UNA AVENTURA CON LUZ

MIREIA y JUANJO PERAL

UNA AVENTURA CON LUZ

EN EL MUNDO DE LA FÍSICA

Diseño de la cubierta: Salva Ardid Asociados

© Ilustración de la cubierta e ilustraciones interiores: Esther Zapata, 2014,bajo ideal original de Juanjo Peral

Primera edición: noviembre de 2014

© Mireia Peral y Juan José Peral, 2014© de la presente edición: De Vecchi Ediciones, 2014

Avda. Diagonal, 519-52108029 BarcelonaTel. 93 494 97 20

EspañaE-mail: pedidos@dve.es

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ISBN: 978-84-315-5652-5

Impreso en Liberdúplex

Depósito legal: B 11457-2014

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A mis padres.Juanjo

A mi madre y a mi hermano.Mireia

A todo lo que existe, aquí o en otro lugar.

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Índice

Personajes 11Prólogo 13Prefacio 17

Primera parte

La vieja casa del abuelo 23La biblioteca del desván 28¡Hola! 37Más personajes 48Haciendo amigos 60A través del Universo de Sara 73Nacimiento y muerte de una estrella 88«Ono» y nuevos compañeros 104

Segunda parte

En el Sistema Solar de Sara 133Llegamos a la Tierra 156Nos encontramos con la vida 171¿Por qué estáis aquí? 196¿Otros universos? 210¿Es solo el principio de una aventura interminable? 229

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Personajes

LuzPersonaje principal, es energía y conocimiento No sabe bien de

dónde viene ni cómo ha llegado Viaja a la velocidad de la luz Es algo más que la luz visible

El abuelo PabloEs el autor de la aventura que vive Luz con sus compañeros de

viaje, partículas materiales animadas que forman parte del universo co-nocido por el hombre

SaraEs la nieta de Pablo, el abuelo Descubre la aventura que ha escri-

to su abuelo entre todos los papeles que él tenía amontonados en el desván de su vieja casa junto a la playa, su retiro espiritual Con ella empieza nuestra historia

QuarkPrimera partícula animada que aparece en escena, después del ini-

cio del Big Bang

Neutrón y protónPartículas que surgen de la amistad entre determinados quarks,

unidos por otro tipo de personajes, las «fuerzas» Neutrón y Protón son el resultado de la unión de diferentes quarks

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OnoMolécula de oxígeno, a la que Luz brinda la posibilidad de acer-

carse al planeta Tierra y ser testigo presencial de la aparición de la vida

OzoMolécula de ozono surgida de la unión amistosa de tres átomos

de oxígeno Protectora de la Tierra, forma parte de su atmósfera

AquaMolécula de agua, fuente de vida tal y como se conoce actual-

mente en el planeta Tierra

¿Y qué es el Big Bang?La gran explosión con la que se inicia todo

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Prólogo

Algunas veces, en la oscuridad de la noche, cuando elevo la mira-da al negro o quizás marrón fuerte infinito, si alargo el brazo, tengo la sensación de poder alcanzar las estrellas Parecen tan cercanas Y sin embargo, están a millones y millones de años luz de distancia Están tan lejos que nuestras mentes ni tan siquiera aciertan a comprenderlo, sen-cillamente debemos conformarnos con lo que vemos

Yo, cuando era un niño, desde que recuerdo, quise, y aún ansío, ir al espacio, ser astronauta

Desgraciadamente, a los 23 años la vida me puso una zancadilla, pero tan sólo fue eso, una zancadilla Debuté con diabetes tipo I, soy insulino-dependiente Aún así, nunca me he rendido y tampoco he de-sistido en perseguir e intentar conseguir mis sueños Logré alcanzar la cima del Everest y, actualmente, gracias a empresas y personas que con-fían en mí, espero, en un futuro no muy lejano, viajar al espacio exte-rior de la mano de Virgin Galactic

Como la diabetes no es excusa ni impedimento para mí, he pro-curado entrenarme con los mejores Por eso, he asistido a seminarios en la NASA y me preparo en el Centro Espacial ruso Yuri Gagarin y en NASTAR (USA), donde la exigencia es más que elevada

¡Y lo he superado!Pero lo que realmente me ha cautivado de toda esta extraordina-

ria experiencia ha sido lo que he aprendido sobre el espacio exterior: estrellas, agujeros negros, energía oscura, materia oscura Y todo ello de la mano de algunos de los más prestigiosos científicos de la NASA

