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Psicología del Trabajo Cat. 11-Prof.'Alonzo

(trfb PSICOL.OGl"'f-- TRABA.JO

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O Título del Texto: Organización del trabajo y Salud: de la

psicopatología a la psicodinamíca del trabajo:

Jntroducción, partes 1 y 2. \.

O Autor: Dominique Oessors

O Unidad 0 3: Nuevas formas de organización del trabajo

Universidad de Buenos t'lires i-J lt

Facultad de Psicología

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P~icoJogía del Trabajo . " _- ... ¡ "',. ,ti.

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,_;adinámica del trabajo· Dominique Oesso1·s

Pascnle Mol:n ier

1. De la psicopatología del trabajo a la psícodinámica del trabajo

El trabajo ¿puede ser causante de sufrimiento 'físico, y hasta d-e- problemas me11ta1es? En los añÜs cincuenta, los fundadores de la psicopato!ogía del trabajo se esforzaron por constituir una clúúca de las "enfermedades mentales del trabajo". Lograron identificar con éxito "las incidencias psicopatológicas de la con­dición de 'empleada doméstica"' (LE GUILLAfiT 1985), y descri­bieron de manera muy convincente nla neutos~ de las telefonis­tas y de las mecanógrafas" (BÉGOIN 1957). Siri émbargo, más allá de la calidad de estas priineras observaciones, la hiJ;'§_t)'sis de tl:na ~ell3:ción casi mecánica entre trabajo y descompensación psí­quica resultó ser finalmente poco fec.unda.

Trabajar significa enfrentarse cotidianamente a peligros tales como ei miedo, el aburrimiento, y tambiérl la humi:Jación, la vergüenza, el sentimiento de injusticia, de traicionar li:; propia.S convicciones, etc. Sin embargo, hay que admitir que L mayoría de los ·trabajadores no se vuelven locos, y esto, a pesar .~e las res­ITicciones que se les impone:r:t. A partir de esto, en el ámbito sa­lud mental/trabajo, ya no es la locura sino lo común de la nor­malidad !o que constituye un enigma. Este vuelco de lo cuestión inicial ha orientado desde hace unos doce años un nuevo pro­grama de investigación que, bajo la dirección de Christ9phe De­jours, ha llevado a prefefll: la denominaci6I}_·p:?f~Q9Íllándca del tra­bnjo (DEJOURS 1993). Esta se define como el análísis-dmámico de íos proce:Sos ps!quicos fuovilizados por la corúrontación del su-

• . ""ta psychodynan-Uque tlu travail", Scit:ncrs :a1111ni111:s, N"40, 1994,

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jeto con la realidad dél trabajo. En esta perspectiva, el n1odelo de hombre es e{ de Ja teoría···psiCoana!itica: el sujeto del que se tra­ta es el de una historia singular, portador de esperanzas y de­seos. El sufrin1iento preexiste a su encuentro con la situación de ~abajo y vectoriza de alguna forn1a al sujeto hacia el mundo/· con Ia esperanza de encontrar algún alivio.

Pero ¿ql!é es el trabajo? El trabajo no es el en1pJeo. 1'a.mpoco pue~e reduclrse al trabajo teórico -lo que se debe hacer-. El tra­bajo es la actividad -lo que se hace-. Saben1os, gracias a la. ergo­nomía, que existe entre el trabajo teórico y el trabajo real un des­fasaje irreductible. Cualquiera sea la calidad de la prescripción, sien1pre comporta fall.as que deben resolverse en la situació11 de trabajo. El enfoque psicodinámico tiene por objeto la moviliza­ción de la inteligencia y de la personalidad de los agentes; estas convergen para superar lo que la realidad les opone en términbs de imprevistos y contradicciones. En otrat¡ palabras, .. el ~°:~aio.;es "lo que no está dado por la .organización teórica del trabajo" (DAVEZlES 1994), todo lo que los hombres y las mujeres se inge­nian en inventar para encontr~ los mejores con1pron1ísos enf:r17 lo que deben hacer, Jo que es posi6re:hai:er,fló qµe desearíil11 há.cer terúefl_do en cuenta lo.(iüe crliefl que es justo o ~ueDo.

2. La identidad, una conquista jamás alcanzada

El psicoanálisis reveló el lugar' central del amor en la cons­trucción de la identidad. Defenderem.os la tesis según ]a cual el trabajo es el otro del amor~ ocupando· un lugar tan central como éste en el devenir del sujeto. La identidad difiere de Lf!~~~~~T lidad.,,que se ca.racteri?...a por la invari8;~ión de rasgos afectivos~ cognitivos y hasta morfológicos. l:_~_~dentfclliQ::_es .. ~~!lP_<l!te d"} sujeto que nl!oD:c_a_.-'ª~_e-~_~J¿jfu_g 4~ft~t!Y~Pl~_n_~ y nec~s~~ _de una

. confirn1ació!!..f~~t~I.:..~-1-~ .. <;~tj..~_-;1~_~1;. si rto se dar pued.e producil-Se 1

una CTiS"iS=de Úientidad- durant~ Ia que el sujeto ya no logra re­conocerse a sí mismo (DEJOURS, DES-,'ORS, MOUNtER, 1994)

La identidad es una conquista c¡ue se capitaliza en el orden de _lo s~~g'..:tlar_ pero s.e opera en el orden de ]J_ intersubjetividad.

l. L1 j'Si..·11Jin.ími1\\ úd tr.•l'<ljo ·D. Dr'SSot:s, P. /llo!init'l' 1 3

La realización de sí n1isn10 pasa por ia n1irílda del otro, En el án1bito erótico, 1a" identidad se siente a través del reccinocinlien­to del ser. En el án1bito social, esta búsqueda debe reconduclrse permanenten1ente por n1edio de_l z:~pnQc.!~1~12to del ha<;e:r; donde me vuelvo lo q.ue soy, en la expresión 1enovada de la apreciación de los otros acerca de.la utilidad y la belleza de lo que hago. Dicho de otra n1anera, sólo accedo a mí mismo y al otro por la n1ediación de un hacer ''considerado"{.tOmado en cuenta. Función del espacio abierto a la dinámica del reconoci­miento~ .el b'abajo puede contribuir a la realización de sí mismo -aún en momentos eri que la vida afectiva está especialn1ente e1t

sufrimiento, duelos, divorcios, etc. !_ra_!>§'!! e;; enttmces benefi· ciarse con_ .ur:t. J~ga.r par~ h.~~e; y hacerse con I9s otrQ?. Pero el trabiijo·-p_~~~-ef por el co.ntrarío; obsta~lj-~~_!_ ~~~S?.~~~~~ión de 1a·-¡aefl.tlQad y ser-fLú:últe-cteSüfrillileñto. Como veremos; éI re­COri6ciiníE:flto.delbacef_en_la5 relaciones sociales del trabajo no es menos difícil de obtener que el reconocimiento en el amor.

3. Trampas necesarias

La organización prescripta del trabajo nunca es estrictamen­te aplicable, ya que todo trabajo -incluyendo el con..">iderado po.r la jerarquía como trabajo de ejecución- es en realidad de una gran complejidad. Hacia el operador convergen órdenes más v menos coherentes, y a partir de Ias cuales, conscientemente o no, elabora un compromiso realista, es decir necesariamente inestable. La dificultad es que cada prescripción puede parecer justificada: ningún operador desprecia a priori las recomenda~ ciones que se le hacen en nombre de su salud y su seguridad, así con10 no se irrita a priori con las exigencias de calidad. Pero, su­madas a las restricciones temporales, se conjugan en una situa­ción inextricable. De hecho, los age~tés_ :s.~ ven o}?J.ig-ªi;i_9s a m~ nudo a salir de la legillidady-a hacer tt:.ªJJ1P.ª ~on las consignas, no debido a su gi¡s!o iiimoderado ·por el fraude o por la irre<· ponsabilidad, zjn~on el obie_\,U!."-reajiza \J()_!'}ej5JUJ2Sible su ta.rea·. La existencia de -trampas se mostró er1 prirrier lug-"ar-€.n en~·· cuestas en la industria nuclear (DEJOURS 1992). Desde entonces,

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estas pr.á~~icas .s~ d~,te_ctaron en varias situaciones de trabajo, Jo que justifica el caiifícativo de "con1unes", ~in banalizarlas por esto, ya que son._ una de las IÍ1ayores fue.ntes de sufrin1iento en el trabajo'. Así, _en una e1npresa de servicio, el correo se dirige a la Clieritela cori _un ffl.en1brete personalizado con el nolJ?.bre_ del

' agente-'encargado de su· expediente. Este tipo de correo incita a -los clientes a dirigirse ~1ormalmente a esa persona, de tal mane­ra ·que, para protegerla del flujo de requeri1nientos o protestas, hay recepcíorústas encargados de filtrar las llamadas y de dar las iÍlformaciones ~omplementarias en su lugar. Cuando un cliente insiste ·en eff-eléfono para hablar con la persona que cree es el único interlocutor competente -el que firma su correspon­dencia-; es coffiún recurrir a la falsificación de voces. Los recep­cionistas. fingen aceptar comunicar al cliente con el encargado, pero retornan el teléfono y achían su papel deformando su pro­pia Voz.. Subrayemos que su. truco es también: una manera de salvaguardar la image.n de la empresa .frente a los clientes. Por supuesto, }a :traffip'!. es poco discreta, fudo el mundo lo sabe. Es­t3-. Práctica _profesional es costosa psicológica y moralmente. En 'efecto, la contribución efectiva de los recepcionistas a la resolu­ción de las fallas y las incoherencias de la orgarúzación del tra­bajo no puede ser objeto de ningún reconocimiento oficial por parre de la jerarquía -¿cómo felicitar a un agente por haberse he­cho pasar públicamente por el jefe? Por otra parte, .<::ta_tranep_a _"Sfu"-n!e de desconfianza entr<:' los agentes -¿cómo otorgar su

-:· cortfia:nza a·-alguiéri~ a-ijlil€ri se ve mentir tan brillantemente a lo largo .del día? De golpe, compartir e! espacio adquiere la forma peyorativa de cierta proI?ñscuidad: todos se escuchan hacer, en la n1edída en que no se puede evitar escuchar a los otros hacer también. Este "ruido", del que los recepcionistas se quejan ma­sivamente es intolerable, no solamente por su intensídad, sino en primer lugar porque tiene sentido.

! Ahora bien, la 'éonfianza es un elemento indispensable para ila -cooperación. Aún más, Ia confianza no se prescribe, es Eintera­n1ente_ un'a cueStión de conquista. }Ja l?li!:!'~lC?~ e!~ -~~.lesti.Y.Q ~~ una situación en .l~ 31~~-.J-~-.~~Iª~-:igri_~ ·de_ ~onfian_za y de._c_oope~ ración se hacen· posibles p_i:;ir m~.dio ~e Ja elaboración de reglas

't. L..:1 ¡>:>icodifkimit".i J(•! tr,1l'lljo - D. lfl·~sors, P . .\ iulinkr 1 5

cornunes (CRU 1988). La din1ensión técnica_de la regla es sin du­da !á'(j'üé parece n1ás evidente. Pero L~~-.~~_g~~~.~~J .. .?J.i~~º. ~1? __ 9_e­t~rn1in~!1.Ú!ti~~J1ie,,nt.e las m~.11f7r?:~_ 0_~ __ h~<;~r1_Q!ganizan~~º1Pi*-n I~s.·co-n~!92~1~.É.g.f2sg9p_er~i:;jQ_ry, g~ }iecir las n1IDeras de decir, erviVif-juntos y los. mo~os de la_ co.:i~.!~~~1cia. Con1portan final­mente una dimensión é1íCa eSefiCla.I Para poder-estat'1:1ir sobre lo qu~ es.justo o sobre lo que esta:blen hacer. Es por referencia a es­tas regla_s d.e trabajo que el juício de reconocin1iento puede pro­ferirse. Organizan así todas las relaciones de los trabajadores de un colectivo, pero también sus relaciones con los ·subordinados, la gerencia, los otros colectivos de trabajo, etc. Estas reglas están basadas en la deliberación colectiva, no se decretan, se discuten. Las regfa1s son una consti:uccíón, que siempre remite al oficio y que da verdadero contenido a la expresión "trabajar juntos". La construcción de las reglas de trabajo implica podo tanto un es­pacio· específico de discusión en el que se·a posible expresar en confianza sus opiniones,. sus gustos, sus valores. Algunas reu­niones organizadas, como las transmisiones de información en los equipos de enfern1eras, pueden participar en el despliegue de est~espacio público; pero de hecho, una gran parte del tra­bajo deliberativo se efectúa en espacios Jnfiirmales -de "tiempo perdido'' - siempre an1enazados con ser considerados inútiles momentos ofrecidos a la pereza de lo.s asalariados, paus¡,: para ·el café,. tiempo perdido cambiándose, etc. Sin embargo,. su·· exis­tencia es una condición determinante para la contribución d.e los agentes a la organización del trabajo. Su deserción significa ge­neralmente el derrumbamiento del colectivo.

1 El sufrimient() en el trabajo ~ . .lª perct:?:p:ión q_ue surge cuan­

do-fa~iéiació~l c!.~l s~jetQ~on la orga,;izací~njl_élÚ~;j"-s"e blo­quea, la.coop~raqh?n~ rompe, 1-ª cq~~~a _s_i:.:'~~EPP.9.~~-~Ie, ~~~r.~c.Q.no_cimiffitp fy.~~~?ª~. \. ·

4. Una normaliciácl. sufriente

Si la normalidad es corriente .. no por eso es menos frágil, con­quistada en la lucha contra la desestabilización producida por las restricciones del trabajo. Pero er1tonces, ¿cómo consiguen los

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trabajador.es no .volverse locos? No g_racias a [os efectós de un condicionamiento socia_1 que sufrirían pasivan"Len.te, sino por la inlpfe~1~.n~ci?n activa- de n1ecanisn_1os _tje defensa, algunos in­dividuales, y otros que se construyen cQ!ectilrnmente y cuyos portadores son los trabajadores.

La existencia -d~--~~tra·t~~-~~c?Ie_c~tj~~~dt: .de.fens~¡se detectó en primer lugar entre los trabajadores de la construcción {DE­JOURS 1993). Los investigadores constataron, para su gran sor­presa, que los compañeros nunca hablan espontáneamente del miedo -temen do en. cuenta que la situación de trabajo es objeti­vamente peligrosa-. Igualmente sorprendente, la existencia del no respeto a ciertas consignas de seguridad y de comportamien­tos insólitos, a veces peligrosos, practicados por la mayoría de los obreros. A esto se agregan una serie de valores; fácilmente compartibles por los trabajadores, ya que surgen del repertorio socialmente cons:truido de la virilidad: coraje, bravuconada, he­roísmo, un "ve1:dadero" hombre no conoce el ntiedo. El conjun­to de estas-condui:tas apunta a oponerS;e a·Ia percepción cons­ciente del peli57o, a luchar contra el_ miedo por medio de la construcción de una renegación. Parece que las estrategias de­fensivas permiten "resistir" en el trabaje pero también que su n1antenimiento es n1uy costoso para Ia ~onomía psíquica. Con que un solo compañero exprese miedo, aparecerá en todos0 .SL quiere ser eficaz, la defensa no pu_:d~.i;ener njnguna [all~_)' co­loniza el espacig fuera del trabajo, fas horas de ocio, la educa­ción· de lbs chicos y hasta fa vida erótica.

En otras situaciones, las estrategias defensivas apu!ltan a n~­gar otro~g~>Q¡5, otr.S.foeijtes.ile~stífrinii"!'to. Se ha podido describir las estrategias colectivas de defensa características en los operadores de .conducción de las industrias químicas, los agentes de mante#iento de las centrales nucleares, los trab8.­jadores socía!esi-Ios'médicos y cirujanos, !as enfermeras, los 1natjdos med'ios/e.té~· Las diferencias e1}tre estas estrategias a me­nud~ son .f~ente .. J.~.il:l.cón1prensión, de desprecio, de conflicto entre diferent~s colel!¡,wOs. Al someter toda una_gart_e .de1!acti­vidad a su propiO+'ODj~tivo -ev¡tar=ersUfiiiñiffi-to- pr~;~an di$-

