traductores e intérpretes en los primeros encuentros colombinos

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Carmen Valero Garces TRADUCTORES E INTERPRETES EN LOS PRIMEROS ENCUENTROS COLOMBINOS Un nuevo rumbo en el propósito de la Conquista CARMEN VALERO GARCÉS* Universidad de Alcalá de Henares 1. INTRODUCCIÓN La literatura existente sobre los primeros encuentros colombinos deja un gran campo abierto a la interpretación. El hecho de tra- tarse de dos culturas completamente dife- rentes supuso establecer contacto, al inicio de la colonización, con códigos nuevos en la lengua, la religión, la sociedad, la ética o la filosofía. Y llevó tiempo admitir tales he- chos. No era sólo la lengua el gran proble- ma sino también la cultura y el propósito de la conquista. Sin embargo, la lengua, como una ma- nifestación cultural que es y como instru- mento característico de la comunicación humana, es objeto indiscutible de estudio en este tipo de encuentros. Los conquista- dores se encontraron con unos pueblos con los que necesitaban comunicarse. Los pri- meros encuentros se establecieron, sin du- da, mediante señales y símbolos. El si- guiente paso sería la comunicación oral, con unas posibilidades enormes de malos entendidos y falta de entendimiento entre los nativos y los extranjeros. La traducción entendiendo dicho término en su sentido más amplio de transvase de información (oral o escrito) de una lengua a otra- era, sin duda alguna, necesaria pero también un arma de gran valor y muy peligrosa, como veremos en las páginas que siguen. Mi propósito es analizar cómo se llevó a cabo esa recíproca transmisión cultural en- Carmen Valero es profesora del Dpto. de Fi- lología Moderna de la Univ. de Alcalá de Henares. Entre sus publicaciones más destacadas se en- cuentran los libros Languages in Contad An In- troductory Textbook on Translation (1995) y Apuntes sobre traducción literaria y análisis con- trastivo de textos literarios traducidos (1995). tre españoles e indígenas durante el proce- so de colonización y el papel que desem- peñaron los traductores e intérpretes, pie- zas clave para el entendimiento de dos pueblos completamente extraños el uno del otro. Comencemos hablando brevemente so- bre los fundamentos de la conquista. La política pretendida por la Corte se basaba en el presupuesto de que lengua, catoli- cismo y conquista se hallaban íntimamente ligados. No en vano los soberanos espa- ñoles eran los «Reyes Católicos», título concedido por el Papa Alejandro VI en 1494 tras su labor en la conocida Recon- quista. Como tales, entendían que su mi- sión era purificar la sociedad española tras la expulsión de los judíos y los moros. Se sirvieron de la Inquisición y asociaron el catolicismo con la castellanización. Y este sentimiento de misión religiosa se vio res- paldado por las ¡deas del Humanismo que permitieron que los estudiosos aprendieran otras lenguas. La lengua se convirtió, pues, en el arma perfecta del Imperio. De ahí que uno de los propósitos principales de la conquista fuese castellanizar al Nuevo Mundo, y a través de la lengua -como es- peraba Colón- enseñarles la religión católi- ca. Las metas de los conquistadores oscila- ban, pues, entre la explotación y la conver- sión. Tenían un doble interés en controlar a los indígenas y en cristianizarlos. Para po- der controlarlos y explotar sus riquezas, los conquistadores no necesitaban que apren- diesen la lengua. Sin embargo, para cris- tianizarlos, necesitaban ser entendidos por los indígenas. Tanto en un caso como en otro necesitaban intérpretes y traductores, aunque por razones diferentes. Tales razo- ^ieronymus 61

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Carmen Valero Garces

TRADUCTORES E INTERPRETESEN LOS PRIMEROS ENCUENTROS COLOMBINOSUn nuevo rumbo en el propósito de la Conquista

CARMEN VALERO GARCÉS*Universidad de Alcalá de Henares

1. INTRODUCCIÓN

La literatura existente sobre los primerosencuentros colombinos deja un gran campoabierto a la interpretación. El hecho de tra-tarse de dos culturas completamente dife-rentes supuso establecer contacto, al iniciode la colonización, con códigos nuevos enla lengua, la religión, la sociedad, la ética ola filosofía. Y llevó tiempo admitir tales he-chos. No era sólo la lengua el gran proble-ma sino también la cultura y el propósito dela conquista.

Sin embargo, la lengua, como una ma-nifestación cultural que es y como instru-mento característico de la comunicaciónhumana, es objeto indiscutible de estudioen este tipo de encuentros. Los conquista-dores se encontraron con unos pueblos conlos que necesitaban comunicarse. Los pri-meros encuentros se establecieron, sin du-da, mediante señales y símbolos. El si-guiente paso sería la comunicación oral,con unas posibilidades enormes de malosentendidos y falta de entendimiento entrelos nativos y los extranjeros. La traducción

entendiendo dicho término en su sentidomás amplio de transvase de información(oral o escrito) de una lengua a otra- era,sin duda alguna, necesaria pero también unarma de gran valor y muy peligrosa, comoveremos en las páginas que siguen.

Mi propósito es analizar cómo se llevó acabo esa recíproca transmisión cultural en-

Carmen Valero es profesora del Dpto. de Fi-lología Moderna de la Univ. de Alcalá de Henares.Entre sus publicaciones más destacadas se en-cuentran los libros Languages in Contad An In-troductory Textbook on Translation (1995) yApuntes sobre traducción literaria y análisis con-trastivo de textos literarios traducidos (1995).

tre españoles e indígenas durante el proce-so de colonización y el papel que desem-peñaron los traductores e intérpretes, pie-zas clave para el entendimiento de dospueblos completamente extraños el uno delotro.

Comencemos hablando brevemente so-bre los fundamentos de la conquista. Lapolítica pretendida por la Corte se basabaen el presupuesto de que lengua, catoli-cismo y conquista se hallaban íntimamenteligados. No en vano los soberanos espa-ñoles eran los «Reyes Católicos», títuloconcedido por el Papa Alejandro VI en1494 tras su labor en la conocida Recon-quista. Como tales, entendían que su mi-sión era purificar la sociedad española trasla expulsión de los judíos y los moros. Sesirvieron de la Inquisición y asociaron elcatolicismo con la castellanización. Y estesentimiento de misión religiosa se vio res-paldado por las ¡deas del Humanismo quepermitieron que los estudiosos aprendieranotras lenguas. La lengua se convirtió, pues,en el arma perfecta del Imperio. De ahí queuno de los propósitos principales de laconquista fuese castellanizar al NuevoMundo, y a través de la lengua -como es-peraba Colón- enseñarles la religión católi-ca.

Las metas de los conquistadores oscila-ban, pues, entre la explotación y la conver-sión. Tenían un doble interés en controlar alos indígenas y en cristianizarlos. Para po-der controlarlos y explotar sus riquezas, losconquistadores no necesitaban que apren-diesen la lengua. Sin embargo, para cris-tianizarlos, necesitaban ser entendidos porlos indígenas. Tanto en un caso como enotro necesitaban intérpretes y traductores,aunque por razones diferentes. Tales razo-

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nes opuestas tuvieron grandes consecuen-cias en el proceso de colonización.

