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8/19/2019 Trastornos de procesamiento auditivo y trastornos específicos del lenguaje: ¿los mismos o diferentes? http://slidepdf.com/reader/full/trastornos-de-procesamiento-auditivo-y-trastornos-especificos-del-lenguaje 1/7 Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología (2015) 35, 177---183 www.elsevier.es/logopedia Revista de LOGOPEDIA, FONIATRÍA y AUDIOLOGÍA REVISIÓN Trastornos de procesamiento auditivo y trastornos específicos del lenguaje: ¿los mismos o diferentes? Elvira Mendoza Facultad de Psicología, Universidad de Granada, Granada, Espa˜ na Recibido el 31 de mayo de 2015; aceptado el 2 de julio de 2015 Disponible en Internet el 28 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Trastorno específico del lenguaje; Trastorno de procesamiento auditivo; Efectividad de la intervención Resumen El trastorno de procesamiento auditivo (TPA) constituye una categoría diagnóstica reconocida especialmente por la  American Speech-Language-Hearing Association (ASHA) que ha generado un importante debate, sobre todo en lo que respecta a su diferenciación del TEL y de la dislexia. Se cuestionan los instrumentos diagnósticos, ya que en muchos casos se utilizan estímulos acústicos de se˜ nales del habla y no está claro si en el procesamiento de estas se˜ nales intervienen únicamente las habilidades auditivas y no otras, como atención, memoria o proce- samiento lingüístico. Por el momento no disponemos de evidencia suficiente para considerar el trastorno de procesamiento auditivo como una categoría diagnóstica específica y diferente del TEL, entre otras razones por las medidas utilizadas en su determinación, no exentas de compo- nentes lingüísticos y cognitivos. Con respecto a la intervención del procesamiento auditivo en ni˜ nos con TEL tampoco existen investigaciones suficientes sobre su efectividad. Con la informa- ción disponible hasta el momento se puede afirmar que con este tipo de intervención los ni˜ nos con TEL mejoran, en general, sus habilidades de procesamiento auditivo, aunque no afecta de forma significativa a sus habilidades lingüísticas. Se requiere un mayor cuerpo de investigación biológica, neurológica, neuropsicológica y logopédica para llegar a la clarificación, en su caso, de este trastorno. © 2015 Elsevier Espa˜ na, S.L.U. y Asociación Espa˜ nola de Logopedia, Foniatría y Audiología. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Specific language impairment; Auditory processing disorder; Intervention effectiveness Auditory processing disorders and specific language impairments: The same or different? Abstract The auditory processing disorder (APD) is a diagnostic category specifically recog- nised by the American Speech-Language-Hearing Association (ASHA), which has generated considerable debate, particularly as regards the differentiation of Specific Language Impair- ment (SLI) and dyslexia. Diagnostic tools are questioned, since in many cases acoustic stimuli of speech signals are used, and it is unclear whether the processing of these signals only involve Correo electrónico: [email protected] http://dx.doi.org/10.1016/j.rlfa.2015.07.003 0214-4603/© 2015 Elsevier Espa˜ na, S.L.U. y Asociación Espa˜ nola de Logopedia, Foniatría y Audiología. Todos los derechos reservados.

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Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología (2015) 35, 177---183

www.elsevier.es/logopedia

Revista de

LOGOPEDIA, FONIATRÍA y AUDIOLOGÍA

REVISIÓN

Trastornos de procesamiento auditivo y trastornos

específicos del lenguaje: ¿los mismos o diferentes?

