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Actas XIV Congreso AIH (Vol. III). Paciencia ONTAÑÓN DE LOPE. Un trío femenino en Galdós - Un trío femenino en Galdós Paciencia Ontañón de Lope UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO HACE ALGUNOS AÑOS, ALFREDO Rodríguez escribió un excelente trabajo sobre las tríades femeninas en Galdós 1 Allí se refiere a la frecuencia con que éste presenta, en diferentes obras, agrupaciones de tres mujeres unidas por alguna relación común. Rodríguez ha observado este tipo de tríos en novelas corno La Fontana de Oro, Doña Peifecta, Gloria, Tonnento, Lo prohibido, Fortunata y Jacinta, Miau, Misericordia, y el Episodio España trágica, aunque reconoce que su trabajo no es exhaustivo por lo extenso de la obra de Galdós y la frecuencia de esta peculiaridad. El artículo es rnuy sugerente: para facilitar el estudio de estas agrupaciones, Rodríguez hace una clasificación de ellas y las reúne en tres apartados según sus tendencias, ya tengan paralelo con lo mitológico, con lo religioso o con lo puramente literario (p. 107). Estos tríos están constituidos casi siempre por personajes rnuy secundarios, y hasta pueden pasar desapercibidos. Pero mi interés se ha centrado en uno que es de primordial importancia para el desarrollo de la novela; se trata de las tres hermanas Bueno de Guzmán en Lo prohibido, clasificada por Rodríguez en el paralelo religioso. Por el carácter general del estudio se dedica poco espacio a esta novela, señalando únicamente la falta de paralelo modélico de este trío en la tradición judeo-cristiana, aunque sí su simbología por la presencia de lo trino, y la proyección de la mujer como trampa de perdición. En este mismo sentido ha sido la interpretación, tanto de Robert Ricard 2 corno de Gustavo Correa, 3 aunque a ellos no les ha interesado mucho corno trío femenino. Correa, especialmente, identifica el final de Lo prohibido con la expulsión de Bueno de Guzmán del Paraíso, corno símbolo del demonio tentador en ese supuesto paraíso terrenal que constituye el rnatrirnonio de Miquis y Camila (p. 95). Rodríguez y también Correa han insistido en el interés de Galdós por lo religioso, rnás concretamente por lo bíblico y a través de ello explican el final de castigo y expiación con que Lo prohibido termina. 1 Alfredo Rodríguez, «Una norma estilística de Galdós: la tríade femenina» en Estudios sobre la novela de Galdós, Ediciones José Porrúa Turanzas, Madrid, 1978, pp. 105-122. 2 RobertRicard, «Un roman de Galdós: Lo prohibido», en Galdós et ses romans, Paris, 1971. 3 Gustavo Correa, El simbolismo religioso en las novelas de Pérez Galdós, Editorial Gredos, Madrid, 1962. 401 -t .. Centro Virtual Cervantes

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Actas XIV Congreso AIH (Vol. III). Paciencia ONTAÑÓN DE LOPE. Un trío femenino en Galdós-

Un trío femenino en Galdós Paciencia Ontañón de Lope

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

HACE ALGUNOS AÑOS, ALFREDO Rodríguez escribió un excelente trabajo sobre las tríades femeninas en Galdós 1• Allí se refiere a la frecuencia con que éste presenta, en diferentes obras, agrupaciones de tres mujeres unidas por alguna relación común. Rodríguez ha observado este tipo de tríos en novelas corno La Fontana de Oro, Doña Peifecta, Gloria, Tonnento, Lo prohibido, Fortunata y Jacinta, Miau, Misericordia, y el Episodio España trágica, aunque reconoce que su trabajo no es exhaustivo por lo extenso de la obra de Galdós y la frecuencia de esta peculiaridad.

El artículo es rnuy sugerente: para facilitar el estudio de estas agrupaciones, Rodríguez hace una clasificación de ellas y las reúne en tres apartados según sus tendencias, ya tengan paralelo con lo mitológico, con lo religioso o con lo puramente literario (p. 107).

