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Didáctica (Lengua y Literatura,> ISSN 1130-053t Vol. 14(2002): 51-63 Una nueva vta para el estudio de la Didáctica de la Literatura: la crítica literaria (A propósito de una polémica entre críticos y creadores) José BELMONTE SERRANO Universidad de Murcia Resumen La crítica literaria se ha convertido en estos últimos años en un mundo auto- suficiente. Los propios creadores han ejercido de críticos, opinando de sus obras y también sobre las ajenas. Esta actitud ha provocado enfrentamientos entre cier- tos criticos, que temen verse desplazados de su parcela, y algunos creadores, que extienden así su propio campo de visión. El critico es un mediador entre el autor y el lector. La actitud del crítico ante la obra es diferente a la de un simple lec- tor, de ahí que debamos aprovechar esta circunstancia para abrir nuevos caminos en el estudio de la Didáctica de la Literatura. PALABRAS CLAVE: Crítica literaria. Creación literaria. Didóctica de la Literatura. Lector Abstract Literary criticism has developed in the past few years into a self-sufficient world. Creators themselves funetion as crities, passing judgement on their own and other’s works. TEis attitude has brought about confrontations between certain crities, who are afraid of being dislodged from their position, and some creators, who extend their own field of vision. Critics are mediators between authors and readers. Re critic’s approach to a literary work is different from that of the common reader, so we should take advantage of this situation to open new paths in the field of Literature Teaching. KEY WQRDS: Literar» Criticism. Literary creation. Teaching of Literature. Reader. 51

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Didáctica (Lenguay Literatura,> ISSN 1130-053tVol. 14(2002):51-63

Una nuevavtapara el estudiode la Didácticade la Literatura: la crítica literaria

(A propósitode unapolémicaentre críticosy creadores)

JoséBELMONTE SERRANO

Universidadde Murcia

Resumen

La crítica literariase ha convertidoen estosúltimos añosen un mundoauto-suficiente.Los propios creadoreshanejercidode críticos,opinandode susobrasy tambiénsobrelasajenas.Estaactitudha provocadoenfrentamientosentrecier-tos criticos,que temenversedesplazadosde suparcela,y algunoscreadores,queextiendenasí su propiocampode visión. El critico esun mediadorentreel autory el lector. La actitud del crítico ante la obraes diferentea la de un simple lec-tor, de ahí que debamosaprovecharestacircunstanciaparaabrir nuevoscaminosen el estudiode la Didácticade la Literatura.

PALABRASCLAVE: Crítica literaria. Creación literaria. Didóctica de laLiteratura. Lector

Abstract

Literary criticism hasdevelopedin thepastfew yearsinto a self-sufficientworld.Creatorsthemselvesfunetion as crities,passingjudgementon their own andother’sworks.TEisattitudehasbroughtaboutconfrontationsbetweencertaincrities,who are

afraidof beingdislodgedfrom their position,andsomecreators,who extendtheirownfield of vision. Critics are mediatorsbetweenauthors and readers.Re critic’sapproachto a literarywork is differentfrom that of thecommonreader,sowe shouldtakeadvantageof this situationto opennewpathsin thefield of LiteratureTeaching.

KEY WQRDS:Literar» Criticism. Literary creation. TeachingofLiterature.Reader.

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JoséBelmonteSerrano Una nueva viopara el estudiode la Didácticade la Literatura...

Résumé

Durant ces derniéresannées,la critique littéraire est devenue un mnondeautosuffisant.Les propresauteursexercentcommecritiques,donnantuneopinionsur leursoeuvreslittéraireset surcellesdesautres.Cctteattitudea provoquétouteune sériede frictions parmi divers critiques,qui ont peurde se voir déplacésdeleurpropreterrain,et parmi quelquescréateurs,qui augmententainsi leurproprechampde vision. Le critique estun mnédiateurentrel’auteuret le lecteur.L’attitudedu critique faceá l’oeuvre estdifférentede celle du simplelecteur,de lá quenousdevons profiter de cette circonstance,pour ouvrir de nouveauxcheminsdansl’étudede la Didactiquede la Littérature.

