unir eldeseo a la ley. una propuesta Ética.cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a...

8
CARPETA ALEYDA MUÑOZ LÓPEZ Psicóloga- Psicoanalista Cali HUGO VAN DER GOES, FLANDES (S. XV) UNIR EL DESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA. l. CONSIDERACIONES PRELIMINARES rientar el deseo a la escucha y al análisis del sufrimiento subjetivo, siguiendo la propuesta de la teoría psicoanalítica, supone un largo proceso de formación que incluye el paso imprescindible por el psicoanálisis personal y la construcción de un saber teórico y clíni- co que no se logra en la universidad dentro de los programas de pregrado. Cualquiera sea la procedencia profesional de quien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía, filosofía o trabajo social, entre otras, desde el comienzo estará enfren- tado a persistir frente a circunstancias y dilemas teóricos, no siempre afines a sus propósitos y ello con incidencia en múltiples direcciones de su vida. Sostener su deseo será en todo caso un proyecto ético -si se entien- de por ética, la búsqueda sostenida de la realización del deseo por cada sujeto y en permanente respeto al deseo de los otros- que en principio jalonará su existencia, pero también 10 relacionará en muy variadas formas con el entorno social y político. En este sentido, a nuestro modo de ver, el psicoanalista no podrá ser ajeno a los destinos colectivos, porque su trabajo tiene efectos directos e indirectos en la comunidad donde actúa y como ciudadano no le faltan compromisos de gran importancia social. En el desarrollo de su proyecto, se anudarán en- tonces aspectos cotidianos y reales de su vida como los medios de susbsistencia, REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLOGIA 101

Upload: others

Post on 20-Feb-2020

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

CARPETA

ALEYDA MUÑOZ LÓPEZPsicóloga- PsicoanalistaCali

HUGO VAN DER GOES, FLANDES (S. XV)

UNIR EL DESEO A LA LEY.UNA PROPUESTA ÉTICA.

l. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

rientar el deseo a la escucha y al análisis delsufrimiento subjetivo, siguiendo la propuesta dela teoría psicoanalítica, supone un largo proceso deformación que incluye el paso imprescindible por el

psicoanálisis personal y la construcción de un saber teórico y clíni-co que no se logra en la universidad dentro de los programas depregrado. Cualquiera sea la procedencia profesional de quien aspira aconstituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,filosofía o trabajo social, entre otras, desde el comienzo estará enfren-tado a persistir frente a circunstancias y dilemas teóricos, no siempreafines a sus propósitos y ello con incidencia en múltiples direcciones desu vida.

Sostener su deseo será en todo caso un proyecto ético -si se entien-de por ética, la búsqueda sostenida de la realización del deseo porcada sujeto y en permanente respeto al deseo de los otros- que enprincipio jalonará su existencia, pero también 10 relacionará en muyvariadas formas con el entorno social y político. En este sentido, anuestro modo de ver, el psicoanalista no podrá ser ajeno a losdestinos colectivos, porque su trabajo tiene efectos directos eindirectos en la comunidad donde actúa y como ciudadanono le faltan compromisos de gran importancia social.

En el desarrollo de su proyecto, se anudarán en-tonces aspectos cotidianos y reales de su vidacomo los medios de susbsistencia,

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 101

Page 2: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

CARPETA

las responsabilidadesque adquiere a medidaque define lo que desea,con otros menos tangi-bles pero de gran reper-cusión como la incertidum-bre, el forcejeo entre la decisióny el temor, los avatares de su aná-lisis, y también las incidencias sim-bólicas del descubrimiento de unateoría que no lo tiene todo resuel-to, por tanto que no le da todaslas herramientas conceptuales yque de paso le exige abandonarbuena parte de lo que creía saber.Muy seguramente para finalizar,deberá tolerar las insatisfaccionesde un empleo que al comienzo serámuy ajeno a lo que busca.Este pro-ceso en general, no será muy dife-rente al de otras especialidades,pero supone algo en particular:nadie como él estará obligado asubjetivar las vicisitudes dé la exis-tencia humana, en sí y en el otro ya no ceder en su deseo a pesar detodo.

