transformar “desde dentro” - assumpta.org · humano, y de reducir todo a la dimensión...

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u 5 E l planteamiento pastoral en la escuela ca- tólica está sufriendo una importante y be- lla metamorfosis “desde dentro” de lo que quiere ser un proyecto educativo cristiano integral e integrador. Décadas de compromiso y reflexión pe- dagógico-pastoral han permitido formar el capullo donde se está gestando, y en muchos casos reali- zando, el Pensamiento de Innovación Educativa de Escuelas Católicas 1 , que por estar fundado e inspi- rado en el ideario cristiano de nuestras institucio- nes, es evangélico y evangelizador. La estructura de este enfoque, que está inspirando y orientando la transformación pedagógica en nuestros centros, nos ofrece una manera de exponer, sumariamente, qué entendemos por “escuela evangelizadora”. 1 Monográfico publicado en el número 258 de la revista Educadores. MERCEDES MÉNDEZ Directora del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas Transformar “DESDE DENTRO” =Octubre - Diciembre 2016 e DUCADORES Escuela evangelizadora es aquella cuyo pro- yecto educativo surge del Evangelio, y tiende a su realización en la vida del centro y en cada uno de sus proyectos y actividades. Se encuadra dentro de la misión de la Iglesia, en la “nueva etapa evan- gelizadora marcada por la alegría”: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.” Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 1. Misión que brota del convencimiento que el encuentro con Jesús da plenitud y sentido a la existencia, y compromete en la transformación de u

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El planteamiento pastoral en la escuela ca-

tólica está sufriendo una importante y be-

lla metamorfosis “desde dentro” de lo que

quiere ser un proyecto educativo cristiano integral e

integrador. Décadas de compromiso y refl exión pe-

dagógico-pastoral han permitido formar el capullo

donde se está gestando, y en muchos casos reali-

zando, el Pensamiento de Innovación Educativa de

Escuelas Católicas1, que por estar fundado e inspi-

rado en el ideario cristiano de nuestras institucio-

nes, es evangélico y evangelizador. La estructura

de este enfoque, que está inspirando y orientando

la transformación pedagógica en nuestros centros,

nos ofrece una manera de exponer, sumariamente,

qué entendemos por “escuela evangelizadora”.

1 Monográfi co publicado en el número 258 de la revista Educadores.

MERCEDES MÉNDEZ Directora del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas

Transformar“DESDE DENTRO”

=Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

Escuela evangelizadora es aquella cuyo pro-

yecto educativo surge del Evangelio, y tiende a su

realización en la vida del centro y en cada uno de

sus proyectos y actividades. Se encuadra dentro

de la misión de la Iglesia, en la “nueva etapa evan-

gelizadora marcada por la alegría”:

“La alegría del Evangelio llena el corazón y

la vida entera de los que se encuentran con Jesús.

Quienes se dejan salvar por Él son liberados de

la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con

Jesucristo siempre nace y renace la alegría.” Papa

Francisco, Evangelii Gaudium, 1.

Misión que brota del convencimiento que

el encuentro con Jesús da plenitud y sentido a la

existencia, y compromete en la transformación de u

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u

a

= Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

la sociedad según el proyecto salvador de Dios.

Por lo tanto, toda la gestión del centro (procesos y

actividades, recursos, contenidos, tiempos, espa-

cios...) tiene como objetivo el anuncio de la alegría

y la plenitud que brota del encuentro con Cristo,

quien es capaz de transformar la vida de quien li-

bremente lo recibe con fe, ayudarle a crecer de for-

ma integral, y ofrecerle los elementos para articular

el propio proyecto desde el Evangelio, en Iglesia,

para la transformación del mundo.

Afirmamos con demasiada rapidez que el

Evangelio es la razón de ser de la Escuela Católica;

o dicho con terminología de modelos de gestión de

calidad: el “valor añadido” de nuestra oferta educa-

tiva. Sin duda es lo que nos debería caracterizar, y

si luchamos por la libertad de enseñanza en estos

tiempos recios en los que vivimos, es porque ofre-

cemos a la sociedad un proyecto educativo dife-

rente. Aquello que nos caracteriza es nuestra iden-

tidad evangélica y evangelizadora, pero nuestras

opciones formativas, organizativas, económicas…

muchas veces se orientan a proyectos que buscan

ser competitivos frente a los que ofrecen nuestros

mismos servicios a la sociedad.

Sin duda, necesitamos un modelo que propi-

cie una sostenibilidad de la misión evangelizadora

en nuestros centros, desde donde se fijen horizon-

tes a largo plazo que animen y orienten las accio-

nes concretas y valientes, que lleven a la trans-

formación personal y social desde los valores del

Evangelio.

