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PUBLICACIONES Universidad de Alicante TRABAJO Y TERRITORIO José Manuel Casado Díaz Los mercados laborales locales de la Comunidad Valenciana

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  • PUBLICACIONESUniversidad de Alicante

    TRABAJO Y TERRITORIO

    José Manuel Casado Díaz

    Los mercados laborales localesde la Comunidad Valenciana

  • © José Manuel Casado Díaz

    © de la presente ediciónPublicaciones de la Universidad de Alicante

    Campus de San Vicente s/n03690 San Vicente del Raspeig

    [email protected]://publicaciones.ua.es

    Diseño de portada:Alfredo Candela

    Preimpresión e impresión:

    ISBN: 84-7908-539-8 Depósito Legal: A-279-2000

    Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemasde recuperación de la información ni transmitir alguna parte de esta publicación,

    cualquiera que sea el medio empleado -electrónico, mecánico, fotocopia,grabación, etc.-, sin el permiso previo de los titulares de los derechos de la

    propiedad intelectual.

    Estos créditos pertenecen a la edición impresa de la obra.

    Espagrafic

    Edición electrónica:

    Espagrafic

  • Portada

    Créditos

    Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

    I. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

    II. Los mercados laborales locales . . . . . . . . . . . . . . . 20

    1. El concepto de mercado laboral local . . . . . . . . . . . 20

    2. Aplicaciones de la regionalización en mercados laborales locales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

    3. Limitaciones del concepto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

    III. Procesos formales para la delimitación de mercados laborales locales . . . . . . . . . . . . . . . . 65

    1. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

    2. Métodos oficiales de determinación de mercados laboraleslocales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

    IV. Los desplazamientos laborales diarios en la Comunidad Valenciana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

    1. Los datos sobre desplazamientos de trabajadores entre sus lugares de residencia y de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

    2. Análisis de la movilidad diaria de los trabajadores en función de sus características individuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

    3

    Índice

  • 4

    Índice

    3. La autonomía de los municipios valencianos en términos de movilidad cotidiana de sus trabajadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

    V. La delimitación de los mercados laborales locales de la Comunidad Valenciana . . . . . . . . . . . 243

    1. La regionalización de la Comunidad Valenciana a partir delas cifras globales de población ocupada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246

    2. Análisis de la regionalización en función de las cifrasglobales de población ocupada . . . . . . . . 288

    3. Regionalización por subgrupos de la población ocupada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319

    4. La evolución futura de los mercados laboraleslocales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 349

    5. Propuestas de uso del mapa de mercados laborales locales valenciano . . . . . . . . . . . . . . . . . 363

    VI. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 376

    VII. Bibliografía citada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 392

    Anexo I: Algoritmos de regionalización laboral . . . . .421

    Anexo II: El programa mercados laborales locales . .436

    Anexo III: Tablas municipales de autonomía de oferta y demanda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .441

  • Anexo IV: Lista de municipios que componen los mercados laborales locales en cada una de las regionalizaciones (Total, en función del sexo,de la profesión y del sector de actividad) . . . . . . . . .457

    Anexo V: Características de los mercados laborales locales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .480

    Anexo VI: Especialización económica de los municipios valencianos en función de la población ocupada residente y de los puestos de trabajo localizados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .482

    Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .494

    5

    Índice

  • 6ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

    Este libro está basado en mi tesis «Trabajo y territorio.Un análisis aplicado a la Comunidad Valenciana», leídael día 27 de junio de 1998, que recibió la financiacióndel Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», organismo depen-diente de la Diputación Provincial de Alicante, a través de laConvocatoria de Ayudas a la Investigación en su modalidadII.4 Ayudas para la realización de tesis doctorales (1997/98)y fue realizada bajo la dirección de los profesores ClementeHernández Pascual y Andrés Pedreño Muñoz.