Este texto, centrará su atenciónen una dificultad particular, aus-piciada por lo que creemos es unproblema no resuelto en la teoríapsicoanalítica, relacionado con elquehacer del analista, en la pers-pectiva de una ética que lo con-cierne: en primer lugar como agen-te de un proceso orientado al su-jeto pero con innegables repercu-siones sociales y en segundo lu-gar como miembro partícipe de lasociedad. Nos parece no resuel-to, porque en el discurso psicoa-nalítico de orientación freudo-lacaniano, sigue vigente una ta-jante separación entre la fun-ción del analista en la direc-

ción de la cura y su posi-ción frente al males-

tar en la cultu-

102No. 7 AÑO MCMXCVIIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

ra, como si no se entrecruzaranen la práctica, más allá del dispositivo analítico, len la medida que todos nos constituimos como suje-tos gracias al orden cultural.En tal sentido, si pensamos en la Colombia de hoy, sa-

cudida hasta la médula por conflictos sociales que proceden deuna larga historia de inequidad social, facilitada por la fragilidad de

su ordenamiento jurídico y la endeblez moral de su clase política, po-tenciada ésta a su vez por la ausencia de compromiso ciudadano en elcontrol social de la gestión pública; si reconocemos además que la agu-dización reciente de tales conflictos sociales se relaciona con el auge deactividades ilícitas asociadas al rentable negocio de los estupefacientes,y que ello coloca el país bajo la presión de torpes políticas internaciona-les, tendremos que admitir un diagnóstico muy crítico para el porvenirde la cultura.

Estas circunstancias aparecerán inevitablemente reflejadas en el ra-dio de acción de los psicoanalistas. Y en el sesgo destructivo del paso alacto, que impera en la resolución del conflicto en Colombia, nos pareceurgente la pregunta por la responsabilidad social tanto del analista comodel analizante. Al respecto nos interrogamos, ise puede pensar que elpsicoanálisis no quede al margen de los problemas sociales que generanuna "violencia bruta"y que los analistas aporten a la resolución de losmismos, desde una posición diferente a la de encontrar sentido en losdramas del sujeto o en los fenómenos sociales?, ¿el efecto de la dimen-sión simbólica, previene de forma consistente la trasgresión a la Ley?,Les posible considerar otra forma de aportar a la cultura, diferente alintervencionismo de la psicología del Yo?, ¿hay una ética en el psicoaná-lisis?

Elegimos hacer un recorrido exploratorio por la filosofía, para enten-der los cambios ocurridos en el tema de la ética, sobre todo la transiciónde la moral del sujeto autónomo a la ética discursiva, y para seguir elrastro a nociones muy próximas al psicoanálisis que parecen tener vi-gencia en algunos textos de filósofos contemporáneos", Después dehacerlo nos preguntamos si las divergencias entre el pensamiento psi-coanalítico y el filosófico, por ejemplo respecto a la noción de sujeto,siguen vigentes, o si por el contrario se han permeado las fronteras cuandolos hechos obligan a decantar afirmaciones que por mucho tiempo seconsideraron como irrefutables.

Las preguntas mencionadas y otras relacionadas con lo que se ha

Para la fecha, octubre del 98, se anuncia el seminario Política del Psicoanálisis y Psicoanálisisde la Política, con el Dr. Francoís Leguil como expositor, dentro de las actividades de laMaestría: Psicoanálisis, Cultura y Vínculo Social de la Universidad de Antioquia. De induda-ble importancia para el medio psicoanalítico. Pero nos queda la duda de poder apropiar eldiscurso francés ilustrado, para entender la singularidad de la "política y lademocracia"colombiana, en muchos aspectos premoderna.

2 El ciclo de conferencias de la Cátedra Manuel Ancízar denominado: Modernidad y TeoríaCrítica,dictadas por los profesores Ruben [aramillo y Guillermo Hoyos, fue una excelenteayuda para aproximar una visión de conjunto y para entender las modulaciones del pensa-miento en relación a la ética, habida cuenta de mi condición de aprendiz en el conocimientofilosófico. Así mismo, varios textos publicados por la Revista Colombiana de Psicología ennúmeros anteriores, que por su importancia son referencia obligada en el tema de la moderni-dad.

Page 3: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

ALEYOA MUÑOZ LÓPEZ UNIR EL DESEO A LA LEY

llamado, "el mundo de la vida", de la cual participa también elpsicoanalista, nos conciernen y suelen quedar ensombrecidaspor el despliegue conceptual más próximo a la abstracción es-téril o al delirio teoricista. Pretendemos mencionarlas desde laperspectiva de la ética en su doble incidencia: sujeto y sociedad,buscando con ello finalmente contribuir a la discusión de temasque la dirección de la Revista Colombiana de Psicología ha queridopromover: Psicología, Ética y Derechos Humanos.

