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TRABAJOSde Arqueología

Navarra2015 Nº 27

SEPARATA

Memoria de la intervención arqueológica en el número 12

de la calle Herrerías de Tudela

Nicolás Zuazúa Wegener*, María García-Barberena Unzu, Mercedes Unzu Urmeneta*, Carlos Zuza Astiz

TRABAJOS DE ARQUEOLOGÍA

NAVARRA

SUMARIO

MEMORIAS

Nicolás Zuazúa Wegener, María García-Barberena Unzu, Mercedes Unzu Urmeneta, Carlos Zuza AstizMemoria de la intervención arqueológica en el número 12 de la calle He-rrerías de Tudela ...................................................................................... 7

ARTÍCULOS

María García-Barberena, Mercedes Unzu, Nicolás Zuazúa, Carlos Zuza, Iratxe BonetaEl mundo funerario en Pompelo. Necrópolis y enterramientos singulares . 65

Iratxe BonetaAnexo: Informe arqueozoológico de los restos óseos asociados al enterra-miento hallado en el solar de la calle Leyre y Teobaldos ........................... 101

Javier Nuin Cabello, María del Rosario Mateo PérezEl yacimiento romano de Oioz (Urraúl Bajo, Navarra). Evolución y origi-nalidad de un establecimiento destinado a la producción agrícola ............ 109

Pedro Castaños, Jone CastañosEstudio arqueozoológico de la fauna del yacimiento romano de Oioz (Urraúl Bajo, Navarra) ............................................................................. 135

Juan José Bienes Calvo, Oscar Sola Torres, Roger Sala, Ekhine García García, Robert TambaEl Villar de Ablitas. Campañas arqueológicas 2010-2014 y prospección geofísica................................................................................................... 153

Mikel Ramos AguirreIntervenciones arqueológicas en el castillo de Estella (2001-2010) ........... 185

NOTICIAS

M.ª Rosario Mateo Pérez, Alexandre Duró CazorlaHallazgo de una infraestructura viaria en Tafalla, Navarra ........................ 221

ISSN: 0211-517

Carlos Zuza, María García-Barberena, Mercedes Unzu, Nicolás ZuazúaUna ocultación de materiales tardorromanos en El Salobral I (Tafalla, Na-varra) ....................................................................................................... 229

Jesús Sesma Sesma, Pablo Gil GarcíaAlgunos aspectos de la construcción y funcionamiento del depósito regula-dor de la ciudad romana de Andelo (Navarra) ......................................... 237

Ande Erce Domínguez, Raquel Unanua GonzálezEnterramientos de época romana en la calle Labrit 33, Pamplona ............ 247

Juan José Bienes Calvo, Óscar Sola TorresLa torre mayor del castillo de Ablitas. Marcas de cantería ........................ 257

M.ª Rosario Mateo Pérez, Alexandre Duró CazorlaLa ermita de San Roque de Pamplona y su necrópolis ............................. 269

Número 272015

ISSN: 0211-517

7Trabajos de Arqueología Navarra (TAN), 27, 2015, 7-62

ISSN: 0211-517

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Memoria de la intervención arqueológica en el número 12

de la calle Herrerías de Tudela

Nicolás ZuaZúa Wegener*, María garcía-BarBerena unZu*, Mercedes unZu urmeneta*, Carlos ZuZa astiZ*

INTRODUCCIÓN

La presente publicación recoge un resumen de la memoria de excavación de la intervención arqueológica llevada a cabo en el solar de la calle Herrerías n.º 12 de Tudela, ocupado hasta su derribo por el palacio de los condes de Heredia Spínola. El proyecto contemplaba la construcción de catorce vivien-das y locales, siendo la obra promovida por la empresa Marzabal S. L. que encargó a Gabinete Trama S. L. las labores de seguimiento y excavación ar-queológica1.

CONTEXTO HISTÓRICO

Por los datos recopilados mediante el estudio de las fuentes documentales y sobre todo por los aportados por las sucesivas excavaciones arqueológicas realizadas en el casco histórico de Tudela2, la zona por la que se extiende el

* Gabinete Trama.1 En 2007 se había realizado una campaña de sondeos arqueológicos a cargo de Juan José Bienes,

donde ya se testimonió la presencia de restos de la muralla islámica conservados bajo el palacio e inclu-so parcialmente reutilizados en alguno de los muros del mismo.

2 J. J. Bienes Calvo, 2008, «El legado material de las juderías de Tudela», Revista del Centro de Estudios Merindad de Tudela, 16, pp. 127-147. Idem, 2006, «La necrópolis islámica de Herrerías», Re-vista del Centro de Estudios Merindad de Tudela, 14, pp. 41-62. Idem, 1987, «Introducción al estudio de la cerámica musulmana en la ciudad de Tudela», Turiaso, 7, 1987 (ejemplar dedicado al islam en Aragón), pp. 115-158. B. Martínez Aranaz et al., 1993, «Excavaciones en la plaza Vieja de Tudela: la mezquita mayor», Trabajos de Arqueología Navarra, 11, pp. 137-139. L. Navas y B. Martínez Aranaz, «La mezquita mayor de Tudela. Excavaciones Arqueológicas», Centro de Estudios Merindad de Tudela.

NICOLÁS ZUAZÚA WEGENER, MARÍA GARCÍA-BARBERENA UNZU, MERCEDES...

8 Trabajos de Arqueología Navarra (TAN), 27, 2015, 7-62

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solar donde se localiza el palacio de Heredia Spínola era el límite de la medi-na islámica. Bajo las casas edificadas en este lado de la calle Herrerías discurre la muralla que defendía el antiguo centro urbano.

Hasta hace poco se había pensado que Tudela era una fundación ex novo islámica de principios del siglo ix, aunque algunos autores siempre manifes-taron sus dudas en función de la situación dominante del cerro de Santa Bárbara donde indicaban la posibilidad de que se asentase una población anterior. Este extremo ha sido confirmado recientemente, durante las excava-ciones del mismo, momento en el que se recuperaron restos arqueológicos pertenecientes a los primeros pobladores desde el siglo ix a. C. Posteriormen-te, nuevas excavaciones arqueológicas en otros puntos del casco histórico dieron como resultado la confirmación de una amplia presencia poblacional en época romana altoimperial (iglesia de La Magdalena, Plaza Vieja y ca-lle Carnicerías)3.

Tras este período de expansión la población retrocede hacia el entorno del cerro de Santa Bárbara y no será hasta la refundación de Tudela por los mu-sulmanes en el siglo ix cuando la ciudad adquiera grandes dimensiones. En un primer momento se había construido un perímetro amurallado en torno al cerro de Santa Bárbara, avanzando hasta el barranco de Mediavilla, prime-ra frontera natural.

Seguramente la afluencia de nuevos pobladores a Tudela atraídos por su prosperidad, fue lo que obligó a sus gobernantes a construir una nueva mu-ralla en el siglo ix con el río Queiles como límite (calles Muro, Granados, Yeseros, Padre Ubillos y Herrerías).

Esta prosperidad vendrá de la mano de Muza Ben Muza (842-862), im-pulsor de la primera fase de la mezquita aljama edificada donde se levanta la actual catedral. Sobre este período comprendido entre finales del siglo ix y principios del siglo xii las excavaciones han ofrecido algunos datos sobre la evolución del poblamiento. Así han aparecido niveles de aterrazamiento para comenzar a poblar la zona al exterior de la muralla primitiva a finales del si-glo ix, también conocemos que al interior de la muralla existía un gran espa-cio sin urbanizar, tal vez ocupado por campos y cercas para el ganado, que no comenzó a edificarse hasta el siglo xii, dejando en el aire las teorías sobre la existencia de la mozarabía y la judería en esa zona de la ciudad islámica.

Tras la reconquista de Tudela en 1119 los musulmanes fueron obligados a trasladarse extramuros y los judíos comenzaron a asentarse en las faldas del cerro de Santa Bárbara, al abrigo de los muros del castillo. Tudela sufrió un gran cambio urbanístico. La mezquita fue derribada y en su lugar se constru-yó la catedral entre los siglos xii y xiii, el viejo caserío musulmán dio paso a edificaciones de más calidad, con sótanos y bodegas con bóvedas de piedra. La ciudad se cristianizó con la construcción de gran cantidad de iglesias ro-mánicas, que salvo la Magdalena fueron derruidas.

A pesar de la esta extensión, parece ser que la primitiva muralla islámica se mantuvo con cierta integridad hasta el siglo xviii, momento en el que se empiezan a construir los palacios y casas de la calle Herrerías rebasando los

3 J. J. Bienes Calvo, 2013, «Vestigios del doblamiento romano bajo la ciudad de Tudela: estado actual de la investigación», Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 21, pp. 269-290.

MEMORIA DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL NÚMERO 12 DE LA CALLE...


