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Unidad y diversidad en la

Psicología

Juan Mayor

Introducción

Dos problemas han aquejado y aquejan a la psicología desde sus orígenes hasta hoy

mismo en forma tal que se justifica el permanente lamento sobre la crisis de la psicolo

gía; recordemos que así se titulaba un famoso libro de Bíihler publidado en 1927 y así

se titulaba, cincuenta años después, el libro de Westland en 1978 (e insistiendo en ello, Kendlcr en 1081 hablaba de un ciencia en conflicto).

Uno de los problemas es el de su validez, tanto interna (fudamento epistemológico, contexto de justificación, base racional) como externa (capacidad de generación y apli

cación, contexto de descubrimiento, eficacia social); de este problema, con ser impor

tante y decisivo, no vamos a ocuparnos ahora, porque pretendemos plantear y, si es

posible, dilucidar otro problema previo, que es el de la propia identidad de la psicolo

gía. Los criterios que habitualmente se utilizan para definir la psicología —históricos, sistemáticos o pragmáticos— han resultado insuficientes, porque la falta de un amplio

consenso entre la comunidad científica obliga a inclinarse siempre por una opción per

sonal. Esto, que es legítimo e inevitable en la literatura o en la filosofía, plantea dificul tades casi insalvables cuando nos movemos en el ámbito de la ciencia. La raíz de este

problema, a nuestro juicio, se encuentra en la incapacidad o dificultad que hasta ahora

ha mostrado la psicología para articular su evidente diversidad con la necesaria unidad

de criterios epistemológicos, teóricos, metodológicos y pragmáticos. A clarificar este problema vamos a dedicar estas reflexiones: en primer lugar, poniendo de relieve la

diversidad de la psicología, tanto desde una perspectiva disciplinar, como teórica o paradigmática; en segundo lugar, aludiendo a los diversos intentos de unificación; y en

tercer lugar, constatando la existencia de una tensión dinámica o dialéctica entre la

unidad y la diversidad y proponiendo una fórmula epistemológica para resolver esa tensión dilemática.

Radical diversidad de la psicología

A) Ya la posición disciplinar de la psicología plantea el problema de su unidad o diversidad. Cabe cuando menos dudar de la unidad de una disciplina, si justifi cadamente se puede hablar de un psicología filosófica, de una psicología como ciencia natural o como ciencia social e, incluso, comi ciencia del espíritu. Pero cabe también resolver el problema por el expeditivo procedimiento de considerar que la psicología como ciencia natural es la única disciplina digna de tal nombre y que el resto no es

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psicología, sino filosofía o antropología o sociología o cualquier otra cosa. Algo así

quiso decir Ebbinghaus cuando afirmó que la psicología es una ciencia con un largo

pasado y una corta historia.

Pero tal actitud ha de enfrentarse con dos dificultades: dar cuenta de la profunda y

amplia reflexión que ha existido sobre el objeto de la psicología al margen de la ciencia

y explicar la presión epistemológica que esa reflexión ejerce todavía sobre la psicología

científica, incluso la más reciente.

1.- Por el momento parece que hay que resignarse a aceptar la diversidad disciplinar

de la psicología. Y por si fuera poco, ni siquiera sería fácil excluir del saber psicológico

aquel que se construye en el lenguaje ordinario como fruto de la intuición o reflexión

individual o como sedimentación de las experiencias de sucesivas generaciones o cul

turas enteras.

Dentro de este saber psicológico no metódico ocupa un destacado lugar la inter

pretación literaria y artística de la naturaleza humana. Los trágicos griegos,

Shakespeare, Dostoyevsky, Leonardo Da Vinci, Goya, etc., etc., han acumulado un in

menso acervo de observaciones penetrantes, de análisis sorprendentes sobre la

naturaleza y la conducta humana (ver Lersch, trad. 1958, p. 55).

En este capítulo habría que incluir los conocimientos sobre el hombre que se han ido

elaborando a través de costumbres, mitos, religiones y concepciones del mundo. La

mayor parte de ellos no están suficientemente organizados, aunque parcialmente han

sido objeto de investigaciones sistemáticas (recordemos Psique de Rhode, La rama

dorada de Frazer, Yoga, inmortalidad y libertad de Mircea Eliade, etc.).

2.- La psicología filosófica sí que es ya una disciplina en sentido estricto, aunque es

muy dudoso que en ella se encuentre la unidad de la psicología en razón de la multi

plicidad de escuelas y sistemas filosóficos en que se inscribe y sobre todo por ser una

disciplina filosófica y por tanto problemática respecto de su propio objeto.

En primer lugar, la psicología no se distingue de la matriz básica de los saberes

filosóficos. El mismo Aristóteles, que estructuró tantas disciplinas, no acertó a in

dependizar la psicología de la ética, de la metafísica, de la física, de las ciencias natura

les.

La psicología se independiza como disciplina en los siglos XVII y XVIII. La

psicología racional fue identificándose paulatinamente con psicología especulativa,

metafísica o filosófica sin más. La psicología empírica, que era filosófica también, fue

poco a poco distanciándose de la anterior y terminaría por convertirse en experimental.

Todavía a principios del siglo XX, autores afectos al movimiento neoescolástico

dividían la psicología en dos: racional, especulativa, teorética y filosófica, por un lado;

empírica y experimental, por otro; véase Frobes (1923, trad. 1944) o Lindworsky (trad.

1946).

La nueva psicología, científica y Experimental, surge en oposición a la vieja

psicología filosófica. Su triunfo arrollador no supone, sin embargo, la desaparición de

ésta. Al margen de la pervivencia en medio neoescolásticos de la vieja psicología

racional, más o menos remozada, Mercier (1923, trad. 1940, 4 tomos), Marc (1948,

trad. 1965), dos son los conceptos básicos de la psicología filosófica actual que han al

canzado resonancia, a los que aludiremos brevemente a continuación.

Uno de ellos es el que tiende a identificarla con antropología filosófica, concepto

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muy amplio y diversificado a su vez, según las distintas orientaciones de base; véase

Donceel (trad. 1969), Cassirer (1944), Martín Buber (1948), Beck (trad. 1947), Pinillos

(1962), etc. Lo que es bien diferente de la existencia de modelos antropológicos en

cada una de las orientaciones de la psicología científica (Pinillos, 198). Aquí habría que

situar el movimiento que ha promovido el desarrollo de la psicología fenomenológica:

a partir de Husserl, Scheler, Merleau-Ponty, Giorgi et al. (1975), Strauss (1966), Keen

(1975), movimiento que ha historiado Spiegelber (1972) y que ha resumido y comen

tado Pinillos (1970), y al que habría que sumarle el de la psicología existencialista, que

arranca de movimientos filosóficos diferentes, aunque conexos por la aceptación gene

ral del método fenómenológico, y que ha evolucionado preocupada por llenar el hueco

que deja la psicología científica a la hora de estudiar los fenómenos específicamente humanos: May (1961), Van Kaam (1969).