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Sin embargo, leyendo Una aventura con Luz, obra enfocada para que, desde los más «peques» de la casa hasta nuestros abuelos, puedan com-prender de una forma sencilla y clara algo más de lo poco que conoce-mos de nuestro Universo, desde su inicio, la aparición de las primeras partículas, y la formación de los primeros átomos, hasta la constitución de nuestro Sistema Solar y con él la de nuestro planeta Tierra, he senti-do que flotaba en el espacio, como uno más de los personajes que par-ticipan en esta maravillosa aventura

Este viaje, a través de nuestro universo, permitirá, a los personajes de esta historia y también a nosotros, recorrerlo y llegar hasta la Tierra, el planeta azul

Galaxias, agujeros negros, energía oscura, materia oscura, cometas y un sinfín de cuerpos celestes darán paso a nuestro Sistema Solar Luz y sus amigos se recrearán con él, de una forma sencilla y clara; aunque no por ello con falta de detalle Junto a los autores, nos darán a cono-cer lo más próximo a nosotros que, en un recóndito lugar de nuestra Vía Láctea, lo constituyen, entre otros, el colectivo de los planetas gi-gantes, los planetas menores, los planetas enanos, los asteroides y algún que otro satélite

Con toda seguridad, desde el espacio rebosante de silencio, una de mis visiones más deseadas es la de poder observar todo lo que alcance a la vista, pero especialmente la Tierra

La lectura del capítulo dedicado a la llegada a la Tierra ha gene-rado en mí una sensación muy particular y, al mismo tiempo, me ha permitido, con la aproximación a ella de uno de los amigos de Luz, vi-vir la experiencia del nacimiento de la vida

A partir de ese momento se plantearán muchas preguntas Y Luz, junto a Sara y los personajes animados que las acompañan, no dejarán de reflexionar sobre la aparición de la vida, el principio de todo, la es-pecie elegida, por qué en la Tierra, cuánto le queda al hombre en ella y cuál será su próximo habitáculo Posteriormente reflexionarán sobre hacia dónde caminamos y si todo termina con la vida terrenal o qui-

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zás la existencia de un estado energético permitirá trasladarnos a otro modus vivendi.

No sé cuáles serán mis sensaciones allí arriba, aún no Pero espero que no tarden en llegar Después de haber leído y escuchado a todos y cada uno de los personajes que dan vida a esta interesante y atractiva aventura, no puedo por menos que reflexionar también sobre si el azar tuvo o no mucho protagonismo en la evolución de nuestro universo, de si somos sólo los hombres los únicos con capacidad de amar, sobre la existencia de otros posibles universos y el por qué no puede haber otro tipo de existencia, por muy lejana que ésta se desarrolle Además, quizás no esté tan lejos y sencillamente se trate de que no podamos ni seamos capaces de verla, detectarla, ni sentirla

Me considero un privilegiado por disponer de opciones para po-der disfrutar de esas sensaciones Y también porque puedo ser prota-gonista de excepción de los pasos que el hombre está dando para la supervivencia de la especie

Sí me gustaría resaltar el mensaje final que los autores quieren transmitir al lector, joven y no tan joven, con una pequeña dosis de compromiso ante lo que un día, aún muy lejano, representará el final del planeta Tierra Para entonces casi seguro que estaremos en condi-ciones de entrar a vivir en otra casa Y en ese proyecto estamos todos Yo tengo la suerte de poder hacerlo de una forma algo diferente Lo que pensé que quizás, en un principio, podía suponerme una dificul-tad, me ha proporcionado esta oportunidad única Eso sí, a base de su-peración, pero lo he logrado y soy muy feliz con ello

Tan solo quisiera, finalmente, dar la enhorabuena a Juanjo y Mi-reia por acercarnos de esta forma tan sencilla a algunos de los grandes interrogantes que encierra nuestro Universo

Josu FeijooPérito Eléctrico y Máster en Robótica

por la Ohio A&M University

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Prefacio

Esta breve aventura pretende acercarnos con humildad, casi po-dríamos decir que de una forma ingenua, a nuestro Universo e inclu-so más allá Desde su inicio hasta hoy