. -· ·- ···~ .. :.:--'·--;--:--~-~---------- ·---·--- ----------··

l. L.i pi>kT ... li11.imi~-.1 J1•l lrd{\lj1> ·D. Des&11s, P. lvlo¡¡nit>r 1 7

torsi_one§.. de Ja _f2fil~l}.i_~_'!.~ló.!l.Y-.Tep.er.cute11 en las COllLÜCiones

~~~re.~ot:r?~}_mjgnto .... Eli una sala de operaciones, la necesidad de no confesar{se)

su falta de saber hacer para no expresar ni la duda ni la inquie­tud -y formar asl una barrera en la percepción consciente del miedo-, se traduce para los cirujanbs·en el hecho de que no se transmiten entre ellos los secretos del oficio, las astucias_, ni las nuevas téa)icas. Las auxiliares, e incluso los camilleros, en vir­tud de verse obligados a trabajar con los cirujanos, son Jos que se ven llevados a ejercer la transmisión técnica y por Jo tanto, a hacerse cargo de una parte no despreciable de las responsabili­dades en el buen desarrollo de la intervención. Por cierto, el ci­rujano generalmente agradecerá a aquel que le haya dado el consejo justo. Sin embargo, esta actividad que contribuye a sos­tener las estrategias defensivas de los cirujanos debe, para ser eficaz, permanecer secreta. F.ste saber hacer no puede por consi­guiente reconocerse públicamente,. y escapa así a toda vi;sibill­dad. Esto provoca ·el sufrimiento de las auxiliares. Por una par­te, la angustia relativa a esta toma de responsabilidad no en­cuentra una vía legítima de expresión; por otra,. la imagen reen­viada por las auxiliares de los servicios médico-quirúrgícos es la de ejecutantes que sólo alcanzarían #tontamente" los inshu­rnentos1 lo que contribuye aún más a su aislamiento.

5. El sufrimiento no es un objeto como otros

La normalidad no está exenta de sufrimiento entonces. Si el sufrimiento no a parece tan espectacularmente como se podría esperar, es que justamente cada uno trata de hacer todo lo posi­ble para contenerlo. En consecuencia, la vivencia d-el trabajo, porqtte contiene sufrimiento, no puede ser un objeto de investi­gación como cualquier otro. Cada vez que les pedimos a los otros hablar de su vivencia, no~po<leinos ignorar los e.fectos de retomo de esta palabr~ efl su econon1ía psíquica. El que se com­promete en un trabajo de elucid,ación de su Slllrimiento ¿no co­rre el riesgo de fragilizar profundamente su sistema de defensa?

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1 8 [n!rnduü·iún

El sentido de lo que vivin1os no nos es dado, sino qu€- lo cons­truin1os hablando. Hablar, escuchar~ sien1pre conllevan un ries~ go psíquico'.:Comprenderes lransfornrnrse, porque inevitable­:menté'e!fqüerer actuar en el sentido de Jo que hemos compren-cEda. La iri.Vestigación psicodínámíca de !as situaciones de tra­bajo requiere una metodología específica que es el objeto de un capítulo en la reedición del libro de Christophe Dejours Travail: usure 'ltienlnle. ·~qui ilos limitaremos ·a. hacer una breve referen­cia. Esta.investigadórt se denomina j~stau1ente "investigación'' y no "irite.rvendón". Si los investigadores se aferran a esta ape­lación; es·porque la investigación no está destinada únicamente a producir conocimientos sobre lo real del trabajo, sino también a vblvers4 conquista para las personas que se comprometen en el procese{ de elaboración. Toda investigación en psicodi.I1ántlca del trabaj1 exige por lo tanto la existencia prevía de una deman­da de losttrabajadores involucrados e impone el paso por una fase de pre-investigación para asegurarse de que la investiga­ción propiamente dicha se inscriba en un proceso de transfor.­n1ación en el que los actores estén de acuerdo, por lo menos en un punto:: volver a poner en debate lo que hubieren descubier­to, con la kyuda de los investigadores, sobre la vivencia del tra­bajo.

~ -6. De la mentira como trabajo

al individualismo como defensa

Subcontratación,. precariedad, reducción del tiempo de tra­bajo, de acuerdo con las "nuevas formas de en1pleo": muchos son los que afirman la muerte definitiva del trabajo asalariado en su forma clásica. Una parte de la comunidad intelectual in­cluso reflexiona muy seriamente sobre la redistribución de los bienes sociales, tomando en cuenta las desigualdades inherentes al poderío de las lógicas económicas. Pero probablemente no basta con tener un ingreso mínimo, que incluya tiempo libre, quizás-incluso un /.(trabajito", con el fin de obtener un pueSto pa­ra hacer-y hacerse con los oi.Tos. Considerar que la construcción

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l. Ui pskoJin.imiül ~l·l !rnlirljt) - D. Q!'St•i;1rs, P. 1\lolin~·r 1 9

de la identidad es tributaria de la intersubjetividad en situación de trabajo tiene efectos de. retorno sobre el lugar otorgado al tra­bajo en la construcción del vínculo civil. fiemos visto. que del es­pacio abier.to a ]a dinámica de.l reconocimiento·por medio de las reglas comunes, dep,enden co;;juntamente el aprendizaje del vi­vir juntos y la tolerancia de la diferencia. Más generalmente, el trabajo es uno de los lugares de reiteración de Ja!; virtudes cívi­cas y políticas, como la solidaridad y el sentido de la justicia. Pe­ro en el contexto actual, esta función ¿no corre el riesgo de ser

cuestio11ada? Con referencia a esté cuestionamier;to1 citaremos el manage­

ment Por medio de la mentira. tal como ha aparecido en las últi­ñláS 'IDVéStigié:iOnes que Ii~ffios realizado en el sector de las em­presas de -servicios. En un contexto de restruct:uración, el perso­nal de supervisión juega el papel crucial de correa de transmi­'sión entre los nueVos imperativos económicos y los Problemas concrétos que Se plantean en el terreno. Ahora bienr a menudo declaran que deben mentir para realizar su tarea. Dicen que mienten a sus subaltermos haciéndoles promesas de promoción, de primas, de pequeñas ventajas, sabiendo•pertinentemente que no. podrán .cumplirlas. Pero estas promesas vanas, que disimu­lan mal el hec\w de que piden cada vez más con cada vez me­nos medios, mina la confianza que pueden otorgarles sus subor­dinados. También dicen que mienten por omisiónr por retenc.f.ón de in.formaci9n para no agravar el clima sociat o simplemente para esconder que no saben cómo será el futuro. Mienten a su propia jerarqÚía para encubrir que sus equipos toman cada vez más .riesgos con la seguridad y hacen trampas co11 Ias consignas. Mienten despu_és a los peritos en caso de accidente, etc. Ahora bien, la vergüenza, la indignación, son sentimientos morales di­fícilmente soportables. El sufrimiento moral es un sufrimiento reflexivo, ·generado por. e1 juicio emitido sobre sí mismo, un su­frimiento de la r:&5n. ¿Cómo defenderse? Es.te tipo de adminis­tración propone sus propias respuestas sometiendo a ciertos mandos medios a una rotación acelerada de puestos que los sus­trae a un enfrentamiento insostenible. Perq se. observa que aún

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20 !nlro<lurdün

en ese caso el escape es insuficiente. Y la gerencia intermedia, por el. contrario,ri!Ia vez ~e beneficia con esta movilidad.

Cuando ya no se puede actuar de acuerdo con lo que se cree que está bien, una parada consiste en suspender Ja inteligencia, en sacrificar la facultad de juzgar."Repliegue sobre sí mismo, in­flación del individualismo, desinvolucramiento del espacio pú­blico, la psicodinámica del trabajo da muchos testimonios de es­te tipo de procedimiento defensivo.

La represión del funcionamiento psíquico ya ha sido detec­tada desde hace tiempo en lo que se refiere a las tareas más des­calificadas {DEJOURS 1993). Más generalmente, ceder a la falta de pensamiento es una amenaza que pesa sobre toda persona cuya actividad requiera la adhesión a nuevas normas que se oponen a su antiguo sisten1a de valores. Hacer un trabajo "indigno" (y sufrir por eso) se entiende aqul independientemente del nivel de competencias, del bagaje teórico, de la posición jerárquica. El "arreglo'T, el silencio defensivo resultan.te_, están cargados de consecuencias. Contribuyen a la. construcción de una renega­ción de la realidad del trabajo, pero también son factores impor­tantes de lo que Madelelne Reb€rioux llama la "enfermedad cí­vica". Si es cierto que las personas se defienden del sufrimiento de tener qu:e traicionar sus convicciones~ enton.ces dar testiino­nio públicamente sobre su trabajo, comprometerse en el debate público, es correr el riesgo de reavivar el propio sufrimiento, despertaré'! efe !os otros.

¿Pista:~? ¿Soluciones? No es tarea del investigador pro.Poner­las; su responsabilidad consiste en hacer visibles sus constata­ciones Y sus interrogantes para que cada quien pueda disponer libremente de ellas en el espacio público. Y el. debate contempo­ráneo ¿puede economizar una reflexión sobre el sentido del tra­bajo en la construcción del hombre por el hombre?

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tenips?, Eres.

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22 lntrodu,Yión

tvh)LÍN!ER P. (1994), "Travail et santé, in1pact de !<.'I précari'lé et de la pré­car!sation' au lravail", Tnitiuil, 30; 1J9-124. (traducción al espafiol en

- esta Publicaciór1)

RErWRfOUX M. ! ''Cit_oyens et travailJeurs (il n'y a pas de vraie liberté poui les sans~'tra"Vai1)1', Honnn~s -et libeité 76 & Pi1noriuniques 13, ene-ro, 16-23. · · · ·

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De la psicopatología a la psicodinámica del trabajo·

Christaphe Dejours

Introducción Trabajo: desgaste mental era un ensayo. Pasaron doce años

desde su publicación. ¿Era necesario ese plazo inhabitualmente largo para proponer una segunda edición? Quizás es la contra­partida de un desarrollo demasiado rápido de la psicopatologfa del trabajo: el ajuste graduado de las formulaciones del texto inicial en función de los progresos alcanzados era delicado, de­bído u ta misma turbulencia registrada en el campo de investi­gación. Si finalmente decidimos realizar una nueva edición del libro, es porque, en nuestra opinión, hemos franqueado un um­bral y akanzado un terreno más fume y propicio donde dete­nernos a hacer una etapa.

El ensayo de 1980 tematizaba algunas intuiciones y abría al­gunas pistas a la investigación. Pero no constituía un progBrna científico stricto sensu. En doce años, las 'VÍas abiertas por es~e li­bro, en lo esencial, se exploraron: por supuesto, en el plano teó­rico; po:r;que, en el plano clínico, el campo de investigación eS ili­nútado -y no deja de renovarse con la transformación histórica de las situaciones de'trabajo.

La psicopatologfa del trabajo ya no está en el estadio del en­sayo. Al beneficiarse con una evolución y maduración, la pro­blemática teórico-clinica no por eso logró liquidar las numero­sas cuestiones que se plantean en el análisis de la refación sub­jetiva de hombres y mujeres con sus situaciones de trabajo. Por el contrario, el desarrollo de la disciplina hace surgir nuevos in­terrogantes, lq que, en resumen, no tiene nada excepcional y sig-

"1'De la psychopathologie a la psychologie du travail~, Addendum a la 2" ed. de Travail, ilsiire 111entnlc, Essai de psydiopntfwlogie du trrmnil, 1992.

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nifica ünican1ente que no ha agotado aún sus posibilidades. Ac­tualn1ente,.se pueden plantear n1ás cuestiones científicas que en 1980: este ensayo está superado y al n1isn10 tie1npo todavía es actual. Está superado, porque la "psicopato!ogía del trabajo" es denuisiado estrecha para abarcar las nueva5 cuestiones, y esta­a1os obligados a concebir un marco más ampliado: el de la ps.i.­codinámic.a del traba Jo. Sígue siendo actual, sin e!nbargo, por­que lo esencial de sus fom1úlaciones sigue siendo legítin10 y porque,. sin asimilar estas primeras investigaciones y sin referix­se a ellas, el lrnbajo cientifíco no puede continuar. Con el objeto de ayudar al movimiento de reflexión en curso se volvió a pu~ b!icár este libro, agotado desde hace varios años. Esta segunda edición demanda, en nuestra opinión, más que un prefacio1 un comentario en forma de postfacio. En la medida en que el ensa­yo no tiene una significación "histórica" en. el ca111po de las dis­ciplinas del hombre en el trabajo, sino que aún hoy está en los fund.:amentos del enfoque~. un co.mplem.ento teórico podría ayu­dar a aqueHos_deseosos_ d~ tener acceso a una lectura actualiza­da y conocer los argumentos de la discusión que hoy en día ha llevado a proponer sustituir la "psicopatología del trabajo", por la nueva denominación de #análísis psicÜ<linámico de las si­tuaciones de trabajo".

Una mirada retrospectiva sobre la pskopatologfa del trabajo De las primeras investigaciones en psicopatologfa, del traba­

jo se exh'aía u~ conflicto central, que vale ta.nto para las investi­ga.ciones empíricas con10 para las interpretaciones y las cons­trucciones teóricas a saber~ el conflicto e11tre ]a organización del trabajo y el funcionamiento psíquico.

N.ll1gún argumenh.11 hasta hoy, ha cuestionallo este núcleo de

la clínica del trabajo que llevaba a defi11ir la__¡;:;_ic_~patol~qel trabaj9 .rnmo "el análisis del svfrimiento psíquíi:9 resultante de Iá.confrontadón"cfe los hombres con ia-·orgilliizadóri deT!Iaoác·· jo", Otra definicón pare<:ería iiiás apropiada hoy en día;-;¡;análi­sís psitodinámico de los procesos íntersubjetivos movilizados por las situaciones de trabajo". Pero adn1itir este cambio .. de de-

1. ~ l.i psk11r,11o!et¡',í.1 ,¡ J,1 pskt11.Ho.ímíú1 t\('l irdhJju-C: Dt'j1._iur.~ 25

finición 1CS reconocer la evolución de toda la disciplina, de lo que

ahora van1os a tratar de dar cuenta.

!.a psicopato!ogía de_!_ tr;abaj() es el nombre de una disciplina que fue iii_ii:qgy_íida_-mlas-'!ÍÍQLl.'1~0-199.Q. por autores como L.Le Gui!lant, <;._Yeil, P.Sívad()n, AcFemández-Zo"ifa, J.Bégoin ... A pesar de las dudas teóricas con>prensibrés-en-úii'perió"dó-de fundación, las monografías clínicas publicadas entonces se refe­rían implícita o explícitamente, según los casos, a un modelo causalista (no sin criticarlo, por otra parte, pero sín poder libe­rarse completamente): se Eostulaba que las . .rgstricci_ones de tra­b~j<:..fo~ían pr_<>vocar áfeCCiones rsicop_at(jlógicas. La in"VéStiga­ción etioiQgica sobre las causas y los n1ecanisn1os veía antes que nada al trabajo, especialmente el trabajo industrial, como una desgrada socialmente generada, deletérea para la salud mental de los trabajadores. La investigación clinica estaba polarizada por la preocup_ación de id~ntific.ar stnJ:\121n..es o enfermedades mentajes.caracter{i~das.'El ~odelo de la patologla profe5iOnaJ (estudiado por la medicina del trabajo y la toxicología indus­

trial) ejercía una poderosa lnfluencia.

Mis propios trabajos de los años 70,.::¡ue llevaron a la publi­cación df! Trabajo: desgaste niental, se inscribían en esta tradición y aprovecha'han--esta-heieñCia:~tn la contprensión que tenía de la relación psíquica de los hombres en el trabajo, la organización del trabajo -concepto clave- se consideraba un dato preexistente al encuentro entre el hombre y el trabajo, un conjunto de restric­ciones masivas, monolíticas, inquebra0-tables, inclusive inexora­bles, con la pesadez y la. rib,ridez de la n1ateria mineral. Es cierto que tratábamos con el formidable poderío del fordisrno, y que no osába·mos in1aginar.nos aitenta.tivas al taylorisn'lo rr1eJ1os rí­gida' (a pesar de los signos anticipadores en el que ya estaba propuesto, de las industrias de proceso). Esta visión de la organización del trabajo, mineralizada bajo la forma de instala­ciones técn.icas industriales de la época, carr1bió fuertemente, co--

mo verernos.

Con respecto a esta organización del trabajo, dada como un hecho físico, proponíamos actitudes y conductas humanas, un

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análisis qué se apartaba sensi.blen1e11te dCI Ú1odelo pslcopatoló­gico causali.:¡ta·: lQ~ hon1~res no-eran pasivos frente a las restric­ciones organizaciütla.1es~-~r'an éapaces de protege~se d.e sus efec­tos nocivos sobreJ¡ualud mental y conjurar la salida "naturál" rej;res<mtada por eLes~tt:o de la_ en{_enii€<las! mentaL;>umab;'

. peq} podían ejercer su libertad en la construcción de estrateg!as

.\ dE[~!§iv!'~i11ditnd1urI"§. (por ejemplo, la represión pulsíonafefflas ta.reas repetitivas con restriccio11es de tiempo) o estrategias defen-

~' sivas_etJ{ectiv~s (por ejemplo, las defensas co!ectii_;á$<lelosffa:mr--· jadores de la construcción). La referencia al modelo psicoanalí­tico del funcionamiento psíquico, donde habíamos logrado in­tercalar la economía entre la organización del trabajo (corno causa) y la enfermedad mental (como efecto), es portadora de esl:a clinica de las estrategias defensivas. No s:L1 obstáculos teó­rico:::;, por otra 11arte3 que, a pesar de no haber sido apartados completamente entonces, han sido franqueados en gran medida desde ese momento. Si bien la libertad de los trabajadores se reubicaba frente a la pesadez de las restrícciones tf'CTÚco-organí­zacionales, en aquella concepción no tenía más que un espacio limitado para desplegarse: el de la invención de modalidades de ad:apíaaóna las situaciones con.cretas. Por más sutil e inteligen­te que fuera, no podía apartar el riesgo temible de alienación que se perfilaba en un horizonte poco lejano (y .eso, a pesar, una vez más, de sigrios contradictorios pero consistentes, como la detc-cción-<le-producción de" trucos del oficio" como estrategias defensi.vas (ofensivas) contra e~ miedo e.n.Ja.S in_dus!J'ias d.e.P~.o­ceso)- Así fue como desde esta primera fase de desarrollo de la psicopatología del trabajo, renuncié a focalizar la investigación en las enfermedades mentales, para desplai-.arla al suirirrúento y las defensa.s contra el sufrimiento, es decir dirigiendo la mirada m~salláae1a:-:-ei:Uermedad mental descompensada.

