un centro tradicional en américa del sur

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  • 8/9/2019 Un centro tradicional en Amrica del Sur

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    UN CENTRO TRADICIONALUN CENTRO TRADICIONALUN CENTRO TRADICIONALUN CENTRO TRADICIONAL

    EN AMRICA DEL SUREN AMRICA DEL SUREN AMRICA DEL SUREN AMRICA DEL SUR(Sergio Fritz Roa)

    La conclusin a sacar de estas consideraciones es que hay tantas particulares cono formas tradicionales regulares existen, puesto que representan loscentros espirituales que corresponden respectivamente a esas diferentes formas; pero, siel mismo simbolismo se aplica uniformemente a todas esas , es que

    esos centros espirituales tienen todos una constitucin anloga, y a menudo hasta en losdetalles ms precisos, porque son otras tantas imgenes de un mismo centro nico ysupremo, que es verdadera y nicamente el pero del que tomansus atributos, participando de su naturaleza por una comunicacin directa en la cualreside la ortodoxia tradicional, y representndolo efectivamente de una forma ms omenos exterior para tiempos y lugares determinados.

    (Ren Gunon) (1)

    Lo sagrado no slo penetra al hombre con su Luz; sino que lo hace con todo loexistente. Tal cualidad es propia de la inmanencia divina. Y as es como existenlugares que a la vez que son receptculos de dicha cualidad vivificante, son

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    tambin verdaderos chakras (2) de la Tierra; es decir centros emisores de unaenerga superior que alimenta nuestro mundo.

    El Oriente conoce de ciudades sacras como Jerusalem, Lhasa y La Meca.El Occidente: Santiago de Compostela, Montsegur y Vaticano, por solo mencionaralgunos ejemplos. Estos son centros espirituales visibles, y, por tanto, accesiblesa cualquiera. Y, sin embargo, sabemos de otros centros, de entidad semejantepero ms profunda a la de los anteriores lugares, que se han hecho invisiblespara la gran mayora de los mortales, dado el acelerado proceso de involucin denuestra humanidad (3). El caso de Aggharta es clebre. En Amrica parece habervarios: Las Siete Ciudades de Cbola (Mxico), Eldorado (pases del Caribe yPer), el Pueblo de Mboror (Brasil) y la Ciudad de los Csares (Chile yArgentina).

    El presente ensayo trata exclusivamente este ltimo refugio de Paz.

    *EL MITO

    La leyenda ensea que la Ciudad de los Csares (tambin conocida como CiudadEncantada, Enlil y Ciudad Errante) es un poblado que se encuentra en algn lugardel sur de Chile o Argentina, en una regin maravillosa denominada Trapalanda,siendo sus casas de oro, sus calles tan anchas como las de las urbes espaolas, ysus habitantes hombres blancos que conocen la inmortalidad. Dicha fortaleza sehar visible a la totalidad de las personas el da del Juicio Final.

    Segn una versin recogida por Oreste Plath, la Ciudad se encontraraprxima al lago Ranco, en el sur de Chile, agregando el eminente folklorista quesus edificios "son de plata y oro, con jardines y rboles frutales, y es regida por lasms sabias leyes. En ella se encuentran todas las delicias y felicidades posibles"(4). Tales caractersticas pueden hacernos rememorar un lugar como el Edn, oquiz la Jerusalem Celeste. De todas formas, tal como dice Ren Gunon en lasfrases citadas al inicio del actual ensayo, estos misteriosos centros aunque varenunos de otros en cuanto a ciertas particularidades - dadas obviamente por losfactores tiempo y lugar - poseen los mismas rasgos ontolgicos centrales.

    Es curioso el nombre Ciudad de los Csares, pues aunque los historiadoresnos digan que tal denominacin se debe al hecho que el jefe del grupo espaolque parti en 1529 desde el Ro de la Plata y cuyo objetivo aparente consista enhallar riquezas en el cono sur americano era Francisco Csar - de donde suscatorce compaeros devienen con los aos en "csares" -, no puede dejar dellamar la atencin la raz romnica del vocablo empleado. El trmino "csares"hace alusin a un distintivo solar y por tanto jerrquico, un ttulo de honor conocidoen la Roma Imperial.