MOTS-CLÉS: Critique litiéraire. Création littéraire. Didactique de laLittérature. Lecteur

Las relacionesentrelos creadoresy los críticos cuentanya con una largahistoria. El crítico literario siempreha reivindicadoy defendidosu derechoaopinar librementesobreunadeterminadaobra. El creador,en la mayoríade los

casos,ha respondidocon el silencio o, simnplemente,con la indeferencia,puessabeque, con el pasodel tiempo, siemprese olvida el nombrede los críticos

contemporáneosa escritorescomo Dumas,Stevenson,Balzac,Galdósy Baroja,en tanto que los nombresde éstos,en mayoro menormedida,siguenestandoenun primer plano de la actualidad,entre las páginasdoradasde la Historia de la

Literatura.Desdeantiguohan existido encendidaspolémnicasy fricciones entrecreado-

res y criticos. Este asuntovuelve a estarde actualidad tras las actuacionesyenfrentamientosentrecríticos y escritoresno sólo a travésde las revistasespe-cializadasy los suplemnentosliterarios de ciertos periódicos, sino también enescenariostelevisivosy radiofónicos.Estacircunstanciaha propiciadola prolife-ración de ciertasobrascomo la titulada Críticas ejemplares,recientementeedi-tada y a la que nos referiremosde inmediato. Antes hay que añadir que son

muchoslos escritores,como tendremnosocasiónde comprobar,quehan ajustadolas cuentascon ciertoscríticosempleandopara ello desdearticulosperiodísticos

hastael marco de sus propiasobras. Hablamos de conocidosautorescomoAndrés Trapiello, Javier Marías, Luis Landero y Arturo Pérez-Reverte,entreotros. Esta polémica, lejosde convertir la literaturaen un camnpode batalla, hallamadola atenciónde un amplio público—incluidos los lectorespocohabitua-les-—y ha servido para que la literatura, por circunstanciasajenasa su valor

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intrinseco,a su propia esencia,hayaalcanzadocierta actualidady popularidad,

dependiendo,claro está,del valor y la alturade los contendientes.Pongamosunúnico y significativo ejemplo que no ha pasadoinadvertidoen el mundolitera-rio. En El oro del rey, cuartaentregade la seriesobreel capitánAlatriste,Artu-ro Pérez-Reverteincorporaen su novelaa un personajeque tienesu referenteenel mundode la crítica literaria. En el capítuloIII, titulado «Alguacilesy corche-tes»,Pérez-Revertealudea un tal Garciposadas,quiende inmediatonostraea lamemoriaal actual crítico literario Miguel García-Posada.Son pocaslas lineasque dedicaa estepersonaje,peromuy significativasy elocuentes,como podre-moscomprobarde inmediato:

El burdel lo regentabaun tal Garciposadas,de familia conocidaenSevilla por tenerun hermanopoetaen la corte—amigo de Góngora,porcíerto,y quemadoaquelmismo año por sodomíacon un Pepillo Infante,mulato, tambiénpoeta,que habíasido criadodel almirantede Castilla—,y otro quemadotres añosatrásen Málagaporjudaizante;y comono haydossin tres,esosantecedentesfamiliaresle habíangranjeadoel apododeGarciposadasel Tostao. Este digno sujeto desempeñabacon soltura elgraveoficio de taitao padrede la mancebía,y engrasabavoluntadesparael buen discurrir del negocio, procurabaque las armasse dejaranen elvestíbulo,e impedíala entradaa los menoresde catorceañosparano con-travenir las disposicionesdel corregidorPor lo demás,el dicho Garcipo-sadasel Tostaoestabaen buenasrelacionesde tomay dacacon la guru-lIada, y con la mayor desvergúenzaalguacilesy corchetesprotegiansunegocio(79).

Miguel García-Posada,como si de un duelo se tratara,se hizo ecode inme-diato de estaspalabrasy, de estemodo, en su libro El vicio crítico saleal pasode estasúltimasafirmaciones,dándose,por lo tanto,por aludidoy utilizando unasutilidad un tanto irónica y sospechosa:

Me hancontadoqueel narradorPérez-Reverteme sacaen unade susnarracionescomo secuazde un bujarrón llamado Góngora,lo que debomnterpretarcorno respuesta‘crítica’ amis silenciosanteunaobraque nomepareceni buenani mala;sencillamentecreo queno tienenadaquever conla literaturacanónica.Reverteno es novelistaal modode Delibes,Aldecoao, por qué no, el hoy olvidado JuanAntonio de Zunzunegui.Es un folleti-nista, unanota, muybreve nota,apie de páginaen la largaestelaliterariade Alejandro Dumas. Y sí, es verdad, lo lee muchagente y ganamuchodinero, dos circunstanciasque ningunarelación guardancon la literatura(116).