    La investigación comenzó gracias a la concesión de una becadel Subprograma de Formación del Profesorado Universitariopor parte del Ministerio de Educación y Ciencia, que disfrutéentre enero y octubre de 1994, antes de incorporarme a lastareas docentes del Departamento, bajo la dirección del Dr.Andrés Pedreño Muñoz, quien sugirió un primer tema deinvestigación. Dicho tema, con algunas modificaciones, hadado origen a esta tesis, dirigida por él mismo junto con el Dr.Clemente Hernández Pascual, bajo cuya coordinación comoinvestigador principal me incorporé al proyecto de investiga-

  • ción GV-2455/94 del Programa de Proyectos de InvestigaciónCientífica y Desarrollo Tecnológico «Generalitat Valenciana»(1994/95 a 1996/97), gracias al cual fue posible continuar mitrabajo.

    Deseo mostrar mi agradecimiento, en primer lugar, a las ins-tituciones que han financiado mi trabajo y a mis directores detesis, además de por las obvias razones intelectuales, por laconfianza que siempre han depositado en mí y el apoyo queen todo momento me han brindado.

    Además, estoy en deuda con el Institute for EmploymentResearch de la Universidad de Warwick (Reino Unido); enespecial con la profesora Anne E. Green, sin cuyo apoyo nohabría sido posible la realización de este trabajo, con XavierCastelló, del Instituto Valenciano de Estadística y conFrancisco Flórez, del Departamento de TecnologíaInformática y Computación de la Universidad de Alicante,quien realizó el programa informático.

    Mi agradecimiento debe ir también para los muchos y buenosamigos que tengo en el Departamento de Análisis EconómicoAplicado y fuera de él, por el ánimo constante que me haninfundido durante todo este tiempo, para mi familia y, final-mente, para Marta, por su ayuda en la realización de losmapas y algunas otras cosas.

    7ÍNDICE

    Agradecimientos

  • 8ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

    I. Introducción

    Una de las críticas más comunes hacia los estudios deeconomía laboral es el carácter teórico de la mayorparte de ellos, lo que lleva a que muy a menudo sehable de mercados de trabajo difícilmente conciliables con la

    realidad que viven cotidianamente la mayor parte de los ocu-

    pados. Gran parte de este alejamiento se deriva del hecho de

    que el grueso de estos estudios no consideran un aspecto tan

    fundamental de las relaciones laborales como es el espacio

    en que dichas relaciones se desenvuelven. Este espacio no

    es un mero contenedor, sino que reúne una serie de caracte-

    rísticas que marcan de manera determinante cuál es la forma

    en que se desarrolla el intercambio entre trabajadores y

    empresarios, el tipo de relaciones que se establecen entre

    ellos y los resultados de dichas relaciones en términos de

    salario, de productividad y, lo que tiene especial relevancia en

    nuestros días, en términos de desempleo.

  • La visión ortodoxa del mercado de trabajo ha partido tradi-cionalmente del supuesto de la existencia de un mercado detrabajo homogéneo, en el interior del cual se produce unaplena movilidad geográfica de sus participantes. Se trata deun hipotético mercado de trabajo en el que existe un gruponumeroso de trabajadores intercambiables y que gozan deinformación perfecta sobre las oportunidades de empleo y losacuerdos alcanzados por otros trabajadores. Dicho grupo detrabajadores pacta con un numeroso grupo de empleadoresun precio y unas condiciones laborales, a cambio de unasdeterminadas cantidades de trabajo y, probablemente, dealgunos otros compromisos.

    La cercanía de estos supuestos a la realidad puede ser cues-tionada, sin embargo, por diversas fuentes de inmovilidad. Enprimer lugar, por la existencia de diversos grupos y categorí-as profesionales asociados a tareas que no son similares, loque da lugar al surgimiento de barreras que hacen difícil lamovilidad entre los diversos grupos funcionales. Por otro lado,otra restricción, más relevante en este caso, se deriva de ladivisión del espacio en áreas entre las cuales la movilidadgeográfica es muy poco frecuente. Si fuera posible delimitartales áreas, éstas serían necesariamente de carácter local,dada la limitación en términos pecuniarios y de tiempo quesufren los desplazamientos cotidianos de ida y vuelta al tra-bajo, así como los altos costes que implica el cambio de resi-

    9ÍNDICE

    I. Introducción

  • dencia (la otra fuente de movilidad geográfica, que habitual-mente ha centrado el interés de los investigadores económi-cos).