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    Una lectura esotrica del mito nos permitir ver en los acompaantes de

    Francisco Csar a caballeros de una Orden, guardianes de los ms grandes

    secretos de su ciudadela. El mismo Francisco Csar se nos presenta como el lderespiritual de tal ncleo tradicional. La historia indica que habran partido desde elRo de la Plata, finalizando la expedicin en un lugar en que hay oro enabundancia, donde se harn inmortales... Las vinculaciones alqumicas de estaleyenda son notorias: se describe una Va Hmeda (lo cual es demostrable dadala referencia a un ro, el "Ro de la Plata") donde la materia prima es la plata (laLuna de la que nos hablan los Hijos de Hermes) (5) - el segundo metal msperfecto para los antiguos - y cuyo fin es el Oro de los Sabios, del cual se extrae laMedicina Universal, de la que emanan, como ensea Fulcanelli, tres medicinas.Una de ellas, la inmortalidad.

    Pero es concebible que el mito de los Csares sea ms antiguo que el viajede Francisco Csar. Y quiz ni siquiera se circunscriba a las leyes del tiempo,siendo entonces "atemporal". Es factible; pues lo que es perenne no conoceorigen ni fin.

    *LOS HOMBRES

    Los habitantes de la Ciudad son blancos, y ms especficamente, rubios. En

    varias versiones de la leyenda, el jefe es denominado "Rey Blanco", a quienpodramos ver como un smbolo austral del Rey del Mundo (6) . "Por su parte el

    jesuita Jos Quiroga, escriba el 11 de agosto de 1746 al Gobernador y capitnGeneral de Buenos Aires, "sobre el descubrimiento de las Tierras Patagnicas enlo que toca a los Csares", citando el caso de una cautiva que, llevada a laslejanas regiones del Sudoeste, encontr unas casas con gentes blancas y rubiasque le parecieron espaoles, pero que no la entendieron cuando les hablcastellano" (7).

    El hecho que los habitantes de la Ciudad sean blancos no significanecesariamente que sean espaoles. Ya lo dice la prisionera, quien habl en

    castellano con los moradores de la urea ciudad, y a quien no entendieron. Eranentonces holandeses o ingleses? No hay argumentos suficientes para creerlo.Adems, los relatos de los aborgenes americanos suelen mencionar que sureligin haba sido dada por un hombre blanco, portador de la Cruz... lo que habraocurrido cientos de aos antes de la llegada de Coln. Viracoha, Quetzacoatl, PayZum, Thunupa, son algunos de los nombres con que se conoci en el continenteamericano a este profeta o apstol (8).

    Los hombres de la Ciudad son inmortales. Viven bajo leyes que son pruebade una justicia "no humana", o al menos no moderna; lo que debemos entender

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    como normas y reglas dictadas en conformidad a principios superiores, enconcordancia con los planes de Dios.

    "Sus habitantes son altos, rubios y con barba larga. Hablan una lenguaextraa, aunque en algunas versiones es el espaol. Se dedican al ocio, y notienen enfermedades. O son inmortales o solo mueren de viejos. Algunos dicenque son exactamente los mismos que fundaron la ciudad, ya que no nace nimuere nadie en la Ciudad Encantada. Tienen indios a su servicio, y algunoscustodian el camino que lleva a ella" (9).

    Hay quienes han querido ver en los habitantes de la Ciudad a Templariosque huyeron de la persecucin a su Orden. "Algunos historiadorescontemporneos especulan que los pobladores de la mtica "Ciudad de losCsares" podran haber sido caballeros celtas, de la misteriosa Orden del Temple,

    debido a varios hallazgos arqueolgicos, que exportaron a Europa sobre todo laplata que extraan de precarias minas de Amrica" (10). La hiptesis es atractiva.Hemos tenido la suerte de conversar con uno de sus mayores difusores actuales,el argentino Flugerto Mart, quien tomando por base las lecturas del Parzival (delpoeta medioeval Wolfram von Eschenbach) y las de Jacques de Mahieu, comorecopilando las leyendas locales, ha descubierto en la Patagonia una serie demateriales ptreos de rica simbologa, que no parece espaola, sino que cltica otemplaria.

    Como bien apunta Francisco Fonck (11), el ciclo del Grial se traslad aSudamrica... Pero esto ser materia de otro trabajo... Por mientras hagamos

    presente una tal inquietud, y refirmonos a uno de los smbolos ms ligados a laCiudad Errante o Enlil: el Oro.

    *EL METAL MS PRECIOSO

    "Tan slo la iluminacin divina les proporcionar la solucin del oscuro problema;dnde y cmo obtener ese oro misterioso, cuerpo desconocido susceptible deanimar y fecundar el agua, primer elemento de la naturaleza metlica?"