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límites. Este es el caso del palacio de Spínola4, edificación sobre cuyo solar se ha intervenido.

LABORES DE SEGUIMIENTO E INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

El seguimiento arqueológico y posterior excavación se llevó a cabo entre los meses de agosto, septiembre y octubre de 2010. En la mitad oriental del solar, en la zona intramuros respecto a la cerca islámica, se agotaron los nive-les arqueológicos. Presentaremos la intervención como un estudio diacrónico de la ocupación y evolución del solar. Los hallazgos han sido agrupados por fases para facilitar la comprensión del voluminoso número de estructuras y estratos localizados.

Fase original del palacio

Tras el desescombro del derribo, se distinguen en este nivel una serie de estructuras y estratos que se encontraban por debajo del suelo del palacio en su estado actual, pero que parecen haber formado parte del mismo en el mo-mento de su construcción.

Bodega

En el extremo noroeste del solar existía una bodega de 4,5 metros de an-cho y unos 10 metros de largo con cubierta de bóveda rebajada de ladrillo macizo, y paredes de piedra (sillarejo de caliza con mortero de cal). Contaba con un pozo en el extremo noroccidental con boca en la parte superior y acceso mediante un arco a nivel del suelo de la bodega que se encontraba con agua en la parte inferior. El sótano, tenía una escalera en recodo con peldaños

de piedra. Presentaba un suelo de mortero con una perforación circular de 30 cm de diámetro en el centro que daba acceso a un espacio hue-co por debajo a modo de depósito para líquidos.

La bodega secciona-ba el muro de la barba-cana islámica y los relle-nos del foso llegando hasta niveles geológicos puesto que tiene 310 cm de profundidad.

4 VV. AA., 1980, Catálogo monumental de Navarra. i. Merindad de Tudela, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, p. 381. J. A. Perales Díaz, «Los palacios de Tudela: una nueva mirada sobre el pa-trimonio edificado de la ciudad», Revista de Humanidades del Marqués de San Adrián, 6, UNED de Tudela.

Figura 1. Bóveda de la bodega al inicio del derribo.



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Muros de subdivisión interna del palacio

En algunos casos se constató el reaprovechamiento de estructuras más anti-guas para apoyar muros de subdivisión del palacio. Tal es el caso de algunos de los muros del parcelario medieval que presentan recrecidos de ladrillo macizo asociados a la construcción del palacio por encima de las bases de piedra de época medieval. Algo parecido ocurre con la muralla islámica cuya cara externa presenta en la parte central un recrecido asociado a la construcción del palacio.

Estancia 2

Se trata de una estructura cuadrada excavada en niveles de relleno ante-riores con paredes contraterreno. Tiene unas dimensiones totales de 243 por 240 cm con un alzado de 180 cm. Las paredes están realizadas a base de si-llarejo irregular de caliza con una sola cara trabajada unido con mortero de cal y arena. Las paredes conservan restos de un enlucido de cal.

Figuras 2 y 3. Estancia 2. Situación general antes de excavar y ya excavada.



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El suelo está realizado a base de ladrillos macizos. Se encontraba colmata-do con dos estratos de relleno. El superior estaba formado por escombro con una potencia de 130 cm.

El nivel inferior era de cenizas y tierras de tono verde y restos de cal. Des-taca la gran cantidad de cerámica. Hay piezas prácticamente completas co-rrespondientes a jarras, platos, orinales, barreños, etc. Hay vidriados marro-nes, verdes y lozas. El conjunto contiene tanto vajilla de producción local o nacional (de alfares de Talavera, alfares aragoneses, de la fábrica Pickman de la cartuja sevillana, etc.), como importaciones francesas (K&G Luneville) y chinas. Datarían de finales del siglo xix e inicios del xx5.

El espacio, que podría haber sido utilizado como lagar, se amortizó a fines del siglo xix o inicios del xx como basurero y escombrera.

5 VV. AA., 1998, El monasterio de San Benito el Real y Valladolid. Arqueología e Historia, Vallado-lid, Ayuntamiento de Valladolid, pp. 208-210.

Figuras 4 y 5. Producciones locales.



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Figura 8. Producciones nacionales e importadas de Francia.

Figura 7. Producciones nacionales e importadas de China.

Figura 6. Producciones locales.



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Pozo

Se trata de un pozo de captación de agua. Tiene la boca circular ligera-mente acampanada de 55 cm de diámetro, pasando luego a ser cuadrado (72 cm de lado). Hasta el nivel de agua tiene una profundidad de 475 cm, si bien continuaba descendiendo. Está realizado con sillería bien trabajada (con hiladas regulares a canto seco). Casi a nivel del agua presentaba en la cara norte un retranqueo posiblemente relacionado con la captación del manan-tial. El pozo dataría del momento de construcción del palacio.

Época moderna (siglos xvi-xviii)

Se constatan una serie de estructuras y estratos, principalmente al lado este de la muralla, que si bien parecen mantener a grandes rasgos el parcelario me-dieval, introducen un significativo número de subdivisiones, elevando el nivel de los suelos con nuevos pavimentos de ladrillo macizo, atarjeas, una bodega, etc.

Figuras 9 y 10. Aspecto de la boca del pozo circular y vista del interior, de planta cuadrada.



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Atarjea

Se trata de una estructura realizada a base de gruesas lajas de caliza hinca-das y bloques medianos colocados a canto seco a una sola cara con cubiertas de losas de caliza de 60/70 cm de ancho y 5/7 cm de grosor. El canal interior tiene 19 cm de ancho por 21 cm de alto. En la base tiene tejas colocadas de manera invertida superpuestas entre sí. En el punto de desembocadura a la calle Burgaleta presenta un único bloque con el canal labrado en forma de U. Tiene un recorrido sinuoso que parte desde el centro de la mitad oriental del solar, con dos ramales.

Resulta complicado precisar su datación pero parece probable que se tra-tara de una estructura previa al palacio pero no muy anterior ya que corta al pavimento de cantos.

Bodega

Se localiza en el centro del solar adosada a la cara interna de la muralla islámica. Tiene planta rectangular orientada norte-sur con unas dimensiones interiores de 550 por 320 cm. La bóveda se encontraba ya hundida para antes de la construcción del palacio. La bodega se sitúa aprovechando el espacio existente entre la muralla y la parte trasera del parcelario medieval que respe-taba un paseo de ronda junto a la cerca. Tiene un alzado de entre 390 y 400 cm al interior de la clave del arco. Presentaba un pavimento a base de gravas prensadas sobre el terreno natural.

Los arranques de la bóveda parten de debajo de la base de la muralla islá-mica. En el extremo sur cuenta con una escalera de acceso en L. El tramo inferior es de piedra con siete peldaños. El superior es de ladrillo macizo y tendría seis peldaños aunque solo se conservan tres. En los lados norte y este contaba con un cargadero y un tragaluz.

Figura 11. Aspecto de la bodega con la muralla islámica a la izquierda y las escaleras al fondo.



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Pavimentos de ladrillos y tinajas

En las estancias que se localizan en el entorno de la bodega, intramuros de la muralla islámica, se localizan una serie de suelos de ladrillo macizo que cuentan con grandes tinajas enterradas en el centro, cuya boca queda a ras de suelo. Se localizan en concreto tres.

Estas tinajas, dada la existencia de concreciones de cal en el interior parecen haberse usado como contenedores de agua de lluvia recogida en las estancias a modo de patio abierto, aunque no se puede descartar totalmente el uso de los espacios como lagares. Tienen unas dimensiones de entre 78 y 54 cm de altura y entre 35 y 50 cm de diámetro. Las pastas son de tono rojo con desgrasantes visibles aunque al exterior presentan un acabado más fino acanalado o liso. Se insertaban en sendos hoyos expresamente preparados para las mismas con una capa de cal por el exterior que fijaba y protegía los recipientes.

Figuras 12 y 13. Vista de la tinaja 2 antes de excavar y aspecto general de la estancia con el suelo de ladrillos. (UE 29).



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La datación no se puede establecer con seguridad pero correspondería a un momento anterior al palacio probablemente entre los siglos xvii e inicios del xviii.

Además de estos pavimentos, se localizan una serie de estancias, que su-ponen la superación del límite del parcelario medieval por el oeste, ocupando el área del paseo de ronda hasta entonces respetado. Cuentan con pavimentos de cal o tierra pisada y con distintas reformas, no pudiendo establecerse un uso concreto para cada una de ellas. Por la situación y materiales recuperados se pueden fechar entre los siglos xvi y xviii. Se trata en concreto de la estancia 3 y la estancia 5.

