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ULISES EN ABDERA JUAN CUADRA PÉREZ

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Page 1: ULISES EN ABDERA...Las mocedades de Ulises (de Álvaro Cunqueiro) Tan sólo la palabra. No necesito espada. Tan sólo la sonrisa de un joven peregrino. Conozco mil historias, y todas

ULISES EN ABDERAJUAN CUADRA PÉREZ

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Advertencia al lector:Esto es un libro de poemas en la misma medida en que es  un libro de viajes.Un viaje exterior a un lugar y un tiempo concretos.Un viaje interior, guiado por la voz de Homero.

A Penélope

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INVOCACIÓN A LOS DIOSES

Poderosa Atenea, dame fuerzaspara sobrevivir lejos de casa.Guía mis pasos hacia mi regreso,concédeme tus aladas palabras.

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Prólogo

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Las mocedades de Ulises  (de Álvaro Cunqueiro)

Tan sólo la palabra. No necesito espada.Tan sólo la sonrisa de un joven peregrino.Conozco mil historias, y todas inventadas,he cruzado mil mares, y andado mil caminos.Tan sólo la palabra, y acaso la mirada,sé que en algún recodo me aguarda mi destino,quizás sobre cubierta, quizás en otra playa,quizás cuando regrese, quizás nunca me he ido.

Penélope me observa sentada en una tapia.Sus ojos son tan verdes como el mar que me trae.Y sobran las palabras. Y faltan.

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El Naufragio

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Exil ioExilio es una cárcel de kilómetros, un instituto en medio de la nada(una nada aceptable, con su puerto, sus barrios marginales, su mercadoy por departamento un cuchitril).Exilio es olvidarte los poemasporque no te hacen falta para nada(y nada es darle gritos y castigosa alumnos que no escuchan que les hablas, y que, si escuchan, no les interesa).Exilio es regresar por fin a casa,una casa alquilada que no es nuestra, es caer derrotado en el sofáy tachar juntos con media sonrisalos días que nos quedan de destierro.

Ítaca  sin  UlisesEl frío le ha calado hasta los huesosa esta casa vacía.Las sábanas son hielo entretejido,glaciares los lavabos.

Habrá que calentarla cuando vuelvael astuto Odiseo.Habrá que calentarla, y confiaren que no haya olvidado.

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ULISES EN ÍTACA, IPené lope  encinta

Desde que el alba quiso…. 

Desde que el alba quiso…. Las siete menos cuarto.Un tarro, una sonrisainquieta, una miradaal reloj. Tres minutosde espera inacabable.El destino encerrado

en un palo de plástico.Y ahora todo es distinto.

Ahora y para siempre.

No hay nada como ÍtacaNo hay nada como Ítaca.Allí las dependientas sonríen al hablarte, la gente se saluday no ves rostros tristesdonde quiera que mires.Es un país extraño este lugardonde me hallo varado.El viento, las tormentasinesperadas, camposcon el verdor oculto,las calles solitarias.No hay nada como Ítaca,y estoy lejos de casa.

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Abdera  sin  Pené lopeEs un frío domingo plagado de fracasos.Afuera, un frío cruel azota los caminos

de los campos de golf. Ancianos bien vestidosdesafían al frío y al viento con sus palos.Es una tarde fría de domingo, y cansado

voy reuniendo las pruebas que dicen que he perdidootra semana más en el lugar vacío

en el que he de existir aunque no estén tus brazos.Tú estás en otra parte, y este piso alquilado

es sólo un cascarón vacío sin tu risa.Un río gris y seco. Un zoo deshabitado.

Los días pasan lentos. Yo sólo tengo prisa.

Abdera  y el  viento…Y aquí siempre hace viento. Siempre.El sol debería abrasarte bajo los invernaderos,pero siempre hace viento.El mar debería llamarte con su calma, pero siempre hace viento.La gente debería detenerse y sonreír, pero siempre hace viento.Un día, el viento llegará dos, tres veces, lo arrancará todo,los plásticos, las vallas, las casas y la gente.Devolverá esta tierra a su desierto.Y no será de nadie.Será sólo del viento.

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ULISES EN ÍTACA, IIPené lope  sin  cinta

No pudimos ser…

No pudimos ser. Ha sidosólo una mota en el viento.

Aviso de un sentimientoque viene pero aún no está.

No pudimos ser, no ha sido, y ahora tú te deshojasentre pétalos de rosas

que hoy ya no florecerán.No pudimos ser. Mañanacrecerán nuevos jardines.Mariposas. Querubines.Pero hoy ya no. No más.

A ojos  de  CalipsoSé que no me querrás. Sé que no puedes.Que detrás de tus ojossiempre estará Penélope.Que mi mansión son sólo las murallasque te mantienen lejos de tu casa.Sé que no me querrás, que es imposible,pero aún así lo intento.Intento recorrerte con mis besos,intento iluminarte en tu negrura, intento rebrotar nuevas pasionesen tu cuerpo nostálgico.Tú no me lo agradeces. Sólo llorascuando crees que estás solo entre la arena.

