tugendhat, ernst - el problema de una moral autonoma

12
EL PROBLEMA DE UNA MORAL AUTÓNOMA Por: Ernst Tugendhat Universidad de Berlín Para: Javier Sádaba Garay Fecha de recepción: 31 de marzo de 2006 Se puede decir, creo, que en cuanto a la moral nos encontramos hoy en una cierta desorientación, pues aunque casi todos tenemos convicciones morales bastante fuertes, en general no podemos decir en qué se basan. La razón de esta desorientación es que, mientras antes, tanto en nuestra propia cultura como en las demás, la moral siempre tenía su base en la religión o en la tradición, una tal justificación ya no nos convence. Morales anteriores tenían su base en una autoridad que aceptaba, bien la autoridad de Dios o de la tradición o de ambos. Por consiguiente, la moral había sido heterónoma, no autónoma, ya que tenía su fundamento en la creencia y en la obediencia a Dios o a la tradición, no en un entendimiento y un querer propio. La desorientación en que nos encontramos hoy parece tener su raíz en que por un lado una moral heterónoma ya no nos convence y en que, por otro lado, todavía no tenemos un entendimiento claro de lo que es una moral autónoma, pues la conciencia moral contemporánea se compone de una mezcla de factores de distintas proveniencias. La situación es aún un poco más compleja. Primero, porque algunos piensan con Nietzsche que, dado que una fundamentación religiosa ya no parece posible, tenemos que renunciar a toda moral. Esto sólo puede parecer viable si se cree que personas autónomas podrían vivir sin moral. Aquí aparece como otro problema más la pregunta: ¿por qué necesitamos una moral? ¿Y qué, en primer lugar, entendemos bajo una moral? No sólo no sabemos cómo debemos entender una moral autónoma, sino tampoco qué debemos entender bajo una moral en general. Hay otra razón más que justifica por qué la pregunta por una moral autónoma no se encuentra hoy tan obviamente en el centro de la filosofía moral como en mi opinión lo debería. Muchos filósofos contemporáneos, en particular en el mundo anglosajón, creen que el criterio de que un enunciado en la filosofía moral sea correcto es que concuerde con la conciencia moral que de hecho tenemos. Ahora, si la conciencia moral que de hecho tenemos es la que tenemos hoy, si ésta consiste, como acabo de decir, en una mezcla de ideas heterónomas y autónomas, y si se cree que ella tiene que servir como estándar para los enunciados filosóficossobre moral, la pregunta por la moral autónoma perdería su sentido. A mi parecer, la idea de una moral autónoma debería servir a su vez como estándar para evaluar la conciencia moral contemporánea. Quizás aquellos filósofos preguntarían de dónde podemos sacar la idea de una moral autónoma si no es de nuestra conciencia moral. Además, ellos entienden la conciencia moral que de hecho tenemos no sólo como la que tenemos hoy, sino que también suponen que ha sido la misma en todos los tiempos. ¿Pero existe un tal fenómeno, una conciencia moral igual en todos los tiempos? Si fuera así, esto significaría que nuestra conciencia moral tendría que ser divina o estar genéticamente

Upload: e1413468

Post on 25-Nov-2015

23 views

Category:

Documents


10 download

TRANSCRIPT

  • EL PROBLEMA DE UNA MORAL AUTNOMA

    Por: Ernst Tugendhat Universidad de Berln

    Para: Javier Sdaba Garay

    Fecha de recepcin: 31 de marzo de 2006

    Se puede decir, creo, que en cuanto a la moral nos encontramos hoy en una cierta desorientacin, pues aunque casi todos tenemos convicciones morales bastante fuertes, en general no podemos decir en qu se basan. La razn de esta desorientacin es que, mientras antes, tanto en nuestra propia cultura como en las dems, la moral siempre tena su base en la religin o en la tradicin, una tal justificacin ya no nos convence. Morales anteriores tenan su base en una autoridad que aceptaba, bien la autoridad de Dios o de la tradicin o de ambos. Por consiguiente, la moral haba sido heternoma, no autnoma, ya que tena su fundamento en la creencia y en la obediencia a Dios o a la tradicin, no en un entendimiento y un querer propio. La desorientacin en que nos encontramos hoy parece tener su raz en que por un lado una moral heternoma ya no nos convence y en que, por otro lado, todava no tenemos un entendimiento claro de lo que es una moral autnoma, pues la conciencia moral contempornea se compone de una mezcla de factores de distintas proveniencias.

    La situacin es an un poco ms compleja. Primero, porque algunos piensan con Nietzsche que, dado que una fundamentacin religiosa ya no parece posible, tenemos que renunciar a toda moral. Esto slo puede parecer viable si se cree que personas autnomas podran vivir sin moral. Aqu aparece como otro problema ms la pregunta: por qu necesitamos una moral? Y qu, en primer lugar, entendemos bajo una moral? No slo no sabemos cmo debemos entender una moral autnoma, sino tampoco qu debemos entender bajo una moral en general.