Pavimento de cantos

Está localizado en el extremo este de la excavación junto a la calle Burga-leta. Se trata de un tramo de 150 cm² de empedrado de cantos finos de río colocados en vertical, dibujando un motivo de flor de seis pétalos. Se encuen-tra seccionado tanto por la atarjea más moderna del palacio, como por otra anterior al mismo, con lo cual se desconoce la extensión original del pavimen-to. Está realizado a base de cantos de río de entre 5 y 7 centímetros esmera-damente colocados, dibujando unos pétalos de 70 cm de largo por 40 de ancho. Se trata de un pavimento correspondiente al área de entrada de una de las viviendas, que manteniendo el formato medieval, perdura hasta la construcción del palacio en el siglo xviii. Se podría datar por tanto entre los siglos xvi-xviii probablemente.

Además de las estructuras anteriormente descritas, para esta fase entre la etapa medieval y la construcción del palacio (siglos xvi-xviii) se observa un

Figura 14. Sección del hoyo que contiene la tinaja con las preparaciones de cal y restos de otra tinaja de base.



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recrecimiento del nivel del suelo. Parece ser que a grandes rasgos el parcelario medieval perdura. Sin embargo, los niveles de pavimento originales de la época medieval quedan cubiertos por una serie de estratos provenientes en su mayoría del derribo de viviendas anteriores para su reforma a lo largo de los siglos xv-xviii. Así en el cuadrante sudoeste se documenta un estrato formado por restos de adobe, cal y tierra.

En el extremo sur se excavan otros dos estratos que elevan casi un metro el nivel original de suelo. Estos niveles están formados por cenizas, limos, arcillas marrones y cal. Se recogen materiales con cronologías entre los siglos xi y xiii, lo que habla de una remodelación relativamente temprana del par-celario. El hecho de tener que excavar los niveles por medios mecánicos im-pide hacer una valoración más precisa.

En la parte central, ocupando el área que corresponde a la estancia 7, se excava otro estrato formado en este caso por escombro de ladrillo macizo, cal y tierra. Tiene un grosor variable de entre 30 y 50 cm. La cerámica que contiene, si bien escasa, es variada. Hay un fragmento de cuenco de reflejo metálico con decoración también en azul propio de producciones aragonesas, posiblemente de Muel del siglo xvii6. También un fragmento aragonés de Muel de base de esmalte estannífero y decoración en azul, verde y morado, de fines del siglo xviii o inicios del xviii7, así como un borde de plato con orla castellana posi-blemente de Talavera. Del resto hay un fragmento medieval de vidriado verde, un fragmento de recipiente de cocina con vidriado marrón al interior, un asa

6 M.ª I. Álvaro Zamora, Cerámica aragonesa, vol. ii, Zaragoza, IberCaja, pp. 151-196.7 Idem, Cerámica aragonesa, vol. iii, op. cit., pp. 54-59.

Figura 15. Restos conservados del pavimento de cantos seccionado por la atarjea.



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Figuras 16, 17 y 18. Conjunto de materiales de la zona de la estancia 7.



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sin vidriar y dos fragmentos de jarras sin vidriar con decoración pintada. Si bien algunas producciones tienen un amplio abanico cronológico, por las produc-ciones esmaltadas se puede fechar entre finales del siglo xvi e inicios del xviii, aunque hay también materiales más antiguos del siglo xiv.

En el extremo norte se extiende otro estrato en el área de la estancia 5 formado por gravas y tierra marrón. La cerámica que contiene es medieval. Predomina la vidriada melada y sin vidriar pintada. Esta última corresponde a jarras con decoración a base de líneas negras paralelas rectas y curvas. Pare-cen corresponder a los siglos xiii y xv, por tanto a una remodelación tempra-na.

Época medieval cristiana (siglos xii -xv)

Perteneciente a este periodo, se localiza el parcelario de viviendas existen-te entre la muralla (donde se respeta un paseo de ronda) y la actual calle Jorge Burgaleta, cuyo trazado no parece haber variado desde esta época. En concreto, se localizan cuatro posibles viviendas con sus respectivos muros medianeros, que siguen el clásico módulo medieval de planta rectangular con una anchura de entorno a 4 metros. La longitud es de unos 13 metros. De sur a norte son las estancias 6 a 9.

Estancia 6

Es la estancia más meridional. Presenta una planta rectangular de 4,40 por 12 m con orientación este-oeste. Se divide en dos espacios. Uno, a modo de entrada al este, de 3 m de lado con una cota de suelo similar a la actual de la calle Burgaleta; otro al oeste con 32 m², separado del anterior por un mu-ro, a una cota aproximadamente 130 cm más baja.

En la esquina sureste hay una estructura de piedra cuadrangular que pa-rece corresponder a restos de la escalera que salvaba el desnivel. El espacio está rebajado en el terreno natural presentando como pavimento las gravas de la terraza cubiertas en algunos puntos por una fina capa de tierra pisada.

Los muros de la estancia están realizados a base de sillares de caliza de bastante calidad tallados con puntero. Las piedras están trabadas con mortero de cal de tono blanquecino. El muro que parece más antiguo, presenta una labra menos cuidada a canto seco. En paralelo a los muros laterales, se locali-zan veintiséis hoyos de poste de entre 10 y 40 cm de diámetro. De ellos, dieciséis están en el lado norte y diez en el sur. Posiblemente estén relaciona-dos con la colocación de andamios para la construcción de los alzados de los muros.

La cronología inicial de la estancia, resulta complicada de precisar por la ausencia de materiales en el nivel fundacional, o en los hoyos de poste locali-zados junto a los muros de la misma. No obstante, lo temprano del nivel de colmatación de la misma parece indicar una cronología hacia el siglo xii, posiblemente en los primeros años de la conquista cristiana. El muro que cierra la estancia por el este, secciona a los hoyos n.os 17 y 20, ambos con materiales islámicos de época almohade.



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Figuras 19 y 20. Vista general de la estancia 6 y detalle de la posible escalera que salva el desnivel entre la zona de entrada y el resto de la estancia.



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Figuras 21 y 22. Restos del pavimento de tierra pisada, cortado por algunas de las estructuras de época del palacio y hoyos de poste en el nivel fundacional posiblemente relacionados con la construcción de los muros.



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Estancia 7

Inmediatamente al norte de la estancia 6, comparte con esta el muro medianil. Al contrario que las estancias 6, 8 y 9, no presenta un rebaje res-pecto al nivel de la calle Jorge Burgaleta. Esta particularidad, así como el hecho de que la estancia 8 presente una puerta con acceso desde el sur, lleva a pensar que este espacio pudo tratarse de una zona de acceso a modo de belena, más que de una vivienda, si bien, el arrasamiento provocado por la construcción del palacio, no permite esclarecer con seguridad este hecho. La ausencia de pavimentos refuerza la hipótesis apuntada.

El único elemento localizado es una pequeña atarjea en el extremo oeste, con un recorrido en «L» que desagua hacia el área entre la muralla y el cierre occidental de las viviendas medievales. La atarjea conserva un tramo de 210 cm, estando cortada por la negativa de la escalera a la bodega. No es descartable que aprovechara el cercano hoyo 6 como aliviadero. Presenta una base de losas de caliza y los laterales son bloques colocados en vertical. El canal tiene 33 cm de ancho con un alzado de 26 cm. En el punto que cruza bajo el muro trasero de la casa conserva la cubierta de losas. Los materiales que se localizan en el relleno de amortización de la misma, dan una cronolo-gía de entre la segunda mitad del siglo xiv y del siglo xv.

Figura 23. Aspecto general de la estancia 7. Son visibles las negativas de las atarjeas de épocas más modernas. Detalle de la atarjea que desagua al oeste.



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Figura 24. Aspecto general de la estancia 7. Son visibles las negativas de las atarjeas de épocas más modernas. Detalle de la atarjea que desagua al oeste.

Figura 25. Conjunto de materiales recogidos en el relleno de amortización de la atarjea.



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Estancia 8

Se localiza al norte de la estancia 7 compartiendo con esta el medianil. El espacio sigue un esquema similar a las estancias 6 y 9. Respecto a la estancia 6 comparte unas dimensiones parecidas y la subdivisión del espacio. Tiene una longitud total de 12,60 por 3,20 m con un muro de subdivisión que crea al oeste un espacio de 8,30 m de largo y al este uno de 3,50 m.

Respecto al paralelo con la estancia 9, tiene una sección en U con un pavimento rebajado en el centro con respecto a los laterales.