Rediseñar el currículopara dar fundamento a la vida

“Desde dentro” fue el lema de las Jornadas

Autonómicas de Pastoral del 2016 (#JAP2016),

que presentamos en este número de Educadores.

En ellas, se propusieron itinerarios para trabajar en

nuestros centros la dimensión interior de la perso-

na, esa capacidad que le ayuda a transcender lo

puramente tangible, y profundizar e integrar conoci-

mientos y experiencias. El concepto de inteligencia

reformulado por Howard Gardner y su gran impacto

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=Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

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en el mundo de la educación, agotado de repetir

modelos que llevamos décadas descubriendo ca-

ducos, han abierto nuevas posibilidades pedagó-

gico-pastorales en este campo (Howard Gardner,

2011). La que conocemos por novena inteligencia,

más allá de recibir diferentes denominaciones por

parte de los expertos, es pluridimensional, abarca

lo que Wittgenstein denominó “lo místico” (Trac-

tatus logico-philosophicus 6.522), aquello que su-

pera lo científicamente demostrable: lo moral, lo

existencial, lo metafísico…, todo aquello que podría

ser aglutinado en “lo espiritual”. Una escuela evan-

gelizadora no reduce la formación religiosa, en sus

diferentes dimensiones, al área de Religión, sino

que trata de establecer el diálogo fe-cultura en los

diversos procesos de aprendizaje. Pero, como su-

cede con el resto de los contenidos del currículum,

para que el aprendizaje religioso sea significativo,

y aún más el axiológico, es necesario propiciar ex-

periencias y proponer itinerarios de búsqueda más

profundos y metodologías que ayuden a:

• Situarse ante el cosmos y ante la propia existencia como temporal (pasado, presen-te y futuro), necesitada de significado (¿de dónde venimos? ¿cuál es el destino final de la humanidad y del mundo?) y orientación (¿para qué y por qué vivimos?).

• Profundizar, transcender e integrar las ex-periencias-conocimientos en su totalidad y universalidad: Verdad (¿qué puedo sa-ber?), Bondad (¿qué debo hacer?) y Belleza (¿cómo explico ese sentimiento ante lo be-llo y lo sublime?).

• Experimentar el misterio, lo que puede con-ducir a una personalización de una determi-nada religión (¿qué me cabe esperar?).

Preguntas que subyacen en lo profundo del

ser humano, y que suelen surgir en los momentos

de sin sentido. Todas estas cuestiones nos revelan

qué es el hombre, como afirmaría Kant, pero en el

“hondón” del alma (Sta. Teresa, repetido por Una-

muno), la pregunta se formula como la búsqueda

de la propia identidad y sentido de la vida. A pesar

del intento de los filósofos de la sospecha (P. Ri-

coeur) de negar esta dimensión espiritual-transcen-

dente de la realidad que nos rodea, y del propio ser

humano, y de reducir todo a la dimensión material,

lo “místico” reaparece como esa capacidad y/o ex-

periencia que ayuda al ser humano a reconstruirse

y reconstruir (Allport, Jung, Frankl, Maslow, entre

otros).

Propiciar en nuestros centros el desarrollo de

la inteligencia espiritual, en todas sus dimensiones

y desde las diferentes actividades que se realizan,

si cabe, es más urgente, en medio de las tempes-

tades de nuestra sociedad líquida (Z. Bauman),

donde se necesitan fundamentos sólidos (Mt 7,

21-27). Numerosos son los estudios, publicaciones

y recursos que se pueden encontrar para trabajar

(programar-evaluar) esta capacidad que es común

a todo ser humano, y que representa la tierra fértil

donde la semilla de la fe puede echar raíces y dar

fruto (Mt 13, 1-23). Desde nuestro ideario católico

y experiencia personal, sabemos que el encuentro

con el Maestro Interior (San Agustín) y su Palabra

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u

a

= Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

escuchada y obrada, aporta el más sólido de los

cimientos. Proponer y desarrollar actividades que

posibiliten la experiencia personal del misterio es

el desafío que debemos afrontar en nuestros cen-

tros si queremos que el anuncio del Evangelio sea

significativo.

