un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela...

322

Upload: others

Post on 26-Mar-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,
Page 2: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Unclásicode la literaturaanglosajonaqueenestanovela trataunadesustemas recurrentes, el choque entre la cultura europea y el modo de vidaamericano.

ChristopherNewmanesunprototipo,unrepresentante idealde laculturaynacionalidad norteamericanas. A los cuarenta años emprende un viaje aEuropa para conocer mundo y quién sabe si también para casarse. Elamericano anuncia las preocupaciones técnicas y estéticas que acabaríanconvirtiendoaJamesenunrenovadordelgéneronovelístico.James,quefuetanamericanocomoinglésparaserfinalmenteHenryJames,sumergeaun«bárbaro americano» en un viejo París, y que lo envolverá en antiguos ytenebrosossecretos.

www.lectulandia.com-Página2

Page 3: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

HenryJames

ElamericanoePubr1.0

Titivillus05.06.16

www.lectulandia.com-Página3

Page 4: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Títulooriginal:TheAmericanHenryJames,1876Traducción:CeliaMontolíoNicholson

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

www.lectulandia.com-Página4

Page 5: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

NOTAALTEXTO

El americano se publicó por primera vez por entregas en la revista The AtlanticMonthly,dejuniode1876amayode1877.Enesteúltimoañoaparecióasimismoenformadelibro(JamesR.OsgoodandCo.,Boston).LatraducciónqueaquíofrecemossebasaeneltextorevisadoqueseincluyóenlaedicióndeNovelsandTalesofHenryJamespublicadaporMacmillanenLondresen1883.

www.lectulandia.com-Página5

Page 6: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOI

Un radiante día de mayo, en el año 1868, un caballero se hallaba cómodamenterecostadoenelgrandiváncircularqueporaquellostiemposocupabalapartecentraldelSalónCarré,enelMuseodelLouvre.Estaconvenienteotomanayanoestáallí,para inmenso desconsuelo de todos los amantes de las bellas artes que tienen lasrodillas débiles; pero el caballero en cuestión había tomado serena posesión de supunto más mullido y, con la cabeza inclinada hacia atrás y las piernas estiradas,contemplabalabellaMadonnade la luna[1],deMurillo,enprofundodisfrutedesupostura.Sehabíaquitadoelsombrero,yasuladohabíadejadounapequeñaguíarojayunosgemelos.Eldíaeracaluroso;lacaminatalehabíasofocado,ysepasabaunayotra vez el pañuelo por la frente con gesto un tanto cansino. Y, sin embargo,evidentemente no se trataba de un hombre a quien la fatiga le fuese familiar; alto,delgado y musculoso, insinuaba esa clase de vigor que suele conocerse como«resistencia». Pero en este día concreto sus esfuerzos habían sido de un tipoinusitado,yamenudohabía realizadograndesproezas físicasque lehabíandejadomenosexhaustoquesutranquilopaseoporelLouvre.Había idoenbuscadetodosloscuadrosqueveníanacompañadosdeunasteriscoenlasformidablespáginas,derefinadaimpresión,desuBädeker[2];habíahechounsobreesfuerzodeatenciónylosojosselehabíanofuscado,yhabíatomadoasientoconunajaquecaestética.Además,nosólohabíamiradoloscuadros,sinotambiéntodaslascopiasquesedesarrollabanentornoaellosamanosdelasinnumerablesjóvenesdeintachablecomposturaquese dedican, en Francia, a la difusión de las obrasmaestras; y, a decir verdad, confrecuenciahabíaadmiradolacopiamuchomásqueeloriginal.Sufisonomíahabríabastado para indicar que era un tipo sagaz y competente, y lo cierto era que confrecuencia se había quedado toda la noche frente a un enojoso fardo de cuentas,oyendo el canto del gallo sin un solo bostezo. Pero Rafael, Ticiano y Rubensconstituían una nueva especie de aritmética, y a nuestro amigo le infundían, porprimeravezensuvida,unavagafaltadeconfianzaensímismo.

Un observador dotado de buen ojo para los tipos nacionales no habría tenidoningunadificultadparadeterminarelorigenlocaldeesteentendidoinmaduro,ysinduda ese mismo observador habría podido sentir cierto disfrute cómico ante laperfeccióncasi idealconqueencarnabaelcarácternacional.Elcaballerodeldiváneraunrotundoejemplardeamericano.Peronosóloeraunmagníficoamericano;antetodo era, físicamente, un hombre magnífico. Parecía poseer esa clase de salud yfuerza que, cuando se encuentra bajo su forma perfecta, es lamás imponente: esecapitalfísicoquenadahacesudueñopor«mantener».Sierauncristianomusculoso,lo era sin saberlo en absoluto. Si era necesario caminar hasta un lugar remoto,caminaba,peronunca sehabíavisto en las circunstanciasde«hacer ejercicio».Noalbergabaningunateoríarespectoalosbañosfríosoelusodemazasdegimnasia;no

www.lectulandia.com-Página6

Page 7: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

era remero, ni fusilero, ni espadachín —nunca había tenido tiempo para estasdistracciones—eignorabaporcompletoquelaequitaciónserecomiendaparaciertasformas de indigestión. Por tendencia propia era un hombre moderado; si bien lanoche anterior a su visita al Louvre había cenado en elCaféAnglais—alguien lehabíadichoqueeraunaexperienciaquenosepodíapasarporalto—,aunasíhabíadormidoelsueñodelosjustos.Suactitudysuportehabitualeserandecortebastanterelajado y holgazán, pero cuando, por alguna inspiración especial, se ponía firme,parecía un granadero en pleno desfile. Nunca fumaba. Le habían asegurado—sedicencosasasí—queloscigarroseranexcelentesparalasalud,yeraperfectamentecapaz de creérselo; pero sabía tan poco de tabaco comode homeopatía. Tenía unacabezamuybienformada,conunequilibriotorneadoysimétricoentreeldesarrollofrontal y el occipital, y abundante pelo castaño, lacio y un tanto seco. Su tez eramorena,yelarcodesunarizenérgicoybienpronunciado.Losojoserandeungrisclaroyfrío,y,aexcepcióndeunbigotebastantepoblado,ibabienafeitado.Teníalamandíbula plana y el cuello nervudo que tan frecuentes son en el tipo americano;perolostrazosdelorigennacionalatañenalaexpresiónaúnmásquealrasgo,yeraenesteaspectodondeelsemblantedenuestroamigoresultabasumamenteelocuente.Con todo, el observador perspicaz que hemos estado imaginando podríaperfectamente haber apreciado su expresividad y aun así haber sido incapaz dedescribirla.Suexpresiónposeíaesatípicavaguedadquenoesvacuidad,esaausenciaque no es simpleza, ese aire de no estar comprometido con nada en particular, deadoptar una actitud de hospitalidad general ante las oportunidades de la vida, dedisponerenteramentedeunomismo,tancaracterísticodemuchosrostrosamericanos.Erasobretodolamiradadenuestroamigolaquecontabasuhistoria;unamiradaenlaqueinocenciayexperienciasefundíandemodosingular.Estaballenadeseñalescontradictorias; y aunque bajo ningún concepto era el astro ardiente de un héroenovelesco, se podía encontrar en ella casi todo lo que se buscase. Fría y aun asíamistosa,francaperocauta,astutaperocrédula,positivaperoescéptica,seguraperotímida,enextremointeligenteyenextremojovial,habíaalgovagamentedesafianteen susconcesionesyalgoprofundamente tranquilizadoren su reserva.Elcortedelbigotedeestecaballero,juntoconlasdosarrugasprematurasenlapartesuperiordelamejillayelestilodesuatuendo,enelqueunapecheraexpuestayunfularcerúleodesempeñaban quizá un papel demasiado prominente, completaban las condicionesde su identidad. Quizá nos hayamos acercado a él en un momento que no esespecialmente favorable; no está, nimuchomenos, en pose de retrato.A pesar deestarlánguidamenterepantigadoyuntantoperplejoantelacuestiónestética,ydeserculpabledelreprobableerror(comonoshemosenteradohacepoco)deconfundirelméritodelartistaconeldesuobra(yesqueadmiralaMadonnabizcadelajovendelpeinadoamuchachadoporque lapropia joven leparece singularmente atractiva), laperspectiva de conocerle resulta bastante prometedora. Firmeza, salud, jocosidad yprosperidadparecenestarasualcance;esatodaslucesunhombrepráctico,perolas

www.lectulandia.com-Página7

Page 8: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ideas, en su caso, tienen imprecisos y misteriosos confines que invitan a laimaginaciónaactivarseenbeneficiopropio.

Mientraslapequeñacopistaseguíaconsutrabajo,lanzabadecuandoencuandounamiradadeinteréshaciasuadmirador.Elcultivodelasbellasartesparecíaexigir,a su juicio, un gran despliegue escénico, un frecuente apartarse con los brazoscruzados inclinando la cabeza de un lado a otro, un acariciarse el hoyuelo de labarbillaconunamanodelicada,unsuspiraryfruncirelceñoydargolpecitosconelpie, un buscar a tientas horquillas nómadas entre los mechones revueltos. Estasactuacionesibanacompañadasdeunamiradainquieta,queseposabamásratosobreelcaballeroquehemosdescritoquesobreningúnotrolugar.Porfin,súbitamenteésteselevantó,sepusoelsombreroyseacercóalajoven.Secolocófrenteasucuadroylomiróunosinstantes,duranteloscualesellafingiónodarsecuentadesuinspección.Entonces,dirigiéndosealajovenconlaúnicapalabraqueconstituíaelfuertedesuvocabulariofrancésyalzandoundedoconunademánqueleparecíaqueaclarabasusignificado,preguntóconbrusquedad:

—Combien?La artista lemiró de hito enhito por unmomento, hizounpequeñomohín, se

encogiódehombros,dejóaunladolapaletaylospincelesyempezóafrotarselasmanos.

—¿Cuánto?—dijonuestroamigo,eninglés—Combien?—¿Monsieurdeseacomprarlo?—preguntólajoven,enfrancés.—Muybonito,splendide.Combien?—repitióelamericano.—¿Amonsieurleagradamipequeñocuadro?Esuntemamuyhermoso—dijola

joven.—La Madonna, eso es; no soy católico, pero quiero comprarlo. Combien?

Escríbaloaquí—sacóunlápizdesubolsilloylemostrólaguardadesuguía.Ellasequedómirándole y rascándose la barbilla con el lápiz—. ¿No está a la venta?—preguntóél.Ycomolajovenseguíareflexionandoymirándoleconunosojosque,apesardesudeseodedarleatanávidomecenazgoeltratodeunahistoriaconsabida,traicionabanuna incredulidadcasiconmovedora, temióhaberlaofendido.La joven,simplemente, intentaba aparentar indiferencia mientras se preguntaba hasta dóndepodría llegar—. No he cometido ningún error… pas insulté, ¿no?—prosiguió suinterlocutor—.¿Noentiendeustedunpocodeinglés?

Laaptituddelajovenparaimprovisarunpapelerasorprendente.Clavósobreélsumiradaconscienteyperceptivaylepreguntósinohablabanadadefrancés.Actoseguido,dijobrevemente:«Donnez!»,ycogiólaguíaabierta.Enlaesquinasuperiordelaguardatrazóunnúmeroconunacaligrafíadiminutayextremadamentedelicada.Despuésledevolvióellibroyvolvióacogersupaleta.

Nuestroamigoleyólacifra:«2000francos».Duranteunratonodijonada,sinoque se quedó mirando el cuadro mientras la artista empezaba a chapotearenérgicamenteconlapintura.

www.lectulandia.com-Página8

Page 9: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Tratándose de una copia, ¿no le parece mucho? —preguntó al fin—. Pasbeaucoup?

Lajovenalzólosojosdesupaleta,leescrutódelacabezaalospiesyencontró,conadmirablesagacidad,larespuestaadecuada.

—Sí,esmucho.Peromicopiatienevirtudesextraordinarias;novaleniunápicemenos.

Elcaballeroquenosocupanoentendíanadadefrancés,peroyahedichoqueerainteligente, y he aquí una buena ocasión para demostrarlo. Se dio cuenta, por uninstintonatural,decuáleraelsignificadodelafrasedelajoven,yleagradópensarquefuesetanhonrada.Belleza,talento,virtud;¡loteníatodo!

—Pero debe usted terminarlo—dijo—.Terminer, ya sabe—y señaló lamano,aúnsinpintar,delaimagen.

—Ah, será terminado a la perfección… ¡a la perfección de perfecciones! —exclamómademoiselle;y,paraconfirmarsupromesa,depositóunborrónsonrosadoenplenamejilladelaMadonna.

Peroelamericanofruncióelceño.—Ah,demasiadorojo,¡demasiadorojo!—replicó—.Sutez—dijoalavezque

apuntabahaciaelMurillo—esmásdelicada.—¿Delicada? Oh, será delicada,monsieur; tan delicada como la porcelana de

Sèvres.Voyabajarleeltono;conozcotodoslossecretosdemiarte.¿Yadóndenospermitiráqueseloenviemos?¿Cuálessudirección?

—¿Mi dirección? ¡Ah, sí!—y el caballero extrajo una tarjeta de su cartera yescribióalgoenella.Despuésvacilóuninstanteydijo—:Sepaustedque,sinomegustacuandoestéterminado,nomeveréenlaobligacióndeadquirirlo.

Lajovenparecíasertanbuenaadivinacomoél.—Bueno,estoyseguradequemonsieurnoesantojadizo—dijoconunasonrisa

pícara.—¿Antojadizo? —y ante esto monsieur empezó a reírse—. No, no, no soy

antojadizo.Soymuyfiel.Soymuyconstante.Comprenez?—Monsieur es constante; entiendo perfectamente. Es una virtud poco habitual.

Para recompensarle, tendrá usted su cuadro en cuanto sea posible; la semana queviene…tanprontocomoseseque.Cogerélatarjetademonsieur.

Cogió la tarjetay leyó sunombre:«ChristopherNewman». Intentó repetirlo envozaltayseriodesumalacento.

—¡Susnombresinglesessontanestrafalarios!—¿Estrafalarios?—dijoelseñorNewman,riéndosetambién—.¿Haoídohablar

algunavezdeCristóbalColón?—Biensûr!InventóAmérica;ungranhombre.¿Essupatrón?—¿Mipatrón?—Susantopatrón,enelcalendario.—Ah,exactamente;mispadresmedieronsunombre.

www.lectulandia.com-Página9

Page 10: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Monsieuresamericano?—¿Acasonolove?—preguntómonsieur.—¿Y tiene usted la intención de llevarse mi pequeño cuadro hasta allí? —y

explicólafraseconunademán.—Bueno,miintenciónescomprarmuchoscuadros…beaucoup,beaucoup—dijo

ChristopherNewman.—Mehaceustedungranhonor—respondiólajoven—,yaqueestoysegurade

quemonsieurtienemuybuengusto.—Perohadedarmeustedsutarjeta—dijoNewman—;sutarjeta,yasabe.Lajovensepusoseriaporuninstante,ydespuésdijo:—Mipadrelevisitará.PeroaNewmanestavezlefallaronlospoderesadivinatorios.—Sutarjeta,sudirección—selimitóarepetir.—¿Mi dirección? —dijo mademoiselle. Y a continuación, encogiéndose de

hombros—:¡Felizmenteparausted,esustedamericano!Eslaprimeravezqueledoymitarjetaauncaballero—ysacandodesubolsillounmonederobastantepringoso,extrajounapequeñatarjetadevisitaglaseadayselaofrecióasumecenas.Teníaunapulcra inscripción a lápiz, conmuchas florituras: «Mlle.NoémieNioche». Pero elseñor Newman, a diferencia de su compañera, leyó el nombre con absolutasolemnidad;todoslosnombresfrancesesseleantojabanigualmenteestrafalarios.

—Y,precisamente,aquíestámipadre,quehavenidoparaacompañarmeacasa—dijomademoiselleNoémie—.Habla inglés.Concretaráconustedlospormenores—y se volvió para recibir a un pequeño y anciano caballero que se acercabaarrastrando lospiesymirandoaNewmanconojosescrutadoresporencimadesusanteojos.

MonsieurNioche llevaba un lustroso peluquín, de color poco natural, que caíasobre su pequeño rostro sumiso, pálido y anodino, apenas dotándole de másexpresiónqueladelashormassinfaccionessobrelasqueseexponenestosartículosenelescaparatedelbarbero.Ofrecíaunaexquisitaimagenderaídorefinamiento.Supequeño abrigo, de mala factura y cepillado con ahínco, los guantes zurcidos, lasbotas bruñidas, el simétrico sombrero descolorido, contaban la historia de unapersona que había «tenido pérdidas» y que se aferraba al espíritu de los hábitosmeticulosos, a pesar de que su sentido literal se había borrado irremediablemente.Entreotrascosas,monsieurNiochehabíaperdidodenuedo.Laadversidadnosólolehabía llevado a la ruina sino que además le había atemorizado, y a todas lucesrecorría lo que le quedaba de vida de puntillas, pormiedo a despertar a los hadoshostiles. Si este extraño caballero le estaba diciendo algo impropio a su hija,monsieurNiochelerogaríaconvozroncaque,comounfavorespecial,desistieradehacerlo;peroalmismotiempoadmitiríaqueeramuypresuntuosoporpedirfavoresespeciales.

—Monsieur ha comprado mi cuadro —dijo mademoiselle Noémie—. Cuando

www.lectulandia.com-Página10

Page 11: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

estéterminado,habrásdellevárseloenuncabriolé.—¡Enun cabriolé!—exclamómonsieurNioche, y se quedómirándola atónito,

comosihubiesevistosalirelsolamedianoche.—¿Esustedelpadredelajoven?—dijoNewman—.Creoquemehadichoque

hablaustedinglés.—Quehablo inglés…sí—dijo el anciano, frotándosepausadamente lasmanos

—.Selollevaréenuncabriolé.—Di algo, entonces —instó su hija—. Agradéceselo un poco… pero no

demasiado.—Unpoco,hijamía,unpoco—dijomonsieurNioche, perplejo—. ¿Cuántoha

sido?—¡Dosmil!—dijomademoiselleNoémie—.Noarmesunescándalooseechará

atrás.—¡Dosmil!—exclamóelanciano,ysepusoabuscaratientassucajaderapé.

MiróaNewmandelacabezaalospies,despuésasuhijayporúltimoalcuadro—.¡Tengacuidado,novayaaestropearlo!—exclamóenuntonocasisublime.

—Debemosirnosacasa—dijomademoiselleNoémie—.Hasidounbuendíadetrabajo.¡Cuidadoconcómolollevas!—yempezóaguardarsusutensilios.

—¿Cómoselopuedoagradecer?—preguntómonsieurNioche—.Miinglésnoessuficiente.

—Yaquisierayohablarfrancésasídebien—dijoNewmandebuentalante—.Suhijaesmuymañosa.

—¡Ah, señor! —y monsieur Nioche miró por encima de sus lentes con ojosllorosos y asintió varias veces con aire de infinita tristeza—. ¡Ha tenido unaeducación… trèssupérieure!Nosehaescatimadonada.Leccionesdepasteladiezfrancoscadauna,leccionesdeóleoadocefrancos.Enaquellostiemposnocontabalosfrancos.Esunaartiste,¿eh?

—¿Me está diciendo que ha sufrido usted un revés de fortuna? —preguntóNewman.

—¿Unrevés?Oh,señor,desgracias…¡terribles!—Desafortunadoenlosnegocios,¿eh?—Muydesafortunado,señor.—Bueno,notema,volveráaponerseenpie—dijoanimosamenteNewman.Elancianoladeólacabezaylemiróconexpresióndedolor,comosisuspalabras

hubiesensidounaburlacruel.—¿Quéesloquedice?—quisosabermademoiselleNioche.MonsieurNiochetomóunpellizcoderapé.—Dicequerecuperarémifortuna.—Quizáélteayude.¿Yquémás?—Dicequeeresmuymañosa.—Esmuyposiblequesí.¿Túlocreesasí,padre?

www.lectulandia.com-Página11

Page 12: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Creerlo, hijamía? ¡Con pruebas como ésta…!—y amodo de homenaje elanciano sevolviódenuevohacia elosadoborróndel caballete clavandoenélunamiradadeasombro.

—Pregúntale,entonces,sinolegustaríaaprenderfrancés.—¿Aprenderfrancés?—Recibirlecciones.—¿Lecciones,hijamía?¿Deti?—¡Deti!—¿Demí,criatura?¿Cómohabríayodedarlecciones?—Pasderaisons!¡Pregúntaseloahoramismo!—dijomademoiselleNoémiecon

suaveconcisión.MonsieurNiochesequedóestupefacto,perolamiradadesuhijalehizorecobrar

eljuicioy,esforzándoseporesbozarunasonrisaagradable,cumpliósusórdenes.—¿Seríadesuagradoinstruirseennuestrohermosoidioma?—preguntóconvoz

trémulaysuplicante.—¿Estudiarfrancés?—preguntóNewman,mirándolefijamente.Monsieur Nioche se apretó las puntas de los dedos y alzó lentamente los

hombros.—¡Unpocodeconversación!—Conversación… ¡eso es! —murmuró mademoiselle Noémie, que había

entendidolapalabra—.Laconversacióndelasociedadmásdistinguida.—Nuestra conversación francesa es famosa, sabe usted —se atrevió a añadir

monsieurNioche—.Esungrantalento.—¿Peronoesenormementedifícil?—preguntósimpleyllanamenteNewman.—¡Noparaunhombredeespritcomomonsieur,unadmiradorde labellezaen

todassusformas!—ymonsieurNiochedirigióunaexpresivamiradaalaMadonnadesuhija.

—¡Nopuedoimaginarmeparloteandofrancés!—dijoNewmanentrerisas—.Y,porotrolado,supongoquecuantomássepaunhombre,mejor.

—Monsieurlohaexpresadomuyfelizmente.Hélas,oui!—SupongoqueparamisandanzasporParísmeseríadegranayudaconocerel

idioma.—¡Ah,haytantascosasquemonsieurquerrádecir…cosasdifíciles!—Todoloquequierodeciresdifícil.Pero¿ustedimpartelecciones?El pobre monsieur Nioche se quedó turbado; esbozó una sonrisa aún más

suplicante.—Nosoyunprofesorautorizado—admitió—.Esquenolepuedodecirquesoy

profesor—leexplicóasuhija.—Dile que es una oportunidad excepcional—respondiómademoiselle Noémie

—;¡unhommedumonde,uncaballero,conversandoconotro!Recuerdaloqueeres,¡loquehassido!

www.lectulandia.com-Página12

Page 13: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Profesor de idiomas, ¡en ningún caso! ¡Ymuchomenos ahora que en otrostiempos!¿Ysipreguntacuántocuestanlaslecciones?

—Nolopreguntará—dijomademoiselleNoémie.—¿Puedodecirlequeloqueleplazca?—¡Jamás!Esdemalestilo.—¿Ysipregunta,qué?MademoiselleNoémiesehabíapuesto la tocayseestabaatando los lazos.Los

alisó,alzandoalavezsupequeñaysuavebarbilla.—Diezfrancos—dijorápidamente.—¡Hijamía!Jamásmeatreveré.—¡Puesno teatrevas!Nopreguntaráhastael finalde las lecciones,yentonces

seréyoquienhagalafactura.Monsieur Nioche se volvió de nuevo hacia el confiado extranjero y se quedó

frotándoselasmanosconunairequehacíaparecerquesedeclarabaculpable,yquenoresultabamásintensosóloporquehabitualmenteyaeramuyllamativo.EnningúnmomentoselepasóporlacabezaaNewmanpedirleunagarantíadesudestrezaparainstruir; daba por supuesto quemonsieur Nioche conocía su propio idioma, y susuplicante desamparo respondía a la perfección a lo que el americano, por razonesvagas,siemprehabíaasociadoconcualquierextranjerodeciertaedadpertenecienteala clase que imparte lecciones. Newman nunca había reflexionado sobre procesosfilológicos. Su principal impresión respecto a cómo precisar cuáles eran losmisteriososcorrelatosdesusconocidosvocablosinglesesquecirculabanporaquellaextraordinariaciudadqueeraParíseraquesereducíaaunameracuestióndeenormeesfuerzomuscular,inusitadoybastanteridículo,porsuparte.

—¿Cómoaprendióelinglés?—preguntóalanciano.—Cuandoera joven,antesdemisdesgracias.Ah,enaquellaépocayoeramuy

despierto. Mi padre era un gran commerçant; me colocó durante un año en undespachoenInglaterra.¡Algosemepegó,perosemehaolvidado!

—¿Cuántofrancéspuedoaprenderenunmes?—¿Quédice?—preguntómademoiselleNoémie.MonsieurNiocheseloexplicó.—¡Llegaráahablarcomounángel!—exclamósuhija.La integridad vernácula que vanidosamente se había ejercido para garantizar la

prosperidadcomercialdemonsieurNiochevolvióaencenderse.—¡Bueno,monsieur!—respondió—. ¡Todo lo que le pueda enseñar!—y acto

seguido,recuperándoseanteunaseñaldesuhija—:Iréavisitarleasuhotel.—Sí, me gustaría aprender francés —prosiguió Newman, con democrática

confianza—. ¡Quemeaspen, amínunca semehabría ocurrido!Dabapor sentadoqueeraimposible.Perosiustedaprendiómiidioma,¿porquénoibayoaaprenderelsuyo?—y su risa franca y amistosa le quitó veneno a la broma—.Sólo que, sabeusted,sivamosaconversarseletendráqueocurriralgoalegredeloquehablar.

www.lectulandia.com-Página13

Page 14: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Es usted muy bueno, señor; ¡estoy abrumado! —dijo monsieur Nioche,extendiendolasmanos—.¡Perositieneustedalegríayfelicidadparalosdos!

—Ah,no—dijoNewmancontonomásserio—.Usteddeberámostrarsejovialyanimado;espartedeltrato.

MonsieurNiochehizounareverencia,conlamanosobreelcorazón.—Muybien,señor;yamehaanimadousted.—Vengaentoncesytráigameelcuadro;lepagaréyhablaremosdeél.¡Ésesíque

seráuntemaalegre!MademoiselleNoémiehabíarecogidosusbártulosyconfiólapreciadaMadonna

alcuidadodesupadre,queseretirócaminandodeespaldashastaperdersedevista,sosteniéndola con el brazo extendidoy reiterando sus respetos.La joven se arropóconelchalcomounaperfectaparisina,yconlasonrisadeunaparisinasedespidiódesumecenas.

www.lectulandia.com-Página14

Page 15: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOII

Regresósinprisasaldiványsesentóalotrolado,convistasalgranlienzoenelquePaoloVeronéspintóelfestíndelasbodasdeCaná.Apesardequeestabafatigado,elcuadroleparecióentretenido;sentíaquecreabaunaimpresión;satisfacíasuidea,queeraambiciosa,decómodebíaserunespléndidobanquete.Enlaesquinaizquierdadelcuadrohayuna jovenderizosrubiosconfinadosenuna tocadorada;está inclinadahaciaadelanteyescucha,conlasonrisadeunaencantadoramujerenunconvite,asuvecino.Newmanladetectóentreelgentío,laadmiróysediocuentadequetambiénellateníasupropiocopistadevoto:unjovenconelcabellodepunta.Deprontofueconsciente del germende lamanía del «coleccionista»; había dado el primer paso,¿porquénohabríadeseguir?Nohabíantranscurridomásqueveinteminutosdesdequecomprara el primer cuadrode suvidayya estaba imaginándose elmecenazgoartísticocomounaactividadfascinante.Susreflexionesavivaronsubuenhumor,yapuntoestuvodeabordaraljovenconotro«Combien?».Aesterespectohaydosotreshechos dignos de atención, aunque la cadena lógica que los conecta pueda parecerimperfecta.SabíaquemademoiselleNiochehabíapedidodemasiado;noleguardabaningún rencor por ello y estaba decidido a pagarle al joven exactamente la sumaadecuada. En ese preciso instante, sin embargo, atrajo su atención un caballeroprocedentedeotrapartedelasalaycuyoporteeraeldealguienajenoalagalería,apesar dequeno iba equipado conguía ni congemelos.Llevabaunparasol blancoforradodesedaazul,ysepaseabafrentealPaoloVeronésmirándolovagamente,perodemasiado cerca para ver algo más que el grano del lienzo. Justo enfrente deChristopherNewmanhizounapausa y se dio la vuelta, y entonces nuestro amigo,quelehabíaestadoobservando,tuvolaoportunidaddeverificarlasospechaqueunavisión imperfectade su rostro le había suscitado.El resultadode este examenmáscompletofuequeactoseguidosepusoenpiedeunsalto,cruzólasalaazancadasy,alargandolamano,detuvoalcaballerodelparasoldelforroazul.Éstelemiródehitoen hito, pero le tendió sumano al azar. Era corpulento y sonrosado, y aunque susemblante, que estaba adornado con una hermosa barba blonda cuidadosamentedividida en el centro y cepillada hacia afuera por los lados, no destacaba por laintensidad de su expresión, parecía una persona dispuesta a estrecharle la mano acualquiera. Ignoro lo que pensóNewmande su rostro, pero al estrecharle lamanonotóunafaltaderespuesta.

—¡Vaya,vaya!—dijoentrerisas—;¡nomeiráadecirahoraquenomeconoce…porquenollevounparasolblanco!

Elsonidodesuvozaguzólamemoriadelotro.Surostrosedilatóhastaalcanzarsucapacidadmáxima,ytambiénélestallóenrisas.

—Vaya,Newman…¡quemeaspen!¿Dóndedemonios…?,confiesoque…¿quiénlohabríadicho?¿Sabe?,estáustedmuycambiado.

—Ustedno—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página15

Page 16: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Paramejorno,sinduda.¿Cuándollegó?—Hacetresdías.—¿Porquénomeavisó?—Noteníaniideadequeustedestuvieseaquí.—Llevoaquílosseisúltimosaños.—Habránpasadoseisosietedesdequenosconocimos.—Algoasí.Éramosmuyjóvenes.—FueenSaintLouis,durantelaguerra.Ustedestabaenelejército.—No,no,yono.Peroustedsí.—Enefecto,esocreo.—¿Salióbienparado?—Salíconlaspiernasylosbrazosdeunapieza…ycontento.Todoaquellosuena

muylejano.—Y¿cuántotiempollevaenEuropa?—Diecisietedías.—¿Eslaprimeravez?—Sí,asíes.—¿Qué,hizosusempiternafortuna?ChristopherNewmanpermaneciócalladouninstante,ydespués,conunasonrisa

apacible,respondió:—Sí.—YhavenidoaParísagastársela,¿eh?—Bueno,yaveremos.Asíqueaquíllevanestosparasoles…loshombres,¿no?—Por supuesto. Son unos chismes fantásticos. Aquí saben bien lo que es el

confort.—¿Dóndesecompran?—Encualquiersitio,entodaspartes.—Bueno, Tristram, me alegro de haberle pillado. Me podrá enseñar cómo

funcionatodo.SupongoqueconoceráParísdecaboarabo.ElseñorTristramesbozóunamelosasonrisadeautocomplacencia.—Bueno, supongo que no hay muchos hombres que me puedan enseñar nada

nuevo.Yomeocuparédeusted.—Esunapenaquenoestuvieseustedaquíhaceunosminutos.Acabodecomprar

uncuadro.Quizáhubiesepodidoultimareltratopormí.—¿Hacompradouncuadro?—dijoelseñorTristram,recorriendolasparedescon

unamiradavaga—.Vaya,¿acasolosvenden?—Estoyhablandodeunacopia.—Ah, ya entiendo. Éstos—dijo el señor Tristram, indicando con un gesto los

ticianosylosvandykes—,éstossupongoquesonlosoriginales,¿no?—Esoespero—exclamóNewman—.Noquisieraunacopiadeunacopia.—Ah —dijo misteriosamente el señor Tristram—, nunca se sabe. Imitan tan

www.lectulandia.com-Página16

Page 17: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

condenadamente bien, sabe usted… Es como los joyeros, con sus piedras falsas.Entre al Palais Royal, ahí mismo; verá la palabra «imitación» en la mitad de lasvitrinas.La ley lesobligaaponerlo, ¿sabe?,peroes imposibledistinguir entreunacosayotra.Adecirverdad—continuóelseñorTristramconunamueca—,notengonadaqueverconlapintura.Dejoesoparamiesposa.

—Ah,¿tieneesposa?—¿Noselohabíadicho?Esunamujermuyagradable;debeconocerla.Estáahí,

enlaAvenued’Iéna.—¿Asíquehasentadolacabeza:casayniñosytodolodemás?—Sí,unacasadeprimerayunpardejovenzuelos.—Bueno—dijoChristopherNewman,estirandounpocolosbrazosysoltandoun

suspiro—,leenvidio.—Ah,no,esosíqueno—respondióelseñorTristram,dándoleungolpecitocon

elparasol.—Disculpe,peroasíes.—Bueno,puesentoncesdejarádehacerlocuando…cuando…—Supongoquenoquerrádecirquecuandohayavistosuresidencia.—CuandohayavistoParís, amigomío.Aquí, lo queunodesea es ser el único

dueñodesímismo.—Llevosiendomipropiodueñotodamividayyaestoyharto.—Bueno,pruebeconParís.¿Quéedadtiene?—Treintayseis.—C’estlebelâge,comodicenaquí.—¿Quésignifica?—Significaqueunhombrenodebeapartarsuplatohastaquenosehahartado.—¿Todoeso?Acabodellegaraunacuerdopararecibirleccionesdefrancés.—Bah,nonecesitaustedlecciones.Loiráaprendiendo.Yonuncarecibí.—Supongoquehablaráfrancéstanbiencomoelinglés.—¡Mejor!—dijoelseñorTristramrotundamente—.Esunidiomaespléndido.Se

puededecirtodotipodeagudezas.—Pero supongo —siguió Christopher Newman con un sincero deseo de

informarse—queparaesohabráqueseragudo.—Enabsoluto;ésaesprecisamentesubelleza.Mientrasintercambiabanestoscomentarios,losdosamigossehabíanquedadode

pieenellugardondesehabíanencontrado,apoyadoscontraelpretilqueprotegíaloscuadros.ElseñorTristramadmitióalfinqueestabaexhaustoyquenadaleharíamásfeliz que sentarse. Newman recomendó encarecidamente el gran diván en el quehabíaestadodescansando,yseprepararonparasentarse.

—Esungranlugar,¿nocree?—dijoNewmanconardor.—Ungran lugar,ungran lugar.Lomásexcelentequehayenelmundo—yde

pronto, el señor Tristram titubeó y miró a su alrededor—. Supongo que aquí no

www.lectulandia.com-Página17

Page 18: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

dejaránfumar.Newmanselequedómirandofijamente.—¿Fumar?Notengoniidea.Ustedconocemejorqueyolasnormativas.—¿Yo?¡Nuncahabíaestadoaquí!—¡Nunca!¿Enseisaños?—CreoquemiesposamearrastróaquíunavezanuestrallegadaaParís,perono

volvíaencontrarelcaminopararegresar.—¡PerosidicequeconoceParísmuybien!—¡A esto yo no lo llamo París! —exclamó el señor Tristram con aplomo—.

Venga,vayamosalPalaisRoyalaecharunascaladas.—Nofumo—dijoNewman.—Entonces,untrago.YelseñorTristramlemostróasuacompañanteelcaminodesalida.Cruzaronlas

gloriosas salasdelLouvre,bajaron lasescalerasya travésde las frescasyoscurasgalerías de escultura salieron al enorme atrio.Newman ibamirando a su alrededormientras caminaba, pero no hizo comentarios; y sólo cuando al fin salieron al airelibreledijoasuamigo:

—Creoqueensulugaryohabríavenidoaquíunavezalasemana.—Ah,no,¡nolohabríahecho!—dijoelseñorTristram—.Esocree,perono.No

habría tenido tiempo. Siempre tendría la intención, pero nunca iría. Hay mejoresdiversiones,aquíenParís.ParavercuadroshayqueiraItalia;esperea ir.Allíhayquehacerlo;nosepuedehacerotracosa.Esunpaísterrible;nosepuedeconseguirniunsolocigarrodecente.Noséporquéheentradohoyenelmuseo.Estabapaseando,bastantenecesitadodedistracción.AlpasarreparémásomenosenelLouvre,yseme ocurrió entrar a ver qué era lo que se estaba cociendo. Pero de no haberleencontradodentromehabríasentidobastanteestafado.¡Diantre,loscuadrosmetraensincuidado,prefiero la realidad!—yel señorTristramdespachóesta feliz fórmulacon un descaro que la nutrida clase que forman las personas que padecen unasobredosisde«cultura»lehabríaenvidiado.

LosdoscaballerosprosiguieronporlaRuedeRivolihastallegaralPalaisRoyal,dondesesentaronaunade laspequeñasmesassituadasa lapuertadelcaféqueseadentraenelgranpatiocuadradoabierto.Ellugarestaballenodegente,lasfuentessoltabanchorrosdeagua,tocabaunabanda,bajolostilossehabíanapiñadogruposde sillas, y las lozanas nodrizas, cubiertas con cofias blancas y repartidas por losbancos,ofrecíanalascriaturasqueestabanasucustodialasmásholgadasfacilidadesparalanutrición.Recorríalaescenaunaanimaciónnaturalysencilla,yChristopherNewmantuvolasensacióndequeeratípicamenteparisina.

—Yahora—empezóadecirelseñorTristramcuandoprobaronladecocciónquea petición suya les habían servido—, ahora hábleme de usted. ¿Qué ideas tiene,cuálessonsusplanes,dedóndevieneyadóndeva?Enprimerlugar,¿dóndesealoja?

—EnelGrandHotel—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página18

Page 19: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ElseñorTristramfrunciósurollizosemblante.—¡Nosirve!Tienequemudarse.—¿Mudarme?—preguntóNewman—.Vaya, pero si nunca había estado en un

hoteltanselecto.—No le hace falta unhotel «selecto»; necesita usted algopequeño, tranquilo y

elegantedonderespondanasutimbreyreconozcansu…supersona.—Noparandecorretearparaversihellamadoantesdehabertocadosiquierael

timbre—dijoNewman—,y,encuantoamipersona,lehacencontinuasreverenciasyalharacas.

—Supongoquelesestarádandopropinasatodashoras.Esoesdemuymaltono.—¿A todas horas? De ningún modo. Ayer, un hombre me trajo una cosa y

despuéssequedóharaganeandocomounmendigo.Leofrecíunasillaylepreguntésiqueríasentarse.¿Fuedemaltono?

—¡Mucho!—Perosaliódisparadoalinstante.Encualquiercaso,esunsitioquemedivierte.

Aldiantreconsuelegancia,simevaaaburrir.AnocheestuvesentadoenelpatiodelGrandHotelhastalasdosdelamadrugadaobservandoelajetreoylasidasyvenidasdelagente.

—Secontentaustedconpoco.Perounhombredesuposición…puedehacerloqueleparezca.Haamasadounabuenapiladedinero,¿eh?

—Heganadobastante.—¡Dichosoelhombrequepuedadecirlomismo!¿Bastanteparaqué?—Bastanteparadescansaruntiempo,paraolvidarmedeldichosodinero,mirara

mialrededor,vermundo,pasarlobien,cultivarmey,sisemeantoja,casarmeconunamujer.

Newmanhablabalentamente,conciertotonodeindiferenciayfrecuentespausas.Éstaerasumanerahabitualdepronunciar,peroenlaspalabrasqueacabodecitarfueespecialmentemarcada.

—¡PorJúpiter!¡Esosíqueesunbuenprograma!—exclamóelseñorTristram—.Quédudacabedeque todoesocuestadinero, sobre todo laesposa;anoser,claroestá,queseaellaquienloaporte,comohizolamía.Y¿cuáleslahistoria?¿Cómolohaconseguido?

Newmansehabíaretiradoelsombrerodelafrente,sehabíacruzadodebrazosyhabíaestiradolaspiernas.Escuchólamúsicayobservólaanimadamuchedumbre,lasfuenteschapoteantes,lasnodrizasylosbebés.

—¡Trabajando!—respondióalfin.Tristramlemiróduranteunosinstantesydejóquesusplácidosojossopesaranla

generosa longitud de su amigo y se posasen sobre su rostro, cómodamentecontemplativo.

—¿Enquéhatrabajado?—Bueno,envariascosas.

www.lectulandia.com-Página19

Page 20: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Supongoqueesusteduntipolisto,¿eh?Newmansiguiómirandoalasnodrizasyalosbebés;imprimíanalaescenauna

suertedesencillezprimigenia,bucólica.—Sí—dijoalcabo—,supongoquelosoy.Yentonces, respondiendoa laspreguntasdesuamigo, le refirióbrevementesu

historiadesdesuúltimoencuentro.EraunahistoriaabsolutamentetípicadelOeste,yversaba sobre iniciativas que no hará falta darle a conocer al lector en detalle.Newmanhabíaacabadolaguerraconelgradodegeneraldebrigada,honorqueeneste caso —sin comparaciones odiosas— había recaído sobre unos hombrossobradamentecompetentesparallevarlo.Peroaunqueeracapazdedesenvolverseenun combate si la ocasión lo exigía, a Newman todo ese asunto le desagradabasobremanera;suscuatroañosenelejércitolehabíandejadounaconcienciafuriosayamargadelderrochedelascosaspreciosas:vida,tiempo,dinero,«astucia»,elvigorjuvenildelasmetas;ysehabíavolcadosobrelastareasdelapazconunaenergíayunbríoapasionados.Comoesobvio,tanpobreeracuandosequitólosgalonescomocuandoselospuso,yelúnicocapitalqueteníaasudisposiciónerasutenazdenuedoysuintensapercepcióndelosfinesydelosmedios.Elesfuerzoylaacciónleerantan naturales como respirar; jamás unmortal tan enteramente sano había pisado laflexibletierradelOeste.Además,suexperienciaeratandilatadacomosucapacidad;cuandoteníacatorceaños,lanecesidadlehabíaprendidoporsusdelgadoshombrosjuvenilesylehabíaempujadoalacalleparaqueseganaselacenadeesanoche.Noselahabíaganado,perosíladelanochesiguiente,y,enlosucesivo,cuandonohabíacenado era porquehabía renunciado a ello para emplear el dinero en otra cosa, enalgún placer más intenso o en algún beneficio de mejor calidad. Se había puestomanosalaobra,yconellaslacabeza,enmuchascosas;habíasidoemprendedor,enel sentidomás eminente del término; había sido aventurero e incluso temerario, yhabía conocido el amargo fracaso tanto como el fulgor del éxito; pero era unexperimentadornato,ysiemprehabíaencontradoalgoquedisfrutarbajoelapremiode la necesidad, aun cuando ésta fuese tan exasperante como el cilicio del monjemedieval.Enunaépocaparecióquesusinoera, inexorablemente, fracasar; lamalafortunapasóacompartirsulecho,ytodoloquetocabaloconvertíanoenorosinoencenizas. Su concepción más gráfica de un elemento sobrenatural en los asuntosmundanoslehabíasobrevenidoenciertaocasiónenqueestaterquedaddelinfortuniollegóasupuntoculminante; leparecióqueenlavidahabíaalgomásfuertequesupropia voluntad. Pero ese misterioso algo sólo podía ser el demonio, y enconsecuenciaseapoderódeélunaintensahostilidadpersonalhaciaestaimpertinentefuerza.Habíasabidoloqueeraagotarporcompletosucrédito,serincapazdeganarniundólaryencontrarsealanochecerenunaciudadextrañasinunsolopeniqueconelquepaliar laextrañeza.FueenestascircunstanciascomohizosuentradaenSanFrancisco,escenario,deahíenadelante,desusmásfelicesgolpesdefortuna.Sinocaminabacallearribaronzandounpanecillo,comoeldoctorFranklinenFiladelfia[3],

www.lectulandia.com-Página20

Page 21: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

tansólosedebíaaquecarecíadelpanecillonecesarioparahacerlo.Ensusdíasmásfunestoshabíatenidounsoloestímulo,prácticoysencillo:eldeseo,comoélmismohabríadicho,dehacerlascosasafondo.Porfinlohizo;seabriópasoagolpeshastaque llegó a aguas tranquilas, yganódinero amansalva.Hayque admitir, con todafranqueza,queelúnicoobjetivoenlavidadeChristopherNewmanhabíasidoganardinero;desdesupuntodevista,habíavenidoalmundosimplementeparaextraerleuna fortuna, cuanto más grande mejor, a la desafiante circunstancia. Esta ideaocupaba todosuhorizonteysatisfacíaasu imaginación.Sobre losusosdeldinero,sobrequésepodíahacerconunavidaalaqueselehabíalogradoinyectarunchorrodeoro,apenashabíareflexionadohasta los treintaycincoaños.Lavidahabíasidoparaélunjuegoabierto,yhabíaapostadoalogrande.Porfinhabíaganadoysehabíallevadosusganancias;yahora,¿quécabíahacerconellas?Eraunhombrealque,sinduda,tardeotempranoseleteníaqueplantearlapregunta,ylarespuestaperteneceanuestro relato. Ya se había adueñado de él una vaga sensación de que había másrespuestasposiblesqueaquellasconlasquehastaentonceshabíasoñadosufilosofía,yparecíaintensificarsedulceyagradablementemientrasdescansabaconsuamigoenesteluminosorincóndeParís.

—Debo confesar—continuó al poco rato—que aquí nome siento en absolutolisto.Misextraordinariostalentossemeantojaninútiles.Mesientotansimplecomounchiquillo,yunchiquillopodríacogermedelamanoyguiarmedeunladoaotro.

—Ah, yo seré su chiquillo—dijo alegremente Tristram—; yo le cogeré de lamano.Póngasebajomicustodia.

—Soyunbuentrabajador—siguióNewman—,perotiendoapensarquesoyunmalgandul.Hevenidoalextranjeroadistraerme,perotengodudasdesaberhacerlo.

—Esoseaprendefácilmente.—Bueno, puede que aprenda, pero me temo que nunca llegaré a hacerlo sin

pensar. Tengo la mejor voluntad del mundo, pero mi genio no apunta en esadirección.A diferencia de lo que deduzco de usted, en lo que respecta al ocio yonuncaseréoriginal.

—Sí —dijo Tristram—, supongo que soy original; como todos esos cuadrosinmoralesdelLouvre.

—Además—continuóNewman—,noquierotomarmeelplacercomountrabajo,de lamismamaneraquenome toméel trabajo comoun juego.Quiero tomármelocon tranquilidad. Me siento deliciosamente vago, y me gustaría pasar seis mesescomoestoyahora,sentadobajounárbolyescuchandoaunabandademúsica.Sólopidounacosa:quierooírbuenamúsica.

—¡Músicaypintura!Diosmío, ¡quégustosmás refinados!Esusted loquemiesposa llamaun intelectual.Yono,nipizca.Pero sabremosencontrarle algomejorquehacerquesentarsebajounárbol.Paraempezar,hadevenirsealclub.

—¿Quéclub?—ElOccidental.Allíveráa todos losamericanos;almenos,a losmejores.Por

www.lectulandia.com-Página21

Page 22: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

supuesto,juegaustedalpóquer,¿no?—¡Oiga!—exclamóenérgicamenteNewman—,¡nopretenderáencerrarmeenun

clubyclavarmeaunamesadejuego!Nohevenidodetanlejosparaeso.—¿Aquédemonioshavenidosino?Recuerdoquebienquelegustabajugaral

póquerenSaintLouiscuandomedesplumó.—HevenidoaverEuropa,asacardeellalomejorquepueda.Quierovertodas

lascosasimportantesyhacerloquehacelagenteinteligente.—¿La gente inteligente? ¡Muy agradecido! ¿Así que me coloca entre los

zoquetes?Newman,sentadode ladoensusilla, teníaelcodoenel respaldoyapoyaba la

cabezasobrelamano.Sinmoverse,miróunratoasucompañeroconsusonrisaseca,cauta,semiinescrutabley,aunasí,enconjuntocordial.

—¡Preséntemeasuesposa!—dijoalfin.Tristramdiounboteenlasilla.—A fe mía que no lo haré. ¡No necesita ayuda para hacerme ascos, ni usted

tampoco!—Yonolehagoascos,miqueridoamigo;nianadie,nianada.Nosoyarrogante,

le aseguroqueno soy arrogante.Por eso estoydispuesto a seguir el ejemplode lagenteinteligente.

—Bueno,si,comodicenaquí,yonosoylarosa,síquehevividocercadeella.Ademáslepuedopresentaraunascuantaspersonasinteligentes.¿ConocealgeneralPackard?¿ConoceaC.P.Hatch?¿ConocealaseñoritaKittyUpjohn?

—Seráunplacerconocerlos;quierocultivarlasrelacionessociales.Tristramparecíainquietoyreceloso;miróasuamigodereojoypreguntó:—Detodosmodos,¿quésetraeentremanos?¿Vaaescribirunlibro?Christopher Newman guardó silencio durante un rato mientras se retorcía una

puntadelbigote,yalcaborespondió:—Undía,haceunpardemeses,meocurrióalgomuycurioso.HabíaidoaNueva

Yorkporunimportanteasuntodenegocios;unahistoriamásbienlarga…setratabadeganarleladelanteraaotraparteinteresada,deunamanerauntantoparticular,enelmercadodevalores.Estesujetomehabíahechounamalajugarretaenciertaocasión.Leguardabarencor;enaquelmomentomesentíaterriblementefurioso,yjuréque,ala primera oportunidad que se me presentase, le partiría las narices, hablando entérminos figurados. Había en juego un asunto de unos sesenta mil dólares. Si loapartabadesucamino,eltipohabríadesentirelgolpe,yrealmentenomerecíaqueselediesecuartel.Mesubíaunsimónymefuiporahíahacermiscosas,yfueenestesimón(estesimóninmortal,histórico)dondeocurrióeseextrañohechodelquele hablo. Era un simón como cualquier otro, tan sólo un pocomás sucio, con unafranjapringosaporencimadeloscojinesamarillentos,comosisehubieseutilizadoenmuchos funerales irlandeses.Es posible queme echase una siesta; había estadoviajando toda la noche y, a pesar de que mi misión me tenía acalorado, sentía la

www.lectulandia.com-Página22

Page 23: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

necesidaddedormir.En todocasomedespertébruscamentedeun sueñoodeunaespeciedeensoñaciónconlamássorprendentedelassensaciones:unarepugnanciatremendaporloqueibaahacer.¡Mevinodegolpe!—ychasqueólosdedos—,conlabrusquedad de una vieja herida que empieza a doler. No pude explicarme susignificado;tansólosentíqueaborrecíatodoeseasuntoyquequeríadesentendermede él. La idea de perder esos sesenta mil dólares, de dejar que se escabullesen yhuyesenporcompletosinvolverasabernadadeellos,comparecíaantemícomolacosamásdulcedelmundo.Y todo esto tuvo lugar absolutamente almargendemivoluntad,ymequedésentadocontemplándolocomosifueraunaobradeteatro.Losentíadesarrollarseenmiinterior.Puedeustedestarsegurodequeennuestrointeriorocurrencosasdelasquecomprendemosextraordinariamentepoco.

—¡Por Júpiter! Me pone usted la carne de gallina —exclamó Tristram—. Ymientrasestabaahísentadoenelsimón,viendolaobrade teatro,comodiceusted,¿irrumpióelotrohombreyseembolsósussesentamildólares?

—No tengo la menor idea. ¡Eso espero, pobre diablo! Pero nunca llegué aenterarme.NosdetuvimosenWallStreet frenteal lugaralquemedirigía,peromequedéquietoenelcarruaje,hastaquealfinelconductorbajódesusillaparaversisucarruajesehabíaconvertidoenuncochefúnebre.Eratanincapazdeapearmecomosihubiesesidouncadáver.¿Quémeestabapasando?Idiotezpasajera,diráusted.DedondequeríasalireradeWallStreet.LedijealhombrequecondujesehastaelferrydeBrooklynyquecruzasealotrolado.Unavezallí,ledijequemellevasealcampo.Comoalprincipio lehabíadichoquesedirigiesealcentrode laciudadcomosi lefueselavidaenello,supongoquepensaríaqueestabaloco.Quizáloestuviese,perodeserasísigoestandoloco.PasélamañanacontemplandolasprimerashojasverdesdeLongIsland.Estabahartodelosnegocios;queríadaraltrastecontodoycortardecuajo;teníaeldinerosuficiente,y,sino,debíatenerlo.Parecíacomosisintieraquehabíaunhombrenuevobajomiantiguapiel,yanhelabaunmundonuevo.Cuandodeseasalgocontantoahíncomásvalequetedeselgusto.Noentendíaniunápicedeloqueestabaocurriendo;peroledialviejocaballolasbridasyledejéqueencontrasesu propio camino. Tan pronto como me pude salir del juego, zarpé con rumbo aEuropa.Asíescomohellegadoaestaraquísentado.

—Deberíaustedhabersedesprendidodeaquelsimón—dijoTristram—;noesunvehículo lo bastante seguro para dejarlo por ahí. Entonces, ¿de verdad que se havendido;seharetiradodelosnegocios?

—Le he traspasado mi parte a un amigo; cuando me sienta dispuesto, puedovolver a cogermis cartas.Me atrevo a decir que de aquí a docemeses el procesocambiarádesentido.Elvaivéndelpéndulovolveráaserderegreso.Estarésentadoenunagóndolaosobreundromedarioydeprontomequerréescabullir.Peroporelmomentoestoyabsolutamentelibre.Inclusohellegadoalacuerdodequenohabréderecibirningunacartadenegocios.

—¡Vaya,esunauténticocapricedeprince!—observóTristram—.Meechoatrás;

www.lectulandia.com-Página23

Page 24: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

unpobrediablocomoyonolepuedehacermalgastarunociotanmagníficocomoelsuyo.Deberíahacersepresentaralastestascoronadas.

Newmanlemiróuninstante,ydespués,consutranquilasonrisa,preguntó:—¿Yesocómosehace?—¡Mire,esomegusta!—exclamóTristram—.Demuestraquehablaenserio.—Porsupuestoquehabloenserio.¿Noleacabodedecirquequierolomejor?Sé

quelomejornosepuedeobtenersolamentecondinero,peromeinclinoapensarqueeldineroayudabastante.Además,estoydispuestoatomarmetodaslasmolestiasquehagafalta.

—Noesustednadatímido,¿eh?—Notengoniidea.Quieroelmejorrecreoquepuedaobtenerunhombre.Gente,

lugares, arte, naturaleza, ¡todo! Quiero ver las montañas más altas, los lagos másazules,loscuadrosmásbellos,lasiglesiasmásnobles,aloshombresmáscélebresyalasmujeresmáshermosas.

—EntoncesquédeseenParís.Aquínohaymontañas,queyosepa,yelúnicolagoestáenelBoisdeBoulogne,ynoesqueseaespecialmenteazul.Perohaydetodolodemás:cuadroseiglesiasenabundancia,unsinfíndehombrescélebresymásdeunamujerhermosa.

—PeronomepuedoestablecerenParísestatemporada,justocuandoempiezaelverano.

—Ah,paraelveranosubaaTrouville.—¿QuéesTrouville?—ElNewportfrancés[4].Lamitaddelosamericanosvaallí.—¿EstácercadelosAlpes?—TancercacomoNewportdelasMontañasRocosas.—Ah, quiero ver elMontBlanc—dijoNewman—, yAmsterdam, y elRin, y

muchossitios.Sobretodo,Venecia.MeimaginocosasmagníficasdeVenecia.—¡Ah! —dijo el señor Tristram poniéndose en pie—. ¡Veo que tendré que

presentarleamiesposa!

www.lectulandia.com-Página24

Page 25: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOIII

Llevóa efecto esa ceremonia al día siguiente, cuando, trasprevia cita,ChristopherNewmanfueacenarconél.ElseñorylaseñoraTristramvivíandetrásdeunadeesasfachadas color tiza que decoran con su pomposa monotonía las anchas avenidaselaboradaspor el barónHaussmann en las inmediacionesdelArcodelTriunfo.Suapartamentoabundabaencomodidadesmodernas,yaTristramle faltó tiempoparadirigir laatencióndesuvisitanteasusprincipales tesorosdomésticos, las lámparasdegasylostubosdelascalderas.

—Siempre que se sienta nostálgico —dijo—, debe venir aquí. Le pondremosdelantedeunhornillo,bajounestupendoquemador,y…

—Yprontoselepasarálanostalgia—dijolaseñoraTristram.Sumaridolamirófijamente;suesposateníaamenudountonoqueleresultaba

inescrutable; ni por todo el oro del mundo conseguía averiguar si bromeaba o sihablaba en serio. Lo cierto era que las circunstancias habían contribuidomucho acultivaren la señoraTristramunanotoria tendenciaa la ironía.Sugustodiferíaenmuchascuestionesdeldesumarido;yaunquehacíafrecuentesconcesiones,hayqueconfesar que no siempre eran elegantes. Estaban basadas en su vago proyecto dehacer algún día algo muy positivo, algo ligeramente apasionado. Respecto a quépretendíahacer,niellamismahabríasidoenabsolutocapazdedecirlo;noobstante,mientrastantoseestabacomprandounabuenaconciencia,aplazos.

Habríaqueañadir,sinmásdilaciónyparaevitarmalentendidos,quesupequeñoplan de independencia no incluía expresamente la ayuda de otra persona del sexoopuesto;noestabaahorrandovirtudparacubrirloscostesdeunflirteo.Habíavariosmotivosparaello.Paraempezar, teníaunrostromuyvulgar,yestabamuy lejosdehacerse ilusiones sobre su aspecto. Le tenía tomadas las medidas hasta al últimocabello,conocíalopeorylomejor,sehabíaaceptadoasímisma.Yesto,sinduda,nosinesfuerzo.Cuandoeraunamuchachasehabíapasadohorasdeespaldasalespejo,llorandoalágrimaviva;ymásadelante,impulsadaporladesesperaciónyamododebravuconada,habíaadoptadolacostumbredeproclamarselamujermenosagraciadadel mundo, con el fin —como era inevitable según la cortesía habitual— de sercontradichayreafirmada.FuealveniraviviraEuropacuandoempezóatomarseelasunto con filosofía. Sus dotes de observación, que aquí ejercitaba vivamente, lehabíansugeridoqueelprimerdeberdeunamujernoesserhermosa,sinosimpática;yseencontrócontantasmujeresqueagradabansinhermosura,queempezóasentirquehabíadescubiertosumisión.Enciertaocasión,lehabíaoídoafirmaraunmúsicoentusiasta,alqueuninspiradozotelehabíaagotadolapaciencia,queenrealidadunabuenavozsuponeunobstáculoparacantarcomoesdebido;yseleocurrióque,delamisma manera, quizá fuese cierto que un rostro hermoso es un obstáculo para laadquisicióndemodalesencantadores.LaseñoraTristram,portanto,sededicóaserexquisitamentesimpática,yleechóalatareaunadevociónrealmenteconmovedora.

www.lectulandia.com-Página25

Page 26: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Hastaquépuntohabríatenidoéxito,nopuedosaberlo;pordesgracia,seapeóamediocamino.Supropiaexcusa fue la faltadeánimosporpartede sucírculo inmediato.Peromeinclinoapensarquecarecíadeauténticogenioparaelasunto,puessinosehabríadedicadoalencantadorarteporsímismo.Lapobredamaeramuyincompleta.Recurrióalasarmoníasdeltocador,queentendíaafondo,ysecontentóconvestirsea la perfección.Vivía en París, ciudad que fingía detestar, porque sólo en París sepodíahallarcosasqueencajasenexactamenteconelaspectodeuno.Además,fueradeParíssiempresuponíaciertotrastornoconseguirguantesdediezbotones.Cuandovituperaba esta servicial ciudad y se le preguntaba dónde preferiría residir, ofrecíarespuestas harto inesperadas. Decía que en Copenhague o en Barcelona, habiendopasadounpar de días en cada unode estos sitios cuandohizo la gira europea.Enconjunto, con sus poéticos faralaes y su pequeño rostromal formado e inteligente,era, cuando se la conocía, una mujer indudablemente interesante. Era tímida pornaturaleza,y esprobableque (puestoque carecíadevanidad)dehabernacidounabellezahabríaseguidosiendotímida.Ahorabien,eraalavezapocadaeimportuna;extremadamente reservada a veces con sus amigos y extrañamente expansiva condesconocidos.Despreciabaasumarido; ledespreciabaenexceso,puestoquehabíatenido absoluta libertad para no casarse con él. Había estado enamorada de unhombre inteligente que la había desairado, y se había casado con un necio con laesperanzadequeaquelingratolistillo,alreflexionar,llegasealaconclusióndequeeraciegaalmérito,ydequesehabíahechoilusionesalsuponerqueellaapreciabaelsuyo. Inquieta, descontenta, quimérica, sin ambiciones personales pero con ciertacodiciadeimaginación,era,comohedichoantes,eminentementeincompleta.Estaballena—parabienyparamal—deiniciosquesequedabanennada;peroapesardetodoposeía,moralmente,unachispadelfuegosagrado.

ANewmanlegustaba,entodacircunstancia,lacompañíadelasmujeres;yahoraqueestabafueradesuelementonativo,yprivadodesusintereseshabituales,sevolcóen ella para compensar. Cobró un gran afecto a la señora Tristram; ella lecorrespondiósinceramente,ydespuésdesuprimerencuentropasóunbuennúmerodehorasensusaladeestar.Alcabodedosotrescharlassehicieronamigosíntimos.Newman tenía una peculiar conducta con las mujeres, y exigía cierto ingenio porpartedeunadamadescubrirquelaadmiraba.Carecíadetodagalantería,enelsentidohabitualdeltérmino;ningúncumplido,ningunalindeza,ningúndiscurso.Muydadoaloquesellamahacerchanzasensustratosconloshombres,nuncaseencontrabaenunsofájuntoaunmiembrodelsexodébilsinsentirseextremadamenteserio.Noeratímido,y,enlamedidaenquelatorpezanacedeunaluchacontralatimidez,noeratorpe; serio, atento, sumiso, amenudosilencioso, simplemente sedejaba llevarporunaespeciederaptoderespeto.Estaemociónnoeraenabsolutoteórica,nisiquieraera muy sentimental; había reflexionado muy poco sobre la «posición» de lasmujeres, y no le resultaba familiar, ni por simpatía ni por ningún otro medio, laimagen de un presidente con enaguas. Su actitud era simplemente el fruto de su

www.lectulandia.com-Página26

Page 27: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

bondadgeneralypartede su suposición, instintivay sinceramentedemocrática, deque todoelmundo tienederechoa llevarunavida fácil.Siunmendigoharapientoteníaderechoacama,alojamiento,salarioyvoto,porsupuestoquelasmujeres,queeranmásdébilesquelosmendigosycuyotejidofísicoeraensímismounatractivo,debían ser mantenidas, sentimentalmente, con fondos públicos. Newman estabadispuestoapagargenerososimpuestosparaestefin,enproporciónasusmedios.Esmás, para él muchas de las tradiciones comunes con respecto a las mujeres eranrefrescantes impresiones personales; ¡jamás había leído una novela! Le habíanimpresionado su agudeza, su sutileza, su tacto, sus acertados juicios. Le parecíanexquisitamenteorganizadas.Siesciertoqueenlastareasdeestemundounosiempreha de tener una religión, o al menos un ideal, de algún tipo, Newman hallaba suinspiración metafísica en una vaga aceptación de su responsabilidad última conalgunaesclarecidatestafemenina.

PasabaunabuenapartedeltiempoescuchandolosconsejosdelaseñoraTristram;consejos, todoseadicho,quenuncahabíapedido.Nohabríasidocapazdehacerlo,pues carecía de la menor percepción de las dificultades y, por tanto, de la menorcuriosidad respecto a los remedios. El complejomundo parisino que le rodeaba leparecía un asunto muy simple; era un espectáculo inmenso, asombroso, pero niinflamaba su imaginación ni excitaba su curiosidad. Se metía las manos en losbolsillos, miraba afablemente, deseaba no perderse nada importante, observaba decerca un montón de cosas y nunca volvía sobre sí mismo. Los «consejos» de laseñoraTristramformabanpartedelespectáculo,yeranelelementomásentretenidode su abundante cotilleo. Disfrutaba oyéndole hablar de él; parecía parte de suhermosoingenio,perojamásllevóalaprácticanadadeloquedecíanilorecordabacuando se alejaba de ella.En cuanto a ella, se apropió deNewman; hacíamuchosmeses que no se le presentaba una cosa tan interesante en la que pensar.Deseabahacer algo con él; apenas sabía qué. Lo tenía todo; era tan rico y tan fuerte, tannatural,amigableybiendispuestoquemanteníasuimaginaciónenconstanteestadodealerta.Porahora,loúnicoquepodíahacereratenerleafecto.Ledijoqueeraunhombre «terriblemente típico delOeste», pero en este cumplido el adverbio estabateñido de insinceridad. Le llevaba con ella a todas partes, le presentó a cincuentapersonasysesentíaextremadamentesatisfechaconsuconquista.Newmanaceptabacadapropuesta,estrechabamanosdemanerageneralizadaypromiscuayparecíatanajenoalazoramientocomoalaeuforia.TomTristramsequejabadelaavidezdesuesposa, y proclamaba que nunca conseguía estar cinco minutos seguidos con suamigo.Dehabersabidocómoseibanadesarrollarlascosas,nolehabríallevadoalaAvenue d’Iéna. En otros tiempos, estos dos hombres no habían sido íntimos, peroNewmanrecordabalaantiguaimpresiónqueteníadesuanfitrión,ylehizolajusticiaa la señora Tristram, que de ningún modo le había franqueado el acceso a susconfidencias,perocuyosecretohabíadescubierto,deadmitirquesumaridoeraunmortalbastantedegenerado.Alosveinticincoañoseraunbuentipo,yaunqueaeste

www.lectulandia.com-Página27

Page 28: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

respecto no había cambiado, cabía esperar algomás de un hombre de su edad.Lagentedecíaqueerasociable,peroestoeratanevidentecomoqueunaesponjamojadasedilata,y tampocoesque fuera la suyauna sociabilidaddeprimerorden.Eraungrancotillayuncharlatán,yconelfindeprovocarunasrisasnohabríaperdonadonilareputacióndesuancianamadre.Newmanteníacariñoalosviejosrecuerdos,peroleresultabaimposiblenodarsecuentadequeenlaactualidadTristrameraunpesopluma. Sus únicas aspiraciones eran resistir en el póquer en su club, conocer losnombresdetodaslascocottes,darapretonesdemanosadiestroysiniestro,atiborrarsu sonrosado gaznate de trufas y champaña y crear incómodos torbellinos yobstáculos entre los átomos constitutivos de la colonia americana. Eravergonzosamenteholgazán,débil,sensual,presuntuoso.Irritabaanuestroamigoconeltonodesusalusionesalpaísnataldeambos,yNewmannoconseguíaentenderporquéEstadosUnidosnoeralobastantebuenoparaelseñorTristram.Nuncahabíasidounpatriotademasiadoconsciente,pero leexasperabaquesuamigoapenas lediesemejortratoqueaunolorvulgarantesusnarices,yfinalmenteestallóyjuróqueeraelmejorpaísdelmundo,quesepodíametertodaEuropaenelbolsillodelpantalónyqueaunamericanoquehablasemaldeEstadosUnidoshabríaqueenviarledevueltaa casa con grilletes y obligarle a vivir en Boston. (Esto, para Newman, era unamaneramuyvindicativadeexponer lascosas).Eracómodoreprenderaunhombrecomo Tristram; no tenía malicia, y siguió insistiendo para que Newman pusieratérminoasusveladasenelClubOccidental.

Christopher Newman cenó varias veces en la Avenue d’Iéna, y su anfitriónsiempre proponía una clausura temprana a esta costumbre. La señora Tristramprotestaba, y manifestaba que su marido agotaba todo su ingenio en intentardisgustarla.

—Ah, no, jamás lo intento, amormío—respondía él—. Sé lomucho quemeaborrecescuandoaprovecholaoportunidad.

Newmanodiabaveraunmatrimonioenestascondiciones,yestabaconvencidodequeunodelosdosdebíadesermuyinfeliz.SabíaquenosetratabadeTristram.LaseñoraTristramteníaunmiradordelantedesusventanas,donde,enlastardesdejunio,gustabadesentarse,yNewmansolíadecircontodafranquezaquepreferíaelbalcón al club. Tenía una hilera demacetas de plantas aromáticas, y al final de laancha calle le permitía a uno ver el Arco del Triunfo, con su borrosa mole deesculturasbajolaluzdelasestrellasdelverano.EnocasionesNewmanmanteníasupromesadeseguiralseñorTristramalOccidentalalcabodemediahora,yenotrasseolvidaba.Suanfitrionalehacíanumerosaspreguntassobresímismo,perosobreestetemaeraunmediocreconversador.Noera loque sedice subjetivo, sibiencuandonotabaqueelinteréserasincerohacíaunintentocasiheroicodeserlo.LecontóunsinfíndecosasquehabíahechoyledeleitóconanécdotasdelavidadelOeste;ellaeradeFiladelfia,yalcabodeochoañosenParíshablabadesímismacomodeunalánguidamujerdelEste.PerosiempreeraotroelhéroedelosrelatosdeNewman,y

www.lectulandia.com-Página28

Page 29: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ellonosiemprecontribuíaasupropiolucimiento;además,lasemocionesdeNewmanapenaseranobjetodeunaparcacrónica.LaseñoraTristramteníaundeseoespecialdesabersialgunavezhabíaestadoenamorado—seria,apasionadamente—,ycomolas alusiones de Newman no le aportaban satisfacción alguna, terminópreguntándoselo sinmediaciones. Newman vaciló durante un rato, y al cabo dijo:«¡No!».LaseñoraTristramdeclaróqueestabaencantadadeoírlo,puesconfirmabasuíntimaconviccióndequeeraunhombresinsentimientos.

—¿Deverdad?—preguntóNewmancontonomuygrave—.¿Esopiensa?¿Cómoreconoceaunhombreconsentimientos?

—No consigo distinguir—dijo la señora Tristram— si es ustedmuy simple omuyprofundo.

—Soymuyprofundo.Eslapuraverdad.—Creoquesiledijeseconciertotonoquecareceusteddesentimientos,habríade

creermeciegamente.—¿Conciertotono?Inténteloyverá.—Mecreería,peronoleimportaría.—Confundeustedtodo.Meimportaríamuchísimo,peronolacreería.Laverdad

esquenuncahetenidotiempoparasentircosas.Hetenidoquehacerlas,quehacersentirmipresencia.

—Meesfácilsuponerqueaveceslohabráhechoalogrande.—Sí,enesonoseequivoca.—Nodebedesermuyagradablecuandoseenfurece.—Nuncameenfurezco.—Cuandoseenfada,entonces,ocuandosedisgusta.—Nunca me enfado, y hace tanto tiempo que no me disgusto que se me ha

olvidadoporcompleto.—Nomecreo—repuso la señoraTristram—quenunca se enfade.Unhombre

debeenfadarseaveces,ynoesustedni lobastantebuenoni lobastantemaloparaguardarsiemprelacalma.

—Quizálapierdaunavezcadacincoaños.—Está llegando la hora, entonces—dijo su anfitriona—. Antes de que hayan

pasadoseismesesdesdequeleconozco,leveréconunbuenataquedeira.—¿Tieneustedintencióndeprovocármelo?—Nomeimportaría.Setomaustedlascosasdemasiadoalaligera.Meexaspera.

Yademásesdemasiadofeliz.Poseealgoquedebedeserlacosamásagradabledelmundo:lacertezadequehacompradosuplacerporadelantadoydequeyalotienepagado.No tieneenperspectivaniunsolodíadeajustedecuentas.Susajustesdecuentashanterminado.

—Bueno,supongoquesoyfeliz—dijoNewman,meditabundo.—Hasidoustedodiosamenteafortunado.—Afortunado en el cobre —dijo Newman—, tan sólo a medias en los

www.lectulandia.com-Página29

Page 30: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ferrocarrilesyunfiascoirremediableenelpetróleo.—Esmuydesagradableenterarsedecómohanganadosudinerolosamericanos.

Ahoratieneelmundoantesí.Sólotienequedisfrutar.—Bueno,supongoquesoyunhombremuyacomodado—dijoNewman—.Pero

estoyhartodequemeloechenencara.Además,hayvariasdesventajas.Nosoynadaintelectual.

—Nadieesperaesodeusted—respondiólaseñoraTristram.Yacontinuación—:¡Además,síqueloes!

—Bueno,miintenciónespasármelobien,loseaono—dijoNewman—.Nosoyculto, ni siquierame he educado; no sé nada de historia, ni de arte, ni de idiomasextranjeros ni de ninguna otra cuestión erudita. Pero tampoco soy un necio, ymeencargaré de haber aprendido algo sobre Europa para cuando haya terminado conella. Siento algo aquí, debajo de las costillas —añadió a continuación—, que nopuedo explicar… una especie de anhelo intenso, un deseo de estirarme y decontraerme.

—¡Bravo!—exclamólaseñoraTristram—,esoestámuybien.EsustedelGranBárbarodelOeste,quecontodasuinocenciaysupoderíodaunpasoalfrenteysequedaunratocontemplandoestepobreyestérilViejoMundoparaabatirsedespuésprecipitadamentesobreél.

—Venga,venga—dijoNewman—.Distomuchodeserunbárbaro.Soyjustolocontrario.Hevistobárbaros;sécómoson.

—Noestoydiciendoqueseaustedunjefecomanche,niquesevistaconcapayplumas.Haypequeñasdiferencias.

—Soyunhombremuycivilizado—dijoNewman—.Esolomantengo.Sinomecree,megustaríademostrárselo.

LaseñoraTristrampermanecióunratoensilencio.—Megustaríahacerquemelodemostrase—dijoal fin—.Megustaríaponerle

enunasituacióndifícil.—Porfavor,hágalo.—¡Esosuenauntantopresuntuoso!—replicósucompañera.—Ah—dijoNewman—,esquetengomuybuenaopinióndemímismo.—Ojaláfuerayocapazdeponerlaaprueba.Demetiempo,yloharé—ydespués

laseñoraTristramguardósilencioduranteunbuenrato,comosiestuvieseintentandomantenersucompromiso.Esanochenoparecióconseguirlo,peromientrasNewmanselevantabaparadespedirse, laseñoraTristrampasó,comoerahabitualenella,deuntonodeimplacableburlaaotrodesimpatíacasitrémula—.Hablandoenserio—añadió—,creoenusted,señorNewman.Halagaustedmipatriotismo.

—¿Supatriotismo?—preguntóChristopher.—Asíes.Tardaríademasiadoenexplicárselo,yprobablementenomeentendería.

Además,podríatomárselocomo…sí,selopodríatomarcomounadeclaración.Perono tiene nada que ver con usted personalmente; es lo que usted representa. Por

www.lectulandia.com-Página30

Page 31: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

fortuna, no sabenadade todo esto, porque si no supresunción crecería demanerainsufrible.

Newman se quedó mirándola fijamente y preguntándose qué diantre«representaba».

—Disculpemientrometidoparloteo,yolvídesedemiconsejo.Esmuyabsurdopormiparteponermeadecirleloquehadehacer.Cuandoestéenapuros,hagaloqueconsideremejoryleirábien.Cuandotengadificultades,juzgueporsímismo.

—Recordaré todo lo que me ha dicho —dijo Newman—. Aquí hay tantasformalidadesyceremonias…

—Aformalidadesyceremoniasmerefiero,porsupuesto.—Ah, pero yo quiero respetarlas —dijo Newman—. ¿Acaso no tengo yo el

mismo derecho que cualquiera? No me asustan, y no tiene usted por qué darmepermisoparaviolarlas.Noloacepto.

—Noesesoaloquemerefiero.Quierodecirquelasrespeteasumodo.Resuelvaporsímismoasuntosdelicados.Corteelnudoodesátelo,comoprefiera.

—Bueno,deloqueestoyseguroesdequenuncameenredaréconél—respondióNewman.

LasiguienteocasiónenquecenóenlaAvenued’Iénaeradomingo,díaenqueelseñorTristramseabsteníadebarajarlascartas,detalmodoqueporlatardehabíauntríoenelbalcón.Laconversacióngirabaentornoamuchascosas,yalfinlaseñoraTristramlehizonotarsúbitamenteaChristopherNewmanqueyaibasiendohoradequeescogieseunaesposa.

—¿Oye lo que dice? ¡Vaya descaro!—dijo Tristram, que los domingos por latardeestabasiempremuysarcástico.

—Me imagino que no habrá decidido no casarse, ¿no? —continuó la señoraTristram.

—¡Diosmelibre!—exclamóNewman—.Estoyfirmementeresueltoahacerlo.—Esmuyfácil—dijoTristram—,¡fatalmentefácil!—Bueno, pues entonces supongo que no pretenderá esperar a cumplir los

cincuenta.—Todolocontrario,tengomuchaprisa.—Nadielodiría.¿Esperaquevengaunadamayseleproponga?—No;estoydispuestoadeclararmeyo.Piensomuchoenello.—Cuéntemealgunosdesuspensamientos.—Bueno—dijolentamenteNewman—,quierocasarmemuybien.—Entoncescáseseconunamujerdesesentaaños—dijoTristram.—¿«Bien»enquésentido?—Entodoslossentidos.Meconformaréconpoco.—Debe usted recordar que, como dice el proverbio francés, ni la joven más

hermosadelmundopuededarmásdeloquetiene.—Yaquemelopregunta—dijoNewman—,ledirécontodafranquezaquetengo

www.lectulandia.com-Página31

Page 32: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

enormesdeseosdecasarme.Paraempezar,yaeshora;antesdedarmecuentatendrécuarenta años.Yademásme siento solo, desamparadoy aburrido.Pero simecasoahora,yyaquenolohiceprecipitadamentealosveinteaños,debohacerloconlosojos bien abiertos. Quiero hacerlo a lo grande. No sólo no quiero cometer ningúnerror,sinoqueademásdeseoqueseaungranéxito.Quieroescoger.Miesposahadeserunamujermagnífica.

—Voilàcequis’appelleparler!—exclamólaseñoraTristram.—Ah,hepensadoenellolargoytendido.—Quizápienseusteddemasiado.Lomejores,sencillamente,enamorarse.—Cuando encuentre a la mujer queme agrade, la amaré de sobra.Mi esposa

tendráunaposiciónmuydesahogada.—¡Esustedespléndido!Aúnquedaunaoportunidadparalasmujeresmagníficas.—No es justa—replicó Newman—. Le sonsaca usted a uno, le hace bajar la

guardiayluegosemofadeél.—Leaseguro—dijolaseñoraTristram—quehablocompletamenteenserio.Para

demostrárselo,levoyahacerunapropuesta.¿Querríaustedque,comodicenaquí,yolecasase?

—¿Quemebusqueunaesposa?—Yalaheencontrado.Lospondréencontacto.—Venga, venga—dijo Tristram—, no tenemos una agenciamatrimonial. Va a

pensarquequierescomisión.—Presénteme usted a una mujer que esté a la altura de mi concepto —dijo

Newman—ymecasaréconellamañanamismo.—Lodiceconuntonobastanteextraño,ynoacabodeentenderle.Nolesuponía

contantasangrefríanitancalculador.Newmanpermanecióunratoensilencio.—Bueno—dijoalfin—,quierounagranmujer.Esolomantengo.Esalgoenlo

quepuedodarmeelgusto,ysipuedotenerlomepropongoqueasísea.¿Paraquésinohetrabajadoyhebregadodurantetodosestosaños?Lohelogrado,y¿quédebohacer ahora conmi éxito? Para que sea perfecto, tal y como yo lo entiendo, debehaberunamujerhermosacoronandolacima,comounaestatuaenunmonumento.Hadesertanbuenacomohermosa,ytaninteligentecomobuena.Lepuedodarmuchoamiesposa,asíquepormiparteno temoexigirlemucho.Tendrá todo loquepuededesearunamujer;nisiquieraobjetaréaqueseademasiadobuenaparamí;podrásermás inteligente y más sabia de lo que yo alcance a comprender, y eso sólo meagradarámás.Quieroposeer,enunapalabra,elmejorartículodelmercado.

—¿Porquénomesoltó todoestoalprincipio?—quiso saberTristram—. ¡Contodoloquemeheesforzadoparaquemeaprecieamí!

—Estoesmuyinteresante—dijolaseñoraTristram—.Megustaveraunhombrequesabeloquequiere.

—Lo he sabido desde hace mucho tiempo—siguió Newman—. Decidí en un

www.lectulandia.com-Página32

Page 33: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

momentomásomenostempranodemividaqueunamujerhermosaesloquemásvale la pena tener en este mundo. Es la mayor victoria sobre las circunstancias.Cuando digo hermosa, me refiero a su espíritu y a su conducta, así como a supersona.Esalgoaloquetodohombretieneelmismoderecho;puedeconseguirlosiescapaz.No tieneporquéhabernacidoconciertas facultadesparaello;bastaconqueseaunhombre.Despuéssólotienequeemplearsuvoluntad,ademásdetodoelingenioquetenga,eintentarlo.

—Meparecequesumatrimonioesmásbienunacuestióndevanidad.—Bueno,quédudacabedequesi lagentereparaenmimujery laadmira,me

sentiréenormementehalagado.—Despuésdeesto—exclamólaseñoraTristram—,¡paraquéqueremoshombres

modestos!—Peroningunolaadmirarátantocomoyo.—Veoqueletieneustedaficiónalesplendor.Newmanvacilóunpoco,yactoseguidodijo:—¡Creo,honestamente,quesílatengo!—Ysupongoqueyahabrámiradoustedmuchoasualrededor.—Bastante,segúnlasocasiones.—¿Ynohavistonadaquelehayasatisfecho?—No—dijoNewman,medioaregañadientes—,hededecircontodasinceridad

quenadadeloquehevistomehadejadorealmentesatisfecho.—Me recuerda usted a los héroes de los poetas románticos franceses, Rolla y

Fortunio[5],yatodosesoscaballerosinsaciablesparalosquenadaenestemundoeralobastanteexcelente.Peroveoqueesustedsincero,yquisieraayudarle.

—Cariño, ¿a quién demonios le vas a colocar? —exclamó Tristram—.Conocemos un montón de muchachas bonitas, gracias a Dios, pero las mujeresmagníficasnoabundan.

—¿Tiene usted algo que objetar a una extranjera? —continuó su esposadirigiéndoseaNewman,quehabíainclinadosusillahaciaatrásy,apoyadoslospiesenunabarrade labarandadelbalcóny con lasmanos en losbolsillos,miraba lasestrellas.

—Irlandesas,abstenerse[6]—dijoTristram.Newmanestuvocavilandounrato.—Noporelhechodeserextranjera—dijofinalmente—;notengoprejuicios.—¡Querido amigo, no tiene recelos! —exclamó Tristram—. No sabe usted lo

terriblesquesonestasparroquianasextranjeras;sobretodolas«magníficas».¿Quélepareceríaunabellacircasiana,conunpuñalalcinto?

Newmansepropinóunenérgicocacheteenlarodilla.—Mecasaríaconunajaponesa,simegustase—afirmó.—Másvalequenos limitemosaEuropa—dijo laseñoraTristram—.Entonces,

¿loúnicoquepideesquelapersonaseaensímismadesugusto?

www.lectulandia.com-Página33

Page 34: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¡Levaaofrecerunainstitutrizalaquenadiequiere!—gimióTristram.—Nomecabeduda.Nonegaréque,sinointervienenotrosfactores,preferiríaa

unademiscompatriotas.Hablaríamoselmismoidioma,cosaqueseríaunconsuelo.Peronotemoaunaextranjera.Además,másbienmegustalaideadeincluirEuropa.Aumentaelcampodeselección.Cuandoseescogeentreunnúmeromayor,sepuedehacerunaeleccióndemejorcalidad.

—¡HablaustedcomoSardanápalo!—exclamóTristram.—Leestáusteddiciendotodoestoalapersonaadecuada—siguiólaanfitrionade

Newman—.Heaquíquecuentoentremisamigosconlamujermásencantadoradelmundo.Nimásnimenos.Nodiréqueseaunapersonaembelesadoraniunamujermuyestimableniunagranbelleza;melimitoadecirqueeslamujermásencantadoradelmundo.

—¡Portodoslosdemonios!—gritóTristram—,telohastenidomuycallado.¿Meteníasmiedo?

—Lahasvisto—dijosuesposa—,peronosabespercibirunméritocomoeldeClaire.

—Ah,¿sellamaClaire?Merindo.—¿Deseacasarsesuamiga?—preguntóNewman.—Enabsoluto.Lecorrespondeaustedhacerlacambiardeopinión.Noseráfácil;

hatenidounmarido,ylediounapobreopinióndeloqueeslaespecie.—Ah,entonces,¿esunaviuda?—preguntóNewman.—¿Ya tiene usted miedo? A los dieciocho años sus padres la desposaron,

siguiendo la costumbre francesa, con un desagradable anciano. Pero tuvo el buengustodemorirseunpardeañosdespués,yellatieneahoraveinticincoaños.

—¿Asíqueesfrancesa?—Francesa por parte de padre, inglesa por la de madre. En realidad es más

inglesaquefrancesa,yhabla inglés tanbiencomoustedocomoyo…pornodecirquemuchomejor.Pertenecealaflorynata,comodicenaquí.Sufamilia,porambaspartes,esdeunaantigüedadfabulosa;sumadreeshijadeuncondecatólicoinglés.Supadremurió,ydesdesuviudezhavividoconsumadreyconunhermanocasado.Hayotrohermano,más joven, que tengo entendidoque es un alocado.TienenunaantiguamansiónenlaRuedel’Université,perosufortunaespequeñay,pormordela economía, han formado un hogar común. Cuando era niña me eduqué en unconventodeaquí,mientrasmipadrehacíalagiraeuropea.Fueunatonteríahacerestoconmigo,perotuvolaventajadequemellevóaconoceraClairedeBellegarde.Eramásjovenqueyo,peronoshicimosamigasíntimas.Letoméunafectotremendoyellacorrespondióamipasiónenlamedidaenqueleeraposible.Lateníanatadatancortoqueapenaspodíahacernada,ycuandomefuidelconventotuvoquerenunciaramí.Yonoeradesumonde;tampocolosoyahora,peroavecesnosvemos.Esunagenteterrible, ladesumonde;vamontadaenzancosdeunamilladealturaytienepedigrísproporcionalmente extensos.Es lanatade la lechede la antiguanoblesse.

www.lectulandia.com-Página34

Page 35: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

¿Sabeustedloqueesunlegitimista,ounultramontano?EntreustedcualquiertardeenlasaladeestardemadamedeCintré,a lascinco,yverá losespecímenesmejorconservados.Aunqueledigoquevaya,noadmitenanadiequenopuedamostrarsuscincuentaescudosdearmas.

—¿Yéstaeslamujerconlaquesugiereustedquemecase?—preguntóNewman—.¿Unamujeralaquenisiquieramepuedoacercar?

—Perosiacabadedecirquenoreconocíaningúnobstáculo.NewmanmiróalaseñoraTristramduranteunrato,acariciándoseelbigote.—¿Esunabelleza?—quisosaber.—No.—Ah,entoncesesinútilque…—Noesunabelleza,peroeshermosa,doscosasmuydistintas.Elrostrodeuna

bellezacarecededefectos;elrostrodeunamujerhermosapuedetenerdefectosquenohacensinorealzarsuencanto.

—AhorameacuerdodemadamedeCintré—dijoTristram—.Esmáscorrientequeelagua.Ningúnhombrelamiraríadosveces.

—Al decir que él no la miraría dos veces, mi marido la describe de sobra—replicólaseñoraTristram.

—¿Esbuena,esinteligente?—preguntóNewman.—¡Esperfecta!Nodirémás.Cuandolecantaslasalabanzasdeunapersonaaotra

que lavaaconocer, entrarendetallesnoesunabuena táctica.Novoyaexagerar.Simplemente, larecomiendo.Destacaentre todaslasmujeresqueheconocido;estáhechadedistintapasta.

—Megustaríaverla—selimitóadecirNewman.—Intentaréarreglarlo.Elúnicomodoseráinvitándolaacenar.Nolaheinvitado

nunca, y no estoy segura de que vaya a venir. Esa vieja condesa feudal que es sumadre gobierna la familia conmano de hierro, y no le permite que tenga amigosapartedelosqueellamismaleescogeniquehagavisitasmásalládeciertocírculosagrado.Peroalmenosselopuedopreguntar.

En ese instante la señora Tristram fue interrumpida; un sirviente se asomó almirador y anunció que había visitas en la sala de estar. Cuando la anfitriona deNewmanhubosalidoarecibirasusamigos,TomTristramabordóasuinvitado.

—Nometa la pezuña en esto, amigomío—dijomientras inhalaba las últimascaladasdesucigarro—.¡Nohaynadadentro!

Newmanlemiródereojo,inquisitivo.—Ustedtieneotraversión,¿no?—YosólodigoquemadamedeCintréesunagranmuñeconablancaquecultiva

unasilenciosaaltivez.—Ah,entoncesesaltiva,¿eh?—Temiracomosifuerastransparenteyesoesmásomenosloqueleimportas.—¡Asíqueesmuyorgullosa!

www.lectulandia.com-Página35

Page 36: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Orgullosa?Tanorgullosacomoyohumilde.—¿Ynoesguapa?Tristramseencogiódehombros.—Elsuyoesuntipodebellezaqueparaentenderlohayqueserunintelectual.En

fin,deboirmeaentreteneralgrupo.TranscurrióunratoantesdequeNewmansiguieraasusamigosalasaladeestar.

Cuandoal finhizoactodepresencia sequedópoco tiempo,yduranteesteperíodoguardó completo silencio, escuchando a una dama que la señora Tristram le habíapresentadoalinstanteyquehablaba,sinunasolapausa,conlaplenapotenciadeunavozextraordinariamentechillona.Newmanlamirabaconfijezayatendía.AlcabodeunratosedirigióalaseñoraTristramparadarlelasbuenasnoches.

—¿Quiénesesadama?—preguntó.—LaseñoritaDoraFinch.¿Quétallecae?—Esdemasiadoruidosa.—¡Tienefamadesermuybrillante!Nocabedudadequeesustedexigente—dijo

laseñoraTristram.Newmanvacilóunosinstantesyalfindijo:—No se olvide de su amiga, ¿madame…cómo-se-llama?, la orgullosa belleza.

Invítelaacenaryavísemecontiempo.Yconestaspalabrassemarchó.Variosdíasdespuésregresó;eraporlatarde.EncontróalaseñoraTristramensu

saladeestar;conellahabíaunavisita,unamujer jovenybonitavestidadeblanco.Lasdosmujeressehabíanpuestodepieyparecíaquelavisitaseestabadespidiendo.Mientrasseacercaba,NewmanrecibiódelaseñoraTristramunamiradarepletadelmáselocuentesignificado,quenofuecapazdeinterpretarinmediatamente.

—Es un buen amigo nuestro —dijo la señora Tristram interpelando a suacompañante—, el señor Christopher Newman. Le he hablado de usted y tieneenormes deseos de conocerla. Si hubiese consentido en venir a cenar, me habríapermitidodarleunaoportunidad.

LadesconocidavolvióelrostrohaciaNewman,conunasonrisa.Éstenoseturbó,porquesuinconscientesang-froiderainfinita;peroaldarsecuentadequeéstaeralaorgullosa y bella madame de Cintré, la mujer más encantadora del mundo, laperfecciónprometida,elidealcompleto,hizounmovimientoinstintivoparaponerlasideas en orden. Más allá de la ligera absorción que reflejaba, percibió un rostroalargadoeinmaculado,ydosojosqueeranalavezbrillantesyapacibles.

—Mehabríahechomuyfeliz—dijomadamedeCintré—.Pordesgracia,comoyalehedichoalaseñoraTristram,ellunesmevoyalcampo.

Newmanhizounareverenciasolemne.—Lolamentomucho—dijo.—EnParísestáempezandoahacerdemasiadocalor—añadiómadamedeCintré,

estrechandodenuevolamanodesuamigaamododedespedida.

www.lectulandia.com-Página36

Page 37: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

LaseñoraTristramparecíahabertomadounadeterminaciónrepentinayuntantoarriesgada, y sonrió conmayor intensidad, como hacen lasmujeres cuando tomanestetipodedecisiones.

—QuieroqueelseñorNewmanlaconozca—dijo,ladeandolacabezaymirandoloslazosdelsombrerodemadamedeCintré.

ChristopherNewmanguardóunprofundosilencio,mientrassuperspicacianativale precavía.La señoraTristram estaba decidida a forzar a su amiga a dirigirle unapalabradealientoquedebíateníaqueseralgomásqueunadelasfórmulashabitualesdecortesía;ysieralacaridadlaquelainducíaaello,eralacaridadqueempiezaporunomismo.Madame de Cintré era su queridísima Claire, y objeto de su especialadmiración;peroamadamedeCintré lehabíasido imposiblecenarconella,yporunavezhabíaqueforzarlaconsuavidadarendirtributoalaseñoraTristram.

—Seríaungranplacer—dijo,mirandoalaseñoraTristram.—¡Enel casodemadamedeCintré—exclamó laotramujer—esoyaesdecir

mucho!—Leestoymuyagradecido—dijoNewman—.LaseñoraTristrampuedehablar

enminombremejordeloqueyopuedahablardemímismo.MadamedeCintrélemiródenuevoconlamismavivezaapacible.—¿PiensaustedquedarsemuchotiempoenParís?—preguntó.—Leretendremosaquí—dijolaseñoraTristram.—¡Amí síquemeestán reteniendo!—dijomadame deCintré,y le estrechó la

manoasuamiga.—Sólounratomás—dijolaseñoraTristram.MadamedeCintrévolvióamiraraNewman;estavez,sinsusonrisa.Susojosse

posaronsobreéluninstante.—¿Vendráustedaverme?—lepreguntó.LaseñoraTristramlediounbeso.Newmanexpresósuagradecimientoymadame

deCintrésedespidió.SuanfitrionalaacompañóalapuertaydejósoloaNewmanunmomento.Enseguidavolvió,frotándoselasmanos.

—Ha sido una afortunada coincidencia —dijo—. Había venido a declinar miinvitación.Hatriunfadoustedenelacto,alconseguirquealcabodetresminutosleinviteasucasa.

—Ha sidousted quienha triunfado—dijoNewman—.Nodebe ser demasiadoexigenteconella.

LaseñoraTristramlemirófijamente.—¿Quéquieredecir?—Nomepareciótanorgullosa.Másbiendiríaqueestímida.—Esustedmuysagaz.Y¿quéopinadesurostro?—¡Eshermoso!—dijoNewman.—¡Esomismodiríayo!Porsupuesto,iráaverla.—¡Mañana!—exclamóNewman.

www.lectulandia.com-Página37

Page 38: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—No,mañanano;pasadomañana.Serádomingo;semarchadeParísellunes.Sino la ve, al menos será un comienzo—dijo, y le dio la dirección demadame deCintré.

Entradayalatardedeverano,NewmancruzóelSenayseabriócaminoporesascalles grises y silenciosas del Faubourg Saint-Germain, cuyas casas presentan almundo exterior una fachada tan impasible y tan sugerente de la concentración deintimidad que hay en su interior como las desnudas paredes de los serrallos deOriente.ANewmanseleantojóunextrañomododevidaparalagenterica;suidealde grandeza era una fachada espléndida que difunde también su lustre al exterior,irradiando hospitalidad. La casa a la que había sido dirigido tenía un oscuro ypolvorientoportalpintadoqueseabriódeparenparenrespuestaasu llamada.Ledioaccesoaunanchopatiodegravilla,rodeadoatresbandasporventanascerradasycon una puerta que daba a la calle, a la que se llegaba subiendo tres escalones yrematadaporunamarquesinadeestaño.Todoellugarestabaalasombra;respondíaalaideaqueteníaNewmandeunconvento.LaporteranosupodecirlesimadamedeCintré estaba visible; le rogó que llamase a la puerta del fondo. Cruzó el patio;sentado en los escalones del pórtico había un caballero, con la cabeza descubierta,jugandoconunhermosopointer.SealzómientrasNewmanseacercabay,posandolamano sobre el timbre, dijo en inglés con una sonrisa que se temía que habría deesperar; los sirvientes se habían extraviado; también él había estado llamando; nosabía qué diablos les pasaba. Era un hombre joven; su inglés era excelente, y susonrisamuyfranca.NewmanpronuncióelnombredemadamedeCintré.

—Creo—dijoeljoven—quemihermanaestávisible.Entre,ysimedaustedsutarjetayomismoselallevaré.

AcompañabaaNewmanensumisiónunligerosentimiento,nodirétantoquedereto—unatendenciaalaagresiónoaladefensa,segúnfueranecesario—comoderecelo reflexivoy jovial.Paradoenelpórtico, sesacódelbolsillouna tarjetaen laque, bajo su nombre, había escrito las palabras «San Francisco», y mientras lapresentaba miraba con cautela a su interlocutor. Su mirada era singularmentetranquilizadora; le gustaba el rostro del joven; se parecíamucho al demadame deCintré.A todas luces, era su hermano. El joven, a su vez, había hecho una rápidainspección de la persona deNewman.Había cogido la tarjeta y estaba a punto deentrarconellaenlacasacuandoaparecióotrafiguraenelumbral:unhombredemásedad,debuenapresencia,vestidocontrajedeetiqueta.ClavólamiradaenNewman,yNewmanlemiró.«MadamedeCintré»,repitióeljoven,amododepresentacióndelvisitante.Elotrocogió la tarjetadesumano, la leyódeunafugazojeada,volvióamirar aNewmande la cabezaa lospies, titubeóun instanteydijo luegocon tonograveperocortés:

—MadamedeCintrénoseencuentraencasa.Elmásjovendelosdoshizoungesto,yacontinuación,dirigiéndoseaNewman,

dijo:

www.lectulandia.com-Página38

Page 39: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Losientomucho,señor.Newman hizo una mueca amistosa para indicar que no le guardaba rencor y

volviósobresuspasos.Alaalturadelacasadelaporterasedetuvo;losdoshombresseguíandepieenelpórtico.

—¿Quiéneselcaballeroqueestáconelperro?—lepreguntóa laanciana,queapareciódenuevo.Habíaempezadoaaprenderfrancés.

—ÉseesmonsieurleComte.—¿Yelotro?—MonsieurleMarquis.—¿Unmarqués?—dijoChristopherNewmaneninglés,queafortunadamentela

anciananoentendía—.¡Ah,entoncesnoeselmayordomo!

www.lectulandia.com-Página39

Page 40: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOIV

Una mañana temprano, cuando Christopher Newman aún no se había vestido, unanciano hombrecillo fue anunciado en su apartamento, seguido de un joven conblusón que llevaba un cuadro con un brillante marco. Newman, entre lasdistraccionesdeParís,sehabíaolvidadodemonsieurNiocheydesuhabilidosahija,peroéstefueuneficazrecordatorio.

—Metemoquemehabíadadoporperdido,señor—dijoelancianotrasmuchasdisculpasysalutaciones—.¡Lehemoshechoesperartantosdías!Noshabráacusado,quizá,deinconstancia,demalafe.¡Peromire,porfinestoyaquí!YmiretambiénlabonitaMadonna.Ponlaenuna silla, amigomío, conbuena luz,paraquemonsieurpuedaadmirarla.

YmonsieurNioche,dirigiéndoseasuacompañante,leayudóacolocarlaobradearte.

Habíasidoprovistadeunacapadebarnizdeunapulgadadeespesor,ysumarco,deprimorosodiseño,teníacomopocounpiedeanchura.Resplandecíaydestellabaconlaluzdelamañana,yalosojosdeNewmanofrecíaunaspectomaravillosamenteespléndidoyrefinado.Seleantojóqueeraunacompramuyafortunada,yposeerlalehizosentirserico.Sequedómirándolaconsatisfacciónmientrascontinuabasuaseo,ymonsieur Nioche, que había despedido a su acompañante, merodeaba alrededorsonriendoyfrotándoselasmanos.

—Esdeunamaravillosa finesse—murmuró, con voz acariciadora—.Y aquí yallátienetoquesmagníficos;sindudalosverá,señor.HallamadomucholaatenciónenelBoulevard,mientrasveníamos.¡Yesagradacióndetonos!Esosíqueessaberpintar.Nolodigoporqueseasupadre,señor;perocomohombredebuengustoquese dirige a otro, no puedo privarme de observar que tiene usted ahí una obraexquisita.Resultadifícilcrearcosasasíytenerquesepararsedeellas.¡Ojalánuestrosmedios nos permitiesen el lujo de quedárnosla! Sinceramente le digo, señor —ymonsieurNiochesoltóunarisitadébilmenteinsinuante—,sinceramenteledigoquele envidio. ¿Sabe? —añadió al momento—, nos hemos tomado la libertad deofrecerleunmarco.Aumentaunapizcalavalíadelaobra,yleahorrarálamolestia(tangrandeparaunapersonadesusensibilidad)deirregateandoporlastiendas.

El lenguaje que hablabamonsieurNioche era un curioso fárrago, y renuncio aintentar reproducirlo en su integridad. Parece que antaño había tenido ciertosconocimientosdeinglés,ysuacentoestabaestrambóticamenteteñidodelcockneydelametrópolisbritánica.Perosusabersehabíaoxidadodebidoalafaltadeuso,ysuvocabularioeradeficienteycaprichoso.Lohabíaremendadocongrandesparchesdefrancés, con palabras anglicadas mediante un proceso propio y con giros nativostraducidos literalmente. El resultado, en la forma en que con toda humildad lopresentaba, apenas habría resultado comprensible para el lector, así que me heatrevidoaadaptarloyacribarlo.Newmansóloleentendíaamedias,peroledivertía,

www.lectulandia.com-Página40

Page 41: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

yeldecorosodesamparodelancianoatraíasusinstintosdemocráticos.Elsupuestodeunafatalcaídaenlamiseriasiempreponíafueradesíasuintensabenevolencia—eraprácticamenteloúnicoquelohacía—,ysentíaelimpulsodeborrarlo,porasídecirlo,con la esponja de su propia prosperidad. Sin embargo, el padre demademoiselleNoémie parecía haber sido enérgicamente adoctrinado para esta ocasión, ymanifestabaciertaavidezmedrosadecultivaroportunidadesinesperadas.

—¿Cuántoledebo,pues,conelmarcoincluido?—preguntóNewman.—En total serán tres mil francos—dijo el anciano, sonriendo agradablemente

peroentrecruzandolosdedosamododeinstintivasúplica.—¿Podríadarmeunrecibo?—He traídouno—dijomonsieurNioche—.Me tomé la libertad de extenderlo

porsiacasomonsieurteníaabiendesearliquidarsudeuda—ysacóunpapeldesucartera que entregó a su protector. El documento estaba escrito con una caligrafíadiminutayestrafalaria,yexpresadoenelmásselectodeloslenguajes.

Newman entregó el dinero, ymonsieurNioche dejó caer los napoleones uno auno,solemneyamorosamente,enunviejomonederodecuero.

—¿Y qué tal está su damita? —preguntó Newman—. Me causó una granimpresión.

—¿Impresión?Monsieuresmuyamable.¿Monsieuradmirasuaspecto?—Esmuybonita,sinduda.—¡Ay,sí,esmuybonita!—¿Quémalhayenqueseabonita?MonsieurNiocheclavólosojosenunpuntodelaalfombraysacudiólacabeza.

Después, alzándolos hacia Newman con una mirada que pareció volverse másanimadayexpansiva,dijo:

—Monsieur ya sabe lo que es París. Es peligroso para la belleza, cuando labellezanopuedeofrecerniunpenique.

—Ah,peronoeselcasodesuhija.Ahoraesrica.—Muycierto;seremosricosduranteseismeses.Pero,contodo,simihijafuese

unamuchachacorrienteyodormiríamejor.—¿Temeustedalosjóvenes?—¡Alosjóvenesyalosviejos!—Deberíaconseguirunmarido.—Ah,monsieur,noseconsigueunmaridoacambiodenada.Sumaridodeberá

aceptarla tal y como es; no la puedodotar ni conunpenique.Pero los jóvenes nomiranconesosojos.

—Bueno—dijoNewman—,sutalentoesensímismounadote.—¡Ah, señor, primero hay que convertirlo en especie!—ymonsieurNioche le

diountiernocacheteasuportamonedasantesdeguardarlo—.Unaoperaciónasínoocurretodoslosdías.

—Bueno, los jóvenesdeaquísonmuymezquinos—dijoNewman—;nopuedo

www.lectulandia.com-Página41

Page 42: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

decir otra cosa. Deberían ser ellos quienes pagasen por su hija, en vez de pedirdinero.

—Sus ideas sonmuy nobles; pero ¿qué quiere?No son las ideas de este país.Queremossaberquénostraemosentremanoscuandonosvamosacasar.

—¿Quédotenecesitasuhija?MonsieurNiochelemirófijamente,comosiseestuviesepreguntandoquéveníaa

continuación;perocasualmenteserecuperóalpuntoyreplicóqueconocíaaunjovenmuyagradable,empleadodeunacompañíadeseguros,quesecontentaríaconquincemilfrancos.

—Quesuhijamepintemediadocenadecuadrosytendrásudote.—¡Media docena de cuadros… su dote! ¿No estará hablando monsieur

irreflexivamente?—SimehaceseisuochocopiasdelLouvre tanbonitascomoesaMadonna, le

pagaréelmismoprecio—dijoNewman.El pobremonsieur Nioche se quedó sin habla durante unos instantes, lleno de

asombro y gratitud; después cogió la mano de Newman, la apretó entre sus diezdedosyclavósobreélunosojoshúmedos.

—¿Tan bonitas como ésa? Serán mil veces más bonitas; serán magníficas,sublimes.¡Ah,ojalásupierayopintar,señor,paraecharleasíunamano!¿Quépuedohacer para agradecérselo?Voyons!—dijo, y se estrujó la frentemientras intentabaqueseleocurriesealgo.

—Bueno,yamelohaagradecidobastante—dijoNewman.—¡Ah,yasé,señor!—exclamómonsieurNioche—.Paraexpresarlemigratitud,

nolecobrarénadaporlasleccionesdeconversaciónfrancesa.—¿Lecciones?Semehabíanolvidadoporcompleto.Escucharsuinglés—añadió

Newman,riéndose—escasiunaleccióndefrancés.—Ah,nodigoqueenseñeinglés,ciertamente—dijomonsieurNioche—.Peroen

cuantoamiadmirablelengua,sigoestandoasuservicio.—Entonces,puestoqueestáustedaquí—dijoNewman—,empezaremos.Esmuy

buenahora.Voyatomarmeelcafé;vengacadamañanaalasnueveymediaytómeseelsuyoconmigo.

—¿Monsieur me ofrece el café, también?—exclamómonsieur Nioche—. Sinduda,regresanmisbeauxjours.

—Venga —dijo Newman—, empecemos. El café está terriblemente caliente.¿Cómosediceesoenfrancés?