    (Fulcanelli) (12)

    Entre las muchas interpretaciones que han intentado desentraar el misterio de laCiudad de los Csares, ciertamente la dada por Hieromnemon es la ms acertada,ya que tiene por sustento los principios y simbologa tradicionales: "El oro y laplata son smbolos regios; su abundancia no es expresin de una riqueza materialvulgar, sino de una cualidad regia; el nombre mismo de la Ciudad alude tambina sta. Todo el cuadro de sobreabundancia de bienes reproduce, por supuesto,

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    las condiciones de la Edad de Oro" (13). La nobleza del ureo metal es unarealidad para todas las comunidades tradicionales. Incluso en nuestros das se lorelaciona con la grandeza, aun cuando el fundamento de dicho sentir sea del todo

    opuesto al antiguo. En efecto, mientras los pueblos teocrticos ven en dicho metalla sustancia perfecta por antonomasia, muestra ntida de belleza y luz - y por tantouna de las mejores ofrendas a lo Divino -, la sociedad de consumo lo valoriza porsu relativa escasez y permanencia. El que hoy es nicamente elemento de lujo,otrora fue un receptculo del Sol.

    La leyenda ha querido resaltar la existencia de muros y objetos cotidianosde oro en la Ciudad a fin que se haga manifiesto y no haya duda posible acercadel carcter real de dicho lugar. Por otra parte, este metal al representar loluminoso, lo puro, lo radiante, se opone a la oscuridad espiritual en que vivimos.

    As la Ciudad de los Csares deviene en el prototipo de todo centrotradicional; es decir, un lugar donde irradia de forma permanente el rayo de Dios.

    *UNA CIUDAD QUE DUERME

    Llama la atencin el anuncio que esta ciudad ser vista por todos el da del JuicioFinal (14), cuando un ngel lo indique a travs del canto triunfal de una trompeta.Esta poderosa idea se encuentra en otras formas tradicionales. As, en el

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    hinduismo "encontramos el tema de Mahakacypa, que duerme en una montaa,pero que despertar al son de las caracolas, cuando de nuevo se manifieste elprincipio, aparecido ya en la encarnacin de Buda" (15). Un smbolo semejante es

    el que narran los mapuches - pueblo indgena que habit y habita aun la zonaaustral de Chile -, quienes creen que uno de sus ancestros haba recibido unaPifulka(instrumento musical de viento), la cual se escuchar al fin de nuestro ciclo.Cuando ello ocurra, la montaa Threng-Threngse elevar de las aguas del diluvio.Slo siete hombres sobrevivirn. El investigador Dick Edgar Ibarra Grasso, luegode referirse a este mito, seala: "La trompeta mgica, que anuncia el fin delMundo, estaba igualmente entre los incas, segn lo relata ms de un cronista"(16).

    En Europa encontramos el mito que nos habla del rey Arturo, quien no hamuerto y que por el contrario duerme. Tal hecho se debera a la necesidad de

    recuperar fuerzas, por lo que el sumo dignatario debe emprender un viaje hacia uncentro tradicional calificado. Entre Arturo, los habitantes de la Ciudad de losCsares y los Thuatha - raza de origen celestial que habra poblado Irlanda- hayuna vinculacin que es un sello hermtico; slo debemos penetrar los smbolos:"En cuanto a los propios thuata, segn algunos textos, habran abandonado elpas, asumiendo una forma invisible como habitantes de maravillosos palacios o de cavernas montaosas inaccesibles a los hombres, entrelos cuales no volvieron a manifestarse, salvo casos excepcionales" (17).

    Aunque en las situaciones referidas evocan personas y no lugares, debeindicarse que la comparacin no pierde validez, ya que lo ocurrido en el

    macrocosmo ocurre en el microcosmo, y viceversa. Adems en ambos casos rigeel mismo principio orientador: el estado de ensueo. La Ciudad de los Csares altener existencia, conoce del sueo, en el cual permanecer hasta que llegue lahora del anuncio del despertar. Mientras tanto dicho centro se encuentra yencontrar en aquel estadio que un escritor norteamericano supo muy bienmanifestar, indicando con gravedad "que no est muerto lo que eternamentepuede yacer y que con extraos eones, incluso la muerte puede fenecer" (18).

    Ren Gunon nuevamente nos dar una luz: "En el periodo actual denuestro ciclo terrestre, es decir, en el Kali-Yuga, esta defendidapor que la ocultan a miradas profanas asegurando, sin embargo,

    ciertas relaciones exteriores, en efecto, es invisible, inaccesible, pero slo paraquienes no poseen las cualidades requeridas para entrar all" (19). Es posible serms explcitos?