2. ETAPAS EN EL PROCESODE COMUNICACIÓN

La importancia del traductor/intérprete sehizo pronto evidente, pero no se reconocióoficialmente. Dado que pretendo analizar elencuentro entre dos culturas diferentes(indígena/española) y dos tipos de discursodiferente (escrito/oral) creo interesante es-tablecer dos períodos cronológicos, el pri-mero referido a los primeros encuentrosorales, y el segundo referido a manifesta-ciones escritas.

2.1. Primeros encuentros orales

En este período cabe distinguir entre lacomunicación por señales y símbolos y lacomunicación oral.

- Comunicación por señales.En cuanto a la comunicación por seña-

les, digamos que obviamente los primerosencuentros tuvieron que ser por señales ysímbolos ante la falta de un código lingüís-tico común. De este modo, siguiendo unritual legal representado por los españoles,cuya cultura favorecía la ceremonia y lasformalidades legales, Colón y sucesivasexpediciones, tomaban posesión de lasnuevas tierras recitando una fórmula, comodeducimos del Diario de Colón (12 octubre1492):

El Almirante llamó a los dos capitanes y alos demás que saltaron a tierra, y a Rodrigode Escobedo, escribano de toda la armada,y a Rodrigo Sánchez Segovia, y dio que lediesen fe y testimonio como él por ante to-dos tomaba, como de hecho tomó, posesiónde la Isla por el Rey y por la Reina sus se-ñores, haciendo las protestaciones que serequerían, como más largo se contiene enlos testimonios que allí se hicieron por es-crito.

A la lectura de dicho texto acompañabanotros actos simbólicos: cortar la hierba, eri-gir cruces, colocar piedras, etc. Después

de 1513, este acto se llevaba a cabo leyen-do el conocido «Requerimiento» a los in-dios. Se trataba de un fórmula escrita por eljurista Juan López Palacios Rubio, solicita-da por Fernando el Católico, y que servíapara legitimar el acto de la conquista. Trasla lectura de dicho requerimiento, si los in-dígenas no reconocían la toma de posesiónpor parte de los conquistadores, eran casti-gados.

La conquista se halla, sin embargo, llenade contradicciones y desobediencias y, sinduda, los primeros conquistadores tuvieronque desobedecer tal mandato puesto quelos nativos no les entendían. De hecho,probablemente no tuvieron ni siquiera laoportunidad de escucharles puesto que se-guramente huían al verlos.

Para tener una idea clara de los métodosde conquista y el modo en el que la transfe-rencia cultural y lingüística se llevó a cabo,centraré mi atención en tres conquistadoresrelevantes: Colón, Cortés y Pizarro.

- Comunicación oral.a) Colón y los primeros encuentrosLos primeros encuentros no fueron pací-

ficos. Es fácil imaginar que se produjo ungran choque cultural, hecho al que estamosacostumbrados hoy a través de los mediosde comunicación o de la propia realidadcotidiana. La lengua no es una simple ma-nifestación cultural, sino un complejo en-tramando de manifestaciones y concepcio-nes del mundo que se expresan a través deunos signos, signos que hay que descifrarcuando se trata de un código distinto, y sonprecisamente los traductores e intérpretesen su sentido más amplio, los encargadosde tal transvase.

Estos encuentros, además de infre-cuentes, no fueron pacíficos. El secuestrode los indígenas por la fuerza fue el primerpaso de dicha falta de comunicación. Colónen 1492 tomó unos cuantos prisioneros ensu primer viaje {Diario de Colón, 12 octubre1492), y más en el segundo, y sugirió a losReyes Católicos que fuesen encargados apersonas que les pudiesen enseñar la len-gua y emplearlos en el servicio doméstico.Dicha práctica se ejerció durante mucho

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tiempo. Sabemos por las crónicas que en1517 Hernández de Córdoba hizo tambiéndos prisioneros mayas (Julián y Melchor)cuando exploraba el Yucatán. En 1518Juan de Grijalba, siguiendo la costa desdela ciudad de Méjico a Veracruz, capturóotro prisionero náhuatl (Francisco). Y Car-los I mandó a Narváez que apresase enFlorida dos o tres indígenas, no más paraque fuesen intérpretes o cualquier otra ta-rea que se les pudiese encomendar. DeSoto capturó un centenar de indígenas quemás tarde liberó. En ocasiones los propiosindígenas ofrecían mujeres a los conquis-tadores, como Doña Marina, la Malinche,ofrecida junto con otros prisioneros a Cor-tés. Algunos de estos prisioneros aprendie-ron el español y fueron utilizados como in-térpretes.

En un rápido recorrido cronológico, di-gamos que según el Diario de Colón, el 12de octubre de 1492 vio la costa, y tras de-sembarcar, tomó posesión de la tierra si-guiendo un ritual legal en presencia de latripulación. Entonces, el letrado RodrigoDescobedo escribió una carta para legiti-mar la conquista. No hubo contactos per-sonales con los indígenas. En sucesivosviajes, empezaron a surgir dificultades decomprensión. Sabemos por su diario queen el tercer viaje se hallaban en Trinidad yque Colón estaba impresionado por los in-dios. Ambas partes intentaron comunicar-se, pero sin éxito. Por señales, Colón lesindicó que se acercasen, pero tampoco hu-bo entendimiento. Entonces pensaron enorganizar una fiesta, con música y baile,pero los indios comenzaron a lanzar fle-chas. Pararon la música y Colón ordenódisparar. Los indios huyeron. Tal relato nohace sino mostrarnos el primer ejemplo enlas Crónicas del Nuevo Mundo de proble-mas de comunicación intercultural. Y elsentimiento de frustración y dificultad queconlleva tales hechos se intensificará con eltiempo.

Si prestamos atención a la lengua, Co-lón, en su primer viaje, pensó que no habíadiversidad de lenguas nativas. En el se-gundo viaje comprobó que la diversidad

lingüística era mucho mayor de lo que ha-bía pensado en un principio. Y en el cuartoviaje se había dado cuenta de que las dife-rencias se multiplicaban y que suponían unserio obstáculo. Sintió la falta de intérpretesy su queja se manifiesta en su discurso: «lafalta de», «fuimos incapaces de», «no nosentendimos», «hicimos varias señales»,etc. Evidentemente la falta de una lenguacomún les llevó a intentar comunicarse pormedio de señales e intérpretes a un nivelmuy básico. Y como muy bien apunta Delas Casas era imposible pensar en nego-ciaciones complicadas, aunque las cróni-cas intenten justificar lo contrario.