Así pues, cada día, durante las tres semanas siguientes, la figuracircunstancialmenterespetabledemonsieurNiochehacíaactodepresencia,conunaretahíla de pequeñas reverencias inquisitivas y exculpatorias, entre los aromáticosvapores de la bebida matinal de Newman. No sé cuánto francés aprendió nuestroamigo;perocomoélmismodecía,sielesfuerzono leservíadenada,encualquiercasonoleperjudicaba.Yledivertía;satisfacíaeseladoirregularmentesociabledesu

www.lectulandia.com-Página42

Page 43: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

naturaleza que siempre se había manifestado en su disfrute de la conversaciónagramatical, y que a menudo, incluso en sus días de ajetreo y preocupaciones, lehabía llevado a sentarse sobre las vallas de jóvenes pueblos del Oeste, en lapenumbra,y sostener charlaspocomenosque fraternales concómicosharaganesyturbios buscadores de fortuna.Allá donde iba, tenía la intención de hablar con losnativos; lehabíanasegurado,ysupropiojuicioaprobabaelconsejo,quecuandoseviaja por el extranjero es una idea excelente examinar la vida del país.MonsieurNiocheeratodounnativo,y,aunquesuvidaquizánomerecieseunestudioespecial,él era una parte palmaria y bien pulida de esa pintoresca civilización parisina quetantorecreofácilleofrecíaanuestrohéroeytantosproblemascuriososleplanteabaasuentendimientoinquisitivoypráctico.Newmanteníaaprecioporlasestadísticas;legustabasabercómosehacíanlascosas;legratificabaenterarsedecuántosimpuestosse pagaban, qué beneficios se obtenían, cuáles eran los hábitos comercialespredominantes,cómoselibrabalabatalladelavida.MonsieurNioche,entantoquecapitalistamermado,estabafamiliarizadoconestasconsideraciones,yformulabasuinformación, que se sentía orgulloso de poder impartir, en los términosmás clarosposiblesyconunpellizcoderapéentreeldedoíndiceyelpulgar.Comobuenfrancés—muy al margen de los napoleones de Newman—, monsieur Nioche adorabaconversar, y ni siquiera en plena decadencia se le había olvidado la urbanidad.También comobuen francés, sabía dar un informe claro de las cosas, y—tambiéncomo buen francés— cuando sus conocimientos le fallaban sabía suplir los lapsusconlashipótesismásoportunaseingeniosas.Alpequeñofinancierovenidoamenosle producía un intenso placer que le hiciesen preguntas; rebañaba informaciónmediante procedimientos frugales, y tomaba notas, en su pequeño y grasientocuaderno de bolsillo, de incidentes que pudieran serle de interés a sumunificenteamigo. Leía viejos almanaques en los puestos de libros de los embarcaderos, yempezóafrecuentarotrocafédondeserecibíanmásperiódicosydondesudemitassede sobremesa le costaba un penique extra, y allí solía escudriñar las páginasdescuartizadas en busca de anécdotas curiosas, fenómenos de la naturaleza y rarascoincidencias. A la mañana siguiente relataba con solemnidad que se acababa demorir en Burdeos un niño de cinco años cuyo cerebro se había descubierto quepesabasesentaonzas,¡elcerebrodeunNapoleónounWashington!,oquemadameP.,charcutièredelaRuedeClichy,habíaencontradoenelforrodeunviejovestidolacantidad de trescientos sesenta francos que había perdido hacía cinco años.Pronunciabaestaspalabrascongranprecisiónysonoridad,yNewmanleaseguróquesu modo de contender con la lengua francesa era muy superior al desconcertanteparloteoqueoíaenotrasbocas.Anteesto,monsieurNiochedesarrollóunaagudezamásprimorosaquenunca;seofrecióa leerextractosdeLamartine,yafirmóque,apesardequeseesforzabaen lamedidadesuspocas lucesporcultivarunadicciónrefinada,simonsieurqueríaelnovamás,debíairalThéâtreFrançais.

Newmanmostróinterésporlafrugalidadfrancesayconcibióunavivaadmiración

www.lectulandia.com-Página43

Page 44: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

por las economíasparisinas.Supropiogenio económico estaba tan completamentevolcado en operaciones a mayor escala, y tan imperiosa era su necesidad, paramoversecondesenvoltura,de sentirquehabíagrandesdesafíosygrandespremios,quehallabaunsinceroentretenimientoenelespectáculodelasfortunasquesehabíanamasado reuniendomonedas de cobre y en la minuciosa subdivisión de trabajo ybeneficio.PreguntabaamonsieurNiocheporsumododevida,ysentíaunaamistosamezcladecompasiónyrespetoanteelrecitaldesusdelicadasfrugalidades.Eldignoseñor le contó que en otra época él y su hija habían sustentado su existencia,cómodamente, con la cantidad de quince peniquesper diem; en tiempos recientes,habiendoconseguidollevarabuenpuertolosúltimosrestosflotantesdelnaufragiodesu fortuna, supresupuestohabíasidounpocomásamplio.Pero todavía teníanquecontar exhaustivamente cada penique, ymonsieurNioche le confió con un suspiroquemademoiselleNoémie no ponía en esa tarea el ferviente entusiasmoque cabíadesear.

—Pero¿qué levoya contar?—preguntó filosóficamente—.Es jovenybonita,necesita trajes y guantes nuevos; no se puede estar con vestidos astrosos entre losesplendoresdelLouvre.

—Perosuhijaganalosuficienteparacostearsesupropiaropa—dijoNewman.Monsieur Nioche le miró con ojos débiles e inseguros. Le habría gustado ser

capazdedecirquelostalentosdesuhijaeranobjetodeaprecioyquesuspintarrajosdeformes disponían de todo un mercado; pero parecía escandaloso abusar de lacredulidad de este forastero dadivoso que, sin sospechas ni preguntas, le habíareconocido losmismosderechos sociales.Sedecantóporun términomedio,ydijoque, aun siendo obvio que bastaba con ver las reproducciones de los maestrosantiguosdemademoiselleNoémieparacodiciarlas,lospreciosqueseveíaobligadaapedirporellosenvirtudde suespecial finuradeejecuciónhabíanmantenidoa loscompradoresaunarespetuosadistancia.

—¡Pobrecriatura!—suspirómonsieurNioche—;¡casiesunapenaquesutrabajoseatanperfecto!Leiríanmejorlascosassinopintasetanbien.

—Pero si mademoiselle Noémie tiene tanta devoción por su arte —observóNewmanenciertaocasión—,¿porquéhabríausteddeteneresostemoresdelosquemehablabaelotrodía?

MonsieurNiochesequedómeditando;habíacierta inconsistenciaensuposturaquelehacíasentirseenormementeincómodo.Apesardequenoteníaelmenordeseodeacabarconlagallinadeloshuevosdeoro—labenévolaconfianzadeNewman—,sentíauntímidoimpulsoaexpresarletodassustribulaciones.

—Ah,esunaartista, señormío,deesonohayduda—declaró—.Pero, adecirverdad,tambiénesunafranchecoquette.Deveraslamentodecir—añadióalinstante,meneando la cabeza con toda la inofensiva amargura del mundo— que lo haheredado.¡Sumadreyalofueantesqueella!

—¿Nofueustedfelizconsuesposa?—preguntóNewman.

www.lectulandia.com-Página44

Page 45: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

MonsieurNiochesacudióbruscamentelacabezavariasveces.—¡Eramipurgatorio,monsieur!—¿Leengañaba?—Antemispropiasnarices,añotrasaño.Fuidemasiadoestúpido,ylatentación

erademasiadogrande.Peroalfinlapillé.Unasolavezenmividahesidounhombrealque temer; lo sémuybien: ¡fueenaquelmomento!Peronomegustapensarenello.Laamaba…nosabríadecirlelomuchoquelaamaba.Eraunamalamujer.

—¿Yanovive?—Sefueporsucuentayriesgo.—Entonces —dijo Newman para darle ánimos—, no hay por qué temer su

influenciaensuhija.—¡Suhijaleimportabatanpococomolassuelasdesuszapatos!PeroaNoémie

nolehacefaltaqueinfluyanenella.Sebastaporsísola.Esmásfuertequeyo.—Noleobedece,¿eh?—No puede obedecer, señor, puesto que yo no ordeno. ¿De qué serviría? Se

enfadaríaylaempujaríaahaceruncoupdetête.Esmuyinteligente,comosumadre;no se lo pensaría dos veces.De niña (cuando yo era dichoso, o eso creía) estudiódibujo y pintura con profesores de primera, yme aseguraron que tenía talento.Yoestabaencantadodecreérmelo,ycuandomerelacionabacongentesolíallevarmesuscuadrosenunportafoliosyselosenseñabaaunosyaotros.Recuerdociertaocasiónenqueunadamapensóquelosestabaponiendoalaventa,ymelotomémuymal.¡Nosabemoshastaquépuntosomoscapacesdeceder!Despuésllegaronmismalostiempos, y mi estallido conmadame Nioche. Noémie no recibió más lecciones aveinte francos; pero al cabodel tiempo, cuandocrecióy fue sumamente imperiosoquehiciesealgoquecontribuyeseamantenernosvivos,seacordódesupaletaydesuspinceles.Algunosamigosnuestrosdelquartiertacharonlaideadedescabellada:recomendaron que probase a hacer sombreros, que consiguiera un empleo en unatienda o (si era más ambiciosa) que se anunciara para un puesto de dame decompagnie. Se anunció, yuna anciana le escribióuna carta pidiéndoleque fuese averla.Alaancianalegustó,yleofreciólamanutenciónyseiscientosfrancosalaño;peroNoémie descubrió que se pasaba la vida en la butaca y que sólo recibía dosvisitas,suconfesorysusobrino:elconfesor,muyestricto,yelsobrino,unhombredecincuenta años con la nariz rota y un cargo de dos mil francos al año en laadministracióndelgobierno.Noémieabandonóasuviejadama,secompróunacajadepinturas,unlienzoyunvestidonuevoysefuealLouvreacolocarsucaballete.Ahí,deunsitioaotro,hapasadolosdosúltimosaños;nopuedodecirquenoshayahechomillonarios.PeroNoémiemedicequeRomanoseganóenunahora,queestáhaciendo grandes progresos y que debo dejarla a su aire. El hecho es que, sinmenoscaboparasugenio,notienelamásmínimaintencióndeenterrarseenvida.Legustavermundo,yquelavean.Ellamismadicequenopuedetrabajarenlasombra.Consuaspecto,esnatural.Sóloquenopuedoevitarpreocuparmeyestremecermey

www.lectulandia.com-Página45

Page 46: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

preguntarmeporloquelepuedaocurrirahísola,díatrasdía,entretantoiryvenirdeextraños.No siempre puedo estar a su lado. La acompaño por lamañana y voy abuscarla, pero en el intervalo no me permite estar con ella; dice que la pongonerviosa. ¡Comosi amínomepusieranerviosoestar todoeldíadeambulando sinella! ¡Ay, si le ocurriese algo!—exclamómonsieurNioche, apretando los puños ysacudiendonuevamentelacabezaconunademándemalagüero.

—Bueno,meimaginoquenoocurriránada—dijoNewman.—¡Creoquelepegaríauntiro!—dijoelancianocontonosolemne.—Bueno, la casaremos —dijo Newman—, ya que es así como trata usted la

cuestión; y yo iré a verlamañana al Louvre y seleccionaré los cuadros que ha decopiarparamí.

MonsieurNiochelehabíatraídoaNewmanunmensajedepartedesuhijaenelquelajovenaceptabaelmagníficoencargoysedeclarabasumásdevotaservidora,prometiendoesforzarseconahíncoylamentándosedequelasnormasdelaetiquetale impidiesen iraagradecérseloenpersona.Lamañanasiguientea laconversaciónqueseacabadenarrar,NewmanvolvióareferirseasuintencióndeencontrarseconmademoiselleNoémieenelLouvre.MonsieurNiocheparecíaestarpreocupado,ynoabrió su saco de anécdotas; tomó rapé en abundancia y lanzó miradas oblicuas eimplorantes a su resuelto alumno. Finalmente, cuando se estaba marchando, sedetuvouninstantetrassacarlebrilloalsombreroconsupañuelodecalicó,posandosusojospequeñosysinbrillodemaneraextrañasobreNewman.

—¿Quéocurre?—preguntónuestrohéroe.—¡Disculpe la inquietud del corazón de un padre!—dijomonsieur Nioche—.

Usted me inspira una confianza infinita, pero no puedo evitar hacerle unaadvertencia.Al fin y al cabo, es usted unhombre, es joveny es libre. ¡Permítameimplorarle,pues,querespetelainocenciademademoiselleNioche!

Newman sehabía estadopreguntandoquévendría a continuación, y al oír estoestallóenunacarcajada.Estuvoapuntodeobservarquemás riesgo leparecíaquecorríasupropiainocencia,perosecontentóconprometerquetrataríaalajovenpocomenos que con veneración. La encontró esperándole, sentada en el gran diván delSalón Carré. No iba vestida con su traje de faena sino con sombrero y guantes yllevabaunparasol,enhonora laocasión.Estosartículoshabíansidoseleccionadosconungustoinfalible,ynocabíaconcebirunaimagenmásfrescaybonitadevivezajuvenilydiscernimientoen flor.LehizoaNewmanuna respetuosa reverenciay leexpresó su gratitud por su generosidad con un discursito deliciosamente grácil. ANewman le molestó tener ahí enfrente a una encantadora muchacha dándole lasgracias, y le hizo sentirse incómodo pensar que esta perfecta joven, con susexcelentes modales y su modulada entonación, estaba literalmente a su servicio.Newman le aseguró, con el francés del que fue capaz, que nomerecía la pena nimencionarloyqueconsiderabasusserviciosungranfavor.

—Entonces, cuando usted quiera —dijo mademoiselle Noémie—, pasaremos

www.lectulandia.com-Página46

Page 47: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

revista.Caminaronlentamenteporlasala,despuéspasaronalasotrasypasearondurante

unamediahora.EraobvioquemademoiselleNoémiedisfrutabadelasituación,ynosentía ningún deseo de concluir su entrevista pública con su atractivo mecenas.Newman observó que la prosperidad le sentaba bien. El airecillo insolente yperentorioconquesehabíadirigidoasupadredurantesuanteriorencuentrohabíacedidopasoauntonodelomásreposadoyacariciador.

—¿Quétipodecuadrosdesea?—preguntó—.¿Sagradosoprofanos?—Bueno,unoscuantosdecada—dijoNewman—.Peroquieroalgoluminosoy

alegre.—¿Algoalegre?NohaynadademasiadoalegreenestesolemneyviejoLouvre.

Pero vamos a ver qué podemos encontrar. Habla usted hoy francés con muchoencanto.Mipadrehaobradomaravillas.

—Bueno,soyunmalsubordinado.Soydemasiadoviejoparaaprenderunidioma—dijoNewman.

—¿Demasiado viejo?Quelle folie! —exclamómademoiselle Noémie, con unarisa cristalina y chillona—. Es usted un hombre muy joven. Y ¿qué le parece mipadre?

—Esuncaballeromuyagradable.Nuncaseríedemisdisparates.—Esmuycommeilfaut,mipapá—dijomademoiselleNoémie—,ytanhonrado

comolaluzdeldía.¡Ah,esdeunaprobidadexcepcional!Seríaposibleconfiarvariosmillonesasucustodia.

—¿Ustedsiempreleobedece?—¿Obedecerle?—¿Haceloquelemanda?Lajovensedetuvoy lemiró; teníaunamanchaderuborencadamejilla,ysus

expresivos ojos franceses, demasiado saltones para ser de una belleza perfecta,brillabanconunligerodescaro.

—¿Porquémepreguntaeso?—Porquequierosaberlo.—¿Meconsideraunaniñamala?—yesbozóunaextrañasonrisa.Newmanlamiróunmomento;vioqueerabonita,peronosequedóenabsoluto

deslumbrado. Recordó cómo había suplicado el pobre monsieur Nioche por su«inocencia»,yvolvióareírsealavezquesecruzabansusmiradas.Surostroeraunaextrañísimamezcladejuventudymadurez,ybajolacándidaexpresiónsupenetrantesonrisita parecía contener todounmundode intenciones ambiguas.Era lobastantebonita, sin duda, para poner nervioso a su padre; pero en lo que se refiere a suinocencia,Newmanhabríaafirmadoallímismoquenosehabíadesprendidodeella.Sencillamente,nuncalahabíatenido;habíaestadomirandoelmundodesdequeteníadiezaños,yelhombrequelepudiesecontaralgúnsecretoseríaunhombresabio.Ensus largas mañanas del Louvre no se había limitado a estudiar madonnas y san

www.lectulandia.com-Página47

Page 48: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

juanes; había estado vigilando las diversas encarnaciones de la naturaleza humanaque había a su alrededor y había sacado sus propias conclusiones. A juicio deNewman, en cierto sentido monsieur Nioche podía estar tranquilo; quizá su hijahiciera algomuy osado, pero nunca haría nada estúpido. Newman, con su sonrisalarga y sosegada y sumanera de hablar serena y sin prisas, siempre se tomaba sutiempo, mentalmente; ahora se estaba preguntando por qué le miraba ella de esamanera.Teníalaimpresióndequequeríaoírleconfesarque,enefecto,laconsiderabaunaniñamala.

—No, no—dijo al fin—; sería muymaleducado por mi parte juzgarla de esamanera.Nolaconozco.

—Peromipadreselehaquejado—dijomademoiselleNoémie.—Dicequeesustedunacoqueta.—¡Nodeberíairporahídiciéndolesesascosasaloscaballeros!Peroustednose

locree,¿verdad?—No—dijoNewmancongravedad—,nomelocreo.Ella volvió a mirarle, se encogió de hombros y sonrió y después indicó un

pequeñocuadroitaliano,unasbodasdesantaCatalina.—¿Quélepareceríaéste?—preguntó.—Nomegusta—dijoNewman—.Lajovendelvestidoamarillonoesbonita.—Ah,esustedungranexperto—murmurómademoiselleNoémie.—¿Encuadros?No,nolosoy;sémuypocodecuadros.—¿Enmujeresbonitas,entonces?—Enesoapenassoymejor.—¿Quéme dice de éste, entonces?—preguntó la joven indicando un soberbio

retratoitalianodeunadama—.Seloharéaunaescalamáspequeña.—¿Amenorescala?¿Yporquénodelmismotamañoqueeloriginal?MademoiselleNoémieechóunvistazoal radianteesplendorde laobramaestra

venecianaehizounpequeñoademánconlacabeza.—Nomegustaesamujer.Pareceestúpida.—Amí sí que me gusta—dijo Newman—. Decididamente, debo tenerla, y a

tamañonatural.Ytanestúpidacomoesahí.LajovenvolvióaclavarlosojossobreNewman,ydijoconsusonrisaburlona:—¡Sinduda,meseráfácildarleaspectodeestúpida!—¿Quéquieredecir?—preguntóNewman,desconcertado.MademoiselleNoémievolvióaencogersedehombros.—¿Enserio,entonces,quequiereeseretrato…elcabellodorado,elrasopúrpura,

elcollardeperlas,esemagníficopardebrazos?—Todo,exactamentecomoestá.—¿Noleserviríaningunaotracosa?—Bueno,quieromáscosas,perotambiénquieroéste.MademoiselleNoémieseapartóunmomento,caminóhaciaelotroladodelasala

www.lectulandia.com-Página48

Page 49: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ysequedóallí,mirandovagamenteaunladoyaotro.Alfinregresó.—Debe de ser delicioso poder encargar cuadros de ese modo. ¡Retratos

venecianos a tamañonatural!Se comporta comounpríncipe. ¿Yasí es comova aviajarporEuropa?

—Sí,tengointencióndeviajar—dijoNewman.—¿Encargando,comprando,gastandodinero?—Porsupuestoquegastaréalgodedinero.—Esustedmuyafortunadoportenerlo.¿Yesustedcompletamentelibre?—¿Quéquieredecirconlibre?—¿Notienenadaquelemoleste:familia,esposa,prometida?—Sí,soyrazonablementelibre.—Esustedmuyafortunado—dijomademoiselleNoémiecontonosolemne.—Je le veux bien! —dijo Newman, demostrando que había aprendido más

francésdeloqueadmitía.—¿YcuántotiemposevaaquedarenParís?—continuólajoven.—Sólounoscuantosdíasmás.—¿Porquésemarcha?—Empiezaahacercalor,ymetengoqueiraSuiza.—¿ASuiza?Esunhermosopaís. ¡Daríamiparasol nuevoporverlo! ¡Lagosy

montañas, románticosvallesycumbresnevadas!Ah, le felicito.Mientras tanto,yomepasaréelcalurosoveranoaquísentada,pintarrajeandosuscuadros.

—Bueno,tómesetodoeltiempoquenecesite—dijoNewman—.Hágaloscuandobuenamentepueda.

Siguieroncaminandoymiraronunascuantascosasmás.Newmanseñalabaloquelegustaba,ymademoiselleNoémieporlogenerallocriticabayproponíaotracosa.Entonces,depronto,sedesvióhaciaunacuestiónpersonal.

—¿QuéleimpulsóahablarmeelotrodíaenelSalónCarré?—preguntódemodoabrupto.

—Admirabasucuadro.—Puesestuvousteddudandounbuenrato.—Bueno,nohagonadaprecipitadamente—dijoNewman.—Sí, vi quemeobservaba. Pero en ningúnmomento pensé que fuese a hablar

conmigo. Jamás soñé que hoy estaría paseándome por aquí con usted. Es muycurioso.

—Esmuynatural—observóNewman.—Oh, disculpe, para mí no. Por muy coqueta que pueda usted considerarme,

nuncamehabíapaseadoenpúblicoconuncaballero.¿Enquéestaríapensandomipadrecuandoaccedióanuestroencuentro?

—Seestabaarrepintiendodesusinjustasacusaciones—replicóNewman.MademoiselleNoémieguardósilencio,ydespuéssedejócaerenunasiento.—Bueno, pues está todo dicho respecto a esos cinco. Cinco copias tan

www.lectulandia.com-Página49

Page 50: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

espléndidas y hermosas como me sea posible. Nos queda una por elegir. ¿No legustaría uno de esosmagníficos rubens… las bodas deMarie deMédicis?Mírelo,veaquéhermosoes.

—Ah,sí,ésemegustaría—dijoNewman—.Conélyasonseis.—Con él ya son seis… ¡muy bien! —se rio. Siguió sentada un momento,

mirándole,ydeprontoselevantóyseirguiófrenteaélconlasmanosentrelazadaspordelante—.Nolecomprendo—dijoconunasonrisa—.Nocomprendocómounhombrepuedesertanignorante.

—Ah,soy ignorante,cierto—dijoNewmana lavezquesemetía lasmanosenlosbolsillos.

—¡Esridículo!Yonosépintar.—¿Nosabe?—Pinto como un gato; no soy capaz de dibujar ni una línea recta. No había

vendidoniunsolocuadrohastaqueustedmecompróaquellacosaelotrodía—ymientrasofrecíaestasorprendenteinformaciónseguíasonriendo.

Newmanprorrumpióenunacarcajada.—¿Porquémecuentaesto?—preguntó.—Porquemeirritaqueunhombreinteligentemetaasí lapata.Miscuadrosson

grotescos.—Yelqueyoposeo…—Éseesbastantepeorquelosdemás.—Bueno—dijoNewman—,¡encualquiercasomegusta!Ellalemiróderefilón.—Eso esmuy amable por su parte—respondió—, peromi deber es advertirle

antesdequevayaustedmáslejos.Esteencargosuyoesimposible,¿sabe?¿Porquiénmehatomado?Esuntrabajoparadiezhombres.Escogeustedlosseiscuadrosmásdifíciles del Louvre y espera que me ponga a trabajar como si fuese a hacerdobladillosparaunadocenadepañuelos.Queríaverhastadóndeibaallegarusted.

Newmanmiróalajovenconciertaperplejidad.Apesardelridículoerrordelqueseleacusaba,estabamuylejosdeserunpapanatas,yteníalavivasospechadequelasúbita franqueza demademoiselle Noémie no era esencialmente más honrada quehaberlemantenidoenelerror.Estabajugandoaalgo;noerameracompasiónporsuinmadurezestética.¿Quéesperabaganar?Lasapuestaseranaltasyelriesgogrande;elpremio,portanto,teníaqueserproporcional.Pero,aunconcediendoqueelpremiopudiese ser grande, Newman no pudo resistir un impulso de admiración por laintrepidezdesuacompañante.Estabatirandoconunamano,almargendeloquesepropusiesehacerconlaotra,unabonitasumadedinero.

—¿Estáusteddebroma—lepreguntó—ovaenserio?—¡Oh,esenserio!—exclamómademoiselleNoémie,peroconsuextraordinaria

sonrisa.—Sémuypocodecuadros,odecómosepintan.Sinopuedehacertodoeso,es

www.lectulandia.com-Página50

Page 51: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

obvioquenopuede.Hagaentoncesloquepueda.—Quedarámuymal—dijomademoiselleNoémie.—Ah—dijoNewman,riéndose—,sihadecididoustedquevaaquedarmal,por

supuestoqueloestará.Pero¿porquésiguepintandosilohacemal?—Noséhacerotracosa;notengoningúntalentoverdadero.—Entoncesestáustedengañandoasupadre.Lajoventitubeóuninstante.—¡Éllosabeperfectamente!—No—proclamóNewman—;estoysegurodequecreeenusted.—Metienemiedo.Sigopintandoaunque lohagamal,comousteddice,porque

quieroaprender.Encualquiercaso,megusta.Ymegustaestaraquí;esun lugaralqueiradiario;esmejorquesentarseenuncuartitohúmedoyoscuroenunacorrala,oquevenderbotonesyballenasdecorsédetrásdeunmostrador.

—Por supuesto, es mucho más entretenido —dijo Newman—. Pero para unamuchachapobre,¿noesunentretenimientomásbiencaro?

—Oh,hagomuymal,deesonohayduda—dijomademoiselleNoémie—.Peroantesqueganarmelavidacomohacenalgunasmuchachas,afanándoseconunaagujaenunnegrocuchitril,fueradelmundo,metiraríaalSena.

—Nohayningunanecesidad—respondióNewman—;¿lehahabladosupadredemioferta?

—¿Suoferta?—Quiere que usted se case, y yo le he dicho que le daría la oportunidad de

ganarsesudot.—Melohacontadotodo,¡yyaveustedelpartidoquelesaco!¿Porquéhabríade

tomarsetantointeréspormimatrimonio?—Mi interés era por su padre. Mantengo mi oferta; haga lo que pueda y le

compraréloquepinte.Durante un rato se quedó pensativa, con los ojos clavados en el suelo. Al fin,

alzandolavista,preguntó:—¿Quétipodemaridosepuedeobtenerpordocemilfrancos?—Supadremehadichoqueconoceavariosjóvenesmuyapropiados.—¡Tenderosycarnicerosypequeñosmaîtresdecafés!Omecasobienonome

caso.—Lerecomendaríaquenofuesedemasiadopuntillosa—dijoNewman—.Esel

únicoconsejoquepuedodarle.—¡Estoymuydisgustadapor loqueacabodedecir!—exclamó la joven—.No

mehahechoningúnbien.Peronohepodidoevitarlo.—¿Québienesperabaquelehiciera?—Sencillamente,nohepodidoevitarlo.Newmanlamiróporunosinstantes.—Bueno, puede que sus cuadros seanmalos, pero aun así es usted demasiado

www.lectulandia.com-Página51

Page 52: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

inteligenteparamí.Nolacomprendo.¡Adiós!—dijo,yletendiólamano.Ellanohizoningunaréplicanidevolvióningúngestodedespedida.Seapartó,se

sentódeladoenunbancoyapoyólacabezasobreeldorsodelamano,agarrándosealabarandaquehabíafrentealoscuadros.Newmansequedóunmomentoydespuésdio media vuelta de talón y se retiró. La había comprendido mejor de lo queconfesaba;estacuriosaescenaeratodouncomentarioprácticoalaafirmacióndesupadredequeeraunacoquetaredomada.

www.lectulandia.com-Página52

Page 53: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOV

CuandoNewman le refirió a la señoraTristram su infructuosa visita amadame deCintré,aquéllaleapremióaqueenlugardedesanimarsepusieraenmarchasuplande «ver Europa» durante el verano, a que volviese a París en otoño y se instalasecómodamenteparaelinvierno.«MadamedeCintréseguiráigual—dijo—;noesunamujerquesecasedeundíaparaotro».NewmannohizoningunaafirmaciónclaradequeregresaríaaParís;inclusohablódeRomaydelNilo,yseabstuvodemanifestarningúninterésespecialporlaprolongadaviudedaddemadamedeCintré.Estedetallechocaba con su habitual franqueza, y quizá quepa considerarlo como característicodelincipienteestadodeesapasiónquesesueleconocermásespecíficamentecomolamisteriosa.Lociertoesquelaexpresióndeunpardeojosqueeranalavezbrillantesysuavessehabíaconvertidoenunrecuerdomuyfamiliar,ynosehabríaresignadofácilmentealaperspectivadenovolveramirarlosjamás.LecomunicabaalaseñoraTristramotrasmuchascosas,demayoromenorimportancia,segúnsemire;peroenestepuntoconcretoseguíasupropioconsejo.SedespidióafablementedemonsieurNiochedespuésdeasegurarleque,enloqueaélserefería,lamismísimaMadonnadeltrajeazulpodríahaberestadopresenteensuentrevistaconmademoiselleNoémie,ydejóalancianoacariciándoseelbolsillodelapechera,enunéxtasisquehastaparala desgracia más intensa habría sido todo un reto disipar. Newman emprendióentonces sus viajes con su acostumbrado aire de calmada desocupación y con laclaridad y profundidad de miras que le eran esenciales. No había hombre quepareciesetenermenosprisas,yaunasíningúnhombrellevabatantascosasacaboenperíodos breves. Tenía ciertos instintos prácticos que le eran de extraordinariautilidadensuoficiodeturista.Seorientabaenciudadesextranjerasintuitivamente,sumemoria era excelente cuando volcaba su atención en cuerpo y alma y salía dediálogosen lenguasextranjeras,de losque formalmentenohabíaentendidoniunasola palabra, en plena posesión del dato concreto que había deseado averiguar. Suhambrededatos era enorme, y aunque al típicoviajero sentimentalmuchosde losqueanotabalepodríanparecertristementeáridosydesvaídos,unatentoexamendelalista habría demostrado que su imaginación tenía un punto sensible. En laencantadoraciudaddeBruselas—suprimeraparadadespuésdesalirdeParís—hizomuchas preguntas sobre los tranvías, y se quedó extremadamente satisfecho con lareaparicióndeeste conocido símbolode la civilizaciónamericana;pero también leimpresionómucho labella torregóticadel ayuntamiento,y sepreguntó si no seríaposible«levantar»algoasíenSanFrancisco.Enlaabarrotadaplazaquehayfrenteaesteedificioestuvomediahoraescuchandodepie,exponiéndosealinminentepeligrode las ruedasde los carruajes, aunviejo ciceronedesdentadoque farfullabaenuninglés roto la conmovedora historia de los condes Egmont y Horn; y escribió losnombresdeestoscaballeros—porrazonesquesóloélconocía—eneldorsodeunaviejacarta.

www.lectulandia.com-Página53

Page 54: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Alprincipio,nadamássalirdeParís,sucuriosidadnohabíasidointensa;parecíaqueelentretenimientopasivoenlosChampsÉlyséesyenlosteatroseratodoloquelecabíaesperardesímismo,yaunque,talycomoledijoaTristram,deseabaverelmisterioso y complaciente óptimo, ni por asomo sentía elGrand Tour[7] como unpeso en la conciencia, y no era dado a poner en duda la diversión del momento.ConsiderabaqueEuropaestabahechaparaélynoélparaEuropa.Habíadichoquequería cultivarse, pero habría sentido cierta turbación, incluso cierta vergüenza—aunque posiblemente falsa—, de haberse sorprendido a sí mismo estudiándoseintelectualmenteanteelespejo.NiaestenianingúnotrorespectoposeíaNewmanunelevadosentidodelaresponsabilidad;suprincipalconviccióneraquelavidadeunhombreteníaqueserfácil,yqueélteníaquesercapazdereducirelprivilegioaalgonatural.Elmundo,asumododever,eraungranbazarporelqueunosepodíapaseary comprar objetos hermosos; pero, personalmente, era tan poco consciente de lapresióndelasociedadcomodequeexistiesealgocomounacompraobligatoria.Nosólo sentía aversión, sino también una especie de desconfianza moral, lospensamientos incómodos, y le era a la vez molesto y ligeramente despreciablesentirseobligadoaajustarseaunpatrón.Elpatróndeunoeraalcanzarelidealdelapropia prosperidad gozosa, esa prosperidad que permitía dar tanto como recibir.Abrirse sin preocuparse por ello —sin holgazana pusilanimidad, por un lado, nilocuaz entusiasmo, por otro— hasta abarcar la esfera completa de lo que habríallamado una experiencia «placentera» era el plan de vida más inequívoco deNewman.Siemprehabíaodiadoapresurarseparacogereltren,yaunasísiemprelohabíacogido;delmismomodo,unafándesmedidoporla«cultura»leparecíacomoentretenersetontamenteenlaestación,unprocederpropiamentelimitadoamujeres,extranjeros y otras personas poco prácticas.Reconocido todo esto, una vez que yaestaba moderadamente en marcha Newman disfrutaba de su viaje con la mismaintensidadqueelmásentusiastadelosdiletantes.Lasteoríasdeuno,alfinyalcabo,importanpoco;enrealidad,lograndiosoesladisposicióndelánimo.Nuestroamigoerainteligente,yesonolopodíaevitar.SepaseóporBélgica,HolandayRenania,porSuizayelnortedeItalia,sinhacerplanesperoviéndolotodo.Losguíasyvaletsdeplace le consideraban un tipo excelente. Siempre estaba accesible, pues era muyaficionadoaquedarseen losvestíbulosypórticosde lasposadasyseaprovechabapocode las impresionantesoportunidadespararecluirseque tanabundantementeseofrecenenEuropaaloscaballerosqueviajanconmonederosbiendotados.Cuandoleproponíanunaexcursión,una iglesia,unagaleríaounaruina, loprimeroquehacíaNewmandespuésdeescudriñarasupostulanteensilenciodelacabezaalospieserasentarseaunamesitaypediralgodebeber.Elcicerone,duranteesteproceso,solíaretirarseaunadistanciarespetuosa;denoserasí,noestoysegurodequeNewmannolehubieseinvitadoasentarsetambiénabeberalgoyapreguntarlesi,sinceramente,esta iglesia o aquella galería merecían en verdad la pena. Al final se levantaba yestirabasuslargaspiernas,lehacíaunaseñaalhombredelosmonumentos,miraba

www.lectulandia.com-Página54

Page 55: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

su reloj de bolsillo y clavaba la mirada sobre el adversario. «¿De qué se trata?»,preguntaba.«¿Aquédistancia?».Y fuesecual fuese la respuesta, aunquepareciesevacilarnunca senegaba.Se subíaauncabrioléabierto,hacía sentarsealguíaa suladoparaquerespondieseasuspreguntas,pedíaalconductorquefueserápido(sentíaunaespecialanimadversiónalaconducciónlenta)yavanzaba,contodaprobabilidada través de un arrabal polvoriento, hacia lameta de su peregrinaje. Si lameta eradecepcionante,si la iglesiaerapocacosao laruinaunmontóndebasura,Newmanjamásprotestabaniregañabaasucicerone;mirabaconojosimparcialeslosgrandesmonumentos y los pequeños, hacía que el guía recitase la lección, la escuchabareligiosamente,preguntabasinohabíanadamásqueveren las inmediacionesysehacíallevardevueltaconunrápidotraqueteo.Esdetemerquesupercepcióndelasdiferencias entre la buenay lamala arquitectura no fuese aguda, y que en algunasocasionesselehayapodidovercontemplandoconculpableserenidadproduccionesmenores. Las iglesias feas formaban parte de su recreo en Europa tanto como lasbellas, y su gira era toda ella un recreo. Pero a veces no hay nada como laimaginación de aquellas personas que carecen de ella, y Newman, de cuando encuando,duranteunpaseosinguíaporunaciudadextranjera,anteunasolitariaiglesiaconuntristecampanarioounatorpereproduccióndealguienquehabíarendidoalgúnserviciocívicoenunpasado ignoto,habíasentidounraroestremecimiento interior.No era excitación ni perplejidad; era una sensación plácida e insondable de estardivirtiéndose.

En Holanda se encontró por casualidad con un joven americano con quien,duranteun tiempo, formóunaespeciedeasociaciónviajera.Eranhombresdemuydistinto tenor, pero cada uno a sumodo era tan buen tipo que durante unas pocassemanasalmenos,resultóunplacercompartirlosazaresdelcamino.ElcamaradadeNewman, de nombreBabcock, era un joven pastor unitarista; un hombre pequeño,enjuto y acicalado con una fisonomía que llamaba la atención por lo cándida. Eraoriundo de Dorchester, Massachusetts, y se hacía cargo espiritual de un pequeñoconjuntodefeligresesenotroarrabaldeestametrópolisdeNuevaInglaterra.Eradedigestióndelicadaysesustentabaprincipalmentedepanintegralymiel,régimenalque estaba tan apegado que le pareció que su gira estaba destinada a frustrarsecuando, al desembarcar en el Continente, se encontró con que tales manjares noflorecíanbajoelsistemadelatabled’hôte.EnParíssehabíacompradounabolsademaízmolidoenunestablecimientollamadoAgenciaAmericana,dondetambiéneraposibleconseguirlaprensailustradadeNuevaYork,yhabíacargadoconellaatodaspartes, dandomuestras de una serenidad y una fortaleza extremas al hallarse en latesitura, un tanto difícil, de hacer que le preparasen y sirviesen sumaízmolido ahorasanómalasenloshotelesqueibavisitando.Unavez,pormotivosdenegocios,Newman había pasado una mañana en el lugar natal del señor Babcock, y, porrazonesdemasiadorecónditasparaserdesveladas,aquellavisitarevestíasiempreensu imaginación un tono jocoso. Por hacer un chiste, que, qué duda cabe, resulta

www.lectulandia.com-Página55

Page 56: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

insulsosinoseexplica,amenudosolíadirigirseasucompañerocomo«Dorchester».Entre compañeros de viaje en seguida surge la intimidad, pero esmuy improbablequeaquelloscaracterestansumamentedispareshubiesendescubiertoencasaningúnpuntocómododeencuentro.Dehecho,erantodolodiferentesquecabeser.Newman,que jamás reflexionaba sobre esas cuestiones, aceptaba la situación con granecuanimidad,pero,encambio.Babcocklasolíaponderarenprivado;enefecto,porlanoche solía retirarse tempranoa su alcobaconel expresopropósitode analizarla aconciencia y con imparcialidad. No estaba seguro de que para él fuese buenoasociarse connuestro héroe, cuyomodode tomarse la vida tanto distabadel suyo.Newman era un tipo excelente y generoso; a veces el señorBabcock se decía a símismoqueerauntiponoble,y,sinduda,eraimposiblenoapreciarle.Pero¿noseríadeseableintentarejerceralgunainfluenciasobreél,estimularsuvidamoral,agudizarsu sentido del deber?Todo le gustaba, todo lo aceptaba, en todo hallaba solaz; nohacíadiscriminaciones,noeraelsuyounespíritudistinguido.EljovendeDorchesteracusabaaNewmandeundefectoqueconsiderabamuygraveyqueélhacíatodoloposibleporevitar:loquehabríallamadounacarenciade«reacciónmoral».ElpobreseñorBabcockeramuyaficionadoalapinturayalasiglesias,yllevabalasobrasdelaseñoraJameson[8]ensubaúl;serecreabaenelanálisisestético,ydetodoloqueveía sacaba curiosas impresiones.Pero, a pesar de todo, en lomásprofundode sucorazóndetestabaEuropa,ysentíalairritantenecesidaddeprotestarcontralacrasahospitalidad intelectual de Newman. Me temo que la malaise moral del señorBabcockestabalocalizadaenunlugarmásprofundoqueelquepuedaalcanzarunadefiniciónmía.Desconfiabadeltemperamentoeuropeo,sufríaconelclimaeuropeo,odiabalahoradecenareuropea;lavidaeuropealeparecíasinescrúpuloseimpura.Y,con todo,el señorBabcockposeíaunexquisitosentidode labelleza;ycomo labelleza a menudo se asociaba de manera inextricable con las desagradablescondiciones mencionadas, y como ante todo deseaba ser justo y desapasionado y,además, profesaba una devoción extrema a la «cultura», no podía llegar a laconclusióndequeEuropaeracompletamentemala.Peropensabaqueeramuymala,ysudesavenenciaconNewmanconsistíaenqueestedesordenadoepicúreoteníaunapercepciónlamentablementeinsuficientedelomalo.Enrealidad,elpropioBabcockteníatanpococonocimientodelomalo,encualquierpartedelmundo,comounbebédepecho;sucomprensiónmásvívidadelmalhabíasidoeldescubrimientodequeuncondiscípulodeuniversidadqueestudiabaarquitecturaenParíssosteníaunarelaciónamorosa con una joven que no contaba con que él fuese a desposarla. Babcock lehabíacontadoesteincidenteaNewmanynuestrohéroelehabíadedicadounepítetopoco halagüeño a la joven. Al día siguiente, su compañero le preguntó si estabacompletamente seguro de haber empleado la palabra exacta para caracterizar a laamantedeljovenarquitecto.Newmanselequedómirandoyserio.

—Existen muchísimas palabras para expresar una idea—dijo—; ¡escoja ustedmismo!

www.lectulandia.com-Página56

Page 57: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Oh,quierodecir—dijoBabcock—,¿noseríaposiblejuzgarlaaotraluz?¿Nocreequeenrealidadcontabaconqueélsecasaríaconella?

—Laverdadesquenolosé.Esprobablequesí;nomecabelamenordudadequeesunaestupendamujer—dijoNewman,yempezóareírsedenuevo.

—Tampocoqueríadecireso—dijoBabcock—;tansólotemíaquepareciesequeayernomeacordé…quenotuveencuenta…;bueno,creoqueleescribiréaPercivalalrespecto.

YhabíaescritoaPercival(quelerespondiódeunamanerarealmenteprocaz),yhabía reflexionado que, en cierto sentido, por parte de Newman era injusto ytemerario asumir con ese aire de indiferencia que la joven de París pudiese ser«estupenda». Con frecuencia, el laconismo de los juicios de Newman leescandalizaba y le dejaba turbado. Sumanera de censurar a la gente sin posteriorapelaciónposible,odeafirmardealguienqueeralamejordelascompañíasapesardedarse síntomasdesagradables, parecía indignadeunhombrecuyaconciencia sehubiese cultivado adecuadamente. Y aun así el pobre Babcock le tenía afecto yrecordabaque,aunqueavecesfueradesconcertanteydoloroso,noeraésteunmotivopararenunciaraél.Goetherecomendabalaobservacióndelanaturalezahumanaensus formas más variadas, y el señor Babcock consideraba que Goethe eraabsolutamenteespléndido.Amenudo intentaba,enconversacionesdemásomenosmediahora,infundirleaNewmanalgodesupropioalmidónespiritual,perolatexturapersonaldeNewmanerademasiadosueltaparadejarseentumecer.Tanincapazerasuentendimientode retenerprincipios comouncedazode retener el agua.Sentíaunagran admiración por los principios, y consideraba aBabcock un tipejo sensacionalpor tener tantos. Aceptaba todos los que su excitable compañero le ofrecía y losalmacenaba en lo que se le antojaba un lugar muy seguro; pero después el pobreBabcocknuncareconocíasusregalosentrelosartículosdeusodiariodeNewman.

Viajaron juntos porAlemania y entraron en Suiza, donde durante tres o cuatrosemanas estuvieron caminando fatigosamente por desfiladeros y holgando en lagosazules.Al fin cruzaron el Simplon y se dirigieron aVenecia. El señorBabcock sehabíapuestotaciturnoeinclusoalgoirritable;parecíamohíno,ausente,preocupado;embrollaba sus planes, y tan pronto hablaba de hacer una cosa como al siguientemomento de hacer otra. Newman hacía su vida habitual, conocía a gente nueva,estabaasusanchasenlasgaleríasyenlasiglesias,invertíauntiempodesorbitadoenpasearse por la Piazza de San Marcos, compraba muchísimos cuadros malos ydurante dos semanas disfrutó deVenecia a lo grande. Una noche, de regreso a suposada,vioaBabcockesperándoleenelpequeñojardíncontiguo.Eljovensalióasuencuentroconunaspectomuy lúgubre, le tendió lamanoydijo con tono solemnequesetemíaquedebíansepararse.Newmanmanifestósusorpresaysupesar,yquisosaberporquésehabíahechonecesariosepararse.

—Notengamiedodequemehayahartadodeusted—dijoNewman.—¿Noestáhartodemí?—preguntóBabcock,mirándolefijamenteconsusclaros

www.lectulandia.com-Página57

Page 58: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ojosgrises.—¿Porquédiantreibaaestarlo?Esusteduntipomuyanimoso.Además,yono

mehartodelascosas.—Nonosentendemos—dijoeljovenpastor.—¿Queyono le entiendo?—exclamóNewman—.Vaya, tenía la esperanzade

quesí.Perosinoesasí,¿quémásda,quétieneesodemalo?—Yonoleentiendoausted—dijoBabcock.Ysesentóyapoyólacabezaenla

mano,alzandolavistahaciasuinconmensurableamigo.—¡Santocielo,amínomeimporta!—exclamóNewmanentrerisas.—Peroparamíesmuyangustioso.Meproduceunestadodeinquietud.Meirrita;

nopuedodecidirnada.Nocreoqueseabuenoparamí.—Sepreocupausteddemasiado;esoesloquelepasa—dijoNewman.—Porsupuesto,asíloveusted.Piensaquemetomolascosasdemasiadoenserio,

yyopiensoqueustedse las tomademasiadoa la ligera.Nuncapodremosestardeacuerdo.

—Perohastaahorahemosestadocompletamentedeacuerdo.—No,yonoheestadodeacuerdo—dijoBabcockmeneandolacabeza—.Estoy

muyincómodo.Tendríaquehabermeseparadodeustedhaceunmes.—¡Horrordehorrores!¡Meavendréaloquesea!—exclamóNewman.El señorBabcockocultó lacabezaentreambasmanos.Al fin,alzando lavista,

dijo:—Nocreoqueaprecieustedmisituación.Yademásvausteddemasiadoaprisa.

Para mí, es usted demasiado apasionado, demasiado extravagante. Siento como situvieseque recorrermedenuevo,yosolo, todasestas tierrasquehemosatravesadojuntos.Metemoquehecometidomuchoserrores.

—Ah, no tiene usted por qué dar tantas explicaciones —dijo Newman—.Sencillamente,estáhartodemicompañía.Estáustedentodosuderecho.

—¡No, no, no estoy harto!—exclamó,molesto, el joven sacerdote—.Hartarseestámuymal.

—¡Me doy por vencido! —se rio Newman—. Pero es evidente que de nadaserviráseguircometiendoerrores.Sigasucamino,atodacosta.Aunqueleecharédemenos,yahavistoquehagoamistadesconmucha facilidad.Usted se sentirá solo,peroescríbameunaslíneascuandoleapetezcayleesperarédondeustedmediga.

—CreoqueregresaréaMilán.MetemoquenolehicejusticiaaLuini.—¡PobreLuini!—dijoNewman.—Quierodecir queme temoque le sobreestimé.No creoque seaunpintor de

primerafila.—¿Luini?—exclamóNewman—;¡vaya,perosiesencantador!Hayalgoensu

genioqueescomounamujerhermosa.Producelamismasensación.El señorBabcock frunció el ceño y dio un respingo.Hay que añadir que, para

Newman,éstehabíasidounarrebatodesacostumbradamentemetafísico;peroesque

www.lectulandia.com-Página58

Page 59: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ensupasoporMilánlehabíacobradounagransimpatíaalpintor.—¡Yaestáustedconlasmismasdesiempre!—dijoelseñorBabcock—.Sí,será

mejorquenosseparemos.Y a la mañana siguiente volvió sobre sus pasos y se dirigió a atenuar sus

impresionessobreelgranartistadelaLombardía.Unoscuantosdíasdespués,Newmanrecibióunanotadesuantiguocompañero

quedecíalosiguiente:

MiqueridoseñorNewman:

Me temo que mi conducta en Venecia, hace una semana, le pareció extraña ydesagradecida,yquisieraexplicarlemipostura,que,comodijeensumomento,creoqueustednoaprecia.Llevabamuchotiempopensandoenproponerlequenosseparásemos,yenrealidadeste paso no fue tan abrupto como pareció. En primer lugar, sabe usted, estoy recorriendoEuropa financiado por mi feligresía, que amablemente me ofreció unas vacaciones y laoportunidaddeenriquecermiespírituconlostesorosdelanaturalezayelartedelViejoMundo.Mesiento,por tanto, comosi tuviesequesacarelmáximoprovechodemi tiempo.Tengounelevado sentido de la responsabilidad. A usted parece que sólo le preocupa el placer delmomento,ysevuelcaenélconunardorque,deboconfesar,nosoycapazdeemular.Sientoquedebo llegaraunaconclusiónycristalizarmisopinionessobreciertospuntos.ElArtey laVida se me antojan cosas profundamente serias, y durante nuestros viajes por EuropadeberíamosrecordarenespeciallainmensaseriedaddelArte.Ustedparececonsiderarquesiuna cosa le divierte en el momento, no necesita pedirle más; y su tendencia al meroesparcimiento también es muy superior a la mía. Además, incorpora usted a su placer unaespeciedeconfianza temerariaqueaveces, lo confieso,mehaparecido—¿debodecirlo?—casi cínica. Su rumbo, en cualquier caso, no es el mío, y sería una imprudencia quesiguiésemos intentando ir al alimón. No obstante, permítame añadir que sé que cabe decirmuchas cosas a favor de su rumbo; he sentido inmensamente, en compañía de usted, suatractivo.Pero,justoporeso,deberíahaberleabandonadohacemucho.Sinembargo,¡estabatan confuso! Espero no haber obrado mal. Me siento como si tuviese que recuperar muchotiempoperdido.Leruegosetometodoestocomoselodigo,que,bienlosabeelcielo,noesdemalafe.Leprofesounagranestimapersonal,yesperoquealgúndía,cuandohayarecuperadomiequilibrio,volvamosaencontrarnos.Esperoquesigausteddisfrutandodesusviajes;tansólorecuerdeque laVidayelArteson doscosasextremadamenteserias.Considéremeustedsuamigomássinceroybienqueriente,

BENJAMINBABCOCK

P.D.—Luinimedejamuyperplejo.

Esta carta sumió el ánimo de Newman en una singular mezcla de regocijo yasombro.EnunprimermomentopensóqueladelicadaconcienciadelseñorBabcockera una inmensa farsa, y le pareció que su regreso a Milán, que no hacía sinoembrollarle más, era la justa recompensa, exquisita y ridícula, a su pedantería.Despuésreflexionóquesetratabadeunenormemisterio;quequizáfueseélesacosafunestayapenasmencionable,uncínico,yquesumododejuzgarlostesorosdelartey los privilegios de la vida quizá fuera ruin e inmoral. Newman sentía un grandesprecio por la inmoralidad, y aquella noche, mientras se hallaba sentadocontemplandoelresplandordelasestrellassobreelcálidoAdriático,sesintiódurantemásdemediahorareprendidoydeprimido.Nosabíacómorespondera lacartadeBabcock.Subuencarácterleimpedíaofenderseporlaspomposasadmonicionesdel

www.lectulandia.com-Página59

Page 60: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

jovenpastor,ysusentidodelhumorsólidoytenazleprohibíatomárselasdemasiadoenserio.Noleescribióningunarespuesta,perounoodosdíasdespuésencontróenuna tiendadeobjetoscuriososunagrotescaestatuillademarfildelsigloXVIque leenvió a Babcock sin comentarios. Representaba a un enjuto monje de aspectoascético,vestidoconunhábitoyuncapuchónandrajosos,arrodillado,conlasmanosentrelazadasycarademalagüero.Erauna tallaextraordinariamentedelicada,yenseguida,atravésdeunodelosdesgarronesdelhábito,secolumbrabaungordocapónquecolgabadelacinturadelmonje.¿CuáleralaintencióndeNewmanrespectoaloque simbolizaba la figurilla? ¿Significaba que iba a intentar ser tan «distinguido»comoaprimeravistaparecíaelmonje,peroquetemíalograrlocontanpocafortunacomo,bajounexamenmásatento,habíademostradotenerelfraile?Nocabesuponerque su intención fuese hacer una sátira del propio ascetismo de Babcock, ya quehabría sido un golpe verdaderamente cínico. En todo caso, le hizo a su antiguocompañerounregalitomuyvalioso.

AlsalirdeVenecia,NewmancruzóelTirolrumboaViena,ydespuésregresóporeloesteatravésdelsurdeAlemania.ElotoñolesorprendióenBaden-Baden,dondepasóvariassemanas.Ellugareraencantadorynoteníaningunaprisapormarcharse;ademásestabamirandoasualrededorydecidiendoquéhacerduranteelinvierno.Suveranohabíasidomuycompleto,ysentadobajolosgrandesárboles juntoalríoenminiatura que se escurre por los lechos florales de Baden estuvo rumiándolo condetenimiento.Había visto y hechomuchas cosas, había disfrutado y observado unmontón; se sentíamás viejo y aun así también se sentíamás joven. Se acordó delseñorBabcockydesudeseodellegaraconclusiones,ytambiénrecordóquesehabíabeneficiadomuypocode laexhortacióndesuamigoaquecultivaseeserespetablehábito.¿Acasoélnopodíahaceracopiodeunascuantasconclusiones?Baden-Badenera el lugarmás bonito que había visto hasta entonces, y lamúsica de orquesta alanochecer,bajo lasestrellas,erasindudaunagraninstitución.¡Éstaeraunadesusconclusiones! Pero de ahí pasó a reflexionar que había obrado muy sabiamentelevantando el campamento y saliendo al extranjero; esto de ver mundo era muyinteresante.Había aprendido una barbaridad; no sabía decir exactamente qué, peroahíestaba,bajo lacintadesusombrero.Habíahecholoquequería;habíavisto lascosas importantes y le había dado a su espíritu la oportunidad de «cultivarse», almenos. Creía alegremente que lo había cultivado. Sí, esto de ver mundo eramuyagradable,ydebuenaganaseguiríahaciéndolounpocomás.Asustreintayseisañosaún tenía ante sí un buen trecho de vida, y no tenía por qué empezar a contar lashoras.¿Adóndedebíairahoraaempaparsedemundo?Yahedichoquerecordabalosojos de la damaque se había encontrado en la sala de estar de la señoraTristram;habíantranscurridocuatromesesyaúnnoloshabíaolvidado.Desdeentonceshabíamirado —se lo había propuesto— muchísimos ojos más, pero en los únicos quepensaba ahora era en los demadame deCintré. Si quería vermás delmundo, ¿lodescubriríaenlosojosdemadamedeCintré?Sinduda,ahíencontraríaalgo,llámese

www.lectulandia.com-Página60

Page 61: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

estemundooelsiguiente.Duranteestascaóticascavilacionesavecespensabaensuvida anterior y en la larga serie de años (¡había empezado tan pronto!) en los quenada había ocupado su cabeza salvo la «iniciativa».Quedaban ahoramuy lejanos,porque su actitud actual ibamás allá de unas vacaciones: era casi una ruptura. LehabíadichoaTristramqueelpéndulovolvíaaregresar,ydabalaimpresióndequeelvaivéndevueltaaúnnohabíaterminado.Aunasíla«iniciativa»,queestabaallíenelotro rincón del globo, revestía ante su pensamiento distintos aspectos según elmomento.Ensuestela,milepisodiosolvidadosvolvieronadesfilarantesumemoria.Algunoslosmirabadefrenteconbastantecomplacencia;anteotrosapartabalavista.Eranviejosesfuerzos,viejasproezas, añejosejemplosde«astucia»yclarividencia.Dealgunos,alcontemplarlos, se sentía indudablementeorgulloso; seadmirabaa símismocomosihubieseestadocontemplandoaotrohombre.Dehecho,muchasdelascualidades que definen una gran hazaña estaban ahí: la decisión, la resolución, elvalor, la celeridad, la claridad de miras y la mano firme. De otros éxitos sería irdemasiadolejosdecirquesesentíaavergonzadodeellos,puestoqueNewmannuncahabíatenidolastragaderasparahacertrabajosucio.Estababendecidoconelimpulsonaturaladesfigurar,deungolpedirectoylibredeargumentaciones,laatractivafazde la tentación. Y, ciertamente, en ningún hombre habría sidomenos excusable lafaltadeintegridad.Newmansabíadistinguirdeunsolovistazoentrelotorcidoylorecto, y lo primero le había costado, sobre todo,muchísimosmomentos de intensaaversión.No obstante, parecía que algunos recuerdos exhibían ahora un semblantebastante desairado y sórdido, y se le ocurrió que, si bien nunca había hecho nadafeísimo, por otro lado tampoco había hecho nada especialmente hermoso. Habíadedicadosusañosal infatigableesfuerzodeañadirmilesamásmiles,yahoraqueestaba bien lejos de todo aquello la tarea de obtener dinero se le antojabaextremadamente árida y estéril. Está muy bien sentir desprecio por ganar dinerocuandounoyasehallenadolosbolsillos,yNewman,todohayquedecirlo,deberíahaberempezadounpocoantes amoralizar con tanta finura.Cabe responder a estoque,dehaberloquerido,podríahaberamasadootra fortunamás;ydebemosañadirquenoesqueestuvieseprecisamentemoralizando.Sencillamente,lehabíavenidoalacabezaqueloquehabíaestadocontemplandotodoelveranoeraunmundoricoyhermoso,yquenotodoéleraobradeastutosferroviariosycorredoresdeBolsa.

DurantesuestanciaenBaden-BadenrecibióunacartadelaseñoraTristram,enlaquelereñíaporlasparcasnoticiasquehabíacomunicadoasusamigosdelaAvenued’Iénay le rogabaqueconfirmasequenohabía tramadoningúnhorribleplanparainvernar en regiones remotas sino que iba a regresar con cordura y prontitud a laciudadmáscómodadelmundo.LarespuestadeNewmanrezabaasí:

Supongoqueustedsabíaquesoyunlamentableescritordecartasynoesperabanadademí.Nocreoquehayaescritoniveintecartasdepuraamistadentodamivida;enAméricamanteníami correspondenciaexclusivamentepor telegrama.Éstaesunacartadeamistadpura; sehahechoustedconunacuriosidad,yconfíoenquesabráapreciarsuvalor.Quieresabertodoloquemehaocurridoenestostresmeses.Lamejormaneradecontárselosería,creo,enviarlemi

www.lectulandia.com-Página61

Page 62: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

mediadocenadeguías,conmiscomentariosa lápizen losmárgenes.Cadavezquese topeconuna raya,unacruz,un«¡Precioso!»,un«¡Asíes!»oun«¡Sequedacorto!»,podráustedsaberquehetenidounasensacióndealgúntipo.Ésavieneasermihistoriadesdequeladejé.Bélgica,Holanda,Suiza,Alemania,Italia…hepasadoportodalalista,ynocreoquemehayahechoningúnmal.Nopensabaqueunhombrepudiesesabertantocomoséyodemadonnasycampanariosdeiglesia.Hevistocosasmuybonitas,yquizáesteinviernohablédeellasjuntoalfuegodesuhogar.NocreaquemeopongoporcompletoaParís.Hetenidotodotipodeplaneseinspiraciones,perosucartahadadoaltrasteconlamayoría.L’appétitvientenmangeant,diceelproverbiofrancés,ymedoycuentadeque,cuantomásveodelmundo,másquierover.Ahoraquemeheenganchadoalcarro,¿porquénohabríadetrotarhastaelfinaldelapista?Avecespienso en el Extremo Oriente, y no paro de recitar los nombres de las ciudades orientales:DamascoyBagdad,MedinayLaMeca.Elmespasadoestuveunasemanaencompañíadeunmisioneroquehabía regresadodeesos lugares, ymedijoque tendríaquedarmevergüenzaestarharaganeandoporEuropaconlascosastanmagníficasquepuedenverseallá.Esciertoquequierodedicarmeaexplorar,perocreoquepreferiríahacerloallí,enlaRuedel’Université.¿Tieneustednoticiasdeaquellalindadama?Siconsiguequeprometaestarencasalapróximavez que le haga una visita, regresaré a París inmediatamente. Tengo, más que nunca, esadisposicióndelaquelehabléaquellatarde;quierounaesposadeprimera.Hevigiladoatodaslasmuchachasbonitasconlasquemehecruzadoesteverano,peroningunaestabaalaalturademi ideal,ni siquieracerca.Habríadisfrutadode todoestomil vecesmásdehaberestadoconmigoladamaqueleacabodemencionar.LomásparecidoaellafueunpastorunitaristadeBoston,queenseguidaexigióquenosseparásemosporincompatibilidaddecaracteres.Medijoqueyoteníainclinacionesvulgares,queerauninmoralyunfanáticodel«arteporelarte»…sealoqueseaeso;todolocualmeafligiómucho,puessetratabadeuntiporealmenteentrañable.Pero poco después conocí a un inglés con quien entablé una relación que en un principioparecía muy prometedora: un hombre muy brillante que escribe en la prensa londinense yconoce París casi tan bien como Tristram. Anduvimos juntos de un lado a otro durante unasemana,peroprontorenuncióamíconhastío.Yoera,conmucho,demasiadovirtuoso;eraunmoralistademasiadorígido.Medijo,en tonoamistoso,quemimaldiciónera tenerconciencia;quejuzgabalascosascomounmetodistayhablabadeellascomounaanciana.Mequedémuydesconcertado. ¿A cuál demis dos críticos había de creer? Nome preocupé, ymuy prontodecidíqueamboseranidiotas.Perohayunacosasobrelaquenadietendránuncalaimpudiciadealegarqueestoyequivocado;asaber,quesoysufielamigo,

C.N.

www.lectulandia.com-Página62

Page 63: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOVI

NewmanrenuncióaDamascoyaBagdadyregresóaParíscuandoelotoñoaúnnohabía llegado a su fin. Se instaló en unas habitaciones que Tom Tristram habíaescogidoparaél,segúneljuicioqueesteúltimosehabíaformadodeloquellamabasuposición social.CuandoNewmanseenteródeque suposición social eraalgoatenerencuenta,seconfesóabsolutamenteincompetenteylerogóaTomTristramquelerelevasedelapreocupación.

—Nosabíaque tuvieseunaposición social—dijo—,y si es así no tengoni lamenor idea de lo que es. ¿No consiste en conocer a dos o tres mil personas einvitarlasacenar?Yoleconozcoausted,asuesposayalviejoseñorNioche,quemedio clases de francés la primavera pasada. ¿Puedo invitarlos a cenar para que seconozcan?Siesasí,habrándevenirmañana.

—Nomeestáustedmuyagradecidoquedigamos—dijolaseñoraTristram—;elañopasadolepresentéatodaslascriaturasvivientesqueconozco.

—En efecto, lo hizo; se me había olvidado. Pero pensaba que quería que loolvidase —dijo Newman con aquel tono de simple ponderación que a menudocaracterizaba sus expresiones, y queunobservador nohabría sabido si calificar decierta afectación de ignorancia misteriosamente socarrona o de una modestaaspiraciónalconocimiento—;medijoustedquetodosellosledesagradaban.

—Ah,almenossumaneradeacordarsedeloquedigoesmuyhalagadora.Peroenelfuturo—añadiólaseñoraTristram—hágameelfavordeolvidarsede todolomaloyrecuerdesólolobueno.Leseráfácil,ynolefatigarálamemoria.Leavisodequesiconfíaenmimaridoparaqueescojasushabitaciones,leesperaalgohorrendo.

—¿Horrendo,querida?—exclamóTristram.—Hoynodebodecirnadamalvado;sino,usaríaunlenguajemásofensivo.—¿Quécreeustedquediría si sepusieraaelloenserio,Newman?—preguntó

Tristram—.Sabeexpresarsudescontentoconsolturaendoso tres idiomas;enesoconsiste ser intelectual.Me saca una absoluta ventaja, porque yo no sé blasfemar,aunquemematen,másqueeninglés.Cuandomeenfadotengoqueacudiranuestraviejayqueridalenguamaterna.Alfinyalcabo,nohaynadaqueselecompare.

Newmanconfesóquenosabíanadademesasnidesillas,yqueenlorelativoalalojamientoaceptaríaconlosojoscerradoscualquiercosaqueleofrecieseTristram.Esto respondía en buena medida a una auténtica sinceridad por parte de nuestrohéroe,perotambiénalacaridad.Sabíaquefisgonearyverhabitaciones,hacerleabrirventanasalagente,darungolpecitoalossofásconlapuntadesubastón,cotillearconlascaserasypreguntarquiénvivíaarribayquiénabajoera,ensuma,detodoslospasatiempos el más caro al corazón de Tristram, y se sintió aún más dispuesto aponérseloenbandejaporcuantoeraconscientedeque,enrelaciónconsuservicialamigo,habíaexperimentadociertadisminucióndelcariñodelaantiguacamaradería.Además, carecía de gusto para la tapicería; ni siquiera era demasiado dueño de un

www.lectulandia.com-Página63

Page 64: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

exquisitosentidodelconfortodelautilidad.Gozabadellujoyelesplendor,perosesatisfacía con artículos bastante vulgares. Apenas distinguía una butaca de unapoltrona, y sudonpara estirar las piernas prescindía de facilidades adventicias.Suidea del confort consistía en habitar aposentos muy amplios, tener muchos y serconscientedequehabíaenellosabundantesdispositivosmecánicospatentados, sinque se le fuera a presentar jamás la oportunidad de utilizar lamitad de ellos. Losapartamentos tenían que ser luminosos, brillantes, majestuosos; en cierta ocasiónhabíadichoquelegustabanlashabitacionesenlasquedabanganasdedejarsepuestoelsombrero.Porlodemás,sequedabasatisfechoconlagarantíadecualquierpersonarespetable que le dijese que todo era «magnífico». En consecuencia, Tristram leconsiguióunapartamentoalquecabíaaplicarleprofusamenteesteepíteto.EstabaenelBoulevardHaussmann,enunprimerpiso,yconsistíaenunaseriedehabitacionesrecubiertasdelsueloaltechoconestucodoradodeunpiedeespesor,tapizadasconraso de varios tonos suaves y cuyo principal mobiliario eran espejos y relojes. ANewman le parecieron espléndidas, se lo agradeció de corazón a Tristram y tomóposesiónalinstante,ydurantetresmesestuvosinretirardelasaladeestarunodesusbaúles.

Undía,laseñoraTristramledijoquesuhermosaamigamadamedeCintréhabíaregresadodelcampo;quesehabíanencontradotresdíasantesalsalirdelaiglesiadeSaintSulpice.La señoraTristram se había desplazadohasta aquel lejanobarrio enbuscadeunaencajerapococonocida,decuyadestrezahabíaoídograndesalabanzas.

—Y¿cómoestabanesosojos?—preguntóNewman.—¡Esosojosestabanenrojecidosdetantollorar,yaquemelopregunta!—dijola

señoraTristram—.Seacababadeconfesar.—Nocuadraconladescripciónquehizousteddeella—dijoNewman—elque

tengapecadosqueconfesar.—Noeranpecados;eranpenas.—¿Cómolosabe?—Mepidióquefueseaverla;heidoestamañana.—¿Ydequésufre?—Noselopregunté.Conella,poralgunarazón,unaesmuydiscreta.Peronome

fuedifíciladivinarlo.SufreacausadesuviejaymalvadamadreydeeseGranTurcoqueessuhermano.Lapersiguen.Perocasipuedoperdonarlos,porque,comoledije,ellaesunasanta,yloúnicoquenecesitaparasacaralaluzsusantidadyserperfectaesunapersecución.

—Esuna teoríamuy consoladora para ella.Espero que nunca se la comuniqueustedasusparientes.¿Porquépermitequela intimiden?¿Acasonoesdueñadesímisma?

—Legalmente,sí,supongo;peromoralmente,no.EnFrancianuncadebesdecirle«No» a tumadre, te exija lo que te exija. Puede ser la viejamás abominable delmundoyhacertelavidaunpurgatorio,peroalfinyalcaboesmamèreynotienes

www.lectulandia.com-Página64

Page 65: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ningún derecho a juzgarla. Debes, simplemente, obedecerla. Esto tiene un ladobueno.MadamedeCintréagachalacabezaypliegalasalas.

—¿Nopuedehacer,almenos,quesuhermanoladejeenpaz?—Suhermanoeselchefde la famille, comodicen aquí; es la cabezadel clan.

Para esa gente, la familia lo es todo; no debes obrar por tu propio placer, sino enbeneficiodelafamilia.

—¡Me pregunto qué es lo quemi familia querría que yo hiciese! —exclamóTristram.

—¡Ojalálatuvieses!—dijosuesposa.—Pero¿quéquierensacardeestapobredama?—preguntóNewman.—Otromatrimonio.Nosonricos,yquierenmetermásdineroenlafamilia.—¡Ahítienesuoportunidad,amigomío!—dijoTristram.—YmadamedeCintréseopone—continuóNewman.—Yafuevendidaunavez;comoesnatural,seoponeaquelavendandenuevo.

Pareceserquelaprimeravezhicieronunmalnegocio;monsieurdeCintrédejóunapropiedadmezquina.

—Y¿conquiénquierencasarlaahora?—Me pareció mejor no preguntar, pero puede estar seguro de que con algún

horrorosoyviejonababoconalgúnduquecillodisoluto.—¡Ahí tiene usted a la señora Tristram en todo su esplendor! —exclamó su

marido—.Observelariquezadesuimaginación.Nohahechoniunasolapregunta(es vulgar preguntar) y aun así lo sabe todo. Se sabe al dedillo la historia delmatrimoniodemadamedeCintré.Havistoa laadorableClairederodillas,conloscabellossueltosylosojosanegados,yalosotrosenguardiaconestacas,aguijadasyhierroscandentes,listosparaabatirsesobreellasirechazaalborrachíndelduque.Latristeverdadesquelehanmontadounnúmeroporlafacturadesusombrereraosehannegadoadarleunpalcoenlaópera.

NewmandesplazólamiradadesdeTristramasuesposa,conciertadesconfianzaenambasdirecciones.

—¿Enserioquieredecir—lepreguntóalaseñoraTristram—queasuamigalaestánforzandoacontraerunmatrimoniodesdichado?

—Meparecesumamenteprobable.Esagenteesmuycapazdealgosemejante.—Escomoalgoqueocurrieseenunaobradeteatro—dijoNewman—;esacasa

viejayoscuratienetodoelaspectodequeenellasehanhechocosasterribles,ydequepodríanvolverahacersedenuevo.

—Tienenunacasaviejaaúnmásoscuraenel campo,mehadichomadamedeCintré, y ahí, durante el verano, es donde probablemente se haya tramado estaconfabulación.

—¡Repareeneso:dondeprobablementesehayatramado!—dijoTristram.—Alfinyalcabo—sugirióNewmantrasunsilencio—,quizáseaotroelmotivo

desuspenas.

www.lectulandia.com-Página65

Page 66: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Si es por otra cosa, entonces es por algo peor—dijo la señoraTristram conelocuentedecisión.

Newmanpermanecióunratoensilencio.Parecíasumidoenreflexiones.—¿Es posible —preguntó al fin— que aquí hagan ese tipo de cosas? ¿Que

obliguenamujeresindefensasacasarseconhombresalosqueodian?—Por todoelmundohaymujeres indefensasque lopasanmal—dijo laseñora

Tristram—.Haymuchaintimidaciónentodaspartes.—Hay mucho de eso en Nueva York—dijo Tristram—. A las jóvenes se las

intimida,selasconvenceoselassoborna(olastrescosasjuntas)paraquesecasencon tipejos desagradables. Eso ocurre sin tregua en laQuintaAvenida, además deotrascosasdañinas.¡LosmisteriosdelaQuintaAvenida!Alguiendeberíasacarlosalaluz.

—¡Nomelocreo!—dijoNewman,muyserio—.NomecreoqueenAméricasesometajamásalasjóvenesacoacciones.Nocreoquehayahabidoniunadocenadecasosdesdelosorígenesdelpaís.

—¡Escuchenlavozdeláguilaaliabierta![9]—exclamóTristram.—Eláguilaaliabiertadeberíausarlasalas—dijolaseñoraTristram—.¡Vueleal

rescatedemadamedeCintré!—¿Alrescate?—Abaláncese,engánchelaconsusgarrasyllévesela.Seaustedquiensecasecon

ella.Porunosinstantes,Newmannorespondió;peroalratodijo:—Supongo que estará ya harta de oír hablar de matrimonio. La manera más

afectuosadetratarlaseríaadmirarlayalaveznomencionarlosiquiera.Esetipodecosasesinfame—añadió—;meponefuriosooírhablardeello.

Sin embargo, posteriormente oyó hablar de ello más de una vez. La señoraTristramvolvió aver amadame deCintré, y denuevo la encontró conun aspectomuytriste.Peroenestasocasionesnohabíahabidolágrimas;susbellosojosestabanclarosyserenos.«Estádesalentada,tranquilaydesesperanzada»,declaró,añadiendoquecuandolehabíamencionadoquesuamigoelseñorNewmanhabíavueltoaParísy seguía fiel a su deseo de conocer amadame de Cintré, la adorablemujer habíasabidoencontrarunasonrisaentresudesesperaciónyhabíamanifestadoquesentíahaberse perdido su visita en primavera y que esperaba que Newman no hubieraperdidoarrojo.

—Lecontéalgodeusted—dijolaseñoraTristram.—Esunconsuelo—dijoplácidamenteNewman—.Megustaque lagente sepa

cosasdemí.Al cabo de varios días, una sombría tarde de otoño, volvió a la Rue de

l’Université.HabíacaídolanochetempranacuandopidióquelediesenaccesoaltanguarnecidoHôteldeBellegarde.LedijeronquemadamedeCintrésehallabaencasa;cruzóelpatio,entrópor lapuertadel fondoy fuedirigidoa travésdeunvestíbulo

www.lectulandia.com-Página66

Page 67: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

amplio,oscuroyfríoaunaanchaescaleradepiedraconunavetustabalaustradadehierro, hasta que llegó a un apartamento del segundo piso. Una vez anunciado ycuandolehubieronhechopasar,seencontróenunaespeciedegabineteartesonado,enunodecuyosextremoshabíaunadamayuncaballerosentadosfrentealfuego.Elcaballeroestabafumandouncigarro;nohabíaluzenlahabitación,salvoladeunparde velas y el destello del hogar. Ambas personas se pusieron en pie para dar labienvenidaaNewman,que,alaluzdelfuego,reconocióamadamedeCintré.Ellaletendió lamano con una sonrisa que parecía por sí sola una luz, y, señalando a sucompañero, dijo suavemente: «Mi hermano».El caballero le dedicó aNewman unsaludo francoyamistoso,ynuestrohéroe sediocuentadequeerael jovenque lehabíahabladoenelpatiodelamansiónensuanteriorvisitayquelehabíaparecidounbuentipo.

—LaseñoraTristrammehahabladomuchodeusted—dijocondulzuramadamedeCintrémientrasvolvíaaocuparsusitio.

Unavezsentado,Newmanempezóapensarencuál,sinceramente,erasumisión.Tenía una sensación insólita e inesperada de haber llegado deambulando hasta unextrañorincóndelmundo.Noeradado,engeneral,aanticiparpeligrosopronosticardesastres,yenestaocasiónconcretanohabía tenidoestremecimientossociales.Noeratímidoynoeraimpúdico.Sentíademasiadoaprecioporsímismoparalouno,ydemasiada afabilidad hacia el resto del mundo para lo otro. Pero a veces superspicacianatalponíasucarácterrelajadoasumerced;apesardesudisposiciónatomarselascosasconsencillez,seveíaobligadoapercibirquealgunascosasnoerantansencillascomootras.Sesentíacomosesienteunocuando,duranteunascenso,noencuentraunescalónallídondeesperaba.Estamujerextrañaybonita,decharlaconsu hermano frente al fuego del hogar, en las grises profundidades de su inhóspitacasa… ¿qué le podía decir él? Parecía arropada por una especie de intimidadfantástica;¿conquémotivoshabíadescorridoéllacortina?Poruninstantesesintiócomosisehubiesezambullidoenunmediotanprofundocomoelocéanoytuvieseque hacer un esfuerzo para no seguir hundiéndose.Mientras,miraba amadamedeCintré,queseestabacolocandoensusillayrecogiéndoseel largovestidomientrasvolvíasurostrohaciaél.Susojosseencontraron;almomentoellaretirólavistaylehizounaseñaasuhermanoparaqueañadierauntroncoalfuego.Peroesemomento,ylamiradaquelohabíarecorrido,habíanbastadoparaaliviaraNewmandelprimeryúltimoarrebatodeturbaciónquehabríadeconocerentodasuvida.Ejecutóaquelmovimientotanhabitualenél,yquesiempreeraunaespeciedesímbolodequeseapoderaba mentalmente de una escena: extendió las piernas. La impresión que lecausómadame deCintré en suprimer encuentrovolvióal instante;había sidomásprofundadeloquepensó.Eraunamujeragradable,era interesante;Newmanhabíaabiertounlibroylasprimeraslíneashabíanatrapadosuatención.

Madame de Cintré le hizo varias preguntas: cuánto hacía que había visto a laseñoraTristram, cuánto tiempo llevaba enParís, cuánto tiempo esperaba quedarse,

www.lectulandia.com-Página67

Page 68: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

qué le parecía.Hablaba inglés sin acento, omás bien con aquel acento claramentebritánicoque,asullegadaaEuropa,aNewmanselehabíaantojadounidiomaporcompletoextranjeroperoque,enlasmujeres,habíallegadoaapreciarengradosumo.Aquíyallá,lapronunciacióndemadamedeCintréteníaunvagotonodeextrañeza,peroalcabodediezminutosNewmansedescubrióasímismoalaesperadeestossuavesbaches.Losdisfrutabaylemaravillabavercómoesacosatantosca,elerror,sellevabahastaunpuntotanexquisito.

—Tieneustedunpaísprecioso—siguiódiciendomadamedeCintré.—¡Ah,esmagnífico!—dijoNewman—.Deberíaustedverlo.—Noloverénunca—dijomadamedeCintréconunasonrisa.—¿Porquéno?—preguntóNewman.—Noviajo;sobretodo,tanlejos.—Peroavecessemarcha;noestásiempreaquí,¿no?—Mevoyenverano,cercadeaquí,alcampo.Newmanlequeríapreguntaralgomás,algopersonal,apenassabíaqué.—¿No le resulta esto un poco… un poco silencioso?—dijo—; tan lejos de la

calle…Bastante«sombrío»,ibaadecir,peropensóqueseríadescortés.—Sí,esmuysilencioso—dijomadamedeCintré—;peroesonosgusta.—Ah,lesgusta—repitiólentamenteNewman.—Además,hevividoaquítodamivida.—Havividoaquítodasuvida—dijoNewman,delamismamanera.—Nacíaquí,yantesqueyonaciómipadre,ymiabuelo,ymisbisabuelos.¿A

quesí,Valentin?—ysedirigióasuhermano.—¡Sí, nacer aquí es una costumbre familiar! —dijo el joven entre risas y

levantándoseparaarrojar el restodel cigarroal fuego.Sequedóapoyadocontra larepisa de la chimenea.Un buen observador se habría dado cuenta de que deseabatenerunamejorperspectivadeNewman,aquienescudriñabacondisimulomientrasseacariciabaelbigote.

—Sucasa,entonces,estremendamenteantigua—dijoNewman.—¿Cuántosañostiene,hermano?—preguntómadamedeCintré.El joven cogió las dos velas de la repisa, alzó una con cadamano y elevó la

mirada hacia la cornisa de la habitación, por encima de la chimenea. Este últimoelemento del apartamento era demármol blanco y del consabido estilo rococó delsiglopasado;peroencimahabíaunartesonadodeunafechaanterior,primorosamentetallado,pintadodeblancoeiluminadoenoroaquíyallá.Elblancosehabíavueltoamarillo,yeldoradoestabadeslucido.Enlapartesuperior, lasfigurassealineabanformando una especie de escudo en el que estaba grabado un blasón de armas.Encima,enrelieve,habíaunafecha:1627.

—Ahílotiene—dijoeljoven—.Queseaviejoonuevodependerádesupuntodevista.

www.lectulandia.com-Página68

Page 69: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Bueno —dijo Newman—, aquí el punto de vista de uno va cambiandoconsiderablemente—echóhaciaatráslacabezayrecorriólahabitaciónconlamirada—.Sucasatieneunestilomuycuriosodearquitectura.

—¿Leinteresalaarquitectura?—preguntóeljoven,apostadoenlachimenea.—Bueno,esteveranometomélamolestiadeexaminar(segúnmiscálculos)unas

cuatrocientassetentaiglesias.¿Lellamausted«interés»aeso?—Quizáleintereselateología—dijoeljoven.—Noespecialmente.¿Esustedcatólica,madame?—ysevolvióhaciamadame

deCintré.—Sí,señor—dijoellasolemnemente.ANewman le sorprendió la gravedad de su tono; echó la cabeza hacia atrás y

volvióamirarlahabitación.—¿Nuncasehabíafijadoustedenesacifradealláarriba?—preguntóalfin.Ellavacilóuninstante,ydijodespués:—Haceaños,sí.SuhermanohabíaestadoobservandolosmovimientosdeNewman.—Quizáquieraustedverlacasa—dijo.Newmanbajólosojosdespacioylemiró,conlavagaimpresióndequeeljoven

delachimeneateníatendenciaalaironía.Erauntipoapuesto;cruzabasurostrounasonrisa,subigoteteníalaspuntasrizadasyhabíaensumiradaunpequeñodestellodanzarín.

«¡Maldito sea su descaro francés! —estuvo a punto de decirse a sí mismoNewman—.¿Porquédiablossesonríe?».

LanzóunamiradaamadamedeCintré;estabasentada,mirandoalsuelo.Alzólosojos,seencontraronconlosdeNewmanymiróasuhermano.Newmansevolviódenuevo hacia el joven y observó que guardaba un sorprendente parecido con suhermana. Esto obraba en su favor, añadido a que la primera impresión que tuvonuestrohéroedelcondeValentinhabíasidoagradable.Sudesconfianzasedisipó,ydijoquesealegraríamuchodeverlacasa.

Eljovensoltóunaabiertarisotadayapoyólamanosobreunodeloscandelabros.—¡Bien,bien,bien!—exclamó—.Vamos,pues.PeromadamedeCintréselevantórápidamenteyleagarróporelbrazo.—¡Ay,Valentin!—dijo—.¿Quépretendeshacer?—EnseñarlelacasaalseñorNewman.Serámuydivertido.EllaretuvolamanosobresubrazoysedirigióaNewmanconunasonrisa.—Nolepermitaquelelleve—dijo—;nolevaaresultardivertido.Esunacasa

viejayranciacomocualquierotra.—Estállenadecosascuriosas—dijoelconde,resistiéndose—.Además,quiero

hacerlo;esunaocasiónúnica.—Eresmalo,hermanomío—respondiómadamedeCintré.—¡Elquenadaarriesga,nadagana!—exclamóeljoven—.¿Vieneusted?

www.lectulandia.com-Página69

Page 70: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Madame de Cintré dio un paso haciaNewman, entrelazando pausadamente lasmanosysonriendoconsuavidad.

—¿Nopreferiría ustedmi compañía, aquí, junto al fuego, a ir trompicandoporesososcurospasillosdetrásdemihermano?

—¡Cienveces!—dijoNewman—.Yaveremoslacasaotrodía.El joven bajó el candelabro con una solemnidad burlona y dijo, sacudiendo la

cabeza:—¡Ah,hadesbaratadoustedungranplan,caballero!—¿Unplan?Noentiendo—dijoNewman.—Entonces,tantomejorhabríadesempeñadoustedsupapel.Quizáotrodíatenga

ocasióndeexplicárselo.—Calla,yavisaparaquetraiganelté—dijomadamedeCintré.Eljovenobedeció,yalpocoratouncriadotrajoelté,colocólabandejaenuna

mesita y se marchó. Desde su sitio,madame de Cintré se ocupaba de prepararlo.Acababa de empezar cuando la puerta se abrió de par en par y una dama entróprecipitadamenteconunsonorofrufrú.MirófijamenteaNewman,hizounpequeñoademánamododesaludoydijo:«¡Monsieur!»,yactoseguidosedirigióamadamedeCintré y le ofreció la frente para que la besara.Madame de Cintré la saludó ysiguiópreparandoelté.Lareciénllegadaerajovenybonita,pensóNewman;llevabasombreroycapa,yunacoladedimensionesregias.Sepusoahablarenfrancésatodavelocidad.

—¡Ah, dame un poco de té, bonita mía, por amor de Dios! Estoy exhausta,destrozada,masacrada.

Newman se vio incapaz de seguir sus palabras; hablaba con mucha menosclaridadquemonsieurNioche.

—Éstaesmicuñada—dijoelcondeValentin,inclinándosehaciaél.—Esmuybonita—dijoNewman.—Exquisita—respondióeljoven,yestavez,denuevo,Newmansospechócierta

ironía.Sucuñadadiolavueltahastaelotroladodelfuegoconlatazadetéenlamano,

sosteniéndolaconelbrazoextendidoparanoderramarlosobresuvestidoysoltandogrititosde alarma.Colocó la taza en la repisay empezóaquitarse los alfileresdelveloylosguantes,sindejardemiraraNewman.

—¿Hay algo que pueda hacer por ti, mi querida dama? —preguntó el condeValentinconunaespeciedetonoburlescamentezalamero.

—Preséntameamonsieur—dijosucuñada.Eljovenrespondió:—¡ElseñorNewman!—Nopuedohacerleunareverencia,monsieur,porquederramaríael té—dijola

dama—.¿AsíqueClairerecibeaextrañosasí,comosinada?—añadióenvozbaja,enfrancés,asucuñado.

www.lectulandia.com-Página70

Page 71: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¡Esoparece!—respondióésteconunasonrisa.Newman permaneció un instante en su sitio y luego se acercó amadame de

Cintré,queelevó lamiradahaciaél comosi estuviesepensandoenalgoquedecir.Peroparecióquenoseleocurríanada,asíqueselimitóasonreír.Newmansesentóasuladoyellaleofrecióunatazadeté.Estuvieronhablandodeltéunrato,duranteelcualéllaestuvomirando.RecordabaloquelehabíadicholaseñoraTristramacercade su «perfección», y de que poseía, en conjunto, todas las cosas espléndidas queNewmansoñabaconencontrar.Esto le llevóaobservarlanosólosindesconfianza,sinosinconjeturasinquietantes;desdeelprimermomento,lapresunciónhabíasidoasufavor.Yaunsí,aunqueerahermosa,noeraunabellezadeslumbrante.Eraaltaydeformasalargadas;sucabelloeradensoyrubio, tenía lafrenteanchayhabíaensusrasgos una especie de irregularidad armónica. Sus claros ojos grises eranextraordinariamenteexpresivos;alavezafableseinteligentes,aNewmanlegustaronmuchísimo, pero carecían de esosmatices de esplendor—esos rayosmulticolor—que iluminanel semblantede lasbellezas famosas.MadamedeCintréerabastantedelgada,yparecíamásjovendeloqueprobablementeera.Entodasupersonahabíaalgoalavezjuvenilyapagado,frugalyaunasípródigo,serenoynoobstantetímido;una mezcla de inmadurez y sosiego, de inocencia y dignidad. ¿A qué se habríareferido Tristram, se preguntó Newman, cuando dijo de ella que era orgullosa?Ahora,conél,noeraenabsolutoorgullosa;yencasodeserloerainútil,porqueaéllepasabadesapercibido;tendríaqueapuntarmásaltosiesperabaquesediesecuenta.Era una hermosa mujer, y resultaba muy fácil llevarse bien con ella. ¿Era unacondesa, una marquise, una suerte de formación histórica? Newman, que apenashabía oído usar estas palabras, nunca se había tomado la molestia de adherirlesimágenesconcretas,peroahoraseleocurrieronyparecíancargadasdeunaespeciedesentido melodioso. Significaban algo bello y delicadamente espléndido, de airestranquilosyamenaconversación.

—¿Tiene usted muchos amigos en París; sale usted? —preguntó madame deCintré,aquienporfinselehabíaocurridoalgoquedecir.

—¿Serefiereustedasibailoycosasporelestilo?—¿Vausteddanslemonde,comodecimosaquí?—Hevistoaunmontóndepersonas.LaseñoraTristrammehapaseadoporahí.

Hagotodoloquemedice.—¿Nodisfrutaasolasdelasdiversiones?—Sí, claro,dealgunas.Nomegustabailaryese tipodecosas, soydemasiado

viejoysobrio.Peroquierodivertirme;paraesovineaEuropa.—PerotambiénsepuededivertirenAmérica.—No podía; siempre estaba trabajando. Aunque, al fin y al cabo, ésa era mi

diversión.EneseinstantemadamedeBellegardevinoaporotratazadeté,acompañadadel

conde Valentin. Después de servirle, madame de Cintré reanudó su charla con

www.lectulandia.com-Página71

Page 72: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newmany,recordandolasúltimaspalabrasdeéste,preguntó:—¿Estabaustedmuyocupadoensupaís?—Estabametidoennegocios.Llevoenlosnegociosdesdequeteníaquinceaños.—Y ¿cuál era su negocio? —preguntó madame de Bellegarde, que,

decididamente,noeratanbonitacomomadamedeCintré.—Mehededicadoatodo—dijoNewman—.Enunaépocavendíacuero;enotra,

fabricabapilasdebaño.MadamedeBellegardehizounpequeñomohín.—¿Cuero?Nomegusta.Mejorpilasdebaño.Prefieroelolorajabón.Esperoque

almenoslehicieranganarunafortuna—parloteóconelairedeunamujerconfamadedecirtodoloqueseleveníaalacabeza,yconunmarcadoacentofrancés.

Newman había hablado con animada seriedad, pero el tono de madame deBellegardelehizoproseguir,trasunapausareflexiva,conciertajocosidadlevementeadusta.

—No, perdí dinero con las pilas de baño, pero con el cuero salí bastante bienparado.

—Hellegadoalaconclusión—dijomadamedeBellegarde—deque,alfinyalcabo,loimportantees(¿cómodiceusted?)ajustarcuentas.Mepostroanteeldinero,no loniego.Siusted lo tiene,nohagopreguntas.Enese sentidosoyunaauténticademócrata…igualqueusted,monsieur.MadamedeCintréesmuyorgullosa,peroamímeparecequeseobtienemuchomásplacerenestatristevidasinosemiranlascosasdemasiadodecerca.

—Santocielo,señoramía,vayaenfoqueeltuyo—dijoelcondeValentin,bajandolavoz.

—Supongo que es un hombre al que se le puede hablar, ya quemi cuñada lerecibe—respondióladama—.Además,esverdad;ésassonmisideas.

—Ah,lasllamasideas—murmuróeljoven.—LaseñoraTristrammedijoquehabíaestadoustedenelejército,ensuguerra

—dijomadamedeCintré.—¡Sí,peroesonosonnegocios!—dijoNewman.—¡Muycierto!—dijomadamedeBellegarde—.Encasocontrario,quizáyono

estaríasinblanca.—¿Esverdad—preguntóNewmanactoseguido—queesustedtanorgullosa?Ya

lohabíaoídoantes.MadamedeCintrésonrió.—¿Seloparezcoausted?—Ah—dijoNewman—,yonosoyunjuez.Siesorgullosaconmigo,tendráque

decírmelo.Sino,nolosabré.MadamedeCintréempezóareírse.—¡Malaposiciónseríaésaparaelorgullo!—dijo.—Enparte,losería—continuóNewman—,porqueyonoquerríasaberlo.Quiero

www.lectulandia.com-Página72

Page 73: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

quemetrateustedbien.MadamedeCintré,cuyarisahabíacesado,lemiróapartandounpocolacabeza,

comosituviesemiedodeloqueleibaadecirNewman.—LaseñoraTristramledijolapuraverdad—siguióél—;tengograndesdeseos

de conocerla. No he venido hoy aquí simplemente a visitarla; he venido con laesperanzadequequizáustedmepidaquevuelva.

—Oh,porfavor,vengaamenudo—dijomadamedeCintré.—¿Peroestaráustedencasa?—insistióNewman.Inclusoantesuspropiosojos

seveíaunpoco«avasallador»,peroenrealidadloqueestabaeraunpocoagitado.—¡Esoespero!—dijomadamedeCintré.Newmansepusoenpie.—Bueno,yaveremos—dijo,alisándoseelsombreroconelpuñodesuabrigo.—Hermano—dijomadamedeCintré—,invitaalseñorNewmanaquevuelva.El condeValentinmiró a nuestrohéroede la cabeza a los pies con supeculiar

sonrisa,queparecíaunadesconcertantemezcladedescaroycortesía.—¿Esustedunhombrevaliente?—preguntó,mirándoledereojo.—Bueno,esoespero—dijoNewman.—Esosospecho.Entalcaso,vuelva.—¡Ah,vayainvitación!—murmurómadamedeCintré,conalgodolorosoenla

sonrisa.—Bueno,quieroquevengaelseñorNewman…demaneraespecial.Seráungran

placer.Me sentiré desolado sime pierdo alguna de sus visitas. Pero sostengo quedebeservaliente.¡Uncorazónfuerte,caballero!—dijoeljoven,yletendiólamanoaNewman.

—Novendréaverleausted;vendréaveramadamedeCintré—dijoNewman.—Necesitaráaúnmásvalor.—¡Ah,Valentin!—dijomadamedeCintrécontonoimplorante.—¡Sin ninguna duda —exclamó madame de Bellegarde—, aquí soy la única

personacapazdedeciralgocortés!Vengaavermeamí;noleharáfaltatenervalor—dijo.

Newman soltó una risa que no llegaba a ser un asentimiento y se despidió.MadamedeCintrénorespondióalretodesucuñadadesercortés,sinoquemiróconciertoairedepreocupaciónalinvitadoqueseretiraba.

www.lectulandia.com-Página73

Page 74: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOVII

Unanoche,yamuytardeymásomenosunasemanadespuésdeiraveramadamedeCintré,elcriadodeNewmanletrajounatarjetadevisita.PertenecíaaljovenseñordeBellegarde. Instantes después, cuando fue a recibir a su visitante, le encontró enmedio de su gran salón dorado, mirándolo desde la cornisa hasta la alfombra. ANewman le pareció que el rostro demonsieur de Bellegarde expresaba un aire deanimadadiversión.«¿Dequédiablosseríeahora?»,sepreguntónuestrohéroe.Perose hizo la pregunta sin acritud, ya que le daba la impresión de que el hermano demadamedeCintréeraunbuentipoyteníaelpresentimientodequesobreestabasede camaradería estaban abocados a entenderse. Sólo que, si había algo de lo quereírse,tambiénélqueríaecharleunvistazo.

—Antesquenada—dijoeljoventendiéndolelamano—,¿hevenidodemasiadotarde?

—¿Demasiadotardeparaqué?—preguntóNewman.—Parafumarmeuncigarroconusted.—Para eso habría venido usted demasiado temprano —dijo Newman—. No

fumo.—¡Ah,esustedunhombrefuerte!—Perotengocigarros—añadióNewman—.Siéntese.—Estáclaroqueaquínopuedofumar—dijomonsieurdeBellegarde.—¿Quéocurre?¿Lahabitaciónesdemasiadopequeña?—Esdemasiadoamplia.Escomofumarenunsalóndebaileoenunaiglesia.—¿Deesosereíaustedahoramismo?—preguntóNewman—;¿deltamañodemi

habitación?—No se trata sólo del tamaño —replicó el señor de Bellegarde—, sino del

esplendor, y de la armonía, y de la belleza de los detalles. Era una sonrisa deadmiración.

Newmanlemiróporunmomento,ydespuéspreguntó:—¿Asíqueesmuyfea?—¿Fea,señormío?Esmagnífica.—Vieneaserlomismo,supongo—dijoNewman—.Póngasecómodo.Suvisita,

así lo interpreto, es un gesto de amistad. No estaba usted obligado. Así pues, sicualquiercosadelasquehayaquílehacegracia,seráparabien.Ríasetanaltocomole plazca;me gusta quemis visitas estén alegres. Sólo he de pedirle esto: quemeexpliqueelchistetanprontocomoseacapazdehablar.Noquieroperdermenada.

MonsieurdeBellegardeselequedómirandofijamente,conaspectoperplejoperosin resentimiento. Puso lamano sobre lamanga deNewman y pareció a punto dedecir algo, pero de pronto se contuvo, se recostó en su silla y dio una calada a sucigarro.Noobstante,alfinrompióelsilencio:

—En efecto, venir a verle es un gesto de amistad. Aun así, en cierta medida

www.lectulandia.com-Página74

Page 75: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

estabaobligadoahacerlo.Mihermanamepidióqueviniese,yparamíunruegodemi hermana es una orden.Me hallaba cerca, y observé que había luces en lo quesupusequeeransushabitaciones.Noeraunahoraceremoniosaparahacerunavisita,peronomearrepentíadehaceralgoquedemostrasequenoestabacumpliendoconunameraceremonia.

—Bueno,puesaquíestoy,decuerpoentero—dijoNewmanestirandolaspiernas.—No sé a qué se refiere —prosiguió el joven— con eso de darme permiso

ilimitadoparareírme.Esciertoquesoyungranreidor,yesmejorreírsedemasiadoquedemasiadopoco.Perodebodecirlequenoesparareírnosjuntos(oporseparado)paraloquehequeridoconocerle.Dichoconunasinceridadcasiinsolente,¡ustedmeinteresa!

Todo esto fue pronunciado por monsieur de Bellegarde con la moduladadesenvoltura del hombre demundo, y, a pesar de su excelente inglés, del hombrefrancés;peroNewman,a lavezque tomabanotadesuarmoniosa fluidez,percibióquenose tratabademeraurbanidadmecánica.Sinduda,algohabíaensuvisitantequelegustaba.MonsieurdeBellegardeeraunextranjerodelacabezaalospies,ysiNewman se hubiese topado con él en una pradera del Oeste le habría parecidoadecuadodirigirseaélconun«¿Quétalvatodo,monsieur?».Perohabíaalgoensufisonomía que parecía tender una especie de puente sobre el insuperable abismoproducidopor ladiferenciade razas[10].Estabapordebajode la alturamedia,y sucuerpoera robustoyágil.ValentindeBellegarde,seenteróNewmanmásadelante,teníamortal pavor a que la robustez superase su agilidad; teníamiedo de volversegrueso;erademasiadobajito,comodecíaél,parapermitirseunabarriga.Cabalgaba,practicabalaesgrimaylagimnasiaconinfatigablecelo,ysiunolesaludabaconun«¡Qué buen aspecto tienes!» se estremecía y se ponía pálido. El «buen» lointerpretabacomounapalabramásgruesa.Teníaunacabezaredondaquesubíamuyporencimadesusorejas,unamatadepeloalavezdensaysedosa,lafrenteanchaybaja,lanarizcorta(detipoirónicoeinquisitivomásquedogmáticoosusceptible)yunbigotetandelicadocomoeldeunpajenovelesco.Separecíaasuhermananosóloenlasfacciones,sinotambiénenlaexpresióndesusojosclarosybrillantes,carentesporcompletodeintrospección,yenlamaneradesonreír.Elmejorrasgodesurostroeraqueestabaintensamentevivo:vivodeunmodofranco,ardoroso,valiente.Teníaelaspectodeunacampanacuyomangopodríahaberestadoenelalmadeljoven:almenormovimientodelmango,repicabaconunfuertesonidoplateado.Habíaalgoensus intensosojoscastañosqueasegurabaquenoestabahaciendoeconomíasconsuconciencia;novivíaenunadesusesquinasconelfindeahorrarseelmobiliariodelresto.Habíaacampadodellenoenelcentro,yteníalapuertasiempreabierta.Cuandosonreía,eracomoelmovimientodeunapersonaquealvaciarunatazalaponebocaabajo:ledabaaunohastalaúltimagotadesujovialidad.ANewmanleinspirabaunabondad semejante a la que nuestro héroe solía sentir en sus años mozos haciaaquellos compañeros suyos que sabían realizar trucos raros y hábiles, los que

www.lectulandia.com-Página75

Page 76: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

chasqueabanlasarticulacionesenextrañoslugaresosilbabanconlapartetraseradelaboca.

—Medijomihermana—continuómonsieurdeBellegarde—quedebíaveniraborrar la impresiónque tantasmolestiasme toméen causarle; la impresióndequesoyunloco.¿Leparecióquetuveuncomportamientomuyextrañoelotrodía?

—Másbiensí—dijoNewman.—Esodicemihermana—ymonsieur deBellegardeobservóunmomento a su

anfitriónatravésdelasespiralesdehumo—.Siesasí,mejorquelodejemoscorrer.No intentéqueustedcreyesequesoyun loco,enabsoluto;porel contrario,queríacausarle una impresión favorable. Pero si, después de todo, hice el ridículo, seríadesignio de la Providencia. Me perjudicaría a mí mismo si protestase en exceso,porquepareceríaquereivindicounacorduraque,eneltranscursodenuestrarelación,no podría justificar de ninguna manera. Considéreme un loco con períodos decordura.

—Bueno,adivinoquesabeustedloquesetraeentremanos—dijoNewman.—Cuandoestoycuerdo,estoymuycuerdo;esoloadmito—respondiómonsieur

de Bellegarde—. Pero no he venido aquí a hablar de mí. Quisiera hacerle unascuantaspreguntas.¿Mepermite?

—Demeunejemplo—dijoNewman.—¿Viveaquícompletamentesolo?—Absolutamente.¿Conquiénhabríadevivir?—Por el momento —dijo monsieur de Bellegarde con una sonrisa—, estoy

haciendopreguntas,norespondiéndolas.¿HavenidoaParísporplacer?Newmanguardósilencioduranteunrato.Alfin,dijo:—¡Todoelmundomepreguntalomismo!—dijoconsuapaciblemorosidad—.

Suenatremendamenteabsurdo.—Pero,entodocaso,tendríaustedunmotivo.—¡Ah,vineporplacer!—dijoNewman—.Aunqueseaabsurdo,escierto.—¿Yloestádisfrutando?Comobuen americano, aNewman le parecióque lomejor sería noplegarse al

extranjero.—Bueno,másomenos—respondió.MonsieurdeBellegardedioensilenciootracaladaasucigarro.—Encuantoamí—dijoal fin—,estoyenteramenteasuservicio.Todo loque

pueda hacer por usted, tendrémucho gusto en hacerlo. Llámeme cuando le vengabien.¿Hayalguienaquiendeseeconocer,algoquequieraver?SeríaunapenaquenodisfrutaseusteddeParís.

—¡Oh, sí que lo disfruto! —dijo Newman, de buen talante—. Le estoy muyagradecido.

—Hablando francamente —siguió monsieur de Bellegarde—, me resulta algoabsurdo oírme haciéndole estas ofertas. Representan mucha buena voluntad, pero

www.lectulandia.com-Página76

Page 77: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

pocomás.Usted es un hombre de éxito y yo soy un fracaso, y hablar como si lepudieseecharunamanoescambiarlastornas.

—¿Enquésentidoesustedunfracaso?—preguntóNewman.—¡Bueno,nosoyunfracasotrágico!—exclamóeljovenentrerisas—.Nomehe

caído de las alturas, ymi fiasco no ha hecho ningún ruido.Usted, es evidente, hatenido éxito. Ha hecho fortuna, ha construido un edificio, es usted un poderfinanciero y empresarial, puede viajar por todo el mundo hasta que encuentre unpuntomullido y se tumbe en él con la conciencia de haberse ganadoun descanso.¿Noescierto?Bueno,imagíneseelrevésabsolutodetodoesoyaquímetiene.Nohehechonada,¡nopuedohacernada!

—¿Porquéno?—Es una larga historia. Algún día se la contaré.Mientras tanto, ¿a que tengo

razón?¿Aqueesustedunapersonadeéxito?¿Aquehahechofortuna?Noesasuntomío,pero,enpocaspalabras,¿esustedrico?

—Ésaesotracosaquesuenaridícula—dijoNewman—.¡Quédemonios,ningúnhombreesrico!

—Heoídoalosfilósofosafirmar—seriomonsieurdeBellegarde—queningúnhombreespobre;perosufórmulameparecetodounadelanto.Entérminosgenerales,loconfieso,nomegustanlaspersonasdeéxito,yloshombresinteligentesquehanamasado grandes fortunas me resultan muy ofensivos. Me molestan; me ponenincómodo.Peronadamásverlemedijeparamisadentros:«Ah,heaquíunhombreconquienmehede llevarbien.Tiene laafabilidaddeléxitoynadadesumorgue;carecedenuestracondenadamenteirritablevanidadfrancesa».Enresumen,lecobréafecto.Somosmuydiferentes,deesoestoyseguro;nocreoquehayaniunsolotemadel que pensemos o sintamos lomismo. Pero tiendo a pensar que nos llevaremosbien, porque, sabe usted, existe una cosa tal como ser demasiado diferentes paradiscutir.

—Oh,yonuncadiscuto—dijoNewman.—¿Nunca?Avecesesundeber…oalmenosunplacer.¡Ah,enmistiempostuve

dosotresdiscusionesdeliciosas!—dijomonsieurdeBellegarde,ysuapuestasonrisaadquirió,mientrasrecordabaaquellosincidentes,unaintensidadcasivoluptuosa.

Habiendo expresado los preámbulos en su parte del fragmento del diálogoanterior,lehizoanuestrohéroeunalargavisita;sentados,conlostalonesapoyadossobre el resplandeciente hogar deNewman, oyeron cómo las primeras horas de lamadrugadaibansonandocadavezmáslargasdesdeuncampanariolejano.ValentindeBellegardeerasiempre,segúnconfesaba,ungranconversador,yenestaocasiónestabaatodaslucesdeunhumorespecialmentelocuaz.Eraunatradicióndesurazaelquelagentedesusangresiempreotorgaseunfavorconsusonrisay,puestoquelosentusiasmosdemonsieurdeBellegardeerantanescasoscomoconstantesubuenaeducación, teníadoblemotivoparano sospecharque suamistadpudiese sernuncainoportuna.Además,siendocomoeralaflordeunantiguotallo,latradición(yaque

www.lectulandia.com-Página77

Page 78: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

heusadoestapalabra)carecíaensutemperamentodeunarigidezdesagradable.Ibaarropadaensociabilidadycortesía,comounaviejaviudaconencajesycollaresdeperlas.ValentineraloqueenFranciasellamaungentilhomme,delamáspuracepa,y su norma de vida, hasta donde estuviese clara, era desempeñar el papel degentilhomme.Esto,asujuicio,bastabaparatenercómodamenteocupadoaunjovende talentosbuenosycorrientes.Pero todo loqueeraobedecíaal instintoynoa lateoría,ylagentilezadesucaráctereratantaquealgunasdelasvirtudesaristocráticas,queenalgunosaspectosresultanmásbienariscasycáusticas,adquiríancuandoéllasponíaenprácticaunacordialidadextrema.Ensusañosmozoshabíasidosospechosodetenergustosvulgares,ysumadrehabíatenidopavoraqueresbalaseenellodazalysalpicaseelescudodelafamilia.Lehabíanobsequiado,portanto,conracióndoblede estudios y adiestramiento, pero sus instructores no habían logrado encaramarlesobreunoszancos.Noconsiguieronestropearsusanaespontaneidad,ysiguiósiendoelmenoscautoyelmásafortunadodelosjóvenesnobles.Lehabíanatadotancortoen su juventud que ahora guardaba unmortal rencor a la disciplina familiar. Se lehabíaoídodecir,enelsenodelafamilia,que,contodolofrívoloqueera,elhonordel apellido estaba más seguro en sus manos que en las de algunos de sus otrosmiembros,yquesialgúndíahabíaquedemostrarlo,yaloverían.Sucharlaeraunararamezclade locuacidadcasi juvenilconlareservay ladiscrecióndelhombredemundo,yNewmanleconsideraba,comoamenudohabríadeconsiderarmásadelantealosjóvenesdelasrazaslatinas,aratosgraciosamentejuvenilyaratosterriblementemaduro.EnAmérica, reflexionóNewman, losmozos de veinticinco y treinta añostienencabezasviejasycorazonesjóvenes,oalmenosunamoral joven;aquí tienencabezas jóvenes y corazonesmuy envejecidos, y unamoral de lomás entrecana yarrugada.