11. EL DESEO Y LA LEY

Sostener el programa de formación para asumirse como psicoanalis-ta supone por tanto algo más que el interés por un área del conocimien-to, algo más que el empeño de adquirir una profesión, algo más quedilucidar dramas subjetivos, algo más que encontrar soportes en filia-ciones corporativas, muchísimo menos que ofrecer bienestar o curación.Si seguimos a Freud en "Análisis terminable e interminable", y a Lacanen "Función y campo de la palabra" podríamos afirmar que supone antetodo asumir lá condición de sujeto, esto es: que estará por siempre enfalta, que su condición de hablante lo divide y que su destino final es lamuerte. En su práctica como analista el conjunto de su saber, le debepermitir ocupar la posición adecuada para que otros también puedanasumirlo, y sostener su deseo; será un proyecto ético, en tanto signifi-que, volviendo a Lacan unir su deseo a la Ley.

¿Pero qué puede (Zdebe") entenderse por Ley? En las sucesivasformulaciones de la teoría,quien busque una respuesta encontrará op-ciones: la que prohibe el incesto, es decir, la que surge después de lamuerte del padre; o la que prohibe exterminar al otro o comérselo quetambién puede ser inferida del pacto fraterno; o la que surge delsignificante en su condición de hablante, que revela sin que se 10 pro-ponga, el deseo de su ser, o mejor, que es un ser de deseos. O la quetrasmite (Zimponei) la palabra del Otro, llámese éste Dios, padre, Freud,Lacan; o en el discurso filosófico Aristóteles, Spinoza, Kant; o la quesostiene el ordenamiento social en cada nación. ¿Una sumatoria de to-das?

Pero más allá de la subjetividad, en el ámbito social podemos inda-gar cómo se trazan fronteras entre ley y normatividad social, cuandocompromete al sujeto y su deseo en relación a otros, llámense éstosparientes, analizantes, conciudadanos. O en otras palabras, para el temaque nos ocupa, cómo este sujeto-analista se inserta en la sociedad y apartir de qué construye (lelige?) referentes éticos para guiar sus accio-nes. ¿Podrá colocarse al margen de las trasformaciones de la culturabajo la premisa de estar imposibilitado para educar, gobernar y anali-zar, como decía Freud?, ¿yen éste mismo sentido, su vida personal, queseguramente reflejará los avatares de su condición de sujeto, ¿puedeproponerse independiente de la normatividad social bajo la premisa deque no será modelo de nada ni de nadie? lEn otro orden, a medida que

trascurre el análisis, sedesestructuran idealescon efectos de desanu-damiento de los regis-

tros: real, simbólico e ima-ginario; lcómo entonces

reacomodar con anclajes que favo-rezcan la cultura?

No tenemos respuestas. Denuevo nos encontramos con la sin-gularidad de cada sujeto. Pero sital sujeto vive en Colombia, su-pongámoslo egresado de un depar-tamento de psicología -en vías deasumirse como analista y que enaras de la subsistencia desempeñaun cargo-, quien trabaja con la co-munidad como docente, opsicoterapeuta, o investigador oasesor de instituciones, ¿qué res-ponsabilidad social asume? Si re-cibe padres de familia que deseanentender las dificultades de los hi-

, jos, respecto al saber, al acatamien-to de normas, a la expresión de susafectos. Si tales sujetos descono-cen las repercusiones de su pro-pia neurosis en el entorno familiary la importancia de la norma ra-zonada al lado del establecimien-to de límites, si no disponen de lascondiciones para emprender unanálisis personal, ¿puede eximirsede orientar la reflexión con fineseducativos? Si orienta sistemaspenitenciarios Zque noción de leyy de norma defiende? Si el caso enconsulta se relaciona con familiascuyos padres están involucrados enactividades ilícitas, ¿puede abste-nerse de mostrar el horizonte dela cultura? ¿Cómo relacionar laética del deseo subjetivo con laética de fines sociales?, ¿a quénoción de bien apelar, la delgrupo social o la del sujeto?¿Cómo conciliar con laimposibi-

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 103

Page 4: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

CARPETA

lidad de ser Amo o elresponsable de los actosdel otro?

