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TU HISTORIA ES NUESTRA HISTORIA

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TU HISTORIA ES NUESTRA HISTORIA

TU HISTORIA ES NUESTRA HISTORIAA R G E N T I N A • B R A S I L • C H I L E

Para Andina cumplir 65 años es un hito digno de ser celebrado y compartido. Es por ello que, en el marco de esta conmemoración, decidió invitar a sus trabajadores a inspirarse y escribir de manera libre y espontánea sobre aquellos momentos que por alguna razón

marcaron sus vidas en la empresa.

Así nació el concurso “Tu Historia es nuestra Historia”, con la intención de rescatar lo más representativo de Andina y motivarlos a hacer un alto en el ajetreo diario para volver a emocionarnos recordando situaciones memorables que hablan de amistad, de trabajo en

equipo, de logros y también de penas.

Recibimos más de 50 historias en las operaciones de Argentina, Chile y Brasil; todas valiosas y escritas con honestidad y dedicación. De ellas, el jurado seleccionó una

historia ganadora por cada país y 15 menciones honrosas para ser publicadas en esta edición especial.

Para la compañía lo más satisfactorio de esta actividad fue constatar que sus trabajadores se sienten parte de ella, y entienden que su labor -cualquiera sea ella- es importante dentro de la organización. Ese es el espíritu que queremos promover, porque todos

formamos un gran equipo que con esfuerzo y compromiso hemos construido juntos la historia de Andina.

Porque la historia de Andina se escribe con la historia de todos

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Andina Brasil

Secretaria EjecutivaZélia Cavalcante de Melo

i las mejores historias empezaran con “era una vez....”la mía no podría ser diferente. Entonces… Era una vez una

tímida muchacha, que fue invitada a hacer su práctica en Coca-Cola. En ese momento, ella tuvo la certeza de que el universo conspiraba a su favor. Recuerdo hoy los detalles de mi carrera. Y siento orgullo de contar un resumen de mi trayectoria, conquistada a lo largo de casi 39 años de amor y dedicación a la empresa, y a los grandes amigos que conquisté.

A partir del 16 de febrero de 1973, primer día de trabajo (fíjense, mi mamá me llevó al trabajo, ja, ja), créanmelo, fue amor a primera vista. Empecé en el área de informática, como perforadora (dactilografiaba en las tarjetas los resultados de las ventas de todas las unidades de la empresa), sentía mucho orgullo de estar participando en el balance de las ventas. Hoy estoy trabajando en la Dirección Financiera, como secretaria. Durante este período hice varios cursos dentro de la empresa, que me ayudaron en esta linda trayectoria, no sólo ampliando mis conocimientos, sino también promoviendo mi crecimiento y madurez, como persona y profesional. Mi vida era la empresa, mis amigos eran mis colegas de trabajo, y, como no podría dejar de ser, terminé casándome con un analista de sistemas, que trabajaba en la empresa. Tuve mi hijo, que casi nació dentro de la empresa; todavía faltaban unos 15 días, pero, yendo para el trabajo, un bus chocó mi automóvil, lo que me dejó muy nerviosa. Ese mismo día, en la fila del restaurante, en la hora de almuerzo, la bolsa reventó y tuve que salir corriendo para el hospital, donde nació un bello chiquillo, que hasta hoy me dice que mi primer amor es la empresa y después viene él (lo que no es verdad, son amores distintos). Para que se hagan una idea, hasta mi perrita bebía Coca-Cola. Conocí muchas personas en esta trayectoria como secretaria y tuve muchos desafios, con culturas y lenguas diferentes; esto a veces me puso en situaciones difíciles y otras al menos graciosas: ej.: cuando querían una cosa, decían: “¿puedo

molestarla?”. Y aún me confundían: “¡Estoy yendo para allá!”, y de pronto aparecían delante de mí. Son tantas situaciones qué podría escribir un libro. Todas fueron muy especiales y las guardo con mucho cariño en mi corazón, pues cada persona que pasa en nuestra vida, pasa sola; es porque cada persona es única, y ¡ninguna sustituye a otra! Comparto con Uds. el secreto de mi éxito, o sea una persona realizada, feliz y de bien con la vida. Primero tiene que creer, y continuar con una vida de dedicación, compromiso y persistencia, principios, ¡aah! Esos son fundamentales, son valores que vienen

de la niñez. Aprendí con mi madre que el mejor camino es siempre ser honesto, es poder poner la cabeza en la almohada y dormir en paz. ¡Tener fe, creer siempre! Con el pasar de los años la resistencia física disminuye, hay una serie de compromisos que necesitamos cumplir: casa, hijos, marido, cuentas y mil preocupaciones.

Comparándonos con los más jóvenes parece, digo parece, que sólo tenemos desventajas, y créanmelo, es así mismo. Pero entonces, ¿cómo competir con ellos? No compitiendo. Mi táctica fue justamente no competir con ellos, y sí creer en mí, usando mi mayor ventaja, la experiencia. Enfrenté todo como una lección de vida, aprendí de mis errores, e incluso de los errores ajenos. Lo que pasó no es tan importante. Lo que realmente importa es lo que hará Ud. para que suceda. Si Ud. tiene un sueño, transfórmelo en realidad, fíjese metas y trabaje para alcanzarlas. La familia, a pesar de los conflictos, es fundamental para no perder de vista lo importante, los hijos y marido. No son obstáculos, ¡son nuestra fuente de inspiración y fuerza! El secreto es el equilibrio entre empresa y familia. No esperé siempre alcanzar mis objetivos. Pero no por eso desistí de lo que quería conquistar. Si Ud. tiene fuerza de voluntad, en algún momento la oportunidad irá a aparecer, y Ud. va a ver que valió la pena, que a veces parece estar tan lejos, pero la verdad está más cerca de lo que Ud. imagina. No hay que desanimarse jamás, aun cuando el resultado no sea lo esperado. ¡Abrazos y éxitos a todos!

“Conocí muchas personas en esta trayectoria como secretaria y tuve

muchos desafíos, con culturas y

lenguas diferentes”.

“… siento orgullo de contar un resumen de mi trayectoria, conquistada a lo largo de casi 39 años, de amor y dedicación a la empresa, y a

los grandes amigos que conquisté”.

S

Primer Lugar:

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“Toda la familia estaba orgullosa de ver cómo el “chico

del aseo” lograba ser un operador de planta

de Embotelladora Andina”.

i inicio en Embotelladora Andina comienza de una manera obligada. Estudiaba en Tercero Medio y con la autorización de mis padres pude ingresar para la

temporada de verano. Dos meses distintos, enero y febrero, que normalmente eran de vacaciones, esta vez fueron de trabajo, y fue particularmente distinto: me desempeñé como personal de aseo. Como fue trabajo de verano, no me importó lo modesto del mismo y aunque la primera semana fue difícil, rápidamente me adapté. Era el año 1995 y mi primer jefe fue don Roberto Góngora, antiguo supervisor de turno de Andina. Él me enseñó a ver la tarea como algo normal, “alguien debe hacerlo”, me decía. Ese verano limpié pisos, baños y equipos, también entregué elementos de limpieza y cada vez que realizaba las tareas en las salas, miraba las máquinas. Me gustaba ver las botellas en los transportes; y en mi casa, a todos les contaba cómo pasaban una tras otra. Eran interminables filas y, aún haciendo la tarea de limpieza, ya me gustaba trabajar en Andina.

El verano terminó e inicié mi Cuarto Medio. Pronto egresé como Mecánico Automotriz. Recordarán que en esos años aún era bien visto una carrera de colegio industrial, así que rápidamente encontré práctica en transportes. Me desempeñé en forma correcta, y tuve las mejores calificaciones, pero por falta de una vacante en los talleres no fui considerado para seguir como mecánico. Lamentablemente tampoco encontré una alternativa similar y ya, a mi corta edad, tenía una familia y mi primer hijo había nacido. No podía estar mucho tiempo sin trabajo a la espera de una vacante, así que postulé a una empresa de servicios.

Su nombre era Duroclean y contrataba personas para realizar labores externas en diferentes empresas. Pronto me enteré de que el destino se encargaba de poner a Embotelladora Andina nuevamente en mi camino. Sin saber, fui seleccionado para ingresar al servicio de guardarropía de los vestidores de la planta Andina. Aunque pertenecía a una empresa externa, me sentía como en casa, conocía a la gente y aunque el trabajo significaba solo turno de noche, durante los seis meses lo hice con responsabilidad. Me comprometí a entregar lo mejor de mí. El trabajo también consideraba hacer aseo en pisos e incluso limpiar baños, pero de todas maneras, me gustaba estar aquí y compartir con la gente. Con el tiempo fui conociendo la planta, a la gran familia Andina y muchos me decían que postulara a embotellación. Sentía el cariño de la gente y su

ánimo me dio fuerza para entregar mi primer currículum. Lleno de nerviosismo llegué al Departamento de Personal, pensando en cómo verían a una persona encargada del aseo y si podrían considerarla para integrar la planta. Para sorpresa mía, fui muy bien recibido, y, mejor aún, le dieron prioridad a mi solicitud. Fui llamado una semana después.

El 3 de agosto fue mi inicio como operador de Embotelladora Andina y las labores fueron variadas, pero la más extensa fue en el paletizado manual de línea 2. Una tarea dura y de mucho esfuerzo, pero nada comparado con lo que vendría casi al terminar mi contrato. El 30 de diciembre, mi hijo cayó gravemente enfermo. Le diagnosticaron meningitis meningocócica; estuvo dos semanas en la UCI y luego otras tres en recuperación.

Después de todo, la falta de trabajo me permitió estar con él todo el tiempo y el finiquito, mantenernos económicamente. Fue nuevamente un verano distinto, pero gracias a Dios, todo salió bien para mi hijo. Luego de un tiempo, se inició un ir y venir a Embotelladora Andina. Pasaron tres períodos de temporada, en los que me mantenía haciendo labores de paletizado manual. Seguía esforzándome para entregar lo mejor, pero cada ocho meses de contrato, debía estar cuatro fuera. Ya casi al terminar

“Espero que mi aporte sea lo que

necesita esta noble empresa para seguir

siendo la número uno y se mantenga como el mejor lugar del mundo donde yo

pude trabajar”.

MAndina Chile

Operador KettnerMauricio Rebolledo

Segundo Lugar:

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el tercer período y luego de mucho andar, inicié mi período de temporada indefinido. Seis meses más en línea 5 y luego otros 18 meses en la planta de carbonato, me hicieron merecedor del deseado contrato indefinido. Mis ganas de crecer, mis optimismo y el creer en ese esquivo anhelo me hicieron dar lo mejor. La disponibilidad para aprender y el respeto a mi superiores dieron los frutos esperados. Toda la familia estaba orgullosa de ver cómo el “chico del aseo” lograba ser un operador de planta Embotelladora Andina.

Actualmente, estoy en línea 8, en el paletizado de producto no retornable. Un proceso de altos requerimientos y, como todos saben, es la línea más eficiente de la planta, por lo que requiere de mayor

atención. Me esfuerzo por mantener las mantenciones operativas al día, la lubricación y la limpieza son mi constante preocupación. Aquí somos sólo cinco operadores por

turno. Ellos tienen títulos técnicos de Inacap, incluso uno es ingeniero, y aunque solo cuento

con mi humilde Cuarto Medio, siempre me he sentido integrado al equipo. Mi jefatura respeta mi

trabajo y soy considerado por todos, sin exclusiones. Como apoyo a la autonomía, los operadores de la línea tenemos perfil SAP. Personalmente resuelvo avisos, veo el programa de producción y solicito materiales de bodega. Hoy me capacito constantemente con la metodología TPM, incluso ya pasé todas las auditorías y espero, pasar con mi equipo de paletizado la última barrera y estar en el paso 4.

La familia Rebolledo se compone de Andrea, la mamá; Franco, el hijo; Juan, el menor, y el papá Mauricio, orgulloso de lo que hemos logrado en Andina, que por el compromiso adquirido en conjunto entre operador y Andina me permitió crecer laboral y profesionalmente. Sin duda Andina también me dio el respaldo económico para obtener mi casa en un buen barrio, y una educación impensada para mis hijos. Franco, el próximo año, inicia su técnico en Inacap en cocina. Ya terminó Gastronomía y está completando su práctica.

El menor, este año, terminará la básica y ya me proyecto para darle la educación que él decida, y, lo que es seguro, no tendrá que trabajar a tan corta edad como pasó conmigo.