Se documentan al menos dos fases diferenciadas. La más reciente se co-rresponde a un pavimento de cantos de río conservado en la parte sur junto al muro, relacionado con un umbral de puerta que comunica con la estancia 6, que como ya se apuntó anteriormente, podría hacer las veces de zona de paso. Dicho pavimento se conserva a lo largo de un tramo de 220 por 140 cm. El resto esta arrasado por reformas de época moderna y por el hoyo 14. Una vez levantado, se documenta otro pavimento de mortero de cal y arena bien acabado, con una sección a modo de cubeta, jalonado por unos rebajes integrados en el pavimento para asentar tinajas. En el tramo conser-vado del pavimento se localizan dos de estos rebajes pero se documentan cinco más, parcialmente arrasados por reformas posteriores. Se trata de unos rebajes, cuya base alcanza el terreno natural. Están recubiertos de una arga-masa de cal arena y pequeños cantos de río, con un recubrimiento superior de paja y yeso, sobre el que se asentarían al menos siete tinajas colocadas en dos líneas paralelas en los laterales de la estancia. Queda libre la zona frente al umbral de la puerta. Parece probable que hacia el extremo oeste también se extendieran estos recipientes, pero al estar la zona alterada no se conservan. Si efectivamente se extendían a lo largo de toda la estancia podría llegarse a los catorce recipientes distribuidos entre ocho al norte y seis al sur. Dado que no se conserva ninguna de las tinajas resulta complicado establecer la funcio-nalidad concreta del espacio. La base de cada tinaja tendría un diámetro de unos 20 cm y quedarían empotradas hasta una altura de 25 cm. Podría tra-tarse simplemente de un área de almacenaje o bien de alguna zona artesanal con alguna función concreta (bodega, teñería, etc.).

Respecto al umbral de puerta se localiza en el muro sur, hacia la mitad, un único sillar de caliza de 130 cm de largo por 30 cm de ancho con dos rebajes circulares en el extremo oeste y un rebaje en la mitad sur para evitar que la puerta se pudiese abrir hacia el exterior. Para dar acceso a la estancia existía un peldaño que salvaba el desnivel.

La cronología del espacio, es difícil de precisar, dado además que cuenta con distintas fases y que hay varias intrusiones posteriores que seccionan los niveles originales. Por los materiales de dichas negativas, se puede establecer que el suelo de cal que contenía las tinajas alineadas, puede datar de un mo-mento temprano en torno al siglo xii, ya que para el xiii-xiv ya ha sido des-truido parcialmente. Respecto al suelo de cantos de la fase más moderna se encontraba cubierto y cortado por niveles con materiales de los siglos xv-xvi.



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Figura 28. Materiales del relleno de una negativa que cortaba el suelo de cal con las tinajas. La cronología de los materiales está entre los si-glos xiii y xiv.

Figura 26. Pavimento que alojaba las tinajas amortizado por negativas más modernas.

Figura 27. Tramo de pavimento de cantos de la fase más moderna del espacio y piedra del umbral que daba acceso al mismo desde el sur.



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Estancia 9

Es la más septentrional y comparte el muro medianil con la estancia 8 y con el edificio anexo, actualmente ocupado por la biblioteca pública de Tu-dela (antiguo palacio del Marqués de San Adrián).

Sigue el mismo esquema que el resto del parcelario medieval con una planta rectangular de 430 cm de anchura. El extremo este ha quedado perdi-do y el oeste también, a causa de las construcciones más modernas, localizán-dose del muro de cierre occidental solo la impronta.

No obstante, en la parte central se documenta la existencia de un rebaje en U del terreno natural, similar al de la estancia 8, que se encontraba colma-tado por dos niveles de tejas con tierra y cal que contenía bastantes restos humanos dispersos, y en el que se recoge abundante cerámica medieval, tan-to de época cristiana, siglos xii-xiv como alguna que podría ser islámica (si-glo xi). Los restos de huesos humanos es probable que provengan de enterra-mientos de época islámica cortados al realizar el rebaje ya que se localizan dos enterramientos de esta época en el área contigua (enterramientos 1 y 2). So-bre estos niveles se localizó un estrato que alternaba capas de cal, con tierras prensadas de tono verdoso, que se ha interpretado como un nivel de uso formado por la acumulación de estiércol, por lo que parece probable la utili-zación del espacio como establo. Destaca la presencia de varias piezas que denotan la existencia de un alfar cercano en uso al menos entre los siglos xii-xiv. Más restos de alfar se han localizado en el relleno del foso y en alguna de las negativas cercanas ya citadas.

Además de las trazas del parcelario medieval, se localizan una serie de hoyos con cronología medieval cristiana (siglos xii-xv), que en algún caso serían contemporáneos a las viviendas y en otros anteriores.

Figuras 30 y 31. Aspecto general de la estancia 9 con el rebaje en U en el terreno natural y materiales del estrato que lo colmataba, donde se aprecian piezas de alfar así como cerámicas de entre los siglos xi-xiii.



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Hoyo 2

Se localiza en el sector norte del solar. Se trata de un hoyo de planta ova-lada de 176 por 124 cm, orientado este-oeste. No sobrepasa los 40 cm de profundidad, con una sección en forma de cubeta. El relleno está formado por tierras muy sueltas y arenosas con abundantes restos de yeso y cal, además de fragmentos de ladrillo macizo, teja y piedra. Respecto a la cerámica, la datación parece enmarcarse dentro del s. xiii o xiv a lo sumo. Hay produc-ciones tanto sin vidriar, como algún fragmento vidriado verde y melado, así como dos pintadas. Destaca un fragmento de baldosa con un vidriado verde-melado y un estampillado de líneas paralelas. Las piezas que mejor fechan el conjunto, son dos fragmentos de producciones turolenses de superficie con esmaltado estannífero con decoración de líneas en verde con óxido de cobre de fines del 2.º tercio del siglo xiii8. Se desconoce la función del hoyo.

8 M.ª I. Álvaro Zamora, Cerámica aragonesa, vol. ii, op. cit., pp. 36-37.

Figuras 32 y 33. Hoyo 2 excavado y algunos de los materiales recupe-rados en el relleno del mismo (UE 73).



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Hoyo 12

Probablemente contemporáneo al parcelario medieval, entre los siglos xii-xiv, se localiza en la esquina noroeste. Tiene planta ovalada con unas dimen-siones de 220 por 320 cm con una sección en U y un alzado de 75 cm. Contiene materiales similares a los localizados en los rellenos de la estancia 9, incluidos huesos humanos dispersos. Casi todos los materiales corresponden a cerámica sin vidriar lisa, o con decoración pintada en líneas negras paralelas u ondulantes, pertenecientes a jarras con fondo plano, o ligeramente convexo y a dos tapas. Destaca un fragmento con un espatulado ondulante en la pa-red. Hay también varios fragmentos de ollas de cocina de paredes finas y pasta rugosa, así como un fragmento con vidriado melado. Al igual que en el relleno del foso y en la UE 88, se recogen dos separadores cilíndricos de hor-no de alfar, uno de ellos con restos de vedrío adherido.

Figuras 34 y 35. Aspecto del hoyo 12 al inicio de la excavación y una vez vaciado.



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Hoyo 14

Se localiza en el área ocupada por la estancia 8 del parcelario medieval. Es de planta circular, con un diámetro de 190 cm y un alzado de unos 50 cm. La base llega al terreno natural. Las paredes son rectas. No se llega a excavar por falta de plazo, aunque en el seguimiento, se observa que tenía poca pro-fundidad. El relleno está formado por escombro de piedra troceada (restos de labra de cantería), tejas y tierra marrón clara, todo ello bastante suelto. Se desconoce la función original del mismo, aunque en cualquier caso es poste-rior a los pavimentos localizados en la estancia 8.

Algunos de los materiales que se pueden recoger dan una cronología entre los siglos xiii-xiv. Hay un fragmento con vidriado verde reutilizado como ficha o tapa con un diámetro de 5,5 cm. Puede corresponder a un deshecho de alfar ya que presenta una parte pegada de otra pieza en el vedrío. Melados hay tres fragmentos, dos de ellos de una jarra acanalada y uno de un cuenco con vidria-do al interior y al borde exterior. Las pastas son beige. Finalmente hay un frag-mento sin vidriar con decoración pintada en negro a base de líneas paralelas.

Figura 36. Materiales recogidos en el relleno del hoyo 12.

Figura 37 y 38. Vista del hoyo 14 en el proceso de excavación y materiales recogidos en el mismo.



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Época islámica y primeros años de conquista

Se enmarcan en este periodo los restos de época islámica, aunque por las dificultades en algunos casos para precisar una cronología a algunos de los ma-teriales, se incluye también parte del siglo xii, ya durante los primeros años de la conquista cristiana. Dentro del periodo islámico, dada su amplitud, hay que distinguir una serie de restos correspondientes al periodo previo a la ampliación de la ciudad en el siglo ix (principalmente los enterramientos 1, 2 y 3), y restos correspondientes a los siglos ix-xi tras la ampliación del perímetro urbano.

Muralla

Se ha localizado un tramo de 18,5 metros de la muralla con una torre, atravesando el solar dirección NO-SE. El trazado de la muralla no es total-mente recto, ya que muestra un pequeño cambio de orientación en la unión del lienzo de muralla con el ángulo sur de la torre.