Hay igualmente ejemplos en dichas Cró-nicas del fracaso en las comunicacionespor signos. Tal es el caso de uno de los tri-pulantes del tercer viaje de Colón, relatadopor Hernando de Escalante Fontaneda, he-cho prisionero en Florida. Tras diecisieteaños de cautiverio con los indígenasaprendió varias lenguas nativas y, según surelato, en 1575 los nativos pidieron a pri-sioneros españoles que bailasen y canta-sen y como no entendieron sus indicacio-nes los mataron.

Esta política de secuestro supuso quelos conquistadores olvidasen sus respon-sabilidades como católicos (cristianizar alos indígenas) y como miembros de la Co-rona de Castilla (enseñarles el español).

Estos primeros encuentros no supusie-ron únicamente un entendimiento lingüísti-co rudimentario, sino que además se tratóde una comunicación intercultural. Tantolos europeos como los intérpretes nativostraducían lo que entendían, o creían enten-der, según su formación socio-cultural osus intereses. Los indios que aprendieronla lengua sirvieron de intermediarios, in-formadores y guías, pero cabe pensar queno siempre favorecían los intereses de losconquistadores, al igual que los españoles,como grupo dominante, tratarían de servirsus propios intereses o los intereses de laCorona.

b) La expedición de Cortés.Con la llegada de Cortés también se

produjeron encuentros de este tipo. Así co-

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nocemos por las crónicas de López deGomara2 que en 1519 se encontraron conmujeres y niños en Cozumel sin que logra-sen hacerse entender. Pero antes de esteencuentro sabemos que Cortés estabaviajando con Melchor, un prisionero nativode la expedición de Grijalva y Córdoba quehablaba maya y español, y también Fran-cisco, el prisionero nativo que hablaba dife-rentes dialectos y algo de español.3 Cortésliberó también al español Aguilar, que ha-bía aprendido maya y otros dialectos. Lue-go le fue ofrecida la Malinche, una náhuatl,junto con otros prisioneros. Estos prisione-ros fueron eficaces intérpretes en las con-quistas de Cortés y le ayudaron en el pro-ceso de colonización de Nueva España.4

En cuanto a los métodos de Cortés, se-gún Duverger,5 cada vez que se encontra-ba con un grupo de indígenas hacía llamara sus jefes y les explicaba su misión. Sepresentaba como el representante del reyCarlos I y les ofrecía una alianza y la nuevareligión del Dios verdadero. A continuación,él mismo o sus representantes les explica-ban brevemente la doctrina cristiana y lespedían que abandonasen su religión. Talactitud evidencia que política y religión ibanunidas, así como la superioridad que seatribuía el conquistador. Cortés, sin duda,podía interpretar los mensajes no-verbalesde los indígenas de acuerdo con su forma-ción europea y su particular talento ymaestría; sin embargo, dependía de susintérpretes para entender los mensajesverbales. La Malinche, mujer y esclava queprobablemente no conocía mucho de pro-tocolos ni de un discurso elevado y deasuntos públicos llevados a cabo por hom-bres, fue su principal intérprete náhuatl y eneste proceso cabría especular con la mani-

2 Francisco López de Gomara: Historia de laconquista de México, México DF, Robredo, 1943.

3 Bernai Díaz del Castillo: Historia verdadera dela conquista de la Nueva España, México, Porrúa,1955, p. 8.

4 Ib., pp. 14-15.5 Christian Duverger: La Conversion des in-

diens de Nouvelle-Espagne, avec les textes deColloques des Douze de Bernardino de Sahagun(1954), Paris, Seuil, 1978, p. 22.

pulación de información presente en todaactividad de transvase.6

En 1521 llegaron nuevas expediciones ycomenzaron nuevos encuentros. Gonzalode Ocampo fue el líder de una expediciónde castigo que fundó Toledo. No se preo-cuparon de enseñar ni la lengua ni la reli-gión. Necesitaban esclavos para las enco-miendas y su único contacto lingüístico conlos nativos, si es que lo hubo, fue para con-seguir indígenas que les sirviesen de intér-pretes. De las Casas y un pequeño grupode colonizadores idealistas llegaron tras eltrato cruel infligido a los nativos por Ocam-po, lo cual explica, en parte, sus reaccio-nes.

El sistema de la encomienda, por el quese otorgaban tierras e indígenas a los con-quistadores y a la aristocracia nativa, queconstituía un reducido grupo con escasocontacto con las clases bajas, es un ele-mento también importante para compren-der el tipo de comunicación y el papel delintérprete. Los únicos con los que los en-comenderos podían tener cierto contactoeran sus sirvientes y los eclesiásticos es-pañoles, y en el caso de los primeros cabepensar que la comunicación se reduciría aaspectos muy concretos (la casa, las cos-tumbres, los alimentos, etc.).

El origen social de muchos españoles enel Nuevo Mundo (soldados en busca defortuna, campesinos, aventureros, deshe-redados, etc.) será otro de los elementosque van a propiciar un cambio de dirección.Quejas contra el comportamiento de lossoldados fueron pronto recogidas. Unejemplo: en 1515 Pedrarías Dávila llegó aCastilla del Oro como gobernador acompa-ñado de 1500 hombres jóvenes, ham-brientos de fama y poco preparados paraenfrentarse a las duras condiciones de vidaen el Nuevo Mundo. Muchos de ellos mu-rieron, pero algunos como Diego de Alma-gro, Hernando de Soto, Vázquez de Coro-nado y Bemal Díaz del Castillo, se hicieronfamosos. Estos soldados no estaban ob-

6 Sandra Messinger Cypess: La Malinche inMexican Literature. From History to Myth, Austin,Univ. of Texas, 1991.

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viamente interesados en la religión ni encastellanizar a los nativos, sino en hacerfortuna.

Ante tal situación, en 1524, Cortés sequejaba en sus ordenanzas de la conductade los españoles y pedía a la Corona reli-giosos que se encargasen de cristianizar alos indígenas. No conseguía mantener ni lafe ni la religión ni un comportamiento ade-cuado en los soldados. Intentó imponer lareligión por la fuerza, sin duda como con-secuencia de su política basada más en elpragmatismo que en el sentido humanita-rio. Y los soldados trataron de destruir losídolos religiosos de los indígenas y profa-naron sus templos. Cortés estableció en-tonces sus propias ordenanzas en la con-quista de Nueva España: Cada españolque recibiera indios y una encomienda es-taba obligado a mantener armas y caballospara defender sus tierras y se hacía res-ponsable de la conversión al cristianismode los indios. Además, cada español debíapermanecer durante más de ocho años enel mismo lugar. Si estaba casado, teníaque traer a su esposa desde España y si nolo estaba, tenía que casarse al año y me-dio.