Elvira Mendoza

Facultad de Psicología, Universidad de Granada, Granada, Espana

Recibido el 31 de mayo de 2015; aceptado el 2 de julio de 2015Disponible en Internet el 28 de agosto de 2015

PALABRAS CLAVE

Trastorno específicodel lenguaje;Trastorno deprocesamientoauditivo;Efectividad de laintervención

Resumen El trastorno de procesamiento auditivo (TPA) constituye una categoría diagnósticareconocida especialmente por la  American Speech-Language-Hearing Association (ASHA) queha generado un importante debate, sobre todo en lo que respecta a su diferenciación del TEL yde la dislexia. Se cuestionan los instrumentos diagnósticos, ya que en muchos casos se utilizanestímulos acústicos de senales del habla y no está claro si en el procesamiento de estas senalesintervienen únicamente las habilidades auditivas y no otras, como atención, memoria o proce-samiento lingüístico. Por el momento no disponemos de evidencia suficiente para considerar eltrastorno de procesamiento auditivo como una categoría diagnóstica específica y diferente delTEL, entre otras razones por las medidas utilizadas en su determinación, no exentas de compo-

nentes lingüísticos y cognitivos. Con respecto a la intervención del procesamiento auditivo enninos con TEL tampoco existen investigaciones suficientes sobre su efectividad. Con la informa-ción disponible hasta el momento se puede afirmar que con este tipo de intervención los ninoscon TEL mejoran, en general, sus habilidades de procesamiento auditivo, aunque no afecta deforma significativa a sus habilidades lingüísticas. Se requiere un mayor cuerpo de investigaciónbiológica, neurológica, neuropsicológica y logopédica para llegar a la clarificación, en su caso,de este trastorno.© 2015 Elsevier Espana, S.L.U. y Asociación Espanola de Logopedia, Foniatría y Audiología.Todos los derechos reservados.

KEYWORDS

Specific languageimpairment;Auditory processingdisorder;Interventioneffectiveness

Auditory processing disorders and specific language impairments: The same or

different?

Abstract The auditory processing disorder (APD) is a diagnostic category specifically recog-nised by the American Speech-Language-Hearing Association (ASHA), which has generatedconsiderable debate, particularly as regards the differentiation of Specific Language Impair-ment (SLI) and dyslexia. Diagnostic tools are questioned, since in many cases acoustic stimuliof speech signals are used, and it is unclear whether the processing of these signals only involve

Correo electrónico: [email protected]

http://dx.doi.org/10.1016/j.rlfa.2015.07.0030214-4603/© 2015 Elsevier Espana, S.L.U. y Asociación Espanola de Logopedia, Foniatría y Audiología. Todos los derechos reservados.

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auditory skills and not others, such as attention, memory and language processing. There isinsufficient evidence to consider APD as a specific and different diagnostic category of SLI. Thisis due to several reasons, including that the measurements used to determine them are notexempt from linguistic and cognitive components. With regard to the intervention of auditoryprocessing in children with SLI, there is not enough research on their effectiveness. With theinformation available at this time, it can be said that with this type of intervention, childrenwith SLI improve in general auditory processing skills, although it does not improve their lin-guistic abilities significantly. In order to clarify this disorder, a greater biological, neurological,

neuropsychological and speech therapy investigation body is required.© 2015 Elsevier Espana, S.L.U. and Asociación Espanola de Logopedia, Foniatría y Audiología.All rights reserved.

Introducción

El trastorno de procesamiento auditivo (TPA), o trastorno deprocesamiento auditivo central, es una categoría diagnós-tica bastante utilizada en Estados Unidos, no así en Espana,tal vez porque la audiología no existe como carrera cien-tífica y profesional independiente. Progresivamente se vautilizando en otros países, como Australia y Reino Unido.El síntoma principal de este trastorno es la dificultad  paraidentificar y discriminar sonidos en ausencia de déficit audi-

tivo  periférico. La manifestación más común del TPA es laescasa habilidad para comprender el habla cuando existeruido de fondo (Dawes y Bishop, 2009). A pesar de que en losmencionados países constituye un trastorno bastante identi-ficado, no están claras las relaciones entre lenguaje, lecturay TPA. En la actualidad se empieza a cuestionar la propiaexistencia del trastorno.