La muralla mantiene características similares a las documentadas en dis-tintos puntos de su trazado, vistas tanto en la misma calle Herrerías (bar Harris, Archivo y Biblioteca Municipal) como en otras intervenciones reali-zadas en el casco antiguo de Tudela entre 1996 y 2007 (paseo de Pamplona9, calle Padre Ubillos10, calle Yanguas y Miranda)11.

Tiene una anchura media en su coronación de ± 2,20 m. La muralla pre-senta una doble camisa de sillares de piedra arenisca sin almohadillar, traba-dos con mortero de cal y un núcleo a base de cal y grandes bloques de arenis-ca. Las piezas, de módulo irregular, (0,60-0,80 m de longitud por 0,40-0,60 m de anchura por 0,40-0,60 m de altura) y en general mal escuadradas, están colocadas a soga y tizón con mayor presencia de tizones. Este tipo de aparejo a soga y tizón colocado de forma irregular, es frecuente en las obras islámicas del siglo ix, cuando todavía no se utiliza el aparejo califal, más sistemático, en el que se colocaban dos o tres sillares a tizón por cada una de las sogas.

La muralla presenta en su cara externa un encamisado fruto de una repa-ración posterior. Esta circunstancia quedó documentada también en el tramo aparecido en la calle Padre Ubillos12. Está realizado con sillarejo de calizas regulares (0,40-0,60 m de longitud por 0,40 m de anchura) dispuestas a soga. Las piezas tienen la cara exterior bien labrada y las interiores irregulares adap-tándose a los sillares de arenisca. Con este encamisado, la muralla llega a su-perar los 2,5 m. de anchura.

Respecto a la torre, también sigue el esquema de las documentadas en intervenciones anteriores. Así se pudo ver en el ya desaparecido tramo de muralla que se encontró en la calle del Muro en el año 1999 y el que se apre-cia junto al tramo de muralla de sillares almohadillados cerca de la calle Padre Ubillos. Al igual que aquellas, la torre es de planta cuadrada (4,5 de lado) con

9 M.ª C. Pérez Omeñaca, 2003, « Excavación de urgencia: fase ii de la plaza de la Judería», Tra-bajos de Arqueología Navarra, 16, pp. 163-173. J. J. Bienes et al., 2003, «Desde la prehistoria hasta el siglo ix», en 1.200 aniversario de Tudela (802-2002), Tudela, Ayuntamiento de Tudela, vol. 1.

10 Ibidem.11 O. Sola, A. Sangüesa, 2008, «Nuevo tramo de muralla islámica (s. ix) en la calle Yanguas y

Miranda (Tudela)», Centro de Estudios Merindad de Tudela, vol. 16, pp. 111-124.12 J. J. Bienes et al., 2003, «Desde la prehistoria…», op. cit.



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muy poco desarrollo al exterior, adelantándose apenas dos metros del lienzo de muralla. Está realizada simultáneamente a la muralla y por tanto trabada a ella sin diferencia en su fábrica. Al exterior presenta también el encamisado de caliza colocado en un momento posterior. La torre se encuentra afectada por una canalización moderna (de 0,30 m de anchura y 0,20 m de profundi-dad) que la atraviesa transversalmente.

En cuanto a los alzados conservados, en los sondeos previos se descendió 1,80 m desde el suelo del palacio (p. 0). La intervención realizada (vaciado de una bodega) ha permitido comprobar en este punto que la cimentación des-ciende a -260 cm. Una vez visto el recorrido completo tras desmontar la bodega y el resto de estructuras adosadas a la cara este, se comprueba que la cimentación presenta un escalonamiento de una hilada cerca del límite norte del solar. Este cambio adaptaría la cimentación a la inclinación natural del terreno, que desciende progresivamente de norte a sur. En la cara exterior, al coincidir con una de las zapatas pegada a la torre, se puede comprobar que conserva un alzado de 210 cm.

Figuras 39 y 40. Detalle de la torre y aspecto general de la muralla is-lámica atravesando el solar de norte a sur.



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Figuras 41 y 42. Detalle de la torre y aspecto general de la muralla islámica atravesando el solar de norte a sur.



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Barbacana

Se ha localizado un tramo de 4 metros de longitud de la barbacana. Pare-ce que en el resto del solar ha sido totalmente desmontada. Tiene una anchu-ra media en su coronación de ± 1,20 m. La fábrica es de sillarejo, con una doble camisa de piedra caliza trabada con mortero de cal y un núcleo interior con relleno de cal y canto. Las piezas son regulares (0,30-0,40 m de longitud por 0,30 m de anchura), dispuestas a soga. Alcanza un alzado de entre 210-215 cm como se puede comprobar al desmantelar la bodega 2.

Figuras 43 y 44. Aspecto de la coronación de la barbacana y restos de la misma una vez desmantelada la bodega 2, durante las obras de cimentación del nuevo edificio.



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Figura 45. Proceso de excavación de las zapatas en el área ocupada por el foso islámico.

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Foso

No se documenta en área, sino solamente en las zonas donde se excavan las zapatas. Se hace seguimiento de la excavación mecánica, pudiéndose cons-tatar que el terreno natural se encuentra a una cota de entre -3 y -3,80 m de la cota 0. Los rellenos están formados por tierras de tono marrón oscuro y verdosas mezcladas con cantos y gravas, carbones y abundante cerámica. Hay bastantes restos de fauna y varios huesos humanos dispersos. Entre la cerámi-ca, predomina la vidriada verde y sin vidriar, correspondiente en su mayoría a jarras y fuentes con pie alto, marcada carena y borde plano, en algunos casos estampillada con flores de lis, probablemente de los siglos xiii, xiv o inicios del xv (época de Carlos III el Noble). Hay también varias jarras con decora-ción pintada, ollas de cocina con borde vuelto horizontal, en algunos casos con acanaladura para la tapadera. Hay un fragmento de recipiente grande tipo tinaja, con cordón con digitaciones, posiblemente islámico. Se localizan también algunos atifles así como piezas de deshecho de alfar, lo que refuerza la idea de la presencia de un alfar cercano en uso al menos entre los siglos xii-xiv. Los materiales colmatan el antiguo foso de la muralla islámica, acorde con los siglos xiii-xiv-xv que dan estas cerámicas, puesto que tras la conquis-ta cristiana y la creación de la morería extramuros en este punto, parece per-der utilidad el mantener el foso a lo largo de la calle Herrerías. Los restos humanos, es muy posible que correspondan a la propia necrópolis islámica, previa a la ampliación de la ciudad del siglo ix y que queda parcialmente in-tramuros. El foso, se encontraba alterado en varios puntos por cimentaciones tanto de los muros perimetrales del palacio como por muros de subdivisión interna que en la mayoría de los casos alcanzan el nivel geológico del terreno seccionando de arriba abajo los rellenos del foso.



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Enterramientos

En la mitad este del solar se localizan (intramuros) tres enterramientos que siguen el ritual islámico. Están situados en fosa simple en posición decú-bito lateral derecho orientado este-oeste. Como ya se adelantó anteriormente, estos enterramientos corresponderían a inicios del siglo ix, momento previo a la ampliación de la ciudad bajo el mandato de Muza Ben Muza (842-862).

Enterramiento 1

Se trata de un individuo adulto, bastante incompleto al estar cortado por el muro que hace de medianil norte de la estancia 9. Conserva la mayor parte del tronco hasta la pelvis, habiendo perdido las piernas y el cráneo, así como el brazo izquierdo. La fosa es simple, excavada en el nivel de limos amarillos del terreno natural. Carece de ajuar. La orientación es N.E.-S.O. mirando al sur. La colocación es decúbito lateral derecho, ligeramente flexionado, pero dado el grado de conservación es difícil establecer la orientación con precisión.

Enterramiento 2

Se localiza en el extremo este de la estancia 8. Es el que mejor se conserva. Se trata de un enterramiento infantil colocado siguiendo el ritual islámico. La orientación es este-oeste, con la cabeza mirando al sur. Está colocado decúbi-to lateral derecho, con los brazos ligeramente flexionados, uniendo las manos en la zona de la pelvis y con las piernas casi rectas. Mide 94 cm de altura. La fosa es simple, bastante estrecha y ajustada al enterramiento (95 cm de largo por 22 cm de ancho). Se encuentra seccionada por la parte superior por las nivelaciones del palacio, por lo que desconocemos la profundidad original de la misma. Carece de ajuar.

Figura 46. Algunos de los materiales recogidos en el foso islámico.



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Figura 48. Vista general del enterramiento 2 excavado y detalle de la mitad superior.

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Figura 47. Enterramiento 1 seccionado por el muro medianil.



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Figura 49. Localización del enterramiento 3 seccionado por distintas negativas y metiéndose por debajo del muro de fachada a la calle Jorge Burgaleta.