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JosáBelmonteSerrano U,ma nueva Ñapara el estadiode la Didácticade la Litera/jira...

Con anterioridad,en el capítulotitulado «Las manerasde la crítica»,García-Posadasacanuevamentea la luz el nomnbrede Pérez-Revertepara explicar queen algunaocasiónse ha permitidodiscreparpúblicamentede los best-séllerscul-tos de UmbertoEco, JoséLuis Sampedro,Antonio Gala, etc.,al tiempoque«heguardadosilencio sobre las exitosasnarraciones—que no novelas—del excorresponsalde guerra,transformadoen autor,Arturo Pérez-Reverte»(109). Contodo, las ideasde García-Posadaexpresadasen su citada obra resultancierta-menteinteresantesy a lo largo de estaspáginastendremosocasiónde referirnosa algunasde ellas.

Perovayamospor partes,y regresemosa la obraCriticas ejemplares,que no

dejade serun reflejo fiel de lo que en estosmomentosestásucediendoentre lacríticay los escritores.ParaBasilio Baltasar(2001:35-36)—y resumimosasí susprincipalesteorías—existenochorasgos«demasiadohumanos»de la crítica lite-rarIa:

1. Leer libros que no compensanla consecuentepérdidade tiempo generaunafrustraciónque se traduceen embestidasy furias.

2. El miedo a serjuzgadoatenazaal critico y el dictum evangélico—‘no

~ no serasjuzgado’— es demasiadoexplícito para soportar.st~amenazasin flaquear.

3. La complacenciaforzadarenovarála fierezaque se dedicaa otros libros,para demostrarque no a todosse somnetealegrementela independencia

de criterio.4. Nadie escapaa las angustiasde la identidad. Ni siquiera el critico se

librará de padecerel rumor necrológicode los temores.

5. El crítico arrastracon disgustoesteprivilegio: sólo es respetadocuandomnuerde.

6. La secretarivalidad con el editores una fuentede emocionesparael cri-tico.

7. Cadalibro publicadocontribuyea reprimir el deseode leer. Esta fatigano es ajenaal critico que lleva su pesadumnbrecon orgullo.

8. La incontinencia.Sediría queunaatrofia muscularde origendesconoci-do impide retenerel flujo autónomode adjetivoselogiososque los des-

cubrimnientosestimulan.

En estemismo trabajo, Basilio Baltasar llama la atenciónsobre un hechoque consideramosimportante:«la imposibilidad de encontrarcríticos literariosque al mnismo tiempo—anteso después—no hayansidotambiéneditores,auto-res, traductores,periodistaso académicos»(38). Sobre este asunto incidirá

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Miguel García-Posadaal advertir que «el mundode la críticase ha convertidoen un mundo autosuficientey pletórico. Hacen crítica críticos y creadores.Nadie sepriva de decirunapalabrasobrela obra, propiao ajena.Y de decirlade modo distinto: el inundo de la crítica son muchos mundos, tantoscomo

escuelas,tantoscomno corrientes»(17-18). En tal sentido, baste recordarqueresultamuy común hallar en los suplementosculturalesde muchosperiódicosreseñascríticasfirmadaspor ciertosescritorescuyasobras,en esemismonúme-ro, anteso después,son, a su vez, juzgadaspor otros colegas,como si se trata-ra de un raro oficio de antropofagiacuya objetividad resulta dificil de com-prender, inclusoa los másprofanos.

Fue Borgesuno delos primerosen advertirnosde la circunstanciapor la cualcadadía va escaseandoel númerode lectores,«enel sentidoingenuode la pala-bra», en tanto que «todosson críticos potenciales»(170). ParaGarcía-Posada,siguiendoestamismalinea,el critico esalgo másqueun simplelector profesio-nal: «La actituddel critico ante la obraen tanto que tal crítico es diferentea ladel lector Paraeste, la obraes; parael crítico la obraestá,porquese halla obli-gadoa distanciarsede ella» (75-76). En uno de los librosya clásicossobrela en-tica literaria, Crítica tajo control, su autor, CesareSegre, se haceeco de esta

dicotomiaentre,por un lado, la obraliteraria y, por otraparte, la labor del críti-co con las siguientespalabras:

La obra literaria se nospresentacomoun discursoconstituidopor pala-bras y por signos de puntuación(posiblemente,tambiénpor espaciosenblanco). Es el resultado(la culminación) no sólo de un esfuerzocreador,sinotambiénde la experienciahumanadel autor. En cambioparael critico,esel puntode partida(la base)deuna aplicaciónanalítica,quetendráquedesentrañardel modomás completoy fiel los significados.La obra litera-ria funcionacomo un diafragma de dos dimensiones,perpendiculara lalíneade expresión-interpretaciónque une,atravesandodicho diafragma,alautory al crítico (29).

¿Existeel critico profesionalo se trataúnicamentede un oficio circunstan-cial, pasajero?Recientemente,Rafael Conte,uno de los más conocidoscríticosespañolesde las últimasdos o tres décadas,en su libro de memoriasElpasadoimperfecto,se considera,únicamente,sin otros atributos,un lector privilegiado.«Mi oficio —añademás adelante—es, dentro del periodismo, leer y escribirsobrelos libros que leo, si a esole llamnan ‘crítica literaria’, bienvenidasea,aun-quenuncame lo creo demasiado»(282). Despuésde todo, como el propio Con-te escribeen esasmuismnaspáginas,lo que importa en la existenciaes la literatu-ra y la ética.

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Por su parte, otro de los grandes novelistasespañolescontemporáneos,EduardoMendoza,señalaque una de las principalesmisionesque tiene enco-mendadatín buen critico es la de «guiaral lector en el caminode los rechazos»(141); si bien, líneasmás adelante,nos adviertede la dificultad que tienenlos

críticos paradistinguir en la literaturade su tiempo «lo quehay de genuino y loque hay de convencionaly mecánico»(142).

¿Quérelación existe actualmenteentre los críticos y los autores?¿Escon-venienteque los críticos traten de investigarmás allá de los propios textos,mneluyendoen sus análisis la vida personal,incluso íntima, del escritor,siquie-ra sea con el propósitode encontrarciertas claves dc la obra que analizan?Hallar una respuestapara estaspreguntases adentrarseen una polémica quecadadía cobra un ámbitomayor. Jean-Fran9oisFogel, en su artículo«Un criti-co con antenas»,trae a la memoriauna conocidacita de TennesseeWilliamns,quien recomendabaa los jóvenesescritoresque lo mejor quepodíahacerseconlos críticos«es no decirlesnuncanada:al final, seránustedeslos que tengan la

última palabra,y ellos lo saben»(105). ParaGarcía-Posada«no son sólo litera-tura los textos: lo son tamnbién los escritores,sus figurashumanas.Hemingway,Lorca o Proustson personajesde la imagineríaliteraria (...). Es normal que lagentese interesepor su vida, sus andanzas,sus opiniones.Máxime en un mun-do como el actualdondehande compartir audiencia,digámosloasí, con héroesinfinitamente mnás vulgares»(61). En estamisma línea de un análisis muchomás amplio del texto literario se inscribirían algunosde los modernosestudiosde Didáctica de la Lenguay la Literatura,como los de uno de los pionerosenla mnateria,Arturo Medina, quien nosvienea recordarque«la literatura,queessignificado sujetoa estructurasdinámicas,que es incitación y ejemplo,puedeprestarsus textosen apoyaturaal aprendizajede otras muaterias.Cuestionesdecienciasnaturales—pongamospor caso—seránpresumiblementemás asequi-bles y gratascon la lecturacomentadade Los ratones,de Lope dc Vega, o conla descripciónde flores y frutos en la Introdttccióndel Símbolode la Fe, de FrayLuís de Granada»(516).