Con estas ordenanzas Cortés pretendíacorregir el tipo de relación entre españolese indígenas y aumentar los contactos, por-que hasta entonces, gran parte de los po-cos españoles que allí había pertenecían auna clase social alta y cambiaban frecuen-temente de residencia en busca de fortuna.La llegada de un grupo de franciscanos vi-no a apoyar estas ordenanzas tras la in-sistencia del conquistador ante la Corte pa-ra que enviase religiosos que se encarga-sen de la conversión al catolicismo de losindígenas, tarea imposible para los con-quistadores. De este modo el fracaso deéstos al castellanizar a los nativos -recordemos que castellanizar y cristianizareran sinónimos- supuso un cambio deguardia, y fueron los franciscanos los en-cargados de convertir al Nuevo Mundo.

Los intérpretes latinos también aprendie-ron a hacer sus propias fortunas. Así en1529, Carlos I aconsejó a los traductores e

intérpretes españoles que no aceptasen jo-yas, ropas o mujeres o cualquier otro tipode compensación por sus servicios. Y enRecopilación de las Leyes, I, encontramosnormas para controlar el soborno por partede los intérpretes náhuatl. Sabemos quelos intérpretes obtenían ciertos beneficiossi ayudaban a los jueces españoles a au-mentar sus fortunas. Carlos I trató de con-trolar dicha situación prohibiendo que reci-biesen ningún tipo de regalo, ni de espa-ñoles ni de nativos y además que los casosse oyesen en público y que los jueces fue-sen elegidos por la comunidad nativa. Sugi-rió asimismo que un amigo cristiano estu-viese siempre presente cuando fuese juz-gado un indígena. Surge así la figura del«oidor», un intérprete que garantizase laneutralidad de los jueces, utilizada poste-riormente con éxito.

Este cambio de responsabilidad favore-ció también a los encomenderos, ya queles permitía olvidarse de su tarea de cris-tianizar y enseñar la lengua. El cambio deresponsabilidad en dichas tareas fue dura-mente criticado por Bartolomé de las Ca-sas. Pero el sistema se siguió aplicando yen 1524 algunos de estos oidores en lasaudiencias pasaron a ser consejeros toga-dos en el Consejo de Indias, una instituciónjudicial, legislativa y ejecutiva indepen-diente. Claramente dominaban el Consejo.A ellos se unía el papel desempañado porel letrado jurista encargado de poner porescrito las vistas orales, pasando de unasituación oral a otra escrita con fines admi-nistrativos.

Otros conquistadores siguieron la mismapolítica de desinterés. Y la incapacidad deCortés para resolver la cuestión religiosase hizo bien evidente en 1534, cuando en-comendó a los franciscanos la labor decristianizar a los indios.

Con la llegada de un grupo numerososde franciscanos -Los Doce- se produjo unnuevo cambio en las bases de la conquista.Las bases del Nuevo Imperio eran la reli-gión y las letras, de acuerdo con el Huma-nismo imperante en Europa; sin embargo,los franciscanos no pensaban en obedecer

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las ordenanzas reales y pronto comenzarona aprender las lenguas de los indígenas enlugar de enseñarles a ellos el español y seconvirtieron en los nuevos traductores eintérpretes. Entendían que su misión eracristianizar a los infieles, no enseñarles suidioma y, cuando en 1550 Carlos I les pidióque enseñasen también la lengua castella-na, algunos (e. g. Fray Rodrigo de la Cruz)llegaron a sugerir que fuese el náhuatl, unalengua indígena de la Nueva España, lalengua oficial, sugerencia que por atrevidaque pareciese llegó a convertirse en reali-dad. Tal ruego de Cortés demuestra tam-bién que las ordenanzas no habían sidomuy eficaces. Los frailes continuaronaprendiendo las lenguas nativas de lasnuevas regiones a las que iban y tratandode educar a los nativos, siendo éstos utili-zados pronto como intérpretes en lugar delos españoles. Algunos de estos fraileseran políglotas (según Mendieta, habíafrailes que hablaban hasta 10 lenguas dife-rentes). No dejaron por ello de tener pro-blemas, pero continuaron con su propuestade convertir el náhuatl en la lengua oficial yen 1558 el virrey Luis de Velasco escribió aFelipe II sobre los nuevos planes: abrir es-cuelas para enseñar el náhuatl a los jóve-nes de otras regiones de modo que luegofuesen ellos los que pudiesen extender elmensaje de la religión verdadera. Y en1570 Felipe II declaró lengua oficial elnáhuatl.

Los frailes habían ganado la batalla enfavor de la religión, y consecuentementecontra la castellanización. Otras órdenesreligiosas (Dominicos y Agustinos) se in-corporaron al nuevo proyecto provocandocambios importantes con respecto a laprimera ¡dea de los conquistadores.

c) La expedición de Pizarro.En 1530 salió Pizarro de Panamá hacia

Perú. En 1532 estaba en Cajamarca. El 6de noviembre de 1532 estaba con el indioAtahualpa y el intérprete dominico Fray Vi-cente, quien presumiblemente leyó el re-querimiento al jefe indio. De nuevo halla-mos el ritual con el que España justificabala conquista de cada nueva tribu o imperio

amparados en la religión cristiana. Y denuevo se producía un acto de falta de co-municación y de traducción incorrecta. Sonvarias las crónicas que relatan el episodio«del libro en el suelo» que supuso el en-carcelamiento y muerte de Atahualpa. Lasrazones de tal incidente pueden ser varias:diferentes culturas, diferente conceptuali-zación del mundo, diferente significado delos signos, nuevos tipos de discurso \ len-guas desconocidas. Todo ello llevó a múlti-ples ejemplos de falta de comunicación. Y,como señala Inga Clendinnen,7 ambaspartes se vieron afectadas por ello:

In this tangle of missed cues and mistakenmessages, «control of communications»seems to have evaded both sides equally.

A pesar de estos intercambios verbales,hay que suponer que los largos discursospolíticos de los conquistadores no eranejemplos reales de comunicación. Talesdiscursos pasaban por un larga cadena deintérpretes, cada uno de los cuales podíadarle un contenido diferente, a la vez quese enfrentaba a la necesidad de expresarunos conceptos para los que quizá la len-gua no estaba preparada. Patricia Seed,8

por ejemplo, compara los comentarios detres cronistas sobre el suceso de Atahualpay su encarcelamiento y las diferentes inter-pretaciones del hecho. Éstos eran el cro-nista y testigo español Francisco de Jerez,9

el Inca Garcilaso de la Vega,10 un mestizoque recibió educación formal en España(Comentarios reales de los incas, 1609), yel nativo Guarnan Poma de Ayala (Nuevacrónica y buen gobierno, 1615). Seed su-

7 Inga Clendinnen: «Fierce and UnnaturalCruelty: Cortes and the Conquest of Mexico», enStephen Greenblatt (ed.): New Encounters,Chicago, Univ. of Chicago, 1993, p. 17.

8 Patricia Seed: «Failing to Marvel: Atahualpa'sEncounter with the World», Latino AmericanResearch Review (1991 ), 26, 1.