—Loqueenvidioessulibertad—observómonsieurdeBellegarde—,suampliomargen demovimientos, su libertad para ir y venir, que no tenga a unmontón degentequesetomaasímismademasiadoenserioesperandoalgodeusted.Yovivo—añadióconunsuspiro—bajolamiradademiadmirablemadre.

—Esculpasuya;¿quépodríaimpedirquevayayvenga?—dijoNewman.—¡Su comentario es de una simpleza deliciosa! Todo me lo impide. Para

empezar,estoysinblanca.—Tambiényoestabasinblancacuandoempecéamovermeporahí.—Ah, pero su pobreza era su capital. Siendo americano, era imposible que se

quedase en lo que era al nacer, y como nació pobre (¿lo entiendo bien?) resultabainevitablequesehiciera rico.Estabaustedenunaposiciónqueaunose lehace labocaagua:miróasualrededoryviounmundollenodecosasquepodíacogerconsólo dar un paso. Cuando yo tenía veinte años, miraba a mi alrededor y veía unmundoenelquetodoestabaetiquetadocon«¡Prohibidotocar!»,ylomásendiabladodetodoeraquelaetiquetaparecíadirigidaexclusivamenteamí.Nopodíadedicarmealosnegocios,nopodíaganardinero,porqueeraunBellegarde.Nopodíameterme

www.lectulandia.com-Página78

Page 79: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

en política porque era un Bellegarde… y los Bellegarde no reconocen a losBonaparte.Nopodíadedicarmealaliteraturaporqueeraunzote.Nopodíacasarmecon una muchacha rica porque ningún Bellegarde ha desposado jamás a unaroturière, y no era decoroso que empezase yo. Pero acabaremos haciéndolo. Lasherederascasaderas,denotrebord,nosepuedenconseguiracambiodenada;hadeserapellidoporapellidoyfortunaporfortuna.Loúnicoquepodíahacererairmealuchar por el Papa. Eso hice, meticulosamente, y recibí una apostólica herida enCastelfidardo.NialSantoPadreniamínoshizoningúnbien,deesomedicuenta.Romaera,sinduda,unlugarmuyentretenidoenlostiemposdeCalígula,perodesdeentonces ha decaído tristemente. Pasé tres años en el castillo de Sant’Angelo, ydespuésregreséalavidasecular.

—¿Asíquenotieneustedunaprofesión,nohacenada?—dijoNewman.—¡No hago nada! Se supone que debo divertirme, y, a decir verdad, me he

divertido.Esposible,sisesabecómo.Peronopuededurarparasiempre.Serviréparaunoscincoañosmás,quizá,peropreveoquedespuésperderéelapetito.Yentonces¿qué?Creoquemeharémonje.Enserio,creoquemeceñiréunacuerdaalacinturayentraréenunmonasterio.Eraunaantiguacostumbre,ylasantiguascostumbreseranmuybuenas.Lagenteentendía lavida tanbiencomonosotros.Dejabanelpucherohirviendohastaqueseresquebrajaba,yluegoloponíansobreelestante.

—¿Es usted muy religioso? —preguntó Newman con un tono que dotó a lapreguntadeunefectogrotesco.

EraevidentequemonsieurdeBellegardehabíareparadoenelelementocómicodelapregunta,peromiróuninstanteaNewmanconenormeseriedad.

—Soymuybuencatólico.RespetoalaIglesia.AdoroalaSantaVirgen.Temoaldiablo.

—Bueno, entonces—dijo Newman— lo tiene todomuy bien ordenado. Tieneustedplacerenelpresenteyreligiónenelfuturo;¿dequésequeja?

—Quejarseformapartedelpropioplacer.Suscircunstanciastienenalgoquemeirrita. Es usted el primer hombre al que he envidiado. Es curioso, pero así es.Heconocido amuchos hombres que, además de las ventajas artificiales que yo puedatener,porsifuerapocoteníandineroycerebro;peroporloqueseanuncaalteraronmi buen humor. Pero usted posee algo que yo habría deseado para mí. No es eldinero, ni siquiera es la inteligencia, aunque no cabe duda de que la suya esexcelente.Nosonsusseispiesdealtura,apesardequehabríapreferidoserunpardepulgadasmásalto.Esesaespeciedeairequetieneusteddesentirsecompletamenteagustoenelmundo.Cuandoeraniño,mipadremedijoqueeraporesetipodeaireporlo que la gente reconocía a unBellegarde.Hizo queme percatase de ello.Nomeaconsejóquelocultivase;medijoquecuandocrecíamosveníasiempreporsísolo.Yosuponíaquemehabíallegado,porquecreoquesiemprehetenidoesasensación.Mipuestoenlavidaestabahechoamimedida,yparecíafácilocuparlo.Perousted,que,talycomoyoloentiendo,sehaconstruidosupropiolugar;ustedque,comonos

www.lectulandia.com-Página79

Page 80: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

dijo el otro día, ha fabricado pilas de baño… me parece, de alguna manera, unhombrequeestáa susanchas,quemira lascosasdesde lasalturas.Me lo imaginorecorriendoelmundocomounhombrequeviajaenunferrocarrildelqueposeeunagran cantidad de acciones.Hace usted queme sienta como sime hubiese perdidoalgo.¿Dequésetrata?

—Se tratade laorgullosaconcienciadehaberhechounesfuerzohonrado…dehaberfabricadounascuantaspilasdebaño—dijoNewman,alavezjocosoyserio.

—No, no; he conocido a hombres que habían hecho aúnmás, hombres que nosólohabíanhechopilas,sinotambiénjabón,unjabónamarillodeolormuyfuerte,engrandespastillas;yjamásmehicieronsentirmínimamenteincómodo.

—Entoncessetratadelprivilegiodeserunciudadanoamericano—dijoNewman—.Esoponeaunhombreenbuenasituación.

—Quizá—replicómonsieurdeBellegarde—.Peromeveoobligadoadecirquehe visto a muchísimos ciudadanos americanos que ni por asomo parecían biensituados,nitampocograndesaccionistas.Nuncalosenvidié.Opinomásbienqueesunéxitosuyo.

—¡Ande,ande!—dijoNewman—,¡mevaavolverunorgulloso!—No,noloharé.Ustednotienenadaqueverconelorgullo,niconlahumildad;

forma parte de ese porte suyo tan desenvuelto. La gente sólo es orgullosa cuandotienealgoqueperder,yhumildecuandotienealgoqueganar.

—Noséquépuedoperder—dijoNewman—,perosindudatengoalgoqueganar.—¿Dequésetrata?—preguntósuvisitante.Newmanvacilóunosinstantes.—Selodirécuandoleconozcamejor.—¡Esperoqueseapronto!Sipuedoayudarleentoncesaconseguirlo,mealegraré

dehacerlo.—Quizápueda—dijoNewman.—No se olvide, pues, de que estoy a su servicio —respondió monsieur de

Bellegarde,yalpocoratosemarchó.DurantelastressemanassiguientesNewmanviovariasvecesaBellegarde,y,sin

jurarseformalmenteunaamistadeterna,amboshombresestablecieronunaespeciedecamaradería.A juicio deNewman,Bellegarde era el francés ideal, el francés de latradiciónydelasnovelas,enlamedidaenquenuestrohéroeteníaconocimientodeestas influenciasmísticas.Galante, expansivo, divertido,más complacido él con elefecto que ocasionaba que aquellos para quienes lo ocasionaba (aun cuando lescomplaciesemucho); dueño de todas las virtudes típicamente sociales y adepto detodasensaciónagradable;devotodealgomisteriosoysagradoaloqueavecesaludíaen términos aúnmás extáticos que aquellos en los que hablaba de la últimamujerbonita,yquenoerasinolaimagenbellaaunquealgoanticuadadelhonor,ValentindeBellegardeerairresistiblementeentretenidoyanimado,yformabaunpersonajealque Newman era tan capaz de hacerle justicia una vez que ya había entablado

www.lectulandia.com-Página80

Page 81: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

relación con él, como improbable era que, al cavilar sobre las posiblesmezclas denuestrosingredienteshumanos,lohubieseprefiguradomentalmente.Bellegardenolehizo modificar en absoluto su premisa necesaria de que todos los franceses estánhechos de una sustancia hueca e imponderable; simplemente, le recordó que losmaterialesligerossepuedenbatirhastaconseguiruncompuestomuyagradable.Nopodíahaberdoscompañerosmásdispares,perosusdiferenciasconstituíanunabaseexcelenteparaunaamistadcuyacaracterísticadistintivaeraqueaamboslesresultabaenormementeentretenida.

ValentindeBellegardevivíaenelbajodeunaviejacasadelaRued’AnjouSaintHonoré, y sus pequeños aposentos se hallaban entre el patio de la casa y un viejojardínqueseextendíaporatrás;unodeesosjardinesgrandes,sinsolyhúmedosqueunodescubre inesperadamenteenParísdesdeventanas traserasysepreguntacómoencuentran espacio entre las mezquinas moradas. Cuando Newman le devolvió lavisitaaBellegarde,insinuóquesuviviendadaba,comopoco,tantarisacomolasuya.Perosuspeculiaridadeserandedistintotipoalasdelossalonesdoradosdenuestrohéroe en el Boulevard Haussmann: el lugar era bajo, sombrío, estrecho, y estabaabarrotadode curiosas antigüedades.Bellegarde, aun siendounpatricio sinblanca,erauncoleccionistainsaciable;susparedesestabanrevestidasdeherrumbrosasarmasy vetustos artesones y plateles, sobre los vanos de las puertas colgaban tapicesdesvaídos, pieles salvajes cubrían los suelos. Aquí y allá había uno de aquellosincómodostributosalaeleganciaenlosqueelartedelatapiceríaestanprolíficoenFrancia;unhuecoencortinadoconunaláminadeespejoenlaque,entrelassombras,nosepodíavernada;undiváncuyosmuchosfestonesyfaralásimpedíanqueunosesentase;unapiezadechimeneabajoundrapeadodevolantesychorrerasqueexcluíaelfuegoporcompleto.Laspropiedadesdeljovenestabanenpintorescodesorden,yel olor a cigarro, mezclado con perfumes más inescrutables, impregnaba elapartamento.ANewmanse leantojabaun lugarhúmedoysombríoparavivir,y ledesconcertóelcarácterobstructoryfragmentariodelmobiliario.

Bellegarde,siguiendolacostumbredesupaís,hablabamuygenerosamentedesímismo, y desvelaba los misterios de su historia privada con mano implacable.Inevitablemente,teníaunainfinidaddecosasquedecirsobrelasmujeres,yamenudose abandonaba a apóstrofes sentimentales e irónicos a las autoras de sus dichas einfortunios.

—¡Ah,mujeres,mujeres,lascosasquemehanllevadoahacer!—exclamabaconojosbrillantes—.¡C’estégal;detodaslaslocurasyestupidecesquehecometidoporellas,nomehabríaperdidoniuna!

Sobre este tema, Newman solía mostrarse reservado; explayarse en detalle lehabíaparecidosiempreunprocedervagamenteanálogoalarrullodelaspalomasyelparloteo de los monos, incluso contradictorio con una personalidad plenamentedesarrollada. Pero las confidencias de Bellegarde le divertían sobremanera y rarasvecesledisgustaban,yaqueelgenerosojovenfrancésnoerauncínico.

www.lectulandia.com-Página81

Page 82: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Realmentepienso—habíadichoenciertaocasión—quenosoymásdepravadoque la mayoría de mis contemporáneos. ¡Son tolerablemente depravados, miscontemporáneos!

Decía cosas preciosas de sus amistades femeninas, y, aunque habían sidoabundantesyvariadas,afirmabaqueengeneralhabíaenellasmásdebuenoquedemalo.«Peronodebeustedtomarseestocomounconsejo—añadía—.Soymuypocode fiar como autoridad en la materia. Estoy predispuesto a su favor; ¡soy unidealista!». Newman le escuchaba con su sonrisa imparcial, y se alegraba, por subien,dequetuvieseexcelentessentimientos;peromentalmenterepudiabalaideadeque un francés hubiese descubierto algún mérito en el sexo amable que él nosospechase.Monsieur deBellegarde, no obstante, no confinaba su conversación alcauce autobiográfico; interrogaba largo y tendido a nuestro héroe sobre losacontecimientos de su vida, y Newman le contó varias historias mejores quecualquieradelasqueBellegardeteníaensusurtido.Dehecho,narrabasutrayectoriadesdeeliniciocontodassusvariantes,y,cuandoleparecíaquelacredulidaddesuamigo o bien sus hábitos de cortesía protestaban, se divertía realzando el tono delepisodio.NewmansehabíaunidoacorrosdehumoristasdelOesteentornoaestufasde hierro fundido; había visto cómo los relatos «increíbles» iban creciendo sinvenirse abajo, y su propia imaginación había aprendido el truco de ir apilandomaravillas congruentes. La actitud habitual de Bellegarde acabó siendo de risueñaautodefensa;paramantener su reputacióndecaballero francésomnisciente,dudabade todo al pormayor. El efecto de esto era que aNewman le resultaba imposibleconvencerledeciertasverdadesconsagradas.

—Pero los detalles carecen de importancia —dijo monsieur de Bellegarde—.Ustedha vivido, sin duda, unas cuantas aventuras sorprendentes; ha visto aspectosextrañosdelavida,harodadodeunladoaotroportodouncontinentedelamismamaneraqueyovoyyvengoporelbulevar.¡Esustedunhombredemundoencuerpoy alma! Ha sufrido muchas horas de aburrimiento letal, y ha hecho cosasextremadamentedesagradables:hacavadoarena,deniño,paraobtenerelalmuerzo,yha comido perro asado en un campamento de buscadores de oro. Se ha quedadosumandocifrasdurantediezhorasseguidas,yhasoportadosermonesmetodistasconelfindecontemplaraunamuchachabonitaqueestabasentadaenotrobanco.Todoestoesmuyduro,comodecimosnosotros.Pero,encualquiercaso,hahechoalgoyesusted algo; ha empleado su voluntad y ha hecho fortuna. No le ha atolondrado ellibertinaje y no ha hipotecado su fortuna a las conveniencias sociales. Se toma lascosas con tranquilidad y tiene aún menos prejuicios que yo, que finjo no tenerningunoperoqueenrealidadtengotresocuatro.Felizustedqueesunhombrefuertey libre.Pero¿quédiablos—preguntóel jovenamododeconclusión—seproponehacercontalesventajas?Paraaprovecharlasdeverdadnecesitaunmundomejorqueéste.Aquínohaynadaquelemerezcalapena.

—Ah,yocreoquesílohay—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página82

Page 83: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Dequésetrata?—Bueno—murmuróNewman—,¡selodiréenalgúnotromomento!De esta manera, nuestro héroe iba retrasando día a día abordar un tema que

guardabaen lomásprofundodesucorazón.Noobstante,mientras tantocasihabíallegadoaserlefamiliar;enotraspalabras,habíavueltoavisitar,tresveces,amadamedeCintré.Tansóloendosdeestasocasioneslahabíaencontradoencasa,yenambastenía otras visitas. Sus visitantes eran numerosos y extremadamente locuaces, yexigíanmuchaatenciónporpartedesuanfitriona.Aunasí,éstaconseguíasacaralgode tiempopara dedicárselo aNewmanpormediode algunaqueotra sonrisa vaga,cuyamismavaguedadagradabaaésteporque lepermitíacompletarlamentalmente,en el momento y después, con aquellos significados que más le complacían. Sequedabasentadosinhablar,mirandolasentradasysalidas,lossaludosychismorreosde las visitas demadame de Cintré. Se sentía como si estuviese ante una obra deteatro,ycomosialhablarfueseainterrumpir;avecesdeseabatenerunlibretoparaseguireldiálogo,yenparteesperabaquesalieseunamujerconunacofiablancaycintasdecolorrosaofreciéndoleunoalpreciodedosfrancos.Algunasdelasdamaslemirabanconmucha firmeza…oconmucha suavidad, según sequiera entender;otras parecían profundamente ajenas a su presencia. Los hombres sólo miraban amadamedeCintré:estoerainevitable,pues,selaconsideraseonohermosa,ocupabay llenabaporcompletoelcampovisualdeuno, lomismoqueunsonidoagradablecolmaeloído.Newmanapenascruzóconellaveintepalabrasprecisas,perosellevóconsigounaimpresióna laquesolemnespromesasnopodríanhaberdadounvalormás alto. Ella formaba parte, tanto como sus acompañantes, de la obra a cuyarepresentaciónélasistía;pero ¡cómoocupabaelescenario,ycuántomejor lohacíaella! Ya se levantase o se sentase, o acompañase a la puerta a los amigos que semarchaban, apartando a su paso la pesada cortina, siguiéndoles un instante con lamiradaydándoleselúltimosaludo,oserecostaseenlasillaconlosbrazoscruzadosy los ojos en descansomientras escuchaba y sonreía a la vez, aNewman le hacíasentir que le gustaría tenerla siempre ante él, en lento desplazamiento por toda laescaladelasexpresionesdehospitalidad.Siestopudieraocurrirparaél,estaríabien;siocurrieseporél,¡estaríaaúnmejor!¡Eratanaltayaunasítanligera,alaveztanactivayserena,eleganteysencilla,francaymisteriosa!Eraelmisterio—loqueellaera fuera del escenario, por así decirlo— lo quemás le interesaba aNewman.Nopodríahaberdichocuálerasuautorizaciónparahablardemisterios;dehabertenidoel hábito de expresarse con figuras poéticas, quizá habría dicho que al observar amadamedeCintréleparecíaverelhaloborrosoqueavecesrodeaaldiscosemillenodelaluna.Noesquefuesereservada;porelcontrario,eratandiáfanacomoelaguaquefluye.PeroNewmanestabasegurodequeposeíacualidadesqueniellamismasospechaba.

Por varios motivos, Newman se había abstenido de contarle algunas de estascosasaBellegarde.Unmotivoeraqueantesdeemprenderunaacción siempreera

www.lectulandia.com-Página83

Page 84: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

circunspecto,conjetural,contemplativo;erapocovehemente,comocorrespondíaaunhombrequesabíaquecuandoempezabaamoverseenseriocaminabaconpasolargo.Yademás,sencillamente,legustabanohablar;leteníaocupado,leestimulaba.Peroun día Bellegarde había estado cenando con él en un restaurante, y la sobremesahabía sido larga. Al levantarse, Bellegarde sugirió que, para terminar la velada,fuesenaveramadameDandelard.MadameDandelarderaunadamitaitalianaquesehabíacasadoconunfrancésqueresultóseruncalaverayunbrutoyeltormentodesuvida. Su marido se había gastado todo su dinero, y entonces, sin medios paraprocurarse placeres más caros, se había aficionado a darle palizas en sus ratosmuertos.Enalgún lugar teníauncardenalqueenseñabaavariaspersonas, incluidoBellegarde.Consiguiósepararsedesumarido,reuniólassobrasdesufortuna(eranmuy escasas) y se vino a vivir a París, donde se hospedaba en un hôtel garni[11].Siempreestababuscandoapartamento,yvisitabaconactitudinquisitivalosdeotraspersonas. Era muy bonita, muy aniñada, y hacía extraordinarios comentarios.Bellegardehabíaentabladorelacionesconella,ylafuentedesuinterésera,segúnsupropiaconfesión,lacuriosidadrespectoaquéhabríadeocurrirle.

—Espobre,esbonita,yestonta—decía—;meparecequesólopuedeirporuncamino.Esunapena,peronotieneremedio.Ledaréseismeses.Notienenadaquetemerdemí,peroestoyobservandoelproceso.Sientocuriosidadporvercómoiránlascosas.Sí,séloquemevaadecirusted:estehorribleParísleendureceaunoelcorazón. ¡Pero agudiza el ingenio y termina por enseñarle a uno a observar consutileza! Ver cómo se va interpretando ahora el pequeño drama de esta mujercitasuponeparamíunplacerintelectual.

—Sisevaaecharaperder—habíadichoNewman—,deberíaustedpararla.—¿Pararla?¿Cómopararla?—Hableconella;delebuenosconsejos.Bellegardeserio.—¡Diosnossalvea losdos!¡Imagínese lasituación!Vayaustedmismoadarle

consejos.Había sido después de esto cuandoNewman había ido conBellegarde a ver a

madameDandelard.Almarcharse,Bellegardelereprochóasuacompañante:—¿Quéhaydesufamosoconsejo?Noescuchéniunasolapalabra.—Bah,renuncioaello—selimitóadecirNewman.—¡Entoncesesustedtanmalocomoyo!—dijoBellegarde.—No,porqueyono sacoun«placer intelectual»de susposibles aventuras.No

quieroverniporasomocómocaecuestaabajo.Prefieromiraraotrolado.Pero¿porqué—preguntó,actoseguido—nohacequevayasuhermanaaverla?

Bellegardelemirófijamente.—¿IraveramadameDandelard…mihermana?—Podríadarmuybuenosresultadosquehablaseconella.Bellegardesacudiólacabezaconunaseriedadrepentina.

www.lectulandia.com-Página84

Page 85: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Mihermananopuedever a este tipodepersonas.MadameDandelardnoesnada;nuncaseconocerían.

—Habríapensado—dijoNewman—quesuhermanapuedeveraquienleplazca.Ydecidióparasusadentrosque,cuandolaconocieseunpocomejor,lepediríaa

madamedeCintréquefueseahablarconlaabsurdadamitaitaliana.Después de la cena con Bellegarde en la ocasión que he mencionado, puso

objecionesalasugerenciadesuamigodequevolviesenaescucharcómodescribíamadameDandelardsusdesgraciasysusmagulladuras.

—Semeocurrealgomejor—dijo—;vengaconmigoacasayconcluyalaveladafrenteamichimenea.

Bellegarde siempre daba la bienvenida a la perspectiva de un largo trecho deconversación,yalpocoratolosdoshombresestabansentados,contemplandolagranhoguera que difundía sus destellos por los altos ornamentos del salón de baile deNewman.

www.lectulandia.com-Página85

Page 86: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOVIII

—Cuéntemealgodesuhermana—dijobruscamenteNewman.Bellegardesediolavueltayleechóunvistazofugaz.—Ahoraquelopienso,hastaahoranuncamehapreguntadonadasobreella.—Losémuybien.—Siesporquenosefíausteddemí,tienetodalarazón—dijoBellegarde—.No

puedohablardeellaracionalmente.Laadmirodemasiado.—Habledeellacomopueda—replicóNewman—.Déjesellevar.—Bueno,somosmuybuenosamigos;somosunhermanoyunahermanacomono

seconocendesdeOrestesyElectra.Usted lahavisto; sabecómoes:alta,delgada,liviana,imponenteyafable,mitadgrandedameymitadángel;unamezcladeorgulloyhumildad,deáguilaypaloma.Separeceaunaestatuaquenoestá logradaensucondicióndepiedrayque, resignadaante susgrandesdeficiencias,hacobradounavidadecarneyhuesoparallevarcapasblancasylargascolas.Tansólopuedodecirquerealmenteposeecadaunodelosméritosquesurostro,sumirada,susonrisayeltono de su voz prometen; y eso ya es decirmucho.En general, cuando unamujerparecemuyencantadora,yodiría:«¡Cuidado!».PeroenlamismaproporciónenqueClaire parece encantadora, uno se puede cruzar de brazos y dejarse llevar por lacorriente;nohaypeligro. ¡Es tanbuena!Nuncahevistoaunamujerque seani lamitaddeperfectanitancompleta.Lotienetodo;esoesloúnicoquepuedodecirdeella.¡Yalove!—concluyóBellegarde—.Ledijequehablaríaconentusiasmo.

Newman guardó silencio unos instantes, como si estuviera dando vueltas a laspalabrasdesucompañero.

—Esmuybuena,¿eh?—repitióalfin.—¡Divinamentebuena!—¿Bondadosa,caritativa,dulce,generosa?—¡Lagenerosidadmisma;labondadelevadaalcuadrado!—¿Eslista?—Eslamujermásinteligentequeconozco.Póngalaapruebaalgúndíaconalgo

difícilyyaverá.—¿Legustaseradmirada?—Parbleu!—exclamóBellegarde—;¿aquémujerno?—Ah,cuando le tienendemasiadoapegoa laadmiracióncometen todo tipode

insensatecesparaobtenerla.—¡Yo no he dicho que le tuviese demasiado apego!—exclamó Bellegarde—.

Diosmelibrededeciralgotanestúpido.¡Noesdemasiadonada!Sifueseadecirqueesfea,nomereferiríaaqueesdemasiadofea.Legustacomplacer,ysicomplaceaalguiensesienteagradecida.Sino,lodejapasarynopiensamalnidelotronidesímisma.No obstante, supongo que espera complacer a los santos del cielo, porqueestoy seguro de que es incapaz de intentar agradar por ningún medio que ellos

www.lectulandia.com-Página86

Page 87: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

reprobasen.—¿Esseriaoalegre?—preguntóNewman.—Ambas cosas; no de manera alternativa, ya que siempre está igual. Hay

seriedadensualegría,yalegríaensuseriedad.Peronohayningunarazónparaqueestéespecialmentealegre.

—¿Esinfeliz?—No diré que lo es, porque la infelicidad depende de cómo se tome uno las

cosas,yClaireselastomasiguiendoalgunafórmulaquelehayapodidocomunicarlaSantaVirgenenunarevelación.Serinfelizesserdesagradable,cosaque,paraella,estádescartada.Asíquehadispuestosuscircunstanciasde talmodoquepuedaserfelizconellas.

—Esunafilósofa—dijoNewman.—No;sencillamente,esunamujerencantadora.—Encualquiercaso,¿suscircunstanciashansidodesagradables?Bellegardevacilóunmomento,cosaqueraramentehacía.—Ah,queridoamigo,sientroenlahistoriademifamiliahabrédedarlemásde

loqueespera.—No,todolocontrario,esoesloqueespero—dijoNewman.—Entonces tendremos que fijar una sesión especial, y empezar temprano. Por

ahora,bastecondecirqueClairenohadormidoenunlechoderosas.Contrajo,alosdieciocho años, un matrimonio que se esperaba que fuese espléndido, pero queresultósercomounalámparaqueseapaga:todohumoymalolor.MonsieurCintréteníasesentaañosyerauncaballeroodioso.Contodo,viviópocotiempo,ydespuésdesumuertesufamiliaseabalanzósobresudinero,entablóunpleitocontrasuviudaypresionóalmáximo.Supleitoteníatodaslasdeganar,yaqueresultóquemonsieurCintré, que había sido el administrador legal de algunos de sus parientes, habíaincurridoenprácticasmuyirregulares.Eneltranscursodeljuicio,serevelaronunosdatosde suhistoria privadaque amihermana le parecieron tandesagradablesquedejó de defenderse y se lavó las manos en cuanto concernía a la propiedad. Estoexigíaciertovalor,yaqueestabaentredosfuegos:lafamiliadesumaridocontraella,ysupropiafamiliaforzándola.Mimadreymihermanoqueríanqueseaferrasealoqueconsiderabanqueeransusderechos.Peroellaseresistiófirmemente,yal finalcomprósulibertad:consiguióquemimadreaccedieseaqueabandonaseelpleitoalpreciodeunapromesa.

—¿Cuálfuelapromesa?—Hacer,durante losdiezañossiguientes, todoaquelloquese lepidiese…esto

es,todoexceptocasarse.—¿Tantoaborrecíaasumarido?—¡Nadiesabehastaquépunto!—¿Elmatrimoniosehabíacelebradosiguiendoesahorriblecostumbre francesa

—continuóNewman—,organizadoporambasfamilias,sindarleaellavozalguna?

www.lectulandia.com-Página87

Page 88: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Fueuncapítulodignodeunanovela.VioporvezprimeraamonsieurdeCintréunmesantesdelaboda,cuandotodo,hastaelmásnimiodelosdetalles,estabayadispuesto.Almirarle sepusopálida,ypálida sequedóhastaeldíade suboda.Lavíspera de la ceremonia se desmayó, y pasó toda la noche sumida en sollozos.Mimadresequedóconella,cogiéndolelasmanos,ymihermanoestuvopaseándosedeunextremoaotrodelahabitación.Yomanifestéquetodoelloerarepugnante,yledije públicamente ami hermanaque, si se negaba en redondo, yo la apoyaría.Medijeronquemeocupasedemisasuntos,yseconvirtióenlacondesadeCintré.

—Suhermano—dijoNewmancon tono reflexivo—debede serun jovenmuyagradable.

—Esmuyagradable[12],peronoesjoven.Tienemásdecincuentaaños;mesacaquince años. Ha sido como un padre para mi hermana y para mí. Es un hombreexcepcional;tienelosmejoresmodalesdetodaFrancia.Esextremadamentelisto;sinduda, es muy culto. Está escribiendo la historia de Las princesas de Francia quenuncasecasaron.

Esto fuedichoporBellegardeconextremagravedad,mirandoaNewmana losojosyconunaexpresiónquenodenotabaningunareservamental;o,almenos,quecasinodenotabaninguna.

EsposiblequeNewmandescubrieselapocaquehabía,puesalpocoratodijo:—Ustednoquiereasuhermano.—Discúlpeme—dijoBellegardeceremoniosamente—;lagentedebuenacrianza

siemprequiereasushermanos.—¡Bueno,puesyonolequiero!—respondióNewman.—¡Espereaconocerle!—replicóBellegarde,yestavezsonrió.—¿Sumadretambiénesexcepcional?—preguntóNewmantrasunapausa.—Pormimadre—dijoBellegarde,estavezconunaintensasolemnidad—siento

lamayordelasadmiraciones.Esunamujerextraordinaria.Nosepuedeunoacercaraellasinpercibirlo.

—Eshija,segúntengoentendido,deunnobleinglés.—DelcondedeSaintDunstan’s.—¿EsmuyantigualafamiliadelcondedeSaintDunstan’s?—Más o menos; siglo dieciséis. Por el lado de mi padre es por donde nos

remontamos hacia atrás… muy, muy atrás. Hasta los anticuarios de la familia sequedansinaliento.Alfinalsedetienen,jadeandoyabanicándose,porahíporelsiglonoveno,enlaépocadeCarlomagno.Ahíescuandoempezamos.

—¿Nohayningúnerror?—dijoNewman.—Espero que no, sin duda. De ser así, habremos estado equivocados durante

variossiglos.—¿Ysiempresehancasadoconfamiliasantiguas?—Como norma, sí, aunque en un período de tiempo tan largo ha habido

excepciones.TresocuatroBellegardes,enlossiglosXVIIyXVIII,tomaronesposasde

www.lectulandia.com-Página88

Page 89: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

labourgeoisie:secasaronconhijasdeabogados.—Lahijadeunabogado;esoestámuymal,¿no?—preguntóNewman.—¡Horrible!Unodenosotros, en laEdadMedia,hizomejor las cosas: se casó

con una mendiga del servicio, como el rey Cophetua[13]. Realmente, eso estuvomejor;eracomocasarseconunpájarooconunmono;nohabíaquepensarparanadaen su familia.Nuestrasmujeres siempre han hecho bien las cosas; ni siquiera hanentradoen lapetitenoblesse.Que yo sepa, entre lasmujeres no hay constancia deningunaalianzamalograda.

Newmanestuvodándolevueltasaestoduranteunrato,yalfinaldijo:—Laprimeravezquevinoustedaverme,seofrecióahacermecualquier favor

queestuviesea sualcance.Ledijequeenalgúnmomento lediría algoquepodríahacer.¿Lorecuerda?

—¿Recordarlo?Vengocontandocadaminutodesdeentonces.—Muybien;aquíestásuoportunidad.Hagaloquepuedaparaconseguirquesu

hermanatengaunabuenaopinióndemí.Bellegardelemirófijamente,sonriendo.—Vaya,estoysegurodequeyalemerecelamejoropiniónposible.—¿Una opinión basada en que me ha visto tres o cuatro veces? Me da por

zanjado conmuypoca cosa.Quiero algomás.Lohepensadobastante, y al fin hedecididodecírseloausted.MegustaríamuchocasarmeconmadamedeCintré.

Bellegarde le había estadomirando con animada expectación, y con la mismasonrisaconlaquehabíarecibidolaalusióndeNewmanasupromesadepedirlealgo.Anteestaúltimadeclaraciónsiguióconlamiradafija,perosusonrisarecorriótresocuatrofasescuriosas.Sintió,enapariencia,unimpulsopasajeroaensancharse,peroinmediatamente loreprimió.Después, lasonrisaestuvoconsultandoconsigomismadurante unos instantes, al término de los cuales decretó la retirada. Se borrólentamenteydejótrasdesíunaexpresióndeseriedadmodificadaporeldeseodenosergrosera.UnasorpresaextremahabíairrumpidoenlacaradelcondeValentin,perohabíareflexionadoqueseríadescortésdejarlaahí.Sinembargo,¿quédemoniosibaahacer con ella?Se levantó, en plena agitación, y se puso frente a la chimenea, sindejar de mirar a Newman. Estuvo más tiempo pensando qué decir del que cabríahaberesperado.

—Sinopuedeustedhacermeelfavorquelepido—dijoNewman—,¡dígalo!—Déjeme oírlo una vez más, con claridad —dijo Bellegarde—. Es muy

importante, ¿sabe? Defenderé su causa ante mi hermana, porque usted quiere…quiere…¿casarseconella?Eseso,¿no?

—Bueno, no digo exactamente que defienda mi causa; intentaré hacerlo yomismo.Perodevezencuandodigaunpardecosasenmifavor…hágalesaberquetieneustedbuenaopinióndemí.

Aloíresto,Bellegardesoltóunaleverisita.—Alfinyalcabo,loquequiero—siguióNewman—es,fundamentalmente,tan

www.lectulandia.com-Página89

Page 90: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sólohacerlesaberloquetengoenlacabeza.Supongoqueesoesloqueesperandeuno,¿no?Quierohacerloqueseahabitualaquí.Sihayquehaceralgoenparticular,hágamelosaberyloharé.PornadadelmundomeacercaríaamadamedeCintrésinguardarlasformascorrectas.Sihedeiradecírseloasumadre,puesiréyselodiré.Inclusoiréadecírseloasuhermano.Iréadecírseloatodoaquelqueustedmediga.Comonoconozcoanadiemás,empiezopordecírseloausted.Peroesto,aunqueseaunaobligaciónsocial,tambiénesunplacer.

—Sí,yaveo…yaveo—dijoBellegarde,acariciándosesuavementelabarbilla—.Tiene usted una opinión muy exacta del asunto, pero me alegro de que hayaempezado conmigo—hizo una pausa, titubeó y después se dio la vuelta y cruzólentamentelahabitación.

Newman se levantó y se apoyó contra la repisa de la chimenea con lasmanosmetidasenlosbolsillos,mientrasobservabaelpaseodeBellegarde.Eljovenfrancésvolvióysedetuvofrenteaél.

—Me rindo —dijo—; no voy a fingir que no estoy sorprendido. Lo estoy…¡enormemente!¡Uf!¡Vayaalivio!

—Estetipodenoticiassiempreesunasorpresa—dijoNewman—.Hagasloquehagas, la gente nunca está preparada. Pero aunque se sorprenda tanto, al menosesperoquelecomplazca.

—¡Bueno!—dijoBellegarde—.Voy a ser absolutamente sincero.No sé simecomplaceosimehorroriza.

—Silecomplace,meanimará—dijoNewman—,ymesentiré…estimulado.Silehorroriza lo lamentaré, peronohabrédedesanimarme.Sáquele elmejorpartidoquepueda.

—Esoescierto;nolecabeotraactitud.¿Vaustedabsolutamenteenserio?—¿Acaso soy francés, para que no sea así?—preguntóNewman—. Pero ¿qué

motivoibaatenerusted,dichoseadepaso,parahorrorizarse?Bellegardesellevólamanoalanucaysefrotórápidamentelacabelleradearriba

abajo,sacandoalavezlapuntadelalengua.—Vaya,noesustednoble,porejemplo—dijo.—¡Quemeaspensinolosoy!—Ah—dijo Bellegarde, un poco más serio—, no sabía que tuviese usted un

título.—¿Un título? ¿A qué se refiere con un título? —preguntó Newman—. ¿Un

conde,unduque,unmarqués?Nosénadadeeso,noséquiénloesyquiénno.Perodigoquesoynoble.Noséconexactitudaquéserefiereustedconello,peroesunapalabrahermosayunahermosaidea;lareclamoparamí.

—Pero¿quépuedeenseñarusted,miqueridoamigo;quépruebastiene?—¡Loqueustedquiera!Peronovayaasuponerquevoyaintentardemostrarque

soynoble.Lecorrespondeausteddemostrarlocontrario.—Esoesmuyfácil.Hafabricadopilasdebaño.

www.lectulandia.com-Página90

Page 91: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newmanlemirófijamenteunmomento.—¿Yporesonosoynoble?Noaciertoaverlo.Dígamealgoquenohayahecho,

algoquenopuedahacer.—NosepuedeustedcasarconunamujercomomadamedeCintrétansólocon

pedirlo.—Supongoquequieredecir—dijolentamenteNewman—quenosoylobastante

bueno.—Hablandoconcrudeza…¡sí!Bellegardehabíavaciladounmomento,ymientrasvacilaba laatentamiradade

Newmansehabíavueltountantoansiosa.Enrespuestaaestasúltimaspalabras,poruninstantenodijonada.Simplemente,sesonrojóunpoco.Despuésalzólavistaysequedómirandoaunodelossonrosadosquerubinesqueestabanpintadoseneltecho.

—Porsupuesto,noesperocasarmeconunamujersóloconpedirlo—dijoalfin—;primero,esperollegaramerecersuaceptación.Paraempezar,letengoquegustar.Peroqueyonosealosuficientementebuenocomoparahacerlapruebaestodaunasorpresa.

En la expresión de Bellegarde se entremezclaban perplejidad, simpatía ydiversión.

—Entonces, ¿ustednodudaríaenacercarsemañanaaunaduquesaparapedirlequesecasaseconusted?

—Sipensaraquemeconviene,no.Perosoymuyexigente;podríaserquenomeconvinieseenabsoluto.

LadiversiónempezóaprevalecerenBellegarde.—¿Ysequedaríaustedsorprendidosilerechazase?Newmantitubeóuninstante.—Suenafatuodecirquesí,pero,contodo,creoqueasíes.Porqueleharíauna

ofertamuygenerosa.—¿Cuálsería?—Todo lo que ella deseara. Si consigo una mujer que esté a la altura de mis

exigencias, nada me parecerá lo bastante bueno para ella. Llevo mirando muchotiempo,ycreoque lasmujeresasí son infrecuentes.Parecequeesdifícil reunir lascualidades que exijo, pero vencer la dificultadmerece una recompensa.Mi esposatendráunabuenaposición,ynotemodecirquehabrédeserunbuenmarido.

—Yesascualidadesqueexigeusted,¿cuálesson?—Bondad, belleza, inteligencia, una buena educación, elegancia personal… en

unapalabra,todoloqueadornaaunamujerespléndida.—Ybuenacuna,evidentemente—dijoBellegarde.—Ah,silahay,inclúyalaenellote,sinduda.¡Cuantomás,mejor!—¿Yleparecequemihermanatienetodasesascosas?—Esexactamenteloqueheestadobuscando.Esmisueñohechorealidad.—¿Yseríaustedmuybuenmarido?

www.lectulandia.com-Página91

Page 92: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Esoesloquequeríaqueustedledijese.Bellegardepusoporunmomentolamanosobreelbrazodesuamigo,lemiróde

arriba abajo con la cabeza ladeada y, a continuación, con una sonora risotada ysacudiendo la otramano en el aire, se apartó. Volvió a cruzar la habitación, y denuevoregresóyseapostófrenteaNewman.

—Todoestoesmuy interesante…esmuycurioso.En loqueacabodedecirnoestaba hablando por mí mismo, sino por mis tradiciones, mis supersticiones. Encuantoamí,adecirverdad,supropuestameagrada.Alprincipiomesobresaltó,perocuantomáslopiensomejormeparece.Esinútilqueintenteexplicarlenada;nomeentendería.Alfinyalcabo,noveoquénecesidadhayenello;nosepierdegrancosa.

—¡Si queda algo por explicar, inténtelo!Quiero avanzar con los ojos abiertos.Harétodoloquepuedaporentender.

—No—dijoBellegarde—,meresultadesagradable;renuncio.Megustóustedlaprimeravezquelevi,yaesomevoyaatener.Seríadetestablepormipartequemepusiera a hablar con usted como si pudiese favorecerle. Le he dicho antes que leenvidio;vousm’imposez, comodecimosaquí.No le conocíademasiadohastahacecincominutos. Así que dejaremos que las cosas fluyan, y no le diré nada que, sinuestrassituacionesseintercambiasen,ustednomediría.

No sé si, al renunciar a la misteriosa oportunidad a la que aludió, Bellegardepensóqueestabahaciendoalgomuygeneroso.De ser así,no tuvo recompensa; sugenerosidad pasó desapercibida. Newman no supo reconocer el poder del jovenfrancés para herir sus sentimientos, y no tenía ninguna sensación de estarescapándoseozafándoseconfacilidad.Nolediolasgraciasasuamigo,nisiquieraconunamirada.

—Aun así, tengo los ojos bien abiertos—dijo—, porque prácticamenteme havenidoustedadecirquesufamiliaysusamigosmetrataráncondesdén.Nuncahepensadomuchoenlasrazonesquejustificanquelagenteseadesdeñosa,yportantosólo puedo llegar a una conclusión improvisada. Analizándolo de este modo, noconsigo ver nada en ello. Sencillamente pienso, si quiere saberlo, que valgo tantocomoelquemás.Respectoaquiénesseanlosmejores,nopretendodecirlo.Tampocolohepensadomucho.Adecirverdad,siemprehetenidounaopiniónbastantebuenade mí mismo; un hombre de éxito no lo puede evitar. Pero admito que he sidopresuntuoso.Aloquenorespondo«sí»esaqueyonoestéenloalto,tanenloaltocomo cualquiera. Es un hilo especulativo que yo no habría elegido, pero deberecordar que fue usted quien lo inició. Jamás habría pensado que estuviese a ladefensivaniquetuviesequejustificarme;perosiesasícomoloquieresugente,harétodoloqueestéenmismanos.

—Haceunratoseofrecióacortejar,comodecimosnosotros,amimadreyamihermano.

—¡Malditasea!—exclamóNewman—,quieroportarmeconeducación.—¡Bien! —replicó Bellegarde—; esto va a llegar muy lejos, va a ser muy

www.lectulandia.com-Página92

Page 93: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

entretenido. Disculpe que hable de ello de manera tan despiadada, pero para mí,forzosamente, el asunto tienealgodeespectáculo.Quédudacabe, es emocionante.Peroapartedeesosimpatizoconusted,yenlamedidadeloposibleejercerédeactortantocomodeespectador.Esusteduntipodeprimera;creoenustedyleapoyo.Elmero hecho de que aprecie usted a mi hermana será esa prueba que le estabapidiendo.Todosloshombressoniguales,¡sobretodoloshombresdebuengusto!

—¿Piensa usted —preguntó entonces Newman— que madame de Cintré estádecididaanocasarse?

—Ésa es mi impresión. Pero eso no obra en contra de usted; a usted lecorrespondehacerlecambiardeopinión.

—Metemoqueserádifícil—dijoNewmancongravedad.—Nocreoquevayaaserfácil.Entérminosgenerales,noveoporquéunaviuda

tendríaquevolveracasarse.Haconseguidolosbeneficiosdelmatrimonio(libertadyrespeto) y se ha librado de los inconvenientes. ¿Por qué iba a meter de nuevo elcuelloenellazo?Sumotivohabitualeslaambición;siunhombrelepuedeofrecerunagranposición,convertirlaenprincesaoenembajadora,puedequeleparezcaunacompensaciónsuficiente.

—Y,enesesentido,¿madamedeCintréesambiciosa?—Quiénsabe—dijoBellegarde,encogiéndosedehombros—.Nopretendodecir

todoloqueellaesotodoloquenoes.Creoquepuedesentirseemocionadaantelaperspectivadeconvertirseenlaesposadeungranhombre.Perocreoque,enciertosentido,hagaloquehagaseráloimprobable.Noseconfíedemasiado,perotampocodude absolutamente. Su mejor baza para el éxito será, precisamente, que ella leconsidereinsólito,inesperado,original.Nointenteserotrapersona;seasimplementeusted, de arriba abajo. Es imposible que no salga nada de ahí; siento una grancuriosidadporverdequésetrata.

—Leestoymuyagradecidopor su consejo—dijoNewman—.Y—añadió conunasonrisa—mealegroporusteddequeyovayaasertandivertido.

—Seráalgomásquedivertido—dijoBellegarde—;seráestimulante.Yolomirodesdemipuntodevista, y usteddesde el suyo. ¡Al fin y al cabo, todo seapor uncambio! ¡Y pensar que tan sólo ayer estaba bostezando como para dislocarme lamandíbula,yafirmandoquenohaynadanuevobajoelsol!Omuchomeequivoco,oestodaunanovedadverleentraraustedenlafamiliacomopretendiente.Permítamedecirlo,queridoamigo;noledaréningúnotronombre,nibuenonimalo;melimitaréa decir que esnuevo—y agotado por la sensación de novedad que se presagiaba,ValentindeBellegardeseprecipitósobreunamullidabutacafrentealfuego,y,conunaintensasonrisainmóvil,parecíaqueestabateniendounavisióndetodoelloenlallamadelos troncos.Alcabodeunratoalzólamirada—.Adelante,amigomío; leacompañanmismejoresdeseos—continuó—.Peroesunaverdaderalástimaquenomeentienda,quenosepaquéesexactamenteloqueestoyhaciendo.

—Ah—dijo Newman entre risas—, no haga nadamalo.Mejor, déjeme amis

www.lectulandia.com-Página93

Page 94: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

anchasobiendesafíemeabiertamente.Jamáspondríaunpesosobresuconciencia.Bellegardevolvióalevantarsedeunsalto;eraobvioqueestabamuyanimado;el

brillodesumiradaeraaúnmáscálidoquedecostumbre.—Nuncaentenderá…nuncasabrá—dijo—;ysisaleairosoyresultaqueyolehe

ayudado,nuncameloagradecerá,nocomomereceréquelohaga.Siempreseráusteduntipoexcelente,peronoseráagradecido.Aunquenoimporta,porqueyolesacarémi propia diversión a todo esto—y prorrumpió en una carcajada extravagante—.Pareceustedperplejo—añadió—;casipareceasustado.

—Es realmente una lástima—dijo Newman— que no le entienda. Me voy aperderunoschistesbuenísimos.

—Ledije,recuerde,queéramosunaspersonasmuyextrañas—siguióBellegarde—.Vuelvoaadvertirle.¡Losomos!Mimadreesextraña,mihermanoesextraño,ysinceramentepiensoqueyosoymásextrañoquecualquierade losdos. Inclusomihermana le parecerá un poco extraña.Los árboles viejos tienen ramas torcidas, lascasasviejastienengrietascuriosas,lasviejasestirpestienenrarossecretos.¡Recuerdequetenemosochocientosaños!

—Muybien—dijoNewman—;paraesovineaEuropa,enbuscadecosasdeesetipo.Encajanustedesconmiprograma.

—Touchez-là,entonces—dijoBellegarde,tendiéndolelamano—.Esuntrato:leacepto;abrazosucausa.Sedebeengranmedidaaqueleaprecio,peronoeséstalaúnicarazón—ysiguiósosteniendolamanodeNewmanymirándolealsesgo.

—¿Cuáleslaotra?—Formopartedelaoposición.Hayunapersonaquemedesagrada.—¿Suhermano?—preguntóNewmanconsuentonaciónplana.Bellegardesellevóeldedoaloslabiosysusurró:«¡Chitón!».—¡Las viejas razas tienen extraños secretos! —dijo—. ¡Póngase en marcha,

vengaaveramihermanayconfíeenquecuentaconmisimpatía!Ytrasestosemarchó.Newmansedejócaer enunabutaca frente a suchimenea,y sequedóun largo

ratoconlamiradaperdidaentrelasllamas.

www.lectulandia.com-Página94

Page 95: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOIX

Al día siguiente fue a ver amadame de Cintré, y el criado le informó de que sehallabaencasa.Comodecostumbre,pasóporlagranescaleragélidaydespuésporun amplio vestíbulo, cuyas paredes parecían todas ellas compuestas por pequeñoscuarteronesconuntoquededoradodescoloridohacíatiempo;deahíselehizopasaralasaladeestardondeyahabíasidorecibido.Estabavacía,yelcriadoledijoquemadame la Comtesse saldría en seguida. Tuvo tiempo, mientras esperaba, depreguntarsesiBellegardehabríavistoasuhermanadesdelanocheanterior,ysientalcasolehabríahabladodesuconversación.Deserasí,quelerecibiesemadamedeCintréeraalentador.Sintióciertoazoramientoalpensarquequizáellaentraseconlaexpresiónenlosojosdeconocersuprofundaadmiraciónyelproyectoquesobreellahabíaerigido;perolasensaciónnoeradesagradable.Surostroeraincapazdeexhibirnada que le quitase hermosura, y tenía de antemano la certeza de que, se tomasecomosetomaselaproposiciónqueteníaenreserva,noselatomaríaconescarnioniconironía.Teníalaimpresióndeque,conquepudieseapenasleerenelfondodesucorazón ymedir lamagnitud de su buena voluntad hacia ella, sería absolutamentebondadosa.

Alfinentró,despuésdeunlapsotanlargoqueNewmansepreguntósinohabríaestadodudando.MadamedeCintrélesonrióconsuhabitualfranquezayletendiólamano;lemiróalacaraconsusojossuavesyluminosos,ydijo,sinelmenorasomode temblor en la voz, que se alegraba de verle y que esperaba que estuviese bien.Newmanencontróenella loqueyahabíaencontradoantes: aquel leveperfumedeuna timidez personal atenuada por el contacto con el mundo, pero tanto másperceptiblecuantomásseacercabaunoaella.Estepersistenterecatoparecíadarleunvalor especial a lo que de inequívoco y confiado había en su conducta; hacía queparecieseundon,unbellotalento,algoquecabríacompararconunexquisitotoquedeunpianista.Era,dehecho,la«autoridad»demadamedeCintré,comodicendelosartistas,loqueespecialmenteimpresionabayfascinabaaNewman;siemprevolvíaasospecharque,cuandosecompletase tomandounaesposa,eraésta laversióndesímismoque legustaríaquesuesposa leofreciesealmundo.Elúnicoproblemaera,claroestá,queal serel instrumento tanperfectose interponíademasiadoentreunomismo y el genio que lo utilizaba. Newman percibía en madame de Cintré unaeducaciónminuciosa,elpasopormisteriosasceremoniasyprocesosdeculturaensujuventud, una hechura y una adaptación fruto de ciertas necesidades socialessublimes.Todoesto,comoyahedicho,lahacíanparecerraraypreciosa:unartículomuycaro,comohabríadichoNewman,ycuyaposesiónseríasumamenteagradableparaunhombreconlaambiciónderodearsedetodolomejor.Perocontemplandolacuestiónconvistasalafelicidadprivada,Newmansepreguntódónde,enmezclatanexquisita, trazaban naturaleza y arte su línea divisoria. ¿Dónde se separaba laintenciónespecialdelhábitode losbuenosmodales?¿Dóndeacababa lacortesíay

www.lectulandia.com-Página95

Page 96: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

empezaba la sinceridad? Newman se hizo estas preguntas aun cuando estabadispuesto a aceptar el admirado objeto en toda su complejidad; pensaba que podíahacerlo con absoluta confianza y que ya examinaría después, sin prisas, sumecanismo.

—Mealegromuchodeencontrarlaasolas—dijo—.Yasabequehastaahoranohetenidonuncatantasuerte.

—Puesparecíaustedmuysatisfechoconsusuerte—dijomadamedeCintré—.Haestadosentándoseyobservandoamisvisitasconunairedeplácidodisfrute.¿Quélehanparecido?

—Bueno, las damas me han parecido muy elegantes y muy dignas, yasombrosamenteagudasenlasréplicas.Peroloquemáshepensadohasidoquenohacensinoayudarmeaadmirarlaausted.—NoeragalanteríaporpartedeNewman,arteésteenelquenoestabaenabsolutoversado.Era,sencillamente,el instintodelhombreprácticoquehabíadecidido loquequería y estaba empezando ahora a darpasosactivosparaobtenerlo.

MadamedeCintrédiounligerorespingoyarqueólascejas;evidentemente,noseesperabauncumplidotanfervoroso.

—Ah,enesecaso—dijoconunarisa—,quemeencuentreustedsolanometraebuenasuerte.Esperoquealguienentrepronto.

—Esperoqueno—dijoNewman—.Tengoalgoespecialquedecirle.¿Havistoustedasuhermano?

—Sí;levihaceunahora.—¿Ledijoquemevioanoche?—Esodijo.—¿Ylecontódequéestuvimoshablando?MadamedeCintrévacilóuninstante.MientrasNewmanlehacíaestaspreguntas

había palidecidounpoco, como si estimasenecesario lo quevenía a continuación,peronoagradable.

—¿Ledioustedunrecadoparamí?—preguntó.—Noeraexactamenteunrecado;lepedíquemehicieraunfavor.—El favor consistía en cantar sus virtudes, ¿no es así?—ymadame de Cintré

acompañólapreguntaconunasonrisita,comoparafacilitarselascosas.—Sí,enrealidadsereduceaeso—dijoNewman—.¿Hacantadomisvirtudes?—Habló muy bien de usted. Aunque, sabiendo que obedecía a una petición

especial,debo,porsupuesto,tomarmesupanegíricoconreservas.—Ah,esonocambialascosas—dijoNewman—.Suhermanonohabríahablado

biendemísinocreyeseloqueestabadiciendo.Esdemasiadohonradoparaeso.—Usted es muy astuto, ¿no? —preguntó madame de Cintré—. ¿Intenta

complacermealabandoamihermano?Confiesoqueesunbuenmétodo.—Paramí,cualquiermétodoquetengaéxitoserábueno.Mepasaréeldíaentero

alabandoasuhermano,siesohadeayudarme.Esuntiponoble.Mehahechosentir,

www.lectulandia.com-Página96

Page 97: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

alprometermequeharíatodoloposibleporayudarme,quepuedoconfiarenél.—Noledédemasiadaimportanciaaeso—dijomadamedeCintré—.Muypoco

lepuedeayudar.—Naturalmente,deboabrirmecaminoyosolo.Losémuybien; tansóloquiero

una oportunidad para hacerlo. Después de lo que le dijo, que usted consienta envermecasiparececomodarmeunaoportunidad.

—Leveo—dijomadamedeCintrélentaygravemente—porqueleprometíamihermanoqueloharía.

—¡Benditoseasuhermano!—exclamóNewman—.Loqueledijeanochefuelosiguiente:quelaadmirabamásqueaningunamujerquehayavistonunca,yquemegustaríaenormementeconvertirlaenmiesposa—pronuncióestaspalabrascongranclaridadyfirmeza,sinconfusiónalguna.

Estaba embebido en su idea, la había domado por completo, y parecía estarmirandoamadamedeCintréytodasueleganciaconcentradadesdelasalturasdesutonificantebuenaconciencia.Esprobablequenohubiesepodidodarconnadamejorqueestosairesyesteporteconcretos.Perolasonrisaleve,forzadademaneraapenasperceptible,conquesuacompañantelehabíaescuchadosefueborrando,yentoncesempezóamirarleconloslabiosentreabiertosyunsemblantetansolemnecomoeldeunamáscaratrágica.Sinduda,habíaalgoqueleresultabamuydolorosoenlaescenaa laqueNewman laestabasometiendo,yaunasí su impaciencianose traducíaenunavozdeenfado.Newmansepreguntó si le estaríahaciendodaño;noconseguíaimaginarse por qué la generosa devoción que intentaba expresarle habría de serleantipática.Selevantóysepusofrenteaella,apoyandounamanosobrelachimenea.

—Yaséquelahevistodemasiadopocoparadecirleesto,tanpocoquetalvezloquedigosueneirrespetuoso.¡Ésaesmidesgracia!Lopodríahaberdicholaprimeravezquelavi.Enrealidad,yalahabíavistoantes;lahabíavistoconlaimaginación;casimeparecióunaviejaamiga.Asípues,loquedigonosonmerasgalanterías,nicumplidosni tonterías:nopuedohablarasí,noséhacerloy,aunquepudiese,no loharíaconusted.Estoestanseriocomocabeseralaspalabrasdeestetipo.Mesientocomosilaconocieraysupiesequéhermosayadmirablemujeresusted.Quizállegueun día en que lo sepamejor, pero ahora tengo una idea general.Usted es justo lamujer que he estado buscando, sólo que es mucho más perfecta. No harédeclaracionesypromesas,peropuedeconfiarenmí.Esmuypronto,losé,paradecirtodoesto;casiesofensivo.Pero¿porquénoganartiemposisepuede?Ysinecesitaustedtiempoparareflexionar(yporsupuestoquelonecesita),cuantoantesempiece,mejorparamí.Noséquéopiniónlemerezco,peronotengodemasiadomisterio;loque usted ve es lo que soy. Su hermano me dijo que mis antecedentes y misocupacionesobrabanencontramía;quedealgunamanerasufamiliaestáenunnivelmásaltoqueyo.Esunaidea,porsupuesto,quenientiendoniacepto.Peroaustedtodoesonoleimporta.Lepuedoasegurarquesoyuntipomuyconcienzudo,yquesimeempeñopuedoorganizarlascosasdetalmodoqueenmuypocosañosnotendré

www.lectulandia.com-Página97

Page 98: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

queperdereltiempoexplicandoquiénsoyyloquesoy.Usteddecidiráporsímismasilegustoono.Loquehay,lotieneusteddelante.Sinceramentepiensoquenotengovicios ocultos nimalas artes. ¡Soymuy,muy bondadoso! Todo lo que un hombrepuededarleaunamujer,yoselodaré.Poseounagranfortuna,unafortunaenorme;algúndía, siustedme lopermite,entraréendetalles.Siquiereesplendor, todas lasmodalidadesdeesplendorqueeldineropuedadarle,lotendrá.Yrespectoacualquiercosaalaquepudiesetenerquerenunciar,nodédemasiadoporhechoquesulugarnopuedaocuparse.Déjemeesoamí;yolacuidaré;sabréloquenecesita.Laenergíayelingenio pueden arreglarlo todo. ¡Soy un hombre fuerte! ¡Ya está, he dicho lo quellevabaenelcorazón!Eramejorsoltarlo.Losientosi le resultadesagradable,peropiensequeesmuchomejorque lascosasesténclaras.Nomerespondaahorasinoquiere.Piénselo;piénselotodolodespacioqueleplazca.Porsupuesto,nohedicho,nopuedodecir,nilamitaddeloquequierodecir,sobretododemiadmiraciónporusted.Peromíremedesdeunaperspectivafavorable;noserásinolojusto.

Durante este discurso, el más largo que jamás había pronunciado Newman,madamedeCintrénoapartódeéllamirada,quealfinalseamplióparaconvertirseenunaespeciedegestofijodefascinación.CuandoNewmandejódehablar,madamede Cintré bajó los ojos y siguió sentada unos instantes sin despegarlos del suelo.Luego se levantó despacio, y un par de ojos excepcionalmente agudos habríanpercibidoquesumovimientoibaacompañadodeunlevetemblor.Suaspectoseguíasiendodeunaseriedadextrema.

—Leestoymuyagradecidaporsuoferta—dijo—.Aunqueparezcaextraño,mealegro de que haya hablado sin más demora. Será mejor descartar el asunto.Agradezco todo lo que dice; me hace usted un gran honor. Pero he decidido nocasarme.

—¡Ah,nodigaeso!—exclamóNewmanconuntonoabsolutamentenaïfporsucadenciaimploranteymelosa.MadamedeCintréhabíaempezadoaalejarse,yanteestosedetuvounmomentodándolelaespalda—.Piénselomejor.Esusteddemasiadojoven,demasiadohermosa,demasiadohechaparaserfelizyhacerfelicesaotros.Siteme perder su libertad, le puedo asegurar que esta libertad de aquí, esta vida queahora lleva, es un sombrío cautiverio comparada con lo que yo le ofreceré. Harácosasquenocreoquese lehayanpasado jamáspor lacabeza.La llevaréaviviracualquier parte del anchomundo que usted proponga. ¿Es usted infeliz?Me da laimpresióndequeesinfeliz.Notieneningúnderechoaserloniaqueselohaganser.Permítamequeentreypongafinaesto.

Madame de Cintré se quedó allí un momento más, con la mirada apartada deNewman.Siestabaconmovidaporsumaneradehablar,eracomprensible.LavozdeNewman, siempre muy suave e interrogativa, se fue volviendo tan dulce y tantiernamente razonadora como si le hubiese estado hablando a un chiquillo muyquerido.Newman se quedó observándola y al fin ella se volvió, pero esta vez sinmirarle,yhablóconunsosiegoenelquehabíaevidentesindiciosdeesfuerzo.

www.lectulandia.com-Página98

Page 99: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Haynumerosasrazonesporlasquenodebocasarme—dijo—,másdelasquelepuedoexplicar.Encuantoamifelicidad,soymuyfeliz.Suproposiciónmeresultaextraña,tambiénpormásrazonesdelasquepuedodecir.Porsupuesto,estáustedentodosuderechoahacerla.Peronolapuedoaceptar:es imposible.Porfavor, jamásvuelvaahablardeesteasunto.Sinomelopuedeprometer,tendréquepedirlequenoregrese.

—¿Porquées imposible?—quisosaberNewman—.Puedequese loparezcaaprimeravista,sinqueenrealidadlosea.Noesperabaqueleagradasedeentrada,perocreodeverdadque,sipiensaenellounbuenrato,sequedarásatisfecha.

—No le conozco—dijomadame deCintré—.Tenga en cuenta lo poco que leconozco.

—Muypoco,porsupuesto,yporesonolepidoquemedélarespuestaenelacto.Sólolepidoquenodigaquenoyquemedéesperanzas.Esperarétodoloqueustedquiera. Mientras, podrá verme más y conocerme mejor, contemplarme como unposiblemarido(comouncandidato)ydecidirse.

Algo estaba sucediendo, a toda velocidad, en los pensamientos demadame deCintré; estaba sopesando una cuestión ahí mismo, ante los ojos de Newman,sopesándolaydecidiendo.

—Puesto que no le ruego con todos mis respetos que abandone la casa y noregresenunca—dijo—,leescuchoyparecequeledoyesperanzas.Leheescuchadocontrami leal saber y entender. Se debe a que es usted elocuente. Sime hubiesendichoestamañanaquehabríadeaccederaconsiderarlecomounposiblemarido,mehabríaparecidoquemiinformanteestabaunpocoloco.¡Leescucho!,¿nolove?—yextendiólasmanos,dejándolascaerconungestoqueapenastraducíaunaexpresiónmínimadedébilsúplica.

—Bueno,enloquerespectaadecir,lohedichotodo—dijoNewman—.Creoenusted sin reservas, y pienso de usted todo lo bueno que cabe pensar de un serhumano. Creo firmemente que casándose conmigo estará segura. Como acabo dedecir—prosiguióconunasonrisa—,notengomalasartes.Puedohacermuchoporusted.Y si temequeyono seaaquello a loqueha sidoacostumbrada,queno searefinadoyatentoypuntilloso,quizáestéllevandodemasiadolejossuinterpretación.¡Soyatento!¡Yaloverá!

Madame de Cintré se alejó una pequeña distancia y se detuvo ante una granplanta,unaazaleaqueflorecíaenuntiestodeporcelanafrenteasuventana.Arrancóunadelasfloresy,retorciéndolaentrelosdedos,deshizosuspasos.Despuéssesentóensilencio,ysuactitudparecíaaprobarqueNewmansiguiesehablando.

—¿Por qué ha de decir que es imposible que usted se case?—continuó—.Loúnico que podría llevar a que fuese realmente imposible sería que ya estuviesecasada.¿Sedebeaquefuedesdichadaensumatrimonio?Razóndemás.¿Sedebeaquesufamilialacoarta,leponedificultades,laincomoda?Otrarazóndemás;usteddeberíaserabsolutamentelibre,yelmatrimonioharáquelosea.Nodigonadacontra

www.lectulandia.com-Página99

Page 100: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

su familia; ¡téngalomuy claro!—añadióNewman, con una vehemencia que a unobservador perspicaz le podría haber hecho sonreír—. Sean cuales sean sussentimientos hacia ellos, serán los debidos, y todo lo que usted desee que yo hagaparaserlessimpático,loharélomejorquesepa.¡Nolodude!

Ella volvió a levantarse y avanzó hacia la chimenea, cerca de la cual estabaNewman.Laexpresióndedoloryturbaciónhabíaabandonadoelrostrodemadamede Cintré, iluminado ahora con algo que, al menos esta vez, no debería haberconfundidoaNewmanrespectoasiobedecíaalhábitooalaintención,alarteoalanaturaleza.Teníaelairedeunamujerquehacruzadolafronteradelaamistadyque,almirarasualrededor,vequelaregiónesextensa.Elhabitualfulgordiscretodesusojossemezclabaconciertaexaltaciónreprimidaycontrolada.

—Nomenegaréavolveraverle—dijo—,yaquemuchodeloquehadichomehasidograto.Pero leveré tansóloconestacondición:quenovuelvaadecirnadaparecidoenmuchotiempo.

—¿Cuántotiempo?—Seismeses.Hadeserunapromesasolemne.—Muybien;loprometo.—Entonces,adiós—dijo,yletendiólamano.Newmanlasostuvounmomento,comosifueseadeciralgomás.Peroselimitóa

mirarla;luego,semarchó.Esanoche,enelBoulevard,seencontróconValentindeBellegarde.Despuésde

intercambiarsaludos,NewmanledijoquehabíavistoamadamedeCintréunashorasantes.

—Losé—dijoBellegarde—.HecenadoenlaRuedel’Université.Ydespués,duranteunosinstantes,amboshombresguardaronsilencio.Newman

deseabapreguntarleaBellegardequéimpresiónpalpablehabíacausadosuvisita,yasuvezelcondeValentinteníaunapreguntaquehacerle.Bellegardehablóprimero.

—Noesasuntomío,pero¿quédiablosledijoamihermana?—Me complace decirle —dijo Newman— que le hice una proposición de

matrimonio.—¿Ya?—dijoeljoven,ysoltóunsilbido—.¡Eltiempoesoro!¿Noesesoloque

sediceenAmérica?¿YmadamedeCintré?—añadióconunainflexióninterrogativa.—Nomelaaceptó.—Nopodíahacerlo,sabeusted,deesamanera.—Perohedevolveraverla—dijoNewman.—¡Ah, extrañas mujeres! —exclamó Bellegarde. Entonces se interrumpió y

retuvoaNewmanadistanciadeunbrazo—.¡Lemiroconrespeto!—exclamó—.¡Halogradoustedloquellamamosaquíunéxitopersonal!Ahora,inmediatamente,debopresentarleamihermano.

—¡Cuandoustedquiera!—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página100

Page 101: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOX

NewmansiguióviendoasusamigoslosTristramconmuchafrecuencia,aunque,dehacer caso a la versión de la señora Tristram, cabría suponer que se les habíarepudiadocínicamenteenarasderelacionesmásilustres.

—Estábamosmuybiensiempreycuandonohubieserivales:mejornosotrosquenada.Peroahoraquesehapuestousteddemodayquecadadíapuedeescogerentretresinvitacionesacenar,nostiraaunrincón.Nomecabedudadequeestámuybienporsuparteesodeveniravernosunavezalmes;meextrañaquenonosenvíesutarjeta en un sobre. Cuando lo haga, que lleve, por favor, una orla negra, por lamuertedemiúltimailusión.

ConestetonomordazmoralizabalaseñoraTristramsobreelsupuestoabandonode Newman, que en realidad no era sino una constancia de lo más ejemplar.Bromeaba,porsupuesto,perohabíasiemprealgoirónicoensuschistes,aligualquehabíasiemprealgochistosoensuseriedad.

—Nosemeocurremejorpruebadeque loshe tratadomuybien—habíadichoNewman—queelhechodequese tometantas libertadesconmigo.Lafamiliaridadengendradesprecio;nomehehechovaler.Situvieseunmínimodeorgullocomoesdebido,memantendríaalejadountiempoycuandomeinvitasenustedesacenarlesdiríaqueibaaveralaprincesaBorealska.Perocarezcodeorgullocuandoloqueestáenjuegoesmidisfrute,yparaquesiganteniendoganasdeverme(aunquesóloseaparainsultarme)accederéaloqueustedquiera;estoydispuestoaadmitirquesoyelmayoresnobdeParís.

De hecho, Newman había declinado una invitación que le había hechopersonalmente la princesa Borealska, una fisgona dama polaca a quien había sidopresentado, por el motivo de que ese día concreto cenaba siempre en casa de laseñoraTristram; su infidelidad a las antiguas amistades no eramás que una teoríatiernamenteperversadesuanfitrionadelaAvenued’Iéna.Necesitabalateoríaparaexplicarseciertairritaciónmoralqueamenudolerondaba;aunquesiestaexplicaciónesdefectuosahabrádeserunanalistamásprofundoqueyoquienofrezcalaacertada.Despuésdehaberlanzadoanuestrohéroealacorrientequecontantarapidezleibaarrastrando, parecía que sólo estaba satisfecha amedias de su celeridad.La señoraTristramhabíatenidodemasiadoéxito;habíallevadoacabosujuegocondemasiadainteligenciayahoraqueríarevolverlascartasdelabaraja.Newmanlehabíadicho,en su día, que su amiga era «satisfactoria». El epíteto no era romántico, pero a laseñoraTristramnolefuedifícilpercibirque,enloesencial,elsentimientolatentesíqueloera.Dehecho,laconcisiónmoderadayexpansivaconqueélpronuncióestaspalabras, juntoconciertaexpresiónalavezsuplicanteeinescrutablequeemitieronsusojosentreabiertosmientrasapoyabalacabezasobreelrespaldodelasilla,seleantojaron el más elocuente testimonio de un sentimiento maduro que jamás había

www.lectulandia.com-Página101

Page 102: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

presenciado.Newman,comorezaeldichofrancés[14],tansólocontribuíaareafirmarlasensaciónqueellatenía,perosustempladosarrebatosproducíanunefectosingularenaquelardorqueellamismahabíamanifestadotanlibrementevariosmesesantes.Ahora parecía dada a adoptar una opinión exclusivamente crítica de madame deCintré,ydeseabadejarbienclaroquenosehacíaresponsabledequeéstafueseundechadodetodaslasvirtudes.

—Jamáshahabidounamujerquefuesetanbuenacomopareceserloestamujer—dijo—. Recuerde cómo llama Shakespeare a Desdémona: «una venecianasupersutil».MadamedeCintréesunaparisinasupersutil.Esunamujerencantadora,ytieneméritosapares;peroaustedmáslevaldríateneresopresente.

¿NoestaríadescubriendolaseñoraTristramque,sencillamente,teníacelosdesuqueridaamigadelotro ladodelSena,yquealproponersedotaraNewmandeunaesposa ideal había confiado demasiado en su propio desinterés? Nos podemospermitir ponerlo en duda. La inconsecuente damita de laAvenue d’Iéna tenía unanecesidad insuperable de cambiar de sitio, intelectualmente hablando. Poseía unavivaimaginación,yeracapaz,enciertasocasiones,deimaginarseelpoloopuestodesuscreenciasmáscarasconunaintensidadsuperioraladelaconvicción.Secansabadepensarcomoesdebido,peronohabíaningúnpeligroenelloporque,delamismamanera,secansabadepensarmal.Enlomásreciodesusmisteriososretorcimientostenía admirables fogonazos de justicia.Unode ellos sobrevino cuandoNewman lecontó que le había hecho una proposición formal amadame de Cintré. Repitió enpocas palabras lo que había dicho, y enmuchas lo que ella había respondido. LaseñoraTristramleescuchóconsumointerés.

—Peroalfinyalcabo—dijoNewman—nohaynadaporloquefelicitarme.Noesningúntriunfo.

—Leruegoquemedisculpe—dijolaseñoraTristram—;esungrantriunfo.Esun gran triunfo que no lemandase callar a la primera palabra y le pidiese que novolvieraahablarlejamás.

—Noloveoasí—observóNewman.—Por supuesto que no; ¡líbrele el cielo!Cuando le dije que siguiera su propio

caminoehicieseloqueselevinieraalacabeza,noteníaniideadequefueseairalgrano tan aprisa. Jamás imaginé que se declararía usted después de cinco o seisvisitas matinales. Hasta ese momento, ¿qué había hecho usted para que ella leapreciase?Tansóloquedarsesentado(ynomuyderecho)ymirarlafijamente.Peroellaleaprecia.

—Esoestáporver.—No,esoestádemostrado.Loqueestáporveresquévaasalirdeahí.Queusted

le fuese a proponer que se casen, sinmás, nunca se le podría haber pasado por lacabeza.Apenassepuedehacer ideadeloqueselevinoa lacabezamientrasustedhablaba;sienefecto llegaacasarseconusted,el lancevendrácaracterizadopor lajusticiahabitualquetodoslosasuntoshumanoshacenalasmujeres.Ustedcreeráque

www.lectulandia.com-Página102

Page 103: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sehaceunaideaampliadeella;peronisiquierallegaráaatisbarelextrañomardesentimientosquehabráatravesadoantesdeaceptarle.Elotrodía,allíquietafrenteausted,sezambullóenél.Sedijo«¿Porquéno?»aalgoque,unashorasantes,habíasido inconcebible.Giróen tornoal ejedemilprejuiciosadquiridosy tradicionesymiróadondenuncahabíamiradohastaentonces.Cuandolopienso…cuandopiensoenClairedeCintréyentodoloquerepresenta,meparecequehayalgomuyhermosoentodoesto.Cuandolerecomendéqueprobasesuerteconella tenía,porsupuesto,buenaopinióndeusted,yapesardesuspecadoslasigoteniendo.Peroconfiesoqueno llego a ver del todo qué es, ni qué es lo que ha hecho para conseguir que unamujercomoellahagaunacosaasíporusted.

—¡Ah, hay algomuy hermoso en todo esto!—se rio Newman, repitiendo suspalabras. Le producía una satisfacción inmensa oír que había algo hermoso en elasunto. Él, por su parte, carecía de la menor duda al respecto, pero ya habíaempezadoavalorarlaadmiracióndelmundopormadamedeCintrécomoalgoqueaumentabalaprobablegloriadelaposesión.

FuejustotrasestaconversacióncuandoValentindeBellegardefueaacompañarasuamigoalaRuedel’Universitéconelobjetodepresentarloalosdemásmiembrosdesufamilia.

—Yahaentradoenlafamilia—dijo—,ysehaempezadoahablardeusted.Mihermanalehamencionadoamimadresussucesivasvisitas,yhasidounacasualidadquemimadrenoestuviesepresenteenninguna.Yohehabladodeustedcomodeunamericanodeinmensafortuna,ademásdecomodelmejortipodelmundo,quevaenbuscadealgomuysuperiorenloqueaunaesposaserefiere.

—¿Creeusted—preguntóNewman—quemadamedeCintrélehacontadoasumadrelaúltimaconversaciónquetuveconella?

—Estoy convencidodequeno; seguirá supropioparecer.Mientras tanto, debeustedabrirsecaminoconelrestodelafamilia.Estoesloquesesabehastaahoradeusted:quehaamasadounagranfortunaconlosnegocios,queesunpocoexcéntricoy que admira sinceramente a nuestra querida Claire. Parece ser que mi cuñada, aquienrecordaráhabervistoen lasaladeestardemadamedeCintré, lehacobradociertasimpatía;segúnsudescripción,tieneustedbeaucoupdecachet.Mimadre,porende,sientecuriosidadporverle.

—Esperareírsedemí,¿eh?—dijoNewman.—Nuncase ríe.Sinoesustedde suagrado,noespereobtener su favor siendo

divertido.¡Sigamiconsejo!Estaconversacióntuvolugarporlatarde,ymediahoradespuésValentindirigióa

sucamaradaaunapartamentodelacasadelaRuedel’Universitéenelqueaúnnohabía entrado: el salón de la viuda marquise de Bellegarde. Era una habitaciónenormeyalta,conmoldurasrecargadasymacizaspintadasdeungrisblanquecinoalo largo de la parte superior de las paredes y del techo; una profusa tapiceríadesvaída, y cuidadosamente restaurada, en los dinteles de las puertas y en los

www.lectulandia.com-Página103

Page 104: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

respaldosde las sillas;unaalfombra turcadecolores claros sobreel suelo, todavíasuaveymullidaapesardesugranantigüedad,ylosretratosdecadaunodeloshijosdemadamedeBellegardealaedaddediezañoscolgadosdeunaviejamamparadesedaroja.Lahabitaciónestabailuminada—loestrictamentenecesarioparaconversar— con media docena de candelabros repartidos a grandes distancias por rinconesapartados.Sentadaenunmullidosillón,juntoalfuego,habíaunaancianavestidadenegro;enelotroextremodelahabitaciónhabíaunapersonaalpiano,tocandounvalsmuy expresivo.En esta última personaNewman reconoció a la jovenmarquisedeBellegarde.

Valentin presentó a su amigo, yNewman sedirigió a la vieja damaque estabajuntoalfuegoyleestrechólamano.Tuvounaimpresiónfugazdeunrostroblanco,delicado y envejecido, con la frente alta, una boca pequeña y un par de fríos ojosazulesqueconservabanmuchadelafrescuradelajuventud.MadamedeBellegardelemirócondetenimientoyledevolvióelapretóndemanosconunaespeciedeflemabritánicaqueaNewmanlerecordóqueeralahijadelcondedeSaintDunstan’s.Sunueradejódetocarylededicóunaagradablesonrisa.Newmansesentóysepusoamiraraunladoyaotro,mientrasValentinibaabesarlamanodelajovenmarquesa.

—Deberíahaberlevistoantes—dijomadamedeBellegarde—.Lehahechoustedvariasvisitasamihija.

—Así es—dijo, sonriente,Newman—;a estas alturas,madame deCintréyyosomosyaviejosamigos.

—Haidousteddeprisa—dijomadamedeBellegarde.—Notandeprisacomoyoquisiera—dijoconosadíaNewman.—Ah,esustedmuyambicioso—respondiólaancianadama.—Sí,confiesoquelosoy—sonrióNewman.Madame de Bellegarde le miró con sus fríos y finos ojos, y él le devolvió la

miradaalavezquereflexionabaqueeraunaposibleadversariayseintentabaformarunjuicioacercadeella.Susojospermanecieronunosinstantesencontacto.EntoncesmadamedeBellegardedesviólamiraday,sinsonreír,dijo:

—Tambiényosoymuyambiciosa.Newman notó que no era fácil formarse un juicio; era una mujer terrible,

inescrutable.Separecíaasuhija,ysinembargoeraabsolutamentedistinta.MadamedeCintré tenía lamisma tez, y la noble delicadeza de su frente y de su nariz erahereditaria.Perosurostroeraunacopiamásgrandeymáslibre,ysubocaenespecialdivergía felizmentedeaquelorificioprudente,deaqueldiminutoparde labiosa lavezrollizosyapretadosque,cuandoestabancerrados,noparecíancapacesdeabrirsemásque lo justo para tragarse unagrosella o emitir un«¡Ay,Diosmío!», que contodaprobabilidadpensabaqueañadíalapinceladafinalalalindezaaristocráticadeladyEmmelineAtheling[15] tal y como la habían retratado, cuarenta años atrás, envariosBooksofBeauty[16].ElrostrodemadamedeCintrétenía,ajuiciodeNewman,unabanicoexpresivotandeliciosamentevastocomolaextensióndeunapraderadel

www.lectulandia.com-Página104

Page 105: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Oesteconvientosracheadosysalpicadadenubes.Encambio,elsemblanteblanco,intensoyrespetabledesumadre,consumiradaformalysusonrisalimitada,sugeríaundocumentofirmadoysellado;algohechoconpergamino,tintaylíneasregladas.«Esunamujerdefuertesconviccionesydecoro—sedijoparasusadentrosmientraslamiraba—;sumundoeselmundodelascosassometidasaunasentenciainmutable.Pero¡quécómodaviveenél,yquéparaísoesparaella!Sepaseaporélcomosifueraunparqueflorido,unJardíndelEdén;ycuandoveunmojóndondeestáescrito“Estoes distinguido” o “Esto es impropio”, se detiene estáticamente, como si estuvieraescuchando un ruiseñor u oliendo una rosa».Madame deBellegarde llevaba atadabajo la barbilla una pequeña capucha de terciopelo negro, y estaba envuelta en unviejochalnegrodecachemira.

—¿Esustedamericano?—dijoalpocorato—.Hevistoavariosamericanos.—HayvariosenParís—dijoNewmanjocosamente.—¿Ah,sí?—dijomadamedeBellegarde—.FueenInglaterradondelosvi,oen

algún otro sitio; en París, no.Creo que debió de ser en los Pirineos, hacemuchosaños.Tengoentendidoquesusdamassonmuybonitas.¡Unadeaquellasdamaseramuy bonita! ¡Una tez maravillosa! Me dio una carta de presentación de parte dealguien(norecuerdoquién)ymandóconellaunanotasuya.Guardélanotadurantemuchotiempo,porloextrañodesuexpresión.Mesabíaalgunasfrasesdememoria.Peroyasemehanolvidado;hanpasado tantosaños…Desdeentoncesnohevistomásamericanos.Creoqueminuerasí;esunapindonga,veatodoelmundo.

Al oír esto la joven dama se acercó entre frufrús, estrujándose la delgadísimacinturay lanzandoojeadasperezosamenteabsortasal frentedesuvestido,sindudadiseñado para un baile. Era, de modo singular, a la vez fea y bonita; tenía ojosprotuberantes y los labios eran de un rojo extraño. A Newman le recordaba a suamiga, mademoiselle Nioche; así habría querido ser aquella joven que a tantosobstáculos se enfrentaba.Valentin deBellegarde la siguió a cierta distancia, dandosaltitosparaapartarsedelalargacoladesplegadadesuvestido.

—Deberíasenseñarmás loshombrosporatrás—ledijocon tonomuysolemne—.Lomismotedabaponerteunagorgueraquellevarunvestidocomoéste.

Lajovensecolocódeespaldasalespejoquehabíasobrelachimeneayseechóun vistazo por detrás para comprobar la afirmación deValentin. El espejo llegabacerca del suelo, pero aun así no reflejaba más que una gran superficie de carnedesnuda.Lajovenmarquesasellevólasmanosatrásytiróhaciaabajodelacinturadelvestido.

—¿Asíquieresdecir?—preguntó.—Eso está un poco mejor—dijo Bellegarde con el mismo tono—, pero deja

muchoquedesear.—Oh,nuncaexagerolascosas—dijosucuñada.Yluego,dirigiéndoseamadame

deBellegarde—:¿Cómomeacabadellamar,madame?—Te he llamado pindonga—dijo la anciana dama—. Pero también te podría

www.lectulandia.com-Página105

Page 106: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

llamarotracosa.—¿Pindonga?¡Vayapalabramásfea!¿Quésignifica?—Unapersonamuyhermosa—se atrevió a decirNewman, al ver que era una

palabrafrancesa.—Esunbonitocumplido,perounamalatraducción—dijolajovenmarquesa.Y

actoseguido,mirándoleunmomento—:¿Bailausted?—Niunpaso.—Haceustedmuymal—selimitóadecirella.Ydespuésdedarotrovistazoasu

espaldaenelespejo,sealejó.—¿Le gusta París? —siguió la vieja dama, que evidentemente se estaba

preguntandocuálseríaelmejormododehablarleaunamericano.—Sí,mucho—dijoNewman.Yañadióconunaentonaciónamistosa—:¿Austed

no?—Nopuedodecirqueloconozca.Conozcomicasa,conozcoamisamigos…no

conozcoParís.—Ah,sepierdeustedmucho—dijoNewmancontonodecondolencia.MadamedeBellegarde leclavó lavista;posiblemente fuese laprimeravezque

alguienlacompadecíaporsuspérdidas.—Estoysatisfechaconloquetengo—dijocondignidad.Eneseprecisomomento,losojosdeNewmanestabanvagandoporlahabitación,

queleparecióuntantotristeyraída;pasarondesdelosaltosventanalesdebisagrasylos recios marcos de sus pequeños cristales hasta los tonos cetrinos de dos o tresretratosalpastel,delsiglopasado,quecolgabanentreellos.Porsupuesto,tendríaquehaberrespondidoquelasatisfaccióndesuanfitrionaeralonatural:poseíaunmontóndecosas.Perolaideanoseleocurriódurantelabrevepausaquevinoacontinuación.

—Bueno,queridamadre—dijoValentin,acercándoseaapoyarseenlachimenea—,¿quépiensasdemiqueridoamigoNewman?¿Esonoeltipoexcelentedelquetehablé?

—Mi relación con el señor Newman no ha ido muy lejos—dijomadame deBellegarde—.Porahorasólopuedoapreciarsugrancortesía.

—Mimadreesunagranjuezenestascuestiones—ledijoValentinaNewman—.Silehasatisfecho,esuntriunfo.

—Esperoquehabréde satisfacerle, algúndía—dijoNewmandirigiéndosea laviejadama—.Aúnnohehechonada.

—Nodebeescucharamihijo;lemeteráenlíos.Esuninfeliztarambana.—Ah,yoleaprecio…leaprecio—dijocordialmenteNewman.—Ledivierte,¿eh?—Sí,desdeluego.—¿Oyes esto, Valentin? —dijo madame de Bellegarde—. Diviertes al señor

Newman.—¡Puedequetodoslleguemosaesepunto!—exclamóValentin.

www.lectulandia.com-Página106

Page 107: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Debeveramiotrohijo—dijomadamedeBellegarde—.Valemuchomásqueéste.Peronoledivertirá.

—¡Nosé…nosé!—murmuróreflexivamenteValentin—.Aunqueenseguidalosabremos.Aquíllegamonsieurmonfrère.

Lapuerta se acababade abrir paradar acceso aun caballerode cuyo rostro seacordabaNewman.Habíasidoelautordeldesconciertodenuestrohéroelaprimeravez que intentó presentarse antemadame de Cintré. Valentin de Bellegarde fue alencuentro de su hermano, le miró un instante y después, cogiéndole del brazo, lellevóhastaNewman.

—Éste esmi excelente amigo el señorNewman—dijomelosamente—.Tienesqueconocerle.

—EstoyencantadodeconoceralseñorNewman—dijoelmarqués,haciendounaprofundareverenciaperosinofrecerlelamano.

«Eslavivaimagendelavieja»,sedijoNewmanparasusadentrosalavezquedevolvía el saludo amonsieur de Bellegarde. Y éste fue el punto de partida paraelaborar, mentalmente, una teoría especulativa respecto a que el difunto marquéshabíasidounextranjeromuyafableyquetendíaatomarselavidacontranquilidad;Newmantuvolasensacióndequealmaridodelaaltisonantedamasentadajuntoalfuegolehabíasidodifícilhacerlo.Perosihabíahalladopococonsueloensuesposa,noasíensusdoshijosmenores,quehabíansidoenteramentedesugusto,mientrasquemadamedeBellegardehabíaformadoparejaconsuprimogénito.

—Mi hermano me ha hablado de usted —dijo monsieur de Bellegarde—; ypuesto que también tiene usted trato con mi hermana, ya era hora de que nosconociésemos—sevolvióhaciasumadreyseinclinógalantementesobresumano,rozándosela con los labios, tras lo cual se apostó delante de la chimenea.De caralargayenjuta,narizaguileñaypequeñosojosopacos,teníamuchoaspectodeinglés.Sus bigotes eran rubios y lustrosos, y tenía un gran hoyuelo, de origeninconfundiblemente británico, en medio de la augusta barbilla. Era «distinguido»hasta lapuntadesusuñasbruñidas,ynohabíaunsolomovimientoensuelegantepersonaperpendicularquenofuesenobleymajestuoso.Hastaahora,Newmannuncasehabíaenfrentadoaunaencarnaciónsemejantedelartedetomarseaunomismoenserio;sintióunaespeciedeimpulsodedarunpasoatrás,comocuandosebuscaunaperspectivadeunagranfachada.

—Urbain—dijolajovenmadamedeBellegarde,queaparentementehabíaestadoesperandoasuesposoparaque la llevasealbaile—,dirijo tuatenciónalhechodequeestoyvestida.

—Esunabuenaidea—murmuróValentin.—Estoy a tus órdenes, mi querida amiga —dijo monsieur de Bellegarde—.

PermítemetansóloqueconverseprimerounpococonelseñorNewman.—Ah, si van ustedes a una fiesta, no quisiera retenerlos—objetó Newman—.

Estoysegurodequevolveremosavernos.Dehecho,siquiereconversarconmigome

www.lectulandia.com-Página107

Page 108: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

alegrarédefijarunahora—dijo.Estabaimpacientepordejarclaroqueresponderíadebuengradoatodaslaspreguntasysatisfaríatodoslosrequerimientos.

Monsieur deBellegardepermaneció enunapostura equilibrada frente al fuego,acariciándose un lado del rubio bigote con una de sus blancasmanos ymirando aNewmanderefilón,conunosojosdesdeloscualesunsingulardestelloobservadorseabriópasoatravésdeunasonrisageneralysinsentido.

—Es muy amable por su parte hacer un ofrecimiento así—dijo—. Si no meequivoco,susocupacionessontalesqueconviertensutiempoenoro.Estáusteden…esto…comodecimosaquí,danslesaffaires.

—¿Metidoennegocios,quiereusteddecir?Ah,no,porelmomentohetiradolosnegociosporlaborda.Estoy«ganduleando»,comodecimosnosotros.Mitiempoestáamienteradisposición.

—Ah, está usted tomándose unas vacaciones—replicómonsieur deBellegarde—.«Ganduleando».Sí,heoídoesaexpresión.

—ElseñorNewmanesamericano—dijomadamedeBellegarde.—Mihermanoesungranetnólogo—dijoValentin.—¿Etnólogo?—dijoNewman—.Ah,coleccionaustedcalaverasdenegrosyese

tipodecosas.Elmarquésmirófijamenteasuhermanoyseempezóaacariciarelotroladodel

bigote.DespuéssevolvióhaciaNewmanylepreguntóconunacortesíasostenida:—¿Viajaustedporplacer?—Bueno,estoytrafagandoparacogeralgodeaquíyalgodeallá.Porsupuesto,

meesmuyplacentero.—¿Quéleinteresaespecialmente?—preguntóelmarqués.—Bueno, me interesa todo —dijo Newman—. No soy pejiguero. Las

manufacturassonloquemásmegusta.—¿Hasidoésasuespecialidad?—Nopuedodecirquehayatenidoningunaespecialidad.Miespecialidadhasido

hacerlamayorfortunaposibleenelmenortiempoposible.Newmanhizoesteúltimocomentariocontodaintención;queríadejarlavíalibre,

encasodequefuesenecesario,parauninformeterminantedesusrecursos.MonsieurdeBellegardeserioconagrado.—Esperoquehayatenidoéxito—dijo.—Sí,hehechofortunaenuntiemporazonable.Nosoytanviejo,¿sabe?—París es un sitio muy bueno para gastarse una fortuna. Le deseo un gran

disfrutedelasuya—yconesto,monsieurdeBellegardesacólosguantesyempezóaponérselos.

Newman estuvo observando unos instantes cómo deslizaba sus blancas manosdentrodelacabritillablanca,y,mientras,sussentimientostomaronuncuriososesgo.Los buenos deseos de monsieur de Bellegarde parecían descender de la blancaextensióndesusublimeserenidadconelsuavemovimientodispersodeunaduchade

www.lectulandia.com-Página108

Page 109: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

copos de nieve. Pero Newman no se molestó; no tenía la sensación de que leestuviesetratandoconcondescendencia;noeraconscientedesentirningúnimpulsoespecialdeintroducirdiscordiaentannoblearmonía.SóloquedeprontosintióqueestabaencontactopersonalconlasfuerzasalasquesuamigoValentinlehabíadichoquetendríaqueoponerse,ysehizosensibleasuintensidad.Deseabahaceralgunasmanifestacionesamododeréplica,estirarsecuanlargoera,tocarunanotadelúltimoextremodesupropiaescala.Hayqueañadirque,sibiennoeraunimpulsoferoznimalicioso,enabsolutoestabadesprovistodeexpectativashumorísticas.TandispuestoestabaNewmanadarlejuegoaesasonrisasuyatanexpedita,enelcasodequesusanfitriones se escandalizasen, como lejos de planear escandalizarlosintencionadamente.

—Parísesmuybuensitioparalagenteociosa—dijo—,oesmuybuensitiosilafamilia de uno llevamucho tiempo establecida aquí y uno conoce a gente y tienecerca a sus allegados; o si se tiene una casa grande como ésta, y esposa e hijos ymadreyhermana,ytodaslascomodidades.Nomegustaesodevivirtodosjuntosenhabitaciones puerta con puerta. Pero no soy un holgazán. Intento serlo, pero no loconsigo;novaconmicarácter.Mishábitoscomercialesestándemasiadoarraigados.Además,notengoningunacasaquepuedallamarmía,ninadaenloqueafamiliaserefiere.Mishermanasestánacincomilmillasdedistancia,mimadremuriócuandoyo era un muchacho y no tengo esposa; ¡ojalá la tuviera! Así pues, ya ve, no séclaramentecómoocuparel tiempo.Nomegustan los libroscomoausted,señor,ymecansodecenarfueraydeiralaópera.Echodemenosmiactividadempresarial.Yesque,¿sabe?,empecéaganarme lavidacuandocasieraunbebé,yhastahacepocosmesesjamáshabíadejadodeestarmanosalaobra.Elocioelegantellegacondificultad.

EstediscursofueseguidodeunosinstantesdeprofundosilencioporpartedelosanfitrionesdeNewman.Valentin sequedómirándole firmementecon lasmanosenlos bolsillos, y después, despacio, casi deslizándose, salió de la habitación. Elmarquéssiguióponiéndoselosguantesconunasonrisabenigna.

—¿Empezóaganarselavidacuandonoeramásqueunbebé?—dijoelmarqués.—Pocomás:unniño.—Diceustedquenolegustanloslibros—dijomonsieurdeBellegarde—;pero

debe ser justo consigomismoy recordar que sus estudios se interrumpieron a unaedadtemprana.

—Esoescierto;enmidécimocumpleañosdejédeiralaescuela.Meparecióunmodomagníficodecelebrarlo.Peroposteriormente fuiadquiriendo información—dijoNewmancontonotranquilizador.

—¿Tieneustedhermanas?—preguntólaancianamadamedeBellegarde.—Sí,doshermanas.¡Unasmujeresespléndidas!—Esperoquelaspenalidadesdelavidanoempezarantantempranoparaellas.—Se casaron muy pronto, si a eso le llama usted penalidad, como hacen las

www.lectulandia.com-Página109

Page 110: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

muchachasennuestrastierrasdelOeste.UnadeellasestácasadaconelpropietariodelamayorcasacomercialdecauchodelOeste.

—Ah,¿tambiénconstruyencasasdecaucho?—preguntóelmarqués.—Se pueden estirar a medida que va aumentando la familia —dijo la joven

madamedeBellegarde,queseestabaarrebujandoconunlargochalblanco.Newmansepermitióunestallidodealborozo,yexplicóquelacasadondevivía

sucuñadoeraunagranestructurademadera,peroquefabricabayvendíacauchoaunaescalacolosal.

—MishijostienenunoszapatosdecauchoqueseponencuandovanajugaralasTulleríasy el tiempoestáhúmedo—dijo la jovenmarquesa—.Mepregunto si loshabráhechosucuñado.

—Posiblemente sí—dijoNewman—; en ese caso, puede usted estar segura dequeestánbienhechos.

—Bueno,nodebeusteddesanimarse—dijomonsieurdeBellegarde,vagamentecortés.

—Oh,noesmiintención.Tengounproyectoquemedamuchoquepensar,yesoesunaocupación—y trasestoNewmansequedócalladounmomento,dudandoyaunasípensandoatodaprisa;queríadejarclarassusintenciones,ysinembargoestoleobligabaaexpresarsedeunmodoqueleeradesagradable.Noobstantecontinuó,dirigiéndosea laancianamadamedeBellegarde—:Lescontarémiproyecto;quizápuedanustedesayudarme.Quierocasarme.

—Es un proyecto muy bueno, pero no soy ninguna alcahueta —dijo la viejadama.

Newmanlamiróuninstante,ydespués,conabsolutasinceridad,afirmó:—Habríapensadoquesíloera.Al parecer,madame de Bellegarde le consideró demasiado sincero. Murmuró

ásperamente algo en francésy clavó losojos en suhijo.En esepreciso instante lapuertadelahabitaciónseabriódeparenpar,yconpasorápidoapareciódenuevoValentin.

—Tengounmensajeparati—ledijoasucuñada—.Clairemedicequetepidaqueaúnnosalgasparaelbaile.Iráconvosotros.

—¡Claire viene con nosotros! —exclamó la joven marquesa—. Et voilà, dunouveau!

—Hacambiadodeparecer;lodecidióhacemediahora,¡yseestáenganchandoelúltimodiamanteenelpelo!—dijoValentin.

—¿Quéhabráposeídoamihija?—preguntómadamedeBellegardeseveramente—.Enestos tresúltimosañosnoha salidoalmundo. ¿Daunpasoasímediahoraantesysinconsultármelo?

—Melohaconsultadoamí,queridamadre,hacecincominutos—dijoValentin—,ylehedichoqueunamujertanhermosa(porquereconocerásqueeshermosa)notieneningúnderechoaenterrarseenvida.

www.lectulandia.com-Página110

Page 111: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—DeberíashaberremitidoaClaireasumadre,hermanomío—dijomonsieurdeBellegardeenfrancés—.Estoesmuyraro.

—¡Laremitoatodalacompañía!¡Aquíviene!—dijoValentin,y,acercándosealapuertaabierta,sereunióconmadamedeCintréenelumbral,lacogiódelamanoylacondujoalahabitación.Ibadeblanco,peroentornoaloshombros,abrochadaconunpasadordeplata,llevabaunalargacapaazulquelecolgabacasihastalospies.Noobstante, se la había echado hacia atrás, dejando al descubierto sus largos brazosblancos.Unadocenadediamantesrutilabaensudensocabellocastaño.Teníaaspectoserioy,pensóNewman,estababastantepálida,peromiróatodosyalverlesonrióyle tendió la mano. A Newman se le antojó tremendamente hermosa. Tuvooportunidad de mirarla abiertamente a la cara, pues se detuvo un momento en elcentrodelahabitación,dudandoatodaslucesquéhacerysincruzarlamiradaconladeNewman.Despuésseencaminóhaciasumadre,que,sentadaensumullidabutacafrente al fuego, la miraba casi con fiereza. De espaldas a los demás,madame deCintréseretirólacapaparamostrarsuvestido.

—¿Quéteparezco?—preguntó.—Meparecesunadescarada—dijolamarquesa—.Haceapenastresdías,cuando

tepedí,comounfavorespecial,quefuesesaveraladuquesadeLusignan,medijistequenoibasaningúnsitioyqueteníasquesercoherente.¿Eséstatucoherencia?¿Porqué habrías de distinguir a madame Robineau? ¿A quién deseas complacer estanoche?

—Deseo complacerme a mí misma, madre —dijo madame de Cintré,inclinándoseybesandoalaanciana.

—Nome gustan las sorpresas, hermana—dijo Urbain de Bellegarde—; sobretodocuandounoestáapuntodeentrarenunsalón.

Enestacoyuntura,Newmansesintióinspiradoyhabló.—¡Ah,sientraenunahabitaciónconmadamedeCintré,nodebe temerquese

fijenenusted!MonsieurdeBellegardesevolvióhacia suhermanaconunasonrisademasiado

intensaparasernatural.—Esperoqueapreciesuncumplidoqueseteconcedeacostadetuhermano—

dijo—.Venga, venga usted aquí,madame—y ofreciéndole el brazo amadame deCintré,lasacódeprisadelahabitación.ValentinlehizoelmismoservicioalajovenmadamedeBellegarde,que,aunqueaparentementehabíaestadomeditandosobreelhechodequeelvestidodebailedesucuñadaeramuchomenosradiantequeelsuyo,nohabíaconseguidoderivardesureflexiónunconsueloabsoluto.Conunasonrisadedespedida,buscóelcomplementoasuconsueloenlosojosdelvisitanteamericano,yno es improbable que, al percibir en ellos cierto destello misterioso, se hiciese lailusióndehaberloencontrado.

Newman,unavezasolasconmadamedeBellegarde,siguióanteellaensilenciounosminutos.

www.lectulandia.com-Página111

Page 112: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Suhijaesmuyhermosa—dijoalfin.—Esmuyrara—dijomadamedeBellegarde.—Mealegraoíreso—replicóNewman,sonriendo—.Medaesperanzas.—¿Esperanzasdequé?—Dequehabrádeconsentir,algúndía,encasarseconmigo.Laviejadamasepusoenpielentamente.—Asípues,¿realmenteesésesuproyecto?—Sí;¿loapoyaráusted?—¿Apoyarlo?—madame de Bellegarde le miró un momento y acto seguido

sacudiólacabeza—.¡No!—dijoconvozqueda.—Entonces,¿losoportará?¿Dejaráquesigaadelante?—No sabe usted lo que está pidiendo. Soy una anciana muy orgullosa y muy

entrometida.—Bueno,yosoymuyrico—dijoNewman.MadamedeBellegardedirigiólavistaalsuelo,yaNewmanleparecióprobable

queestuviesesopesandolasrazonesparasentirseagraviadaporlabrutalidaddeestecomentario.Peroalfin,alzandolavista,selimitóadecir:

—¿Cómoderico?Newman expresó sus ingresos con una cifra redonda que tenía el magnífico

sonido que adquieren las grandes sumas de dólares cuando se traducen a francos.Añadió unas cuantas consideraciones de carácter financiero, que completaban unaexposiciónsuficientementeatractivadesusrecursos.

MadamedeBellegardeescuchóensilencio.—Esustedmuysincero—dijoalcabo—.Tambiényohedeserlo.En términos

generales,preferiréapoyarleasoportarle.Meserámásfácil.—Seancuales sean los términos, lequedoagradecido—dijoNewman—.Pero,

porahora,yamehasoportadobastante.¡Buenasnoches!—dijo,ysedespidió.

www.lectulandia.com-Página112

Page 113: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXI

A su regreso a París, Newman no había reanudado el estudio de la conversaciónfrancesaconmonsieurNioche;descubrióqueteníademasiadasotrascosasalasquededicarsutiempo.Noobstante,monsieurNiochefueaverlesindemora,despuésdeaveriguarsuparaderomedianteunmisteriosoprocesodelquesupatrónnuncatuvolaclave. El pequeño capitalista mermado repitió su visita más de una vez. Parecíaabrumado por la humillante sensación de que se le había pagado demás, y por lovistodeseaba amortizar sudeudaofreciendo informacióngramaticaly estadística apequeños plazos. Lucía las mismas trazas decentemente melancólicas que mesesantes;unospocosmesesmásomenosdecepilladoapenaspodíanmodificarellustreañejo de su abrigo y de su sombrero. Pero el espíritu del pobre hombre estaba unpocomás raído; daba la impresión de que había sido objeto de duros restregonesdurante el verano. Newman preguntó con interés pormademoiselle Noémie, y alprincipiomonsieurNioche, amodode respuesta, se limitó amirarle sumido enunsilenciolacrimógeno.

—Nome pregunte, señor—dijo al fin—.Me siento y lamiro, pero no puedohacernada.

—¿Quiereusteddecirqueseportamal?—No lo sé, de verdad. No puedomantenerme al corriente. No la comprendo.

Tienealgoenlacabeza;noséquéesloqueintentahacer.Esdemasiadomisteriosaparamí.

—¿SigueyendoalLouvre?¿Mehahechoyaalgunadeesascopias?—VaalLouvre, peroyode las copiasnoveonada.Tiene algoen el caballete;

supongoqueseráunode loscuadrosqueustedencargó.Unencargo tanmagníficodeberíadarlesalasalosdedos.Peronoesformal.Nolepuedodecirnada;letengomiedo.Elveranopasado,unatardeenquelallevéapasearporlosCamposElíseos,dijounascuantascosasquemeasustaron.

—¿Quécosas?—Excuse a un padre infeliz de contárselo —dijo monsieur Nioche mientras

desdoblabasupañuelodecalicó.Newman se prometió que le haría otra visita a mademoiselle Noémie en el

Louvre. Sentía curiosidad por ver cómo iban progresando sus copias, pero debeañadirsequeaúnsentíamáscuriosidadporelprogresodelapropiajoven.Unatardesefuealgranmuseoydeambulóporvariasdelassalas,buscándolasinéxito.Estabadirigiendosuspasoshacialagransaladelosmaestrositalianoscuando,depronto,seencontrócaraacaraconValentindeBellegarde.Eljovenlesaludóconentusiasmoyle aseguró que le venía como caídodel cielo. Se sentía del peor de los humores ynecesitabaalguienaquienllevarlelacontraria.

—¿Demalhumorentretodasestascosashermosas?—dijoNewman—.Pensabaqueeraustedmuyaficionadoa loscuadros,sobre todosisonviejosynegros.Hay

www.lectulandia.com-Página113

Page 114: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

dosotresasíquedeberíansubirlelosánimos.—Ah—contestóValentin—,hoynoestoydehumorparacuadros,ycuantomás

bellos son menos me gustan. Esos ojazos que te miran fijamente y esas posturasestáticasmeresultan irritantes.Mesientocomosiestuvieseenunafiestaenormeyaburrida,enunahabitaciónllenadepersonasconlasquenomeapetecehablar.¿Porquéhabríadeimportarmesubelleza?Esunalata,y,loqueespeor,esunreproche.Tengounmontóndeennuis,mesientosañudo.

