un día en la colosa

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Page 1: Un día en La Colosa
Page 2: Un día en La Colosa

ISBN 978-958-98753-3-9Copyright © 2011 AngloGold Ashanti Colombia

Todos los derechos reservados de autor - editor.No puede ser reproducida parte alguna de este libro

sin autorización del editor.

Primera edición, diciembre de 2011

Page 3: Un día en La Colosa

Un día en La Colosa

Page 4: Un día en La Colosa

Sandra Ocampo Kohn | William González |

Iván Malaver |

dirección editorial y textos | editorial direction and texts

fotografía | photography

coordinador senior comunicaciones | senior communications coordinator

Camilo A. Parra P. |Gatos Gemelos Comunicación |

John Freddy Sastoque |Nelson Rojas V. |

Erick H. Pichot R. |

dirección de arte | art direction

diseño y diagramación | layout

color | color

corrección de textos | copy editing

supervisión general | general supervision

Un día en La Colosa

Page 5: Un día en La Colosa

ceo

vp ejecutivo américas

vp proyectos

presidente

vicepresidente de asuntos corporativos

vicepresidente de sostenibilidad ambiental y seguridad industrial

director financiero y administrativo

gerente proyecto la colosa

gerente proyecto gramalote director de exploración

director de control de riesgos

directora de asuntos legales

AngloGold Ashanti LimitedMark Cutifani |

AngloGold Ashanti AméricasRon Largent |

Ken Kluksdahl |

AngloGold Ashanti Colombia S.A.Rafael Herz |

Ramiro Santa |Abraham Korman |

Klaus Rorhbach |Jorge Tapia |

Rómulo Sanhueza |Lewis Kleinhans |

Iván Matamoros |Josefina Araújo |

Page 6: Un día en La Colosa

Contenido

El Despertarde La Colosa

Cuesta arriba La Colosa vibraal ritmo de cientos10 18 44

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Page 7: Un día en La Colosa

Un alto en el camino Al caer la tarde El turno nocturno90 102 144

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Jorge TapiaGerente del proyecto La Colosa

Introducción

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Son cinco años caminando juntos. Cinco años de aprendizajes y retos, de vencer obstáculos y trazar nuevas metas. Muchos han estado con nosotros en este recorrido, que nos ha unido y nos ha enseñado que juntos podemos construir un mejor futuro.

Hoy tenemos un proyecto de exploración que apenas comienza, un proyecto posible gracias a la dedicación, el esfuerzo continuo y la entrega de cada uno de ustedes. En AngloGold Ashanti Colombia estamos convencidos de que la gente está en el corazón de lo que hacemos, es el centro de nuestro negocio.

Por eso, este libro, Un día en La Colosa, es un homenaje a ustedes. A la labor que desarrollan día a día y gracias a la cual este proyecto crece. Es un reconocimiento a nuestra perseverancia y a la capacidad de enfrentar los cambios y los nuevos retos.

Nuestro proyecto está poblado por historias de vida de cientos de personas que cada mañana o cada noche trabajan con entusiasmo para cumplir sus metas… Metas que van desde el número de metros perforados, hasta habilitar las vías, garantizar el transporte a tiempo, ofrecer una alimentación balanceada y nutritiva, cumplir con las exigencias ambientales de las autoridades, estudiar la región en la que estamos, construir plataformas, adecuar campamentos, asegurarse de que todos trabajen de manera segura.

Un día en La Colosa recoge todos los oficios, las profesiones, las actividades diarias del Proyecto. Porque La Colosa es como un reloj: se construye con el trabajo en equipo, y cuando alguna pieza deja de funcionar, falla. Nuestro proyecto hoy avanza porque todos cuentan, porque trabajamos articulados, en armonía. Solo así podemos hacer un trabajo bien hecho.

Hace algunos meses, en una de mis visitas al Proyecto, varias mujeres trabajadoras me abordaron para preguntar por qué no habían aparecido en nuestro libro Caminando por Cajamarca. Y tenían razón, son nuestros colaboradores quienes hacen que este proyecto crezca día a día. Por eso decidimos hacer este libro, una muestra de nuestra gratitud con ustedes, por su esfuerzo, capacidad y dedicación.

La Colosa la construimos entre todos. Y es una apuesta por un futuro mejor, con mayores opciones de bienestar y progreso; con posibilidades de mejorar la educación, la salud y el empleo; con alternativas para desarrollar nuevas industrias y nuevas profesiones. La Colosa es una oportunidad para todos, para nuestras familias y para nuestros hijos.

NUESTRO PROYECTO HOY AVANzA PORqUE TODOS CUENTAN, PORqUE TRABAJAMOS ARTICULADOS, EN ARMONíA. SOLO ASí PODEMOS HACER UN TRABAJO BIEN HECHO.

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El despertar de La Colosa

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Por las frías y solitarias calles de Cajamarca, el permanente rugir de motores, que muy de vez en cuando le da pausas al silencio,

saluda el albor de la mañana.

El reloj marca las 4:00 en punto, y mientras la mayoría de los cajamarcunos aún duermen, entre el canto de los gallos y el soplo de la brisa mañanera, la calle principal que da acceso al coliseo del municipio empieza a mostrar un inusual movimiento.

El que parece ser un leve zumbido de abejas, paulatinamente se va agudizando hasta ser por

completo perceptible. Son decenas de motores Diesel encendidos, camionetas todo terreno que en el mismo orden de llegada se van apostando, mientras sus conductores pacientemente aguardan su turno con paciencia.

Tras el capó del primero de los autos que encabeza la fila, y sujetando una potente linterna en su mano derecha, sobresale la figura de Yohnibani quintero, el supervisor en Seguridad Industrial y Salud Ocupacional de Cootracaime, empresa transportadora a la que se encuentran afiliados la totalidad de vehículos en espera.

Su labor matutina exige estar lo suficientemente despierto, pues de la inspección que realiza a líquidos, frenos, luces y extintores, dependerá el visto bueno para que los automotores puedan emprender la marcha con su tripulación sin ninguna novedad.

El trabajo de Yohnibani también demanda criterio y determinación, pues es el encargado de someter a los conductores a sorpresivos controles de alcoholemia. Todos los motoristas saben que si el resultado es adverso, él tendrá que reportarlo ante sus superiores.

La luna resplandeciente no termina de ocultarsetras el extremo oeste de la cordillera.

EL RELOJ MARCA LAS 4:00 EN PUNTO, Y MIENTRAS LA MAYORíA DE LOS CAJAMARCUNOS AúN DUERMEN, ENTRE EL CANTO DE LOS GALLOS Y EL SOPLO DE LA BRISA MAñANERA, LA CALLE PRINCIPAL qUE DA ACCESO AL COLISEO DEL MUNICIPIO EMPIEzA A MOSTRAR UN INUSUAL MOVIMIENTO.

El Despertar de La Colosa

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Mientras esto ocurre, en el corazón del pueblo, en barrios y veredas, algunas más cercanas, otras más lejanas, mujeres y hombres también dan comienzo a su jornada. Las madres disponen lo necesario para dejar sus hogares en orden y con todo preparado antes de salir; los jefes de hogar, mientras tanto, son secundados por sus esposas, quienes se esmeran porque el desayuno esté listo a tiempo y en el equipaje de sus compañeros nada haga falta.

Son casi las 4:30 de la mañana, y mientras los rodantes continúan en revisión con la uniformidad y disciplina propia de las hormigas, desde todos los lugares empiezan a llegar centenares de hombres y mujeres, de rasgos y edades diversos, entre quienes sobresale el amarillo intenso de sus cascos y botas.

Todos ellos se concentran en pequeños grupos, conversan, sonríen y tratan de generar focos de calor humano para resistir hasta el momento de la salida.

Apenas unos minutos antes de las 5 de la mañana, las puertas del coliseo se abren de par en par para permitir el ingreso de este ejército de trabajadores. Son auxiliares de campo, líderes y operarios vinculados a AngloGold Ashanti Colombia, por quienes resulta posible que el

proyecto de exploración minera La Colosa se reactive con la llegada de un nuevo amanecer.

Es admirable la manera como, sin que unos y otros choquen o tropiecen, y casi siguiendo un orden perfecto, en el que cada uno pareciera tener asignado su lugar, en poco tiempo todos consigan estar dentro, cómodos, dispuestos y a la espera de la orden para partir.

La tranquilidad del escenario deportivo solo es alterada por un grupo de personas que se desplazan ágilmente por la cancha, y tras ubicarse en puntos distantes, a viva voz motivan a los asistentes a reunirse en torno a pequeños grupos.

Ellos son los llamados coordinadores SISO, quienes se toman unos minutos para ofrecer charlas sobre protección y minimización de las situaciones de riesgo en campo, atienden inquietudes, resuelven solicitudes, reciben incapacidades médicas y se enteran de las últimas novedades entre el personal.

Una vez que terminan de impartirse las últimas instrucciones, los círculos humanos se dispersan y las filas rápidamente vuelven a integrarse.

Para entonces son las 5:00 de la mañana. Es hora de iniciar el embarque y el personal con sus

morrales aguarda por la instrucción para dar el siguiente paso.

La capacidad de cada automotor es de ocho personas. Cuando el ‘viaje’, como afirman en su lenguaje los conductores, está completo, la caravana parte hacia su primer punto, la intersección entre la carretera principal y la vía destapada, en el punto conocido como La Luisa, o en otros casos directo hacia el campamento base, donde se produce el desembarque.

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MIENTRAS LOS RODANTES CONTINúAN EN REVISIóN CON LA UNIFORMIDAD Y DISCIPLINA PROPIA DE LAS HORMIGAS, DESDE TODOS LOS LUGARES EMPIEzAN A LLEGAR CENTENARES DE HOMBRES Y MUJERES, DE RASGOS Y EDADES DIVERSAS, ENTRE qUIENES SOBRESALE EL AMARILLO INTENSO DE SUS CASCOS Y BOTAS.

Es admirable la manera

como, sin que unos y otros

choquen o tropiecen, cada

uno pareciera tener

asignado su lugar.

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En medio de la rigurosidad, la disciplina, la exigencia y la dureza propia de una actividad como la vigilancia privada, resulta inusual pensar que alguien pudiera transformar un rostro malhumorado o una mala palabra en sonrisas o expresiones positivas.

Dentro de Omnitempus Ltda., la empresa que se encarga de la seguridad de AngloGold Ashanti Colombia, en Cajamarca e Ibagué, ese papel lo ha aprendido a desarrollar con lujo de detalles Diana Marcela Osorio López.

Para esta joven profesional en salud ocupacional, la experiencia en este trabajo, donde los hombres son mayoría ha significado poner a prueba su creatividad, intuición y sexto sentido.

Las visitas, por lo regular dos veces a la semana en campo, para verificar las condiciones del personal y minimizar las situaciones de riesgo, ya hacen parte de la rutina de sus compañeros, quienes, entre otras cosas, esperan porque llegue el día.

Y es que más que las labores como supervisora SISO (Seguridad Industrial y Salud Ocupacional) que debe desempeñar, Diana Marcela es una consejera, una amiga y hasta una confidente

Toda oídos

Dicen por ahí que no hay nada que el tiempo no pueda curar,y el caso de Diana Marcela no podía ser la excepción.

en quien muchos liberan sus inconformidades y tensiones laborales, pero también sus preocupaciones, problemas familiares y de pareja.

En respuesta a estas confesiones, Diana se la ha jugado por asumir el rol de psicóloga, entregándoles una recomendación sincera y regalándoles, de cuando en cuando, un caramelo, con el que les endulza la vida.

Aunque admite que en ocasiones se ha sentido en la encrucijada, al ser abordada en búsqueda de respuestas a dificultades propias de los matrimonios, sobre las que todavía no tiene experiencia, asegura que las vivencias de amigos y conocidos le han servido para dar un consejo que se ajuste a lo que sus interlocutores esperan.

No en pocos casos, algunas de sus intervenciones han terminado en actos de reconciliación lo que para ella resulta una doble gratificación.

Pero no siempre el hecho de ser la única mujer dentro del grupo es una ventaja. Así como a veces es la más consentida entre todos, en otras ocasiones Diana Marcela debe sortear episodios que no resultan cómodos, cuando

entre los vigilantes nuevos, solteros y más jóvenes, empiezan a manifestarse otro tipo de sentimientos que amenazan con pasar del plano laboral al personal.

Ante esto, nada como una respuesta diplomática, ética y profesional que, sin herir a nadie, deja las cosas en claro y logra que todo vuelva a su equilibrio natural.

Para esta joven, trabajadora y echada para adelante, no todo ha sido color de rosa. Aunque la oportunidad de trabajo surgió al término de su pasantía profesional, ello significó un cambio en su vida que, aunque resultó duro, le enseñó a apreciar el significado de la libertad y a valorar mucho más la compañía de mamá.

Tanto para ella como para su madre, distanciarse temporalmente tuvo un costo emocional muy fuerte. Por un lado, en su condición de hija única, Diana Marcela jamás se había separado de su hogar, y por otro, ambas sabían que tendrían que enfrentar la soledad desde orillas distintas.

Aunque el trabajo de sol a sol permitía que no hubiera mucho tiempo para echar de menos aspectos como la comida y los

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consentimientos de mamá, aquellos días pasados por agua en los que terminaba, además de exhausta, hambrienta, mojada y enlodada, hacían que los sentimientos se encontraran hasta quebrantar las fuerzas y estallar en llanto.

Sin embargo, bien dicen por ahí que no hay nada que el tiempo no pueda curar, y el caso de Diana Marcela no podía ser la excepción. La adaptación fue posible, en parte, gracias al apoyo de varias amigas y colegas, quienes se convirtieron en el apoyo en los momentos difíciles.

Habiendo alcanzado la estabilidad económica necesaria, en una experiencia que no duda en calificar como enriquecedora, Diana pudo reencontrarse con su madre, a quien llevó a vivir a su lado en Cajamarca.

Hoy las cosas para ella de nuevo son más fáciles, pero jamás volverán a ser iguales. Las vivencias pasadas le han dado un grado de madurez, de crecimiento personal e independencia, que le permiten ver la vida con otros ojos.

Después de haber trabajado por varios años en Ibagué, y de haber desarrollado allí parte de su proyecto de vida, hay amigos y conocidos que no comprenden aún cómo o por qué decidió quedarse en la provincia.

Pero Diana Marcela está más que convencida de estar haciendo lo correcto, pues considera que además de ser un lugar pequeño y tranquilo, Cajamarca, AngloGold Ashanti Colombia y el

Diana Marcela es una

consejera, una amiga y hasta

una confidente, en quien muchos

liberan sus inconformidades y

tensiones laborales.

proyecto La Colosa le han brindado la posibilidad de desarrollarse profesionalmente.

Así, al lado de la que considera su gran familia, esta joven ibaguereña, de sangre cajamarcuna, se levanta cada día con la convicción de entregar lo mejor de sí. Para ella, sus mayores satisfacciones en la tarea que realiza, sin duda están en los rostros de alegría de quienes son llamados a hacer parte de la compañía, y todavía no se acostumbra a las expresiones

de tristeza de quienes de sus manos son enterados de la negativa a la renovación de sus contratos.

Portadora de buenas y malas noticias, Diana Marcela es en Omnitempus como la flor de loto que, emergiendo en un medio aparentemente hostil para su realidad, es fácilmente adaptable, y que además con su sola presencia consigue iluminar y armonizar el corazón y la mente de quienes la rodean.

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Cuesta arriba

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Es un trayecto por carretera destapada que, sin embargo, pareciera ser mucho más largo por lo inhóspito y empinado del

terreno.

Es una vía serpenteante, con curvas exigentes, debidamente señalizada y conservada todo el tiempo por los operarios del área de operaciones en la que la pericia de los conductores se pone a prueba junto con la potencia de las máquinas.

Por esta pista desde la que se divisa lo imponente del paisaje cordillerano por donde

muy temprano se moviliza el personal, así como insumos, elementos y materiales necesarios para el desarrollo de los diferentes procesos.

Hacia las 5 de la mañana, el punto conocido como La Luisa, en honor a la vereda en la que se ubican parte de los predios del proyecto, se constituye en el de mayor afluencia de público en muchos kilómetros a la redonda. A bordo de buses y camionetas van llegando los auxiliares y operarios, que se alistan para iniciar la jornada.

Mientras las primeras camionetas que hacen su ascenso regresan para proceder con los

trasbordos, algunas personas del sector aprovechan para extender improvisados toldos, en los que, principalmente con sus termos, ofrecen bebidas calientes a los pasajeros en espera.

Con el almuerzo, este es uno de los pocos espacios en los que los amigos, que aunque trabajan dentro del mismo proyecto pocas veces se ven, pueden ponerse al día, o en el que entre grupos de compañeros se afianzan relaciones en torno a diálogos sobre temas actuales o planificación de actividades pendientes, conversaciones que hacen más ameno el ambiente y ahuyentan el frío penetrante de la madrugada.

“Una hora larga”, como diría la gente de Cajamarca,separa el campamento base del casco urbano del municipio.

HACIA LAS 5 DE LA MAñANA, EL PUNTO CONOCIDO COMO LA LUISA, EN HONOR A LA VEREDA EN LA qUE SE UBICAN PARTE DE LOS PREDIOS DEL PROYECTO, SE CONSTITUYE EN EL DE MAYOR AFLUENCIA DE PúBLICO EN MUCHOS KILóMETROS A LA REDONDA.

Cuesta arriba

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El pito de las camionetas en descenso y las luces a plena potencia son la señal de alistamiento. Tan pronto como les es posible, grupos de ocho se acomodan rápidamente en el interior de las modernas camionetas, que reemplazaron a los típicos pero inseguros camperos, y se inicia la caravana.

Para un novato, ir en el vehículo que encabeza el ‘convoy’ puede resultar literalmente una experiencia aturdidora, pues en cada una de las numerosas curvas es necesario accionar la corneta, en señal de alerta para la prevención de choques.

Sin embargo, en épocas de verano, los que se quedan rezagados también llevan su parte, pues el paso de los primeros automotores hace que del piso se levanten nubes de polvo, que tampoco amenizan el viaje.

Para don Jaime Barrios, uno de los conductores que a diario recorren no una sino varias veces los cerca de cinco kilómetros y medio de vía, si bien hay que tratar de ser lo más ágil y eficiente posible, no importa cuánto tiempo tome cada desplazamiento: la prioridad está en que los tripulantes lleguen seguros hasta su destino, y cualquier error, por pequeño, que sea puede resultar fatal.

En cada una de las

numerosas curvas es

necesario accionar la

corneta, en señal de alerta

para la prevención de choques.

La puerta de entrada a los terrenos propios del proyecto se halla delimitada por el paso de las tranquilas y cristalinas aguas de la quebrada La Colora, a la que extranjeros que intentaron adelantar procesos de explotación de oro en la mina San Antonio, le cambiaron el nombre por el de La Colosa, el mismo que hoy le da nombre al proyecto, según remembranzas históricas de Jorge Ovidio Matallana, uno de los raizales de la región.

En ese lugar permanece siempre el personal de Omnitempus, empresa de seguridad que presta sus servicios a la compañía y que verifica, con sofisticados equipos, el que no se produzca

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ingreso de personal en estado de embriaguez, que cada uno de los trabajadores o los visitantes porte sus elementos de protección personal, y que se encuentren debidamente acreditados para el ingreso o certificados en temas de seguridad industrial.

Después de la requisa y el registro, la parte más dura del ascenso continúa.

Antes de llegar al desembarcadero, en algunos casos, es necesario hacer varias escalas sobre el camino, para que parte de los trabajadores, especialmente aquellos que se encargan del mantenimiento de vías o los que van como relevos hacia las plataformas de perforación, busquen su ruta más rápida.

En el centro de acopio también descienden los auxiliares del área ambiental, encargados de la clasificación y manejo de los residuos sólidos que se producen en todas las áreas del proyecto.

La llegada al campamento es un momento particularmente especial, pues los pitos, que hacen eco en la montaña, y las banderas naranja, siempre ondeantes, le dan un colorido especial a las caravanas.

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ESTE INSTANTE DEL DíA Y EL DE LAS 3:30 DE LA TARDE, CUANDO SE INICIA EL REGRESO, SE CONVIERTEN EN LAS úNICAS OPORTUNIDADES PARA APRECIAR SOBRE EL TERRENO EL GRAN NúMERO DE PERSONAS Y FAMILIAS qUE TIENEN SU CORAzóN CERCA DEL PROYECTO.

Este instante del día y el de las 3:30 de la tarde, cuando se inicia el regreso, se convierten en las únicas oportunidades para apreciar sobre el terreno el gran número de personas y familias que tienen su corazón cerca del proyecto, colectivo que en un abrir y cerrar de ojos desaparece misteriosamente, como si se tratara de figuras fantasmagóricas, fenómeno que de manera idéntica se produce al regreso en las noches en las calles de Cajamarca.

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UN MOMENTO PARA UN CAFÉ, EL PAISAJE, SALUDOS CORTOS Y BUENOS DESEOS, ASí ES EL COMIENzO DEL DíA EN LA COLOSA.

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La llegada al campamento

siempre es un momento

particularmente especial.

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En el hogar de Rafael Molina, uno de los líderes ambientales con mayor trayectoria en la compañía, la naturaleza y la preservación de la fauna y flora, resultan ser temas propios en espacios de conversación y encuentro familiar.

Ello no solo se debe a la actividad que él desarrolla desde hace casi tres años, ni tampoco a que se encuentre avanzando en un programa de preparación como técnico en preservación de recursos naturales, sino que, por casualidades del destino, su hija mayor tomó la decisión de formarse como licenciada en Ciencias Naturales.

Si bien las condiciones propias de su trabajo hacen que Rafael deba permanecer la mayor parte del día, e incluso de la semana, alejado de los suyos, cada vez que se da la oportunidad, un buen tema de discusión es el del medioambiente, ya bien porque su hija encuentra en él la primera fuente de consulta a sus dudas o actividades extracurriculares, o a la inversa: porque es él quien también debe asesorarse en aspectos más académicos para resolver los trabajos de la universidad.

