto poético del cual hacia gala estaniña, de tener voz propia. ¿Cómo era posible que una chicadel campo con una simple educación elemental, recibidapor el padre, pudiese escribir poemas tan hondamentelíricos, llenos de emoción por la naturaleza? ¿Cómo eraposible que una mujer tuviese tanta sensibilidad poética?¿Qué escribiera tan bien, con verso nuevo y transparente?¿Por ser mujer ya estaba limitada? Hasta ese momento no seconocía la existencia de que alguna otra mujer escribiera,sólo cuando ella aparece publicada es que se conoce laexistencia de otras poetisas. Resulta sorprendente para unasociedad tan machista como la santiaguera que pudieseaceptar a Luisa Pérez, quizás porque se convirtió luego en elcanto al hogar, a la fidelidad, al amor sublime de la madre.Reconocida en la segunda generación de poetasrománticos por la Historia de la Literatura Cubana. De ciertaforma resulta revelador que se le tuviese en cuenta cuandono sucede así con la figura de Gertrudis Gómez de

11 Federico GARCÍA COPLEY, 1957.

9 Aun cuando la ciudad cuentaactualmente con una historiadoranombrada oficialmente, OlgaPortuondo, ella es la primera enplantear que en Santiago de Cubano existe un discurso femenino ymucho menos feminista.10 La pintura de Eduard Munich,“El Grito”, es muy elocuente paraexplicar el silencio al cual han sidocondenadas las santiagueras.

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Avellaneda. ¿Por qué? Porque esta última no se ajustó a loscódigos establecidos, los había violentado, se había salidodel patrón y era considerada una rebelde, por tanto no eraválido reconocerla.12

En los poemas, de Luisa Pérez, publicados en 1856,Poesías de la señorita Da. Luisa Pérez y Montes de Oca,aparece concienciado el hecho de ser mujer y el valor queocupa en la sociedad. Si bien trasciende en la literaturacubana por sus “Elegías familiares”, versos que recogieronel dolor y el sufrimiento por la muerte de su esposo y de suscincos hijos, donde las temáticas: doméstica, maternal yreligiosa alcanzaron altos niveles de honduras, que estreme-cen y se convirtieron en modelo, los cuales condujeron aJosé Martí a enaltecerla por esta entrega casi mística a lamuerte de sus amados. Sin embargo, los primeros, escritosdurante su estancia en la urbe santiaguera,13 también llenosde sensibilidad, de dolor, de emoción, de critica y condenapor la situación de subordinación y aceptación ineludiblede aquellos códigos que la convertían en prisionera de sucultura. Más conocida por Luisa Pérez de Zambrana,14 sunombre de casada lo convirtió en su signo artístico y en fede vida. Esto ha sido lo que ha motivado que críticos/as yestudiosos/as de la literatura la reconocieran como la líricapor antonomasia, la feminidad romántica por excelencia,pero reconocerle un discurso feminista es mucho más serio,incluso por ella y para ella misma; sólo mis ansias de historia-dora feminista me permitieron calibrar estos versos y descubrirallí la conciencia de discriminación y subordinación, dondela autora se mira a sí misma de manera diferente.

Estos poemas fueron eliminados de sus posterioresantologías por la misma autora. El critico Sergio Chapleconcluiría al respecto que la exclusión se debió fundamen-talmente por encontrarse insatisfecha con los mismos.15 Mehe preguntado al leerlos, e intento abstraerme de mi posturade feminista y mujer del siglo XXI, ¿qué motivaría tal decisióncuando logra atrapar con versos claros, concisos, la sensa-ción de ahogo, de opresión, de acatamiento obligado, desubordinación? ¿O quizás el miedo a estas poesías queencarnarían una imagen demasiado insumisa, liberal, quele impediría un buen matrimonio que la sacara de lapobreza? Me inclino a pensar que el matrimonio influyó enesta determinación de exclusión. Estos poemas represen-taban la conciencia de mujer subordinada, deseosa quela condición de la mujer no fuera el de esclava del hombre.¿Cómo entonces podría silenciar este dolor? Mujer de suposición social y económica, sin sustento sólido que larespaldará, pobre, sin representación masculina.

Al intentar buscarle respuesta a su realidad, mujerpobre, huérfana, sin educación elevada, sin oficio, tuve que

12 Gertrudis Gómez fue casi des-terrada de la literatura cubana porirse a vivir y estar casada conmilitares españoles, convirtién-dola en una apátrida.

13 Luego de la muerte de su padrese trasladan a Santiago de Cuba,buscando mejores modos de viday sustento.

14 Aún después de viuda no aceptóvolver a su nombre de soltera, nose casó nunca, guardándolefidelidad al esposo, a pesar deenviudar muy joven, se convirtióen sostenedora de su hogar, perosu vida quedó atrapada en lasElegías y ningún historiador haintentado hurgar en su vidacotidiana.

15 Sergio CHAPLE, 1980.

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llegar a la conclusión de que Luisa Pérez no tenía otra opción.El matrimonio en su situación, era el camino para poderayudar a la familia a sostenerse, no podía aspirar a ser unarebelde en una sociedad tan falogocéntrica. Y sobre todopor su condición social. Tampoco podía optar como alterna-tiva al oficio de escritora, no era una profesión para la mujer,sólo una transgresora como Gertrudis Gómez podía forjarlo.El rumbo a seguir ya estaba trazado. Luego de su matrimoniocon Antonio Zambrana convierte su poesía en una apologíaal hogar como realización personal, es una realidad triste,pero realidad al fin, ella encontró en el matrimonio la salidade la pobreza y el sustento de la familia.16

Su poesía es significativa porque, al ser una mujerdel campo con una educación elemental, supo mirar másallá y criticar la posición que las mujeres ocupaban por seresclava de las costumbres y del hombre. Contra ese entorno,ella sabe que no puede rebelarse, por ser mujer y sobre todopobre, pero llora con amargura el dolor de la obediencia.“Te inspiro compasión... pues bien, lo sabes?/ Yo no puedoser nada, soy esclava/ como mujer al fin, y el cuello doblo/al yugo fuerte que nos priva injusto/ de la adorable libertadque el hombre/ goza feliz en su extensión entera/¡Cuántasveces lloré con amargura/costumbre fatal...!”17

El hecho de que esta mujer pudiese escribir estosversos muestra a las claras esa concienciación de margina-ción y exclusión, convirtiéndose su poesía en el primerdiscurso feminista en Santiago de Cuba. Su voz se alza conuna fuerte carga de censura, crítica a este mundo neta-mente masculino que la obliga a un único cauce de realiza-ción personal en el matrimonio, validado dolorosamente ensu propia verdad: necesitaba salir de la penuria y de unavida incierta. Sobre las mujeres de su posición social pesabala opción de hierro,18 era necesario un comportamientoacorde con lo establecido socialmente, “la mujer para lacasa”, “la de leída y escribida” entraba en total contradic-ción con lo establecido para el mercado simbólico y matri-monial santiaguero, “Que es respetada, sí pero no amada/la mujer ilustrada en demasía”. Al mundo masculino no legustaba aquello de mujer instruida, independiente, inteli-gente, sólo eran aceptadas las virtuosas, “Sexo fatal parallorar nacido/ sexo infeliz cuanto sensible y casto, /porcondición a la desdicha unido, /por condición en la ternuravasto”.19 Luisa Pérez cuestionaba la condición de subordi-nación de la mujer, la cual le vedaba el acceso a estudiossuperiores, a dejar volar la imaginación y la de salir acrecerse en el conocimiento.