9 Francisco de Jerez: «Verdadera relación de laconquista del Perú», en Historia 16, 1985.

10 El Inca Garcilaso de la Vega: Comentariosreales, ed. José de la Riva Agüero, México DF,Porrua, 1984.

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giere que los comentarios de la época(tanto de españoles como de indígenas)deben más a la imaginación que a la des-cripción real de los hechos, punto en el queMargarita Zamora11 está de acuerdo. Seedindica que en el siglo XVI la transmisión dela verdad se concebía como una labor demediación. Es decir, los escritores decíanescribir de acuerdo con la verdad, pero te-nían que hacerlo de un modo inteligible ypersuasivo para su audiencia, lo que lesllevaba a adoptar un cierto grado de subje-tividad en el transvase de información,subjetividad que por otro lado está siemprepresente en el acto de traducir, pero queante unas distancias culturales y lingüísti-cas tan grandes entrañaba unos riesgosaún mayores. Es decir, para entender loque se escribió en dicha época hay que co-nocer primero cuál era el canon admitido ycómo se entendía la traducción, porque sijuzgamos desde la perspectiva del sigloXX, las conclusiones serán sin duda dife-rentes.

En cuanto a los métodos de conquista dePizarro, utilizó los mismos que Cortés yque se seguirían utilizando en sucesivasexpediciones en busca de El Dorado o ha-cia las tierras del interior. No había muchasoportunidades de establecer comunicacióndado el sentimiento de superioridad y elcontrol político que suponía la encomienda.Ello indica que durante mucho tiempo fuenecesaria la interpretación.

Durante esta primera etapa de encuen-tros, el traductor-intérprete, aunque fueseun instrumento necesario para la conquista,nunca fue reconocido oficialmente como unintérprete relevante. Cortés no utiliza esevocablo ni una sola vez en sus Cartas deRelación.12 Prefiere hablar de las«lenguas» como si se tratase de un intentodeliberado de no interponer a nadie másentre él y sus interlocutores nativos. Como

indica Johnson,13 Cortés únicamente admi-tía tres agentes en la conquista: el Dioscristiano, la Corona y él mismo.

Tras estos primeros encuentros, el pro-yecto real de castellanizar bajo el lema re-nacentista cobró nueva fuerza basado en lalabor de las órdenes mendicantes y en lanueva política adoptada al admitir que nose trataba de la simple enseñanza y tra-ducción de la lengua, sino de la mutuatransmisión de las culturas.

2.2. Encuentros con la escritura

Una de las preguntas que con frecuenciahan asaltado a los historiadores es cómoun número tan pequeño de aventureros es-pañoles lograron derrotar al poder indígenaen tan poco tiempo. Pudo ser, como sugie-re Inga Clendinnen,14 por sus tácticas deguerra y sus medios para la batalla: caba-llos, espadas de metal, mosquetones frentea guerreros a pie con simples arcos, fle-chas y lanzas. Sin duda son aspectos a te-ner en cuenta, pero no hay que olvidarotros problemas que los españoles tuvieronque afrontar: menor número, clima dife-rente, problemas de transporte, enferme-dad, tierras desconocidas, etc. No parecepues que la razón sea únicamente atribui-ble a hechos físicos.

Hay otro aspecto más relevante: tantolos indígenas como los españoles utiliza-ban diferentes discursos y modos de pen-sar, diferentes símbolos y signos, diferen-tes tácticas de guerra, y tenían incluso unconcepto diferente del tiempo. Ambos ex-perimentaron, sin embargo, una transmi-sión mutua de sus culturas, una traducciónde su cultura a una nueva sociedad que in-cluía oposiciones y contradicciones, másque similitudes, entre una cultura europea yuna cultura indígena. Como apuntaGruzinski:

Margarita Zamora: Language, Authority, andIndigenous History in the Comentarios Reales delos Incas, Cambridge, Cambridge UP, 1988.

12 Hernán Cortés: Cartas de relación de laconquista de México, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 19573.

David E. Johnson: «The Place of the Trans-lator in the Discourses of the Conquest», en ReneJara y Nicholas Spadaccini (eds): AmerindianImages and Legacy of Columbus, Minneapolis,Univ of Minnesota, 1992, p 409

1 4 1 . Clendinnen, art. cit., p. 14.

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Traductores e Intérpretes en los primeros encuentros colombinos

The unforeseen was quickly integrated intoIndian history, domesticated, and inscribed inthe fates, perhaps because the absence ofwritten traditions to act as authority madepossible an extraordinary flexibility of adap-tation and interpretation in the area of relig-ious speculation, an astonishing capacity forabsorption into the limits of the Indians'mental field- at the risk, certainly, of leavingaside the reality that threatened them, of notrealising its singularity and its real objectives.On the one hand were the cycles of«charismatic» power, the superdeterminationof a word that allowed itself to be read insigns and omens, the disquieted quest forthe collective fate; on the other hand, for theSpanish, were salvation, the taste for gold,and the attraction of the unknown.

En este proceso de relaciones intercultu-rales, la orden mendicante de los francis-canos tuvo un papel preponderante en laNueva España. He mencionado anterior-mente que nada más llegar al Nuevo Mun-do mostraron su interés por aprender laslenguas indígenas, evitando de este modolos intérpretes y traductores. Decidieronasimismo abrir y enseñar en las escuelas yservirse de la educación como vía para en-señar a los nativos la nueva religión.

Es interesante hacer notar que los espa-ñoles se sorprendieron ante la falta de es-critura de los indígenas.. En la tradición eu-ropea, la escritura no era simplemente uninstrumento de comunicación, sino sobretodo una muestra de superioridad cultural,de haber desarrollado un estadio superioral del lenguaje oral y -en el caso español-una razón de peso para justificar la con-quista16 y una razón también para conside-rar inferiores a los indios. Los misionerosse hallaban igualmente convencidos de lasuperioridad de la lengua escrita sobre laoral y decidieron enseñarles el alfabeto ro-mano.

15 Serge Gruzinski: Man-Gods in the MexicanHighlands: Indian Power and Colonial Society.1520-1800. Stanford, California, Stanford UP,1989, p. 30.

16 Margarita Zamora, o. cit.

Esta tiranía del alfabeto, como la llamaMignolo,17 implicaba un tipo concreto decolonización. La colonización debía estaren manos de los hombres de letras -los re-ligiosos en aquel momento- que tenían asu cargo la educación de los indígenas.Surgió así un nuevo choque cultural entrelos sistemas de escritura: el alfabético y elpictoideográfico -«the red ink and the blackink», como los describe León Portilla.18

Las órdenes religiosas -franciscanos,dominicos y agustinos- acometieron la ta-rea de escolarizar a los indígenas con el finde dotarles de la misma dignidad que loscolonos. Querían transmitirles el espíritu dela «letra», a la vez que ostentaron el mono-polio de la enseñanza de la nueva fe hasta1572.

