un periodo de paz interior|la relna sefíora ante el

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El. TIEMPO (S. Meteorológico O,).—Probable para hoy: Andalucía, vientos flojos y cielo nuboso; resto de Es- paña, buen tiempo. Temperatura: máxima del martes, 16" en Sevilla; mínima de ayer, 4» bajo cero en Fa- lencia, Soria;,. Valleuíolid, Albacete y Vitoria. En Ma- drid: máxima de ayer, 7,7 grados; mínima, 1">,6 bajo cero. (Véase en quinta plana el Boletín Meteorológico.) ERECIQS DE 1 FAGO ADELANTADO i SUSCRIPCIÓN 1 FRANQUEO CONCEBTAWO ' 1 MADBID.—Aflo XIX.—Núm. 6.105 * Jueves 7 de febrero de 1929 CINCO EDICIONES DIARIAS Apartado 468.—-Red. y Admdn., COUESGIATA, 7. Teléfonos 71.500 y 71.509 UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA_SEfíORA Ayer dedicamos nuestra primera columna a hablar personalmente de la reiua María Cristina. Hoy, en esta misma plana, plumas ilustres honran las virtudes de la que fué Reina Regente de España. Nosotros queremos hacer aquí unas breves consideraciones sobre el período histórico de la Regencia. En conjtmto este período es para la vida española de progreso en todos los órdenes, desde el artístico al económico, desde el urbanismo a las costum- bres sociales. No es extraño. Por ley general los períodos de paz son también períodos de prosperidad en las naciones. Los lectores hallarán en otra página un resumen sucinto dé lo que fué la Regencia en los distintos órdenes de la actividad nacional. Todo el progreso que allí se revela vino antes de un movimiento social que de un movimiento político; se debió a los gobernados más que a los go- bernantes. No faltaron, con todo, hombres de Estado con visión acertada de los problemas, y en este mismo número se les rinde tributo de justicia. Señalaremos, en primer lugar, un punto de actualidad pereime en nuestro país: la reforma de la enseñanza. Pidal, como ministro de Fomento a las ór- denes de Cánovas del Castillo, redactó el pian de segunda enseñanza más sabio que se ha llevado en España a las páginas de la "Gaceta". Pero la política en éste como en otros ramos, como en todos los ramos de la vida nacional, actuó de fuerza perturbadora. Faltaba en el mundo político, en todos los cam- pos, salvo contadas excepciones, sentido político práctico y, sobre todo, sentido social y económico. Todos los problemas, incluso los más concretos, se veían a través de los vagos principios abstractos de reaccionarios y liberales, que dividían entonces los partidos políticos. Las organizaciones de este carácter progresaron bien poco durante la Re- gencia. Aparentemente el régimen era muy superior al de la época Isabellna. Al fin, se asentaba la Monarquía sobre instrtimentos civiles. Pero los hombres civiles no se hallaban a la altura de su misión. Su obra no podía ser dura- dera, porque no creó institución civil alguna. La superior inteligencia y el patriotismo de Cánovas supieron salvar los momentos difíciles, mantener la cohesión de los partidos de turno, y de esta manera ir dando soluciones apa- rentes. Pero la descomposición se había iniciado en el partido conservador mismo en los días en que bajaba al sepulcro Alfqnso XII. Para la España católica el periodp de la Regencia es de progreso. Durante él florecen extraordinariamente las órdenes religiosas. De un modo especial hay que señalar el auge de las órdenes docentes, que se inicia ya por esta época, y es una consecuencia de los anhelos de la sociedad. Y si se hubiera cumplido en la realidad el articulo 12 de la Constitución, es evidente que en-1 tonces se hubieran restaurado los estudios clásicos y se hubiera atendido a la formación filosófica de la juventud. La carencia casi absoluta de hombres de Gobierno que- hemos padecido debe atribuirse en gran parte a este defecto fundamentaJ de nuestra enseñanza. Asi como es un hecho cierto que la ma- yoría de los hombres que tuvieron durante el siglo XIX un pensamiento político definido habían recibido ima formación humanística y filosófica que no existió nunca en las escuelas de la Restauración. No se puede pasar por alto en este rápido desfile de aspectos de la Re- gencia uno muy importante del campo político. Se trata del principio de la escisión espiritual de una parte de Cataluña. El catalanismo da sus primeros pasos en esta época. E5n 1886 publicó Valentín Almirall "El catalanismo". Hay que advertir que en esa obra Almirall se manifiesta regionalista y no separatista.. Luego se desvió'la corriente. Durante la Regencia se registraron también las primeras actuaciones de Prat de la Riba, aunque su libro, "La nacionalidad catalana", no se publicó hasta 1906. Hay que Indicar también como un fenómeno importante del período el na- cimiento en España del socialismo como partido organizado. El primer número de "El Socialista" apareció en marzo de 1886, o sea, cuatro meses después de haber quedado viuda la reina Cristlffá. El primer programa del socialismo español, fruto ya de un Congreso, es de 1888. Al progreso económico durante la época le dedicamos en otro lugar la necesaria atención. Terminaremos esta« notas consignando que durante la Regencia empieza a organizarse la Acción Católica en nuestra patria. Asunto es este de verda- dera actualidad, ya qué en ©1 año presente se reanuda la historia de los Con- gresos católicos españoles. El primer Congreso católico nacional se celebró en el mes de marzo de 1889. Basta ya para un restmien, que en otra parte ha de hallar el lector con mayor amplitud. Se advierte a través de las anteriores líneas que, efectiva- mente, el período de.la Regencia de María Cristina fué en conjunto de pro- greso para España. Si algún día se publicaran las estadísticas de lá pobla- ción, de ía riqueza y de la cultura en aquellos años, se advertiría gráfica y concretamente el fenómeno indicado. A pesar de que la Administración como tal fué en gran manera entorpecedora y retardataria, y la política lo envenenó todo y perturHó la paz de los espimus, hubo, sin embargo, en Es- paña paz material durante los años transcurridos de 1885 a 1902. No hubo en ese periodo revoluciones ni guerras civiles, y basta eso para que la so- ciedad por sí misma—no se olvide que es la sociedad la que produce y no el Estado—comenzara a producir nuevos brotes en todos los órdenes de la vida nacional. Mañana a las 9 será el entierro de la Reina madre Cuando EL DEBATE me honró pi- diéndome un artículo para el número de Colonia, mo apresaré a elegir por le- ma el nombre augusto de su majestad la reina Cristina. Tenia aquél por ob- jeto dar al público cosmopolita de la Exposición de la Prensa una sensación de conjunto de España; y entendí que no podía ser ella completa si no se destacaba sobre él la silueta, gallarda, dignísima, de la dama augusta en cuyo regazo se engendrara, al par que el hijo, la España de Alfonso XIII. Hoy que, recordándolo, estas columnas vuel- ven a brindarme espacio para tributar- le el postumo homenaje, nada sabría decir que no fuera reproducción cabal de aquéllas, que, por ser justicias, eran alabanzas. Tan cierto estoy y estuve de que di- je entonces la verdad, que ni quise acep- tar indicaciones para recibir en una au- diencia verbalmente los plácemes y gra- cias que la deferente señora se apre- surara a trasmístirme por el noble in- termedio de sus damas. Hubiérame pa- recido que trocaba en cortesana lisonja lo que no fué sino exteriorización de un convencimiento. Cierto es que, por cir- cunstancias complejas, más de una vez, a lo largo de mí vida, percibí el roce de las bondades de la Reina. Niño, lle- garon ellas hasta mi hogar. Ayer mis- mo, horas antes de su tránsito, las vi en un asunto profesional revolotear ca- ritativas sobre una obra benéfica. Pe- ro sé que el aprecio de esas sus ge- nerosidades, la emoción ante esas sus ternura.s, no es ni fué móvil determi- nante de mi juicio. Sustrayéndome a ellas, olvidándolas, no viendo en la rei- na CristrSa sino lo que todo el mundo viera, su nervio de mujer fuerte, su fuste de gobernante, su empaque espi- ritual y físico de dama consciente de su alcurnia, su entereza ante el dolor, su majestad nativa, bástame con ello p"ara fecbrdarla y abocetarla ante los lectores, como prototipo de las reinas- señoras. Porque esa fué la nota predominante de su vida. Reina y señora en el trono. Reina y señora en el hogar. Reina y se- ñora en las horas cumbres de su re- gencia. Reina y señora, ante los rudos y crueles embates de la adversidad. Ma- ría Cristina no era el fausto, no era la ostentación, no era el oropel; María Cristina era el respeto. Ni aun en los días de su lozana viudez osaron posar- se en ella las golosas alas de la comi- dilla. La Reina, para sus esplendores, para sus expansiones, tenía siempre un limite; su deber de señorsL La m^jer; para sus gügtoC para sus afectos, tuvo siempre una infranqueable cortapisa; su deber de Reina. No le debiera España otras mercedes que la del buen ejem- plo, y por elto sólo habría de esclavi- El cadáver será conducido en tren a El Escorial para recibir sepultura en el panteón de Reyes. Una multitud inmensa desfiló ayer sin cesar desde las doce hasta las seis ante los restos de la Reina. Duelo en el ex- tranjero. El Papa, al recibir la noticia, se retiró a orar a la capilla privada. Hoy podrá visitarse la capilla 3rdiente, desde las diez de la mañana EL PARTE OFICIAL El mayordomo mayor de su ma- jestad comunica a la Presidencia del Consejo lo que sigue": "Excmo. Señor: El decano de los médicos de cámara de su miajeatad me dice, en parte de este día, lo si- guiente: "Excmo. Señor: Tengo el profimdo sentimiento de participar a vuecencia que esta madrugada, a las dos y media, ha fallecido en este Beal Palacio, su majestad la reina doña María Cristina, a consecuen- cia de un ataque de angina de pe- cho. Lo que poseído del mayor dolor participo a vuecencia, para su cono- cimiento y efectos consiguientes. Dios guarde a vuecencia muchos años. Palacio, 6 -de febrero de 1929. El Duque de Miranda," El Gobierno de su majestad {que Dios guarde), al comunicar al país noticia tan infausta, le invita a ex- teriorizar ante el cadáver de la au- gusta señora, cuya alma privilegia- da Dios habrá acogido, el dolor que seguramente le embarga ante la pérdida de quien, sobre culminar to- das las virtudes de esposa y madre, sentir y practicar la caridad en medida insuperable, sobrellevó con entereza, dignidad y amor la carga de regir la nación en días difíciles. (De la "Gaceta" de ayer.) coincidió un gran alivio y entró en un periodo de calma y sosiego, que la i»er- mitió conciliar el sueño. La doncella, que había quedado vigilando, al advertir esta mejoría una de las veces que se asomó a la alcoba, fué a echarse en un diván próximo. Poco después y al filo de las dos y media, volvió la Reina a llamar, dicien- do que se encontraba muy molesta. Se incorporó en la cama, y cuando la don- cella se disponía a ayudarla para que adoptase postura más cómoda, la Reina madre se desvaneció, víctima del colap- so que la dejó sin vida. Asustada la doncella, que se dio cuen- ta exacta de lo que ocurría, telefoneó al Monarca diciéndole que su augnsta madre había padpcido un desmayo. El Rey preguntó si había sido algo pasaje- ro; pero como le contestaran que con- tinuaba desvanecida, el Rey se lanzó precipitadamente a las habitaciones de su augusta madre, adquiriendo la evi- dencia de la. terrible realidad. No obs- tante esto, ordenó que fuese avisado el médico y también el capellán. Aquél, por si aún podía surtir algún efecto, le puso una inyección de éter, sin resulta- do alguno, pues, como certificó, había fallecido repentinamente. El sacerdote le había administrado la Santa Extrema- i unción "in articulo mortis" y "sub con- ditione". ! El Monarca avisó de lo cionado, conversó un instante con algu- nos periodistas que hablan acudido a saludarle. —^Es u n a desgracia tan inesperada como tremenda—declaró el jefe del Go- bierno—. Su majejtad, que estaba apa- rentemente bien de salud, se sintió li- geramente indispuesta a las doce de la noche, a las dos de la madrugada su- frió un colapso y falleció poco después. La augusta finada era realmente una santa, cuyas virtudes fueron ensalzadas en vida por todos los españoles. Mo- delo de esposas, de madres y de Rei- nas, su muerte es para España una pérdida irreparable. Dentro de unas horas—terminó el ge- neral Primo de Rivera—serán huéspe- des de la Corona los Reyes de Dina- marca, que van a encontrarse a su lle- gada con un duelo nacional. El Obispo celebra en la cámara mortuoria El Obispo de Madrid-Alcalá celebró, en la cámara mortuoria, una misa a las nueve y media de la mañana; a contl- nuación ¡o hicieron el señor Nuncio de Su Santidad y el profesor de Religión de los Infantes, señor Urriza, ayudado por los infantes don Juan y don Gon- zalo. Antes de ser instalado el cadáver aue ocurría'®'^ ^^ capilla real fué embalsamado y vestido con el hábito de franciscano. Llega el Príncipe de Asturias Cómo fué la muerte La reina Cristina falleció repentina- mente ?.yer, a las dos y media de la madrugada, a consecuencia de una an- gina de pecho. El martes había hecho su vida normal. Por la tarde asistió a un concierto. Por la noche cenó, como siempre, con la real familia y alto séquito, y luego asistió al '•'cine" de Palacio, que terminó alre- dedor de las doce, .y a esta hora se retiró a sus habitaciones, luego de des- pedirse de sus augustos hijos y nietos, con un beso. Al irse a acostar le dijo a su donce- lla de servicio—que lo era doña Marti- na Mella, la jefa de su cuarto, la más antigua, pues lleva treinta y ocho años ít su cuidado- -que sentía, un dolor muy raro en el pecho, que achacó al retmia, dolencia que venia molestándola a tem- poradas. La doncella la invitó a dejarse po- ner una bayeta callente, a lo que acce- i a la Soberana, la cual, llorando y dan- Ido muestras de gran aflicción, llegó al ¡punto a la alcoba de doña Cristina, en bata. j A las diez de la mañana llegó el Prín- De ayí fué al cuarto de las Infan-jcipe de Asturias de El Pardo. Regresó tas a prepararlas para darles la triste' ai real sitio a las once y cuarto, minutos nueva. Sentada en la cama de la in- antes de la llegada de los Soberanos de fanta Beatriz, y presa de gran con- Dinamarca. Iba pálido y con los ojos goja, como las Infantas, dijo a la con- húmedos aún. desa del Puerto, que le preguntó qué También estuvieron los infantes don ocurría: ; Carlos y su hija, doña Isabel Alfonsa, —"Que se me ha muerto mi madre. '• aue se trasladaron a Palacio desde la Que hemos perdido el Rey y yo a núes- estación, a su regreso de Barcelona, tra madre, la reina Cristina". | El público estacionado ante Palacio A ^ s Infantitos no se les dio la j era numerosísimo y guardaba un res- iiiiiiiiinii ;iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiiii. MADRE, REINA Y MUJER En el corazón de todas las madres españolas vibra hoy un senti|niento de pesar profundo por la muerte de la rei- na doña María Cristina, madre aman- tlsima de nuestro Rey y madre de to- dos los necesitados, de los pobres, de los enfermos, de los heridos, de los jefes y soldados héroes de las campañas, de sus viudas, de sus huérfanos. Dios, en sus altos designios, le llevó sus dos únicas hijas en plena juventud, y la augusta señora, con ima abnegación que concede el Juez Supremo a la virtud, acallaba su dolor y dedicó toda su vida, todos sus afanes y desvelos a formar a su hijo para entregarlo a España y conservar el trono para entregarlo al Rey. La reina Cristina fué siempre mujer, y no fué absolutamente sino mujer; tu- vo en un grado extraordinario todas las bellas cualidades de la mujer. Ninguna i ficción, ningún ornato ficticio, nada i más que "el eterno femenino", y por i eso comprendía tan bien nuestras pe-| ñas, y por eso sabía mitigarlas con! suaves y dulces palabras. Todas las quej con una aflicción hemos ido a su au- diencia, nunca le hemos oído, ¡qué en- señanza!, una alusión a sus grandes pe- nas; su interés era por las nuestras. Alma caritativa y muy sensible, sobre la que la vida había dejado las más ílolof&sas huellas, expansionaba sólo su dolor, en aISundantes expresiones de sen- timientos caritativos. Su vida fué un jardín de flores mo- destas, de estanques límpidos que refle- jaban su resignación y sus virtudes; allí babia el sendero oculto, donde, en fin, podía dejar correr el diluvio inevi-; taWe de las lágrimas, y vivo el recuer-| do de los mausoleos queridos que ha-: cen pensar en la eternidad. Nos deja un ejemplo de vida de sa-| orificio ,de abnegación, de modestia, de| tacer el bien, de energía, de tacto, dej piedad, de no encomendar a manos aje-| ñas el cuidado de la formación moral! fie nuestros hijos. No; no era extran- jera; era española; con España y por' España vibró, sintió y sufrió. Dios quiso llevársela como ella hacía | vida: en silencio, sin quejarse, sin preocupar con una enfermedad, como un traslado al Cielo. Quizá que allí ahora hace más falta a España. ¡Madre, Reina y mujer, ruega por nosotros! ¡Madres españolas, que la antorcha de nuestra gratitud ilumine siempre el recuerdo de la reina doña María Cristi na, y asociémonos con nuestra oración y nuestro dolor a la amargura que afli- ge a su majestad el Rey. BEATRIZ íllllllllllllllllllllllllllillllllllllilllllllllllllllllillllllllilllllllllllllllllllllllllllillll^^ lo ^.. , ,.., , T, I dio la augusta señora. Se sintió alivia zarie su gratituü. Lo que ios Reyes,^^^^ y ^^^^^ ^ j ^ doncella que se reti- fasen—escribía Juan de Lucena, a pro-jr^gg^ dándole las buenas noches en la pósito de la Reina Católica—^bueno o nüalo, todos ensayamos de lo faser." Y porque la reina Cristina, la Soberana que dio la pauta a las generaciones de "fin de siglo", fué correcta. Impecable en conducta y actitudes, España, la so- ciedad española, se enorgulleció en imi- tarla, en ser espejo de su dignidad. noticia hasta primera hora de la ma- ñana, pues no se consintió que en su cuarto entrara nadie. El profesor de Religión y Moral, don Ángel Urriza, capellán de honor de número de su majestad, fué el primero en saberla, a a las siete de la mañana, Y se dispu- so a darles,- con todas precauciones, la noticia a sus altezas. A esa hora bajaron todos los Infan- tes e Infantas a la alcoba de «u au- gusta abuela, . cuando iban a amorta- jarla. El hábito franciscano le fué puesto por las Infantitas, ayudadas por don Jaime. Aun estaba el cuerpo caliente y los miembros conservaban alguna flexibilidad, como decía la In- fanta doña Cristina, más tarde, a lo que la infanta ''doña Beatriz oponía forma sencilla y cariñosa con que hacía a diario. Cuando la doncella salía de la aleo-1 . , ^ ^ ^ ... ba volvió a llamarla para recomendar-j «^^^^^^^. í'^stan-ts " f das le que a la mañana preparase tres des-1 ^^ambién la mfanta doña Isabel ajrunos, para ella y los Infantes don Carlos y doña Isabel Alfonsa, que lle- garían a primera hora. Despidió nuevamente a la doncella. petuoso silencio. Al enterarse de la desgracia vino a Madrid, desde Guadalajara, el infante don Eugenio, hijo del infante don Fer- nando. Ante el cadáver de una Reina Al entrar esta vez en la capilla de Palacio nos encontraiíios sobrecogidos ante la majestad real, agrandada por la majestad implacable de la muerte. So- bre una tarima, que apenas levanta un palmo del suelo, tm modesto ataúd de caoba, y dentro del ataúd un cadáver, amortajado con el santo hábito de las monjas franciscanas. Las blancas ma- nos estrechan un pequeño Crucifijo, úl- tima esperanza y consuelo de los mor- tales, aimque sean Monarcas; la pali- dez del rostro se hace más intensa con las tocas negras y grises. Allí yace doña María Cristina, Reina y Regente de España. , Las ropas y la tarima están cubier- tas de claveles encarnados y blancos; en torno del ataúd unas mimosas pa- recen pegadas con los clavos dorados de sus flores; el blanco mate de algunas magnolias completan, al lado del cas- taño de la caoba, el ornamento cromá- tico del catafalco. Sobre la cabecera extiende sus bra- zos, "para el dolor y la humildad abier- tos", un macizo Crucifijo de plata, que ostenta en su peana las armas reales de España; tres velas a cada lado y dos a la cabecera. He ahí todo el ata- vío mortuorio de una Reina. Los ala- barderos y monteros de Espinosa dan guardia al cadáver; y la capilla, más austera que nunca con sus columnas de máj-mol negro, repite el nunor me- jancóllco de las oraciones. Es la muerte de los seres queridos "Que nos pone el rosario entre los [dedos y las santas plegarias en la lengua." En efecto, rezando con el rosario en- tre los dedos, están los dos infantes don Juan y don Gonzalo; y con ellos algunos dignatarios de Palacio y el pueblo, religiosas y sacerdotes, que lle- nan la capilla. Con los ojos fijos en el cadáver o en el ataúd, repetimos to- dos...: "Ahora y en la hora de nuestra muerte", palabras que en este momento tienen un sentido mucho más hondo, mucho más penetrante, que en la reci- tación rutinaria de las preces cotidia- nas. Terminado el Rosario, el capellán de tumo se adelanta con los Infantes; co- ge el hisopo del calderillp dorado y em- pieza el responso litúrgico: "¡No te Durante toda la mañana desfilaron; por el regio alcázar representaciones i ¿muerdes", Se'ñor,"7e ¿is*p¿c¡dos-".'", dT- numerosas. La primera en llegar fué la: ' ^ / , „. de la Cámara de la Industria, en nom-i ^e con voz trémula. Si no traducimos, bre de la cual han fií-mado en los álou-; vor lo menos adivmamos el tremendo mes los señores Vallejó y Carvajal, pre-| misterio del responso. Los Infantes, con sidente y secretario, respectivamente,! de la misma. Poco a poco fueron llegando también los repi'esentantes diplomáticos de to- dos los países acreditados en Esapaña. De los primeros que acudieron fueron los embajadores de Alemania, Italia, Francia, Cuba, Argentina, agregados La Historia, severa, fría, porque su; (jicjéndola: "Que pasemos buena noche magisterio lo impone, abre hoy sus li-descansando, que bien lo necesitamos." bros para trazar las primeras lineas La doncella fingió que se alejaba; pe- de la crónica de la egregia viuda de con Alfonso XII. Quienes fuimos sus IT ?"^?^í ^"^ ^^ arreglaba y ajusta-i militares de In¿later"ra, etcétera, Da el hábito por las piernas, ya éstas; Entre los aristócratas vimos a los du- ques de Pareent, duquesa de Fernán- egregia cuñada, que tanto la quería, afectadísima, ayudó a amortajarla. La cámara donde ha fallecido la au- Núñez, condes de Mirasol, princesa de Hohenlohe, conde del Asalto, duquesa de (la Victoria, general marqués de ¡González pastejón y otros ro quedó cerca por si la reina necesi- taba alguna cosa. Unos minutos después,,, j T, i-^ volvió a llamarla doña Cristina, dicién-'™^^ ^^ Pontífices y Obispos y otras gusta señora es una amplia pieza de I También estuvo el ex ministro señor ^r^n^Ph^ ^fr^. ^f ^f^''J°l cuatro ¡Cierva y señora, el decano de la Facul- tLf toda tapizada de damasco.tad de Farmacia, doctor Casares Gil; CaballeXs Todf .^^/Jf^r*^^ de;generales Marvá y Elola, señor Fuentes r^unn != f • ^ ^ ^^}^ "^"^ ^^ P^l^ >' gobernador militar, reliquias de santos y santas, regalos. dola que el dolor se le había agudizado I í,^„^'f^^;P°'^ «"^ ^^ Austria, cuando vl- jy lo sentía también en la espalda. iPf .^^ 'f i ^' •"'' ^'^^^l sucesivos. A o ^.•,^r, i„ /,„„„„!,„ ci V.„=v.i,. «^^l'a cabecera, la imagen de una Virgen contemporáneos, tal vez no seamos sus roas ímparciales jueces. Pero si fuimos _ sus testigos, y seguramente que no ha-I"' Pre'^ííntóiría'donc'eira"si"quería quei'^ cabecera, la imagen de una Virgen brá uno, solvente, capaz de negar que;se llamase al médico, doctor Alabern,!™"^ venerada en Austria y un crucl- acaba de perder la corte de España un '•• que era el de Cámara de guardia. Pero dechado perfecto de la Reina-señora, i la augusta señora se opuso, recordando que el citado doctor estaba también algo Un triste presentimiento F, de LLANOS Y TOKKIGLIA Este número de EL DEBATE consta de DIEZ PAGINAS Sin embargo, su precio, como de costumbre, es de DIEZ C E N T UM OS iii!iiiiiiiii;iiiiiii;iii!iiiii!iiiiri!i;iiri:i:i:i¡iiiii;iiiiiiiiiiiiii!:iiiii[i!iiiiiii!iii¡i.i delicado, si bien ordenó que por telé- I fono le dijesen lo que la ocurría y le i preguntasen si podía tomar algún com- íprimido de "atoffan". El doctor Alabern recomendó que tomase una infusión de , poleo para sudar. I y aunque estaba ya sudando, siguió la prescripción facultativa y rompió I en ü n m á s copioso sudor. Con ello lllItlIllllllllillllllllllllllllllllllllF lllllllllllllllllllllll lillllllllllllll' EL DUELO POPULAR fijo. En un ángulo, en una vitrina de cristal, la Rosa de Oro que un día la ofrendara el Santo Padre León XIII. En otro ángulo, el reclinatorio donde todos los días, al acostarse y levantar- se, oraba. * La cama es de madera blanca, con filetes dorados; amplia, de matrimonio. La alcoba, como es lógico, forma parte de las habitaciones que, desde que el Rey se casó, pasó a ocupar la reina doña María Cristina. Estas son las comprendidas desde la que tiene el balcón central, que da a la plaza de Oriente, hasta el ángulo Norte, y, des- de éste hasta la capilla real, tanto interiores como exteriores, y también las correspondientes del piso inferior; al principal y que son las que tienen I las ventanas cuadrangulares que se ven debajo de los balcones de aquel piso.; Son éstas para la servidumbre, guar- i darropa, etcétera, y, aquéllas, salones | para recepciones, festivales, bailes, et- i cétera; cámaras para audiencias, ora- torio y otras de usos diversos. Doña María Cristina había tenido el triste presentimiento de su próxima muerte. Hace aún pocos días le dijo a! las manos cruzadas delante del pecho y los ojos llorosos, son los que oran con más verdad ante los restos morta- les de su abuela. ¡Temprana y terrible lección que la muerte suele dar a Principes y vasa- llos! Después otros eclesiásticos repiten la misma oración; el hisopo dorado pasa de unas a otras manos. Religiosos de luengas barbas, sacerdotes de todas las categorías y los seglares que los acom- pañan terminan su última plegaria con estas palabras: "Descanse en paz." ¡Y qué triste es no tener más que decir! Entretanto el pueblo, que hacía larguí- sima "cola" a las puertas del Palacio y se agolpaba por toda la plaza de (íriente, va desfilando ante el cadáver. Por la mañana lo hicieron las clases di- rectoras; ahora es el pueblo, que nece- sariamente ha de ver siempre algo di- su 'd'am¿" particüla"r"ia 'marquesa"' de i''ii^o ^'^ 1^. m a j e s t a d de los Reyes, di- Isasi: "Me siento muy vieja y muy ago-i SS-n lo que quieran los teorizantes do tada; me parece que no voy a vivir Ja democracia. Gentes de elevada posi- mucho, que la muerte me ronda." ! ción social, mujeres con sus niños en La egregia señora, en efecto, había | brazos, humildes artesanos, muchachos llegado en estos últimos tiempos a un; y muchachas de toda edad y condición, estado de gran debilidad física, circuns-' tancia que más de una vez pudieron apreciar las personas de su trato y ser- vidumbre. El lunes, al tomar el "auto" para trasladarse a El Pardo para visi- tar a su nieto el Príncipe de Asturias, tuvo que ser ayudada por la señorita Martínez de Irujo, y aun con esta ayuda le costó' gran trabajo subir al carruaje. El presidente en Palacio «-«i i i i U i i t i ü u innie raiacio. c^peranuó a que se diera paso a cadáver de la Reina madre. ia capilla aruicnie para ver el (Fot. Vidal.), El primero en acudir a Palacio fué el presidente del Consejo, general Pri- mo de Rivera, acompañado por el mi- nistro de Gobernación, que había ido a recogerlo al ministerio del Ejército. Poco después llegó el ministro de Jus- ticia y Culto, este último como notario mayor del reino. Fueron llegando después los jefes de Palacio, señores duques de Miranda y Sotomayor y conde de Maceda; marqués de Bendaña, el comandante general de Alabarderos y el secretario particular de su majestad, señor marqués de las Torres de Mendoza. A las cinco y cuarto llegó su alteza el infante don Alfonso con la infanta doña Beatriz. Los infantes doña Isabel, don Fernan- do y doña María Luisa sé persona,ron en Palacio a las seis de la mañana. La infanta doña Isabel mostraba profundí- sima emoción. Los condes de Heredia Spínola fue- ron también de los primeros en llegar a Palacio. La condesa, afectadísima, ya no se separó del cadáver de la Reina. A las seis menos veinte salió de Pa- lacio el presidente, acompañado de los ministros de Gobernación y Justicia y Culto. El marqués de Estella, que vestía de chaquet y se hallaba visiblemente emo- índice - resumen La vida en Madrid Pág. De sociedad, por "El Abate Faria" ;.. Pág. Algunos aspectos internan- tes de la Begencia Fág. Cotizaciones de Bolsas Pág. Cinematógrafos y teatros... Pág. Los Beyes de Dinamarca en Madrid Pág. 10 Entre el oro y él (foUetin), por Clement d'Othe Pág. 10 PBOVINCIAS.—Reunión de Prelados i en Tarragona.—Denia exportó pasas I durante la actual temporada por va- ! lor ide más de medio millón de pese- | tas.—Dos oficiales aviadores ingleses | muertos en un accidente en Gibral- i tar (página 6). EXTRANJERO.—Catorce distritos de París se han quedado sin luz a cau- ' sa de un incendio.—Se confirma que Trotski no ha salido todavía de Mos- ¡ servidores de Palacio, en fin, la muche- dumbre que hace más solemne la apo- teosis de la muerte. Todos pasan, pues no los dejan parar, fijando sus ojos medrosos en el cadáver de la Reina. Hay en algunos rostros un asombro in- genuo como si preguntaran: ¿Pero e? posible que los Reyes puedan morir? ¡Ah, sí! ¡Parece mentira que los Re- yes nazcan y mueran como los demás hombres y mujeres! Y esta tragedia repentina, que ha caí- do como un rayo sobre nuestro Rey y su real familia, trae a la mente el gri- to desgarrador de Pascal: "L'on mou- rra seul." ¡Y qué espantosa verdad que. en cualquier caso, morimos "solos"! ¡Qué sola está esta ilustre señora, en medio de tanta gente! Su alma se ha ido lejos, infinitamente lejos, al seno de Dios; así que, teniéndola delante do los ojos, estamos también infinitamen- te alejados de ella. Sin embargo, la paradoja trágica se impone. ¡Tan lejos y tan cerca! Conti- núa el desfile; los alabarderos se re- levan, las oraciones no cesan; los ra- yos del sol invernal ya pálidos pene- tran por las ventanas doradas de cú- pula y ponen unav-sonrisa tristísima en los rostros de los angelotes. Esperamo.'s a que se impida el acceso al público, y en tanto llegan ministros, militares, ;i! nobles, mucho pueblo y bastantes mon- j jas. Cae la tarde; las tintas de la ca- 1.; pil.:". se ensom.brecen; ni murmullo d-? i las oraciones se hace más lúgubre y misterioso; en la parte baja, con la'luz . opaca, se acentúa la tristeza del am- I bionto. Los IV formes de los alabarde- cú.—So ha planteado la crisis en Ale manía por la dimisión del ministro |;| 'os se esfuman ya en la penumbra, una del Centro.—Varias casas hundidas ¡ii Penumbra que huele a muerto. Sólo las por la nieve en Constantinopla; en ¡ji "amas de las velas adquieren un vigo I Moscú se han registrado 38 grados bajo cero.—Alemania ha ratificado el Pacto Kcljogg (página 10). y relieve que antes no se notaba. Más allá otra lucecita, la lámpara del _ Sa- 1 grario. Ni un reflejó eléctrico; pobfe- za terrible de camposanto. ¿Todavía I habremos de añadir que la modestia de

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Page 1: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

El . TIEMPO (S. Meteorológico O,).—Probable para hoy: Andalucía, vientos flojos y cielo nuboso; resto de Es­paña, buen tiempo. Temperatura: máxima del martes, 16" en Sevilla; mínima de ayer, 4» bajo cero en Fa­lencia, Soria;,. Valleuíolid, Albacete y Vitoria. En Ma­drid: máxima de ayer, 7,7 grados; mínima, 1">,6 bajo cero. (Véase en quinta plana el Boletín Meteorológico.)

ERECIQS DE

1 FAGO ADELANTADO i

SUSCRIPCIÓN 1

FRANQUEO CONCEBTAWO ' 1

MADBID.—Aflo XIX.—Núm. 6.105 * Jueves 7 de febrero de 1929 C I N C O E D I C I O N E S D I A R I A S Apar t ado 468.—-Red. y Admdn., COUESGIATA, 7. Teléfonos 71.500 y 71.509

UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA_SEfíORA Ayer dedicamos nues t r a p r imera columna a hablar personalmente de la

reiua María Crist ina. Hoy, en es ta mi sma plana, p lumas i lustres hon ran las virtudes de la que fué Reina Regente de España . Nosotros queremos hacer aquí unas breves consideraciones sobre el período histórico de la Regencia.

E n conjtmto este período es p a r a la vida española de progreso en todos los órdenes, desde el ar t ís t ico al económico, desde el urbanismo a las costum­bres sociales. No es ex t raño . Po r ley genera l los períodos de paz son también períodos de prosperidad en las naciones. Los lectores ha l la rán en o t r a página un resumen sucinto dé lo que fué la Regencia en los dist intos órdenes de l a actividad nacional.

Todo el progreso que allí se revela vino antes de un movimiento social que de u n movimiento político; se debió a los gobernados m á s que a los go­bernantes. No faltaron, con todo, hombres de Es tado con visión ace r t ada de los problemas, y en este mismo número se les rinde t r ibuto de just icia.

Señalaremos, en pr imer lugar, un punto de actual idad pereime en nues t ro país: la reforma de la enseñanza. Pidal, como minis t ro de Fomento a las ór­denes de Cánovas del Castillo, redactó el pian de segunda enseñanza m á s sabio que se h a llevado en E s p a ñ a a las páginas de la "Gaceta" . Pero la política en éste como en otros ramos, como en todos los ramos de la vida nacional, actuó de fuerza per turbadora . F a l t a b a en el mundo político, en todos los cam­pos, salvo contadas excepciones, sentido político práct ico y, sobre todo, sentido social y económico. Todos los problemas, incluso los m á s concretos, se veían a través de los vagos principios abs t rac tos de reaccionarios y liberales, que dividían entonces los par t idos políticos.

Las organizaciones de este ca rác te r p rogresaron bien poco duran te la Re­gencia. Aparen temente el régimen e ra m u y superior al de la época Isabellna. Al fin, se a sen taba la Monarquía sobre instr t imentos civiles. Pero los hombres civiles no se ha l laban a l a a l t u r a de su misión. Su obra no podía ser dura­dera, porque no creó insti tución civil a lguna. L a superior inteligencia y el patriotismo de Cánovas supieron salvar los momentos difíciles, man tene r la cohesión de los par t idos de turno, y de es ta m a n e r a ir dando soluciones apa­rentes. Pe ro la descomposición se había iniciado en el par t ido conservador mismo en los días en que bajaba al sepulcro Alfqnso XII .

P a r a la E s p a ñ a católica el periodp de l a Regencia es de progreso. Duran t e él florecen ext raordinar iamente las órdenes religiosas. De un modo especial hay que señalar el auge de las órdenes docentes, que se inicia ya por es ta época, y es u n a consecuencia de los anhelos de la sociedad. Y si se hubiera cumplido en l a realidad el ar t iculo 12 de l a Constitución, es evidente que en-1 tonces se hubieran res taurado los estudios clásicos y se hubiera atendido a la formación filosófica de l a juventud. L a carencia casi absoluta de hombres de Gobierno que- hemos padecido debe a t r ibui rse en g r a n p a r t e a este defecto fundamentaJ de nues t r a enseñanza. Asi como es un hecho cierto que la ma­yoría de los hombres que tuvieron duran te el siglo XIX un pensamiento político definido habían recibido ima formación humanís t ica y filosófica que no existió nunca en las escuelas de l a Restauración.

No se puede p a s a r por al to en este rápido desfile de aspectos de la Re­gencia uno muy impor tan te del campo político. Se t r a t a del principio de la escisión espiritual de u n a pa r t e de Cata luña . El ca ta lanismo da sus pr imeros pasos en esta época. E5n 1886 publicó Valentín Almiral l "El ca ta lanismo". Hay que adver t i r que en esa obra Almirall se manif ies ta regionalis ta y no separatista.. Luego se d e s v i ó ' l a corr iente . Duran t e l a Regencia se reg is t ra ron también las pr imeras actuaciones de P r a t de la Riba, aunque su libro, "La nacionalidad cata lana" , no se publicó h a s t a 1906.

Hay que Indicar t amb ién como u n fenómeno impor tan te del período el na ­cimiento en España del socialismo como par t ido organizado. El p r imer número de "El Socialista" apareció en marzo de 1886, o sea, cua t ro meses después de haber quedado viuda la re ina Cristlffá. El pr imer p r o g r a m a del socialismo español, fruto y a de u n Congreso, es de 1888.

Al progreso económico duran te la época le dedicamos en otro lugar la necesaria atención.

Terminaremos esta« no tas consignando que duran te la Regencia empieza a organizarse la Acción Católica en nues t r a pa t r ia . Asunto es este de verda­dera actualidad, y a qué en ©1 año presente se reanuda la his tor ia de los Con­gresos católicos españoles. E l p r imer Congreso católico nacional se celebró en el mes de marzo de 1889.

Basta y a p a r a un restmien, que en o t r a p a r t e h a de ha l la r el lector con mayor amplitud. Se advier te a t r avés de las anter iores l íneas que, efectiva­mente, el período d e . l a Regencia de Mar ía Crist ina fué en conjunto de pro­greso para España . Si a lgún día se publicaran las estadíst icas de lá pobla­ción, de ía riqueza y de l a cu l tu ra en aquellos años, se adver t i r ía gráf ica y concretamente el fenómeno indicado. A pesar de que la Administración como tal fué en g r a n m a n e r a entorpecedora y re ta rda ta r ia , y la política lo envenenó todo y perturHó la paz de los e sp imus , hubo, sin embargo, en E s ­paña paz mater ia l duran te los años t ranscurr idos de 1885 a 1902. N o hubo en ese periodo revoluciones ni gue r r a s civiles, y ba s t a eso p a r a que la so­ciedad por sí misma—no se olvide que es l a sociedad la que produce y no el Estado—comenzara a producir nuevos bro tes en todos los órdenes de la vida nacional.

Mañana a las 9 será el entierro de la Reina madre Cuando E L D E B A T E m e honró pi­

diéndome u n artículo p a r a el número de Colonia, mo apresaré a elegir por le­m a el nombre augus to de s u majes tad la re ina Cristina. Tenia aquél por ob­jeto da r al público cosmopolita de la Exposición de la P rensa u n a sensación de conjunto de España ; y entendí que no podía ser ella completa si no se des tacaba sobre él la silueta, gal larda, dignísima, de la dama a u g u s t a en cuyo regazo se engendrara, al p a r que el hijo, la E s p a ñ a de Alfonso XII I . Hoy que, recordándolo, estas columnas vuel­ven a br indarme espacio p a r a t r ibu ta r ­le el pos tumo homenaje, n a d a sabr ía decir que no fuera reproducción cabal de aquéllas, que, por ser just icias, e ran a labanzas .

T a n cierto estoy y es tuve de que di­je entonces la verdad, que ni quise acep­t a r indicaciones p a r a recibir en u n a au­diencia verbalmente los plácemes y g r a ­cias que la deferente señora se apre­s u r a r a a t r a smís t i rme por el noble in­termedio de sus damas . Hubiérame pa­recido que t rocaba en cor tesana lisonja lo que no fué sino exteriorización de un convencimiento. Cier to es que, por cir­cunstancias complejas, m á s de u n a vez, a lo largo de mí vida, percibí el roce de las bondades de la Reina. Niño, lle­g a r o n ellas h a s t a mi hogar . Aye r mis ­mo, horas antes de su t ránsi to , las vi en un a sun to profesional revolotear ca­r i t a t ivas sobre una obra benéfica. P e ­ro sé que el aprecio de esas sus ge­nerosidades, l a emoción an te esas sus ternura.s, no es ni fué móvil de termi­nan te de mi juicio. Sus t rayéndome a ellas, olvidándolas, no viendo en la rei­na CristrSa sino lo que todo el mundo viera, su nervio de muje r fuerte, su fuste de gobernante , su empaque espi­r i tual y físico de d a m a consciente de su alcurnia, su en tereza an t e el dolor, su majes tad nat iva, b á s t a m e con ello p"ara fecbrdarla y abocetar la an t e los lectores, como protot ipo de las re inas-señoras.

Porque esa fué la no ta predominante de su vida. Reina y señora en el t rono. Reina y señora en el hogar . Reina y se­ñora en las horas cumbres de s u re ­gencia. Reina y señora, an t e los rudos y crueles embates de l a adversidad. Ma­r ía Cris t ina no era el fausto, no era la ostentación, no era el oropel; Mar ía Cr is t ina e r a el respeto. N i a u n en los días de su lozana viudez osaron posar­se en ella las golosas a las de l a comi­dilla. L a Reina, p a r a sus esplendores, p a r a sus expansiones, t en ía s iempre un l imite; su deber de señorsL L a m^jer; p a r a sus gügtoC p a r a sus afectos, tuvo s iempre u n a infranqueable cor tapisa ; su deber de Reina. N o le debiera E s p a ñ a o t ras mercedes q u e la del buen ejem­plo, y por elto sólo habr í a de esclavi-

El cadáver será conducido en tren a El Escorial para recibir sepultura en el panteón de Reyes. Una multitud inmensa desfiló ayer sin cesar desde las doce hasta las seis ante los restos de la Reina. Duelo en el ex­tranjero. El Papa, al recibir la noticia, se retiró a orar a la capilla privada.