    Hay otra razn ms que justifica por qu la pregunta por una moral autnoma no se encuentra hoy tan obviamente en el centro de la filosofa moral como en mi opinin lo debera. Muchos filsofos contemporneos, en particular en el mundo anglosajn, creen que el criterio de que un enunciado en la filosofa moral sea correcto es que concuerde con la conciencia moral que de hecho tenemos. Ahora, si la conciencia moral que de hecho tenemos es la que tenemos hoy, si sta consiste, como acabo de decir, en una mezcla de ideas heternomas y autnomas, y si se cree que ella tiene que servir como estndar para los enunciados filosficossobre moral, la pregunta por la moral autnoma perdera su sentido. A mi parecer, la idea de una moral autnoma debera servir a su vez como estndar para evaluar la conciencia moral contempornea. Quizs aquellos filsofos preguntaran de dnde podemos sacar la idea de una moral autnoma si no es de nuestra conciencia moral. Adems, ellos entienden la conciencia moral que de hecho tenemos no slo como la que tenemos hoy, sino que tambin suponen que ha sido la misma en todos los tiempos. Pero existe un tal fenmeno, una conciencia moral igual en todos los tiempos? Si fuera as, esto significara que nuestra conciencia moral tendra que ser divina o estar genticamente

  • determinada. Pero los seres humanos no nacen, en contraste con las dems especies, con un programa altrustico determinado. La moral humana se basa en normas, en imperativos generalizados recprocos que adems tienen que ser entendidos como justificados.

    Todas las concepciones histricas de moral se han entendido como sistemas normativos que de una u otra manera aparecan a los que crean en ellos como justificados. En contraste con los programas genticamente determinados, esto permita a la moral humana una capacidad de adaptacin a distintas situaciones socioeconmicas y, por consiguiente, una mayor flexibilidad, siendo esta una ventaja dentro de la evolucin biolgica. Lo que en la especie humana parece ser genticamente determinado no es una determinada conciencia moral, sino una capacidad tanto para el aprendizaje de normas morales como tambin para el poder preguntar recprocamente por su justificacin.

    Visto as, lo que nos es dado en la reflexin filosfica no es una determinada conciencia moral, sino una multiplicidad de concepciones histricas que caen todas bajo el concepto de una moral en general. Si es cierto que este concepto general de moral consiste en un sistema normativo de exigencias recprocas, que en su contenido pueden ser muy diversas pero que siempre tienen que ser vistas como justificadas, entonces la pregunta por una moral autnoma obtendr sentido si se distingue entre dos tipos de justificacin de tales sistemas normativos, a saber, una justificacin heternoma o autoritaria y una justificacin autnoma. As, la dificultad mencionada desaparece, pues ahora no tenemos que partir de una conciencia moral contempornea y mucho menos de una supuesta conciencia moral de todos los tiempos, sino que podemos comenzar con un concepto general de moral en abstraccin de todo contenido. De esta forma se llegar, primero, a una respuesta a la pregunta sobre cmo debemos entender una moral en general. Y la otra pregunta, esto es, cmo entender una moral autnoma, se tendr que aclarar despus partiendo de la distincin entre justificacin autoritaria y justificacin autnoma; por ello no tenemos que orientarnos en una concepcin moral dada. Una vez que llegamos aun concepto de justificacin autnoma, una moral sera autnoma precisamente si se justifica de manera autnoma.

    Antes de dirigirme a estas dos preguntas, quiero echar una mirada atrs y preguntar cules haban sido las perspectivas para una moral autnoma en la filosofa moderna. La figura ms destacada en esta cuestin ha sido sin duda Kant, quien precisamente ha introducido en la filosofa moral la idea de una moral autnoma. Para el pensamiento moral de Kant dos convicciones han sido esenciales: primero, Kant es uno de aquellos filsofos que creen que todos los hombres en todos los tiempos haban tenido una y la misma conciencia moral, y en el caso de Kant esto dependa de que, segundo, l crea que la conciencia moral est basada en lo que llam razn prctica pura. Ahora, este concepto de una razn pura qued muy oscuro y no corresponde a lo que normalmente llamamos racionalidad. Yo creo que fue un mero constructo, y concuerdo con Schopenhauer en pensar que la idea de una razn pura prctica en realidad era un intento de secularizar la concepcin de un mandamiento moral religioso. As que, en Kant, el intento de liberarse de una moral religiosa y heternoma haba abortado en medio camino. Esto aparece tambin en la manera en que Kant entiende la autonoma de la moral; segn l, la razn es autnoma porque en ella el hombre se da la ley moral a s mismo. Pero si examinamos esto ms de cerca, significa que la razn da la ley moral al hombre, y por ello, realmente la expresin a s mismo es un fraude. No es el hombre que es visto como autnomo, su voluntad

  • emprica, sino la razn pura que se encuentra contrapuesta a la voluntad emprica. As como se deca en la religin que el hombre es bueno cuando obedece a Dios, segn Kant el hombre es bueno si obedece a la razn pura y si el mandamiento religioso poda ser autnomo, el mandamiento de la razn tambin lo es. Podra representar la autonoma del hombre mismo slo si se pudiera decir que cuando l se deja determinar por la razn, hiciera lo que l mismo quiere, siempre suponiendo que una tal razn pura tuviera un buen sentido.