16 Cuando enviuda vuelve a viviren la pobreza más absoluta hastasu muerte.

17 Luisa PÉREZ DE ZAMBRANA, 1957.

18 La psicóloga argentina, Dra.Mabel Burín plantea que sobre lasmujeres pesa una opción dehierro, la vida sólo se divide en lavida matrimonial o la profesional,no puede integrarla, lo planteasobre la base de que siempretiene que escoger.

19 PÉREZ DE ZAMBRANA, 1957.

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La masculinidad y sus razonamientosLa masculinidad y sus razonamientosLa masculinidad y sus razonamientosLa masculinidad y sus razonamientosLa masculinidad y sus razonamientos

La prensa nacida y utilizada para legitimar el ideariode la masculinidad y el poder a partir de la política de ladomesticidad propiciaron un discurso que enfatizó en lanecesidad de “ilustrar, recrear e instruir a las damas”. Coneste sentido validaron una instrucción determinada por elrol de madre, pues debían dar buenos hijos a la patria.Educarlas desde esta postura se convirtió en lo ineludiblepor ser formadoras de hombres, la primera maestra de loshijos; tenían que estar preparadas para trasmitir valorespreestablecidos y como trasmisoras de la ética moralcristiana. Este tipo de educación ciñó las posibilidades derealización personal, los ideales de emancipación u otrotipo de edificación individual no encajaban, la carreraprofesional delimitada en el matrimonio sólo admitía unaformación que facilitara las “labores propias de su sexo”. Apesar de la apertura de impresos debido a la instalaciónde la imprenta en este período promovido por el DespotismoIlustrado, existía en Santiago de Cuba una marcadacarencia de publicaciones dedicadas exclusivamente alas mujeres,20 y menos escritas por estas.

Sin embargo, fue objeto de análisis en innumerablesocasiones el papel de madre en artículos publicados pordiversas personalidades de la élite santiaguera, tantopolítica como eclesiástica, destacándose entre ellos, JuanBautista Sagarra,21 quien publica en el Semanario Cubanoel artículo “A las madres”, donde analizará cómo el verda-dero y ejemplar papel de la madre se tradujo en las responsa-bilidades respecto a la crianza y educación de los hijos, ensu cuidado y protección, pero además delimitado desdeeste mismo concepto en el servicio a la sociedad. Subrayaen que solo es posible llevar a efecto con resultados lauda-torios el hecho de estar bien instruidas para así trasmitirle elamor a la patria, la idea de la consagración a los idealesindependentistas, y la fidelidad a estos principios. El funda-mento y razón social de las mujeres radicaba en educarhombres dignos, patriotas, comprometidos con el desarrollode su patria localidad, y sólo en esta circunstancia adquiriríavalor social. Esta validación del papel a desempeñar sólose lograría cuando las mujeres comprendieran cuál era suverdadero papel dentro de la sociedad y lo aceptaran. Lodimensionaron con la imagen de educadoras y primermaestro de los futuros hombres que fomentarían el desarrollode la patria chica.

Es importante que quede claro y no confundir las obrasreivindicativas de Sagarra y otros intelectuales respecto a laeducación femenina con una mentalidad otra, pro feminista.Los punto de vista de estos hombres de letras estaban

20 Aparece en 1856, El Canastillode la Dama; en 1884, El Correode la Dama y luego en 1891, ElHogar Cubano, no se han podidorevisar por estar perdidos en eltiempo.21 Reconocido y ensalzado toda-vía hoy por ser el eminente edu-cador que se preocupó por laeducación femenina, a mi modode ver se debe estudiar bajo lasmiras de ser un hombre de sutiempo que valida la misión quela mujer debía ejercer comomadre, y que era necesario pre-pararla bien en este rol comoángel del hogar y fiel esposa, másque darle la oportunidad decrecerse como ser humano, deindependizarse, de usar inteligen-cia en beneficio de sí.

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delimitados por la cultura patriarcal y falogocéntrica,determinada por la Ilustración, de lo cual se deriva que supensamiento reconoce como natural la diferencia sexualfocalizada por la maternidad como lo definitorio de laidentidad femenina, y con el discurso de la madre comoprimer maestro que tienen los hombres, por tanto el símbolomadre es una categoría que adquiere rango y función social.

¿Es incongruente que ambos discursos coincidan?No. Si bien Luisa Pérez de Zambrana revoluciona la sociedadsantiaguera con su presencia y la publicación de su poesía,esta última condición la convierte en facilitadora deactuación para las escrituras de otras mujeres. No puedesorprender que el discurso masculino le imprimiera urgenciaa desarrollar la política de la domesticidad, ya que la épocaasí lo decidía.

La libertad y las guerras de independen-La libertad y las guerras de independen-La libertad y las guerras de independen-La libertad y las guerras de independen-La libertad y las guerras de independen-cias. Noción y conciencia de génerocias. Noción y conciencia de génerocias. Noción y conciencia de génerocias. Noción y conciencia de génerocias. Noción y conciencia de género

Cuando inicié la investigación sobre las mujeres enSantiago de Cuba, buscaba reconstruir la realidad a partirde las coordenadas y articulación de ejes tales como femi-nismos, sufragismo, movimiento vanguardia; sin embargo,el estudio arrojó que las actuaciones sociales estabandeterminadas por el papel genérico establecido parahombres y mujeres. Las acciones y las experiencias de lasféminas incorporaron las percepciones de la realidad eideologías que estructuraron la mentalidad a partir delarraigo de la cultura de género,22 ya que el discurso de ladomesticidad había calado muy hondo en los conceptos ymodelos de feminidad, de masculinidad a seguir. La repre-sentación social de fuerza y valor para los hombres y laidentidad genérica de las mujeres a partir de la delicadezay el sexo débil en la sociedad santiaguera no facilitó otrosmodos de ver y asumir la existencia.