Los franciscanos estaban en el NuevoMundo casi desde los primeros encuentros.Cuando Cortés dejó Cuba para dirigirse alactual Méjico, ya había allí dos francisca-nos: Pedro Melgarejo de Urrea y Diego Al-tamirano, ambos criticados, sin embargo,por su comportamiento y tratamiento de losindígenas. Fue más tarde, el 13 de mayode 1524, cuando llegó un grupo significati-vo de franciscanos: Los Doce Hermanos,tras concederles el Papa León X el privile-gio y la autoridad para cristianizar a los in-dios el 25 de abril de 1521, fecha en la queempezaron los preparativos y, como re-sultado, un grupo de doce misioneros bajola autoridad de Martín de Valencia salió pa-ra el Nuevo Mundo meses después. Lascrónicas de la época recogen sus nombresy actividades, por ejemplo, Sahagún en susColoquios II.

Antes de la llegada de los Doce, había yadesde agosto de 1523 tres franciscanos:Juan de Tecto, Juan de Aora y Pedro de

Walter D. Mignolo: «Literacy and Coloni-zation: The New World Experience», en Rene Jaray Nicholas Spadaccini (eds): 1492-1992. Re/dis-covering Colonial Writing, Minneapolis, Univ. ofMinnesota, 1992, p. 53.

18 Miguel León Portilla: Náhuatl Literature: Lit-erature, Supplement to the Handbook of MiddleAmerican Indias, ed. M. S. Edmonson, Austin:Univ. of Texas, 1985, pp. 44-63.

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Gante. Vivían en Texoco, aprendiendo elnáhuatl y enseñando religión a los hijos dela nobleza indígena. No estuvieron allí pormucho tiempo. Juan de Tecto se unió a laexpedición de Cortés en las Hibuelas el 15de octubre de 1524 y murió poco después.Juan de Aora murió en Texoco, y única-mente Pedro de Gante trabajó con los DoceHermanos, número simbólico dentro de lareligión católica.

Los Doce Hermanos, tras tomar tierra, sedirigieron a pie hacia Tlaxcala, sucediéndo-se varios encuentros con indígenas en sucamino. Ambas parte se quedaron sor-prendidas y fascinadas la una de la otra. Laanécdota por la cual fray Toribio de Bena-vente decidió llamarse «Motolinía» sirvepara ilustrar este punto. Como indica Du-verger,19 los misioneros oían constante-mente de boca de los indígenas la palabra«motolinía». Fray Toribio preguntó a un es-pañol su significado y éste le contestó quequería decir «pobre», y entonces decidióllamarse así. Sin duda los indígenas esta-ban asombrados al ver la apariencia físicade los monjes -descalzos y con sus hábi-tos- en contraste con la magnificencia delos conquistadores.

Cortés se mostró contento con su llega-da tras varias peticiones a la Corte. En unarecepción majestuosa cargada de simbo-lismo, Cortés se arrodilló y besó la manode Martín de Valencia. Entonces el capitány los soldados, en presencia de los jefesindígenas, hicieron lo mismo. Tal hecho esmencionado por tres cronistas de la época,Juan de Villagomera, miembro de la expe-dición de Cortés, Mendieta y Sahagún.20

Entonces, Martín de Valencia, como repre-sentante de la autoridad de la nueva reli-gión y como símbolo del poder que supo-nían los discursos para la mentalidad euro-pea, se dirigió a los nativos. Se inician asíios famosos coloquios o discusiones teoló-gicas en el Nuevo Mundo.

19 Ch. Durverger, o. cit., p. 38.Fray Gerónimo de Mendieta: Historia ecle-

siástica indiana (1596), México DF, Porrúa, 1971,b. Ill, Chr. XII.

La política de los franciscanos pronto sereveló efectiva. Sabían de antemano elmétodo que debían aplicar: primero obser-var y luego pasar a la acción. Hablaron conCortés, con sus soldados y con los francis-canos que estaban ya allí y viajaron tratan-do de entender a la gente y su cultura.Martín de Valencia se mostró sorprendidode que los templos paganos estuviesen to-davía en pie, y Juan de Tecto le respondióque no habían tenido tiempo de tirarlosporque habían dirigido sus esfuerzos aaprender la lengua nativa.

Como resultado de su política, aunqueno tuviesen un éxito inmediato en la ense-ñanza de la nueva religión, sí consiguieronuna conversión rápida. La educación de losnativos se había iniciado enseñando a loshijos de la nobleza con Pedro de Gante en1523 y los Doce continuaron haciendo lomismo. Construyeron monasterios y al ladode ellos las escuelas donde los niñosaprendían los rudimentos de la religión ca-tólica. Según cuenta García de Icazbalce-ta,21 los niños eran encerrados día y nocheen el monasterio y se les prohibía hablarcon sus padres con el fin de hacerles olvi-dar sus dioses y todo lo que les condujesea la idolatría, teniendo como único modelola vida de los frailes.

Sin embargo, una vez más el proyectode conquistar a través de la lengua caste-llana fue desobedecido. Los niños memori-zaban algunas oraciones en latín y no encastellano, y aprendían los principios de laescritura y la lectura del alfabeto romano.

Esta reclusión llevó a algunos nobles aenviar a otros niños que no fuesen sus pri-mogénitos, como indica Mendieta.22 Cuan-do más tarde decidieron enviarlos, se des-cubrió su maniobra y las consecuenciasque derivaron de tal hecho influirán en eldesarrollo de la colonización puesto que elpoder que otorgaba la escritura iba a estar

21 Joaquín García Icazbalceta: Nueva colecciónde documentos para la historia de México. CódiceFranciscano. Siglo XVI, México DF, SalvadorChávez Hayhoe, 1941, p. 204.

22 Fray Gerónimo de Mendieta: o. cit., b. VIII,Chr. XIV.

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en manos de las clases medias y no en lasclases dominantes, tema que no vamos aanalizar ahora. Sin embargo, hay que des-tacar que solamente un año más tarde, se-gún las crónicas de la época, alrededor de12.000 niños habían aprendido a leer y es-cribir utilizando el alfabeto romano, e inclu-so algunos se habían convertido en miem-bros de la Orden mendicante. Según unacarta escrita por Zumárraga, y fechada el12 de junio de 1531, dirigida al Capitán Ge-neral de los Franciscanos, Pedro de Gante,por ejemplo, tenían bajo su cargo a 600estudiantes en su escuela de San José.

Los franciscanos no se olvidaron de losadultos. Aunque al principio fue más difícilque con los niños. Necesitaban intérpretesy además la traducción de los conceptosreligiosos era difícil. Tenían que dirigirse agente que tenía un concepto diferente delmundo. Los indios tenían una gran tradiciónoral y utilizaban un lenguaje altamente figu-rado que los frailes tuvieron que tratar decomprender. Comenzaron a predicar y aintentar que destruyesen sus ídolos religio-sos. Ello llevó a que durante un tiempoconviviesen las iglesias católicas y lostemplos indígenas. Pero en 1525 algunosfrailes comenzaron a quemar los templosnativos, a la vez que se utilizaron a algunosniños en defensa del catolicismo. Porejemplo, el martirio del joven Tlaxcalteca amanos de su padre en 1527.23 Entre 1524 y1529, el espíritu de confrontación pervivió,a pesar de ciertos acontecimientos impor-tantes tales como la conversión de jefes in-dígenas y numerosos bautismos. En 1531,a siete años de su llegada, Juan de Zumá-rraga escribía en una carta que más de unmillón de indios habían sido bautizados. En1536, Motolonía hablaba de 4 millones.24

Dos años más tarde, consideraba que lacifra era de 6 millones.25

23 Fray Tor ib io Moto l in ía: Historia de los indiosde la Nueva España, México DF, Sa lvadorChávez Hayhoe, 1 9 4 1 , p. 176.