Al hilo dc lo anteriormenteexpresado,Antonio MendozaFillola, en su obraTú, lector, en lo que a la lectura se refiere, distingueentreleer paraentretener-se,leerparainteractuary, finalmente,leerparaobtenerinformación,campo,esteúltimo, en el que podríamosincltmir todo lo referentea aspectosextraliterarios,que tenganque ver con la vida del autor. Esta circunstanciapodría contribuir a

aumentarla fascinaciónpor la lecturay a que éstasea,comno indica el propioMendoza,«fuente de satisfacciónintelectual y de gocepara el conocimiento»(33). Este mismo autor, en el capítulode su obratitimíado «Lecturay tendenciasde la crítica»,revisay analiza las actualestendenciasauspiciadaspor la Didácti-

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ca de la Literaturaque vienenpropiciandoel hechode que la lectura,y tambiénla crítica, se esténdesplazandohaciala actividaddel lector. O lo quees lo mis-mo, no importa tanto el valor intrínsecode la obra en si, sino sus efectossobre

el lector:

Actualmentehay un generalizadoacuerdoen aceptaralgunossupues-tos de base:a) que los textos—todo tipo de texto— tienen una existenciavidual; b) queel lectores el responsablede actualizarel significadode untexto, medianteun actopersonaly voluntario de lectura;e) que medianteeseactoel texto desarrollasu(s)existencia(s)real(es). Estossupuestosseconviertenen criterios clave en los que se basaesta exposición(35).

No cabe lamenordudadeque, desdehacealgunosaños,existe,máso menosencubierta,unaguerradialéctica,a vecescon un tonociertamenteviolento, entrecríticos y creadores,aunque,como indicábamosal principio, puedanintercam-biarse los papelescon cierta frecuencia.En la décadade los ochenta,por suextremadadureza,adquirieroncierta famalos juicios criticos de LeopoldoAzan-cot en las páginasdel diario ABC. Pongamosun solo ejemplo.En el Suplemen-to Cultural del aludido periódico, correspondienteal 14 de enerode 1984, a lahorade enjuiciarEl intermediario, novela de PedroGarcíaMontalvoeditadaen1983 por Seix Barral,Azancotconcluíadel modosiguiente,utilizando,demane-ra poco clara y objetiva, el texto como pretextopara ajustarcuentascon otraspersonasque no tienennadaquevercon el autorni con la novelaque, supuesta-

mente,juzga:

La actual indefensiónde ese lector —de todos nosotrosen cuanto alectores—frente a los intermediariosculturales,unidosentresí por intere-sesde amistad,de profesión—parano citarmás que los confesables—,esla causaque me ha movido a no gastarcontemplacionescon un libro, éste,que no se las merece,y que,dadasu pedanteríay autosuficiencia,puedeencontrarun ecofavorableentreesosintermediariosculturalesa que aludímás arriba,los cuales,probablemente,reconoceráncomo uno de los suyosa su autor, dadoque éstetiene todoslos ties detantosprofesoresde litera-tura como vmenencreandoconfusiónen nuestrasletras.

No noshande extrañar,pues,los durosjuicios, como el que vamos a repro-ducir a continuación,de autoresde fama internacionalcomo StephenVizinczey,quien en su libro Verdady mentira de la literatura no tiene inconvenientealgu-no en afirmar que «el crítico como artista fracasadoes unafigura banal; la pre-guntainteresantees por qué estasmediocridadesenvidiosasalcanzanposiciones

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dominantesen la burocraciade la cultura y llegana pronunciarjuicios de vida omuertesobrelos escritoresqueluchanpor abrirsecamino»(396).

En la décadade los noventalos creadoreshan ido perdiendosu timidez y, atravésde los propios suplementosculturalesy de los distintosmediosde comu-nmcación,han salidoa la palestraparadefendersede ciertosabusospor partedelos críticos. Y no conformnescon ello, no hansido pocos los escritoresque hanmncluido —en clave o de maneraclaray abierta—a ciertoscríticos—con o sinnombre, identificables o no— entre el elenco de sus personajes,no haciendocaso,pues,de los consejosquerecientementedabaMario Muchnik «a un joveneditor independiente»;es decir: usar la mayor discreción con los críticos, y noresponderlesjamás(2000: 296). De estemodo, Luis Landeroadoptauna actitudque podríamoscalificar, al margende una perceptiblecargairónica y un sutilhumnor, de simbólica, incluso de misteriosa.En uno de los pasajesde su novelaEl mágico aprendiz,cuandoestáa punto de ser inauguradala empresa—quenadatieneque ver ni con la literatura ni con la cultura en el sentidomásampliode la palabra—M. M. Hispaeking,aparecendos rarospersonajesquese identi-ficancomo críticosliterarios,con el consiguientedesconciertode los demásinvi-tadosy autoridades:

—Soncríticosliterarios—dijo entoncesPolindo,el ex bedel,que habíaestadomuy atento en todo—. Son como profesores,para entendernos.Elmundoparaelloses comoun libro abierto.De todotienenalgo que comen-tar. Tú les dasunafrase,y ellos, sobreesa,hacenotra de su invención.Yde lospersonajesque han nombrado,yo conozcoa algunos.Kafka, porejem-plo —y sin usarla mano se llevó la farias al otro extremode la boca—,era por lo visto un oficinista que se volvió medio loco por un juicio quetuvo con su padrey le dio nor creersealíe era ir enormeinyecto V tarjo

esolo puso por escrito. Y Galdós,don Benito, eraun escritorrealistaqueempezóvendiemido garbanzosy luchó contra los franceses.Era decimnonó-nm Co.

—Es que aquí el señorPolindo ha sidobedel muchosañosen un cole-gio y sabemuchodetodo —dijo Ortega.

—Lo que se me ha ido pegandode oír a los profesores—moderó elelogio—, y de aqui y de allá. De las sobras,como si dijéramos(284-285).

Lo que muchoscríticoscalificaroncomo unanovelamásde su autorno dejadeserun ensayoen el queseajustanlas cuentas,entreotrosmuchos,con lospro-pios críticos. Nos estamosrefiriendo a la obra Negra espalda del tiempo, deJavierMarías.Maríashabla,naturalmnente,sobresi Inismno, sobresusraícesbene-

tianas,al tiempoque serefiere a lo que él denomina«críticosde periódico»,que

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raramentedistinguenlo buenode lo malo: «Lo que es seguroqueno va a pervi-vmr son nuestrasinvestigacionese interpretacionesque sólo interesana un yofuturo arqueológico,cómo decirlo, a un nosotrosrepetidoque no va a darse;ninuestraerudición cadavez más impersonaly superflua,con esascomputadorasque lo robany engulleny almacenantodo, y se lo sueltanluego al primer iletra-do que sabedarlea unatecla»(53).

AndrésTrapiello, al que,por cierto, JavierMarías,en la obraanteriormente

citada, llama «inepto»,ha dedicadoalgunasde sus más interesantespáginasaloficio de crítico literario. Los diarios de Trapiello estánrepletosde reflexionessobrela critica literaria, que,en Los caballerosdel puntofijo, define como «elarte de verdondeno hay o el artede ver lo queya no está, segúnla gitaneríadecadacual»(296). Los juicios negativosde Trapiello sobrelos críticos literarioscontinúanen otrasobrassuyascomo El gatoencerrado,en dondeañadeque«lasexplicacionessólo les sirvena los críticos, que las necesitanparasaberpor quévan a hablarmal de unaobra» (18). Y añadepáginasmás adelante:«No conoz-co a un solo escritorque no te confieseen privadoque todos, o casi todos, loscríticos sonunosanalfabetosy unosresentidos»(111). En otro de los tomos desusmemoriasque lleva el título genéricode Salóndepasosperdidos—Locurassinfundamento—,AndrésTrapiello piensaque «los críticos tiendena confundirpedanteríacon inteligenciay estilo conpesantez.Paraellosunacosaclaraeston-ta y una páginasencilla, un descuidoimperdonabledel autor» (249). Si bienreconoceel efecto perniciosoy desmoralizadorque puedenllevar consigocier-tas criticasadversas,como se desprendede estaspalabras,recogidasde su libroDofuir: «Las críticas literariasnegativasescuecenveinticuatrohoras,hastaqueel periódicode esedía es sustituidopor el del día siguiente.Es decir, duelen,yhuelen,mientrasestáninsepultas»(132). El último enfrentamiento—al menoshastaesteinstante—de AndrésTrapiello con los críticospodemoslocalizarlo ensu libro, de recientepublicación,Las inclemenciasdel tiempo.En estaspáginas,mucho más sosegadamente,Trapiello se refiere a estecontinuo enfrentamientoentrecreadoresy críticos:

Es raro el escritorque no consideraque la críticay los críticos se hanportadoconél de manerainjusta y perra, y más raro y extrañoencontraraun escritorque crea deberlenadaa un crítico en particular. Incluso aquélque ha escaladopeldañoa peldañoentrelos tufos del incensario,manten-drá en su fuero interno que todo ha sido debido a su talento indiscutible,anteel que los críticos no han tenidomás remedioque rendirse.