    Lo que buscamos cuando preguntamos por la moral autnoma es una concepcin de moral en que podamos decir qu es lo que yo mismo quiero. Para elucidar por qu la concepcin kantiana es insatisfactoria puedo fingir la situacin de un nio precoz que quiere saber de sus padres por qu l debe comportarse segn las exigencias morales y por qu debe dar su consentimiento a dichas exigencias. Padres religiosos contestaran: porque son mandamientos de Dios. Obviamente esto slo puede ser una justificacin para el hijo si ste cree en Dios. Los padres podran aadir, por ejemplo: y Dios es nuestro padre en los cielos. Si los padres, en cambio, fueran kantianos, tambin se tendran que articular, igual que los padres religiosos, en dos proposiciones: primero, son mandamientos de larazn, y, segundo, la razn pura es el ncleo de nuestro ser (o algo por el estilo). Pero esta segunda proposicin no tendra que convencer al hijo ms que la primera en el caso de la justificacin religiosa. Por qu, podra contestar, me tengo que identificar con esta razn pura?

    Si se tratara de una moral autnoma, los padres no tendran que recurrir en su conversacin con el hijo a un ncleo religioso o metafsico en el ser humano. Diran simplemente: si lo piensas bien, vers que t mismo quieres vivir en una relacin moral con los otros; no si te consideras como hijo de Dios ni tampoco si te identificas con la razn pura, sino sin un tal si, es decir, porque t mismo lo quieres. Slo si se pudiera hablar as, la autonoma de la moral quedara demostrada. En la filosofa moral moderna hay dos corrientes que han intentado justificar la moral de esta manera: en primer lugar el contractualismo y de cierta manera tambin Schopenhauer con su moral de compasin.

    El representante ms conocido del contractualismo contemporneo es el filsofo canadiense David Gauthier con su libro Morals by Agreement (La moral por acuerdo). ltimamente otra concepcin contractualista fue presentada por el filsofo alemn Peter Stemmer en su libro Handeln zugunsten anderer publicado en Berln en el ao 2000. El contractualismo decididamente no pretende describir la conciencia moral que de hecho tenemos; lo que quiere mostrar es, en primera instancia, que todos los hombres, o casi todos, quieren una moral fundada en su propio inters, y en segunda, cmo tendra que ser caracterizada una moral para la cual slo el inters propio sirve como base. El contractualismo tiene, por consiguiente, una intencin constructiva, no descriptiva. La pregunta del contractualismo es qu es racional desde la perspectiva de cada uno?, y aqu la palabra racional no tiene el sentido de una razn pura como en Kant, sino que representa simplemente el inters propio, de tal suerte que se podra decir que la intencin del contractualismo est nicamente dirigida hacia la autonoma.

    Con esto los padres tendran en la conversacin con su hijo filosfico una estrategia ms favorable. Una vez que el hijo ha rechazado las propuestas anteriores de los padres, les queda a estos solamente la siguiente pregunta: pero qu es lo que t mismo quieres? No prefieres t mismo vivir en una relacin con los otros en que se reconoce la obligacin de

  • que nadie debe mentir, que nadie debe romper promesas, que nadie tiene el derecho a daar a otras personas, etc.? La desventaja de un tal sistema, que consiste en tener que obedecer uno mismo a estas normas, normalmente es compensada por la ventaja de que tambin los otros las tienen que obedecer.

    Pero el contractualismo se topa con una dificultad, a saber, cmo construir desde premisas puramente contractuales la obligacin moral? El problema no esslo que nuestra conciencia moral normal contenga este aspecto de obligacin; esto por s no tendra que molestar al contractualismo, pues no se entiende como una descripcin de la conciencia moral comn sino como haciendo una propuesta, pero tambin esta propuesta tendra que contener el factor de obligacin, puesto que sin obligacin las normas no valdran para mucho. Si los padres preguntan al hijo si quiere que todos se sientan obligados a actuar as, inclusive l mismo contestar que s, pero cmo obtener esto desde un punto de vista puramente contractualista? Contratos o convenios normales se hacen dentro de un fondo ya existente de obligacin, sea moral o penal, pero ahora se trata de construir esta obligacin moral previa. En el contractualismo nos encontramos entonces, en este punto, con una dificultad. Gauthier, por ejemplo, ve este problema, pero su solucin no me parece satisfactoria. Nuestro nio esperara en particular un sistema que impida a los contratantes actuar inmoralmente cuando los otros no lo ven.