Luz, el personaje principal, nos propone continuar el viaje, desde las puertas del Sistema Solar de Sara, hasta llegar al planeta Tierra Allí nos encontraremos con la vida y reflexionaremos sobre el hombre y su existencia Después nos conducirá también hacia un cúmulo de re-flexiones y, finalmente, en un sueño, hacia otros posibles universos

Y, con todo ello, se nos invita a engrosar esa lista de preguntas que, muchos niños y no tan niños, alguna vez se han hecho a sí mismos sin necesidad de tener que escribirlas en un pedazo de papel para recor-darlas hoy y siempre:

¿Cómo empezó todo?¿Lo que vemos es sólo lo que existe?¿Hay más estrellas en el cielo de las que yo puedo alcanzar a ver?¿Hay alguien, algún «Ser Supremo», detrás de todo esto?¿Qué y quiénes forman parte de nuestro Universo?¿Cómo es nuestro Sistema Solar?¿Por qué la aparición de la vida en la Tierra? ¿Sólo en ella hay

vida?¿Cuál ha sido su evolución?¿Por qué hemos sido nosotros los elegidos?¿Hacia dónde caminamos?¿Cuál será nuestra próxima morada?

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¿Dónde residirá la energía que forma parte de nosotros cuando dejemos este mundo material?

¿Somos los únicos capaces de amar?¿Pueden existir otros universos? ¿Podríamos conectar con ellos?

¿Estamos solos?Y posiblemente el número de preguntas continúe creciendo Será

una señal evidente de que la raza humana seguirá teniendo presencia en este Universo, el de Sara, y también tuyo y nuestro, de una forma u otra

Nos hemos formulado estas preguntas y nos seguiremos formu-lando muchas más Las respuestas quizás las encontremos en la ciencia, en la religión, en la filosofía y en nosotros mismos Pero posiblemente no estemos aún hoy en condiciones de responder a todas ellas Tam-poco nuestros antepasados lo estuvieron, y quizás tampoco lo estarán nuestros descendientes, al menos durante algún tiempo Aún no…

Se ha de ser consciente de que, al margen de la acepción popular de energía, en el ámbito de la física hablar de energía implica que sea mesurable, y no especificar de qué clase se trata no tiene mu-cho sentido.

Primera parte

La aventura de Luz empieza con el Big Bang, el inicio. Luz viajará a tra-vés del Universo de Sara y nos despedirá con un «Hasta pronto» a las puertas del Sistema Solar que alberga a la Tierra. Durante esta primera etapa de su viaje nos presentará a los primeros personajes que nos acom-pañarán y que forman parte del Universo conocido. Dialogará con ellos y les transmitirá algo de su conocimiento, pero no dejará de darnos a conocer su lado humano, aunque sea sólo en nuestra imaginación.

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La vieja casa del abuelo

–Mamá, ¿puedo ir al piso de arriba?–Sí, pero ten cuidado, da la sensación de que esas viejas escaleras

no son muy de fiar –OK, iré con cuidado Sara acaba de llegar con sus padres a la vieja casa del abuelo Es

una antigua casa junto a una playa abierta y solitaria, en un paraje prác-ticamente virgen y desconocido para ellos Nadie de la familia sabía de la existencia de esta casona Era una casa grande, de dos plantas Des-tacaba un desván arriba del todo Tenía más bien aspecto dejado y le vendría muy bien no sólo una mano de pintura por dentro y por fue-ra, sino toda una remodelación Rodeada por una verja de la misma madera con la que estaba construida toda la casa, daba la sensación de que delimitaba una pequeña parcela, incrustada en el conjunto areno-so de una playa en la que crecían matorrales, como los que alimenta-ban a unas dunas próximas La brisa del mar y la luz del atardecer ar-monizaban la escena como si de una acuarela se tratara El Sol aún no se había recostado sobre el horizonte En fin, una vieja, pero entrañable casa, donde el abuelo había vivido su retiro y que ahora les había de-jado como herencia Bueno, en realidad se la había dejado a Sara, su nieta, pero sus catorce años no le permitían muchas actuaciones que sus padres no dirigieran y controlaran

–¿Qué te parece? –le dice David a Julia, los padres de Sara, mien-tras él descarga del coche lo imprescindible, junto al porche que utili-zarían, de momento, como garaje

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–La verdad es que no sé qué decir, pero es como si de pronto me encontrara en otro mundo Este lugar junto al mar, las dunas, el reflejo de la luz en esa playa de color turquesa y esta suave brisa, hacen que esta casa –que me transmitió su versión fantasmal cuando la vi por pri-mera vez– me transmita ahora, su perfume y encanto

–Sí, tienes razón Pero fíjate, ninguno de nosotros conocía este re-tiro de mi padre Y ya ves, se la ha dejado en herencia a la chica…¿Por qué? ¿Habrá alguna razón especial?