Todos estos movimientos actuales están en relación o tienden a agruparse, sobre

todo en los Estados Unidos, bajo el denominador común de psicología humanística:

Maslow (1965) Severin, (1966), Bugental (1967), Giorgi (1970), Barker (1971-2)

Nevill (1977), Krasncr (1978) y Royce y Mos (1981).

— Pero hay otra orientación que también reclama la etiqueta de psicología filosófica

y que a nuestro juicio tiene una enorme importancia. Nos referimos a lo que se ha dado

en llamar filosofía de la psicología (Misiak, trad., 1964, 146) y que forma parte del

amplio movimiento de la filosofía de la ciencia o de la epistemología científica. Recor

demos el ingente trabajo de aquellos que, inspirándose en el empirismo radical, trataron

de establecer las bases teóricas de una psicología objetiva (conductista), de los que

formularon sus críticas a la posición heredada y los que se enzarzaron en el espinoso

problema de las relaciones mente-cuerpo.

Buena parte de estas grandes polémicas se encuentran en los sucesivos tomos de los

Minnesota Studies in the Philosophy of Science y una selección de trabajos en esta

línea puede verse en las distintas ediciones renovadas de Psychological Theory (1951)

y Theories in Contemporary Psychology (1963 y 1976) de Marx (el último con

Goodson). A los Feigl y Scriven (1956), Meehl (1954), Brunswik (1952) y Turner

(1967), hay que sumar, por un lado, los Kuhn (1962), Feyeraben (1970), Toulmin

(1972), Suppe (1977), y los Stevens (1935 y 1939), Ryle (1949), Fodor (1968, que sub

titula su libro An ¡ntroduction to the Philosophy of Psychology), por otro; una revisión

de problemas relativos a psicología y filosofía puede verse en Turner (1967), Brown

(1974), Eacker (1975) y más recientemente aún, en Bolton (1979) y Block (1980 y

1981).

La distinción entre psicología filosófica y psicología científica es bien patente: in

cluso, en muchas ocasiones tienden a ser opuestas, aunque existen numerosas inte-rrelaciones entre ellas.

3.- Pero no se agota aquí la diversidad disciplinar de laz psicología. Parecería que

solamente debería haber una psicología científica, pero históricamente no ha sido así.

En el momento (finales del siglo XIX) en que se constituye la psicología como ciencia

se plantea el problema de la clase de ciencia que puede estudiar adecuadamente la

realidad humana, (Dilthey, 1894; Brentano, 1874; Husserl, 1910-11) y los ecos de esa

disputa todavía resuenan en muchas de las discusiones actuales (Pinillos, 1981).

La poderosa corriente positivista va a tratar de imponer el modelo de la Naturwis-

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senschaft; pero las primeras dificultades metodológicas promovieron la aparición de

una alternativa que trataba de estudiar al hombre como algo irreductible a naturaleza.

Para ello se proponía un nuevo método y en consecuencia, una ciencia distinta. Frente a

las ciencias nomotéticas, las idiográficas (Windelband); frente a la ciencia natural, la

cultural (Rickert); frente a las ciencias positivas, las del espíritu (Dilthey). La psico

logía debería ser comprensiva y descriptiva y no analítica ni explicativa. Pero los desa

rrollos de esta psicología no pudieron competir con los de la psicología como ciencia

natural y positiva.

Sin embargo, su problemática ha tenido una gran influencia en la Gestalt, en la per-

sonalística de Stern, Spranger y Allport, así como en algunas características

metodológicas de la psicología clínica (L'Abate, trad. 1967) y por supuesto, en la ac

tual psicología humanística.

B) Si aceptamos los criterios de eficacia histórica, teórica y pragmática, hemos de

convenir en que la psicología predominante a lo largo del siglo XX es la científico-

positiva. Podríamos, pues, buscar en ella la unidad, considerando a las disciplinas antes

citadas como meramente marginales y en decadencia. Pero las cosas no son tan senci

llas: tampoco hay unidad en la psicología científico-natural.

1.- En efecto, el signo babélico de la psicología científico-positiva se manifiesta

desde sus mismos comienzos. La fecha convencional de su nacimiento es la de 1879.

En los años 70 se inicia la configuaración de la nueva ciencia. Junto al estructuralismo

de Wundt y Titchener se desarrolla el funcionalismo de James y Dewey, el aso-

ciacionismo de Thorndike y el psicoanálisis de Freud. En los años diez de siglo XX

surgen con fuerza dos escuelas rivales: el conductismo de Watson y la Gestalt de Wer-

theimer, Kflhler y Kofflca. Todos parecen enfrentarse a los supuestos básicos de Wundt,

como han señalado numerosos autores (Wolman, Tomae y Feger, Yela, Pinillos): con

tra el atomismo asociación isla y elementalista, surge la Gestalt de orientación totalista;

contra el énfasis sobre la conciencia, el psicoanálisis se centra en el inconsciente; con

tra el introspeccionismo y mentalismo, el conductismo y la reflexología imponen el ob

jetivismo del esquema E-R; frente a las estructuras y a los estados de conciencia, el

funcionalismo insiste en los procesos y en la adaptación al ambiente.

La disputa entre las escuelas parece sustituir al progreso acumulativo de la ciencia y

Murchison se siente obligado a describir la situación de la psicología refiriéndose a las

"psicologías" de 1925 (siete) y más tarde de 1930 (once), Heidbreder habla de siete

"psicologías" (1933) y Woodworth de "psicologías" contemporáneas (1931). Y más

todavía. En la revisión que en el Murchison del año 1930 hace Carr del funcionalismo

escribe: "no hay una psicología funcional; más bien hay muchas psicologías fun

cionales". Una etapa importante, que ha dejado sus huellas hasta hace poco, es preci

samente la de estos intentos de construir grandes sistemas de psicología (McGeogh,

1933; Estes, 1954). No hay historia general de la psicología que no tome en cuenta es

tas escuelas: Wolman, Murphy, Boring, Klein, Schultz, Sahakian y algunos intentos de

sistematizar la psicología actual, como los de Chaplin y Krawiec (1968) y de Marx y

Hillix (1963), se basan en ellas (aunque luego las complementen con otras referencias a

la actualidad).