Dentro de esta polémica cobra especial relevancia el

tema de los tratamientos que se administran para mejorarel procesamiento auditivo, no solo en los casos en los queexiste un TPA, sino también en los ninos que presentan tras-torno específico del lenguaje (TEL) o dislexia. Se cuestiona siestos tratamientos que mejoran el procesamiento auditivomejoran también la expresión y comprensión del lenguajeoral y escrito (Fey et al., 2011).

Caracterización del trastorno deprocesamiento auditivo

Los primeros trabajos sobre el TPA surgieron a raíz de

lesiones adquiridas de las vías auditivas en adultos. Endichos trabajos se aludía a dificultades persistentes conla percepción de sonidos a pesar de conservar una audi-ción periférica normal (Kimura, 1961). Posteriormente,el diagnóstico se extendió a ninos que no presentabanninguna patología conocida y que tenían audición nor-mal, aunque manifestaban dificultades persistentes deescucha de sonidos (Jerger, 1998). La  American Speech-

Language-Hearing Association (ASHA) ha promovido diversosforos de expertos para estudiar en profundidad el tras-torno y proponer criterios diagnósticos precisos y fiables.El primero fue publicado en 1996 (ASHA, 1996) y elúltimo en 2005 (ASHA, 2005). En este último se considera

que el procesamiento auditivo está implicado en lassiguientes destrezas: a) localización y lateralización desonidos; b) discriminación auditiva; c) reconocimiento demodelos auditivos; d) aspectos temporales de la audición,como integración temporal y ordenación temporal audi-

tiva; e) resolución auditiva de senales acústicas diferentes,y f) resolución auditiva de senales acústicas degradadas.

Algunos síntomas que se han descrito en el TPA y quese solapan con otros trastornos incluyen dificultades aten-cionales y alta distractibilidad (ASHA, 2005; Chermak, Hally Musieh, 1999; Jerger y Musiek, 2000), dificultades delenguaje (ASHA, 2005; Bamiou, Musiek y Luxon, 2001), pro-blemas de lectura (ASHA, 2005; Dawes, Bishop, Sirimannay Bamiou, 2008; Domitz y Schow, 2000; Jerger y Musiek,2000; King, Lombardino, Crandell y Leonard, 2003), dificul-tades de seguimiento de instrucciones orales (ASHA, 2005;Jerger y Musiek, 2000) y conductas típicas de los trastor-nos del espectro autista (Jones et al., 2009). No obstante,

este solapamiento de síntomas solo ocurre en algunos de loscasos diagnosticados (Amitay, Ahissar y Nelken, 2002; Bishopy McArthur, 2005).

A pesar de los intentos de clarificación, continúa eldebate entre los expertos sobre la existencia y el diagnós-tico del TPA. Según Dawes y Bishop (2009), las siguientescuestiones centran el debate:

a)  ¿El TPA es un síndrome válido? Desde el primer aporte dela ASHA de 1996, las críticas se han dirigido hacia la consi-deración de que la definición no es más que una relaciónde los tipos de problemas que en la literatura se hanaportado como característicos del trastorno (Chermak,

2001). No está claro si este listado define un síndromecoherente.b)  ¿El TPA es un trastorno « puro»? En el aporte de la ASHA de

1996 se senalaba que el procesamiento auditivo centralestaba también implicado en los mecanismos de aten-ción y memoria. Por tanto, de acuerdo con el mismo,el TPA podría ser consecuencia de una disfunción másgeneral de otras modalidades, como el déficit de aten-ción. En este caso el trastorno se podría considerar comoun sinónimo de otro reconocido, como el trastorno pordéficit de atención e hiperactividad (TDAH). Algunosautores, como Cacace y McFarland (2005), insisten enque si en el trastorno se ve afectada solo la modalidad