i HacterZa~fri.¡fu, había operado, sin medir del todo su impor­tah.cia, un caiµ~1q, teórico que hoy aparece como el fundamento m/smo de la),:a_~ierite disciplina. Admitía los impasses y los fra­casos de lainvestigación en patología mental del trabajo. Toma" ba nota de que, en su mayoría, los trabajadores lograban Conju­rar la locuxa, a pesar de las restrícdones nocivas de Ja organiza-

2 Ü<' ¡~ p:/i:!;"vp.il,)!o¡;ía .i J<t psi.:-cx!indm\<4 Jd lr~1'.1j1.1 ·,C. Di~j11urs 27

ción del t~abajo. Observaba entonces las estrategias defensivas. Y, a! 111is1uo tien1po, la "nornialidad" surgía como enign1a cen­tral de la investigación y el análisis (DEJOURS C, 1988 b, tomo!, cap. 1). C[ormalidad que se d_a. ¡:le ent:rn<l~ c91110 !ln equilibrio inestable, fandainentalmente preca!i9, "!\tr~§'!frÍiniento y de­fe.risas contiá ·e1 -sufrimiento. ·Nofrh:alidad que se e.ta tan:\biéñ~Co­oiO.fesu!t'adO de··estrategias tan complejas como rigurosas~ por lo tanto no como resuitante mecánica de una suma- de acciones y de reacciones, de estímulos o respuestas, sino como profunda­

mente :intencional. -----Hacer del campo de la normalidad un enigma abierto a la li-

bertad de la voluntad (FRANKFURT, 1971) de los agentes, es rom­per al mismo tiempo con los modeios surgidos del behaviorís­mo, del pavlovismo y del stress. Fs también y sobre todo, con­cebir la normalidad como producto de una-dindnúca I1un1ana en la que las relaciones intersubjetivas (para construir las estrate­gias defensivas, inclusive ofensivas, contra el sufrimiento) ocu­pan la posición central. FIDalmente:, es plantear, pr€téritament2 primero y después de manera explJcita, el principio de una ra­ciozrnlídad subjetíuq de las conductas y ¡as acciones de los trabaja-

dores. Pienso por lo tanto que es necesario, estimulado en esto por

las críticas cada vez más numerosas que se ~evan contra la" psi­copatología del trabajo" como denominación de la discíplina, reconocer el desplazamiento cualitativo que no ha he<:ho más que confirmarse desde 1980, fecha de publicación del ensayo de psicopatología del trabajo. Al operar este paso de la patología a la normalidad, me veo llevado a proponer una nueVa apelación pata designar estas investigaciones: "psicodinámica del traba-

jo". De hecho, a este paso le siguen consecuencias prácticas y teó­

ricas. La psicopatología del-· trabajo aparece iinplicilrunente CO"

mo una disciplina especializada en el campo d<i la salud. Mien­tras la medicina <kl trabajo terúa por vocación principal prevenir, detectar, inclusive cuidar las enfermedades de! cuerpo resultan­tes del trabajo, mientras la-ergononlÍa tenía por mí.."iión actuar so-

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28 !nlrodul"fión

bre las condiciones de trabajo para adaptarlas al hombre con el objeto de apartar los peligros para su vida y su salud, respetan­do los obíetivos de eficacia en el registro de la producción, la psi­copatología del trabajo parecía naturalmente dedicada al aná!iscs, a: la detección y eventualmente al tratamiento de las enfermeda­des mentales.

Al darse la n~!m_?licfoq por objeto, la psicodinámica dgl f;ra­bajo abr€ peiS.Pectivas más an1plias que, como vamos a ver, ya fiQ .. concierr:.en úrücarne11te al s~1frim~~nto, sillo J~q:nQi.ép. __ ªI P~'1C~.( en el trabajo; ya· nó sola.Il1ente al hombre, sino al trabajo; ya no solamente a la organización del t,-abajo, sino a las situaciones de tTf!bajo en el detalle de su dinámica interna. La psicodinánüca del trabajo ya no puede considerarse como una especialidad en­tre otras. ¿Alcanza una dimensión antropológica susceptible de reformular el campo de los saberes? ¿Despliega modalidades de acción capaces de cambiar profu_ndame11te las prácticas de inter­vención conven.cionales en el mundo del trabajo? Tenía buenas razones para se.r circu11Specto; veremos más adelant<;;: por qué .

Respetar estas reservas no implica necesariamente desdeñar los progresos alcanzados desde hace .doce años. En 1980 se plan­teaba co_n insistencia w1a cuestión a la que yo podJ.a responder tan mal que aparecía como una aporfa de la psicopatoiogía del trabajo: ¿para qué sirve la psicopatologia del' trabajo? ¿Qué so­luciones prácticas puede proponer para el sufrimiento de los trabajadores? {VILLATIE, 1985).

En la medida en que la orgarUzación del trabajo está dada co­rno un bloque irreductible, los análisis producidos por la. psico­patoiagía del trabajo están con<ienados a la ill11tiJidad. Peor aún, pueden parecer nefastos a veces, en la m.edida en que revelan la verdad de un dranta que q11izás es mejor guardar en la oscuri­dad, Los efectos de su deve!amiento pueden ser afiigentes, de­sal€ntadores, desmoviliza.dores y por esto, tener un peso agra­vante del sufrimiento1 sirviendo sólo para revoLver el ctrchíllo en la herida.

Los eien1entos de respuesta para estas objeciones de los que dísponia eran los si.g1.üsntes:

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1. Ül' tJ p>i,·0pd!oio~:i,1 ,1 Id p:-;iú1di1<.\q1h:.i. JI'{ J¡·,;\Mjn -C Üt>jvurs 29

° Confiar en la verdad: rechazar el acceso a la verdad d€1 dra­n1a vivido, es tan1bién cerrar toda posibilidad ulterior de ac­ción y contrlbuir a estabilizar el sufrin1iento encerrándolo en

la ignorancia.

• La psícopatología del trabajo es, antes que nada, una discipli­na analítica (no solamente esp€étllativa), es decir,. productora de inteligibilidad sobre las conductas humanas en las situacio­nes de trabajo, capaz de hacer aparecer la racionalidad de los comportamientos; aún cuando parezcan absurdos, ilógicos o

paradójicos.

Esta inteligibilidad se desprende no sólo para los científicos o los dirigentes; es también útil, por lo n1enos potencialn1ente, para los trabajadores, cuyas conductas tienen una legitimidad que con frecuer\cia se les escapa a ellos IJ1ismos, d.ebido a que su inteligencia y la racionalidad de su acción están a menudo adelantados Con respecto a la conci~ncia de ellas, justamente a raíz de la eficiencia de las estrategias defensivas. Estas últin1as tiene:1.1 como finaEdad práctica, en efecto, rninlln_izar el sufri­miento, sin curarlo, sin embargo. De manera tal que las estra­tegias defensivas a menudo actúa.."1 corno freno para la reapro­piación, la emancipación y el cambio.

' La psicopatología del trabajo también tiene como objetivo elu-­cidar el significado de las conductas humanas. No pretendf~ entonces proponer acciones. Se limita a realizar el trabajo ana­Utico y remite la cuestión de !a acción a los propios trabajado­res; deliberación, elección y decisiones corres-ponden a su so­beranía. La psicopatologla del trabajo adopta m1a posición análoga a la del psicoanálisis. El trabajo del psicoanalista cort­siste en liberar el serttido de las sit11acíor:tes subjeti,vas, pero la acción sobre la reali<iad corresponde a la voluntai:.1 del pacier1-te, y el psicoanalista debe abstenerse de todo consejo sobre (fi­cl1a realidad .. Ahora. bien, esta posición psicoanalítica es pro­blernática. La abstención es 'tantbién, a vecesF una confesión de impotencia y supera eI aforismo según el cual "Ia cura se pro­duce por añadidura". Porque reenviar el ca:rrtbio a la voluntad de-J paciente, e;~ no considerar que muchos pacientes consultan

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3 o i lnlrndun:ión

porque precisaniente su voluntad está enfern1a. Por rnás que co1nprendan laJógica de su siluacíón subjetiva, no pueden ac­tuar ni salir de la repetición. Se puede invocar la resistencia, la reacción terapéu~ca negativa e inclusíve el sÚ1drotne de fraca­so, pero sigue quedando un gusto de insatisfacción. Y la deri­vación psicoanalitica hacia un análisis puramente especulati­vo, deSprovísto de toda intención terapéutica impura tuvo de­sarrollos importantes, especialn1ente en Francia. Nunca adhe­rí a esta concepción del psicoanálisis y reconocía la in1poten­cia de la psicopatología del trabajo respecto de la acción como un limite grave., inclusive como una aporía, y además, con10 consecuencia, el temor de que, a falta de poder sobre lo real, hayai que concluir en un fracaso práctico -y por lo tanto téori­CO" de la disciplina. Desde entonces, los progresos realizados con la psicodinámica del trabajo pern1ítieron salir de la hnpas­se.

• Dicho esto, la psicopatología del trabajo lleva a la idea de que la organizadón del trabajo plantea una serie de problemas hu­manos irreductibles a las cuestiones de poder. Carnbiar el po­der en la en1.presa no resolvería la cuestión del sufrin1íento y llevaría solamente a cambiar de manos la responsabilidad. La complejidad y la racionalidad de las estrategias defensivas contra el sufrimiento en el trabajo son, en mi opinión, in·educ­tibles a las estrategias de actores tal como las conceptualiza Ia teoría de las organizaciones.

• Un objetivo mínimo respecto de las objeciones precedentes, pero máxirrlo respecto del trabajo de investigai;ión, consistiría en obtener el estatuto de una ciencia básica para la psicopato­Iogía d.eI h·abajo, productora de conocimientos y de teoría, al mismo n.ivel de la antropología, la sociología, la etnología e in­clusive la historia. Y es sobre esta base que prosiguieron los debates durante varios años.

Doce años n1ás tarde ... la situación ha evolucionado sensible­mente. La psicopatología del trabajo se ha convertido, en primer lugar, en una práctica original en el sentido fuerte del término

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2. o~ J,1 Psil'l)p,1!olo¡;fo '1 Lt r5;..:0dindiniúl <l>'! lrJl.Yiío. e Ül'jours 3 1

práctica, es t-lecir, una modalidad de interveri.ción en la organi­zación del trabajo sometida a reglas metodológicas y deontoló­gicas estrictas, que tienen que ver co11 la razó11 práctica. La psi­codínámica del trabajo es pri.Jnero una praxis (para el uso que hace1nos de las nociones de práctica, praxis, razón práctica, sabi­duría práctica, remitimos al lector a P.LADRIÉRE, 1990). Pero la psicodinán1ica del trabajo no es solarí'lénte una n1odalid.ad de in­terver1ción en el campo, sino que siguió siendo una disciplina productora de conocimientos. El ensayo de psicopatología del tra­baja de 1980 estaba centrado, ante todo, en la investigación clíni­ca y dejaba deliberadamente de lado los inmensos problemas teóricos que esta última planteaba. La conformación de esta clí­nica implicaba sobre todo rnpt1tras teóricas: con la memcina, la psiquiatría, el psicoanálisis, la ergonomía, la psicología del tra­bajo tradicional (esencialmente cercana a la psicología experi­mental). Pero todavía no podía concebirse la reconstrucción

teórica.

De esf:.;1.5 rupturas quedó, y no ha dejado de confirmarse des­de entonces, ia originalidad de un enfoque que se situaba fuera del paradigma de las ciencias aplicadas. La p¡;icopatología del trabajo ya no era una psicología aplicada, ni una psiquiatría aplicada al mundo del trabajo como la de Sivadon y Anúel (1969), tampoco un psicoanálisis aplicado a las situaciones de trabajo corr10 algunas corrientes de psicosociología.

¿Quiere decir esto que la investigación era totalmente inge­nua y pura tie toda herencia intelectual? La situación no se pre­sentaba de esta manera, como indiqu_é en la introducción del presente texto. Utilicé otros corpus teóricos, pero de una mane­ra esencialmente crítica, es decir tratando de dar forma al n1ate­rial en1píric0 q,ue, precisamente, resistía la interpretació:tJ de los saberes existentes. En otras palabras, trataba de capturar una parte de lo real, es decir lo que resiste al poder heurístico de los corpus científicos disponibles, no con el objeto de resolver Jo real en algoritn1os, lo que sería fuútil, sino con la esperanza de desprender una inteligibilidad de las situaciones de trabajo que tenga en cuenta la irreductibilidad de Jo real. Captar lo real en

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32 lnln.iJu1yii_in

.sus ·fon11as concretas suponía entonces Ia falta de confort gue in1pfica no disponer de un corpus teórico ad ftoc. lvli trabajo con­sistió en enfrentar, sin poder responder, las críticas surgidas de la comunidad científica que, sin ser hostil al enfoque, formulaba

' opiniones dubitativas1 inc~usive iró.nicas. Si pude n1antene.r esta posición Ínetodológica, es evidentemente gracias a la formación de un colectivo de investigadores- que aceptó durante años afrontar inern1e Ia arena científica y social, sin vestimenta de protecdqn teórica y sin más armas que la buena fe y la voluntad de convencer. Si n1e atrevo a hacer esta corúesión es porque re­vela a posterior! esta fase como la más peligrosa y la más costosa intelectualmente, al mismo tiempo que la más decisiva. Sin du­da porque sobrevivió a esta etapa tumultuosa, la psicopatologia del trabajo puede, bajo la nueva forma de psicodinámíca del tra­bajo, afirmar hoy la p~imacía dei campo. La conceptualización parte del campo, del drama y de lo vivido, se origina en la pra­xis y se esfuerza por respetar para su desarrollo mismo la lec­ción fundamental. que obtiene de la experiencia clínica: la inteli­gencia y la ingc.rdosidad en la acción están adelanta.etas a la con­ciencia que de elias tiPJ1en_ los agentes. De la misma manera, en psicodinámica del trabajo afirmamos la confianza en la inteli­gencia de la práctica (C.DEJOURS, 1992b) y sometemos la elabo­ración conceptual a la primacía de Ja praxis. Por esto, la psicodi­námica del trabajo se ubica en la tradición de la" sociología com­prehensiva" a~ier!a por el debate Dilthey-Durkheim, con orde­nanlientos metodológicos específicos y una relación entre lo em­pírico y Io teórico que generalmente reunirnos bajo la apelaciór1 "epistemología del cam:poN para designar una d1.tárnica intele<> tual ascendente que se opone punto por punto a la dinámica d0.stendente de las ciencias aplicadas.

Este desarrollo de la psicopatología del trabajo hacia ia psi­codinrlnUca del trabajo está fundado en un "d.escubrinUento" esencial que no es otro que, una vez más1 un. reconocimiento de la realidad de }as situaciones con.cretas; a saber que la relación enh·e Ia organización deI trabajo y e1 hombre nn f!S un bloque rí-:­gido sino perpetuarne11te en rnovü:niento. En otras palabras; la estabilidad aparente de esta relación se basa en un equilibrio

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2 Dt' l.i ps~iip.iloio¡;i<l .i !<1 psi1 o<lindmil.".t dt'I !r,¡li..1~1 -C Ot•jtiurs 33

abierto a la evolucíó11 y a las transforn1acío11es, es decir un equi­librio dinri11lico, un equilibrio que se desplaza. Cuando está diná­mica se ve obstaculizada o bloqueada, lo que sucede a veces, la. situación puede Considerarse extraordinaria~ co11trarian1ente a lo que creíamos inicía1n1ente. La experiencia n1uestra aden1ás que tal situación no puede durar, porque lleva a Ja ineficacia en el registro de la producción, que se traduce tarde o ten1prano en, una crisis, es decir una ruptura de estabilidad (C.DEJOURS, 1993). En estas ocasiones, por otra parte, los investigadores en psícodinámica c.iel trabajo son convocados más particularmente para intervenir en eI terreno.

Así la organización del trabajo se revela menos monopoli­zante <le lo que pensábamos. Su evolución puede liberarse par­cialmente de la lógica sistémica en la que parece quedar encerra­da por los "análisis apocalípticos de la tecnología'' (D.BOURG, 1990). Sin embargo, no puede escapar a la restricción sistémica. Esta evolución puede someterse, SÍil embargo, a principios que­tienen que ver con la sabiduría práctica y la acción :racional. Pe­ro para que este ideal se formule, es necesario tener acceso a un análisis riguroso de los procesos subyacentes ·a ia dinám:ica de las situaciones de trabajo (para Ja noción de sítuación de trabajo, ver C.DEJOURS, lntroduction a la psychodynanliqu.e du travail, e.n prensa). ¿Cómo fue posible esta modificación del punto de vis­ta sobre la acción en el ámbito de la psicodinámica del trabajo?· Es lo que :vamos a examinar.

Pero antes de trazar las etapas de la discusión consideradas "desde el interioru (es decir desde el punto de vista de los inves­tigadores involucxados en el debate), sin duda hay que errJtix al­gun:as reservas. La inisma evolución de la discusión científica tiene que ver cor1 u.na dinámica cuyos resortes esca pan en parte a los propios investigadores. Como los otros trabaja"dores, los investigadores den1uestran a veces una inteligencia (en el se.nti­do de aptitud para comprender) adelantada a la concieri.cia que tie11en de ella.

La discusiórt se desplazó así por eI efecto de "fuer7,.as exterio­res". Aparición de nuevas técnicas de producciónr ca.n1bios ma-

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34 fnlrnJtll·cíún

yotes sociiiÍes y políticos, que favorecieron el reconocin1iento de ciertas corrientes de pensan1iento que hasta el n1on1ento eran oscuras y alejadas de la realidad, con10 la soóología de la ética;

\que tam.bién presidieron la elección de nuevos campos de inves­tigación empírica, nuevos.terrenos de investigación que sirven de paso obligado para la confrontación delos análisis.

En otras palabras, las etapas franqueadas por la discusión científica no resultan de una mayor clarividencia o de una ma­yor sagacidad de los investigadores, sino también de un despla­zamiento del centro de gravedad de los debates "sufrido" por los investigadores.

Una nueva mirada sobre la organización del !raba jo ·

