universalidad de la inteligencia, tomo i
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El enfoque con el que pretendo desarrollar el trabajo que aquí se presenta se fundamenta en comprender el alcance y perspectivas de la cibernética en conexión con la filosofía, para luego, a partir de este nuevo sistema de referencia, considerar la alternativa de diseñar un modelo educativo que permitiese resolver los problemas de la deficiente calidad de la educación. Así, surgió como una insoslayable tarea, el diseño de una matriz educativa con el carácter más universal posible. En consecuencia, el desafío fue fundamentar la posibilidad de un método o estrategia correlativa de alcance universal.TRANSCRIPT
JULIO VENEGAS VASQUEZ
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UNIVERSALIDAD
DE LA
INTELIGENCIA
UNA CONVERGENCIA
FILOSOFICA-CIBERNETICA
Y EDUCATIVA
JULIO VENEGAS VÁSQUEZ
JULIO VENEGAS VASQUEZ
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Título Original
POSIBILIDAD DE
UN MÉTODO UNIVERSAL
DESDE UN NUEVO PARADIGMA EDUCATIVO
Título Publicación Online
UNIVERSALIDAD
DE LA
INTELIGENCIA
Registro de Propiedad Intelectual
©JULIO VENEGAS VÁSQUEZ 28/11/2012
Inscripción Nº 223553
JULIO VENEGAS VASQUEZ
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………………..10
1. SOBRE EL ALCANCE DEL MÉTODO CIENTÍFICO…………36 2. LA LEY DEL REQUISITO DE VARIEDAD………………………64
2.1. Sobre el método cartesiano………………………………66
2.2. Una metalectura de las reglas del método……………… 73
2.3. Sobre la regulación y el método…………………………..97
2.4. Hipercomplejidad educativa y regulación……………….106
2.5. Algunos factores filosóficos del problema educativo…..115
3. UNA CONEXION FILOSÓFICO-CIBERNÉTICA…………….127 4. TESIS……………………………………………………………..145 5. PROPOSICIONES CORRELACIONADAS…………………..148 6. CONÓCETE A TÍ MISMO……………………………………...157 7. AMPLIANDO EL SENTIDO DE LA LÓGICA…………………185
7.1. Acerca de lo lógico como lo organizacional…………….188
7.2. Sobre el concepto cibernético de máquina……………..195
7.3. Trascendencia lógica de la poesía………………………203
7.4. De la lógica dialéctica……………………………………..208
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7.5. De la simbiosis hombre-máquina………………...213
7.6. De las máquinas y el sentimiento. ………………225
7.7. ¿Puede la ternura ser enseñada? ………………243
7.8. De la gobernabilidad de sistemas complejos…...249
8. ¿HACIA UNA SUPERACIÓN DE LAS FORMAS?....259 9. CONCEPTOS, METAMÁQUINAS Y METAMECANISMOS……………………………………...268 10. TRASCENDENCIA DEL PROGRAMA DE I.A……..310 11. DEL AMPLIO ESPECTRO METODOLÓGICO DE DESCARTES……………………………………………….334 12. NUESTRA MATRIZ DE WITTGENSTEIN………….369 13. HACIA UN NUEVO CONCEPTO DE INTELIGENCIA…………………………………………….400
13.1. De la universalidad de la inteligencia………….421
13.2. La inteligencia como metaorganización
universal………………………………………………….430
13.3. La dimensión proteiforme de la inteligencia…..436
14. EL PROGRAMA PROTEO…………………………...464
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INTRODUCCIÓN
El enfoque con el que pretendo desarrollar el trabajo
que aquí se presenta se fundamenta en comprender el
alcance y perspectivas de la cibernética en conexión con la
filosofía, para luego, a partir de este nuevo sistema de
referencia, considerar la alternativa de diseñar un modelo
educativo que permitiese resolver los problemas de la
deficiente calidad de la educación. Nada me hacía sospechar
que este periplo tendría tal cúmulo de nudos que desatar,
caminos que desandar, aún cuando de partida se mostrase
pletórico de sugerentes e inspirados nuevos campos de
estudios. Así y todo, la amplitud del ámbito de cuestiones a
considerar, y la carencia de un método que sirviera de brújula
orientadora, oscurecieron a veces por largos períodos la
inspiración y derroche de energía inicial que puse para lograr
mi objetivo.
Así, inicié mi ascenso, trastabillando, a tientas,
incursionando en diversas direcciones con el fin de lograr un
nuevo paradigma educativo. El resultado, si bien recoge en
parte la contribución metodológica de algunos pensadores,
de modo particular del campo de la cibernética, no creí que
de principio pudiese yo aportar algo relevante en esta
dirección, como para dedicarle un buen tiempo a hacer
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consciente y estructurar el modo como lo había diseñado.
Pero en realidad la verdadera razón por la cual postergaba
su ejecución fue que me parecía un trabajo tan extenso para
el que no me sentía con la fuerza ni la motivación ni la
preparación necesaria. Sin embargo, pronto me hice cargo
de que había aspectos metodológicos en el modelo diseñado
que requerían de un desarrollo más acucioso. Así, surgió
como una insoslayable tarea y desafío rehacer el camino y el
modo como fui construyendo una nueva matriz educativa.
Debía, pues, abordar el problema del método.
W.Ross Ashby, Warren McCulloch, Walter Grey, y Norbert Wiener en una reunión en
París. De Pierre de Latil La Pensée artificielle (Gallimard 1953)
El punto de partida fue el resultado a que me condujo
mi investigación: el diseño de una matriz educativa con el
carácter más universal posible. En consecuencia, el desafío
fue fundamentar la posibilidad de un método o estrategia
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correlativa de alcance universal. Al inicio, era pues necesario
retornar a la caverna para rehacer el camino desde la
oscuridad al luminoso mediodía. La culminación no es el
trabajo que se cree terminado, sino aquel donde se retorna a
sí mismo; un sí mismo, un logos, como apuntaba Heráclito,
que no tiene fondo. Herriguel, maestro arquero y filósofo zen
lo expresa de bella y sabia manera:
“Entonces surge lo último y lo más excelso, el
arte deja de ser arte, el tiro deja de ser tiro, será
un tiro sin arco ni flecha; el maestro vuelve a ser
discípulo; el diestro, principiante; el fin, comienzo;
y el comienzo, consumación.”1
Eugen Herrigel
1 Herrigel, Eugen: “Zen en el Arte del Tiro con Arco”, Editorial Kier, Buenos
Aires, 1998, p.17
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El método emerge así como un umbral de entrada y
de culminación de una exploración que en ningún caso
puede darse por terminada, para la cual no hay,
paradójicamente, un camino definido o único, sino más bien
un renovado comienzo. Cabe pues estar alerta a las
metamorfosis culturales, vigilante, con el yo ignorante que
campea por doquier. Y, sobre todo, atento a la universalidad
lógica y adaptativa de la inteligencia, oculta bajo los millones
de minutos de cotidianeidad, especialización y
fragmentación. Pero de la cual logra por momentos zafarse,
abriendo espacios creativos y de realización personal,
ampliando nuestro mezquino yo y acercándolo a una
identificación con la vida universal, que es de donde emerge.
Así, pues, entendemos al ser humano como una
forma de organización superior, depositario de los elementos
de la naturaleza, de sus principios de organización y caos,
desde la dimensión subatómica a la dimensión macrocós-
mica, como un continuo de variedad, riqueza organizacional
y coafinamiento con el medio, en un hipercomplejo y
entrópico sistema de regulación y de acción recíproca.
En cierta forma, esta tesis, dirigida a proponer y
fundamentar un método de alcance universal, me sitúa en el
comienzo, y en el final, metafórica y existencialmente.
Porque discutir sobre el método es hacerlo, también, sobre la
organización del conocimiento, sobre su gestión más
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adecuada, también sobre qué entendemos por inteligencia, y
cuál puede ser la estrategia más adecuada para su
desarrollo. Para ello tuve que rehacer dicho camino, una y
otra vez, hasta aproximarme a una mejor comprensión de un
amplio espectro de formas reificantes del pensamiento, lo
que me condujo a definir una cierta arquitectura
metodológica que me pareció consistente y coherente con un
nuevo concepto de inteligencia.
De la mano del precepto filosófico “Conócete a ti
mismo”, y aprendiendo de la guía de filósofos, cibernéticos,
científicos, poetas, escritores, así como de las vicisitudes y
alegrías de la vida cotidiana, las exploraciones y
navegaciones que seguirán tienen el propósito de mostrar la
íntima conexión existente entre una visión preliminar de la
arquitectura lógica y adaptativa de la inteligencia, y la
proposición de un método unificado, o universal, diseñado
para constituir la base estructural de cualquier otra forma
metodológica, y del proceso de unificación del saber provisto
por las tecnologías de comunicación y de proceso de la infor-
mación.
Algunos de los hitos o puntos de referencia de este
viaje preliminar “al centro de la inteligencia y del método” lo
constituyen: el análisis cibernético de la concepción
metodológica de Descartes; las aportaciones de Platón y
Aristóteles en relación con la noción de forma; la dimensión
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meta del saber y de la inteligencia; el proceso de unificación
del saber; el aporte de Husserl y Witgenstein, de Wiener y
Ashby, entre otros. También se tendrá en cuenta, desde una
perspectiva aún más amplia, la concepción oriental de la
mente y del cuerpo para comprender el modo cómo el
hombre piensa, así como el estudio de los efectos que
determinadas formas de comunicación y de organizar el
conocimiento inciden sobre el pensar, el sentir y la acción.
Para ello considero necesario exponer los alcances
de la Ley del Requisito de Variedad del cibernético William
Ross Ashby, particularmente en relación con el método
cartesiano, para así mostrar las implicaciones de la interre-
lación entre organización, entropía, y el gobierno de sistemas
excesivamente complejos y probabilísticos. Asimismo, será
menester enfatizar la importancia filosófica, educativa y
metodológica del concepto cibernético de máquina, en el
contexto de la naturaleza epistemológica de los problemas
propiamente pedagógicos de la educación. La reflexión
metodológica también deberá abordar la necesidad de un
nuevo concepto de la lógica y de la inteligencia, así como
mostrar los problemas y efectos perjudiciales de la división
del conocimiento en dominios independientes y sin relación
en que se funda la actual matriz curricular.
Al respecto es necesario tener presente la frecuente
preeminencia del método científico como referente obligado
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para decidir sobre la consistencia y coherencia de cualquier
cuerpo teórico o de experimentación, y en general, sobre la
validez de la reflexión filosófica u otras diversas formas
metodológicas consideradas menos conspicuas o relevantes
que la ciencia. Por esta vía, el aporte de la filosofía no ha
logrado salir de su estimación meramente especulativa, aún
cuando se le considere necesaria para generar concepciones
teóricas que permitan aportar nuevos principios para una
visión más coherente de la realidad.
Sin embargo, este trabajo se propone reivindicar que
el aporte metodológico de la filosofía es imprescindible para
el estudio de sistemas de gran complejidad, tales como la
sociedad, la educación o la economía. A mi juicio, esta
afirmación implica una revisión del paradigma científico en
cuanto valor de referencia insoslayable, trátese de la
experimentación o del análisis cuantitativo, para decidir sobre
la consistencia y coherencia de concepciones teóricas que,
no obstante, y por el contrario, están de modo esencial en el
ámbito del concepto; esto es, de la filosofía.
De todas formas ya sabemos que, en estricto rigor, la
ciencia no puede exhibir un certificado de certeza
indubitable; en realidad, se debate entre la duda, la
incertidumbre o la incompletitud que caracteriza a cualquier
forma de conocimiento. Más aún, si se considera la cuestión
problemática de si la metodología científica es, por sí sola y
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en su forma ortodoxa, la más conveniente para estudiar
sistemas, como la educación, depositarios de tan
extraordinaria complejidad.
Por el contrario, me parece que se debe propender a
unificar, en una nueva forma metodológica, el aporte de al
menos el filósofo, el artista, el poeta, el científico, el guerrero,
así como del hombre sencillo y de otros arquetipos humanos.
Un soporte necesario, si el propósito es generar
cosmovisiones del hombre y de la naturaleza, tanto para la
resolución de una amplia diversidad de problemas concretos
que afectan particularmente a la educación, como para
explicar el comportamiento de variados sistemas de
organización.
En esta dirección, el presente estudio constituye una
metalectura sobre las cuestiones, caminos y dificultades
metodológicas que mi investigación debió sortear, para iniciar
el diseño -a comienzos de la década del 80-, de un nuevo
paradigma educativo, y que me permiten ahora,
preliminarmente, proponer un método de alcance universal,
coincidente con dicho modelo. El cual, sea dicho, tuvo como
motivación apremiante darme una especialización que
tuviese demanda en el mercado educacional, pero que, al
mismo tiempo, no correspondiese con una carrera
profesional existente. La razón es que llevaba ya cuatro años
de cesantía y la situación política y económica de mi país,
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Chile, era francamente crítica, y, además, sin que hubiese
muchas expectativas para proyectos personales.
Transcurridas casi tres décadas mi evaluación es la
siguiente: amplié mi horizonte filosófico, retomé con
renovado interés mis lecturas adolescentes sobre la cultura
oriental, diseñé un nuevo modelo educativo, conocí las
diversas maneras institucionales que puede haber para
postergar una iniciativa, no conseguí trabajo, las puertas se
cerraron una tras otra, aunque, no obstante, en cada caso se
reconociera la coherencia y trascendencia del modelo que
proponía. Finalmente tuve que hacerme cargo de que el
cambio no es precisamente una idea que pueda crecer de
forma natural en los medios políticos, o educativos, ni menos
en quienes toman las decisiones a nivel gubernamental.
Sin embargo, no todo fueron cuestiones negativas ya
que, al mismo tiempo, me apasioné por la exploración de
este campo fascinante y emergente del saber en que
confluyen la filosofía, la cibernética y la educación. Tanto es
así que aún me regocijo toda vez que, en la intimidad de mis
estudios, descubro una nueva vertiente de conocimientos,
así como nuevas y productivas interconexiones, y puedo
comunicarlas a mis alumnos o amigos. Una modesta pero
agradable compensación. Una búsqueda de compensación,
en todo caso, que debiera ser ajena a cualquier aprendiz de
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filósofo, en la expresión de Husserl, que se precie de tal,
como se asentara tempranamente en la filosofía griega.
He aquí un poco de historia de estas vicisitudes.
¿Por dónde empezar en esta búsqueda de una formación
complementaria a mis estudios como profesor de filosofía?
Mi primer intento fue un fracaso: estudié programación en
COBOL y no entendí nada. Pero, como se verá, superar esta
dificultad tuvo para mí una particular trascendencia
metodológica.
El curso era dictado por una profesora de
matemáticas, en una escuela de una empresa internacional
de producción y comercialización de computadores. Uno de
los problemas que enfrenté, con cierto desconcierto, fue que
hacia la mitad del curso no podía comprender este lenguaje,
del mismo modo que tampoco comprendía qué quería decir
ella cuando utilizaba la palabra lógica para referirse a
determinados pasos o secuencia de los mismos en el
procesamiento de datos de este software. “Esto es lógico…”,
“este proceso es lógico”, “es lógico que…”, decía nuestra
instructora.
A esta altura y en uno de los descansos, le expresé
mi zozobra. Le dije que a partir de ese momento no tendría
como objetivo aprender a programar en COBOL, sino a
desentrañar por qué yo no entendía; particularmente por el
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hecho de que cuando ella utilizaba la palabra lógica, con
todo respeto, yo no veía la lógica por ninguna parte. Para mí
esto era particularmente inquietante –le expresé a nuestra
instructora-, dado que en mis estudios de Filosofía había
recibido una no menor formación en aquella disciplina,
habiendo explorado desde la lógica de Aristóteles, Hegel, la
dialéctica materialista, la lógica simbólica, la modal, y, en
sentido estricto, aquéllas desarrolladas por diversos otros
filósofos, dado que en sus exposiciones siempre subyace
algún énfasis lógico determinado.
Y vino la pregunta. Profesora, le dije: ¿“qué entiende
usted por lógica?” Sonriéndose me dijo: “La verdad, la
verdad, no sé; yo ocupo la expresión de modo más bien
natural, para referirme a un cierto orden que visualizo, o a
una cierta coherencia, pero en mí no constituye un cuerpo
teórico que haya reflexionado, o estructurado en relación con
la programación”.
“Bueno -le comenté-, aquí me enfrento a un
interesante desafío: averigüar cuál es la relación entre la
lógica y la programación, aun cuando no persistiré en mi
intento por aprobar el COBOL”.
Para iniciar mi indagación conseguí un programa
complejo y extenso de aplicación de este software que
relacionaba diversas variables y funciones de una empresa
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internacional de producción y comercialización de productos
lácteos y derivados. Procedí trasladando, sin mayor
elucubración teórica, y en un proceso relativamente simple y
rápido, los diversos pasos y conexiones registrados en el
programa de aplicación, a notación simbólica, con sus
conectivas lógicas correspondientes. Resultado: todo un
largo programa de COBOL, lo reduje a un cuarto de página
expresado como un complejo de esquemas proposicionales
de lógica simbólica. Se lo mostré al ingeniero de
computación que lo había diseñado y que me había facilitado
dicho programa. Sorprendido y con entusiasmo dijo: “notable,
por fin entiendo para qué sirve la lógica simbólica”. Una
confirmación más acerca de los sentidos ocultos que pueden
estar detrás de un conocimiento que creemos conocer y
dominar a cabalidad. En este caso, nuestro conocimiento de
lógica simbólica separado del diseño de máquinas, pues el
ingeniero mencionado, no podía ver, en aquel momento, el
alcance de la lógica tal como la había estudiado, y menos
aún su aplicación al diseño de máquinas lógicas.
La historia no termina aquí. Mi profesora de
programación, que era directora de la Escuela de
Computación, quedó fascinada y dispuso que en adelante el
curso de programación incluyese un módulo de lógica, cuya
responsabilidad se me fue asignada. El programa que
diseñe para este curso, comprendía el estudio de las
conectivas lógicas, las tablas de verdad, la determinación de
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verdad o falsedad de esquemas proposicionales de varias
conectivas, su traducción a circuitos de conmutación; al
mismo tiempo, una parte importante del curso estaba dirigido
a traducir a esquemas proposicionales de lógica simbólica,
formas argumentativas o de procesos subyacentes al
lenguaje cotidiano, incluyendo además algunas nociones de
lógica dialéctica.
Esto ocurría hacia 1977, cuando aún no existía en
nuestro medio una cultura computacional que
interrelacionara de manera explícita estos campos del
conocimiento. La verdad es que antes de esta experiencia,
yo tampoco tenía claro para qué servía la lógica simbólica,
aparte de que con ella podía mostrarse la arquitectura lógica
de un discurso o forma argumentativa. Esta vez, se me hizo
evidente un nuevo sentido para este campo del saber,
referido, esta vez, al diseño de máquinas lógicas, cuya
trascendencia metodológica, como explicaré luego, incidía en
la necesidad de redefinir la lógica en función de su
actualísimo valor estratégico para el diseño de toda clase de
sistemas inteligentes. Al mismo tiempo se evidenciaba
importante para explosionar los procesos creativos o de
invención.
Mientras esto ocurría leía de Stafford Beer
“Cibernética y Administración” que atrapó mi atención por
completo. “Esto puede complementar mi formación filosófica”
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-me dije-, y seguí algunos textos de su bibliografía, teniendo
como criterio de selección el que se tratase de autores
fundadores: Wiener, Ashby, Turing, Grenievski, Arbib,
Minsky, Rosenbleuth, Grey Walter, Herbert Simon, entre
otros. Paralelamente, e inspirado en tales lecturas, volvía
sobre Platón, Aristóteles, Descartes, Hegel, Husserl,
Wittgenstein,… para una relectura cibernética de los mismos.
El paisaje que empezó a configurarse era incitante y fue un
acicate para mi imaginación. Incluso en este ambiente de
lecturas regresé a la poesía y al teatro: Shakespeare,
Williams, Sartre, García Lorca, Neruda, Gide, Teillier…
ciencia-ficción. Todo me permitía abrir los sentidos, y todo
me estimulaba a estar atento a cualquier detalle del que
pudiese emerger un nuevo pensamiento o sentimiento.
Sobrevino el entusiasmo al constatar que la
cibernética era un campo de reflexión enteramente pertinente
a la filosofía, de manera que iniciaba una exploración por
terrenos que, no obstante ser nuevos, me eran familiares.
Pero, además, porque empecé a visualizar que desde tal
contexto era posible estructurar una estrategia para superar
los problemas educativos de nuestro país. Percepción, en
todo caso, que ahora me parece no exenta de ingenuidad.
No obstante, la canalización de mi entusiasmo, y la
necesidad de hallar una forma de subsistencia, encontraron
finalmente su objetivo: diseñar un nuevo paradigma
educativo.
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Para abordar tamaña empresa no contaba con
respaldo financiero ni institucional. Tampoco con una
metodología definida; sólo con la sensación de que estaba
en un campo del saber inmejorable para poder concebir una
solución. De hecho, las relaciones entre Filosofía, Educación
y Cibernética constituyen un campo paradigmático de
convergencia transdisciplinar, o mejor aún, de orden
configuracional2, no estructurado, pero que en esta
investigación me propongo fundamentar y establecer como
sistema de referencia teórico y aplicado de trascendental
importancia. Al menos para resolver entre otros, los actuales
problemas metodológicos de gestión y organización del
conocimiento que afectan al sistema educacional; y también,
para fundamentar la posibilidad de un método de alcance lo
más universal posible.
Mi formación como aprendiz de filósofo contribuyó a
hacer más fácil y agradable la tarea y a señalar, un poco de
manera refleja, el modo cómo debía abordar la empresa:
necesitaba darme una visión de campo, lo más amplia
posible de los problemas e incitaciones teóricas que me
ofrecía la exploración por estos caminos de convergencia
que empezaba a descubrir, al tiempo que iba configurando
2 El concepto de configuración lo empleo para referirme a un campo del
conocimiento que se caracteriza por referirse a un problema, antes que a un tema definido por el sistema de clasificación tradicional de las ciencias o
del conocimiento. A su vez, y como veremos más adelante, se refiere a la
complejidad e interconectividad que subyace a cualquier forma de conocimiento, con toda otra.
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de modo preliminar las zonas que necesariamente debía
desarrollar. Al mismo tiempo, asumía como exigencia, la
tarea de realizar una especificación conceptual lo más
rigurosa posible (estuve más de dos años trabajando en el
concepto cibernético de máquina, y bastante más en el
concepto de inteligencia).
Esto significaba estar atento a la necesidad de
proveer de consistencia y coherencia al discurso, investigar
ideas no desarrolladas pero que parecieran contener en
germen un gran potencial teórico y aplicado, estudiar campos
aparentemente ajenos de la filosofía o la cibernética, como la
estrategia del samurai, la logicidad de la poesía, la
trascendencia filosófica del mito, la naturaleza de los
ambientes culturales electrónicos, o explorando algunas
visiones de la ciencia-ficción sobre posibles escenarios
futuros, entre otras diversas exploraciones. Todo, a la
búsqueda de conexiones inspiradas que promoviesen y
motivasen los sentidos y la imaginación. En fin, procuré estar
lo más atento posible.
En realidad, podría decir que en los hechos no me
ceñí a un plan de investigación definido previamente, tal cual
se recomienda en los manuales acerca de cómo hacer
investigación. Visto a la distancia, lo que me movía era más
bien la fascinación por el descubrimiento de nuevos mundos,
apasionado por descubrir el poder de la interrelación, gozoso
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de pasar de un campo del conocimiento a otro sin traumas,
sobresaltos, ni desconfianzas; un verdadero proceso de
reinvención personal, además de descubrir en este
megaespacio de acción recíproca total, la experiencia de
ingresar en la unidad del saber y en su productiva
creatividad.
Pero, también vinieron los meses de hastío, de
sequedad preocupante, nada claro en el horizonte. Sólo las
amenazas de tormenta que anunciaba el casero que venía
por la renta impagada, y que también forma parte de esta
experiencia metodológica. Porque allí estaba la entropía, de
que hablan los cibernéticos, la tendencia al desorden y al
caos, golpeando a la puerta de la reflexión y fascinación del
pensar, para mostrar su fuerza estresante y de la que
debemos precavernos para no perecer.
Más recientemente, el curso sobre Métodos de
Investigación en Educación, aparte de ser nuevo para mí, me
hizo patente que había hecho un camino teórico
aparentemente sólido, pero sin contar con alguna
metodología de investigación reconocida o estructurada,
pero que, no obstante, me permitió concluir en una primera
fase con la proposición de un nuevo modelo educativo. De
hecho, no tenía conocimiento de las técnicas sugeridas en el
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curso, procedentes principalmente del campo de las ciencias
sociales, las cuales, de ordinario, son consideradas
imprescindibles para desarrollar cualquier investigación en
educación que pretenda tener un respaldo científico.
A tal punto era mi preocupación que, cuando me
enteré que el enfoque que se daría en el curso de doctorado
no sería estrictamente cuantitativo, con todos sus
requerimientos de estadística dura, dije con cierto regocijo:
“me salvé”. El lado edificante lo ha constituido el desafío de
poner como objeto de análisis de esta tesis, las
exploraciones metodológicas que seguí, muchas veces como
tentativas no estructuradas, para diseñar un nuevo modelo
educativo. Aún cuando hacia el final de mis dos primeros
libros, “Proteo, Paradigma de la Inteligencia” y “Timoneles del
Futuro”, podía aplicarlas de modo consciente y casi
estructuradamente. De hecho, como expondré y procuraré
fundamentar, el paradigma educativo mismo constituye la
metodología universal que buscamos.
La reflexión que he esbozado debió abordar, también
de modo preliminar, los efectos de la profunda
transformación de la lógica producto del diseño de máquinas
electrónicas, digitales o virtuales e incluso de la
automatización de procesos productivos, de la misma
robótica y del diseño de toda clase de software, los cuales
son, en sentido estricto, máquinas lógicas de alguna clase.
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Todo ello en relación con la preeminencia de lo lógico, o de
la lógica, que propongo redefinir -en una primera
aproximación-, como aquel campo del saber que se ocupa de
lo organizacional de la clase que fuere, incluido el caos y el
desorden como formas de organización de alguna clase. Una
definición de esta clase tiene el propósito de proveer una
forma de coherencia que contribuya al proceso de unificación
del conocimiento provisto por las actuales tecnologías de
comunicación.
Paralelamente surgió la necesidad de abordar el
problema de la división del conocimiento en dominios
independientes y sin relación, en el cual se funda la matriz
curricular vigente; por tanto, se dió la necesidad de
especificar las limitaciones de lo disciplinario y el modo como
podría superarse. Al respecto, resulta ilustrativa la crítica de
Popper a la división del conocimiento en asignaturas o
disciplinas, para concluir que las disciplinas no existen,
incluido el método científico.3 En lo principal, afirmaba que no
3 Popper Karl: “Post Scriptum a la Lógica de la Investigación científica. Vol.1.”, publicada con el nombre de “Realismo y el objetivo de la ciencia”,
Edit. Tecnos, Madrid, 1998, p.45. Allí afirma: “Por regla general, empiezo mis clases sobre el Método Científico diciendo a mis alumnos que el método científico no existe…Mi disciplina no existe porque, en general, las
disciplinas no existen. No hay disciplinas; no hay ramas del saber o, más bien de la investigación; sólo hay problemas y el impulso de resolverlos. Una ciencia tal como la botánica o la química… es, sostengo, una mera
unidad administrativa… Se ha dicho –agrega-, que las asignaturas son también útiles para los estudiantes. No estoy de acuerdo: incluso los estudiantes serios se dejan engañar por el mito de la asignatura. Y no
estoy dispuesto a decir que una cosa que engaña a una persona es una cosa útil para ella.”
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existia un método para encontrar la verdad científica, o para
decidir si una hipótesis es o no verdadera. Sostuvo “que todo
el problema venía de la creencia errónea de que el
conocimiento científico era un tipo de conocimiento
especialmente estricto, o seguro o augusto… Pero, dijo, no
existe un conocimiento científico en este sentido.”4
Así, pues, para caminar entre estas tempranas
cuestiones problemáticas y las diversas formas de concebir
la búsqueda del conocimiento para resolver el problema de
su división, fue también necesario proponer un nuevo
concepto de inteligencia y, al mismo tiempo, mostrar la
correspondencia estructural que, a mi juicio, cabe establecer
entre: una arquitectura preliminar de la organización de la
inteligencia con la estructura del saber; al igual que con los
procesos metacognitivos correspondientes; y desde luego,
con el resultado de la automatización tecnológica de los
procesos del pensamiento.
Karl Popper
4 Popper, K.: “Realismo y el objetivo de la Ciencia”, op.cit.p.52
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El periplo investigador que realicé incluyó, asimismo,
una incursión por la dimensión meta del saber, tales como la
tendencia al diseño de metasistemas o sistemas inteligentes,
la importancia del futuro para el análisis de los diversos
problemas que enfrenta la educación, así como la necesidad
de una siempre presente desconstrucción del pensamiento
para reducir sus eventuales reificaciones. Todo ello me
condujo a proponer una metalectura cibernética de la filo-
sofía, considerando la contraposición hecha por McLuhan
entre los ambientes alfabético y electrónico de las
comunicaciones, así como su impacto en las formas de
pensar y sobre la misma organización del conocimiento.
Al respecto, hemos tenido presente las diferentes
pero complementarias definiciones programáticas de la
cibernética, que nos muestran el espectro de cuestiones que
aborda. Norbert Wiener, su creador, la define como aquella
disciplina que se ocupa de las correspondencias analógicas
entre máquinas y seres vivos; Stafford Beer la concibe como
la ciencia de la organización eficiente; Ashby como la ciencia
que se ocupa del estudio del gobierno de sistemas en
extremo complejos y probabilísticos. También se la define
como la ciencia que estudia los sistemas de control,
comunicación y regulación en máquinas y seres vivos
(definición original de Wiener). Al mismo tiempo se le
reconoce su aporte para estructurar una metodología
transdisciplinaria de investigación, así como para establecer
JULIO VENEGAS VASQUEZ
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campos igualmente unificados de estudios y aplicaciones, en
los más diversos ámbitos del conocimiento y de la acción.
Estas perspectivas han permitido que, graciosamente, se la
defina también como la disciplina que trata de todo aquello
que las demás ciencias no se ocupan. O como ya afirmara
Helmer Frank, “la cibernética es un puente entre las
ciencias”5, lo que sin duda es síntoma de validación de los
propósitos que persigo.
Desde otra perspectiva, el interés de la Cibernética
por los problemas de control y comunicación muestra el amplio
espectro de cuestiones sociales, psicológicas, educativas,
organizacionales y tecnológicas que comprende. Como afirma
Ashby:
“La cibernética se destaca entre los
métodos aptos para tratar lo complejo.
Rechaza las ideas vagamente intuitivas… y se
esfuerza por estructurar una disciplina rigurosa
de lo complejo... La cibernética ofrece la espe-
ranza de proporcionar métodos efectivos para
el estudio y el control de sistemas que
intrínsecamente son complejos en extremo….
De esta manera, ofrece la esperanza de
proporcionar los métodos esenciales para
5 Frank, H.: “La Cibernética: un puente entre las ciencias”. Editorial Zeus,
Barcelona, 1966.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
32
atacar los males -psicológicos, sociales,
económicos- que hasta el presente nos han
estado derrotando por su complejidad
intrínseca”6.
En el mismo contexto y para mostrar la naturaleza
filosófica del problema educativo propiamente tal, me pareció
importante destinar un espacio al análisis de algunas
tensiones dialécticas, su contraposición, superación y
ruptura, en el contexto de algunas visiones sobre la
naturaleza de la condición humana.
Finalizo esta tesis presentando una visión sucinta del
paradigma educativo, esto es, del método, resultado de
abordar el problema de la educación desde la filosofía y la
cibernética a partir del concepto de organización, su
correlato, la entropía, y en el contexto más amplio de la
gobernabilidad de sistemas en extremo complejos y
probabilísticos.
Al mismo tiempo, nuestro modelo ha sido pensado
como una matriz formativa y aplicada, lo más universal
posible, coincidente con un método igualmente universal,
que propende al desarrollo de la inteligencia concebida como
una metaorganización universal. A ello debemos sumar el
muchas veces inescrutable sentido que subyace a la
6 Ashby, William Ross: “Introducción a la Cibernética”, Editorial Nueva
Visión, Buenos Aires, 1960, pp.17-18.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
33
dimensión cuántica, sustrato cósmico de la vida que es otra
manera de desplegarse la vida universal en el cuerpo y la
mente, y por lo cual, puede afirmarse que una matriz
educativa debiera propender a comprender y desplegar
también ese sentido y propiedad universal presente en el ser
humano.
Aún otro aspecto a tener presente en estas
consideraciones preliminares sobre cómo realicé el abordaje
del problema del método. Me pareció que una manera
atractiva, paradigmática y justa es hacerlo en torno a la
filosofía de Descartes. Para el efecto, propongo una forma de
metalectura cibernética del método cartesiano que la inicio
aplicando la Ley del Requisito de Variedad. A mi juicio, esto
nos permite: comprender el alcance del método cartesiano,
realizar una metalectura cibernética del mismo, apreciar cuán
diferente y sorprendente puede ser realizar dicho camino; y
como, tanto la Filosofía como la Cibernética, pueden avanzar
en sus respectivos campos enriqueciendo la conectividad
métodológica que es posible estructurar a partir de esta
nueva perspectiva para unificar el saber, base trascendental
para propender hacia un método de alcance universal.
Considerando el amplísimo espectro de cuestiones
que comprende una temática como ésta, y la imposibilidad
de abarcarlas, e incluir siquiera a los más relevantes
pensadores, me sentiré, por algún tiempo, tranquilo de haber
JULIO VENEGAS VASQUEZ
34
al menos colocado sobre la mesa algunas cuestiones
sugerentes, que de ser asumidas, se podría producir un
cambio decisivo en la educación y en nuestra cultura de las
organizaciones. Así, por consiguiente, no ha sido mi
propósito exponer la vicisitudes, aciertos y evolución del
problema en cuestión, sino ejemplificar a través de algunos
autores y temas proximales, los alcances de una metalectura
filosófico-cibernética que propongo como un aporte
metodológico preliminar para abordar el problema de la
posibilidad de un método universal, cuestión que me parece
decisiva a la hora de proponer una solución al problema de la
deficiente calidad de la educación.
De hecho, he tratado diversos temas en esta tesis
mediante bosquejos que procuran, en conjunto, ofrecer un
panorama de incitaciones teóricas y problemáticas, como es
el caso de la Lógica y la Ley del Requisito de Variedad, o la
exposición sucinta de las configuraciones del modelo
educativo que, no obstante, permiten aproximarse a la
amplísima variedad temática y de problemas que comprende
la posibilidad de configurar un método de alcance universal.
Y que, por cierto, debieran ser objeto de extensos y
detallados desarrollos ulteriores como soporte estructural
para la puesta en marcha de un paradigma educativo
proteiforme.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
35
Cybernetic Seance - New York City, 1947
From Left to Right:Ralph W.Gerard (Neurophysiologist), John von Neumann
(Mathematician), Heinz von Foerster (Electrical Enginner), Lawrence K. Frank (Social
Scientist), Norbert Wiener (Mathematician), Meinrich Kluver (Psychologist), Molly
Harrower (Psychologist)
JULIO VENEGAS VASQUEZ
36
1
SOBRE EL ALCANCE DEL MÉTODO CIENTÍFICO
Pensar en la posibilidad de contribuir a generar una
matriz metodológica de alcance universal, que supere la
variedad de caminos y senderos que emergen del amplísimo
espectro de especializaciones profesionales y campos del
conocimiento, implica, en referencia a la cuestión del método,
considerar por qué, y con frecuencia, se otorga primacía al
pensamiento y al método científico, al conferirle un rango
paradigmático que lo legitima como referente casi obligado
para decidir acerca de la consistencia y coherencia de una
determinada concepción teórica o aplicada.
Al respecto, sin embargo, es menester destacar que,
en sentido estricto, en la base de lo que se considera
científico encontramos con bastante frecuencia, y casi
indefectiblemente, fundamentos, o supuestos que son de
orden filosófico o que tienen su raigambre en otras múltiples
formas no científicas de pensar, tales como prejuicios,
creencias u opiniones no fundamentadas. O por último,
cabría también afirmar que posee los límites propios de una
mente finita; cuestión ésta que -como se sabe-, ha sido
expresada con matices mediante el Principio de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
37
Incertidumbre de Heisemberg, el de Incompletitud de Godel o
el de Complementariedad de Bohr.
Así, pues, no tenemos ni la infinitud ni la
omnicomprensión u omnisapiencia que nos permita asegurar
que nuestro conocimiento, y en particular el científico, pueda
ponerlo todo de manera absoluta sobre la mesa. De modo
que sensible a tales restricciones, nos parece que el método
científico no es ajeno a las vicisitudes erráticas, deshonrosas
o vergonzosas del pensamiento que nos refiere la historia.
Razón por la cual puede afirmarse que se trata de una forma
de conocimiento más bien aproximada, relativa, provisional y
también contaminada, al menos por el tiempo, la cultura, los
hábitos de pensamiento, los prejuicios y sus propias
limitaciones asentadas en más de algún supuesto no sufi-
cientemente examinado.
A su vez, podemos esbozar el método científico
como aquel que, entre otros aspectos, se sustenta en
determinadas condiciones lógico-formales especificadas
previamente, entre las cuales cabe mencionar:
La determinación, o delimitación de la configuración, sistema, entidad o proceso que se estudiará,
la definición operacional de sus términos o conceptos,
el sistema de medición correlativo,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
38
la especificación y análisis de las variables,
su traducción a un lenguaje simbólico, para estudiar el sistema, o aspectos del mismo, a la búsqueda de regularidades (aún la irregularidad misma como tal).
Para, finalmente, en el contexto de tales condiciones,
predecir su comportamiento.
A este respecto, la metodología científica ha de dar
cuenta acerca de cómo, el científico, define los conceptos,
establece sus leyes, genera y modifica sus teorías.
Asimismo, tendrá que precisar el lugar que le corresponde en
el conjunto del saber; de modo particular en relación con la
especialización, aislamiento y fragmentación del
conocimiento que conlleva. Todo ello hace posible que el
hombre de ciencia avance en la comprensión de los
fenómenos mediante la formulación de una ley o principio
universal expresada generalmente de modo simbólico; pero
que no constituye una respuesta acerca de qué sea aquello
analizado, como, por ejemplo, especificar qué sea, en último
término un electrón. Por tanto, en medida decisiva, el
conocimiento científico emerge también, y se estructura,
sobre las condiciones lógico-formales preconfiguradas, así
como sobre los procedimientos de medición y sistemas de
referencia teóricos adoptados o propuestos por el hombre de
ciencia. A partir de lo cual construye una imagen del mundo;
insoslayablemente incompleta, aproximada, que hace abs-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
39
tracción de la enorme diversidad, singularidad e incluso
infinitud, que el mundo real o el universo presentan toda vez.
Pero sobre todo alejada de la complejidad y magnitud de
éstos.
Desde otra perspectiva, si consideramos el
conocimiento científico como aquel que es posible contrastar
empíricamente, o verificar sus hipótesis, resultados o
afirmaciones, de modo cuantitativo, entonces, en realidad, y
como nos enseña Einstein, sólo una parte bastante menor
del saber es la que se funda, o puede fundarse, en estos
criterios.
“Entre las diversas imágenes del mundo
formadas por el artista, el filósofo y el poeta, ¿qué
lugar ocupará la imagen del físico teórico? Su
principal cualidad debe ser una exactitud
escrupulosa y una coherencia lógica que sólo el
lenguaje de las matemáticas puede expresar. Por
otra parte, el físico tiene que ser severo y
abnegado respecto al material que utiliza. Debe
contentarse con reproducir los más simples
procesos que se ofrecen a nuestra experiencia
sensorial, pues los procesos más complejos no
pueden ser representados por la mente humana
JULIO VENEGAS VASQUEZ
40
con la sutil exactitud y la secuencia lógica que son
indispensables para el físico teórico.” 7
Sin duda es del todo relevante el hecho de que
Einstein resalte el aporte que hacen el artista, el filósofo y el
poeta en “la construcción de una imagen del mundo que
proporcione cierta expresión tangible de lo que la mente
humana ve en la naturaleza.”8
En realidad, habría que reivindicar, que no sólo
estos tres paradigmas del saber contribuyen a la
construcción de una cosmovisión en el campo de aquello
“más sutil y complejo”, sino también el político, el monje, el
escritor, el guerrero, también el músico y el pedagogo, y en
general toda significativa actividad humana, sin olvidar las
propias del campesino, del obrero, del ingeniero, o del
empresario. Esta última no trata de una distinción ideológica,
sino del simple y a la vez complejo humanismo, referido a
los procesos creativos, reflexivos y de acción, que a partir de
estas actividades pueden generalizarse. Actividades que van
describiendo al ser humano en sus múltiples
manifestaciones, generando espejos por doquier en los que
nos podemos mirar y aproximarnos a una mejor comprensión
de nosotros mismos.
7 Planck, Max: “¿Adónde va la ciencia?”, Editorial Losada, Buenos Aires,
1961. Prólogo de A. Einstein, p.11. 8 Ibidem, p.10.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
41
A este respecto, es necesario destacar que ya
Platón, en su diálogo Alcibíades introducía la metodología
del espejo, y precisamente, en conexión con la posibilidad de
acceder a la comprensión del precepto “Conócete a ti
mismo”. Allí, la sabiduría misma así como la forma de
organizar el conocimiento, se constituyen en espejos de la
mente, lo que, además, está en conexión con el problema de
la gobernabilidad del Estado, partiendo del principio de que
la vastedad de los conocimientos, los principios de
organización y las estructuras que posee el cuerpo, proveen
el saber indispensable para gobernar la propia mente y el
cuerpo, y, por extensión, propender a bien administrar la
familia, la ciudad y el Estado.
Así, se puede afirmar que el método, o la
estrategia de exploración y descripción científica no son
suficientes para dar cuenta de lo real tal como se nos
aparece. De hecho, la lectura científica de la realidad se
separa sensiblemente de la representación cotidiana y del
sentido común, sea por vía de la abstracción, del
modelamiento o del lenguaje simbólico. De igual modo se
separa de todo aquello que sea renuente a una formalización
científica, o de aquello que por su extrema diversidad y
variabilidad, no es materia que por regla general aborde el
hombre de ciencia, particularmente el físico. Todo ello sin
obviar que desde las leyes y principios por él descubiertos,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
42
se pueda orientar con mucha certeza el proceso de
invención y la acción cotidiana.
Quienes sí están en este ámbito son, entre otros, los
arquetipos humanos recién mencionados que asumen la
incertidumbre, el sinsentido, el error, el engaño, la confusión,
tratando por consiguiente, de comprender y encontrar
estrategias de adaptabilidad, para así moverse en una
realidad que se resiste a ser reducida a fórmulas o
definiciones últimas, o a un devenir previsible o deter-
minístico. En este sentido, cabe afirmar que en general el
científico estudia realidades no perceptibles al ojo corriente;
consiguientemente, se aleja, de la realidad cotidiana que
envuelve al ser humano. Esta realidad está en movimiento,
es evolutiva y por tanto histórica, nunca esta fijada en el
tiempo. Lo que permite la emergencia de una nueva forma
de complejidad que, en general, no es abordada por el
hombre de ciencia en sus construcciones teóricas.
En esta dirección es del todo relevante la afirmación
de Einstein sobre la incongruencia de que dicha complejidad
pueda ser expresada con la secuencia lógica indispensable
para el físico teórico. Un punto de encrucijada entre la cien-
cia y la filosofía, entre las formas de pensar y de concebir lo
lógico como una secuencia ordenada, consistente y
coherente de proposiciones, o de regularidades en la
naturaleza, tal como sería la forma corriente de ver la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
43
búsqueda científica, en contraposición todo ello con la
coexistencia de formas no lineales, más bien antagónicas,
simultáneas, dialécticas, ubicuas, holísticas, que la filosofía y
otros campos no científicos del saber, nos despliegan con
singular riqueza y variedad. Se trata, pues, de un ambiente
pletórico de incertezas y misterios que de manera
sorprendente o inesperadamente nos ofrece, y al cual
conduce, el ignoto e inabarcable universo. Es decir, en la
pretensión de alcanzar una secuencia lógica que se ajuste a
un patrón conocido por nosotros, subyacente
ancestralmente, y por lo tanto no consciente o
metaestructurado, puede estar la trampa, el hábito o la
creencia, entronizada como visión científica, pero que, en
rigor, no posee ni la exactitud, ni la certeza últimas invocadas
para tal conocimiento.
Veamos: ¿por qué algo tan sutil e hipercomplejo
como el universo tendría que partir de un proceso tan burdo y
mecánico como una explosión? Esta pregunta, que yo me
formulo, no tiene fundamento “científico”. No tiene un hecho
que le sirva de base indubitable, tampoco puede ser
cuantificado o evidenciado. Se trata de una presunción, de
una duda, que tal como está formulada, desde mi precario
conocimiento del tema, no tiene un soporte teórico, y menos
aun una teoría física que la respalde. Por el contrario, la
respuesta del Big Bang, tiene, sin duda, su soporte teórico.
Sin embargo, dicho fundamento parece apoyarse en una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
44
racionalidad conocida, en una concatenación de causas y
efectos asentada en la experiencia cotidiana, que adquiere
carta de ciudadanía como una secuencia lógica determinada,
indispensable al físico teórico pero que acaso no pudiera
corresponder en absoluto con la logicidad relativa al origen
del universo, tal como este pudo ser realmente. Si es que
hubo tal origen. Porque, desde otra perspectiva, cabe
indagar qué queremos decir con origen, y qué nos autoriza a
hablar de origen. Es decir cabría preguntarse por el
fundamento epistemológico -y no digamos lógico- de tal
noción.
Y es que, en realidad, el físico parece enfrentarse a
una cuestión insalvable: la imposibilidad de hacer el camino
completo de experiencias, y alcanzar, en este caso, “el
origen”. Tendría en todo caso que proceder por extrapolación
o interpolación, procedimientos estos que como se sabe no
aseguran certeza absoluta; sólo la suficiente, se dirá, para
darnos una explicación provisional de cómo pudo haber sido
la concatenación de hechos y de leyes en un evento
determinado. Concatenación, en todo caso, que no puede
sino ser de orden provisoria, considerando el insalvable límite
que la infinitud espacial y temporal instala para la verificación
a esta escala. Agrega Einstein:
“Incluso a expensas de la amplitud
tenemos que asegurar la pureza, claridad y exacta
JULIO VENEGAS VASQUEZ
45
correspondencia entre la representación y la cosa
representada. Al darnos cuenta de que es muy
pequeña la parte de la naturaleza que así
podemos comprender y expresar en una fórmula
exacta, mientras tiene que ser excluido todo lo
más sutil y complejo, es natural preguntarse: ¿qué
tipo de atracción puede ejercer esta obra?
¿Merece el nombre de imagen del mundo el
resultado de una selección tan limitada?
Yo creo que sí –agrega- pues las leyes
más generales sobre las cuales se construye la
estructura mental de la física teórica tienen que
ser derivadas estudiando en la naturaleza incluso
los fenómenos más sencillos. Si son bien
conocidos, hay que ser capaz de deducir de ellos,
mediante el razonamiento puramente abstracto, la
teoría de todos los procesos de la naturaleza,
incluyendo los de la vida misma. He querido decir
teóricamente, pues en la práctica tal proceso de
deducción está mucho más allá de la capacidad
del razonamiento humano. Por tanto, el hecho de
que en la ciencia tengamos que contentarnos con
una imagen incompleta del universo físico no es
debido a la naturaleza del universo, sino más bien
a nosotros mismos.”9
9 Planck, Max: “¿Adónde va la ciencia?”, op.cit., p.11
JULIO VENEGAS VASQUEZ
46
Considero que este pasaje de su pensamiento -
aparte de permitirnos precisar de mejor manera la naturaleza
y alcance de lo que podría llamarse método científico, así
como sus exigencias lógicas, de orden matemático, de len-
guaje, de rigor y abnegación-, nos enseña que es muy
pequeña la parte de la naturaleza que así podemos
comprender, “mientras tiene que ser excluido todo lo más
sutil y complejo”.
Albert Einstein
Todo ello atendiendo a la severa restricción de que la
mente humana no posee ni la sutileza ni la exactitud, ni el
poder, para representarse procesos de complejidad que
tienen como unos de sus elementos esenciales la infinitud.
Y ¿qué no lo tendría? “La plenitud nace de su plenitud. Todo
lo que existe es plenitud” señala la invocación del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
47
“Upanisads”10
. Razón por la cual, en esta concepción
oriental, el Uno-sin-segúndo, esto es, el Todo, ha existido
desde siempre, no hay un origen. Pero a su vez, tampoco
podemos disponer del tiempo necesario para recorrer
cualquier serie de la cual se sostenga que lo afirmado en una
ley o principio físico determinado sea verdadero
absolutamente.
Y vaya cosa notable, pues eso más sutil y complejo
está también en nosotros. Es la propia hipercomplejidad del
cuerpo y la mente, su riqueza estructural y adaptativa, en
acción recíproca total con la complejidad de la vida social,
económica, política y educativa. Francis Crick lo expresa de
esta manera: “Para el hombre no hay estudio más vital que
su propio cerebro. Nuestra visión del universo depende por
completo de ello.”11
Y Edgar Morin agrega: “como un Agujero
negro, el misterio del cerebro parece que vaya a englutir
nuestra inteligibilidad, siendo que se halla justamente en la
fuente de nuestra inteligibilidad.” 12
Es precisamente en este campo donde el filósofo, el
artista, el poeta, y los diversos otros paradigmas humanos,
navegan con mayor expedición y donde, además, han
10
Rafael: “Upanisads”, Editorial EDAF, Arca de Sabiduría, Madrid, 1993,
p.11 11
Morin, E.: “El Método III”, Colección Teorema, Madrid, 1988, p. 95.
12
Ibidem. p.96
JULIO VENEGAS VASQUEZ
48
desarrollado complejas estrategias de exploración, de
investigación, que les han permitido acercarse a una mayor
comprensión del hombre y de sus posibilidades creativas,
destructivas y evolutivas. Sin embargo, tales estrategias no
son necesariamente explícitas, ni para el creador ni para el
receptor. Quiero decir con ello que allí donde el lector ve una
historia, como los celos de Otelo, en realidad también
tenemos la descripción de la arquitectura organizacional de
un sistema de comunicación con sus problemas de control,
comunicación, desorden y previsible inestabilidad
catastrófica. De modo que el poeta o el artista no sólo
embellecen las formas de expresión, o nos cuentan historias
hermosas o dramáticas (igualmente bellas) de la existencia,
sino que, al mismo tiempo, construyen espejos proteiformes
del comportamiento humano, toda vez que captan o
explicitan modos diversos de percibir la naturaleza, en cuanto
a su relación con el ser humano y de éste con los otros. En
cuyas lunas podemos vernos a nosotros mismos, captando
las más de las veces el sentido, la forma o la clase de tejido
o urdimbre que sirve de soporte a la imagen proyectada.
A este respecto el cuerpo humano emerge como una
síntesis organizacional de la naturaleza y del cosmos, una
expresión de aquello más sutil y complejo, en el que se
unifican las diversas formas de conocimiento, las diversas
dimensiones de Ésto, lo más cercano, con Aquéllo, el
insondable universo, o universos posibles. Así, ninguna
JULIO VENEGAS VASQUEZ
49
forma de conocimiento, por aparentemente modesta que
aparezca, puede considerarse irrelevante.
El hombre, artífice de uno de los centros de
interconectividad física y también trascendental, cuyo logro
tecnológico es la instalación de la interconectividad a nivel
global, está derribando con ella las fronteras disciplinarias del
conocimiento, estableciendo un principio de unidad del saber
que sobrepasa cualquier intento de mantener la
fragmentación del conocimiento, sea como conocimiento
científico, artístico, filosófico, u otro cualquiera con
pretensiones jerárquicas.
Con todo ello quiero decir que, a mi juicio, la
sobrevaloración en la educación del método científico reviste
carácter crítico, dado que su forma tradicional presenta al
menos las restricciones a que hemos hecho mención. Por
consiguiente, sería insuficiente, en su forma ordoxa que
conocemos, para abordar la hipercomplejidad, ya que los
problemas a considerar, parecen estar un tanto distantes de
los métodos llamados científicos de las ciencias sociales, y
acaso, más próximos al ámbito de las disciplinas filosóficas.
Las cuales, por lo demás, no constituyendo “ciencia” han
cumplido, y siguen cumpliendo con su rol conceptual y lógico,
relevante para afinar el cuerpo teórico de aquéllas. Y ello
porque la reflexión sobre los fundamentos de una ciencia en
particular, o sobre la ciencia misma, pensando en el Principio
JULIO VENEGAS VASQUEZ
50
de Incompletitud de Godel, se ha de hacer desde fuera de la
disciplina, lo que nos conduce al ámbito de la Filosofía de la
Ciencia, de la Metalógica, o de la Epistemología, entre otros
campos problemáticos de estudios en los que el espíritu
filosófico tiene su ubicación natural.
Por lo demás, si atendemos a la naturaleza y al
alcance de los problemas propiamente pedagógicos del
proceso educativo, podría decirse que estos tienen directa
relación con cuestiones filosóficas, relativas principalmente a:
La teoría del conocimiento en su forma más general
La epistemología como un campo de la misma
aplicado a la ciencia
La lógica, comprendiendo su redefinición que
incluya lo lógico como lo organizacional, o la forma,
en el más amplio espectro concebible, incluidos el
caos y el desorden.
Los problemas de orden ético, estético, metafísico,
existencial, en la formación de los alumnos.
También las problemáticas relativas a una eficiente
gestión y reorganización del saber, referidas de
modo particular al rediseño y gobernabilidad de las
organizaciones, sean éstas educativas, sociales,
económicas, administrativas, productivas o políticas.
Y, por cierto, la especificación, toda vez, de los fines
trascendentes de la educación, en el amplísimo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
51
espectro de sentidos y problemas que han de
considerarse para avanzar en el perfeccionamiento y
realización humana.
Todo ello, por cierto, exige una visión unificada, o la
generación de una forma de navegación para avanzar en el
despliegue de la interconectividad subyacente por doquier.
Así, y en mi opinión, pareciera ser que métodos como la
técnica de muestreo, la observación (relativa a la recogida de
datos), los métodos preexperimentales, cuasiexperimentales,
y el método experimental estricto, tendrían particular utilidad
en el estudio del comportamiento de grupos, más que para
resolver cuestiones de orden epistemológico o
gnoseológicas, o para desarrollar, por ejemplo, teorías
explicativas sobre el impacto de las TICs en las formas de
pensamiento.
Quizás otro tanto podría decirse de aquellas técnicas
que ponen el énfasis en el estudio del comportamiento del
sistema atendiendo a la observación y manipulación de
variables, según se intervenga sobre ellas, ya que en el caso
de la metodología experimental tiene la limitación de que no
permite analizar situaciones complejas. A este respecto, es
interesante tener presente la observación del Ashby cuando
afirma:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
52
“En la actualidad, la ciencia se encuentra
en una encrucijada. Durante dos siglos ha
explorado sistemas que son intrínsecamente
simples, o susceptibles de ser analizados en
componentes simples. El hecho de que un dogma
tal como: “Varíense los factores de a uno por vez”,
haya podido aceptarse durante un siglo,
demuestra que los científicos están absolutamente
dedicados a investigar sistemas que permitieron el
uso de ese método, pues con frecuencia resulta
prácticamente imposible aplicarlo a sistemas
complejos. Sólo luego de los experimentos
realizados por Ronald Fisher en suelos agrícolas,
en la década del 20, se advirtió claramente que
hay sistemas complejos en los que no puede
aplicarse el método de variar los factores uno por
uno, pues estos sistemas son tan dinámicos e
interconectados que la alteración de una variable
actúa inmediatamente como causa de variación
de otras, de muchas otras, quizás.” 13
Las investigaciones posteriores relativas a la
posibilidad de estructurar una ciencia de la complejidad, y del
caos, han confirmado esta restricción de las formas
metodológicas que colocan el énfasis en la manipulación de
variables. Pero, además, está el hecho de que tratándose de
13
Ashby, William R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., pp. 16-17
JULIO VENEGAS VASQUEZ
53
sistemas en extremo complejos estos tienen un
comportamiento que ha de asumirse en términos pro-
babilísticos. Lo cual, visto en la perspectiva del Principio de
Incertidumbre de Heisenberg, ofrece una perspectiva
metodológica contrapuesta a la que subyace al enfoque
determinístico de sistemas, por muy complejos que estos
sean.
A su vez, puede afirmarse que para el caso de la
investigación educativa, o de cualquier investigación en
cualquier campo del saber, se ponen en acción, las más de
las veces de manera no estructurada, aún cuando de modo
alternado, simultáneo, o contrapuesto, formas lógicas como
la dialéctica, la fenomenología, o la metafísica (en cuanto
forma de descripción de la esencia de una cosa)14
.
También, el investigador, las más de las veces de
manera inconsciente, despliega la concepción aristotélica del
pensar, o la duda o escepticismo cartesiano, o reproduce la
escisión sin relación del conocimiento, o tiene momentos de
captación de la unidad del saber; y junto con ello, con
frecuncia, despliega con mayor o menor acierto, pero sin ser
14
Aristóteles define la esencia como la forma propia de cada cosa, como aquello que hace que una cosa sea lo que es (“Metafísica”, en Obras
Completas, T-II, Ediciones. Anaconda, Buenos Aires, 1947, p.52); esto
es, su arquitectura organizacional, podríamos decir ahora. En todo caso, aquí no nos hacemos cargo de la controversia acerca de si es posible o no conocer la esencia de algo, como una realidad última o definitiva sobre
el Ser; sino sólo en cuanto aproximación a lo que pudiéramos llamar la forma constitutiva de algo, provisoria, y por tanto, modificable.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
54
necesariamente consciente de ello, alguna conceptualización
o sistema de referencia filosófico que sustenta cada una de
estas formas de análisis o de reflexión. Todo ello configura
una arquitectura de orden conceptual y metodológico que,
podría decirse, sirve de sustrato problemático y “guía
encubierta” al hombre de ciencia, sin que éste, muchas
veces, sea consciente de ello, y menos aún del alcance e
influencia, positiva o negativa, que tiene sobre la estructura
de su concepción teórica.
El científico, como hemos dicho, puede no estar
consciente de que utiliza como soporte no estructurado este
amplio espectro de concepciones lógicas o epistemológicas
que, por otra parte, el filósofo ha estudiado y procurado
especificar, generando conocimientos y formas
metodológicas que constituyen un aporte significativo para el
desarrollo del saber, o para enfrentar el estudio de sistemas
dinámicos altamente complejos, como el pensamiento y el
conocimiento humanos. No obstante, el hombre de ciencia
puede mirar con cierta desconfianza a la filosofía atendiendo
al supuesto de que los intentos de ésta son más bien
especulativos. Por consiguiente, me parece que es necesario
avanzar hacia la superación de la escisión entre lo científico
y lo filosófico, o entre lo científico y lo poético, por cuanto
estas distinciones pueden derivar en enclaves reificantes de
la división sin relación del conocimiento. En realidad, es
menester consignar que tenemos a nuestro favor el que las
JULIO VENEGAS VASQUEZ
55
Tecnologías de Comunicación y de la Información (TICs) se
están encargando de superar estas fragmentaciones del
saber.
Recordemos, al respecto, las reservas de Popper
sobre la organización tradicional del conocimiento:
“No estudiamos temas, sino problemas; y los
problemas pueden atravesar los límites de
cualquier objeto de estudio o disciplina… Estoy
totalmente dispuesto a admitir que muchos
problemas “pertenecen”, sin embargo, en algún
sentido, a una u otra de las diversas disciplinas
tradicionales, aunque su solución requiera de la
intervención de las más diversas disciplinas...
Pero esto no afecta a mi tesis de que la
clasificación en disciplinas carece, relativamente,
de importancia, y de que somos estudiosos de
problemas, no de disciplinas.” 15
Así, podemos ser testigos y actores de la emergencia
de lo transdisciplinario, o mejor aún, de lo configuracional,
como una forma de navegación que nos permite explorar
mejor los territorios de lo hipercomplejo. El vocablo configu-
ración, sea dicho, tiene la ventaja de no remitir al concepto
de disciplina o ciencia, sino a un cierto complejo
15
Popper, K.: “Conjeturas y Refutaciones”, Ediciones Paidós, Barcelona,
1994, p. 95
JULIO VENEGAS VASQUEZ
56
problemático, de estudios o investigación, definido en función
de propósitos que pueden ser teóricos, aplicados,
indagativos, imaginativos, de invención, lúdicos o de
exploración de nuevas conectividades del conocimiento. En
tales configuraciones pueden converger diversas
dimensiones del saber en las que se ha superado la lógica
de la escisión sin relación de las disciplinas. Al respecto, es
menester tener presente que para Einstein siendo
“la labor suprema del físico el descubrimiento de
las leyes elementales más generales a partir de
las cuales pueda ser deducida lógicamente la
imagen del mundo… no existe un camino lógico
para el descubrimiento de esas leyes elementales.
Existe únicamente la vía de la intuición, ayudada
por un sentido para el orden que yace tras las
apariencias, y este Einfuhlung16
se desarrolla por
la experiencia.” 17
Perspectiva que amplia notablemente la naturaleza
del proceso creativo y presiona para romper cualquier
dimensión metodológica que se proponga reducir a un
ámbito del saber, la clave para investigar, tal como sucede
con la “visión científica”, por ejemplo. Por el contrario, y en
rigor, estamos en presencia de la capacidad combinatoria
16
Einfuhlung: comprensión, intuición o compenetración.
17
Planck, M.: “¿Adónde va la Ciencia?”, op. cit. p. 12.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
57
prácticamente ilimitada que posee la mente para manejar
estructuras y formas, o para la disolución o modificación de
las mismas. Entre ellas sus diversas posibilidades lógicas,
experienciales, afectivas, estéticas, lúdicas o dramáticas que,
en conjunto, configuran el ámbito de resonancia y la fuente
creativa desde la cual emergen combinaciones meritorias y
productivas del pensamiento y para la praxis.
Con frecuencia se asocia el concepto de método a
camino, sin embargo, no se trata de uno en el cual haya un
trazado con estaciones, pertrechos, y secuencias lógicas
claramente establecidas, para resolver problemas de
aquellos que una investigación avanzada se ocupa. No es
que en un punto de la encrucijada haya una señal o un
sistema de señales que pueda guiarnos por un sendero
determinado; ni tan siquiera se nos clarifica los puntos de
parada y paisajes ya descritos, que anuncien aquí y allá los
parajes no explorados, o los problemas de encrucijada a los
cuales podemos llegar si no nos guiamos por tales pautas de
exploración.
Es necesario, pues, ampliar esta idea del método con
la metáfora de la navegación; metáfora muy a propósito
cuando nos referimos a la variedad de rutas que podemos
hacer, así como lugares que podemos conocer y recorrer,
moviéndonos por la encantada red digital. Lo que, además,
nos sitúa -dada la relación con las vicisitudes y posibilidades
JULIO VENEGAS VASQUEZ
58
de naufragio propias de la navegación-, en el centro de los
problemas de gobernabilidad del cuerpo y la mente, así como
de los sistemas de organización sociales y ecológicos.
No obstante, siempre resulta fructífero disponer de
una metáfora que nos describa, en este caso, al investigador
y su labor, más aún cuando se trate, por ejemplo, de diseñar
un nuevo paradigma educativo, de desarrollar un nuevo
concepto de inteligencia, de concebir un método de alcance
universal, o de explicar la logicidad que subyace a una
cultura en que las TICs tienen su reinado. A este respecto, el
vuelo también puede ser una apropiada metáfora del
quehacer indagativo. Particularmente cuando el investigador
tradicional es motivado por un problema o una incógnita, y
sólo dispone de los instrumentos habituales para enfrentarlo.
Así, la solución puede escabullírsele, porque los métodos
tradicionales quedan por debajo de lo extremadamente
complejo, ya que no están diseñados para abordar lo
configuracional e hipercomplejo. Entonces, deberá levantar
el vuelo, posarse en la copa de algún árbol, o parado sobre
los hombros de otros gigantes, como afirmaba Newton, para
tener una visión más amplia del territorio, más elevada,
posándose sobre una montaña, y aún a mayor distancia,
incluso cósmica, a fin de procurarse la imaginación
explicativa más exuberante.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
59
Estos ascensos progresivos constituyen una
metamorfosis tanto para el investigador, cuanto para los
sistemas de referencia conceptuales que maneja. Y también,
un cambio en la situación relativa en la que inscribimos el
problema, dentro de la red multidimensional del saber y de la
praxis. En realidad, podemos decir que a medida que se
avanza y el contexto teórico se amplía y modifica, nuestro
problema se ha metamorfoseado. En consecuencia,
debemos estar adiestrados y disponer de una estrategia para
captar tales transformaciones y no perdernos en la oscuridad
del mediodía, o en las cavernas subterráneas en las que el
reinado de las sombras compite con la ignorancia para tener
el poder.
Así, pues, será necesario, una y otra vez, remontar el
vuelo, para desplazarse entre los árboles, arbustos, planear,
posarse en tierra, escuchar el sonido de ésta, vadear ríos y
lagos, o lo que es lo mismo, atender sobre la diversidad de
arquetipos, modelos, o sobre la singularidad misma, siempre,
empero, a la búsqueda de un punto de interconexión que nos
permita captar el sentido o alguna nueva clave de
interpretación. Hasta nos podemos olvidar del problema
inicial, fascinados con los paisajes que vamos descubriendo;
incluso podrá ser otro el problema que ocupe finalmente
nuestra atención; para todo ello será necesario,
indudablemente, desarrollar algún cuerpo teórico. Vuelo e
imaginación, a la búsqueda de interconexiones para una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
60
teoría explicativa más amplia y de mayor espectro de
aplicación, todo ello en dirección a la unidad del saber. He
ahí un curso posible del método.
Del mismo modo, será necesario cultivar la
imaginación para concebir mundos posibles o explicaciones
que contravengan el sentido común. Una cuestión
metodológica trascendental que el maestro Descartes llevó a
una categoría inigualable en el campo de la filosofía y de
gran trascendencia para el hombre de ciencia. Su duda
metódica se construye en gran parte desde la imaginación.
Veamos el notable pasaje de su obra:
“Y, sin embargo, hace tiempo que tengo en mi
espíritu cierta opinión, según la cual hay un Dios
que todo lo puede, por quien he sido creado tal
como soy. Pues bien: ¿quién me asegura que el
tal Dios no haya procedido de manera que no
exista tierra, ni cielo, ni cuerpos extensos, ni figu-
ra, ni magnitud, ni lugar; pero a la vez de modo
que yo, no obstante, sí tenga la impresión de que
todo eso existe tal y como lo veo?” 18
Confluencia de escepticismo radical, duda metódica e
imaginación. ¿La Matrix?. ¿Cómo vería el universo si fuese
montado en un rayo de luz?, se preguntaba Einstein. Otro:
18
Descartes, René: “Meditaciones Metafísicas”, Ediciones Alfaguara, Madrid, 1977, p.19
JULIO VENEGAS VASQUEZ
61
¿No será que existen unos seres diminutos que transmiten
las enfermedades? ¿No será que existen unos corpúsculos,
que son también ondas, extremadamente pequeños que tal
vez nunca podremos ver pero que constituyen la base de la
energía-materia? Pero, a su vez, ¿tenemos en realidad una
forma de despejar, en una u otra dirección, la antedicha duda
cartesiana? La cual expresa también del modo siguiente:
“Así, pues, supondré que hay, no un
verdadero Dios –que es fuente suprema de
verdad-, sino cierto genio maligno, no menos
artero y engañador que poderoso, el cual ha
usado de toda su industria para engañarme.
Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores,
la figuras, los sonidos y las demás cosas
exteriores, no son sino ilusiones y ensueños de
los que él se sirve para atrapar mi credulidad. Me
consideraré a mí mismo como sin manos, sin
carne, sin sangre, sin sentido alguno, y creyendo
falsamente que tengo todo eso. Permaneceré
obstinadamente fijo en ese pensamiento, y si, por
dicho medio, no me es posible llegar al
conocimiento de alguna verdad, al menos está en
mi mano suspender el juicio. Por ello, tendré sumo
cuidado en no dar crédito a ninguna falsedad, y
dispondré tan bien mi espíritu contra las malas
artes de ese gran engañador que, por muy
JULIO VENEGAS VASQUEZ
62
poderoso y astuto que sea, nunca podrá
imponerme nada.” 19
Descartes, René
Los recursos de imaginar, suponer, o fingir,
resaltados por Descartes, aparte de constituir formas de la
capacidad combinatoria ilimitada de la inteligencia,
representan aspectos decisivos, como cursos viables del
pensamiento, o de una logicidad interna que puede o no
concluir en mediciones, en distinción de variables o en
condiciones experimentales verificables. Pero que a no dudar
motiva y origina la generación de visiones coherentes y
prolíficas. Así, por esta vía, podemos abrir nuevos campos
de investigación, nuevas cosmovisiones, o inspiradas formas,
para abordar el estudio y la solución de una vasta variedad
de cuestiones que de otro modo pueden quedar ocultas a la
reflexión. Para ello será necesario tener presente la
diversidad de mundos posibles modelados para explicar, por
ejemplo, la dimensión subatómica de la materia; o la
19
Descartes, René: “Meditaciones Metafísicas”, op.cit., p.21
JULIO VENEGAS VASQUEZ
63
imaginación, casi siempre certera de la ciencia-ficción que,
aparte de orientarnos acerca de eventuales escenarios
futuros, sirve de brújula al investigador para definir confi-
guraciones de valor estratégico, sea para diseñar programas
tecnológicos o para definir una nueva matriz curricular.
A todo ello debemos agregar, y como un componente
“no científico” del pensamiento científico, o de cualquiera otro
que se coloque en una situación límite, la audacia necesaria
para atreverse a sostener, por ejemplo, que la Tierra no es
plana; o transgredir principios éticos ya establecidos,
arriesgando mi integridad física o la propia vida y ser
condenado a beber cicuta. Son los riesgos de una actividad
que por ser “intelectual” parece carente de peligros. En
realidad es arriesgada ya desde el momento en que alguien
(el filósofo, el científico, el artista, el místico, el cineasta o el
poeta) se apasiona por una idea poderosa, cuya explosión y
racimo de efectos colaterales, herirá a más de alguna
epidermis con autoridad, desatando destinos dolorosos e
inciertos para quien haya osado trasponer las fronteras
establecidas. Un destino, éste, en todo caso ineluctable.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
64
2
LA LEY DEL REQUISITO DE VARIEDAD
La Ley de la Variedad Obligada o Ley del Requisito
de Variedad, descubierta por el cibernético William Ross
Ashby, y a la que habíamos hecho referencia, afirma que
sólo la variedad absorbe variedad. 20
Lo cual quiere decir que
si mi sistema de control, regulación y comunicación no tiene
la variedad necesaria, la riqueza organizacional suficiente, o
la complejidad requerida, entonces mis posibilidades de
sobrevivencia, o de alcanzar los objetivos que me proponga,
serán evidentemente menores. En los hechos, seré
sobrepasado sin que haya forma de revertir dicha tendencia,
a no ser que pueda al menos amplificar o potenciar la
variedad de mi sistema de regulación, o reducir la variedad
externa que amenaza con desestabilizar el sistema. Por
consiguiente, las posibilidades de sobrevivencia efectiva, así
como de adaptabilidad de cualquier organización dependen
de su riqueza organizacional, o variedad sistémica. De tal
manera que le permita sortear, con alguna expectativa de
éxito, las perturbaciones o macroperturbaciones, internas o
20
Ashby, W. R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., pp. 281-2
JULIO VENEGAS VASQUEZ
65
del entorno. Lo cual –sea dicho- constituye otra manera de
entender la entropía.
William Ross Ashby
Este principio parece ser el más importante en
relación con los sistemas sociales, ecológicos, educativos o
económicos, en cualquiera de sus formas. A mi juicio, y en
relación con el problema que nos ocupa, esto es,
fundamentar la posibilidad de un método de alcance
universal, me parece que, en estricto rigor, el método, o
cualquier método, técnica o procedimiento de estudio, no
escapa a esta exigencia. Razón por la cual siempre será
pertinente preguntarse, desde una metalectura del mismo, si
el método que utilizo tiene la variedad necesaria, el poder (la
riqueza lógica, conceptual, teorética y operativa suficiente)
para realizar el abordaje, o para siquiera, intentar encontrar
la solución a la problemática planteada.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
66
2.1. Sobre el método cartesiano
Veamos, en una primera aproximación, cómo
funciona el principio. Una medida de la complejidad, y por lo
mismo, de la multiplicidad de cuestiones, diversidad de
procesos y estados posibles que implica adentrarse en las
profundidades del método, esto es, en su variedad, nos la
plantea, por ejemplo, Descartes, ya que en el título de su
libro: “Discurso del método”, añade sin solución de
continuidad “para dirigir adecuadamente la razón e indagar la
verdad en las ciencias”, de tal manera que este sería su título
completo.