    Aunque para muchos Enlil sea invisible, no por esto queda probada suinexistencia; sino que, incluso, lo contrario. Pues, no parece extrao que en lamedida que el tiempo avanza, son menos los que dicen haberla visto? Esto solopuede entenderse por la desconexin del hombre moderno de su Centro, es decirde Dios.

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    Una versin del mito de la Ciudad de los Csares seala que sta puedeverse los Viernes Santo, con lo cual se ha querido acentuar la divinidad de dicholugar. Pierre Ponsoye en su excelente texto El Islam y el Grial, se refiere a un

    hecho de importancia primera para esta meditacin: "Se recordar que estemisterio es evocado bajo las especies de Piedra, venida del Cielo a la Tierra, lugarde las teofanas, cuyo vnculo con su Origen y cuyas virtudes operativas sonmantenidos y renovados una vez al ao, el Viernes Santo..." (20). Quedanmanifiestas dos cosas que son aplicables plenamente a Enlil: Primero, el origencelestial de un tal lugar; y segundo, la concordancia de aqulla con los cicloscsmicos. Y esto es lgico, pues la ciudad tradicional es un smbolo del universo,que refleja, a travs de su disposicin espacial como de su arquitectura, lasvirtudes y ordenacin del cosmos. Segn Jean Hani, cumple adems una laborritual. Este autor luego de realizar de manera amplia la descripcin de ciertosornamentos y la hermenutica aplicable, indica: " Nos hemos extendido un poco

    en estas realizaciones arquitectnicas porque son smbolos muy caractersticos ygrficos de la concepcin tradicional de la realeza y de su funcin. Agreguemosenseguida que no son un smbolo , por decirlo de algn modo, nimeramente de valor sugestivo; hay que insistir en este punto, pues los hombres dehoy estn demasiado inclinados a no ver en los smbolos ms que imgenes devalor sugestivo o , idea totalmente ajena a lasculturas tradicionales y a la realidad de las cosas. Las ciudades y palaciossimblicos que hemos evocado tenan valor ritual, y constituan verdaderamenteritos petrificadosque autentificaban la funcin regia" (21).

    Para terminar, digamos que la mgica ciudad austral slo es perceptible a

    los puros (khtaros), aquellos cuya conducta es fiel al Padre.

    Estaremos capacitados de recibir Su invitacin y recorrer las segurascalles y vislumbrar las casas de oro y los muebles de plata, de la Ciudad de losCsares?

    Sergio Fritz Roa(Santiago de Chile, Junio de 2002)

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    NOTAS.(1) Los guardianes de Tierra Santa. En Esoterismo cristiano. Dante - El Grial - LosTemplarios, Ediciones Obelisco, Buenos Aires, 1993, p. 39.

    (2) No por azar hemos asimilado a estos lugares energticos con los chakras; pues estapalabra significa rueda, y efectivamente tales sitios irradian hacia todas direcciones suinfluencia espiritual. Como es lgico, segn el principio hermtico de analoga (identidadmacrocosmo - microcosmo) en el cuerpo humano tambin existen chakras, cada unodotado de una funcin y cualidad especficas.

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    (3) Son los centros espirituales ocultos a los que hicimos referencia en un trabajo anterior,publicado en la revista Bajo los Hielos, y que se encuentra actualmente en Internet:

    http://www.angelfire.com/zine/BLH/BLH7.html

    (4) Geografa del mito y leyenda chilenos, Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 2edicin, 1983, p. 306.

    (5) El alquimista que ocult su identidad civil bajo el seudnimo Fulcanelli, dice en Lasmoradas filosofales(Plaza & Janes, S.A. Editores, Barcelona, 5. edicin, 1977, p. 117):"Se puede as partiendo de un metal prximo al oro - con preferencia la plata-, produciruna pequea cantidad del metal precioso"; para luego describir con todo detalle lo quellama "proceso arqumico", y que es lo que en la jerga alqumica se conoce como un"particular", o sea un procedimiento que no utilizando las reglas del Arte, puede, sinembargo, producir efectos semejantes, pero no iguales, al obtenido por el primero."

    Mientras el Gran Arte nos conduce al Oro Filosofal, la "Arquimia" (no Alquimia), nos llevaal oro vulgar.