Lleno de orgullo muestro mi pasar por Andina. Son 14 años iniciados en el aseo de la planta, otros durísimos tres en el paletizado manual con contrato temporada y ya son 10 años como operador de planta, y lo más gratificante es ser titular en la línea de producción más importante de la compañía. ¿Quién pudo pensar que desde mi humilde inicio hasta hoy, y que con el cumplimiento de las oportunidades brindadas, me permitirían mirar con optimismo el futuro, ver logros obtenidos, mi casita propia o una mejor educación para mis hijos? Cómo no agradecer a Dios la oportunidad de estar en el momento apropiado, a la consideración de mis pares y jefatura, a mi familia entera, a los que creen en mí y a todos los que marcaron mi camino. Espero que mí aporte sea lo que necesita esta noble empresa para seguir siendo la número uno y se mantenga como el mejor lugar del mundo donde yo pude trabajar.

“...y ya son 10 años como operador de planta, y, lo más gratificante es ser titular en la línea de producción más

importante de la compañía”.

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sta historia está basada en un hecho real y data del 1 de febrero de 1993, un año después de haber finalizado mis estudios secundarios en la ciudad de

Rosario, Argentina.

Yo era un empleado de una cadena de supermercados regionales de la ciudad de Rosario denominada “La Gallega”. Con tan sólo 19 años me desempeñaba como repositor del sector de bebidas y experimentaba mis primeros pasos como trabajador en relación de dependencia; es más, era mi primera experiencia laboral seria.

En el trajín diario, conocí a Sergio, él era repositor de Coca-Cola. Más allá de su simpatía, me llamaba mucho la atención que a diferencia de otros repositores externos, él siempre estaba con un uniforme impecable y siempre el denominador común en su desempeño era el buen humor. De allí nació una relación de

amistad donde él siempre me contaba acerca de los beneficios que percibía, desde su remuneración hasta los premios, incentivos, el buen trato, el excelente ambiente laboral y demás virtudes de la empresa. Con el correr del tiempo le consulté cómo debía hacer para presentar un CV en la empresa y él me respondió:… sólo debes presentarte con tu actitud de todos los días en Casilda 7302 y esperar que alguien te reciba; menciónale que trabajas como repositor en un supermercado y que me conoces, como para que yo pueda dar referencias de tu gestión.

Recuerdo que hablé con mis padres del tema, les mencioné que no encontraba satisfacción en lo que estaba haciendo, dado que para ese entonces y debido a mi contextura física me habían retirado de la góndola de bebidas y me reasignaron tareas de fuerza bruta. Les hablé de que tenía planes de buscar algo que estuviera más relacionado con lo que me gustaba, obviamente ellos sin dudarlo un segundo me apoyaron por completo y comenzó la historia con Coca-Cola.

Sin dejar de trabajar en el supermercado, donde todos los días lunes tenía franco ya que trabajaba también los días domingo, decidí utilizar este día libre para presentarme en Coca-Cola y pedir trabajo. Esa primera vez fue muy tensa, yo no tenía mucha experiencia en entrevistas laborales, pero de todas formas me puse la mejor ropa que tenía, salí de mi casa a las 06.00 am, tomé dos líneas de colectivos distintas, dado que mi residencia estaba a 10 km en ese entonces de la planta de producción,

y me presenté a las 07.00 am. De más está decirles que los únicos que estábamos a esa hora era el personal de limpieza y quien suscribe parado en la puerta de ingreso, aguardando que alguien me orientara. Recién por las 7.30 am comenzó a llegar gente, todos muy bien vestidos, con trajes espléndidos, todos me saludaban amablemente, hasta que uno de ellos me preguntó si necesitaba algo, le dije que quería presentarle mi CV al gerente de la empresa que, en ese entonces, se denominaba “Rosario Refrescos S.A.”. Este hombre se ofreció gentilmente

“Tú te llamas Rodrigo Rodríguez, vives en la calle Rodríguez, eres de Rosario y quieres

ingresar a Rosario Refrescos. Es más, tu padre se llama Roberto Rodríguez; esto es demasiada

coincidencia y puedo asegurarte que serás un gran vendedor dentro de esta empresa”.

E

“...les hablé de que tenía planes de buscar algo más relacionado con lo que me gustaba, obviamente ellos sin dudarlo me apoyaron

por completo y comenzó la historia con Coca-Cola”.

Andina Argentina

Team LeaderRodrigo Alejandro Rodríguez

Tercer Lugar:

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a entregárselo personalmente, ya que el gerente aún no había llegado, pero mi respuesta fue que prefería esperarlo. Entonces esta persona me invitó a pasar y esperarlo en el hall de entrada; le agradecí gentilmente su amabilidad y me senté a esperar. Luego de unos 30 minutos llegó una señorita muy agradable, que se presentó diciéndome que era la telefonista y que se ocuparía personalmente de manifestarle al gerente mi presencia. La espera fue muy larga, dado que una persona que no era el gerente me atendió recién a las 11.30 am. Se presentó muy rápidamente y me recibió el CV, prácticamente sin abrirlo me dijo que el gerente estaba en una reunión

muy importante y que él se lo entregaría en tiempo y forma. Me consultó si había detallado algún teléfono en el CV y que cualquier duda me llamaban.

Fue una primera experiencia con Coca-Cola que me desilusionó bastante. Recuerdo que llegué a mi casa a las 14:00 hrs., aproximadamente, y con cara de pocos amigos les dije a mis padres que no me había ido bien y que seguramente ese trabajo era para unos pocos elegidos. Ellos, con todo su aplomo y experiencia me explicaron que nadie en la primera entrevista conseguía el trabajo de sus sueños, que debía ser perseverante y si verdaderamente quería ese trabajo, debía pelear con todas mis fuerzas para obtenerlo. Tomé sus palabras como un consuelo y aguardé hasta el próximo mes.

Desde ese día me presenté el primer lunes de cada mes, cuando tenía franco en el supermercado, durante 11 meses consecutivos, presentando 11 CV nuevos, realizados en máquina de escribir y

sacándome 1 foto 4X4 actualizada cada vez que me presentaba (dado que en ese tiempo no existía el scanner, el mail, las cámaras digitales, ni mucho menos las computadoras

para almacenar archivos). En el transcurso de ese año me fui haciendo amigo del personal de

limpieza, la telefonista, el muchacho que servía café, los que pasaban por delante del hall de entrada, de los

camioneros que encontraba temprano cuando llegaba y me llegué a entrevistar con 2 gerentes diferentes, los cuales me atendían muy bien pero coincidían en su repertorio, leían el CV y me decían que cuando surgiera alguna vacante me tendrían en cuenta.

Allá por febrero de 1994, el domingo previo al primer lunes

del mes, les dije a mis padres que ese lunes disfrutaría el franco que me otorgaba el supermercado y dejaría de ir en busca de un sueño que estaba cada vez más lejano. Mi madre, una enorme luchadora, me dijo que no bajara los brazos, que hiciera un último esfuerzo, que les ganaría por cansancio, que una persona que perseveró tanto merecía una oportunidad. Yo de todas formas le dije que ya había tomado la decisión de no ir más, pero el quiebre se produjo cuando mi madre me miró a los ojos y me pidió por favor que lo hiciera por ella, que me presentara al menos una vez más. Cómo iba a decirle no a mi madre, así que me preparé la ropa, saqué la máquina de escribir “Olivetti”, armé el CV, pegué la foto, lo guardé en un sobre y puse el reloj despertador a las 05.45 am como para llegar a las 07.30 am a Rosario Refrescos S.A.

La rutina fue similar a la de las otras 11 veces, a diferencia que esta vez el gerente me atendió más tarde que nunca, a las 12.15 pm. Se acercó una persona de baja estatura, pero de mucha

presencia y personalidad, se presentó como el gerente de ventas (su nombre era Juan Clifford) y me invitó gentilmente a pasar a esperarlo en su oficina. Cabe destacar que Juan era el tercer gerente que conocía y nada me hacía presagiar que las cosas serían distintas.

Ingresé a la sala, me dirigí a la oficina en que me habían atendido las 11 veces anteriores y se generó la siguiente conversación:

J.C.: ¿Por qué me aguardas en esta oficina?

R.R.: Discúlpeme, Sr. es que aquí me habían entrevistado las veces anteriores.

J.C.: Por favor, acompáñame a esta otra oficina. Esa pertenecía al gerente anterior y el mismo se ha retirado de la empresa.

J.C.: Dime, me dijiste que habías venido otras veces, ¿en cuántas oportunidades te has presentado?

R.R.: Esta es la vez número 12, es decir; me he presentado una vez al mes durante un año.

J.C.: y… dime, ¿por qué persistes tanto?, ¿no te cansas de venir?, ¿tanto deseas vender nuestros productos?

R.R.: No estoy cansado, siento que es lo que quiero hacer en la vida, quiero ser vendedor de Coca-Cola.

Juan Clifford repasó rápidamente el CV y me dijo en voz alta:

J.C.: ¿Tú crees en las coincidencias?

R.R.: Sí creo, pero no sé a qué se refiere.

J.C.: Tú te llamas Rodrigo Rodríguez, vives en la calle Rodríguez, eres de Rosario y quieres ingresar a Rosario Refrescos. Es más, tu padre se llama Roberto Rodríguez; esto es demasiada coincidencia y puedo asegurarte que serás un gran vendedor dentro de esta empresa.

Fue la entrevista más corta de todas, pero había sembrado una ilusión enorme, ya sea por las coincidencias que Juan había encontrado en mis datos personales, pero por sobre todas las cosas, me había anunciado que sería un gran vendedor. Tengo

que reconocer que me fui un poco confundido pero contento, luego tomé los dos colectivos que me llevaban de regreso a mi casa y cuando llegué tipo 15.00 pm estaban esperándome mis padres y saltando de alegría me abrazaron y me dijeron, “no te demores en almorzar, te llamaron de Coca-Cola y debes realizarte un examen médico hoy mismo a las 16.30 pm” Obviamente tampoco existía el celular; mi confusión era tal que les pedí que me acompañaran nuevamente a la parada de colectivos para que me explicaran con más detalle la citación y desde allí dirigirme a la clínica donde debía realizarme los estudios. A las 17.30 pm finalicé los análisis y a los cinco días me informaron que debía presentarme el 1 de marzo de 1994 para el puesto de vendedor de Coca-Cola.

Desde esa fecha y hasta hoy, ya pasaron 17 años. Agradezco a mis viejos, en particular a mi madre, la perseverancia y la enorme intuición para convencerme de ir una vez más en busca de mis sueños. Hoy tengo dos hijos y seguramente les traspasaré toda esta historia y/o experiencia y conocimiento para ser un buen vendedor, pero por sobre todas las cosas un hombre de bien.

Hoy me desempeño como responsable de la locación Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, una sucursal de ventas de la región Litoral, con 42 localidades aledañas que también se manejan desde esta pequeña localidad de 80 mil habitantes. Somos el 5,5% del volumen de la región Litoral y el 1,9% del volumen de EDASA.

“Desde ese día me presenté el primer lunes de cada mes, cuando tenía franco en el supermercado, durante 11 meses

consecutivos, presentando 11 CV nuevos, realizados en máquina de escribir”.

“Hoy me desempeño como responsable de la locación Venado Tuerto, provincia

de Santa Fe”.

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uisiera compartir con ustedes parte de mi historia, una historia que a pesar de tener un feliz desenlace,

desearía jamás haber vivido. Una historia que espero ningún otro padre deba contar algún día y que afectó lo más profundo de mi vida personal, pero que al mismo tiempo, me dio la oportunidad de conocer a mis compañeros y amigos que ni siquiera sabía que tenía en Embotelladora Andina y del apoyo incondicional que recibí de ésta.

Este capítulo de mi vida se remonta a febrero del año 2001. Todo comenzó cuando jugaba con mi hija menor, Camila Leyton, quien se encontraba próxima a cumplir ocho años de edad. Ella empezó a presentar dolores de cabeza que se atenuaban al

suministrarle un Panadol, pero para preocupación de todos cada día se volvían a repetir con mayor intensidad, por lo que tuvimos que dejar de compartir esos días de juego. Pasó una semana y a esa fecha, ya despertaba con dolores de cabeza. Por este motivo y con mucho miedo decidimos llevarla al Centro Médico de San Joaquín. Creo que nadie se imagina el terror que sentí en ese momento. Pensar que después de ese viaje al hospital, mi vida y la de mi familia cambiaría. Luego de un chequeo, no encontraron nada anormal, pero nos recomendaron hacerle un scanner por precaución. La llevamos al Hospital Clínico de la Universidad Católica y le realizaron el scanner. Una vez terminado el examen, para sorpresa de todos, el médico se nos acercó y nos dijo que esperáramos, porque el examen lo iban a entregar inmediatamente. Mi hija con su mamá decidieron irse, pero yo esperé. Cuando me entregaron el resultado, casi me

desmayé de angustia y dolor, el resultado decía: “tumor cerebral”. En ese momento sentí que mi vida se acababa. No recuerdo cuántas monedas ocupé al llamar por teléfono para avisar en la casa y decirles que tomaran inmediatamente una hora al neurólogo. Con los nervios me equivocaba al marcar el número.