—Si tan poco consuelo le ofrece el Louvre, ¿por qué demonios ha venido?—preguntóNewman.

—Ése es uno demisennuis.Vine a encontrarme conmi prima (una espantosaprimainglesa,delafamiliademimadre),queestápasandounasemanaenParísconsumarido y quiere que le indique las «principales bellezas». ¡Imagínese usted unamujerquevaconunsombrerodecendalverdeendiciembreyque llevaunas tirascolgandodelostobillosdesusinterminablesbotas!Mimadremesuplicóquehiciesealgo por complacerlos.Me he comprometido a hacer de valet de place esta tarde.Tenían que haberse reunido aquí conmigo a las dos, y llevo esperándolos veinteminutos. ¿Por quéno llega?Cuenta conunpar depies para traerla.No sé si estarfuriosoporquemehanengañado,oencantadoporhaberhuidodeellos.

—Creo que yo en su lugar estaría furioso —dijo Newman—, porque todavíapuedenllegar,yentoncessufuriaaúnleseráútil.Mientrasquesiestuvieseencantadoyhubiesendeaparecerdespués,quizánosabríaustedquéhacerconsualegría.

—Medaustedunexcelenteconsejo,yyamesientomejor.Estaréfurioso;dejaréquesevayanaldiabloyyome iréconusted…anoserque,porunazar, tambiénustedtengaunacita.

—No se trata exactamente de una cita—dijo Newman—. Pero, de hecho, hevenidoaveraunapersona,nouncuadro.

—¿Unamujer,quizá?—Unajoven.—Bueno—dijoValentin—,porsubienledeseodetodocorazónquenosehaya

vestidodetulgrisyquesuspiesnoseandemasiadoextravagantes.—Noségrancosasobresuspies,perosusmanossonmuybonitas.Valentinsoltóunsuspiro.—¿Yconestagarantíadebosepararmedeusted?—Noestoysegurodequevayaaencontraramijovendama—dijoNewman—,y

ante un riesgo así no estoy dispuesto a perderme su compañía. No me pareceespecialmentedeseablepresentársela,ysinembargomegustaríabastantesaberquéopiniónlemerece.

—¿Esbonita?—Supongoqueseloparecerá.Bellegardecogiódelbrazoasucompañero.—¡Diríjamehaciaellaalinstante!Meavergonzaríaqueunamujerbonitatuviese

www.lectulandia.com-Página114

Page 115: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

queesperarmiveredicto.Newmansedejóimpulsarmansamenteporlamismadirecciónquehabíaestado

siguiendo,perosupasonoerarápido.Ledabavueltasaalgoenlacabeza.Losdoshombresentraronen la largagaleríade losmaestros italianos,yNewman, trasunabreve ojeada a su magnífica vista, se desvió para entrar en el apartado menordedicadoaestaescuela,alaizquierda.Habíamuypocaspersonas,peroenelextremoopuestoestabasentadamademoiselleNiocheantesucaballete.Noestabatrabajando;habíadejadoaun lado supaletay suspincelesy, con lasmanoscruzadas sobreelregazo,estabareclinadaensusillamirandoatentamenteadosdamasqueestabanalotro lado de la sala y que, de espaldas a ella, se habían detenido ante uno de loscuadros.Estasmujeres eran, evidentemente, personas demucho estilo; vestían conesplendor,ysuslargascolasyvolantesdesedasedesplegabansobreelsuelopulido.LoquemirabamademoiselleNoémieeransusvestidos,sibiennosabríayodecirenqué estaba pensando.Aventuro la suposición de que se estaba diciendo que poderarrastrarunacolaasíporunsuelopulidoeraunafelicidaddignadecualquierprecio.Susreflexiones,entodocaso,fueroninterrumpidaspor la llegadadeNewmanysuacompañante. Les echó un rápido vistazo, y después, sonrojándose un poco, selevantóysepusodepieantesucaballete.

—He venido a propósito para verla —dijo Newman con su mal francés,ofreciéndolelamano.Yacontinuación,comobuenamericano,presentóformalmenteaValentin—:PermítamepresentarlealcondeValentindeBellegarde.

ValentinhizounareverenciaqueamademoiselleNoémiedebiódeparecerlequearmonizaba con lo imponente de su título, pero la grácil brevedad de su propiarespuestanohizoningunaconcesiónalavulgarsorpresa.SevolvióhaciaNewman,llevándose las manos al cabello para alisar su delicado encrespamiento. Entonces,apresuradamente,lediolavueltaallienzoqueestabasobresucaballete.

—¿Nosehaolvidadodemí?—preguntó.—Nuncalaolvidaré—dijoNewman—.Puedeestarseguradeello.—Oh,hayunmontóndemanerasdistintasderecordaraunapersona—ymiróde

frenteaValentindeBellegarde,quelaobservabacomohaceuncaballerocuandoseesperadeélun«veredicto».

—¿Hapintadoalgoparamí?—dijoNewman—.¿Hasidoustedhacendosa?—No,nohehechonada.Y,cogiendolapaleta,empezóamezclarloscoloresalalbur.—Puessupadremedicequehavenidoaquíconstantemente.—¡Notengootrositioadondeir!Aquíalmenoshacíafrescoduranteelverano.—Entonces,yaqueestabaaquí—dijoNewman—,podríahaberintentadoalgo.—Yaledije—respondióellasuavemente—quenosépintar.—Perositieneustedahoraalgoencantadorenelcaballete—dijoValentin—;si

medejaseverlo…MademoiselleNoémie, abriendo los dedos, cubrió con ambasmanos el reverso

www.lectulandia.com-Página115

Page 116: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

del lienzo; aquellas manos que Newman había llamado bonitas y que Valentin, apesardelasmanchasdepintura,podíaadmirarahora.

—Mipinturanotieneelmenorencanto—dijoella.—Será entonces lo único en usted que no lo tenga, mademoiselle —dijo

galantementeValentin.Ella cogió su pequeño lienzo y se lo dio en silencio. Valentin lo miró, y acto

seguidodijoella:—Seguroqueesustedunjuez.—Sí—respondió—,losoy.—Entoncessabráqueesmuymalo.—¡MonDieu—dijoValentin,encogiéndosedehombros—,distingamos!—Ustedsabebienqueyonodeberíaintentarpintar—siguióella.—Enfin,parasersinceros,mademoiselle,creoquenodebería.La joven se puso amirar de nuevo los vestidos de las dos espléndidas damas,

puntoéstesobreelcual,puestoqueyaheaventuradounaconjetura,piensoquebienpuedo aventurar otra. Mientras miraba a las damas estaba viendo a Valentin deBellegarde.Encualquiercaso,élaellalaveía.DejóeltoscolienzoembadurnadoylehizounpequeñochasquidoconlalenguaaNewman,alavezquearqueabalascejas.

—¿Dóndesehametidotodosestosmeses?—lepreguntómademoiselleNoémieanuestrohéroe—.¿Hizoaquellosmagníficosviajes,selopasóbien?

—Sí,sí—dijoNewman—.Melopasémuybien.—Mealegromucho—dijomademoiselleNoémieconsumagentileza,yempezó

achapoteardenuevoconloscolores.Eraespecialmentebonita,coneseaspectodeseriasimpatíaqueseleponíaenelrostro.

Valentinseaprovechódeque tenía lamiradabajaparavolvera telegrafiarasucompañero. Reanudó su misterioso juego fisonómico, al tiempo que sacudía losdedos en el aire con un rápido movimiento trémulo. Era obvio quemademoiselleNoémie le estaba pareciendo extremadamente interesante; los malos humores sehabíandisipado,dejandolibreelterreno.

—Cuéntemealgosobresusviajes—murmurólajoven.—Ah, fui a Suiza… a Ginebra, Zermatt, Zurich y sitios así, ya sabe; bajé a

Venecia,recorríAlemania,bajéporelRinyfuiaHolandayaBélgica…elcircuitohabitual.¿Cómosediceesoenfrancés,elcircuitohabitual?—lepreguntóNewmanaValentin.

MademoiselleNioche fijó losojosun instante sobreBellegarde,ydespués,conunasonrisita,dijo:

—Noentiendonada,monsieur,cuandodicetantascosasalavez.¿Seríaustedtanamabledetraducir?

—Preferiríadecirlecosasdemipropiacosecha—declaróValentin.—No—dijogravementeNewman,todavíaconsumalfrancés—,nodebehablar

conmademoiselle Nioche, porque dice usted cosas desalentadoras. Debería usted

www.lectulandia.com-Página116

Page 117: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

decirlequetrabaje,quepersevere.—¡Yqueanosotroslosfranceses,mademoiselle—dijoValentin—,senostache

defalsosaduladores!—Noquierohalagos,sóloquierolaverdad.Peroconozcolaverdad.—Loúnicoquedigoesque sospechoquehaycosasque sabehacermejorque

pintar—dijoValentin.—Conozco la verdad… conozco la verdad—repitiómademoiselle Noémie. Y,

mojandoel pincel enungrumodepintura roja, cruzó supintura inacabada conungranborrónhorizontal.

—¿Quéeseso?—preguntóNewman.Sin responder, trazó otro largo borrón encarnado, en dirección vertical, por la

mitaddellienzo,yasí,enuninstante,completólatoscaseñaldeunacruz.—Eselsignodelaverdad—dijofinalmente.Losdoshombres semiraron,yValentinsepermitióotrodestellodeelocuencia

fisonómica.—Haestropeadosucuadro—dijoNewman.—Lo sé de sobra. Era lo único que cabía hacer con él. Llevaba todo el día

mirándolo sin tocarlo. Había empezado a odiarlo. Tenía la sensación de que iba aocurriralgo.

—Me gusta más así que como era antes —dijo Valentin—. Ahora es másinteresante.Cuentaunahistoria.¿Estáenventa,mademoiselle?

—Todoloquetengoestáenventa—dijomademoiselleNoémie.—¿Cuántocuestaestacosa?—Diezmilfrancos—dijolajoven,sinsonreír.—Hoyporhoy,todoloquehagamademoiselleNiocheesmíoporadelantado—

dijoNewman—.Formapartedeunencargoquelehicehacevariosmeses.Asíquenosepuedeustedquedarconesto.

—Monsieur no pierde nada —dijo la joven, mirando a Valentin. Y despuésempezóarecogersusbártulos.

—Habré ganado un recuerdo delicioso —dijo Valentin—. ¿Se marcha? ¿Haterminadosujornada?

—Mipadrevieneabuscarme—dijomademoiselleNoémie.Apenashabíaterminadodehablarcuando,porlapuertaqueestabatrasellayque

se abre sobre una de las grandes escalinatas de piedra blanca delLouvre, apareciómonsieurNioche.Entró, comodecostumbre, arrastrando lospiespacientemente,yleshizounprofundoademándesaludoalosdoscaballerosqueestabandepieanteelcaballete de su hija. Newman le estrechó la mano con musculosa cordialidad, yValentinledevolvióelsaludoconextremadeferencia.Mientraselancianoesperabaaque Noémie empaquetase sus utensilios, dejó que su mirada dócil y evasivarevoloteasehaciaBellegarde,queestabaobservandocómomademoiselleNoémieseponía el sombrero y la capa. Valentin no se esforzaba por disimular su examen.

www.lectulandia.com-Página117

Page 118: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Miraba a una muchacha bonita como habría escuchado una pieza musical. Laatención,enamboscasos,eraunameracuestióndebuenosmodales.Alfin,monsieurNioche cogió la caja de pinturas de su hija con unamano, y con la otra, tras unasolemnemirada de perplejidad, al lienzo emborronado, mostró el camino hacia lapuerta.Mademoiselle Noémie les hizo a los jóvenes el saludo de una duquesa ysiguióasupadre.

—Bueno—dijoNewman—,¿quéleparece?—Es muy sorprendente. Diable, diable, diable! —repitió con tono reflexivo

monsieurdeBellegarde—;esmuysorprendente.—Metemoqueesunapequeñaytristeaventurera—dijoNewman.—Pequeña,no:unagranaventurera.Tieneelmaterial.YValentin empezó a alejarse despacio,mirando vagamente los cuadros de las

paredesconunbrillopensativoenlosojos.Nadapodríahaberlesidomásatractivoasuimaginaciónquelasposiblesaventurasdeunajovendotadaconel«material»demademoiselleNioche.

—Esmuyinteresante—siguió—.Esunhermosoejemplar.—¿Unhermosoejemplar?¿Aquédiablosserefiere?—preguntóNewman.—Quierodecir,desdeelpuntodevistaartístico.Esunaartista…almargendesu

pintura,queevidentementeesexecrable.—Peronoeshermosa.Amínisiquierameparecemuybonita.—Eslobastantebonitaparasuspropósitos,ytieneunrostroyunafiguraquelo

delatantodo.Sifuesemásbonitaseríamenosinteligente,ysuinteligenciaconstituyelamitaddesuencanto.

—¿Enquésentido—preguntóNewman,aquienledivertíamucholafilosofaciónintuitivaquehacíasucompañerodemademoiselleNioche—lepareceaustedquesuinteligenciaestansorprendente?

—Lehatomadoelpulsoalavida,ysehapropuestoseralgo:teneréxitoatodacosta.Lapintura,claroestá,esunmerotrucoparaganartiempo.Estáesperandosuoportunidad;quierelanzarse,yhacerlobien.ConocesuParís.Esunaentrecincuentamil,enloquerespectaalameraambición;peroestoyconvencidodequeencuantoaresoluciónycapacidadesunarareza.Ytieneundon(suabsolutainsensibilidad)quelegarantizoquenadielosupera.Notienenielcorazónquecabeenlacabezadeunalfiler.Ésaesunainmensavirtud.Sí,esunadelascelebridadesdelfuturo.

—¡Elcielonosasista!—dijoNewman—.¡Hastadóndepuedellevaraunhombreelpuntodevistaartístico!Peroenestecasohederogarlequenopermitaquelellevedemasiadolejos.HaaprendidomuchísimosobremademoiselleNoémieenuncuartodehora.Basteconeso;nollevesusinvestigacioneshastaelfinal.

—Mi querido amigo —exclamó Bellegarde con calidez—, espero que mismodalesseanlobastantebuenosparanoentrometerme.

—Noseestáentrometiendo.Lachicanosignificanadaparamí.Dehecho,másbienmedesagrada.Peromegustasupobreyancianopadre,yporélleruegoquese

www.lectulandia.com-Página118

Page 119: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

abstengadecualquierintentodeverificarsusteorías.—¿Por ese anciano caballero andrajoso que ha venido a recogerla?—preguntó

Valentin,parándosedegolpe.Y,alasentirNewman,prosiguióconunasonrisa—:Ah,no,no.Estáustedmuyequivocado,miqueridoamigo;nodebepreocuparseporél.

—Creosinceramentequeestáustedacusandoalpobrecaballerodesercapazderegocijarseporladeshonradesuhija.

—Voyons!—dijoValentin—;¿quiénesél?¿Quées?—Esloqueparece:máspobrequelasratas,peroconuntonosuperior.—Exactamente.Lehereconocidoperfectamente;nodudedequelehagojusticia.

Hasufridodesgracias,desmalheurs,comodecimosaquí.Estámuydesanimado,ynopuedecon suhija.Es la imagende la respetabilidad,y llevaa lasespaldas sesentaañosdehonradez.Detodoestomedoyperfectacuenta.Peroconozcoamiprójimoyamiprójimoparisino,yharéuntratoconusted.

NewmanprestóoídosaltratoyValentinsiguió.—Élpreferiríaquesuhijafueseunabuenachicaenvezdeunamala,pero,enel

peordeloscasos,elviejonoharáloquehizoVirginius[17].Eléxitotodolojustifica.SimademoiselleNoémiedestaca,supapásesentirá…bueno,diremosquealiviado.Ydestacará.Elfuturodelviejocaballeroestáasegurado.

—No sé lo que hizo Virginius, pero monsieur Nioche le pegará un tiro a laseñorita Noémie —dijo Newman—. Después, supongo que el futuro lo tendráaseguradoenalgunaconfortableprisión.

—No soy un cínico; simplemente, soy observador —replicó Valentin—.MademoiselleNoémiemeinteresa;esextremadamentesorprendente.Sihayunbuenmotivo, en aras del honor o de la decencia, para que la aleje para siempre demispensamientos, estoy completamente dispuesto a hacerlo. Su cálculo de lassensibilidades de su padre es un buenmotivo, hasta que deje de tener validez. Leprometonovolveramirara la jovenhastaqueustedmedigaquehacambiadosuopinión sobre su padre.Cuando éste haya dado pruebas nítidas de ser un filósofo,retiraráustedsuinterdicto.¿Estáconforme?

—¿Tieneintencióndesobornarle?—Ah,¿admite, entonces,quees sobornable?No,pediríademasiado,yno sería

precisamentejusto.Sencillamente,piensoesperar.Ustedseguirá,supongo,viendoaestainteresantepareja,yseráustedmismoquienmedélanoticia.

—Bueno—dijoNewman—,sielviejoresultaserunfarsante,puedeustedhacerloquequiera.Melavolasmanos.

—Encuanto a la chica, puede usted estar tranquilo.No sé qué dañomepuedehacerella,peronomecabedudadequeyonopuedohacérselo.

—Me da la impresión—dijoNewman—de que forman ustedes buena pareja.Losdossoncasosdifíciles,ymonsieurNiocheyyo,creo,somoslosúnicoshombresvirtuososquecabeencontrarenParís.

PocodespuésmonsieurdeBellegarde,comocastigoasufrivolidad,recibióenla

www.lectulandia.com-Página119

Page 120: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

espaldaunfirmegolpecitodeuninstrumentoafilado.Aldarserápidamentelavuelta,descubrió que el arma era un parasol esgrimido por una dama que llevaba unsombrerodecendalverde.LosprimosinglesesdeValentinhabíanestadoflotandoaladerivasinpiloto,yevidentementeconsiderabanqueteníanunmotivoparasentirseagraviados.Newman le dejó a lamerced de ambos, pero con una fe infinita en lacapacidaddeValentinparadefendersupropiacausa.

www.lectulandia.com-Página120

Page 121: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXII

Tresdíasdespuésdesupresentacióna la familiademadamedeCintré,alvolveracasahaciaelanochecer,NewmanseencontrósobresumesalatarjetadelmarquésdeBellegarde. Al día siguiente recibió una nota donde se le informaba de que elmarqués deBellegarde agradecería el honor de contar con su compañía durante lacena.

Naturalmente, fue, aunque para ello tuvo que anular otro compromiso. Se lecondujohastalahabitaciónenlaquemadamedeBellegardeyalehabíarecibido,yencontró ahí a su venerable anfitriona rodeada de toda su familia. La habitaciónestaba alumbrada tan sólo por el fuego crepitante, que iluminaba las pequeñísimaszapatillas rosadeunadamaque, sentadaenuna sillabaja, estiraba lospiesanteelfuego. Esta dama era la jovenmadame de Bellegarde.Madame de Cintré estabasentadaenelextremoopuestodelahabitación,dandoapoyoconlarodillaaunaniña,la hija de su hermano Urbain, a quien evidentemente le estaba contando unamaravillosahistoria.Valentinhabíatomadoasientoenunpufcercadesucuñada,encuyo oído estaba, sin duda, vertiendo las más sutiles de las tonterías. El marquésestaba apostado frente al fuegocon la cabeza erguiday lasmanos a la espalda, enactituddeesperaformal.

LaviejamadamedeBellegardesepusoenpieparasaludaraNewman,yensumodo de hacerlo hubo algo que parecía dar la medida exacta del grado de sucondescendencia.

—Estamoscompletamentesolos,yalove;nohemosinvitadoanadiemás—dijoconausteridad.

—Mealegromuchodequenolohayanhecho;estoesmuchomásamistoso—dijoNewman—.Buenastardes,señor—yletendiólamanoalmarqués.

Monsieur de Bellegarde estuvo afable, pero a pesar de su dignidad estabainquieto.Empezóapasearsedeunladoaotrodelahabitación,mirabaatravésdelosventanales,cogíalibrosyvolvíaasoltarlos.LajovenmadamedeBellegardelediolamanoaNewmansinmoversenimirarle.

—Quizá piense usted que es fría —exclamó Valentin—, pero no; está siendocordial. Demuestra que le trata como a un íntimo. Ella ahora me detesta, y sinembargosiempremeestámirando.

—¡Notienenadaderaroquetedetestesisiempreteestoymirando!—exclamóladama—.SialseñorNewmannolegustamimaneradeestrecharlelamano,loharédenuevo.

Peroesteencantadorprivilegiosedesaprovechóconnuestrohéroe,queyaestabacruzandolasalaendirecciónamadamedeCintré.Éstalemirómientrasleestrechabala mano, pero siguió con el relato que le estaba contando a su sobrinita. Sólo lequedabandosotresfrasesporañadir,peroalparecererandeunagrantrascendencia.Pusounavozmásprofunda,sonriendoalavez,ylapequeñalamiróabsorta,conlos

www.lectulandia.com-Página121

Page 122: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ojoscomoplatos.—Pero al final el joven príncipe se casó con la hermosa Florabella —dijo

madamedeCintré—,yselallevóavivirconélalPaísdelCieloRosa.Allífuetanfelizqueseolvidódetodassuscuitas,ytodoslosdíasdesuvidasalióapasearenunacarrozademarfilarrastradaporquinientosratonesblancos.LapobreFlorabella—leexplicóaNewman—habíasufridoterriblemente.

—Nohabíacomidonadaduranteseismeses—dijolapequeñaBlanche.—Sí, pero cuando pasaron los seis meses se comió una tarta de ciruelas tan

grandecomoesaotomana—dijomadamedeCintré—.Conesorecuperólasfuerzas.—¡Vaya trayectoriamásaccidentada!—dijoNewman—.¿Legustanmucho los

niños?—teníalacertezadequesí,peroqueríaoírselodecir.—Megustahablarconellos—contestó—;podemoshablarmuchomásenserio

conellosqueconlaspersonasadultas.Haymuchastonteríasenloqueleheestadocontando a Blanche, pero es mucho más serio que casi todo lo que decimos ensociedad.

—Desearía,entonces,quemehablasecomosiyotuvieselaedaddeBlanche—dijoNewmanentrerisas—.¿Estuvocontentaenelbailedelaotranoche?

—¡Estabaenéxtasis!—Ahora es usted quien dice las tonterías que decimos en sociedad—observó

Newman—.Nomelocreo.—Sinoestabacontenta,fuesólopormiculpa.Elbailefuemuybonitoytodoel

mundoestuvomuyamable.—Tenía usted mala conciencia —dijo Newman— por haber molestado a su

madreyasuhermano.MadamedeCintrélemiróuninstantesinresponder.—Escierto—respondióalfin—.Mehabíapropuestomásdeloquepodíallevar

acabo.Tengomuypocovalor;nosoyningunaheroína—dijoestoconciertoénfasissuave,peroacontinuación,cambiandodetono,añadió—:Jamáspodríahaberpasadolos sufrimientos de la hermosa Florabella; ni siquiera en aras de su futurarecompensa.

La cena fue anunciada, y Newman acudió al lado de la vieja madame deBellegarde.Elcomedor,al finaldeunfríopasillo,eravastoysombrío; lacenafuesencillaydelicadamenteexcelente.NewmansepreguntósimadamedeCintréhabríatenidoalgoqueverconlaeleccióndelacomida,ydeseóenormementequeasífuese.Unavezsentadoalamesa,rodeadoporlosdiversosmiembrosdelaantiguacasadeBellegarde, se preguntó para sus adentros cuál sería el significado de su posición.¿Estaba respondiendo laviejadamaasus insinuaciones?Elhechodeque fueseuninvitadosolitario¿aumentabaodisminuíasureconocimiento?¿Seavergonzabandemostrarleanteotraspersonas,oacasodeseabanseñalarlequeeraobjetodeunasúbitaadopción que le incorporaba a la última reserva de favor de la familia? Newmanestabaenguardia;estabaalertayhacíaconjeturas,y,contodo,almismotiempotenía

www.lectulandia.com-Página122

Page 123: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

unavagasensacióndeindiferencia.Bienlediesencuerdalarga,biencorta,ahíestabaélahora,ymadamedeCintréestabaenfrente.Teníaunaltocandelabroacadalado;estaría allí sentada durante la próxima hora, y con eso bastaba. La cena fueextremadamentesolemneymesurada;sepreguntósisiempreseríaésteelestadodecosasdelas«viejasfamilias».MadamedeBellegardesosteníamuyenaltolacabeza,ysusojos,queensupequeñorostroblancoydelicadamentearrugadoparecíantenerunapeculiarpenetración,estabanclavadosconfirmezasobrelavajilla.Alparecer,elmarqués había decidido que las bellas artes ofrecían un tema de conversaciónprudente,entantoquenoconducíanarevelacionespersonalesalarmantes.Decuandoencuando,habiéndoseenteradoporNewmandequeéstehabíarecorridolosmuseosdeEuropa,pronunciabaalgúnbruñidoaforismosobrelostonoscarnososdeRubensyelbuengustodeSansovino.Susmodalesparecíanrevelarunsutiltemornerviosoaque pudiese ocurrir algo desagradable si la atmósfera no se purificaba mediantealusiones a una casta absolutamente superior. «¿De qué diablos tendrámiedo estehombre?—sepreguntóNewman—.¿Pensaráque levoyaproponerun truequedenavajas?». Era inútil cerrar los ojos al hecho de que el marqués le resultabaprofundamente antipático. Nunca había sido un hombre de fuertes aversionespersonales;susnerviosnohabíanestadoamerceddelascualidadesmísticasdesusvecinos.Peroanteélhabíaunhombrehaciaelquesentíaunaoposiciónirreprimible;un hombre de ceremoniales y frases y posturas; un hombre lleno de posiblesimpertinencias y traiciones. Monsieur de Bellegarde le hacía sentirse como siestuviera descalzo sobre un suelo demármol; y aun así, para conseguir su deseo,Newmansesentíaperfectamentecapazdeseguirahídepie.SepreguntóquépensaríamadamedeCintrédeque leaceptasen,siesque lehabíanaceptado.Era imposiblejuzgarapartirdesurostro,quesimplementeexpresabaeldeseodeseragradabledelamaneraqueexigieseelmenorreconocimientoexplícitoposible.LajovenmadamedeBellegarde tenía siempre losmismosmodales; siempreestabaabsorta,distraída,escuchándolotodosinoírnada,mirándoseelvestido, losanillosylasuñas,conunaspectobastanteaburridoy,aunasí,confundiéndoleaunorespectoacuálerasuidealdediversiónensociedad.Newmanseenteródeesteúltimopuntomásadelante.Nisiquiera Valentin parecía conservar del todo la presencia de ánimo; su viveza eravacilanteyforzada,aunqueNewmanobservóquecuandohablabaparecíaacalorarse.Susojosteníanunbrillomásintensoquedecostumbre.ElefectodetodoestofuequeNewman, por primera vez en su vida, dejó de ser él mismo; que medía susmovimientosycontabacadapalabra,yquedecidióque,silaocasiónleexigíaestarmástiesoqueelpalodeunaescoba,haríafrentealaemergencia.

Despuésdelacena,monsieurdeBellegardelepropusoasuinvitadoquefuesenalasalade fumary lemostróelcaminohastauncuartopequeñoyun tantomustio,cuyasparedesestabanadornadasconviejoscortinajesdecueroestampadoytrofeosdeherrumbrosasarmas.Newmanrechazóuncigarro,peroseacomodóenunodelosdivanes mientras el marqués echaba fumaradas de su propio tabaco frente a la

www.lectulandia.com-Página123

Page 124: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

chimenea,yValentin,sentado,mirabadeunoaotroatravésdelostenueshumosdeuncigarrillo.

—No puedo seguir callado—dijo al cabo Valentin—. Debo darle la noticia yfelicitarle.Mihermanopareceincapazdeiralgrano;giraentornoasucomunicadocomoun cura en torno al altar. Se le acepta a usted como candidato a lamanodenuestrahermana.

—¡Valentin, ten un poco más de decoro! —murmuró el marqués, con unaexpresióndedelicadoenojoquelehizofruncirelpuentedesunarizaguileña.

—Ha habido consejo familiar—prosiguió el joven—;mimadre y Urbain hanarrimadolascabezas,ynisiquieramitestimoniohasidodeltodoexcluido.Mimadreyelmarquéssesentaronanteunamesacubiertaconunmantelverde;micuñadayyoestábamos en un banco apoyado contra la pared. Fue como un comité del CuerpoLegislativo. Se nos convocó, uno tras otro, para que testificásemos. Hablamosmagníficamente de usted. Madame de Bellegarde dijo que, de no haber sidoinformada de quién era, le habría tomado por un duque: un duque americano, elduquedeCalifornia.Yodijequepodíagarantizarqueeraustedagradecidocon losfavoresmásnimios:modesto,humilde,sinpresunciones.Queestabasegurodequesiempresabríacuálerasusitio,yquenuncanosdaríamotivopararecordarleciertasdiferencias.Que,alfinyalcabo,nopodíaevitarnoserunduque.Noloshayensupaís;pero,dehaberloshabido,seguroque,inteligenteyactivocomoesusted,habríatenidolaflorynatadelostítulos.Enesemomentomedieronlaordendesentarme,perocreoquelesdiunaimpresiónfavorabledeusted.

MonsieurdeBellegardemiróasuhermanoconpeligrosafrialdad,yesbozóunasonrisatanfinacomoelfilodeuncuchillo.Despuéssequitóunamotadecenizadelamangade la chaqueta;observóduranteun rato la cornisade lahabitaciónyporúltimoinsertóunadesusblancasmanosenlapecheradelchaleco.

—Debopedirledisculpasporladeplorablefrivolidaddemihermano—dijo—,yhedenotificarlequeprobablementenoseaéstalaúltimavezquesufaltadetactolecauseaustedungravebochorno.

—Sí, confieso que carezco de tacto —dijo Valentin—. ¿Es muy doloroso elbochorno,Newman?Elmarquésvolveráaponerlascosasensusitio;elsuyoesuntactodeliciosamentedelicado.

—Valentin, lamento decirlo—continuó elmarqués—, nunca ha tenido el tono,los modales propios de un joven de su posición. Esto le ha supuesto una granafliccióna sumadre,que tieneengranestima lasviejas tradiciones.Pero recuerdequenohablapornadiemásqueporsímismo.

—Oh,nomemolesta,señor—dijoNewmandebuenhumor—.Leconozcoenloquevale.

—En los buenos tiempos—dijoValentin—, losmarqueses y los condes solíantenerpayasosybufonesescogidosparaque leshiciesenchistes.Hoyendíavemoscómoungrandemócratarobustomantienecercaauncondeparaquehagadebufón.

www.lectulandia.com-Página124

Page 125: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Esunabuenasituación,peroyosindudasoyundegenerado.Duranteunrato,monsieurdeBellegardenolevantólavistadelsuelo.—Mimadremehainformado—dijoalfin—deloqueleanuncióustedlaotra

tarde.—¿Quedeseabacasarmeconsuhermana?—dijoNewman.—Quedeseabaustedconcertarunmatrimonio—dijopausadamenteelmarqués—

conmihermana,lacondesadeCintré.Laproposicióneraseria,yexigía,porpartedemimadre,muchísimareflexión.Comoesnatural,mepidióconsejo,yledediquémimás ferviente atención al asunto.Habíaque tomar en consideraciónmuchas cosas;másdelasqueustedpareceimaginarse.Hemoscontempladolacuestiónentodassusfacetas, hemos sopesado una cosa contra otra. Nuestra conclusión ha sido queaprobamossupeticióndemano.Mimadremeharogadoquelecomuniquenuestradecisión. Ellamisma tendrá el honor de decirle unas cuantas palabras al respecto.Mientras,nosotros,loscabezasdefamilia,leaceptamos.

Newmansepusoenpieyseacercóalmarqués.—Noharánnadaparaimpedírmelo,ysítodoloposibleporayudarme,¿noesasí?—Lerecomendaréamihermanaqueleacepte.Newman se pasó lamano por el rostro y por unmomento la apretó contra los

ojos. La promesa sonaba muy bien, y sin embargo el placer que le deparaba seamargó por tener que estar ahí de pie de esa manera, recibiendo su pasaporte demanosdemonsieur deBellegarde. La idea de que este caballero tuviese que estarmezcladoconsugalanteoysumatrimoniolecausabacadavezmayordisgusto.PeroNewmanhabíadecididocomulgarconruedasdemolino,puesasíselorepresentaba,y no iba a dar un grito ante el primer giro de la rueda.Guardó silencio un rato, yluego,conciertaasperezadelaquelediríamásadelanteValentinqueteníaunairemajestuoso,respondió:

—Leestoymuyagradecido.—Tomonotadelapromesa—dijoValentin—,registroelvoto.De nuevo, monsieur de Bellegarde empezó a mirar fijamente la cornisa; al

parecer,teníaalgomásquedecir.—Debohacerlejusticiaamimadre—continuó—,ydebohacermejusticiaamí

mismo, diciéndole que nuestra decisión no fue fácil.Un acuerdo así no era lo quehabíamos esperado.La ideadequemihermana se case conun caballero…esto…metidoennegociosteníaalgodenovedosa.

—Yaselodije,recuerde—dijoValentin,levantándoleundedoaNewman.—Lanovedadaúnnohadesaparecido,loconfieso—siguióelmarqués—;quizá

nunca lo haga del todo. Pero en conjunto a lomejor no haya que lamentarlo—yvolvióaesbozarsufinasonrisa—.Puedequehayallegadolahoradequetengamosquehaceralgunaconcesióna lanovedad.Nohahabidonovedadesennuestracasadurantemuchosaños.Lehiceestaobservaciónamimadre,yellamehizoelhonordeadmitirqueéstaeradignadeatención.

www.lectulandia.com-Página125

Page 126: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Miqueridohermano—interrumpióValentin—,¿no teestarádescarriandounpocotumemoriajustoenestepunto?Nuestramadre,hedeobservar,sedistingueporsu flaco respeto al razonamiento abstracto. ¿Estás completamente seguro de querespondióatusorprendentepropuestadeesamaneratancortésquedescribes?Sabesloterriblementeincisivaqueesaveces.¿Noteharía,másbien,elhonordedecirte:«¡Vayatonteríasquedices!Hayrazonesmuchomejoresqueésa»?

—Sedebatieronotrasrazones—dijoelmarquéssinmiraraValentin,peroconuntemblor perceptible en su voz—; es posible que algunas fuesen mejores. Somosconservadores, señor Newman, pero no somos además fanáticos. Consideramos lacuestiónconamplituddemiras.Nonoscabelamenordudadequetodohabrádesercómodo.

NewmanhabíaestadoescuchandoestoscomentarioscruzadodebrazosyconlosojosclavadosenmonsieurdeBellegarde.

—¿Cómodo?—dijo,conunaespeciederesoluciónadustaeneltono—.¿Porquénohabríamosde estar cómodos?Si ustedesno lo están, será sólopor su culpa;yotengotodaslascondicionesparaestarlo.

—Mi hermano quiere decir que con el paso del tiempo se podrá ustedacostumbrar al cambio—explicóValentin, haciendo una pausa para encender otrocigarrillo.

—¿Quécambio?—preguntóNewmanenelmismotono.—Urbain—dijoValentinmuysolemnemente—,metemoqueelseñorNewman

nollegaacomprenderdeltodoelcambio.Deberíamosinsistirenello.—Mi hermano va demasiado lejos—dijomonsieur de Bellegarde—. Una vez

más,sufunestafaltadetacto.Esdeseodemimadre,ytambiénmío,quenosehaganalusionesasí.Leruegoquenuncalashagausted.Preferimosdarporsentadoquelapersonaaceptadacomoposiblemaridodemihermanaesunodelosnuestros,yquenotienequedarexplicaciones.Conalgodediscreciónporambaspartes,todo,creo,será fácil. Eso era exactamente lo que deseaba decir: que entendemos muy bienaquello a lo que nos hemos comprometido, y que puede usted confiar en que nosatendremosanuestradecisión.

Valentinsacudiólasmanosenelaireydespuésocultóelrostroentreellas.—Tengomenostactodelquedebería,quédudacabe;pero¡ah,hermanomío,si

túsupierasloqueestásdiciendo!—ysoltóunalargacarcajada.El rostro de monsieur de Bellegarde se sonrojó un poco, pero irguió más la

cabeza,comopararepudiarestaconcesiónalavulgarconturbación.—Estoysegurodequeustedmeentiende—ledijoaNewman.—No,noleentiendoenabsoluto—dijoNewman—.Peronosepreocupeporeso.

No me importa. De hecho, creo que será mejor que no los entienda. Podría nogustarme, y eso no me convendría nada, ¿sabe? Quiero casarme con su hermana,nadamás; hacerlo lomás aprisaposible, yquenadameparezcamal.Meda igualcómo.Nome voy a casar con usted, ¿sabe, señor?Tengomi permiso, y eso es lo

www.lectulandia.com-Página126

Page 127: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

únicoquenecesito.—Máslevaldríarecibirdemimadrelaúltimapalabra—dijoelmarqués.—Muybien;iréaporella—dijoNewman,ysepreparóparavolveralasalade

estar.Monsieur deBellegarde le hizo un ademán para que pasase primero, y cuando

Newmanhubosalidoseencerróen lahabitaciónconValentin.ANewmanlehabíadejado una pizca desconcertado la audaz ironía del hermano menor, y no habíanecesitado su ayuda para reparar en la moraleja del trascendente patrocinio demonsieurdeBellegarde.Teníaingeniodesobraparaapreciarlafuerzadeesacortesíaqueconsisteenllamarlaatencióndeunosobrelasimpertinenciasqueseleahorran.Pero había sentido vivamente la delicada afinidad con él que subyacía a lairreverenciafraternaldeValentin,ynoestabaenabsolutodispuestoaquesuamigotuviesequepagarunprecioporella.Hizounabrevepausaenelpasillotrasavanzarunos cuantos pasos, esperando oír el retumbo del desagrado de monsieur deBellegarde, pero sólo detectó una calma total. La propia calma parecía un pocoominosa; Newman reflexionó, sin embargo, que no tenía ningún derecho a estarescuchando, y se encaminóde vuelta al salón.Durante su ausencia habían entradovariaspersonas.Esparcidasporlahabitaciónenpequeñosgrupos,dosotreshabíanpasadoaunpequeñogabinete,contiguoalasaladeestar,queahoraestabailuminadoy abierto. La viejamadame de Bellegarde ocupaba su sitio junto al fuego, dondehablaba con un caballero muy viejo que llevaba peluca y un exuberante corbatínblancoalamodade1820.MadamedeCintréprestabaoídosconlacabezaladeadaalas confidencias históricas de una vieja dama de quien cabía suponer que era laesposadelviejo caballerodel corbatín, una ancianavestida conunvestidode rasorojoyunacapadearmiño,ya laque lecruzabalafrenteunacintaconuntopacioengarzado. Cuando entró Newman, la joven madame de Bellegarde dejó a unaspersonasconlasqueestabasentadayfueasentarseallugarquehabíaocupadoantesde la cena.Dio entonces un pequeño empujón al puf que tenía al lado, y con unamirada pareció indicarle aNewman que lo había colocado para él.Newman fue atomarposesióndelpuf;laesposadelmarquésledivertíayledesconcertaba.

—Conozcosusecreto—dijoella,ensuinglésmaloperoencantador—;notieneporquéhacerdeellounmisterio.Quiereustedcasarseconmicuñada.C’estunbeauchoix.Unhombrecomousteddeberíacasarseconunamujeraltaydelgada.Hadesaberquehabléafavordeusted;¡medebeunciriodeprimera![18]

—¿HahabladoconmadamedeCintré?—dijoNewman.—Oh, no, no se trata de eso.Quizá se le antoje raro, peromi cuñada y yo no

tenemostantaintimidad.No;habléconmimaridoyconmisuegra;dijequeestabaseguradequepodíamoshacerloquequisiéramosconusted.

—Seloagradezcomucho—dijoNewman,riéndose—;peronopueden.—Losémuybien;nomecreíaniunasolapalabradeloqueestabadiciendo.Pero

queríaqueentraseustedenlacasa;penséqueseríamosamigos.

www.lectulandia.com-Página127

Page 128: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Estoysegurodeello—dijoNewman.—Noestédemasiadoseguro.SitantolegustamadamedeCintré,quizáyonole

guste.Somostandiferentescomoelazulyelrosa.Peroustedyyotenemosalgoencomún.Yoheentradoenestafamiliaporlavíadelmatrimonio;ustedquiereentrardelamismamanera.

—¡No,no;noquiero!—leinterrumpióNewman—.SóloquierosacaramadamedeCintré.

—Bueno,paraechar lasredeshayquemeterseenelagua.Nuestrassituacionessonsimilares;podremoscompararapuntes.¿Quépiensausteddemimarido?Esunapreguntarara,¿nocree?Peroaúnhabrédehacerleotrasmásraras.

—Quizáunamásraraseríamásfácilderesponder—dijoNewman—.Póngameaprueba.

—Ah,seescapaustedmuybien;elviejocondedelaRochefidèle,aqueldeallá,nopodríahacerlomejor.Lesdijequesiledábamosunapequeñaoportunidad,seríausted un perfecto talon rouge[19]. Conozco a los hombres. Además, usted y yopertenecemos al mismo bando. Yo soy una demócrata feroz. Por nacimiento soyvieilleroche;unabuenaporcióndelahistoriadeFranciaeslahistoriademifamilia.¡Ah,ustednuncahaoídohablardenosotros,porsupuesto!Cequec’estquelagloire!En todo caso, somos mucho mejores que los Bellegarde. Pero mi pedigrí no meimporta un comino; quiero pertenecer a mi tiempo. ¡Soy una revolucionaria, unaradical,unahijadelaépoca!Estoyseguradequevoymásalláqueusted.Megustalagente inteligente, venga de donde venga, yme apunto a la diversión allí donde laencuentro. No le hago ascos al Imperio[20]; aquí, todo el mundo le hace ascos alImperio. Naturalmente, tengo que tener cuidado con lo que digo; pero con ustedesperoresarcirme.

Madame deBellegarde siguió discurseando un rato en esta simpática veta, conuna vehemente profusión que parecía indicar que sus oportunidades de revelar suesotérica filosofía eran, en efecto, escasas. Esperaba que Newman, hiciera lo quehicieseconlosdemás,aellanuncaletuviesemiedo,porque,adecirverdad,ellaibamuy lejos. Las «personas fuertes»—les gens forts— eran, a su juicio, iguales entodaslaspartesdelmundo.Newmanescuchabaconunaatenciónalavezseducidaeirritada.Se preguntaba adóndedemonios quería llegar, también ella, con ese deseosuyodequenoletuviesemiedoyconsusdeclaracionesdeigualdad.Hastadondeeracapazdeentenderle,estabaequivocada;unamujerneciayruidosanoera,sinduda,eligual de un hombre sensato y absorto con una ambiciosa pasión. Madame deBellegardesedetuvodeprontoylemiróconojospenetrantes,sacudiendoelabanico.

—Veoquenomecree—dijo—,estáusteddemasiadoenguardia.¿Novaustedaformar una alianza conmigo, ya sea ofensiva o defensiva? Está usted muyequivocado;yopodríaayudarle.

Newmanrespondióqueseloagradecíamuchoyqueporsupuestoquelepediríaayuda;ensumomentolovería.

www.lectulandia.com-Página128

Page 129: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Pero,antesquenada—dijo—,deboayudarmeamímismo.YfueasumarseamadamedeCintré.—LeheestadodiciendoamadamedelaRochefidèlequeesustedamericano—

dijomientras se acercabaNewman—.Le interesamuchísimo. Su padre semarchóallíelsiglopasadoconlastropasfrancesasparaayudarlosaustedesensusbatallas,y,por tanto,siempreha tenidograndesdeseosdeveraunamericano.Perohastaestanochenuncalohabíaconseguido.Esustedelprimero(queellasepa)quejamáshayavisto.

MadamedelaRochefidèleteníaunrostroenvejecidoycadavérico,conunacaídadelamandíbulainferiorqueleimpedíajuntarloslabiosylimitabasuconversaciónauna serie de palabras guturales impresionantes pero inarticuladas. Elevó unaantiguallademonóculo,prolijamenteengastadoenplatagrabada,ymiróaNewmandelacabezaalospies.Entoncesdijoalgoqueésteescuchócondeferencia,peroquenologróentenderenabsoluto.

—MadamedelaRochefidèledicequeestáconvencidadequedebedehabervistoamericanos sin saberlo—explicómadame de Cintré. Newman consideró probablequehubiesevistounagrancantidaddecosassinsaberlo;ylaanciana,aplicándosedenuevoenlapronunciación,declaró(eninterpretacióndemadamedeCintré)queojalálohubiesesabido.

Enesemomento,elviejocaballeroquehabíaestadohablandoconlamayordelasBellegarde se acercó con lamarquesa agarrada de su brazo. Su esposa le señaló aNewman, obviamente para explicarle sus curiosos orígenes. Monsieur de laRochefidèle, cuya vejez era sonrosada y rechoncha, hablaba con gran nitidez yclaridad; casi tan lindamente, pensó Newman, como monsieur Nioche. Una vezinformado,sevolvióhaciaNewmanconuninimitabledonairedeanciano.

—Monsieurnoes,deningúnmodo,elprimeramericanoquehevisto—dijo—.Casi la primera persona que vi en mi vida (como para reparar en él) fue unamericano.

—¡Ah!—dijoNewmanconsimpatía.—ElgrandoctorFranklin—dijomonsieurdelaRochefidèle—.Porsupuesto,yo

eramuyjoven.Fuemuybienrecibidoennuestromonde.—NomásqueelseñorNewman—dijomadamedeBellegarde—.Leruegoque

meofrezcasubrazoparairalaotrahabitación.NolepodríahaberofrecidomásaltoprivilegioaldoctorFranklin.

Newman, accediendo al ruego demadame de Bellegarde, advirtió que sus doshijoshabíanregresadoalasaladeestar.Escudriñósusrostrosuninstanteenbuscaderastrosdelaescenaquehabíaseguidoasupartida,peroelmarquésnoparecíanimásnimenosgélidamentesolemnequedecostumbre,yValentinestababesandomanosdedamasconsu,comopoco,airehabitualdeabandonarseasímismoenesteacto.Madame de Bellegarde lanzó una mirada a su hijo mayor, y para cuando hubocruzadoelumbraldesugabineteélyaestabaasulado.Lahabitaciónestabaahora

www.lectulandia.com-Página129

Page 130: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

vacíayofrecíaungradosuficientedeintimidad.LaancianadamasesoltódelbrazodeNewman y apoyó sumano en el delmarqués; y con esta postura se detuvo unmomento,irguiendolacabezaymordisqueándoseelpequeñolabioinferior.Metemoque laescena lepasódesapercibidaaNewman,pero,dehecho,enaquelmomentomadamedeBellegardeeraunavivaimagendeladignidadque,aunenelcasodeunapequeñamujer consumidaporel tiempo,puede residir enelhábitode la autoridadincuestionadayenelpoderabsolutodeunateoríasocialfavorableaunomismo.

—Mihijolehahabladotalycomoyodeseaba—dijo—,yustedhabráentendidoquenovamosainterferir.Elrestoleincumbeausted.

—Monsieur de Bellegarde me dijo varias cosas que no comprendí —dijoNewman—, pero esto sí lo descifré. Me dejarán el terreno libre. Les estoy muyagradecido.

—Quisieraañadiralgoquemihijoprobablementenosesintióconlibertadparadecir —replicó la marquesa—. Debo decirlo por mi propia tranquilidad deconciencia.Estamoshaciendounaconcesión;leestamoshaciendoungranfavor.

—Bueno,suhijolodijomuybien;¿noescierto?—dijoNewman.—Notanbiencomomimadre—declaróelmarqués.—Sólopuedorepetir…queestoymuyagradecido.—Conviene que le diga —continuó madame de Bellegarde— que soy muy

orgullosa, y quemantengo la cabezamuy alta. Puede queme equivoque, pero soydemasiadoviejaparacambiar.Almenoslosé,ynomehagopasarporotracosa.Nose haga la ilusión de que mi hija no es orgullosa. Es orgullosa a su manera; unamanera algo distinta de la mía. Tendrá usted que componérselas con eso. InclusoValentin es orgulloso, si se le toca el punto exacto… o el equivocado. Urbain esorgulloso;esoyaloveusted.Avecescreoquequizáseademasiadoorgulloso,peronolecambiaría.Eselmejordemishijos;seaferraasuviejamadre.Peroyahedicholosuficienteparademostrarlequetodosenconjuntosomosorgullosos.Esbuenoquesepaentrequétipodepersonasseencuentra.

—Bueno—dijoNewman—,pormiparte,sólopuedodecirquenosoyorgulloso;¡no se lo tendré en cuenta!Perohablausted como si tuviese intenciónde sermuydesagradable.

—Nomevaagustarquemihijasecaseconusted,ynofingiréquemegusta.Siaustednoleimporta,tantomejor.

—Siseadhiereasupartedelcontrato,nonospelearemos;esloúnicoquelepido—dijoNewman—.Tengan lasmanos quietas y déjenme el terreno libre.Actúo debuena fe,ynoexisteelmenorpeligrodequemedesanimeomevuelvaatrás.Metendráconstantementeantesusojos;sinolegusta,losientoporusted.Haréporsuhija,siellameacepta,todoloqueunhombrepuedehacerporunamujer.Meesgratodecírselocomounapromesa,comouncompromiso.Consideroqueporsupartemehacenunapromesaequivalente.¿Noseecharánatrás,eh?

—Noséaquéserefiereustedcon«echarseatrás»—dijolamarquesa—.Sugiere

www.lectulandia.com-Página130

Page 131: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

unmovimientodelquenocreoqueningúnBellegardehayasidojamásculpable.—Nuestrapalabraesnuestrapalabra—dijoUrbain—.Lahemosdado.—Bueno,entonces—dijoNewman—mealegramuchoqueseantanorgullosos;

mehacepensarquelamantendrán.Lamarquesaguardósilenciounmomento,yluego,súbitamente,dijo:—Siempreletrataréconcortesía,señorNewman;pero,sinningunaduda,usted

jamásmevaagustar.—Noestétansegura—dijoNewmanentrerisas.—Tanseguraestoyquelevoyapedirquemellevedenuevoamibutacasinel

menortemoraquemissentimientossevayanaalterarporelservicioquemerinde—y madame de Bellegarde le tomó del brazo y regresó al salón y a su sitioacostumbrado.

MonsieurdelaRochefidèleysuesposaseestabanpreparandoparadespedirse,yla conversación demadame deCintré con lamascullante anciana había concluido.Estabamirandoasualrededor,preguntándose,evidentemente,conquiéndebíahablaracontinuación,cuandoNewmanseleacercó.

—Sumadremehadadopermiso (muysolemnemente)paravenir amenudo—dijo—.Piensoveniramenudo.

—Me alegraré de verle—respondió simplemente ella. Y acto seguido dijo—:Probablemente le parezcamuy extraño que haya tal solemnidad, como dice usted,respectoasusvisitas.

—Bueno,sí;bastante.—¿Recuerda lo que dijomi hermanoValentin la primera vez que vino usted a

verme:queéramosunafamiliamuy,muyextraña?—Nofuelaprimeravezquevine,sinolasegunda—dijoNewman.—Enefecto.Enaquellaocasión,Valentinmemolestó,peroahoraqueleconozco

mejorpuedodecirlequeestabaenlocierto.¡Sivieneamenudo,loverá!—ymadamedeCintrésealejó.

Durante un rato, Newman estuvo viendo cómo hablaba con otras personas, ydespués sedespidió.Al últimoque estrechó lamano fue aValentindeBellegarde,queleacompañóhastaloaltodelaescalera.

—Bueno, ya tiene usted su permiso—dijo—. Espero que haya disfrutado delproceso.

—Su hermaname agradamás que nunca. Pero no inquietemás a su hermanorespecto a mí—añadió Newman—. Su hermano nome importa.Me temo que almarcharmeyodelasaladefumarseleechóencima.

—Cuando mi hermano se me echa encima—dijo Valentin—, cae con fuerza.Tengo un curiosomodo de recibirle.He de decir—siguió—que han dado la tallamuchoantesdeloquemeesperaba.Nolocomprendo;handebidodeapretarsebienlastuercas.Esuntributoasusmillones.

—Bueno,jamáshantenidoocasióntanpreciosa—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página131

Page 132: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Se estaba marchando cuando Valentin le detuvo, mirándole con una expresiónluminosayligeramentecínica.

—Me gustaría saber si, en estos últimos días, ha visto a su venerable amigomonsieurNioche.

—Ayervinoamiestancia.—¿Quélecontó?—Nadaenespecial.—¿Nosefijóensilesalíadelbolsillolabocadeunapistola?—¿Adónde quiere llegar? —preguntó Newman—. Me pareció que estaba

bastantecontento,paraserél.Valentinsoltóunarisotada.—¡Meencantaoíreso!Heganadolaapuesta.MademoiselleNoémiehadadoel

disparo de salida, como decimos aquí. Ha abandonado el domicilio paterno. ¡Estálanzada! Ymonsieur Nioche está muy contento… ¡para ser él! A este paso, noblandaustedelhachadeguerra;nolahevistonimehepuestoencontactoconelladesdeaqueldíaenelLouvre.AndrómedahaencontradoaotroPerseoquenosoyyo.Mi información es exacta; en estas cuestiones, siempre lo es. Supongo que ahorapresentaráustedunaprotesta.

—¡Aldiablomiprotesta!—murmuróNewman,disgustado.PerosutononotuvoecoenaquélconqueValentin,apoyadalamanoenlapuerta

pararegresaralapartamentodesumadre,exclamó:—¡Peroahoralaveré!Estansorprendente…¡tansorprendente!

www.lectulandia.com-Página132

Page 133: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXIII

Newman mantuvo su promesa, o su amenaza, de ir a menudo a la Rue del’Université,ydurante las seis semanas siguientesvioamadamedeCintréenmásocasiones de las que habría sido capaz de contar. Creía que no estaba enamorado,perocabesuponerquesubiógrafosabíaquenoeraasí.Almenos,no reivindicabaparasíningunadelasprerrogativasyemolumentosdelapasiónromántica.Elamor,a su juicio, hacía de todohombre un loco, y su actual emociónno era locura sinosabiduría: sabiduría cabal, serena, bien enfocada. Lo que sentía era una intensa einsaciable ternura que tenía por objeto a unamujer extraordinariamente elegante ydelicada, además de impresionante, que vivía en una gran casa gris en la orillaizquierda del Sena. Esta ternura se convertía con frecuencia en auténtica congoja;signoésteenelque,sinduda,Newmantendríaquehaberleídoladenominaciónquelacienciahaotorgadoasusentimiento.Cuandoelcorazónsoportaunapesadacarga,apenas importa si la carga es de oro o de plomo; cuando, en cualquier caso, lafelicidad pasa a ocupar ese lugar en el que se vuelve idéntica al dolor, un hombrepuede admitir que el reino de la sabiduría se ha quedado transitoriamente ensuspenso.TantodeseabaNewmanelbiendemadamedeCintré,quenadadeloquese le pudiese ocurrir que podría hacer por ella en el futuro alcanzaba las elevadascotasquesuestadodeánimoactualsehabíaimpuesto.LaconsiderabaunproductotanfelizdelanaturalezaydelascircunstanciasquelainventivadeNewman,cuandorumiaba combinaciones futuras, no dejaba de contener el aliento por temor atropezarseconalgunabrutalreducciónomutilacióndesuhermosaarmoníapersonal.AestomerefieroalhablardelaternuradeNewman:madamedeCintréleagradabatanto,talycomoera,quesudeseodeinterponerseentreellaylosapurosdelavidaseasemejabaal afándeuna jovenmadreporproteger el sueñode suprimogénito.Newman estaba, sencillamente, embelesado, y trataba su embelesamiento como sifueseuna caja demúsicaque a lamenor sacudidapudiera pararse.No cabemejorpruebadelanhelanteepicúreoqueseescondeeneltemperamentodecadahombre,enesperadeunaseñalconlaquealgúncómplicedivinoleindiquequepuedeasomarsesinpeligro.Newman,alfin,estabadisfrutandopura,libreyprofundamente.Algunascualidades personales demadame de Cintré—la luminosa dulzura de sus ojos, ladelicadamovilidadde su rostro, la fluidezprofundade suvoz—ocupaban toda suconciencia. Un venerable griego de la antigüedad, en pleno acto de contemplarsatisfechamentecontodosueximiointelectoaunadiosademármol,nopodríahabersidounaencarnaciónmáscompletadelasabiduríaqueseabandonaaldisfrutedelasarmoníassilenciosas.

No era el suyoungalanteo impetuoso: nadade discursos sentimentales.Nuncatraspasabaloqueellalehabíadadoacomprenderqueera,porelmomento,terrenoprohibido.PeroNewmantenía,noobstante,lacómodasensacióndequemadamedeCintréibasabiendomejorcadadíalomuchoquelaadmiraba.Aunqueengeneralno

www.lectulandia.com-Página133

Page 134: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

eramuyhablador,hablabamucho,yconseguíaalaperfecciónqueelladijesemuchascosas.Notemíaaburrirla,niconsudiscursoniconsusilencio;ytantosidevezencuando la aburría como si no, es probable que en conjunto ella no hiciera sinoapreciarlemásporsufaltadeescrúpulosembarazosos.Susvisitantes,queamenudollegabanmientrasNewmanestabaallí sentado,seencontrabanconunhombrealto,delgadoy silencioso, enposición semirrecostada,queaveces se reía cuandonadiehabía pretendido ser gracioso y que permanecía serio en presencia de ocurrenciascalculadas,paracuyaapreciaciónnoparecíaposeerlaculturadebida.

Hay que confesar que la cantidad de temas sobre los que Newman carecía deideas era extremadamente amplia, y debe añadirse que respecto a aquellos temassobrelosquecarecíadeideastambiéncarecíaporcompletodepalabras.Teníapocacalderilla de la que se usa en las conversaciones, y su caudal de fórmulas y fraseshechas era exiguo.Por otro lado, podía prestarmucha atención, y su cálculo de laimportanciadeunasuntonodependíadelnúmerodecosassagacesquepodíadeciralrespecto.Él,porsuparte,casinuncaseaburría,yconningúnotrohombrehabríasidomayorelerrordesuponerqueelsilenciosignificabadesagrado.Encuantoaquéeralo que le entretenía durante algunas de sus sesiones mudas, debo, sin embargo,confesarmiincapacidadparadeterminarlo.Sabemos,entérminosgenerales,queunagrancantidaddecosasqueparamuchagenteeranviejashistoriasposeíanparaélelencanto de la novedad, pero una lista completa de sus impresiones nuevasprobablemente nos depararía más de una sorpresa. Le contó amadame de Cintrécientos de largas historias; le explicaba, al hablar de Estados Unidos, elfuncionamientodediversasinstitucioneslocalesycostumbresmercantiles.Ajuzgarporloqueveníadespués,aellaleinteresaba,perodeantemanounonohabríaestadoseguro. Respecto a la conversación de madame de Cintré, Newman tenía lacertidumbredequeelladisfrutaba:estoeraunaespeciedeenmiendaalretratoquedeellahabíadibujadolaseñoraTristram.Descubrióqueteníapornaturalezaunaalegríaconsiderable.Newmanhabíaestadoenlociertoaldeciralprincipioqueeratímida;su timidez, en una mujer cuyas circunstancias y serena belleza daban todas lasfacilidadesparaundescarocortés,noerasinounencantomás.ConNewmanlehabíaduradobastante, e inclusocuandodesapareciódejóalgodetrásde síqueporalgúntiempodesempeñólamismafunción.¿EraésteeltristesecretoquehabíaatisbadolaseñoraTristramydelcual,asícomodelareservadesuamiga,desunoblecrianzayde su hondura, le había hecho un esbozo de contornos quizá demasiadodesalentadores? Eso suponía Newman, pero se encontró con que cada día sepreguntaba menos cuáles podrían ser los secretos de madame de Cintré y seconvencíamásdequeaellalossecretos,ensímismos,leresultabanodiosos.Eraunamujerhechaparalaluz,noparalassombras;ysuestilonaturalnoeraeldelareservapintorescay lamisteriosamelancolía, sinoelde laacciónsincera,alegre,brillante,con el mínimo de reflexión exigido y ni un ápicemás. Era evidente que él habíaconseguidodevolverlaatodoesto.Newmansesentíacomosiélpersonalmentefuese

www.lectulandia.com-Página134

Page 135: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

unantídotocontrasecretosabrumadores;dehecho,loqueleofrecíaera,porencimade todo, una vasta y soleada inmunidad a la necesidad de albergar ninguno. Amenudopasabalastardes,cuandomadamedeCintréasílohabíaestablecido,juntoalfrío hogar de madame de Bellegarde, contentándose con mirar a través de lospárpadosentreabiertosasuamada,que,enelotroextremodelahabitación,siemprese esmeraba ante su familia por hablar con alguien que no fuera él.Madame deBellegardesequedabajuntoalfuegoencharlaeleganteyfríaconquienquieraqueseleacercaseyrecorriendolahabitaciónconsupausadamiradainquieta,cuyoefecto,cuandorecaíasobreél,seleantojabaaNewmanidénticoaldeunsúbitoborbotóndegrisú. Cuando le estrechaba lamano siempre le preguntaba entre risas si se sentíacapazde«soportarle»unaveladamás,yellareplicaba,sinreírse,quegraciasaDiossiemprehabía podido cumplir con sus obligaciones.Newman, hablándole en ciertaocasiónalaseñoraTristramdelamarquesa,dijoque,despuésdetodo,eramuyfácilllevarsebienconella;siempreerafácilllevarsebiencongranujasdeclarados.

—¿Y es con ese término tan elegante—dijo la señora Tristram— con el quedesignaustedalamarquesadeBellegarde?

—Bueno—dijoNewman—,esmalvada,esunaviejapecadora.—¿Cuálessucrimen?—preguntólaseñoraTristram.—Nomesorprenderíaquehubieseasesinadoaalguien…porsentidodeldeber,

claroestá.—¿Cómopuedeserustedtandesagradable?—suspirólaseñoraTristram.—Nosoydesagradable.Estoyhablandodeellafavorablemente.—Sisepuedesaber,¿quénodiráustedcuandoquiereserduro?—Guardarémidurezaparaotrapersona:paraelmarqués.Heahíunhombreal

quenopuedotragar,mezclecomomezclelabebida.—Yél,¿quéesoquéhahecho?—No llego a averiguarlo del todo; es algo terriblemente malvado, algo ruin y

clandestino y que el descaro no ha redimido, como puede haber redimido lasfechoríasdesumadre.Sinuncahacometidounasesinato,comomínimosehavueltodeespaldasyhamiradohaciaotroladomientrasotrapersonalohacía.

Apesardeestaingratahipótesis,quenodebeentendersesinocomounejemplodel caprichoso juego del «humor americano»,Newman hizo todo lo que pudo pormantenerunestilodecomunicaciónfluidoyamistosoconmonsieurdeBellegarde.Mientras tuviese que tratar con la gente, le desagradaba en extremo tener queperdonarnadaanadie,yeracapazdehacerungraneinsospechadoesfuerzoconlaimaginación(enarasdesupropiacomodidadpersonal)paraasumirdemomentoqueeran buenos tipos. Hacía todo lo posible por tratar al marqués como tal; además,sinceramente pensaba que, en buena lógica, no podía ser el condenado necio queparecía ser. La familiaridad deNewmannunca era inoportuna; su conciencia de laigualdadhumananoeraungustoagresivoniunateoríaestética,sinoalgotannaturaly orgánico como un apetito físico que nunca ha sido sometido a un parco

www.lectulandia.com-Página135

Page 136: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

racionamiento y que, en consecuencia, no incurre en una avidez desgarbada. EsprobablequesutranquilafaltadereceloantelarelatividaddesupropiolugarenlaescalasocialleresultaseirritanteamonsieurdeBellegarde,queseveíareflejadoenlamentedesucuñadopotencialdeunaformatoscaydescolorida,desagradablementedistintaa lagrandiosa imagenqueseproyectabasobresupropioespejo intelectual.Jamás seolvidabade símismoun solo instante, y respondía a loque ledebíandeparecer las «insinuaciones» deNewman con una cortesíamecánica.Newman, quesiempreseestabaolvidandodesímismoysepermitíairresponsablesindagacionesyconjeturassinlímite,decuandoencuandoseveíaenfrentadoaladeliberadasonrisairónica de su anfitrión. Por qué demonios se sonreía monsieur de Bellegarde leresultaba imposible de adivinar. Cabe suponer que la sonrisa de monsieur deBellegarde fuera, para él mismo, un compromiso entre numerosas emociones.Siempre y cuando sonriese sería cortés, y lo bueno era ser cortés. Asimismo, unasonrisanolecomprometíaanadamásquealacortesía,ydejabaelgradodecortesíaconvenientemente vago. También, una sonrisa no era ni disidencia —una cosademasiadoseria—niconformidad.Yademásunasonrisacubríasupropiadignidadpersonal, que en esta situación crítica estaba resuelto a mantener inmaculada; yahabía bastante con que la gloria de su casa se fuese a eclipsar.Todos susmodalesparecían afirmar que entre él y Newman no podía haber ningún intercambio deopiniones;estabaconteniendoelalientoparano inhalarelaromade lademocracia.Newmandistabamuchodeestarversadoenpolíticaeuropea,pero legustaba tenerunaideageneraldeloqueocurríaasualrededory,porello,lepreguntóamonsieurde Bellegarde en varias ocasiones qué opinaba de asuntos públicos.Monsieur deBellegardelecontestóconunaengoladaconcisiónqueteníalapeoropiniónposible,queibandemalenpeoryquelaépocaestabapodridahastalamédula.ANewmanesto le suscitó, por el momento, un sentimiento casi benévolo hacia el marqués;compadecíaaunhombreparaquienelmundoeraunlugartansombrío,ylasiguientevez que vio a monsieur de Bellegarde intentó hacerle reparar en algunos de losmagníficos rasgos de la época. El marqués respondió al punto que tenía una solaconvicciónpolítica,conlaquelebastaba:creíaenelderechodivinodeEnriquedeBorbón,Quintodesunombre,altronodeFrancia[21].Newmanselequedómirandofijamente,yenlosucesivodejódehablardepolíticaconmonsieurdeBellegarde.Noestaba horrorizado ni escandalizado, ni siquiera le hacía gracia; se sentía como sehabríasentidodehaberdescubiertoenmonsieurdeBellegardeungustoporciertasextravaganciasdietéticas;unapetito,porejemplo,deespinasdepescadoocáscarasdenuez.Entalescircunstancias,porsupuesto,jamáslehabríamencionadocuestionesdietéticas.

Una tarde, al ir avisitar amadame deCintré, el criado le rogó aNewmanqueesperaseunos instantesporquesuanfitrionanosehallaba libre.Estuvopaseándoseun rato por la habitación, cogiendo sus libros, oliendo sus flores y mirando susgrabados y fotografías (que le parecieron prodigiosamente bonitas), hasta que oyó

www.lectulandia.com-Página136

Page 137: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

queseabríaunapuertaasusespaldas.Quietaenelumbralestabaunaancianaconquienrecordabahaberseencontradovariasvecesalentrarysalirdelacasa.Eraaltaytiesa,vestíadenegroyllevabaunacofiaque,dehaberestadoNewmaniniciadoeneste tipo de misterios, habría bastado para asegurarle de que no era una mujerfrancesa;una cofiadepura facturabritánica.Teníaun rostropálido,decentey conaspecto deprimido, y una clara y mortecina mirada inglesa. Miró a Newman uninstante,a lavezconempeñoy timidez,yacontinuación lehizounabrevey tiesareverenciainglesa.

—MadamedeCintréleruegaqueseatanamabledeesperar—dijo—.Acabadellegar;prontohabráterminadodevestirse.

—Ah,esperarétodoloquemepida—dijoNewman—.Dígaleporfavorquenotengaprisa.

—Gracias,señor—dijosuavementelamujer;ydespués,envezderetirarseconelmensaje,entróenlahabitación.Miróentornoasíporunmomento,yactoseguidoseacercóalamesayempezóacolocarunoscuantoslibrosychismes.ANewmanleimpresionólasumarespetabilidaddesuapariencia;temíadirigirseaellacomoaunsirviente. Estuvo un rato ocupada en poner lamesa en orden y alisar las cortinas,mientras Newman caminaba despacio de un lado a otro. Al fin, al pasar ante elespejo,lavioreflejadaypercibióqueteníalasmanosdesocupadasyqueaunasíleestaba mirando con empeño. Era evidente que quería decir algo, y Newman, alnotarlo,laayudóaempezar.

—¿Esustedinglesa?—preguntó.—Sí, señor, con su permiso —respondió rápida y suavemente—; nací en

Wiltshire.—¿YquélepareceParís?—Oh, París nome parece nada, señor—dijo en elmismo tono—.Llevo tanto

tiempoaquí…—Ah,¿llevaaquímuchotiempo?—Sonyamásdecuarentaaños,señor.VineconladyEmmeline.—¿SerefierealaviejamadamedeBellegarde?—Sí,señor.Vineconellacuandosecasó.Eraladamadecompañíademiseñora.—¿Yllevaconelladesdeentonces?—Llevoenlacasadesdeentonces.Miseñorahacogidoaunapersonamásjoven.

Yaveustedquesoymuyvieja.Ahoranohagonadafijo.Peroaquísigo.—Parecemuy fuerte y saludable—dijoNewman, observando lo erguidode su

figurayciertovenerablesonrojoensumejilla.—Gracias aDios no estoy enferma, señor; conozcomi deber lo bastante bien,

espero,comoparairresollandoytosiendoporlacasa.Perosoyunaanciana,señor,yencalidaddeancianaescomomeatrevoahablarle.

—Venga,hable—dijoNewmanconcuriosidad—.Notieneporquétemerme.—Sí,señor.Creoqueesustedbueno.Lehevistoantes.

www.lectulandia.com-Página137

Page 138: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Enlasescaleras,quieredecir?—Sí,señor.Cuandohavenidoavera lacondesa.Mehe tomado la libertadde

repararenquevieneamenudo.—Sí, vengomuy a menudo—dijo Newman, riéndose—. No habrá necesitado

estarmuydespiertaparareparareneso.—He reparado en ello con placer, señor —dijo la anciana doncella con tono

grave,ysequedómirandoaNewmanconunaexpresiónextraña.Elviejoinstintodedeferenciayhumildadestabaahí;elhábitodeladecentemodestiayelconocimientodel «lugar propio». Pero se mezclaba con él cierta audacia templada, fruto de laocasióny,probablemente,deunapercepciónde laaccesibilidadsinprecedentesdeNewman; y, más allá de todo esto, una vaga indiferencia respecto a las viejasformalidades, como si la dama de compañía demilady al fin hubiese empezado areflexionarque,puestoquemiladyhabíacogidoaotrapersona,ellamismaeraunapropiedadsobrelaqueteníaunlevederechodereversión.

—¿Seinteresaustedmuchoporlafamilia?—dijoNewman.—Meinteresomucho,señor.Sobretodoporlacondesa.—Eso me alegra—dijo Newman. Y a continuación añadió, sonriendo—: ¡Yo

también!—Esosuponía,señor.Nopodemosevitarpercatarnosdeestascosasyformarnos

nuestraspropiasopiniones,¿noesasí,señor?—¿Serefiereustedasusopinionescomocriada?—dijoNewman.—Ah, ahí está, señor. Me temo que cuando dejo que mis pensamientos se

inmiscuyanenesascuestionesdejodeserunacriada.Peroesqueletengodevociónalacondesa;sifuesemipropiahijanopodríaquererlamás.Poresosoytanatrevida,señor.Dicenquesequiereustedcasarconella.

Newmanobservóasuinterlocutorayseconvenciódequenoeraunacotillasinounafanática;parecíaansiosa,suplicante,discreta.

—Escompletamentecierto—dijo—.QuierocasarmeconmadamedeCintré.—¿YllevárselaaAmérica?—Lallevaréalládondeellaquierair.—¡Cuantomáslejos,mejor,señor!—exclamólaancianaconsúbitavehemencia.

Pero se contuvo y, cogiendo un pisapapeles de mosaico, empezó a pulirlo con sudelantalnegro—.Noesqueestéhablandomaldelacasanidelafamilia,señor.Peropiensoqueungrancambioleharíabienalapobrecondesa.Aquíestodomuytriste.

—Sí,noesmuyanimado—dijoNewman—.PeromadamedeCintré síqueesalegre.

—Ellaes todoloqueesbueno.Nolemolestaráaustedsaberquehacíamuchotiempoquenoestabatanalegrecomoenlosúltimosmeses.

Newmansesintióencantadoderecabarestetestimoniofavorablealaprosperidaddesupeticióndemano,peroreprimiótodamuestraimpetuosadejúbilo.

—¿EstuvoalicaídaantesmadamedeCintré?—preguntó.

www.lectulandia.com-Página138

Page 139: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Pobreseñora,teníasusbuenasrazones.MonsieurdeCintrénoeraunmaridoapropiadoparaunadamajovenydulcecomoella.Yademás,comoledigo,hasidounacasatriste.Seríamejor,enmihumildeopinión,quenoestuvieseaquí.Asíque,simedisculpapordecírselo,esperoquesecaseconusted.

—¡Esperoquelohaga!—dijoNewman.—Peronodebeusteddesanimarse,señor,sinosedecidedeinmediato.Esoeslo

quelequeríarogar,señor.Norenuncie,señor.Noseofendaustedsidigoqueesunriesgo enorme para cualquier dama en cualquiermomento; aúnmás cuando se halibradodeunmalconvenio.Perosisepuedecasarconuncaballerobueno,afectuosoyrespetable,creoquemáslevaldríadecidirseahacerlo.Hablanmuybiendeusted,señor, en la casa, y, si me permite decirlo, me gusta su cara. Su aspecto es muydistinto al del difunto conde; no llegaba a los cincopiesde altura.Ydicenque sufortuna es desmesurada. No hay nada malo en eso. Así que le suplico que seapaciente,señor,yespereaquelleguesuoportunidad.Sinoledigoesto,señor,quizánadie lo haga. Por supuesto, no me corresponde a mí hacer promesas. No puedoresponderpornada.Perocreoqueno tienemalasposibilidades, señor.Nosoymásqueunaancianacansadaqueestáensutranquilorincón,perounamujercomprendeaotra, y creo que sé descifrar a la condesa. La recibí enmis brazos cuando vino almundo,ysuprimerdíadebodasfueelmástristedemivida.Tieneconmigoladeudadedejarmeverotroymásbrillante.Sisemantieneustedfirme,señor(ytieneaspectodehacerlo),creoquelopodremosver.

—Le estoy muy agradecido por sus ánimos—dijo Newman calurosamente—.Nuncapodránserexcesivos.Pretendomantenermefirme.YsimadamedeCintrésecasaconmigo,hadevenirustedavivirconella.

Laancianalemiródeunamaneraextrañaconsusojossuavesymortecinos.—Quizáparezcainsensibledeciresto,señor,cuandounahavividocuarentaaños

enunacasa,peropuedodecirlequemegustaríadejarestelugar.—Vaya, si es justo el momento para decirlo —dijo Newman con fervor—.

Despuésdecuarentaañoshacefaltauncambio.—Esustedmuyamable,señor—yestafielcriadahizootrareverenciaypareció

dispuestaa retirarse.Perovacilóun instanteyesbozóunasonrisa tímiday faltadealegría.Newmansesintiódecepcionado,ysusdedosentraronahurtadillas,amediasentrelatimidezylaimpaciencia,enelbolsillodesuchaleco.Suinformanteadvirtióelmovimiento—.GraciasaDiosquenosoyfrancesa—añadió—.Silofuera,lediríaconunasonrisitadescarada,aunsiendounavieja,quesimehaceelfavor,monsieur,miinformacióntieneunprecio.Déjemequeselodigaamipropiamanerainglesaydecente.Tieneunprecio.

—¿Cuánto,porfavor?—dijoNewman.—Simplementeéste: lapromesadequenolevaa insinuara lacondesaquehe

dichotodasestascosas.—Siesoestodo,latiene—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página139

Page 140: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Esoestodo,señor.Gracias,señor.Buenosdías,señor.Ytrasrecogerseunavezmáscomountelescopioensubreverefajo,laancianase

marchó. En ese preciso instante, madame de Cintré entró por la puerta opuesta.Advirtió el movimiento del otro cortinón y le preguntó a Newman quién le habíaestadodistrayendo.

—¡Lamujer inglesa!—dijoNewman—.Unaancianavestidadenegroconunacofia,quehacereverenciasdearribaabajoyqueseexpresamuybien.

—¿Unaancianaquehace reverenciasy seexpresa…?Ah, se refierea lapobreseñoraBread.Resultaqueséqueustedlahaconquistado.

—Debería llamarse señora Cake[22]—dijo Newman—. Es muy dulce. Es unaancianadeliciosa.

MadamedeCintrélemiróunmomento.—¿Quépuedehaberledicho?Esunacriaturaexcelente,peronosparecebastante

taciturna.—Supongo—respondióNewmanalmomento—quemegustaporquehavivido

cercadeusteddurantemuchotiempo.Desdequenació,mehadicho.—Sí—dijosimplementemadamedeCintré—;esmuyfiel;puedoconfiarenella.Newmanjamáslehabíahechoaestadamaningunareflexiónsobresumadreysu

hermanoUrbain;nohabíadadopistasdelaimpresiónquelecausaban.Pero,comosimadame de Cintré hubiese adivinado sus pensamientos, parecía tener cuidado conevitartodaoportunidadquepudiesellevaraNewmanahablardeellos.Jamásaludíaa los decretos domésticos de su madre; jamás citaba las opiniones del marqués.Habían hablado, sin embargo, deValentin, y no había hecho ningún secreto de suenorme afecto a su hermanomenor.A vecesNewman escuchaba con ciertos celosinofensivos;lehabríagustadodesviarasufavoralgunasdesustiernasalusiones.Enciertaocasión,madamedeCintré lehabló,conunpequeñoairede triunfo,dealgoquehabíahechoValentinyqueconsiderabaquelehonrabamucho.Setratabadeunfavorquelehabíahechoaunviejoamigodelafamilia;algomás«serio»deloquehabitualmentesesuponíaqueeracapazdeserValentin.Newmandijoquesealegrabadeoírlo,ydespuésempezóahablardeunasuntoquellevabaenelcorazón.MadamedeCintréescuchó,peroalcabodeunratodijo:

—NomegustacómohablademihermanoValentin.AestoNewman,sorprendido,dijoquenuncahabíahabladodeélsinoconafecto.—Demasiadoafectuosamente—dijomadame deCintré—.Esunafectoqueno

cuesta nada; es el afecto que se le demuestra a un chiquillo. Es como si no lerespetase.

—¿Respetarle?Vaya,creoquelohago.—¿Locree?Sinoestáseguro,noesrespeto.—¿Ustedlerespeta?—dijoNewman—.Siesasí,yotambién.—Sialguienquiereaunapersona,esunapreguntaquenotienelaobligaciónde

responder—dijomadamedeCintré.

www.lectulandia.com-Página140

Page 141: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Entoncesnodeberíaustedhabermepreguntado.Letengoungranaprecioasuhermano.

—Ledivierte.Peroustednoquerríaparecerseaél.—Noquisieraparecermeanadie.Yaeslobastantedifícilparecerseaunomismo.—¿Quéquieredecir—preguntómadamedeCintré—conesodeparecerseauno

mismo?—Vaya,hacerloqueseesperadeuno.Cumplirconeldeberdeuno.—Peroesosóloocurrecuandoseesmuybueno.—Bueno,haymuchísimaspersonasquesonbuenas—dijoNewman—.Paramí,

Valentinessuficientementebueno.MadamedeCintréguardósilencioduranteunbreverato.—Noes losuficientementebuenoparamí—dijoal fin—.Desearíaquehiciese

algo.—¿Quépuedehacer?—Nada.Ysinembargoesmuylisto.—Serfelizsinhacernada—dijoNewman—esunapruebadeinteligencia.—NocreoqueValentin sea realmente feliz.Es listo, generoso, valiente…pero

¿qué le ha reportado todo esto?Amimodode ver, hay algo triste en su vida, y aveces tengounaespeciedepresentimientoconél.Noséporqué,perome imaginoquevaateneralgúnproblemaserio…quizáunfinaldesgraciado.

—Ah,déjemeloamí—dijoNewmanjovialmente—.Velaréporélyapartarélosmales.

Unatarde,enelsalóndemadamedeBellegarde, laconversaciónhabíadecaídodemaneramuynotoria.Elmarquéssepaseabadearribaabajoensilencio,comouncentinela a la puerta de una ciudadela de las reglas del decoro, uniformementeamurallada; su madre estaba sentada con la vista perdida en el fuego; la jovenmadamedeBellegardetrabajabaenunaenormecenefadetapiz.Habitualmentehabíatresocuatrovisitas,peroenestaocasiónunaintensatormentabastabaparaexplicarlaausenciadehasta losmásdevotoshabitués.En los largossilencios,elululardelvientoyelbatirde la lluviasepodíanoírconclaridad.Newmanestabasentadoencompletaquietud,mirandoelrelojydecididoaquedarsehastalacampanadadelasonce, pero ni unmomentomás.Madame deCintré se había puesto de espaldas algrupoyllevabayaunratodepiebajolacortinaalzadadeunaventana,apoyandolafrenteenelcristalyconlamiradaperdidaenladiluvianteoscuridad.Depronto,sevolvióhaciasucuñada.

—Por el amor deDios—dijo con un curioso ardor—, siéntate al piano y tocaalgo.

MadamedeBellegardesostuvosutapizenaltoyseñalóunapequeñaflorblanca.—Nomepidasquedejeesto.Estoyenmediodeunaobramaestra.Miflorvaa

tenerunaromadelomásdulce;estoymetiendoelolorconestasedadorada.Estoyconteniendoelaliento;nopuedoabandonarlo.Tocatúalgo.

www.lectulandia.com-Página141

Page 142: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Esabsurdoquetoqueyocuandoestástúpresente—dijomadamedeCintré.Pero acto seguido se acercó al piano y empezó a pulsar las teclas con ímpetu.

Estuvo tocando un rato, de manera rápida y brillante; cuando paró, Newman seacercó al piano y le pidió que empezase de nuevo.Madame de Cintré sacudió lacabezay,antelainsistenciadeNewman,dijo:

—Noheestadotocandoparausted;hetocadoparamí.Regresóalaventanaymiróhaciaafuera,ypocodespuéssaliódelahabitación.

Cuando Newman se despidió, Urbain de Bellegarde le acompañó, como hacíasiempre, justohastael tercerpeldañode laescalera.Abajoestabauncriadoconsupaletó. Se lo acababa de poner cuando vio quemadame de Cintré se encaminabahaciaélporelvestíbulo.

—¿Estaráustedencasaelviernes?—preguntóNewman.Ellalemiróuninstanteantesderesponder.—Mimadreymihermanonosondesuagrado—dijo.Newmantitubeóunmomento,yluegodijosuavemente:—No.Madame deCintréapoyó lamanoen labalaustraday sepreparópara subir las

escaleras,clavandolosojossobreelprimerpeldaño.—Sí, estaré en casa el viernes —dijo, y pasándole subió la ancha y oscura

escalera.Elviernes,nadamásllegar,madamedeCintrélepidióqueporfavorledijesepor

quéledesagradabasufamilia.—¿Desagradarmesufamilia?—exclamóNewman—.Esosuenahorrible.Nodije

eso,¿no?Silohice,noeramiintención.—Desearíaquemedijesequépiensadeellos—dijomadamedeCintré.—Nopiensonadadeninguno,salvodeusted.—Esoesporqueledesagradan.Digalaverdad;nopuedeustedofenderme.—Bueno, no se puede decir precisamente que quiera a su hermano —dijo

Newman—.Ahorameacuerdo,pero¿dequésirvequeselodiga?Lohabíaolvidado.—Es usted demasiado bondadoso —dijo gravemente madame de Cintré.

Entonces, como si quisiera evitar que pareciese que le invitaba a hablar mal delmarqués,sediolavueltaylehizounaseñaparaquesesentase.

PeroNewmansiguiódepiefrenteaella,ydijoalpocorato:—Loquetienemuchamásimportanciaesqueyonolesgustoaellos.—No…nolesgusta—dijoella.—¿Ynopiensaqueseequivocan?—preguntóNewman—.Nocreoqueseayoun

hombrequedesagrade.—Supongoqueunhombrequepuede agradar tambiénpuededesagradar.Ymi

hermano…mimadre…—añadió—,¿nolehanhechoenfadarse?—Sí,aveces.—Nuncahadadomuestrasdeello.

www.lectulandia.com-Página142

Page 143: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Tantomejor.—Sí,tantomejor.Ellospiensanquelehantratadomuybien.—Nomecabelamenordudadequepodríanhabermedadomuchopeortrato—

dijoNewman—.Lesestoymuyagradecido.Sinceramente.—Esustedgeneroso—dijomadamedeCintré—.Esunasituacióningrata.—Paraellos,querrádecir.Paramí,no.—Paramí—dijomadamedeCintré.—¡Nocuandoselesperdonasuspecados!—dijoNewman—.Nopiensanqueyo

valgatantocomoellos.Yosí.Perononosvamosapelearporeso.—Ni siquiera puedo darle la razón sin decir algo que suene desagradable. La

presunciónobrabaencontradeusted.Esprobablequeestonoloentienda.Newmansesentóylaestuvomirandounrato.—No creo que realmente llegue a entenderlo. Pero si usted lo dice, su razón

tendrá.—Esunamalarazón—dijomadamedeCintré,sonriendo.—Enabsoluto,esmuybuena.Ustedtieneuntemperamentosuperior,uncriterio

elevado.Peroenustedtodoestoesnaturalycarecedeafectación;notieneaspectodehabermetidolacabezaenuntorno,comosiestuvieseposandoparalafotografíadela etiqueta social.Me considera un tipo cuya sola idea en esta vida ha sido ganardineroycerrarbuenostratos.Aunhombredeberíanimportarleotrascosas,aunqueno sé exactamente cuáles. Me ha importado ganar dinero, pero nunca me haimportado especialmente el dinero. No había otra cosa que hacer, y era imposiblequedarsedesocupado.Hesidomuyindulgenteconotraspersonasyconmigomismo.Hehechocasitodoloquemehapedidolagente;nomerefieroalosgranujas.Enloquerespectaasumadreyasuhermano—añadióNewman—,hayunsolopuntoenel que creo que podría pelearme con ellos.No les pido que le canten a ustedmisvirtudes,perolespidoqueladejenenpaz.Sipensasequelehablanmaldemí,meecharíasobreellos.

—Mehandejadoenpaz,comodiceusted.Nohanhabladomaldeusted.—Entalcaso—exclamóNewman—,¡proclamoquesondemasiadobuenospara

serdeestemundo!Al parecer, hubo algo en su exclamación que amadame de Cintré le resultó

alarmante.Quizáhabríarespondido,peroeneseprecisoinstantelapuertaseabriódepar en par yUrbain deBellegarde cruzó el umbral. Pareció sorprenderse de ver aNewman,perosusorpresaapenasfueunasombrapasajeraquecruzólasuperficiedeuna inusitada jovialidad. Newman jamás había visto al marqués tan exultante; supálido semblante sin brillo había sufrido una especie de débil transfiguración.Sostuvo la puerta para que entrase otra persona, y a continuación entró la viejamadame de Bellegarde apoyada en el brazo de un caballero a quien Newman nohabíavistoantes.Yasehabíapuestoenpie,ymadamedeCintrése levantó,comohacía siempre ante sumadre. Elmarqués, que había saludado aNewman casi con

www.lectulandia.com-Página143

Page 144: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

cordialidad, se apartó, frotándose lentamente las manos. Su madre avanzó con suacompañante.SaludóaNewmanconunpequeñogestomajestuosoydespuéssoltóalextrañocaballeroconelfindequelepudiesehacerunareverenciaasuhija.

—Hijamía—dijo—,tehetraídoaunparientedesconocido,lordDeepmere.LordDeepmere es primo nuestro, pero hasta hoy no ha hecho lo que tendría que haberhechohacetiempo:veniraconocernos.

MadamedeCintrésonrióyletendiólamanoalordDeepmere.—Esrealmenteextraordinario—dijoelnobleholgazán—,peroéstaeslaprimera

vezquepasoenParísmásdetresocuatrosemanas.—¿Ycuántotiempollevaaquíya?—preguntómadamedeCintré.—Oh,losdosúltimosmeses—dijolordDeepmere.Estos dos comentarios podrían haber constituido una impertinencia, pero un

vistazoalrostrodelordDeepmerehabríaconvencidoacualquiera,comoalparecerconvenció amadame de Cintré, de que tan sólo constituían una naïveté. Una vezsentados sus acompañantes,Newman, que estaba almargen de la conversación, sededicóaobservaralreciénllegado.Laobservación,sinembargo,enlorelativoalapersonadelordDeepmerenodabamuchodesí.Eraunhombrepequeñoyflaco,deunostreintaytresañosdeedad,conlacabezacalva,unanarizpequeñaysindientesdelanterosen lamandíbula superior; teníaunos redondosycándidosojosazules,yvarios granos en la barbilla. Era, a todas luces,muy tímido, y se reíamuchísimo,conteniendolarespiraciónconunsonidoextrañoy llamativo,comosi fueraésta lamejor imitación de la compostura. Su fisonomía denotaba una gran simplicidad,ciertadosisdetosquedadyunprobablefracasoenelpasadoalahoradebeneficiarsede insignes ventajas educativas. Comentó que París era tremendamente animado,pero que en lo que a diversión auténtica, perfecta se refería no tenía punto decomparaciónconDublín.InclusopreferíaDublínaLondres.¿HabíaidomadamedeCintré a Dublín? Todos tenían que ir algún día, y él les enseñaría lo que era ladiversión irlandesa. Iba siempre a Irlanda a pescar, y venía a París para las cosasnuevasdeOffenbach.AunquesiemprelasponíanenescenaenDublín,noeracapazdeesperar.HabíaidodiezvecesaescucharLaPommedeParis.MadamedeCintré,recostadayconlosbrazoscruzados,mirabaalordDeepmereconunsemblantemásvisiblemente desconcertado que el que solía mostrar en público. Madame deBellegarde,porotrolado,teníaunasonrisafija.Elmarquésdijoqueentrelasóperasligeras su favorita era Gazza Ladra. La marquesa inició entonces una serie depreguntas respecto al duque y al cardenal, la vieja condesa y lady Barbara, yNewman,despuésdeescucharlatantoaellacomolasrespuestasuntantoirreverentesdelordDeepmere,selevantóparadespedirse.Elmarquésbajótrespeldañosconél,rumboalrecibidor.

—¿Es irlandés? —preguntó Newman, haciendo un ademán en dirección alvisitante.

—Sumadre era la hija de lord Finucane—dijo el marqués—; lord Deepmere

www.lectulandia.com-Página144

Page 145: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

posee un gran patrimonio en Irlanda.A lady Bridget, ante la absoluta ausencia deherederos masculinos, tanto directos como colaterales (circunstancia hartoextraordinaria),lecorrespondiótodo.PeroeltítulodelordDeepmereesinglés,ysupatrimonioinglésesinmenso.Esunjovenencantador.

Newmannorespondió,peroretuvoalmarquéscuandoéstedioinicioasudonosaretirada.

—Es buen momento para agradecerle —dijo— que se haya ceñido tanmeticulosamenteanuestrotrato,quehayahechotantoporayudarmeconsuhermana.

Elmarquésselequedómirandofijamente.—Deveras,nohehechonadadeloquepuedajactarme.—Venga,noseamodesto—respondióNewman,riéndose—.Nopuedohacerme

lailusióndequeloestoyhaciendotanbiensimplementeporméritospropios.¡Ydeletambiénlasgraciasdemiparteasumadre!

YconestosealejódemonsieurdeBellegarde,quesequedósiguiéndoleconlamirada.

www.lectulandia.com-Página145

Page 146: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXIV

LasiguientevezqueNewmanfuealaRuedel’UniversitétuvolabuenafortunadeencontrarsolaamadamedeCintré.Habíavenidoconunaintencióninequívoca,ynotardóenllevarlaacabo.Ella,además,teníaunamiradaqueNewmaninterpretóconavidezcomodeexpectación.

—Yallevoseismesesviniendoaverla—dijo—,ynolehevueltoahablarniunasolavezdematrimonio.Esoes loquemepidió; laobedecí.¿Podríahaberlohechomejorningúnotrohombre?

—Sehaportadoustedcongrandelicadeza—dijomadamedeCintré.—Bueno,puesahoravoyacambiar—dijoNewman—.Noquierodecirqueno

vaya a ser delicado, pero voy a volver a donde empecé.Estoy allí de nuevo. Herecorridoelcírculocompleto.O,másbien,nuncahesalidodeahí.Nuncahedejadodequererloquequeríaentonces.Sóloqueahoraestoymássegurodeello,sicabe;estoymás segurodemímismo,ymás segurodeusted.Laconozcomejor, aunquenadaséahoraquenocreyesehacetresmeses.Ustedestodo(vamásalládetodo)loqueyopuedaimaginarodesear.Ahorameconoce;debeconocerme.Nodiréquehavisto lomejor… pero ha visto lo peor. Espero que durante todo este tiempo hayaestado pensando. Se ha tenido que dar cuenta de que sólo estaba esperando; nosupongaqueestabacambiandodeidea.¿Quémevaadecirahora?Digaquetodoesclaroyrazonable,yquehesidomuypacienteyconsideradoyquememerezcomirecompensa.Ydespués,concédamesumano.MadamedeCintré,hágalo.Hágalo.

—Sabíaquesóloestabaesperando—dijoella—;yestabaseguradequellegaríaestedía.Hepensadomuchoenello.Alprincipioteníaalgodemiedo.Peroahorano.

Sedetuvounmomentoyañadió:—Esunalivio.Estabasentadaenunasillabaja,yasulado,enunaotomana,estabaNewman.Se

inclinóunpocoylecogiólamano,quemadamedeCintrélepermitióretenerporuninstante.

—Eso significa que no he esperado en vano—dijo Newman. Ella le miró unmomento, y Newman vio que sus ojos se llenaban de lágrimas—. Conmigo —continuó—estaráustedtansegura…tansegura…—einclusoensuardortitubeóuninstanteenbuscadeunacomparación—tansegura—dijoconunaespeciedesencillasolemnidad—comoenlosbrazosdesupadre.

Ella siguió mirándole y sus lágrimas se hicieron más abundantes. Entonces,bruscamente,hundióelrostroenelbrazoacojinadodelsofáquehabíajuntoasusillayprorrumpióensollozossilenciosos.

—Soydébil…soydébil—leoyódecirNewman.—Razóndemásparaque seentregueustedamí—respondióél—.¿Quées lo

que la aflige? Nada de lo que hay aquí debería afligirla. No le ofrezco más quefelicidad.¿Tandifícilresultacreerlo?

www.lectulandia.com-Página146

Page 147: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Austedtodoleparecesencillo—dijoellaalzandolacabeza—.Perolascosasnosonasí.Ustedmeagradaenormemente.Megustabaustedhaceseismeses,yahoraestoyseguradeello,delamismamaneraqueusteddiceestarseguro.Peronoesfácil,simplementepor eso,decidir casarmeconusted.Haymuchísimascosas en lasquepensar.

—Sólo tendría que haber una cosa en la que pensar: que nos amamos—dijoNewman. Y como ella guardaba silencio, añadió rápidamente—:Muy bien; si nopuedeaceptareso,nomelodiga.

—Meencantaría nopensar en nada—dijo al fin—;nopensar en absoluto; tansólocerrar losojosy entregarme.Peronopuedo.Soy fría, soyvieja, soycobarde;jamásimaginéquevolveríaacasarme,ymeresultamuyextrañoquelehayaestadoescuchando. Cuando, de niña, me ponía a pensar en lo que haría si me casabalibremente,porelecciónpropia,pensabaenunhombremuydistintodeusted.

—Esonodicenadaenmicontra—dijoNewmanconunasonrisainmensa—;sugustoaúnnosehabíaformado.

SusonrisaprovocólademadamedeCintré.—¿El suyo está formado?—preguntó.Y después dijo, en un tono diferente—:

¿Dóndedeseavivir?—Encualquierpartedelanchomundoqueusteddesee.Esolopodemosarreglar

fácilmente.—No sé por qué se lo pregunto—continuó ella al punto—. Pocome importa.

Creoquesimecasaseconustedpodríavivircasiencualquiersitio.Sehahechounascuantasideasfalsasdemí;piensaustedquenecesitomuchísimascosas…quehedetenerunarutilantevidamundana.Estoyseguradequeestáusteddispuestoatomarsemuchasmolestias para darme cosas así. Pero eso esmuy arbitrario; no le he dadoningunapruebaal respecto—volvió ahacerunapausa,mirándole, y sumezcladesonido y silencio le resultó tan dulce a Newman que no tuvo el menor deseo deapremiarla,delamismamaneraquenohabríadeseadoapremiarunamanecerdorado—. Que sea usted tan diferente, cosa que al principio parecía una dificultad, unproblema, empezó un día a parecerme un placer, un gran placer.Me alegraba quefuera usted diferente. Y, sin embargo, si lo hubiese dicho nadie me habríacomprendido;nomerefierosóloamifamilia.

—Habríandichoquesoyunmonstruoestrafalario,¿no?—dijoNewman.—Habríandichoquejamáspodríaserfelizconusted…queerausteddemasiado

diferente;yyohabríarespondidoqueerajustoporserustedtandiferenteporloqueyo podría ser feliz. Pero habrían dado mejores razones que las mías. Mi únicarazón…—yvolvióahacerunapausa.

Peroestavez,enplenoamanecerdorado,Newmansintióel impulsodeagarrarunanuberosa.

—¡Suúnicarazónesquemeama!—murmuróconunademánelocuente,yafaltadeunarazónmejormadamedeCintréseconformóconésta.

www.lectulandia.com-Página147

Page 148: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newman regresó al día siguiente, y en el vestíbulo, justo cuando entraba en lacasa,seencontróconsuamigalaseñoraBread.Ibadeambulandodeunladoaotroconunaactituddehonorableinactividad,ycuandolosojosdeNewmanseposaronsobreellalededicóunadesusreverencias.Actoseguido,dirigiéndosealcriadoquehabía recibido al visitante, dijo con la majestuosa mezcla de su superioridadvernáculayuntoscoacentoinglés:«Puederetirarse;tendréelhonordeacompañaramonsieur».Sinembargo,apesardelamezclaNewmanregistróensuvozunligerotemblor, como si el tono demandato no le fuese habitual.El hombre le lanzó unamirada impertinente pero se retiró con lentos andares, y la señora Bread guio aNewmanalpisodearriba.Amediocamino,laescalerateníaunrecodoqueformabaunapequeñaplataforma.Enel ángulode lamaderahabíaunamediocre estatuadeuna ninfa del siglo XVIII, con una sonrisa boba, amarillenta y cuarteada. Aquí, laseñoraBreadhizounaltoymirócontímidaafabilidadasuacompañante.

—Conozcolabuenanueva,señor—murmuró.—Tiene usted todo el derecho del mundo a ser la primera en saberlo —dijo

Newman—.¡Sehatomadousteduninteréstancordial!Comosiestopudieseserunaburla,laseñoraBreadseapartóyempezóaquitarle

elpolvoalaestatua.—Supongoquemequieredarlaenhorabuena—dijoNewman—.Leestoymuy

agradecido—yluegoañadió—:Elotrodíamedioustedunagransatisfacción.Ellasediolavuelta;alparecer,estolerestituíalaconfianza.—No piense que me lo han dicho; lo he adivinado. Pero al mirarle, cuando

entrabausted,estabaseguradehaberacertado.—Esustedmuyperspicaz—dijoNewman—.Estoysegurodeque,asumanera

discreta,lovetodo.—Nosoyunanecia,señor,graciasaDios.Hayotracosaqueheadivinado—dijo

laseñoraBread.—¿Dequésetrata?—Nodebocontárselo,señor;meparecequenoselocreería.Entodocaso,nole

agradaría.—Ah, cuénteme sólo lo que me vaya a complacer —se rio Newman—. Así

empezóusted.—Bueno, señor, supongoqueno lemolestaráoírque, cuantoantes acabe todo,

mejor.—¿Cuantoantesnoscasemos,quieredecir?Paramí,mejor,sinduda.—Mejorparatodos.—Mejor para usted, quizá. Ya sabe que se viene a vivir con nosotros —dijo

Newman.—Leestoy inmensamenteagradecida, señor,peronoeraenmíenquienestaba

pensando.Sóloquería,simepermitelalibertad,recomendarlequenopierdanadadetiempo.

www.lectulandia.com-Página148

Page 149: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Aquiénteme?La señora Bread miró escalera arriba y escalera abajo y después a la ninfa

polvorienta,comosipudieseteneroídossensibles.—Temoatodoelmundo—dijo.—¡Vayadisposiciónmásincomoda!—dijoNewman—.¿Acaso«todoelmundo»

quiereimpedirmimatrimonio?—Metemoqueyahedichodemasiado—replicólaseñoraBread—.Nolovoya

retirar,peronodirémás.Y,emprendiendoelascenso,lellevóhastaelsalóndemadamedeCintré.Newman se permitió una breve imprecación silenciosa cuando descubrió que

madamedeCintrénoestabasola.Sentadaconellasehallabasumadre,yenmediode la habitación, con capa y sombrero, la jovenmadame de Bellegarde. La viejamarquesa,recostadaensusillón,cadamanofirmementeagarradaalosrematesdelosbrazos,lemirófijamentesinmoverse.ApenasparecióadvertirelsaludodeNewman;parecíasumidaenprofundascavilaciones.Newmansedijoparasusadentrosquesuhijahabíaestadoanunciandoelcompromiso,yquealaviejadamaselehabíahechodifícil de tragar. Pero al darle la mano,madame de Cintré le dirigió también unamirada con la que al parecer quería decirle que había algo que tenía que entender.¿Era una advertencia, o un ruego? ¿Le encarecía a hablar, o a guardar silencio?Estabasorprendido,ylalindasonrisitadelajovenmadamedeBellegardenoledioningunainformación.

—No se lo he dicho a mi madre —dijo súbitamente madame de Cintré,mirándole.

—¿Decirme qué? —quiso saber la marquesa—. Me cuentas demasiado poco;tendríasquecontármelotodo.

—Esoes loquehagoyo—dijo la jovenmadamedeBellegarde, soltandounasrisitas.

—Permítamequeyoselodigaasumadre—dijoNewman.Laancianadamalevolvióaclavarlamirada,ydespuéssedirigióasuhija.—¿Vasacasarteconél?—exclamóconsuavidad.—Oui,mamère—dijomadamedeCintré.—Suhija,paramigranfelicidad,haaccedido—dijoNewman.—¿Y cuándo se ha concertado esto? —preguntó madame de Bellegarde—.

¡Parecequemeenterodelasnovedadesporcasualidad!—Miincertidumbrellegóasutérminoayer—dijoNewman.—¿Ycuántosesuponequedebíadurar lamía?—lepreguntó lamarquesaasu

hija.Hablabasinirritación,conunaespeciededisplacerfríoymajestuoso.MadamedeCintrépermanecióensilencio,conlavistabaja.—Yahaterminado—dijo.—¿Dóndeestámihijo…dóndeestáUrbain?—preguntólamarquesa—.Hazque

vengatuhermanoeinfórmale.

www.lectulandia.com-Página149

Page 150: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

LajovenmadamedeBellegardepusolamanosobreelcordóndelacampanilla.—Teníaquereunirconmigoahacerunasvisitas,ysesuponequeyodebíairasu

estudioy llamarmuy,muysuavementea lapuerta. ¡Pero tambiénpuedevenirél amí!

Tiróde lacampanilla,yenbrevesmomentosapareció la señoraBreadconunaserenainterrogaciónenelsemblante.

—Mandallamaratuhermano—dijolaviejadamamadameCintré.PeroNewmansentíaun impulso irresistible ahablar,y ahablardeunamanera

concreta.—Dígalealmarquésquelenecesitamos—ledijoNewmanalaseñoraBread,que

seretirósinhacerruido.LajovenmadamedeBellegardeseacercóasucuñadaylaabrazó.Despuésdio

ungirohaciaNewmanconunaintensasonrisa.—Esencantadora.Lefelicito.—Le felicito, señor—dijomadame de Bellegarde con gran solemnidad—.Mi

hija es unamujer extraordinariamentebuena.Quizá tengadefectos, peroyono losconozco.

—Mimadrenosuelehacerchistes—dijomadamedeCintré—,perocuandoloshacesonterribles.

—Esunamujerdeslumbrante—continuó lamarquesadeUrbain,mirandoa sucuñadaconlacabezaladeada—.Sí,lefelicito.

MadamedeCintréseapartó,y,cogiendounapiezadetapiz,empezóaafanarseconlaaguja.TranscurrieronunosminutosdesilencioquefueroninterrumpidosporlallegadademonsieurdeBellegarde.Entrósombreroenmano,conlosguantespuestosyseguidodesuhermanoValentin,queparecíareciénllegadoalacasa.MonsieurdeBellegarde recorrió el grupo con la mirada y saludó a Newman con su habitualcortesía comedida. Valentin saludó a su madre y a sus hermanas[23], y, mientrasestrechabalamanodeNewman,lehizounaprofundainterrogaciónconlamirada.

—Arrivez donc, messieurs! —exclamó la joven madame de Bellegarde—.Tenemosgrandesnoticiasquedarles.

—Hablacontuhermano,hijamía—dijolaviejadama.Madame deCintré se había quedadomirando su tapiz.Elevó los ojos hacia su

hermano.—HeaceptadoalseñorNewman.—Suhermanahaconsentido—dijoNewman—.Yave,despuésdetodo,sabíalo

quemetraíaentremanos.—¡Estoyencantado!—dijomonsieurdeBellegarde,consupremabenignidad.—Tambiényoloestoy—ledijoValentinaNewman—.Elmarquésyyoestamos

encantados. Aunque, en lo que a mí respecta, no me puedo casar, soy capaz deentenderlo. No sé hacer el pino, pero sé aplaudir a un acróbata hábil. Queridahermana,bendigovuestraunión.

www.lectulandia.com-Página150

Page 151: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Elmarquéssequedóunratomirandolacopadesusombrero.—Nos hemos preparado para ello —dijo al fin—, pero es inevitable que en

presenciadel acontecimientouno sienta cierta emoción—ypusouna sonrisade lomássombrío.

—Nosientoningunaemociónparalacualnoestuvieseperfectamentepreparada—dijosumadre.

—Nopuedodecirlomismodemí—dijoNewmanalavezquesonreía,sibiendemaneradistintaaladelmarqués—.Estoymásfelizdeloqueesperaba.¡Supongoqueesporquelosveofelicesaustedes!

