un encuentro decisivo

3
Moisés Un encuentro decisivo Al abrir la Biblia por el libro del Éxodo, un hombre se sale casi de sus páginas por su personalidad gigantesca. Es Moisés, aquel a quien Dios encargó nada menos que sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto. En su primer encuentro con Dios, allá en la zarza del desierto, Moisés se había acobardado y había intentado echarse atrás ante la inmensidad de la tarea que se le encomendaba: “¿quién soy yo?”; “¡Pero si no me expreso bien!” “¡Manda a otro por favor…!” Moisés intentaba sacudirse de sus hombros aquella responsabilidad y se evadía hacia el terreno de su propia incapacidad. Pero Dios no cedió y Moisés tuvo que acabar aceptando. Y, a partir de ese momento, da la sensación de que Dios y él se han colocado la carga a sus espaldas. La salida fue difícil. El Faraón no podía tolerar que se le escapara una mano de obra tan barata. Al fin, el Faraón cede y los hebreos, con Moisés al frente, abandonan Egipto, pasan el Mar Rojo, mientras que el ejército egipcio perece bajo las aguas. Es el éxodo, la liberación de Israel. A la otra orilla está el desierto: un clima duro, falta de agua, una tierra ingrata, se avivan las tensiones entre clanes y familias. Aquella horda de aventureros estaba muy lejos todavía de ser un “pueblo”. Se quejan, protestan, quieren volver atrás, sueñan con lo que dejaron en Egipto. Pero Moisés aguanta, calma las quejas, trata de arreglar las diferencias, lucha contra la dispersión. Va naciendo así, trabajosamente, la base de la legislación israelita: las diez palabras (decálogo) y los mandamientos que las explican son el testimonio de ello y Dios lo ratificará en el Sinaí. La fuerza de un hombre tímido

Upload: sergioraul

Post on 09-Sep-2015

216 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

un encuentro decisivo

TRANSCRIPT

Moiss

Un encuentro decisivo

Al abrir la Biblia por el libro del xodo, un hombre se sale casi de sus pginas por su personalidad gigantesca. Es Moiss, aquel a quien Dios encarg nada menos que sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto. En su primer encuentro con Dios, all en la zarza del desierto, Moiss se haba acobardado y haba intentado echarse atrs ante la inmensidad de la tarea que se le encomendaba: quin soy yo?; Pero si no me expreso bien! Manda a otro por favor!Moiss intentaba sacudirse de sus hombros aquella responsabilidad y se evada hacia el terreno de su propia incapacidad. Pero Dios no cedi y Moiss tuvo que acabar aceptando. Y, a partir de ese momento, da la sensacin de que Dios y l se han colocado la carga a sus espaldas.La salida fue difcil. El Faran no poda tolerar que se le escapara una mano de obra tan barata. Al fin, el Faran cede y los hebreos, con Moiss al frente, abandonan Egipto, pasan el Mar Rojo, mientras que el ejrcito egipcio perece bajo las aguas. Es el xodo, la liberacin de Israel.A la otra orilla est el desierto: un clima duro, falta de agua, una tierra ingrata, se avivan las tensiones entre clanes y familias. Aquella horda de aventureros estaba muy lejos todava de ser un pueblo. Se quejan, protestan, quieren volver atrs, suean con lo que dejaron en Egipto. Pero Moiss aguanta, calma las quejas, trata de arreglar las diferencias, lucha contra la dispersin. Va naciendo as, trabajosamente, la base de la legislacin israelita: las diez palabras (declogo) y los mandamientos que las explican son el testimonio de ello y Dios lo ratificar en el Sina.

La fuerza de un hombre tmido

A veces, Moiss, se siente en el lmite de sus fuerzas y se desahoga con Dios, hablndole como un amigo habla con su amigo: Qu hago con este pueblo? Por poco me apedrean (Ex. 17,4). Otras veces, parece que es Dios el que est a punto de perder la paciencia: Veo que este pueblo es testarudo. Por eso, djame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti har un gran pueblo. (Ex. 32,10); pero entonces Moiss reacciona con una valenta y una audacia inesperadas: Por qu Seor, se va a encender tu ira contra tu pueblo que sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta?... Arrepintete de tu amenaza, acurdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob o perdonas su pecado o me borras de tu libro. Si gozo de tu favor, ven con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tmanos como heredad tuya. (Ex. 32, 11-12.32; 34, 8-9). Y Dios se arrepiente, se deja convencer, accede a las splicas de Moiss. El narrador bblico pone en boca de Dios algunas de las expresiones ms conmovedoras de todo el AT: te concedo esta peticin porque gozas de mi favor y te trato personalmente. Yo en persona ir caminando para llevarte al descanso. Ah, junto a la roca, tienes un sitio donde ponerte; cuando pase mi gloria, te meter en una hendidura de la pea y te cubrir con mi palma. (Ex. 33,14.17.22).

El secreto de Moiss

De dnde sacaba Moiss aquella fuerza misteriosa, aquella capacidad para seguir adelante sin cansarse de aquel pueblo tan terco y tan rebelde? Cada da Moiss sala en direccin a la tienda del Encuentro y cundo l entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la entrada de la tienda, mientras el Seor hablaba con Moiss como un amigo habla con su amigo y su cara estaba radiante porque haba hablado con el Seor (Ex. 33, 8.11; 34, 29).

Quizs nos llame la atencin esta familiaridad, esa relacin tan estrecha y tan fiel. Es la Biblia la que nos revela, entre lneas, un doble secreto; era de aquel encuentro con Dios del que sacaba Moiss la fuerza para mantener la fidelidad a su misin, pero, a la vez, era su decisin de permanecer fiel al compromiso con aquel pueblo y a defenderlo por encima de todo lo que le pona en sintona con Dios y le preparaba para encontrarse con l. Y Dios vena a la cita porque, por fin, haba encontrado alguien casi tan paciente , tan arriesgado y tan comprometido como l mismo con la causa de aquel pueblo. Y ya eran dos para conseguir que aquella masa de esclavos se convirtiera en una comunidad de hombres libres.

Para la reflexin personal y el trabajo en grupo

Lee estos textos Ex. 3, 1-17 (vocacin de Moiss); Ex. 12, 1-14 (la Pascua); Ex 14 y 15 (paso del mar rojo y cntico de Moiss); Ex 33 y 34 (nuevo declogo y relacin de Moiss con Dios). Escribe lo que te haya llamado la atencin de lo que hayas ledo para comentarlo en el grupo. Despus de reflexionar sobre ello, anota brevemente las distintas responsabilidades que tienes: familiares, de trabajo, sobre alguna persona o grupocmo las vives? te canss y te que quejs con frecuencia? Cmo reaccions cuando no ves respuesta? Te desanims fcilmente? Crees que es posible mantener una actitud parecida a la de Moiss en ese punto? Compara la intercesin de Abraham (Gn. 18, 16-33) con la de Moiss y ambas con la de Jess (Lc. 23,34). Qu aprendes para tu vida? En Ex. 34, 6-7 encontrars uno de los ms lindos testimonios bblicos sobre Dios y su manera de ser. Lo experiments vos as? Qu diras vos mismo/a? Busca los rasgos de Moiss en algunas personas de hoy. Explica en el grupo el porqu de tu eleccin.