    Tanto los economistas inscritos en la corriente de pensa-miento anterior como quienes, desde otras escuelas, hancontestado la validez de estos supuestos han ido incorporan-do en las últimas décadas la necesidad de abordar el estudiodel mercado de trabajo sobre ámbitos geográficos inferiores,al ser obvia la excesiva simplificación que supone elegir comomarco de referencia el mercado nacional, dadas las diferen-tes características de los submercados que lo componen.Así, en el caso español, los análisis empíricos referidos a laelaboración de modelos sobre determinación salarial partien-do de los supuestos neoclásicos más tradicionales, o losestudios que se centran en aspectos como el capital humano,la segmentación de los mercados de trabajo en sus distintasvertientes y otros muchos aspectos, que frecuentemente sevenían refiriendo al país en su conjunto, han incorporado ensus análisis las comunidades autónomas o las provinciascomo si se tratara de genuinos mercados de trabajo. Otrasveces el ámbito elegido ha sido el local, lo que ha llevado autilizar áreas cuyos límites han sido asociados a los de muni-cipios concretos, o a agregaciones de los mismos considera-dos como integrantes de un mismo mercado local de trabajo.

    10ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • En muy raras ocasiones se han empleado procedimientosformales para la delimitación de tales mercados.

    Es posible, sin embargo, definir áreas funcionales que reco-jan el carácter local del mercado de trabajo, delimitando losmercados relativamente independientes a los que se refierenla mayor parte de las acepciones del término. El que en elinterior de dichas áreas las relaciones laborales se desarro-llen siguiendo o no el modelo propuesto por los neoclásicoso el resto de escuelas de pensamiento económico debe serobjeto de análisis más detallados. La delimitación de estasáreas supone un paso previo en este sentido, al acotar unámbito espacial de referencia respecto al cual pueden seranalizados otros aspectos.

    El primero de los objetivos de este trabajo es delimitar losmercados laborales locales de un territorio concreto. En estecaso se ha seleccionado la Comunidad Valenciana, que esuna de las pocas comunidades autónomas para las cualesdicho ejercicio puede ser llevado a cabo en España, dada laausencia de los datos necesarios para el conjunto del país.

    La delimitación de los mercados laborales locales se basa enlos flujos diarios de trabajadores, que son agregados en fun-ción del municipio de origen, el municipio de residencia, y dedestino, el municipio en el que se trabaja. A partir de dichosdatos, y mediante un procedimiento formalizado, se obtienen

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    I. Introducción

  • agrupaciones de municipios en áreas funcionales indepen-dientes con respecto a los flujos laborales diarios, de formaque los volúmenes de trabajadores que cruzan los límites delos mercados laborales locales en un día típico de trabajo sonmuy poco relevantes.

    Para la definición de los mercados laborales locales se parte,por tanto, de la agregación de los flujos de los trabajadores.Sin embargo, cabe suponer que existen diversas pautas decomportamiento frente a la movilidad en el seno de la pobla-ción ocupada total. Dichos patrones están asociados a lasdistintas características de los individuos y son, a la vez, ori-gen y producto de una serie de circunstancias, muchas de lascuales han dado lugar, desde puntos de vista diversos, a unagran parte de la literatura sobre temas laborales. Así, es posi-ble observar que los trabajadores manuales encuentran sustrabajos con mucha frecuencia en ámbitos más reducidos ymás cercanos a sus lugares de residencia que los corres-pondientes a los profesionales más cualificados. Estas dife-rencias se derivan, probablemente, de la distinta capacidadadquisitiva, que les permite afrontar costes distintos de des-plazamiento y tipos diferentes de residencia, pero tambiénestán relacionadas con la distribución territorial de las activi-dades económicas que los ocupan y con la existencia de dife-rencias en los canales que ambos colectivos usan habitual-mente para buscar empleo. Por otro lado, este enfoque per-

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    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • mite abordar fenómenos como la discriminación sexual en elmercado de trabajo, mostrando en qué medida la experiencialaboral de las mujeres se desarrolla en ámbitos geográficossimilares a los de los hombres, o bien existen límites distin-tos, lo que puede aportar información relevante sobre posi-bles restricciones en el acceso a determinados puestos detrabajo.