Enterramiento 3

Se localiza en el extremo este de la estancia 6. Solo se conservan las piernas de rodilla para abajo, estando el resto seccionado tanto por la atarjea de épo-ca moderna (UE 36), como por el hoyo 20. Se trata de un individuo adulto colocado en una fosa simple de 30 cm de anchura, excavada en los limos del terreno natural. El ritual es islámico con una posición decúbito lateral dere-cho, orientado este-oeste mirando al sur.

Hoyos 3, 4, 5, 9, 11, 15 y 16

Estos siete hoyos, se agrupan al seguir un patrón similar. Se trata de ne-gativas excavadas en los limos amarillos del terreno natural, que encuentran el fondo al alcanzar el nivel de gravas. Presentan fondo plano y su planta es algo irregular, oscilando entre lo circular (hoyo 11), ovalado (hoyos 3, 4, 9 y 15) y cuadrangular (hoyos 5 y 16). El relleno de todos ellos está formado por tierra de tono marrón claro arcillosa mezclada con algunos limos, práctica-mente sin piedras y con poco y fragmentado material cerámico. Oscilan entre los 80 y los 130 cm de diámetro. Se desconoce su función original. Los nú-mero 5 y 16 no se descarta que pudieran tener alguna función a modo de zapatas de alguna estructura dadas sus plantas cuadrangulares, quizás contem-poráneos a la construcción de la muralla islámica en el siglo ix y relacionados con la misma. Por su situación cercana a la muralla y la torre, en paralelo a estas estructuras, no puede descartarse que sirvieran para sostener algún tipo



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de estructura de madera para acceder a la torre o a modo de paseo de ronda13. Los hoyos 3, 4, 5, 9 y 16, se concentran en el cuadrante suroeste coincidien-do con la zona donde no hay rebajes importantes de época medieval. El ho-yo 11 coincide con la estancia 8, por lo que solo conserva 10 cm de alzado. El hoyo 15 se localiza en el extremo norte y está cortado por la muralla islá-mica, siendo por tanto anterior a la misma.

Del hoyo 3 hay un conjunto de cerámica sin vidriar de pasta beige y ana-ranjada con un engobe exterior beige. La pasta está bastante decantada. Al interior presenta acanaladuras del torno muy marcadas. Parecen corresponder a jarras. El fondo es de un recipiente de mayor tamaño de almacenaje con desgrasantes visibles. Hay también un fragmento con decoración pintada a base de líneas más oscuras paralelas. La cronología es difícil de precisar ya que son producciones con un amplio recorrido cronológico aunque es probable-mente medieval-islámica por la ausencia de otro tipo de producciones ya vi-driadas.

Del hoyo 9 hay un conjunto escaso. Son dos fragmentos de cerámica sin vidriar de pastas decantadas de tono beige pertenecientes a jarras y dos frag-mentos de pared de cerámica de almacenaje con cocción mixta. La cronología posiblemente sea medieval islámica (s. xi-xii).

13 Quizás se puedan poner en relación con lo descrito en la intervención llevada a cabo en la calle Yanguas y Miranda de Tudela. O. Sola Torres y A. Sangüesa Magallón, «Nuevo tramo…», op. cit., pp. 111, 124. En el sondeo 1 de dicha intervención se localizan una serie de apoyos que pudieran formar parte de algún paseo de ronda, aunque luego se pone en duda la hipótesis por que no aparecen más en el resto del solar.

Figura 50. Hoyo 3 una vez vaciado. Al fondo el muro del parcelario medieval.



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Figura 51. Hoyo 4 excavado.

Figura 52. Hoyo 5 una vez vaciado. Se aprecia que está seccionado por la cimenta-ción del muro de época medieval.



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Figura 53. Hoyo 9 antes de excavar y una vez vaciado. Se encontraba cortado por la atarjea.




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Hoyo 6

Se localiza junto a la muralla y de hecho, se mete debajo de la misma por lo que se presupone anterior a esta, aunque es difícil poder asegurarlo dado que la coronación del hoyo se encontraba alterada por la negativa de la esca-lera de acceso a la bodega. Se trata de una negativa excavada en el terreno natural con un diámetro de 170 cm en la boca que se acampana hasta los 190 cm en los primeros 70 cm, para luego ir cerrándose en forma de embudo, continuando con 1 metro de anchura hasta los 310 cm de profundidad. A esa cota no se continúa la excavación por un riesgo de seguridad y porque la cota de obra queda por encima. En ese punto afloraba ya el nivel freático, por lo que parece claro su uso como pozo de captación de agua. En el tramo en-tre los 70 y los 140 cm de profundidad en el lado este, presenta la pared fo-rrada con bloques y lajas irregulares de caliza estando en el resto las paredes desnudas.

Se distinguen dos niveles diferentes de relleno. El relleno superior está constituido por tierras grises arcillosas mezcladas con cal, que en algunas zo-nas presentan motas negras que podrían corresponder a restos de grano, por lo que aunque se construyese como pozo, es posible que se reutilizara como silo en algún momento de su fase de amortización. Los materiales que con-tiene este primer estrato, son un conjunto de cerámica si no islámica, al me-nos de tradición islámica. Destaca una pieza casi completa de una jarrita con un asa de pasta común, con algún resto de vidriado melado en la base, similar




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a una forma C (según la tipología de M. Retuerce de la cerámica andalusí de la Meseta)14, con una serie de cinco líneas paralelas incisas. La pasta es beige decantada. Hay también fragmentos melados, sin vidriar pintados con líneas negras paralelas y ondulantes, sin vidriar lisas de pastas beige y un recipiente de cocina de forma abierta con al menos dos asas de pasta rugosa con 48 cm de diámetro. El conjunto parece datar de entre los siglos xi-xii. Hay también un pequeño cuchillo o puñal de hierro de unos 10 cm de hoja.

El estrato inferior, que comienza a partir del estrechamiento del pozo, a casi un metro de la boca, está formado por arcillas grises con algunos carbo-nes esporádicos que se va embarrando conforme se desciende hasta llegara a la cota -580 cm donde aflora el nivel freático. En el conjunto, predomina la cerámica sin vidriar lisa y sobre todo la decorada a base de líneas pintadas negras paralelas y ondulantes en la zona superior cercana al hombro. Varios de los fragmentos, corresponden a una jarra globular de gran tamaño. Del resto hay varios fragmentos melados de una jarra y de un salero bastante completo polilobulado, con al menos un asa y pie de tradición mudéjar me-seteña15, así como dos fragmentos de una gran tinaja posiblemente islámica,

14 M. Retuerte Velasco, 1998, La cerámica andalusí de la Meseta, t. i y ii, Madrid, Cran Estudios.15 Existen paralelos similares en Valladolid en los alfares excavados en la calle Duque de la Vic-

toria, antigua calle Olleros, aunque los acabados de la superficie son diferentes. M. Gómez Renau, «La aljama de Valladolid: nuevas aportaciones», Anaquel de Estudios Árabes, vol. 15, pp. 141-163.

Figura 56. Hoyo 6 al inicio de la excavación con la cimentación de la muralla islámica a la vista.



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Figuras 57, 58 y 59. Aspecto final de la excavación del hoyo 6 hasta el punto donde se pudo rebajar y materiales del relleno superior de col-matación del hoyo 6.



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fragmentos de teja y un fragmento con esmalte estannífero y decoración en morado, posiblemente de una tapa o una salsera. La cronología iría del siglo xii al xiii.

Dado el tipo de materiales recuperados, con una cronología posterior a la muralla, fechada en el siglo ix, cabe plantear dos hipótesis: o bien la negativa es anterior a la muralla pero no se colmata hasta un momento posterior a la misma o bien la negativa es posterior a la construcción de la muralla y no se tiene en cuenta la posible afección a las cimentaciones de la misma. Lo que queda claro es que la amortización es de los siglos xii-xiii, con una inversión de estratos, ya que los materiales más modernos se recogen en el nivel inferior. Es probable que siga dos fases de amortización con un periodo de uso como silo, a tenor de los restos de grano.

Hoyo 21

Está cortado por la muralla y por el pozo (hoyo 6). Se conservaba muy poco del mismo. Parece haber tenido planta circular u ovalada, cortando el nivel de limos amarillos sin llegar a las gravas. El relleno estaba formado por arcillas de tono marrón claro y abundantes cantos de río de 10/12 cm, todo ello muy compactado.

Entre los materiales, se identifican al menos una forma I en la tipología de M. Retuerce16 (Alcadafe) de época almohade, siglos xii-xiii, caracterizado como forma troncocónica invertida, fondo plano, paredes gruesas, rectas y exvasadas, borde con labio con gran engrosamiento exterior y pastas gruesas. Presenta una serie de incisiones en forma de ungulaciones en el borde exterior

16 M. Retuerte Velasco, 1998, La cerámica andalusí…, op. cit.

Figura 60. Materiales del relleno inferior de colmatación del hoyo 6.