—Noexagere—dijomadamedeBellegarde, levantándoseyapoyando lamanosobre el brazo de su hija—. No puede usted esperar que una honrada anciana leagradezcaqueselleveasuhermosahijaúnica.

—Se olvida usted de mí, querida madame —dijo la joven marquesa congazmoñería.

—Sí,esmuyhermosa—dijoNewman.—Y,díganme,¿cuándoes laboda?—preguntó la jovenmadamedeBellegarde

—;necesitounmesparapensarmebienelvestido.—Esohabráquediscutirlo—dijoelmarqués.—¡Ah,lodiscutiremosyseloharemossaber!—exclamóNewman.—Nomecabedudadequeestaremosdeacuerdo—dijoUrbain.—SinoestádeacuerdoconmadamedeCintré,seráustedmuypocorazonable.—Venga, Urbain, venga —dijo la joven madame de Bellegarde—. He de ir

inmediatamenteamisastre.La vieja dama estaba de pie, apoyando la mano sobre el brazo de su hija y

mirándolafijamente.Emitióunpequeñosuspiroymurmuró:—¡No,nomeloesperaba!Esustedunhombreafortunado—añadió,dirigiéndose

aNewmanconunademánexpresivo.—¡Ah, lo sé! —respondió—. Me siento tremendamente orgulloso. Me entran

ganasdeirpregonándoloa loscuatrovientos…deparara lagenteenlacalleparadecírselo.

MadamedeBellegardefruncióloslabios.—Porfavor,nohagaeso—dijo.—Cuantamásgentelosepa,mejor—declaróNewman—.Aquítodavíanolohe

anunciado,peroestamañanaenviéuntelegramaaAmérica.—¿UntelegramaaAmérica?—murmurólaviejadama.—A Nueva York, Saint Louis y San Francisco; son las principales ciudades,

¿sabe?Mañanaselodiréamisamigosdeaquí.—¿Tiene ustedmuchos?—preguntómadame de Bellegarde, con un tono cuya

impertinencia,metemo,Newmansólosupomedirenparte.—Los suficientes para procurarme un montón de apretones de mano y

enhorabuenas. Por no hablar—añadió a continuación—de los que recibiré de los

www.lectulandia.com-Página151

Page 152: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

amigosdeustedes.—Ellosnousaráneltelégrafo—dijolamarquesa,disponiéndoseamarcharse.Monsieur de Bellegarde —cuya esposa batía sus alas de seda emulando a su

propiaimaginación,quesehabíaechadoavolarrumboacasadelsastre—estrechólamanoaNewman,yledijoconunénfasismáspersuasivoqueelquehastaentonceslehabíaoído:

—Puedecontarconmigo.Acontinuación,suesposaselollevó.LamiradadeValentinibadesuhermanaanuestrohéroe.—Esperoqueamboslohayáispensadoseriamente—dijo.MadamedeCintrésonrió.—Notenemosnitucapacidaddereflexiónnitussimasdeseriedad,perohemos

hecholoquehemospodido.—Bueno,yoostengoengranestimaalosdos—prosiguióValentin—.Soisunos

jóvenesencantadores.Peroengeneralnoestoysegurodequepertenezcáisaesaclasepequeñaysuperior,aesegrupoexquisito,integradaporpersonasquemerecenseguirsolteras. Son espíritus poco comunes; son la sal de la tierra. Pero no quiero serinjusto;amenudo,lagentequesecasaesmuyagradable.

—Valentin sostiene que lasmujeres deberían casarse, y los hombres no—dijomadamedeCintré—.Nosécómoselasarregla.

—Melasarregloadorándote,queridahermana—dijoardientementeValentin—.Adiós.

—Adore a alguien con quien pueda casarse—dijo Newman—. Algún día meocuparé de disponer el asunto para usted. Preveo que me voy a convertir en unapóstol.

Valentin estaba en el umbral; miró hacia atrás un instante, con un semblanterepentinamenteserio.

—¡Adoroaunapersonacon laquenomepuedocasar!—dijo,ydespuésdejócaerelportièreysemarchó.

—Nolesgusta—dijoNewmancuandosequedóasolasconmadamedeCintré.—No—dijoellaunmomentodespués—;nolesgusta.—Ybien,¿austedleimporta?—preguntóNewman.—¡Sí!—dijoellatrasotrointervalo.—Esunerror.—Nopuedoevitarlo.Preferiríaquemimadreestuviesecontenta.—¿Porquédiablos—preguntóNewman—noestácontenta?Lediopermisopara

casarseconmigo.—Escierto;noloentiendo.Ysinembargo,«meimporta»,comodiceusted.Dirá

ustedqueesalgosupersticioso.—Esodependerádehastaquépuntodejequeestolapreocupe.Yenesecasodiré

queesunalatatremenda.

www.lectulandia.com-Página152

Page 153: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Nodirénada—respondiómadamedeCintré—.Nolemolestará.Pasaronahablardeldíade laboda,ymadamedeCintréasintiósin reservasal

deseodeNewmandefijarloparaunafechatemprana.Los telegramas de Newman fueron contestados con creces. Tan sólo había

despachadotresmisivaseléctricasyacambiorecibiónomenosdeochocomunicadosde enhorabuena. Se los metió en la cartera, y a la siguiente ocasión en que seencontróconlaviejamadamedeBellegardelossacóyselosenseñó.Esto,hayqueconfesarlo, fue una jugada ligeramente maliciosa; el lector debe juzgar hasta quépuntofueunaofensavenial.Newmansabíaquea lamarquesa ledesagradabansustelegramas, aunque no veía ningún motivo suficiente para ello. Por otro lado, amadamedeCintrélegustaban;y,siendolamayoríadecortehumorístico,lahicieronreírcondesmesurayseinteresóporelcarácterdesusautores.Newman,ahoraquehabíaganadosupremio,sentíauncuriosodeseodeponerdemanifiestosu triunfo.TeníamásquesospechasdequelosBellegardeloestabanguardandoensilencio,ydeque en su selecto círculo no le estaban concediendo sino un eco limitado; y leagradabapensarque,sise tomaba lamolestia,podría,comodecíaél, romper todaslasventanas.Aningúnhombrelegustaquelerechacen,yaunasíNewman,sibiennosesentíahalagado, tampocoesqueestuvieseexactamenteofendido.Nocontabaconestabuenaexcusaparasuimpulso,untantoviolento,depromulgarsufelicidad;su sentimiento era de otro tipo. Quería que, por una vez, los jefes de la casa deBellegarde le sintiesen; no sabía cuándo habría de tener una nueva oportunidad.Durante los seis últimosmeses había tenido la impresión de que lasmiradas de laviejadamaysuhijopasabandirectamenteporencimadesucabeza,yahorasehabíapropuesto que estuviesen a la altura de una raya que él personalmente tendría lasatisfaccióndetrazar.

—Es igual que ver cómo se va vaciando una botella cuando el vino se viertedemasiadodespacio—ledijoalaseñoraTristram—.Consiguenquemeentrenganasdesacudirlesloscodosparaforzarlosaderramarelvino.

A esto, la señora Tristram respondió quemás le valdría dejarlos en paz y quehicieranlascosasasumodo.

—Hadeserindulgenteconellos—dijo—.Esabsolutamentenaturalquesiganuntiempoenelaire.Pensaronque leaceptabancuandohizoustedsupedido,peronosonpersonasdeimaginación,nopodíanproyectarsehaciaelfuturo,yahoratendránque empezar de nuevo. Pero sí son personas de honor, y harán todo lo que seanecesario.

Newmansesumióduranteunosmomentosenhondascavilaciones.—Nosoyduroconellos—dijoal fin—;y,parademostrarlo,voya invitarlosa

todosaunafiesta.—¿Aunafiesta?—Sehaestadoustedriendodemisgrandeshabitacionesdoradastodoelinvierno;

ledemostraréque sirvenpara algo. ¿Quées lomásespléndidoque sepuedehacer

www.lectulandia.com-Página153

Page 154: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

aquí? Contrataré a todos los grandes cantantes de la ópera y a todas las primerasfigurasdelThéâtreFrançais,yofreceréunespectáculo.

—¿Yaquiénvaainvitar?—Austedlaprimera.Yluegoalaancianayasuhijo.Ydespuésatodosaquellos

amigos suyos que he conocido en su casa o en otros lugares, a todos los quemehayanprofesadounmínimodecortesía,hastaelúltimodelosduquesyasusesposas.Yademásatodosmisamigos,sinexcepciones:laseñoritaKittyUpjohn,laseñoritaDoraFinch, el generalPackard,C.P.Hatch y todos los demás.Y todos habrán desaberdequésetrata;estoes,decelebrarmicompromisoconlacondesadeCintré.¿Quéleparecelaidea?

—¡Me parece detestable! —dijo la señora Tristram. Y acto seguido—: ¡Meparecedeliciosa!

Precisamente la tarde siguiente, Newman acudió al salón de madame deBellegarde,dondelaencontrórodeadadesushijos,ylainvitóaqueciertatardeadossemanasvistahonrasesupobremoradaconsupresencia.

Lamarquesalemirófijamente.—Queridoseñormío—exclamó—,¿quéesloquequierehacerconmigo?—Presentarle a unas cuantas personas, y después colocarla en una silla muy

cómodaypedirlequeescucheelcantodemadameFrezzolini.—¿Piensaofrecerunconcierto?—Algoporelestilo.—¿Einvitaraunamuchedumbre?—Atodosmisamigos,yesperoqueaalgunosamigossuyosydesuhija.Quiero

celebrarmicompromiso.ANewman leparecióquemadame deBellegarde seponíapálida.Desplegó su

abanico,unpreciosoyviejoabanicopintadodelsiglopasado,ymiróeldibujo,querepresentabaunafêtechampêtre:unadamaconunaguitarra,cantando,yungrupodebailarinesentornoaunHermesenguirnaldado.

—Salimos tan poco —murmuró el marqués— desde la muerte de mi pobrepadre…

—Peromiqueridopadresiguevivo,amigomío—dijo suesposa—.Sóloestoyesperando a que se me invite para aceptar —y miró con cordial atrevimiento aNewman—.Serámagnífica,estoycompletamentesegura.

Sientodecirque,paradeshonradelagalanteríadeNewman, la invitaciónnolefue concedida a esta dama en el acto; estaba dedicándole toda su atención a lamarquesa.Ésta,alfin,alzólavistaysonrió.

—Nopuedopermitirquemeofrezcaustedunafête—dijo—hastaqueyolehayaofrecidouna.Queremospresentarle anuestros amigos; los invitaremosa todos.Lodeseamosvivamente.Debemoshacerlascosasenorden.Vengaavermeentornoaldía 25; le haré saber de inmediato la fecha exacta.No tendremos a nadie de tantacalidadcomomadameFrezzolini,perovendránpersonasmuydistinguidas.Después

www.lectulandia.com-Página154

Page 155: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

podrá usted hablar de su fête —la vieja dama hablaba con cierto entusiasmoapresurado,sonriendodeunamaneracadavezmássimpática.

A Newman se le antojó una propuesta atractiva, y las propuestas así siempretocabanelvenerodesubuencarácter.LedijoamadamedeBellegardequetendríamuchogusto envenir el día25o cualquierotrodía, yque importababienpoco siconocíaasusamigosencasadeellaoenlasuyapropia.HedichoqueNewmaneraobservador,perohayqueadmitirqueenestaocasiónnollegóarepararenunasutilmirada que se cruzó entremadame de Bellegarde y el marqués, y que podemossuponer que era un comentario sobre la inocencia de la que hacía gala esta últimacláusuladesudiscurso.

Esa tarde,Valentin deBellegarde acompañódandounpaseo aNewman, y unavezsehallaronaciertadistanciadelaRuedel’Universitédijocontonoreflexivo:

—Mimadreesmuyfuerte…muyfuerte—entonces,amodode respuestaaunademáninterrogadordeNewman,continuó—:Estabaentrelaespadaylapared,peronadie lo habría dicho. Su fête del 25ha sido un invento improvisado. No tenía elmenorpropósitodedarunafête,pero,alverqueeralaúnicamaneradeescaparasupropuesta, hamirado la píldorade frente (disculpe la expresión)y la ha engullido,comohapodidoverusted,sinpestañear.Esmuyfuerte.

—¡Diosmío!—exclamóNewman,divididoentreeldeleiteylacompasión—.Sufêtemeimportaunrábano;estoydispuestoapensarquebastaconlaintención.

—No,no—dijoValentin,conunlevetoqueinconsecuentedeorgullofamiliar—.Ahoralacosasevaacelebrar,yademásmagníficamente.

www.lectulandia.com-Página155

Page 156: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXV

La noticia de Valentin de Bellegarde del alejamiento demademoiselle Nioche deldomiciliodesupadre,ysusirreverentesreflexionesentornoalaactituddelansiosoprogenitorantetangravecatástrofe,tuvieronuncomentarioprácticoenelhechodequemonsieurNiochetardóensolicitarotracitaconsuantiguoalumno.ANewmanlehabía costado cierto disgusto verse forzado a asentir a la interpretación un tantocínica que de la filosofía del anciano hacía Valentin, y, aunque las circunstanciasparecían indicar que no se había abandonado a una noble desesperación,Newmancreyómuyposiblequeestuviesesufriendoconmásintensidaddelaquedejabaver.Monsieur Nioche había adquirido la costumbre de hacerle una pequeña visita derespeto cada dos o tres semanas, y su ausencia podía ser prueba tanto de unadepresiónextremacomodeundeseodeocultareléxitoconelquehabíaenmendadosudolor.NewmanseenterópocodespuésporValentindevariosdetallesrelativosaestanuevafasedelacarrerademademoiselleNoémie.

—Yaledijequeerasorprendente—proclamóesteinfatigableobservador—,ysumanera de ingeniárselas en esta hazaña así lo demuestra. Ha tenido otrasoportunidades,peroestabadecididaaaprovecharlamejor.Duranteuntiempo,lehizoelhonordepensarquequizá fueraustedesaoportunidad.No lo era,demodoquehizo acopio de paciencia y esperó un pocomás.La oportunidad por fin le salió alpaso,yjugósubazaconlosojosbienabiertos.Estoycompletamentesegurodequenoteníaningunainocenciaqueperder,perosítodasurespetabilidad.Pormuchoqueusted la consideraseunadudosadamisela, sehabía agarrado firmemente a eso; eraimposible probar nada en su contra, y estaba resuelta a impedir que su reputacióndesapareciese antes de haber conseguido algo que le compensase. Respecto a lacompensación tenía ideas elevadas. Al parecer, su ideal se ha cumplido. Tienecincuentaaños,escalvoysordo,peroesmuydesenvueltoconeldinero.

—Y ¿dónde demonios —preguntó Newman— ha recogido usted esta valiosainformación?

—Charlando. Recuerdemis frívolas costumbres. En una conversación con unajoven que se dedica al humilde oficio de limpiadora de guantes, y que tiene unapequeñatiendaenlaRueSaint-Roch.MonsieurNiocheviveenlamismacasa,doceescalones más arriba y cruzando el patio, por cuyo portal mal barrido ha estadoentrandoysaliendo laseñoritaNoémiedurante losúltimoscincoaños.Lapequeñalimpiadoradeguanteseraunaviejaconocidamía;eraantes laamigadeunamigo,quesehacasadoyhaabandonadoeste tipodeamistades.Laveíaamenudoensucompañía. Tan pronto como la distinguí tras su pequeño y límpido escaparate, larecordé.Yollevabapuestounpardeguantesinmaculadamentenuevos,peroentréy,poniendo las manos en alto, le dije: «Querida mademoiselle, ¿cuánto pide porlimpiármelos?». «Querido conde —respondió inmediatamente—, se los limpiarégratis».Mereconocióalinstante,ytuvequeescucharsuhistoriadelosseisúltimos

www.lectulandia.com-Página156

Page 157: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

años.Perotrasesto,laencarriléporladesusvecinos.ConoceyadmiraaNoémie,ymecontóloqueleacabodereferir.

PasóunmessinquemonsieurNiochevolvieseaaparecer,yNewman,quecadamañana leía dos o tres suicidios en Le Figaro, empezó a sospechar que, ante lapertinaciadesuhumillación,habíabuscadoenlasaguasdelSenaunbálsamoparasuorgulloherido.EnlabilleterallevabaanotadaladireccióndemonsieurNioche,yundíaquepasabaporsuquartierdecidióaclarar,enlamedidadeloposible,susdudas.SedirigióalacasadelaRueSaint-Rochcuyonúmerocoincidíaconelanotado,yenun bajo cercano observó, tras una hilera colgante de guantes primorosamenteinflados, la atenta fisonomía de la informante de Bellegarde—una persona pálidavestidaconunabata—,queavizorabalacallecomosiesperasequeaquelnobletanamablefueseapasardenuevo.PeronofueaellaaquienrecurrióNewman;selimitóapreguntarlealaporterasiestabamonsieurNiocheencasa.Laporterareplicó,comoinvariablementereplicanlasporteras,quenohacíanitresminutosquehabíasalidosuinquilino; pero después, al tomarle las medidas a la fortuna de Newman desde elagujeritocuadradodelaventanadelaportería,yviéndole,medianteunprocesonoespecificado, renovándoles los áridos lugaresde la servidumbre a losocupantesdelos quintos pisos de los patios, añadió quemonsieurNioche probablemente habríatenidoeltiempojustodellegaralCafédelaPatrie,aldoblarlasegundaesquinaalaizquierda, local éste donde pasaba todas las tardes. Newman le agradeció lainformación,giróa la izquierdaen la segundaesquinay llegóalCaféde laPatrie.Titubeóun instante al ir a entrar; ¿acasono eramásbienmezquino«perseguir» alpobreviejoNiochedeesemodo?Perolevinoalacabezalaimagendeunpequeñoseptuagenariomacilentobebiendodeunvasoconaguayazúcaralentossorbitos,ydándose cuenta de su absoluta impotencia para endulzar su desolación. Newmanabrió la puerta y entró, sin percibir al principio nadamás que una densa nube dehumo de tabaco.No obstante, a través de ésta, en un rincón, columbró al cabo lafigurademonsieurNioche,queestabaremoviendoloscontenidosdeunvasohondoy tenía sentada frente a él a una dama.La espalda de la dama estaba vuelta haciaNewman, pero monsieur Nioche percibió y reconoció en seguida a su visitante.Newman había avanzado hacia él, y el anciano se levantó despacio, mirándolefijamenteconunaexpresiónaúnmásagostadaquedecostumbre.

—Si está bebiendo ponche caliente—dijo Newman—, supongo que no estarámuerto.Venga,venga,noselevante.

MonsieurNiochelemiródehitoenhito,conlamandíbulacaídaysinatreverseatenderlelamano.Ladama,quesehabíasentadodecaraaél,sediolavueltaensusitioymiróhaciaarribaconunbriosocabeceo,revelandolosagradablesrasgosdelahija demonsieur Nioche. Ésta miró con atención a Newman para ver cómo él lamirabaaella,yactoseguido—noséquéesloquedescubriría—dijocortésmente:

—¿Quétalestá,monsieur?¿Noquiereveniranuestrorinconcito?—¿Ha venido… ha venido usted en mi busca? —preguntó muy quedamente

www.lectulandia.com-Página157

Page 158: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

monsieurNioche.—Fuiasucasaparaverquéhabíasidodeusted.Penséquepodríaestarenfermo

—dijoNewman.—Esmuyamableporsuparte,comosiempre—dijoelanciano—.No,noestoy

bien.Sí,estoyenfermo.—Dileamonsieurquesesiente—dijomademoiselleNioche—.Garçon,acerca

unasilla.—¿Nos hará el honor de sentarse? —dijo monsieur Nioche, con una actitud

timoratayunacentocuyotimbreextranjerosehabíaredoblado.Newmansedijoasímismoquelomejorseríapresenciarelasuntohastaelfinal,

y se sentó en una silla al otro extremode lamesa, conmademoiselleNioche a suizquierdaysupadrealotrolado.

—Tomaráustedalgo,porsupuesto—dijolaseñoritaNoémie,queestabadandosorbitosaunacopademadeira.Newmandijoqueleparecíaqueno,yentoncesellasevolvióhaciasupadreconunasonrisa.

—Quéhonor,¿eh?Havenidosólopornosotros.MonsieurNiocheapuródeun trago largo labebidapicante,ymiróa travésde

unosojosqueenconsecuenciasehabíanpuestomáslacrimosos.—Peronohavenidoustedpormí,¿eh?—siguiómademoiselleNoémie—.¿No

esperabaencontrarmeaquí?Newmanobservóelcambiodesuaspecto.Estabamuyelegante,ymásbonitaque

antes;parecíaunoodosañosmayor,yestabaclaroque,almenosenloquecabíaver,no había hecho sino ganar en lo que a respetabilidad se refiere. Tenía el aspecto«propiodeunadama».Vestíadecoloressuaves,ylucíasutrajecaramentediscretoconunagraciaquebienpodríahabersidoelfrutodeañosdepráctica.SuserenidadysuaplombdeahoraseleantojaronaNewmanverdaderamenteinfernales,yseinclinóacoincidirconValentindeBellegardeenquelajoveneramuysorprendente.

—No,adecirverdad,nohevenidoporusted—dijo—,ynoesperabaencontrarla.Mehabíandicho—añadióalmomento—quehabíaabandonadoustedasupadre.

—Quellehorreur!—exclamómademoiselle Nioche con una sonrisa—. ¿Acasoabandonaalguienasupadre?Heaquílapruebadelocontrario.

—Sí,unapruebaconvincente—dijoNewman,echándoleunvistazoamonsieurNioche.

Elanciano,consusojosapagadosysuplicantes,sorprendióderefilónsumirada,yentonces,alzandosuvasovacío,fingióquevolvíaabeber.

—¿Quién le dijo eso? —quiso saber Noémie—. Lo sé perfectamente. FuemonsieurdeBellegarde.¿Porquénodicequesí?Noesustededucado.

—Mesientoviolento—dijoNewman.—Yosoymejorejemplo.SéquemonsieurdeBellegardeselodijo.Sabemucho

demí…oesocreeél.Sehatomadomuchasmolestiasparaenterarse,perolamitadnoescierto.Enprimerlugar,nohedejadoamipadre;lequierodemasiado.¿Noes

www.lectulandia.com-Página158

Page 159: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

así,padrecito?Monsieur deBellegarde esun joven encantador; sería imposible sermásingenioso.Tambiényosémuchosobreél;lepuededeciresolapróximavezquelevea.

—No—dijoNewmanconunamuecafirme—;novoyadarleningúnmensajedesuparte.

—Como usted guste—dijomademoiselle Nioche—. No dependo de usted, nitampoco lo hace monsieur de Bellegarde. Se interesa mucho por mí; puedeapañárselassolo.Estodouncontrasteconusted.

—Ah,esmuydiferenteamí,nolodudo—dijoNewman—.Peronollegoasaberenquésentidolodiceusted.

—Lodigoenestesentido.Antetodo,jamássehaofrecidoaservirmeunadotyunmarido—y,sonriendo,mademoiselleNiochehizounapausa—.Nodigoqueestohableafavordeél,puestoquelehagoaustedjusticia.Porcierto,¿quéfueloquelellevóahacermeunaofertatanextraña?Noteníaningúninteréspormí.

—Sí,síquelotenía—dijoNewman.—¿Ycómoeseso?—Mehabríadadoungranplacerverlacasadaconunjovenrespetable.—¡Conseismilfrancosderenta!—exclamómademoiselleNioche—.¿Aesole

llamainteresarsepormí?Metemoquesabeustedmuypocodelasmujeres.Nofueustedgalant;nofueloquepudohabersido.

Newmanenrojecióconciertafiereza.—¡Venga!—exclamó—.Esoesmásbienfuerte.Noteníaniideadequehubiese

sidotanruin.MademoiselleNiochesonrióalavezquerecogíasumanguito.—Entodocaso,esalgoquelehaenfurecido.Su padre había apoyado los dos codos sobre la mesa; se sostenía la cabeza,

inclinadahaciaadelante,conlasmanos,yconsusdelgadosdedosblancosseoprimíalas orejas.Con esta postura, tenía la vista clavada en el fondode su vaso vacío, yNewman supuso que no estaba escuchando.Mademoiselle Noémie se abotonó lachaqueta adornada en piel y, apartando su silla, echó una ojeada plenamenteconscientedesucaroaspecto,primerohaciaabajo,asusvolantes,ydespuéshaciaarriba,aNewman.

—Más le valdría haber seguido siendo unamuchacha honesta—dijo éste conserenidad.

Monsieur Nioche seguía sin apartar la vista del fondo del vaso, y su hija selevantósinabandonarsuaudazsonrisa.

—¿Tanto se lo parezco, entonces?Hoy en día, eso esmás de lo que se puededecirdemuchasmujeres.Nomejuzguetodavía—añadió—.Estoydecididaateneréxito;ésaesmiintención.Losdejo;entreotrascosas,noquieroquemeveanenloscafés.Nosemeocurrequépuedeustedquererdemipobrepadre;ahoraestámuydesahogado. Tampoco es culpa suya.Au revoir, padrecito —y le dio un toque al

www.lectulandia.com-Página159

Page 160: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

anciano en la cabeza con su manguito. Después se detuvo un instante, mirando aNewman—.¡DígaleamonsieurdeBellegardeque,cuandoquieratenernoticiasmías,vengaaobtenerlasdemí!—ydándoselavuelta,semarchó,mientraselcamarerodeldelantalblanco,conunareverencia,lesosteníalapuertaabiertadeparenpar.

Monsieur Nioche permaneció inmóvil, y Newman apenas supo qué decirle. Elancianoofrecíaunaspectodeprimentementeridículo.

—Asíquedecidióustednopegarleuntiro,despuésdetodo—dijoalpocoratoNewman.

Monsieur Nioche, sin moverse, alzó los ojos y le dedicó una mirada larga yextraña.Parecía confesarlo todoy aunasí nopedía compasión,ni se arrogaba,porotra parte, una capacidad inquebrantable para prescindir de ella. Podría haberexpresadoelestadodeánimodeuninsectoinocuoyachatadoque,conscientedelainminente presión de la suela de una bota, reflexiona que quizá sea demasiadoachatado para que lo despachurren. La mirada de monsieur Nioche era unadeclaracióndechatedadmoral.

—Ustedmedespreciaterriblemente—dijoconlamásdébildelasvoces.—No,no—dijoNewman—;noesasuntomío.Tomarselascosasconcalmaes

unbuenproyecto.—Le he soltado a usted demasiados discursos hermosos —añadió monsieur

Nioche—.Ensumomentolosdecíaenserio.—Sin duda,me alegromucho de que no le pegase un tiro—dijoNewman—.

Tambiéntemíqueselohubiesepegadousted.Poresovineabuscarle—yempezóaabotonarseelabrigo.

—Nilounonilootro—dijomonsieurNioche—.Ustedmedesprecia,yyonoselopuedoexplicar.Esperabanovolveraverle.

—Vaya,esoquediceesbastantemiserable—dijoNewman—.Nodeberíausteddesprenderse así de los amigos. Además, la última vez que vino a verme le viespecialmenteanimado.

—Sí, lo recuerdo—dijo pensativamentemonsieur Nioche—; estaba febril. Nosabíaloquedecíaniloquehacía.Eraeldelirio.

—Ah,bueno,ahoraestáustedmástranquilo.MonsieurNiocheguardósilenciounmomento.—Tantranquilocomounatumba—susurrósuavemente.—¿Esustedmuyinfeliz?MonsieurNiochesefrotólafrentedespacioyhastaseretiróunpocolapeluca,

mirandoalsesgosuvasovacío.—Sí…sí.Peroesunaviejahistoria.Siemprehesidodesdichado.Mihijahace

conmigo lo que quiere. Cojo lo que me da, sea bueno o malo. No tengotemperamento, y cuando no se tiene temperamento hay que estar callado. No lemolestarémás.

—Bueno —dijo Newman, bastante disgustado con la blanda maniobra de la

www.lectulandia.com-Página160

Page 161: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

filosofíadelanciano—,comoustedquiera.Parecía como si monsieur Nioche se hubiese preparado para ser objeto de

desprecio, pero aun así apeló con un débil movimiento contra la vaga frase deNewman.

—Al finyal cabo—dijo—esmihija,y todavíapuedocuidarla.Sivaaobrarmal,vaya,loharádetodosmodos.Perohaymuchossenderosdistintos,haygrados.Puedodarleelbeneficio…darleelbeneficio…—ymonsieurNiochehizoaquíunapausaysequedómirando fijamenteaNewman,queempezóasospecharquese lehabíareblandecidoelcerebro—elbeneficiodemiexperiencia—añadió.

—¿Suexperiencia?—preguntóNewman,alavezdivertidoyasombrado.—Miexperienciaenlosnegocios—dijogravementemonsieurNioche.—Ah,sí—dijoNewman,riéndose—,¡esolesupondráunagranventaja!—ytras

estodijoadiósyletendiólamanoalpobreyridículoanciano.MonsieurNiocheselaestrechóyseapoyócontralapared,sosteniendolamano

unmomentoyelevandolosojoshaciaNewman.—Supongoquepensaráqueestoyperdiendoeljuicio—dijo—.Esposible;tengo

undolorenlacabezaatodashoras.Poresonolepuedoexplicar,nicontarnada.¡Yellaestanfuertequemehaceiralpasoquequiere,acualquierlugar!Peroesloquehay… es lo que hay —y se detuvo sin dejar de mirar a Newman. Sus ojillosblanquecinos se dilataron y centellearon un instante como los de un gato en laoscuridad—.Estonoesloqueparece.Nolaheperdonado.¡Ah,no!

—Asíes;nolohaga—dijoNewman—.Suhijaesunmalcaso.—Todoestoeshorrible,esterrible—dijomonsieurNioche—;pero¿quiereusted

saber la verdad? ¡La odio! Cojo lo que me da, y la odio aún más. Hoy me trajotrescientosfrancos;estánaquí,enmichaleco.Ahoralaodiocasiconcrueldad.No,nolaheperdonado.

—¿Porquéaceptóeldinero?—preguntóNewman.—Denohaberlohecho—dijomonsieurNioche—,lahabríaodiadoaúnmás.En

esoconsistelamiseria.No,nolaheperdonado.—¡Tengacuidadoconhacerledaño!—dijoNewman,riéndosedenuevo.Ycon

estosedespidió.Mientraspasaba juntoa laparteacristaladadelcafé,al llegara lacalleviocómoelancianoleindicabaalcamarero,conungestomelancólico,quelerellenaseelvaso.

Undía,transcurridaunasemanadesdesuvisitaalCafédelaPatrie,fueavisitaraValentindeBellegardey,porsuerte,lehallóencasa.Newmanhablódesuencuentroconmonsieur Nioche y su hija, y dijo que se temía que Valentin había juzgadocorrectamente al anciano. Se había encontrado a la pareja confraternizando enarmonía; el rigor del viejo caballero erameramente teórico. Newman confesó queestabadecepcionado;habríapensadoquemonsieurNiocheestaríaporencimadeeso.

—¿Por encima, querido amigo? —dijo Valentin riéndose—; no hay ningunaaltura a la que se pueda subir. La única eminencia perceptible en el horizonte de

www.lectulandia.com-Página161

Page 162: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

monsieur Nioche esMontmartre, que no es un barrio edificante. No se puede sermontañeroenunpaísllano.

—De hecho —dijo Newman—, señaló que no la había perdonado. Pero ellanuncalodescubrirá.

—DebemoshacerleamonsieurNioche la justiciadesuponerquenolegustaelasunto—replicóValentin—.MademoiselleNiocheescomolosgrandesartistascuyasbiografíasleemos,quealiniciodesucarrerahansufridolaoposicióndesuentornodoméstico.Susfamiliasnohanreconocidosuvocación,peroelmundoleshahechojusticia.MademoiselleNiochetieneunavocación.

—Venga,venga—dijoNewmanconimpaciencia—,setomausteddemasiadoenserioaesapicaruela.

—Séquelohago,perocuandounonotienenadaenquépensar,debepensarenpicaruelas. Supongo que es mejor ser serio en cosas livianas que no ser serio enabsoluto.Estapicaruelameentretiene.

—Esoyalohaaveriguadoella.Sabequelahaestadoustedbuscandoportodaspartesypreguntandoporella.Sesientemuyhalagada.Esbastanteirritante.

—¡Irritante,queridoamigo—serioValentin—;nilomásmínimo!—¡Que me aspen si fuese yo a querer que una pequeña aventurera codiciosa

comoéstasupiesequemetomotantasmolestiasporella!—dijoNewman.—Unamujer bonita siempremerece lasmolestias de uno—objetóValentin—.

MademoiselleNiocheestáensuderechodesentirsehalagadapormicuriosidad,ydesaberquemehalagaqueaellalahalague.Nolahalagatanto,porcierto.

—Haríaustedbieneniradecírselo—replicóNewman—.Medioparaustedunmensajequeapuntabaenesemismosentido.

—Alabadaseasumodestaimaginación—dijoValentin—.Heidoaverla…tresvecesencincodías.Esunaanfitrionaencantadora;hablamosdeShakespeareydelosvidriosmusicales[24]. Es enormemente ingeniosa y es un caso muy curioso, nadaordinaria ni conganasde serlo…decidida a no serlo.Tiene la intenciónde cuidarmuy bien de sí misma. Es extremadamente perfecta; es tan dura y está tan biendefinidacomolafigurilladeunaninfamarinaenunatallaantigua,ylegarantizoquenotieneniunapizcamásdesentimientoodecorazónquesilahubiesenextraídodeunaenormeamatista.Niconundiamanteselepuedearañar.Enormementebonita(deverdad que cuando se la conoce esmaravillosamente bonita), inteligente, decidida,ambiciosa, sin escrúpulos, capaz demirar a un hombre estrangulado sin que se lemudeelcolor,es,afemía,extremadamenteentretenida.

—Una buena lista de atractivos —dijo Newman—; podrían pasar por ladescripciónquehaceundetectivedesucriminalpredilecto.Yolasresumiríaconotrapalabradistintade«entretenida».

—Vaya, ésa es justo la palabra que hay que usar. No digo que sea loable niadorable. No la quiero como esposa ni como hermana. Pero es una pieza demaquinariamuycuriosaysutil;megustaverlaenfuncionamiento.

www.lectulandia.com-Página162

Page 163: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Bueno, yo también he visto unas cuantas máquinas muy curiosas —dijoNewman—;yunavez,enunafábricadeagujas,vicómoauncaballerodelaciudad,quesehabíaacercadodemasiado,unadeellasloenganchabatanlimpiamentecomosilehubiesepinchadountenedor,selotragabaenderechuraylomolíaapedacitos.

Entradayalanoche,alregresarasudomiciliotresdíasdespuésdequemadamedeBellegarderegateaseconél—laexpresióneslobastanteexacta—sobreelconviteen el que le iba a presentar ante elmundo, se encontró en lamesa una tarjeta deconsiderablesdimensionesqueleanunciabaqueestadamaestaríaencasaeldía27deesemesalasdiezdelanoche.Laprendiódelmarcodesuespejoylamiróconcierta complacencia; le parecía un agradable emblema de su triunfo, una pruebadocumental de que su premio estaba ganado. Repantigado en una butaca, estabamirándola amorosamente cuandoValentin deBellegarde entró en la habitación.LamiradadeValentin siguió en el acto ladirecciónde ladeNewman,y reparó en lainvitacióndesumadre.

—¿Y qué es lo que han puesto en la esquina? —preguntó—. ¿No están los«música»,«baile»otableauxvivantsdecostumbre?Almenos,deberíanponer:«Unamericano».

—Bueno,seremosvarios—dijoNewman—.HoylaseñoraTristrammehadichoquehabíarecibidounatarjetayquehabíaenviadosuaceptación.

—Ah,entoncescontaráustedconelapoyodelaseñoraTristramysumarido.Mimadrepodríahaberpuestoenlatarjeta:«Tresamericanos».Perosospechoquenosevaaquedarustedsindiversión.VeráamuchísimaspersonasdelasmásdistinguidasdeFrancia.Merefieroaesasque tienenpedigrís larguísimosyvancon lanarizenalto, y todo eso.Algunas son tremendamente idiotas; le aconsejo que lo tome concautela.

—Bah, supongo queme caerán bien—dijoNewman—.Estoy dispuesto a queduranteestosdíasmegustentodosytodo;estoydeunhumorexcelente.

Valentinlemiróunmomentoensilencio,yluegosedejócaerenunasillaconuninusitadoairedehastío.

—¡Hombre afortunado! —dijo con un suspiro—. Tenga cuidado con volverseofensivo.

—Si alguien eligeofenderse, que lohaga.Tengo la conciencia tranquila—dijoNewman.

—Entonces,¿deverdadestáenamoradodemihermana?—¡Sí,señor!—dijoNewmantrasunapausa.—¿Yellatambién?—Supongoquesoydesuagrado—dijoNewman.—¿Qué tipo de hechizos ha utilizado? —preguntó Valentin—. ¿Cómo corteja

usted?—Ah, no tengo reglas generales—dijo Newman—. De cualquier manera que

parezcaoportuna.

www.lectulandia.com-Página163

Page 164: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Sospecho que, suponiendo que uno lo sepa —dijo Valentin, riéndose—, esusteduntipodurodepelar.Caminaconbotasdesieteleguas.

—Austed le pasa algo esta noche—dijoNewman en respuesta a esto—.Estásañudo.Ahórremesonidosdiscordanteshastadespuésdemiboda.Entonces,cuandohayasentadolacabezadeporvida,serémáscapazdetomarmelascosastalycomovengan.

—Y¿cuándosecelebrasumatrimonio?—Dentrodeseissemanas,másomenos.Valentinestuvounratoensilencio,yluegodijo:—¿Yconfíamuchoenelfuturo?—Confío.Sabíaloquequería,exactamente,yséloquetengo.—¿Estásegurodequevaaserfeliz?—¿Seguro?—dijoNewman—.Unapregunta tanabsurdamereceuna respuesta

absurda.¡Sí!—¿Noletemeanada?—¿Aquéhabríadetemer?Nosemepuedehacerdañoanoserquesememate

dealgunamaneraviolenta.Esosíquemepareceríaunaestafatremenda.Quieroviviry tengo la intención de vivir. Nome puedo morir de enfermedad, soy demasiadoridículamentefuerte;ylahorademorirdeviejoaúntardaráunratoenllegarme.Nopuedoperderamimujerporquelacuidarémuybien.Quizápierdamidineroounabuenapartedeél,perono tendrá importanciaporquevolveréaganareldoble.Asípues,¿aquéhedetemer?

—¿Notienemiedodequeparaunhombredenegociosamericanoseamásbienunerrorcasarseconunacondesafrancesa?

—Para la condesa,posiblemente sí; ¡peronopara el hombredenegocios, si esqueserefiereustedamí!Peromicondesanosevaaquedardecepcionada:¡respondoporsufelicidad!—ycomosisintieraelimpulsodecelebrarsufelizcertezaentornoaunafogata,selevantóparaarrojarunpardetroncosalyallameantehogar.

Valentin observó por unos instantes la llama avivada, y luego, con la cabezaapoyadaenlamano,soltóunsuspiromelancólico.

—¿Leduelelacabeza?—preguntóNewman.—Jesuistriste—dijoValentin,consimplicidadgala.—Está triste, ¿eh? ¿Se trata de la mujer de la que dijo la otra noche que la

adorabayquenosepodíacasarconella?—¿De verdad dije eso? Después me pareció que se me habían escapado las

palabras.DelantedeClairefuedemalgusto.Peromesentíamohínocuandohablaba,ymesigosintiendomohíno.¿Porquémehabrápresentadoustedaesamuchacha?

—Ah,asíquese tratadeNoémie,¿verdad?¡Queelcielonosasista!Noquerráusteddecirquesufredemaldeamoresporella,¿no?

—Maldeamores,no;noesunagranpasión.Perollevoclavadoaesedespiadadodiablillo enmispensamientos;mehamordido con esosdientecillosuniformesque

www.lectulandia.com-Página164

Page 165: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

tiene; tengo la sensación de que podría volverme rabioso y cometer alguna locura.Todo esto es muy mezquino, asquerosamente mezquino. Es la mujerzuela másmercenariadetodaEuropa.Ysinembargo,deverasqueafectaamipazdeespíritu;me corretea a todas horas por la cabeza. Contrasta extraordinariamente con larelaciónnobleyvirtuosaquetieneustedconella;¡unvilcontraste!Resultabastantelamentable que sea esto lo mejor que puedo hacer por mí mismo a mi respetableedad.Ensomme,soyunjovenencantador,¿no?Nopuedeustedgarantizarcuálserámifuturo,comohaceconelsuyo.

—Dejeaesachica,punto—dijoNewman—;nosevuelvaaacercaraellayleirábienenelfuturo.VéngaseaAméricayleconseguiréunempleoenunbanco.

—Es fácil decir que la deje—dijoValentin con una risa leve—.No se puededejar a una mujer bonita así como así. Hay que ser cortés, incluso con Noémie.Además,novoyaconsentirquepiensequelatemo.

—Entonces, entre la cortesía por un lado y la vanidad por otro, ¿va usted ahundirsemásenel fango?Consérvelasparaalgomejor.Recuerde, también,queyono quería presentársela; usted insistió. A mí me producía una sensación bastanteinquietante.

—Ah,noseloreprocho—dijoValentin—.¡Diosmelibre!Pornadadelmundomehabríaperdidoconocerla.Esverdaderamenteextraordinaria.Elmodoenquehadesplegadoyalasalasesasombroso.Nosabríadecircuándomehaentretenidomásunamujer.Perodiscúlpeme—añadióal instante—,austedno leentretienesaberatravésdeterceros,yeltemaesinmoral.Hablemosdeotracosa.

Valentincambiódetema,peroaloscincominutosNewmanobservóque,conunatransicióndescarada,habíaretomadoamademoiselleNiocheyestabaretratandosusmodalesycitandomuestrasdesusmots.Eranmuyocurrentes,y,paraunajovenqueseis meses antes había estado pintando las más torpes madonnas, eranasombrosamente cínicas. Pero al fin, de súbito, se detuvo, se tornó pensativo yduranteunratonodijonada.Cuandoselevantóparamarcharse,saltabaalavistaquesuspensamientosseguíangirandoentornoamademoiselleNioche.

—¡Sí,esunterriblemonstruillo!—dijo.

www.lectulandia.com-Página165

Page 166: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXVI

Los diez días siguientes fueron losmás felices que hasta entonces había conocidoNewman. Veía a madame de Cintré a diario, y no vio ni a la vieja madame deBellegarde ni al mayor de sus futuros cuñados. A madame de Cintré le acabópareciendo apropiado disculparse por el hecho de que jamás estuvieran presentes.«Estánocupadísimos—dijo—haciéndoleloshonoresdeParísalordDeepmere».Lasolemnidadconquehizoestadeclaraciónfueacompañadadeunasonrisa,quesehizomásprofundacuandoañadió:«Esnuestroprimoséptimo,sabeusted,ylasangreesmásespesaqueelagua.Yademás,¡estaninteresante!».

Yconestoserio.Newman se encontró dos o tres veces con la joven madame de Bellegarde,

siempredeambulandoconunaelegantevaguedad,comosi fueseenbuscadealgúninalcanzableidealdediversión.Lerecordabaunfrascopintadodeperfumequetieneuna grieta; pero había llegado a desarrollar un sentimiento afectuoso hacia ella,basado en que madame de Bellegarde le debía fidelidad conyugal a Urbain deBellegarde.Compadecía a la esposademonsieur deBellegarde, sobre todoporqueera una morenita boba y ansiosa por sonreír en la que se adivinaba un corazóndesordenado.Aveceslamarquesitalemirabaconunaintensidaddemasiadomarcadaparanoserinocente,pueslacoqueteríatienematicesmássutiles.Eraevidentequelequeríapedirodeciralgo;Newmansepreguntabadequésetrataría.Perosemostrabarenuente adarleunaoportunidad,porque si sumensaje se refería a la aridezde susuertematrimonialnosabíadequémanerapodríaayudarle.Tenía la impresión,noobstante,dequealgundíaellaseleacercaríaylediría(despuésdemirarentornoasí) con un suave susurro apasionado: «Sé que detesta a mimarido; concédame elplacerdeasegurarlequeporunaveztieneustedrazón.¡Compadézcasedeunapobremujer que está casada con la réplica en papel maché de un reloj!». Dueño, sinembargo,afaltadeunconocimientocompetentedelosprincipiosdelaetiqueta,deunsentidomuyclarodela«mezquindad»deciertasacciones,aNewmanleparecíaquelopropiodesuposicióneramantenerseenguardia;noibaadarleaestagenteelpoderdedecirqueensucasahabíahechonadadesagradable.Asílascosas,madamedeBellegardesolíacomunicarlelasnovedadesrelativasalvestidoquepensaballevarensuboda,yque,ensucreativaimaginación,apesardesusnumerosasentrevistasconelsastre,aúnnosehabíaresueltoensucomplejatotalidad.

—Ledijeausted lazosazulclaroen lasmangas,en loscodos—comentaba—.Perohoynoveomislazosazulesparanada.Noséquéhasidodeellos.Hoyveorosa,unrosasuave.Yluegopasoporextrañasfasesdeaburrimientoenlasquenielazulnielrosamedicennada.Yaunasíhedetenerloslazos.

—Queseanverdes,oamarillos—decíaNewman.—Malheureux! —exclamaba entonces la marquesita—. ¡Unos lazos verdes

romperíansumatrimonio:sushijosseríanilegítimos!

www.lectulandia.com-Página166

Page 167: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

MadamedeCintrésemostrabaserenamentefelizanteelmundo,yNewmanteníala dicha de imaginarse que ante él, cuando el mundo se ausentaba, estaba casiagitadamentefeliz.MadamedeCintrédecíacosasmuytiernas.

—Nome da usted ninguna alegría. Jamásme da la oportunidad de reñirle, decorregirle.Contaba con ello; esperaba disfrutarlo. Pero no hace nada espantoso; esusted tristemente inofensivo.Todoestoesunaestupidez;nohayningunaemoción;paraeso,bienpodríacasarmeconotro.

—Me temo que no sé hacerlo peor—decía Newman a modo de respuesta—.Tengalaamabilidaddepasarporaltolainsuficiencia.

Leasegurabaqueél,almenos,nuncalaregañaría;eratotalmentesatisfactoria.—¡Ojalá supiera—decía— con qué exactitud es usted lo que ambicionaba! Y

empiezoacomprenderporquéloambicionaba;elhechodetenerlocambiatantolascosas como me esperaba. Ningún hombre ha estado jamás tan satisfecho con subuena suerte. Lleva manteniendo la calma durante la última semana justo comoquería que lo hiciesemi esposa.Dice usted exactamente las cosas que quiero quediga.Sepaseaporlahabitaciónjustocomoquieroquesepasee.Tieneelgustoenelvestirquequieroquetenga.Ensuma,cumpleustedlasexpectativas;y,nolodude,misexpectativaseranaltas.

ParecióqueestoscomentariospusieronuntantoseriaamadamedeCintré.Alfindijo:

—Estésegurodequenocumplosusexpectativas;susexpectativassondemasiadoaltas. No soy todo lo que usted supone; soy algo muy inferior. Es una mujermagnífica,eseidealsuyo.Dígame,¿cómollegóaalcanzartantaperfección?

—Nuncafuedeotramanera—dijoNewman.—Pienso realmente—siguiómadame deCintré—que esmejor quemi propio

ideal.¿Sabeustedqueesuncumplidoexcelente?Enfin,caballero,¡meadueñarédeella!

La señora Tristram fue a ver a su querida Claire después de que Newmananunciase su compromiso, y al día siguiente le dijo a nuestro héroe que su buenasuerteera,sinmás,absurda.

—Yesquelaparteridículaquetiene—dijo—esque,evidentemente,vaustedasertanfelizcomosisecasaraconlaseñoritaSmitholaseñoritaThompson.Aestolellamoyounabrillantebodaparausted,perorecibelabrillantezsinpagaracambioningún impuesto. En estas cosas se suele tener que llegar a un compromiso, perousted aquí lo tiene todo, y nada desplaza a nada.Además, va a ser brillantementefeliz.

Newmanlediolasgraciasporsumaneraamableyalentadoradedecirlascosas;ninguna mujer podía animar o desanimar mejor que ella. Tristram tenía un mododistintodedecirlascosas;suesposalehabíallevadoavisitaramadamedeCintré,ydiouninformedelaexpedición.

—Estaveznomepillaustedopinandosobresucondesa—dijo—;yametílapata

www.lectulandia.com-Página167

Page 168: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

enunaocasión.Esunacosadelomásturbia,dichoseadepaso:rondarleauntipoparasondear loquepiensasobre lamujercon laquesevaacasaruno.Semereceustedloquelevenga.Luego,porsupuesto,correustedacontárseloaella,yellaseencargadehacerlepasarunratoagradablealpobrediablodepravadoen laprimeravisitaqueleshace.Contodo,leharéaustedlajusticiadedecirlequenoparecequese lohayacontadoustedamadamedeCintré;o, si lohahecho,es inusitadamentemagnánima. Estuvo muy agradable; fue tremendamente cortés. Ella y Lizzie sesentaronenelsofá,estrechándoselasmanosyllamándosechèrebellelaunaalaotra,ycadatrespalabrasmadamedeCintrémedirigíaunasonrisamagnífica,comoparadarme a entender que también yo soy un encanto. Ha compensado con creces suindiferencia del pasado, se lo aseguro; estabamuy simpática y sociable. Sólo quemalditalahoraenqueselemetióenlacabezadecirqueteníaquepresentarnosasumadre; sumadrequería conocer a sus amigosdeusted.Yonoquería conocer a sumadre, y estuve apuntodedecirle aLizzieque entrase solaymedejase esperarlafuera.PeroLizzie,consuinfernalhabilidaddecostumbre,adivinómipropósitoymesojuzgóconundestellodesusojos.Asíquesemarcharoncogidasdelbrazo,yyolasseguícomopude.Nosencontramosa laancianaensubutaca, jugueteandoconsuspulgaresaristocráticos.MiróaLizziedepiesacabeza;pero,sihayqueserjustos,enesejuegoLizzieestuvoalaaltura.MiesposaledijoqueéramosgrandesamigosdelseñorNewman.Lamarquesaselaquedómirandouninstanteyluegodijo:«¡Ah,elseñorNewman!MihijahatomadoladecisióndecasarseconuntalseñorNewman».Después,madamedeCintréempezóaagasajaraLizziedenuevo,ydijoqueeraestaqueridadamaquienhabíaplaneadoelcasamientoyloshabíaunido.«Ah,esustedaquiendebodar lasgraciaspormiyernoamericano—ledijo laancianaa la señoraTristram—. Una idea muy ingeniosa por su parte. No dude de mi gratitud». Yentoncesempezóamirarmeamí,yalcabodijo:«Hágameelfavordedecirme,¿sededica usted a manufacturas de algún tipo?». Me entraron ganas de decirle quefabricabaescobasparaquelasmontenbrujasviejas,peroLizziesemeadelantó.«Miesposo,madamelaMarquise—dijo—,perteneceaesadesdichadaclasedepersonasquenotienennioficionibeneficio,yquelehacenunflacobienalmundo».Contaldeatizaralavieja,pocoleimportabaadóndemearrojabaamí.«¡Santocielo!—dijolamarquesa—.Todos tenemos nuestras obligaciones». «Me temo que lasmíasmeobliganadespedirmedeusted»,dijoLizzie.Ynosmarchamossinceremonias.Pero,enfin,tieneustedunasuegra,enelsentidomásfuertedeltérmino.

—Ah—dijoNewman—,loquemásdeseamisuegraesdejarmeenpaz.Llegó con tiempo, la tarde del día 27, al baile demadame de Bellegarde. La

antiguacasadelaRuede l’Universitéteníaunaspectoraramenteespléndido.Enelcírculodeluzproyectadodesdelaverjaexterior,undestacamentodelaplebemirabacómoibanentrandoloscarruajes;elpatioestabailuminadoconrefulgentesantorchasyelpórticosehabíarecubiertoconunaalfombracarmesí.CuandollegóNewman,tansólounascuantaspersonashabíanhechoactodepresencia.Lamarquesaysusdos

www.lectulandia.com-Página168

Page 169: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

hijas estaban en lo alto de la escalera, donde la vieja ninfa pálida del rincón seasomaba desde una enramada de plantas.Madame de Bellegarde, vestida de finablondapúrpura,parecíaunaancianapintadaporVanDyck;madamedeCintrévestíade blanco. La anciana saludó aNewman conmajestuosa etiqueta, y,mirando a sualrededor, llamó a varias de las personas que se hallaban cerca. Eran caballerosancianos,pertenecientesalaqueValentindeBellegardehabíadenominadocategoríadelasnaricesenalto;dosotreslucíancordonesyestrellas.Seaproximaronconunaprestezaacompasada,ylamarquesadijoquedeseabapresentarlesalseñorNewman,quese ibaacasarconsuhija.Entoncespresentósucesivamentea tresduques, trescondesyunbarón.Estoscaballeroshicieronuna reverenciaysonrierondemaneramuy cordial, y Newman se entregó a una serie de apretones demano imparcialesacompañadosdeun«Encantadodeconocerle,señor».MiróamadamedeCintré,peroellanoleestabamirando.Si laconcienciaquedesupropiapersonateníaNewmanhubiese sido de una naturaleza tal como para llevarle a referirse constantemente aella, comoun crítico antequien, enpúblico, representaba él supapel, quizáhabríaconsideradounapruebahalagadoradelaconfianzademadamedeCintréelhechodequenuncalasorprendíaposandolosojossobreél.EsunareflexiónqueNewmannohizo, pero no obstante podemos arriesgarnos a decir que, a pesar de estacircunstancia, es probable que ella viese hasta el último movimiento de su dedomeñique.LajovenmadamedeBellegardevestíaunaudazatavíodecrespóncarmesí,sembradodeenormeslunasplateadas:finoscuartoscrecientesylunasllenas.

—Nodiceustednadademivestido—ledijoaNewman.—Tengolasensación—respondió—deestarmirándolaatravésdeuntelescopio.

Esmuyextraño.—Siesextraño,entoncesestáalaalturadelaocasión.Peroyonosoyuncuerpo

celeste.—Nuncahevistoelcielodemedianocheconese tonoparticulardecarmesí—

dijoNewman.—Ahíestámioriginalidad;cualquierapodríahaberescogidoelazul.Micuñada

habríaescogidounlindotonoazul,conunadocenadelunitasdelicadas.Peropiensoqueelcarmesíesmuchomásdivertido.Ycomunicomiidea,queeslaclaridaddelaluna[25].

—Claridaddelalunayderramamientodesangre—dijoNewman.—Unasesinatoalaluzdelaluna—seriomadamedeBellegarde—.¡Quéidea

tan deliciosa para un traje! Para terminar de completarla, llevo una daga dediamantes,¿lave?,hincadaenmicabello.PeroaquívienelordDeepmere—añadióalinstante—;hedeaveriguarquéopiniónlemerece.

LordDeepmereseacercó,conlacaramuycoloradayriéndose.—LordDeepmerenoconsiguedecidiraquiénprefiere,siamicuñadaoamí—

dijomadamedeBellegarde—.LegustaClaireporqueessuprima,yyoporquenolosoy. Pero no tiene ningún derecho a cortejar a Claire, mientras que yo estoy

www.lectulandia.com-Página169

Page 170: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

totalmente disponible. Estámuymal cortejar a unamujer que está comprometida,peroestámuymalnocortejaraunacasada.

—Ah, cortejar a mujeres casadas es muy divertido —dijo lord Deepmere—,porquenotepuedenpedirquetecasesconellas.

—¿Esesoloquehacenlasotras…lassolteras?—seinteresóNewman.—Santocielo,sí—dijolordDeepmere—;enInglaterra,todaslaschicaslepiden

aunoquesecaseconellas.—Yeltalunoseniegabrutalmente—dijomadamedeBellegarde.—Vaya,enrealidad,¿sabeusted?,unonosepuedecasarconcualquierchicaque

selopida—dijosuseñoría.—Suprimanoselopedirá.SevaacasarconelseñorNewman.—¡Ah,esoyaesotracosa!—seriolordDeepmere.—Ustedlahabríaaceptadoaella,supongo.Esomedaesperanzasdeque,alfiny

alcabo,meprefiereustedamí.—Ah, cuando las cosas son buenas nunca prefiero una a otra—dijo el joven

inglés—.Mequedocontodas.—¡Ay,quéhorror!Meniegoaquesemetomeasí;amíhayquedejarmeaparte

—dijomadame deBellegarde—.El señorNewmanesmuchomejor; sabe escoger.Ah, escoge como si estuviese enhebrando una aguja. Prefiere amadame deCintrésobretodoslosseresocosasconcebibles.

—Bueno,nopuedeustedevitarqueyoseasuprimo—ledijo lordDeepmereaNewmanconcándidoregocijo.

—Oh, no, no puedo evitarlo —dijo Newman, riéndose a su vez—; ¡ni ellatampoco!

—Ynopuedeustedevitarquebaileconella—dijolordDeepmerecondecididallaneza.

—Sólopodría impedirlo si yomismobailase conella—dijoNewman—.Pero,pordesgracia,nosébailar.

—Ah, se puede bailar sin saber; ¿no es así, milord? —dijo madame deBellegarde.Pero lordDeepmerereplicóqueun tipo teníaquesaberbailarsiqueríaevitar convertirse en el hazmerreír de todos; y justo en ese momento Urbain deBellegardeseunióalgrupo,apasolentoyconlasmanosalaespalda.

—Esunafiestaespléndida—dijodebuenaganaNewman—.Laviejacasaestáresplandeciente.

—Siausted le gusta, nosquedamos contentos—dijo elmarqués, subiendo loshombrosyarqueándoloshaciaadelante.

—Oh, sospecho que a todo el mundo le gusta —dijo Newman—. ¿Cómo nohabríadegustarlescuandoloprimeroquevenahídepiealentraresasuhermana,tanbellacomounángel?

—Sí, es muy hermosa —asintió solemnemente el marqués—. Pero, como esnatural,paraotraspersonasesonosuponeunafuentedesatisfaccióntangrandecomo

www.lectulandia.com-Página170

Page 171: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

parausted.—Sí,estoysatisfecho,marqués,estoysatisfecho—dijoNewmanconsumorosa

pronunciación—.Yahora,dígame—añadió, echandounvistazogeneral—quiénessonalgunosdesusamigos.

MonsieurdeBellegardemiróa sualrededorensilencio, inclinando lacabezayllevándoselamanoallabioinferior,queseestuvofrotandodespacio.UntorrentedepersonashabíaestadoentrandoalasaladondesehallabaNewmanconsuanfitrión,lossalonesseestabanllenandoyelespectáculosehabíavueltomagnífico.Recibíasuresplandor, sobre todo, de los hombros lustrosos y de las profusas joyas de lasmujeres,asícomodelavoluminosaeleganciadesusvestidos.Nohabíauniformes,yaque lapuertademadamedeBellegardeestaba inexorablementecerradapara losesbirrosdelpoderadvenedizoqueporaquelentoncesgobernabasobrelasfortunasdeFrancia,ylagranreuniónderostrossonrientesyparloteantesapenasestabaadornadacontrazosdeunabellezaarmónica.Esunapena,sinembargo,queNewmannofueseun fisonomista, porque muchos de los rostros eran agradables, expresivos ysugerentes de unamanera irregular. De haber sido otra la ocasión, difícilmente lehabrían agradado; le habría parecidoque lasmujeres no eran lo bastante bonitas yqueloshombressonreíancondemasiadaafectación;peroahoraestabadehumorparanorecibirsinoimpresionespositivas,ynoescudriñabamásalláqueparapercibirquetodoelmundoeraespléndidoyparasentirquelasumadesusesplendoresformabapartedesupropiocrédito.

—Lepresentaréaunaspersonas—dijoalcabodeunratomonsieurdeBellegarde—.Voyaencargarmedeello.¿Melopermite?

—Ah,darétodoslosapretonesdemanoqueustedquiera—dijoNewman—.Sumadremeacabadepresentaramediadocenadeancianoscaballeros.Tengacuidadoconnovolveraelegiralosmismosindividuos.

—¿Quiénessonloscaballerosquelehapresentadomimadre?—Afemíaque semehaolvidado—dijoNewman, riéndose—.Aquí todas las

personasseparecenmucho.—Sospechoqueellosaustednolehanolvidado—dijoelmarqués,yempezóa

cruzar las salas.Newman, para no alejarse de él enmedio de lamuchedumbre, leagarródelbrazo,traslocual,durantealgúntiempo,elmarquéssiguióavanzandoenlínea recta, en silencio. Al fin, al llegar al extremo de la serie de salas de recibo,Newman sevio enpresencia deunadamadedimensionesmonstruosas que estabasentada en una butacamuy espaciosa, con varias personas de pie que la rodeabanformandounsemicírculo.Estepequeñogruposehabíaidodividiendoamedidaquese acercaba elmarqués, ymonsieur de Bellegarde dio un paso adelante y duranteunosinstantespermaneciósilenciosoysolícito,conelsombreroalzadoalaalturadesuslabios,comohabíavistoNewmanquehacíanenlaiglesiaalgunoscaballerostanpronto como llegaban a sus bancos. Verdaderamente, la dama guardaba unasemejanzamuyecuánimeconunavenerableefigiedealgúnaltaridólatra.Eradeuna

www.lectulandia.com-Página171

Page 172: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

corpulenciamonumentalyestabaimperturbablementeserena.ANewmansuaspectolepareciócasialarmante;tuvounaatribuladapercepcióndeunatriplebarbilla,unosojillospenetrantes,unavastaextensióndepechodescubierto,unadestellantetiaradeplumas y gemas que daba cabeceos y una inmensa circunferencia de faldones desatén.Consupequeñogrupodeespectadores,estaextraordinariamujerlerecordabaa la Mujer Gorda de las ferias. Clavó sus ojillos sobre los recién llegados, sinpestañear.

—Querida duquesa—dijo el marqués—, permítame que le presente a nuestrobuenamigoelseñorNewman,delqueyanoshaoídohablar.ComoesmideseodaraconoceralseñorNewmanatodosaquellosquenossonqueridos,nopodíadejardeempezarporusted.

—Encantada, querido amigo; encantada,monsieur —dijo la duquesa con unavocecita que, aun siendo estridente, no era desagradable, mientras Newman lepresentaba sus respetos—. He venido con el fin de ver a monsieur. Espero queaprecie el cumplido. Para eso, no tiene más que mirarme, señor —prosiguió,recorriendosupersonaconunamiradaqueloabarcabatodo.Newmanapenassupoquédecir,aunquepensóqueaunaduquesaquebromeabasobresucorpulenciaselepodíadecircasicualquiercosa.AloírqueladuquesahabíavenidoapropósitoparaveraNewman,loscaballerosquelarodeabansevolvieronunpocoylemiraronconuna curiosidad cordial. El marqués le mencionó, con gravedad sobrenatural, elnombre de cada uno, a la vez que el caballero aludido hacía una inclinación decabeza;todoselloseranloqueenFranciaseconocecomobeauxnoms—.Teníaunasganasenormesdeverle—siguióladuquesa—.C’estpositif.Enprimerlugar,letengomucho aprecio a la persona con la que se va a casar usted; es la criatura másencantadoradeFrancia.Cuídesede tratarlabien,o sino tendránoticiasmías.Peropareceustedbueno.Mehandichoqueesustedmuysorprendente.Heoídotodotipodecosasextraordinariasacercadeusted.Voyons,¿sonciertas?

—Noséquéhapodidooír—dijoNewman.—Ah, tiene usted su légende. Hemos oído que su carrera ha sido de lo más

variada,delomásbizarre.¿Quéesesodequehaceunosdiezañosfundóunaciudaden elGranOeste, una ciudad que hoy cuenta conmediomillón de habitantes? Esustedelpropietarioexclusivodeeseflorecientepoblado,yenconsecuenciaesustedfabulosamente rico, y aún sería más rico si no cediese tierras y casas exentas dealquileratodoslosreciénllegadosquesecomprometananofumarcigarrosjamás.Aestepaso,noshandicho,entresañoslenombraránpresidentedeAmérica.

Laduquesa recitóestadivertida«leyenda»conunplácidoaplomoquedioasudiscurso,ajuiciodeNewman,elairedeserunfragmentodeundivertidodiálogodeuna obra de teatro, interpretado por una veterana actriz cómica. Antes de queterminasedehablar,Newmanhabíaestalladoenunasonoracarcajada incontenible.«Querida duquesa, querida duquesa», empezó a murmurar el marqués con voztranquilizadora.Dosotrespersonasseallegaronhastalapuertadelahabitaciónpara

www.lectulandia.com-Página172

Page 173: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ver quién se estaba riendo de la duquesa. Pero la dama continuó con la confianzaamabley serenadeunapersonaque,por serduquesa, tenía lacertezadeque se leescuchaba, y que, por ser una mujer gárrula, era independiente del pulso de suauditorio.

—Pero sé que es usted extraordinario. Debe de serlo, para haberse ganado elafectodeestebuenmarquésydesuadmirablemadre.Noconcedensuestimaatodoelmundo.Sonmuyexigentes.Niyomisma,aestasalturas,estoydemasiadoseguradeposeerla. ¿Eh,Bellegarde?Yaveoqueparagustarleshayque ser unmillonarioamericano.Perosuverdaderotriunfo,queridoseñormío,escomplaceralacondesa;es unamujer tan difícil como una princesa de un cuento de hadas. Su éxito es unmilagro. ¿Cuál es su secreto? No le pido que lo revele delante de todos estoscaballeros,perovengaavermealgúndíaydemeunamuestradesustalentos.

—ElsecretoesdemadamedeCintré—dijoNewman—.Esaellaaquienhadepreguntar.Estribaenquetieneunacaridadinmensa.

—¡Muybonito!—dijoladuquesa—.Paraempezar,éstahasidounamuestramuybonita.¿Qué,Bellegarde,yateestásllevandoamonsieur?

—Tengounaobligaciónquecumplir,queridaamiga—dijoelmarqués,señalandoalosotrosgrupos.

—Ah,enustedyaséloqueesosignifica.Bueno,hevistoamonsieur;esoeraloquequería.Nopuedepersuadirmedequenoeslistísimo.Adiós.

Mientras Newman seguía adelante con su anfitrión, preguntó quién era laduquesa.

—La damamás grande de Francia—dijo elmarqués.Monsieur de Bellegardepresentóentoncesasufuturocuñadoaunasveintepersonasmásdeambossexos,alparecer seleccionadas por su carácter típicamente augusto. En algunos casos, estecarácter iba escrito con buena letra sobre el semblante de su portador; en otros,Newman agradecía toda la ayuda que a su descubrimiento pudiese contribuir lareferencia impresionantemente breve que le daba su acompañante. Había hombresaltosymajestuosos,yhombrespequeñosyefusivos;habíadamas feasconencajesamarillosyjoyaspintorescas,ydamasbonitasdehombrosblancosenloscualeslasjoyas y todo lo demás estaban ausentes. Todo el mundo prestaba una extremaatención a Newman, todo el mundo sonreía, todo el mundo estaba encantado deconocerle,todoelmundolemirabaconesamelifluadurezadelabuenasociedad,quesaca lamanoperonodejadecerrarelpuñosobre lamoneda.Sielmarquésestabayendodeunladoaotrocomoundomadordeosos,sicabíasuponerquelaficcióndelaBellaylaBestiahabíadadoconsupiezadeacompañamiento,laimpresióngeneralparecía ser que el oso era una buena imitación del género humano. Newmanconsiderómuy«agradable»suacogidaentrelosamigosdelmarqués;nopodríahaberdichonadamejorasufavor.Eraagradablequeletratasencontantacortesíaexplícita;eraagradableoírpronunciarcumplidostanafinados,conuntoquedeingenio,desdedebajo de bigotes de cuidadas formas; era agradable ver cómo las inteligentes

www.lectulandia.com-Página173

Page 174: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

francesas—todasparecíaninteligentes—dabanlaespaldaasusparejasparaecharleun buen vistazo al extraño americano con quien se iba a casarClaire deCintré, yrecompensaralobjetodelaexhibiciónconunaencantadorasonrisa.Alfin,mientrassealejabadeunejércitodesonrisasylisonjasvarias,Newmansorprendióalmarquésmirándolecondureza;yporeso,tansóloporuninstante,sepasórevista.«¿Meestarécomportando como unmaldito necio?—se preguntó—. ¿Estaré andando como unterriersobresuspatastraseras?».EnesemomentoreparóenlaseñoraTristram,queestaba al otro lado de la sala, y, despidiéndose demonsieur de Bellegarde con ungestodelamano,seabriópasohaciaella.

—¿Llevo la cabeza demasiado estirada? —preguntó—. ¿Parece como si mehubiesenenganchadolabarbillaconelextremoinferiordeunapolea?

—Tiene usted el aspecto de todos los hombres felices: muy ridículo—dijo laseñoraTristram—.Es lohabitual,nimejornipeor.Llevoobservándoledesdehacediezminutos,yheestadoobservandoamonsieurdeBellegarde.Estonolegusta.

—Entonces, mayor mérito el suyo por pasar por ello —replicó Newman—.Aunqueserégeneroso.Novoyamolestarlemás.Peroesquesoymuyfeliz.Nomepuedoquedaraquíquieto.Porfavor,cójamedelbrazoydemosunpaseo.

Guio a la señora Tristram por todas las habitaciones. Había muchísimas, y,decoradasparalaocasiónyllenasdeunamuchedumbremajestuosa,sunoblezaalgodeslucidarecuperabaellustre.LaseñoraTristram,mirandoasualrededor,dejócaeruna seriedecomentariosmoderadamente incisivos sobre losdemás invitados.PeroNewman daba respuestas vagas; apenas la oía; sus pensamientos estaban en otrolugar.Estabansumidosenuna jovial sensacióndeéxito,de logroydevictoria.Suinquietudpasajerarespectoasinoestaríapareciendountontosehabíadesvanecido,dejándole sencillamente con una intensa satisfacción. Había conseguido lo quequería.Elsabordeléxitosiemprelehabíaresultadosumamentegrato,yhabíatenidolasuertedeconocerloamenudo.Perojamáslehabíasidotandulce,jamássehabíaasociadocontantascosasbrillantesysugerentesydivertidas.Lasluces,lasflores,lamúsica, la multitud, las espléndidas mujeres, las joyas, hasta la extrañeza delmurmullogeneralizadodeunaingeniosalenguaextranjera:todoeraunsímboloyunaintensareafirmacióndequehabíaconseguidosuobjetivoydequehabíaensanchadoeltúneldelamina.SilasonrisadeNewmaneramásampliaquedecostumbre,noerala vanidad halagada la que movía los hilos; no tenía el menor deseo de que leseñalasen con el dedo ni de conseguir un éxito personal. Si hubiese podidocontemplar la escenadesdearriba, invisible, a travésdeunagujeroenel tejado, lahabría disfrutado exactamente igual. La escena le habría representado su propiaprosperidadyhabríaacentuadoesarelajadasensaciónante lavidaa laque, tardeotemprano, conseguíaorientar todas susexperiencias.Ahoramismo, la copaparecíaestarllena.

—Es una fiestamuy bonita—dijo la señora Tristram cuando llevaban un ratopaseando—.Nohevistonadaqueobjetar,salvoamimaridoapoyándosecontrauna

www.lectulandia.com-Página174

Page 175: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

paredyhablandoconunindividuoalquesupongoquetomaporunduque,perodelquemásbientiendoasospecharqueeselencargadodelaslámparas.¿Creequelospodríaseparar?¡Tireunalámpara!

DudodequeNewman,quenoveíaningúnmalenqueTristramcharlaseconunhábilmecánico,hubiesesatisfechoesteruego,peroenesemismoinstanteValentindeBellegardeseacercó.Newman,semanasantes,lehabíapresentadoalhermanomenordemadame de Cintré a la señora Tristram, de cuyos méritos Valentin extraía uncaracterísticodisfruteyalacuallehabíahechovariasvisitas.

—¿Ha leído usted Belle Dame sans Merci de Keats? —preguntó la señoraTristram—.Merecuerdaustedalhéroedelabalada:

Ah,¿quéteaqueja,caballeroquevagassolitarioypálido?

—Siestoysolo,sedebeaquehesidoprivadodesucompañía—dijoValentin—.Además,esdebuenosmodalesqueningúnhombreaexcepcióndeNewmanparezcafeliz.Todoestoesensubeneficio.Niaustedniamínoscompeteponernosanteeltelón.

—Lapasadaprimaverameprometióusted—ledijoNewmanalaseñoraTristram—quea losseismesesdeaquella fechasufriríaunmonstruosoarrebatodecólera.Medalaimpresióndequehallegadolahora,y,sinembargo,lomásparecidoaalgotempestuosoquesoycapazdehacerenestosmomentosesofrecerleuncaféglacé.

—Ledijequeharíamoslascosasalogrande—dijoValentin—.Nomerefieroaloscafésglacés.Perotodoelmundoestáaquí,ymihermanameacabadedecirqueUrbainhaestadoadorable.

—Es un buen tipo, es un buen tipo—dijo Newman—. Le quiero como a unhermano.Esomerecuerdaquedeberíairadecirlealgocortésasumadre.

—Sí,yqueseaalgorealmentecortés—dijoValentin—.¡Puedequesealaúltimavezqueleentrentantasganasdehacerlo!

Newmansefue,casidispuestoaagarraralaviejamadamedeBellegardeporlacintura.Recorrióvariashabitacionesyalfindioconlaviejamarquesaenelprimersalón.Estabasentadaenunsofá,consujovenpariente,lordDeepmere,asulado.Eljoven parecía algo aburrido; tenía las manos metidas en los bolsillos y, habiendoestiradolospies,teníalosojosclavadossobrelaspuntasdesuszapatos.Alparecer,madamedeBellegarde lehabíaestadohablandoconbastante intensidadyesperabaunarespuestaaloquehabíadicho,oalgunaseñaldelefectoquehabíancausadosuspalabras.Teníalasmanosdobladassobreelregazo,ymirabalasimplefisonomíadesuseñoríaconunairedeirritacióneducadamentecontenida.

LordDeepmerealzólavistaalacercarseNewman,seencontróconsusojosyselemudóelcolor.

—Metemoqueinterrumpounaconversacióninteresante—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página175

Page 176: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

MadamedeBellegardesepusoenpie,y,alverquesuacompañanteselevantabaalavez,seagarróasubrazo.Poruninstantenorespondió,yluego,anteelsilenciodelordDeepmere,dijoconunasonrisa:

—LocortésseríaquelordDeepmeredijesequeeramuyinteresante.—¡Ah,noescortesía!—exclamósuseñoría—.Perosíqueerainteresante.—MadamedeBellegardeleestabadandobuenosconsejos,¿eh?—dijoNewman

—;¿leestababajandounpocoeltono?—Le estaba dando unos consejos excelentes—dijo la marquesa, clavando sus

descaradosojossobrenuestrohéroe—.Élverásilossigue.—¡Sígalos,señor,sígalos!—exclamóNewman—.Cualquierconsejoqueledéla

marquesaestanoche serábueno;yesqueestanoche,marquesa,debeustedhablarconunespíritualegreycómodo,yesocreabuenosconsejos.Yavequetodoloquelarodeasedesarrollaconéxitoyesplendor.Sufiestaesmagnífica;hasidomuybuenaidea.Esmuchomejordeloquehabríasidoaquellacosamía.

—Siausted lecomplace, estoy satisfecha—dijomadame deBellegarde—.Mideseoeracomplacerle.

—¿Quiereustedcomplacermeunpocomás?—dijoNewman—.Dejeanuestronoble amigo; estoy seguro de que quieremarcharse ymenear un poco los talones.Después,cójamedelbrazoypaseemosporlassalas.

—Mideseo es complacerle—repitió la vieja dama.Y liberó a lordDeepmere,dejandoaNewmansorprendidoantesudocilidad—.Siestejovenessabio—añadió—,iráabuscaramihijaylepediráunbaile.

—He estado respaldando su consejo—dijoNewman, inclinándose hacia ella yriéndose—;¡supongoquemelotendréquetragar!

LordDeepmereseenjugólafrenteysemarchó,ymadamedeBellegardecogióelbrazodeNewman.

—Sí,esunafiestamuyagradableyamistosa—afirmóéstemientrasavanzabanpor su circuito—.Parece que todos conocen a todos y que se alegran de verse.Elmarquésmehapresentadoamuchísimaspersonas,ymesientocomounomásdelafamilia.Esunaocasión—siguióNewman,queriendodecir algo concienzudamenteamable y alentador— que siempre habré de recordar, y que recordaré con muchoplacer.

—Creoqueesunaocasiónqueningunodenosotrosolvidará—dijolamarquesaconsupronunciaciónpurayesmerada.

Lagente le abría pasomientras pasaba; algunos sevolvían amirarla, y recibiómuchos saludos y apretones de mano que aceptaba con la más refinada de lasdignidades.Pero,apesardequesonreíaatodoelmundo,nadadijohastaquellegóalaúltimadelashabitaciones,dondeencontróasuhijomayor.«Essuficiente,señor»,declaróentoncesconmoderadasuavidadaNewman,ysedirigióhaciaelmarqués.Ésteletendióambasmanosycogiólassuyas,parallevarladespuéshastaunasientoconairedetiernaveneración.Formabanungrupofamiliarsumamentearmonioso,y

www.lectulandia.com-Página176

Page 177: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newman se retiró condiscreción.Sedesplazópor las habitacionesdurante un ratomás,circulando libremente, sobresaliendoentrecasi todas laspersonasdebidoa sugran altura, renovando la relación con algunos de los grupos a los que Urbain deBellegardelehabíapresentadoydespachandodemanerageneralizadaelsobrantedesuecuanimidad.Todoseguíapareciéndoleextremadamenteagradable,perohastalascosas más agradables tienen un final, y la velada empezó a llegar a su término.Sonaban los últimos acordes de música y la gente buscaba a la marquesa paradespedirse. Al parecer, había cierta dificultad para encontrarla, y Newman oyó elrumor de que había abandonado el baile porque se sentía desfallecida. «Hasucumbidoalasemocionesdelanoche—oyódeciraunadama—.¡Pobremarquesaquerida;meimaginoloquehatenidoqueserparaella!».

Peroinmediatamentedespuésoyóquesehabíarecuperadoyqueestabasentadaen una butaca cercana a la puerta, recibiendo cumplidos de despedida de grandesdamasqueinsistíanenquenoselevantase.Él,asuvez,fueenbuscademadamedeCintré.Lahabíavistomuchasvecesmientraspasabaporsuladoenrápidosgirosdevals,perodeacuerdoconsusinstruccionesexplícitasnohabíaintercambiadoniunasolapalabraconelladesdeeliniciodelavelada.Comotodalacasasehabíaabiertodeparenpar,loscuartosdelarezdechausséetambiénestabanaccesibles,sibienahísehabíanreunidomenospersonas.Newmandeambulóporellos,observandoaunascuantasparejasdispersasqueparecíanagradeceresterelativoretiro,yllegóhastaunpequeñoinvernaderoquedabaaljardín.Elfinaldelinvernaderoestabaformadoporunaláminadecristaltransparente,sinplantasqueladisimulasenyqueadmitíalaluzdelasestrellasdeinvierno,tandirectamentequebienpodíaparecerqueunapersonaque estuviese ahí quieta había salido al aire libre. Ahora se encontraban allí dospersonas,unadamayuncaballero;alamujer,vistadesdedentrodelahabitaciónyapesardequeestabadeespaldas,NewmanlareconocióalinstantecomomadamedeCintré.Dudósiavanzarono,pero justoentoncesellasedio lavueltay lemiró,alparecer notando que él estaba ahí. Posó sus ojos sobre Newman un instante, ydespuéssedirigiódenuevoasuacompañante.

—CasiesunapenanocontárseloalseñorNewman—dijosuavemente,peroconuntonoqueNewmanpudooír.

—¡Díselosiquieres!—respondióelcaballero,conlavozdelordDeepmere.—¡Ah,dígamelo,porloquemásquiera!—dijoNewman,avanzando.Observó que lord Deepmere tenía la cara muy roja y que había retorcido sus

guantes hasta formar una cuerda apretada, como si hubiese estado exprimiéndolosparasecarlos.Cabíapresumirqueeransignosdeunaemociónviolenta,yaNewmanleparecióqueenelrostrodemadamedeCintrépodíanversetrazasdeunaagitaciónanáloga.Losdoshabíanestadohablandomuyefusivamente.

—Loqueledeberíadecirnohacesinohonraramilord—dijomadamedeCintré,sonriendoconbastantefranqueza.

—Noporelloleibaagustarmás—dijomilordconsutorperisa.

www.lectulandia.com-Página177

Page 178: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Venga, ¿cuál es el misterio? —los apremió Newman—. Aclárenlo. No megustanlosmisterios.

—Hemosdeteneralgunascosasquenonosgustan,yprescindirdeotrasquesí—dijoeljovennoblerubicundosindejardereírse.

—AlordDeepmerelehonra,peronoatodoelmundo—dijomadamedeCintré—. Así que no diré nada. Puedes estar seguro —añadió, tendiéndole la mano alinglés, que se la cogió entre tímida e impetuosamente—.Yahora, ¡ve a bailar!—dijo.

—¡Ah,sí,tengounasganasenormesdebailar!Iréymeachisparéunpoco—ysemarchócaminandoconunacarcajadalúgubre.

—¿Quéhaocurridoentreustedes?—preguntóNewman.—No se lo puedo decir… ahora—dijomadame de Cintré—. Nada que deba

entristecerle.—¿Haintentadoelinglesitohacerlelacorte?Ellavaciló,yluegodijocongravedad:—¡No!Esuntipomuyhonesto.—Peroestáustedagitada.Algoocurre.—Nada,repito,quedebaponerletriste.Semehapasadolaagitación.Algúndía

lecontarédequésetrataba;ahora,no.¡Ahoranopuedo!—Bueno, confieso—observóNewman—quenoquiero oír nadadesagradable.

Estoysatisfechocontodo…enespecial,conusted.Hevistoatodaslasdamasyhehabladoconmuchas,peroesusteddequienestoysatisfecho.

Madame de Cintré le cubrió por un momento con su mirada larga y suave, ydespués desvió la vista hacia la noche estrellada. Así que guardaron silencio unmomento,unoalladodelotro.

—Digaqueestásatisfechaconmigo—dijoNewman.Larespuestasehizoesperarunmomento;alfinllegó,envozbajaperonítida:—Soymuyfeliz.Fueseguidadeunascuantaspalabrasprocedentesdeotrafuente,queleshicieron

darselavuelta.—Pordesgracia,metemoquemadamedeCintrésevaaenfriar.Meheatrevidoa

traerleunchal.LaseñoraBreadestabaallí,discretamentesolícita,sosteniendounpañoblanco.—Gracias—dijomadamedeCintré—; lavisióndeesas fríasestrellasdejauna

sensaciónglacial.Novoyacogerelchal,sinoquevolveremosaentrarenlacasa.Volvió y Newman fue tras ella, y a su vez la señora Bread se hizo

respetuosamenteaunladoparaabrirlespaso.Newmansedetuvouninstanteantelaanciana,yellalemiróconunsaludosilencioso.

—Ah,sí—dijoél—,debevenirseavivirconnosotros.—Pues entonces, señor, sime lo permite—respondió ella—, ¡no se ha librado

usteddemí!

www.lectulandia.com-Página178

Page 179: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXVII

Newman era aficionado a lamúsica y amenudo iba a la ópera. Un par de tardesdespués del baile de madame de Bellegarde estaba sentado escuchando DonGiovanni,obraéstaquenuncahabíavistorepresentadayencuyohonorhabíavenidoaocuparsubutacadeplateaantesdelasubidadeltelón.Confrecuenciareservabaunpalcoamplioeinvitabaaungrupodecompatriotas;erauntipodepasatiempoalqueeramuyadicto.Legustabaorganizargruposdeamigosydirigirlosrumboalteatro,yllevarlos amontar en carruajes altoso a cenar en remotos restaurantes.Legustabahacer cosas que implicasen pagar por la gente; la vulgar verdad es que disfrutaba«invitándolos». Esto no se debía a que estuviese lo que se dice envanecido por laopulencia; manejar dinero en público le resultaba, por el contrario, absolutamenteantipático; tenía una especie demodestia personal al respecto, semejante a lo quehabría sentido aseándosedelante de espectadores.Perode lamismamaneraque leresultaba grato ir primorosamente vestido, le suponía una íntima satisfacción (ladisfrutaba muy clandestinamente) mediar, en términos pecuniarios, en un plan deplacer.Ponerenmarchaaungrupoampliodepersonasytransportarlaslejos,hacersecon vehículos especiales, fletar vagones de tren y barcos de vapor, todo esoarmonizaba con su disfrute de las iniciativas audaces y hacía que la hospitalidadpareciesemásactivayviniesemásalcaso.Unascuantastardesantesdelaocasióndela que hablo, había invitado a varias damas y caballeros a la ópera a escuchar amadameAlboni;ungrupoqueincluíaalaseñoritaDoraFinch.Ocurrió,sinembargo,quelaseñoritaDoraFinch,sentadacercadeNewmanenelpalco,habíadisertadoconbrillanteznosólodurantelosentreactossinotambiéndurantemuchasdelasmejorespartes de la representación, de manera que Newman había salido con la irritantesensacióndequemadameAlboniteníaunavocecitachillonayquesufraseomusicalestabamuyaderezadoconrisitasdetiponervioso.Trasesto,seprometióasímismoqueduranteuntiempoiríasoloalaópera.

CuandoeltelónhubocaídoalconcluirelprimeractodeDonGiovanni,Newmansediomediavueltaenelasientoparaobservarlasala.Justoentonces,enunodelospalcos,vioaUrbaindeBellegardeyasuesposa.Lapequeñamarquesaestabamuyocupadahaciendounbarridode la sala conunos anteojos, yNewman, suponiendoque le veía, decidió ir a desearle buenas tardes. Monsieur de Bellegarde estabaapoyado contra una columna, inmóvil, la mirada al frente, con una mano en lapecheradesuchalecoblancoyconlaotrasujetándoseelsombrerosobreelmuslo.Newmanestabaapuntodedejar su sitio cuandoadvirtió, enaquellaoscura regióndedicadaalospalcospequeñosqueenFranciarecibenelnadainadecuadonombrede«bañeras»,unrostroquenilatenueiluminaciónniladistanciallegabanavolverdeltodoimpreciso.Eraelrostrodeunamujerjovenybonita,yestabacoronadoporunacoiffurederosasydiamantes.Lapersonaencuestiónestabaechandounvistazoportodalasala,ysuabanicosemovíadeatráshaciaadelanteconcalculadaelegancia;

www.lectulandia.com-Página179

Page 180: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

cuandolobajó,Newmanpercibióunosregordeteshombrosblancosyelbordedeunvestido rosado. Juntoa ella,muycercade sushombrosyhablando, evidentementeconunfervoralqueellasecomplacíaenapenashacercaso,estabasentadounjovencon la cara colorada y el cuello de la camisamuy bajo.Una rápida ojeada dejó aNewmanfueradetodaduda;lalindajoveneraNoémieNioche.Newmanestudióconatenciónlasprofundidadesdelpalco,pensandoquequizásupadreestuviesepresente,pero,ajuzgarporloqueconseguíaver,laelocuenciadeljovennoteníamásoyentes.Alcabo,Newmanseabriócaminoparasalir,yalhacerlopasóbajolabaignoiredemademoiselleNoémie.Ellalevioacercarse,ylededicóungestoyunasonrisaqueparecíandestinadosaasegurarlequeseguíasiendounachicadenaturalbondadoso,apesardesuenvidiableascensoen lavida.Newmanpasóal foyer y loatravesó.Depronto,sedetuvodelantedeuncaballeroqueestabasentadoenunodelosdivanes.Loscodosdelcaballeroestabanapoyadossobresusrodillas;inclinadohaciaadelante,miraba fijamente el pavimento, al parecer perdido en reflexiones de corte bastantefunesto. Pero a pesar de su cabeza gachaNewman le reconoció, y almomento sesentóasulado.EntonceselcaballeroalzólamiradayexhibióelsemblanteexpresivodeValentindeBellegarde.

—¿Enquédemoniospiensatanafondo?—preguntóNewman.—Enunasuntoqueexigepensarafondoparahacerlejusticia—dijoValentin—.

Miinconmensurableidiotez.—¿Quéesloqueocurreahora?—Lo que ocurre ahora es que vuelvo a ser un hombre, y tan necio como de

costumbre.Peroestuveenuntrisdetomarmeaesachicaausérieux.—¿Se refiere a esa joven que está bajo la escalera, en una baignoire, con un

vestidorosa?—dijoNewman.—¿Se ha dado cuenta de lo luminoso que es ese rosa?—preguntó Valentin a

mododerespuesta—.Lahaceparecertanblancacomolalechefresca.—Blancoonegro,comoustedquiera.Pero¿hadejadodeiraverla?—Ah,Dioslebendiga,no.¿Porquéhabríadehacerlo?Yohecambiado,peroella

no—dijoValentin—.Veo que, después de todo, es una pequeña y vulgar canalla.Peroestandivertidacomosiempre,yunodebedivertirse.

—Bueno,mealegrodequelaconsideretandesagradable—replicóNewman—.Supongoquesehabrátragadoustedtodasaquellaspreciosaspalabrasquelededicólaotranoche.Lacomparóconunzafiro,ountopacio,ounaamatista…algunapiedrapreciosa;¿cuálera?

—Nomeacuerdo—dijoValentin—,¡quizáconuncarbúnculo![26]Peroestaveznomevaadejarenridículo.Notieneningúnencantoauténtico.Escaermuybajo,equivocarseconunapersonaasí.

—Lefelicito—declaróNewman—porhabérselecaídolavendadelosojos.Esungrantriunfo,deberíasentirsemejor.

—¡Sí, me hace sentir mejor! —dijo alegremente Valentin. Y a continuación,

www.lectulandia.com-Página180

Page 181: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

controlándose, miró de soslayo a Newman—. Me da la sensación de que se estáriendousteddemí.Sinofueradelafamilia,melotomaríaamal.

—No,nomeestoyriendo,nitampocosoydelafamilia.Mehacesentirmal.Esustedun tipodemasiado inteligente,estáhechodeunapastademasiadobuenaparaperder el tiempo con altibajos causados por ese tipo de mercancías. ¡Hacermatizaciones sutiles sobre la señorita Nioche…! La idea me resulta enormementeabsurda.Dicequeharenunciadoustedatomárselaenserio;peromientrasselatomedealgunamanera,selaestarátomandoenserio.

Valentin se dio media vuelta en su sitio y miró a Newman durante un rato,frunciendoelentrecejoyfrotándoselasrodillas.

—Vous parlez d’or. Pero tiene unos brazos asombrosamente bonitos. ¿Querrácreerquenolosupehastaestatarde?

—Pero,aunasí,esunapequeñayvulgarcanalla,recuérdelo—dijoNewman.—Sí;elotrodíatuvoelmalgustodeponerseainsultarasupadre,alacara,en

mipresencia.Nuncalohabríaesperadodeella;¡ay,fuetodaunadecepción!—Perosiquiere tantoa supadrecomoa su felpudo—dijoNewman—.Eso lo

descubrílaprimeravezquelavi.—Ah, ésa es otra cuestión; tiene derecho a pensar lo que quiera del viejo

mendigo.Perolodeinsultarlefuemezquino;medejóbastanteperplejo.Tuvoquevercon unas enaguas de volantes que él tenía que haber recogido de la lavandera; alparecer,nohabíacumplidoconsueleganteobligación.Casilepegaunsopapo.Élsequedómirándolaconsuspequeñosojosausentesyalisándoseelviejosombreroconel bajo de la chaqueta. Al final se dio la vuelta y se marchó sin decir palabra.Entoncesyoledijequeerademuymalgustohablarleasíalpadredeuno.Elladijoquemeagradeceríamuchoqueselohiciesesabercadavezquesugustoestuvieraenfalta;queteníaunaconfianzainmensaenelmío.Ledijequenomepodíatomarlamolestia de educar susmodales; que había supuesto que ya habían sido educados,siguiendolosmejoresmodelos.Mehabíadecepcionado.Noobstante,losuperaré—dijoValentinalegremente.

—¡Ah, el tiempo lo cura todo! —respondió Newman con jocosa sobriedad.Permanecióunmomentoensilencio,ydespuésañadióconotrotono—:Quisieraquepensaraenloqueledijeelotrodía.VéngaseconnosotrosaAmérica,ylepondréenelcaminodelosnegocios.Tieneustedmuybuenacabeza,peronolausa.

Valentinhizounasimpáticamueca.—Micabezaleestámuyagradecida.¿Serefiereaesepuestoenunbanco?—Hayvariossitios,perosupongoqueelbancolepareceríaelmásaristocrático.Valentinseechóareír.—¡Mi querido amigo, de noche todos los gatos son pardos! Cuando uno se

degrada,yanohayniveles.Newmanestuvounminutosinresponder.Despuésdijo:—Creo que descubrirá que dentro del éxito hay niveles —dijo con cierta

www.lectulandia.com-Página181

Page 182: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sequedad.Valentin se había vuelto a echar hacia adelante, apoyando los codos en las

rodillas,yarañabaelsueloconsubastón.Alfindijo,alzandolavista:—¿Deverdadpiensaquetendríaquehaceralgo?Newmanposó lamano sobre el brazode su amigoy lemirópor un instante a

travésdeunospárpadossagazmenteentreabiertos.—Inténteloyverá.Nodaustedlatalla,peroharemoslavistagorda.—¿Deverdadpiensaquepuedoganaralgodedinero?Megustaríasaberquése

sientecuandosetieneunpoco.—Hagaloqueledigoyserárico—dijoNewman—.Piénselo—y,mirándoseel

reloj, se preparó para reemprender su camino hacia el palco de madame deBellegarde.

—Palabradehonorquelopensaré—dijoValentin—.IréaescucharaMozartotramediahora(siemprepiensomejorconmúsica)ymeditaréprofundamentesobreello.

El marqués estaba con su esposa cuando entró Newman en su palco; estabadesabrido, distante y correcto, comode costumbre; o, según aprecióNewman, aúnmásquedecostumbre.

—¿Quéleparecelaópera?—preguntónuestrohéroe—.¿QuéopinadelDon?—TodossabemosloqueesMozart—dijoelmarqués—;nuestrasimpresionesno

datan de esta velada.Mozart es juventud, frescura, brillantez, facilidad; demasiadafacilidad,quizá.Pero,pormomentos,lainterpretaciónesdeplorablementetosca.

—Tengomuchacuriosidadporvercómoacaba—dijoNewman.—HablaustedcomosifueseunfeuilletonenLeFigaro—observóelmarqués—.

Yahabrávistoestaópera,¿no?—Nunca—dijoNewman—.Estoysegurodequemeacordaría.DoñaElvirame

recuerdaamadamedeCintré;nomerefieroasuscircunstancias,sinoalamúsicaquecanta.

—Es una matización muy fina —se rio con ligereza el marqués—. No haymuchasposibilidades,supongo,dequemadamedeCintréseatraicionada.

—¡Nomuchas!—dijoNewman—.Pero¿quéleacabaocurriendoalDon?—El diablo baja… o sube… —dijo madame de Bellegarde— y se lo lleva

consigo.SupongoqueZerlinalerecordaráamí.—Meiréunratoalfoyer—dijoelmarqués—yledarélaoportunidaddedecir

queelcomendador(elhombredepiedra)separeceamí.Ysaliódelpalco.Lapequeñamarquesaobservóun instanteel rellanoaterciopeladodelbalcón,y

despuésmurmuró:—Unhombredepiedra,no;unhombredemadera.Newmanhabíacogido la sillavacíadesumarido.Ellanoprotestó,yentonces,

súbitamente,sediolavueltayapoyósuabanicoplegadosobreelbrazodeNewman.—Me alegro mucho de que haya venido al palco—dijo—. Quiero pedirle un

www.lectulandia.com-Página182

Page 183: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

favor.Quisehacerloeljueves,enelbailedemisuegra,peronomedioustedningunaoportunidad.Estabausteddetanbuenhumorquepenséquequizámeconcediesemipequeñofavorenaquelmomento;ynoesqueahorapuedadecirsequeparecetriste.Esalgoquehadeprometerme.Ahoraeselmomentodecogerle;unavezcasado,noserviráustedparanada.¡Venga,prométalo!

—Nunca firmo un papel sin leerlo antes —dijo Newman—. Enséñeme sudocumento.

—No,hadefirmarloconlosojoscerrados;yolesostendrélamano.Venga,antesde que meta la cabeza en la soga. Debería usted darme las gracias por darle unaocasióndehaceralgodivertido.

—Sitandivertidoes—dijoNewman—,aúnloserámásdespuésdecasarme.—Enotraspalabras—exclamómadamedeBellegarde—,queno lovaahacer.

Tendrámiedodesuesposa.—Bueno, si la cosa es intrínsecamente impropia—dijoNewman—, no tomaré

parteenella.Sinoloes,loharédespuésdemiboda.—Habla como un tratado de lógica, ¡y de lógica inglesa, por añadidura! —

exclamómadame de Bellegarde—. Prométame, entonces, que lo hará después decasarse.Alfinyalcabo,disfrutaréobligándoleacumplirlo.

—Entonces,deacuerdo,despuésdecasarme—dijoNewmanconserenidad.Lapequeñamarquesavacilóunmomento,mirándole,yNewmansepreguntóqué

vendríaacontinuación.—Supongo que sabrá usted lo que es mi vida —dijo ella al cabo—. No me

divierto,noveonada,nohagonada.VivoenParísde lamismamaneraquepodríavivirenPoitiers.Misuegramellama…¿cómoesesapalabratanbonita?¿Pindonga?Me acusa de ir a lugares inauditos, y cree que debería darme suficientemotivo dealegríaquedarmesentadaencasacontandoconlosdedosamisancestros.Pero¿porquéhabríadepreocuparmepormisancestros?Estoyseguradequeellosnuncasehanpreocupadopormí.Notengolamenorintencióndevivirconunaviseraverdesobrelosojos;opinoquelascosassehicieronparaservistas.Miesposo,sabeusted,tieneprincipios,yelprimerodelalistaesquelasTulleríassonespantosamentevulgares.Si lasTulleríassonvulgares,susprincipiossonunapesadez.Siquisiera,yopodríatener tantos principios como él. Si creciesen en el árbol familiar, me bastaría consacudirunpocoelmíoparaquecayeseunaduchadelosmásdistinguidos.Entodocaso,prefieroBonapartesinteligentesaBorbonesestúpidos.

—Ah, ya veo; quiere usted ir a palacio —dijo Newman, haciendo vagasconjeturas respecto a que quizá quisiera que él apelase a la legación de EstadosUnidosparaallanarleelcaminoalossalonesimperiales.

Lamarquesasoltóunarisitaestridente.—Estáustedamilmillasdedistancia.YameocuparéyomismadelasTullerías;

eldíaquedecida ir, sealegraránmuchode recibirme.Tardeo tempranobailaréenunacuadrillaimperial.Séloquemevaadecir:«¿Ysevaaatrever?».Puessíqueme

www.lectulandia.com-Página183

Page 184: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

atreveré.Temoamimarido;essuave,tranquilo,irreprochable,todoloqueustedyasabe; pero le tengomiedo… le tengo unmiedo horrible. Y sin embargo habré dellegar a las Tullerías. Pero no será este invierno, ni quizá tampoco el siguiente, ymientrastantohedevivir.Porelmomento,quieroiraotrositio;esmisueño.QuieroiralBalBullier.

—¿Al Bal Bullier?—repitió Newman, a quien al pronto nada le decían estaspalabras.

—ElbailedelQuartierLatin,dondebailanlosestudiantesconsusqueridas.Nomedigaquenohaoídohablardeél.

—Ah,sí—dijoNewman—;heoídohablardeél;ahorameacuerdo.Inclusoheestadoahí.Y¿allíquiereir?

—Es ridículo, es vulgar, es todo lo que usted quiera. Pero quiero ir. Algunosamigos míos han ido, y dicen que es tremendamente drôle[27]. Mis amigos van atodaspartes;laúnicaquesequedaalicaídaencasasoyyo.

—Medalaimpresióndequeahoramismonoestáencasa—dijoNewman—,yyonodiríaexactamentequeestéalicaída.

—Meaburrodemuerte.Enlosúltimosochoañosheidoalaóperadosvecesalasemana. Siempre que pido algo me tapan la boca con el consabido «Por favor,madame,¿acasonotieneunpalcoenlaópera?¿Quémáspuededesearunamujerdebuengusto?».Enprimerlugar,mipalcoenlaóperaibaincluidoenmicontrat;melotienenquedar.Estanoche,porejemplo,habríapreferidomilvecesiralPalaisRoyal.PeromimaridoseniegaairalPalaisRoyalporquelasmujeresdepalaciovanmuchoallí.Yasepodráustedimaginar,entonces,simevaallevaralBullier;dicequeesunameraimitación(ymala)deloquehacenencasadelaprincesaKleinfuss.Perocomoyo no voy a lo de la princesa Kleinfuss, lo siguiente mejor es ir al Bullier. Encualquiercaso,esmisueño;esunaideafija.Loúnicoquelepidoaustedesquemeofrezcasubrazo;esustedlapersonamenoscomprometedora.Noséporqué,peroloes.Lopuedoorganizar.Algohabrédearriesgar,peroéseesasuntomío.Además,lafortunafavorecealosvalientes.Nomerechace;¡esmisueño!

Newmansoltóunasonorarisotada.LeparecíaquenovalíalapenaserlaesposadelmarquésdeBellegarde,unahijadeloscruzados,herederadeseissiglosdegloriasy tradiciones,parahabercentrado laspropiasaspiracionesenunaescenaen laquevarioscentenaresdemuchachaslesquitabanalosjóveneslossombrerosapuntapiés.Se le antojabaun temadignodeunmoralista,perono tenía tiempoparamoralizarsobre ello. El telón se alzó de nuevo;monsieur de Bellegarde volvió y Newmanregresóasusitio.

Observó que Valentin de Bellegarde había tomado asiento en la baignoire demademoiselle Nioche, detrás de la joven y de su acompañante, lugar donde se lepodíaversólosiselebuscabaconatención.Duranteelsiguienteacto,Newmanseloencontró en el vestíbulo y le preguntó si había reflexionado sobre su posibleemigración.

www.lectulandia.com-Página184

Page 185: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Sideverdadteníaintencióndemeditar—dijo—,podríahaberescogidomejorsitio.

—Ah, el sitio no estaba mal —dijo Valentin—. No estaba pensando en esamuchacha. Escuchaba la música, y, sin pensar en la representación ni mirar elescenario, le daba vueltas a su propuesta. Al principio me parecía bastantedescabellada.Y entonces cierto violín de la orquesta (pude distinguirlo) empezó asonar diciendo: «¿Por qué no, por qué no?». Y acto seguido todos los violinesrecogieroneserápidomovimiento,ylabatutadeldirectorparecíabatirloenelaire:«¿Porquéno,porquéno?».¡Sinduda,nopuedoresponderaeso!Noveoporquéno.No veo por qué no habría de hacer algo. Realmente, me parece una idea muybrillante.Todoestoestámuytrasnochado.Además,podríavolverconunbaúlllenodedólares.Yesposiblequeloencuentredivertido.Dicenquesoyunraffiné;¿quiénsabesiquizádescubriréunencantoinsospechadoenhacerdetendero?Tendríaciertoaspecto romántico,pintoresco;quedaríabienenmibiografía.Pareceríaque soyunhombre fuerte, un hombre de primera, un hombre que ha dominado lascircunstancias.

—No se preocupe por cómo quedaría—dijo Newman—. Siempre queda bientener medio millón de dólares. No hay ninguna razón para que no pueda ustedtenerlossiatiendealoqueledigo(sóloamí)ynohablaconotrossujetos.

Metiósubrazoeneldesuamigo,yestuvieroncaminandounratodeunextremoa otro por uno de los pasillos menos frecuentados. La imaginación de Newmanempezó a arder con la idea de convertir a su brillante e indomable amigo en unhombre de negocios de primera. Sintió en ese momento una especie de fervorespiritual, el fervordelpropagandista.Suardor era, enparte, frutode esemalestargeneralqueleproducíalacontemplacióndeuncapitalsininvertir;unainteligenciadetantacalidadcomoladeBellegardeteníaqueaplicarseausosdealtura.Losusosmás elevados que la experiencia le había dado a conocer a Newman eran ciertasartimañastrascendentesparacomerciarenaccionesdeferrocarril.Sufervor,además,se avivópor el cariño personal que le tenía aValentin; sentía por él una suerte decompasiónque,eraconscientedeello,jamáspodríahaberhechoentenderalcondedeBellegarde. No le abandonaba la sensación de que era una lástima que ValentinconsideraseunavidaplenaelrotarconbotasbruñidasentrelaRued’AnjouylaRuede l’Université, recorriendo de paso el Boulevard des Italiens, cuando allá enAméricaelpaseodeunoabarcabatodouncontinenteyelbulevarseextendíadesdeNuevaYork aSanFrancisco.Además, lemortificaba pensar queValentin no teníadinero;habíaenelloalgodolorosamentegrotesco.ANewman leafectabacomo lohabríahecholaignoranciadeuncompañero,porlodemásirreprochable,enrelaciónconalgunaramarudimentariadelsaber.Anteuncasoasí,habríadichoquehaycosasqueunosabedemodonatural.Delamismamanera,siunopretendíaestarcómodoenelmundo, tenía dinero como algonatural; ¡lo había ganado!A juicio deNewman,habíaalgocasiridículamenteanómaloenelespectáculodeaspiracionesfogosasque

www.lectulandia.com-Página185

Page 186: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

no iban acompañadasdegrandes inversiones en ferrocarriles; aunquepuedo añadirque no habría sostenido que tales inversiones fuesen en sí mismas un buenfundamentoparateneraspiraciones.

—Conseguiréquehagaalgo—ledijoaValentin—;lepondréenmarcha.Sédeunascuantascosasenlasquelepodremoshacerunhueco.Yaveráloqueestrabajarcon energía. Tardará un poco en acostumbrarse a esta vida, pero en seguida seadaptará,yalcabodeseismeses(cuandohayahechounpardecosasporsucuenta)legustará.Yestandoallísuhermana,leresultarámuygrato.Tambiénparaellaserágrato tenerle austed.Sí,Valentin—siguióNewman,dándoleuncordial apretónalbrazo de su amigo—, creo que veo cuál es el mejor estreno para usted. Guardesilencioyleempujarédirectamentehaciaadentro.

