una perspectiva sobre la teórica de la comunicación
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Ensayo que pretende plantear diversasTRANSCRIPT
Rodríguez Martínez Nadia Sarai.
Teorías de la comunicación ll.
Invencionitis
¿Entiendes la palabra manzana? Una serie de fonemas entrelazados que remiten a un
fruto rojo, asociado al origen del pecado, ¡lo sabes!, porque existe un código lingüístico
del que te has apropiado, un contexto en el cuál te insertas… pero, ahora te han dicho
m-a-n-z-a-n-a, y no has recordado ese alimento, sino el olor a manzanas del perfume
de una amiga y ahora divagas sobre las experiencias que has compartido con ella.
¿Qué ha pasado que el significado se ha perdido?
Sólo en el mundo.
Somos subjetividad, una especie única e irrepetible del ejemplar humano.
Compartimos nuestra subjetividad, sólo con nosotros mismos, no hay nadie en este
mundo que pueda entender completamente mi condición biográfica. Es imposible
“ponerse en los zapatos del otro”, lo únicos zapatos que me quedan son los míos, son
únicos.
Soy el centro del espacio-temporalidad que me rodea; vivo, experimento y siento
desde mí mismo, no hay otra manera de concebir el mundo. Ese espacio y tiempo, no
puedo compartirlo porque poseo una carnalidad que me limita; no puedo incluir otro
cuerpo en mi cuerpo, para que experimente conmigo. Al final, mi muerte, la muerte de
mi cuerpo que se agota por el tiempo, sólo me pertenece a mí: me iré como llegue,
sólo.
El mundo al que fui lanzado, el mundo natural o “el ser ante los ojos”, no es
modificable. Lo tengo ante mí, se muestra y lo comprendo desde mi perspectiva del
Aquí y Ahora. Sólo una esfera puede ser manipulada por mí, este es el espacio que
con movimientos corporales o extensiones artificiales puedo modificar; pero, no
siempre las posibilidades a mí alcance son las mismas, me muevo de posición
biográfica, de Allí a Aquí. Regreso, puedo retroceder al Allí, volviéndolo Aquí, con la
posibilidad de “volverlo a hacer”. Lo manipulable es el “ser a la mano”, aquél del que
tengo la capacidad de modificar.
Rodríguez Martínez Nadia Sarai.
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Intersubjetivos
Mis alcances manipulatorios son diferentes al del resto de los sujetos, pero ellos al
igual que yo, también son sujetos solos, arrojados al mundo que sólo pueden
contemplar. “el mundo de mi vida cotidiana no es en modo alguno mi mundo privado,
sino desde el comienzo un mundo intersubjetivo, compartido con mis semejantes,
experimentado e interpretado por Otros; en síntesis, es un mundo común a todos
nosotros”1
Mi existencia trasciende la de los otros cuando me percato que ellos, al igual que yo,
también son seres “en el mundo”, por tanto se encuentran a mi alcance posible, y yo a
la de ellos. Nos trascendemos mutuamente, por medio de la comunicación. Es esa la
maravilla del acto comunicativo, la posibilidad de interactuar, a pesar de que el otro no
conozca mi situación biográfica completa, ni yo la de él.
Tenemos algo en común, la humanidad y el entorno que nos rodea. Un entorno que se
compone de situaciones históricas, socioculturales, que han existido antes de nosotros
y seguirán en pie cuando nos desvanezcamos. Además un entorno, materia que
conforma el universo; ríos, rocas, constelaciones… el mundo natural en el cual
debemos sobrevivir. Necesitamos comunicarnos para lograrlo.
Compartimos parte de nuestra situación biográfica al mantener contacto cara a cara,
con el resto de los sujetos. Por supuesto, hay partes exclusivas del sujeto que nadie
puede comprender; pero su vida transcurre junto con los otros en el mundo que
comparte con ellos.
El mundo, no sólo es un conjunto de códigos establecidos, sino experiencias
vivenciales comunes. Nos podemos comunicar porque el mundo de la vida cotidiana
nos es común, por tanto comprendemos con referencia a nuestra propia experiencia
en el mundo de la vida, que también le pertenece al otro.
El cuerpo, que en principio me limitaba para que el otro me comprendiera, ahora es el
vehículo por el cual descubro su espíritu. Es por sus movimientos corporales, su
mirada, el aparato fonético que le permite hablar, que yo puedo establecer una
relación material con mi semejante.
1Schutz, Alfred. El problema de la realidad social. Pág. 280.
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La realidad sin sentido.