Leyendoel artículo que dapie a estaslíneas,podría sospecharseinclu-so que los agraviosque la crítica o tal critico han podido infligirle a suautor, hayan sido de tan gran desproporción,que exigían una reparación

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JoséBelmonteSerrano Una ““eva víapara el estudiocíe la Didácticade la Literatura.,

inmediata,o mejor, un escarmientoen la cabezadeesecritico pedantecon-tra el que arremetía,cuandoes lo cierto que en su caso, en el mnío y en elde todoslos escritores,somossocialmentelo quesomos(o no somos),enbuenamedida,por los críticos: por lo que ellos han dicho tanto como porlo que no han dicho ni podrían decir,y quede la mismamaneraque a uncrítico le desprestigiano haberapreciadotal o cual obra, le delatahabersefijado en tal o tal obra, y al revés,puedellegara honrarlelo contrario (...)

Y por eso,los críticos másinteligentessiempresemantienenun pasodetrásde la creación,respetuososcon ella y conscientesdesuspropias limitacio-nes. La claridad es la cortesiade los filósofos,y la modestiadeberíaserlola de los críticos (368-369).

Del caso Arturo Pérez-Reverteya hemoshabladoal principio de estetraba-

jo. Y tamnbiénde la inclusión de uno de los más conocidoscríticos españoles,Miguel García-Posada,como personaje——no mnuy bien avenido,por cierto— dcunade susnovelas,El oro del rey. En otra obrasuya,anterior, incluso,a estaúlti-ma citada,El club Dumas,Pérez-Reverteincorporaa estaspáginasa uno de susmás imnportantespersonajes,Boris Balkan, clave en el desarrollode la acciónque ejercelas laboresde traductory crítico literarmo:

Me llamo Boris Balkan y unavez tradujeLa C~artuja deParma.Por lodemás,las críticas y recensionesque escribosalenen suplemnentosy revis-tasde mediaEuropa, organizocursossobre escritorescontemporáneosenlas universidadesde verano,y tengo algunoslibros editadossobre novelapopulardel XIX. Nada espectacular,me temo; sobretodo en estostiemposdonde los suicidiosse disfrazande homicidios,las novelassonescritasporel médicode RogelioAckroyd, y demasiadagente se empeflaen publicardoscientaspáginassobrelas apasionantesvivenciasque experimentamnírán-dose al espejo(15).

Aunqueel perfil respondeclaramentea algunode los conocidose influyen-tes críticos literarios de la Europa actual —--de Francia, Alemania, incluso deEspaña-—-,lo cierto es quea travésde estepersonajeadivinamos,de unamaneramás o menosnítida, la voz del propio Pérez-Reverte,de ahi que en El club

Dumas no existaun procesocontrael oficio de critico, sino que, antesbien, enla obra asistimosa un juego intertextual y lúdico entrecazadoresde libros porcuenta propia, lectores,escritoresy críticos, con el referentedc Dumas y susMosqueteroscomo telón de fondo. Balkan no sólo ejerceel oficio de crítico, sinoque,además,se trata de un lector privilegiado, sutil e inteligente,capazde ins-truirnos a travésde estaspáginasen determinadosaspectosde la teoría literaria,comno sepuedeobservaren el siguienteejemplo:

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JoséBelmonteSerrano Una nuevavía para elestudio de la Didácticade la Litera/ura..

en literaturanuncahay lindesnítidos; todo se apoyaen algo, las cosassesuperponenunasa otras,y terminansiendoun complicadojuego intertex-tual a basedeespejosy muñecasrusas,dondeestablecerun hechopreciso,una paternidadconcreta,implica riesgosque sólociertos colegasmuy estú-pidos o muy segurosde sí mismosse atrevena correrEs como decir queaRobertGraves se le nota Quo Vadis y no Suetonio,o Apolonio de Rodas.Encuantoa mí, sólo séqueno sénada.Y cuandoquierosaberbuscoen loslibros, a los que nuncafalla la memoria(127).

Balkan,conscientede su podery su estatus,reconoce,anteun auditorio for-madoprincipalmentepor estudiantes,queun articulo suyo, en la revistaliterariaadecuada,puedeconsagraro, por el contrario,hundir a un escritorqueempieza:«Absurdo,muy cierto; peroes la vida. Fíjensesi no en el último premio Nobel,

el autorde Yo, Onán,En buscade mi mismoy la archifamosaOut c ‘est moi. Fuemi firma la que lo pusoen circulación hacequinceaños,con folio y medio enLe Mondeel día de los Inocentes.No me lo perdonaréjamás,peroasífuncionanlas cosas»(130).