Sin embargo, su esposa y su hija menor tampoco se extraen de estas conversaciones, pues en ellas ha ido creciendo un interés latente por estos

Reforestador en cuerpo y alma

Rafael sabe que se necesita el compromiso de la comunidadpara que el resultado de la reforestación sea exitoso.

temas: no en vano un plan la familia disfruta es salir el fin de semana al campo para estar en contacto con el verde que en abundancia rodea Cajamarca, y en el que se puede respirar aire puro, mientras se hace deporte.

Cuando se le pregunta si alguna vez llegó a imaginarse estar cumpliendo con la función de ecologista y discípulo del medio ambiente, Rafael responde con absoluta vehemencia que no. Y es que hasta hace cinco años su espectro de acción en lo laboral se había concentrado en actividades de tipo financiero, así como en la atención de algunos negocios propios.

En sus primeros años de vinculación con AngloGold Ashanti Colombia, Molina se desempeñó como vigilante, hasta cuando encontró la posibilidad de trabajar como auxiliar de campo ambiental, proceso en el que, a fuerza de conocimiento, destreza y experiencia, se abrió campo, al demostrar un desempeño sobresaliente que le mereció el ascenso a líder dentro de su área.

Hoy Rafael se declara un enamorado absoluto de su tarea. Además de apoyar el mantenimiento de los viveros escolares, de promover el programa de reforestación sobre las fuentes hídricas del municipio y de concientizar sobre el

aprovechamiento y manejo de los residuos sólidos, su trabajo diario implica una relación directa y constante con la comunidad, que le exige saber lo suficiente sobre lo que es la compañía, así como desarrollar una capacidad especial de comprensión, entendimiento y tolerancia.

Producto de ese diálogo franco y abierto con la gente del campo, hoy cerca de 29 hectáreas de plántulas se han sembrado en diferentes puntos de la zona rural.

Rafael sabe que no es un proceso en el que se obtengan resultados en el corto plazo y en el que se necesita el compromiso de la comunidad para que sea exitoso.

No basta con emprender desafiantes recorridos por trocha o montaña, a pie o a caballo, ni dedicar ocho horas enteras a la siembra de árboles. Su labor se prolonga a las visitas técnicas posteriores, y a la motivación de los propietarios de predios para que se esmeren aún más en el cuidado de sus arbustos.

Es una misión que fusiona en una sola alma las lecciones del siempre querido profesor Yarumo y la acción efectiva del capitán Planeta de las tiras cómicas.

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Habrá de pasar por lo menos un año para que las pequeñas plántulas alcancen la altura ideal y Rafael, como sus demás coequiperos, puedan decir con una sonrisa en el rostro que la tarea se hizo.

Allí irán quedando, en los bosques, las laderas, las cuencas y en el borde de los nacimientos, numerosos testimonios de un trabajo que las nuevas generaciones agradecerán, y del que la descendencia de Rafael se siente orgullosa.

Pero como todo no puede ser trabajo, hay otra pasión que cada domingo Molina disfruta al lado de su hija de 11 años, una actividad que implica trabajo en equipo como el que él hace, donde la estrategia no se traza precisamente para ver árboles robustos y sanos, y en el que pasa de ser admirado para convertirse en hincha: se trata del fútbol y de su afición al equipo de la región, al Deportes Tolima, con el que celebran en la tribuna cada gol, cada pase de ensueño, cada triunfo, mientras llega la hora de volver a casa y seguir haciéndole sus anotaciones a su permanente rival de turno, la deforestación y su impacto sobre el medio ambiente.

Habrá de pasar por lo menos un año para que las pequeñas plántulas alcancen la altura ideal y Rafael, como sus demás coequiperos, puedan decir con una sonrisa en el rostro que la tarea se hizo.

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ANTES DE LLEGAR AL DESEMBARCADERO, EN ALGUNOS CASOS, ES NECESARIO HACER VARIAS ESCALAS SOBRE EL CAMINO, PARA qUE PARTE DE LOS TRABAJADORES, ESPECIALMENTE AqUELLOS qUE SE ENCARGAN DEL MANTENIMIENTO DE VíAS, O LOS qUE VAN COMO RELEVOS HACIA LAS PLATAFORMAS DE PERFORACIóN, BUSqUEN SU RUTA MáS RáPIDA.

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EL PITO DE LAS CAMIONETAS EN DESCENSO Y LAS LUCES A PLENA POTENCIA SON LA SEñAL DE ALISTAMIENTO. TAN PRONTO Y COMO LES ES POSIBLE, GRUPOS DE OCHO SE ACOMODAN RáPIDAMENTE EN EL INTERIOR DE LAS MODERNAS CAMIONETAS, qUE REEMPLAzARON LOS TíPICOS PERO INSEGUROS CAMPEROS, Y SE INICIA LA CARAVANA.

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Desde hace aproximadamente 10 meses, mucho antes de las cinco de la mañana, Yadira Morales inicia un rápido recorrido desde su hogar hasta el punto conocido como La Luisa, intersección donde confluyen la Vía Panamericana y la carretera secundaria que conduce hacia el campamento base del proyecto La Colosa.

En ese punto, donde el frío de la mañana se siente con particularidad intensidad, Yadira encuentra la que coloquialmente podría llamarse ‘su oficina’: una caseta metálica desde la que, vigilante, pasa buena parte de su día laboral y donde, al igual que en las historietas de Supermán, ocurre una especie de transformación en su atuendo.

Cuando Yadira abandona su estación de trabajo lo hace portando casco, gafas de seguridad, peto, y el elemento que caracteriza su actividad: una paleta de señalización vial, fundamental a la hora de garantizar la movilidad de los vehículos que ingresan o salen del proyecto.

Entre el tráfico y la casa

Una caseta metálica, que marca la entrada a la carreteraque conduce a La Colosa, es “la oficina” de Yadira Morales. una pista de carreras, les da la largada hacia la

montaña.

Mientras parte del personal sigue llegando, los primeros vehículos que han hecho el ascenso, no tardan en regresar.

Algunos inician los transbordos, otros necesariamente deben salir hasta la vía principal para regresar a Cajamarca y una vez más Yadira desafía el tráfico pesado, lo detiene momentáneamente y facilita la operación.

Así transcurre el tiempo entre las 6:00 y las 7:30 de la mañana, una escena que se repite pasadas las 4:00 de la tarde y hasta caer la noche. Es el inicio y el agitado fin de una jornada, donde mantener la atención y la concentración es requisito ineludible.

Su actividad, relacionada con carretera, tráfico pesado y conductores de camiones, hace que necesariamente su trato sea particularmente con hombres. Yadira asegura que ha gozado de una relación respetuosa y de entendimiento.

Mientras escucha la música de su predilección que a veces hace eco en el solitario espacio donde permanece y que en otras oportunidades

En el momento previo al inicio de su trabajo, Yadira, madre de tres hijos, de 15, 9 y 8 años, tiene un espacio para instalar un pequeño radio, que le sirve de compañía, y tomar una taza de café, que gentilmente le ofrece don Jorge Ovidio Matallana, su vecino más próximo.

Cuando el cielo empieza a abrir por el oriente a la distancia Yadira logra observar las luces de los vehículos en movimiento que se dirigen hacia ese lugar; entonces desciende rápidamente de su estación, echa una mirada hacia uno y otro lado de la vía y se apresta para entrar en acción.

Alertada por el sonido de las cornetas de las camionetas y algunas busetas, sabe que es el momento. La atención se agudiza y en sus manos empieza a girar la paleta, con la que, antes de que se pueda generar el caos, toma el control del tránsito.

Yadira verifica que las banderas naranja estén ondeantes fuera de las cabinas, y como en

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se pierde por el ruido de tractocamiones y vehículos de carga, Yadira va de un lado a otro, pasa algunos ratos reclinada sobre una piedra, que se ha convertido en su silla predilecta, observando un grupo de gallinas que la visitan ocasionalmente, aprovecha para leer o llenar cuadernillos de pasatiempo. Eso sí, está siempre pendiente de cada automotor que pasa por su ubicación de camino o salida del proyecto.

Cuando se completan las ocho horas de trabajo, hace entrega del turno a su sobrina, por quien casualmente supo de esta oportunidad laboral, y emprende el regreso a casa. Si es en las mañanas, justo a tiempo para cambiar el peto por el delantal, y preparar el almuerzo de sus hijos; si es en las noches, en el momento exacto para llevarlos a la cama, orar a su lado o darles un beso de buenas noches, antes de también retirarse a descansar.

Yadira sabe que su trabajo no se puede comparar con el de ingenieros, geólogos, topógrafos o especialistas, pero lo hace con la misma, o quizás mayor consagración. Sin importar si la mañana la recibe con un cálido sol, o bajo la inclemencia de la lluvia, ella siempre está ahí para, con un gesto cordial, decir a propios y extraños: ¡Bienvenidos! o ¡Feliz regreso a casa!

Sin importar si la mañana la recibe con un cálido sol, o bajo la inclemencia de la lluvia, ella siempre está ahí, con un gesto cordial.

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Siempre usando los elementos de

protección personal, cientos de

personas trabajan a diario en

diversas ocupaciones: vías, geología,

ambiental, ingeniería... Todos hacen

gala de la seguridad como primer valor.

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LAS MULAS, CON SU CAPACIDAD DE CARGAY RESISTENCIA, SON UN HABITANTE MáS EN LA COLOSA.

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Cuentan los relatos de Alejandro Von Humbold y otros expedicionarios de Indias, cómo los medios de transporte en la Colombia de los años previos a la Independencia, se limitaban en muchos casos al admirable esfuerzo de los cargueros que, sin ningún prejuicio encontraron en la resistencia de sus espaldas y en su temple una forma práctica para ganarse la vida por entre las escabrosas trochas y los empinados caminos, en los que las mulas no conseguían abrirse paso.

Estas narraciones históricas sitúan puntos específicos de la geografía nacional, como el mítico paso del quindío, en la ruta que por entre la montaña se abría desde Ibagué hacia el occidente.

Sin importar las condiciones atmosféricas y topográficas, la labor del carguero se fue haciendo cada vez más popular entre jóvenes, niños y adultos, generaciones enteras que en poblaciones como Cajamarca conocieron y desarollaron las destrezas propias de un oficio al Después de compartir e

n la bodega

el desayuno que cada uno d

e

ellos trae desde su casa, los 2

6

‘cargueros’ ubican sus

encomiendas

dentro de sus c

aracterísticos

morrales amarillos impermeables.

Los bolivarianos

Un grupo de valerosos hombres son los encargadosde transportar pesadas encomiendas en cajas de madera.

que se le debe, desde el anonimato, gran medida del desarrollo de la nación.

Hoy dos siglos después, rememorando la historia de sus antepasados, recorriendo las mismas montañas y los exigentes senderos, un grupo de valerosos hombres a quienes todos en La Colosa conocen como Los bolivarianos son los encargados de transportar, sobre su humanidad, durante todo el día, pesadas encomiendas en cajas de madera y algunos aditivos que posibilitan las labores de perforación en el proyecto.

Jaiver Millan y Ginner Moreno, son dos de ellos.

La labor de Los bolivarianos, comienza formalmente a eso de las 6:00 de la mañana. Después de compartir en la bodega el desayuno que cada uno de ellos trae desde su casa, los 26 ‘cargueros’ ubican sus encomiendas dentro de sus característicos morrales amarillos impermeables, antes de disgregarse en varias direcciones, hasta ya no ser visibles entre las espesa vegetación de la montaña.

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Cuentan Jaiver y Ginner que los viajes iniciales casi siempre son los más suaves, pues además de llevar algunas sustancias necesarias para el funcionamiento de las máquinas, sólo movilizan cajuelas vacías.

Al llegar a su destino es donde comienza el verdadero trabajo pesado. Desde allí deben regresar a su punto de origen, movilizando los núcleos de roca que durante la noche fueron extraídos de la profundidad de la tierra.

El primer secreto para que el recorrido no resulte tortuoso radica en saber ubicar los cofres dentro de la maleta: si se dejan las superficies corrugadas sobre la cara que toca la espalda, la fricción, por razones obvias, cobrará sus efectos.

De ahí en adelante el desafío está en mantener el equilibrio y caminar a buen ritmo, sin exceder la velocidad permitida, sobre todo cuando los caminos son afectados por la lluvia y la tierra se convierte en una pista de lodo.

Cada viaje exige concentración, que algunos de los bolivarianos encuentran en el silencio, y que otros consiguen acompañados de la que en la inmensidad de la montaña se ha hecho su mejor amiga: la radio.

Además de los elementos de protección personal, lazos, maletines y radios, casi todos los bolivarianos cuentan con otro elemento muy afín

a su tarea: listones de madera que les sirven de soporte y bastón en el camino.

A ciencia cierta, ninguno de ellos sabe cuántos viajes tendrá que hacer durante el día, pero están preparados para soportar lo necesario, sin exceder los 25 kilos que, por ley, están autorizados a cargar.

El mediodía marca el fin de la primera parte de la jornada y el momento del descanso que vuelven a compartir. Una pausa para tomar el almuerzo, guarecerse de la lluvia y el frío, conversar o echar ‘caspa’, como ellos dicen, o sencillamente recostarse y permitir que la espalda se relaje.

A eso de la 1:00 de la tarde, la labor se retoma. Entre ellos no hay un líder que coordine los desplazamientos: prima el compañerismo y el trabajo en equipo, pues, como afirma Jaiver Millán, cada quien es consciente de su trabajo. De esa manera se logran equilibrar las cargas.

Hacia las 3:30 de la tarde todos están de regreso, sin importar si de por medio hay una hora o hasta hora y media de camino. Lo siguiente es vaciar sus maletas, organizarlas y colgarlas en su sitio de reposo, reemplazar las prendas húmedas por ropa seca y abrigada para emprender, con la caída del sol, el regreso a casa, donde deberán asumir su responsabilidad como padres y esposos, antes de que el sol vuelva a brillar y retornen al campo, a su abnegada labor.

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La Colosa vibra al ritmo de cientos

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En la mañana basta posarse en un balcón de ‘Carpas’ o la llamada ‘Casa de las Muñecas’, como se conocen dentro del

proyecto los dos puntos de alojamiento del personal, para maravillarse con el verde de la naturaleza, pero también para dejarse sorprender por una calma tal que a cualquiera haría dudar que allí crece la industria minera.

Sin embargo, cuando se empiezan a recorrer a pie los diferentes espacios, buscando saciar la sed de curiosidad, es cuando se logra comprender la cantidad de acciones y tareas adelantadas de manera cotidiana.

Las primeras en despertar dentro del proyecto son las carismáticas y siempre sonrientes mujeres de ‘azul’ de S&M, quienes casi levitando sobre el rechinante e indiscreto piso de madera parten hacia el área administrativa, con el propósito de retirar la mugre y el polvo de pisos y escritorios, organizar los baños y dejar las ventanas de cada oficina como verdaderos espejos; eso sí, con la suficiente antelación para no interferir en las actividades de quienes allí laboran.

Unas horas más tarde, cuando el personal que duerme dentro del proyecto ha abandonado los alojamientos, maratónicamente asumen el rol

de camareras, asean, tienden camas, proveen cada cuarto de elementos de aseo, recogen las prendas que van a la lavandería, traen las que ya han pasado por este proceso y, como si fuera poco, se encargan de mantener el exterior de las rústicas edificaciones.

En Cajamarca, sus coequiperas, además de velar por las condiciones de limpieza de oficinas y casas de alojamiento para personal de staff, también inician desde muy temprano el lavado y planchado de los paquetes que llegan desde diferentes puntos, tarea que se desarrolla de manera organizada, cuidando que bajo ninguna

En la primera hora del día se vive una calma talque a cualquiera haría dudar que allí crece la industria minera.

LAS PRIMERAS EN DESPERTAR DENTRO DEL PROYECTO SON LAS CARISMáTICAS Y SIEMPRE SONRIENTES MUJERES DE ‘AzUL’, DE S&M, CASI LEVITANDO SOBRE EL RECHINANTE E INDISCRETO PISO DE MADERA.

La Colosa vibraal ritmo de cientos

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circunstancia se lleguen a confundir las prendas entre sí.

No menos intenso es el ritmo de las auxiliares de cocina, que casi desde la misma hora tienen puesto su delantal, para que, a partir de las 6 de la mañana, los comensales puedan pasar al desayuno.

No basta con tener listo el menú: por espacio de hora y media ellas mismas deben brindar la atención al personal en la barra. Cuando el servicio termina, finalmente todas pasan a

desayunar, y de inmediato se sintonizan con la segunda parte de la jornada: el almuerzo.

Mientras esto ocurre, en campo un grupo de titanes, perteneciente al grupo de auxiliares de procedimientos de geología, trabaja simultáneamente en varios procesos.

Como explica la ingeniera Luisa Fernanda Valencia, unos van preparando el descapote del terreno, levantando los trinchos y edificando las estructuras en guadua, de las que próximamente se convertirán en nuevas plataformas de

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Como un reloj, en La

Colosa cada área

encaja para lograr un

funcionamiento perfecto.

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perforación, sitios que cuentan con los estudios previos de suelos y estabilidad de terrenos, adelantados por los profesionales de obras civiles, en los que se aplican técnicas creativas que minimizan el impacto ambiental

Al mismo tiempo, en otros puntos, algunos hacen la recuperación de las áreas donde este proceso ya terminó, tarea que involucra esfuerzos del área ambiental.

Pero para que estas plataformas de perforación puedan estar listas y activas es necesario proceder con la movilización de la maquinaría. Equipos de gran calado, compuestos por entre 15 y 20 piezas lo suficientemente pesadas, que deben ser trasladadas con sumo cuidado sobre los barrancos por otro grupo de auxiliares de operaciones, maniobras que pueden tardar de uno a dos días, en las que se llega a comprometer el esfuerzo de hasta 12 personas y en las que cualquier levantador de pesas encontraría un entrenamiento ideal.

A la par con este trabajo duro, otras máquinas, dispuestas en el verde de la montaña, avanzan en la perforación y la extracción de núcleos de roca que son analizados detenidamente por geólogos y especialistas del área de Minas, dos equipos que, por obvias razones, comparten el mismo idioma y avanzan de la mano.

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CON ARMONíA Y CUIDADO, CADA PERSONA SABE qUÉ DEBE HACERY PONE SU GRANO DE ARENA PARA qUE EL PROYECTO FUNCIONE.

En esas apartadas y poco visitadas oficinas de la unidad de estudios mineros, parte de los 16 integrantes del equipo alimentan todos los días un modelo geotécnico, hidrogeológico y geológico, que no solo permite planificar y extraer estadísticas de la viabilidad que tendría una eventual fase de explotación, sino contemplar escenarios futuros y hacer lecturas predictivas, desde la manera como se podría y debería extraer el recurso, hasta la manera cómo debería darse el eventual cierre de mina para la recuperación ambiental de la zona.

Es una especie de laboratorio moderno, con equipos de cómputo y software especiales, en el que todo el tiempo se habla en términos muy técnicos, pero en el cual queda claro que su personal y el grupo de Geología se complementan, como si se tratara de los dos hemisferios que componen el cerebro del proyecto.

Pero si de minería y geología dependen las funciones vitales de La Colosa, al área ambiental podría atribuírsele un papel no menos protagónico, como el del sistema inmunológico del proyecto.

Actuando como células regeneradoras, supervisores y líderes de campo se

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involucran en la actividad de todos los demás departamentos, haciendo las veces de un sistema de autorregulación, que permite controlar el que en cada proceso, por pequeño que sea, se respeten las normatividades ambientales, se minimice el impacto sobre la fauna y la flora, se preserve el orden y el aseo, se eviten los derrames o las actividades contaminantes, y se emprendan iniciativas verdes, como el sistema de recirculación de aguas dentro del proyecto, la captación de aguas lluvias y el adecuado manejo de residuos sólidos con el que se desarrolla además una labor social, mediante la donación de grandes cantidades de desechos clasificados a las instituciones educativas de Cajamarca, que a su

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vez las comercializan y obtienen recursos que son reinvertidos.

Son también estos hombres y mujeres quienes se desplazan hacia las veredas para impulsar procesos de reforestación, cuyo único propósito es la protección y preservación de las cuencas hidrográficas; son madres y padres que se esfuerzan para que el futuro de sus hijos no esté amenazado por los cambios intempestivos del clima o el angustiante riesgo de no contar con pulmones naturales y suficiente recurso hídrico.

Más que empleados, son vigías y defensores de la conservación del medio ambiente por convicción.

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Técnicamente tiene dos trabajos, pero solo recibe remuneración económica por uno de ellos, pues el segundo lo compensa con gratos momentos, el orgullo de servir y una sonrisa en los labios por las vidas que logra arrancarle de las manos a la muerte.

Con cinco años en la compañía, tres de ellos como auxiliar de campo en obras civiles, Abdón Felipe es ejemplo de valentía y coraje. Él es uno más del equipo de hombres de casco y chaleco rojo que, día a día, vela por la seguridad, la protección y la atención de aquellos compañeros que, dentro del proyecto, y particularmente en su círculo más próximo de trabajo, puedan requerir en algún momento asistencia en primeros auxilios.

Espejo tiene muy claros todos los protocolos de actuación y, como brigadista, es el primero en obrar con la debida cautela para minimizar los riesgos, pues como todos los demás, desde que sale de su casa en las mañanas aspira a regresar sin contratiempos para darle un beso a su esposa y sostener en sus brazos a su pequeño hijo de tres años.

Para su entrega al trabajo como socorrista, sólo existe una razón: “esto nace del interés de ayudarle al compañero cuando lo necesita”,

Siempre listo

Abdón Felipe Espejo. simboliza el espíritu de compañerismo que impera en las diferentes áreas de la compañía.

una filosofía de la que se apropió cuando se incorporó a la Defensa Civil de Cajamarca.

En el campo, han sido varias las oportunidades en las que ha acudido al llamado de quienes, en sus recorridos por las laderas con relativa frecuencia, sufren accidentes menores.