Sara y el abuelo, durante las noches de verano que pasaban juntos en la ciudad, subían a la terraza del apartamento que él ocupaba desde que, ahora, hace ya algunos años, su compañera partió Desde allí podía apreciarse el espacio estelar y, cuando el cielo lo disponía, se embele-saban mirando las estrellas, hablaban sobre su brillo, su luz o incluso

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sobre todo lo que se movía o parecía viajar a través de ese enorme glo-bo que ellos dibujaban en su mente

–Aquí arriba hay una habitación muy guay ¿Podré dormir en ella?–No creo que haya ningún problema Ahora subimos tu padre y yo Julia y David, aunque aún no habían descargado todo el equipaje

del coche, entraron en la casa y se dirigieron, escaleras arriba, hacia el primer piso Les fascinaba lo que era visible tras los algo turbios cristales de las ventanas Cuando llegaron al último escalón de la vieja escalera, Sara ya había empujado suavemente la puerta que daba a su deseada ha-bitación Se disponía a entrar en ella, pero, sin saber por qué, antes de hacerlo, su mirada se desvió, instintivamente, hacia una habitación contigua La puerta tenía algo especial, era diferente, ejercía algún tipo de atracción sobre todo lo que en ella fijara su mirada Además, a tra-vés de la rendija inferior, se podía distinguir la luz que transmitía el re-flejo del sol sobre el horizonte

–Sara, ¿estás ahí?–Estoy aquí, en mi habitación David y Julia se miraron y, con complicidad, esbozaron una son-

risa, que fue captada e interpretada rápidamente por Sara –Entonces voy a subir mis cosas –dijo Sara Empezaba sus vacaciones y tenía todo un verano por delante La

cosa pintaba bien Durante toda la tarde, Sara se dedicó a ordenar su habitación El

abuelo, antes de iniciar su último viaje, había dejado todo muy bien ordenado Tan sólo había que retirar las sábanas y las cortinas desgasta-das, que cubrían y protegían el mobiliario Y eso ya lo habían hecho en las demás habitaciones del piso de arriba Quedaba aún por orga-nizar el viejo desván, pero sería después de que Julia y David hicieran lo mismo en la planta baja El terreno que rodeaba la casa, circundado por la verja de madera, habría que dejarlo para otro día Además, el atardecer se anunciaba e invitaba a ser contemplado en toda su esencia La terraza con balconera de madera, en el piso superior, estaba orien-

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tada al sur y se ofrecía como palco para admirar ese pedacito de la na-turaleza El Sol estaba preparado para dejar de ser protagonista un día más, mientras se acostaba en el horizonte

–¿Te gusta este lugar, Sara?–Sí, mucho Desde nuestro piso, en Barcelona, todo esto es difícil

de ver Recuerdo haber visto la Luna y las estrellas, cuando subía con el abuelo a su terraza, en las noches de verano Hablábamos de muchas cosas Me hablaba de los planetas, de las estrellas, de los cometas, inclu-so de universos Me decía que por qué nosotros íbamos a estar solos y que, además, podrían existir también otros universos Desde aquí su-pongo que podré ver todo eso mucho mejor –continuó Sara– Aunque necesitaría alguno de los telescopios del abuelo

–Sí, pero habrá que esperar a que anochezca –dijo su madre –Bueno, ya sabes, al abuelo este tema le apasionaba Por cierto, te-

nía una biblioteca repleta de libros, revistas, recortes de prensa y algún que otro documental y CDs sobre el universo

–Lo sé, pero yo nunca la he visto En su apartamento no está Es posible que esté aquí, quizás en ese viejo desván

–Sara, como hoy ya se nos hace tarde, mañana, cuando nos levan-temos, iremos a ver lo que hay en el desván Habrá también que orde-narlo, ¿no? Quizás nos encontremos con alguna sorpresa

