un viaje fantástico

3
“Un viaje fantástico” Thor Heyerdahl y la expedición de la Kon-Tiki Resumen Alumna: Lizette Zareh Cortes Macías. EVOLUCIÓN Facilitador: Fernando Puebla Olivares En 1947, basándose en la leyenda de Wiracocha, el antropólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl se propuso demostrar que los antiguos peruanos tuvieron contacto con la Polinesia. Para ello, construyó una balsa de catorce metros de longitud en el puerto del Callao, y emprendió un viaje de ocho mil kilómetros a lo largo de tres meses de duración. El destino: el archipiélago de Tuamotú de las Islas Polinesias. El objetivo: probar que la Polinesia fue colonizada hace mil quinientos años por los navegantes del Perú. Él estaba convencido de que pocos siglos después del inicio de la era cristiana hubo entre los primitivos moradores del Perú un renacimiento extraordinario. Este desarrollo habría estado relacionado, según las leyendas, al arribo de una raza de semidioses encabezada por un príncipe sacerdote representante del sol. Las teorías de Heyerdahl podrían resumirse en los siguientes términos: estos hombres, hoy desaparecidos, habrían constituido la clase gobernante. Se diferenciaban de los habitantes nativos por la blancura de su cutis, la elevada estatura, la nariz aguileña y la barba ondulante, y su último reducto en América habría sido el altiplano que circunda el lago Titicaca. De ahí fueron expulsados finalmente por los antecesores de los incas; pero Kon-Tiki, el príncipe sacerdote, se salvó con algunos compañeros de una terrible matanza escapando a la costa, para desaparecer para siempre en las aguas del Océano Pacífico. La intención de Heyerdahl fue bastante explícita: en la dirección que habría tomado Kon-Tiki para escapar quedaban

Upload: la-infame-liz

Post on 29-Dec-2015

10 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: Un Viaje Fantástico

“Un viaje fantástico”Thor Heyerdahl y la expedición de la Kon-TikiResumenAlumna: Lizette Zareh Cortes Macías.EVOLUCIÓNFacilitador: Fernando Puebla Olivares

En 1947, basándose en la leyenda de Wiracocha, el antropólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl se propuso demostrar que los antiguos peruanos tuvieron contacto con la Polinesia. Para ello, construyó una balsa de catorce metros de longitud en el puerto del Callao, y emprendió un viaje de ocho mil kilómetros a lo largo de tres meses de duración. El destino: el archipiélago de Tuamotú de las Islas Polinesias. El objetivo: probar que la Polinesia fue colonizada hace mil quinientos años por los navegantes del Perú.

Él estaba convencido de que pocos siglos después del inicio de la era cristiana hubo entre los primitivos moradores del Perú un renacimiento extraordinario. Este desarrollo habría estado relacionado, según las leyendas, al arribo de una raza de semidioses encabezada por un príncipe sacerdote representante del sol. Las teorías de Heyerdahl podrían resumirse en los siguientes términos: estos hombres, hoy desaparecidos, habrían constituido la clase gobernante. Se diferenciaban de los habitantes nativos por la blancura de su cutis, la elevada estatura, la nariz aguileña y la barba ondulante, y su último reducto en América habría sido el altiplano que circunda el lago Titicaca. De ahí fueron expulsados finalmente por los antecesores de los incas; pero Kon-Tiki, el príncipe sacerdote, se salvó con algunos compañeros de una terrible matanza escapando a la costa, para desaparecer para siempre en las aguas del Océano Pacífico.

La intención de Heyerdahl fue bastante explícita: en la dirección que habría tomado Kon-Tiki para escapar quedaban las innumerables islas de la Polinesia. Para poner a prueba la posibilidad de efectuar aquel viaje, Heyerdahl construyó y equipó una balsa lo más parecida posible a la que debieron usar los navegantes de antaño (Herman Watzinger -35 años-, ingeniero mecánico a cargo de las observaciones hidrográficas y meteorológicas; Erik Hesselberg -33-, piloto y fotógrafo de la expedición; Bengt Danielsson -27-, encargado de todo lo concerniente a comida y agua; Torstein Rabby -29-, ingeniero y Knut Haugland -30- operador de radio). El 28 de abril de 1947 zarparon del puerto de El Callao.

Luego de desafiar peligros innumerables, como tormentas, flujos y reflujos de las corrientes, vientos huracanados que soplaban en direcciones contrarias, olas gigantescas que amenazaban con volcarlos, enormes tiburones que merodeaban alrededor de la balsa y tiburones-ballenas que se acercaban resoplando como furiosos toros de lidia, sin encontrarse con ningún barco en la ruta y viendo cómo los troncos de la balsa se cubrían

Page 2: Un Viaje Fantástico

con una capa de algas a medida que pasaban los días, irrumpieron en mar abierto, lejos de todas las rutas comerciales conocidas entonces por el hombre.

Durante la travesía, Heyerdahl y sus compañeros llegaron a varias conclusiones: cualquier barca prehistórica que se hubiese aventurado a ir demasiado lejos durante una expedición de pesca en alta mar, habría sido arrastrada por la Corriente de Humboldt para verse inevitablemente lanzada en la misma ruta que ellos seguían. Además, Heyerdahl concluyó que hubiera sido imposible que estos pescadores pudieran haber pasado hambre, puesto que todas las noches caían peces voladores sobre la cubierta de la Kon-Tiki, mientras que en los troncos se enredaban abundantes crustáceos comestibles. En cuanto al agua, las constantes lluvias tropicales que caían sobre la balsa permitían a los viajeros tomarla.

El 3 de agosto de 1947, después de 97 días, llegaron a la isla de Amgatu, donde avistaron una aldea rodeada de árboles gigantescos y a decenas de polinesios que los miraban asombrados.

Heyerdahl comprobó que las antiguas embarcaciones peruanas poseían las cualidades necesarias para llegar a las islas polinesias. En las páginas finales de su libro, Heyerdahl afirmaba que: “Ninguna duda podía caber de que el dios rubio Tiki, hijo del Sol, expulsado al Pacífico por los antepasados de los Incas, era idéntico al dios blanco Ticci, hijo del Sol, a quien los habitantes de todas las islas del Pacífico veneraban como el fundador de su raza. Los detalles de la vida del Sol Tiki del Perú, y los antiguos nombres de los pueblos alrededor del Titicaca reaparecían en las leyendas históricas vivas aún entre los indígenas de las islas del Pacífico”.