En su mayoría se trata de casos de luxación o tronchamientos de tobillo, en los que de todos modos se hace necesario suministrar asistencia prioritaria y coordinar con la ayuda de otros el traslado del paciente hacia el dispensario del campamento.

De sus experiencias en la empresa, quizá el único hecho de gravedad en el que ha tenido que intervenir fue el incidente de un trabajador que, por fallas en la utilización de un equipo, sufrió cortes severos en varios de sus dedos, por lo demás la política de seguridad ha resultado efectiva.

Sin embargo, Espejo, como los otros 23 brigadistas distribuidos a lo largo y ancho del terreno donde se desarrolla el proyecto exploratorio, cuenta con la preparación y la experticia para adelantar rescates en alturas y recuperación de personal en terrenos de difícil acceso, o con condiciones adversas.

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Siempre concentrado en su trabajo, pero con una especie de radar encendido para actuar cuando las circunstancias se lo exijan, Abdón Felipe demuestra una vocación férrea y decidida, sin importar que, en cumplimiento de ella, pueda poner en riesgo su propia integridad.

Y es que para él, enfrentar el peligro es una acción en la que no hay horarios, ni condiciones, ni cansancio, menos cuando cada segundo que se pierda puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Por eso aún en sus tiempos libres, este hombre, que merece el calificativo de héroe, con nervios de acero y voluntad indeclinable, no duda en salir de casa para enfrentar las adversidades de la naturaleza o ir en auxilio de quienes por fallas mecánicas o simple imprudencia terminan viéndose involucrados en siniestros de tránsito, episodios muy frecuentes en una vía nacional que además de exigente, moviliza el mayor flujo de vehículos entre el occidente y el centro del país.

Pero por encima del compromiso y lo placentero que pueden resultar las labores de socorro para Abdón Felipe, sus mayores contradictoras están en casa. Si bien su madre y su esposa valoran profundamente lo que hace, no dejan de sentir el temor natural por lo que a veces consideran son actividades demasiado arriesgadas.

En varias oportunidades, ellas han tratado de hacerle ver la necesidad de abandonar estas labores, pero él sabe que, mientras haga las cosas bien, no debe haber motivos para preocuparse.

Pensar en retirarse para Abdón Felipe, el socorrista de La Colosa, sería renunciar a sus principios, a su convicción de prestar un servicio social, al sentido mismo que en un momento decidió darle a su vida y que, al lado de su familia y sus amigos, es otro motor por el que vale la pena empezar un nuevo día.

Para él, enfrentar el peligro

es una acción en la que no

hay horarios, ni condiciones, ni

cansancio.

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Madres y padres que se

esfuerzan para que el futuro

de sus hijos sea mejor, con

más oportunidades.

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MAPAS, TELÉFONOS Y AVANTELES SIRVEN PARA SEGUIR LA RUTA Y ENCONTRAR NUEVOS CAMINOS.

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Podría decirse que su instinto maternal está íntimamente ligado a su trabajo pues, por el esfuerzo de cada una de ellas, cuando el sol finalmente brilla, cada cosa, por pequeña que sea, luce reluciente y se encuentra lista.

Ese empeño de ama de casa que se entremezcla con una obsesión por lo perfecto y al que se suman elevadas dosis de amor y alegría, es el que hace que estos personaje sean quizás los que gocen de mayor aprecio entre propios y extraños.

Son verdaderamente “las madres” de la compañía, no sólo porque de puertas para afuera tengan hogares de los cuales encargarse, sino porque dentro actúan de la misma forma, consentidoras, complacientes y hasta cómplices.

María Libia Salas y Martha Cecilia Castro, son dos de las mujeres vinculadas a Service & Meals, empresa encargada de incorporar al personal que presta sus servicios tanto en los casinos como en oficinas y alojamientos.

Como ellas, hay un selecto y muy bien calificado grupo de damas, que se responsabiliza de preparar los alimentos diarios para suministrar a un buen número de

Madres a toda prueba

Para ellas el día comienza más temprano que para el resto del personal vinculado al proyecto La Colosa.

trabajadores, de llevar la ropa a la lavandería, secarla, regresarla a las habitaciones y, por supuesto, velar porque la limpieza brille por donde quiera que se mire.

Las historias de María Libia y de Martha Cecilia tienen mucho en común. Ambas llegaron a la compañía como si todo hubiera estado de su lado para que lo lograran. María Libia, por ejemplo, tuvo que competir con cerca de 30 aspirantes al mismo cargo y superar el proceso de selección hasta recibir la aprobación definitiva, mientras que Martha Cecilia, quien estaba mentalizada en reincorporarse a la fase II del proyecto Túnel de la Línea, decidió presentar su hoja de vida, impulsada por una amiga sin imaginar que en dos o tres días estaría dentro.

Aunque ambas coinciden en afirmar que en algunos momentos es inevitable sentir el cansancio y el desgaste propios de la actividad física, especialmente cuando se está por encima de los 2.900 metros sobre el nivel del mar, y si bien otras de sus compañeras sostienen que jamás se termina de tener una adaptación total a los extensos senderos de escalas que separan la base del campamento con los alojamientos, de lo que sí están plenamente convencidas es de su

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vida a sus familias, para conseguir el sustento diario y mejorar sus propias condiciones económicas, y hasta emocionales, ambas se consideran afortunadas, pues sus hijos han sabido responder a este esfuerzo, y con la mayor comprensión aguardan por su regreso siempre con un abrazo confortable, un beso grato y amoroso, y un muy profundo “te extrañé”.

Para María Libia y Martha Cecilia, los malos momentos se quedaron en el pasado; uno que a veces miran a través del retrovisor antes de concentrar su mirada en el horizonte.

Y es que sus motivaciones para sentir una deuda de gratitud con la empresa de la que han hecho parte por dos años cada una, van de lo intangible a lo tangible.

De un lado, la satisfacción de proporcionarle estudio a sus hijos, de complacerles con uno que otro capricho; y de otro, la posibilidad de alcanzar ese sueño familiar: tener una casa digna, un hogar propio para los días por venir.

El perfil de estas mujeres, sin

duda,

es el de guerreras y luchadoras,

pues no sólo de

ben cumplir con sus

obligaciones en el trabajo, sin

o

desempeñar con ahínco el rol de

madres y padres, al mismo tiempo.

gratitud con la compañía, que las motiva a seguir adelante sin importar los obstáculos.

El perfil de estas mujeres es el de guerreras y luchadoras, pues no sólo deben cumplir con sus obligaciones en el trabajo, sino desempeñar con ahínco el rol de madres y padres, al mismo tiempo.

En el caso de María Libia, una mujer que sólo transmite ternura y confianza son tres los hijos por los que ha tenido que ver a lo largo de su existencia, el menor de ellos de 6 años.

Aunque su hija de 19 ha sido una gran ayuda en casa, para que al regresar sean menos las tareas con las cuales ponerse al día, cada vez que es necesario madrugar o cuando su trabajo le obliga a permanecer por fuera más de lo normal, María Libia redobla sus esfuerzos en procura de que la mayor parte de las cosas estén listas, o por lo menos se faciliten.

Lo propio ocurre con Martha Cecilia de espíritu alegre y divertido, quien enfrenta un momento crucial, pues sus pequeños, ya no tan pequeños, de 11 y 13 años, encaran una etapa nada fácil en la que los abuelos han sido figuras clave que le dan tranquilidad durante su ausencia.

Pese a todos los sacrificios que han tenido que hacer para proporcionarle una mejor

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CADA PROCESO, POR PEqUEñO qUE SEA, SIEMPRE IMPLICA qUE SE RESPETEN LAS NORMATIVIDADES AMBIENTALES, PARA MINIMIzAR EL IMPACTO SOBRE LA FAUNA Y LA FLORA, ASí COMO LAS NORMAS DE SEGURIDAD INDUSTRIAL Y SALUD OCUPACIONAL, PARA GARANTIzAR EL BIENESTAR DE TODOS.

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Los auxiliares levantan los trinchos

y edifican las estructuras en

guadua, que, además de delimitar

la carretera y proteger contra

derrumbes, embellecen el proyecto.

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EL PROYECTO SE DESARROLLA SOBRE LOS HOMBROS DE MUJERES Y HOMBRES, Y A LOMO DE MULA, UNA ARMONíA qUE DA RESULTADOS.

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SUPERVISORES Y LíDERES DE CAMPO SE INVOLUCRAN EN LA ACTIVIDAD DE TODOS LOS DEMáS DEPARTAMENTOS, HACIENDO LAS VECES DE UN SISTEMA DE AUTORREGULACIóN qUE PERMITE CONTROLAR CADA PROCESO.

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EN LAS PLATAFORMAS DE ExPLORACIóN SE APLICAN TÉCNICAS CREATIVAS, qUE MINIMIzAN EL IMPACTO AMBIENTAL, Y EN EL PROYECTO SE EMPLEA AGUA LLUVIA, PARA qUE EL RECURSO TOMADO DE LAS FUENTES NATURALES SEA MíNIMO.

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EL DíA A DíA ES UN TRABAJO qUE SE HACE EN EqUIPO.

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de sujetar las cargas y enlazar a los animales:: hay que aprender a conocer su temperamento y obrar con toda la precaución para que ni uno solo de ellos falle.

Se trata de articular, guiar y orientar un equipo que, a diferencia de los humanos, no tiene la capacidad de raciocinio, con el que la comunicación se da en términos diferentes y que responde solo a estímulos, lo que aumenta el grado de dificultad y automáticamente lo hace un oficio con matices de arte.

Para Jorge Eliécer, en sus maniobras como arriero son varios los enemigos que enfrenta. La bruma que obstaculiza la visibilidad, la altura, la fatiga de los animales, pero en especial el clima, un aspecto que reviste la mayor atención.

Con la lluvia, los caminos se hacen pantanosos, las mulas por su peso tienden a enterrarse, los desplazamientos por obvias razones se hacen más lentos y el riesgo de que la entrega no llegue a su destino hace que aumente la tensión y la ansiedad.

No basta con la fuerza humana para conseguir que todo lo que se necesita llegue hasta donde debe y con la efectividad que se requiere.

En el proyecto La Colosa, tan valioso como el esfuerzo de los cargueros, resulta el de los arrieros y sus semovientes, actores protagónicos y de enorme tradición en la región, de quienes depende la movilidad y en buena medida los avances estructurales en todos y cada uno de los procesos.

A lomo de mula es como llegan hasta los más remotos lugares en las elevadas e impenetrables cumbres, que pocas veces dejan de ser custodiadas por las nubes, insumos, materias primas y muchos otros elementos de los que depende que el trabajo en el área se pueda desarrollar con éxito.

Con 15 años de experiencia, Jorge Eliécer Perdomo es uno de esos modernos arrieros que reemplazaron los sombreros por cascos y las alpargatas o las cotizas por botas punta de acero. Para él, esta es una labor en la que la práctica hace la diferencia, pues no solo se trata

Arrieros somosEs una geografía agreste, donde las opciones de movilidad son limitadas y la experiencia y pericia de los arrieros resulta clave.

Son verdaderos caminos reales, en los que jamás se puede tener confianza absoluta, por más veces que por allí se haya trasegado, donde la naturaleza se muestra imponente y desafiante, y sobre los que el arriero agita su respiración, hasta tener de nuevo la posibilidad de inhalar y expirar con tranquilidad, tras llegar a su destino.

Jorge Eliécer es consciente de que si su condición física se desgasta, la de los animales que están bajo su responsabilidad y se convierten en fuente de su sustento diario, aún más. Al término de los viajes, que pueden ir de cuatro a seis en los peores escenarios y de 10 a 12 cuando las circunstancias resultan ideales, la mejor recompensa para sus leales acompañantes es un merecido descanso en los potreros acompañados de una mezcla de miel, salvado y agua en abundancia.

Para él, ningún animal es más especial que otro, aunque no desconoce que algunos por su edad o su contextura sobresalen al mostrar un mejor rendimiento en el campo, mayor estabilidad y fuerza. Ese es el caso de Esmeralda, quizá la

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única de las mulas dentro del lote con nombre, fue atribuido a su belleza y gordura.

Si bien, Jorge Eliécer Perdomo se confiesa un afortunado al no haber tenido que afrontar hasta ahora ningún accidente, sabe que ese invicto a su favor es un reto al que debe enfrentarse en cada salida. Por eso la importancia que para él tiene que

los animales enfermos o lastimados guarden la debida quietud y que, antes de emprender la labor, los animales, al igual que los vehículos, sean sometidos a una exhaustiva revisión antes de ser autorizados para emprender la marcha.

Como Jorge Eliécer, son hoy 11 los arrieros que desfilan permanentemente por los

despeñaderos, acompañados de sus recuas compuestas por entre seis y siete

semovientes. Ellos no sólo hacen un trabajo que a veces en la acelerada dinámica de la cotidianidad de La Colosa tiende a hacerse imperceptible, sino que, con su sola presencia, engalanan, exaltan y colorean el paisaje, generando la sensación de quien tiene ante sus ojos la réplica de un pesebre en movimiento.

Se trata de articular, guiar y

orientar un equipo que, a diferencia

de los humanos, no

tiene la

capacidad de raciocinio, con el que

la comunicación se da en términos

diferentes y que responde únicamente

a estímulos.

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Son cientos de actividades

diarias, llenas de esfuerzo

y realizadas con alegría.

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CON PRECISIóN, CUIDADO EN LOS DETALLES Y ENTUSIASMO POR LA LABOR qUE SE REALIzA, ASí SE VIVE A DIARIO EN LA COLOSA.

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DISPUESTOS, COMPROMETIDOS Y DESEOSOS DE APRENDER, ASí ES NUESTRA GENTE EN LA COLOSA.

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SONRIENTES, NUESTROS COLABORADORES MIRAN UN FUTURO qUE, CON LA COLOSA, OFRECE OPORTUNIDADES DE PROGRESO PARA SUS FAMILIAS E HIJOS.

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Ella, como muchas de las mujeres que hacen parte del proyecto La Colosa ha tenido que cumplir con el rol de madre y padre al mismo tiempo. A diferencia de las demás, la batalla por la crianza de sus dos hijos ha tenido que darla casi completamente sola, sin la ayuda de una madre o una hermana, apenas con la voluntaria colaboración de algunas amigas y vecinas.

Nedy llegó a AngloGold Ashanti Colombia hace alrededor de cinco años, cuando las dificultades económicas agobiaban su vida y amenazaban la estabilidad familiar.

Inicialmente su trabajo se desarrolló en el área de servicios generales. Las jornadas para ella iniciaban a eso de las 3:30 de la mañana y terminaban sobre las 9:00 de la noche.

Durante ese tiempo, los canales de comunicación con sus pequeños, que para entonces contaban con 7 y 14 años, empezaron a deteriorarse, no precisamente porque ella estuviera desinteresada en saber de su suerte, sino porque el mismo ritmo de su rutina le imposibilitaba sostener un encuentro con ellos, un diálogo profundo, o simplemente el dedicarles tiempo extra al de sus días libres.

Hecha a pulso

Con su sonrisa, el rostro de Nedy Alzate evidencia que el sufrimiento, las angustias y las preocupaciones se quedaron en el pasado.

En otras ocasiones, cuando Nedy debía trabajar en el casino del campamento, sabía que pasaría días enteros sin poder verlos. En esos casos, además de esmerarse por dejar todo organizado, solía recomendarlos con algunas de sus más cercanas amigas, que se convirtieron en su familia.

Aún sin adaptarse a las exigencias de la labor, pero consciente de que no podía darse por vencida por amor a Diana Marcela y Juan Camilo, sus recomendaciones y sus mensajes hacia ellos para que se comportarán bien y se concentrarán en los estudios, parecieron no surtir efecto.

Las malas noticias y los rumores provenientes de sus amigas empezaron a hacerse más frecuentes. Ambos parecían andar en malos pasos y rodeados de malas compañías con las que pasaban el tiempo que no estaban en el colegio.

Las alarmas se dispararon cuando el rendimiento en el colegio de los dos empeoró. Entonces, Nedy supo que era hora de tomar medidas drásticas.

Fueron días de llanto entremezclados con decepción, pero también de las más puras demostraciones de temple y tenacidad.

Nedy vive agradecida por una

experiencia de la que ha aprendido

más de lo que había podido imaginar,

una oportunidad que le ha permitido

ir mejorando su nivel de vida y el de

su familia.

Triplicando sus esfuerzos, Nedy consiguió, como ella misma dice, recuperar poco a poco a sus hijos, hasta redireccionarlos por el camino del que nunca debieron haberse extraviado.

Al término de su bachillerato, Diana Marcela hizo explícito su deseo de seguir sus estudios en contaduría. Aunque los compromisos económicos eran muchos, ajustando el cinturón

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Nedy consiguió la manera de pagarlos, y con la ayuda de algunos sacerdotes obtuvo el apoyo para garantizarle alimentación y el hospedaje en Armenia.

En los días en que la remesa no era lo suficientemente flexible, Diana Marcela debía hacer el sacrificio de caminar de su casa a la universidad y viceversa.

La poca ropa con la que contaba y que había llevado desde Cajamarca a Armenia empezaba a quedarle chica, e incluso varios de sus pantalones se rompían al mínimo esfuerzo.

Sobrepasando todos esos obstáculos, hace dos años Diana Marcela consiguió su título y en la actualidad ejerce su profesión en una entidad financiera de Cajamarca.

Entre tanto, Juan Camilo inició sus estudios en Educación Física, los mismos que decidió suspender por un semestre para trabajar y conseguir el dinero necesario para alivianar en parte las cargas de su madre, quien está terminando de pagar la casa familiar.

Hoy él se desempeña como auxiliar de perforación, mientras Nedy cumple con otra valiosa misión dentro del proyecto: es una de las tres integrantes del equipo responsable del centro de acopio, donde se clasifica y se da trasladado a los residuos sólidos que se producen en la compañía, pensando en disminuir el impacto ambiental.

Agradecida por una experiencia de la que ha aprendido más de lo que había podido imaginar, de una oportunidad que le ha permitido ir mejorando su nivel de vida y el de su familia, Nedy no puede contener las lágrimas al recordar como en la intimidad de su hogar hoy “sus muchachos”, los mismos por los que lo ha dado todo y estaría dispuesta a dar más, la abrazan y entre caricias reconocen su esfuerzo, su entereza, su capacidad incansable de trabajo y todos esos llamados de atención que tanto le costaron; recuerdos agridulces, de los que queda como lección que una madre siempre está dispuesta a dar hasta el último aliento por lo mejor para los suyos.

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Un alto en el camino

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L a proximidad del mediodía marca otro momento en la dinámica del campamento base, pero también en esos recónditos

lugares de la montaña donde, imperceptible, personal de las áreas social, operaciones, ambiental, geología, minas, infraestructura e ingeniería cumple con sus funciones.

A las 12 del día, las pocas almas que como diminutos puntos amarillos logran verse desde lo más alto de la montaña se congregan en torno a áreas comunes. En calma, cada uno de ellos va hasta el lugar en el que permanecen sus objetos personales, y de las mochilas, bolsos,

maletines o tulas extraen aquellos tradicionales portacomidas, que las abuelas llamaban de ‘varios pisos’; recipientes plásticos, termos y caramañolas, preparándose para el que pareciera ser un gran banquete.

Como es apenas obvio, la comida de aquellos hombres y mujeres cuya actividad demanda un mayor desgaste físico, en volumen no puede ser poca; sin embargo, es un momento para compartir. Los menús son tan diversos como provocativos: en cada uno de estos platos se ve reflejado el amor y el consentimiento de las esposas (para el caso del personal masculino)

pero también las habilidades y destrezas en el arte culinario de nuestras mujeres.

En estos improvisados comedores no hay lugar para el recato ni la etiqueta, por eso los trueques fácilmente pueden hacerse a ‘mano limpia’, lo importante es satisfacer el paladar y saciar uno que otro antojo.

Estos son también almuerzos de trabajo, en los cuales entre amigos se comparten vivencias, problemas familiares, se brindan consejos o se abre espacio para el postre con una bien llevada terapia de la risa.

Un momento del día para descansar y reír... un momentopara compartir y olvidarse de los problemas.

EL MEDIODíA MARCA UN MOMENTO ESPECIAL PARA EL PROYECTO. EN TERRENO, CAMPAMENTO, O CASA STAFF, SE HACE UN ALTO PARA COMPARTIR ALIMENTOS E HISTORIAS.

Un alto en el camino

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Aunque un espacio como este todos quisieran tenerlo al lado de los suyos, ellos saben que es en estos campos donde pasan la mayor parte del tiempo, y que sus compañeros y compañeras también hacen parte de su familia. La distancia de casa se compensa con una conexión mística entre cada cucharada que se lleva a la boca, el sazón de casa y los aromas que, sin moverse del lugar en el que se encuentran, terminan transportándolos a la intimidad de sus hogares.

Es también en este instante del día cuando quedan en evidencia la variedad de estilos y personalidades. Aunque para algunos puedan parecer retraídos, tímidos o hasta gruñones, hay trabajadores para quienes el almuerzo es un ritual, por eso prefieren hacerlo en solitario y casi que en actitud reflexiva, sin emitir ningún juicio ni conversar con nadie.

Y como en almuerzo que se respete no pueden faltar los chascarrillos, hay que ver la larga lista

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Entre amigos se comparten

vivencias, problemas familiares,

se brindan consejos o se abre

espacio para el postre.

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de episodios simpáticos de quienes, ansiosos por comer, se han encontrado con la sorpresa de que los cubiertos se quedaron en casa o los rostros para fotografía de las auxiliares que en el agite diario de la madrugada confunden azúcar con sal a la hora de endulzar las bebidas.

Ese ambiente de colegas, de cercanía, de proximidad entre todos, es el que hace que aunque sus alimentos no consigan conservarse en caliente, se aderecen con el calor humano que cada uno le pone al encuentro meridiano.

En el casino, entretanto, el chef y los auxiliares de cocina de Service & Meals desde muy temprano hacen lo necesario para que sus comensales se sientan a gusto y reciban alimentos balanceados, frescos y calientes.

