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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA (IZTAPALAPR) JCIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES / TESINA QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN HUMANIDADES (LITERATURA) PRESENTA: /BLANCA ESTELA MELENDEZ BOCANEGRA MEXICO, D. F. MARZO DE 1992.

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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA

(IZTAPALAPR)

JCIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

/ TESINA QUE PARA OBTENER E L TITULO DE LICENCIADO

E N HUMANIDADES (LITERATURA)

PRESENTA:

/BLANCA ESTELA MELENDEZ BOCANEGRA

MEXICO, D. F . MARZO D E 1992.

EN

EL T R A C T A D O DE A M O R E S DE

A R N R L T E Y L U C E N D A <I>

D E

DIEGO DE S A N PEDRO

I N D I C E

PAGINA

....................................... INTRODUCCION 1

CAPITULO I ESTRUCTURA ......................................... 16

CAPITULO I1 ESTILO ............................................. 34

CAPITULO I11 TIEMPO-ESPACIO Y ELEMENTOS SIMBOLICOS.........=-... 47

CAPITULO IV PRIMERA PERSONA NARRATIVA 50 ..........................

CAPITULO V UNA LECCION DE AMOR CORTES IPRESENCIA DE ARNALTE) ............................. 457

CAPITULO VI EL HONOR: ¿PRETEXTO O RAZON? {PRESENCIA DE LUCENDA} ............................. 04

CAPITULO VI1 CONCLUSIONES Y VISION DEL MUNDO .................... 104

.............................................. 114 NOTAS

I N T R O D U C C I O N

Hacia finales del siglo XV, bajo el reinado d e Isabel y

Fernando -los Reyes Catblicos, bautizados así por el papa

Alejandro VI-, España pasaba por una epoca de profundas

transformaciones, las cuales 5e unian, irremediablemente, con la

decadencia de la Edad Media.

El pueblo, las comunidades, y la naciente burguesía,

contendían contra los señores feudales que nunca fueron muy

fuertes en España; los Reyes intuian que el poder del Estado

moderno debía basarse en las masas, y buena parte de su política

consistit5 en limitar los derechos d e la nobleza y darle mayor

libertad a las clases serviles. Esto, junta con la unidad

lingüística y religiosa, constituyeron los propbsitos esenciales

de su gobierno.

Ligado con lo anterior ocurren sucesos como: el

establecimineto d e la Inquisicibn, la toma de Granada; la

expulsitin d e los judíos, el descubrimiento de América, la

conquista d e Nápoles, etc. CS razbn de todo eso y m d s , España

surgió como un Estado moderno y universal.

Y es ahí, justo cuando la España medieval del Último terciodel

siglo XV 5e encontraba llena d e influencias y contradicciones,

cuando lac; mas variadas tendencias se homologaban o se oponían

2

la Inquisición, el judaísmo, las herejías, el humanismo,

el Renacimiento, etc.1 cuando todos y cada uno de esos aspectos

politicos, religiosos, artísticos y sociales se encontraban en

efervescencia de transición; en ese momento aparece la obra de

Diego de San Pedro.

Sobre este autor es prácticamente imposible presentar datos

precisos, de hecho se desconocen las fechas de su natalicio y

muerte. Las pocas noticias de su vida se deben a las minimas que

él mismo escribió en algúnas de sus obras, especialmente en los

prólogos de sus dos novelas, el TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y

LUCENDA, L A CARCEL DE AMOR ( 2 ) y en el DESPRECIO DE L A FORTUNA

(31, así como otros breves datos dispersos en la historia

literaria y las investigaciones modernas de Ménendei y Pelayo,

Cotarelo y Gili Gaya, entre otros (4) .

Por lo que se sabe, Diego d e San Pedro estaba al servicio de

Juan Tellei-Girón, Conde d e UreCia. La segunda edición conocida

de su TRACTADO DE AMORES, impresa en Burgos en 1522, le describe

como "criado del Conde de Ureña" (p. 8 7 ) - En 1459, tomó pasesi&n,

en su nombre, como alcaide del castillo de Peñafiel.

Se ha especulado mucho sobre su supuesto origen converso, como

el de tantos otros escritores de aquella época de violentos

claroscuros, sin embargo, Keith Whinnom afirma que no existe

3

prueba documental que así lo determine ( 5 ) . De lo que si se tiene

plena seguridad es de que Diego de San Pedro escribió, además de

las anteriores obras, un discurso sobre las “leyes enamoradas” en

el SERMON (61, la PASION TROVADA ( 7 ) y varias poesias cortas,

romances y villancicos. Con respecto a sus fechas de composición

y orden cronolbgico de creación existe mucha controversia.

Whinnom menciona ( 8 ) que Gili Galla sugiere que en el DESPRECIO,

San Pedro va enumerando sus obras, aunque en orden inverso al que

las escribib y, sin que se acepte como demostrada, la idea tiene

cierta probabilidad y no hay nada en contra de una cronología de

ARNALTE-CERMON-CARCEL-DESPRECIO. Puedan las poesias amorosas

que, suponen los investigadores fueron compuestas durante la

época cortesana de la vida de San Pedro o sea, una por una

contemporáneamente con ARNALTE, el SERMON y la CARCEL, incluida

en aquellas la PASION TROVADA.

En especial, el TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA, obra

que ocupa mi estudio, fue impreso por primera vez en Burgos, el

25 de Noviembre de 1491, por el alemán Fabrique de Basilea ( 9 ) .

La segunda edicibn existente es la de Burgos de 1522, hecha por

Alonso de Melgar ( 1 0 ) .

El cotejo de las dos ediciones, dice Whinnom, revela que la

segunda es una versión independiente en la que se suprimen varios

fragmentos, incluso las “Siete angustias de la Virgen” -poema

4

largo, incluido en la obra en su versión original-, pero que

también tiene sus adiciones, "frases enteras o palabras sueltas

que casi siempre aclaran los trozos ininteligibles, de la edición

más temprana" t 11 1 I

En particular, la edición con la que trabajo fue elaborada por

Keith Whinnom y podría decirse que es una fusión de las dos

mencionadas, ya que contiene el poema "Siete angustias de la

Virgen" como la d e 1491, y 105 agregados y correcciones de la d e

1522.

El TRACTADD DE AMORES DE ARNCILTE Y LUCENDA, pertenece a un

concepto no claramente definido, al que Ménedez y Pelayo, entre

otros historiadores de la literatura, han llamado "novela

sentimental". Las obras d e este tipo son más cortas que las de

caballería, conceden poca amplitud a la accidn externa, y

centran toda su fuerza en la descripción emocional. El descenlace

de todas estas obras es desdichado, o bien, la consumacián

del amor desemboca en la catástrofe 112).

Schevill dice que las obras que se han designado como

"novelas sentimentales" debían llamarse cuentos ( o novelas)

avidianos (13), por estar todas llenas d e citas, preceptos a

motivos de la obra d e avidin, fundamentalmente de su ARTE DE AMAR

114) .

5

En el TRACTADO DE AMORES se contienen algunos de esos

preceptos ovidianos como: el empleo de mensajeros y cartas,

el enamorarse Arnalte de Lucenda en el entierro del padre de

ésta, el disfrazarse de mujer para poder hablar con la dama,

el fiar su secreto a un amigo con resultado catastrhfico, etc.

(15). No se puede pasar por alto la enorme importancia de

CLvidio durante la Edad Media, ni en reconocer que San Pedro

debió utilizar aquella obra como fuente para su creacibn..

Otras obras que se suponen antecedentes para esta novela de

San Pedro son: el SIERVO LIBRE DE AMOR, de Rodriguez del PadrtSn;

la ELEGIFI DI MADONNA FIAMENTA, de Bocaccio y la HISTORIFI DE

DUOBUS AMANTIBUS, de Eneas Silvia Piccolomini. Aunque

Whinnom hace patente la dudosa influencia de algunas de estas

sobre la novela que me ocupa (16).

Los autores de novelas sentimentales, como las anteriores,

tenían una clara conciencia del concepto de amor que reflejaron

en sus obras., el cual constituid todo un sistema cerrado de

normas de las cuales los enamorados no podían escapar, tales

como :

- El matrimonio na debía ser la meta del amor y los amantes

debían nobles de linaje y de conducta.

6

- El amante y la dama debian poseer cualidades admirables.

- El secreto de la relacibn debia persistir por sobre todas

las cosas.

- La amada se representaba como un reflejo de la

divinidad. El amante alcanzaba, a causa d e ese amor, una

superioridad, no con respecto a la amada, sino con

respecto al resto de los hombres que nc) tenían la

posibilidad de amarla. Por lo que se llegaba a la

irreverencia religiosa.

- El amante debia 5er merecedor del ennoblecimiento que

le procuraba el amor de la dama, aunque este le produjera

terribles sufrimientos, los cuales debía enfrentar con

mesura.

- Debía ser absolutamente volitivo (17).

Entre otras reglas más.

En multitud de ocasiones se hace referencia a esa5 L P V ~

constituyentes del amor cortes, mismas que rigen

hasta el Qltimo detalle del comportamiento de los amantes

en las novelas, tal y tomo lo menciona Arnalte en su

oportunidad a su hermana Belisa: "TG, hermana mía,. sabras que

7

mds por agena fuerga que por voluntad mía de las leys enamoradas

hube de subject0 ser" (p. 119). Unas leyes impuestas no se sabe

muy bien por quien, pero cuya presencia y peso son intensos, al

igual que las determinantes leyes del honor.(l8).

En la novela sentimental de finales del siglo X V , entran en

contradicción ambos conceptos (del amor y del honor), lo cual va

a constituir una de sus cuestiones fundamentales.

Julio Rodriguez Puertolas menciona que los personajes de las

obras de este tiempo -reflejo indiscutible de la ideología de

los autores- se encontraban atrapados entre los

convencionalismos, ya para entonces caducos del amor cortes y

del honor, y unas nuevas costumbres y valores. Fimbos códigos

eran producto de una clase social determinada, con intereses y

momentos concretos, los cuales no podian ya ser vCnlidos para

la superestructura ideológica del feudalimo en crisis y de la

burguesía en auge (19). Tales razones, definitivamente, debieron

plasmarse en las creaciones de muchos autores, donde Diego de San

Pedro no podía ser la excepción ( 2 0 ) .

En el TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA se hacen

patentes esas contradicciones y cambios, aunque de manera

muy sutil, ya que el autar, siguiendo 105 lineamientos de la

B

novela sentimental -donde se resaltaba lo emocional por encima

de la acción- plamó en la obra, explícitamente, un supuesto

fin (lo emocional), para ocultar así, su implicita i ntenc i bn

primordial (la acción), producto lógico de aquella época

de transformaciones.

Para entender lo anterior veamos antes un breve resumen de la

obra: e1 auctor transmisor (personaje dentro de la novela que

se identifica con San Pedro pero que no necesariamente es

&l) se encuentra con Arnalte, quien se hallaba viviendo en un

desierto, ello a causa del dolor causado por la no

correspondencia a su amor, por parte de Lucenda. Elierso, amigo

de Arnalte, a quien le contd sus penas de amor, se casa con

la doncella; el amante mata al traidor en un duelo y la

dama (que nunca correspondió por supuestos motivos de honor)

se retira a un convento. El amor que Arnalte le profesa se

muestra con un marcado sufrimiento en la narración y con una

actitud notablemente contradictoria a las leyes establecidas

del bien amar (21).

Considero que San Pedro utiliza solamente el hilo conductor

de Arnalte, tan sufrido y lastimero, a manera de trampa, esto

para ocasionar la compasibn -prp) en las damas de la reina

y asi suscitar el pathos en ellas y en io5 posibles

lectores como primera y explícita instancia, sin embargo, su

9

intención que yo encuentro primordial, es otra, la cual no era

dar un ejemplo más de amor carrespondido -de 10 cual abundaba en

la literatura de la &poca- sino, dar una lección implícita

&h--rp) en el discurso de lo que no se debe hacer si se está

verdaderamente enamorado, junto con una especie de critica a

los conceptos del amor y el matrimonio, entre otros.

De tal manerar descubro que la intención de Arnalte (como

personaje de San Pedro) era unicamente ocasionar compasión, la

del autor, por medio del proceder de aquel, junto con el del

resto de los personajes, era transmitir una enseñanza,

conjuntando de esa manera el mma. explicit0 y el decese.

implícito en una misma obra. ( 2 2 )

Confirmar la presencia de tales -mnverp y dnrerp - dentro de la novela, es el motivo principal de mi estudio y análisis.

Para llegar a dilusidarlo, constituí mi trabajo de los siguientes

capítulos:

C A P I T U L O I: ESTRUCTURA.

En este, explico el término novela sentimental y ubico al

TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA como tal, ya que

la complejidad de su composición, a causa de todos las

1 o

g&neros menores que aparecen en ella, ha llegado a ocasionar que

no se le ubique así.

Este hecho resulta interesante sobre todo porque, como

menciona Joaquín Rubio, la novela no es un género que

exista dentro de los manuales medievales de retórica ( 2 3 ) . Sin

embargo, apoyada en 10 que dice Keith Whinnom, todos y cada

uno de los elementos que aparecen en la novela, tales como

discursos, cartas, versos, narraciones, etc., tienen una unidad

tal, que en conjunto pueden y deben hacer considerarla como

novela sentimental, y si bien la W r a t in, dentro de la retórica

medieval -por mencionar un elemento aisladamente de la obra- "se

considera como una extención limitada dentro del discurso, esto

es exactamente el uso que hace Diego de San Pedro de ella dentro

de su obra" (241, apoyandose a la vez en todos aquellos

elementos y géneros para unificar la historia. Además, no hay

que olvidar que niego de San Pedro era todo un maestro de la

retórica, y como tal sabia lo que hacia al unificar de esa

manera su obra, siguiendo los m á s estrictos cánones y

lineamientos de aquélla.

11

CAPITULO 11: ESTILO.

&qui, indico brevemente algunos de los procediminetos d e la

riqueza estilística de Diego de San Pedro, tales como: la

sintaxis latinizante con el postergamiento del verbo y, para

enfatizar, el empleo del subjuntivo latino, junto con el uso

del "como" en los diálogos de los personajes, entre otros

detalles.

Pero la retórica es el aspecto fundamental de este capítulo.

En él presento, más que un análisis d e figuras, una

enumeracibn de ellas, pues contiene tantas que ha llegado a

considerarse a la novela como todo un manual d e retbrica

medieval. Unido a ello compruebo la afirmación de Joaquín

Rubio con respecto a la maestría de San Pedro (251, ya que no

sólo la utilizó como pantalla artificial que impide ver la

realidad de la pasión amorosa, sino para que gracias a ella

podamos llevar a cabo un verdadero análisis del sentimiento

amoroso .

CAPITULO 111: TIEMPO-ESPACIO Y ELEMENTOS SIMBOLICOS.

Dentro de éste apartado analizo los lugares y momentos de los

sucesos narrados, a los cuales, las voces narrativas que

12

utiliza San Pedro no ponen mucho énfasis, Ya que,

aparentemente, sblo les interesa expresar las emociones Y

vivencias sin importar el cómo ni el dónde.

En especial, desarrollo el simbolismo de los elementos

relevantes que se mencionan, tales como colores, acciones

(por ejemplo la limpieza del honor por medio del reto)

y la predestinación (como larnuerte del azor en manos de

Arnalte). Es pues en este capítulo donde estudio los

aspectos más sobresalientes que enmarcan a la novela.

CAPITULO IV: PRIMERA PERSONA NARRATIVA.

Este breve capitulo constituye el primero @dzW@ de los tres en

que dividí mi estudio para demostrar el mnvpre y el drirprp que

intent& plasmar San Pedro en esta obra.

El estudio de la primera persona narrativa y su función

dentro del relato, constituyen este segmento.

En él, trato unicamente la voz narrativa del personaje

Arnalte, &Sto es a razbn de que es quién lleva el h i l o conductor

de la mayoría de los sucesos de la novela, y porque su punto de

vista es el que domina en la misma. Sin embargo, no me olvido de

13

la presencia de los otros protagonistas, ya que el punto de vista

de ellos, asi como el final del autor -abstraido d e todos sus

personajes-, los presento en capítulos aparte.

Específicamente examino la perspectiva y situación animica de

Arnalte, la justificación de la narracidn por él mismo, su

visibn retrospectiva, la información proporcionada, la

subjetividad en la elección de 105 detalles, etc. Todos esos

elementos confluyen hacia el fin que ya mencione antes:

ocasionar la compasión (movere), con respecto al personaje por

las damas de la reina y así suscitar el p w . en ellas y en los

posibles lectores. Pero, icuál es el fin principal?: "porque

mugeres supiesen lo que muger le hizo" Ip. 100). Sólo es

eso? El resultado de mi andlisis de la oportunidad de

comprobar si San Pedro intentaba alcanzar realmente dicho

privprp al utilizar, de tal manera, esa voz de impotencia y

frustracidn en su personaje Arnalte.

CAPITULO V: UNA LECCION DE AMOR CORTES. (PRESENCIA DE ARNALTE)

Este apartado constituye la segunda parte de mi objetivo de

estudio, demostrar la presencia implícita del -.

En él presento los elementos negativos d e que se vale Arnalte

14

para conseguir respuesta de Lucenda, tales como la hipocresía,

el engaño, el chantaje, etc., todo ello comparado con el proceder

de Leriano, personaje del mismo San Pedro en CARCEL DE AMOR;

homologandolo, finalmente, con lo establecido por el mismo autor

en su SERMON sobre las leyes del bien amar. Lo anterior es a

razbn de que considero que debajo de su explícita pasión

amorosa, lleva inmerso el motivo de carácter evidentemente

autoral al que tanto me remito: dar una enseñanza sobre todo ese

mal proceder para la práctica del amor cortes.

Finalmente, lo negativo en Arnalte se entiende, no porque no

conociera los preceptos del cddigo cortes, sino por la

forma contradictoria en que los llevd a la práctica.

CAPITULO VI: EL HONOR: ¿PRETEXTO O RAZON? (PRESENCIA DE LUCENDA).

Tercero y ifltimo capítulo que le dá forma a mi tesina.

fiqui, analizo el otro concepto sobresaliente en la obra: el

honor. Especificamente en cuanto al valor que para e1

personaje femenino tiene aquél junto con el concepto de amor

(sin olvidar, claro, que es portavoz de Can Pedro). Al analizar

las acciones y postura de Lucenda, encuentro además de la

preponderancia de su honor; su desamor, su desintert-s por

Arnalte. Como no está enamorada, se escuda tras el pretexto de

defender 5u honra para no acceder a las peticiones de Arnalte,

15

pues, para ella, la fama y honra son más importantes que

cualquier manifestacidn de amor. Pero, encuentro además un

elemento contradictorio que la hacen olvidar un poco dichas fama

y honra: la piedad. Definitivamente, considero que no se trata

sblo de un ejemplo más de la actitud estereotipada de la dama

cruel e ingrata que abunda en la novela sentimental, por el

contrario, ella tiene un porqut- en SU proceder y eso es lo

que dilucido al concluir mi análisis al respecto.

CAPITULO VII: CONCLUSIONES Y VISION DEL MUNDO.

Finalmente, es aquí donde me permito conjuntar los detalles

sobresalientes que inferí de la obra, mismos que sugieren

al lector la visidn del mundo que plasma en ella Diego d e San

Pedro con relación a aspectos como: el honor, el feminismo, el

matrimonio, entre otros; a5í como mis propias conclusiones

al respecto. Esta unión obedece al hecho d e que no considero

puedan ir separados, ya que gracias al estudio del trabajo y

postura del autor obtuve el resultado que aquí presento,

BLANCA ESTELA MELENDEZ BOCRNEGRA

CFIPITULO I

E S T R U C T U R F I

Aun cuando el termino novela como tal no existid en los

tratados de retbrica medievales, en el siglo X U castellano

aparecen ciertas obras que se centran en el tema del amor y las

miserias emocionales producidas por él a expensas d e la accibn

externa (261, f7 estas obras se le ubica arbitrariamente en

nuestra época dentro d e la denominada novela sentimental (27).

Y digo arbitrariamente pues ya Whinnom menciona que en aquél

tiempo no puede hablarse de "novela"(28), ya que es una fo rma

literaria totalmente desconocida en la Edad Media(29).