Estos tríos están constituidos casi siempre por personajes rnuy secundarios, y hasta pueden pasar desapercibidos. Pero mi interés se ha centrado en uno que es de primordial importancia para el desarrollo de la novela; se trata de las tres hermanas Bueno de Guzmán en Lo prohibido, clasificada por Rodríguez en el paralelo religioso. Por el carácter general del estudio se dedica poco espacio a esta novela, señalando únicamente la falta de paralelo modélico de este trío en la tradición judeo-cristiana, aunque sí su simbología por la presencia de lo trino, y la proyección de la mujer como trampa de perdición. En este mismo sentido ha sido la interpretación, tanto de Robert Ricard2 corno de Gustavo Correa,3 aunque a ellos no les ha interesado mucho corno trío femenino. Correa, especialmente, identifica el final de Lo prohibido con la expulsión de Bueno de Guzmán del Paraíso, corno símbolo del demonio tentador en ese supuesto paraíso terrenal que constituye el rnatrirnonio de Miquis y Camila (p. 95).

Rodríguez y también Correa han insistido en el interés de Galdós por lo religioso, rnás concretamente por lo bíblico y a través de ello explican el final de castigo y expiación con que Lo prohibido termina.

1 Alfredo Rodríguez, «Una norma estilística de Galdós: la tríade femenina» en Estudios sobre la novela de Galdós, Ediciones José Porrúa Turanzas, Madrid, 1978, pp. 105-122.

2 RobertRicard, «Un roman de Galdós: Lo prohibido», en Galdós et ses romans, Paris, 1971. 3 Gustavo Correa, El simbolismo religioso en las novelas de Pérez Galdós, Editorial Gredos,

Madrid, 1962.

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Sin embargo, y más precisamente en lo que a trío femenino se refiere, no coincido con la interpretación religiosa que se ha dado a los hechos de esta novela. Me parece mucho más sugerente-y más válido también-verlo a la luz de la mitología, posibilidad que Rodríguez no niega, a pesar de clasificar el trío en el apartado religioso.

El trío femenino de Lo prohibido es parte fundamental del desarrollo de la novela, corno decía antes, a diferencia de otros muy secundarios y creo que por ello necesita una atención mucho más pormenorizada, ya que su comprensión aclara muchos puntos de esta obra, no muy fácil en sí misma.

Comencemos por recordar que José María Bueno de Guzmán llega a Madrid y se encuentra con tres primas hermanas muy atractivas, pero «?ay dolor! estaban ya casadas»4

• De las tres se enamorará sucesivamente José María, amor que lo conducirá primero, a la decadencia física y después a la muerte. El cruelísirno fin de un simpático personaje no excluye, desde luego, la idea de castigo, más por Don Juan, transgresor e incestuoso que corno símbolo de la serpiente bíblica, en mi opinión. Sobre todo ello ya tracé mi hipótesis, en la que no se excluyen razones íntimas y personales del propio Galdós5

. Entre ellas estaría el supuesto odio del escritor por su tío José María Galdós, personaje donjuanesco y padre natural de Sisita, el amor adolescente de Benito violentamente interrumpido por razones familiares. Paradigma, tal vez, de los muchos donjuanes que pululan por la obra de Galdós, siempre vistos con antipatía.

José María Bueno de Guzmán comienza por enamorarse de Eloísa, la hermana de en medio, en meses mayores de embarazo. Los amores, tormentosos, duran hasta que ella se queda viuda y libre, momento en que el amante pierde todo el interés por ella. El amor hacia María Juana, la mayor de las tres, es muy diferente. Ella representa la estabilidad doméstica y su vida se desarrolla en medio de la dignidad y el capital. Su relación con José María tiene ciertos tintes maternales y no gran pasión. Pero es Camila, la menor, la que despertará el amor más apasionado en su primo, aunque ella no llegue a corresponderle.

Las características de las tres hermanas, así corno el diferente amor que el protagonista experimenta por cada una de ellas, las relaciona estrechamente con la mitología clásica, que Galdós conocía tan pormenorizadarnente.