La realidad por sí sola, no tiene ningún significado. El “ser ante los ojos”, no puede ser
concebido como ser, si no existe un ser, el hombre, que se pregunte sobre la
existencia. La existencia de mundo, es independiente del sujeto, no obstante, es el
hombre el que le da algún sentido a este; el que dice que el ser, es.
La manzana que hemos mencionado en el primer párrafo, existe aunque no existieran
hombres con razón que preguntarán sobre su presencia real. Sin embargo, por sí sola
no significa nada, es una materia carente de todo sentido, sin misterio. Es el hombre
con consciencia de sí, el que le otorga el significado de alimento, de objeto de
tentación y maldad o bien, de fruta odorífera asociado con la amistad.
¿Por qué esa necesidad de buscarle sentido al árbol, las plantas, a las manzanas…?
No hay ningún misterio en las cosas, las cosas en sí son un misterio: no sabemos con
certeza cómo se originaron. Existen por algún azar indescifrable que está fuera de
nuestra esfera manipuladora. Sin embargo, nos empeñamos en buscar un sentido,
precisamente porque la vida no tiene sentido alguno. Claro, hasta que nosotros la
damos.
Nuestra necesidad de encontrar un por qué a las cosas, algún misterio oculto que
descubra en primer lugar ¿qué es la vida?, en segundo lugar ¿por qué estoy vivo?, o
más bien ¿para qué?, nos empuja a etiquetar el mundo, ponerle nombres que develen
su sustancia, para revelar nuestra propia existencia.
La complejidad de la realidad con sentido: creada.
Comprender el todo, implica conocer cada una de las partes, puesto que el todo
contiene las partes, y la parte al todo.
“Todas las cosas son ayudadas y ayudantes, todas las cosas son mediatas e
inmediatas, y todas están ligadas entre sí por un lazo que conecta unas a otras, aun
las más alejadas. En esas condiciones –agregaba Pascal- considero imposible
conocer el todo si no conozco las partes”2
2 Fried, Schnitman Dora. “Epistemología de la complejidad” de Edgar Morin en Nuevos Paradigmas, cultura y subjetividad. Pág. 422.
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Por ello, la necesidad de conocer el mundo, pues, por medio de él pretendo
conocerme a mí, “el conocimiento propio de las ciencias del espíritu implica siempre
un autoconocimiento”3. Las investigaciones científicas, filosóficas, mitológicas… son
un camino para descubrirme. Encontrarle un sentido a la vida, que en última instancia
resulta una reconstrucción del mundo natural.
De esta manera, construimos explicaciones acerca de la naturaleza, la vida social, el
origen del universo, etcétera, como si fueran verdades absolutas. Sin embargo, todas
estas aproximaciones son sólo invenciones de la realidad, una realidad creada por el
humano. La realidad no existe como la concebimos, porque nuestra idea de ella es
una mera construcción social.
“Creemos ver la realidad; en realidad vemos lo que el paradigma nos pide ver y
ocultamos lo que el paradigma nos impone no ver”4. La realidad no nos dice nada, sólo
está ahí; sin embargo se fabrican paradigmas que por un lado nos auxilian para
comprender lo incomprensible, y por el otro nos limitan. Estamos sujetos a los
protocolos interpretativos, pero no a lo real en sí mismo.
Los paradigmas explicativos de la realidad, tienen un polo lógico y uno empírico, los
cuales presentan dificultades para ser comprendidos, dando como resultado la
complejidad.
La complejidad es un enmarañamiento de relaciones, interacciones y acciones, en
completo desorden, que funciona como un sistema en el universo. Todo en el universo
está conectado con cada una de las partes, formando una cadena caótica.
La complejidad emana incertidumbre y desorden. Las interpretaciones acerca de la
realidad no son comprobables, siempre existe la duda acerca de su certeza, puesto
que se estudia la totalidad desde las partes. Esa delimitación es incierta, sólo explica
un pedazo de realidad, por tanto sólo se aplica al caso estudiado.
Verdad parcial o mentira
La verdad por ende, no existe. O bien, todas las verdades son válidas desde su
perspectiva, lo que sería admitir que la verdad por ser parcial, es una mentira.
3 Gadamer, George. Verdad y método. Pág. 46. 4 Op. Cit. Edgar Morin. Pág. 425.
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Cualquier formulación lógica acerca de la realidad, es una invención, por tanto es tan
válida como cualquier otra. El único requisito para su validez, es una formulación
coherentemente, con una lógica interna argumentada, no contradictoria.