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auditiva, la definición se debe referir exclusivamente aesa modalidad. Otros consideran que esta posición no esneuropsicológicamente sostenible, puesto que la multi-modalidad es una característica básica de la codificaciónneural y que hay muy pocas áreas, si es que hay alguna,que sean responsables del procesamiento de una únicamodalidad (ASHA, 2005, Bellis y Ferre, 1999). La ASHArecomienda que el TPA se diagnostique en individuos en

los que el déficit de procesamiento sensorial más pro-nunciado esté en el dominio auditivo, y reconoce que enalgunas personas es posible demostrar la especificidadde la modalidad auditiva. Ciertamente, la demostraciónde que el TPA se produce independientemente de pro-blemas en otras modalidades puede tener un interésteórico, aunque puede ser excesivamente restrictivo. Siun nino, por ejemplo, tiene dificultades en un test deaudición central y, además, tiene problemas atencio-nales, no queda claro si el déficit en el procesamientoauditivo es la causa primaria de los problemas del nino oes una consecuencia de su déficit atencional.

c)  ¿Se debe diagnosticar  el TPA solo en base al  procesa-

miento auditivo de senales de no habla? Según la ASHA,en el TPA está afectada la percepción de senales tantodel habla como de la modalidad auditiva en general.Por tanto, se pueden utilizar estímulos del habla parael diagnóstico. Esta posición puede ser razonable en lamedida en que un trastorno auditivo puede afectar tantoa los sonidos del habla como al resto de los sonidos.La percepción de un sonido puede que dependa de lacomplejidad del mismo (Griffiths, Rees y Green, 1999;Tallal, 2004) aunque, sin embargo, existe evidencia deque la percepción del habla es un caso especial: el hablase procesa de forma diferente al resto de los sonidos(Mody, Studdert-Kennedy y Brady, 1997), por lo que esposible que exista un déficit perceptivo específico del

habla. El problema se vuelve a centrar en que si existendificultades perceptivas específicas del habla estamosante un TPA y no ante un trastorno lingüístico (fonético).Griffiths (2002) consideró que el TPA se genera en losperceptores auditivos antes de que los objetos sonorosadquieran significado, por lo que potencialmente afectatambién a la percepción y discriminación de fonemas yde pseudopalabras. Esta posición conduce, nuevamente,a la dirección del origen causal. Si un nino tiene difi-cultades lingüísticas y mala discriminación del habla nopodemos determinar si los problemas de discriminaciónson causa o consecuencia de los problemas lingüísticos.La British Society  of   Audiology  (BSA, 2005) ha adop-tado una definición más restrictiva que la ASHA, ya que

propone que el TPA es un trastorno que afecta a lossonidos no intervinientes en el habla. Si un déficit audi-tivo se manifiesta en el procesamiento del habla o enla caracterización fonológica, no se puede reconocercomo TPA.

En resumen, el TPA se define como un trastorno queafecta al procesamiento auditivo y puede co-ocurrir conotros trastornos cognitivos o perceptivos. El problema estáen diferenciarlos. Es probable que si a un nino lo diagnosticaun logopeda su diagnóstico sea TEL, y si lo hace un audiólogo,lo considere un TPA.

Dificultades diagnósticas del trastorno deprocesamiento auditivo

El grupo de trabajo de la ASHA encargado de definir los cri-terios para el diagnóstico del TPA reconoce que, aunquehabilidades tales como la conciencia fonológica, la aten-ción, la memoria de la información auditiva y la comprensiónauditiva se pueden presentar en casos en los que la fun-ción auditiva central esté intacta, constituyen habilidadescognitivo-lingüísticas de orden superior que no se debenincluir en la definición de TPA.

Desafortunadamente, las definiciones de los trastornosno siempre coinciden con la forma en que se diagnostican.Esta cuestión se ve claramente reflejada en el caso del TPA,ya que los tests utilizados para su diagnóstico no son medi-das puras de habilidades auditivas. Para que las medidasauditivas sean más efectivas para la identificación de tras-tornos del sistema auditivo central se deben modificar ycomplejizar de alguna forma. Por ejemplo, reduciendo laredundancia a través del filtraje de determinadas bandasde frecuencia. La consecuencia de estas modificaciones, sin