Si bien algunos viejos conocidos, amigos o compañeros de área se citan o encuentran para tomar los alimentos, son también muchos otros los que en silencio y de manera automática descargan su casco y pertenencias en la larga barra que encuentran al ingreso, toman su bandeja, registran la toma del servicio, organizan el menú y van en busca de un espacio en las mesas para sentarse única y exclusivamente a lo que van.

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COMO EN ALMUERzO qUE SE RESPETE, NO PUEDEN FALTAR LOS CHASCARRILLOS. HAY qUE VER LA LARGA LISTA DE EPISODIOS SIMPáTICOS DE qUIENES ANSIOSOS POR COMER SE HAN ENCONTRADO CON LA SORPRESA DE qUE LOS CUBIERTOS SE qUEDARON EN CASA...

Otro tanto sucede en Cajamarca, en la Casa Staff 1, donde los equipos de Comunidades, algunos de SISO, otros de ambiental, varios de logística y los que vienen de Bogotá, suelen tomar su almuerzo. Pausa obligada para conversar, ponerse al día sobre el proyecto, la familia o los avances de otros proyectos de la Compañía.

Cuando el estómago está lleno o el fondo de los platos queda expuesto, hay una pequeña pausa para la digestión, un corto monólogo para pedir permiso, desear buen apetito a los acompañantes y retirarse, bien hacia el alojamiento, donde se toma un pequeño receso, o simplemente a retomar las actividades.

En el campo también hay unos minutos para el descanso, para relajar los músculos o consentir la espalda, antes de que -sin que nadie lo diga- todos al unísono se levanten con disciplina y actitud a ocuparse de sus asuntos.

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EN ESTOS IMPROVISADOS COMEDORES NO HAY LUGAR PARA EL RECATO NI LA ETIqUETA, POR ESO LOS TRUEqUES FáCILMENTE PUEDEN HACERSE A ‘MANO LIMPIA’, LO IMPORTANTE ES SATISFACER EL PALADAR Y SACIAR UNO qUE OTRO ANTOJO.

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Para gran parte de nuestros hombres y mujeres en campo, cumplir con su actividad diaria implica no solo la inversión de esfuerzos físicos y mentales. A la par con el de ellos está el sacrificio de las familias, muchas de las cuales han tenido que modificar sus horarios y rutinas para hacer que las cosas en casa funcionen de la mejor manera.

Ana Milena Salazar se desempaña desdehace siete meses como auxiliar de campo. Su labor se concentra en el mantenimiento de vías, trinchos, gaviones, canalizaciones, señalizaciones y carga.

Un día normal para ella comienza entre las tres y las cuatro de la mañana. En medio del intenso frío matutino que penetra por entre las paredes y empaña las superficies de cristal, un primer bombillo se enciende dentro de su vivienda ubicada en predios de la vereda Rincón Placer.

Después de hacer las cobijas a un lado y procurando hacer el menor ruido posible, Ana Milena se dirige hacia la ducha. En el camino se detiene en la cocina para encender los fogones, iniciar la preparación los alimentos del día y cerciorarse de tener una bebida caliente al salir de la ducha.

El baño no se prolonga, y es apenas comprensible. Pasar más de lo debido bajo un chorro a temperaturas realmente bajas, incluso

Contra reloj

Desde las tres o cuatro comienza el día de Ana Milena, una mujer que, como muchasen el proyecto, hace a diario acopio de fuerzas para su doble rol de madre y trabajadora.

para quienes, como ella, son nativos de la región, puede terminar en hipotermia.

Con su uniforme listo, y mientras toma una cargada taza de café, Ana Milena dispone todo lo necesario para que el desayuno y el almuerzo estén listos al mismo tiempo.

Cuando aromas a especias y frituras se posan en el ambiente, transportadas por el vapor que emana de ollas y cacerolas, apenas queda tiempo para ingerir los primeros alimentos del día, empacar los que ayudarán a saciar el apetito cuando el sol raye en el meridiano, dejar la comida lista para su hija, echar un vistazo a que todas las cosas que necesita para ir al colegio estén a la vista, tomar sus elementos de protección personal y emprender el camino.

Para cuando Yessica Alejandra Rodríguez comienza el día, Ana Milena, su madre, le lleva una larga ventaja. Como en los cuentos de hadas, esta jovencita de 13 años encuentra todo perfectamente dispuesto para que su amanecer comience con el pie derecho. Ana Milena procura que no deba esforzarse demasiado con los quehaceres de la casa, sin embargo, es exigente en el cumplimiento de sus compromisos académicos.

No siempre las cosas han estado en este nivel de armonía. Al principio, Ana Milena admite que la experiencia resultó dura y aleccionante.

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tía se han convertido en la mano derecha para que la crianza, con las complicaciones normales, llegue a feliz término.

Siendo aún una niña en etapa de preadolescencia, Ana Milena tiene la tranquilidad y el orgullo de que su hija haya alcanzado hoy un grado de madurez que, sin duda, debe a las circunstancias de la vida.

Yessica es consciente de que, a diferencia de sus compañeras y amigas, nadie va ejercer presión para que cumpla con sus deberes. Sin embargo, la entrega de su madre, ese compromiso diario y desinteresado, el esfuerzo que de sol a sol hace para tratar de brindarle mejores posibilidades, son un aliciente, el reactor que la impulsa a esforzarse para compensar a Ana Milena con buenos resultados en el colegio, que a su vez se traducen en satisfacciones para ella.

Esta relación familiar, abierta, moderna, libre y alimentada por la confianza, los compromisos y las responsabilidades personales, tiene sus espacios para el consentimiento, y el afecto mutuo.

Los fines de semana Ana Milena no sólo aprovecha para ponerse al día con aquellas tareas domésticas acumuladas en la semana, la prioridad para esta madre está en dedicarle el tiempo necesario a Yessica Alejandra. Salir, hacer planes juntas, conversar como amigas de temas de mujeres y, por qué no, hacer compras.

Es la recompensa más valiosa a semanas de resignadas ausencias, una recompensa que Ana Milena está segura no podrían disfrutar si, como hasta antes de su vinculación a AngloGold Ashanti, sus ingresos siguieran dependiendo de las labores de escogencia de frijol en bodegas mayoristas de Cajamarca o de la venta de productos por catálogo, actividades a las que se dedicaba.

El primer factor que esta cajamarcuna, amante del baile y la rumba, tuvo que aprender a dominar fue el manejo del tiempo.

No en pocas oportunidades, los planes del menú para el almuerzo se redujeron a la mitad, ni resultaron pocas las ocasiones en las que, al salir de casa, se quedaron las cucharas y hasta parte de los elementos de trabajo.

A fuerza de aprendizajes como este, Ana Milena logró controlar cada minuto, y hasta superar sus propios récords, al punto de que hoy termina sus tareas con suficiente antelación.

Las despedidas habituales en otros casos, para ellas resultan más bien ocasionales, aunque los saludos al término de la jornada sí son infaltables.

A la hora del regreso, trata siempre de desembarcar y dirigirse a casa. quince minutos de camino a pie desde la carretera principal hasta su casa la separan del momento más esperado de la jornada: el reencuentro, compartir unas horas al lado de su pequeña.

Este tiempo es aprovechado para despejar algunas dudas, hacer consultas pendientes, revisar tareas y trabajos e inmediatamente empezar a preparar todo para el siguiente día.

Aunque Yessica Alejandra pasa la mayor parte del día sin la compañía de su mamá, los abuelos y su

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Al caer la tarde

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Algunas de las tareas que el personal desarrolla durante las primeras horas del día se repiten o continúan, siguiendo un

ciclo que pareciera no tener fin.

Cuando se observa con detenimiento el funcionamiento de la compañía, una de las cosas que mayor interés suscitan es la forma en la que se logran articular los esfuerzos de unos con otros, una concatenación casi perfecta, un modelo de lo que significa trabajar en equipo.

Si bien desde cada área se defiende con orgullo el esfuerzo adelantado, es evidente que cada tarea

que se emprende tiene un impacto, y desde lo poco o lo mucho se ve reflejado en la meta final.

Aunque es una de las áreas más visibles del proyecto, pocas veces las personas se detienen a pensar que su trabajo resulta posible por los esfuerzos de quienes han estado detrás mucho antes, o que inclusive el desayuno o el almuerzo del día están a tiempo porque las coordinaciones logísticas lo han permitido.

Dentro de la multiplicidad de acciones que dependen de este brazo del proyecto, el suministro de insumos y materiales, al igual que

su desplazamiento a diferentes puntos, es de los que demanda mayor precisión y agilidad.

Si bien en las bodegas, tanto de Cajamarca como del campamento base, las tardes se utilizan principalmente para revisar los pedidos y ajustar los itinerarios del día siguiente, el movimiento de vehículos y otros medios de transporte, como el mular, es permanente. Pareciera un cuadro extraído de una novela de García Márquez, pero así es ese realismo mágico, que permite ver en un mismo escenario por un lado cargadores, camionetas y pequeños furgones último modelo transportando toda suerte de elementos, y por

Las tardes en La Colosa no son menos intensas que las mañanas, y tal como estas, tienen sus momentos característicos.

CUANDO SE OBSERVA CON DETENIMIENTO EL FUNCIONAMIENTO DE LA COMPAñíA, UNA DE LAS COSAS qUE MAYOR INTERÉS SUSCITAN ES LA FORMA EN LA qUE SE LOGRAN ARTICULAR LOS ESFUERzOS DE UNOS CON OTROS, UNA CONCATENACIóN CASI PERFECTA, UN MODELO DE LO qUE SIGNIFICA TRABAJAR EN EqUIPO.

Al caer la tarde

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otro, recuas enteras de mulas, dirigidas por emblemáticos arrieros, preparando la carga para emprender el camino hacia aquellos sitios donde la celosa topografía aún le sigue ganando el pulso a la mano del hombre.

Estos insumos y las materias primas, así como el personal que avanza en las investigaciones y en la recolección de muestras, no conseguirían llegar a tiempo hasta los puntos más elevados y distantes de la montaña, sin el compromiso y la regurosidad de áreas como SISO, control de riesgos, operaciones y logística, por citar algunas.

Los de control de riesgos son como ‘ángeles de la guarda’ que, sin ser visibles, tienen una misión específica que cumplir: lograr que todo el mundo pueda ejecutar su tarea, concentrado en las preocupaciones propias de su oficio, y sin el temor o la zozobra de que algo malo pueda sucederles.

Ellos son uno y mil ojos, presentes aquí y allá, tratando de cubrir cada espacio, dentro o fuera del terreno para que al salir al campo, el personal pueda hacerlo con el más bajo nivel de riesgo y la certeza de que regresarán a casa de la misma forma en que partieron.

Cada tarea tiene

un impacto, el cual se

refleja en la meta final.

Los monitoreos son apoyados por personal militar en la zona montañosa, y en carretera por recorredores viales, hombres que abordo de sus motos informan situaciones sospechosas que en términos de seguridad personal puedan exponer a propios y visitantes, y están al tanto de accidentes, bloqueos y deslizamientos, episodios muy frecuentes en la región.

Y mientras los responsables de control de riesgo le abren paso a la compañía y a sus representantes en el campo desde el anonimato, los integrantes del equipo social le ponen el

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pecho a la brisa, para obrar como empíricos relacionistas públicos, en quienes la credibilidad, como en antiguos tiempos, aún está en el poder de la palabra.

Los líderes sociales, por lo general, son personas que se precian de tener un alto nivel de aceptación entre las comunidades a las que se necesita llegar: reducir la resistencia ante la solicitud de un permiso o el anuncio de una visita, resulta mucho más fácil cuando es el vecino, el amigo o el compadre quien toca a la puerta de la finca, comparte una taza de café y se toma el tiempo para explicar, con lujo de detalles y en un lenguaje simple y coloquial, el propósito de cada operación, hasta lograr el convencimiento acompañado de un gesto de aceptación.

En el campo, el pueblo, la carretera, la ciudad, o incluso en el campamento base del proyecto, transcurren 24 largas y agitadas horas en las que

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la seguridad, la responsabilidad, la exigencia en el cumplimiento del deber y el compromiso se funden en uno solo.

Y esto da origen a un nuevo valor, que tiene un precio mucho más alto que el oro: el orgullo que significa hacer parte de la familia Anglogold Ashanti Colombia. Un sentimiento que comparten el auxiliar de campo, el fontanero, el líder social, el conductor, el supervisor SISO, el ayudante de bodega, el bolivariano, el ingeniero, la camarera, el auxiliar de cocina, el perforista, el chef, el geólogo, el arriero, el topógrafo, el profesional, el técnico, el especialista y el guarda de seguridad que, al caer la tarde, se dispone con paso firme a arriar la bandera que ondea despidiéndose de la montaña, mientras aguarda que el trinar de las aves anuncie el amanecer y el momento de que el estandarte que los abriga a todos vuelva a izarse hasta estar de nuevo en el punto más alto.

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EN EL CAMPO, EL PUEBLO, LA CARRETERA, LA CIUDAD O INCLUSO EN EL CAMPAMENTO BASE DEL PROYECTO, TRANSCURREN 24 LARGAS Y AGITADAS HORAS, EN LAS qUE LA SEGURIDAD, LA RESPONSABILIDAD, LA ExIGENCIA EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER Y EL COMPROMISO SE FUNDEN EN UNO SOLO.

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Luis Gabriel Hurtado Pérez es una de esas figuras que hace la diferencia, y desde hace tres años hace parte de la familia AngloGold Ashanti Colombia.

Topógrafo, graduado de la Universidad del quindío, Luis Gabriel aún recuerda sus épocas de colegio, esas en las que llega la hora de pensar en el futuro, soñar y tomar decisiones.

Para entonces sus preferencias estaban puestas en la Ingeniería Civil, sin embargo, por esas cosas de la vida terminó apostándole a la Topografía una profesión que en poco tiempo despertó su gusto y que luego se convirtió en pasión.

Sus habilidades en el oficio, su sentido de responsabilidad, su ingenio y el deseo de proponer siempre alternativas nuevas, no tardaron en abrirle puertas y oportunidades.

Aún siendo un novato, recién graduado, Hurtado empezó a construir su historia. Sus primeros trabajos fueron en tierras quindianas, luego las oportunidades se trasladaron a Santa Marta, Barranquilla y los Llanos Orientales

Con una hoja de vida que muchos profesionales de área más veteranos envidiarían, un día Luis Gabriel conoció por correo electrónico de la

Sobre el terreno

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Luis Gabriel Hurtado trabaja hace 3 añosen la que, para él, es la mejor de las empresas.

cuatro colegas y de los auxiliares de campo asignados a obras civiles: un área que, asegura, sirve de base a muchas otras, que se convierte en columna vertebral dentro del proyecto al involucrar el levantamiento de líneas, el diseño y montaje de plataformas y el trazado de vías, en el que no puede haber cabida para los errores o las equivocaciones.

Cuando de debilidades hay que hablar, solo dos cosas llegan instantáneamente a la cabeza de Luis Gabriel. Lo primero: las extensas travesías por las que ha tenido que pasar para ejecutar su tarea, dejando atrás hasta cuatro horas de camino, y la lejanía de su familia. Hace dos años, los fines de semana son los momentos más felices en el calendario: se quita las botas, se desconecta de su realidad y se pone los zapatos de padre, un rol que le emociona, le divierte y le conmueve.

Los días libres se entregan de lleno a compartir cada minuto, cada segundo; son un afanoso intento por recuperar el tiempo perdido.

Las salidas familiares al parque son uno de esos momentos infaltables que le proporcionan mayor goce, disfrute y placer.

Sin embargo, el tiempo al lado de la gente que se quiere pasa a la misma velocidad que una estrella

fugaz, por eso cuando Hurtado se percata, como en el despertar de un sueño, ya es hora de regresar al trabajo.

Sin duda como padre amoroso y abnegado siente en el alma no poder ver crecer a su pequeño con lujo de detalle, presenciar sus avances, sus primeros pasos, sus palabras. Es un sacrificio que soporta, y que procura amortiguar con una comunicación frecuente, sabiendo que, desde donde está, labra el camino para que su hijo y su familia puedan tener un mañana con menos necesidades y más oportunidades.

existencia de una oferta laboral sobre la que no se adjuntaban mayores detalles. A pesar de ello decidió enviar su currículo y en respuesta recibió la citación a una entrevista a la que, paradójicamente, no pudo asistir.

Resignado a su suerte, pero esperanzado en una segunda oportunidad, Hurtado optó por comunicarse telefónicamente. Después de las explicaciones y las excusas debidas, fue convocado una vez más. Así se empezó a escribir su capítulo en la que, sin titubeos, él considera hoy como la mejor de las empresas.

De un lado se siente complacido por hacer parte de un equipo en el cual el diálogo y las opiniones cuentan, donde las ideas, por locas que parezcan, son escuchadas y bien recibidas; un grupo humano del que siempre hay algo más que aprender y con el que se puede contar para trabajar en unidad.

Por otro lado, para él cada día en el campo, respirando aire puro, sintiendo el aroma de los árboles y disfrutando de un clima en el que siempre había deseado trabajar, son un regalo del que hay que obtener el mejor provecho.

Eso para no hablar de la enorme responsabilidad que reviste la labor que realiza al lado de sus

Luis se siente complacido por hacer

parte de un equipo en el cual el

diálogo y las opinion

es cuentan, donde

las ideas, por locas que parezcan,

son escuchadas y bien recibidas.

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El orgullo que significa

hacer parte de la familia

AngloGold Ashanti Colombia

es un sentimiento que

comparte todo el personal.

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EL áREA AMBIENTAL CUMPLE UN PAPEL qUE PODRíA DEFINIRSE COMO EL DE SISTEMA INMUNOLóGICO DEL PROYECTO.

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LOS RESPONSABLES DE CONTROL DE RIESGO SON COMO áNGELES DE LA GUARDA qUE, SIN SER VISIBLES, AYUDAN A qUE TODOS CUMPLAN SU TAREA SIN OTRAS PREOCUPACIONES.

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EN LAS BODEGAS DE NúCLEOS SE ORDENA, REVISA, ALMACENA, ESTUDIA Y ENVíA EL MATERIAL ExTRAíDO POR LOS PERFORISTAS Y TRANSPORTADO POR LOS BOLIVARIANOS.

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EL DíA AVANzA ENTRE CIENTOS DE PEqUEñAS TAREAS qUE FLUYEN AL UNíSONO EN UNA MELODíA qUE CADA EqUIPO CONOCE... E INTERPRETA.

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UNO A UNO, EL TRABAJO DE qUIENES HACEN PARTE DEL PROYECTO SE SUMAY AYUDA A ALCANzAR LOS OBJETIVOS.

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EL TRABAJO EN EqUIPO ES LA RUEDA qUE PERMITE A LA COLOSAAVANzAR DIARIAMENTE Y CON PRECISIóN.

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A sus 59 años de edad, Eparquio Elí Suárez, disputa, al lado de muy pocos, un título que muchos quisieran tener: ser el más veterano del proyecto La Colosa, no sólo por su edad, sinónimo de sabiduría y experiencia, sino por el tiempo al servicio de la compañía.

Hace cinco años, el esfuerzo de este hombre, sumado al de otro grupo de cajamarcunos, hizo posible alcanzar el primero de los grandes desafíos: abrir paso por la quebrada topografía de la región a una vía de acceso hacia la zona donde hoy se levanta el campamento base del proyecto. Desafiaron las inclemencias del clima, dejaron cada día el último aliento, derramando la última gota de sudor, antes de volver a casa y regresaron para iniciar otro duro día de trabajo.

Pero las manos de Eparquio Elí no solo contribuyeron a abrir paso al desarrollo. En las páginas de la historia del proyecto, su nombre también quedará inscrito como uno de los pioneros en la construcción de la primera plataforma, desde donde se adelantaron procesos de perforación. Hoy recuerda de esa experiencia aprendizajes tan valiosos como el cuidado del agua, algo que nunca antes había tenido en cuenta en su largo tiempo dedicado a la agricultura.

Si bien el trasegar por la vida durante casi seis décadas ha dejado huellas, Eparquio Elí sigue siendo un personaje vigoroso, dispuesto, igual de consagrado a su labor como el primer día y quizás aún más, porque, sin llegar a pensarlo, en los últimos años su labor más que cualquier cosa se ha convertido en la materialización de una de sus mayores pasiones: la jardinería.

Tras el estereotipo del campesino rudo y hecho para soportar largas jornadas, desarrollar la fuerza o desafiar el clima, a los 16 años le surgió espontámente una afición por el cuidado y la conservación de plantas, especialmente flores; tarea que, contrario a lo que muchos creen, exige dedicación, cuidado y una capacidad especial que otros llamarían ‘don’, para hacer de los frutos de la naturaleza obras de arte, con las que se embellece, se alegra y se roban sonrisas.

Esa creatividad de su pasatiempo, del que conoció en una finca del quindío, floreció entre cascos, botas, mulas, asadones y maquinaria pesada, casi al tiempo que siendo auxiliar de campo en el área ambiental, fundaba el centro de acopio para la recolección de residuos sólidos.

En ese entonces, Eparquio Eli empezó a aprovechar el tiempo libre para sembrar un

improvisado jardín, que en poco tiempo logró cautivar las miradas de un grupo de extranjeros de visita en la zona, quienes, en idiomas totalmente desconocidos para él, lo alentaron a expandir su obra hacia otros sitios del proyecto.

Hoy por hoy, con el guiño de la compañía, y con un esmero digno de todos los reconocimientos, son 15 los jardines a su cuidado, forjados con especies que él mismo consigue, cambia con sus compañeros, trae desde casa e incluso con el resultado de injertos que se han dado de manera natural, para obtener nuevas variedades en formas y colores.

Sandinarias en siete tonos diferentes, azucenas, lirios, gladiolos, cartuchos, margaritas, claveles, geranios, novios, astromelias y rosas, sumadas a una huerta de plantas medicinales, hacen parte de la colección.