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Sé que no me querrás. No queda tiempo.Un día un mensajero de los diosesvendrá a pedirme que te deje libre,y yo perderé al hombre más perfecto,al que siempre he soñado.Disculpa pues, que ignore tu tristeza,que te abrace con ansia y con deseo.Me queda poco tiempo, y es prestado.Muy pronto estaré sola.

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El Viaje

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CaviteI.E.S. Virgen del Mar. Curso 2008­09

Hay un pony en la puerta. Con lacito.Hay una cicatriz por cinco alumnos, un porro cada cuatro.Hay gitanos que cantan cuando paso(ahí viene Jesucristo),pero cuando no paso también cantan.El techo de mi clase está agrietado, y cuando llueve llueven trozos blancos.En Diciembre sólo puse suspensos,ahora ya no intento poner notas.La buena voluntad lo logra todo, aunque en Cavite no para a menudo.Pero también hay risas, compañeros, relatos de Clive Barker, tres alumnosa los que les importa lo que cuento.Hoy ha muerto la madre de una alumna.Cualquier día salimos en Callejeros.

Pené lope  (8x8)

Podría ser muy distintoEsperando en este ponto,Navegando, sin tus ojos,

En un gélido caminoLejano, frente a un destino

Odiado cada segundo.Pesado. Triste. Profundo.

Entierro cruel y salino.

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Es todo tan diferenteSi estás, si no estás ausente.

Podría ser tan distintoAl no tenerte a mi lado.Tus besos encadenadosRoban días al destino.Iluminado, el caminoCastiga menos ahora.

Inunda, pero no ahoga.Alegra. Tiene sentido.

A ojos  de  CirceTe crees tan especial. Tan diferente.Caminas sin pisar jamás el barro(menos cuando te hundesen él hasta los ojos, disfrutando de ello).No eres tan perfecto como crees,ese viajero errante y misterioso,esos ojillos tristes, melancólicos,añorando tu tierra.No eres tan especial. No te lo creas.Un día no serás tú el que se marche,un día tú estarás sólo y llorando,y entonces ya veráscomo eres como el resto.

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ULISES EN ÍTACA, III

A esperas de TelémacoProbablemente sea niña.Probablemente sea zurda.Probablemente se llamará Clara.Probablemente nacerá en setiembre.Probablemente estamos encantados.

Manes  y  PenatesHoy llueve aquí en Abdera,y no sé si se ahondan los ojos en la sombrao es cruel monotonía de lluvia en los cristales.Voy del cerezo al olmo. Del aula a las trincheras.Aunque en mi humilde caso sea casi lo mismo,Abdera es una guerra contra la inteligencia.Hoy llueve, y mientras tantose hunden las autopistas inesperadamente,y nubes con sus sombras inundan los caminossacando de la tierra a dioses enterrados.Hoy escribo con miedo, como tantos maestros,con miedo a que se pierda lo más dulce y preciado, a que un mal rayo hienda al trago de mi vida, y Hernández y Machado se den tristes la mano.

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ULISES EN ÍTACA, IVA la Madre de los Dioses

Ahora s í…Viene el miedo a morderme las entrañas, 

a desenraizarme la certeza, a llenarme de miedos la cabeza

y a segarme los pies con sus guadañas.Viene a atarme con hilos. Con arañas.

A ver que es verde y blanda mi corteza,a hacer lo más sencillo una proeza,a convertir los días en hazañas. 

Madre Deméter, cuida de mi esposa.No permitas de nuevo en mí este ultraje.

Protege y nutre el fruto de su vientre.Madre Deméter, madre generosa,

sé su guía y guardiana en este viaje,si existe un buen camino, que lo encuentre.

CompañerosEsto no existiría sin vosotros:la dulce inteligencia de María,la fuerza bondadosa de Damián,Cristina, que está locay pinta de alegría las paredes.

Y aquí estamos, los cuatro apretujados, en un cutre caballo de madera,tratando de engañar a los que creenque ya todo lo saben, y que nadapodemos enseñarles.Y mientras, no aburrir a los tres listos.

Estos son compañeros, y con ellosque tiemblen los troyanos.

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ULISES EN ÍTACA, VPequeña ÍtacaFelizmente pequeña se me ha quedado Ítaca, y monto estanterías de Ikea en el salónpor despejar el cuarto para el nuevo inquilino.Penélope me dice que quedan muchos meses,que a ver, que no se sabe, que hay que esperar un tiempo.Yo no puedo evitarlo. Aflojo los estantes,separo los paneles. La gata ataca y luchaa muerte con tornillos. He de ampliar mi reino,aunque todo me asuste, sea tan inseguro.No puedo protegerte, no puedo cobijarte.He de ocupar mis manos en estos siete meses.Feliz, pequeña Ítaca, de miedo y de esperanza.