embargo, hace que estas medidas sean susceptibles a lainfluencia del nivel lingüístico superior y de las habilidadescognitivas, así como de la memoria y atención (Cacace yMcFarland, 1998; Lum y Zarafa, 2010). En este caso no sepuede asumir que la mala ejecución en una batería de testsde evaluación del TPA esté causada por habilidades audi-tivas deficientes y no por otros factores no auditivos. Porejemplo, Lum y Zarafa (2010) han detectado que cuando secontrola la memoria de trabajo verbal desaparecen las dife-rencias en el Screning Test for  Auditory Processing Disordersin Children Revised  (SCAN-C) (Keith, 2000) entre ninos conTPA y sus controles cronológicos. Este dato sugiere que esmás apropiado considerar las dificultades en el SCAN-C comoun problema de la memoria de trabajo verbal más que con

el procesamiento auditivo.Para abordar la inconsistencia entre la definición y el

diagnóstico del TPA, Cacace y McFarland (1998) y otrosautores han sugerido que el diagnóstico del TPA se debe rea-lizar solo cuando se demuestra un déficit de procesamientousando una batería de tareas estrictamente auditivas. Eneste sentido, un déficit de procesamiento auditivo solo tienesentido si podemos excluir la influencia del conocimientolingüístico, los procesos cognitivos básicos como atencióny memoria, y otras posibilidades que puedan explicar lamala realización de las tareas, como la fatiga, la ansiedado la falta de motivación (McFarland y Cacace, 2009), posi-ción muy controvertida en la comunidad audiológica. Por

ejemplo, el grupo de trabajo en TPA (ASHA, 2005) consi-deró que no es del todo creíble la unimodalidad, ya queprácticamente no existen áreas cerebrales compartimenta-das que sean responsables de una única modalidad. Dawesy Bishop (2009) sostienen una visión completamente dife-rente: consideran que es necesario definir el TPA en basea déficits auditivos para comprender los mecanismos cau-sales. Si queremos comprender los efectos que los déficitsauditivos tienen sobre el lenguaje o la lectura no se puedenconfundir las medidas auditivas con factores no auditivos(Kamhi, 2011).

No obstante, en las situaciones clínicas puede resultarmuy difícil restringir el diagnóstico de TPA a casos puros

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auditivos, ya que la mayoría de los ninos con este posibletrastorno suelen presentar también problemas de lenguajey de lectura. El diagnóstico es problemático, porque implicaque los déficits de procesamiento auditivo son la causa pri-maria de los problemas lingüísticos de estos ninos. Kamhi(2011) considera que una forma de reconciliar las diferen-tes visiones sobre la especificidad de la modalidad seríael desarrollo de medidas auditivas fiables y bien estanda-

rizadas que no se confundieran con factores no auditivos.Sería, además, una forma de reconciliar las visiones de losinvestigadores y de los clínicos sobre el TPA. Por ejemplo,Moore, Ferguson, Edmondson-Jones, Ratib y Riley (2010)han constatado que el bajo rendimiento en tareas auditi-vas se debe principalmente a las demandas atencionalesy de memoria de las tareas más que a las propiamenteauditivas.

Trastorno específico del lenguaje, dislexia ytrastorno de procesamiento auditivo

En la actualidad existe un fuerte debate sobre las relacionesentre TPA y los trastornos de lenguaje y de lectura. Sabemosque existe una elevada prevalencia de dificultades lingüísti-cas en ninos diagnosticados de TPA (Chermak y Musiek, 1997;Katz, 1992), y también conocemos las dificultades de proce-samiento auditivo de los ninos con TEL y con dislexia (Tallal,2004).

