DOCTOR EN CASA | 44 | febrero 2009

UNA LLAVE A LA SALUD

Por Joel Flores MaltosDOCTOR EN CASA

La profesión de luchador profesional, es sin duda una de las más fascinantes, el sueño por la fama y el re-

conocimiento de propios y extraños, es un atractivo muy especial para quienes deciden incursionar en este deporte, siempre con el objetivo de convertirse un estrella del pancracio y las bonda-des que ello representa en cuanto al nivel y estilo de vida.

sin embargo, pocos son quienes lo-gran este objetivo y es que el camino es muy largo; representa años de intensa preparación, entrega, pasión y una total disciplina, factores que no cualquiera está dispuesto a darles prioridad en su vida.

además, aún cuando un elemento se entregue en cuerpo y alma a la lucha libre, los riesgos propios de un deporte de contacto estarán siempre latentes. las lesiones son sin duda uno de los factores de alta incidencia entre quie-nes practican el pancracio y en gran medida son provocadas por los propios gladiadores.

entre las lesiones más frecuentes que suelen presentarse en este medio, se encuentran los esguinces, desgarres musculares y traumatismos, todas ellas en diferente grado de complejidad, pero con resultados negativos para quienes las sufren.

“la lucha libre ha cambiado bas-

tante y en los últimos años se ha trans-formado en un deporte más aéreo, con elementos que realizan lances verdaderamente espectaculares, casi suicidas. Con ello los luchadores se han hecho más susceptibles a lesiones en ligamentos y traumatismos craneales, aunque con mayor frecuencia se atien-den problemas de luxación de hombros o lesiones en codos, manos y rodillas”, comento el doctor salvador Chavarría, especialista en traumatología y orto-pedia.

recordó el galeno que en la historia de la lucha libre hay casos de lesiones que han costado vidas y entre los más sonados está el de oro, gladiador tapa-tío que realizó un lance mortal y sufrió un traumatismo craneoencefálico. a ni-vel local está el caso de uno de los Dia-bólicos, quien en un lance hacia fuera del ring sufrió traumatismo abdominal, que tuvo repercusiones en el hígado y le provocó la muerte.

Un elemento que estuvo a punto de perder la vida fue espanto Junior (Pen-tagón), quien trabajando en aguasca-lientes sufrió un problema cervical, que le dejó secuelas muy fuertes y obligó al retiro en su mejor momento como luchador profesional.

Como estos casos hay muchos re-gistrados, pero aún es mayor el número

de gladiadores que continuamente sufren lesiones de todos tipos, muchos de ellos han tenido que pasar por el quirófano.

“No hay una fórmula para evitar las lesiones, pero si para disminuir la po-sibilidad de sufrirlas, y ello significa la necesidad de profesionalizarse, tomar con seriedad el proceso de capacita-ción y entrenamiento para estar física y mentalmente en óptimas condiciones a la hora de subir al ring a efectuar su trabajo’’.

Destacó que la profesionalización de un luchador debe ser integral, ya que no sólo depende de su preparación en el gimnasio, sino de una conducta ejemplar en su vida personal, al evitar el consumo de alcohol o alguna sustan-cia que le dañe su organismo y mente, para incrementar con ello el marco de seguridad.

“entre los factores que salen del control de los luchadores y que suelen tener repercusiones, se encuentran la velocidad y altura; tienen como con-secuencia lesiones a nivel del sistema nervioso, que dejan importantes se-cuelas entre quienes las sufren, mien-tras que aquellas que están a nivel de ligamentos, músculos y huesos, per-miten la intervención médica, general-mente con excelentes resultados, que

permiten a los luchadores continuar con en buen desempeño en el ring y su vida personal”.

Destacó el profesional de la medici-na el error que se comete al permitir que adolescentes invadan el profesionalis-mo, cuando aún se trata de elementos que están en pleno crecimiento físico y mental. “en esta edad, los adolescen-tes deben practicar la lucha olímpica o intercolegial, de modo que fortalezcan su cuerpo y articulaciones, para que lle-gado el momento de debutar, el riesgo de lesionarse sea menor’’.

respecto a los entrenadores, afirmó que el haber sido luchador, no significa que un elemento esté prepa-rado para enseñar a otros las técnicas de combate, ya que para ello también deben prepararse, al tener en sus ma-nos la responsabilidad de enseñar bien a los alumnos, a fin de no exponerlos a una lesión que puede dejarles serias secuelas.

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“la velocidad y altura lesionan el sistema nervioso”. Dr. Salvador Chavarría

LUCHADOR