Cada día desde las 8:00 de la mañana y hasta las 4:30 de la tarde, ‘el jardinero’ de La Colosa, recorre sus plantaciones, elimina la maleza, retira hojas y pétalos en mal estado, siembra nuevas semillas o trasplanta los cogollos que llegan a su poder y que, como él mismo dice sin tener una explicación científica, ‘pegan’, germinan y

El veteranoLlegó muy temprano al proyecto y su compromiso sigue creciendo. Hace 5 años Eparquio Elí hace parte de la familia del proyecto La Colosa.

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florecen con gran facilidad, al punto de tener el récord de que ni uno solo de ellos ha muerto.

Es una función cargada de emociones, en las que unos días se sonríe y se alegra al ver los retoños florecientes, y en otras hay disgustos por ver las plantas afectadas por acción de insectos y otro tipo de animales, o destruidas por la mano del hombre.

Lo cierto es que, sin utilizar ninguna sustancia diferente a los abonos orgánicos que le proporciona la empresa, pero eso, sí aplicando elevadas dosis de amor y pasión a su labor, que aunque solitaria disfruta al máximo, este cajamarcuno sólo espera con ansias su recompensa: esa que llega casi siempre en los primeros días de enero, cuando casi todas las especies florecen al mismo tiempo, regalándole a propios y visitantes un espectáculo sinigual,

que en el infinito verde de los encumbrados cerros vale la pena detenerse a disfrutar,

que oxigena los convulsionados días de trabajo pesado en La Colosa,

que ayuda a olvidar los problemas, que reconforta y anima en los momentos de flaqueza emocional.

Eparquio Elí Suárez

sigue siendo un personaje

vigoroso, dispuesto, igual

de consagrado a su labor

como el primer día.

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A PIE O EN MULA, SOLOS O EN DúO, EL DíA TRANSCURRE EN LA COLOSAY SE CUMPLEN UNA A UNA LAS TAREAS ASIGNADAS.

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EN UN PAISAJE qUE qUITA EL ALIENTO SE DESARROLLA EL PROYECTO LA COLOSA, CON LA PARTICIPACIóN DE MILES DE MANOS.

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CADA VEz SON MáS LAS MUJERES qUE HACEN PARTE DE LA GRAN FAMILIA DEL PROYECTO LA COLOSA. ELLAS ESTáN EN GEOLOGíA, OPERACIONES, LOGíSTICA, AMBIENTAL, SOCIAL, SISO... ¡EN CADA áREA!

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NO IMPORTA CUáNTO TRABAJO HAYA, CUáN GRANDE SEA EL RETO O CUáN DIFíCIL EL CAMINO, EN LA COLOSA SIEMPRE HAY UN MOMENTO PARA COMPARTIR, PARA SONREíR.

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CIENTOS DE ROSTROS ALEGRES, DISPUESTOS, COMPROMETIDOS, qUE SABEN qUE ESTáN CONSTRUYENDO FUTURO, HABITAN DíA A DíA LA COLOSA.

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PARA CAMINAR POR LAS ESCARPADAS MONTAñAS DEL PROYECTO Y EVITAR LESIONES Y ACCIDENTES, ESTE AñO TUVIMOS ENTRENAMIENTO EN TÉCNICAS DE MONTAñISMO, DE SALVAMIENTO Y RESCATE, Y USO DE ELEMENTOS COMO CUERDAS, NUDOS, AMARRES Y DEMáS, qUE AYUDAN EN LA PROTECCIóN PERSONAL.

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Jorge Ovidio es el más raizal de los habitantes de la vereda La Luisa, conocedor de la historia minera de la región y heredero de una estirpe de gentes amables, inquietas y entregadas al servicio.

La finca donde vive lleva el mismo nombre de la vereda en la que José Abelardo Matallana, su padre, creció y desarrolló un meritorio trabajo comunitario, que él ha sido el encargado de preservar, para que el olvido no termine por borrar esas huellas.

Para Jorge, trabajar en favor de sus vecinos, por las necesidades de la vereda y en pro del mejoramiento de las condiciones de la comunidad se ha convertido en una obsesión, herencia de sus mayores, y producto de las lecciones acumuladas desde la infancia.

Ese liderazgo le mereció a este hombre el reconocimiento como presidente de la Junta de Acción Comunal, dignidad que ostenta hace ya varios años y con la que ha afianzado las relaciones, la confianza y la cercanía a su gente.

Si bien en sus 56 años de vida Matallana ha estado siempre ligado a las actividades del

campo, y hoy aún cuenta con algunas hectáreas de cultivos y animales, desde hace cuatro años este campesino hace parte de la familia AngloGold Ashanti Colombia.

El rol que cumple en de la compañía es sin duda uno importante, y no alcanza a definirlo su cargo de líder social: es ‘el embajador’ de La Colosa.

Su tarea primordial es lograr los acercamientos de familias de la región de influencia al proyecto, finqueros y hacendados, para facilitar el acceso de los equipos de profesionales que, desde diferentes áreas, adelantan trabajo de campo, especialmente para el levantamiento de análisis y estudios técnicos.

Jorge Ovidio es también un pedagogo: en sus extensos recorridos dialoga y explica con claridad en qué consisten las tareas a realizar, empleando para ello un lenguaje de fácil comprensión que tranquiliza y convierte.

Padre de siete hijos en varios matrimonios, cinco de ellos propios y dos más de crianza, según sus palabras, está claro que la vida de Matallana

no se limita a las fronteras de su parcela, sino que está más allá: en el espeso verde de las montañas, en la trocha, en las alturas custodiadas por la espesa neblina, en la aventura.

Por eso, aunque su rutina de trabajo comienza siempre a las 5:00 de la mañana, no se sabe a qué hora termina, y puede prolongarse por varios días.

Su filosofía está clara: el trabajo que hace es su vocación, a cada acción que emprende le imprime todo el amor, y no hay lugar para el cansancio, la nostalgia o la preocupación.

Por fuera de la casa, haciendo acompañamientos, ha llegado a pasar hasta 11 días, en especial sobre el sector de La Ceja, una región que define como “maravillosa” y “con paisajes de encanto”.

Pero mantiene el contacto con los suyos. Con sus compañeros de recorrido busca señal en algún ‘filito’ de la cordillera, donde la ‘mechita’ de celular hace posible sostener al menos una corta llamada para enterarse de cómo marchan las cosas, dar instrucciones y decir que se encuentra bien.

“Q’ hubo, viejo”

Ese es el sonoro y entonado saludo con el que a la distancia,en cualquier sitio de Cajamarca, se advierte la presencia de Jorge Ovidio Matallana.

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Pero antes de cada salida hay cosas que Matallana no puede dejar de hacer. Lo primero: procurar que las cosas en casa queden debidamente organizadas; lo segundo: preparar la maleta para que la permanencia en el campo sea lo más llevadera posible.

En su equipaje no hay nada exótico, y aunque entre sonrisas afirma que no es cuestión de orgullo sino de cuidado, lo único que no le puede faltar es sombrero y cinturón, pues por un lado se declara enemigo de las quemaduras en la

piel, y por otro, no concibe llevar los pantalones, aunque bien puestos, sin su correa.

Mientras va de aquí para allá haciendo que su voz haga eco en el vasto bosque, abriendo mentes frente a la minería responsable, Jorge Ovidio Matallana afirma con vehemencia que si al terminar la obra su descendencia puede recorrer sus mismos pasos, encontrando el fruto de las semillas plantadas y los cimientos de los granos de arena por él sembrados, la tarea se habrá hecho, y vendrá entonces la satisfacción plena del deber cumplido.

El rol que cumple Jorge Ovidio

dentro de la compañía es el de

líder social, en términos coloquiales

se le podría definir como ‘el

embajador’ de La Colosa.,

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El turno nocturno

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L as pocas luces que brillan provienen del casino, el área administrativa y los alojamientos, espacios que conforme

pasan las horas se van apagando, hasta que la oscuridad se convierte en ama y señora.

Pero mientras la mayor parte del personal que pernocta en el proyecto inicia su periodo de descanso, en el campo, con la misma destreza de los búhos y las lechuzas que revolotean por entre la bruma, unos pocos noctámbulos apenas se aprestan para iniciar sus actividades. Se trata del grupo de fontaneros y de los equipos de

perforación que, sobre las 11 de la noche, inician sus desplazamientos para ocupar las diferentes estaciones de trabajo diseminadas en la zona sobre la que se extiende el proyecto, para atender un turno que se prolongará hasta las 7 de la mañana.

James Esneider Botello y Néstor Fabián ávila son dos de los auxiliares del área de geología encargados del manejo y la conducción de aguas.

Durante toda la noche ambos van de aquí para allá, acompañados por la penumbra, verificando el nivel de los tanques y las líneas de conducción,

aunque en verdad esa es también una excusa para no permanecer estáticos sobre un mismo punto y evitar que el espíritu de Morfeo los posea.

Al tiempo que la temperatura sigue descendiendo y que guantes y chaquetas resultan insuficientes para soportarla, James Esneider y Néstor Fabián procuran mantenerse hidratados, compartiendo un poco de café o agua en abundancia, pues, por las mismas condiciones del clima, el número de veces que se va al baño se duplica, corriendo el riesgo de padecer una descompensación.

Cae la noche en la alta montaña, y el paisaje encantadordel día se transforma en un bosque oscuro, enigmático y silencioso.

El turno nocturno

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Para que las noches y las madrugadas sean más cortas, en especial cuando los índices de trabajo se reducen, los fontaneros de La Colosa optan por sintonizar la radio y cantar a dúo, mientras, eso sí, no cesan su caminata. Recorridos en los que han sido sorprendidos por diminutos animales silvestres, pero también hasta por un tigrillo, al que uno de ellos inocentemente confundió con un felino casero.

En ocasiones las charlas o actividades colectivas que se ponen en marcha durante el tiempo disponible son interrumpidas por la señal de sus equipos de comunicación Avantel. Es el llamado

que han estado esperando: el de perforistas y coordinadores de plataformas que requieren de su asistencia e intervención inmediata para superar las dificultades, casi siempre relacionadas con la presión del líquido que debía llegar hasta la broca y el brazo perforador, y que podrían retrasar o dificultar el cumplimiento de las metas propuestas.

Desde el lugar en el que se encuentren, y sin importar si la lluvia les hace compañía, ayudados nada más que por sus fuerzas y fuentes de luz artificial, ambos toman la trocha, sobrepasan los obstáculos que puedan encontrarse en el camino

encaran los abismos, los temores y llegan finalmente al sitio de llamado para apersonarse de lo que pudo haber sucedido.

En tanto se realiza la revisión, pueden surgir llamados simultáneos, a los que se busca dar respuesta de acuerdo con la prioridad, eso sí, tan pronto y como el problema inicial se encuentre por completo superado.

En las cinco plataformas de perforación que permanecen activas, son seis las personas que hacen frente a las diferentes tareas. Por un lado están los perforistas, responsables de la

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PARA qUE LAS NOCHES Y LAS MADRUGADAS, EN ESPECIAL CUANDO LOS íNDICES DE TRABAJO SE REDUCEN, SEAN MáS CORTAS, LOS FONTANEROS DE LA COLOSA OPTAN POR SINTONIzAR LA RADIO Y CANTAR A DúO, MIENTRAS, ESO Sí, NO CESAN SU CAMINATA.

Concentrados en

su tarea, no logran

acostumbrarse al frío, a

veces extremo.

manipulación de los equipos y la extracción de los núcleos de roca desde la profundidad de la tierra; los auxiliares de campo, que apoyan esa misma acción, y algunos más del área ambiental, encargados principalmente de mantener la limpieza y dar manejo a los lodos.

También los guardas de seguridad que brindan la protección necesaria y el analista de piedras o ‘piedrólogo’, quien focaliza su esfuerzo en la acomodación y el embalaje de las piezas minerales, que reposarán hasta el amanecer en el interior de cajuelas de madera, antes de ser tansportadas hacias las bodegas del campamento, como parte del proceso de coordinación logística por los llamados bolivarianos.

En este lugar los núcleos serán sometidos a los primeros “logueos” antes de ser enviados definitivamente hacia la bodega El Aceituno, en Ibagué.

Cuando se producen las paradas obligatorias, esas que se dan cuando las máquinas descompuestas se niegan a trabajar y deben esperar incluso por la llegada de repuestos, la oportunidad está dada para que los integrantes del equipo busquen el lugar más cálido dentro

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del cambuche de cobertizo plástico que protege la plataforma; por lo general, justo al lado de los motores.

Dormir unos minutos o hacer la habitual pausa de medianoche, en la que como una familia se comparten los alimentos que cada uno ha traído desde casa, se conversa y hasta se cuentan anécdotas e historias libres de tapa-oídos y sin forzar la voz, hace parte de la otra rutina de los ‘centinelas’ de la noche.

Concentrados en su tarea, pero sin lograr acostumbrarse al frío, a veces extremo, con temperaturas que pueden estar hasta por debajo de cero grados y sin que el sueño deje de provocar sus efectos, llegan las primeras horas de la madrugada, que por lo general transcurren con lentitud.

En ese momento del turno, la mejor estrategia está en no detenerse a mirar el reloj y simplemente seguir aplicado en el oficio, hasta dejarse sorprender, a eso de las 4 de la mañana, por los arreboles y los matices de azul en el cielo que, como en la magia del papel fotográfico ahogado en el químico dentro del cuarto oscuro, va revelando lentamente el rostro de un nuevo amanecer en La Colosa.

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CUANDO EL RUIDO DE LA MAqUINARIA CESA Y LA CLARIDAD DEL DíA DESPUNTA EN EL ORIENTE, ES SEñAL DE qUE LA LARGA NOCHE HA TERMINADO, ES EL FIN DE UNA JORNADA qUE EN ALGUNOS CASOS RESULTA MáS PRODUCTIVA qUE OTRA.

Cuando el ruido de la maquinaria cesa y la claridad del día despunta en el oriente, es señal de que la larga noche ha terminado. Es el fin de una jornada que en algunos casos resulta más productiva que otra: fácilmente el terreno ha permitido extraer hasta 42 metros de roca en 12 horas... o pueden haberse obtenido solo tres en el mismo tiempo.

Uno a uno, los miembros del equipo en plataforma y el grupo de fontaneros se despojan de guantes, gafas y los demás elementos de seguridad utilizados en su tarea para emprender el regreso a casa.

Al mismo tiempo que el sol, que para ellos se ha convertido en su luna, los acompaña hasta sus hogares, otros cientos de trabajadores retoman el ciclo, en un proyecto que, pese a las condiciones y los desafíos que la misma naturaleza le impone, por la tenacidad de su gente, hoy se puede decir que nunca duerme.

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PESE A LAS CONDICIONES Y LOS DESAFíOS qUE LA MISMA NATURALEzA LE IMPONE, LA COLOSA AVANzA A PASO SEGURO, GRACIAS AL ESFUERzO Y LA TENACIDAD DE SU GENTE.

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Muchos llegan a turno en

la noche, en un proyecto

que, gracias al empuje

y entrega de su gente,

nunca duerme.

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DORMIR UNOS MINUTOS O HACER LA HABITUAL PAUSA DE MEDIANOCHE, EN LA qUE, COMO UNA FAMILIA, SE COMPARTEN LOS ALIMENTOS qUE CADA UNO HA TRAíDO DESDE CASA, SE CONVERSA, Y HASTA SE CUENTAN ANÉCDOTAS SIN FORzAR LA VOz, HACE PARTE DE LA RUTINA DE LOS ‘CENTINELAS’ DE LA NOCHE.

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Pese a ser modelo 67, como él mismo afirma en forma jocosa, refiriéndose a su edad, su historia de vida y su espíritu juguetón y recochero han sido elementos característicos con los que se ha robado el afecto y el aprecio de casi todos.

Si bien, hoy por hoy, hay alrededor de 800 personas vinculadas al proyecto de exploración, el nombre de ‘Gantiva’ le es familiar a la mayoría.

‘Gantiva’ vive con su familia en una vivienda del barrio Las Ferias, en la salida al corregimiento de Anaime, hogar que, asegura, ha podido reformar y mejorar con el paso de los años, en buena medida gracias a la estabilidad económica que obtuvo tras su vinculación al proyecto.

Hace dos décadas, este hombre, que completa cuatro en el área de seguridad de AngloGold Ashanti Colombia, decidió unir su vida a Crisdey Rodríguez, a quien conquistó, sin duda con su extrovertida personalidad y con sus demostraciones de responsabilidad y madurez. Un año más tarde llegó Manuel Antonio, su primogénito. A él le siguieron, tres años después, Adriana Liceth y, por último, en el 2008, Leidy Carolina, de quien Gantiva dice “es la vida mía”.

En el seno de esta familia, a pesar de las adversidades, pareciera no haber lugar para la tristeza. Aunque el jefe del hogar permanece largas horas en el trabajo, al regresar siempre hay tiempo para compartir y divertirse con sus hijos.

Especialmente los días que Carlos Norbey descansa, las risas, la recocha y las travesuras llegan a ser tales, que Crisdey no tiene más remedio que llamarles la atención.

Pero tras ese Gantiva divertido y simpático, siempre amable y con una sonrisa a flor de piel, se esconden varios capítulos que preferiría no recordar. Hace varios años uno de sus hermanos fue asesinado mientras cumplía con su labor como guarda de seguridad. Después tuvo que prestar su servicio en el peaje de Cajamarca. Eran tiempos difíciles, y la violencia en el país y en la región no daba tregua.

Durante ocho años, Gantiva resistió, más que con ‘berraquera’, como algunos le decían, con resignación. En ese tiempo, su padre cayó gravemente enfermo. En su lecho de muerte, quiso despedirse de Carlos Norbey, y le hizo prometer que dejaría su trabajo para evitar correr la misma suerte de su hermano, y él tuvo que acceder.

En la búsqueda de nuevas oportunidades, presentó su hoja de vida a AngloGold Ashanti, sin encontrar vacantes. Sin embargo, su persistencia pudo más. Todos los días, Gantiva iba sagradamente a las oficinas con la esperanza de obtener un sí. Al final, su deseo se hizo realidad.

Por su experiencia, Carlos Norbey fue llamado a ocupar el cargo de vigilante, tarea a la que accedió sin ningún reparo. Su primer turno

empezó en horas de la noche, en custodia de una de las plataformas de perforación.

Todo transcurría sin novedades: la oscuridad era natural y el silencio, normal, pues a diferencia de otros guardas, para Gantiva el radio no es una buena compañía. De repente, y sin conocer de dónde provenía, una primera piedra golpeó su casco, luego muchas otras cayeron sobre él y su compañero, por lo que, presos del temor, decidieron echar a correr hasta un punto más abajo, donde se sintieron seguros. Solo hasta las 5 de la mañana decidieron regresar.

Sin embargo, en los siguientes turnos, Gantiva volvió a ser visitado por esa extraña fuerza y atacado constantemente. Hoy, nadie ha podido establecer con certeza de qué se trata.

Los relatos sobre sus noches tormentosas y sus extravíos en los caminos han aumentado su popularidad, pero también han hecho que se tejan múltiples versiones; la mayoría de ellas apunta a que se trata de un duende, pues se asocia su presencia a la existencia de oro en la zona y al mito de estos seres como protectores de minas.

Muchos han tenido la misma experiencia, mientras que otros con escepticismo aseguran que la historia es producto de la imaginación.

Los turnos para Gantiva, a quien muchos llaman el duende de La Colosa, se han convertido en

Con duende propioCarlos Norbey Gantiva Bobadilla, o ‘Gantiva’, como mejor lo conocensus compañeros, es un personaje sui generis en la vida de La Colosa.

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un verdadero sacrificio. Ahora dentro de sus elementos de protección personal, antes de salir al campo no pueden faltar una camándula, una estampita con la imagen de San Miguel Arcángel y una botella con agua bendita, artículos que apenas logran hacerle más llevaderas las noches.

Gantiva asegura que nunca ha visto al extraño ser que le hace la vida imposible. Aunque le ha hablado, tampoco ha obtenido respuesta. A él, como a muchos, le asalta la inquietud por saber qué es lo que en verdad hay detrás de estas visitas misteriosas, que, paradójicamente, solo se dan en la zona de influencia del proyecto, pero jamás mientras él se encuentra en Cajamarca.

Aun cuando con su amabilidad y simpatía, las mismas que le hacen evitar los problemas, Gantiva es querido y considerado por muchos, también es cierto que sus compañeros de vigilancia sienten temor de trabajar a su lado, por las inusuales y escalofriantes visitas del duende.

Otros, en cambio, le insisten en que busque una forma de comunicarse con el desconocido ser, pues aseguran que, a lo mejor, éste pretende llevarlo hacía una de las fuentes de sus tesoros.

Realidad o ficción, estas son otras de las historias que hacen parte del diario vivir del proyecto La Colosa y sus gentes.

‘Gantiva’ vive con

su familia en una acogedora

vivienda del barrio Las

Ferias, en la salida hacia

el corregimiento de Anaime.