    El análisis del comportamiento dispar en términos de movili-dad cotidiana de los grupos en que puede ser dividida lapoblación ocupada constituye el segundo objetivo de estainvestigación.

    Se han utilizado dos vías para analizar estos comportamien-tos. Por un lado, el estudio de los datos individuales de losocupados, evaluando la contribución a la decisión de despla-zarse de varias de sus características personales, profesio-nales y de su lugar de residencia. Por otro lado, desde elpunto de vista espacial, se han delimitado las áreas funcio-nales en las cuales desarrollan habitualmente su trabajo losdistintos grupos de ocupados, empleando para ello un méto-do similar al utilizado para el conjunto de la población ocupa-da. En este caso, la delimitación de los mercados laboraleslocales no ofrece tan solo una referencia geográfica para lle-var a cabo otros análisis, sino que informa en sí misma deaspectos que habitualmente se ignoran en estudios en los

    13ÍNDICE

    I. Introducción

  • que los aspectos espaciales suelen ser obviados. Las áreasdefinidas permiten relacionar las variables personales y ocu-pacionales con las características del territorio, que es un ele-mento añadido de heterogeneidad, dado que la distribuciónde las actividades económicas y la ubicación de las residen-cias en el territorio no siguen pautas homogéneas, sino queunas y otras se concentran en determinadas áreas en detri-mento de otras.

    La relevancia que los problemas asociados al mercado laboralhan adquirido en las últimas décadas en los países desarrolla-dos y el énfasis cada vez mayor que investigadores y adminis-traciones públicas están poniendo en los aspectos localeshacen pertinente este estudio. Por un lado, las aplicaciones delmismo pueden partir de un uso positivo de los mercados labo-rales locales como instrumento para el diagnóstico de la situa-ción del mercado de trabajo, para la delimitación de áreassobre las cuales llevar a cabo medidas de incentivos regiona-les o de formación, o para el diseño de la recogida de datossobre variables relevantes para el empleo.

    Desde un punto de vista normativo, los mercados laboraleslocales pueden ser utilizados como herramienta para el dise-ño de políticas de planificación territorial en aspectos como laubicación de las zonas residenciales, de la actividad económi-ca y de las infraestructuras de transporte o servicios. Así, a

    14ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • partir de la realidad laboral puesta de manifiesto en un mapade mercados laborales locales concreto, pueden establecerseobjetivos en términos de tamaños óptimos de dichos merca-dos, intentando paliar, entre otros, los problemas derivados dela congestión de las infraestructuras de transporte, los costessociales y personales derivados de desplazamientos dema-siado largos, las dificultades de gestión de volúmenes depoblación demasiado grandes en términos de políticas activasde empleo, etc. Los antecedentes existentes en otros paísesde los usos positivo y normativo de los mercados laboraleslocales avalan estas aplicaciones.

    Por último, cabe señalar la necesidad práctica de disponer deunas zonas adecuadas a la idiosincrasia valenciana para com-pararlas con las que finalmente se propongan por la adminis-tración europea en el curso de la reforma de los fondos estruc-turales. Dicha reforma dará, al parecer, un mayor peso a lasvariables laborales y para su articulación ya se están desarro-llando trabajos que parten de regionalizaciones ensayadassobre las experiencias de otros países, con característicasque podrían no ser adecuadas en el caso español. El métodoempleado en este trabajo para la delimitación de los mercadoslaborales locales recoge las recomendaciones hechas hastaahora por las autoridades europeas y ha sido aplicado ya enotros países, como el Reino Unido e Italia, lo que permitirá en

    15ÍNDICE

    I. Introducción

  • el futuro disponer de áreas homologables para comparacionesinternacionales.

    Para cumplir con los objetivos marcados, la investigación searticula como sigue. En el capítulo II se abordan los usos quese han dado a regionalizaciones como la descrita en otrosterritorios, así como los problemas fundamentales que exis-ten sobre la forma en que son definidos los mercados labo-rales locales. A continuación, en el capítulo III se analizan losmétodos que han sido empleados para la delimitación deáreas funcionales de tipo laboral en otras épocas y países.