Dicha novela sentimental 5e estructura d e la siguiente manera

ya expresada por Régula Rohland d e Langberhn:

Bdsicamente se compone de pasajes en prosa y en verso. La prosa forma el cuerpo de las textos, se present a como narracibn, como discurso o carta; sblo en muy contados casos se encuentra un diálogo de frases cortas entre los personajes. Las partes se separan casi siempre por medio d e títulos que anuncian quien esta hablando, narrando o escribiendo. Las unidades asi delimitadas no son capítulos en el sentido literal de la palabra, dado que los capitulos suelen ser unidades d e tema o d e accibn, a menos que el autor juegue con el concepto d e capitulo. En la novela sentimental se aislan unidades de pensamiento, en forma de discursos o cartas asignados a los personajes. Estos estan conectados por el hilo d e la narracibn atribuida en la mayoria de los textos del "auctor", narrador externo o personaje tambien él de los hechos narrados ( 3 0 ) .

17

Con respecto al contenido y problematica general tratados en

la novela sentimental sobresalen la soledad, la desesperación y

la muerte; ello se presenta como una salida, una liberación del

dolor humano, del despecho de amor, del sufrimiento por lo

imposible. El @nfasis en el trato de lo anterior

constitye el p-5 tan sobresaliente en este tipo d e novela.

Particularmente en ARNALTE Y LUCENDA, además de los

mencionados aspectos de contenido y estructura, encontramos con

respecto a la narración y al punto d e vista: la pretencibn

autobigráfica del narrador principal (Arnalte), un tono

quejumbroso y luctuoso que afecta directamente la narracibn y los

monólogos, un afán de destacar los sucesos mucho mas que

describirlos; un notable énfasis d e lo emocional sobre las

acciones etc., todo ello expresado con base en sus recuerdos.

El guión de su relato podría ser el siguiente: un hilo

conductor -el yo narrativo (Arnalte), llevándonos por ‘*sus”

vivencias y emociones-, que ensarta un buen número de puntadas y

detalles retóricos -sermones, narraciones, plegarias, etc.-las

cuales ahondan cada vez más en su frustrado amor, y finalmente

el triste y funesto desenlace. Pero a todo esto me referiré más

adelante, can mayor detenimiento, en el capitulo correspondiente.

18

Con el fin de ubicar el TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y

LUCENDA como novela sentimental en un marco más específico, me

parece importante mencionar la definición de Armando Durán al

respecto:

E...] una novela sentimental es la historia de unos amores que tras más o menos dificultades tienen un final catastrófico, gracias a la intervención de fuerzas que se oponen a los amantes y que pueden provocar, según se desarrollen en un ambiente aristocrático o en un ambiente burgués, la reacción del rey, con lo cual el descenlace será la muerte o la desesperación de uno o ambos protagónistas.(31)

De esta cita se obtiene un punto importante: la ubicación de

la obra dentro del segundo grupo; en un ambiente burgués. No

quiero decir que se inserte tajantemente en él, sólo que las

caracteristicas que Durán menciona para conformar esta

subdivisibn de la novela sentimental, son las que más

corresponden a ARNALTE Y LUCENDA, asi como a mis necesidades de

análisis. Para mayor claridad en mi afirmación, presento los

dos grupos de la subdivisión y la estructura que los conforma:

AMBIENTE ARISTüCRATICO

1. Amor sentimental

2. Relaciones rey-amantes

3. Muerte

4. Narración en 3a.persona

AMBIENTE BURGUES-

i. &mor eróticas

2. Auscencia de relaciones rey-amantes-

3. Desesperac i4n

4. Narración en la. persona. C 32 1 =

19

Al desglosar los elementos d e las anteriores oposiciones es

más fácil observar la ubicacibn de la obra dentro del segundo

grupo. Aunque si bien el ambiente y los personajes en ella n o

se mencionan como burgueses, tampoco se hace alusidn a su

aristocracia. Sin embargo no puede tomarse por casualidad que

la novela sentimental precisamente aparezca -en Castilla- en

el siglo XV, el siglo del primer embate serio de la

burguesia en auge. Es decir, no podemos ignorar tal hecho

para cuando San Pedro escribe, ya que de una manera u otra

lo hace para un pQblico que para entonces ya no coincide en

términos estrictos con el tradicional ni en ideas ni en

costumbres:

Para unos lectores y oyentes que bien pueden 5er cortesanos, pero tambien burgueses, que no se identifican sino quizá de modo formulaico, con los conceptos herdicos del pasado.(33)

Por tales razones, Diego d e San Pedro por demás debid

anotar en sus obras el cambio de la sociedad misma y e1 paso de

la literatura épica, propia del feudalismo a la novela, propia

del burgués y del cortesano.(34)

Pero, volvamos al TRtXTADO, finalmente tqué representa

ernalte? se comporta como un tipico individuo perteneciente a una

clase social ociosa. En el terreno del amor, aún haciéndose

portador de principios claramente cortesanos, tiene un

20

comportameniento práctico que se aleja del que se supone debe

tener un perfecto amador cortesano, se separa no ya de las normas

del amor cortés, sino de las normas y de la tradición medieval,

tanto en sus actuaciones como personaje como, a otro nivel se

separa el propio San Pedro de la tradición literaria.(35) tY por

qué tanta contradicción para con lo tradicional dentro de la

época? pues porque se trata nada menos que de la expresión ”de

unas necesidades personales totalmente distintas, sentidas, e

ideologizadas ya desde 5u base por la nueva clase: la

burguesa. ( 3 6 ) .

Continuemos con el desglose de la novela dentro de un ambiente

burgués, punto por punto. El a m o r erótico en CIrnalte y Lucenda

se puede encontrar si 5e entiende como “el anhelo de fusibn

completa, de unián corporal con una tinica otra persona”.(37)

Arnalte quiere casarse con Lucenda sin lugar a dudas, y es por

demás sabido que para el cádigo cortés, en el matrimonio, el amor

sentimental como tal no existe, y aunque Arnalte este realmente

enamorado (como veremos más adelante), puede ponerse en

entredicho su amor con unas cuantas palabras:

I C . . . ] no entiendo que el poder de tus fuerFas ni la muchedumbre de tÚs lágrimas a tu marido darte podrán; y como quiera que la fee que con el tuviste para mi te faltr5, si tú por mal no lo h a s , yo t e quiero dar a mí, pues a él te quité C . . . ] (p.146).

21

Con relacibn al siguiente aspecto, en la obra hay una total

auscencia de las relaciones rey-amantes, a no ser por st510 la

mencibn de la fiesta convocada por la reina, la corona tiene

nula ingerencia para coadyuvar u oponerse a la relacidn entre

Arnalte y Lucenda.

Otro elemento e5 la desesperación del amante, que si no llega

a la muerte fisica, si alcanza un alto grado de frustracibn,

recurriendo al aislamiento y a la soledad: “por que non muero,

muero” (p.169). Dicha desesperación es el climax del tono

lacrimoso que inunda a la obra de principio a fin.

Y finalmente la narracibn en primera persona, tan evidente

en la obra, presentando un punto de vista muy directo y preciso.

Para el yo narrativo los detalles no sentimentales y lac;

acciones emprendidas no tienen mayor importancia, ya que son

descritos sumariamente, con excesiva prisa, como si ello sblo

fuera necesario de mencionerse para explicar o justificar el

desarrollo emocional de su narración.(3¿3)

Después de la anterior ubicación del TRACTADO DE AMORES DE

ARNALTE Y LUCENDA como novela sentimental dentro de un ambiente

burgues, menciono ahora ciertas características generales que

presenta en su estructura, de las cuales algunas son similares a

las que se encuentran en CEIRCEL DE AMOR del mismo Diego de San

22

Pedro, segUn Dorothy Sherman:

a) Rechazo del amante por la dama. b) Intervención de un intermediario quien

persuade a la dama que escriba una carta. c) Otro hombre se interpone entre la pareja. d) Muere el otro hombre por la mano del amante. e) Rechazo final del amante por la dama.(39)

Como mencioné algunas de estas caracteristicas son comunes a

las dos obras aunque sólo como generalidades, ya que "ARNALTE Y

LUCENDA" en especial, al ser la primera, la hace ver para

algunos autores como un ensayo en la creacibn novelistica dc

Diego de San Pedro, siendo para ellos su culminación perfecta

CARCEL DE AMOR, publicada más tarde.

Para entrar directamente al desglose de la compleja estructura

de ARNALTE Y LUCENDA, me apoyo inicialmente en la realizada por

Dorothy Sherman (W), ya que considero que la novela no sólo es

un rompecabezas unido por títulos arbitrarios del autor entre

fragmento y fragmento, sino que es toda una historia estructurada

de acuerdo con grandes segmentos del propio desarrollo de los

sucesos en sí, mismos que son marcados primero, par el "auctor",

y después por el narrador en primera persona IArnalte). La

autora sólo se limita a hacer en esquema, yo lo desarrollo y

lo explico de acuerdo con la referencia numtsrica de cada

segmento, alterándolo un tanto.

El TRACTADO DE AMORES DE ARNhLTE Y LUCENDA es una obra

escrita en prosa, con dos partes en verso. Intervienen dos

narradores a lo largo del texto; en primera instancia, el

"auctor" transmisor de los sucesos, quien aparece como personaje

dentro de la novela, identificándose con San Pedro sin ser

precisante él- El segundo narrador es Arnalte, quien lleva el

hilo conductor de la mayoría de los sucesos en sí.

La compleja estructura de la obra puede dividirse en cuatro

partes, las tres primeras en su presentacidn formal son

repetidas al final aunque de manera, invertida, sumando en total

siete. La cuarta parte a la vez se subdivide en doce subpartes,

Con siete encuentros y siete cartas enviadas. La

estructura observa un esquema de cohesibn interna tal en

continuidad y sentido, que bien merece mencionarse como toda una

novela sentimental, aun cuando contenga dentro de sí tan

variados elementos (narración, cartas, discursos, panegírico,

etc.), pues son ellos precisamente, con su integración, quienes

unifican la historia al tener cada uno su función y su €in

específico.

24

La estructura de l a novela es l a siguiente:

1.a E l "auctor" a l a s damas de la corte.

2.a Descripción de l a morada de Arnalte.

3.a Poema. Panegirico a l a re ina Isabel.

4. H is to r i a de Arnalte. I n i c i o .

4.1 Carta : Arnalte > Lucenda.

4.2 Encuentro: Arnalte y Lucenda.

4.3 Carta: Arnalte > Lucenda.

4.4 Encuentro: Bel isa y Arnalte.

4.5 Encuentro: Arnalte y El iersa.

4.6 Encuentro: Bel isa y Lucenda.

4.7 Encuentro: Bel isa y Lucenda.

4.8 Carta: Lucenda (> Arnalte.

4.8 Encuentro: Arnalte y Lucenda.

4.10 Carta: Arnalte <> El ierso.

4.11 Carta: Arnalte > Lucenda.

3.b Poema. "Siete angustias de l a Virgen".

4.12 Encuentro : Bel isa y CSrnalte.

2.b ConclusiriSn de Arnalte.

1.b El "auctor" a l a5 damas de l a corte.

25

1.a La obra inicia con el sixordium que el "auctor" dirige a

las damas de la reina, donde el at-ntrim oarare para llamar su antención aparece de una manera sutil y modesta lOpnuq

le), haciendo entender que él sólo será transmisor de lo que

se le pidió contara, cual si fuera enseñanza para otros (rinrerp):

C . . . ] y antes que su fabla comencase,haziendome premias con mi fee, me dixo que todo lo que conmigo fablase, en poder de mugeres no menos sentidas que discretas lo pusiese, porque mugeres supiesen lo que muger le hizo; e porque su condicitrn más que la de los hombres piadosa sea, culpando a ella, dé1 se doliesen. (p 100).

Estas palabras son expresadas por Arnalte y transmitidas por

el "auctor" (sermr)rirlxtin) para provocar a mr)vprE: y suscitar el

pathn.i en las damas de la reina.

2.a Dentro de esa participación del "auctor" como narrador y

despues del exordium. se inicia el relato de la obra en sí,

mediante una rlt=%,rript i q de la triste morada de Arnalte, en la

cual sobresalen variados elementos simbólicos, como: el color

negro de la casa y vestiduras de los habitantes, el desierto en

el cual se encuentra localizada, los castigos físicos a los que

se somete el amante para aliviar sus males, etc. (41) En

dicha resultan sobresalientes los términos

utilizados para dar más énfasis al ambiente lastimoso de la

26

obra, tales como desierto, soledad, temor, fatiga, etc., y

junto can ellos un elemento que dentro de la rPnetitiQ le da

tonalidad y apariencia plilstica al ambiente: el citado color

negro, mismo que inicia su mención al descubrirlo el "auctor"

cubriendo la misteriosa casa "desde los cimientos hasta la

cobertura" (p. 901, la mención continúa en otras repeticiones

como la referente a los hombres que se pasean por la casa "con

los rostros cubiertos de dolor, y los cuerpos d e luto muy

trabajoso" (p. 90). Es decir, mediante la ;rppP+itin un clima

luctuoso y de pesar es el que invade la dencript in de la morada

de Arnalte; con tales razones tan lugúbres el pathnci surge para

entrar d e lleno a la narración de Arnalte..

. .

. -

3.a Después de la descripcibn d e la trista morada de Arnalte

aparece el panegírico a la Reina Isabel, donde San Pedro hace

aiin más patente su maestría retórica al hablar de tan alta

embestidura. Se trata pues de un poema largo constituido por 21

décimas, por lo tanto 210 versos, los cuales son octasilabos con

rima consonante.

4. La parte que prosigue e5 precisamente la participación

directa d e Arnalte y su narratip sobre los hechos. Inicia su

historia en primera persona, pero antes d e eso hace un

reconocimiento y brinda honores a la persona d e la Reina

(ideologia y posición dentro d e la época), e inmediatamente

27

despults comienza su relato con un g-., muy marcado por

cierto. A partir de aquí la narración toma un cariz muy preci~io,

es decir, nos lleva por el camino que Arnalte como narrador

quiere llevarnos. Es un yo muy sufrido y triste, la intención

del m m para suscitar el p n . es constante, sólo hay

razones retrospectivas de él y nunca información directa de

los otros personajes con respecto a su actuar (42).

En esta parte, se dice como Arnalte conoce a Lucenda al

mirarla en el entierro del padre de ésta, al cual asistió como

miembro de la corte, y comienzan entonces sus penas. (Esta

acción no es un verdadero encuentro ya que no hay diálogo

directo entre los dos).

Esta cuarta parte es la que se subdivide en doce subpartes,

las cuales son: siete encuentros y cinco acciones de enviar

cartas, las cuales sólo dos fueron reciprocas, sumando asi estas

un total de siete. Esto no sólo se refiere a los personajes

principales, sino a todos los participantes de la história.

4.1 Tras el conocer a Lucenda aparece el género epistolar, el

cual considero de gran importancia en la novela, ya que por

medio de las cartas podemos conocer la lejania de la amada,

además de que se hace mas emotiva la narración. A este respecto

Carmela Samona dice:

28

Las cartas sostienen por si solas, en la economia del relato, todo el peso de las quejas, absorven o sobreentienden todo lo que de descriptivo y objetivo se calla o se insinba apenas en el resto de la obra. (43).

Desde la primera carta se plantea la existencia de una

barrera irremediable entre Arnalte y Lucenda: la distancia, y

así lo expresa el amante en ella:

Lucenda: antes quisiera que conocieras mi fee que vieras mi carta; lo cual ansí hoviera sido si visto me hovieras, porque en mis señales la conoscieras; e pudiera ser que con mi vista ganara lo que con mi carta espero perder C . . . ] (p. 103)-

En la cita anterior, Arnalte plantea la posibilidad de que si

Lucenda lo viera frente a frente, quizá ganara su voluntad, pero

no es posible, la lejania existe y las cartas son necesarias.

4.2 A continuaci&n sucede el primero de dos encuentros entre

Arnalte y Lucenda, enmarcados ambos por el envío de cartas,

aunque no siempre recíprocas. Es precisamente en estos

encuentros donde pienso se ve que Lucenda hace muy patente su

desinterés por Arnalte, su desamor, escudandose tras la

necesidad de defender su honra, lo cual bien podria verse como

pretexto para no acceder a sus peticiones de amor (44).

29

4.3 A p a r t i r de aquí i n i c i a l o que para m í ser ía e l nficleo

medular de l a obra, ya que se t r a t a de un conjunto de

encuentros entre todos l o s personajes de l a h i s to r i a , y donde se

suceden l a s acciones determinantes de l a misma.

E l esquema de esto e5 e l siguiente:

4.3 Carta: Arnalte > Lucenda

4.4 Encuentro: Bel isa y Arnalte=

4.5 Encuentro : Arnalte y El ierso.

4.6 Encuentro : Bel isa y Lucenda.

4.7 Encuentro : Bel isa y Lucenda-

4.0 Carta : Lucenda <> Arnalte

Como puede observarse, todos l o s encuentros entre personajes

5e enmarcan también por e l envio de cartas, y curiosamente sólo

la segunda entre Arnalte y Lucenda es recíproca inmediatamente.

En esta unidad medular aparecen tanto l a que bien puede

llamarse tercera-Belisa -por l a ingerencia d i rec ta que t iene en

l a re lac ión frustrada-, y el r i v a l de l amante, amigo f rust rante

de Arnalte y considerado por m i como rhivri ex-iatnr i n de Diego

de San Pedro para presentar su v is idn sobre e l matrimonio y e l

amor cortés.(45)

30

4.9 Se sucede el segundo y Último encuentro entre Arnalte y

Lucenda que culmina con la frustración total del amante al

casarse su dama.

4.10 Carta: Arnalte <> Elierso.

4.11 Carta: Arnalte, Lucenda.

4.12 Encuentro: Belisa y Arnalte.

Como puede observarse, es indudable que sin las cartas la

estructura de la obra se desplomaria, ya que son ella5

precisamente quienes sirven de enlace entre los sucesos

narrados, sobre todo al inducir el contacto de 105 personajes y,

por ende, las acciones de la trama. Por medio de ellas se

inicia y se termina el contacto entre Arnalte y Lucenda, por

medio de ellas se concreta el duela donde muere Elierso.

fidemás, curiosamente el número de cartas es exactamente igual

al número de encuentros, siete para ambos, lo que hace ver a

primera vista la equivalencia de su peso, sólo que considero las

primeras de mayar importancia como ya 10 expliqué

anteriormente.

3.b A1 llegar a este momento inicia la repeticidn invertida

de las tres primeras partes. Aparece en este lugar el poema "La5

siete angustias de la virgen", el cual es más largo que el

"Panegirico a la Reina Isabel". Consta de 40 decimas o quintillas

31

dobles como las llama Keith Whinnom,i46) se constituyen a la vez

por versos octasilabos, de arte menor y con rima consonante.

CIrnalte dice que expresa el poema con el deseo d e que la

Virgen le libere del dolor que siente, al ser tan similar al

de ella (47):

C . . . 3 fazerle de sus angustias memoria, porque de mi dolor se doliese y porque por las suyas d e las mias me liberase acordé I C . . . 1 ip. 149)

2.b Esta segunda parte invertida es la iq de Arnalte

donde gracias a la =anittilatin , refresca la memoria de quien

le escucha y vuelve a hacerle la peticidn de que divulge su

historia. Aqui termina su participación como narrador.

Este segundo punto en su primera mención, con respecto al

esquema, no es Arnalte quien habla, pero es importante porque el

hecho narrado se refiere a él.

Este segmento invertido nos permite observar una figura

circular con relacidn a la primera mencidn, allá, Arnalte inicia

5u narración en un lugar, aquí, nos explica como lleqd a él.

Es decir, el relato inicia en un punto y finalmente regresamos

a donde partimos, desput-s de desarrollarse toda la M r r a t i Q

retrospectiva de Arnalte:

32

L

1 <---Narración

Inicio -(desierto, moradal- -T------ final .

Si pudiera explicarse tal esquema d e otro modo, dicha

narraci6n circular retrospectiva, estaría acorde con lo que bien

podría llamarse un retroceso emocional d e Arnalte, ya que su

experiencia en amores no lo llevó a ningún lugar sino que lo

regresó a donde estaba: Sólo y sin amor.

1.b Aparece por Último la ronclusio . del "auctor", donde hace

nuevamente patente la idea del expresado en el

exordium, para llamar la a t e n c i m de las damas de la corte: la

transmisión de lo que le sucedió a otro, justificandose a la vez:

Pero por obedescer su mandado quise mi conoscimiento desconoscer; y quise más por las premias d e su ruego que por el consejo d e m i s miedos regirme. (p. 170).

En esta conclu5it-l también expresa el deseo d e haber deleitado

al menos como pasatiempo <voluntac).