4.P-~QP.aJ:olugta_del.Jr.abajo de.los. años '7D_ se desarrolló desde el comien:c.o en un doble diálogo con las den.das de lasa­lud via el psic.oan.ál~is por una parte,. con las ciencias.del traba­jo via Ia. ergonornía .. .Pór otra. Las investigaciones que llevarían al ensayo ae_l.980 -nacieron en el laboratorio de ergonbnúa del CNAM la dirección de Alain Wisner, alrededor de 1976. Se remúai1 para discw.tir l~lain Wisner Y Do.tninÍque Dessors por la ergonomía, Alexandre Doma que defendía el punto de vista be­haviorista, john Kalsl:>eek que se apoy0ba en la psicología expe­rimental y sus experiencias sobre el canal único (ver J.KALSBEEK,

1985), y lletnard Doray que ya había producido trabajos impor­tantes en el ámbito de la psicopatología del trabajo (B.DORAY, 1975).

El debate con la ergononúa no se ha interrumpido desde en­tonces (A.WJSNER, 1990; D.DESSORS, A.LAVJLLE, 1985; P.DAVEZIES, 1991;].P.BRUN, 1992; F.DANJELLOU, 1992; Y_CLOT, 1992). Esta dis­~iplina publicaba en ese entonces un descubrimiento fundamen-itaJ (LAVILLE, DURAFFOURG, 1973): la existens:ffi.-<l"-'Ln_ desfasaje irreductible entre tarea prescrita y-activid,;:d real de trabajo .. "Es:-_--

'---·-·-·· .. ---·-·_.._,.. ___ ._ -·---·-·--·-··- '·····- ·-. -- _____ .. ________ ,_,. __ te desfasaje, demostrable inclusive en las tareas más fragmenta-das, consideradas como tareas de estricta ejecución, debe dife­renciarse del desfasaje más conocido, adelantado por la sociolo-

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2. Or !.i psi(op<1Lok1~i.i u t.i pskmlin.i111k"<l dd tr.il>,1~1 -C. D<i(lurs 35

gía,. entie organización fonnaI y organización inforn1al. En efec­to, según esta últin1a? se pone el acento en la pareja restricción­autonon1ía, en el marco de las estrategias de actor~s sociales en el interior de las organizaciones e instituciones. Peró aquí el aná­lisis está focaliz.ado esencialmente en las relaciones de poder. Y el trabajo, en tanto tal, no apare~e más que como un pretexto (o palanca) para las estrategias de los actores.

En la distincion establecida por la ergonomía, por el contra­rio, la contradicción ya no se sítúa únicamente en las relaciones de poder, resurge en el 1nis11Lo orden de la técnica. fiasta en los n10-

dos operatorios, en el ordenamiento de los gestos, en el compro­miso de los cuerpos, en los procesos de exploración o de reco­lecciórt d·e información,. la técnici está enteram:ente atravesada por 1a contradicción. Con la ergononúa se acabó el buen ordena­miento de la técnica y la armonía entre ciencia y técnica. 1-Iasta en el detalle de su ejercicio concreto, la técnica es el teatro de una lucha entre orden y desorden_ Y poder atrapar esta contra­cliccíón hasta en el refugio secreto de la actividad real de traba­jo (lo que supone una metodología pesada y sofisticada: DANIE­LLOU,. Dl2SSORS, TEIGER,, 1988) tiene consecuencias considerables para guiar después la práctica de la int~rVención en ergononúa.

El r1nálisis psico~~~JDJ~o-.d?_ J~s situacio:q,~s .. de..trabajo, a su vei, ·apunti'ifu~~ dimensión espa'ifica del desfasaje entre lo prescrito y lo real. A saber, "la organización del trabajo no es es­frii:tamente sufrida por los asalariados [ ... ]; todas las consignas se reir\terpretaJ1 y reconstruyen: la organizació!~.!.?ªl_QgJ_!r¡;>J2ªj.Q no ~"S h1 orgatúzaci6Il P!escrita .. P:Junca.lo es: es imposible_prever hJg9y-dQ!!].!Datlí:ífod.o [por adelantado-ene! ·trabOjof Pero la brech.a entre lo prescrito y lo. real no siempre corre la misma SUerfe:-o bi~fil_!Cl_l<'.1'._a,cJa, j ofrece márgenes g~J.i-~L@d Creado- ¡ I

res, O bfé;; se la ¡:>erSigtJe, y los asÍtJarÍado~ .temen ser atrap~dos e~-faJta. G.;;;~~:i,;enté ~S a fª VeZ Una J Otra COsO,-tbleráda am \ donde la ganancia es visible, p€Iseguida ahí donde se la ínter- \ preta como una posición dé desobediencia y fraude" (D.DEs- i SORS, J;5aJRAM, 1992).

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¡ 36 Jntrnd11n:ió11

La org{-:.nización del trabajo a inenudo resulta problen1ática en las investigaciones realizadas desde el ensayo de 1980. Ha­bía1T1os insistic.io e11tonces e1~ la ignorancia que grava e! don1inio téc11ico-cientifico ¡Je proceso en la iudustria qui11Lica. Debin1os ad­n1itir, a pesar de u11a fuerte resistencia personat que esta coyun­tura no tenía nada excepcional y que se la encuentra también tanto en la industria nuciear a propósito del rnantenimiento (C.DEJOURS, C.JAYET, 1991) como en el trabajo hospitalario o en Ja conducción de ferrocarril; tanto en las industriq.s Ge tecnolo­gía de punta con10 en las industrias que in1plican riesgos para la seguridad de las personas o la seguridad de las instaiaciones.

Pero " diferencia de lo que habia aprendido en la petroquí­micar donde Ios mandos n1edios reconocían tácitan1ente las con­tradicciones y las in1perfecciones del don1inio té-cnico, tuve que constatar actualmente que en n1uchas situaciones, las_ fallas de la técnica y del conocimiepto son objeto de U!1·ª neg-2.ciórl"f~roz ·en. mucha, direcciones <;le e_!Ilprg_5q. (C.DEJOURS, 1992a). Esta nega­ción genera importantes dificultades suplenlentarías en la acti­vidad ordinaria de los trabajadores, Iegitirn_a aderncí.s innovacio­nes en el ámbito de los "can1bios de estructuras'', del manage­ment y de la gestión~ que si11 en1bargo tienen consecuencias ne­fastas no sólo para la calidad de la prociucción y la seguridad, si­no también para Ja salud mental de los agentes (C.DEJOURS, C.JA­YET, 1991). Ahora bien, después de numerosas investigaciones en el terreno, resulta que rnás allá de la contra.dicción e11tre l_a or­ganizaciórr- del trabajo prescrita y Ia organización cler trabajo real, !a rnisma organización del trabajo prescrita está plagada de conh·adicciones. En efL"'Cf.o,. cada incidente o accidente Lleva a la elaboración de una nueva consigna o reglamentación. Que se agrega a la suma de las prec.edentes. De tal 1nanera que, con el tien1po; leyes,, reglan1entaciones, regia.cuentos, consigJ.1as, se vuelven cad_a-:veZ rnás co1nplejos e, ineluctiblemente, cada vez má~ difícileS~~e,conciliar. Y:-Iasta el punto de que .es irilJ2D5-ihle tral)ajar si se::cyui._ef:en r_es.petar t.Od!".1§ la;; co~ig11a.~. Supu12sta­·mente orga11lia.JD~a._S· del trabajo, Ia.s prescripciones de la orga-· nización del;tr_21baj(.> ¡Hevax1 a veces a desorganizar!o1 F...s lo que reconocen n1uchos·n1andos medios operacionales (en conversa­ciones a n1enudo confidencialesr pero rara vez públicas).

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D(• i<1 ¡;~1-(op,t!nhit,i<1 a l.i. psi( tl!.!i11<imk.11.h·! lr<1l•,1il' -C. Dl·¡ours 37

La -elaboración de la organización real del trabajo in1plica en­tonces apartarse de la letra de !as pn:scTipciones y pasar por "i1l­

ferpretaciones". Lo esencial de los probie1nas sometidos af análi­sis psicodinán1ico de las situaciones de trabajo proviene precisa­n1ente del desconocin1iento y a veces de la negació11 de las difi­cultades concretas que los trabajadores enfre11tan dehido a la im­perfección irreductible de Ia organización del trabajo.

¿Cómo y a qué precio se hace el ajuste e11tre orgánizacíón del traba.jo prescrita y organización real del trabajo?

La organización real de[ trabajo aparece finaI.n1ertte corno un co1npro11ciso. Pero este con1promíso no puede· elaborarse única­mente sobre la base de argumentos técnicos, lo que seria muy sirn p1e. En la medida en que necesarian1ente hay un pasaje por un trabajo de interpretación, hay tan1bién, ine1uctab1emente, multiplicidad de interpretaciones posibles, y por lo tanto, con­flicto ele il1terpretaciones entre los agentes. Construir un con1-promiso pasa, de hecho, por un juego social. La orgardza¡_---z'Ón ret1l del trabajo es lltl producto de las relaciones sociales.

Pero, y este punto es capital, lo que está en juego en la discu­sión no puede reducirse a los aportes de poder. Lo que está en juego en las relaciones sociales de trabajo es aquí la elaboración de la actividad (modos operatorios reales). Aunque capital, la di­námica social no agota !a din.árnica local de la situación de tra­bajo, con10 veren1os más adelante. Sin embargo, ya estamos le­jos de la visión inicial de la organización del trabajo como blo­que n1onolítico e inamovible.

¿Se debe establecer una diferencia entre el nivel de análisis de referencia a "la actividad", propio a la ergonon1ía, y e! de "la orgar\Í7...;:1ción de.1 trabajo", propío de· la psicodinán1idl del traba­jo? Si, sobre todo en relación con la ergonon1ia de los fuunan frzc­tors y la ergonornia cognitiva (espe-cia.ln1e11te la ergonomía de los progran1as y de la.s interfa.ses), que se n1ar1ti.er1en en el nivel estricto de la actividrul pc,.ra racionnfi;:_nr Ias tareas o par3 proceder a la extracción de los ''sab<?r hacer" y automatizarlos no tenien­do er1 cuenta n1ás una sola racionalidad {teleológica). La psico--1..tinárnica de! trabajo se interesa, por su parte, en los procesos in-

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38 f¡~lrnd11l'ri<1n

tersubjetiyos que hacen posible la gestión sociaJ de las interpre­taciones ?el trabajo por los sujetos {creadoras de actividades, de 1'saber hacer" y de nlodos operatorios nuevos).

Una nueva definición del trabajo

Este e11foque, notablemente modificado, (le la organización del trabajo lleva a la psicodinámica del trabajo a identificar di­n1ensiones ge11eralmente subestimadas del trabajo y a proponer para el n1ismo una nuev;:i. definici611: "E;l trabaj~~.1ª .. <!_C_~~y,ic!ad deselez?d_a p9I.lo:ih9!l1\Jres yl'h'i.n}'Oie.res_p_ara enfrentar.lo c¡ue

' no-éstá da_dOJ1QJ.foil.rganizaciónpresqita. del trabajo" (P.DAVE-ZIES, 1991). . .

- Lo maquínal y lo lumumo en el trabajo

Esta definición insiste en el hecho de que el trabajo no puede ·reducirse a las relaciones sociales que lo cncu~dran, ni a la rela­ción asalariada, ni a las relaciones de poder. Lo prescrípto nun­ca es suficiente. Cuando sólo hay prescripción, puede deshun1a­nizarse, automatizarse y unirse al orden maquinal, como en la primera fase del desarrollo industrial. Ciertas actividades de manipulación fµeron·reemplazadas por máquinas. La robot.iza­ción desplaza a los hombres en el campo del trabajo. Pero cada !!ueya autqillatización hace surgir nu~vas difiq:¡Jta~es,.~O-pre-v1~ siblei_Y.ñó-·estIDC.ta!iza.d_as; que exigen la-elabo.ració:n de nu~Vos u ~:Ctke! l1acer", como lo mostraron claramente Boehle y Mi1kau (1991) a propósito de las nuevas tecnologías. La automación ge­nera inevitablemente nuevos desafíos de actividad. En otras pala­bras, Ja nueva mirada sobre la organización del trabajo lleva a refutar Ja división tradicional entre trabajo de concepción y tra­j¡ajo de ejecución. Todo trabajo es siempre de concepción. La de­finición del trabajo que se desprencle imiste en la dimensión hu­mana del trabajo. El trabajo es, por definición; hu11w110, ya que se convt?ca precis~e-ñté.ahí donde el orden te<:nológico-n1aquinai' es insuficiente. ·- · · · ·-

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2. 01· l.i psil _,,,;.1ini,·a dt>i lrJ.l'l<ljo - C. D1'j(>urs 39

- Creatividad y trabajo

Siempre en esta perspectivar el trabajo es creación de nove­dad, de inédito. Ajustar la org_<m.i;@;ipJ_l)2[esqi]Il deUi:ahajo exi­gel_a p_1:1~ta_e\1Íl!eg.od.e_ini.cia.tiYa,jmeDYQ1J,_cJeªti;:i_d~~J' for­rnas de inteHgencia específicas.cercanas a aquéllo qué el sentí­dO-Có~1iíil °Ilainá:.iÜg~iúo: Para caracterizar esta inteligencia que e.e despliega específicamente en el campo de la práctica, Boehle y Mi.klau (1991) hablan de "actividad subjetivante" (Subjektivie­rcndes Hm1del1L). Hablamos de "inteligencia obrera", o "inteli­gef1:~!'!.4~.lª p,r~ctiC.l'.~; "no·. Pfilá d~ir qúg ·e~ _P!9P.i.i~~~~ .. ºb¿eros y sólo se_~i<=:E~~ e~.tar~as n1anuales, sino para des:i! q\lt:! .se v_e en sq fo~n1a _más. pura, más. tiP.ic~~ ~P los _ohrer-os..:y...enJa_práctica. NuestTos análisis muestran que la inteligencia obrera tan1bién es indispensab1.e en.las tareas 11a.n1'ddaS .. fñtel~(tuafe1?. o ·c1~iifíficas e mcluslve en-cltrabajo.teórico 5tricio ¿;;,;s;-;: fi1 análisis de Ja for­iña de inteligencia específicamente requerida por ·los problemas que tienen que ver con la actividad / mantiene lazos estrechos con la 111étis descripta por Détienne y Vemant (1974), a diferen­cia de la aplicación ("ejecución") de consignas que remite más a la tiiémis (o actividades objetivantes para Boehle y Milkau). Di­cho esto, el ejercicio de \a inteligencia de la práctica plantea pro­blen1as difícil~ sobre la articulación de los requisitos sociales, psíqu.icos y cognitivos de su fu11cionamiento, apenas bosqueja­da actualmente y en lo esencial, a elucidar.

- Coordi¡¡¡¡ción y trabajo: pero sobre todo los hallaz_gos, lo; trucos. l_~s innovacione~~0ígidas ¿;1~-i~~f~;p~-~t~~}Q;~~~ d~-Í~ ~;g~~iza­ctóii:.Dfé_s.Cribl y de las experimentaciones o ex~e~íerlcias s·~ngu­Íares'déltrabajo deben éoordinarse, si no, el mayor riesgo-que se corré·.·es-·e1 de·1a·1nCOherencia_ y las __ incomp~e~iones_.entre_~gen­tés; qÜeaffiiinan las ventajaspotendaJes de la intéligencia obre­ra con respecto a la calidad de la producción o la seguridad de las instalaciones. Más allá .de Ja coordinación se plantea el pro­blen1a_, quizás el más importante de todos, de la coopernció11.

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40) Jntn."!1.ltKd<'in

• Cooperacióit y trab11jo

La cooperación es un grado suplementario ei1 la complejidad e i11tegración de Ja organiz<lción del trabajo. Ya no se trata ún.i­can1ente, como para la coordinación, de garantizar las condicio~ nes lógicas y cog!!ilivas de una articulación exitosa de las activi­dades 5ing<1/"1"et;, sino .. de la valuntnd ele las personas para traba­jar juntas y superar colectivamente las contradicciones que na­cen por la esencia de la organización del trabajo.

Ahora bien, en relación con el problema planteado inicial­mente, de.la .~re<:h~ "1ltr!'.lo. pres~riJ?!!? y l.Q rna.J, l<t!=f>op~ración es fundamentalmente no definible a priori. Es imposible deter­mi~ar por'adclantado·en qué deb<iiia·cÓnsistir la cooperación. Debido a que el contenido de la cooperación concreta en una si­tuación de trabajo dada escapa a una descripción previa, tampo­co puede prescribirse. Por otra parte, la cooperación tiene que ver con Ja libertad de los sujetos y la formación de una voluntad común. Si es un hecho de libertad, no puede prescribirse so pe· na de desembocar en una exhortación paradójica.

Ahora bien, sin cooperación, la situación es equivalente a lo que se observa en un paro de interés: dicho de otra manera, co­rresponde a una detención de la producción.

Precisamente, la investigación en psicodinámica del trabajo se ha involucrado desde hace poco en el análisis específico de esta cuestión, difícil pero decisiva, tanto para la eficacia del tra­bajo como para Iª economía del sufrin1iento y del placer en. el trabajo.

• Ca11fia11za y trabajo

En efecto, l"c <:SJ.OP."JC_acl<)n go,;.ige, e:ri I?.i:ÍllJeJ" l¡:¡gªr,.Idª.ciones ci§LfQJJ}fu1i::!I __ <!:!!!!i:_!~~-~-l!iet9.$.:.Qnfi~~.!?E .. !9.~.f'.9l~g~!._~n Ios subordinados y en los jefes y mandos medios. ¡Lo que no es evi­deiltE!!-AillCi1üCfO falta- ]á c.onfi'1nza~-·y-c·~an<lo existe: es frágil. E~-~'TI~.ü-ñi;;erso-·de" trabajo en e.I que la ntisina idea Cie-CaDfianza hace reír, cµru1cio no provoca irorúas, reaf.:rrn1ar que 1a cor1f.ianza es una dimensión irreductible del ITabajo, de la calidad, de la se-

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guridad, puede parecer un sueño utópico. Sin embargo. nues­tras investfgaciones n1uestran que no se pµede jugar con la con­fianza. Sin confianza, hay que enfrentar la desconfianza y la sos­pecha, dificultad por lo menos tan grande como la que se en­cuentra cuando se quieren construir relaciones de confianza en el trabajo. La confianza es realmente,~~a.b~taj!ª,.Jm.Qti:as pala­bras, la orgaruzacl6n rearde trabajo no puede ser neutra res pee-· 'to de 1a c6!1fia~.: coµfiapza o desco-~~~~-s9qp_e~n º-~~ c~he~enci;; - tal.~ s.ai:.las .. ª~temafi".'...~

También los motores de la confianza se han convertido pro­gresivamente en una cuestión mayor, tanto en el plano empíri· co como en el plano teórico. El análisis de los motores de la con­fianza nos ha causado grandes problemas. Parece posible con­cluir actualmente que Ia confianza no es un sentimiento,/ y qUe no tiene que ver con el orden de lo psico-afectivo. La confianza tiene que ver principalmente con !a deóntica, es décir, con-ia:

~.<:1~~!1~9.<?.:i_~ -~~.::~?~.:~C!~mA:$.~Y .. ~~.~¿_ncuadr~_.!~. manera de ejecutar ::t ~i:~?-~-iO.· _Elucidar !os resortes de Ia confian­Zaéii'Ia5-re1ac:i'Oiles de trabajo hace comprender en qué consis­ten y cómo se construyen y estabilizan las "regla• de trabajo" o las "reglas de oficio" (D.CRu, 1988). ·

Así, el ajuste de la organización del trabajo pasa por la reali­zación de condiciories éticas. Din1ensiól1 irreductible del trabajo que introduce en la gestión ordinaria de la organización del tra­bajo una parte que escapa a lat<l!:ni_ca. E_!_ tr~b_aj()_n_<:_ti"!1_".EJ_UJ'..l'l'.\

~:0:~?:'.:.<.:~-~~~-~~eaj_~ S?:r1-~}~~·~r, .. l]i_iE~I,i:sJ~'.: C:?.!1.. !~póies~) Ti~f!".q~': . .V":-~:'1'.'i~n_c()'.'_~~~DEJOURS, 1992a).

-Moui/izacifm subjetivo y trabajo Más allá de la puesta en coherenda de los aportes singulares

de cada sujeto a la construcción de la orgaruzación del trabajo -la coordiuacióll~, más allá de las condiciones éticas~ inclusive po­litica<;J cie la construcción de las relaciones de confianza entre los trabajadores, la cooperación sólo se· vuelve efectiva si ellos ti,?­nen el deseo de cooperar (orexis). ¿Bajo qué condiciones los