Yo trabajaba en la sucursal de Renca y avisé llorando a mi trabajo. En ese tiempo mi jefe directo era don Manuel Cruz y la jefa de la sucursal era la Srta. Alejandra Barraza. No dudaron en prestarme todo el apoyo que fuera necesario y decirme que me tomara el tiempo que estimara conveniente,

que mi trabajo me iba a estar esperando sin problemas. Este apoyo fue muy importante y necesario para mí, para poder luchar por mi hija Camila.

Luego de visitar varios neurólogos que se tomaban la cabeza al ver las imágenes del examen de mi hija Camila y decirnos que nos habíamos subido al tren de la oncología, no recuerdo la forma ni el porqué llegamos con mi hija al hospital Sótero del Río, pero pronto lo sabría.

Mi hija pasó la noche en el hospital sin que nos permitieran verla, sólo al día siguiente pudimos estar un ratito con ella. Ahí nos dimos cuenta que la ingenuidad es parte de todos los niños y creo que ese día viví la escena más desgarradora que un padre podría presenciar. Cuando hablamos con Camila, ella nos dijo: “Papá, el papel que está en mi cama está malo, porque dice

Andina Chile

Auditor de ExistenciasRichard Leyton

“Tomé el desafío con gran responsabilidad y me prometí responder poniendo todo mi esfuerzo y de esta forma agradecer la confianza y el apoyo

brindado por la empresa”.

Q

“…mi jefa, la Srta. Alejandra Barraza, me

da una gran noticia: tenía aprobada una beca para

estudiar una carrera profesional. Una vez más la empresa me daba un espaldarazo, ahora en

mi desarrollo personal y profesional”.

Mención Honrosa

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que tengo un tumor cerebral, pero yo sólo tengo un líquido en la cabeza, ¿verdad? En ese instante la miré, y sonreí; le dije que iría a anunciarle al médico el error de su papel y en cuanto salí de la sala lloré desconsoladamente, pensando en mi hija, pensando en qué pasaría si estas fueran las últimas veces que pudiera compartir junto a ella y disfrutar de su sonrisa.

Nunca habíamos ido a un hospital con ninguna de mis hijas y en esta situación tan grave y extrema la teníamos ahí. Decidimos trasladarla al Hospital Clínico de la Universidad Católica, pero en ese minuto y sin saber por qué se nos acercó una doctora y nos dijo: “Por la tarde vendrá el doctor Butrón; él es especialista en cabezas chiquititas”, y decidimos esperarlo.

A veces he llegado a pensar que esta doctora fue un ángel que Dios puso en nuestro camino y que nos ayudó a tomar la decisión de no trasladar a Camila en ese instante.

Más tarde, cuando vimos al Dr. Butrón, ya había examinado a Camila. Nos

llevó a una oficina y nos dijo: “Para mí la conclusión del scanner realizado en la

Católica está errado. Según mi experiencia, la edad de la niña y la ubicación del tumor, éste debería ser un tumor benigno y

perfectamente operable. Con suerte y si Dios así lo quiere, sería un caso para archivarlo”.

La alegría que sentí en ese minuto era indescriptible. Después de

haber pasado dos días llorando a solas y haciéndome el fuerte cuando estaba con Camilita, sin saber si había dormido o no, esta noticia me hizo entender por qué habíamos llegado con mi hija al hospital Sótero del Río. Me dio esperanza y me hizo creer que quizás todo estaría bien.

En ese momento le dije al doctor que quería que él fuera quien la operara, pero la queríamos llevar a la Católica, pero él me dijo que sólo operaba en la Clínica Alemana y que era carísimo. Entonces consulté en Andina y me dijeron que el seguro, en ese entonces ING, me iba a cubrir una gran parte de los gastos, además el convenio colectivo con Consalud iba a hacer otro tanto. Dados los beneficios de la empresa, la trasladamos sin pensarlo.

Finalmente, mi hija fue operada en la Clínica Alemana el 3 de marzo de 2001, en una operación que duró más de ocho horas.

Las resonancias nucleares a las que se sometió antes de la operación parecían comprobar la teoría del Dr. Butrón. Y así fue. Lograron extirpar el 100% del tumor y la biopsia confirmó que era un tumor benigno grado 1, el más benigno de todos.

Mi hija tuvo una recuperación asombrosa, que al propio doctor Butrón sorprendió y nos decía que le gustaría que todos sus pacientes tuvieran la misma respuesta.

Al noveno día le dieron el alta y la tuvimos de nuevo en la casa, pero ahora había que ver cómo se iba a pagar la clínica. La deuda ascendió a 10 millones de pesos y tal como me habían orientado en la empresa, el seguro cubrió la mitad y la isapre

unos tres millones y medio, por lo tanto quedamos con una deuda aproximada de un millón quinientos mil pesos.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando volví a trabajar y en la sucursal Renca todos se habían organizado para hacer una comida en beneficio de mi hija Camila.

Realizaron una cena en la que participaron todos. El personal de casino se ofreció para cocinar esa noche; un joven que trabajaba en promociones puso la iluminación y el sonido; un conductor, el Sr. Rafael Godoy, dio un espectáculo imitando a Luis Dimas; otro conductor, el Sr. Luis Saavedra, donó una gargantilla de oro con un corazón para que la rifaran. Se consiguieron premios con eventos especiales, participó parte del grupo folclórico de la empresa y fueron los títeres de Rolando Olmos. El papá de una compañera hizo las veces de martillero público y realizaron un remate. Todo esto animado por Daniel Carrasco. En fin, podría ocupar varias páginas nombrando personas, pero quisiera destacar muy especialmente a mi compañera de trabajo la Srta. Marcela Hernández, quien fue la creadora y organizadora de este evento, y a la Srta. Alejandra Barraza, que no dudó en apoyarla.

Se reunieron más de un millón de pesos, dinero que me sirvió para pagar la deuda en la clínica e incluso sobró para poder pagar parte de las siguientes resonancias nucleares de control.

Justo pasado un año de lo sucedido, en marzo de 2002, cuando a mi memoria se venían los recuerdos de esta historia, mi jefa, la Srta. Alejandra Barraza, me da una gran noticia: tenía aprobada una beca para estudiar una carrera profesional. Una vez más la empresa me daba un espaldarazo, ahora en mi desarrollo personal y profesional. Recuerdo que pensaba cómo podía ser tan distinto lo vivido de un año a otro. Tomé el desafío con gran responsabilidad y me prometí responder poniendo todo mi esfuerzo y de esta forma agradecer la confianza y el apoyo brindado por la empresa.

En el año 2006, me titulé de Contador Auditor en el Inacap de Maipú, obteniendo un reconocimiento al mejor promedio de todos los contadores auditores, un galvano y dinero en efectivo al mejor promedio de todas las carreras profesionales que se impartían en la sede.

Hoy mi hija Camila tiene 18 años y estudia Tecnología Médica en la Universidad de Chile, carrera a la que postuló luego de haber obtenido más de 700 puntos en la PSU. Además, el gobierno le otorgó la beca “Excelencia Académica” por sus notas obtenidas en la Enseñanza Media, y como si fuera poco, gracias a su puntaje obtenido en la PSU, Embotelladora Andina le otorgó la “Beca Excelencia Académica”.

“A veces he llegado a pensar que esta doctora fue un ángel que Dios puso en nuestro camino

y que nos ayudó a tomar la decisión de no trasladar a Camila en ese instante”.

“En el año 2006, me titulé de

Contador Auditor en el Inacap de

Maipú, obteniendo un reconocimiento al mejor promedio

de todos los contadores auditores”.

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recí con la idea que los argentinos eran tal y como decía mi abuelo materno: “Estos cuyanos”, como los llamaba

él, eran, entre otras cosas, flojos, cachetones, desatentos con las mujeres y que, además, hablaban como la mona.

Hasta lo escuché decir, cuando ganaron el mundial del 78, que lo hicieron porque allá hay muchos brujos.

¿Por qué decía esto de ellos mi abuelo? ¿Los conocía bien? ¿Serían todos iguales?

Sólo el tiempo pudo dar respuestas a estas preguntas, puesto que desde entonces hasta la fecha, he conocido a varios matrimonios de argentinos con mujeres chilenas.

Y estos son muy cariñosos con sus esposas, lo que, por cierto, echa por tierra lo que decía mi abuelo de ellos, al menos en este campo.

Pero yo jamás había tenido como compañero de trabajo a un ciudadano argentino, hasta 2004, año en el cual llegaron dos

a trabajar al depósito de Coca-Cola en la ciudad de Rancagua y éstos, para no variar, eran hijos de argentinos con mujeres chilenas.

Ahora tenía la oportunidad de saber qué tal eran para la pega estos “che” recién llegados. He de ser sincero, no tuvieron que pasar muchos días para darme cuenta que estos “cabros” eran buenos para la pega, a pesar de ser jóvenes, y, como ellos lo reconocieron, lo único que sabían de las bebidas era que podían bebérselas.

De los dos, el más serio podríamos decir era el mayor, llamado Gustavo Benito Zapata.

Con él entablé una buena amistad como compañero de trabajo, que duró hasta que regresó a su país aunque, como sabemos, igual era medio chileno por parte de mamá.

Para que se hagan una idea de este argentino, les diré que era tan flaco como don Ramón del “Chavo del 8”, pero tenía buen sentido del humor. Tanto así que se mataba de la risa cuando nosotros en broma le decíamos “el guatón”.

Pero como tenía sangre de argentino, y aquí sí que no se equivocó mi abuelo, “era cachetón” al grado de decir que cuando Chile y Argentina tuvieron un problema con una “Laguna”, para qué pelearse por pequeñeces, por qué mejor no se unen los dos países y se le pone Argentina y listo.

Yo para hacerlo aterrizar, le dije: “Eso es lo que más me gusta de ustedes, la tremenda humildad que tienen”. Como no captó el mensaje, le dije varias cosas que le calaron muy hondo y, desde entonces, me atrevo a decir pasó a ser el argentino más humilde del mundo.

Jamás olvidaré su rostro cuando le hice ver que el patriotismo solo le hace daño al ser humano. Que viera lo agradable que es cuando uno puede trabajar con un extranjero, reconociendo lo bueno que es para el trabajo y además, tener los mismos beneficios que los naturales del país.

Recuerdo que me dio la mano y varias veces dijo: “Es verdad, guatoncito, es verdad lo que vos decís”. Esta conversación ocurrió semanas antes del Mundial de Corea-Japón y yo, aunque parezca mentira, creía que Argentina podía ganar el Mundial debido a que las eliminatorias las ganó mirando para atrás. En fin, casi todos creían que Argentina sería el campeón. ¡Pero nos dimos tremendo costalazo!

“Gente como este ‘medio che’ hace falta, puesto que no recuerdo una ocasión en la que faltara al

trabajo y menos que sacara la vuelta”.

CAndina Chile

Operador Grúa HorquillaJuan Ortega Aguilera

“Recuerdo que ambos soñábamos con

pertenecer a TAR, ya que trabajamos en una

empresa contratista. A mí se me cumplió el sueño, pero a él no… ya que se

fue antes”.

Mención Honrosa

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Algo más que puedo contarles de este buen compañero “medio che”, como también le decíamos, es que jamás rezongaba. Cuando uno lo mandaba a hacer algo, sólo se limitaba a decir: “Está bien, lo haré”… ¡Qué ejemplo de buena voluntad!

Recuerdo que ambos, soñábamos con pertenecer a TAR, ya que trabajabamos en una empresa contratista. A mí se me cumplió el sueño, pero a él no… ya que se fue antes.

También quiero contarles que, a pesar de tener buen sentido del humor, se molestaba cuando alguien le decía que los argentinos imitaban a los uruguayos al hablar. Esto era lo único que no soportaba como broma, lo demás le daba lo mismo: guatón, medio che, cuero de león, este último era por el olor a pies. Cuando yo lo corregía en son de broma por algún producto que pedía, por ejemplo papaya, yo le decía que aquí no había “papacha” sino pa-pa-ya. Él se ponía bien serio y decía con voz ronca: “Guatoncito pásame una pa-pa-ya”, y después que se la pasaba, muerto de la risa me decía: “Gracias por pasarme la papacha”. Como pueden darse cuenta, con este “che” no se pasaban penas.