La teoría inicial de Tallal y Piercy (1973) sugería que enalgunos ninos los déficits temporales auditivos podrían serla causa de sus problemas fonológicos. Por ejemplo, si unnino tiene dificultades en la resolución de cambios tempora-les rápidos de los sonidos, como pueden ser los fonemas delhabla, esto conllevaría una pobre definición de las categoríasfonéticas con consecuencias para la conciencia fonémica y la

adquisición de la lectura. Igualmente, se han sugerido otrasconsecuencias de los problemas de procesamiento auditivo,como dificultades para seguir cambios de amplitud y de fre-cuencia. Si las dificultades solo se presentan en cambios muyrápidos ----décimas de milisegundos---- afectarían a la per-cepción de fonemas, pero si también se producen con loscambios más lentos ----a nivel de segundos---- podrían afectara la percepción de la prosodia, a la correcta interpretacióndel significado y a la apreciación de la música (Bellis y Ferre,1999, Griffiths et al., 1999).

Aunque inicialmente la hipótesis de Tallal parecía muyatractiva, distintas investigaciones no han logrado repli-carla (McArthur y Bishop, 2001). Una explicación que seha aportado para justificar el fracaso de estas réplicas esla heterogeneidad inherente a la población con TEL y condislexia, aunque diversas revisiones de la hipótesis del pro-cesamiento temporal auditivo han concluido que esta teoríano explica la mayor parte de los problemas de lenguaje y delectura.

Se han identificado importantes problemas con la hipó-tesis auditiva: primera, solo una minoría de ninos conproblemas de lenguaje y/o de lectura tienen dificultadesde percepción auditiva, existiendo un fuerte solapamientoentre estos ninos y sus controles. Segunda, en los casos enque existen déficits, estos no se restringen a los estímulosbreves y rápidos, como preconiza la hipótesis auditiva. Ter-cera, las dificultades auditivas no están relacionadas con

los problemas fonológicos. Studdert-Kennedy y Mody (1995)encontraron que los malos lectores tenían dificultades paradiscriminar sonidos del habla pero eran capaces de discrimi-nar sonidos de no-habla acústicamente similares. Sugirieronque los déficits fonológicos de los malos lectores se relacio-naban con los problemas fonéticos más que con problemasgenerales de procesamiento auditivo.

Con respecto a los trastornos del lenguaje, Bishop,

Carylon, Deeks y Bishop (1999) compararon la realizaciónde una serie de tareas auditivas por ninos con TEL y sus con-troles y no encontraron diferencias significativas entre losgrupos en ninguna tarea. Concluyen diciendo que los défi-cits auditivos no son causa ni necesaria ni suficiente de lostrastornos del lenguaje.

A pesar de la controversia sobre la asociación y causali-dad, muchos estudios han encontrado mayores problemasde procesamiento auditivo entre ninos con trastornos delenguaje (Tallal, 2004), y esto requiere una explicación.Una posibilidad es que algunos ninos con TEL o con dislexiatengan problemas de procesamiento auditivo; no obstante,aunque la etiología de estos problemas puede ser la mismaque la de las dificultades lingüísticas, como trastornos deldesarrollo neurológico, no estarían relacionados causal-mente con los trastornos de lenguaje y/o de lectura (Ramus,2004). Otra posibilidad es que los déficits perceptivos consti-tuyan un factor de riesgo que incremente la probabilidad deque un trastorno de lenguaje o de lectura se manifieste enindividuos con predisposición genética (Bishop, 2006), aun-que también cabe la posibilidad de que dificultades másgenerales no específicamente sensoriales subyazcan a lapobre realización de tareas psicofísicas (Roach, Edwardsy Hobgen, 2004). La variabilidad puede reflejar diferen-tes mezclas de comorbilidad del TEL y otros déficits másgenerales, tales como problemas de memoria y de aten-ción. También es probable que los modelos de asociación

entre déficits auditivos y problemas fonológicos cambiecon la edad (Tallal, 2004). Un déficit auditivo tempranopuede afectar al establecimiento de las representacionesfonológicas, y si este establecimiento es incompleto o erró-neo, pueden perdurar los déficits fonológicos aunque losproblemas auditivos se hayan resuelto. Aunque esta hipóte-sis requeriría datos longitudinales, existe alguna evidenciade asociación entre la discriminación auditiva tempranay el desarrollo posterior del lenguaje (Benasich et al.,2006).