Newman continuó con esta veta protectora un rato más. Los dos hombres seestuvieronpaseandoduranteuncuartodehora.Valentinescuchabayhacíapreguntas,provocandoconmuchasdeellaslascarcajadasdeNewmanantelaingenuidaddesuignorancia de los procedimientos corrientes de ganar dinero; también él sonreía, amediasentrelaironíaylacuriosidad.Yaunasí,estabaserio;lefascinabalaversiónprosaicaquedelaleyendadeElDoradohacíaNewman.Contodo,eraciertoque,sibienaceptarun«estreno»enunacasacomercialamericanapodíaseralgovaliente,original y sumamente gustoso en sus consecuencias, objetivamente Valentin nollegabaaverseasímismohaciéndolo.Asíque,cuandosonólacampanaparaindicarelfinaldelentreacto,hubociertoheroísmofingidoenelhechodequedijese,consubrillantesonrisa:

—¡Bueno, entonces encarríleme; empújeme hacia adentro! Me pongo en susmanos.Sumérjameenelpucheroyconviértameenoro.

Habíanpasadoalpasilloquerodeabalafiladebaignoires,yValentinsedetuvofrentealoscuropalquitoenelquemademoiselleNiochesehabíaacomodadoyapoyólamanoenelpicaporte.

—Ah,venga,¿vuelveustedahí?—preguntóNewman.—MonDieu,oui—dijoValentin.—¿Notieneotrositio?—Sí,tengomisitiohabitual,enelpatiodebutacas.—Entonces,máslevaldríairaocuparlo.—TambiéndesdeallíveomuybienaNoémie—añadióserenamenteValentin—;

yestanochemerecelapenaverla.Pero—añadióalinstante—justoahoratengounarazónconcretaparavolver.

—Ah,merindo—dijoNewman—.¡Estáustedencaprichado!—No,sereducealosiguiente.Hayunjovenenelpalcoalquelefastidiaráque

entre,yquierofastidiarle.—Lamentooíreso—dijoNewman—.¿Nopuededejarenpazalpobretipo?—No,mehadadounmotivo.Elpalconoessuyo;Noémiellegósolayseinstaló.

Fui a hablar con ella, y al poco ratome pidió que fuese a recoger su abanico del

www.lectulandia.com-Página186

Page 187: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

bolsillodesuabrigo,quesehabíallevadolaouvreuse.Enmiausencia,estecaballeroentró y cogió la silla de al lado de Noémie, en la que yo estaba sentado. Mireaparición ledisgustó,y tuvo lagroseríademanifestarlo.Estuvoenun trisde serimpertinente.Noséquiénes;unvulgarcanallacualquiera.Nosemeocurrededóndesacaamistadesasí.Haestadobebiendo,además,peroaunasísabeloquesetraeentremanos.Justoahora,enelsegundoacto,havueltoasergrosero.Volveréahaceractode presencia durante diezminutos: tiempo de sobra para darle una oportunidad deexplayarsesileapetece.Deverdadquenopuedopermitirqueestebrutopiensequemeestádejandofueradelpalco.

—Mi querido amigo—le reconvinoNewman—, ¡vaya juego de niños!No iráustedabuscarpeleaporesachica,espero.

—Lachicanotienenadaqueverenesto,ynotengoningunaintencióndebuscarpelea.Nosoyunmatónniunmatamoros.Sencillamente,quieroquequedeclarounpunto,comocorrespondeauncaballero.

—¡Ah,malditoseasupunto!—dijoNewman—.Éseeselproblemadeustedeslos franceses; siempre tienen que estar aclarando puntos. Bueno —añadió—, seabreve.Perosisevaadedicaraestetipodecosas,tendremosqueembarcarlerumboaAméricaantesdeloprevisto.

—Muy bien —respondió Valentin—, cuando usted quiera. Pero si me voy aAmérica,nodebopermitirqueestecaballerosupongaqueesparahuirdeél.

Ysesepararon.Al terminarelacto,NewmanobservóqueValentinseguíaenlabaignoire. Se dirigió de nuevo hacia el pasillo, esperando encontrarse con él, ycuandoestabaapocospasosdelpalcodemademoiselleNiocheviosalirasuamigo,acompañadodel jovenque sehabía sentado junto a suhermosaocupante.Losdoscaballeros caminaron a paso rápido hasta un extremo lejano del vestíbulo, dondeNewmanadvirtióquesedeteníanyseponíanahablar.Losgestosdeamboseranmuytranquilos,peroeldesconocido,queparecíaacalorado,sehabíaempezadoaenjugarenfáticamenteelrostroconunpañuelo.Paraentonces,Newmanyahabíallegadoalaalturadelabagnoire;lapuertasehabíaquedadoabiertadeparenpar,ydentroveíaunvestido rosa.Entró inmediatamente.MademoiselleNioche sevolvióy le saludóconunaespléndidasonrisa.

—Ah, ¿por fin se ha decidido a venir a verme? —exclamó—. Ahórrese losbuenosmodales.Meencuentraustedenunbuenmomento.Siéntese—ensumejillahabía un pequeño rubor muy favorecedor, y su mirada tenía un brillo muyperceptible.Cualquierahabríadichoqueacababaderecibirmuybuenasnoticias.

—¡Aquíhaocurridoalgo!—dijoNewmansinsentarse.—Me encuentra usted enmuy buenmomento—repitió ella—. Dos caballeros

(unodeellosesmonsieurdeBellegarde;austeddeboelplacerdeconocerle)acabande cruzarunaspalabras sobre suhumilde servidora.Palabrasmuy fuertes, además.No pueden salir airosos si no cruzan las espadas. Un duelo… ¡eso me dará unempujoncito!—exclamómademoiselleNoémie, dando palmadas con sus pequeñas

www.lectulandia.com-Página187

Page 188: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

manos—.C’estçaquiposeunefemme!—¡NoquerráusteddecirqueBellegardevaabatirseporusted!—exclamócon

desagradoNewman.—¡Nada menos! —y le miró con una sonrisita dura—. ¡No, no, no es usted

galante!Ysiimpideestelanceledeberéuna…¡ypagarémideuda!Newmanarticulóuna imprecaciónque, si bienbreve—tan sóloconsistió en la

interjección«¡Oh!»seguidadeunsustantivogeográfico,oquizá,máscorrectamente,teológico, de cuatro letras[28]—,mejor será no trasladar a estas páginas. Le dio laespaldasinmásceremoniasalvestidorosaysaliódelpalco.EnelpasilloseencontróconValentinysuacompañante,queveníancaminandohaciaél.Esteúltimoseestabametiendo una tarjeta en el bolsillo del chaleco. El celoso adepto demademoiselleNoémie era un joven alto y robusto con una nariz gruesa, azules ojos saltones,fisonomía germánica y una enorme cadena de reloj. Cuando llegaron al palco,Valentin, con una reverencia exagerada, le cedió el paso para que entrase primero.Newman tocóelbrazode suamigoen señaldequequeríahablar conél,y éste lerespondióque leesperaseun instante.Valentinentróenelpalcodetrásdel robustojoven,peroalcabodeunpardeminutosreapareció,conunaanchasonrisa.

—Está inmensamente halagada —dijo—. Dice que le vamos a procurar sufortuna.Noquieroserfatuo,perocreoqueesmuyposible.

—¿Asíquevaaluchar?—dijoNewman.—Miqueridoamigo,nopongaesegestodemortaldisgusto.Nofueporelección

mía.Lacosaestáorganizada.—¡Selodije!—gimióNewman.—Yoselodijeaél—dijoValentin,sonriendo.—¿Quélehahechoausted?—Mi buen amigo, eso no importa. Empleó una expresión… yo se la tuve en

cuenta.—Peroinsistoensaberlo;comohermanomayordeusted,nopuedopermitirque

selanceaunaridiculezasí.—Leestoymuyagradecido—dijoValentin—.No tengonadaqueocultar,pero

nopuedoentrarendetallesaquíyahora.—Entoncesnosiremosdeestesitio.Melopuedecontarfuera.—Ah,no,nopuedoirmedeaquí;¿porquéhabríademarcharmeatodaprisa?Me

iréamibutacaymequedaréhastaqueterminelaópera.—Noladisfrutará;estarápreocupado.Valentinlemiróunmomento,seruborizóunpoco,sonrióylediounosgolpecitos

enelbrazo.—¡Es usted deliciosamente simple! Antes de un lance, un hombre debe estar

tranquilo.Lomástranquiloquepuedohaceresirmedirectamenteamisitio.—Ah—dijoNewman—,quierequeellaleveaahí…austedyasutranquilidad.

¡Nosoytansimple!Malnegocioeséste.

www.lectulandia.com-Página188

Page 189: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Valentinsequedó,ylosdoshombres,ensusrespectivoslugares,presenciaronelrestodelarepresentación,delacualtambiéndisfrutaronmademoiselleNiocheysutruculentoadmirador.Alacabar,Newmansevolvióareunirconsuamigoysalieronjuntosalacalle.Valentinsacudiólacabezaantelapropuestadequesesubieseconélasuvehículo,ysedetuvoalbordedelaacera.

—Hedeirmesolo—dijo—;tengoquebuscaraunpardeamigosqueseharáncargodeestacuestión.

—Yomeharécargo—declaróNewman—.Póngaloenmismanos.—Esustedmuyamable,peroesoesimposible.Enprimerlugar,es,comoacaba

dedecir,casimihermano;estáapuntodecasarseconmihermana.Esoporsísololedescalifica;siembradudasrespectoasuimparcialidad.Y,aunquenofueraasí,paramíseríasuficienteelhechodequetengolaenormesospechadequedesapruebaustedellance.Intentaríaimpedirunencuentro.

—Por supuesto que lo haría—dijoNewman—.Seanquienes sean sus amigos,esperoquelohagan.

—No cabe duda de que lo harán. Insistirán en que se pidan excusas, excusascomoesdebido.Peroustedseríademasiadoamable.Nosirve.

Newmanguardósilenciounmomento.Estabaprofundamentemolesto,perovioqueerainútilintentarentrometerse.

—¿Cuándovaatenerlugarestapreciosafunción?—preguntó.—Cuantoantes,mejor—dijoValentin—.Pasadomañana,espero.—Bueno—dijoNewman—;ciertamente,tengoderechoaconocerloshechos.No

puedoaccederacerrarlosojosanteesteasunto.—Serátodounplacercontarleloshechos—dijoValentin—.Sonmuysimples,y

serárápido.Peroahoratododependedequelesecheelguanteamisamigossinmástardanza.Cogeréuncochedepunto;ustedmásvalequesedirijaamishabitacionesymeespereallí.Llegarédentrodeunahora.

Newmanasintióentreprotestas,dejómarcharseasuamigoydespuéssetrasladóalpequeñoypintorescoapartamentodelaRued’Anjou.PasómásdeunahoraantesdequevolvieseValentin,perocuandolohizopudoanunciarquehabíaencontradoauno de los amigos deseados, y que este caballero se había responsabilizado deconseguirunsocio.Newmanhabíaestadosentado,sinluz,juntoalfuegodebilitadodeValentin,alquehabíaarrojadountronco;lallamajugueteabaporlasalapequeñayrecargada,creandofantásticosdestellosysombras.Escuchóensilencioelinformesobreloquehabíaocurridoentreélyelcaballerocuyatarjetallevabaenelbolsillo—monsieur Stanislas Kapp, de Estrasburgo— tras su regreso al palco demademoiselleNioche.Estahospitalariajovenhabíacolumbradoaunconocidoenelotro extremodel edificio, y había expresado su enojo por el hecho de que éste notuvieselaatencióndeirahacerleunavisita.«¡Ah,déjeleenpaz!—habíaexclamadomonsieur Stanislas Kapp—. Ya hay demasiadas personas en el palco». Y habíaclavado una mirada demostrativa sobre monsieur de Bellegarde. Valentin había

www.lectulandia.com-Página189

Page 190: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

replicadoalpuntoque,sihabíademasiadaspersonasenelpalco,amonsieurKappleseríafácildisminuirelnúmero.«¡Estaréencantadodesujetarleaustedlapuertaparaque salga!», exclamó monsieur Kapp. Y Valentin respondió: «¡Será un placerarrojarle a la platea!». «¡Ah, armen bulla, por favor, y salgan en los periódicos!»,habíagritadoconalborozolaseñoritaNoémie.«MonsieurKapp,échele;o,monsieurdeBellegarde,arrójelealaplatea,alfosodelaorquesta,¡adondesea!Nomeimportaquién haga qué, con tal de que monten un número». Valentin respondió que nomontaríanningúnnúmero, sinoque el caballero sería tan amablede salir con él alpasillo. En el pasillo, tras otro breve intercambio de palabras, había habido unintercambiodetarjetas.MonsieurStanislasKappestabamuy tenso.Evidentemente,estabaempeñadoendemostrarqueeraélelofendido.

—Elhombre,sinningunaduda,estuvoinsolente—dijoNewman—;perosiustednohubieseregresadoalpalco,estonohabríaocurrido.

—Vaya, ¿no ve—replicó Valentin— que el acontecimiento confirma la sumaconveniencia de mi regreso al palco?Monsieur Kapp quería provocarme; estabaesperando su oportunidad. En casos como éste (esto es, cuando un hombre, pordecirloasí,estásobreaviso),hayqueestaramanopara recibir laprovocación.Nohaber vuelto habría sido, sencillamente, como decirle amonsieur Stanislas Kapp:«Oh,sisevaaponerusteddesagradable…».

—«…Tendráquecomponérselasustedsolo;¡quemeaspensileayudo!».Deciresosíquehabríasidorealmentesensato.Dalaimpresióndequeparaustedelúnicoatractivo era la perspectiva de la impertinencia de monsieur Kapp —continuóNewman—.Medijoquenoregresabaporlachica.

—Ah, no siga mencionando a esa chica —murmuró Valentin—. Es unaburrimiento.

—Detodocorazón.Perosiesesoloquepiensadeella,¿porquénopudodejarlaenpaz?

Valentinsacudiólacabezaconunahermosasonrisa.—Nocreoquellegueustedaentenderlodeltodo,ynocreoqueyoseacapazde

hacérselo entender. Ella comprendió la situación; sabía lo que se cocía en elambiente;nosestabamirando.

—¡Tambiénungatopuedemiraraunrey!¿Quédiferenciahay?—Vaya,unhombrenosepuededesdecirdelantedeunamujer.—Para mí no es una mujer. Usted mismo dijo que era una piedra—exclamó

Newman.—Bueno—replicóValentin—,sobregustosnohaynadaescrito.Esunacuestión

desensibilidad;semideconelsentidodelhonordecadauno.—¡Ah,malditoseasusentidodelhonor!—exclamóNewman.—Esto es hablar por hablar —dijo Valentin—; las palabras ya pasaron, y el

asuntoestádecidido.Newmansediolavueltaycogiósusombrero.Entonces,haciendounapausacon

www.lectulandia.com-Página190

Page 191: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

lamanosobrelapuerta,preguntó:—¿Quévanautilizar?—EsolecorrespondeelegirloamonsieurStanislasKapp,comopartedesafiada.

Mipropiaelecciónseríaunaespadacortay ligera.Lamanejobien.Soyun tiradormediocre.

Newman se había puesto el sombrero; se lo retiró hacia atrás y se rascó consuavidadlapartesuperiordelafrente.

—Ojaláfuesenpistolas—dijo—.¡Lepodríaenseñarcómoseencajaunabala!Valentinestallóenrisas.—¿Quéesloquediceciertopoetaingléssobreserconsecuente?Queesunaflor,

ounaestrella,ounajoya…¡Lasuyatienelabellezadelastresjuntas!—peroaceptóvolveraveraNewmanporlamañana,unavezquelosdetallesdesuencuentroconmonsieurStanislasKappsehubiesenultimado.

Enelcursodeldía,NewmanrecibióunasbreveslíneasdeValentin,enlasqueledecíaqueladecisióneraqueélysuadversariocruzasenlafrontera,yqueibaacogerel expreso nocturno aGinebra. Tendría tiempo, aun así, de cenar conNewman.Amediatarde,NewmanfueaveramadamedeCintré,perosuvisitafuebreve.Estabatanafableysimpáticacomosiempre,perotriste,yconfesó,cuandoNewmanleacusódetenerlosojosrojos,quehabíaestadollorando.Valentinhabíaestadoconellaunpardehorasantes,ysuvisitalehabíadejadounadolorosasensación.Sehabíareídoyhabíachismorreado,nolehabíatraídomalasnoticias;sóloque,asumanera,habíaestado bastante más afectuoso que de costumbre. Su ternura fraternal la habíaconmovido,y,almarcharse,madamedeCintréhabíaprorrumpidoensollozos.Habíasentidocomosialgoextrañoytristefueseaocurrir;habíaintentadoalejarlafantasíarazonando, y el esfuerzo sólo le había dado dolor de cabeza.Newman, claro está,teníaforzosamentelalenguaatadasobreelduelo,ysutalentodramáticonoestabaalaalturadesatirizarelpresentimientodemadamedeCintrécontantasutilezacomoexigíaunasalvaguardiaperfecta.AntesdemarcharselepreguntóamadamedeCintrésiValentinhabíavistoasumadre.

—Sí—respondió—,peronolahahechollorar.FueenelpropioapartamentodeNewmandondecenóValentin.Sehabíatraídola

maleta,parapoderasídesplazarsedirectamentealtren.MonsieurStanislasKappsehabíanegadoenredondoapresentarsusexcusas,yél,comoeraobvio,porsuparteno teníaningunaqueofrecer.Valentinhabíadescubiertoconquiénestaba tratando.MonsieurStanislasKapperahijoyherederodeunricocervecerodeEstrasburgo,yeraun jovende temperamento sanguíneo…y sanguinario.Estabadespilfarrando lacervecera paterna, y aunque en general se le tenía por un buen tipo, ya se habíaobservado que después de cenar se ponía pendenciero. «Que voulez-vous? —dijoValentin—. Si se ha criado con cerveza, no soporta el champán». Había escogidopistolas.Valentin,durantelacena,tuvounapetitoexcelente;sehabíapropuesto,convistasasu largoviaje,comermásde lohabitual.Se tomóla libertaddesugerirlea

www.lectulandia.com-Página191

Page 192: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newmanunalevemodificaciónenlarecetadeciertasalsadepescado;pensabaquemerecería lapenamencionárselaalcocinero.Pero lacabezadeNewmannoestabapara salsas de pescado; tenía un disgusto enorme. Sentado, mirando cómo subondadoso e inteligente amigo daba cuenta de su excelente ágape con la delicadaparsimonia del epicureísmo hereditario, la locura de que un tipo tan encantador semarchase de viaje para exponer su agradable y joven vida por mor demonsieurStanislas ymademoiselle Noémie le golpeó con una fuerza insoportable. Le habíatomadoafectoaValentin,ahorasedabacuentadehastaquépunto;ysusensacióndeimpotencianohacíasinoaumentarsuexasperación.

—Bueno, puede que estas cosas estén muy bien —exclamó al fin—, peroconfieso que no llego a verlo. Quizá no pueda impedírselo, pero al menos puedoprotestar.Protesto,yviolentamente.

—Miqueridoamigo,noarmeunaescena—dijoValentin—.Lasescenasenestoscasossondemuymalgusto.

—Su duelo sí que es una escena—dijo Newman—; ¡no es otra cosa! Es unmiserableasuntoteatral.¿Porquénosellevasinmásunabandademúsica?Esunamalditabarbaridadyunamalditaperversión,lasdoscosas.

—Ah,nopuedoempezar,aestashorasdeldía,adefenderlateoríadelduelo—dijoValentin—.Esnuestracostumbre,ycreoqueesunabuenacosa.Almargendelabondaddelacausaporlaquesepuedalibrarunduelo,poseeunaespeciedeencantopintorescoque,enestaeradevilprosa,ami juicio lohacemuyrecomendable.Esunareliquiadeunaépocadetemperamentomáselevado;hayqueaferrarseaella.Nolodude,unduelonuncaestádemás.

—No sé a qué se refiere con una época de temperamentomás elevado—dijoNewman—.Quesubisabuelofueraunnecio,¿esrazónparaqueustedlosea?Porloque amí respecta, creoquemejorharíamos endejar quenuestro temperamento seocupase de sí mismo; en general, me parece que ya es bastante alto; no temo serdemasiadohumilde.Sisubisabuelosepusieradesagradableconmigo,creoquehastaseríacapazdecomponérmelasconél.

—Miqueridoamigo—dijoValentin,sonriendo—,ustednopuedeinventarnadaquesustituyalasatisfacciónderesponderauninsulto.Exigirlaydarlasonarreglosigualmenteexcelentes.

—¿Llamasatisfacciónaestetipodecosa?—preguntóNewman—.¿Lesatisfacerecibircomoregaloelcadáverdeesevulgarpetimetre?¿Leesgratoqueélrecibaelsuyo como regalo? Si un hombre le pega, devuélvale el golpe; si un hombre ledifama,pídalecuentas.

—¿Pedirlecuentas,anteuntribunal?¡Ah,esoestámuyfeo!—dijoValentin.—Lafealdadesdeél,nodeusted.Y,siaesovamos,loqueestáustedhaciendo

noesespecialmentebonito.Esusteddemasiadobuenoparaello.Nodigoqueseaelhombremásútildelmundo,oelmásinteligente,oelmásbondadoso.Perovaleusteddemasiadoparairaquelecortenelcuelloporunaprostituta.

www.lectulandia.com-Página192

Page 193: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Valentinseruborizóunpoco,peroserio.—Nomecortaránelcuellosipuedoevitarlo.Además,elhonordeunonotiene

dos raserosdiferentes.Sólo sabeque estáherido; nopregunta cuándo, ni cómo,nidónde.

—¡Mástontoes,entonces!—dijoNewman.Valentindejódereírse;teníaunaspectosolemne.—Le ruegoquenodiganadamás—dijo—.Si lohace, casi pensaréqueno le

importa…quenoleimporta…—ysedetuvo.—¿Qué?—Esacuestión…elhonordeuno.—Pienseloqueleplazca—dijoNewman—.Imagínese,yaqueestáenello,que

me importa usted… aunque no lo merece. Pero regrese indemne —añadió acontinuación—yleperdonaré.Yentonces—continuómientrasValentinsemarchaba—leembarcarédirectamenteaAmérica.

—Bueno—respondióValentin—,sihedepasaraunanuevapágina,éstepuedeserelcolofónalaantigua—ydespuésencendióotrocigarroysemarchó.

—¡Maldita sea esa chica! —dijo Newman, mientras la puerta se cerraba trasValentin.

www.lectulandia.com-Página193

Page 194: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXVIII

AlamañanasiguienteNewmanfueaveramadamedeCintré,calculandosuvisitapara llegardespuésdel almuerzodemediodía.En el patiode lamansión, frente alpórtico, estaba el viejo carruaje demadame de Bellegarde. El criado que abrió lapuertarespondióalapreguntadeNewmanconunmurmulloligeramenteturbadoyvacilante, y en ese preciso momento la señora Bread apareció al fondo, con suhabitualsemblanteanubladoyvestidaconungransombreronegroyunchal.

—¿Quéocurre?—preguntóNewman—. ¿Estámadame laComtesse en casa, ono?

La señora Bread avanzó, mirándole fijamente; Newman observó que sosteníaentrelosdedos,conmuchadelicadeza,unacartasellada.

—Lacondesahadejadounmensajeparausted, señor;hadejadoesto—dijo laseñoraBreadalavezquelepresentabalacarta,queNewmancogió.

—¿Dejado?¿Estáfuera?¿Sehamarchado?—Semarcha,señor;abandonalaciudad—dijolaseñoraBread.—¡Abandonalaciudad!—exclamóNewman—.¿Quéhapasado?—No me corresponde a mí decirlo, señor—dijo la señora Bread, mirando al

suelo—.Peropenséqueestoacabaríasucediendo.—Por favor, dígame, ¿qué es lo que acabaría sucediendo? —exigió saber

Newman.Habíarotoelsellode lacarta,peroseguíapreguntando—.¿Seencuentraencasa?¿Selapuedever?

—Nocreoqueleesperaseestamañana—replicólaviejadoncella—.Ibaapartirdeinmediato.

—¿Adóndeva?—AFleurières.—¿AFleurières?Pero¿seguroquenolapuedover?LaseñoraBreadtitubeóunmomento,ydespués,juntandolasmanos,dijo:«¡Le

acompañaré!».Yleguioescaleraarriba.Alfinaldelaescalerasedetuvoylemirócon ojos secos y tristes. «Sea indulgente con ella —dijo—; ¡está muy triste!».Después siguió hacia el apartamento demadame de Cintré; Newman, perplejo yalarmado,lasiguiórápidamente.LaseñoraBreadabriólapuertadeparenpar,yélretiró lacortinahastaelotroextremodelanchoalféizar.EnmediodelahabitaciónestabamadamedeCintré;teníalacarapálidayestabavestidaparaviajar.Trasella,antelachimenea,estabaUrbaindeBellegarde,mirándoselasuñas;cercadelmarquésestabasumadre,que,sumergidaenunabutaca,reparóalinstanteenNewman.Éstesintió, tanprontocomoentró en lahabitación,que sehallabaenpresenciadealgomaligno;sintiósobresaltoydolor,igualquesihubieseoídoungritoamenazadorenplenosilenciodelanoche.SedirigiódirectamenteamadamedeCintréyleagarrólamano.

—¿Dequésetrata?—preguntócontonoimperativo—;¿quéestápasando?

www.lectulandia.com-Página194

Page 195: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

UrbaindeBellegardelemiródehitoenhito,despuéscambiódesitioyseapoyóen la butaca de su madre, detrás. Era evidente que la súbita irrupción habíaincomodado tanto a la madre como al hijo. Madame de Cintré permanecía ensilencio,posandosusojossobrelosdeNewman.Amenudolehabíamiradocontodasualma,talycomoélloentendía;peroenestamiradadeahorahabíaunasuertedehondura sin fondo. Estaba sufriendo; jamás había visto Newman cosa tanconmovedora.Elcorazónselesubióalagarganta,yapuntoestuvodedirigirsealosacompañantes de madame de Cintré en furioso desafío; pero ella le contuvo,apretandolamanoquesosteníalasuya.

—Haocurridoalgomuyserio—dijo—.Nopuedocasarmeconusted.Newmanlesoltólamanoysequedómirando,primeroaellayluegoalosdemás.—¿Porquéno?—preguntócontodalacalmaquelefueposible.MadamedeCintrécasisonrió,peroelintentofueextraño.—Debepreguntarleamimadre,debepreguntarleamihermano.—¿Porquénosepuedecasarconmigo?—dijoNewman,mirándolos.Madame de Bellegarde no hizo el menor movimiento, pero estaba tan pálida

comosuhija.Elmarquésbajólavistahaciasumadre.Ellanodijonadaduranteunrato,perovalientementesuspenetrantesojosclarosnoseapartarondeNewman.Elmarquésseirguióymiróaltecho.

—¡Esimposible!—dijoNewmanconsuavidad.—Esimpropio—dijomadamedeBellegarde.Newmanempezóareírse.—¡Ah,estánbromeando!—exclamó.—Hermana,notienestiempo;vasaperdereltren—dijoelmarqués.—Venga,¿estáloco?—preguntóNewman.—No,nopienseeso—dijomadamedeCintré—.Peromemarcho.—¿Adóndeva?—Alcampo,aFleurières;aestarsola.—¿Paradejarme?—dijolentamenteNewman.—Nolepuedover,ahorano—dijomadamedeCintré.—Ahora…¿porquéno?—Estoyavergonzada—dijosimplementemadamedeCintré.Newmansevolvióhaciaelmarqués.—¿Quées loque lehanhecho…qué significa esto?—preguntó conelmismo

esfuerzopormantener lacalma,frutodesuconstanteprácticaen tomarse lascosascontranquilidad.Estabaagitado,peroenéllaagitaciónnoerasinounadeliberaciónmásintensa;eracomounnadadordesnudo.

—Significaqueherenunciadoausted—dijomadamedeCintré—.Esosignifica.Su rostro estaba demasiado cargado de una expresión trágica como para no

confirmar sus palabras por completo. Newman estaba profundamente horrorizado,pero hasta ahora no sentía ningún resentimiento hacia ella. Estaba asombrado,

www.lectulandia.com-Página195

Page 196: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

aturdido,ylapresenciadelaviejamarquesaydesuhijoparecíagolpearlelosojoscomoelfulgordelalinternadeunvigilante.

—¿Nopuedoverlaasolas?—preguntó.—Únicamente sería más doloroso. Esperaba no verle… iba a escaparme. Le

escribí.Adiós.Yvolvióatenderlelamano.Newmansemetiólasmanosenlosbolsillos.—Iréconusted—dijo.EllapusolasdosmanossobreelbrazodeNewman.—¿Meconcederáunúltimoruego?—dijo,ymientraslemirabaencarecidamente

susojos se llenaronde lágrimas—.Dejequemevaya sola…dejequemevayaenpaz.Nopuedollamarlopaz…eslamuerte.Perodéjemeenterrarme.Asíque…adiós.

Newman se pasó la mano por el cabello y se quedó frotándose lentamente lacabeza, mirando, con ojos entrecerrados por el anhelo, de una a otra de las trespersonasqueteníaenfrente.Teníaloslabiosapretados,ylasdoslíneasquesehabíanformado juntoasubocapodríanhaberdado la impresión,enunprimervistazo,deque estaba sonriendo.He dicho que su agitación no era sino una deliberaciónmásintensa,yahorapresentabaunaspectotorvamentedeliberativo.

—Esto tiene todos los visos de que se ha entrometido usted, marqués —dijolentamente—.Pensabaquedijoquenoseentrometería.Séquenolegusto,peroesono cambia las cosas. Pensaba que me había prometido que no se entrometería.Pensaba que había jurado por su honor que no se entrometería. ¿No lo recuerda,marqués?

El marqués arqueó las cejas; pero al parecer estaba decidido a observar unaurbanidadaúnmayorquelaacostumbrada.Apoyólasdosmanossobreelrespaldodela silla de sumadre y se inclinó hacia adelante, como si se estuviera asomando albordedeunpúlpitoodeunamesadeconferencias.Nosonreía,sinoqueofrecíaunaspectomoderadamentesolemne.

—Discúlpeme, señor—dijo—, le aseguréqueno influiría en ladecisióndemihermana.Respeté,alpiedelaletra,micompromiso.¿Noesasí,hermana?

—Noapeles,hijomío—dijolamarquesa—,bastacontupalabra.—Sí… me aceptó —dijo Newman—. Es completamente cierto; no lo puedo

negar. Por lo menos—añadió en un tono distinto, volviéndose haciamadame deCintré—,síquemeaceptó,¿verdad?

Algoensutonoparecióconmoverlamucho.Sediolavuelta,sepultandoelrostroentresusmanos.

—Peroahorasehaentrometido,¿noeseso?—preguntóNewmanalmarqués.—Nientoncesniahoraheintentadoinfluirenmihermana.Nohiceusoentonces

delapersuasiónynohehechousodeellahoy.—¿Ydequéhahechouso?—Hemos ejercido la autoridad —dijo madame de Bellegarde con una voz

www.lectulandia.com-Página196

Page 197: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

melodiosa,atimbrada.—Ah,hanejercidolaautoridad—exclamóNewman—.Hanejercidolaautoridad

—continuó, volviéndose haciamadame de Cintré—. ¿Qué es eso? ¿Cómo la hanejercido?

—Mimadreloordenó—dijomadamedeCintré.—Leordenóquerenunciaseamí…yaveo.Yustedobedece…yaveo.Pero¿por

quéobedece?—preguntóNewman.MadamedeCintrémiróalaviejamarquesa;susojoslarecorrieronlentamentede

arribaabajo.—Tengomiedodemimadre—dijo.MadamedeBellegardeselevantóconciertarapidez,exclamando:—¡Estaescenaesdelomásindecente!—No tengo ningún deseo de prolongarla —dijo madame de Cintré; y

dirigiéndose hacia la puerta volvió a tenderle la mano—. Si puede ustedcompadecermeunpoco,dejequemevayasola.

Newmanleestrechólamanoensilencio,confirmeza.—Iréaverla—dijo.Elportièrebajótrasella,yNewmansehundióconunlargosuspiroenlabutaca

máscercana.Serecostó,apoyandolasmanosenlosremachesymirandoamadamede Bellegarde y a Urbain. Hubo un largo silencio. Estaban codo a codo, con lascabezaserguidasyarqueandosusespléndidascejas.

—¿Asíquehaceustedunadistinción?—dijoalcaboNewman—.¿Unadistinciónentrepersuadirydarórdenes?Esmuysutil.Peroladistinciónobraenfavordedarórdenes.Esolaestropeabastante.

—No tenemos ninguna objeción a definir nuestra postura —dijomonsieur deBellegarde—.Comprendemosque,deentrada,noleresultedeltodoclara.Enefecto,másbienloqueesperamosesquenonoshagaustedjusticia.

—Ah,lesharéjusticia—dijoNewman—.Noteman.Porfavor,siga.Lamarquesa apoyó lasmanos en el brazode suhijo, comoparadesaprobar el

intentodedefinirsupostura.—Esbastante inútil—dijo—intentarzanjarestacuestióndeunamaneraquea

usted le resulte agradable. Jamás podrá serle agradable. Es una decepción, y lasdecepciones son desagradables. Estuve dándole vueltas detenidamente e intentéorganizarlomejor;perosóloobtuveundolordecabezayperdíelsueño.Digamosloquedigamos,ustedsesentirámaltratado,ydifundirásusagraviosentresusamigos.Pero eso no nos da miedo. Además, sus amigos no son los nuestros, y no tendráimportancia. Piense lo que quiera de nosotros. Sólo le ruego que no sea violento.Jamásenmividahepresenciadounaescenaviolentadeningúntipo,yamiedadnosepuedeesperarqueempieceahacerlo.

—¿Esesotodoloquetienequedecir?—preguntóNewman,levantándosepocoapocodelasilla—.Esunapobrerepresentaciónparaunadamataninteligentecomo

www.lectulandia.com-Página197

Page 198: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

usted,marquesa.Venga,inténtelodenuevo.—Mi madre va al grano, con su habitual franqueza e intrepidez —dijo el

marqués, jugueteando con la cadena de su reloj—.Pero quizá esté bien decir algomás.Porsupuestoquerepudiamosporcompletolaacusacióndequehemosfaltadoanuestrapalabra.Ledimosplenalibertadparaqueselehicieseustedsimpáticoamihermana. A ella le permitimos que considerase con toda libertad su propuesta.Cuando le aceptó,no ledijimosnada.Por tanto, respetamosabsolutamentenuestrapromesa. Fue tan sólo en una fase posterior de la relación, y sobre la base deconsideracionesmuydistintas,porasídecirlo,cuandotomamosladeterminacióndehablar. Habría sidomejor, quizá, que hubiésemos hablado antes. Pero en realidad,sabeusted,todavíanosehahechonada.

—¿Todavíanosehahechonada?—Newmanrepitiólaspalabras,ignorantedesuefectocómico.Habíaperdidolaconcienciadeloqueestabadiciendoelmarqués;elinsigneestilodemonsieurdeBellegardeeraunmerozumbidoensusoídos.Loúnicoquecomprendía,ensuprofundaysimpleindignación,eraquelacuestiónnoeraunabromaviolenta,yque laspersonasqueestabananteélhablabancompletamenteenserio—.¿Suponenquepuedoaceptaresto?—preguntó—.¿Suponenquemepuedaimportar lo que digan? ¿Suponen que los puedo escuchar en serio? ¡Estánsencillamentelocos!

Madame deBellegarde se dio un golpe seco con el abanico en la palma de lamano.

—Si no lo acepta, señor, lo puede dejar. Lo que usted haga tiene muy pocaimportancia.Mihijaharenunciadoausted.

—Ellanolodiceenserio—declaróNewmandespuésdeunmomento.—Creoquelepuedoasegurarquesí—dijoelmarqués.—Pobremujer,¿quécosatancondenablelehanhecho?—exclamóNewman.—¡Despacio,despacio!—murmurómonsieurdeBellegarde.—Yaselohadicho—dijolaviejadama:yoseloordené.Newmansacudiólacabeza,desalentado.—Estetipodecosasnopuedeser,sabeusted—dijo—.Nosepuedeutilizaraun

hombredeesamanera.Notieneustedningúnderecho;notieneningúnpoder.—Mipoder—dijomadamedeBellegarde—estáenlaobedienciademishijos.—Ensutemor,segúndijosuhija.Hayalgomuyraroenesto.¿Porquéhabríade

temerlasuhija?—añadióNewman,despuésdemiraruninstantealavieja—.Aquíhayjuegosucio.

La marquesa le devolvió la mirada sin inmutarse, y como si no escuchase nituvieseencuentaloquedecía.

—Hiceloquepude—dijotranquilamente—.Nopudesoportarlomás.—¡Eraunexperimentoarriesgado!—dijoelmarqués.Newman sintió ganas de avanzar hasta él, agarrarle del cuello con los dedos y

apretarleelgaznateconelpulgar.

www.lectulandia.com-Página198

Page 199: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Nohacefaltaqueledigaloqueopinodeusted—dijo—;porsupuestoquelosabe.Peromeatrevería apensarque tendrámiedode sus amigos… todas aquellaspersonas que me presentó la otra noche. Había entre ellos algunas personas muysimpáticas; puede usted estar seguro de que había bastantes hombres y mujereshonrados.

—Contamosconlaaprobacióndenuestrosamigos—dijomonsieurdeBellegarde—; no hay ni una sola familia entre ellos que hubiese actuado de otramanera.Y,aunque no fuese así, no seguimos el ejemplo de nadie. LosBellegarde han estadoacostumbradosadarejemplo,noaesperarqueselesdé.

—Habríanesperadomuchotiempohastaquealguienleshubiesedadounejemplocomoéste—exclamóNewman—.¿Hehechoalgomal?¿Leshedadomotivosparacambiardeopinión?¿Handescubiertoalgocontramí?Nopuedoimaginármelo.

—Nuestraopinión—dijomadamedeBellegarde—esmásbienlamismaquealprincipio… exactamente la misma. No le tenemos ningunamalquerencia; estamosmuy lejos de acusarle demala conducta.Desde que empezaron sus relaciones connosotros,hasidousted,loconfiesoconfranqueza,menos…menospeculiardeloquemeesperaba.Noesdesucarácterdeloquetenemosqueja,esdesusantecedentes.De verdad que no nos podemos resignar a una persona mercantil. En mala horasupusimos que seríamos capaces; fue una gran calamidad. Decidimos perseverarhasta el fin, y darle a usted todas las ventajas.Yo estaba resuelta a queno tuvieseustedningúnmotivoparaacusarmededeslealtad.Ciertamente,dejamosquelascosasfuesendemasiado lejos: lepresentamosanuestrosamigos.Adecirverdad, fueeso,creo, lo queme descompuso. Sucumbí a la escena que tuvo lugar el jueves por lanoche en estas habitaciones. Tendrá que disculparme si lo que digo le resultadesagradable,peronopodemosapearnossindarleunaexplicación.

—Nocabemejorpruebadenuestrabuenafe—dijoelmarqués—queelquenoscomprometiésemos con usted a los ojos del mundo en aquella velada. Intentamoscomprometernos…atarnoslasmanos,porasídecirlo.

—Perofueesomismo—añadiósumadre—loquenosabrió losojosyrompiónuestrasamarras.¡Habríamosestadosumamenteincómodos!Ustedsabe—añadióacontinuación—queselepusosobreaviso.Ledijequeéramosmuyorgullosos.

Newmancogiósusombreroyempezóaalisarlomecánicamente; lapropiafuriadesudesprecioleimpedíahablar.

—Nosonustedeslobastanteorgullosos—observóalcabo.—Enrealidad,entodoesteasunto—dijoelmarquéssonriendo—noveomásque

nuestrahumildad.—No discutamos más de lo estrictamente necesario —prosiguió madame de

Bellegarde—.Mihijayaselocontótodocuandoledijoquerenunciabaausted.—Enloquerespectaasuhija,nomequedosatisfecho—dijoNewman—;quiero

saberquélehanhecho.Esdemasiadofácilhablardeautoridadydecirqueustedseloordenó.Nomehabíaaceptadoaciegas,ynohabríarenunciadoamíaciegas.Noes

www.lectulandia.com-Página199

Page 200: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

que todavía me crea que realmente ha renunciado a mí; eso habrá de discutirloconmigo.Pero lahanasustado, lahan intimidado, lahanherido. ¿Quées loque lehanhecho?

—¡Hicebienpoco!—dijomadamedeBellegarde,conuntonoqueenlosucesivohabríadedarleaNewmanescalofríoscadavezqueseacordase.

—Permítamerecordarleque lehemosofrecidoestasexplicaciones—observóelmarqués—conelentendimientoexpresodequeseabstendríaustedderecurriraunlenguajeviolento.

—Nosoyviolento—respondióNewman—,¡sonustedes losviolentos!Peronocreoquetengamuchomásquedecirles.Loqueesperandemí,alparecer,esquesigami camino, agradeciéndoles los favores recibidos y prometiendo no volver amolestarlosjamás.

—Esperamosdeustedqueactúecomounhombreinteligente—dijomadamedeBellegarde—.Yalohademostrado,yloquehemoshechosebasaporcompletoenque lo es. Cuando hay que rendirse, hay que hacerlo. Puesto quemi hija se retiratotalmente,¿dequésirvequearmeustedunalboroto?

—Quedaporversisuhijaseretiratotalmente.Suhijayyoseguimossiendomuybuenosamigos;nadahacambiadoaeserespecto.Comodigo,lohablaréconella.

—Esonoservirádenada—dijolaviejadama—.Conozcoamihijalobastantebienparasaberque,cuandopronunciapalabrascomolasqueacabadedecirle,sonterminantes.Además,melohaprometido.

—Nomecabelamenordudadequesupromesavalemuchomásqueladeusted—dijoNewman—;aunasí,norenuncioaella.

—¡Como usted guste! Pero si ella ni siquiera le ve (y así será), su constanciatendráquequedarseenpuramenteplatónica.

El pobreNewman estaba fingiendouna seguridadmayor que la que sentía.Dehecho, la extraña intensidad demadame de Cintré le había helado el corazón; surostro, que seguía grabado en la imaginación de Newman, había sido una imagenterriblementegráficade la renuncia.Sesintióenfermoysúbitamente indefenso.Sealejóysedetuvounmomentoconlamanoenlapuerta;entoncessediomediavueltay,trasunbrevísimotitubeo,rompióahablarconunacentodistinto.

—¡Venga, piensen en lo que esto debe de significar paramí, y déjenla en paz!¿Porquéseoponentantoamí…quétengodemalo?Nopuedohacerlesdaño,noseloharía aunquepudiese.Soyel tipomás intachabledelmundo. ¿Yqué si soyunapersonamercantil?¿Aquédemonios se refierenconeso?¿Unapersonamercantil?Seré el tipodepersonaqueustedesquieranque sea.Nunca les hablodenegocios.Suéltenla, y noharé ningunapregunta.Me la llevaré conmigo, y jamásvolverán avermeniasaberdemí.MequedaréenAmérica,silodesean.¡FirmaréunpapelconlapromesadenoregresarnuncaaEuropa!¡Loúnicoquequieroesnoperderla!

Madame deBellegardey suhijo intercambiaronunamiradade lúcida ironía,yUrbaindijo:

www.lectulandia.com-Página200

Page 201: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Mi querido señor, lo que propone apenas mejora las cosas. No tenemos elmenorreparoenverlecomoauncordialextranjero,ysí tenemostodas lasrazonesparanodesearsepararnoseternamentedemihermana.Nosoponemosalmatrimonio,y tal y como usted lo expone—ymonsieur deBellegarde soltó una débil risita—estaríamáscasadaquenunca.

—Bueno,entonces—dijoNewman—,¿dóndeestáesesitio…Fleurières?Séqueestácercadeunaantiguaciudadquehayunacolina.

—Precisamente.Poitiersestáenunacolina—dijomadamedeBellegarde—.Noséquéantigüedadtiene.Nonosasustadecírselo.

—EsPoitiers,¿no?Muybien.SeguiréinmediatamenteamadamedeCintré.—Lostrenesquesalenapartirdeestahoranoleservirán—dijoUrbain.—¡Alquilaréuntrenespecial!—Vaadespilfarrartontamenteeldinero—dijomadamedeBellegarde.—Ya habrá tiempo para hablar del despilfarro dentro de tres días—respondió

Newman;y,encajándoseelsombreroenlacabeza,semarchó.NopartiódeinmediatohaciaFleurières;estabademasiadoaturdidoydolidopara

hacernadaacontinuación.Se limitóacaminar;caminóen línearecta,siguiendoelrío,hastaquesaliódelaenceinte[29].Leestremecíaunaardientesensacióndeultrajepersonal. Jamás en su vida había sido objeto de un rechazo tan absoluto; nunca lehabíanparadoensecoo,comohabríadichoél,«dejadoplantado»tanbruscamente,yla sensación le resultó insoportable; siguió avanzando a zancadas, dando fierosgolpecitosalosárbolesyalasfarolasconsubastónybramandopordentro.PerderamadamedeCintrédespuésdesu jubilosay triunfal tomadeposesiónera tantounagran afrenta a su orgullo como una herida a su felicidad. ¡Y perderla por laintromisiónyeldictadodeotros,porculpadeunainsolenteancianayunpretenciosopetimetre que habían intervenido con su «autoridad»! Era demasiado grotesco,demasiado lamentable. En lo que juzgaba como la desvergonzada traición de losBellegarde,Newmandesperdiciópocascavilaciones;laencomendó,deunavezparasiempre,a laeternacondenación.Sinembargo, la traiciónde lapropiamadamedeCintréleasombrabayleconfundía;porsupuesto,habíaunaclavedelmisterio,peroenvanoestuvobuscándola.Tansólohabíantranscurridotresdíasdesdequeestuvoconélbajolaluzdelasestrellas,hermosayserenacomolaconfianzaqueéllehabíainspirado,ydiciéndolequelaperspectivadesumatrimoniolahacíafeliz.¿Cuáleraelsignificadodelcambio?¿Dequépócimainfernalhabíabebido?ElpobreNewmantenía la terrible aprensión de que realmente había cambiado. Era precisamente suadmiraciónporellaloqueañadíafuerzaypesoasuruptura.Peronolarecriminóporfalsa,porqueestabasegurodequeeradesdichada.Ensupaseohabíacruzadoyaunode los puentes del Sena, y aun así siguió, distraídamente, por el largo muellecontinuo.París sehabíaquedadoatrás,y casihabía llegadoal campo;estabaenelbonitoarrabaldeAuteuil.Alfinsedetuvoymiróaunladoyaotro,sinvernadaniinteresarseporelbonitoentorno,ydespuéssediolentamentelavueltay,apasomás

www.lectulandia.com-Página201

Page 202: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

lento,deshizoloandado.AlllegaralaalturadelfantásticomalecónconocidoporelnombredeTrocadero,levino,abriéndosepasoatravésdesupunzantedolor,laideade que estaba cerca de la morada de la señora Tristram, y pensó que ésta, enocasiones especiales, sabía expresarse con la bondad típica de las mujeres. Sentíanecesidad de verter toda su ira, y tomó el camino que se dirigía hacia su casa.Laseñora Tristram estaba allí, y sola, y nadamás ver aNewman cuando entró en lahabitaciónledijoquesabíaaloquehabíavenido.Newmansesentóconunademáncansino,ensilencio,ysequedómirándola.

—¡Sehanechadoatrás!—dijoella—.Bueno, lepodráparecerextraño,pero laotranochenotéalgoenelambiente.

Arenglónseguido,Newmanlecontósuhistoria;laseñoraTristramleescuchabasindejardemirarle.Cuandohuboterminado,dijoconvozqueda:

—QuierenquesecaseconlordDeepmere—Newmanlamirófijamente.Nosabíaque ella supiese nada de lordDeepmere—. Pero no creo que lo haga—añadió suamiga.

—¡Ella, casarse con esemocoso!—exclamóNewman—. ¡Ah,Señor!Aun así,¿porquémeharechazado?

—Pero no es sólo eso —dijo la señora Tristram—. Realmente, no podíansoportarle más. Habían sobreestimado su propio coraje. Debo admitir, para hacerhonor a laverdad,quehayalgobastante exquisito en todoesto.Loquenopodíantragar era su aspecto mercantil en abstracto. Eso es verdaderamente aristocrático.Queríansudinero,perohanrenunciadoaustedporunaidea.

Newmanfruncióelceñoconinmensopesar,yvolvióacogersusombrero.—¡Pensabaqueustedmedaríaánimos!—dijoconunatristezacasiinfantil.—Perdóneme—respondió ella conmucho tacto—.No dejo de tenerle lástima,

sobre todo porque estoy en la raíz de sus tribulaciones.No he olvidado que yo lesugeríestematrimonio.NocreoquemadamedeCintré tenganinguna intencióndecasarseconlordDeepmere.Lociertoesquenoesmásjovenqueella,comoparece.Tienetreintaytresaños;lomiréenelPeerage[30].Perono…nosoycapazdecreerqueseatanhorriblemente,tancruelmentefalsa.

—Porfavor,nodiganadacontraella—dijoNewman.—Pobremujer,es cruel. Pero, por supuesto, usted irá tras ella y suplicará con

todas sus fuerzas. ¿Sabe que, tal y como está usted ahora —prosiguió la señoraTristram con su característico descaro para los comentarios—, resulta sumamenteelocuente,aunquenohable?Pararesistirseausted,aunamujerseletienequehabermetidounaideamuyfijaenlacabeza.¡Yaquisierayohaberlehechodaño,paraqueacudiese amí de esamanera tan excelente! Pero, en cualquier caso, vaya a ver amadame de Cintré y dígale que incluso paramí es todo un rompecabezas. Sientomuchacuriosidadporverhastaquépuntollegaladisciplinafamiliar.

Newman siguió sentado un rato más, apoyando los codos en las rodillas y lacabezaenlasmanos,ylaseñoraTristramcontinuómezclandocaridadconfilosofíay

www.lectulandia.com-Página202

Page 203: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

compasiónconcrítica.Alfin,preguntó:—¿YquédicealrespectoelcondeValentin?Newman se sobresaltó; no había pensado en Valentin ni en su misión en la

frontera suiza desde aquellamañana. La reflexión volvió a ponerle nervioso, y sedespidió. Fue directamente a su apartamento, donde, sobre la mesa del vestíbulo,encontróuntelegrama.Rezaba(juntoconlafechayellugar)así:«Estoygravementeenfermo;porfavor,vengaavermeloantesposible.V.B.».Newmansoltóungemidoante estas desdichadas noticias, y también ante la necesidad de aplazar su viaje alChâteaudeFleurières.Pero le escribióestasbreves líneasamadame deCintré;noteníatiempoparamás:

No renuncio a usted, y no creo de veras que usted renuncie a mí. No lo entiendo, pero loaclararemosjuntos.Hoynopuedoseguirla,porquemevoylejos;mereclamaunamigoqueestámuyenfermo,quizámuriéndose.Peroestaréconustedtanprontocomopuedasepararmedemiamigo.¿Porquénodecirquesetratadesuhermano?

C.N.

Trasesto,lequedóeltiempojustoparacogerelexpresonocturnoaGinebra.

www.lectulandia.com-Página203

Page 204: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXIX

Newmanposeíaunnotabletalentoparaquedarsequietocuandoeranecesario,ytuvoocasióndeejercerlodurantesuviajeaSuiza.Lashorassucesivasdelanochenoleconcedieronelsueño;perosentadoenlaesquinadelvagón, inmóvilyconlosojoscerrados,suaparenteletargopodríahaberarrancadolaenvidiadelmásobservadordesuscompañerosdeviaje.Hacialamañana,elsueñollegódeverdad,comoefectodeuna fatiga mental más que física. Durmió varias horas, y al fin, cuando despertó,descubrióquesusojosseposabansobreunadelascumbresnevadasdelJura,detrásdelacualelcieloempezabaaenrojecerconelalba.Peronovionilafríamontañanielcálidocielo;suconcienciaempezóavibrardenuevo,enesemismoinstante,conlasensación del agravio sufrido. Se bajó del trenmedia hora antes de que llegase aGinebra,conelfríocrepúsculodelamañana,enlaestaciónindicadaeneltelegramadeValentin.Unsoñolientojefedeestaciónquellevabaunalinternaysehabíapuestolacapuchadelgabánestabaenelandén,yasuladohabíauncaballeroqueavanzópararecibirle.Estepersonajeeraunhombredeunoscuarentaaños,defiguraaltaydelgada,rostrocetrino,ojososcuros,unbigoteesmeradoyunpardeguantesnuevos.Conaspectomuysolemne,sequitóelsombreroypronuncióelnombredeNewman.Nuestroamigoasintió,ydijo:

—¿EsustedelamigodemonsieurdeBellegarde?—Mesumoaustedenlaposesióndeestetristehonor—dijoelcaballero—.Me

puse al servicio de monsieur de Bellegarde en este pesaroso lance, junto conmonsieur deGrosjoyaux, que está ahora junto a su cabecera.Tengo entendido quemonsieurdeGrosjoyauxtuvoelhonordeconocerleaustedenParís,perocomoesmejor enfermero que yo se ha quedado con nuestro pobre amigo. Bellegarde haestadoaguardándoleconimpaciencia.

—Y¿cómoestáBellegarde?—dijoNewman—.¿Fueheridodegravedad?—Eldoctor lehadesahuciado; trajimosaunmédicoconnosotros.Peromorirá

conlamejordelasdisposiciones.Anochemandéllamaralcurédelaaldeafrancesamáscercana,yestuvounahoraconél.Elcurésequedóbastantesatisfecho.

—¡Que Dios nos perdone! —gimió Newman—. ¡Preferiría que estuviesesatisfechoeldoctor!¿Ypuedeverme…mereconocerá?

—Cuando ledejé,hacemediahora, sehabíaquedadodormido,despuésdeunanoche febril e insomne. Pero ya veremos—y el acompañante deNewman pasó adirigirelcaminoparasalirdelaestaciónendirecciónalaaldea,explicandosobrelamarchaqueelpequeñogrupoestabaalojadoenlamáshumildedelasposadassuizas,donde, no obstante, habían conseguido acomodar amonsieur deBellegardemuchomejordeloquecabríahaberesperadoenunprincipio—.Somosviejoscompañerosdearmas—dijoelpadrinodeValentin—;noeslaprimeravezqueelunoayudaalotro a facilitarle el reposo. Es una herida muymala, y lo peor de todo es que eladversariodeBellegardenoerabuentirador.Disparólabalahaciadondepudo,yla

www.lectulandia.com-Página204

Page 205: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

bala se empeñó en entrar directamente en el lado izquierdo de Bellegarde, justodebajodelcorazón.

Mientrasseabríanpasoentreelengañosoamanecergris,entre losmontonesdeestiércoldelacalledelaaldea,elreciénconocidodeNewmannarrólosdetallesdelduelo. Las condiciones del encuentro habían sido que, si el primer intercambio dedisparosnosatisfacíaaunodeloscaballeros, tendríalugarunsegundo.Laprimerabala de Valentin había hecho justo lo que el acompañante de Newman estabaconvencidodequepretendíaéste;habíarozadoelbrazodemonsieurStanislasKapp,ocasionándoleunmerorasguñoenlapiel.ElproyectildemonsieurKapp,asuvez,sehabíadesviadomásdediezpulgadasdeValentin.LosrepresentantesdemonsieurStanislas habían exigido otro disparo, que fue concedido. Entonces Valentin habíadisparado a un lado y el joven alsaciano había hecho un disparo efectivo. «Yamehabíadadocuenta,cuandonosreunimosconélsobreelterreno—dijoelinformantedeNewman—de que no iba a ser commode. Tiene una especie de temperamentobovino». Inmediatamente habían instalado a Valentin en la posada, y monsieurStanislas y sus amigos se habían retirado a regiones ignotas. Las autoridadespolicialesdelcantónhabían idoaveralgrupoa laposada,habíansidosumamentemajestuosasyhabíanredactadoun largo informe;peroeraprobablequehicieran lavistagordaanteunderramamientodesangretancaballeroso.Newmanpreguntósisehabíamandado aviso a la familia, y supo que hasta una horamuy avanzada de lanocheanteriorValentinsehabíaopuestoaello.Sehabíanegadoacreerquesuheridafuese peligrosa. Pero tras su encuentro con el cura había accedido, y se habíadespachadountelegramaasumadre.

—Peromáslevaldríaalamarquesadarseprisa—dijoelguíadeValentin.—¡En fin, es un asunto abominable! —dijo Newman—. ¡Eso es todo lo que

puedo decir! —decir al menos esto con un tono de infinito desagrado fue unanecesidadirresistible.

—Ah,¿noloapruebausted?—preguntósuguíaconcortéscuriosidad.—¿Aprobarlo?—exclamóNewman—. ¡Ojalá anteayer por la noche, cuando le

teníaahíenfrente,lehubieseencerradoenmicabinetdetoilette!ElquehabíasidopadrinodeValentinabriólosojosdeparenparysacudiócon

solemnidadlacabezadearribaabajodosotresveces,emitiendoalavezunsilbiditoaflautado. Pero habían llegado a la posada, y una corpulenta criada con gorro dedormirestabaenlapuertaconunalinternapararecogerlabolsadeviajedeNewmandemanos del portador que a duras penas venía caminando detrás. Valentin estabaalojadoenlaplantabaja,alfondodelacasa,yelacompañantedeNewmanavanzóporunpasillodemurosdepiedrayabriósuavementeunapuerta.Entonces lehizoseñasyNewmanavanzóyobservólahabitación,iluminadaconunasolavelaenunfanal. Junto al fuego, vestido con un camisón, dormía sentado monsieur deGrosjoyaux;eraunpequeñohombreregordeteyrubioaquienNewmanhabíavistoen varias ocasiones en compañía de Valentin. Sobre la cama yacía éste, pálido y

www.lectulandia.com-Página205

Page 206: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

quieto, con los ojos cerrados; una figura muy chocante para Newman, que hastaentonces lehabíavistodespiertode lacabezaa lospies.Elcolegademonsieur deGrosjoyauxleseñalóunapuertaabiertaalotro lado,ysusurróqueeldoctorestabadentro, haciendo guardia. Por supuesto, mientras Valentin durmiese, o pareciesedormir, Newman no podía acercarse a él; así que nuestro héroe se retiró por elmomento, y se puso en manos de la bonne semidespierta. Ésta le llevó a unahabitacióndelpisodearriba,yleofrecióunacamaenlaqueunalmohadóninmenso,de cálico amarillo, hacía de colcha. Newman se acostó, y, a pesar de la colcha,durmió durante tres o cuatro horas. Ya estaba bien entrada la mañana cuandodespertó;elsolinvadíatodasuventana,yoyó,fuera,elcloqueodeunasgallinas.

Mientras se vestía, se acercó hasta su puerta un emisario de monsieur deGrosjoyaux y su acompañante para proponerle que desayunase con ellos. Bajóentonces al pequeño comedor empedrado, donde la criada, que se había quitado elgorro de dormir, estaba sirviendo la comida. Allí estabamonsieur deGrosjoyaux,sorprendentemente lozano para un caballero que había estado ejerciendo deenfermerodurantemedianoche,frotándoselasmanosycontemplandoconatenciónlamesadeldesayuno.Newmanreanudóel tratoconélyseenteródequeValentinseguíadormido;elmédico,quehabíapasadounanochemedianamentetranquila, leestabavelandoenesosmomentos.AntesdequereaparecieseeladjuntodemonsieurdeGrosjoyaux,NewmansupoquesunombreeramonsieurLedoux,yquelarelacióndeBellegardeconéldatabadelosdíasenquehabíanservidojuntosenlosZuavosPontificios.MonsieurLedouxeraelsobrinodeundistinguidoobispoultramontano.Alfinllegóelsobrinodelobispo,conunatuendoqueevidenciabaunhábilintentodearmonizar con la peculiar situación y una solemnidad atemperada por su decorosadeferenciahaciaelmejordesayunoquelaCroixHelvétiquejamáshabíaservido.Elcriado de Valentin, a quien sólo se le permitía el honor de velar a su señor concuentagotas,había estadoechandouna livianamanoparisinaen la cocina.Losdosfranceseshicierontodoloposiblepordemostrarque,sibienlascircunstanciaspodíanensombrecer el talento nacional de la conversación, no lo podían oscurecer, ymonsieur Ledoux recitó un primoroso panegírico del pobre Bellegarde, de quiendeclaróqueeraelinglésmásencantadorquejamáshabíaconocido.

—¿Lellamaustedinglés?—preguntóNewman.MonsieurLedouxsonrióunmomentoydespuéshizounepigrama:«C’estplus

qu’unAnglais…c’estunAnglomane!».Newmandijocontonosobrioquenuncasehabía dado cuenta; y monsieur de Grosjoyaux señaló que, a decir verdad, erademasiadoprontoparapronunciarunaoraciónfúnebreporelpobreBellegarde.

—Evidentemente—dijomonsieur Ledoux—. Pero estamañana no pude evitarcomentarle al señor Newman que, cuando un hombre ha tomado tan excelentesmedidas para su salvación como lo hizo anoche nuestro querido amigo, casi mepareceunapenaquevuelvaaponerlaenpeligroporregresaralmundo.

MonsieurLedouxeramuycatólico,yaNewmanseleantojóunaextrañamezcla.

www.lectulandia.com-Página206

Page 207: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Susemblante,alaluzdeldía,teníaunaespeciedeafableairesaturnino;sunarizeramuy larga y afilada, y parecía un cuadro español. Al parecer, consideraba que eldueloeraunarregloperfectosiempreycuandounopudiese,siresultabaherido,verrápidamentealcura.ParecíamuysatisfechoconlaentrevistaentreValentinyelcura,ysinembargosuconversaciónnoeraenabsolutoindicativadeunaestructuramentalmojigata.EraevidentequemonsieurLedouxteníaunelevadosentidodeldecoro,yestabapreparadoparasercortésyeleganteencualquiertema.Siempreibasurtidodeuna sonrisa (que le subía el bigote hasta el borde de la nariz) y una explicación.Savoir-vivreerasuespecialidad,enlaqueincluíasabermorir;pero,comoreflexionóNewmanconunabuenadosisdemudairritación,parecíadispuestoadelegarenotrosla aplicaciónde su sabiduría sobre este últimopunto.MonsieurGrosjoyaux era demuydistintaíndole,yparecíavalorarlaunciónteológicadesuamigocomosíntomadeunamenteinaccesiblementesuperior.Eraobvioqueestabahaciendotodoloqueestabaensusmanos,conunaespeciedeternurajovial,porhacerlelavidaagradableaValentinhastaelúltimomomento,yporayudarleaqueechaseenfalta lomenosposible el Boulevard des Italiens; pero, sobre todo, lo que más ocupaba suspensamientoseraelmisteriodequeeldesmañadohijodeuncervecerohubiesehechotanbuendisparo.Élmismoeracapazdeapagarunaveladeuntiro,etc.,ycontodoconfesóquenohabríapodidohacerlomejor.Seapresuróaañadirqueenestaocasiónsehabríapropuestonohacerlotanbien.¡Noeraocasiónparaunactoasesinocomoése,quediable!Élhabríaescogidoalgúndiscretolugarcarnosoysehabríalimitadoapincharlo con una bala inofensiva. Monsieur Stanislas Kapp había estadolamentablementetorpe;yesque,claro,¡sielmundohabíallegadoaesetranceenelqueunoconcedíaundesafíoalhijodeuncervecero…!EstoeralomáscercanoaunageneralizaciónporpartedemonsieurdeGrosjoyaux.Siguiómirandoporlaventana,porencimadelhombrodemonsieurLedoux,aunárboldelgadoqueestabaalfinaldeunasenda,frentealaposada,ydabalaimpresióndequeestabamidiendoacuántadistancia estaba de su brazo extendido y deseando en secreto que, ya que el temahabíasalido, las reglasdeldecoronoprohibiesenhacerunpocodeprácticade tiroespeculativa.

Newmannoestabadehumorparadisfrutardebuenacompañía.Nopodíacomernihablar;ledolíaelalmadeaflicciónydefuria,yelpesodesudobledesgraciaselehacía insoportable.Permaneciósentadocon losojosclavadosenelplato,contandocadaminuto, ora deseando queValentin le viese y le dejase en libertad para ir enbuscademadamedeCintréydesufelicidadperdida,oradiciéndoseactoseguidoasímismoqueeraunvilsalvajeporelimpacienteegoísmodesudeseo.Eramuymalacompañía, y ni siquiera su profunda preocupación y su generalizada carencia delhábitodeponderarlaimpresiónqueproducíaenotrosleimpedíanreflexionarquesuscompañeros debían de estar perplejos al ver cómo el pobre Bellegarde le habíatomadotantoafectoaesteyanquitaciturnoqueleresultabaimprescindibletenerleasuladoensulechodemuerte.Despuésdeldesayuno,sefuepaseandosolohastala

www.lectulandia.com-Página207

Page 208: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

aldeayestuvomirandolafuente,losgansos,laspuertasabiertasdelosgraneros,alasancianasasoleadasyencorvadasencuyolentotaconeoseasomabanporelbordedelos zuecos los remendadísimos talones de los calcetines, y la bella vista del Alpenevado y del Jura púrpura a cada extremo de la callejuela. El día era radiante; eldespuntar de la primavera estaba en el aire y en la luz del sol, y la humedad delinviernogoteabapor losalerosde las cabañas.En toda lanaturalezanohabía sinonacimientoyesplendor,inclusoparalasgallinascacareantesylostorpesgansarinos,y al pobre, alocado, generoso y encantadorBellegarde le esperaban lamuerte y lasepultura. Newman caminó hasta la iglesia de la aldea y entró en el pequeñocementerio anexo, donde se sentó y miró las desmañadas lápidas que estabanhincadaspordoquier.Todaseransórdidasyhorrendas,yélsólofuecapazdesentirladurezaylagelidezdelamuerte.Selevantóyregresóalaposada,dondeseencontróconmonsieurLedoux,queestabatomándoseuncaféyfumandouncigarrilloenunamesitaverdequehabíahechosacaralpequeñojardín.AlenterarsedequeeldoctorseguíavelandoaValentin,lepreguntóamonsieurLedouxteníapermisoparahacerelrelevo; tenía grandes deseos de serle útil a su pobre amigo. Esto se zanjó confacilidad; el doctor tuvo mucho gusto en irse a la cama. Era un médico joven ybastantegarboso,peroteníaunrostrointeligenteyllevabalainsigniadelaLegióndeHonorenelojal;Newmanescuchóconatenciónlasinstruccionesqueledioantesderetirarse,ycogiómecánicamentedesumanounpequeñovolumenqueelmédicolerecomendóamododeayudacontraelinsomnio,yqueresultóserunacopiaviejadeLasamistadespeligrosas.

Valentinseguíatendidoconlosojoscerrados,ynoseapreciabaningúncambioensu condición. Newman se sentó a su lado, y durante un largo rato le estuvoobservando de cerca. Después sus ojos se extraviaron, en compañía de suspensamientossobresupropiasituación,yseposaronsobrelacordilleradelosAlpes,quehabíaquedadoalavistadespuésderetirarlaparvacortinadealgodónblancodelaventana,por laquela luzdelsolsecolabadepositándoseencuadradossobrelasbaldosasrojasdelsuelo.Intentóentreverarsusreflexionesconlaesperanza,perosóloloconsiguióamedias.Loquelehabíaocurridoparecíatener,porsuviolenciaysudescaro, la fuerza de una auténtica calamidad: la fuerza y la insolencia del propioDestino.Eraantinaturalymonstruoso,yNewmancarecíadearmasparaenfrentarseaello.Alfin,unsonidochocócontraelsilencio,yoyólavozdeValentin.

—¡Esacaratanlarganoserápormí!Vio, al girarse, que Valentin yacía en la misma postura; pero tenía los ojos

abiertos,einclusointentabasonreír.ConunafuerzamuydébildevolviólapresióndelamanodeNewman.

—Lellevomirandodesdehaceuncuartodehora—siguióValentin—;tienecarade pocos amigos. Está usted enormemente disgustado conmigo, ya lo sé. ¡Bueno,claro!¡Tambiényoloestoy!

—Ah, no voy a reñirle—dijo Newman—. Me siento demasiado mal. Y qué,

www.lectulandia.com-Página208

Page 209: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

¿cómovaeseavance?—¡Ah,vahaciaatrás!Esoesloquehandecidido;¿noesasí?—Esolecorrespondeausteddecidirlo;sepuedeponerbiensi lo intenta—dijo

Newmanconenérgicaalegría.—Miqueridoamigo,¿cómovoyaintentarlo?Intentarloesunejercicioviolento,

yesascosasestáncontraindicadasparaunhombrequeensucostadotieneunagujerotangrandecomosusombrero,yqueempiezaasangraralmenormovimiento.Sabíaquevendría—continuó—;sabíaquemedespertaríayleencontraríaaquí;asíquenoestoy sorprendido. Pero anoche estaba muy impaciente. No sabía cómo me iba apoderquedarquietohastasu llegada.Eracuestióndequedarsequieto,exactamenteasí;tanquietocomounamomiaensufunda.Hablausteddeintentarlo;¡esosíquelointenté! Bueno, aquí sigo todavía… Veinte horas. Parecen veinte días —hablabadespacioysinenergía,peroconsuficienteclaridad.Eraevidente,sinembargo,queteníadoloresinmensos,yalfincerrólosojos.Newmanlerogóqueguardasesilencioy se ahorrase esfuerzos; el doctor había dado órdenes apremiantes—. Ah —dijoValentin—, comamos y bebamos, porque mañana… mañana…—y se detuvo denuevo—. No, mañana no, sino hoy quizá. No puedo comer ni beber, pero puedohablar.¿Quésevaaganar,enestetrance,conlarenun…conlarenuncia?Nodebousarpalabrastangrandes.Siemprefuiuncharlatán;¡Diosmío,cómohehabladoenmistiempos!

—Buenmotivoparaguardarsilencioahora—dijoNewman—.Todossabemoslobienquehabla,¿sabe?

PeroValentin,sinhacerlecaso,continuóconlamismapronunciaciónarrastradaymoribunda.

—Queríaverleporqueustedhavistoamihermana.¿Losabeella…vendrá?Newmansesintióviolento.—Sí,aestasalturasdebedesaberlo.—¿Noselohacontado?—preguntóValentin.Ydespués,acontinuación—:¿No

metraeningúnmensajedesuparte?Susojosseposaronsobresuamigoconunaespeciedetiernoanhelo.—Nolavidespuésderecibirsutelegrama—dijoNewman—.Leescribí.—¿Ynoleenvióningunarespuesta?NewmansevioobligadoaresponderquemadamedeCintréhabíadejadoParís.—AyersemarchóaFleurières.—¿Ayer…aFleurières?¿PorquésehaidoaFleurières?¿Quédía?¿Ayerquédía

fue? ¡Ah, entonces no la veré! —dijo con tristeza Valentin—. ¡Fleurières estádemasiadolejos!—yvolvióacerrarlosojos.Newmansequedócallado,apelandoala ayuda de la piadosa inventiva, pero se alivió al advertir que al parecerValentinestabademasiadodébilpararazonarosentircuriosidad.Noobstante,siguióhablando—.Ymimadre…ymihermano…¿vendrán?¿EstánenFleurières?

—Estaban en París, pero tampoco a ellos los vi —respondió Newman—. Si

www.lectulandia.com-Página209

Page 210: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

recibieronsutelegramaatiempo,sehabránpuestoenmarchaestamañana.Sino,severánobligadosacogereltrennocturno,yllegaránalamismahoraqueyo.

—No me lo agradecerán… No me lo agradecerán —murmuró Valentin—.Pasaránunanocheatroz,yaUrbainnolegustaelairetempranodelamañana.Norecuerdo haberle visto jamás en la vida antes del mediodía… antes del almuerzo.Nadie le ha visto jamás. No sabemos cómo es a esas horas. Quizá sea diferente.¿Quiénsabe?Quizálaposteridadlosepa.Éseeselratoquededica,ensucabinet,atrabajarensuhistoriadelasprincesas.Peroteníaquellamarlos,¿nocree?Yademás,quieroveramimadresentadaahídondeestáusted,ydecirleadiós.Alfinyalcabo,puedequeyonolaconozcaymetengareservadaunasorpresa.Nopienseustedqueyalaconoce;quizáella lesorprendaausted.PerosinopuedoveraClaire,nomeimportanadamás.Heestadopensandoenello…yenmissueños,también.¿Porquéseha idohoyaFleurières?Nomedijonada.¿Quéhaocurrido?Ah,deberíahaberadivinadoqueyoestabaaquí…así.Eslaprimeravezensuvidaquemedecepciona.¡PobreClaire!

—Ya sabe usted que su hermana y yo…aún no somosmarido ymujer—dijoNemwan—.Todavíanomedacuentadetodassusacciones.

Y,enciertomodo,sonrió.Valentinlemiróunmomento.—¿Handiscutidoustedes?—¡Nunca,nunca,nunca!—exclamóNewman.—¡Conquéfelicidadlodice!—señalóValentin—.Vanaserfelices…Çava!—

enrespuestaaestegolpedeironía,nomenosfuerteporsertaninconsciente,loúnicoque pudo hacer el pobreNewman fue poner unamirada indefensa y transparente.Valentinsiguiómirándoleconunosojosdemasiadobrillantes,yalcabodijo—:Peroaustedleocurrealgo.Acabodeobservarleahoramismo;notienecaradenovio.

—Miqueridoamigo—dijoNewman—,¿cómovoyamostrarleaustedcaradenovio?Sicreequedisfrutoviéndoleahítumbadosinsercapazdeayudarle…

—Vaya,sihayunhombrequedebaestarfeliz,esusted;¡nopierdasusderechos!Yo soy una prueba de su sabiduría. ¿Cuándo ha estado triste un hombre si podíadecir: «Se lodije»?Ustedme lodijo, ¿sabe?Hizo loquepudo.Dijounas cuantascosasmuyvaliosas;hepensadoenellas.Pero,queridoamigo,aunasíyoteníarazón.Ésteeselprocedimientodebido.

—Nohiceloquedebía—dijoNewman—.Teníaquehaberhechoalgodistinto.—¿Porejemplo?—Ah,cualquiercosa.Deberíahaberletratadocomoaunchiquillo.—Bueno, ahora soy un chiquillo muy pequeño —dijo Valentin—. Soy poco

menos que un bebé. Un bebé esta indefenso, pero por acuerdo unánime se leconsideraprometedor.Yonosoyprometedor,¿eh?Lasociedadnopodríaperderunmiembromenosvalioso.—Newmansesintió intensamenteconmovido.Se levantó,lediolaespaldaasuamigoyseretiróalaventana.Allíestuvomirandoelexterior,

www.lectulandia.com-Página210

Page 211: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

pero viéndolo sólo vagamente—. No, no me gusta el aspecto de su espalda —continuóValentin—.Siemprehesidounbuenobservadordeespaldas; lasuyaestábastantedesencajada.

Newmanregresóalladodesucamaylerogóqueguardasesilencio.—Cállese y póngase bien—dijo—. Eso es lo que debe hacer. Póngase bien y

ayúdeme.—¡Le dije que estaba usted en apuros! ¿Cómo puedo ayudarle? —preguntó

Valentin.—Seloharésabercuandosepongamejor.Siemprehasidoustedcurioso;¡heahí

unmotivoparaponersebien!—respondióNewmancontonoanimado.Valentincerró losojosyestuvoun largo ratosinhablar. Inclusoparecíaquese

habíadormido.Peroalamediahoraempezóahablardenuevo.—Losientomuchoporesepuestoenelbanco.¿Quiénsabesimepodríahaber

convertidoenotroRothschild?Peromisinonoeraserbanquero;alosbanquerosnose losmata tan fácilmente. ¿No cree que ha sido demasiado fácilmatarme?No espropiodeunhombreserio.Esrealmentehumillante.Escomodecirleatuanfitrionaque te tienes quemarchar cuando cuentas con que te va suplicar que te quedes, yencontrarteluegoconquenolohace.«¿Enserio…tanpronto?¡Siacabadellegar!».Lavidanomesueltaningúndiscursitotancortés.

Newmannodijonadaduranteunrato,peroalfinempezóahablar.—Esunmalcaso…unmalcaso…elpeorcasoconelquemehetopadonunca.

Noquierodecirnadadesagradable,peronolopuedoevitar.Hevistoahombresqueseestabanmuriendo…yhevistoahombresquecaíandeuntiro.Peroparecíaunacosa más natural, no eran tan inteligentes como usted. ¡Maldita sea! Podría ustedhaberhechoalgomejorqueesto.¡Nosemeocurreunaconclusiónmásruinparalosamoríosdeunhombre!

Valentinagitódébilmentesumanodeunladoaotro.—¡Noinsista…noinsista!Esruin…absolutamenteruin.Yesque,sabeusted,en

el fondo,muyenel fondo, enun lugardiminuto, tanpequeñocomoel finaldeunembudo,¡estoydeacuerdoconusted!

Brevesinstantesdespués,eldoctorasomólacabezaporlapuertaentreabiertay,alpercibirqueValentinestabadespierto,entróyletomóelpulso.Sacudiólacabezaymanifestóquehabíahabladodemasiado;diezvecesmásdelodebido.

—¡Tonterías!—dijo Valentin—; un hombre condenado a muerte nunca puedehablardemasiado.¿Nohaleídonuncaenunperiódicoelinformedeunaejecución?¿Acasonolesueltanunmontóndegentealprisionero(losabogados,losreporteros,elcura)parahacerlehablar?PeronoesculpadelseñorNewman;sesientaahíysequedamáscalladoqueunamomia.

El doctor observó que era hora de volver a curar la herida de su paciente;monsieurdeGrosjoyauxymonsieurLedoux,queyahabíanpresenciadoestadelicadaoperación, ocuparon el puesto de Newman en calidad de ayudantes. Newman se

www.lectulandia.com-Página211

Page 212: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

retiró y supo por sus compañeros veladores que habían recibido un telegrama deUrbaindeBellegarde,informandodequesumensajehabíasidoentregadoenlaRuedel’Universitédemasiadotardeparapermitirlecogerel trendelamañanayquesepondríaencaminoconsumadreporlatarde.Newmanvolvióaperderseporlaaldea,y estuvo dos o tres horas caminando con desasosiego. El día se le antojabaterriblementelargo.AlanochecervolvióycenóconeldoctorymonsieurLedoux.LacuradelaheridadeValentinhabíasidounaoperaciónmuycrítica;adecirverdad,eldoctornoveíacómoibaasoportarotramás.Proclamóentoncesqueteníaquerogarleal señor Newman que renunciase por el momento a la satisfacción de velar amonsieur de Bellegarde; más que nadie, Newman parecía tener el privilegio,halagador pero inoportuno, de excitarle.Al oír esto,monsieur Ledoux se tragó unvaso de vino en silencio; debía de haber estado preguntándose qué demonios leresultabatanexcitanteaBellegardedelamericano.

Newman,despuésdelacena,subióasuhabitación,dondesequedóunlargoratosentadoconlamiradaclavadaenunavelaencendidaypensandoqueabajoValentinseestabamuriendo.Tarde,cuandolavelacasisehabíaconsumido,oyóungolpecitoenlapuerta.Eldoctorestabaahíconunavela,yencogiéndosedehombros.

—¡Todavíaquieredivertirse!—dijoelconsejeromédicodeValentin—.Insisteenverle,ymetemoqueusteddebevenir.Creoque,aestepaso,difícilmentesobrevivirámásalládeestanoche.

Newman volvió a la habitación, que estaba alumbrada por un cirio colocadoencimadelachimenea.Valentinlerogóqueencendieseunavela.

—Quiero verle la cara—dijo—.Dicen que ustedme exalta—siguió,mientrasNewmansatisfacíasuruego—,yconfiesoquesíquemesientoexaltado;peronoesporusted…sonmispropiospensamientos.Heestadopensando…pensando.Siénteseahíypermítamequelemiredenuevo.

Newman se sentó, cruzó los brazos y le dirigió unamirada grave a su amigo.Parecíacomosiestuviese representandounpapel,mecánicamente,enunacomedialúgubre.Valentinlemiróduranteunrato.

—Sí,estamañanaestabayoenlocierto;tieneustedenlacabezaalgoquepesamásqueValentindeBellegarde.Venga,soyunmoribundoyengañarmeesindecente.AlgoocurriódespuésdemarcharmedeParís.MihermananosehaidoaFleurièresenestaépocadelañopornada.¿Porquéfue?Lotengoatragantadoenelbuche.Heestadodándolevueltas,ysiustednomelodiceloadivinaré.

—Serámejorquenoselodiga—dijoNewman—.Noleharáningúnbien.—Sicreequemeharáalgúnbiennodecírmelo,estáustedmuyequivocado.Hay

problemasconsumatrimonio.—Sí—dijoNewman—.Hayproblemasconmimatrimonio.—¡Esopensaba!—yValentinvolvióaquedarsecallado—.Lohancancelado.—Lo han cancelado —dijo Newman. Ahora que había hablado, sintió una

satisfacciónquesefuehaciendomásintensaamedidaqueseguía—.Sumadreysu

www.lectulandia.com-Página212

Page 213: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

hermano han faltado a su palabra. Han decidido que no puede tener lugar. Handecididoque,despuésdetodo,nosoylobastantebueno.Hanretiradosupalabra.Yaqueinsiste,¡ahílotiene!

Valentinsoltóunaespeciedegruñido,alzólasmanosuninstanteyluegolasdejócaer.

—Sientonotenernadamejorquecontarledeellos—prosiguióNewman—.Perono es culpamía. Estaba, en efecto, muy triste cuandome llegó su telegrama; mesentíaapaleado.Imagínesesimesientomejorahora.

Valentinsoltóungemidoentrecortado,comosisuheridaestuviesepalpitando.—¡Han faltado a su palabra, han faltado a su palabra! —murmuró—. Y mi

hermana…¿mihermana?—Suhermanaestámuytriste;haaccedidoarenunciaramí.Noséporqué.Nosé

quéesloquelehanhecho;tienequeseralgobastantehorrible.Porhacerlejusticiaasu hermana, debe usted saberlo. La han hecho sufrir. ¡No la he visto a solas, sinosolamenteconellosdelante!Ayerpor lamañana tuvimosuna reunión.Lo soltarontodo, sinmorderse la lengua.Me dijeron quememetiese enmis cosas.Me da laimpresióndequeesmuymalasunto.Estoyenfadado,estoydolido,sientonáuseas.

Valentin se quedó mirándole fijamente, más brillantes los ojos, los labiosentreabiertos en silencio y un rubor en su pálido semblante.Newman jamás habíapronunciadotantaspalabrasentonoquejumbroso,peroahora,alhablarleaValentinenunacircunstanciatanextremaparaelpobrehombre,teníalasensacióndequeseestaba quejando en presencia del poder al que rezan los hombres cuando seencuentranenapuros;sintiócomosisuefusiónderesentimientofueseunaespeciedeprivilegioespiritual.

—¿YClaire?—dijoBellegarde—,Claire,¿harenunciadoausted?—Realmente,nolocreo—dijoNewman.—No,noselocrea,noselocrea.Estáganandotiempo;discúlpela.—¡Lacompadezco!—dijoNewman.—¡PobreClaire!—murmuróValentin—.Peroellos…ellos…—yvolvióahacer

unapausa—.Ustedlosvio;¿ledijeronalacaraqueledescartaban?—Alacara.Fueronmuyexplícitos.—¿Quédijeron?—Dijeronquenopodíansoportaraunapersonamercantil.ValentinsacólamanoyladejócaersobreelbrazodeNewman.—¿Yrespectoasupromesa…asucompromisoconusted?—Hicieronunadistinción.Dijeronque teníavalidezsólohastaquemadamede

Cintrémeaceptase.Valentinestuvounratoconlamiradaperdida,yelruborseleextinguió.—Nomecuentenadamás—dijoalfin—.Estoyavergonzado.—¿Usted?Ustedeselhonorenpersona—selimitóadecirNewman.Valentingimióyapartólacabeza.Duranteuntiempo,nadamássedijo.Entonces

www.lectulandia.com-Página213

Page 214: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sevolviódenuevoyreunióunaspocasfuerzasparapresionarelbrazodeNewman.—Estámuymal…muymal.Cuandomigente,cuandomiraza, llegaaesto,es

horadequeyomeretire.Creoenmihermana;ellaseloexplicará.Discúlpela.Simihermananopuede…sinopuede,perdónela.Hasufrido.Peroencuantoalosdemás,estámuymal…muymal.¿Leresultamuyduro?Perono,esunavergüenzaque leobligueadecireso…

Cerró los ojos y de nuevo se produjo un silencio. Newman se sentía casisobrecogido; había evocado un espíritu más solemne que el que había esperado.EntoncesValentinvolvióamirarle,retirandolamanodesubrazo.

—Lepidodisculpas—dijo—.¿Entiende?Aquí,enmilechodemuerte.Lepidodisculpas por mi familia. Por mi madre. Por mi hermano. Por la antigua casa deBellegarde.Voilà!—añadiósuavemente.

Amodode respuesta,Newman le cogió lamanoy se la estrechó con inmensoafecto. Valentin se quedó callado, y media hora después el doctor entró sin hacerruido. Tras él, a través de la puerta semiabierta, Newman vio los rostrosinterrogadoresdelosseñoresdeGrosjoyauxyLedoux.EldoctorpusosumanosobrelamuñecadeValentinysequedósentadomirándole.Nohizoningunaseñaylosdoscaballerosentraron,despuésdequemonsieurLedouxlehicieseunademánaalguienque estaba fuera. Era monsieur le Curé, que llevaba en la mano un objeto queNewmandesconocía,cubiertoconunaservilletablanca.MonsieurleCuréerabajo,redondoycolorado.AvanzómientrassequitabasupequeñacapanegrayseladabaaNewman,ydepositósucargasobrelamesa;yentoncessesentóenlamejorbutaca,conlasmanoscruzadassobresupersona.Losotroscaballeroshabíanintercambiadomiradasqueexpresabanunanimidadrespectoalaoportunidaddesupresencia.PeroduranteunbuenratoValentinnihablónisemovió.Newman,másadelante,estuvosegurodequemonsieurleCurésehabíadormido.Alfin,demodoabrupto,ValentinpronuncióelnombredeNewman.Suamigoseacercóaél,yésteledijo:

—No está usted solo. Quiero hablarle a solas—Newmanmiró al doctor, y eldoctor miró al cura, que le devolvió la mirada; y luego el doctor y el cura seencogierondehombrosalunísono—.Asolas…cincominutos—repitióValentin—.Porfavor,déjennos.

El cura volvió a coger su carga y encabezó la salida, seguido de susacompañantes.Newmancerrólapuertaasupasoyregresójuntoallecho.Bellegardehabíaestadoobservándolotodoconintensidad.

—Estámuymal,estámuymal—dijocuandoNewmansehubosentadocercadeél—.Cuantomáslopienso,peormeparece.

—Ah,nopienseenello—dijoNewman.PeroValentinsiguió,sinhacerlecaso.—Inclusoaunquevolviesenacambiardeparecer,lavergüenza…labajeza…está

ahí.—¡Ah,nocambiarándeparecer!—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página214

Page 215: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Bueno,ustedpuedeconseguirlo.—¿Conseguirlo?—Le puedo contar una cosa, un gran secreto, un secreto inmenso. Lo puede

utilizarensucontra…asustarlos,forzarlos.—¡Unsecreto!—repitióNewman.Demomento,laideadepermitirqueValentin,ensulechodemuerte,leconfiase

un «secreto inmenso» le escandalizó, y le hizo echarse atrás. Le parecía unmodoilícito de obtener información, que incluso guardaba cierta vaga analogía conescuchar a través de una cerradura. Entonces, de pronto, la idea de «forzar» amadamedeBellegardeyasuhijoselehizoatractiva,yNewmanagachólacabezaparaacercarlamásaloslabiosdelmoribundo.Sinembargo,duranteunratoéstenodijonadamás.Se limitóayacermirandoa suamigoconojosardientes,dilatados,preocupados,yNewmanempezóacreerquehabíaestadodelirando.Peroalfindijo:

—Sehizoalgo…sehizoalgoenFleurières.Fuejuegosucio.Mipadre…algoleocurrió.No sé; he estado avergonzado… conmiedo a enterarme. Pero sé que hayalgo.Mimadrelosabe…Urbainlosabe.

—¿Algoleocurrióasupadre?—dijoNewmancontonoapremiante.Valentinlemiróconojosaúnmásabiertos.—Noserecuperó.—Recuperarse,¿dequé?Pero el inmenso esfuerzo que había hecho Valentin, primero para decidirse a

pronunciarestaspalabras,ydespuésparasacarlasafuera,parecíahaberseadueñadodesusúltimasfuerzas.Volvióaguardarsilencio,yNewmansequedómirándole.

—¿Loentiende?—empezódenuevo—.EnFleurières.Puedeusteddescubrirlo.LaseñoraBread losabe.Dígaleque le roguéqueustedse lopreguntase.Entoncesdígaseloaellos,yverá.Puedequeleayude.Sino,dígaseloatodoelmundo.Habráde… habrá de… —aquí la voz de Valentin se hundió en el más débil de losmurmullos—¡habrádevengarle!

Laspalabrassefueronextinguiendohastaqueseconvirtieronenunlargoydébilquejido.Newmansepusoenpie,profundamenteimpresionado,sinsaberquédecir;elcorazónlelatíaconviolencia.

—Gracias—dijoalfin—.Leestoymuyagradecido.PeroValentinnoparecíaoírle;seguíaensilencio,ysusilenciocontinuó.Alfin,

Newmanfueaabrirlapuerta.MonsieurleCurévolvióaentrar,portandosusagradorecipienteyseguidodelostrescaballerosydelcriadodeNewman.Casiparecíaunaprocesión.

www.lectulandia.com-Página215

Page 216: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXX

Valentin de Bellegarde murió serenamente, justo cuando la aurora fría y tenue demarzo empezaba a iluminar los rostros del pequeño grupo de amigos que se habíareunido en torno a su cama. Una hora después, Newman se fue de la posada endirección a Ginebra; como es natural, no quería estar presente cuando llegasenmadame de Bellegarde y su primogénito. Demomento, se quedó enGinebra. Eracomo un hombre que ha sufrido una caída y se quiere sentar para contarse lasmagulladuras.EscribióalinstanteamadamedeCintré,relatándolelascircunstanciasde la muerte de su hermano—con ciertas excepciones— y preguntándole en quémomento, cuanto antes, podía albergar esperanzas de que consintiera en verle.MonsieurLedouxlehabíadichoque teníamotivosparasaberqueel testamentodeValentin —Bellegarde poseía muchos y elegantes bienes personales que ceder—contenía la petición de que se le enterrase cerca de su padre en el cementerio deFleurières,yNewmandecidióqueelestadodesuspropiasrelacionesconlafamilianoleprivaríadelasatisfaccióndeayudararendirlosúltimoshonoresmundanosalmejortipodelmundo.ReflexionóquesuamistadconValentinveníadeantesdesuenemistadconUrbain,yqueenunfuneralerafácilpasarinadvertido.LarespuestademadamedeCintréasucartalepermitióprogramarsullegadaaFleurières.Eramuybreve;rezabacomosigue:

LeagradezcosucartayquehayaestadoconValentin.Paramísuponeundolorinexpresablenohaber estado allí. Verle a usted no me traerá sino dolor; no hay necesidad, por tanto, deaguardar a lo que usted llama tiemposmejores. Ahora todome da igual, y no veré tiemposmejores.Vengacuando lodesee; tansólocomuníquemeloantes.Mihermanoseráenterradoaquíelviernes,ymifamiliasevaaquedar.

C.DEC.

Tanprontocomorecibióestacarta,NewmanfuedirectamenteaParísydeahíaPoitiers. El viaje le llevó lejos, hacia el sur; cruzando la verde Touraine y elresplandeciente Loira, llegó a una comarca donde la temprana primavera ibahaciéndose cadavezmás intensa, peronuncahabía emprendidounviaje en el queprestasemenosatencióna loquehabría llamadoel trazadodel terreno.SealojóenunaposadadePoitiers,yalamañanasiguienteestuvoconduciendounpardehorashastaque llegóa laaldeadeFleurières.Peroaquí, aunqueestabaabsorto,nopudoevitar reparar en lo pintoresco del lugar. Era lo que los franceses llaman un petitbourg; sehallabaen labasedeunaespeciede inmensomontículoencuyacimasealzabanlasruinasdesmoronadasdeuncastillofeudal.Unabuenapartedesussólidosmateriales, así como de los del muro que descendía por la colina para cercardefensivamentelascasasapiñadas,habíasidoabsorbidaporlapropiasustanciadelaaldea. La iglesia era, simplemente, la antigua capilla del castillo, y daba sobre unatrioque,apesardeestarcubiertodehierba,teníaunaanchuralobastantegenerosa

www.lectulandia.com-Página216

Page 217: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

paracederlesurincónmáscuriosoalpequeñocementerio.Aquí,inclinadassobrelahierba,hastalasmismaslápidasparecíandormir;elpacienterecododelamurallalassujetabaporun lado,yenfrente,muylejosdesus tapasmusgosas,seextendían lasverdes llanurasy lasdistanciasazules.Elcaminohacia la iglesia,colinaarriba,eraintransitableparalosvehículos.Estabaflanqueadopordosotresfilasdecampesinos,que miraban cómo la viejamadame de Bellegarde, agarrada del brazo de su hijomayor,ibaascendiendolentamentedetrásdelosportadoresdelféretrodelotrohijo.Newman prefirió perderse entre las plañideras de la plebe, que murmuraban«Madame laComtesse» cuando la alta figura del velo negro pasaba frente a ellas.Newman se quedó de pie en la pequeña iglesia sombría mientras tuvo lugar laceremonia,perocuandollegóalafunestatumbasediolavueltaysefuecaminandocolina abajo. Regresó a Poitiers, y ahí pasó dos días en los que la paciencia y laimpacienciaseentremezclarondemaneraextraña.Al tercerdía leenvióunanotaamadame deCintréparadecirleque iría averlapor la tarde, yde acuerdo con estovolvióatomarelcaminodeFleurières.Dejósuvehículoenlacalledelaaldea,juntoa la taberna, y obedeció las sencillas instrucciones que le dieron para encontrar elchâteau.

—Estájustoahídetrás—dijoelposadero,yseñalóhacialascopasdelosárbolesde un parque que había tras las casas de enfrente. Newman siguió por la primeraencrucijadaaladerecha,queestababordeadaporchozasenmohecidas,yenseguidavioantesílostejadospicudosdelastorres.Avanzóunpocomásyseencontrófrenteaunagranverjadehierro,herrumbrosaycerrada;aquíhizounabrevepausaymiróatravésdelosbarrotes.Elchâteauestabacercadelcamino,cosaqueeraa lavezsuméritoysudefecto,peroofrecíaunaspectoimpresionante.Newmanseenteraríamásadelante,alleerunaguíadelaprovinciadequedatabadelostiemposdeEnriqueIV.A la amplia zona pavimentada que lo precedía, a cuyos lados había unas granjasastrosas, le daba una inmensa fachada de ladrillo oscurecido por el tiempo,flanqueada por dos alas bajas que terminaban en un pequeño pabellón de estiloholandés, rematadoporunfantástico tejado.Detrássealzabandos torres,y tras lastorreshabíaunconjuntodeolmosyhayasqueenestaépocaapenasteníanunligeroverdor.

Perolomásnotableeraunanchoríoverdequebañabaloscimientosdelchâteau.Eledificioseerguíadesdeunaislarodeadaporeltorrentedelagua,formándoseasíunfosoperfectocruzadoporunpuentededosarcossinbarandilla.Lasdeslustradasparedes de ladrillo, donde despuntaban aquí y allá soberbios salientes rectos, lascúpulas feas y pequeñas de las alas, los profundos ventanales y los largos yempinadospináculosdepizarramusgosasereflejaban,todosellos,enlastranquilasaguas. Newman llamó al llegar a la verja, casi asustándose con el tono en que lerespondióunagrancampanaherrumbrosaqueestabasobresucabeza.Unaancianasalió de una caseta y entreabrió el chirriante portalón lo justo para darle paso aNewman, que cruzó el seco patio descubierto y las cuarteadas losetas blancas del

www.lectulandia.com-Página217

Page 218: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

pasoelevadodelfoso.Alapuertadelchâteauesperóunosinstantes,yestolediolaoportunidadderepararenqueFleurièresnoestaba«cuidado»ydereflexionarquesetratabadeunlugarderesidenciamuymelancólico.«Parece—dijoNewmanparasusadentros, y reproduzco la comparación por el interés que pueda tener— unapenitenciaríachina».AlfinabriólapuertauncriadoalquerecordabahabervistoenlaRuedel’Université.Surostromortecinoseiluminóalveranuestrohéroe;yesqueNewman,porrazonesindefinibles,gozabadelaconfianzadelaspersonasquellevanlibrea.Ellacayo,atravésdeungranvestíbuloprincipalconunapirámidedevasijasde plantas en el centro y rodeado de puertas acristaladas, le condujo hasta lo queparecía ser el salón principal. Newman cruzó el umbral de una habitación deproporcionessoberbias,quedeentradalehizosentirsecomounturistaacompañadodeunlibroguíaydeunciceronequeesperapropina.Perocuandoelcriadoledejósolo,explicandoqueseibaaavisaramadamelaComtesse,Newmanpercibióqueelsalónconteníapocacosadestacableaexcepcióndeuntechooscuroconunasvigasdecuriosas tallas,unascortinasconunaminuciosa tapiceríaanticuadayunoscurosuelode roble, pulido comoun espejo.Esperóunosminutos, paseándosede arribaabajo; pero al cabo de un rato, cuando se estaba dando la vuelta al final de lahabitación,vioquemadamedeCintréhabíaentradoporunapuertadistante.Llevabaunvestidonegro,ysequedódepiemirándole.Comolaextensióndelainmensasalaseabríaentreellos,Newmantuvotiempodemirarlaantesdequeseencontrasenenelcentro.

Se quedó consternado ante su cambio de aspecto. Pálida, cariacontecida, casidemacradayconunaespeciederigidezmonásticaenelatuendo,apenasguardabaencomúnmásquesuspurasfaccionesconlamujercuyoradiantegarbohabíaadmiradohastaentonces.MadamedeCintréposósusojossobrelosdeNewmanyledejóquelecogieselamano;perosusojosparecíandoslluviosaslunasdeotoño,yensurocehabíaunaominosainanidad.

—Estuve en el funeral de su hermano—dijo Newman—.Después esperé tresdías.Peronopodíaesperarmás.

—Nadasepuedeganarniperderconlaespera—dijomadamedeCintré—.Perohasidomuyatentoporesperar,teniendoencuentaquehasidoagraviado.

—Mealegraquepiensequehe sidoagraviado—dijoNewman,coneseacentoextrañamente jocoso con el que a menudo pronunciaba palabras de significadosolemne.

—¿Hededecirlo?—preguntóella—.Nocreoqueyohayaagraviado,seriamente,a demasiadas personas; sin duda, no de manera consciente. A usted, a quien hetratadocondurezaycrueldad,elúnicodesagravioquelepuedohaceresdecir:«¡Losé,soycapazdesentirlo!».¡Eldesagravioespenosamentepequeño!

—¡Bueno,esungranpasoadelante!—dijoNewman,conunaafablesonrisadeánimo.Empujóunasillahaciaellaylasostuvo,mirándolaconapremio.MadamedeCintrésesentómecánicamente,yélsesentócerca;peroarenglónseguidosepusoen

www.lectulandia.com-Página218

Page 219: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

pie,agitado,ysecolocódelantedeella.MadamedeCintrésiguiósentada,comounacriaturadesazonadaqueyahubiesepasadolafasedeagitación.

—Digoquenosehadeganarnadaconqueyolevea—prosiguió—,yaunasímealegra mucho que haya venido. Ahora puedo decirle lo que siento. Es un placeregoísta, pero es uno de los últimos que he de tener—y se detuvo observando aNewmanconsusgrandesojosempañados—.Séhastaquépuntolehedefraudadoylehehechodaño,sélocruelycobardequehesido.Loveocontantaclaridadcomousted… lo siento hasta la médula—se soltó las manos, que estaban entrelazadassobresuregazo,ydespuésdealzarlaslasdejócaer—.Todoloquepuedahaberdichodemíenelpuntomáscoléricodesuiranoesnadacomparadoconloqueyomehedichoamímisma.

—Enlomáscoléricodemiira—dijoNewman—nohedichonadadurodeusted.Lopeorquehedichohastaahoraesqueesustedlamásencantadoradelasmujeres—yvolvióasentarseconunmovimientoabruptofrenteaella.

MadamedeCintréseruborizóunpoco,perohastasuruborerapálido.—Eso es porque cree que volveré. Pero no volveré. Ha venido aquí con esa

esperanza,losé;losientomuchoporusted.Haríacasicualquiercosaporusted.Deciresto, después de lo que he hecho, es lisa y llanamente una insolencia; pero ¿quépuedo decir que no resulte insolente? Agraviarle y pedirle disculpas… eso esdemasiadofácil.Nodeberíahaberleagraviado—sedetuvouninstante,mirándole,ylehizounademánparaquelepermitiesecontinuar—.Nodeberíahaberleescuchadoalprincipio;ésefueelerror.Nopodíasalirnadabuenodeahí.Lonotaba,yaunasíescuché;esofueculpasuya.Leapreciabademasiado;creíaenusted.

—¿Yyanocreeenmí?—Másquenunca.Peroahoranoimporta.Herenunciadoausted.Newmansedioungolpecitoenlarodillaconelpuñoapretado.—¿Por qué, por qué, por qué? —exclamó—. Deme una razón… una razón

convincente.Noesustedningunachiquilla…noesmenordeedad,niidiota.Noestáobligadaadejarmeporqueselohayadichosumadre.Unarazónasínoesdignadeusted.

—Losé;noesdignademí.Peroeslaúnicaquetengo.Alfinyalcabo—dijomadamedeCintrétendiendosusmanos—,¡considéremeunaidiotayolvídesedemí!Serálamaneramásfácil.

Newmansepusoenpieysealejóconlaabrumadorasensacióndequesucausaestabaperdida,yaunasíconidénticaincapacidadpararenunciaralalucha.Seacercóaunodelosgrandesventanalesymirólareciarepresadelríoylosformalesjardinesque se expandían más allá. Cuando se dio la vuelta,madame de Cintré se habíalevantado;nosemovió,silenciosaypasiva.

—Noesustedfranca—dijoNewman—;noeshonrada.Envezdedecirmequeesimbécil,deberíadecirqueotraspersonassonmalas.Sumadreysuhermanohansidofalsosycrueles;lohansidoconmigo,yestoysegurodequetambiénlohansidocon

www.lectulandia.com-Página219

Page 220: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

usted.¿Porqué intentaescudarlos?¿Porquémesacrificaaellos?Nosoyfalso;nosoycruel.Nosabeustedaquéestárenunciando;bienpuedodecirleque…quenolosabe.Laintimidanyurdenintrigasentornoausted;yyo…yo…

Newmansedetuvoyextendiólasmanos.MadamedeCintrésediolavueltaysedispusoadejarle.

—Elotrodíamedijoquetemíaasumadre—dijomientraslaseguía—.¿Aquéserefería?

MadamedeCintrésacudiólacabeza.—Lorecuerdo;despuésmearrepentí.—Searrepintiócuandoellabajóylepusolasempulgueras.EnnombredeDios,

¿quéesloquehaceconusted?—Nada.Nadaquepuedaustedentender.Yahoraqueherenunciadoausted,no

deboexpresarlemisquejasdeella.—¡Ésenoesmododerazonar!—exclamóNewman—.Porelcontrario,quéjese

de ella. Cuéntemelo todo con confianza y franqueza, como debería hacer, yhablaremosdeellodemaneratansatisfactoriaquenorenunciaráamí.

Madame de Cintré estuvo mirando al suelo durante unos instantes, y acontinuación,alzandolosojos,dijo:

—Almenoshasalidounacosabuenadetodoesto:heconseguidoquemejuzgueustedconmásimparcialidad.Meveíaustedaunaluzquemehonrabamucho;nosépor qué se lemetió en la cabeza.Peronomedabaninguna escapatoria…ningunaoportunidaddeserlacriaturadébilyvulgarquesoy.Nofueculpamía;seloadvertídesdeelprimermomento.Perodeberíahabérseloadvertidomás.Tendríaquehaberleconvencidodequeestabacondenadaadecepcionarle.Sinembargo,enciertosentidofui demasiado orgullosa. ¡Ya ve usted a qué se reducemi superioridad, espero!—continuó,elevandolavozconuntemblorqueaunenesascircunstanciasaNewmanle pareció hermoso—. Soy demasiado orgullosa para ser sincera, pero no soydemasiadoorgullosaparaserdesleal.Soytímidayfríayegoísta.Tengomiedoaestarincómoda.

—¡Ydicequecasarseconmigoesincómodo!—exclamóNewman,conlosojosabiertosdeparenpar.

MadamedeCintrésesonrojóunpoco,comosiquisieradecirque,sibieneraunainsolencia por su parte suplicarle perdón con palabras, al menos así, en silencio,podía expresar que comprendía perfectamente que a él le pareciese odiosa suconducta.

—Casarmeconusted, no, sinohacer todo loque eso conllevaría: la ruptura, eldesafío,el insistirenserfelizamimodo.¿Quéderechotengoaserfelizcuando…cuando…?—ysedetuvo.

—¿Cuandoqué?—quisosaberNewman.—Cuandootroshansidoenormementedesgraciados.—¿Quéotros?—preguntóNewman—.¿Qué tieneustedqueverconotrosmás

www.lectulandia.com-Página220

Page 221: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

queconmigo?Además,acabadedecirquequeríalafelicidad,yquelaencontraríasiobedecíaasumadre.Secontradice.

—Sí,mecontradigo;esoledemuestraquenisiquierasoyinteligente.—¡Seestáriendodemí!—exclamóNewman—.¡Seburlademí!Madame de Cintré le miró intensamente, y un buen observador podría haber

pensado que se estaba preguntando si acaso no terminaría antes con su dolorcompartidoconfesandoqueseestababurlandodeél.

—No,nomeburlo—dijoalfin.—Concediendo que no es usted inteligente—siguió Newman—, que es débil,

queesvulgar,quenoesnadade loqueyopensaba…loque lepidonoesningúnesfuerzoheroico,esunesfuerzomuycomún.Haymuchascosas,pormiparte,parafacilitarlo.Latristerealidadesquenoleimportolosuficienteparahacerlo.

—Tengofrío—dijomadamedeCintré—.Estoy tan fríacomo lasaguasdeeserío.

Newmandiounsonorogolpeenelsueloconsubastón,ysoltóunarisalargaysombría.

—¡Bien,bien!—exclamó—.Vausteddemasiadolejos…sepasadelaraya.Nohay ni una solamujer en elmundo que sea tanmala como se empeña en pintarseusted.Yaveocuálessujuego;esloquedijeantes.Seestáustedennegreciendoparablanquear a otros. Usted no quiere renunciar a mí en asboluto; me aprecia… meaprecia.Séqueesasí; lohademostrado,y lohesentido.¡Después,yapuedeustedestar todo lo fría que quiera! La han intimidado, repito; la han torturado. Es unultraje,einsistoensalvarladelaextravaganciadesupropiagenerosidad.¿Secortaríaustedlamanosisumadreselopidiese?