En este punto esdonde creemos que seentrecruzan de modo muyconflictivo, para quien debe de-cidir sobre sus acciones, el saberpsicoanalítico y su condición demiembro partícipe de la sociedadhumana. Porque si una culturanaufraga bajo la tormenta de lapulsión sin límites, en los casosmencionados no nos parece razo-nable eludir la posibilidad de laeducación, y al contrario, perma-necer siempre en silencio para in-ducir la interrogación y la reflexiónautónoma). Por otro lado, encon-charse, permanecer ausente de losdestinos colectivos, no dejar saber,porque no hay esperanza de con-vivencia ordenada, porque no haybienes universales que atemperen,porque no se puede prometer, niredimir, ni dirigir, parece una po-sición instalada para favorecer elgoce y no en el deseo.

En nuestra opinión, más allá deciertas objeciones que podríanhacerse a este razonamiento enpalabras de Freud y Lacan , comola angustia social por efecto de laculpa; más allá de la imposibilidaddel bien universal o del conflictoindividual que genera la búsque-da del bienestar, cuando entra enchoque con la normatividad y pro-duce consecuencias bien de goceo de relanzamiento del deseo;más allá de la omnipotencia y dela posición de Amo, incluso, porqué no decirlo, más allá del fan-tasma, -tan común en algunosintelectuales- del resurgi-

miento de una moral liga-da a principios abso-

lutos similares

104No. 7 AÑo MCMXCYIIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

a los que instauraron la Inquisi-ción, debe ser posible pensar en una ética laicaque auspicie la solidaridad, el respeto, el reconocimientodiscursivo sin menoscabo de la libertad y la vigencia delas diferencias.En términos freudianos, debería ser posible que el psicoa-

nálisis repensara su posición frente al "espíritu de los tiempos", quepor ahora urge una ética que acorte la distancia entre el sujeto y lasociedad.

111.DE KANT A FREUD

En 1784, afirmaba Kant: "La Ilustración es la salida del hombre de sucondición de menor de edad de la cual él mismo es culpable. La minoríade edad es la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin ladirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad, cuandola causa de ella no radica en una falta de entendimiento, sino de ladecisión y el valor para servirse de él con independencia, sin la conduc-ción de otroJSapere aude! iTen valor de servirte de tu propio entendi-miento! es pues la divisa de la Ilustración'". Suponía entonces que elhombre, a partir de su capacidad para razonar, podía acceder a una auto-nomía moral que lo haría responsable de sus acciones y que le permitiríaestablecer una distancia del Otro como guía. De modo implícito se su-pone también que el hombre está constituido como unidad, como siexistiese identidad entre el sujeto del enunciado y el de la enunciación.En estas condiciones, el uso de la razón justificaría las decisiones delindividuo que bien puede ilustrarse a sí mismo, si se lo deja en libertad.

A partir de tales premisas, también diferencia el uso privado y el usopúblico de la razón, reconociendo restricciones a la libertad cuando seactúa en representación del Estado, de una institución o cuando susactos trasgreden un orden que beneficia la comunidad, porque la posibi-lidad de progreso de la sociedad no puede ser obstruída.

Reconoce la importancia de la libertad de conciencia y de pensamiento,pero también señala la obediencia al orden social, aunque se utilicen losprocedimientos permitidos para manifestar discrepancia.

Este texto de Kant se produce en los albores del pensamiento moder-no en Occidente, que ya no se respalda en explicaciones trascendentesdel mundo, que supera lo dado y natural y que da curso a una voluntadde trasformación y dominio del entorno. Tal desprendimiento del Otrose refleja en un creciente desarrollo de la ciencia, de las manifestacionesartísticas, y en mayor autonomía moral. Los efectos en todo orden pare-

3 Excluimos por supuesto de esta inferencia, la cura de un analizante adulto o en formaciónanalítica, por razones técnicas y teóricas que compartimos. Así mismo el abordaje de lapsicosis en niños. Pero nos preguntamos si resulta indiferente, si al final del análisis el sujeto esmenos ético.

4 I. Kant.: Respuesta a la Pregunta: ¿Qué es la Ilustración? En Modernidad Modernización &Trabajo, Revista Colombiana de Psicología, Depto. de Psicología, U.N., No. 3, MCMXCIVp.7.

Page 5: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

ALEYDA MUÑOZ LÓPEZ UNIR EL DESEO A LA LEY

cen favorecer una cultura universal siem-pre en vías de emancipación y el pensamiento

social se orienta a la dimensión de las acciones y delas instituciones sociales. La ciencia propone el desplaza-

miento del sujeto como condición para producir verdadesgenerales, bajo la ilusión de objetividad en el proceso de cono-cimiento, y la tecnología modifica las actividades cotidianas y de pro-ducción. Asi mismo se modifican la existencia individual y la vidasocial, los sistemas de significación y valores.