Miller y Wagstaff (2011) se refieren a las 4 posibles aso-ciaciones alternativas entre TPA y TEL: 1) TPA y TEL sonconstructos diferentes que se pueden distinguir teórica y clí-nicamente; (2) TPA y TEL constituyen niveles diferentes delmismo constructo; 3) el TEL es un subgrupo de TPA: algunosninos con TPA presentan TEL y otros no, y 4) el TPA es unsubgrupo de TEL: algunos ninos con TEL tienen TPA mientrasque otros no.

La primera alternativa responde en cierta forma a la posi-ción adoptada por la ASHA (2005), aunque no ha sido probadadirectamente y, además, clínicamente ambos trastornos sondifíciles de distinguir (Dawes y Bishop, 2009; Jerger y Musiek,2000; Moore, 2006), aunque esta falta de diferenciación nonos permite asumir que sean trastornos isomorfos (alter-nativa 2). Aunque las investigaciones sobre la alternativa3 son escasas, algunas de ellas han documentado déficitsde lenguaje y de lectura en individuos con TPA (Dawes

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et al., 2008). Recientemente la alternativa 4 ha recibidobastante atención, motivada por un deseo de comprendermejor el TEL. Existe un considerable porcentaje de ninoscon TEL que presentan problemas de procesamiento audi-tivo (Banai, Nicol, Zecker y Kraus, 2005; Bishop y McArthur,2005; McArthur, Atkinson y Ellis, 2009), aunque la naturalezaexacta de esos déficits no está clarificada. No sabemos deestudios en los que toda la muestra de ninos con TEL tengan

también trastornos de procesamiento ni que todos los ninoscon TPA presenten, además, trastornos de lenguaje.Miller y Wagstaff (2011) aplicaron una amplia batería

de tests de lenguaje y de procesamiento auditivo a ninoscon diagnóstico previo de TEL o de TPA y no encontrarondiferencias estadísticamente significativas en ninguna de lasmedidas, si bien ambos grupos puntuaron por debajo de losninos del grupo control. Ferguson, Hall, Riley y Moore (2011)tampoco han encontrado diferencias en distintas medidas delenguaje y de procesamiento auditivo en ninos con TEL y conTPA, incluso en tests de percepción de habla en ruido, habi-lidad que ha sido considerada como la más deficitaria enninos con TPA.

Eficacia y efectividad de la intervención delprocesamiento auditivo en el trastornoespecífico del lenguaje

Fey et al. (2011) han llevado a cabo una revisión sistemáticade los resultados aportados sobre el tratamiento auditivo endistintas muestras clínicas, entre ellas, de ninos con TEL.Definen los tratamientos auditivos como la manipulaciónsistemática y progresiva de los componentes auditivos deestímulos del habla y de no-habla, tales como la velocidad,los intervalos interestímulos, la frecuencia, la intensidad y lapresencia de ruido de fondo. Estas intervenciones contrastan

con los programas dirigidos a tratar el lenguaje hablado, quemanipulan la forma, el contenido y el uso del lenguaje másque las características acústicas. Asumiendo esta distinciónbásica, consideran como programas de tratamiento auditivoel Fast ForWord , disenado por Tallal et al. (1996) y comer-cializado por Scientific Learning Corporation (1998). Se tratade un programa informatizado de intervención auditiva quemanipula la velocidad, la intensidad y la frecuencia de diver-sos componentes de senales de habla y de no-habla. Dentrode la misma categoría encuadran el Earobic (Cognitive Con-cepts, 1997), otro programa de intervención informatizado,aunque, en general, tiene un cariz más lingüístico. Medianteuna serie de juegos se manipulan componentes del lenguaje,tales como consonantes, vocales y sílabas, tanto orales como

escritas, más que las propias características acústicas de losestímulos (Diehl, 1999). También incluyen en la revisión losprogramas tradicionales de discriminación auditiva.