De esta manera la actuación femenina en las guerrasde independencia se monta y modela sobre la base delpatrón masculino. Como el hombre es el único que seencuentra en la plataforma del modelo a seguir por losarquetipos que comporta, las féminas sólo pueden serconsideradas, respetadas, equiparándolas con el sujetomasculino, por tanto las “labores propias del sexo femenino”desplegadas durante las guerras quedaron en un segundoplano. Al establecerse la comparación ineludible con lomasculino desde los atributos de fuerza, valor, coraje, lasmujeres no podían competir a niveles de visibilidad yprotagonismos. Es por ello que dentro de la Historia se darelacionado con este presupuesto la sobre valencia de lamasculinidad respecto a lo femenino.

22 […] Cabe considerar, además,la necesidad de entender elfeminismo histórico como movi-miento social y corriente depensamiento plural y diverso quedifícilmente puede acoplarse auna definición única del feminis-mo, ni a su equiparación con unamodalidad universal de lucha,resistencia y ruptura […] Tampocohabría que analizar y evaluar elfeminismo forzosamente desdeuna perspectiva rupturista deabierta confrontación con elsistema patriarcal […] Desde elesquema analítico de género,quisiera argumentar la posibilidadde conceptualizar el feminismohistórico como un proceso socialde renegociación de los términosdel contrato social de género, esdecir de modificación y de reajus-te de las bases de dominación degénero establecidas en la socie-dad […] habría que valorar lanecesidad de rescatar comofeminismo actuaciones, experien-cias e iniciativas encaminadas alcambio social de las relacionesde género sin la implicaciónnecesaria de su cuestionamientoabierto o global de una sociedadpatriarcal [para buscar un feminis-mo] que se legitima a partir delpresupuesto de la diferencia degénero y del reconocimiento deroles sociales distintos de hombresy mujeres (Mary NASH, 2005).

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Basada en estos conceptos de estimación que haconstruido la historiografía, la acción de las mujeres pierdevalor. El papel desempeñado se diluye dentro de la contien-da pues, al definirse la contribución a partir del costo de lodoméstico, es decir de ayuda, de complemento, de auxiliar,de cómplice, no es digno de reconocerse. Justamente comola guerra es vista a modo de hombres, de machos, donde sepone a prueba virilidad, hombría, carácter, arrojo, lasmujeres, al no comportar dichos atributos según los criteriosde la cultura de género, el silencio es la sentencia que seles impone. Este ocultar el papel de la mujer por parte de lahistoriografía al considerarlo marginal, normal o secundario,intrascendente, está dado entre otras cosas por considerarque el sexo débil no representaba la verdadera imagen dela guerra, por su propio físico y carácter.23

Aunque la relación familiar fue parte de su motivo,su sentido de la acción social, esto no es razón para afirmarque entran a la guerra desde lo marginal. En principio, lascubanas tenían un concepto muy bien definido de la familiay su posición dentro de ella. Por tanto, esta participación“marginal” no entraba en contradicción con sus propiosintereses, con su propia identidad. El rol materno condicionóla entrega a la causa independentista y esto no puedeverse como un demérito ni algo censurable. Este criterio losustento a partir del razonamiento hecho por la historiadoraAsunción Lavrín sobre la actuación feminista en AméricaLatina, quien plantea que en la sociedad latinoamericanala mujer se identifica con el ser femenino y la feminidadcomo el soporte para comprenderse a sí misma,24 en su modode ser y hacer, más vinculado al romanticismo y a la sensibi-lidad que promovía este. No rompía con la mentalidadpatriarcal y les era más fácil desempeñar su práctica conlos roles de madres y esposas, lo que estableció que el lazofamiliar se convirtiera en determinante para que mujerescomo Candelaria Figueredo, Mariana Cabrales y AmaliaSimoni aparecieran en los textos de Historia de Cuba.

Las tareas aportadas a la contienda, las de curar ylavar, las que son y han sido marginadas por la Historia, ad-quieren una importancia esencial que compite con la ideade empuñar el machete como muchas lo hicieron en sumomento. Este mismo concepto de feminidad les facilitó alas mujeres tomar conciencia de sí y a detentar una actitudmás feminista cuando descubrieron que podían estar enigualdad de condiciones y ciudadanía junto a sus maridos,hijos y hermanos.

Es saludable afirmar que no siempre el amor a lapareja las llevó a los campos insurrectos, sino también supropia forma de pensar y sentir hacia la patria. Esa necesi-dad impostergable de liberar a la patria del poder colonial

23 Como bien señala VictoriaCatúrla Brú, “por razones inheren-tes a la propia condición femeni-na, la mayor parte de las vecessu acción no se manifiesta demanera ostensible en esos hechosen los que, guiados por un sentidoespectacular de la historia, enfo-can su atención preferentementelos eruditos” (apud. Mirta AGUIRRE,1980).

24 Apud K. Lynn STONER, 2003.

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de España era un motivo más que suficiente. El patriotismo yel amor iban de la mano, “las mujeres iberoamericanas dela Independencia amaban a insurrectos por ser ellas patrio-tas; no eran patriotas por amar a insurrectos”.25 La conspi-ración y la intriga las iniciaron en la vida política, por tantosu participación en las guerras no entraba en contradiccióncon sus propios intereses y sus conceptos sobre el papeldentro de la familia, y a su vez su entrega a la causaindependentista.

La Guerra de los Diez Años, posibilitó a las mujeresconocerse a sí mismas de manera otra, comprendieron susenergías y sus fuerzas, pudieron darse cuenta de la posiciónotra dentro de la sociedad, se integraron con su habilidad yel sentido de la entrega, pusieron al servicio de la patria suabnegación y el obligado sacrificio que habían aprendidoal ser educadas para los otros; la propia imagen de sí mismasse modificó, y comenzaron a definir otras necesidades. Lesserviría para demostrar su patriotismo, su amor a la patria, ala libertad, para asumir una actitud ciudadana, les hizoconcienciar la existencias de otros espacios que se les teníavedado.