Hoy podrá visitarse la capilla 3rdiente, desde las diez de la mañana

EL PARTE OFICIAL El mayordomo mayor de su m a ­

jes tad comunica a la Pres idencia del Consejo lo que sigue":

"Excmo. Señor : E l decano de los médicos de c á m a r a de su miajeatad m e dice, en p a r t e de es te día, lo si­gu ien te : "Excmo . Señor : Tengo el profimdo sent imiento de par t ic ipar a vuecencia que e s t a madrugada , a las dos y media, h a fallecido en es te Beal Palacio, su majes tad la re ina doña María Crist ina, a consecuen­cia de un a t aque de ang ina de pe­cho. Lo que poseído del m a y o r dolor par t ic ipo a vuecencia, p a r a su cono­cimiento y efectos consiguientes. Dios gua rde a vuecencia muchos años . Palacio, 6 -de febrero de 1929. E l Duque de Miranda ,"

El Gobierno de su majes tad {que Dios gua rde ) , al comunicar al pa ís noticia t a n infausta, le invi ta a ex­ter ior izar an te el cadáver de la au­g u s t a señora, cuya a l m a privilegia­da Dios h a b r á acogido, el dolor que seguramente le e m b a r g a an te l a pérdida de quien, sobre culminar to ­das las v i r tudes de esposa y madre , sent i r y p rac t i ca r la car idad en medida insuperable, sobrellevó con entereza, dignidad y amor la c a r g a de regir la nación en días difíciles.

(De la "Gace ta" de ayer . )

coincidió un g r a n alivio y en t ró en un periodo de ca lma y sosiego, que la i»er-mi t ió concil iar el sueño. L a doncella, que había quedado vigilando, al advert i r e s ta mejor ía u n a de las veces que se asomó a l a alcoba, fué a echarse en un diván próximo.

Poco después y al filo de las dos y media, volvió la Reina a l lamar, dicien­do que se encont raba m u y molesta. Se incorporó en la cama, y cuando la don­cella se disponía a ayudar la p a r a que adoptase pos tu ra m á s cómoda, la Reina madre se desvaneció, v íc t ima del colap­so que la dejó sin vida.

Asus t ada la doncella, que se dio cuen­t a exac t a de lo que ocurría, telefoneó al Monarca diciéndole que su augns ta madre había padpcido un desmayo. El Rey preguntó si había sido algo pasaje­ro ; pero como le con tes ta ran que con­t inuaba desvanecida, el Rey se lanzó prec ip i tadamente a las habitaciones de su augus t a madre , adquiriendo la evi­dencia de la . terr ible realidad. No obs­t an t e esto, ordenó que fuese avisado el médico y t ambién el capellán. Aquél, por si aún podía su r t i r a lgún efecto, le puso u n a inyección de éter, sin resul ta­do alguno, pues, como certificó, había fallecido repent inamente . El sacerdote le había adminis t rado la S a n t a E x t r e m a -

i unción "in art iculo mor t i s " y "sub con-dit ione".

! El Monarca avisó de lo

cionado, conversó un ins tan te con algu­nos periodistas que hablan acudido a saludarle.

—^Es u n a desgracia t a n inesperada como t remenda—declaró el jefe del Go­bierno—. Su maje j tad , que es taba apa­ren temente bien de salud, se sintió li­ge ramente indispuesta a las doce de la noche, a las dos de la m a d r u g a d a su­frió un colapso y falleció poco después. La a u g u s t a finada era realmente u n a santa , cuyas vi r tudes fueron ensalzadas en vida por todos los españoles. Mo­delo de esposas, de madres y de Rei­nas, su muer te es p a r a España una pérdida i r reparable .

Dent ro de unas horas—terminó el ge­neral P r imo de Rivera—serán huéspe­des de la Corona los Reyes de Dina­marca , que van a encontrarse a su lle­gada con un duelo nacional.

El Obispo celebra en

la cámara mortuoria El Obispo de Madrid-Alcalá celebró,

en la c á m a r a mortuor ia , una misa a las nueve y media de la m a ñ a n a ; a contl-nuación ¡o hicieron el señor Nuncio de Su Sant idad y el profesor de Religión de los Infantes , señor Urr iza , ayudado por los infantes don J u a n y don Gon­zalo. Antes de ser instalado el cadáver

aue ocurría'®'^ ^^ capilla real fué embalsamado y vestido con el hábi to de franciscano.

Llega el Príncipe de Asturias

Cómo fué la muerte L a re ina Cris t ina falleció repent ina­

mente ?.yer, a las dos y media de la madrugada , a consecuencia de u n a an­g ina de pecho.

E l m a r t e s había hecho su vida normal . Po r la t a rde asistió a un concierto. Po r la noche cenó, como siempre, con la real familia y alto séquito, y luego asistió al '•'cine" de Palacio, que terminó alre­dedor de las doce, .y a e s t a ho ra se re t i ró a sus habitaciones, luego de des­pedirse de sus augus tos hijos y nietos, con un beso.

Al irse a acos ta r le dijo a su donce­lla de servicio—que lo e ra doña Mar t i ­n a Mella, l a jefa de su cuar to , l a m á s ant igua, pues lleva t r e in t a y ocho años ít su cuidado- -que sentía, un dolor muy ra ro en el pecho, que achacó al retmia, dolencia que venia molestándola a t em­poradas.

L a doncella la invitó a dejarse po-ner u n a baye ta callente, a lo que acce-

i a la Soberana, l a cual, • l lorando y dan-Ido m u e s t r a s de g r a n aflicción, llegó al ¡punto a la alcoba de doña Cristina, en ba ta . j A las diez de la m a ñ a n a llegó el Prín-

De ayí fué al cuar to de las Infan- jc ipe de As tu r i as de E l Pa rdo . Regresó t a s a p r e p a r a r l a s p a r a darles la t r i s t e ' ai real sitio a las once y cuar to , minutos nueva. Sen tada en l a c a m a de la in- an tes de la l legada de los Soberanos de f an t a Beatr iz , y p resa de g r a n con- Dinamarca . I b a pálido y con los ojos goja, como las Infantas , dijo a la con- húmedos aún. desa del Puer to , que le preguntó qué También estuvieron los infantes don ocurr ía : ; Carlos y su hija, doña Isabel Alfonsa,

—"Que se me h a muer to mi madre . '• aue se t ras ladaron a Palacio desde la Que hemos perdido el Rey y yo a núes- estación, a su regreso de Barcelona, t r a madre , la re ina Cris t ina" . | El público estacionado an te Palacio

A ^ s Infant i tos no se les dio la j e ra numerosís imo y g u a r d a b a un res-

iiiiiiiiinii ;iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiiii.

MADRE, REINA Y MUJER En el corazón de todas las madre s

españolas vibra hoy un senti |niento de pesar profundo por la muer t e de la rei­na doña María Cristina, m a d r e aman-tlsima de nuestro Rey y m a d r e de to­dos los necesitados, de los pobres, de los enfermos, de los heridos, de los jefes y soldados héroes de las campañas , de sus viudas, de sus huérfanos. Dios, en sus altos designios, le llevó sus dos únicas hijas en plena juventud, y la augusta señora, con ima abnegación que concede el Juez Supremo a la virtud, acallaba su dolor y dedicó toda s u vida, todos sus afanes y desvelos a fo rmar a su hijo p a r a entregar lo a E s p a ñ a y conservar el t rono p a r a ent regar lo al Rey.

La reina Cris t ina fué siempre mujer, y no fué absolutamente sino mujer ; tu ­vo en un grado extraordinario todas las bellas cualidades de la mujer. Ninguna i ficción, n ingún ornato ficticio, n a d a i más que "el e terno femenino", y por i eso comprendía t an bien nues t r a s pe- | ñas, y por eso sabía mi t igar las con! suaves y dulces pa labras . Todas las quej con una aflicción hemos ido a su au­diencia, nunca le hemos oído, ¡qué en­señanza!, una alusión a sus grandes pe­nas; su interés e ra por las nues t ras . Alma cari tat iva y m u y sensible, sobre la que la vida había dejado las m á s ílolof&sas huellas, expansionaba sólo su dolor, en aISundantes expresiones de sen­timientos caritativos.

Su vida fué un ja rd ín de flores mo­destas, de estanques límpidos que refle­jaban su resignación y sus v i r tudes ; • allí babia el sendero oculto, donde, en fin, podía dejar correr el diluvio inevi-; taWe de las lágr imas, y vivo el recuer- | do de los mausoleos queridos que ha-: cen pensar en la eternidad.

Nos deja un ejemplo de vida de sa- | orificio ,de abnegación, de modestia, de | tacer el bien, de energía, de tacto, dej piedad, de no encomendar a manos aje- | ñas el cuidado de la formación moral ! fie nuestros hijos. No ; no era ext ran­jera; era española; con España y por ' España vibró, sintió y sufrió.

Dios quiso llevársela como ella hacía | $ü vida: en silencio, sin quejarse, sin

preocupar con u n a enfermedad, como un t ras lado al Cielo. Quizá que allí ahora hace m á s fal ta a España . ¡Madre, Reina y mujer , r u e g a por nosotros!

¡Madres españolas, que la an torcha de nues t r a g ra t i t ud ilumine siempre el recuerdo de la re ina doña Mar ía Cristi na, y asociémonos con nues t r a oración y nues t ro dolor a la a m a r g u r a que afli­ge a su majes tad el Rey.

B E A T R I Z

íllllllllllllllllllllllllllillllllllllilllllllllllllllllillllllllilllllllllllllllllllllllllllillll^^

lo

^.. , ,.., , T, I dio la a u g u s t a señora. Se sintió a l ivia zarie su gra t i tuü . Lo que ios Reyes,^^^^ y ^^^^^ ^ j ^ doncella que se reti-fasen—escribía J u a n de Lucena, a pro-jr^gg^ dándole las buenas noches en la pósito de l a Re ina Católica—^bueno o nüalo, todos ensayamos de lo faser." Y porque la reina Cristina, la Soberana que dio l a p a u t a a las generaciones de "fin de siglo", fué correcta. Impecable en conducta y ac t i tudes , España , la so­ciedad española, se enorgulleció en imi­tar la , en ser espejo de su dignidad.

noticia h a s t a p r imera h o r a de la m a ­ñana, pues no se consintió que en su cuar to e n t r a r a nadie. E l profesor de Religión y Moral , don Ángel Urr iza , capellán de honor de número de su majestad, fué el pr imero en saberla, a a las siete de la mañana , Y se dispu­so a darles,- con todas precauciones, la noticia a sus al tezas.

A esa hora bajaron todos los Infan­tes e In fan tas a la alcoba de «u au­g u s t a abuela, . cuando iban a a m o r t a ­jar la . E l hábi to franciscano le fué puesto por las Infant i tas , ayudadas por don Ja ime . A u n es taba el cuerpo caliente y los miembros conservaban a lguna flexibilidad, como decía la In­fan ta doña Crist ina, m á s ta rde , a lo que la in fan ta ' 'doña Bea t r i z oponía

forma sencilla y car iñosa con que hacía a diario.

Cuando la doncella salía de la aleo-1 . , ^ ^ ^ . . . ba volvió a l lamar la p a r a recomendar- j «^^^^^^^. í '^stan-ts " f das le que a la m a ñ a n a p repa rase t res des-1 ^^ambién l a m f a n t a doña Isabel ajrunos, p a r a ella y los Infantes don Carlos y doña Isabel Alfonsa, que lle­ga r í an a p r i m e r a hora .

Despidió nuevamente a la doncella.

petuoso silencio. Al en te ra rse de la desgracia vino a

Madrid, desde Guadalajara, el infante don Eugenio, hijo del infante don Fer­nando.

Ante el cadáver de una Reina

Al e n t r a r es ta vez en l a capil la de Palacio nos encontraiíios sobrecogidos an t e la majes tad real, ag randada por la majes tad implacable de l a muer t e . So­bre una ta r ima, que apenas levanta un palmo del suelo, tm modesto a t aúd de caoba, y dentro del a t aúd un cadáver, amor ta jado con el san to hábi to de las monjas franciscanas. Las blancas m a ­nos es t rechan un pequeño Crucifijo, úl­t ima esperanza y consuelo de los mor­tales, aimque sean Monarcas ; la pali­dez del ros t ro se hace m á s intensa con las tocas negras y gr ises . Allí yace doña Mar ía Cristina, Reina y Regente de España . ,

Las ropas y la t a r i m a es t án cubier­t a s de claveles encarnados y blancos; en torno del a t aúd unas mimosas pa­recen pegadas con los clavos dorados de sus flores; el blanco m a t e de a lgunas magnolias completan, al lado del cas­taño de la caoba, el o rnamento cromá­tico del catafalco.

Sobre la cabecera extiende sus b ra ­zos, " p a r a el dolor y la humildad abier­tos", un macizo Crucifijo de plata , que os tenta en su peana las a rmas reales de España ; t res velas a cada lado y dos a l a cabecera. He ahí todo el a t a ­vío mortuor io de una Reina. Los ala­barderos y monteros de Espinosa dan guard ia al cadáver ; y l a capilla, m á s aus te ra que nunca con sus columnas de máj-mol negro, repite el n u n o r me-jancóllco de las oraciones. E s l a m u e r t e de los seres queridos

"Que nos pone el rosario entre los [dedos

y las santas plegarias en la lengua."

E n efecto, rezando con el rosario en­t re los dedos, es tán los dos infantes don J u a n y don Gonzalo; y con ellos algunos d ignatar ios de Palacio y el pueblo, religiosas y sacerdotes, que lle­nan la capilla. Con los ojos fijos en el cadáver o en el ataúd, repetimos to ­dos...: "Ahora y en la ho ra de nues t ra muer te" , pa labras que en este momento tienen un sentido mucho m á s hondo, mucho m á s penet rante , que en la reci­tación ru t inar ia de las preces cotidia­nas.

Terminado el Rosario, el capellán de t u m o se ade lanta con los In fan tes ; co­ge el hisopo del calderillp dorado y em­pieza el responso l i túrgico: "¡No te Duran t e toda la m a ñ a n a desfilaron;

por el regio a lcázar representaciones i ¿muerdes", Se'ñor,"7e ¿is*p¿c¡dos-" . ' " , dT-numerosas . L a p r imera en l legar fué la: ' ^ / , „ . de la C á m a r a de la Industr ia , en nom-i ^e con voz t rémula . Si no traducimos, bre de la cual han fií-mado en los álou-; vor lo menos adivmamos el t remendo mes los señores Vallejó y Carvajal , p re - | misterio del responso. Los Infantes , con sidente y secretario, respectivamente,! de la misma.

Poco a poco fueron llegando también los repi 'esentantes diplomáticos de to­dos los países acredi tados en Esapaña . De los pr imeros que acudieron fueron los embajadores de Alemania, I tal ia , Franc ia , Cuba, Argent ina , agregados

L a Historia, severa, fría, porque su; (jicjéndola: "Que pasemos buena noche magis ter io lo impone, abre hoy sus l i -descansando , que bien lo necesi tamos." bros p a r a t r a z a r l as p r imeras lineas La doncella fingió que se alejaba; pe ­de la crónica de la egregia viuda de con Alfonso XII . Quienes fuimos sus

IT ? " ^ ? ^ í ^ " ^ ^^ a r reg laba y a justa- i mil i tares de In¿later"ra, etcétera, Da el hábi to por las piernas, y a é s t a s ; E n t r e los a r i s tóc ra tas vimos a los du-

ques de Pareent , duquesa de Fernán-

egregia cuñada, que t a n t o la quería, afectadísima, ayudó a amorta jar la .

La c á m a r a donde h a fallecido la au-

Núñez, condes de Mirasol, pr incesa de Hohenlohe, conde del Asalto, duquesa de (la Victoria, genera l marqués de

¡González pas te jón y o t ros

ro quedó cerca por si la re ina necesi­t aba a lguna cosa. Unos minutos después , , , j T, i-^ volvió a l lamar la doña Cristina, d i c i én - '™^^ ^^ Pontífices y Obispos y o t ras

g u s t a señora es u n a amplia pieza de I También estuvo el ex minis t ro señor ^ r ^ n ^ P h ^ ^fr^. ^f ^f^''J°l cua t ro ¡Cierva y señora, el decano de la Facul-tLf • toda tap izada de d a m a s c o . t a d de Fa rmac ia , doctor Casares Gil; C a b a l l e X s T o d f . ^ ^ / J f ^ r * ^ ^ de ;genera les M a r v á y Elola, señor Fuen tes r^unn != f • ^ ^ ^^}^ " ^ " ^ ^^ P^l^ >' gobernador mil i tar , reliquias de santos y santas , regalos.

dola que el dolor se le había agudizado I í,^„^'f^^;P°'^ « " ^ ^^ Austria, cuando vl-jy lo sent ía también en la espalda. iPf . ^ ^ ' f i ^' •"'' ^'^^^l sucesivos. A

o ^.•,^r, i„ /,„„„„!,„ ci V.„=v.i,. «^^ l ' a cabecera, la imagen de una Virgen

contemporáneos, ta l vez no seamos sus roas ímparciales jueces. Pero si fuimos _ sus test igos, y seguramente que no ha-I"' P re ' ^ í ín tó i r í a 'donc ' e i ra"s i "quer ía q u e i ' ^ cabecera, la imagen de una Virgen b r á uno, solvente, capaz de nega r que ; se l lamase al médico, doctor Alabern , !™"^ venerada en Aus t r i a y un crucl-acaba de perder la corte de E s p a ñ a un '•• que e r a el de C á m a r a de guardia . Pe ro dechado perfecto de l a Reina-señora, i la a u g u s t a señora se opuso, recordando

que el citado doctor es taba también algo

Un triste presentimiento

F , de L L A N O S Y TOKKIGLIA

Este número de EL DEBATE consta de

DIEZ PAG I NAS Sin embargo, su precio, como

de costumbre, es de D I E Z C E N T UM OS

iii!iiiiiiiii;iiiiiii;iii!iiiii!iiiiri!i;iiri:i:i:i¡iiiii;iiiiiiiiiiiiii!:iiiii[i!iiiiiii!iii¡i.i

delicado, si bien ordenó que por telé-I fono le dijesen lo que la ocur r ía y le i p reguntasen si podía t o m a r a lgún com-íprimido de "atoffan". El doctor Alabern recomendó que tomase u n a infusión de

, poleo p a r a sudar . I y aunque es taba y a sudando, siguió l a prescripción facul ta t iva y rompió I en ü n m á s copioso sudor. Con ello

lllItlIllllllllillllllllllllllllllllllllF lllllllllllllllllllllll lillllllllllllll'

EL DUELO P O P U L A R

fijo. E n un ángulo, en u n a v i t r ina de cristal , la Rosa de Oro que u n día la ofrendara el Santo P a d r e León XIII . En o t ro ángulo, el recl inatorio donde todos los días, al acostarse y levantar­se, oraba. *

L a cama es de madera blanca, con filetes dorados; amplia, de mat r imonio .

La alcoba, como es lógico, forma pa r t e de las habi taciones que, desde que el Rey se casó, pasó a ocupar la re ina doña M a r í a Cris t ina . E s t a s son las comprendidas desde la que t iene el balcón central , que d a a la plaza de Oriente, h a s t a el ángulo Norte , y, des­de és te h a s t a la capilla rea l , t a n t o inter iores como exteriores, y también las correspondientes del piso inferior; al pr incipal y que son las que t ienen I las ven tanas cuadrangula res que se ven debajo de los balcones de aquel piso.; Son és tas p a r a la servidumbre, gua r - i darropa, etcétera, y, aquéllas, salones | p a r a recepciones, festivales, bailes, et- i cé te ra ; c á m a r a s p a r a audiencias, ora- • torio y o t ras de usos diversos.

Doña Mar ía Cris t ina había tenido el t r i s te present imiento de su próxima muer te . Hace aún pocos días le dijo a!

las manos cruzadas delante del pecho y los ojos llorosos, son los que oran con m á s verdad ante los restos mor t a ­les de su abuela.

¡Temprana y terrible lección que la muer te suele dar a Principes y vasa­llos!

Después otros eclesiásticos repiten la misma oración; el hisopo dorado pasa de unas a o t r a s manos . Religiosos de luengas barbas, sacerdotes de todas las categorías y los seglares que los acom­pañan te rminan su ú l t ima plegaria con estas pa labras : "Descanse en paz." ¡Y qué t r i s te es no tener más que decir! E n t r e t a n t o el pueblo, que hacía larguí­sima "cola" a las pue r t a s del Palacio y se agolpaba por toda la plaza de (íriente, va desfilando ante el cadáver. Po r la m a ñ a n a lo hicieron las clases di­rec toras ; ahora es el pueblo, que nece­sar iamente ha de ver siempre algo di-

su 'd 'am¿" pa r t i cü l a " r " i a 'marquesa" ' de i''ii^o ^'^ 1 . majes tad de los Reyes, di-Isas i : "Me siento muy vieja y m u y ago-i SS-n lo que quieran los teorizantes do t ada ; me parece que no voy a vivir Ja democracia. Gentes de elevada posi-mucho, que la muer t e me ronda." ! ción social, mujeres con sus niños en

La egregia señora, en efecto, había | brazos, humildes ar tesanos, muchachos llegado en estos úl t imos t iempos a un; y muchachas de toda edad y condición, estado de g r a n debilidad física, circuns- ' t anc ia que más de u n a vez pudieron apreciar las personas de su t r a t o y ser­vidumbre. El lunes, al t omar el "au to" p a r a t ras ladarse a E l Pa rdo p a r a visi­t a r a su nieto el Pr íncipe de Astur ias , tuvo que ser ayudada por la señori ta Mart ínez de Irujo, y aun con es ta ayuda le costó ' g r a n t rabajo subir al carruaje .

El presidente en Palacio

«-«i i i iUii t iüu innie r a i a c i o . c ^ p e r a n u ó a q u e se d i e r a p a s o a c a d á v e r d e l a R e i n a m a d r e .

i a c a p i l l a a r u i c n i e p a r a v e r e l

(Fo t . Vidal.), „

El pr imero en acudir a Palacio fué el pres idente del Consejo, genera l P r i ­mo de Rivera, acompañado por el mi ­nis t ro de Gobernación, que hab ía ido a recogerlo al minis ter io del Ejérci to. Poco después llegó el minis t ro de J u s ­ticia y Culto, este úl t imo como notar io mayor del reino.

Fue ron l legando después los jefes de Palacio, señores duques de Miranda y Sotomayor y conde de Maceda; marqués de Bendaña, el comandante genera l de Alabarderos y el secre tar io par t i cu la r de su majestad, señor marqués de las Torres de Mendoza.

A las cinco y cuar to llegó su al teza el infante don Alfonso con la infanta doña Beatr iz .

Los infantes doña Isabel, don Fe rnan ­do y doña Mar ía Luisa sé persona,ron en Palacio a las seis de la mañana . La infanta doña Isabel m o s t r a b a profundí­s ima emoción.

Los condes de Hered ia Spínola fue­ron también de los pr imeros en l legar a Palacio. L a condesa, afectadísima, y a no se separó del cadáver de la Reina.

A las seis menos veinte salió de P a ­lacio el presidente, acompañado de los ministros de Gobernación y Jus t ic ia y Culto.

E l marqués de Estel la , que vest ía de chaque t y se ha l laba visiblemente emo-

índice - resumen La vida en Madrid Pág . De sociedad, por "El Abate

F a r i a " ;.. Pág . Algunos aspectos i n t e r n a n ­

tes de la Begencia Fág . Cotizaciones de Bolsas Pág . Cinematógrafos y tea t ros . . . Pág . Los Beyes de Dinamarca en

Madrid Pág. 10 En t r e el oro y él (foUetin),

por Clement d'Othe Pág. 10

PBOVINCIAS.—Reunión de Prelados i en Tarragona.—Denia exportó pasas I duran te la actual temporada por va- ! lor ide más de medio millón de pese- | tas.—Dos oficiales aviadores ingleses | muertos en un accidente en Gibral- i

t a r (página 6) .

EXTRANJERO.—Catorce distritos de Pa r í s se h a n quedado sin luz a cau- ' sa de un incendio.—Se confirma que Trotski no h a salido todavía de Mos- ¡

servidores de Palacio, en fin, la muche­dumbre que hace más solemne la apo­teosis de la muer te . Todos pasan, pues no los dejan parar , fijando sus ojos medrosos en el cadáver de la Reina. H a y en algunos rostros un asombro in­genuo como si p r egun ta r an : ¿ P e r o e? posible que los Reyes puedan m o r i r ? ¡Ah, sí! ¡Parece men t i r a que los Re­yes nazcan y m u e r a n como los demás hombres y mujeres!

Y es ta t ragedia repentina, que h a caí­do como un rayo sobre nuest ro Rey y su real familia, t r a e a la men te el gr i ­to desgar rador de Pasca l : "L'on mou-r r a seul." ¡Y qué espantosa verdad que. en cualquier caso, morimos "solos"! ¡Qué sola e s t á es ta i lustre señora, en medio de t a n t a gente! Su a lma se ha ido lejos, inf ini tamente lejos, al seno de Dios; así que, teniéndola delante do los ojos, es tamos también infinitamen­te alejados de ella.

Sin embargo, la paradoja t r ág i ca se impone. ¡Tan lejos y t an cerca! Conti­núa el desfile; los a labarderos se re ­levan, las oraciones no cesan; los ra ­yos del sol invernal ya pálidos pene­t r a n por las ven tanas doradas de cú­pula y ponen unav-sonrisa t r i s t í s ima en los rostros de los angelotes. Esperamo.'s a que se impida el acceso al público, y en t an to llegan ministros, mil i tares,

;i! nobles, mucho pueblo y bas tan tes mon-j jas . Cae la t a r d e ; las t in tas de la ca-1.; pil.:". se ensom.brecen; ni murmullo d-?

i las oraciones se hace más lúgubre y • misterioso; en la pa r t e baja, con l a ' l uz . opaca, se acen túa la t r i s teza del am-I bionto. Los IV • formes de los alabarde-cú.—So h a planteado la crisis en Ale

manía por la dimisión del ministro |;| ' o s se esfuman y a en la penumbra, una del Centro.—Varias casas hundidas ¡ii Penumbra que huele a muer to . Sólo las por la nieve en Constantinopla; en ¡ji " a m a s de las velas adquieren un vigo

I

Moscú se han registrado 38 grados bajo cero.—Alemania ha ratificado el

Pac to Kcljogg (página 10).

y relieve que antes no se notaba. Más allá o t r a lucecita, la l ámpara del _ Sa-

1 grar io . Ni un reflejó eléctrico; pobfe-za terr ible de camposanto . ¿Todavía

I habremos de añadi r que la modest ia de

Page 2: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

#ueves 7 de febrero de 1929 (2) EL DEBATE MADEID.—Afto XIX.—Ntoi. 8.109

doña María Cristina formaba un halol • de cristiana humildad, en torno de su I cadáver? Ningün ornato; desnudez ab­soluta en paredes y altares; sólo al fon­do de la capilla se ve una corona fú-

•' nebre, ofrenda del Ejército. En las arquitectónicas galerías de Pa­

lacio ya no es así. Alfombras y tapi­ces regio? cubren todo lo largo de las cristaleras. ¡Qué contraste! ¡Y qué sar­casmo inevitable de la muerte! Todo estaba preparado y engalanado para re­cibir a ios Reyes de Dinamarca; y lo que había de ser gala y ornato de las graneles alegrías, se quedó para ador­no fimerario de la grande casa mortuo-

, ria. Ya por la mañana, al salir a la calle, vimos los tranvías adornados con las alegres banderolas, para la recep­ción de los regios huéspedes. Parecía el último golpe de un destino implaca­ble. Viudez prematura, alumbtamiento temido, infancia del hijo llena de in­quietudes, mutilación del territorio na­cional, política nefanda, regencia tor­mentosa, atentados contra su hijo, ya Rey; nietos enfermos; en Viena. donde tenía y debía tener parte de su cora­zón, el derrumbamiento de un Imperio y desgracias horribles en la familia. A todo hubo de hacer frente su alma cristiana y varonil; los tristes destinos no pudieron torcer su virtud, ni amen­guar su entereza en el cumplimiento de arduos deberes, como esposa, como Rei­na y como madre. Así pudo llegar a los setenta y un años. Su espíritu hubiera resistido; pero ía debilidad ingénita de la carne se rindió, no al sufrimiento, sino a la enfermedad.

Respetemos el dolor de su augusto hijo, nuestro cristiano Monarca. ¡Per­der tal madre y £n tales circunstancias! Sólo la -bondad infinita puede consolar tales amarguras. Sumido en su hondo pesar, orando y sufriendo, verá salir por las puertas de su Palacio el cadá­ver de la madre, que tanto le amó co­mo hijo y como Rey-

Al salir de la real capilla, pudimos, por fin, nosotros levantar la vista y el corazón ^ más consoladores pensa­mientos. El estrado mortuorio caía pre­cisamente bajo la dorada cúpula. Allá en lo alto, entre una algarabía de nu­bes y bienaventurados aparece la Vir­gen Santísima, que va a ser coronada. El Padre y el Hijo sostienen la coro­na y el Espíritu Santo tiende sobre ella sus alas. El grupo se pierde en las profundidados luminosas del empíreo. Los bienaventurados gozan ya de la in­mortalidad, y nos recuerdan ante la muerte esta sublime esperanza.

El famoso fresco de Conrado Gia^ quinto adquiere ahora un nuevo simbo­lismo para todos los que han conocido la vida santa y los sufrimientos de la Reina madre. Y nos ponemos a pensar que Dios misericordioso tiene en sus manos otra corona para ornar con ella en la eterna bienaventuranza las sienes de doña María Cristina, como esposa, como Reina y como madre, modelo de esposas, de madres y de Reinas.

Mantiel GRA:»A

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EN LA CAPILLA ARl • •...*••—II.. i . i » ^ | . — « • a g . ® , ^ ' i i i , . , , ft«g I I — ...^r

Los Soberanos asistieron a ia conducción del cadáver. La caja es de caoba, sin ningún adorno, Sóio seis velas encendidas.

El Nuncio dijo misa y rezó un responso.

A LAS DOCE QUEDO EXPUESTO EL CADÁVER AL PUBLICO

El Primado en Pafacio A las once fué llevado el cadáver a la capilla real y desde las doce quedó expuesto.

A la conducción a la Real Capilla asistieron loa Reyes.

Inmediatamente, a las once, el Nim-cio de Su Santidad dijo ima misa, con asistencia de casi todos los grandes de España, entre los qute figuraban la du­quesa viuda de Comillas y las autori­dades locales. Numerosas dam,as y va­rias autoridades estuvieron, durante to­da la misa de rodillas orando.

Monseñor Tedeschiní rezó después un responso.

La capilla ardiente El cadáver de su majestad la reina

Cristina ha sido colocado en el centro de la Capilla Real con la cabeza hacia la tribuna y los pies hacia el altar.

La ca,ja, de caoba, sumamente senci­lla y sin herrajes, fué colocada sobre una tarima de madera de unos diez cen­tímetros de altura, cubierta con lienzos negros y materiaimeate recubierto de floi;;es. Tres velas a cada lado de la caja sostenidas por candelabros sencillos y un crucifijo de plata siglo XVIII a la cabecera del túmulo.

Daban guardia al cadáver, por pri­vilegio especial que históricamente les pertenece, cuatro gentiles hombres de Casa y Boca, además de dos oficiales y dos guardias de Alabarderos.

La guardia de doce y media a dos la han hecho los gentileshombres se­ñores Hergueta, Piñerúa, Serrano y Co-minges.

La primera, los señores Fernández Cuenca (don Eugenio y don José), Al­bornoz y Roldan.

Por la noche, tienen el privilegio de velar él cadáver y acompañarle a El Escorial, los Monteros de Espinosa, dos de los cuales hacen guardia también de dia.

Gomo favor especialísin3.o y fuera de lo protocolario, han sido autorizados pa­ra hacer también gtiardia en la capilla ardiente los jefes y oficiales heridos en África, por los cuales tanto se interesó en vida la reina Cristina.

Se dijeron misas de "corpore insepul­to" en la Capilla Real desde las diez hasta las doce, por los capellanes de Palacio.

Infinidad de sacerdotes han rezado responsos delante del cadáver. También velan los restos monjas de todas las ór­denes religiosas. Los dos primeros ma­yordomos, que velan de uniforme de dia­rio, como también los gentilhombres de la primera guardia, han sido los mar­queses de Arazaz y de Villamantilla de Perales.

Los Obispos de SigrUenza y el electo de Segovla han orado también en la Capilla.

A las doce el jefe de la Casa Militar, general Berenguer, dio las órdenes pre­cisas para que se diera entrada al pú­blico, e inmediatamente se formó una larga cola. La gente entra por la puer­t a del Principe para salir por la pla­za de la Armería;

La infanta Beatriz en la capilla Después de la misa del Nuncio, dijo

otra el C8,pellán de turno. Cuando co­menzaba llegó a la'Real Capilla, inopi­nadamente y solai su alteza la infanti-ta Beatriz.

Vestía un modestísimo vestido negro, casi pudiéramos decir que una bata, y un velo negro a la cabeza. Estaba lloro­sa y no hizo más que contestar con el gesto a las damas de la aristocracia que le dieron el pésame. Seguidamente se arrodilló delante del altar y oyó par­te dé la misa. Oró compungida ante el cadáver de su augusta abuela.

También entró breves instantes en la capilla el chambelán de Cristian X y acompañado, del ministro plenipotencia­rio de Dinamarca en España.

La familia real, ora

A última hora de la tarde estuvo en Palacio el Cardenal Primado, que per­maneció allí más de media hora.

Entró en la capilla y rezó un respon­so ante el cadáver. Al llegar al regio alcázar se entontró con la infanta doña Isabel, que salía, con la que conversó breves momentos.

Sólo las luces de

seis candelabros Desde que anocheció, la real capilla

puede decirse que se halla a obscuras, Sólo rompen la obscuridad la tenue lu­minosidad ^proporcionada por los seis candelabros, tres a cada lado, que ro­dean al féretro. Resultan pequeños pun­tos de luz, que se reflejan en el féretro.

Durante la estancia de las reales per­sonas—Reyes é Infantes—-no fué altera­da la obscuridad, que invita al recogi­miento.

Los que velaron el cadáver

tuvo de nuevo en el regio alcázar, a his siete de la noche.

A preguntas nuestras sobre el ceremo­nial, nos manifestó que dependía de Pa­lacio:

—¿Pero usted ya tendrá noticias?— insistinios. ; • ; ; ; '

—-Sí—replicó—; pero sólo puedo de­cirles que a mi, como notario mayor del Reino, categoría asig^nada al cargo, de­bo acompañar al cadáver hasta que re­ciba sepultura en El Escorial.

—-Y él presidentej ¿no irá? —-No lo sé. La obligación sólo es mi.i.

Desde luego, el Gobierno asistirá en pleno a la misa que se celebrará en Pa­lacio a las ocho y media del viernes: poco antes del traslado de los restos.

Una corona de ios

Los mayordomos de semana que ayer prestaron servicio de orden y velaron el cadáver han sido los siguiente^: condes de Berberana, Caudilla y Torrepalma, don Jorge Montes Jovellar, vizconde de Castillo de Genovés, conde de Villamar-ciel, conde de Lascoiti, conde de Carta-za, conde de Polentinos, conde del Va­lle de Pendueles, don Emilio Vidal Rivas, conde de Mirasol, don Juan Miguel He­rrera Sotolongo, don Fernando Aguilar don Manuel Campuzano, marqués de Vi­llamantilla de Perales, vizconde de San Germán, marqués de Espejo, don. Pede-rico Bernades, conde de la Granja, vlz conde de Cuba, marqués de Arenas, don Bernardo Rollan, conde de Santa Maria de Paredes, conde- de San Miguel de Castellar, don Norberto López Valde-moro, conde de Sizzo Noris, marqués de Moncayo, conde de las Barcenas, don Alfonso Gordín, don Juan Valdés, don Juan Guillermo San Millán y marqués de Moritesión. )

Los gentiles de casa y boca que ve­laron fueron los siguientes: don Fran­cisco Cáceres, don José Blanco, don Sa-

tomando

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de plantas lecheras, que comen instin­tivamente los mamíferos cuando tienen necesidad de lactar.

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A las cuatro y media de la tarde pasaron a la capilla los infantes don Jaime, don Juan y don Gonzalo, acom­pañados por sus profesores y un ca­pellán.

Sus altezas se arrodillaron a la iz­quierda oel presbitesio sobre cojinetes de damasco rojo y se dispusieron a contestar en voz alta el santo rosario que inició el capellán, señor Urriza. Don Juan y don Gonzalo pasaron ellos mismos las cuentas de las Ave Marías con diminutos e iguales rosarios. ,

Terminado el rezo, avanzaron hacia el ataúd y puestos en pie acompaña­ron al capellán en las preces de un responsorio. Acto seguido se retiraron a sus habitaciones. El ministro de Ins­trucción pública fué con su señora uno de los que se acercaron también al cadáver.

Poco después fué prohibido el acce­so del público a la capilla y entonces aparecieron sus majestades'don Alfon­so y doña Victoria en la tribuna baja. El semblante de los Reyes denotaba profunda pena y en ambos asomaban aún las huellas de lágrimas. Los So­beranos rezaron también el rosario y volvieron a sus habitaciones. También dirigió otro rosario el capellán de Pa­lacio y caballero de Calatrava señor Morales.

El Príncipe de Astu-

Ooxxtra el Asma giSSE Ii BE AllSlilA

E X I B A f i P en FoitroQ y «a Ciganlloa

ISüvIs ¡riamiíSs, 6, Rae DomhnalB. Pürta - Toáa»- F>rni»e»«B.

rias vuelve a Palacio Alrededor de las cuatro de la tarda

volvió a Palacio, vistiendo uniforme de marino y acompañado por uno de sus profesores, el Príncipe de Asturias.

Momentos antes salieron del regio Al­cázar la infanta doña Isabel- con su dama señorita Bertrán de Lis y el in­fante don Fernando, a quien acompaña­ba su esposa, la infanta doña María Luisa.

Reyes de Dinamarca Los Reyes de Dinamarca dedicaron

una corona a la reina doña María Cris tina; Por la tarde, Cristian ,X conversó unos momentos en Palacio Real con el Obispo de Madrid, expresando s\i sen timiento por esta desgracia que aflige a España.

Las coronas

IMPONENTE DESFILE ANTE EL CADÁVE i imfWi

Desde las doce de la mañsqia hasta laf seis de la tarde el público formó "cola" en manifestación incesante. Se permitía el paso por grupos de cien personas.

Desde las diez dé la mañana fué con-¡a Palacio que se habían suspendido las gregándose el público a lo largo de iatsesionés de la sección de leyes constitu-calle de Bailen. |yeiltes y que al enUerro acudiría una

A las once aparecía la plaza de Orien- ¡ representación de la Asamblea, te atentada dé gente. Las verjas y los! También dijo que él se trasladaría al

Hasta después de mediodía no apare ció en la capilla ninguna corona. La pri­mera llevaba la siguiente dedicatoria:

"Los generales, jefes, oficiales, clases de tropa y soldados de la primera re­gión."

Sucesivamente se recibieron tres más, una muy hermosa del presidente de la república de Cuba, la Diputación pro­vincial de' Madrid y la Aeronáutica.

Las galerías de Palacio estaban ador­nadas con ricas colecciones de tapices, que habían sido colgados con motivo de la capilla pública de la Purificación y que quedaron allí como ornato duran­te la visita de los Reyes daneses.

A. media tarde se recibió én Palacio una gran corona de flores naturales, de­dicada por la condesa de Heredia Spino-la a la Reina madre. Llevaba la si­guiente inscripción: "En testimonio de respeto, admiración y cariño, a su ma­jestad, su camarera."

También se recibió una corona de la Diputación provincial.

La noticia a los jefes

bancos, el montunento y los pilares, ha­bían sido asaltados por curiosos. Las fuerzas de Seguridad apenas podían con­tener el alud.

La aparición dé la motocicleta-guia de la Policía, anunciando la llegada de los Reyes daneses, produce verdadera sen­sación entre la muchedumbre. En me­dio del silencio sepulcral doblan los automóviles la plazoleta de Palacio. Ni el más leve murmullo se percibe. Tanto es así, que desde fuera sé oyen claras las dos palmadas que da un ujier del regio Alcázar, señalando la presencia de los regios viajeros. , El público permanece aún en la pla­za de Oriente. Engrosa por momentos 'a masa humana y ante la enorme ava­lancha que pugna por irrumpir en la calzada de Bailen, la Policía se ve pre­cisada a reforzar su cordón. Entonces menudean ¡os veqiieñí's incidentes, has­ta que la autoridad permite, el acceso ordenado del público a Palacio, para des­filar ante el cadáver.

A las doce y cuarto se formó una larga "cola", que se prolongó en seguí Reina madre tenía puestos en la feliz da hasta la AÍmudená. Los guardias de iniciativa cultural.de su hijo y el afán Seguridad cuidaron del absoluto orden

de Estado El marqués de Torres de Mendoza,

secretario del Rey, manifestó que la no-: ticia había sido comunicada telegráfica­mente a todos los Soberanos y jefes de Estado. El ,-mbajador de España en París, señor Quiñones da León, comu­nicó inmediatamente eí pésame, tras-

dod Dadin, don José F. Cuevas, don mitiendo el del Gobierno francés-Luis de Cuenca, don Mariano S. Albor­noz, don Pedro Baños, don Francisco de Cominges, don Rafael Roldan, don To-ribio Zúñiga, don Hermes Piñerna, don José Molina, don Manuel Casas, don Cé­sar Serrano, don Fernando Hergneta, don José Luis del Valle, don Manuel Arizumendi y don Emilio Gamij.

El desfile de palatinos durante todo el dia y primeras horas de la noche no cesó.