Dentro de la estructura general d e la obra no puedo dejar de

mencionar los Lxan.+=itis que aparecen constantemente d e Arnalte

33

como narrador al "auctor", los cuales siempre aparecen para

pasar de un segmento a otro. (No hay que olvidar que hablamos de

grandes segmentos según el desarrollo de los sucesos en si, y

no de las partes tituladas por el autor).

Si retomamo-; nuevamente el esquema podemos observar mejor la

repetición invertida al final d e los tres primeros aspectos.

Igualmente se puede apreciar que, casi al finalizar, se ubica

un encuentro entre Belisa y Arnalte, lo cual podría

contrarrestar la afirmación de la rsimetria invertida de los

tres aspectos iniciales y finales de la novela, pero no

considero aventurado decir que se trataria de una deficiencia

en fa estructuración d e la novela por el autor, ya que si la

colocación entre el poema de las siete angustias de la Virgen y

el encuentro entre los hermanos se invirtiera, no se alteraría

en lo má5 mínimo la estructura de la obra. Lo mismo sucedería si

el autor hubiera prescindido d e los dos poemas (a la Reina

Isabel y a la Virgen), pues como afirma Keith Whinnom en su

introduccián a las LAS OBRAS COMPLETCIS I (48) , considero que

el contexto interno de la obra bien podria funcionar sin

ellos, aunque e5 indudable que la intención del autor, al

incluir los, definitivamente no sólo fu& para darle

complejidad a su creación, sino para mantener un equilibria

politico-religioso en su obra, con la presencia de los poderes

mais importantes d e la Edad Media: La Corona y La Iglesia.

34

CAPITULO I1

E S T I L O

Un análisis preciso d e la destreza retórica (49) de Diego de

San Pedro requeriria traspasar los limites de un capítulo d e

tesina. Sin embargo, es posible fijar en gl, por lo menos, lo5

elementos mas sobresalientes de la riqueza de su prosa, de tal

manera que se nos permita reconocerla con merecido valor.

Para empezar es interesante mencionar que el estilo del autor

pertenece al Pre-Renacimiento Español, y su prosa artística

dió la pauta para la creación literaria de autores posteriores.

San Pedro simplemente perfeccionó lo ya existente, conjugando

elementos de tradición y originalidad que dejarían huella.

Ana Krause menciona al respecto lo siguiente:

Las obras d e San Pedro representan la fusión entrañable de "tradicidn y originalidad" propia d e este periodo de declinaciones y albores que fue el pre-Renacimiento español. Al componerlas, el autor se sirvi& d e los procedimientos retóricos profundamente enraizados en la Antiguedad pagana y patristica del trac tado humanistico, dando a su sencillo cecit trágico forma breve y un estilo "gentil" en su elocuencia pre-Renacentista.(50)

La misma autora menciona que si el fllrarfuci -como medio de

enseñanza- e5 antiguo, el TRACTADO DE AMORES, brote d e aquél, fue

producto que recopilh influencias contemporáneas tales como el

interiorismo en la novela, y un idealismo cortesano y

35

caballeresco de nuevo tono y matiz difundido por la poesia de

cancionero . El TRACTADO DE AMORES, de hecho es un antecedente

de la prosa cortesana del siglo X U en un grado superior al que

se ha reconocido (51).

Para dar una idea somera, al menos, de la riqueza estilfstica

de la prosa de Diego de San Pedro, indicar& brevemente

algunos de 5u5 procedimientos: su5 materiales fueron

escencialmente medievales, temas de la poesia amorosa de

cancionero, costumbrismo cortesano, tipos novelisticos

convensionales -la dama, el martír de amor- los cuales, en sus

manos cobraron nueva vida. Los convencionalismo5 de la época

tambien los utiliza magistralmente en su beneficio sobre

todo ai mostrar humildad con frases encaminadas a propiciar

la indulgencia del lector (evidente tópico de falsa modestia), y

anticiparse a criticas adversas afirmando heber compuesto su

obra como acto de obediencia (bwwwQLlim gararp).

El TRACTADD DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA es todo un

compendio de ejemplos retbricos magistralmente estructurados.

Con relación a esto Keith Whinnom dice:

C...i sin descender a ningh pormenor técnico, es po-iible decir a l g o un poco mas sustancial d e l estilo de San Pedro que decir que es "retórico", "elegante" o "artificioso" .En primer lugar, es un estilo l&gicamente ornamentado, meditado, conciente y deliberado que aspira a la belleza; sobre todo los

36

lamentos, las cartas y discursos están tan esmeradamente trabajados y limitados como si 5e tratara de una composicián en verso; aqui no hay ni el mas remota intento de imitar la lengua coloquial ( 5 2 ) -

Para comprender el parqu& d e algunas caracteristicas de su

estílo es necesario mencionar que durante el siglo XU 5e preferia

el USO d e una sintaxis latinisante, con el postergamiento del

verbo y, para enfatizar, el empleo del subjuntivo latino junta

con el uso del “como” en los diálogos de los personajes. Diego

de Can Pedro usa todo ésto entre otras casa5 coma la colocación

del verbo al final de la frase (aspecto quizá mas obvio y

persistente d e su sintaxis latinisante), el pdrrafo siguiente

puede ilustrar esta observación:

C . . . ] y acordándome como aquélla noche de Navidad fuese, a sus palabras di crédito; y a la hora ropas de muger d e vestirme ensaye; y mi espia poniendo con ella, de ir al templo, llegada la hora, pensé C . . . ] ( p . 1061.

Lo anterior ilustra claramente el postergamiento del verbo,

ejemplos d e lo cual abundan en la novela.

El uso del i’como” ya sea temporal o modal, seguido por el

subjuntivo tambien e5 coml5n en la novela, y aparece en todos los

personajes para enlazar sus participacones y discursos, este

hecho smbresale por su abusiva utilizacián en cada fragmento, por

ejemplo, tan sblo en la parte llamada ‘*Comienza la obra“ el

“como” aparece veintidos veces, y en la segunda participacián de

37

Arnalte dirigida al "auctor" se utiliza diez veces, y asi de

numeroso es su uso en todos 105 discurso^, por ejemplo:

Pues como la misa acabada fuese, el manjar fue venido; y como ya de comer acabásemos y la mesa alcada fuese, C . . . ] y como discreto, mi recreación por su hospedar juzgd. Y como para bien responder aparejado me viese E.,.] ( p . 92).

Otra caracteristica ya mencionada por Keith Whinnom y

altamente sobresaliente en la prosa de esta obra (53) es la

presentación de líneas en verso, que ya era comOn en la prosa del

siglo XV. Es decir, en esta novela hay lineas con cierto ritmo

que va desde el octasílabo al endecasilaba d e arte mayor, lo cual

llama el mismo Whinnom "rima-prosa" (54). Para ilustrar lo

anterior presento las oraciones separadas según su ritmo: " ¡ O

morada d e desdichas,/ o edeficio d e trabajos! (p. 110); "Pero con

mAs temor de su no / que con esperanza de su si" (p. 113); "fasta

su posada la acompañé / mas fasta su c&mara la segui" (p. 116).

Existen muchos otros ejemplos como estos que le dan a la lectura

un cierto ritmo de verso. 4 este respecto Whinnom dice:

But merely t o suggest that San P e d r o is writing lines of verse into his prose misses the whole point. I believe that he was attempting in Spanish an imitation of the medieval Latin rhyme-prose, ( 5 5 )

El mismo autor menciona con relacidn a la rima, el c ~ m ~ a r

A i - n r n l m , que en la retdrica medieval también fue rima. Dicho

30

-, el cual consiste en la correspondencia sintáctica de

varias partes siempre plurimembres de un todo sintActico, puede

observarse fácilmente en abundantes frases de la obra: "y con

desigualdados sospiros / y con turbación conoscida" Ip. 113);

"aborrece io5 groseros / desama lo5 lisonjeros" Ip. 9 6 ) ; "ni por

minas minando / ni por escalas subiendo" Ip. 119).

Sobre la rima como tal, Whinnom dice que en la novela se

presenta de dos tipos:

In Arnalte also there are these two kinds of rhyme. There is f u l l consonance, in what looks like a verse couplet, in "e si no te valiere a la razbn requiere", but more often f u l l rhyme is reserved for p a i r s of clauses in which the rhythm is less obvius, in which the clauses do not contain an exactly equal number of syllables, or for matching rhytmic clauses separated by intervenng clauses. Thus "laz bozes della su dormir de Lucenda recordar pudieron; pera los gritos de mis anguc;tias nunca su galardón vieron" is, whith eighteen and seventeen syllables, "almost equal" compar. ( 5 6 )

Si colocamos algunas frases del texto en forma de verso, se

verá más claramente lo dicho:

pero más con temor de su no que con esperanga de su 5i, no con menas dolor que acatamiento allegé, y con desigualdados sospiros y con turbación conoscida, que quisiese conmigo danFar le supliqué

Ip. 113)

39

Cuando la5 rimas no están acentuadas al fina1,desde luego

podernos tratarlas como tales, sin alterar el propio ritmo interno

marcado .

Coma ya vimos, en la rima-prosa de Diego de San Pedro s o b r a l e

un marcado ritmo que pasa por el octasilabo y el endecasilabo de

arte mayor, donde el (rqtpar) aparece con frases de casi

la misma medida. Esto podría parecer una deficiencia, pero no

debemos olvidar que San Pedro escribid prosa y no verso.

El aspecto estilistico que considero más importante en esta

novela de Diego de San Pedro e5 su destreza en cuanto a la

utiiizacibn d e figuras retbricas, mismas que aparcen en tan alto

número que el TRACTADO ha llegado a considerarse como todo un

manual de retórica medieval.

Enseguida ejemplificar& algunas de las figuras más

perceptibles, definitivamente no serán todas la5 contenidas en el

texto pero sí las más representativas.

Con respecto a dichas figuras retóricas, la retórica

tradicional reconoce como tales a aquellas expresiones:

C . . . 3 cuyo propbsito es lograr un efecto e~itilístico, lo mismo cuando consiste en la modificación o redistribucibn de palabras, que cuanda se trata d e un nuevo giro d e pensamiento que no altera

40

l a s palabras n i l a estructura de l a s frases. Las f iguras son un fenbmeno de l a dic;froc;itiri que conforma e l mater ia l bruto de l a invpnt in y afecta l a plnrutin, 1 5 7 )

. .

S i bien en l a novela podemos encontrar toda una gama de

figuras, es c i e r t o que iiiego de San Pedro tuvo preferencia por

algunas en especial, por ejemplo l a -matip que aparece en

a l t o grado en l a novela. La a-tnrinimatip consiste en usar dos o

mas palabras que d i f i e r e n una de l a o t r a por e l trueque de una

l e t r a u e l qu i ta r o añadir una l e t r a u sílaba. En e l panegírico a

l a Reina Isabel tenemas un buen ejemplo ya anotado por Kei th

Wh innom:

Nunca haze desconcierto, en todo y por todo acierta, sigue a iiios, que es lo más c ie r to , y desconcertará e l concierto que l o contrar io concierta; nunca jamás sale fuera de aquello con que é l requiere, y como su g l o r i a espera, porque quiere que l a quiera, siempre quiere l a que (-1 quiere. (p. 99 )

O bien dentro de l a prosa de l a novela:

Pero tú, hermana m i d , de m i s congoxas no t e congoxes; antes t e ufana y alegra, viendo que t iene hermano que en la fuerFa de su e s f u e r ~ o tanto mal puede s u f r i r . 1p- 119)

Otra f i gu ra que tambien es muy abundante e5 l a ,=mtithPtnm,

l a cual consiste en oponer das ideas, ya sea de oraciones o de!

41

palabras, y en el siguiente ejemplo la encontramos:'*Pero aunque

fuera más sutil / fuera menos agradable" Ip. 08) o bien: "tan

arrepentido de la entrada, como deseoso de la salidda" Ip.891. En

éste tjltimo ejemplo encontramos, además, un paralelismo métrico,

con ritmo relajado.

Podemos encontrar tambien la py+-Farat irl (aseguramiento de la

propia causa por medio de una anticipacidn velada), sobretodo en

la participacidn narrativa de los personajes, como cuando el

"auctor" se dirige a las damas de la corte:

[ . . - I me dixo que todo lo que conmigo fablase, en poder d e mugeres no menos sentidas que discretas lo pusiese, porque mugeres supiesen lo que muger le hizo; e porque su condicidn más que la de los hombres piadosa sea C . . . ] Ip. 1001

La fl-c;rr- tiene probablemente el papel más importante en

la novela, pues toda ella no es más que la descripcibn d e

sucesos, actos y encuentros, basicamente en la voz de Arnalte.

Al iniciar el relato, el "auctor" igualmente utiliza la

-tin, dentro de la cual aparece la r i n t a t i n , mediante ésta, se describe a una persona por sus atributos, y si bien aparece

solamente por medio de elementos aislados referentes a la persona

de Flrnalte, aun así podemos conocerlo: "Andaba un cavallero que

en su apariencia bien ser el señor dellos parescia" Ip. 9 0 ) ; "E

42

aunque en su aparato señalava pesar, en su continencia mostrava

linaje" ( p . 9 0 ) .

Tambign en la introductoria participación del "auctor" aparece

la d y h i t a t i r t , donde se hace patente su inquietud ante los hechos

que narra:

¿Quién dudba,que cuando las tales cosas yo oyese, que más vencido de turbación que sojuzgado de sueño estuviese? (p. 9 2 ) .

Dentro del panegírico a l a Reina Isabel, al igual que en el

resto del texto, encantramos ejemplos d e figuras como la

que ya mencione antes, o bien la anaohora, donde 5e

repite uno de 105 miembros al principio del verso:

Has aunque lo diga mal, digo que son las hermosas ante su cara real, cual e5 el pobre metal con ricas piedras preciosas; son con 5u grand perfección cual la noche con el dia, cual con descanso prisión, cual el viernes de Pasión con la Pascua1 d e alegría. (p. 9 7 )

Otra figura que encontramos en el texto es el

j - m m = n p r l p y p p b n r m , el cual consiste en la repetición de la misma

consonante o la misma silaba en un grupo de palabras: "vi que más

por entretenerme que por remediar poderme de mis males pesar

43

mostrava" (p. 128). Donde se hace evidente la repetición del

sonido "m".

Con relación a otra figura, ya vimos que el lector conoce a

Arnalte en voz del "auctor" mediante la mención de algunas

actitudes -neat in) , pero tambien lo conoce por 5u propia voz

gracias a la .-st (una manera de apartarse d e la cosa

tratada) :

[ - = . I mi padre, que d e vivir se despidió ha grandes días, dezíanle Arnalte; dezirte quien era no quiero, porque en mi boca mal su alabanFa asentara, el nombre del cual por herencia me quedij. (p. 101)

La % u h i q m , figura en que se coordinan oraciones enteras,

prncipales (II secundarias, con diversidad de significación,

aparece en varias ocasiones: "Negóme el esperanFa; huyóme e1

remedio; dexdme la razón" (p. 121); "Can tu seso suelta tu fee;

con la razón desata tu daño; con tu saber a ti t e liberta" (p.

123) .)

Un rasga que resulta interesante en la novela es que el

Bnfasis o la arnplificacioón puede ser muy dt5bil. Para explicar lo

anterior vease el siguiente ejemplo de bi+rhri& , mismo que puede no ser tan representativo, pero apoya la afirmación anterior:"

44

C . . . ] por mayor bien habré por ti perderme que por nadie

ganarme" (p. 104). El ejemplo sería un intento de énfasis

ut i 1 i zando -it i n (que es pulir y redondear un pensamiento

mediante la variación de su formulación elocutiva y de sus

miembros secundarios), y digo intento porque "ganarme" tiene un

significado exacto en equilibrio a "perderme".

.~

La phc=-rrat ip tambien la utiliza en varias ocasiones como

sijplica insistente, particularmente en Arnalte; por medio de ello

podemos conocer más acerca de su ímpetu y frustración amorosa:

" i o , en tal mal propósito nc3 perseveres!" (p- 106). Estas

súplicas y demostraciones efusivas se encuentran sobre todo en el

monólogo d e Arnalte contra si msmo, con exclamaciones variadas

-: " ¡ O que grande desdichaen nascido ser fue la tuya!"

tp. 110).

Dentro de esta imprecacih d e Arnalte contra si mismo

encontramos la a p n + = t r m , como recurso desesperado con el que el

orador varia al que debería ser el destinatario de su discurso:

" ¡ O morada de desdichas, o edeficio d e trabajos!; " i o alma

triste, fiel compañera mía!" (p. 110),

La interroaatia . como pregunta que lleva implícita la respuesta

de los pesares amorosos d e Arnalte se encuentra varias veces en

dicho monólogo: "tpara quB morada tan entristecida te

45

escogiste?"; "ipor qué la pena d e vuestra culpa haya de sufrir?"

(p. 110); "¿para qué al suyo grande obedescer quesiste?" (p.

lli) I

ai ser la particpación narrativa de Arnalte la que ocupa la

mayor extensión d e la obra, es en ella donde encontramos mayor

adorno retdrico que, como ya dije antes, es utilizado para dar

énfasis a 5u sentimiento de amor frustrado.

Dentro de esta breve exposición de la mestría retdrica de

Diego de San Pedro debo mencionar, como sobresaliente, la

utilizacidn d e las cartas, ya que forman gran parte de la

estructura de la obra, y como aclaré en el capitulo anterior,

considero que sin ellas la estructura de la obra se desplomaría,

ya que utilizándolas es como se induce al contacto de los

personajes y a las acciones de la trama. Es pues el arí

dirtariLLI1LEi imprescindible en la novela. ( 5 8 ) . .

Finalmente, no creo aventurado afirmar que Diego de San Pedro

adaptó probablemente su estilo al caracter d e su auditorio, en

este caso a las "virtuosas señoras" de la Reina" (p. 8 7 ) : "Bien

pensé por otro estilo mi5 razones seguir, pero aunque fuera más

sutil fuera menos agradable". (p . BB) Es decir, como todo un

conocedor de la técnica y adornos retóricos, sabía d e que manera

y como llegar a quienes le leían o escuchaban.

46

De esta manera (insuficiente quiz& por el gran nrfmero de figuras

que no traté), es posible dejar claro un ejemplo de la bien

llamada maestria retárica de Diego d e San Pedro, quien al ser tan

pródigo en sus figuras, lejos d e ponernos una barrera para

observar la magnitud del sentimiento amorosa, gracias a ellas,

no5 permite conocer la intensidad del mismo, proyectado en sus

personajes.

47

CAPITULO I11

TIEMPO-ESPACIO Y ELEMENTOS SIMBOLICOS

Aspectos como los que dan titulo a este capítulo no pueden

dejarse fuera de estudio, sobre todo porque considero que esos

tres elementos poseen una notable relacibn entre si, lo cual da

en conjunto, cohesidn y sentido a la estructura de la novela.

Primeramente tal parece que a las voces narrativas (el

"auctor" y Arnalte), sin olvidar que son medios de expresidn de

San Pedro, no le5 e5 necesario precisar el paso del tiempo como

tal, ya que sblo les interesa expresar la5 emociones sin importar

el cuándo; como si lo mismo fuera decir que fue ahora o ayer. En

el texto unicamente encontramos algúnoc breves indicios de su

suceder, pero imprecisamente, por ejemplo, en voz del

\'auctor'': "en los tiempos pasados" (p. 101); o bien en voz de

Arnalte: "un dia cuando mi livertad m á s libre de las enamoradas

penas se fallava" (p. 101); "muchos días pasaron que en el

propttsito tomado no entendi" (p. 102).

Con respecto a la poca importancia del tiempo en l a novela

sentimental Jose Luis V a r e l a dice:

El tiempo es una convención subordinada, por no decíc aniquilada a la otra convención del sucederse narrativo (espacio). El tiempo no hiere a estos héroes C . . . ] El tiempo no les liberará tampoco mediante la muerte: s o n ellos, generalmente, quienes la buscan por el suicidio o el retiro definitivo. ( 5 9 )

En la obra se hace obvio el paso del tiempo gracias a la

descripción de los sucesos, aunque en ocasiones el 'tempo' -como

agilidad en el desarrollo de la novela-, se siente lento y hasta

inerte, sobre todo cuando los personajes dialogan o monologan, ya

sea mediante cartas o directamante.