24 Ib., p. 83, tra. II, ehr. 11.25 Ib., p. 85 y ss., tra. II, ehr. Ill; en el manus-

crito se lee 9 millones, pero parece ser un error

El tema de las ceremonias de bautismomasivas fue objeto de controversia, inclusoentre las otras órdenes mendicantes quellegaron más tarde (dominicos, 1526 yagustinos, 1533). Sin embargo, el bautismofue un medio para enseñar no sólo la reli-gión, sino también la lengua y la cultura eu-ropea. Los ejemplos se multiplican: el 1 deoctubre de 1526 tuvo lugar el primer ma-trimonio católico en Texcoco. En 1530 enTlaxcala, el indio franciscano Fray Juan Ca-ro compuso la primera misa y la transcribióen gregoriano. En 1531, según un textoanónimo en náhuatl,26 la Virgen María seapareció al indio Juan Diego. Se le llamó laVirgen morena (significando «nativa») yconstituyendo la primera manifestación deasimilación del catolicismo por parte de losindígenas. Observamos, pues, como para-lelo al proceso de conversión, se halla elproceso de aprendizaje y de escritura de lalengua, y a través de ello la asimilación dela cultura.

El paso de un estadio oral al escrito fuesin duda complejo. Los frailes empezaronpronto a producir textos apropiados parasus alumnos, escritos con la ayuda de losnuevos escolares. Les habían enseñado alos nativos a leer y escribir en náhuatl y aveces en latín, memorizando canciones yoraciones cristianas. Produjeron vocabula-rios y gramáticas, catecismos bilingües,devocionarios y manuales de confesión asícomo la traducción de sermones, salmos,parles de la Biblia, hagiografías y cualquierotro tipo de material que pudiese servir deinstrumento ideológico para colonizar. En1570, en colaboración con los nativos, ha-bían escrito más de ochenta libros. Pedrode Gante, los Doce Hermanos y Fray Alon-so de Molina escribieron la mayor parte.Los ejemplos de conversión y de comuni-cación escrita más allá de las fronterasculturales se encontraban por todos los la-dos, como el intento de Diego de Landa

según el sistema que Motolinía utilizaba paracontar.

26 Ch. Durverger, o. cit., 136.

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(1566) de traducir los jeroglíficos mayas alas letras del alfabeto romano.27

Estos estudiosos escribieron también et-nografías sobre las costumbres y las insti-tuciones nativas, junto con historias indíge-nas, mitos y leyendas en su propia lenguapero sirviéndose del alfabeto romano. Elpropósito era doble: por un lado, estosmateriales podían ser utilizados para laeducación de los estudiantes nativos, y porotro lado servían para enseñar a los frailesrecién llegados las lenguas indígenas.

Pedro de Gante fue el primer fraile queaprendió el náhuatl en Texoco. Se diocuenta de que su lengua no tenía letras nicaracteres que representasen lo que pro-nunciaban. Observó, escuchó y escribió al-gunas de las palabras en náhuatl tal y co-mo las oía, y las transcribió utilizando elalfabeto romano. Se sirvió también de al-gunos de los métodos educativos indígenaspara enseñar en la escuela que fundó al la-do del monasterio. Los nahuatls tenían unsistema educativo obligatorio basado en lamemorización, y gracias a ello, cuando losfranciscanos introdujeron el alfabeto roma-no y la escritura, muchas de sus historiasfueron escritas, sobreviviendo de este mo-do parte de su cultura, y naciendo a untiempo, la cultura latinoamericana.

En los primeros pasos de este proceso,como había ocurrido antes con los encuen-tros orales, se produjo sin duda un choqueentre los dos sistemas. Este conflicto llevóa la invención de signos gráficos que pu-diesen ayudar en la transición desde un

Joaquín García Icazbalceta en su Bibliografíamexicana del siglo XVI. Catálogo razonado de li-bros impresos en México de 1539 a 1600, con bi-bliografías de autores y otras ilustraciones, enedición de Agustín Millares Cario (México, 1954) yel artículo de Robert Ricard «Native LanguageWorks» (Ensayo sobre el apostolado y losmétodos misioneros de las órdenes mendicantesen la Nueva España de 1523-1524 a 1572, trad.A M. Garibay, México, FCE, 1986, pp. 406-414),así como la obra de Ignacio Osorio Romero,Floresta de Gramática, Poética y Retórica enNueva España (1521-1767), México DF, Univ.Autónoma de México, 1980, ofrecen informacióndetallada.

sistema picto-ideográfico a un sistema al-fabético. Citemos algunos ejemplos: Luisde Villapando intentó comunicarse y apren-der la lengua nativa por medio de señalesutilizando piedras;29 Fray Jacobo Testerainventó una especie de alfabeto con sím-bolos para enseñar las oraciones cristianasa los nativos que no sabían español y quetampoco sabían leer su propia lenguatranscrita con el alfabeto romano;30 y Moto-linía pedía a los indígenas que iban a con-fesarse que llevasen dibujados con símbo-los sus pecados.

Los Doce Hermanos buscaron sin dudaun método que les ayudase a resolver lasinmensas dificultades que encontraron. Unmétodo que se asemeja mucho al métodoseguido por la moderna etnografía y antro-pología:31 escuchar a sus informantes, es-cribir, comparar y discutir las notas. Losestudiantes les ayudaban haciendo co-mentarios y preguntas sobre las notas.32

Fue también importante la ayuda presta-da muy pronto por fray Alonso de Molina,hijo de un viuda española, que aprendió elnáhuatl jugando con otros niños indios. Fueel primero que pudo explicar la nueva reli-gión a los indios, sirviéndose de su propialengua y de su concepción del mundo, ytambién fue el primer traductor de náhuatl yespañol, y maestro de los frailes. A partirde entonces, los frailes utilizaron a estu-diantes y predicadores nativos como intér-pretes.

Los frailes pronto se dieron cuenta deléxito de sus estrategias de enseñanza, esdecir, enseñar la nueva religión -su meta,pero no la de la Corona- a través de las

28 Walter D. Mignolo, o. cit., p. 130.29 D iego de Landa : Relación de las cosas de

Yucatán, 1556, trad. A. M. Tozzer, Cambridge,Peabody Museum of American Archaeology andEthnology, 1941.