Este mínimo y apretado resumen de la modernidad, sólo pretendecontrastar en términos amplios el sentido de acontecimientos posterio-res que dieron paso a una visión menos optimista de la función de larazón y que de alguna manera auspiciaron los descubrimientos de Freud.Porque no es gratuito que la noción de inconsciente.vdetectado en lasfallas del supuesto control racional, en las distorsiones de la expresiónverbal y en los matices multiformes del deseo- produzca el efecto deponer en cuestión la imagen del hombre como unidad de conciencia yque plantee contra la noción de constante progreso cultural, la recurrenciade una tendencia a la destrucción tan fuerte como la tendencia a la vida.No en vano también, el desartollo de la ciencia y de la técnica dieronpaso al perfeccionamiento de las armas potenciando el deseo de poder yde expansión de las naciones y, en otro orden, la modificación de losreferentes mormativos desató la capacidad de odio y de aniquilamientoque Freud presenció y padeció en la primera guerra y en los comienzosde la segunda.

Otras inferencias conducen en igual sentido. A nivel del sujeto y desu ingreso en la comunidad humana, la exploración freudiana encontróque los avatares de la convivencia llevan la impronta de la cultura, tras-mitida de modo muy singular en la relación con el otro, que intervienepara reconocer, proteger, ayudar, educar, impulsar, etc., a partir de lasmodulaciones del deseo y de las vicisitudes de su estructura subjetiva.Indagar el síntoma en el individuo, le permitió entender la significacióndel otro y la vigencia de un sistema de codificación y metaforización -nosiempre accesible al control racional- muy útil para camuflar y tolerar loreaL Estos factores considerados puntuales en la construcción del suje-to, que tienen efectos posteriores en el entorno social al que el sujetoingresa, ilustraron acerca de la complejidad de la interrelación humana,pero sobre todo explicaron su talante movedizo y conflictivo, ocasiona-do en parte por el forcejeo entre las aspiraciones individuales y lanormatización que demanda la cultura para asegurar el bienestar co-lectivo.

La dimensión de 10 descubierto llevó a Freud, muy al final de su vida,a decir que "la ética se dirige a aquel punto que fácilmente se reconocecomo la desolladura de toda cultura"5, como si concluyese que los efec-tos de la castración no fuesen los esperados. Lo entendedemos tambiéncomo el punto de quiebre, de derrumbe de muchas expectativas teóricas

5 S. Freud, El malestar en la Cultura. Obras Completas. Vol. XXI. Amorrortu editores, BuenosAires, 1979, p.l37.

sobre "10 humano" y lasculturas. Se avanza enel conocimiento, con re-sultados notorios en la

ciencia y en la tecnología,pero las normas que regu-

lan la convivencia no pueden de-tener la inequidad social, el usoabusivo del poder y las guerras. Elresurgimiento de la hostilidad es-pecular gravita en las relacionesmás próximas y con los otros,aquellos que parecen lejanos y di-ferentes, se cometen crímenes delesa humanidad, se expulsa con-denando al desarraigo a poblacio-nes enteras por razones religiosas,económicas o políticas. En otraspalabras, se desconoce la necesi-dad de encontrar mayor equidadsocial, la importancia de la diver-sidad étnica, la trascendencia de lapolifonía discursiva y la riqueza dela diferencia en la relaciónintersubjetiva.

Es una paradoja con efectos trá-gicos, el bautizo cultural nos sacade la desvalidez como vivientes,pero conservamos los motivos paraconspirar y erosionar la cultura.

Los acontecimientos nos obliganentonces a revisar las aspiraciones.¿Ha fracasado la Ilustración?, ¿esdifícil la mayoría de edad, en unasociedad como la actual, dos siglosdespués de Kant?, ¿individuos ilus-trados o psicoana lizados puedenser mejores miembros de la socie-dad civil? LTienen razón Freud yLacan cuando afirman que no hayprogreso, que la pulsión en su con-tinuo fluir enmarcará la vida so-cial y que es imposible "amar alprójimo como así mismo"? ¿Po-demos aproximar el psicoaná-lisis a los planteamientos dela potsmodernidad ?N o s

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 105

Page 6: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

CARPETA

parece que el análisis dela teoría a partir de loshechos, debe conducir aproponer nuevos rum-bos. El amor a los maes-tros debe dar margen a lainterrogación. También debe serposible el rescate del otro sesgode la pulsión, aquel que hace pre-valecer el reconocimiento del otrocomo compañero de ruta hacia lamuerte, pero aliado solidario parahacer más amable la existencia. Sila finitud nos iguala, el deseo li-gado a una buena vida establecelas diferencias y, en el empeño deconseguirla, nos interceptamosinevitablemente con las intencio-nes de los otros.,Es aquí donde laética tiene pertinencia, la que tras-ciende del sujeto a los otros, ycompromete además a crear y re-gular el entorno normativo paragarantizar condiciones equitativasque favorezcan un bienestar bási-co para todos y la búsqueda delbien de cada cual.