    En el capítulo IV se justifica el ámbito geográfico elegido parallevar a cabo el estudio y, tras estudiar las características dela movilidad laboral diaria, se estima un modelo que permiteidentificar cuáles son los determinantes fundamentales de losdesplazamientos laborales. Esta fase se elabora a partir delanálisis de los datos individuales procedentes de una explo-tación específica del Censo de Población de 1991 medianteuna regresión logística. Posteriormente, se lleva a cabo elestudio de las relaciones existentes entre la movilidad laboraly las unidades de base empleadas para la delimitación de losmercados laborales locales, los municipios. En el capítulo Vse realiza la regionalización de la Comunidad Valenciana enmercados laborales locales y se contrasta la validez de dichoproceso por diversas vías. A continuación se delimitan los

    16ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • mercados laborales locales correspondientes a los subgru-pos en que ha sido dividida la población ocupada. El capítuloconcluye con algunas reflexiones sobre la evolución futura delos mercados laborales locales de la Comunidad Valencianay, finalmente, con diversas propuestas sobre las aplicacionesde los resultados en materia de política laboral regional.

    Para terminar, en el capítulo VI se recogen las principalesconclusiones y se señalan las limitaciones de la investiga-ción, así como las vías que se abren para futuras líneas detrabajo.

    Las hipótesis de las que parte este trabajo y que serán con-trastadas a lo largo del mismo son, por tanto, las siguientes. Enprimer lugar, se sostiene que, pese a las consideraciones queserán discutidas, es posible delimitar mercados de trabajoindependientes útiles tanto para la articulación de políticaslaborales activas como para la planificación territorial. Por otrolado, se defiende la idea de que dichas áreas son las relevan-tes para los análisis teóricos y empíricos sobre el funciona-miento del mercado de trabajo, toda vez que los análisis agre-gados han mostrado su incapacidad para explicar de formasatisfactoria gran parte de los fenómenos observados.

    En segundo lugar, se parte de la hipótesis de que el compor-tamiento de los trabajadores frente a la movilidad difiere enfunción de sus características personales, profesionales y de

    17ÍNDICE

    I. Introducción

  • lugar de residencia, y que las diferencias observadas sonmanifestación de fenómenos más amplios, tales como la dis-criminación que pueden estar sufriendo las mujeres en elmercado de trabajo o los procesos de cambio en las ubica-ciones de las unidades productivas y de residencia que expe-rimentan las sociedades desarrolladas.

    El contraste de ambas hipótesis ha sido posible gracias a laexplotación de dos fuentes estadísticas novedosas proce-dentes del Censo de Población de 1991 y que sólo han esta-do disponibles varios años después del momento censaldebido a la complejidad asociada a la explotación de un volu-men muy elevado de datos. Dichas fuentes son, en primerlugar, el fichero de datos individuales correspondiente a latotalidad de la población ocupada de la ComunidadValenciana debidamente anonimizado. Se trata de un conjun-to amplísimo de datos que incluye 1.217.311 casos para cadauno de los cuales se dispone de veintidós variables. Ensegundo lugar, se han procesado las matrices origen-destinode los desplazamientos laborales cotidianos en la ComunidadValenciana, cada una de las cuales consta de casi trescien-tas mil celdas cuya manipulación ha exigido el diseño de unprograma informático específico con el fin de poner en prác-tica el procedimiento de delimitación de áreas seleccionado.Existen once matrices: la primera recoge los desplazamien-tos de la población ocupada total, dos matrices correspon-

    18ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • 19ÍNDICE

    I. Introducción

    dientes a ambos sexos, una más para cada uno de los sec-tores de actividad y cuatro correspondientes a una selecciónde profesiones. Ambos conjuntos de datos han sido facilita-dos por el Instituto Valenciano de Estadística.