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42 fntrodulYÍÓn

hon1breS:_:Se COfflpron1eten en Ja dinán1ica de la construccíón y !a evolución de Ja organización del trabajo? La psicodtnámica del trabajo progresó en este último pu11to en el período n1ás recien­te. $e pueden resumíresquemáticamente los resultados. Lamo­

~EíOO·subjeli~a fri;ri_~:.".1.tl~~fí9 __ <:l_":}'0.'!'.&:":'1.~zació!lcdefff.~~ bajo supone: · · ··-....C--

.. ~s_fg~[;?:QS~rle..int~lig~~::~~;

., eSfuerz'?S de elaboración para cons~_ir o:piniol1:es,_l~-p~rg~ ~e la experiencia personal de trabajó,c de !_as interpretaciones que la referencia a las prescripcio_nes de la (lrgarúZaéf(jfl(le(f:rába­jo implica, de los valores a Jos que cada quienestá atado, de las obligaciones morales con respecto a Ios otros, de las prefe­rencias y gustos vinculados a la personalidad), sobre la mejor n1anera de arbitrar las contradicciones y -resolver las dificulta­des de la organización del trabajo;

~ esfuerzos para involucrar:s.~.-~n ~trte.Q~~ de opiniones necesa­rio para _la c!eliberaéjªn ,qioe.~Q!LJ;lrKécter .o i\coi;npafüu: !as eíecciones q deci;;io.IJessob~e la ~-rgapi~~siqP.c\e!.trab;i,i9. (Esta actividad de discusión a. veces se institucionaliza con la forrrta de reunión de equipo, por ejemplo, en el trabajo de hospital o el trabajo social, en los staffs de ejecutivos de dirección, etc. El ejercicio no institucionalizado de esta actividad. de discusióll utiliza. a menudo espacios supuestamente reservados a la so­ciabilidad y,. c~nsiderados como fuera del trabajo: cantina, ca­fetería, vestuarios, etc. (C.DEJOURS, C.JAYET, 1991). En otros ca· sos, se ha tratado de dar a esta 3-ctividad una forma estandari­zada inspirada en el modelo japonés: círculo de control de ca· Hdad). El involucramiento y .el coi;nprorr¡is.o en el. espaciQ.de discusióñ son un trabajo específic<?, que .supone riesgos ·l'.-eS· füeriOS,· Eri otras palabras, I~ cooperaciQn pasa por una n1ovi­liza.ción que debe. consider.arse como'una CO!ltribución especí­fica e irn~mpl<W1ble c!e 19~ .Í!ª.b<lj'!\lQ¡e~ ·ªJac.oncepción, ajuste y gestión de la organb;ación del trabajg. Contribución de la que sólo €1 des€o propio de cada sujeto puede ser portador. Ya señalamos qué no puede prescribirse esta n1ovilización. Even­tualmente se puede llamar a la movilización, suscitar compro-

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2 Ül' l.i psin>p<1hik1gi;i a l<1 ¡15k:odin.\mit·d d1•l tr,iNjv ·C. Dt~iurs 43

n1isos singulares con la ayuda de la cultura de en1presa, de los cursos de forn1ación fuera de los lín1ites (salto con elástico y otros eJercicios de can1inata soQre carbones encendidos, etc.), con10 lo n1uestran los actuales n1odos de gestión-de las en1pre­

sas. T_~jas l~. e~r.e.~í~~~~*.Bª-'~'.g.~tf2.Q. fi_g_I~YJ§_q~J.1::~.ª-1:.?s" _apuntan especílic¡;mente a fr~'l."~~r_,<'l,ob~.§.~]!lo _q~Ji!..D!)· prescrllJiiiaácfctela:coop'eráción. ---·-···--·-··»~. _________ , __ ; __ .__ ' Nuestras inves_tigaciones llevan a la conclusión de q.ue, si es

imposible prescribir la movilización psíquica necesaria para la cooperación, también constituye fundamentalmente una preo­cupación inútil.

El pro.blema es exactamente el inverso: se trata de saber có­mo proceder para no romper la movilización de las inteligencias y las personalidades. En efecto, la movilización subjetiva resul­ta muy poderosa en la mayoría de los sujetos sal_u_da_Jel~]Edo -~~~c_~~~~.omo~~!~·~rsuj~h;> ".C9Pffq~1tag_~?" ~)a __ qrgaTI:izaci.Qn .~1~tJr=-ª: .. balo _no pudiera!¡;npedir.¡¡.pli.car lgs[ecursos de su int~ligs:.ruja y su perso!''!;lid.<!9,, Y eso por razones que pueden elucidarse fácil· mente mediante la investigación clínica y el análisis teórico (cf C. DEJOURS, lntroductio¡¡ ii la psycl10dy11amiq11e du travail).

Pero e.sta movil~ciói:t s~bjepva, P?r_ "t:~J29.D!~D~e!'~.Q_l!g,.~5:~! .. I1º. deja <Je ser. exttemfü!ilm~I1t<:JrágiL DépEonde de la dinámica entre contribución__y rettibudón. E;; contríl]iartida a la coñii:Tbu· -aóñ-'l~E?~ªi.";!-;,=~ _ 1;~~J;_a_:ii_"'.ci~11 ~1. _t!jp~J<i,"-C.5-i!kfo~sp,<_,ia una retribución .. E incluso antes de toda retribución, stricto sen­su, espera·a··-veces sólo que no se refrenen sistemáticamente sus iniciativas y su deseo de aportar una contribución, es __ ~.~SJ.r .. que .~~se le tenga por un ".eJ.~yJ:rull_g___~.~.Y.ic_t2.:.c~:?~~~-~~.?. a I~,.t:;be·-. dieíida·y·a1á-pasividad. Sin esta retribución, termina por des-""""'" ... , ,.,., . .,.., "'-· -. .-·---·--·· movilizarse. Generalmente a disgusto, porque las cor:i,secuencia:; son graves para su salud mental (éomo veremos más adelante).

·Reconocimiento y trabajo ¿En qtJé consiste la retribución? El ánálisis psicodinámico su­

giere q_ue la retribución esperada por el sujeto es fundan1ental-~ "-•• ""-••",. ,._ •, -.- -·•~- . ._-..'>~-.._---'"•-.n .. ~-•,.-.,~~-~~--·""-~'

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44 Jnltfldm\·iún

·n1eñte de naturaleza :>h11hálic11 .. Reviste una fonna especlfica fá­cilmente comprobable por estu¡lios empíricos: se trata del rew-11oc[1~ffeu~o. Reconocin1iento en sus dos din1ensiones~-.. -...

·--·----·· ·-·· • ;·Reconoci_n1-iento en el sentido de C,Ollstatacfón; es decir recono­dntientÓ de la realidad constituida po¡-la coi;tribución del su­jeto a la orga._· .. tización del trabajo. Este primer aspecto del reco­noci1niento choca con grandes resistencias por parte de las je­rarquf~s, porque i~~~:~~?S!.~ta. de .@ __ ÍJ!lpe~fecci_ón d_e la CÍ".Jl~Í~J'.l~ ~='9~S.'!! s!_e ~-f~lfas ;i_e la organización del' tr~bajo preScrita y 9~ indispensaf:'le r_~_!l.t,:~O.:~ !~~:fQri~~i.~~é}2-nes <!e fos tr'!-_baJ•<!'?!es .Pi-J~:hil~ir.flincionar ie! proceso de tra­b~j9.:.. Se duplica con otra fuente de resistencia: Ia constataci6n de las imperf€Cciones inherentes a la organización del trabajo a veces desencadena en los maridos medios y responsables el ndetia,. especialmente cuando el proceso implica riesgos mayo­res, como en la industria nuclear. La negación de ias contribu­c~ones obreras se in.scribe entonces en una estrategia coh~ctiva

. de defensa para '1uchar contra el sufrin1iento propio de los mandos medios de las industrias peligrosas (C. Ds¡ouRS, 1989). Así, el análisis pskodinámico del trabajo no solamente le permitió a la clínica desprender las forn1as especificas de las estrategias colectivas de defensa de Jos mandos medios co11tra s-u .Propio sufrimiento en el trabajo, sino que permite proceder al análisis de la dinámica de las relaciones de colectivo a colec­tiiio, de ffiañdos medios a obreros, cuando la comunicación es perturbada o distorsionada por unos u otros (C. DEJOUHS, 1992a).

', ReconocimJ.~n t~t~D .. ~L~-~i2_ tJ.~~º-.~~.Z~(_'.h ~?_td¡Po r e~.!E?!l~ C:_~,. !?_~ · \-r~bajadores a fa org'1IÚ=ióIL.;;!;:lÚ:ilJ?aj~c.5-<'Zl!DcJ9_e~:~~".to de:l 'fecofi_o.éliniento q~e .. §_ól_q._.s,~ .ot.oyg{l_ c_on parsirnonia .et; l.a -úla}roría de Jas situacione~mitliiuLQ~ estudia.cto,,'-Pero que sin embargo se otorga -;:,;-~lgl(!lQ.S.<:i)!i-9.~- -· ·---- ~- -------

· ·· · - ' . ······--

El defecto de reconocin1iento es uno de Ios temas recurren­tes <.iel universo del trabajo. No se trata de una reivindicación marginaJ1 sffio de una pieza rna.estra, p_ar~ce, de la .Psicod_iná.-1~ii;;.~- .. -~~.!~.5.~1?E~!~Cí9n~se"}JUe-dC ·pra~Cder. a{ añáiisis de los ,¡:

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2. ri· fa psín1r.ttnlugí11 d !.i pl:iiroJin.imk.t dd lr.ifi.ij11. c. [A>jrn1rs 45

eslabones intermedios de· la <.iinán1ica deJ reconocimiento. No la retoc1aremos ín extenso. Señalen1os solan1énte algunos pu11-tos que nos parecen esenciales.

EI reconocin1iento pasa poi:, I~ C?ns.t~~ci.~!.1~. ~~~~. de.j1.:.~­~ios. Estos jllicios se refiere11.aLtra~ajo '.~~?izado_ .. l:os profieren actóres espectficoS; éotriprómetidOs -directan1ente en la gestión colectiva de la organización del trabajo. (!'.stos. juicios 5.':'.P,;>­nen, con10 veremos,, el funcionamiento eficiente de colectivos de trabajo, especialmente en_ IQ 'Lu~ se" rnfíru~Áljuicioflfilos pares):·ES .. poslbie dlstiÍiguir entre los diferentes tipos de jui­Clós que componen el reconocimiento: el juicio de utilidad, pro­ferido esencialmente por los demás en la línea vertical, es <.ie­cir por los superiores jerárquicos y los subordinados, even­tualmente por los clientes, y el juicio de belleza, proferido esen­cialmente en la !mea horizontal por los pares, los colegas, los n\ien1bros del equipo, o los mien1bros de la comunidad ele pertenencia (para un análisis más detallado, cf C. Dcjours, [¡¡.

trorl11ction a la psyc!iodyna1niqu.e du travail) .

Est.os juicios tienen en C?!!!~-~!!ª particularidad: se l~fie_;:f#_n al ira61zfo-ie.áliiád0"7'f!s .decir aI_ lu.zce_:_.x no a la persona. Pero, en ·respiiesta;·erreeoiioé:úñiento-de lá calidad del trabajo realiza­do pu~in_s.c;ibirse,_a_J1iY.s:Lde.h . .persooalid~d fll t&!!!.l\!t2.:> de ganancia en el registro de Ja identidad. Para decirlo de otra manera, la· retribUClón ..... SifilbÓlica· c.Oñférida por el retonoci­n1iento puede cobrar sentido en relación con 1aS expectativas subjetivas sobre la realización de sí mismo. Pero la secuencia ontológica es aquí fundamental: recono_c:1miento del hacer en

· E!.,~!:!~r l~~g~!LZ!.~~~.~~si_?!!.5.1~~~-~!lª · 4~.~E~:~~-, ---~--~---Deben hacerse varias observaciones:

• Las relaciones entre movilización subjetíva de la personalidad y de la inteligencia, y realización de sí mismo, pasa..11 nece~;a­rian1ente por una mediatización, a saber la relación' con lo r.:al constituida por el trabajo . .

• ~-'l.!:=!~~s.i~~ .. t:0t.r.~~-i5!.::!1~t~~~~X. .. ~rabai<:. tar:::!Ji~!!:., estL~.::!i~tL~:" da: por los otrcs1 en el juicio de recon.ocirniento. --~...,.,.,. ... ~ ...... ~,..., ......... ,.,;-,,,,;,,..,._,,,,..,,..,...._,,.~ .. _.... .... ,,_.~,-,,,.·~-,,.,.,..-,~-~

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46 !ntrr.x!uixkin

• Así se construye un t~iángulo fundan)entp.I, el de la dinán1ica de lai~e~!id3.\J, que debemos a F. Sigaut (1990).

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/~ Ego · · Otros

• Este triángulo adq1.iíere una forma particµJar en psicodínámi­ca del trabajo, que llamaremos triángulo de la psicodinámica del trabajo.

/~ Sufrimiento fu;<:onocintiento

., La-retribución sin1bóJ}ca _a_c9Ig_(l_da,_ p.Qr etr~(Jnocimientg _p_ro­cede del~-ptod11~;:;§¡}'{ie St'!!\:lqti,que confi&ea !o vívido en el trabajo. El sen?do al que_~~-2_c:c_e.s.?. ~~--r~s:9~~q¡,:i!ajer1_t_Q._~§ el sentido deLsllii:im~jo,q!!.e como vimos, es orí­

. g~l~~io y co_fl~~~~-t_ap_i:~ B.19-~a.!"?jtuaiió; ~~- ~a~7!i¿·~é~.}:á~tp· confron~ció_~~C?!! }~-~~~~~.!.~~~ ~í.?J~!ffii;:~_y_!~ni<.:.aS; .

• La cons!;n¡¡:JjóndeLsentidodel trabajo pot.el reconodmi.ento, aT¡¡.tátifkilÍ'_a!suJeto con respecto a sus expectativas sobre lil realizaciónd~sli):¡is!J12 (<;>dificación de.lil.ide.n!;idad en el cam­po sociaj)¡'puede. tr_"!'SÍO!!flar el sufr~!ento ~!1 placer. Esta transforn1atj?n;de1 ;rufrimiento en placer por la mediatización del trabajo~$e: Óp<>ne punto por punto a la dinámica del maso­quismo (erotizadón directa del sufrímientu).

• La problemática de la identidad adquiere al mismo tiempo un lugadu:ndamental en psicodinámka del trabajo, en la que

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2 Or;i l.i psi1-'tl~'dtologia <1 Id psirodinám~·.i d\•! !rnl-i.1~i -C Deínurs 47

ree111 plaza la referencía a la ¡,erso11alidad que seguía don1inan­do la psicopato!ogía del trabajo en el ensayo de 1980 (cf lntro­d11ction a la psj¡chody1lLllllique du travail).

• R.eferirse a la identidad es tocar el nlícleo, el armazón n1ísmo de·1~:-salud ::;n~ñfáL_ Tod-;-d~scontpens~é~on ~~c._o~tbl~glca supone vaci!ac16n o una crisis de identidad. Así, la dinámica del recoriocimieilfo áelas'foñfriliucioñés a la o~anizacióndel U:ábajcJ' i.ñvofúcia·,¡,; Jizéfó ia· probTem-áficad.eiá sai'i?<lmentál. ·-- ··- •. . .- .. "·····~ .- ·-· .~ .. --- - - ..... .._ ..

• La conquista de la identidad en la dinámica intersubjetiva del reconocimiento en el trabajo concierne ese.ncialmente la reali­zación de sí mismo en el campo de las relaciones sociales. La psicodinámica del trabajo llega a la conclusión de que no hay ' a:tíc;üiaci?_n. ~~re:ta 'entre sujet:c>~~er¡n~:§~,;j~fi'.Lc~pgso­oal. Es".' relac1.~~ sietnpre es_tá ':'.'e<'.l~tiz:ida ~!~f$~,eric~ a una accrón sobre lo real que !a activldad de traba¡o moviliza. iiñest0,1a -¡;5;Cü<lii:i.áiñicií dertráJJajo ·¡:ónfumá"sii-ciiférencia con respecto a la psicología social, que generalmente trata de captar una relación directa entre sujeto y sociedad apoyándo­se en el análisis de los pequeños grupos.

• La realización de sí mismo en el campo social mediante la psi­codinárnica del reconocimiento constituye uno de los dos as­pectos de la construcción de la identidad, que se coloca al la­do de la construcción de la identidad en la economía erótica.

Esta din~O:~~a --~~-l~r~~E1oc~i.en~ pue~e v~cuJaz~~~ !.~-9~ la Sl)bliffiación en ,el. p~ícoanális~ fC. DEJOURS, 198&),

0 La conquista _de la id_entidad en el campo social, :p1ediatizada por laactivÍd~cl de tral/ajo: ~ªJ'ºr. la diJ1áfi1i.ca d<:l reconoci­n:iíenl:O: .. Ahí:íra bien, el reconocinúento implli:<1..tli!!i9.9 delos pÓres;·que sólo es posible si funCÍ~I1l\ .\1.!1. C9_l~fil:2 O ll!'~SO­

_m::i.nídad de pares. De tal!I1<)do ql1~ el.c9!'.'.S.~'!?3f'~S al fin de cueñtas-córru>"ef eslabón fundamental _y_~l pun~r]S~ble de Ia din~mtca }.ri_iersúbje?Y~ .. :d~}i_iA\frt]'dad e~tra~~ji:_i_(en el triángulo de la identidad/' otros" tiene la estructura de un

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colecti_vo). En el ensayo de 1980, no se hacía explícitamente re-fefei1Cia· a un concepto de colectivo. El colectivo no nos era ac­cesible más que bajo los auspicios de las estrategias "colecti­vas" de defensa. De hecho, el aporte de la5 e.strategias defen-

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48 lntr~1,íu1·..:ió;1

. si vas a la construcción de los colectivos aparecesien1pre ccinto de gran .Lrnportancia. ¿Se puede ad111itir por eso que el colec­tivo sea esencialn1ente el resultante de una dinámica defensi­va? Cuestión planteada en particular por N. Dodier (1988). Desde entonces, especialmente a partir de los trabajos de D. Cru (1988) se han podido desprender o.tros aportes específicos a ía construcción p.e colectivos, propios de procesos o::-ienta­dos por el contrario hacia la búsqueda de la calidad del traba­jo, y dei plater en el trabajo.

El.lugar crucial de las reglas de trabajo (al lado de las estra­tegias defensivas que también se pueden analizar corno" reglas" defensivas) llevó después a asignar un lugar esencial a la deón­tica en la construcción de los colectivos. Finalmente, la función del leng aaje <.y de las prácticas del lenguaje) aparece cada vez más significativa y constituye actualmente una de las vías de in- · vestigación a explorar.

_A.fir:nar el lugar central del colectivo y referirse a un concep­to fuerte de colectivo en el análisis psicodinánúco de la realiza­ción de sí rn.isrno, es tambíén tener en cuenta el carácter ínesta­ble e inclusive siempre inacabado del cohctívo, como dificultad inherente a la conquista de la identidad en el trabajo.

Este resumen de la dinámica del recon.ocimiento en las situa­ciones de tra~ajo, sugiere que la coop~-~~ció;; es -indisodable de l.a ecO:ngrrúa-di?fa·ídentidad y de la ~~lgcj m.~tal e11 e(trabajo. La movilización subjetiva necesaria a la gestión corriente de la organización del trabajo no puede prescribirse, dijimos anterior­n1ente. Por otra parte, es inútil prescribirla, ya que se genera es~ pontáneamente mediante las expectativas respecto de la realiza­ción de sí nlismo. El problema práctico con el que se_trata es in­verso. La mayoría de los sujetos saludables esperan tener la oportunidad, gradas al trabajo, de construir su identidad en el campo social Esta esperanz;i e.s tan importante que se traduce, en el plar10 ético~ en la reivindicación de un derecho a la contribu­ción -contribución en las responsabilidades de la ciudad (P.l'HA­RO, 1991), o, en este caso, en las responsabili.dades en la organi­zació~ del trabajo. El problema práctico, entoncesF·COit?~te'en

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ron1pcr la n'\ovilización genérica de las subjetividades, obst.acu­lizando el derecho a la contribución pqr una parte, y desarn1an­do la dinán1ica del reconocin1iento por otra.

· .Si la,dirnjmjcadel reconocimient() se pNaliza,.elsufrimiento Y!'.11.().PU~~ transformarse \n placer,_ ng p.uede <mcontrar senti­si~ En ese caso, sólo púede aclln1ula!se y compromete"r·.a¡ Sllje­to en una dinámica patógena que lleva finalmente a la descom­pensación psiquiátrica o son1ática. Entre sufrin1iento y enfern1e­dad pueden intercalarse las estrategias defensiva§ que]i_añ~ído reveladas desde comienzos ·de !a.psicopatología del.trabajo en el el'.sayo de 1980. Así, la psicodinárrúca del trabajo completa el

análisis d!!',~50<.lel sufrlJ.ñ.i~_ntoy-c.lela~ e5tra_t;,.gi,as dci.~~siyas por éí análisis dinántiéo del sufrimiento.y qe s1,1 trall,Sform.ación

en plac".~or _':! .r"."..º:'.O<O~ú•m.to. E!_~~!>~iº_"'.'.tá ligado al sufri-

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tos se rnvolucran en estrategias defensivas para eVJtar la e.aj'_er-ii1edad-niental- con conseCueOOas ~seriaSj)ara ,1a ~~g_~f!ó~ :

. del trab~!? :¡ue __ se arriesga entonces a Ja E~-~~~~is~- ~~_El~ .su~e-~~fl 1

varías investigacionefñue5frruqc· DEJOURS, 1989; D. DESSORS, C.LAYET, 1990i M.C. CA.RPENTii:R-Rov, 1991).