Para Arnalte en especial, no importa la referencia temporal,

sobre todo si tomamos en cuenta que cuando lo encontramos por

primera vez, ya llora desde hace mucho tiempo el desdén de

Lucenda, y así seguirá su sufrimiento por siempre. Aquí podemos

recordar la situación circular que mencioné en el capítulo de

estructura. El tiempo en la narración d e Arnalte empieza en un

ahora, nos regresa a la evocación de lo pasado b s t a llevarnos al / - 5

mismo punto d e partida: El tiempo, que más da, las

emociones y vivencias son m á s importantes para él.

El espacio se trata de la misma manera, fuera de5la

flipc;rr- que hace el "auctor" de la triste morada de Arnafte

n o hay otra referencia clara -en cuanto a detalles se refier6.

A1 igual que el tiempo, el dónde,-mporta. Definitivamente la voz tlQ

49

narrativa prefiere la impresibn en lugar de la descripción.

Tal parece que para la narración, y especificamente la que hace

Arnalte, da lo mismo que sea en su casa, en palacio, o en el

templo, lugares que necesariamente tiene que mencionar pero sin

entrar en pormenores.

Finalmente, la referencia espacial que más sobresale e5 la

d e su lugar d e retiro, que si bien se describe detalladamente por

el "auctorrr es porque tiene un alto valor simbdlico, además de

referirnos emociones altamente significativas como veremos más

adelante .

E5 evidente que e1 describir los espacios d e acción,

representaria una desviacidn en el interés del lector sobre la

trama, y eso no fue lo que interesb a San Pedro. Sobre esta razón

José Luis Varela dice:

C . . . ] todo parece contiguo en el espacio y en el tiempo y por esto no cuentan propiamente ni espacio ni tiempo.

No hay paisaje por la misma razdn. Paisaje supone contemplacibn estética de la naturaleza e implica distancia t...3 Los autores la evitan de varios modos: acogihdose a un clisé culto, con preferencia alegbrico; reduciéndola a mera impresión subjetiva, en la que angustiosamente provocan referencias humana-; para no perder pie; aniquilándola bajo una proyeccih subjetiva. (60)

50

Aunque la cita anterior se refiere al espacio d e la novela

sentimental en general, bien puede aplicarse en particular al

TRACTADO RE AMORES, sobre todo al encontrar en ella la presencia

alegdrica de algúnos elementos, tales como el desierto, lugar

donde se encuentra localizada la casa d e Arnalte.

Si tomamos en cuenta el significado simbólico del desierto,

lo encontraremos de notable relación con el tono lastimero que

envuelve a la novela en su totalidad: "El desierto es la

antitesis del paraíso, significa soledad, depresión E...] (61).

Con tales razones ¿qué mejor lugar pudo escoger Can Pedro para

darle énfasis al pwthncí sino un lugar como ése? pero eso no es

todo, dentro d e la misma fb=jrriptiq del lugar y morada d e

Arnalte, se da la yPnPfi t ir i (ya mencionado anteriormente) del ~.

elemento que le da tonalidad y apariencia plástica al ambiente,

preparandonos con ella para seguir la senda de tristeza y de

dolor que lleva el personaje central a lo largo de toda la obra:

el color negro. El ~;imbolismo de &te es por demas conocido:

El negro que, antes que un color, parece la negacidn de tad05 los coiore5, es el símbolo de la muerte y del duelo C . . . ] En general es el color tradicional del luto y del duelo, par 5er el color litúrgico del viernes santo, dia d e la crucificcibn. (62)

51

El negra aparece por primera vez cuando lo descubre el

*'auctor" cubriendo la misteriosa casa "deside los cimientos hasta

la cobertura" (p. 901, su mención continúa en otras repeticiones

como con los hombres que se pasean por la casa con "los rostros

cubiertos de dolar, y los cuerpos de luto muy trabajoso" (p. 90) .

En la puerta de la casa unas letras negras se destacan sobre

rdtulos blancos:

Esta e5 la triste morada del que muere porque muerte na le quiere (p. 9 1 ) .

El contenido es muy claro, no solamente por lo que expresan las

palabras, sino por el clima general que predomina en el

contexto. FIhora bien, el hecho de que se encuentren en la

puerta ("simbolo de acceso a un estado o situacidn

vedados" ( 6 3 ) tampoco es gratuito.

Todo el ambiente de la Jfpsrriptiri destila tristeza y a

media noche se escuchan lloros y gemidos junto con el sonido de

una música lastimera. Y la r e p ~ f i t i q continua; un monumento de

color negro e5 el aposentamiento final del triste caballero donde

otras letras negras memoran su soledad y la separacibn de su

amada :

. .

52

Vedes aquí l a memoria de l t r i s t e que se querel la porque no están é l y e l l a . (p. 92)

E l dolor y l a pesadumbre son ta les a l o largo de obra que en

c i e r t a momento, e l propio Qrnal te babla de su mala suerte en l a

esperanza de un poco de amor, en especial a l representarlo con

una balanza ( l a cual nos r e m i t i r i a a l símbolo de j u s t i c i a LEra

e l l a l o que realmente merecía Qrnalte?): " l a una valanFa verde

y l a o t r a negra; l a verde muy a l t a y l a negra muy baxa" tp.

113). Poca esperanza, mucho pesar. Las l e t r a s que continijan en e l

tex to explican muy bien este lamentable suceso:

En l o poco que ecperan~a pesa, se puede juzgar cuánto pesa m i pesar. (p. 113)

Esta constante referencia a l color negro además de

envolvernos en e l ambiente luctuoso y de pesar, nos remite a l

símbolo de l a muerte en vida y que e l propio Qrnalte expresa:

" A q u í e5tó donde, porque na muero, muerogi tp. 169). Sin embargo,

fuera d e l a ri-IPc;rriptiS y a l i n i c i o de l a propia narración de

ñrna l te encontramos l o que podría ser una premonicibn con

respecto a todo lo anter ior , ya que l a primera v i s ibn que t iene

e l caballero de Lucenda e5 precisamente de l u t o y de dolor, e l l o

durante e l en t i e r ro de l padre de ésta, v is ibn que desde aquí ya

t iene un contorno t rág ico (64).

53

Por todo lo anterior encuentro el simboli5mo del color negro y

todas sus connataciones como el elemento más importante para

dar Bnfasis a la wrr- de Arnalte y provocar así el

suscitando el m-5. Creo además que este elemento tan

16gubre, unido al tono lastimoso y de tristeza, cumplib su

cometido en las damas de la corte de aquel entonces.

Con relacián a otro aspecto, la decisión de arnalte de

recluirse en la soledad, con la iIrnica compañía de la5 bestias

salvajes lo lleva a caminar durante muchos días por una "aspera y

sola montaña", y a edificar ahí una casa "entristesida"(p. 169)

que le servirá de refugio final. Clqui, encontramos un símbolo

11165, la montaña:

los grandes rumares e hinchasones que tienen lo$!ates se dice que están preñados. Nunca paren, aunque di jo metafóricamente un poeta: partiirriint

etiir 3: id 1 ri duq m 1 1 5 , que estarán de parto los montes y nacerá un pequeño ratdn, y se entiende por los hombres que prometen mucho y al cabo hacen poco. (&SI

. .

Quizá este significado no sea el más adecuado para la

montaña de Clrnalte, sin embargo por la indicación final de la

cita, me aventuro a intuir que es una buena pista para comprender

el análisis del amante con respecto a su proceder ( 6 6 ) .

54

Otro aspecto que no puedo dejar de mencionar dentro de este

apartado y que si bien no tiene función simbólica, sí es

representativo de la época; se trata de la limpieza del honor por

medio del reto, y en una novela coma ésta no podía faltar su

presencia. El ejercicio de las armas es necesario para Arnalte,

no ya por la respuesta amorosa de la dama, sino porque encuentro

que el duelo con Elierso es sobre todo un pretexto del amante

para mostrar la supuesta pureza y fortaleza de su amor, hecho que

también podria apoyarse en la proposicidn de Arnalte de ser el

su5tituto del marido muerto.

Dentro del texto encuentro como sobresaliente el aspecto de la

premonicián (ya mencionada mas o menos veladamente con

anterioridad, abriendonas con ello la puerta a males futuros

mayores), y que en voz del propio FIrnalte se hace patente: *'Y un

nubloso día que a casar salí, vi muchos señales y agüeros que del

mal venidero me certificaron C...3" (p. 140). El menciona que un

dia por la mañana -que bien podría representar una nueva

esperanza- paradógicamente ya estaba trAgicamente nublado y "un

sabue50i mio en mi c A m a r a entrá, y junto con mis pies tres

aullidos temeror;os dio." ( P - 140) I En estas palabras

encontramos otros elementos intencionalmente presentados para

apayar esa premonicibn. Primeramente, el perro:

55

[ . . . I animal que aparece constantemente asociado a la muerte o a los infiernos. El hombre, que tantas veces confid en el fino olfato del perro para husmear en los caminos de la vida, lo asocia, lógicamente a la bllsqueda de los caminos del más allá. ( 6 7 1 .

Igualmente, el número tres que, entre otras cosas, simboliza

el nllmero de la trinidad, así como los tres dias que Cristo pasó

en la tumba, ademAs de que "5i uno es anuncio de que todo marcha

bien, tres sería un máximo de presagios C . . . ] " tb81.

Resumiendo lo anterior, si ya Arnalte había observado malos

presagios desde que se levantá, los tres aullidos del perro los

vinieron a apoyar; 5in embargo, él hizo caso omiso de ellos. Mas,

10 5 malos presagios no culminarían ahí, ya que el dia tendría

algo más para 91. Justamente cuando pensaba en e1 amor de su

amigo Elierso "el asor que en la mano traía, supitamente muerto

cayó" (p. 141). Aquí encontramos la presencia de un ave que

"desde la Antiguedad se les consideraba como portadoras de

presagios favorables o adversos" (693, y más aún es un halcón o

a z o r como le llama Arnalte: "Ave de rapiña, especie de halcón

[. . .I El color de las plumas es obscuro, que tira a negro: el

pecho y lados los tiene ondeados de blanco, y pardo obscuro"

( 7 0 ) . La definción de esta ave se une tajantemente al simbolismo

que he venido manejando, sobre todo con el clima luctuoso y de

tristeza del color negro -como 5u5 plumas-. Es evidente que a6n

cuando el azor era el ave comlln de caza en la &poca, su

56

conjugación con los anteriores elementos hace obvia la

explicación simbólica de premonición en el relato.

Junto con 10 anterior, que seguramente no es todo (ya que

puede haber muchos elementos que escaparon a mi anAlisisj

encuentro además un elemento bastante significativo en la obra,

el cual viene a darle un alto sentido símbolico a toda la

narración; 5e trata del niimera siete, y digo significativo porque

lo encontramos en variadas formas: la estructura de la obra está

dividida en siete partes; a su vez, descubrimos siete encuentros

y siete cartas enviadas entre los personajes centrales; siete las

angustias de la Virgen, y un rasgo muy interesante, siete son las

letras que forman los nombres de los personajes que constituyen

eh triángulo amoroso: Arnalte, Lucenda y Elierso. Y el simbolismo

de este número es extremadamente significativo:

Segiin San Clgustín, al estar compuesto del tres, signo de la trinidad, y del cuatro, signo del tiempo, el número siete representa al creador y a la criatura. Los representa en su totalidad, o 5ea, tanto en sus misterios generales como en su naturaleza intima. Totalidad del hombre compuesto de alma con 5us tres potencias -memoria, entendimím-tto y voluntad- y de cuerpo con sus cuatro elementos y las cuatro cualidades de la materia: longitud, anchura, altura y profundidad. al mismo tiempo representa la totalidad de Dios, la sabiduría septiforme que creb el mundo, la conserva y lo santifica ( 7 1 ) .

57

O bien:

El siete es el simbolo de la vida eterna, de la acción y de la evolución; la misma iniciación tiene siete grados, es el nSlmero de la caridad y de la gracia.

En la antiguedad era el símbolo d e la perfeccibn. El siete, suma del tres ( = mundo espiritual) y del cuatro ( = mundo material 1 simboliza la vida y la naturaleza humana, compuesta de materia y espíritu. Por ser el séptimo el dia del descanso del señor, simboliza así mismo la eternidad. < 72)

Quizá si Diego d e San Pedro tuvo presente ese gran

simboli5mo (731 , más tuvo en cuenta lo trascendente de el: el

alcanzar la perfección, ma5 no sólo en sus personajes centrales,

sina en su obra en general, pues es evidente que toda ella es un

compendio de elementos bien utilizados y estructurados de tal

manera que, en canjunto, dan una excelente leccibn de maestría

novelística.

CAPITULO IV

PRIMERA PERSONR NARRRTIVR

Al ser la narración el hilo que no5 lleva por el camino

requerido para conocer el cbmo d e toda abra, en este estudio no

podía faltar su andlisis, sobretodo, por considerarla necesaria

para corroborar un punto importante de mi tésis: el deseo de

Arnalte ícomo medio de expresión de San Pedro) d e ocasionar

compasión d e una manera evidente y explícita, alejandonos asi de

la verdadera raztrn implícita: mostrar una enseñanza-

Para lograr 10 anterior desglosaré variados aspectos de su

rat-, donde, además d e apoyar 10 dicho daré a conocer la

poca valía de caballero noble y d e amante cortesano que presenta

su persona (741, junto con algunas otras características

narrativas en general.

Para desarrollar este capítulo es importante tener presente

que la voz narrativa de Arnalte finalmente e5 la voz d e San

Pedro, esto no significa que sea la misma, pero gracia5 a ella

podemos percibir su postura y visitSn del mundo. Es d e c i r ,

encontramos dos puntos de vista: el explicit0 d e Arnalte a quien

s6lo le interesa divulgar sus emociones y vivencias, y el

implícito de Can Pedro, a quién le interesa transmitir un sermón

ordenado; claro, sin olvidar la visibn del resto de los

59

personajes que en conjunto forman una sola: la de Diego de San

Pedro.

Para iniciar es necesario mencionar la participación del

primer narrador: el "auctor" en primera persona, mismo que tiene

una importante participacidn en cuanto a estructura se refiere

(751, ya que es él quien forma el marco de intraduccibn y

conclusiones en el contexto d e la historia de amor d e Arnalte,

además d e ser el transmisor directo a las damas de la reina. Se

presenta como silencioso interlocutor en segunda persona de la

historia amorosa que escucha de la boca del mismo Arnalte, se

limita a escuchar primero y transcribir lo oido después. La

veracidad del relato depende de su credibilidad, puesto que el

"auctor" no ha sido testigo de los hechos que transcribe. No

obstante, la apariencia de veracidad nos la da el mismo "auctor"

como testigo que es del estado "actual" d e firnalte y ejecutor de

sus deseos al dar su historia a conocer. Pero 5u ingerencia no

ocupa gran extensibn ya que el hilo conductor de la trama e5 en

su mayor parte llevado por el propio Arnalte quien,

retrospectivamente, con una visiCtn muy personal y haciendo

patente su situación emocional le da un enfoque que, aunque

subjetivo e5 muy directo para mencionar los sucesos.de su t narracióin.

60

Arnalte es el protagonista de una historia de amor no

realizado. Su versión la hace aparecer como una verdadera

tragedia, la cual pasa por la no correspondencia de la amada, la

deslealtad de un amigo, el encierro final de Lucenda en un

convento, y su retira personal a la soledad.

Toda la narrat in de este personaje, es una serie de

desesperanzas que bajo su vision se van dando en continuo

crecimiento, es decir, van de menos a más. Todas ellas van en un

ascenso que hace sentir compasih, como era su deseo.

Para iniciar su relato tal parece que firnalte 5e asegura de

la capacidad del "auctor" para divulgar sus male5 (eso se

entiende por la plática que sostiene antes con él), después de

ello le hace prometer que contará su historia "porque mugeres

supiesen lo que muger le hizo; e porque su condicibn mAis que la

de los hombres piadosa sea, culpando a ella, d&l se daliesen"

(p. 100).

El llauctorli s&10 se presenta como transmisor de la historia,

su postura es sdlo para divulgar tal y como se le ordenó ( 7 6 ) .

Tal parece que "se lava las manos" al introduccir y concluir la

obra, finalmente la visibn y direccibn explícita corre a carga de

firnalte. Este, para lograr su deseo (compasión) emplea, entre

otras casas, su narracidn retrospectiva, a finsde explicar desde

a1

sus origenes la triste situación en la que se encuentra:

E...] un dia cuando mi livertad m&s libre de las enamoradas penas 5e f allava murió un principal cavallero de aquella cibdad nuestra C . . . ]

[ . . . I entre las cuales una fija suya vi, la más principal en el lloro y la más honesta en la manera d&l, la cual por nombre Lucenda tenia C . . . 3

Pero cuanto más tiempo andava, tanto más mi mal firme estava, y no sabía que medio para mi remedio buscar; y como el dolor cresciese y la salud se apoca~ie, estava de estrecha necesidad apretado. (p. 102-103).

(p. 102)

Esta narración retrospectiva dada a lo largo de toda la obra

está totalmente dominada por la situación animica que San Pedro

otorga a Arnalte y, por lo mismo, justificada por éste en su

beneficio, por ejemplo, al explicar las circunstancias del duelo

con Elier~io, se detiene a mostrar lo que obtuvo en favor de si

haciendo a un lado los detalles precisos sobre lo sucedido

durante aquel, dando sólo los elementales utilizando la

Y porque la prolixidad en las tales cosas má5 enojosa que agradable sea, no quiero nuestro trance por estenso deFir, más; de cuanto Elierso fue al cabo vencido, en el cual vencimiento su falsedad y mi verdad se cooscib E...] ( p . 146)

13 bien un ejemplo que lo degrada enormemente pero que &1

mismo justifica a su favor, es el contar a Elier~o su pesar,

dejando a un lado el secreto del amor cortés ( 7 7 ) : "Pero como la

62

vida se fuese, la determinacidn llame, y como ella descubrirme

aconsejase C . . . ] (p. 120).

Otro aspecto que prevalece en su narrat 10 es la voz d e

martir que asume, misma que bien podría expresarse de la

siguiente manera ''yo sufra, yo doy, yo hago, yo lloro y no recibo

respuesta" :

C . . . ] y como ya de su merced así despedido me viese, cuanto más mi dolor se enfortalecia, tanto más mi persona aflacava; y como la esperanFa tan ciega fuese, era fuerFa que los ojos deseándola cegasen, d e manera que en grand manera disfigurándome iba C . . . ] (p. 110)

Cuanto tCi menos de mi dolor t e dolias, má5 mi dolor me dalia. Si pudiese en la boca poner lo que en el alma he sentido, cuanta culpa por mi pena te darías! Nunca nadi mertoci bien tubo; nunca nadi más mal sufrid; nunca de tanta memoria tanto olvido se tubo; mi afección y tu menosprecio destruyen m i salud. (p. 138)

Cuando Arnaite se dirige a 5i mismo muestra un predominio de

tonos exclamativos, expresa pesar, confusidn, incertidumbre y

desesperanza. Se autodefine como "morada d e desdichas" y

"edeficio d e trabajos", destinado a sufrir todos los males y a

esperar apenas un poco de bien. fi1 observar esto es posible

entender lo que üinko Cvitanavic dice con respecto al amante d e

la novela sentimental: "La vida del amante es cautividad,

cansancio e insaciable deseo" ( 7 8 ) . Hasta aqui todo lo anterior

define la vida d e Arnalte aunque con algunos detalles mdrs.

63

La perspectiva narrativa del caballero es tan a su favor -y

según supostura de sufrido- que no hace a un lado hechos poco

enaltecedores (no olvidemos la visión implicita de San Pedro)

(791, carno pueden ser: ordenar a su criado que busque su carta

enviada a Lucenda entre la basura; el disfrazarse d e mujer para

hablar can ella o el espiarla desde la casa vecina; aunque la

anterior bien podría tomarse como un recurso narrativo muy bien

empleado por el autor, ya que podría tener una explicacih

positiva, como el aprovechamienta d e sus naturales limitaciones,

como personaje enamorado y alejado de su amada. A s i por ejemplo

el mandar a su paje a buscar entre la basura, haria pensar en la

angustia del amado par la falta de noticias d e Lucenda y ¿por qué

no? en su amor por ella.