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Figuras 61 y 62. Restos del hoyo 21 seccionado por el hoyo 6 y materiales recuperados en el relleno del mismo.

y se adivinan líneas ondulantes junto a la zona de rotura en la pared exterior. Los otros dos fragmentos corresponden a producciones sin vidriar lisas. Un fragmento de pared y un asa.



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Hoyo 7

Localizado en la zona de la estancia 9. Es de planta circular con un diá-metro de 145 cm. Las paredes son rectas y presenta en el extremo norte tres rebajes a modo de escalones en la pared distantes entre 35 y 55 cm. El hoyo está excavado en los limos y gravas del terreno natural. Se rebaja 337 cm sin agotarlo por problemas de seguridad, quedando el área por debajo de la cota de obra protegida. Parece claro, no obstante que alcanzaría el nivel freático por lo que se interpreta como pozo de captación de agua de época islámica o de un momento inmediato a la conquista cristiana. Se amortiza con al menos tres niveles distintos formados por tierras, cal, piedra, tejas y cenizas.

Respecto a los materiales, en el nivel superior de colmatación, predomi-nan los fragmentos de ollas de cocina de paredes finas, pasta rugosa con

Figuras 63 y 64. Aspecto del hoyo 7 al inicio y durante el proceso de excavación. Son visibles los escalones en la pared.



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bordes exvasados de tonos negro y marrón. Del resto, hay algún fragmento vidriado verde, melada y marrón oscura así como sin vidriar de pasta beige y rosácea y pintadas. En el segundo nivel de colmatación, predominan las pro-ducciones sin vidriar pintadas (líneas negras paralelas en la zona del hombro) y lisas de pastas claras correspondientes a jarras. Hay dos fragmentos con vedrío melado de fuentes o saleros, un fragmento de olla de cocina y un frag-mento que puede corresponder a un recipiente de almacenaje islámico. Estos materiales dan unas cronologías entre los siglos xii-xiii, aunque hay también algunos fragmentos de producciones más antiguas de época islámica (siglos x-xi). Es probable que la negativa se colmatase con la ocupación del área para una de las viviendas del parcelario medieval (estancia 9).

Figuras 65, 66 y 67. Aspecto del hoyo 7 al final de la excavación (arriba); materiales del nivel superior (izquierda); materiales del nivel inferior (derecha).



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Hoyos 17, 18, 19 y 20

Se localizan en el extremo sudeste del solar. Se describen agrupados, ya que presentan características similares y se cortan entre sí. El relleno que los colmata es muy similar, resultando complicada la distinción entre ellos. Tie-nen planta irregular, tendiendo a lo circular con fondos curvos y perforan al nivel de limos naturales. Por el lado oeste, se encuentran cortados por el muro de subdivisión de la estancia 6. En el extremo este, están seccionados por una de las atarjeas de desagüe de época moderna. El hoyo 20, a su vez, corta al enterramiento 3 de cronología islámica. De hecho, en los rellenos se recogen abundantes huesos humanos dispersos, localizándose en concreto en el hoyo 20, un esqueleto (enterramiento 4) con la mitad superior en conexión anatómica, aunque de cintura para abajo estaba bastante desplazado. Sigue una orientación este-oeste con una posición de decúbito supino. El enterra-miento no presenta una fosa definida ni ningún elemento propio de un ritual funerario islámico. Todo ello invita a pesar que el individuo se encuentra en posición secundaria. Al excavar el hoyo 20 habrían localizado este enterra-miento, perteneciente a la necrópolis islámica, y muy próximo en el tiempo a la excavación del hoyo. Esta es la razón de que la parte superior del indivi-duo conserve la conexión anatómica. Quizá por esta misma proximidad temporal, los restos humanos se depositaron nuevamente en el lugar aproxi-mado de su inhumación original. Resulta complicado atribuir una función concreta a estas negativas. La cronología parece oscilar entre el siglo ix, ya que cortan a uno de los enterramientos (n.º 3), forzosamente anterior a la cons-trucción de la muralla del siglo ix, y el siglo xi o inicios del xii por los mate-riales que contienen y el hecho de quedar cortados por el parcelario medieval que surge a partir del siglo xii. Por la forma irregular y el estrato natural que corta no se puede descartar una función de cantera de arcillas, incluso rela-cionada con los diversos restos propios de alfar localizados en algunos hoyos y estratos de los siglos xii y xiii. Esta interpretación apuntala la hipótesis en relación al enterramiento 4, puesto que la función extractiva de la negativa, permite que su colmatación sea inmediata.

Volviendo sobre los materiales, la cerámica recogida, da una cronología islámica para el relleno de estas negativas. De los materiales del hoyo 17 todas las cerámicas parecen de origen islámico. Se identifican al menos una forma I en la tipología de M. Retuerce17 (Alcadafe) de época almohade, siglos xii-xiii, caracterizado como forma troncocónica invertida, fondo plano, paredes grue-sas, rectas y exvasadas, borde con labio con gran engrosamiento exterior y pastas gruesas; una forma F (olla o marmita) cocción reductora, cuerpo glo-bular, fondo convexo, cuello corto, a modo de borde, recto, vertical, labio fino y redondeado y pasta rugosa. Hay también un fragmento posiblemente de tinaja (forma J) con profusa decoración a base de un cordón con digita-ciones y profundas líneas peinadas rectas y ondulantes. La tipología sitúa estas piezas en época almohade (siglo xii).

Del hoyo 20 hay tres fragmentos de teja árabe, nueve de jarras, alguna de ellas con acanaladuras en la superficie de pastas rosáceas y beige, sin vidriar y dos fragmentos de recipientes de almacenaje de pastas gruesas con desgrasan-

17 M. Retuerte Velasco, 1998, La cerámica andalusí…, op. cit.



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tes visibles. Algunas de las piezas pueden corresponder a época islámica aun-que ya de finales del siglo xi o inicios del xii.

Figuras 68 y 69. Aspecto de los hoyos 17, 18, 19 y 20 al inicio de la excavación.Enterramiento 4 dentro del hoyo 20.



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Figuras 70 y 71. Aspecto final de la excavación de los hoyos 17, 18, 19 y 20. Materiales del hoyo 17.

Figura 72. Materiales en el relleno del hoyo 20.



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Hoyo 8

Se trata de una gran negativa localizada en la estancia 7, cortada por el mu-ro del parcelario medieval y por una de las atarjeas de desagüe modernas. Tiene un diámetro de 350 metros con un fondo plano y paredes ligeramente curvas. Está excavado en el nivel de limos amarillos naturales, quedando la base a la altura de las gravas. Consta de un único nivel de relleno con 80 cm de potencia, formado por tierras arcillosas marrones con cantos de las gravas y algún frag-mento de caliza. Se recogen algunos huesos humanos dispersos y cerámica sin vidriar. Hay unas lisas y otras pintadas con líneas rectas o zigzagueantes negras. La pasta es beige y rosácea bastante decantada. Hay también varios fragmentos de cocina de pasta rugosa con paredes finas. Es difícil establecer una cronología precisa por la larga perduración de estas producciones pero la ausencia de vi-driados así como el hecho de ser anterior al parcelario medieval parece apuntar hacia los siglos los siglos xi o xii, siendo las cerámicas de época islámica.

Figuras 73 y 74. Vista general del hoyo 8 al inicio de la excavación y trinchera realizada en el mismo.



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Época romana

Solo se documentan una negativa (hoyo 13) y un estrato que contienen materiales de época romana y prerromana.

Hoyo 13

Puede interpretarse como un área de extracción de arcilla dado su gran tamaño (5,20 m de diámetro) y entre 1 y 1,10 m de profundidad. La forma tiende a lo circular aunque con diversas irregularidades, al igual que el fondo,

Figuras 75 y 76. Aspecto del hoyo 13 al inicio de la excavación. En primer plano está el hoyo 12 que lo cortaba. Vista del hoyo 13 una vez realizada la sección en que se excava la mitad norte.



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también irregular. El relleno es de arcillas de tono marrón claro y oscuro al-ternando con limos sin ninguna disposición horizontal, lo que lleva a pensar en una colmatación con arrastres de lluvia. Se excava solo una sección (norte-sur) completándose el resto en el seguimiento de las labores mecánicas.

Entre los materiales, hay varios fragmentos de tradición celtibérica a tor-no de pastas muy decantadas de cronología prerromana. De época romana hay un fragmento de dolium, uno de tapadera de dolium, varios fragmentos

Figuras 77 y 78. Detalle del cantil de la sección del hoyo 13 y muestra de los materiales recuperados en los rellenos del mismo.



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de cerámica común y común barnizada, así como dos de paredes finas. De vajilla de mesa hay un fragmento de T.S.I. y cuatro de T.S.H. de los alfares riojanos de entre los siglos i-ii d. C. Hay un fragmento que podría ser de T.S. africana aunque dado el pequeño tamaño su atribución es dudosa. En general la cronología del conjunto va entre los siglos ii a. C al ii d. C. Hay también una lámina truncada de sílex sin retoque.