–De acuerdo, mamá, empiezo a estar intrigada A Sara, la curiosidad y la novedad casi le habían hecho no prestar

atención a su perra Neita, una bulldog francesa, de tan sólo ocho me-ses, que deambulaba a sus anchas por toda la casa, incluido el terreno que delimitaba la verja, y husmeaba, desde que habían llegado, todo lo que encontraba a su paso Su extrañeza implicaba investigación Se mostraba muy inquieta

«Menos mal que es una perra casera», pensaba Sara para sí «Aquí, en este paraje va a disfrutar de lo lindo a cualquier hora del día»

—Hola Neita, pórtate bien –le dice Sara cogiéndola en brazos como si de un bebé se tratara, mientras ella abre exageradamente los

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ojos y ponía tiesas sus peculiares orejas Su pelo era corto y negro y presumía de una gran mancha blanca en el pecho

El resto de la tarde transcurrió, para los cuatro, muy deprisa Hubo que colocar y ordenar todo el equipaje e instalarse en las habitaciones Después de la puesta del Sol, Julia preparó algo frugal para la cena y, casi inmediatamente, el cansancio se apoderó de Sara Sus ojos se ce-rraban poco a poco, recostada en el sofá del salón David la cogió en sus brazos y la subió directamente a su dormitorio Se sentía feliz de poder hacerlo todavía; Sara era una chica ligera y menuda Después de acomodarla, cerrar las contraventanas de la habitación y entornar la puerta, bajó de nuevo al salón Neita acompañaba a Sara a los pies de la cama, sobre una pequeña, mullida y acogedora cama perruna que siempre llevaban consigo

David había apagado la luz del pasillo, que daba acceso al resto de las habitaciones situadas en el primer piso De pronto, Neita, mientras Sara ya dormía profundamente, se incorporó presa de la curiosidad Algo la había hecho levantarse y abandonar su lecho

La puerta entreabierta de la habitación le permitió salir con faci-lidad y sigilo Una vez en el pasillo, se acercó hasta el desván Estaba cerrado, pero algo debía haber tras aquella puerta, algo que, sin saber de qué se trataba, atraía su interés Después de unos minutos optó por regresar Pero estaba segura de que sus agudizados sentidos no le ha-bían jugado ninguna mala pasada

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La biblioteca del desván

Es verano, el sol aparece temprano en el horizonte, pero las con-traventanas evitaban que la luz que traspasaba los cristales penetrara en la habitación de Sara El «cole» se había terminado tan sólo hacia unos días y ella empezaba a dormir algo más de lo habitual De pronto, aun-que la puerta estaba entreabierta, se oyó un «toc-toc» que presagiaba un permiso de entrada a la habitación Antes de que se abriera la puer-ta, su perra Neita ya estaba expectante Era la visita de mamá

–Sara, buenos días Es hora de levantarse ya, ¿no crees? Hace un día fantástico Y aquí, en este lugar, el colorido es muy peculiar y el so-nido de las olas del mar es único En la ciudad, en nuestro barrio, algo así es impensable

–Ya voy, estaba muy cansada del viaje –Aséate y, cuando acabes, avisa Tu padre y yo te esperamos en el

porche para desayunar Sara, una vez aseada y ordenada su habitación, se dirigió hacia las

escaleras que había al final del pasillo Neita ya llevaba algún tiempo correteando por la parte interior de la verja que delimitaba la casa Al salir, casi instintivamente, giró la cabeza hacia atrás y dirigió su mirada hacia la puerta del desván que tanto le había llamado la atención la tar-de anterior Lo tenía muy claro, en cuanto terminara de desayunar, an-tes de pasear por la playa con su padre (al que le gustaba mucho reco-nocer siempre los parajes cercanos), intentaría, al menos, descubrir lo que encerraba aquella misteriosa puerta