Tenemos aquí dos momentos; en el primero se
enfatiza una estrategia, la realizada por el propio Descartes,
para dirigir la razón, cuestión de por sí ya sufícientemente
amplia, comprendiendo un espectro de materias relativas a la
cultura de su época, las creencias, las diversas formas de
conocimiento y su legitimidad, así como aquéllos caminos
educativos que considera de mayor relevancia y poder para
alcanzar dicho objetivo. El segundo momento sitúa la pro-
blemática del método en relación con la búsqueda de la
verdad en las ciencias. Aquí, cobran trascendental
importancia los conceptos de verdad, razón, dirección de la
misma, habida cuenta de las vicisitudes de éstos, que el
propio Descartes se encarga de señalar. Todo lo cual -visto
JULIO VENEGAS VASQUEZ
67
desde una lectura cibernética-, nos advierte acerca de la
extraordinaria complejidad contenida en la proposición
cartesiana de estructurar un método que disponga de la
variedad necesaria para enfrentar la complejidad recién
esbozada.
Aún más, el subtítulo inicial pensado por Descartes
para esta obra era el siguiente: “Proyecto de una ciencia
universal que pudiese elevar nuestra naturaleza a su más
alto grado de perfección”. Subtítulo que si bien lo descartó,
corresponde de todos modos a objetivos claramente
expresados por el filósofo a través de sus escritos. Por ello
mismo me permitiré, junto a los propósitos del subtítulo
definitivo, incluir el eliminado y de esta forma, aportarlos
conjuntamente en el próximo análisis que me propongo
realizar. Ahora, visto este fin en perspectiva, tenemos aquí
también dos momentos: primero, un proyecto preliminar de
reorganización del conocimiento mediante la creación de una
ciencia universal, y en segundo lugar, elevar nuestra
naturaleza a su más alto grado de perfección.
En relación con este primer objetivo expone en las
“Reglas para la Dirección del Espíritu”:
“Debe haber una ciencia general que explique
todo aquello que puede preguntarse acerca del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
68
orden y la medida, no adscrito a ninguna materia
especial, y que esa ciencia, no con vocablo
caprichosamente adoptado, sino antiguo y
aceptado por el uso, es llamada matemática
universal, porque en ella se contiene todo aquello
por lo que otras ciencias se llaman partes de la
Matemática”21
.
Los Torbellinos, ilustración de la Geometria de Descartes
Al respecto, es importante tener presente que para
Descartes la matemática de su época presentaba algunas
dificultades sobre las cuales se debía poner atención para
bien resolverlas. Afirma:
“El que atentamente considere mi pensamiento
fácilmente advertirá que de nada pienso menos
aquí que de la matemática corriente, sino que
21
Descartes, R.: “Reglas para la Dirección del Espíritu”, en “La Filosofía en sus Textos”, T II, de Julian Marías, Editorial Labor, Barcelona, 1963, p.
55.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
69
expongo otra disciplina, de la cual aquéllas22
son
más bien envoltura que partes. Pues ésta debe
contener los primeros rudimentos de la razón
humana y desarrollarse hasta obtener verdades
de cualquier asunto que sea; y, para hablar con
libertad, estoy persuadido de que es más impor-
tante que cualquier otro conocimiento que
hayamos recibido de los hombres, como fuente
que es de todos los demás”.23
Aquí podemos apreciar la extensión y complejidad de
la variedad que el método cartesiano se propone abordar
cuando confiere particular trascendencia al estudio de la
razón humana para alcanzar la verdad en cualquier ámbito
de investigación, y además como fuente de todo
conocimiento. A su vez, Descartes, enfatiza en sus
“Reglas…” el proyecto de alcanzar dicho fin general, a partir
de una consideración crítica sobre la división del
conocimiento. Por consiguiente, reafirma la unidad del saber
que subyace poderosa, a pesar de la clasificación tradicional
de las ciencias:
“Los hombres creyeron también lo mismo
de las ciencias, y distinguiendo unas de otras
22
Ibidem, p.54 .Se refiere a la Aritmética, la Geometría, la Astronomía, la Música, la Óptica, y la Mecánica, “junto con otras muchas que se llaman partes de la Matemática”.
23 Descartes, R.: “Reglas para la Dirección del Espíritu”, op.cit. p. 54.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
70
según la diversidad de sus objetos, pensaron que
debía ser cultivada cada una separadamente,
prescindiendo de todas las demás. En lo cual
ciertamente se engañaron. Pues no siendo todas
las ciencias otra cosa que la sabiduría humana,
que permanece siempre la una y la misma,
aunque aplicada a diferentes objetos, y que no
toma de ellos mayor diferenciación que la que
recibe la luz del Sol de la variedad de cosas que
ilumina, no hace falta cohibir los espíritus con
limitación alguna, puesto que el conocimiento de
una verdad no nos aparta del descubrimiento de
otra, sino más bien nos ayuda. Y, en verdad, me
parece asombroso que muchos investiguen con
toda diligencia las costumbres de los hombres, las
virtudes de las plantas, el movimiento de los
astros, las transformaciones de los metales y otros
objetos de estudios semejantes, y, en cambio,
casi nadie se preocupa del buen sentido24
, o sea
de esa universal sabiduría, cuando precisamente
todas las otras cosas se deben apreciar no tanto
por sí mismas cuanto porque en algo a ella
contribuyen. Y, por tanto, no sin razón
proponemos esta regla como la primera de todas,
porque nada nos desvía del más recto camino de
la investigación de la verdad que el de orientar los
24
Descartes emplea el concepto de buen sentido como sinónimo de razón al comienzo de su “Discurso…”.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
71
estudios, no a este fin general, sino a otros
particulares.”25
De modo que Descartes coloca los estudios sobre la
razón, buen sentido o sabiduría universal, como fin general y
fundamento de todas las formas de conocimiento, lo que, a
mi juicio, constituye una propuesta para reorganizar el saber
en torno al estudio de la razón. Todo ello en relación con el
método, y las reglas cautelares necesarias para la dirección
del espíritu.
En el texto que comento es aún más explícito acerca
de la trascendencia de tales aspectos. Afirma:
“El que se proponga examinar todas las
verdades asequibles a la razón humana… sabrá,
por las reglas que hemos dado, que nada pode-
mos conocer antes de conocer nuestra
inteligencia, porque el conocimiento de todas las
cosas depende de la inteligencia y no la
inteligencia del conocimiento; después de
examinar lo que sigue inmediatamente al
conocimiento de la inteligencia pura, enumerará
los medios de conocer que poseemos, además de
25
Descartes, R.: “Reglas para la Dirección del Espíritu”, op. cit. p.49
JULIO VENEGAS VASQUEZ
72
la inteligencia, y verá que no hay más que dos: la
imaginación y los sentidos.”26
A mi juicio, esto permite afirmar que en Descartes el
método es en realidad toda su exposición filosófica, incluidos
los aspectos existenciales y culturales, y no sólo las cuatro
reglas. En rigor, sólo de esa manera puede cubrir el vasto
programa de innovación filosófica y reorganización del
conocimiento comprendidos en su reflexión, todo ello a pesar
de que en una primera lectura de su tesis, pareciera no
haber considerado la complejidad de las implicaciones meto-
dológicas que resultarían de la amplitud y profundidad de las
tareas que se propuso abordar.
Dicho, pues, desde el principio cibernético que
comento, y colocando como punto de partida y de llegada a
la razón o universal sabiduría, puede Descartes –en mi
concepto-, aproximarse a la variedad requerida y necesaria
para atisbar el fundamento de un método viable, con
posibilidades para orientar el espíritu en la inabarcable
cantidad de conocimientos, transformaciones y macro-
perturbaciones que acicatean y amenazan la vida del
espíritu, cuya conducción mas adecuada y perfectible es
propuesta por nuestro filósofo como finalidad general del
método.
26
Descartes, R.: Obras Completas, “Reglas para la Dirección del Espíritu”,
Casa Editora Garnier, Hermanos, Paris, s/a/p, p.296
JULIO VENEGAS VASQUEZ
73
2.2. Una metalectura de las reglas del método
Al respecto, y a los efectos de tener una referencia
directa, pasaré a referir aquí los cuatro preceptos de la
lógica, con los que Descartes toma “la firme y constante
resolución de no incumplir ni una sola vez su observancia”;
los cuales, como se sabe ordinariamente, son considerados
como “el método” cartesiano:
“El primero consistía en no admitir cosa
alguna como verdadera si no se la había conocido
evidentemente como tal. Es decir, con todo cui-
dado debía evitar la precipitación y la prevención,
admitiendo exclusivamente en mis juicios aquello
que se presentara tan clara y distintamente a mi
espíritu que no tuviera motivo alguno para ponerlo
en duda”.27
En mi opinión, como una primera aproximación, y
desde lo que podríamos llamar una metalectura cibernética
de los cuatro preceptos, es necesario tener presente que el
lenguaje alfabético, el mismo con el que Descartes escribe
sus cuatro reglas, oculta algunos secretillos que es menester
develar. El primero es que, bien miradas, las reglas del
método constituyen sistemas o máquinas lógicas que en
27
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op.cit., p.15
JULIO VENEGAS VASQUEZ
74
cuanto tales satisfacen en general, la condición de máquinas
de procesar información. Esta caracterización de la regla
puede resultar controvertida puesto que nuestra concepción
podría ser calificada de reduccionismo tecnológico. Más aún
cuando, por mucho que uno observe cada una de las reglas
del método no va a encontrar nada como una máquina.
Todo ello dependerá de lo qué entendamos por
máquina, y, más precisamente, qué concibamos por máquina
cibernética. Esta no es una cuestión trivial -más adelante
trataré con cierto detenimiento este concepto- a la que
podemos aproximarnos de la siguiente forma. El cibernético
William Ross Ashby puntualiza que siendo la cibernética una
teoría de las máquinas, no se refiere a objetos mecánicos,
sino a modos de comportamiento. “No pregunta qué es esto,
sino ¿qué hace?” Y agrega: “en un comienzo, en muchos
aspectos, la cibernética estuvo estrechamente asociada a la
Física, pero no depende en modo esencial de las leyes de la
física o de las propiedades de la materia… La materialidad o
el cumplimiento de las leyes físicas son cuestiones que le
atañen marginalmente” 28
. Esta afirmación de Ashby permite
asentar la idea de que para el cibernético las máquinas no
son “ferretería mecánica”. Por lo demás, reafirmará este
pensador, la cibernética “abarca el ámbito de todas las
máquinas posibles y tiene importancia secundaria el hecho
28
Ashby, W.R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., p.11
JULIO VENEGAS VASQUEZ
75
de que algunas de ellas aún no hayan sido construidas por el
hombre o que no se den en la Naturaleza.” 29
A mi juicio, y de modo preliminar, cuando el
cibernético utiliza el concepto de máquina, se refiere a la
arquitectura organizacional de un sistema dinámico, proceso
o entidad; por ejemplo, los celos, un algoritmo, un sistema de
evaluación, una regla de verificación, la máquina del cuerpo.
No se refiere, de modo principal, a la naturaleza de sus
componentes, o saber de qué esta hecha. Sino determinar
qué hace, como anota Ashby.
A su vez, cuando se habla de máquinas lógicas,
nos referimos a aquellas que trabajan o procesan formas;
entre ellas las máquinas que procesan información; y si
además son adaptativas, es decir, si disponen de los
mecanismos apropiados para sortear las variaciones del
entorno, entonces hablamos de máquinas cibernéticas; entre
las cuales, se dirá, el prototipo por excelencia, hasta ahora,
es la máquina del cuerpo humano y la de todos los seres
vivos, en grados de sofisticación variables.
Al respecto, las reglas del método cartesiano, en
cuanto constituyen formas o criterios para organizar el
conocimiento y determinar la validez de proposiciones, o de
procedimientos para seleccionar información, constituyen
29
Ibidem, pp.12-13
JULIO VENEGAS VASQUEZ
76
máquinas lógicas, e incluso adaptativas por cuanto para
operar se requiere que puedan desplegar en el medio la
variedad de sus recursos, su gobernabilidad, y además cierto
grado de control y regulación.
Así, por tanto, no constituye una exageración
afirmar que las reglas del método de Descartes, en tanto
procedimientos para procesar formas, junto a el conoci-
miento y la propia vida, constituyen máquinas lógicas y
adaptativas, las cuales no son percibidas como tales por la
naturaleza del medio en que son expuestas: la tecnología de
comunicación de la imprenta. Además, porque en la máquina
que activa y pone en acción el procedimiento
correspondiente -el hombre- no aparece la regla
metodológica como mecanismo o sistema dinámico.
La importancia metodológica de este análisis
estriba en que habiendo descubierto qué clase de
organización es cada una de las reglas, entonces podemos
aplicar las teorías más adecuadas para su examen, entre
ellas la cibernética, la teoría de la comunicación, la
metateoría, la ley del requisito de variedad, o la del
metalenguaje, y determinar qué tanta variedad comprende
cada una como para abordar la complejidad de su objeto de
estudio.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
77
Así, el texto de la primera regla, aparentemente
simple, oculta una no menor complejidad. Desde luego está
el problema de qué se entiende por verdad, y, junto a ello,
cuál es el camino que conduce a su determinación o a “lo
conocido evidentemente como tal”. Además, encontramos la
cuestión de cómo se puede saber que lo percibido por mi
espíritu es indubitable y no se trata sólo de una intuición
meramente personal. Más aún cuando el camino señalado
por Descartes va desde lo particular a lo general, desde “la
cosa” o “aquello que se presentara a mi espíritu…”. Lo que
implica, explícitamente en Descartes, que mi espíritu dispone
del sistema de verificación, por el cual puedo decidir que algo
es verdadero “sin motivo alguno para ponerlo en duda”. Una
interrogante podría ser: ¿cómo sé que he alcanzado tal nivel
de indubitabilidad?
No obstante la relevancia y necesidad de explicar
estos y otros aspectos propiamente filosóficos a que conduce
el estudio detallado de esta primera regla, me interesa
destacar, en parte al menos, qué clase de máquina de
procesar información es cada uno de los cuatro preceptos y
su relación con la Ley de la Variedad Obligada.
En un primer esbozo, diré que cada una de las
cuatro reglas pueden ser estudiadas en cuanto máquinas
lógicas, que pueden ser dirigidas al estudio de los más
diversos campos de exploración, con variados objetivos que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
78
pueden entrecruzarse estando su orientación metodológica
dirigida: primero, a reducir la enorme cantidad de información
que atañe a las diferentes puertas de la percepción; o
también, para amplificar los sistemas de análisis y de
organización de la información y potenciar así las estrategias
adaptativas, entre ellas, por ejemplo, el perfeccionamiento
humano. O también con el propósito de disponer de filtros
que con arreglo a criterios diversos puedan reducir el margen
de error, de inconsistencia e incoherencia a que la
aceptación acrítica de la información me puede conducir.
En el pasaje anterior tenemos dos principios
cibernéticos, esenciales para comprender el operar de las
organizaciones: de una parte, aquel por el cual se reduce la
variedad externa, para evitar que la entidad sea sobrepasada
por una excesiva cantidad de cambios o de información; y de
otra, su contrapartida, potenciar la variedad interna, la
riqueza organizacional para absorber la variedad externa.
A mi juicio, tenemos en Descartes la propuesta de un
método que se aproxima a una cierta forma de universalidad:
el poder aplicarse a los más diversos campos del
conocimiento. En todo caso cabe puntualizar que nuestro
filósofo es consciente de que no basta con las cuatro reglas.
De hecho, antes de especificarlas señala que “en lugar del
gran número de preceptos del cual está compuesta la lógica,
estimé que tendría suficiente con las cuatro siguientes, con
JULIO VENEGAS VASQUEZ
79
tal de que tomase la firme y constante resolución de no
incumplir ni una sola vez su observancia.” 30
Así, la primera regla lo hace discriminando lo
verdadero de lo falso, con al menos dos criterios de decisión:
evitar la precipitación y la prevención así como la claridad y
distinción indubitable de los juicios. Observará el lector que si
no dispongo de esta máquina lógica, filtro o analizador con el
alcance recién esbozado, en tal caso, y siguiendo a
Descartes, mi reflexión adolecería de consistencia, por
cuanto no poseería la lógica necesaria para lograr los
criterios de verdad, los sistemas de verificación, o modelos
de interrelación de información, etc. Dicho de otro modo,
pareciera ser que sin un modelo para recabar, interpretar y
decidir sobre la información relevante, seré inundado por
información espuria, de manera que la conducción de mi
espíritu, de mi razón, seguramente sería errática. Al mismo
tiempo, mi sistema de control y regulación quedaría a la
deriva, por debajo de las macroperturbaciones en curso.
Sin embargo, es un hecho que una adaptabilidad
exitosa no depende de que mi acción se fundamente en un
sistema de referencia probadamente verdadero. Es más,
incluso mi conocimiento puede ser erróneo, confuso, y no
obstante, dejarme en posesión de sortear las dificultades que
se me presenten. De modo, pues, que parece no constituir
30
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.13
JULIO VENEGAS VASQUEZ
80
condición necesaria de verdad, ni de éxito, la elección de un
camino de acción determinado. Así, basado en escasa y
precaria información, y siendo incluso ignorante de la carga
de confusión que pueda traer dicha información, podría yo
ser eficiente y lograr mis objetivos.
De modo que por esta vía, llegamos casi
imperceptiblemente al umbral donde parecen desaparecer
los dominios de lo verdadero y lo falso y donde debemos
preguntarnos si no ocurre lo mismo cuando estamos en las
aguas de lo moral. Al respecto, no puedo sino expresar el
impacto, dramático, que me produce la advertencia del
Eclesiastés:
“El sabio tiene sus ojos en su cabeza,
más el necio anda en tinieblas; pero también
entendí yo que un mismo suceso acontecerá al
uno como al otro.
Entonces dije yo en mi corazón: Como
sucederá al necio, me sucederá también a mí.
¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por
hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que
también esto era vanidad.
Porque ni del sabio ni del necio habrá
memoria para siempre; pues en los días
JULIO VENEGAS VASQUEZ
81
venideros ya todo será olvidado, y también morirá
el sabio como el necio”. 31
Sin duda que lo planteado en estos versículos de la
Biblia, no es una cuestión menor, y está directamente
relacionada con el método. Desde luego que el
esclarecimiento histórico, jurídico y ético de ésta o aquélla
problemática, ha traído mucho llanto y desolación. Hemos
luchado por nuestra verdad, cada uno a su manera. También
hemos eliminado al otro, o hemos sido diezmados. O nuestro
corazón ha sido iluminado u oscurecido producto de nuestras
acciones… para descubrir, al final, que también esto era
vanidad. En cierta forma, pues, el curso inexorable de
Cronos, e inescrutable del Destino, devora en el Sin-Tiempo
nuestros ideales más caros, independientemente de que los
consideremos verdaderos o falsos.
En el campo del diseño de máquinas lógicas,
pareciera igualmente que los conceptos de verdad y falsedad
no tienen mayor relevancia que la de puntos de referencia
para determinar cual es el curso que ha de seguir un
determinado proceso, pero en absoluto una cuestión de
orden ontológico, metafísico o ético. Así, ambos conceptos
se nos transforman en 1s o en 0s, que serán utilizados en el
diseño de sistemas, no precisamente para traer un
31
Biblia. “Eclesiastés”, Ediciones Sociedades Bíblicas en América Latina,
1960, p. 639
JULIO VENEGAS VASQUEZ
82
comportamiento ético, o verdadero sino para que la
‘máquina’ funcione eficientemente.
Pienso que el versículo que afirma “que también
entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al
otro”, plantea una seria restricción, en realidad como todo el
Eclesiastés, a nuestra pretensión de diseñar sistemas de
organización óptimos, o de enderezar lo que ha sido torcido
desde el comienzo. Si mal no recuerdo, fue Kant quien afirmó
que “El hombre está hecho de una madera harto torcida
como para pretender con él hacer nada derecho”.
No obstante, cuando se trata de dar cuenta de una
construcción teórica, de una explicación científica, o de una
concepción filosófica, o cualquiera otra, es imprescindible
cierta consistencia y coherencia del discurso o de la explica-
ción. Lo cual va asociado a criterios de validación, en el
contexto más amplio de la lógica o de la propia teoría. Así,
por tanto, si se pretende que las cuatro reglas funcionen
adecuadamente, se requiere de un modelo o sistema de
referencia conceptual que soporte la complejidad ínsita. De
no ser así, no se podrá satisfacer la Ley de la Variedad
Obligada.
Veamos el segundo precepto:
“… exigía que dividiese cada una de las
dificultades a examinar en tantas parcelas como
JULIO VENEGAS VASQUEZ
83
fuera posible y necesario para resolverlas más
fácilmente”.32
Aquí estamos en presencia de la máquina que
divide para mejor estudiar un objeto, esto es, separa o
fragmenta. La regla parece no ofrecer dificultad. Sin
embargo, estamos en presencia de uno de los grandes
problemas de la organización del saber: la división sin
relación del conocimiento, en dominios independientes o
compartimentos estancos, que prohijan la reificación del pen-
samiento.
De hecho, ya se verá, el especialista vive en la
dimensión de la parte, se siente cómodo allí, siendo su visión
necesariamente fragmentada, tal como sucede por ejemplo
con “el método científico”. O cuando se afirma: “esto, nada
tiene que ver con aquello”, o cuando se coloca como
requisito de verdad: “ver para creer”, confiriendo valor
probatorio a un sentido sobre los demás.
Al respecto, es interesante tener presente la
reflexión dialéctica que muestra la íntima conexión entre el
análisis y la síntesis. Cuando separo, lo hago en relación con
el todo. En realidad sería impensable de otra manera. Quiere
decir que cuando el cirujano divide o separa en una
operación partes del cuerpo, lo hace con el conocimiento y la
32
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p. 15.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
84
representación del cuerpo en su totalidad. Si no fuera ese el
caso, no tendría forma de realizar con éxito el procedimiento
quirúrgico, ni tampoco pensar, ya que, de otra manera en su
mente, y allí afuera, las partes estarían separadas o podrían
separarse en cualquier momento de forma caprichosa, sin
que fuese posible su persistencia, siquiera temporal, como
unidad cognoscitiva. Por así decirlo, faltaría “el principio de
gravedad” que las mantuviese unidas. No habría “mundo”, ni
una mente que tuviese, correlativamente, dicho “principio
gravitacional” para pensarlo.
De este modo la aplicación irrestricta, inercial o
inconsciente de este segundo precepto cartesiano, o
máquina lógica que divide, podría traer más dificultades que
beneficios, como de hecho ocurre, máxime si no se tiene a la
vista la reflexión dialéctica esbozada. Puede expresarse de
esta manera: si para indagar la estructura de un órgano del
cuerpo el anatomista debe diseccionar, entonces ha de
hacerlo, de ordinario, con el organismo sin vida; secciona
pero debe, cuando ese sea el caso, hacerlo con el cuerpo sin
signos vitales. El fisiólogo, por el contrario, necesita de
preferencia conocer el cuerpo en movimiento para mejor
comprenderlo y estudiarlo en tanto sistema dinámico y
adaptativo. Así, por tanto, es necesario el conocimiento que
nos provee el anatomista, sólo que no debemos perder de
vista la interconectividad y la clase de explicación sobre la
funcionalidad del cuerpo provista por el fisiólogo.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
85
En cualquier caso, esta segunda regla se propone
también reducir la variedad sistémica, desde un principio que
puede ser erróneo: esto es que la división en parcelas de las
dificultades me permite “resolverlas más fácilmente”. En
realidad, si tenemos a la vista el principio hologramático,
veríamos cuán enormemente complejo puede resultar el
análisis de un detalle o de una parte del sistema, en cuanto
sabemos que la parte de alguna manera contiene el todo.
Esta dificultad que presenta la segunda regla
puede ser aplicada a la primera. Ésta presupone avanzar en
el conocimiento de modo progresivo, paso a paso, “no
admitiendo cosa alguna como verdadera…”. El problema
aquí sería, ¿cómo sé que cada peldaño que avanzo es
verdadero, sin tener una visión en unidad del todo? Además,
dicha visión debe ser anterior y posterior al proceso de
determinación cognoscitiva de la parte. Recuérdese que con
mucha frecuencia, en la historia de las ideas, se ha asumido
por siglos como verdadero, aquello presentado “a mi espíritu
tan clara y distintamente que no tuviera motivo alguno para
ponerlo en duda” pero que el Sin-tiempo implacable ha
terminado por demostrar cuán errónea ha sido dicha
representación.
En otro orden de cosas cabe referirnos ahora a la
tercera regla cartesiana:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
86
“requería conducir por orden mis reflexiones
comenzando por los objetos más simples y más
fácilmente cognoscibles, para ascender poco a
poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los
más complejos, suponiendo incluso un orden
entre aquellos que no se preceden naturalmente
los unos a los otros”.33
Esta tercera máquina lógica, de proceso
metodológico, exige conducir por orden la reflexión,
distinguiendo entre lo más simple y lo más complejo. No es
esta una cuestión trivial ya que ¿cómo puedo determinar,
previamente, lo simple de lo complejo, si antes no he hecho
una inmersión por las aguas profundas y superficiales de lo
estudiado?. De hecho, en aquello considerado ‘simple’,
pudiera radicar lo más complejo. Pero además, porque para
lograrlo, necesito alcanzar la dimensión meta, a partir de
disponer de un concepto preliminar acerca de qué sea la
razón, cuáles su alcance y sus límites, para conocer, por
ejemplo, o para estar en posesión de determinar qué es lo
comlejo, y, más precisamente, ¿qué hace que algo complejo
sea complejo?.
Al respecto, es interesante tener presente que
tanto Wiener como Ashby, dos fundadores de la cibernética,
consideran que una contribución decisiva de esta disciplina
33
Decartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.15
JULIO VENEGAS VASQUEZ
87
al campo de la epistemología, es el tema de la complejidad;
de hecho instalaron esta problemática en la ciencia, al
proponer superar la división del conocimiento mediante una
visión unificada del mismo, a través de conceptos tales como
el de complejidad, máquina, control, regulación, y otros de
compartida relevancia cognoscitiva y lógica.
En todo caso, y siguiendo con algunas
consideraciones sobre las reglas del método propuestas por
Descartes, tal vez un interrogante a plantear sobre la tercera
regla sería: ¿puede una máquina con estas características
ser todo lo eficiente que deseáramos? La proposición de
Descartes parece contener el principio de un cierto orden, de
una cierta concatenación de hechos, o de una secuencia
causal que seguida con prolijidad podría darnos una visión
cierta acerca de lo estudiado. Sin embargo, de nuevo surge
aquí el problema sobre cómo podemos tener certeza acerca
siquiera de los criterios con arreglo a los cuales efectuamos
nuestro abordaje. Aquí estamos en presencia de un desafío
insoslayable, al cual debemos responder desde la dimensión
metalógica: dar una explicación acerca de los criterios que
utilizamos para determinar un criterio. Así, pues, debemos
ofrecer, tanto para el primer momento como para el segundo
de la explicación, una fundamentación epistemológica, así
como de su consistencia y coherencia lógicas.
A su vez, según la cuarta regla:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
88
“debería realizar recuentos tan completos y
revisiones tan amplias que pudiese estar seguro
de no omitir nada.” 34
Se trata de un precepto –se dirá-, casi de sentido
común; sin embargo, visto desde una perspectiva
cibernética, nos ofrece una dimensión metasistémica
particularmente atractiva, sugerente y compleja.
Considérese, por ejemplo, la similitud que podemos
establecer entre ella y el mecanismo de retroalimentación
ubicua35
. Según esta regla, verificamos, una y otra vez, que
estén todos los elementos que constituyen nuestro sistema.
Revisamos sus conexiones, el plano de su estructura,
funcionalidad, movimiento o comportamiento dinámico.
Podría decirse de esta manera, que dicho mecanismo nos
conecta siempre; navegamos en las más diversas
direcciones revisando, o “chequeando” todo y cada detalle,
34
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.16.
35
En sentido estricto, podemos afirmar que el mecanismo de
retroalimentación está presente en cada elemento y función del cuerpo; de allí que, en mi concepto, puede decirse que es ubicuo. Pienso,
además, que de esta manera nos acercamos a una explicación de cómo
surge el esquivo yo. Al respecto, cabe considerar que la retroalimentación ubicua permite “darme cuenta de…”, o “ser consciente de…”, y más ampliamente, tener información sobre el entorno y el
resultado de mis acciones; de forma tal que puedo ajustar, corregir, definir estrategias para hacer más eficiente mi adaptabilidad en el medio. En esta dirección, pues, dicho mecanismo es un metamecanismo. Lo
cual significa que de alguna manera posee la complejidad de la máquina que le sirve de soporte, la inteligencia humana en este caso. Desde otra perspectiva, su descripción fenomenológica o cibernética es esencial
para diseñar diversas tecnologías, así como sistemas de control y regulación.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
89
sea de manera automática, deliberada o inercial. Así
emergen los conceptos de control, regulación, coordinación,
comunicación; y también, desde luego, la dimensión meta,
aquella en la que “soy consciente de…” permitiéndome
trabajar desde y sobre este nivel de abstracción.
El punto es que, detrás de la regla que comentamos,
y de cualquiera otra, opera una máquina o sistema dinámico,
cuyo conocimiento nos permite comprender mejor la
inteligencia y, por consiguiente, concebir una estrategia para
su desarrollo y evolución promisoria: el método, en el
contexto de esta tesis, cuya posibilidad nos hemos
propuesto encontrar y fundamentar.
La trascendencia de esta metalectura cibernética de
Descartes estriba en que podemos poner a la vista la clase
de máquina que sirve de soporte a un pensamiento
determinado. Y, a su vez, que tal máquina es el propio
cuerpo y mente humana. Además, no se trata, la cuarta regla
por ejemplo, de una estructura lineal, secuencial, como
sugiere su presentación en texto escrito; algo así como un
proceso en el cual verifico que el objeto de mi estudio tiene
tales y cuales otras características, y que, visto así, se nos
aparece en el modo de la exterioridad, distante y ajeno a mi
ser. Incluso se podría decir que no me compromete, por lo
cual, se olvida que existe una entidad que lo ejecuta.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
90
Sin embargo, cuando ponemos en acción la regla
podemos apreciar su arquitectura organizacional en la que
sus diversos elementos: memoria, imaginación, sistema de
referencia que utilizo para contrastar el recuento que debo
hacer, los principios lógicos que aplico para determinar la
consistencia y coherencia del discurso o del sistema que
examino…etc., conforman todos ellos momentos activos de
un sistema dinámico que cambia de estado con mayor o me-
nor impacto, tanto en sí mismo, cuanto en el complejo de
consecuencias o nuevas interconexiones que puede
producir, y del cual soy un momento y parte estructural
insoslayable.
A este respecto, la meditación36
oriental nos enseña
cómo un proceso de esta naturaleza nos puede conducir,
mediante un ejercicio planificado y consciente, a un camino
interior de comprensión de la logicidad de nuestra mente y
cuerpo. Así, podemos visualizar la cuarta regla como un
ejercicio espiritual, un ejercicio educativo para colocar en
consonancia nuestro yo con el medio. O también, como un
36
A mi juicio, talvez el concepto más apropiado para aproximarnos a una comprensión acerca de lo que se entienda por meditación budista o
meditación oriental, en cualesquiera de sus for-mas, sea el vocablo método;
por cuanto éste parece capturar mejor la idea de un ejercicio del cuerpo en el cuerpo, o de la mente en la mente…. que sintetiza el trabajo sobre el
propio cuerpo y la mente que realiza el monje. No se trata, por tanto, de un acto de relajación o de contemplar un objeto, allí afuera. Se trata, entre múltiples otras implicaciones, de un conocer, organizar, disponer y proyectar
los diversos recursos del cuerpo y la mente para alcanzar una unidad-de-visión-pensante, aniquilando el yo diminuto, hasta alcanzar el yo universal.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
91
ejercicio adaptativo que se hace cargo de los encuentros y
desencuentros, de los antagonismos y vicisitudes que
pueblan nuestra existencia. Desde esta forma de
perfeccionamiento de nuestro cuerpo y mente, la cuarta regla
nos puede conducir, sobre todo si el proceso es asumido de
manera consciente, a la dimensión metacognitiva, dado que
el movimiento entre el análisis y la síntesis de los diversos
puntos de la red que verificamos se constituye en un espejo
de nuestra mente y corporeidad. Lo que, en todo caso, no
significa una aceptación de las reglas del método cartesiano,
sino sólo que, realizando una metalectura de las mismas,
podemos visualizar una arquitectura organizacional,
conceptual y metodológica trascendente para propender a la
unidad del saber, y para el propio conocimiento de nuestra
metamáquina.
Desde otro ángulo, la cuarta regla nos pone en
presencia de un sistema de validación que nos exige no
omitir nada, revisar todo acuciosamente. Pero, ¿cómo
alcanzar tal grado de prolijidad?. Mejor aún, ¿es posible
disponer de toda la información o de su devenir?. Descartes
fue explícito en relación a esta cuestión, al hacerse cargo de
que no es posible tener todo el conocimiento ni siquiera
revisarlo por entero. De modo, pues, que estamos parados
sobre arena movediza. Nuestra certeza es relativa,
provisoria. De tal modo que si bien la cuarta regla no puede
ser más necesaria para traer consistencia a nuestro discurso,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
92
no lo es menos que la dificultad mayor surgirá cuando
intentemos configurar el horizonte de aquello que exige
recuentos tan completos y revisiones tan amplias; porque, y
para el efecto, ¿dónde deberemos cortar con nuestro bisturí
cognoscitivo?. Por lo demás, debo asumir que cualesquiera
sea mi nivel de excelencia como tal cirujano, no podré evitar
destruir conexiones significativas en la unidad del saber, en
mi mismo, y en la unidad máquina-medio desde donde
emerjo. Más aún si lo hago desde un fragmento o área
especializada del conocimiento. De modo que, en este punto,
debo preguntarme cuál es el alcance de esta máquina de
validación en la que me convierto.
Así, pues, estas reglas constituyen máquinas de
proceso metodológico que me permiten, si las acepto y
aplico, el abordaje cartesiano de cualquier investigación o
estudio. Por consiguiente, la observancia o no de alguna de
ellas, o su nula aplicación, o si sólo se tratara de un uso
inercial de las mismas, (no asumidas, ni conocidas), nos
mostraría que puedo encauzar mi pensamiento, reduciendo
la variedad con una exigencia determinada, especificable (de
modo tentativo, las reglas en este caso), o, por el contrario,
seguir siendo proclive al error, a la confusión o a la
ignorancia.
Lo que me interesa destacar, en este punto, es que
con entera independencia de que acepte o no las cuatro
JULIO VENEGAS VASQUEZ
93
reglas, sin lugar a dudas se trata de una forma, sistema o
máquina lógica, que puedo utilizar o que otros pueden
utilizar. Máquina que puedo aprender e incorporar al universo
de máquinas (o sistemas cognoscitivos) que pueblan mi
cuerpo y mente, para luego aplicarlas en la dimensión meta,
sea de modo automático, con brillantez, o trabajosamente. O
también, pudiera ocurrir que las utilice de modo inconsciente
mezclada con otras formas metodológicas, no explícitas, o
producto de la mera experiencia, esto es, no estructuradas.
A su vez, si se considera la diversidad de otros
elementos lógicos que se encuentran a través de su obra,
hemos de admitir que, de hecho, con los cuatro preceptos,
nos enfrentamos a una red multidimensional teóricamente
infinita de estructuras, procesos, conocimientos e ignorancia.
Dudas y certezas que agobian o acicatan la inteligencia, toda
vez que intento comprender la propia mente y el cuerpo, así
como la realidad y su devenir. Se trata de una enorme
diversidad de la que algunos o muchos de sus componentes
adquieren relevancia particular, relativa o fundamental. Lo,
que ciertamente me complica a la hora de decidir el camino,
la estrategia o los pasos a seguir para enfrentar el análisis o
resolución de aquello que motiva la imaginación o nos
preocupa en un momento determinado.
Así, por consiguiente, en Descartes, el método exige
a mi juicio, un vasto y completo programa educativo que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
94
tiene como centro el estudio de la razón y el cuerpo humano;
al mismo tiempo, requiere un reordenamiento del saber a fin
de procurar la unidad del mismo, tal que nos permita elevar
nuestra naturaleza a su más alto grado de perfección. Más
cuando, para este filósofo, dicho perfeccionamiento puede
ser alcanzado, siempre que dispongamos de una estrategia,
esto es, de un método, para su consecución.
Considero que los objetivos y el fin general que en
medida decisiva orientan el pensamiento metodológico de
Descartes son complementarios y, desde una metalectura
cibernética, nos muestran la hipercomplejidad ínsita a la
mente y al cuerpo que piensa, realiza explicaciones, se
adapta o transforma, esto es, su variedad. De una parte, la
variedad externa, el medio, el entorno, hasta los confines del
Universo o de los universos; de otra, la variedad de la razón,
o inteligencia, para pensar, dar explicaciones del mundo,
organizarse y conducirse con eficiencia adaptativa, y que
también, insoslayablemente, ha de explicarse desde el fondo
oceánico universal.
La cuestión, desde esta metalectura, sería plantearse
si el método concebido por Descartes -aceptando
preliminarmente como tal la percepción corriente que lo
reduce a sus cuatro reglas-, tiene la variedad necesaria para
analizar, explicar, dar fundamento, a los complejos desafíos
y objetivos por él propuestos y que estamos esbozando.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
95
O, por el contrario, consideramos el método
cartesiano como la totalidad de su reflexión filosófica
pertinente, y con ella los fines que se propone alcanzar (lo
que constituye mi perspectiva del problema). En este caso,
en mi concepto, podemos estar en posesión de aproximarnos
a satisfacer el requerímiento de la Variedad Obligada, y
construir a partir de la exigencia organizacional de esta ley,
un método de alcance universal, correspondiente con la
hipercomplejidad que debe enfrentarse, y que no es posible
reducir a unos cuantos preceptos de la lógica.
Escuchemos lo que Descartes nos dice al respecto:
“Y puesto que era lo más importante en
el mundo y se trataba de un tema en el que la
precipitación y la prevención eran los defectos que
más se debían temer, juzgué que no debía
intentar tal tarea hasta que no tuviese una
madurez superior a la que se posee a los
veintitrés años, que era mi edad, y hasta que no
hubiese empleado con anterioridad mucho tiempo
en prepararme, tanto desarraigando de mi espíritu
todas las malas opiniones y realizando un acopio
de experiencias que deberían constituir la materia
de mis razonamientos, como ejercitándome
JULIO VENEGAS VASQUEZ
96
siempre en el método que me había prescrito con
el fin de afianzarme en su uso cada vez más.” 37
Al respecto, y aproximándonos de forma preliminar a
cómo podemos abordar esta cuestión, es necesario destacar
que para Descartes su método tiene un alcance relativo.
Afirma, en consecuencia:
“Así, pues, no es mi deseo enseñar en este
tratado el método que cada persona debe seguir
para dirigir adecuadamente la razón; únicamente
intento presentar cómo me he esforzado en dirigir
la mía… Pero supuesto que propongo este tratado
solamente como una historia o, si se prefiere,
como una fábula, en la que junto con algunos
ejemplos imitables se encontrarán quizá otros
varios que con razón no serán seguidos, espero
que llegue a tener utilidad para algunos sin que
llegue a ser perjudicial para nadie y que todos
agradecerán mi franqueza.” 38
Humildad, pudor y respeto frente a tamaña empresa.
Ciertamente un modo de exposición filosófico-literario directo,
transparente, que penetra por los intersticios de creencias y
de elaboradas concepciones doctrinales, a la búsque-da de
37
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit, p.18
38
Ibidem, p. 5
JULIO VENEGAS VASQUEZ
97
incoherencias, y también de aquellas verdades que a él le
permiten edificar en terreno sólido lo que considera
imprescindible.
2.3. Sobre la regulación y el método
Visto pues, de esta manera, pienso que puede ser
ventajoso analizar el alcance del método desde la ley
referida. En realidad, y de hecho, gran parte, sino toda
actividad humana está, de una u otra forma, regida por la
necesidad de reducir la variedad del entorno o amplificar la
variedad del sistema de regulación para mantener la
estabilidad del sistema. A mi juicio, por tanto, el método,
cualquier método, se rige por esta necesidad. Por ejemplo,
cuando el científico fija las condiciones lógico-formales de su
experimento reduce conceptual y métodológicamente la
variedad de lo que va a estudiar y con ello, por cierto, el
alcance de sus resultados; de este modo acota el terreno,
estableciendo una lógica de control sobre la variedad así
predefinida, que luego interpretará.
A este respecto, es menester considerar más
atentamente el alcance de la Ley de la Variedad Obligada, que
se refiere, básicamente, a la cantidad de regulación que puede
JULIO VENEGAS VASQUEZ
98
obtenerse, a partir del flujo de variedad entre sistema y
sistema, y al modo cómo el sistema regulador ha de “bloquear
la transmisión de variedad desde la perturbación a la variable
esencial.”39
Al respecto, el método cartesiano, cuando
consideramos como tal sus cuatro reglas, tiene -recordemos-
, este propósito: “no admitir cosa alguna como verdadera si
no se la había conocido evidentemente como tal”, “dividir
cada una de las dificultades a examinar en tantas parcelas
como fuera posible”, “conducir por orden mis reflexiones
comenzando por los objetos más simples”, “realizar
recuentos tan completos y revisiones tan amplias para no
omitir nada”….
El siguiente ejemplo puesto por Ashby para ilustrar el
concepto cibernético de regulación es del todo explícito:
“Si (el piloto automático) es un buen
regulador, los pasajeros disfrutarán de un vuelo
apacible cualesquiera sean los vientos en el
exterior. En suma, a los pasajeros se les impide
saber si fuera del aparato soplan vientos. En
consecuencia, un buen piloto actúa como una
barrera que destruye la transmisión de información”
40. “En general -afirma Ashby-, es una característica
esencial del buen regulador el hecho de que
39
Ashby, W. Ross: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., p.271
40 Ashby, W. Ross: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., p. 272
JULIO VENEGAS VASQUEZ
99
bloquea el flujo de variedad que va desde las
perturbaciones a las variables esenciales” 41
.
Para el caso del análisis de Descartes, en nuestra
metalectura cibernética de su exposición, podríamos decir que
el “regulador cognoscitivo” diseñado por él, comprende su duda
metódica. Dicho de otro modo, a fin de reducir el masivo flujo
de variedad diseña para contrarrestarlo, un analizador que
discrimina creencias, criterios científicos y filosóficos, para filtrar
y despojar lo más posible al conocimiento de errores,
falsedades o prejuicios, de forma que “los pasajeros (seres
reales, exploradores del conocimiento) disfruten de un vuelo
apacible cualesquiera sean los vientos en el exterior”. Cuestión
esta última, si queremos ser realistas, un tanto ilusoria. No
olvidemos que, como advierte el Eclesiastés: “porque en la
mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia,
añade dolor.”42
Aún cuando avanzar en el conocimiento nos
produzca admiración, goce y disfrutes variados, su lado oscuro
acecha inmisericorde.
Obsérvese que uno de los objetivos del método
cartesiano es dirigir bien la razón o constituir una ciencia
universal que permita elevar nuestra naturaleza a su más alto
grado de perfección. Lo que nos lleva a concluir que, en
ambos casos, dirigir bien la razón así como elevar nuestra
41
Ibidem, p. 273.
42
La Biblia, “Eclesiastés”, op.cit, p. 638.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
100
naturaleza a su más alto grado de perfección, nos lleva al
problema de la dirección de las organizaciones (trátese de la
conducción de la vida de un ser humano, de una empresa o
del Estado). Lo que visto en la actualidad desde la
perspectiva cibernética, nos pone en directa relación con los
problemas de control, regulación, comunicación y entropía de
las organizaciones. Cuestiones que en una primera
aproximación, parecen no estar presentes de manera
explícita en Descartes, al menos en la forma de un cuerpo
teórico que enfatice dichos asuntos problematicos, si bien
pueden extraerse como resultado de su percepción acerca
de la condición humana, de sus vicisitudes y posibilidades.
En todo caso, debemos tener presente la importancia
que tuvo para el pensador francés el estudio del cuerpo
humano como máquina y la trascendencia que otorgó a
realizar una investigación que permitiese unificar mente y
cuerpo.43
Así, pues, parece legítimo realizar una metalectura
de esta clase que nos permite visualizar las convergencias
metodológicas existentes. Lo que, a su vez, nos facilita
acceder a la unidad del saber aún en campos de reflexión y
de temáticas aparentemente distintas y sin relación, antesala
en definitiva para pensar en un método de alcance lo más
universal posible.
43
Tarea anunciada y esbozada en su obra “Tratado del Hombre”, Alianza
Universidad, Madrid, 1990, p.21
JULIO VENEGAS VASQUEZ
101
Por todo ello se puede agregar que en el caso de
Descartes su reflexión metodológica no se separa ni un
momento de su experiencia vital, de modo que, en más de
algún sentido, constituye un aprendizaje adaptativo,
exigiéndole estar atento para no sucumbir a los prejuicios y,
por el contrario, encontrar los modos de comportamiento más
adecuados para, por ejemplo, sobrevivir a la crítica y
reservas doctrinales religiosas, o a la influencia
distorsionante de la errónea forma de enseñanza de las
ciencias. De igual modo trabajó por superar los extravíos
filosóficos, así como de la lógica y aún de la poesía. Todas
ellas cuestiones que se refieren a la regulación en el sentido
cibernético, esto es, a las estrategias y mecanismos que la
organización utiliza para reducir los efectos no deseados que
las perturbaciones y macroperturbaciones internas o del
entorno pueden ocasionar. Las mismas que en este caso se
refieren, por ejemplo, a concepciones inadecuadas acerca
del modo de organizar el conocimiento y a su división
improductiva.
Desde otra perspectiva, la regulación, cuando se
reflexiona sobre el método, puede no ser evidente para la
tradición filosófica y científica de carácter alfabético44
. En
44
Corresponde a la distinción que establece McLuhan entre tecnología alfabética y electrónica de comunicación. La primera, basada en la
tecnología de la imprenta, con su propia logicidad, linealidad, sequencialidad y fragmentación del conocimiento, opuesta a la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
102
realidad, ésta –la regulación- se nos aparece como una serie
de instrucciones, procedimientos, condiciones lógico-
formales, protocolos experimentales o de medición. Los que,
seguidos con rigor, deberían asegurar que tanto la
recopilación de datos, cuanto su interpretación, tendrían que
ofrecer un nivel de confiabilidad indispensable para
descartar, o construir sobre ellos teorías explicatorias
elegantes y no contaminadas.
A mi juicio, sin embargo, esto oculta la historicidad, la
cotidianeidad, las formas de enajenación, la entropía, la
reificación, y la historia personal de quien investiga, o de
quien se repliega sobre sí mismo y sus modos de
pensamiento. Todo ello pone al investigador en la exigencia
de sortear las dificultades mediante una estrategia
estructurada. De lo contrario habrá de ir a tientas entre una
perspectiva experiencial no reflexiva, y una reacción
meramente inercial, pero que influenciará por entero su
trabajo intelectual. De todas formas debemos tener presente
que la versatilidad de la máquina del cuerpo humano, la
riqueza de su arquitectura organizacional, le permiten obviar
más de alguna dificultad, cualquiera sea la actividad en que
se encuentre; ello es factible al activarse con más o menos
intensidad, sus sistemas de dirección, control, regulación,
comunicación electrónica, caracterizada por la interrelación, simultaneidad y acción recíproca.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
103
comunicación, o de retroalimentación, estén o no asumidos o
estructurados.
Así, por ejemplo, no son ajenos a la reflexión
cartesiana la incidencia que sobre el método, y, por
consiguiente, sobre la razón, tienen el amplio espectro de
cuestiones éticas, conductuales, de prejuicios, así como de
los mayores vicios y mayores virtudes a que pueden ser
conducidas, incluso “las almas más eminentes”. De hecho,
en la tercera parte de su “Discurso…”, presenta las máximas
que elaboró para una moral provisional, tal que le proveyera
la armonía necesaria para iniciar la reconstrucción de la casa
del conocimiento que había emprendido. Entre ellas:
“Obedecer las leyes y costumbres de mi país…
rigiéndome en cualquier otra cuestión por las
opiniones más moderadas y más alejadas de todo
extremo, que fuesen comúnmente practicadas por
los más sensatos de aquéllos con los que me
tocase vivir.” 45
O cuando afirma:
“Y para conocer cuáles eran verdaderamente
sus opiniones, estimaba que debería prestar más
atención a lo que tales personas ponían en
práctica que a lo que decían, no sólo porque, dada
45
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit. pp.18-19
JULIO VENEGAS VASQUEZ
104
la corrupción de nuestras costumbres, hay pocas
personas que deseen decir lo que piensan, sino
también porque muchas lo ignoran, pues siendo
diferente el acto del pensamiento en virtud del
cual se cree algo de aquel otro por el cual se
conoce que se tiene tal creencia, frecuentemente
se da el uno sin el otro. Y entre varias opiniones,
igualmente aceptadas, no elegiría sino las más
moderadas, no sólo porque son las más cómodas
en la práctica y probablemente las mejores, pues
todo exceso es generalmente pernicioso, sino
también porque me apartaría menos del
verdadero camino en caso de equivocación que si,
habiendo elegido una de las opiniones extremas,
hubiese sido la otra que hubiese sido preciso
seguir.” 46
Así, el problema de la regulación es esencial al diseño
estructural y funcional de una organización, o de su cuerpo de
conocimientos, a fin de reducir los efectos no deseados de la
tendencia entrópica. Por consiguiente, la ley de la variedad
obligada, constituye un principio definitorio a tener presente,
tanto para el examen de una organización existente, cuanto
para una adecuada especificación de requerimientos que una
organización ha de poseer para una estrategia efectiva de
sobrevivencia.
46
Ibidem, p.19
JULIO VENEGAS VASQUEZ
105
En esta dirección, el problema de la regulación tiene
múltiples aplicaciones; es más, podría decirse que, en rigor, es
un concepto transdisciplinario per se. Trátese del diseño de
servomecanismos, de la automatización de procesos pro-
ductivos, de sistemas de información para la toma de
decisiones, de la comprensión de los sistemas de adaptabilidad
del cuerpo humano o del resto de los seres vivos así como del
equilibrio inestable de los sistemas ecológicos, económicos,
políticos, sociales o educativos, y, por cierto, del mismo
método.
De modo que, según esta ley, “la capacidad de R
como regulador no puede exceder su capacidad como canal
de comunicación.”47
Esta formulación exhibe una relación
con el teorema 10 de Shannon que sostiene: “Si en un
mensaje aparece ruido, la cantidad que puede eliminarse
mediante un canal de corrección se limita a la cantidad de
información que pueda transportar dicho canal”48
.
Planteada de este modo la ley referida, surge
literalmente como una restricción en los sistemas de
comunicación. Sin embargo, la naturaleza hologramática de
los conceptos y de los componentes de un sistema, esto es,
que todos estructuralmente se incluyen, permite afirmar que
las perturbaciones en un sistema de comunicación, impactan
47
Ashby, W. R.: “Introducción a la Cibernética”, op.cit., p. 287
48
Ibidem, p. 289
JULIO VENEGAS VASQUEZ
106
en grado variable en el comportamiento de toda la
organización. Razón por la cual, la ley de la variedad
obligada aplicada de este modo, no ha de entenderse como
referida a un aspecto puntual de la comunicación, sino a la
definición entera de la organización.
2.4. Hipercomplejidad educativa y regulación
Dada la trascendencia de esta ley, me parece
necesario transcribir la explicación que el propio Ashby
ofrece de la misma, y que es pertinente a nuestra reflexión
sobre el método:
“En sus formas elementales, la ley posee
evidencia obvia y apenas merece enunciarse. Por
ejemplo, si un fotógrafo debe fotografiar veinte
objetos que son distintos (por exposición y
distancia), su cámara, evidentemente, tendrá que
ser capaz de veinte preparaciones distintas, por lo
menos, si todos los negativos deben tener una
densidad y contraste uniformes. La ley, en su
forma cuantitativa, demuestra todo su poder
cuando debemos enfrentar un sistema en el cual
estas cuestiones no son tan evidentes, y
particularmente cuando el sistema es muy
grande… Por lo tanto, la ley, aunque resulte un
JULIO VENEGAS VASQUEZ
107
lugar común en los casos simples, puede servir
como una verdadera guía en aquellos casos
demasiados complejos para ser tratados por la
mera intuición.” 49
Tal es el caso de la hipercomplejidad que constituye el
sustrato de cualquier actividad social, económica, política o
cultural, y que demanda un abordaje igualmente complejo.
Para el caso de la educación, la cuestión es particularmente
relevante, más aún si se considera que desde la perspectiva
que estoy construyendo coinciden el método con la
arquitectura organizacional del nuevo paradigma educativo
que he diseñado; el cual, a partir de la Ley del Requisito de
Variedad, deberá dar respuesta a cuestiones tales como:
¿Cuál es el impacto de las TICs sobre las formas de
pensar?
¿Cómo ha de reorganizarse el conocimiento producto de
su radical transformación en curso?
Por consiguiente, ¿cómo hemos de redefinir la
enseñanza de las ciencias básicas para enfrentar tal
complejidad?
¿Qué nuevas configuraciones de conocimientos hemos
de crear, para sustituir el actual modelo educativo
fragmentado, por una matriz metodológica lo más
universal posible?
49
Ashby, W. R.: “Introducción a la Cibernética”, op.cit., pp. 289-90
JULIO VENEGAS VASQUEZ
108
¿Cuál podría ser la arquitectura organizacional de la
educación, tal que permita transformarla en un efectivo
sistema regulador, tanto para la persona, cuanto para la
organización social?
¿De qué forma podemos conferir universalidad al
método, de modo que pueda satisfacer la complejidad y
extensísima variedad de la cual debe responder?
Veamos como se aproxima Ashby:
“Nuestro modo de encarar la regulación ha
destacado su propiedad de reducir la variedad en
el resultado; sin regulación, la variedad es grande,
con regulación es reducida. El límite de esta
reducción lo constituye la regulación que mantiene
la salida rigurosamente constante. Este punto de
vista es válido sin duda alguna, pero al principio
acaso parezca que contradice el punto de vista
ingenuo según el cual los organismos vivos pue-
den tener cualquier característica, excepto
inmovilidad… Muchas actividades de los
organismos vivos presentan este doble aspecto.
Por un lado el observador advierte la gran
cantidad de movimiento real y de cambios que
ocurren y, por otro, puede observar que, a través
de estas actividades, en la medida en que son
coordinadas u homeostáticas, hay invariantes y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
109
constantes que muestran el grado de regulación
alcanzado”.50
Sin duda la sociedad genera diversos mecanismos
de regulación que pueden o no ser vistos como tales; por
ejemplo, todo el cuerpo legal generado para especificar los
derechos y deberes de los ciudadanos. Incluso el mercado –
entendido como el lugar de la libertad misma, en el que se
pueden transar a voluntad los productos y la fuerza de
trabajo-, tampoco está exento, puesto que no es un espacio
de libertad irrestricta, ya que en rigor se establece un rayado
de cancha, dentro de cuyos límites debe darse todo
movimiento. Fuera de tales restricciones están las sanciones.
Pues bien, añade nuestro cibernético:
“Por lo tanto, se deduce que cuando el
sistema T (el medio ambiente y las condiciones o
factores internos) es muy grande y el regulador R
muy pequeño (caso común en biología), la ley de
la Variedad Obligada parece desempeñar un
papel preponderante. Su importancia reside en
que si la capacidad de canal de R está fijada, la
ley limita en forma absoluta la cantidad de
regulación (o control) que puede lograr R, no
importa como esté distribuido R internamente, o
cuanta sea la variedad en T. Así, en el mejor de
50
Ashby, W. R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit. p. 292-93
JULIO VENEGAS VASQUEZ
110
los casos, el ecólogo sólo puede lograr una
fracción de lo deseado, si su capacidad como
canal permanece inalterable…
Para el caso de sistemas hipercomplejos, como la
educación, es posible inferir lo siguiente, siguiendo a Ashby:
“Este cambio de punto de vista que
sugerimos aquí se parece al introducido en
estadística por sir Ronald Fisher. Con anterioridad
a él se daba por descontado que aunque un
especialista en estadística fuera muy hábil, otro,
más hábil aún, podía conseguir más información a
partir de los mismos datos. Fisher demostró que
toda extracción de información tiene un máximo, y
que la tarea del especialista en estadística es
acercarse a ese máximo, más allá del cual nadie
puede llegar. De forma similar, antes de que se
conocieran los estudios de Shannon, se suponía
que cualquier canal podía ser modificado con un
poco más de destreza para llevar algo más de
información. Shannon demostró que la tarea del
ingeniero es acercarse razonablemente al
máximo, puesto que no es posible llegar más allá.
La ley de la Variedad Obligada impone una estra-
tegia similar en cualquier regulador y control:
debe tratar de acercarse todo lo posible al
máximo, más allá del cual no puede pasar. Por lo
tanto, debe encararse al sistema muy grande –
hipercomplejo- prescindiendo de todo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
111
presupuesto absurdo acerca de lo que puede
obtenerse.” 51
Para poder abordar de la mejor manera los problemas
educativos hipercomplejos que hemos especificado, así como
la incidencia metodológica en dicha estrategia de la Ley del
Requisito de Variedad, es menester poner atención, por
ejemplo, a las tendencias tecnológicas y geopolíticas que nos
anuncian horizontes posibles hacia los cuales deberíamos
orientar nuestro rumbo de investígación en educación, al
menos si queremos que nuestro esfuerzo sea de alguna
forma relevante. Cuestión como se verá nada trivial, y desde
luego, alejada de la posibilidad de contrastación empírica o
de experimentación científica. Sin embargo, tal ejercicio
reflexivo permite precisar los problemas que debemos abor-
dar más prontamente, para así definir una estrategia de
solución, proponer alternativas de respuesta, y determinar en
qué puntos críticos y relevantes centrar la investigación.
A su vez, nos permitirá posicionar nuestro esfuerzo
en relación a la necesidad de generar una teoría explicativa
que facilite superar la fragmentación del saber, uno de cuyos
casos es la distinción entre ‘lo científico’ y todo aquello que,
para esta distinción, no lo es, y que por tanto no es confiable.
Nuestro propósito, también, es avanzar en la generación de
51
Ashby, W. R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit. pp. 333-4. La cursiva
es mía.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
112
conocimientos específicos, esto es, aquellos que se deriven
del desarrollo de las nuevas configuraciones pedagógicas del
saber que propone la matriz curricular de nuestro modelo
educativo. En todo caso se ha de tener presente que el
hecho de que algunos nombres para las configuraciones que
comprende este modelo sean familiares, no significa que el
proceso educativo termine siendo una copia del tradicional.
La diferencia, radical, estriba en la diferente perspectiva y
logicidad que procuro exponer y fundamentar en esta tesis.
Entre otras configuraciones hologramáticas
mencionamos:
El Programa Proteo, para el desarrollo y evolución de la
inteligencia.
Estudios del futuro (prospectiva)
Estrategias de adaptabilidad
Las formas de la sensibilidad y del sentimiento.
Cibernética.
Sistemas de oganización, producción e infraestructuras
Metalógica
El proceso de invención
Arte y tecnologías de comunicación
De hecho, la educación enfrenta el dramático y
complicado desafío de proveer una transformación radical de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
113
sus presupuestos filosóficos, científicos, tecnológicos y
curriculares, cuestiones todas de gran complejidad y que, a mi
juicio, están próximas al paradigma filosófico antes que del
científico. En rigor se trata de dar cuenta de los presupuestos
o fundamentos epistemológicos, éticos, gnoseológicos,
estéticos, lógicos, metalógicos, de organización y gestión del
conocimiento que necesariamente comprende la
fundamentación de una matriz curricular. Los cuales, y dada su
hipercomplejidad, variabilidad y sutileza conceptual, no pueden
ser llevados a un lenguaje lógicamente preciso, como el de la
matemática por ejemplo, sin que pierdan su sentido y riqueza
expresiva.
Así, la especificación preliminar de los problemas
educativos que recién esbocé, nos muestra la emergencia de
lo hipercomplejo, como la elección o proposición de un sistema
de referencia teórico, el diseño de un marco conceptual y
metodológico, o el soporte organizacional y financiero
correspondientes, y por tanto, cualquier estrategia de solución,
ha de ser lo suficientemente poderosa, versátil y variada como
para contender con la complejidad del problema, tipificado, en
términos genéricos, como la deficiente calidad de la educación.
Todo ello constituye de alguna forma la aplicación de
la Ley del Requisito de Variedad que afirma, recordamos, que
sólo la variedad absorbe variedad. Esto es, y a mi juicio,
significa que aplicada a la educación, la matriz formativa ha
JULIO VENEGAS VASQUEZ
114
de poseer la riqueza organizacional y capacidad operativa
indispensables para enfrentarse, con alguna expectativa de
éxito, a la complejidad, variedad y transformación del
entorno, así como a la variedad y movimiento del propio
sistema. Creo pues, que esto implica la exigencia de diseñar,
siguiendo la tesis de Ashby, una matriz curricular y
organizacional lo más universal posible, en cuanto a la
variedad de recursos lógicos, adaptativos y de soporte
organizacional que la educación debe, metodológicamente,
poseer y estar en condiciones de desplegar.
En todo caso, es necesario precisar si nuestra
pretensión es alcanzar la mayor variedad sistémica en
cuanto sistema de control, comunicación, regulación y de
adaptabilidad, si todo ello constituiría más bien un objetivo
deseable, antes que una posibilidad efectiva de alcanzarlo,
ya que dado el carácter finito del hombre y la enorme
hipercomplejidad del entorno, nunca podría operarse un
control total, ni tampoco podría pretenderse regular por
completo ni la variedad interna ni la externa. Razón por la
cual siempre estaremos más próximos de la tendencia
entrópica, al desorden, que a una supervivencia exitosa de
las organizaciones. Lo que, en todo caso, no menoscaba la
exigencia que el requisito de variedad plantea al diseño
organizacional, y su decisivo valor metodológico. Después de
todo se trata de un principio, tal vez el más importante a
tener en cuenta, en el diseño de las organizaciones humanas
JULIO VENEGAS VASQUEZ
115
y justamente en relación con la posibilidad de contrarrestar,
en parte al menos, la tendencia al desorden.
2.5. Algunos factores filosóficos del problema educativo
Desde otra perspectiva, está claro que para analizar
el problema educativo, particularmente en países de lento
crecimiento, es necesario tener presente la estrecha relación
entre la escasez de recursos económicos, y la consiguiente
concentración y desigualdad en el ingreso que, por regla
general, afectan negativamente y con mayor frecuencia, al
rendimiento escolar de niños y jóvenes cuyo ingreso familiar
es precario. A todo ello, dentro del mismo ámbito de cues-
tiones, se debe agregar la insuficiente remuneración de sus
profesores y la deficitaria dotación escolar en infraestructura
física y tecnológica.
A este respecto, cabe precisar que aún cuando el
problema del financiamiento es insoslayable, y que su
carencia (siguiendo la ley referida) afectará siempre al buen
rendimiento del sistema, una parte significativa de la
deficiente calidad de la educación, tiene que ver con al
menos los siguientes factores propiamente pedagógicos, o
filosóficos, en una enumeración inevitablemente incompleta:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
116
La persistencia de la división del conocimiento en
dominios independientes y sin relación.
La carencia de una metodología universal para superar
dicha división.
La obsolescencia de la matriz curricular en uso, o
desfase entre la división tradicional de las ciencias y
disciplinas, con los campos de valor estratégico que
como tales ha posicionado el proceso de globalización y
el emergente ciberespacio.
Necesidad de una reorganización del conocimiento en
todos los niveles del sistema educacional, que genere
nuevas configuraciones de estudios y aplicaciones de
carácter futurista y que asuman la hipercomplejidad en
curso.
La necesidad de una fenomenología del proceso
educativo y de los ambientes tecnológicos, como el
surgimiento de una cultura o ambiente de máquinas
cibernéticas que parecen superar a la “sociedad del
conocimiento y de la información”.
Por consiguiente, surge la necesidad de producir una
transformación radical en los fundamentos y estrategias
pedagógicas de la enseñanza de las ciencias básicas.
La carencia en la educación de concepciones lúcidas
sobre el impacto de la tecnología electrónica sobre la
cultura y el saber.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
117
La incomprensión de la clase de coafinamiento lógico
que existe entre los niños y jóvenes con las tecnologías
de la información y de las comunicaciones [TICs].
Rediseñar la estructura de carreras y programas de
estudios de las universidades.
A su vez, es menester tener presente que la llamada
sociedad del conocimiento y de la información, segundo nivel
cognoscitivo, está siendo reemplazada por la cultura del
ciberespacio, o nuevo ambiente de máquinas cibernéticas de
rango meta. En éste, adquieren particular relevancia el proceso
de invención, la generación de nuevos conocimientos, así
como el requerimiento, siempre presente, de teorías de mayor
alcance explicativo, además de la necesidad de una gestión
eficiente de la información y del saber. Y es que, de no asumir
la educación estos desafíos, su esfuerzo podría ya no tener
efecto significativo alguno para coadyuvar al desarrollo de
países de precario desarrollo. Ni tampoco mucho más en los
países de gran crecimiento, dado que en la actualidad, el
conocimiento y las nuevas tecnologías se gestan,
principalmente, en programas de investigación que tienen su
asiento en grandes corporaciones privadas y transnacionales.
La situación se torna aún más complicada para la
educación si se tiene presente que -como afirma McLuhan-, el
educador tradicional ha sido absorbido y debe competir en
JULIO VENEGAS VASQUEZ
118
muy desigual condición con sus imitadores de alta potencia y
versatilidad, tales como la radio, la TV, los computadores...
en lo que puede llamarse la nueva educación lumínica o
digital. Así, por tanto, el educador tradicional “sólo puede
recuperar su papel extendiéndolo mucho más allá de lo que
jamás ha sido en cualquier cultura anterior”52
. Sin duda un
campo problemático global hipercomplejo que ya no es posible
soslayar a la hora de buscar soluciones efectivas y de pronta
aplicabilidad.
A mi juicio, una manera de abordar el problema de la
deficiente calidad propiamente pedagógica de la educación,
consiste en diseñar una estrategia o metodología para
superar la actual matriz curricular, y con ello, la división
improductiva del conocimiento en todos sus niveles, y
aspectos problemáticos. De hecho, la división está por todos
lados: división del conocimiento en dominios independientes
no relacionados; escisión entre mi yo y el entorno; división
social, económica, cultural y política; escisión entre mis
deseos y mis representaciones culturales y éticas; entre mis
esperanzas y realizaciones, así como la oposición entre mis
prejuicios y creencias y la emergencia de ideas bien fun-
damentadas.
52
McLuhan, M.: “Contraexplosión”, Editorial Paidós, Buenos Aires,1969, p.
134
JULIO VENEGAS VASQUEZ
119
También encontramos la especialización sensorial, la
importancia relativa de un sentido sobre los otros, y la
consiguiente incomunicación entre ellos, la escisión entre
forma y contenido, o mi cautiverio en el reino de las formas;
la división entre el hombre como ser racional y el resto de los
seres vivos que no lo serían, lo que legitima el despotismo de
esta forma de dominación.
Todo ello se traduce, podría decirse, en una
supremacía de la ignorancia, en tanto forma poderosa de
‘conocimiento’ que se alimenta de la fragmentación y
escisión existencial y conceptual del saber, y que subyace
imprimiendo su impronta en nuestras acciones. A todo ello
debemos sumar la separación entre la lógica y el sentimiento
que retroalimenta el defecto de un ambiente de división que
en la actualidad, sin embargo, debe luchar denodadamente
para no ser absorbido por los ambientes de unificación que la
tecnología digital de comunicaciones instala por todos lados.
Así, sin querer, y las más de las veces sin saberlo,
hemos construido en nuestras mentes y esculpido en
nuestros cuerpos, la división con murallas y estructuras
sofisticadas, pequeñas, o en ocasiones enormes, que
extravían el primigenio sentido de unidad organizacional del
cuerpo humano. Es el terreno propicio, y la ocasión, para que
surjan toda clase de limitaciones y alienaciones existenciales,
resultado de haberse perdido la conectividad. De esta
JULIO VENEGAS VASQUEZ
120
manera, los diversos segmentos aislados que habitan en mí,
persisten cada uno por sus fueros, generando un proceso de
reificación de los mismos, de confusión y de agobiante
sinsentido. Es lo que podría explicar, en parte al menos, que
nuestro pensar, sentir y actuar, sigan un curso desordenado
e inquietante.
En realidad, la educación misma perfecciona y
confiere sentido a este ambiente. Las especializaciones
profesionales, las ciencias separadas por métodos,
nomenclatura y conceptos distintos, presupone la inevitable,
y también productiva emergencia de múltiples perspectivas
explicatorias para los mismos hechos o procesos, lo que
conlleva a que estos impacten o afecten de manera singular
a la historia, al sistema de referencia y a las creencias de
cada uno.
Además, debemos tener presente que el cuerpo
posee un borde, la piel, que delimita su constitución como tal,
con un aparato sensoperceptual que le informa de las
modificaciones, perturbaciones o macroperturbaciones del
entorno que le afectan o estimulan a actuar sobre el medio o
sobre sí mismo en alguna dirección. Todo ello va
configurando y asentando, en toda la amplísima variedad de
aspectos de la existencia, una forma de autarquía
organizacional, legitimando y perfeccionando su lógica de
separación con el entorno.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
121
Así y todo, no podemos dejar de reconocer el
extraordinario poder que posee el recurso lógico y adaptativo
de dividir, o analizar. Pensado de manera dialéctica, habría
que decir que el pensamiento y la acción, en tanto formas de
unificación, serían inviables si la inteligencia no poseyera la
propiedad de separar. De modo correlativo, se trata de otra
manera de cómo la diversidad emerge para su apreciación,
conocimiento y utilización. De hecho, el proceso permanente
de la inteligencia de distinguir formas constituye otro factor
decisivo en la base del proceso creativo, por cuanto es otra
manera de efectuar cortes métodológicos en la realidad,
permitiendo la combinación y recombinación de estructuras
en número ilimitado. Todo ello, por lo demás, nos habla de la
división como otra poderosa propiedad de la inteligencia
humana, operando esta vez del lado de la síntesis,
unificando el proceso de combinar.
El problema, por consiguiente, emerge cuando
separamos sin relacionar. Ya anticipaba Platón sus
consecuencias perjudiciales cuando en “El Sofista” registra el
siguiente diálogo entre el Extranjero de Elea y Teeteto:
“EXTR.- Pues, mi buen amigo, intentar separar
todo de todo es, por otra parte, algo
desproporcionado, completamente
disonante y ajeno a la filosofía.
TEET.- ¿Qué?
JULIO VENEGAS VASQUEZ
122
EXTR.- La aniquilación más completa de todo tipo
de discurso consiste en separar a cada
cosa de las demás, pues el discurso se
originó, para nosotros, por la
combinación mutua de las formas.
TEET.- Es verdad”. 53
Platón
Una visión concordante, pintoresca, menos
respetuosa si se quiere, pero de notable profundidad, la
encontramos en la clásica obra filosófica indú llamada
“Upanisads” cuando se afirma:
“Las vacas poseen varios colores, pero la leche
tiene un color único. El conocimiento es como la
leche, y quien permanece anclado en las distin-
ciones es como las vacas.” 54
53
Platón: “Sofista”, Editorial Gredos, Madrid, 1992, p.458
54
Rafael: “Upanisads”, Ediciones Arca de Sabiduría, España, 1993, p.134.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
123
Descartes, desde otra perspectiva, reafirma esta
percepción de la unidad del saber. Advierte, en los “Inédits”:
“Hoy por hoy, las ciencias se hallan
enmascaradas. Cuando acertemos a quitarles la
máscara que las cubre, se mostrarán en toda su
belleza. Podrá entonces apreciarse igualmente el
nexo que las liga. Y viendo y notando este nexo,
nadie pensará que sea más difícil retener en la
memoria la serie de las ciencias que la serie de
los números”55
.