30 Nicolás León: «A Mazuhuz Catechism inTetera-Hieroglyphics», American Anthropologist(1990), 2, pp. 723-740.

31 James Clifford y E. Marcus George: WritingCulture, Berkeley, Univ. of California, 1986, pp. 1-26.

32 Fray Gerónimo de Mendieta, o. cit., p. 218.33 Ib., pp. 223-226.

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lenguas indígenas. Por eso cuando en 1550Carlos I trató de imponer ia enseñanza delespañol por encima de la educación cristia-na, la oposición fue terrible. El idealismo ylas perspectivas de España en el NuevoMundo tenían muy poco que ver con la rea-lidad en la Nueva España. El resultado fuela controvertida carta del Virrey Luis deVelasco al rey Felipe II en 1558 y la decla-ración del náhuatl como lengua oficial.

Los frailes ganaron la batalla y extendie-ron el náhuatl a otras regiones (Nueva Ga-licia, Oaxaca) con gran éxito. En 1584, FrayAlonso Ponce describió su política como«cosa grande» en un Informe del Comisa-rio General Fray Alonso Ponce. Se acordóque la lengua oficial de la Nueva Españafuese el náhuatl clásico. Se trataba de unalengua creada con unos fines específicos:una lengua indígena adaptada al alfabetoromano de la otra cultura. Una mezclaperfecta de dos culturas creada por unosmaestros, traductores e intérpretes que su-pieron asimilar y aunar dos culturas en una.El estudio e interpretación de dicha lenguasupuso una nueva dirección en la investi-gación y el entendimiento de la coloniza-ción desde un punto de vista diferente.34

3. CONCLUSIONES

Las órdenes religiosas cumplieron consu meta. Menos de un siglo de encuentrosinterculturales llevó al reconocimiento deuna lengua indígena con caracteres roma-nos a su reconocimiento como lengua ofi-cial. El propósito de la Corona de utilizar su

34 Jorge J. Klor de Alva, Nicholson y Quiñones:The Work of Bernardino de Sahagun. PioneerEthnographer of Sixteenth Century Aztec Mexico,Nueva York, Institute for Mesoamerican Studies,1988.

Arthur J. O Anderson y otros: Beyond theCodices. The Nahua View of Colonial Mexico,Berkeley, Univ. of California, 1986.

Walter Mignolo: «Misunderstanding andColonization: The Reconfiguration of Memory andSpace», The South Quarterly (1993), 92, 2.

James Lockart: The Nahuas After deConquest, California, Stanford Univ., 1989.

lengua como instrumento de dominio(castellanización) fue un fracaso en losprimeros encuentros debido a la actitud delos conquistadores. Fue necesaria unanueva política, nuevos instrumentos ygente nueva con estrategias claras paraavanzar en ese proceso. Como conse-cuencia, no fue el español - la lengua delgrupo dominante- la que hizo posible lacolonización en la Nueva España, sino unanueva lengua. Sin duda tal hecho constitu-ye un ejemplo del poder que tiene la len-gua. Su adopción como lengua oficial delas regiones colonizadas era una respuestaa un principio político primordial, en pala-bras de Klor de Alva: «the economical andefficient exploitation of native communitieson behalf of colonial interest»35

De acuerdo con la concepción occidentalde la escritura como una forma más eleva-da de expresión que la expresión oral, losnuevos conquistadores (las órdenes reli-giosas) transmitieron, prepararon e inicia-ron el camino para una cultura escrita conel alfabeto romano en el Nuevo Mundo.Este argumento fue utilizado para abogarpor el mantenimiento de las escuelas paraios indios y para ganar apoyo financiero ypolítico con el fin de preservar la vida nati-va. Los frailes buscaban un monopolio so-bre la comprensión de la ideas y necesida-des de los indios, bajo una especie de pa-ternalismo, un interés personal y colectivo aun tiempo. Surgieron discusiones a favor yen contra. De las Casas y gran parte deldiscurso colonial fue purgado de elementosanticoloniales y anticristianos, o se escribie-ron textos con metáforas extremadamenteopacas y recursos retóricos indescifrables,como indica Klor de Alva.36

El comentario de Mignolo37 sobre la tira-nía del alfabeto puede servirnos como re-sumen y lo que encontramos es un exce-

Jorge J. Klor de Alva: «Language, Politics,and Translation: Colonial Discourse and ClassicNáhuatl in New Spain», en Rosanna Warren (ed.):The Art of Translation. Voices from the Field,Boston, Northeastern UP, 1989.

Ib.W. Mignolo, o. cit., p. 53.

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lente ejemplo de comunicación interculturalcuando no sólo son las lenguas y las cultu-ras lo que está en juego, sino además dossistemas de escritura distintos.

Las teorías renacentistas sobre la escri-tura mantenidas por los hombres de letrasespañoles les dio autoridad para escribir lahistoria de Latinoamérica. El alfabeto es-crito les proporcionó una complicidad pode-rosa entre el poder de la letra y la autoridadde la historia. Lo que fue un fracaso al prin-cipio, acabaría siendo un éxito al final, ayu-dado por la imprenta, la invención de unanueva lengua, la historia y la realidad delNuevo Mundo. Se iba a necesitar mástiempo antes de que el español se hablaseen Latinoamérica, junto con las lenguas na-tivas. Sin embargo, la homogeneidad dadapor los frailes en esta primera etapa fue unpaso decisivo. Su labor como traductores eintérpretes, así como la de los nativos queaprendieron el español o el náhuatl sirviópara el entendimiento de dos culturas.

A modo de resumen digamos que la mi-sión encomendada a los conquistadores deenseñar el castellano fue únicamente válidaen un principio. Hemos visto como a travésdel secuestro y de los ofrecimientos de losindígenas, algunos aprendieron el españoly sirvieron de intérpretes. En otros casos,

españoles hechos prisioneros y luego res-catados cumplían la misma función.

En la administración de la Justicia losintérpretes u «oidores» podían ser nativoso españoles y hay más de un ejemplo demanipulación de información. Algunos deestos «oidores» eran también escribas, en-cargados de poner por escrito el caso enun lenguaje concreto que suponía una nue-va mediatización del traductor.

Con el cambio de poder en el proceso decristianización, los mismos agentes encar-gados de ello -las órdenes mendicantes yespecíficamente los franciscanos en el pe-ríodo analizado- se convierten en traducto-res e intérpretes. Aprenden las lenguas na-tivas y enseñan a los indígenas una lenguanativa y algo de latín y a escribir utilizandoel alfabeto romano. Y los mismos francis-canos ayudados por los nativos se con-vierten en los traductores de una tradiciónoral y en escritores de materiales específi-cos. Los nativos pasan a ser ahora los in-térpretes, no los españoles. El español serála lengua oficial entre la Corona y las colo-nias, pero existe otra lengua nativa oficialdentro de las colonias del Nuevo Mundogracias al esfuerzo de unos frailes que, almenos momentáneamente, cambiaron elcurso de la conquista.

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