Otro detalle que muestra sus limitaciones, es el

conocimiento de la boda d e la dama, la cual llega a brnalte de la

misma manera que a nosotros lectores, como una sorpresa:

C...3 pero ya después que el mucho llorar su fabla livertada dexc5, con sobrada cordura, y con devidos consuelorr, como Lucenda desposada con aquel amigo m í o era m e dixo, e que en la sazbn de fazerse acababa.(p. 142)-

El amante nunca deja de lado los elementos precisos para aclarar

los hechas donde na ha estado presente, es decir, 5e mantiene

siempre bajo sus posibilidades de conocimiento para enterase

64

de los sucesos que nos cuenta, por ejemplo, al justificar la

narracibn del primer encuentro entre Lucenda y Belisa: "Como yo

de la negociación que mi hermana traía sin sospecha estoviese,

cuando a mi vino y todo lo que fecho havía recontó C...3 (p.

128). Con respecto a esta farma tan notable de narración Alfanao

R e y dice:

Arnalte, al refer ir retrospectivamente los hechos, recurre al momento de la recepción de la infausta nueva mostrando, preferentemente, sus emociones: indignación, dolor y confirmacidn de sospechas. Para ello, en su exposicibn actual reproduce los hechos tal y como 105 conoció en el pasado. En general, ARNALTE Y LUCENDA constituye un claro ejemplo de relato gobernado por la perspectiva del personaje, pues la justificacidn de la narración, la visión retrospectiva, la inf ormac i ón proporcionada y la subjetividad en la elección de las detalles dependen del enfoque narrativo adopatado. (80)

De tal manera la narratio de los suceso5 va por el camino que

subjetivamente Qrnalte va marcando, tal parece que nos lleva de

la mano al lugar que gracias a sus propios juicios y

perspectiva marca, hasta llegar al grado de expresar que al no

recibir respuesta de a m o r prefiere la muerte:

y viendo mi fee tan mucha y tu agradescer tan poco, no dubdes que ir a donde volver no espero acordado no tenga, porque la muerte necesaria olvidanFa suele los deseos aplacar. (p. 135)

6 5

Sin embargo m i l ec tu ra obtiene que es tan mal amante y

tanta su cabardia, que no es capás de qui tarse l a vida y sblo

t iene valor para "entre l a s best ias salvajes v i v i r , comoquiera

que en e l sen t i r su condición y l a m i d diversas fuesen". (p. 169)

(ai).

Con todo l o anter ior puedo decir que Arnalte, segCtn su

narración, representa un personaje en continuo ascenso de dolor,

esto a causa de su padecer que va creciendo poca a poco desde que

conoce a Lucenda hasta l legar a desear 5u propia muerte,

recurriendo a l e x i l i o voluntario. De esa manera es evidente que

dicho dolor y pesar, i;umado a l tono lacrimoso y de f rustración en

constante ascenso dentro de l a novela, apoyan e l deseo e x p l i c i t 0

de l personaje Arnalte para causar l a compasión (mnvétre) de l a s

damas, oculatando a s i Can Pedro su intencidn i m p l i c i t a de darles

una enseñanza (docere) no con io que dice Arnalte, s ino con l o

que hace. Y a l concluir este Ctltimo su par t ic ipac idn nuevamente

menciona (como s i qu is iera ocul tar l a verdadera razbn): " C . , . J y

mucho t e encomiendo, como t e tengo encargado, que de recontar m i s

plagas a mugeres sentidas hagas memoria". (p. 170)

De tal manera, y con base en todo lo expuesto, obtengo que la

intención de Arnalte como personaje, con su lastimosa

narración, era solamente ocasionar compasién, la de Can Pedro,

por medio de ello, era dar una enseñanza, conjuntando de esa

manera el JnnvPrp explícito y el dnrPrP implícito en una misma

obra. (82)

67

CRPITULO V

UNR LECCION DE AMOR CORTES

Después d e aclarar el ~ I I E explícito para suscitar el p~~Uhocl

utilizado por San Pedro, me dedico ahora a demostrar el docere

implícita con respecto al proceder de sus personajes Arnalte y

Lucenda. Basandome en el estudio de la conducta de ambos,

afirmaré aquella oculta intención autoral, motivo del desarrolla

d e mi tesina.

Primeramente, en el personaje de firnalte veremos lo que

considero intentó ejemplificar San Pedro con él: q u é no debe

hacer y ser un buen amante cortés para conseguir el amor de una

dama. Posteriormente, en el personaje de Lucenda, observaremos 5u

postura con respecto a lo tajante del tópico de la dama cruel e

ingrata de la poesía cortesana, lo cual se expresa con 10-5

conceptos d e fama y honra, que inciden sobre cualquier interés de

amor .. 83

Para empezar, el personaje de Arnalte e5 presentado por San

Pedro, como un caballero que podria ser noble, y que si bien no

5e aclara, evidentemente es miembro de la corte, lo cual le

otorga beneficios y oportunidades d e realizar actividades propias

68

de esa alta posición, en ésto, encuentro parte de la visión del

mundo del autor. A fin de aclarar lo anterior presento la

siguiente nota, donde se leén precisamente los principales rasgos

que debía tener un noble caballero de esa época:

C . . . ] el caballero es -o debe 5er- un ejemplo de virtud, aparte de dedicarse a los ejercicios de las armas y de la caza.

C . . . ] el hombre digno ha de ser cortés, atrevido y sensato. Tales caracteristicas derivan necesariamente en el cortesano, y el hombre de la novela sentimental tendrá estas virtudes. Aún en la mayor desmesura de 105 sentimientos; en las situaciones límites, privará una suerte de cordura, de discreción, de medida dentro de lo ilimitado.(84)

Tomando en cuenta lo anterior, desde aquí podemos homologar a

Arnalte, y del resultado obtenemos que no era en lo absoluto un

ejemplo a seguir. Si lo5 anteriores detalles eran comunes para

todo caballero de la novela sentimental iqu& quiro hacer San

Pedro de 5u personaje? En la formulación de esta pregunta

encuentro apoyo a mi tésis: dar un buen ejemplo, a manera de

ensenanza, (docere) de lo que no debía ser y hacer un noble

caballero dentro de la práctica del amor cort&s.

Pero, aunque resul te evidente que en los rasgos de noble

caballero no eran los ideales en Arnalte, debemos reconocer que

para el autor no todo debía ser negativo en su personaje. Su

postura y visidn no requerian de un protagbnista con defectos

69

totales, ya que por momentos FLrnalte parece seguir la intención y

las reglas del buen amante cortés, pues presenta algunos detalles

al respecto como es el tópico de la religión de amor; por

ejemplo, al sobrepimer el sentimiento amoraso hacia su dama por

encima de todo, llegando a tener su5 palabras cierto carácter

blasfemo, Arnalte dice: " P o r mayor bien habré por tí perderme

que por nadie ganarme" Cp. 1041, con lo que pone notable énfasis

en su entrega total a la dama por sobre todas las cosas y a

pesar de todas las cansecuencias.

Unido a lo anterior posee tambien otro detalle que el propio

San Pedro expresa en su SERMON (851:

Pero porque no rebiente el que se viere en tal estrechura, apartese a lugar sola, y sentado en medio de sus pensamientos trate y participe con ellos su5 males, porque aquellos solos son compañía fiel. Cp. 176-1771

i Y no es ésta aparentemente la intención de Arnalte,

retirarse a la soledad, donde nadie viera l a tristeza de su5

sentimientos?: (861 "C...J y como viese que en Dios ni en ella

ni en las gentes remedio no fallava, de verme donde gentes ver

no me pudiesen determiné" Cp. 166). Quizá se encuentren

muchos elementos más como estos a lo largo de la obra pero

con los mencionados me basta para decir que el amor que el

personaje profesaba a Lucenda era verdadero, pero seguramente la

70

intención de San Pedro no era dar un ejemplo más de amar

correspondido, sino sino dar una leccidn de lo que no se debe

hacerasi se está verdaderamente enamorado, y que evidentemente

para mi da marco a todo el TRACTCIDO DE AMORES DE ARNALTE Y

LUCENDA, junto a la relevancia del concepto del honor en la mujer

de ese entonces.

Para hacer más clara mí exposicibn, es invariablemente

necesario mencionar una fuente importante para la creacibn de San

Pedro; El arte de amar, de Ovidio.(¿37)

& lo largo del TRCICTADO DE AMORES y básicamente en el

proceder de Arnalte, se observan rasgos notablemente

ovidianos pero que, en el contexto en el que se desarrolla

el personaje, lo hacen parecer un tanto

ridiculizado. Es decir, considero que San Pedro toma de Ovidio

la pauta de las leyes clásicas del bien amar, para plasmarlas, a

manera de ensenanza, en un personaje que, lejos de utilizarlos

con templanza y mesura para lograr su fin, las lleva a la

prActica, precipitada y grotescamente, ocasionando con ello el

rechazo de Lucenda y no lo que realmente deseaba: su amor.

Pero, veamos algunos de los principales rasgos ovidianos

presentes en Arnalte:

71

- Enviar una carta antes de cualquier contacto:

Envíale, pues, tu carta llena de tiernos requiebros y sea ella la primera que explore los animos y tantee el camino. (O. p . 671

Mas tambien dice:

¿Quién sino un demente, ce dirige a su dulce amada en tono declamatorio?... (O. p. 681

Arnalte lleva a la práctica todo ello, (p. 103-105) pero de

manera extremadamente impositiva.

-Disfrazarse de mujer:

Aquiles disfrazaba su sexo de varón bajo largas vestiduras femeninas. (O. p. 78)

Ello para lograr llegar a una dama que debía doblegar.

Arnalte, tambien lo realiza pero, grotescamente, sblo alcanza a

platicar con Lucenda al acercarsele en un templo. (p. 10¿,

- Motivar compasibn (mrtverPL:

Para conseguir tus prapbsitos inspira compasión, a f i n de que quien te vea pueda decir: "Esta enamorado". (O. p. 80)

Tal accidn de motivar el mOvPre, sucede a lo largo de toda

su narracidn, coma se analizd anteriormente. (88)

72

- La traición de un amigo:

No carece de peligro alabar ante el amigo a la mujer que amas. Confiado de tus elogios, él mismo te suplanta. CO, p. 81)

Esta traición se presenta en el Tractado, lo cual causa la

muerte de Elierso por manos de Arnalte y da tambien punto final a

las esperanzas de éste. tp. 142 - 147) (439)

Para mayar apoyo, observemos tambien la maestria con que San

Pedro trabaja otra fuente sobre el tema del amor: el TRFiCTADO

SOBRE EL AMOR de Capellanus. (90) Veamos algunos de 105 detalles

establecidos en dicha obra:

El amor es una pasidn innata que tiene su origen en la percepción de la belleza del otro sexo y en la obsesibn por esta belleza, por cuya causa 5e desea, cobre todas las cosas, poseer 105 brazos del otra y, en estos abrazos cumplir, de coman acuerdo, todos 105 mandamientos del amor. (p- 5 5 )

C . . . ] cuando alguien ve a una mujer dotada para el amor y moldeada a su gusto, al punto empieza a desearla en su corazón. En efecto,luego, cuando mas piensa en ella, tanto más arde de amor por ella, hasta el punto de llegar a obsesionarse. (p. 57)

Con base; en lo anterior, es fdcil observar que el

enamaramiento de Rrnalte corresponde a lo expresado a h i :

73

C . . . ] entre l a s cuales una f i j a suya v i , la más p r i n c i p a l en e l l l o r o y l a más honesta en l a manera C . . . ] (p. 102)

C...3 desde e l día que ha t u padre enterraste, m i a f i z i b n y t u hermosura m i senora t e hizieron; y cuando a t u posada aquel día t e f u i s t e y e l l l a n t o por su muerte acabaste, llendome yo a l a mía, a l l o r a r l a que t u me d i s t e comen9é; e que esto quieras creer suplícotelo, porque yo no tube menos flaqueza para vencer que t u fuerFa para forFarme C...3 (p. 104)

Para l o negativo en e l proceder de su personaje, San Pedro

tambien toma en cuenta a Capellanus. Este presenta en su TRFITADO,

casi reglamentariamente, como debe hablar un hombre noble a una

mujer de su misma condicibn, y e l autor no dota a su personaje de

ese conocimiento. Veamos l o que dice el capellán:

S i un noble pretende el a m o r de una dama noble, que in tente a t raer la can estas palabras. Una vez in ic iada l a conversacidtn, muéstrele el contenido de su corazón así:

"Tanta nobleza se desprende de vos y tanta cortesía se digna realzaras que creo poder, en v i s t a de vuestra integridad moral, revelaros s i n temor a ser censuradostodo l o que guardo en m i corazón E...] (p. 133).

En l a s anteriores palabras se muestra templanza, sensatez; y

en l a5 que d i r i g e Arnalte por primera vez a Lucenda por car ta no

se ve nada de e l l o , S b l O se muestra en forma egoísta e impetuosa,

anteponiendo, ya desde aquí sus deseos a l a voluntad de

el la.(91). Con esto tenemos e l primer i n d i c i o de que FIrnalte

74

no cumple con el cbdigo de amor, detalle que, sumado a su

conducta nos permite ver que no actua como amante cortesano,

Todo esto corrobora mi tésis? y si continuamos adelante

encontraremos otro5 aspectos comparando el proceder de Arnalte

con algunas acciones de Leriano (el perfecto amante cortés, para

muchos críticos), personaje del mismo San Pedra en CARCEL DE AMOR

( 9 2 ) . Aunado a esta me apoyaré sabre todo en la abra

representativa d e Diego de San Pedro, referente a la5 leyes

del bien amar: el SERMON. Si bien ya presenté un aspecto

positiva en Arnalte con base en esta obra (931, los negativos

son de mayor peso en su representacidn como personaje, y por

eso se perfila en él solamente, la intención del autor a la que

tanto me remito.

Pero, analicemos algunas partes del SERMON y homologémoslas

COR el proceder del personaje (94). En la primera parte de dicha

obra se lee:

C...3 todo amador deve antes perder la vida que escurescer la fama de la que le sirviere, haciendo por mejor recebir la muerte callando su pena, que merecerla trayendo a cuidado su publicación, ( S . p. 174) I

LY qué es Io que hace Arnalte? Remitámonos a 5u propia

participación y peticibn al narrador transmisor:

75

C . . . ] me dixo que todo lo que conmigo fablase, en poder de mugeres no menos sentidas que discretas lo pusiese@, porque mugeres supiesen lo que muger le hizo; e porque su condición más que la de los hombres piadosa sea, culpando a ella, dé1 se doliesen. (T. p. 100 1

Al caballero no le importa la fama de Lucenda, por lo

contrario, sblo desea que se le culpe a ella d e su mal. Leriano

hace todo lo opuesto a Arnalte, una vez que Laureola aclara que

no puede darle respuesta a causa d e poder oscurecer su f a m a ( C .

p. 103), él responde: "Mejor me es ami morir, pues dello es

servida, que bevir, 5 i por ello ha de ser enojada C . . . ] IC. p.

106). Arnalte pide divulgar sus males y culpar a Lucenda, Leriano

prefiere morir antes que importunar a Laureola.

En relación con esta y, basándose también en el SERMON,

Pamela Waley dice:

The lover must accordingly behave with patience and discretion, mesura, mildness, honesty, must not betray himself by singns of love, surch as blushing , a tremulus voice, speechlessness, melanchaly or by embroideries of 'invenciones que lo publiquen'. And it 15 emphasized that this is all for the sake of the lady's honour [ . . . I ( 9 5 )

En contraste con lo anterior, Arnalte es impaciente -desea

pronta respuesta d e la dama a sus peticiones-, es indiscreto

-cuenta a Belisa, su hermana, el mal que le aqueja; a Elierso y

al narrador para que la publique-, es impulsivo -no entiende las

76

razones de Lucenda, sólo las propias-, etc. Mas volvamos a

nuestro apoyo en el Cermán:

E lo que más deve proveer es que no lieve la persona tras el deseo, por que no yerre con priese lo que puede acertar con espacio. CS. p. 174)

En la lineas anteriores se expresa que se puede lograr más

con el tiempo, que con f a rapidez en la respuesta, nuestro

personaje no toma en cuenta e5to, él siempre trata de apresurar

las cosas, al hacer patente su sentimiento amoroso sin mesura:

E pues 5i entre tu agradescer y mi servicio esta ley e5 guardada, no quiero de tu esperan~a desesperar; e porque más mi pena sentir que de pedir mi remedio siempre fue, quedo suplicándote que verme quieras, porque mis sospiros de mis males testigos te sean. CT. p. 105)

En cambio Leriano expresa a su amada:

En un año ha poco más que ha que soy tuyo E . . . 3 . Siempre crei que forFara tu condición piadosa a tu voluntad pofiada. ( C . p. 107)

E...] nunca pens& pedirte merced que te causase culpa- ilbrno havia de aprovecharme el bien que a ti te viniese mal?. ( C . p. 108)

Leriano dejó pasar mucho tiempo antes de hacer patente su

amor a Laureola y cuando lo hace, inicia pidiendo solamente una

respuesta a su carta como primer galardón ( C . p. 1081, muestra

templanza, sensatez, aún cuando sufre tanta como brnalte. ( 9 6 )

77

Antes de continuar es necesario tener presente que en el

SERMON Diego de San Pedro habla como un consejero, como un

tebrico del amor y e5 evidente que al expresar esa visión el el

TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA, es por el bien de la

dama misma, ya que ella es quien, para mi, saldría mejor librada

si se les enjuiciara a ambos, pues defiende su honra y sobre todo

es piadosa (Ti’), en cambio Arnalte aparece coma mal amante en

muchos aspectos.

Con respecto a la templanza para el pruceder en contra de

otros el SERMON dice:

E cuando al que compete le paresciere que su competedor llevó más favor de su amiga que no 61, entonces debe más recogerse C . . . ] las armas con que se podrá vengar cortarian la fama de la amiga, casa que más que la muerte se debe temer. ( S . p. 175).

Arnalte, cual titere de expresión de Diego de San Pedro, hace

todo lo contrario a lo aquí indicado. En vez de retraerse

aceptando con nobleza su fracaso, reta orgullosamente a Elierso,

lo mata, se venga y, peor aún, tras ello pide a Lucenda en

matrimonio ¿qué hizo de la fama de su amiga y de la muerte que

debe preferir antes que atentar contra aquella en bien de la

dama? creo que el comentario resulta obvia.

78

En la CORCEL DE AMOR, Leriano tambien reta a quien

consideraba "cierto amiga" ( C . p. 1151, pero no lo hace tanto

por sentirse ofendido él mismo, sino por lavar la honra de su

dama :

¿por qué pusiste la lengua en Laureola, que sola 5u bondad bastava, si toda la del mundo se perdiese para tornarla a cobrar? Pues t i S afirmas mentira clara y yo defiendo causa justa, ella quedará libre de culpa y tu honra no de verguenp. ( C , p. 115).

¿Qué más enaltecedor para un caballero, que morir por

defender la honra de su amada, como fue la intención de Leriano?

Este pensó primero en ella que en él mismo y ¿Arnalte? egoista e

impulsivo siempre se predispuso ante todo pasando a h sobre el

honor de Lucenda.

En otro fragmento de el SERMON se lee que el amante no debe

dar a conocer sus sentimientos por ningtin motivo, debe

disimularlo por el bien de la dama:

E aquel mudar de la color, y aquel encarniFar de los ojos, y aquel temblar de la voz, y aquel atenazar de los dientes, y aquella sequedad de la boca, que traen los disfavores, dévelo cerrar en el juicio, cerrando la puerta con el aldaba del sufrimiento, hasta que gaste la razón los accidentes. ( S . p. 175)

Nuestro personaje no intenta nada por disimular, con su

impaciencia, su proceder y 5u hablar, es demasiado expresivo y el

mismo lo dice:

79

E...] e como mi mal más y en más manera creciese, todas las gentes sobre la cavsa dé1 davan sentencias. C . -. 1 (T. p. 124)

Los detalles que encuentro negativos en t-1 como amante

cortés continhn:

Sean los passos del que ama espaciosos, y las passadas por do está 5u amiga, tardías. ( S . p. 175)

¿Qué hace el autor en Arnalte con respecta a esto?: " y

porque dello sabidora fuese, la canción seguiente hize cantar"

(T. p. 109) ; "C...] por ver la sentencia de mi carta tras ella

guié, y no solamente fasta su posada la acompané, ma5 fasta su

cámara la seguí" (T. p. 116); " C . . . ] desde alli adelante más que

Elierso su posada continué, pensando desde allá a la fermosa

Lucenda ver.I" (T, p. 124). Arnalte va una y otra vez a la casa de

5u amada crin importarle lo espacioso de sus intentos, por lo

cual, este aspecto tambien es negativo en él.