–Hola, buenos días

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–Buenos días, ¿Qué tal has dormido? –le pregunta su padre –Muy bien, estaba muy cansada ¿Vamos a salir a dar un paseo por

la playa?–Por supuesto, ya sabes que es de lo que más me gusta –¿Puede venir con nosotros Neita?–Sí, claro Además se lo pasará bien correteando por esta playa y

jugando con las olas, seguro –Pero, ¿antes de ir podría ver lo que hay en el cuarto del desván?–Bueno, pero sólo ver lo que hay, sin entretenerse mucho Ya ten-

drás tiempo esta tarde de investigar Te intriga, ¿no?–La verdad es que sí Estoy impaciente por saber lo que el abuelo

guardaba en ese cuarto –A mí, en el fondo, también me intriga un poco Pero supongo

que encerrará algo de todo aquello a lo que dedicó sus últimos años Ya sabes, le gustaba mucho leer libros de historia, se interesaba por el origen de la vida y, además, le apasionaba la astronomía Imagínate aquí, poder contemplar este cielo repleto de estrellas durante las noches de verano Debe ser un privilegio, sólo superado por las visiones que pue-den obtenerse mediante los grandes telescopios de los observatorios astronómicos

–Vamos, Neita Ahora venimos Habían terminado de desayunar y, satisfecha por tener permiso

para «investigar» por la tarde en el desván, Sara subió las escaleras hacia su habitación, seguida de su inseparable perra Había que ayudar a or-denarlo todo, pero de paso husmearía una «mijita» tras la misteriosa puerta

Nada más llegar al pasillo de la planta superior, Neita se adelantó Cuando Sara quiso darse cuenta, ya estaba sentada ante la puerta del misterioso desván Así que, antes de entrar en su habitación, en la que ya su madre estaba terminando de ordenarlo todo, se dirigió hacia allí, accionó el tirador y, procurando no hacer ruido, empujó suavemente la puerta, lo justo para poder echar un vistazo Pero lo único que vio

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fue unas imágenes casi fantasmales provocadas por el relieve y los con-trastes originados por viejas sábanas, algo amarillentas ya, que lo cu-brían todo

Neita seguía inquieta Era señal evidente de que algo sucedía allí dentro La intriga se intensificó, entonces, aún más en Sara

«Habrá que dejarlo para esta tarde», pensó para sí «Estoy segura que este desván encierra algún secreto»

No era el momento Su padre ya esperaba, junto a la verja de la casa, impaciente por emprender la marcha

Después de algo menos de dos horas desde el inicio de su primer paseo por la playa y tras haber observado, durante un buen rato, junto al mar, la acuarela en la que un anciano había plasmado el paisaje de una marina con tonos pastel, regresaron a la casona Apenas quedaban algo más de cien metros para acceder a la pequeña puerta de madera que permitía el acceso a la casa desde la playa, cuando Sara retó a una carrera a su padre, para ver quien llegaba primero Las huellas de las aún cortas patas de Neita enseguida distanciaron a las de Sara y su padre Ella, sin dejar de mirar hacia atrás, ralentizó su correr

–¡He ganado, he ganado…! –repitió varias veces David –Bueno, me has ganado a mí, pero no a Neita –replicó Sara –¿Has visto las huellas que hemos dejado en la arena?–Sí –dijo el padre– Casi seguro que se podrán ver desde la planta

superior de la casa Además, hasta aquí no creo que llegue la marea, así que, mientras no haga mucho viento, permanecerán por algún tiempo Qué curioso, ¿verdad? –continuó– Lo cambiante que es todo en la Tierra En la Luna esas huellas permanecerían, casi seguro, para siem-pre Claro, eso si a ningún meteorito se le ocurre impactar antes contra ellas, ya que por viento y por agua tampoco será

Cuando entraron en la casa, ya había regresado Julia Se había acer-cado a comprar a la tienda de comestibles más cercana, en el pueblo, a unos pocos kilómetros de allí, y había preparado algo de comer Algún que otro plato veraniego Así que se sentaron todos juntos, después de

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pasar por el aseo y mientras Neita vaciaba el cuenco de agua que Sara le había colocado junto al porche, al lado de unos cuantos escalones de madera

Nada más terminar de comer y sintiendo aún la brisa del mar, Sara sólo seguía pensando en salir corriendo hacia el piso de arriba Le es-peraba el desván

–¿Puedo subir ya al desván? Estoy impaciente por lo que me pue-do encontrar allí

–Sí, puedes subir, pero no lo desordenes –dijo su madre– He es-tado un buen rato allí durante esta mañana, limpiando un poco todo y ordenando algunos libros del abuelo Por cierto, había muchos