No obstante, jamás lo había visto tan triste como el día en que Argentina quedó eliminada del Mundial y tampoco lo había visto tan feliz como el día en que Brasil quedó eliminado en ese mismo Mundial. Pero hay algo muy destacable de este ex compañero de pega que, por ningún motivo, pasaré por alto: el gran amor que sentía hacia su madre, puesto que siempre se estaba preguntando: ¿cómo estará mi viejecita? Pero no sólo se acordaba, ya que más de la mitad de su sueldo se lo enviaba a Argentina todos los meses. Sin embargo, esta mamá era, por decirlo de algún modo, un tanto abusiva, puesto que solo le exigía a Gustavo que le enviara dinero por ser el mayor, aunque ganara lo mismo que

su hermano. Cuando yo supe esto, comprendí muchas cosas ya que todos lo molestábamos diciéndole que dormía en una cama de billetes, que era apretado y unas cuantas cosas más. No comprendiendo que con lo que se dejaba para él, apenas le alcanzaba para vivir. Con razón era tan flaco, mientras que el otro se daba la vida del oso y parecía artista de cine por lo bien pinteado que andaba. Cuando le preguntamos por qué no le decía a su hermano que le ayudara con la mitad de la “guita” – como ellos le dicen a la plata–, sólo se limitó a decir: “Déjalo…por todo esto que yo hago algún día tendré mi recompensa; sólo quiero que no le falte nada a mi vieja”.

¿Qué más podíamos decirle?... él quería a su mamá y no le importaba que fuera abusiva con él; con tal que ella fuera feliz, él estaba dispuesto a laborar como burro y el tiempo que estuvo acá, lo demostró porque ninguna pega le quedó grande. Al contrario, fue uno de los mejores en su puesto.

¿Dónde estará ahora este ejemplo de hijo? No lo sé. Pero estoy seguro que su forma de ser no ha cambiado y que si lo mandan hacer algún trabajo, solo dirá: “Está bien, lo haré”.

Gente como este “medio che” hace falta, puesto que no recuerdo una ocasión en la que faltara al trabajo y menos que sacara la vuelta. Si mi abuelo hubiera estado vivo, le diría: “Abuelito, los cuyanos que yo he conocido son todo lo contrario de lo que usted decía. Por lo que creo, no es justo discriminar a un país entero, por una sola persona que uno conoce”.

Ustedes estarán de acuerdo conmigo en esto, ¿verdad que sí?

“...se molestaba cuando alguien le decía que los argentinos imitaban a los uruguayos al hablar. Esto era lo único que no soportaba como broma, lo demás le daba lo mismo: guatón, medio che, cuero de león, este último era por el

olor a pies”.

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o me encontraba sin trabajo por más de ocho meses, y me costaba mucho encontrar por estar en Dicom. Un día me contacté con un amigo que trabajaba como manager

de Tricot y me pidió que le llevara un currículum a la casa matriz que estaba en Vicuña Mackenna.

En aquel tiempo yo tenía un vehículo Chevette año “92”. Era lo único de valor que poseía y mi esposa no quería que lo vendiera, porque después nos iba a costar mucho tener otro vehículo.

Cuando fui a dejar el currículum a mi amigo de Tricot, acorté camino y me fui por Carlos Valdovinos hacia Vicuña Mackenna. Cuando iba por Carlos Valdovinos y miré esa muralla grande, roja y larga de Coca-Cola, me estacioné y aproveché de dejar un

currículum en la recepción de Andina. Le pregunté a la persona que estaba en ese tiempo, si necesitaban gente para trabajar, aunque fuera para barrer, debido a que me encontraba sin trabajo. Ella me dijo que solamente estaban recibiendo personal para embotellación (operarios) y era por una temporada. Le dije que estaba disponible para cualquier cosa, porque ya se acercaba Navidad y soy padre de dos hijos. Ella me recibió el currículum y me dijo que esperara que me llamaran.

Al segundo día, mi madre me dice: “Te llamaron de Coca-Cola para una entrevista de trabajo”. Me puse muy contento y fui a la entrevista, se presentó mucha gente y era el único que andaba de terno. Finalmente pasé todos los exámenes y después de una semana entré a trabajar en embotellación como operario. Llevaba alrededor de tres semanas y un día me llama una sicóloga de la compañía a mi casa y me dice: “Tengo tu currículum en mis manos y veo que siempre has trabajado en ventas”, a lo que respondí que sí. Me preguntó si tenía vehículo, y le dije que sí, pero que no era catalítico. Me dijo que no importaba y me ofreció

un puesto de ayudante de vendedor, por la temporada. “Obvio”, le dije, “es lo que yo sé hacer”. Me dijo: “Te vamos a hacer unas entrevistas”. Mientras tanto yo seguía de operario, y esa semana estaba de turno de noche y en la mañana tenía las entrevistas. Así es que yo iba a mi casa, me afeitaba y me ponía mi mejor terno.

Finalmente, me ofrecieron un puesto como supervisor de supermercados, con contrato indefinido, me hicieron unos test sicológicos y entrevistas personales que duraron como dos semanas. Mientras tanto, seguía como ayudante de vendedor (reemplazante de vacaciones). Habíamos dos personas postulando para el mismo cargo, afortunadamente quedé yo.

En estos momentos no estoy en Dicom, me acabo de comprar un auto 2011, y me compré una linda casa.

Mi historia tiene más detalles que podría contar, pero no los quiero aburrir, aunque sí estoy claro que trabajo en una compañía en la cual existen grandes oportunidades de crecer. Yo en menos de cuatro meses logré cambios importantes en mi vida y ya llevo casi seis años prestando mis servicios en la empresa.

También ha significado obtener grandes logros en nuestra vida familiar. Hemos podido darles una mejor educación a nuestros hijos. Mi hija está estudiando ingeniería comercial y mi hijo enfermería. Soy un agradecido de Embotelladora Andina y esa cosa tan rica que es la Coca-Cola.

Y

“Al segundo día, mi madre me dice: ‘Te llamaron de Coca-Cola para una entrevista de trabajo’. Me puse muy

contento y fui a la entrevista”.

Andina Chile

Supervisor SupermercadosEdson Silva Ramos

“…trabajo en una compañía, en la cual existen grandes oportunidades de

crecer. Yo en menos de cuatro meses logré cambios

importantes en mi vida y ya llevo casi seis años

prestando mis servicios en la empresa”.

Mención Honrosa

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Capítulo 1: Del ingreso al aprendizaje

Hace unos días, recibí en mi correo la comunicación interna que hacía mi compañía, donde invitaba a los colaboradores que quisieran compartir hechos, anécdotas, historias y vivencias personales dentro de la misma. Pues entonces me permito la oportunidad de contarles la mía, la cual quisiera resumirles a continuación.

Quizás el día que me enteré, de parte de mi hermano mayor, de la búsqueda que se hacía para cubrir uno de los tres puestos para vendedor en la oficina comercial de Río Cuarto, allá por fines de julio de 1996, nunca me imaginé que ese sería el momento en que mi vida cambiaría, hasta el día de hoy en lo laboral, profesional y personal, además, porque minutos antes de la entrevista que tuve con el gerente de Ventas de INTI (por ese entonces) venía de otra entrevista en una empresa importante del rubro Seguros. Allí me habían tirado ¡por el suelo la ilusión de pertenecer a un equipo de ventas, por no tener el perfil necesario para desempeñarme en esa tarea..! Pues bien, cuando creemos que las cosas están perdidas, siempre tenemos una oportunidad para darle un cambio a nuestras vidas.

Salí de la reunión para ingresar a Coca-Cola, ni más ni menos, la marca más famosa del mundo. “Si me dijeron que no en esa empresa qué no era tan importante, imagínate ésta”, decía para mis adentros, pero la suerte estaba a la vuelta de la esquina y la encontré.

Pasaron dos días de la entrevista, yo con un trabajo por el momento temporal. Ya había nacido Nicolás, mi primer hijo. Se imaginan los nervios y la ansiedad para encontrar la respuesta a esa entrevista tan esperada. Suena el teléfono en la casa,

atiende mi madre y me cuenta que me estaban llamando para una segunda oportunidad, ya que el primer cupo se había cubierto con otros tres chicos que se presentaron antes que yo ese mismo día. Pero no todo se termina allí, la semana siguiente vuelve a sonar el teléfono de casa, donde mi informan que uno de los chicos que fue a Córdoba se había vuelto, y por ello, el que seguía en el turno era yo. Me debía presentar al día siguiente en la planta de Castro Barros para realizar los estudios médicos de

rigor, y si todo salía bien, entraría a la compañía. Por suerte todo salió muy bien, conocí a mis compañeros de Río Cuarto que se encontraban allí y comenzó mi entrenamiento laboral.

Como por arte de magia, la semana siguiente me encontré haciendo preventa, en mi primera zona de visita. Claudia, mi compañera, se había encargado de dejarme todos los detalles para que mis primeros pasos fueran seguros y firmes. En ese entonces la hacíamos caminando, viajábamos en colectivo para llegar al primer cliente y después de un largo recorrido emprendíamos el viaje de regreso a las oficinas de calle Belgrano.

Fuimos el primero de los varios grupos de varones que empezaban en preventa, ya que por muchos años sólo estaban las mujeres en esa tarea y en supermercados uno o dos chicos. Compartir con ellas, tareas, experiencia y vivencias fue de lo mejor, muy rico para mi entender y me sirvió hasta estos días, ahí conocí la calidad de vendedoras que teníamos en esos momentos.

Capítulo 2: De hechos y vivencias

Cuando me di cuenta que me sentía con la confianza necesaria para desarrollar la tarea en forma eficaz, a sólo un año de estar en preventa, me transfirieron a reposición en los supermercados, ya que estaban comenzando a aparecer las grandes tiendas

“…mi abuela y mi tía abuela desde que era chico me dijeron que algún día yo debía trabajar en la

Coca-Cola porque me la tomaba toda…”.

Andina Argentina

Supervisor de Ventas

Santiago Gabriel Román

“Tengo varias anécdotas, como haber

conocido a Alicia (mi esposa) cuando le

entregué una botella de Coca-Cola mientras estaba reponiendo en la

góndola”

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y se necesitaba cubrir esa vacante, la cual no pensaba que me iba a dejar un conocimiento más amplio de lo que es el Merchandising de los productos. De esa linda experiencia tengo varias anécdotas, como el haber conocido a Alicia (mi esposa) cuando le entregué una botella de Coca-Cola mientras estaba reponiendo en la góndola. Otra ocurrió el día en que fui a reponer el primer supermercado que se inauguraba en Río Cuarto. Me dieron un maletín, y el uniforme que era con camisa y corbata. Me habían aconsejado llevar una “trincheta” para cortar y abrir más rápido los packs de gaseosas. Pues no tuve mejor idea ese sábado en la mañana, al llegar al depósito del Súper, lleno por

su inauguración que ponerme los guantes, elegir el primer pallet para abrir y cortar el film que lo recubre para sacar el primer pack. En ese momento, extraje la “trincheta” y procedí a cortar el film. Lo que no supe fue poner la presión necesaria de la mano para cortarlo y terminé reventando la botella de 2.25 litros, quedando “bañado” literalmente de gaseosa… obviamente, me tuve que ir a cambiar y volver a reponer. Eso sí, ésta vez los packs, los abrí con la mano.

Luego de 8 meses en esta tarea, a pedido de mi supervisor volví a la preventa, para lo cual, a medida que pasaban los días, estaba seguro que lo que más me gustaba, era el contacto permanente con los clientes, el vértigo de la calle y sobre todo la adrenalina de salir a buscar el objetivo fijado. El tiempo pasó siendo el mejor testigo de los sucesos que traen a la memoria los hechos y los momentos vividos, algunos personales y otros laborales, gratos momentos y otros no tanto.

Recuerdos muchos, sin asegurar ni fecha ni año precisos, mis

primeros premios de venta, una pelota de básquet y un bolso de Sprite (los tengo en mi repisa) en la promo NBA de esta marca. En esos días llevaba conmigo en la moto a Pablo Teobaldo, quien si mal no recuerdo, era responsable de esta marca en el área de Marketing, para que evaluara la performance y la ejecución en los PDV de esta promo. Era una de mis primeras salidas con alguien de Córdoba y la verdad que tenía unos nervios impresionantes... pero fue grato el resultado.