En el período de aparente calma después del pactodel Zanjón, la intelectualidad femenina y masculina seocupa de la mujer, la prensa se convierte una vez más envehículo de expresión de los criterios obre esta problemática.Por un lado los más conservadores promovían mantener losmismos patrones de comportamientos para las mujeres,aunque la presencia femenina se evidenciaba de maneraparticular y muy decisiva, aparecen intelectuales tales comoMaría Luisa Dolz, entre otras. La cosmovisión masculinacomienza a aceptarlas. Sobre todo se concienció que sin elconcurso de las mujeres no se podía ganar la guerra.26

La Guerra del 95 le dio a la mujer otra oportunidadde mirarse a sí misma y buscar una integración más genérica,los clubes facilitaron su integración, se unieron como mujeresen la causa de la patria. Su labor se convirtió en imprescin-dible por lo que representaba la recaudación de fondospara financiar la guerra, estas asociaciones se convirtieronen una fuente importante de ingresos.27 No obstante estatarea siempre fue considerada secundaria, pues quienestrazaron las estrategias, la organización y escribieron losestatutos y las leyes de las guerras fueron siempre loshombres; a las féminas en todo momento las mantuvieronmarginadas de las tareas políticas más importantes, de laredacción de los periódicos, y la historiografía posterior sehizo eco de in visibilizar las tareas que realizaron a favor dela independencia y menos valorarlas. En la vida política delos clubes no disfrutaban de las mismas prerrogativas quelos hombres, al no tener derecho a ejercer el voto directo ya

25 Confiese usted señor Alman[decía Leona Vicario en altivarespuesta] que no sólo el amor esel móvil de las acciones de lasmujeres y que ellas son capacesde todos los entusiasmos y quelos deseos de la gloria y de lalibertad de la patria no sonsentimientos extraños (apud MirtaAGUIRRE, 1980).

26 ¡Cubanas! Contamos convuestro auxilio para que nosayudéis a desinfectar nuestrapatria de la epidemia ibérica quela esquilma. Calixto García:“Invitación del Comité Revolucio-nario Cubano a las señoras quesimpatizan con la causa de laindependencia de Cuba”, apare-ce como Anexo del artículo deRaquel Vinat de la Mata: “Accionarpolítico de las cubanas durantela etapa de entreguerra” (VINATDE LA MATA, 1998).27 Philip FONER, 1978.

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que eran representadas en los Consejos Locales por undelegado masculino.28 A la mujer no se le permitíarepresentarse a sí misma, no tenía suficiente autonomía, latutela era imprescindible. Sin embargo, era considerado lonormal, pero esto no limitó su participación y el hecho deganar independencia de criterio y actuación.

El criterio femenino a finales del siglo XIX a manerade conclusión, estuvo marcado por el discurso de ladomesticidad y los valores que de este se derivaba para lamujer. La maternidad trascendió a lo social y se dimensionóen los conceptos nacionalistas y patrióticos, por lo que noentraría en contradicción esta visión de la maternidad comobase esencial de su identidad. Muy al contrario, significótambién espacios, respuestas y delimitó también suciudadanía social, con su accionar social y político.29

1901 y la constitución falogocéntrica y1901 y la constitución falogocéntrica y1901 y la constitución falogocéntrica y1901 y la constitución falogocéntrica y1901 y la constitución falogocéntrica yentreguista. La permanencia de los rolesentreguista. La permanencia de los rolesentreguista. La permanencia de los rolesentreguista. La permanencia de los rolesentreguista. La permanencia de los rolessociales tradicionalessociales tradicionalessociales tradicionalessociales tradicionalessociales tradicionales

El proyecto de Nación que se construyó a partir del20 de mayo de 1902 excluyó a las mujeres cubanas comociudadanas con derecho al voto, de nada les valió suentrega a la causa independentista. Prescindieron de supresencia y de estas mismas circunstancias de pretericiónles nació la necesidad de hacer valer sus derechos. En losdebates de la Constitución de 1901 dónde se construyójurídicamente la ciudadanía cubana, las mujeres fueronexceptuadas de facto, a pesar de su participación en lasguerras de independencia que legitimaban su inclusióndentro de los derechos democráticos que se estableceríanuna vez alcanzada la ansiada libertad. La solicitud delderecho al voto fundamentado por Ana Betancourt en laAsamblea de la República en Armas realizada en Guáimarocayó en los oídos olvidadizos de los constituyentes. Descono-cieron la labor de los clubes femeninos adscritos al PartidoRevolucionario Cubano que se formaron y fundamentaroncomo propio de mujeres en función de la causa, el trabajode enfermeras, conspiradoras, aportadoras en fin.30 Tambiénse desoyó la solicitud en mayo de 1896, realizada por elpatriota Mariano Rodríguez, quien pidió el derecho deciudadanía ejercido a través del voto para aquellas mayoresde 21 años que supieran leer y escribir.31

Cualquier argumentación referida a la necesidadde serle reconocida la ciudadanía a las mujeres no significónada en 1901, la Constitución nació redefinida por unafuerte masculinidad falogocéntrica que a su vez se habíareacomodado a partir de la mentalidad contribuida por laintervención estadounidense, la cual había subestimado

28 Paul ESTRADE, 1987.

29 El argumento de los valoresfemeninos de géneros derivadosde su experiencia de prestacionesasistenciales y familiares conllevóla noción de una mayor tutelamoral y por tanto de una tareahumanizadora.

30 […] todas son heroínas, así lasque empuñan el fusil en lashuestes libertadoras y las quevendan las heridas; de los quecaen en el campo de batallas,como las que en las ciudades,bajo la vigilancia del verdugoauxilian, con la exposición de lavida, a las que pelean en elcampo; así las que en el extranjeroforman club y asociacionesadonde allegan valiosos recursospara la guerra como las que en elsilencioso hogar notan el vacíoque dejara el familiar querido quepartió en la expedición o los quecomparten su miserable jornalcon el tesoro cubano. Y en losmomentos de la cruenta ydesigual lucha han sabido armarnuestro brazo; han fortalecidonuestro espíritu y aumentadonuestra fe haciéndonos partícipesde la doble vista con que ellasdistinguen el triunfo que en brevecoronará nuestras esperanzas.Archivo Nacional de Cuba (ANC).Fondo Gobierno de la Revoluciónde 1895, Leg. 47, No. 6548.31 Archivo Nacional de Cuba(ANC). Fondo Gobierno de laRevolución de 1895, Leg. 47, No.6548.

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los discursos de raza, nación y de género que se produjerondurante el período de las luchas independentista. En esteperíodo, se afianzó una masculinidad hegemónica másdiscriminatoria hacia las mujeres y más racista, la cual seasumió en las relaciones políticas, económicas y culturalescon las féminas y los negros, al situarlas/os en posición desubalternas/os. De esta manera mantuvieron y recrudecieronla continuidad histórica del poder y las jerarquías de géneroy razas heredadas del período colonial, ahora acentuadbajo la concepción de hombre blanco, viril y heterosexual,concepto aportado por los norteamericanos, quienes recla-maban para sí el llamado a ser el principal representante yexpresión más elevada de la civilización, la estirpedistinguida a dominar bajo el símbolo del destino manifiesto.