–Gracias, voy para allí No te preocupes, no desordenaré ni revol-veré nada

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Sara, al llegar ante la puerta, la empujó muy sigilosamente y pudo comprobar que su madre no había dejado las contraventanas totalmen-te cerradas, por lo que penetraba un resquicio de claridad Esto le per-mitió entrar sin necesidad de encender la luz Sin más, se dispuso a desplegarlas todas La expresión de su cara lo decía todo Se encontró ante cuatro paredes repletas de libros Las estanterías llegaban hasta el techo En un lateral había un baúl que contenía algún que otro instru-mento de los que, a pesar de su menudez, el abuelo utilizaba para sus incursiones en el cielo nocturno y, cerca de la ventana, una mesa con varios cajones, una pequeña lámpara y unos archivadores y cajas de cartón de varios colores Todas ellas apiladas en el suelo, junto a la mesa

La curiosidad embargó a Sara No sabía por dónde empezar Con la mirada recorría una y otra vez, sentada sobre sus piernas en el viejo suelo de madera de la habitación, todos y cada uno de los rincones No sabía donde detenerse y si realmente debía hacerlo o no

–¡Vaya pasada! –dijo en voz baja– ¿Por dónde empiezo?Neita la había seguido y no paraba de investigar rincón tras rin-

cón, recoveco tras recoveco «¿Habrá descubierto algo?», pensó para sí Sara «Tengo la impre-

sión que aquí hay algún misterio por desvelar Y posiblemente el abue-lo lo supiera, pero ahora no está aquí»

Bueno, eso es lo que ella pensaba, pero quizás era la presencia del abuelo, eso sí, de una forma nada material, la causa del misterio

Allí había muchos libros, libros de historia; sobre todo de historia antigua, libros de juegos matemáticos, libros de divulgación científica, la mayoría de física y de astronomía, así como alguno que otro de li-teratura Lo difícil sería encontrar alguno que Sara pudiera leer y en-tender, pensó para sí Y además, alguno que fuera diferente a los que normalmente leía en el cole

Fue así como se levantó del suelo y empezó a escudriñar en una y otra estantería Claro que si miraba libro por libro tardaría mucho tiempo Como a todos nos sucede, ella también iba a ser objeto de una

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reacción muy natural Echaría un vistazo, más o menos rápido, y segu-ro que escogería alguno Le gustaba leer y, lo más importante, tenía para ella todo el verano por delante, ¡ahí es nada!

Fue separando algunos libros, los que pensó que quizás serían más interesantes y a la vez de fácil lectura Una vez terminó con las estanterías, empezó a rebuscar en el baúl Un baúl que custodiaba con celo aparatos de observación astronómica Pensó que sería mejor ma-nipularlos sólo delante de sus padres Finalmente, se sentó en la vieja silla que el abuelo debía de utilizar para escribir cómodamente, y continuó con su búsqueda, esta vez en los cajones Ya tenía catorce años, así que, a pesar de su menudez, no tuvo que colocar ni tan si-quiera un cojín para poder llegar a la mesa No había nada interesan-te, así que pasó primero a los archivadores, donde se encontró con recortes de prensa sobre noticias de interés científico y, finalmente, se decidió a abrir las cajas de cartón que había amontonadas junto a una de las patas de la mesa No había muchas En su interior, muchos papeles con la letra de su abuelo Era una letra casi perfecta, incluso parecía tener vida e invitaba a ser leída, como si quisiera transmitir lo que allí estaba escrito de una forma muy especial

Después de haber estado fisgando entre todos aquellos papeles, en una de las cajas algo la atrajo Había una carpeta diferente al resto Su conteni-do estaba muy ordenado En esos papeles, no todo era literatura, también contenían dibujos, fotografías y algunos que otros números, pero pocos Además, daba la sensación de que incluían algo diferente a lo que habi-tualmente Sara estaba acostumbrada a leer Y allí estaba todo, esperando a que alguien destapara el frasco de las esencias Así que, sin pensárselo dos veces, lo cogió entre sus manos y se sentó sobre un cojín, en el suelo del desván, junto a la ventana que daba a la playa y estaba orientada al sureste

Abrió entonces la carpeta con celo y delicadeza, expectante ante lo que pudiera haber en su interior En un primer folio se podía leer: «EL PRINCIPIO»

Y, ante los ojos de Sara, apareció un dibujo que le impresionó