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Estas son las personas que han trabajado para hacer grande el Proyecto La Colosa. A todos ellos, nuestro reconocimiento y gratitud por su entusiasmo, dedicación y entrega para realizar cada una de las acciones que hacen parte de nuestro Proyecto. ABELLO GUzMáN JOHN JAIRO • ABRIL EDWIN FERNEY • ACOSTA CASTAñEDA JOHN DAIRO • ACOSTA ESLAVA ALBERTO • ACOSTA ESLAVA ALDEMAR • ACOSTA ESLAVA CARLOS JULIO • ACOSTA ESLAVA NORBERTO • ACOSTA PÉREz LUIS ANTONIO • AGUDELO BOTINA ELIÉCER • AGUDELO ROJAS DILSON • AGUILAR PERDOMO JOSÉ LUIS • AGUIRRE SALAzAR JULIO CÉSAR • AGUIRRE SALAzAR LUIS ALBERTO • AGUIRRE SALAzAR OBDULIO • AGUIRRE SALAzAR óSCAR • ALAPE VIqUE JOSÉ YESID • ALARCóN GUEVARA SAUL • ALARCóN GUzMáN RICARDO ANTONIO • ALARCóN OSORIO JOSÉ SALVADOR • ALEJO RIVERA JUAN GABRIEL • ALFONSO AGUDELO FARLEY . • ALFONSO BARRAGáN LUIDER HERNáN • ALFONSO FONSECA DAVID • ALFONSO GONzáLEz MAURICIO JAVIER • ALFONSO JOSÉ VICENTE • ALONSO CASTELLANOS GIOVANNY ALExANDER • ALONSO MEJíA JOHN EDISSON • áLVARES ARENAS YURLEY VANESSA • ALVIS MESA WILLIAM • ALzATE MARíA NADY • AMAYA CARLOS FERNEY • AMAYA óSCAR WILLIAN • AMAYA REINA DIEGO FERNANDO • áNGEL PAREDES JOSÉ MAURICIO • ARDILA SáNCHEz JOHAN GILBERTO • ARIAS RíOS WILLIAM ANDRÉS • ARIzA ORTIz FREDY ALIRIO • ARTUNDUAGA ARANGO JHON FAIBER • AUSIqUE SáENz CLAUDIA JOHANNA • AVELLO GUzMáN JOSÉ APOLINAR • AVENDAñO RODRíGUEz JULIAN • AVILA CAñóN WILFER CAMILO • áVILA SáNCHEz CARLOS ALBERTO • áVILA SáNCHEz POLICARPO • áVILA VALENCIA HENRY • áVILA VALENCIA LEONARDO • AYALA CASTRO JOHN JAIRO • BAqUERO GóMEz EFRAíN • BARBOSA zABALA JOSÉ áNGEL • BARRAGáN BARRAGáN JOSÉ ARIEL • BARRAGáN MORALES LUz áNGELA • BARRERA PERALTA ROSALBA • BARRERO PEDRO NEL • BARRETO RICAURTE AGUSTíN • BARRIOS CASTIBLANCO PABLO ANDRÉS • BARRIOS SáNCHEz EDISSON GERMáN • BATTA MONDRAGóN ALDEMAR • BAUTISTA LESMES JHOAN MANUEL • BECERRA CARRENO LEYLA CATERINE • BECERRA PINTO JOHAN SEBASTIAN • BEDOYA PAREJA HÉCTOR FABIáN • BEDOYA SOTO JUAN MAURICIO • BEJARANO BARRETO CHRISTIAN ARLES • BELTRáN DEVIA LUz MIREYA • BELTRáN DURáN ÉDGAR • BELTRáN GARAVITO DANIEL ARMANDO • BELTRáN GONzáLEz RODRIGO • BELTRáN MORENO LEONARDO FAVIO • BENíTES GONzáLES JOSÉ RIBEIRO • BERNAL CARRANzA CARLOS A. • BERRíOS PALENCIA LUILLY FREDY • BETANCOURT ‘DEVIA JENNIFER ANDREA • BETANCOURT TREJOS YHON EDISON • BOHóRqUEz ALExANDER • BOHóRqUEz BUSTOS GERARDO • BOHóRqUEz JHOAN SEBASTIAN • BOHóRqUEz MORALES PEDRO GABRIEL • BOHóRqUEz RAUL EDUARDO • BOLíVAR MONTOYA EDWIN ALExIS • BONILLA BONILLA óSCAR • BONILLA VILLADA BRAYAN CAMILO • BOTELLO MARTíNEz JAMES SNEIDER • BOTINA JESúS ALBERTO • BRIñEz HILDEFONSO • BRIñEz SANTAMARíA MAURICIO • BUITRAGO DIMAR BALMORE • BUITRAGO JOSÉ NORBEY • BUITRAGO SANABRIA JAVIER • CABRERA PEñA EVERARDO • CADENA ORTIz áNGEL ERNESTO • CAJAMARCA ROA FAUSTO ISRAEL • CAJAMARCA ROA TANIA CAROLINA • CALDERóN BELTRáN ARLEY HERNáN • CALDERóN HOLGUíN JOSÉ ORLANDO • CALDERóN LOzANO GENTIL ANDRÉS • CAMACHO HERNáNDEz OWER • CAMACHO RIVERA ANDREY FERNANDO • CAMPOS PARRA JESSICA MERCEDES • CANIzALEz GUTIÉRREz JULIO IVáN • CANTOR qUIMBAYA MAIKOL ESTITH • CAñóN DIAz JOSÉ WILSON • CAPERA CABALLERO SIDY BIVIANA • CáRDENAS ARANzAzU LUIS WILFREDO • CARDONA MARíN EDILBERTO • CARDONA LóPEz CARLOS JULIO • CARDONA LóPEz FABIO NELSON • CARDONA RODRíGUEz CARLOS ARTURO • CARDOSO CARLOS FERNANDO • CARRANzA GUALTEROS DAIRO ALFREDO • CASA EMERSON • CASAS REYES ROGER EDUARDO • CASTELLANOS MANzANO JUAN CARLOS • CASTELLANOS SILVA CÉSAR AUGUSTO • CASTIBLANCO CARRANzA MIGUEL ALFONSO • CASTIBLANCO MANOSALVA ÉDGAR HERNáN • CASTILLO HERNáNDEz EDUARDO • CASTRO DURANGO DUVERNEY • CASTRO DURANGO JHON ANDERSON • CASTRO FREDDY HERNáN • CASTRO óSCAR ARLEY • CASTRO RAMíREz ADRIANA • CAVIEDES CAVIEDES JOHN JAIRO • CELIS GRANADOS LUIS ALBERTO • CELIS GRANADOS PEDRO JOSÉ • CENDALES GAITáN YEISON ARLEY • CERVERA ARIAS FLOWER YIRBEY • CERVERA ARIAS RONALD STIVEN • CÉSPEDES SáENz LUIS GABRIEL • CHACóN TORRES WILFER YESID • CHARRIS CHARRIS WILLIAM • CHAVES SIERRA áNGELO ALBERTO • CIFUENTES PARRA WILMER • CLAVIJO MOLINA JOSÉ ABELARDO • COBOS BELTRáN JOSÉ LIzARDO • COBOS BELTRáN NINI JOHANA • CONTRERAS RODRíGUEz RONALD DAVID • CONTRERAS ARIAS JAIRO ANTONIO • CONTRERAS OSORIO CARLOS ALBERTO • CORREA TRIVIñO JORGE ASDRUBAL • CORTÉS ALzATE LUIS FERNANDO • CORTÉS JHON JAIDI • CORTÉS LóPEz DAVID JULIAN • CORTÉS MELO ERNESTO • CORTÉS MOLINA DAIRO IVáN • CORTÉS MOLINA JULIO GHIOVANNY • CORTÉS ORTIz NINIVER • CORTÉS SáNCHEz SEGUNDO • CORTÉS SáNCHEz VíCTOR HERNáN • CRUz GUTIÉRREz MYRIAM • CRUz RUBIANO JUAN CARLOS • CUELLAR LONDOñO BLANCA • CUEVAS RICAURTE MELqUISEDEC • CUJIñO PEñA KATEHERINE ALExANDRA • DAzA DAzA ESCOBAR JAIME LUCAS DE JESúS • DAzA SUESCúN MANUEL • DEVIA MORENO DAYAN xIMENA • DIAz JUAN CARLOS • DíAz CUBIDES CARLOS GIOVANNY • DIAz GóMEz FRANKY ANDRES • DIAz GUzMáN CLAUDIA MILENA • DIAz RICAURTE áNGEL DANIEL • DíAz SARMIENTO LIxzA DIVIANA • DíAz VáSqUEz JOHN ALVER • DOzA GARCíA CAMILO • DREWS UDO • DUCUARA CRIOLLO JOSÉ YESID • DUqUE BERNAL LUIS FELIPE • DURáN ACOSTA JAIR • DURáN NOVOA JHON FREDDY • ESLAVA OSORIO CARLOS IVáN • ESPEJO ARGEMIRO • ESPEJO DIDIER FABIáN • ESPEJO PORRAS ABDON FELIPE • ESPEJO SAAVEDRA CARLOS ANDRÉS • ESTRADA PARRA JOSÉ ALExANDER • ESTUPIñáN CáRDENAS JOSE MANUEL • FIGUEREDO CUELLAR JAIRO EMILIO • FIGUEROA OVIEDO LUIS áLVARO • FIGUEROA VARGAS WILSON • FLóREz DIAz DIEGO ALExANDER • FORERO ARTEAGA JORGE ELIECER • FORERO VILLADA óSCAR EDUARDO • FUENTES SIMBAqUEBA EMIGDIO • GAITáN LINARES WILMER • GALEANO ENCISO NATALIA • GALINDO ARDILA BRAYAN xAVIER • GALLO PULIDO FABIO • GALVIS ALzATE ALExANDER • GALVIS PATIñO UVEIMAR • GáMEz AGUIRRE JORGE IGNACIO • GANTIVA MAGDA CONSTANzA • GAONA PENAGOS ALExANDER • GAONA PENAGOS CARLOS HERNáN • GAONA PENAGOS JOSÉ HERMES • GARCíA CAMARGO JHON FREDY • GARCíA CáRDENAS HOOVER • GARCíA CáRDENAS RODOLFO • GARCíA CáRDENAS URIEL • GARCíA CHICA JOSÉ RAUL • GARCíA FIGUEROA HERMINSON • GARCíA FIGUEROA PEDRO JULIO • GARCíA FIGUEROA WILLIAM ALExANDER • GARCíA GIRALDO WILSON • GARCíA LEóN YIJAN • GARCíA LóPEz DUVERLEY • GARCíA WALTEROS GERMáN • GARTNER MANRIqUE JORGE FEDERICO • GARzóN BLANCO CARLOS ANDRÉS • GAVIRIA ORREGO EDISON • GIL CARLOS OCTAVIO • GóMEz CASALLAS MAYELI • GóMEz ACEVEDO DIANA CAROLINA • GóMEz ALBARáN JOSÉ LEONARDO • GóMEz CIFUENTES JHON FREDY • GóMEz CIFUENTES JUAN CARLOS • GóMEz CIFUENTES óSCAR JAVIER • GóMEz CIFUENTES VíCTOR ALFONSO • GóMEz LUIS EDUARDO • GóMEz MORENO DIEGO ALEJANDRO • GóMEz RODRíGUEz ALExANDER • GóMEz RUIz JOHN JAIRO • GóMEz VELáSqUEz JOSÉ ALExANDER • GONzáLEz CELY JENNY ANDREA • GONzáLEz FINO EDILBERTO • GONzáLEz JIMÉNEz WILLIAN ALBERTO • GONzáLEz MANUEL VICENTE • GONzáLEz PEñA LUz AMANDA • GONzáLEz PUERTAS JONNATAN • GRISALES GARCÏA JUAN MANUEL • GUáqUETA OLARTE PEDRO ALExIS • GUERRERO LóPEz LUIS ALFREDO • GUERRERO qUINTERO óSCAR FERNANDO • GUTIÉRREz DIAz MILTON CRISTOBAL • GUTIÉRREz MORALES JOSÉ MANUEL • GUTIÉRREz POVEDA WILLIAM CAMILO • GUzMáN GARzóN HUMBERTO • GUzMáN GUERRERO JOHN EDWARD • GUzMáN SILVA ARNOLD • HENAO OLIVEROS DIEGO FERNANDO • HENAO OLIVEROS HÉCTOR FAVIO • HENAO RODRíGUEz CÉSAR AUGUSTO • HENDE CARRERO CRISTIAM FERNANDO • HENDE CARRERO HÉCTOR • HENDE CARRERO JHON JAIRO • HERNáNDEz OCAMPO MARCOS ANDRÉS • HERNáNDEz CAñóN GILDARDO • HERNáNDEz GARzóN RAMóN IGNACIO • HERNáNDEz MOLINA YICSON DAYáN • HERNáNDEz ORTIz ANDRÉS GIOVANNY • HERNáNDEz PINILLA JHON FREDY • HERNáNDEz SUáREz DIANA M. • HERNáNDEz WILLIAM FERNANDO • HERRERA OSORIO ARIEL • HINCAPIÉ SáNCHEz JOSÉ JULIáN • HóMEz HERNáNDEz óSCAR HERNEY • HOYUELA PEñA MARISOL • HURTADO ARIzA BERSEIN ANDRÉS • HURTADO HERNáNDEz HUGO • HURTADO LUIS GABRIEL • IGLESIAS CARDONA JEFERSON DAMIáN • JAHODA RUDOLF • JIMÉNEz ARANGO JHON JAIRO • JOYA ARIAS JOHN ALBERT • JULIO GUEVARA HÉCTOR EDWIN • JURADO ALVARADO CARLOS ALBERTO • JURADO USECHE DARíO NORBERTO • LA VERDE ROCHA NÉSTOR • LABRADOR JHAIR MAURICIO • LABRADOR SáNCHEz FERDINANDO • LARA HERNáNDEz MANUEL ANTONIO • LEóN OSPINA YAIRO FERNANDO • LEóN PEDRAzA JUAN DAVID • LINARES ORJUELA JOSÉ FABER • LOAIzA MORALES VILMA • LONDOñO ARANGO HENRY • LONDOñO ORDOñEz ANDRÉS JULIáN • LONDOñO ORDOñEz JHON JAYDER • LONDOñO OSORIO JOSÉ YILMER • LONDOñO RESTREPO JAIME • LONDOñO VíCTOR ARMANDO • LóPEz GONzáLEz ALFONSO • LóPEz VALENCIA DIEGO ALFONSO • LóPEz CAMONA FÉLIx OBETO • LóPEz ESTRADA DIEGO MAURICIO • LóPEz OSPINA óSCAR FERNANDO • LóPEz qUINTERO EDGAR • LóPEz VALENCIA FRANCISCO JAVIER • LóPEz VILLEGAS JOSÉ GERMáN • LOzANO FURqUE óSCAR JULIáN • LOzANO GONzáLEz DIEGO ALEJANDRO • LOzANO MARíN DIEGO FERNANDO • LOzANO OTáLVARO DIEGO FERNANDO • LOzANO PRADA DIEGO GERMáN • LUNA RODRíGUEz EDISSON FERNEY • LUNA RODRíGUEz LUIS ALBERTO • LUNA RODRíGUEz YEISON HUMBERTO • MAHECHA ESPITIA JUAN DARíO • MAPPE GONzáLEz ERWIN AUGUSTO • MARíN AGUDELO ALADIER • MARíN AGUDELO ASDRUBAL • MARíN ARÉVALO DEISY MILENA • MARíN DIEGO GERARDO • MARíN FREDDY ORLANDO • MARíN JOSÉ EFRAíN • MARíN MARíN ARGEMIRO • MARíN MARíN HIYER FABIAN • MARíN PINEDA ABELARDO • MARíN PINEDA ALExANDER • MARIN RIVERA áNGEL LEONARDO • MARíN WILMER ALEJANDRO • MáRqUEz BETANCUR PAOLA ANDREA • MáRqUEz MORENO JUAN MANUEL • MARROqUíN RODRíGUEz JOSÉ HUMBERTO • MARTíNEz CáRDENAS CARLOS JULIO • MARTíNEz CABEzAS DAIRO • MARTíNEz GóMEz DIEGO FERNANDO • MARTíNEz NIETO JOSÉ LIBARDO • MARTíNEz NIñO HAROL CAMILO • MARTíNEz OSORIO HEIDER ARISTóBULO • MARTíNEz PÉREz OSCAR JAVIER • MATABAJOY BUITRAGO DAIR • MATALLANA RATIVA DIDIER FAVIáN