Para estar a tono con la Modernidad que promovíaEstados Unidos, estos hombres, como ya plantee, aceptarontambién el patrón de mentalidad que aportaron los interven-tores. El nuevo Estado transformó imperceptiblemente lasestructuras sociales en búsqueda de un reacomodo adap-tándolo a las condiciones de la República, bajo la égidade Estados Unidos, que no intentó cambiar en lo más mínimomuchas de las leyes jurídicas españolas, como el CódigoCivil vinculados a la familia y la mujer, para establecer asíla neocolonia.

El sufragio se convirtió en un aspecto polémico dentrode los debates de la Constitución. Desde un inicio fue exclui-do en el proyecto de base, y en su lugar se presentaron cua-tro enmiendas relacionadas con el derecho electoral. No esde sorprender entonces que las mujeres estuviesen excluidas.A pesar de esta circunstancia, el delegado Miguel Generalzó su voz para validar a la mujer dentro de la construcciónde la República a partir del voto. Este punto fue motivo defuerte y acalorado debate entre los constituyentes, aúncuando le reconocieron el protagonismo dentro de la revolu-ción, al lado del hombre. Para sustentar la negativa argu-mentaron que la mujer cubana no tenía responsabilidadjurídica alguna para decidir sobre los destinos de la patria,concordaron en lo natural y lo normal de la vuelta a casa,las mujeres pertenecían al espacio oscuro de lo privado, lapolítica era de los hombres. Por tanto el acuerdo final fue elartículo 38 de dicha Constitución, el cual se engalanabacon la omisión de las féminas: “Todos los cubanos, varones,mayores de 21 años tendrían derecho a votar”. Este tuvo unantecedente fundamental en la primera Ley Electoraldictada por el gobierno interventor, que reguló los primeroscomicios municipales que se celebraron en Cuba.32

Aunque es cierto que en algunos Estados de la Unión,las féminas habían obtenido el derecho a ejercer el voto;pero como no constituía la generalidad, y los norteameri-

32 Esta planteaba que sólo podríanejercer el sufragio de aquelloscubanos mayores de 21 años coninstrucción, hayan servido en elEjército Libertador y que poseye-ran bienes muebles e inmueblescon un valor de hasta 250 pesos.

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canos no lo enarbolaban como parte de su democracia niprogreso, los cubanos no tuvieron a bien seguir ese ejemplo.En su sentido más profundo esta Convención Constituyenteque se proclamaba heredera del pensamiento republicanode José Martí afianzó la mentalidad machista que desde lahegemonía blanca eurocéntrica heredada de la coloniaconstituía parte de su patrimonio de actuación y pensa-miento, por tanto esta Constitución no podía plantearse unaforma otra de representar la democracia donde las mujeresestuviesen incluidas.

Estados Unidos significó en este caso, la redefiniciónde las representaciones de la nación, la ciudadanía y laidentidad que hasta ese momento se definía en constanteantítesis de la visión que proyectaba la metrópoli española.Esta circunstancia aceleró el proceso de confrontación delas costumbres y tradiciones heredadas de España y lasnuevas traídas por el otro. Esta identificación diferentenacida a partir de una nueva otredad generó la reflexión yla necesidad de fortalecer la identidad y los conceptos denación y patria como pautas inevitables contra laavalancha de nuevas simbologías y la necesidad de unestado independiente.

Representaciones, utopías e inserciónRepresentaciones, utopías e inserciónRepresentaciones, utopías e inserciónRepresentaciones, utopías e inserciónRepresentaciones, utopías e inserciónde la mujer en la vida pública. 1902-de la mujer en la vida pública. 1902-de la mujer en la vida pública. 1902-de la mujer en la vida pública. 1902-de la mujer en la vida pública. 1902-19341934193419341934

Las guerras de independencia ayudaron a la mujera verse como individuas, un sujeto con deberes y derechos,en ese sentido delinearon las representaciones quedeterminaron su participación política y social. Fueronmarginadas de eso, no le cupo la menor duda, y el recono-cerse en la leyenda de la madre patriota que nucleó a lafamilia aún en las condiciones más terribles y difíciles de larevolución; en la de mambisa, la cual promovió un modelootro de la mujer cubana, que luego contribuiría a redefinirsu acción política; en la de sustentadora, las guerras lashabía llevado a convertirse en jefas de hogar; todas estasrepresentaciones nuevas motivaron un accionar político ysocial distinto.

No obstante, la mujer se ve limitada en cuanto a losaccesos laborales; entre otros aspectos, la educación semantuvo estructurada sobre el concepto que se heredabadel siglo XIX, no obstante la telegrafía y la taquigrafíaganaron seguidoras entre las mujeres, debido a la carenciade fuerza de trabajo. La intervención norteamericana,también trajo aparejado la concepción de que los trabajosfemeninos por excelencia eran aquellos que no entrabanen desacuerdo con sus capacidades biológicas, representa-

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ciones y mentalidades, como el cuidado a los otros. El rol demadre reorganiza de nuevo la vida de la mujer indepen-diente de su condición social, su valor maternal se redimen-siona una vez más, se vuelve de nuevo emblemático por unlado como enfermeras y por su capacidad de enseñardebido a su instinto maternal, por ello las maestras ocuparonun lugar importante.

El gobierno interventor, conciente de la importanciade la educación, la traía definida dentro de su estrategiade modernización al igual que la salud pública. Era nece-sario civilizar, educar y sanear a los súbditos neocolonialesy subalternos. La educación como proceso de normativi-zación de los discursos y las prácticas facilitaba a su vez latransmisión de los aspectos de auto afirmación y hetero-identificación, porque la intervención estadounidensebuscaba establecer una política de subordinación del pen-samiento, aspecto importante en la dominación neocolonial.Para ello establecieron diversas alternativas para superar alos maestros existentes, a través de cursos pedagógicos,Escuelas Normales de Verano y sobre todo el curso realizadoen Harvard, éste fue de gran importancia porque actualizóen las técnicas pedagógicas más modernas y convirtierona los maestros en una clase media importante.33 Las mujeresconstituían el núcleo central de este grupo social.34

Este comportamiento de ascensión de la mujer porlas vías del magisterio se convirtió en el eje vertebrador deunión de las mujeres en Santiago de Cuba, más que lasreivindicaciones sociales y los derechos de ciudadaníaspromovidas por los discursos feministas, pero no quiere decirque no se adscribieran a la problemática que las convo-caban. Es cierto que la patria y José Martí las agrupó, porqueel Maestro significaba la conciencia de lo nacional, lo cualentroncaba con símbolos, iconos y representaciones quedeterminaron su accionar público y su protagonismo patrió-tico. Su historial revolucionario les sirvió para legitimar lamovilización que llevaron a efecto para perpetuar la obradel Maestro. Las cubanas, como los cubanos, ofrecieronresistencia ante la avalancha estadounidense, tanto en locultural, político como económico, y por eso buscarondiferente formas de enfrentarlo.