Volviendo un poco a la accibn de no guardar el secreto de

sus sentimientos, lo que considero ir más allá de la divulgación

de ellos es el hecho de que el personaje haga bordar en su capa

(da5 veces) si no el nombre de Lucenda, sí su pesar tan grande.

Pero a fin de cuentas ya 5e encargó de divulgar quien es ella con

sus constantes quejas y can ese continuo ir y venir a su casa. El

SERMON es tajante con respecto a esto:

Ved que cosa tan errada bordadura aun l o que en e l guardar. ( S . p. 1 7 6 )

Ovidio en su ARTE DE AMAR tambien

es manifestar en l a pensamiento se debe

habla de guardar e l

secreto de una relación:

Acosa a l a que has atacado y no t e re t i res , s ino vencedor. Pero guarda un absoluto secreto. (O. p . 65 1

De t a l manera e l proceder de Arnalte es doblemente

censurable -

En l a segunda par te de l SERMON, donde San Pedro habla “para

dar un consuelo a l o s corazones t r i s t e s ” ( S . p. 1 7 7 1 , tambi&n es

evidente que su personaje Arnalte no sigue para nada ninguna de

esas palabras:

E aunque ldgrimas vos cerquen, y angustias vos congoxen, y sospechas vos lastimen , nunca, señores, vos aparteís de seguir y se rv i r y querer, que no hay compañia más amigable que e l mal que vos viene de quien tanto quereís, pues e l l a l o quiere. (S. p. i 7 a )

S i bien en lo anter ior e l autor expresa que hay que s u f r i r

-y que en Arnalte l o exagera-, tambien ordena que se debe tener

paciencia y e l caballero hace una casa en demasía, mas no hace l a

o t r a en escala alguna.

01

De igua l manera, en e l tex to tebr ico se expresa que se debe

aceptar todo l o que venga de l a dama para bien de l amante: “E s i

fuere bien, ámalo; e s i fuere mal súfrelo; que todo l o que de su

parte t e v in ie re es galardbn para t i ” ( S . p. 170) Pero Arnalte

nada ve bien, todo l o que haga Lucenda l e parece poco y

absolutamente nada acepta como galardbn:

Pues como ya todos l o s remedios me hoviesen fal tado e todos me desesperasen, teniendo de todas l a s esperanFas e l esperaya perdida [ . . . I (T. p. 149)

A 1 f i n a l de esta segunda parte de su texto teórico, San

Pedro presenta un aspecto muy importante que permi t i rá apoyar m i

lectura:

E s i e l sufr imiento cansare y os t raxere a estado de muerte, no puede veniros cosa m;ls bienaventurada, que quien bien muere, nunca muere; pues ¿qué f i n más honrado espera ninguno que acabar debaxo de l a seña de su señor por f e y firmeza y lea l tad y razón? [ . . . I En l a muerte esta l a vida. ( S . p. 178-179)

¿acaso en estas palabras no expresa e1 autor que l a muerte l e

será honrosa y bienaventurada a cambio de sus penas de amor? ¿y

qu& hace en Arnalte? este st510 t iene valor para r e t i r a r s e a l a

“soledad”, “entre l a s bestias salvajes v i v i r ” (T. p. 169) y,

finalmente expresa: “Aquí estó donde, porque no muero, muero.”

(T. p. 169). A s í es, aun este de ta l l e que antes mencione un tanto

pos i t i vo en intención, es negativo y nada analtecedor en acción,

82

ya que si bien 5e retira a vivir entre las bestias y en la

espesura de la montana para llorar su sufrimiento, no lo hace

completamente solo, sino que 5e lleva a su5 criados, construye un

cómodo palacio y, en su "entristecida soledad", cantinua viviendo

como noble. Con relación a esto Alan Deyermond dice: "Arnalte

sufre emocionalmente C . . . ] mas su exilio es físicamente muy

comodo" ( 9 8 ) ¿Dónde queda entonces lo sublime de ese sentimiento

de amor en la soledad y "entre bestias salvajes"? ...

Donde encuentro el climax de lo mal amante cortés que es

Arnalte es cuando 91 mismo expresa que por el simple hecho de que

su enamoramiento ha sido tan apresurado -haci&ndoselo patente a

Lucenda-, por eso tan strlo ya es merescedor de galarddn y por

tanto ella debe otorgdrselo (esta bien, tal hecho es todo un

tbpico dentro del amor cortés, pero lo negativo esta en su

actitud altamente impositiva):

E pues esto no puede ser que no sea, tus mercedes no me nieges, que aunque t6 dello savidora no seas, mucho merescidas te las tengo; porque el mal tan presuroso ha sido, que aunque el espacio del padecerlo pequeño te paresca, ha fecho grande el daño C . . . ] no puede ser que donde 5e meresce el galardán no se dé. (T. p. 105)

Y esto lo dice Arnalte en su primera carta a Lucenda. LQu9

clase de amante de la poesia cortesana expresaba esto, antes de

haber dado servicio alguno? ... S b l o uno perfecto como puede ser

Leriano lo hace correctamente: "Solamente pedí tu respuesta

por primero y po~itrimero galardón". ( C . p. 108).

03

A1 homologar de tal manera el SERMON con Arnalte y éste con

Leriano, personajes de dos novelas de San Pedro, con tiempos de

escritura diferentes, es posible observar el desarrollo

intencional en la creacidn del autor y ¿por qué no? el de la

preferencia del pCIblico lector, ya que la primera novela, el

TRACTADO DE AMORES DE ARNALTE Y LUCENDA, al dar una leccibn

implicita de lo que no se debía hacer en el a m o r cortés, no tuvo

el gran éxito que logrb la CARCEL DE AMOR can su evidente leccibn

del bien a m a r .

Finalmente, al ser todas creaciones de Dieqo de San Pedro,

de ninguna manera debe considerarse gratuita su versatilidad para

mostrar, por caminos opuestos, su postura con respecto a lo que

no debe hacer y ser un buen amante cortés.

C R P I T U L O V I

E L HONOR P R E T E X T O O RFIZON?

( P R E S E N C I F I D E LUCENDFI)

A l analizar la presencia de Lucenda en este capítulo,

desarrollaré el otro aspecto importante d e aquel mencionado

"docere" como fin implicito-en la obra de San Pedro: identificar

a el honor como pretexto para no acceder a las peticiones de

amor.

El honor durante la Edad Media, representaba toda una

institución con pricipios y fundamentos de gran valor, las

cuales regían, en forma altamente coartante, casi todos los

ámbitos de la vida cotidiana. Y es precisamente ese honor

reglamentario del medievo el que interesa para mi estudio,

especificamente el que se trata dentro d e la novela sentimental.

Veamos lo que dice Rodriguez Puertolas al respecto:

... se trata de un honor absolutamente feudal, un honor de opinión. Y ello tanta para hombres c$omo para mujeres; se trata, en fin, de un modo d e sumisión de la persona al sistema: el individuo no cuenta como tal. Este concepto va a entrar en contradicciónacon el amor en la novela sentimental, y ello va a constituir una d e sus cuestiones fundamentales.(99)

Claro que el honor tenia

la literatura cortés, pero

como elemento que se podía

obra de San Pedro una de las

85

ya un lugar sobresaliente dentro de

en la novela sentimental aparecía

inferir constantemente, siendo la

principales exponeqtes. El autor no

sólo se valib de Lucenda para expresar la magnitud del honor,

sino que, posteriormente en Laureola, personaje de CARCEL DE

AMOR (loo), declararia una visión más profunda.

d

A primera vista,

ma cruel e ingr

el proceder de Lucenda es el de aquella

ta que aparecia en algunas obras de la

literatura anterior a la novela sentimental, más considero que no

solamente es eso, sino mucho más, pues si bien presenta algunas

actitudes que no son dignas de encomio, tiene otras que la

elevan a un alto nivel comparada con Arnalte, como veremos más

adelante.

Como se sabe, desde la poesia de los trovadores, pasando

por las obras de caballería, se cantaba a la belleza de la dama

muchas veces casada con el señor principal, haciendole el poeta

patente su amor, por tal situación se podría entender que la

inaccesibilidad de la dama se expresara a través de su actitud

de crueldad e ingratitud. Pero si en el TRACTADO DE AMORES no

había instituciones conyugales que defender ¿que es lo que le

impide a Lucenda corresponder al amor que le profesa Arnalte?

Elena Gascón Vera explica adecuadamente la respuesta:

... es evidente que lac; damas encuentran en la para crueldad la tlinica protección

defenderse del implacable castigo social que caería sobre ella5 si diesen sus favores a los amantes. La diferencia entre los sexos aparece clara. El amante puede, con actitud aristocrática y elevada, morirse de amor. La dama, si permite ese amor, será vituperada y condenada por todos. (1011

, .

Con relación a lo anterior Carmelo Samona dice: "La cultura

española lo explica Eel no acceder1 por el cddigo del honor, al

que se ve obligada a atribuir una intensa función prohibitiva"

(102). Para mí no sblo ésta e5 la razón, sino que en Lucenda,

además del imperativo d e su honor, esta el desamor. E5 decir,

considero que no ama a Arnalte y por ello aduce su honor como

pretexto para no acceder. La manera como juega el personaje con

estos conceptos, seglin la visi&n del autor, lo desglosaré paso a

paso para llegar a una afirmación.

Aquella prohibición que menciona Samona, podría decir que es

la que obliga a tucenda a poner distancia entre Arnalte y

ella, tal y como se lo dice en su oportunidad:

E porque tus razones tan discreto como tus sospiros enamorado t e fazsen, no quiero más el camino que debes tomar para darme plazer dezirte. (p. 1091

Esa distancia que se intenta, esa lejania obligada se torna

para la dama casi ritual, pues:

87

E . . . ] el decoro femenino la exige [la distancia1 y prolonga su duración. Este e5 un motivo importante: la fuerza del código del honor obligando a la mujer a rechazar o al menos a resistir al amor. (103)

Aunque esta cita d e Carmelo Samona no se refiera directamente

a Lucenda, lo es para algunas damas de la novela sentimental

dande, por 5u proceder, ella encaja perfectamente.

Con base en natas coma la anterior podemos percibir

teóricamente la importancia que el honor representaba en la

formacibn de las damas d e finales del siglo XV, al grado d e

impedir, en muchas oca~iones, el que accedieran a los ruegos de

alglin caballero, aun en contra de su5 propios sentimientos.

Rodriguez Puertolas dice con relacidn a esto:

Lo importante de esta lucha interior es que el concepto femenino del honor no es el d e su propia honestidad, puesto que la mujer reconoce en muchos casos que correspondería de buena gana a los sentimientos del enamorado, si no fuera por el honor de fama y linaje. La que reprime el sentimiento de la dama no e5 su propia virtud, sino las implicaciónes sociales del honor, que la obligan a actuar de una farma determinada. La sociedad impone ese concepto de honor por encima de cualquier manifestación individual convirtiéndolo enh el primer valor social, y, por consiguiente, en el patrón mediante el cual serán medidos 105 personajes. I1041

En Lucenda como persoanje y , par ende, forma d e expresión de

San Pedro, encontramos claramente esas implicaciones sociales,

mismas que utiliza para justificar su desamor por Clrnalte.

00

Aunque no lo expresa claramente, por el desarrollo de 5u

proceder y la alusiihbn constante en algunas? citas, lo podemos

inferir:

[.. .I no menos yo mi fama que tú su muerte debo temer Cdice Lucenda a Belisal; e pues ya tú sabes cuánto la honra de las mugeres cae cuando el mal de los hombres pone en pie, no quieras para mi lo que para ti negarias. (p. 127)

Hás deseo yo remediarlo que tú guarecello; e si por tro precio, que honra no fuese, pudiese farerlo, tanto libre en el dar carno e n en el rescevir yo sería. tp. 127)

Es interesante observar que aun cuando al final de la cita

Lucenda diga que podria dar y recibir amor si no fuera por el

honor, se sabe -como menciont- antes- que en ning6n momento dio

muestras de minimo inter& por Arnalte. Con relación a lo

anterior, Pamela Waley expresa:

The main theme may be identified a5 the lover s unsuccessful suit of the indifferent lady who gives regard for her honour a5 the reason for failing to respond C . . . l ( l C > 5 )

Tras esta cita vuelvo a la pregunta inicial: ¿era e1 amor

para Lucenda una r a z h para justificar su inaccesibilidad o

simplemente un pretexto para su desamor? Vayamos directamente al

texto, siguiendo paso a paso la reaccibn de Lucenda motivada por

la accidn de CIrnaite.

El caballero conoce a Lucenda en el funeral del padre de

ésta, se ve impresionado por su belleza (ella no lo toma en

cuenta) y poco despues le envía una carta con su paje. En ésta

le declara que ella e5 5u dama y que él merece sus "mercedes",

por lo que ella no debti negárselas (1061:

E pues esto no puede ser que no sea, tus mercedes no me nieges, que aunque tu dello savidora no seas, mucho merescidas te las tengo C...7 ( p - 104)

Lucenda rompe la carta sin leerla con gran enojo y

molestia. Este detalle aun cuando el código de honor, e incluso

el cortésv dicten esta respuesta, lo observo como un evidente

rechazo a un acercamiento de cualquier índole, pues efla no sabe

en e5e momento quién lo escribe ni lo que contienen esas líneas,

simplemente no quiere saber nada de esa intencitrn y a1 verse

aquejada por el paje se enfurece y hace pedazos el papel. Esta

acción de Lucenda bien podría explicarse por cuestiones de

honor, ya que aún no conoce a Arnalte.

El siguiente movimiento del caballero e5 vestirse como

mujer y asistir al tempio en el cual le han dicho que la verá,

es entonces cuando se atreve a dirigirle unas quejumbrosas

palabras ofreci&ndose como su "servidor" palabras que suenan

además un tanto fastidiosas pues sdlo habla de lo que le pasa a

90

&l, y la acusa de ser la posible causante de su muerte: "No

quieras nombre de matadora cobrar, ni quieras por precio tampoco

servicios de fee tan grande perder", ( p . 107)

Arnalte aparentemente se le presenta de sorpresa,

expresándole de golpe todo su sentir, que si bien era sincero

tambien fue arrebatado e impetuoso, causando con ello el fastidio

de Lucenda.

E5 interesante observar que es en boca del propio Arnalte en

donde se hace mención, por primera vez, al honor; en este

caso de su dama, reconociendo él mismo lo que ella podría temer

con respecto a aquél:

Si dizes que para ti e5 grand graveza fablarme, tu honra temiendo, no te engañes, que mayor invirtud 5erá matarme que remediarme te ser6 fealdad. (p. 107)

M a s , aunque reconoce e1 honor de Lucenda, es evidente que

para él es más importante su posible muerte,

Contrastando con esa actitud del amante, aunque Lucenda en

este primer encuentro se muestre altiva y orgullosa, es firme en

su pensar y decisidn para no acceder a los ruegos de él, adem&

de que no demuestra ninguna impresión por aquel:

91

Bien piensas tú, Arnalte, que la fuerFa de mi voluntad has con tu5 razones de enflaquecer; lo cual si así piensas, engaño recibes, porque has de saber que no tengo yo en mis defendimientos menos confianFa que tú en tus porfias esfuer o [ , . . I (p= 107) F

En toda esta participación de Lucenda que va de las páginas

107 a 109 encuentro un punto muy importante: ella no engaña a

Arnalte, desde el primer instante, con su actitud le demuestra

su desinter&, su desamor. En e5te sentido considero que ella es

bastante honesta, pues no le da ninguna esperanza:

Mas porque de tus trabajos mal galardón sacark, que será tan espaciosa mi esperanp como presuroso tu pedir te declaro; y porque podrá ser que pensaras, que pues son mis palabras blandas, que mis obras ásperas no serán, te desengaño E . . . ] (p. llB).

En sus palabras encuentro sinceridad y, por qué no,

sensatez. Ella intentó disuadirlo de su empresa, pues mas de una

vez le dice que nada sacará provechoso de ella, advirtiéndole de

10 penoso que será su padecer si insiste:

E...] que de tal demanda te dexes te aconsejo, porque ya tú vees que es acuerdo de desacordado lo contrario fazer C...] (p. 107).

[ - . = I es mi voto que debes deste ruido presto salirte; pues ya tú vees cuánto e5 mejor temprano con pena guarecer que tarde con muerte salir. (p. 108)

C...J te aviso diziéndote que sera tu daño mucho y mi sufrimiento poco; así que de hoy más, en sosiego tus deseos, y en paz tu vevir debes poner. (p. 108)

92

A la honestidad y sensatez que encuentro en Lucenda, puedo

agregar un aspecto más: el ser piadosa. Y qué mejor para apoyar

esto que lo contenido en el SERMON (107) del propio Diego de

San Pedro, con lo cual se eleva la dama a un nivel de gran

altura comparada con la figura de Arnalte:

El que es affinado amador no quiere de su amiga otro bien sino que le pese de su mal, y que tractándolo 5in aspereza le muestre buen rostro, que otras mercedes no se pueden pedir. A55í que, remediado su mal, antes seréis alabadas por piadosas que retraidas por culpadas. ( S . p. 181)

Si hanolagamos el proceder de los personajes con las

Iinea5, San Pedro dice: Primero, que un buen "amador" s&lo

espere de su dama el que se "pese de su mal". ¿Y que hace

Arnalte? se obsesiona, es insistente, acosa a Lucenda en cada

oportunidad, tornándose fastidioso. Segundo, que las damas

traten al "amador" sin aspereza y que sean al menos piadosas. ¿Y

que hace Lucenda? le habla con sinceridad, y en su primer

diálogo lo trata bien, mostrándose piadosa al atender y

responder a sus palabras, además de reconocer el sentimiento de

él: " [ * . . I segúnd tus lágrimas tu afición señalan". (p. 108)

Aunque su actitud e5 un tanto altiva y orgullosa, no por ello

deja de haber verdad y piedad en sus palabras:

93

C . . . ] y si agora responderte quise, más fué porque mi confianfra de todosbeneficio te desespere, la cual con su condicidn alegrar suele, que no por mercedes hazerte; porque ya tCI sabes que el desconfiar consuela, y el entretener enlaza. E si em nis palabras el enojo que deviera no muestro es por a tu fee alguna paga hazer, la cual que conosco negar no te quiero; pues ¿qué más paga quieres, que quiera creer que me quieres? (p- 108)

El ser piadosa en Lucenda se observa más de una vez, como se

verá mds adelante, lo mismo que 5u sinceridad.

Hasta aquí podemas abstraer varias cosas:

- El honor se percibe como sobresaliente.

- La dama es honesta y no engaña al caballero sobre su

desinterés por él, además, sigue los lineamientos de un

SERMON sobre el amor, del mismo autor.

- Y muy importante para el análisis, en esta primera

participacián verbal de Lucenda, ella para nada menciona su

honor, sin embargo toda su conversacidn está envuelta de

nulos interés y atraccidn hacia el caballero. (108)

Despues de las desesperanzadas palabras de Lucenda ¿qué hac-

drnalte? él misma lo dice: cuanto mengud la esperan a mds crescid

mi cuidado C...3 (P- 109). Es claro, por sus acciones

posteriores que su empeño y obséssián aumentb en vez de decaer,

mas no debemos olvidar que aquellas acciones no fueron las

correctas para acercarse a su amada, c o m a ya vimos

anteriormente.

s.

94

Continuemos con las reacciones de la dama tras el continuo

asedio. El siguiente encuentro entre la pareja sucede en el

baile de palacio, donde Arnalte, despues de mucho insistir,

logra una pieza con Lucenda, pero e5 muy importante que él mismo

reconozca que ella lo hizo más por cortesía que por gusto:

" C . . . 7 la cual después de mucho rehusallo, más por no errar la

cortesia que por mi suplicacibn enriquecer, le plogo". (p. 103)

Esta accibn es otra evidente muestra de piedad en favor de

Lucenda.