    Echemos ahora una mirada a la moral de compasin de Schopenhauer, pues tambin ste piensa en algo que tiene que ver con autonoma, ya que asegura que quien acta por compasin, acta as porque l mismo lo siente y lo quiere. En su conversacin con el hijo, los padres podran llamar su atencin a su capacidad de compasin y de identificacin con otros, y este altruismo que se basa en el sentimiento podra incluso aparecer como ms genuino. Sin embargo, la compasin no es un rasgo universal y es una disposicin que en general es activada slo hacia ciertas personas (y quizs animales); adems, hay virtudes morales que aparecen como importantes desde el punto de vista del inters propio, tales como confiabilidad y justicia, las cuales no se pueden entender a partir de esta motivacin. El mayor problema con la moral de compasin, sin embargo, es una vez ms el de la obligacin. Mientras que el contractualismo debera poder incluir el sentimiento de obligacin, pero no le resulta fcil hacerlo, la moral de compasin llama la atencin a una forma de altruismo que queda desde el principio fuera del mbito de las obligaciones. Puedo resumir esta reflexin histrica diciendo que una teora satisfactoria de una moral autnoma debera poder incluir tanto el factor contractual y de inters propio como el de la compasin.

    Debo ahora mostrar cmo creo que se debe entender el problema de una moral autnoma. Comenzar con el concepto de una moral en general y de ah pasar a la distincin entre justificacin heternoma y autnoma. Una vez que partimos de la pregunta por un criterio general de todo lo que han sido sistemas morales en la historia humana, parece natural ver el rasgo esencial precisamente en lo que haba quedado al lado, tanto en el contractualismo como en la moral de compasin, esto es, el rasgo de obligacin moral. Cuando un etnlogo describe la moral de un grupo o de una sociedad, tiene que partir de un concepto general de moral para poder identificar lo que est investigando como una moral. Para los etnlogos, el criterio de una moral es el fenmeno de presin social, y con esto se refieren precisamente a una obligacin recproca, a un sentimiento de deber basado en exigencias recprocas. Extraamente, en la filosofa moral contempornea casi nadie se

  • ocupa de este fenmeno que parece central para lo que es una moral. Slo Kant tena una teora sobre el sentido que tiene el deber moral, pero me parece errada. Para Kant, el sentido de obligacin o deber moral consista en que actuar as es exigido por la razn pura. Puedo dejar al lado la pregunta de si esto tiene un buen sentido dentro de su propio sistema, pero, en relacin a un concepto general de sistemas morales es obvio que no lo tiene, pues los sistemas morales histricos han sido sistemas de exigencias recprocas. Para captar lo que la expresin deber o tener que significan en sus diferentes aplicaciones, sean morales o no, nos debemos preguntar qu pasa a una persona cuando no hace lo que debe o tiene que hacer, en el sentido correspondiente. En el caso de los imperativos recprocos en que consiste una moral, lo que pasa a una persona cuando no acta como debe es la reaccin afectiva (real o posible) de los dems. Es esta reaccin lo que est a la base de lo que los socilogos llaman presin social. Cuando alguien infringe una norma aceptada por esta sociedad, los otros reaccionan con un afecto negativo, el cual podemos llamar indignacin. Un aspecto significativo de este afecto es que en contraste con los dems afectos, por ejemplo temor o envidia, es que este es un afecto compartido, el cual podemos tener slo si suponemos que los otros miembros de la sociedad moral deberan tenerlo igualmente. Esto implica que tambin el que infringe la norma tendr ese afecto cuando sta es violada por otros, y por esto tendr un afecto correspondiente contra s cuando l mismo ha violado la norma, y este afecto es ms o menos lo que podemos llamar sentido de culpa. El sentido de culpa es el correlato del sentimiento de indignacin, pues en dicho sentido se anticipa la indignacin de los dems. Este sistema recproco de indignacin y sentido de culpa constituye lo que se puede llamar la sancin especfica, la cual ocurre cuando las normas morales son violadas, y sin esta sancin no entenderamos qu significa que una norma moral exista en una sociedad. Se me ha criticado por esta concepcin de que normas morales no se pueden entender sin esta sancin afectiva, pero yo creo que sin esta explicacin no se puede entender lo que se concibe bajo deber, es decir, obligacin moral. Cuando reflexionamos sobre qu significa que se exija mutuamente el cumplimiento de normas, la nica respuesta me parece ser que si uno no acta as, estos sentimientos surgen recprocamente entre el actor y los dems.

    Estos sentimientos implican una evaluacin, un concepto intersubjetivo sobre qu significa ser bueno y malo en este sentido. Aqu me aprovecho de una definicin que se encuentra en John Rawls, que dice que un miembro de una sociedad moral es considerado como bueno cuando se porta como los miembros de la sociedad moral lo quieren mutuamente uno del otro. Y con esto entran los conceptos de aprobacin y reprobacin; sta contiene el factor afectivo de la indignacin, en cambio, en aquella se muestra que la apreciacin recproca no se limita al caso negativo.