IV. ETICA DISCURSIVA

Si en Kant un sujeto en diálo-go consigo mismo intenta decidirqué normas pueden tener carácteruniversal, en algunos autores con-temporáneos, Apel, Habermas ysu alumna Adela Cortina, encon-tramos una propuesta que orien-ta al encuentro razonado con losotros, para establecer consensos.Así se tiende un puente, entre elhombre autónomo absoluto ensu decisión y los otros que, re-conocidos como interlocutoresválidos, pueden establecer el

diálogo con la intenciónde encontrar acuer-

dos mínimos,

106No. 7 AÑo MCMXCVIIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

que permitan aproximación yconcertaciones, pero también respeto en las dis-crepancias.

No se trata entonces de anular la autonomía del suje-to en la comunidad, sino de ponerla en consideración razo-

nada con los otros: "...resulta imprescindible trasformar la fi-losofía trascendental de la subjetividad en una filosofía trascen-

dental de la intersubjetividad, transitar, en suma, "del Yo al Nosotros",porque para que un sujeto se reconozca a sí mismo como persona,comosujeto de deberes concretos y virtudes,precisa el reconocimiento de otrossujetos en el seno de una comunidad'", Esta afirmación supone morigerarel aislamiento del hombre autónomo, su despotismo como lo llamanotros, para colocarlo en interrelación con semejantes que pueden serafectados por sus acciones, quienes también pueden pensar, estar deacuerdo o no. Plantea, por otro lado, la posibilidad de la intersubjetividadcomo tránsito del yo al nosotros, frente a lo cual el psicoanálisis tienereparos, pero acoge la relación con el otro como el fundamento paraasumirse como sujeto, tema en el cual la teoría analítica ha llegado le-jos.

No estamos en capacidad de disertar con amplitud sobre tales auto-res, pero elegimos este punto de aproximación con nociones del psicoa-nálisis porque resulta afin a lo que intentamos polemizar y a riesgo deparecer eclécticos consideramos la propuesta, porque nos parece ade-más que los grandes sistemas de pensamiento, que parecían tener expli-cación para todo, han dado paso a la propuesta modesta, al fragmento,al aforismo, a la reflexión de validez tentativa, a la conjetura más que ala aserción. No pretendemos por lo tanto afirmar plena coincidencia.Creemos en cambio que conservan diferencias y vale la pena continuarexplorando cómo se permea la frontera.

Leemos entonces, en el reconocimiento del otro como fundamentopara la construcción del sujeto y en la prevalencia del encuentro dialogalcomo posibilidad de conocimiento, puntos de confluencia entre el psi-coanálisis y los autores mencionados. Al respecto, conviene recordar latrascendencia que señala Freud a los primeros vínculos, como iniciado-res de un proceso que introduce al infante en la cultura, y que dejan lasbases en todo orden para su interrelación con los otros. Porque de lasdificultades o aciertos en estas primeras relaciones dependerá en buenamedida que el resultado sea un sujeto, afín a la convivencia, es decir quedemuestra competencia para interactuar con otros, que puede acogersea normas y códigos que regulan la sociedad, que persigue sus intereses ylos defiende razonablemente, que puede reconocer en los otros la posi-bilidad de defender los suyos aunque no los comparta. Que participacomo diría Savater, de cierta "vocación por lo humano" sin menoscabode su amor propio, es decir, sin pretender fusiones fraternas universales,que asfixian la singularidad, la posibilidad de elegir, de decir no.

En el mismo sentido, conviene recordar el giro que da Lacan a la

6 R, Valls Plana, Del Yo al Nosotros.Estela, Barcelona, 1971.Citado por A. Cortina, en Ética sinMoral, Editorial Tecnos, Madrid 1995, pp.l55.