También me viene a la memoria el día que haciendo preventa, cuando se hacía caminando, me tocaba hacer la llamada “zona

Roja” de la ciudad. Era un mediodía de verano, recuerdo por el calor, me quedaban siempre los últimos clientes a esa hora. Era también una zona peligrosa por aquellos tiempos (luego les cuento el porqué de la zona peligrosa), y, volviendo con el relato, venía caminando, sin mirar mucho, porque sabía que las trabajadoras del lugar estaban allí observando al transeúnte que, oportunamente, pasaba para ofrecer sus servicios.De repente siento de una de las casas, un silbido y chisteo, si está bien escrito en el lunfardo popular, significa el llamado de una persona a otra por medio de un ruido que se hace con la boca. En ese momento giro mi atención hacia el lugar preciso de donde salía el llamado. Era una de ellas que me hacía señales para que me fuera. Obviamente que yo me negué en un principio, creyendo que era para otra cosa. El asunto es que ella sale, con poca ropa como es común, y me pregunta a la distancia, unos quince metros … si yo era “el de la Coca”, y que quería que le explicara la promo que estaba vigente y si podía empezar a canjear. En segundos llamó a todas las chicas que estaban con ella y en las casas cercanas. Me

vi en segundos explicando a todas, la promoción, afiche en mano, como si fuera una presentación a los clientes y respondiendo a sus consultas, que si eran todas las tapas, o podrían ser también las etiquetas, etc. Anecdótico y gracioso... ¿cierto?

¡Ah!, y luego vinieron las motos. ¡Qué lindo!… toda una emoción, arriba de ella. Pasé muchas cosas, por ejemplo esa vez que venía en mi Yamaha Crypton, iba a visitar dos clientes que estaban en esquinas enfrentadas. Al momento de llegar al lugar me percaté que había poco lugar. Pero había un espacio entre un auto y un carro tirado por un caballo, de un hombre que no era la primera vez que lo veía allí, y que se dedicaba a retirar bolsas vacías de harina de la fábrica de pastas que yo tenía que visitar. Pues bien, no tuve mejor idea que estacionar entre el auto y el caballo.Entré con lo justo, me saqué el casco, y cuando saco la llave y me dispongo a bajar de la moto, no me había dado cuenta que la cara del animal estaba sobre mi espalda, ya que se había corrido en ese instante unos centímetros. De repente siento un dolor en el antebrazo derecho, como una picadura enorme… resultó ser que el caballo ¡me estaba mordiendo!

Atiné a mirar a los costados, recuerdo el dolor hasta hoy, y también los ojos del animal mirándome sin pestañear y con mi brazo dentro de su boca. Nadie en ese momento pasaba por allí, y pude ver por el vidrio del local, que la gente estaba comprando normalmente. El dueño iba y venía, pero nadie se había dado cuenta de la situación. Son segundos que parecen eternos, movía el brazo y el animal no me soltaba. Cada vez que me lo quería sacar de encima no obtenía resultado alguno. Después de dos patadas de artes marciales, el “muy desgraciado” me soltó el brazo, corrí despacio la moto del lugar a la vereda, me limpié el sweater negro que tenía puesto, ya que había quedado con el pasto que había comido el caballo, y entré al negocio a vender como si nada hubiese pasado, eso sí, con el dolor y la marca en el brazo por muchos días… ¿habrán escuchado a alguien contar que los caballos muerden? Pues yo no, pero les aseguro que lo hacen y muy fuerte.

Y como les comentaba hace un rato, de la “Zona Peligrosa”, recuerdo no grato si los hay, pues una mañana de sábado en el mes de septiembre, me disponía a hacer la ruta de visita y como el día estaba un poco fresco, pero despejado, decido hacer el recorrido al revés, ya que en las últimas oportunidades que iba

a los negocios de esa zona, me encontraba con muchos grupos de chicos que a esa hora se reunían a beber, sin moderación. Al cambiar entonces el recorrido tomé la decisión de ir en la mañana temprano. A las nueve y algunos minutos, fui al negocio de Mirta Goenaga. Hacía poquito que había puesto una heladera, llegué allí, estaba todo tan tranquilo, me bajé de la moto y me dirigí con la HH en mano para venderle. La saludé, recuerdo haber hablado un poco más de lo normal con ella y después de grabarle el pedido, me despido de ella, me dirijo hacia la moto y en ese momento me abordan dos personas y me asaltan, con armas en mano y a cara tapada. Recuerdo el miedo y los nervios del momento, me pidieron plata y debido al susto que me embargaba, les dije que “yo no cobraba, que los que cobraban la plata de la Coca eran los fleteros”… (pobres, los entregué; ¿mal, no?, pero el miedo no te hace pensar nada). Después de un par de golpes en la cabeza que me dieron los delincuentes con sus armas, me piden la moto y la HH. Quise evitarlo con una respuesta negativa, pero en ese momento uno me puso la pistola en la frente y me dijo que se la diera. Se fueron con la moto y la HH. Pero allí no termina todo, hablo con la clienta, pero me dice que “no vio nada” (hasta el día de hoy dudo de eso). Hice la denuncia con Guillermo Carvallo, mi Team Leader y decidí sacar un aviso por la TV y el diario para recuperarla.

“Lo que no supe fue poner la presión necesaria de la mano para cortarlo y terminé reventando la botella de 2.25 litros, quedando “bañado”

literalmente de gaseosa…”.

“...nadie se había dado cuenta de la situación,

son segundos que parecen eternos, movía el brazo y el animal no

me soltaba…”.

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No tuve mejor suerte que me llamaron un par de días después, diciéndome porque tenían la moto, y la HH había aparecido un día antes en la calle. Quedé de acuerdo con la persona que me había contactado para pagarle una recompensa por la devolución. Recuerdo haber llevado $ 300 que me pidieron a cambio. Me fui con Guillermo, me dejó en el lugar y se quedó a un par de cuadras esperándome, pero todo fue rápido. Se acercaron dos personas en una moto vieja, uno se sentó al lado mío, me pidió la plata, yo les pedí la moto. Sacó un arma blanca y me dijo que le diera la plata y que la moto estaba a la vuelta de la esquina, obvio la moto no estaba allí… sin palabras ¿no?. Pero lo bueno es que el día 15 de abril del año siguiente (día del cumpleaños de mi padre) me llamaron de la Policía Departamental para informarme que en una pesquisa habían encontrado mi moto entre tantas robadas… la suerte, siempre vuelve… doy Fe.

Resumo un par de anécdotas más, y me viene a la memoria el día que dirigiéndome de un cliente a otro en el microcentro de la ciudad, delante de mí, como a 50 metros, para un remis, repentinamente. Enciende las balizas, yo observo el alerta, pero era una calle angosta, por lo que procedo a pasarlo por un costado y en ese momento la pasajera, en lugar de abrir la puerta para descender por la derecha, abre la de mi lado y me golpea con la puerta, por suerte nada grave, sólo un susto. Al igual que el perro que me salió detrás de un auto frente al Teatro Municipal, pleno centro de la ciudad, juro que lo mío fue involuntario. Salía del último cliente y me dirigía al depósito, pero la verdad es que no lo vi salir detrás del auto. Por suerte el casco en dos oportunidades me ayudó. Ah, me olvidaba, también una mañana me abrí el dedo anular de la mano derecha con un portón pesado cuando la clienta (de las más lindas que tuve) me atendió y por ser atento quise cerrarla con una sola mano y calculé mal. En fin, terminé minutos después en un consultorio médico. Cosas que pasan.

Capítulo 3: De sueños y objetivos logrados

Después de mucho andar, habían pasado apenas 11 años desde el primer día que empecé haciendo preventa, y la sensación

que queda es la de haber entregado todo y no guardarme nada, por supuesto, cometiendo errores y teniendo un montón de momentos felices y otros no tanto. En lo personal, habían llegado a mi vida mis hijos Valentino y Luciano, con lo cual confieso que era lo más parecido a tocar el cielo con las manos, como quien dice. Mi madre se había recuperado de casi 10 años de enfermedad y parecía llegar a la plenitud de mi vida, pero también se habían ido familiares muy queridos, como mi abuela y mi tía abuela que desde que era chico me dijeron que algún día yo debía trabajar en la Coca-Cola, porque me la tomaba toda. Esas partidas me dejaban el lindo recuerdo de haberlos conocido y tenido a mi lado, lo que me hacía sentir ese sinsabor de las cosas que me hacían feliz.

En lo laboral, los cambios y la rotación de la Ruta de Venta de Río Cuarto, me permitían llegar por primera vez a la zona del centro, que por cierto, era una ruta que tenía su complejidad. Había dejado atrás muchos concursos en los cuales gané premios al igual que mis compañeros. Me hacía mucho bien saber que alguien de mi locación se los ganaba y además se quedaban en Río Cuarto. Luego llegó Lucas S. y me llevó con él a descubrir un nuevo camino, el de tener varias ópticas de las cosas, el de aprender a mirar todo desde otro punto de vista, el de auxiliar comercial de la oficina de ventas de Río Cuarto. Un orgullo, un logro obtenido, que nos impone un nuevo desafío. Quedo solo con poca experiencia para “pilotear el barco y en tormenta”, diría un gerente nuestro. Pero la suerte nuevamente me sorprendío y llegá Mario I, para proyectarme y permitirme creer que todo se puede con dedicación y conocimiento, con constancia y perseverancia. Pero nos dejó al año de haber estado en la oficina, también otra vez en busca de nuevas oportunidades en su vida profesional en la empresa. Quedé nuevamente solo para seguir piloteando el barco, y, pues, el tiempo pasó. En un mes tuve la posibilidad de trabajar con Nicolás R. Con él sentí que mi preparación estaba casi completa, pero otra vez nos dejá al año de estar a cargo de la oficina. Me quedé solo otra vez… pero por dos meses solamente, ya que un viernes de septiembre me llamó Pablo T. para decirme que finalmente iba a ser el TL de la Locación 13. ¡Felicidad y orgullo del objetivo conseguido!.

Pasaron seis meses de ese día, y recibó en mi correo de mail, como les dije al principio, una invitación a contar lo que deseemos sobre nosotros, de algo o alguna anécdota en particular, decidí contar sobre mi propia historia, y por coincidencia, la fecha de cierre de esta presentación debía ser un 15 de junio, justo el día de mi cumpleaños, coincidencia si las hay, ¿no?...

“Pero lo bueno es que el día 15 de abril del año siguiente (día del

cumpleaños de mi padre) me llamaron de

la Policía Departamental para informarme que

en una pesquisa habían encontrado mi moto entre tantas robadas… la suerte siempre vuelve… doy Fe”.

“…venía de otra entrevista en una empresa

importante del rubro Seguros. Allí me habían

tirado ¡por el suelo la ilusión de pertenecer

a un equipo de ventas, por no tener el perfil necesario para

desempeñarme en esa tarea..! Pues bien, cuando

creemos que las cosas están perdidas, siempre

tenemos una oportunidad para darle un cambio a nuestras vidas. Salí de la reunión para ingresar a Coca-Cola, ni más ni menos, la marca más famosa del mundo”.

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ueno, me decido a escribir porque lo que les voy a contar es una experiencia única que comenzó con un

atrevimiento y todavía no termina. Esto, que al principio fue sólo una colaboración para la empresa, sigue por una cuestión de satisfacción personal. Todo empezó allá por el año 1997 con el pedido del entonces gerente de Marketing y hoy gerente Regional Sr. W. López, que buscaba tres voluntarios para participar de una caravana que estaba organizando con los nuevos camiones de reparto. Teníamos que ser parte ella disfrazados de Papá Noel yendo a diferentes puntos estratégicos de la ciudad para que a los chicos les quedara el recuerdo de una foto con el Papá Noel. Uno en la zona norte, otro en el macrocentro y el último en el monumento a la Bandera con un escenario para un Coro de la Municipalidad, fuegos artificiales y el Papá Noel que, por

supuesto, era yo con un hermoso traje que me hizo mi esposa y con un marco espectacular de gente y chicos abrazándome. Todavía conservo algunas de las tantas cartas recibidas ese día. Pero como dije al principio, así comenzó y también dije que todavía no terminó porque a partir de esa Navidad he participado para EDASA en muchas ocasiones y no porque me necesitaban o por algún interés económico, sino por el hecho de ir a orfanatos, comedores, supermercados, etc. Les puedo asegurar que en esos seis años he visto “de todo” a tal punto que he llorado más de una vez y he repartido regalos con nudos en la garganta. Estas cosas te hacen ver con qué poquito se puede ver la alegría en los rostros de los chicos y les puedo asegurar que hasta que no lo experimenten no se pueden imaginar cómo te llega al corazón una sonrisa de un niño. En ellas se ven reflejadas todas las ilusiones y todas las fantasías que tienen dentro, y, por sobre todo, la experiencia más grande que tengo es ver la

inocencia en sus palabras y gestos, desde los más humildes hasta los más pudientes porque les aseguro que ante este personaje los chicos se presentan tal cual son, sin diferencias sociales, con la espontaneidad de unas criaturas de su edad y eso es algo muy fuerte que sólo se experimenta usando un disfraz de Papá Noel. Les aseguro que si se atreven, como yo el primer día, van a vivir algo que los va a marcar para siempre. Por distintas disposiciones legales hoy para esa tarea se contrata a una agencia de empleo y ya no lo hago para la compañía, aunque me di el lujo de participar para una fiesta de fin de año (2008) en EDASA.