MadamedeCintréparecíaunpocoatemorizada.—Elotrodíahablédemimadreconexcesivaceguera.Soydueñademímisma,

por leyyporel consentimientodeella.Nomepuedehacernada;nomehahechonada.Jamáshaaludidoaaquellaspalabrastandurasqueledediqué.

—¡Hahechoqueustedlassienta,selodigoyo!—dijoNewman.—Esmiconciencialaquemellevaasentirlas.—¡Me da la impresión de que su conciencia está bastante confusa!—exclamó

apasionadamenteNewman.—Haestadomuyatribulada,peroahoraestámuyclara—dijomadamedeCintré

—. No renuncio a usted por ningún beneficio mundano ni por ninguna felicidadmundana.

—Ah,no renunciaamípor lordDeepmere, losé—dijoNewman—.Novoyafingir,nisiquieraparaprovocarla,quelopienso.Peroesoesloquequeríansumadreysuhermano,ysumadre,enaquelbailecanallesco(entoncesmegustó,peroahorasóloderecordarlomepongofurioso)intentóazuzarleparaquelacortejaseausted.

—¿Quiénlehadichoesto?—dijosuavementemadamedeCintré.—NofueValentin.Loobservé.Loadiviné.Ensumomentonosupequeloestaba

www.lectulandia.com-Página221

Page 222: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

viendo, pero seme quedó clavado en lamemoria.Y después, acuérdese, vi a lordDeepmereconustedenelinvernadero.Usteddijoentoncesqueenotromomentomecontaríaloquelehabíadicho.

—Esofueantesde…antesdeesto—dijomadamedeCintré.—Esono importa—dijoNewman—;y,además,creoque losé.Esunhonrado

inglesito.Vinoacontarleloquesetraíasumadreentremanos:quedeseabaqueél,quenoesunapersonamercantil,mesuplantase.Siseleproponíaausted,sumadrese encargaría de persuadirla y darme esquinazo. Lord Deepmere no es demasiadointelectual, así que ella tuvo que deletreárselo. Él le dijo a usted que la admiraba«infinito»,yquequeríaquelosupiese;peroquenolegustabaversemezcladoenesetipodemaniobrasclandestinas,ylecontótodotipodehistorias.Esovinoasertodo,¿no?Ydespuésusteddijoqueeracompletamentefeliz.

—No veo por qué tenemos que hablar de lord Deepmere —dijo madame deCintré—.Nohavenidoaquíparaeso;y, encuantoamimadre,no importa loqueusted sospecheni loque sepa.Si he tomadounadecisión, comoahora, nodeberíadiscutirestascosas.Discutir,enestosmomentos,esocioso.Hemosdeprocurarvivir,cadauno,comopodamos.Séquevolveráaserfeliz;inclusoaveces,cuandopienseenmí.Cuando lohaga, recuerdeesto:queno fue fácil,yque lohice lomejorquepude.Haycosasquetengoquetenerencuentayqueusteddesconoce.Merefieroaquetengosentimientosydeboactuarsegúnsudictado…debohacerlo,debohacerlo.Sino,meperseguirían—exclamóconvehemencia—;¡mematarían!

—Sécuálessonsussentimientos;¡sonsupersticiones!Sonelsentimientodeque,al fin y al cabo, aunque soy un buen tipo, he estado metido en negocios; elsentimientodequelasmiradasdesumadresonleyylaspalabrasdesuhermanoelEvangelio;quesonustedesunapiña,yqueformapartedelasimperecederasreglasdeldecoroelquemetanmanoentodoloqueustedhace.Mehiervelasangre.Esoesfrío;tieneustedrazón.Yloquesientoaquí—yNewmansegolpeóelcorazónysepusomáspoéticoquenunca—¡esunfuegoabrasador!

Unespectadormenosabsortoqueel turbadopretendientedemadamedeCintréhabríatenidodesdeelcomienzolacertezadequelaatractivacalmadesuporteerafrutodeunviolentoesfuerzo,apesardelocuallamareadelaagitaciónibasubiendoa ritmo acelerado.Ante estas últimas palabras deNewman se desbordó, aunque alprincipiohablóenvozbaja,pormiedoaquesuvozlatraicionase.

—No,noteníarazónenloquedije:¡nosoyfría!Creoquesiestoyhaciendoalgoque parece tanmalvado, no es pormera debilidad y falsedad. Señor Newman, escomounareligión.Noselopuedodecir;¡nopuedo!Escruelporsuparteinsistir.Noveoporquénohabríadepedirlequemecrea…yquemecompadezca.Escomounareligión.Hacaídounamaldiciónsobrelacasa;noséqué…noséporqué…nomepregunte.Todoshemosdesoportarla.Hesidodemasiadoegoísta;queríaescaparalamaldición.Ustedmeofrecióunaoportunidadmagnífica…apartedequeleapreciaba.Parecíabuenocambiardeltodo,romper,marcharme.Yademásleadmiraba.Perono

www.lectulandia.com-Página222

Page 223: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

puedo…meha tomado ladelanterayhavuelto amí—eldominiode símisma lahabíaabandonadoporcompletoylargossollozosentrecortabansuspalabras—.¿Porquénosocurrencosastanespantosas…porquématanamihermanoValentin,comoaunanimalsalvaje,enplenajuventudyalegríaybrillantezytodoaquelloporloqueleamábamos?¿Porquéhaycosasquenopuedopreguntar…que temosaber?¿Porquéhaysitiosquenopuedover,sonidosquenopuedooír?¿Porquémehasidodadoescoger,decidir,enuncasotanarduoytanterriblecomoéste?Noestoyhechaparaesto:noestoyhechaparalavalentíayeldesafío.Fuihechaparaserfelizdeunmodotranquiloynatural—aloírestoNewmansoltóungemidoexpresivo,peromadamedeCintré continuó—: Fui hecha para hacer de buena gana y con gratitud lo que seesperademí.Mimadre siempre sehaportadomuybien conmigo;nopuedodecirmás.Nodebojuzgarla;nodebocriticarla.Silohiciera,pagaríaporello.¡Nopuedocambiar!

—No—dijoconamarguraNewman—;soyyoquienhadecambiar, ¡aunqueelesfuerzomepartaendos!

—Usted es diferente. Usted es un hombre; lo superará. Tiene todo tipo deconsuelos. Usted nació… usted fue adiestrado… para los cambios. Además…además,siemprepensaréenusted.

—¡Eso me tiene sin cuidado! —exclamó Newman—. Es usted cruel…terriblemente cruel. ¡Dios la perdone! Puede que tenga las mejores razones y lossentimientosmásnoblesdelmundo;nocambialascosas.Esustedunmisterioparamí;noentiendocómotantadurezapuedeacompañaratangranencanto.

MadamedeCintréleobservóunmomentoconlosojosarrasadosdelágrimas.—¿Piensausted,pues,quesoydura?Newmanrespondióasumirada,ydespuésestalló:—¡Esustedunacriaturaabsolutamenteirreprochable!¡Quédeseconmigo!—Por supuesto que soy dura —siguió ella—. Siempre que causamos dolor,

somos duros. Y debemos causar dolor; así es el mundo… ¡el odioso y miserablemundo!¡Ah!—exhalóunsuspirolargoyprofundo—,nisiquierapuedodecirquemealegro de haberle conocido… aunque así es. También eso sería agraviarle. Nadapuedodecirquenoseacruel.Asíqueseparémonos,sinmás.¡Adiós!—yletendiólamano.

Newmansequedómirándolelamanosincogérsela,ydespuéselevólosojosasurostro.Teníaganasdeverterlágrimasderabia.

—¿Quévaahacer?—preguntó—.¿Adóndevaair?—A donde no pueda causarmás dolor ni sospeche que existe elmal.Me voy

fueradelmundo.—¿Fueradelmundo?—Voyaingresarenunconvento.—¡Enunconvento!—repitióNewmanconprofundaconsternación;eracomosi

lehubiesedichoqueibaaingresarenunhospital—.¡Aunconvento…!¡Usted!

www.lectulandia.com-Página223

Page 224: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Ledijequenoleabandonabaporventajasyplaceresdeestemundo.PeroNewmanseguíasinapenascomprender.—¿Vaa sermonja—siguió—, toda lavida…enunacelda…conhábitosyun

veloblanco?—Monja…monja carmelita—dijomadame de Cintré—. Toda la vida, con la

graciadeDios.ANewmanlaideaseleantojódemasiadoturbiayhorrendaparasercreíble,yle

hizosentirseigualquesehabríasentidodehaberledichoellaqueseibaamutilarsubellorostro,oabeberalgunapócimaquefueseaenloquecerla.Seagarrólasmanosyempezóatemblardemanerapalmaria.

—MadamedeCintré,¡nolohaga,nolohaga!—dijo—.¡Selosuplico!Siquiere,mepondréderodillasparasuplicárselo.

EllaposósumanosobreelbrazodeNewman,conungesto tierno,compasivo,casitranquilizador.

—Noloentiende.Tieneideasequivocadas.Noesnadahorrible.Tansóloespazyseguridad. Es para estar fuera de un mundo donde problemas como éste lessobrevienen a los inocentes, a los mejores. Y para toda la vida… ¡ahí está labendición!Nopuedenvolveraocurrir.

Newman se desplomó enuna silla y se quedó sentado,mirándola conun largomurmullo inarticulado.Que aquella espléndidamujer, en quien había visto toda lagraciahumanaytodoelbríodeunhogar,sefueseaalejardeélydetodaslascosasbrillantesqueleofrecía—él,sufuturo,sufortuna,sufidelidad—paraembozarseenandrajosascéticosyenterrarseenunaceldaeraunadesconcertantecombinacióndeloinexorableylogrotesco.Amedidaquelaimagenseleibarepresentandoconmásintensidad, lo grotesco se iba expandiendo hasta cubrirla; era una reducción alabsurdodelapruebaalaqueestabasometido.

—¡Usted… monja! —exclamó—. ¡Usted, su belleza mutilada… usted, trascerrojosybarrotes!¡Jamás,jamássipuedoimpedirlo!—y,soltandounarisaviolenta,sepusoenpiedeunsalto.

—Nopuedeimpedirlo—dijomadamedeCintré—,ydebería,almenosunpoco,satisfacerle.¿Seimaginaquesiguieseviviendoenelmundo,todavíaasuladoysinembargosinusted?Estátodoorganizado.Adiós…adiós.

EstavezNewmanlecogiólamano;lacogióentrelassuyas.—¿Para siempre? —dijo. Los labios de madame de Cintré hicieron un

movimientoinaudibleylosdeélpronunciaronunaprofundaimprecación.Ellacerrólosojos,comosioírlaledoliese;entoncesNewmanlaarrastróhaciaélylaestrechócontrasupecho.Besósublancorostro;porunmomentoellaseresistióyalotroserindió; entonces, con vigor, se soltó y cruzó a toda prisa el largo trecho de sueloreluciente.Uninstantedespués,lapuertasecerrótrasella.

Newmanseabriópasohaciaafueracomopudo.

www.lectulandia.com-Página224

Page 225: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXI

HayunbonitopaseopúblicoenPoitiers,sobrelacrestadelaaltacolinaentornoalaqueseapiñalapequeñaciudad,queestásembradodeárboles tupidosymirasobrelosfértilescamposendondelosantiguospríncipesinglesescombatieronendefensade su derecho. Newman estuvo recorriendo este tranquilo paseo de arriba abajodurante lamayor parte del día siguiente, y dejó que sus ojos se extraviasen por elhistóricopaisaje;perohabríasidotristementeincapazdedecirdespuéssiesteúltimoestaba integrado por minas de carbón o por viñedos. Estaba completamenteabandonadoasupesadumbre,cuyacarganosealigerabaenabsolutoconlareflexión.Se temía quemadame de Cintré estaba irrevocablemente perdida, y sin embargo,como élmismo habría dicho, no veía de quémanera podía renunciar a ella. Se leantojabaimposibledarlaespaldaaFleurièresyasushabitantes;leparecíaqueporalgún lugardeallídebíadeocultarsealguna semilladeesperanzaodedesagravio,conquesólopudieseextenderelbrazolobastantelejosparaarrancarla.Eracomosituviese la mano sobre un picaporte y estuviese agarrándolo con el puño cerrado;habíaaporreado,habíallamado,habíaempujadolapuertaconsupoderosarodillaylahabía sacudidocon todas sus fuerzas,y la respuestahabía sidounmaldito silenciomortal. Y aun así algo le retenía allí; algo endurecía el agarre de sus dedos. Lasatisfacción de Newman había sido demasiado intensa, todo su plan demasiadocalculadoymaduro, laperspectivadesu felicidaddemasiado ricayabarcanteparaque este hermoso edificio moral se desmoronase de golpe. Los propios cimientosparecíanhaber sufridodaños fatales, y pese a todo sentía un tercodeseode seguirintentandosalvareledificio.Leembargabalasensacióndeagraviomásdolorosaquejamáshabíaconocidoohabíacreídoposiblellegaraconocer.Aceptarestaheridaymarcharsesinmiraratráseraforzarelbuentalantehastaunpuntodelquesesentíaincapaz. Volvía continuamente con empeño la vista atrás, y lo que allí veía noaplacaba su resentimiento. Se veía a sí mismo como alguien confiado, generoso,despreocupado,paciente,natural,alguienquesabíatragarseunairritaciónfrecuenteyqueestabadotadodeunamodestiasin límites.Habermordidoelpolvo,habersidoobjeto del desdén, de los aires de superioridad y de la sátira y haber accedido atomárselocomounade lascondicionesdel trato…haberhecho todoesto,y todoacambiodenada,sinduda ledabaaunoderechoaprotestar. ¡Yque ledespachasenpor ser una persona mercantil! ¡Ni que hubiese mencionado o soñado con losnegocios una sola vez desde que empezó su relación con los Bellegarde… ni quehubieseentradoen lospormenoresde losnegocios…niquenohubieseaccedidoamaldecirloscincuentavecesaldía,dehaberaumentadoasíunápicelaprobabilidaddequelosBellegardenolehiciesenunamalapasada!Aunconcediendoqueserunhombre de negocios fuese un fundamento lícito para que le jugasen a uno unajugarreta,¡quépocosabíansobrelaclaseasídenominadaysuemprendedoramanerade no detenerse en nimiedades!Era a la luz de su herida dondemás peso tenía el

www.lectulandia.com-Página225

Page 226: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

aguantepasadodeNewman;suexasperaciónpropiamentedichanohabíasidotanta,mezclada como estaba con su imagen del cielo despejado que había abovedado sureciente galanteo. Pero ahora su sensación de ultraje era profunda, rencorosa yomnipresente; sentía que era un buen tipo agraviado. En cuanto a la conducta demadame de Cintré, le dejaba algo así como sobrecogido, y el hecho de que fueseincapazdecomprenderlaodesentirlarealidaddesusmotivostansóloaumentabalafuerzaconquesehabíaencariñadoconella.Nuncahabíadejadoquesucatolicismole preocupase; el catolicismo no era para Newman nada más que un nombre, yexpresar desconfianza hacia la forma en que se habíanmodelado los sentimientosreligiosos de madame de Cintré le habría parecido, por su parte, una afectaciónbastante pretenciosa de celo protestante. Si en tierra católica podían abrirse floresblancastanespléndidascomoésa,noeraunatierrainsalubre.Perounacosaerasercatólica,yotrahacersemonja…¡antesuspropiosojos!HabíaunasuertedelúgubrecomicidadencómoeloptimismoabsolutamentecontemporáneodeNewmanseveíaconfrontadoconestesombríoexpedientedelviejomundo.Vercómounamujerqueestaba hecha para él y para la maternidad de sus hijos se le escamoteaba en estatrágica parodia… era algo para frotarse los ojos, una pesadilla, una ilusión, unapatraña.Perolashoraspasabansinrefutarlacuestión,ydejándoleelmeroresabiodelavehemenciaconquehabíaabrazadoamadamedeCintré.Recordabasuspalabrasysusmiradas;lesdiovueltaseintentósonsacarsumisterioydotarlasdeunsignificadosoportable. ¿Qué había querido decir con que su sentimiento era una especie dereligión? Era simplemente la religión de las leyes familiares, la religión cuyasacerdotisa mayor era su implacable madrecita. Por mucho que la generosidad demadamedeCintréretorcieselascosas,loúnicociertoeraquehabíanusadolafuerzacontraella.Sugenerosidadhabíaintentadoencubrirlos,peroaNewmanseleponíaelcorazónenlagargantacuandopensabaquequedaríanimpunes.

Pasaronlasveinticuatrohoras,yalamañanasiguienteNewmanselevantódeunsalto con la determinación de regresar a Fleurières y exigir otra entrevista conmadame de Bellegarde y su hijo. No perdió el tiempo en llevarla a la práctica.MientrasavanzabavelozmenteporelexcelentecaminoenlapequeñacalesaquelehabíanproporcionadoenlaposadadePoitiers,extrajo,porasídecirlo,delsegurísimolugardesucabezaadondelahabíaconfiadolaúltimainformaciónqueledioelpobreValentin. Valentin le había dicho que podía hacer algo con ella, y a Newman leparecióqueestaríabientenerlaamano.Porsupuesto,noeraéstalaprimeravez,enlos últimos tiempos, que le había prestado atención. Era información en bruto, eraoscura y desconcertante; pero Newman no se sentía ni indefenso ni asustado. Eraevidente que Valentin había querido que estuviese en posesión de un instrumentopoderoso,aunquenopodíadecirsequelehubiesedejadoelasiderobienalalcance.Perosienrealidadnolehabíacontadoelsecreto,almenoslehabíadadolapistaparaacceder a él… una pista cuyo otro cabo sostenía esa extraña señora Bread. ANewmanlaseñoraBreadsiemprelehabíadadolaimpresióndeconocersecretos;y

www.lectulandia.com-Página226

Page 227: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

como todo indicaba que gozaba de su estima, sospechaba que quizá ella se vierainducidaacompartirconélsusconocimientos.Siempreycuandosólohubiesequetratarcon la señoraBread, se sentíacómodo.Encuantoaquéhabíaquedescubrir,sóloalbergabauntemor:quenofueselobastanteterrible.Luego,cuandoselevolvióaaparecer la imagende lamarquesay suhijounidos, lamanode la ancianaenelbrazo de Urbain y la misma fijeza fría y hosca en los ojos de ambos, Newmanexclamóparasusadentrosqueel temorera infundado. ¡Comopoco,enesesecretohabíasangre!LlegóaFleurièrescasienunestadodeeuforia;sehabíaconvencidodeque,lógicamente,antelaamenazadeldesenmascaramientosedesmoronaríancomo,segúnlaformulaciónmentaldeNewman,unpardecubosatadosaunacuerdaquesedesenrollase pozo abajo.Recordó que, en efecto, antes tenía que atrapar su liebre;primero,descubrirquéhabíaquedesenmascarar;perodespués,¿porquénoibaasersufelicidadprácticamentetanbuenacomoantes?Madreehijosoltaríanconterrorasuadorablevíctimayseesconderían,ymadamedeCintré,alquedarsesola,sindudaregresaríaaél.Consólodarleunaoportunidad,subiríaalasuperficie,volveríaalaluz.¿CómoibaadejardedarsecuentadequelacasadeNewmansería,conmucho,elmáscómododelosconventos?

Newman, como había hecho antes, dejó su vehículo en la posada y caminó elpequeñotrechoqueleseparabadelchâteau.Sinembargo,cuandollegóalaverjaleembargóunaextrañasensación:unasensaciónque,porraroqueparezca,manabadesuinsondablebuencarácter.Sedetuvoallíunrato,mirandoatravésdelosbarrotesde la gran fachada teñida por el tiempo y preguntándose cuál sería el crimen quehabíafavorecidoaquellacasaoscurayvieja,consufloridonombre.Habíadadopie,por encima de todo, a tiranías y sufrimientos de sobra, se dijo Newman; era unavivienda de aspecto maligno. Entonces, súbitamente, le sobrevino la siguientereflexión:¡ibaahurgarenunhorriblebasurerodeiniquidad!Laactituddelinquisidorle mostró su cara innoble, y en ese mismo movimiento Newman declaró que losBellegardehabríande tenerotraoportunidad.Unavezmás,apelaríadirectamenteasu sentido de la justicia y no a su temor; y, en caso de que fuesen accesibles alrazonamiento,noteníaporquésabernadapeorsobreellosdeloqueyasabía.Esoyaerabastantemalo.

Elguardiándelaverjaledejópasarporlamismagrietainflexibledelaotravez,ycruzóelpatioyelpequeñopuenterústicodelfoso.Lapuertaseabrióantesdequellegase, y, como si quisiera poner en fuga su clemencia con la insinuación de unaoportunidadmásenjundiosa,laseñoraBreadestabaallíesperándole.Surostro,comodecostumbre,teníaunaspectotanirremediablementemonótonocomoeldelaarenade una playa alisada por la marea, y el negro de sus negras prendas parecía másintenso. Newman ya había advertido que su extraña inexpresividad podía ser unvehículoparalasemociones,ynolesorprendiólasordavivezaconquelesusurró:

—Penséquevolveríaaintentarlo,señor.Estabavigilandoporsiaparecía.—Mealegrodeverla—dijoNewman—;creoqueustedesmiamiga.

www.lectulandia.com-Página227

Page 228: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

LaseñoraBreadlelanzóunamiradaopaca.—Ledeseolomejor,señor;peroyaesinútildesear.—¿Sabe,entonces,cómomehantratado?—Ah,señor—dijosecamentelaseñoraBread—,losétodo.Newmanvacilóuninstante.—¿Todo?LaseñoraBreadledirigióunamiradaunpocomástransparente.—Sé,comopoco,demasiado,señor.—Unonuncapuedesaberdemasiado.Lafelicito.Hevenidoaveramadamede

Bellegardeyasuhijo—añadióNewman—.¿Estánencasa?Sino,esperaré.—Miseñorasiempreestáencasa—replicólaseñoraBread—,yelmarquéscasi

siempreestáconella.—Entonces,dígales,porfavor,acualquieradeellos,oaambos,queestoyaquíy

quedeseoverlos.LaseñoraBreadtitubeó.—¿Permitequemetomeunagranlibertad,señor?—Usted nunca se ha tomado libertades, sino que las ha justificado —dijo

Newmanconcortesíadiplomática.LaseñoraBreadentornósuspárpadosarrugadoscomosiestuviesehaciendouna

reverencia;perolareverenciaacabóahí:laocasiónerademasiadosolemne.—¿Havenidoustedaimplorarlesdenuevo,señor?Quizánosepaustedesto:que

madamedeCintréregresóestamañanaaParís.—¡Ah,sehaido!—yNewman,soltandounquejido,dioungolpeenelsuelocon

subastón.—Sehamarchadodirectamentealconvento…lascarmelitas,asílollaman.Veo

que está usted al tanto, señor.Mi señoray elmarqués se lo han tomadomuymal.Hastaanochenoselodijo.

—Ah, ¿así que se lo había reservado?—exclamó Newman—. ¡Bien, bien! Y¿estánmuyfuriosos?

—Noestáncontentos—dijolaseñoraBread—.Perotienenmotivosparaquelesdesagrade.Mehandichoqueeslacosamásespantosa,señor;detodaslasmonjasdelacristiandad, lascarmelitasson laspeores.Sepodríadecirqueenrealidadnosonhumanas,señor;teobliganarenunciaratodo…parasiempre.¡Ypensarqueellaestáallí!Sifuerayodelasquelloran,señor,lloraría.

Newmanlamiróuninstante.—Nodebemosllorar,señoraBread;debemosactuar.¡Vayaaavisarlos!—ehizo

unademánparaentrarunpocomás.PerolaseñoraBreadlerefrenócontacto.—¿Mepermite queme tomeotra libertad?He sabidoque estuvousted conmi

queridoseñorValentinensusúltimashoras.¡Sipudieseustedcontarmealgodeél!Elpobre conde fue mi niño, señor; durante el primer año de su vida apenas estuvo

www.lectulandia.com-Página228

Page 229: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

apartadodemisbrazos;yoleenseñéahablar.¡Ylobienquehablabaelconde,señor!Siempre le hablaba bien a su pobre y vieja Bread. Cuando creció, siempre secomplacíaendedicarmealgunapalabraamable.¡Miraquemorirdeesamanera tansalvaje! Se rumorea que se enfrentó a un comerciante de vinos. ¡Nome lo puedocreer,señor!¿Ysufriómucho?

—Esustedunaancianasabiaybuena,señoraBread—dijoNewman—.Esperabapoderverlaconmispropioshijosensusbrazos.Quizátodavíalohaga—yletendiólamano.LaseñoraBreadmiróporunmomentosupalmaabierta,ydespués,comofascinadaporlanovedaddelgesto,extendióasuvezsuselegantesdedos.Newmanlesostuvo lamano con firmeza y parsimonia, sin dejar demirarla—. ¿Desea saberlotodosobreelseñorValentin?—añadió.

—Seríauntristeplacer,señor.—Selopuedocontartodo.¿Puedeustedalejarsedeestesitioenalgúnmomento?—¿Delchâteau,señor?Adecirverdad,nolosé.Nuncaloheintentado.—Inténtelo, entonces; inténtelo con todas sus fuerzas. Inténtelo esta tarde, al

anochecer.Vengaavermealasviejasruinasqueestánahí,sobrelacolina,enelpatioque hay enfrente de la iglesia. La esperaré allí; tengo algo muy importante quedecirle.Unaancianacomoustedpuedehacerloqueleplazca.

LaseñoraBreadselequedómirandoasombrada,conloslabiosentreabiertos.—¿Esdepartedelconde,señor?—preguntó.—Departedelconde…desdesulechodemuerte—dijoNewman.—Iré,entonces.Porunavez,serévaliente;porél.AcompañóaNewmanalgransalónqueésteyaconocía,yseretiróparaejecutar

susórdenes.Newmanesperómucho tiempo;al finalestuvoapuntode llamarpararepetir supetición.Estababuscandounacampanillaa sualrededorcuandoentróelmarqués,consumadreagarradadelbrazo.SepodráobservarqueNewmanteníaunamente lógica si digo que declaró para sus adentros, de absoluta buena fe y comoresultado de las oscuras insinuaciones de Valentin, que sus adversarios parecíantremendamentemalvados. «No hay ya ningún error al respecto—se dijomientrasavanzaban—.Sonmalagente; sehanquitado lasmáscaras».Ciertamente,madamede Bellegarde y su hijo llevaban en el rostro los síntomas de una perturbaciónextrema;parecíanpersonasquehabíanpasadolanocheenvela.Enfrentados,además,a una molestia de la que esperaban haberse desembarazado, lo natural no eraprecisamenteque lehiciesenojitos tiernosaNewman.Seplantóanteellos,y todaslas chispasquepudieronencontrar las incorporarona lasmiradasque le asestaron;Newman se sintió como si la puerta de un sepulcro se hubiese abierto de golpe,exhalandolahúmedaoscuridad.

—Yaloven,hevuelto—dijo—.Hevenidoaintentarlodenuevo.—Sería ridículo—dijomonsieur de Bellegarde— fingir que nos alegramos de

verleoquenoponemosendudaelbuengustodesuvisita.—Ah, ¡no hable de buen gusto—dijoNewman con una risa—, porque podría

www.lectulandia.com-Página229

Page 230: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

llevarnosahablardelsuyo!Siconsultaseconmigusto,sindudanovendríaaverlos.Además, mi faena va a ser todo lo breve que ustedes quieran. Prométanme quelevantaránelbloqueo,quedejaránenlibertadamadamedeCintré,ymeretiraréenelacto.

—Estuvimosdudandosiverleono—dijomadamedeBellegarde—,yapuntohemos estado de renunciar al honor. Pero me pareció que debíamos actuar conurbanidad,comosiemprehemoshecho,yyodeseabadarmeelgustodeinformarledequehayciertasdebilidadesdelasquelagentedenuestrasensibilidadtansólopuedeserculpableunavez.

—Puedequesóloseadébilunavez,peroserádescaradamuchasveces,madame—respondióNewman—.Sinembargo,nohevenidoconelpropósitodeconversar.Vine a decir sencillamente esto: que si le escribe de inmediato a su hijacomunicándolequeretirasuoposiciónalmatrimonio,yomeocuparédelresto.Ustednoquierequesehagamonja:conoceloshorroresdeesomejorqueyo.Casarseconunapersonamercantilesmejorquealgoasí.Demeunacartaparaellaconfirmaysello,diciendoqueseretractayquesepuedecasarconmigoconsubendición,yselallevaréalconventoylasacarédeallí.Heaquísuoportunidad…yodiríaquesonunascondicionesmuysencillas.

—Nosotroscontemplamoslacuestióndeotramanera,¿sabe?Aesolollamamoscondiciones muy duras —dijo Urbain de Bellegarde. Se habían quedado de pie,rígidos,enmediodelahabitación—.CreoquemimadrelediráqueprefierequesuhijaseconviertaenlahermanaCatherineantesqueenlaseñoraNewman.

Pero la vieja dama, con la serenidadqueotorga el poder supremo, dejóque suhijo hiciese los epigramas por ella. Se limitó a sonreír, casi con dulzura,mientrassacudíalacabezarepitiendo:

—¡Unasolavez,señorNewman,unasola!Nada de lo queNewman había visto u oído hasta entonces le había producido

tantasensacióndedurezamarmóreacomoesteademányeltonoqueloacompañó.—¿Nohaynadaquepudieseobligarlos?—preguntó—.¿Sabendealgoque los

pudieseforzar?—Ese lenguaje, señor—dijoelmarqués—,dirigidoapersonasenunmomento

dedueloypesadumbre,estámásalládetodacalificación.—Enlamayoríadeloscasos—respondióNewman—,suobjeciónhabríatenido

algún peso, aun admitiendo que las actuales intenciones de madame de Cintréconvierteneltiempoenoro.Perohepensadoenesoquediceusted,ymeheallegadohoyhastaaquísinningúnescrúpulosimplementeporqueaustedyasuhermanolosconsidero dos personas muy distintas. No veo ninguna relación entre ustedes. Suhermanoseavergonzabadeusted.Heridoymoribundo,elpobremuchachomepidiódisculpasporlaconductadeusted.Mepidiódisculpasporlaconductadesumadre.

Por unmomento, el efecto de estas palabras fue como siNewman les hubieseasestado un golpe físico. Un rubor veloz se adueñó de los rostros demadame de

www.lectulandia.com-Página230

Page 231: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Bellegardeyde suhijo, y cruzaronunamirada comoundestello de acero.UrbainarticulódospalabrasqueNewmantansólooyóamedias,perocuyosentidolellegó,porasídecirlo,atravésdelecodelsonido«Lemisérable!».

—Pocorespetodemuestraustedalosvivos—dijomadamedeBellegarde—,peroal menos respete a los muertos. No profane, no insulte, la memoria de mi hijoinocente.

—Digolapuraverdad—declaróNewman—,yladigoconunaintención.Voyarepetirlo claramente. Su hijo estaba absolutamente disgustado: su hijo pidiódisculpas.

Urbain de Bellegarde estaba frunciendo el ceño con gesto de mal agüero, yNewmansupusoquese loestabadedicandoa laodiosa imagendelpobreValentin.Cogido por sorpresa, su escaso afecto a su hermano le había llevado a hacer unaconcesiónpasajeraaldesdoro.Peroniporuninstantearriósumadrelasvelas.

—Está usted tremendamente equivocado, señor—dijo—. A veces mi hijo erafrívolo,perojamásindecente.Muriófielasuapellido.

—Usted,simplemente,leentendiómal—dijoelmarqués,empezandoarecuperarfuerzas—.Afirmaustedloimposible.

—Ah,nomeimportanlasdisculpasdeValentin—dijoNewman—.Mecausaronmuchomás dolor que satisfacción. Este asunto atroz no fue culpa suya; nuncamehirió,niamínianadie;eraelhonorenpersona.Peroreflejancómoselotomó.

—Si desea demostrar que en sus últimos momentos mi pobre hermano habíaperdidoel juicio,sólopodemosdecirqueentantristescircunstanciasnadaeramásposible.Perolimíteseustedaeso.

—Estaba en su sano juicio —dijo Newman con una terquedad apacible peropeligrosa—;jamáslehevistotanlúcidoeinteligente.Fueterriblevercómountipotanbrillanteycapazmoríadeunamuerteasí.Yasabenlomuchoqueapreciabaasuhermano.Yaúntengomáspruebasdesucordura—concluyóNewman.

Lamarquesaseserenóconairemajestuoso.—¡Estoesdemasiadogrosero!—exclamó—.Nosnegamosaaceptarsuhistoria,

señor…larepudiamos.Urbain,abrelapuerta.Se dio la vuelta dirigiéndose a su hijo con un ademán imperioso y cruzó

apresuradamente la habitación. El marqués la acompañó y le sostuvo la puertaabierta.Newmansequedóallídepie.

AlzóundedoamododeseñaamonsieurdeBellegarde,quecerrólapuertatrassu madre y se quedó esperando. Newman avanzó despacio, más callado, por elmomento, que un muerto. Los dos hombres se enfrentaron cara a cara. EntoncesNewmanexperimentóalgocurioso:notóquesusensacióndeagraviosedesbordabahastacasiconvertirseenunasensacióncómica.

—Venga—dijo—,ustedesnometratanbien;porlomenos,admítalo.MonsieurdeBellegardelemiródelacabezaalospies,yactoseguido,conlamás

delicadavozdebuenaeducación,dijo:

www.lectulandia.com-Página231

Page 232: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Ledetestopersonalmente.—Esomismosientoyoporusted,peropormordelacortesíanolodigo—replicó

Newman—. Es curioso que sienta tantos deseos de ser su cuñado, pero no puedorenunciaraello.Déjemeintentarlounavezmás—ehizounabrevepausa—.Tienenustedes un secreto…ocultan un acto vergonzoso—monsieur de Bellegarde siguiómirándolecondureza,peroNewmannopudodistinguir si susojosdelatabanalgo,tan extraña era siempre sumirada. Newman volvió a detenerse, y luego siguió—.Ustedysumadrehancometidouncrimen—yenestaocasiónlosojosdemonsieurdeBellegarde síquecambiaron;parecíaque titilabancomo lasvelascuandose lassopla.Newman se daba cuenta de que estaba profundamente alarmado, pero habíaalgoadmirableensudominio.

—Continúe—dijomonsieurdeBellegarde.Newmanalzóundedoylosacudióunpocoenelaire.—¿Hedecontinuar?Estáustedtemblando.—Por favor, dígame, ¿dónde ha obtenido esta interesante información? —

preguntóconmuchasuavidadmonsieurdeBellegarde.—Serérigurosamenteexacto—dijoNewman—.Novoyafingirquesémásdelo

quesé.Hoyporhoy,nosémás.Hanhechoustedesalgoquedebenocultar,algoqueloscondenaríasisesupiese,algoquedeshonraríaelapellidodelquetanorgullososestán.Nosédequésetrata,peropuedodescubrirlo.Continúeconsuprocederactualylodescubriré.Cámbielo,dejequesuhermanasemarcheenpaz,ynolosmolestaré.¿Tratohecho?

Elmarqués casi consiguió parecer tranquilo; en su gallardo semblante, el hielosólo podía derretirse mediante un proceso gradual. Pero, al parecer, el moderadosilabeo del razonamiento de Newman iba ejerciendo una presión cada vez mayor,hastaquealfinapartólavista.Sequedóreflexionandounrato.

—Mihermanoselocontó—dijo,alzandolosojos.Newmanvacilóuninstante.—Sí,suhermanomelocontó.Elmarquésesbozóunaapuestasonrisa.—¿Nolehedichoquenoestabaensusanojuicio?—Noestabaensusanojuiciosinollegoadescubrirlo.Loestaba,ymucho,silo

descubro.MonsieurdeBellegardeseencogiódehombros.—Bueno,señor,descúbraloono,comoleplazca.—¿Noleasusto?—insistióNewman.—Juzgueustedmismo.—No, eso debe juzgarlo usted, sin prisas. Piénselo bien, examínese de arriba

abajo.Ledaréunahoraodos.Nolepuedodarmás,porque¿cómosabemosaquéritmo estarán convirtiendo amadame de Cintré en una monja? Discútalo con sumadre;dejequeellamismajuzguesiestáasustada.Nocreoqueseasustecontanta

www.lectulandia.com-Página232

Page 233: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

facilidad,engeneral,comousted;peroyaloverá.Meiréalaaldeayesperaréenlaposada,yleruegoquemelohagasaberloantesposible.Pongamosalastresdelatarde.Bastaráconunsimplesíonosobrepapel.Sóloque,sabeusted,encasodequeseaunsíesperoqueestavezseciñaaltrato—yconestaspalabrasNewmanabriólapuerta y emprendió la salida. El marqués no se movió, y Newman, mientras seretiraba,leechóotrovistazo.Entoncessediolavueltadeltodoysaliódelacasa.

Estaba enormemente agitado por lo que había estado haciendo; era imposibleevitar cierta emoción cuando se convocaba al espectro de la deshonra ante unafamilia conmil añosde antigüedad.Pero regresó a la posaday sepropuso esperarallí,pacientemente,durantelasdoshorassiguientes.LeparecíamásqueprobablequeUrbain de Bellegarde no diese ninguna señal, ya que responder a su reto, encualquierade losdossentidos,equivaldríaaunaconfesióndeculpabilidad.Loquemásesperabaeraelsilencio…enotraspalabras,unaactituddesafiante.Perosuplicóque—puesasíselorepresentaba—sudisparolograseabatirlos.Loquesílogrófueque, a las tres, le llegase una nota enmano de un lacayo; una nota escrita con laelegantecaligrafíainglesadeUrbaindeBellegarde.Rezabalosiguiente:

NopuedoprivarmedelasatisfaccióndenotificarlequeregresoaParís,mañana,conmimadre,conelfindeveramihermanayratificarlaenladecisiónqueconstituyelarespuestamáseficazasupertinazosadía.

HENRI-URBAINDEBELLEGARDE

Newmansemetiólacartaenelbolsilloysiguiópaseándosedeunextremoaotrodelasaladelaposada.Durantelaúltimasemana,casitodosutiempolohabíadedicadoapasearsedeunladoaotro.SiguiórecorriendoelespaciodelapequeñasalledelaposadaArmesdeFrancehastaqueeldíaempezóadeclinar,momentoenelquesalióacumplirsucitaconlaseñoraBread.Fuefácilhallarlasendaquesubíacolinaarribahastalasruinas,yenpocotiempolahabíarecorridohastallegaralacima.Pasópordebajodel recioarcodelmurodelcastillo,ybuscóentreel tempranocrepúsculoaunaancianadenegro.Elpatiodelcastilloestabavacío,pero lapuertade la iglesiaestabaabierta.Newmanentróenlapequeñanavey,obviamente,seencontróconunapenumbramásintensaqueladelexterior.Aunasí,unpardeciriosparpadeabansobreelaltaryaduraspenaslepermitierondivisarunafiguraqueestabasentadajuntoauno de los pilares. Una inspección más cercana le ayudó a reconocer a la señoraBread,apesardequeibavestidaconinusitadoesplendor.Llevabaungransombrerodesedanegraconimpresionanteslazosdecrespónyunviejovestidonegrodesaténquelaarrebujabaconplieguesvagamentelustrosos.Asujuicio,loindicadoparaunaocasión así erapresentarse con su atuendomás ceremonioso.Había estado sentadamirandoalsuelo,perocuandoNewmanpasópordelantealzó lavistaysepusoenpie.

—¿Esustedcatólica,señoraBread?—preguntóél.—No,señor;soyunabuenaanglicana,delaLowChurch[31]—respondió—.Pero

www.lectulandia.com-Página233

Page 234: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

penséqueestaríamásseguraaquídentroquefuera.Hastaahorajamáshabíasalidodenoche,señor.

—Estaremos más seguros donde nadie pueda oírnos —dijo Newman, ymostrando el caminode regreso al patiodel castillo, siguiódespuésporuna sendacontigua a la iglesia, que estaba seguro de que desembocaba en otra zona de lasruinas.Noseengañaba.Seperdíaporlacimadelacolinayterminabaanteuntrozode pared agujereada por una tosca abertura que en tiempos había sido una puerta.Newmancruzólaaberturayseencontróenunrincónespecialmentefavorableparaunaconversacióntranquila,comocontodaprobabilidadmásdeunaparejaferviente,unidadeunmododistintoaldenuestrosamigos,yahabríacomprobado.Lacolinapresentabaundecliveabrupto,ysobreelrestodesucimahabíadosotresfragmentosdispersosdepiedra.Abajo,porlallanura,seibaextendiendoelcrepúsculo,atravésdelcual,enlasinmediaciones,resplandecíandosotreslucesdelchâteau.LaseñoraBreadsiguiólentamenteentrefrufrúsasuguía,yNewman,despuésdeasegurarsedequeunadelaspiedrascaídasestabafirme,lesugirióquesesentaseencima.Obedecióconcautela,yNewmansesentóenotra,cercadeella.

www.lectulandia.com-Página234

Page 235: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXII

—Leagradezcomuchoquehayavenido—dijoNewman—.Esperoqueestonoleocasioneinconvenientes.

—Nocreoquemeechendemenos.Estosdías,amiseñoranolegustatenermecerca.

Dijo esto con cierta vehemencia agitada que aumentó la sensación que teníaNewmandehaberleinspiradoconfianzaalaanciana.

—¿Sabe?, desde el principio—dijoNewman— se ha interesado usted pormisexpectativas.Haestadodemiparte.Meagradómucho,se loaseguro.Yahoraquesabe lo quemehanhecho, nome cabe lamenor dudade que está aúnmás demiparte.

—Nohanhechobien…debodecirlo—dijolaseñoraBread—.Peronoledebeecharlaculpaalapobrecondesa;lapresionaronmucho.

—¡Daría un millón de dólares por saber lo que le han hecho! —exclamóNewman.

LaseñoraBreadsesentó,posandounamiradamortecinayevasivasobrelaslucesdelchâteau.

—Influyeronsobresussentimientos;sabíanqueéseeraelmodo.Esunacriaturadelicada.Lahicieronsentirsemalvada.Esdemasiadobuena.

—Ah, la hicieron sentirse malvada —dijo lentamente Newman, repitiéndolodespués—. La hicieron sentirsemalvada… la hicieron sentirsemalvada—en esosmomentos,laspalabrasseleantojaronunafieldescripcióndeloqueesunainventivainfernal.

—Si renunció es por lo buena que es… ¡pobre dama, tan dulce!—añadió laseñoraBread.

—Perofuemásbuenaconellosqueconmigo—dijoNewman.—Teníamiedo—dijolaseñoraBread,enconfianza—;siemprehatenidomiedo,

oalmenosdurantemuchotiempo.Elverdaderoproblemaeraése,señor.Eracomoun melocotón terso, por decirlo así, con una sola mota. Tenía una manchita detristeza. Usted la empujó a la luz del sol, señor, y casi se borró. Entonces ellosvolvieronaarrastrarlaa lasombrayenuntrisseempezóaextender.Antesdequepudiésemosdarnoscuenta,madamedeCintrésehabíaido.Eraunacriaturadelicada.

EstesingulartestimoniodeladelicadezademadamedeCintré,apesardetodoloqueteníadesingular,reavivóeldolordelaheridadeNewman.

—Yaveo—dijoalcabo—;sabíaalgomalosobresumadre.—No,señor,nosabíanada—dijo laseñoraBread,manteniendo lacabezamuy

erguidayposandolosojoseneldébiltitileodelasventanasdelchâteau.—Adivinóalgo,entonces,olosospechó.—Teníamiedodesaber—dijolaseñoraBread.—Perousted,encualquiercaso,losabe—dijoNewman.

www.lectulandia.com-Página235

Page 236: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

LaseñoraBreadledirigiólentamenteunamiradaborrosa,estrujándoselasmanossobreelregazo.

—No es usted del todo fiel, señor. Pensé que me pidió que viniese aquí parahablarmedelseñorValentin.

—Ah,cuantomáshablemosdelseñorValentin,mejor—dijoNewman—.Esoesexactamente lo que quiero. Estuve con él, como ya le he dicho, en sus últimosmomentos. Tenía terribles dolores, pero nunca dejó de ser él. Ya sabe lo que esosignifica:brillante,vivaz,inteligente.

—Ah,siempreerainteligente,señor—dijolaseñoraBread—.¿Yestabaenteradodesucuita?

—Sí,laadivinóporsucuenta.—Y¿quédijoalrespecto?—Dijoqueeraunadesgraciaparasuapellido…peroquenoeralaprimera.—¡Diosmío,Diosmío!—murmurólaseñoraBread.—Dijo que antaño sumadre y su hermano habían confabulado para inventarse

algoaúnpeor.—Nodeberíahaberescuchadoeso,señor.—Quizá no. Pero escuché, y no lo olvido. Ahora quiero saber qué fue lo que

hicieron.LaseñoraBreadexhalóunsuavegemido.—¿Ymehatentadoaveniraesteextrañolugarparaqueselocuente?—No se asuste—dijo Newman—. No diré ni una sola palabra que le resulte

desagradable.Cuéntemeloqueleplazca,ycuandoleplazca.RecuerdetansóloqueelúltimodeseodelseñorValentinfuequeasílohiciera.

—¿Esodijo?—Lodijoconsuúltimoaliento:«DígalealaseñoraBreadqueledijequeselo

preguntase».—¿Porquénoselocontóélmismo?—Eraunahistoriademasiadolargaparaunmoribundo;nolequedabafuelleenel

cuerpo.Sólopudodecirquequeríaqueyolosupiese…que,agraviadocomoestaba,teníaderechoasaberlo.

—Pero¿cómohadeayudarle,señor?—dijolaseñoraBread.—Esomecorrespondeamídecidirlo.ElseñorValentinpensóquemeayudaría,y

poresomelodijo.Sunombrecasifuelaúltimapalabraquepronunció.La señora Bread se quedó a todas luces sobrecogida al oír esta frase; sacudió

lentamente,dearribaabajo,susmanosentrelazadas.—Disculpe,señor—dijo—,simepermitounagranlibertad.¿Estáusteddiciendo

lapuraverdad?Debopreguntárselo;¿nocree,señor?—Nomeofendo.Eslapuraverdad;lojurosolemnemente.Nomecabedudade

queelpropioseñorValentinmehabríacontadomásdehabersidocapaz.—¡Ah,señor,encasodequehubiesesabidomás!

www.lectulandia.com-Página236

Page 237: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Nocreequefueseasí?—No es posible calcular cuánto sabía sobre las cosas—dijo la señora Bread,

sacudiendolevementelacabeza—.Eratanpoderosamenteinteligente…Eracapazdehacerlecreeraunoquesabíacosasquenosabía,yquedesconocíaotrasquemáslevaldríanohabersabido.

—Sospecho que sabía algo sobre su hermano que obligaba al marqués a sereducadoconél—sugirióNewman—;lehacíanotarsupresencia.Ahorasudeseoeraponerme a mí en su lugar; quería darme la oportunidad de obligar al marqués asentirmeamí.

—¡Dios se apiade de nosotros! —exclamó la vieja doncella—. ¡Qué malossomos!

—Nosé—dijoNewman—;algunossomosmalos,sinduda.Estoymuyenfadado,estoymuydolidoymuyamargado,peronoveoqueyoseamalo.Mehanagraviadoconcrueldad.Mehanherido,yquieroherirlosaellos.Noloniego;porelcontrario,le digo lisa y llanamente que ése es el uso que quiero hacer del secreto que ustedsabe.

LaseñoraBreadpareciócontenerelaliento.—¿Quiereusteddejarlosexpuestos…quierehumillarlos?—Quiero rebajarlos… ¡hasta el fondo!Quieroque las tornas sevuelvan contra

ellos…quieromortificarlos, igualquehanhechoellosconmigo.¡Mesubieronaunlugar encumbrado yme hicieron quedarme ahí de pie para que todo elmundomeviese, y después se escabulleron por detrás yme empujaron a este foso sin fondo,donde yazgo aullando y rechinando los dientes! Hice el ridículo ante todos susamigos,peroyolesharéalgopeor.

Esteapasionadoarrebato,queNewmanpronuncióconinmensofervorportratarsedelaprimeraocasiónqueselepresentabadedecirtodoestoenvozalta,avivódospequeñaschispasenlosojosinmóvilesdelaseñoraBread.

—Supongoqueestáensuderechodeenfadarse,señor,peropienseenladeshonraquedepararáamadamedeCintré.

—Madame deCintré sehaenterradoenvida—exclamóNewman—.¿Qué sonparaellalahonraoladeshonra?Enestemismomomento,lapuertadelatumbaseestácerrandotrasella.

—Sí,esdelomásespantoso—gimiólaseñoraBread.—Se ha ido, como su hermano Valentin, para darme vía libre. Es como si se

hubiesehechoapropósito.—Sinduda—dijolaseñoraBread,evidentementeimpresionadaporelingeniode

estareflexión.Guardósilenciounosinstantes;entoncesañadió—:¿Yllevaríaustedamiladyantelostribunales?

—A los tribunales no les importa nada milady —replicó Newman—. Si hacometidouncrimen,noseráparalostribunalesmásqueunaviejamalvada.

—¿Ylacolgarán,señor?

www.lectulandia.com-Página237

Page 238: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Esodependedeloquehayahecho—dijoNewman,ymiróalaseñoraBreaddehitoenhito.

—¡Desbarataríaterriblementealafamilia,señor!—¡Yaerahoradequeunafamiliaasísedesbaratase!—dijoNewman,riéndose.—¡Yyo,amiedad,desplazada!—suspirólaseñoraBread.—¡Ah,yomeocuparédeusted!Vendráavivirconmigo.Seráustedmiamade

llaves,oloqueustedquiera.Ledaréunapensióndeporvida.—Diosmío,señor,estáustedentodo—ypareciósumirseencavilaciones.Newmanlamiróunrato,ydeprontodijo:—¡Ah,señoraBread,apreciausteddemasiadoamilady!Ellalemiróconidénticapresteza.—Preferiríaquenodijeseeso,señor.Noconsideroqueapreciaramilady forme

partedemisobligaciones.Laheservidofielmentedurantetodosestosaños,perocreoquesisefueraamorirmañana,aDiospongopor testigoquenoderramaríaniunasola lágrima por ella—luego, tras una pausa, añadió—: ¡No tengo ningúnmotivoparaquererla!Lomáximoquehahechopormíhasidonoecharmedelacasa.

Newman advirtió que, decididamente, la actitud de su acompañante iba siendocadavezmásconfidencial;que,siellujocorrompe,loshábitosconservadoresdelaseñora Bread estaban ya relajados debido al confort espiritual de esta citapreconcertada,enunlugarextraordinario,conunmillonarioboquifresco.LaastuciavernáculadeNewmanleadvertíadequesufunciónconsistía,sencillamente,endejarque la señoraBreadse tomasesu tiempo…endejarque funcionase lamagiade lasituación. Así pues, nada dijo; tan sólo la miró con afecto. La señora Bread seacariciabasusflacoscodos.

—Unavez,miseñoracometióconmigounagraninjusticia—prosiguióalfin—.Cuandoseirrita,tieneunalenguaterrible.Ocurrióhacemuchosaños,peronosemeha olvidado. No se lo he contado nunca a ningún ser humano; he guardado miresentimiento en secreto. Yo diría que he sidomalvada, pero la verdad es quemiresentimiento ha envejecido conmigo. Además, me figuro que se ha vuelto inútil;peroaunasíhaseguidovivo,comoyo.Morirácuandoyomuera,¡ynoantes!

—Y¿cuálessuresentimiento?—preguntóNewman.LaseñoraBreadbajólosojosytitubeó.—Sifueseextranjera,señor,meimportaríamenoscontárselo;resultamásdifícil

para una inglesa decente. Aunque a veces pienso que he adquirido demasiadoshábitosextranjeros.Loqueleestabacontandoperteneceaunaépocaenqueyoeramucho más joven y tenía un aspecto muy distinto del que tengo ahora. Era muyrubicunda,señor,sipuedeustedcreerme;era,sinduda,unamozamuydespierta.Miseñoratambiéneramásjoven,yeldifuntomarquéseraelmásjovendetodos;estoyhablandodesumaneradecomportarse,señor.Teníaelalmagrande,eraunhombremagnífico. Era amigo de sus placeres, como casi todos los extranjeros, y hay quereconocer que a veces caíamuybajo para obtenerlos.Mi señora se ponía celosa a

www.lectulandia.com-Página238

Page 239: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

menudo,y,aunquelecuestecreérselo,señor,mehizoelhonordetenercelosdemí.Undía llevabayoun lazo rojoen lacofia,ymiseñoraseabalanzósobremíymeordenóquemeloquitase.Meacusódeponérmeloparaqueelmarquésmemirase.Nocreoquemepusieraimpertinente,perohabléconfranqueza,comounamuchachahonesta,ynomedímispalabras.¡Unlazorojo,nadamenos!¡Niquefueranmislazoslo que miraba el marqués! Mi señora supo después que yo era absolutamenterespetable,perojamásdijoniunasolapalabraparamostrarqueopinabaasí.¡Peroelmarquéssílohizo!—yañadióarenglónseguidolaseñoraBread—:Mequitéellazorojo y lo metí en un cajón, donde lo he guardado hasta el día de hoy. Ya estádescolorido,esdeunrosamuypálido;peroahíestá.Miresentimientotambiénsehadescolorido;selehaidoelrojo,perotodavíasigueahí.

YlaseñoraBreadsealisóeljubóndesaténnegro.Newmanescuchóconinterésestadecentenarraciónquealparecerhabíaabierto

lassimasdelamemoriadesuacompañante.Entonces,viendoqueguardabasilencioyqueparecíaperderseenreflexionesretrospectivassobresucompletarespetabilidad,seatrevióatomarunatajohaciasumeta.

—Así que madame de Bellegarde estaba celosa; ya veo. Y monsieur deBellegardeadmirabaa lasmujeresbonitas,sindistincióndeclase.Supongoquenohayqueserduroconél,porqueesprobablequenotodassecomportasencontantodecorocomousted.PeronopudieronserlosceloslosqueañosdespuésconvirtieronamadamedeBellegardeenunacriminal.

LaseñoraBreadexhalóunfatigososuspiro.—Estamoshaciendousodepalabrasespantosas, señor,peroyanome importa.

Veoquetieneustedsuideafija,yyocarezcodevoluntadpropia.Mivoluntaderalavoluntaddemisniños,comolosllamaba;peroahoraheperdidoamisniños.Estánmuertos…bien puedo decirlo de ambos; y ¿qué habrían de importarme los vivos?¿Quémeimportaamíahoranadiedeestacasa…quésoyyoparaellos?Amiladynolegusto…nolehegustadoenestostreintaaños.Habríaestadocontentadeseralgopara la jovenmadame de Bellegarde, aunque no fui nodriza del actual marqués.Cuandoéleraunbebéyoerademasiadojoven;nomeloconfiaban.Perolaesposadelmarquésledijoasupropiacriada,mademoiselleClarisse,loqueopinabademí.Quizáquieraescucharlo,señor.

—Claro,meencantaría—dijoNewman.—¡Dijoquesimequedabaen lasaladeclasesde losniñosseríamuyútilpara

limpiarlatintadelasplumas!Cuandolascosashanllegadoaesosextremos,nocreoquetengaqueandarmeconceremonias.

—Porsupuestoqueno—dijoNewman—.Siga,señoraBread.La señoraBread, sin embargo, recayó en su preocupadamudez, yNewmanno

pudosinocruzarsedebrazosyesperar.Perofinalmenteparecióquehabíapuestosusrecuerdosenorden.

—Ocurriócuandoeldifuntomarquéseraunancianoysuhijomayorllevabados

www.lectulandia.com-Página239

Page 240: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

añoscasado.HabíallegadoelmomentodecasaramademoiselleClaire;asíescomolodicenaquí,¿sabe,señor?Elmarquésteníamalasalud,estabamuydebilitado.MiseñorahabíaescogidoamonsieurdeCintré;amientender,porningúnmotivoválido.Perohaymotivos,losémuybien,quesemeescapan,yhayqueestarenlomásaltodelasociedadparacomprenderlos.ElviejomonsieurdeCintréestabamuyarriba,ymilady le consideraba casi tan bueno como ella; eso ya es decir mucho. El señorUrbainsepusodepartedesumadre,comosiemprehacía.Elproblema,creo,eraquemi señora ofrecíamuypoco dinero, y todos los demás caballeros pedíanmás.Tansólomonsieur deCintré se quedó satisfecho.ElSeñor quisoque tuviese eseúnicopuntodébil; era elúnicoque tenía.Puedeque fuesedemuyalta cuna,yquédudacabe de que sus reverencias y sus discursos eran muy pomposos; pero a eso sereducíatodasupompa.Creoqueeracomoloqueheoídoacercadeloscomediantes,ynoesquehayavistonuncaaninguno.Pero séque sepintaba la cara. ¡Yapodíapintársela todo lo que quisiera; a mí nome habría gustado jamás! El marqués nopodía soportarle, y declaró que, antes de tomar por esposo a alguien así,mademoiselle Claire no se casaría con nadie. Él y mi señora montaron un grannúmero; incluso llegóaoídosnuestros, a la salade los criados.Noera suprimeradiscusión, a decir verdad. No era una pareja amorosa, pero no solían llegar a laspalabras porque, creo, ninguno de los dos consideraba que las actividades del otromereciesenelesfuerzo.Hacíamuchotiempoquemiladyhabíasuperadosuscelosysehabíaabandonadoalaindiferencia.Enesteaspecto,debodecirqueestabanbienemparejados.Elmarquéssetomabamuybienlascosas;teníauncarácterdelomáscaballeroso. Se enfadaba una sola vez al año, pero cuando lo hacía era terrible.Despuéssiemprese ibadirectamentea lacama.Enestaocasiónde laquehablosefuea lacamacomodecostumbre,pero jamásvolvióa levantarse.Me temoqueelpobrecaballeroestabapagandoporsusdevaneos;¿noesverdadquecasisiemprelohacen, señor, cuando envejecen?Mi señora y el señor Urbain guardaban silencio,peroyoséquemiladyescribiócartasamonsieurdeCintré.Elmarquésempeoróylosdoctores le desahuciaron. También mi señora le dio por perdido, y, todo hay queconfesarlo, lo hizo de buena gana. Una vez desapareciese él de la escena, podríahacerloquequisieraconsuhija,ylopreparótodoparaquemipobreniñainocentefuera entregada a monsieur de Cintré. No sabe usted cómo eramademoiselle enaquellostiempos,señor;eralacriaturamásdulcedeFrancia,ysabíatanpocodeloque estaba ocurriendo a su alrededor como el cordero sabe del carnicero.Yo solíacuidar al marqués, y siempre estaba en su habitación. Fue aquí, en Fleurières, enotoño.TeníamosaunmédicodeParís,quevinoaquedarsedosotressemanasenlacasa. Después vinieron dos más y se reunieron, y estos dos, como le he dicho,declararonquenosepodíasalvaralmarqués.Despuéssemarcharon,embolsándosesushonorarios,peroelotrosequedóehizoloquepudo.Elpropiomarquésnodejabadegritarquenoseibaamorir,quenoqueríamorirse,queviviríaycuidaríaasuhija.Mademoiselle Claire y el vizconde —en aquel entonces, sabe, eso era el señor

www.lectulandia.com-Página240

Page 241: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Valentin—estabanlosdosencasa.Eldoctoreraunhombreinteligente—deesoyomismamedabacuenta—,ycreoquepensabaqueelmarquéspodíaponersebien.Lecuidamos mucho, él y yo, entre los dos, y un día, cuando mi señora casi habíaencargadosuluto,deprontomipacienteempezóamejorar.Sepusocadavezmejor,hastaqueelmédicodijoqueestabafueradepeligro.Loqueleestabamatandoeranlasespantosasconvulsionesdedolorenelestómago.Peropocoapococesaron,yelpobre marqués empezó a bromear de nuevo. El médico encontró algo que leprocuraba un gran alivio… cierta sustancia blanca que guardábamos en una granbotellasobrelachimenea.Yosolíadárselaalmarquésatravésdeuntubodevidrio;se lo hacíamás llevadero.Entonces elmédico semarchó, después de decirmequesiguiese dándole la mezcla siempre que se pusiera mal. Luego vino un pequeñomédicodePoitiers,queacudíaadiario.Asíqueestábamossolosenlacasa…miladyy su pobre esposo y sus tres hijos. La joven madame de Bellegarde se habíamarchado,consupequeña,acasadesumadre.Yasabeustedqueesmuyvivaracha,ysucriadamedijoquenolegustabaestarensitiosdondehabíagentemuriéndose—laseñoraBreadhizounabrevepausaydespuéscontinuóconlamismauniformidadserena—. Supongo que ya habrá adivinado usted, señor, que cuando el marquésempezó a recuperarse, milady sufrió una decepción —y volvió a detenerse,encorvándosehaciaNewmanconunrostroqueibapareciendocadavezmásblancoamedidaquelaoscuridadsecerníasobreellos.

Newmanhabía escuchadoconavidez…conunaavidez aúnmayorqueaquellaconlaquehabíaprestadooídosalasúltimaspalabrasdeValentindeBellegarde.Aveces,cuandosuacompañantealzabalosojosparamirarle,aNewmanlerecordabaunviejogatoatigradoprolongandoeldisfrutedeunplatodeleche.Hastasutriunfoeramoderadoydecoroso;lafacultaddelaexultaciónselehabíaenfriadoconlafaltadeuso.LaseñoraBreadcontinuó.

—Unanoche,aaltashoras,estabavelandoalmarquésensuhabitación,lagranhabitación roja de la torre oeste. Se había estado quejando un poco, y le di unacucharadadelamedicinadeldoctor.Miladyhabíaestadoallíalcomienzodelatarde;estuvomásdeunahorajuntoasucama.Luegosemarchóymedejósola.Despuésdemedianoche regresó, y su hijo mayor estaba con ella. Se acercaron a la cama ymiraronalmarqués,ymiseñoralecogiólamano.Entoncessedirigióamíydijoqueel marqués no estaba tan bien; recuerdo cómo el marqués, sin decir nada, yacíamirándolafijamente.Estoyviendo,enestemismoinstante,sucarapálida,enmediodel gran cuadrado negro que había entre las cortinas de la cama. Dije que nomeparecía que estuviese muy mal, y ella me dijo que me fuese a la cama… que sequedaría un rato con él. Cuando elmarqués vio queme iba, soltó una especie degemidoygritóquenoleabandonase;peroelseñorUrbainmeabriólapuertaymeseñalóelcaminodesalida.Elactualmarqués(quizásehayafijado,señor)tieneunamaneramuyaltaneradedarórdenes,yyoestabaallípararecibirórdenes.Mefuiamihabitación,peronoestaba tranquila;nosabríadecirleporqué.Nomedesvestí;me

www.lectulandia.com-Página241

Page 242: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

quedéesperandoyescuchando.Diráusted:¿aqué?Tampocosabríadecirle,porquequédudacabedequeunpobrecaballerobienpodíaestarcómodoconsuesposaysuhijo. Era como si esperase volver a oír al marqués llamándome entre gemidos.Escuché,peronooínada.Eraunanochemuysilenciosa;jamáshabíavistounanochetan silenciosa. Al final, pareció que el propio silencio me asustó, y salí de mihabitación y bajé muy callandito al piso de abajo. En la antesala, fuera de lahabitacióndelmarqués,meencontréconmonsieurUrbain,quesepaseabadeunladoa otro.Me preguntó que qué quería, y le dije que había regresado para relevar amilady.Dijo que él relevaría amilady, yme ordenó que volviese a la cama; peromientrasestabaallí, reaciaamarcharme, seabrió lapuertade lahabitaciónysaliómilady. Me percaté de que estaba muy pálida; estaba muy rara. Nos miró unmomentoalcondeyamí,ydespuésletendiólosbrazosalconde.Élavanzóyellasedesplomó sobre él y ocultó el rostro. Rápidamente pasé por su lado y entré en lahabitación,hastalacamadelmarqués.Yacíaahí,muyblanco,conlosojoscerrados,como un cadáver. Cogí su mano y le hablé, y tuve la sensación de estar con unmuerto.Entoncesmedilavuelta;miladyyUrbainestabanallí.«MipobreBread—dijomilady—;MonsieurleMarquishafallecido».ElseñorUrbainsearrodillójuntoa la cama y dijo suavemente: «Mon père, mon père». Me pareció increíblementeextraño,ylepreguntéamiseñoraquequédiantreshabíapasado,yqueporquénomehabíaavisado.Dijoquenohabíapasadonada;quesólohabíaestadoahísentada,velando al marqués en absoluto silencio. Había cerrado los ojos, pensando endormirse, y se había dormido no sabía cuánto tiempo. Cuando se despertó, estabamuerto.«Eslamuerte,hijomío,eslamuerte»,ledecíaalconde.ElseñorUrbaindijoquehabíaquetraeraldoctorinmediatamente,desdePoitiers,yqueseiríacabalgandoabuscarle.Besóelrostrodesupadre,ydespuésbesóasumadreysemarchó.Miladyyyopermanecimosjuntoallecho.Mirandoalmarqués,sememetióenlacabezaquenoestabamuerto,queestabaenunaespeciededesmayo.Yentoncesmiladyrepitió:«MipobreBread,eslamuerte,eslamuerte»,yyodije:«Sí,señora,sindudaeslamuerte». Dije exactamente lo contrario de lo que pensaba; ésa era mi intención.Entoncesmiladydijoquedebíamosesperaralmédico,ynossentamosaesperar.Pasómucho tiempo; el pobremarqués apenas semovió ni cambió. «He visto lamuerteotras veces —dijo mi señora—, y es terriblemente parecida a esto». «Sí, con supermiso, señora»,dijeyo;y seguípensando.Lanoche transcurriósinqueelconderegresase,ymiseñoraempezóaasustarse.Temíaquehubiesesufridounaccidenteenplenaoscuridad,oquesehubieseencontradoconunossalvajes.Al finsepuso tannerviosaquebajóparaaguardarenelpatioelregresodesuhijo.Mequedésolayelmarquésnosemoviólomásmínimoenningúnmomento.

Aquí, la señora Bread volvió a hacer una pausa, y ni el más artístico de losnovelistashabríapodidosermáseficaz.Newmanhizounademáncomosiestuviesepasandolahojadeunanovela.

—¡Asíqueestabamuerto!—exclamó.

www.lectulandia.com-Página242

Page 243: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Tresdíasdespuésestabaenlatumba—dijolaseñoraBreadsentenciosamente—.Alcabodeunratomefuialapartedelanteradelacasaymiréalpatio,yahí,alpoco tiempo,viamonsieurUrbainqueentrabacabalgandosolo.Esperéunapizca,para oírle subir con sumadre, pero se quedaron abajo y volví a la habitación delmarqués.Fuihastalacamayleacerquélaluz,peronoséporquénodejaríacaerlavela.Losojosdelmarquésestabanabiertos…¡deparenpar!…meestabanmirandofijamente.Mearrodilléasuladoylecogílasmanos,yleroguéquemedijese,porlomássagrado,siestabavivoomuerto.Siguiómirándomeduranteunratolargo,ydeprontomehizouna señaparaqueacercaseeloído:«Estoymuerto—dijo—,estoymuerto. La marquesa me ha matado». Yo estaba temblando toda entera. No leentendía.Nosabíaquélehabíaocurrido.Imagínese,sipuede,queparecíaalavezunhombreyuncadáver.«Peroahorasepondrábien,señor»,dije.Yentoncesvolvióasusurrar,muydébilmente: «Nomepondría bien ni por todo el oro delmundo.Novolvería a ser el marido de esa mujer». Y luego dijo más; dijo que ella le habíaasesinado. Le pregunté que qué le había hecho, pero se limitó a responder:«Asesinato,asesinato.Ymataráamihija—dijo—;amipobreniñadesgraciada».Yme suplicó que lo impidiese, y entonces dijo que se estaba muriendo, que estabamuerto.Yoteníamiedodemovermeodedejarlesolo;tambiényoestabacasimuerta.Súbitamente,mepidióquecogieraunlápizyescribieseporél;yentoncestuvequedecirlequenosabíausarun lápiz.Mepidióque lemantuvieseerguidoen lacamamientrasélescribía,yledijequeélnuncaseríacapazdehacertalcosa.Peroparecíasumido en una especie de terror que le daba fuerzas. Encontré un lápiz en lahabitación,yunahojadepapelyunlibro;puseelpapelsobreellibro,ellápizensumanoy leacerqué lavela.Todoesto leparecerámuy raro, señor;y, enefecto, eramuyraro.Lomásrarodetodofuequeyocreíaqueseestabamuriendo,yqueestabaansiosadeayudarleaescribir.Mesentésobre lacamay lerodeéconelbrazoparasostenerle.Mesentíamuyfuerte;creoquehabríasidocapazdelevantarleydecargarconél.Eraasombrosoquepudieseescribir,peroescribió:conunacaligrafíagrandeyrasposa.Casi cubrió una cara del papel. Seme antojó una eternidad; supongo queseríantresocuatrominutos.Estuvosoltandoterriblesquejidostodoelrato.Entoncesdijo que había terminado; le recosté sobre los almohadones y me dio el papel,diciéndomeque lodoblaseyque loocultase, yque se lodiese aquienespudiesenactuarenconsecuencia.«¿Aquiénesserefiere?—pregunté—.¿Quiénessonlosqueactuaránenconsecuencia?».Perodioungemidoporúnicarespuesta;ladebilidadleimpedíahablar.Alospocosminutosmedijoquefueseamirar labotellaquehabíasobrelachimenea.Sabíadequébotellahablaba:elmejunjeblancoquelehacíabienalestómago.Fuiymiré,peroestabavacía.Cuandovolví,susojosestabanabiertosyteníalamiradaclavadasobremí,peroenseguidaloscerróynodijomás.Escondíelpapelenmivestido;nomiréloqueestabaescrito,apesardequeséleermuybien,señor,pormuchoquenosepaescribir.Mesentéjuntoalacama,peropasócercademedia hora antes de que entrasenmilady y el conde. El marqués tenía el mismo

www.lectulandia.com-Página243

Page 244: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

aspectoquecuandoledejaron,yjamásmencionéquehubieseestadodeotromodo.ElseñorUrbaindijoquehabíanllamadoaldoctorparaasistiraunaparturienta,peroquehabíaprometidoponerseencaminoaFleurièresinmediatamente.Alamediahorallegó,ytanprontocomohuboexaminadoalmarquésdijoquehabíamostenidounafalsaalarma.Elpobrecaballeroestabamuymal,peroseguíavivo.Mefijéenmiladyy su hijo mientras decía esto, para ver si cruzabanmiradas, y me veo obligada aadmitirquenolohicieron.Elmédicodijoquenohabíaningúnmotivoparaquesemuriese;habíaestadoevolucionandomuybien.Yentoncesquisosabercómohabíasufrido un bajón tan repentino, con lo vigoroso que le había visto al irse.Miladyvolvióacontarsupequeñahistoria(loquenoshabíacontadoaUrbainyamí),yelmédico lamiró y no dijo nada. Se quedó todo el día siguiente en el château, sinapenas separarsedelmarqués.Yoestuve allí todoel rato.Mademoiselle y el señorValentin vinieron a ver a su padre, pero él ni se inmutó. Era un estupor extraño,mortífero.Miseñorasiempreestabacerca;surostroestabatanblancocomoeldesumarido,yteníaunosairesmuyaltaneros,comolosquelehabíavistocuandoalguiendesobedecía sus órdenes o sus deseos. Era como si el pobre marqués le hubiesedesafiado,y lamaneraque tuvoellade tomárselomehizo temerla.ElboticariodePoitiers sacó adelante al marqués durante el día, y estuvimos esperando al otromédico de París, ese que, como ya le he dicho, había estado quedándose enFleurières.Lehabíanmandadountelegramaporlamañanatemprano,yalatardecerllegó. Estuvo fuera hablando un poco con elmédico de Poitiers, y luego entraronjuntosaveralmarqués.Yoestabaconél,asícomoelseñorUrbain.Miseñorahabíaido a recibir al médico de París, y no volvió a entrar en la habitación con él. Elmédico estaba sentado junto almarqués… aún puedo verle, con sumano sobre lamuñecadelmarqués,yelseñorUrbainmirándoleconunapequeñalupaenlamano.«Estoy seguro de que está mejor —dijo el pequeño médico de Poitiers—; estoysegurodequevolveráensí».Alospocosmomentosdedecirlo,elmarquésabriólosojoscomosiseestuvieradespertandoyempezóamirarnosdeunoenuno.Notéquememiraba conmucha suavidad, comodiríausted.Enese instante entrómilady depuntillas;seacercóhastalacamaymetiólacabezaentreelcondeyyo.Elmarquéslavio y soltó un quejido largo, portentoso.Dijo algo que no pudimos comprender, yparecióquesufríaunaespeciedeespasmo.Todoéltembló;despuéscerrólosojosyelmédicosepusoenpiedeunsaltoyagarróamilady.Laretuvounmomento,conciertarudeza.¡Elmarquésestabamásmuertoquemuerto!Estavez,losqueestabanallílosabían.

Newman se sentía como si hubiese estado leyendo a la luz de las estrellas uninformeconpruebasdesumaimportanciaparaungrancasodeasesinato.

—¡Yelpapel…elpapel!—dijoconexcitación—.¿Quéesloqueestabaescrito?—No puedo decirle—respondió la señoraBread—.No pude leerlo; estaba en

francés.—Pero¿nohubonadiequelopudieseleer?

www.lectulandia.com-Página244

Page 245: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Noselopedíjamásaningúnbichoviviente.—¿Nadielohavistonunca?—Siloveusted,seráelprimero.Newman tomó la mano de la anciana entre las suyas y se la estrechó

vigorosamente.—Seloagradezcomuchísimo—exclamó—.Quieroserelprimero.¡Quieroque

sea de mi propiedad, mío, de nadie más! Es usted la anciana más sabia de todaEuropa.Y¿quéhizoustedconelpapel?—estainformaciónlehabíahechosentirseextraordinariamentefuerte—.¡Deprisa,démelo!

LaseñoraBreadsepusoenpieconairemajestuoso.—Noesasídesencillo,señor.Siquiereelpapel,habrádeesperar.—Peroesperareshorrible,¿sabeusted?—laapremióNewman.—Loque sé esqueyo he esperado; llevoesperando todosestos años—dijo la

señoraBread.—Esoesmuycierto.Mehaesperadoamí.Nuncaloolvidaré.Y,contodo,¿cómo

esquenohizoloquedijomonsieurdeBellegarde,enseñarleelpapelaalguien?—¿Aquiénse lo ibaaenseñar?—respondió tristemente laseñoraBread—.No

erafácilsaberlo,yhepasadomásdeunanocheenvela,dándolevueltas.Seismesesdespués,cuandocasaronamademoiselleconeseviejodepravado,estuveapuntodesacarlo a la luz. Pensé que era mi deber hacer algo con él, y sin embargo estabatremendamente asustada.No sabía lo que decía, ni hasta qué punto podía ser algomalo, y no había nadie en quien pudiese confiar lo bastante para preguntar.Ymeparecía que era una cruel demostración de afecto hacia esa dulce y joven criaturahacerle saber que su padre había expuesto a su madre por escrito a una luz tanvergonzosa;porqueesoesloquehizo,supongo.Penséquepreferiríaserdesgraciadacon su esposo antes que ser desgraciada de esamanera. Por ella y pormi queridoseñorValentinmequedéquieta.Digoquieta,peroparamífueunaquietudfatigosa.Me preocupaba terriblemente y me cambió por completo. Pero ante la gente memordí la lengua, y nadie, hasta el día de hoy, sabe lo que ocurrió entre el pobremarquésyyo.

—Pero, evidentemente, sospechaban —dijo Newman—. ¿De dónde sacó susideaselseñorValentin?

—FueelpequeñomédicodePoitiers.Estabamuydescontento,yhablómucho.Eraunfrancésperspicaz,y,comoveníaacasadíatrasdía,supongoqueviomásdeloqueparecíaver.Y,dehecho,lamaneraquetuvodemorirseelpobremarqués,enelprecisoinstanteenquesusojosseposaronsobremilady,fueunaimagendelomáschocante para todos.El caballeromédico deParís eramuchomás acomodadizo, yechótierrasobrelaspalabrasdelotro.Peroapesardesusesfuerzos,elseñorValentinymademoiselleoyeronalgo;sabíanquelamuertedesupadre,dealgunamanera,nofuenatural.Porsupuesto,nopodíanacusarasumadre,yyalehedichoqueyoestabatanmudacomoesapiedra.Aveces,el señorValentinmemirabayparecíaque los

www.lectulandia.com-Página245

Page 246: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ojoslebrillaban,comosiestuviesedándolevueltasapreguntarmealgo.Yoteníaunmiedoterribleaquemehablase,ysiempredesviabalavistayseguíaocupándomedemisasuntos.Siselodecía,estabaseguradequedespuéshabríadeodiarme,yesonolo habría podido soportar. En cierta ocasiónme acerqué a él yme tomé una granlibertad; lebesé, igualque lehabíabesadocuandoeraunniño.«Noesté tan triste,señor—ledije—;creaasupobreyviejaBread.Unjoventangalanteyapuestonopuedetenermotivosparaapenarse».Ycreoquemeentendió;entendióquemeestabaexcusando,ytomóunadecisiónasumanera.Siguióadelanteconsupreguntaenlacabeza,sinformularla,igualquehiceyoconmihistoriasilenciada;ambosteníamosmiedo de sumir en la deshonra a una gran casa. Y lo mismo pasaba conmademoiselle.Nosabíaquéhabíaocurrido;noqueríasaberlo.MiseñorayelseñorUrbainnomehacíanpreguntasporquenoteníanmotivos.Yoestabatancalladacomoun ratón. De joven, mi señora me había considerado una tunanta, y ahora meconsiderabaunanecia.¿Cómoibayoatenerideas?

—Pero ha dicho que el pequeño médico de Poitiers estuvo hablando —dijoNewman—.¿Nadierecogiósuspalabras?

—Nunca lo supe, señor. En estos países extranjeros siempre están hablando deescándalos (quizá se haya dado cuenta), y supongo que sacudieron las cabezascensurando amadame deBellegarde.Pero, al fin y al cabo, ¿quépodíandecir?Elmarqués había estado enfermo, el marqués se habíamuerto; tenía tanto derecho amorirse como el quemás.El doctor no podía decir que sus calambres no tuviesenexplicación.Alañosiguiente,elpequeñomédicoabandonóellugarysecompróundispensarioenBurdeos;y, sihubochismorreo, se fueextinguiendo.Ynocreoquehubiesemuchosrumoresen tornoamilady a losque lagenteestuviesedispuestaaprestaroídos.Miladyesmuyrespetable.

Newman, ante esta última afirmación, estalló en una estruendosa carcajada.LaseñoraBreadhabíaempezadoaalejarsedelsitiodondeestabansentados,yNewmanlaayudóacruzarelhuecodelmuroyaentrarporlasendaderegresoacasa.

—Sí—dijoél—, la respetabilidaddemilady es unadelicia; ¡va a ser unagrancaída!—llegaronalespaciovacíoquehabíaenfrentedelaiglesiaysedetuvieronunmomento,mirándoseelunoalotroconciertoairedeestrechacamaradería…comodosconspiradoresamistosos—.Pero¿quéfue—dijoNewman—,quéfue loque lehizoasumarido?Nileapuñalónileenvenenó.

—Nolosé,señor;nadielovio.—Ano serque loviera el señorUrbain.Diceustedque se estabapaseandode

arriba abajo, fuera de la habitación.Quizámirase a través del ojo de la cerradura.Perono;creoque,siendosumadre,confiaría.

—Nolequepadudadequehepensadoenelloamenudo—dijolaseñoraBread—.Estoyseguradequeellanoletocóconsuspropiasmanos.Enélnovinadaporningún lado. Creo que fue de la siguiente manera. Sufrió un ataque de aquellosinmensosdoloresqueleaquejabanylepidiósumedicina.Envezdedársela,ellafue

www.lectulandia.com-Página246

Page 247: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

yladerramóantesusojos.Entoncesélviosusintencionesy,débileindefensocomoestaba, se asustó, le entró terror. «Quieres matarme», dice él. «Sí, monsieur leMarquis, quieromatarte», dicemilady, y se sienta y lemira. Creo que ya conoceusted losojosdemilady, señor;conellos lemató,con la intensamalquerenciaquepusoenellos.Fuecomocuandocaeunaheladasobrelasflores.

—Bueno,esustedunamujermuyinteligente;hamostradounaenormediscreción—dijoNewman—.Habrédeapreciarmuchísimosusservicioscomoamadellaves.

Habíanempezadoadescenderporlacolina,ylaseñoraBreadnodijonadahastaquellegaronabajo.Newmancaminabatrasellaconpiesligeros;conlacabezahaciaatrás, contemplaba la totalidad de las estrellas; tenía la sensación de que estabacabalgandoporlaVíaLácteaalomosdesuvenganza.

—¿Asíqueesustedsincero,señor,respectoaeso?—dijolaseñoraBreadenvozbaja.

—¿Respecto a queviva conmigo?Vaya, por supuestoquemevoy aocupardeustedhastaelfinaldesusdías.Nopuedeseguirviviendoconesagente.Yademásnodeberíahacerlodespuésdeesto,¿sabe?Medaustedelpapelyluegosemuda.

—Parecemuyalocadopormiparteocuparunnuevoempleoaestasalturasdelavida—observó lúgubremente la señora Bread—. Pero si va usted a poner la casapatasarriba,preferiríanoencontrarmeenella.

—Ah—dijoNewman,conel tonoanimosodeunhombrequesesientericoenalternativas—,nocreoquevayaatraeralosalguaciles,siaesoserefiere.HicieraloquehicieramadamedeBellegarde,me temoque la leynopuedeocuparsedeello.Peromealegro;¡estolodejacompletamenteenmismanos!

—Es usted un caballero muy valiente, señor —murmuró la señora Bread,mirándoledesdeelbordedesugransombrero.

La acompañó de vuelta al château; el toque de queda había sonado para loslaboriososaldeanosdeFleurières,y lacalleestabaoscurayvacía.Ella leprometióqueenmediahoratendríaensusmanoselmanuscritodelmarqués.ComolaseñoraBreadprefiriónoentrarporlaverjagrande,dieronlavueltaporunaveredasinuosahastaquellegaronaunapuertadelmurodelparque,delaqueteníalallaveyquelepermitiría entrar al château por detrás. Newman acordó con ella que esperaríaextramurosaquevolvieseconelcodiciadodocumento.

LaseñoraBreadentró,ylamediahoraenlasombríaveredaselehizomuylarga.Peroteníamuchascosasenquépensar.Alfin,lapuertadelmuroseabrió.AllíestabalaseñoraBread,conunamanoenlaaldabayconlaotraagarrandountrocitomuydobladodepapelblanco.EnuninstanteNewmanyasehabíaadueñadodeél,ypasóalbolsillodesuchaleco.

—Venga a verme a París—dijo—; hemos de arreglar su futuro, ¿sabe?; y letraduciréelfrancésdelpobremonsieurdeBellegarde—nuncacomoahorasehabíasentidotanagradecidoalasclasesdemonsieurNioche.

LaseñoraBreadhabíaseguidoconsusojosmortecinosladesaparicióndelpapel,

www.lectulandia.com-Página247

Page 248: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

yexhalóunprofundosuspiro.—Bueno, ha hecho usted lo que ha querido conmigo, señor, y supongo que

volveráahacerlo.Debeocuparsedemíahora.Esusteduncaballerotremendamentepositivo.

—¡En estos momentos —dijo Newman—, soy un caballero tremendamenteimpaciente!—ydándolelasbuenasnochesseencaminóaceleradamentealaposada.

DioórdenesdequelepreparasensuvehículopararegresaraPoitiers,ydespuéscerrólapuertadelasalacomúnyseacercódeunazancadaalalámparasolitariaquehabíasobrelachimenea.Sacóelpapelylodesdoblóatodaprisa.Estabacubiertodetrazos de lápiz que a primera vista, bajo la tenue luz, eran confusos. Pero laimpetuosacuriosidaddeNewmanarrancóunsentidoa los trémulossignos.Rezabaasí:

Miesposahaintentadomatarme,ylohahecho;estoymuriéndome,muriéndomedelamaneramás horrible. Es para casar a mi querida hija con monsieur de Cintré. Con toda mi almaprotesto,loprohíbo.Noestoyloco,preguntenalosmédicos,preguntenalaseñoraB.Hasidoaquí,asolasconmigo,estanoche;meatacóymediomuerte.Esunasesinato,sihayalgoquemerezcatalnombre.Preguntenalosmédicos.

HENRI-URBAINDEBELLEGARDE

www.lectulandia.com-Página248

Page 249: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXIII

NewmanregresóaParísalosdosdíasdesuencuentroconlaseñoraBread.SehabíaquedadoenPoitiersporlamañana,leyendounayotravezelpequeñodocumentoquehabíaalojadoensubilleteroypensandoenloqueharíaenestascircunstanciasyencómoloharía.AunquenohabríadichoquePoitierseraunlugarentretenido,eldíaselehizomuycorto.DomiciliadodenuevoenelBoulevardHaussmann,seencaminóalaRuede l’Universitéy lepreguntóa laporterademadamedeBellegardesihabíavueltolamarquesa.Laporteraledijoquehabíallegado,conmonsieurleMarquis,eldíaanterior,yademásleinformódeque,sideseabaentrar,madamedeBellegardeysuhijoestabanambosencasa.Mientrasdecíaestaspalabras,lapequeñaancianadecara blancaque se asomabapor la caseta de la cancilla delHôtel deBellegarde lededicóunasonrisitaperversa:unasonrisaqueaNewmanselefiguróquesignificaba:«¡Entre si se atreve!». Era obvio que estaba versada en la historia familiar delmomento; estaba apostada en un sitio que le permitía tomarle el pulso a la casa.Newmansequedóparadounmomento,retorciéndoseelbigoteymirándola;despuésse dio bruscamente la vuelta. Pero no porque tuviese miedo de entrar… aunquedudaba de si, en caso de hacerlo, sería capaz de abrirse paso sin obstáculos ypersonarseantelosparientesdemadamedeCintré.Elaplomo—unaplomoexcesivo,quizá—tantocomolatimidezleimpulsaronaretirarse.Estabaacariciandosubombademano; le encantaba; no estaba dispuesto a desprenderse de ella.Era como si laestuviese sosteniendo desde lo alto, desde una atmósfera atronadora y racheada derelámpagos,justosobrelascabezasdesusvíctimas,yseimaginabaquepodíaversuspálidossemblantesvueltoshaciaarriba.Pocosejemplosdeexpresioneshumanas lehabíanprocurado tantoplacercomoéstos,alumbradosde la truculentamaneraa laquehealudido,yestabadispuestoaprobarlasmielesdelavenganzacontemplativasin ninguna prisa. Hay que añadir, además, que no conseguía saber con exactitudcómose laspodríaarreglarparapresenciarel efectode subombardeo.Enviarle sutarjetaamadamedeBellegardeseríaunderrochedeceremonial;contodacerteza,senegaríaarecibirle.Porotrolado,nopodíaabrirsepasoalafuerzaparallegarantesupresencia. Le molestaba sobremanera pensar que quizá tendría que limitarse a lasatisfacciónciegadeescribirleunacarta;peroseconsolóunpocoalreflexionarqueunacartapodríaconduciraunacita.Sefueacasay,comoestababastantecansado—acariciarunavenganzaera,hayqueconfesarlo,unprocesobastantefatigoso;exigíamuchodeuno—,sedesplomósobreunodesussillones,estirólaspiernas,semetiólasmanosenlosbolsillosy,mientrasobservabacómoelreflejodelapuestadesolseiba desvaneciendo sobre las recargadas azoteas de la acera opuesta del bulevar,empezóacomponermentalmenteunafríaepístolaamadamedeBellegarde.Enéstasse hallaba cuando el criado abrió la puerta de par en par y anuncióceremoniosamente:«MadameBrett!».

Newmanselevantó,expectante,yalospocosmomentoscolumbróenelumbrala

www.lectulandia.com-Página249

Page 250: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

la benemérita mujer con la que había conversado a tan buen efecto en la cumbreestrelladadeFleurières.LaseñoraBreadsehabíaatildadoparaestavisitaigualqueparasuexpediciónanterior.ANewmanlellamólaatenciónsuaspectodistinguido.Lalámparanoestabaencendida,y,comoelrostroalargadoyseriodelaseñoraBreadlecontemplabaatravésdelalevepenumbraqueproyectabalasombradesuampliosombrero, Newman sintió la incongruencia de que tal persona se presentase a símismacomounacriada.Lasaludóconenormecordialidad,ylerogóqueentraseasentarseyquesepusieracómoda.HabíaalgoquetantopodíatocarlosresortesdelahilaridadcomolosdelamelancolíaenelañejopudorconquelaseñoraBreadintentócumplir estas instrucciones. No estaba jugando a parecer turbada, cosa que,sencillamente,habríasidoridícula;seestabaesforzandoalmáximoparacomportarsecomounapersonatanhumildequehastaelbochornohabríaresultadopretenciosoenella; pero, evidentemente, jamás había ni siquiera soñado que estuviese en suhoróscopohacerleunavisita, al caer lanoche, aun amigable caballero solteroquevivíaenunashabitacionesdeaspectoteatralenunodelosbulevaresnuevos.

—Espero sinceramente no estar olvidándome de cuál es mi sitio, señor —murmuró.

—¿Olvidándose de su sitio? —exclamó Newman—. Vaya, lo está ustedrecordando.Ésteessusitio,¿sabe?Yaestáustedamiservicio;sushonorarios,comoamadellaves,empezaronhacedossemanas.¡Puedoasegurarlequemicasanecesitacuidados!¿Porquénosequitaelsombreroysequeda?

—¿Quitarme el sombrero?—dijo la señoraBread, que por timidez se lo tomóliteralmente—.¡Ay,señor,notengoaquí lacofia!Y,consuvenia,señor,nopodríallevarlacasaconmimejorvestido.

—Nosepreocupeporsuvestido—dijoNewmanjovialmente—.Pasaráa tenerunvestidomejorqueesequelleva.

La señora Bread se le quedó mirando en actitud solemne y después estiró lasmanos sobre su deslustrada falda de satén, como si el aspecto peligroso de susituaciónseestuvieseempezandoadefinir.

—Ay,señor,tengoaprecioamipropiaropa—murmuró.—Espero que haya dejado a esa gente malvada, en cualquier caso —dijo

Newman.—¡En fin, señor, aquí estoy!—dijo la señoraBread—.Eso es lo único que le

puedodecir.Aquíestoy,sentada,yo, lapobreCatherineBread.Esunlugarextrañopara mí. No me reconozco; jamás supuse que fuera tan valiente. Pero, de hecho,señor,heidotodololejosquemepuedenllevarmispropiasfuerzas.

—Ah,venga—dijoNewmancontonocasiacariciador—,nosepongaincómoda.Ahoraeselmomentodesentirseanimada,¿sabe?

Ellaempezóahablardenuevoconvoztemblorosa.—Creo que sería más respetable si pudiera… si pudiera…—y su voz tembló

hastadetenerse.

www.lectulandia.com-Página250

Page 251: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¿Sipudieraprescindirdeestetipodecosasporcompleto?—dijoafablementeNewman en un intento de anticipar sus palabras, que se imaginaba que podríanindicarsudeseoderetirarsedelservicio.

—¡Si pudiera prescindir de todo, señor! Lo único que pediría sería un entierroprotestantedecente.

—¡Entierro!—exclamóNewman,estallandoenunarisotada—.Vaya,enterrarlaaustedahoraseríauntristecasodeextravagancia.Losúnicosquetienenqueenterrarseparavolverserespetablessonlosgranujas.Lagentehonradacomoustedycomoyopuededurarhastaelfindesusdías…yvivirjuntos.¡Venga!¿Hatraídosuequipaje?

—Mibaúlestácerradoyencordelado,peroaúnnohehabladoconmilady.—Hable con ella, pues, y termine con este asunto. ¡Ya quisiera yo tener su

oportunidad!—exclamóNewman.—De buen grado se la daría, señor. He pasado muchas horas fatigosas en el

vestidordemilady,peroéstaseráunadelasmáslargas.Metacharádeingratitud.—Bueno —dijo Newman—, siempre que usted la pueda acusar a ella de

asesinato…—Ah,señor,nopuedo;yono—suspirólaseñoraBread.—¿Notieneintencióndedecirnadasobrelacuestión?Muchomejor.Déjemeloa

mí.—Simediceque soyunaviejadesagradecida—dijo la señoraBread—,yono

habré de decirle nada.Pero esmejor así—añadió con suavidad—.Serámi señorahastaelúltimomomento.Esoserámásrespetable.

—Ydespuéssevendráconmigoyyoserésuseñor—dijoNewman—;¡esoseráaúnmásrespetable!

LaseñoraBreadselevantóconlamiradagachaysequedóunmomentodepie;luego,alzandolosojos,losposósobreelrostrodeNewman.Dealgunamanera,lasdestartaladas ceremonias se estaban poniendo en orden. Miró a Newman durantetantotiempoytanfijamente,conunadevocióntanembotadaeintensa,queélmismopodríahabertenidounpretextoparasentirseabochornado.Alfin,dijocontacto:

—Notieneustedbuenaspecto,señor.—Eslomásnatural—dijoNewman—.Notengonadaporloquesentirmebien.

Sentirsemuyindiferenteymuyfurioso,muydeprimidoymuyalegre,muyhartoymuyanimado,todoalavez…vaya,comoqueleconfundeaunobastante.

LaseñoraBreadsoltóunsuspirosilencioso.—Puedocontarlealgoqueleharásentirseaúnmásdeprimido,siesquesequiere

sentirdeunasolamanera.SobremadamedeCintré.—¿Qué puede contarme? —la apremió Newman—. No será que la ha visto,

¿verdad?Sacudiólacabeza.—No,enefecto,señor,nilaverénunca.Esoeslodeprimentedelacuestión.Ni

milady.NimonsieurdeBellegarde.

www.lectulandia.com-Página251

Page 252: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Esdecir,quelatienenincomunicada.—Incomunicada,incomunicada…—dijoenvozmuybajalaseñoraBread.Por un instante, pareció que estas palabras frenaron el latido del corazón de

Newman.Serecostóenlasilla,alzandolamiradahacialaanciana.—¿Hanintentadoverlaynoquería…nopodía?—Se negó… ¡para siempre!Me enteré por la doncella demi señora—dijo la

señoraBread—,queseenterópormilady.Parahablarledeelloaunapersonaasí,miseñora ha tenido que sufrir una conmoción.Madame de Cintré no los quiere verahora,yahoraessuúnicaoportunidad.Enpocotiemponotendráoportunidades.

—¿Quieredecirquelasotrasmujeres(lasmadres,lashijas,lashermanas,¿cómolesllaman?)noselovanapermitir?

—Es lo que llaman la regla de la casa… o de la orden, creo—dijo la señoraBread—.Nohayninguna regla tan estricta como lade las carmelitas.Lasmujeresmalasdelosreformatoriossondamasexcelentessiselascomparaconellas.Vistenviejastúnicasmarrones(esomedijolafemmedechambre)quenadieusaríaniparamantadecaballo. ¡Con loque legustabana lapobrecondesa losvestidosdebuentacto; se negaba a llevar nada almidonado!Duermen sobre el suelo—continuó laseñora Bread—; no valen más, no valen más… —y titubeó en busca de unacomparación—novalenmásquelaesposadeuncaldereroremendón.Renuncianatodo, hasta al nombre mismo con que sus pobres y viejas nodrizas las llamaban.Renuncianapadreymadre,hermanoyhermana…pornohablardeotraspersonas—añadiócondelicadezalaseñoraBread—.Llevanunsudariobajolastúnicasmarronesy una cuerda atada a la cintura, y en las noches de invierno se levantan y van alugares gélidos para rezarle a la Virgen María. ¡La Virgen María es una señoraexigente!

La señoraBread estaba sentada, insistiendo en estos terribles datos y sin soltarunasolalágrima,pálida,conlasmanoscruzadassobresuregazodesatén.Newmansoltóungemidomelancólicoysedejócaerhaciaadelante,apoyandolacabezaenlasmanos.Hubounlargosilencio,tansólorotoporel tic-tacdelgranrelojdoradoqueestabasobrelachimenea.

—¿Dóndeestáese lugar…dóndeestáelconvento?—preguntóal finNewman,elevandolavista.

—Hay dos casas—dijo la señoraBread—.Lo averigüé; pensé que le gustaríasaberlo…aunqueesunpobreconsuelo,creo.UnaestáenlaAvenuedeMessine;sehanenteradodequemadamedeCintréestáallí.LaotraestáenlaRuedel’Enfer[32].Esunnombreterrible;supongoquesabeustedloquesignifica.

Newman sepuso enpiey caminóhasta el otro extremode la largahabitación.Cuandovolvió, la señoraBreadsehabía levantado,yestaba juntoal fuegocon lasmanosentrelazadas.

—Dígameuna cosa—dijo él—. ¿Puedo acercarme a ella…aunque no la vea?¿Puedoveratravésdeunenrejado,odealgosimilar,elsitiodondeseencuentra?

www.lectulandia.com-Página252

Page 253: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Se dice que todas lasmujeres aman a un hombre que ama, y la sensación quetenía la señoraBread de que había una armonía preestablecida quemantenía a loscriados en su «sitio», constantes como los planetas en sus órbitas (y no es que laseñora Bread se hubiese comparado nunca de manera consciente con un planeta),apenas sirvió para mitigar la melancolía maternal con que ladeó la cabeza ycontemplóasunuevopatrón.Esprobablequeenesemomentosesintiesecomosi,cuarentaañosantes,tambiénaéllehubiesetenidoentresusbrazos.

—Esonoleayudaríanada,señor.Tansóloharíaquepareciesequeestáaúnmáslejos.

—Sea como sea, quiero ir ahí —dijo Newman—. ¿Avenue de Messine, diceusted?Y¿cómodicequesellaman?

—Carmelitas—dijolaseñoraBread.—Lorecordaré.LaseñoraBreadtitubeóuninstante,ydespuéssiguiódiciendo:—Esmideberdecirleesto,señor.Elconventotieneunacapilla,ylosdomingos

admiten a algunas personas a la misa. No se ve a las pobres criaturas que estánencerradasahíarriba,peromehandichoquese laspuedeoírcantar. ¡Measombraquetenganánimosparacantar!Algúndomingoharéacopiodevaloreiré.Medalaimpresióndequereconoceríasuvozentrecincuenta.

Newmanmiróasuvisitanteconenormegratitud;despuésletendiólamanoyleestrechólasuya.

—Gracias—dijo—.Sicualquierapuedeentrar,loharé.Unmomento después, la señora Bread propuso, con deferencia, retirarse, pero

Newmanladetuvoylepusounavelaencendidaenlamano.—Ahíhaymediadocenadehabitacionesquenoutilizo—dijo,señalandoporuna

puertaabierta—.Vayaaverlasyescoja.Puedeustedvivirenlaquemásleguste.LaseñoraBreadreculóenprincipioanteestadesconcertanteoportunidad;peroal

fin, cediendo al empujón suave y tranquilizador de Newman, se perdió por lapenumbra con su trémulo cirio. Se ausentó un cuarto de hora, durante el cualNewmanestuvopaseándosedearribaabajo,parándosedecuandoencuandoantelaventanaparamirar las lucesdelbulevary reemprendiendodespués supaseo.TodoindicabaqueeldisfrutedelaseñoraBreadporsusinvestigacionesibaaumentandoamedida que avanzaba, pero al fin reapareció y depositó la palmatoria sobre lachimenea.

—Bueno,¿yahaescogidoalguna?—preguntóNewman.—¿Unahabitación, señor?Son todasdemasiadoelegantesparaunviejocuerpo

deslucidocomoelmío.Nohayniunasolaquenotengaalgodedoradura.—Sólo es oropel, señora Bread —dijo Newman—. Si se queda ahí un rato,

acabarádescascarillándosesolo—yesbozóunasonrisatriste.—¡Ah,señor,yahaydemasiadascosasqueseestándescascarillando!—replicóla

señora Bread, sacudiendo la cabeza—.Ya que estaba ahí, seme ocurrió echar un

www.lectulandia.com-Página253

Page 254: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

vistazo.Nocreoqueustedlosepa,señor.Losrinconesestánespantosos.Realmente,necesitaunaamadellaves,deesonohayduda;necesitaunainglesapulcraalaquenoselecaiganlosanillosporcogerunaescoba.

Newman le aseguró que sospechaba, aunque no los hubiese calculado, susdesmanesdomésticos,yqueenmendarloseraunamisióndignadesuscapacidades.La señora Bread volvió a sostener en alto la palmatoria y se fijó en el salón conmiradas compasivas; entonces notificó que aceptaba la misión, y que su caráctersagrado lasostendríaensurupturaconmadamedeBellegarde.Conestaspalabras,hizounareverenciaysemarchó.

Regresó al día siguiente con sus bienes terrenales, y cuando Newman estabaentrandoensusaladeestarselaencontródobladasobresusviejasrodillasfrenteaundiván,cosiendounflecosuelto.Lepreguntóquecómohabíaidosudespedidadesuantiguaseñora,yelladijoquehabíaresultadosermásfácildeloquehabíatemido.

—Estuveperfectamentecorrecta,yesqueelSeñormeayudóarecordarqueunamujerbuenanotieneporquétemblaranteunamala.

—¡Eso digo yo!—exclamó Newman—. Y ¿sabe ella que se ha venido ustedconmigo?

—Mepreguntóqueadóndeiba,ylemencionésunombre—dijolaseñoraBread.—¿Quédijoaeso?—Memirócondurezaysepusomuycolorada.Luegomerogóqueladejasesola.

Yoestabalistaparamarcharme,yalcochero,queesinglés,lehabíahechobajarmipobrebaúlybuscarmeuncochedepunto.Perocuandobajéalaverja,melaencontrécerrada.Miladylehabíadadoórdenesalporterodequenomedejasepasar,yconlasmismasórdenes lamujer del portero (unavieja arpía) había salido enun cochedepuntoatraeramonsieurdeBellegardedelclubacasa.

Newmansediouncacheteenlarodilla.—¡Estáasustada!¡Estáasustada!—exclamó,exultante.—Tambiényoteníamiedo,señor—dijolaseñoraBread—,peroalavezestaba

tremendamentedisgustada.Tuveunaintensadiscusiónconelportero,ylepreguntéqueconquéderechoejercíalaviolenciaconunahonorablemujeringlesaquellevabaviviendoenlacasatreintaañosantesdequesesupiesenadadeél.Ah,señor,estuvesoberbia,yachantéalhombre.Descorrióloscerrojosymedejósalir,yleprometíalcochero que sería generosa si conducía con rapidez. Pero era terriblemente lento;parecíaquenoíbamosallegarjamásasubenditapuerta.Sigotemblandodepiesacabeza;hetardadocincominutos,justoahora,enenhebrarlaaguja.

Newmanledijo,conunarisagozosa,quesilodeseabapodíatenerasuserviciounacriaditaparaenhebrarlelasagujas,yseretirómurmurandoparasusadentrosquelaviejadamaestabaasustada…¡estabaasustada!

NolehabíaenseñadoalaseñoraTristramelpapelitoquellevabaensubilletera,perodesdesuregresoaParíslahabíavistoenvariasocasionesyellalehabíadichoque lenotaba raro…aúnmás rarode loque eranatural en su triste situación. ¿Le

www.lectulandia.com-Página254

Page 255: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

habíaafectadoladecepciónalacabeza?Teníaelaspectodeunhombrequeibaacaerenfermo,yaunasínuncalehabíavistomásnerviosoyactivo.Tanprontoundíasequedabasentadoconlacabezagachaycomosiestuviesefirmementeresueltoanovolverasonreír jamás,comoseabandonabaotrodíaa risotadascasi indecorosasyhacíachistesqueeranmalosinclusoparaél.Siestabaintentandoarrostrarsudolor,laverdadesqueenestasocasionesibademasiadolejos.LaseñoraTristramlerogóporencima de todo que no estuviese «raro». Sintiéndose, como hasta cierto punto sesentía, responsable de la aventura que tan desfavorable giro había tenido paraNewman, la señoraTristramera capaz de soportarlo todo excepto su rareza. Podíaestarmelancólicosiseleantojaba,opodíaestarestoico;podíaestardemalhumoryquisquilloso con ella y preguntarle cómo se había atrevido a entrometerse en sudestino:aestoseresignaría,conestomostraríaindulgencia.Pero,poramordeDios,que no fuese incoherente. Sería harto desagradable. Era como esas personas quehablan en sueños; siempre la asustaban. Y la señora Tristram le anunció que,asumiendo una posición de superioridad frente a la obligación moral que losacontecimientoslehabíanimpuesto,seproponíanodescansartranquilahastaponeraNewmanfrentealasustitutamenosinadecuadademadamedeCintréquehubieseenamboshemisferios.

—En fin—dijoNewman—, ¡ahoraestamosenpaz,ymásnosvaldríanoabriruna nueva cuenta! Quizá algún día me entierre usted, pero nunca me casará. Esdemasiadoescabroso.Espero, en todocaso—añadió—,queestono tenganadadeincoherente: el domingoquevienequiero ir a la capilla carmelitade laAvenuedeMessine.Ustedconoceaunodelospastorescatólicos…unabad,¿noeseso?Leviallí,¿sabe?;aquelancianocaballerodeaspectomaternalquellevaunagranpretina.Pregúntele,porfavor,sinecesitounpermisoespecialparaentrar,y,siesasí,ruéguelequemeconsigauno.

LaseñoraTristrammanifestóunregocijoadorable.—¡Cuántomealegraquemepidaquehagaalgo!—exclamó—.Entraráusteden

lacapillaaunqueelabadtengaquecolgarloshábitosporlapartequeletoca.Ydosdíasdespuésledijoqueestabatodopreparado;elabadestabaencantadode

ayudarle, y si Newman se presentaba educadamente en la verja del convento nohabríaningunadificultad.

www.lectulandia.com-Página255

Page 256: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXIV

Aún faltaban dos días para el domingo; pero, para distraersemientras tanto de suimpaciencia,Newmanseencaminóhacia laAvenuedeMessineyseconsolócomopudoclavandolavistaeneldesnudomuroexteriordelaactualresidenciademadamedeCintré.Lacalleencuestión,comorecordaránalgunosviajeros,lindaconelParcMonceau,queesunodelosrinconesmásbonitosdeParís.Elbarriotieneunairedemodernaopulenciaycomodidadquenopareceavenirseconlaascéticainstitución,yla impresión que sobre la mirada de sombrío encrespamiento de Newman ejercióaquellaextensiónsinventanasydeaspectoinmaculado,traslacualquizáinclusoenesemismomomento lamujer que amaba se estuviese comprometiendo a pasar elrestodesusdías,fuemenosexasperantedeloquehabíatemido.Ellugarhacíapensarenunconventocontodaslasmejorasmodernas:unasilodondelaprivacidad,apesarde ser ininterrumpida, quizá no fuera del todo idéntica a la privación, y donde lameditación,aunsiendomonótona,quizáfueradecortealegre.Ysinembargo,sabíaque éste no era el caso; sólo que paraNewman, ahora, no tenía visos de realidad.Todoerademasiadoextrañoydemasiadosocarrónparaserreal;eracomounapáginaarrancadadeunanovela,sincontextoalgunoensuexperienciapersonal.