La cuestión, por tanto, es que estamos en presencia
de una propiedad de la inteligencia, la de la división, que la
misma naturaleza nos ofrece en el modo de la diversidad, y
en el ámbito muchísimo más amplio y comprensivo de la
interrelación y acción recíproca total en tanto sustrato
organizacional de la realidad. El problema, entonces, es la
lucidez que debo tener en relación al lado en donde me
encuentro y ser consciente de las consecuencias y de los
caminos y estrategias que debo potenciar con el propósito, si
esa fuera mi inclinación, de propender al enriquecimiento
humano, sea mediante la división por especialización, o a
través de la unidad, en pro de una visión y experiencia
existencial holística. No obstante, en sentido estricto, deberé
55
Hamelin, O.: “El Sistema de Descartes”, Editorial Losada, Buenos Aires,
1949, pp. 48-9
JULIO VENEGAS VASQUEZ
124
oscilar sin remedio entre una y otra, cualquiera sea la
elección que realice.
Tampoco se trata, en el caso de la búsqueda de la
conectividad, de una actitud ingenua, atrapada en alguna
nostalgia por un estadio de la evolución humana en donde
se habría existido en unidad, o porque nos asiste la espe-
ranza de que en el futuro podríamos recuperar ese estado
primigenio. Al respecto, recuérdese el “Discurso de la Edad
de Oro”, de Don Quijote de la Mancha:
“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien
los antiguos pusieron nombre de dorados, y no
porque en ellos el oro, que en nuestra edad de
hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella
venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces
los que en ella vivían ignoraban estas dos pala-
bras de tuyo y mío… Todo era paz entonces, todo
amistad, todo concordia: aún no se había atrevido
la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las
entrañas piadosas de nuestra primera madre…”
56.
No se trata de eso. Es más, pareciera ser que es
inevitable la existencia dividida, alienada, extraviada de sí
misma. Así, vivimos en permanente contradicción,
incertidumbre, malestar, desazón, en la incompletitud, por
56
Cervantes, M. de: “Don Quijote de la Mancha”, Editorial Andrés Bello,
Santiago,1983, p. 50
JULIO VENEGAS VASQUEZ
125
donde penetran el dolor, el sufrimiento, y la insatisfacción.
Nada de gratificante, aún cuando también tenemos nuestros
momentos de beatitud, de gozo, de placer, y de encuentro
con el otro y el todo.
No obstante las dificultades que se nos presentan para
resolver la clase de problemas educativos que hemos
especificado, pienso que es posible diseñar una metodología
que facilite abordar de manera unificada y con mayores
expectativas de éxito dicha complejidad. Así, por consiguiente,
parece aconsejable detenerse a considerar si las técnicas o
métodos de investigación en uso disponen de la variedad
necesaria para hacer frente a la hipercomplejidad educativa, de
manera de no perecer en el intento, o darnos cuenta, a
posteriori, que nuestra elección ha quedado por debajo de la
complejidad que debemos abordar.
Para el caso de la Cibernética, su conceptualización
apunta, básicamente, a las nociones de complejidad,
gobierno de la misma, organización, entropía, control,
regulación, comunicación, retroalimentación, entre otros
conceptos de compartida relevancia. Si en esta dirección
enfrentamos a la educación, también como una forma de
organización de gran complejidad, con tendencia al desor-
den, y haciéndonos cargo de la consiguiente necesidad de
introducir en ella transformaciones profundas que permitan
remontar en parte al menos dicha tendencia, entonces se
JULIO VENEGAS VASQUEZ
126
nos facilitará encontrar una solución para los problemas
educativos que hemos especificado, por cuanto constituyen
un terreno común y familiar y aun propio de la cibernética. Y,
al mismo tiempo, satisfaríamos, en parte al menos, la Ley del
Requisito de Variedad.
William Ross Ashby
JULIO VENEGAS VASQUEZ
127
3
UNA CONEXION FILOSÓFICO-CIBERNÉTICA
A mi juicio, una manera de acceder a la nueva
conectividad es hacerlo rescatando el sentido primigenio de
la filosofía como un saber del saber; siempre a la búsqueda
de la universalidad. Tales propósitos no le son ajenos a la
cibernética o a otros campos del conocimiento, cuando éstos
ven sobrepasadas sus fronteras por la complejidad de los
problemas que tocan a las puertas de otros compartimentos
del saber, y que, para resolverlos, las metodologías
especializadas resultan insuficientes.
Para lograrlo, desde la perspectiva metodológica que
procuro constituir en esta tesis, tenemos que resolver un
pequeño pseudo-problema: la posible obsolescencia de la
filosofía y la cibernética, o al menos la falta de vigencia de
ambas. Aquélla, por cuanto se habría desfasado por
completo del proceso de innovación científico-tecnológico, y
porque sus temas resultan anquilosados y poco o nada
aportan a la comprensión del nuevo hombre tecnológico o a
la cultura del ciberespacio. No obstante, se la puede
reconocer en la forma de una letanía acerca del
extrañamiento y pérdida de lo humano en beneficio de las
JULIO VENEGAS VASQUEZ
128
máquinas, tal como la entronización progresiva de la temible
y nada estimulante deshumanización.
La cibernética, por su parte, estaría igualmente en
retirada ya que –dicen sus detractores-, en realidad nunca
llegó a alcanzar el nivel de ciencia; a lo más, sólo al de un
conjunto de ideas que son parte más bien de la historia del
devenir de la ciencia. Vistas así las cosas podría resultar del
todo extemporáneo, e inútil, demandar del lector que se
ocupe en considerar el modo cómo ambas ‘reliquias’ pueden
ser proyectadas de nueva manera, que es parte del propósito
de estas exploraciones.
En todo caso no deja de sorprender la moda y la
tendencia a utilizar el vocablo ciber para presentar
remozadamente toda nueva combinación posible de
productos, sean estos digitales o tradicionales. Desde otra
perspectiva, encontramos la sensación o intuición difusa de
que necesitamos de la filosofía, por cuanto “algo
trascendente nos falta”, de lo que precisamente este campo
del saber nos puede proveer, y también orientar, para
navegar en este proceloso océano de innovaciones y
automatización, y aproximarnos a comprender mejor nuestro
lugar en la naturaleza y en el cosmos.
Pero, ¿qué podrían tener en común la filosofía y la
cibernética que amerite pensar siquiera en una posible
JULIO VENEGAS VASQUEZ
129
unidad programática? A mi juicio, mucho; todo en realidad.
En un breve esbozo podría decirse que los temas y
problemas de la filosofía, tales como describir la estructura
de la inteligencia, los procesos del pensar, la estructura del
conocimiento, la naturaleza del método científico, el
problema de la unidad del saber, al igual que las
implicaciones éticas y sociales de los avances científico-
tecnológicos, o una fenomenología57
de las formas de la
sensibilidad y del sentimiento, son también los temas de la
cibernética, y aún más, son campos de investigación que en
el presente adquieren compartida relevancia estratégica.
Es más, afirmamos que la cibernética es también
filosofía, y sobre todo, filosofía de la ciencia. De hecho,
Norbert Wiener, su creador, expuso con mucha claridad
57
Utilizo el concepto de fenomenología en la acepción que le diera Edmund
Husserl, en tanto método que propende a develar la forma, o de manera específica, el sentido de afirmaciones o menciones sobre lo existente,
suspendiendo el juicio acerca de si la realidad existe o no, o sobre la concretitud de algo, para referirse directamente a cómo se piensa algo determinado, particularmente en relación con el yo o la conciencia. Dirá
Husserl “Si yo me pongo a mí mismo por encima de toda esta vida y me abstengo de llevar a cabo cualquier creencia de ser que tome al mundo
directamente como algo existente, si dirijo exclusivamente mi mirada a esta vida misma, en cuanto conciencia del mundo, entonces me gano a mi mismo como ego puro con la corriente pura de mis cogitationes.” Y
agrega: “Aquello de lo que nos apropiamos precisamente por este medio
o, dicho más claramente, lo que yo, el que medita, me apropio por tal medio, es mi propia vida pura con todas sus vivencias puras y la totalidad de sus menciones puras, el universo de los fenómenos en el sentido de la
fenomenología”. Husserl, “Meditaciones Cartesianas”, Editorial Tecnos,
Madrid. p. 282
JULIO VENEGAS VASQUEZ
130
“que estos nuevos conceptos de comunicación y
de control involucraban una nueva interpretación
del hombre, del conocimiento que tiene del uni-
verso, y de la sociedad… además, la cibernética
está llamada a afectar a la misma filosofía de la
ciencia, particularmente en los campos del méto-
do científico, y de la epistemología, o teoría del
conocimiento.” 58
En los hechos, esta novel ciencia empezó a
incubarse hacia la segunda mitad de los años cuarenta del
pasado siglo, como una reflexión sobre el método científico y
la unidad del saber, constituyéndose, de manera específica,
en un programa para superar la división del conocimiento,
generando al mismo tiempo una teoría de las máquinas;
concepto este último que en la acepción cibernética permite
cubrir, como luego expondremos, una amplia variedad de
58
N. Wiener, “Soy un Matemático”, Ediciones Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología de México, México, 1982, pp. 354-356.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
131
campos y aplicaciones del saber, tratando con la misma
metodología y estrategia los más diversos tipos de
problemas, entidades o sistemas. Aspectos que constituirán
otro pilar decisivo para estructurar una metodología
transdisciplinaria, o más precisamente de orden
configuracional,59
que propenda tanto a unificar el saber,
cuanto a facilitar el desarrollo y evolución de la inteligencia,
extraviada muchas veces en especialismos de todas clases.
A mi juicio, tal vez sea ésta una de las aportaciones más
relevantes de la Cibernética, ya que con ello facilita
configurar fructíferos campos de investigación que permiten
unificar el conocimiento, y generar un amplísimo espectro de
nuevas aplicaciones.
Es probable que tal espíritu metodológico no haya
sido adoptado de modo consciente o estructurado por las
diversas ciencias y humanidades; sin embargo, sus ideas y
estrategias han sido incorporadas de una u otra forma por
cada una de ellas, difuminándose sus resultados hasta
constituir una dimensión significativa e insoslayable del
ambiente intelectual de nuestra época. De esta manera,
muchos de sus principios y formas metodológicas se han ido
esparciendo como aliento natural y cotidiano, al punto de
convertirse en temas comunes y “propios” de casi todas las
ciencias o ámbitos del conocimiento. Por último, y
59
He introducido este concepto en la página 33
JULIO VENEGAS VASQUEZ
132
curiosamente, por este mismo expediente, la cibernética ha
sido “olvidada” como contribución distinguible y original.
En realidad, incluso ni siquiera ha llegado a formar
parte de los planes de estudios educativos, cuestión ya
insoslayable dada su contribución para superar la división
improductiva del conocimiento que afecta a la escuela por la
clasificación tradicional de las ciencias. A veces ha estado
presente en forma de seminarios o cursos semestrales en
alguna ingeniería, pero no en cuanto base formativa
imprescindible para todos los estudiantes, particularmente en
los primeros estadios. De haber sido así, les hubiese
permitido comprender de manera cabal el naciente espíritu
intelectual, o, mejor aún, filosófico, de la nueva era. No
obstante, podemos afirmar con Galileo: E pur, si muove!, ya
que aún tendremos cibernética para rato, operando con
fuerza, y reivindicando su valor como la disciplina que
precipitó una transformación radical del pensamiento, la
tecnología y la cultura contemporánea. A mi juicio, parte
importante del rechazo que ha tenido esta disciplina se debe
más bien a una cuestión de autodefensa, antes que a una
cuestión de fondo, o de orden epistemológico. Ello por
cuanto se ha visto, con preocupación, que este campo del
conocimiento amenaza con el status de privilegio que las
ciencias detentan en el conjunto del saber.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
133
Norbert Wiener, utilizó el vocablo griego
khubernetes, que significa piloto o timonel, para denominar a
la nueva ciencia por él creada. De hecho, una de las
definiciones de la cibernética afirma que se ocupa del estudio
del gobierno de sistemas excesivamente complejos y
probabilísticos, comprendiendo el propósito de reducir la
tendencia al desorden y al caos que tales sistemas y la
naturaleza conllevan ineluctablemente. En este contexto, y a
mi juicio, el cuerpo humano emerge como el paradigma de
organización por excelencia.60
Por extensión, la cibernética
estudia todas las formas de gobierno provistas por la
naturaleza y de las cuales son depositarios los seres vivos,
plantas, ecosistemas, así como la estructura cuántica,
bioquímica o físico-matemática de la naturaleza.
La definición original de cibernética, propuesta por
Wiener, señala que es la ciencia que se ocupa de las
correspondencias analógicas entre máquinas y seres vivos,
emergiendo así como un puente formidable entre la biología,
la tecnología y el proceso de invención. Como se puede
apreciar, un universo prácticamente ilimitado de estudio,
experimentación y creación. En este sentido, otro aporte deci-
60
La proposición del cuerpo humano como el prototipo de las máquinas cibernéticas y paradigma de organización por excelencia, a pesar de
que podría deducirse de los autores clásicos sobre cibernética, no la he encontrado expresada como tal en la bibliografía por mi consultada. He desarrollado esta idea en escritos inéditos a comienzo de los 80 y fundamentada en mí libro “Proteo, Paradigma de la Inteligencia”,
Ediciones Valgraf, Santiago, Chile, 1993.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
134
sivo consiste en haber estructurado un método que facilita el
diseño y construcción de máquinas lógicas o adaptativas y, en
un espectro más amplio, su contribución al estudio de toda
clase de máquinas, existentes o todavía no diseñadas por el
hombre, pero cuya comprensión o ideación es de indudable
valor métodológico, cognoscitivo y aplicado.
Podría decirse que un programa de investigación
propiamente cibernético lo constituye el destinado a crear una
máquina electrónica, neuroelectrónica o virtual inteligente,
propia de lo que hace años se reconoce como Inteligencia
Artificial. Este intento, y otros interrelacionados,
independientemente de que se logren o no, generan una
extraordinaria cantidad de conocimientos y tecnologías
digitales interactivas que anuncian la emergencia de nuevos
ambientes culturales, y delinean las tendencias que facilitan
preconfigurar los posibles futuros escenarios de carácter
social, económico, tecnológico y, desde luego, educativo.
El camino de la filosofía ha sido menos
espectacular; me refiero a la filosofía académica,
particularmente en el último medio siglo, por cuanto de modo
casi literal ha ido a la zaga en su propio terreno; esto es,
tratándose del estudio del pensamiento y de la estructura del
conocimiento, en relación, por ejemplo, con los avances
logrados por las TICs para describir los mismos u otros
procesos relacionados. A todo ello debemos sumar la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
135
emergencia de las llamadas ciencias cognitivas que se han
anunciado como “el primer esfuerzo planificado” por explicar
los procesos correspondientes.
En mi opinión esta apreciación es un poco, o más
bien bastante exagerada, puesto que significa, ni más ni
menos, el olvido deliberado, o también ignorante, de la
extensísima contribución filosófica realizada desde sus
orígenes, en campos considerados diversos pero del todo
interrelacionados, como son la teoría del conocimiento, la
epistemología, la lógica, la metafísica, la metalógica, la
filosofía de la ciencia y la analítica filosófica, junto a otros
campos también convergentes. Nos referimos a los extensos
y acuciosos estudios filosóficos de orden fenomenológico,
metafísico o lógico, que pretenden describir y explicar
cuestiones de gran complejidad acerca, por ejemplo, de qué
sea la mente o la inteligencia, cuales las formas más
apropiadas para el gobierno del cuerpo y la mente, de la
ciudad y el Estado; así como también la descripción
trascendental de los sentimientos, de la sensibilidad, de las
formas de alienación, de la creatividad, o de la ética. Todos
ellos son a su vez temáticas insoslayables, convergentes,
productivas y de compartida riqueza conceptual y temática
cuando se trata de abordar los problemas relativos a la
cognición.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
136
En todo caso, los extravíos metodológicos proceden
de ambas vertientes. De hecho, cuando se habla de ciencias
cognitivas, se asume que tales problemas pueden abordarse
con éxito desde la ciencia con sus métodos especializados.
En realidad, y por el contrario, pareciera ser que el método
científico no posee el lenguaje, ni la sutileza necesaria para
tal abordaje; lo que no ocurre posiblemente con los
paradigmas artístico, filosófico y poético. Es más, podría
decirse que como contrapartida del defecto, con frecuencia
los profesionales de la filosofía se han resistido a reflexionar
sobre temas como máquinas robóticas e inteligencia artificial,
partiendo de la idea de que deshumanizan al hombre.
Resultado de todo ello ha sido que el pensar y el
hacer tecnológico se ha ido constituyendo en un espacio por
entero antagónico al filosófico. En cierta forma, pues, la
filosofía académica, como resultado de este autoaislamiento,
ha perdido su universalidad convirtiéndose en otro fragmento
del conocimiento. Cuestión que resulta más evidente en su
principal espacio, las aulas universitarias, en donde la
actividad filosófica se ha centrado en aspectos muy espe-
cializados de la misma, lo que, en todo caso, no es óbice, por
cuanto dichas exploraciones pueden, eventualmente,
constituir un aporte decisivo, en la perspectiva más amplia y
profunda de la unidad del saber.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
137
Así y todo, es importante destacar que la tradición
filosófica más trascendente constituye una contribución
actualísima a la comprensión de las áreas convergentes,
todas en realidad, que existen entre ambas disciplinas.
Cuestión que esta tesis se propone poner a la vista
generando por otra parte una forma de reorganizar el
conocimiento, de inspiración filosófico-cibernética configura-
cional, que constituya un despliegue de la universalidad de la
inteligencia y, correlativamente, derive en la fundamentación
de un método universal, cuya “especialización” sea,
precisamente, el despliegue consciente de dicha univer-
salidad.
A su vez, me propongo mostrar el proceso de
transformación por el cual los diversos campos del
conocimiento pueden convertirse en espejos interactivos de
cualquier otro. De este modo, podemos contrastarlos,
rectificarlos o ajustarlos, proyectándolos creativamente en
una nueva síntesis conceptual, temática y metodológica.
Pienso que esta estrategia podría ser aplicable a una amplia
variedad de formas de conocimientos y aplicaciones. De ahí
que mi preocupación indagativa vaya en la dirección de
intentar definir la estructura del método, si ello en realidad es
posible, antes que la de una forma particular de éste. Así,
podemos satisfacer el principio de la Variedad Obligada por
el cual se nos advierte que debemos propender a “tratar de
acercarnos lo más posible al máximo”, dado que cuando
JULIO VENEGAS VASQUEZ
138
hablamos de inteligencia y de saber, lo hacemos en realidad
sobre casi todo.
Pero, ¿qué les falta a la filosofía y a la cibernética?
Desde nuestra perspectiva, para una actualización y
proyección futurista de su pensar, la filosofía, requiere leerse
a sí misma desde una metalectura cibernética de sus
exploraciones y problemas. Dicha tarea, a nuestro juicio,
podría denominarse ciberfilosofía. Un énfasis en ningún caso
ignominioso para la ciencia universal, por cuanto ella misma,
desde sus maestros primigenios, ha sido un ejemplo de
cómo mirarse dubitativa y reflexivamente desde otros
contextos o sistemas de referencia sin temor a perder su
noble sitial.
A su vez, la cibernética encontraría en la filosofía un
caudal enorme de aportaciones acerca de qué es el pensar y
sus diversas formas, además de una larga tradición
metodológica que de modo estructurado se remonta al
diálogo platónico, a la metafísica, y a la lógica aristotélica,
enriqueciéndose continuamente a través de cada nueva
vertiente filosófica, lo que ha permitido develar, con gran
finura, los procesos y productos del pensar, del sentimiento,
de la sensibilidad y de la acción. Aspectos todos muy caros
al programa cibernético de Inteligencia Artificial.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
139
Asimismo, y regresando de nuevo al hilo de nuestro
discurso, cabe decir que siempre será provechoso tener
presente la perspectiva unificadora de la filosofía, que facilite
una visión de campo de mayor amplitud y de orden reflexivo
que, por lo mismo, proveería a la cibernética de la dimensión
meta insoslayable en los campos que les son comunes.
Razón por la que tal énfasis podría también llamarse
metacibernética, o lugar de encuentro entre lo que podría ser
una filosofía de la cibernética que bien podría integrarse con
una cibernética de la filosofía, que en parte es algo a lo que
nos hemos aproximado al referirnos a la metodología
cartesiana.
Aún más, dentro de este esbozo programático que
proyecte de nueva forma a ambas disciplinas, es menester
tener presente la necesidad de una analítica exhaustiva,
tanto de los conceptos, como de la metodología y lenguaje,
resultado de la tecnología alfabética, ya que éstos -como
bien propusiera y avanzara Marshall McLuhan-, pueden
haber sido superados por la interrelación electrónica de la
información, pero que no obstante conservan y mantienen
con mucha fuerza su alcance y antigua estirpe, penetrando y
distorsionando, de manera subrepticia, las posibilidades
abiertas al pensamiento y a la acción por parte de la
tecnología digital de comunicaciones.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
140
De modo, pues, según sea el énfasis que deseemos
destacar, podemos llamar a esta convergencia programática
de nuevo impulso indagativo ciberfilosofía o metacibernética
sin que por ello ninguna pierda en nobleza. Como el cóncavo
y el convexo, modos, o énfasis, de una y misma relación: la
filosofía, o, mejor aún, la metafilosofía, en cuanto la filosofía
requiere mirarse desde otra dimensión para reflexionar sobre
sí misma, a la búsqueda del sentido y de la naturaleza de su
arquitectura lógica, conceptual y metodológica que le sirve de
fundamento.
A este respecto, y como una cuestión conceptual
preliminar, me parece necesario alertar al lector en relación
con la naturaleza ubicua y hologramática de los conceptos.
En realidad, siempre ha sido de esta manera en el campo de
la filosofía; esto es, un concepto remite a otro y todos son
parte de la explicación. Por ello mismo, estamos en
presencia de una red conceptual multidimensional que, dada
su extensión y complejidad, no puede sino estar atravesada
por innumerables e insoslayables zonas de penumbra y
oscuridad. Incluso allí donde creemos tener claridad sobre
qué se entiende por algo determinado, o cuando creemos
haber encontrado la función que determinado concepto
cumple en el cuerpo teórico.
En cierta forma, se genera una aporética situación
del pensamiento; de una parte, intentamos atrapar la realidad
JULIO VENEGAS VASQUEZ
141
mediante las esquivas formas del lenguaje, delimitando y
estableciendo fronteras y divisiones en la realidad para su
dominio y utilización, obligados y acostumbrados como
estamos a pensar en tales términos; y de otra, lo intentamos
mediante visiones con pretensión de completitud,
omnicomprensivas, a las que nos inclinamos con frecuencia.
Sin embargo, y al mismo tiempo, la unidad o
interrelación que está por todos lados, pero que muy
temprano abandonamos por la especialización, penetra por
doquier, sorprendiéndonos, imponiendo sus propias
condiciones, y derivando, por el desencuentro producido, en
una de las principales fuentes de confusión. Ello porque no
acertamos a comprender qué es aquello que nos sobrepasa.
Y es que se trata de la interrelación, la ubicua conectividad
que se filtra por los bordes y líneas delimitantes que hemos
establecido, en nuestro esfuerzo por atrapar la realidad
mediante el lenguaje, o en alguna concepción teórica
determinada.
Es esta renuente pero persistente convergencia e
interrelación del saber la que emerge de modo estructurado
en esta proposición, destinada, precisamente, a generar un
método de alcance lo más universal posible. Para ello ten-
dremos presente que los conceptos constituyen arquitecturas
ubicuas y hologramáticas, esto es, están presentes a través
JULIO VENEGAS VASQUEZ
142
de todo el cuerpo teórico, no olvidando, por cierto, la
amplísima zona de oscuridad que no podemos cubrir.
Es en este contexto que nos importa eclarecer cómo
entendemos la relación entre filosofía y cibernética, sus
posibilidades teóricas y aplicadas. Así, el consiguiente
proceso de especificación conceptual que realizaremos
progresará a medida que avancemos en su exposición, de tal
manera que sus aspectos más relevantes no estarán
esbozados sino hacia el final de la misma. No obstante esta
misma frontera habrá de estar abierta a las modificaciones
que necesitemos introducir a medida que aspectos de la
zona oscura se vayan iluminando. Con ello quiero decir que
cuando ofrecemos alguna propuesta métodológica y
conceptual acerca de algo, tal propuesta se irá completando
a medida que progresemos en la exposición de los matices
de la misma, que son tan importantes como su núcleo
central.
Este modo de aproximación lo tendré presente, por
ejemplo, en relación con la exposición del concepto
cibernético de máquina y de todas aquellas nociones que
sea menester explicitar. Entre ellas, la cuestión acerca de
qué entendemos por lógica, materia trascendental a la hora
de considerar la profunda transformación de este campo
provista por la conversión progresiva de la energía
electromagnética y lumínica en lógica. Todo ello nos pone a
JULIO VENEGAS VASQUEZ
143
las puertas de un profundo barrido conceptual que afecta a la
concepción tradicional sobre la clasificación de las ciencias,
la división del conocimiento, e incluso la misma definición de
ciencia y la vigencia de las fronteras de cada una de ellas.
En contrapartida tenemos la emergencia de un sistema de
ordenación configuracional del conocimiento, en función de
la necesaria reorganización del saber producida por las
nuevas exploraciones problemáticas, al tiempo que
podremos acceder a una visión unificada del saber y sus
aplicaciones.
Por tanto, habrá que tener presente que para
comprender el detalle será necesaria la visión de campo que
nos proporciona el sistema de referencia teórico de
inspiración filosófico-cibernética que proponemos en esta
tesis; así como también la que nos ofrece el nuevo
paradigma educativo que he diseñado y que fundamenta en
buena medida la posibilidad de un método de alcance
universal.
Se tratará pues de un amplísimo espacio de reflexión
que, en todo caso, nosotros no podremos abordar, sino sólo
en algunos escorzos. Así, pues, sólo realizaré algunas
incursiones a partir del examen de las posibilidades que de
modo particular la unidad de filosofía y cibernética nos puede
proveer. De este modo parte del éxito residirá en exponer lo
más claramente posible lo que queremos decir con algo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
144
determinado; lo cual será infructuoso si no contamos con la
paciente ayuda del lector, quien habrá de tener presente
estas tempranas restricciones y orientaciones provisionales.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
145
4
TESIS
Defino la inteligencia humana, de modo preliminar,
como una metaorganización universal. 61
Esto es, como una
máquina de máquinas62
, u organización de organizaciones.
Desde esta perspectiva, llamaré método universal al modelo
o programa educativo que provea la conectividad
61
Utilizo el concepto universal no en sentido lógico estricto de cuantificador
universal Todos o Ninguno, sino en cuanto, de entre las máquinas adaptativas conocidas (todos los seres vivos y las máquinas electrónicas
similares concebidas por el hombre), es la que posee el mayor espectro
de operación; sea como posibilidad combinatoria prácticamente ilimitada; o en cuanto las más diversas leyes de la naturaleza y sus componentes se encuentran en el cuerpo del hombre. O también por su amplísimo
espectro adaptativo que le permite responder a una amplísima diversidad de circunstancias concretas en las que ha de sobrevivir; habida cuenta de su potenciación mediante sus extensiones tecnológicas y de
conocimientos. En la actualidad, algunos autores, Campbell, por ejemplo, emplea la expresión “máquina de propósito general” en su libro“La Máquina Increíble” para referirse a esta mayor cobertura de la mente. A
mi juicio el concepto general referido más bien a algo “corriente, común”, inespecífico, parece ser menos adecuado que universal, para expresar el
amplísimo espectro de aplicación de la inteligencia humana; y aún menos
coherente cuando se trata de desplegar la distinción universal-especializado.
62
Utilizo el concepto cibernético de máquina para enfatizar, básicamente, la arquitectura organizacional, estructura o forma de la entidad
correspondiente; de la inteligencia en este caso; antes que la naturaleza de sus componentes, o de qué está hecha. En el capítulo 7, explico con más detalle dicho concepto.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
146
metateórica, lógica, adaptativa y prospectiva, indispensables
para el despliegue de la amplísima variedad de los recursos,
mecanismos y propiedades de la inteligencia humana.63
Julio Venegas Vásquez
Asimismo, sostengo, que un método universal ha de
emerger de la convergencia estructural y estratégica posible
de establecer entre:
la arquitectura de la inteligencia como
metaorganización universal (entidad que opera en el
nivel meta64
y que crea la dimensión meta del cono-
63
Destaco las propiedades mencionadas por cuanto permiten una definición consistente de inteligencia. Por cierto, sin embargo, que es amplísima la variedad de mecanismos y recursos de la inteligencia que
convierten al cuerpo humano en la máquina cibernética y paradigma de organización por excelencia.
64 El concepto meta, que literalmente significa “lo que está detrás de…” o
“más allá de…” se refiere, principalmente al nivel de conocimiento en el que “soy consciente de…” y que en cibernética, a mi juicio, puede
considerarse correlativo del mecanismo de retroalimentación, mediante el cual puedo “darme cuenta de…”, pudiendo, en consecuencia, ajustar y
corregir mi pensar y accionar. Visto desde la filosofía, en su grado de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
147
cimiento, como metamatemática, metafísica,
metatecnología, metacomunicación, etc.),
la organización del saber como metasaber (o saber
del saber),
el diseño de máquinas lógicas inteligentes o de rango
meta (sistemas expertos, inteligencia artificial,
realidad virtual, robótica, televisión, o las TICs., etc),
el conocimiento mismo como constituido también por
máquinas cibernéticas (el concepto, por ejemplo,
como una máquina de esta clase).
A su vez, el modelo educativo que necesitamos para
constituir un método de alcance universal, ha de satisfacer la
ley del requisito de variedad. A mi juicio, el paradigma que
satisface en una primera aproximación esta condición, es la
matriz educativa tentativa que he llamado Programa Proteo.
complejidad lógica, correspondería con la expresión aristotélica que afirma que el pensamiento es el pensamiento del pensamiento. Y, más
contemporáneamente con la expresión de Husserl pienso lo pensado en cuanto pensado, expresada también como: pienso las cosas pensadas en cuanto pensadas. En este sentido, pues, la dimensión meta define la
propiedad esencial que subyace a cada uno de los cuatro factores que menciono en el párrafo que amerita esta nota. Otra forma de aproximarse al concepto la proporciona Popper cuando distingue entre el mundo 1, de lo material; el mundo 2 de la explicación o teoría; y el mundo 3, de la
teoría de la teoría o metateoría, en la cual se estudian al menos los fundamentos, la arquitectura organizacional, y la lógica de una concep-ción teórica determinada.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
148
5
PROPOSICIONES CORRELACIONADAS
La posibilidad de constituir un método de alcance
universal implica al menos: superar el problema de la división
del conocimiento en dominios independientes y sin relación,
y de modo correlativo, proveer el cuerpo teórico y la
estrategia, para la unificación del saber.
Para los efectos de proveer esta convergencia
programática y metodológica unificadora, defino la
inteligencia humana, de modo preliminar, como una
metaorganización universal. Esto es, como una máquina de
máquinas, u organización de organizaciones, con el rango de
universal.
En esta dirección, y siguiendo la Ley del Requisito de
Variedad, resulta consistente sostener que un mecanismo de
la inteligencia no puede tener un rango de organización
inferior a la estructura de la cual forma parte. Por consi-
guiente, ha de ser un metamecanismo, una metaestructura,
depositaria de similar complejidad que la de la organización
de la cual forma parte.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
149
Correlativamente, cada una de sus estructuras,
mecanismos o procesos contienen de alguna forma la
totalidad de sus otros componentes. En consecuencia, dicha
arquitectura organizacional puede ser llamada hologramática,
lo cual quiere decir que cada elemento de la entidad contiene
a los otros que son constitutivos de la misma. También
puede llamársele recursiva lo cual significa que en cada nivel
organizacional de la entidad operan o replican similares
principios organizacionales del todo.
A su vez, sostengo que la dimensión meta del saber,
como un saber del saber que cubre toda forma de
conocimiento, junto a la dimensión de lo organizacional que
atraviesa todo lo existente, incluidos el caos, permiten
sostener que en la actualidad el énfasis estratégico principal
de estudios en el campo de lo lógico es lo metalógico; o
dicho de otro modo, el estudio de sistemas inteligentes,
configura la problemática de mayor alcance en el desarrollo
futuro de las TICs y de la misma lógica.
Razón por la que, en sentido estricto, aplico el
concepto de metalógica a todo el espectro de cuestiones
recién tipificadas, incluyendo la lógica clásica, ya sea
silogística, simbólica, modal, borrosa o cualquiera otra, en
tanto sean pensadas como formas de pensar de orden meta;
las cuales, y dadas las transformaciones trascendentales
producidas por los programas de automatización del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
150
pensamiento, significaría que su función educativa y aplicada
tendría que ser repensada o ajustada, para así poder operar
en los ambientes cibernéticos de comunicación.
Para el caso de la definición tradicional de la lógica,
ésta sería aquél campo del conocimiento que se ocupa de
las formas de inferencia o formas de pensar, relativas a las
funciones verdadero-falso. En mi concepto, ello restringe el
uso ordinario y académico del amplio espectro de
aplicaciones que de hecho provee el concepto intuitivo de
lógica, derivados del concepto cibernético de máquina (u
organización), lo que amplia ilimitadamente su campo, al
mismo tiempo que aporta la urdimbre estructural necesaria
para la unificación del saber.
Correlativamente sostengo, de modo preliminar, que
la estructura de un concepto ha de ser análoga a un
metamecanismo de la inteligencia y tener la complejidad del
saber como metasaber; por consiguiente, será también una
metaestructura, con posibilidad de ser recreada en lógica
electrónica como metamáquina lógica, o adaptativa, según
fuere el caso. En realidad, el diseño de las actuales bases de
datos computarizadas, y otras, correspondientes a diversas
formas de automatización motora y del pensamiento, se
fundan en una idea próxima a este principio.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
151
La navegación por la dimensión meta del saber es, a
mi juicio, una de las formas más poderosas para acceder a la
unidad del saber. Por esta vía, además, se puede acceder a
otro de los modos del ser que podría denominarse lo
organizacional, puesto en primer plano por el desarrollo
científico-tecnológico y las demandas de optimización de
sistemas del más diverso orden. De modo que el interrogante
metatecnológico podría constituir otro recurso metodológico
para acceder a esta contemporánea dimensión ontológica de
la filosofía; razón por la cual definir lo lógico como lo
organizacional, parece un paso necesario para aportar la
coherencia indispensable.
Así, pues, podemos afirmar que el cuerpo humano,
dada la variedad de sus recursos lógicos y adaptativos,
constituye la máquina más compleja, poderosa y versátil
conocida. Por ello mismo puede ser considerada el
paradigma de organización por excelencia65
. Por
consiguiente, el conocimiento de la naturaleza de sus
componentes, mecanismos, recursos y propiedades, así
como aquellas correspondientes a su emergencia desde la
65
La proposición del cuerpo humano como el prototipo de las máquinas cibernéticas y paradigma de organización por excelencia, a pesar de
que podría deducirse de los autores clásicos sobre cibernética, no la he encontrado expresada como tal en la bibliografía por mi consultada. He desarrollado esta idea en escritos inéditos a comienzo de los 80 y fundamentada en mi libro “Proteo, Paradigma de la Inteligencia”,
Ediciones Valgraf, Santiago, Chile, 1993.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
152
naturaleza y el cosmos, remite a una red multidimensional
teóricamente ilimitada del saber.
Desde esta perspectiva, el precepto inscrito en el
templo de Delfos, “Conócete a ti mismo”, constituye, tal cual
lo expusiera Platón, el programa filosófico, educativo,
metodológico y estratégico que permite, en mi concepto, pro-
veer el conocimiento del cuerpo humano como tal paradigma
y avanzar en la comprensión de su coafinamiento con la
naturaleza y el cosmos. Al mismo tiempo crea las
condiciones para superar la división improductiva del
conocimiento, permitiendo adelantarse, en parte al menos, a
los efectos catastróficos para el destino de la humanidad, a
que puede conducir su despliegue tecnológico y
organizacional irrestricto.
A su vez, es posible sostener que el cuerpo humano
constituye el prototipo de las máquinas cibernéticas, en
cuanto depositaria de una amplísima diversidad de
mecanismos de control, regulación, comunicación,
coordinación, de orden lógico y de adaptabilidad, así como
prospectivos y de gobernabilidad. Al mismo tiempo, aporta
otra amplísima variedad de mecanismos y funciones que
constituyen el soporte estructural para su amplísima
cobertura de acción.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
153
Todo ello, a su vez, faculta sostener que cualquier
referencia al método, o estructura de éste, ha de consistir en
la captación de la universalidad constitutiva de la
metaorganización del cuerpo, así como en el consiguiente
despliegue de sus mecanismos, recursos y espectro de
principios lógicos y adaptativos de que es depositaria.
Cuestión ésta que atañe directamente al diseño e instalación
de un nuevo modelo educativo que provea la arquitectura
organizacional necesaria para su consecución como una
metodología de alcance lo más universal posible.
En esta dirección, y a mi juicio, el método coincide
con la vida entera de la persona, con sus costumbres,
creencias y acciones, como, por ejemplo, adquiere vida y es
expresión reflexiva en Descartes. No se trata, por tanto,
incluso en este filósofo, tal como ordinariamente se le
entiende, de algunas reglas que aprendidas y aplicadas
generen éxito en la búsqueda del conocimiento, sino de la
constante ejercitación y despliegue de los diversos recursos
y propiedades de la inteligencia y del propio cuerpo para un
desarrollo unificado de sus propiedades. Y también, de
modo análogo, para estar en posesión de trasladar a la
organización social la variedad de sus recursos, amplificados
tecnológicamente.
Por tanto, cabe sostener que el diseño de un método
universal, constituye un imperativo y exigencia cuya omisión
JULIO VENEGAS VASQUEZ
154
es ya inexcusable. Sin embargo, en mi concepto, las
reservas acerca de la viabilidad de un método de amplio
alcance, se originan a mi juicio, precisamente por cuanto
hemos sido formados en los ambientes de fragmentación del
conocimiento. Lo cual implica, somos conscientes, olvidar o
desconocer el amplísimo espectro para operar, combinar,
recombinar, reconocer, comunicar y crear toda clase de
formas, incluido, por cierto, el nivel en que la misma forma de
la inteligencia, es objeto de reflexión.
Tal convergencia considero constituye la base para
generar un programa de unificación del saber, de orden
meta, y fundar una estrategia metodológica correlativa de
alcance universal. Ello significa restituir la importancia de la
dimensión meta de que son depositarias todas las
disciplinas, pero que en el presente no tiene la insoslayable
relevancia proyectiva, ni menos aplicada.
Una de las implicaciones más trascendentales es
que esta correspondencia estructural provee la base
metodológica y conceptual para superar la organización del
conocimiento en disciplinas o dominios independientes no
relacionados, e incluso los aún insuficientes modos de
solución, tales como la inter, multi, y también transdisciplina,
las cuales, constituidas, con el propósito de establecer
convergencia programática puntual entre diversos ámbitos
del conocimiento, mantienen no obstante, con más o menos
JULIO VENEGAS VASQUEZ
155
énfasis, la fragmentación del saber, al moverse (en tanto
mantienen su definición como disciplinas), en el modo de la
exterioridad de la conectividad buscada.
En esta dirección, el despliegue de los recursos
lógicos y adaptativos del cuerpo humano, al tiempo que de
las diversas formas de conocimiento -sean éstas verdaderas
o falsas, o que tengan su origen en creencias, convicciones,
o en la misma ignorancia- constituye el entramado real,
efectivo, desde el cual es posible hablar del método. La
función de la filosofía consistirá en ir despejando lo espurio,
en la dirección de alcanzar una forma metodológica
estructurada, que facilite generar acciones o estrategias
anticipatorias más eficientes de adaptabilidad. Con ello sin
duda se avanzaría en el conocimiento de los principios de
organización de la naturaleza, del hombre y del cosmos, o
para crear nuevas formas a partir de combinar y recombinar
estructuras procedentes de los más diversos ámbitos, al
tiempo que para responder a posibles escenarios futuros.
Cualquier referencia al método, o estructura de éste,
ha de consistir en el despliegue de aspectos, o mecanismos,
del espectro de principios lógicos y adaptativos de la
arquitectura organizacional de la inteligencia. De ahí,
también, el que en esta tesis se sostenga que siendo
correlativos la inteligencia y el método, éste también puede
alcanzar una forma universal, superando la división del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
156
conocimiento y las diversas ‘formas metodológicas’ que,
hasta hoy, asume en los diversos fragmentos o
parcelaciones del conocimiento a los que llamamos
disciplinas o ciencias.
El ejemplo de la unidad en la Naturaleza, ilustración de Sebastian Venegas
JULIO VENEGAS VASQUEZ
157
6
CONÓCETE A TÍ MISMO
A mi juicio, una manera tal vez inmejorable para
abordar el diseño de un método viable de alcance universal,
o lo más universal posible, es avanzar en la comprensión y
alcance del precepto filosófico “Conócete a ti mismo”.
Diversas razones convergen para esta apreciación.
Sócrates
Primero, porque el conocerse a sí mismo, o el
trabajar sobre ello, es hacerlo sobre la arquitectura
organizacional y adaptativa más poderosa y versátil que
conocemos, la humana. También por su amplísima cobertura
de operación que faculta atribuirle el rango de universal; lo
que vemos confirmado toda vez que se puede reflexionar
sobre la naturaleza o forma de cualquier proceso u objeto
JULIO VENEGAS VASQUEZ
158
que esté dentro de su alcance eidético u operativo, así como
también sobre sí mismo. Además en el sí mismo, convergen
las más diversas estructuras y principios de funcionamiento,
en una síntesis formidable de organización de los diversos
elementos, leyes y principios físicos, biológicos, químicos,
matemáticos que subyacen en el devenir de la naturaleza y
del cosmos. Otro modo y evidencia de su universalidad
estructural.
Asimismo, el precepto Conócete a ti mismo, nos
pone en camino de la convergencia temática y estratégica
entre el método y cualquier objeto del método. Esto quiere
decir que para avanzar en las perspectivas más
trascendentales del método, debemos hacerlo
comprendiendo qué clase de máquina lógica y adaptativa es
el cuerpo humano en su coafinamiento con el medio, de tal
manera que podamos mejorar su pensamiento y acción
desplegando su riqueza combinatoria en el modo de lo
universal.
A mi juicio, lo primero que cabe realizar es conceder
que podemos considerar el precepto de Delfos como un
ejemplo metodológico paradigmático, de despliegue
estructurado de la propiedad meta de la inteligencia,
operando en cualquier punto de la red multidimensional del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
159
saber o de la acción, pensándose a sí misma, al propio
saber, a la praxis o a las cosas.
El siguiente pasaje del diálogo “Alcibíades” de Platón
comprende al menos cuatro aspectos que paso a comentar,
y que nos permiten visualizar el método, a través de la
metáfora del espejo, teniendo como trasfondo el Conócete a
ti mismo:
“SÓCRATES.- (...) Tratemos, pues, en nombre
de los dioses, de entender bien el
precepto de Delfos: “Conócete a ti
mismo”, de que ya hemos hablado; pero,
¿comprendemos ya, por ventura, toda su
fuerza?
ALCIBÍADES.- ¿Qué fuerza? ¿Qué quieres decir
con eso, Sócrates?
SÓC.- Voy a comunicarte lo que a mi juicio quiere
decir esta inscripción y el precepto que
ella encierra. No es posible hacértelo
comprender por otra comparación que
por ésta que se toma a la vista.
ALC.- ¿Cómo?
SÓC.- Fíjate Bien: si esta inscripción hablase al
ojo, como habla el hombre, y le dijese:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
160
mírate a ti mismo, ¿qué creeríamos,
nosotros, que le decía? ¿No creeríamos
que la inscripción ordenaba al ojo que se
mirase en una cosa, en la que el ojo
pudiera verse?
ALC.- Eso es evidente.
SÓC.- Busquemos esta cosa, en la que, mirando,
podamos ver el ojo y nosotros mismos.
ALC.- Puede verse en los espejos y en otros
cuerpos semejantes.
SÓC.- Hablas muy bien. ¿No hay también en el
ojo algún pequeño punto que hace el
mismo efecto que el espejo?
ALC.- Hay uno seguramente.
SÓC.- ¿Has observado que siempre que miras en
un ojo ves, como en un espejo, tu
semblante en esta parte que se llama
pupila, donde se refleja la imagen de
aquel que en ella se ve?
ALC.- Es cierto.
SÓC.- ¿Un ojo, para verse, debe mirar en otro
ojo, y en aquella parte del ojo que es la
más preciosa, y que es la única que
tiene la facultad de ver?
JULIO VENEGAS VASQUEZ
161
ALC.- ¿Quién lo duda?
SÓC.- Porque si fijase sus miradas sobre
cualquiera otra parte del cuerpo del
hombre, o sobre cualquier otro objeto, a
menos que no fuese semejante a esta
parte del ojo que ve, de ninguna manera
se vería a sí mismo.
ALC.- Tienes razón.
SÓC.- Un ojo que quiere verse a sí mismo, debe
mirarse en otro ojo, y en esta parte del
ojo donde reside toda su virtud, es decir,
la vista.
ALC.- Seguramente.”66
En este primer momento dialógico, Sócrates utiliza el
recurso metodológico del espejo. Trátese de espejos
concretos, superficies pulidas, o de otros cuerpos
semejantes, como la pupila o una fuente de agua. Las
implicaciones metodológicas son múltiples. De una parte,
porque la más amplia diversidad de instancias pueden ser
consideradas espejos de la mente o de la inteligencia; la
fragmentación del conocimiento, por ejemplo, evidencia la
fragmentación del yo. Un espejo para cada método, implica
el conocimiento dividido. La reticencia, en el uso del vocablo
66
Platón: Obras Completas, T-I, “Alcibíades”, Edic. Anaconda, Buenos
Aires,1946, pp.189-190
JULIO VENEGAS VASQUEZ
162
lógica en el ámbito del sentimiento, supone una forma de
autarquismo en los dominios parcelados del conocimiento; al
tiempo que limita nuestra capacidad para transitar con
similares principios organizacionales, en una u otra dirección.
La continuación del diálogo especifica cuál es, de
preferencia, el espejo de la mente o inteligencia:
“SÓC.- Mi querido Alcibíades, ¿no sucede lo
mismo con la psykhé?67
Para verse, ¿no
debe mirarse en la psykhé, y en esta parte
de la psykhé donde reside toda su virtud,
que es la sabiduría, o en cualquiera otra
cosa a la que esta parte de la psykhé se
parezca en cierta manera?
ALC.- Así me lo parece.
67
Con frecuencia se traduce el vocablo griego , o psykhé, por alma.
A nuestro juicio, considerando que este concepto está asociado más
fuertemente a una representación religiosa posterior, y teniendo presente la definida perspectiva lógica de Aristóteles, nos parece que su traducción más bien está definitivamente próxima a la noción de mente o inteligencia; siendo el énfasis principal, el de una fenómenología o descripción de la psykhé que, como el mismo la define en su tratado acerca del alma, “es la entelequia primera (ciencia,
conocimiento y la propiedad de teorizar) de un cuerpo natural organizado” [435b,51]. Y agrega: “La psykhé es, en efecto, como el principio de los animales [420ª,5], y también, “la psykhé es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo
natural que en potencia tiene vida”. [412ª, 20] De modo que, en esta
tesis, se traducirá el vocablo psykhé por mente o inteligencia. Las citas de Aristóteles en “Acerca del Alma”, Editorial Gredos, Madrid, 1978.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
163
SÓC.- ¿Pero podremos encontrar alguna parte de
la psykhé, que sea más divina que aquella
en que residen la esencia y la sabiduría?
ALC.- No ciertamente.
SÓC.- En esta parte de la psykhé,
verdaderamente divina, es donde es
preciso mirarse, y contemplar allí todo lo
divino, es decir, Dios y la sabiduría, para
conocerse a sí mismo perfectamente.
ALC.- Así me lo parece”68
.
Un proverbio oriental señala que “La espada no
puede cortarse a sí misma”. ¿Cómo, entonces, la mente
podría verse a sí misma? Acaso, diría, por la propiedad meta
que le caracteriza, correlativa del mecanismo de retroalimen-
tación que permite, toda vez, ajustar y corregir la acción, a
partir de que la máquina del cuerpo dispone de mecanismos
sensores que le proveen la información necesaria acerca del
resultado de sus acciones o pensamientos, pudiendo, en
consecuencia, decidir y coordinar “el paso siguiente”.
Siendo así, el pensamiento, o cualquier otra actividad
del ser humano, puede pensarse a sí mismo. De hecho, los
productos o excogitaciones de la mente me permiten ver en
68
Platón: Obras Completas, T-I, “Alcibíades”, op. cit., pp.190
JULIO VENEGAS VASQUEZ
164
muchos de sus aspectos el modo cómo funciona. Así, el
refrán popular “dime con quien andas y te diré quién eres”, o
“de tal palo, tal astilla” bien podría ilustrar esta conexión. A
este respecto -siguiendo a Platón-, un gran espejo de la
misma sería el saber, en cuanto red multidimensional de
conocimientos que puede iniciarse en sí mismo, extendiendo
sus raíces a través de los elementos, la naturaleza y el
cosmos, conformando, en unidad, la sabiduría. O también, de
modo correlativo, emergiendo desde las profundidades
cósmicas, para acceder a la comprensión, siquiera preliminar
de la arquitectura organizacional de aquello que nuestro
objeto de estudio defina como tal.
Al respecto, una contribución realmente poderosa
para comprender el alcance de la metodología del espejo es
el análisis que hace Marshall McLuhan del mito de Narciso
en relación con la tecnología de automatización del pensa-
miento. La idea central de su interpretación podemos
canalizarla en relación con la siguiente interrogante: ¿por
qué los niños, los jóvenes, también los adultos y los ancianos
se enamoran de los computadores?. ¿Dónde reside el
secreto de esta fascinación?
Su respuesta lo lleva al mito de Narciso, que según
él no ha sido bien interpretado. De hecho, dirá, Narciso no se
enamora de sí mismo, sino de alguien otro que no es él; o
sea, contrariamente a como de ordinario se entiende el mito.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
165
Y ello porque nuestro efebo no conoce el espejo, y por lo
mismo, no sabe de su efecto. Cuando se aproxima a la sin
par fuente, y observa el bello rostro que allí emerge, cree que
es otra persona. Así nos lo relata Ovidio en sus
“Metamorfosis”:
“Una fuente de agua extremadamente
clara brotaba en medio de un valle encantador.
Jamás había sido enturbiada ni por el cieno ni por
los hocicos de los ganados. A esa fuente llegó
Narciso, y habiéndose tumbado en el césped para
beber, Cupido le clavó por la espalda, su flecha.
Lo primero que vio Narciso fue su propia imagen,
reflejada en el limpio cristal. Creyó,
insensatamente, que aquel hermosísimo rostro
que contemplaba era el de un ser real, ajeno a sí
mismo. Sí, él estaba enamorado de aquellos ojos
que relucían cual luceros, de aquellas imberbes
mejillas, de aquel cuello esbelto, de aquellos
cabellos dignos de Apolo. El objeto de su amor
era él mismo. ¡Y deseaba poseerse! Creyó
enloquecer… ¡no encontraba boca para besar! Y
como una voz interior le reprobó: “¡Insensato!
¿Cómo te has enamorado de un vano fantasma?
Tu pasión es una quimera. Retírate de esa fuente
y verás como la imagen desaparece. Y, no
JULIO VENEGAS VASQUEZ
166
obstante, contigo está, contigo ha venido, contigo
se va… ¡y no lograrás poseerla jamás!”. 69
Marshall McLuhan
Del mismo modo, concluirá McLuhan, los niños y
jóvenes, y los no tan jóvenes, se enamoran de los
computadores, de la TV, porque se maravillan de lo que
éstas pueden hacer, creyendo que son algo otro que ellos.
Sin embargo, las TICs constituyen un espejo interactivo de la
inteligencia y de la conducta humana en su más amplio
espectro concebible. De hecho, los diversos programas
computacionales son modos posibles, materializaciones
tecnológicas de las posibilidades combinatorias de nuestra
mente, emergiendo a su vez desde la naturaleza y del
cosmos.
Así, pues, nuestra admiración por estas “máquinas”
que están allí afuera y que ‘objetivamente’ vemos como
‘distintas’ a nosotros (computadores, televisores, celulares,
69
Ovidio: “Metamorfosis”, Editorial FERMA, Barcelona, 1967, pp. 285-6
JULIO VENEGAS VASQUEZ
167
redes informáticas, realidad virtual) ocultan un secreto: ellas
son, ni más ni menos, que nuestra bella y temida psykhé. Y
siendo ésta, bella en su estructura y en sus posibilidades
creativas, no podemos sino enamorarnos de ella, esto es, de
nosotros mismos, sin saberlo. De este modo, el medio
tecnológico electrónico y virtual nos muestra la belleza de la
mente, al mismo tiempo que su lado oscuro. De modo que no
puedo sino fascinarme frente al despliegue de sus recursos
lógicos y de su imaginación. Propiedades que encarnan en
un material que para nada se parece a nuestro cuerpo, pero
que constituye una extensión y amplificación de algunas de
nuestras más caras y ‘exclusivas’ propiedades. Platón
advertía que:
“Más, para conocer su verdadera
naturaleza [de la psykhé], no se la debe
considerar, como lo estamos haciendo, en el
estado de degradación a que la conducen su
unión con el cuerpo y todos los males que son
resultado de esta unión, sino que debe
contemplársela atentamente con los ojos del
espíritu, tal como es en sí misma, desprendida de
todo lo que a ella es extraño. Entonces se verá
que es infinitamente más bella... y capaz, por su
naturaleza, de todos los bienes como de todos los
males.” 70
70
Platón: “La República”, op. cit., p. 447
JULIO VENEGAS VASQUEZ
168
De modo que, en sentido estricto, cuando alguien
estudia programación computacional, algún software para el
diseño creativo, o experimenta ambientes de inmersión
virtual, no aprende formas de procedimiento de una “máquina
distinta a él”, o meras posibilidades de la misma, sino que
principalmente accede a algunos de los modos posibles de
organizar y proyectar formas y recursos adaptativos y
anticipatorios que la mente puede desplegar.
Así, por tanto, en mi comunicación con el
computador, estoy en realidad, inmerso en un ambiente de
diálogo interactivo con mi propia mente; o incluso más, estoy
dialogando con las personas que diseñaron dichos sistemas
y, desde luego, con toda la tradición cultural y evolutiva que
dicha interfase de comunicación sintetiza y representa en el
estado tecnológico presente, y también futuro, porque el
futuro se anticipa, está presente entre nosotros como
posibilidades tecnológicas, escenarios culturales posibles o
devenires ecológicos dramáticos para la cosmonave Tierra.
Así, pues, inmerso en los espacios tecnológicos de
la mente, mirándome en el espejo de la tecnología de
automatización del pensamiento y de la imaginación, no
puedo sino enamorarme de mí mismo. De similar manera
que cuando veo o analizo las perspectivas de combinación y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
169
recombinación de formas que me provee la televisión, el
cine, o más ampliamente, el diseño creativo multimedial. De
esta manera, la tecnología electrónica, digital o virtual, surge
como un formidable espejo interactivo de nuestra mente.
Sin embargo, el sino trágico está a nuestro alrededor,
acechando, inmisericorde. Ovidio nos cuenta del nacimiento
y futuro de Narciso:
“El río Cefiso, enamoradizo, la aprisionó
un día en el laberinto de sus aguas y la violó
reiteradamente. Liriope quedó embarazada y
parió un hijo de tal hermosura que desde el
momento de nacer ya fue amado por todas las
ninfas. Se le llamó Narciso. Su madre acudió a
Tiresias71
para que le adivinara el destino de su
hijo, preguntándole si viviría muchos años. La
respuesta, frívola al parecer, fue esta: “Vivirá
mucho si él no se ve a sí mismo”. Pero el tiempo
se encargó de demostrar su sino con el modo de
perder la vida Narciso y su pasión insana”.72
71
Tiresias, “a quien la desairada Juno le privó de la vista. Y como no era posible que un dios se opusiera al castigo dado por otros, Júpiter queriendo recompensar a Tiresias, concedióle el don de adivinar el
futuro, compensando así, en parte, el mal que la diosa le había hecho. Después de muerto Tiresias fue adorado como un dios”. Ovidio, “Metamorfosis”, op. cit., p.283.
72
Ovidio, “Metamorfosis”, op.cit.: p. 284
JULIO VENEGAS VASQUEZ
170
Tal como Ovidio lo expresa en este pasaje, el
verse o conocerse a si mismo oculta un sino trágico para
Narciso. Su muerte.
¿Similar destino tendrá la especied humana luego
de mirarse y proyectarse en el espejo de la tecnología de
automatización? A mi juicio, la respuesta, en un aspecto
compartidamente dramático, es posible hallarla pensando en
la clase de espejo en el que Narciso se mira y en el nuestro,
tecnológico, con el que progresamos en el conocimiento de
nosotros mismos. Aquel espejo sólo nos permite ver nuestro
exterior y reflejar algún movimiento que realicemos, bidimen-
sionalmente, aún incluyendo el tiempo.
El espejo de la tecnología electrónica,
computadores, televisión, realidad virtual, etc., llamémosle
espejo cibernético, avanza, sin embargo, en el conocimiento
estructural y funcional del cuerpo y la mente, y, al mismo
tiempo, es de naturaleza interactiva puesto que dispone de
un grado de autosuficiencia que le permite progresar en su
evolución hacia niveles más complejos de orden
metaorganizacional. Así, el espejo cibernético crece en poder
y variedad de sus posibilidades adaptativas, superando al
propio hombre, aún cuando muchos de sus actuales recursos
estén por debajo del prototipo de las máquinas cibernéticas,
que no es otro que el propio hombre. De este modo, tenemos
un espejo que cobra vida, que supera en diversos recursos al
JULIO VENEGAS VASQUEZ
171
hombre, que lo potencia enormemente con sus prótesis
tecnológicas y conocimientos, que también lo sustituye en
diversas funciones, y que además amenaza con reproducirse
en la forma de robots superinteligentes. De esta manera, el
espejo interactivo anuncia la pérdida de valor de la humana
progenie, junto con la emergencia de nuevos caminos
evolutivos para la inteligencia.
Considérese a este respecto el modo cómo en El
Fenómeno Humano, Teilhard de Chardin se plantea el
siguiente dilema y su visión sobre el mismo:
“O la Naturaleza está cerrada a nuestras
exigencias de futuro, y entonces el Pensamiento,
fruto de millones y millones de años de esfuerzo,
se ahoga a sí mismo ya recién nacido dentro de
un Universo absurdo que aborta sobre sí...O
existe una apertura, una superalma por encima de
nuestras almas; pero entonces esta Salida, para
que consintamos en utilizarla, debe abrirse sin
restricción alguna hacia unos espacios psíquicos
que nada pueda limitar dentro de un Universo del
cual podemos fiarnos totalmente.” 73
La respuesta del sacerdote jesuita a esta disyuntiva
es:
73
De Chardin, Teilhard: “El Fenómeno Humano”, Taurus Ediciones, Madrid,
1965, p.280
JULIO VENEGAS VASQUEZ
172
“La meta del pensamiento; pero ¿no
consiste precisamente en no tener meta
ninguna? La Conciencia, única en este
sentido entre todas las energías del
Universo, posee una magnitud en virtud de la
cual resulta inconcebible, e incluso
contradictorio, suponer que pueda detenerse
o aun enrollarse sobre sí misma. Los puntos
críticos que se hallan en marcha serán tan
abundantes como se quiera. Pero la
detención o la reversión, imposibles; y esto
por la sencilla razón de que todo acrecenta-
miento de visión interna resulta ser
esencialmente el germen de una nueva
visión que incluye todas las demás y que
empuja todavía más hacia delante” 74
Teilhard de Chardin
74
Ibidem, p.278
JULIO VENEGAS VASQUEZ
173
Imaginemos poseer visión virtual, de tal forma que
podamos ver directamente la arquitectura organizacional de
los cuerpos. Esto que parece más de ciencia-ficción, es sin
embargo, historia antigua, porque ya tenemos la tecnología
para hacerlo. Tenemos la tecnología para “ver” la
temperatura que irradian los cuerpos, o para ver su
estructura y mecánica muscular. A diario, diversos
programas culturales de la TV, nos proveen de la visión para
ver cómo funciona el sistema circulatorio o respiratorio,
humano y de otros seres vivos. Asimismo, disponemos de la
tecnología para saber qué información o mensajes transporta
la sangre a sus diversos destinos. Una visión tecnológica, en
los umbrales de una visión virtual. Asistimos, pues, al
surgimiento de tecnologías que potenciando los sentidos y la
propia mente, constituyen sin duda una superación y amplia-
ción, en muchos aspectos, de las capacidades sensoriales
humanas y de su variedad de procesamiento. De esta forma
somos partícipes del nacimiento del nuevo cuerpo
cibernético: despliegue y dominio del Conócete a ti mismo.
Una consecuencia de ello es que el hombre puede
ser superado y, en realidad, lo está siendo, paradójicamente,
por adentrarse en la comprensión de si mismo. Estamos a
las puertas de que se cumpla el designio de Tiresias:
“Narciso vivirá mucho tiempo si él no se ve a sí mismo”.
Destino aciago y contradictorio para la especie humana,
porque no podemos sino adentrarnos en el conocimiento y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
174
comprensión del cuerpo y de la mente. Mucho está en juego,
entre ellos el diseño de toda clase de tecnologías que se
derivan de la variedad de sistemas y principios de
funcionamiento de la excepcional máquina del cuerpo; su
automatización progresiva para fines de control, regulación y
comunicación de los macrosistemas de organización sociales
así como el desarrollo y perfeccionamiento tecnológico de la
inteligencia para contrarrestar los efectos entrópicos de
nuestras decisiones, o para potenciar el lado oscuro de la
fuerza. De modo que cuando más nos esforcemos en
potenciar nuestros recursos de control y regulación para
sobrevivir al incremento de la complejidad y destrucción
ecológica, vamos estableciendo sólidas bases para que la
progenie humana sea reemplazada, sustituida, superada.
Así, pues, cuando el colapso es inminente, y la
profecía está por cumplirse, Narciso, desesperado se
lamenta:
Llorando, Narciso alzó los brazos al
Cielo…Y, casi blasfemo, grito:… Yo veo al objeto
de mi pasión y no le puedo encontrar. No me
separan de él ni los enormes mares, ni los
inaccesibles senderos; ni las montañas ni los
bosques. El agua de una fontana me lo presenta
consumido del mismo deseo que a mí me
consume…Os tiendo los brazos y me alargáis los
vuestros. Os acerco mi boca y vuestros labios se
JULIO VENEGAS VASQUEZ
175
me ofrecen. ¿Por qué permanecer más tiempo en
el error? Mi propia imagen debe ser la que me
engaña. Me amo a mí mismo. Atizo el mismo
fuego que me devora… ¡Desgraciado yo que no
puedo separarme de mí mismo! A mí me pueden
amar otros, pero yo no me puedo amar… ¡Ay! El
dolor comienza a desanimarme…Poco a poco
Narciso fue tomando los colores finísimos de esas
manzanas, coloradas por un lado, blanquecinas y
doradas por otro. El ardor le consumía poco a
poco. La metamorfosis duró escasos minutos. Al
cabo de ellos, de Narciso no quedaba sino una
rosa hermosísima, al borde de las aguas, que se
seguía contemplando en el espejo sutilísimo”. 75
Podemos, pues, reiterar que en el mito de Narciso,
éste no sabe que es suya la bella imagen que se proyecta
en el espejo sutilísimo. Él ve a alguien otro. Así, por tanto, y
en estricto rigor, él no se enamora de sí mismo. Sin em-
bargo, disfrazamos este hecho con una lectura equivocada
del mito creyendo que éste se enamora de sí mismo. En
cierta forma sí, en cierta forma, no. Porque no conociendo el
efecto del espejo, y siendo suya la imagen que allí se refleja
entonces ‘efectivamente’ se enamora de ese alguien allí
afuera, pero que, para su desgracia, resulta ser el mismo.
75
Ovidio: Obras,“Metamorfosis”, op. cit., pp 285-6
JULIO VENEGAS VASQUEZ
176
Similar efecto, nos produce el espejo tecnológico
interactivo de los computadores. Nos enamoramos de ellos
considerándolos como un algo otro, un poder extraño, aparte
de nosotros. Sin darnos cuenta que se trata de nosotros
mismos: el reflejo de nuestra mente, o de nuestros procesos
mentales, lógicos, adaptativos o prospectivos que están allí
automatizados. Tal despliegue nos encanta y fascina, aun
cuando lo ocurrido es que disponemos de un medio
tecnológico que nos permite ver la notable belleza de la
inteligencia que el divino Platón nos anunciara. Así es como
viene en ocurrir que el enamoramiento por las tecnologías de
comunicación constituye en realidad un enamorarse de sí
mismo; y correlativamente, podemos desentrañar el misterio
que se oculta tras nuestra fascinación por las tecnologías
digitales de comunicación y procesamiento de la información.
La anticipación platónica de la metodología del
espejo y su explicación sobre el efecto de encantamiento que
produce la encontramos también en su diálogo Fedro, en el
que nos presenta su idea de que nos enamoramos de las
personas que nos devuelven nuestra imagen. Afirma:
“Cuando la persona amada ha acogido al que
ama… se ve como arrastrado por esta pasión…
Cuando ha mantenido esta relación por algún
tiempo y se han visto y han estado en contacto en
los gimnasios o en otros puntos, la corriente de
estas emanaciones que Zeus, enamorado de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
177
Ganímedes, llamó deseo, se dirige a oleadas
hacia el amante, entra en su interior en parte, y
cuando ha penetrado así, lo demás se manifiesta
al exterior; y, como el aire o un sonido reflejado
por un cuerpo liso o sólido, las emanaciones de la
belleza vuelven al alma del bello joven por el canal
de los ojos, y abriendo a las alas todas sus salidas
las nutren y las desprenden y llenan de amor el
alma de la persona amada. Ama, pues, pero no
sabe qué; no comprende lo que experimenta, ni
tampoco podría decirlo; se parece al hombre que
por haberse contemplado por mucho tiempo en
otros ojos enfermos, sintiese que su vista se
oscurecía; no conoce la causa de su turbación, y
no se da cuenta de que se ve en su amante como
en un espejo.” 76
El pasaje que comentaré a continuación del diálogo
platónico “Alcibíades” especifica el alcance del programa de
investigación metodológico comprendido en el precepto
Conócete a ti mismo. Se trata, a mi juicio, de una red
multidimensional teórica y prácticamente infinita, trátese del
cuerpo y la mente del ser humano, cuanto de la naturaleza y
el cosmos, dado que, puede afirmarse, el hombre constituye
una emergencia coafinada con ese fondo cósmico. Siendo
76
Platón: Obras Completas, T-I, “Fedro”, op. cit., pp. 526-27
JULIO VENEGAS VASQUEZ
178
de ese modo, no puede ser más acertada la afirmación de
Sócrates acerca de la trascendencia del precepto inscrito en
el templo de Delfos y la implicación de que la sabiduría
consiste en conocerse a sí mismo, dada la ilimitada
extensión de este campo de estudios, con la consecuencia
ética, además, de que si no es así, no podemos saber lo que
es el bien o el mal:
“SÓC.- Conocerse a sí mismo es la sabiduría,
según hemos convenido.
ALC.- Es cierto.
SÓC.- No conociéndonos a nosotros mismos, y
no siendo sabios, ¿podemos conocer ni
nuestros bienes ni nuestros males?
ALC.- ¡Ah! ¿Cómo los conoceríamos, Sócrates?
SÓC.- Porque no es posible que el que no conoce
a Alcibíades conozca lo que pertenece a
Alcibíades, como perteneciendo a
Alcibíades.
ALC.- No, ¡por Júpiter!, eso no es posible.
SÓC.- Sólo conociéndonos a nosotros mismos, es
como podemos conocer que lo que está
en nosotros nos pertenece.
ALC.- Seguramente.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
179
SÓC.- Y si no conociésemos lo que está en
nosotros, no conoceríamos tampoco lo
que se refiere a las cosas que están en
nosotros.
ALC.- Lo confieso.
SÓC.- Hemos hecho mal, cuando hemos
convenido en que hay gentes, que no
conociéndose a sí mismos, conocen sin
embargo lo que está en ellos, porque ni
aún las cosas que pertenecen a lo que
está en ellos conocen. Estos tres
conocimientos: conocerse a sí mismos,
conocer lo que está en nosotros, y
conocer las cosas que pertenecen a lo
que está en nosotros, están ligadas entre
sí, son efecto de un solo y mismo arte.
ALC.- Así parece.” 77
De esta manera, ingresamos en una concepción
socrático-platónica unificada del conocimiento. Los tres
conocimientos: conocerse a si mismo, conocer las cosas que
están en uno y las propiedades de éstas, “están ligadas entre
sí y son efecto de un solo y mismo arte”: la sabiduría. Un
sólido y temprano paso para ir en la dirección de la unidad
77
Platón: Obras Completas, T-I. “Alcibíades”, op. cit. pp.190-91. La cursiva
es nuestra.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
180
del saber. Una ejemplificación de los tres conocimientos en
interrelación podría ser el siguiente:
Conocerse a sí mismo: los recursos lógicos y adaptativos
de la metamáquina del cuerpo, los analizadores
sensoriales, la memoria, el reconocimiento de formas, el
análisis y la síntesis, la homeóstasis, la regulación de la
glicemia, los sistemas de comunicación bioquímicos y
físicos del cuerpo, los sistemas de retroalimentación, el
sistema inmunológico, etc.
Conocer las cosas que están en uno: los elementos en el
cuerpo, la dimensión subatómica de la materia, el
espacio-tiempo, el hierro, el calcio, el agua, diversas
formas de organización físico-química de los elementos,
etc.
Conocer las propiedades de las cosas que están en uno:
las propiedades de los elementos, su función; la clase de
integración y combinaciones resultantes para los
diversos mecanismos que operan en el cuerpo; los
sistemas de control y de regulación corporales, etc.
Estas tres formas de conocimiento, relacionadas,
constituyen la sabiduría. La vastedad y variedad de
posibilidades que esta proposición conlleva son sin duda
JULIO VENEGAS VASQUEZ
181
múltiples. Lo que ahora parece claro es que, dado el
incremento exponencial del conocimiento ocurrido en las
últimas décadas, y aún en la época de Platón, no es posible
que pueda ser conocido en su totalidad por ningún ser
humano. Sin embargo, sí es posible avanzar -de la misma
manera que se avanza en el conocimiento especializado-, en
el conocimiento de aquello que subyace como un saber
acerca del saber, la dimensión meta correspondiente, per-
mite ir describiendo, progresivamente, la clase de
conectividad existente entre aquellos tres conocimientos,
buscando su fundamento y estructura subyacente. Que es
otra manera de aproximarse a la constitución de un método
universal.
Así, por ejemplo, hasta hace poco más de medio
siglo, los temas de la astrofísica estaban dirigidos a explicar
el origen del universo y de aclarar las leyes y principios que
rigen la energía-materia, o la luz, o el alcance del principio de
gravitación, entre otros. Sólo más recientemente, la física se
ocupa también, y de una manera destacada, en averiguar
cuál es el sustrato subatómico o cuántico de la mente, o la
relación entre el pensamiento y la energía electromagnética.
En los hechos, se trata de establecer la conexión entre
aquellos tres conocimientos: la comprensión de los recursos
lógicos y adaptativos, los elementos que le dan sustento y su
relación con las propiedades de éstos.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
182
El cuarto momento del pasaje que comento se
refiere, básicamente, a una cuestión de valor estratégico y
educativo, esto es, la significación práctica, social y política
del precepto de Delfos; su trascendencia para conocer lo que
pertenece a los otros, y, por la misma vía, las restricciones
que el desconocimiento acerca de sí mismo implica para
conocer y comprender las necesidades de la familia o del
Estado.
“SÓC.- Todo hombre que no conoce las cosas
que están en él, no conocerá tampoco
las que pertenecen a otros.
ALC.- Eso es verdad.
SÓC.- No conociendo las cosas pertenecientes
a los demás, no puede conocer las del
Estado.
ALC.- Es una consecuencia necesaria.
SÓC.- ¿Un hombre semejante puede ser alguna
vez un buen hombre de Estado?
ALC.- No.
SÓC.- ¿Ni puede ser tampoco un buen
administrador para gobernar una
casa?
ALC.- No.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
183
SÓC.- ¿Ni sabe lo que hace?
ALC.- Nada sabe.
SÓC.- No sabiendo lo que hace, ¿es posible
que no cometa faltas?
ALC.- Imposible, seguramente”.78
El pasaje nos instruye sobre lo que, ahora,
podríamos llamar el principio de acción recíproca total, por el
cual, aún estudiando un “detalle” de lo comprendido en el
conocerse a sí mismo, el agua, por ejemplo, podré acceder a
los problemas de gobernabilidad de los sistemas de
organización humanos. Entre las propiedades del agua
tenemos: su capacidad metamórfica, para cambiar de forma
según el recipiente que la contiene; ser sutil como una gota
de rocío, ser tempestuosa como un dique que se rompe;
cambia de estado, etc. Todo lo cual, si bien se observa,
puede relacionarse con las similares circunstancias o esta-
dos en que habitualmente el hombre se encuentra, y se
esfuerza por controlar las energías y consecuencias que su
accionar como el agua le puede ocasionar; y desde luego,
replicables a la organización del Estado.