Lo más importante, es recordar que nuestra posición sólo alcanza a explicar cierta
parte de la realidad, no toda. Aunque la descripción de las partes, permite la entera
libertad de estás y por tanto un estudio más detallado. “El todo, por tanto es más que
la suma de las partes. Pero al mismo tiempo es menos que la suma de las partes
porque la organización de un todo impone constricciones e inhibiciones a las partes
que lo forman, que ya no tienen entera libertad”5
Por otro lado, es imposible explicar el todo, es necesario hacer cortes imaginarios en
la realidad, para entenderla por segmentos. Nuestra verdad, puede ser mentira si se
aplica a otra situación.
La complejidad es asequible por medio de la simplificación. Reduciendo y poniendo
límites al trozo de realidad que explicaremos. El conocimiento obtenido es una
reconstrucción, una traducción de lo real, de lo que percibimos por nuestros sentidos,
razón por la cual la realidad es una invención.
Es imposible de otra manera, tenemos que crear representaciones de la realidad,
fabricar explicaciones del universo, y maneras de nombrarlas. Esa es la única vía para
crear sentido del mundo natural, el que me es común con los otros, pero sin estás
creaciones sería insostenible compartir la experiencia de la vida cotidiana.
Sentido
La creación de realidades, o más bien, la traducción del mundo natural, convertido en
un mundo simbólico dónde todo tiene sentido por medio de las representaciones, es
completamente humano. Por tanto, la comunicación vista como la producción de
sentido, sólo puede darse entre hombres.
El código, es decir, las etiquetas lingüísticas, visuales, auditivas, o de cualquier forma
de expresión, no son cuestión fundamental para producir sentido entre individuos. Son
una herramienta de la cual nos servimos para comunicar el sentido, pero no el sentido
en sí.
5 Ibídem. pág. 428.
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Estas etiquetas son el lenguaje, medio por el cual nos apropiamos de la realidad
inasible en sí misma, pero asible en sus representaciones. Así los humanos
aprendemos el mundo a través del lenguaje, no por el lenguaje.
El “proceso `continuo` de producción, circulación y apropiación de sentido social”6 es lo
que llamamos comunicación. Esto no puede lograrse de otra manera, más que
interactuando con el otro. La interacción, nos permite compartir situaciones biográficas
en un mismo tiempo.
La producción de sentido es relativamente independiente de los códigos, no todos
apercibimos de la misma manera. Como hemos explicado, nuestra subjetividad nos
lleva sentir, expresar… desde nuestro centro biográfico, por tanto la producción signica
del Alther no producirá igual sentido en mí.
No importando, hablando en términos Austiananos, que el acto de habla sea feliz, es
decir, que cumpla con su intención comunicativa, la comunicación se cumple. Lo
importante es que me creo un sentido, independiente de cuál sea.
Un texto por ejemplo, puede tener un sentido para el autor y este ser tergiversado por
el lector. Esto a pesar de los dos pertenecer a un mismo “contexto”, es decir,
experiencias comunes de la vida cotidiana.
El juego del lenguaje
El lenguaje es el medio por el cual asignamos sentido a las cosas y nos apropiamos
de la realidad que nos rodea.
Este no sólo hace referencia a un hecho de la realidad al que representamos, sino a
un modo de ver la vida, una cosmovisión. Desde esta perspectiva, el lenguaje aunque
sea convencional, también encierra la subjetividad de quién formula las oraciones.
El juego del lenguaje, como todos los juegos, no puede tener definición universal del
“juego”. Todos tienen características y reglas que los definen, sin embargo poseen
algo en común. En el caso del juego del lenguaje, la posibilidad de aplicar ciertas
palabras dependiendo las situaciones comunicacionales en la que nos encontremos.
6 Ávila, Rafael. Clase de teorías de la comunicación ll.
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No sólo es referirse a la realidad [construida], sino tener capacidad de elegir el
lenguaje adecuado dependiendo el dialogo que mantengamos.
Cuando formulo una oración, estoy contraponiéndola a otras posibles oraciones, que
se encierran dentro de mi lenguaje. Abreviamos las oraciones, porque ellas contienen
no sólo la cosa a la que hago referencia, sino sus contraposiciones. Ahí se muestra
como la parte contiene al todo, la oración no sólo habla de lo que se pronuncia, sino
de lo que se omite por elegir ese y no otro enunciado.
La vida teatral
En la relación con el otro, la situación comunicacional se define por medio de la
información que yo doy de mí mismo. Misma información que emana de mis
experiencias previas de la vida cotidiana, con mi interacción con los otros.
Los participantes en la obra, sólo emiten juicios que creen aceptables según la
situación, así, calla o habla según le es permisible, no de acuerdo a sus verdaderos
sentimientos.