Veamos: en las tríades clásicas es casi siempre la menor de las hermanas la que posee, además de belleza, otra serie de cualidades valiosas. Este hecho se ha reflejado frecuentemente en la literatura y en los cuentos infantiles. Freud, en un estupendo trabajo6, parte de tres obras donde esto es evidente: El rey Lear de Shak:espeare, La Cenicienta, y una fábula de Apuleyo. En las tres, los valores de la menor quedan medio ocultas y las tres reciben malos tratos de los de más edad. Cordelia, cuyo amor por su padre es ignorado, queda desheredada, ya que el rey divide su reino entre las dos mayores. Cenicienta es maltratada por su madrastra y sus hermanas. Psiquis, en la fábula

4 Benito Pérez Galdós, Lo prohibido, en Obras completas, IV, Aguilar, 1966, p. 1676. 5 Paciencia Ontañón de Lope, «Simbolismo en Lo prohibido de Galdós, en Actas del XI

Congreso de la AIH, Irvine, California, 1944, Tomo IV, pp. 264-271. 6 Sigmund Freud, «El tema de la elección de cofrecillo», en Psicoanálisis aplicado, Alianza

Editorial, Madrid, 1972, pp. 20-31.

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de Apuleyo, la menor también, es violentamente castigada por la diosa Afrodita, a pesar de ser su encarnación terrenal. Las tres, a pesar de sus grandes cualidades, pasan siempre desapercibidas y quedan opacadas constantemente por el brillo de sus hermanas.

Esto sucede, exactamente, con la menor de las hermanas Bueno de Guzmán. Cuando José María las conoce, describe a la mayor, María Juana, como «belleza estatuaria, diosa falsificada, clasicismo vestido». 7 Eloísa, la segunda, «era tan guapa como su hermana mayor y mucho, pero mucho más linda».8 En cambio Camila, la menor, «desde que la vi me resultó antipática [ ... ] Era una escandalosa, una mal educada, llena de mimos y de resabios».9 Mientras José María queda deslumbrado por el brillo de sus primas mayores, ignora a Camila, la cual, si aparece en la primera parte de la novela, es sólo para señalar sus defectos. No es hasta la segunda parte cuando el primo comienza a descubrir todas sus cualidades ocultas para él y se enamora perdidamente de ella. Lo cual marcará su destino, porque entre esas cualidades, Camila profesa una fidelidad inquebrantable hacia su marido.

Freud observa cómo las Moiras primitivas, más tarde las Horas, las Normas en la mitología alemana, fueron los guardianes de la ley natural. La invención de las Moiras reveló al hombre que él, como parte de la Naturaleza, se hallaba sometido a la inquebrantable ley de la muerte. Entonces la menor de ellas tomó el papel de tal diosa. Pero la fantasía humana, nos dice Freud, satisface los deseos que no cumple la realidad y así el hombre primitivo se rebeló contra el mito de las Moiras y convirtió a la menor en diosa del amor, en la más bella, en la más digna de ser amada. El cambio fue sencillo, porque la ambivalencia amor-muerte es tan antigua como el hombre. 10 El mito de la Naturaleza se transformó en el mito del hombre y las diosas del tiempo se convirtieron en diosas del destino. 11

Camila representa, como las diosas primitivas, las fuerzas de la Naturaleza, desatadas e incontinentes. Así es en su maternidad, programada para llenarse de hijos, tantos como letras del alfabeto que planea para iniciales de sus nombres. Primitivismo que atrae con fuerza a José María, quien la compara con los tesoros naturales ocultos, descubiertos poco a poco. «La humanidad, como la Naturaleza geográfica-piensa-nos ofrecen cada día nuevos motivos de sorpresa y asombro. Donde menos lo pensamos, aparecen las maravillas humanas y tesoros que estaban ocultos, como los continentes antes que un Colón les echara la vista encima» .12

De estas agrupaciones femeninas, las Moiras, las Parcas o Normas, dice Freud, «la tercera se llama Atropas, la implacable»(l3 13

).

La identificación de Atropas con Camila es evidente. La enajenación amorosa que José María siente por ella la convierte en dueña absoluta de su destino. «-Quiéreme,

7 Galdós, Lo prohibido, p, 1681. 8 id. id. p. 1682. 9 id. id. p. 1183. 10 Cfr. Freud, «El tema de la elección», p.29. 11 Cfr. id. id., p.27. 12 id. id., p. 26. 13 id. id., p.29.