En Platón, como en diversos otros filósofos, subyace
la idea de que en muchos sentidos el conocimiento del
78
Platón: “Alcibíades”, op. cit., p. 191
JULIO VENEGAS VASQUEZ
184
cuerpo y la mente constituye la puerta de entrada a lo que
podemos llamar un paradigma de organización, el más
versátil y poderoso conocido: el cuerpo humano. De tal forma
que conociéndonos a nosotros mismos podemos mejor guiar
o realizar las tareas del Estado. En cualquier caso, no se
trata de un conocimiento en el sentido psicológico primario
de la introspección, sino en cuanto despliegue
fenomenológico de su arquitectura lógica trascendental.
Platón
JULIO VENEGAS VASQUEZ
185
7
AMPLIANDO EL SENTIDO DE LA LÓGICA
La irrupción de la lógica electrónica y la emergencia
de la cibercultura tecnológica exigen introducir nuevos
vocablos o redefinir los existentes para poder expresar la
nueva conectividad. Así, en una primera aproximación, y a
propósito del lenguaje, de los conceptos y de la definición, he
partido del principio de que es razonable utilizar nociones
cuya justificación y modo de empleo podría explicitar en su
aplicación; es decir, en el contexto y sentido de la exposición.
Razón por la cual me parece necesario hacer una
consideración preliminar acerca del uso de los conceptos.
Así, por ejemplo, utilizando algunas de las formas lógicas
más poderosas del diálogo filosófico instaurado por Platón,
tales como la analogía, la metáfora, o también el mito, las
emplearé como recursos para explicitar el uso de
determinados conceptos, tal como cuando Husserl sostiene
que:
"es buena toda expresión, y en especial toda
expresión figurada, adecuadamente elegida, que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
186
sea capaz de dirigir nuestra mirada hacia un pro-
ceso fenomenológico claramente aprehensible." 79
Más aun cuando las nociones aparecen
constituyendo intrincadas redes conceptuales y de
proposiciones, dentro de concepciones teóricas determina-
das, y de una tradición conceptual con sus propios
problemas. Husserl señala en el libro citado, que "los
términos tienen sus tendencias a relacionarse con otros
conceptos, apuntan en la dirección de relaciones que no
tienen su fuente tan sólo en una capa esencial..." 80
.
Wittgenstein, por su parte, resalta que los conceptos
constituyen una complicada red de analogías que se
recubren parcialmente unos con otros y se entrecruzan.
Analogías globales y analogías locales. En esta dirección,
parafraseando al propio Wittgenstein, Carla Cordua ha soste-
nido que cualquier concepto constituye una red multiforme de
relaciones de analogía y diferencia, que en el lenguaje se
desplegará como un objeto multifacético, proteico, oscilante,
capaz, en diversas circunstancias de diversas funciones.
Así, pues, si bien procuraré dar un sentido referencial
acerca de qué puede entenderse, por ejemplo, por máquina,
79
Husserl, E.: “Ideas para una Fenomenología Pura”, Ediciones F.C.E,
México, 1949, p.201.
80 Husserl, E.: “Ideas para una Fenomenología Pura”, op. cit, p.201
JULIO VENEGAS VASQUEZ
187
u otro concepto cualquiera de compartida relevancia, este
sentido podrá enriquecerse, adquirir nuevos matices, o tener
sus peculiares variaciones cuando se le considere a partir de
otro concepto referencial que por definición ha de ser
también hologramático. De este modo, tenemos presente
que todos los conceptos tienen esta propiedad; lo mismo
ocurre en su entrecruzamiento o convergencia con aspectos
de otros sentidos del mismo, procedentes de otras visiones.
Por consiguiente, emplearé definiciones
provisionales, de utilización frecuente en la actualidad, que
demandan sólo especificar el sentido en el cual se utilizará
una palabra, o se introducirá un término nuevo. Por lo mismo,
no necesariamente implicará una referencia a la historia
semántica o doctrinal del vocablo, o a un despliegue
exhaustivo de lo que se quiera significar con él. Es impor-
tante precisar el punto, por cuanto, introducir una
metodología cibernética para considerar problemas
filosóficos, o más precisamente para fundamentar una
concepción metodológica unificada, o universal, como es el
caso de esta tesis, requerirá proveer ajustes en el modo
habitual de enfocar el problema, así como en el uso del
lenguaje.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
188
7.1. Acerca de lo lógico como lo organizacional
El diseño de un método universal, la fundamentación
del mismo, el consiguiente rediseño de la matriz educativa, y
la generación de nuevas configuraciones de conocimientos y
aplicaciones, plantea desafíos insoslayables, entre ellos:
redefinir la lógica y con ello realizar una revisión profunda
acerca de la vigencia u obsolescencia de la división del
conocimiento, así como de la estructura tradicional de
clasificación de las ciencias, humanidades o ciencias
sociales.
Al respecto, parece insoslayable que la lógica, en
cuanto disciplina, ha de ser comprendida a la luz de su
profunda transformación contemporánea, particularmente a
partir del concepto cibernético de máquina u organización; de
modo congruente, también debe concebirse en conexión con
el diseño de máquinas lógicas y adaptativas. Procediendo
así, nos alejaremos de la concepción tradicional que
caracteriza a este ámbito del saber como aquel que se ocupa
de las reglas del pensar, o del conocimiento verdadero-falso,
para ingresar en el amplísimo campo de lo lógico como lo
organizacional, de la clase que fuere, incluidos el desorden y
el caos, el azar o la incertidumbre. Se trate de la razón, del
sentimiento, de la sensibilidad, de la emoción, de la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
189
experiencia cotidiana, de procesos o fenómenos de la
naturaleza, o del diseño de máquinas cibernéticas.
Así, pues, y dado el enorme espectro que cubre la
noción, su condición básica no es, como ordinariamente se la
percibe, el “orden” o una secuencia coherente de
proposiciones, fría y descarnada, carente de “vida”, tal como
por lo general se entiende esta disciplina. Por el contrario,
ella misma es expresión de la urdimbre de la vida, de la
naturaleza, en su devenir misterioso, contrapuesto, azaroso,
desordenado, incierto, entre otras categorías que pueden
utilizarse para expresar su extrema, y también inabarcable
complejidad y variedad.
Es preciso reiterar que el concepto de disciplina y
todo lo relacionado con él -en la forma de inter, multi,
transdisciplina-, e incluso metadisciplina, oculta una
limitación del saber así definido, toda vez que implica la
constitución de algún campo del conocimiento que, por lo
mismo, establece una conceptualización, nomenclatura y
métodos que instalan en el pensar la impronta de la escisión
o división, al igual que en sus productos. Más aún, cuando la
organización del conocimiento en tales campos, implica, de
hecho, un significativo margen de ignorancia o
desconocimiento sobre la interrelación y acción recíproca
que se encuentra allende las fronteras que demarcan los
JULIO VENEGAS VASQUEZ
190
ámbitos de especialización o, mejor aún, de fragmentación.
Por todo ello, y por la reorganización del conocimiento en
progreso, creo que es el momento de ir abandonando el con-
cepto de disciplina o de ciencia.
De hecho, las actuales fronteras disciplinarias,
cercenan, inevitablemente, los múltiples vasos comunicantes
existentes en el saber. Visto desde otra perspectiva las
diversas ramificaciones parecen más bien alejarnos de los
fundamentos del mismo campo disciplinario; el cual, en
realidad, sólo desde fuera de su ámbito de pertinencia,
desde la interconectividad con otros campos del saber,
puede encontrar su propio fundamento. Razón por la cual,
convertidas las disciplinas o ciencias en compartimentos
estancos, se constituyen en verdaderas negaciones de sí
mismas, dado que en cuanto sistemas que tienen sus pro-
pios límites, generan formas de incomunicación que inhiben
el desarrollo de una percepción unificada del conocimiento y
de sí mismas. Con ello se cierran a la interconectividad y a la
amplitud sin límites que, no obstante, subyace a su propia
deriva y exploraciones. Me permito esta consideración
pensando que, por el contrario, en la actualidad es frecuente
que avances significativos procedan del descubrimiento de
nuevas conexiones en el saber y en sus aplicaciones.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
191
En esta dirección, pareciera ser que las disciplinas,
particularmente en la educación, propenden a constituirse en
campos mutilados del saber, que estructurados de esa
manera en el seno de los procesos educativos, impiden al
estudiante acceder a su comprensión más profunda,
situándolo en un nivel primario, fragmentado, y mecánico de
la misma. Un terreno sin duda abonado para la emergencia y
legitimación de toda clase de especializaciones. Popper se
resiste a este destino y denuncia:
“No creo en la especialización ni en los
expertos. Con tener excesivo respeto al
especialista estamos destruyendo la república del
saber. La tradición racionalista y la propia ciencia.
Para concluir, creo que en este sentido
no hay más que un camino hacia la ciencia o
hacia la filosofía: encontrar un problema, ver su
belleza y enamorarse de él; casarse con él, y vivir
feliz con él, hasta que la muerte os separe, a
menos que uno encuentre otro problema más
fascinante aún; o a menos, naturalmente, que
encuentre una solución. Pero incluso si uno
encuentra solución, puede descubrir entonces,
para su delicia, la existencia de toda una familia
de encantadores, aunque quizá difíciles,
problemas hijos, por cuyo bienestar puede
JULIO VENEGAS VASQUEZ
192
trabajar con un objetivo, hasta el fin de sus días.”
81
Lo cual, sin embargo, no es óbice para reconocer y
apreciar los extraordinarios avances en la comprensión de la
naturaleza, el cosmos y del propio ser humano, producto del
conocimiento especializado o de la misma división del
conocimiento.
No obstante, y como veremos luego, solucionar esta
dificultad implica –como ya adelanté-, establecer
convergencia entre la organización del conocimiento, la
correspondencia con la organización de la inteligencia, el
desarrollo de las tecnologías de comunicación y el
consiguiente procesamiento de formas en el ámbito de la
dimensión meta del saber, del pensamiento y la acción.
Por otra parte, y haciendo ahora un inciso en nuestra
reflexión, es preciso recuperar –para mejor comprender el
alcance de nuestro enfoque- el hecho de que la lógica en
cuanto disciplina, ha comprendido, tradicionalmente, el
estudio de las relaciones inferenciales, referidas a las reglas
válidas así como a los procedimientos inválidos de pensar;
abocándose también al problema de la consistencia y
coherencia del discurso científico o filosófico, entre otra
81
Popper, K.: “Realismo y el objetivo de la ciencia”, op. cit., p. 48
JULIO VENEGAS VASQUEZ
193
amplia variedad de problemas atingentes, siempre, en todo
caso, en conexión con las reglas del pensar y los principios
que lo regirían.
Sin embargo, el vocablo lógica se utiliza en diversos
contextos. Así, por ejemplo, se dice que la estructura de la
célula tiene una determinada lógica y, por extensión, se usa
este modo de referencia para casi cualquier objeto o pro-
ceso: la lógica de un motor de automóvil, de un poema, de
un cuadro, de un proceso ecológico, de un crimen, incluso
del caos y del desorden. Esto, sin duda, da la idea de que
podemos salir del campo del pensamiento para abarcar el
mundo de los objetos y procesos, que, por cierto, también
serían depositarios de logicidad.
En todo caso, me parece que resulta fructífero
unificar ambos sentidos. Para conseguir este propósito
proponemos la siguiente pregunta orientadora: ¿Qué de
común presenta la llamada lógica del pensar con la lógica
atribuida a cualquier objeto, tal que permite utilizar con
similitud dicha expresión?
A mi juicio, una respuesta podría ser que los diversos
usos del vocablo, en la ejemplificación precedente, tienen de
común su referencia a la estructura u organización de lo
mencionado, o también a la forma o el sentido de algo. A par-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
194
tir de estos conceptos propongo conferir un sentido más
abarcante para la lógica, definiéndola, tentativamente, como
aquella configuración de estudios y aplicaciones que se
ocupa de lo organizacional, o de la forma y el sentido, de la
clase que fuere, incluidos el caos y el desorden.
En este contexto, lo lógico o lo organizacional, se
establece en relación con la forma, antes que con el
contenido, o naturaleza de los componentes de la
organización, cualquiera sea el campo de estudios o de
aplicaciones. De todos modos, es necesario precisar que,
especificar la forma o el contenido en un momento
determinado podría no ser una cuestión trivial. De hecho,
puede resultar del énfasis metodológico o indagativo que se
aplique. Esto significa que la forma también puede ser
considerada en algún momento contenido, si bien desde otra
perspectiva. Claro que también podríamos decir que el
contenido es, a la vez, forma; una forma singular, con su
especificidad, y en tanto singularidad de una clase
determinada.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
195
7.2. Sobre el concepto cibernético de máquina
En este momento de mi exposición analizaré la
trascendencia filosófica y aplicada del concepto cibernético
de máquina, en conexión con su importancia para una
eventual redefinición de la lógica y, en general, considerando
el impacto que sobre otras formas de conocimiento pudiera
tener. Debo decir que las consideraciones sobre el concepto
de máquina son de carácter preliminar y, en absoluto
pretenden agotar el tema ni las implicaciones problemáticas
que subyacen a su comprensión. Así, pues, lo que sigue, al
igual que gran parte de esta tesis, constituyen escorzos,
facetas, aspectos que me alientan a sostener que tenemos
en curso un poderoso proceso de unificación del saber que,
al mismo tiempo, permite afirmar que podemos diseñar en
consonancia un método de amplio espectro, tan amplio que
podemos llamarle universal.
A este respecto, es menester aproximarse a una
explicación acerca de qué clase de transformación se
produce en el hombre en el tránsito que va, desde la
extensión tecnológica de su cuerpo y mente en la forma de
nuevas tecnologías o instrumentos, a su instalación como
ambiente cultural de máquinas interconectadas. A su vez,
esto nos plantea la tarea de develar cuál es el sentido del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
196
concepto cibernético de máquina, cuál su impacto en la
organización del conocimiento y en los ambientes culturales
y educativos del emergente ciberespacio. En esta dirección,
cabe tener presente que la cibernética, de manera
específica, es también una teoría de las máquinas puesto
que según Ashby:
“es el ámbito de todas las máquinas posibles y
tiene importancia secundaria el hecho de que
algunas de ellas aún no hayan sido construidas
por el hombre o que no se den en la naturaleza.
Lo que la cibernética ofrece es una estructura en
la cual se puedan comprender, ordenar y describir
todas las máquinas singulares”.82
A mi juicio, para el cibernético, el concepto de
máquina es más bien una referencia de orden lógico antes
que material. Y su peculiaridad, a este respecto, consiste de
modo principal, en describir o diseñar la clase de
organización que posee una entidad, sea ésta material,
lógica, posible o concebible. Lo cual es coherente con el
apartado anterior. Por tanto, y en una primera aproximación,
la descripción de una maquina concreta enfatiza la lógica
correspondiente, esto es, su forma, y no tanto de qué
material está hecha. Por ende, y a mi juicio, el concepto
cibernético de máquina constituye más bien una referencia a
82
Ashby, W.R.: “Introducción a la Cibernética”, op.cit. p. 13
JULIO VENEGAS VASQUEZ
197
la arquitectura, (forma o sentido), antes que a la naturaleza
de los componentes de la entidad (o la clase de elemento
físico en que se materializa).
En este sentido, se sigue un camino ya explorado por
el filósofo, y en general, por cualquier forma de conocimiento;
esto es, separar, metodológicamente, la forma de la materia
correspondiente, tal como procede la metafísica, una de sus
más altas expresiones. Pero también constituye un punto de
convergencia indudable entre el pensar filosófico y el
cibernético en cuanto poseen un terreno común de
exploración y creación: la lógica. Convergencia que –sea
dicho-, puede también establecerse con los diversos otros
campos establecidos del conocimiento.
A este respecto, es menester precisar que el
contenido mismo, sujeto a una forma determinada, posee
también, en cuanto tal material una forma, entrelazada a una
urdimbre compleja de formas y contenidos en las que se
alternan o modifican los roles. Por tanto, no se trata de una
distinción absoluta o irreductible. Así, su importancia relativa
radica en cual es el énfasis teórico o aplicado, y de otra, si
nuestro interés puntual es por la forma o por el contenido;
una forma específica destacable, puede tener una relevancia
eventualmente secundaria si mi interés es por la forma del
contenido.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
198
En esta dirección se puede afirmar que la forma
misma puede transformarse en contenido; por ejemplo,
cuando en la tecnología electrónica de comunicaciones la
televisión toma la forma alfabética corriente del relato, esta
vez, eso sí, del relato como contenido. Lo dicho puede
comprenderse mejor si se tiene presente que el medio
tecnológico, la TV, por ejemplo, dispone de recursos y
propiedades que le permiten desplegar su propio lenguaje,
tales como expresarse con imágenes; trastrocar el sentido
del tiempo, o comprimir el mismo; también desplegar su
capacidad radiográfica para penetrar y describir en los más
variados contextos, las formas del sentimiento y de la
sensibilidad. Todo ello facilita la emergencia de ambientes
las más de las veces subliminales de orden meta. Lo cual
significa que por esta via, los niños tempranamente ingresan
a tales ambientes.
Por consiguiente, me parece que si podemos
enfatizar la clase de organización que posee una entidad,
entonces podemos generar mediante el concepto de
máquina, o alguno similar, como organización, estructura,
sistema, o también forma, una productiva convergencia entre
el pensar filosófico y el cibernético. Dicha noción puede
también aplicarse con similar sentido, y en los más diversos
ámbitos, fundamentalmente y tal como veremos, en campos
como el sentimiento y la sensibilidad, que en su acepción
JULIO VENEGAS VASQUEZ
199
tradicional, han sido ordinariamente renuentes a ser
explicados desde lo lógico. En mi concepto, la convergencia
metodológica conceptual recién esbozada, es válida también
en diversos otros campos del conocimiento, máxime si nos
muestra la posibilidad de unificar el saber, abriéndonos, al
mismo tiempo, el camino hacia la posibilidad de constituir un
método de alcance universal.
A su vez, debemos tener presente que la aplicación
del concepto de máquina en áreas científicas,
administrativas, tecnológicas o productivas, no ofrece
dificultad, o no presenta rechazos insalvables. Si decimos
que el cuerpo humano es una máquina, entendemos que se
trata de una estructura que posee, por ejemplo, mecanismos
de control, dispositivos de regulación de la temperatura, o un
sistema de comunicación que interconecta los diversos
órganos y funciones de dicha organización. En este contexto,
con relativa independencia métodológica del material de que
están hechos, todas son máquinas o mecanismos,
descriptibles en mayor o menor grado en cuanto a la
arquitectura organizacional de que son depositarios.
Otro tanto ocurre con un procedimiento algorítmico
para automatizar un proceso administrativo contable. Desde
esta perspectiva, constituye también una máquina, o sistema
planeado y dinámico, en el modo de precisar el concepto por
JULIO VENEGAS VASQUEZ
200
parte de Stafford Beer.83
La metodología que nos pone a la
vista consiste en especificar previamente la serie de pasos
empleados por el hombre para realizar un determinado
procedimiento de registro contable, (en sentido estricto la
máquina algorítmica correspondiente), para luego traducirla a
lógica electrónica (el software Excel, por ejemplo); de forma
tal que esta vez, un procedimiento (o máquina) que ejecuta
una máquina orgánica o computador biológico, será ahora
efectuado por una máquina tal como un computador
electrónico.
El resultado es que emerge una estructura
organizacional o máquina: el procedimiento contable, que
puede ser tipificado como una determinada máquina de
procesar información. Ésta puede ser operada por una joven,
un niño, un anciano o un computador, sea con un ábaco, una
regla de calcular, con los dedos de las manos o con un
supercomputador, siempre que dicha máquina posea el
algoritmo y disponga de la arquitectura organizacional
necesaria para desplegarlo. A este respecto, pues, y en una
primera aproximación, no es relevante la naturaleza de los
componentes de que esté hecha la máquina concreta que lo
ejecuta, aun cuando importa que el componente sirva al
83
Beer,Stafford: “Cibernética y Administración”, Editorial Continental,
México,1972, pp.28, 61-65
JULIO VENEGAS VASQUEZ
201
propósito de constituirse en soporte material para el
despliegue de tal lógica.
No es diferente en el caso de la filosofía. Desde el
contexto teórico que utilizo, un concepto filosófico puede ser
visto como una máquina, es decir, como un sistema dinámico
perteneciente a la clase de las máquinas de procesar for-
mas, sean estas explicativas o descriptivas, lo que no deja de
ser una cuestión de gran trascendencia metodológica y
aplicada. Veamos, de manera preliminar cómo ocurre esto,
efectuando una metalectura cibernética de la aportación de
Wittgenstein a la descripción de la compleja arquitectura
organizacional que subyace en el pensamiento humano. Es
decir, nos referiremos al entramado de máquinas, (en el
sentido que estoy especificando), que le sirve de soporte y
que nuestro filósofo despliega al colocar,
metodológicamente, en el centro el problema de la certeza.
Así, sostiene que cuando decimos “sé esto o aquéllo...”,
entran en interacción, en una enumeración que realizo del
todo incompleta: mi sistema de referencia teórico, de
supuestos, de convicciones, de decisión y de verificación y
también de dudas, de si ésta comprende un método, sea en
el campo de la ciencia, de la filosofía o de la vida cotidiana.
También mi “yo sé…” comprende mis creencias sin
fundamentos o bien fundamentadas, la confianza, el saber
JULIO VENEGAS VASQUEZ
202
práctico, nuestra imagen del mundo, nuestra experiencia,
entre otras determinaciones y contextos.
Todo ello conforma una compleja y multidimensional
red de proposiciones y de supuestos interrelacionados, cada
uno de los cuales puede ser tipificado como una máquina
lógica de alguna clase, cuya magnífica descripción hecha por
Wittgenstein constituye un aporte decisivo para comprender
el modo cómo opera la mente en cuanto máquina
cognoscente. Además, nos aporta información para concebir
modelos alternativos para organizar el conocimiento
mediante el modelamiento computarizado, bien sea para el
diseño de bases de datos, sistemas de comunicación
inteligentes, robótica, inteligencia artificial, o como en el caso
de esta tesis, para diseñar un método que posea un espectro
de operación suficientemente amplio como para que su
matriz pueda ser considerada universal.
A este respecto, el camino que estoy configurando
constituye un modo de aproximación acerca de cómo
pueden, tanto la filosofía y la cibernética, salir de la condición
de ‘reliquias’ en las que, con frecuencia, se les ha relegado
para transformarlas en productivos espejos interactivos de la
inteligencia, del saber y sus aplicaciones. Asimismo, nos
introduce en otra forma de progresar hacia la unificación
JULIO VENEGAS VASQUEZ
203
metodológica, tanto del saber como de sus prótesis
tecnológicas.
7.3. Trascendencia lógica de la poesía
Por otra parte, es importante precisar que el sentido
de la lógica, desde esta perspectiva, se aparta de aquella
representación común que la identifica con un frío, y por lo
mismo, descarnado mundo de ‘estructuras’; el cual sería
opuesto al sentimiento y a la emoción. Cuestión que parece
evidente si se considera el curso tomado por la lógica
simbólica en la cual se prescinde casi absolutamente del
contenido. Sin embargo, y a mi juicio, lo lógico constituye
más bien el fundamento arquitectónico, estructural, de todo
aquello perteneciente a los desvaríos del corazón, como
ocurre por, ejemplo, con la forma de amor que Neruda nos
muestra en su poema Farewell. A mi juicio, allí lo lógico es,
precisamente, la arquitectura que da vida y desde la cual
emerge el sentido. En este caso, un modo de ser en un
concreto amor que tiene su cauce de expresión en una
también determinada forma de comunicación literaria, la
poesía.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
204
Canta Neruda:
Amo el amor de los marineros
Que besan y se van.
Dejan una promesa
No vuelven nunca más
En cada puerto una mujer espera,
Los marineros besan y se van
Una noche se acuestan con la muerte
En el lecho del mar. 84
Pablo Neruda
¿Cuál es aquí la forma, o lo lógico? A mi juicio,
el sentido subyacente al concreto amor o historia cantada por
el poeta; esto es, la naturaleza fugaz, transitoria del amor
desde donde emerge el dolor, la nostalgia, el olvido, y la
puerta abierta a una nueva relación, culminando con el
84
Neruda, P.: “Antología”, poema “Farewell”, Editorial Nascimento,
Santiago, Chile,1957, p. 16
JULIO VENEGAS VASQUEZ
205
dramático sino: acostarse finalmente con la muerte en el
lecho del mar.
Para ello utiliza el recurso poético de la metáfora,
también una forma, personificada en el marinero. En tanto
metáfora consiste en una traslación de sentido, permitiéndole
a Neruda crear una imagen vivida para expresar la cadu-
cidad del amor, su desarraigo. La partida del marinero es aún
más dramática, porque se alimenta de una promesa,
esperanza para la porteña amada, pero que -el marinero lo
sabe-, no será cumplida. Así, el poema continúa con igual
fuerza dramática:
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
Un recodo, en la ruta donde el amor pasó.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
Del que corte en tu huerto lo que he sembrado
yo.85
En la base de lo cantado por el poeta se encuentra
una forma expresiva literaria, dramática, en este caso. Ésta
sirve de soporte estructural, o lógico, según nuestra
perspectiva, que da vida y sentido a la experiencia amorosa
concreta: se trata de la separación como fuente de
sufrimiento, la pérdida del objeto deseado y poseido, o la
85
Ibidem, p.17
JULIO VENEGAS VASQUEZ
206
persistencia de la memoria por sobre la fugaz instancia de
realización del deseo.
A este respecto, es interesante considerar cómo,
esta manera lógica de describir la estructura de relaciones
que subyace en el poema, no podría calificarse de poética.
Para expresarse de tal manera se necesita un paradigma lite-
rario, una particular manera o modo de expresión, su
logicidad, asumida o creada por el poeta, que debe dar vida
a su inspiración. Por consiguiente, pareciera ser que para su
concreción es necesario que en el poeta habite de alguna
manera el concepto y la imagen literaria, que es también
concepto. O una conjunción de ambas. Por el concepto
decimos lo lógico subyacente. Es lo que permite afirmar que
los grandes poetas son grandes lógicos, asestan en el blan-
co con la precisión del veleidoso Cupido, y en un terreno
renuente a reglas, por demás escabroso, sutilísimo,
desordenado, caótico en el que el amante puede mentir para
seducir y no será condenado por eso. Es decir, el poeta
captará el sentido, y con ello auscultará el destino de la
relación en aquello a que se refiere en primer lugar su canto:
el sentido que subyace a algún aspecto de la vida, o de toda
ella.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
207
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.86
A su vez, el contenido mismo, la historia de amor o la
circunstancia cantada por el poeta, es también la concreción
de sentidos posibles de ser o existir, esto es, su logicidad o
forma. Incluso podría decirse que la forma, estructura o clase
de organización de algo, o sea, lo lógico, es lo que da vida,
movimiento e identidad a lo uno y lo múltiple; en el poema,
sería la forma de amar que asume el poeta.
A este respecto, uno de los modos más
trascendentes de explicitación de lo lógico es, precisamente
la poesía, toda vez que el poeta o el novelista ha de penetrar
profundamente en los caminos del sentimiento y de la
sensibilidad, auscultando la naturaleza del comportamiento
humano, comprendiéndolo, para expresar, de forma sublime,
creativa, la metáfora poética, el sentido dramático, trágico,
gozoso, placentero, alegre o cotidiano de la vida. Visto así, la
literatura constituye una fuente inagotable de descripciones
acerca de lo que es la lógica del sentimiento y de la
sensibilidad. A mi juicio, por consiguiente, la fenómenología
de éstas, dada su trascendencia existencial, ha de ser objeto
de una nueva configuración de estudios en un nuevo
paradigma educativo, que para alcanzar universalidad, ha de
86
Neruda, P.: “Antología”, Poema 20, op.cit., p. 46
JULIO VENEGAS VASQUEZ
208
tener en dichos estudios una de sus configuraciones
centrales.
En esta dirección, se puede afirmar que el
reconocimiento y manejo de formas constituye, en realidad,
la base del proceso creativo. Lo vemos en el arte, en la
ciencia, en la vida cotidiana, cada vez que podemos ampliar
nuestra visión perfeccionando nuestra manera de reconocer
formas, combinando y recombinándolas; o cuando damos
lugar a otras de comparable o mayor riqueza y belleza. En
este profundo sentido, lo lógico es otra manera de referirse a
la vida misma. Por tanto, nada más encarnado.
7.4. De la lógica dialéctica
La lógica dialéctica, o del movimiento, es otra de las
grandes contribuciones filosóficas, compartida con la cultura
oriental, aunque no esté presente, hasta donde conozco, en
el diseño de las actuales máquinas lógicas digitales, en
donde inicialmente ha primado el espíritu de la lógica
aristotélica y simbólica, aún cuando, ciertamente, lo está en
el modo de la creación artística del cine. Sin embargo,
nuevas posibilidades para nuevas máquinas lógicas
electrónicas, con una mayor complejidad organizacional que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
209
la mencionada en relación con la lógica clásica, se
encuentran en las tecnologías de realidad virtual; por
ejemplo, la misma nanotecnología y la robótica que,
incorporando con gran sofisticación el mecanismo de
retroalimentación, amplían el espectro lógico y adaptativo de
tales máquinas. En realidad, la idea de automatizar la
dialéctica, en cualesquiera de sus formas, resulta un desafío
de gran complejidad dado que muy probablemente no podría
ser expresada en términos de 0 y 1, o reducida en su forma
disyuntiva a dos valores tales como o V o F. De hecho, entre
los principios que la sustentan, pensando en el filósofo
Hegel, quizás su principal exponente en Occidente, se
encuentran, por una parte, un replanteamiento del Principio
de Identidad, tan caro a la lógica clásica y a la misma ciencia;
y por la otra, una visión en unidad del Principio de No
Contradicción.
En el caso del Principio de Identidad, su formulación
clásica nos dice que A=A, y en tal caso, A constituye una
totalidad cerrada, sin puertas ni ventanas por donde nada
pueda entrar o salir, es idéntica a sí misma, por lo que no
sufre modificaciones. Para la lógica dialéctica, sin embargo,
se trata de una totalidad abierta por donde pueden entrar y
salir determinaciones o modificaciones del más diverso
orden. Otro tanto ocurre con el Principio de No Contradicción
ya que para la tradición aristotélica no sería posible atribuir a
JULIO VENEGAS VASQUEZ
210
un mismo sujeto y al mismo tiempo, predicados
contradictorios. Sin embargo, en la lógica dialéctica se
concibe la unidad de contrarios, unidades que están por
doquier, siendo una de sus formas clásicas la proposición:
toda afirmación es una negación y toda negación es una
afirmación.
En sentido estricto, podría decirse que el principio de
identidad, en su primera acepción, es válido para disciplinas
de carácter axiomático, tales como la matemática o la
geometría, en tanto, por ejemplo, el número 1 conserva su
identidad, o valor predefinido, a través de toda la aritmética
decimal, o binaria, según sea el caso, sin que sufra
modificación alguna. Literalmente se trata de una totalidad
cerrada. O también el status, no modificable del triángulo
euclideano, cuya suma de los ángulos interiores es 180
grados
No podría decirse lo mismo de Sócrates que si bien
conserva su identidad como aquel filósofo del que tenemos
noticia, sin embargo, en cada instante de su vida algo o
mucho habrá cambiado, por lo que se trata de una totalidad
abierta a perturbaciones externas o a modificaciones
internas. El envejecimiento es una de ellas, hoy no es el
mismo de ayer, ni lo será después de beber la cicuta. Se
trata, pues, de una particular identidad, “no idéntica a sí
JULIO VENEGAS VASQUEZ
211
misma”, en el sentido de cerrada pero que a la vez es
abierta87
..
Esta cuestión no resulta trivial pensada en términos
de automatizar el modo como el ser humano piensa, siente,
se adapta al mundo o prediseña el futuro. No se trata aquí de
especificar procedimientos algorítmicos o aún heurísticos de
resolución de problemas, sino del modo cómo se origina y
produce el coafinamiento entidad-medio, o máquina-medio,
en el proceso siempre cambiante, en movimiento, de la
realidad. Un movimiento continuo, al decir del dialéctico, que
ocurre y se despliega como unidad de contrarios, una
afirmación del ser, desde el trasfondo de una cantidad infinita
de no ser, como enseñara Platón. Y también la sabiduría
87
A mi juicio, la distinción entre sistemas abiertos y cerrados puede ser
equívoca. Particularmente si pensamos que la tradición filosófica dialéctica ha despejado en otra dirección este modo de escindir la realidad, al considerar en unidad los momentos contradictorios y
antagónicos. De forma que, en este caso, por ejemplo, lo “cerrado” corresponde a la arquitectura organizacional que confiere identidad a una organización, sin embargo tanto la entidad como sus mecanismos
constitutivos son todos sistemas abiertos. Dicho de otro modo, si definimos un mecanismo como cerrado, entonces podría no cumplir función alguna en una máquina que se caracteriza principalmente por
su adaptabilidad y coafinamiento con el medio, y en su propia interacción sistémica.
En esta dirección el uso de la distinción “totalidad abierta o
cerrada” podría contradecir el tratamiento que de este punto ya hemos hecho, al sostener que tratándose de máquinas cibernéticas tal distinción podría no tener sentido. No obstante que, cuando nos referimos a sistemas axiomáticos, en los cuales se parte de verdades o
principios no demostrados, cual sería el caso de la geometría, el uso de tal distinción parece no ofrecer mayor dificultad, tal como hemos recién apuntado.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
212
oriental cuando, como afirma Reibun Yuki, “Todo ocurre
como unidad de Ken (la espada) y Zen”, o como lo expresara
Takuan: “Ken y Zen son una misma cosa” 88
esto es, los
diversos momentos del espíritu en el samurai, en el que los
caminos de la espada y la pluma están unificados, son
modos de la vida cotidiana y corresponden con la unidad de
todo lo viviente y el cosmos, siguiendo el curso inexorable de
cambio y transfiguración. La misma concepción platónica de
la mente recoge esta idea de unidad de contrarios, cuando
afirma:
“la tradición nos representa [a la mente] formada
mediante la unión de muchas naturalezas
diferentes… un monstruo de muchas cabezas,
unas de animales pacíficos, y otras de bestias
feroces, con el poder de producir todas estas
cabezas y de cambiarlas a su capricho”. 89
88
El concepto de Zen corresponde a un sentido oriental de la vida y de la
muerte, difícil de expresar, dados nuestros hábitos de pensamiento. Implica la superación de la dualidad sujeto-objeto; trascendencia en el conocerse a sí mismo; unidad-de-visión-pensante; restauración del
sentido de lo cotidiano. De tal modo que un ejercicio cualquiera o cualquier actividad humana se transforma en un ejercicio espiritual, de enriquecimiento y perfeccionamiento, con similares exigencias que la educación del samurai. De ahí la expresión la unidad de Ken (la espada)- y Zen. Las citas de la obra de K.Dürckheim en “Japón y la Cultura de la Quietud”, Editorial Mensajero, Bilbao, s/a/p, pp. 97-98
89
Platón: Obras Completas, T-III, “La República”, op.cit., p. 415
JULIO VENEGAS VASQUEZ
213
Un sentido, y destino, que es parte de la tradición
cristiana, desde que el hombre probara del árbol de la
ciencia del bien y del mal. Y también en la cultura oriental,
cuando Lao Tsé nos advierte que “todos los hombres llevan
entre sus brazos la luz y sobre su espalda la oscuridad.” 90
7.5. De la simbiosis hombre-máquina
Habida cuenta de lo anterior, decir alguna palabra
sobre la relación del hombre con las máquinas supone tener
presente el aumento progresivo de la complejidad en todo
orden de cosas. Por ejemplo, en conexión con las posibili-
dades de controlar y regular de manera efectiva tal
incremento de variedad, fruto a su vez de la diversidad de
efectos que traen consigo las innovaciones tecnológicas,
máxime si éstas poseen la potencia para transformar el
medio según su propia lógica y dinámica. Sería el caso, a
mayor abundamiento, de la tecnología alfabética con la
introducción de la imprenta, o de la tecnología electrónica en
las últimas décadas, con el desarrollo de sistemas
computarizados de procesamiento de la información, alta
90
LaoTsé: “Tao Te King”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1957, pp.
112-13
JULIO VENEGAS VASQUEZ
214
mecanización y automatización de la producción, asi como
del pensamiento.
En esta dirección, puede afirmarse que la historia de
la relación entre el hombre y las máquinas ha estado
marcada principalmente por la desesperanza y la frustración,
ante el hecho de que la introducción de innovaciones
tecnológicas, en los sistemas de organización y expectativas
de la comunidad, ha traido las más de las veces, y como
invitados no deseados, desajustes dramáticos e impactantes
en las relaciones humanas.
El malestar cultural, el rechazo a la técnica y a las
máquinas, puede encontrarse desde elaboradas
concepciones filosóficas hasta la actitud del obrero y
empleado que ven amenazada su fuente de sobrevivencia
con la aparición de nuevas máquinas que sustituyen el
trabajo humano. De este modo, las máquinas surgen como
poderosos intrumentos de dominación y autodestrucción,
incluso como la posibilidad de la extinción del hombre de la
cosmonave Tierra, sustituido por la emergencia de robots
superinteligentes.
No obstante, también ha surgido una fascinación y
enamoramiento por las nuevas tecnologías, una visión
complaciente por la comodidad y entretención que colocadas
en nuestro living, comedor o dormitorios nos llevan el mundo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
215
a nuestras casas. Al mismo tiempo, para otros, ha generado
un rechazo casi instintivo por estos “artefactos”, a los cuales
se le atribuyen gran parte de los males que aquejan a la
humanidad. Hay mucho de verdad en el rechazo, pero
también confusión y oscuridad acerca de cómo tendría que
enfrentarse la existencia conjunta del hombre con los
dispositivos que ha creado, o sobre el inquietante destino de
la relación del hombre con las máquinas.
La respuesta a estas interrogantes es asunto que
compromete la sobrevivencia de la propia especie y puede
plantearse del modo siguiente: el hombre ha generado -por
medio de las innovaciones tecnológicas, la explosión
demográfica, la explotación incontrolada y destructiva de los
recursos naturales, por el empleo inapropiado y hasta por el
desperdicio de los recursos humanos-, una gran complejidad
y desorden cuyo descontrol amenaza el colapso de la huma-
nidad. Así, pues, nos encontramos ante el hecho de que
podríamos estar llegando al punto de no poder dominar las
fuerzas que hemos desatado, como el aprendiz de brujo –se
recordará-, que subrepticiamente supo como desatar un
poder, pero no así el conjuro para detenerlo.
Esto nos pone directamente en el problema de la
relación del hombre con las máquinas. ¿Puede el hombre
manejar solo la complejidad en aumento? La respuesta a
JULIO VENEGAS VASQUEZ
216
esta pregunta es, no. El hombre no puede manejar solo la
complejidad de la vida contemporánea; debe acoplarse con
las máquinas, o más bien, debe perfeccionar el mundo de
sus prótesis tecnológicas –siguiendo la ley del requisito de
variedad-, para así potenciar y amplificar su capacidad
operativa. La cuestión podría plantearse también de esta otra
manera: ¿De qué forma puede proyectarse el acoplamiento
entre el hombre y las máquinas, para abrir cauce a mejores
niveles de sobrevivencia antes que para la destrucción?. De
diversas maneras la sociedad ha encarado este problema, y
en algunos aspectos lo ha resuelto con provecho. No
obstante, la cuestión es si la velocidad de adaptación del
hombre puede siquiera alcanzar la velocidad y el incremento
progresivo de las transformaciones tecnológicas, la
consiguiente sustitución del trabajo humano, además de los
desajustes culturales traumáticos que afectan la salud de la
población.
¿Podremos salir de la condición de aprendices de
brujo y alcanzar el grado de maestros antes que nuestros
conjuros nos sepulten por no saber controlarlos?. Una
cuestión sin salida, o una paradoja: el hombre al mismo
tiempo maestro y aprendiz de brujo, por cuanto ha desatado
estos poderes, pero, sin embargo, no puede controlarlos.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
217
Estamos en presencia de una dinámica en la cual las
máquinas, y la hipercomplejidad en curso, parecen haber
tomado el timón para instalar su propia logicidad,
contrapuesta a la de la humana especie. Perspectiva muy
próxima al enfoque del anciano hortelano chino, cuya historia
nos ofrece una ocasión para ir desentrañando el concepto de
máquina y una posibilidad para su utilización metodológica
más creativa. Nos cuenta el sabio chino Yuang-Tsi:
“Cuando Tsi-Gung andaba por la región
al norte del río Han, encontró a un viejo atareado
en su huerto. Había excavado unos hoyos para
recoger el agua del riego. Iba a la fuente y volvía
cargado con un cubo de agua, que vertía en el
hoyo. Así, cansándose mucho, sacaba escaso
provecho de su labor.
Tsi-Gung habló: Hay un artefacto con el
que se pueden regar cien hoyos en un día. Con
poca fatiga se hace mucho. ¿Por qué no lo em-
pleas? Levantóse el hortelano, le vio y dijo:
¿Cómo es ese artefacto?
Tsi Gung habló: Con un palo se hace una
palanca, con un contrapeso a un extremo. Con
ella se puede sacar agua del pozo con toda faci-
lidad. Se le llama cigoñal.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
218
El viejo, mientras su rostro se llenaba de
cólera, dijo con una risotada: He oído decir a mi
maestro que cuando uno usa una máquina, hace
todo su trabajo maquinalmente, y al fin su corazón
se convierte en máquina. Y quien tiene en el
pecho una máquina por corazón, pierde la purza
de su simplicidad. Quien ha perdido la pureza de
su simplicidad está aquejado de incertidumbre en
el mando de sus actos. La incertidumbre en el
mando de los actos no es compatible con la
verdadera cordura. No es que yo no conozca las
cosas de que tú hablas, pero me da vergüenza
usarlas.” 91
A pesar de que la historia y el mensaje parecen
bellísimos, al mismo tiempo que una defensa del hombre,
también es cierto que en tal relato se nos invita a profundizar
su significado en otro sentido. El anciano, o cualquier
hombre, no es más humano por realizar personalmente una
función determinada, de riego, en este caso. Por lo pronto,
tanto el canal de regadío construído por él y el recipiente con
agua son, en sentido estricto, extensiones tecnológicas,
prótesis corporales que de alguna manera se transforman
también en maneras de ver el mundo.
91
Heisenberg, W.: “La Imagen de la Naturaleza en la Física Actual”,
Ediciones Orbis, Buenos Aires, 1985, p. 19. El pasaje lo reproduce de un escrito del sabio chino.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
219
Desde otra perspectiva, conviene reparar que se
trata de una huerta; es decir, de un sistema simple con la
posibilidad de ser manejado por un solo hombre. Asi, el
problema se presenta como la oposición entre hábitos
tradicionales de explotación de la tierra (el anciano) y las
nuevas innovaciones para producir mayor rendimiento, (Tzi-
gung, en este caso). Por todo ello puede afirmarse que, en
tanto el anciano realiza la función de regadío, yendo a la
fuente y volviendo cargado con un cubo de agua, que vertía
en el canal, él es, en cuanto tal, una máquina de regadío,
sistema de regadío, o un sistema dinámico diseñado para
hacer algo; esto es, una máquina como cualquier otra. Bien
podría ser reemplazado por el sistema mecánico de la rueda
con aspas, y varios tarros que girando por el impulso de la
corriente del agua permite el regadío sin casi la intervención
humana.
Asimismo, tenemos que considerar el sistema
evaluando su rendimiento y beneficio que proporciona. A
este respecto, la máquina de riego del pozo de extracción
que le describe Tzi-gung es, obviamente, mejor que la-
máquina-humana-de-riego, en rendimiento productivo y para
el beneficio de la propia vida del anciano. Además cabe decir
que si se tratase de una gran extensión de terreno, el
esfuerzo del anciano sería inútil, improductivo y una
sobrecarga muy posiblemente lesiva para su salud.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
220
El análisis se torna más complejo cuando
consideramos la afirmación del anciano de que quien utiliza
máquinas, hace su trabajo como una máquina. En esta
historia parece deslizarse un concepto de máquina, como
‘ferretería mecánica’, esto es, por ejemplo, la máquina de
vapor, el automóvil, el martillo…, hechos de materiales que
hasta donde se cree, no sienten ni piensan, opuestos, por
consiguiente, a un cuerpo que posee sensibilidad,
sentimientos, que piensa y puede excogitar ideas y
explicaciones sobre las cosas y sobre sí mismo.
No obstante esta condición “mecánica”, las máquinas
tendrían su propio espíritu, contrapuesto al humano, que
cobraría vida al ser utilizadas por el hombre, imprimiendo en
éste la naturaleza fría y deshumanizada de la máquina,
perniciosa para el espíritu humano. Dicho de otro modo, las
máquinas, según esta perspectiva, son entidades distintas,
extrañas o ajenas, que al ser utilizadas por el hombre
proyectan en su corazón su fría naturaleza. Recuérdese el
equívoco que subyace en la interpretación corriente del mito
de Narciso.
Así, pues, nos advierte el anciano hortelano chino,
que quien utiliza máquinas, desarrolla el corazón de una
máquina, pierde la inocencia, se torna inseguro, afectando su
JULIO VENEGAS VASQUEZ
221
rectitud. Un ejemplo paradigmático lo constituye C. Chaplin
en “Tiempos Modernos”, en donde la función mecánica que
realiza en la línea de montaje pasa a ser su segunda, ¿o su
primera?, alienante y preponderante naturaleza, siguiéndole
a todas partes sin que pueda deshacerse de ella.
La cuestión es, si la causa es el uso de máquinas, o
la especialización, que cercena o inhibe la proyección
universal de la inteligencia –llámese división del trabajo o el
hecho de ser experto en un área determinada. Así, la
máquina oculta un secreto: es una proyección del propio
hombre, es otro vehículo del extrañamiento del hombre
consigo mismo, un modo de su alienación. Y así,
subrepticiamente al deslizarse el proceso de
antropomorfización de la máquina, ésta empieza a adquirir
por contraposición, cualidades humanas. La frialdad del
acero es contrapuesta a la calidez humana, su radical
incomunicación como mero en sí, es antagónica de los
múltiples enlaces en que habita el hombre. Así, la
mecanización aparece como rígida respuesta, opuesta a la
versatilidad de que puede hacer uso la humana especie. De
este modo, vamos transformando la metáfora en algo
existente por sí, de tal manera que volvemos al hombre para
sostener que quien utiliza máquinas hace todo su trabajo
como una máquina.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
222
Al respecto, cabe tener presente la idea desarrollada
por Marshall McLuhan de que las tecnologías constituyen,
principalmente, una extensión o prolongación de las
propiedades lógicas o recursos motores del cuerpo humano;
en esta dirección, las máquinas no pueden considerarse un
poder extraño o distinto del hombre, por cuanto lo que en
realidad expresan, potencian, o amplifican tecnológicamente,
son el propio corazón humano, sus pasiones, excesos,
defectos, virtudes, pensamientos, recursos adaptativos e
imaginación creadora.
Véase si no; por la Red (Internet), circulan toda
clase de formas creativas, superfluas y grotescas de la
terrícola especie. Desde los productos más excelsos del
espíritu hasta lo más denigrante, ofensivo y grosero que
pueda concebirse. Desde sistemas lógicos que permiten
admirar la inteligencia humana, hasta la invasión de sus
puertos y canales de comunicación por sistemas
fraudulentos, engañosos o ‘virulentos’. Así, entonces, ¿cuál
sería la línea divisoria entre lo que sería la mente y el
corazón de una máquina?, máxime si son el corazón y la
mente de su creador los que están en la máquina.
Desde otra perspectiva, el problema podría
plantearse en los términos siguientes: ¿cuáles serían las
propiedades del corazón y de la mente de una máquina, que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
223
ofenderían a la especie humana bajándola de su elevada
estirpe?. Por el contrario: ¿no ocurre más bien que las
máquinas constituyen otro gran espejo del hombre, tal como
hemos mostrado desde McLuhan?. En este sentido,
avergonzarse de utilizarlas, ¿no sería avergonzarse de uno
mismo?. Después de todo cuando me miro en ellas, el
espectáculo que aparece frente a mí, aún cuando mágico y
en más de algún aspecto trascendente, no es realmente muy
reconfortante.
En cualquier caso, las extensiones tecnológicas del
cuerpo no constituyen una mera prolongación lineal. De
hecho, cuando se trata de la extensión electrónica del
sistema nervioso central, ésta genera efectos que resultan de
la mayor velocidad de proceso en el movimiento de la
información, entre ellos los efectos de simultaneidad,
ubicuidad, globalización, diversidad, incremento explosivo de
la complejidad, así como de la tendencia entrópica, al
desorden y al caos, particularmente, en sistemas
probabilísticos hipercomplejos. Estas propiedades de los
medios electrónicos de comunicación instalan una logicidad,
o rediseñan el medio, el ambiente, imponiendo dicha lógica
con entera independencia de nuestra aceptación o rechazo.
Afirmación ésta última que debemos explicar.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
224
La lógica que los nuevos medios “imponen” la
consideramos opuesta a la logicidad provista por la
tecnología alfabética de la comunicación que es la que
aceptamos como “nuestra”: lineal, determinista y
fragmentada. El equívoco parece resultar del hecho de que
para uno, la logicidad de los medios electrónicos aparece
como una propiedad de las máquinas: la intercomunicación
global, la percepción remota, la dimensión virtual, por
ejemplo. Desde luego tales tecnologías son posibles por
cuanto una dimensión de la materia, la energía electro-
magnética -convertida en tecnología-, provee la cobertura
para el desarrollo de múltiples máquinas lógicas y
adaptativas. Sin embargo se trata, en un amplísimo
espectro, de la amplificación y potenciación tecnológica de
recursos lógicos y adaptativos del cuerpo o de otros seres
vivos.
A este respecto, es ilustrativo reflexionar sobre cómo
el hombre actual se enfrenta a dos grandes sistemas de vida,
producto básicamente de la oposición entre la cultura
derivada de la tecnología alfabética, de la imprenta, y aquélla
que es resultado de la tecnología electrónica de las
comunicaciones; ambas prolongaciones, de partes o
funciones del cuerpo humano que en el decir de McLuhan,
externalizan la logicidad correspondiente del órgano
extendido. Así, en estos ambientes, las formas amatorias no
JULIO VENEGAS VASQUEZ
225
son las mismas como tampoco son los mismos los modos de
pensar y actuar. Quienes más sufren las consecuencias son,
desde luego, los que están a medio camino entre ambos
ambientes tecnológico-culturales, así como aquellos que se
aproximan al final del camino y observan, con perplejidad,
¡cuánto ha cambiado todo! En cambio, los niños, aprenden
espontáneamente el lenguaje del nuevo medio, al mismo
tiempo que se adaptan sin dificultad.
7.6. De las máquinas y el sentimiento.
Visto desde otro ángulo, la dificultad para aceptar el
empleo del concepto de máquina, surge cuando nos
referimos al sentimiento o a la sensibilidad, particularmente
renuentes a un tratamiento lógico. Sin embargo, nos parece
que, metodológicamente, es del todo relevante proveer la
conexión que nos permita ir en una u otra dirección con el
concepto referido, proveyendo, siquiera de modo preliminar,
una estrategia para superar la división improductiva y
reificante del saber, generada, entre otras razones, por el
rechazo que analizamos. Al respecto, es ilustrativo
considerar la dramática y brillante advertencia que Antonin
Artaud nos hace cuando afirma:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
226
“Cuidado con vuestras lógicas, señores,
cuidado con vuestras lógicas; que no sabéis hasta
donde nos puede llevar nuestro odio por la
lógica”.92
Es decir que mientras más creemos alejarnos y
abjurar de la lógica, nuestras emociones y sentimientos se
alimentan ininterrumpidamente de una amplia variedad de
formas de concebir la realidad, de concepciones de la vida,
de representaciones poéticas, de nuestra manera cultural de
concebir el cuerpo y la sensualidad, todo lo cual contribuye a
abastecer de información la urdimbre lógica de nuestro sentir
y concebir el mundo. Es el material de orden lógico con el
que, paradógicamente, construimos sólidamente nuestro
desprecio por la lógica. Mientras más la cuestionamos, o
tratamos de alejarla, más entroniza su así fragmentado
reinado en nuestra forma, o logicidad para sentir o amar. En
realidad, y a mi juicio, no podemos escabullirnos de su
presencia en nuestra manera de experienciar o concebir el
mundo, por cuanto constituye el insoslayable sustrato
organizacional de nuestra experiencia y manera de modelar
el mundo.
Así, pues, el problema para aceptar cualquier forma
del sentimiento como una organización, máquina o sistema,
92
Artaud, Antonin: “Cartas a la Vidente”, Tusquets Editores, Barcelona
1980, p.38
JULIO VENEGAS VASQUEZ
227
estriba en el hecho de que la sola distinción antitética, en
oposición irreductible, entre sentimiento y lógica, operando
desde hace siglos sin mayor crítica o contrapeso, establece
ya una escisión metodológica y operativa casi insuperable,
sobre todo si la vemos desde dentro de la forma de
conocimiento que genera tales divisiones sin relación. Razón
por la cual el sentimiento se nos aparece como distinto y
antagónico a lo lógico u organizacional. Sin embargo, el
concepto cibernético de máquina, así como el de forma y
organización, permiten reconstruir el puente entre ambas
formas, y aproximarse al similar sustrato organizacional que
les sirve de soporte, pudiéndose, de esta manera, visualizar
la convergencia con otras formas en apariencia distintas y
contrapuestas.
A su vez, tales nociones abren la posibilidad de
conectar la descripción de una entidad, (sea ésta un proceso
administrativo, un recurso lógico, una forma del sentimiento,
o de la sensibilidad), con el diseño de máquinas que realicen
similar función, pero cuyos componentes son de naturaleza
distinta a la original. Es lo que sucede, por ejemplo, con el
diseño analógico de diferentes funciones de la mente o del
cuerpo, construidos con circuitos electrónicos, creando diver-
sos tipos de prótesis, proveyendo la automatización de
procesos del pensar, del sentimiento o para la adaptabilidad.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
228
En rigor, se trata de cómo se puede pasar de la
descripción fenomenológica, o metafísica de algo, a su
traducción a tecnología electrónica, digital o virtual. En este
sentido cabe decir que se facilitan los procesos si son
estudiados desde el inicio como máquinas, organizaciones,
sistemas o formas. A mi juicio, esto significa que la viabilidad
de simular o computarizar procesos del pensamiento con
estas tecnologías plantea una exigencia nueva a la filosofía:
leer o repensar los diversos problemas filosóficos teniendo
presente la noción cibernética de máquina, así como la
posibilidad de recreación tecnológica de los mismos, cuando
fuere el caso. Al mismo tiempo, permite poner a la vista la co-
nectividad metodológica subyacente que facilita ver lo
diverso como un campo unificado de relaciones, con la
posibilidad de transitar en una u otra dirección con los
mismos principios y estrategia.
Desde luego, queda la opción de no realizar dicho
camino, si estimo que las tecnologías que se puedan derivar
transgreden principios éticos esenciales. Sin embargo, en
términos metodológicos, sostengo que en la actualidad, dada
esta crucial convergencia, si no tengo en perspectiva la
dimensión cibernética correspondiente, mi descripción
filosófica podría ser insuficiente o fragmentada.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
229
Es decir vengo en afirmar que al menos en el terreno
de los estudios sobre la inteligencia, así como de la
estructura del conocimiento, del sentimiento y la sensibilidad,
la cibernética plantea una nueva clase de interrogante,
dirigida a despejar el problema de la arquitectura
organizacional del sistema en estudio, (la máquina o sistema
correspondiente, como en el caso de la ejemplificación
preliminar que recién hemos esbozado de Wittgenstein). A mi
juicio, tal camino constituye un nivel de especificación
conceptual de orden metafísico insoslayable, toda vez que mi
pretensión es avanzar de modo efectivo en la comprensión
de tal sistema. Todo ello aún cuando no se avance hacia el
paso siguiente que significaría participar en el diseño y
construcción de artefactos que contraviniesen mi concepción
moral.
Razón por la que, cualquiera sea la opción asumida,
se habrá de reconocer que dicho nivel de especificación
representa explicitar, en palabras de Aristóteles, aquello que
hace que una cosa sea lo que es; esto es, su esencia. Lo
que nos sitúa de forma ineludible en uno de los objetivos
filosóficos trascendentales en la búsqueda del conocimiento
que, para el caso de máquinas cibernéticas, consiste en
develar la arquitectura lógica y adaptativa que explica su
identidad y rango de operación en el medio en que actuan.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
230
Algunos dirán que en tal caso, estamos en presencia
de un objetivo utilitario distante de cualquier finalidad
trascendente de la filosofía. Aún si fuera así, el problema de
avanzar en el develamiento de lo que es el pensar, el conoci-
miento o el sentimiento, no puede ocurrir sino explicitando la
arquitectura organizacional correspondiente o su forma
constitutiva, lo que exige dar el paso metodológico aportado
por la cibernética y, más ampliamente, por la tecnología con-
temporánea; responsabilidad esta que también le
corresponde al filósofo, si también ha de dilucidar el sentido
de la cultura emergente y el lugar que ocupa el hombre en
este particular devenir. Por lo demás, lo práctico o utilitario no
debe producirnos ninguna reticencia, toda vez que la unidad
entre teoría y práctica ha estado siempre presente en todos
los grandes filósofos.
A mi juicio, hay otro aspecto metodológico
trascendental, y es que cuando el cibernético emplea el
concepto de máquina, en cuanto máquina cibernética, lo
hace, casi sin excepción, en tanto máquina-medio. Es decir,
asumiendo que se trata de un complejo adaptativo que visto
desde tal unidad, se proyecta en el medio; claro que también
hemos de decir que el medio prolonga sus principios y leyes
en la entidad. La máquina, en tal caso, está coafinada con el
medio, como el pájaro en el cielo, o el pez en el agua. Por
tanto ha de disponer de recursos de adaptabilidad para
JULIO VENEGAS VASQUEZ
231
sobrevivir, siquiera temporalmente a las variaciones, per-
turbaciones o macroperturbaciones propias o del entorno.
Por consiguiente, no se trata de máquinas
autárquicas o de efecto determinista, lo que estaría, por
cierto, muy lejos del comportamiento de entidades como el
hombre que actua en un amplio espectro de incertidumbre,
probabilidad, azar, confusión, o en situaciones inesperadas,
y que, en sentido estricto, se completa desde afuera. Es
más, lo que está allí afuera, el medio, formar parte estructural
del circuito de existencia de la máquina del cuerpo. De esta
forma podríamos decir que el medio es parte del mecanismo
de retroalimentación.
En cualquier caso, no nos parece ocioso insistir
sobre el sentido que damos al vocablo máquina, al menos
con el objeto de no malograr el espíritu de lo que estamos
exponiendo, particularmente en relación con sus
implicaciones cibernéticas. Más aún tratándose de formas de
comunicación como el sentimiento, una dimensión existencial
que de ordinario se considera ajena a cualquier análisis
lógico, pero que, sin embargo, constituye una indudable
forma de comunicación; ámbito este que a la cibernética le
incumbe por entero.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
232
De todos modos es preciso reconocer que afirmar,
por ejemplo, que la ternura puede considerarse
metodológicamente, y también, como un sistema o máquina,
resulta chocante y desproporcionado, más aún si en uno
opera el concepto de máquina como hardware o ferretería
mecánica. En todo caso, no ocurre lo mismo con los
conceptos de forma y organización que, en este contexto,
constituyen la antesala y el soporte del controvertido vocablo
máquina.
Al respecto, no me es ajeno pensar que una manera
de superar la dificultad es crear un nuevo término o utilizar
uno ya existente. O tal vez podríamos reducir el problema si
empleamos la noción de forma o estructura para referirnos al
sentimiento o a la sensibilidad. Entonces, diríamos, la ternura
es una forma, o una metaforma, según sea el caso, y ya
estaríamos en el campo de la lógica. O también, y
consistente con lo anterior, podemos emplear la noción de
organización; en tal caso podríamos expresar que la ternura
es una organización adaptativa, y estaríamos igualmente en
el campo de las máquinas correspondientes. Sólo un paso
más, tal como sería el caso de refirirnos a ella en términos de
sistema o forma de comunicación; entonces estaríamos en el
campo de tales máquinas. Claro que bastaría decir ternura, o
utilizar cualquier otra expresión referida al sentimiento, para
JULIO VENEGAS VASQUEZ
233
significar lo que vamos proponiendo en el contexto teórico,
no exento de dificultades, que trato de configurar.
En esta dirección, y en relación con cualquier forma
de comportamiento o de comunicación en el ámbito del
sentimiento, es importante tener presente que Ashby señala
que “la cibernética no estudia objetos, sino modos de
comportamiento. No pregunta ¿qué es esto?, sino, ¿qué
hace?”. Asimismo, “es típico de la cibernética tratar una
máquina cualquiera dada en particular”, no solicitando “¿qué
acto singular realiza aquí y ahora?” sino “¿cuáles son todos
sus modos de comportamiento posibles?”93
. A su vez, Wiener
enfatizó, como una de las preocupaciones centrales de la
cibernética, el estudio de los problemas de control,
comunicación y regulación en máquinas y seres vivos. Así,
pues, no ha de extrañarnos que las diversas formas del
sentimiento, en tanto formas de comportamiento y de
comunicación estén dentro del ámbito de materias que
interesan al cibernético. De hecho, parte importante de los
esfuerzos actuales en robotización y realidad virtual se han
centrado en recrear estas complejas formas del
comportamiento humano y animal.
En realidad, y desde esta perspectiva, el cuerpo
humano puede ser considerado el prototipo, o la máquina
93
Ashby, W.R.: “Introducción a la Cibernética”, op.cit., p. 14
JULIO VENEGAS VASQUEZ
234
cibernética por excelencia. Lo que, por cierto, tiene al menos
una doble lectura: de una parte, el cibernético proyecta, en
una nueva forma de conocimiento (la tecnología), la
estructura, mecanismos, principios de funcionamiento y de
adaptabilidad del cuerpo humano; y de otra, esta arquitectura
emerge como la más compleja y poderosa forma conocida de
organización, lo que le confiere su primerísimo rango de
paradigma organizacional.
Un desafío inmediato para esta tesis es, pues,
desplegar la acepción cibernética del concepto de
organización, y por extensión, el de lógica, en uno de los
terrenos más difíciles: el sentimiento, y de manera específica,
en relación a la ternura, es decir en un terreno de una
complejísima forma de comunicación. De hecho, a mi juicio,
ésta comprende una intrincada lógica de interrelación
sensorial, sentido de la existencia, sabiduría sobre la relación
amorosa, sentido del dolor y de la miseria humana, que
vividas, aprendidas, o desplegadas a partir de la intuición,
constituye, no obstante, y en rigor, una forma de
organización de la experiencia y del saber que puedo
proyectar en el prójimo. Esto es, una clase de complejo
adaptativo, o forma de comunicación que puede ser
reconocida en su especificidad como ternura, porque
satisface la arquitectura organizacional, el particular modo de
expresión que representa. O acaso, porque produce el efecto
JULIO VENEGAS VASQUEZ
235
esperado, aún considerando la variedad de manifestaciones
en que pueda encarnarse. En cualquiera de los casos,
subyace en ella, como soporte arquitectónico, una lógica de
control (en la forma de preceptos morales, p.ej.), de regu-
lación, (o reglas de comportamiento social), de comunicación
y de dialéctica existencial, sin la cual la ternura no sería
distinguible como tal forma de comunicación.
Al respecto, no debe olvidarse que estoy empleando
una distinción de orden metodológico. No tiene, por tanto, el
propósito de establecer una categorización ontológica u
óntica definitiva. Así, por tanto, la expresión máquina ciber-
nética, emerge y articula en lo que corresponda, el sistema
de referencia teórico que me parece pertinente en este punto
para el estudio de esta clase de organizaciones, al tiempo
que me permite definir la estrategia o metodología para el
estudio, comprensión y derivaciones aplicadas de la
vastedad de recursos lógicos, mecanismos y principios de
funcionamiento que posee el cuerpo humano. Lo mismo
puede decirse de su funcionalidad para el estudio del resto
de los seres vivos. No obstante, será necesario considerar,
cuando así lo amerite esta exploración, diversas perspectivas
que debemos tener presente y que deberán incluir entre
otros: un énfasis místico, filosófico, ético, político, o
transcultural, insoslayables a la hora de desplegar una matriz
metodológica de alcance lo más universal posible.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
236
Otro aspecto metodológico a considerar está en
relación con lo que el lenguaje alfabético nos permite ver. Si
bien se observa, un esquema proposicional determinado,
expresado en tecnología de la imprenta y, además, en len-
guaje de lógica simbólica, e incluso transformado en el papel
a circuitos electrónicos, oculta a la percepción ordinaria su
carácter primigenio de máquina, pues el esquema
proposicional impreso, en cuanto tal forma de expresión, no
muestra dicha característica.
Desde esta perspectiva, es importante tener presente
que mientras nos refiramos de manera alfabética a una
máquina lógica; por ejemplo, cuando decimos “word”, por
mucho que escuchemos o miremos la palabra, no aparecerá
con la fuerza suficiente ninguna cosa que se parezca a una
máquina. Menos aún asociada -en nuestra manera ordinaria
de representárnosla-, a fierros, cables, plásticos, fibra óptica
o mecanismos; y ello por cuanto sólo se trata de una
expresión alfabética. Otro tanto puede decirse del término
“ternura”; mientras lo decimos, nada como una organización,
máquina o forma de comportamiento de la misma se nos
presenta. Es menester que una persona sea tierna, o se
exprese tiernamente; en tal caso la máquina del cuerpo se
pone en acción, desplegando la particular logicidad de uno
de sus modos o estados dinámicos posibles de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
237
comportamiento, o forma de comunicarse, en este caso,
aquel que identifica o permite reconocer la ternura.
Dicho estado dinámico, o cualesquiera otros, no
pueden sino tener, en cuanto a mecanismos de adaptabilidad
y organicidad lógica, similar estructura que la máquina de
soporte, por cuanto se trata de un modo de comportamiento
efectivo de tal máquina. Así, la ternura emerge de algún
estímulo producto de un espectro muy variado de
situaciones, (diríamos que “es activado su sistema sen-
sorial”), el mismo de la máquina del cuerpo. Asimismo, los
diversos estímulos, la entrada, son procesados y
proyectados por un subsistema, que lleva el nombre de
ternura, que reacciona o se conduce de determinada
manera, siendo indistinguible con la persona que se expresa
de esta manera. Al igual que el word que al tiempo responde
y es parte del computador.
En una primera lectura del pasaje anterior, las
expresiones máquina o subsistema, pudieran alertar con
razón al lector, al percibir que podríamos estar subdividiendo
el cuerpo en entidades que tienen su propio borde y que se
acoplan de una determinada manera. Al respecto, me parece
que es necesario, en este punto, destacar el principio
hologramático que subsume dicha distinción metodológica en
una unidad en la cual la parte esta contenida en el todo que,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
238
a su vez, está en cada componente. Lo cual es coherente
con la idea de que una forma de comunicación es un estado
o expresión de la máquina que le sirve de soporte.
En este sentido, quiero rescatar la perspectiva de
unidad que informa esta tesis; en consecuencia, las diversas
distinciones de uso en la misma sólo tienen carácter
metodológico, con el propósito de comprender mejor el
proceso. Así, por consiguiente, podemos dividir, separar,
establecer relaciones entre ‘las partes’ subdivididas, pero
procurando no perder de vista la hipercomplejidad como
unidad y acción recíproca total de aquello que estudiamos.
Lo que, a su vez, implica partir de la unidad o coafinamiento
máquina-medio. En conjunto, muestran el amplísimo
espectro de referencia, prácticamente universal, que el
método ha de enfrentar: su requisito de variedad.
En todo caso, y al parecer, la distorsión o captación
insuficiente del proceso, o el ocultamiento de la máquina, se
produce porque la función de la máquina la realizo yo, y
como el esquema proposicional es algo que está allí afuera,
independiente de mí, no me considero parte de tal esquema.
En ninguna parte de la representación simbólica
correspondiente se encuentra un signo especial que diga
“esta función la realiza usted” o, “usted es la máquina que
ejecuta el proceso”. Ni yo me veo como una máquina, ni
JULIO VENEGAS VASQUEZ
239
tampoco visualizo al esquema proposicional como tal.
Alguien podría decir que se subentiende. No es suficiente,
sería mi respuesta, por cuanto, mientras mi captación del
proceso no sea del todo consciente, mi percepción del mismo
podría ser inadecuada o incompleta.
En realidad sólo cuando dispongo de un espejo
interactivo, como el computador, puede emerger el esquema
proposicional como una máquina lógica, ya que en este caso
se produce una conectividad concreta. Pues bien en tal mo-
mento puede decirse que podemos ver la máquina como la
unidad del esquema proposicional, el algoritmo, y la máquina
que ejecuta el proceso, trátese del computador o la máquina
de máquinas: el ser humano.
También, es necesario tener presente el defecto que
puede producirse si reduzco la lógica al silogismo aristotélico
o a la lógica simbólica, ambas caracterizadas por llevar a una
forma simbólica aspectos del curso del pensamiento, y que
tienen como impronta, la determinación de la verdad o
falsedad de una proposición o discurso, a partir de un
conjunto de condiciones previamente definidas. No obstante
cierta versatilidad de tales cuerpos teóricos, dejan fuera todo
aquello que se resiste a ser catalogado como o blanco o
negro, o verdadero o falso. En este sentido no debemos
olvidar que la realidad comprende una diversidad de formas
JULIO VENEGAS VASQUEZ
240
que sobrepasan con mucho el reduccionismo a que
conducen tales formas dicotómicas.
A este respecto, es ilustrativo el enfoque de Ballester
y Colom sobre las implicaciones metodológicas en educación
de la lógica difusa o borrosa. Campo de investigación
reciente, asociado a un enfoque de complejidad que a
diferencia de una lógica dicotómica comprende no sólo las
nociones de verdadero y falso, sino también las multiples
opciones que se encuentran entre ambas:
“Así, pues, podemos decir de principio
que la lógica difusa es una alternativa a la lógica
basada en conjuntos discretos que pretende saber
si alguien o algo forma parte o no de un conjunto
determinado según cumpla ciertas condiciones –
un alumno es retrasado o no-, mientras que, por el
contrario, en la lógica difusa, se descubren grados
diversos de pertenencia, y no adscripciones
basadas en todo o nada.” 94
La importancia para la educación reside en que la
lógica borrosa, llamada también difusa, permite abordar una
amplia variedad de situaciones renuentes a ser colocadas en
94
Ballester, Luis, y Colom, Antoni: “Lógica difusa: una nueva
epistemología para las Ciencias de la Educación”, Revista de
Educación, 340, Mayo-Agosto de 2006, España, pp.1004.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
241
conjuntos discretos, tales, por ejemplo, y en grados variables:
alumnos sin motivación, padres negligentes, adolescentes en
situación de precariedad social...etc. Al respecto, una
consecuencia de la aplicación de esta lógica es que los
criterios utilizados pueden flexibilizarse, o adaptarse a
diversas circunstancias.
Desde otra perspectiva, cuando utilizo el concepto de
máquina lógica, no me refiero a máquinas que operen sólo
en el ámbito de las lógicas referidas, sino en el espectro
muchísimo mayor de operar formas sin cualificación; esto es,
de reconocer, definir, crear, borrar, comunicar formas,
cualesquiera que sean; es el caso de la mente humana que
discurre en un amplísimo espectro de situaciones que
sobrepasan el mundo concebido desde las categorías de
verdadero y falso. Es más, la mente humana se mueve con
información espúria, confusa, a partir, muchas veces, de la
ignorancia o la creencia, con escorzos o visiones
fragmentadas de la realidad; o también con un conocimiento
“científico” precario, pero que, así y todo, en cuanto
despliega su poder para manejar formas, sean éstas
equívocas o certeras, sigue tratándose de una máquina que
procesa formas.
De ahí, entonces su calificación de máquina lógica,
que para ser tal, no tiene que ser “ordenada”, coherente,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
242
causal, o determinística. En realidad, precisamente por su
funcionar caótico, impredecible, confuso y también certero,
se constituye en una formidable síntesis de organización y
entropía. Lo que, a su vez, es indicativo de la propiedad
universal de la inteligencia, dada la amplísima variedad en la
que puede operar, comprendiendo el caos o el desorden
desde el cual surge y que retroalimenta. Esto explica también
su rango por el cual he sostenido que el cuerpo humano, y
su arquitectura lógica y adaptativa, la inteligencia, puede ser
llamada el prototipo de las máquinas cibernéticas y
paradigma de organización por excelencia.