Eldomingoporlamañana,alahoraquehabíaindicadolaseñoraTristram,llamóalaverjadelmurodesnudo.Seabrióalinstanteypudopasaraunpatiolimpioydeaparienciafría,másalládelcualsealzabaunedificiodeslustradoyvulgar.Unalegarobusta de semblante alegre emergió de una garita de portero, y, al exponerleNewmansumisión,leseñalólapuertaabiertadelacapilla,unedificioqueocupabaelladoderechodelpatioyqueveníaprecedidodeunempinadotramodeescalones.Newman ascendió por ellos y entró inmediatamente por la puerta abierta. Aún nohabía empezado el oficio; el lugar estaba iluminado tenuemente, y pasaron unosmomentoshastaquepudodiscernirsuspeculiaridades.Entoncesvioquesedividíaendos partes desiguales mediante un gran bastidor de hierro tupido. A este lado delbastidor estaba el altar, y entre el altar y la entrada se distribuían varios bancos ysillas.Tresocuatroestabanocupadosporborrosasfigurasinmóviles,figurasquealpoco tiempopercibióqueeranmujeres,profundamenteabsortasen sudevoción.ANewmanellugarseleantojómuyfrío;elolormismodelinciensoerafrío.Ademásde todoestohabíaun titilarde ciriosy, aquíy allá, destellosdevidriera.Newmantomó asiento; las orantes siguieronquietas y de espaldas.Vio que, al igual que él,eranvisitas,ylehabríagustadoversusrostros;yesquecreíaqueeranlasafligidasmadres y hermanasdeotrasmujeres quehabían tenido elmismovalor despiadadoquemadame de Cintré. Pero estaban en mejor posición que él, porque al menoscompartían la fepor la que esasotras sehabían sacrificado.Entraron treso cuatropersonas;dosdeellaserancaballerosancianos.Todoelmundoestabamuycallado.Newmanse fijóenelbastidorquehabíadetrásdel altar.Aquélerael convento, elconventodeverdad, el lugardondeestabaella.Peronopudovernada;noentraba

www.lectulandia.com-Página256

Page 257: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

nadade luzpor lasgrietas.Se levantóy se acercómuyquedamentea lapartición,intentando mirar a su través. Pero detrás sólo había oscuridad, sin nada que semoviese.Volvióasusitio,ydespuésentraróuncuracondosmonaguillosyempezóadecirmisa.

Newmanobservósusgenuflexionesysusrotacionesconunahostilidadceñudayqueda; parecían instigadores y cómplices de la deserción de madame de Cintré;estabandeclamandoysalmodiandosutriunfo.Laslargasytétricasentonacionesdelcura le crispaban los nervios y aumentaban su ira; había algo desafiante en esamanera ininteligible de arrastrar las palabras; parecía dirigida al propio Newman.Súbitamente, de las profundidadesde la capilla, de la parte de atrás del inexorablebastidor,surgióunsonidoquedesviósuatencióndelaltar:elsonidodeunaextrañasalmodialúgubrepronunciadaporvocesdemujeres.Empezósuavemente,peropocoapocosefuehaciendomásfuerteyamedidaquecrecía ibaestandocadavezmáscercadeunlamentoydeuncantofúnebre.Eralasalmodiadelasmonjascarmelitas,suúnicapronunciaciónhumana.Erasucantofúnebreporlosafectosenterradosyporlavanidaddelosdeseosmundanos.AlprincipioNewmansequedóperplejo—casiaturdido— por la extrañeza del sonido; después, al comprender su significado,escuchóatentamenteysucorazónempezóapalpitar.Estuvoatentoparaversioíalavoz demadame de Cintré, y en el corazónmismo de la disonante armonía creyódiscernirla.(Nosvemosobligadosapensarqueseequivocaba,entantoque,comoesobvio,madamedeCintréaúnnohabíatenidotiempodeconvertirseenmiembrodelahermandad invisible). El cántico continuó, mecánico y monótono, con tétricasrepeticiones y cadencias desesperadas. Era odioso, era horrible; a medida quecontinuaba,Newmansintióquenecesitabatodosuautocontrol.Seibaagitandocadavezmás;notólágrimasenlosojos.Alfin,cuandolesobrevinocontodasupujanzaelpensamientodequeestelamentoconfusoeimpersonaleraloúnicoqueéloelmundodelqueellahabíadesertadohabríandeoírjamásdeesavozquetandulceselehabíaantojado,sintióquenopodíasoportarlomás.Se levantóconbrusquedadyseabriópasoparasalir.Enelumbralsedetuvo,volvióaescucharlatristetonadaydespuésbajó al patio apresuradamente. Mientras bajaba, vio que la buena hermana de lasmejillas sonrosadasy la cofia conel ribete en formadeabanicoque lehabíadadopasoestabareunidaenlaverjacondospersonasqueacababandeentrar.UnsegundovistazoleinformódequeestaspersonaseranmadamedeBellegardeysuhijo,ydequeestabanapuntodeservirsedeesemétododeaproximaciónamadamedeCintréqueaNewmannolehabíaparecidosinounaburladelconsuelo.Mientrascruzabaelpatio,monsieurdeBellegardelereconoció;elmarquésavanzabahacialosescalones,guiando a sumadre. La vieja dama también dirigió unamirada a Newman, y fueparecidaa ladesuhijo.Ambosrostrosexpresabanunaturbaciónmássincera,algomásanálogoalahumildaddeldesalientoloquehastaentonceshabíavistoNewmanenellos.EraevidentequehabíasobresaltadoalosBellegarde,yquenoencontraroninmediatamenteamanosusmajestuososmodales.Newmanlosadelantóatodaprisa,

www.lectulandia.com-Página257

Page 258: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

guiadotansóloporeldeseodesalirdelosmurosdelconventoyllegaralacalle.Laverja se abrió a su llegada;diouna zancada sobre el umbral y se cerró tras él.Uncarruaje, que tenía aspecto de haber estado ahí parado, estaba apartándose en eseprecisoinstantedelaacera.Newmanlomiróunmomento,sincomprender;despuéssepercató,atravésdelaopacanieblaquefluíaantesusojos,dequeunadamaqueibaallísentadaleestabahaciendoungestodesaludo.Elvehículosehabíadadolavuelta antes de que la reconociera; era un antiguo landó que llevabamedia capotabajada.Elgestodeladamafuemuyexplícitoyvinoacompañadodeunasonrisa;unaniñapequeñaibasentadaasulado.Newmanalzósusombrero,yentoncesladamalerogóalcocheroquesedetuviese.

Elcarruajevolvióahacerunaltojuntoaladoquinado,yellapermaneciósentadaylehizounademán:unademánqueteníalagraciademostrativademadameUrbaindeBellegarde.Newmantitubeóunmomentoantesdeobedecerasullamada;duranteesemomentotuvotiempodemaldecirsuestupidezporhaberdejadoquelosotrosseleescapasen.Habíaestadopreguntándosecómopodíallegarhastaellos;¡quénecioerapornohaberlosparadoallímismoyeneseprecisoinstante!¿Quémejorlugarquebajo losmismosmuros carcelarios a los que habían entregado a la promesa de sufelicidad? Había estado demasiado desconcertado para detenerlos, pero ahora sesentía dispuesto a esperarlos en la verja. Madame Urbain, con cierta petulanciaatractiva,volvióahacerleunademán,yestavezNewmanseacercóhastaelcarruaje.Ellaseinclinóhaciaafueraylediolamano,mirándoleconafectoysonriendo.

—Ah,monsieur—dijo—,amínomeincluiráensuira,¿no?Notuvenadaqueverconello.

—¡Ah, no supongoqueusted pudiese haberlo impedido!—respondióNewmanenuntonoquenoeraeldeunaestudiadagalantería.

—Lo que dice es demasiado cierto como para que me ofenda por la parcaestimaciónquehacedemiinfluencia.Entodocaso,leperdono,porqueparececomosiacabaradeverustedaunfantasma.

—¡Asíes!—dijoNewman.—Me alegro, entonces, de no haber entrado conmadame de Bellegarde y mi

marido. Ha debido de verlos, ¿no? ¿Ha sido un encuentro caluroso? ¿Ha oído loscánticos? Dicen que son como las lamentaciones de los condenados. Yo no hequerido entrar: ya sabe uno con certeza que eso lo va a oír bastante pronto. PobreClaire… ¡arrebujada en un sudario blanco y una enorme túnicamarrón! Ése es elhábitodelascarmelitas,sabeusted.Bueno,siemprelehangustadolascosaslargasyholgadas.Peronodebohablarledeella;sólohededecirlequelosientomuchoporusted,quedehaberpodidoayudarlelohabríahecho,yqueamijuiciotodoshansidomuymiserables.Yomelotemía,sabeusted;lollevabanotandoenelambientedossemanasantesdequeocurriese.Cuandolevienelbailedemisuegra,tomándoselotodocontantacalma,sentícomosiestuvieseustedbailandosobresupropiatumba.Pero¿quépodíahaceryo?Ledeseo todoelbienque soycapazdeconcebir. ¡Dirá

www.lectulandia.com-Página258

Page 259: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ustedqueesonoesgrancosa!Sí;hansidomuymiserables;notengoelmenortemoradecirlo;leaseguroquetodoelmundolopiensa.Notodossomosasí.Lamentoqueno vaya a volver a verle; ya sabe que le estimo muy buena compañía. Se lodemostraría pidiéndole que suba al carruaje y pasee conmigodurante un cuarto dehora,mientrasesperoamisuegra.Sóloque,sinosvieran(teniendoencuentaloqueha ocurrido, y que todo elmundo sabe que le han rechazado), podrían pensar queestoy yendo demasiado lejos, incluso paramí. Pero le veré alguna vez…en algúnlugar,¿no?Yasabe—estolodijoeninglés—quetenemosunplanparaunapequeñadiversión.

Newmansequedóahídepieconlamanosobrelapuertadelcarruaje,escuchandoestemurmulloconsoladorconojosapagados.ApenassabíaloqueleestabadiciendomadamedeBellegarde;sóloeraconscientedequeestabaparloteandoenvano.Perodeprontoseleocurrióque,consuslindasdeclaraciones,habíaunmododehacerquefueseeficaz;podríaayudarleallegarhastalaancianayelmarqués.

—¿Regresanpronto…susacompañantes?—dijo—.¿Losestáesperando?—Escucharán toda lamisa; después, nohaynadaque los retenga.Claire se ha

negadoaverlos.—Quierohablarconellos—dijoNewman—;yustedpuedeayudarme,mepuede

hacerunfavor.Retrasesuregresocincominutosydemeunaoportunidadconellos.Losesperaréaquí.

MadamedeBellegardeseagarrólasmanosconunmohíndeternura.—Mipobreamigo,¿quélesquierehacer?¿Suplicarlesquevuelvanausted?Será

underrochedepalabras.¡Jamásvolverán!—Aunasí,quierohablarles.Haga,porfavor,loquelepido.Váyaseydéjemelos

durantecincominutos;nodebetenermiedo;noseréviolento;estoymuytranquilo.—¡Sí,pareceustedmuy tranquilo!Si tuviesen lecoeur tendre, los conmovería.

¡Pero no lo tienen! Sin embargo, le ayudaré aúnmás de lo que usted propone. Elacuerdonoesquevuelvaarecogerlos.MevoyalParcMonceauconmipequeñaparapasearla, ymi suegra, que apenas viene a este barrio, va a aprovechar estamismaoportunidaddetomarelaire.Hemosdeesperarlaenelparque,adondenoslatraerámi marido. Sígame ahora; justo al otro lado de la verja me bajaré del carruaje.Siéntese en una silla en algún rincón tranquilo y se los acercaré. ¡Eso sí que esdevoción!Lerestevousregarde.

Esta propuesta se le antojó a Newman enormemente feliz; avivó su ánimodecaído,yreflexionóquemadameUrbainnoeratangansacomoparecía.Prometióalcanzarlainmediatamente,yelcarruajesemarchó.

ElParcMonceauesunbonitoejemplodearquitecturadejardines,peroNewman,al entrar, hizo poco caso a su elegante vegetación, que rebosaba la frescura de laprimavera.SeencontrópuntualmenteconmadamedeBellegarde,sentadaenunodelos tranquilos rincones de los que había hablado; mientras, frente a ella, en laarboleda, su pequeña, acompañada por el lacayo y el perro faldero, caminaba de

www.lectulandia.com-Página259

Page 260: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

arribaabajocomosiestuvieserecibiendounaleccióndebuenosmodales.Newmansesentójuntoalamadre,quehablómucho,alparecerconelpropósitodeconvencerledeque—ojalásediesecuenta—lapobre,queridaClairenopertenecíaal tipomásfascinantedemujeres.Erademasiadoaltaydelgada,demasiadorígidayfría;subocaerademasiado anchay sunariz demasiado estrecha.No tenía hoyuelos por ningúnlado. Y además era excéntrica, excéntrica por linaje; al fin y al cabo, era unaanglaise.Newmanestabamuyimpaciente;contabalosminutosquefaltabanparaquereapareciesen sus víctimas. Estaba sentado en silencio, apoyado en su bastón yposando una mirada ausente e insensible sobre la pequeña marquesa. Al cabo,madamedeBellegardedijoquecaminaríahacialaverjadelparqueparaencontrarseconsusacompañantes;peroantesentornólosojosy,trasjuguetearunmomentoconelencajedesumanga,volvióamirarhaciaNewman.

—¿Seacuerdausted—preguntó—delapromesaquemehizohacetressemanas?Yentonces,comoNewman,envanoconsultandosumemoria,sevioobligadoa

confesarquelapromesaselehabíaolvidado,ellaafirmóqueenaquelmomentoéllehabíadadounarespuestamuyextraña:unarespuestaque,vistaalaluzdeloshechosposteriores,ledabaunjustomotivoparasentirseofendida.

—Me prometió que me llevaría a Bullier después de su boda. Después de suboda: insistiómuchoeneso.Tresdíasdespués, subodaseanuló.¿Sabeustedcuálfue,cuandomeenterédelanoticia,laprimeracosaquemedije?«¡Cielos,ahoranoiráconmigoaBullier!».Ydeverdadqueempecéapreguntarmesinohabríaestadoustedesperandolaruptura.

—Ay,queridaseñora…—murmuróNewman,mirandoveredaabajoparaversiveníanlosotros.

—Serébuena—dijomadamedeBellegarde—.Nohayquepedirledemasiadoauncaballeroqueestáenamoradodeunamujerenclaustrada.Además,nopuedoiraBulliermientrasestemosdeluto.Peronoporesoherenunciadoaello.Lapartieestáorganizada; tengo ami caballero. ¡Con su permiso, se trata de lordDeepmere!HavueltoasuqueridoDublín;perodentrodeunosmesesbastaráconquelemencioneuna tarde cualquiera y vendrá desde Irlanda a este efecto. ¡A eso le llamo yogalantería!

Pocodespués,madamedeBellegardesefuecaminandoconsupequeña.Newmanse quedó sentado en su sitio; el tiempo se le hizo terriblemente largo. Sintió cuánvivamente su cuarto de hora en la capilla del convento había atizado las ascuasardientesdesuresentimiento.MadamedeBellegardelehizoesperar,perodemostróqueestabaalaalturadesupalabra.Alfinreaparecióalfondodelavereda,consupequeña y su lacayo; junto a ella caminaba lentamente su marido, con su madreagarrada del brazo. Estuvieron avanzando un buen rato, durante el cual Newmansiguió sentado, inmóvil. A pesar de que la pasión le hacía vibrar, era unacaracterística muy suya ser capaz de moderar sus manifestaciones, de la mismamaneraquehabríabajado la llamadeunquemadordegas.Suserenidad,astuciay

www.lectulandia.com-Página260

Page 261: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

premeditacióngenuinas,ysusumisióndetodalavidaalaopinióndequetodaslaspalabras eran actos y los actos pasos en la vida, y de que, en esta cuestión de darpasos,lodebrincaryhacercabriolasestabaexclusivamentereservadoacuadrúpedosy extranjeros… todo esto le advertía de que la ira legítima no guardaba lamenorrelación con ser un necio ni con abandonarse a la violencia espectacular. Así quecuandosepusoenpie,unavezquemadamedeBellegardeysuhijosehallaroncercade él, únicamente se sintió muy alto y ligero. Había estado sentado junto a unosarbustos,de talmaneraqueno se lepudiesever adistancia;peroera evidentequemonsieur de Bellegarde ya le había vislumbrado. Su madre y él seguían por sucamino, pero Newman se puso enfrente y se vieron obligados a detenerse. Alzólevemente su sombrero y losmiró unmomento; estaban pálidos de asombro y dedisgusto.

—Discúlpenmeporinterrumpirlos—dijoenvozbaja—,perodeboaprovecharlaocasión.Tengodiezpalabrasquedecirles.¿Lasescucharán?

Elmarquéslemiróconunosojosqueechabanchispasydespuéssevolvióhaciasumadre.

—¿Es posible que el señor Newman tenga algo que decir quemerezca que leescuchemos?

—Lesaseguroquetengoalgo—dijoNewman—;además,esmideberdecirlo.Esunaviso…unaadvertencia.

—¿Sudeber?—dijo la viejamadame deBellegarde, curvando sus finos labioscomosifuesenpapelchamuscado—.Éseesasuntosuyo,nonuestro.

EnelínterinmadamedeBellegardehabíaagarradoasupequeñadelamano,conungestodesorpresaeimpacienciaquesorprendióaNewman,apesardequeestabaabsortoensuspropiaspalabras,porsueficaciadramática.

—Siel señorNewmanvaamontarunaescenaenpúblico—exclamó—,voyasacaramipobrehijadelamêlée.¡Esdemasiadopequeñaparavertantamaldad!—yactoseguidoreemprendiósupaseo.

—Haríanmuybienenescucharme—siguióNewman—.Lohaganono,lascosasvanaserdesagradablesparaustedes;peroencualquiercasoestaránpreparados.

—Ya hemos oído algo sobre sus amenazas—dijo el marqués—, y ya sabe laopiniónquenosmerecen.

—Opinan mucho más de lo que admiten. Un momento—añadió Newman enrespuestaaunaexclamacióndelaviejadama—.Nomeolvidodequeestamosenunlugarpúblico,yyavenqueestoymuysereno.Nolesvoyacontarsusecretoa lostranseúntes; se lo reservaré, para empezar, a ciertos oyentes selectos.Quien quieraquenosobservepensaráqueestamosteniendounaamigablecharla,yqueyoleestoyalabando,madame,porsusvenerablesvirtudes.

Elmarquésdiotresgolpecitosbrevesysecossobrelatierraconsubastón.—¡Leexijoqueseapartedenuestrocamino!—siseó.Newmanobedecióalinstante,ymonsieurdeBellegardediounpasoadelantecon

www.lectulandia.com-Página261

Page 262: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sumadre.EntoncesdijoNewman:—Deaquíamediahora,madame deBellegarde lamentaránohaberse enterado

exactamentedeloquequierodecir.Lamarquesa había dado unos cuantos pasos, pero ante estas palabras hizo una

pausa,mirandoaNewmanconunosojosqueparecíandoschispeantesglóbulosdehielo.

—Esusted comounbuhoneroque tiene algoquevender—dijo, conuna risitafríaquesóloenparteocultóeltemblordesuvoz.

—Ah,no;alaventa,no—replicóNewman—;selodoygratis—yseacercómásaella,mirándoladirectamentealosojos—.Ustedmatóasumarido—dijo,casienun susurro—. Es decir, lo intentó una vez y fracasó, y después, sin intentarlo, loconsiguió.

MadamedeBellegardecerrólosojosysoltóunapequeñatos,que,comoejemplodedisimulo,aNewmanseleantojórealmenteheroico.

—Queridamadre—dijoelmarqués—,¿tantotediviertenestasmonsergas?—Elrestoesmásdivertido—dijoNewman—.Máslesvaldríanoperdérselo.MadamedeBellegardeabrió losojos; laschispassehabían ido;estabanfijosy

muertos.Peroesbozóunasoberbiasonrisaconsuslabiospequeñosyfinos,yrepitiólapalabradeNewman.

—¿Divertido?¿Hematadoaalguienmás?—No incluyo a su hija—dijoNewman—, ¡aunque podría! Sumarido sabía lo

que estaba usted haciendo. Tengo una prueba, de cuya existencia jamás hasospechado usted—y se dirigió almarqués, que estaba terriblemente blanco:másblancodeloquejamáshabíavistoNewmananadiefueradeuncuadro—.Unpapelescritoconlamano,yfirmadoconelnombre,deHenri-UrbaindeBellegarde.Escritodespuésdequeusted,madame,lehubiesedadopormuerto,ymientrasusted,señor,sehabíaido(nomuyaprisa)enbuscadelmédico.

El marqués miró a su madre; ella se dio la vuelta, mirando vagamente a sualrededor.

—He de sentarme—dijo con tono bajo, yendo hacia el banco en el que habíaestadosentadoNewman.

—¿Nopodríahaberhabladoconmigoa solas?—ledijo elmarqués aNewmanconunamiradaextraña.

—Bueno,sí,dehaberestadosegurodequetambiénhablaríaasolasconsumadre—respondióNewman—.Perohetenidoquecogerloscomohepodido.

Madame de Bellegarde, con un movimiento muy elocuente respecto a lo queNewman habría llamado su «entereza», su frío denuedo de acero y la apelacióninstintivaasuspropiosrecursospersonales,retirólamanodelbrazodesuhijoyfueasentarseenelbanco.Allísequedó,conlasmanosdobladassobreelregazo,sindejardemiraraNewman.Laexpresiónde su rostroera talqueéstecreyóenunprimermomento que estaba sonriendo; pero se puso frente a ella y vio que sus elegantes

www.lectulandia.com-Página262

Page 263: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

facciones estaban distorsionadas por la agitación. No obstante, también vio queestabaconteniendosuagitacióncontodoelrigordesuinflexiblevoluntad,ynohabíanadasemejantealtemornialasumisiónensumiradapétrea.Sehabíasobresaltado,peronoestabaaterrorizada.Newmanteníalaexasperantesensacióndequeaúnharíalo que quisiera con él; jamás habría creído posible que pudiese no sentirse enabsolutoconmovidoantelaimagendeunamujer¡criminalono!entamañosapuros.Madame de Bellegarde le dirigió una mirada a su hijo que parecía equivaler almandato de que guardase silencio y le dejase arreglárselas sola. El marquéspermanecióasulado,conlasmanosalaespalda,mirandoaNewman.

—¿Qué papel es ese del que habla usted?—preguntó la vieja dama, con unaimitacióndelatranquilidadquehabríasidoaplaudidaenunaactrizveterana.

—Exactamente lo que les he dicho—dijoNewman—.Unpapel escrito por sumaridodespuésdequeledieseustedpormuerto,yduranteelpardehorasanterioresasuregreso.Yavequetuvotiempo;nodeberíanhaberseausentadotantorato.Enelexponeclaramenteelinstintoasesinodesuesposa.

—Quisieraverlo—observómadamedeBellegarde.—Pensé que así sería—dijo Newman—, y he hecho una copia—y sacó del

bolsillodesuchalecounapequeñahojaplegada.—Déseloamihijo—dijomadamedeBellegarde.Newman se lo dio al marqués, cuya madre, mirándole de soslayo, se limitó a

decir:«Míralo».LosojosdemonsieurdeBellegardeconteníanunapálidaavidezqueleerainútilintentardisimular;cogióelpapelentresusdedosenguantadosyloabrió.Sehizounsilencio,duranteelcual lo leyó.Tuvotiempodesobrapara leerlo,perosiguiósindecirnada;sequedómirándolofijamente.

—¿Dóndeestáeloriginal?—preguntómadamedeBellegarde,conunavozqueenrealidaderaunaconsumadanegacióndesuimpaciencia.

—Enunlugarmuyseguro.Porsupuesto,noselopuedoenseñar—dijoNewman—.Podríanquererapoderarsedeél—añadióconunaafectaciónconsciente—.Peroéstaesunacopiamuycorrecta…aexcepción,claroestá,delacaligrafía.Mequedoconeloriginalparaenseñárseloaotrapersona.

AlfinmonsieurdeBellegardealzólavista,ysusojosseguíanmuyansiosos.—¿Aquiénpretendeenseñárselo?—Bueno,estoypensandoenempezarporladuquesa—dijoNewman—;aquella

mujer corpulentaquevi en subaile.Mepidióque fueseaverla, ¿saben?Enaquelmomento pensé que no tendría muchas cosas que contarle; pero mi pequeñodocumentonosdaráalgodeloquehablar.

—Haríasbienenquedártelo,hijomío—dijomadamedeBellegarde.—Sin duda —dijo Newman—; quédeselo y enséñeselo a su madre cuando

lleguenacasa.—¿Ydespuésdeenseñárseloa laduquesa?—preguntóelmarqués,plegandoel

papelyguardándolo.

www.lectulandia.com-Página263

Page 264: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—Bueno, seguiré con losduques—dijoNewman—.Después, los condesy losbarones…todaslaspersonasalasqueustedestuvieronlacrueldaddepresentarmeenuna calidad de la que tenían intención de privarme inmediatamente.He hecho unalista.

Por unmomento, nimadame deBellegarde ni su hijo pronunciaron palabra; lavieja dama seguía sentada con los ojos clavados en el suelo; las pupilasempalidecidasdemonsieurdeBellegardeestabanfijassobreel rostrodesumadre.Ésta,mirandoaNewman,preguntóentonces:

—¿Esesotodoloquetienequedecir?—No, quiero decir unas cuantas palabras más. Quiero decir que espero que

entiendanbienloquemetraigoentremanos.Éstaesmivenganza,¿saben?Mehantratado ante elmundo, convocado con ese expreso propósito, como si no fuese lobastantebuenoparaustedes.Pretendodemostrarlealmundoque,pormuymaloquepuedaseryo,nosonustedeslaspersonasmásindicadasparadecirlo.

Madame de Bellegarde volvió a quedarse callada, y a continuación rompió susilencio.Sudominiodesímismaseguíasiendoextraordinario.

—Nohacefaltaquelepreguntequiénhasidosucómplice.LaseñoraBreadmedijoquehacontratadoustedsusservicios.

—Noacusea la señoraBreaddevenalidad—dijoNewman—.Haguardadoelsecretodeustedesdurantetodosestosaños.Leshadadounlargorespiro.Suesposoescribióesepapeldelantedesusojos;lopusoensusmanosconlaordensolemnedequelohicierapúblico.Tuvodemasiadobuencorazónparahacerusodeél.

Laviejadamapareciótitubearuninstante,ydespuésdijosuavemente:—Eralaamantedemiesposo.Éstafuelaúnicaconcesiónadefendersequesedignóhacer.—Lodudo—dijoNewman.MadamedeBellegardeselevantódesubanco.—Nofueronsusopiniones loquemecomprometíaescuchar,y, sino lequeda

nada más que contarme, creo que esta extraordinaria entrevista puede darse porconcluida—ydirigiéndosealmarqués,volvióacogerledelbrazo—.Hijomío—dijo—,¡dialgo!

MonsieurdeBellegardebajó lavistahaciasumadre,pasándose lamanopor lafrente;luego,contonotierno,acariciador,preguntó:

—¿Quédebodecir?—Sólo hay una cosa que decir —repuso la marquesa—. Que realmente no

merecíalapenainterrumpirnuestropaseo.Peroelmarquéspensóquepodíamejoraresto.—Supapelesunafalsificación—ledijoaNewman.Newmansacudióunpocolacabeza,conunasonrisatranquila.—MonsieurdeBellegarde—dijo—,sumadrelohacemejor.Lohahechomejor

todoelrato,desdeelmomentoenquelosconocí.Esustedunamujermuyvaliente,

www.lectulandia.com-Página264

Page 265: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

madame —continuó—. Es una inmensa lástima que me haya convertido en suenemigo.Habríasidounodesusmayoresadmiradores.

—Monpauvreami—ledijomadamedeBellegardeasuhijoenfrancés,ycomosi no hubiese escuchado estas palabras—, debes llevarme inmediatamente a micarruaje.

Newmandiounpasoatrásydejóqueleabandonasen;losmiróunmomentoyvioquemadameUrbainsalíaconsupequeñadeunasendalateralparaencontrarseconellos.Laviejadamaseinclinóybesóasunieta.«¡Malditasea,síqueesvaliente!»,sedijoNewman,ysefuecaminandoacasaconunligerosentimientodefrustración.¡Erataninexpresivamentedesafiante!Perodespuésdereflexionardecidióqueloquehabía presenciado no era una auténtica sensación de seguridad y aún menos unainocencia auténtica. Era tan sólo un estilo muy superior de aplomo impúdico.«¡Espera a que lea el papel!», se dijo a símismo; y llegó a la conclusión de queprontohabríadesaberdeella.

Supo antes de lo esperado.A lamañana siguiente, antes delmediodía, cuandoestabaapuntodedarordendequelesirviesenelalmuerzo,letrajeronlatarjetademonsieurdeBellegarde.«Laseñorahaleídoelpapelyhapasadounamalanoche»,sedijoNewman.Accedióalinstantearecibirasuvisita,queentróconlosairesdeunembajador de una gran potencia que se entrevista con el delegado de una tribubárbara, al que un absurdo accidente ha permitido, por el momento, serabominablementemolesto.Elembajador,entodocaso,habíapasadomalanoche,ysuaseo intachablenohacíasinoponerderelieveelgélidorencordesusojosy lostonos moteados de su refinada tez. Permaneció un instante frente a Newman,respirandoconrapidezysuavidadysacudiendosecamenteeldedoíndicemientrassuanfitriónleseñalabaunasilla.

—Loquehevenidoadecirsedicepronto—declaró—,ysólosepuededecirsinceremonias.

—Estoylistoparatantooparatanpococomousteddesee—dijoNewman.Elmarquésechóunbrevevistazoentornoalahabitación,ydespuésdijo:—¿Enquécondicionessedesprenderíausteddesutrozodepapel?—¡En ninguna!—exclamó Newman, y mientras, con la cabeza ladeada y las

manosalaespalda,sondeabalaturbiamiradadelmarquésconlasuyapropia,añadió—:Ciertamente,paraesonomerecelapenasentarse.

MonsieurdeBellegardemeditóunmomento,comosinohubieseoídolanegativadeNewman.

—Mi madre y yo, anoche —dijo—, estuvimos hablando de su historia. Sesorprenderáusteddesaberqueconsideramosquesupequeñodocumentoes…esto…—yretuvouninstantesuspalabras—esgenuino.

—¡Seolvidadequeconustedesmeheacostumbradoalassorpresas!—exclamóNewmanentrerisas.

—El mínimo respeto que debemos a la memoria de mi padre —continuó el

www.lectulandia.com-Página265

Page 266: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

marqués—nosllevaadesearquenoseleexpongaanteelmundocomoelautordetan… de tan infernal ataque a la reputación de una esposa cuya única culpa fuemostrarsesumisaantelosagraviosacumulados.

—Ah,yaveo—dijoNewman—.Esporsupadre—yserioconlarisaalaqueseentregabacuandomássedivertía…unarisainsonora,conloslabioscerrados.

PerolasolemnidaddemonsieurdeBellegardesiguióvigente.—Hayvariosentrelosamigospersonalesdemipadreaquieneselconocimiento

de tan… de tan desgraciada… inspiración les produciría un verdadero pesar. Auncuandoestableciésemosfirmementemediantepruebasmédicaslasuposicióndequelasuyaeraunamente trastornadapor la fiebre, ilenresteraitquelquechose.Enelmejordeloscasos,haríamalasureputación.¡Muchomal!

—Nolointenteconpruebasmédicas—dijoNewman—.Notoquealosmédicosyellosnoletocaránausted.Nomeimportaquesepaquenolesheescritoaellos.

NewmancreyóversíntomasenlamáscaradescoloridademonsieurdeBellegardede que esta información era harto pertinente. Pero puede que fuese una meraimaginación;porqueelmarquéssiguióestandomajestuosamentediscutidor.

—Porejemplo,madamed’Outreville—dijo—,dequienhablóustedayer.Nosemeocurrenadaquepudieseescandalizarlemásqueesto.

—Ah,estoybienpreparadoparaescandalizaramadamed’Outreville,sabeusted.Esoestáenelprograma.Esperoescandalizaraunbuennúmerodepersonas.

MonsieurdeBellegardeexaminóporunmomentoelpespuntedeldorsodeunodesusguantes.Entonces,sinalzarlavista,dijo:

—Noleofrecemosdinero.Suponemosqueesoesinútil.Newman,apartándose,diovariasvueltasporelcuarto,ydespuésvolvió.—¿Quéesloquemeofrecen?Porloquesoycapazdecolumbrar,lagenerosidad

hadeestartodademiparte.Elmarquésdejócaerlosbrazosaloscostadoseirguióunpocomáslacabeza.—Loque leofrecemosesunaoportunidad…unaoportunidadqueuncaballero

deberíaapreciar.Laoportunidaddeabstenersedeinfligirunamanchaterriblesobrelamemoria de un hombre que, sin duda, tuvo sus defectos, pero que a usted,personalmente,nolehizoningúndaño.

—A eso cabe responder dos cosas —dijo Newman—. La primera, en lo querespecta a su «oportunidad», que no me considera usted un caballero. Ése es suobjetivo principal, ¿sabe usted? Es una regla pobre que no funciona en ambasdirecciones. La segunda es que… bueno, en una palabra, ¡que dice usted grandesmonsergas!

Newman,que, comoyahedicho, en lomás reciode su amargurahabía tenidomuypresentecierto idealdenodecirnadagrosero, fue inmediatamenteconsciente,nosin remordimiento,de labrusquedaddeestaspalabras.Peroenseguidaobservóqueelmarquésselastomabaconmástranquilidaddeloquecabríahaberesperado.Monsieur de Bellegarde, como el pomposo embajador que era, prosiguió con la

www.lectulandia.com-Página266

Page 267: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

políticadeignorarloquededesagradablehubieseenlasrespuestasdesuadversario.Contemplólosarabescosdoradosdelaparedopuesta,yacontinuacióndesplazósumiradaaNewman,comosi tambiénélfueseungrangrutescodentrodeunsistemamásbienvulgardedecoracióndeinteriores.

—Supongoquesabráque,enloqueaustedrespecta,noservirádenada—dijoelmarqués.

—¿Quéquieredecirconquenoservirá?—Vaya,porsupuesto,quesecondenaasímismo.Perosupongoqueesoestará

incluido en su programa.Se propone usted enfangarnos; cree, espera, que algo delfangosenospegue.Sabemos,claroestá,queesonoesposible—explicóelmarquésenuntonodeconscientelucidez—;perosearriesga,yestádispuestoentodocasoamostrarquetambiénustedtienelasmanossucias.

—Es una buena comparación; almenos, lamitad lo es—dijoNewman—.Mearriesgoaquealgosemepegue.Pero,enloquerespectaamismanos,estánlimpias.Hecogidoelasuntoconlasyemasdelosdedos.

MonsieurdeBellegardeechóunvistazoalinteriordesusombrero.—Todosnuestrosamigosestánabsolutamentedenuestrolado—dijo—.Habrían

hechoexactamentelomismoquehemoshechonosotros.—Melocreerécuandoselooigadeciraellos.Mientras,tendréenmejoropinión

alanaturalezahumana.Elmarquésvolvióamiraralinteriordesusombrero.—Madame de Cintré sentía un enorme afecto por su padre. Si supiese de la

existenciade laspocaspalabrasescritasde lasqueseproponehacerustedesteusoescandaloso, le exigiría con orgullo que por él le entregase a ella el papel, y lodestruiríasinleerlo.

—Esmuyposible—replicóNewman—.Peronolosabrá.Estuveeneseconventoayer,yséloqueellaestáhaciendo.¡ElSeñornosampare!¡Adivinesiesoconsiguióquemesintieseclemente!

Alparecer,monsieurdeBellegardenoteníanadamásquesugerir;perosiguióallídepie,rígidoyelegante,comounhombrequecreíaquesumerapresenciateníaunvalor argumentativo. Newman le observó, y, sin ceder ni un ápice en el temaprincipal, sintió un impulso incongruentemente afable de ayudarle a retirarse enbuenascondiciones.

—Suvisitaesunfracaso,yalove—dijo—.Ofreceusteddemasiadopoco.—Propongaalgoustedmismo—dijoelmarqués.—Devuélvanme a madame de Cintré en el mismo estado en el que me la

arrebataron.Monsieur de Bellegarde echó hacia atrás la cabeza y su pálido semblante se

ruborizó.—¡Jamás!—dijo.—¡Nopueden!

www.lectulandia.com-Página267

Page 268: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

—¡No lo haríamos aunque pudiésemos! En el sentimiento que nos llevó adeprecarsumatrimonio,nadahacambiado.

—¡«Deprecar»estábiendicho!—exclamóNewman—.Nomerecíalapenavenirhasta aquí sóloparadecirmequeno se avergüenzanustedesde símismos. ¡Eso lopodríahaberadivinado!

Elmarquésseencaminólentamentehacialapuerta,yNewman,siguiéndole,selaabrió.

—Lo que se propone hacer va a ser muy desagradable —dijo monsieur deBellegarde—.Esoesmuyevidente.Peronoserámásqueeso.

—¡Talycomoyoloentiendo—respondióNewman—,conesobastará!Monsieur de Bellegarde se quedó un momento mirando al suelo, como si

estuviese escudriñando su ingenio para ver qué más podía hacer para salvar lareputación de su padre. Entonces, con un suspiro pequeño y frío, pareció dar aentender que, a su pesar, rendía al difunto marqués al castigo de su propiadepravación. Encogió los hombros demodo apenas perceptible, cogió su eleganteparaguas demanos del criado del vestíbulo y, con sus andares de caballero, salió.Newman se quedó escuchando hasta que oyó que se cerraba la puerta; entonces,exclamólentamente:

—¡Bueno,ahoradeberíaempezarasentirmesatisfecho!

www.lectulandia.com-Página268

Page 269: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXV

Newman fue a visitar a la cómica duquesa y la encontró en casa. Un ancianocaballero con nariz aguileña y un bastón con empuñadura de oro se estabadespidiendo en ese mismo instante; le hizo a Newman una prolongada reverenciamientras se retiraba, y nuestro héroe supuso que era uno de aquellos misteriosospróceresalosquehabíaestrechadolamanoenelbailedemadamedeBellegarde.Laduquesa,ensubutaca,delaquenosemovió,conungrantiestodefloresaunlado,unapiladenovelasdeportadarosa[33]alotroyunagranpiezadetapizcolgandodesu regazo, presentaba una fachada amplia e imponente; pero su aspecto erasumamenteagradable,ynadahabíaensuaspectoquepusiesecotoalaefusióndelasconfidencias de Newman. Le habló de flores y de libros, lanzándose a ello conmaravillosapresteza;de teatros,de las instituciones tanpeculiaresdelpaísnataldeNewman,de lahumedaddeParís,de labonita tezde lasdamasamericanas,de lasimpresionesquedeFranciateníaNewmanydeloqueopinabasobresushabitantesfemeninos.Todoestoconstituyóunbrillantemonólogoporpartedeladuquesa,que,como muchas compatriotas suyas, era una persona de talante afirmativo más queinterrogador, que creaba mots y las ponía ella misma en circulación, y que erapropensa a ofrecerle a uno el regalo de una pequeña opinión oportuna,primorosamenteenvueltaconelpapeldoradodeunfelizgalicismo.Newmanhabíaidoaverlaconunagravio,peroseencontró sumidoenunaatmósferaen laquealparecer no se tenía conocimiento de los agravios; una atmósfera en la que nuncahabíapenetradoelescalofríodelmalestar,yqueparecíacomponerseexclusivamentede suaves, dulces y trasnochados perfumes intelectuales.Le sobrevinode nuevo lasensaciónconquehabíacontempladoamadamed’OutrevilleenelpérfidofestivaldelosBellegarde;seleantojabaunaancianaprodigiosaenunacomedia,especialmentebuenaensupapel.Observóalpocoratoquenolehacíaningunapreguntasobresusamistadescomunes;nohizoalusiónalgunaalascircunstanciasenquelehabíasidopresentado Newman. Ni fingía ignorar que había habido un cambio en estascircunstanciasnipretendíadarleelpésameporello,sinoquesonreíaydiscurseabaycomparabalaslanasdesuavestintesdesutapiz,comosilosBellegardeysumaldadnofuesendeestemundo.«¡Está rehuyendoel tema!», sedijoNewman;y,unavezhecha la observación, se vio inducido a seguir observando de qué manera saldríaairosa la duquesa de su propia indiferencia. Lo hizo conmaestría.No había ni undestellodeconcienciadisimuladaenaquellosojillosclarosyefusivosqueconstituíansu más cercana aspiración al encanto personal; no había ni un solo síntoma deaprensiónaqueNewmanfrisaseelterrenoqueellaseproponíaevitar.«Afemía,québien lo hace—comentó para sus adentros—.Semantienen unidos con valentía, y,puedanonootraspersonasconfiarenellos,nocabedudadequepuedenconfiarlosunosenlosotros».

www.lectulandia.com-Página269

Page 270: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newman,alasazón,empezóaadmiraraladuquesaporsuselegantesmodales.Teníalasensación,ynoseequivocaba,dequenoeraniunapizcamenoscortésdeloquehabríasidosisumatrimoniosiguieraenperspectiva;perotambiénsentíaquenoeraniunapizcamáscortés.Newmanhabíavenido,razonabaladuquesa…sabeDiosporquéhabíavenido,despuésde loocurrido;yduranteesamediahora,por tanto,seríacharmante.Peronovolveríaaverle.Comonoseleponíaenbandejaningunaoportunidadpara contar suhistoria,Newmancaviló acercade estas cosas conmásdesapasionamientodelquecabríahaberesperado;estirólaspiernas,comosiempre,einclusoserioentredientes,amododeaprobaciónyensilencio.Yentonces,mientrasella le seguía relatando una mot con la que su madre había desairado al granNapoleón, se leocurrióque el hechodeque laduquesa evadieseuncapítulode lahistoria francesa que a él personalmente le resultabamás interesante posiblementeobedeciera a una extrema consideración a sus sentimientos. Quizá se tratase dedelicadezaporpartedeladuquesa,ynodesagacidad.Estabaapuntodedeciralgo,para que la oportunidad que se había propuesto darle fuese aún mejor, cuando elcriado anunció otra visita. La duquesa, al oír el nombre —era el de un príncipeitaliano—hizounmohínimperceptibleyledijorápidamenteaNewman:«Leruegoque se quede; deseo que esta visita sea breve». Al oír esto, Newman se dijo quemadamed’Outreville tenía la intención,despuésde todo,dequehablasensobre losBellegarde.

Elpríncipeeraunhombrebajoyfornido,conunacabezadesproporcionadamentegrande.Tenía la tezmorenaycejaspobladas,bajo lascualessusojosexhibíanunaexpresiónuntantodesafiante;parecíaqueleretabaaunoaqueinsinuasequeestabamalproporcionadopor lapartesuperior.Laduquesa,a juzgarporsuencomiendaaNewman, le consideraba un pelmazo; pero esto no se ponía en evidencia en eltorrentedesenfrenadodesuconversación.Laduquesahizounaserienuevademots,describió congran acierto el intelecto italiano y el sabor de los higos deSorrento,predijoelfuturoeventualdelreinoitaliano(hastíodelrégimenbrutaldeCerdeñayregresión completa, en toda la península, al sacro poder del Padre Santo), y,finalmente,refiriólahistoriadelosamoríosdelaPrincesaX.Estaúltimanarraciónfueobjetodeciertasrectificacionesporpartedelpríncipe,que,comoélmismodijo,reclamabaciertoconocimientodelacuestión;y,seguroyadequeNewmannoestabadehumorparareírse,nienrelaciónconeltamañodesucabezaniconningunaotracosa,entróen lacontroversiaconunaanimaciónpara laque laduquesa,cuando letachódepelmazo,nopodíahaberestadopreparada.Lasvicisitudessentimentalesdela PrincesaX llevaron a una discusión sobre la historia del corazón de la noblezaflorentina engeneral; laduquesahabíapasadocinco semanas enFlorenciayhabíarecabadomuchainformaciónsobreeltema.Esto,asuvez,sefundióconunexamendel corazón italiano per se. La duquesa adoptó un punto de vista brillantementeheterodoxo: lo consideraba, entre todos los de su especie, el órgano menosimpresionable con que jamás se había topado; relató ejemplos de su falta de

www.lectulandia.com-Página270

Page 271: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

impresionabilidad,yterminódeclarandoqueparaellalositalianoseranunagentedehielo.Elpríncipeseenardeciópararefutarla,ysuvisitaresultórealmentedeliciosa.Newman,comoesnatural,estabaalmargendelaconversación;estuvosentadoconla cabeza un poco ladeada, mirando a los interlocutores. La duquesa, mientrashablaba, le miraba con frecuencia y sonreía, como para darle a entender, con elencantadorestilodesunación,quesólodeéldependíadeciralgoqueviniesemuyalcaso.PeroNewmannadadijo,yalfinalsuspensamientosempezaronaextraviarse.Unasensacióncuriosaleinvadió…lasúbitaconcienciadeloabsurdodesumisión.Alfinyalcabo,¿quédemoniosteníaquedecirleélaladuquesa?¿Enquéleibaabeneficiaraélcontarleque losBellegardeeranunos traidoresyque laviejadama,por añadidura, era una asesina? Moralmente, parecía haber dado una especie devoltereta, y, en consecuencia, haberse encontrado con que las cosas tenían otroaspecto.Depronto,sintióquesefortalecíasuvoluntadyquesureservaseagudizaba.¿En qué diablos había estado pensando cuando se imaginó que la duquesa podríaayudarle,yquecontribuiría a suconsuelo llevarla apensarmalde losBellegarde?¿Qué le importaba a él su opinión de los Bellegarde? Sólo era una pizca másimportante que la opinión que los Bellegarde albergaban de ella. Ayudarle a él laduquesa…esamujerfría,corpulenta,blanda,artifical…¿ayudarle?…ella,queenlosúltimosveinteminutoshabíaerigidoentreambosunmurodeconversacióncortés,enelqueatodaslucessehacíalailusióndequeNewmannuncaencontraríaunapuertade acceso. ¿Hasta ese punto había llegado: a estar pidiendo favores a personasengreídas, y suplicando condolencia cuando él no tenía condolencia alguna queofrecer? Apoyó los brazos sobre las rodillas, y durante unos minutos se quedómirando su sombrero. Los oídos le zumbaban: había estado a punto de ser unestúpido. Quisiera o no la duquesa escuchar su historia, no se la contaría. ¿Iba aquedarseahísentadootramediahorapormordedesenmascararalosBellegarde?¡AlinfiernolosBellegarde!Selevantóbruscamenteyseacercóaestrecharlelamanoasuanfitriona.

—¿Nopuedequedarsemás?—preguntóésta,muycortésmente.—Metemoqueno—dijoél.Laduquesatitubeóunmomento,ydespuésdeclaró:—Pensabaqueteníaalgoconcretoquecontarme.Newman la miró; se sintió un poco mareado; en ese momento le pareció que

estaba volviendo a hacer la voltereta. El pequeño príncipe italiano acudió en suauxilio:

—Ah,madame,¿quiénnolotiene?—suspirósuavemente.—NoenseñealseñorNewmanadecirfadaises[34]—dijoladuquesa—.Tieneel

méritodenosaberhacerlo.—Sí,nosédecirfadaises—dijoNewman—,ynoquierodecirnadagrosero.—Estoyseguradequeesustedmuyatento—dijoladuquesaconunasonrisa;y

lehizounpequeñogestoamododedespedida,conelqueNewmansemarchó.

www.lectulandia.com-Página271

Page 272: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Unavez en la calle, sequedóun rato en la acerapreguntándose si, despuésdetodo,noseríaunestúpidopornohaberdescargadosupistola.Y luegodecidióquehablarle a cualquiera de los Bellegarde le sería extremadamente desagradable. Lomenosdesagradable,enesascircunstancias,eraexpulsarlosdesucabezaynovolvera pensar en ellos jamás. La indecisión no había sido hasta entonces una de lasdebilidades de Newman, y en este caso no duró mucho. Durante los tres díassiguientesnopensó,oalmenosprocurónohacerlo,enlosBellegarde.CenóconlaseñoraTristram,ycuandoéstamencionóelnombre le rogócasiconseveridadquedesistiera.EstoledioaTomTristramlatananheladaoportunidaddedarleelpésame.

Se inclinó hacia adelante, apoyando su mano sobre el brazo de Newman,comprimiendoloslabiosysacudiendolacabeza.

—Sabe,amigomío,elcasoesquejamásdeberíahabersemetidoenesto.Nofuecosasuya,ya losé…fuemiesposa.Siquieredarlemanodura,yomeapartaré; ledoypermisoparapegarletodolofuertequequiera.Yasabeustedqueentodasuvidajamáshaoídounasolapalabradereprochepormiparte,ycreoquenecesitaalgodeesetipo.¿Porquénomeescucharáamí?Yasabequeyonocreíaeneseasunto.Meparecía, como mucho, un delirio amable. No presumo de ser un don Juan o unlicenciosoLotario…esetipodehombres,yasabe;perosípuedodármelasdesaberalgodelsexoduro.Jamás,entodamivida,mehadesagradadounamujerqueluegonohayasalidomal.ConLizzie,porejemplo,nomeengañélomásmínimo;siempretuvemisdudasrespectoaella.Pienseustedloquepiensedemiactualcircunstancia,almenos he de admitir quememetí en ella con los ojos bien abiertos. Imagíneseahora que se hubiesemetido usted en un aprieto parecido almío conmadame deCintré.Puedeustedestarsegurodequehabríasidodelasduras.Ypalabradehonorque no sé dónde habría encontrado usted consuelo. En el marqués, no, queridoNewman;noeraunhombreaquiensepudieseunoacercarparadiscutirlascosasdeuna manera amistosa y con sentido común. ¿En algún momento pareció querertenerleaustedencasa…intentóalgunavezverleasolas?¿Algunavezleinvitóaquefueseunatardeafumarseuncigarroconél,oaqueentrase,cuandohabíaidoaveralas damas, a tomarse algo?No creo que él le hubiese dadomuchos ánimos.Y encuanto a la anciana, daba la impresión de ser un trago especialmente duro. Aquítienen una expresión buenísima, sabe usted; dicen «simpático». Todo es«simpático»…odeberíaserlo.Ahorabien,madamedeBellegardees tansimpáticacomo esamostacera. Son unamaldita panda de insensibles, en todo caso; lo notémuchísimoenaquelbailesuyo.¡MesentíacomosiestuviesepaseándomedearribaabajoporelArmoury,enlatorredeLondres!Queridomuchacho,nomeconsidereunvulgarbrutoporinsinuarlo,peronolodude,loúnicoquequeríanerasudinero.Deeso sé algo; ¡me doy cuenta de cuándo la gente quiere el dinero de uno! Por quédejarondequererel suyo,esoyano lo sé; supongoqueporquepodíansacárseloaotrosintantoesfuerzo.Nomerecelapenaaveriguarlo.PuedequenofuesemadamedeCintrélaprimeraenecharseatrás;esmuyprobablequelaviejalaempujaseaello.

www.lectulandia.com-Página272

Page 273: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Sospecho que ella y sumadre son uña y carne, ¿eh? Se ha librado de una buena,amigo;convénzasedeello.Simeexpresocontantavehemenciaesporlomuchoquelequiero;ydesdeestepuntodevistapuedodecirquehabríaestadotandispuestoaganarme los favores de ese cacho de grandeza pálida como los delObelisco de laplazadelaConcordia.

Durante esta arenga,Newman no dejó demirar a Tristram con ojos apagados;hasta ahora jamás había pensado de sí mismo que hubiese rebasado tancompletamente la fase de idéntica camaradería con él. La mirada de la señoraTristram a su marido tenía más brillo; se volvió hacia Newman con una sonrisaligeramentetruculenta.

—Almenos,debehacerlejusticiaalaciertoconqueelseñorTristramreparalasindiscrecionesdeunaesposademasiadoentusiasta.

Pero incluso sin la ayuda de los aciertos conversacionales de Tom Tristram,Newman habría empezado a pensar de nuevo en los Bellegarde. Solamente podíadejardepensarenelloscuandodejabadepensarensupérdidaysuprivación,yhastaahoralosdíasnohabíanaligeradosinoescasamenteelpesodesuincomodidad.EnvanolerogólaseñoraTristramqueseanimase;leaseguróqueverleelsemblantelahacíamuydesgraciada.

—¿Cómopuedoevitarlo?—preguntóNewmanconvoztemblorosa—.Mesientocomo un viudo… y un viudo que ni siquiera tiene el consuelo de poder quedarsejuntoalatumbadesuesposa…quenotienederechoniaponerseunagasadelutoenel sombrero. Me siento —añadió al instante— como si mi mujer hubiese sidoasesinadaysusasesinostodavíaanduviesensueltos.

LaseñoraTristramnohizoningunaréplicainmediata,peroalcabodijo,conunasonrisaque,enlamedidaenqueeraforzada,fingióconmenoséxitoqueelquesolíatenerensuslabiosesetipodesonrisas:

—¿Estáustedmuysegurodequehabríasidofeliz?Newmanlamiróunmomento,ydespuéssacudiólacabeza.—Esoquediceesendeble—dijo—;nosirve.—Bueno—dijo la señoraTristramconundenuedomás triunfal—,puesyono

creoquehubiesesidoustedfeliz.Newmansoltóunarisita.—Digaentoncesquehabría sidodesdichado;esun tipodedesdichaquehabría

preferidoacualquierfelicidad.LaseñoraTristramempezóacavilar.—Habríatenidocuriosidadporverlo;habríasidomuyextraño.—¿Fueporcuriosidadporloquemeapremióaqueintentasecasarmeconella?—Un poco —dijo la señora Tristram, volviéndose cada vez más atrevida.

Newman le dirigió la única mirada de enojo que le había sido destinado dirigirlejamás,sediolavueltaycogiósusombrero.Ellalemiróunmomento,yentoncesdijo—:Suenamuycruel,peroloesmenosdeloquesuena.Lacuriosidadformapartede

www.lectulandia.com-Página273

Page 274: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

casi todo lo que hago. Teníamuchas ganas de ver, primero, si unmatrimonio asípodía,dehecho,celebrarse;segundo,quéocurriríasisecelebraba.

—Asíqueustednocreía—dijoNewmanconresentimiento.—Sí,creía…creíaquesecelebraría,yqueustedsería feliz.Sino,habría sido,

con todas mis especulaciones, una criatura muy despiadada. Pero —continuó,posandolamanosobreelbrazodeNewmanyaventurandounasonrisagrave—¡fueelvuelomásaltoquejamásemprendióunaimaginaciónmedianamenteaudaz!

Poco después le recomendó que abandonase París y que viajase durante tresmeses. Un cambio de escenario le haría bien, y olvidaría antes su desgracia enausenciadelosobjetosquehabíansidosustestigos.

—Adecirverdad—dijoNewman—,mesientocomosiabandonarlaausted,almenos, fuese a hacerme bien… y a costarme muy poco esfuerzo. Se está ustedvolviendocínica;meescandalizaymehiere.

—Muybien—dijolaseñoraTristram,conbenevolenciaoconcinismo,loqueseconsideremásprobable—.Sinduda,volveréaverle.

Newman tenía enormes deseos de alejarse de París; se le antojaba que lasluminosas calles por las que había paseado en sus horas más felices, y que enaquellos tiempos parecían exhibir una luminosidad más intensa en honor a sufelicidad,participabanahoradelsecretodesuderrotay ladespreciabanconactitudde brillante escarnio. Iría a algún sitio; poco le importaba adónde; hizo lospreparativos. Entonces, una mañana, al azar, se dirigió hasta el tren que letransportaría a Bolonia y desde allí le despacharía rumbo a las costas de GranBretaña.Mientras rodabael tren,sepreguntóquéhabíasidodesuvenganza,y fuecapazdedecirquelahabíaarchivadoprovisionalmenteenunlugarmuyseguro;ahísequedaríahastaquefueserequerida.

Llegó a Londres justo a mediados de lo que se llama «la temporada», y alprincipio le pareció que aquí podría encontrar ocasiones para distraerse de sucongoja. No conocía a nadie en Inglaterra, pero el espectáculo de la vigorosametrópolis le hizo elevarse un poco por encima de su apatía. Todo lo que fueraenormesolíagozardelfavordeNewman,ylasnumerosasenergíasyactividadesdeInglaterradespertaronensuinteriorunainsulsavivezaparalacontemplación.Constaenactaqueelclima,enaquelmomento,erade lamejorcalidadinglesa;dio largospaseosyexploróLondresentodasdirecciones;sesentóhorasenterasenKensingtonGardensyjuntoalaavenidacontigua,observandoalaspersonas,loscaballosyloscarruajes; las sonrosadas bellezas inglesas, los admirables dandis ingleses y losespléndidos lacayos.Fuea laóperay lepareciómejorqueenParís; fueal teatroydescubrió un sorprendente atractivo en escuchar los diálogos, cuyas agudezasmássutiles estaban al alcance de su comprensión. Hizo varias excursiones al campo,recomendadasporelcamarerodesuhotel,conquien,enestayenotrascuestionessimilares,habíaentabladounarelacióndeconfianza.ObservólosciervosdeWindsorForest y admiró el Támesis desde Richmond Hill; comió arenques y pan negro y

www.lectulandia.com-Página274

Page 275: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

mantequilla en Greenwich, y se paseó por la herbosa sombra de la catedral deCanterbury.TambiénvisitólatorredeLondresylaexposicióndemadameTussaud.UndíaseleocurrióiraSheffield,yactoseguido,pensándolomejor,renuncióaello.¿PorquéhabríadeiraSheffield?Teníalasensacióndequeelvínculoqueleuníaaunposibleinterésporlaindustriamanufactureradecuchillossehabíaroto.Nosentíadeseoalgunodeteneruna«visióndesdedentro»deningunaempresadeéxito,ynohabríapagadoniunasumaínfimaporelprivilegiodediscutirlosdetallesdelosmás«espléndidos»negociosconelmássagazdelossuperintendentes.

Unatarde,entróenHydeParkyseabriópasolentamenteporellaberintohumanoquebordealaavenida.Eldesfiledecarruajesnoeramenosdenso,yNewman,comosiempre, semaravillóante lasextrañas figurasdeslucidasqueveía tomarelaireenalgunosdelosvehículosmásimponentes.Lerecordabanloquehabíaleídoacercadelasculturasorientalesysureñas,dondeavecessesacabaagrotescosídolosyfetichesde sus templos y se los llevaba lejos en carrozas de oro para mostrárselos a lamultitud.Vio una gran cantidad de caras bonitas bajo sombreros con altas plumasmientras ibaabriéndosepasoporespesasoleadasdemuselinaarrugada;y,sentadasen sillitas a la sombrade árboles inglesesgrandesy serios, reparóenunas cuantasdoncellasdeojosserenos,quesóloparecíanrecordarledenuevoquelamagiadelabelleza sehabía idodelmundoconmadame deCintré; por nodecir nadadeotrasdamiselascuyosojosnoestabanenreposo,yqueseleantojaronaúnmásunasátirade todo consuelo posible. Llevaba un rato caminando cuando, justo delante de él,transportadas por la brisa veraniega, oyó varias palabras pronunciadas en ese vivoidiomaparisinoquesusoídoshabíanempezadoasentircomoextraño.Lavozenquefueron pronunciadas le recordó aún más una cosa que en tiempos le había sidofamiliar,y,aldirigirlamirada,lavozdioidentidadalaeleganciacomúndelcabelloy los hombros de una joven que caminaba en su misma dirección.MademoiselleNioche,alparecer,habíavenidoaLondresenbuscadeunapromociónmásrápida,yun segundo vistazo hizo suponer a Newman que la había encontrado. A su ladopaseaba un caballero, prestando atentos oídos a su conversación y extasiado endemasía para despegar los labios.Newman no oyó su voz, pero se percató de queexhibíalaexpresióndorsaldeuninglésbienvestido.MademoiselleNiochellamabala atención: las mujeres que se cruzaban con ella se volvían para estudiar laperfecciónparisinadesuatuendo.Unagrancataratadevolantesbajórodandodesdela cintura de la joven hasta los pies deNewman; tuvo que echarse a un lado paraevitarhollarlos.Dehecho,sehizoaunladoconunadecisiónenelmovimientoquela ocasión apenas exigía; y es que incluso tan fugaz visión de la señoritaNoémiehabía estimulado su resquemor. Era como un odioso borrón sobre la faz de lanaturaleza;queríaapartarladesuvista.PensóenValentindeBellegarde, tiernoaúnbajolatierradesusepelio:sujovenvidacercenadaporestaflorecienteinsolencia.Elperfumedelasgalasdelajovenledionáuseas;volviólacabezaeintentódesviarsedesucamino,perolapresióndelamuchedumbreleretuvojuntoaellaunoscuantos

www.lectulandia.com-Página275

Page 276: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

minutosmás,demodoqueoyóloqueestabadiciendo.—Ay,estoyseguradequemeecharádemenos—murmuró—.Fuemuycruelpor

mipartedejarle;metemoquemeconsideraráustedunacriaturasincorazón.Podríahaber venido con nosotros perfectamente. Creo que no se encuentra muy bien—añadió—;hoymeparecíaquenoestabamuyalegre.

Newman se preguntó de quién estaría hablando, pero justo entonces un huecoabiertoentresusvecinoslepermitióalejarse,ysedijoqueprobablementeestuvieserindiendohomenajealdecorobritánicoyrepresentandouna tierna inquietudporsupadre.¿Seguiríaelinfelizancianorecorriendoelsenderodellibertinajetraslospasosdesuhija?¿Seguiríadándoleelbeneficiodesuexperienciaenlosnegocios,yhabríacruzado elmar para servirle de intérprete?Newman caminó un pocomás, y luegoempezó a retomar sus pasos, cuidándose de no volver a cruzar la órbita demademoiselle Nioche. Al fin buscó una silla bajo los árboles, pero le fue difícilencontrarunavacía.Estabaapuntode renunciar a labúsquedacuandovioqueuncaballeroselevantabadelasientoquehabíaestadoocupando,permitiendoasíqueéllocogiesesinmirarasusvecinos.Sesentóahíunratosinhacerlescaso;suatenciónestaba enfrascada en la irritacióny la amarguraque le habíaproducido su recienteatisbodelainicuavitalidaddelaseñoritaNoémie.Peroalcabodeuncuartodehora,al bajar los ojos, vio que había un perro pequeño y chato acurrucado cerca de suspies, sobre el sendero: un ejemplar diminuto, peromuy perfecto, de su interesanteespecie. El perro olisqueaba con su hociquillo negro al mundo elegante mientraspasaba;leimpedíaextendersuinvestigaciónunalargacintaatadaasucollarconunenorme lazo, y sostenida por la mano de una persona que estaba sentada junto aNewman.AestapersonatrasladóNewmansuatención,ypercibióalpuntoqueéleraobjetodetodaladesuvecino,quelemirabafijamenteconunpardepequeñosojosblancos.Reconocióaquellosojosalinstante;llevabasentadoduranteelúltimocuartodehorajuntoamonsieurNioche.Había tenido lavagasensacióndequealguien leobservaba.Monsieur Nioche siguió mirando; parecía que le daba miedo moverse,inclusohastaelpuntoderehuirlamiradadeNewman.

—¡Santo cielo! —dijo Newman—; ¿también está usted aquí? —y miró eldesamparo de su vecino con más espanto que del que fue consciente.MonsieurNiochellevabaunsombreronuevoyunpardeguantesdepieldecabrito;tambiénsuropa parecía pertenecer a una antigüedad más reciente que la de antaño. De suhombrocolgabaunamantilladeseñora—untejidoligeroybrillante,conunapuntilladeencajeblanco—quealparecerhabíasidoconfiadaasucustodia;ylacintaazuldelperrilloestaba firmementeenrolladaen tornoa sumano.Nohabíaensu rostroningunaexpresióndereconocimiento…ni,dehecho,denada,salvodeunaespeciedepavorendebleyfascinado.Newmanmiróalperroylamantilladeencaje,yvolvióaencontrarsedenuevoconlosojosdelanciano—.Ustedmeconoce—prosiguió—.Me podría haber hablado antes—monsieur Nioche seguía sin decir nada, pero aNewmanlediolaimpresióndequesusojosempezabanahumedecerselevemente—.

www.lectulandia.com-Página276

Page 277: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

No esperaba—continuó nuestro héroe—encontrarle tan lejos de…delCafé de laPatrie—el anciano guardaba silencio, pero no cabía duda de que Newman habíatocadolafuentedelaslágrimas.Suvecino,sentado,lemirabafijamente,yNewmanañadió—:¿Quéocurre,monsieurNioche?Anteshablaba…decíacosasmuybonitas.¿Norecuerdaqueinclusodabaclasesdeconversación?

Ante esto,monsieur Nioche decidió cambiar de actitud. Se encorvó y cogió alperro,seloacercóalacarayseenjugólosojosensulomopequeñoysuave.

—Tengomiedodehablarle—dijoalcabo,mirandoporencimadelhombrodelcachorro—.Esperabaquenoadvirtieramipresencia.Medeberíahabercambiadodesitio,perotemíaquemeviesesilohacía.Asíquemequedémuyquieto.

—Sospechoquetienemalaconciencia,señor—dijoNewman.El ancianobajó al perrillo y lo sostuvo con cuidado sobre su regazo.Entonces

sacudiólacabeza,conlosojostodavíaclavadosensuinterlocutor.—No,señorNewman,tengobuenaconciencia—murmuró.—Entonces,¿porquéhabríadequererescabullirsedemí?—Porque…porquenocomprendeustedmipostura.—Ah,creoqueyamelaexplicóenciertaocasión—dijoNewman—.Peroparece

quehamejorado.—¡Mejorado! —exclamó monsieur Nioche, entre dientes—. ¿Llama usted

mejoraraesto?—ymiróalsoslayolostesorosqueteníaenbrazos.—Vaya,estáustedviajando—replicóNewman—.UnavisitaaLondresenplena

temporadaes,quédudacabe,signodeprosperidad.MonsieurNioche, amodode respuesta a esta cruelmuestra de ironía, volvió a

llevarse al perrillo a la cara, escrutando a Newman desde sus pequeñas cuencasinexpresivas.Huboalgocasiimbécilenelmovimiento,yNewmanapenassuposiseestaba refugiandoenunacómodaafectaciónde irracionalidadosi,dehecho,habíapagadoporsudeshonraconlapérdidadesuscabales.Enelsegundocaso,justoahoraapenassentíamás ternuraporel ridículoancianoqueenelprimero.Responsableono, en ambos casos era cómplice de esa hija suya detestablemente enredadora.Newman se disponía a abandonarle con brusquedad cuando le pareció que de lamiradaempañadadelancianosalíaunrayodesúplica.

—¿Semarcha?—preguntó.—¿Quierequemequede?—dijoNewman.—Deberíahaberledejadoyo…porconsideración.Peromidignidadseresienteal

dejarmeusted…deesemodo.Monsieur Nioche miró a su alrededor para comprobar que no había nadie

escuchando,ydespuésdijo,convozbajaperoclara:—¡Nolaheperdonado!Newmansoltóunabreverisa,peroelancianonopareciópercibirla;contemplaba,

ausente,algunaimagenmetafísicadesupropiaimplacabilidad.—No importa demasiado que la perdone o no —dijo Newman—. Hay otras

www.lectulandia.com-Página277

Page 278: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

personasquenoloharán,seloaseguro.—¿Qué es lo que ha hecho? —interrogó blandamente monsieur Nioche,

volviendoadarselavuelta—.Noséloquehace,sabeusted.—Hahechoundañodiabólico;noimportaqué—dijoNewman—.Esunestorbo;

habríaquepararla.Monsieur Nioche sacó la mano disimuladamente y la posó con mucho tiento

sobreelbrazodeNewman.—Pararla,sí—susurró—.Esoes.Pararlaenseco.Seestáescapando…hayque

pararla—hizounabrevepausaymiróasualrededor—.Tengolaintencióndepararla—siguió—.Sóloestoyaguardandomioportunidad.

—Yaveo—dijoNewman,volviendoareírsebrevemente—.Seestáescapandoyustedcorretrasella.¡Harecorridounalargadistancia!

PeromonsieurNiochemiróconinsistencia.—¡Lapararé!—repitiósuavemente.Apenasacababadehablar cuando lamuchedumbreque teníandelante seabrió,

como con el impulso de dejar paso a algún personaje importante.Entonces, por labrecha, avanzómademoiselle Nioche acompañada del caballero a quien Newmanhabía observado hacía poco. Al mostrarle ahora el rostro a nuestro héroe, éstereconoció las facciones irregulares, el semblanteapenasmás regulary la expresiónamistosadelordDeepmere.Noémie,alencontrarsedesúbitofrenteaNewman,que,al igual quemonsieur Nioche, se había levantado de su asiento, balbuceó por uninstantecasiimperceptible.Lehizounpequeñogestodesaludo,comosiacabaradeverle el día anterior, y a continuación, con una sonrisa cordial, dijo: «¡Tiens, nodejamosdeencontrarnos!».Estabaconsumadamentebonita,yelfrentedesuvestidoera una espléndida obra de arte. Se acercó a su padre extendiendo lasmanos paracogeralperrillo,que fue sumisamentedepositadoenellas,yempezóabesarloyamurmurarporencimadeél:

—¡Ypensarquelehedejadosolo…vayacriaturatanmalvadayabominablequedebe de creerme! Ha estado muy malo —añadió, dándose la vuelta y fingiendoexplicárseloaNewman,conundestellodeimpudiciainfernal,finocomounaaguja,enlosojos—.Meparecequeelclimainglésnolesientabien.

—Parecequeasudueñalesientaestupendamentebien—dijoNewman.—¿Serefiereamí?Nuncaheestadomejor,gracias—declarólaseñoritaNoémie

—.Peroconmilord—ydirigióunamirada luminosaasurecienteacompañante—,¿cómopuedeunaevitarestarbien?—sesentóenlasilladelaquesehabíalevantadosupadre,yempezóaarreglarellazodelperrillo.

Lord Deepmere arrostró todo el bochorno que podía desprenderse de esteinesperado encuentro con el inferior donaire correspondiente a un varón y a unbritánico. Se ruborizó sobremanera, y saludó al objeto de su antigua aspiraciónpasajera a rivalizar por los favores de una persona distinta de la dueña del perroinválido con un ademán torpe y una rápida jaculatoria; una jaculatoria a la que

www.lectulandia.com-Página278

Page 279: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

Newman, a quien a menudo le era difícil entender el habla de los ingleses, fueincapazdeatribuirleningúnsignificado.Despuéseljovensequedóallí,conlamanoenlacaderayconunasonrisitaconsciente,mirandoderefilónalaseñoritaNoémie.Súbitamente, pareció que se le había ocurrido una idea, y dijo, dirigiéndose aNewman:

—Ah,¿laconoce?—Sí—dijoNewman—,laconozco.Creoqueustedno.—¡Cielos,claroquelaconozco!—dijolordDeepmere,conotrasonrisita—.La

conocíenParís…atravésdemipobreprimoBellegarde,sabeusted.Éllaconocía,pobretipo,¿noescierto?Fueella,sabeusted,quienestuvoenelfondodesulance.Terriblemente triste, ¿no cree?—continuó el joven, que con el parloteo intentabaalejarelbochorno tantocomose lopermitíasusimplenaturaleza—.SacaronnoséquéhistoriasobresihabíasidoporelPapa;quesielotrohombrehabíadichoalgocontra la moralidad del Papa… Siempre lo hacen, sabe. Se lo achacaron al PapaporqueBellegardeestuvoentiemposconlosZuavos.Perofuesobrelamoralidaddeella…¡ellaeraelPapa!—prosiguiólordDeepmeredirigiendounamiradailuminadaporestagalanteríaamademoiselleNioche, que se estaba inclinandograciosamentesobre su perro faldero, al parecer embebida en una conversación con él—. Meatreveríaadecirqueconsiderabastanteextrañoqueyo…esto…mantengalarelación—reanudóeljoven—;peroalfinyalcaboellanopudoevitarlo,sabe,yBellegardesóloeramivigésimoprimo.YodiríaqueustedconsiderabastantedescaradoquememuestreconellaenHydePark,pero, comove, aúnnoesconocida,yestáenmuybuena forma… —y la conclusión de lord Deepmere se perdió en la miradatestificativaquevolvióadirigiralajoven.

Newman se dio la vuelta; estaba recibiendo más de lo que era de su agrado.MonsieurNiochesehabíaapartadoaunladoalllegarsuhija,yallípermaneció,enun arco muy reducido, con la mirada fija en el suelo. Nunca, hasta ahora, habíavenidotanapropósitoentreélyNewmandejarconstanciadelhechodequenohabíaperdonado a su hija.Mientras Newman empezaba a marcharse, alzó la vista y seacercóaél,yéste, alverqueelanciano teníaalgoconcretoquedecirle, inclinó lacabezauninstante.

—Algúndíaloveráenlosperiódicos—murmurómonsieurNioche.Nuestrohéroepartióparaocultarsusonrisa,yhastaeldíadehoy,apesardeque

los periódicos son su principal lectura, sus ojos no han sido atraídos por ningúnpárrafoqueconstituyaunasecuelaaesteaviso.

www.lectulandia.com-Página279

Page 280: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

CAPÍTULOXXVI

En esa observación inexperta del gran espectáculo de la vida inglesa que hemencionado de pasada, cabe suponer que Newman pasó muchos días monótonos.Perolamonotoníadesusdíasleagradaba;ensumelancolía,queseestabainstalandoen una segunda fase, como una herida que cicatriza, había cierta dulzura acre ysabrosa. Encontraba compañía en sus pensamientos, y de momento no deseabaningunaotra.Nosentíadeseoalgunodeentablarrelaciones,ydejóintactasunpardecartas de presentación que le había enviado Tom Tristram. Pensaba mucho enmadamedeCintré;aveces,conunatranquilidadtenazque,durantetodouncuartodehora,podríahaberparecidorayanaenelolvido.Volvíaavivirlashorasmásfelicesquelehabíasidodadoconocer:aquellacadenaplateadadedíascontadosenlosquesus visitas vespertinas, que tendían de manera evidente al resultado ideal, habíansutilizadosubuenhumorhastaconvertirloenunaespeciedeintoxicaciónespiritual.Regresabaalarealidad,despuésdeestosensueños,conunasacudidauntantosorda;habíaempezadoasentirlanecesidaddeaceptarloinalterable.Enotrosmomentos,larealidaderadenuevounainfamiayloinalterableunaimpostura,yseabandonabaasufuriosodesasosiegohastaquedarserendido.Peroengeneralcaíaenunestadodeánimomásbienreflexivo.Sinproponérselonisaberloenlomásmínimo, intentabainterpretarlamoralejadesuextrañorevés.Sepreguntaba,ensusratosmásserenos,sinoseríaacaso,alfinyalcabo,másmercantildeloqueresultabagrato.Sabemosque fue en respuesta a una fuerte reacción contra cuestiones exclusivamentemercantilescomohabíallegadoadecidirseporelrecreoestéticoenEuropa;puede,por tanto, comprenderse que fuese capaz de concebir que un hombre podía serdemasiadomercantil.Estabaperfectamentedispuestoaadmitirlo,perolaconcesión,enloreferenteasupropiocaso,noibaacompañadadeningúnsentimientoopresivodevergüenza.Sihabíasidodemasiadomercantil,conmuchogustoloolvidaría,puescon serlo no le había hecho a nadie ningún mal que no pudiese olvidarse con lamismafacilidad.Meditóconsobriaplacidezque,almenos,nohabíamonumentosdesu «vileza» esparcidos por elmundo. Si había en la naturaleza de las cosas algúnmotivoparaquesuvínculoconlosnegocioshubiesedehaberarrojadounasombrasobreunvínculo—inclusounvínculoroto—conunamujerajustotítuloorgullosa,estabadispuestoaborrarlodesuvidaparasiempre.Estoparecíaunaposibilidad;quédudacabedequenopodíasentirlotanintensamentecomootraspersonas,yapenasleparecíaquelemerecieselapenabatirlasalasconfuerzaparaestaralaalturadelaidea; pero era capaz de sentirlo lo suficiente para hacer cualquier sacrificio quetodavía quedase por hacer. En cuanto a en aras de qué habría de hacer ahora estesacrificio,aquíNewmanseparabaensecoanteunmurodesnudosobreelqueavecessemovíanunasimágenesumbrosas.FantaseabaconvivirsuvidatalycomolahabríaencauzadosimadamedeCintréhubiesesidoparaél:convertirenreligiónelnohacernada que a ella le hubiese desagradado. Cierto es que en esto no había ningún

www.lectulandia.com-Página280

Page 281: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

sacrificio, y sí un rayo pálido y evasivo de inspiración. Sería un entretenimientosolitario,muysimilaraldeunhombrequehablasoloanteelespejoafaltademejorcompañía. Aun así, la idea le procuró a Newman bastantes minutos de mudaexaltaciónmientras sehallabasentado,con lasmanosen losbolsillosy laspiernasestiradas, frente a los restos de una cena caramente pobre, en el imperecederocrepúsculoinglés.Sinembargo,aunquesuimaginacióncomercialestabamuerta,nosentía ningún desprecio por los resultados por ella engendrados que habíansobrevivido.Sealegrabadehabersidoprósperoydehabersidoungranhombredenegocios en vez de uno pequeño; estaba enormemente satisfecho de ser rico. Nosentía ningún impulso de vender todo lo que tenía y dárselo a los pobres, ni deretirarse a la economía meditativa y al ascetismo. Se alegraba de ser rico ymedianamente joven; cabía pensar en exceso en compras y ventas, y era toda unagananciatenerunabuenaporcióndevidapordelanteenlaquenovolverapensarenello. A ver, ¿en qué tenía que pensar ahora? Una y otra vez, Newman sólo podíapensarenunacosa;suspensamientossiempreregresabanalmismopunto,y,cuandolohacían,conuntorrenteemocionalqueparecíaexpresarsefísicamenteenunsúbitoahogo en dirección ascendente, se inclinaba hacia adelante —el camarero habíasalido de la sala—y, apoyando los brazos sobre lamesa, enterraba su desazonadorostro.

Sequedó en Inglaterra hastamediadosdel verano, y pasóunmes en el campovagando por catedrales, castillos y ruinas. En varias ocasiones, en paseos que lellevaban desde su posada hasta parques y praderas, hizo un alto junto a undesvencijadoportillo,contemplóatravésdeltempranoatardecerlatorregrisdeunaiglesia,rodeadadegolondrinasquegirabanenunadensaaureolanegruzca,yrecordóqueestopodríahaberformadopartedeladiversióndesulunademiel.Jamáshabíaestado tanto tiempo solo ni se había entregado tan poco a diálogos casuales. ElperíododerecreofijadoporlaseñoraTristramalfinhabíallegadoasutérmino,ysepreguntó qué debía hacer ahora.La señoraTristram le había escrito proponiéndoleque se reuniese con ella en los Pirineos, pero Newman no estaba de humor paravolver a Francia. Lo más sencillo sería dirigirse a Liverpool y embarcarse en elprimervaporamericano.Newmanseencaminóhaciaelgranpuertodemaryreservósu litera; y la noche antes de zarpar se quedó en la habitación de su hotel, con lamirada,ausenteycansina,clavadaenunamaletaabierta.Sobreellayacíaunmontóndepapelesquehabía tenidointenciónderevisar;algunospodíanserdestruidoscontodacomodidad.Peroalfinlosrevolvióbruscamenteylosmetióenunrincóndelamaleta;eranpapelesdenegocios,ynoestabadehumorparaexaminarlos.Despuéssacó su billetera y extrajo un papel de menor tamaño que aquellos que habíadesestimado. No lo desdobló; se limitó a quedarse mirando el dorso. Si por unmomentohabíaabrigadolaideadedestruirlo,laideaprontoexpiró.Loqueelpapelsugería era la sensación que reposaba en lo más profundo de su corazón y queningunaalegríarenacidaeracapazdesofocarpormuchotiempo: la ideadeque,al

www.lectulandia.com-Página281

Page 282: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

fin y al cabo y por encima de todo, era un buen tipo agraviado. La idea veníaacompañadadeunavigorosaesperanzaenquelosBellegardeestuviesendisfrutandode su incertidumbre respecto a lo que aún le quedaba por hacer. ¡Cuanto más seprolongase,másladisfrutarían!,sí,enunaocasiónhabíatardadoendisparar;quizá,ensuextrañoestadodeánimoactual,volvieseatardarendisparar.Perorestituyóelpapelito a su billetero con suma ternura, y se sintió mejor al pensar en laincertidumbre de los Bellegarde. En ocasiones sucesivas habría de sentirse mejorcada vez que pensaba en ello, mientras iba surcando los mares veraniegos.Desembarcó en Nueva York y viajó a través del continente hasta llegar a SanFrancicso,ynadadeloqueobservóporelcaminocontribuyóamitigarsusensacióndequeeraunbuentipoagraviado.

Vioamuchosbuenostiposmás—susviejosamigos—,peroaningunolecontólajugarretaquelehabíanhecho.Selimitóadecirqueladamaconlaqueseibaahabercasadohabía cambiadodeopinión,y cuando lepreguntaban si tambiénél lahabíacambiado,contestaba:«Quétalsicambiamosdetema».Lesdijoasusamigosquenohabía traído a casa «ideas nuevas»deEuropa, y su conducta probablemente se lesantojó una prueba elocuente de una inventiva en decadencia. No tenía interés encharlarsobresusasuntosynomanifestabaningúndeseoderevisarsuscuentas.Hizomediadocenadepreguntasque,comolasdeunmédicoeminentequepreguntaporsíntomasconcretos,demostrabanqueaúnsabíadequéestabahablando;peronohizocomentariosnidioinstrucciones.NosólodesconcertóaloscaballerosdelaBolsadevalores,sinoqueélmismosesorprendiódelgradodesuindiferencia.Comoéstasóloparecíairenaumento,hizounesfuerzoporcombatirla;intentóinteresarseyretomarsusantiguasocupaciones.Peroleparecíanirreales;hicieraloquehiciera,poralgunarazón no conseguía creer en ellas. A veces empezaba a temer que le estuviesepasando algo a su cabeza; que quizá su cerebro se hubiese reblandecido y hubiesellegadoelfindesuenérgicaactividad.Laidearetornabaconunafuerzaexasperante.Unholgazánincurableydesvalido,útilparanadieydetestableasuspropiosojos:enestolehabíaconvertidolatraicióndelosBellegarde.EnsuinquietaociosidadvolviódeSanFranciscoaNuevaYork,ydurantetresdíasestuvosentadoenelvestíbulodesuhotelcontemplandoatravésdeunaenormepareddevidriocilindradoelincesantedesfiledemuchachasbonitasvestidasalestilodeParís,quepasabancimbreándoseconpequeñospaquetesabrazadosasuselegantesfiguras.AlcabodetresdíasvolvióaSanFrancisco,ynadamásllegardeseóhabersequedadolejos.Noteníanadaquehacer, sus ocupaciones habían desaparecido y se le antojaba que no volvería aencontrarlasjamás.Noteníanadaquehaceraquí,sedecíaavecesparasusadentros;peroalotroladodeloceánotodavíateníaalgoquehacer;unacosaquehabíadejadoinconclusa de manera experimental y especulativa, para ver si podía quedarsesatisfecha con su estado de inacabamiento. Pero la cosa en cuestión no estabasatisfecha: tirabasincesarde lasfibrasdesucorazóny lemartilleaba lacabeza; lemurmuraba en los oídos y revoloteaba continuamente ante sus ojos. Se interponía

www.lectulandia.com-Página282

Page 283: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

entre todo nuevo propósito y su realización; parecía un terco fantasma suplicandomudamente que le enterrasen.Hasta que no lo hiciera, jamás sería capaz de hacernadamás.

Undía,haciafinalesdelinviernoytrasunlargointervalo,recibióunacartadelaseñoraTristram,alparecermovidaporuncaritativodeseodedivertirydistraerasucorresponsal.LecontómuchoscotilleosdeParís,hablódelgeneralPackardydelaseñoritaKittyUpjohn,enumerólasnuevasobrasdeteatroeincluyóunanotadesumarido,quehabíabajadoaNizaapasarunmes.Despuésveníasufirma,ytraséstalaposdata.Éstaconsistíaenlassiguienteslíneas:«Hacetresdíassupepormiamigoel abbé Aubert que madame de Cintré tomó el velo la semana pasada en lasCarmelitas. Fue en su vigesimoséptimo cumpleaños, y recibió el nombre de supatrona,santaVerónica.¡LahermanaVerónicatienetodaunavidapordelante!».

EstacartalellegóaNewmanporlamañana;alanocheceremprendióelrumboaParís.Laheridaempezóadolerleconsufuriaprimera,yduranteellargoydesoladoviajeelpensamientodela«vidapordelante»demadamedeCintré,transcurridaentremuroscarcelariosencuyoexteriorpodríaestarél,fueunacompañíaconstante.Ahorase establecería en París para siempre; extraería una especie de felicidad delconocimiento de que, si bien ella no estaba ahí, almenos sí lo estaba el sepulcropétreo que la retenía. Se dejó caer, de improviso, sobre la señora Bread, a quienencontrócumpliendosusolitariaguardiaenlosgrandessalonesvacíosdelBoulevardHaussmann.Estabantanpulcroscomolosdeunaaldeaholandesa;latareaexclusivade la señoraBread había sido quitar partículas aisladas de polvo.No se quejó, sinembargo, de su soledad, pues según su filosofía un criado no era más que unamáquina misteriosamente ideada, y tan extravagante sería que una ama de llavescomentase las ausencias de un caballero como que un reloj observase que no lehabíandadocuerda.Nohabíaningúnreloj,suponíalaseñoraBread,quecontuviesetodoeltiempo,ynohabíaningúncriadoquepudiesedisfrutardetodalaluzdelsolque irradia la carrera de un patrón exigente. Se atrevió, no obstante, a expresar sumodestaesperanzadequeNewmantuvieselaintencióndepermaneceruntiempoenParís. Newman apoyó la mano sobre la de la señora Bread y se la sacudió condulzura.«Miintenciónesquedarmeparasiempre»,dijo.

TrasestofueaveralaseñoraTristram,aquienhabíatelegrafiadoyqueleestabaesperando.Éstalemiróunmomentoysacudiólacabeza.

—Estonoservirádenada—dijo—;havueltousteddemasiadopronto.Newmansesentóypreguntóporsumaridoysushijos,inclusointentópreguntar

porlaseñoritaDoraFinch.Enmediodetodoesto,preguntóabruptamente:—¿Sabedóndeestá?LaseñoraTristramvacilóuninstante;porsupuesto,nosepodíaestarrefiriendoa

laseñoritaDoraFinch.Entoncesrespondió,contododecoro:—Sehamarchadoalotroedificio…alaRuedel’Enfer.CuandoNewmanllevabayaunbuenratosentadoconunaspectomuysombrío,

www.lectulandia.com-Página283

Page 284: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

continuó:—Noesustedtanbuenhombrecomopensaba.Esustedmás…más…—¿Másqué?—preguntóNewman.—Másrencoroso.—¡Santocielo!—exclamóNewman—;¿esperausteddemíqueperdone?—No,esono.Yonoheperdonado,asíqueusted,porsupuesto,nopuede.¡Pero

podríaolvidarse!Suhumoranteesteasuntoespeorde loquemehabríaesperado.Pareceustedmalo…parecepeligroso.

—Puedequeseapeligroso—dijo—;peronosoymalo.No,nosoymalo—ysepusoenpiepara irse.La señoraTristram le invitóaque regresasea cenar,peroélrespondió que no tenía ganas de comprometerse a estar presente en un convite, nisiquiera en calidad de invitado solitario.Más tarde, por la noche, si le era posiblevendría.

Se alejó caminandoa travésde la ciudad, junto alSena, y cruzándolo, tomó ladirección de laRue de l’Enfer. El día tenía la suavidad de la primavera temprana,pero el clima era gris y húmedo. Newman se encontró en una parte de París queconocía poco; una zona de conventos y prisiones, de calles bordeadas por largosmurosuniformesy recorridasporescasos transeúntes.En la interseccióndedosdeestascallessealzabalacasadelasCarmelitas:unedificiomonótonoysinatractivo,rodeado por un escarpado muro desnudo. Desde fuera, Newman podía ver lasventanas superiores, el empinado tejado y las chimeneas. Pero estas cosas norevelaban síntoma algunode vida humana; el lugar parecíamudo, sordo, inane.Elmuropálido,muertoydescoloridoseextendíaasuspieshastamuylejosporlacallelateraldesierta;unpanoramasinunasolafigurahumana.Newmanestuvoallímuchotiempo;nohabíaviandantes; era libreparamirarhastahartarse.Ésteparecía serelobjetivodesuviaje;paraestohabíavenido.Eraunasatisfacciónextraña,yaunasíeraunasatisfacción;lacalmayermadellugarparecíasersupropialiberacióndesuvanoanhelo.Ledecíaquelamujerdeintramurosestabairrevocablementeperdida,yquelosdíasylosañosdelfuturoseapilaríansobreellacomolagranlosainamoviblede una tumba. Estos días y años, en este lugar, serían siempre así de grises ysilenciosos.Depronto, el pensamiento de que le volvieran a ver allí plantadohizoqueelencantosedisipaseporcompleto.Novolveríaaquedarseahídepie;eraunamelancolíagratuita.Sedio la vuelta con el corazónoprimido, peromás ligeroqueaquelcorazónconelquehabíavenido.

Todohabíaterminado,ytambiénélpodíadescansarporfin.VolvióaencaminarseporcallesestrechasytortuosashaciaelSena,yallívio,cerniéndosesobresucabeza,lasplácidasyanchurosastorresdeNotre-Dame.Cruzóunodelospuentesysequedóunmomentoenelespaciovacíoquehayfrentealagrancatedral;después,entrópordebajodelasportadasdeprofusaimaginería.Deambulónavearribaysesentóenlaespléndida penumbra. Estuvo mucho tiempo sentado; oyó cómo unas campanaslejanas,conlargosintervalos,repicabanalrestodelmundo.Estabamuycansado;en

www.lectulandia.com-Página284

Page 285: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

ningúnsitiopodíaestarmejorqueaquí.Nodijoningunaplegaria;noteníaningunaplegaria que decir.No tenía nada a lo que estar agradecido, ni nada que pedir; nohabía nada que pedir porque ahora tenía que cuidar de sí mismo. Pero una grancatedralofreceunahospitalidadmuyvariopinta,yNewmansequedósentadoensusitio, porquemientras estuviese allí estaría fuera delmundo. Lomás desagradableque le había ocurrido en toda su vida había llegado a su término formal, por asídecirlo;podíacerrarellibroyguardarlo.Apoyólacabezaduranteunbuenratosobreelbancoque teníaenfrente; cuando la levantó, sintióquevolvíaa ser él.Enalgúnlugar de su cerebro, un nudo estrecho parecía haberse desatado. Pensó en losBellegarde; casi los había olvidado. Los recordaba como personas a quienes habíatenidointencióndehacerlesalgo.Soltóungemidoalrecordarloquehabíaqueridohacer;lemolestóhaberqueridohacerlo;depronto,asuvenganzaselehabíacaídoelfundamento.Sieracaridadcristianaobondadnoregenerada,quéeraenelfondodesualma,nopretendodecirloyo;peroelúltimopensamientodeNewmanfueque,porsupuesto,dejaríaenpazalosBellegarde.

Dehaberlopronunciadoenvozalta,habríadichoquenoqueríahacerlesdaño.Leavergonzaba haber querido hacerles daño. Ellos le habían herido, pero en realidadestetipodecosasnoeraparanadaeljuegodeNewman.Alfinsepusoenpieysaliódelaiglesia,másoscurapormomentos;noconelpasoelásticodeunhombrequehaganadounavictoriaoqueha tomadounaresolución,sinopaseándoseserenamente,comounhombredenaturalbondadosoqueaúnsigueunpocoavergonzado.

Alllegaracasa,ledijoalaseñoraBreadqueteníaquemolestarlepidiéndolequevolviese ameter sus cosas en lamaleta que había deshecho la noche anterior. Sugentilamadellaveslemiróconojosunapizcaempañados.

—Diosmío,señor—exclamó—,penséquehabíadichoqueseibaaquedarparasiempre.

—Quise decir que me iba a quedar fuera para siempre—dijo benévolamenteNewman.Y,enefecto,desdesupartidadeParísaldíasiguientenoharegresado.Losapartamentosdoradosdelosquetantohehabladoestánlistospararecibirle;perotansólosirvendeespaciosaresidenciapara laseñoraBread,que,ensueternoerrardehabitación en habitación, va ajustando las borlas de las cortinas, y guarda sushonorarios,quepuntualmenteletraeelempleadodeunbanquero,enungranjarróndeSèvresrosaqueestásobrelarepisadelasaladeestar.

Entradayalanoche,NewmanfueacasadelaseñoraTristramyseencontróconqueTomTristramestabajuntoalfuegodelhogar.

—MealegrodevolveraverleenParís—declaróestecaballero—.Yasabeque,enrealidad,eselúnicositiodondepuedevivirunhombreblanco.

El señor Tristram le dio una calurosa bienvenida, a su manera optimista, y leofrecióunoportunoresumendelcotilleofrancoamericanodelosseisúltimosmeses.Alfinselevantóydijoqueseibaairmediahoraalclub.

—Supongo que un hombre que ha estado seismeses enCalifornia necesita un

www.lectulandia.com-Página285

Page 286: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

pocodeconversaciónintelectual.Dejaréquemiesposahagaunaintentonaconusted.Newmanestrechóefusivamentelamanodesuanfitrión,peronolepidióquese

quedase; y después volvió a su sitio del sofá, frente a la señora Tristram. Ésta lepreguntóalpocoratoquequéhabíahechodespuésdedejarla.

—Nadaenespecial—dijoNewman.—Me pareció usted—repuso ella— un hombre que está tramando algo. Tenía

todoelaspectodeestardecididoallevaracaboalgunamisiónsiniestra,yalirsemepreguntésiacasonodeberíahaberleimpedidoquesemarchara.

—Sólomefuialotroladodelrío…alasCarmelitas—dijoNewman.LaseñoraTristramlemiróunmomentoysonrió.—¿Quéhizoallí?¿Intentóescalarelmuro?—Nohicenada.Estuveunosminutosmirandoellugarydespuésmefui.LaseñoraTristramlededicóunamiradacomprensiva.—¿No se encontraría también, por un casual, conmonsieur de Bellegarde—

preguntó—, contemplando desesperadamente elmuro del convento?Me han dichoquesehatomadomuymallaconductadesuhermana.

—No,mealegrapoderdecirquenomeheencontradoconél—dijoNewmantrasunapausa.

—Están en el campo—siguió la señora Tristram—; en… ¿cómo se llama esesitio?…Fleurières.VolvieronallícuandosemarchóusteddeParísyhanpasadoallíel año en total aislamiento. La pequeña marquesa seguro que lo disfruta; ¡estoyesperandoaoírquesehafugadoconelprofesordemúsicadesuhija!

Newman estabamirando el claro fuego de leña, pero atendió a esto con sumointerés.Alfin,habló:

—Mehepropuestonovolveramencionarjamáselnombredeaquellaspersonas,ynoquierosabernadamásdeellas—yentoncessacósubilleteroyextrajountrozodepapel.Lomiróuninstante;despuésselevantóysequedójuntoalfuego—.Voyaquemarlas—dijo—.Mealegrodetenerlaportestigo.¡Ahívan!—yechóelpapelalasllamas.

LaseñoraTristramestabasentadaconsuagujadebordarsuspendidaenelaire.—¿Quéesesepapel?—preguntó.Newman,apoyándosecontra lachimenea,estiró losbrazosyexhalóunsuspiro

máslargoquedecostumbre.Entonces,alcabodeunmomento,dijo:—Ahora se lo puedo decir. Era un papel que contenía un secreto de los

Bellegarde…algoqueloscondenaríasisesupiese.LaseñoraTristramdejócaersubordadoconungemidodereproche.—Ay,¿porquénomelohaenseñado?—Penséenenseñárselo…penséenenseñárseloatodoelmundo.Penséensaldar

mideudacon losBellegardede esemodo.Asíque se lodije,y los asusté.Sehanquedado en el campo, según me cuenta usted, para mantenerse al margen de laexplosión.Peroherenunciadoaello.

www.lectulandia.com-Página286

Page 287: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

LaseñoraTristramsepusodenuevoadarlentaspuntadas.—¿Harenunciadodeltodo?—Ah,sí.—¿Esmuymaloesesecreto?—Sí,muymalo.—En lo que a mí respecta —dijo la señora Tristram—, lamento que haya

renunciado.Mehubiesegustado enormementever supapel.También amímehanagraviado,sabe,entantoquepatrocinadoraygarantesuya,ytambiénamímehabríaservidodevenganza.¿Cómollegóaadueñarsedesusecreto?

—Esunahistoriamuylarga.Pero,encualquiercaso,pormedioshonrados.—¿Ysabíanellosqueustedloconocía?—Ah,seloconté.—¡Santocielo,quéinteresante!—exclamólaseñoraTristram—.¿Consiguióque

sepostraranasuspies?Newmanguardósilenciouninstante.—No,enabsoluto.Fingieronquenolesimportaba…quenoteníanmiedo.Pero

séquesílesimportaba…teníanmiedo.—¿Estáustedcompletamenteseguro?Newmansequedóunmomentomirándola.—Sí,estoyseguro.LaseñoraTristramreanudósuslentaspuntadas.—Ledesafiaron,¿noesasí?—Sí—dijoNewman—,másomenosasífue.—¿Intentóustedqueseretractasenconlaamenazadedescubrirlos?—prosiguió

laseñoraTristram.—Sí, pero no estaban dispuestos. Les di a escoger, y escogieron arriesgarse a

echarseunfarolantelaacusaciónyacusarmedefraude.Peroestabanasustados—añadióNewman—,yyamehetomadotodalavenganzaquequería.

—Resulta de lo más provocador oírle hablar de la «acusación» cuando laacusaciónsehaquemado.¿Sehaconsumidodeltodo?—preguntóella,echandounvistazoalfuego.

Newmanleaseguróquenoquedabanada.—Bueno—dijo ella—, entonces supongo que no hay ningúnmal en decir que

probablemente no les pusiese tan incómodos. Tengo la impresión de que si, comousteddice, ledesafiaron, sedebeaquepensabanque, al finyal cabo, en realidadusted no iría nunca al grano. Su confianza, después de consultarlo entre ellos, noestaba en su propia inocencia, ni en su talento para echarse faroles; ¡estaba en eseextraordinariobuencorazónquetieneusted!Yave,teníanrazón.

Newman se volvió instintivamente para ver si, en efecto, el papelito se habíaconsumido;peronoquedabanada.

www.lectulandia.com-Página287

Page 288: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

HENRYJAMES(NuevaYork,15deabrilde1843–Londres,28defebrerode1916)fue un escritor y crítico literario estadounidense (aunque pasó mucho tiempo enEuropaysenacionalizóbritánicocasialfinaldesuvida)definalesdelsigloXIXyprincipiosdelXX,conocidoporsusnovelasyrelatosbasadosenlatécnicadelpuntodevista,quelepermiteelanálisispsicológicodelospersonajesdesdesuinterior.FuehijodeHenryJamesSr.yhermanomenordelfilósofoypsicólogoWilliamJames.

www.lectulandia.com-Página288

Page 289: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[1]EnApocalipsis12:1sedescribea«unaMujervestidadelsol,ylalunadebajodesuspies,ysobresucabezaunacoronadedoceestrellas».Entornoa1655,BartoloméEsteban Murillo parte de este modelo para pintar el famoso cuadro que aquí semenciona.[Estanota,comolassiguientes,esdelatraductora].<<

www.lectulandia.com-Página289

Page 290: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[2]En lapopularBädeker, la«pequeñaguía roja»antesmencionada, suautor,KarlBädeker(Coblenz,1865),señalabaconasteriscostodoaquellodignodeverse.<<

www.lectulandia.com-Página290

Page 291: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[3] James se refierealpasajede suAutobiografía enqueBenjaminFranklincuentacómo,siendojovenypobre,llegaaFiladelfiaypasapordelantedelacasadelaqueluegohabríadesersuesposamordisqueandounpanecillo.<<

www.lectulandia.com-Página291

Page 292: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[4]Paracualquierciudadanoamericanodelaépoca,TrouvillequedabaperfectamentedefinidoconestaescuetacomparaciónconNewport,coloniacosmopolitayadineradadelacostadeRhodeIsland,enelestedeEstadosUnidos.<<

www.lectulandia.com-Página292

Page 293: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[5]RollayFortuniosondoshéroesliterariosdelromanticismofrancés:protagonizan,respectivamente, un poema de 1833 de Alfred deMusset y un relato de 1837 deThéophileGautier.<<

www.lectulandia.com-Página293

Page 294: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[6] En el inglés original, No Irish Need Apply (más o menos, «no se admitensolicitudesdeirlandeses»),palabrasqueavecesseañadíanalosanunciosdeofertasde empleo en las ciudades de Estados Unidos tras la gran oleada migratoria demediados del siglo pasado procedente de Irlanda. Pasó a ser una frase hecha paraaludiralaxenofobia.<<

www.lectulandia.com-Página294

Page 295: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[7]EnlaeducacióndetodocaballeroquesepreciaradeserlonopodíafaltarelGrandTour,elviajeporlaEuropacontinentalsegúnunitinerariomásomenosestablecido.<<

www.lectulandia.com-Página295

Page 296: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[8] Entre 1848 y 1860,AnnaBrownell Jameson escribió una serie de libros con eltítulodeSacredandLegendaryArt,dondeabordabalasrelacionesentreelarteylahistoriacristianos.Laobragozódeunaenormepopularidadensuépoca.<<

www.lectulandia.com-Página296

Page 297: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[9]ElemblemadelanversodelGranSellodeEstadosUnidosesunáguilaconlasalasdesplegadas.Spreadeagleseusaeninglés,comohaceaquíTristram,parareferirseaunaexpresiónaltisonanteopatriotera.<<

www.lectulandia.com-Página297

Page 298: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[10]Aquíyenotroslugaresdelanovela,Jamesutilizaeltérmino«raza»ensusentidodecimonónico, esto es, para aludir a una comunidad «étnica»; en este caso, laanglosajonaylalatina.<<

www.lectulandia.com-Página298

Page 299: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[11]Casadehuéspedes.<<

www.lectulandia.com-Página299

Page 300: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[12]Ensurespuesta,ValentinutilizaelmismotérminodeNewman,nice,sibienconotradesusacepciones: lamismapalabrasirveparareferirseaalguien«agradable»,como hace Newman, y a alguien «fino» o, también, «exigente, puntilloso», comohaceValentin.<<

www.lectulandia.com-Página300

Page 301: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[13]Segúnlaleyenda,elreyafricanoCophetuasecuródesumisoginiaalenamorarsedeunabellísimamendiga.<<

www.lectulandia.com-Página301

Page 302: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[14]Abonderdelemêmesens:estarcompletamentedeacuerdo.<<

www.lectulandia.com-Página302

Page 303: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[15]Nombredesolteradelamarquesa.<<

www.lectulandia.com-Página303

Page 304: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[16] En la década de 1830, Books of Beauty (Libros de Belleza) fue una popularrevistainglesademodas.<<

www.lectulandia.com-Página304

Page 305: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[17] Es decir, matar a su hija para preservar su virtud, como hace Virginius en elRomandelaRose.<<

www.lectulandia.com-Página305

Page 306: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[18]Vousmedevezunciergefameux:«Tieneustedmotivosparaestarmeagradecido».<<

www.lectulandia.com-Página306

Page 307: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[19]Talónrojo:miembrodelacortedelrey.<<

www.lectulandia.com-Página307

Page 308: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[20]ElImperionapoleónico,quesuplantóalamonarquíadelosBorbones.<<

www.lectulandia.com-Página308

Page 309: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[21]ElcondedeChabord,EnriqueCarlos,fueelúltimoBorbónqueaspiróaltronodeFrancia.LoslegitimistaslellamabanEnriqueV,aunqueasumuerteen1883nohabíallegadoareinar.<<

www.lectulandia.com-Página309

Page 310: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[22]Bread,eninglés,significa«pan»;cake,«tarta».<<

www.lectulandia.com-Página310

Page 311: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[23]Aquíyenotraspartesdeltexto,sedesignaavecescon«hermano»o«hermana»alcuñadoolacuñada.<<

www.lectulandia.com-Página311

Page 312: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[24]Muypopularesenlaépoca,losvidriosmusicalesnosonsinocopasdecristalquesuenancuando,coneldedohumedecido,serozabasuborde.<<

www.lectulandia.com-Página312

Page 313: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[25]Moonshinesignifica«claridaddelaluna»perotambién«cosasinsustancia,vanafantasía».<<

www.lectulandia.com-Página313

Page 314: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[26]Piedrapreciosadecolorgranateysuperficieduraylisa.<<

www.lectulandia.com-Página314

Page 315: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[27]Divertidodemodopintoresco.<<

www.lectulandia.com-Página315

Page 316: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[28]Eninglés,hell,«infierno».<<

www.lectulandia.com-Página316

Page 317: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[29]LujosobarrioresidencialalladodelBoisdeBoulogne.<<

www.lectulandia.com-Página317

Page 318: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[30]Burke’sPeerage:genealogíaoficialdelanoblezabritánica.<<

www.lectulandia.com-Página318

Page 319: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[31]Enelsenode laIglesiaanglicana, laLowChurch—Iglesiabaja—esungrupoqueminimizaelpapeldelepiscopado,elcleroylossacramentos.Detalantewhiggisholiberal,seoponealaHighChurchyalpartidoconservadordelostories.<<

www.lectulandia.com-Página319

Page 320: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[32]Ruedel’Enfer:«calledelInfierno».<<

www.lectulandia.com-Página320

Page 321: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[33]LasnovelasdeGeorgeSand,queJames,sinembargo,parecehaberolvidadoqueno se publicaron con su característica encuadernación rosa hasta comienzos de ladécadade1870,esdecir,variosañosdespuésdelaestanciadeNewmanenParís.<<

www.lectulandia.com-Página321

Page 322: Un clásico de la literatura anglosajona que en esta novela ...sibaja.website/wp-content/uploads/El-Americano-Henry-James.pdfcontemplaba la bella Madonna de la luna[1], de Murillo,

[34]Agudezasvacías.<<

www.lectulandia.com-Página322