Entre dinámica del reconocimiento y estrategia defensiva contra el sufrimiento, las relaciones intersubjetivas de las perso­nas son portadoras del trabajo entero. Las conductas humanas de movilización, desmovilización o defensa no son en absoluto fruto del azar, sino que se ordenan bajo la primacía de lo que acordaremos en adelante desígnar como racionalidad subjetiva.

El trabajo se despliega en prímer lugar en el mundo objetivo en el que está sometido a los criterios de validación de la racio- . ualidad cognitiva instn.nuental: es el ámbito de la actividad en tan;· to constituye el nivel analítico más preciso para tratar la eficacia,. del trabajo, respecto de los objetivos de producción, productivi­dad y calidad. Hemos visto que las contradicciones inherentes a la organización del trabajo suponen un espado de discusiór1 es­tructurado corno un espacio público y que la gestión del desfa-­saje entre lo prescrito. y lo. real está sometida a acuerdos entre los agentes en el mundo sociat es decir a la racionalidad tUiológica.

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50 lnlrm.!w:dón

Podernos agregar ahora que el tra}~ajo_.!11)_ ?~¡;_Li~spI!ega_.sóio en el n]_l!_f!d~ objetivo. y en e_I_ n1t.i11do. Social.. siqq _t~11nbién en el n1un­do subjetivo (et del reconocinüento). Sobre la base ele estas con_­~i-deraCionés ·y de su. desarro11o fui llevado .a plantear la hipótesis de qtuf en la gestión de toda silttnción de trabajo, es ntás prudente te­ner en cuenta la racionalidad subjetiva de las conductas, que apartar­la en nonrbre de las rado11alidades teleo!ógicas y a.i::iológicas.

La metodología y la acción

, lnvestígadores y clínicos piden cuentas a los especialistas de la psícodinámíca del trabajo sobre su metodología de investiga­ción. Pasa desde la adnlln.istración de la or...i.eba concerniente a lQs datos clínicos alegados, a la discusíón~ epistemológica de los c~iterios tie validación. Y es cierto que en tiempos de la publica­ci{Jn <lel ensayo de 1980, el método de investigación todavía e.ra iricierto_ Bajo la presión de la comunídad científica, principal­mente, se realizó un. trabajo de elaboración metodológica duran­te los años siguientes. Se requirieron siete años para dar una pri­m.era forntalización aceptable de la metodología. Publicado en 1988 en la obra colectiva Plaisir et souffrance IÚ!ns le travail (Semi­nario in ter disciplinario de psicopatología del trabajo), el texto e;tá agorado actualmente. Esta metodología ha sido probada desde y en lo esencia!, no es útil hacerle n1odifícacio-nes Subrayaremos sin embargo aJgu.I1os ·puntos, que a -pcsteriori resultaron de difícil manejo; y agregaren1os un cierto número de observaciones de I1aturaleza epistemológica. El n1étodo de tnve.stigación_ en del trabajo es, en nuestra opinión., cornpletan1ente origínaL I~o cual seguramente no es una cualidad, sino más bien una dificultati para la disc11-sf ón teórica y epistemológica por una parte, para su transmisión a¡ los clínicos e investigadores por otra.

i 1) La primera particularidad de esta metodología es no recu­rfir a tos Cuestion.aTios ni a las entrevistas. Pasa en prin1er 1ugar1

por la implicación de los trabajadores, constituidos en colectivos ad hoc, en la ir1vestigación. Por lo tantoF·no hay entrevista indivi-

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dual. Frente a los trabajadores~ los investiga .. iores no se involu­cran tan1poco índividualt11ente. Intervienen sie1npre en cclecti­vo, eJ colectivo de iuvestig11ción, es_decir, en ntin1ero restrü,;.~ido, conservando por otra parte lazos funcionales con el colectivo n1ás án1plio constituido actualn1ente por el equipo de U1vestiga­éión d-e nuestro laboratorio. Este-Cólectivo amplio está constitui­do a la vez con10 recurso y como colectivo de co11troL El uso del término "control" ind,ica que la confrontación· del colectivo de in.vestigación que interviene en el terreno con el equipo de in­vestigación en su conjunto apunta a un trabajo reflexivo antplia­do. a la totalidad de 1a acción en curso. En efecto, se veí:"á que la investigación es tan1bién una acción y que exige un espacio es­pecífico de deliberación colectiva a lo largo de su desarrollo. Es­te trabajo reflexivo funciona, por otra parte" poniendo en juego la teoría psicodinárnica en su totalidad en la deliberación, con el riesgo de ponerla en peligro.

Cada investigación l1ace evolucionar al conjtinto de los in­vestigadores del cole:tivo de investigación y del colectivo de control. El método de i_,_"lvestigación moviliza entonces un colec­tivo de trabajadores y un colectivo de investigadores. No somos capaces aún de explicar por qué ese dispositivo -muy pesado, hay que re-conocerlo- es necesario. Sólo pueden reternerse ac­

tualmente dos pistas:

* El método de investigación no es un modo 1)anal de observa­ción o recolección de datos< Funda1JH:ntal.rne:nte, es Un trabajo especifico, En el sentido que hen1os defi:nido anteriormente del conce11to de tra,bajo, basado en la discusión contradi~tor~a en­tre trabajadores. Los hechos no existen e.n si mismos, pcr eso no pueden recolectarse. Los hechos deben extra_¡;rse de _'_:i dis­cusión, deben construirse y esta construcción deberá Vf3:ádar­se después (N.Dornrn, 1988). Pero Ja discusión contradictoria lleva, ahí corno en cualquJer otra situación de trabajo, a con­flictos de interpretación. Tan1blén, para poder retomar la dis­cusión mica da en el campó; en el trabajo de análisis, resulta in­dispensable la implicación de varios investigadores.

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52 r.n! n.alu<:1·ióo

• Por otra parte, como la "realidad" de los hechos clínicos no es­tá dada por adelantado, sino que procede de una dinámica [n­tersubjetiva mediatizada por el lenguaje, es posible que la in­tervención de los investigadores en colectivo copie la estructu­ra de todo espacio de discusión ordinaria en situación real de trabajo (espacio .de discusión debe entenderse aquí con el significado riguroso ·del concepto sometido a la racionalidad comunicacional en ·el sentido habermasiano del término; HA­BERMAS, 1981; P.LADRIERE y C.GRUSQN, 1992). Podría ser enton­ces que la encuesta, en la medida en que tan1bién es una ac­ción, exija a su vez condiciones éticas específicas, como en toda acción; es decir, el libre juego de la confrontación de las opi­niones de los investig<1dores en un espacio abierto a la delibe­ración. La razón de esta pesada restricción metodológica, que se ha impuesto de entrada sin que podamos argumentar la justificación, nos fue sugerida por Gérard Mendel (1992) quien en Ia_ metodología t1ue puso a piutto para el socio psicoanálisis

· apela t:mlbién a un trabajo de colectivo a colectivo. Insistía en la importari.cia de hacer funcionar una econon1Ja rigurosa de las relaciones de grupo a grupo en la intervención sociopsi­coanalitico.

2) La segunda particularidad de la metodología de investiga­ción resulta de la originalidad de los hechos a construir científi­camente. Con anterioridad subrayé varias veces que el sufri­~ento, así como los principios que enmarcan las estrategias de­fensivas,. y la cooperación de las contribuciones singulares a la organización del trabajar escapaban,. por 16 menos er1 parte, tan­to a los propios sujetos como a Jos ajenos. Para decirlo en térmi­nos rnás concisos, retornemos la Íórmula según la cual la inteli­gencia dC'_.lo.s' agentes a rnenudo se adelanta a Ja conciencia que tie11en de clla. La inteligencia tiene aquí dos significados: deslg-

·. 1}a uri ·~od.~ ·esp€cífico de exploración de la situación de trabajo líasado en fa experiencia subjetivante del trabajo por una parte, Ih co1np.feÍi.Sión- de"esta experiencia~ es c.lecir la elaboración de su liiteligibílidad, p()~ otra. La originalidad de los hechos a cons­t:ruir vi~rie-de-·qtie la inteligencia de la experiencia se adelanta a

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su intf:legibilídad para el sujeto. (Para el concepto de experien­cia, remitimos al análisis propuesto por Yves Schwartz [1988] y a la nodón de" actividad subjetivante'' de Bohle y Milkau). Las estrategias defensivas sobre las que n1e ·extendí más arnplia­mente son otra fuente de dificultades con respecto a los hechos a construir, en la medida en que. contribuyen a1 ocultan:tiento de la realidad del sufrimiento y des~ relación dinámica con el h·a­bajo.

Ahora bien, y este segundo punto es fundamental en la me­todo.logia, la psicodinámica del trabajo no realiza sabias inter­pretaciones relacionadas con el paradigma de las ciencias apli­cadas, menos aún de la pericia. Un procedimiento de este tipo tendría que ver, para retomar aqui la bella. expresión de Alain Cottere-au, menos del diagnóstico stricto sensu que de la "dia­gnosc'" (A.CoITEREAU, 1988). El sentido de lo vivido subjetivo en el trabajo y del sufriro:íento no puede producirse desde el ex­terior. FJanálísis de la dimensión subjetiva del trabajo, o la" ob­jetivación· de la subjetividad", pasa necesariamente por el acce­so al St?ntido que la situación tiene para los mismos sujetos. La objetivacióp de lo ·vivido exige por lo tanto. un trabajo reflexivo de per--elaboración colectiva llevado por el deseo de reapropia­ción y !a voluntad de emancipación de los trabajadores involu­crados. Como en la tradición comprensiva, se considera que los actores no son cretinos sociales (A.CoULON, 1987), en psicodiná­mica del trabajo se considera que los sujetos no son cretinos psí­quicos.

Tornar en consideración estas dos difícuJtades (avance de- la inteligencia sobre la intelegibilidad y estretegias defensivas) L'.e­va a defirúr un objetivo insólito: ¡recolectar lQs datos que el in­vestigador no puede observar directarnente en ios .. ·sujetos r!:1e no siérrtpre tienen conocirrdento-de eliosf

3) Recurrir a la palabra

Para vencer esta dificultad,,. es necesario pasar por la palabra de los trabajadores: es el único acceso a e.sta realidad que no se ha dado todavía. Sien1pre con Ia condición de conS-iderar que la

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54 ln!r{l{iun:i\in

·palabra no pue(ie funcionar en esta situación como un sin1ple medio. de tr~ducción de la.realidad subjetiva. Eso sucedería úni­camente· si todos los hechos a recolectar fuera11 concientes. La palabra funciona más bien como medio para hacer inteligible lo qu

1e aUr1 no es··c9nciente. Esta ·propiedad del len.guaje se deb€ a

que hablarle a 'alguien es Un medio muy poderoso para pensar; para pensar la experiencia vivida subjetivamente. La palabra es el n1edio de la per-éla.boración~ como lo han mostrado los psi­coanalisl)ls a pa.rtir de Freud. Peioeste poder del lenguaje no es automático. Se puede hablar sin decir nada. El lenguaje adquie­re <¡ste poder cua11do Ja palabra se dirige a los otros. Existen por lo .fanlo condiciones úztersubjetivas específicas para hacer efectivo el poder del lenguaje. Es lo que los lingüistas estudian en parti­cular con el nombre de pragmática (AuSTIN, 1962. Para el estatus y función ,le! lenguaje en el trabajo, ver )osiane Bounrr, 19138--1989). '

Pe.ro la "dimensión pragmática del lenguaje no agota nuestro problema metodológico. Hay que precisar aún dos puntos capi­tales: Ja cuestión óe Ja autentiddad de la palabra y la expl.kitadón de la<; condiciones intersubjetivas propicias para la construc­ción de los. hechos clínicos y la elaboración de lo vivido subjeti­vo.

La crutenticidad de la palabra

l El .sufrimie.nto, con10 vimos, no es accesible directamente y 'su expr~sión por medio del lenguaje choca con la barrera de p'roteCción de las estretegias defensivas. Pero hay un set,rundo obstáculo que también hay.que tener en cuerd:a: la expxesióri de la verdad de lo vivido puede entrar en competencia cor1 los iutereses estratégicos de los sujetos. Pueden teÍ1er1 índ.epe:n­dienternente de las estrategias defensivas, buenas razones pa­ra¡ no decir la verdad, ocultarla, minimizarla o, por el con!ra­ri1D, dra.matizarlar travestirla, para servir a L11tereses en el re­gi~tro instrumental o estratégico. La cuestión planteada en­tonces es Ja de la veracidad o la autenticidad de la palabra di­rigida a.los investigadores,

2. De j,¡ psktf['d~ok1giJ .1 Id psicoJ1odmiC<l Jd tni[lt.1~). e O\'j(1UfS 55

Esta ¡_ijficultad es de in1portancia cot1siderable-con respec­to a cr_iterios de validez de los resulta(ios lie la investigación

clínica. El principio metodológico utilizado aquí para tratar de su­

perar esta dificultad consiste en acordar un lugar principal al análisis de la de1nanda, en la fase de }J1:e-investigación. A las ra­zones metodológicas se agregan razones deontológicas, que hacen del principio del "trabajo de la demanda" un tiempo capital cuando no decisivo de toda investigación en psicodi­nárnica del trabajo. En efecto, corno veremos más adelante, la objetivación de lo vivído corre el riesgo de tener consecuen­cías posteriores mayores en la relación con el trabajo y en la gestión colectiva de la organización de trabajo, es decir, las consecuencias a la vez en el plano del futuro del sujeto y la evolución de las relaciones sociales. Estas consecuencias de­berán,. de hecho, ser asumidas por los sujetos participantes en la investigación. También el colectivo de investigadores no puede asumir solo la responsabilidad de tomar tal riesgo, que compremete el futuro de los demás. En primer lugar, los su­jetos deben conocer y asumir voluntariamente los riesgos y responsabilidades. Es lo que el análisis de la demanda se ase­gura, y cuando e5tá terminado, lo que garantiza. Por el con­trario1 en ausencia de demanda, la experiencia muestra que no se accede ni a li1S estrategias defensivas ni al sufrimiento. La razón principal por la q~1e alguno_s científicos cuestionan la existencia de estas estrategias defensivas que identifiqué (ellos no las enconl-raron), resulta precisamente de que su en­trada en el terreno no se apoya en la dema11da de ios sujetos. A este.respecto se podría analizar con1parativamente el e.rúo­que etnográfico ( cf. comentarios a Serge BoUCHARD, 1"988) y el del sociólogo (P. BoURDJEU, 1991) cuando toman como objeti­vo el análisis del sufrimiento. El acento puesto en esta condi­ción sine qua non de la dema11da en psicod:inámica del trabajo se debe especialmente al aporte de T.Collot

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56 lnlruJut·fión

Lll dc111nutfn .

Pero la den1anda misú1a no.es obvia. ¿Bajo qué condición se puede consi.derar que una demanda es lo suficientemente dp!ícita como para ;rntorizarel comienzo de la investiga­ción? La denianda ¿es el resultado de un proceso e>pontáneo o deb~ ser solicitad.a,. lnclusíve provocada? Esta cuestión es delicada y es objeto de debate en cada caso tipo. En todo ca­so, la demanda exige un ri.guroso trabajo de elaboración. Es lo que sé llama el "trabajo de la demanda". Se estudió y pu­b.Vcó expii~itamente un caso,, con sus diferentes etapas, espe­ci~lmente la que toma el noI11bre de "socialización de la de­manda", es decir de la construcción de la demanda social­mente validada por los diferentes actores de la empresa (C. DEJOURS, C. JAYET, 1991).

Si el trabajo riguroso. de la demanda y los principios deOntológicos que Io enmarcan s_on· determinantes con res­pecto al criterio de validez de la autenticidad, toda la valida­ción de los datos y su interpretación no se basa únicamente en ella. Existen otras pruebas de validación, especialmente en el momento de las dos devoluciones, oral y escrita, que concluyen la fase de investigación propiamente dicha, según las formas precisadas en el anexo metodológico. Se verá que d~sde 1987, fecha de la primera publicación de este texto me­toµológicG:, se agregaron otras pruebas de Validación q11e aseguran globalmente una credibilidad bastante sólida a los resultados adquiridos en las investigaciones.

Sin embargo, ·antes de seguir, conviene subrayar que es­ta exigencia especifica del enfoque de la psicodinámica del trabajo en lo referente a la demanda constituye indudable­miente la mayor dificultad para el manejo de este instmmen­tof no sólo desde el punto de vista técnico (el trabajo de la de­manda es delicado), sino sobre todo debido a que e! disposi­tivo así constituid.o, como implica numerosos actores, es pe­

.sacio y exige mucho tiempo.

2 °Dt• Li pr;itx1p.illlf1}¡;í.i d 1.i rsiro..!lnámit:.i Jd ir-.ili.ijo. C. Dtt-lurs 57

Ld escucha

la seg_unda cuestión a contemplar concierne a Ia exp!ici­tación. ele ~as coudiciq1Zes illfersubjetívas propicias ¡1ara In el.1bo­ració11 de lo. vivido subjefivn111e11te eu el trabajo. Para que los "ac­tos de lenguaje" proferidos por los sujetos produzca11 su po­der perlaborativo con respecto a fó'vivido, no basta con un dispositivo dialógico sin otra precisión, es decir alguien que habla y alguien que escucha .. Suponiendo inclusive-que no exista ninguna ambigüedad en la demanda de los trabajado­res, no basta escuchar para que se produzca el milagro de la aparición de sentido, Eso también depende de la naturaleza de la escuc/ui, Para decirlo en algunas frases lapidarias, la es­cucha sólo produce efecto si es una escucha arriesgada, de la misma manera que la toma de palabra es una decisión a.rries­gada. Escuchar y entender, es decir comprender algo inédito en la palabra pronundada, abre la puerta a un primer riesgo. En primer lugar porque escuchar el sufrimiento de los de­más, penetrar en el drama, en el sentido politzeriano del tér­mino1 es conmovedor y dese..":itabilizante para el funciona­miento psíquico de los investigadores,. Las :investigaciones en psicodinámica del trabajo a partir del trabajo de la de­manda resultan extremadamente costosas para los investiga­dores, Otros investigadores, además de los de psicodinámi­ca del trabajo, tuvieron esl:a experiencia, especialmente los psicoanalistas y los etnólogos (DEVEREUX, 1973). El segundo riesgo para los. ir111estigadores concierne a su relación con el saber científico establecido. Una investigación, ya lo señala­mos1 no funciona más que si cada vez la teoría de la psico(li­námica del trabajo entera se somete a la prueba de la reali­dad, a riesgo de perder su legitimidad o su interés-para los investigadores debido a una confrontación con situaciones vívidas incon1patibles con sil corpus teórico. J>or otra parte, es por estil razón que se Implementó el "colectivo de wn­trol" del que hablamos anteriormente, El tercer riesgo toma­do por los investigadores·es n1ás decisivo. Los investigado­res nolens volms se comprometen con los trabajadores que participan en la :investigación. Porque plantear como princi-