En esta dirección, es necesario efectuar algunas
otras precisiones conceptuales que sirven de soporte a este
enfoque: primero, que cuando hablamos de conocimiento lo
hacemos, siguiendo la tradición platónico-aristotélica, en rela-
ción con la propiedad de la inteligencia de reconocer,
diseñar, crear, borrar, o manejar formas, combinándolas,
recombinándolas, generando nuevas configuraciones de
formas (o conocimientos). A este respecto, y a mi juicio,
puede sostenerse que las diversas disciplinas constituyen
formas de ordenar formas, a partir de algún principio, relativo
principalmente a la naturaleza del componente. Así, definido
de modo preliminar el conocimiento, parece coherente hablar
de proceso de formas, antes que de procesamiento de la
información, siendo éste último un modo de aquél. Desde
JULIO VENEGAS VASQUEZ
243
este contexto, tenemos, mediado por el concepto de forma,
otra manera mediante la cual se puede fundamentar la
posibilidad de un método de alcance universal.
En general todos los seres vivos se caracterizan por
disponer de los recursos lógicos y adaptativos para procesar
formas y por poseer, además, el mecanismo de
retroalimentación. En realidad, una forma de comunicación
cualquiera que despliegue una máquina cibernética, es una
extensión estructural de ella, aún cuanto se trate de modos
diferentes, caóticos o no deseados. Por ejemplo, en el caso
del ser humano, lo es comunicarse mediante la ternura, la
indiferencia, los celos, o de forma violenta y agresiva. En
cualquier caso, y en conjunto, definen parte del espectro de
adaptabilidad de tal máquina.
7.7. ¿Puede la ternura ser enseñada?
En cualquier caso, si persiste la reserva para el uso
de la noción de logicidad que estoy introduciendo, en este
caso u otros similares, una pregunta orientadora para
despejar el problema podría ser: ¿puede la ternura ser
enseñada?. A mi juicio, ciertamente, podemos avanzar en
esa dirección. Quiero decir que, conservando las
JULIO VENEGAS VASQUEZ
244
proporciones en cuanto a complejidad, es enseñable o puede
ser aprendida, en grados de comprensión variables. Por
consiguiente, puede ser instalada, activada o puesta en
interfase con el cuerpo, como otro programa de
comunicación de los múltiples que ésta puede acoger y
desplegar; sería el caso, por ejemplo, de la variedad de
recursos de convencimiento que posee una persona
seductora. En tales situaciones la logicidad se refiere a la
arquitectura organizacional correspondiente, esto es, a la
particular manera en que los diversos factores inciden o
pueden ser organizados por una persona determinada.
En realidad, de hecho, los padres, los profesores, los
amigos, la televisión, transmiten diversas y complejas formas
afectivas a sus hijos o próximos, aprendidas a través de la
vida, adoptadas con las transformaciones y peculiaridades de
la reflexión que realicen sobre las mismas, o como producto
de las condiciones en las cuales emergen. Sin olvidar que
como casi todo, se trata de complejos adaptativos y
existenciales que echan sus raíces, o surgen de un fondo
complejísimo que impacta de diversos modos a las personas.
Pero, así y todo, y en mi opinión, es posible describir, en
grados variables, su urdimbre lógica constitutiva; esto es, su
forma.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
245
En rigor, se puede afirmar que las diversas formas de
conocimiento y de comportamiento constituyen arquitecturas
lógicas y adaptativas que la máquina trae consigo, sea como
posibilidad siempre abierta de respuesta adaptativa, o
porque han sido diseñadas, creadas, o transmitidas
culturalmente, lo que nos permite sostener que pueden ser
constitutivas de un sistema formal de enseñanza. De hecho,
se ve cómo una persona aprende diversos patrones
conductuales, o utilizar formas de conocimiento, de
comunicación, o formas de procesamiento que, a su vez, es
capaz de combinar en las más diversas situaciones;
pudiendo incluso ser capaz de transmitírselas a los demás.
Lo mismo podríamos decir en el terreno del sentimiento.
Todo ello facilita eventuales respuestas adaptativas, que
poseen gran versatilidad, dada la permanente variación del
entorno, y el consiguiente reordenamiento de experiencias y
de conocimientos que hacen posible un espectro amplísimo
de respuestas o reacciones frente a los cambios del medio.
A este respecto, no me es ajeno que la noción de
programación viene a constituir otro obstáculo, si
pretendemos establecer correspondencia estructural entre
una máquina lógica digital, o adaptativa cualquiera, con la
ternura, que es el ejemplo que al azar hemos elegido, acaso
por su significado radical y en oposición al de máquina. Sin
embargo, la noción de programa, asociada inicialmente en el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
246
campo de la computación a procedimientos algorítmicos de
clase determinista, comprende ahora el amplio espectro de
exploración y de diseño de máquinas que siendo
deterministas en algún aspecto, pueden, sin embargo, ser
probabilísticas o aleatorias en su comportamiento. Y ello en
función de que progresivamente se han ido perfeccionado los
mecanismos de retroalimentación y de proceso, de forma tal
que ahora pueden ofrecer una amplia gama de respuestas
frente a un estímulo inesperado. De hecho, las actuales
máquinas cibernéticas empiezan a operar con el principio de
equifinalidad, por medio del cual pueden obtener los
resultados esperados, aún cuando sea por caminos diferen-
tes.
En todo caso, si decimos de una entidad que es
adaptativa, inmediatamente estamos en el ámbito de una
organización que dispone de recursos para modificar su
accionar en función de las variaciones del entorno, ajustando
y corrigiendo su respuesta a los estímulos circundantes
mediante el mecanismo de retroalimentación ubicua y de su
coafinamiento con el medio (entorno cercano, sistema
planetario, cosmos, universo, dimensión subatómica de la
materia y de la energía…). Lo mismo podemos afirmar
de la ternura, pues frente a un estímulo determinado, se
activa su sistema sensorial que responde a un complejo
organizacional (que llamamos ternura), que produce el efecto
JULIO VENEGAS VASQUEZ
247
o comportamiento que le caracteriza, a partir empero de la
estructura organizacional y entrópica que la identifica como
tal. A mi juicio, otro tanto podemos decir a propósito de los
celos, la ansiedad, o el miedo. En un sentido metafórico muy
real constituyen máquinas lógicas, adaptativas, que
aprendidas o desplegadas producirán efectos de una cierta
clase, en un amplísimo espectro de manifestaciones, tantas
cuantas expresiones singulares haya. Todo ello alimenta la
idea de que por la variedad y muchas veces antojadizas
‘encarnaciones’, no pertenecerían al campo de la lógica, sino
al mundo de lo irracional e ilógico.
Así, pues, la ternura constituye también, y en sentido
estricto, un programa de aprendizaje, de perfeccionamiento
sensorial, de unidad con la naturaleza, de reconocimiento y
comprensión del cuerpo, así como de reordenamiento psí-
quico y de sabiduría sobre la grandeza y miseria humana,…
lo que conforma, como se puede apreciar, un vasto y nada
simple programa o complejo adaptativo de carácter
educativo. En cuanto tal, y en mi concepto, cada momento de
su despliegue es un momento del método, a saber, de la
manera como enfrento el paso siguiente, mis decisiones, la
forma cómo ajuste y corrija mi accionar; o el modo como
rectifique, proyecte y organice mi experiencia y
conocimientos. Podría decirse de esta manera que el método
es ubicuo, en tanto forma que reconoce y opera formas, está
JULIO VENEGAS VASQUEZ
248
en todas partes, me acompaña permanentemente. Por tanto,
no se trata de un capítulo de la lógica tradicional. Es la vida
entera. Y si decimos tal, podemos afirmar que estamos en
presencia de una máquina cibernética, con la
hipercomplejidad que caracteriza al cuerpo humano. El punto
es importante porque no se trata sólo de una cuestión
semántica, sino de utilizar conceptos poderosos en campos
del saber en apariencia disímiles o contrapuestos.
Desde la especificación anterior podría también
afirmarse que la ternura constituye tal vez la expresión más
elaborada y creativa de la sensualidad. Si la sensualidad se
asocia con frecuencia a los desbordes de los apasionados
corceles de la pasión y del deseo, la ternura, por el contrario,
implica una aproximación por reconocimiento, respeto,
afecto, tal que, el cariño es también caricia; el beso y el goce
íntimo también comunión. No se trata, pues, de obtener la
posesión del otro, un objetivo especializado, sino de
participar del sentido humano que percibo en la otra persona.
Ello, sin dominio, ni control, ni intención, sólo el fluir y
desplegar la variedad de la naturaleza, así como la
comprensión por el dolor de la miseria humana. Porque en la
ternura, la caricia lleva en sí la experiencia del dolor, de la
tragedia humana. A mi juicio, se trata de una sorprendente
forma de llevar a una instancia de superación y unidad, el
dolor y el placer, como formas escindidas de la sensibilidad.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
249
7.8. De la gobernabilidad de sistemas complejos
A este respecto, se verá que es esencial a esta clase
de máquinas, la noción de gobierno de la misma, para así
referirse a la gobernabilidad de la psykhé humana, dado que
como en Platón y en otros filósofos, ésta puede ser
concebida -ya lo he citado-, como: “un monstruo de muchas
cabezas, unas de animales pacíficos y otras de bestias
feroces; con el poder de producir todas estas cabezas y de
combinarlas a su capricho”. Agregando además:
“el hombre debe, con sus discursos y sus
acciones trabajar para dar una autoridad superior
sobre sí mismo al hombre interior, y conducirse
con este monstruo de muchas cabezas como un
entendido labrador, auxiliándose de la fuerza del
león, para impedir el crecimiento de los animales
feroces, y alimentar y fomentar los animales
pacíficos, distribuyendo sus cuidados entre todos,
para que se mantenga una perfecta inteligencia
entre unos y otros y entre todos y el mismo” 95
.
Se trata, pues, de otro modo de darse lo lógico u
organizacional a través del problema de la gobernabilidad del
cuerpo y la mente, y por extensión, de la familia, de la
95
Platón: “La República”, op. cit., pp- 415-16
JULIO VENEGAS VASQUEZ
250
ciudad, o del país, y con trascendental importancia ética,
política, ecológica, educativa y, desde luego, filosófica. Lo
cual, sea dicho, constituye otro punto de convergencia con la
filosofía, por cuanto la cibernética se ocupa, como ya he
enfatizado, del problema del gobierno de sistemas
excesivamente complejos y probabilísticos.
El Auriga o metáfora del alma de Platón
En esta dirección, y a partir del sentimiento podemos
visualizar, preliminarmente, cómo la noción de máquina
(organización, forma, sistema planeado o dinámico) alcanza
el rango de la interconectividad. Esta característica faculta
una metodología y estrategia para abordar en parte la
solución de un amplísimo espectro de problemas o para
diseñar organizaciones diversas. Por ejemplo, explicitar que
es lo común a la ternura, a la economía, a la empresa, a la
educación o al cuerpo humano en cuanto organizaciones. Lo
cual sin duda facilitaría aproximarse a la constitución de un
método universal.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
251
Asimismo, en tanto forma de comunicación, la
ternura, o cualquier otra forma del sentimiento, no puede sino
desplegar la arquitectura lógica y adaptativa de tal sistema.
Esto implica la transmisión de mensajes, sean estos verbales
o corporales, así como su selección, codificación y
decodificación, junto con su transmisión a través de un medio
sujeto a interferencia o ruido y destinados a producir una
acción de control y regulación, o de inestabilidad. Todo
dependerá de si su objetivo es producir un efecto desastroso
en el destinatario, o todo lo contrario, o una mixtura de
ambos.
Podría objetarse que esta analogía es demasiado
general; en consecuencia, trataremos de especificar y de
mostrar la importancia metodológica de este enfoque. A este
respecto, piénsese, por ejemplo, en la función del llamado
filtro cibernético, o también analizador del mismo tipo,
correspondiente al proceso de selección de información, o
mejor aún, de selección de formas, toda vez que alguien se
comporta o comunica de determinada manera. En una
enumeración inevitablemente incompleta, la ternura o
cualquier modalidad de comunicación humana comprende de
partida un conjunto de experiencias, representaciones
culturales, sociales y de orden económico que, articuladas en
patrones o modelos personales de procesar información,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
252
configuran una particular manera de comportamiento. La cual
se alejará o mostrará su proximidad con una conducta tierna.
Nada, por tanto, ajeno a las propiedades de una
máquina cibernética, más aún cuando, como he propuesto,
puede afirmarse que precisamente el hombre es el prototipo
de tales entidades. De modo que existe una amplia zona del
sentimiento, en cuanto forma de comportamiento y de
comunicación, que puede ser estudiada desde la cibernética
y, por tanto, como un sistema lógico.
En todo caso, es necesario enfatizar, que se trata de
un intento por explicar algunos aspectos estructurales de
cualquier sentimiento y, desde otra perspectiva, develar el
carácter operativo de cualquier concepto. En consecuencia,
no tenemos como propósito dar una descripción definitiva de
cual sea la acepción cibernética de máquina, o lograr que lo
descrito en ella sea algo así como la verdad o explicitación
definitiva de lo dado allí como máquina. Tal restricción, a
nuestro juicio, es válida para cualquier concepto. Tampoco
pensamos que sea posible alcanzar, en cualquier campo
conceptual o teorético, forma alguna última. En realidad, se
trata de aproximaciones, porque siempre habrá una gran
zona difusa, resultado de que el concepto mismo no puede
sino ser la captación intuitiva preliminar y finita de algún
aspecto de la realidad, de modo que todo lo que queda fuera,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
253
constituye la zona infinita que no se puede cubrir. Sin embar-
go, no cabe duda de que mientras más consistente y
coherente sea la elaboración teórica, acotada y todo, las
consecuencias aplicadas podrán ser siempre más
trascendentes.
En realidad el obstáculo mayor es que por siglos
hemos establecido divisiones del conocimiento sin relación,
creando campos distintos, métodos y nomenclatura
diferentes, de modo que aún cuando el propósito sea
restablecer la unidad del saber, resultará difícil deshacerse
de siglos de reificación de la conciencia y del conocimiento.
En realidad, el lenguaje mismo nos conduce a esta suerte de
camino sin salida. Si designo algo por ternura, atribuyo
existencia separada a esta dimensión lingüística de la
existencia que, por lo demás, en su uso corriente, remite, las
más de las veces, a una vaga resonancia de algún
significado. Otro tanto ocurre con la palabra máquina. Así,
con frecuencia, las nociones adquieren vida propia, sin
relación a nada que no sea la pretensión de autarquía y
soledad de las mismas, o a una intencionada lectura de la
tradición que termina por desdibujar el sentido originario.
Aún otro alcance. El hecho de que en este contexto
se presuponga la existencia de una arquitectura lógica
común en las diversas formas de comunicación, no implica
JULIO VENEGAS VASQUEZ
254
que por ello se defina de modo determinista las diversas
expresiones de la misma. En realidad, el mecanismo de
retroalimentación ubicua, tanto como la capacidad
combinatoria prácticamente ilimitada de la mente, junto a las
vicisitudes de adaptabilidad particulares de una persona,
permiten el despliegue singular y la diversidad de
manifestaciones en las que puede expresarse un ser
humano.
Por otra parte, parece ineludible que toda vez que
intentamos definir algo debemos ir en círculo, utilizando otros
conceptos que nos remiten a su vez a los mismos. Es lo que
nos ocurre con la noción de máquina que nos hace salir,
entre otras, hacia las de estructura, forma, sistema u
organización. En realidad están contenidas unas dentro de
otras, según se coloque el énfasis; la forma de algo (su borde
de identidad), contiene una estructura o arquitectura
organizacional, la que pensada en términos de máquina
prescinde de la naturaleza del componente. En tal caso, se
trata de una forma que especificada, conduce al diseño o
descripción de una máquina lógica o adaptativa, la cual
puede ser convertida en una máquina concreta, a partir de su
construcción con componentes variados que sirvan, eso sí,
para desplegar la lógica correspondiente.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
255
Resultado de lo anterior tenemos aquí a la lógica
ocupada de la dimensión de las formas, organizaciones y
máquinas, en una perspectiva de aplicaciones muchísimo
más amplia que la proporcionada por el concepto tradicional
que se tiene de esta disciplina. Así, podemos definir a la
organización como la estructura de sus diversos
mecanismos, la forma de disponerse en interacción, y los
sistemas de proceso de un sistema o máquina diseñada para
hacer algo, o que la naturaleza nos la proporcione.
En este sentido, toda vez que utilizamos el concepto
de forma, no podemos sino tener presente, desde esta
lectura filosófico-cibernética, el despliegue de sus momentos
como organización y máquina. Dicho de otro modo, el
empleo de la noción de forma resulta fértil y productivo, si se
hace a partir de tales conceptos, tratándose de entidades
adaptativas, por cuanto facilita no sólo su mayor
comprensión, sino además, la posibilidad de su reproducción
tecnológica.
Desde otra perspectiva, la sabiduría oriental nos
enseña que la forma es vacía, y el vacío es forma. Por
ejemplo, y siendo el lenguaje una forma, cuando decimos
árbol, la palabra misma no contiene nada como un árbol, se
trata sólo de una referencia. Así, por tanto, y a partir de un
código determinado, cuyos elementos han sido diseñados de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
256
una cierta manera, se constituye una referencia a una forma
de clasificación de elementos, tales como arbustos, flores, o
árboles. Es el caso, cuando decimos este vaso, con una
forma determinada, puede contener los más diversos
elementos: agua, leche, arena, vino, yeso, monedas, o
cualquier otro componente adquiriendo estos, más menos, la
forma del continente, o del recipiente, del vaso, en este caso.
En este sentido, podría afirmarse que la ternura en
cuanto forma de comunicación, despliega, como el dolor, una
organicidad o logicidad determinada; esto es, estructuras,
mecanismos y principios de funcionamiento que articulados
en un complejo adaptativo, permite caracterizarla como una
configuración dinámica o forma de comunicación descriptible
en cuanto tal. No se insistirá lo sufíciente que la posibilidad
efectiva de computarizar o robotizar tales formas es lo que
exige acceder a una mejor comprensión de la urdimbre lógica
de tales modos de comunicación. Todo ello como una nueva
manera de ver, tanto la contribución filosófica en estas áreas,
cuanto cualquier forma de conocimiento orientada a develar
el proceso de invención o de creatividad. Por tanto, no se
trata de una mera cuestión especulativa, sino del modo como
se organiza el conocimiento para responder a los desafíos de
invención y de transformación educativa y cultural. De modo
que podamos contribuir, efectivamente, a generar sistemas
de organización y de adaptabilidad que permitan operar con
JULIO VENEGAS VASQUEZ
257
ciertas expectativas de éxito, en el cada vez más complejo
escenario tecnológico y globalizado.
Además, es menester tener presente que los niños
ingresan tempranamente en el universo de las formas, o de las
máquinas, en el espíritu de esta tesis, sea a través de la
variedad de formas de estímulos físicos de los que son objeto
y actores, sea a través de la navegación que realizan a diario
por toda clase de códigos y lenguajes, formales o informales,
digitales o virtuales, permitiéndoles ampliar y desplegar su
capacidad de comunicación y de relación con el entorno. Pero
a su vez, porque en el operar consciente con formas, y el
acceso a la unidad de visión producida por las tecnologías de
comunicación como la televisión y los computadores, radica
parte más que importante de sus posibilidades de desplegar y
ampliar su capacidad adaptativa de espectro universal.
La incursión que hemos hecho por el campo de la
lógica y algunas de sus implicaciones en relación con el
proceso de unificación del conocimiento, así como para
estructurar un método de alcance lo más universal posible,
podrían ser –a mi juicio-, pertinentes para el análisis de los
diversos campos del conocimiento existentes, particularmente
aquellos que corresponden a la clasificación tradicional de las
ciencias y disciplinas en la matriz educativa vigente. Lo que, a
su vez, plantea la necesidad de una reformulación de los
presupuestos epistemológicos y pedagógicos de la enseñanza
JULIO VENEGAS VASQUEZ
258
de las ciencias básicas y de la división del conocimiento en
uso.
Por tanto, constituye un requisito de variedad obligada
generar nuevas configuraciones de estudios y aplicaciones
que asuman la profunda transformación del conocimiento que
ha resultado del impacto de las tecnologías de automatización
sobre la cultura y las formas de organización sociales. En esta
dirección, las exploraciones precedentes sobre la lógica y sus
implicaciones en otros ámbitos del saber, me parecen
pertinentes y necesarias en relación con las otras formas de
conocimientos. Las cuales, reorganizadas, han de dar vida a
una estrategia educativa coherente y convergente con un
método de alcance universal.
Norbert Wiener en su sala de clases
JULIO VENEGAS VASQUEZ
259
8
¿HACIA UNA SUPERACIÓN DE LAS FORMAS?
Nos preguntamos, ¿no podría ser que el énfasis en
las formas, tan caro al pensamiento occidental, sea motivo
de confusión y error radical, en relación con la comprensión
del conocimiento y de la actividad cognoscente?. A este
respecto, cabe tener en cuenta que la vertiente oriental nos
alerta sobre esta suerte de "enamoramiento por las formas".
Así, pues, debemos tener presente que mediante tal énfasis
podemos crear un mundo de representaciones externas a la
realidad; y de otra, el que dicha ideación de lugar a
elementos separados, las más de las veces independientes
unos de otros, haciendo muy dificultosa una visión unificada
de los mismos. Esta es la razón por la cual la interrelación,
en nuestra cultura, llega a ser más bien extraña, o menos
habitual como forma de pensar o de experienciar el mundo.
Más aún, en la concepción oriental se sostiene que la
base misma de la Ignorancia se asienta en la dualidad
sujeto-objeto, por lo que el conocedor está separado de lo
que se conoce, o si se quiere, el saber separado del actuar;
por tanto nos encontramos ante una situación donde el
mundo es distinto del yo. Por consiguiente, y a pesar de que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
260
ello parezca ser una condición constitutiva de la cognición,
debemos decir que también es, al mismo tiempo, constitutiva
de la ignorancia:
“Cuando pensamos sabemos algo, y hay algo que
no sabemos. Lo desconocido está siempre detrás
de lo conocido, y no llegamos a este conocedor
desconocido, que es, ciertamente, la compañía
inevitable y necesaria de todo acto o cognición.
Sin embargo, queremos conocer a este conocedor
desconocido, no podemos dejar que siga
incógnito, sin comprenderlo ni ver realmente qué
es” 96
.
Daizets Suzuki
Pareciera un camino sin salida, por cuanto cualquier
proceso intelectivo habitual tiene la impronta de la
separación entre el conocedor y lo conocido, impidiendo la
superación y trascendencia de esta situación. Sin embargo,
se afirma que el camino de la meditación budista y del Zen
96
Suzuki, D.T.: “Ensayos sobre Budismo Zen”, Primera Serie, Editorial
Kier, Buenos Aires, 2004, p.140.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
261
constituiría una alternativa para superar este dualismo,
mediante un ejercicio planificado, conducente a generar
control, quietud o gobernabilidad del cuerpo y la mente, al
tiempo que también supone una preparación para acceder a
su comprensión como unidad-de-visión-pensante. De esta
forma, potenciando y disciplinando la voluntad, se genera un
complejo proceso de restablecimiento de la unidad originaria
mente-cuerpo-naturaleza-cosmos, en un camino insoslayable
de lucha y continuas frustraciones que harán siempre difícil,
aunque posible, la restauración del espíritu, por lo general
extraviado en divisiones, dualismos y extrañamientos de sí
mismo. En consecuencia, también debemos ser conscientes
de los problemas a que nos puede conducir el
enamoramiento por las formas.
La ignorancia se asienta también sobre las formas en
cuanto éstas constituyen fragmentos o escorzos de la
realidad, detrás de las cuales permanece activo lo que queda
fuera, lo desconocido de cada entidad o proceso. A su vez,
de modo sutil, la división del conocimiento y la consiguiente
emergencia de “lo sin relación” se encuentran activos en la
base de un yo que se siente y actúa separado, aislado de la
unidad de la que surge, como si una gota se sintiese distinta
al océano del cual emerge. Así, la ignorancia, no es sólo una
carencia de conocimientos, sino que es un principio activo,
un otro yo, que toda vez que la mente se pone en acción
para conocer o para cualquier actividad, trabaja incan-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
262
sablemente escindiendo o reificando el pensamiento, o
impidiendo la unidad del espíritu y del cuerpo.
Dicho de otro modo: para alcanzar o definir una
forma, debo “dejar fuera” todo un universo de
interconexiones, y para poder expresar dicha forma, debo
definir un código, también un lenguaje, que constituyan
expresiones simbólicas y sintéticas de dicha forma, con un
alcance y características determinadas. Si me quedo, pues,
en el universo de las formas, como definitorias y reflejando el
mundo real, entonces el yo narcisista, ignorante, se apropia
por completo de mi campo de percepción, impidiendo la
unidad-de-visión-pensante.
Daisetz Suzuki nos refiere el extravío de la
conciencia, utilizando la metáfora por la cual la espada no
puede cortarse a sí misma, en los términos siguientes:
“Cuando la división tiene lugar por
primera vez, en la voluntad, la conciencia está tan
enamorada de su novedad y aparente eficiencia
en resolver los problemas prácticos de la vida,
que olvida su propia misión, que consiste en
iluminar a la voluntad. En vez de volcar sus rayos
iluminadores dentro de sí vale decir, hacia la
voluntad de la que tiene su principio de existencia,
la conciencia se mantiene ocupada en el mundo
objetivo de la realidad y las ideas; y cuando trata
JULIO VENEGAS VASQUEZ
263
de mirar dentro de sí misma, hay un mundo de
unidad absoluta, del cual el objeto que desea co-
nocer es el sujeto mismo. La espada no puede
cortarse a sí misma. La oscuridad de la
Ignorancia no puede disiparse porque es su
propio yo. En este punto la voluntad ha de
efectuar un esfuerzo heroico para iluminarse, para
redimirse, sin destruir la conciencia que una vez
despertará, o más bien estructurando el principio
que yace en la base de la conciencia”. 97
La identificación por parte de Gotama Buda, de la
Ignorancia con el yo, ego o atman constituye el fundamento
para sostener que no existe una egoentidad psicológica,
como algo desconocido e incognoscible, que sea la base de
nuestras actividades vitales 98
. En realidad, expone Suzuki:
97
Suzuki, D.T.: “Ensayos sobre Budismo Zen”, op.cit., p.143. La cursiva es
mía.
98
Corresponde precisar que otro sentido del vocablo atman es proporcionado por el “Upanisads” en el cual se sostiene: “Este supremo
Brahman, atman universal, gran morada de lo existente, la más sutil de todas las cosas sutiles, eterno: en verdad es tú mismo, porque “Tú eres aquél”. Y agrega: “Aquel que subsiste en en el estado de vigilia, sueños
o sueño profundo y en otras manifestaciones, se ha liberado de toda atadura cuando puede afirmar “Brahman soy yo mismo”. “Upanisads”,
op.cit.p.44. Pensamiento que muestra la unicidad de Atman-Brahman y
cómo aquél, el individuo, es expresión del Todo o del Uno, Brahman. Sin embargo, el yo individual se separa del todo y se transforma en un yo diminuto que carece de la amplitud de vida que le provee Brahman,
la vida universal. Para alcanzar el Atman, el reencuentro con la Unidad, con el Todo, es menester un camino de perfección en el que progre-sivamente han de desaparecer las dualidades que entraban la identidad
con Brahman. Buda sostuvo, por el contrario la doctrina de Anatman o del vacío, por medio de la cual Atman no existe.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
264
“El ego es el sitio oscuro donde no llegan a
penetrar los rayos del intelecto; es el último
escondrijo de la Ignorancia, donde esta última se
aparta, serenamente, de la luz. Una vez puesto al
descubierto y allanado este cubil, la Ignorancia se
desvanece como escarcha al sol”.99
De ahí el profundo sentido del pensamiento oriental
que confiere particular importancia al desapego, al no desear
nada de manera excesiva, por cuanto el deseo, el apego,
aparte de constituir la principal fuente de sufrimiento,
constituiría el refugio más sólido del yo ignorante, narcisista,
que se aferra a sí mismo, impidiendo la liberación de la
mente100
.
El proceso, destinado a superar este yo-ignorancia,
tiene como una de sus finalidades trascendentes destruir el
99
Suzuki, D.T.: “Ensayos sobre Budismo Zen”, op.cit., p. 151
100
Se pregunta Buda: “¿Cuál es, pues, la Noble Verdad del Origen del
Sufrimiento?” –responde-“Es el deseo que, indisoluble del deleite y la pasión, persiguiendo el placer por doquiera, os lleva a renacer una y otra vez”… “Sucede que a causa del deseo, por motivo del deseo, a
consecuencia del deseo, siempre por culpa del deseo, reyes pelean contra reyes, nobles contra nobles, sacerdotes con sacerdotes, vecinos con vecinos, el padre con el hijo, y el hijo con el padre, el hermano con el hermano, el hermano con la hermana, la hermana con el hermano, el
amigo con el amigo. Enzarzándose en disputas, riñas y contiendas, acaban por llegar a las manos, por tirarse piedras, pegarse palos o tirarse cuchilladas, matándose o causándose dolores mortales. He aquí
el peligro que entraña el deseo, la masa del sufrimiento actual que se va formando a causa del deseo, por motivo del deseo, a consecuencia del deseo,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
265
dualismo de las cosas y restablecer la unidad retornando a la
morada original, viendo la unidad en la multiplicidad. La
superación misma implica la aniquilación o destrucción del
yo, llamado también yo diminuto, en oposición al concepto de
yo universal, en el cual el yo, como una gota, posee no
obstante las propiedades del océano. Sin embargo, lo
frecuente consiste en que la gota se siente separada de la
gran agua, distinta a ésta, de tal forma que será necesario un
planificado esfuerzo para retornar a la unidad del todo. Lo
cual implica aniquilar el yo diminuto, para acceder al yo
universal.
Desde mi perspectiva, tanto el énfasis en las formas,
como el acceso a una visión en unidad, pueden considerarse
como no antitéticos o antagónicos, sino más bien como
momentos del proceso de superación del espíritu. Del mis-
mo modo que, por ejemplo, en el aprendizaje de una
disciplina se empieza, ordinariamente, por aspectos o
fragmentos de ella, requiriéndose de un largo entrenamiento
para alcanzar un conocimiento en unidad de la misma, otro
tanto ocurre con el proceso de acceder a formas superiores,
unificadas, de captación de la realidad y de sí mismos.
Sin embargo, el camino no es trivial, ni tampoco
natural. Aun cuando la visión en unidad está siempre
presente con mayor o menor intensidad en cada proceso de
pensamiento y de acción humana, se requiere de una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
266
ejercitación planificada, compleja y difícil, para salir del
oscuro subterráneo en el que nos sumerge el propio yo, la
división del conocimiento y la misma especialización. No ha
de perderse de vista que el lenguaje, y el ámbito cultural que
genera y retroalimenta su lógica, constituye una verdadera
matriz originaria que hace indistinguible lo concreto del
mundo construido y habitual de las formas, códigos y
símbolos. De tal manera que éstos son considerados como el
modo de acceder a lo verdadero y real, por lo que a través de
esta vía, se llega a concluir que lo real son las formas así
escindidas.
Precavidos, pues, contra la fascinación por las
formas y por nuestro narcisismo, podemos resolver la
aparente contradicción sosteniendo que la visión de unidad,
que trasciende las formas, constituye un modo de percepción
que articula, en una nueva forma de visión, el necesario
camino por las formas. Camino, por cierto, de aprendizaje y
trascendencia a la vez, siempre que estemos alerta a las
cadenas y trampas sutiles que las formas configuran, a cada
paso que doy, pues indistinguibles, las encontramos pegadas
a nosotros mismos, como espurias formas de unidad. Sin
embargo, mediante un esfuerzo decidido de la voluntad,
puedo superar el dualismo, alcanzar al conocedor
desconocido, incluso tenerlo por momentos a raya, y acaso
acceder a la esquiva unidad de visión.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
267
Norbert Wiener, uno de los creadores de la Cibernética
en su infancia
JULIO VENEGAS VASQUEZ
268
9
CONCEPTOS, METAMÁQUINAS
Y METAMECANISMOS
Hasta el momento he utilizado diversos conceptos,
tales como complejidad, probabilidad, sentimiento,
sensibilidad, adaptabilidad, meta, entre otros, sin referirme a
cada uno de ellos en el modo de la definición. Tampoco he
propuesto un esbozo acerca de qué hace que todos sean
conceptos o, dicho de otro modo, cuál podría ser su común
naturaleza. Por consiguiente, una tarea será explicitar, en
parte al menos, lo que entendemos por ellos, así como por la
lógica subyacente al concepto del concepto, y a lo que
denotamos por metaconcepto, sin duda, otro nivel de
complejidad. Además, debemos explicitar cuál puede ser su
incidencia en una eventual metalectura cibernética,
particularmente en el caso de la filosofía, y en la perspectiva
de diseñar y fundamentar un método que propenda ser
universal.
En relación con el propósito recién señalado, habría
que decir que el filósofo, y en realidad cualquier gran
pensador en su respectivo ámbito, no puede sino ser fuerte
JULIO VENEGAS VASQUEZ
269
en el concepto, esto es, en alcanzar la estructura eidética y
sintética que constituye la piedra angular de un edificio
teórico, y de la cual surge la construcción correspondiente.
En realidad, el filósofo está en su terreno cuando su tarea es
–en palabras de Husserl-, pensar sobre lo pensado en cuan-
to pensado; es en estas esferas cuando es fino en el análisis
y la fenomenología de las estructuras, procesos e
interrelaciones del pensar, del saber o de orden existencial. Y
también, desde luego, cuando se trata de alcanzar la forma o
logicidad de aquello que subyace como arquitectura
organizacional de lo que debe describir. Por lo demás, dichos
temas, son de gran relevancia tecnológica en el presente;
más aún cuando su impronta, como un saber del saber,
puede ser asumida en cualquier ámbito del conocimiento
como una supraconexión de sentido del mismo. Recién
entonces, podría decirse, se alcanza la dimensión
propiamente filosófica.
Sin embargo, las aportaciones específicas de la
filosofía en el ámbito de los estudios sobre la inteligencia, de
la teoría del conocimiento, o de las ciencias han pasado, en
general, inadvertidas para quienes trabajan en estos temas
en ingeniería. La razón podría estar en que a estos
profesionales les es ajeno el lenguaje filosófico; por tanto, no
pueden ver que haya conexión alguna con sus
especialidades, y menos aun, en las áreas de aplicación. El
JULIO VENEGAS VASQUEZ
270
filósofo, a su vez, y por lo general, no ve las implicaciones
tecnológicas de sus investigaciones, (más aún, por supuesto,
si pensamos en la tradición clásica), ni tiene, en la
actualidad, el puente conceptual y metodológico adecuado
para establecerlas. Un ejemplo desafortunado lo constituye,
para el estudiante de filosofía, el aprendizaje de la lógica
simbólica que, desconectada del álgebra de Boole y del
diseño de circuítos lógicos electrónicos, se transforma en una
casi estéril forma de conocimiento.
En esta misma dirección, y a propósito del yo y el
concepto, Hegel plantea:
“Una de las opiniones más profundas y más
correctas que se hallan en la “Crítica de la Razón
Pura”, es la que afirma que la unidad, que cons-
tituye la esencia del concepto, tiene que ser
reconocida como la unidad originariamente
sintética de la apercepción, es decir, como unidad
del Yo pienso, o sea de la autoconciencia… A
consecuencia de esto, se justifica como un
principio fundamental de la filosofía kantiana el
que, para conocer lo que es el concepto, hay que
acordarse de la naturaleza del yo. Pero viceversa,
para esto se necesita haber entendido el
concepto del yo”101
.
101
Hegel, “Ciencia de la Lógica”, Bibl.Hachette de Fil., VII, p. 258. Es
importante tener presente el siguiente alcance metodológico para aproximarse a la comprensión del yo, presente tanto en Kant como en
JULIO VENEGAS VASQUEZ
271
El pasaje, a mi juicio, tiene gran importancia
metodológica, por cuanto advierte la existencia de una
correlación estructural entre el concepto y, en este caso, la
entidad que lo excogita. Lo que implica la necesidad de
avanzar en la explicitación de la naturaleza del yo, y,
podríamos decir ahora, de la arquitectura organizacional de
la inteligencia. O también, en palabras de Husserl de “la es-
tructura universal apriórica del ego trascendental”102
.
A su vez, y como una primera aproximación,
sostengo que el concepto constituye lo que podríamos
denominar la unidad hologramática primigenia de una teoría
o concepción del mundo, (lo múltiple unificado) y, por
consiguiente, se trata de una estructura del pensar que nos
permite organizar el conocimiento o las formas. De esta
manera, el concepto constituye una estructura siempre pre-
sente en la comunicación y en la operación adaptativa
humana, aún tratándose de una representación cotidiana que
carezca de un cuerpo teórico asumido o fundado
explícitamente. Siendo así, el concepto no puede sino ser
depositario de similares principios estructurales y de
Hegel; en palabras de éste: “Si nos detenemos en la pura representación
del yo, tal como se presenta de modo nebuloso a nuestra conciencia habitual, entonces el yo es esa cosa simple, que se llama también alma, a la cual el concepto inhiere como una propiedad o calidad. Esta
representación, que no se cuida de comprender ni el yo ni el concepto, no puede servir para facilitar la comprensión del concepto o acercárnosla”.
102
Husserl, “Meditaciones Cartesianas”, Editorial Tecnos, Madrid, 1986,
p.99
JULIO VENEGAS VASQUEZ
272
funcionamiento de la entidad de la cual emerge. En sentido
estricto, se trata de una salida o estado dinámico posible de
la máquina que lo excogita; una salida que en sí misma es
una máquina lógica, y que, al igual que la ternura, trae
consigo la logicidad ínsita a la forma de comunicación de la
entidad que le sirve de soporte.
Sin embargo, como he sostenido, este hecho queda
oculto a la percepción inmediata, ya que el concepto, que lo
conocemos básicamente como parte de un discurso
alfabético, se nos aparece como la síntesis o definición de la
unidad estructural de un cuerpo teórico determinado y no
como el despliege de una máquina lógica, que incluso puede
ser adaptativa. No obstante, el concepto constituye una
excogitación de la estructura de proceso de la inteligencia y,
en sí mismo, constituye un sistema lógico que toda vez que
lo utilizamos, despliega una logicidad determinada. No
insistiré lo suficiente sobre la necesidad de replantear el
sentido de la lógica, o de lo lógico, siendo en este nuevo
contexto, donde tiene particular importancia, hablar de
máquina lógica o sistema de la misma clase. En este caso,
por tanto, no pienso en lo lógico como lo ordenado o
coherente, que sería una clase de forma, puesto que también
estamos en el ámbito de lo lógico cuando nos movemos en el
terreno de lo confuso, indeterminado, o caótico.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
273
A este respecto, y para los efectos de establecer
convergencia metodológica, es necesario precisar el
siguiente aspecto conceptual, de tal manera que a apartir de
ahora me permitiré utilizar el vocablo inteligencia en tanto
concepto unificador, y análogo, a nociones tales como yo,
mente, razón, psykhé, alma, intelecto, conciencia pura, ego
trascendental, pensamiento, u otras semejantes, con el fin de
intentar describir los principios y arquitectura de la
inteligencia, o, como le llamó Husserl, “la estructura
apodíctica y universal de la experiencia del yo” 103
. Campo de
investígación que nosotros denominaremos descripción de
las estructuras y propiedades de la inteligencia que, en
cuanto campo de estudio de referencia universal, es
necesario explicitar para estructurar un método de alcance lo
más universal posible.
En todo caso, no significa desconocer que entre
aquellos conceptos existen diferencias a partir de las
concepciones doctrinales o filosóficas en las cuales se
inscriben. Nuestro enfoque, no obstante, intentará
aprehender lo que directamente tenga relación con el campo
de estudio especificado. A su vez, el uso de la palabra
inteligencia, tiene, a mi juicio, la ventaja de que a través de
ella es posible establecer una común referencia con el
103
Husserl, E.: “Meditaciones Cartesianas”, op. cit., p.41
JULIO VENEGAS VASQUEZ
274
programa cibernético orientado a diseñar inteligencia
artificial, y al mismo tiempo, referenciarse con los avances de
las diversas formas de automatización robótica de seres
vivos, asi como con otros sistemas de comunicación
inteligentes.
Hecha esta aclaración volvemos a la relación entre la
inteligencia (el yo, en la conceptualización de algunos
filósofos) y el concepto. Como cuestión preliminar, sostengo
que existe al menos otra forma de correlación, esta vez entre
la inteligencia, el concepto, y la lógica electrónica104
, en un
juego de múltiples espejos que facilitan una mejor
comprensión de aquélla y de la común lógica subyacente. Lo
que, por cierto, constituye otro puente de relación que es
necesario estructurar entre la filosofía, la cibernética y
diversos otros campos del conocimiento para el logro de la
unificación del saber y, consiguientemente, hacia el
despliegue de un método correlativo de dicha unidad y
universalidad. En este sentido afirma Hegel que:
“El concebir un objeto, en realidad no consiste
en otra cosa sino en que el yo se lo apropia, lo
penetra, y lo lleva a su propia forma, es decir, a la
104
Expresado así, pareciera que esta lógica es distinta a la humana. Sin
embargo, la entendemos como una prolongación o potenciación tecnológica de ésta.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
275
universalidad que es de inmediato determinación,
o la determinación que de inmediato es
universalidad” 105
.
A mi juicio, esto implica que el concepto es el devenir
o movimiento que va desde la reflexión al ser, y de éste al
concepto, en un proceso de determinación de estructuras,
propiedades, relaciones y que avanza a través de sucesivas
aproximaciones, traducidas en síntesis abstractas o
conceptos de los mismos, en los que, sin embargo, tanto el
ser como la reflexión, han sido llevados a la unidad de la
forma de la inteligencia, tal como pueda ser la abstracción.
Así, puede afirmarse que la inteligencia constituye
una entidad o máquina, en sentido cibernético, que en
relación con el pensar, el saber y la acción, abstrae y opera
formas, incluyendo, desde luego, el reconocimiento,
combinación, modificación, comunicación y creación de las
mismas. Por ejemplo, y sin ningún ánimo de exhaustividad,
podemos considerar el espectro muchísimo más amplio que
comprende la expresión operar formas, entre otras:
distinguir, relacionar, coordinar, dividir, clasificar, establecer
correspondencias analógicas, expresar mediante metáforas
o imágenes una determinada conexión de sentido, también
aquellas que nos permiten unificar o desplegar los procesos
105
Hegel:“Ciencia de la Lógica”, Bibl.Hachette de Fil., VII, pág. 259
JULIO VENEGAS VASQUEZ
276
de análisis sintético y de síntesis analítica; todo ello entre
otros diversos recursos que facilitan llevar a un lenguaje
determinado, los diversos procesos de abstracción de
formas, y de adaptabilidad en el medio.
Para el efecto, el yo, la inteligencia, dispone de
variados recursos lógicos que le permiten avanzar hacia el
modo de la universalidad de la forma. Todo lo cual configura,
en aspectos esenciales, la arquitectura lógica y adaptativa de
la máquina de la inteligencia, que le permite desplegarse de
manera proteica en un espectro adaptativo
excepcionalmente amplio.
De modo correlativo, podemos decir que el concepto,
a partir de la teoría, (un sistema de referencia determinado),
constituye también un sistema para delimitar y describir
configuraciones, toda vez que cuando nos instalamos en su
torre de comandos disponemos de una particular óptica para
detectar o reconocer un sentido subyacente de lo que
deviene. Asimismo, nos provee de la metodología y
estrategia para aplicar, por ejemplo, el concepto de
inconsciente de Freud, la noción geométrica de fractal, el de
surrealismo en literatura, el cubismo en la pintura, el barroco
en música, o los celos en el sentimiento. Cada uno de ellos,
en tanto máquinas que operan formas en una determinada
dimensión del saber o de la existencia, dispone de una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
277
amplísima entrada de datos e información, además de una
caja de proceso y de variadas salidas, parecido un poco a la
complejidad propia de la neurona; además, y siempre
metafóricamente, dispone de una central de comandos que
permite conducir el navío conceptual en una u otra dirección,
produciendo también una amplia variedad de efectos allí
donde es instalado, o es aplicado, sea para reconocer el
lugar, el comportamiento de variables, o para estudiar los
procesos, acciones y entidades que desde tal óptica pueblan
el sistema de referencia o campo observado.
Los conceptos, a este respecto, son máquinas
lógicas que instaladas, producen un efecto de barrido o de
reordenamiento de la experiencia, así como de la forma de
percepción eidética. Obsérvese, por ejemplo, lo que ocurre
cuando en una terapia determinada, el psicólogo aplica el
concepto de inconsciente freudiano: al instante surge la
máquina (el sistema de referencia teórico) que Interpreta
síntomas, que interrelaciona información, que concibe y
aplica una estrategia de solución, entre diversos otros
procesos que tal concepto contiene en cuanto máquina
cibernética (lógico-adaptativa). Así, pues, me parece que una
especificación preliminar de los momentos del concepto
como máquina lógica, tendría que comprender al menos:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
278
Su rango meta. En rigor, el concepto es un
metaconcepto, o metamáquina, propiedad que le viene
de la teoría que le sirve de soporte, la que por lo general
constituye un sistema de referencia sobre el pensar
mismo y el saber.
Su propiedad hologramática, esto es, que es depositario
de la arquitectura metodológica y conceptual de la teoría
que le sirve de soporte, y, por extensión, comprende toda
la complejidad de ésta, constituyéndose en parte es-
tructural de la red conceptual de la misma y de cada uno
de sus momentos.
Su condición de máquina lógica producto y momento de
una máquina cibernética coafinada con el medio, esto es,
que puede reconocer y operar formas, sus propias
formas de pensar y las provenientes de su accionar en el
medio.
Su propiedad de máquina que separa la forma de la
materia. En rigor, todas las formas y campos del
conocimiento de rango meta, se ocupan de aquello
separable de lo concreto en cuanto tal.
El concepto en tanto máquina proteica, que puede
asumir diversos sentidos y aplicaciones. Propíedad que
podría resultar de su carácter hologramático; esto es,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
279
que al formar parte de una red multidimensional sin
término, cualesquiera sea el punto de apoyo que elija,
ofrecerá una determinada forma de transfiguración que
definirá su identidad en cuanto tal.
De la universalidad del concepto. La forma
correspondiente a un concepto, puede ser aplicada a un
amplísimo espectro de instancias o momentos. Lo cual
significa que aún cuando emerja en un campo
determinado del conocimiento, su potencia explicatoria
podrá ser aplicada a casi cualquier otro.
La especificación conceptual, importa reiterar,
consiste básicamente en un proceso de sucesivas
aproximaciones para describir la arquitectura organizacional,
o forma básica de lo estudiado; también puede decirse que
se trata de una unidad explicatoria que es soporte del
sistema de referencia teórico, el cual, a su vez, genera el
concepto correspondiente. La explicación resultante debería
entenderse como preliminar, dado que no puede culminar en
una forma definitiva o absoluta, dada la condición de entidad
finita de la inteligencia humana. Así y todo, puede ser
enriquecida a medida que se penetra con mayor profundidad
en la naturaleza de lo que se describe, explica, resuelve o
actúa.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
280
En todo caso, esto no significa la imposibilidad de
operar con lo que se tiene. En efecto se puede trabajar en
diversas direcciones sin que sea necesario el conocimiento o
la descripción total de la cosa estudiada. Después de todo,
es necesario tener presente que la búsqueda de una verdad
última, o de un fundamento absoluto e indubitable del saber,
ha sido un objetivo que, no obstante sobrepasar nuestras
posibilidades, se ha destacado a través de la historia de la
filosofía, y de la ciencia, concitando el esfuerzo y el tiempo
de numerosos filósofos y científicos para bien resolverlo.
En relación con esta radical incompletitud o límite de
la inteligencia humana cabe tener presente la frase de
Korzibsky: “El mapa no es el territorio”, mediante la cual se
nos recuerda que la abstracción puede siempre ser menos
que lo real, dado que inevitablemente deja fuera una parte en
extremo significativa de aquella manifestación concreta del
ser, a tal punto que la cantidad de no-ser (ya citabamos de
Platón), es en rigor prácticamente infinita. De hecho, el
abstraer significa llevar a una forma, sea por alguna
necesidad práctica, conceptual o lúdica, una o varias
características de aquello concreto que se describe o explica,
omitiendo diversas otras propiedades. En sentido estricto,
implica “dejar fuera” el resto del universo desde donde
emerge y desde donde ha de tener su explicación más
abarcadora. Por consiguiente, sólo debemos conformarnos
JULIO VENEGAS VASQUEZ
281
con escorzos o aspectos de lo real, es decir, como lo
“vemos”.
No obstante, es necesario consignar que el manejo
de las formas o del mapa, en la expresión de Korzibsky, es,
de hecho, una de las herramientas más formidables para
avanzar en el proceso creativo de combinar y recombinar for-
mas y estructuras concretas, sea mediante lenguajes
formales como la matemática, la geometría, la lógica, y
también por la genética.
En realidad, la restricción de Korzibsky ya fue
asumida tempranamente por Aristóteles. Al comienzo de su
“Metafísica” señala, a propósito de la mayor universalidad del
arte () sobre la experiencia, y cómo ésta, sin embargo,
puede tener ventaja cuando se refiere al conocimiento de las
cosas singulares “y todas las acciones y generaciones se
refieren a lo singular”, razón por la cual:
“No es al hombre, efectivamente, a quien
sana el médico, a no ser accidentalmente, sino a
Calias o a Sócrates, o a otro de los así llamados,
que, además, es hombre. Por consiguiente, si
alguien tiene, sin la experiencia, el conocimiento
teórico, y sabe lo universal pero ignora su conte-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
282
nido singular, errará muchas veces en la curación,
pues es lo singular lo que puede ser curado”. 106
Así y todo –agrega-, habrá de considerarse más
sabio a quienes poseen los conocimientos teóricos y no los
prácticos.
En esta dirección, puede afirmarse que el concepto,
o la propiedad de la inteligencia de abstraer o llevar a una
forma sintética y basal determinada, separándola
metodológicamente de la materia sensible, representa un
nivel de organización superior de la materia, por medio del
cual puede mirarse a sí misma y generar una instancia de
creación y modificación de aquélla y de su dimensión meta.
Por consiguiente, no es menor el valor y la dignidad del
concepto; es más, en cuanto el concepto constituye un
momento de autoconciencia de la naturaleza y del espíritu,
deviene en superación de lo dado como inmediato o apa-
rente, esto es, de lo concreto, o de aquello oculto que ha de
develarse y explicitarse, y del que emerge el proceso.
En realidad, en toda forma de conocimiento, el
concepto, o la depurada abstracción que las formas alcanzan
en el contexto de una concepción teórica, tiene una
extraordinaria fuerza creativa y de transformación de la
106
Aristóteles: “Metafísica”: Editorial Gredos, S.A. Biblioteca Hispánica de
Filosofía, Madrid, 1970, pp. 6-7.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
283
naturaleza, difícilmente comparable con el lento, aún cuando
magistral proceso de invención natural. Se caracteriza,
precisamente, porque trata de un proceso creativo que se
piensa a sí mismo, siendo el hombre, hasta donde sabemos,
el ser que puede operar con dicho nivel lógico y de
conciencia en una dimensión prácticamente universal de la
naturaleza y del cosmos, si bien finita.
Desde otra perspectiva, es necesario establecer la
distinción entre concepto y concepto del concepto. En el
primer caso se trata de la especificidad y concreción de una
determinada máquina lógica, por ejemplo, el concepto de
Inconsciente en Freud o de espacio en Kant. En el segundo
modo, se trata del nivel en el cual accedo a explicitar lo que
se entiende por concepto, cuando nos referimos a aquello
que caracteriza a esta forma sintética del pensamiento,
cualesquiera sean los campos del saber en los cuales
emerge o se aplica. Asimismo, una variante de la
especificación derivada de lo anterior, lo constituye la
universalidad del concepto particular cuando nos
interrogamos, por ejemplo, acerca de “qué es la complejidad
en tanto complejidad”. Esto significa, al igual que en el paso
anterior, determinar lo que de común captura un concepto
particular en relación con sus variadas manifestaciones
concretas. En este caso, el interrogante sería, por ejemplo:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
284
¿qué hace que la economía, el cerebro, la cultura sean
complejos?
A su vez, otra determinación necesaria de explicitar,
la constituye lo que podemos llamar metaconcepto, en tanto
que referencia a una propiedad estructural de dicha máquina
lógica, correlativa de la organización que lo excogita, tal
como hemos esbozado. En este punto importa señalar que
estas consideraciones, aparentemente alejada de una
reflexión sobre el método, son del todo atingentes. Más aún
cuando cualquier exploración metodológica ha de ser el
despliegue consciente, lo más estructurado posible, de los
recursos de la mente para avanzar, tanto en la comprensión
de sí misma, cuanto en la descripción de los objetos de
estudio que la acicatean. A mi juicio, el mecanismo de
retroalimentación ubicua constituye la base de la operación
de la inteligencia en la dimensión meta y, por cierto, en el
medio. Todos los seres vivos y las máquinas similares
creadas por el hombre satisfacen esta condición, en grados
variables de sofisticación.
A su vez, el mecanismo mencionado explica -como
adelanté-, por qué estas máquinas pueden ser
consideradas, en sentido estricto, como máquina-medio; es
decir, su diseño establece una forma de coafinamiento entre
la estructura organizacional de la misma, y la logicidad del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
285
entorno. Todo ello podría expresarse también afirmando que
para tener el diseño y versatilidad que una máquina
cualquiera posee, debe contener gran parte de las leyes y
principios de la naturaleza. Así, por tanto, la descripción de
una máquina o de un mecanismo ha de comprenderse en el
contexto de dicha referencia. Sin temor a equivocarnos,
podemos afirmar que el medio es una urdimbre cósmica
insoslayable de la entidad, siendo parte constitutiva de ella.
A este respecto, al cibernético le interesa un
particular tipo de máquinas, concretamente aquellas que
hemos definido como metamáquinas, es decir aquellas que
poseen la propiedad lógica de analizar, computar, transmitir o
comunicar formas o información, en su interacción con el
medio. Tales entidades pertenecen a la clase más incluyente
de las llamadas máquinas cibernéticas.
Stafford Beer
A mi juicio, y en este contexto, todos los seres vivos
pueden ser considerados metamáquinas en grados variables
de especialización, universalidad y complejidad. En el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
286
espectro de máquinas conocidas, el ser humano se consti-
tuye en la metamáquina más compleja y de más amplio
espectro adaptativo conocida, siendo, en consecuencia el
prototipo de dichas máquinas. Stafford Beer, precisa que
dichos sistemas son para manejar información, porque “las
conclusiones cibernéticas no tienen nada que ver con
máquinas entendidas como quincallería. Tienen que ver con
máquinas consideradas como sistemas de información:
organismos en un ambiente.”107
En esta dirección, es necesaria una mayor
explicitación acerca del rango meta de una entidad. El propio
Beer nos describe tanto su característica principal, cuanto los
problemas que conlleva. En principio, dirá, un
servomecanismo -esto es, uno cuya lógica de control,
regulación y operación con y en el medio tiene como soporte
la realimentación- ha de ser un sistema cerrado para que
opere eficientemente. A su vez, es preciso consignar que en
el contexto teórico de Beer, un servomecanismo es un
análogo tecnológico del mecanismo de retroalimentación
biológico, concebido además como un sistema cerrado; por
tanto su diseño se aproxima a dicha estructura y modo de
funcionamiento. Sin embargo, las máquinas cibernéticas
operan con el mecanismo de equifinalidad, “mediante el cual
107
Beer, S.: “Cibernética y Administración”, CECSA, México, 1972, pp. 66 y
119.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
287
un sistema tiene una meta especificada, o estado final, que
puede ser alcanzado de diferentes maneras a través de
diferentes condiciones de trabajo. Recién entonces la meta
es equifinal”108
.
Pero, si se parte de la distinción que legitima la
existencia de sistemas cerrados, entonces hay que aceptar
que tales sistemas no pueden comportarse con equifinalidad,
lo cual constituye un problema para el modelamiento de los
sistemas cibernéticos. Beer aporta la siguiente explicación
para esclarecer la dificultad, a propósito del metalenguaje, lo
cual nos provee de una base para la comprensión, en el
contexto que nos ocupa, de lo que deba entenderse por
metamáquina:
“Se explicó que un sistema de control no
puede “discutirse él mismo”, y que un lenguaje de
orden más elevado es necesario para describir el
comportamiento de un sistema expresado en otro
lenguaje dado. Ahora, este tratamiento teórico del
problema de la sentencia indecible109
, puede ser
108
Beer, S.: “Cibernética y Administración”, CECSA, México, 1972, p.205
109
Formulado por Kurt Gödel. El Teorema de la Incompletitud establece
que “cualquier lógica aritmética consistente es incompleta, es decir, existen proposiciones verdaderas sobre los números enteros que no pueden demostrarse dentro de tal lógica. Dicho de otro modo, demostró
que es imposible demostrar que una lógica aritmética (admitidamente incompleta) es consistente por procedimientos que podrían representarse
JULIO VENEGAS VASQUEZ
288
usado para resolver la paradoja presente [entre
sistema cerrado y equifinalidad].
Un sistema tiene que ser descrito por un
modelo cibernético y el análogo del mecanismo
escogido es un servocontrol. Para que este com-
portamiento básico, expresado en el lenguaje N°
1, pueda ser de autorregulación en el sentido de
automatización, debe ser descrito como un
servomecanismo de secuencia cerrada110
. Toda la
máquina cibernética debe comportarse con
equifinalidad. Por lo tanto, este comportamiento
global debe ser descrito en el lenguaje N° 2, que
es un lenguaje de control de orden más elevado, y
este sistema (que incluye el sistema de
autorregulación), será en secuencia abierta. El
metalenguaje es capaz de discutir el
comportamiento del bucle cerrado, que en sí
mismo no es equifinal, con equifinalidad.
En el pasaje reproducido, el rango meta viene dado
por el lenguaje N° 2, un lenguaje de control y de secuencia
abierta, para alcanzar, al menos, el nivel adaptativo de
en la misma lógica”. [M.Arbib, en “Cerebros, máquinas y matemáticas”,
Alianza Editorial, Madrid, 1976, p.136).
110 Ya he anotado como Hegel, a propósito del Principio de Identidad, lo define como una totalidad abierta, por donde pueden entrar y salir
determinaciones; muy diferente, en otro contexto, a la concepción de
Leibniz de la mónada, la que sí sería una totalidad cerrada, de donde nada puede salir ni entrar.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
289
equifinalidad, que caracteriza a una máquina cibernética o
metamáquina. En realidad el uso de un metalenguaje implica
que la máquina que lo excogita ha de tener el mismo nivel
lógico organizacional; por lo tanto, ha de disponer de la
arquitectura lógica que le permita describir e interpretar su
propio comportamiento, tanto como los estados por los que
atraviesa en su relación con el entorno.
Para Beer tal metalenguaje comprende los procesos
automatizados de secuencia cerrada, porque si fueran
abiertos serían ocasión de inestabilidad del sistema. A este
respecto, y a mi juicio, un sistema de secuencia cerrada es
más bien, en este punto, una limitación conceptual o
tecnológica antes que definitoria de la máquina, por cuanto si
cualquier mecanismo de una máquina cibernética, o
componente suyo, es recursivo respecto del plan total de la
máquina y si posee, en consecuencia, el mecanismo de
retroalimentación, no podría considerarse una instancia de
secuencia cerrada. Por lo demás, siempre una máquina
cibernética está en un punto de inestabilidad que puede ser
catastrófica, pudiéndose originar dicho desequilibrio,
precisamente en la realimentación de control llamada de
secuencia cerrada, usada para alcanzar estabilidad; este
hecho nos confirma porque tal máquina sólo puede ser
abierta.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
290
Desde otra perspectiva, me parece que la distinción
que nos ocupa surge de la división del conocimiento y puede
ser superada una vez que se encuentran los conceptos que
permiten superar esta aparente escisión sin relación. De
hecho, pienso en las nociones de adaptabilidad y de
estructura hologramática, que corresponden a propiedades
de una máquina cibernética, y que permiten resolver la
paradoja planteada por Beer entre un sistema cerrado, como
un servomecanismo, y el comportamiento equifinalista de la
máquina cibernética. Ambas nociones hacen referencia a la
interrelación y acción recíproca que afecta a una máquina
cibernética. De hecho, podría decirse, que cuando en
términos cibernéticos se habla del organismo como una
máquina-medio, el propio medio se implica de muchas
maneras, formando parte de la entidad correspondiente; por
lo tanto, no es sólo un ambiente donde el organismo vive,
sino que es también el organismo.
Por lo demás, lo propio de las máquinas cibernéticas
es que deben ocuparse de las variaciones o disturbios del
entorno, y de las perturbaciones, cambios y transformaciones
internas y lo que es más -añade Beer- de disturbios que ni
siquiera fueron previstos, en principio, por el diseñador. Lo
que hace que toda la organización sea, en sentido estricto,
abierta, así como también sus componentes y mecanismos.
Las posibilidades abiertas por la decodificación del código
JULIO VENEGAS VASQUEZ
291
genético y su eventual manipulación por caminos
insospechados y sorprendentes, nos invita a reflexionar con
mayor urgencia sobre este punto.
De modo que para explicar el borde hemos de salir
del ámbito de la organización misma y trasladarnos a la
totalidad del proceso del cual surge. Un ejemplo claro lo
representa, el amplísimo espectro de enfermedades
psicosomáticas, de tal manera que la frontera entre lo que
pudiera considerarse como propiamente perteneciente al
cuerpo, y lo que es producto de las perturbaciones del
entorno en la red ‘cerrada’ del sistema nervioso y los demás
sistemas del cuerpo, ha demostrado ser del todo permeable
y, en consecuencia, abierta al intercambio de información y a
múltiples perturbaciones o alteraciones.
La propiedad estructural meta de la máquina
cibernética humana, y su retroalimentación ubicua, presente
en todos sus componentes y procesos, (lo cual, sin duda,
constituye parte de su definición estructural), le permite,
habida cuenta de sus extensiones tecnológicas, no sólo
responder de manera automática frente a un estímulo, sino
también abrirse a toda clase de mundos posibles, o
concebirse dentro de universos también posibles, en una
libre creación del espíritu. Todo ello combinando y
recombinando formas, teorías, estructuras, con la sola
JULIO VENEGAS VASQUEZ
292
restricción de ser una máquina finita, que, así y todo, puede
ser repensada, recreada virtualmente, y puesta en una
pluralidad de mundos no existentes o de posibilidad; incluso
desafiando principios físicos de la materia.
El punto es importante por cuanto permite despejar,
en parte al menos, el grado de consistencia o insuficiencia de
lo que podría llamarse determinismo estructural; esto es, que
la específica forma, cerrada, del sistema nervioso, de-
terminaría el alcance y forma del conocer humano, lo que
constituiría un límite insalvable para el pensar. Por el
contrario, la amplísima cobertura para el pensar,
proporcionada por la imaginación, el “…como sí…”, o el
“supongamos que…”, a partir de la capacidad de la mente
para abstraer y trabajar sobre formas (una propiedad
combinatoria prácticamente ilimitada), así como su notable
capacidad para levantar construcciones axiomáticas del
pensar, nos muestran la fragilidad del determinismo
cognoscitivo estructural.
En este contexto, la noción de mecanismo o
dispositivo, constituye la traducción del concepto a una
máquina lógica determinada, para su posterior concreción
como circuito, dispositivo electrónico, o mecánico, que ha de
cumplir una función específica en la definición de la identidad
y operación de la máquina de base. En rigor, el mecanismo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
293
mismo ha de ser considerado una máquina, o submáquina
de aquélla de la cual es constitutiva; un dispositivo que,
acoplado a otros, define la identidad de la organización, con
la forma de un subsistema planeado, para, por ejemplo,
mantener el nivel de azúcar adecuado en la sangre. Todo lo
cual no es óbice para que la máquina de base sea
considerada también un mecanismo, al formar parte de otra
mayor.
En este proceso de delimitar una máquina, o varias,
es importante tener presente que cuando se desee estudiar
un efecto determinado E de la misma, es aconsejable
metodológicamente, según Beer, buscar y especificar el
sistema particular, esto es, “la máquina para hacer E”, lo cual
es del todo necesario cuando se trata de especificar
disfunciones organizacionales, o máquinas que retardan o
bloquean el funcionamiento eficiente de la entidad.
El cibernético ha de realizar previamente una
especificación conceptual de la organización en estudio para
posteriormente diseñar y construir la arquitectura lógica de la
máquina y de sus mecanismos, a fin de que luego pueda ser
reproducida con materiales cuya naturaleza de sus
componentes sirva a tal propósito. A este respecto, es
importante destacar que la consideración del concepto y de
la máquina (el mecanismo) como entidades diferentes y aún
JULIO VENEGAS VASQUEZ
294
antagónicas, separa la filosofía del modo de representación
tecnológico.
Tal distorsión se produce cuando se establece una
escisión sin relación entre ambos, o por la frecuente
reticencia de determinadas expresiones del ámbito
tecnológico que son utilizadas en filosofía. Lo cual significa
que si no se cuenta con la concepción metodológica que
relacione ambas formas de pensar en un proceso unificado
de descripción eidética, entonces la filosofía se ve me-
noscabada al no poder ejercer su función unificadora y
universal en el saber.
Por su parte, el pensar tecnológico también se
resiente, porque adolecerá de las poderosas formas
metodológicas del filósofo para explicitar los diversos modos
del ser que, en este caso, son decisivos para la comprensión
de las máquinas y los efectos de la tecnología sobre la
cultura y el mismo saber. Cuando así ocurre, se realimenta lo
tecnológico sin relación con lo filosófico, quedando como
modos de referencia antagónicos.
Al respecto, me propongo generar un puente
metodológico y conceptual, de carácter preliminar, para una
teoría que facilite superar esta discontinuidad, y con ello
progresar en la dirección de ampliar la universalidad
metodológica de la inteligencia. Sostengo que un concepto
JULIO VENEGAS VASQUEZ
295
puede ser considerado también como una máquina, una
organización, que en tanto correlativa de la organización de
la inteligencia, es una metamáquina o metaestructura. A su
vez, fundamentaré que tratándose de máquinas cibernéticas,
tanto la máquina como sus mecanismos son, en sentido
estricto, metamáquinas.
Al mismo tiempo, esta exposición se propone
fundamentar que es propio de la filosofía, (en tanto
metasaber o lenguaje de segundo orden de la clase saber
del saber), el estudio y proyección del modo de pensar
tecnológico, particularmente en programas de investigación
como el de Inteligencia Artificial. En realidad, podemos
afirmar que éste campo de estudio y aplicacion hubiera sido
para los filósofos clásicos, el curso natural de sus reflexiones,
siempre que hubiesen contado con la tecnología de
automatización del pensamiento provista por la energía
electromagnética convertida en lógica. Nuestra tarea es, por
tanto, rescatar para la filosofía su rango de metasaber
constituyéndose, también, en modo de pensar
metatecnológico; en rigor, otro de sus insoslayables modos
de exploración, desocultamiento y reflexión sobre el ser,
hacer y sentir.
En esta dirección, la primera observación que me
parece necesaria explicitar consiste en atender el hecho de
que la tecnología alfabética, y la representación de un
JULIO VENEGAS VASQUEZ
296
concepto, nos ocultan la intrínseca naturaleza dinámica,
activa y, por lo mismo, operativa, que el concepto representa.
Al parecer esto ocurre porque en la externalización de un
proceso de la mente mediante dicha tecnología, la
descripción correspondiente es colocada fuera como algo
otro, en una forma simbólica que en cuanto tal es inactiva,
“letra muerta”. Dicho de otro modo, el proceso de “poner por
escrito” el concepto, oculta –como ya hemos enfatizado-, el
hecho de ser éste resultado de un proceso informático de
una máquina o computador biológico, como pudiera ser la
mente. Por lo demás, dicho proceso constituye una unidad
hologramática de un sistema de explicación que, como
concepto, no puede sustraerse al hecho de emerger y ser
expresión de una máquina cibernética, por lo cual no puede
sino llevar el sello arquitectónico de tal organización. Así, por
ejemplo, por mucho que leamos la expresión de Husserl
“Toda conciencia es conciencia de…”, no veremos en ella
algo como una máquina adaptativa, ya que para que una tal
percepción sea posible es necesario responder al
interrogante acerca de qué clase de organización o máquina
constituye dicho concepto, y explicitar cuál es la correlación
entre ella y la máquina que lo piensa o excogita.
Para el caso de la intencionalidad de la conciencia,
propuesta por Husserl, una respuesta cibernética a la
primera pregunta podría ser que la estructura de la
organización de tal propiedad de la conciencia, corresponde
JULIO VENEGAS VASQUEZ
297
al metamecanismo de retroalimentación ubicua. Esto es,
tenemos de una parte, el concepto filosófico, y de otra, su
expresión como mecanismo sin que se produzca ningún
conflicto metodológico. Ello, porque estamos en presencia de
una máquina adaptativa, el hombre, que para operar en el
medio requiere de un sistema sensorial que le informa acerca
de lo que ocurre en su entorno y del resultado de sus
acciones; también de un sistema de proceso, como el
cerebro, que evalúa y dispone la corrección de las acciones
en función de lo que el sistema sensorial o teórico le indica,
todo ello mediante un proceso permanente de ajuste de la
acción a partir del movimiento de retroalimentación de la
información entre la salida, la caja de proceso y la entrada
de la máquina.
En sentido estricto, la arquitectura organizacional del
mecanismo de retroalimentación, es correlativa de la
máquina entera; por consiguiente, sostengo que, en cuanto
expresión del plan total de la organización, y siendo ésta una
metamáquina, el mecanismo mismo es un metamecanismo o
metamáquina. De modo que, en cierta forma, cuando nos
referimos a la red de retroalimentación ubicua, o al control y
regulación sistémica, estamos en presencia de la arqui-
tectura organizacional de la máquina correspondiente.
Además, tales metamecanismos están presentes en
prácticamente todo el cuerpo, en las diversas células, en
JULIO VENEGAS VASQUEZ
298
cada órgano, en los sistemas de interconexión de órganos y
en la misma mente.
Todo ello nos conduce a la idea de recursividad 111
de la estructura organizacional; o sea, tipos similares de
estructuras son replicadas en los diversos niveles o sistemas
de procesos de la organización. A este respecto es ilustrati-
vo el siguiente pasaje del tratado “Acerca del Alma” de
Aristóteles, que anticipa la idea recién esbozada:
"Así como ciertas plantas se observa que
continúan viviendo aun cuando se las parta en
trozos y éstos se encuentran separados entre sí,
como si el alma presente en ellas fuera en cada
planta una entelequia pero múltiple en potencia,
así también observamos que ocurre con ciertas
diferencias del alma tratándose de insectos que
han sido divididos: también, desde luego, cada
uno de los trozos conserva la sensación y el movi-
miento local y, con la sensación, la imaginación y
el deseo: pues allí donde hay sensación hay
111
La palabra recursividad se emplea aquí en su acepción cibernética, referida a una estructura organizacional que se replica en los diversos niveles de la organización. Cuando corresponde el cibernético la utiliza en el sentido matemático, esto es, como apunta M. Arbib: “Una función es recursiva si existe un procedimiento efectivo para calcularla. [A su vez], un conjunto es recursivo si existe un procedimiento efectivo para
comprobar si un elemento pertenece o no a él. Y un conjunto es recursivamente numerable si existe un procedimiento efectivo para generar sus elementos, uno detrás de otro”. M.Arbib, en “Cerebros,
máquinas y matemáticas”, op. cit. p. 35.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
299
también dolor y placer, y donde hay éstos, hay
además y necesariamente apetito" 112
.
Aristóteles
Para la tradición filosófica y científica es indudable
la importancia del concepto como estructura que sostiene el
entramado teórico. En este contexto, constituye la
descripción de lo que ahora pudiéramos llamar una
arquitectura hologramática y sintética, a partir de la cual se
levanta, y desde la cual se puede apreciar, una concepción
filosófica o científica, perteneciente a cualquier campo del
saber. Lo mismo ocurre con el metamecanismo de
retroalimentación ubicua en donde el concepto se prolonga a
través de todo el sistema. En el caso de la ciencia, por
ejemplo, los conceptos de tiempo y espacio absolutos de
Newton constituyen un modo de descripción de aspectos de
la realidad, cuya modificación llevada a cabo por Einstein,
como la noción de tiempo y espacio relativos, significa una
112
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op.cit., pp.172-3
JULIO VENEGAS VASQUEZ
300
reformulación teórica completa de la concepción física de la
naturaleza. En todo caso, esto no significa que el concepto
sea, necesariamente, el punto de partida de una concepción
teórica, ya que también puede ser su culminación.