Puede ser útil revisar la definición que de la psicología ofrecen los seis sistemas

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principales para constatar su diversidad: para el estructuralismo (Titchener), es "el es tudio analítico de la mente humana adulta, normal generalizada, que se lleva a cabo mediante la instrospección". (Marx y Hillix, 1963, trad. 1967, p. 92); para el asociacionismo (Thorndike), es "el estudio de las conexiones o vínculos estímulos-respuesta" que "pueden estar en gran parte determinadas por hechos que precedieron a sus estímulos inmediatos o por una parte mayor o menor de la actitud concomitante o

incluso por la constitución total del sujeto" (ibid, p. 135, 136); para el conductismo (Watson), "es la parte de la ciencia natural cuyo objeto de estudio es la conducta humana: las acciones y verbalizaciones, tanto aprendidas como no aprendidas de las personas" (ibid, p. 159); para los gestaltistas, es "el estudio de la experiencia inmediata del organismo total", con mayor "atención a las relaciones entre los antecedentes y la percepción que a las relaciones entre la percepción y la conducta" (ibid, p. 212); para el psicoanálisis (Freud), éste viene a ser, en interpretación de Marx y Hillix, "una dis ciplina que se inició en el estudio de las neurosis por medio de las técnicas hipnóticas, el análisis de los sueños y la asociación libre y destacó la importancia de las condicio nes motivacionales inconscientes" (ibid. p. 244). La diversidad de la psicología es pues, bien clara. '

Es cierto que, a partir de los años treinta, las escuelas perdieron actualidad y se sus tituyeron por un neoconductismo generalizado, pero no es menos cierto que han man

tenido hasta nuestros días una cierta vigencia como puntos de referencia, no solo his tóricos, sino teóricos. Esto puede verse en los trabajos del simposium de la A. P. A (1967) recogidos en Krantz (1969) y en dos artículos de Fuchs y Kawash (1974) sobre los rasgos de las escuelas y la estructura de sus interacciones. Los datos para este úl timo análisis fueron proporcionados por 68 psicólogos americanos y, como base operacional para describir las escuelas, se utilizaron las 36 dimensiones prescriptivas de Watson (1967) a las que se asignó una escala de 7 puntos. En la Tabla 1 recogemos las medias de puntuación para cada escuela y cada dimensión. Sobre estas puntuaciones se realizó un análisis factorial que descubrió la existencia de 7 factores cuyas co rrelaciones superiores a 50 con las diferentes dimensiones se recogen en la Tabla 2 elaborada por nosotros con los datos de Fuchs y Kawash. Las puntuaciones correspon dientes a estos 7 factores para cada una de las 5 escuelas se recogen en la Tabla 3.

Estos factores, como puede verse, ayudan a poner de manifiesto la interpretación de los datos y las descripciones teóricas de las distintas escuelas, así como sus de sacuerdos y concordancias subyacentes. En cualquier caso, y en apoyo de nuestra ar gumentación, la diversidad de la psicología, desde la perspectiva de las escuelas aparece con acusados perfiles.

A todo ello habría que añadir la consideración de escuelas que muchos otorgan a ciertos autores —y sus seguidores— o a ciertas corrientes contemporáneas no vincula das directamente a las citadas. Por ejemplo, para algunos, el neoconductismo es una es cuela diferente del conductismo; para Krantz, el Skinnerianismo es una escuela in dependiente, a juzgar por la bibliografía; dentro de la orientación cognitiva, entre otras muchas (Mayor, 1980), se habla insistentemente de la escuela de Piaget o escuela de Ginebra; el número de escuelas psicoanalíticas es incontable (Wyss 1961)- es frecuente más reducidos, el término escuela de suele utilizar también con ¿rofusión- la escuela de Dilthey, la del Acto, la de Würzburg, la de Iowa (Spence, Taylor), etc etc

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Véase las historias de Murchison (1925,1930), Heidbredcr (1933, traducción española,

1960), Krantz (1969), Sahakian (1975), etc.

2.- La psicología también se diferencia por los distintos esquemas, orientaciones, en

foques o paradigmas que utiliza, así como por las teorías que desarrolla o los tipos de

leyes que trata de establecer o por los rasgos o dimensiones que caracterizan o definen

a sus variadas teorías, metateorías y metodologías.

Es frecuente considerar la distinción entre tres tipos de psicología según que sus ob

jetos sean el alma, la mente o la conducta.

Brunswick (1952, p. 51) considera la existencia de seis esquemas principales en el

desarrollo de la psicología, tres de ellos introspeccionistas: filosofía especulativa, sen-

sacionismo e intencionalismo; y tres enfoques objetivos: micro-fisiologismo, conduc-

tismo clásico y psicología objetiva funcional.

Fraisse (1968-9) propone cinco modelos: psicología como estudio de los datos del

espíritu, psicofísica y psicología fisiológica, psicología del comportamiento, neuro-

psicología y psicología como ciencia de la personalidad. Una modificación de este

esquema, cuya representación gráfica puede verse en la Figura 1, nos sirve para

diferenciar la psicología según que enfoque principalmente a unos u otros fenómenos o

a las distintas relaciones entre ellos: los contenidos de conciencia (Wundt, Kulpe, Me-

sser), las relaciones entre los datos de la experiencia interior y el organismo (psicofi-

siología de Helmholtz, Muller y también Wundt), las relaciones entre la estimulación

exterior y la experiencia interior (psicofísica de Fechner), la relación entre estímulos y

respuestas (Watson, Skinner), las relaciones entre los estímulos, el organismo y las res

puestas (Woodworth, Lashley, Osgood), y las relaciones entre las tres esferas, es decir,

entre los estímulos ambientales, el constructo de la personalidad, que incluye variables

cognitivas y propositivas, y las respuestas observables (Tolman, Miller, Galanter y

Pribram y la mayor parte de la psicología actual).