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Camila, quiéreme o me muero. ?No ves que me muero?» le grita el primo enamorado «con desazón epiléptica». 14 «Te quiero más cuanto más me pegues y concluiré loco, saliendo a gritar por las calles que eres la mujer más sublime que he conocido». 15

Y el destino de José María será la enfermedad, la pobreza, la muerte. Camila, lo mismo que la más joven de las Moiras, simbolizará a la diosa del amor confundida con la diosa de la muerte. En la primitiva mitología, las grandes divinidades femeninas encarnaban el amor y la muerte, pero también, como Freud señala, eran divinidades maternales, «tanto genitrices como destructoras; diosas de la vida y de la generación y, al mismo tiempo, de la muerte». 16

Las cualidades maternales de Camila son evidentes, con sus deseos insaciables de hijos. Pero estas cualidades se transmiten filialmente a su enamorado, quien desea convertirse también en uno de esos hijos, sin excluir, desde luego, el amor erótico. «Te estoy queriendo como un niño», le confiesa en uno de sus arrebatos. Pero en su desequilibrio, incluye también la necesidad del amor del marido de Camila: «Queredme o me mato, queredme los dos .... ». 17 Desde el punto de vista psicológico se trata de un tipo de afecto bien conocido.

Bueno de Guzmán, rechazado por la pareja, rueda por las escaleras y, aunque no muere inmediatamente, queda herido de muerte, en un estado fisiológico lamentable. Ante él se presenta la imagen de las tres hermanas, «aquellas tres mujeres a quien vi la segunda noche, en fila delante de mí», 18 clara alusión al trío mitológico de las Moiras.

El estado en que se queda es «un conjunto extraño de bestia y ángel que caracteriza a los niños»: ha regresado a una etapa primitiva en la que Camila y su marido lo acompañan, como pareja parental. Poco antes de morir nacen los hijos gemelos de ésta, símbolo de la vida, frente a la muerte. Pero símbolo también de la ambivalencia destructora-genitora que caracteriza a la menor de las diosas, y además, como madre simbólica, también para el enamorado esperanza de regreso a la infancia, camino hacia el seno materno, forma de muerte, pero además posibilidad de renacimiento. 19

Lo mismo que el héroe clásico, José María Bueno de Guzmán regresa, después de un largo camino lleno de toda clase de vicisitudes, a una aproximación con «sus padres» 20 o los que simbólicamente los representan: «Fuera de aquel cariño paternal que

14 Galdós, Lo prohibido, pp. 1849 y 1851. 15 id. id., p. 1852. 16 Freud, «El tema de la elección», p. 29. 17 Galdós, Lo prohibido, p.1875. 18 id. id., p. 1876. 19 «Con la idea de la muerte se encuentra, pues, relacionado desde el comienzo, un

sentimiento agradable, intenso e inconsciente; y este sentimiento que corresponde al deseo de volver a la vida intrauterina, está presente a través de toda la historia de la humanidad, desde los ritos que acompañan a la sepultura en los primitivos, hasta el retomo al cuerpo austral, tal como lo conciben los espiritistas», Otto Rank, El trauma del nacimiento, Ediciones Paidós, Barcelona-Buenos Aires-México, 1985, p. 36.

20 «El héroe llega así, nuevamente, a una aproximación con sus padres, al establecimiento de cierta afinidad», Otto Rank, El mito del nacimiento del héroe, Editorial Paidós, México-Buenos Aires-Barcelona, 1989, p. 95.

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sentía por los Miquis, en mí no había ninguna pasión».2 1

No hay duda de que en Lo prohibido hay un final implacable para el personaje central: pierde su virilidad, su capital y, finalmente, su vida. Pero a nadie redime con su muerte, si no es a sí mismo. Es uno de los personajes galdosianos más violentamente acabados. Sólo Camila y Miquis se apiadan de él. Sin embargo no puedo encontrar un fondo religioso ni moral en este final. Creo que el carácter y las patologías de Bueno de Guzmán están suficientemente explicados para demostrar cómo, poco a poco, por sí mismo, se va destruyendo hasta terminar.

21 Galdós, Lo prohibido, p. 1886.

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