    El poder apreciar y despreciar, as como tambin el querer ser apreciado son obviamente factores fundamentales de la vida humana. Hay muchos aspectos en que una persona puede apreciar a otra, por ejemplo como violinista o como futbolista. Sin embargo, lo especial de la apreciacin moral es que con ella se aprecia la forma como una persona acta especficamente en relacin a aquellas exigencias que los miembros de una sociedad se hacen recprocamente. En este caso, el desprecio se combina con la indignacin. Asimismo, en el caso de la moral, el sentido de culpa se combina con la vergenza cuando la persona no acta como debe moralmente y, en consecuencia, no slo tiene el sentimiento de prdida de valor propio sino de haber violado determinadas exigencias; con base en estas exigencias y valoraciones recprocas se constituye lo que se llama la conciencia moral. Lo

  • que se teme no es simplemente el desprecio efectivo sino el desprecio posible, pues no slo no queremos ser despreciados sino que tampoco queremos ser despreciables (dignos de desprecio).

    sta entonces es la estructura que me parece ser caracterstica para todo sistema moral, y ahora tendremos que distinguir dentro de esta estructura entre los sistemas morales justificados heternomamente y una moral que sera justificada autnomamente. Para ello es necesario preguntar: cul es la conexin entre estos dos aspectos, el de los sentimientos morales, es decir, indignacin y sentido de culpa, y la justificacin? sta parece ser algo racional y los sentimientos morales son algo afectivo. Lo racional y lo afectivo fcilmente pueden ser vistos como excluyndose, y se me ha reprochado que no se debera mezclar una fundamentacin racional de la moral con una de los afectos. Sin embargo, una tal reaccin me parece ser superficial. Para entender la estructura de una moral debemos reconocer ambos factores y la conexin que existe entre ellos. El hecho de que en una sociedad moral ciertas normas son aceptadas significa que sus miembros exigen el cumplimiento de ellas recprocamente, y esto significa a su vez que ellos tienen los sentimientos morales en relacin a estas normas. Normalmente, una sociedad humana no sanciona ciertos comportamientos arbitrariamente, pues los miembros de una sociedad moral tienen que considerar las actitudes afectivas hacia las normas como justificadas; por ello no puede decirse: o justificacin o sentimiento, sino que lo que se justifica es precisamente que se exige el cumplimiento de estas normas, y esto significa necesariamente que se justifica tener los sentimientos morales hacia las mismas. Slo as se puede entender un aspecto de la justificacin de normas morales que fcilmente queda inadvertido, a saber, que lo que se justifica no es simplemente que as se debe actuar, sino que actuar as se debe ver como bueno, y eso significa que se justifica tener los sentimientos morales hacia estas normas. Por consiguiente, cuando hablamos de motivacin moral, debemos distinguir dos pasos: el primero consiste en las razones que uno tiene para considerarse miembro de la sociedad moral que es definida por tales y cuales normas, es decir, en las razones para tener junto con otros los sentimientos morales hacia estas normas. El segundo paso reside en la pregunta de si uno va efectivamente a actuar moralmente. Ahora resulta fcil decir cul es la relacin entre estos dos pasos.

    As, el primer paso, en el cual se aceptan ciertas normas, implica que cuando stas son violadas, se tienen los sentimientos de indignacin y de culpa. Y en el segundo paso, en el cual se hace la pregunta de si una persona acta moralmente, depender del peso que tenga para ella, en una situacin concreta, el sentimiento de culpa en relacin con sus otros deseos y/o sus bienes prudenciales. La persona puede preferir pagar el precio de tener un sentido de culpa para alcanzar otros bienes. En consecuencia, una persona puede ser inmoral de dos maneras: primero, si no tiene los sentimientos morales se habla entonces de una falta de sentido moral y segundo, si tiene estos sentimientos, pero no deja que sus acciones sean determinadas por ellos.

    Con lo anterior slo quera explicar qu rasgos son caractersticos para una moral en general; en dicha explicacin aparece tambin un buen criterio para poder distinguir las convicciones morales de una persona de sus otras convicciones de valor. El criterio consiste en que, si alguien acta de otra manera, la persona reacciona con los sentimientos morales. Dicho criterio me parece ser mucho ms adecuado que otro que algunos filsofos contemporneos usan para moral, cuando dicen que se trata de reglas u obligaciones que se

  • tienen con los dems. El tener obligaciones morales consigo mismo no debera ser excluido por definicin, pues al menos en reglas morales tradicionales los deberes hacia s mismo han formado una parte importante de las convicciones morales. Si nos preguntamos cmo se comprueba que alguien o un grupo crea que existen obligaciones morales consigo mismo, el criterio obviamente consiste en que tenga sentimientos morales en relacin con como acta uno consigo mismo. Y la pregunta de por qu, en contraste por ejemplo con Nietzsche, una moral nos parece ser algo importante, equivale a preguntarse si nos importa relacionarnos con nosotros mismos y con los otros a travs de los sentimientos morales. Esto entonces es mi esbozo del concepto de una moral en general, por lo tanto, puedo dirigirme ahora al problema de una moral autnoma.