La diversidad de orientaciones se hace, pues, patente tanto a nivel macroteórico

como microteórico. Así, encontramos una psicología como ciencia frente a una

psicología como humanismo (Koch, 1961); una psicología clínica frente a una

psicología experimental (L'Abate, trad. 1967); una psicología experimental, frente a

una correlacional (Cronbach, 1957); etc. etc. Las dimensiones de Coan (1968), las

prescripciones de Watson (1967) y las estructuras de Wertheimer (1972), ponen de

relieve la radical diversidad de la psicología. (Aunque precisamente estos análisis per

miten ordenar y simplificar un poco este enmarañado campo, como veremos en el pró

ximo apartado.) El enfoque paradigmático también avala la radical diversidad de la picología. Acep

tando que la psicología haya alcanzado el estado de ciencia paradigmática, hemos de

aceptar la sucesión de paradigmas: estructuralista, conductista y el propuesto por

Chomsky para la psicolingüística (Palermo, 1971), estructuralista y conductista

(Weimer y Palermo, 1973), conductista y cognitivo (Gilgen, 1970; Nudler, 1975;

Lachman, Lachman y Butterfield, 1979; seminario sobre Problemas actuales de la

Psicología científica en la Fundación March, 1979). Si la psicología se encuentra en un

estado preparadigmático (Watson, 1967; Warren, 1971; McKenzie, 1972, Finkelman,

1978; Farrell, 1978), la dispersión y el enfrentamiento entre escuelas, teorías y

orientaciones se da por definición —y se comprueba por simple observación—. Cabe

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considerar a la psicología como ciencia multiparadigmálica (Buss, 1979, Caparros, 1978; Mayor, 1980; en cierto modo, Leahey, 1980) en cuyo caso la diversidad de paradigmas plantea serios problemas a todo intento de definir unitariamente la psicología.

Progresiva unificación de la Psicología

Dado el casi caótico aspecto que presenta, según acabamos de exponer, cabe pregun tarse si es posible poner orden en esta confusa maraña.

Sin negar el hecho básico de la diversidad, hemos de contestar afirmativamente y, para aclarar esta aparente contradicción, vamos a aportar una serie de datos y de opi niones tan incontestables, creemos, como las anteriores.

La superación de esa diversidad parece que sólo podría producirse mediante un análisis estructural que organizara de algún modo los distintos elementos, o a través de una actitud ecléctica y tolerante, o en base a un esfuerzo teórico de integración y de síntesis o bien tomando la decisión de limitar el campo, es decir, otorgando a una parte de la psicología el alcance de representarla en exclusiva y considerando al resto como ajeno a la misma.

A) Si nosotros pretendemos ahora ordenar la confusa diversidad de escuelas, especialidades, métodos, modelos, rasgos, dimensiones, paradigmas y orientaciones dé la psicología, agrupándolos en una serie de dicotomías que contribuyan a su simplifi cación, podemos ser tachados de arbitrarios y aprioristas, sin embargo, tal pretensión está muy lejos de ser original o aislada: pro el contrario, ha sido casi una constante desde el momento (años treinta) en que se tomó conciencia del problema de las "psicologías".

Ya en 1935 hablaba Lewin de un modo de pensamiento aristotélico frente a otro galileano.

Bruner y Allport, en 1940, descubren en las revistas de psicología de 1888 a 1938 una orientación empírica (mecanicista, cuantitativa, nomotética y operacional) frente a una orientación racional (teleológica, cualitativa, idiográfica, sinóptica y no operacional).

Allport, en 1955, volvía a insistir en dos alternativas: una, lockeana (conductista, periferialista, molecular), que considera al organismo como algo reactivo, y otra! leibniziana, que, por el contrario, considera el organismo como activo y autopropul sado.

Obsérvese que casi todas las referencias que hemos hecho a la diversidad en el apar tado anterior adoptan también formulación dicotómica.

Recogiendo en parte todo esto y rechazando la existencia de un paradigma en la psicología, Watson propone en 1967 una serie de 18 pares de prescripciones que orientan histórica y sistemáticamente este complejo panorama: mentalismo consciente -mentalismo inconsciente; objetivismo (datos conductuales) - subjetivismo (estructuras mentales); determinismo - indeterminismo; empirismo - racionalismo; funcionalismo (actividades) - estructuralismo (contenidos); inductivismo - deductivismo; mecanicismo - vitalismo; objetivismo metodológico (no abierto a la verificación exter-

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na) - subjetivismo metodológico (no abierto a la verificación externa); molecularismo -

molarismo; monismo - dualismo; naturalismo (trascendiendo los principios de la

naturaleza) - supernaturalismo (trascendiendo los principios de la naturaleza);

nomoteticismo (leyes generales) - idiografismo (búsqueda de lo individual e

irrepetible); periferialismo - centralismo; purismo (el conocimiento por sí mismo) -

utilitarismo (en función de otras actividades); cuantitativismo - cualitativismo;

racionalismo - irracionalismo; estaticismo (perspectiva transversal) - evolucionismo

(perspectiva longitudinal); estaticismo (factores permanentes) - dinamicismo (factores

cambiantes).

En 1968, Coan pretende evitar el sesgo que cada autor puede introducir en la defi

nición de las dimensiones de la teoría psicológica y para ello recurre al juicio de 232

expertos en historia de la psicología para caracterizar, sobre una escala de cinco puntos,

a 54 grandes psicólogos de acuerdo con 34 variables de contenido, metodología, su

puestos y modos de conceptualización. Aplicando el análisis factorial a esta matriz de

calificaciones encuentra seis factores bipolares de primer orden:

a. - Subjetivismo (procesos conscientes e inconscientes, informes introspectivos,

voluntarismo, finalismo, especulaciones) - objetivismo (conducta observable, deter-

minismo, mecanicismo, definiciones operacionales, determinantes biológicos).

b. - Holismo (organización total, unicidad del individuo, observación naturalista,

determinantes sociales) - elementalismo (molecularismo, determinismo, mecanicismo).

c. - Transpersonalismo (nomotética, analogías físicas, determinantes inmediatos ex

ternos, control experimental rígido) - personalismo (rasgos persistentes, unicidad del

individuo, determinantes sociales).

d. - Cuantitativismo (análisis estadístico, descripción y formulación cuantitativa,

generalización normativa, control experimental rígido, definición operacional) -

cualitativismo (factores emotivos, procesos inconscientes, especulaciones).

e. - Dinamicismo (motivación, influencia de la experiencia pasada, entidades

hipotéticas, determinantes sociales) - estaticismo (sensación y percepción, informes in

trospectivos, descripción cuantitativa).

f.-Endogenismo (determinantes biológicos, herencia, analogías físicas, observación

naturalística) - exogenismo (determinantes sociales, aprendizaje, definición ope

racional).

Estos factores están interconectados de tal forma que resultan dos pares de factores

de segundo orden:

1.- Orientación sintética (subjetivismo, holismo, orientación cualitativa) - orienta

ción analítica (objetivismo, elementalismo y orientación cuantitativa).

2.- Orientación funcional (dinamicismo, personalismo, endogenismo) - orientación

estructural (estaticismo, transpersonalismo, exogenismo). Estos dos pares de factores de 2Q orden se redujeron a un superfactor dicotómico:

orientación teórica fluida (sintética y funcional) y orientación teórica restrictiva

(analítica y estructural).