Aun después de las once de la noche, hora en que se cerraron las puertas del Príncipe, permanecieron en Palacio al­gunos, de ellos.

La plaza de Oriente se vio concurrida hasta más de las diez de la noche, a pesar de la baja temperatura que rei­naba. . , • , , ; -

La vela de noclie

El marqués de Torres, de Mendoza ha dicho, emocionado: "Es im duelo nacio­nal por la gran bondad de la Reina; Su augusto hijo está desolado."

Telegrama a! Papa El primer telegrama cursado al ex­

tranjero fué el dirigido a Su Santidad. En él, además de darse cuenta del fa­llecimiento, se piden oraciones por el eterno descanso de la Reina.

,- El cuerpo de Alabarderos destinará durante la noche para guardia del ca­dáver un grupo de 24 alabarderos, los cuales alternarán en la vela; el perio­do de descanso lo pasan en la sacristía. Además, se hallarán continuamente jun­to a,los restos mortales de la augusta señora dos oficiales mayores. Los oficia­les, menores, en número dé seis, perma­necerán junto al féretro, turnando de dos en dos, en períodos de seis horas.

Asimismo, darán guardia, aparte 'de numerosas religiosas, oficiales y jefes de todos los Cuerpos de la guarnicióa; habrá siempre dos oficiales junto a la caja mortuoria. Todo esto sin contar con los monteros de Espinosa.

Dan guardia permanente al ca-fáver,-con los naturales relevos, además de un piquete de reales guardias, cuatro monteros de Espinosa, seis gentileshom­bres, seis mayordomos, cuatro grandes de España, dos altos dignatarios pa­latinos, dos ayudantes del Rey, dos ofi­ciales mayores de Alabarderos, un jefe y un oficial de la Escolta Real.

Hoy, misas desde las 6,30 El Obispo de Sión, que se encuentra

en Zamora, ha sido telegrafiado y lle­gará hoy.

El receptor señor Pacín dio la co­munión por la mañana, a primera ho­ra, a casi todas las altas personalida­des palatinas. Luego dijo la primera misa en la real capilla.

Hoy, desde las seis, y de media en media hora, se celebrarán misas en la capilla de Palacio.

Los guardias de! sueño

de los Reyes Durante la noche no dejaron de ve­

lar los Monteros de Espinosa, que, por antiguo privlegio, son los guardianes del sueño de los Soberanos.

Son hidalgos y naturales u origina­rios de la villa de Espinosa (Burgos) De continuo hay en Madrid doce, y ca­da noche permanecen en Palacio cua­tro de ellos, dos en la habitación an­tigua a los Reyes y otros dos para la Reina madre.

El privilegio proviene de~ la Edad Media. Según una tradición niedieyal, en tiempos de Sancho García, conde de Castilla, un tierno infante, hijo primo­génito de éste, estuvo a punto de pe­recer. En el suceso se mezcló un dra­ma familiar y se llegó algunos a echar la culpa a la propia ipadre del niño, el cual fué salvado gracias a la fideli­dad de un vecino de Espinosa. El con­de, agradecido, fió a la villa su custo­dia y la de su familia.

Dice el ministro de Justicia El ministro de Justicia y Culto es-

Los Reyes de Dinamarca En espera de los Reyes

El duque de Miranda, el conde de Ma-ceda y ótíbs 'palatinos descendieron al zaguán alrededor de las once para espe." rar a los Soberanos daneses.

El mayordomo mayor del Rey, duqu de Miranda, manifestó que por el .fa­llecimiento de la Reina madre se había ordenado que volvieran a guardarse ias carrozas regias que debían Ir a la es­tación. Fueron sustituidas por automó­viles cerrados.

Suponía que los Reyes pasarían el dia en Madrid para dar el pésame a nuestros Monarcas, y que por la tarde marcharían a Barcelona en el expreso.

Para anunciarles la Infausta noticia habían ido al Escorial el infante don Alfonso de Orleáns y su esposa la in­fanta Beatriz, a más del general Mar­tínez Anido.

Llegan a Palacio A poco de terminada la conversación

llegaron en "autos" los Reyes daneses con sus séquitos. Cristian X vestía de uniforme con amplia banda azul. Su augusta esposa, de traje de calle, con abrigo negro.

Los Monarcas descendieron de sus autonaóviles y fueron saludados por las personalidades palatinas que les espe­raban. Quitado el gabán a su majestad Cristian X, pasaron los Soberanos a la escalera principal. Allí, en el primer des­canso, se hallaba estacionado un gru­po de alabarderos. El Monarca des­tacaba por su estatura; es bastante más alto que nuestro Soberano.

Inmediatamente fueroq saludados por los reyes don Alfonso y doña Victoria y ios Infantes, a los que dieron el pésame.

Doña Victoria y sus augustos hijos les acompañaron a las habitaciones parti­culares que van a ocupar durante su breve permanencia en la Corte, o sea a las habitaciones conocidas por las del duque de Genova.

Escorial para asistir al recibimiento del cadáver, como presidente de los antiguos alumnos de la Universidad que allí rigen los padres agustinos y que lleva el nom­bre de la Relia fallecida, la cual era presidenta honoraria de la Asociación.

Los ministros estuvieron casi todos en Palacio de nueve a diez dé la ma­ñana.

Al mediodía A la una decreció el número de per­

sonalidades que acudían a Palacio. Sin embargo, a esa hora llegaron los ex presidentes del Consejo señores Sánchez de Toca y marqués de Alhucemas. Tam bien , el ministro de Justicia y Culto, que, según manifestó, iba a Mayordo-mia para recog'er unos datos que le in-teresa.ban como notario mayor del rei­no. También vimos a los vizcondes de Casa Aguilar. Con motivo de la llega­da del secretario de la Junta Construc­tora de la Ciudad Universitaria, se re­cordaba el cariño y entusiasmo que la

y señalaban los intervalos para la en­trada en Palacio. Núcleos de 100 perso­nas se renovaban sucesivamente. Agen­tes de Policía, guardias de Seguridad y empleados de Palacio, perfectamente dis­tribuidos por patios y galerías, encauza­ban a la fila continuamente renovada que seguía hasta la Capilla Real.

El paso ante el augusto cadáver era hondamente impresionante, emotivo. Las miradas, veladas por alguna fugitiva lá­grima, se tendían sobre el cadáver. El paso era rápido. Los innumerables vi­sitantes, después de recorrer el corredor circular que rodeaba el túmulo, sallan por una puerta accesoria, encuadrada por dos alabarderos. Mas, a pesar de la rapidez del desfile, no eran pocos los que aún hacían hueco para arrodillars-í y musitar una plegaria.

En una de las dependencias de Ma-yordomia se habían colocado diferentes mesas con los pliegos para la firma. Eran innumerables las personas que se detenían en aquel lugar para estampar su nombre, al pie, muchas veces, de una frase de íntima condolencia.

Los pliegos, con un sshcillo membrete de la Mayordomía de Palacio, eran ince^ santemente renovados. En ellos, junto al encopetado nombre de algún título de Castilla o un grande de España, se veía la firma temblona, de historiada rúbri­ca, del obscuro menestral; el nombre de algún ex ministro del antiguo régimen, junto al del militar o el escritor.

Porque la noticia del fallecimiento, rá­pidamente divulgada por la capital, impresionó profusamente a la pobla­ción, tanto por afectar a persona tan amada del país, como por las trágicas circunstancias que en ella intervinieron. pB ello eran buena rñuéstra la héteto.-gsneidad del público que acudía a Pala­cio y los ¿oméntarios, musitados con temor, qué hacían al suceso

El público era, como decimos, de lo más variado. En la interminable fila se mezclaban el obrero y el estudiante; el anciano de venerable barba y el mucha cho lampiño; la modistilla y la severa ama de casa. Muchas madres llevaban en brazos o de la mano a sus hijos: su desfile era el más impresionante, porque eran ellas las que más muestras daban de pesar, acaso, porque añadían, al do­lor del común de los españoles, el dolor por la muerte de la que fué perenne ejemplo de madres, cristianas.

Hacia las dos de la tarde decreció algo la afluencia de gente, pero, cuando hubo menos, no bajarían del millar de per­sonas, que hacían "cola" para rendir su último tributo a la Reina muerta.

Poco después de las tres, subió aquel número extraordinariamente. A dlclia hora, la amplia Plaza de la Armería había sido invadida por una compacta muchedumbre—en su mayor parte com­puesta por mujeres de modesta clase— que comentaban la vida ejemplar de la reina Cristina.

Es incalculable el número de perso­nas que han desfilado ante el cadáver. Todo cálculo puede pecar de erróneo en una ocasión, como ésta, en que toda la población, sin distinción de sexos ni diferencias sociales, se ha sumado al duelo. Puede, sin enibargo, dar ima idea de la afluencia de público el hecho de que, a las tres y media, la fila se ex­tendía desde la Puerta del Princii>e has­ta la esquijia de la futura Catedral de la Almudena con la calle de Bailen, des­pués de trazar una amplia circunfe­rencia en la explanada posterior a la Plaza de la Armería.

Esta fila se renovaba incesantemen­te, ya que el desfile de cada persona,

Almiic-rTA ínfimnidesde el final de la "cola" hasta la Ca-Almuerzo miimo; .,, ^^^^^^ ,^^^^^ ^ ^^^^^ ^^^^ ^^^^^^

Los Reyes daneses hicieron el almuer-!minutos. Pues bien: a dicha hora, la

con que seguía el desarrollo de la obra. . También estuvieron el general Soriano y otras numerosas autorida­des.

El gobernador civil, presidente de la Diputación, capitán general y otras au­toridades locales, habían asistido a la'Calatrava, Borghetto, misa de monseñor Tedeschiní.

órdenes y representaciones religiosas, aristócratas, escritores, militares, etcé­tera.

Es absolutamente imposible recoger los nombres de cuantas relevantes per­sonalidades se sumaron al duelo: eran innumerables. Por ello lamentamos las involuntarias omisiones en que, inevita­blemente, teníamos que incurrir.

Entre los que acudieron a Palacio, figu­ran, además de los ya indicados en la información general y de todo el Cuerpo diplomático, los siguientes:

Títulos de CastiUa.—-Duquesa viuda de Tetuán; duques de San Lúcar, Bailen, Moctezuma Nájera, Almodóvar del Va­lle, Montellano, Estremera.

Marqueses de Vallcabra, Oliver, Alman-zora, Campo-Fuerte, Victorias de las Tu­nas, Toca, Camarena, Hazas, Camarines, Puebla de Obando, Santa María de Ca­ñizo, Valdecilla y sobrina, LeiS, Solan-da, Lacasta, Torralba, Álava, Acha, Na-vasequilla, Santa Ana, Murga, Ganibil, Oquendo, Camarasa, Llana, Silvela, Llau-ra, Aquetera, Figueroa, Borja, Casafuer-te, Bermejillo del Rey, Vega de Anzó, Isasi, Casa-Dalp, Ciadancho, Unza del Valle, Tabuérniga, San Miguel de Grox, Pobla de Claramunt, Tena Real, Amu-rrio. Donadío, Gadino, Casa-López, To-rrelaguna, Santa Lucía de Comevant, viuda de Fuentehermosa, Gorbea, Me­dina, Casa Pizarro, Castrofuerte, Figue­roa, Teis, Aledo, Lis, Casa Tremañes, Llano de San Javier, Alhucemas, Va-lenzuela. Casal de los Griegos, Villarru-bia de Langre, Casajara, viuda de Cue­va del Rey, Monte Corto, Bafainar, Cor­pa, Santa' Amalia, Del Norte, Amposta, Lema, Bermejillo del Rey, Zahara, La-pilla, Moncayo, Llanos, ViUabrágima, Berna, Peñafuerte, Cárdenas, Moret, Bel-junce, Olivares, Chiloeches, Moral de

Donado, Lugasti, Pujona, Perneía, Prado Alegre, Torrela-

El dolor del pueblo Algunas sencillas frases, estampadas

sobre la firma con letra nerviosa y hasta con desaliño, indicaban de forma más sensible que el mejor de loa poe­mas, el verdadero sentir popular: "En testimonio de cariño y veneración a la Reina bieneohora y santa madre y bue­na consejera del rey AÍfonso XIII", de­cía una de ellas; otra, "Perdimos a una santa"...

Una fina mano de aristócrata dejó es­critas estas frases, con una letra cu­yos rasgos alterados anunciaban muy claramente el acelerado batir del cora­zón que las había inspirado: "Compartí, raos de todo corazón el dolor de nuestro mtiy amado Re.y, y sentirnos con todalrrep'alma, "villa del Rey, Vinieiro, Mon-España la pérdida de tan gran Reina,|tealegre de la Rivera, Año ver de Tor-Modelo de Soberanas, de Esposas y de mes. Torre Ozme, viuda de Maluaue, -Mañre-'i" i J iviuda de Liniers, San Julián, Marm, Me-m ^ r e s . , Torres, Altea, Eleta, Santa Ma-

En otro pliego se leía: "Fue buenaj^jg^ ¿^ ^^^^(^ Gaytanes, Oliva, Cabezue-Reina y excelente Madre cristiana." Yn^g^ Peromán, Facú, Casal.

guna, De la Esperanza, Salinas, Argelita, San Eduardo, Echandía, viuda de La­que, viuda de Núñez, Peñafiel, Casa Hamos, Prlm, Sasalni, Villatiga, Am-boage.

Condes de Valdeprados, San Rafael, Santa María de Paredes, Torre de Cela, Puebla de Valverde, Brael Plater, Cat-ses. Mirasol, Sepúlveda, Cabanas de Sil­va, Viuda de San Diego, Toreno, conde­sa, de Gimeno, Infantas, Mieres, Valle-llano, Torre-Velarde, Gam;azo, Cartaina, Pontao, Lascoiti, Gondpmar, Albiz, San Miguel, de Castellar, Serramagna, Cova-donga, Torre Isabel, Casa-Rojas, Leyva, Bernar, Pinofiel, Torre Mata, Egaña, Lu­na, Oliva de Gaytán, Almenas, Real Pie­dad, Solterra, Fontao, Gasa Lasquetty, Casa Real, Pedroso, Torre Velarde, San Antolín, Posadas, Barcenas, Florida, Canga Arguelles. BugalLal^ Romilla, To­

zo en la intimidad con los Monarcas es pañoles y los Infantes. Los séquitos da­nés y español almorzaron también jun­tos y acompañados del alto personal pa­latino.

• « » «

AVILiA, 6.—El gobernador civil co­municó la noticia del fallecimiento de la reina Cristina al duque de Fernán Núñez, que acompañaba a los Reyes de Dinamarca, para que a su vez lo tras­mitiese a los Soberanos. Desde las ofl-cinas de Telégrafos de ia estación de Avila, el rey Cristian, que recibió la triste nueva afectadísimo, envió un te­legrama a don Alfonso XIII dándole el pésame en nombre propio y en el de la reina Alejandrina.

En Avila la muerte de la Reina ma­dre ha causado impresión dolorosísima, que se refleja en conversaciones y co­mentarios.

Las autoridades y muchos particula­res han enviado a Mayordomía tele­gramas dé pésame.

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La firma d e la Reina madre

fila estaba formada por más de cuatro mil personas. Media hora después se ha­bía acrecentado en más de un tercio.

A la misma hora, habían sido retira­dos de Mayordomía unos doscientos plie­gos, totalmente llenos de firmas.

El desfile ante elcadáver se prolon­gó hasta las seis de la tarde, hora en que la capilla quedó cerrada a toda persona ajena a la Real Casa.

No ocurrió así en Mayordomía, que permaneció abierta hasta íás diez de la noche. Hasta esa hora no cesó el desfile de firmantes.

Hoy, a las diez y media, comenza­rá nuevamente el desfile de personas an­te el cadáver; este desfile podrá durar hasta las cinco de la tarde.

El desfile ante el cadáver Han desfilado por Palacio personali­

dades de la política y ciencias, entre ellas, el decano de la Facultad de Cien­cias, señor Octavio de Toledo; el conde de Gimeno, Cortezo, generales Losada, Cavalcantí y Verdugo; coronel Kinde-

Barones de Meyendorff, Bicarza, To­rres,' Castillo de Buyasenia, Sacro Lirio, Benedés, Belll, Andilla, Champourcín, Pa-Uaruelo.

Vizcondes de Bejíjaj, San Enrique. Ordenes religiosas. — Representaciones

de la Institución y del Internado tere-sianos, madre general de las Hijas Car­melitas de España, padres Capuchinos de Jesús, hermanas del Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba, fra,ncis-canas de la Divina. Pastora con su su-periora general, hermanos ' Maristas, Agustinos Recoletos con él: general de la Orden, Colegio de León XIII, misione­ras del Sagrado Corazón de Jesús, .-sa-lesianos con su superior. Escuelas Cris­tianas con su visitador provincial, reli­giosas Trinitarias, Archioofradías de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Purísima Concepción, franciscanas de la Enseñanza de Sordomudos, Congre­gación del Ave María, Esclavas del Co­razón de Jesús, Carmelitas Descalzos, Hijas de la Caridad, Asociación de An­tiguas Alumnas de la Institución Tere-siana, Juventud Misionera Teresiana, Comunidad franciscana de San Francis­co el Grande, Provincial y representa­ción de los Paúles, misioneras de la Sa­grada Familia, Escuelas Pías de San Antón, Escuelas Pías de San Fernando, Religiosas Mercedarias, Religiosas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, Provincial de Castilla y representación de la Merced, Provincial y representa­ción de la Compañía de Jesús, yisita-dora general en España de las Hijas de la Caridad, Marianist8,s, Congregación de los Luises, Provincial de Filipinas y representación de la Comunidad domini­cana de Torrijos, Hermandad de Nues­tra Señora de Belén, Superior y repre­sentación de los padres Pasionistas, Pro­curador y representación de los padres Agustinos, Agustinos Recoletos de Co­lombia, Cofradía de Nuestro Padre Je­sús de Málaga, Franciscanos de San Fermín "de los Navarros, Religiosas Do­minicas de las Anunciata, Damas Cate­quistas, Archioofradía de Nuestra Seño­ra de Maravillas, Goncepcionistas, Cole­gio de Huérfanas de la Unión (Cara-banchel). Religiosas del Buen Consejo, Servicio Doméstico, rector del oratorio del Caballero de Gracia, Provincial de

litas Descalzos de Burgos, Co-

Muñoz Seca y sus hijos, ex ministros Goicoechea y Matos.

Entre los grandes de España, los duques de Amalfl y Lécera; el señor Dómine y señor Prats, en representa­ción de la Cámara de Comercio.

A las doce y media los dos hijos del infante don Femando llegaron a Pa­lacio. También volveren a Palacio el infante don Carlos y su hija la infan­ta Isabel Alfonsa.

El señor Yanguas manifestó al acudir

frases semejantes reclamaban la aten­ción en otros mil lugares.

Los mesurados rasgos de una letra de mujer habían escrito en otra parte, con una ortografía tambiéu muy femenina: "A muerto la dama de las más altas virtudes". Pero poco importaba la orto­grafía cuando, sin ella, tan bien se po­dían expresar los verdaderos sentimien­tos del pueblo.

No faltó, la, nota pintoresca. La dio, acaso, algún naeneat^al o un buen hom­bre del pueblo que, con pulso vacilante y fatigoso, y con esta original ortogra­fía, no supo expresar su conmoción más que con palabras perfectamente, llanas y con cumplidos rio menos llanos. Quien escribió unas y otros se dirigía de esta forma al Rey don Alfonso XIII: "Le damos el mas sincero pesa.me é saluz paraencomendarla a Dios." O esta otra cortesía, tan emotiva en medio de su extravagancia: "Con profunda pena, y damos sentido pésame y cordialísimo a nuestro Rey."

Algún poeta ignorado y modesto im­provisó esta redondilla, que estampó so­bre una firma temblorosa:

"Descansa en paz, gran Señora; de tu virtud por los soles fuiste de los españoles Madre, Reina y Salvadora."

"Sustituyó a mi madre" Entre las muestras de cariño y agra­

decimiento pudiera destacarse el siguien­te párrafo—lleno de amor filial-^que pre­cede a una firma de los pliegos para el público;

"En el lecho de muerte ofreció a mi madre hacer sus veces para conmigo y lo ha cumplido con la delicadeza y el afecto de que sólo la augusta señora era capaz."

La idea de la madre ejemplar predo­mina en estas expansiones de respeto y cariño:

"Dios acoja en su seno, escribe uno, a la buena madre y gran señora."

"Señor declara otro, las madre nunca í^uníd¿<?de"san Antonio Abad, Francis-mueren; la de Vuestra Majestad está en „anas Misioneras de Santa María, Agus-el Cielo." tinos de Filipinas, Oblatas, Religiosas de

"A la memoria de la Reina Cristina, la Esperanza, Hermanas_ Carmelitas del madre tierna, Reina insigne, fuerza y Sagrado Corazón de Jesús, dulzura, modestia y discreción. " Entidades católicas. •;-Obispo Preconi-

zado de Aretusa, auxiliar de Toledo, re­presentaciones del Consejo'Central y de la Unión Diocesana de la Juventud Ca­tólica, auditor de la Rota, padre Valde-pares; Confederación Nacional de Estu­diantes Católicos, Instituto Católico de Artes e Industrias, Juventud .Católica de Santa Teresa.

Militares.—Generales Olaguer, Luque, Aizpuru, Rodríguez García, Heredia, Lao, Termens, Reina, Andino, Bermúdez de Castro, González de Lara, Alvarez Valen-ti, Feijóo, Baizón, Lombart, Ramos, So­ler, Carrero, Sousa, Picasso, Vives, Bz-peleta, Sanjurjo, Villalba,' Sánchez, Sán­chez Ocafia, Villegas, Buiz Forner, Am-pudla, Soriano; aviadores coronel Kinde-lán, Marqués, Jiménez Iglesias, Corone­les Cabanas, del regimiento Alfonso XIII, de la Esóuela Central de Tiro, Tizol; di­rector del Museo de Artillería; subdirec­tor de Carabineros.

Almirante Biondi; contraalmirantes Carbia y Marsiná Bringas.

Representaciones de los regimientos del Rey, Saboya, León, Covadonga, Asturias, Húsares de Pavía y de la Princesa, Ra­diotelegrafía y Automovilismo, Guardia civil de servicio en Palacio, Tercios 1 y 29 de la Guardia civil. Escuadras de Avia­ción de Oetafe y Cuatro Vientos, reg'i-naiento de Artillería a caballo.

Bepresentacioiies varias.—-Sindicato de Actores, Asociación de Empleados Muni­cipales de Madrid, Empresa del teatro Lara, Residencia de Estudiantes,. Socie­dad de Autores,Españoles, Caballeros Hi­josdalgo de la Nobleza de Madrid, Soma­tenes de,la primera región, claustro de la Escuela , de. Ingenieros Agrónomos, Aso­ciación nacional del Magisterio privado, Asociación de Sordomudos, Centro de Hi­jos de Madrid, Federación de. Industrias nacionales, Cámara oficial Española de La Habana, Instituto Nacional de Inves­tigaciones y Experiencias, Representacio­nes de la Orquesta Filarmónica de Ma­drid, de la del teatro Real, Previsores del Porvenir, Cámara Oficial de la Indus­tria, Escuelas de Niños de la Real Casa, Cámara de la Propiedad, Instituto dé Re-

"...Una mujer del pueblo" otro firmante escribe solamente: "Me asocio a este dolor... Una mujer

del pueblo." En otro pliego se consigna escueta­

mente: "Una maestra nacional, admiradora de

la Reina." El sentimiento de admiración a la edu­

cadora, a la madre, se manifiesta tam­bién en esta ley-enda escrita por mano aristocrática:

"España debe guardar a la Reina Cristina su luto rigurosísimo. El que no sienta de corazón a esta Santa Mujer de corazón, ea... que no lo tiene."

"Desde pequeñita la rezo" Como última muestra citaremos la de

una mujer, joven sin duda, que firma sencillamente " Angeles

"A vos. Señor, particularmente, a to­da la real familia y a España entera comunico su hondo sentimiento por la pérdida de la mejor de las madres, quien desde pequeñita no ha dejado de pedir a Dios por Vuestras Majestades: Ange­les."

En los pliegos firmaron personas de lán, los aviadores Jiménez e Iglesias, I^J^^ \ ; ; .'^¡f^; ;'",X^;,f;3'' '37,7^j;;'= TV/Tlifi-n-T: H.-./.n -tr si ia Vii-ina ov Tninfofr-na ^^^^^ ^^ CiaSCS y CaiegO^iaS SOCiaieS,

desde la nobleza a los jornaleros. Algunos consignaban su condición de

guardias municipales, obreros, etcétera. Los pliegos firmados ayer fueron unos doscientos, que suponen millares de fir­mas.

Desfile de personalidades Para firmar, en los pliegos de Mayor­

domía, han desfilado las m.ás carecteri-zadas personalidades políticas, tanto del antiguo régimen, como de la dictadura;

Page 3: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

MADRID.—Año XK.—Núm. G.105 EL DEBATE (3) Jueives 1 de febrero de ídZ9'

educación de InváUdos, Exploradores de España, etc., etc.

Personalidades.—^Director de la Escue­la de Caminos, Marín (don Ricardo), Coullant Valera, Sandoval ,(don A.), Ar-güesa, Alvarez Quintero (don S. y don J.), Banda de la Bermeja, presidente de la Casa de España en Roma, Ortiz Echa-güe, Escriba de Romaní, doctor Pulido, Díaz Agero (don P. y don A.), Macho (don Victorio), R e d o n e t (don Luis), Araújo Costa, director general de Obras públicas, Masseda, doctor Decref, Retor-tillo (don A.), director general de (¿o-mercio, Benlliure (don M.), Francés (don J.), doctor Verdes Montenegro, Pitalu-ga, Marquina (don Eduardo), Pjdal, Ca-vestany, director general de Sanidad, Alonso Orduña, Romo, Espantaleón, Mu­ñoz Seca, Muguruza, Francos Rodríguez, López Peces, Roca de Togores, Grana (don M.),- Tragó, López Otero, doctor Go-yanes, director general de Comunicacio­nes, director general de Minas, Madaria-ga, vicedirector de la Compañía del Nor­te, Mesonero Romanos, director de la Escuela de Ingenieros de Montes, doctor Castresana, Crehuet, Fernández Rivera, mister Crüs, corresponsal en Madrid de "The Times"; representante del alcalde de Barcelona, Navarro Reverter, Urzálz, alcalde de Irún, presidente de la Aso­ciación de Ingenieros Industriales, Iru-reta Goyena, Cabello Lapiedra, Ossorlo y Gallardo, director general de Asuntos Judiciales, Haro, Caba, Navarro, subdi­rector general de Comunicaciones, Van Vaumberghen, director general de Pri-dones; iBaeza, magistrado del Supremo; director general de lo Contencioso; Se-rret, ingeniero jefe de Caminos, Canales y Puertos; doctor Compaired, Aguirre de Cárcer (don Eduardo), Salgado, Robles, Echegaray, Cubillo, P é r e z Rodríguez, González Ruiz, Lorente, Arredondo, Ba­jo Mengibar y Marín de Barcena, magis­trados del Supremo y en representación del Tribunal; Rodríguez Pascual, Vidal Ribas, Díaz Cañete, magistrado de la Audiencia; doctor Bandalier, delegado de la Liga francesa en la lucha contra el cáncer; Dómine, Pando Baura, en nom­bre del Comité Hispa.no-Filipino; Baüer don Ignacio), Artikano (don Pedro Ma­ría), Mac-Chohon, primer teniente alcal­de de Madrid; Duran, arquitecto de Pa­lacio; Mendoza (don Carlos), Wais (don Julio), D'Ors (don Eugenio), González Llano, Santa María (don Marceliano), Va­lle (don Valeriano), jefe superior de Po­licía; Diaz Villar, Mazarrasa, director del Monte de Piedad; Arguelles (don Ma­nuel), Elorriéta, Sánchez Puerta, Rodrí­guez de Rivera, Cañáis (don Salvador), Fernández Prida; señoras viuda de Sáenz Heredia, Olóriz, Cuesta (señorita Car­men), Alba (Leocadia e Irene), viuda del general Montero, viuda del almirante Fer­nández de la Puente, viuda del almirante Pid&l; Primo de Rivera (señoritas Car­men y Pilar), Primo de Rivera y Orba-neja (doña María), Membrives, Díaz Ar­tigas, Díaz (Carmen), etcétera.

EN EL S E T E N T A C U M P L E A Ñ O S

El general Weyler

El capitán general don Valeriano Weyler llegó a Palacio al mediodía, Apoyado del brazo de' su hijo don Fer­nando, penetró en el regio Alcázar y después de firmar en las listas, subió a la capilla para ver el cadáver de la Soberana.

Poco después descendió de la misma forma, y con paso vacilante se dirigió al automóvil. Los fotógrafos sorpren­dieron al anciano general cuando in­tentaba subir al coche; tres veces rea­lizó esfuerzos para montar sobre el es­tribo, y gracias a la ayuda de su hijo, pudo conseguirlo. Mostraba gran Im­presión y aun dedicó breves minutos a conversar con algunos palatinos y co­mentar en sentidos términos la muer­te de la Reina. , ,

El tráfico en la

del Ejército y Armada, así como los fun­cionarios dei Estado llevarán como dis­tintivo, en los uniformes, un brazal ne­gro de crespón de ocho centímetros de ancho, en el brazo izquierdo por encima del codo, y los oficiales generales, guante negro, con arreglo a la real orden de 25 de mayo de 1836. «

El luto sin uniforme será el ordina­rio, de traje y guante negro y gasa en el sombrero."

A REINA MADRE iwi<tt!aiii

Los últimos actos

La reina doña María Cristina hacía en estos últimos años una vida bastante retirada; se dedicaba con preferente

El ^axordomo mayor de su majestad atención a las obras de caridad y bene-

La reina doña María Cristina, con sus majestades ios Reyes, ios Iiijos de éstos, ia infanta doña Isabel Alfonsa y el infante don Alfonso, en San Sebastián, ai conmemorar el setenta ani­

versario de su nacimiento. (Fot. Marín.)

^iniiiiiiiiiiiiniiniiiiiiniiiiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiimini^ iiüiiiiiiiiiiiiii

EL ENTIERRO SERA MAÑANA A las nueve y inedia será trasladado el cadáver a la estación

del Norte para su inhumación en El Escoria!.

Mañana, el entierro

El entiero ha sido fijado para mañana, a las nueve y media de la mañana. El cadáver de la reina Cristina será condu­cido en tren especial a El Escorial y recibirá sepultura en el panteón dé Re­yes del Monasterio.

Acompañarán a los restos mortales loa infantes don Alfonso y doña Bea­triz de Orleáns y el ministro de la Gobernación, general Martínez Anido.

Una vez en el Monasterio, se hará cargo del cadáver el PWor de los Agus­tinos. *

El ceremonial del entierro

La "Gaceta" de hoy publica, prece­dido de una comunicación de la Mayor-domla Mayor de Palacio, el orden de la comitiva, que ha de acompañar el cadáver de la reina doña María Cris­tina desde el Palacio de Oriente a la estación del Norte, para ser conducido al panteón de El Escorial.

Abrirá marcha un piquete de Caballe­ría, al que seguirán los palafreneros de las Reales Caballerizas, clarines y tim­bales, caballos con las sillas enlutadas de respeto, personal de las Reales Caballe­rizas a caballo, ídem a pie, a la Federi­ca, en dos filas; empleados de galón de la Real Casa y Patrimonio, cruz de la

plaza de Oriente A partir de las diez de la mañana,

el tráfico en la plaza de Oriente y ex­planada de Palacio fué extraordinariSí-mente intenso. Una veintena de guar­dias municipales apostados en la calle de Bailen y en aquellos citados sitios, regularon la circulación, que se desen­volvió en orden admirable. Para dar idea del movimiento de automóviles, in­dicaremos que en algún momento ba­hía detenidos 115 vehículos.

La afluencia de coches

gada Obrera, Intendaicia, Sanidad, Guardia civil e Ingenieros (Zapadores, Telégrafos, Ferrocarriles).

El ganado de Zapadores y Telégrafos se situará en la calle de Estanislao Fi-gueras y Cadarso. Radiotelegrafía, en la calle de Ferraz; el regimiento a ca­ballo en la Plaza de España; las siete Compañías de ametralladoras, delante del Senado, y en las calles de Noblejas, San Nicolás, Ramales y Vergara y en las plazas de la Cruzada y Ramales.

Los regimientos de Caballería de la Reina, Principe, Calatraya, Princesa y Pavía formarán sus escuadrones a lo lar­go del Paseo de' la Virgen del Puerto. La Guardia civil (Caballería) se situa­rá a lo largo del paseo de San Antonio de la Florida.

El segundo ligero de Artillería, con dos grupos, uno de cañones con dos ba­terías y otro de obuses de 10,5, se si­tuará en la calle dé Ferraz.

Todo ello está sujeto a las pequeñas variaciones que a última hora pueda de­cidir la Capitanía general.

Hoy mismo saldrán para El Escorial, con el objeto de rendir honores al cadá­ver de su majestad la reina doña Ma­ría Cristina, el batallón de Lanzarote, que está ahora en Madrid, pero que ha-bitualmente se encuentra en Alcalá de Henares; un escuadrón del regimiento de María Crsitina, del cual era coronel ho

tación, sobre un vagón-plataforma,, y de esta manera se efectuará la conduc­ción hasta El Escorial. Al llegar al Real Sitio, la carroza-estufa será desembar­cada de nuevo, y, arrastrada por otros ocho caballos previamente dispuestos en aquella estación, llegará hasta el Mo­nasterio.

En el cortejo fúnehre formarán, por este orden, los gentileshombres de casa y boca de su majestad, los mayordomos de semana y los gentileshombres con ejercicio y servidumbre. Seguirán todas las fuerzas ¡ de Alabarderos y de la Escolta Real.

Por especial designación de. su ma­jestad ©1 rey don Alfonso XIII, presidi­rá el duelo el duque de Sotomayor, que, en vida de la reina Cristina, fué su mayordomo mayor. No figurará en el duelo ninguna de las personas reales, por no ser ello costumbre en el protocO' lo palatino.

Aunque el tren que ha de conducir los restos mortales a El Escorial esta­rá totalmente dispuesto para las diez de la mañana, el convoy no abandona­rá la estación hasta las once en punto, con objeto de que llegue al Rea! Sitio a las doce, hora ya prevista.

Una vez trasladado el cadáver al Mo­nasterio, se celebrará un solemne fu­neral y, acabado éste, se procederá al enterramiento.

Los caballeros del Cuerpo Diplomá­tico, acreditado cerca del Gobierno de su majestad, se reunirán en la estación del Norte, donde despedirán al cadáver. Tanto en el funeral del Monasterio como en el entierro están presentes todas las clases fío Palacio.

real capilla, furrier, capellanes de altar, _

S & ^ m r 4 ° ' d 1 ' c r a ' f b ^ ^ c a ' ^ x í a ^ P domos de semana, gentileshombres de;ría_ del regimiento a caballo de Cara-cámara con ejercicio y servidumbre, ba­tidores, correo de Reales Caballerizas, co­che-estufa; á sus costados, seis gentiles-hombres de casa y boca con hachas, un caballerizo de campo, autoridad militar correspondiente, jefe de Escolta y cuatro monteros de cámara; Escolta. Jefes de Palacio, notario mayor del Reino, pro-capellán mayor de su majestad, etcétera; Jefes de las distintas dependencias de la Real Casa y empleados de la misma; ayudantes de su majestad, oficiales ma­yores de Alabarderos y Jefes y oficiales de la Escolta Real; (Corporaciones, Co­misiones y representaciones oficiales; par­ticulares; fuerza militar.

Recorrido de la comitiva Durante todo el día, especialmente

por la tarde, fué extraordinaria ia can­tidad de coches que se estacionaron an­te Palacio Real.

Pertenecían, en su mayor parte, a las personalidades que llegaban a firmar en los pliegos colocados en Mayordomía y a los elementos palatinos que, vistien­do sus uniformes respectivos, no cesa­ban de llegar para dar guardia por tur­no al cadáver.

Varios miles de telegramas Durante todo el día se recibieron, tan­

to en Mayordomla como en la Secreta­ría particular de su majestad, infinidad de telegramas. En conjunto, suman va­rios millares. La mayoría han sido agru­pados, formando altos montones, para irlos contestando en cuanto haya un desahogo de trabajo.

El trabajo que pesa estos días sobre el alto personal de Palacio, duques de Miranda, Vistahermosa y Sotomayor. conde de Maceda, marqués de Benda-ña y secretario particular, marqués de Torres de Mendoza, es abnmiador. La actividad en las oficinas reales es rñuy grande asimismo.

La carrera que ha de llevar la comi­tiva será: Plaza de Armas, calle de Bai­len y paseo de San Vicente, hasta la estación del ferrocarril del Norte.

El Gobierno se encontrará precisajtnen-te en la estación del ferrocarril para recibir el cadávet-, y el ministro de Jus­ticia y Culto le acompañrá hasta El Es corial para presenciar su enterramiento y levantar el acta oportuna.

Tropas que cubrirán la carrera Con motivo de la conducción del ca­

dáver de su majestad la reina (lona Ma­ría Cristina, las tropas cubrirán la ca­rrera desde el Palacio Real hasta la es­tación del Norte, formándose dos divi­siones, al mando de los generales Saro y Ruiz del Portal.

El regimiento del Rey se situará des­de la verja de la Plaza de la Armería hasta dar la vuelta a la esquina de Pa­lacio. A continuación irán eséalonadais las fuerzas de León, Saboya, Wad-Ras y Aviación. Estas últimas estarán situa­das en la Plaza de España.

En la cuesta de San Vicente estarán cubriendo la carrera por el orden que se indica, las fuerzas de Asturias, Bri-

dlce a esta Presidencia lo siguiente: "Excelentísimo señor: Su majestad el

Rey, (q. D. g.) me ordena poner en co­nocimiento de vuestra excelencia, para la asistencia del Gobierno, que el vier-ne's, 8 del corriente, a las ocho y media de la mañana, tendrá lugar una misa de cuerpo presente, en la real capilla, in­mediatamente antes del levantamiento y traslación del cadáver de su augusta ma­dre la reina doña María Cristina, al Pan­teón del Real Monasterio de Él Esco­rial.

Su majestad me ordena igualmente invitar, por el digno conducto de vues­tra excelencia a la traslación del cadá­ver desde este real Palacio, a la esta­ción del Norte, el día 8 del corriente, a las nueve y media de la mañana, a los capitanes generales del Ejército y Ar­mada, directores generales de las Armas, generales en servicio activo y presiden­tes los Altos Tribunales, igualmente a Comisiones de los Centros Consultivos y demás corporaciones del Estado y auto­ridades que vuestra excelencia estime procedente.

Dios guarde a vuestra excelencia mu­chos años. Palacio, 6 de febrero de 1929. El duque de Miranda."

i r !V «

El mayordomo mayor de su majestad dice a esta' presidencia lo siguiente:

"Excelentísimo señor: Habiendo falle­cido su majestad la reina doña María Cristina a las dos y media de la ma­drugada de hoy, ha resuelto su majestad el Rey (que Dios guarde) que el duque de Sotomayor, como mayordomo mayor de su augusta madre, se encargue del real cadáver, para conducirle, a las diez y media de la mañana del día de hoy, desde el cuarto que oijupó en vida, a la real capilla, en doncJe ha de quedar a la expectación nública; y que el día 8 del corriente, a las nueve y media de la ma­ñana, le conduzca y entregue, con las formalidades y ceremonias de práctica, al real Panteón de El Escorial. Lo que de orden de su majestad comunico a V. E. para su inteligencia, y a fin de que por los respectivos ministerios se haga saber al gobernador civil de esta provincia, a la parte eclesiástica corres­pondiente y al capitán general de la pri­mera región, a fin de que se cubra con tropas la carrera por donde ha de pasar la comitiva, y para que se tributen al cadáver, tanto en esta Corte como en El Escorial, los honores que correspon­den a su elevada categoría. Dios guarde a V. E. muchos años. Palacio, 6 de fe­brero de 1929. El duque de Miranda."

flcencia. Aún no hace quince días estuvo la

Reina madre, acompañada de la infanta doña Isabel Alfonsa, en el Instituto Na­cional de Puerictiltura, fundado en Ma­drid hace veinticinco años bajo los aus­picios de la augusta finada.

Por esos mismos días estuvo también en el Asilo de Lavanderas, también fun­dación de la reina doña'María Cristina. A este Asilo acudía con bastante fre­cuencia para distribuir personalmente la comida entre los pobres de aquella barriada.

El último acto a que asistió fué a un concierto el martes por ia tarde en el teatro de la Zarzuela a beneficio de la Cruz Roja. Llegó acompañada de la condesa de Heredia Spínola, y en el an­tepalco estuvo conversando con las du­quesas de Aliaga y Vitoria, marquesa de Valdeiglesias y marqués de Hoyos. Tuvo la augusta dama palabras de elo­gio para la labor que la reina doña Victoria Eugenia realiza en pro de la Cruz Roja.

Aludiendo a la boda de la infanta Isabel Alfonsa, y como tuviera noticias del frío intenso que reina en Polonia, comentó doña María Cristina el hecho de que la infanta española tenga que experimentar un cambio tan radical de temperatura.

El martes por la noche estaba la Reí-na^^e mejor humor que de costumbre.

Al salir de la Zarzuela, le dijo su nieta la infanta doña Beatriz:

—Ábuelita, esta noche hay una pe­lícula, entre las que se proyectarán en Palacio, que te gustará mucho. Se ti­tula "La nieta del zorro". Ya verás cómo no te duermes.

Doña María Cristina contestó son­riendo:

,—¡Pero .si yo no me duermo nunca en el "cine"! /

A las doce, y veinte de la noche ter­minó la sesión de "cine" en Palacio.

La reina doña María Cristina se di­rigió a sus habitaciones acompañada de la reina doña Victoria Eugenia. Al pasar por las galerias donde había co­locados tapices, doña María Cristina hizo algunas comentarios sobre algunos de esos tapices; doña Victoria estuvo un rato escuchándola atentamente.

Seguidamente doña María Cristina pa­só a sus habitaciones, sin que nadie no­tara en ella malestar ni cansancio.

Su última confe-presenta con gran

éxito su colección de media estación.