La naturaleza hologramática del concepto o de un
metamecanismo, y la consiguiente perspectiva metodológica
configuracional que conlleva, encuentra su antecedente en la
clase de representación constituida por un holograma. Se
trata de una imagen física que, a diferencia de las imágenes
fotográficas y fílmicas ordinarias, se proyecta en el espacio
en tres dimensiones. El objeto hologramado se encuentra
restituido en su imagen con una fidelidad notable, y se
constituye a partir de una luz coherente (láser) y de un
dispositivo que hace que cada punto de esta imagen
contenga una muestra del sistema de franjas de interferencia
emitido por los puntos del objeto hologramado. Esto permite
que cada uno de sus puntos sea “memorizado” por todo el
holograma, conteniendo la presencia del objeto casi en su
totalidad. De este modo, la ruptura de la imagen
hologramática no genera imágenes mutiladas, cual sería el
caso de una imagen fotográfica corriente; sino imágenes
completas, cuyo grado de resolución es menor a medida que
se subdividen. Así, el holograma muestra la existencia de un
tipo asombroso de organización, en la que el todo está en la
parte que a su vez está en el todo, y en la que la parte podría
ser más o menos apta para regenerar el todo.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
301
“El principio hologramático generalizado
que vamos a formular aquí -afirma Edgar Morin-,
supera el marco de la imagen física construida
por laser. Quizá sea un principio cosmológico
clave. De todos modos, concierne a la
complejidad de la organización viviente, a la
complejidad de la organización cerebral y a la
complejidad socioantropológica. Se le puede
presentar de este modo: el todo está en cierto
modo incluido (engramado) en la parte que está
incluida en el todo. La organización compleja del
todo (holos) necesita la inscripción (engrama) del
todo (holograma) en cada una de sus partes que
sin embargo son singulares; de este modo, la
complejidad organizacional del todo necesita la
complejidad organizacional de las partes, la cual
necesita recursivamente la complejidad
organizacional del todo. Las partes tienen su
singularidad cada una, pero no por ello son puros
elementos o fragmentos del todo; al mismo
tiempo son microtodo virtuales”. 113
Principio que, sea dicho, fue explícitamente formulado
por Aristóteles en su tratado acerca del alma, cuando afirma:
113
Morin, Edgar: “El Método, el conocimiento del conocimiento”, Edic.
Cátedra, Madrid, 1988, pp.112-3
JULIO VENEGAS VASQUEZ
302
“Sin embargo, no es menos cierto que en cada
uno de los trozos del alma [de la mente o
inteligencia] se hallan todas las partes del alma, y
que cada una de éstas es de la misma especie
que las demás y que el alma total, como si cada
parte del alma no fuera separable de las demás,
por más que el alma toda sea divisible”.114
En realidad, una atenta observación sobre el
metamecanismo de retroalimentación, se verá nos descubre
que cualquier ser vivo para hacer lo que hace, requiere de
complejos sistemas de cálculo matemático y geométrico,
memoria, sistemas de comunicación, procesadores de
variables y sensores diversos para atender a las variaciones
del entorno. Además, también requieren de modos de ser en
la dimensión del sentimiento y la emoción, aspectos que
configuran la metamáquina correspondiente, y que nos
alejan de la nociones de instinto e irracionalidad que se
atribuye al resto de los seres vivos. Es más, la noción de
retroalimentación ubicua nos ofrece una alternativa de
respuesta para el interrogante acerca de cómo emerge el
siempre esquivo yo, o identidad. El cual, desde esta
perspectiva, sería posible a partir de dicho metamecanismo.
Esa es la razón por la que me parece legítimo y
necesario introducir el concepto de metamecanismo, como el
114
Aristóteles, “Acerca del Alma”, op. cit., p. 165.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
303
análogo estructural de orden tecnológico de la noción de
concepto, dado que su uso ofrece claras ventajas
metodológicas para intentar describir qué clase de
organización constituye un concepto y, en consecuencia,
poder ir en la dirección de simular computarizadamente dicha
estructura; con ello procuro superar en este punto la
correspondiente discontinuidad entre el pensar filosófico y el
tecnológico.
Por lo demás, la posibilidad de recrear procesos del
pensamiento en máquinas electrónicas ofrece, en mi
concepto, una perspectiva metodológica nueva al filósofo,
por cuanto le permite pensar en términos de máquinas
lógicas digitales o virtuales, los procesos discursivos lineales
y secuenciales, que se presentan en el dicurso escrito. Lo
que por cierto facilita, por ejemplo, generar sistemas
computarizados de verificación teórica, o para demostrar su
viabilidad, avanzando en la comprensión de la estructura del
conocimiento y del lenguaje, a partir de la especificación
teórica y conceptual realizada por el filósofo. Se trata, pues,
de generar un camino que va desde el concepto al
metamecanismo y de éste a su simulación computarizada
para de nuevo volver al concepto para su ajuste y corrección.
En definitiva, del pensar filosófico al pensar tecnológico y
viceversa.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
304
A su vez, el concepto cibernético de máquina, y más
específicamente, la noción de metamáquina recién
esbozada, nos permite visualizar una dimensión diferente, o
mejor aún, ampliar el concepto acerca de qué podríamos
entender, ahora, por lógica, metalógica y máquinas lógicas.
Puede afirmarse que con la posibilidad efectiva de
automatizar o simular procesos lógicos o adaptativos del
cuerpo humano, de la naturaleza y del cosmos, la lógica ha
sido objeto de una profunda transformación, a partir, en parte
importante, de las implicaciones metodológicas y aplicadas
del referido concepto de máquina cibernética y del programa
de Inteligencia Artificial. Ambas cuestiones, por cierto,
estrechamente relacionadas.
A este respecto, el sentido de la lógica simbólica no
es evidente, o no es suficientemente claro, si no se estudia
en relación con el Álgebra de Boole y su traducción a
circuitos lógicos de conmutación o integrados. Todo ello
formando parte, claro está, del diseño de una máquina lógica
concreta, de un software específico, en donde adquieren vida
los hasta ese momento casi mecánicos ejercicios de cálculo
proposicional. En realidad, a menudo, algunos ejercicios
iniciales de lógica simbólica están dirigidos a especificar la
función verificativa, o de transformación, de un esquema
definido mediante determinadas conectivas lógicas, en otro
equivalente, pero expresado con conectivas distintas.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
305
En realidad, esto implica constituir una máquina para
ejecutar el procedimiento recién especificado, siendo el
cerebro de un ser humano el que cumple dicha función, que
como tal, completa el circuito algorítmico de proceso, dando
existencia a la máquina de proceso correspondiente. En todo
caso, el carácter de máquina de un esquema proposicional
de lógica simbólica, emerge cuando forma parte de la
arquitectura organizacional de un software. Entonces tales
estructuras constituyen el sustrato de otros diversos
procesos complejos u hologramáticos, tales como los de
acoplamiento o interfase, memoria, control,
retroalimentación, información, en los cuales el entramado
organizacional va necesariamente en la dirección de alcanzar
el nivel metalógico, o inteligente. Decimos metalógico porque
se trata primero de la descripción, y luego, de la
automatización de mecanismos o procesos de la mente,
derivando en un saber acerca de la lógica del pensar.
A este respecto, es menester especificar el sentido
con el cual empleamos la expresión metamáquina lógica en
el contexto de la convergencia entre cibernética y filosofía. La
mejor definición que puede darse de esta noción es la que
proporciona Aristóteles para el intelecto, cuando afirma que
se trata de una forma de formas. Es decir, se trata de una
organización que trabaja con formas, a partir de una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
306
arquitectura organizacional que circunscribe su rango o
espectro de operación, y que también es una forma.
En todo caso, esto no significa que se trate de una
máquina que opere de modo determinista. De hecho, el
prototipo de esta clase de entidades, la inteligencia humana,
es una organización cuya adaptabilidad podría catalogarse
como proteica, aleatoria, y con frecuencia impredecible. Por
consiguiente, se trata de determinaciones que el método,
como despliege de la logicidad de la inteligencia, tendría
necesariamente que asumir de manera estructurada o
consciente.
En cualquier caso, me parece que la perspectiva de
análisis siempre ha de procurar elevarse hasta alcanzar una
visión lo más abarcante posible, que facilite, en suma, el
acceso a formas más complejas y de mayor elaboración del
saber. Esta exigencia nos conduce, necesariamente, al saber
en cuanto metasaber. Uno de cuyos ámbitos es la
Metalógica, dado que si se considera que el paso necesario
siguiente en el estudio de un esquema proposicional, es su
automatización o traducción a lógica digital, y habida cuenta
de que por este expediente, nos vemos conducido al diseño
de metamáquinas lógicas (o software inteligente), entonces
puede afirmarse que lo designado de modo corriente, y
académico por lógica, constituye, en la actualidad, el nivel
JULIO VENEGAS VASQUEZ
307
primario de la misma, su primer peldaño, resultado de la
división tradicional del conocimiento, si bien ya en fase de
superación.
Se afirmara que, de esta manera, se invaden campos
de conocimiento distintos y se desvirtúa el sentido primigenio
de la lógica como aquella disciplina que se ocupa del estudio
de las formas de inferencia o reglas del pensar. Pero, las
cosas han cambiado, y la vara, en el horizonte de problemas
a resolver, está muchísimo más alta. Ahora se trata de
describir, precisamente, la arquitectura metalógica o
metaorganizacional de la inteligencia, convergente con la
evolución de una tecnologia que facilita su simulación. A ello
se debe agregar el progreso de la microminiaturización de los
componentes, la nanotecnología, que facilita la construcción
de máquinas diminutas de gran complejidad, con capacidad
de almacenamiento de información, velocidad para
interrelacionarla, e incremento de la riqueza organizacional
para instalar sistemas de regulación y coordinación sistémica
de mayor complejidad. Todo ello con una vasta variedad de
recursos que demandan de la lógica ampliar definitivamente
su alcance y sentido, si bien ahora orientada, entre otras, al
diseño de máquinas inteligentes de la más diversa especie.
Desde otro ángulo, lo lógico, o lo organizacional,
tiene como paradigma por excelencia el propio cuerpo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
308
humano, dada su extraordinaria complejidad. Así y todo, se
puede pensar en una entidad paradigmática de mayor poder
y complejidad estructural, cual sería el caso, de aquella que
he llamado Metamáquina Proteo, que tendría el poder para
metamorfosearse a voluntad, así como la propiedad de
transitar de la dimensión virtual a la real o viceversa. Por
tanto, sea de manera consciente, o porque se trate del
horizonte tecnológico más probable en el campo de la
Inteligencia Artificial, pienso que el diseño de tal máquina
orienta, en lo esencial, la tendencia tecnológica futura en
automatización, dando vida a las notables predicciones de
William Gibson en relación con las entidades inteligentes
que podrían habitar y regir el ciberespacio.115
Esta es otra
razón que nos obliga a ampliar y refundar el alcance y ámbito
de lo lógico como lo metalógico o metaorganizacional.
115
William Gibson introduce el concepto de ciberespacio en su señera obra de ciencia-ficción “Neuromante”. “El ciberespacio. Una
alucinación consensual experimentada diariamente por billones de
legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos conceptos matemáticos… Una representación gráfica de la información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del
sistema humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz clasificadas en el no espacio de la mente, conglomerados y constelaciones de información. Como las luces de una ciudad que se
aleja…”. En la representación de Gibson, el ciberespacio es regido, además, por inteligencias artificiales. W.Gibson, “Neuromante”,
Editorial Minotauro, Barcelona, 1989, p. 69.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
309
Matemático y Sicólogo
Marvin Minsky
JULIO VENEGAS VASQUEZ
310
10
TRASCENDENCIA DEL
PROGRAMA DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL
En la historia reciente vemos cómo ambos dominios,
el filosófico y el cibernético, pueden perder valor por el
desconocimiento de las poderosas contribuciones que cada
cual puede ofrecer de forma directa, a la comprensión de la
inteligencia y a la educación. Marvin Minsky, matemático,
vinculado estrechamente al campo de la ingeniería del
diseño de sistemas computacionales, con formación en
psicología y director durante varios años del prestigiado
Departamento de Inteligencia Artificial del Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), publicaba hacia 1986
su libro “La Sociedad de la Mente”. La tesis central que allí
defiende
“parte del supuesto de que cualquier cerebro,
máquina u otra cosa que posea mente, debe estar
compuesta de elementos más pequeños abso-
lutamente incapaces de pensar”; es más, añadirá,
“demostraremos que es posible construir una
mente a partir de muchas partes pequeñas, que
en sí mismas no la poseen”116
.
116
Minsky, Marvin: «La Sociedad de la Mente», Editorial Galápagos,
Buenos Aires, 1986, p.15
JULIO VENEGAS VASQUEZ
311
Luego dirá que la inteligencia tiene “el sentido que la
gente normalmente le atribuye: la capacidad para resolver
problemas difíciles.”117
De este modo apertrechado, Minsky
se propuso ofrecer las bases para poder construir una
máquina inteligente a partir de elementos simples no
pensantes, y apoyado en el concepto tradicional de
inteligencia.
Sin embargo, hace poco más de 2300 años, Platón y
Aristóteles habían explorado caminos fructíferos por entero
diferentes a los abordados por aquél. El primero, afirmando
que lo que caracteriza a la dialéctica como forma principal del
pensar es:
“Distinguir una sola forma que se
extiende por completo a través de muchas que
están, cada una de ellas, separadas; y muchas,
distintas las unas de las otras, rodeadas desde
fuera por una sola; y una sola, pero constituida
ahora en unidad a partir de varios conjuntos; y
muchas diferenciadas, separadas por completo;
quien es capaz de esto, repito, sabe distinguir,
respecto de los géneros cómo algunos son
capaces de comunicarse con otros, y cómo no.”118
117
Ibidem. p.74
118 Platón: “Sofista”, Editorial Gredos, Madrid, 1992, pp.433-34
JULIO VENEGAS VASQUEZ
312
Sostuvo, además, que de algo no inteligente no
puede surgir una entidad inteligente, y que, por lo tanto, el
universo tendría que ser inteligente. En todo caso, importa
destacar la importancia que Platón atribuye aquí y en
relación con el pensar, al concepto de forma, que en
términos generales podemos relacionar con las nociones de
estructura, modo, continente antes que contenido; o tam-
bién, figura, borde, contorno. Propiedades todas cuyo
alcance más relevante ha sido precisado magníficamente por
la cultura oriental, cuando en ella se afirma que la forma es
vacía, y el vacío es forma.
Marvin Minsky
Dicho de otro modo, la forma no contiene nada. Por
ejemplo, la palabra árbol, una forma, en tanto forma de un
lenguaje específico, remite a otra forma, la especie árbol; y,
si bien se observa, por mucho que alguien mire la palabra
árbol, o la pronuncie, no encontrará árbol concreto alguno en
ella, porque está vacía. De la misma manera, un software
cualquiera, constituye una forma o máquina lógica
JULIO VENEGAS VASQUEZ
313
determinada, vacía. La cual, no obstante, puede operar
sobre un conjunto de datos o procesos, su contenido, que
según el énfasis puesto por el observador, también es forma.
Camino platónico-aristotélico que de haber sido
explorado acuciosamente habría ofrecido claves más
tempranas y certeras para resolver diversos problemas del
programa de automatización del pensamiento, propuesto por
Minsky. Porque, en realidad, fundar una línea de
investigación en Inteligencia Artificial, a partir de suponer que
“es posible construir una mente a partir de muchas partes
pequeñas, que en sí mismas no la poseen”119
, ofrece de
partida algunos interrogantes difíciles de resolver. Por
ejemplo: ¿de qué modo dichas partes, simples, que no
poseen pensamiento, pueden entrar en interfase con una red
neuronal o electrónica que necesariamente ha de ser en
extremo compleja?. ¿Se puede basar en un elemento simple
la construcción de una máquina hipercompleja como la del
cerebro?. Estas reservas resultan aún más legítimas si se
tiene presente que Minsky tendría que haber estado
enterado de los avances de la genética en relación con la
enorme complejidad organizacional del cuerpo, oculta en
cada gen o unidad estructural de su ADN.
119
Minsky, M.: “La Sociedad de la Mente”, op.cit. p.15
JULIO VENEGAS VASQUEZ
314
Sin embargo, la contribución de Aristóteles, a este
respecto, fue del todo preclara, ya que afirmó que:
“en cada uno de los trozos se hallan todas las
partes del alma y que cada una de éstas es de la
misma especie que las demás y que el alma total,
como si cada parte del alma no fuera separable
de las demás” 120
.
Principio que el filósofo francés Edgar Morin llamó
hologramático y que ha sido confirmado por la genética,
cuando ésta sostiene que gran parte de las células contienen
el plano arquitectónico y evolutivo de todo el cuerpo. O, como
afirmaran James Watson y Francis Crick, cada célula
reproduce su propio código hereditario. Perspectiva que se
ha visto confirmada con el desarrollo de la tecnología
electrónica cuando el diseño de los chips va en la dirección
de incorporar cada vez más funciones lógicas y adaptativas,
al punto de propenderse a que tengan un nivel
organizacional inteligente, posibilidad facilitada por la nano-
tecnología, como hemos ya adelantado.
La situación es aún más problemática si se parte del
concepto de inteligencia adoptado por Minsky, y también por
Howard Gardner, como “la capacidad para resolver
120
Aristóteles, “Acerca del Alma”, op.cit., p.165
JULIO VENEGAS VASQUEZ
315
problemas complejos”; definición que sabemos es de uso co-
rriente, pero que no satisface la condición lógico-formal
mínima de una definición. Esto es, poner a la vista, como en
este caso, la arquitectura lógica y adaptativa de la máquina,
o su organización correspondiente. Porque, claro está,
difícilmente podría diseñarse una máquina electrónica
inteligente si la base teórica apuntara al rendimiento de la
máquina, y, más aún, a una forma de rendimiento en
particular, que sería el caso de la resolución de problemas
complejos.
Además, tiene el inconveniente de especializar una
máquina de rango universal y proteico, como la inteligencia
humana, que es depositaria de un espectro adaptativo que
subsume la resolución de problemas complejos en un vasto
océano de combinaciones e incitaciones posibles del
sentimiento, de la sensibilidad y de una dimensión aún más
amplia, de carácter existencial. De todo lo cual se infiere que
la resolución de problemas es un aspecto o momento más de
la inteligencia. En relación con este punto, se ha de tener
presente que tal seudodefinición surgió luego de que
aparecieran los test de inteligencia o de coeficiente
intelectual, por lo que resultó acaso razonable, pero no
riguroso, definirla de ese modo.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
316
No obstante, aún con un concepto erróneo, Minsky
avanzó hacia una mayor comprensión del problema
realizando importantes aportes al campo de la inteligencia
artificial. Cuestión no infrecuente en la historia del
pensamiento, arribar a contribuciones de gran valor
cognoscitivo y aplicado a partir de conceptos no
precisamente acertados.
Así, pues, y siempre en relación con el aporte de la
filosofía y la cibernética para estructurar un método lo más
universal posible, parece del todo necesario que exploremos
el siguiente camino: supongamos que es consistente la
proposición de Platón de que la dialéctica, como forma
principal del pensar, consiste básicamente en distinguir
formas. La pregunta cibernética sería: “de acuerdo, maestro,
pero, ¿qué clase de entidad, máquina u organización sería
aquella que distingue formas?”. Una respuesta alternativa la
tenemos en Aristóteles, cuando en un contexto
eminentemente alfabético de comunicación nos propuso que:
“Al igual que la mano es el instrumento de los
instrumentos121
, el intelecto es forma de formas y
el sentido la forma de las cosas sensibles.”122
121
A este respecto, es importante tener presente la distinción entre tecnologías o ambientes de comunicación alfabético y electrónico, de
que nos habla Marshall McLuhan. En el punto que nos ocupa, si bien la noción de instrumento que utiliza Aristóteles, nos aproxima al concepto
de máquina o mecanismo, es claro que, dado que no dispone de una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
317
Sostuvo, además:
“La inteligencia se piensa a sí misma, puesto que
es lo más excelente que hay, y el pensamiento es
el pensamiento del pensamiento”.123
Proposiciones que afirman el rango o dimensión
metaestructural de la inteligencia.
Avancemos otro paso en este modo de lectura.
Teniendo a la vista las consideraciones anteriores, podemos
preguntar a Aristóteles, desde una perspectiva cibernética:
¿cuál es la arquitectura organizacional de una tal forma de
formas como para que pueda distinguir formas?. En este
punto, la noción cibernética de máquina, permite traducir el
concepto filosófico de forma, al de organización dinámica de
alguna clase. Cuestión que el interrogante planteado permite
confirmar metodológicamente. A mi juicio, el principio es
aplicable a casi cualquier concepto, y en la forma de un
camino de retroalimentación que va –como ya he señalado-,
del concepto al mecanismo, de éste a su simulación
tecnología para simular el pensamiento, el tránsito entre el concepto de forma y el de máquina parece no ser explícito en su concepción filosófica.
122
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op.cit. p. 241-42
123
Aristóteles: Ob.Comp.T-2, “Metafísica”, Ediciones Anaconda,
Buenos.Aires, 1947, p. 311
JULIO VENEGAS VASQUEZ
318
computarizada, para luego, de nuevo, volver al concepto
para su ajuste, corrección, y posterior manejo computarizado.
El modo de interrogación cibernético esbozado no
difiere, en lo esencial, del modo de interrogación metafísico
cuando pregunta por aquello que hace que una cosa sea lo
que es. Sólo que ahora, la posibilidad de una descripción
metafísica o fenomenológica, abre el camino para su
simulación automatizada. De hecho, esta implicación la
encontramos en Aristóteles cuando afirma que:
“Las afecciones del alma, por su parte, presentan
además la dificultad de si todas ellas son también
comunes al cuerpo que posee alma o si, por el
contrario, hay alguna que sea exclusiva del alma
misma… el inteligir (por ejemplo) parece algo
particularmente exclusivo de ella… Por lo tanto, si
hay algún acto o afección del alma que sea
exclusivo de ella, ella podría a su vez existir
separada; pero si ninguno le pertenece con
exclusividad, tampoco ella podría estar
separada…” 124
.
En este notable pasaje, y en una interpretación que
sabemos podría ser controvertida, vemos una anticipación
del actual principio de invención que sostiene que si un
124
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op.cit. p. 134
JULIO VENEGAS VASQUEZ
319
sistema o proceso puede ser descrito en términos de sus
operadores y condiciones lógico-formales, entonces puede
ser recreado en máquinas de algún tipo, con componentes
cuya naturaleza sea distinta que la original, pero adecuada
para recrear la complejidad del sistema correspondiente.
Dicho de otro modo, y parafraseando a Aristóteles: si puedo
separar y especificar del inteligir, el procedimiento de la
suma, su forma, pero ahora concebida como una máquina
determinada, esto es, el algoritmo correspondiente, entonces
este recurso de la mente puede existir separadamente (del
cuerpo humano, en este caso); lo que de hecho se logra en
el proceso de automatización.
Aquí vemos de nuevo el enfoque de McLuhan,
porque en rigor, vista, por ejemplo, la página impresa en un
ambiente de comunicación alfabética, no encontraremos en
ella, por ninguna parte, algo parecido a una máquina. Lo
mismo ocurre si nos referimos a una ecuación de segundo
grado, o cuando utilizamos la expresión “comprender”. De
hecho ni tan siquiera como representación se nos aparecen
máquinas de alguna clase. Incluso, podría decirse, que en el
caso de la matemática, aun cuando está constituida por
máquinas lógicas, esta noción no le es habitual ni es utilizada
para su enseñanza.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
320
Así, pues, a pesar de que la matemática comprende
el uso de algoritmos, que en cuanto tales constituyen
máquinas lógicas de procesar información, sin embargo, son
tratados como procedimientos de resolución de problemas, y
no en su forma genérica de máquinas de procesar formas.
Sin embargo, en ambos casos, el uso del concepto
cibernético de máquina permite exteriorizar la especificidad
de la arquitectura de la máquina subyacente y de sus
mecanismos. De otro modo, pemanecerían ocultos en la
máquina de la cual surgen, el propio cuerpo humano.
De nuevo, pues, tenemos un divorcio entre el
lenguaje como forma de representación y la máquina que la
ejecuta, que no es considerada como parte de lo allí
representado. Es cierto que, visto desde una cultura
informática, el algoritmo correspondiente constituye “la
máquina”; sin embargo, en tanto no sea explícita dicha
conexión, quedara sólo en el rango de un procedimiento
determinado ejecutado por la mente, pero no como una
máquina que, en cuanto ha sido definida y exteriorizada,
tiene “vida propia”. Es decir, para completarse como tal
máquina requiere de la participación del hombre como un
momento del procedimiento. En realidad, en los libros de
matemáticas, no aparece el hombre o un ordenador, como
parte de la máquina que calcula, por ejemplo. De hecho, en
la enseñanza tradicional de la matemática, no se asocia
JULIO VENEGAS VASQUEZ
321
explícitamente el concepto de algoritmo al de máquina o
mecanismo que procesa formas. Igual suerte corre la noción
comprender, como he dicho, u otra cualquiera. Materia que
necesariamente tiene que ser explícitada cuando se requiere
simular o automatizar un proceso.
En esta lectura cibernética que realizo de la
metafísica, la convergencia es mayor cuando se considera la
afirmación siguiente: “el metafísico, en fin, se ocupa de las
realidades que existen separadamente en cuanto tales.” 125
Lo cual nos sitúa en el proceso lógico de determinar las
formas o las estructuras que subyacen a la experiencia, al
quehacer propio de prácticamente cualquier actividad
humana; lo hace el matemático, el filósofo, el químico, el
obrero de cualquier especialidad, el artista, el poeta, el
cibernético. Todos, con más o menos conciencia, navegan
por las poderosas aguas de la metafísica, con distintos
nombres, pero siguen siendo las mismas profundas aguas,
en las que se ha de separar lo separable: la estructura, la
organización, la forma, la logicidad de algo. Cuestión, como
se sabe, de innegable importancia educativa y tecnológica, y
que atañe directamente al desarrollo y evolución de la
inteligencia.
125
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op.cit. p.136.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
322
Al respecto, es necesario precisar que, en este
contexto, la distinción materia-forma o mente-cuerpo es de
orden metodológico y aplicado. No se trata, por tanto, de una
escisión ontológica. En realidad, para los efectos de estos
estudios, ni siquiera es relevante el problema ontológico. Se
trata sólo de conceder, de una parte, que podemos abstraer
la forma de algo, y de otra, hacerse cargo de la tradición
cultural por medio de la cual, progresivamente, se han
descrito las propiedades de una entidad, su estructura
organizacional, su lógica de funcionamiento, hasta concluir
en la especificación de una forma lógica, reproducible en
aspectos significativos en una máquina cibernética o sistema
adaptativo, construido con componentes cuya naturaleza es
distinta al original.
En relación con esto, hasta podría decirse que
pueden coexistir sin conflicto las diversas distinciones a
propósito de si la mente existe, o no, separada del cuerpo.
Digo esto porque en tanto considere la separación como un
recurso metodológico, no afectará directamente al estudio de
las propiedades estructurales que ha de poseer la
inteligencia humana para que tenga el rango de operación
que realmente posee. Es la manera de enfrentar el problema
a través de la metafísica, y también de la fenomenología, en
cuanto se suspenda el juicio o se ponga entre paréntesis
cualquier juicio acerca de si la realidad existe o no,
cualquiera sea la forma de su concreción, para centrarse, en
JULIO VENEGAS VASQUEZ
323
este caso, en especificar de qué modo piensa y se adapta el
hombre. Cuestión esta última ciertamente controvertida, por
lo que apelamos al principio de “supongamos que…”, para
seguir avanzando en nuestra investigación.
Asimismo, cabe destacar la trascendental
contribución metodológica hecha por René Descartes sobre
esta cuestión. No obstante, en la actualidad se han levantado
voces para impugnar su pensamiento a propósito de su
distinción mente-cuerpo, y de cómo esta habría
‘contaminado’ el pensamiento contemporáneo. A mi juicio,
sin embargo, considero que los “desaciertos” atribuidos a
nuestro filósofo se deben más bien a una lectura superficial
de su obra.
Desde mi perspectiva, primero habría que decir que,
en realidad, Descartes fue el precursor del método al que
Husserl llamó fenómenológico que como se sabe implica,
precisamente, suspender el juicio acerca de si la realidad
existe o no, para trabajar directamente sobre el modo cómo
se piensa. Lo que no es óbice para valorar el notabilísimo y
original aporte de Husserl en relación a la descripción del
ego cogito trascendental, consistente en el poderoso recurso
métodológico de la fenomenología para avanzar en la
descripción de la naturaleza del pensar. Hay que recordar
que Descartes enfatiza, los recursos metodológicos de fingir,
suponer, imaginar, simular, para contrastar diversos juicios
JULIO VENEGAS VASQUEZ
324
sobre la realidad, someterlos a la duda metódica, o al
menos, a las exigencias del conocimiento por intuición y
deducción.
La gran aportación metodológica de Descartes
consiste en mostrar el poder y riqueza de los recursos
lógicos recién enfatizados y que, además, reivindican las
posibilidades de separar la forma de la materia, en el modo
del fingir… o del suponer que…, como uno de los recursos
tal vez más fructífero del desarrollo del pensamiento. Todo
ello también está presente de alguna manera, en los filósofos
presocráticos, y desde luego en Platón y Aristóteles. El
primero, tal cual consignábamos, cuando sostiene que la
dialéctica, en tanto forma principal del pensar, consiste en
distinguir formas, relacionar, combinar y comunicar formas.
Y el segundo, cuando afirma que el intelecto es una forma de
formas, y que lo propio de la metafísica es ocuparse de las
realidades que existen separadas en cuanto tales, aludiendo
al hecho de que pueden existir propiedades de la mente que
sean exclusivas de ellas y que por tanto “podrían existir
separadamente”.
Esto último constituye la puerta de entrada a una de
las características distintivas del desarrollo de la lógica
electrónica, asentada sobre el principio de que, si es posible
traducir la arquitectura organizacional de un proceso del pen-
samiento a conectivas lógicas en la forma de un complejo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
325
dinámico de tales máquinas, entonces -como hemos
apuntado-, es posible su reproducción con componentes
distintos al original, como sería su traducción a circuitos
electrónicos. Posibilidad que se expande significativamente
cuando consideramos la cobertura de innovación y de
nuevas formas de visión y automatización que pone a
nuestra disposición la tecnología de realidad virtual, entre
ellas la creación de una dimensión paralela en la que
podríamos tener existencia virtual.
En consecuencia, esta propuesta metodológica que
se hace cargo y propone una explicación acerca del modo
cómo el hombre genera y organiza el conocimiento, tampoco
es excluyente con los ámbitos del conocimiento en donde es
necesario ver de partida, y en unidad, la relación mente-
cuerpo; tal es el caso de la psicología, o del arte, trátese de
la escultura, la danza, de expresiones rituales o de
experiencias afectivas o emocionales de los diversos para-
digmas teatrales. En realidad, en la descripción cibernética
siempre está presente la unidad mente-cuerpo, más aún si
su propósito es captar su comportamiento como sistema
dinámico, como por ejemplo, todo lo que tiene que ver con
robótica humana, o más ampliamente, con la automatización
de propiedades de cualquier ser vivo.
En todo caso, importa precisar que cuando el
escultor o el psicólogo tratan la relación mente-cuerpo, como
JULIO VENEGAS VASQUEZ
326
una unidad indisoluble, y progresan en la descripción de esta
unidad, no pueden sino hacerlo a partir de moverse entre la
forma y su materia (el cuerpo o el material con que
esculpirá). Con la primera, la forma, que como tal es vacia,
alcanzan un patrón, sea estético o de comportamiento; y con
la segunda, eligen el material más idóneo para plasmar su
idea, que también, en sentido estricto, conduce a la noción
de forma, “la forma del material correspondiente”, esto es, el
bronce, el mármol, la madera, con la propia especificidad de
cada uno: su textura, color, resistencia, versatilidad, costo,
idoneidad para plasmar la idea.
El artista trabajará, pues, sobre ambos momentos,
alternativamente, desde la materia a la forma y viceversa; o
mejor aún, se moverá siempre dentro del ámbito de la forma.
Trátese de la estructura, o del material como forma. A su vez,
en el caso del cibernético, esto no significa que olvide la
materia de que está hecha la máquina, cuando estudia su
lógica o su forma, más aún cuando su propósito es
especificar el espectro de adaptabilidad de una máquina
concreta.
En este punto, es importante reiterar que no estamos
trabajando con el concepto tradicional de lógica que,
querámoslo o no, perpetúa la distorsión del saber dividido en
dominios estancos y sin relación y en donde lo lógico
aparece como lo frío y descarnado que mata la vida o que es
JULIO VENEGAS VASQUEZ
327
opuesto al movimiento. En realidad, es mínima la exigencia
que estamos introduciendo en estas reflexiones; sólo se trata
de asumir un camino insoslayable de exploración, el de la
descripción eidética en conexión con la noción cibernética de
máquina u organización. Las mismas que han ofrecido
innumerables y poderosos frutos conceptuales y
metodológicos, en el más amplio espectro de campos del
conocimiento y de aplicaciones. Por consiguiente, nada que
ofenda al pensamiento.
Esta es una de las razones por las que, a mi juicio, el
modo de interrogación metafísico no difiere
fundamentalmente de la forma cibernética: poner a la vista
aquello que hace que una cosa sea lo que es, su forma o
arquitectura organizacional, separable de la materia de la
cual está hecha, y posible de reproducir con otros
componentes, cuyo único requisito es que su materia sirva al
propósito de la reproducción. La diferencia, si puede decirse
tal, consiste en que la respuesta cibernética conduce
directamente a su posibilidad de automatización, algo con lo
que no contaron los filósofos primigenios: la clave eléctrica, o
la posibilidad de simulación computarizada de los procesos
del pensamiento. De haber contado con ello, sin duda les
hubiese permitido contrastar sus hallazgos conceptuales, con
el diseño de la máquina lógica correspondiente. De este
modo, los filósofos fundadores habrían sido los primeros
ingenieros en comunicaciones y automatización. Desde una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
328
perspectiva pedagógica, los actuales ingenieros tendrían que
tener una sólida formación filosófica, así como los filósofos
disponer de formación en ingeniería. Para ambas
especialidades, en todo caso, una noble tarea y un
fascinante desafío.
En este contexto, la lógica, en cuanto soporte para
superar la división del conocimiento en disciplinas o ciencias,
ha de ser comprendida, y ampliado su alcance, a la luz de su
profunda transformación contemporánea. De este modo,
como ya adelantáramos, nos alejamos de la concepción
tradicional que caracteriza a este ámbito del saber como
aquel que se ocupa de las reglas del pensar, o del
conocimiento verdadero-falso. Ahora debemos ingresar al
amplísimo campo de lo lógico como lo organizacional, de la
clase que fuere, incluidos el desorden y el caos, el azar, la
incertidumbre o lo probabilístico. Se trate de la razón, del
sentimiento, de la sensibilidad, de la emoción, de la
experiencia cotidiana, de procesos o fenómenos de la
naturaleza, o del diseño de máquinas cibernéticas.
Así, pues, y dado el enorme espectro que desde esta
perspectiva cubre la noción de lo lógico u organizacional, su
condición básica no es, como ordinariamente se la percibe, el
“orden” o una secuencia coherente de proposiciones, fría y
descarnada, carente de “vida”, al modo como por lo general
JULIO VENEGAS VASQUEZ
329
se entiende esta disciplina; muy al contrario, ella misma es
expresión de la urdimbre de la vida, de la naturaleza, en su
devenir misterioso, contrapuesto, azaroso, desordenado,
incierto, entre diversas otras categorías que pueden utilizarse
para expresar la extrema, y también inabarcable complejidad
cósmica.
Lo lógico sería pues la arquitectura subyacente a las
más diversas formas de conocimientos -así como de la
realidad- en el modo, recién y preliminarmente descrito. De
forma que constituye el entramado que unifica y da sentido a
la más amplia variedad de estados posibles que se
despliegan por doquier, en un incesante movimiento de
generación y destrucción, de combinación y recombinación,
de formas y contenidos que oscilan entre la forma y la
materia, o como formas definidas o confusas que acicatean
la imaginación y la creatividad.
En esta dirección es preciso señalar que el concepto
de disciplina y todo lo relacionado con él -en la forma de
inter, meta, multi, e incluso transdisciplina-, oculta una
limitación del saber así definido, que es necesario revisar
para crear una conceptualización apropiada que refleje la
profunda transformación del conocimiento a la que asistimos
en la actualidad. Mejor aún, tal vez sea el momento de ir
abandonando el concepto de disciplina, o de ciencia
JULIO VENEGAS VASQUEZ
330
determinada, puesto que constituyen la delimitación de algún
campo del conocimiento que por lo mismo representa, por lo
general, establecer una conceptualización que instala en el
pensar, y en sus producciones, la impronta de la escisión o
división sin relación que insoslayablemente, en tanto
fragmento del conocimiento, afecta a la constitución de una
disciplina o ciencia. En efecto, la organización del conoci-
miento en campos que generan métodos, conceptos y
nomenclatura diferentes, implica, de hecho, un significativo
margen de ignorancia o desconocimiento sobre la
interrelación y acción recíproca total que se encuentra
allende las fronteras que demarcan el ámbito de
especialización, o mejor aún, de fragmentación
correspondiente.
Las fronteras así establecidas, cercenan, pues,
inevitablemente, los múltiples vasos comunicantes existentes
en el saber. Pero no sólo por eso, sino porque las diversas
ramificaciones remiten, trascendentalmente, a los
fundamentos del mismo campo disciplinario, el cual, en
realidad, sólo desde fuera de su ámbito de pertinencia,
puede encontrar su propio fundamento. Razón por la cual,
constituido como campo disciplinario, se transforma en una
verdadera negación de sí mismo, dado que se le despoja de
la posibilidad de fundamentación y del soporte de orden
meta, o saber del saber. Desde otro ángulo, se constituye en
JULIO VENEGAS VASQUEZ
331
un campo mutilado del saber que, estructurado de esa
manera en la educación, impide al estudiante y al profesor
acceder a una cosmovisión, situándolo en un nivel primario y
mecánico de la misma, cercenando también sus propios pro-
cesos del pensar.
Albert Einstein, sostenía al respecto:
“Por otra parte, siento necesidad de
oponerme a la idea de que la escuela debe
enseñar directamente el conocimiento especial y
las habilidades que más tarde habrán de
emplearse inmediatamente en la vida. Las
exigencias de la vida son demasiado variadas
para hacer que tal enseñanza resulte posible en
la escuela. Aparte de esto me parece inadmisible
el que se trate al individuo como un instrumento
muerto. La escuela debe tender siempre a que el
joven salga de ella como una personalidad
armónica, y no como un especialista. Y esto es,
en mi opinión, igualmente cierto en el caso de las
escuelas técnicas, en las que los estudiantes
deben dedicarse a una profesión claramente
definida. Siempre debería figurar en primer rango
el desarrollo de la capacidad de pensar y de
juzgar de una manera independiente, y no la
adquisición de conocimientos especiales. Si un
hombre se ha adueñado de los principios fun-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
332
damentales del objeto que estudia, y ha
aprendido a pensar y a trabajar de manera
independiente, reorrerá su camino con seguridad
y, además, será más capaz de adaptarse a los
progresos y a los cambios, que aquel cuya
educación consiste en adquirir conocimientos
detallados.” 126
En mi opinión, un ejemplo presente de distorsión
educativa tal como expone Einstein lo constituye la
educación por competencias. En esta el objetivo central está
puesto fuera del educando: su preparación para cumplir un
propósito externo, como mecánico, ingeniero, obrero
especializado, o cualquiera otra forma en la que se privilegia
la habilidad para ejecutar determinada acción de forma
competente; resultado: un ser humano fragmentado, pero
“útil” para la sociedad, si bien menos útil y más bien
perjudicial para sí mismo, por cuanto cercena, minimiza, la
condición primera de universalidad de que es depositaria la
inteligencia.
De esta problemática surge la interrogante ¿y dónde
está el hombre? Porque desplegando el principio educativo
de las competencias nos hemos olvidado de que, frente
126
Einstein, A.: “Conceptions scientifiques, morales et sociales”, citado por
E. Simard en “Naturaleza y Alcance del Método Científico”, Editorial Gredos, Madrid, 1961, p. 37.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
333
cualquier persona, estamos en presencia de una entidad
hipercompleja, un paradigma de organización por excelencia,
en la que toda clase de estructuras y principios de
funcionamiento de la naturaleza y la materia adquieren vida.
Por consiguiente, la educación ha de propender ha desplegar
en el alumno tales recursos paradigmáticos.
En esta tesis me propongo fundamentar, al menos de
modo preliminar, el hecho de que solucionar esta dificultad
implica avanzar en el diseño y en la creación de un método, y
al mismo tiempo, de una estrategia educativa y ambiente
cultural, y organizacional de orden meta, esto es, inteligente.
Para ello es menester establecer convergencia estructural y
educativa entre la organización del conocimiento, la
correspondencia con la organización de la inteligencia, y
éstas, con sus extensiones tecnológicas. Para ello
necesitamos también de un nuevo concepto de inteligencia
que provea dicha convergencia estratégica en dirección a la
unificación del saber.
Albert Einstein
JULIO VENEGAS VASQUEZ
334
11
DEL AMPLIO ESPECTRO METODOLÓGICO
DE DESCARTES
Podemos continuar este periplo dirigido a
fundamentar y constituir de modo preliminar una forma
metodológica universal, retornando a la contribución clásica
de Descartes. Este filósofo resulta particularmente
interesante a pesar de la lectura controvertida y crítica que
con frecuencia se hace de su exposición. Nuestra incursión
dejará a la vista que en rigor, el método cartesiano, como ya
adelanté, es bastante más que lo que ordinariamente se
considera como tal, esto es, sus cuatro reglas. En realidad,
comprende todo su “Discurso” y su obra, y con ello su
experiencia vital, su concepción de la vida, de la historia de
los pueblos, así como su particular percepción de los
problemas del poder, de las costumbres y prejuicios, de las
creencias religiosas, así como de los errores de la ciencia y
de las vicisitudes filosóficas, de las cuales se hace cargo a
través de sus escritos.
Desde el sistema de referencia teórico que procuro
esbozar a través de estas páginas, se hace del todo
necesario realizar una metalectura cibernética de la filosofía
JULIO VENEGAS VASQUEZ
335
para explicitar su notable contribución a la descripción de la
diversidad de estructuras y principios de funcionamiento que
convergen, cuando el propósito es diseñar y fundamentar un
método no fragmentado, y de alcance lo más universal
posible.
En esta dirección, será necesario tener presente
nuestra reflexión preliminar acerca del alcance de la noción
cibernética de máquina, su relación con el concepto y la
posibilidad de su recreación tecnológica. De igual forma
debemos considerar la naturaleza hologramática de la
inteligencia y su rango organizacional meta. Por ello
propongo que, como sistema de referencia más incluyente,
concedamos la correspondiente naturaleza
metahologramática del método en tanto momento de la
entidad que le sirve de soporte.
A su vez, cabe añadir que cualquier forma
metodológica, por muy especializada y necesaria que se nos
presente, debe poseer tal propiedad. Esto nos permite
avanzar en la constitución de un método universal por el
amplísimo espectro de operación de la inteligencia humana.
Al respecto, si es coherente el concepto de que la
inteligencia humana puede concebirse como una metamá-
quina universal, entonces no correspondería probar la
posibilidad de un método universal, dado que por el principio
de recursividad organizacional, el método sería un momento
JULIO VENEGAS VASQUEZ
336
o un modo de desplegarse de la máquina que le sirve de
soporte.
En consecuencia, se trata, primero, de describir lo
más aproximadamente posible la variedad e
interconectividad de sus propiedades lógicas y adaptativas; y
luego, organizar la variedad de tales recursos en un
programa de adiestramiento educativo consciente y, por
consiguiente, de orden meta.
Mi análisis de Descartes, o de cualquier filósofo, en
relación con esta metalectura, y éste tema en particular, está
orientada en primer lugar a distinguir la variedad de
máquinas cibernéticas (o formas adaptativas) que pueden
estar implícitas en la reflexión filosófica. Con ello se hará más
evidente la contrastación y el coafinamiento con el universo
de formas lógicas, adaptativas y anticipatorias
interconectadas que dan sustento, y que a la vez son
constitutivas de la corporeidad de la inteligencia.
No insistiré lo suficiente de que, en principio, me
hago cargo de las dificultades que tiene para una
comprensión inicial de esta metodología, el empleo del
vocablo máquina para referirnos, por ejemplo, a la pasión, la
opinión, la ambición, la presunción, la creencia o cualquier
forma del pensamiento o del sentimiento. Asunto que ya
vimos con algún detalle. No obstante, apelo a la indulgencia
JULIO VENEGAS VASQUEZ
337
y paciencia del lector para que, al menos de modo temporal,
conceda en realizar una metalectura transitoria con las
características propuestas en mi tesis. Transitoria por cuanto
pienso que estamos ingresando a un espacio que demanda
de un nuevo lenguaje, así como de una unidad de visión que
nos advierte que, en este punto de encrucijada, quizá sólo
estamos más bien lejos de la salida de la oscura caverna,
como diría nuestro maestro Platón. Sin embargo,
necesitamos avanzar hacia el descubrimiento de nuevas
formas de comunicación, en las cuales, y en aspectos
trascendentales, el lenguaje que conocemos más que
obnubilar, ilumine nuestra inteligencia y voluntad.
Veamos un ejemplo de metalectura que propongo,
teniendo a la vista el siguiente pasaje de las “Meditaciones
Metafisicas”:
“Me era preciso emprender seriamente,
una vez en la vida, la tarea de deshacerme de
todas las opiniones a las que hasta entonces
había dado crédito, y empezar todo de nuevo
desde los fundamentos, si quería establecer algo
firme y constante en las ciencias.
Me aplicaré seriamente y con libertad a
destruir en general todas mis antiguas
opiniones… me bastarán para rechazarlas todas
con en-contrar en cada una el más pequeño
JULIO VENEGAS VASQUEZ
338
motivo de duda. Y para eso tampoco hará falta
que examine todas y cada una en particular, pues
sería un trabajo infinito; sino que, por cuanto la
ruina de los cimientos lleva necesariamente
consigo la de todo el edificio, me dirigiré en
principio contra los fundamentos mismos en que
se apoyaban todas mis opiniones antiguas.” 127
Una lectura habitual del pasaje se fijaría más bien en
el argumento o en la historia que nos relata Descartes. Una
metalectura, como la que se propone, fija también la atención
en los conceptos, y formas adaptativas que se encuentran en
el pasaje, y que para los efectos de configurar un método
universal y comprender su alcance, exigen ser descritas en
su estructura y principios de funcionamiento, sea por el
propio filósofo o por el lector.
Ello en un intento por configurar la arquitectura
organizacional de la diversidad de máquinas que podríamos
tipificar como unidades de proceso, de orden comunicacional
o adaptativas, que se ponen en acción cuando el ser humano
despliega sus recursos lógicos y adaptativos para abordar el
estudio, proceso u operación de cualquier fenómeno, sistema
o actividad, cual sería el caso del pasaje recién citado. El
plano de tales unidades nos mostrará, además, aspectos de
la clase de complejidad de la inteligencia, la interconectividad
127
Descartes, R.: “Meditaciones Metafisicas”, Ediciones Alfaguara,
Madrid,1977, p.17
JULIO VENEGAS VASQUEZ
339
que subyace a su accionar, y la consistencia de proponer un
método de alcance universal.
Para aproximarnos a cómo sería este enfoque
metodológico, desagregemos el pasaje seleccionado de
Descartes:
Deshacerme de todas las opiniones a las
que hasta entonces había dado crédito.
Empezar todo de nuevo desde los
fundamentos, si quería establecer algo firme
y constante en las ciencias.
Para rechazarlas todas me bastará con
encontrar en cada una el más pequeño
motivo de duda.
Me dirigiré en principio contra los
fundamentos mismos en que se apoyaban
todas mis opiniones antiguas.
Una pregunta orientadora podría ser: ¿qué tipos de
sistemas, o máquinas, contiene el pasaje?. A mi juicio, al
menos las siguientes:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
340
En la primera, “Deshacerme de…”, estoy en
presencia de la máquina que reevalúa, y de aquella que da
crédito a diversas opiniones.
En la segunda, “Empezar todo…”, la máquina que
reconstruye, y aquella que decide sobre un objetivo
determinado…”Si quería establecer algo….”
En la tercera, “Para rechazarlas…”, estamos en
presencia de la máquina que discrimina a partir de la duda; y
la duda misma como una máquina para filtrar información.
En la cuarta, “Me dirigiré…”, la máquina que decide
el rumbo: la voluntad y la inteligencia; y aquélla de la
memoria de las opiniones antiguas.
A su vez, cada una de ellas remite a una
extraordinaria complejidad estructural, que en lo inmediato
conduce a la máquina que les sirve de soporte: Sócrates,
Descartes, Wittgenstein; o alguno de nosotros, aprendices de
la filosofía, que así nos interrogamos, teorizamos,
reflexionamos, dudamos u orientamos la inteligencia al
estudio de un ámbito determinado de cuestiones problema-
ticas.
No es nuestro propósito describir aquí, en detalle,
cada una de estas máquinas. Sirva a nuestro objetivo
aproximarnos a concebir un método de alcance universal,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
341
cuya relevancia es hacer consciente, en unidad y tras
comprender su diversidad y variedad, el entramado de
máquinas o sistemas interconectados que pueden estar en la
base de nuestro despliegue indagativo. Se observará que
con entera independencia del campo de estudios que se
aborde, cualquiera de estas máquinas puede ser aplicada sin
distinción. Lo cual, a mi juicio, es otra manera de
aproximarse a la universalidad métodológica que subyace a
cualquier forma indagativa.
En realidad, en una lectura filosófica rigurosa, si se
dispone de una comprensión del espíritu de la cibernética,
ese camino debiera realizarse. Por consiguiente, aquí he
agregado la noción de mecanismo, o máquina lógica, o de
máquina que procesa formas, o, más específicamente, la
máquina cibernética. De tal modo que, por ejemplo, las
expresiones que he resaltado, o cualesquiera otras de este
nivel organizacional, emergen como máquinas adaptativas
que procesan formas, teniendo como sustrato organizacional
y en un esquema simplificado, elementos tales como
dispositivos de entrada-salida, de proceso, de
retroalimentación, de comunicación, de reconocimiento y
distinción de formas, de reducción de incertidumbre, de ruido,
o de gobernabilidad, que no son evidentes en una lectura
alfabética, y que más bien son ajenos a una lectura filosófica
tradicional.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
342
En este punto es importante tener presente que el
método fenomenológico, el dialéctico, el positivista, o
cualquier otro, no son ajenos ni distintos a la clase de
abordaje que realiza el cibernético, el metafísico, el científico,
el guerrero o el campesino, cuando reflexionan sobre algo o
actúan reflexivamente. Todos apuntan básicamente a
explicitar o describir la forma que subyace a aquello que
llama su atención. Así, pareciera ser que lo que establece la
diferencia es más bien el sistema de referencia adoptado. Al
respecto, el lector podría señalar que no se requiere ir al
abstruso campo de la filosofía para identificar o separar los
elementos que hemos tomado del pasaje. Tal apreciación es
acertada.
En mi defensa alego al menos las siguientes dos
cuestiones: primero, que por regla general, cuando el filósofo
se refiere a algo determinado lo hace desde una concepción
del mundo que, aún cuando pudiera no ser de nuestro
agrado, con seguridad lo hará desplegando una fina
arquitectura lógica, conceptual, teorética que en más de
algún aspecto podría enriquecer nuestra visión; y segundo,
porque parece consistente sostener que en el lenguaje
cotidiano, y en los diversos paradigmas de acción que hemos
mencionado (el artista, el guerrero, el mistico, así como el
filosófico y científico), operan los mismos recursos lógicos.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
343
En realidad, no podría ser de otro modo, por cuanto
es la misma metamáquina lógica la que se pone en acción,
se encuentre o no bien estructurada, bien o parcialmente
apertrechada de conocimientos y experiencias. Por
consiguiente, antes que perderme en la diversidad de
manifestaciones concretas, y nombres diferentes para las
mismas, en los que se puede extraviar mi captación de la
logicidad implícita, debo, a mi juicio, estar atento y hacerme
cargo de lo que está allí, detrás, como lo mismo, la
universalidad metodológica subyacente. Lo que propongo
delinear de modo preliminar.
Para ir despejando progresivamente la idea de
constituir un método de alcance universal, es menester
responder a algunas interrogantes que nos permitan mejor
situarnos para encontrar un camino y estrategia que facilite
nuestra labor indagativa. Así, una interrogante podría ser:
¿qué hace que los caminos o estrategias diseñadas en los
diversos ámbitos del saber, para el abordaje y solución de
una amplia variedad de problemas puedan, sin embargo, ser
todos ellos considerados métodos?. Una respuesta que me
parece coherente es que todos van a la búsqueda de la
forma, arquitectura organizacional, o clase de conectividad
que subyace tras el modo de aparecer la cosa o algo,
considerando, además, que dicha forma pueda referirse a la
materialidad misma de lo estudiado. O también cuando se
refiere al diseño de un modelo o explicación de la realidad,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
344
que puede o no corresponder con algo existente, pero
siempre como posibilidad de la imaginación.
Si lo anterior es razonable, entonces la posibilidad de
un método universal es efectiva o viable. Se trata de buscar
en la diversidad metodológica el principio que unifica y,
desde otro ángulo, hacerse cargo de cómo la división del
conocimiento entraba nuestra visión en unidad. Parece fácil.
Pero ya sabemos que al arribar a este punto, hemos hecho
un largo camino de extravios que debemos desandar, y que
además, para salir de la oscura caverna de la ignorancia, he-
mos de realizar un ascenso difícil, áspero y escarpado.
El matemático Norbert Wiener, que sentó las bases
para propender de manera sólida hacia la unificación del
saber, demostró que no es una idea peregrina establecer
puentes entre las diversas ciencias y formas de
conocimiento, con productivas ventajas para estimular el
proceso de invención y optimizar los sistemas de
organización, entre diversos otros efectos beneficiosos para
la sociedad.
En todo caso, procediendo de este modo, tenemos
otra puerta de entrada para desplegar la arquitectura
organizacional y el alcance del precepto filosófico Conócete
a ti mismo. Al tiempo podremos contar con una forma
metodológica preliminar para describir formas en extremo
JULIO VENEGAS VASQUEZ
345
complejas de pensar o sentir. Lo que, a su vez, nos permitirá
avanzar en el proyecto cibernético de automatización
robótica de la inteligencia humana y de otros seres vivos: el
campo de la Inteligencia Artificial. Otra extensión poderosa
de este modo cibernético de abordaje para el mejor
desarrollo de la inteligencia, lo constituye el programa o mo-
delo educativo que hemos de diseñar para lograrlo. Lo que
conduce necesariamente a la búsqueda de un método
universal, que, a su vez, ha de ser coincidente con una
matriz formativa suficientemente poderosa como para
satisfacer la Ley del Requisito de Variedad.
Por tanto, no se trata de una cuestión trivial ni
mecánica: “aplico las reglas y ya está”. A través de la primera
parte del Discurso, Descartes especifica parte de esta
compleja red, mencionando el rol que desempeñan en
nuestra manera de pensar, y que me he permitido entresacar
del texto:
la ambición, la opinión, la propensión a
equivocarnos, los vicios, virtudes, la desconfianza,
la presunción, la suerte, la franqueza, la pasión, el
deseo, las dudas y errores, el entusiasmo, la
seducción, la misma suave dulzura de la poesía,
las representaciones irreales, la insensibilidad, el
orgullo, la desesperación, la incitación, el engaño,
las imposturas, el aparentar, los artificios.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
346
Y en la segunda parte, suma y sigue:
las preocupaciones, las distracciones, la
prudencia, los apetitos, las imperfecciones.
Todos estos aspectos, obtenidos de diversos pasajes
de su “Discurso…”, nos muestran una gran variedad de
estados o modos de comportamiento que inciden
directamente sobre la consistencia y coherencia de nuestro
pensamiento. En sentido estricto, se trata de otras tantas
formas adaptativas o estructuras que utilizo a diario, de las
cuales puedo aprender, o reflexionar sobre ellas. Al mismo
tiempo, nos muestran parte del amplísimo espectro de
motivaciones, o de procesos que implícita o explícitamente,
consciente o inconscientemente, despliega la inteligencia, y
que, para el caso de nuestro filósofo, es menester conocer, al
tiempo que estar vigilantes, a fin de no sucumbir a la
oscuridad que proyectan sobre y desde nuestro buen sentido
o razón.
Así, pues, el camino configurado por Descartes, nos
muestra la amplitud de este desafío, y cómo es esencial
tener presente, activamente –para sobrevivir a la alta
variedad de confusión e ignorancia que acompaña a nuestro
conocimiento-, al menos los siguientes factores, también
entresacados de su obra:
JULIO VENEGAS VASQUEZ
347
La suerte que desde la juventud estuviese en
contacto con ciertas orientaciones; cuán
sospechosos deben parecernos los juicios
pronunciados en nuestro favor por los amigos;
asumir el progresivo descubrimiento de nuestra
ignorancia; tener presente el valor de las fábulas y
su graciosa elegancia que excitan el ingenio; la
importancia de las costumbres; la necesidad de
examinar todas las ciencias incluso las más
supersticiosas y falsas; viajar, conocer cortes y
ejércitos; gentes de diversos temperamentos y
condición social; liberarse de todas las opiniones
anteriores integradas dentro de nuestra creencia.
Esto nos estimula a considerar el método cartesiano
desde una perspectiva cibernética, de modo particular
teniendo presente la Ley del Requisito de Variedad. De una
parte, la amplísima variedad del medio en la que se ha de
sobrevivir, junto con la correspondiente variedad de estados,
acciones y modos de pensar que el hombre despliega para
adaptarse. Por consiguiente, tenemos la necesidad de un
método que posea la riqueza y versatilidad para abordar tal
extrema complejidad.
Su punto de partida, en el Discurso, es distinguir qué
se quiere decir con “esta cosa mejor repartida del mundo”
llamada buen sentido o razón que posee el hombre, en tanto
“capacidad de juzgar correctamente y de distinguir lo verda-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
348
dero de lo falso.”128
La necesidad de explicitar el concepto de
razón para especificar qué entendemos por método y cuál es
su alcance, nos plantea una cuestión de gran complejidad
que de partida presupone, en nuestra metalectura, que el
método en Descartes, es más que el método. Esto es: si
tomamos como referencia los cuatro preceptos cartesianos,
estos se nos presentan sólo como una posible puerta de
entrada a un holograma que, no obstante, es hipercomplejo,
multidimensional. Podemos pues, de modo preliminar,
atribuir al método similar arquitectura que la de la
inteligencia, es un modo suyo, que nuestra tesis se ha
propuesto de modo inicial, exponer y fundamentar en cuanto
posibilidad de constituirse en matriz educativa lo más
universal posible.
Sostengo que en tanto concedamos que la
inteligencia es depositaria de una arquitectura de orden
meta, ésta tendría también que ser el soporte estructural del
método, cualesquiera sean las formas que asuma. Es lo que
nos permite afirmar que es posible avanzar en la idea de
diseñar un método universal, en cuanto se acerque, como tal
arquitectura, a la universalidad lógica y adaptativa de la
inteligencia. Al respecto, es ilustrativo y anticipatorio de la im-
portancia de los estudios sobre la inteligencia, el siguiente
pasaje de Descartes:
128
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit. p.4
JULIO VENEGAS VASQUEZ
349
“El que se proponga examinar todas las
verdades asequibles a la razón humana… sabrá,
por las reglas que hemos dado, que nada pode-
mos conocer antes de conocer nuestra
inteligencia, porque el conocimiento de todas las
cosas depende de la inteligencia y no la
inteligencia del conocimiento; después de
examinar lo que sigue inmediatamente al
conocimiento de la inteligencia pura, enumerará
los medios de conocer que poseemos, además
de la inteligencia, y verá que no hay más que dos:
la imaginación y los sentidos.129
En realidad, lo que se activa cuando busco nuevas
interconexiones del saber, o nuevas aplicaciones de las
mismas, es, consciente o inconscientemente, la totalidad de
mi ser. Se trate de abordar campos inexplorados, o de
encontrar respuestas o explicaciones más amplias y
profundas para problemas irresueltos. Lo que implica tener
presente la existencia viva de un trasfondo que comprende
una historia personal y colectiva, prejuicios, ambiciones,
deseos, creencias, convicciones no fundamentadas, dolores,
esperanzas, realizaciones, fracasos, certezas y aciertos. Lo
que –sea dicho-, muy infrecuentemente se menciona cuando
de manera formal se habla sobre el método. Sin embargo, y
129
Descartes, R.: “Reglas para la Dirección del Espíritu”, en Julian Marias:
“La Filosofía en sus Textos”, T-II, Editorial Labor,
Barcelona, 1963, p.296
JULIO VENEGAS VASQUEZ
350
como ya sabemos, Descartes si se preocupa de ellos
exponiéndolos de manera magistral.
A mi juicio, por tanto, así se trate de una metodología
de enseñanza-aprendizaje, de investigación, de
experimentación o para un propósito especializado
cualquiera, tanto la comprensión, ejercitación y el despliegue
metacognitivo y metalógico de los diversos recursos,
estructuras, mecanismos, coafinamientos y acoplamientos
adaptativos y culturales del cuerpo humano, harán
consistente la proposición de que el método es más que el
método, y cuya raigambre primigenia es el precepto filosófico
Conócete a ti mismo.
Veamos algunas consideraciones críticas,
infundadas a mi entender, aunque relevantes, para
comprender el verdadero alcance del método cartesiano.
Jeremy Campbell, por ejemplo, sostiene que para Descartes:
“La mente es autosuficiente. Se encuentra aparte de todo
lo natural y es un campo independiente.
El cuerpo se puede estudiar sin hacer referencia a la
mente, y la mente se puede estudiar por sí sola,
separada del cuerpo.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
351
La mente no tiene por qué estar encarnada, existir en el
espacio, ser captada por un recurso físico.
No necesita un mundo. De hecho, una de las
propiedades más importantes de la mente cartesiana es
su falta de mundanidad.
En el acto de pensar, declaró Descartes, fácilmente
podría fingir que no tengo cuerpo, que no hay mundo y
que no hay lugar para que yo esté.” 130
Por el contrario, si tan sólo consideramos la primera
parte del “Discurso”, Descartes nos advierte sobre cómo la
diversidad de nuestras opiniones “proviene solamente del
hecho de que conducimos nuestras reflexiones por distintas
vías y no examinamos atentamente las mismas cosas”131
.
Una conexión sin duda explicita entre el hombre, su entorno,
su sistema de creencia y su modo de reflexionar sobre el
mundo o las cosas. Más adelante agrega: “desde mi juven-
tud estuve en contacto con ciertas orientaciones que
suscitaron en mi consideraciones y máximas a partir de las
130
Campbell, Jeremy: “La Máquina Increíble”. F.C.E.,Santiago, Chile, 1997,
p. 388
131 Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.4
JULIO VENEGAS VASQUEZ
352
cuales he llegado a formar un método… teniendo presente
no sólo la mediocridad de mi ingenio, sino también la corta
duración de mi vida” 132
. Para luego afirmar:
“Opinaba también que la lectura de las grandes
obras es similar a una conversación mantenida
con las gentes más honestas del pasado que han
sido sus autores y, a la vez, una conversación
minuciosa en la que nos dan a conocer
únicamente lo más selecto de sus pensamientos;
asimismo, consideraba que la elocuencia posee
una belleza y una capacidad de seducción
incomparables y que la suave dulzura de la poesía
puede engendrar entusiasmo;… creía que los
escritos relacionados con temas de costumbres
contienen múltiples enseñanzas y abundantes
exhortaciones a la virtud que son de gran utilidad”
133.
En realidad, son diversos los pasajes en que
Descartes nos muestra su reconocimiento del mundo, su ser
en el mundo, su mundanidad que Campbell le niega. Bastará
con citar, para refrendar este sentido profundo en su filosofía,
su siguiente reflexión:
132
Ibidem, p. 4 133
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit. p. 6
JULIO VENEGAS VASQUEZ
353
“Por estas razones, tan pronto como la edad me
permitió alejarme del acatamiento de mis
preceptores, abandoné de forma total el estudio
de las letras y tomando la decisión de no buscar
otra ciencia que la que pudiera encontrar en mí
mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el
resto de mis años de juventud a viajar, conocer
cortes y ejércitos, tratar con gentes de diversos
temperamentos y condición social, coleccionar
experiencias, ponerme a prueba en las ocasiones
que la fortuna me ofrecía y reflexionar en
cualquier ocasión de forma tal sobre las cosas que
se presentaban que siempre pudiese obtener
algún provecho…
Pero después de haber empleado varios
años en realizar un estudio del libro del mundo,
intentando adquirir alguna experiencia, tomé un
día la resolución de analizar todo según mi razón
y de emplear todas las fuerzas de mi ingenio en
seleccionar los caminos que debía seguir. Estimo
que esto me permitió obtener un provecho mayor
del que hubiera podido alcanzar permaneciendo
en mi país y atendiendo a mis libros.”134
“No es suficiente, pues -advierte Descartes-,
poseer un buen ingenio sino que lo principal es aplicarlo
134
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., pp. 9-10
JULIO VENEGAS VASQUEZ
354
correctamente. Las almas más eminentes -dirá a reglón
seguido-, son capaces de los mayores vicios como de las
mayores virtudes”135
. En realidad, nuestro filósofo,
expresándose de manera clara, sencilla y comprensible en
materias de ordinario complejas, se propone diseñar un
método filosófico que encarna y asume sus inquietudes,
temores, reservas, incertidumbres y dudas. Sin embargo,
tiene la convicción de que la ruta elegida le conducirá por
caminos de certeza. Aún más, el fino tejido lógico y
conceptual que construye, estemos o no de acuerdo con él,
está hecho de la realidad, y de forma aproximada, de su
propia vida.
“No es mi deseo enseñar en este tratado el
método que cada persona debe seguir para dirigir
adecuadamente la razón; únicamente intento pre-
sentar cómo me he esforzado en dirigir la mía.” 136
Cuando me refiero al problema de la mundanidad,
respondiendo a la objeción de Campbell, y en una materia
aparentemente alejada del método, es porque parte
importante de la crítica que se formula a Descartes, estriba
en que habría conferido a la razón un poder autosuficiente,
separado del cuerpo; una escisión que ‘ningún intelectual
contemporáneo que se precie de tal estaría dispuesto a
135
Ibidem, p. 4
136
Ibidem, p. 5
JULIO VENEGAS VASQUEZ
355
aceptar’. Es más, se le acusa de males filosóficos y
científicos actuales, e incluso culturales, que arrancarían de
dicha distinción.
A mi juicio, por el contrario, y siempre en relación
con la mundanidad, tanto el Discurso del Método como sus
Meditaciones Metafísicas tienen esta hermosa impronta
existencial personal, enraizada en su caminar por el mundo.
Cuestiones todas que, por cierto, y a mí entender,
constituyen en Descartes parte explícita del método, que
nosotros debieramos asumir. Su relato, o fábula, como él
señala, no es meramente anecdótica, es la historia del
método cartesiano, y es el método mismo, en cuanto
mediante tal relato explicita cómo la forma de conducir su
vida, las vicisitudes que llenan de sentido su visión del
mundo, inciden en su (o en mi) interpretación o explicación
de la realidad, y en el mismo modo como siento las bases de
mi filosofía. Por tanto, nada despreciable o intrascendente.
Desde otro ángulo, será Damasio quien
argumentará en contra de Descartes y en tal sentido me haré
cargo de la separación entre mente y cuerpo que se le
imputa a nuestro filósofo como un error grave, apreciación
que por lo demás Campbell comparte:
“Éste es el error de Descartes: la separación
abismal entre el cuerpo y la mente, entre el
material de que está hecho el cuerpo, medible,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
356
dimensionado, operado mecánicamente,
infinitamente divisible, por una lado, y la esencia
de la mente, que no se puede medir, no tiene
dimensiones, es asimétrica, no divisible; la
sugerencia de que el razonamiento, y el juicio
moral, y el sufrimiento que proviene del dolor
físico o de la conmoción emocional pueden existir
separados del cuerpo. Más específicamente: que
las operaciones más refinadas de la mente están
separadas de la estructura y funcionamiento de un
organismo biológico.” 137
En esta dirección habría que precisar, primero, que “la
separación abismal entre el cuerpo y la mente, entre el
material de que está hecho el cuerpo… y la esencia de la
mente”, que Damasio cuestiona a Descartes, no es algo que
haya sido inventado por éste. Es parte de nuestra cultura
desde sus orígenes, y tiene en la actualidad su fuerte y bien
fundamentada presencia, por cuanto posee directa relación
con una cuestión metodológica central: la distinción entre
forma y contenido; entre la arquitectura organizacional de
algo, y la naturaleza del componente material que le sirve de
soporte. De modo que si dispongo de un material distinto al
original pero que me sirva de soporte para reproducir el
sistema, máquina, o mecanismo biológico determinado,
137
Damasio, Antonio: “El Error de Descartes”, Biblioteca de Bolsillo,
CRÍTICA, Barcelona, 2004. p. 286
JULIO VENEGAS VASQUEZ
357
entonces tengo la posibilidad cierta de efectuar, a partir de su
descripción, el posterior diseño, simulación, y construcción
con tales diferentes materiales. Sería el caso de la fibra
óptica para “encarnar” redes de comunicación neuronales, o
de circuitos integrados para automatizar un algoritmo
aritmético como la suma, lo que originalmente es ejecutado
por un computador biológico, el hombre, y después por una
máquina como el ordenador.
Las reservas de Campbell y de Damasio acerca de la
separación mente y cuerpo que Descartes entronizaría, si
bien puede concederse que están avaladas por diversos
pasajes de la obra de este filósofo, también cabe tener
presente que la distinción de Descartes es asunto
principalmente de orden metodológico. De hecho, por
ejemplo, podemos hablar de su escepticismo radical,
utilizado por él como un recurso metodológico, aún cuando
en estricto rigor, él no sea un escéptico. Sin embargo, y en
esta dirección, a partir de su duda metódica, necesita poner
en cuestión todo el conocimiento, sus experiencias y
representaciones, provengan o no del cuerpo o de la mente.
Sus recursos métodológicos son, entre otros, como he
señalado: el suponer que…, el fingir…, el imaginar…, el
creer…, también por cierto el pensar que…., los cuales, sea
dicho, cumplen una función trascendental en la constitución
del edificio teórico que levanta, pero que también son parte
JULIO VENEGAS VASQUEZ
358
decisiva de un pensar consistente y coherente para muchos
pensadores en cualquier ámbito del conocimiento.
“Y, finalmente, considerando que hasta los
pensamientos que tenemos cuando estamos
despiertos pueden asaltarnos cuando dormimos,
sin que ninguno en tal estado sea verdadero, me
resolví a fingir que todas las cosas que hasta
entonces habían alcanzado mi espíritu no eran
más verdaderas que las ilusiones de mis
sueños… Posteriormente, examinando con
atención lo que yo era, y viendo que podía fingir
que carecía de cuerpo así como que no había
mundo o lugar alguno en el que me encontrase,
pero que, por ello, no podía fingir que yo no
era,…138
En las “Meditaciones Metafísicas” sostiene, por ejemplo:
“Así, pues, supongo que todo lo que veo
es falso; estoy persuadido de que nada de cuanto
mi mendaz memoria me representa ha existido
jamás; pienso que carezco de sentidos; creo que
cuerpo, figura, extensión, movimiento, lugar, no
son sino quimeras de mi espíritu. ¿Qué podré,
138
Descartes: “Discurso del Método”, op.cit., p.25
JULIO VENEGAS VASQUEZ
359
entonces, tener por verdadero? Acaso esto solo:
que nada cierto hay en el mundo”.139
“Cerraré ahora los ojos, me taparé los
oídos, suspenderé mis sentidos, hasta borraré de
mi pensamiento toda imagen de las cosas corpó-
reas, o, al menos, como eso es casi imposible,
las reputaré vanas y falsas; de este modo, en
coloquio sólo conmigo y examinando mis aden-
tros, procuraré ir conociéndome mejor y hacerme
más familiar a mí propio…” 140
“¿Qué soy, entonces? Una cosa que
piensa, Y ¿qué es una cosa que piensa? Es una
cosa que duda, que entiende, que afirma, que
niega, que quiere, que no quiere, que imagine
también, y que siente. Sin duda no es poco, si
todo eso pertenece a mi naturaleza. ¿Y por qué
no habría de pertenecerle? ¿Acaso no soy yo el
mismo que duda casi de todo, que entiende, sin
embargo ciertas cosas, que afirma ser ésas solas
las verdaderas, que niega todas las demás, que
quiere conocer otras, que no quiere ser
engañado, que imagina muchas cosas –aún
contra su voluntad- y que siente también muchas
otras por mediación de los órganos de su cuerpo?