En la Figura 2 puede verse el esquema de la jerarquía bipolar de variables teóricas y

en la Figura 3 se reproduce el cluster jerárquico de los 54 teóricos estudiados.

En su libro de 1979, Coan propone un inventario (Theoretical Orientation Survey)

de 63 items, que comprenden escalas de 8 factores, para evaluar los rasgos de las

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diferentes "psicologías".

En 1972 Michac! Werthcimer dedica un libro entero, Fundamental Issues in Psychology, a analizar la estructura dicotómica de la psicología.

Agrupa los problemas sustantivos en una serie de alternalivfas enfrentadas:

a) El hombre como dueño de su destino (Rogers) y el hombre como víctima (Skin-ncr).

b) El hombre como Dios (Fromm) y el hombre como demonio (Frcud).

c) El adsum (lo asociativo y sumativo) y el transsum (lo gestáltico).

d) La mente Orientalismo, idealismo) y el cuerpo (fisicalismo, materialismo). e) La subjetividad (experiencia) y la objetividad (conducta).

0 El pasado (neoconductismo) y el presente (Lewin).

g) La naturaleza (nativismo, maduración) y la crianza (empirismo, aprendizaje). h) La complejidad y la simplicidad.

Los problemas de carácter metodológico también se organizan en pares dicotómicos: a.- La fertilidad (observación, comprensión, intuición, lo cualitativo, lo ideográfico,

lo clínico) y la precisión (lo experimental, la predicción y el control, lo cuantitativo, lo nomotético y lo científico).

b.- El predominio de la teoría (lo formal, lo deductivo, los modelos, la causa, lo ab soluto) y el predominio de los datos (lo empírico, lo inductivo, la concomitancia, lo probabilístico).

Para Newell (1973) la psicología se guía a medio nivel, para investigar los fenómenos de bajo nivel, por la construcción de oposiciones binarias tales como: 1) naturaleza vs. crianza, 2) periférico vs. central, 3) aprendizaje uniproceso vs. proceso doble (Charlow), 4) aprendizaje continuo vs. todo-nada, 5) memoria única vs. memoria

doble —a corto y a largo término— (Melton), 6) práctica en masa vs. distribuida, 7) procesamiento serial vs. paralelo, 8) investigación exhaustiva vs. autolimitada, 9) lógica espacial vs. estructura profunda, 10) análogo vs. digital, 11) código único vs. códigos múltiples, 12) interpretación contextual vs. independiente, 13) olvido por

desuso vs. por interferencia, 14) desarrollo por estadios vs. continuo, 15) gramáticas

innatas vs. aprendidas (Chomsky), 16) existencia vs. no existencia del aprendizaje latente, 17) Existencia vs. no existencia de percepción sublimal, 18) gramáticas vs. asociaciones verbales, 19) conciencia vs. inconsciente, 20) rasgos vs. patrones, 22) motora vs. percepción pura en aprendizaje perceptual, 23) aprendizaje sobre ensayos correctos vs. sobre ensayos errados, 24) preatención vs. atención.

Para terminar, y desde una perspectiva diferente, si nos acercamos a medios de difu sión científica como son las revistas, encontramos, por ejemplo, que las revistas duras -^Journal of Comparative and Physiological Psychology, Journal of Experiemental Psychology y American Journal of Psychology— sólo reservan un 3% del total de sus citas para las revistas blandas y éstas —Journal of Abnormal and Social Psychology, Journal of Personality y Journal ofConsulting Psychology— sólo incluyen un 10% de

citas correspondientes a las revistas duras. Parece claro que estos datos reflejan la exis tencia de dos comunidades científicas diferentes (Lawer y Lawer, 1965).

Esta persistente estructura dicotómica en el ámbito de tantos y tantos niveles, planos y dimensiones sugiere dos cosas:

a) La mitad de los factores de las series bipolares son isomórficos o compatibles o

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estrechamente relacionados, incluso implicados entre sí; y lo mismo ocurre con la otra

mitad.

b) Esta antinomia constante es indicio inequívoco de la existencia de dos psicologías

aparentemente diferentes y contrapuestas.

B) Ahora bien, aceptar la dualidad de psicologías significa dejar sin resolver el pro

blema de la unidad. La reducción a la unidad se podría lograr por dos procedimientos:

integrar ambas a través de fórmulas eclécticas o generalizadoras o dialécticas: aceptar

que la psicología se identifique con una de ellas y marginar a la otra de su campo

específico a través del rechazo o el desdén sistemático.

1.- Veamos ahora algunos de los intentos integradores.

—De una manera implícita, y en ocasiones explícita, se concibe la psicología como

una mera yuxtaposición de estas perspectivas antinómicas.

Ya en 1937 Allport abogaba por un estudio, tanto de los rasgos individuales como de

los rasgos comunes de la personalidad (psicología idiográfica y nomotética). Tyler

(1981) alude al lento y progresivo reconocimiento de la individualidad como objeto de

la psicología y Epstein (1980, p. 802) reconoce y explícita las ventjas de combinar el

enfoque idiográfico-nomotético sobre la elección entre uno y otro enfoque.

Para Canestrelli (1968), la psicología debe estudiar, tanto la relación externa entre

estímulos y respuestas, como la significación subjetiva inherente al comportamiento.

Taylor (1964) y Boden (1972) admiten junto a las explicaciones mecanicistas, y pre

cisamente en razón de sus insuficiencias, las explicaciones ideológicas.

Lagache (19679) defiende la complementariedad de la psicología experimental y de

la clínica.

Kendler (1981, p. 867) reconoce la existencia de dos distintos y legítimos objetos de

la psicología: la experiencia consciente y la conducta objetiva. La investigación de am

bos difiere metodológicamente, aunque es posible ampliar la psicología conductual para incluir en ella los análisis de los procesos experienciales, para investigar la con

ducta subjetiva (p. 99), con lo que se abre la vía a la investigación de las dos perspec

tivas.

Stevens (1951) ha intentado fundar una psicofísica subjetiva.

Miller, Galanter y Pribram (1960), que se autoproclaman behavioristas subjetivos,

insisten en "integrar la subjetividad y el organismo en la unidad y continuidad personal

del individuo".