A l terminar de bailar, sin un indicio de interés por parte de

ella, Arnalte le escribe una segunda carta, donde e n t r e

lastimosas palabras, vuelve a tocar lo importante que para fa

dama puede resultar el honor: "Si esto te suplico, porque temes

con la paz de mi vida dar a tu honra guerra, de hacer dexas

C . . . ] " (p. 114). El sabe 10 que puede pesar el honor en la dama

y utiliza entonces un evidente chantaje:

C . . . ] que 5i por tu causa mi vida se pierde, que tarde la infamia de tu mala fama perderse podrá, y tan mala memoria dexards, que en ella para siempre tu crueldad y mi muerte estarAn estoriadas. (p. 115)

¿Qué pretendía San Pedro con artimañas como ésta5 en e1

personaje de Arnalte? Aún cuando el punto ya fue analizado

anteriormente, la siguiente nota ayuda a aclarar la cuestifin:

95

C . . . ] la obras de San Pedro lleva en su más oculto nivel intencional el mal entendido deliberado, la mala fe, la hipocresía del hombre ante los argumentos y medios defensivos usados por la mujer para resistirse al asalto amoroso con el fin d e guardar su honra. (1092

No se sabe si Lucenda lee o no la segunda carta, pero sí se

hace evidente que no le interesó recibirla y si le fastidió la

acción y descortesía de Arnalte d e ponérsela en el bolso

forzadamente:

E...] y la carta que fecha traía, en un vol50 suyo puse; la cual no pudo encubrir que no sintiese; pero disimulando el sentimiento, por el alteracidn que sintió no mostrar, callar le convino C . . . ] (p. 1142

Lucenda, a cada acercamiento d e Arnalte, hace por dernis

evidente su desinterés, su desamor; sin embargo, él continua

asediándola con obstinación.

Posteriormente se siguen más acciones negativas del amante: la

sigue hasta su casa, manda a buscar restos d e la carta entre la

basura, comenta su pena a Elierso y a Belisa (personaje, este

último, al cual dota San Pedro d e profundo cariño

fraternall,*Con relacián a ésto, Arnalte reconoce la falta que

comete Belisa para sí misma, al interceder por él: "C...l por d e

morir librarme, 5u honesto vivir y hdtbito en otra costumbre

quiso mudar C . . . ] ( p . 125). Belisa adopta una actitud d e

mediadora al abogar por aquél. Esta dama, al igual que Lucenda,

demuestra tener algunas virtudes que también la hacen verse

superior a Arnalte como ser humano, tal como podría mencionar la

honestidad al tratar el asunto por vez primera a la amada; la

templanza para acercarse a ella, pues no fue intempestiva, sino

con cierto plan (una trampa, despues de todo Belisa piensa en

hrnalte, no en la honra de Lucenda), pues por medio d e entablar

amistad poco a poco, logró la oportunidad apropiada para

hablarle de su hermano:

C . . . ] y como Lucenda y ella estrecha amistad toviesen, con la conversación más la confirmavan; y como muchas vezes juntas estoviesen, una siesta que a dormir se retruxieron, mi hermana desta manera una fabla le fizo C...l(p. 125)

Claro que esas actitudes d e Belisa son necesarias, sobre

todo para ganarse la voluntad d e la dama. Sin embargo,

contrariamente a esa actitud mediadora, como "tercera", muestra

cordura al hablarle&Arnalte antes y despues de saber el porqu&

de su sufrimiento. E5 cierto que Belisa tambien en sus palabras

utiliza tono lastimoso y de dolor, pero ello se podría

comprender por el hecho de intentar dar felicidad a su hermano

por cualquier medio y "librarlo d e su mal". Y realmente asi es,

gracias a su participación, Lucenda otorga respuesta, pero sólo

gracias a ella y a cierta insistencia, mas no porque el propio

Arnalte impresione a la dama como veremos posteriomente.

9 7

En e l primer diálogo de Lucenda con Belisa, aquélla

reconoce l a v i r t u d de ésta a l interceder por su hermano,

adoptando un papel deshonroso:

C . . . ] y l o s test igos desto, t u fama y m i consentimiento sean, porque can t u verguenFa sanas l o que con t u pedir adoleces; a s i que má5 de l mal de t u hermano que de l a mengua tuya debes dolerte. (p. 127)

E 5 muy sobresaliente que Lucenda, después de alabar esa ac t i t ud

en Belisa, continue con su postura sincera, f i rme y honesta a l

expresarle su sent i r , ya que tampoco l e da esperanzas para

Arnalte:

Pero pésame, porque plazer m i respuesta darte no podra.

La pena de t u hermano no l a dubdo, n i t u ruego para su remedio no l o extraño; pero s i lo que él quiere yo quiero, s i n que de mi me duella, no podrá é l de dolerse dexar, C . . . ] (p. 127)

E s hasta entonces, cuando después de todas l a s acciones de

Arnalte que yo observo como de asedio y fas t id io , Lucenda

menciona su honor como impedimento:

[ - . . I porque no menos yo m i fama que t ú su muerte debo temer; e pues ya t ú sabes cuánto l a honra de l a s mujeres cae cuando e l mal de l o s hombres pone en pie, no quieras para m í lo que para ti negarias. Bien sabes t ú cuánta a oscuras m i bondad quedaría s i a su deseo lumbre diese. (p. 127)

tucenda en CC\RCEL DE AMOR (110) tambien se muestra celosa de

su honor antes de dar una respuesta:

Si pudiese remediar su mal sin amanzillar mi honra, no con menos afición que tú lo pides yo lo haría; ma5 ya tú conosces cuánto lac, mujeres deven ser mCl5 obligadas a su fama que a su vida, la cual deven estimar en lo menos por raztrn de lo más que es la bondad. ( C . p . 103)

Es decir, ambas damas les interesa mas su fama y su honra que

cualquier manifestacibn de a m o r , pero en especial Lucenda no

muestra, en ningún momento, algúna atracción par el caballero, y

a tanto acaso directa o indirectamente por parte de aquél, no

le queda más remedia que mencionar 5u honor como obstáculo

importantisimo para no acceder al los ofrecimientos de

a m o r , y qué mejor forma de hacerlo sino ante alguien que debía

entenderlo de esa manera: otra mujer.

En la segunda conversación con Belisa retama su actitud

compasiva, strlo que ahora va mas allá de los lineamientos

establecidos en el SERMON ya que se conmueve por el dolor y

sufrimiento de una hermana, quien con su llanto lagrb doblegar

firmeza y voluntad de la dama: "f...] pués en tú5 lágrimas

toviste armas, con que vencer la fuer)=a de mi prapbsito

podiste". (p- 131) Esa compasión, aspecto de encomio en Lucenda,

da la apertura para u n a respuesta a la intención delaamante,

pero de la cual ella se queja y lamenta, no sin aclarar que la

hace por Belisa, y nunca lo menciona a el:

99

[ . . . 7 por un SO10 Dios t e ruego que tu5 lágrimas refrenes y tus pasiones amanses; alégrate ya, que lo que quieres quiero. E pluguiera a Dios que agora lengua yo no toviera, por que con ella la tal palabra no fablara. Cp. 130)

Pero yo he por mi bien mi peligro por ver tu descanso; y tanto amor t e ruego que quiero, por que ganes tú, perder yo, [ . . . I Ip. 131).

Junto a sus lamentos y reproches por su accibn, se

autodefiende en una especie de apología por su proceder, algo

asf como si 105 fines justificaran los medios:

Mira como por ti de la bondad hay quiebro el filo, que jamás en mi linaje mujer quebró. Pero si en lo fecho he caido, con lo que haré en pie me pongo; por que nunca fin ni comienFo terná. (p. 131)

Posteriormente escribe frente a Belisa las únicas lineas

que dirije a Arnalte. Insisto en el hecho de 5óio por darle

gusto a ella, pués ignora por completo al caballero:

Porque en alegre costumbre tus ansias conbiertas, quiero en obra tu mandato poner, lo cual fazer comienyo, por que de vista lo veas. Ip. 131)

En la carta la dama no hace más que aclarar su accibn a

causa del sufrimiento de Belisa, a razbn de la fingida partida

de él y a5i se lo expresa:

C...3 m á s por la pena sabida que por el engaño presente determiné de te escrivir. Aunque de tu mal dubdosa estoviesse, el cierto d e tu hermana para hazermelo hazer bastaba, cuyas lágrimas en mucha manera mi c o r a p n entristecieron. Cp. 133).

100

En todas l a s l ineas que esperaba Arnalte l lenas de

esperanza, no hay una sola muestra de amor, n i por l o menos de

atracción; por l o contrario, una y o t ra vez se pesa de hacerla

s in completa voluntad: " ¡ O cuánto llegar l a mano a l papel

rehust-! < p . 132). Además, ahora l e hace directamente patente su

honor a l ped i r l e discreción de su acción: "Cata que cuando l a s

t a l e s v i t o r i a s 105 hombres pregonan, de l a honra de l a s mugeres

fazen j u s t i c i a " (p. 132). T r a s esta c i t a me atrevo a afirmar que

a Lucenda realmente l e importaba su honor, pero es deplorable que

se apoye en é l para j u s t i f i c a r 5u desamor por Arnalte, pero iqué

o t r a cosa podia hacer si habló con sinceridad una y o t r a vez, y

e l caballero jam.45 l o entendió? Además considero que ese

desinter95 de un pr inc ip io , poco a poco se transformó en rechazo

t o t a l a causa de lo fast id ioso y obstinadoa que fue con e l l a . En

re lac ión con esto Pamela Walley expresa:

San Pedro makes i t clear, I think, tha t Arnalte's persistence i 5 what overcomes Lucenda's reluctance, and not any feel ings of her own, so that there i 5 no fee l ing .o f rec ip roc i t y i n the TRACTADO DE AMORES. (Ill)

Lucenda misma en aquella car ta hace alusión a esa ac t i t ud

arrebatada de é l , así como a su siceridad a l continuar 5 i n dar le

mayar esperanza:

101

Mas requi&ote que con l o fecho, sin que más pidas, t e contentes; 51 no, l a voluntad que t ienes ganada podrás perder; y como discreto, ton m i car ta t e ufana, y por m i v i s t a no t e trabajes, porque t u presuroso pedir y de m i espacioso fazer daño no rescibas. (p. 133)

Pero ahí no queda todo, ya que nuevamente la ins is tenc ia y

par t ic ipac ión de Bel isa doblega l a voluntad de Lucenda; esta vez

para hablar con e l caballero: "C...l y fue tanto e l p o r f i a r de

la una [dice Arnal te l que e l defender de l a o t r a fuerFa no

tuvo". (p. 136) En ese segundo encuentro l a ac t i t ud de rechazo

es más elocuente, así como su pesar y autoreproche por haber

llegado tan l e j o s y dañado su honra:

C . . . ] l a presencia tuya y l a verguenFa mia en t a l estrecho me tienen, que no sé qué diga n i saberlo quiero; que pués ya con l o que fago mi,honra adolecí. (p. 138)-

¡Qué mayor desconcierto que concertar de hablarte pudo 5er! (p. 139).

¡ O cuánto más t u p o r f i a r que m i defender a podido! (p. 139).

Con todo lo analizado, observo que aquel supuesto orgu l lo y

a l t i v e z que mostrd Lucenda en un pr inc ip io , desaparece ante e l

peso de l a compasibn y no de l amor. Act i tud aquella que asegura

l a salvacidn de Lucenda, en comparacidn con Arnalte, s i de

juzgarlos c o m o personajes se t ra tara.

102

Y bien, é5e fue el encuentro final entre el amante y la dama,

él parte al exilio voluntario y la ijltima noticia que tiene de

ella es sobre 5u matrimonio con su amigo Elierso. Aijn en este

momento se hace evidente la piedad d e Lucenda, pues sin estar

obligada con el caballero, le manda disculpas por esa unión que

fue contra íu voluntad:

E como una muger de Lucenda, de quien ella grand confianFa tenía, d e su parte a mí veniese, a que por el casamiento hecho 5us desculpas me diese, mostrando que más f u e r p de parientes que voluntad suya ge lo fizo facer. (p- 142)

Con lo anterior, obtengo que los convencionalismos

familiares y la sumisi&n a la autoridad del parentesco 5e alzó

finalmente por encima del honor y del amor.

Ese matrimonio entre la amada y un mal amigo, desencadenfi la

furia de Arnalte quien, después de asesinar a Elierso,

demuestra risiblemente e1 colmo de sus acciones negativas para

ocasionar amor a cornpasifin: el ofrecerse como marido c;ustituto en

voz de Belisa. La respuesta de Lucenda no podía ser para menos:

Y no queriéndola oír CLucenda a Belisal, con acelerado enoja y sobrada pasión la dexó, deziendo al abadesa que no su casa havia ella escogido para que la hermana de su enemigo en ella estar consintiese. tp. 149) ..

103

De tal forma Arnalte pasd de ser sólo un amante indeseable

a "enemigo", Ese fue el ldgico resultado de su actitud arrebatada

e impetuosa.

FI1 término de este análisis el rtnr-rp implícito que

conjuntó San Pedro con el movere explicit0 queda muy claro, pues

e5 evidente que la obra no sblo perseguía un fin de

distracción, sino, definitivamente, el de la enseñanza como todo

un "tractado", pues nos da una clara lección de como no debian

ser las cosas en el amor: un amante enamorado si, pero con mal

proceder; una dama honesta y compasiva, pera incapaz de amar; la

presencia imperante de atavismos sociales como el honor, y la

intromisidn familiar como aspecto determinante sobre cualquier

prejuicio o sentimiento verdadero.

CFlPITULO VI1

CONCLUSIONES Y VISION DEL MUNDO

61 término del presente analisis, me permito conjuntar en un

mismo capitulo los detalles sobresalientes que inferi d e la abra

y que sugieren al lector la visitrn del mundo d e Diego de San

Pedro, asi como mis propios conclusiones al respecto y d e otras

puntos observados. Esta unidn obedece al hecho d e que no

considero puedan ir separados, ya que del trabajo y postura del

autor obtuve el resultado d e mi estudio.

El punto que considero mencionar en primera instancia es el

de los personajes, pues a partir de su proceder y sentir,

otorgados por Can Pedro, obtengo la que podría ser la intencitrn

primordial del autor: dar a su obra todo un enfoque d e tratado, a

manera del ''tra~tu~;" antiguo, como medio de enseñanza, de

instrucción, sobre como no debían ser las casas en una

relaci&n amorosa (aunque esto bien podria ser cuestionable, ya

que 5dlO podría tratarse d e una ficcidn con cierta intencidn

didáctica).

Tal afirmación la deduzco a partir del actuar de firnalte

y Lucenda primordialmente, donde el caballero, aun cuando está

realmente enamorado, presenta acciones y reacciones

contrarias a lograr interes por parte de su dama y donde ella,

105

aun al ser honesta en su desamor, utiliza como pretexto el honor

para no acceder a las peticiones de aquél. E5 decir, la postura

del autor es dar realmente una enseñanza I d o c e r P L , no a partir

de lo que dicen los personajes, sino con base en lo que hacen.

Si enjuiciáramos a los personajes, quien saldria mejor

librada seria Lucenda, pues al mostrarse compasiva y piadosa a

los sentimientos del caballero, alcanza un nivel bastante

superior en relacidn con el, ya que éste es sumamente egoísta e

impetuoso, entre muchos otros detalles rebajantes ya analizados

en el capítulo correspondiente-

Ademas, San Pedro hace a Lucenda honesta, sincera para

patentizar su desamor, su desinterés; aun cuando la presente

altiva y un tanto orgullosa, ello tambien la salva, ya que de no

presentarla asi, se mostraria como una mujer fcicil, un tanto

prostituida, y esto definitivamente no era el propbsito del

autor, pues con ello tendríamos un texto tatalmente opuesto al

analizado. Mas que nada, en Lucenda San Pedro hace patente su

postura con respecto a la importancia de la fama y honra en la

mujer, al g r a d o d e anteponerlos sobre cualquier interés de

amor. A fin de cuentas, demuestra que no es malo el celo por

la fama y honra, 5ino el utilizarlos cano pretexto. He aquí el

error d e Lucenda.

106

Ella jamás engaña a Arnalte, hecho contrario al caballero

quien utiliza una y otra mentira para acercársele y ganar su

atencibn. De esto resulta un juego muy interesante para demostrar

San Pedro su postura: ella no ama, él si, ambos son ~iinceroci en

el sentir, aunque muy divergentes para la conveniencia de uno y

del otro. La lección que intenta dar el autor sobre &+te error d e

ambos, es por utilizar 105 medios equivocados para demostrar

sus verdaderas emociones.

Dentro del Werp implicit0 que el autor plasmó en la obra,

sobresale sin duda la voz narrativa que otorga a Arnalte, esta,

tan sufrida, lastimosa, doliente, con sus continuos

llamamientos al m ~ v g r e con tal d e suscitar el pat- en quien lee

y escucha, da forma a lo que bien podría llamarse, una trampa

retbrica d e San Pedro, misma que podemos percibir desde un

principio al mencionar una aparente implicita lección, aunque

engañosa de toda la obra, el "auctor" dice: " C . . . ] para que

mugeres supiesen lo que muger le hizo C...7" (p. 100).

Es decir, el "auctor" -con toda intención de San Pedro-, nos

expresa una leccitrn "evidente"t esto a la par con el tono de tan

grande pesar en la narración d e Arnalte -la cual 'funje a la vez

como imán para mantener la atencittn del público-, pero en

realidad el trasfondo del mensaje es mucho mA5 que 5blo ésa, Más

claramente, el mrtvPrP explícíto es 5610 un medio que

107

magistralmente utiliza San Pedro, para alcanzar finalmente su

jlnr-re implicito.

Un segundo recurso de San Pedro es definitivamente el actuar y

reaccionar del mismo Arnalte, pues aunque parece evidente la

leccidn mencionada al principio de cómo no deben ser y actuar las

mujeres, la enseñanza obtenida finalmente, por medio de él, es de

cómo no deben ser y actuar los hobres -sin olvidar, claro, que la

intención total de su obra era una leccidn para el proceder de

ambos-.

En Arnalte, San Pedro da todo un perfil de mal amante,

aunque como ya se vio no todo e5 negativo en él, pues como anoté

en su momento, e1 autor, para alcanzar su fin, no precisó de un

personaje lleno tajantemente de defectos, ya que presenta algunas

virtudes como: el amar verdaderamente o el anteponer a su dama

sobre todas las cosas, llegando a la irreverencia religiosa

-según era común en quienes hacían uso del ccldigo del amor

cortés-. Es principalmente la narración y perspectiva anímica con

que dota a este personaje, en donde se o b s e r v a la mayor parte de

su maestria novelística, como sucede al mencionar con todo

propbsito, al estar ya avanzadas las acciones, la balanza de su

dolor por el desprecio de Lucenda: "La una balanca verde y la

otra negra; la verde muy alta y la negra muy baxa C . . . 3 " Ip.

113), con esto es evidente que San Pedro no nos deja a la deriva,

100

nos da un guiño, una pista de su verdadero fin, pues de esas

palabras se obtiene que la balanza -símbolo de justicia-, se

inclina a mostrar su pesar inmenso, dándole poca esperanza a

causa de su mal proceder. Es como si nos quisiera marcar el

camino por donde va, lo que realmente se merecía aquél, y lo que

finalmente obtuvo por su proceder equivocado.

¿Y qué decir d e la ruptura, en muchos aspectos, del cbdiqo

del a m o r cortés? Aquél idealismo medieval que defendía la recta

conducta del amante 5e viene abajo con Arnalte en aquello de:

respetar la voluntad d e la mujer, evitar cualquier escándalo que

la pueda dañar, mostrar una presencia inmutable, etc. Aspectos

todoc; que analicé ya en su oportunidad.

Esa oposicibn de Arnalte para con lo "tradicional" de la

época, bien puede entenderse como la expresión d e San Pedro de

unas necesidades distintas, sentidas e ideologizadas a causa d e

los cambios trascendentales que sucedían en ese entonces, y en

contra de los preceptos caducos y coartantes de la Edad Media.

Definitivamente, San Pedro no pudo estar exento de la influencia

de tal época de transformaciones y Lqué mejor manera de

patentizarlo? pues por medio de sus creaciones, que a fin d e

cuentas, intencionalmente o no, retratan, en mucho, el vivir de

aquel entonces.

109

Otros elementos que de ninguna manera deben considerarse

gratuitos, pues ayudan a conocer la postura del autor, sabre todo

para suscitar el p a , son el tono lastimoso, los detalles

luctuosos, el mencionar el desierto como lugar de soledad, el

anotar el constante color negro para enfatizar el dolor y la

tristeza, etc. y como e5 obvio que el inter+% del autor no era

precisamente ahondar en ello, ni en el hecho narrado, ni en las

emociones y vivencias que utiliza sblo para llevar la línea de

atencidn, tampoco da importancia al tiempo, ni al espacio, ni a

la precisibn en los detalles de accibn de los personajes,

auxiliándose, en numerosas oicasiones, por la brpvitaci . En fin, para el autor no es la historia externa de los acontecimientos

lo escencial (lo explícito) sino la interna de acciones

y reacciones de 105 protagonistas (lo implicito).