    El contractualismo consista en la construccin de una moral autnoma en el sentido de una moral en el inters propio, pero fracas, o puede fracasar, en relacin con el problema de la obligacin. Hemos visto ahora que la obligacin moral es una caracterstica de toda moral en general, as que se podra pensar que slo tenemos que repetir el programa del contractualismo de manera que se incluya la temtica de la obligacin. Pero esto precisamente no es posible porque el contractualismo est definido por un programa de construir la moral nicamente sobre el inters propio. Si, en cambio, comenzamos con la estructura de la moral en general, y decimos que sta es un sistema de exigencias recprocas que por consiguiente slo se puede justificar recprocamente, y si la justificacin debe tener en cuenta, en contraste con la justificacin heternoma, slo los intereses, esto tiene que referirse a los intereses de todos los miembros de la sociedad moral, no slo a los mos sino a los de los otros, puesto que la moral no debe ser justificada slo para m, sino recprocamente. La diferencia con el contractualismo es pequea, pues segn l cada uno tiene que tener en consideracin los intereses de los dems, pues sin esto no se llegara a un convenio, mientras que en una justificacin recproca de las normas, los intereses de todos forman parte del sentido de la justificacin.

    En este punto podra preguntarse por qu una justificacin autnoma tiene que adecuarse a esta estructura de lo que han sido los sistemas morales hasta ahora, es decir, suponer que la justificacin tiene que ser recproca. No significa esto que para el individuo el resultado podra ser menos favorable y por consiguiente menos racional? Qu podemos entonces contestar al contractualista si l propone liberarse de esta estructura de una justificacin recproca? Podramos incluir esta pregunta en la conversacin de los padres con su hijo. Al final de las conversaciones anteriores el hijo ya haba aceptado una concepcin puramente contractualista de la moral, pero ahora, los padres le propondran tomar en consideracin slo normas que puedan ser igualmente justificadas a los otros. Con esto sera admitido un factor igualitario al sentido mismo de justificacin moral, pues normas que no presuponen que cada miembro de la sociedad tenga el mismo valor no podran parecer justificadas recprocamente, lo cual implica que el hijo tenga que aceptar los puntos de vista de los dems como de igual peso que el suyo propio. Qu motivo tendra yo para esto? podra contestar el hijo desde un punto de vista puramente contractualista. No sera esto un aspecto de heteronoma hacia mis propios intereses?, los padres podran contestar que si quiere evitar las desventajas de una justificacin recproca, tambin tendra que renunciar a sus ventajas. En el contractualismo simple no hay sentimientos morales, no hay una disposicin a reprobacin recproca y por consiguiente no hay conciencia ni un sentimiento de obligacin.

  • La diferencia entre las dos concepciones, la de un contractualismo puro y la de una justificacin recproca, en relacin a los intereses de todos considerados como de igual peso, puede ser elucidada por la siguiente consideracin: En biologa fue introducido recientemente el concepto de altruismo recproco para explicar el comportamiento de muchas especies, en el cual los animales se prestan servicios altruistas tanto dentro de la especie como tambin entre diferentes especies, pero slo bajo la condicin de una reciprocacin; este es un comportamiento de intercambio que funciona sin sentimientos morales y sin conciencia moral. Tambin entre seres humanos existen en ciertas esferas comportamientos que funcionan segn este esquema; un ejemplo es la prctica de bajar las luces en el trfico nocturno. Este comportamiento no tiene normalmente referencia a normas morales, sino que se basa simplemente en la suposicin de que el otro va a reciprocar, y si no, se mete una vez ms la luz larga. Podramos imaginar que haya habido una poca en que nuestros antepasados remotos genticamente todava no tenan la capacidad para sentimientos morales, es decir, que todava no hubieran tenido la capacidad de entrar en una moral en sentido estricto, pero s en relaciones de altruismo recproco, esto es, en relaciones intersubjetivas como las concibe el contractualismo. Por ello, es posible darse cuenta que en comparacin con un tal sistema, un sistema de sentimientos morales representara una ventaja, y que por esto, la capacidad para estos sentimientos se ha impuesto en el curso de la evolucin de nuestra especie. El igualitarismo que parece ser implicado en una justificacin recproca, y que en la moral, en mi opinin, slo puede ser evitado por una justificacin autoritaria, es sin duda una desventaja para los aventajados; pero al otro lado la internalizacin de las normas y los sentimientos compartidos conduce a una mayor cohesin social. Por esto, les puede parecer ser una ventaja tambin a los favorecidos entrar en un tal sistema y por lo menos pretender verbalmente estar en favor de la igualdad.