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• MATALLANA ROCHA JORGE OVIDIO • MEDINA MANRIqUE SANDRA PATRICIA • MELO CASAS CIRO ANTONIO • MELO CASAS FERNEY • MENDIETA DíAz WILLIAM • MENDIETA HERNáNDEz HÉCTOR JAVIER • MENDOzA CARRANzA JAIME JAVIER • MENESES JOSÉ DE JESúS • MESA BELTRáN CAMILO • MILLAN MUñOz JAIVER ANDRÉS • MOJICA GACHA GUSTAVO ADOLFO • MOLINA BONILLA CLAUDIA MARCELA • MOLINA BUITRAGO CARLOS ANDRÉS • MOLINA MOLINA CARLOS HERNáN • MOLINA MORALES CARLOS ANDRÉS • MOLINA MORALES MIGUEL áNGEL • MOLINA VARóN RAFAEL • MOLINA YATE ALExANDER • MONGUI MENESES NELSON • MONROY CáCERES YESID • MONROY CHITIVA DUVáN ARIEL • MONTAñEz GONáLEz FABIáN ALExANDER • MONTENEGRO JEISSON DUVáN • MONTENEGRO LóPEz LUIS ALBEIRO • MONTOYA LOPERA PAULA ANDREA • MONTOYA REYES RAúL • MONTOYA RIVEROS EDWIN FERNEY • MORA SALAzAR JOSÉ ALDEMAR • MORA SALAzAR VíCTOR ALFONSO • MORA YERLY JOANNA • MORALES GIRALDO WBEIMAR • MORALES AYALA JOAN CAMILO • MORALES BEDOYA JORGE DIDIER • MORALES CUTA YANETH YADIRA • MORALES DIEGO FERNANDO • MORALES GONzáLEz MIGUEL áNGEL • MORALES OROzCO JUAN CARLOS • MORENO ALDANA YINER • MORENO CáCERES BUENAVENTURA • MORENO CASTILLANO LEONARDO • MORENO CORTÉS JHON EDISON • MORENO DUARTE MILTON ANDRÉS • MORENO PINEDA CARLOS FERNEY • MOSCOSO RICO ANDRÉS • MOSqUERA CELIS FERNANDO • MOSqUERA PRIETO ARLY ALFONSO • MOYANO PULIDO LUIS HERNANDO • MUñOz BONILLA JORDY ALExANDER • MUñOz FERNáNDEz JOSÉ JULIáN • MUñOz HENDE HÉCTOR JAVIER • MUñOz RAMíREz LESBY GERALDINE • MUñOz RAMíREz LUIS HERNANDO • MUñOz RODRíGUEz WBEIMAR • MUñOz ROJAS MARTíN • MUñOz TAFUR FERNEY • MUñOz zAMBRANO CÉSAR GIOVANNY • MURCIA CALDERóN OCTAVIO AUGUSTO • MURCIA RAMíREz MILLER • MURCIA VANEGAS MILLER ALBERTO • NARANJO SIERRA WILLIAM ANDRÉS • NAVARRO TOLEDO JOSÉ DUCK • NEIRA BOTERO RIGAUL • NIETO RODRíGUEz JAVIER FERNANDO • NIETO ROMERO JUAN CARLOS • NIñO CARO ISAAC DE JESúS • NIñO CASTRILLóN JOSÉ EDUARDO • NIñO RAMíREz DANIEL • NOVOA DIEGO FERNANDO • NOVOA MORENO AMELIA PATRICIA • OLAYA BRAVO EIDER • ORJUELA HERNáNDEz FERNEY • ORTíz CáRDENAS JHONATAN ANDRÉS • ORTIz CASAS JULIO CESAR • ORTIz DíAz HERNANDO • ORTIz PAREJA JOSÉ YILBEL • ORTíz SEDANO RAMIRO ALExANDER • ORTíz VALLEJO HERIBERTO • ORTIz VELASCO LORENzO • OSORIO BETANCUR YULIANA • OSORIO CRISTIAN CAMILO • OSORIO MORENO SAúL • OSORIO SALAMANCA LUIS FERNANDO • OSORIO SALAzAR CARLOS EDILSON • OSPINA ESTRADA YENNI • OSPINA HERRERA YENSI • OSPINA JAVIER MAURICIO • PADILLA RICAURTE CÉSAR AUGUSTO • PAEz ACERO MARTHA JANETH • PAEz GUTIÉRREz BETTY MARLENY • PALACIO CáCERES JOHAN ALExIS • PAREDES LIzARAzO JUAN ALBERTO • PARRA SIERRA LAUREN CRISTINA • PARRA CASTELLANOS CARLOS URIEL • PARRA CIFUENTES MARIO FERNANDO • PARRA GóMEz SANTOS • PASUY ORTIz JOSÉ TIMMY • PAYáN CAICEDO ISIDRO JAVIER • PAz JURADO HERMEL JORDáN • PELáEz BEDOYA MAURICIO • PELáEz GILBERTO • PELáEz GUERRERO NORBEY • PELáEz LUIS HERNESTO • PENáGOS SOLORzANO JHON JAIRO • PEñA ACOSTA ARLEY • PEñA GALEANO CLAUDIA YADHIRA • PEñA JOSÉ HERMINSO • PEñA qUINTERO MIGUEL áNGEL • PERALTA BRICEñO ORLANDO FABIáN • PERALTA MARíN LUz MELIDA • PERALTA MORENO ROGER OCTALIO • PERALTA ROMERO JORGE IVáN • PERALTA SáNCHEz NóRIDA ALExANDRA • PERDOMO MARTíNEz LEONIDAS • PERDOMO RODRíGUEz ANDRÉS FABIAS • PERDOMO ROMERO JORGE ELIÉCER • PÉREz zAPATA MARíA CAROLINA • PÉREz PÉREz NELSON • PÉREz SANDOVAL CARLOS ARTURO • PIEDRAHITA ACOSTA HEMMERSON • PINEDA ARANGO ANCIzAR • PINILLA áVILA VíCTOR ARLEY • PINILLA RAMíREz CÉSAR ARMANDO • PINTO JURADO ERLYN ANDRÉS • PIzARRO SIABATO NORBERTO • PORRAS JHONN FREDY • POVEDA MOSqUERA JUAN GABRIEL • POVEDA MOSqUERA LUIS ALFONSO • PRADA CASTELLANOS ROMY VERóNICA • PRIETO DíAz OSCAR ENRIqUE • PUENTES PARRA ARIADNA PATRICIA • qUIMBAY DíAz OSCAR MAURICIO • qUINTERO LOzADA LUz áNGELA • qUINTERO FUENTES ELIECER • qUINTERO IRIARTE SERGIO ANDRÉS • qUINTERO MANzANO WILMAR JAVIER • qUINTERO MOSCOSO OCTAVIO • qUINTERO PRADA LEIDY ELIANA • qUINTERO SUTACHáN YEISON HUMBERTO • qUIROGA RODRíGUEz RAMIRO • qUIROGA ROMERO JORGE ANTONIO • qUIROGA ROMERO PABLO EMILIO • qUIROGA ROMERO PEDRO FABIáN • qUITIAN MONTOYA DIEGO MAURICIO • RAMíREz CALLE LUCAS • RAMíREz ARIAS HÉCTOR JAVIER • RAMíREz AUSIqUE JOSÉ EMIGDIO • RAMíREz CADENA GONzALO • RAMíREz CHINCHILLA EDWIN STIVEN • RAMíREz GUIzA JESúS MARíA • RAMíREz MARTíNEz VALERIO • RAMíREz MUñOz JEFFERSON • RAMíREz OSCAR JAVIER • RAMíREz RENGIFO JONATHAN FRANCISCO • RAMíREz ROJAS JHON FREDDY • RAMíREz SáNCHEz YURI ALExANDRA • RAMíREz SOLER JAVIER • RAMíREz VELáSqUEz DIEGO ALBERTO • RAMOS GUzMáN JOHN JAIRO • REINA APACHE DIEGO MAURICIO • REINA RAMíREz KAREN SOFíA • RENGIFO TORRES CARLOS ALBERTO • REYES DíAz JAVIER MAURICIO • RICO áVILA BELÉN JOHANNA • RICO ESGUERRA WILSON ARBEY • RINCóN ENCISO ERWIN HERNáN • RíOS JOSÉ DANILO • RíOS VALLEJO JEISON KIN • RIVERA GONzáLEz VíCTOR • RIVERA HERNáNDEz JOSÉ FARLEY • RIVEROS GARCíA CÉSAR AUGUSTO • ROA CASTIBLANCO IGNACIO JOAqUíN • ROA ROA EzEqUIEL • ROA ROA LUIS FREDDY • ROBAYO AGUDELO DUVIER FERNEY • ROBAYO BERMúDEz WILSON ALExANDER • RODRíGUEz BERNAL HILSE LEONOR • RODRíGUEz ACERO CYD JOAN • RODRíGUEz ARANzAzU JHON JAIRO • RODRíGUEz BEDOYA CARLOS ARTURO • RODRíGUEz CáRDENAS JOHN CARLOS • RODRíGUEz CERqUERA LUz MARINA • RODRíGUEz CRISTIAN FERNANDO • RODRíGUEz MORENO VíCTOR ALFONSO • RODRíGUEz NELSON ENRIqUE • RODRíGUEz NOVOA JAIRO ANDRÉS • RODRíGUEz OCAMPO RIGOBERTO • RODRíGUEz SACHEz WILDER • RODRIíGUEz CERqUERA DANNY DANIEL • ROJAS GONzáLEz ÉDGAR OSWALDO • ROJAS . ORLANDO . • ROJAS CARO HÉCTOR HERNANDO • ROJAS DíAz ABRAHAM . • ROJAS DíAz HOHN WILBER • ROJAS PRIETO HENRY ALBERTO • ROJAS RODRíGUEz ALExANDER • ROMERO DíAz EDWIN • ROMERO OCAMPO JHON FREDY • ROMERO PACHóN IDELFONSO • ROMERO SáNCHEz JOSÉ HUMBERTO • ROzO FANDIñO NELSON • RUBIO GERMáN ALFONSO • RUEDA RODRíGUEz DAVID ALONSO • RUIz CESAR RICARDO • RUIz TORRES JHON JAIRO • SAAVEDRA RUBIO OSCAR JAVIER • SAENz SERRANO EDGAR • SAENz SORIANO DIANA PATRICIA • SAENz SORIANO LUIS GONzALO • SAIS GARzóN JAIRO • SALAMANCA MAURICIO • SALAMANCA RINCóN JUVERNEY • SALAzAR MURILLO ANA MILENA • SALGADO GARzóN NORBEY • SAMUDIO BEJARANO JHON JAIRO • SANABRIA SáNCHEz EDWIN • SáNCHEz PEDRAzA ADRIANA MARCELA • SáNCHEz AMADOR MóNICA FERNANDA • SáNCHEz HENAO DANIEL ALBERTO • SáNCHEz LóPEz GERARADO • SáNCHEz LUNA BENEDICTO • SáNCHEz MARTíNEz JOSÉ HEBER • SáNCHEz PARRA JHON FREDY • SáNCHEz PARRA JULIO CESAR • SáNCHEz PERALTA JOHN ALExANDER • SáNCHEz SANABRIA ANGÉLICA • SáNCHEz SáNCHEz PEDRO PABLO • SáNCHEz WILCHES JOSÉDE JESúS • SANDOVAL qUINTERO NELSON DAVID • SANDOVAL qUINTERO OSCAR ADRIANO • SANDOVAL RINCóN MIGUEL áNGEL • SANDOVAL SANDOVAL JUAN DE JESúS • SANTANA AGUDELO IVáN ANDRÉS • SANTANA DíAz ALBEIRO • SANTANA FERNáNDEz LUISA FERNANDA • SANTOS BORJA URIEL • SANTOS ROJAS SERGIO SMITH • SARMIENTO HERNáNDEz CINDY JULIETH • SEGURA CRUz PEDRO LUIS • SEGURA LEóN MANUEL ALFONSO • SERRANO HURTADO FRANCISCO JAVIER • SIERRA CARRANzA DANIEL EDUARDO • SIERRA CRUz AIMER AUGUSTO • SIERRA JOHN JAIBER • SILVA CÉSAR ANDRÉS • SILVA UBILLUS GIOVANNY • SILVA UBILLUS NÉSTOR FABIáN • SORIANO GUTIÉRREz EDISSON FABIáN • SORIANO SAENz WILSON GIOVANNY • SOTO JARAMILLO EDWIN JAVIER • SUáREz SUáREz PABLO EMILIO • SUáREz CRISTANCHO EPARqUIO ELI • SUáREz MONTAñA íNGRID PAOLA • SUáREz OBANDO ANDRÉS LEONARDO • SUATERNA ESPITIA RICARDO • SUAzO JOSÉ GUSTAVO • SUAzO SAAVEDRA ANDERSON CAMILO • TAPIA HENRIqUEz JORGE ALAN • TÉLLEz BURITICA JHON EDUAR • TÉLLEz GUTIÉRREz HERNAN DARíO • TÉLLEz HERNANDEz EDUARD ESTID • TÉLLEz JESúS GREGORIO • TÉLLEz MARíN DIEGO MAURICIO • TOCORA HERNáNDEz JOSIAS • TORRES AUSIqUE WILSON • TORRES CASTAñO PABLO EMILIO • TORRES RODRíGUEz CÉSAR AUGUSTO • TORRES RODRíGUEz VíCTOR HUGO • TORRES RODRíGUEz WILLIAN HERNANDO • TORRES SALGADO FERNEY • TORRES SIERRA JEINS STEE • TOVAR BRIñEz NÉSTOR FABIáN • TOVAR TOVAR RODOLFO • TREJOS MUñOz SIRLEYDA • TRUJILLO CORTÉS JEYSON • TRUJILLO CORTÉS YOHN FREDY • TRUJILLO SANDOVAL JORGE ELIÉCER • UNIGARRO ACOSTA NATALI • URBINA GONzALEz JORGE URIEL • URBINA GONzáLEz WILLIAM • URIBE MEJíA AURA LILIANA • VALENCIA CASAS LUISA FERNANDA • VALENCIA PINzóN JOSÉ LEONARDO • VALENCIA RODRíGUEz JONATHAN • VALENCIA RODRíGUEz WILMAR • VALLEJO GARCíA MARíA NATALIA • VALLEJO qUINTERO DIEGO FERNANDO • VANEGAS áLVAREz JOSÉ ALIRIO • VANEGAS EDIN FRED • VANEGAS GóMEz ERVIN ARNOBY • VANEGAS SILVA GENTIL • VARGAS GóMEz YENNY CONSTANzA • VARGAS TÉLLEz JUAN CARLOS • VARóN FLORES JORGE • VARóN FLOREz JOSÉ GILDARDO • VARóN FLóREz LUIS EDUARDO • VARóN NÉSTOR FABIáN • VEGA MORENO óSCAR JULIáN • VEGA GONGORA ORLEY • VEGA GUERRERO CARLOS ALBERTO • VEJARANO VARóN MóNICA FERNANDA • VELANDIA TORRES HERMES • VELASCO GIL LUSI áNGEL • VELASCO GUEVARA SANDRA LUCíA • VELASCO GUEVARA WILLIAN • VELASCO NúñEz NÉSTOR FABIáN • VELASCO NúñEz VíCTOR ALFONSO • VELáSqUEz ANDREA DEL PILAR • VÉLEz OSPINA CARLOS AUGUSTO • VELOSA VANEGAS JAIRO • VENTERO ERNESTO • VERA ALARCóN ABELARDO • VILLA DAzA CARLOS HERNáN • VILLA GARCíA JEUS MARíA • VILLADA RICO GERMáN ADRIAN • VILLADA VANEGAS CÉSAR AUGUSTO • VILLAMIL JHON FREDDY • VILLAqUIRáN TORO JOHN JAIRO • VIqUE CUCAITA SLOAN WILSON • VISCAYA SANTAMARíA JULY LORENA • VIVAS GóMEz JOSÉ YEzID • WALTEROS NIñO NELSON • YATE CORTÉS MIGUEL ANDRÉS • YATE LEYTON RUBÉN DARíO • zAMBRANO RINCóN JAVIER • zAPATA ACOSTA HADDER SEBASTIáN • zULUAGA CARDONA HERNANDO • Listado a noviembre de 2011.

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Este libro se terminó de imprimir en Bogotá, D. C., el 1 de diciembre de 2011.

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En medio de la rigurosidad, la disciplina, la exigencia y la dureza propia de una actividad como la vigilancia privada, resulta inusual pensar que alguien pudiera transformar un rostro malhumorado o una mala palabra en sonrisas o expresiones positivas.

Al interior de Omnitempus LTDA, la empresa que se encarga de la seguridad de Anglogold Ashanti en Cajamarca e Ibagué, ese papel lo ha aprendido a desarrollar con lujo de detalles Diana Marcela Osorio López.

Para esta joven profesional en salud ocupacional, la experiencia en este trabajo donde los hombres son mayoría ha significado poner a prueba su creatividad, intuición y sexto sentido.

Las visitas, por lo regular dos veces a la semana en campo, para verificar las condiciones del personal y minimizar las situaciones de riesgo ya hacen parte de la rutina de sus compañeros, quienes, entre otras cosas, esperan porque llegue el día.

Y es que más que las labores como supervisora SISO (seguridad Industrial y Salud Ocupacional) que debe desempeñar, Diana Marcela es una consejera, una amiga y hasta una confidente en quien muchos liberan sus inconformidades y tensiones laborales, pero también sus

Toda oídos

Carlos Norbey Gantiva Bobadilla o ‘Gantiva’ como mejor lo conocensus compañeros, es un personaje sui generis en la vida de La Colosa.

preocupaciones, problemas familiares y de pareja.

En respuesta a estas confesiones, Osorio López se la ha jugado por asumir el rol de piscóloga, entregándoles una recomendación sincera y regalándoles, de cuando en cuando, un caramelo con el que les endulza la vida.

Aunque Diana Marcela admite que en ocasiones se ha sentido en la encrucijada al ser abordada en búsqueda de respuestas a dificultades propias de los matrimonios sobre las que todavía no tiene experiencia, asegura que las vivencias de amigos y conocidos le han servido como insumo para tratar de dar un consejo que se ajuste a lo que sus interlocutores esperan.

Curiosamente no en pocos casos, algunas de sus intervenciones han terminado en actos de reconciliación lo que para ella resulta doblemente gratificante.

Pero no siempre el hecho de ser la única mujer dentro del grupo es una ventaja. Así como a veces es la más consentida entre todos, en otras ocasiones Diana Marcela debe sortear episodios que no resultan cómodos, cuando entre los vigilantes nuevos, solteros y más jóvenes empiezan a manifestarse otro tipo de sentimientos que amenazan con pasar del plano laboral al personal.

Ante esto nada como una respuesta diplomática, ética y profesional que sin herir a nadie deja las cosas en claro y logra que todo vuelva a su equilibrio natural.

Lo propio ocurre cuando algunas esposas, encuentran sospechoso el que sus compañeros reciban ocasionales llamadas de una mujer y se manifiesten con cierto disgusto. Típicos episodios de celos que Diana prefiere guardar en su memoria nada más que como hechos curiosos y anécdotas para el recuerdo.

Pero para esta joven, trabajadora y echada para adelante, no todo ha sido color de rosa. Aunque la oportunidad de trabajo surgió al término de su pasantía profesional, ello significó un cambio en su vida que aunque resultó duró, le enseñó a apreciar el significado de la libertad y a valorar mucho más la compañía de mamá.

Tanto para ella como para su madre, distanciarse temporalmente tuvo un costo emocional muy fuerte. Por un lado, en su condición de hija única, Diana Marcela jamás se había separado de su hogar y por otro, ambas sabían que iban que tener que enfrentar la soledad desde orillas distintas.

Aunque el trabajo de sol a sol permitía que no hubiera mucho tiempo para echar de menos,

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Carlos Norbey Gantiva Bobadilla o ‘Gantiva’ como mejor lo conocensus compañeros, es un personaje sui generis en la vida de La Colosa.

aspectos como la comida y los consentimientos de mamá, especialmente en aquellos días en los que las jornadas se encontraban pasadas por agua y en los que se terminaba además de exhausta, hambrienta, mojada y enlodada, hacían que los sentimientos se encontraran hasta conseguir quebrantar las fuerzas y estallar en llanto.

Sin embargo, bien dicen por ahí que no hay nada que el tiempo no pueda curar y el caso de Diana Marcela no podía ser la excepción. La adaptación aunque costó trabajo fue posible, en parte, gracias al apoyo de varias amigas y colegas, quienes se convirtieron en el apoyo en los momentos difíciles.

Habiendo alcanzado la estabilidad económica necesaria, pero también habiendo vivido una experiencia que no duda en calificar como enriquecedora, Osorio pudo reencontrarse con su madre a quien llevó a vivir a su lado en Cajamarca.

Hoy las cosas para ella de nuevo son más fáciles, pero jamás volverán a ser iguales. Las vivencias pasadas le han dado un grado de madurez, de crecimiento personal e independencia que le permiten ver la vida con otros ojos.

Después de haber trabajado por varios años en Ibagué y de haber desarrollado allí parte de su proyecto de vida, hay amigos y conocidos que no comprenden aún cómo o por qué decidió quedarse en la provincia.

Pero Diana Marcela está más que convencida de estar haciendo lo correcto, pues considera

Diana Marcela es una

consejera, una amiga y hasta

una confidente en quien muchos

liberan sus inconformidades y

tensiones laborales

que además de ser un lugar pequeño y tranquilo, Cajamarca, Anglogold Ashanti y el proyecto La Colosa le han brindado la posibilidad de desarrollarse profesionalmente.

Así al lado de la que considera su gran familia, esta joven ibaguereña, pero de sangre Cajamarcuna se levanta cada día con la convicción de entregar lo mejor de sí. Para ella sus mayores satisfacciones en la tarea que realiza, sin duda están en los rostros de alegría de quienes son llamados a hacer parte de la

compañía, aunque antagónicamente todavía no haya podido acostumbrarse a las expresiones de tristeza de quienes de sus manos son enterados de la negativa a la renovación de sus contratos.

Portadora de buenas y malas noticias, Diana Marcela es en Omnitempus como la flor de lotto que emergiendo en un medio aparentemente hostil para su realidad, es fácilmente adaptable, pero que además con su sola presencia consigue iluminar y armonizar el corazón y la mente de quienes le rodean.

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Hablar de naturaleza y preservación de fauna y flora, resultan ser temas propios de espacios de encuentro familiar.

Ello no sólo se debe a la actividad que él desarrolla desde hace casi tres años, ni tampoco a que se encuentre avanzando en un programa de preparación como técnico en preservación de recursos naturales, sino que como si se tratara de una de esas casualidades del destino, su hija mayor tomó la decisión de formarse como licenciada en ciencias naturales.

Si bien, las condiciones propias de su trabajo hacen que Rafael deba permanecer la mayor parte del día e incluso de la semana alejado de los suyos, cada vez que se da la oportunidad, un buen tema de discusión es el del medio ambiente, ya bien porque su hija encuentra en él la primera fuente de consulta a sus dudas o actividades extracurriculares o a la inversa porque es él quien también debe asesorarse en aspectos más académicos para resolver los trabajos de la Universidad.

Sin embargo, su esposa y su hija menor tampoco se extraen de estas conversaciones, en ellas ha ido creciendo un interés latente por estos temas, no en vano un plan que con toda seguridad la

Reforestador en cuerpo y alma

En el hogar de Rafael Molina, uno de los líderes ambientales con mayor trayectoria al interior de la compañía.

familia disfruta es poder salir el fin de semana al campo para estar en contacto con el verde que en abundancia rodea al municipio de Cajamarca y en el que se puede respirar aire puro, mientras se hace deporte.

Cuando se le pregunta si alguna vez llegó a imaginarse estar cumpliendo con la función de ecologista y discípulo del medio ambiente, Rafael responde con absoluta vehemencia que no. Y es que hasta hace cinco años, su espectro de acción en lo laboral se había concentrado en actividades de tipo financiero, así como en la atención de algunos negocios propios.

En sus primeros años de vinculación con Anglogold Ashanti, Molina se desempeñó como vigilante hasta cuando encontró la posibilidad de trabajar como auxiliar de campo ambiental, proceso en el que a fuerza de conocimiento, destreza y experiencia se abrió campo demostrando un desempeño sobresaliente sobre sus demás compañeros que le mereció el ascenso a líder dentro de su área.

Hoy Rafael se declara un enamorado absoluto de su tarea, además de apoyar el mantenimiento de los viveros escolares, de promover el programa de reforestación sobre las fuentes

hídricas del municipio y de concientizar sobre el aprovechamiento y manejo de los residuos sólidos, su trabajo diario implica una relación directa y constante con la comunidad, que le exige saber lo suficiente sobre lo que es la compañía, así como desarrollar una capacidad especial de comprensión, entendimiento y tolerancia.

Y es que es producto de ese diálogo franco y abierto con la gente del campo como se ha logrado que hoy sean cerca de 29 las hectáreas de plántulas sembradas en diferentes puntos de la zona rural.

Rafael sabe que no es un proceso en el que se obtengan efectos en el corto plazo y en el que se necesita el compromiso de la comunidad para que el resultado sea exitoso.

No basta con emprender desafiantes recorridos por trocha o montaña, a pie o a acaballo; ni dedicar ocho horas enteras a la siembra de árboles, por eso su labor se prolonga a las visitas técnicas posteriores, a la motivación de los propietarios de predios para que se esmeren aún más en el cuidado de sus arbustos.

Es una misión que fusiona en una sola alma las lecciones del siempre querido profesor Yarumo y

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En el hogar de Rafael Molina, uno de los líderes ambientales con mayor trayectoria al interior de la compañía.

la acción efectiva del capitán planeta de las tiras cómicas.

Habrá de pasar por lo menos un año para que las pequeñas plántulas alcancen la altura ideal y Rafael como sus demás coequiperos puedan decir con una sonrisa en el rostro que la tarea se hizo.

Allí irán quedando en los bosques, las laderas, las cuencas y en el borde de los nacimientos numerosos testimonios de un trabajo que las nuevas generaciones agradecerán y del que la descendencia de Rafael se siente y se sentirá orgullosa.

Pero como todo no puede ser trabajo, hay otra pasión que cada domingo Molina disfruta al lado de su hija de 11 años, una actividad que implica trabajo en equipo como el que él hace, donde la estrategia no se traza precisamente para ver árboles robustos y sanos, y en el que pasa de ser admirado para convertirse en hincha: se trata del fútbol y de su afición al equipo de la región, al Deportes Tolima con el que celebran en la tribuna cada gol, cada pase de ensueño, cada triunfo, mientras llega la hora de volver a casa y seguir haciéndole sus propias anotaciones a su permanente rival de turno, la deforestación y el impacto sobre el medio ambiente.

Habrá de pasar por lo menos un año para que las pequeñas plántulas alcancen la altura ideal y Rafael como sus demás coequiperos puedan decir con una sonrisa en el rostro que la tarea se hizo.

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Cuentan los relatos de Alejandro Von Humbold y otros expedicionarios de Indias, como los medios de transporte en la Colombia de los años previos a la Independencia, se limitaba en muchos casos al admirable esfuerzo de los cargueros que sin ningún prejuicio encontraron en la resistencia de sus espaldas y en su temple, una forma práctica para ganarse la vida por entre las escabrosas trochas y los empinados caminos en los que las mulas no conseguían abrirse paso.

Estas narraciones históricas sitúan puntos específicos de la geografía nacional como el mítico paso del quindío, en la ruta que por entre la montaña se abría desde Ibagué hacia el occidente.

Sin importar las condiciones atmosféricas y topográficas, la labor del carguero se fue haciendo cada vez más popular entre jóvenes, niños y adultos, generaciones enteras que en poblaciones como Cajamarca, conocieron y desarollaron las destrezas propias de un oficio al que se le debe con coronas de laureles, en Después de compartir e

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el desayuno que cada uno d

e

ellos trae desde su casa, los 2

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‘cargueros’ ubican sus

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aracterísticos

morrales amarillos impermeables.

Los bolivarianos

En el hogar de Rafael Molina, uno de los líderes ambientales con mayor trayectoria al interior de la compañía

el anonimato del heroísmo, en gran medida el desarrollo de la nación.

Hoy dos siglos después, rememorando la historia de sus antepasados, recorriendo las mismas montañas y los exigentes senderos, un grupo de valerosos hombres a quienes todos en La Colosa conocen como los bolivarianos son los encargados de transportar sobre su humanidad durante todo el día pesadas encomiendas en cajas de madera y algunos aditivos que posibilitan las labores de perforación en el proyecto.