Ai/EHIOA COÜOE PEiiLiíEe, ] T E L E F O N O 16.376

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y doña Isabel Alfonsa, que se encontra­ban en Barcelona, d e regreso de Cannes. Los Infantes manifes taron a doña Ma­ría Cris t ina que habían llegado sin no­vedad y que por l a noche emprenderían el regreso. L a infanta doña Isabel Al­fonsa dijo a su abuela que venía muy contenta y que a l d ía siguiente l a abra^ zar ía y hablar ían de su próx ima boda con si conde de Zamoyskl .

.Al p a s a r por Guadala jara subió al t r en el infante don José Eugenio, hijo de don F e m a n d o y de la, malograda infanta Ma­r ía Teresa y comunicó la tri.'Jte noticif. a don Carlos y doña Isabel Alfonsa, los cuales recibieron una dolorosísima im­presión.

E n estos días se dedicaba la reina do­ñ a Mar ía Crist ina con verdadero afán a p repa ra r el a juar de boda de su nie ta la infanta doña Isabel Alfonsa, a la que profesaba especial cariño y predilección.

L a augus t a señora había hecho ins ta­l a r en sus habitaciones Tin g r a n armar io en el que ella, m i s m a iba colocando cui­dadosamente los regalos que se recibían p a r a la Infanta , así como las ropas que iban a const i tuir el " t rousseau".

E n t r e dichas ropas, todas ellas valio­sísimas, figuran a lgunas que conservaba la Reina y que pertenecieron a la Pr in­cesa de Astur ias .

La augus t a señora esperaba la llegada de su nieta, anunciada p a r a ayer con verdadera alegría. Quería mos t ra r le en seguida todo lo que hab la ido guardan­do p a r a ella y cambiar impresiones acer­ca del próximo enlace.

Las últimas comuniones

rencia telefónica Se cree que la última conferencia te­

lefónica celebrada por la reina doña Ma­rta Cristina fué la que tuvo el martes por la tarde con los infantes don Carlos

iffl;iiri'n:i:iiMrii.!:iii:ri.ri.i;!!i! n:!ilii:iÜJ.Ill'l'!tlll!l!l!riIll

La obra predilecta áe k Reina nadre

banchel. Todas estas fuerzas irán con sus res­

pectivas bamderasj, bandas de música o de cometas, lutos,, etcétera, etcétera.

Irán mandadas por el general Gonzá­lez de Lara. Se dispararán las salvas de ordenanza al llegar el cadáver a la población y en el momento de ser inhu­mado, se cubrirá la carrera y se tribu­tarán iguales honores militares a los que se rindieron al cadáver de don Alfon­so XIL

Protocolo del entierro El entierro de la reina doña María.

Cristina, que se celebrará mañana, sé verificará con arreglo a la misma or­ganización y disposiciones protocolarias que se siguieron en el de la Princesa de Asturias, doña Maria de las Merce­des, el 17 de octubre de 1904.

A primera hora de la mañana, a las ocho y cuarto, se rezará en la Capilla Real, convertida eñ capilla ardiente, una misa, a la que asistirán todas las clases de etiqueta de Palacio. Seg^uida-clases de etiqueta de Palacio. Seguida-tejo fúnebre que ha de trasladar el ca­dáver, después de recorrer las galerias de Palacio, hasta la pueirta de la Plaza de Armas.

En ésta se organizará la comitiva que ha de acompañar los restos de la Reina madre hasta la ástación del Nor­te, con arreglo al itinerario siguiente: Plaza de la Armeria, Almudena, calle de Bailen, plaza de Oriente, calle de Bailen, cuesta de San Vicente y esta­ción del Norte.

Todas las fuerzas de la guarnición cubrirán la carrera.

El cadáver será depositado en la ca­rroza estufa de Palacio, arrastrada por ocho caballos, a la cual seguirá otra carroza de respeto. El coche-estufa se­rá colocado, una vez llegado a la es

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Mañana, día de luto' Por la Presidencia del Consejo se ha!

dictado la siguiente real orden: | "Designada la hora de las nueve y me­

dia de la mañana del próximo viernes' para conducir el cadáver de su majestad' la reina doña María Cristina desde el Palacio Real a la estación del Norte, y con el fin dé que puedan, por tan tris­te motivo, testimoniar su sentimiento presenciando tan solemne acto los fun-1 eionarios públicos de todas clases y .su­balternos, su majestad el Rey (q. D. g.) Sé ha servido disponer que el mencio­nado día, 8 de los corrientes, no haya despacho en los centros y dependencias oficiales de esta Corte." |

Los espectáculos, suspendidos! Todos los espectáculos públicos que'

habían de celebrarse ayer han sido sus­pendidos en señal de duelo por el falle­cimiento de la reina doña María Cris­tina.

Han sido también numerosas las fies­tas de carácter particular que fueron suspendidas por la misma causa.

Los condes de Ruidoms han desisti­do de dar el baile de trajes anunciado para el día 19.-

La misma suerte ha corrido el anun­ciado para el sábado 9, a las cinco y media de la tarde, en el hotel de la con­desa viuda de Casa-Valencia.

Por la misma causa ha sido suspen­dido el té seguido de baile que el secre­tario de la Legación del Brasil en Es­paña y la señora de Marcelo Soares, ofrecían en su residencia del paseo de la Castellana hoy jueves, a "xm grupo de amistades.

Otras fiestas suspendidas: la fiesta de trajes en la Embajada de Cuba y los ammciados por los señores Delaye, mar­queses de Amboage y el concierto en los salones del Trabajo de la Mujer.

El hermano de la Reina

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Cristina, a IVIadrid En los primeros momentos se trans­

mitió telegráficamente la inf^iusta no­ticia al hermano de la Reina madre, ar­chiduque Eugenio, que se encontraba en Suiza. Inmediatamente salió para París y España. Anoche debid llegar a la ca­pital francesa, y hoy seguramente po­drá ver el cadáver de su hermana, la Reina madre.

Ayer se celebraron

El público formado en "cola" para desfilar ante el cadáver de la Reina. iFot . Vidal.),

misas en París Como nuestro embajador en Paris, se­

ñor Quiñones de León, tuvo conocimien­to de la desgracia muy de mañana, hu­bo tiempo para que ayer mismo se ce­lebraran en la capilla española de Pa­ris misas por el eterno descanso de la egregia dama. Hoy volverán a celebrar­se misas en dicha capilla y en otros iglesifis de París.

Disposiciones oficiales La "Gaceta" de hoy publica las si­

guientes comimicaciones del mayordomo mayor de Palacio a la Presidencia del Consejo:

"Excelentísímt^ señor: Para manifestar su majestad el Bey (q. D. g.) el pro-fimdo dolor por la muerte de su virtuosa y amada madre, su majestad la reina doña Maria Cristina (q. e. g. e.) ha re­suelto su majestad que desde hoy se vis­ta la Corte de luto por un año: los seis primeros meses, de riguroso, y los otros seis, de alivio, i Los oficiales genej;ales, jefes y oficiales

La Casa d e Salud d e Santa Cristina

Un gran edificio con un cuidado jar­dín; situado en la barriada de la Pla'ía de Toros, con puerta principal a la calle de la Fuente del Berro, he aquí la Casa de Salud de Santa Cristina, fun­dación de la Reina madre, y, en verdad, que más que Reina parecía madre de la casa. La primera piedra de esta vas­ta construcción se colocó en 1904, ne­cesitándose veinte años para terminar­la, ya que en abril de 1924 se inaugu­raba solemnemente. El doctor Gálvez, secundado por los demás doctores, Lu-que. Macan, Navarro, Gil (jefe del la­boratorio) y Maestre Ibáñez (encargado de la farmacia) hacen a diario la más benéfica de las obras. Diez y siete her­manas, a cuyo frente figura sor An-dreu, más 23 alumnas de la Escuela de Matronas (bajo la enseñanza de cua­tro profesionales), forman el personal de la casa.

La reina María Cristina puso todo su amor en esta fundación. Pagaba dos mil pesetas por una cama y, además,' mil pesetas para el ropero infantil, sec­ción especial, de cuya presidencia se en­cargó la infanta Mercedes, hija del in­fante don Femando. Pero la caridad y el amor a los pequeños le llevó a tomar parte activa en la cotidiana vida del Instituto benéfico; sor Andreu y la her­mana Catalina cuentan y no acaban de las infinitas bondades de la reina Cristi­na. Su majestad iba de cuna en cuna abrazando a los pequeñuelos. Visitando la casa una o dos veces por semana: ¿Cuántos niños han nacido hoy?, pre­guntó un día. —Diez y siete—contestó sor Catalina—. Si parece que caen del techo. E n ima ocasión, un chiquillo se negaba resueltamente a tomar el bibe­rón; entonceá", la Reina lo cogió en bra­zos, y, con habilidad, consiguió que lo tomara. A las pocas horas, habiéndos enterado que el pequeñin seguía en sus trece, volvió otra vez para darle un se gundo biberón. En el curso de una visi­ta* preguntó a una pobre muchacha ga­llega que cuántos bijos tenía: "Trece, señora, y al último le pondré Alfonso trece"; a su majestad le pareció mag­nífica la idea de la mujer gallega, y pro­metió contarle el caso "a su Alfonsitb". Un buen día, nacieron taiitos niños, que se terminaron las ropitas; pues bien, no habla pasado una hora, cuando se pre­sentó la reina Cristina con cien envol­turas que acababa de comprar.

La Casa dé Santa Cristina es amplia y lujosa. Su actividad es taai grande que, 1 según dice Sor Andreu, en el pa­sado año nacieron 706 niños y hubo cer­ca de 15.000 consultas gratuitas, En los

pabellones hay ciento cincuenta camas para pobres y trece cuartos lujosos pa­ra pensionistas, entre las cuales hay siempre nombres ilustres: "Marquesas y duquesas", me dice sor Catalina quien además de muy simpática, es pintores-^ ca en svs narraciones.

Sor Andreu está muy cansada, A,ca-ba de llegar de Palacio, en donde''ayudó a amortajar a la Reina; ha presencia­do escenas dolorosas y se proponía pa­sar allí la noche. Así es que, conduci dos por Sor Catalina, hemos recorrido Ifis principales piezas del edificio. Al en­trar en un dormitorio llegaban varias alumnas con un carrito conduciendo la cena para las enfermas pobres. Hemos observado con curiosidad la expresión de estas pobres mujeres y hemos visto fisonomías risueñas o resignadas, pero en ninguna de ellas había dureza en el semblante. Al lado de cada cama hay una cunita con su correspondiente nene; todos ellos duermen arropaditos, sin llo­rar, aunque Sor Catalina los saca de la cuna para que vea que son "gorditos y monos". En cada cama hay también un timbre combinado con ima lamparilla roja que comunica con un farol de la galería; es un aviso para las noches, pues, según parece, las noches son más moviditas que los días. Sin embargo, hay un grupo dé niños solos en una habita­ción, cuyas madres están enfeiníás y solamente se alirnentan con biberón. En esta misma habitación hay otros carri­tos portadores de cunas, canastillas dis­puestas para el primer'aviso y un gran armario con el ropero infantil. Más sa­las, más galerías y cuartos lujosos; son los de las pensionistas; sé oye el char­lar femenino de las visitas elegantes; suponemos que se t ra ta de las marque­sas y duquesas...

Las salas de partos son magníflcas y provistas de todo lo necesario. "Esto habrá costado im dineral." "Muchísimo dinero, dice la hermana; primero se co­menzó a base de suscripciones, y des­pués, en vista de que nunca se termina­ba, el Estado pagó el resto; pero vea usted lo más curioso de estas salas." En efecto, un juego de luces de colores mar ca por gradaciones la marcha del parto a los médicos, sin que éstos- se mue­van de sus pabellones; desde la luz blan­ca, tranquilizadora, hasta la luz roja, que advierte a los doctores la inminen­cia de una operación.

Sor Catalina me acompaña hasta la escalera: "Dígalo usted, por Dios; diga que la reina Cristina era para nosotras una madre que hemos perdido,"'

de la Reina madre La piedad y religión de la augusta

finada era tan grande como notoria. Confesaba y comulgaba todos los pri­meros viernes de mes, todas las prin­cipales festividades religiosas, los íías de su santo y cumpleaños y los días de igual fiesta de los reyes y el del ani­versario de la muerte de su augusto es­poso. Todos éstos eran días fijos de con­fesión y comunión. Confesaba ader. «.s siempre que lo creía conveniente y c j - ' mulgaba con una gran frecuencia; a veces, muchos días, seguidos.

Preparaba de,una manera especial la comunión para el precepto pascual, !o que gustaba hacer acompañada de algu­no de sus nietos. El año pasado cumplió el precepto acompañada de don Alfonso de Borbón.

La real familia se ..confiesa en sus habitaciones particulares. Se dispone una rejilla portátil, cuyo uso es éste: a un lado de la rejilla, un sillón para el con­fesor, y al otro, un almohadón, donde, de rodillas, se confiesa la persona real, sea femenina o masculina.

La última vez que su majestad la rei­na doña María Cristina acudió al Sa­cramento de la Penitencia fué la víspera de las Candelas, para comulgar en esta fiesta.

El Sacramenta de IS Eucaristía le re­cibía siempre temprano. A las ocho, ge­neralmente. Le decía la misa en su oi-a-torio partictilar un capellán de honor du su majestad, y a la comunión se acer-cal)a la reina al altar portátil donde el Santo Sacrificio se celebraba y recibía el Pan de los Angeles, volviéndose lue­go a su reelinatorioi •

El doctor Racin era confesor de ella desde que murió el también capellán de honor del,Rey, don Pedro Ga.scón, que la confesaba desde la muerte de don Javier Vales Failde. Era, pues, .su confesor desde hace más de cuatro años, como igualmente lo es de la Soberana..

Durante muchos años fué confe-jor de la Reina el ilustre padre Montaña, hoy auditor de la Rota, y ya muy anciano.

La piedad de la Soberana I La virtud más saliente entre las mu­chas que adornaban a la Reina madre, era su acendrada piedad. Doña María Cristiana se levantaba temprano y a diario oía misa y recibía la comunión. Tenia la costumbre de retirarse a sus habitaciones no después de las once de

'la noche. Por la sencillez de sus gustos fué po­

co aficionada a concurrir a fiestas de sociedad y sólo , raramente asistió, du­rante la regencia,:, a algunas celebradas en las Embajadas. Desde que fué co­ronado don Alfonso XIII hacía una vida retirada.

Su caridad proverbial es conocida de todos los españoles, especialmente de las clases menesterosas, que tantos be­neficios han recibido de la Reina ma­dre a través de instituciones caritati­vas. Pero además, la augusta señora gustaba de saborear el íntimo placer de favorecer a las personas que la ro­deaban por hallarse a su servicio. Hace aún poco tiempo admitió como doncella interina, para que sustituyese a otra que se hallaba enferma, a una mujer, y cuando terminó de prestar sus ser­vicios la Reina la gratificó espléndida­mente y le consiguió un destino en el Ayuntamiento.

Nota característica de su personali­dad eran la elegancia y la distinción, verdaderamente regias, que tantas ve­ces fueron admiradas en los actos de Corte.

Generosidad y patriotismo

Su majestad la reina doña María Cristina remmció al quedar viuda, en favor del Estado, a la consignación que se le había fijado* en sus capitulacio­nes matrimoniales.

Durante la guerra de Cuba, hizo fal­ta dinero en oro para el sostenimiento de nuestra Escuadra en las colonias, pues los billetes no tenían circulación por estar depreciados. El Gobierno con­taba con muy escasa cantidad. La Es­cuadra veíase a punto de no poder sa­lir. Enterada la Reina llamó a su in­tendente general y le preguntó por la cantidad de oro que habría en caja.

—^Escasísima, señora—^la contestó el intendente.

—Pues es preciso comprarlo, como si fuese una mercancía cualquiera. Los barcos españoles lo necesitan con ur­gencia.

Merced a una hábil operación eco­nómica hallóse el oro necesario, no sien­do preciso que la Reina sacrificase su fortuna personal; sacrificio que, volun­taria, patriótica y generosamente se había impuesto.

Poco después, y con motivo de la re­constitución financiera que el Gobierno se había propuesto realizar, entró una mañana en la regia cámara el ministro de Hacienda, y hablando acerca del presupuesto, le dijo: , —^Tengo mi obra casi terminada, pe-

Page 4: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

«Wieves 7 de febrero ele 1939 £1 OEÍIAIB EIADKID ^Año XIX.—Núm. 6.1Üb

ro me faltan dos milíones de pesetas. Uno lo conseguiré fácilmente. El otro...

La Reina no titubeó. •—El otro es fácil de lograr. Quítelo

usted de mi lista civil. Y, efectivamente, durante los nueve

años que aun duró la Regencia, la Rei­na dejó de cobrar, abnegada, aquella enorme suma.

Al casarse su hija mayor, la malo­grada Princesa de Asturias, le hizo en­trega de veintiún millones, capital que le había ido ahorrando desde que tenía siete años de edad, y le regaló la mitad de sus alhajas. Lo mismo hizo al con­traer matrimonio la infajata María Teresa.

La primera dama de ia reina Cristina

-La primera dama que hizo guardia como tal al lado de la reina doña Ma­ría Cristina cuando vino a sentarse en el trono de España, fué la marquesa de Sierra Bullones.

El pasado año presentó la dimisión de su cargo de dama particular de 'a Soberana fundándola en su avanzada edad, la marquesa de Moctezuma, pero doña María Cristina se negó a aceptar­la, y para evitarle molestias del ser­vicio, nombró a la señorita Inés Ramí­rez de Haro y Chacón, hija de los con­des de Villamarciel.

. • Su alta servidumbre Su cuarto lo formaban el mayordomo

y caballeriso mayor, duque de Sotoma-yor, condesa de Heredia Spínola, damas ai servicio particular,. marquesas de Moctezuma e Isasl, y señoritas Mary Martínez de Irujo y Caro e Inés Ramí­rez de Haro y Chacón, y oficiales de la Secretaría particular don Ramón de Avila y Barrón y don Francisco Javier de Muguiro y Muñoz Baena.

De las damas nombradas por,ella, vi' ven en la actualidad la duquesa de San-Carlos, señora viuda de Rubianes, con­desa de Guendulain, duquesa de San Pe­dro de Galatino, condesa viuda de la Co-zana, duque.'sa viuda de Santo Mauro, marquesa viuda de Comillas, duquesa de la Conquista, marquesa de Santa Cristi­na, condesa de Vía-Manuel, marquesa de Castelar, duquesa viuda de Fernán~Nú-fiez, marquesas viudas de Castel Ro­drigo, Martorell y Corvera, duquesa de Montellano, condesa viuda fie Aguilar de Inestrillas, marquesa de Atarfe, du­quesa ..del Infantado y condesa viuda de Revillagigedo.

Una coincidencia

mirante austríaco. Caballero de las Or­denes austríacas del Toisón de Oro, Bal-lío y Gran Cruz de la Soberana de Mal­ta, del Elefante, de los Serafines, dei Águila Negra.

Se casó en Viena, el 28 de febrero de 1886, con María Teresa, princesa im­perial y archiduquesa de Austria, naci­da el 18 de septiembre de 1862. Es da­ma de la Orden bávara de Sa,nta Isabel y tiene la Cruz Estrellada de Austria.

Tienen seis hijos: Eleonor, Renata Ma­ría, Carlos Alberto, Matilde, León Car­los y Guillermo.

AKCHIDÜQUE EUGENIO.—Nació el 21 de mayo de 1863 en Gross Seelowitz. Miembro honorario de la Academia de Ciencias de Viena. Doctor "honoris cau­sa" de las Universidades de Agram Ins-bruck y de la Escuela Superior de Cul­tura de Viena. Antiguo mariscal de cam­po austrohúngaro. Caballero de las Or­denes Teutónica, Toisón de Oro Austría­co, Águila Negra y Serafines.

El Asilo de Lavanderas

EL PROBLEMA DE LAS D E U D A S a todo el ceremonial del sepelio hasta El Escorial.

Los Reyes daneses

Entre los elementos palatinos se ha­cía notar una extraña coincidencia, ia de que la reina doña Cristina ha falleci­do el día en que se cumplían diez años justos de la muerte del duque de Sanio Mauro, a la misma hora y de la misma enfermedad.

No podía hacer ganchillo La reina doña María Cristina había

hablado el domingo por teléfono con la superiora deV Hospital de la Cruz- Roja. La augusta señora le dijo que había pa­sado una ligera gripe, de la que ya es­taba restablecida, aunque se sentía mo­lestada a ratos por un agudo dolor reu­mático que se le había fijado en las ma­nos y que le impedia hacer labor de gan­chillo, trabajo por el que la Reina sen­tía predilección y al que consagraba muchas horas confeccionando prendas para los roperos y hospitales.

Desde el domingo la reina Cristina no había vuelto a comunicar con la Cruz Roja.

Los hermanos de Ta Reina madre

Su majestad la Reina madre tenia los tres hermanos sigruientes: '

ABCHíDIJQUHl FEDEKICO.—Nació en Gross-Seelowitz el 4 de junio de 1856. Doctor honorario de la Escuela Superior de Cultura de Viena y de la Universi­dad de Lemberg. Antiguo mariscal de carapo austríaco, húngaro y prusiano. Teniente coronel del sexto regimiento español de Cazadores de Figueras. Ca­ballero fie la Orden Austríaca del Toi­són de Oro. Gran Cruz y Baillo de ías Ordenes de Malta, San Andrés, del Ele­fante, del Águila Negra, de San Huber­to, de los Serafines, de Santos Cirilo y Metodio, del Crancelin.

Se casó en el castillo de THermitage en Bélgica, el 8 de octubre de 1878, con Isabel, princesa de Croy, nacida el 27 de febrero de 1856. Es dama de la Cruz Estrellada de Austria, dama de la Gran Cruz de la Orden Soberana de Malta y dama de la Orden bávara de Tereza y Santa Isabel. Han tenido siete hijos, de los que viven seis: María Ana, María Enriqueta, Gabriela María Tere­sa, Isabel, María Alicia y Alberto.

ASOHIDXJQUE CARLOS ESTEBAN. Nació en Gross Seelowitz el 5 de sep­tiembre de 1860. Protector de la Acá-

El Asilo de Lavanderas es, una de las instituciones donde más se ha de­jado sentir la caridad de la Reina ma­dre. Fundado por la reina doña María Victoria, esposa de don Amadeo de Saboya, en 1872, ha sufrido luego va­rias reformas; entre ellas se cuenta la reforma y ampliación de que fué objeto en 1897 por orden de doña Ma­ría Cristina.

Hay en él 300 niños que reciben ins­trucción y alimentos con cargo a la real casa. Durante la Regencia fué doña María Cristina, naturalmente, la encargada de sufragar estos gastos. Después de coronado don Alfonso XIII, la Reina madre, de su peculio particu­lar, acostumbraba a obsequiar a estos 300 niños todos los años con im traje y una merienda en la Casa de Caip-po; ella misma entregaba a los pe­queños sus meriendas y no consintió jamás que nadie le: sustituyese.

Por voluntad, y a costa de doña Ma­ría Cristina, todos los años, desde hace ya cuarenta y uno, el Asilo áe La­vanderas repartía entre los pobres, du­rante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo, trescientos cocidos diarios. El origen de esta caritativa práctica fué que, hace ese tiempo, hu­bo en Madrid, durante el invierno, una epidemia, semejante a la gripe de aho­ra, que sumió a muchas familias po­bres en verdadera miseria. Entonces, la Reina madre, que buscaba un me­dio práctico de reftiediar semejante pe­nuria, aceptó el que le brindara la ma­dre superiora del Asilo de Lavanderas y al efecto encargó a dicho asilo el reparto de dichos cocidos.

Para proceder a este reparto, los pobres han de adquirir en Palacio bo­nos valederos por un mes y por cada bono que es exhibido en el asilo les son entregadas dos raciones de cocido, juntamente con dos panecillos. El co­cido es condimentado con tocino, cho­rizo y carne. Durante la guerra eu­ropea, y fundándose en la carestía del embutido, alquien propuso a doña Ma­ría Cristina que en el cocido fuera su­primido el chorizo; pero se opuso ter­minantemente a que le fuese ni si­quiera disminuido.

Doña María Cristina visitaba el Asi­lo de Lavanderas unas cuatro veces al año para atender a los niños y pre­senciar el reparto de cocido a los po­bres. Siempre que lo hacía, en cuanto llegaba al asilo, acostumbrada a pedir un delantal blanco que le tenían desti­nado las hermanas y, provista de él, ayudaba personalmente en el reparto de la comida.

Entre los pobres que frecuentan el Asilo de I^avanderas ha sido sentidí­sima la muerte de doña María Cris­tina.

A partir de hoy, y durante cinco días consecutivos, se celebrarán sen­das misas en el asilo, que serán apli­cadas en sufragio del alma de la egre­gia finada.

Guipúzcoa a la Reina

del carácter de fiestas, pero que les per­mitirá admirar las bellezas y progresos de la gran urbe."

Pésame del Ayunta­

miento de iadrid

UN ESPEOTAHOR INTERESADO

("Ds Groene Amsterdammer".)

IIIIII]IIIII!llll!llll[illlIIllllllllllll!;illllll!!lllll!!!lllllIII!I!lllllll!llli¡l¡IIIIIIIIIIIIIIII!ll«l^^

ima prueba más de vuestra bondad y afecto,, concediéndonos esta audiencia para percibir las, palpitaciones de esta provincia, saturadas de fe monárquica, que os suplicamos las trajismitáis a vuestros augustos hijos, nuestros queri­dos Monarcas.

Señora: Siempre os consideramos co­mo algo íntimamente unido a nuestro ser, y si muchas veces fuisteis, como Reina, nuestra medianera, hacednos, se­ñora, la gracia de ser hoy la interme­diaria con él trono, a quien os suplica­mos elevéis nuestros más íntimos y sin­ceros afectos de adhesión y respeto.

Vuestra majestad conoce íntimamente la psicología vasca, y sabéis que, siendo poco expresivos, somos intensamente afectivos; de aquí deduciréis que el acto de hoy, unánimemente aceptado por el pueblo guipuzcoano, s i^do sencillo en la forma, es grande en el fondo, ya que el mismo implica el compromiso de ho­nor que Guipúzcoa adquiere ante su Rey de sostenerlo y defenderlo en el trono de sus mayores, que vuestra ma­jestad, augusta señora, supo defender con el acierto de, vuestra Regencia, nimbada por vuestras virtudes cristia­nas.

Al expresaros ante el jefe del Gobierno estos sentimientos de Guipúzcoa, per­mitidme que también ós exprese la gra­titud de esta, provincia hacia vuestra ¡soberana persona por la bendad con que la tratáis y por el alto ejemplo de amor y caridad que constantemente nos es­táis dando.

Rogamos a Dios por la salud de nues­tros Monarcas y real familia, así como por la vuestra, augusta señora, para que nuestro Rey siga rigiendo, con el acierto con que lo hacei los destinos de la Pa­tria.

Y ahora, señora, dichas estas frases mal hilvanadas, pero expresivas de va¡ intenso afecto, permitidnos que, respe­tuosos, os ofrezcamos a vos, señora, y a vueistros augustos hijos, rendida plei­tesía y besemos en'señal de acatamien­to, vuestras soberanas manos."

Su majestad la reina doña María Cris­tina agradeció amablemente el home­naje.

en la capilla Poco antes de salir de Palacio para

ia estación del Mediodía, Christián X y su augusta esposa, pasaron breves instantes en la capilla. Además se de­tuvieron algunos momentos ante el ca­dáver de doña María Cristina en ac­titud contemplativa u orando.

Con ellos estuvieron los Infántitos. Al mismo tiempo que los Infántitos se arrodilló la Soberana danesa. Los Re­yes, que durante tan breves horas fue­ron ayer nuestros huéspedes, ofrenda­ron flores al cadáver.

Puede decirse que desde que se sus­pendió la entrada del público ni un solo instante dejó de estar en la ca­pilla hasta la noche alguno de los miembros de la real familia. Tanto las infantas doña Beatriz y doña Cristina, como los Infántitos, la visitaron va­rias veces y rezaron así mismo varios rosarlos. Todos estaban sumidos en re­ligioso recogimiento y daban visibles muestras de compunción y devoción. Con doña B^ t r i z y doña Cristina es­tuvo la otra nieta de la Soberana fa­llecida, o íiea la infanta doña Isabel Alfonsa. También menudearon las vi­sitas de los infantes doña - Isabel, don Carlos, don Femando y doña María Luisa, don Alfonso y doña Beatriz.

Una vela de las Candelas

HOMENAJE DE LA PRENSA DE EUROPA » « • ii»iiig»ia»i » «

Los periódicos elognían la pradencsa, h- abnegación y la caridad d e la Reina española fallecida. Pésame del Papa y los jefes de Estado.

Pácoma r\a\ Paño I miento de su majestad la Reina madre r e s a m e aei r a p a ^^ España, el presidente del Relch, ma-

.De nuestro corresponsal) ROMA, 6.—La noticia de la muerte

de la reina Cristina fué comunicada al Pontífice en las primeras horas de la mañana. Su Santidad dio orden de que inmediatamente le fuese enviado al Rey de España un telegrama de pésame. Se mostró profundamente afectado por la desgracia y se retiró Inmediatamente a la capilla privada para orar por el alma de la Reina de España.

Las dos Embajadas españolas en Ro­ma, la Academia de Bellas Artes, el Colegio Español y las residencias de todas las Ordenes religiosas españolas han izado la bandera española a medía asta.—^Daffina.

La Prensa francesa

Gratitid del GoWerncí pieMn

María Cristina El 2 de septiembre último se celebró

en el Palacio de Miramar un homenaje de Guipúzcoa a la reina doña María Cristina. Tomaron parte en dicho acto los alcaldes de los 90 pueblos de la pro­vincia, la Diputación en pleno y el Ayun­tamiento donostiarra en cuerpo de co­munidad. Al frente de los reimídos iban el jefe del Gobierno y el gobernador ci­vil.

El presidente de la Diputación, señor Lizasoain, con la venía de su majestad, leyó el siguiente discurso:

"Señora: Ved a toda la provincia de Guipúzcoa, representada en su Diputa­ción y en las personas de los alcaldes de todos sus pueblos.

Venimos aquJ ante vuestra real perso­na a testimoniaros l a inquebrantable adhesión de Guipúzcoa al trono.

Siempre fuisteis solícita con este tro-demia de Ciencias de Cracovia. Ex al-'zo de la gran España, y hoy nos dais

"Nota oficiosa.—^Ni aun en estos mo­mentos de duelo nacional, que al Gobier­no afecta tan señaladamente, quiere és­te omitir la expresión de su gratitud al pueblo madrileño, que con nutridísima representación de todas sus clases so­ciales, acudió esta mañana primaveral, dispuesto a manifestar a los Reyes de Dinamarca el afecto de España a la na­ción en que reinan y su regocijo por la honrosa visita que nos hacen.

La difusión de ia triste nueva, de la repentina muerte de la reina Cristina, cambió la actitud del público, pero ain que por ello dejara de manifestar a un tiempo cortesía y dolor, permaneciendo largo rato estacionado en las inmedia­ciones del Palacio Real, ante el que todo el día se ha mantenido compacta muche­dumbre.

Todos los ministros han expresado su dolor a la familia real, y al presidente, que, por fuerza, ha tenido que visitaría repetidas veces, le ha impresionado la aficción que experimenta ante esta gran­de e ihiprevista desgracia. Asimismo, ha recogido de labios de su majestad pala­bras 0e gratitud y emoción por la cari­ñosa actitud popular.

El presidente ha sostenido comunica­ción telefónica con las autoridades de Barcelona y aprobado el plan que éstas proponen para agasajar allí a los Reyes de Dinamarca, naturalmente desprovisto

A las doce y cuarto se reunió la Co­misión permanente del Ayuntamiento de Madrid.

Abierta la sesión, el alcalde pronun­ció un discurso de pésame por el falle-címentp de la reina doña María Cris­tina. •

Én loe momentos actuales—-dice el señor Aristizábal—^no podemos menos de recoger la opinión general del país y especialmente del pueblo de Madrid, haciéndonos fieles intérpretes del dolor causado i>or la pérdida de la reina doña María Cristina.

Por la forma completamente inespe­rada en que sobrevino la desgracia, el sentimiento por esta irreparable pér­dida es aún mayor.

De todos son conocidas las excepcio­nales cualidades personales y las altas virtudes que adornaban a la egregia dama fallecida.

Madrid y España entera tienen con­traída una deuda de gratitud con doña María Cristina, por la obra que supo realizar durante la regencia. No se pue­de olvidar el tacto con que supo re­solver las dificultades que se le presen­taron en el sentido más favorable a España.

Tiene además España contraída una deuda de gratitud con la reina doña Ma­ría Cristina (q. e. p. d.) por la educa­ción esmerada que supo dar a su augus­to hijo el rey don Alfonso XIII.

En estos momentos de dolor debemos hacernos intérpretes de este sentimien­to, haciendo constar en acta el senti­miento de la Corporación, levantando la sesión en señal de duelo y elevando un respetuoso mensaje de pésame al Rey de España.

El señor Mac-Crohon, en nombre de todos los tenientes de alcalde, se adhiere a las manifestaciones del alcalde.

Con motivo dei fallecimiento de la Reina .madre se suspendió el banquete de gala que hoy había de celebrarse en el Aimtamiento en honor de los Re­yes de Dinamarca.

También se suspendió la función que anoche habla de celebrarse en el tea­tro Español.

Otras notas Cristian X habla con

- En la sacristía de la capilla regia ha dejado la duquesa de San Carlos una artística vela. Tiene delicadas estrías en entrecruz y de su centro pende un do­ble fleco de filigrana de oro.

—¿Qué significa este cirio?—^pregun­tamos.

—Es la vela que correspondió llevar en la procesión de las Candelas, el día 2, a doña María Cristina, y que ahora va a arder ante su cadáver. ¡ Quién lo hubiera imaginados

Conferencias suspendidas Las conferencias que hoy debía co­

menzar el ministro del Uruguay, señor Fernández y Medina, en el Seminario de Estudios Internacionales, han sido suspendidas en señal de duelo.

Los tranvías habían

salido engalanados Los tranvías, con motivo de la llega­

da de los Reyes de Dinamarca, salieron ayer mañana a la calle con gallardetes en el "troUey", pero a las ocho recibie

(De nuestro corresponsa) PARÍS, 6.—La; Prensa de la Francia

republicana y germanófoba, incluso pe­riódicos de níatiz tan netamente iz­quierdista como "París Soir", rinden unánimemente a la figura distinguida de la reina María Cristina un home­naje de respeto y enaltecimiento. De cómo el perfume de las virtudes aus­teras de la Reina madre se habían ex­tendido por el mundo a través de las fronteras, son testimonio los siguientes comentarlos:

De "Le Temps": "Durante toda la Re­gencia la reina doña María Cristina dio pruebas dé un gran prudencia política y sobrellevó con valor y sangre fría las horas trágicas de la guerra hispa-r noamericana. Consagrada a la educa­ción del Rey, fué asistida en este tiem­po delicado por la infanta Isabel, quien no abandonó el Palacio Real hasta el día de la mayoría de edad del Sobe rano. Después de este acontecimiento, ia Reina madre se retiró completamen­te y consagró toda su actividad a obras de la beneficencia hasta el día último de su vida.

Su salud se había quebrantado des­pués de 1916. Impresionada por la gue­rra munülal, la Soberana no experi­mentó sin sufrimientos las consecuen­cias de un Qpnflicto que provocó la rui­na de la familia real austríaca y de la pérdida casi' total de su fortuna perso

riscal Hindenburg, ha enviado a su ma­jestad el Rey don Alfonso Xin , un sen­tido telegrama de pésame.

Los periódicos todos consagran artícu­los necrológicos a la augusta finada, en­comiando sus sobresalientes cualidades como Reina, como madre y como mu­jer.

Sentimiento en Lisboa LISBOA, 6.—^Bl fallecimiento de la

reina María Cristina causó dolorosa im­presión en nuestro país, porque la au­gusta señora era muy popular en Por­tugal y muy admirada como Soberana y como madre.

El presidente de la República envlí un telegrama de pésame y envió un representante suyo a que hiciera pr::^ senté su sentimiento al embajador de España. En la Embajada estuvo perso­nalmente el ministro de Negocios •E!x-tranjeros a dar el pésame en nombre del Gobierno.' Lo mismo hizo en nom­bre del Ejército el gobernador militar' de Lisboa.

Los demás ministros y las autorida­des dejaron tarjeta.

También estuvieron en la Embajada muchas personas de la colonia españo­la en Lisboa.—Córrela IMarques. '

ron los cobradores, por conducto de ios inspectores, la orden de que al final de i nal, situada en Austria y administrada

el Obispo de iadrid El doctor Eijo estuvo orando en la

capilla a la misma hora que los Re yes. Al descender nos manifestó que había conversado en uno de los salo­nes del piso principal con el Soberano de Dinamarca. La conversacit^n fué te­nida én francés.

Cristian X—nos dijo—está profirada­mente apesadumbrado por el fatal acon­tecimiento. Deplora la coincidencia entre aquél y su llegada a Madrid, y comen­tó la muerte repentina de la Reina. En medio de todo, decía su majestad, fué una muerte libre de sufrimiento, aun siendo tan terrible la desgracia.

Yo—añadió e r doctor Eijo—apenas sa­lí de Palacio esta mañana, fui a girar visita pastoral a dos pueblecitos en los que administré también la confirma­ción a numerosos fieles.

—¿Cuál será la actuación de vuecen­cia en los funerales? ¿Qué puede anti­cipamos de la ceremonias religiosas?

—Sabido es—contestó—^jue la capilla de Palacio y El Escorial son lugares exentos de mi jurisdicción. Por consi­guiente, mi actuación será la propia del Obispado, y, desde luego, la asistencia

las líneas procedieran a retirar dichos adornos.

Lo que dice el doctor Várela El doctor Várela (don Ricardo), mé­

dico de cámara, nos dijo, en breve con­versación que sostuvimos con él en su domicilio:

—Su majestad la reina doña María Cristina hizo durante todo el día su vida costumbrada, sin que notara do­lencia ni molestia de clase alguna, Has­ta muy tarde, cerca de la una menos cuarto, estuvo conversando con los de­más miembros de la familia real, sin dat muestras de la menor decadencia física. A esa hora se acostó.

Pocos momentos después llamó a su doncella y se quejó de dolor agudo en el pecho. La doncella, por indicación de la enferma, la aplicó imos paños ca­lientes y salió de la' estancia, pues al parecer, su majestad quedaba tran­quila.

No pasaron muchos minutos sin que la augusta señora reclamara otra vez los servicios de la doncella. El dolor se acentuaba por momentos, siempre ñjo en el mismo punto.

En su vista fueron avisados su ma­jestad el Rey, el médico decano de Pa­lacio y el de guardia. Cuando se perso­naron en la habitación de la Reina ma­dre, la augusta señora había muerto.

Inmediatamente la triste nueva circu­ló por Palacio y fuimos llamados los médicos ^de Cámara, que acudimos en el acto.

Esto—acabó diciendo el doctor Vare-la—es cuanto puedo decir del tristísi­mo acontecimiento. Como ya le dije, yo no estaba en Palacio cuando ocurrió. El aviso me ''ué dado en mi domicilio cuan­do descansaba.

A continuación, el señor Várela hizo un .cumplido elogio de las virtudes y altas dotes que.adornaban a la augusta dama., "No hay palabras—terminó—para ensalzarla cuanto se merece. Tampoco hay palabras para expresar el dolor pro­fundísimo en que se hallan sumidos to­dos los miembros de la familia real."

por uno de sus hermanos, archiduque. Deja en Madrid el recuerdo de una mu­jer extraordinaria, bondad dispuesta a socorrer con generosidad y disposi­ción todas las miserias."

"Les Journal des Debats": "La ac­tuación de la reina doña María Cristi­na fué verdaderamente grande. Supo conquistar la afección de todos los es­pañoles, incluso de los adversarios del régimen, por su bondad y misericordia. Pero esto no es decir bastante. Demos­tró, en efecto, desde el punto de vista político una habilidad efectiva, sabien­do mantener te balanza entre los par­tidos rivales, no decidiendo nunca, sino después de madura reflexión, aportando a sus resoluciones y a sus actos tanto talento como independencia e imparcia­lidad. Los revolucionarios se encontra­ron desarmados ante esta madre, que con tanto amor y tanta lealtad prote­gía a su hijo. Bajo su Regencia muchos

Una semana de luto en Buckingham

LONDRES, 6.—En el Palacio de Buc­kingham se anuncia que la Corte ves­tirá de luto durante una semana, con. motivo del fallecimiento de la reina do-fia María Cristina.

Representante fran­cés al entierro

P A R Í S , 6.—El presidente de la Repú­blica, señor Doumergue, ha enviado un expresivo telegrama de pésame a su majestad el rey de España con motivo del fallecimiento de la reina doña Ma­ría Cristina y ha encargado al general Lasson, jefe de su Casa Militar, que ex­presara verbalmente sus sentimientos de pésame al embajador de España, se­ñor Quiñones de León.

También el ministro de Negocios Ex­tranjeros, Briand, ha enviado al rey de España un telegrama de pésame.

Además, Briand ha delegado a De (Continúa al final de la primera co­

lumna de quinta plana.)

•'Vi

' '4

Si sufre usted ¿Por qué

no prueba?

El Jarabe de

n\

"^

T: republicanos se acercaron al régimen.] i ' , ' El sentimiento caballeresco de los es-] * .!! pañoles se conmovía ante el espectáculo' ._'",•' de \m mujer, que era a la vez una| 1 \ madre admirable y una impecable So-' ' T berana. Se puede, pues, decir que si' '> ^.

I .•'.'i /-'

es un remedio seguro contra la

r rt »• rt r» a « FLORES ~ PLANTAS \ ^ O r o n a S Prendidos de Azahar. R Ü B I O , ~ 8, Concepción .leróaima. 3. Camas doradas, somier hierro, desüe 100 BERLÍN, 6.—Con motivo del fallecí-

edad encontró consolidado el trono ds su padre, e'n gran parte lo debió a su madre. Desde 1902 doña María Cris­tina vivía en una especie de alejamien­to con la misma noble dignidad que ha­bía caracterizado todos sus actos en la época en que fué Regente. La muerte de esta gran Reina será un- dolor paro todos los españoles sin distinción de partidos. Los franceses se asociarán a él sinceramente."