G.5

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58 lntrn .. !ti1\'Íti11

pio n1etodológíco la necesidad de apoyar la in.vestigación en una den1anda, in1plica ineluctablen1ente ton1ar posición frente a esta de1nanda. La denlanda, recordeu1os, sólo es ad­n:dsible cuando está forn1u!ada explicitan1ente en térnlinos d~ demanda de conlprensión.y. de análisis de la situación de trabajo~ y no como den1anda terapéutica (Lf. anexo metodo­lógico),. pero no hay que engañarse. Si el colectivo de inves­tigación no se compron1ete a resolver los problen1as plantea­dos por la relación co11 la orga11izac.ión del trabajo, se com­promete por el contrario a hacer todo lo posible para acceder a la inteligibilidad de la situación. Ahora bien, este con1prorni­s~ es grave e implica riesgos importantes, porque nunca se está seguro por adelantado de llegar a conclusiones que sa­tisfagan todos los criterios de.validación. Así se involucra la angustia del investigador frente a todo problen¡a cientifico. Con la diferencia de que, con.respecto a otros procedinúen­tos de investigación~ estamos en situación y tiempo reales, y que de los éxítoS.oJracasos de los investigadores depende tanlblén e.n par.te el futuro subjetivo de los trabajadores, que, por su Iacio, tomaron el riesgo de comprometerse en la inves­tigación. El conjunto de estas ·condiciones caracteriza lo que convendremos en designar con el término de "escucha arriesg·ada" .·Los tres riesgos aquí puestos en relieve, cuando .se reúnen electiva.mente, empujan inevitablemente al colec­th.f.o de inyestigació11 a un riesgo suplementario, en nuestra oPinión más~ ten1ible: e11 algunas invesliga<;:lqnes en el ter.re­no, la acción desencadenada -por la investiKación prosigue mucho nláS allá de la misma investigaciór1, en condiciones tales que los investigadores se convocan especialnlente y les resulta .rigt1rosarnente in'lposible liberarse de una obligación moral, inclusive legal, de atestiguar públicamente su trabajo ci<!ntifico. Es.ta si.tuación adviene cuando los problemas pl;pteados por la investigación sobre las contradicciones in­heTentes a la organización del trabajo desencadenan t.iebates de gra11 amplitud inclusive en el espacio público. La obliga­ción de. atestiguar viene entonces de una doble resb·icción: por una parte, porque el recl1azo al testintonio no es neutro

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t_ ,. l De¡,; psi'O[\llokigi<l a l.i rsi\"IX!indmii:a Jet trnN.}n - e D..iouf5 59

y puede jugar. a favor de ciertos actores y en contra de otros, lo que in1piicaría una falta de equitiad. Por otra, porque los debates adquieren una forn1a polén1ica a veces, y la estrate­gia de cie.rtos actores puede pasar por maniobras de descali­ficación del colectivo de investigació11, inclusive del labora­torio entero, que alcancen hasta la t~omunidad científica. En ese caso la abstención puede volverse insostenible (C. DE­JOURS, 1992c).

En otras palabras, las tres dimensiones (y eventualrnente la cuarta) de.la "escucha arriesgada" son indisociables de la metodología de la psicodinámica del trabajo. Es por eso que nos vimos llevados a definir, como dijimos al comienzo de este texto, el análisis psicodinán1ico d_e las situaciones de tra­bajo como una práctica de intervención en primer lugar, y no solamente como ciencia básica, productora de conocin1ien­tos.

Es también la razón por la que la n1etod0Iogía de la in­vestigació:h en psicodinán1ica del trabajo_ se inscribe en el modelo d:e la ''investigaCión-acción". Otras forn1as de ir1ves­tigación en ciencias hun1anas y sociales se consideran inves­tigadón-a:cción. Con la diferencia de que en la mayoría de los casos eso significa que la investigación, por su propia di­námica; provoca cambios en la situación de investigación con relación a lo que era antes de la investigación. En el caso de la psico.dinámica del trabajo, los cambios en cuestión no son únicamente efectos colaterales de la investigación cientí­fica~ registrados para la me1noria con fines de evaluación y validación. En psicodinárnica del trabajo/ los cambios susci­tados eventualmente por la investigación implican el con1-promiso de la responsabilidad del colectivo de investigado­res hasta en la misma acción, porque se trata de sufrimiento.

Sin embargo, la forma de et¡ta responsabilidad y la formo del compron1~0, estrictan1e.nte. enmarcadas en el respeto de la "ética del testimonio'', confier~.n a la intervención de lot: investigadores un contenido y una naturaleza radicalmente difere11tes del contenido y naturaleza de los corr1promisos de los otros sectores sociales en la acción en curso.

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60 tnln,Ju,-.ián

De todas n1aneras, la escucha arriesgada aparece finai­rl1ente con10 la contraparte, en los investigadores, de !o que ·constiluye la den1anc{a en Ios trabajadores. Desde nuestro 'punt~ d~ vista~ este iiisjJositivo 111etodológíco está en la base de lo qÍle sé}rtr~de coHsíderai'' co1110 Ulla relación de equidnd entre lapa­labra cargada por uun de111anda y la escucha am·esgada.

Esta economía de las relaciones intersubjetivas en la rne­todología de Ja investigación en psicodinámica del trabajo es deci<Jhia en relación con la eficiencia de la dimensión prag­p1ática del lenguaje con respecto a su poder perlaborativo o ,tle su poder para hacer surgir el sentido de lo vivido.

El peusanLiento y la c¡cción

Un comenta:rio más para concluir esta parte: he1nos visto cómo el acceso a la inteligibilidad de los vivido por los tra­bajadores propulsa a los .investigádores a la misn1a acción, lo quieran o no. Pasa exactamente lo n1ismo con los trabajado­res. La per-elabora.cíón colectiva de lo vivido en e1 trabajo, gracias a la investigación, transforma la relación subjetiva de Ios trabajadores con su situación de trabajo. Lo quieran o no, a su vez1 ya no pueden intervenir en el "espacio ele discu­sión" sobre la o·rganización deI trabajo después de la inves·· tígación de la ri:1isn1a manera que antes, porque n.o la perci­l·f€n ni Ia piensan de la mísn1a forma. Así, la acción es i:ndíso­Ciable de uri tr,1bajo de elaboración, que, sin en1bargo, sólo ha convocado el pe11san1iento y las palabras. La práctica de las investigaciones en ¡.1sicodiná111ica del trabajo sugiere gue el Iugar teórico de J.a acción está en el propio tr3.bajo del pen­san1iento, y que 110 es legítimo n1antener aquí la distinción fi­I?sófica e11tre pens;;in1íento y acción,

1

De Ik hi!ersubjetividad a la prueba de objetivación

Esta larga disgresión metodológica nos permite ahora abor-­. dar Su.scintamente algunas cuestiones episte1n0Iógicas. P1ai1tea­das por el paso de !a osicopatología del trabajo a la psicodiná-111ic3: del trabajo, estas cuestiones ¡:leben examinarse si se quiere

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2. Dt• la psi1."op.1tolc¡~fJ ,¡ fd psiux.!irn\mir,1 dPI 1r,1h.1jtl-C. 01~ours 6 1

determinar el lugar posible de la nueva disciplina en el campo científico. Aunque vana para algunos autores (J.C. P1\SSERON,

1991), esta tarea nos parece inevitable_ Inacabada y torpe sin du­da, la discusión se delinea aquí para indicar las direcciones prin­cipales de investigación que nos sugiererÍ Ios debates emprendi­dos desde h?ce algunos años con Ios investigadores de sociolo­gía teórica .. El trabajo del análisis en psicodinámica no lleva a la observacióri. o a la puesta en evidencia de hechos preexiStentes a la investigación, con10 ya señalamos. La investigación revela una realidad por el mismo proceso de interpretación de la pala­bra. Toda una tradición de investigación, toda una cultura filo­sófica se construyeron sobre las cuestiones planteadas al recu­rrir a la interpretación y por el lugar de Ja interpretación. en el trabajo cientifico. La psicodinámica del trabajo es una discipli­na que recttrre a la técn¡ca de interpretación, según las modali­dades metodológicas precisadas más arriba. A este respecto! tie­ne que ver co"t1 'Ia epistemología de las ciencias hlstórico-herme­néuticasf q u:e Haber1nas distingue de las ciencias en1pírico-ana­líticas (las ciencias experimentales) {HABEfu'MS, 1968). En la me­dida en que, se hace referencia a la concepción 11abermasiana, debemos por Jo menos plantear !a cuestión, sin diScutirla, de sa­ber si la psicodir1án1íca del trabajo no tiene que-ver también con las ciencias críticas, en la medida en que apunta fundamental­mente, como el psicoanálisis, a un trabajo de reapropiación y en1ancípación basado en la crftica de las distorsiones de Ia ac­ción comunicativa (FLYNN, 1985).

En la n1edida en que se está autorizado a hablar de JI método hermenéutico" 0- LADRIÉRE, 1991) a pesar de las advertencias de llans-Georg Gadan1er sobre la oposición entre verdad y méto­do y su inten·ción de fundar una herrnenéutica filosófica, y no de constituir las bases de una metodología para las ciencias huma­nas (GADAMF.R, 1960), estaría tentado de pensar que el trabajo efectuado estos últímos años sobre la rnetodoiogía en psicodiná­mica del trabajo contribuye a atestiguar la posibilidad de cons­truir un método herrrtenéutico s'trícto se11su. La metodología en psicodinámica ciel trabajo da una forrna posible al criterio de la aplicación, fu11dan1ental según Gadamer para fun.dar Ia postura

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y ef enfoque hern.1.enéuticos. La discuS:ión episte1nológica siste­n1átiCá de [a,~f relacio'nes entre psicotiinán1ica del trabajo y enfo­que l1ern1enéutico nos llevaría a pensar una diJ11ensión aún apartad(l de lo que sostene111os: a diferencia de ía poiÍ!sis, que en­.cuer1tra una forma 'de··expresión c·onCreta del trabajo en el obje­to. prg.9-ucidopla praxis, por SU' parte, requiereuna:·medíaCión su­plen1entaria para que se atestigüe y se discuta:: a saber un relato o un con1entario .. Ahí donde el artesano puede canarse y dejar hablar.a! objeto que produjo, el agente debe expresarse. Porque la poiCsis tiene una dimensión concreta, mientras la praxis es abs­tracta.

, La acción, por lo tanto, exige un relato para aparecer, con10 éxplica Ricceur (1983-1985). Más allá de eso, el mismo relato puede tomar forma en un texto. Pero el texto a su vez está dota­do de vida propia que trasciende a su autor (RICCJ::UR,,,1986) y produce efectos que escapan en _parte a su inti?nción inicial. La irtvestigación en psicodinán1ica del trabajo tern1ina, cori10 indi­can1os en el anexo metodológico, con la redacción de un infor-­n1e de investigación 'elaborado c0Jectivan1ente en la interacción entre .Ios trabajadores y Ios ínve.stigadores_, texto que fija •en una cierta forma Ias interpretaciones formuladas sobre Ia .relación subjetiva con la organización del trabajo. Nuestras :investigacio­nes actuales Se refieren n1ús precisame.nte a esta dimensión de la investigación: es decir, al estatuto del lenguaje hablado y del lenguaje escrito en el mismo trabajo de análisis (C. DEJOURS, 1992c)., Me" parece, pero actualmente sólo puedo delinearlo, que e{ iengl1aje funciona en tres niveles:

* es u11 n1ediador eútre Ios trabajadores y'los investigadores, del que trabajan10S -anteriorn1ente los requ.isitos interSubjetivos (autenticidad de fa palabra frente al riesgo de la escucha).

Pero el .len¿fJaj~ .funciona tan1bién como n1eáiador o n1édiurn i?ntre·10S.iriiS.rr1os trabajadores, a la vez poderoso y necesario~ en la medida "en que es a través de él que la experiencia vivi­cla del ttabaj9'p;iede compartirse entre los miembros del co­lectiV·o ·ct.e;tr.abaj3CioreS con1pro1r1etidos en la investigación. A fin de cuent:aS; el lenguaje para eHos no es solamente el medio

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2 b0 [,i f'Si1:op<l!l1i0gi,1 ,1 l<l fii• odi11,\111ic.1 di'! lr~b.iitl - C. D(im.nc; ':5 3

de Ja elaboración colectiva de Jo vivido, sino tan1bién un opl'­rador de coustruccián del 1uis1110 coli!ctiuo. Por lo menos es !o que sugieren Ias investigaciones. De tal manera que la práctica ele la investigación no resulta ser n1ás que la cond.ucLión n1ás sis­ten1ática, bajo el ünpulso tie los investigadores, de una di11á­n1ica que se despliega u espontánea1nente" en Ia:S situaciones ordinarias de trabajo entre los agentes en el espacio de discu­sión consagratj_o a la orgar1ización del trabajo {cuando este es­pacio existe. efectivamente).

Desde el pun.to de vista teórico entonces, el dispositivo me­todoJógii:o de la psicod.inámica del trabajo funciona como una lente d~ aun1ento para hacer visible y eventualmente re­lanzar la dinán1ica que la gestión común de Ia organización del trabajo implica.

• El lenguaje, especialmente el lenguaje escrito (informe de in­vestigación, informes de los comités de higiene, seguridad y condiciones de trabajo, informe de actividad del servicio de n1edicina del trabajo~ artículos de prensa, etc.) que retorna los términos de las sesiones de trabajo y de los debates de la in­vestigación, puede utilizarse como dibujante de la acción, en el sentido de Teiger y Laville (1989). El lenguaje puede servir entonces como n1edio de objetivación de lo vivido subjetiva­mente en la situación de trabajo estudiada.

El concepto de pslcodinámica

Análisis psicodinánúco es una expri:;~ió_zi, 'lll~.J?~t.~~n~~g,_'.'l la t:eor.í.ª p~i~.q§-Il9).I!i~~, DeSigT1a-Cl"e"studio,de los movimientos psi-

··-'Co-afectivos gen~rados por la evolución de los conflü:_tos inter­subjetivos e intrasubjetivos. El análisis psicodinán1ico se des­pliega a nivel concreto y se refiere electivamente á1 drama viví­do, su contenido y su sentido pnra el que lo vive. Se opone en eso a la 11zetapsicología que estudia l'os procesos, estructuras y equ:ili­brios de fuerza.sal nivel abstracto de los mecanismos, instancias y tópicos del aparato psíquico y de la economía de las pulsioi:es.

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64 lnln1dm·1·i1in

En la expresión "anáiiSis psicodinánüco ele las situaciones de trabajo'~, él concepto de psicodiná1nica sufriría entonces una distorsión, en la nledida en que sólo se aplica en el marco del psicoanálisis del proceso de Ja cura y de Jos conflictos solicita­dos por la transferencia.

Dejemos de lado en prin1er lugar dos objeciones:

e La primera consiste en considerár que el uso del término en cünica del trabajo es del mismo orden que en la psiquiatría

·. norteameri~ana: las '1concepciones psicodinán1icas" reagru· ' pan todos los enfoques clínicos y teóricos que se distinguen de

las teorías experimentalístas, comportamentalistas y biológi­cas de los problemas mentales. Rechazamos el uso descripti­vo y nosográfico de la expresión y reclamarnos por el contra­rio el uso riguroso c11 clínica del trabajo del concepto en el sen­tido de la psicologí~ concreta.

• La segunda consiste en considerar la clínica del trabajo como una forma de.psicoanálisis aplicado que se ubicaría al lado de las aplicaciones del psicoanálisis en la interpretación del arte y la literatura, en la psicosociologfa, en el análisis mitológico, etc. Había rechazado de entrada el modelo de las ciencias apli­cadas para la psicodinárnica del trabajo y deseado sibJarla en

! e! modelo epistemológico de las ciencias de campo. Una posi-ción ae' pfincipio como esta no basta sin en1bargo para termi­nar con la brecha persistente entre psicodinámica del. trabajo y psicoanálisis. Sostener hasta el final las tesis de la psicodiná­mica del trabajo implica que después de haber tomado pres­tado en gran medida del psicoanáli'.iis, procedimos al enfoque inverso: interrogar al psicoanálisis sobre sí rrtisn10 a partir de

¡ las cuestiones planteadas por la clínica del trabajo.

Si existiera distorsión del término psicodinámica, ¿en qué consistiría? En lo que se puede considerar co1no tn1a extensión abusiva del térntlno a una clínica demasiado fundamentalmen­te encastrada en lo real. Es cierto que la clinica del trabajo se des­pliega entera en un espacio clínico y social que se envuelve ell. torno a lo real de la situación del trabajo: la organización del tra­l/ajo cori.stituye de alguna manera el centro geométrico de todas

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las interpretaciones que no pueden liberarse de ninguna n1ane­ra de las restríccjones de la racionalidad ínstrun1enta1.

Pero las astucias de la ínteligencia y la voluntad abren un es­pacio psíquico.y social tal, que la c-línica del trabajo entera apa­rece ta1nbién con10 el lugar de todos íos movimientos de subver­sión, de eJ1volvlmiento y de evitar las restricciones centrípetas ejercidas por lo real del trabajo. Envolvimiento y liberación riva­lizan, pero lo real sigue siendo el centro de gravitación urúver­sai de la clínica de trabajo.