En nuestros días, solo será creyente quien

haya tenido una experiencia mística (K. Rahner),

ese encuentro personal con Cristo que acontece en

la vida de una persona (Martín Velasco, 1999). Di-

cha experiencia, releída desde el acompañamiento

espiritual, instrumento que deberíamos recuperar

o potenciar en nuestras escuelas, se comprende

como una revelación personal, a la que se respon-

de con esa adhesión fundamental que llamamos fe

y desde la que se podrá articular un proyecto de

vida cristiano. El que hace esta experiencia perso-

nal puede comprender las experiencias de otros

creyentes, aunque pertenezcan a otras religiones,

lo que sin duda fomentará el diálogo religioso.

En este sentido, urge propiciar un giro voca-

cional a la orientación académico-profesional en

nuestros centros. La persona no se define por lo

que hace o tiene, sino por lo que es y quiere llegar a

ser. La formación del carácter2, debe ser una priori-

dad en nuestros proyectos educativos, propiciando

actividades, tiempos y espacios para que nuestros

2 Cf. Paul Tough, 2014. Aunque no podemos olvidar los clásicos: “Los valores éticos centrales residen en lo que se denomina ‘carácter’: en las exigencias de veracidad, honradez, fidelidad, valor y coherencia con las decisiones tomadas” R. Guardini, 1997.

alumnos descubran los “hilos” con los que tejer

sus vidas (fortalezas internas, valores, virtudes,

principios…), y vayan fijando las cumbres a donde

quieren dirigir sus existencias, el horizonte de sen-

tido que dará un “por qué” y un “para qué” a sus

decisiones cotidianas. La personalización o viven-

cia de una determinada religión en el seno de una

confesión y desde los elementos de un carisma, se

puede convertir en elemento integrador de la per-

sona en la totalidad de su existencia al propiciar la

experiencia del misterio, unos criterios y valores, un

sentido de pertenencia y una determinada forma de

compromiso apostólico3.

Formar comunidades de discípulos

en una escuela de evangelio

Solo “desde dentro” de una comunidad es

posible recorrer los itinerarios que ayuden al des-

cubrimiento y/o desarrollo de la dimensión interior.

Los roles en los procesos de aprendizaje están

cambiando; alumnos, familias, maestros, PAS, co-

munidad religiosa, agentes de pastoral… forman

una comunidad de aprendizaje que, desde diferen-

tes perspectivas (y vocaciones-opciones de vida),

exploran juntos los diversos campos del saber, del

crear, del ser… y por supuesto, del creer. Es preciso

realizar una reflexión profunda sobre cada persona

o grupo que forma la comunidad educativa: cómo

puede ser ayudado en su proceso de descubri-

miento o crecimiento de la dimensión interior y en

3 Cf. Amadeo Cencini, 2003.

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la fe; y su lugar o rol en el proyecto-misión evange-

lizadora. Somos conscientes que es difícil plantear-

se dicha concreción en comunidades educativas

extensas; sin embargo, el modelo único para todos

se ha descubierto poco eficaz a nivel pedagógico,

cuánto más a nivel existencial. Siendo consciente

de ello, y sin pretender ser reduccionistas, presen-

tamos tres posibles grupos a los que irá encamina-

da una acción evangelizadora determinada, tanto

a nivel personal como grupal. Nos encontramos en

nuestros centros tres posturas generales ante el

proyecto educativo cristiano, por parte de los di-

ferentes miembros de la comunidad educativa. Ver

figura 1.

Siendo válidas y necesarias todas estas per-

sonas y grupos, roles y misiones en el colegio, y

desde el respeto-acompañamiento de los procesos

de cada individuo y grupo, para llevar a cabo una

acción evangelizadora tiene que existir un núcleo

carismático que reciba una acción pastoral que le

ofrezca los tiempos-espacios para formar, cele-

brar, profundizar y comprometer su fe, personal y

comunitariamente. Como sucede en los procesos

de cristalización, este núcleo será el que lleve a

cabo la acción evangelizadora de primer anuncio

en nuestros centros. De los tres ámbitos de la ac-

ción evangelizadora expuestos en el número 14 de

la Evangelii Gaudium, ésta acción corresponde al

primero, llamado “pastoral ordinaria”: “Esta pasto-

ral se orienta al crecimiento de los creyentes, de

manera que respondan cada vez mejor y con toda

Figura 1

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a

= Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

su vida al amor de Dios.” A nivel carismático, me

atrevería a afirmar que a este núcleo le correspon-

de realizar una refundación del carisma para el mo-

mento actual de la Institución, si no en todas las

dimensiones, sí en la pedagógica.

“Se habla de refundación carismática cuando

se entiende que la curva vital de un instituto está

concluyendo un ciclo y debe abrirse a otro. Aquella

forma de vida que emergió con gran fuerza en los

orígenes, llega a un punto culminante con el tiempo,

pero después inicia un período descendente

y de deterioro. La vuelta a los orígenes exige

en determinadas circunstancias un proceso de

refundación. Para esto no basta el voluntarismo.