En el caso de las maestras, las santiagueras se veíanmejor retratadas porque representaban la sensibilidad,constituían el centro de los valores espirituales y no rompíancon la mentalidad patriarcal heredada de la colonia, loque les facilitaba compatibilizar la práctica en la sociedadcon sus roles de esposas y madres. La Sociedad Admiradorasde Martí primero y luego la Comisión Pro Martí se convirtieronen asociaciones facilitadoras de las féminas como actorassociales, lo que dimensionaba la pertenencia política en la

33 El pedagogo Alexis Freyrecomentó “Cuando llegué a Cuba,los maestros eran consideradoscomo el rango social más bajo,no eran invitados a ninguna partey eran instrumento del gobierno.Actualmente, componen la máselevada, la más inteligente y másexclusiva sociedad de la Isla” (LaLucha, Año XVII, No. 43, 12 defebrero de 1902, p. 1).34 […] Es notorio, pues tanto lasdirectoras como el claustro eranféminas. Es decir que la enseñanzaen las escuelas para “niñas yseñoritas” no sólo favoreció elaprendizaje sistemático de lasmujeres, sino que fue una impor-tante plaza ocupacional, auncuando el personal fuera selectivo(es decir no fueran pobres onegros). {La Lucha, Año XVII, No.43, 12 de febrero de 1902, p. 1).

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práctica social: desfiles, mítines, actos de homenajes, fiestaspatrióticas, cenas martianas, se inscribieron en el memorialnacional y en la tradición patriótica, al contribuir con ello ydejar sentado la ilegitimidad de la presencia norteameri-cana en Cuba. Se puede decir que este fue el feminismoreal y concreto que se da en Santiago de Cuba, muchas deestas maestras engrosaron las filas del movimiento feministaque les permitió concienciar su situación que se revirtió sobretodo en el dolor de vivir en una República enferma. Eranecesario la participación de la mujer porque moralmenteera la que mejor estaba preparada para llevar a cabo laregeneración social.

El voto, un camino a recorrerEl voto, un camino a recorrerEl voto, un camino a recorrerEl voto, un camino a recorrerEl voto, un camino a recorrer

El escenario económico político y social en el cual selevantó el imaginario y las representaciones del discursofeminista a lo largo de toda la República fue sumamentecomplejo para todas las capas y sectores sociales. Lareflexión y el discurso se vertebraron sobre una mirada y unrol diferente asumido hasta ese momento por las mujeres.Decidieron llevar al plano de lo ineludible e importante lanecesidad de efectuar la lucha por el derecho al sufragiopara poder entrar de a lleno en el sistema político, para ellotenían entonces que presionar por los derechos que lesconcernía, la lucha: por el sufragio se convirtió en el camino.Estaban excluidas y en eso ya no tenían dudas, era inevitablealzar la voz, afrontar esta situación constituía la solución alos grandes problemas que las mujeres sobrellevaban. Elvoto simbolizaba, además del sentimiento de ciudadanía,el hecho de reconocerse como individua con derecho ydeberes ciudadanos. Con el derecho de tener una participa-ción activa, real y concreta dentro de la macro política dela República, para desde ahí posibilitar su entrada en rela-ciones y espacios de poder hegemonizadas por los hombres.Tenían que legitimar una vez más su derecho a la construc-ción de la Nación. Al buscar su valía en el voto, las mujerescubanas intentaban se les reconociese, de hacerse visibles,y para ello tenían que hacerse valer en el ejercicio de losderechos políticos que implicaban elegir y ser elegida.

La Primera Guerra Mundial condicionó totalmente uncambio de mentalidad, el mundo vio diferente a las mujeresdebido a la incorporación a los puestos que habían dejadolos hombres para incorporarse a la guerra, y el papel tanimportante que desempeñaron como enfermeras. Se crecie-ron antes las dificultades. En Cuba facilitó que se re identifi-caran con una imagen que ya conocían. Estas ideas sobreel sufragio que se habían medio silenciado, o mejor dichoapartado del escenario político, vuelven de nuevo al ruedo.

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En el penúltimo año del gobierno del General JoséMiguel Gómez se organizó el Partido Popular Feminista(noviembre de 1912). En diciembre se fundarían el Partidode Sufragistas Cubanas y el Partido Nacional Feminista, esteúltimo desempeñó un papel fundamental pro reivindica-ciones femeninas y pro derecho al voto. Sin embargo el movi-miento feminista surgió con limitaciones que impidieron launidad y la convocatoria, se dejaron llevar por el personalis-mo mal arraigado y liderado en los partidos políticos de laépoca. 35

La integración del Partido Nacional Feminista y elPartido Popular Feminista en marzo de 1913 y un año mediomás tarde, en noviembre de 1914, el Partido de SufragistasCubanas fue un primer intento de superar la fracción en elmovimiento. Amplió sus objetivos reivindicativos, su laborfacilitó la promoción pro sufragio, lo que si bien no fueronlas protagonistas en los debates que se promovieron alre-dedor de la ley de la patria Potestad, 18 de julio de 1917 yla Ley del Divorcio, 30 de julio de 1918; estas leyes seinstituyeron en un triunfo para el movimiento feminista yconvirtieron a Cuba en el primer país latinoamericano enaprobarlas. En 1918, se creó el Club Femenino de Cuba, elcual desempeñaría un papel importante dentro del movi-miento feminista, integrado por intelectuales, periodistas,pedagogas y pintoras, que contribuyeron fuertemente consu lucha y organización a obtener este derecho. En 1921, sefundó la Federación Nacional de Asociaciones Femeninasque nació con el objetivo de organizar a las mujeres en lalucha pro sufragio y para ello envió representantes a todo lolargo del país para aunar esfuerzos y llevar efecto enrepresentatividad el Primer Congreso Nacional convocadopara abril de 1923.