Jaiver Millan y Ginner Moreno, son dos de ellos.

La labor de los bolivarianos, comienza formalmente a eso de las 6 de la mañana. Después de compartir en la bodega el desayuno que cada uno de ellos trae desde su casa, los 26 ‘cargueros’ ubican sus encomiendas dentro de sus característicos morrales amarillos impermeables, antes de disgregarse en varias direcciones hasta ya no ser visibles entre las espesa vegetación de la montaña.

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Cuentan Jaiver y Ginner que los viajes iniciales casi siempre son los más suaves, pues además de llevar algunas sustancias, necesarias para el funcionamiento de las máquinas, sólo movilizan cajuelas vacías.

Al llegar a su destino es donde comienza el verdadero trabajo pesado. Desde allí deben regresar a su punto de origen movilizando los núcleos de roca que durante la noche fueron extraídos de la profundidad de la tierra.

El primer secreto para que el recorrido no resulte tortuoso radica en saber ubicar los cofres dentro de la maleta. Si se dejan las superficies corrugadas sobre la cara que toca la espalda, la fricción por razones obvias cobrará sus efectos.

De ahí en adelante el desafío está en mantener el equilibrio y caminar a buen ritmo, sin exceder la velocidad permitida, sobre todo cuando los caminos son afectados por la lluvia y la tierra se convierte en una deslizante pista de lodo.

Cada viaje exige concentración, la que algunos de los bolivarianos encuentran haciendo sus recorridos en silencio, pero la que otros consiguen acompañados de la que en la inmensidad de la montaña se ha hecho su mejor amiga: la radio.

Además de los elementos de protección personal, lazos, maletines y radios, casi todos los bolivarinos cuentan con otro elemento muy a fin

con su tarea: listones de madera que les sirven de soporte y como bastón en el camino.

A ciencia cierta, ninguno de ellos sabe cuántos viajes tendrá que hacer durante el día, pero todos están preparados para soportar lo necesario, eso sí sin exceder los 25 kilos que por ley están autorizados a cargar.

El mediodía marca el fin de la primera parte de la jornada y el momento del descanso que todos vuelven a compartir. Una pausa para tomar el almuerzo, guarecerse de la lluvia y el frío, conversar o echar ‘caspa’ como ellos mismos dicen o sencillamente para recostarse y permitir que la espalda se relaje.

A eso de la 1 de la tarde, la labor se retoma y aunque entre ellos no hay un líder que coordine los desplazamientos, prima el compañerismo y el trabajo en equipo, pues como afirma Jaiver Millan cada quien es consciente de su trabajo y de manera justa y ejemplarizante se logran equilibrar las cargas.

Hacia las 3:30 de la tarde todos están de regreso sin importar si de por medio haya una hora o hasta hora y media de camino como ha llegado a suceder. Lo siguiente es vaciar sus maletas, organizarlas y colgarlas en su sitio de reposo, reemplazar las prendas húmedas por ropa seca y abrigada para emprender con la caída del sol, el regreso a casa donde deberán asumir el peso de su responsabilidad como padres y esposos, antes de que el sol vuelva a brillar y retornen al campo a su abnegada labor.

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Podría decirse que su instinto maternal está íntimamente ligado a su trabajo, pues por el esfuerzo de cada una de ellas, cuando el sol finalmente brilla cada cosa por pequeña que sea luce reluciente y se encuentra lista.

Ese empeño de ama de casa que se entremezcla con una obsesión por lo perfecto y al que se suman elevadas dosis de amor y alegría son los que hacen que estos personaje sean quizás los que gocen de mayor apreció entre propios y extraños.

Son verdaderamente “las madres” de la compañía, no sólo porque de puertas para afuera tengan hogares de los que encargarse, sino porque dentro actúan de la misma forma, consentidoras, complacientes y hasta cómplices.

María Libia Salas y Martha Cecilia Castro, son dos de las mujeres vinculadas a Service & Meals, la temporal encargada de incorporar al personal que presta sus servicios tanto en los casinos como en oficinas y alojamientos.

Como ellas hay un selecto y muy bien calificado grupo de damas que se responsabiliza de preparar los alimentos diarios para suministrar a un buen número de trabajadores, pero también

Madres a toda prueba

Para ellas el día inicia más temprano que para el resto del personal vinculado al proyecto La Colosa.

de llevar la ropa a la lavandería, secarla, regresarla a las habitaciones y por supuesto velar porque la limpieza brille por donde quiera que se le mire.

Las historias de María Libia y de Martha Cecilia tienen mucho en común. Ambas llegaron a la compañía como si todo hubiera estado de su lado para que lo lograran. María Libia, por ejemplo, tuvo que competir con cerca de 30 aspirantes al mismo cargo y superar todo el proceso de selección hasta recibir la aprobación definitiva, mientras que Martha Cecilia, quien estaba mentalizada en reincorporarse a la fase II del proyecto Túnel de la Línea decidió presentar su hoja de vida, impulsada por una amiga sin imaginar que en dos o tres días estaría dentro.

Aunque ambas coinciden en afirmar que en algunos momentos es inevitable sentir el cansancio y el desgaste propios de la actividad física, especialmente cuando se está sobre los dos mil 900 metros sobre el nivel del mar y si bien otras de sus compañeras sostienen que jamás se termina de tener una adaptación total a los extensos senderos de escalas que separan la base del campamento con los alojamientos, de lo que sí están plenamente convencidas es de su

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y mejorar sus propias condiciones económicas, anímicas y por qué no hasta emocionales, ambas se consideran afortunadas pues sus hijos han sabido responder a este esfuerzo y con la mayor comprensión aguardan por su regreso siempre con un abrazo confortable, un beso grato y amoroso y un muy profundo “te extrañé”.

Para María Libia Salas y Martha Cecilia Castro, los malos momentos del pasado, se quedaron en eso, en un pasado que a veces miran a través del retrovisor antes de volver a concentrar su mirada en el horizonte.

Y es que sus motivaciones para sentir una deuda de gratitud con la empresa de la que han hecho parte por dos años cada una, van de lo intangible a lo tangible.

De un lado la satisfacción de poder proporcionarle estudio a sus hijos, de complacerles con uno que otro capricho y de otro la posibilidad de alcanzar ese sueño familiar por el que todo el mundo espera poder, tener una casa digna, un hogar propio para los días porvenir.

El perfil de estas mujeres, sin

duda

es el de guerreras y luchadoras,

pues no sólo de

ben cumplir con sus

obligaciones en el trabajo sin

o

desempeñar con ahínco el rol de

madres y padres, al mismo tiempo.

gratitud para con la compañía, que las motiva a seguir adelante sin importar los obstáculos.

El perfil de estas mujeres, sin duda es el de guerreras y luchadoras, pues no sólo deben cumplir con sus obligaciones en el trabajo sino desempeñar con ahínco el rol de madres y padres, al mismo tiempo.

En el caso de María Libia, una mujer que sólo transmite ternura y confianza son tres los hijos por los que ha tenido que ver a lo largo de su existencia, el menor de ellos de seis años.

Aunque su hija de 19 ha sido una gran ayuda en casa para que al regresar sean menos las tareas con las que ponerse al día, cada vez que es necesario madrugar o cuando su trabajo le obliga a permanecer por fuera más de lo normal, María Libia redobla sus esfuerzos en procura de que la mayor parte de las cosas estén listas o por lo menos se faciliten.

Lo propio ocurre con Martha Cecilia de espíritu alegre y divertido, quien enfrenta un momento crucial, pues sus pequeños, ya no tan pequeños, de 11 y 13 años, encaran una etapa nada fácil en la que los abuelos han sido figuras clave que le devuelven plenamente la tranquilidad ante su ausencia.

Pese a todos los sacrificios que han tenido que hacer para tratar de proporcionarle una mejor vida a sus familias, para conseguir llevar el sustento diario

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Para él esta es una labor en la que la práctica hace la diferencia, pues no sólo se trata de sujetar las cargas y enlazar los animales, mucho más allá de ello hay que aprender a conocer su temperamento y obrar con toda la precaución para que ni uno solo de ellos falle.

Se trata de articular, guiar y orientar un equipo que a diferencia de los humanos no tiene la capacidad de raciocinio, con el que la comunicación se da en términos diferentes y que responde únicamente a estímulos, lo que aumenta el grado de dificultad y automáticamente le hace un oficio con matices de arte.

Para Jorge Eliécer en sus maniobras como arriero son varios los enemigos a los que se enfrenta. La bruma que obstaculiza la visibilidad, la altura, la fatiga de los animales, pero en especial el clima, un aspecto que reviste la mayor atención.

Con la lluvia, los caminos se hacen pantanosos, las mulas por su peso tienden a enterrarse, los desplazamientos por obvias razones se hacen más lentos y el riesgo de que la entrega no llegue a su destino hace que aumente la tensión y la ansiedad.

En una geografía agreste donde las opciones de movilidad son limitadas, no basta con la fuerza humana para conseguir que todo lo que se necesita llegue hasta donde debe y con la efectividad que se requiere.

Por eso dentro del proyecto La Colosa tan valioso como el esfuerzo de los cargueros, resulta el de los arrieros y sus semovientes, actores protagónicos y de enorme tradición en la región de quienes depende la movilidad y en buena medida los avances estructurales en todos y cada uno de los procesos.

A lomo de mula es como llegan hasta los más remotos lugares en las elevadas e impenetrables cumbres que pocas veces dejan de ser custodiadas por las nubes, insumos, materias primas y muchos otros elementos de los que depende que el trabajo en el área se pueda desarrollar con éxito.

Con 15 años de experiencia, Jorge Eliécer Perdomo es uno de esos modernos arrieros que reemplazaron los sombreros por cascos y las alpargatas o las cotizas por botas punta de acero.

Arrieros somos

Para ellas el día inicia más temprano que para el resto del personal vinculado al proyecto La Colosa.

Son verdaderos caminos reales en los que jamás se puede tener confianza absoluta por más veces que por allí se haya trasegado, donde la naturaleza se muestra imponente y desafiante y sobre los que el arriero agita su respiración hasta tener de nuevo la posibilidad de inhalar y expirar ya con la tranquilidad de haber alcanzado su punto de llegada

Jorge Eliécer es consciente que si su condición física se desgasta, la de los animales que además están bajo su responsabilidad y que se convierten en fuente de su sustento diario aún más, por eso al término de los viajes que pueden ir de cuatro a seis en los peores escenarios y de 10 a 12 cuando las circunstancias resultan ideales, la mejor recompensa para sus leales acompañantes en un merecido descanso en los potreros acompañados de una mezcla de miel, salvado y agua en abundancia.

Para él ningún animal es más especial que otro, aunque no desconoce que algunos por su edad o su contextura sobresalen al mostrar un mejor rendimiento en el campo, mayor estabilidad y fuerza.

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Se trata de articular, guiar y orientar un equipo que a diferencia de los humanos no tiene la capacidad de raciocinio, con el que la comunicación se da en términos diferentes y que responde únicamente a estímulos

Ese es el caso de Esmeralda, quizá la única de las mulas con nombre dentro del lote, cuyo nombre fue atribuido a su belleza y gordura.

Si bien, Jorge Eliécer Perdomo se confiesa un afortunado al no haber tenido que afrontar hasta ahora ningún accidente que lamenta, también sabe que ese invicto a su favor es un reto al que debe enfrentarse en cada salida. Por eso la importancia que para él tiene el que los animales enfermos o lastimados guarden la debida quietud y que antes de emprender la labor, los animales, al igual que los vehículos, sean sometidos a una exhaustiva revisión antes de ser autorizados para emprender la marcha.

Como Jorge Eliécer son hoy 11 los arrieros que desfilan permanentemente por los despeñaderos, acompañados de sus recuas compuestas por entre seis y siete semovientes.

Ellos no sólo hacen un trabajo que a veces en la acelerada dinámica de la cotidianidad de La Colosa tiende a hacerse imperceptible sino que con su sola presencia engalanan, exaltan y colorean el paisaje, generando la sensación de quien tiene ante sus ojos la réplica de un pesebre en movimiento.

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Ella como muchas de las mujeres que hacen parte del proyecto La Colosa ha tenido que cumplir con el rol de madre y padre, al mismo tiempo, pero a diferencia de las demás, la batalla por la crianza de sus dos hijos ha tenido que darla en el mundo, casi completamente sola, sin la anuencia o la ayuda de una madre o una hermana, apenas y con la voluntaria colaboración de algunas amigas y vecinas que se convirtieron en su familia.

Nedy llegó a Anglogold Ashanti hace aproximadamente cinco años, cuando las dificultades económicas agobiaban su vida y amenazaban la estabilidad familiar.

Inicialmente su trabajo se desarrolló en el área de servicios generales. Por lo que las jornadas para ella iniciaban a eso de las 3:30 de la mañana y terminaban sobre las 9 de la noche.

Durante ese tiempo, los canales de comunicación con sus pequeños que para entonces contaban con 7 y 14 años empezaron a deteriorarse, no precisamente porque ella estuviera desinteresada en saber de su suerte, sino porque el mismo ritmo de su rutina le imposibilitaba sostener un encuentro con

Hecha a pulso

En el rostro de Nedy Alzate se evidencian claramente el desgaste y el cansancio, provocados por el sufrimiento, las angustias y las preocupaciones del pasado.

ellos, un diálogo profundo o simplemente el dedicarles tiempo extra al de sus días libres.

En otras ocasiones, cuando Nedy debía trabajar en el casino del campamento sabía que pasaría días enteros sin poder ver a sus hijos, en esos casos, además de esmerarse por dejar todo organizado, solía recomendarlos con algunas de sus más cercanas amigas que se convirtieron en su familia.

Aún sin adaptarse a las exigencias de la labor, pero consciente de que no podía darse por vencida por amor a Diana Marcela y Juan Camilo, sus recomendaciones y sus mensajes hacia ellos para que se esforzaran, comportándose de manera correcta y concentrándose en los estudios parecieron no surtir efecto.

Las malas noticias y los rumores provenientes de sus amigas empezaron a hacerse más frecuentes. Ambos parecían andar en malos pasos y rodeados de malas compañías con quienes pasaban el tiempo que no estaban en el colegio.

Las alarmas se dispararon del todo cuando el rendimiento en el colegio de los dos empeoró. Entonces Nedy supo que era hora de tomar medidas drásticas.

Agradecida por una experiencia

de la que ha aprendido más de lo

que había podido imaginar, de una

oportunidad que le ha permitido ir

mejorando su nivel de vida y el de

su familia

Fueron días de llanto entremezclados con decepción, pero también de las más puras demostraciones de temple y tenacidad. Triplicando sus esfuerzos, Nedy consiguió como ella misma dice “ir recuperando, poco a poco, a sus hijos hasta conseguir redireccionarlos por el camino del que nunca debían haberse extraviado”.

Al término de su bachillerato Diana Marcela hizo explícito su deseo de seguir sus estudios en contaduría. Aunque los compromisos económicos eran muchos, ajustando el cinturón

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Nedy consiguió la manera de poder pagarlo, mientras con la ayuda de algunos sacerdotes obtuvo el apoyo para garantizarle la alimentación y hospedaje en Armenia.

En los días en que la remeza no era lo suficientemente flexible, Diana Marcela debía hacer el sacrificio de caminar desde su casa a la universidad y viceversa.

La poca ropa con la que contaba y que había llevado desde Cajamarca a Armenia empezaba a

quedarle chica e incluso varios de sus pantalones se rompían al mínimo esfuerzo, mientras sus demás compañeras se ufanaban de estrenar un vestido nuevo cada semana.

Sobrepasando todos esos obstáculos, hace dos años Diana Marcela consiguió obtener su título y en la actualidad ejerce su profesión en una entidad financiera de Cajamarca.

Entre tanto, Juan Camilo inició sus estudios en licenciatura en educación física, los mismos que

decidió suspender por un semestre para trabajar y conseguir el dinero necesario para alivianar en parte las cargas de su madre, quien está terminando de pagar la casa familiar.

Hoy él se desempeña como auxiliar de perforación, mientras Nedy cumple con otra valiosa misión dentro del proyecto, es una de las tres integrantes del equipo responsable del centro de acopio, donde se clasifica y da trasladado a los residuos sólidos que se generan en la compañía, pensando en términos de reciclaje y disminución de los niveles de impacto ambiental.

Agradecida por una experiencia de la que ha aprendido más de lo que había podido imaginar, de una oportunidad que le ha permitido ir mejorando su nivel de vida y el de su familia, Nedy no puede contener las lágrimas al recordar como en la intimidad de su hogar hoy “sus muchachos”, los mismos por los que lo ha dado todo y estaría dispuesta a dar más, la abrazan y entre caricias reconocen su esfuerzo, su entereza, su capacidad incansable de trabajo y todos esos llamados de atención que tanto le costaron, recuerdos agridulces de los que queda como lección que una madre siempre está dispuesta a dar hasta el último aliento por lo mejor para los suyos.

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A la par con ellos está el sacrificio de las familias, muchas de las cuales han tenido que modificar sus horarios y rutinas para hacer que las cosas en casa funcionen de la mejor manera posible.

Ana Milena Salazar, se desempaña hace siete meses como auxiliar de campo. Su labor se concentra en el mantenimiento de vías, trinchos, gaviones, canalizaciones, señalizaciones y carga.

Un día normal para ella inicia entre las tres y las cuatro de la mañana. En medio del intenso frío matutino que penetra por entre las paredes y empaña las superficies de cristal, un primer bombillo se enciende dentro de su humilde vivienda ubicada en predios de la vereda Rincón Placer.

Después de hacer las cobijas a un lado y procurando hacer el menor ruido posible, Ana Milena se dirige hacia la ducha. En el camino se detiene en la cocina para encender los fogones, iniciar la preparación los alimentos del día y cerciorarse de tener una bebida caliente al salir de la ducha.

El baño no se prolonga mucho tiempo y es apenas comprensible. Pasar más de lo debido bajo un chorro a temperaturas realmente bajas, incluso para quienes como ella son nativos de la región puede terminar en un cuadro de hipotermia.

Contra reloj

Para gran parte de nuestros hombres y mujeres en campo, cumplir con su actividad diaria implica no sólo la inversión de esfuerzos físicos y mentales.

Con su uniforme listo, y mientras toma una cargada taza de café, Ana Milena dispone de todo lo necesario para que el desayuno y el almuerzo estén listos al mismo tiempo.

Cuando aromas a especias y frituras se posan en el ambiente, transportadas por el vapor que emana de ollas y cacerolas, apenas queda tiempo para injerir los primeros alimentos del día, empacar los que ayudarán a saciar el apetito cuando el sol raye en el meridiano, dejar la comida lista para su hija, echar un vistazo a que todas las cosas que necesita para ir al colegio estén a la vista, tomar sus elementos de protección personal y emprender el camino.

Las despedidas habituales en otros casos, para ellas resultan más bien ocasionales, aunque los saludos al término de la jornada sí son infaltables.

Para cuando Yessica Alejandra Rodríguez comienza el día, Ana Milena, su madre, le lleva una larga ventaja. Como en los cuentos de hadas, esta jovencita de 13 años encuentra todo perfectamente dispuesto para que su amanecer inicie con el pie derecho.

Ana Milena procura que no deba esforzarse demasiado con los quehaceres de casa, sin embargo, es exigente en el cumplimiento de los compromisos académicos.

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de la jornada el reencuentro para compartir unas pocas horas al lado de su pequeña.

Este tiempo es aprovechado para despejar algunas dudas, hacer algunas consultas pendientes, revisar el estado de tareas y trabajos e inmediatamente empezar a preparar todo para el siguiente día.

Aunque Yessica Alejandra pasa la mayor parte del día sin la compañía de su mamá, por fortuna los abuelos y su tía se han convertido en la mano derecha para que el final de la crianza aún con las complicaciones normales llegue a feliz término

Siendo aún una niña en etapa de preadolescencia, Ana Milena tiene la tranquilidad, pero a la vez el orgullo de que su hija haya alcanzado hoy un grado de madurez que, sin duda le debe a las circunstancias de la vida misma.

Yessica es consciente que a diferencia de sus compañeras o sus amigas, nadie va ejercer presión para que cumpla con sus deberes, sin embargo, la entrega de su madre, ese compromiso diario y desinteresado, el esfuerzo que de sol a sol hace para tratar de brindarle mejores posibilidades pasan a constituirse en un aliciente, en el reactor que la impulsa a esforzarse para compensar a Ana Milena con buenos resultados en el colegio, que a su vez se traduzcan en satisfacciones para ella.

Esta relación familiar, abierta, moderna, libre de ataduras o represiones, pero alimentada por la confianza, los compromisos y las responsabilidades personales, también tiene sus espacios para el consentimiento, los sentimientos y el afecto mutuo.

Los fines de semana Ana Milena no sólo los aprovecha para ponerse al día con aquellas tareas domésticas acumuladas en la semana, la prioridad para esta madre está en dedicarle el tiempo necesario a Yessica Alejandra salir, hacer

Pero no siempre las cosas han estado en el nivel de armonía que se encuentran hoy. Al principio, Salazar admite que la experiencia resultó dura y aleccionante.

El primer factor que esta cajamarcuna amante del baile y la rumba tuvo que aprender a dominar fue el manejo del tiempo, causante de su estrés y sus tensiones matutinas.

No en pocas oportunidades, los planes del menú para el almuerzo se redujeron a la mitad, como tampoco resultaron pocas las ocasiones en las que por la premura del tiempo, al salir de casa,

Las despedidas habituales en otros casos, para ellas resultan más bien ocasionales, aunque los saludos al término de la jornada sí son infaltables.

se quedaron las cucharas y hasta parte de los elementos de trabajo.

A fuerza de aprendizajes como este y al igual que en el caso de los deportistas de alto rendimiento, Ana Milena logró controlar cada minuto y hasta superar sus propios récords, al punto de que hoy termina sus tareas con suficiente antelación.

A la hora del regreso, Salazar trata siempre de desembarcar y dirigirse a casa. 15 minutos de camino a pie desde la carretera principal hasta su casa la separan del momento más esperado

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