Estrato con materiales romanos

Respecto al estrato tiene unas características muy similares al relleno del hoyo 13 por lo que es posible que se tratase de una negativa similar. Al ago-tarse el plazo de excavación no se pudo documentar completo. Se realizó una cata de 200 x 75 cm en el mismo que no permitió esclarecer este extremo. Solo se pudo constatar la presencia de materiales de época romana.

CONCLUSIONES

Dado el grave impacto que suponía la construcción de las viviendas por la excavación de sótanos en la parte intramuros de la muralla islámica, la ex-cavación arqueológica permitió documentar de la manera más exhaustiva posible un patrimonio condenado a desaparecer. La amplia secuencia crono-lógica (desde época prerromana hasta la actualidad) así como la abundancia de estructuras, estratos y negativas, convirtió lo que inicialmente se preveía como un seguimiento centrado principalmente en la muralla islámica, en una compleja excavación arqueológica que se prolongó durante dos meses.

Figura 79. Cata realizada en el estrato UE 175.



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Como hitos principales cabe citar algunos de los hallazgos que permiten ir completando aspectos de la evolución de la población en el área ocupada actualmente por Tudela.

El hallazgo de materiales prerromanos y romanos, principalmente en el hoyo 13, complementa otra serie de hallazgos a cargo sobre todo de J. J Bie-nes18 en otras áreas de la ciudad, reafirmando la hipótesis de un poblamiento desde la Edad de Hierro y durante la época de dominación romana del solar de la actual Tudela.

Quizás el hallazgo más relevante, puesto que altera algunas de las hipóte-sis asentadas, es la localización de una serie de enterramientos (1, 2 y 3) de época islámica, en el área intramuros respecto a la muralla también islámica del siglo ix. Dichos enterramientos, además de los diversos restos humanos dispersos en varias de las negativas y estratos del entorno, dado su ritual cla-ramente islámico, solo podrían pertenecer al primer momento de la ocupa-ción islámica desde la fundación (o refundación) de la ciudad en el siglo ix, hasta la ampliación de la misma bajo la autoridad de Muza Ben Muza (842-862). Es decir, datarían de la primera mitad del siglo ix, aunque no se puede descartar que pudieran incluso ser del siglo viii, aunque por el momento ca-rezcamos de información sobre la existencia o no de población islámica para estos momentos tempranos.

Por su situación, parece oportuno, ponerlos en relación con la necrópolis de Herrerías localizada en 200519. Este hecho llevaría a replantear la exten-sión original de dicha necrópolis. J. J. Bienes plantea sus límites claramente extramuros de la cerca del siglo ix: «Hacia el este, limitaría con el borde de barranco o foso, a una distancia de 13 m desde las fachadas del lado oeste de la calle, llegando hasta el centro de la misma»20. Si estos enterramientos co-rrespondieran a la misma necrópolis, como nos inclinamos a pensar, su ex-tensión sería mayor. La hipótesis que planteamos es que esta necrópolis ocuparía un área más amplia hacia el este, al menos hasta la actual calle Jorge Burgaleta, y tendría un origen más temprano, desde la primera presencia de población islámica en la ciudad. La posterior ampliación de la ciudad a me-diados del siglo ix con la erección de la muralla y creación del foso, habría seccionado el espacio funerario, quedando la parte intramuros amortizada, mientras que la parte extramuros se continuaría utilizando, siendo la que Bienes identifica como necrópolis de Herrerías en el citado artículo. Este hecho, permite además explicar la presencia de restos humanos dispersos en algunos de los estratos medievales excavados en la presente intervención, así como en el foso. Esta hipótesis permite aportar otra explicación a los enterra-mientos localizados en 2005 en la calle Herrerías, que se encontraban corta-dos por el foso. La circunstancia de que se encontraran seccionados, Bienes lo interpreta como un proceso de erosión del propio barranco utilizado como

18 Un resumen completo actualizado de dichos hallazgo queda recogido en J. J. Bienes Calvo, 2013, «Vestigios del poblamiento romano bajo la ciudad de Tudela: Estado actual de la investigación», Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 21.

19 J. J. Bienes Calvo, 2006, «La necrópolis islámica de Herrerías», Centro de Estudios Merindad de Tudela, 14, pp. 41-62.

20 Ibid., p. 45.



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foso: «en cuyo borde, fenómenos de erosión habían ido mordiendo el límite de los enterramientos»21.

Un aspecto también a destacar, es el desarrollo urbanístico del área intra-muros de la muralla islámica del siglo ix. En general, los estudios en torno al desarrollo urbano del área de la ciudad, que se amplía a partir del siglo ix, hablan de una escasa ocupación del suelo. Así han aparecido niveles de ate-rrazamiento para comenzar a poblar la zona al exterior de la muralla primiti-va a finales del siglo ix. También conocemos que al interior de la muralla existía un gran espacio sin urbanizar, tal vez ocupado por campos y cercas para el ganado, que no comenzó a edificarse hasta el siglo xii.

Este extremo, parece confirmarse también en esta intervención, aunque son varias la problemáticas que se dan. Por los materiales recogidos, parece ser a partir del siglo xii cuando se intensifica la ocupación, generándose una parcelación típicamente medieval (reflejada en las estancias 6, 7, 8 y 9). Sin embargo, existen también varias negativas con materiales claramente islámi-cos, que podrían indicar ya la existencia de espacios habitacionales, desfigu-rados por las remociones de terreno a partir del siglo xii. El hecho de que las estancias 8 y 9 presenten la característica de un suelo rehundido22, poco ha-

21 Ibid., p. 44.22 Quizás puedan ponerse en relación con el fenómeno de las construcciones de suelo rehundido

o fondo excavado, documentado en el entorno de Madrid para época altomedieval A. Vigil-Escalera Guirado, 2003, «Arquitectura de piedra y madera en Madrid (ss. v-ix d. C.). Variables materiales,

Figura 80. Hipótesis de la extensión de la necrópolis islámica de Herrerías por el este en función del hallazgo de enterramientos en el solar de Herrerías, 12 y de su cronología más temprana.



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bitual en estos contextos, puede indicar una cronología más temprana de estas construcciones, que luego serían ocupadas a partir de la conquista cris-tiana, alterando estos niveles más antiguos. Sin embargo son necesarios más estudios en otras áreas cercanas que pudieran aportar datos más precisos.

consideraciones sociales», Arqueología de la Arquitectura, 2, pp. 287-291. Sin embargo, faltan datos más amplios en otras zonas de Tudela que permitan confirmar este extremo.

Figura 81. Conjunto de atifles, separadores cilíndricos y una posible pieza para el transporte de grandes recipientes.

Figura 82. Conjunto de fragmentos que muestran fallos de cocción, pudiendo corres-ponder a deshechos de alfar.



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Igualmente interesante es la localización de elementos propios de alfar, lo que denota la presencia de este tipo talleres en las proximidades al menos en los siglos xii-xiv. Ya en la citada intervención de 2005 en Herrerías, se habla de la presencia de deshechos de alfar, con lo cual, no podemos sino confirmar este hecho. En esta intervención se localizan elementos propios de la labor alfarera en los rellenos de nivelación del palacio; rellenos del foso; rellenos en la estancia 9; rellenos en la estancia 7; relleno hoyo 12; relleno hoyo 14. La localización de hoyo 13 (con materiales romanos), así como de los hoyos 8, 17, 18, 19 y 20, en general de gran tamaño y formas irregulares, cuya función se plantea como canteras de arcilla, podría indicar una presencia de alfares en época anteriores, tanto romana como islámica.

RESUMEN

Memoria de la intervención arqueológica en el número 12 de la calle Herrerías de Tudela

Este artículo recoge un resumen de la memoria de excavación del solar ocupa-do por el palacio de Herrera Spínola en el número 12 de la calle Herrerías de Tudela. Analiza las distintas fases de ocupación desde época romana pasando por el periodo islámico destacando algunos enterramientos de la necrópolis de Herrerías y la muralla del siglo ix, así como el parcelario medieval con sus ampliaciones en época moderna. Culmina con la construcción del palacio en el siglo xviii.

Palabras clave: Tudela; arqueología urbana; necrópolis islámica; muralla islá-mica.

ABSTRACT

Memory of archaeological intervention at 12 Herrerías Street in Tudela

The paper presents the results of the excavation made in the solar occupied by Herrera Spínola’s palace placed at 12 Herrerías Street in Tudela. It analyzes the several occupation phases: the Roman ages, the Islamic period, with remarka-ble burials from the Herrerías necropolis, and the 9th century wall. In the same way the paper explains the medieval and modern urbanism that ends with the construction of the Spínola’s palace in the 18th century.

Keywords: Tudela; urban archaeology; Islamic cemetery; Islamic wall.



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