¿Hay algo de esto que no sea tan verdadero
139
Descartes: “Meditaciones Metafísicas, op.cit., p.23
140
Ibidem, p.31
JULIO VENEGAS VASQUEZ
360
como es cierto que soy, que existo, aun en el
caso de que estuviera siempre dormido, y de que
quien me ha dado el ser empleara todas sus
fuerzas en burlarme? ¿Hay alguno de esos
atributos que pueda distinguirse de mi
pensamiento o que pueda estimarse separado de
mí mismo? Pues es de suyo tan evidente que soy
yo quien duda, entiende y desea, que no hace
falta añadir aquí nada para explicarlo.
En lo tocante al cuerpo, no dudaba en
absoluto de su naturaleza, pues pensaba
conocerla muy distintamente, y, de querer
explicarla según las nociones que entonces tenía,
la hubiera descrito así: entiendo por cuerpo todo
aquello que puede estar delimitado por una
figura, estar situado en un lugar y llenar un
espacio de suerte que todo otro cuerpo quede
excluido; todo aquello que puede ser sentido por
el tacto, la vista, el oído, el gusto, o el olfato; que
puede moverse de distintos modos, no por sí
mismo, sino por alguna otra cosa que lo toca y
cuya impresión recibe; pues no creía yo que fuera
atribuible a la naturaleza corpórea la potencia de
moverse, sentir y pensar: al contrario, me
asombraba el ver que tales facultades se
hallaban en algunos cuerpos.” 141
141
Descartes: “Meditaciones Metafísicas, op.cit., pp.24-25
JULIO VENEGAS VASQUEZ
361
Al respecto, es necesario tener presente la
explicación anátomo-fisiológica que nuestro filósofo realiza
en la quinta parte del Discurso. Ésta muestra la importancia
que le confiere a la arquitectura organizacional del cuerpo,
en tanto máquina adaptativa que también aprende y se
estructura a partir del medio. De hecho, en una obra que
Descartes no se decidió a publicar, pero que con poste-
rioridad salió a la luz por su editor Clerselier, señala que
contenía “La descripción del cuerpo humano y de todas sus
funciones, tanto de aquellas que no dependen del alma como
de aquellas que dependen” 142
.
Ilustración de la óptica de Descartes
Aún más, el escrito que ha sido publicado con el
nombre de “Tratado del Hombre”, se inicia con un programa
de investigación dirigido a diseñar un modelo del cuerpo
humano que a la letra consigna:
142
Descartes, R.: “Tratado del Hombre”, Alianza Universidad, Madrid. 1990,
p.22.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
362
“Estos hombres143
estarán compuestos
por un alma y por un cuerpo. Es necesario que, en
primer lugar, describa su cuerpo aparte, y, en
segundo lugar, su alma también aparte;
finalmente, debo mostrar cómo estas dos
naturalezas deben estar ajustadas y unidas para
formar hombres semejantes a nosotros” 144
A mi juicio, en el mismo sentido ha de interpretarse
cuando afirma:
“Pienso que cuando Dios una a esta
máquina un alma racional 145
, como a
continuación expondré, otorgará a esta alma como
sede principal el cerebro y hará que su naturaleza
sea tal que tenga sensaciones diversas, según las
distintas formas en que estén abiertas las
entradas de los poros situados en la superficie del
cerebro” 146
Y siempre en relación con la importancia del cuerpo en
la concepción cartesiana original, es necesario tener
143
Se refiere al modelo de hombre por él concebido, conforme a sus investigaciones
144 Descartes, R.: “Tratado del Hombre”,op.cit., p.21
145
Se refiere al modelo del cuerpo humano concebido por el.
146
Descartes, R.: “Tratado del Hombre”,op.cit., p. 50
JULIO VENEGAS VASQUEZ
363
presente sus consideraciones hacia el final de la Quinta
Parte de su “Discurso”:
“A continuación traté el problema del alma
racional, la cual no puede ser explicada en forma
alguna considerando el poder de la materia, al
igual que había mostrado con las otras
propiedades explicadas, sino que debe ser
expresamente creada, no bastando que esté
alojada en el cuerpo tal y como un piloto en su
navío, a no ser acaso para mover sus miembros;
más bien es preciso que esté unida y más
íntimamente con él para tener, además,
sentimientos y apetitos semejantes a los nuestros
y componer así un verdadero hombre.” 147
Sin duda la primera observación cartesiana, en
relación con el alma racional “que no puede ser explicada en
forma alguna considerando el poder de la materia”, tiene que
ver con la representación de la época sobre qué comprende
el concepto de materia; por consiguiente, cómo ésta, en la
forma de piedra, o de los diversos elementos de la
naturaleza, o res extensa, etc., no posee las propiedades
necesarias para pensar o sentir.
En realidad, esta percepción de la materia persiste
aún en la actualidad, en oposición a la idea de una res
147
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.43. La cursiva es mía.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
364
cogitans, o cosa pensante, que no tiene volumen, inmaterial,
una mente en la que, por lo mismo, el saber no ocupa
espacio. A mi juicio, el problema, para Descartes y nuestro,
ahora, estriba en una representación macro de la materia,
como aquella que podemos ver, o tocar. Para tal percepción
de la materia, el pensamiento se nos aparece como
inmaterial, intangible, residiendo en algo que denominamos
mente o también alma, que no tiene masa ni volumen
perceptible a nuestros sentidos.
Sin embargo, el desarrollo de la física cuántica, la
comprensión progresiva de la dimensión subatómica de la
materia, la exploración tecnológica de las posibilidades
aplicadas de la luz, y el mismo hecho de que hemos
producido en aspectos decisivos, la transformación de la
energía electromagnética en lógica, es que, ahora, podemos
“ver” la materialidad de aquello que hemos considerado
como inmaterial. Podría tratarse de la energía
electromagnética, el fondo oceánico del universo, el vacío
pleno, la dimensión cuántica, la base para que emerja una
dimensión a la que llamamos pensamiento. Dicho de otro
modo, la mente y el pensamiento se nos han ocultado porque
reciden y emergen de una materialidad ilimitadamente
pequeña, casi como el vacío mismo. Recuérdese que
Aristóteles había resuelto el problema de manera elegante y
fina cuando afirmó: que “lo que está en la mente no es la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
365
piedra, sino la forma de ésta”, agregando, “la mente es el
lugar de las formas.” 148
Al respecto, es interesante tener presente que para
el oriental, la forma es vacia y el vacío, forma. De modo que
tal dimensión subatómica, invisible, parece constituir el
soporte material para que exista algo aparentemente “inma-
terial” como la mente.
A su vez, es explícito en Descartes el coafinamiento
entre la arquitectura organizacional del cuerpo, las leyes de
la naturaleza, y la naturaleza de los elementos que, aún si
Dios agitase de forma diversa y sin orden las diversas partes
de esa materia, de todos modos se alcanzaría la misma
disposición de las partes para obtener la entidad hombre que
conocemos.
“… Me resolví a dejar este mundo como objeto de
sus discusiones y a opinar solamente sobre
aquello que podría acontecer en un nuevo mundo
si Dios crease en los espacios imaginarios
bastante materia para componerlo y si agitase de
forma diversa y sin orden las diversas partes de
esa materia de modo que llegara a resultar un
caos tan confuso como llegaran a imaginarlo los
poetas, no haciendo Dios otra cosa que prestar su
148
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op. cit., pp. 241, 231
JULIO VENEGAS VASQUEZ
366
concurso ordinario a la naturaleza dejándola obrar
según las leyes por él establecidas… Además,
hice ver cuales eran aquellas leyes de la natu-
raleza y, sin apoyar mis razones sobre ningún otro
principio que en las infinitas perfecciones de Dios,
traté de demostrar la validez de aquéllas sobre las
que pudiera recaer alguna duda y de hacer ver
que son tales que, aunque Dios hubiera creado
varios mundos, no podría darse uno en el que no
se cumplieran”.149
Un inventario de efectos y posibilidades de la unidad
entre cuerpo y mente Descartes las explica, anatómica y
fisiológicamente, tanto en el “Discurso”, como en “El Tratado
del Hombre”, si bien, si se considera que fueron escritas
hacia 1600, hay que acogerlas con todas las reservas que en
el presente se puedan plantear; sin embargo nos muestran la
estrecha relación entre el cuerpo como materia o res extensa
y la mente como res cogitans. Véase si no:
“Si los filamentos que componen la médula de
estos nervios sufren una tensión con fuerza tal
que lleguen a romperse… entonces, el
movimiento que causarán en el cerebro dará para
que esa alma… sienta dolor.”150
149
Descartes, R.: “Discurso del Método”, op. cit., p.32.
150
Descartes, R.: “El Tratado del Hombre”, op. cit., p.50.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
367
Continúa describiendo qué clase de sensaciones o
efectos producen en el alma, y por cierto en el cuerpo, los
diversos niveles de estimulación de tales filamentos“…dará
ocasión al alma para experimentar una cierta voluptuosidad
corporal que llamamos cosquilleo…”, “…entonces el alma
sentirá que la superficie de ese cuerpo es tosca”, “…su
aumento hará que el alma tenga la sensación de calor, y su
disminución la de frío”. “Finalmente, según las otras formas
en que tales filamentos puedan ser excitados, harán que
sienta todas las otras cualidades que corresponden al tacto
en general, como la humedad, sequedad, peso y
semejantes.”151
Siempre en relación a la distinción mente-cuerpo,
cabe precisar –como ya adelanté-, que en Descartes, así
como prácticamente en toda la tradición filosófica y aún
científica, se funda, las más de las veces, la distinción
estrictamente metodológica de forma y contenido, o de
materia y forma. De modo que cuando Descartes separa la
mente y el cuerpo, en una de las formas que asume su es-
cepticismo metodológico radical, tiene el propósito de llevar
al extremo y poner a prueba su duda metódica, procurando
la consistencia de su Pienso, luego existo.
151 Ibidem, pp. 50-51. Las cursivas son de la edición.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
368
A mi juicio, me parece que era del todo necesario
despejar, de modo preliminar, estas cuestiones
controvertidas de orden más bien “doctrinal” del método
cartesiano, y que han suscitado tan enconadas críticas, para
así estar en condiciones de precisar el alcance metodológico
de su concepción filosófica, mediante un inventario de
recursos lógicos y adaptativos de la inteligencia, que quedan
al descubierto cuando realizamos una metalectura de parte
de su obra, permitiéndonos iniciar el camino hacia una
dimensión más universal del método.
La Universalidad del hombre, ilustración de Sebastian Venegas
JULIO VENEGAS VASQUEZ
369
12
NUESTRA MATRIZ DE WITTGENSTEIN
Intentaré una lectura preliminar, no lineal, y a partir
de un énfasis cibernético, del texto “Sobre la certeza” de
Ludwig Wittgenstein152
. Esto quiere decir que abordaré su
contenido no en términos de la secuencia de ideas que
comprende, ni incluso tomando en cuenta su particular visión
sobre el tema que aborda. Pero, entonces, ¿qué clase de
lectura podrá ser ésta?
Ludwig Wittgenstein
152
Wittgenstein, Ludwig: “Sobre la Certeza”, Edic. GEDISA, Barcelona
1988. El estudio que presento se basa principalmente en este texto. Se
trata de notas y comentarios escritos entre 1949 y 1951, un año y medio antes de fallecer el 29 de abril de 1951. Fueron ordenados por G. E. M. Anscombe y G. H. Wright. Es un borrador que, no obstante,
posee una notable especificación conceptual filosófica, particularmente en el campo de la teoría del conocimiento.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
370
Me propongo -como se verá-, develar la arquitectura
lógica subyacente a la reflexión que realiza acerca de los
diversos elementos que se ponen en juego toda vez que
alguien dice “yo sé…”. Resultado de lo cual emergerá, de
una parte, una matriz preliminar del método que buscamos,
que será la base para explicitar el nuevo concepto de la
lógica que he propuesto preliminarmente, al tiempo que
quedará a la vista, la interrelación y acción recíproca total
que existe en el saber y sus aplicaciones.
De igual modo se desplegará una amplia variedad de
estructuras y factores del conocimiento humano que,
visualizados como máquinas lógicas153
, nos ofrecerán una
perspectiva acerca de la complejidad y riqueza
organizacional de la mente, o, mejor aún, de la arquitectura
lógica y adaptativa que posee el cuerpo humano.
Consiguientemente, y por esta vía, accederemos a algunas
implicaciones epistemológicas y educativas del entramado
multidimensional resultante. Particularmente, en relación con
nuestro propósito de asumir las implicaciones de aplicar la
Ley del Requisito de Variedad al diseño de un método lo más
universal posible.Todo ello aún cuando, en sentido estricto,
153
Esto es, máquinas de procesar formas, A este respecto, no debe olvidarse la afirmación de Aristóteles cuando afirma que “lo que está en la mente no es la piedra, sino la forma de ésta” y agrega, “la mente es el lugar de las formas”. Ver: “Acerca del Alma”, Editorial Gredos,V. 14,
[431b,25;431ª,5 y 429ª,10-25]
JULIO VENEGAS VASQUEZ
371
Wittgenstein, en la obra que comentaré, no se lo haya
planteado, ni talvez pensado en tales términos.
Esta lectura la efectúo, primero, en el contexto de
una descripción fenomenológica acerca de lo qué podríamos
entender por certeza, cuestión que concita el interés de
nuestro filósofo en esta obra, y cuyo develamiento nos
permitirá avanzar en la comprensión de los procesos del
pensar, así como para estructurar una estrategia
metacognitiva aplicable al diseño de un método lo más
universal posible y, por lo mismo, como soporte de la
educación. En segundo lugar, nuestro método se inspira en
la noción cibernética de máquina, y, en particular, en rela-
ción con el diseño o descripción de máquinas lógicas y
adaptativas, y su eventual recreación en sistemas
electrónicos inteligentes, digitales, virtuales, robóticos, o con
la automatización de procesos de la más diversa especie.
A este respecto, me parece que si podemos enfatizar
la clase de organización que posee una entidad, entonces
podemos, mediante el concepto de máquina -o alguno similar
como organización, estructura, sistema, o también forma,
forma lógica, forma adaptativa, unidad o unidad de proceso-,
aplicar con similar sentido, y a los más diversos ámbitos, las
nociones recién señaladas, tal como veremos en campos
JULIO VENEGAS VASQUEZ
372
ordinariamente renuentes a ser explicados desde lo lógico u
organizacional.154
Veamos de qué modo opera esta metodología en un
filósofo como Wittgenstein; lo haré a partir de una
metalectura de su aportación a la descripción de la compleja
arquitectura organizacional que subyace en el pensamiento
humano, cuando, por ejemplo, queremos especificar qué
entendemos por certeza. Así, y tal como veremos, toda vez
que decimos “sé esto… o aquéllo...”, entran en interacción,
en una representación preliminar mediante cajas negras o de
proceso, una multiplicidad de instancias, procesos,
convicciones, creencias, supuestos y demás modos de
pensamiento, que para los efectos de una mejor visualización
podemos representar mediante tales cajas o módulos.
El vocablo caja negra, o unidad de proceso, utilizado
en cibernética, a pesar de que pueda ser equívoco, no remite
a una zona determinada del cerebro, o a un módulo
perfectamente delimitado, sino que constituye aquí un
recurso metodológico para referirse a una cierta forma de
unidad organizacional de la cual desconocemos su
154
Como ya adelanté, he introducido un nuevo concepto de lógica como aquella configuración de estudios que se ocupa de lo organizacional
de la clase que fuere, incluidos el desorden, lo impredecible, lo azaroso, e incluso lo informe o el caos, como otra forma de organización.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
373
estructura y modo de funcionamiento, pero que debemos
explicitar y que además podemos designar, por ejemplo, con
un nombre: la duda, la certeza, las proposiciones empíricas o
el sistema de evidencia, mismas que están en permanente
acción recíproca. Esta propiedad puede representarse di-
ciendo que cada una de ellas constituye una extensión de las
otras, prolongandose en todas direcciones como una red
multidimensional, hologramática.
Ludwig Wittgenstein
JULIO VENEGAS VASQUEZ
374
En el ideograma siguiente, los números al interior de
cada módulo, remiten a la numeración que los diversos
pensamientos de Wittgenstein tienen en el ordenamiento
realizado por los editores de su libro; allí se encuentra la
referencia conceptual o comentario correspondiente. Los
números en el extremo izquierdo superior, permiten ubicar
en esta tesis la caja mencionada.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
375
JULIO VENEGAS VASQUEZ
376
JULIO VENEGAS VASQUEZ
377
La estructura resultante155
, como se puede apreciar
desde la lectura que propongo, conforma una compleja y
multidimensional red de cajas negras, cuyo contenido, sea
como estructura o principios de funcionamiento, es necesario
develar. Así, cada una de ellas puede ser vista, en rigor,
como una máquina o sistema dinámico, en el sentído
especificado, o también como unidad sistémica, con una
arquitectura organizacional que tratándose de la mente,
comprende a todas las otras unidades: el principio
hologramático de que nos habla Edgar Morin, por lo cual y en
conjunto, conforman el ámbito de la certeza.
En realidad, con mucha frecuencia, tal vez
demasiada, decimos “yo sé…”; sin embargo, no nos hemos
detenido a pensar acerca del cúmulo de suposiciones,
creencias, ‘certezas’ cotidianas, y demás instancias no
estructuradas que supone tal afirmación y que el ideograma
nos muestra. Tampoco consideramos la variedad de
procesos lógicos que comprende, como otras tantas cajas
negras que han de hacerse translúcidas: la memoria [17],
nuestro sistema de supuestos [19], o de proposiciones
empíricas que entran en juego [30], nuestro sistema de
155
Es necesario señalar que el texto de Wittgenstein no contiene un
ideograma como éste, ni se deduce directamente de su lectura. Es menester leer el texto desde una perspectiva cibernética para visualizar lo que el gráfico nos muestra.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
378
conocimientos [5], el modo de comunicación [16], el sistema
de mis dudas [6], las circunstancias [60], la duda filosófica
[33]. También mi sistema de referencia [42], de supuestos
[19], de convicciones [54], de decisión [18] y de verificación
[43], y también de dudas [6], y de si ésta comprende un
método [12], sea en el campo de la ciencia, de la filosofía o
de la vida cotidiana. También mi “yo sé…” comprende mis
creencias sin fundamentos [58] o bien fundamentadas [59], la
confianza [51], el saber práctico [13], nuestra imagen del
mundo [15], nuestra experiencia [52], la conjetura [35], las
normas de descripción [23], el sentido y el sinsentido [34], la
fundamentación empírica [47], el cálculo [49], nuestra
concepción de la naturaleza [9], entre otras determinaciones
y contextos.
En rigor, todas las unidades de proceso que hemos
representado y otras deducibles de otros filósofos; nos dan
cuenta, siquiera parcial, de “lo muy especializado que es el
yo sé”, tal como afirma Wittgenstein; y que, al mismo tiempo,
podemos agregar lo hipercomplejo, y universal que resulta.
Así, el despliegue de la complejidad subyacente al yo
sé, no es, pues, en absoluto, algo trivial. De hecho, como
concluye este filósofo: “Nuestro saber forma un enorme
JULIO VENEGAS VASQUEZ
379
sistema, y sólo dentro de éste sistema tiene lo particular el
valor que le otorgamos”.156
Por ejemplo, señala que de ordinario no estaríamos
dispuestos a sostener que mis convicciones, creencias, o
supuestos, constituyan algo así como un sistema, una
estructura. Sin embargo, dirá, “aunque no pudiera describir el
sistema de mis convicciones, mis convicciones constituyen
un sistema, un edificio”.157
. Así, por consiguiente: “No me
aferro a una proposición, sino a una red de proposicio-
nes”.158
No insisteré lo suficiente sobre los problemas que
implica graficar de la manera como lo hemos hecho (esto es,
desagregando en sus componentes, o cajas negras, el
proceso de la cognición), lo que constituye una transgresión
de un proceso que el activo yo cognoscente realiza en
unidad. Aún cuando esta unidad, sin embargo y
paradójicamente, ocurra las más de las veces en el modo de
la especialización o fragmentación del saber y del propio yo.
156
Wittgenstein, L.: “Sobre la certeza”, op.cit., p.411
157
Ibidem, p. 107 158
Ibidem, p. 233
JULIO VENEGAS VASQUEZ
380
En cierta forma, y desde una perspectiva
epistemológica, este filósofo no aborda el problema de la
certeza desde las implicaciones metodológicas que
determinados descubrimientos del quehacer científico
puedan tener sobre el saber y sus aplicaciones. A mi juicio,
no es aquello lo que aquí motiva sus reflexiones, sino que el
develamiento del complejísimo entramado de factores que
intervienen en el activo sujeto cognoscente.
Sin duda la aproximación hecha por nuestro maestro,
ingeniero, filósofo, y por algunos años catedrático de
Cambridge, constituye un aporte decisivo para comprender
aspectos importantes del modo cómo opera la mente, al
tiempo que también para concebir modelos alternativos de la
organización del conocimiento y del pensar, necesarios para
el modelamiento computarizado de los mismos, bien sea
para el diseño de bases de datos, sistemas de comunicación
inteligentes, robótica o también para la inteligencia artificial.
O para el caso de la educación, mediante un programa
orientado a develar la arquitectura organizacional de la
inteligencia y sus procesos, cuyo despliegue consciente
constituya el método, para el desarrollo y evolución de su
cobertura prácticamente universal de aplicación.
La forma de lectura que proponemos constituye,
además, una vía de exploración para resolver cómo la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
381
filosofía y la cibernética, pueden transformarse de modo
conjunto en productivos espejos interactivos de la
inteligencia, del saber y sus aplicaciones. A su vez, el
eventual despliegue progresivo de la complejidad contenida
en dichas cajas, nos permitirá avanzar en la comprensión de
los procesos cognitivos, para luego, potenciar los recursos de
la inteligencia mediante estrategias educativas que asuman
de modo programático dicha complejidad: el método
universal que proponemos en esta tesis. Es el desafío que
nos lega esta metalectura o desconstrucción preliminar del
pensamiento de Wittgenstein.
He usado la palabra desconstrucción en lo que
podría ser un sentido posible empleado por Derrida en su
“Carta a un amigo Japonés”. Esto es, no se trata de un
proceso que implique, en el estudio y lectura de un autor, el
aniquilamiento, destrucción, o reducción negativa de su obra.
El propósito, por tanto, es “más que destruir… comprender
cómo se había construido un “conjunto” y, para ello, era
preciso reconstruirlo”… Y, más adelante, afirma: “no es ni un
análisis ni una crítica… No es un análisis, sobre todo porque
el desmontaje de una estructura no es una regresión hacia el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
382
elemento simple, hacia un origen indescomponible”,159
sino
más bien hacia la unidad y captación del sentido del todo.
Así, pues, nuestro camino ha sido iniciar una lectura
de Wittgenstein desde lo que podría ser una perspectiva
cibernética de la filosofía, para reconstruirlo, teniendo
presente las cuestiones problemáticas, incitaciones
tecnológicas, métodológicas y educativas planteadas en la
actualidad por la emergencia del ciberespacio.
Lo que afirmo es que, al menos en el terreno de los
estudios sobre la inteligencia, así como de la estructura del
conocimiento, del sentimiento y la sensibilidad, la cibernética
plantea una nueva clase de interrogante, dirigida a despejar
el problema de la arquitectura organizacional del sistema en
estudio: la máquina correspondiente, como en el caso de lo
recién ejemplificado, y cuyo paso siguiente exige explicitar la
estructura y la lógica subyacente a las metaestructuras
respectivas. A mi juicio, tal nivel de especificación,
representa explicitar, en palabras de Aristóteles, “aquello que
hace que una cosa sea lo que es”, esto es, su esencia. Esto
nos sitúa de lleno en los problemas relativos a la teoría del
conocimiento.
159
Derrida, J.: “Tiempo de una Tesis. Desconstrucción e Implicaciones conceptuales”, Ediciones Proyecto A, Biblioteca Universitaria,
Barcelona, 1977, p. 25
JULIO VENEGAS VASQUEZ
383
Lo que por cierto plantea otra ventaja metodológica,
a saber: el trasfondo organizacional o lógico, es el mismo
para cualquier comportamiento de la máquina de soporte, el
cuerpo humano en este caso. Si ello es así entonces la
“matriz Wittgenstein” que he deducido es también válida, o
tendría a lo menos similares componentes que el
sentimiento, la sensibilidad, la organización de una empresa
o un gobierno. Desde luego la matriz que comento demanda
ser completada con las aportaciones de otros filósofos, y
desde los más diversos campos del conocimiento, o que
hayan sido obtenidas de la experiencia cotidiana, o de for-
mas culturales diferentes. Todo lo cual permite avanzar en la
estructuración de un ambiente educativo unificado que, en
este contexto, es coincidente con el despliegue de un
método o estrategia que proyecte la propiedad
metaorganizacional universal de la inteligencia.
En todo caso, se trata de un camino exploratorio y
preliminar, de aproximaciones, porque siempre habrá una
zona difusa, resultado de que el concepto mismo no puede
sino ser la captación sintética, provisoria y finita de algún
aspecto de la realidad, de modo que todo lo que queda fuera
constituye la zona infinita que no se puede cubrir. Sin
embargo, no cabe duda de que mientras más consistente y
coherente sea la concepción teórica, sus implicaciones
JULIO VENEGAS VASQUEZ
384
aplicadas serán siempre más trascendentes y de mayor
alcance.
Así, por tanto, parece ineludible que toda vez que
intentamos definir algo debemos ir en círculo, utilizando otros
conceptos que nos remiten a su vez a los mismos. Tal
circularidad puede ser estéril, cual sería el caso del modo de
definición de un diccionario corriente. Sin embargo, puede
tratarse de una interconectividad, aparentemente circular,
como el modo hologramático, en el que la parte despliega la
arquitectura del todo, en un proceso, que por lo mismo, y al
menos en teoría, no tiene límites ya que se pierden los
confines de lo macro y micro mundos de la realidad,
desafiando a la inteligencia. En la matriz que he deducido de
Wittgenstein se trata de un camino hologramático obligado.
De modo que, toda vez que trato de despejar qué clase de
sistema es la certeza, o, mejor aún, qué clase de máquina es
la certeza, cuando así procedo, emerge al mismo tiempo una
extensísima red multidimensional de cajas de proceso de la
mente o sistemas dinámicos del conocer. Lo cual permite, en
una primera aproximación, disponer de un plano preliminar
de interacciones del pensar, y de sus mecanismos consti-
tutivos. Plano que muy seguramente habrá de ser
reformulado, redefinido y reconceptualizado, toda vez que
vayamos superando nuestras escisiones y avancemos en la
comprensión de la unidad en la diversidad de lo existente.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
385
Cuestión esta última que es menos evidente en
nuestro filósofo pero que ahora, desde una lectura
cibernética, si es posible desplegar. Me refiero a meca-
nismos de control, regulación, ultraestabilidad,
retroalimentación ubicua, comunicación, información;
oscilación, disparo y regulación de variables, homeostasis,
entropía, complejidad, reducción y amplificación de variedad,
entre otros. Los cuales configuran la otra dimensión
sistémica subyacente al ideograma que propongo, y que, en
una investigación de más largo aliento habría que explicitar.
Así, por tanto, la máquina lógica y adaptativa de la certeza
permitiría ser visualizada aún mejor, si el entramado de
metahologramas comprendiese la variedad de mecanismos y
principios de funcionamiento ya deducidos para máquinas
cibernéticas o de rango meta.
El ideograma provisorio, resultante de la lectura del
referido texto de Wittgenstein, constituye, en sentido estricto,
una propuesta de programa de investígación metodológica
sobre la estructura del saber, las formas de pensamiento y la
diversidad de factores, circunstancias y supuestos que están
presentes en los procesos existenciales y referidos al
conocimiento humano.
La necesaria explicitación de los mismos,
comprendiendo desde luego las aportaciones de otros
JULIO VENEGAS VASQUEZ
386
filósofos y pensadores de los más diversos ámbitos, permi-
tirá a la educación disponer de descripciones dinámicas de
las estructuras y principios de operación de la inteligencia,
necesarios para proveer su mejor desarrollo, mediante el
despliegue de un metodo de alcance universal que dé cuenta
del creciente proceso de unificación del saber, provisto por el
ambiente tecnológico cibernético emergente.
Al respecto, es necesario tener presente que para
que ello sea posible, es menester hacerse cargo de la
diferente logicidad que implica la tecnología de comunicación
alfabética, de la correspondiente a la tecnología electrónica o
digital, sobre lo cual ya hemos hecho mención. En el primer
caso, como especifica McLuhan, estamos en presencia de un
modo lineal, continuo, secuencial, fragmentado de pensar.
Así, del uso del alfabeto, afirma:
“promovió y estimuló el hábito de percibir cualquier ambiente en términos visuales y espaciales, particularmente en términos de un espacio y un tiempo uniformes” c,o,n,t,i,n,u,o,s y l-i-g-a-d-o-s La línea, el continuo
-esta frase es un ejemplo de primer orden-
se convirtió en el principio organizador de la vida. “Quien mal anda, mal acaba”. La “racionalidad” y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
387
la lógica pasaron a depender de la presentación de hechos o conceptos ligados y en serie.”
160
Marshall McLuhan
Muy diferente al circuito eléctrico, en donde
“la información cae sobre nosotros al instante y
continuamente. Apenas se adquiere una
información, la sustituye con gran rapidez otra
información aún más nueva. Nuestro mundo de
configuración eléctrica nos ha obligado a pasar del
hábito de clasificación de los datos, a la modalidad
de reconocimiento del patrón. Ya no podemos
construir en serie, bloque tras bloque, paso a
paso, porque la comunicación instantánea nos
asegura que todos los factores del ambiente y de
la experiencia coexisten en un estado de
interacción activa.” 161
160
McLuhan, M.:“El Medio es el Masaje”, Editorial Paidós, Impreso en USA,
1967, s/n/p. Aquí he conservado la diagramación original del libro.
161
Ibidem, s/n/p
JULIO VENEGAS VASQUEZ
388
De hecho, concluye McLuhan:
“Empezamos de nuevo a estructurar los
sentimientos y emociones primordiales, de los
cuales nos divorciaron 3.000 años de leer y
escribir. Empezamos de nuevo a vivir un mito”. 162
De modo que el alumno se encuentra con un pie en
la tecnología alfabética, que no alcanza ni a dominar ni a
comprender del todo, mientras que con el otro pie se halla en
la tecnología electrónica de comunicaciones, su matriz cultu-
ral, en la cual sí navega con expedición; pero que debido a
su primera condición, alfabética, se encuentra en la mayor
confusión.
“¿Quién soy?”, se pregunta. Una crisis de identidad:
la escuela lo fragmenta, lo divide, así como lo provee de un
potente espejo retrovisor que lo mantiene mirando
principalmente al pasado. Sin embargo, el medio electrónico,
la pedagogía lumínica, lo proyecta hacia el futuro, lo forma en
la simultaneidad, en la interrelación y acción reciproca total.
Así, por consiguiente, el tipo de lectura
desconstructiva, filosófico-cibernética que guía estas
162
Macluhan, M.: “Contraexplosión”, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1969,
p.17.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
389
reflexiones sobre Wittgenstein, tiene presente esta diferente
logicidad tecnológica, cultural y cognitiva. En sentido estricto,
la tecnología electrónica adiestra para ver en un texto lineal y
secuencial, máquinas de proceso, dinámicas,
metaestructurales; por tanto, constituye una forma alternativa
de ver, sentir, actuar, y que modifican las formas de pensar.
Considérese, por ejemplo, la siguiente afirmación de
nuestro filósofo en estudio: “La verdad de algunas
proposiciones empíricas pertenece a nuestro sistema de
referencia.” 163
En realidad, por más que leamos esta afirmación -
como ya he enfatizado-, se nos aparecerá una máquina, una
caja de proceso, o metaestructura. Sin embargo, basta con
aproximarse desde la lógica que hemos propuesto redefinir,
para que emerja, p. ej., una eventual máquina que determina
cuáles son las condiciones que nos permiten decidir sobre la
verdad o falsedad; en este caso, la silogística de Aristóteles,
y a partir de determinadas reglas de verificación por las
cuales un silogismo puede o no ser verdadero. En el caso de
la lógica simbólica se trata de las tablas de verdad, que
permiten decidir la función veritativa de un esquema
proposicional determinado.
163
La cursiva es mía. La uso para destacar las cajas de proceso, o metaestructuras, que se esbozan en esta explicación.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
390
Asimismo, detrás de un silogismo encontraremos -
oculta a nuestra forma de visión “alfabética”-, la máquina
lógica por excelencia: la mente, en tanto que reconoce y
opera formas y que piensa sobre “la verdad de algunas
proposiciones empíricas”; que posee analizadores
sensoriales que captan información del entorno, o propia;
una caja o sistema de proceso que computa, organiza, alma-
cena, evalúa, decide sobre la información o retroacciones en
curso; un sistema efector y de retroalimentación, todos los
cuales, en conjunto y entre muchos otros, constituyen la
máquina del cuerpo.
Y es esta máquina la que, colocando en acción sus
mecanismos y principios de funcionamiento, despliega un
“sistema de referencia”. Este sistema, generalmente no
asumido ni consciente en el alumno, comprende, entre otras
estructuras organizativas y la insoslayable entropía: nuestra
imagen del mundo [15], la evidencia histórica [66], las formas
de vida [7], la imaginación [40], el error [61], el componente
psicológico [62], y todos los demás sistemas de proceso
definidos en nuestra Matriz de Wittgenstein, esto es, el
ideograma que desde esta metalectura cibernética propongo
para su análisis.
¿Cuál puede ser la ventaja educativa de incorporar
esta forma de lectura?. De una parte, es preciso tener
JULIO VENEGAS VASQUEZ
391
presente que la captación de una máquina, en el sentido
cibernético, precisa de un adiestramiento en el
reconocimiento, descripción y operación de formas, esto es,
de la arquitectura organizacional de algo. Desde otro ángulo,
la traducción de formas a máquinas constituye el puente
entre la propiedad de la mente para combinar y recombinar, y
la consiguiente posibilidad de diseñar toda clase de
estructuras para convertirlas en nuevos procedimientos,
tecnologías o máquinas concretas de alguna especie. Es, si
se quiere, la base del proceso creativo. De aquí la
importancia que el alumno pueda tener ajustada su visión
para ver estructuras, formas, organizaciones o máquinas,
todo ello en el sentido lógico y cibernético que he introducido.
Además, la posibilidad de crear un ambiente
educativo, coafinado con la propiedad para combinar y
recombinar formas que posee la inteligencia, permitiría al
estudiante incorporar en su cuerpo el cambio y la
transformación permanente, como un proceso continuo de
reinvención personal, en consonancia con el movimiento y
metamorfosis de la información en la red nerviosa digital.
Al respecto, es menester tener presente que los
niños ingresan tempranamente en el universo de las formas y
máquinas, sea a través de la variedad de estímulos físicos de
los que son objeto y actores, o mediante la navegación que
JULIO VENEGAS VASQUEZ
392
a diario realizan por el medio digital, recorriendo toda clase
de códigos y lenguajes, formales o informales, permitiéndoles
ampliar y desplegar su capacidad de comunicación y de
relación con el entorno. Y también porque en el operar
consciente con formas y el acceso a la unidad de visión
producida por las tecnologías de comunicación como el cine,
la televisión y los computadores, radica la parte más que
importante de sus posibilidades de ampliar su capacidad
adaptativa y de invención.
Desde esta perspectiva, corresponde replantearse si
es pertinente caracterizar nuestra época como la sociedad de
la información y del conocimiento, cuando en realidad
vivimos formando parte de una galaxia de máquinas, o
formas lógicas y adaptativas de todas clases y en acción
recíproca, incluidas aquellas de orden organizacional,
además del desorden y el caos, el conocimiento y la
ignorancia. El conocimiento mismo está formado por tales
formas, organizaciones o máquinas de alguna especie.
Asimismo, desde el punto de vista pedagógico, para
el educando el ingreso a esta forma de lectura, o mejor aún,
a esta forma de exploración de la complejidad, le permite
acceder a la estructura de organización más versátil y
poderosa conocida, el cuerpo humano; en sentido estricto,
un paradigma de organización, el más universal conocido.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
393
Porque se trata del acceso al enorme universo de máquinas,
estructuras y procesos que conforman su cuerpo, en
constante intercambio de información y de acción con el
entorno. De modo que el paradigma propuesto es de la
mayor universalidad concebible. Porque se trata de la unidad
primigenia: hombre -naturaleza-cosmos.
En consecuencia, tenemos aquí un ilimitado universo
de máquinas, y una estrategia preliminar para navegar entre
ellas, comprenderlas, describirlas y crear otras a partir de
nuestra capacidad para combinar y recombinar
creativamente, amén de una interconectividad de gran poder
y alcance que ya supera las fronteras disciplinarias. Así,
pues, y a mi juicio, la caracterización de nuestra cultura como
“la sociedad del conocimiento y de la información” debiera
sustituirse por la de galaxia de máquinas interconectadas.
Lo anticipó Norbert Wiener cuando afirmó que:
“…sólo puede entenderse la sociedad mediante el
estudio de los mensajes y de las facilidades de
comunicación de que ella dispone y, además, que,
en el futuro, desempeñarán un papel cada vez
más preponderante los mensajes cursados entre
hombres y máquinas, entre máquinas y hombres y
entre máquinas y máquinas”.164
164
Wiener, N.: “Cibernética y Sociedad”, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1958, p.16.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
394
A su vez, es necesario enfatizar la trascendencia
epistemológica de esta matriz de Wittgenstein, Por ejemplo,
en lo tocante a las reservas, o prevenciones que el
observador, el alumno o el profesor, han de tener en cuenta,
cualquiera sea el campo de estudio y de aplicación en el que
opere. En mi concepto, cada una de las máquinas lógicas o
adaptativas que comprende, nos abre a una multiplicidad de
enfoques, perspectivas, explicaciones, descripciones, todas
de alguna manera complementarias en relación a lo que es
nuestro objeto de interés. La duda, es un buen ejemplo.
Tenemos allí la explicación de numerosos filósofos, hombres
de ciencia, artistas, escritores y poetas: Descartes, Berkeley,
Moore, Hume, Sócrates, Shakespeare, Joyce, García
Lorca…, y desde luego todos aquellos que han hecho
filosofía de la ciencia o epistemología, mostrando las posibi-
lidades y alcances de nuestro conocimiento.
Sin embargo, como he dicho, por más que miremos
la palabra duda, no veremos nada como esa galaxia de
descripciones y asuntos problemáticos que comprende, y
que, toda vez que dudo, emerge y la transforman en una
hipercompleja máquina lógica o de proceso de formas. A
este respecto, sería posible encontrar una estrategia para
alcanzar objetivos tales como conocerse a si mismos,
organizar información, resolver problemas, pensar y evaluar
el propio aprendizaje o desarrollar la capacidad de análisis y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
395
de reflexión. Cuestiones todas que remiten a una
imprescindible comprensión de los procesos del pensar y de
la acción, conducentes, además, a pensar en la imperiosa
necesidad de aproximarse a la naturaleza universal del
método. De modo particular cuando se trata, precisamente,
de una entidad cuya arquitectura organizacional, por el
amplísimo espectro de operación y de combinación de
formas que posee y puede desplegar, podemos llamarla
universal. Sin embargo, para este rango paradigmático, los
sistemas educativos, al menos los occidentales, no poseen el
soporte métodológico, conceptual y teorético necesario para
su consecución.
Lo cual no quiere decir que dicho soporte no exista.
En realidad, tal como he mostrado en Wittgenstein, la
contribución que tenemos a disposición es enorme, tanto en
la filosofía, como en la literatura, el arte, la ciencia, la
existencia cotidiana, los adelantos tecnológicos en
automatización del pensamiento, y en otros campos del
saber. Lo que falta es su reorganización, relectura o
desconstrucción para que emerjan en toda su trascendencia
y extensión. Recién entonces podrían ser utilizados en la
educación, en la empresa, o en cualquier otra forma de
organización.
Desde otra perspectiva, tenemos mucho que
aprender de la cultura oriental, particularmente en relación
JULIO VENEGAS VASQUEZ
396
con las estrategias metacognitivas. En sentido estricto, el
proceso desconstructivo que propongo, en cuanto forma de
lectura cibernética que podemos hacer de nuestra tradición
filosófica, o de cualquier otro ámbito, enlaza perfectamente
con la meditación budista. De hecho, cada uno de sus pasos
y de su concepción filosófica, están orientadas a la
desautomatización, o desagregación de sus momentos, para
comprender la clase de estructura y principios de
funcionamiento que se encuentran en las diversas formas de
comportamiento del cuerpo y la mente, hasta llegar a ser
plenamente conscientes, para luego reinstalarlas,
habiéndolas limpiado tan acabadamente que no pueda ser
hallada brizna de polvo alguna en su espejo.
El siguiente pasaje de uno de los Sermones de Buda,
ilustra adecuadamente la conexión:
“Y ¿cómo permanece el monje
contemplando la mente en la mente? Pues he
aquí que cuando en su mente hay pasión, el
monje sabe: "Hay pasión"; y cuando no hay
pasión, sabe: "No hay pasión"; cuando hay odio
en la mente, sabe: "Hay odio"; y cuando no lo hay,
sabe: "No hay odio"; cuando la mente está
ofuscada, sabe: "No está ofuscada"; cuando la
mente está retraída, sabe: "Está retraída"; cuando
está distraída, sabe: "Está distraída"; cuando hay
grandeza en la mente, sabe: "Hay grandeza", y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
397
cuando no la hay, sabe: "No hay grandeza";
cuando la mente se vierte a lo inferior, sabe: "Hay
inferioridad", y cuando se vierte a lo sublime,
sabe: "Hay sublimidad"; cuando la mente está
concentrada, sabe: "Hay concentración", y cuando
no la hay, sabe: "No hay concentración"; cuando
la mente está liberada, sabe: "Es libre", y cuando
no lo está, sabe: "No es libre".
Así permanece practicando la
contemplación de la mente por dentro, por fuera, y
por dentro y por fuera a la vez. Contempla el
surgir de los fenómenos en la mente, contempla el
desvanecerse de los fenómenos en la mente, y
contempla la alternación del surgir y desvanecerse
de los fenómenos en la mente. Tiene conciencia
de que "hay mente" en la medida necesaria para
ejercer la atención y obtener el conocimiento.
Permanece independiente, sin apegarse a nada
en el mundo. Así es como permanece el monje
contemplando la mente en la mente".165
El ejercicio oriental, para conocer, y conducir, la
estructura, función y sentido de la multiplicidad de estados y
momentos de transformación del cuerpo humano, llamado
contemplación, muestran que se trata de un programa
165
Mahâtera, N. y Solé Leris, A.: “La Palabra del Buda”, Ediciones Indigo,
S.A. Barcelona, 1991, p.85.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
398
educativo total que bien podría ser denominado, en sentido
estricto: el método. El cual nos conduce necesariamente, al
igual que en la visión oriental de la mente, a concebir un
modelo educativo de espectro lo más universal posible. En
realidad, cualquier forma metodológica que responda a un
ordenamiento del conocimiento fragmentado será ella misma
fragmentada, reduciendo, en consecuencia, las expectativas
de desarrollo y evolución promisoria de la universalidad de la
inteligencia humana.
El desafío, por tanto, es diseñar un programa
educativo que permita al estudiante acceder a esa galaxia de
máquinas o sistemas dinámicos, estructuras, formas,
mecanismos, o principios de funcionamiento que pueden
emerger del Conócete a ti mismo, o de cualquier aspecto que
acicatee su voluntad e interés y cuya exploración sea hecha,
en parte decisiva, desde el camino de la estrategia que
comprende, según Miyamoto Musashi, el principio según el
cual “dado un pequeño detalle, conocer diez mil cosas
importantes” 166
.
Así, a la búsqueda de interconexiones, y de
combinaciones creativas de las formas, navegaremos con
expedición, teniendo en perspectivas, entre otras, el universo
de formas o máquinas que resultarán de la decodificación del
166
Musashi, Miyamoto: “El Libro de los Cinco Anillos”, Miraguano Ediciones,
Madrid, 1989, p. 22.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
399
programa genético de las especies, precisamente como
despliegue tecnológico de la infinidad de sistemas lógicos y
adaptativos del resto de los seres vivos, y de aquéllos
correspondientes a la logicidad de la materia, la energía y la
logicidad cósmica.
Edmund Husserl
JULIO VENEGAS VASQUEZ
400
13
HACIA UN NUEVO CONCEPTO DE INTELIGENCIA
Edmund Husserl planteó la idea y un programa de
investigación para constituir el campo de estudio de la
conciencia pura, o ego trascendental, con el objeto de lograr
una ciencia o campo de referencia universal.
Edmund Husserl
Dicha tarea que parece tener su forma más acabada
en este filósofo, procura explicitar o describir lo que llama
"estructura apodíctica y universal de la experiencia del yo"
167, o también, como mejor lo expresa para nuestros
167
Husserl, “Meditaciones Cartesianas”, Ediciones Tecnos, Madrid, 1986,
p.41
JULIO VENEGAS VASQUEZ
401
propósitos en la Tercera Meditación, explicitar la "forma
estructural esencial y universal de la subjetividad trascen-
dental en general" 168
o “estructura universal apriórica del ego
trascendental” 169
, campo de investigación que denominaré
descripción de las estructuras y propiedades de la inteligen-
cia en cuanto campo de estudio de referencia universal.
El método empleado por Husserl fue denominado
por éste, fenomenología eidética, o descripción de las formas
puras; uno de cuyos pasos, la epojé fenomenológica facilita
deslindar el campo de estudio de la esfera de la conciencia
pura, en el lenguaje husserliano, con prescindencia de la
existencia o no del mundo; tampoco presupone la validación
de las ciencias, procurando, además, inhibir el prejuicio
universal de la experiencia.170
Tal reducción fenomenológica
es posible a partir de considerar que
"la conciencia tiene de suyo un ser propio que, en
lo que tiene de absolutamente propio, no resulta
afectado por la desconexión fenomenológica... po-
niéndose de manifiesto la ejecución plenamente
consciente de la misma (la epojé) como la
168
Ibidem, p.77 169
Ibidem, p.99 170
Es importante reiterar que la estructura básica de la fenomenología fue expuesta por Descartes, aún cuando, al parecer, él no haya hecho referencia explícita a dicho concepto. Considérese, al respecto, que Husserl llamó Meditaciones cartesianas a la obra en la que expuso
detalladamente el método fenomenológico.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
402
operación necesaria para hacernos accesible la
conciencia pura y a continuación la región
fenómenológica entera." 171
Un lenguaje ciertamente críptico –diríamos-, pero
inevitable, si el propósito es describir la estructura de la
conciencia pura, o inteligencia. Un sistema hipercomplejo del
cual parece necesario distinguir, metodológicamente, el
contenido de su forma, y la máquina material de la lógica de
ésta. De tal modo que, con entera independencia de la clase
de organización material que sirva de soporte físico a dicha
arquitectura, será posible sostener que existe una estructura
organizacional, que los define como seres pertenecientes o
no a la especie animal hombre. Por consiguiente, su
descripción ha de poner a la vista la clase de organización de
que son depositarios, así como sus principios de
funcionamiento que les permiten poseer la clase de identidad
como especie, en definitiva su “ADN” fenomenológico.
Desde luego, esta es una cuestión metodológica
trascendental y, al mismo tiempo controvertida. De modo
particular cuando en la actualidad arrecian las críticas en
contra de Descartes, al que se le culpa de poco menos
todos los males presentes en materia filosófica y aún
científica, por su distinción o separación entre mente y
cuerpo. Cuestión que abordaré un poco más adelante, con-
171
Husserl: “Meditaciones Cartesianas”, op. cit., p. 76
JULIO VENEGAS VASQUEZ
403
signando desde ahora que tal denostación me parece
infundada.
La descripción del ego trascendental, en los términos
propuestos por Husserl, o que en la actualidad pudiera ser
hecha desde el campo de la ingeniería, constituye en
realidad otro nivel de especificación del modo de aproxi-
mación metafísico. Al mismo tiempo, representa una tarea
insoslayable y pertinente en relación al programa de
Inteligencia Artificial o, en términos más generales, con el
diseño de metamáquinas lógicas y adaptativas. De hecho,
constituye, como ya he ejemplificado, la continuidad del
procedimiento de especificación eidética de Platón, y del
trabajo sobre las formas que realizara Aristóteles. Además,
coincide con la clase de interrogantes y metodologías
introducidas por las actuales tecnologías de procesamiento
computarizado de la información.
A este respecto, pues, el programa de investigación
de Husserl, y de toda la tradición filosófica correspondiente,
no puede sino ser complementaria del actual programa
cibernético sobre Inteligencia Artificial, que parte también del
principio de que en medida significativa la estructura de la
inteligencia es descriptible, en cuanto sustrato organizacional
de una clase determinada, con independencia, en principio,
de su apariencia o soporte físico.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
404
Al respecto, es necesario precisar que la distinción
materia-forma o cuerpo-mente es de orden metodológico y
aplicado. No se trata, por tanto, de una escisión ontológica.
En realidad para los efectos de estos estudios, ni siquiera es
relevante el problema ontológico. Por tanto, sólo se trata de
asumir el proceso de abstraer la forma de algo; y por otra,
reconocer la tradición cultural por medio de la cual,
progresivamente, se han descrito las propiedades de una
entidad, su estructura organizacional, su lógica de
funcionamiento, hasta concluir en la especificación de una
arquitectura organizacional determinada.
En relación con esto, hasta podría decirse que
pueden coexistir sin conflicto las diversas distinciones a
propósito de si la mente existe o no separada del cuerpo, sin
que ello afecte al recurso metodológico por el cual yo puedo
prescindir de hacerme cargo de este problema, para
enfrentar directamente las propiedades estructurales que ha
de poseer la inteligencia humana para tener el rango uni-
versal de operación que posee. Es el camino insoslayable
que ha de enfrentar la fenomenología, o la metafísica y, por
cierto, cualquier intento por aproximarse a dilucidar el modo
como piensa, se adapta y se proyecta de modo anticipatorio
el ser humano.
Esta propuesta metodológica que no hace más que
hacerse cargo del modo como el hombre genera y organiza
JULIO VENEGAS VASQUEZ
405
el conocimiento, tampoco es excluyente, en mi concepto, de
los ámbitos del conocimiento en donde es necesario ver de
partida, y en unidad, la relación mente-cuerpo, como en la
psicología, por ejemplo, o en el arte. En realidad, de hecho,
el problema de la unidad, está siempre presente en la
descripción eidética, en cuanto el propósito, con relación a la
inteligencia humana es, precisamente, la gobernabilidad del
cuerpo y la mente.
En todo caso, importa precisar, que cuando el
escultor o el psicólogo tratan la relación mente cuerpo como
una unidad indisoluble, y progresan en su descripción, no
pueden sino hacerlo a partir de moverse entre la forma y su
materia (el cuerpo o el material con que esculpirá); con la
primera para alcanzar un patrón, sea estético o de
comportamiento, esto es, una forma; y con la segunda, para
elegir el material más idóneo para plasmar su idea, que en
cuanto tal –sea dicho-, también es asumido como forma.
Trabajará, pues, sobre ambos momentos, alternativamente,
desde la materia a la forma y viceversa, hasta alcanzar la
captación en unidad de algún sentido o forma estética, con
un material que le permita generar una nueva forma,
combinarla con otras, o superarla en una nueva síntesis
creativa.
Todo ello, por cierto, no significa que como
contrapartida el cibernético, por ejemplo, olvide la materia de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
406
que está hecha la máquina, cuando estudia su lógica, más
aún cuando trata de especificar su espectro de adaptabilidad,
materia muy cara a su campo de estudio. En este punto, es
importante destacar que no estamos trabajando con el
concepto tradicional de lógica que, querámoslo o no,
perpetúa la distorsión del saber dividido en dominios
estancos y sin relación, y en donde lo lógico aparece como lo
frío y descarnado que mata la vida, o es opuesto al
movimiento.
En realidad, la exigencia metodológica es mínima;
sólo se trata de asumir un camino insoslayable de
exploración, el de la descripción eidética, que ha ofrecido
innúmeros y poderosos frutos conceptuales y metodológicos,
en el más amplio espectro de campos del conocimiento y de
aplicaciones. Por consiguiente, nada que ofenda al
pensamiento.
Tal vez, el problema no resida en la variedad de
distinciones que nos encontramos por todas partes -y que
representan separaciones, muchas veces ontológicas y
existenciales-, sino en que no disponemos del sistema de
referencia teórico donde podamos, de modo natural,
establecer la unidad. Materia que nos proponemos resolver
en esta tesis, partiendo de la idea de que la cibernética, no
obstante ofrecer una conceptualización para avanzar en una
metodología que supere la división del conocimiento, no
JULIO VENEGAS VASQUEZ
407
logra resolver por entero la dificultad. Cuestión que desde un
enfoque de orden meta, esto es, de un saber del saber, o
metasaber, sí se podría lograr. Con ello además se reivindica
el valor de la filosofía, al tiempo que se hace evidente la
necesidad de que salga de su enclaustramiento
contemporáneo que la confina a áreas muy especializadas
de estudio.
En esta dirección y siempre en relación con la epojé
fenómenológica dirigida al estudio de la inteligencia, nos
parece también necesario suspender una lectura doctrinal,
argumental o histórica de la filosofía -incluso de aquellos
aspectos que inspiraron al propio Husserl-, referidos a la
búsqueda de una fundamentación absoluta de la ciencia, o
de una evidencia apodíctica absoluta sobre la cual fundar
toda filosofía. Así, en principio, nos proponemos rescatar de
este filósofo su metodología, así como la explicitación que
realizó de estructuras o principios de funcionamiento del ego
trascendental, para progresivamente, y en un proyecto de
investigación posterior, configurar un modelo preliminar
acerca de la forma o estructura organizacional básica de lo
que llamamos inteligencia y, correlativamente, del método.
Al respecto, es preciso tener presente el amplísimo
campo de estudio que constituye la inteligencia, realmente
inabarcable. Ya lo decía Heráclito: “Los límites del alma, por
JULIO VENEGAS VASQUEZ
408
más que procedas, no lograrías encontrarlos aún cuando
recorrieras todos los caminos: tan hondo tiene su logos.” 172
Así y todo, debemos intentar configurarla como un
sistema de referencia lo más abarcador posible, de forma
que el estudio de cualesquiera de sus aspectos o
propiedades, remita necesariamente a los más diversos
campos del saber, con toda clase de implicaciones
conceptuales, metodológicas, aplicadas, y tecnológicas. De
modo que el develamiento de algunas de sus principales
estructuras y principios de funcionamiento, puedan arrojar luz
sobre una vasta variedad de cuestiones aparentemente sin
relación.
A mi juicio, esto permite visualizar desde una
perspectiva nueva y unificadora diversos problemas y temas
filosóficos; entre los cuales encontramos la tarea de constituir
un método de orden universal. Obviamente, sin que esto
constituya una pretensión desmedida, sino más bien el
resultado natural a que puede conducir la descripción
eidética, o el desocultamiento, a través de la tecnología, de
cualquier propiedad de la inteligencia.
A este respecto, podría señalarse que la
universalidad de los estudios acerca de la inteligencia, dada
172
Mondolfo, R.: “Heráclito. Textos y problemas de su
interpretación”,Editorial Siglo XXI, Madrid, 2000, p.
36
JULIO VENEGAS VASQUEZ
409
la conectividad y acción recíproca total que le caracteriza,
coloca su impronta en un programa de investigación, en
términos de la noción de campo unificado y universal que
debe guiar cada paso, opuesta a un estilo de trabajo que
pudiera fragmentar el área correspondiente. Así, sostiene
Husserl
"...un método determinado no en su mera
especificidad técnica, sino en su tipo metodológico
en general, es una norma que brota de la
fundamental forma regional del dominio y de las
estructuras universales de ésta, o sea que del
conocimiento de estas estructuras se depende
esencialmente para aprehenderlo
epistemológicamente." 173
Tales aspectos metodológicos, en el contexto de las
interrogantes que me he formulado, alcanzan orientación
cibernética cuando, como en el caso del propio Husserl, nos
proponemos indagar qué arquitectura lógica contiene el
esquema “ego cogito cogitatum qua cogitatum174
, esto es, “yo
pienso lo pensado en cuanto pensado”, en referencia a sus
descripciones sobre la intencionalidad de la conciencia. Aquí,
una lectura para determinar la contribución de Husserl a fin
de despejar la estructura de la conciencia, podría ser guiada
173
Husserl, “Ideas para una Fenomenología Pura”,”op. cit., p.712.
174
Husserl, “Meditaciones Cartesianas”.op. cit., p .67.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
410
por la pregunta: ¿cómo ha de ser la estructura de
organización de una entidad para que piense lo pensado en
cuanto pensado?. Interrogante que conduce a un nuevo nivel
de especificación estructural que, si bien no del todo alejado
de la propuesta metodológica de Husserl, se explica y tiene
su peculiaridad como pregunta, porque se inscribe dentro de
la posibilidad actual de poder simular o reproducir
tecnológicamente dicha propiedad de la inteligencia.
La simulación computarizada de procesos del
pensamiento, así como el diseño y construcción de máquinas
lógicas electrónicas que reproducen complejos procesos de
la inteligencia, abren una nueva dimensión para la investi-
gación filosófica que se interroga, por ejemplo, por la
naturaleza de la percepción, por la estructura del
conocimiento, por los modos de asociación o de recuerdo,
por los sistemas de verificación, por la estructura de los
conceptos, por el coafinamiento hombre-medio, por las
formas de comunicación, por la posibilidad de diseñar
sistemas que permitan organizar e interrelacionar las
diversas concepciones filosóficas, o por la naturaleza de la
percepción y realidad virtuales, y desde luego, porque, al
mismo tiempo, abren un amplio campo de relaciones
analógicas para avanzar en la comprensión acerca de cuál
podría ser la forma organizacional de la inteligencia.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
411
De este modo, los interrogantes orientadores, con el
sesgo cibernético antedicho, constituyen una proyección de
la posibilidad tecnológica de simulación computarizada de los
procesos del pensamiento, que los estudios filosóficos han
puesto a la vista con notable lucidez, pero que en su
momento -como hemos enfatizado-, los filósofos no contaron
con este recurso tecnológico para contrastar sus teorías. Así,
pues, ahora estamos en presencia de una cobertura efectiva
y de gran amplitud para potenciar el pensar filosófico,
facilitando que su visión sea aún más incluyente, rescatando
su sentido original de hacer y saber universal que parece
haber perdido con el surgimiento de las últimas tecnologías.
A este respecto, el giro metodológico propuesto por
Husserl en relación con el Ego cogito de Descartes, consiste,
según él, en resolver la omisión cartesiana de una
descripción del “yo pienso,”175
, por cuanto, afirma, el ego
"puede explicitarse a sí mismo ad infinitum y sistemática-
mente." 176
Esta tarea justifica no sólo el hecho de que el
tema de la inteligencia y del develamiento de sus estructuras,
constituya un campo de investigación decisivo en la filosofía
175
A mi juicio, no puede decirse que Descartes haya omitido una especificación acerca de las propiedades de la inteligencia (o mente). En realidad, es notablemente abundante en referencia a las
propiedades de ésta, así como también a la función que la cultura, la tradición, la religión, la vida cotidiana, los sentidos y el mismo cuerpo tienen en su constitución.
176
Husserl: “Meditaciones cartesianas”, op. cit., p.44.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
412
y en las tecnologías contemporáneas, sino que reafirma
metodológicamente el tipo de interrogantes planteadas.
Sin embargo, el intento de Husserl de describir las
estructuras universales de la esfera de la conciencia pura,
(tarea compleja y plena de dificultades como el mismo
anuncia más de una vez en sus “Meditaciones”), a pesar de
sus intuiciones y reflexiones profundas, no puede sino
resultar inconclusa. Además, debemos agregar que ahora,
transcurridas unas cuantas décadas, aparece como un pro-
grama de investigación descontinuado en la filosofía, aún
cuando asumido de hecho por la cibernética y la ingeniería
electrónica, a modo de un desafío de carácter principalmente
tecnológico y de gran valor estratégico.
No obstante, sostengo que ocupada la filosofía en
una analítica exhaustiva de los diversos modos de
pensamiento, en un espectro amplísimo de problemas
relativos a la naturaleza, el saber y la cultura, proveen un
caudal excepcional de descripciones de las estructuras de la
inteligencia, en un grado de complejidad y rigor conceptual
que hace aparecer como ingenuas las aproximaciones
tecnológicas actuales que describen los mismos procesos.
Un inventario, pues, de dichas contribuciones, y su
articulación en una teoría unificada, constituirá un programa
filosófico-cibernético que restituyendo el carácter universal y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
413
unificador de la filosofía, muestre la actualidad y vigencia de
sus análisis y descripciones de los procesos del pensar y del
conocimiento. Sin duda un formidable cauce y orientación
metodológica. De esta manera, además, tendría sentido la
concepción heideggeriana de la tecnología como
develamiento, con la proyección cognoscitiva y filosófica que
esto implica. Más aun cuando, como sostiene este filósofo,
“El desocultar (de la técnica moderna) desoculta a
él mismo sus propios, múltiples y ensamblados
carriles, a través de los cuales él dirige. La direc-
ción misma es asegurada por todas partes.
Dirección y aseguramiento llegan a ser, incluso, los
rasgos capitales del desocultar provocante.” 177
Lo que permite ir en la dirección de develar el modo
como la tecnología contemporánea genera una lógica y
dinámica que define en gran medida los modos de pensar y
de actuar, en una urdimbre compleja de relaciones, una de
cuyas caracteristicas es, precisamente, el énfasis en la
noción de gobernabilidad, o de dirección, en la expresión de
Heidegger.
En cierto modo, pues, la epojé y fenomenología
eidética husserlianas, y también otras propuestas
metodológicas como las de Platón y Aristóteles, tienen de
177
Heidegger, M.: “Ciencia y Técnica”, Editorial Universitaria, Santiago,
Chile, 1993, p. 85
JULIO VENEGAS VASQUEZ
414
común una estrategia similar: el intento por describir la forma
esencial, su eidos, arquitectura u organización, según he
sostenido a través de esta tesis, sea en el sentido del
develamiento de las formas, sea de la esencia, o en el
presente, la investigación que realiza el cibernético para
describir la arquitectura organizativa de la inteligencia.
Cuestión metodológica trascendental –tal como he soste-
nido-, por cuanto orienta la investigación y dirige los
esfuerzos hacia un campo de referencia universal en el modo
de la interrelación y de la acción recíproca, representado por
las diversas formas de develamiento del precepto Conócete
a ti mismo.
A su vez, entre las propiedades de la inteligencia que
es menester describir, se encuentra su naturaleza
metamórfica, la misma que podemos encontrar en el
filosofar. Así, la ilimitada variedad de aspectos en los que
penetra el pensar filosófico, su propiedad para combinar y
recombinar formas, permite afirmar que es posible hallar al
filósofo en los más diversos puntos y momentos de la red
multidimensional del saber, asumiendo formas y funciones
diversas. Por ello podemos reclamar el carácter proteico del
filosofar, a través de comprender la Filosofía como la primera
de todas las artes y de las técnicas, cuya tarea es purificar la
mente, recogerse sobre sí misma, meditando siempre,
ocupada en todo lo que es inteligible, preparándose para la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
415
muerte-vida, en definitiva, todas facetas del filósofo que dicen
de su hacer universal.
Todo ello constituye un vasto programa de perfec-
cionamiento y de delineamiento de las estructuras que
subyacen en cada una de estas exploraciones. Por lo mismo,
es coincidente con el camino metodológico proteico,
multidimensional y unificado que subyace oculto y
precariamente en las reificaciones fragmentadas del
conocimiento. Así, el filosofar es expresión de la profunda
unidad de sentimiento, sensibilidad, lógica, ética, respon-
sabilidad política, trascendencia, conocimiento, sabiduría, en
la variedad de matices que la vida nos ofrece. Propiedad, en
cualquier caso, no exclusiva del filósofo. También está en el
poeta, en el guerrero, en el hombre de ciencia, y aún en la
más humilde actividad humana. A este respecto, mi
propuesta es que estas exploraciones filosófico-cibernéticas
que nos conducen a ver la unidad metodológica allí donde
sólo se ve diferencia, u oposición sin relación, corresponde a
la universalidad de la máquina del cuerpo humano por lo que
legitima la proposición de un método igualmente universal,
en el sentido ya esbozado.
Un ejemplo de gran riqueza metodológica de la
filosofía como metáfora de la inteligencia, al tiempo que de
unificación metodológica, lo constituye el diálogo filosófico,
instaurado y ejercitado por Sócrates y Platón; en rigor, una
JULIO VENEGAS VASQUEZ
416
metáfora básica de la inteligencia en la que se despliegan un
gran número de sus estructuras esenciales. Por ejemplo: el
proceso de especificación conceptual, la estructura de la
interrogación dialéctica, la recursividad en tanto sistema de
verificación por las consecuencias, la anábasis como as-
censo a través de sucesivas hipótesis provisorias, la
katábasis o el descenso desde la ciencia y los conceptos
unificadores, la analogía, la dialéctica para el estudio de la
mayor complejidad...etc.
A este respecto, algunos temas pertinentes son: la
lógica dicotómica desplegada en el Sofista; la simulación a
que se hace referencia en el mismo diálogo; la universalidad
o recursividad como requisito de la definición; el efecto o
metodología del espejo presentada en su diálogo
“Alcibíades”; la analogía entre el timonel y la psykhé y entre
la psykhé y el Estado desarrolladas en “La República”. O la
dialéctica educativa, cuando propone establecer en el alma
del niño, como en un Estado, una forma justa de gobierno; o
también cuando se refiere a las correspondencias analógicas
establecidas entre la estructura del discurso y el cuerpo. En
definitiva, el método hipocrático para el análisis tanto de lo
mejor, como de los defectos del Estado y de la psykhé.
El ambiente estructural que llamaremos metalógico
del diálogo El Sofista se explica y emerge porque en la
búsqueda del sofista por la extensa red del producir y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
417
adquirir, en la cual se despliega también la naturaleza, nos
introduce en el ejercicio y definición de una extensa variedad
de técnicas y procesos lógicos, cubriendo un amplio espectro
de la conducta humana. Así, podemos descender con
rapidez por entre las ramas entrecruzadas del árbol binario a
la búsqueda, ordenación y clasificación de las actividades y
efectos que definen esencialmente al sofista, a través de
analogías que interrelacionan el saber, la naturaleza, el
hombre y su hacer, al tiempo que despliega un método de
búsqueda y definición exhaustivos. El resultado será el
diseño de una red que al mismo tiempo es urdimbre de la
vida, especializaciones humanas, división dentro de lo
continuo; interconectada a las posibilidades lógicas de la
inteligencia, dentro de la estructura ontológica unificada de
ser y no ser: reposo, movimiento, identidad, diferencia, logos,
comunicación y combinación.
Asimismo, ha de observarse que la búsqueda dico-
tómica empleada por Platón es una de las técnicas de
acceso y recorrido de árboles de datos más usado hasta
ahora en la tecnología de automatización dada la rapidez y
eficiencia que representa. De hecho, se observará, la lectura
del diálogo se torna muy rápida, aun admitiendo su comple-
jidad.
En mi concepto, la descripción de las estructuras y
recursos lógicos presentes en el diálogo, nos sitúa en el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
418
ámbito de la inteligencia, lo que hace posible establecer una
productiva convergencia programática, para precisar la
correspondencia estructural con la comunicación y procesa-
miento electrónico de la información de naturaleza
interactiva, de diálogo entre computadores, por ejemplo, o
entre hombres y computadores, o entre hombres y hombres
a través de computadores.
Al respecto, y para los efectos de la articulación
teórica que sigue, he tomado el concepto de inteligencia para
explicar y unificar qué entendemos por la lógica de
adaptabilidad que posee el cuerpo. A su vez, el concepto
cibernético de máquina, como organización o sistema
dinámico, nos permitirá transitar en las más diversas
direcciones del saber, y también de la praxis, con la misma
metodología y estrategia; desde concebir la inteligencia como
una máquina o sistema dinámico, hasta el estudio de formas
de comportamiento de las diversas especies o el diseño de
máquinas singulares para un propósito determinado.
En esta dirección es importante tener presente que la
cibernética es también una teoría de las máquinas y el tema
que abarca
“es el ámbito de todas las máquinas posibles y
tiene importancia secundaria el hecho de que
algunas de ellas aún no hayan sido construidas
JULIO VENEGAS VASQUEZ
419
por el hombre o que no se den en la naturaleza.
Lo que la cibernética ofrece es una estructura en
la cual se puedan comprender, ordenar y describir
todas las máquinas singulares”.178
Para el cibernético dicho concepto es más bien una
referencia de orden lógico, antes que material. Su
peculiaridad, a este respecto, consiste de modo principal, en
diseñar o describir la clase de organización que posee una
entidad, sea ésta material, lógica, posible o concebible. Por
tanto, y en una primera aproximación, su descripción enfatiza
la lógica correspondiente y no tanto de qué material está
hecha la máquina concreta. Por ende, el concepto
cibernético de máquina constituye más bien una referencia a
la forma o arquitectura dinámica, antes que a la naturaleza
de los componentes de la entidad (su forma concreta de
materializarse). En este sentido, sigue un camino ya
explorado por el filósofo, y en general por cualquier forma de
conocimiento: separar, metodológicamente, la forma de la
materia correspondiente, una de cuyas más altas
expresiones es, en efecto, la metafísica, y las diversas
formas de conocimiento de orden meta. Pero también
constituye un punto de convergencia indudable entre el
pensar filosófico y el cibernético en cuanto poseen un terreno
178
Ashby, W.R.: “Introducción a la Cibernética”, op. cit., p.13
JULIO VENEGAS VASQUEZ
420
común de exploración y creación: la lógica, o lo
organizacional.
Por consiguiente, me parece que si podemos
describir la clase de organización que posee una entidad,
entonces podemos, mediante el concepto de máquina, o
alguno similar a organización, estructura, sistema dinámico o
forma, producir una productiva convergencia entre filosofía y
cibernética, aplicando con similar sentido, y a los más
diversos ámbitos de tales descripciones, las nociones recién
señaladas. Lo que tiene, a su vez, trascendental importancia
en el proceso educativo, por cuanto el concepto referido
constituye una amplísima puerta de acceso al proceso
creativo y de invención en cualquier campo de aplicación.
En rigor y en lenguaje filosófico, se trata de cómo se
puede pasar de la descripción fenomenológica179
, o
metafísica de algo, a su traducción a tecnología digital, virtual
o para el diseño e instalación de sistemas de organización de
cualquier clase. Esta cuestión se facilitaría si los procesos a
los cuales apunta tal especificación son estudiados, desde el
179
El concepto de descripción comprende aquí la nocion de movimiento, por lo cual bien puede hablarse de descripción dinámica, de una
máquina o sistema dinámico. En la actualidad, las restricciones que
impone la tecnología alfabética de comunicación para representar sistemas en movimiento, es superada por la extraordinaria sofisticación
alcanzada por la simulación computarizada de procesos que proveen las TICs.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
421
comienzo, como máquinas, organizaciones, sistemas o
formas. A mi juicio, esto significa que la viabilidad de simular
o computarizar procesos del pensamiento con estas
tecnologías plantea una exigencia nueva a la filosofía y
desde luego a la educación: leer o repensar los diversos
problemas filosóficos teniendo presente la noción cibernética
de máquina, así como la posibilidad de la recreación
tecnológica de las mismas, cuando fuere el caso.
13.1. De la universalidad de la inteligencia
Las dificultades que presenta la definición tradicional
de inteligencia, como “la capacidad para resolver problemas
complejos”, plantean la necesidad de proponer un concepto,
siquiera preliminar, acerca de lo que entiendo por inteligen-
cia180
. De partida, y en una primera aproximación, tenemos la
multidimensional e hipercompleja matriz de factores que he
deducido de Wittgenstein y que apunta a una descripción del
sistema del saber, y de modo particular, a la estructura de la
180
El concepto de inteligencia que expongo a continuación lo desarrollé de modo preliminar en en el ensayo inédito “Educación Cibernética, Una Estrategia de Desarrollo (1989)”. Fue expuesto más ampliamente en mi libro “Proteo, Paradigma de la Inteligencia” (1993) y, en conexión con
el nuevo modelo educativo que propongo, en mi libro “Timoneles del Futuro” (2001).