Page 7: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

ALEYDA MUÑOZ LÓPEZ UNIR EL DESEO A LA LEY

teoría, cuando propone volver a leer aFreud poniendo el énfasis en la función del

significante y su prevalencia en las manifestacionesdel inconsciente. Este tema marcó por un buen período

su enseñanza y dejó textos puntuales, relacionados con laincidencia de la palabra y el lenguaje en la aparición del sujetoy en su vinculación con el otro y la muerte.

Ahora bien, recordar estos aspectos de la teoría, tiene importanciaen este texto por dos razones: la primera de ellas, es que hemos plan-teado la encrucijada entre ética subjetiva y ética social, para alguienconcernido por el psicoanálisis, que en su actividad laboral está situadocomo agente de cambio social. En nuestra opinión de manera muy di-recta en los cargos que tienen que ver con la comunidad, y en la privacidaddel consultorio cuando recibe padres y niños; de manera indirecta, cuan-do ejerce en una sociedad como la nuestra y observa pasivo y escépticosu deterioro. Entonces, si asumimos que la expectativa de "la mayoríade edad" está en entredicho,c omo se ,propone hace largo rato en losterrenos de la filosofía y si aceptamos que está en juego, a través de lasfamilias y de los adultos que intentan dirigirlas, la definición de nuevossujetos, o de nuevos ciudadanos merecedores de derechos pero por lomismo capaces también de responsabilidades, opinamos que vale lapena preguntarse si es viable abstenerse, de mostrar el horizonte queofrece el orden social y cultural. O si es pertinente marginarse de unalabor educativa bajo el argumento de que sólo lo deben hacer lospedagogos, los legisladores, o el Estado, y que tal actividad no competeal psicoanálisis. La revisión de afirmaciónes muy categóricas en este sen-tido, por parte de conferencistas y teóricos actuales, nos parece necesa-ria. Algunas nociones deben ser interpeladas, ¿cómo esperar el tiempológico del inconsciente, en sujetos de rasgos perversos que tienen inci-dencia en niños y jóvenes y aunque no parezca fácil, a veces quedan enel área de influencia de un psicoanalista?

La segunda razón por la cual evocamos esos aportes de Freud y Lacana la comprensión del sujeto y del vínculo social, se relaciona con el in-tento de pensar la propuesta de la ética discursiva, porque se cruza envarias direcciones, la vigencia de la palabra del otro en sus variacionesde orden imaginario, real y simbólico, -factibles en la relacion con elotro como lo propone el psicoanálisis- con el otro, semejante humano,reconocido como interlocutor válido en el discurso de la ética contem-poránea.

Decimos: en varias direcciones, porque en la teoría analítica, el valorotorgado a la palabra del otro se modifica de acuerdo con el registro quelo dimensiona y ello determinaría también la credibilidad, anudada alrespeto y por tanto al acatamiento -o su variante, la oposición-, sobre eltrasfondo de idealización que sostiene el menor de edad en los primerosvínculos. En el segundo caso, es decir, en la propuesta de la éticadiscursiva, el valor otorgado a la palabra del otro a quien se considerainterlocutor, debe suponer también el respeto, no tanto la credibilidadpero sí la posibilidad de hacer contrapunto a mis opiniones y acciones y

CE"''l~''

la tolerancia si en lugarde consenso sólo haydisenso, sin que ello sig-nifique la desaparición

de la huella trasferencial,de lo aprendido en los pri-

meros vínculos. Ahora bien, ¿cómosituar el otro del diálogo? ¿Quéreferentes normativos modularíanla repetición pulsional para facili-tar el tránsito al Logos?

Lacan afirmará que no hay co-municación sino ratificación sub-jetiva; en tal sentido la vigencia dela palabra del otro no se modifica-ría, mantendría al sujeto en posi-ción de dependencia. La posibili-dad de cambio para una posiblealteridad, aunque tenga el rasgodel vínculo originario, estará me-diada por la fuerza del deseo y eluso de la racionalidad comuni-cativa como lo propone Habermas,que dispone a salir del ensimisma-miento del sujeto para matizarlocon el interés o la philia por el se-mejante. Ello requiere por supues-to de un contexto social que ofrez-ca las ventajas de un orden cultu-ral, construido por consenso paraarbitrar los encuentros y losdesencuentros de los sujetos.