Refle jo  en el  Agua / A ojos  de  NausicaaContempladle. Con el cabello suciodel polvo del camino. Con las manosgastadas de escribir, pero sin miedoa seguir escribiendo. Ilusionadoporque en casa le espera su Penélope.Enjuto del cansancio de la vida,con pliegues de observar en la miradaun ponto gris de plástico y de cobre.No es un héroe perfecto, ni un amanteque inspire mil pasiones, ni un guerreroque aplaste al enemigo, ni un poetacomo los del pasado. Solamentees un hombre que habla. Es una sombrarepleta de palabras. Es Ulisesperdido aquí en Abdera.

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 La Llegada

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30.000 Kilómetros y un  l ibro  de  poemas  (de Lu ís  Alberto de  Cuenca)

Ser náufrago es extraño. En esta tierra extrañael aire es puro y limpio. El mar es más brillante,el pescado es magnífico y el clima compasivo.En Ítaca hay asfalto, un monte devoradopor las excavadoras. El aire sabe a polvo.Pero aún así, la añoro, como buen exiliado.Y sin embargo aquí, sentado en mi terraza,viendo a los extranjeros jugando al golf y el marazul, y la piscina, y el sol de media tardeal lado de Penélope (que juega a la Nintendomientras yo voy leyendo poemas releídosdel “Hacha y de la Rosa”) pienso que no es tan maloun poco de distancia. Quizás. De vez en cuando.

A los  que quedaron atrásOs echaré de menos a todos los caídos.

Todos los que luchamos aquí codo con codo(ignoro a los cobardes, los no comprometidos).Abdera es una guerra de tiza, sangre y lodo.

Abdera es una guerra que casi hemos ganado:no pueden derrotarte si luchas con amigos,

y aquí he encontrado muchos. Más soy un exiliado:En Ítaca me espera todo lo que he perdido.

Así que he de marcharme. Y quiero. Y lo deseo.Ya tengo el equipaje completo y preparado.Mientras, allá en Cavite, es hora del recreo,

y luchan por un sueño todos los que han quedado.

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TraductoresFue Boscán quien tradujo a Castiglioney el mundo se volvió más cortesano.Quevedo dio a Marcial a nuestra lenguafundiendo lo español y lo latino.Fray Luís tomó la Biblia(lo cual, desde mi humilde perspectivafue simplemente pérdida de tiempo,pero yo soy pagano y no sé griego)y le costó la cárcel.Incluso Luis Alberto tradujo insignemente entre otras cosas,a Eurípides y Homero,con Premio Nacional de Traducciónantes de los cuarenta.

Yo solamente puedo traducirque al sur de los bosques de la Serpientese encuentra oculta la ciudad de Okoth,refugio de los legendarios sarrukh,una de las tres razas creadorasque hollaron las praderas de Faerûn,los fabulosos Reinos Olvidados.Y sé que soy feliz,y soy bueno en lo mío. Eso me sobra.

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Te envidianTe envidian, sí, Penélope, las ninfas,las hechiceras de islas insondables, las hijas de los reyes.

Te envidian, y lo dicen sonriendo,mientras me marcho, siempre rumbo a casa,lo dicen con nostalgia, o con tristeza.Te envidian, aunque a mí no me desean.

Pero aún así no deja de asombrarmeque esperes sin comersi llego a tarde a casa, que sonríascuando te doy un beso antes de irme.Que, en fin, puedas quererme.

ULISES EN ÍTACA, VIA esperas de Telémaco,  IIHe podido con cíclopes,tormentas y lotófagos, con Escila y Caribdis.He vertido la sangrede terribles guerrerostras los muros de Troya.Me he enfrentado con diosesy hablado con los muertossin nunca acobardarme.Y ahora estás de parto,Penélope, y no puedoapenas ayudarte.“Aquí de nada sirven tus argucias,pobre, astuto Odiseo”.Y lloro como un niño.

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A ojos  de  Pené lopeY sé que estás ahí, quiero creerte,recién llegado, lleno de promesas.Pero hace muchos años que te fuiste.Ya no te reconozco.¿Qué fue de la sonrisa y de las chanzas?¿Qué de la suavidad de tus mejillas?¿Qué fue de tus caricias?¿Se habrá perdido todo en el océano?¿Eres tú mi Odiseo o eres otroal que ya no conozco?Cómo saberlo, amor, cómo saberlo.Deseo que lo seas, que regreses,que me beses, que me alces con tus brazos, que me hagas el amor hora tras horaen nuestro lecho de tronco de olivo.Pero ahora solamenteveo a un extraño dentro de mi casa.Convénceme de que eres al que espero.

 

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Epílogo

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A el lasQuerría disculparme.Con la joven Nausicaa, que lloró cuando supo que me iría en Septiembre, y dejó de estudiar cuando me trasladaron.Con Circe, la hechicera,que intentó transformarme, como a todos los hombres,y yo siempre me esfuerzo en no ser otro cerdo.Con Calipso, la ninfa,que tan sólo quería tenerme para siempre,y tuvo que aceptar los deseos de los dioses.Yo siempre fui sincero.Os dije que mi hogar es la pequeña Ítaca.Que aquí estaba de paso. Que me iría muy pronto.Que mi amor es Penélope.

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