Lo más lindo que me ha dejado Coca-Cola con esta experiencia, es que todos los años lo hago para mi familia y para los chicos del barrio, por donde aparezco cada 25 de diciembre a las 0.00 por el techo de casa y reparto todos los regalos que previamente,

durante la tarde, trajeron las madres a casa. Lo hago con mucha satisfacción y lo seguiré haciendo porque lo que recibo de los chicos con sus sonrisas no se compara con nada en el mundo.

Gracias por este legado que me ha dejado Coca-Cola del cual disfruto todos los años y guardo los mejores recuerdos.

Bueno, es corta y sencilla y por sobre todo inolvidable.

P.D.: Prohibida la lectura a aquellos que sigan viviendo con esta hermosa ilusión.

“Y lo más lindo que me ha dejado Coca-Cola con esta experiencia, es que todos los años lo hago para mi familia y para los chicos del barrio… por donde

aparezco cada 25 de diciembre a las 0.00 por el techo de casa y reparto todos los regalos”.

BAndina Argentina

Jefe Liquidación LitoralFernando Enrique Brusa

“…Ante este personaje, los chicos se presentan tal cual son, sin diferencias sociales,

con la espontaneidad de unas criaturas de su edad y eso es algo muy fuerte que sólo se

experimenta usando un disfraz de Papá Noel…”.

Mención Honrosa

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“Me adjudiqué la oportunidad de crecimiento y desarrollo dentro de esta

empresa que constantemente se abre camino a la evolución…”.

emporada 1999/2000. Con la consideración de Roberto Ambrosi me adjudiqué la oportunidad de crecimiento y

desarrollo dentro de esta empresa que constantemente se abre camino a la evolución.

Como uno de sus recursos, estuve a disposición de sus distintos sectores, empezando por playa. Ate. Leonel.

Temporada 2000/2001. En esa oportunidad mi paso por producción abría puertas a nuevos conocimientos y desarrollo, tanto en líneas de envases retornables y descartables. Fue entonces, una nueva posibilidad. Implicaba un cambio de sector, sala de bebidas, en los procesos de elaboración con materias primas. El supervisor en ese tiempo, Fernando Franz, me presentó a mis nuevos jefes, los químicos D. Palacio y G. Zoletti… Puse el gancho y en torno a la felicidad mi vida tomaba nuevo rumbo.

Las capacitaciones contribuyen a la formación y actualización de sus colaboradores para desarrollarse como líder en el mercado a través de certificaciones. Políticas de Calidad, Seguridad y Salud Ambiental, entre otras, todo esto, más el simple hecho de compartir día a día con compañeros de distintas culturas, status y conciencia… en un lugar donde la diversidad abunda, donde karmas y tabúes cobran vida, hacen de él un mundo interesante.

En el 2005 junto a Nanda llegó Zalo, el primer sol de mi familia. Todo se aprende paso a paso. La empresa implementó TPM, un método enfocado a la eficiencia a través de la eficacia de sus colaboradores, involucrando todos los niveles. En esa oportunidad participé de un concurso (con bases) en el diseño del logo TPM. Lo importante era participar y, como dirían las tapitas,

seguí participando. Esta última me era familiar, y fue motivo de satisfacción como aquel diploma otorgado por el químico A. Garzón en su proyecto de analistas sensoriales, donde utilizando los sentidos se debía detectar entre varios vasos el producto no adulterado, también llamado Prueba de Sabor.

En 2009, EDASA recibe el premio Nacional a la Calidad, dejando grabado el nombre de todos en una placa. Cumplía diez años en la empresa y gracias al crecimiento, me hice acreedor de un crédito hipotecario. En mi familia ya éramos cuatro. Ese mismo año recibí una Mención por el Comité de ERA al Proyecto Más Integrador, donde la Corporación rompía barreras en EDASA en busca de una nueva oportunidad de Negocio. Esto involucraba a la comunidad, sociedad, en el desarrollo sustentable, ampliando su política. Esto fue motivo de orgullo, para mí y como voluntario de Junior Archievement confirmé que:

“EL HACER ES MEJOR QUE DECIR”

Realmente gratificante…

Gracias a Nanda, Zalo, Uti… los amo; y a Uds., mucha Luz. Goyo.

T

Mención Honrosa

Andina Argentina

OperarioMartín Cabral

“…el simple hecho de compartir día a día con compañeros de distintas culturas, status y conciencia…un lugar donde la diversidad abunda, donde karmas y

tabués cobran vida, hacen un mundo interesante”.

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Matías Alberto Gómez

“…realizaron una gran colecta de dinero en la cual la empresa

apoyó en todo, nunca tuve la oportunidad de agradecerles y si algún

día pueden leer esto, les digo que de corazón les agradecemos por la gran mano que nos dieron!”.

odo comienza un 22 de julio de 2001, mi primer día en la empresa Embotelladora del Atlántico.

Ingresé a un mundo nuevo en el cual no conozco absolutamente nada y realmente abruma la inmensidad de esta ciudad a la que la mayoría llama “La Coca”.

Mis primeros pasos fueron guiados para conocer toda la planta, luego a mí y al resto del grupo, “los nuevitos temporarios”, nos derivaron al lugar que sería nuestro puesto de trabajo. Me correspondía colocar botellas sobre cintas plásticas que llevaban a un transporte neumático, bastante extenso, cuyo final era la llenadora de botellas más grande de esta empresa.

Durante este primer tiempo empecé a conocer personas de distintas edades, culturas, religiones e ideas políticas. Estuve en este puesto aprendiendo y conociendo la forma de trabajar de la empresa, me comenzaron a capacitar para poder trabajar con responsabilidad y seguridad en el interior de la misma. Fuera del ámbito laboral, tenía en ese momento un noviazgo de cinco años, una relación estable y fuerte: en pocas palabras, llena de amor…

Pasaron tres meses y “Mi Mundo” comenzó a complicarse, ya que en la Embotelladora se acababa la temporada de verano y llegaba a su fin el contrato que habíamos firmado: La vida fuera de la “Coca” sumaba una presión más, ya que mi novia estaba embarazada.

Mi cabeza giraba a mil revoluciones por hora, miles de preguntas se me cruzaban en la mente:

¿Cómo mantendría un bebé sin trabajo?

¿Cómo nos iríamos a vivir solos sin salario?

¿Cómo nos casaríamos sin plata?

Y lo más complicado: “¿Cómo les digo a mis suegros?”

Aunque mi relación con ellos era y es excelente, me daba miedo decirles y su respuesta me asustaba, como también el hecho de quedarme sin trabajo por un tiempo hasta que llegase la próxima temporada. Algo inédito ocurrió y lo que tanto había esperado llegó. La noticia fue informada por, el supervisor de línea. Ese día yo demostraba preocupación y de pronto las palabras de

tranquilidad llegaron a mis oídos: “Matías, cambia esa cara, hoy te puedo confirmar que quedas efectivo, te felicito”. Yo desbordaba de alegría e invité a todos a festejar con un gran asado.

Todo estaba encaminado, en el trabajo ya estaba seguro y mis suegros estaban muy contentos con la noticia de que iban a ser abuelos, mis padres me apoyaban en todo y la verdad es que Dios estaba con nosotros. Así pasó el tiempo, cada vez más rápido y una noche de trabajo habitual me suena el teléfono: mi señora me avisaba que había llegado el momento de ser papás.

Y como les dije, Dios seguía con nosotros, ya que nos envió uno de sus angelitos para que lo cuidáramos. Lo bautizamos Nahuel Alejandro Gómez, un bebé hermoso de 2,800 kg que cambió todo en nuestro pequeño mundo, les explico el porqué… Nahuel, al momento de nacer, tuvo una hipoxia (falta de oxígeno en el

“…hoy les muestro a ‘los nuevitos temporarios’ la empresa y los valores que he aprendido aquí. Les explico que pertenecer a esta empresa es lo mejor que le puede

pasar en la vida a cualquier persona”.

T

Mención Honrosa

Andina Argentina

Operario

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cerebro), esto le produjo graves complicaciones, su enfermedad fue catalogada como Microcefalia-parálisis cerebral. Es por esto que no posee control postural, tiene epilepsia y otras patologías. Todo era nuevo para nosotros y nos aturdía todo lo que nos decían un sinnúmero de médicos que visitamos para obtener distintos puntos de vista.

Estuvimos varios años realizando estudios y más estudios. Luego le encargamos a la cigüeña a nuestro próximo hijo. Exactamente pasaron cinco años y nació Constanza, que hoy en día es la princesita de la casa. Tres años más y buscamos a Joaquín, nuestro último bebé, que en estos momentos destruye la casa con pañales inflados y tan solo un metro de altura.

Así pasaron los años dentro de “La Coca” y fuera de la misma, con idas y vueltas, momentos tristes y felices, pero siempre tratando de seguir para adelante. En los momentos críticos (convulsiones constantes de Nahuel, lidiar con la burocracia de la Obra Social, falta de dinero, etc.) fue fundamental en nuestras vida “La Familia”, y llamo familia a todas las personas que nos rodean, aparte de padres, hermanos, tíos, primos, abuelos, está la familia de la empresa. Les cuento un ejemplo de por qué es también nuestra familia.

Aproximadamente unos dos años atrás, Nahuel tuvo una gran recaída, tuvo crisis convulsivas constantes, estuvo internado en distintas clínicas y hospitales, se le sumó una hepatitis medicamentosa que complicaba aún más la situación, los gastos

de traslado y medicación de emergencia, entre otros. Era la primera vez que sentíamos desesperación con mi señora. Pero en ese momento mis familiares me apoyaban en lo que podían y surgió una gran ayuda de mi otra familia, los de “La Coca”. Ellos realizaron una gran colecta de dinero en la cual la empresa apoyó en todo, nunca tuve la oportunidad de agradecerles y si algún día pueden leer esto, les digo que ¡de corazón: Les agradecemos por la gran mano que nos dieron!

En estos momentos, mi hijo está muy estable en su salud, continúa creciendo fuerte, el resto de mi familia está excelente, luchamos constantemente para seguir adelante sin flaquera ante ninguna adversidad.

De la misma manera, en “La Coca” trato de hacer bien las cosas, ahora reemplazo al “jefe”, estoy coordinando la línea; la compañia está creciendo a pasos agigantados y hoy les muestro a “los nuevitos temporarios” la empresa y los valores que he aprendido aquí. Les explico que pertenecer a esta empresa es lo mejor que le puede pasar en la vida a cualquier persona.

Estas son unas pocas páginas de mi historia que voy a seguir escribiendo por mucho tiempo en las hojas de la vida.

Simplemente gracias.

“...En estos momentos mi hijo está muy estable

en su salud, continúa creciendo fuerte...”.

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Juan Manuel Molina

“A los cinco minutos veo al repositor que viene

con la Fanta Light en la mano; se acerca a la

señora y le dice: ‘Disculpe, ¿usted está buscando una

Fanta Light’?; La mujer, atónita, miraba hacia todos

lados sorprendida…”.

ace aproximadamente cuatro años habíamos salido con mi esposa y mi hijo a realizar las compras en el Hipermercado

Jumbo de Mendoza. En ese entonces me desempeñaba como responsable de Supermercados e Hipermercados de la Región de Cuyo y siempre que ingresaba a un local, me encontraba con alguno de los repositores de la misma embotelladora.

Ese día, ya estábamos en la línea de cajas, cuando al lado de nosotros escuchamos lo siguiente: “Romina, me traes una Fanta Light de la heladera”. Era una señora que le indicaba esto a su hija; la heladera en cuestión era una Fastlane, de las que están en líneas de cajas.

¡No hay, mamá!, se escuchó.

Unos minutos antes, cuando había hablado con el repositor, me comentaba que ese día había mucha gente y no alcanzaba a reponer todo.