Cronbach (1957) propone un modelo de disciplina psicológica unificada que permita

predecir desde la experiencia pasada o desde las presentes características del organismo o desde la combinación de ambas, lo que implica un integración de las dos disciplinas

de la psicología científica, la experimental (que estudia la varianza entre tratamientos)

y la correlacional (que estudia la varianza entre organismos). —Cabría también considerar que se produce una integración de las diversas

dicotomías cuando la psicología se integra en teorías generales como el fisicalismo, la

teoría general de sistemas, la dialéctica, el estucturalismo, la epistemología genética,

etc. En efecto, cada una de estas teorías tiende a defender la unidad de la ciencia e in

cluso del saber en general, lo que supondría a fortiori la unidad del conocimiento

psicológico. Sin embargo el problema sigue sin resolverse, basta para ponerlo de

50

relieve con preguntar por el criterio que decide entre esas distintas teorías generales, ya

que difieren a veces radicalmente. ¿Cuál es la válida y correcta? No es fácil encontrar

lo, y ello nos lleva a pensar, de momento, en un cierto pluralismo metodológico y epis temológico; con lo que, por este camino, la posibilidad de integración se desvanece. En cualquier caso, tanto estos intentos de integración, como —en mayor medida—

la mera yuxtaposición a que aludíamos antes, no están exentos de una fuerte tensión in terna entre las distintas perspectivas o enfoques que se yuxtaponen o integran. Y esta

tensión es para nosotros la clave para comprender la situación actual de la psicología, como veremos próximamente en el siguiente apartado.

2.- La alternativa reduccionista recuerda un tanto la actitud de las escuelas en la primera mitad del siglo.

—En 1937, pero reafirmándolo sorprendentemente en 1973, Keller habla de un sis tema de psicología como de "una estructura lógica dentro de la que pueden ser ajus

tados los hallazgos de la ciencia", pero también de que "un sistema puede ser con

siderado como una definición elaborada", que "determina o fija los límites de la ciencia y al mismo tiempo clarifica su significado" (p. 141). "La definición de psicología más satisfactoria hoy es la del conductismo radical" (p. 143).

Recordemos sin embargo cómo se ha producido en algunos autores un desplazamiento del objeto de la psicología desde la conducta a la conciencia. "No estoy

de acuerdo con que el objeto de la psicología sea el comportamiento. El objeto de la

psicología es la conciencia. El conocimiento del comportamiento no es el fin de nuestra ciencia, sino el medio" (Teplov, citado por Zazzo, 1969 trad. 1970, p. 89).

El mismo Fraisse (p. 60) propone "definir la psicología como ciencia de la psique, más que como ciencia del comportamiento", pues aunque reconoce que los compor tamientos son la materia prima de la psicología (p. 52), sin embargo todos ellos se remiten a un centro de elaboración (psique) que los produce y controla a través de cir cuitos directos y circuitos simbólicos (p. 53).

Los mismo tendríamos que decir del reduccionismo de la psicología a ciencia natural (Telford y Sawrey, 1972), frente al que se ha levantado el reduccionismo a ciencia so cial (harrison, 1972); el de la psicología experiemental frente a la clínica y viceversa (L'Abate, 1967; Daña, 1966; Meehl, 1954; Holt, 1958...) etc, etc.

Las docotomias del párrafo anterior han dado origen o han surgido de actitudes reduccionistas de este tipo.

—Convendría, para terminar, aludir a dos de los más importantes reducionismos que se han dado en psicología, el psicofisiológico (Jessor, 1958) y el fisicalista (Block, 1980), que tienen un tratamiento más adecuado al abordar el problema de las relaciones interdisciplinares de la psicología, aunque tienen repercusión sobre su situación in-tradisciplinar porque suponen, en efecto, una reducción de la psicología.

—Cabría considerar que la psicología ha alcanzado el estadio de ciencia normal, en cuyo caso la unificación de la disciplina comno tal se lograría a trevés del paradigma

dominante o de la matriz disciplinar vigente. Pero esta concepción difícilmente arroja un concepto unitario de la psicología, pues reconoce que a un paradigma o matriz dis

ciplinar le sucede otro a través de un período de crisis y de cambio revolucionario. En dos momentos sucesivos ¿existe el mismo concepto de psicología? En caso afirmativo la concepción básica de la disciplina no cambia y la sustitución paradigmática es in-

51

tradisciplinar o accesoria y circunstancial. ¿No existe el mismo concepto de psicología?

En caso afirmativo, cabe entonces preguntar cuál de ellos es el correcto y adecuado. Si

se admiten ambos, no es fácil llegar a un concepto unitario. En cualquier caso, el enfo

que paradigmático es difícilmente compatible con el intento de obtener un concepto

unitario de psicología basado precisamente en las características del paradigma.

Tensión entre pluralismo y unitarismo

Entre el movimiento hacia un sistema pluralista y hacia un sistema integrador en

contramos hoy una fuerte tensión, patente en casi todos los autores, no sólo en relación a la psicología que hacen, sino también en sus reflexiones históricas y epistemológicas.

A) La primera fuente de tensión es la alternativa equilibrada, hoy por hoy, entre los

que se orientan a considerar la psicología como un conjunto de disciplinas más o me

nos convergentes, más o menos paralelas y los que siguen pensando en una disciplina

integrada. El conflicto se agrava si tenemos en cuenta el pluralismo epistemológico al

que se tiende hoy en la filosofía de la ciencia.

Campos como la psicología sensorial y biológica podrían considerarse como per

tenecientes a las ciencias naturales. Pero otros sectores requieren modos de inves

tigación tan próximos a las humanidades como a las ciencias (percepción, cognición,

psicología social, psicopatología, personología...). Fraisse (1978) constata que "la mayor parte de los trabajos —sobre todo ame

ricanos— se han orientado hacia los procesos adaptativos en base a circuitos directos";

"desde 1950 y bajo a influencia de psicólogos como J. Bruner y G. Miller en América,

de Vigotsky y, sobre todo, de Piaget en Europa, los estudios de las actividades sim

bólicas, bajo la etiqueta un poco general de psicología cognitiva, se han multiplicado".

"Entre estas dos orientaciones hay una tensión que es una de las causas principales de

la crisis actual en psicología" (p. 58). Claro que, según su opinión, "la toma en conside ración del doble sistema de elaboración (ya descrito) permite evitar uno y otro peligro", el volver al mentalismo o el estar condenado al reduccionismo. Una actitud parecida,

en otro campo, es la de Cronbach (1975) p la de L' Abate (trad. 1967).

Todas las posiciones expuestas en los apartados anteriores, las que presentan la psicología como un conjunto de tendencias y campos heterogéneos e irreductibles, y las

que consideran que se puede articular a través de una serie de dicotomías, o las que

buscan la integración —yuxtaponiéndolas o sintetizándolas—, coexisten y se inter-

penetran haciéndose sus límites borrosos, cuando no se enfrentan con vigor o cierta tozudez. Esta realidad sólo puede ser entendida a través de una tensión entre el

pluralismo y las tendencias integradoras.