La aplicación de estereotipos es necesaria, debo tener una predisposición que me
indique cómo debe actuar, por ello, soy un actante que actúa dependiendo la situación
comunicativa.
Todos tenemos un papel en la obra de la interacción humana, que conducimos por
medio de inferencias. Es decir, hacemos suposiciones de lo que cada uno debe hacer
en un acto comunicativo. Por ello, es importante la presentación inicial entre los
individuos, es en aquél momento dónde se definen los papeles de cada uno, que
pueden ir variando durante el desarrollo del acto comunicativo.
Fusión, más allá de la comunicación.
Octavio paz en su libro, la doble llama, en el último capítulo, hace un recorrido
sistemático sobre la comunicación y su imposibilidad de crear el mismo sentido al otro,
que al final, a pesar de todos los equívocos inherentes a ella, logra crear un sentido.
Las complicaciones de la comunicación, has sido descritas al principio del texto, las
cuales se basan en la subjetividad de individuo, superado por la transcendencia del
otro.
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Octavio Paz, concluye que existe un ámbito más allá de la comunicación en la
interacción con los otros, estás son: la poesía, la fiesta y el amor. Estas formas no sólo
comunican al otro, sino que me fusionan con él. La poseía al finalizar el poema,
momento en el cuál surge el silencio introspectivo, que me refugia en mi subjetividad.
La fiesta al inverso, pensada como los ritos y ceremonias, opera a la inversa, no me
regresa a la subjetividad, sino a la colectividad dónde me fusiono con todos,
volviéndome un: nosotros. En cuanto al amor, la fusión se da por la sexualidad, de la
cual emerge tanto el amor como el erotismo. En el contacto carnal amoroso, me
vuelvo uno con el otro.
<<Todos los días oímos esta frase: nuestro siglo es el siglo de la comunicación. Es un
lugar común que, como todos, encierra un equívoco. Los medios modernos de
transmisión de las noticias son prodigiosos; lo son mucho menos las formas en que
usamos esos medios y la índole de las noticias e informaciones que transmiten ellos.
Los medios muchas veces manipulan la información y, además inundan con
trivialidades. Pero aún sin esos defectos toda comunicación, incluso la directa y sin
intermediarios, es equívoca. El dialogo, que es la forma más alta de comunicación que
conocemos, siempre es un enfrentamiento de alteridades irreductibles. Su carácter
contradictorio consiste en que es un intercambio de informaciones concretas y
singulares para que el que las emite y abstractas y generales para el que las recibe.
Digo verde y aludo a una sensación particular, única inseparable de un instante, un
lugar y un estado psíquico y físico: la luz cayendo sobre la hiedra verde esta tarde un
poco fría de primavera. Mi interlocutor escucha una serie de sonidos, percibe una
situación y vislumbra la idea de verde. ¿Hay posibilidades de comunicación concreta?
Sí, aunque el equivoco nunca desaparece del todo. Somos hombres, no ángeles. Los
sentidos nos comunican con el mundo y, simultáneamente, nos encierran en nosotros
mismos: las sensaciones son subjetivas e indecibles. El pensamiento y el lenguaje son
puentes pero, precisamente por serlo, no suprimen la distancia entre nosotros y la
realidad exterior. Con esta salvedad, puede decirse que la poesía, la fiesta y el amor
son formas de comunicación. Nueva dificultad: la comunión es indecible y, en cierto
modo, excluye la comunicación: no es un intercambio de noticias sino una fusión.>>7
Bibliografía
7 Paz, Octavio. La doble llama.
Rodríguez Martínez Nadia Sarai.
Teorías de la comunicación ll.
Fried, Schnitman Dora. “Epistemología de la complejidad” de Edgar Morin en Nuevos Paradigmas, cultura y subjetividad. Buenos Aires. Paidos. 1998.
Gadamer, George. Verdad y método. Librería Internacional. 2000.
Geertz, Clifford. Interpretación de las culturas. México. Gedisa. 1987.
Goffman, Erving. La presentación de la persona en la vida cotidiana. Argentina. Amorrortu Editores. 2003.
Heidegger, Martin. El Ser y el Tiempo. México: FCE. Traducción de José Gaos. 1986.
Paz, Octavio. La doble llama. FCE. 2008.
Schutz, Alfred. El problema de la realidad social. Argentina. Amorrortu Editores. 1998
Wittgenstein Ludwig. Investigaciones filosóficas. México. Editorial crítica. 2002.
Watzlawick, Paul. Janet Beavin Bavelas y Don D. Jackson. Teoría de la comunicación humana. Barcelona. Editorial Herder. 1996.