Sin perder el tiempo, le envié un mensaje de texto al repositor que decía lo siguiente: “Eloy, tráele a la señora de remera verde en la Caja 14 una Fanta Light de litro y medio fría, ni me mires, sólo ofrécesela”.

A los cinco minutos veo al repositor que viene con la Fanta Light en la mano; se acerca a la señora y le dice: “Disculpe, ¿usted está buscando una Fanta Light?”. La mujer, atónita, miraba hacia todos lados sorprendida, pero como era justo lo que necesitaba, recibió la botella y le agradeció al repositor, quien se retiró rápidamente.

Lo mejor, por supuesto, vino después. Nosotros estábamos al lado y veíamos cómo esta señora miraba a su alrededor, al techo del Hipermercado; cómo observaba a la cajera fijamente como diciendo: “Fuiste vos”. Luego de que nadie se hacía eco de sus miradas inquisitorias y ya cuando pasaba los productos por la lectora de código de barras, giró hacia Romina, su hija, y como habiendo descubierto, dijo: “¡Qué bárbaros estos de Coca-Cola; ahora te filman en el supermercado para ver qué te está faltando!”.

Hasta el día de hoy seguimos contando esta anécdota y me pareció una buena idea compartirla con todos.

“¡Qué bárbaros estos de Coca-Cola;

ahora te filman en el supermercado

para ver qué te está faltando!”.

HAndina Argentina

Gerente Jugos & NCBs Cuyo

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Edison Lopes Moreira

“Andina Coca-Cola cree en el potencial de sus

funcionarios y por eso ha hecho grandes inversiones

en: seguridad, cursos, charlas, premios, etc.”

o, un muchachito de familia que vivía en la comunidad de Jacarezinho, necesitaba trabajar, pues tenía dificultad

para sostener a mi familia.

Un día buscando trabajo, encontré un conocido, que hasta hoy es un gran amigo, me ayudó a cambiar la historia de mi familia, consiguiendome un empleo en la Distribuidora de Bebidas Itaoca (Coca-Cola) en 1990.

Empecé como auxiliar, sin embargo, aún tenía dificultades para sostener a mi familia, pero gracias a Dios tuve la oportunidad de crecer. Recibí una promoción a través de POI, como montador de cargas. Fue un gran aprendizaje, en el cual yo separaba mercaderías para cargar los camiones. Algún tiempo después recibí una vacante de chofer maniobrero, y fui enviado a Jacarepagua para un reemplazo de vacaciones y aprender más sobre lo mismo.

Hoy reconozco que Coca-Cola es una empresa mundialmente dedicada a sus consumidores y funcionarios, pues ofrece grandes oportunidades de crecer y vencer en la vida. Siempre está buscando mejorías tanto en su parte interna, como externa.

Andina Coca-Cola cree en el potencial de sus funcionarios y por eso ha hecho grandes inversiones en: seguridad, cursos, charlas, premios, etc.

Hoy ejerzo la función de chofer de eventos, y trabajo con un óptimo equipo, satisfaciendo las necesidades de los consumidores. Uno de los mayores desafíos fue atender la convención de ventas, coordinando reuniones, abastecimientos, alquiler de materiales, activaciones, transferencias, etc.

La ayuda de los colegas y la comprensión de la empresa, me sirvieron de experiencia. Hoy soy un funcionario más consciente de mi deber con la empresa.

Busco siempre esforzarme, buscando grandes desafíos trabajando junto a mis compañeros, y buscando ideas para crecer junto con la empresa.

Con estas palabras, cuento mi historia en Coca-Cola.

“La ayuda de los colegas y la comprensión de la empresa, me sirvieron de experiencia. Hoy,

soy un funcionario más consciente de mi deber

con la empresa”.

YAndina Brasil

Motorista de Eventos

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Marcio Rago Dos Santos Pinto

“No contuve las lágrimas con la sorpresa principalmente cuando

aparecieron en el escenario mis padres y mi esposa.

Estaba siendo homenajeado al frente de casi 1.000

colaboradores. Aquello fue muy gratificante y motivador.

En ese momento, pasó por mi cabeza toda mi

trayectoria”.

odo comenzó cuando yo tenía apenas 10 años. En una visita escolar donde fuimos a conocer la fábrica de Coca-Cola, cuando la tía Helo, hoy mi compañera de

trabajo en Andina, nos mostró este mundo encantado y quedé impresionado con todo aquello

Cuando estábamos saliendo, vi a un vendedor con uniforme y pensé: cuando crezca quiero trabajar en Coca-Cola. Algunos años después, a través de un conocido de mi padre, postulé a una empresa que haría un proyecto para Coca-Cola.

Fui seleccionado, pues reunía varios requisitos, e inicié como promotor de primera blitz de merchandising de Coca-Cola, una novedad en el mercado de bebidas, donde me quedé durante 4 años en la función. Durante el último año ocurrió una tragedia en mi vida, pues sufrí un grave accidente de auto, dirigiéndome al trabajo, que casi me costó la vida y terminé internado. Posteriormente con algunas cirugías, volví al trabajo después de 3 meses de recuperación. En eso me cambié de empresa, pero continué en la entrega de servicios para Coca-Cola. En una entrega me encontré en la antigua fábrica de Itaoca con un gerente de ventas que conocía mi trabajo de promotor de merchandising. Él me dio la primera oportunidad como vendedor de Coca-Cola, donde me quedé durante 1 año en la fil ial de ventas en Bangu, alcanzando todas las metas, y siendo reconocido como el mejor vendedor por varios meses. Al terminar en la fil ial de Bangú fui promovido a vendedor I y transferido para la fil ial Itaoca, cerca de mi residencia, donde pasé a ahorrar tiempo y dinero, pues en Bangú vivía solo debido a la distancia. Un año pasó y fui promovido a vendedor II en la filial Centro, atendiendo una de las rutas más importantes de la compañía, que es en Botafogo, cerca de CCIL. Pasó un año más y fui promovido nuevamente a representante de Supermercados en la Zona Oeste. Debido a mi excelente trabajo y esta nueva experiencia, fui seleccionado para un proceso, donde terminé después de un año, siendo promovido a supervisor de merchandising en el interior de Río y parte de Espíritu Santo; tuve que cambiarme lejos de todo y todos para asumir este nuevo desafío profesional. Me quedé durante 1 año y medio

en la función de supervisor de merchandising viajando por todo el interior de Río entre las ciudades de Campos, Friburgo, Macaé, Cabo Frío y Espíritu Santo, donde viajaba cerca de 4.500 km / al mes en carreteras de condiciones precarias. Después fui promovido a supervisor comercial de Cabo Frío, donde me quedé apenas 5 meses, siendo promovido nuevamente a supervisor de entrenamiento, y un detalle, volví a Río de Janeiro para estar cerca de mi familia y novia, a quienes veía esporádicamente los domingos, pues la nostalgia era enorme.

En esta función de supervisor de entrenamiento, fui el responsable en la implentación del Centro de Negocios de Coca-Cola, donde me quedé durante un año, que fue el periodo cuando me casé con la persona que siempre me dio fuerzas para que continuara con nuevos desafíos.

En el 2008 fui promovido a supervisor de proyectos, función que ejerzo hasta hoy. En la Convención de Ventas de 2009, fui homenajeado por toda el área Comercial y Marketing, con la presencia del entonces presidente Ricardo Gehrke, por mis años de compromiso, desafíos y metas alcanzadas. No contuve las lágrimas con la sorpresa, principalmente cuando aparecieron en el escenario mis padres y mi esposa. Estaba siendo homenajeado, al frente de casi 1.000 colaboradores. Aquello fue muy gratificante y motivador. En ese momento, pasó por mi cabeza toda mi trayectoria.

Hoy, con formación en Administración, sumando a todas las experiencias adquiridas en estos 15 años de Sistema Coca-Cola, soy el responsable de uno de los proyectos más importantes de la Cía., que es el Proyecto ZAT (Zona de Auto Tráfico), que ha generado excelentes resultados. El proyecto terminó ampliándose hacia todas las áreas de la Cía., otorgándome visibilidad para nuevas oportunidades de crecimiento.

“Cuando estábamos saliendo, vi a un vendedor con uniforme y pensé: cuando crezca quiero trabajar en la

Coca-Cola”.

T

Andina Brasil

Supervisor II - Río de Janeiro

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Osni Gonçalves da Mota Filho

“Siempre les digo a los amigos y parientes que todo lo que conseguí en

la vida tiene tres pilares importantes: DIOS, LA FAMILIA Y

COCA-COLA”.

stimados, este año cumplo 32 años en la empresa. Hace tres décadas, yo ingresé a Coca-Cola Refrescos

(17/05/1979). ¡Qué sueño, qué orgullo, qué todo!

Parece que fue ayer... Cómo el tiempo pasa rápido...

Como todo joven de familia de clase media baja, luchando para graduarme y ser alguien en el mercado laboral, no podía creer que estaba siendo admitido para trabajar en una de las mayores empresas del mundo, sin tener la más mínima experiencia. Me acuerdo que todo empezó con un currículum sencillo, entregado por un empleado (In memoriam) que vivía en la misma calle que yo, en el barrio Realengo, el cual se volvió amigo de mis padres (In memoriam).

Amigos, imagínense todo esto sucediendo. Fue increíble. Por características personales, en poco tiempo era el regalón del grupo, pues era el más joven de todos (20 años), y no existía “mal tiempo”, como hasta hoy (¡52 años!). Las amistades, los desafíos fueron innumerables, y hoy al reflexionar me pregunto: ¿Qué es lo que habría sido de mí sin esta empresa, la cual admiro y amo como si fuera una relación de padre e hijo? ¿Qué habría sido de mí sin los grandes amigos y maestros, con los cuales aprendí mucho?

Tuve buenos y malos momentos, de derrotas y victorias, ganancias y pérdidas, pero nunca desistí, levantando la cabeza y siguiendo adelante en busca de mejores resultados. Las adversidades siempre fueron transformadas en oportunidades de crecimiento

y mejoría, y nunca me rendía, como hasta hoy no me rindo. Sigo con fe, perseverancia y objetivo.

Hoy, a los 52 años de edad, agradezco a Dios por todo y por todos, y en esta relación de 32 años, aprendí a ser alguien en la vida, un verdadero privilegiado.

Siempre les digo a los amigos y parientes que todo lo que conseguí en la vida, tiene tres pilares importantes: DIOS, LA FAMILIA Y COCA-COLA.

Mi familia, subrayo, fuente pura de inspiración, siempre a mi lado en cualquier situación, mi mayor tesoro… para ellos, Coca-Cola es todo… Mi hija de 6 años pide. ¡Quiero una Kuat, papi!

En esta empresa reencontré la vida en 1991, cuando trágicamente perdí a mis padres, y me acuerdo como si fuera hoy. De toda la ayuda y asistencia que me fue dada, en ese momento tan difícil y desesperante, aquellos que saben de la historia tienen la certeza de lo importante que fue el apoyo para que yo siguiera…muy doloroso, fue complicado, fue triste, pero erguí la cabeza y continué con más fuerza todavía… siempre creí… siempre Coca-Cola…

Pocos años después otra “bomba” cayó sobre mi cabeza, cuando tuve la noticia que mi hijo tenía un serio problema de salud. Me quedé completamente trastornado, pero DIOS colocó la mano y nos bendijo. En esa ocasión destaco a personas que estuvieron a mi lado, como mi familia. Parece que estoy viendo la escena, pasamos a conocer mejor y a dar valor, cuando convivimos con el

“En este año tan especial, me gustaría compartir, con toda la familia Coca-Cola, la alegría y el orgullo de

ser parte de este equipo”.

E

Mención Honrosa

Andina Brasil

Gerente de Operación y Distribución de Jacarepaguá

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dolor. Y fue de esta Cía., nuevamente, que vino la ayuda. ¡Tengo una eterna gratitud!.

Entre paréntesis, oí un día al comentarista deportivo de Radio Globo, Luiz Mendes, decir algo que me marcó… A él le preguntaron lo que más admiraba en el ser humano, y la respuesta, sin titubear, para aquellos que lo conocen, qué clara y objetiva, LA GRATITUD. Y es verdad, a veces somos tan ingratos, que no nos damos cuenta del tamaño de nuestra ingratitud. Yo seré eternamente agradecido, de todos aquellos que colaboraron y colaboran para mi desarrollo (algunos ya se fueron, otros están presentes, pero todos en mi corazón)…

Yo seré eternamente agradecido de esta casa que abrió sus puertas para mí… Yo seré eternamente agradecido de Dios, por todos los momentos que marcaron mi vida, no importa de qué forma… Gratitud, ¡graben bien esta palabra!. A todos los colaboradores: creer y renovar es necesario, revisando

conceptos y entrando en el mundo moderno, creo que ha sido una de mis virtudes. Amigos, hasta hoy sé que soy, un tipo en la búsqueda de lo que es justo y mejores prácticas. Agrado a unos, desagrado a otros, pero siempre voy a “pelear” por días mejores, aún reconociendo que se paga un precio, a veces alto, pero renunciar, nunca.