JULIO VENEGAS VASQUEZ
422
certeza. A lo que podemos agregar nuestra proposición de
ampliar el sentido de lo que entendemos por lógica, y la
enorme variedad, literalmente infinita, que subyace a la
explicitación de cualquier entidad o cosa que coloquemos
como objeto de reflexión. Mediante tal expediente nos
aproximamos a una forma no lineal de metalectura y, a
romper, en parte al menos, nuestra tendencia a la
causalidad, a ver las más de las veces una concatenación
determinada de hechos, allí donde la diversidad y
engramado de cursos puede desafiar la mejor inteligencia.
Estamos, sin duda, más acostumbrados a
desagregar los procesos que a verlos en unidad. De allí que,
cuando se nos muestra un ideograma que explicita lo
hipercomplejo que se oculta cuando decimos “yo sé… ésto o
aquéllo”, no podemos sino sorprendernos. Mi invitación es a
ver dicho gráfico en relación con la ley del requisito de
variedad. Porque de lo que se trata, en esta tesis, es mostrar
que la posibilidad de un método universal se funda también
en el apretado y multidimensional tejido, o extensiones
neuronales que se prolongan en el medio, y retornan como
experiencias existenciales y adaptativas a la unidad
escindida del cuerpo y la mente; y que un método universal,
o nuevo paradigma educativo ha de propender a superar.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
423
A mi juicio, lo primero, para aproximarse a un tal
concepto, es darse una visión del espectro de operación que
podemos atribuir al ser humano; esto es, acerca de lo que
puede considerarse como la universalidad de su capacidad
de acción. Una especificación de esta naturaleza constituye
un requisito obligado, toda vez que en tanto realicemos el
proceso, será evidente que el diseño de un método universal
dependerá de cuanto nos acerquemos a describir con la
amplitud necesaria un sistema hipercomplejo como la
inteligencia humana. De este modo procuraré satisfacer en
nuestra definición de inteligencia la ley de Ashby. Y, al mismo
tiempo, disponer del fundamento necesario para diseñar y
justificar las diversas configuraciones del modelo educativo
que propongo, y que pueden constituir la base para un
método de alcance universal.
Así, pues, y en una descripción entre poética,
filosófica y cibernética podemos decir del hombre, en cuanto
especie y como posibilidad de realización personal es
también:
Un habitante espacial, sobre un planeta azul-
blanco oceánico viajando en dirección a la
nebulosa de Andrómeda. También es
trepador de montañas, navegador de ríos
pequeños y profundos, transformador de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
424
paisajes, buceador de las profundidades
marinas, brazo metálico penetrando en la
mineral roca.
Poeta, transfórmase a través de sus deseos
e intuiciones proféticas en gota de rocío,
crepúsculo, mar, abismo, viento, embriagada
medianoche, sensualidad desbordante.
Siempre dispuesto a amar y ser amado.
Vertiente inagotable de incertidumbres,
ansiedades, esperanzas e ilusiones. Es
también, corazón herido, doliente, desgarra-
do.
Violento, peligroso. Depredador, destructor
de ambientes ecológicos, guerrero
devastador. Soberbio, prejuiciado, vil,
manipulador humillante. El hombre es
amenaza trágica y tensa cuerda sobre el
porvenir. Aún cuando, con igual fuerza es
apacible, leal, preservador, cultivador,
pacífico, humilde, ecuánime, digno, noble.
Un explorador abriendo espacios a la vida y
al futuro.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
425
Es también naturaleza, recogida profunda y
sagradamente sobre sí misma. Asceta,
solitario, pero receloso de la amenazante
incomunicabilidad. Temeroso, es esperanza
de trascendencia e infinitud. Es sacrificio,
proyección mística y sabiduría.
Es muchos rostros y máscaras: alegre,
pícaro, embaucador, loco y aventurero. Es
todos los hombres y ninguno. Trágico,
cómico, lúdico, en una inabarcable
metamorfosis de estados variados, sorpren-
dentes e inesperados. Transitorio, finito. Es
naturaleza, historia, olvido y aniquilamiento.
Es todas las formas y ninguna. Metamórfico
y absoluto.
Atravesado a cada instante por millones de
subpartículas venidas desde las
profundidades galácticas en procura del
espacio infinito, el hombre es también síntesis
de lo orgánico e inorgánico, de materia
inanimada y viva. Por doquier en su cuerpo se
interpenetran e integran diversidad de
elementos físico-químicos, conformando un
grado de organización superior de la materia.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
426
El hombre constituye un lugar de la
naturaleza, una región del universo donde
toda clase de experiencias pueden
intercambiarse y relacionarse. En esos lugares
que somos, la naturaleza se puede mirar y
admirar a sí misma en éxtasis fugaz,
apocalíptico, impúdico o sagrado.
Así, el hombre es la vida, el universo en
tránsito a través de su propia y poderosa
invención cósmica: una fantástica urdimbre
cuántica, lumínica, molecular, preñada de
posibilidades para crecer en variedad
adaptativa, para proyectar en nuevas síntesis
originales la potencia creativa de la
naturaleza.
El hombre es también sus extensiones
tecnológicas, las prolongaciones mecánicas,
electrónicas y espaciales de su cuerpo.
Potenciado y amplificado ahora en la
diversidad más amplia concebible de arte-
factos, mecanismos y configuraciones
complejas de conocimientos. El emergente
cuerpo cibernético.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
427
Variedad, transformación, metas en número
ilimitado, caracterizan de modo acertado a
este ser multifacético, metamórfico, universal
en sus recursos, que nos recuerda al
legendario y presentísimo mito de Proteo.
Sin embargo, es afectado de modo ineluctable
por la tendencia entrópica que la naturaleza
conlleva como una de sus poderosas
determinaciones. Para sobrevivir necesita,
pues, generar y buscar a cada instante formas
de organización para contrarrestar sus efectos
catastróficos.
No obstante, el desorden se desliza por entre
las formas de convivencia, confundiendo y
destruyendo las expectativas de existencia
armónica y apacible. Pero además,
abruptamente, o con sigilo e implacabilidad, se
escurre por entre los componentes y funciones
de la propia y formidable metaorganización,
para desestabilizarla y, finalmente, ani-
quilarla.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
428
Así y todo, como sostiene Norbert Wiener:
“Aunque estamos sometidos a una vida tal,
que el mundo en su totalidad obedece a la
segunda ley de la termodinámica, donde la
confusión aumenta y el orden disminuye... hay
islas locales y temporales de entropía
decreciente... lo que nos induce a asegurar la
existencia del progreso... Pero, ¿Qué podemos
decir acerca de la batalla entre él y la entropía
creciente en el mundo que nos rodea?... En un
sentido muy real somos pasajeros náufragos a la
deriva en un planeta condenado. Pero aun en una
catástrofe marítima, el honor y los valores
humanos no desaparecen; debemos
aprovecharlos hasta el máximo. Pereceremos –
añade-, pero hagamoslo de un modo que
podamos considerar digno de nosotros” 181
.
El amplísimo espectro de acción y existencial recién
esbozado, por los que una persona puede atravesar a través
de su vida, unido a la matriz que hemos construido a partir
de Wittgenstein, y otras posibles, nos muestran la hipercom-
plejidad de la que debe hacerse cargo un nuevo modelo
educativo y, correlativamente, el método a constituir en
181
Wiener, Norbert: “Cibernética y Sociedad”, Edit. Sudamericana, 1958,
Argentina, p.38
JULIO VENEGAS VASQUEZ
429
consonancia con dicha extraordinaria variedad, para su
desarrollo y evolución más promisoria.
Norbert Wiener
Al respecto, pues, no basta con afirmar, por ejemplo,
que la certeza es hipercompleja, necesitamos desagregar lo
que contiene en cuanto tal; otro tanto ocurre con la variedad
existencial que recién he esbozado sobre la universalidad de
la inteligencia. Recién entonces tendrá sentido la exigencia
que nos plantea la ley de Ashby para el diseño de un nuevo
paradigma educativo, o para responder al desafío que me he
planteado de fundamentar la posibilidad de un método de
alcance lo más universal posible.
Podemos visualizar mejor esta exigencia
metodológica considerando las respuestas que de ordinario
se dan toda vez que preguntamos qué esperamos del ser
amado. Se nos dirá: “que sea simpática(o), comprensiva(o),
cariñosa(o), inteligente” y unas cuantas cualidades más que
tomamos como criterio seguro para adoptar una decisión. A
JULIO VENEGAS VASQUEZ
430
poco andar, sin embargo, tenemos que asumir que tal
especificación de variedad queda muy por debajo de la que
necesitamos. Así, diversas otras formas de comportamiento
reclamarán en algún momento por sus fueros de un modo
crítico, dramático y muy posiblemente colocarán a la relación
en una instancia de inestabilidad. Esto a nivel particular.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la falta de
especificación de la variedad ínsita a un mega sistema,
como la sociedad, la educación, o la correspondiente a la
inteligencia, ha de derivar en una visión precaria de la
misma, impidiendo una aplicación poderosa del principio
cibernético de Ashy.
13.2. La inteligencia como metaorganización universal
A partir pues de la extraordinaria cobertura de acción
y de adaptabilidad del hombre, y con el objeto de
fundamentar un nuevo concepto de inteligencia, propongo,
en primer lugar, que todos los objetos, seres, ideas,
procedimientos o cualquier clase de entidad existente o
concebible, incluidos el desorden, lo confuso y el caos, y
desde luego también la inteligencia, puedan ser definidos o
analizados como organizaciones que despliegan en su
comportamiento alguna particular logicidad, precisamente la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
431
que explica su singularidad como máquina concreta de
alguna especie.
Utilizo aquí, indistintamente, los conceptos de
máquina u organización en su acepción cibernética. No tiene
pues, connotación física, no se refiere de modo principal a la
naturaleza de sus componentes. Por tanto, lo que nos
interesa determinar de un objeto es saber qué hace, cómo lo
hace, o dicho de otro modo, cuál es su estructura, cuáles sus
mecanismos constitutivos, cuáles sus estados posibles y qué
lógica o principios de adaptabilidad le permiten hacer lo que
hace.
Por tanto, me parece que aplicar el concepto de
organización a la inteligencia, tiene la indudable ventaja
metodológica de despojarla de su carácter privativo,
misterioso, indescifrable, así como de toda resonancia
psicológica o ideológica, situándola en el rango
principalmente estructural de una organización. Una
arquitectura que progresivamente es descrita y comprendida
en su funcionamiento.
De modo preliminar sostengo que su rango esencial
consistiría en ser una organización de organizaciones, una
forma de formas en la expresión de Aristóteles, que puede
trabajar sobre cualquier otra organización, sobre sí misma, o
JULIO VENEGAS VASQUEZ
432
cambiar ella misma de estado. Propiedad que, proponemos,
puede ser definida como de orden estructural meta; razón
por la que, en una primera aproximación, diremos que la
inteligencia es una metaorganización. El prefijo utilizado
permite caracterizar los niveles u órdenes de complejidad
lógica que ha de poseer una organización con este rango.
Esto es, una que posee la propiedad de pensar el
pensamiento, o reflexionar sobre cualquier entidad, acto o
proceso en el modo de pensar lo pensado en cuanto
pensado. También se caracteriza por estar en una
permanente búsqueda de la forma, sentido, patrones de
comportamiento o logicidad subyacente a un proceso, en el
más amplio espectro de operación que la inteligencia
humana pueda abarcar.
Asimismo, un soporte organizacional poderoso de
que dispone esta entidad es el mecanismo de
retroalimentación ubicua que como mencionáramos, consti-
tuye la interfase adaptativa con el medio, presente en cada
célula del cuerpo y en la interacción de éstas con los
diversos órganos, generando una red “sintiente” que cubre
gran parte de su estructura, permitiéndole darse cuenta de...
o ser consciente de... en una cobertura amplísima de
adaptabilidad, a la que, por lo mismo, podemos llamar
universal.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
433
Dicha dimensión estructural de la inteligencia
constituye una referencia a propiedades de la clase, "puede
recibir las formas sensibles sin la materia" 182
o "ha de ser
capaz de recibir la forma, es decir, ha de ser en potencia tal
como la forma pero sin ser ella misma" 183
; o vista desde otro
ángulo en la expresión de Husserl, "la propiedad universal y
fundamental de la conciencia de ser conciencia de algo, de
llevar en sí misma, en cuanto cogito, su cogitatum" 184
.
Cobertura lógica que muy bien sintetizó en las
fórmulas Cogito cogitatum qua cogitatum (pienso lo pensado
en cuanto pensado) y Cogito cogitata qua cogitata (pienso
las cosas pensadas en cuanto pensadas). Propiedades de la
inteligencia que son indicativas de un nivel estructural de
segundo o más órdenes, presentes en todos los procesos y
estructuras de la inteligencia. Mediante dicha noción
describimos su poder para penetrar en las formas o en las
estructuras de organización de toda clase de objetos y seres;
y, por cierto, de modo particular, la propiedad de reflexión o
de mirarse a sí misma, como pensar lo pensado, ya men-
cionado.
182
Aristóteles, “Acerca del Alma”, op. cit., p. 211
183
Ibidem, p. 230
184 Husserl, “Meditaciones Cartesianas”, op. cit., p. 47
JULIO VENEGAS VASQUEZ
434
Una metaorganización, además, que por el
amplísimo espectro de acciones que puede ejecutar,
podemos llamarla universal. Aunque por otra parte no pueda
ser universal en sentido absoluto, dado su carácter finito. Lo
opuesto a una organización universal así caracterizada sería
una máquina especializada, lo que no es óbice para que
aquella decida ser especializada, o actúe especializa-
damente. Otro sentido de la universalidad, tal como la
empleamos en la definición propuesta, sostiene que la
inteligencia constituye una entidad que recoge en sí la vida
universal, siendo quizás expresión de un modo de
organización también inteligente del universo.
Ambos momentos son descritos por Husserl cuando
afirma:
"El a priori universal que pertenece a un ego
trascendental como tal es una forma esencial que
encierra en sí una infinitud de formas, de tipos
aprióricos de posibles actualidades y
potencialidades de la vida, con los objetos
constituibles en ella como realmente existentes."
185
O también, cuando afirma que "el cogitatum universal
es la vida misma universal en su unidad y totalidad abierta e
185
Ibidem, p. 99
JULIO VENEGAS VASQUEZ
435
infinita."186
Así, pues, sostengo que la inteligencia humana o
la arquitectura lógica del cuerpo, puede ser concebida como
una organización, que entre el universo de las
organizaciones, conocidas o ideadas por el hombre, puede
ser definida como:
Metaorganizacion universal.
La definición propuesta tiene carácter operacional.
Está pensada no sólo en relación con un programa para su
desarrollo, sino también en conexión con sus posibilidades
evolutivas de carácter postbiológicas, dado que facilita
diseñar a partir de ella modelos viables en el campo de la
Inteligencia Artificial. Asimismo, abre espacios de reflexión
para una profunda convergencia metodológica a partir del
concepto de organización; esto es, entre la organización, en
tanto logicidad de la naturaleza, y el develamiento de las
estructuras de organización de la inteligencia, siendo ella
misma una emergencia desde ese sustrato organizacional
primigenio.
186
Husserl: “Meditaciones cartesianas”, op.cit., p. 59
JULIO VENEGAS VASQUEZ
436
13.3. La dimensión proteiforme de la inteligencia
En esta dirección, ¿cuál puede ser el salto evolutivo
siguiente?. ¿Acaso una máquina electrónica que reproduzca
la inteligencia humana?. En mi opinión podemos dar curso a
nuestra imaginación y pensar en una futura Metamáquina
Proteo. Veamos como el poeta Virgilio nos retrata en sus
“Geórgicas” a esta divinal entidad:
“Hay en el abismo de Cárpatos cierto adivino
llamado Proteo, dios neptúnico que recorre el
vasto mar en carro tirado por corceles de dos pies,
mitad peces y mitad caballos… como adivino lo
conoce todo: el presente, el pasado y las cosas
futuras de más lento llegar… Es éste el dios, hijo
mío, a quien debes empezar por coger con fuertes
ligaduras, para que te explique la causa de tu
enfermedad, y le procure una favorable salida [o
te prediga tu futuro]. Sin violencia no te dará
consejo alguno, ni conseguirás doblegarle con
súplicas; déjate, pues, de miramientos y emplea
con él la fuerza, atándole bien; serán inútiles
entonces sus astucias, y sólo por este medio
quedarán derrotadas… Apenas tus manos lo
opriman y le tengas como encadenado, se burlará
de ti con sus diversas apariencias, y hasta con sus
variados aspectos de fiera; ya será un erizado
JULIO VENEGAS VASQUEZ
437
jabalí de roja cerviz; o bien tomará la áspera forma
de la llama, tratando de este modo de soltarse de
sus ligaduras; o acaso intente huir, escurriéndose
por uno u otro lado bajo la forma de un tenue hilo
de agua. Pero, cuanto más se multiplique en
distintas metamorfosis, más deberás apretarle las
ligaduras, hijo mío, hasta el momento en que,
después de una última transformación, se
presente a tus ojos como en un principio le viste,
cuando empezó a cerrar los suyos en el sueño
primero”. 187
A mi juicio, este anciano dios neptúnico, que
apacienta focas y vive en las profundidas oceánicas,
constituye una metáfora magnífica de la entidad que pudiera
emerger del progresivo proceso de automatización virtual,
inspirada en la arquitectura lógica del cuerpo humano. Así,
pienso que la tendencia tecnológica presente va en la
dirección de la creación de una Metamáquina Proteo. De
hecho, una entidad de estas características fue concebida
por Ray Bradbury en sus “Crónicas Marcianas”. Allí se relata
que los marcianos son seres metamórficos por definición. En
este sentido, pues, el programa de Inteligencia Artificial sería
la antesala de la metamáquina proteica. De hecho, se verá,
la tecnología digital para diseño de efectos especiales
generó, para la película “Terminator 2”, una formidable forma
187
Virgilio: Obras Completas, “Metamorfosis”, op. cit., p.234.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
438
de metamorfosis virtual para el T-1000, organismo
cibernético polimetálico que puede metamorfosearse a
voluntad en los seres u objetos que toca. Así, estamos en
presencia de una tecnología que avanza con seguridad en el
diseño y creación de seres virtuales, dotados de las
propiedades de las máquinas cibernéticas, existentes o
imaginables.
Otras formas de transfiguración existen en la
literatura desde muy temprano, procedentes de las más
lejanas y diferentes culturas. Entre ellas, reviste particular
relevancia la transfiguración en los elementos que
encontramos de manera magnífica en la formación del
samurai, legada por Miyamoto Musashi en su notable obra
“El Libro de los Cinco Anillos”, que nos sitúa en el centro del
camino de perfeccionamiento de los grandes maestros como
Confucio, Laotzé, Buda y la tradición Veda.
Musashi nos enseña que podemos aprender de la
estrategia de los elementos y, por cierto, de los seres vivos.
Es un camino de ejercitación rigurosa y atenta a las diversas
manifestaciones y estados del agua, de la tierra, del fuego,
del viento y el vacío. A partir de ellos aprender de los
recursos adaptativos de las flores, los pájaros, los reptiles,
los felinos, los insectos, el mar, los ríos, cascadas y piedras,
acantilados y bosques, llanuras y mesetas. Procurando cada
JULIO VENEGAS VASQUEZ
439
día ser como ellos a fin de ampliar nuestro pequeño yo,
circunscrito al borde de nuestra epidermis, y alcanzar así
parte del sentido a que nos conduce la comprensión y
asimilación en nuestro cuerpo de la naturaleza y el cosmos.
De esta forma, podremos ampliar progresivamente nuestro
yo hasta hacerlo más universal. Reibun Yuki lo ha
expresado de manera profunda cuando interpretando al
monje Takuan sostiene:
“El yo, el sentido del verdadero yo, es un yo que
se encuentra donde el cielo y la tierra todavía no
están separados, y que ya existía, antes de que el
padre y la madre le hubieran procreado a uno. Es
un yo que está en mí, en los otros, en los pájaros
y en los cuadrúpedos, en las plantas y árboles, en
todo, en una palabra… Es un yo sin sombras, ni
cuerpo, sin vida, ni muerte. No es ningún yo que
pudiera verse a simple vista.” 188
Tal vez no haya un camino educativo más
trascendental que rescate la universalidad lógica y adaptativa
de la inteligencia humana, y que emerja desde el fondo
organizacional de la naturaleza y del cosmos. Se trata de un
legado de la cultura oriental que inspira y acicatea el
despliegue de la capacidad metamórfica del ser humano. Sin
188
Dürckheim, K.F.: “Japón y La Cultura de la Quietud”, Ediciones
Mensajero, Bilbao, s/a/p., p.103
JULIO VENEGAS VASQUEZ
440
embargo -y como ya adelantara a propósito del mito de Nar-
ciso-, la comprensión y despliege progresivo del Conócete a
ti mismo, conducente a un estado evolutivo superior, bien
podría conducir a la superación de la especie humana.
Porque con el conocimiento adquirido sobre la poderosa
arquitectura organizacional del cuerpo humano y su
manipulación electrónica, virtual y genética, como
posibilidades efectivas de culminar en extensiones
tecnológicas inteligentes, estamos creando la antesala para
la recreación y potenciación virtual de la Metamáquina
Proteo.
Es interesante considerar cómo la estrategia de
enriquecer el yo con la riqueza adaptativa de otros seres
vivos, también está presente en la cultura cristiana.
Considérense, a este respecto, algunas de las muchas
analogías que en la Biblia se establecen entre el
comportamiento del hombre y de los animales, entre el
hombre y los vegetales, o entre animales:
“Mirad que yo os envío como ovejas en medio de
lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes,
y sencillos como palomas” [Mateo 10:16]; “Más
raudos son que leopardos sus caballos, más
agudos que lobos de la tarde; sus jinetes galopan,
vienen de lejos sus jinetes, vuelan como águila
que se precipita a devorar” [Hab.1:8]; “Libérate,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
441
como la gacela del lazo, como el pájaro del
pajarero” [Prov.6:5]; “Aguzan su lengua igual que
una serpiente, veneno de víbora hay bajo sus
labios” [Salmos 140:4]; “Guerreros valientes... sus
rostros como rostros de león, y ligeros como la
gacela salvaje” [I Crón. 12:9]; “Sé semejante,
amado mío, a una gacela o a un joven cervatillo
[Cantar 2:17]; “[El] favor del rey, como rocío sobre
la hierba” [Prov.9:12]; Yahveh levantará contra ti
una nación venida de lejos,... como el águila que
se cierne” [Deut. 28:49].
Y este versículo notable:
“Te instruirán los reptiles de la tierra, te enseñarán
los peces del mar” [Job 12:8],
que sintetiza la función pedagógica, resultante de la
observación atenta de la naturaleza y sus recursos
adaptativos, y que el hombre puede incorporar a su
estructura universal de acción, ampliándola y potenciándola
aún más.
En sentido estricto, pues, cada una de estas
analogías comprende un programa educativo, producto del
estudio de la naturaleza y de la ejercitación en sus recursos,
para alcanzar la clase de especialización adaptativa que
poseen otros seres vivos. A este respecto, es ilustrativo el
pasaje bíblico que nos habla
JULIO VENEGAS VASQUEZ
442
“de cuatro animales pequeños que son más
sabios que los sabios: las hormigas, pueblo sin
fuerza, que al tiempo de la mies se prepara su
provisión; el tejón, animal endeble, que entre las
peñas coloca su madriguera; las langostas, que
sin tener rey salen todas bien ordenadas; el
lagarto que puedes asir con la mano y, sin
embargo, se aloja en los palacios de los reyes”
[Prov. 30:24].
En el Cantar de los Cantares encontramos analogías
notables como aquella que dice:
“¿Quién es ésta que avanza como la aurora,
hermosa como la luna, pura como el sol, temible
como batallones de guerra?” [Cantar 6:9].
A mi juicio, pues, podemos satisfacer la Ley de la
Variedad Obligada en la educación, si disponemos de un
paradigma de organización lo más universal posible y lo
suficientemente poderoso, versátil y automodificable como
para enfrentar la variedad y perturbaciones del propio
sistema así como del medio. Desde esta perspectiva, tal
paradigma emerge del Conócete a ti mismo por cuanto se
trata de un campo unificado de estudio en el que convergen
temas de investigación de valor estratégico, un programa
educativo depositario de una matriz universal de formación,
un método universal emergiendo de la propiedad meta y
JULIO VENEGAS VASQUEZ
443
universal de la inteligencia. Al mismo tiempo, constituye una
estrategia para reducir los efectos no deseados de la
tendencia entrópica. Sólo de este modo responderíamos al
requisito que señala Ashby de que cualquier regulador y
control debe tratar de acercarse todo lo posible a su máximo.
Concebir la inteligencia como metaorganización
universal, significa introducir el eslabón que faltaba, entre un
saber de carácter meta y el necesariamente convergente
rango organizacional de la entidad que lo produce; es decir,
la inteligencia humana que también, por tanto, ha de ser de
orden meta.
Desde mi perspectiva, una de las ideas centrales en
la base de la concepción meta del saber, se funda en que la
estructura del saber sería correlativa a la estructura de la
inteligencia. Esta correlación organizacional, entre otras
maneras de presentarse, sería a través de un modelo
hologramático, en la expresión de Edgar Morin, y que
tempranamente encontramos en Aristóteles cuando señala
que:
"Sin embargo, no es menos cierto que en cada
uno de los trozos se hallan todas las partes de la
psykhé y que cada una de éstas es de la misma
especie que las demás y que la psykhé total,
como si cada parte de la psykhé no fuera
JULIO VENEGAS VASQUEZ
444
separable de las demás, por más que la psykhé
toda sea divisible."189
A mi juicio, esta característica estructural aplicada al
saber, implica que cada concepto es una forma o estructura
que contiene recursivamente190
a los otros, y viceversa,
como si fuesen redes complejas proteiformes; además, en
cualquier concepto se han de encontrar los mismos principios
de articulación organizacional de sus elementos. Este modo
de organización constituye, desde mi perspectiva, quizás una
de las características básicas de la organización de la
inteligencia y del saber. Por otra parte, nos permite encontrar
la clave para superar, mediante un sistema de referencia
teórico, y también educativo, el problema de la división del
conocimiento, mediante el despliegue de una metodología
que provea una forma de unificación del saber.
Si como he sostenido, el conocimiento está organi-
zado del mismo modo que la organización que lo hace
posible, entonces se puede emplear de la genética la noción
de ubicuidad genética, (el programa arquitectónico y evolu-
tivo del cuerpo se encuentra en gran parte de las células); lo
que correspondería a un metamecanismo como el de retroa-
limentación; el cual, de forma similar, estaría también en
189
Aristóteles: “Acerca del Alma”, op. cit., p. 25.
190 Recursivo, aquí, en el sentido de que su estructura se replica en cada
componente y nivel del sistema correspondiente.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
445
todas las partes de la entidad. Así, por ejemplo, cuando
Husserl analiza un aspecto cualquiera de un problema, se
encuentra con una unidad sintética, el concepto, que
constituye un holograma de la totalidad, con ‘entradas y
salidas interconectadas’. De tal forma que estando en la
salida de algo, estamos, al mismo tiempo, en su entrada, en
todas partes, en la misma hologramática estructura. Ello
hace que en cualquiera de los aspectos o momentos en que
nos encontremos siempre podrá haber una recurrencia
conceptual y metodológica.
Al respecto, es menester tener presente que esta
recursividad organizacional puede presentarse como
recursividad en la exposición de esta tesis; esto es, una
cierta manera de argumentar o de exponer en círculo. O,
más precisamente, de exponer de modo hologramático; lo
cual, en una primera aproximación, podría aparecer como
una reiteración descuidada. Pues bien, sin desconocer que
en algún momento puede tratarse efectivamente de un
descuido, apelo al lector para que vea más bien que deseo
enfatizar aquello hologramático, recursivo, o también
dialéctico del pensar, contrapuesto al modo lineal y
sequencial de la tecnología alfabética de comunicación.
Así, pues, esta proposición de orden metodológico
para describir la estructura de la inteligencia, tiene la ventaja
teórica de ser coincidente con la recursividad genética, la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
446
cual determina que un gran número de células sean
depositarias del programa conteniendo la información de la
arquitectura y dinámica evolutiva de la máquina del cuerpo.
Esto la convierte en una poderosa estructura sistémica que
dispone en todas partes y al mismo tiempo del plan total de
la organización. Cada componente, constituye, por
consiguiente, un verdadero holograma de la totalidad
correspondiente.
La idea de que las organizaciones, el saber por
ejemplo, están constituidas por elementos que son, a su vez,
organizaciones hologramáticas de aquéllas, articulados en
un sistema de proceso de formas, es la base de la
concepción meta que procuramos fundamentar, y un punto
decisivo para estructurar un método que pretenda
aproximarse a una cobertura de operación lo más universal
posible.
La noción de metaorganización nos permite, a su
vez, dar una respuesta específica a la interrogante: ¿cuál
puede ser la estructura de un mecanismo de la inteligencia?.
Desde mi perspectiva, un mecanismo de la inteligencia no
podría tener un rango inferior al que posee la misma
inteligencia, razón por la cual sería, en rigor, un
metamecanismo o metamáquina universal, o sea, una
estructura poseedora de similar arquitectura básica de la
organización de la inteligencia. Como ya hemos enfatizado,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
447
mirando hacia el interior del metamecanismo de
retroalimentación, encontraremos un sistema de
comunicación, uno de regulación, otro de proceso de
variables, etc., los cuales a su vez contienen a todos los
otros, en una fantástica red organizacional depositaria
también de las mismas propiedades, además del programa
'genético' unificador, presente a su vez en cada me-
tamecanismo o metaestructura de la inteligencia. Todo ello
nos da razón de la notable variedad, complejidad, poder del
cuerpo y de su arquitectura lógica y adaptativa, la
inteligencia.
Es en este contexto que me parece que Proteo
constituye una fértil metáfora. La potencia de sus facultades,
el conocimiento que tiene de las ilimitadas formas de la
naturaleza convierten a esta divinidad en el ser mitológico
que ejemplifica de manera notable las propiedades de la
inteligencia, según el concepto aquí introducido:
"Proteo recorre el vasto mar en carruaje tirado por
corceles de dos pies, mitad peces, mitad
caballos,...como adivino, lo conoce todo: el
presente, el pasado, y las cosas futuras de más
lento llegar... no echa en olvido sus astucias, y
empieza a transformarse en todo género de cosas
maravillosas. Se hace fuego, bestia horrible, agua
JULIO VENEGAS VASQUEZ
448
corriente,... multiplicándose en distintas
metamorfosis..." 191
.
El dios metamórfico tiene la propiedad de penetrar en
las estructuras, cualesquiera que sean, como también el
recurso de manejar a voluntad el universo de las formas,
trascendiéndolas, transmutándose en ellas, aun cuando
conservando su primigenia figura, a pesar de sus sucesivas y
variadas transfiguraciones. También posee la propiedad de
penetrar en la lógica de la organización de los seres en que
se transmuta, tanto como el poder de combinar a voluntad
las diversas estructuras de organización existentes en la
naturaleza.
Además, debemos agregar su divinal poder para
predecir caminos y destinos posibles y azarosos,
sustentándose en una memoria poderosísima que conserva
la urdimbre de lo acontecido y fundada en su lógica
combinatoria. Así, puede proyectar el destino de humanos y
héroes con trazos ciertos e infalibles, en el confuso e incierto
futuro. Tales excepcionales poderes del anciano dios nos
permiten visualizar, de modo analógico, toda la variedad,
extensión e hipercomplejidad de los recursos adaptativos y
prospectivos del cuerpo humano. Al mismo tiempo nos
191
Virgilio, Obras Completas.: “Las Geórgicas”, Editorial Ferma, Barcelona,
1966, pp. 223-4.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
449
permite desarrollar una estrategia para activarlos o
conectarlos en simbiosis productivas, creativas, con el vasto
universo de formas o estructuras existentes en la naturaleza,
y de las cuales Proteo es conocedor y recreador formidable.
Se ha sostenido que los mitos expresan de modo
profundo alguna conexión de sentido poderosa acerca de la
naturaleza o de los hombres. Creo que en este caso,
estamos en presencia de una intuición sobre las propiedades
esenciales de la inteligencia humana, que nos permite
rescatarla en su germinal sentido como vasta e inagotable
organización proteiforme. Aún cuando por su aciago caminar
por entre múltiples discontinuidades de la naturaleza, la
tecnología, el saber y los mismos hombres, tiene siempre
tendencia a definir y a vivir perspectivas unidimensionales o
fragmentadas de la realidad.
Visión ubicua la de este dios, ya que nada del jabalí
se le escapa: fuerza, fiereza, rapidez, entorno, presencia
temible. Su mirada es una captación total de todos los rostros
de la bestia, por medio de los cuales pudiera ser descrita.
Por el contrario, nuestra visión fragmentaria nos proporciona
una percepción parcelada, en escorzos, de la fiera,
remitiéndonos obligadamente al uso de diferentes universos
de significación para ‘completarla’, sin que, de ordinario se
disponga de la estructura que las unifique. Por ejemplo,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
450
podemos utilizar para darnos algunas de las facetas de
aparición del animal, un lenguaje poético, químico, físico,
matemático o biológico, perdiéndose de modo inevitable la
visión de unidad de la misma con el entorno.
Proteo es, además, poseedor de una facultad
holística, porque puede desplegar toda la variedad de
facetas, estados y códigos, o prismas, en que puede ser
descompuesta la luz en que se aparece el animal. A tal punto
que sus metamorfosis llegan a tener impactante presencia y
realidad. No son meras caricaturas, escorzos o
aproximaciones de la bestia. Son, si puede decirse, ella
misma, con toda su contundente realidad. Para lograrlo
Proteo ha de estar en el dominio de las formas, de todas las
formas. Y en el manejo del principio que las unifica, por
cuanto las puede reproducir o metamorfosearse abarcando
todo el espectro de prismas en que se manifiestan, a través
de los cuales pueden ser vistas, y eventualmente
representadas en algún medio.
Poseedor de tal configuración lógica y adaptativa
puede acceder y conocer la lógica de funcionamiento que
atraviesa la estructura y el modo de comportamiento de cada
una de las cambiantes formas de la naturaleza. Por
consiguiente, también conoce el principio por el cual pueden
ser recreadas, modificadas, simuladas, construidas o
JULIO VENEGAS VASQUEZ
451
proyectadas; esto es, Proteo está en conocimiento del ADN
de cada ser, podríamos decir ahora. Allí reside su oculto
poder, y por el cual está en el dominio de las formas, con
poderosos principios, leyes y modelos para organizarlas,
procesarlas y transmutarlas.
Desde esta perspectiva, Proteo es una entidad que
posee la propiedad de metamorfosearse holográficamente,
un procesador electromagnético de frecuencias, máquina
operando en el nivel subatómico, fotónico de la luz. En
realidad es el maestro, tal vez primigenio, de la actual
tecnología de proyección virtual tetradimensional. Una
anticipación mítica de la capacidad de la inteligencia para
crear mediante la tecnología de realidad virtual, estructuras
de todas clases, transmitiéndolas, proyectándolas, a la
manera como Proteo genera las imágenes en las cuales se
transmuta.
El principio que lo hace posible es que siendo los
mensajes estructuras, entonces éstas pueden ser
transmitidas o recreadas de modo proteico. El teléfono, la
televisión, la holografía, son ejemplos de cómo
configuraciones de pensamientos o imágenes de entidades
de todas clases pueden ser transportadas casi
instantáneamente a otros muchos lugares. Lo que falta es
JULIO VENEGAS VASQUEZ
452
transmitir el propio cuerpo -como señalaba Norbert Wiener-,
anticipado por la ciencia-ficción.
Una metaorganización lumínica de procesar y recrear
formas, he ahí, pues, a Proteo. Y desde luego el hombre, con
la importante implicación que es, precisamente, en dichas
propiedades en donde reside gran parte del poder y
grandiosidad de ambos. Tal dimensión permite avanzar en el
esclarecimiento de la clase de corporeidad que posee la
inteligencia, que como lo lumínico, emerge desde el campo
electromagnético interestelar. La luz como la arquitectura
unificadora, lo subatómico, el vacío-pleno (llamado así por
David Peat) como lo primigenio, el cuerpo, la naturaleza,
lugares donde la luz alcanza el instante de la percepción de
sí misma. Arte poético.
Las correspondencias analógicas no concluyen aquí.
Si Proteo es atado con fuertes ligaduras termina por agotarse
y abandonar su formidable capacidad metamórfica. De igual
modo el ser humano, colocado en la situación de no poder
activar su sistema sensorial, desconectado senso-
efectoramente por unos cuantos días, impedido por tanto de
mantener “a tierra” su sistema procesador, pierde su potencia
y organicidad lógicas; deja de ser una máquina adaptativa
efectiva, la luz fluye en cualquier dirección, entrando el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
453
cuerpo en una fase irreversible de desquiciamiento logico y
adaptativo.
También el símil es aplicable a la naturaleza. Al ser
ésta esencialmente metamórfica, en continuo proceso de
transformación, es necesario intervenir en ella para que
despliegue sus ocultas estructuras. El ansiado, aunque
temible develamiento del futuro, obliga a que Proteo sea
forzado, del mismo modo como el hombre fuerza a la
naturaleza con más o menos sutileza, para que muestre sus
poderosos recursos organizacionales, creativos y también
destructivos.
La inteligencia concebida como una
metaorganización puede trascender hacia el dominio de las
formas, de lo lógico o del sentido. Aristóteles llegó a carac-
terizar la mente como el lugar de las formas, porque no es la
piedra la que está en la mente y si sólo su forma. Asimismo,
también puede reconocerse a sí misma como una clase de
organización (o máquina) que de igual modo reconoce y
descifra otras máquinas-formas existentes por doquier,
reales o posibles, pudiendo desmontarlas, rediseñarlas,
reproducirlas; diseñar y construir nuevas máquinas;
modificarlas o destruirlas e interconectarse con otras de su
mismo tipo. O quedar perplejos y reconocerlas como
JULIO VENEGAS VASQUEZ
454
indescifrables, paradójicas, impredecibles, absurdas,
complejas, o inaccesibles.
He ahí, pues, la universalidad del accionar del
hombre. Un amplísimo espectro de operación, dada la
trascendental capacidad combinatoria de la mente, que
fundamenta o reafirma la posibilidad de un método
igualmente universal. En realidad, lo extraño o sorprendente
es que tal cobertura metodológica haya sido literalmente
sepultada por la especialización. Sin embargo, la
universalidad de la inteligencia emerge poderosa, multiforme
y metamórfica a la superficie, pese a los millones de minutos
de cotidianeidad y rutina que sesgan sus sentidos,
imaginación y voluntad. Tal universo metamórfico es
acrecentado por el descubrimiento progresivo de los secretos
contenidos en el código genético, en la estructura
subatómica de la materia, así como en el poder contenido en
la tecnología lumínica o virtual de las comunicaciones para
combinar toda clase de formas. También en la posibilidad de
simular computarizadamente cualquier proceso, o en la
interconexión tecnológica de diversas formas de organización
biológica para dar vida a nuevos dispositivos, máquinas,
estructuras lógicas, o a trascendentes formas del sentimiento
y de la sensibilidad, al igual que el quimérico carruaje de
Proteo.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
455
Cualidades todas, como he dicho, equivalentes a las
desplegadas por Proteo, a través de sus múltiples
metamorfosis. Otra de las razones de por qué la inteligencia
humana puede ser considerada una metaorganización:
trasciende a las otras máquinas y trasciéndese a sí misma.
El manejo por Proteo de las formas, de todas las formas,
manifiesta la peculiaridad y universalidad de su poder.
Consiste básicamente en la propiedad lógica de poder
penetrar en las estructuras más allá de lo concreto;
comprender su funcionamiento, rediseñarlas, además de
asumirlas, o abandonarlas para penetrar en otras. Esta
imagen nos ilustra sobre la similar propiedad del hombre que
le permite, allende la forma material, dar vida y movimiento a
toda clase de estructuras, materiales, imaginarias o formales,
en los variados y aparentemente disímiles mundos de
significación y acción humanos. He ahí su poder, y su
universalidad.
En este punto me parece necesario reiterar que
cuando hablo de universalidad metodológica, no me refiero a
un hipotético algoritmo universal que pudiera facilitar resolver
cualquier problema. Cuestión al parecer ya descartada, por
cuanto tal procedimiento universal de resolución de
problemas no sería posible. En todo caso podemos
pesquisarlo como problema en la matemática en la forma de:
construir un algoritmo para resolver cualquier problema
JULIO VENEGAS VASQUEZ
456
matemático, y luego, en grados de generalidad creciente:
construir un algoritmo para resolver toda clase de problemas.
En ambos casos la conclusión es que no es posible construir,
a partir de una secuencia finita de instrucciones un
procedimiento de resolución de problemas suficientemente
poderoso como para lograrlo. Lo cual, al mismo tiempo,
descarta la posibilidad de que sea posible construir una
máquina omnipotente y omnisapiente. Sus restricciones
serían, entre otras, que tal computador tendría que ser más
grande que el universo, y poseer una memoria infinita.
De modo, pues, que cuando hablo de universalidad
de la inteligencia me refiero a la propiedad que faculta a la
inteligencia humana para abordar el estudio de cualquier
objeto o área del conocimiento que se proponga, o desechar
como insoluble, o inabordable alguna clase de problemas en
particular, o incluso de poner en duda su capacidad para
conocer algo de modo absoluto e incluso relativo.
Así, desde otro ángulo, la variación permanente del
medio, el hecho de constituir la naturaleza un proceso
siempre cambiante, es sin duda correlativo a la poderosa
propiedad de la metaconfiguración lógica del cuerpo -tal vez
obvia, pero no trivial-, consistente en absorber, retener y
manipular variedad, o hacerse cargo del cambio,
permaneciendo, moviéndose en el elemento de la variación,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
457
es decir, rehaciéndose. Generando y recombinando una
serie enormemente variada de estados internos distintos y de
perturbaciones del medio en número igualmente
sorprendente.
Universalidad, cuyo origen se encontraría en la
naturaleza fotónica, o lumínica de la inteligencia, que -como
he señalado-, faculta decir que muy probablemente la
inteligencia es depositaria de un sinnúmero de posibilidades
lógicas y tecnológicas contenidas en la energía-materia
electromagnética, que recién empezamos a vislumbrar.
En esta dirección, el poder de Proteo para
transformarse constituye un recurso adaptativo que ilustra
adecuadamente el punto, por cuanto permite que su rango
de adaptabilidad crezca y se potencie precisamente por su
capacidad metamórfica: dominio y trascendencia de las
formas. Por ejemplo, para burlar la presencia de un héroe
que pide le sea dicho su oráculo, solicitud que el dios nep-
túnico se niega satisfacer. Es uno de los modos de que
dispone para enfrentar el medio; sus ilimitadas y sucesivas
transfiguraciones representan extensiones operativas,
virtuales, de su cuerpo. En suma, podemos decir que Proteo,
“el dios que se anticipa” prolonga y potencia su cuerpo de
modo muy anticipatoriamente tecnológico, como extensiones
virtuales.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
458
Pero, ¿qué son las tecnologías y el saber sino
extensiones metamórficas, multiplicaciones y amplificaciones
adaptativas de nuestro cuerpo? No se trata de meras
prolongaciones físicas. Tampoco en Proteo. El manejo por
parte del hombre de las estructuras de organización de seres
vivos, de sistemas físicos o formales, la manipulación del
código genético entre múltiples otras, han permitido el
surgimiento de una galaxia de máquinas interconectadas o
posibles de interconectar, creciendo en poder y variedad de
sus metamorfosis posibles. Entre ellas la posibilidad cierta de
ser superado por máquinas superinteligentes, dando origen a
una nueva era en la que la evolución de la inteligencia podría
no ser principalmente biológica sino más de orden
neuroelectrónico-virtual. En cualquier caso, todas serían
diversificaciones adaptativas de lo metaorganizacional,
contenidas en la prácticamente infinita variedad de pletóricas
formas existentes en la naturaleza, posibles de combinar y
recombinar en nuevas síntesis creativas, o poderosamente
autodestructivas para el hombre.
Similar consideración puede efectuarse en relación
con la variedad de estados psicológicos, emociones,
esperanzas, alegrías, dolores… que se suceden
metamórficamente en el hombre, y que son proyectadas en
la literatura, el arte, el cine, la televisión. Estos prueban la
riqueza y notable variedad adaptativa humana. La cual, sin
JULIO VENEGAS VASQUEZ
459
embargo, permanece las más de las veces, oculta bajo el
peso cultural y educativo que se las arregla por hacer de la
inteligencia una entidad fragmentada, a través de un yo que
quisiera permanecer inmodificado, casi determinista, y por lo
mismo, irremediablemente precario en su variedad de
recursos. Un ejemplo de ello lo constituye la idea de Gardner
de las “inteligencias múltiples”, que retroalimenta el defecto.
Autodefinición unidimensional del hombre que limita su poder
metamórfico, de despliegue inesperado y multifacético que,
por el contrario, aparece con fuerza cuando se pone en
acción, activando su prodigiosa condición de
metaorganización universal. Recién entonces emerge con
grandeza, su naturaleza proteiforme.
En este sentido, es preciso tener presente la
tendencia que confiere un valor paradigmático a la
arquitectura organizacional del cuerpo, tal como se
encuentra, por ejemplo, en Marshall McLuhan cuando
sostiene que los computadores y la tecnología electrónica de
comunicaciones son una extensión del cerebro y del sistema
nervioso central, o cuando Bill Gates caracteriza a la red
mundial de comunicaciones como la instalación progresiva
de un Sistema Nervioso Digital192
.
192
Bill Gates: “Business at the Speed of Thought”, traducido al español con
el título de “Los Negocios en la Era Digital”. Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 1999.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
460
A este respecto, importa destacar que la analogía
anterior no constituye una forma de reduccionismo
cibernético o biológico, por cuanto lo que hacen las
tecnologías de comunicación e información es, consciente o
inconscientemente, automatizar formas de proceso de la
información, o formas adaptativas, que el hombre u otros
seres vivos ejecutan, y que, por cierto, las nuevas
tecnologías potencian y amplifican.
En consecuencia, pues, un sistema nervioso digital de
orden mundial, como propone Gates, o en el contexto
cultural, la emergente aldea global de Macluhan (que provea
un uso eficiente de la información y permita potenciar las
organizaciones, siguiendo la Ley del Requisito de Variedad),
demandan un paradigma educativo y organizacional que
tenga como base una arquitectura lógica y adaptativa lo más
universal posible.
Lo anterior es coherente con la tendencia tecnológica
a crear dispositivos, tecnologías y ambientes inteligentes, o
metaorganizacionales. Nivel estructural que la educación
tradicional no posee. El punto crucial es que si no se cubre
esta demanda metaestructural -de forma que la educación
deje de mirar en el espejo retrovisor y cabalgue, ahora, el
acelerado proceso de instalación progresiva de tecnologías
inteligentes-, entonces se generará un desfase social y
cultural de previsibles consecuencias desastrosas. Dicho de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
461
otro modo, la tecnología digital constituye un espejo
interactivo de la mente, operando en la dimensión meta; en
consecuencia, lo que ahora falta, es proveer la matriz
educativa que se constituya en espejo interactivo del alumno,
como ambiente de orden meta o inteligente, un ciberespacio
educativo, o ambiente natural para el desarrollo y evolución
universal de la inteligencia.
Platón enseñaba que una cosa es la medicina en
cuanto ciencia, y otra en tanto orientada a su objeto, la salud.
En el primer caso, cuando el médico reflexiona sobre la
medicina en cuanto ciencia, está en el saber del saber, o
metasaber, esto es, en la epistemología o filosofía de la
ciencia. En el segundo caso, se encuentra con una
aplicación particular de la misma, sanando a Parménides o a
Sócrates, por ejemplo. Ambos momentos son esenciales en
la educación. Sin embargo, podemos afirmar que en la
actualidad el énfasis principal está puesto, y sólo de modo
parcial, en este último. Sin embargo, y por el contrario, la
tecnología digital, despliega progresivamente la propiedad
meta de la inteligencia en la red global de comunicación,
como una red de redes que propende a ser inteligente. De
este modo se crea una amplia variedad de espejos
interactivos de la mente.
A su vez, es necesario destacar la existencia e
importancia de esta dimensión meta del conocimiento, en la
JULIO VENEGAS VASQUEZ
462
forma de: metamatemática, metabiología, metalenguaje,
metacomunicación, metasistema, metatecnología. Lo que
reafirma el hecho de que, en sentido estricto, todo campo del
conocimiento, e incluso cualquier acción, tiene su lectura de
orden meta. Sin embargo, la educación, y nuestro modo de
pensar habitual, no han asumido el valor estratégico y
formativo de este nivel estructural. Así, hablamos de
matemática, biología, lenguaje, o comunicación, a secas,
quedándonos en lo que podríamos denominar un primer
nivel, o peldaño, del saber. Con el agravante de que
ordinariamente creemos que dicho nivel es el conocimiento.
Por el contrario, el desafío es diseñar una estructura
organizacional de segundo orden que instale la dimensión
meta del saber en la educación, en la empresa, o cualquier
estructura administrativa. A mi juicio, ello se logra colocando
en el centro del proceso educativo, y de cualquier sistema, el
estudio de la inteligencia, y su correlato organizacional: el
metasistema de gobierno de la organización, proveyéndose
de este modo de un paradigma lógico y de adaptabilidad co-
herente con la tecnología digital de comunicación.
Lo anterior es condición necesaria para propender al
diseño de sistemas inteligentes. En este sentido, la red
nerviosa digital, como la describe Bill Gates, va camino a
convertirse en metared. Esto es, en un espejo interactivo y
evolutivo de la inteligencia; de allí la necesidad de
JULIO VENEGAS VASQUEZ
463
transformar al sistema educativo, y la empresa, en
metaorganizaciones de la mayor universalidad posible.
A mi juicio, el Programa Proteo constituye una
respuesta alternativa a dicho desafío, por cuanto su matriz
organizacional y curricular se coafina con la emergente
metared nerviosa digital, y es coincidente con la posibilidad
de un método de alcance universal. Su correlatividad y su
diseño abren un amplísimo espectro de aplicaciones en el
ámbito de la inteligencia artificial y en el diseño de software
inteligente aplicable a la empresa, a escala gubernamental, o
a cualquier forma de organización social.
Bill Gates
JULIO VENEGAS VASQUEZ
464
14
EL PROGRAMA PROTEO
Una posibilidad de matriz educativa
y metodológica de alcance universal
Las vicisitudes, pasiones, sinsabores, esperanzas y
alegrías que me ha proporcionado el periplo investigador por
campos comunes a la filosofía, la cibernética y la educación,
culminaron en la proposición preliminar de un nuevo modelo
educativo. A su vez, mi interés por estructurar de algún modo
el camino métodológico que, un poco a tientas, utilicé para la
búsqueda de interconexiones poderosas entre las disciplinas
y problemas que me inspiraban, fue el acicate para proponer
esta tesis, orientada a considerar la posibilidad de un método
de alcance universal. Éste ha resultado ser, de modo
tentativo, coincidente con el modelo educativo que he
diseñado.
Aplicando la Ley del Requisito de Variedad al estudio
del método, y considerando las consecuencias de aplicarla
también a las reglas del método cartesiano, me permitió
JULIO VENEGAS VASQUEZ
465
sostener que, en sentido estricto, el método no puede tener
una estructura, o variedad, al menos como propósito y
horizonte de referencia, inferior a la complejidad que se
propone abordar, cualquiera sea ésta.
Julio Venegas Vásquez
En consecuencia, emerge como una posibilidad
interesante de considerar que un método -que se proponga
tratar la hipercomplejidad presente, y de modo correlativo y
necesario, el desarrollo de la inteligencia y la reorganización
del conocimiento-, ha de concordar insoslayablemente con la
exposición de un paradigma educativo correlativo.
Una objeción sin duda ad portas es aquella que
sostiene que un método de alcance universal debiera tener la
forma de un procedimiento estándar de resolución de
problemas, o algoritmo, con la suficiente variedad como para
resolver cualquier problema. Esta sería la forma canónica de
presentarlo. Pero como ya sabemos, tal algoritmo no se ha
encontrado ni es posible que sea construido. A mi juicio, el
JULIO VENEGAS VASQUEZ
466
equívoco de esta objeción estriba en confundir algoritmo con
método. El primero supone la ejecución de una secuencia
finita de instrucciones, que permite resolver un problema de
una clase determinada, por cualquier máquina que posea
dicho algoritmo.
Diferente es en el caso del método, por cuanto y
dada la enorme variedad que debe asumir, nos obliga a
transitar por los ámbitos del como si, del suponer, del fingir,
de la duda, o del imaginar… e incluso de la audacia, del
riesgo y el temor, como factores determinantes del pensar,
entre otras formas que pueden limitar, inhibir, destruir,
potenciar o relativizar el alcance de nuestra posibilidad de
crear, conocer, o modificar nuestro mundo. Las cuales, sea
dicho, se resisten a ser expresadas en términos algorítmicos
deterministas y sí, más bien, en términos probabilísticos,
metafóricos, analógicos y por qué no, también poéticos.
Aún cuando en una primera aproximación resulte
aventurado afirmar que deben coincidir el modelo educativo
con el método, no hago más que, de una parte, reivindicar la
propiedad hologramática de los conceptos, en este caso el
de método; y de otra, hacerme cargo de la enorme variedad
de la arquitectura organizacional de la máquina del cuerpo,
amplificada y potenciada con sus prótesis tecnológicas y de
conocimientos, además de su rica, variada e inquietante inte-
racción con el medio.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
467
En ambos casos, nuestro despliegue adaptativo y
prospectivo demandará tener una estrategia educativa para
preparar nuestro cuerpo y mente para enfrentar tal enorme
complejidad; y poder así conducir nuestra nave por las
cambiantes, inquietas, y procelosas aguas de la navegación
humana, en un medio que conocemos hostil, en constante
desequilibrio, y que, sabemos, puede llegar a ser
catastrófico.
Ya veíamos en Descartes la variedad y profundidad
de los prejuicios, o bloqueos de que es objeto la mente y el
propio cuerpo, y que afectan en grados variables nuestra
concepción del mundo. Debemos prevenirnos y estar alerta,
sobre cómo influyen en mi pensamiento: la ambición, las
opiniones infundadas, nuestra propensión a equivocarnos, el
entusiasmo, la pasión, el deseo, la seducción, las
representaciones irreales, la insensibilidad, el orgullo, el
engaño o las imposturas, entre otras diversas formas que
pueden contaminar nuestras ideas, conceptos o teorías. A lo
cual debemos agregar las vicisitudes sociales, culturales,
doctrinales, políticas, administrativas, que de una u otra
forma se confabulan para retrasar la adopción de nuevas
ideas o innovaciones.
Todo ello plantea la necesidad de que los caminos o
estrategias elegidas para avanzar, particularmente en nuevas
exploraciones del conocimiento -o para enfrentar los
JULIO VENEGAS VASQUEZ
468
inquietantes cursos problemáticos de la cultura actual-,
demandan una formación metodológica que se haga cargo,
consciente y estructuradamente, de la universalidad de la
máquina de la inteligencia, y que, por consiguiente, facilite
cubrir, en parte al menos, la compleja variedad recién
esbozada. Lo que, en mi concepto, no puede sino ser posible
a partir de un paradigma educativo, suficientemente
poderoso, como para satisfacer la Ley del Requisito de
Variedad, implícita en dicha demanda.
Aún otra consideración. La introducción de un nuevo
modelo educativo nos plantea la exigencia de
recontextualizar los conceptos y unificar nuestro lenguaje,
particularmente cuando en un ambiente de división del
conocimiento, su característica sería ser un fragmento del
mismo. De modo que no es extraño que el método se asocie
a reglas o procedimientos establecidos, o a condiciones
lógico-formales de un experimento, o a una determinada
forma de resolución de problemas. Por tanto, no cabe duda
de que cuando utilicemos un concepto de tal progenie,
ahora, eso sí, en un contexto holístico o cibernético, como en
nuestro caso, con seguridad entrará en desfase con el uso
tradicional del mismo.
En esta tesis, sin embargo, asocio el concepto de
método, primero a su propiedad hologramática, esto es, en
cuanto momento de un sistema de referencia teórico,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
469
dinámico, que contiene a la totalidad del mismo. Así, por
consiguiente, el método no puede sino contener un modelo
educativo, de lo contrario sería un fragmento aislado, sin
posibilidad de ser reproducido o perfeccionado. Segundo,
porque -y ya lo hemos enfatizado suficientemente-, dada la
complejidad de lo abordado, el método debe tener la
variedad, complejidad y estrategia indispensables para
hacerse cargo, siquiera en parte, de la complejidad social,
cultural, económica, política y tecnológica que exige diseñar
un modelo educativo para la naciente cultura del
ciberespacio.
De lo contrario, ¿cómo sería hablar del método, de
cualquier método, sin hacerse cargo de la complejidad
implícita, o de la omnipresente interrelación?. ¿Qué clase de
método sería ese?
Una manera de resolver el problema de la
coherencia del lenguaje, podría ser utilizando
alternativamente las nociones de método y de estrategia,
para así referirse al modo de abordar la hipercomplejidad en
progreso, así como la forma de organizar y gestionar la
variedad de los recursos lógicos y adaptativos de la
inteligencia para su mejor despliegue y operación. Ambas
cuestiones correlativas.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
470
En esta dirección, la idea directriz del paradigma
educativo Proteo sostiene que siendo la arquitectura lógica
del cuerpo, la inteligencia y el propio cuerpo, la estructura
adaptativa más compleja, poderosa y versátil conocida, el
proceso educativo, la empresa, la producción, así como el
soporte organizacional del Estado, pueden ser diseñados, en
muchos de sus aspectos, a imagen y semejanza de dicha
arquitectura.
De modo análogo, así como la red neuronal de
proceso y comunicación que posee el cuerpo, constituye la
urdimbre inteligente del mismo, el estudio de la inteligencia
humana, y de toda clase de formas inteligentes existentes en
la naturaleza o diseñadas por el hombre, podría instalarse en
el centro del proceso educativo y de cualquier otra estructura
de organización como su red neuronal, proveyéndolas así de
una poderosa lógica adaptativa de orden organizacional.
El despliegue de tal lógica organizacional contiene la
posibilidad efectiva de constituir un método de alcance
universal, en el sentido especificado y ya fundamentado.
Visto en perspectiva, tanto el modelo educativo, cuanto el
método, en tanto momento e instancia del modelo, se fundan
en la Ley de Requisito de Variedad, al tiempo que considera
la naturaleza hologramática del conocimiento. Esto quiere
decir que ambos, para satisfacer la variedad necesaria,
deben poseer la riqueza organizacional y la complejidad
JULIO VENEGAS VASQUEZ
471
indispensables para abordar cualquier campo de estudios o
problemática que se proponga resolver. Ahora bien, tenien-
do presente, eso sí, las restricciones propias de la
inteligencia humana que en cuanto entidad de carácter finito,
no podrá tener respuesta ni certeza absoluta sobre una
amplísima multiplicidad de cuestiones, e incluso, podría
decirse, sobre todas ellas.
Por consiguiente, y de manera tentativa, en este
contexto coinciden estructuralmente la posibilidad de un
método universal expuesta en esta tesis, con el paradigma
educativo Proteo. Esto quiere decir que el método que
buscamos y queremos constituir es, alternativamente, el
programa mencionado u otro modelo educativo que satisfaga
similares exigencias organizacionales. A mi juicio, sólo de
este modo, el método puede alcanzar la variedad necesaria,
dentro de todos sus límites, para intentar abordar la enorme
variedad e hipercomplejidad de la cual forma parte.
A mi juicio, la posibilidad de un método universal se
funda también en el principio de la unidad del conocimiento o
del saber. Por consiguiente, representa la posibilidad efectiva
de superar la división del conocimiento en dominios es-
tancos y sin relación. Así, pues, con la crítica trascendental
de la división del conocimiento, una de cuyas formas es la
especialización, avanzamos hacia la unificación del mismo, y
con ello, a la constitución de una metodología de lo uni-
JULIO VENEGAS VASQUEZ
472
versal. Ello, básicamente, a partir de una ampliación del
sentido y alcance de la lógica que posibilita la supresión de
las fronteras disciplinarias, como he sostenido a través de
estas páginas.
En esta dirección, me parece necesario ampliar el
sentido de lo que entiendo por configuración. Para ello
puede ser ilustrativo considerar dicho concepto en relación a
la noción de disciplina, o ciencia, en cuanto ambas remiten a
un cuerpo de conocimientos, o a una cierta forma de
organizar el conocimiento con su propia metodología,
conceptos, estrategia y nomenclatura. Por tanto, cada una de
ellas es diferente de las otras en su lenguaje, en sus formas
de verificación o de contrastación empírica, y con muy pocas
ventanas (o interfases) por donde puedan comunicarse los
diversos ‘dominios’ de conocimientos, permaneciendo éstos
sin relación estructurada.
Podemos afirmar que en los esfuerzos de
interrelación tales como interdisciplina, multi, trans, e incluso
metadisciplina, se conserva esta autarquía organizacional,
por cuanto, cada una de ellas mantiene sin variación
significativa su identidad o arquitectura primera. Se puede
decir que cada disciplina esta allí, junto a otras, a fin de
mostrar, reafirmar y aportar su particular perspectiva. Así,
pues, tenemos una dificultad inicial ya que necesitamos un
JULIO VENEGAS VASQUEZ
473
vocablo para expresar la superación de la división del
conocimiento y de la misma clasificación de las ciencias.
Por consiguiente, es menester sustituir la noción de
disciplina o de ciencia, por algún concepto que exprese que
cualquier problema debe ser abordado de modo preferente
atendiendo a su complejidad y no a su dependencia ‘discipli-
naria’. De hecho, el concepto de lo transdisciplinario, que
satisfacería este requisito metodológico, incluye, por
construcción lingüística, el vocablo disciplina. Pues bien mi
propósito es que, si las TICss han provisto una
transformación profunda en el saber y en la lógica, tal
metamorfosis debe ser instalada en todo aspecto relacionado
con lo mismo, y, en rigor, con el modo en que designamos y
organizamos el conocimiento.
Para resolverlo he propuesto utilizar, de principio, el
concepto de configuración hologramática para referirme a
campos de estudios y aplicaciones en los cuales se supera
la división del conocimiento y la misma tradicional
clasificación de las ciencias, atendido el principio de inclusión
de los conceptos y campos problemáticos de unos en otros, y
de todos entre sí. En este sentido, el concepto configuración
implica el despliegue de una lógica de la interrelación y, al
mismo tiempo, una conceptualización que permite transitar
con los mismos principios y estrategias por objetos o campos
de conocimientos que en el paradigma de la división del
JULIO VENEGAS VASQUEZ
474
saber aparecen como distintos e incluso antagónicos. No
obstante, sabemos que están relacionados por su extrema
complejidad, interconectividad y acción recíproca total, de tal
modo que los enfoques parciales o fragmentados, como el
de las disciplinas, se mostrarán insuficientes. Incluso cuando
los abordajes especializados permiten avanzar por el detalle,
o a través de fragmentos, que en manos de una inteligencia
unificadora facilitarán saltos igualmente trascendentales en el
conocimiento.
En rigor el concepto que utilizo para referirme a la
superación de las fronteras disciplinarias es configuración.
En sentido estricto, como ya afirmé, podemos hablar de
configuración hologramática; esto es, donde un énfasis
determinado de estudios o aplicaciones, remitirá de todos
modos a cualquier otro, mediado por la vastedad y variedad
de las interconexiones que se extienden por todo el saber.
Con ello quiero significar que no hay preeminencia alguna de
una disciplina sobre otras, ni siquiera de aquellas que tengan
por tradición alguna posición jerárquica de orden
epistemológico. En todo caso, cuando en alguna ocasión
utilizo el vocablo transdisciplinario, significa que se trata de
configuraciones de conocimientos y aplicaciones que están
en movimiento, con variaciones en sus fronteras y
presupuestos, en las que se ha unificado el conocimiento y
sus aplicaciones, por lo que su nueva organización ha
JULIO VENEGAS VASQUEZ
475
superado en aspectos significativos la fragmentación de las
distintas disciplinas.
El objetivo es, pues, responder a los desafíos
problemáticos: la emergencia de megamercados
internacionales, los tratados de libre comercio, el surgi-
miento de nuevas y más poderosas tecnologías en los más
diversos ámbitos, el establecimiento de redes mundiales de
comunicación e información, la reducción de extensas zonas
de la población a condiciones de pobreza, la destrucción
ecológica, entre muchas otras variables que hablan del
incremento de la complejidad y de la tendencia al desorden.
Tales desafios plantean la urgente necesidad de contar con
una plataforma educativa, tecnológica y organizacional, que
tenga como soporte un método lo más universal posible,
suficientemente poderoso como para ofrecer respuestas
viables a algunos de los desafíos y demandas requeridos por
dichos procesos. De no ser así, es previsible que el impacto
de tales factores sea cada vez más perjudicial que
beneficioso.
El Programa Proteo constituye la proposición de una
estrategia para responder a tales desafíos. Y en cuanto
estrategia, es otra manera de referirnos al método. Esta vez
en el sentido amplio de organizar los recursos de modo pros-
pectivo, anticipatorio, desde la dimensión meta de la
inteligencia y el saber. Sin embargo, el término método, o
JULIO VENEGAS VASQUEZ
476
cualquier otro, remite por lo general a su procedencia en
cuanto campo especializado; de este modo tiene el alcance
restringido que le viene por origen: método matemático,
biológico, médico, pictórico, didáctico, cualitativo,
cuantitativo, etc.
En el contexto del Programa Proteo, sin embargo, el
método o cualquier otro concepto, ha de entenderse en
relación a la apretada urdimbre hologramática, de la cual
forma parte y en donde sus raices se prolongan en todas
direcciones; del mismo modo que ocurre a cualquier otro
concepto, como los de comunicación, control, gobernabilidad
y entropía, que se interpenetran y actúan de forma recíproca.
Por tanto, cuando digo control, estoy también en el método.
Esta recíproca ubicuidad conceptual debe prevenirnos sobre
cuán alertas debemos estar para evitar ser presa de una
reificación conceptual o teorética proveniente de la
fragmentación del saber, de tal manera que nos impida ver el
cambio continuo y las variaciones en desarrollo, así como,
particularmente, las referidas al pensamiento y al
conocimiento.
El incremento progresivo de la complejidad, la
obsolescencia de la organización educativa actual del
conocimiento, la necesidad de una actualización futurista,
tanto de la educación, de la empresa, así como de la
estructura administrativa del estado, plantean la necesidad
JULIO VENEGAS VASQUEZ
477
de crear una matriz organizacional lo más universal posible
que permita resolver dichas falencias, al tiempo que crear
nuevas configuraciones de conocimientos y aplicaciones de
valor estratégico, abriendo los consiguientes campos de
investigación y desarrollo para participar, con alguna
expectativa de éxito, en el emergente y globalizado
escenario mundial. Todo lo cual, desde mi perspectiva, es
constitutivo de una necesaria nueva visión metodológica en
unidad, a partir de un nuevo paradigma educativo.
¿Cómo lograrlo? Pues generando una plataforma
educativa que al mismo tiempo sea de orden tecnológico y
organizacional. Para ello es necesario crear, para la
educación, nuevas configuraciones de conocimientos y
aplicaciones, así como nuevas carreras profesionales de
valor estratégico, a partir de una matriz organizacional lo más
universal posible. La cual debe ser expresión de la Ley del
Requisito de Variedad y de una concepción metodológica
que permita generar, desde la dimensión meta y universal de
la inteligencia, ambientes inteligentes o
metaorganizacionales del saber, que es a lo que propenden
las nuevas configuraciones de conocimientos y aplicaciones
que se proponen en el Programa Proteo.
Todo ello, al menos en teoría, contribuye al
despliegue de una metodología de alcance universal, y a una
formación que enfatiza la universalidad de la inteligencia,
JULIO VENEGAS VASQUEZ
478
antes que la de la especialización, aun sin restarle méritos a
ésta. Sólo que, ahora, redefinimos la especialización,
proporcionándole la base lógica, adaptativa y anticipatoria
indispensable para potenciarla desde la propiedad universal
de la inteligencia. Así podremos interrelacionar y proyectar,
unificada y creativamente, a los más diversos sectores de la
vida económica, social y cultural de la comunidad, en
ambientes ubicuos de comunicación.
Es preciso, además, tener presente que en nuestro
modelo cada una de sus configuraciones es una extensión
lógica y adaptativa de la configuración central Proteo, y todas
están en acción recíproca. El objetivo de este principio
métodológico es evitar, al máximo, que tales configuraciones
adquieran carta de ciudadanía y se perpetúen en el tiempo
como formas autárquicas y reificadas de conocimientos. Por
el contrario, y planteado en términos metafóricos, se trata del
despliegue, por todas y cada una de las configuraciones, del
precepto filosófico “Conócete a ti mismo”, con sus
implicaciones cognoscitivas y aplicadas que hemos
explicado. De esta manera se procura reducir los efectos
entrópicos de la división del conocimiento, y la reificación y
fragmentación improductiva de los mismos. Al mismo tiempo,
esta estrategia metodológica potencia las posibilidades que
se abren para el modelo educativo de constituirse en el
método; y, por consiguiente, facilitar el despliegue de la
propiedad universal de la Inteligencia.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
479
Otro principio metodológico decisivo lo constituye –
como he sostenido-, la dimensión meta que da sentido, tanto
a la organización del conocimiento, como al valor estratégico
que en la actualidad tienen la descripción, el diseño y la
construcción de máquinas que operan en dicho nivel. De
modo que, en sentido estricto, cada una de las
configuraciones del modelo educativo que propongo se
estructura a partir de tal dimensión. Esto es, emerge –entre
otras determinaciones-, como una reflexión y un ejercicicio
sobre las propiedades correlativas de la inteligencia, o sea,
como un pensamiento acerca del pensamiento, o como un
saber del saber, siempre en el contexto del cambio, y de la
contraposición entre organización y entropía.
Podría sorprender al lector que los nombres de las
nuevas configuraciones de estudios y aplicaciones que
expondré a continuación, correspondan en general con la
nomenclatura más bien tradicional de campos del
conocimiento existentes. Siendo así, sería un indicio de que
no habría mayor novedad ni diferencia en mi propuesta. Hay
unas cuantas precauciones que lo explican. En primer lugar,
tenemos el hecho de que el enfoque que inspira tanto el
paradigma educativo que propongo, cuanto la convergencia
de dicho modelo con un método de alcance universal,
implica transformaciones radicales tanto en los fundamentos
epistemológicos, así como lógicos, que establecen
claramente la diferencia con el modelo educativo vigente.
JULIO VENEGAS VASQUEZ
480
En realidad, en los comienzos de esta idea, y aún
ahora, más de alguien ha expresado sus reservas sobre
hablar de cibernética, automatización del pensamiento,
metamorfosis de la inteligencia, dimensión meta, horizonte
atman, el cuerpo proteiforme, u otros términos muy a
propósito para proponer un lenguaje novedoso y mítico. En
esta dirección hasta el mismo concepto de Proteo, u otros
que pude utilizar, podrian haber resultado poco felices para
lograr una amplia empatía para la transformación radical de
la educación que representa el Programa Proteo.
Se dirá que ésta constituye una actitud carente de
audacia, acaso oportunista o tímida. Sin embargo, parece
aconsejable hacerse cargo de los temores y “sinrazones”
que, con más frecuencia de lo esperado, se apoderan de las
más diversas instancias del poder político y administrativo,
como excusa para bloquear o sepultar la introducción de
una innovación. Así, pues, recomienda “la historia”, o dicta la
prudencia, que es necesario cuidar el desarrollo de una idea
poderosa, evitando, por ejemplo, el uso de una terminología
que pudiera resultar para muchos extraña o antojadisa,
inhibiendo tempranamente su instalación. De este modo
pensé que no sería mala idea posponer, para tiempos tal vez
más propicios, una forma de presentación mítica y pletórica
de imágenes y analogías de este modelo educativo. En
realidad, parece que el tiempo ha llegado: el tiempo de la
desconstrucción y de poner algunos nuevos nombres para
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los nuevos cimientos. Una tarea inspirada que espero
abordar pronto.
Virgilio, poeta que canta
al dios Proteo
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El enfoque con el que pretendo desarrollar el
trabajo que aquí se presenta se fundamenta en comprender
el alcance y perspectivas de la cibernética en conexión con
la filosofía, para luego, a partir de este nuevo sistema de
referencia, considerar la alternativa de diseñar un modelo
educativo que permitiese resolver los problemas de la
deficiente calidad de la educación. Así, surgió como una
insoslayable tarea, el diseño de una matriz educativa con el
carácter más universal posible. En consecuencia, el desafío
fue fundamentar la posibilidad de un método o estrategia
correlativa de alcance universal.