Ahora bien, no es hasta noviembre de 1920, queMariblanca Sabas Alomá36 en un artículo publicado en elDiario de Cuba da a conocer la convocatoria y las temáticasque se proponían, y alienta desde la urgencia a las maestrasde Instrucción Pública. ¿Por qué? Mariblanca Sabas sabía yestaba consciente que las maestras eran la clase media másfuerte en la ciudad, preparadas en el ejercicio de la prácticapolítica. En esta ocasión saldría elegida delegada la Srta.Dra. Esperanza de Quesada Villalón. 37

Las santiagueras, como el resto de las cubanas, seadscribieron al programa sufragista trazado por laFederación Nacional de Asociaciones Femeninas. Sinembargo las santiagueras abogaban por un feminismo másmoderado que el giro tomado por el movimiento en LaHabana, que consideraban más práctico y más influido porel anglosajón, y así lo explicitan en una editorial queaparece en el periódico La Independencia en mayo de

35 Magdalena Peñarronda,Delegada de la Junta Revolucio-naria de Nueva Cork en Pinar delRío durante la Guerra de los DiezAños y durante la guerra del 95fue agente en Vuelta Abajo,también Pinar del Río. Las críticas,“Pero vamos a permitirnos dar unconsejo a las leaders de esteMovimiento y es que si quierentener éxito en su empresa noimiten los procedimientos queaquí, en sus luchas políticas, hanempleado los hombres, dividién-dose y fraccionándose, no tenien-do – con raras excepciones – másobjetivos que un fin puramentepersonal. Las feministas hancomenzado por seccionarse ydividirse cuando el primer factorde los débiles es siempre la uniónsi quieren vencer” (HortensiaPICHARDO, 1980).

36 Periodista y connotada feministasantiaguera.

37 Abogada. Primera mujer queocupa el cargo de Oficio enSantiago de Cuba. El comitéelegido en Santiago de Cubaquedaría integrado por supresidenta María Caro de Chacón,Dra. Libia Escanaverino, AmaliaCasado de Carbonell, secretariaMariblanca Sabas Alomá, AmparoSoler Soler, tesorera VioletaCardero, Gloria Ortiz Portuondo.

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1918,38 saludando la salida de la revista Selecta.39 Como seinfiere, la posición de las mujeres está dada en no cuestionarsu cultura genérica, no rivalizarían con los hombres, noentrarían en contradicción con lo considerado por lasociedad, su papel como madres y esposas. El hogar noconstituía un mundo limitado y no impedía su accionar social,la casa les quedaba bien a sus intereses, lo público no lesera importante, ni veían en el posicionamiento de lamasculinidad la causa de la subalternidad.

En el período que transcurrió entre el Primer Congreso,realizado en abril de 1923 y el Segundo, en 1925, la políticaestuvo matizada por la critica al fraude eleccionario quepropició que el General Gerardo Machado subiera a lapresidencia del país. Entre las sufragistas este señor sembrófalsas expectativas favorables a sus reivindicaciones. Elderecho femenino se tradujo en un juego de fichas, movidassegún el antojo presidencial, quien inició así el oportunismoen la política en relación con el sufragio femenino. Machadose estableció con la Prórroga de poderes una vez concluidosu mandato, y para ello convoca a la ConvenciónConstituyente de 1928, que resultó de gran expectativa parael sufragio femenino. Sin embargo, todo quedó igual.

Durante el gobierno de Machado creció elfraccionamiento del movimiento: por un lado, las que loapoyaban, encabezada por la Sra. María Collado y elPartido Demócrata Sufragista, y por el otro, estaban los gruposfeministas y estudiantiles, que luchaban contra la políticadictatorial del General. Santiago de Cuba fue una de lasplazas fuertes en las luchas estudiantiles, muchas feministasse adscribieron a la oposición, era necesaria la unidad paratumbar al tirano.

Al Segundo Congreso es elegida la Dra. EvelinaPujadas.40 En esta Convención se hizo evidente las diferen-cias y la división del movimiento. La prensa se aprovechóde estas polémicas para desacreditarlas, censurarlas, lassatirizó como cosas de mujeres, “Accidentes, desmayos ygritos en la Clausura del Congreso Femenino”.41 Sólo de lasmujeres podía esperarse tales reacciones, aunque en lasreuniones masculinas afluía muchas veces la violencia; peroeste comportamiento no los desacreditaban, al contrario,era de macho exponer su virilidad. Sin embargo, ¿cómopodía esperarse tal comportamiento de las mujeres, seresdelicados y espirituales por naturaleza? En las féminas eraimperdonable demostrar sus pasiones.

No obstante el voto ya dejaba de ser un problema enfemenino para convertirse en un asunto de toda la sociedad.Se complejiza el fenómeno, el discurso femíneo se vuelvemás exigente. A partir de las discusiones y polémicasestablecidas en los Congresos y llevado a toda la sociedad,

38 […] para laborar en sus páginas,por la total redención intelectualde la mujer cubana y de nuestrashermanas de todos los países delmundo civil izado y por laobtención de cuantos progresossean compatibles con nuestranatural condición del fielcompañera del hombre sinexageraciones ni radicalismo deun feminismo mal entendido ypracticado. Nuestro feminismo noes de “Falda-pantalón”, sino defalda sola.39 Esta revista no se pudo consultarpor no aparecer ejemplares en laBiblioteca Provincial, al igual queSelecta que se sabe de suexistencia por otros periódicos. En1922 aparece Astral. RevistaMensual Ilustrada, dirigida porMariblanca Sabas Alomá que todoparece indicar tuvo una vidaefímera, pude consultar unejemplar del primer número en laBiblioteca Nacional José Martí, norefleja el feminismo santiagueromás bien artículos literarios.

40 Dra. en Pedagogía. Maestra.

41 Titular de un artículo del perió-dico La Independencia.

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se concluye que el derecho al sufragio no es exclusivo delhombre sino que las mujeres también tenían el derecho departicipar de este, ya que sus actuaciones y accionar sociallas convertían en hijas legales del carácter ciudadano quedemandaba la República. Además, ¿quiénes mejor queellas para sanar un país que había nacido enfermo con laEnmienda Platt adherido a su Constitución, donde la politi-quería y el oportunismo iban a su libre albedrío¿ Por esoellas estaban llamadas a restablecer la moral, a regenerarla sociedad, además de estar seguras que, participandode la dirección y el ordenamiento jurídico de la nación,podrían lograr sus intereses.

Sin embargo el mundo masculino se comportaría demanera ambigua, sobre todo aprovecharían estas circuns-tancias para el rejuego político. Algunos planteaban lanecesidad de acceder a las demandas femeninas.42 Otros,se declararon radicalmente contrarios, pretextaron cuestionesmorales, como el acceso a lo público que las convertían dehecho en inmorales: sólo las prostitutas, las negras y mestizas,y las pobres eran dueñas de las calles. También la proble-mática racial era un punto importante para sus negativas.