Sin embargo, hasta en esto se encuentran opiniones extremadas junto a otras más

matizadas.

La opinión de Koch (1978) es contundente: "cuando se consultan los detalles de los

100 años de historia de la psicología, la tendencia patente es hacia el fraccionamiento

teórico y sustantivo (y la creciente insularidad entre las especialidades) y no la integra

ción" (p. 637); "mi posición sugiere que la no cohesividad de la psicología sea final-

52

£reemplazándola P°r al8una locución ̂ com<> estudios psicológicos"

Kendler (1970) afirma, en cabio, que "una psicología unificada no existe hoy y no hay garantía de que alguna vez será alcanzada", pero tampoco está más allá de los limites de la posibilidad. Dependerá de si la comunidad científica acepta un criterio que permita evaluar los méritos de las distintas interpretaciones competidoras. El marco de referencia más probable es el que incluya un componente deducüvo. La unidad depen derá del ingenio de los futuros psicólogos para crear teorías que integren la conducta la experiencia fenoménica y los eventos neurofisiológicos. Si tal no ocurre, la psicología como disciplina se" dividirá inevitablemente (reproducido en Marx y Goodson 1976 pp. 623-4). '

B) Según Marx y Goodson (1976, p. 572) la psicología de hecho permanece segmen tada en torno a su objeto y a su método. Los intentos de solución han sido: la exclusión (Titchener, los conductistas); la subsunción, es decir, la reducción a fisiología- y la in clusión, como proponen Goodson y Morgan (p. 394-407) o el mismo Kendler, de los tres niveles de análisis: expcriencial, fisiológico y conductual.

Kendler (1981, p. 299) reconoce que existe desacuerdo acerca de la naturaleza de la psicología y del papel que juega en la sociedad, pero señala algunos rasgos que la caracterizan actualmente y que lo harán probablemente en el futuro: preferencia por in terpretaciones neuroñsiológicas, culüvo de la psicología social en settings naturales y desarrollo del paradigma del procesamiento de información, conünuación de la psicoterapia y mantenimiento de las dos controversias (holismo/atomismo, racionalis mo/empirismo). Recordando su trabajo sobre "The unity of Psychology" del año 1970 se considera ingenuo al haber pretendido que el marco de referencia más aceptable sena el que requiriera un componente deductivo. A la altura de 1981, piensa más bien que la metodología de la ciencia natural no ha tenido éxito y, aunque lo ha tenido en parte, se mantiene la necesidad de otros enfoques: la psicología es un estudio multidis ciplinar con diferentes objetos y una gran variedad de supuestos epistemológicos e in tentar reconciliarlos y homogeneizarlos puede llevarnos a perder las virtudes de cada uno de ellos en particular.

Desde una perspectiva Kuhniana, la tensión entre unidad y diversidad se resuelve en la sucesión de paradigmas, de periodos de ciencia normal y de crisis revolucionarias Aunque no queda claro en esta concepción si cambia todo o lo sustancial, en cuyo caso se plantea el problema de la pertenencia de los sucesivos paradigmas a la misma dis ciplina o a otras diferentes, o si la sustancia de la disciplina permanece, en cuyo caso la diversidad es meramente accesoria —temática o metodológicamente—

Los inevitables cambios en el desarrollo de la psicología podrían justificar perfec-tomente su diversidad si se entendieran, según propone Coan (1979, 64-5), como cam bios de nivel en una dimensión determinada (desplazamiento en la tendencia central o en la relevancia), cambios en el objetivo del sistema (hacia su expansión o su restric ción) y cambios en la composición del sistema (por reemplazamiento, convergencia o integración, divergencia o desintegración y reorganización). Todo esto —salvo lo del reemplazamiento- permite articular la unidad y diversidad de la psicología mejor que el más global y radical enfoque de Kuhn. Una buena parte de las propuestas de estas

tensiones entre unidad y diversidad —el campo de Darden, el dominio científico de Shapere, el programa de investigación de Lakatos, la disciplina de Toulmin—, sobre

todo cuando reconocen la conveniencia de armonizar de alguna forma la necesidad de una justificación racional —que predispone a la unidad— con la real y cambiante

situación del descubrimiento —que recoge o favorece la diversidad. Piaget, por su parte, reconoce esta tensión entre unidad y diversidad: "si bien no

cabe duda de que hoy en día hay una tendencia a la unificación,... sin embargo, no deja de ser cierto que dicha unificación es un programa de cara al futuro más que una realidad" (Piaget, 1970, trad. 1973, 134). La diversidad de interpretaciones no se

asienta en la discusión de las leyes, ni tampoco en la deducción de las mismas; "la ver dadera razón hay que buscarla en la diversidad de modelos posibles, ya que la vida mental üenc su origen en la vida orgánica, se desarrolla en la vida social y se

manifiesta por medio de estructuras múltiples", de ahí que existan diversidad de modelos según que dominen los ensayos reduccionistas de carácter organicista,

fisicalista, sociológico, etc., (Ibid, p. 135). Al explicitar las diferencias entre una psicología nomotética (que pretende descubrir

leyes, sistemas de relaciones, estructuras) y una naturalista ideográfica, habría que decir'(que persigue alcanzar los organismos existentes realmente en la naturaleza), Reuchlin (1981, p. 109 y 114) concluyen que no le "parece natural dividir a los psicólogos en dos grupos extraños el uno al otro"; la opción entre una y otra "crea más bien en el seno de cada una de las especialidades de la psicología y quizá en el espíritu mismo de ciertos psicólogos una bipolaridad, en cierto casos una tensión, que puede suscitar (un verdadero) progreso". En el resumen que Chiland (1981, pp. 131-5) hace de la discusión sobre la unidad de la psicología late la misma tensión, aunque se ob serva una clara tendencia a reconocer la diversidad relativa al objeto, a la metodología

y a la práctica profesional. Más explícitos en la forma de articular la diversidad y la unidad se manifiestan

Rychlak (1977) y Marceil (1977), entre otros. Para el primero, es esencial en la ciencia combinar la tradición "dialéctica", que da cuenta de la creación y formación de los su puestos y métodos científicos a través de un pensamiento libre, creativo, inestructurado, y la tradición "demostrativa", que se ocupa de las implicaciones lógicas de la ciencia y de los medios de intercomunicación, lo .que sólo puede hacerse a través de formas y estructuras más rígidas. Para el segundo, la diversidad y contradicción en el plano teórico es compatible con el acuerdo sobre la validación metodológica.