"La Liberté", "La Croix", "Le Petit Parisién", "Le Journal", "L'Echo de Pa­rís", ' Le Hatin", "L'Información", etc. se expresan en análogos términos.

"L'Intransigeant" de esta noche re­produce el texto de la semblanza de EL DEBATE y sus juicios solpre la egregia difunta.

Todos los periódicos de la mañana in­sertan ya en su edición de esta madru­gada los comentarios de EL DEBATE, "A B C" y "El Liberal".—Daranas.

Pésame de Hindenburg

Siorosisl íf,Snapeten€ia|

Es el más recomen­dado por los médi­cos; tiene cerca de medio siglo de éxito creciente y la apro­

bación de la Academia de

Medicina.

Pedid JARABE SALUD para evitar, imitaciones. I

EL DUEÑO DE LA CASA.- -Esta es la amiadura que Uevó uno de mis antepa­sados a ía batalla de los "HastÍK,,s".

EL ANTICUARIO.—^Estoy sf-gam de que su antepasado no llevó un traje así a los "Hasíings".

EL DUEÑO.™Sí; porque cuando era nuevo estaba bastante a la moda. ("The Pa,3Sing Show", Londres.)

-—¡Hombre! ¡Que no vengím a salvarme hasta que radien el resultado del partido!

("Sempre flxe", Lisboa.)

—¡Pare usted! ¡Acaba de atre­pellar a un hombre!

~—¿Me obliga usted a p a r a r ? ¡Eso es un atropello!

("Dimanche Ulustré", París.)

— ¡ O h ! ¡Cuánto celebro verle, señor Block! Precisamente había enviado yo a mi marido que

saliera al encuentro d e usted en la bicicleta. •—Sí, me encontré con él en una revuelta,

("The Passing Show", Londres.),

Page 5: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

MAURIB—^Afio XIX.—Ntei. 8.105 EL DEBATE (5) Jüeives t de febrero áe laSsS

PAL EN T amaiier eii¥ia i i

trea, especial VIENEN AL ENTIERRO TODAS

LAS ENTIDADES OFICIA­LES y PARTICULARES

edlíicios públicos, Consulados y Socie­dades particulares izaroa la bandera a iTiedis asta.

En el Gobierno civil se reciben multi­tud de oxüi"esiones de pésame de toda

iaraifastaciones.de duelo^ünmoeiiiiiepi@a kReÍEa:"^v°T"^'' ':^'' ^^ p"'?" r 'espectáculos piiblicos suspendieron las

SANTANDER, 6.—Hoy se reunió el Ayuntamiento convocado por el alcal­de con tod9.g las corporacjojips y ejiti-da,des de Santander. MI p-lcalde, señor Barrera, prowincjó breveg palabras pa­ra dar cuenta a loa reunidos de la trjste noticia del fallecjmiejito de la BeJna madre, y expresó corao representante del pueblo santftnderino su profundo pe­sar por esta desgracia nacioBS-l,

Se acordó que el Ayuntamiento y la Diputación provincial acuda» a Madrid en corporación, bajo mazas, llevando dos monumentales coronas de flores. Igualmente se tomó el acuerdo de que todas las corporaciones y entidasJe? montañesas figuren en el cortejo fú- nebre de la egregia finada y manden coronas de flores.

También se acordó preparar un tren especial para Madrid, en el que se tras-laden las corporaciones y representan­tes de entidades y del pueblo. Para ello una Comisión se puso al habla con la Compañía del Norte a fin de solicitar el material necesario, y atm cuando es­ta noche no se había recibido contesta' ción definitiva, habida cuenta de las difinoultades que pudieran surgir para la foi'rña.ción del convoy, se acordó que. en caso afirmativo, salga el tren maña­na por la tarde, de tres y media a cua­tro. En este caso, asistirán los ' comi­sionados a la misa que se celebre mS,-ñaña por la mañana en la capilla ar­diente y al entierro!

Los reunidos hicieron constar su es­pecial interés en que puedan trasladar­se a Madrid junto a los elementos ofi­ciales, todas las clases populares que de este modo podrán exteriorizar una prueba de su gran cariño y adhesión a la real familia y su profundo sentimien­to hacia el Rey por la desgracia que le aflige y que llega por igual al corazón de todos sus subditos. No se reparará en sacrificios para que Santander esté representado en los diversos actos fú­nebres por núcleos de sus diversos sec­tores sociales.

Duelo en Ceuta

eo isarceioiía O ' •

EL AYUNTAMIENTO ASISTIRÁ AL ENTIERRO CON LA BAN­

DERA DE LA CIUDAD - - • » -

''Doña María Cristina entra en la Historia nimbada con el afecto de sus fieles y el respeto de todos."

. — • • - , —

Un recuerdo de los días de la Exposición Universal de 1888

. en &IE Seksliáii U OIPUTACIOM Y EL AYUNTA-

TiíilEMTQ AS!ST!RAP¿ BAJO MAZAS AL ENTIERRO

« Un concurso oara la meior biogra­

fía de la Soberana fallecida Hoy se celebrará una manifesta­

ción popular de duelo en la plaza de la Constitución

- ~fb.—~*"~

SAN SEBASTIAN, 6.—La noticia del

da condolencia por la desgracia, Los]un responso y puso un sentidísimo des--pacho al Rey en nombre de la arcM-diócesis y concediendo indulgencias pa­ra los sufragios, Ordenó asimismo el Prelado que las campanas de la Giral­da doblasen desde las doce de la ma­ñana. En la Universidad y colegios se suspendieron las clases.

La Unión diocesana de Juventudes, los Luises y la Academia de Estudios funciones anunciadas.

El Ayuntamiento levantó la sesión en íeñal de duelo

En Almería

a planteado la crisisjfa a reglaiieitarse el

en álemawa

BARCELONA, 6.—El gobernador, al recibir al mediodía a los periodistas, les | fallecimiento de ir. reina Cristina, que dio cuenta'del íallecimiento de la reina¡putólcaron esta mañana algunos perió-doña María Cristina, y con frases emo-;dico3, produjo hondísima impresión en clonadas dedicó fervorosos elogios a la|el pueblo donostiarra, que profesaba_ a augusta finada. También entregó copia de un telegrama del presidente del Consejo, en que se participa la noticia del fallecimiento.

ALMERÍA, 6.—Al conocerse la noti­cia del fallecimiento de la reina doña María Cristina se izaron las banderas .a media asta en todos los edificios pú­blicos y Consulados, doblaron las_ cam-. pan- a de la Catedral y de todas las igle­sias y se cerraron las oficinas públicas.

Esta tarde fué suspendida la segión del Ayuntamiento en señal de duelo.

En el Gobierno civil se colocaron plie­gos, que se llenaron inmediatamente de firmas. Se han cursado numerosos tele-gianias a Palacio.

Gran sentimiento en Bilbao

también dirigieron telegrama^ de pé­same.

La Real Maestranza de Ca,ballerla designó a una Comisión presidida por el marqués, de Albentós para que con­curra al entierro de doña María Cris­tina. Esta noche salieron para Madrid los comisionados. '

El Cardenal Vidal y Barra-

EL MINISTRO DEL CENTRO HA PRESENTADO AYER SU DIMISIÓN

la augusta señora singularísimo cariño.! «ILBAO, 6.—La noticia del falleci-En el palacio de Miramar se recibió la'wúento de la Reina madre qUe se supo noticia de manera oficial a las seis de:en esta villa, a primera hora por "El la mañana, y. acto seguido, el personal^ i'ueblo Vasco", que fué el único pe-

Por Capitanía general han desfilado transmitió su pésame al palacio del riódico local que dio cuenta de la muer-durante todo el d?a multitud de perso-i Oriente de Madrid. - e ha producido gran sentim ento en ñas para dejar tarjeta. También se cu- En el Gobierno civil se colocaron plie-; B=lb.ao. 'irxlos los edificios oflciales, Ban-

'^ ^ 'gos que en pocos instantes se cubrieron;eos. Sociedades y centros ciüturales xza-brieron de firmas los pliegos colocados

CEUTA, 6.— La noticia del falleci­miento de la reina María Cristina ha producido honda impresión en todas las Clases sociales, • que rememoran las vir­tudes, patriotismo y amor a España de .que dio vehementes pruebas la augus­ta señora.

En los edificios oficiales ondea la ban­dera a m^dia asta, las baterías de la plaza y los buques de guerra dispara­ron salvas durante todo el día. Las campanas de la Catedral y de las igle­sias doblan constantemente. Los pliegos expuestos en la Junta Municipal y De­legación gubernativa se han llenado rá-jp-ídámente dé firmas Se todos los ele­mentos de la looalidad.

en el antedespacho de Capitanía Una representación del Ayuntamien­

to de Barcelona, presidida por el alcal­de, barón de Viver, se trasladará maña­na por la noche a Madrid para asistir al entierro de la reina Cristina. Figura­rá en la comitiva la bandera de la ciu­dad, que será, escoltada por una sección de la Guardia municipal montada.

El tema de las conversaciones del día de hoy ha sido la muerte de la reina doña María Cristina. Se ha recordado especialmente la relación de afecto que siempre tuvo con esta ciudad, hacia la cual se sentía Inclinada desde que du­rante los tiempos más difíciles de su Regencia presidió la Exposición de Bar­celona, juntamente con su hijo, don Alfonso XIII entonces muy niño. Se han recordado anécdotas de la compenetra­ción de la Reina madre con la ciudad, compenetración que ha durado siempre. Por eso las manifestaciones de pésame enviadas desde Barcelona han "sido nu­merosísimas y significativas.

Los periódicos publican extensas in­formaciones de todo lo referente a los detalles de sü muerte, detalles que in­teresan aJ publico, a pesar de que sean nimios.

Se han suspendido varios actos a consecuencia del triste suceso. No hubo cotizaciones de Bolsa durante la tarde. Se suspendió el banquete que la .Cá­mara de Compensación dedicaba al marqués de Cavanna y otros significa- calde, dos elementos de su .Tunta de gobier­no. En todos los edificios ha ondeado ía bandera a media asta. Todas las au-ridades han hecho manifestaciones de pésame y de fervorosa lealtad a la fa­milia real.

El Ayuntamiento envió un - sentidísi

de firmas. Los Centros docentes han ron ¡as banderas a media asta y se pu-suspendido las clases en señal de duelo,; sieron crespones en los balcones. Por y en todos los edificios públicos ondea,el Gobierno civil han desfilado durante la bandera nacional a media asta. iodo el día multitud de personas para

A la mayordomía mayor de Palacio se han dirigido centenares de telegramas de pésame suscritos por entidades. Cor­poraciones y particulares. /

Apenas supo la triste nueva la madre superiora del Hospital de la Cruz Roja emprendió el viaje a Madrid, acompaña­da de algunas religiosas. Van a, velar el cadáver de la Reina m.adre.

El Ayuntamiento se reunió en pleno extraordinario.

Se leyeron t'elegramas del Roy y Pri-» mo de Rivera participando el falleci­miento de la reina Cristina. Se acor­dó ir a I>Iadiid para asistir en cor­poración al entierro y solicitar se traiga aquí el cadáver para depositarlo en la cripta de la iglesia de Santa María; ele var un monumento que perpetúe fiu me moría, costeado por suscripción pO!;i.-. r que -completará el Ayuntamiento en la cantidad necesaria y crear premios anuales con el nombre de Maríí. Cristi­na para niñas de las escuelas; crear un premio importante para el litorato que presente la mejor biografía de la Reina; celebrar solemnes funerales j ' suspender durante ocho días k)S festejos que patro­cina el Ayuntamiento, del cual era al­caldesa honoraria la Soberana falleci­da. Se p».probó también cursar un tele­grama, que envió seguidamente el al­

armar en los pliegos colocados y dejar tarjeta en testimonio de pésame. La sesión de Bolsa se suspedió hoy y no 86, sabe si se celebrará mañana. A Ma­drid se han enviado muchos telegramas de pésame, de autoridades, personalida­des y diversas entidades, entre los que figuran el presidente de la Diputación, alcalde. Liga de Acción Monárquica, Asociación de Bancos y Banqueros del Norte de España, Circulo Maurista y otros.

La sesión celebrada esta mañana por la Comisión permanente del Ayunta­miento, se levantó en señal de duelo como testimonio de pésame por la muer­te de la augusta ¿ama a quien engala­naban toda ciase de virtudes y como gratitud del pueblo de Bilbao, pues se recuerda que durante su regencia se construyeron, por primera vez, buques de acero en este puerto y después, tres cruceros acorazados en la Factoría del Nervion.

En Cádiz

quer asistirá al entierro TARRAGONA, 6.^<3on motivo de la

muerte de la reina doña María Cristina marchó esta noche a Madrid el Carde-nal-Arzobispo, doctor Vidal y Barraquer y los Obispos de Seo de Urgel y Tor-tosa.

En Valencia VALENCIA, 6.—Todas las a,utorida-

des de Valencia y las entidades y cor-poraciones, así como numerosísimas per­sonas, han enviado telegramas de pesa me al Rey y al Gobierno con motivo del fallecimiento de la Reina Madre. En to­dos los centros' oficiales ha ondeado la bandera a media asta.

En Vigo

BERLÍN, 6.-™No habiéndose llegado a, una solución susceptihle de ser aceptada en el asunto relativo a }a modificación de carteras en los Gobiernos del Reich y Prusia, el ministro de Comunicaciones; von Guerard, centrista, ha enviado al canciller una solicitud en el sentido de que le sea admitida la dipiigión de su cargo.

El canciller había hecho nuevas pro posiciones al Centro y los parlamentarios centristas habían estado reunidos para discutirlas hasta última hora de la tarde.

EL PACTO, RATSFICABO * BERLÍN. 6.—El Reichstag ha apro­

bado por 287 votos contra 127, el pro­yecto de ratificación del pacto Kellogg. Entre los diputados que han votado en contra se encuentran los comunistas, na­cionalistas, racistas y algunos cristiano-sociales.

VIGO, 6.—-Causó hondo pesar la no­ticia, del fallecimiento de la Reina Ma­dre. Se han enviado a Madrid muchos testimonios de pésame.

El Ayuntamiento puso colgaduras con crespones negros y en los demás edifi­cios oñciaSes la bandera a media asta.

El Castillo de Cantu hizo durante to­do el día las salVas de ordenanza.

En Álava VITORIA, 6.—El Ayuntamiento le­

vantó la sesión en señal de duelo por la muerte de la Reina y acudió a tes­timoniar su pésame al gobernador.

Sentimiento en Zaragoza

CÁDIZ, 6.—A las cinco de la mañana se recibió la noticia del fallecimiento de la Reina madre, que publicaron los pe­riódicos de la mañana. Al conocerse en la capital, produjo gran sentimiento la noticia. Én todos los edificios oficiales

ZARAGOZA, 6. — La muerte de la Reina ha producido general sentimiento en Zaragoza. Por el Gobierno civil des­filaron todas las autoridades y multitud de personas. Se han cursado infinidad de telegramas de pésame al Rey y al Gobierno. Las banderas han ondeado a media asta en todos los centros y entidades oficiales.

Asimismo la Artillería hizo las sal­vas ' de ordenanza y todos los espec­táculos públicos se han suspendido.

•figuran cresnones y la bandera a media Terminada la reunión, el Ayunta--a,sta. También los buques nacionales y

miento en corporación se trasladó al,extranjeros surtos en la bahía ostentan Gobierno civil pa'a dar el pésame al giJ-1 banderas a media asta. Las alutoridades bernador. Todas las autoridades visita-|y niuchas personalidades han telegra-ron a ést,p con igual objeto. lí\páo su pésame a Palacio.

También adoptó acuerdos en el mis-!

mo telegrama a Palacio excelentemente I Cruz Roja, de la que era presidenta interpretado por la generalidad de los efectiva la reina doña María Cristina.,

La Diputación acordó ir en corpora-1 dedica toda °i<5n a Madrid, celebrar funerales por I

Fouquiéres, jefe del protocolo, para que se dirija a España y, en unión del em­bajador de Francia, represente al Go­bierno francés en los funerales de su majestad la reina doña María Cristina,

En Bruselas

mo sentido la Asamblea local de la Manifestaciones de duelo

barceloneses La Veu dé Catalunya'

en Ciudad Real CIUD.A D REAL, 6.—Esta mañana, en

su primera plana al fallecimiento de la'ia Reina y ofrecer un piquete da mi-I d rápido de Extremadura, llegó el nuevo egregia dama, y de su artículo de fon­do son los siguientes párrafos:

"La muerte Inesperada de la reina doña María Cristina, que durante diez

queletes para dar guardia en la ca- i gobernador civil, marqués de Víliasie-pilla ardiente. i rra, que fué recibido en la estación por

El presidente Itransmitió un sentido su hermano, el marqués de Guerra, ,go-telegrama a Pala.cio expresando el pé-

y siete años fué Reina i'cgcnte de E.3-' same de la provincia por el inospera-

BRUSBLAS, 6.—El ministro de Ne­gocios Extranjeros, Hymans, ha estado en la Embajada de España con Objeto de dar personalmente el pésame en nom­bre del Gobierno belga por el falleci­miento de su majestad la reina doña María Cristina.

Por otra parte, se han dado instruc­ciones al embajador de Bélgica en Ma­drid para que en nombre de los Reyes y del Gobierno belgas -exprese a los Soberanos y al Gobierno español el dolor que aquéllos han experimentado al en­terarse del triste acontecimiento.

La corte vestirá luto 'diez días.

La Prensa extranjera

COPENHAGUE, 6.—En su número de esta tarde, el "Berlingske Tidende" dice; "La visita de los Soberanos da- neses a España tendrá un carácter muy diferente al que se pensó cuando fué proyectada, pero los recuerdos se convertirán en más profundos y en más duraderos, ahora que la visita tie­ne lugar en circunstancias en que se ponen de relieve sentimientos pura­mente humanos.

Lo mismo en el duelo, que en la ale­gría, el pueblo español es para nos­otros el representante de la tradición histórica. No sólo de las hazañas glo­riosas de sus Reyes y do sus grandes capitanes, sino también de la civiliza­ción, de la literatura y las artes. Sa­bemos cómo, a últimos del siglo XIX, se vló envuelta España en desgracia, pero también sabemos cómo supo lue­go levantarse y resurgir de sus ma­les materiales y morales.

Las pérdidas que sufrió fuera de sus fronteras fueron para ella un aci­cate para su restauración interior, res­tauración de la que el mundo entero ha de ver fehacientes pruebas en las próximas Exposiciones de Sevilla y Barcelona. De esa España nueva, cOn todas sus nobles ambiciones y ener­gías, es el Rey don Alfonso XIII la genuina personificación, lo mlSmo que es el rey Christiáü el g'éñuino repre-

paña, ha sorprendido a todos. Nadie sa­bía que se encontraba enferma. Una vez más, los hechos nos recuerdan Inexora­blemente la fugaz caducidad de las co­sas humanas. A pesar de la limitación que las circunstancias imponen a los comentarios periodísticos, no queremos esconder que la Reina doña María Cris­tina entra en la Historia nimbada con el afecto de sus fieles y el respeto de todos. Los diez y siete años de su Re gencia fueron agitados por toda especie de propagandas contradictorias y de acontecimientos históricos. La muerte prematura del rey Alfonso XII, cuando aún no había nacido su sucesor, impo­nía a la joven Reina regente una carga muy pesada. Es preciso reconocer que la Reina doña María Cristina se mostró digna de sU altísima responsabilidad, y a pesar de las agitaciones de los últi­mos años de la ftegenciá, supo transmi­tir a su hijo la corona que le había le­gado su marido en circunstancias difí-cilísirnas. Estas cualidades verdadera­mente regias aseguran a su nombre en estas horas históricas la veneración o el respeto de todos. En hUestra ciudad, don­de aquellas virtudes cívicas no han sido nunca olvidadas, se conserva vivo aún el recuerdo de los días venturosos de ía Exposición Universal de 1889, cuando la Reina regente de España y condesa de

do fallecimiento ele ia reina Cristina, a quien el pueblo respetaba, admiraba y quería, procurando corresponder al gran afecto que la Soberana le dispensaba. El jefe de miqueletes telegrafiió también el pésame. Las señoritas telefonistas de la Compañía Nacional enviaron a Palacio su pésame sentido. El Consejo de la Caja de Ahorros provincial levantó la sesión que celebraba en señal de due­lo y telegrafió su pésame.

Las baterías del castillo de la Mota han hecho salvas por la muerte de la Reina. En arabais porterías del palacio de Miramar se han colocado pliegos de firma.s^ que han sido cubiertos totalmen­te. La junta directiva de la Asociación de la Prensaj que celebraba sesión, la levantó en seflál de duelo. Se acordó te legraflar el pósame. El sentimiento de la población es general. También fué le­vantada la sesión del Círculo Mercantil que tenía preparadas para el próximo carnaval y que el presidente y la Di­rectiva vayan a Madrid para asistir a los funerales por la reina Cristina. Igualmente se ha suspendido la fiesta a beneficio de la Vejez del marino.

Las Sociedades popularas han publi­cado alocuciones invitando al vecinda­rio para que acuda mañana a medio­día a la plaza de la Constitución a fin de exteriorizar el sentimiento dé lá

Manifestación en Amberes de los autonomistas

, — . — . « — ™ - .

Borros promwció un discurso ante unas diez mil personas

- ——» BRUSELAS, 5.—Se ha celebrado en

Amberes una manifestación de los se­paratistas flamencos en honor del dipu­tado Borms, puesto en libertad al po­nerse en vigor la ley de amnistía. Unas 10.000 personas desfilaron por las calles de la ciudad, detrás de cartelones con inscripciones separatistas y antibelgas. No se produjo ningún incidente, gra­cias a las precauciones adoptadas.

Después del desfile se celebró una re­unión en el palacio Rubens, en la que habló Borms. Se declaró, dispuesto a po­nerse a la cabeza del movimiento extre­mista flamenco y atacó con violencia al Rey, a qitíen reprochó no haber sos­tenido las promesas hechas durante la guerra de establecer la igualdad entre los flamencos y los valones.

Una gran parte de la Prensa belga protesta contra el hecho de que esta manifestación fuera autorizada por el burgomaestra de Amberes.

j ep m "iaigei •LA O A M A B A D E . COMESCÍO , BKI- '

TÁNICA TANGGHR, 6.—Es tema de todos log ;

comentarios el documento redactado por la Cámara de Comercio británica sobre ' la situación de Tánger. Los periódicos locales, especialmente los españoles, se -muestran conformes respecto a la forma : de yer la situación de Tánger; pero hacen constar que España vio oportu­namente esta situación, por lo cual se ofreció a, contribuir a , los gastos que origanára el nuevo acuerdo, siendo pre­cisamente Inglaterra quien se opuso a ello. Se señala ahora bien la discrepan­cia entre el Gobierno británico y la Cá­mara de comerfrio de su país en Tánger por la rectificación del primero, según se expresa ésta. -Se pregunta, por úl­timo, si esta rectificación debe acogerse favorablemente en beneficio de Tánger.

Por su parte, la Cámara de Comercio,, en, sesión celebrada hoy, ha .contestado al documento de, la Cámara británica adhiriéndose al mismo, tanto más cuan-ta que hace dos años ella redactó un documento análogo dirigido al Gobierno español.

LA CUESTIÓN DEI.- JUEGO . E N TANGES

TÁNGER, 6.—El Comité de Control ha acordado dirigirse a la Adminietra-ción tangerina dando dos meses • de pXa-ao para que resuelva la cuestión del juego en Tánger con tendencia a regla­mentarlo. Esto ha causado aquí gran sensación, y se creo se ordenará el cierre inmediato de los actuales lugares de juego, que podrá hacerse. general desde el momento en que los italianos tienen participación en el estatuto. Este asun­to es también objeto de muchos comen-. tarios por los numerosos intereses que median en el mismo, y se..habla incluso de indemnizaciones con las cuales no se muestra muy conforme la opinión ge­neral.

i i i i i it- á i . i — , — • — — . . . - 1 , 1 , 1 , . . 1 ,11II

Al efectuar sus compras, haga referencia a ¡os anun­cios leídos en EL DEBATE.

San GuiUermo mero 16, ai cementerio de Nuestra Se-

bernador electo de Valladolid, y las au­toridades y comisiones de los pueblos. Segxiidamente se trasladaron al Gobier no civil, donde se celebró el acto de la toma de posesión. Pronunciaron discur­sos los gobernadores saliente y entran­te y el marqués de Casa Treviño, jefe de la Unión Patriótica. Todos ellos tu­vieron frases de condolencia por la muerte de la reina doña María Cristina.

A las cinco de la tarde marchó a Madrid el marqués de Guerra, a quien acompañaron hasta el límite de la pro­vincia el presidente de la Diputación, don Bernardo Mulleras, y el alcalde, don Cristóbal Caballero. En la sesión cele­brada esta tarde el alcalde pronunció un d scurso en él que ensalzó las vir­tudes de doña María Cristina y levantó la sesión én señal de duelo. Se cursaron telegramas de pésame al Rey y al Go­bierno.

Disparo de salvas

Barcelona ocupó el trono de los Juegos ciudad por la muerte de la Reina ma-floraies. La Reina regente se identificó' dre, su bienhechora. La manifestación entonces con la Reina de la fiesta en un. está organizada por el Centro de Atrac-mismo amor y en una misma lealtad a ción de Turismo. la tradición patria."

-Todos los periódicos de la noche pu­blican extensas biografías de la reina

En el Ayuntamiento se recibió esta tarde un telegrama del mayordomo mayor de Palacio, en el que hace cons-

dofia María Cristina, deteniéndose esne-'^^'' 1"^ ^^ imposible acceder a la so cialmente en el tiempo en que se cele-i' - ' "^ ^^ "J'-e ^^^ trasladado aquí el bró en Barcelona la Exposición Unlver-i'' ' ' ' ' ^^ ^^ Reina, pero invita a la sal, que la Soberana presidió. Se han. o^O"^-^!^!! para que asista a los fu

Círculos de la Unión Patriótica. I báculos públicos han suspendido las re-Se han dirigido muchísimos telegra-j P^ íf«". ^ 'o^*: «^ f^al de duelo,

mas de pésame de todas las entidades y i, ^^J.^^ sesión celebrada esta noche, a Corporaciones. Entre ellos figura uno-^''%'^"'=' ^ ™< 'H ?°f «' ^y^^^ni^^tO' muy expresivo del Instituto Agrícola Ca-i'^ ^'^ cuenta d-2 telegrama de la Ma-

" • yordomia de Palacio antes referido y talán de San Isidro, que preside el ba-' ron de Esponelíá. se acordó que los maceros salgan ma-

C I U D A D R E A L , e.^El regimiento de Artillería hará mañana las salvas de or­denanza. Disparará veintiún cañonazos a la salida del sol y después uno cada cuarto de hora hasta' la puesta. Pasado mañana los repetirá hasta la hora del entierro de la reina doña María Cris­tina.

En Jaén JAÉN, 6.—El falleciniiento de la Rei­

na Madre ha producido gran Sentimien­to en toda la provincia.

El gobernador civil conferenció con el Pirelado para organizar honras fúnebres por el alma de la augusta dama. Los pliegos colocados en el Gobierno civil sé han .llenado rápidamente de firmas. Se han enviado á Palacio numerosos tele­gramas de pésame y se ha repartido una hoja extraordinaria del "Boletín Oficial" en que se comunican noticias del falle­cimiento.

En Oviedo OVIEDO, 6.—El Centro diocesano de

Acción Católica, el Círculo Maurista^ la Fedei*ación Católica Agraria, la Federa­ción dé Juventudes Católicas, los, ÍEstu-diántes Católicos, la Casa de Obreros ca­tólicos y demás entidades católicas, ofi-

El 10 serán los días de la duquesa viuda de Nájera.

Marquesa de Villamayor de Santiago. Señora viuda de Wilde. Señorita de Brockman. Duque de Frías. Marqueses de Áltamira, Centellas y

Valdefuentes. , Conde de Santa María de Sisla. Señores Abella, Bahía, Brockman, Es­

cobar y Kirpatrick, Fernández Shaw, González Arnao, Kootler, Macpherson, Pérez San Millán, Pozzl, Rábello y Ver­dejo.

Les descamóse felicidades. Bodas

Hoy al mediodía se verificará en el templo del Asilo de Huérfanos del Sa­grado Corazón de Jesús el enlace de la bella señorita Concepción Alcalá-Galia no y Elorza, con el distinguido doctor don Manuel de Tolosa Latour y Sanchís.

Bendecirá la unión y celebrará la mi sa de velaciones el verendo padre León Alacués, director del Reformatorio del Príncipe de Asturias.

Serán padrinos doña Purificación Elor­za de Torrens y don Rafael de Tolosa Latour, y testigos por la desposada, don Alberto Torrens, don Francisco y don José Elórza y Urquía, y, por el contra­yente, don César JuarrOs, don Gabriel Abreu y don Rafael de Tolosa Latour y Sanchís.

La concurrencia que asistirá a la ce­remonia religiosa, será obsequiada con un "lunch" en uno de los salones del Asilo. :

Deseamos muchas' felicidades al nue­vo matrimonio.

—En la parroquia de la Magdalena, de Sevilla, han contraído matrimonio la angelical señorita Lucía Guardlola Fan-toni y don Alfredo Erquicla, apadrinán­doles la madre del novio y el padre de la novia, conde de Jimera de Libar.

Fueron testigos, por la desposada, los marqueses de Gomera y Grañina, el ba­rón de la Vega de Hoz y don Salvador y don Juan Güardioia, y por el contra­yente, el marqués del Valle de la Rei­na, don Guillermo Serra Pickhaan y dOn Luis García Pórres. ;

Hacemos votos por la felicidad del nuevo matrimonio.

Felicitaciones El señor don José María de Ortega

Morejóñ recibe estos días numerosas fe­licitaciones con motivo de haber sido nombrado presidente de Sala del Tribu­nal Supremo.

Enfermos

ñora de la Almudena. Enviamos sentido pésame a las hijas

doña Concepción y doña Josefina; hijo político, don Manuel Goded y demás deudos.

Rogamos a los lectores de EL DEBA­TE oraciones por la difunta.

Aniversario El 9 se cumplirá el tercero de la muer­

te del Señor don Joaquín Alcalde y Ca­sal, de grata memoria.

En diferentes templos de esta Corte y de provincias se aplicarán sufragios por el finado, a cuyos deudos renovamos la expresión de nuestro sentimiento.

El Abate FABIA

€ amtirma que irois! m saliá

LLEGO ANTEAYER A MOSCÚ CON UNA FUERTE GUARDIA

Gobierno.sovietista ha pregun­tado a! de Berlín si quiere

albergar a! desterrado

^ - , -^^ el palacio episcopal se recibió a concejaJes con el alcalde en varios au­sentante de Dinamarca, a la que la ;la3 diez de la mañana un telegrama, en ¡ tomóviles después de asistir al acto Prensa española ha dedicado'estos días ¡el que se daba cuenta del fallecimiento popular de adhesión y duelo de la ciu-tan halagadoras frases." ¡de la Reina madre.

Inmediatamente el Prelado dirigió un

ñ a n l ^ n e f rá r do para M a d ^ V los " ' ^ ' ^ ^ privadas ha . enviado su pesa-

"Ejemplo de rectitud'

ROMA, 6.—El "Giornale d'Italia", comentando la muerte de la reina Cris­tina, dice que est aba rodeada de ver­dadero culto, tiacido de la simpatía y de la admiración de todos los españo­les. Su vida fué ejemplo de piedad y de caridad, de rectitud y atattegación por la cosa pública y de solicitud ma­ternal. A pesar de sus graves penas supo siempre mostrarse fuerte y sere­na en el Poder durajlte tiempóS peno­sísimos.—Daíflna.

Telegrama de Poincaré PARÍS , 6.—El presidente del Consejo

de ministros, señor Poincaré, ha envia­do un afectuoso telegrama de pésame a BU majestad el Rey de España coh mo tivo del fallecimiento de su majestad la reina doña M.s.ría Cristina.

telegrama a la Mayordomía Mayor, dan­do el pésame a sus majestades y parti­cipando que concedía las indulgencias a sus diocesanos dé Barcelona que dedi­quen algún acto piadoso en sufragio del alma de la Soberana.

El canciller del obispado, doctor Or­tega, ha manifestado que el Obispo se encontraba profundamente emocionado,' y que recordaba continuamente el afec­tuoso telegrama que recibió del Soberano cuando regresó a Madrid de su última cacería, en el que le daba el pésame por la muerte de su hermana, doña Catalina Miralles.

—El capitán general, señor Barrera, ha transmitido al Estado Mayor una orden circular, en la que comunica el fallecimiento de la Reina madre, de la¡

dad qiie se celebrará, a mediodía.

Suspensión de clases

ALBACETE, 6.—El fallecimiento de la Reina Madre causó profunda impre­sión en toda la ciudad. En todos los Centros de enseñanza fueron suspendi­das las clases en señal de duelo.

Por igual causa se suspendieron las funciones teatrales anunciadas para es­ta noche.

Por el Gobierno civil desfilaron las au­toridades y personalidades para testi­moniar su pésame.

El comercio de Alicante

cerró sus puertas ALICANTE, 6.---La noticia del falle-

que dice fué el espejo Inmaculado de to-! cimiento de la Reina madre se íecibió das las virtudes y excelso modelo de' aquí a las seis de la mañana. Todas madi'éS y Itsiníis. las clases sociales expresan su profun-

me por la muerte de la Reina madre. El Centro diocesano puso colgaduras y ondeó la bandera con crespones. En los centros oficiales tanibién se ha izado la bandera a media asta. En las mesas colocadas en los centros oficiales hah fir­mado millares de ciudadanos de todas las clases sociales.

Pésame de las Delegacio­

nes americanas en Sevilla

ÑAUEN, 6.— Por fin se ha averigua­do el paradero de Trotski, que llegó ayer a Moscú fuertemente custodiado. Re­sulta también fantástica la noticia de que estaba decidido que su. residencia en el extranjero fuese ía Embajada sovié­tica de Angora, porque hoy se ha sa­bido que el Gobierno ruso ha pregun­tado oficiosamente al de Berlín si tiene inconveniente en que Trotski resida en Alemania.

El Gobierno ha estudiado hoy la cues­tión y aunque nada se ha acordado to­davía, la opinión predominante es que la respuesta será negativa.

DICE "IZVEiSTIA' MOSCÚ, 6.— El "Izvestia" vuelve a

tratar sobre la expulsión del jefe opo­sicionista ruso, y dice:

"Esta medida, por rigurosa qué Sea, era indispensable después de la forrha en que Trotski había reemprendido su actividad.

La lucha entre trotsklstás y stalinis-tas nó; puede calificarse de tal, sino de lucha abierta entre los contrarrevolucio­narios y los soviets.

Fué el primero que, en el "Bre-men", cruzó de_,E. a 0. e! Atlántico,

BERLÍN, 5.—A consecuencia de una operación que le fué practicada en el estómago, ha fallecido esta noche el aviador alemán barón von Hunenfeld.

* * -» N. de la R.—Von Hunenfeld es uno

de los tres aviadores—dos alemanes y uno irlandés—que hicieron en abril úl­timo y en el avión "Bremen", el vualo desde , Terranova a Irlanda, el primer vuelo sobre el Atlántico de É. a O. Von Hunenfeld era jefe de la oficina de pro­paganda del Norddeuísohe Lloyd, y ad­quirió el avión, un "Junkers", que ya ha­bía estado preparado para hacer el vuelo en agosto de 1927, algunos meses an­tes.

La salida de Alemania se hizo casi por sorpresa. Los aviadores se detuvieron en Irlanda y allí, mientras esperaban elbuan tiempo,, se separó de ellos el mecánico. En lugar de él, invitaron al jefe de la Aviación militar irlandesa, comandante Fitzmaurice.

Las opiniones monárquicas de Von Hu-nenferld provocaron varios incidentes, a su regreso de Norteamérica, porque los demócratas no le perdonaban el haber te­legrafiado al "Kaiser después de su vuelo.

Von Hunenfeld era algo poeta y autor de comedias. Tiene publicado un übro ti­tulado "B"guras y cantos bíblicos", y dos piezas suyas se han representado en tea­tros de Brema.

AOCIUENTB A THIEFFBY AMBERES, 5.—El piloto belga Thief-

fry salió esta mañana, a loa ocho cin­cuenta, para cubrir la primera etapa de su proyectado vuelo Amberes-Congo belga. Al despegar el aparato, éste ca­potó, sufriendo averías de importancia que aplazarán el vuelo, por lo menos, algiln tiempo.

El aviador sufre heridas leves.

BOS ACCIBENTES EN FRANCIA BOURGES, 5.—A causa de la espe­

sísima niebla han ocurrido dos aoci-dentes de aviación.

Uno de los aparatos, pilotado por el ayudante Delatouche, sorprendido por la bruma pudo con grandes dificultades ganar la pista del campo de aterrizaje sin sufrir grandes daños. Pero él Otro avión, pilotado por el sargento Girard, se vio precisado a aterrizar sobre un campo de labor, cerca dé Viilarbon. El aparato dio una vuelta completa de campana y quedó totalmente destruido. Por un verdadero milagro los dos avia­dores resultaron ilesos.

"UNA GRAN MARINA"

NUEVA YORK, 6.—El "Herald Ti­mes" dice que, después de los debates del Senado sobre el proyecto de cons­trucciones navales, debe reconocerse que los Estados Unidos están llamados a po­seer, en. un plazo relativamente breve, una gran flota de guerra y mercante.

i»ag»aii¡BaBMg»iBBB(IÍ«*tcati«T)ilanlBp*aHPBBir

Los trotski Etas han imprimido y re-|s Se encuentra completamente restable-|partido profusam-onte en fábricas y 'jñ-'%

cida la marquesa del Cadimo (nacidaicinas proclamas cuyo texto no deja lu- ; Hurtado y Jiménez de la Serna). gar a ninguna duda acerca de ¡sus pro- i

pósitos. En ellas se invita a la luctva-s contra el actual régimen de Rusia. Ij-

SÉVILLA, 0.—Al conocerse la noti­cia del fallecimiento • de la Reina ma­dre causó hondo pesar. Inmediatamen­te se izó la bandera a media asta en todos los centros oficiales y particu­lares. Bll Círculo de Labradores pUSO colgaduras negras. Se cursaron infini­dad de telegramas por las autoridades y Delegaciones americanas en la ex­posición, así como de muchos particu­lares. ,,

La sesión, del Ayuntamiento Se le­vantó' en señal de duelo.

El Cardenal Ilundain, al Conocer, la •triste noticia, se contristó mucho, rezó

Se halla muy grave la respetable dama viuda de Montero de Espinosa, madre de doña Carmexi, esposa de don Jorge Silvela y de doña Leonor, Hace­mos fervientes votos por la mejoría de tan ilustre paciente.

Viajeros Han salido para Andújar, los marque­

ses de Cayo del Rey y familia, y para! Andalucía el ex senador don Mariano I Fernándeá de Tegerina.

Regreso Han llegSido a Madrid: procedentes de

Santander, la señora viuda de Botín y de Lacharj los d-uques de San Pedro de Géiatinó, marqueses de Valdeolmos; de Valencia, don Máximo Cánovas del Cas-tilló y Varona y su dístingiilda, consor­te, y de Sevilla, el marqués de Cása-Mendaro.

Fallecimiento Ayer falleció la señora doña Matilde

.Anei y wtaiet, viuda de Alonso Clema-des.

Fué apreciada por las relevantes cua­lidades que la adornaban.

El entierro será hoy, a las tres, desde la casa mortuoria, calle de Almagro, nú-

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Page 6: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

Snevm t de febrero de 1929 (6) EL DEBATE MADRID.—Aflo S3X.—Núm. 6.105

Excursión a Guada-

lajara y Lupiana

Organizada por la Asociación de Es­tudiantes Católicos de Arquitectara, tuvo lugar ayer una excursión para visitar la artística ciudad de Guada-iajara y el Monasterio de Lupiana.

Más de 40 alumnos de la Escuela, dirigidos por los profesores señores Anasagasti y Vegas, fueron recibidos y acompañados por el gobernador de Gua-dalajara, ilustre arquitecto don Luis Cabello Lapiedra, el secretario de la Comisión de Turismo y otras persona­lidades.

Profesores y alumnos quedaron en­cantados de las bellezas insospecha­das que encierra el olvidado Monaste­rio de, Lupiana.

Un curso sobre ías

literataras modensas

La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Centra! ha organi­zado un curso de primavera acerca de las enseñanzas de literaturas moder­nas, a cargo de los profesores AUison, Peers, de Figueiredo, Levi, Serrailh y Vossler.

La primera conferencia estará a car­go de don Fidelino de Figueiredo, que la explicará mañana. El tema será "La literatura portuguesa ante las li­teraturas románicas".

En días sucesivos los restantes pro­fesores se ocuparán de las literaturas francesa, italiana, inglesa y alemana.

Ei Araobispo de, Zaraigoza ben­

dice dos corbatas d e banderas

Eii Ferrol naiifragó 10 faper pesquero

Dos oficiales ingleses muertos en accidente de aviación en Gibraltar

REUNIÓN DE LOS PRELADOS DE CATALUÑA EN TARRAGONA

LOS REYES DE DINAMARCA

Don Fernando .Oliva Escribano, en representación de la Pontificia y Real Asociación Católica de Represión de la Blasfemia, e.«tuvo en Zaragoza para solicitar del Arzobispo, doctor Dome-nech, la bendición de dos corbatas, una para la Junta. Central y otra para la bandera de la sección de las ^Ventas del Espíritu Santo. El Prelado conce­dió la bendición a las corbatas, que son de los colores de la bandera del Vati­cano, y después fueron tocadas por la columna de . la Virgen en el templo del Pilar.

La corbata de la Junta Central será colocada en la bandera en una fiesta solemne que se celebrará en el real oratorio del Caballero de Gracia.

Eí doctor Sojo en Madrid

Se encuentra en Madrid el director de "La Razón, de Buenos Aires, doctor Ángel L. SoJo. Marchará a Sevilla para conocer los preparativos de la Expo­sición, y regresará a esta Corte, donde la Asociación de la Prensa celebrará una fiesta en su honor. Después mar­chará el doctor Sojo a Barcelona para visitar las instalaciones del certamen de Montjuich.