    (6) Vase el libro de Ren Gunon, El Rey del Mundo (Luis Crcamo, Editor, Madrid,1987), que arroja importantes datos sobre este asunto. Tambin el captulo "El simbolismopolar. El Seor de Paz y Justicia" del libro de Julius Evola, Rebelin contra el mundomoderno(Ediciones Heracles, Buenos Aires, 1994)

    (7) Citado en La Ciudad de los Csares. El espejismo de los Andes Australes, enParadigmas N 6. Coleccin dirigida por Gustavo Fras, P.Y.E.S.A. Publicidad y EdicionesS.A, Santiago de Chile, 1986.

    (8) La presencia de hombres blancos en Amrica antes de la llegada de Cristbal Colnha sido estudiada por el francs Jacques de Mahieu - con quien discrepamos suanticristianismo, pero al que reconocemos su esmerada labor de investigacin -, autor denumerosas obras, entre las que destacamos: El gran viaje del Dios Sol(Librera HachetteS.A., Buenos Aires, 1976), La agona del Dios Sol (Librera Hachette S.A, Buenos Aires,1977) y Coln lleg despus (Ediciones Martnez Roca, S.A., Barcelona, 1988). Es deutilidad el libro del chileno Oscar Fonck Sieveking - quien, se nos ha dicho, descenderade uno de los ltimos buscadores de la Ciudad de los Csares, Francisco Fonck -:Vikingos y berberiscos(Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago de Chile, 1978).

    (9) Martn A. Cagliani. La ciudad encantada de la Patagonia. En:http://webs.sinectis.com.ar/mcagliani/laciudad.htm

    (10) Jorge Castaeda. La Ciudad de los Csares. En Ro Negro On Line. Sbado 27 deabril de 2002. En: http://www.rionegro.com.ar/arch200204/c27g04.html

    (11) Ver Viajes de Fray Francisco Menndez a la Cordillera, y Viajes de Fray FranciscoMenndez a Nahuelhuapi. Valparaso, 1896 y 1900, respectivamente.

    (12) Fulcanelli, Op. cit., p. 244.

    (13) La Ciudad de los Csares entre el mito y la historia. En revista "Ciudad de losCsares", N 18, Santiago de Chile, 1991, p. 14.

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    (14) He aqu otra caracterstica de la Ciudad, y que se vincula a un pensamientoescatolgico muy cristiano. Sin duda, el da del Juicio Final ser el del regreso delSalvador en "gloria y majestad". Mircea Eliade indica: "Para los cristianos el Fin del

    Mundo proceder a la segunda venida de Cristo y al Juicio Final" (Mito y realidad,Editorial Guadarrama, Barcelona, 3. edicin, 1978, p. 71). Aclaremos que este "fin delmundo" no es sino el trmino de un ciclo, y no la efectiva destruccin de nuestro mundo,lo cual parecera desprenderse de una inadecuada lectura del texto citado.

    (15) Julius Evola, El misterio del Grial, Plaza y Jans, Barcelona, 1975, p. 61.

    (16) Dick Edgar Ibarra Grasso, Cosmogona y mitologa indgena americana, EditorialKier, Buenos Aires, 1980, p. 260.

    (17) Julius Evola, Op. cit., p. 46.

    (18) El autor es H.P.Lovecraft, y la cita est tomada de su excelente relato The Call ofCthulhu. Los amantes del simbolismo podrn extraer suficiente material de estudio de lasobras de este norteamericano que ha sido comparado con el genio de Edgar Allan Poe.

    (19) Ren Gunon, El Rey del Mundo, Luis Crcamo, Editor, Madrid, 1987, p. 116.

    (20) Pierre Ponsoye, El Islam y el Grial, Jos J. de Olaeta, Editor, Palma de Mallorca,1998, p.59. (Las cursivas en el texto citado son nuestras).

    (21) Jean Hani, La realeza sagrada, Jos J. de Olaeta, Editor, Palma de Mallorca, 1998,p.60.

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    Sergio Fritz Roa, 2002.

    Email:[email protected]

    Prohibida la reproduccin de este trabajo, sin permiso del autor.

    URL de esta pgina: http://www.bajoloshielos.cl/centrotrad.pdf

    De Sergio Fritz tambin se recomienda leer: El mito de los centros espiritualesocultos y en especial de la Ciudad de los Csares, en:

    http://www.bajoloshielos.cl/centrosesp.pdf

    Ms escritos de Sergio Fritz Roa, en: www.bajoloshielos.cl/sergio.htm