    Pienso entonces que los padres podran convencer al hijo que se equivoca si cree que en un sistema puramente contractual podra vivir mejor. Pero ahora nos debemos preguntar qu es lo que resulta para el concepto de autonoma si la justificacin no es una justificacin para m sino una justificacin recproca? Desde la perspectiva del inters propio, el tomar en cuenta igualmente los intereses de todos puede parecer, como el hijo ya lo haba temido, un factor de heteronoma, por lo cual resultara entonces que el concepto de una moral autnoma slo se puede entender como autonoma compartida. Lo que quiero decir con este trmino lo puedo elucidar en comparacin con el concepto de autonoma en Kant, en el cual la autonoma es (como ya dije) una autonoma de la razn y no de la persona y su querer emprico. Es una autonoma que no es ni la ma ni la de los otros. Por el contrario, en lo que yo propongo como autonoma compartida se trata de un sistema en que todos se someten a un conjunto de reglas en que la autonoma de cada uno queda limitada, pero solamente por la autonoma igual de todos los dems. Quizs se puede elucidar esto en referencia a una relacin autnoma en la convivencia entre dos personas. La idea de una autonoma compartida entre dos significara que ninguno de los dos quiere tener ms poder que el otro, ninguno somete al otro o se somete al otro, sino que se encuentran en cuanto a poder y sumisin en una relacin simtrica. Anlogamente se puede concebir una sociedad moral. Cada uno renuncia a tanto de su autonoma como es necesario para permitir a todos los otros ser igualmente autnomos. Pero qu motivacin puede tener el individuo para entrar en una tal relacin simtrica? Hay dos maneras de verlo. O lo entendemos

  • instrumentalmente como la nica posibilidad de llegar a una moral no-heternoma, o concebimos esta limitacin de la autonoma propia como un valor para uno mismo.

    Debemos hacer una distincin entre dos sentidos en que se puede hablar de autonoma en relacin con la moral. El primero es el que acabo de explicar, en el cual se trata de la autonoma como principio de justificacin en contraposicin con heteronoma y, en consecuencia, slo puede ser vista como autonoma compartida. Si en cambio se entiende autonoma en el sentido de independencia de juicio, se trata de cmo el individuo juzga su comportamiento en relacin a las normas. Esto es en un sentido de autonoma en el que puede hablarse de un comportamiento autnomo hacia las normas tambin en una moral heternoma. El individuo tiene un comportamiento autnomo hacia las normas morales, sea que estn justificadas autnomamente o no, no cuando aspira ser apreciado afectivamente como bueno sino cuando acta como le parece que es digno de apreciacin, es decir, cuando acta de tal manera que no tiene que despreciarse a s mismo, de tal suerte que actuar as cuando los otros no lo vean y cuando evale la situacin moral de una manera distinta que los dems. Este sentido de autonoma, en sentido de actuar segn el propio juicio autnomo, naturalmente aparece igualmente dentro de la moral de autonoma compartida.

    En el segundo sentido, diferente y quizs algo forzado, el trmino de autonoma puede ser entendido tambin en el sentido de espontneo, lo cual nos conduce a la concepcin de moral que ya mencion que se encuentra en la idea de Schopenhauer de una moral de compasin. Ahora que he aclarado la estructura de una obligacin moral, igualmente contenida en una moral autnoma como heternoma, se puede entender mejor en el sentido de la moral de compasin. La parte de toda moral, y quizs en el caso de la moral autnoma el total de su contenido, consiste en exigir un comportamiento altruista, es decir, un comportamiento en el inters de los dems. Ahora, como la moral es un sistema de normas, el motivo del que acta moralmente no es directamente el bien de los otros sino el cumplimiento de lo que moralmente se exige. De este altruismo moral se puede distinguir un altruismo que acta puramente a base del sentimiento que se tiene para el otro, el cual puede ser compasin, simpata o amor. En consecuencia, pueden distinguirse dos formas de altruismo humano (ambos distinguidos del altruismo en otras especies), a saber, el altruismo moral y el que tiene su motivo en un sentimiento para el otro. Se podra caracterizar este altruismo con base en el sentimiento como altruismo espontneo, el cual no est mediado por un sentido de obligacin. Cuando, por ejemplo, alguien pone en riesgo su propia vida para salvar a otro, lo puede hacer a base de su sentimiento para el otro, o porque si no actuara as, se tendra que despreciar. La accin moral tiene un motivo egosta de segundo nivel, relacionado a la conciencia del valor propio. Naturalmente, en la realidad los dos motivos, el moral y el espontneo, se pueden combinar, pero conceptualmente se pueden distinguir. Lo que la moral de compasin rechaza es lo indirecto y la falta de espontaneidad del altruismo normativo. Lo que la moral de compasin propone no es otro entendimiento de lo normativo, sino que rechaza lo normativo como tal, y por ello, parece entonces ms correcto no llamarla una moral, sino una tica.

    Nos podemos dar cuenta del significado y tambin de los lmites de una tal concepcin recurriendo una vez ms a la conversacin de los padres con su hijo. En el grado en que el hijo acta altrusticamente con espontaneidad, los padres considerarn ese comportamiento como laudable y lo fomentarn, lo cual presenta varias dificultades.