Hay dos nuevostextos, igualmente interesantes,en los que Arturo Pérez-Revertehablade la críticay los críticos,así comode susrelacionescon estaacti-vidad. De un lado, tenemosla entrevistaa Pérez-Revertellevadaa cabopor otronovelista,JuanManuelde Prada,en la queel autordeLa tabla de Flandesreco-

noceque,enun momnentodeterminado,sobretodocuandoun escritorpublicasusprimerasobras,«una mala crítica puedehundirte»(392). Lineasmás adelante,

Pradale preguntasobreesadistinción que llevan a cabo determinadoscríticosentre literaturade puraevasión(«dondeustedquedaríainscrito»),y unaLitera-

tura con mayúsculas,a lo que Pérez-Reverteresponde:

Esta distinción es artificial, falsa, maniqueae interesada.Durantemuchosaños se nos hanestadovendiendo«pequeñasobrasmaestras»,ile-gibles, herméticasy vacuas,verdaderosejercicios de onanismoliterario.Me rebelocontraquieneshandicho queesaliteraturaes la únicaválida. Eldañoha sidoinmensoe irreparable:miles de lectoreshandesertado.Menosmal que gentecomo Marsé,Mendozay otros no se resignarona acataresaimposicióny lograrondelimitar un territorio aparte(393).

En otro texto de Arturo Pérez-Reverte,«La vía europeadel best-séller»,recopiladoen esemismovolumen,la critica y los críticoscobranun mayorpro-

tagonismosi cabe.Hablade ciertoscríticosy mandarines«quetienensecuestra-da la culturadesdehacedécadas»(364), de «criticoscantamañanas»(365), cuyoselogiosvuelven locos a muchosescritores,al tiempo querecomiendaabordarla

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tareacreativasin complejos,sin necesidadde estarpendientesde lo que diráde

su trabajo«tal o cual crítico al díasiguiente»:«Paraeso,naturalmente,esnece-sariodesvincularsede los clanesde compadres,de los mercachiflesy los parási-tos que se autoadjudicanel papelde árbitrosy conviertenlas páginasde culturade los diarios en feudospersonales»(366).

Digamos,a modo de resumen,que la luchacontinúa;y que,lejos de resol-verse en los próximosaños,tiende a recrudecersedado que, por una parte, noexiste,como en cl casodel escritor, unanormativaquedefina claramenteel ofi-cío de crítico literario, y, por otro lado,por la circunstanciaanteriormenteexpre-sada,asistimnos a una invasióncontinuade territorios que, en lo que a la partepositiva se refiere, ha traído consigo la aparicióndc una crítica creado,-a,«unacrítica—como señalaGarcía-Posada—como diálogo con la obra, para aceptar-la o paradiscutiríadondelo merezca»(77). Por su parte,JorgeVolpi, siguiendoestamisma línea ya apuntada,al referirseal escritory crítico literario EdmundWilson (New Jersey,1895-Talcottvillc, 1972),hablade él como el modelode cri-tico literario interesadoen los lectores:«Como un fiel acompañante,desempe-nandouna función de Virgilio, Wilson no se empeñaen despedazarlos escritosajenos,sino en demostrarleal lector suscondicionesde escrituray las redesquelos unen con su tiempo sin descuidarel lado formal y propiamnenteartistico de

cadaobra» (176).Este nuevo estilo de crítica resultaríamuy productivo y aprovechableen la

labor docenteen la que las nocionesliterarias desdela perspectivaexclusiva-mentedel lector hanadquirido unaconsiderableimportanciaen los últimos años,dondese requierey se reivindica unametodologíamucho másactivay enrique-cedora. Comoen el casode los ya tradicionalescom>~entariosde texto, la críticaliteraria debeactuarcomo un boonzerang:«El análisisde la obra o fragmento—indican Ana Díaz-Plajay Antonio Mendoza—debeservir para conocerade-cuadainentela Historia de la Literatura; peroel conocimientode ésta, a su vez,deberedundaren unamejor interpretacióndel texto. Ademáseseefectode ida yvuelta debieraprovocarun mayor interéspor la lectura, a partir del análisis yvmceversa»(568).

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