Este tránsito del menor deedad, alienado en la palabra delOtro, al Sujeto revelado en su dis-curso y dispuesto a razonarlo libre-mente con otros, constituye unpaso ético. Es en éste punto de cru-ce, entre psicoanálisis y filosofía,entre el sujeto y los otros, entre laética del deseo y la ética social,donde nos parece que puedeinterpretarse la aproximación deldeseo y la ley. Ello debe tenerrepercusiones en el analistacomo miembro de la socie-dad y debe permitirle cri-terios dí-

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 107

Page 8: UNIR ELDESEO A LA LEY. UNA PROPUESTA ÉTICA.Cualquiera sealaprocedencia profesional dequien aspira a constituirse como analista, séa ésta: psicología, medicina, pedagogía,

CARPETA

nicos pertinentes en sutrabajo.

Sabemos que lo ex-puesto es un tema espi-noso y que en nombre delEstado, o del orden políticovigente, o incluso de creencias,-que no interpretaciones teóricas-,muchas veces a lo largo de la his-toria, hombres ilustrados hancohonestado abusos de poder, tor-turas, exterminios, y al parecer lospsicoanalistas no han sido laexcepción'. Sabemos también queestas reflexiones interpelan nocio-nes importantes respecto a la teo-ría y la técnica psicoanalítica, pero,¿no será pertinente discutirlas yreformularlas a la luz de los cam-bios acaecidos en la sociedad y enla cultura después de Freud, o ex-plorar sus limitaciones en las con-diciones del "nuevo mundo" o re-cordar aquello de la insociable so-ciabilidad, que nos reconoce entensión con el otro, pero respon-sables de convivencia respetuosa,en ámbito discursivo y en deudarazonable con ancestros y descen-dientes?

Como ya lo insinuamos, lafrontera que separa la posición delanalista del sujeto participe de lasociedad, tal como Freud y Lacanla proponen, nos parece que debeser repensada, teniendo en cuentaque los destinos de la cultura nonos son ajenos, y la impronta querecibimos nos beneficia, pero tam-bién nos compromete, aunquenada nos proteja del destino.Abrir el diálogo fecundo conotros saberes que han asumidocambios por la evidencia de losacontecimientos -también

registrados por el psicoa-nálisis pero asumi-

dos con escep-

108No. 7 AÑo MCMXCV111u.NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

ncisrno-, puede ampliar hori-zontes para la teoría psicoanalítica actual '1'

BIBLIOGRAFíA

Botero U.D.: Vida Etica y Democracia. Instituto para el Desarrollo de la Democra-cia. Servigraphic Ltda. Bogotá. 1995

Cassirer E.: Filosofia de la Ilustración. Fondo de Cultura Económica. Edit. Presencia. SantaFe de Bogotá. 1994.Cortina A.: Etica sin Moral. Editorial Tecnos. Madrid, 1995.Eco U.: Cuando entra en escena el otro. En: Cinco escritos morales. Editorial Lumen.Barcelona1998.Freud S.: El porvenir de una ilusión. Amorrortu Editores. Obras Completas. Vol. XXI. BuenosAires, 1979.El malestar en la cultura. Amorrortu Editores. Obras Completas. Vol. XXI. Buenos Aires,1979.Hoyos G.y Jaramillo R.: Modernidad y Teoría Crítica. Cátedra Manuel Ancizar. Ediciones.Radio Universidad Nacional. Vicerectoría Académica. Santa Fé de Bogotá. 1995.Kant l.: Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? En Modernidad, Modernización &Trabajo. Revista Colombiana de Psicología. Depto, de Psicología. Editorial Universidad Nacio-nal. No. 3, MCMXCIv. Santa Fe de Bogotá.Lacan J.: Función y Campo de la Palabra. Escritos 1. Siglo XXI Editores México. 1971. La éticadel Psicoanálisis. Libro 7. En El Seminario de Jacques Lacan. Ediciones Paidós. Argentina1988.Savater F.: Invitación a la Ética. Editorial Anagrama. Barcelona. 1995. Humanismo impeniten-te. Editorial Anagrama. Barcelona 1990.Trobas G. Ciencia y Psicoanálisis de Freud y Lacan.En Analítica No. 13.Escuela del CampoFreudiano de Caracas. Venezuela 1992.Villaroel G.: Anotaciones sobre la cuestión del sujeto. En Analítica No. 13. Escuela del CampoFreudiano de Caracas. Venezuela. 1992.

7 El texto de Jean Allouch,"La etificación del psicoanálisis. Calamidad" ilustra al respecto, peronos parece polémico en muchos sentidos.

BENVENUTO DI GIOV ANNl DE SIENA. ITAl.LA (S. XV)