  • Primero, puede ser que en los sentimientos espontneos del hijo hacia los dems prevalezca el gozo de la crueldad sobre la compasin. Segundo, hay regiones importantes de la moral, como aquellas de las virtudes de la justicia y de la confiabilidad, en que la compasin puede conducir al error. Tercero, y ste es el punto ms importante, al sentimiento le falta el aspecto de universalidad o quiz debera decir de generalidad, y a partir de l, por s solo, no puede salir nada de normativo. Por consiguiente, la compasin no puede reemplazar el inters propio como base de la moral, pues una moral no-heternoma slo puede ser generada a base del inters propio. Sin embargo, es posible darse cuenta que una moral de autonoma compartida puede y quizs tiene que incorporar el motivo de la compasin.

    Hasta aqu he hablado de la moral en primer lugar desde la perspectiva del actor. Pero dentro de una comunidad moral cada persona tiene siempre tambin el rol de espectador. El inters de ste es simplemente que los dems acten moralmente, por esto elogiamos a los que actan bien, lo cual conduce a elogiar tambin toda accin altruista hecha por compasin. Lo anterior explica por qu decimos de una persona de manera enftica que es una buena persona, cuando no acta simplemente por motivos morales, sino tambin por compasin y simpata. Por lo tanto, ser compasivo y fomentar la propia capacidad hacia una compasin activa llega a ser considerado una virtud moral.

    Una vez que es as, esto produce un cambio en la compasin misma, pues de este modo sta pierde la no-universalidad que haba tenido como sentimiento natural. La razn de por qu la compasin como tal no poda servir como base a la moral fue la falta de universalidad de la compasin natural. Pero, una vez que la compasin se ve incorporada a la moral llega a tener el carcter de un sentimiento generalizado.

    Lo anterior conduce a una repercusin en el carcter de generalidad de la moral misma, pues la moral que se genera a base del inters propio tiene una tendencia hacia querer limitar el mbito de la sociedad moral. Pero, una vez que la idea de una compasin generalizada entra en la moral, sta se extender a todos los seres humanos y tambin a los dems seres capaces de sufrimiento quizs, en contraste con pocas anteriores, hoy tambin tenemos un inters pragmtico de extender la moral de una manera universal. Pero esta moral es esencialmente recproca, y por esto parece limitada a los seres humanos y en particular a aquellos que tienen la capacidad de actuar moralmente. En cambio, para la compasin, una vez que uno la entiende como generalizada, una tal limitacin no existe. Esto conduce dentro de la conciencia moral a una tensin que en mi opinin no se puede resolver. El inters propio y la compasin parecen ser las dos races de una moral no-heternoma, siendo aqul (el inters propio) la raz primaria, porque slo as se puede generar un sistema de exigencias recprocas; pero una tal moral, basada en el inters propio, conduce por s misma a incluir la otra raz, y una vez que eso se realiza y que la compasin llega a ser generalizada, no hay una razn fuerte para limitar la compasin al mbito de reciprocidad, y creo que la tensin que as resulta est a la base de algunas de las contradicciones que vemos en las discusiones morales contemporneas.

    En conexin con la compasin universalizada nos encontramos con lo que se llama la bondad de corazn, una actitud de benevolencia generalizada. Cmo podemos entender una tal actitud? Como parece ser una actitud generalizada, no parece ser algo que una persona tendra por naturaleza, ya que es difcil concebirla sin el fondo de una tradicin, sea moral, religiosa o mstica. Esto conduce a la pregunta de si la moral, es decir, un sistema de exigencias recprocas, es la nica fuente posible de generalizacin de sentimientos

  • altruistas. La concepcin de una compasin universal en el budismo mahayana parece sealar en otra direccin la universalizacin del sentimiento altruista, el cual no parece tener, en el budismo, una base moral sino mstica; en sta, el ser humano retrocede de su egocentricidad, y esto puede conducir a un sentimiento altruista universalizado. El sentimiento es el mismo hacia todos, no por razones morales, sino porque ya no se tiene una razn egocntrica para una discriminacin.

    Parece entonces que hay dos posibles fuentes para una actitud igualitaria en las relaciones intersubjetivas; por un lado, la igualdad que est implicada en una justificacin recproca, y por el otro, la indiferencia que surge cuando una persona retrocede, por motivos msticos, de su egocentricidad. Esta segunda posibilidad de una extensin universal e igualitaria de la compasin ya no parece que la podamos designar como una moral. Se trata de una actitud que, dentro de la tradicin occidental, se ha llamado lo supererogatorio, y eso de hecho tiene un origen religioso y mstico en la distincin que haba hecho Jess entre una moral de mandamientos y lo que llam el reino de Dios (Mateo 19:16).

    Quizs deba entenderse esta perspectiva hacia la bondad de corazn dentro de una reflexin sobre cmo entender el sentido de una moral autnoma slo como un apndice. Sin embargo, se podra ver la bondad de corazn tambin como la perfeccin de la actitud moral misma. Si definimos lo moralmente bueno como aquello que deseamos recprocamente, en vez de definirlo como lo que exigimos recprocamente, tambin la bondad de corazn se podra subsumir bajo el concepto de lo moralmente bueno. La bondad de corazn es, aunque ya no un objeto de exigencias y mandamientos, un objeto de admiracin.

  • Fecha de recepcin: 31 de marzo de 2006