El psicoanálisis, a la inversa, se construye por un acto sobe­rano y fundador de expulsión de lo real a la periferia, mientras 1o psíquico y lo imaginario son .invitados a ocupar la posición de centro. Existe entonces, en prünera instancia, un movimiento originario que opone la psicodinámica psicoanalítica a la psico­dinámica del trabajo. Y sin embargo, la clínica, liberada por el análisis psicodinámico de las situaciones de trabajo, insíste. Lo real ¿está verdaderamente apartado del dispositivo psicoanalí­tico? Parece posible reínterrogar al psicoanálisis a partir de esta cuestión. En efecto, la cura psicoanalítica es imposible sin imple­mentar lo que se llama técnicamente "el encuadre", a saber la re­gularidad de las sesiones, el pago en el acto, las reglas de traba­jo (prohibición de tocar), la comunidad de pertenencia (la escue­la o institución psicoanalítica). En otras palabras, la cura psicoa­nalítica es también y fundamentalmente un trabajo, que implica como todo trabajo, una relación regulada e instrumentada con lo real concretizado en el objetivo terapéutico. El análisis siste­mático de la práctica psicoanalítica a la lllZ de la psicodinámica del trabajo es posible (C. DEJOURS, 1992d) y podría llevar a reno­var la problen¡atización de lo real y del dispositivo técnico (el encuadre) en la conducción de la cura y en la teoría

Mantendremos entonces la legitimidad de un uso riguroso del concepto de psicodinámica en la clínica de trabajo, y llegare~ mos hasta deducir una problemática de la identidad que valga tanto en el c¡¡mpo de la normalidad como en el de la patología .. En efecto, la clínica de trabajo dibuja los lineamientos de una ra­cionalidad subjetiva de la acciór4 cuyo análisis supone que los

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66 lnlrodun·ión

vínculos entre·'tfes térn1inos se n1antengan rigurosa y sin1ultá­n.eamente juntos.: ~.l s~~rirrtíe_11to - el trabajo (o la tarea) - el re­

' c6nocimiento (triángtilo de la psicodinámica del trabajo). Este triángulo e8 homólogo al "triángulo de Ja identidad y la aliena-

\ ción.propu-esto ¡)or~F. Sigá.ut:-ego -.real - otros. En efectof la élí­nica de lTabajo Ílos. enseña que es imposible comprender las cuestiones relativas a la emergencia de la patología n1enta.l en el trabajO, 1.inUtando la investigación etiológica a Ia historia singu­lar del sujeto y a su interioridad privada (intrasubjetividad). Los fepómenos psicopatológicos tampoco son inteligibles si sólo se hace referencia a las relaciones entre sujetos (intersubjetividad), se trate de relaciones jerárquicas o de relaciones entre colegas, como sugieren la psicología de las organ~ciones y e~ análi~is psicosocio!ógico de los grupos. Los conilictos, el sunimiento y el placer que emergen en situación de--trabajo· deben su 'dinámi.­c°' también a la organización del trabajo y a las dificultades; in­clusiv€ a los· COnfliCtó·s· que· oCaSioná.- a los- sujetos entre ellos, en el interior de Jos eql.Jipos, y a Jos sujetos individualmente, por las. tensiones ql!e hac~ sll!&i' entre restricción de la situación de trabajo y r€stri_ccí6n de: ~as relaciones_ en la esfera privada. Debi­do a esto, la psiéorunámíi:á del trabajo lleva a ieinterrogar el es­tando de lo real en la economía general del placer y del sufrimien­to.1 !as estrategias defensivas y las descompensaciones psicopa­tológicas. La "lucha contra la locura, que es uno de los intereses primordiales de la psicodinámica del trabajo así corno del psi­coanálisis, Pasa a ]a vi.z pOr úna confrontaciórt del sujeto con lo real y por el reconocimiento de su acci9n por parte de Jos de­más. Esta proposición es cenb:al. ],a locura.no depende de la in­tensid~d de laS restrtcciones ejercidas ·sobre el sujeto poi ]o real de~ trabajo, L;i razón(o la normalidad;) no depende de la buena mtdida de las restricciones ejercidas sobre el suje_to por lo real d<!l trabajo: Es más bien c_t;i_andC>__unode lo~ ti"e.e_.términos ~tá

· .. aislado d.e .los. o!rC>S dos que se p~rfila el riesgo de alienación y \;lÜcura·:-·-·. ·-·- - .. ----·· · ¡1 .

2 Dt> !.i psk:11p;1tologid a hl pskoJin.ím~'d J,,¡ lr.ih1fo-C C\j~1t1fS 67

Reton1en1os el análisis de Sigaut:

Real .--.C••

Ego L-- Otros

Alienación mental

';t

Si el sµjeto está co_rtado de lo real y del reconocimiento de los. dem·áS~es-reíñitido a la soledad de la Ioéura clásica conocida con el"TI.Clírlb~e~{!e· /(álie1úici6n 1iie11tal~' · · · ·

Sufrimiento

Alienación social

~71 Si el sujeto

1 por rr~edio de su trábajo, mantiene. Uil~ _r_gl?cü)n

con io real1

¡w.ro su trabajo no es reconociO.o por Iós.-0-b:.os, f.l'Ú,J."1. si ese trabajo tiene W1a relaciórl de verdad con lo real, también ~ ~ c:onden'.1do a la soledad alJ:m@l_e. Sigaut designa esta situa­ción con la expresiQr!.: "alienación soci[iI). Es el caso del científico o del genio desc<mpddo;-también, el caso más frecueníe-delsu-· jéticúyoJrJl.!i-ªj.o yc_ontribuciones 110. son. r<;co¡i,o~\dos. Este-ta~­bién corre el riesgo de una críSis de identidad; de caer en una lo­cura que quíZás se confunda con la alienación mental, en cuaI1~ to proteste y trate de reclamar lo que se le debe (paranoia), o ter­mine por perder confianza en sí misirto y dudar de Ja.realic:ad con la que se ve confrontado, porque nadie la reconoce ( de¡ore­sión). Lo esencial ele la psicopatologia del trabajo se despli~ga

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68 lnhoJul'dón

. en el sector de la alienación soc\¡11 (A. BENSA"io, 1990; C. DEJOUHS, :1990; c. DEJOURS (coord.), 1986).

Real

Ego ~~ros Alienación cultural

Finalmente, cu~d? .el .. s'!¡et~ lla_ce.CJ...U!'k'S. otros reconozcan ·sus .actos, pero este reconocimien.to se juega tanto de una par.te como de la otra en un mundo psíquico que ha perdido sus vín­culos con lo real, entonces, según Sigaut, se habla d~aciÓIJ..__.. adtural_~';·Es .. eJ caso_ de las sectas. Pero también, a veces,. es el ca­

-·SO de ~iert~s-Co·m¡¡ftida_~e5_4e-fuvestigaclores, técnicos;_~.cI~sive dir~gentes políticos separ8:d~~- cte s1~-b~e, :o de admiirlstr~ci?,~~s "cortadas de Ja realidad".

La alienación cUitural, sin embargo, no concien1e únicamen­te a situaciones excepcionales. Toma también formas más comu­nes, a n7inirua, y sin embargo de mucha gravedad a· veces en las sihlacio11es de trabajo. Obreros o capataces en una de nuestras investigaciones tienen conoci.~iento de anorr~a1í~ de mqntaje, t3:re.?:~- ~~e:~W4~ªs sm. 01.~g~gg! ~.~f~tos qe ci~rta;:o ~~:r<las o apa­ratos de medic~ón, falt~ &!f:1".~.~-pfi§:g;? 4.~. ~opQ_iciones, in~clu­Si".:~. d~ f;~:'.i9e~s~r.~:~~~4C'._s. ~-~-1 ~µ1;11,pij~i~to de ciertas eta­pas del tr?!Jajo, ql¡e C!Jestiq[)ªl) \ª calidad. o l.ª sq;11ridad de las insf:aj~tj-~_rie_~~ l4 jex_cgquía.se ~tiene s,c~:r4.a,_,a e;st~ alertas re-petidas que vienen de la base. · ·

N11me!.º~º"· ~;~¡0~;;;~¡~Il1~ &~'.:Y:'~.;11. p¡irtiqlar, np. lle­g~~i~!XlPre al~ di~~Sci?.\\·. ~'.' r~:tl, .c.':~"..c¡¡,.ntie!;~<l_S Ja direc~i~n y los. ejec1/ti".º5. .<i~:k<I~?Il. f!!.~es .. el.~ _g~§l:íó.n~ ~'!'!1.<Igef!).~i::!tY doctrina, s~E..ª!:~dos d~_lo real del trab..,jo, ~. c!ecír .~n una p()si­<.ión g_-i1e tiene q_ue ver con .la alienac~ón .cultural. (Al misu10 tieIDpo-;iOS~b;~rOS~y-·süpé~iS·or~; .. cuya· fclaCiói-t 'con 16 real no

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se reconoce; por su parte, quedan ren1itidos al riesgo de aliena-. éión soci§. · ··· ·

· · ··1;~7sta -;,oncepción, la identid.ad siempre es .el resultado de una lucha, nunca definitivamente.ganada, aún en.el mejor de los casos, contra los tres riesgos posibles de alienación. El análisis psifQ(ljg<\gl.ico d.~ l?S situaciones de trabajo sugiete q;!(!la rela­ción con lo real nunca 6tá dada direétamerite: Nóe,inatural. Pa­'~-~iJ?.wi:!l !?º-~ l;¡__Il,1~\lia_ci§n. de· un~ a_c.c!.§ri s9fü~·~ ¡:~a.re,;- ei que ~e <i~~Sll.~ftl!):~.i,ilt.'!!~e.ain~I\~~ - · - la experiencia de lo que todavía y siempre resiste en lo real al

do@inio de la técnica y los conocinlientos,

- las posib¡Jidades, sin embargo, de acción sobre ese real que, dej¡índose parcialmente conquistar, domesticar o evitar, ates­tiguan el poder creador del pensamiento imaginativo del suje­to.

Conclusión: el trabajo y el amor

Esta problemática de la identidad y de la alienación, con res­pecto a la cuestión de denominación plariteada por el desarrollo de nl1estra disciplina, tiene sobre todo el interés de mostrar el peligro mental para el sujeto de un reconócimiento·por los otros que n.o pase.por un juicío sObre·er·11ace~ y-i;-;3.CCiófi-~?bre-1o·r·eat deí sujeto ·en busca dé reéonódniieñtü:e.<i dedi.por-un juicio so­Íl_ré'_sll_ ir~bafo. · ·· · .. -----·--···-··-·-·--_.,c. __ ._···· · ··

Ah:ora bien, este .riesgo no se presenta sólo en el campo clíni­co explorado específicamente por la psicodinárnic-a del trabajo. Tainbién pende sobre la clínica ex_plorada por I~ psicopatología generaL El reconocimiento otorgado por el amor y por el juego de los sentimientos única.D:l~nte .. no basta al nilio para construir su identidad. Los ejemplos ci.ínicos de fusión o de erot:ización excesiva de la relación madre-hijo son frecuentes, y por medio de un proceso bien conocido de idealíz11cíón recíproca, apeJCtan­.do demasiado lo real en beneficio del imaginario, ;mientras le otorgan al sujeto el reconocimiento del amor,_arruinan su iden­tidad y generan las enfem\edades mentales más graves (e,-, par-

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70 intm<lun:ir\i1

ticu!ar las psicosis, forn1a carciinal de la locura o de Ia aliena-ci~. •

¡ De la n1isn1a n1anera, algunas curas psicoanalíticas.pueden Uevaf .-a u11. recono(irr\iento recíproco entre paciente y analista; en un mundo psíquico _con1partido que ha perdido sus lazos con lo real: delirio de a '-ios, a11álisis j11te.rn1in.able en el que la inter­pr::::tación_.y la inteligibilidad total, a fa:lta de confrontación con Ja pn,:¡eba de la realidad y de validación por sus efectos emanci­padores, llevan a la alienación en el análisis (alienación cuitu­rcll).

La psicodinámica del trabajo amplía el campo inicial de la psicopatología del trabajo. La investigación de la patología s_i_e_n1pre tiene que ver con su. campo, pero se reubíca en una pro­bJemática más vasta, en la que se proponen conceptos utiliza­bies ·par~ dar: cuenta tanto del sufrirh..iento.como 'del placer, de la locma (y la alienación) como de la normalidad.

El se~ti~9.-~S~WflD. .. 4ifM~-Slµ? eJ trabaj~ .º~~pa maíeria11!1.e~~e una parte importante-de la vida .. -ocho ho_ras p_o_r {lía. Esta eva­!uacióri-büida-eStápó;-dcl~'a:j¿~tje_ Ia rea_Iídád:·La ~relacióri. SUbje­tiva con el trabajo h~'~sr~ei: ~!!s ten~cu!Os mucho mái'lg.~ q~l espacia d~i laller:Ja on~ir10 9 1?- ~+:npr'e_sa.>Y~co1ori1ia en protun­_a3,'\a<:l.sl g§.pacio.fµe¡q. <:l~!. tt~J::ajo. l,os análisis de psicodinámi­:ca del tr~bajo son elocuentes, a este respecto (A. BENSAJD, 1990; C. DE}oURS; 1990 y el ensayo de 1980). Y sin embargo, lo son me· nos que los análisis adelantados por la sociología de 1as relacio­nes sociales de sexo, cuan.d.o se arriJT\an a la problem?,tica de la división sexual del trabajo (l-JiRATA Y KERGOAT, 1988). La separa­ción clásica entre trabajo y Jo que está fuera del trabajo no tiene ·significado en sociología del trabajo; tampoco en psicodinámica )del trabajo. Separación estrictamer1te esp_acial, reton1adar es cier­f to, por la sociología y la psicología clásicas, se contradice radi­~caln1ente en cuanto se hace referencia a la dínántica de los proce­sos psíquicos y :Sociales. ~l funcionamie~~~.J)síguico no es diV:i~ sible .Elhoil1b;e compr(}'f'<Ctj~? ef1 esp-~~~:' cl_efe~~~v_as Pª!ª : luc11a.~ ~~~IJ_}~ ~~-- .. s_r¿!~4nt~f!EQ. ~ESU ~~h:§l..q~j_q __ ~~9. ~!?~~~:~~~1-<!._ s_~_i:~~:: ciórtarai~nto psíq~i¡;.o ~~1 ~l Y<t~~ario. Por el contrario, H2va sus

•' ---.-- ' ' . . ... .. --------------

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2. D<' l,1 p>"k'11p<1!t!logi,1 ,1 i,) rsin~di_n,ímk.1 dd !r,1b.1jo - C [\')nurs 71

restricciones n1_ental¡;;s c_on él y necesita de la_so_op_e_ración de su prójin10 para Ín~ñ .. t~1~!--.~-~·il.~~ferisª2 .. !Úl.~§1~-~1~.-~é.'f0_~·.ciu1}llf r·a­i·if'E:1~ñ1\J_h~e·¡1tO ~iéf,~!Ü~no .. ~l \r.~~qj_p. Asi se puede n1osi::rar que toda Ia· economía fan1iliar se convoca para ayudar a sus 111ie111-bros a e1lfrentar las restricciones de la situación de trabajo.

Aún más, Jos chicos no se s~"i~·an de la d.inámica de la rela­ción _ccn el trabaro-a·e~1ospad;~;;·~T'P~!.1!Q·_~fill~~:§ii.~Pl:?1)_~s)_'ctesa­r!o11o·_quécta profl!:n:9-a:r;ne_r\te n1_a;CadO, hasta _e1~,1a é?nstrucción de;; identidad sexual (C. DEJOURS, 1988 -;;:1i1troduétioá á la psy­clwdynamique du travnil).

Al tratar d-e ampliar su can1po de investigación a la normali­dad, la psicodinámica del trabajo descubre que el trabajo no ocupa sólo un lugar margillal en la construcción de Ia identidad. Po_r el contrarío,.·la clínica de trabajo lleva más bien a abogar por un desarrollo más exigente y sistemático de la problemática de Ja "situación" en psicología general. No solamente la clínica de la sublimación se enrlq11ece notablemente, sino que aparece a posteriori con10 una pieza por lo menos igual de in1portante que 1a clínica de Ia vid-a __ ~~9r9sa para dar, cue.nta de los resortes de Ja salud n1enta1..._L?:"~u_blimaciórijquizás no es solamente un pro­ceso facultativo reservádo a los artistas, a los creadores y a los ínvesligadores científicos de ta.lento, sillo un proceso esencial y necesario para !a construcción y e.1 mantenimiento de la econo-­ntia psicosomática de todos. De tal n1anera que no se puede evi­tar exan1.h-1ar las consecuencias de una privacióÍl--clufa.dei-a del derecho a la sublimación. Ahora bien, la desigualdad social­mente con.Struida res pecto de los beneficios sin1bólicos de la su­blimación para la salud mentaI nos parece, a posteriori, 1nás de­terminante que la desigualdad psíquica respecto de los recursos sublimatorios individuales. Para someter a -reflexión sólo ur1 ejemplo, el acceso a la dinánlica del reconocimiento en el campo del trabajo se ofrece de TIH!I)era profundamente desigua]·a los hombres y a las mujeres. Intrusión brutal de lo real soda! e his­tóricamente construido en la clínica de la sublimación, que tien­de a volverse una de las cuéstior1es n1ás urgentes plantéadas a] anáiisis psicodinán1ico de las situaciones de trabajo.

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72 !ntrndun:iún

Ton1.ar en consideración la gravedad de lo real al que da ac­ceso la clínica de Ias situaciones de trabajo no cuestiona la Jegi­tin1idad de reivindicar el concepto de psicodinán1ica ·para el análisis de las situaciones de· trabajo. Más bien; e11 nuestra opi­nión, actualn1ente se plantea la cuestión inversa: la psicopato1o­gía generaL que se ha. edificado ,:es<le el siglo XIX t;erca del le­cho del enfermó, en el espacio dei asilo o en el espacio privado de la relación dual, ¿puede ahorrar las cuestiones planteadas poda ciinica de trabajo?.

Acknowledgements La investigación científica en psicodinámica del trabajo tam­

bién es un trabajo. Son1etida a su vez al análisis psicodínámico, muestra que el desarrollo de esta disciplina h13:biera sido irripo­sible sin Ja formación de colectivos que no han renunciado a con.'5triLir sus propias reglas de trabajo, apoyándose e11 lo que re­siste en el terreno (lo real del trabajo) a las i.rtterpretaciones ofre­cidas por las otras disciplinas. Con10 una vez no hace costun1-bre, nos permitiremos utilizar el término inglés acknawledge­nients n1ejor que agradecimientos, porque es más coherente con el espíritu d.el texto de este artículo. Los ackn1JWledgements que formulamos no son de conveniencia o de complacencia. Están lógicamente-asociados a la problernática del reconocimiento que resuinimos más arriba con sus dos dimertSiones: constatáción de realidad por una parte, gratitud por la otra.

Estos acknawledgernents van a :

- todos los que fueron o son actualn1ente mis colegas en la AO­

CfP (Asociación para la apertura del campo de investigación. psicopatológica): Marie-Claire Carpentier-Roy; Thibaut Co­l!dt; Damien 'Cru; Philippe Davezies; Dominique Dessors; Frhrn;oise Dopplu; Philippe Godard; Christian Jayet; Pierre LC(geay; Pascale Molini.er; Jean &hann; Virginie Web€r;

- los que en. la c~Ínu.nidad científica. aportaron una contribución sustancial al desarrollo teórico de la ¡)sicodinámica del traba­jo. a la corúrontación conceptual: Eliz.abeth Abdoucheli-De-

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2. Di• f,1 ¡15l\·t1p.1lokigí.1 .1 J,1 rskoúin;imi\·.i <.1.-1 !r.i.h.1f> ·C. Dt•fiurs 73

jours; ;\nnie Bensa'id; Josiane Boutet; Alain Cottereau. Fran­\"OÍS Danie!Jou; Nicolas Dodier; Denis Duelos; Adolfo Fcrnán­dez-Zoi'la; Helena Hirata; Daniéle Kergoat; Christian Le Gal! du Tertre; Michel Llory; Patrick Pharo; Catherine Teiger; Claude Veíl; Alain Wisner; '· ·

- y, last but not least, a los que estuvieron en el comieµzo de esta empresa: mis editores Daniéle Guilbert y Charles F.hlinger.

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Psicología del Trabajo Cat l 1-Prof. Alanzo ·

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Título del Texto: La ernpresa Ernergente: la confianza y los

desafíos de ía transforrnacíón, Capitulo 1, Buenos Aires,

Editorial Granica-2003.

i Autqr: Echeverria, Rafael

O Unidad 0 : La organización requerida y la empresa.

:emergente. I~

Universidad de. Buenos Aires

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Facultad de Psicología