C) Un ejemplo de como puede representarse la tensión dinámica, en torno al objeto y al método de la psicología, entre una psicología científico positiva en sentido estricto y una psicología humanística en sentido amplio, lo tenemos en los esquemas de Mayor

(1980) que se reproducen en las Fig. 4 y 5. Por ultimo cabe aceptar una concepción sistemática (orchard, 1978) como base para

integrar dinámica y estructuralmcnte los diversos elementos del sistema, los diversos niveles de análisis y las diversas teorías, lo que permite resolver el dilema al articular la

unidad y la diversidad (Mayor y Pérez Ríos, en prensa).

54

Conclusión

Ni que decir tiene que no podemos dar por válidos ninguno de los términos temáticos que pretenden resolver el problema de la identidad de la psicología. Aceptar sin más la diversidad, tal como la hemos mostrado, nos lleva a rechazar la existencia de la psicología; a lo más a lo que podría llegarse es a admitir la coexistencia de diversos estudio psicológicos, de múltiples intentos inmaduros de configurar otras tantas dis ciplinas. Optar por un concepto unificado de psicología, por el momento, nos lleva al reduccionismo, lo que significa reconocer el carácter de psicología propiamente dicha a una opción, rechazando ese carácter para todas las otras opciones, o a un vago eclec

ticismo que por comodidad mental ha sido adoptado con frecuencia, aunque en última instancia nos retrotrae a la alternativa de la diversificación.

Queda por tanto, como única posición acorde con la realidad de la psicología, tal como se manifiesta racional y sociohistóricamente, la de admitir la tensión entré su unidad y su diversidad.

Ahora bien, esa tensión puede ser dinámica, dialéctica e inestable, dejando a la com pleja actividad de la comunidad científica la responsabilidad de los ajustes y desajustes, de los equilibrios y desequilibrios entrre unidad y diversidad (contexto de des cubrimiento), o bien esa tensión puede ser estructural o sistemática, articulándose la diversidad de planos, niveles y dimensiones en un sistema epistémico que haga com patible el pluralismo metodológico, el multiparadigmatismo con una concepción unitaria del saber y de la praxis psicológicos (con texto de justificación). Por el momen to, parece funcionar la psicología como sometida a la tensión dialéctica e inestable a que hemos aludido. Sin embargo, parece aumentar cada vez más la presión por lograr una concepción de la psicología como sistema epistémico en el que quepan diversos planos, enfoques, paradigmas, teorías y métodos.

55

TABLA 1: Medidas de 68 juicios sobre 36 dimensiones de 5 escuelas de Psicología

(FUCHS y KAWASH, 1974)

56

TABLA 2: Factores comunes a la matriz de puntuaciones sobre las 36 dimensiones (correlaciones superiores a .50) (FUCHS y KAWASH, 1974)

Factores

Dimensiones

1 i 2i 6 I V

Deductivismo

Dualismo

Dinamicismo

Empirismo

Estaücismo 1

Esteticismo 2

Estructuralismo

Evolucionismo

Funcionalismo

Idiografísmo

Inductivismo

Mecanicismo

Molarismo

Monismo

Nativismo

Naturalismo

Nomoteticismo

Periferalismo

Subjetivismo

Supernaturalismo

Utilitarismo

Vitalismo

.719

.862

.719

.582

-.723

-.604

.971

-.614

-.662

.814

-.602

.529

.978

.597

.796

.918

-.534

.632

.835

.528

.579

.664

.635

.633

.514

.518

57

TABLA 3: Puntuaciones estandardizas de cada uno de los 7 factores para cada una de

las cinco escuelas (FUCHS y KAWASH, 1974)

ConducUsmo

Funcionalismo

Gestalt

Psicoanálisis

Estructuralismo

.70304

-.10080

-22919

-.83043

.45739

-.34115

.37886

.24805

.80354

-1.08930

.95926

32037

-.49005

-.68177

-.10781

.79449

.92848

-.06710

-.88550

-.77034

■1.16928

-.12105

.21765

.48305

.60607

.07873

.13791

.01787

.64305

-.87757

.05149

39610

.29669

.17697

-.92126

58

Fig. 1: Modelos o esquemas de la psicología

El estudio de los hechos de conciencia Las relaciones entre conciencia y or ganismo

Las relaciones entre los estímulos y la Las relaciones entre los estímulos y las conciencia • respuestas observables

Las relaciones entre los estímulos, el or- Las relaciones entre los estímulos, la per-ganismo (con s y r), y los respuestas ob- sonalidad (organismo consciente, cog-servables mc¡ón y prOpositividad, etc.) y las res-

S = Estímulo externo puestas observables

R = Respuesta observable C = Conciencia s = Estímulo interno O = Organismo

r = Respuesta interna P s Personalidad

M = Medio (FRAISSE, 1969, Modificado)

59

Fig. 2: Esquema de la jerarquía de variables teóricas en Psicología (COAN, 1968)

Hercnái

Exogenismo

(TOMADO de CARPINTERO, 1976)

60

19

FREUD

JANET

HORMEY

SULLIVAN

CHARLOT

RORSCHACH

JAMES

Me DOUGALL

SUNQ

GOLDSTE1N

BRENTANO

DEWEY

ALLPORT

ADLER

ROGERS

PIAGET

HALL

ANGELL

WERTHEIMER

KOULER

KOFFKA

LEW1N

HULL

SPENCE

ESTES

MILLER

PAVLOV

WATSON

GUTHRIE

SKINNER

THORN DIKE

TOLMAN

MOWRER

LASHLEY

HEBB

SHERINGTON

HARLOW

CAMMON

WUNDT

TTTCHENER

KOLTF

IIELMHOLTZ

FECHMER

MACH

EBB1NGHAUS

MÜLLER

BRUNSW1K

THURSTONE

SPEARMAN

M.K.CATTELL

BINET

TERMAN

OALTON

WOODWORTH

(8961 l op

Fig. 4: El objeto de la psicología

PSICOLOGÍA HUMANISTA EN SENTIDO AMPLIO

la dimensión molar la espontaneidad dinámica

(lo operante)

lo individual

y diferencial

(lo singular)

las bases

biológicas del

organismo

la experiencia

consciente

lo común y general

(lo repetido)

el organismo reactivo la dimensión molecular

PSICOLOGÍA CIENTIFICO-POSITIVA EN SENTIDO ESTRICTO

62

Fig. 5: El método Científico-Positivo en Psicología

PSICOLOGÍA HUMANÍSTICA EN SENTIDO AMPLIO

lo ideográfico

explicación

dinamismo

(teleología)

mecanicismo

(causalidad eficiente)

descripción

lo nonotético

reduccionismo

PSICOLOGÍA CIENTÍFICO-POSITIVA EN SENTIDO ESTRICTO

63

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