Boletín meteorológico

Estado general. — Se estableen las altas presiones sobre Dinamarca meri­dional j ' ' ha desaparecido la perturba­ción del Atlántico. En toda España el tiempo es bueno.

I/Iuvia recogida en España.—En Me-Hlla, 5 mm.; Tetuán, Málaga y Sala­manca, 3; Oviedo, 0,5; Badajoz, Zara­goza y Granada, inapreciable.

Ot ras notas

Una Exposición de pintura.—Se ha pro­rrogado hasta el sábado la Exposición de pintura, escultura e ilustraciones de los artistas señores Gutiérrez Santos, Mo­nedero y Díaz Ramos, que se celebra en los salones del Ateneo. Puede visitarse todos los días, de cinco y media a siete y inedia de la tarde.

Banquete.—El sábado, a la una y me­dia de la tarde, en el comedor del Círcu­lo de Bellas Artes se celebrará un ban­quete organizado en honor del catedráti­co de la Facultad de Filosofía y Letras, don Andrés Ovejero.

La exportación d e pasa y pescado ALICANTE, 6.—Durante la segunda

quincena de enero se exportaron por el puerto de Denia 3.241 quintales de pasa de un valor aproximado de 80.000 pese­tas. Las expediciones iban dirigidas a Francia, Túnez, Argelia e Italia. El total de lo exportado durante la total cam­paña se eleva a 209.497 quintales, impor­tantes pesetas 550.000.

Eii él mes de enero se expidieron des­de Alicante 114.800 kilogramos de pes­cado con destino a Madrid, Murcia y la Mancha. La población consumió 62.500 kilos. Las clases superiores alcanzaron el precio medio de 3,50 pesetas kilogra­mo y las corrientes él de 1,35.

Aceideite d e aviación en Gibral tar

,ALGECIRAS, 6.—Un avión inglés que maniobraba sobre la bahía de GibraJtau-cayó en barrena y perecieron los dos ofi­ciales que lo tripulaban.

Homena je al sargento Marchan BILBAO, 6.—Entre el Somatén de Bil­

bao íia surgido ía iniciativa de promo­ver una suscripción pública para rega­lar un espadín y una pistola al sargento de la Guardia civil del puesto de Miguel-turra, por su destacada actitud en los últimos sucesos de Ciudad Real. La idea ha sido acogid^, muy favorablemente. Don Cirilo Gana, individuo del Somatén, visitó hoy al jefe de la Comandancia de la Guardia civil, señor Santisteban de Lezo, para darle cuenta del proyecto y elogiar, al mismo tiempo, la conducta de dicho sargento y los servicios que presta el benemérito Instituto. El citado jefe agradeció mucho los elogios y el proyec­to de homenaje al sargento Marchan.

•La Santa Casa de Misericordia ha recibido de las señoras herederas de do­ña Mercedes Norzagaray Larauro la can­tidad de 100.000 pesetas, dejadas en el testamento por dicha señora para aten­der . a las necesidades del benéfico esta­blecimiento.

Remolcador embar rancado en Cádiz

CADlZ, 6.— En las maniobras de des­atraque, el remolcador "San Antonio", de la matrícula de Gijón, procedente de Gi­braltar, dio con el fondo en la pala de la hélice del transatlántico "Conté Ver­de" a causa de un golpe de mar y se le abrió una gran brecha. A toda máquina se dirigió a la costa para encallar, don­de quedó semi hundido. Rápidamente sé procedió a los trabajos de salvamento de la tripulación.

— Al amanecer llegó el transatlántico "Conté Verde", que inaugura la nueva línea Cádiz-América. El buque fué visi­tado por las autoridades. Prensa y per­sonalidades invitadas por la casa arma­dora. Trae una importante carga y pa­saje de turismo para iá Exposición de Sevilla.

—Zarpó para Gibraltar el transatlánti­co "Homeric", con 360 pasajeros de tu­rismo, quo visitarán otros puertos del Mediterráneo.

Un rancho a las t ropas CIUDAD REAL, 6.—-El alcalde señor Ca­

ballero ha comunicado al general Orgaz que tan pronto transcurran los días de luto, nacional obsequiará con un rancho extraordinario a las tropas del regimien­to de Wad Ras por los servicios presta­dos durante su estancia en Ciudad Real.

Captura d e embarcaciones

FERROL, B.^Por órdenes severísimas del comandante de Marina de este puer­to fueron capturadas seis embarcacio­nes que se dedicaban a la pesca con ar­tes prohibidas. A cada patrón se le im­puso 150 pesetas de multa. Los apare­jos fueron destruidos y el pescado que habían recogido se repartió entre los es­tablecimientos benéficos. Los tripulantes Miguel Buyo, Manuel Coto, Manuel Pra­do, Manuel Sánchez y Santiago Ameneiro fueron encarcelados. Se aplauden las acertadas medidas del comandante de Marina contra los pescadores desapren­sivos.

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Su majestad el Rey Cristian X (1) y el infante don Alfonso de Orleáns (2) al salir de la estación del Norte. (Fot. Vidal.)

Camas doradas, somier hierro, desde 100 pesetas; inmenso tsuríido.

- M O N T E R A . 10. F & B B I O A

'FilECIi CEfiEO- CURA REUMA TISMO ARTIGU.

LAR Y TODA CIASE DE DOLORES '• • a

Exija el legítimo JAKABE CUMENT, MAKCA VIUBA,

A los maestros de escuela Con el fin de que puedan recomendar a

sus alumnos la,/película "Agustina de Aragón", por sü asunto altamente pa­triótico, la Empresa del Cine Avenida Jes invita a una prueba privada el pró­ximo jueves, a las tres de la tarde. Bas­tará para la entrada al local la presen­tación de documentos que acrediten per­tenecer al profesorado.

Su majestad la reina Alejjmdrina d e Dinamarca ( 1 ) con la infanta Beatriz ( 2 ) a su l legada a Madr id . (Fot. Vidal.)

partió Sevia-Raciig de Santander

Á causa del luto nacional, se sus­pendió el partido Sevilla-Racing de Santander, que debió celebrarse ayer.

* * * Este partido se celebrará hoy, a las

tres en punto. Los billetes de ayer sir­ven para esta tarde y durante la ma­ñana se expenderán localidades en el domicilio del Athletic Club.

Los equipos' se alinearán probable­mente como sigue:

Sevilla.—tEizaguirre, Monje—Sedeño, Caballero—Rey—Gabriel, Roldáni—Cas­tro—Velase o—Corsi—^Brand.

Racing.—^Raba, Santiuste-—Qacituaga, Torón—Baragaffó — Larrinoa, Santi — Loredo—*Oscar—Larrinaga—^Amós.

El señor Vilalta, que debió arbitrar, regresó anoche a Barcelona y a la ho­ra en que escribimos estas cuartillas no se conoce quién dirigirá el encuen­tro. Desde luego, creemos que será uno de estos tres: Escartín, Melcón o Ná-vaz.

Naufragio d e un vapo r pesquero

FERROL, 6.—Se confirma el naufragio del vapor pesquero "Cartegui", según no­ticias oficiales recibidas en la capitanía general de este departamento. Se ahogó el marinero José Puente. Los demás tri­pulantes se salvaron, alcanzando la pla­ya á nado.

El Jubileo del Papa OVIEDO, 6.—El Obispo de la diócesis

ha ordenado se celebre el Jubileo del Papa en todas las iglesias con comunio­nes generales y cultos especiales para rogar por las necesid?.des de la Iglesia y a intención del Sumo Pontífice y vela­das conmemorativas el 12 del actual en homenaje al Papa.

Muer to po r su h e r m a n o PAMPLONA, 6.— En Arazuri la noche

pasada Crtiz Agos mató a un hermano de veintinueve años inientras éste dor­mía, disparándole dos tiros de escopeta que le destrozaron el cráneo. El matador se presentó a las autoridades. El muerto era licenciado de presidio, donde estuvo condenado por homicilió.

Adhes ión d e la Archidiócesis d e Sevilla

SEVILLA, 6.—El Cardenal Hundedn ha enviado al Papa un telegrama con moti­vo del Año Jubilar, elevándole el home­naje de adhesión de la Archidiócesis y solicitando su bendición.

Reunión de Prelados en Tarragona TARRAGONA, 6.—Bajo la presidencia

del Cardenal Vidal y Barraquer se re­unieron esta mañana los Obispos de Ge­rona, Lérida, Solsona, Tortosa, Seo de Urgel y Vich. El de Barcelona excusó su asistencia por encontrarse ligeramente in­dispuesto. En la reunión se trataron di­versos aspectos relacionados con las úl­timas disposiciones de la Santa Sede acer­ca del uso del idioma catalán en los cul­tos religiosos.

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Patronatos de A. Social y Emigración

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ASCENSOS EN EL CUERPO DE INGENIEROS GEÓGRAFOS

H O Y , en el Stádinm Met ropo l i t ano

A las tres en punto Interesantísimo partido de desempate.

Sevilla F. C." Racing Club de Santander

(Eliminatorio de la Liga para la Pri­mera División.)

Con pers.niso de la axrtoridad.

[OTAS POLÍTICAS Consejo el viernes

El presidente del Consejo permane­ció toda la tarde en su despacho del ministerio del Ejército. A las siete y media bajó a la estación del Mediodía a despedir a los Reyes de Dinamarca. De regreso se trasladó nuevamente al ministerio del Ejército. Uno de los con­sejeros a qtíien interrogaron los perio­distas manifestó su opinión de que el viernes se celebraría Consejo de minis­tros.

A¡ efectuar sus compras, haga referencia a los anun­cios leídos en EL DEBATE,

Una extensa combinación judicial • •

SUMARIO DE l A "GACETA" DEL DÍA 7

Trabajo y Previsión.—R. D. ley re­organizando los Patronatos provincia­les y locales de Acción Social y Em.i-gración; aprobando el reglamento para la ejecución de la ley de Tribunales tu­telares de menores; disponiendo que los funcionarios ingenieros de algunos de los Cuerpos que integran el Instituto Geográfico y Catastral, a partir de ene­ro de 1929, no puedan figurar en nin­gún otro escalafón de Ingenieros o Cuer­po del Estado; nombrando inspectores generales del Cuerpo de Ingenieros Geó­grafos a don José Galvin, don Manuel Domínguez, don Alfonso Cisneros, don Alejandro García, don Waldo Aspiazu y don Juan Maña; ingenieros jefes de pri­mera del mismo a don Antonio García del Real, don Manuel Barandica, don José Pujadas, don Domingo Salas, don Juan Cruz Conde, don Agustín Díaz Or-dóñez, don Enrique Meseguer, don Ma­nuel Cifuentes, don Paulino Martínez, don Julián frexlned y don Fernando Uriol; de segunda a don José María Cobos, don Ignacio Fosiff y don Anto­nio Fernández Sola; astrónomo del Ob­servatorio de Madrid a don Francisco Cos; segundo jefe del mismo a don Vic­toriano Fernández Ascarza; jefes de sección del mismo a don Pedro Carras­co y don José Tinoco; meteorólogos de término a don Nicolás Sama y don Francisco Jun.

Justicia y Culto.—R. O. disponiendo se expida real carta de sucesión en titulo de marqués de Caro a favor de don José María Caro y Escardó; pro­moviendo en el turno tercero a. la ca­tegoría de juez de término a don Ci­priano Piñeiro y García; en el turno segundo a juez de ascenso a don Pas­cual Díaz de la Cruz; en el cuarto a la de juez de término a don José Pania-gua Porras; en el tercero a la de juez de ascenso a don Felipe Aragonés An-drade; trasladando al Juzgado de pri­mera instancia de Alcoy a don Feman­do Caudel González; promoviendo en el turno primero a juez de término a don Francisco Soriano Carpena; en el cuarto a la de juez de ascenso a. don Antonio Villegas Gallifa; trasladando al Juzgan­do de primera instancia de Segovia a don Ángel Martín Aguado; al Juzgado del distrito de la Catedral, de Murcia, a . don Mariano Sánchez Olmo Espi­nosa; al Juzgado de Coín a don Ramón Domigo Arnau y Alix; promoviendo en el turno segundo a juez de término a don Aurelio Artacho Navarrete; en el primero a la de juez de ascenso a don l'iliborto Carrillo de Albornoz y Enrí-

quez de Salamanca; trasladando al Juz­gado de primera instancia de Albacete a don Luis Alcedo Ansó; promoviendo en el turno tercero a la categoría de juez de término a don Vicente 'Pérez Gómez; en el segundo a la de juez de ascenso a don Enrique Hernández Ca­rrillo; trasladando al Juzgado de prime­ra instancia de Villar del Arzobispo a don Roberto Guillen y López-Tello; nom­brando con carácter interino para el Juzgado de Alcañices a don Francisco de P. Blanes Santo ja; para el de Alla-riz a don Antonio Lena López; para el de Casas Ibáñez a don Mariano Casa­do Puehol; para el de Gaucín a don Francisco Corrales y Asenjo-Barbieri; para el de San Sebastián de la Gome­ra a don Rafael López de Haro y Pu-ga; para el de Valverde de Hierro a don José Fuentes Fuentes; anunciando una plaza vacante de secretario del Con­sejo judicial, y disponiendo que los fun­cionarios de la carrera judicial que re­únan las condiciones debidas y aspiren a dicha vacante lo soliciten en el tér­mino de quince días.

Ejército.—^Nombrando agregado militar honorario afecto a la Embajada de Es­paña en Cuba al capitán de Ingenieros don Francisco Vives y Camino; aproban­do la comisión del servicio desempeñada por los agregados militares en Francia y Bélgica y Legación de Holanda tenien­te coronel de Estado Mayor don Juan Seguí Alvarez y comandante d« Caba­llería don Ramón Flórez Mendiville.

Hacienda.—^Disponiendo que por las Delegaciones de Hacienda se advierta a los Ayuntamientos que tengan consigna­do en su actual presupuesto ordinario algún arbitrio o recargo sobre contribu­ción minera, que no tendrá efecto ni po­drán percibirlo de las Empresas mine­ras de carbón a que se contrajo el real decreto de 6 da agosto de 1927.

Gobernación.—Disponiendo se cumpla en sus propios términos la sentencia dic­tada por el Tribunal Supremo en el re­curso interpuesto por don Carlos Hidalgo Guerrero, oficial de Correos, contra la rea) orden de este ministerio; se haga ex-

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MONDARIZ FUEMTES DECAnDARAYTDONCOSO Fk^plcdad de loí Srcs: Hijof de Peinador

R I Q U Í S I M A A G U A D E M E S A , G A S E A D A N A T U R A L ­M E N T E . LAS MAS INDICADAS EN CASOS DE

artritlsmOt des*

natrldón, dla>-

betea, obesida­

des diversas, en­

fermedades del

aparato digesti­

vo, anemia ;

nenrastenla

tensiva a los interventores de fondos y secretarios de Ayuntamiento la real or­den de 12 de enero último relativa a las dietas que deben percibir los auxiliares técnicos en visitas de inspección.

Fomento.—R. O. autorizando a la Jun­ta de Obras del puerto de Huelva para rebajar temporalmente el 50 por lOO las tarifas de fondeo que grava a las piritas de hierro y demás mercancías; dispo­niendo se declaren subsistentes los re­glamentos por que se rigen los Sindica­tos de almacenistas e importadores de carbón, aprobados por el Comité ejecu­tivo de Combustibles sólidos del Conse­jo Nacional de Combustibles.

Trabajo.—R. O. nombrando a don Luis Valerl Sahis secretario del Real Institu­to de Formación profesional, y a don Enrique de las Cuevas y del Rey Ins­pector provincial del Trabajo en Huesca.

Quiosco de E L D E B A T E

CALLE DE ALCALÁ (frente a las Calatravas)

S S

I I I

De venta «u todas tas^farmada^ drogneti^, Sotdes, depósitos de

aguas iDÍnerales. rcstanrantes y cocbeS-cantas de todos Io& trenes.

Tres lesionados en irn ctioqie

- » jO jo con la ropa t end ida ! U n a

criadiía " d e abr igo" .

Ayer tarde marchaba por la carre­tera de Aragón el automóvil 33.280, de Oviedo, que conducía José Gamones, y en el kilómetro 6 chocó con xm. carro guiado por ün muchacho de catorce años y en cuyo interior iba Antonio Pérez Morante, de treinta y cinco años, domiciliado en la calle de Ruiz, núme­ro 20.

Al encontronazo, el carro sufrió grandes desperfectos y Antonio salió despedido al suelo.

El automóvil, al retirarse, chocó con otro, número 29.577-M., que estaba parado junto a la cuneta, y que con­ducía Pedro Anastasio Higueras, de veinticuatro años, domiciliado en Arro­yo Abroñigal, 2.

En el accidente resultaron con le­siones de pronóstico reservado Antonio y Pedro y levemente herida doña Gre-goria Gómez Cerezo, de treinta y cin­co años, que habita en Jorge Juan, 82, que estaba cerca del segundo automó­vil.

Los tres lesionados recibieron asis­tencia facultativa en la Casa de Soco­rro de Canillas

Des t rozado por el tren En el kilómetro 3 de la línea del Me­

diodía fué encontrado ayer mañana el cadáver de un hombre destrozado por. el tren. Vestía decentemente, y en las ro­pas no se le hallaron documentos que permitieran la identificación.

La Guardia civil del Puente de Va-Uecas y el Juzgado practicaron las di­ligencias propias del caso.

T i m o d e 1.075 pesetas En la calle del Cid dos sujetos em­

baucaron a la sirviente Alejandra Lum­brera Garzón, de veinte años, domicilia­da en la del Conde de Aranda, número 1. y le timaron 1.075 pesetas.

Los sujetos desaparecieron antes de que Alejandra se diese cuenta de su candidez.

Muer to po r una d e las salvas d e cañón

A las tres de la tarde de ayer se si­tuó ^n una explanada del Parque del Oeste, a espaldas del cuartel de la Mon­taña, una sección de la quinta batería, tipo Schneider, calibre 7,50, del regi­miento de a caballo, al mando del te­niente don Ladislao Serrano, encarga­da de hacer las 21 salvas de ordenanza por el fallecimiento de la Reina madre.

lias piezas apuntaban a la Casa de Campo y distaban una de otra siete me­aros, aproximadamente.

Una gran cantidad de público se aglo­meró alrededor de las piezas; mas cuan­do iba a precederse a disparar, el señor Serrano ordenó que el grupo de curio­sos se retirara a una distancia pruden­cial.

Los disparos "habían de hacerse, con­forme manda la ordenanza, de cuarto en cuarto de hora, y la forma de rea­lizarse era la de alternar de uno y otro lado, iniciando ios disparos la de la iz­quierda. Al hacerse éstos, junto a cada cañón se agrupaban sus tres servidores.

El teniente durante la serie de dis­paros pasó varias veces de derecha a izquierda. Al disparar la.pieza de éste último lado la salva, y mientras se car­gaba ésta, cruzó al lado derecho para ordenar fuego a la situada allí. Detrás del teniente marchó un hombre de unos cincuenta años, con traje pueblerino, que se entretuvo en ver cargar esta nueva pieza. Separóse el teniente como unos tres metros y al volverse dio la orden de fuego. El apimtador, que estaba sen­tado tras el escudo, disparó, en el mo­mento preciso en que el individuo ci-

;i¡ri[|i\ tado se colocaba ante la boca de la pieza.

La carga, que, como se sabe, está compuesta én las salvas de pólvora ne­gra y balones de estopa, alcanzó al des­graciado, que quedó muerto en el acto.

El teniente comunicó inmediatamente lo ocurrido a la Superioridad; pero tuvo que proseguir la serie de disparos, has­ta llegar al 21.

OTROS SUCESOS Ca« a un foso.—^En el foso del ferro-

earril de Madrid a Colmenar se cayó José María de las Heras López, de veintidós años, domiciliado en Vicálva-ro, calle de San Eduardo, 23, bajo, y sufrió lesiones de relativa importancia. Fué asistido en la Casa de Socorro de Chamartln de la liosa.

Ratería Don Julián de la Puente Jiménez, de cuarenta y nueve años, que habita en la calle de la Sal, 2, le sus­trajeron la cartera con 175 pesetas. No sabe cómo ni en dónde se come­tió la ratería.

Caída.—^En su domicilio, calle de Ven-toga, 21, se cayó casualmente Félix Calvo, de nueve años, -y resultó con lesiones de pronóstico reservado.

Fracaso.—Cuando intentaba apoderar­se de unas ropas tendidas que estaban en la calle del Doctor Ramírez, i. fué detenido José Romero Cid, de veinticua­tro a£.os, domiciliado en el paseo de la Dirección, í:5.

Herido grave En la Casa de Soco­rro del distrito de la Latina ingresó Manuel Castillo Benítez, de diez y sie­te años, que habita en el paseo de las Acacias, 13, el que presentaba una he­rida inciso punzante en la región lum­bar, de pronóstico grave.

El herido manifestó que fué agredi­do en riña con un individuo del que sólo sabia que se llama Rafael.

Después de auxiliado, Manuel fué con­ducido al Hospital Provincial.

Las criaditas aprovechadas. — Doña Emma Silva, que habita en la calle le E\iencarral, 50, tomó a su servicio ante­ayer a. una muchacha que dijo llamarse Manuela.

A los pocos «momentos, la chica des­apareció, y, ¡mire usted qué casualidad!, también desaparecieron al mismo tiem­po un abrigo del esposo de doña Emma y un pañuelo de seda.

El gabán vale 500 pesetas. •—Emila Gabiro, que prestaba sus ser­

vicios como asistenta en el domicilio de doña Vicenta Calderón, en la calle de A'ltamirano, fué detenida por sustraer en diferentes ocasiones unas 600 pesetas.

Heridos en riña.—En la calle de Ba­rajas, números 16 y 18 (término muni­cipal de Canillas), riñeron María África y Remedios Navajas, Después de un completo surtido de epítetos, Remedios cogió una badila y dio con ella un golpe en la cabeza a su contraria.

María padeció una herida regular. También en la lucha resultó Remejíioa con varios rasguñones.

Page 7: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

iílAüüll>.--iyi(í 'ÁUi.—x^um. io.iiíd EL'DEBATE d) Jueves 7 d© febrero de 1939

ASPECTOS u n £4^ • - = Í O " é . ^ ^ g í ^ ^ ^ S ' * . O J = - •

Acción Católica Hay que situar en el período de la

Regencia los comienzos de la Acción Ca­tólica española. Puede decirse que en él empezaron a producir sus frutos en España las orientaciones pontificias de León XIII. Dos nombres ilustres acu­den a la memoria en este período: el marqués de Comillas y el P. Vicent. Es el P. Vicent, sin duda, el verdadero precursor de la acción social católica moderna en el mundo del trabajo. El logró implantar entre nosotros los Sin­dicatos obreros que había estudiado en Bélgica. Los más ilustres hombres de acción social que han desfilado en • lo que va de siglo son discípulos suyos. El padre Vicent es también el precur­sor de la sindicación agraria.

Comillas, el gran Mecenas de la Ac­ción Católica, se consagró principalnien-te a los Círculos Católicos de obreros,

Pero hay otro aspecto de la Acción Católica, que nos interesa de un' modo especial en estos momentos porque se refiere a una tradición interrumpida, que se reanudará este año. Aludimos a los Congresos Católicos nacionales. Na­cieron también en la época do la Re­gencia. Celebróse el primero en Madrid el 2 de mayo de 1889, y en él pronunció un magnifico discurso don Marcelino Me-néndez Pelayo, que vale tanto poy- la sumisión y la docilidad con que el gran polígrafo se apresta a secundar los de­seos de los Pontífices y de los Obispos, como porque presenta a la considera­ción de los católicos españoles un as­pecto fundamental: la necesidad de ele­var el nivel cultural y científico de la España católica.

No estará de más reproducir hoy es­tas sabias palabras a las que da una segunda actualidad la importancia que empieza a concederse a los estudios de Teología. Dijérase que al cabo de cua­renta años se cumplen los votos de Me-néndez Pelayo para que "trabajemos a una clérigos y laicos en cualquier gra­do de la enseñanza donde la voluntad de Dios nos haya puesto para que la savia del espíritu teológico vigorice de nuevo el entendimiento y el carácter na­cional," Es evidente que otros son ya los tiempos de los en que hablaba M. Pe-layo. La cultura católica se ha moder­nizado notablemente, y bastarían a de­mostrarlo las excelentes revistas redac­tadas por eclesiásticos. De otra par­te, la tradicción teológica nacional em­pieza a renacer, y sólo el nombre de Vitoria es prueba suficiente de ello. Pe­ro las sentencias del Príncipe de nues­tros críticos tienen valor histórico, y con gusto las reproducimos. Copiamos a continuación el párrafo primero y los tres últimos de su elocuente dis­curso:

El primer Congreso Cató-

ni cálculo social, ni pesimlsn^o desalen­tado, ni alarde de un momento, ni odio a la razón disfrazado con máscara de piedad. ,

"Limpia voluniací y

entendimiento se reno"

Busquemos, sí, la libertad de la cien­cia, pero busquémosla por aquel caquino que ya nos mareó, con ser gentil, el más antiguo de nuestros filósofos: "Pa-rere Deo libertas". El que obedece a Dios, ¿ qué ha de temer ? Y ¿ qué impor­tan lo>3 mayores arrojos de la especu-lación en labios de quien empieza por doblar la frente ante la verdad infali ble y eterna? No apoquemos lo que de suyo es tan grande que no cabe en los cielos ni en la tierra. Trabajemos con limpia voluntad y entendimiento sere­no, puestos los ojos en la realidad viva, sin temor pueril, sin apresuramiento en­gañoso, abriendo cada día modestamen­te el surco y rogando a Dios que man­de sobre él el rocío de los cielos. Y al respetar la tradición, al tomarla por punto de partida y de arranque, no ol­videmos que la ciencia es progresiva por su índole misma y que de osta ley no se exime ninguna ciencia: "Patet om nibus veritas: nondum est oocupata." Y aunque quisiéramos detenernos, sería empeño imposible, porque la impiedad no se detiene y cada día levanta nuevas máquinas de guerra contra la ciudad espiritual en que nacimos. Las exigen cías de la polémica religiosa son ya muy otras que en el siglo XVI. Entonces aún era rara la negación escueta del or­den sobrenatural: hoy esa negación se levajata por todas partes brutal y ame­nazadora, amagando con los mismos golpes a la Religión y a la Metafísica. Todo se niega o se ha negado, desde el principio de identidad hasta el prin­cipio de causa; todas las nociones pri­meras de nuestro entendimiento andan hoy en tela de juicio. Hasta el ateísmo empieza á parecer anticuado. Y ¿cómo no, si a los ojos de un "agnóstico" el ateísmo no puede ser otra cosa que ima tesis teológica vuelta del revés? Y en­tretanto la concepción "monista", des­bordándose del campo de las ciencias naturales, invade la ciencia social, alla­na los fimdamentos de la vieja antro­pología, socava la noción del derecho, se impone a los legisladores y a los jueces y proclama la ruina del dogma moral, último respeto de la preocupación teo­lógica.

Grandes verdades

E3n el _ terreno universitario tam.bién la Regencia prppulsó no pequeñas me­joras. En Sevilla, Granada y Valencia se crean en 1895 las Facuiltades de Cien­cias. En 1900 se organiza la enseñanza científica en las cuatro secciones de Exactas, Físicas, Químicas y Naturales^ En 1901 se da oficialidad' a las Faculta­des de Medicina de Salamanca y Se­villa. Y no olvidaremos que en este pe­ríodo se concedió carácter' oficial a las Universidades privadas del Sacro-Mon­te y de Oñate.

Votóse en él lo que se llamó el pro- ] ohos de los que después han aceptado, grama definitivo del- partido, que era no sabemos si tan sinceramente como un verdadero programa comunista, ellos, esta misma denominación. Es no-Hélo aquí: "Primero. La posesión delltable el discurso, no sólo por la verdad Poder político por la clase trabajado- y la honradez política que se advierte

La economía Ya desde la restauración de la Mo­

narquía, se notaba en España un cre­ciente renacimiento económico.

Los nacientes ferrocarriles hablan atravesado honda crisis de 1868 a 1878, debida no sólo a las perturbaciones po­líticas do la época, sino a causas pu­ramente económicas. Con la restaura­ción recobran vitalidad y las construci-cíones ferroviarias alcanzan su época de apogeo por los años que doña María Cristina es nuestra Reina y después durante los primeros de su Regencia.

Bajo ésta, la agricultura, sobre todo la olivarera, se desarrolla rápidamen­te. La primera fábrica de azúcar de remolacha se erige en Aragón en 1892. Barcelona afianza su naciente . indus­tria textil. También durante esos años se intensifica la explotación minera im­pulsada por el capital de la Europa;

ra.—Segimdo. La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propie­dad colectiva, social o común. Enten­demos por instrumentos de trabajo: la tierra, las minas, los transportes, las fábricas, máquinas, capital-moneda, et­cétera, etcétera.—Tercero. La organi­zación de la sociedad sobre la base de la federación económica, el usufructo de los instrumentos de trabajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el producto total de su trabajo y la enseñanza general, científica y especial de cada profesión a los individuos de uno y otro sexo.— Cuarto. La satisfacción por la socie­dad de las necesidades de los impedi­dos por edad o padecimiento. En suma: el ideal del partido socialista obrero es lá conipleta emancipación de la cla­se trabajado/a, es decir, la abolición de todas las clases sociales y su con­versión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e 'inteligentes."

También pertenece a esta época la fundación de la Unión General de Tra­bajadores, como entidad distinta del partido. La Unión nació en los mismos días de agosto de 1888, poco antes que el Congreso. Del 12 al 14 tuvieron lu­gar las reuniones de Barcelona. Aun­que organismos distintos, se puede de-

e incomprensión. Sorolla triunfó total-

que empieza a ser gran capitalista y . . busca afanosa primeras materias para «ir que desde el primer momento exis sus industrias. En consecuencia de estel^^i' entre ambos una unión personal. auge en la producción y del conslguien- ^aste^ recordar que Iglesias represen

lico. El memorab le dis­

curso de M. Pelayo.

"Er grande y trascendental aconteci­miento que hoy inunda de júbilo toda alma creyente y congrega bajo las au­gustas bóvedas de ese histórico templo. todos los esfuerzos, todas las volunta-, des y todas las esperanzas del catoli­cismo español, dócil a la voz de sus Prelados y alentado por la bendición del Supremo Jerarca de la Iglesia, re­quiere y exige el concurso aun de los más humildes y les permite levantar ¡a voz por breves instantes en este sa­grado recinto, para que nazca de la adhesión de todos libre-mente manifes­tada un solo pensamiento y una volun­tad común. Sin este imperioso mandato de mis superiores y de mi conciencia, que ha acabado por vencer y disipar todos mis escrúpulos y recelos, nunca me hubiera atrevido a t ratar en breve discurso y en forma que necesariamen­te ha de ser superficial una materia tan ardua, tan grave y tan erizada para mí de peligros y dificultades como la tesis 32 de nuestro cuestionario, for­mulada en los términos siguientes: "La Iglesia y las escuelas teológicas y filo­sóficas en España."

"Seguir la decadencia de estos estu­dios desde él siglo XVHI hasta el mo­mento actual, que ciertamente no es de apogeo, aunque comiencen a advertirse señales de mejora, daría materia a 'una Sarga disertación, en que es imposible entrar, visto lo avanzado de la hora. A la sabiduría de los Prelados asistentes a este Congreso toca poner oportuno remedio a los males que todos deplo­ramos, volviendo a nuestra enseñanza teológica el carácter nacional, el sello castizo que nunca debió perder, y que en nada se opone a la unidad de la doc­trina. Vuelvan a andar en manos de nuestros aspirantes al sacerdocio los grandes monumentos de la ciencia ca­tólica de nuestros padres; cese ese alu­vión de superficiales compendios ex­tranjeros que desde el siglo pasado inundó nuestras Universidades y Semi­narios sin ventaja alguna ni de la pie­dad ni de la doctrina; recíbase, si, lo bueno de todas partes; pero recíbase con discreción, sin olvidar que nuestra Teología fué por siglos la primera del mundo, y que en la dogmática, en la moral y en la controversia todavía po­demos vivir de sus inagotables rique­zas; difúndase, mediante la fundación de tma "Biblioteca de teólogos españo­les" (pensamiento iniciado muchos años hace por el sabio dominico que hoy se sienta en la cátedra metropolitana de fían Isidro) (1), el conocimiento de esos libros, muchos de ellos ratísimos ya e inasequibles; ábranse con el apoyo mo­ral y material de los católicos, concur­sos y certámenes para estudiar critica-r ícnte, en forma de monografías, todas las grandes figuras de nuestra ciencia, cuya difusión y ensalzamiento no puede menos de contribuir al triunfo de la verdad católica, y, finalmente (y esto es más importante que todo), cese el fu­nesto divorcio entre los estudios sagra­dos y los profanos; y ya que en el ac­tual estado de la enseñanza entera­mente laica y secularizada no nos sea lícito ni soñar siquiera con la esperan-üa de ver de nuevo a la reina de todos los saberes penetrar triunfante en nues­tras Universidades para ser otra vez el eje de oro de nuestra ciencia, trabajemos a una clérigos y laicos, en cualquier gra­do de la enseñanza donde la voluntad ds Dios nos haya puesto para que la E-avia del espíritu teológico vigorice de r.uevo el entendimiento y el carácter nacional, y así será nuestra fe racional Obsequio y no femenil sentimentalismo,

¡Y entretanto los católicos españoles (doloroso es decirlo, pero éstos son días de grandes verdades), distraí­dos en cuestiones estúpidas, en amar­gas recriminaciones personales, ve mos avanzar con la mayor indiferencia la marea de las impiedades sabias y corromper cada día un ahna joven, y

te aumento de la capacidad de compra en nuestra Patria, el comercio exterior crece de unos 1.465 millones de pese­tas en 1885 a unos 1.950 millones en 1891. En los dos años siguientes baja, pero ya desde 1893 inicia el alza, que interrumpida sólo por las guerras trá­gicas de fines del siglo, llega hasta nuestros días.

A ello contribuyó, es verdad, la polí­tica proteccionista que decidida-mente se impone por Cánovas a partir de su vuelta al Poder en la última decena del XIX. De antes, y por seguir la mo­da europea, se había establecido — a partir de 1868—-una absurda política de liberalismo económico, que hacía im­posible todo intento de industrialización o valoración nacional. Nuestros legu-leyescos políticos no teniendo la meqor idea de las realidades económicas de nuestra Patria, creían ciegamente que lo que a Inglaterra o Francia pudo convenir en xm periodo de su historia, había de ser recomendable para la Es­paña de entonces.

Contra ese error se levantan los in-

taba las once secciones que constituían la Federación tipográfica. En 1888 la Unión General constaba de 27 seccio­nes, con 3.355 federados; en 1902, al cesar la Regencia, tenía 226 secciones y 32.778 federados.

Literatura Al empezar la Regencia, vibra toda­

vía la atmósfera literaria con el eco de los grandes nombres del siglo XIX: Zorrilla, Núñez de Arce, Campoamor, Tamayo. Galdós y Valera produjeron obras durante el período, pero tal vez no fuera exacto incluirlos en él. Quien cabe de lleno y lo cubre de gloria es Pereda, el gran novelista de "Sotileza" y "El sabor de la tierruea", que había de dar hacia la mitad de la Regencia su

en sus palabras, sino porque en todo el discurso campea el sentimiento pa­triótico y no está ausente el sentimiento religioso.

Ya se -advierte que del sentimiento re­ligioso del señor Castelar no puede ha­blarse sin gravísimas reservas, porque sus obras están plagadas de errores doc trinales y de injusticias contra la Igle sia católica. Pero la nota religiosa y patriótica no falta en esta oratoria ro­mántica. Aún no había penetrado entre nosotros el frío intelectualismo de fines de siglo, tan apartado del espíritu so­brenatural y tan hostil a las tradiciones patrias. Los españoles del 88, aunque fueran republicanos, demócratas y li­berales como Castelar, aceptaban la tra­dición nacional y hablaban no sólo con respeto y con cariño, sino con verdade­ra exaltación de España. He aquí los últimos párrafos del discurso a que alu­dimos:

"Pero debo decir que si vuestra Mo­narquía es hoy una Monarquía liberal, vuestra Monarquía será mañana una Monarquía democrática en cuanto se haya establecido el Jurado popular y el sufragio universal. Y asi como dije a los míos, y no me oyeron, en cierta no­che célebre: nuestra república será la fórmula de esta generación, si acertáis a hacarle conservadora, os digo ahora a vosotros: vuestra Monarquía será la fórmula de esta generación, si acertáis a hacerla democrática. (Muy bien.)

¡Ah! Yo sé lo que me queda por ha­cer. Yo no puedo cooperar activamente al Gobierno de una Monarquía demo­crática por lo que tiene de Monarquía; yo no puedo combatir al Gobierno de una Monarquía democrática por lo que tiene de democracia. Yo nunca, jamás, antes me arrancaré la lengua, lo juré en la madrugada del 3 de enero, yo nun­ca combatiré a ningún Gobierno liberal, y mucho menos a ningún Gobierno de­mocrático. ¡Ah, señores! Yo concluiré mi vida por donde la he comenzado. Cuando era joven, enseñaba oralmente, de palabra, en mi cátedra, el amor a la patria a hombres tan ilustres como el señor Moret, como el señor Gamazo, como el señor duque de Veragua, como el señor marqués de Sardoal. Que se levanten todos y que digan si, reunidos allí, no formábamos de nuestra España

trand de ahora, se llamaban entonces mente desde 1894; impone su vigor y crea-esa valiente manera levantina que tuvo correspondencia en literatura. Toda España lo Sigue: Gonzalo Bilbao eñ Se­villa Villegas, el de loS grandes Uenzos llenos de suntuosidades venecianas del Renacimiento lo sigue también, aunque con la frialdad de cosa no sentida. Aún en las exposiciones los jurados viejos, apegados a las maneras antiguas, inten­tan resistir la fuerza árrolladora del impresionismo, pero ya pintores jóvenes utilizaban la libertad de asuntos de la escuela; su concepto filosófico definido a posteriori, como sucede casi siempre, y Cutanda, con sus obras de asunto so­cial, y Ramón Casas, con su "Barcelo na, 1905", se imponían hasta conseguir primeras medallas.

En 1900 nos viene de Londres la ama nerada tendencia prerrafaelista, enemi­ga de la espontaneidad, disfrazada de amor a lo ingenuo; de París una vaga inüuencía pseudo romántica de Roux y de Mucha; más tarde el modernismo, y entre tantas tendencias comienza a pro­ducirse la desorientación que aun per­dura, agravada por el post impresionis­mo, expresionismo, cubismo, etcétera.

Pero, como tantas otras veces, el buen sentido artístico tradicional en España se impone, y en, las postrimerías de la Regencia surge Rusiñol, eqiülibrado, fino, de un hondo sentido poético; Zuloaga, que se afirma en un concepto vélazque-fio, ai-monizándolo con una profunda in­tención expresiva; Mir, puro y equili­brado, impresionista; Romero de To­rres, que pone su modernismo arcaizan­te al servicio de asuntos puramente na­cionales, y gracias al esfuerzo de éstos y otros grandes pintores, al terminar la Regencia la pintura española, que uña vez más había sabido nacionalizar ten­dencias extrañas, tenía una gran consi­deración y un puesto destacadísimo en el arte mundial.

obra "Peñas arriba", cumbre de la no- ™* especie de divinidad y no nos pros­ternábamos todos los días en su pre­veía española del siglo XIX.

Otros, que habían de dejar buen ras­tro en las letras, aunque no igualar la brillantez de sus predecesores, espera­ban dispuestos a representar su papel histórico. El esplendor de la novela, i"m

sencia. Pero ya no puedo hacer esto oralmente, porque la oratoria sa un arte de jóvenes y no es un arte de viejos; la oratoria necesita fuerzas que aún tengo, pero que se me acabarán muy pronto. Yo me dedicaré a escribir la historia nacional, si vosotros dais la

Aladro, Fernán-Núñez, Garvey, mar­qués de Villamejor, conde dé Benalva, Tovar (entonces marqués), etcétera.

A la misma altura, poco más o me­nos, se encontraba el concurso hípico.

Después del deporte hípico, la esgri­ma es la que más estuvo en boga nn el perlado a que hacemos referencia. No hay que, olvidar que en la esgrima an­tigua España fué la única..

En los últimos años de la Regencia fuá cuando se introdujo 'al parecer el "footbáll" en el país, al menos cuando ise empezó a tomarlo en serio. Se fun­daron entonces tres de los Clubs que actualmente exhiben un historial de los más gloriosos: el Athletic, de Bilbao, que data de 1898; él F. C. Barcelona, que se remonta a J.899, y el Real Ma­drid, que se instituyó casi en la misma época.

Y en los primeros años del siglo fué cuando empezó a hablarse del automo­vilismo; entonces, más que un medio de locomoción, representaba un verdadero "sport".

Entre los numerosos deportes exóti­cos, se practicaba el "cricket", siendo Madrid y Huelva los principales cen­tros. Como cosa rara podemos resaltar que esta manifestación, tan interesante para la época de calor, para sustituir al "football", no se practica ahora en ninguna parte.

Hacia la Regencia fué' cuando los es­pañoles se iniciaron en el "lawn-tennis" y en las regatas a la vela al estilo in­glés; todo esto practicado principal­mente en Andalucía.

La pelota vasca, deporte netamente español, conoció su mejor época, de ver­dadero esplendor. Había entonces un verdadero apasionamiento, principalmen­te en Madrid, y una buena, prueba de la importancia de este "sport" es que en la Corte se construyeron tres fron­tones, a cual mejores: el Jai-Alai, Betl Jai y Euska) Jai.