Se hace necesaria una nueva actuación de Dios.

Él envía a sus elegidos y los agracia con peculiares

dones –conectados con la fuente carismática inicial–

que hacen posible la refundación. Aceptar esa

gracia, cultivarla y desarrollarla es responsabilidad

de cada grupo y de cada generación” (J.C.R. García

Paredes, 239).

para realizar todo ello, se le debe dar una

formación sólida a nivel teológico

y del carisma.

Este grupo será el que desarrolle la

evangelización en los otros dos ámbitos que expone

el Papa Francisco en su exhortación apostólica: A

aquellos que han dejado apagar su fe y ya no la

practican, y al creciente número que “no conocen

a Jesucristo”, o incluso al menos numeroso que

“lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios

secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro,

aún en países de antigua tradición cristiana.”(EG14) 

En nuestros centros se está recuperando

el acompañamiento personal como instrumento

para la personalización de los procesos de des-

cubrimiento-crecimiento en la fe, por medio de la

relectura de experiencias-aprendizajes (porfolio), la

realización del proyecto de vida y la búsqueda de

la propia vocación, así como el descubrimiento o

maduración de la fe (sea cristiana o no).

Liderar de forma evangélica

un proyecto evangelizador

La pieza clave para construir una escuela

evangelizadora es un liderazgo que, “desde den-

tro” de la comunidad, sea capaz de detectar, de-

sarrollar y aprovechar el rico conocimiento, talento

y creatividad que existe entre los miembros de la

comunidad educativa, de modo que puedan con-

tribuir, desde los diferentes dones, vocaciones y

roles, al desarrollo del proyecto educativo cristia-

no. Algunas de las características de este liderazgo

evangélico y evangelizador serían:

creyente. Asume el proyecto educativo cris-

tiano desde la experiencia propia de haber “encon-

trado el tesoro” (Mt 13,44). El líder formal (director

y equipo directivo) es el primer responsable del

despliegue del proyecto evangelizador o proyecto

educativo cristiano.

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u

=Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

carismático. Desde el sentido secular del

término, debe tener aptitudes y actitudes para

desempeñar esta función, las conozca y desarrolle.

Pero también en el sentido espiritual, es necesario

que conozca, en el sentido “vivencial” del término,

el carisma que inspira el carácter propio, sobre

todo en su dimensión pedagógica.

profético. En el sentido bíblico del término,

ha de ser capaz de discernir el camino más evan-

gélico en las orientaciones y decisiones que debe

tomar, sin temer “ir contra corriente”, siendo testigo

de unos valores diferentes a los del “mundo” (Rm

12,1-2). También, ser capaz de “ver más allá”, mar-

cando nuevos horizontes y proyectos.

valorativo. Identifica y potencia el talento

de las personas con las que colabora. Reconoce

y agradece sus logros, acompaña sus dificultades,

favorece sus aprendizajes.

corresponsable. Delegan responsabilida-

des, crea equipos, forma líderes y comparte el li-

derazgo.

inspirador. Es y se siente discipulado en

una comunidad de discípulos, compañero de fati-

gas, motivador de nuevos proyectos…

íntegro. Más allá de cumplir un código ético,

es coherente con lo que dice, y trata de vivir los

valores evangélicos que defiende.

Es común escuchar que no estamos en una

época de cambios sino en un cambio de época.

Es difícil gestionar cambios que se dan con mu-

cha rapidez, e incluso esta transformación integral

e integradora que proponemos en este artículo.

El desarrollo de la capacidad organizativa, adap-

table al cambio, permite afrontar el constante fluir

de esta realidad que tratamos de transformar con

nuestra acción educativa cristiana. La organización

y coordinación de los procesos que se realizan en

el centro ayuda a impregnar de valores, criterios y

orientaciones evangélicas y evangelizadoras todas

las acciones que se realicen en él. Es obvio que se

necesita un modelo de gestión:

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a

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u ágil. Que responda con eficacia y eficiencia

a las debilidades internas y a las amenazas exter-

nas, reconociendo y aprovechando las fortalezas

que tenemos y las oportunidades que percibimos

en nuestro entorno.

integral. Que oriente e interrelacione todos

los procesos que se realicen en el centro hacia un

objetivo común que, siendo flexible (evaluable-

mejorable), haga posible mantener en el tiempo la

acción evangelizadora a corto y largo plazo, aún

cuando cambie el contexto.