Una de las cuestiones que plantean en la revisión es laeficacia/efectividad de los tratamientos auditivos en ninoscon trastornos del lenguaje oral sin dificultades auditivas. Lamayoría de los artículos revisados examinan los efectos delFast ForWord o de programas inspirados en el mismo en ninoscon trastornos del lenguaje. Solo un estudio de caso únicoversaba sobre discriminación auditiva tradicional (Crosbiey Dodd, 2001). Este nino mejoró significativamente en lastareas de discriminación de sonidos, aunque no manifestóganancias en otras medidas de lenguaje.

Con respecto al Fast ForWord , concluyen que los ninosque reciben esta intervención mejoran, en general, su ren-dimiento en tareas de procesamiento auditivo; sin embargo,no está claro si estas ganancias son superiores a las quese consiguen con programas convencionales de interven-ción auditiva (Gillam, Crofford, Gale y Hoffman, 2001;Gillam et al., 2008). Además, los ninos con déficits deprocesamiento temporal no se benefician más del Fast

ForWord  que de otras intervenciones. En general, existepoca evidencia de que las modificaciones acústicas delos estímulos de habla y de no-habla que realiza el FastForWord sean responsables de la mejora en la función audi-tiva de los ninos. Igualmente, el apoyo a los efectos delFast ForWord  para facilitar el aprendizaje del lenguajede ninos con trastornos del lenguaje es escaso. La evi-dencia sugiere que las modificaciones acústicas del FastForWord  o intervenciones similares no suelen ser respon-sables de la mejoría en el funcionamiento lingüístico deninos con trastornos de lenguaje (Bishop, Adams y Rosen,2006; Segers y Verhoeven, 2004). En general, los resultadosindican que las ganancias asociadas con el tratamiento sonsimilares a las de los grupos sin tratamiento que sirven comocontrol.

Fey et al. (2011) se preguntan también si las inter-venciones auditivas son eficaces/efectivas para ninos condiagnóstico de TPA. En la misma línea, la evidencia sobrelas intervenciones auditivas (intervención tradicional audi-tiva, Fast ForWord y Earobic) es muy débil, presenten o noestos ninos trastornos del lenguaje. Sinha, Silove, Wheeler yWilliams (2006), en una revisión sistemática sobre resultadosobtenidos con terapia de integración auditiva, llegan a con-clusiones similares sobre su eficacia en ninos con autismo.Sobre la terapia de integración auditiva la ASHA ha tenido unclaro posicionamiento, en el sentido de que no alcanza losestándares científicos de eficacia que justifiquen su práctica

por audiólogos y logopedas (ASHA, 2004).Fey et al. (2011) concluyen diciendo que no hanencontrado evidencia de que las intervenciones auditivascontribuyan de forma significativa a la mejoría auditiva,lingüística o académica de ninos de edad escolar diagnos-ticados de TPA o de trastornos del lenguaje. No obstante,reconocen que existe aún poca investigación en este campoy que los estudios publicados se han realizado con muypocos casos, por lo que es necesaria una mayor investigacióna gran escala para aportar conclusiones y recomendacio-nes más definitivas. Por el momento, recomiendan quelos clínicos que opten por continuar con las intervencio-nes auditivas las apliquen junto con otras intervencionesque versen sobre objetivos lingüísticos, comunicativos y

académicos.A modo de conclusión, se puede decir que, en función

de la evidencia disponible en este momento, el TPA no debeconstituir una categoría diagnóstica específica y diferente alTEL. Se ponen en cuestionamiento los instrumentos utiliza-dos para su diagnóstico, sobre todo si se utilizan estímulosdel habla, dado que si un nino tiene dificultades lingüísticasy mala discriminación del habla, no podemos determinar silos problemas de discriminación son causa o consecuenciade los problemas lingüísticos. También se aporta una visióncrítica sobre la efectividad de la intervención del procesa-miento auditivo en el TEL, en base a los aportes existenteshasta este momento.

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