En este año tan especial, me gustaría compartir, con toda la familia Coca-Cola, la alegría y el orgullo de ser parte de este equipo. Tenemos retos importantes más adelante, y debemos engancharnos en la conquista de los objetivos, con muchas ganas y determinación, actuando con ACTITUD, RESPETO y SENTIDO DE PROPIEDAD, molestándonos con lo que nos estorba, representa riesgo, genera perjuicio y raya la imagen de nuestra organización, interna y externamente. Dejo aquí un mensaje de optimismo, de ganas de hacer y de pura ¡emoción!. Termino con la siguiente frase: independiente de cualquier cosa, sea siempre una persona de bien.

“Agrado a unos, desagrado a otros, pero siempre voy a ‘pelear’ por días mejores, aun reconociendo

que se paga un precio, a veces alto, pero renunciar, nunca”.

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i historia con Coca-Cola es muy antigua. Nací en la ciudad de Guarulhos, São Paulo, y me acuerdo muy bien de mi infancia, adolescencia, juventud y

siempre fui loco por Coca-Cola. En los almuerzos del domingo, con la familia reunida, era una fiesta con mucha Coca-Cola, y no puedo olvidar cuando mi madre decía “chiquillo, disminuye el refresco”. En la década del `70 nos cambiamos para el estado de Espíritu Santo, mi padre recibió una propuesta para trabajar en un curtiembre, industria que trabaja la manufactura y beneficiamiento del cuero, para fábricas de zapatos y bolsas. Vinimos todos mis hermanos y padres con la cara y el coraje. Nos acostumbramos a la llovizna, frío y polución de São Paulo, y aquí todo era diferente, sol, playa, acento diferente, aire puro en aquella época.

El tiempo fue pasando, fui creciendo acostumbrándome al lugar, y los hábitos; conocí nuevos amigos y en la enseñanza media, decidí hacer un curso de Técnico en Química. Al término del curso hice mi primera práctica en esta área, en una gran Siderúrgica, y después comenzó mi historia en el sistema Coca-Cola. Ya en la segunda práctica, fui contratado en Refrigerantes Victoria S/A, EMBOTELLADORA DE LOS PRODUCTOS Coca-Cola en Espíritu Santo, como practicante de laboratorio, con un contrato de experiencia de 60 días. Después de este período me quedé en la función.

Para mí aquello fue lo máximo, ya que una de mis pasiones pasó a ser parte de mi vida, quién diría que yo un día iría a trabajar en aquella empresa, donde fabricaban uno de los productos del que yo era apasionado. Muchas cosas me sucedieron a lo largo de mi vida profesional y personal, fui ocupando otros cargos en el sector y siempre relacionados al área de calidad. Con el pasar del tiempo la fábrica cambió de ubicación, hacia una planta más grande, moderna, y con eso

las responsabilidades fueron aumentando. En un momento dado tuve la oportunidad de cambiar radicalmente de función y ramo, y sin pestañar, acepté en el acto.

De subordinado pasé a comandar un equipo de ocho personas, responsable por la Asistencia Técnica en todo el estado de Espíritu Santo, y con el objetivo de mantener y cuidar todos los equipamientos de Post Mix, shoperías y heladera distribuidas por todo el Estado. Pasados algunos años la empresa fue vendida a la Río de Janeiro Refrescos, otro gran desafío, sólo que ahora estaban en una gran empresa, estructurada, moderna, con metas y objetivos pre establecidos. Dentro de los hechos que me marcaron en mi vida profesional, recuerdo lo interesante que es la tecnología, pues hace algunos años el “computador” sólo existía en la oficina del gerente general y del gerente de ventas, la empresa funcionaba con escritura de bolígrafo.

En Río de Janeiro Refrescos todo cambió. Acá tenemos la oportunidad de vivenciar el crecimiento de la empresa, los cambios tecnológicos, y conquistar los objetivos. Las metas, llamadas ‘ISOS’, buscan siempre ser una empresa de clase mundial. Hoy tenemos varias herramientas a nuestra disposición, como los computadores y las redes que nos auxilian en el trabajo, además de todo el aparato de informaciones que están presentes en todos los sectores de la empresa.

Eso es muy bueno. Hoy han pasado exactamente 27 años y 18 días, y cont inúo con el mismo ímpetu. La pasión es la misma, claro, un poco div idida, tuve que dar lugarci to a mi mujer y mis dos hi jos.

Paulo Sergio de Brito

“Mi historia con Coca-Cola es muy antigua. Nací en la ciudad de Guarulhos, São

Paulo, y me acuerdo muy bien de mi infancia, adolescencia, juventud y siempre fui loco

por Coca-Cola”.

“Una de mis pasiones pasó a ser parte de mi vida. Quién diría que un día yo iba a trabajar en aquella empresa, donde

fabricaban uno de los productos del que yo era apasionado”.

M

Mención Honrosa

Andina Brasil

Supervisor de Servicios Técnicos

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Marcelo Gualter Alvarenga

“… y para mi alegría y felicidad, él me dijo que la empresa necesitaba de personas

dispuestas a enfrentar todas las adversidades, para alcanzar sus objetivos, y yo había dado una prueba real de capacidad para

enfrentar situaciones adversas y éxito para superarlas”.

i historia está marcada por mi contratación… pues bien, el día de mi entrevista con el director jurídico,

en la época el Sr. Alexandre Melão, además de ser un día significativo, pues fue cuando se concretó mi contratación, fue significativo por la forma como sucedió. El hecho fue que en aquel día cayó sobre nuestra ciudad un tremendo temporal, justamente cuando yo estaba yendo hacia la “RJR”, en aquella época no teníamos la posibilidad de poseer teléfono móvil, de manera que en medio del camino la lluvia que caía sobre la ciudad, ya inundaba calles y barrios. Cuando me bajé del bus, en la Estrada de Bandeirantes, para llegar a la fábrica, por la entrada de la calle André Rocha, el lugar se había vuelto una verdadera piscina, que humanamente no había cómo pasar andando, solamente nadando. Pensé, cómo voy a llegar a una entrevista con el director jur íd ico de una gran empresa, todo mojado... pues mi objetivo era llegar a la entrevista.

En ese momento venía pasando un camión de la empresa de luz “Light”, y yo, vislumbré la posibilidad de atravesar la “piscina” del inicio de la calle André Rocha. Entonces le pedí al chofer del camión que me llevara, y él mismo respondió que me podía subir en la carrocería. A esa altura, ya había perdido el paraguas, pues había mucho viento, y mi ropa estaba toda mojada por la lluvia. Mientras tanto, conseguimos cruzar la verdadera “piscina” que se estaba formando al borde de la ladera de André Rocha.

Cuando llegué a la portería de la empresa, le dije a la funcionaria que tenía una entrevista con el director jurídico, pero que tal vez no fuera posible concretar, pues yo no estaba en condiciones para una entrevista, y conté toda mi jornada para llegar hasta la portería. Ella, ágilmente, entró en contacto con RRHH, y contó toda mi historia. Poco tiempo después la funcionaria de RRHH, fue a la portería a buscarme y me pidió que

“Aquí en la RJR, yo conseguí formarme y titularme como

abogado, casarme y ahora educar a mis hijos. Esa es mi historia”.

M

Mención Honrosa

Andina Brasil

Abogado

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le contara cómo conseguí llegar para la entrevista, y le confirmé toda la historia. Ya relatada a la funcionaria de la portería, estaba con mucha vergüenza por mi ropa toda mojada, no en condiciones para una entrevista de selección ni para una vacante de empleo de una gran empresa.

La funcionaria de RRHH dijo que era una cuestión de honra la realización de la entrevista y me pidió solamente un tiempecito, pues la empresa también había sufrido con las lluvias. Varios sectores habían sido inundados. Cuando entré en la oficina del director jurídico para la entrevista, él me recibió con un fuerte abrazo, contando sobre mi jornada para llegar a aquella entrevista, y para mi alegría y felicidad, él me dijo que la empresa necesitaba de personas dispuestas a

enfrentar todas las adversidades. para conseguir alcanzar sus objetivos, y yo había dado una prueba real de capacidad para enfrentar situaciones adversas y éxito para superarlas.

De manera que mi contratación estaba confirmada, enviándome a RRHH para proseguir con los procedimientos de contratación. Y mi objetivo fue alcanzado, pues conseguí realizar la entrevista, haciéndola de manera exitosa y satisfactoria; otro gran detalle de esta victoria en mi contratación, fue que conseguí ser contratado para un Departamento Jurídico de una gran empresa, cursando Derecho. Aquí en la RJR, yo conseguí formarme, y titularme como abogado, casarme y ahora educar a mis hijos. Esa es mi historia.

“Varios sectores habían sido inundados. Cuando entré en la oficina del director jurídico para la entrevista, él me recibió con un fuerte abrazo, contando sobre mi

jornada para llegar a aquella entrevista...”.

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Zélia Calcavante de Melo / Andina BrasilOsni Goncalves da Mota Filho / Andina BrasilMarcelo Gualter Alvarenga / Andina BrasilMarcio Rago Dos Santos Pinto / Andina BrasilPaulo Sergio de Brito / Andina BrasilEdison Lopes Moreira / Andina BrasilAliandro Fernades Caldeira / Andina BrasilWilton Pujals / Andina BrasilLeila Cristina Pereira Lopes / Andina BrasilPaulo Da Silva Fonseca / Andina BrasilAdriano Soares Fernandes / Andina BrasilMarcos Ribeiro / Andina BrasilDenise Paulo Almeida / Andina BrasilWalmir da Silva Fortes / Andina BrasilClaudete Cabral de Carvalho / Andina BrasilMarcia Ferrerira de Souza / Andina BrasilMaria Luiza Mendes Campos / Andina BrasilAmanda Guedes Gimenes Rodrigues / Andina BrasilMaria Jose Andrade Cosmo / Andina BrasilLuiz Marcello / Andina BrasilLélia Maria Dias da Silva / Andina BrasilJosé Carlos Dos Santos Perrout / Andina BrasilAdalmir Costa Araújo / Andina BrasilLuis Paulo Texeira Scassa de Souza / Andina BrasilMonica Rose Lopes Fernandes / Andina BrasilAntonio Luis Ferreira / Andina BrasilValmir Feitoza / Andina Brasil

Edson Silva Ramos / Andina ChileRichard Leyton Arcos / Andina ChileAlejandro Barrera Toro / Andina ChileHerman Julio Julio / Andina ChileJuan Ortega Aguilera / Andina ChileHugo Miranda Droguet / Andina ChileÁngel Berríos Santander / Andina ChileJuan Santibáñez Tobar / Andina ChileEduardo Muñoz Cofré / Andina ChileVíctor Millán Millape / Andina ChileMarco Moena Vergara / Andina ChileCristián Salas R. / Andina ChileRose Marie Butto / Andina ChileÁlvaro Jeldes F. / Andina ChileMario Ibarra L. / Andina ChileClaudio Vinet / Andina ChileJocelyn Rubilar Muñoz / Andina ChileRodrigo Clavero / Andina ChileMauricio Rebolledo C. / Andina Chile

ANDINA CHILE

AGRADECEMOS A TODOS QUIENES ENVIARON SUS HISTORIAS

Rodrigo Alejandro Rodríguez / Andina ArgentinaMatías Alberto Gómez / Andina ArgentinaSantiago Gabriel Román / Andina ArgentinaFernando Enrique Brusa / Andina ArgentinaJuan Manuel Molina / Andina ArgentinaMartín Gregorio Cabral / Andina ArgentinaAdrián Pellegrini / Andina ArgentinaHumberto Le Donne / Andina ArgentinaRubén Dario Invernizzi / Andina ArgentinaCarlos Revuelta / Andina ArgentinaMónica Alejandra Gastaldi / Andina ArgentinaGabriel Monasterio / Andina ArgentinaAdrián Edgardo Pereyra / Andina ArgentinaAlejandro F. Werner / Andina ArgentinaFabián Clemente / Andina ArgentinaGuillermo Héctor Quirós / Andina Argentina

ANDINA ARGENTINA

ANDINA BRASIL

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