La música

Recuerdos personales de música du­rante el periodo de la regencia de la reina María Cristina solamente existe

Ei toreo

Cánovas y Sagasta. Massini y Gaya-rre. Calvo y Vico. Lagartijo y Frascue­lo... Dirlase que la pareja cumbre en-

uno para mí, pero ha quedado tan pro-1 cendia la pasión en todos los órdenes, fundamente grabado en mi memoria | Muy en boga ha estado en los últi-que me parece estar en aquel rincón mos tiempos entre los críticos al uso

^„„<-»-„i „ t - • . , 1 ipregnada en la época anterior de ese dustnales y teóricos especialmente en | realismo de pura cepa española, del cual Cataluña, donde, entre otros, Guelí y jes Pereda el más elevado representan- libertad con la democracia, a medida

no acudimos ni a la brecha cada diiif^!"^'' ^ ^^^^"^^.""^^^°Sa.n con fortuna te, decaía visiblemente. La invasión na-^^^e mi sangre se hiele, que mis ojos más ab^eTta de H £ e t a f ' s t a ^&ellíZ.^\T^^T°''''^.'^'^^''f^°- ^^ ' l ^ ra l i s t a ganaba sucesivas victorias y I «e extingan, que rni voz se apague, aquel ^ . i . ^ r . . , í , : ^ _, - , - : , - ' - -.._!..^?í°^'i ' ' ' ,^^t^ls' ' '^° "iss claro entre aque-¡ sojuzgaba claros ingenios. La condesa, ^^o'^ercio con loa héroes qi.!e han hecho

se unía a la corrien-1 ^^^ ^^ suelos este suelo, con los rnárti-exégesis bíblica, ni a la de las ciencias |Uos políticos, supo ver "la verdad" y\a.-\7e"-pÍrdn P T Í ín " ' ^ ^ ° ' ' naturales, ni a la de las ciencias histó-.cerla suya. Su famoso discurso en el ricas ni a ninguno de los campos donde | Ateneo en 1895, no es sino la exposi-siqxiiera se dilatan los pulmones con el!,ción de un,sistema que, como acaSja-aire generoso de las grandes batallas! jmos j e ver; ya había empezado a ser Un rayo de luz ha brillado en medio de estas .tinieblas y los más próximos al desaliento hemos sentido renacer nues-

realíaládo por él En las miserias rJe nuestra historia

económica durante el XIX, pone, pues, tros bríos viendo en este Congreso elj,a época de la Regencia l a 'no ta más principio de una nueva era para el ca-! consoladora. tolioismo español y para la ciencia espa- | ñola inseparable del catolicismo. (Rui-1 dosísimos aplausos. Grandes aclama-! clones. El señor Menéndez Pelayo es muy felicitado).

O.) Aludí? al P. Cpíprino González.

' La enseñanza Los avances de los tres grados capi­

tales de la enseñanza pública, Escuela.s, Institutos y Universidades, fueron de 1885 a 1902 tan notables, que bien se puede asegurar que la ley de Moyano de 1857 era una mera semilla que sólo en el período de la Regencia se trasfor-mó en árbol frondoso, bien que algu­nas de sus ramas mostraran na ver­dor y ima pujanza de t r i c t a aparien­cia. Casi todos los ministros de Fomento, que por entonces tenían a su cargo la Dirección General de Instrucción públi­ca, se distinguieron por sus empeños en modernizar las leyes de enseñanza y por dotar a la nación de organismos que cumplieran cada vez mejor los de­beres caros y penosos que se había im­puesto el Estado. Los pasos más tras­cendentales de estos alientos reforma­dores fueron: la concesión de derechos pasivos al Magisterio y lá ordenación de las vacaciones escolares en 1887, por el ministro don Carlos Navarro, hoínbre de notable cultura entré los políticos de su época. La dotación de los Institutos por el erario público, también en 1887; la generalización de los estudios del Ba­chillerato, decretado por don Alejandrq Groizard, en 1894; la obligatoriedad dé la enseñanza de la Religión en los es­tudios secundarios, firmada por don Al­berto Bosch, en 1895; la graduación de las asignaturas en sentido casi cíclico, debida a don Germán Gamazo, en 1898; ¡as grandes reformas del marqués de Pidal, el hombre más enterado que ha pasado por él ministerio; él ordenó sie­te añcffi de bachillerato, plan cíclico, seis años de Matenaáticas, de Latín y de Lengua Española, independencia de los Colegios privados en loa exámenes; la obligatoriedad del Inglés o del Alemán, introducida por don Antonio García Álix en 1900; la transferencia al Estado de las atenciones de la primera enseñan­za, obra laudabilísima del conde de Ro-manones, en 1901. Se ve que todos han integrado en el régimen docente algún postulado de la pedagogía moderna.: Pe­ríodos ha habido en el tiempo de la Re­gencia, en que el bachillerato, por lo menos, estuvo pensado y construido con insólita perfección. Lo que aquellos mi­nistros no pudieron crear por decreto fueron hombres, y éstos, claro está, no eran los que España va teniendo en la actualidad.

Lo que la enseñanza oficial olvidaba o desatendía, por culpa, del exclusivis mo intelectualista, predominante en los centros del Estado, acudieron a suplir­lo los Colegios privados, que juntaron a la cultura del espíritu la formación del carácter y la educación moraJ y re­ligiosa. De esta época datan los cen­tros de esta clase más nombrados, per­tenecientes a los Jesuítas, a los Esco­lapios, a los Agustinos y a los Salesia-nos.

En el orden docente, no han corres­pondido los frutos aJ esfuerzo desple­gado por las Ordenes Religiosas, por la falta de libertad privada en planes, textos y métodos de la enseñanza.

te con "Los pazos de Ulloa" y "La ma- "" s que han de sus sacriuc'os henchido dre naturaleza"; Leopoldo Alas' con "La sstos aires, con los pensadores y con los Regenta" y "Su" único hijo"; PalacíoiPo^tas. que han puesto, tantas ideas e •Valdés, que luego había dé reaccionar y! inspiraciones en esto cielo como estre-burlarse de aquella epidemia, publicaba!'las ^ '"^ pusiera Dios; acaso me re-"La Espuma"; Blasco Ibáñez escribía!J^venezca y me quede tiempo no sólo "Flor de mayo"; Jacinto Octavio Picóu.lPS- 'a- cantar aquella epopeya, en cuya "Dulce y sabrosa". Ajeno al contagio: virtud nuestra España, rota en Guada-por el vigor moral que le daba la f?, ,lete y refugiada en Covadonga, descen-otro novelista insigne trazaba sus obras i dio de alií para engarzar los mares co-maestras: era el padre Coloma, autor de.J^o esm-erpJdas en' sus sandalias y los "Pequeneces", "Boy", "Jeromín" y otrosí soles como diamantes en su corona, sino

No Duede hablars» de nolitica in*-pr- '"^''^°^ vigorosos y pulquérrímos. Para cantar esta transformación, trans­ido pueue namaru. ae política in.er-, p,, toct^^ „„„„»„o .^^^!„o.^„ .._„ formación en que las instituciones fara-

La política exterior

nacional durante la Regencia. Cánovas, él único gobernante de ese período, te­nía deniasiadas preocupaciones de or­den interno para pensar en colocar a España como factor activo en el con­cierto de las naciones. Primero necesi­taba "tener" una nación.

Asi España permaneció aislada en medio de los grupos de potencias que empezaban a dibujarse en Europa. Cuando llegó la guerra con los Esta­dos Unidos no teníamos un punto de •apoyo en el mundo, ni siquiera dentro de nosotros mismos, y esta es la excu­sa de los gobernantes.

No hay por qué recordar los hechos de aquella guerra, en la que terminó nuestro imperio colonial. Lo poco que se salvó del Tratado de París de 1S98 fué vendido a Alemania, que, ya en 1885, pocos meses antes dé morir Alfon- so XII, había intentado apoderarse por lafuerza de las islas. Carolinas. No pros­peró el atropello. La cuestión fué some­tida al arbitraje.de León XIII, y éste falló de acuerdo con el derecho de Es­paña sobre esas islas.

En los primeros años de la Kegen^ cia---1887—rse había negociado un acuer­do con Italia para que cediese en arrien­do un terreno en el puerto de Assab, en el Max Rojo, que sirviese de estación carbonera a los barcos de guerra espa­ñoles que tuviesen, que ir a Filipinsis. El acuerdo llegó a fli'marse y dio no­ticia de él Moret, ministro de Estado, contestando en el Congreso a una pre­gunta del vizconde de Campogrande. Por ello se ha hablado alguna vez de una política inclinada á Triple Alianza, peyó se trataba 'de satisfacer una ne­cesidad y no de hacer un gesto políti­co. Por lo demás, negociado el acuerdo no se volvió a hablar más de la cues­tión.

Después cuando terminó la guerra de Cuba, ya Francia e Inglaterra habían liquidado el incidente de Fashoda y planteado la cuestión del Mediterráneo al iniciar la acción francesa en Marrue-cos; De este problema no podíamos es­tar ausentes, y puede decirse que du­rante la Regencia se inicia la política que hubimos de seguir durante los años anteriores a la guerra, una política orientada hacia la Entente, pero sin comprometer nuestra independencia di­plomática, nuestra neutralidad.

El teatro aparece dominado por una figura apasionada y febril, la del autor que confesaba infundir dinamita en sus? personajes: don José Echegaray, autor de "El gran galeoto" y "O locura o san­tidad", por no citar sino aquellas de sus obras que perduran. Eugenio Selles, fa­llecido recientemente, daba al público "El nudo gordiano" y "Las vengado­ras"; Feliú y Codina su famosa "Do­lores"; Novo y Colson, "Un archimillo­nario" y "La bofetada", su gran éxito; Leopoldo Cano, "La Pasionaria". Y c-n el teatro catalán destacaba Ángel Qui­mera, el autor de "Tierra baja" y de 'Mar y cielo".

Conviene advertir que alguna de es­tas obras—tal así "El nudo gordiano", por ejemplo—caen por la fecha de su estreno un poco al margen del período de la Regencia. Pero son las caracte-, risticas de los autores citados y respon­den perfectamente al espíritu de la épo­ca que, nos importa. Todos compren­derán que la flexibilidad de los momen­tos literarios no puede someterse a fe­chas inamovibles. Sería más inexacto, en buena teoría, prescindir de la obra cumbre de un autor de la Regencia, por­que se hubiese estrenado en 1884, cuan­do faltaba un año para que la Regencia comenzase. Este . mismo criterio aplica­mos en todo este brevísimo resumen.

El teatro cómico y el saínete tuvie­ron durante la menor edad de Alfon­so XIII uno de sus momentos más afor­tunados, Vital Aza, Ramos Carrión, Fe­lipe Pérez y González, López Silva, Ri­cardo de la Vega, son los nombres que más destacan. Termina la época teatral

ónicas se han hundido y. ha llegado la libertad, y entonces, acabadas las envi­dias y los rencores, la nueva organiza­ción me dará sepulcro honrado y ben­decido y me pondrá en él de manera que pueda besar con mis labios fríos la tierra nacional y pueda pedir su gran­deza para mi, pequenez, y . para mi muerte el calor de su gloriosa inmor­talidad.

(Grandes y prolongados aplausos en los bancos de ia mayoría y en los de las minorías republicanas y en las tribunas, que se repiten varías voces). La mayor parte de los diputados se levantan a sa­ludar y felicitar al orador con increí­ble entusiasmo.)

(Nuevos aplausos entusiastas al señor Castelar y muchas voces en las tribu­nas: ¡Viva Castelar!, que se repiten du­rante largo tiempo.)

El SESfOR PRESIDENTE: Orden en las tribunas.

(Se repiten los aplausos y aclamacio-íies al señor Castelar, que duran mu­cho tieinpo.)

La pintura

La manera neo-clásica que tanto ha­

de la Plaza Nueva (hoy plaza de San Fernando). Se celebraba en Sevilla el centenario del descubrimiento de Amé­rica; muchos miles de personas se api­ñaban en la plaza, toda iluminada y con un gran tablado en medio, sitio en el cual había de cantarse el him­no que para el caso había compuesto e! maestro' Luis Marlani, En el reful­gente balcón del Ayuntamiento apa­reció la augusta £gura de !a reina Ma­ría Cristina y del entonces niño Alfon­so XIII. En rápida confusión pasan, como los cristales de una linterna má­gica, los , arcos de triunfo, los bruñidos cañones del "Conde Venadito" y las para mí exóticas líneas de las tres ca­rabelas ancladais en el río.

Poco Interesante fué dicho periodo para la música española. El arte reli­gioso se resentía de la enortíie influen­cia de Hilarión Eslava, cuyas obras flguraljan en todos ^ los atriles de las solemnidades religiosas. Apenas si se nombraban autores que, como Juan Guzmán o Federico Olmeda, intenta­ban un resurgimiento de la música sa­grada. Sarasate hacía sonar aún su mágico vlolín, mientras que Monaste rio fundaba en Madrid una Sociedad de cuartetos. En realidad, la música sinfónica,, después de la aplastante in fluencia de los italianos durante siglo y medio, andaba tan escasa y desorien­tada que no sabía hacia qué lado vol­verse. Si se exceptúa Felipe Pedrell, más musicólogo que compositor, los ensayos sinfónicos de Marqués, si es que pueden llamarse sinfónicas sus marchas y sus polonesas, y las obras que para conciertos escriíjíeron Bretón y Chápí, no son más que motivos pre­cursores de la reacción posterior.

Únicamente el teatro presenta inte­gres, no solamente por los grandes can­tante^ que descollaron: Gayarre, Abru-ñedo o Metam, sino por el entonces despreciado "género chico", que con tanto gusto escuchamos ahora, aunque nos lo sirven con gotas. Los mayores aciertos de los ya citados Bretón y Chapí, como los del genio popular que se llanió Chueca, fueron escritos preci­samente en la época de la Regencia. Si a esto se añaden las agradables obritas de Caballero, podemos dar por terminado este ligero bosquejo de una época musical qiie ya se esforzaba en desembarazarse, al menos en su sec­tor más popular, de las trabas a que le sometían los amantes de !a ópera italiana; trabas que aún no han de

negar los valoreg literarios, artísticos, políticos y sociales de la época no leja­na de la Regencia.

Circunscribiéndonos, naturalmente, a! radio taurino que nos compete, negamos de plano tales asertos, La pasión rei­nante en tal período obedecía induda­blemente a positivos valores en pugna violenta... ¡Lagartijo, Frascuelo! ¿Quién concibe más arte, h: más audacia en los cosos taurómacos?'

Uno y otro héroe, Rafael y Salvador, con el pelo ya blanco y el cetrino rostro surcado de arrugas levantaban violen­tas pasiones en el graderio, que se pro­longaban a la calle, en la que los m-aes-tros gozaban honores de figuras popula­res.

Era tal nombradla el producto de mu­chos años de derroche de energías en la candente arena.

Lagartijo era la estética ante el toro, la gracia elevada a un gra-do inconcebi­ble, aun en estos tiempos en que perdo­namos a un Cagancho cien descalabros por media docena de lances graciosos.

í'raseuelo era la gallardía ciega de un corazón que no admite semejanza con ninguna máscara taurinj, de las que aho­ra presumen de valientes.

La visión inolvidable de aquellos dos colosos, hizo a los aficionados, duros e intransigentes para los diestros que su­cedieron a la pareja en el palenque de rabiosas luchas.

Así tuvo Guerrita que pelear a brazo partido para imponerse por fueros de su copiosa ciencia taurina. Nada gusta­ba a lagartijistas y frascuelistas. Mu­chos dejaron de ir a los toros cuando Rafael y Salvador se cortaron la trenza. Bi: revistero Pascual Millén, implacable frascuelista, dijo que no merecía, reti­rado "su torero", emborronar cuarti­llas, para reseñar funciones de circo ecuestre. Mariano de Cavia, el lagarti-jista apasionado, rompió su pluma bri­llante la tarde en que el Califa de Cór­doba se marchó por el foro, daaido re­mate a la labor gigante de. "Sobaquillo".

"Aquí ya no hay na que ver, porque un torero que había plegó la capa y se fué..."

¡Afición!

bía influido en España durante el ter-^ado de influir en nuestra generación, ció anterior del siglo, había ido adqui- t riendo, en cierto modo, los caracteres J. T. nacionales que a la larga impone a toda escuela pictórica nuestra atávica tenden­cia al realismo. Quedaba en 1885 de la pintura clásica y heroica algo del con- LQS deportes en general-en España cepto, el asunto y el tamaño, del cua- son, en realidad de hoy, de estos últi

Los deportes

con la revelación^de Jacinto Benaven- ^ ^ ^ ^ e ^ I f Sabal ' l a ^ C a T "^"^ • "^"^ - ° ^*«^ ' ^^'^ ^-«= ^ ^ '•' te, que, si escribió sus primeras obras ,1^3,.. y PradiUa con su "Rendición de

Granada", habían roto con la rigidez académica.

bajo la Regencia, pertenece de Heno al período posterior.

En la poesía se distinguen ante todo Gabriel y Galán, el dulce poeta caste­llano, y IVÍaragall, el lírico más grande de Cataluña. AI mismo tiempo, se des­borda la fantasía andaluza de Salvador Rueda, gime y se lamenta con melan­colía Federico Balart, cantan con vigor Manuel Reina y Emilio Ferrari y luce su vena riquísima, variada y multico­lor Manuel del Palacio. En las postri­merías de la Regencia, llega del otro lado del Océano la voz nueva de Rubén Da:'

L a o r a t o r i a

El socialismo

Pertenece, al período qué estudiamos el nacimiento del partido socialista es­pañol. En marzo de 1886 se publicó el primer número del semanario "El Socialista", dirigido por un Consejo de Redacción, compuesto por Iglesias, Ma­tías Gómez, Quejido, Valentín Diego, Abascal y Pauly,

parlamentaria Como,una muestra de la oratoria par­

lamentaria de la época, queremos re­producir un discurso histórico de Cas­telar, el pronunciado en-e!-! Congreso el 7 de febrero de 1888. En él anuncia Castelar su retirada' de, la política. Y el -discurso tuvo un éxito tan grande entre -sus correligionarios, que fué im­preso en un voluméii, en el que ocupa

En el año 1887 había agrupaciones | más de 200 páginas la lista de adhe-socialistas en 28 poblaciones de Espa- ^ siones y felicitaciones que Castelar re-ña: 15 grupos en Cataluña, tres en i bió de toda Espaüa. Andalucía y en Castilla la Nueva., dos | Sirve este trozo no sólo para mostrar en Levante, Castilla la Vieja y Vas-, cuál era el gusto literario de la época, congadas, y uno en Extremadura. j sino para descubrir facetas de los libe-

Nació el pai-tido socialista como tal j rales y demócratas de entonces, que en el Congreso de Barcelona de 1888.'por desgracia, se han perdido en mu-

Predominaba en otro sector de la pin­tura el ciiadro de género, acabado de dibujo, cuidadísimo de detalle, pero fal­so de luz, consecuencia del taller, de­fecto tan general que caracteriza esa época que pudiera llamarse dé la luz fría.

Allá hacia 'el 87, algunos pintores, que de ida o vuelta a Roma, Meca entonces del arte, pasaron por París, trajeron el grito de rebelión de Monet, deslumhra­do por el sol de Argelia. . Pocas tendencias pictóricas más en ar­

monía con nuestro temperamento y con nuestra luz africana,, el impresionismo, que si se hubiera pintado al aire libre, hubiese sido español, prendió en nostros con una violencia sólo comparable con lo intenso de su manera. Nadie intentó ressitirlo, pero muchos quisieron acorao dar a él las antiguas maneras. Moreno Carbonero creó así un estilo interesante, que consiguió gran predicamento; de los asuntos históricos descendió a los episodios literarios, en escenas al aire li­bre, plenas de luz y de contrastes. Mu­ñoz Degrain, gracias a su enorme ta­lento, se asimiló la manera y dio al pai­saje académico y lindo que nos había enseñado Haes, vibración e Interés.

Los verdaderos cultivadores de esta manera fueron Régoyos y Sorolla, el pri­mero, exaltado de idea; el segundo, exal­tado, caliente y vibrante de procedimien­to. Darío Regoyos tropezó con frialdad

tanto, mucho después de la Regencia. Áhorá bien, uno de los "sports" más en boga en la actualidad, el hípico, ad­quirió precisamente su primer grado de esplendor durante esa época.

Si bien es verdad que los españoles estaban iniciados en cuestiones hípicas, en otra clase de concursos, las carreras , , ^ ^ , de caballos debidamente organizadas da- '"* ""^ grande todavía.

Y quedaba, sin embargo, Guerrita... ¡Casi nadie! El maestro de los maes­tros, el torero no superado, el viejo li­diador que todavía viejo, sexagenario, aparece de vez en cuando entre un gru­po de cazadores, de las regias monte­rías... ¡Y tiene más planta torera que todos los "señoritos" lidia-chptos de la lamentable actualidad! .

Como que Guerrita hecho en las pla­zas y contra viento y marea, llegó a no contar en sus luchas con rival alguno Su plenitud torera sobresalía cien codos sobre sus compañeros. ¡Era el raae.?-tro¡

Y no se diga que era el tuerto en tie­rra de ciegos, nada de eso. Sus compa­ñeros, que no brillaron cieitamente por su técnica, poseían, sin embargo, méri­tos sobresalientes para ostentar, orgullo­sos, condiciones de priiperísimas figu­ras. Eran grandes, aunque el Guerra fue-

tan tan sólo del año 1843. Durante más de treinta años no llegaron a arraigar, debido principalmente a la falta de cons­titución del elemento popular, que AS el que ha dado empuje en todos los hipódromos del mundo, y precisamente durante la Regencia ha gozado de gran esplendor. Varios años antes de la muer­te de Alfonso XII fué cuando se cons­truyó el actual hipódromo de la Caste­llana, punto iniciar del progresó turfís-tico en la Península. Dejaron de cele­brarse pruebas en el hipódromo de la Casa de Campó, peto, en cambio, ."le registró una evolución ascendente en las pistas de Jerez, SeviUa, Granada, Sau-lúcar, Gibraltar, Lisboa y Oporto.

El Gran Premio Nacional que se disputa actualmente en Madrid, y que constituye una de las pruebas más im­portantes del calendaríQ anual, data de muy poco antes de 1885 y, desde lue­go, en los primeros años de la Regen­cia se consolidó; llevaba entonces la denominación de Gran Premio de Ma­drid, Los premios, eran exiguos, y por esto tal vez cabe pensar < que había eñ los propietarios mayor afición, inás en­tusiasmo. Los Cimera, Llano de San Javier, San Miguel, Velasco y Ber-

Así Luis Mazzantini, el niejor, el más puro, el más clásico matador de todos los tiempos, compartió. justamente con Rafael honores y provechos. Reverte se jugó la vida mil veces por emular con ciega audacia las hazañas triunfales de Guerrita. El Espartero perdió la vida en análogo empeño. Emilio Bomba, supo compaginar la gracia torera con la es­tocada clásica. El Aigataeño emuló con suerte los portentosos volapiés de Maz­zantini, e) maestro, heredero directo de Costillares.

Tal fué la época taurina que h:iy que evocar con pena en esta otra época in­fantil del toreo.

Dos VIEJOS encendieron la afición. Media docena de HOMBRES siguieron

elaborando con bravura y con arte los anales del toreo.

Ahora unos cuantos NIÑOS se dan prisa por enriquecerse antes de que los pillé el toro.

¿E! toro hemos dicho? El becerro. El TORO es también fruto de AQUE­

LLOS TIEMPOS. c. a.

Page 8: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

MADEID.—Año XÍX.—Núm. 6.105 (8) EL DEBATE J u w e s 1 de l ebre ro de 1929

COTIZACIONES DE BOLSAS KOLSÍN D E MADRID

Ayer m a ñ a n a en el Bolsín del Banco, los Explosivos abrieron a 1.200 y te rmi­naron a 1.196, con buena tendencia.

Hab la dinero p a r a Chades a 699, Nor­tes, a 625, y Alicantes, a 589.

* » * Se h a suspendido la sesión de Bolsa

de l a t a rde . B O L S Í N D E BARCELONA

Nortes , 625,50; Alicantes, 533,50; Ex­plosivos, 1.200; H. Colonial, 627,50.

LONDRES (Cierre)

<Baaiogrí'ama especial de EI^ DEBATE) Pesetas , 30,621/2; francos, 124,10;

dólares, 4 ,851/8 ; belgas, 34,89; francos suizos, 25,21; florines, 12,10 3 /4 ; liras, 92,70; marcos, 20,421/2; coronas sue­cas, 18,14; ídem danesas, 18,18; ídem noruegas, 18,19; chelines austr íacos, 34,505; coronas checas, 163,75; marcos finlandeses, 192,75; escudos por tugue­ses, 109,75; dracmas, 875; leí, 806; m u ­réis, 5,29/32; pesos argentinos, 47,15/32; Bombay, u n chelín 5,31/32 peniques; Changai, dos chelines; Yokohama, un chelín 10,15/32 peniques:

B E R L Í N (Radiograma especial de EL BEBATE) Pese ta s , 64,65; dólares, 4,2165; libras,

20,425; francos, 16,46; coronas checas, 12,4 1; milreis, 0,5025; escudos por tu­gueses, 18,55; pesos argent inos, 1,776; florines, 168,70; l iras, 22,035; chelines austríacos, 59,175; francos suizos, 80,015

ROMA (Eadlograma especial de EL DEBATE) Pesetas , 304; francos, 74,66; l ibras,

92,67; francos suizos, 367,65; dólares, i9,09; peso argent ino, 18,20; R e n t a 3,50 por 100, 71,62; Lit torio, 82,82; Banco de Italia, 2.250; _ídem Comercial, 1.477; ídem de Crédito I tal iano, 872; ídem Na­cional de Crédito, 525; F ia t , 691,50; Gas Torino, 290; Eléct r icas Roma, 821;

Metalúrgicas , 180; Fer rocar r i l Medite­r ráneo, 600; Pirelli, 202;

! ESTOCOLMO (Kadlograma especial de EL DEBATE) Dólares, 3,74375; l ibras, 18,145; f ran­

cos, 14,65; marcos, 88,85; belgas, 52,05; florines, 149,95; corona,s danesas , 99.805; ídem noruegas , 99,75; níarcos finlande­ses, 9,24; liras, 18,61.

SANTORAL Y CULTO

BANCO POPULAR BE LEÓN Klll La J u n t a general de este Banco h a

acordado repar t i r un divid«ndo de 25 pesetas por acción a las que se suscri­bieron an tes de 1." de enero de 1928, y a las demás lo que les corresponda a prorrata , según la fecha en que se ha­yan suscrito duran te el año.

Dicho dividendo puede cobrarse en tós oficinas del Banco, Plaza del Marqués de Comillas, núm. 7, todos los días labo­rables, de 10 a Í2 y media de la maña­na, presentando los resguardos corres­pondientes.

ANUNCIO OFICIAL

A MU H C i O La Diputación provincial celebrará su­

bas ta el d ía 9 del corriente mes de fe­brero p a r a cont ra ta r las obras ' de aco­pios de piedra p a r a la conservación del firme en los kilómetros 1, 2 y 3 de la car re te ra de Colmenar Viejo a Tórrelo-dones, cuyo presupuesto de cont ra ta as­ciende a 25.688 pesetas; ídem p a r a la de Colmenar Viejo a Manzanares, cuyo pre­supuesto es de 47.771 pesetas; ídem de Madrid a Hortaleza y Canillas, cuyo pre­supuesto es de 43.987,50 pesetas, y el día 12 del mismo mes, la de la estación de Torrelodones a Coímenarejo por Ga-lapagar, con un presupuesto de contra­t a de 57.252,75 pesetas.

Las proposiciones serán admitidas, has ta los días 8 y 11, respectivamente, todos los hábiles, de 10 a 13 en la Se­cretar ía de dicha Corporación (Sección de Fomento) , y los depósitos provisio­nales, duran te el mismo plazo, de 10 a 12, en la Depositaría Provincial.

£.nill!g!!¡lllllillilIiei¡ll¡llli¡!!lll!llll!lll!lllfll¡l!llilllllSSII¡l¡!llilllllIIII!l!tlllililillllllIi!i!i>:.

I LA UNION RESINERA ESPAÑOLA. S, A. I s; E n cumplimiento de los acuerdos iidoptados por la J u n t a general ex-S t raordinar ia de esta Sociedad, celebrada en el día de ayer, el Consejo E de Administración h a acordado ofrecer a los señores accionistas, en pri-~ mer lugar, y después al público en general, la subscripción d» 32.000 S acciones preferentes de 250 pesetas cada una, de u n a serie de 40.000 ac-~ clones, de las que 8.000 acciones quedarán por ahora en car tera . = Las caracter ís t icas principales de estas acciones, y apa r t e de los pr i -S vilegios de que han de disfrutar en orden a la votación en las Jun t a s — generales y al nombramiento de Consejeros, y de las cuales podrán ente-S rarse los subscriptores en los establecimientos bancarios en que haya de S hacerse la subscripción, serán las que a continuación se indican. S Las relativas a la distribución de los beneficios anuales, u n a Vez S deducidos los gastos, la amortización y el fondo p a r a instituciones de S previsión y seguro, que señalan los Es ta tu tos , serán las siguientes: S 1.» La cantidad necesaria p a r a abonar el 7 por 100 arfíial del capital ™ desembolsado a las acciones preferentes. ^ 2. ' La suma asimismo precisa p a r a la constitución de u n fondo espe-= cial de previsión regulador del dividendo de las acciones preferentes, has-3 t a a lcanzar la s u m a de 560.000 pesetas. ~ 3." L a cantidad precisa p a r a el pago de u n dividendo del 3 por 100 ~ p a r a las acciones ordinarias. ™ El remanente que quedare, por mi tad entre las acciones preferentes S y ordinarias, o sea un 50 por 100 a cada grupo, si nO se acordara su S reserva como remanente p a r a el siguiente ejercicio. S E l interés del 7 por 100 p a r a las acciones preferentes será acumula-i tlvo. 3 Además tendrán preferencia p a r a el reintegro .del capital al liquidarse ~ la Sociedad. ~ P o d r á hacerse la. subscripción en los siguientes Bancos: = E n Bilbao, Banco de Bilbao y Banco de Vizcaya. S E n Santander, Banco de Santander . ^ E n San Sebastián, Banco Guipuzcoano. ™ E n Vitoria, Banco de Vitoria. ~ E n Valladolid, Banco Castellano. S E n - G r a n a d a , Hijos de Rodríguez Acosta, banqueros. s: E n Pamplona, Banco de Bilbao. S E n Madrid, Banco de Bilbao, Banco Español de Crédito, Banco Cen-^ tral , Banco Urquijo Vascongado y sus sucursales, Banco Hispano Ameri-S ca.no y sus sucursales. = E n Barcelona, Banco de Bilbao y Banca Marsáns. ~ E n Sevilla, Banco de Bilbao. 3 E n Oviedo, Banco Herrero . K E n liOgroño, Hijos de Ullargui, banqueros. K E n Burgos, Banco de Bilbao. S E n Segovia, Banco Español de Crédito. S E n Valencia, Banco de Bilbao. S L a subscripción se efectuará, t an to por los accionistas actuales como s por el público en general, del día 5 al 15 de febrero, ambos inclusive. ^ Los accionistas actuales acompañarán las acciones que posean o los S correspondientes resguardos de ,,depósito p a r a hacer uso de la preferen-S cia, que luego se dirá, y de terminarán las acciones que pidan. = Cada accionista t endrá derecho a la adjudicación de u n a acción nueva ~ por cada cinco de las actuales, p a r a lo cual deberá, al efectuar la subs-= cripclón, desembolsar el 50 por 100 del valor nominal de las que pida S y le correspondan conforme^ a esta proporción. ™ Podrá pedir también mayor número p a r a el oaso de que en t re los S accionistas no se cubra la totalidad de las nuevas acciones en esta pro-S porción inicial; pero el desembolso del 50 por 100 de este mayor número S de acciones subscri tas no lo h a r á sino el d ía 20 de febrero al pr imero ~ de marzo en los mismos establecimientos y una vez que h a y a habido, 3 lugar a es ta mayor adjudicación y se les h a y a comunicado, y con rela-~ ción al número de las acciones que dicha mayor adjudicación compreh-= da. Esta, adjudicación se h a r á a p ror ra teo de tales pedidos suplemen-— tarios. ~ Los susoriptores que no sean accionistas h a r á n loa pedidos p a r a ©1 — caso en que no se adjudique la total idad de las nuevas acciones en t re los ~ accionistas, de te rminarán el número de las que soliciten y desembolsa-S r á n el 50 por 100 de su valor nominal , t ambién del día 20 de febrero al 3 pr imero de marzo, en los mismos establecimientos, y u n a vez se les 3 haya comunicado la adjudicación de aííciones y en relación con el nú-3 mero de las que les hayan sido adjudicadas. También se les adjudicarán, 3 en su caso, a prorra teo de las pedidas. 5 E l otro 50 por 100 del valor nominal deberá Ber satisfecho del pr imero 5 al 5 de abril próximo por todos los subscriptores, sean o no accionistas 5S actuales. 3 Bilbao, 1 de febrero de 1929. 3 Po r el Consejo de Administración, = , MARQUES D E B U N I E L iilllllllllIIIIIIIIIIlilllilliillillllliUilIllllillllUJIllIIIIIIIIIIIIIIIIliHIllllliilllillllllllilillIÜIíP

D Í A Í . Jueves.—Stos. Romualdo, abad; Moisés, Ob., y Ricardo, cfs.; Adauco y Teodoro, mrs . , y Sta. Julina, vda.

La misa y oficio divino son de San Romualdo, con rito doble y color blanco.

A. Nocturna.—S. José. " Ave María.—^11, misa, rosario y comida

a 40 mujeres pobres, costeada por l a viz­condesa de Villandrando.

40 Horas.—S. Ignacio (Príncipe) . Corte de María.—^Divina Pas to r a en S.

Mart ín (P.) y S. Millán; Dolores, en su parroquia. (P.).

Par roquia de las Angustias. - ^ 7, misa perpetua por los bienhechores de la pa­rroquia.

Par roqu ia del Buen Consejo.—7,30 a 11, misa cada media hora .

Par roqu ia de S. José,—^Novena a la Purificación de N. Sra.; 5,30 t.. Exposi­ción, estación, rosa,rio, ejercicio, sermón, señor Molina Nieto, y reserva.

A. de S. José de ía Montaña (Cara­cas).—3 a 6, Exposición; 5,30 t., rosario y bendición.

Cristo de la Salud.—Novena a N. Sra. de Lourdes. 11, Exposición, misa solem­ne, trisagio, ejercicio y bendición; 5,30 t., Exposición, rosario, sermón, señor Gar­cía Colomo; ejercicio, reserva, gozos y salve.

Esclavas del S. C. de Jesús (Cervan­tes).—7, Exposición, que quedará de ma­nifiesto has ta las 5; a es ta hora, esta­ción, rosario, bendición y reserva.

Maravillas.—Novena a la Purificación de N. Sra.-—11, misa solemne y Exposi­ción.—^5,30 t., estación, sermón, señor Tor-tosa; ejercicio, reserva y gozos.

María Auxiliadora (Salesianos).—6,6,30, 7, 7,30, 8 y 9, misas.

María Inmaculada (Fuencarral , 111).— 10,30 a. 6,30 t., Exposición.

N. Sra. de Atocha (Pacífico).—7, 8, 9, y 10, misas ; 6 i., ejercicio.

O. del Caballero de Gracia.—5,30 a 8,30 t., Exposición.

O. de N. Sra. de Lourdes (Portuny).— Continúa la novena a su Titular. 6,30 t.. Exposición, rosario, ejercicio, sermón, don Diego Tortosa, salve y reserva.

S. del Corazón de María. — Novena a N. Sra. de Lourdes. 8,30, comunión ge­neral ; 5,30 t., ejercicio, sermón, P . Este­ban, C. M. P . ; bendición y reserva.

Servltas (S. Nicolás).-r8,30, 9, 9,30 y 10, misas ; 6 a 7., Exposición; 6,30, co­rona dolorosa.

S. Ignacio (40 Horas).—8, Exposición; 10, misa solemne; 6,30 t., empieza el t r i -d\io a S. J u a n de Mata, con ejercicio, sermón, señor Berjón, y reserva.

S. C. y S. Francisco de Borja.—^Empie­za el t r iduo a N. Sra. de Lourdes. 6 t.. Exposición, rosario, sermón, señor B . Muñoz, ejercicio y reserva.

H O R A SANTA Parroquias.—Almudena: Por la tarde,

con manifiesto.—El Salvador y S. Nico las: 11 m., con Exposición.—C. de Ma­r ía ; 8 m.—S. Lorenzo: 7 t , con Exposi­ción.

Iglesias.—Basílica de la Milagrosa: 6,30 t., con sermón.—Buena Dicha: 6 t.—(Ca­puchinas (Conde de Toreno) : 5 t., Ex­posición y sermón. — Comendadoras de Santiago: 8,30 m., con Exposición.—Es-

OPOSIGIDiS y GONGUn Notar ías de VaHadoIid

VALLADOLID, 8.—Terminadas las opo­siciones a notar ías resultaron aprobados según la puntuación obtenida en los t res ejercicios los siguientes opositores, por este orden: .

Don Francisco Alonso Bey, don Ge­rardo Molfeceres Rodríguez, don R a m ó n PulgdoUers Oliver, don Francisco Cer-vera Amengual, don Jus to Poso Iglesias, don Federico Miró Callar, don Salvador Martínez Díaz, don Ramón Alvarez Se­rrano, don Fernando Gómez Acebo, don Emil iano Toranso Toranso, don Luis Ge-rr is Bailes, don Vicente Pa rdos Romeo, don Luis N a v a r r a Ynista, don Miguel González Rodríguez, don Benjamín Es-calonilla Figueroa, don Tomás Abí Age-ro, don Antonio Pérez Fr ías , don Ma­nuel Reboul Blanco, don Zacarías Ca­rrasco Carrasco, don José Egir ique Vi-Ualba, don Ángel Aguiar García, don Do­mingo Gómez Arroyo, don Pedro Luis Gallo Zubieta, don Rafael González Pa-luner y don Pedro Almagro Smitch.

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fURO ^S

\A6üsmjiñmN0' 1 COSECHERO

MANZANARES

cenefñ Me/ano '71007

PASEO B E L PRADO. 48. Sucesor en Madrid de los R B . P P . Cisterdenses.

clavas del S. Corazón: 6 t .—Jerónimas del Corpus Christi: 5 t. — S. Antonio (Duque de Sexto): 5,30 t., con Exposi­ción y plática.—^Hospital de S. Francis­co de Paula : 5 t., sermón.—Jesús: 7 t., sermón, P . director.—N. Sra. de Lour­des: 5,30 t.—Pontificia; 5,30 t., por el pa­dre Gil.—^Reparadoras: 5 t.—S. Manuel y S. Benito: 6 t . ~ S . Del Perpetuo Socorro: 5,30, t., con sermón, padre Gamarra .

CULTOS D E LOS V I E R N E S Parroquias.—Almudena: 8, misa de co­

munión p a r a el A. de la Oración.—^El Salvador y S. Nicolás: Al toque de ora­ciones, explicación de u n punto de la Doctr ina (Cristiana.—Dolores: Al anoche­cer, rosario y vía crucis solemne.

Iglesias.—Basílica de la Milagrosa: 6 t., vía crucis y ejercicio.—Calatravas Trecenario a S. Francisco de Pau la ; 6 t., Exposición, rosario, plática, señor Causapié, y bendición.—(pristo de la Sa­lud: 11 a 1 y de 5 a 7 t.. Exposición.— Jesús : 10, misa solemne; sermón por un padre capuchino, con Exposición has ta la naisa de 12, y adoración de N. P . Je­sús; 6 t.. Exposición, sermón por un pa­dre capuchino, reserva y adoración.—V O. T. de S. Francisco (S. Buenaventu­r a ) : 4 t.. Exposición, estación, corona franciscana, plática, bendición, reserva y vía crucis.

* « * (Este periódico se publica con censura

eclesiástica.)

Cuide asteé sy estómago

porque os l9 baso d&

sy salyd •

Yo padecí también como usted, pero me

curó el

DiOESTÓNICO {fe/ Pr.V!cent9

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filet, todo el colorido . * ^ 5

8,s» JUEGO 9,»» JUEGO Camisa y pantalón, guar­necido de fino encajé ocre

y precioso bordado.

Camisa y pantalón, apli-filtiré y a d o r n o

encaje.

Camisa y pantalón borda­do a mano y adbrno con

fino encaje.

!,75 Camisa de noche, m a n g a larga, te la superior y ' bordado a mano.

R A D I O T E L E F O N Í A

B ,75 Camisa de noche opal color, adorno encaje an­cho filet. Cuello Pa r í s .

10

5~

,95 Camisa pantalón popelín superior, ricos enca­jes y bordados a mano.

,50 Camisas de nansú, guarnecidas de encaje y bor­dado mano.

3,25 Sábanas confeccionadas de un ancho. 1,10 Almohadas bueng. calidad. 1,35 U n a docena de servilletas, 0,50 Delantal p a r a cocina. 1,15 Mantelillos de cre tona fantasía. 1,75 3,70, 3,10 Cantón lencería todo colorido. 5,25 Tela de seda p a r a ropa interior. 2,10 Piezíi de encajé valenciana con 11 metros.

10,50 Mantelería escocesa seis cubiertos.

I ,30 Camisa p a r a niña, ta l las 35-40-45, finos borda-' dos a mano.

Í ,75 Enagü i t a s percal superior, adorno encaje hilo, tal las 35-40-45.

1 ,95 Excepcional. Cinco t amaños de bragui tas , bor^ • dados a mano.

/1,75 Camisones p a r a n iña blanco y colores, bordados ^ a mano.

7,95 Mantelería, colores enteros, p a r a té. 19,50 Pieza de tela fina p a r a ropa interior con 20 mts . 30,50 Pieza p a r a seis sábanas de u n ancho. 4,50 Media docena de toallas felpa, t amaño 40 x 75. 5,25 Sábana baño, colores fantasía.

16,00 Colcha damasco seda, colores novedad. 0,10, 0,15, 0,30 Corte de c inta p a r a hombros.