Las discusiones en la Cámara son enérgicas paraimpedir dicha concesión. La resistencia es abierta. Losargumentos empuñados se basaban en la nulidadintelectual, la pobreza y lo racial. Las miradas solo sedirigieron a las que detentaban una cultura, pero el criteriounificador estaba dado en que las mujeres nacieronpredestinadas para el hogar y la familia ¿Quiénes ganaronde nuevo? Por supuesto, en la sesión ordinaria del 7 de mayode 1928, se acordaría suprimir el 5to inciso y votar una leyque realizara un censo de las mujeres para que pudiesenvotar. Pero en la práctica esto no funcionó.43

La revolución del 30, como fueron llamadas las luchasestudiantiles y obreras contra la tiranía machadista colocóa las mujeres en la base de los enfrentamientos. Era necesariala democracia, y las mujeres demostraron una vez más cuánresponsables eran ante su patria. El 1928 fue de granintensidad para el país, la Prórroga de poderes fueaprovechado por las feministas para impulsar sus demandas.La represión crece junto al enfrentamiento, se cierran losInstitutos de Segunda Enseñanza, las Escuelas Normales yotros planteles ante el empuje de la protesta estudiantil. Larespuesta feminista se radicaliza y se une a la protesta. Nacióasí la Unión Laborista de Mujeres.

En Santiago de Cuba, en 1931 se funda la UniónLaborista de Mujeres de Oriente.44 En este año, en medio dela conmoción por las protestas contra la dictadura, sereorganizan los partidos políticos, las mujeres en el medioreclaman su derecho ciudadano sin éxito, se plantea

43 Diario Sesiones de la Conven-ción Constituyente. Habana, 19de abril de 1928.

42 Antonio Bravo CORREOSO,1931, expresó, “por ser en miconvicción arraigada de que esbuena causa el voto femenino”.

44 Archivo Histórico Provincial.Fondo Gobierno Provincial MateriaSociedades cívicas. Año 1931,legajo 2406, No. 11.

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concedérselo a las habaneras. En 1932, la Cámara apruebauna nueva ley de reforma constitucional, con el fin de detenerla fuerte oposición al gobierno.45 Las feministas exigen elderecho al sufragio, no aceptan que las habaneras loobtengan exclusivamente y se margine al resto de lascubanas.46

La represión machadista no es contén para laoposición, y una avalancha huelguística47 comenzada porun grupo de pequeños propietarios de ómnibus obliga aGerardo Machado a abandonar el gobierno en 1933. Luegode la huída del tirano se establece un gobierno demediación que tuvo al frente a Carlos Manuel de CéspedesQuesada, hijo, quien restablece la Constitución de 1900.Éste dura pocas semanas, derrocado a su vez por laRevolución de los Sargentos, encabezada por FulgencioBatista.48

El 3 de enero de 1934 aparece publicada en laGaceta Oficial en edición extraordinaria el derecho alsufragio de la mujer cubana, pero es firmada por unGobernante provisional, pues luego de la huída deMachado y el Movimiento de Sargentos, el Gobierno deCuba tuvo una constante sucesión de gobiernos y golpesde estado. Mucha inestabilidad política fue el escenariode este logro del movimiento feminista.

Para que la necesidad del voto se hiciera efectiva yse le reconociera a la mujer su capacidad de actora política,consciente, responsable y activa, habría que ocurrircircunstancias dolorosas y convulsas para que la miradamasculina pudiera percatarse de que la mujer era tan capazcomo el hombre: su patriotismo y su valor no habían sidomenores que la de los hombres durante las guerras deindependencia tanto a nivel clandestino como el aporteque hicieron con sus vidas. Las tareas domésticas y lamaternidad no parecieron entonces incompatibles con lamanigua, el exilio y también la ciudadanía. Las mujeresprobadas en el sacrificio en circunstancias difíciles yrevolucionarias demostraron también que sus principios ysu lealtad eran legítimos y firmes tanto como la partemasculina. Las heroínas del sufragio convencieron tanto alos gobiernos cuanto a la opinión pública de la necesidadciudadana de la mujer como en las mismas accionesrealizadas en momentos de duras y penosas realidades.Poco a poco se inscribieron y participaron en mayor númeroen los procesos electorales una vez obtenido el derecho avoto. En Santiago de Cuba en 1936, fue elegida aRepresentante de la Cámara a María Caro Mas por elConjunto Nacional Democrático. Hasta nuestros días lainclusión de la mujer en la esfera de la política es lenta. Apesar de que a la mujer se le han reconocido sus derechos

48 RIERA HERNÁNDEZ, 1955, p. 415.

46 Diario de Cuba, 11 de mayo de1932.

47 RIERA HERNÁNDEZ, 1955, p. 410-411.

45 Mario RIERA HERNÁNDEZ, 1955.

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además de haber alcanzado la igualdad civil, aún todavíaquedan algunas metas por conseguir.

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[Recebido em julho de 2007e aceito para publicação em setembro de 2008]

Conscious Citizenship. Changing Mentalities of the Santiaguera Women and theirConscious Citizenship. Changing Mentalities of the Santiaguera Women and theirConscious Citizenship. Changing Mentalities of the Santiaguera Women and theirConscious Citizenship. Changing Mentalities of the Santiaguera Women and theirConscious Citizenship. Changing Mentalities of the Santiaguera Women and theirUtopiasUtopiasUtopiasUtopiasUtopiasAbstractAbstractAbstractAbstractAbstract: This work tries to visualize, in this part of Latin America, the suffragism and the feminism,what their contributions and their points of view were, and the way they were inserted in thecommunication flow with the feminists of the continent. It is an interpretation of the politicalconditions that facilitated a partial insertion of the Santiaguera women in obtaining the right tovote. We analyze the division of the parties and their dispute for the control and access to thepower through questionable changing and transient strategies and alliances. In addition, womenwere considered – from the hegemonic masculine standpoint – less capable to actually understandthe political moment, which led to petty politics and corruption. This also made women just skimsuch manipulations. The women’s vote was a simple chess game for the political parties, whichconsidered valuable to promote women’s suffrage in order to win the power disputes. However,the women took advantage of that to achieve their goals and obtain civil and political rights andmore substantial participation in a conscious citizenship, as subjects of the history and, throughtheir pressures, as social actors and constructors. This investigation also contributes to an analysisof the women’s situation and thoughts, their social mechanisms and transformation possibilities.Social and political discrimination were called into question. Between 1902 and 1934, althoughthe women achieved equal formal rights, and despite the not-so-extreme change in the women’scondition, a great number had access to politics and education, and, above all, became awareof the necessity of autonomy in their organizations.Key WordsKey WordsKey WordsKey WordsKey Words: Political Theory; Suffrage; Feminine Movements.