Igualmente, es interesante mencionar que utiliza

convencionalismos retóricos sabiamente aplicados, como e5 el

mostrar humildad con frases encaminadas a propiciar la

indulgencia del lector y anticiparse a críticas adversas,

afirmando haber escrito s u obra como acto de obediencia

Iherievpliun fiarare), pero esto lo hace San Pedro a través del

autor y no Arnalte.

Su maestría continúa con la utilización de prácticas comunes

para la época, tomo la sintaxis latinizante, con el

110

postergamiento del verbo o el uso y abuso del "como" temporal y

modal; ademds claro, d e otras explotadas comunmente en la

literatura como: la premonición, el temer a los malos presagios

al indicar que algo anda mal, las relaciones y acciones de un

determinado grupo social (bailes, torneos, caza, limpieza del

honor por medio del reto, etc.1, o bien el alto símbolismo d e los

elementos que utiliza: el desierto, el perro, el color negro, el

nfimero tres y , sobre todo el nfimero siete como sinónimo de

perfección dentro d e su obra, a la par d e muchos otros símbolos

md5. Aunque resulta obvio que seleccionó todos y cada uno d e los

detalles para darle integridad y cohesidn a su obra, a él 10 que

realmente le interesaba era, en canjunto, toda ella, y por ende,

la lección que d e tal emanara.

En la obra también se hace patente su visibn con respecto a la

Corona y a la Iglesia, los poderes más importantes d e la época,

la primera se presenta con respeto y sumisión por el "auctor" y ,

la segunda, con fe y devocibn por el personaje doliente, la

mencibn de ambas, y quiz& por razones extraliterarias, no podía

galtar para darle equilibrio político-religioso a su creación,

Su postura con respecto al honor se da en una especie de

crítica a cus implicaciones sociales y coartantes, sobre todo al

estar por encima de los verdaderos sentimientos. El determinism0

del honor 5e pone en entredicho al ser utilizado como pretexto

111

para no acceder al amor. Con relacibn a esto, podría anotar

además el antagonismo de dos planos presentes en la obra.

Específicamente sobre el honor y el amor. San Pedro juega con el

ideal, el cual se ve mal realizado, condenado al fracaso; y el

real, que se hace obvio en todas la5 acciones y reacciones de 105

personajes. Finalmente, su visibn del mundo se muestra en la

contraposicidn d e ambos planos, donde la realidad esta muy lejos

de llegar a contituir lo ideal, dando con esto otra evidente

enseñanza dentro de aquel docere tan señalada por mi.

Sobre otro aspecto, y según la visión que infiero del autor,

bien podría tratarse d e un texto feminista, perdonando el

anacronismo, ya que se pone en tela d e juicio e1 mal proceder d e

un hombre en contra de la honestidad y sinceridad de los

sentimientos de una mujer. Esta bien, Lucenda no procede

correctamente en todo, pero su recriminable acci&n d e anteponer

el honor como pretexto para no dar respuesta d e amor, se minimiza

al mostrar piedad y compasidn. Pero no adlo observo el feminismo

en el tratamiento de Lucenda, sino t a m b i h con Belisa, quien al

anteponer su cariño por el hermano, falta a 5u honor,

transformándose en una especie de "tercera", además d e mostrarse

más sensata para enfrentar los problemas del hermano.

112

¿ Y los hombres? ellos se presentan mal librados, ya que

Arnalte es retratado como todo un compendio de insensatez,

mentira, orgullo, impasividad, etc., y ¿qué decir de Elierso? un

mal amigo que comete una trastada en contra de quien le reconoce

cariño y confianza, echando por tierra la verdadera amistad. Este

ijltimo personaje juega, además, un doble papel para la visión de

San Pedro; sumado al ya anotado, es también una especie de rhivp

, ya que la presenta como el obstáculo humano que se

interpone entre el amante y su dama, desposdndose con ella por la

intervención familiar. Es decir, le era necesario un personaje

así para dar al mismo tiempo su visión con respecto al

matrimonio. Sobre éste, critica igualmente a la intervenci&n

familiar y el interés social de ella por encima d e cualquier

sentimiento entre una pareja, sobre todo al presentarlo como

elemento que da tajante fin al problema del amor y del honor tan

tratado por él a lo largo d e su novela.

Por último, al utilizar fuentes de la altura d e Ovidio c)

Capellanus, junto con la contraposicidn d e lo dicho en su SERMON,

presentó todo un parámetro para medir las irregularidades o

aciertos en el proceder de cualquier amante, para ganar la

voluntad de 5u dama.

113

De tal manera el TRACTADO DE AMORES iiE ARNALTE Y LUCENDCi de

Diego de San Pedro, lejos de ser una novela sentimental más,

gracias al magistral conjunto d e su estructura, contenida y

mensaje, resulta 5er toda una cátedra para 105 interesados en las

leyes del bien amar. De finales de la Edad Media, claro está.

BLANCA E S T E L A MELENDEZ BOCANEGRA.

114

N O T F I S

1. Diego d e San Pedro. "Tractado de amores de Arnalte y Lucenda" en B b r a s a - 1 , ed., intr, y notas de Keith Whinnom, Castalia, Madrid, 1973,198 pp. ( A partir d e aqui me referire a esta obra anotando sólo el número de pagina).

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7. ;id. "La pasirSn trobada" en Gili y Gaya, ed.,

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9. Hay un ejemplar itnico d e esta edición en la Real Academia d e la Historia, incunable 153, reproducido en facsimile, con prdlogo de Agustin G. d e Amezcúa, por la R e a l A r = u k m . i a F - W , Iy Valencia, 1952.

115

10. Texto publicado por R. Foulché-Delbosc en la vu- H i s o a n i w , XXV, 1911, Existen ejemplares en el Museo

Britdnico, C.63.g.16 y en la Biblioteca Nacional de Paris, Rés. Y 2.057.

11. Keith Whinnom, intr., -1Ptas I, p.44.

12. En el capitulo I, Estructura, desarrollo datos más amplias al respecto.

13. Rudolph Schevill. "Ovid and the Renascence in Spain", Berkeley, California, 1913. Citado por Whinnom en introdución a las P h r a s íkmpl-ta.; z, p.50.

14. Ovidio, Nason. A r t e Ti- m, intr., trad. y notas de Victor Herrero Llorente, CSguilar, Madrid, 2a. ed., 1966, 157 pp.

15. En el capitulo V, "Una leccihn de amor cort&s", presenta otros elementos ctvidianos dentro d e la obra.

16. Keith Whinnom. intr., V C o m n l e t a . ; I, p. 52-57.

17. En el capitulo V "Una lección de amor cortés", p. 67, presento má5 normari abstraídas del SERMON de Diego de Can Pedro.

18. El honor dentro de la obra lo analizo especificamente en el personaje de Lucenda en el Capitulo VI, "El honor ¿Pretexta o razbn? p. 03.

19, Julio Rodriguez Puertolas. *'Sentimentalismo burgués y amor cortes. La navela del siglo XV" en nn

Dolphin, Oxford, 1902, p- 122. P PPnin- in h-8 ir of Franf Pierre,

20. v. infra. ,Capítulo I "Estructura*' p. 16.

116

2í. Tal actitud la desarrollo y explico en el capitulo U, "Una leccibn d e amor cartés", p. 67

22. u. infra. , Capítulos u, V I y VII.

23. Joaquín Rubio. "El extremismo de San Pedro" en Cuadern- tti+=~;innam-iracms , No. 369 Cl981), p . 645-652-

24. Keith Whinnom, en Joaquín Rubio, prt. rit, Y P - 650 .I

25. Joaquín Rubio. art. rit, , p. 650.

26. Armando Durán. l'Las tecnicas d e la novela sentimental española" en Pín Nn- , U. I (1970-711, p. 80 .

27. ",El siglo largo, 1440-1550, en que se desarrollaron la5 obras que bajo el nombre de "novela sentimental" fueron agrupadas por M. y Pelayo, n o es un periodo uniforme desde el punto de vista de su historia ni d e su literatura. En literatura 5e produjeron varios cambios menores y dos hechos decisivos, los que se presentan después del reinado de los Reyes Catblicos con la aceptación del metro italiano en la lírica y la introducción de la comedia en idioma vulgar en teatro". Cita tomada de: Regula Rohland de Langbehn. "Desarrollo de géneros literarios: La novela sentimental española d e los siglos X U y X V I " en , No- 21 {198¿1, p. 63.

28. Keith Whinnom. "Introduccidn a Cárcel d e amor'' en -ta- IT, Castalia, Madrid, 1971, p. 47.

29. "No hay necesidad de justificar un nombre moderno para fentimenos medievales porque, seg6n 5e sabe, la teoría en el medioevo no está desarrollada a la par de la

debe justificarse a partir de la función que tuvieron". Cita tomada de: Regula Rohland de Langbehn, iirt cit, , p. 62.

práctica literaqria, y toda referencia a ellos

117

30. kL "Argumentación y poesia:Función de las partes integradas en el relato de la novela sentimental espanola de los siglos XV y XVI" en A r t a 5 e 1 I X Cnnp;rPc;o d- 13 fi-=mriarjAn Ir&prnarinnal Hi-, San Isidro - Argentina, 1966, p. 575.

31. Armando Durán. " P r imeras conclusiones" en F-+niCtiira v tbrnirac; rip l? novpl a spnt

W - 3 , Gredos, Madrid, 1973, p. 61.

33. Julio Rodriguez Puertolas, a+- rit. , p. 121.

34. " Diego de San Pedro 5in duda escribió para un piiblico que consideraría tediosas la5 narraciones de batallas y combates, "cuento de historias viejas", seg6n dice Diego de San Pedro en Cartel de amor, quien califica por pluma de Laureola, adem&s, a su &poca como "rebuelta el tiempo"; una época en la cual ocurren cosas que, confiesa El auctor, "ni pude entenderlas ni sabré dezirlas, porque son de condicibn nueva". J nr rit * p . 121.

35. V. infra , Capítulos IV, V y VI.

36. Tanto para el feudalismo como para la burguesia, el amor no e5 sino idealoqia, y la mujer, instrumento manipulado por esa deologia a través de unas supuestas idealizaciones que contribuyen notablemente a la estabilidad de los sistemas respectivos.

Las tenciones menconadas se traducen en la novela sentimental en una serie de contradicciones, las creadas por la opo5icibn que se establece entre una sociedad en crisis que trata de impedir la realizacidn del amor individualizado mediante conceptos como el honor, y entre un individuo empeñado en realizarlo a toda costa. Se trata de la asuncibn del sistema amoroso impuesto (el cortés), frente a unas necesidades personales totalmente distintas, agudamente sentidas, e ideologizadas ya desde su base por la

p. 125. nueva clase, Cita tomada de Julio Rodriguez Puertolas, *t. Ti+. f

110

37. Erich From. "Los objetos amoroso5. C . Amor erótico" en FL art- d- amar, Paidós, Buenos Aires, 1977, p.67.

38. v. infra. , Capitulo IV "Primera persona narrativa", p. 50.

39. Dorothy Sherman. **Estructure and thematic repetition in Diego de San Pedro" en m-panir Revi-u , XLV (19771 ,p. 165.

41. V. infra. , Capitulo I11 elementos simbblicos, p. 47.

42. V. infra. , Capítulo I V narrativa", p. 58.

"Tiempo-espacio y

"Primera persona

43. Carmelo Samona. "Los códigos de la novela sentimental" en Deyermond, Alan, H i - t n r i a 1-4- la lit-ra+iira pGpannla I: I ? Frlad Media, Clriel, Barcelona, 1973, p. 370. N

44. v. infra. , Capítulo VI "El honor: LPretexto o razón? p. 83.

45. v. infra. ,Capítulo VI1 "Conclusi~nes", p. 112.

46. Keith Whinnom. "The religious poems of Diego de San Pedro: their relationship and their dating" en Hicíoanic R-vipw, XXXVIII (19601, p. 0.

47. Es importante mencionar que este poema se inserta dentro de la tradición mariana."De los dos largos poemas en ARNALTE Y LUCENDCl el primero tiene una relación directa con el ámbito político, segijn rnostrb Whinnom (1974: 119-1211. A ello no me quiero referir aquí. El otro e w s muestra de la relación entre el mundo "courtois" y la religión verdadera. Arnalte no alcanza la paz interior por medio de su composición: "por el desmerecer mio no mereci de Nuestra Señora ser oido" (Diego de San Pedro

119

1973, I: 1661, lo que se debe a que no escribe las Angustias en estado d e contricibn religiosa, sino "porque de mi dolor se doliese y porque por la5 suyas de las mías me liberase" (Diego d e San Pedro 1973, I: 1991, para alcanzar cus fines mundanos. Esto documenta cómo el a u t o r traza una linea divisoria entre la religión y el amor, con5ciente de los valores auténticos igual que Juan Rodriguez del Padrón". Cita tomada d e Regula Rohland de Langbehn. art. rit, , p. 57%.

48. Keith Whinnom. pp.rit, ? P -

49. Este autor se ha recreado en exhibir su habilidad tbcnica en una gran variedad d e géneros menores, y adornos retdricos, todo lo cual presentó en el desarrollo de este capitulo I

50. Ana K r a u s s e . "El Tractado Novelístico de Qiego de Can Pedro" en , 54 (19521, p- 274.

51. El nombre de "tratado" que aplica el autor al Tractado de A m a r e s de CIrnalte y Lucenda parece que se empleaba por aquella &poca para designar a las obras que actualmente se llamarían "novelas, palabras que no llegó a tener su acepcián moderna antes del siglo XVI. Keith Whinnom, pp-rit , p . 48.

52. L L "La renovación estilística d e Diego de San Pedro" en Deyermono, ñlan. Histnria v rrxtica t - ~ - la 1Upratur.a w, ed. crítica, Barcelona, 1979, p- 389.

I -

N

53. X L "Diego de San Pedro's stylistic reform" en Full-tin of Hi-pwir Stiidieí. XXXVII (19601, p. 4.

54. Ibid., p. B .

5 5 . Ibid., p. 7.

120

57. Lausberg, citado por Helena Beristáin en 3, Porrlia, México, 1985. p. 211.

50. La estructura de las cartas obedecia a reglas bastante rígidas, aunque se podían variar algo seglin el caso. Se empezaba con la salutatio, que no llegaba a gran cosa; en la5 epístolas sanpedrinas se limita al nombre del destinatario. "Persia", "Leriano, "padre", Rcavalleros" , "Laureola", o, lo que e5 más corriente, se omite por completo. Viene entonces la división del exordium; aunque se puede emprezar d e diversas maneras, lo esencial el exordium es que establezca la razodn para que el destinatario haga caso d e lo que se le escribe. Despué5 viene la petitio, la peticibn, el punhto al que se ha ido acercando la carta entera. Finalmente tenemos la conclusio, hay dos principales maneras d e terminar, por una recapitulación breve de lo dicho (Lausberg, par. 434-435) o por intento final de conquistar la simpatía del destinatario "abriendo de par en par las puertas d e las afectos"! como dice Quintiliano. Cita tomada de Keith Whinnom. -tit , p. 53.

59. Jos& Luis Varela. "Revisihn d e la novela sentimental" en Rpvista dp Fil-ia ~ ~ ~ a r t n l ~ - , XLVIII (19651, p. 371.

60. Ibid., p. 371-372.

&l. José Antonio P é r e z Rioja. Dirrimarin c1- Jncr v Hit-. Ed. Tecnos, Madrid, 1962, p. 3.38.

62. Pbid., p. 263.

63. Manuel Marín Correa, (Dir.) "El símbolo de la construcción y de la arquitectura" en m i ? r i ~ i miirulQ 2, - - Marin, Barcelona, 1973, p. 212.

64. V. Infra., p. 54.

65. Sebastian de Covarrubias Orozco. Jecrnro dp 13 tí FGFannh, (1611), Turner, Madrid, 1979, p. Iy

013.

121

66. V. infra , Capitulo V "Una leccibn d e amor cortés", p. 67.

67. Manuel Marin Correa, p n . rit , p. 127.

69. José Antonio Perez Rioja, np. rit p . 77.

70. Real Academia Española. Pirrinnario d e -, Gredas, Madrid, 1979, p. 519.

71. Manuel Marin Correa. pD= rit, , p. 244.

72. José Antonio Pérez Rioja, tin. cit, , p. 324.

73. Algunas otras aplicaciones del alto simbolismo del No.7 son las siguientes: El espiritu santo tiene siete dones, la vigen siete dolores, el evangelio siete demonios y siete angeles planeatarios. También siete sacramentos, siete deáconos, los siete sellos del apocalipsis, los siete pecados capitales, las siete virtudes, siete son los colores del rayo luminoso o espectro solar, siete son las notas, siete las maravilla5 del mundo, etc. Ibid., p. 324.

74. Estas afirmaciones las desarrollo en el capítulo V "Una leccidn de amor cortés", p. 63.

75. V. w., capítulo I "Estructura" p. 25

76. V. -, capítulo I "Estructura" p. 16

77. V . infra , detalles como éste los analizo en el capitulo V '#Una leccidn d e amor cart&!^", p. 67.

122

78. Dinko Cvitanovic. "Diego de San Pedro" en La ~ n v ~ l , . a 5 e E N prensa española, Madrid, 1973, p. 132.

79. En el capítulo V I "Una lección d e amor cart&., de5arrollo detalladamente la visibn de San Pedro, con respecto a tales aspectos poco enaltecedores.

B O . Alfonso Rey. "La primera persona narrativa en Diego de Can Pedro", en Bulletio Hicipanir Sturii-5 , L V I I I (19811, p. 96.

81 . En el capítulo V "Una lección de amor cortés, analizo 10 indigna de este proceder".

82. Con los capitulas V y V I aclaro posteriormente el dormre implícito.

83. Este punto lo analizo más adelante en el capitulo V i "El honor": Lpretexto o razón? (presencia de Lucenda 1 .

84. Diniko Cvitanovic "El ámbito histórico cultural en la novela sentimental", en la nnvpla E;en&entaj. pGp;lnnlq, ed. Prensa española, Madrid, 1973, p. 33. N

85. Diego d e San Pedro, P?. rit

66. U. m f r a 7 P - 82 punta analizado po5teriormente por altamente cuestionable dentro de este mismo cap i tul0 .

87. Ovidio. PO. rit, Para continuar con la rnencibn de la obra d e este autor, agregaré su inicial U , para la indicacibn de cada pdqina.

88. V . fLupra., capítulo I V , "primera persona narrativa p . 58.

123

09. Posteriormente, al aplicar estos rasgos a su proceder y con base en el SXRMQbI, entenderemos mejor lo negativo en mi afirmacibn de su actuar.

90. Andreas Capellanus. ne- Tratado -hrp el -, El festin de ESDPO, Barcelona, 1904, p. 55-57.

91. V. sup-,, lo expuesto por Ovidio no concuerda totalmente con lo realizado por Arnalte.

92. Diego de San Pedro. pft. cit

93. V. ~;uora., p- 69.

94. A partir de aquí utilizaré S . para indicar el SERMON, T. para indicar el TRACTADO DE AMORES y C . para mencionar la CARCEL DE AMOR; ésto con el fin de evitar confusiones al mencionar las páginas de dichas obras.

9 5 . Pamela Waley. “Love and honour in the novelas sentimentales of Diego de San Pedro and Juan de Flores” in

-tin m€ Hic;r);rnii- S t u w , XLIII (19661, p. 255.

96. v. In)ra., p. 32

97. Ambos aspecto de honor y piedad los analizo en el capitula siguiente.

90. Alan Deyermond. “El hombre salvaje en la novela sentimental” en ’ , X (19641, p. 103.

99. Julio Rodriguez Puertolas. at. rit , p. 123.

100. Diego de San Pedro, pp. cif-,

101. Elena Gascbn Vera. prt rit

124

102. Carmelo Samona, a r t . c i t . , p. 379.

103. Lhid,, p. 370.

104. Rodriguez Pu&rtofas. art r i t . p. 123-124.

105. Pamela Walley. a r t . c i t . , p. 254.

106. V. m, capí tu lo V "Una leccihn de amor c o r t é ~ i " .

107. Diego de San Pedro, n-. r i t . , p. 101.

108. v. infra. , p. 90.

109. Antany Van Beysterveldt. "La nueva teoría d e l amor en las novelas de Diego de San Pedro" en lfUaciernnEi

, No. 349 (1979), p. 70,

110. Diego de San Pedro, (3p. c i t .

111. Pamela Waley, , p. 257.

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