*>4«*Vi^

Programas para el día J :

MADRID, UniSn Radio (E. A. J . 7, 426 metros).—11,45, Sintonía. Calendarlo astro­nómico. Santoral. Recetas culinarias.—12, Campanadas. Noticias. Prensa. Bolsa. Bol­sa del trabajo. Programas del día.—12,15, Señales horarias.—14, Campanadas. Señales horarias. La orquesta de la estación; "Preischutz" (obertura), Wéber; "Largo", Beethoven; "El trovador" (fantasía). Ver-di. Intermedio literario. La orquesta: "La niña mimada" (fantasía), Penella; "C'est vous" (vals), Greenberg; "Los cuernos del diablo" (fox). Rosillo. Boletín meteoroló­gico. Bolsa del trabajo. La orquesta: "La boda de Luis Alonso" (Intermedio), Gimé­nez.—15,25, Noticias de Prensa. Indica de conferencias.—19, Campanadas. Bolsa. Mú­sica de baile.—20, Interpretaciones Úricas. 20,25, Noticias de Prensa.—^22, Campana­das. Señales horarias. Ultimas cotizado nes do Bolsa. Sobremesa nocturna por la orquesta de lá estación.—^20,30,Transmlsi6n del Hotel Nacional. Concierto de banda.— 24, Campanadas. Resumen de las noticias del dia. Noticias de última hora. Servicio especial para Unión Radio, suministrado por el diarlo E L DEBATE. Música , de baile. Transmisión de las orquesías de

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11 Falermo en El Alkázar.—0,30, Cierre de la estación.

Badio España (E. A. J . 2, 400 metros).— De las 17 a las 19, Orquesta: "Martha", Flotow. Santoral. Orquesta: "La canción del olvido". Serrano. Señorita Gessa; "La tempestad", ChapI; "El rey que rabió", Chapí. Cotizaciones de Bolsa. Conferencia de arte, por don Celestino P . González, de la R. A. de BB. AA. de San Luis. Or­questa: "Rapsodia Bretona", Saint Saena; "La flor en el libro", de los (Quintero, por el Cuadro Artístico de la estación. Orques­t a : "Minuetto", Orejón. Sección de Cari­dad. Noticias de última hora. Orquesta: "La Santa espina". Morera. Cierre.

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CINEMATÓGRAFOS Y TEATRO »«g)a»ii

GACETILLAS TEATRALES • • I •III m Niini»—

Zarzuela Hoy jueves, a las seis t re in ta (única

función). Despedida de la compañía y homena­

je a los señores Romero Fernández Shaw y Guridi, autores de

" L A M E I G A " E n honor a los autores d iser tará so­

bre Galicia

Don Basil io Alvarez y tomarán par te en este homenaje el Orfeón del Hogar Vasco y los coros gallegos.

Palacio de la Prensa Hoy jueves continúa proyectándose la

formidable película marca Paramount , " L a legión de los condenados", la me­jor película de aviación es t renada en la actual temporada.

Se es t rena hoy, completando el pro­grama, la interesant ís ima comedia mar ­ca Ufa, t i tulada "Ilusiones".

Cine Avenida Animación y entusiasmo en el públi­

co que llena el "cine" de moda. Spa-venta se presenta con su típica orques­ta criolla, siendo verdaderamente acla­mado.

Dolores del Río en la plenitud de su ar te y belleza, en "Ninguna o t ra mu­jer", conquista u n glorioso tr iunfo p a r a la g ran Ed i to ra Fox, y, por último, Raymond Grifflth a r rancó delirantes carcajadas en "Te quiero, me quieres...", digna mues t ra de lo que es ' u n a pelícu­la Paramount .

Todos los días, Spaventa; "Te quiero, m e quieres...", "Ninguna o t ra muje r" y "Par t ido de campeonato nacional de fútbol".

E l lunes, gran acontecimiento por el estreno de la película "Agust ina de Aragón". \

Cine del Callao Hoy jueves, "Perdidos en el Ártico",

el grandioso "film" documental e ins­tructivo que h a conseguido a t rae r la atención y el aplauso de los intelec­tuales, por ser el relato gráfico más ve­rídico y emocionante hecho h a s t a el día del bello y temible Ártico, y la de­liciosa comedia "Pan ta lones a la fune­rala", por f^aurita L a Plante , cuya ex­t raordinar ia vis cómica h a merecido el título de "Charlot femenino". Grandio­so éxito!

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D É L A

I Hoy éxito grandioso de |

i MARÍA JACOBINÍ

en

! E CAIMA INECÍA I

?iinilI!II!lllllllllllllllSIIHIII!IIIIIIIiniilll!IB

Real Cinema

COMEDIA (Principe, 14).—A las 6 (popular, t r es pesetas bu taca) . E l so­námbulo.—Noche, no hay función.

APOLO (Alcalá, 49).—A las 10,15 en punto, estreno: El caballero sin nom­bre. Debut de Rafaeli ta Haro, de Pepe Moncayo y de Marcelino Ornat .

ESLAVA • (Pasadizo de San Ginés).— A las Í; de la ta rde . E l camino de la felicida J.—A las 10,30 de la noche, el nuevo y original espectáculo América fragante.

R E I N A VICTORIA (Carrera de San Jerónimo, 28).—Compañía Díaz-Artigas. A las 6,30, De la noche a la mañana.— A las 10,30, De la noche a la mañana.

ALKAZAR.—A las 6, L a tatarabuela, y 10,30, La cárcel modelo o L a vengan­za de un malvado.

LARA (Corredera Baja, 17).—Carmen Díaz.—A las 6 y 10,30, Hilos de araña' (éxito).

FUENCARRAL (Fuencarral , 143).— Presentación de la compañía lírica de don Luis Calvo.—6,30 (matinée de mo­da) . L a par randa , can tada por Marcos Redondo.—^10,30, La picara molinera, también can tada por Marcos Redondo.

CÓMICO (Mariana Pineda, 10).—Lo-reto-Chicote.—6,30 y 10,30, El sofá, la rar dio, el peque y la hija de Palomeque.

INFANTA ISABEL (Barquillo, 14) . -6,30 y 10,30, E l alfiler (éxito enorme).

TEATRO PAVÓN (Embajadores, 11). Compañía cómicodramática de Fernando Porredón. — A las 6,30 y 10,30, triunfo clamoroso de la magnífica y centenaria comedia de Quintero y Guillen, La co­pla andaluza (espectáculo selecto y único).

TEATRO P R I C E (Plaza del Rey, 8). Espectáculos Velasco.—A las 6,30, Las maravillosas. Últimos días. Precios po­pulares.—^A las 10,30, Las maravillosas (últimos días, cinco pesetas todas las

PALACIO D E LA P R E N S A (Plaaa del Callao, 4).—A las 6 y a las 10,15, Revista Paramount . Invasión de chicos. Ilusiones (estreno), por Mona Maris. La legión de los condenados (grandioso éxito).

P R I N C I P E ALFONSO (Genova, 20). A las 6 y a las 10,15, Actualidades Gau-mont. Se acabó el trabajo. Ilusiones (es­t reno) , por Mona Maris. La legión de los condenados (éxito Inmenso).

CINE AVENIDA (Pi y Margall, 15). A las 6 y 10,15, Te quiero, me quieres..., por Raymond Grifflth. Revista de la final del campeonato de fútbol jugado entre el Deportivo E^spañol y Real Ma­drid. Grandioso éxito de Spaventa con' su orquesta típica a rgent ina criolla de canciones y tangos. Ninguna otra mu­jer, por Dolores del Río.

PALACIO DE LA MÜSICA (Pi y Mar­gall, 13) .~A las 6 y 10,15. Concurso de ar t is tas enmascarados. , Gente de circo. El carnaval de Venecia.

CINE D E L CALLAO (Plaza de! Ca­llao.)—6, 10,15, Barbas rusas. Perdidos en el Ártico. Sansón y Dalila. Noveda­des internacionales. Pantalones a la fu­nerala, por Laura La Plante.

R E A L CINEMA (Plaza de Isabel TI). A las 6 y a las 10,15, Enciclopedia Pa-thé. Con el agua al cuello. Reclutas bomberos. Ramona, por Dolores del Río.

ROYALTY (Genova, 6; t e l é f o n o 34.458).—A las 6 y 10,15, Artistas en­mascarados. Es t reno : Valiente flirtea-dor (cómica). Noticiario. Reportaje grá­fico número 50. Es t reno: Su majestad el bebé (cómica). Conchita Piquer en sus creaciones. Es t reno: Gente de cir­co, por Kar l Dañe. Lunes, acontecimien­to : Ríe, payaso, ríe, por Lon Chaney.

CINEMA GOYA CGoya, Ü4).~A las 6,15 y 10,15, Injus ta acusación. Ningu­na o t ra mujer, por Dolores del Eío. Gran éxito de Spaventa con su orques­ta argent ina típica criolla

MONUMENTAL CINEMA (Atocha, 87) A las 5 " á lací 10, Actualidades Gau-mont. Radiomania. Renacer, por Suzy Vernon y Willy Fr i tz . Estreno: Huía, por Clara Bow.

CINEMA BILBAO (Fuencarral, 124; teléfono 30.796).—6 ta rde y 10,15 noche, Kokó, guerrero. Campeonato de "foot-ball" (del part ido Madrid y el Espa­ñol). In jus ta acusación (Nilson Sills). Bas ta de bromas (cómica). Estreno; Luz de la ven tana (Patricia Aberg), Precios corrientes.

C I N E IDEAL (Doctor Cortezo, 4).-5,30 y 10, éxito de Te qtiiero, me quie­res..., por el actor cómico Raymond Grifflth. Tres estrenos: Kokó, guerra

Bas ta de bromas (Comedia Para-

pia protagonista, Dolores del Río.

Continúa cada día con mayor éxito la soberbia producción "Ramona" . E l público que llena la sala a diario se deleita con el precioso vals interpreta­do en el maravilloso apara to "Pana -trope", cedido por la Casa The Aeo-lian C.» por Marcos Redondo y la pro- l m ¿ u í t r ' y L T l u z l T l a Ventana? porTa

actriz neoyorkma Pat r ic ia D Avery. CINEMA ARGUELLES (Marqués de

Urquijo, 11).—A las 6 y 10,15, ConciTso de a r t i s tas enmascarados. La fortuna de un infortunado. Ana Karenina (Gre­t a Garbo).

CINE D E LA F L O R (Alberto Agui­lera, 2). Hoy grandioso acontecimiento, p rograma extraordinario: El gaucho, por Douglas Pai rbanks , y otras muy interesantes, que se presentarán hasta el domingo próximo. El gaucho se pro­yectará a las siete y a las once. Sesión cont inúa de cua t ro a una.

FRONTÓN J í i i -ALAI (Alfonso XI, 6). A las 4 tarde . Primero, a remonte; Ochotorena y Berolegui contra Salsa-mendi y Echániz (J.) . Segundo, a pala; Chiquito de Gallar ta y Perea contra Araquistain y Villaro 11.

(El anuncio de los espectáculos no su­pone aprobación ni recomendación.)

CINE DOS DE MAYO

"BEN-HUR" M. G, M.

Monumental Cinema Hoy jueves, cambio completo de pro­

grama, estrenándose la interesante pe­lícula m a r c a Ufa, "Renacer" , por Suzy Vernon y Willy Pritz, y la magnifica comedia por Clara Bow t i tulada "Huía" ,

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Palacio de la Música Hoy, "Gente de circo", por Kar l Da­

ñe y George K. Arthur , y " E l carna^ val de Venecia", por María Jacobini.

Cartelera de espectáculos PARA HOY

ESPAÑOL (Príncipe, 27).—Compañía Guerrero-Mendoza.—^No hay función.

ZARZUELA (Jovellanos, 4).—Teatro Lírico Nacional.—^A las 6,30, despedida de la compañía y homenaje a los auto­res de La meiga. E n un intermedio, don Basilio Alvarez exal tará las bellezas de Galicia. É í Orfeón del H o g a r Vasco y los coros gallegos tomarán pa r te en ho­nor a los autores .

CENTRO (Atoéha, 12) . — Compañía Lola Membrives.—A las 6, Pepa Don­cel.—^A las 10,15, reposición: ¡Bendita seas!

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I Baja. 16.

E L S E N O R

DON JOAQUÍN ALCALDE Y CASAL FALUECIO EL 9 DE FEBRERO DE 1926

Después de recibir los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad

• w\u l a rm

Sus hijos, hijos políticos, nietos, sobrinos y demás parientes

RUEGAN a sus amigos y personas piadosas encomienden su alma a Dios.

Se aplicarán por el alma del finado: el día 8, las misas que se cele­bren en la iglesia de la Consolación; el 9, todas las dé la parroquia de San' ndefonso, y la misa de diez, santo rosario y comida a los pobres en la capilla del Ave María (calle Nueva de la Trinidad); el 13 todas las que se celebren en la parroquia de Santiago.

Igualmente se aplicarán por su alma las misas del día 9, en la pa­rroquia de la Concepción, de Herencia (Ciudad Real), y las de "réquiem" en Miguel Ibáñez y Torrecaballeros, de la provincia de Segovla.

Varios señores Prelados liaa concedido indulgencias en la forma acos­tumbrada.

Para esquelas: HIJOS DE RAMÓN DOOUNOtTEZ, Barquillo,

t LA SEÑORA

BflilílLDE ÍEL y ILEÍ VIUDA 'DE ALONSO CLEMADES

Ha fallecido el día 6 de febrero de 1929

Habiendo recibido los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad

• D. E. P. Sus hijas, doña Concepción y doña Josefina

(ausente); hijo político, el excelentísimo se­ñor don Manuel Goded (ausente); nietos y demás familia

PARTICIPAN tan sensible pérdida.

La conducción del cadáver tendrá lugar hoy día 7 del actual, a las TRES de lá tarde, des­de la casa mortuoria. Almagro, 16, al cemen­terio de Nuestra Señora de la Almudena.

No se reparten esquelas. ,

FUNERARIA DEL CARMEN," Inifantas7~¿57

É ' L O E B A T Ej'XoIegiata, "J,

Page 10: UN PERIODO DE PAZ INTERIOR|LA RElNA SEfíORA Ante el

Madrid.-Año XIX.-Núm. ÓVí 05 Jueves 7 de feBrero de íí 929!

Séptimo aniversario d@ la elección del Papa

» — Han llegado al Vaticano nume­

rosos telegramas y mensa­jes de felicitación

ROMA, 6.—^Hoy, séptimo aniversario de la elección de Pío XI al pontificado, han llegado al Vaticano numerosos te­legramas y cartas de felicitación.

E!n la Puerta de Bronce se ha izado la bandera de la guardia suiza y en los cuarteles de la guardia palatina y de la gendarmería las del Pontífice.—^Daffina,

LAS FIESTAS EN OSBOA LISBOA, 6. — La conmemoración del

aniversario dé la elección del Papa se celebró con gran solemnidad con arre­glo al progrania anunciado. En la cate­dral se celebró un Tedeum, en el que ofició el Patriarca, y asistieron el Nim-cio, los Obispos de Mitllene y Trajonó-polis, el Cuerpo diplomático y represen­tantes del Gobierno y las Asociaciones católicas, además de muchos fieles.

Después hubo recepción en la Nuncia­tura, a la que asistieron el Cardenal Pa­triarca y los personajes que estuvieron en la catedral, mucho clero y millares de personas de todas las clases sociales.

Por último, la sesión de la sociedad de Geografía estuvo brillantísima, presidi­da por el jefe del Estado.—Correia Mar­ques.

DICE EL CARDENAL CEBRETTI

Casas hundidas por la nieve en Tirpía

I i i i ua II ^ i.i.i.iii.i.ii

En WIoscú se han registrado tem­peraturas de 38 bajo cero y en

¡VIongolia de 58 bajo cero

ANGORA, 6. — Se ha desencadenado sobre Constantinopla una tempestad de nieve jamás conocida, hundiéndose va­rias casas. '

El tren del alto comisarlo británico en el Irak, ha. quedado bloqueado por la nieve cerca de Ennegi.

EN MOSCÚ MOSCÚ, 6.—En esta se ha registra­

do una temperatura de 38 grados bajo cero, habiendo causado la suspensión de la mayoría de los servicios de ferroca­rriles y tranvía, pereciendo de frío nu­merosas personas.

A 57 BAJO .CEBO EN MONGOLIA MOSCÚ, 6.—En Mongolia reina un

frío intensísimo, que ha alcanzado limi­tes jamás conocidos.

El termómetro marcó ayer 57 grados bajo cero.

UN ALUD DE NIEVE MOSCÚ, 6.—Un formidable alud de

nieve ha sepultado once personas en Alo­na Atta,

Tres de los sepultados han podido sa­lir de la nieve tras grandes esfuerzos, pero debido a los grandes golpes recibi­dos han fallecido poco después.

EL CICLÓN EN KÍO DE ORO

L A C R I T I C A , porK-HITO

—¡VaKente juguete! Un timbre móvU. lli!l!!l!l!ll¡lililllll!HIIIIIII!i!;iil!!llllllil;lllllllllll!ll¡lllllllill!l1lllllllllll)l|llll:l1l!l^^

Un invento que suprinie la hélice dé los barcos

El autor dice que se podrá atravesar el Atlántico en tres días

NUEVA YORK, 8.—El mecánico C. Anierson, que durante la pasada gue­rra prestó servicio en los submarinos imericanos, ha efectu8.do con pleno éxi-

Un pa t rono ases inado en Varsov ia

Ai defenderse, hirió grave­mente al agresor

Los Reyes de Dinamarca salieron anoche para Barcelona

»>ii » •

Durante su estancia en Madrid se alojaron en Palacio. Visita al Museo del Prado y recepción de la colonia danesa.

Slimson confirma que es ministro

; I

ROMA, 6.—El Cardenal Cerretti, de vuelta de Australia y los Estados Uni­dos, ha hecho un caluroso elogio de las autoridades y de poblaciones de los lu­gares que ha visitado y ha añadido que le ha conmovido mucho la actitud de la colonia italiana en todas partes.

"El renovado espíritu de italianidad se debe indudablemente a la nueva si­tuación política creada por Italia y a la obra del régimen fascista como a la fas­cinación que el nombre de Mussolini ejercita en los países lejanos. La unión de todos estos factores ha provocado el renacimiento del sentimiento italiano, aun en aquellos que desde hace mucho tiempo estaban separados de la Patria." Daffina.

LA CUESTIÓN KOMANA ROMA, 6.—^Bn lo que concierne a la

cuestión romana, tanto en el Vaticano como en los círculos gubernamentales italianos, se sigue guardando el silencio más absoluto.

Hasta ahora sólo se pueden concre­tar los tres puntos siguientes: Primero. Ningún anteproyecto de acuerdo ha si­do firmado hasta ahora. Segundo. Todas las informaciones que se han publicado acerca de la futura configuración del Estado pontificio no tienen otro tunáa-mentc, como se ha dicho, que los docu­mentos dejados por el consejero Baro-ne, recientemente fallecido. Tercero. To­do el mundo está persuadida de que la cuestión romana quedará resuelta muy en breve.

En opinión de muchos, el concordato que sé firmará entre Italia y la Santa Sede dará a los misioneros-italianos una situación preponderante, especialmente en Oriente y Extremo Oriente.—^Agencia, Fabra.

VARSOVIA, 6.—Se ha cometido un atentado de carácter social.

Un trabajador, a quien hablan des­pedido en una fábrica, ha dado muerte, . „ . H i R

MARRAKESK, 6—Por caravanas Ue-iro las pruebas de un mecanismo de su de varios tiros de revólver al propie- ! ! " ° ^ . J;'^!?.°^,;!;Í?^'"^"^^^ ' tario de la misma, Albert Kohn. " ™ana, el mtroauctor ae embajadores y

el consejero canciller de la Legación

LA LLEGADA A las diez de la mañana empe­

zaron a llegar a la estación del Norte los elementos oficiales designados para esperar a los Reyes de Dinamarca. El capitán general dio orden de que no bajara a la estación ninguna Comisión con motivo del duelo.

A las diez y -media llegó una compa­ñía con bandera y música del regimien­to de Covadónga al mando del coronel Urbano, y poco después el presidente del Consejo.

Esperaban en el andén loa ministros de Fomento, Bcónomia Nacional, Tra­bajo, Justicia y Culto, Instruftción pú­blica, Ejército y Marina; el capitán ge­neral bar<?n de Casa Davalillos; el gober­nador militar, general Saro; gobernador civil, señor Martín Alvarez; el general don Valeriano del Valle, el director de seguridad, general Bazán; el presiden­te de la Asamblea Nacional,-señor Yan-guas; el alcalde, señor Arlstizábal; el presidente de la Diputación, señor Sal­cedo Bermejillo; el director de Sanidad, señor Horcada; er general Elola; el se­cretario de Asuntos Exteriores, señor Palacios; el rector de la Universidad,

agasajar a los augustos visitantes, y se acordó que el rey Cristian y la reina Alejandrina marcharan por la noche a Barcelona, donde pagarán, según piíirece, dos o tres días.

La estancia de los

gadas del anU Atlas se sabe que un ci-¡invención, gracias al cual ha demos-clón ha hecho grandes estragos al Sur t ra o 1^^ es posible la navegación de de Río de Oro los últimos días del mesiuii vapor sin necesidad de hélice, de enero. | ^-^ fuerza de propulsión necesaria pa-

' ra impeler al buque en su marcha se

Cuando el patrono se hallaba tendido i .

Reyes en Madrid

Quedan sin luz en catorce distritos

I j , ; produce gracias a la gran cantidad de i gravemente, I r a r i S p¿rua lanzada por dos potentes bom-

_ . . suelo gravemente herido, sacó a'^^'^T ^^'^'"' Chaubley; el duque de su vez su pistola, haciendo fuego conp^i«t^^™°!f = « '^«"^^ ^^^^^Xlf ^'" ella contra su agresor, al que hirió íl^'^tor de Oceanografía, clon Odón de

" ^ Buen; el decano de la Facultad de Cien-

bas que lan!5an sus chorros contra el mar a una velocidad de 130 kilómetros por hora.

PARÍS, 6.—A consecuencia de un in-i El inventor sostiene que con dos pis-cendio que se ha declarado en los só- tone^ de 24 pulgadas teniendo un reco-tanos de la Compañía de Electricidad, rrido de seis pies, funcionando unos tu-han quedado privados de luz y de fuerza,bos cilindricos capaces de aspirar el motriz catorce distritos de la capital, lagua lanzándola luego a gran presiónde tres días.

Albert Kohn falleció a su llegada al Hospital. Era un conocido filántropo que habla pasado largas temporadas en Inglaterra y en la América del Norte. T^cxZT^XJJUt.urs'KXXXJiuiL&u urrEK#jrr nfa t

rías, señor Toledo; el marqués de Val-deiglesias; los señores Clemente de Die­go y Retortillo, y el cónsul de la Lega­ción, señor Tage Bull.

_ También esperaba un grupo nutrido por" la parte posterior dé un huque! és-^e extranjeros con la colonia danesa que te podría atravesar el Atlántico de ios|i"eside en Madrid. Estados Unidos a Inglaterra en menos En la estación habían colocado al pa-

I ta l ia en la Exposición de Barce lona

En su pabellón fígurará la colección de Prensa que sb envió a Colonia

ROMA, 6.—^Mussolini ha aprobado el program.a de la participación de Ita­lia en la Exposición Internacional de Barcelona.

El pabellón de Italia de la Prensa se hallar en el Palacio de las Artes Grá­ficas, y comprenderá una superficie de SOO metros cuadrados.

La colección histórica italiana de Prensa será expuesta en Barcelona con el mismo material.

En el pabellón itallaao se hallarán asimismo las Exposiciones de Taquigra­fía, Geografía, Artes Gráficas, del li­bro en sus diversas manifestaciones, etcétera.

Se expondrán, finalmente, detalles técnicos sobre el fimcionamiento de to­dos los organismos creados por el fas­cismo.

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so de andenes una alfombra, y dentro un escudo de gran tamaño con las ban­deras danesa y española entrecruzadas y los emblemas de Dinamarca corona­dos en lo alto con el nombre del Rey Cristian X.

A las once menos cinco entró en agu­jas el tren real; los concurrentes pasa­ron a! andén principal, y la banda del regimiento comenzó a interpretar el himno danés.

El primero que descendió fué el in­fante don Alfonso de Orleáns con uni­forme de Aviación y banda de Car­los III. A continuación descendieron el Rey de Dinamarca y su augpusta esposa, que fueron saludados por el presidente del Consejo.

El Rey Cristian venía con uniforme de gala de general del Ejército danés, y la Reina con traje oscuro de calle. En el tren real vinieron acompañando a las augustas personas desde El Es­corial además del infante don Alfonso, su esposa la infanta Beatriz, de luto Hguroso con veló de crespón, y el-mi­nistro de la Gobernación, general-Mar­tínez Anido. Con el séquito real venían el duque de Femán-Nüñez, el marqués de Manzanedó, el ministro de Dinamar­ca en Madrid conde de Bernthof; el je­fe superior de la Casa Real danesa y el jefe del Cuarto Militar.

Pésame al Gobierno

Los reyes de Dinamarca comieron con la familia real en intimidad. Por la tar­de dieron un corto paseo por la ciudaxi, llegando hasta el Museo del Prado, que los reales visitantes recorrieron deteni­damente admirando el valioso tesoro ar­tístico.

De vuelta a Palacio visitaron también la Real Armería, y más tarde concedie­ron audiencia a la colonia danesa esta­blecida en Madrid. A la recepción asis­tieron once personas que forman dicha colonia, de ellas diez señores y una da­ma," la señora Jensen, que es manicura de la Reina española; esta señora es también la que entregó por la mañana el ramo de flores a la reina Alejandrina, con la bienvenida de la colonia.

LOS reyes daneses se interesaron afec­tuosa e individualmente por los que com­ponen la citada colonia. Asistió también a la recepción el ministro de Suecia en Madrid con su señora. El ministro de Suecia ha estado siete años en la capi­tal de Dinamarca y tiene amistad per­sonal con el rey Cristian. También entre señoras hay vínculos de fraternal amis­tad. En la conversación que sostuvieron ambas, la reina Alejandrina se condolió cariñosamente de las tristes circunstan­cias en que han encontrado al pueblo madrileño afectado en estos momentOiS por un duelo nacional de esa natura­leza. La reina Alejandrina, que siente vivas simpatías por el pueblo español con su temperamento y sus costumbres, de­dicó unas frases de sentimiento a la pérdida irreparable de la Reina madre, haciéndolo extensivo al dolor que aflige a la familia real española.

Poco después de las seis, los dos con­sortes reales estuvieron en la capilla públida depositando una corona de flo­res sobré el féretro.

Salen para Barcelona En el expreso de Barcelona, que tie­

ne su salida de Madrid a las ocho de la noche, salieron ayer p.ara la Ciudad Con-ral el rey y la reina de Dinamarca.

Esperaban ep la estación del Medio­día para despedir a sus majestades el infante don Femando y sus hijos, aquél en representación del Monarca español; el presidente del Consejo, general Pri­mo de Rivera; los ministros de Gober­nación, Fomento, Elcoñomía, Trabajo, Guerra, Marina, Justicia e Instrucción pública; el capitán general, barón de Casa Davalillos; el gobernador militar, general Saro; el director general del Timbre en representación del ministro de Hacienda, que, como se sabe, no pudo asistir a ninguno de los actos por paño y media gala. También se encon-

TODAVÍA NO SABE QUE CAR­TERA OCUPARA

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MANILA, 6.—'Eíl gobernador general de Filipinas, señor Stimsoa, ha aflrma,-do ser exacto que, a petición y solici­tud del señor Hoover, abandonará su actual cargo y marcahrá a Washington, donde será designado para ocupar otro puesto; pero añadió que dejaba al arbi­trio del presidente electo el declarar cuál sería el nuevo puesto que había de des­empeñar.

La. opinión general en Manila es que el señor Stimson será el sucesor del se­ñor Kellogg en su cargo de secretario del departamento de Estado.

EL PROGRAMA NAVAL WASHINGTON, 6.—El proyecto de

ley sobre la construcción de cruceros, aprobado ayer en el Senado, como ya se ha dicho, lo fué por 68 votos contra 12. El proyecto será devuelto a la Cámara de representantes, la cual deberá rati­ficar las emníendas introducidas en el texto del mismo por el Senado. Con arre­glo al proyecto, durante el año 1929 y antes del primero de julio deberá comen­zarse la construcción de cinco cruceros: la de otros cinco dentro del año fiscal siguiente y la de los cinco restantes en años sucesivos. La construcción der bu­que portaaviones deberá iniciarse antea del primero de julio de 1930.

un hermoso ramillete de flores, abrazó y besó a la infanta doña Beatriz.

Los saludos se repitieron al ponerse el tren en' marcha. En el ancfén se ha­bía congregado números público, que presenciaba en silencio la salida de los Reyes.

En el mismo tren, y acompañando a éstos, marcharon también el duque de Fernán Núñez, el marqués de Man­zanedó y el coronel Calderón, además de los que componen el séquito del Monar­ca. Asimismo iban en el tren real el in­geniero de la Compañía, señor Arrillaga, y el de División de Ferrocarriles, señor Buenaga.

La familia real fué en el "breack" de Obras públicas. El tren llevaba, además, un coche de butacas, dos coches-camas y un vagón restaurante.

Los Reyes en Barcelona Aunque no llevaban programa deter­

minado de su estancia en la Ciudad Con­dal, parece que los Reyes de Dinamarca han mostrado deseos de visitar Montse­rrat; probablemente permanecerán en aquella ciudad hasta el sábado, cum­pliendo asi los dias fijados de su estan­cia en España.

* * * BARCELONA, 6.—Con motivo de la

llegada de los reyes de Dinamarca, ae han circulado invitaciones especialmen­te a las clases de etiqueta. Como no había tiempo suficiente para cursarlas, se han hecho por medio de la Prensa.

El, general Despujóls, como goberna­dor militar', ha publicado tma orden de la plaza en que dispone se encuentre en la estación de Francia, a las diez de la mañana, una compañía del regimien­to de Badajoz con bandera enlutada, escuadra, banda de música con traje de

Los Reyes de Dinamarca dieron el pésame al general Primo de Rivera,

"i que ostentaba la representación del Mo­narca español, y a continuación el Rey Cristian, acompañado del infante don Alfonso, pasó revista a la compañía del regimentó que rendía honores. Al'mis­mo tiempo la colonia danesa se acercó a la Reina, y la señora Musse Jausen la entregó un hermoso ramillete de flores.

Una vez terminada la recepción, la Reina subió en im automóvil con la in-fatnta doña Beatriz y la marquesa de la Romana; en otro subieron el Rey Cris-, tián con el infante don Alfonso y el duque de Femán-Núñez, marchando di­rectamente a Palacio.

En los alrededores de la estación se había congregado muchísima gente, au­mentando el gentío en las cercanías de Palacio. Cubrían la carrera guardias mu-

l niclpales de a pie y a caballo. « * »

A causa de la inesperada muerte de la reina Cristina, se suspendió el desfile militar anunciado, y las tropas no cu­brieron la carrera.

* * « Por el mismo motivo se suspendieron

todos los actos oficiales orga,nizados para

encontrarse enfermo; el secretario de Asuntos Exteriores, señor Palacios; el director de Seguridad, general Bazán; el rector de la Universidad, señor Ber­mejo; el presidente de la Diputación, señor Salcedo Bermejillo; el alcalde, se­ñor Aristizábal; el ministro de Dina­marca en Bapaña, señor Bemhof; el cónsul, señor Tage Bull; ©1 ministro de Suecia y su señora, varios señores del Cuerpo diplomático y los que integran la colonia danesa.

Los consortes reales llegaron a la es­tación a las ocho menos diez. En otro automóvil vinieron el Infante don Al­fonso de Orleáns y su esposa, la infanta doña Beatriz. También llegó con el mis­mo objeto la marquesa de la Romana, acompañada de varias damas de la aris­tocracia y los duques de Miranda y So-tomayor.

Antes de pasar al andén el rey Cris­tian sostuvo una larga conversación con el alcalde de Madrid, seañor Aristizábal, quien le hizo partícipe de su sentimien­to, dado que las circunstancias actuales de dolor le han impedido prolongar su estancia en la capital española, que de otro modo hubiese podido conocer y admirar en compañía de su augusta esposa, recibiendo el fervoroso aplauso del pueblo madrileño.

También estuvo hablando un rato con el presidente del Consejo en el mismo sentido, «y a continuación se despidió con afecto de todos saludando militar­mente. Antes de subir al tren, la reina Alejandrina, que llevaba en las manos

trarán los primeros jefes, así como co-misiones compuestas por im jefe, un ca­pitán y un subalterno de cada üíio de los regimientos con traje de media gala. Se preparan diversos actos en obsequio a los reyes de Dinamarca; entre ellos figura un banquete con que a mediodía serán agasajados en el restaurante Lli-bre por el Ayuntamiento. La Diputación organiza una excursión al Monasterio de Montserrat, donde se celebrará un almuerzo.

A las once y media tienen anunciada su visita los Soberanos al Palacio de la Diputación provincial.

Las Juventudes de la Unión Patrió­tica han circulado invitaciones para que sus adheridos se encuentren en la es­tación de Francia a fin de tributar un respetuoso recibinaiento a los reyes de Dinamarca.

Un saludo del alcalde de Madrid

COPENHAGUE, 6.—Con motivo de la visita de los Soberanos a Madrid, el "Berlinske Tidende" publica una saluta­ción que dirige a la ciudad de Copen­hague el alcalde de Madrid, señor Aris­tizábal, y que está redactada en estos términos: "El pueblo de Madrid, capi­tal y corazón de España, en el momen­to en que los augustos Soberanos de Dinamarca llegan a nuestra ciudad, di­rigen al gran pueblo danés su cordial saludo, deseoso de expresar su profua-do amor y entusiasmo hacia las reales personas y la gfloriosa historia que re­presentan."

Folletín de E L DEBATE 3 6 )

CLEMENT D'OTHE

ENTRE EL ORO Y EL <NOVELA)

(Versión castellana expresamente becha para EX DEBAXE por EmUio Carrascosa)

al cielo—. ¡Ojalá tuviera algo, aunque no fuese más que un átomo de esa santidad que tan generosamen­te me atribuye usted!

La enferma había cerrado los ojos, y por la expre­sión de su rostro se dijera que acariciaba en su mente en aquellos instantes un dulce sueño venturoso.

Los rayos del sol iban a esconderse entre> los bu­cles de su espléndida cabellera y tejían en tomo de su frente, pura y tersa, un áureo nimbo de luz.

El joven médico la contemplaba extasiado sin atre­verse a romper el silencio. Dominado por una especie de veneración hacia aquella niña que tanto se aseme­jaba a xm ángel, se sentía indigno de acercarse a ella.

En una rápida visión acudieron a su mente en con­fuso tropel de recuerdos, los años de su juventud vi­vidos en París.

Y un hon4o pesar, muy parecido a un remordimien­to, vino a turbar su corazón.

—Hay mujeres que pierden como hay mujeres que salvan—pensó J u a n ^ . ¡Creer! ¡Oh... creer!... ¡Dicho­sos mil veces los que han nacido y se han educado «n la feí

Mónlca continuaba inmóvil y silenciosa. Duparc, cuya admiración por la joven era mayor

cada vez, respetaha aquel silencio y cuidaba solícito

de que nada turbase el reposo en que la enferma se halla.ba sumida.

Un extremo, y muy iniportante por cierto, perma­necía obSiCuro y misterioso para el joven médico.' Se preguntaba si Mónlca había aceptado desde luegOj tan pronto como se sintió enferma, la voluntad de i>ios, o si por el contrario, la resignación verdaderamente an­gélica que él admiraba tanto había sido resultado de luchas íntimas mantenidas con perseverancia.

Pensaba en ello, sin que acertara a darse una res­puesta, cuando Mónlca abrió los ojos.

—¿Y dice usted que di doctor Tondy la ha des-ahuclaido?

•—Sí, la primera vez que me vio, desde que me soñ-ti enferma.

—¿Y desde entonces aceptó usted resignada los de­signios de la Providencia?

—¡Oh, no!...; al principio me rebelé iracunda contra el destino, primero, porque consideraba humillante mí en­fermedad, y luego, porque la idea de morir a los vein­te años, en plena juventud, me enloquecía. Durante los primeros meses sufrí crisis violentísimas, que solían resol-^erse en mares de lágrimas; poco a poco astas crisis fueron haciéndose más raras, menos frecuentes... secretos entre Dios y las almas. Y hoy... ya lo ve us­ted: miro la muerte con alegría, y, sintiéndola venir, la espero gozosa...

Al pronunciar estas palabras, tuvo -una especie de desfallecimiento, de vahído, que hizo aún más intensa la palidez cadavérica de su rostro.

—No hable usted, señorita, la conversación la fatiga mucho. Aquí tiene usted a su papá, que viene a pregrun-tarle cómo se encuentra.

Mónica hizo im movimiento para levantarse, pero se desplomó sobre la butaca; aún realizó un supremo es­fuerzo, y como no consiguiera incorporarse, tendió les brazos con angustia.

Juan Duparc destapó un frasco de sales que üevaba en uno de los bolsillos, y se ':> dio a oler, pero Mónlca

,1o rechazó con un ademán. Se llevó a los labios las ma-Inos, que se tiñeron de sangre en seguida, y clavó Sos (ojos en su padre, para enviarle en aquella mirada, coa la que le ofrecía el último beso, toda su vida, su rxora-zón todo. Luego, reanimándose un poco, susurró con voz apenas perceptible y que se iba apagando por TUO-mentos:

—^No tengas pena, padre... La hora de la paz del al­ma ha llegado para mí... Y es ahora... cuando me sien­to dichosa... como no lo fui nunca...

Su cabeza se inclinó sobre él pecho a la inanera como se troncha un lirio.

Ueno de religioso respeto, Juan Duparc tomó en sus brazos el cuerpo inerte y rígido de la muchacha, y lo condujo hacia la casa, mientras el padre de Mónioa, sin darse aún cuenta de la terrible verdad, le seguía con paso vacilante, como si el dolor le embriagase.

Una emoción indefinible le punzaba al joven médi­co en lo más íntimo de su ser. Por más que Hacía, no lograba apartar los ojos del rostro de Mónica, oálido y afinado por el sufrimiento. Instintivamente, piadosa-

¡ mente, rozó apenas con sus labios aquella frente au­reolada por la pureza, y murmuró, como si Mónlca hu­biera podido oírle:

—Puesto que has volado a las regiones de la paz eterna, donde mora la verdadera dicha... ¡acuérdate de los que hemos quedado en el mundo... y pide por mí...!

...Mónica bahía tenido el presentimiento, que no la había engañado, de su próximo fin. El viaje de A.ntibes a Valbourg la había extenuado, había agotado por com­pleto las pocas fuerzas que tenia. Y como temiera, ha­bía muerto sin poder despedirse de Paula ni de Germa­na, sus mejores y más íntimas amigas.

Las dos, y las demás jóvenes qué, tan alegremente hablan festejado seis meses ante® a sü excelsa-Fatrona, Santa Catalina, seguían al carro fúnebre en que ^ran conducidos al cementerio los restos mortales de la po­

bre Mónica. El camposanto estaba lejos, en las afueras de la ciudad, y la comitiva tuvo que atravesar por ca­minos floridos, bordados de oxicanto, en los que la na­turaleza se mostraba engalanada como para asistir a un cortejo nupcial. •

Juan Duparc, que formaba parte del duelo. Iba en­ternecido y dominado por una desconocida turbación, cuya naturaleza y causas no acertaba a d«flnir; ni un instante apartó la vista del blanco ataúd, que parecía ejercer sobre él una extraña fascinación, y todo su pensamiento lo llenaba el recuerdo de la angelical cria­tura que descansaba para siempre en el Interior áe la sencilla caja mortuoria.

Durante los funerales que antes del entierro ,"56 ha­bían celebrado en la iglesia, el doctor Duparc trató ae alejar las ideas, que con una insistencia obsesionante solicitaban su atención, y para conseguirlo, tomó un libro, que alguien había dejado olvidado sobre la ta­rima de uno de los reolinatSWos, y lo abrió al azar.

Era un ejemplar de la "Imitación de Cristo", y Du­parc pudo leer el enunciado de uno de los capítulos: "De la eternidad bienaventurada y de las miserias de esta vida."

Aquellas palabras despertaron su curiosidad y es­polearon su atención: las ideas que expresaban, aunque completamente nuevas para él, respondían a maravi­lla al estado de su alma en aquellos momentos:

"LcíS días de aquí abajo son cortos y están leños de dolores, de angustias...; los hijos de Eva, todavía deste­rrados, gimen bajo la ainrgura y el descontento de esta vida."

—¡Oh, cuánta verdad encierran estas sabias pala­bras!—pensó el joven médico.

Con curiosidad, con avidez creciente, Juan Duparc prosiguió la lectura.

"Pero dichosos lo-g que por. Vos arrojan y destien^an de su corazón a las criaturas, los que violentan su na-"turaleza y crucifican por fervor del espíritu las codi­cias de la carne..."

—^Es la norma de vida que predica Bernardo ae Cnt-vlel—^se dijo Juan Duparc, no sin asombro.

"Las enfennedades, las penas, los sufrimientos, las tentaciones, el invencible deseo de . una felicidad que nada puede ofrecemos en la tierra, todo evoca en nos­otros a todas horas el pensamiento de la eternidad... He aquí por qué los santos gimen tan amargamente bajo el peso de las cadenas que los retienen en el mun­do, he aquí por qué exclamaba el Apóstol: yo quiero que mi cuerpo perezca, para estar con Jesucristo..."

El joven se pasó xma, mano por la frente, mientras se preguntaba:

—¿Dónde he oído yo, antes de leerlas en el ü6ro, estas palabras? ' Y tras unos momentos de reflexión, hubo de con­testarse:

—^Ya lo sé: Mónica hablaba siempre este feaguaje, lenguaje sublime... pero propio tan sólo de santos,., ¡Y yo estoy muy lejos de serlo!

Como si quisiera hacer aún más intensa la emoción que embargaba el espíritu de Duparc, la voz del de-gano llegaba a los oídos del médico gimiendo -lajo las bóvedas del templo la magnífica y solemne plegaria de los cantos litúrgicos, la súplica ardiente, ¡a iess;a-rradora lamentación, que después de elevarse potente, muere en un suspiro para lanzar ese último grito vi­brante de esperanza eterna: "Pie Jesu Domine, dona eis réquiem." -*

La suave dulzura de este llamamiento, de este sus­piro de amor, que resonó en los ámbitos de la iglesia mientras el último acorde del órgano expiraba rín un tenue lamento, hizo estremecerse al joven aoctor.

Hasta la voz. broncínea de las campanas hablaba un lenguaje sobrehumano, pues al tañido fúnebre le an­tes, de cuando doblaban a muerto, había sucedido un repique jubiloso y triunfal... ¿Anunciaban una nuerte o unos desposorios?

El hombre llora mientras las campanas carntan; él

(ContinuasiLJ