integrador. Donde pueda intervenir, si no

todos, el mayor número de miembros de la comu-

nidad educativa. La misma organización debe ofre-

cer los instrumentos, tiempos y espacios donde se

genere y aproveche la creatividad e innovación que

mejora el proyecto enriqueciéndolo. Existe mucha

experiencia, talento, virtud, conocimiento y creativi-

dad en nuestros centros e instituciones; una buena

gestión facilita su detección, conocimiento y desa-

rrollo para el aprovechamiento en la consecución

de los objetivos pastorales (evangelizadores), al

tiempo que ayuda al crecimiento personal de los

agentes.

cuidar los espacios de experiencia espiritual y abrir las puertas al mundo

Desde los orígenes del cristianismo, el arte

ha sido un profundo y eficaz instrumento de trans-

misión de la fe. Tenemos ante nosotros el reto de

transformar el imaginario religioso en nuestros cen-

tros, es urgente realizar un trabajo de adaptación a

la sensibilidad de las nuevas generaciones, involu-

crándolas en la creación y recreación del mismo,

pues no hay nada como el arte para expresar el

mensaje, la vivencia y el sentimiento de lo inefable.

Los espacios pueden hablar de Dios y del Evan-

gelio, del diálogo interreligioso que se pueden dar

cita en nuestros centros. En especial, es necesario

mimar las capillas, oratorios y salas de interioridad,

donde se favorece la experiencia personal de en-

cuentro con Dios, así como los tiempos para pro-

piciar dicho encuentro, sea de forma individual o

grupal.

El proyecto educativo evangelizador no pue-

de quedarse encerrado tras los muros del colegio,

sino que se abre a la realidad que rodea al centro.

La experiencia cristiana hace brotar, “desde den-

tro”, el compromiso por la justicia, que forma parte

de la esencia del Evangelio. Jesús de Nazaret, con

su vida y palabras, anunció un orden social basado

en el amor, única garantía de paz e igualdad. Confe-

sar a Dios como “Padre” significa reconocerse hijo,

y por lo tanto, hermano dentro de una fraternidad

universal con quien comparte o no la misma fe.

El cuidado de la gran familia humana y de la casa

común, que es nuestra creación, forma parte del

compromiso por la justicia. “Nadie puede sentirse

exceptuado de la preocupación por los pobres y

por la justicia social” (EG 201). Desde nuestro idea-

rio cristiano, los valores, principios, opciones y ac-

ciones que conforman el compromiso social, se

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=Octubre - Diciembre 2016eDUCADORES

integran en el proyecto que Dios tiene sobre cada

persona y la sociedad. El compromiso social para

algunos de los miembros de la comunidad educati-

va brotará de la fe en Jesucristo, y para otros podría

ser un lugar donde descubrirla.

Nuestras instituciones educativas surgen de

la respuesta que los fundadores han dado a la lla-

mada que el Espíritu Santo suscitó en ellos, siem-

pre unida a paliar una gran necesidad social: la for-

mación integral de la persona y la transformación

de la sociedad desde los valores del Evangelio. El

compromiso social forma parte de nuestra identi-

dad, y adquiere un rico abanico de formas y con-

tenidos en el carácter propio de cada una de ellas.

En nuestros centros se realizan multitud

de actividades que ponen su granito de arena en

la construcción de una sociedad más justa, más

fraterna, promoviendo la cultura del encuentro, la

solidaridad, del amor al prójimo y a los desfavore-

cidos. En estos últimos años se han visto reforza-

das y ampliadas con nuevas metodologías como el

aprendizaje-servicio solidario, en las que se aúna

aprendizaje y solidaridad, promoviendo el creci-

miento individual, que transforma a la persona al

tiempo que transforma su entorno=

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Bibliografía

The pastoral vision of the catholic

school is experiencing a deep metamor-

phosis, from the inside out. Years of peda-

gogical and pastoral work have helped Ca-

tholic Schools develop an approach named

EIT, Education Innovation Thinking, based

on the four transformations (Ferran Ruiz,

2007). This approach strives towards the

sustainability of the evangelizing mission of

every institution.

The itinerary of refl ection goes throu-

gh four different dimensions. First, rede-

signing the curriculum to contribute to the

formation of character. Secondly, training

the community of disciples in the school of

Gospel, refl ecting about each person and

group´s spiritual growth. Thirdly, leading an

evangelizing project that detects, develops

and makes uses of the knowledge, creativi-

ty and talent of each member of the educa-

tional community. Fourth and fi nally, taking

care of the spaces that promote spiritual

encounters and remaining open to build a

more just society.

AbstractAbstract

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