  • 20ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

    II. Los mercados laborales locales

    En este capítulo se señala, en primer lugar, la necesidadde descender a ámbitos geográficos reducidos paraque sea posible analizar áreas que respondan a lo quecomúnmente se denomina «mercado de trabajo». Para ellose reflexiona sobre cuáles son las características de dichosmercados y, tras recoger algunas de las propuestas formula-das, se selecciona una definición de los denominados mer-cados laborales locales (MLL) basada en los desplazamien-tos agregados de ida y vuelta al trabajo. Posteriormente sediscute sobre las limitaciones del concepto elegido en térmi-nos prácticos y teóricos y, finalmente, se recogen algunos delos usos para los que estos mercados han servido en otrospaíses.

    1. El concepto de mercado laboral local

    A pesar de ser objeto de un uso constante, el término mer-cado de trabajo es un concepto bastante esquivo y, aunquetanto las administraciones públicas como los investigadores

  • sociales han mostrado un gran interés con respecto a losfenómenos laborales, no se ha alcanzado en España unacuerdo sobre cuál es el ámbito geográfico en que dichosfenómenos pueden ser comprendidos.

    En muchos casos han sido las limitaciones estadísticas lasque han forzado la elección del ámbito espacial de los traba-jos de investigación, que se alternan entre el análisis referidoal total del país y el ámbito autonómico o provincial. Sonescasas las ocasiones en que se ha descendido al nivel localy, cuando se ha hecho, el ámbito elegido ha sido fruto más dela intuición del investigador y su conocimiento de la estructu-ra socioeconómica de la zona que de un procedimiento siste-mático de delimitación del área en la que se enmarca el estu-dio. Por otra parte, la elección del ámbito espacial ha estadosiempre constreñida tanto por la disponibilidad de datoscomo por los intereses de la entidad financiadora.

    Desde el punto de vista de los gestores públicos, la extensióndel mercado de trabajo considerado suele estar marcadamás por el ámbito de competencias de la Administraciónimplicada que por reflexiones de tipo funcional. Sin embargo,las administraciones de diverso rango reconocen la necesi-dad de disponer de divisiones del territorio que sean relevan-tes para el estudio de los fenómenos laborales, áreas queplasmen la dimensión espacial de dichos fenómenos, anclan-do en el territorio las teorías desarrolladas por la Economía

    21ÍNDICE

    II. Los mercados laborales locales

  • Laboral en contextos asépticos desde el punto de vista espa-cial:

    Comúnmente hablamos de mercado de trabajo en laComunidad Valenciana a sabiendas de que la diversidad terri-torial que ese nivel de agregación encierra delimita realidadesy problemáticas lo suficientemente diferenciadas como paraexigir una especial atención desde la óptica analítica y, desdeluego, la aplicación estricta de las políticas de empleo.

    Si bien el desempleo se caracteriza fuertemente por elemen-tos ligados a la segmentación de la oferta laboral (circuns-tancias de sexo, edad, experiencia profesional, cualificación,entre otras), lo cierto es que ese denominador comúnencuentra proyecciones distintas en función de las caracte-rísticas de lo que podríamos denominar mercados locales detrabajo, asociados a tejidos socioeconómicos específicos(Generalitat Valenciana, 1990:1).

    La relevancia de este tipo de regionalizaciones se acentúatoda vez que la Unión Europea planea aumentar la importan-cia dada a los indicadores relacionados con el mercado detrabajo para la gestión de diversos tipos de fondos estructu-rales. Desde hace varios años la Comisión está preocupán-dose por la definición de mercados laborales locales(Comisión Europea, 1991; Eurostat, 1992), continuando asíuna larga tradición en varios de los países que forman parte

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    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • de la Unión, tales como el Reino Unido. Allí se vienen defi-niendo áreas funcionales para el estudio de los fenómenoslaborales desde la década de los cincuenta. Dichas áreas hansido utilizadas no sólo por las administraciones públicas, sinotambién por los investigadores sociales, quienes han des-arrollado una amplia literatura que utiliza estos mercadoslocales de trabajo como marco espacial de sus análisis.

    La preocupación por la elección del ámbito adecuado de refe-rencia para los estudios laborales es muy antigua, ya quepronto se criticó la homogeneidad simplificadora de la quepartían los análisis neoclásicos en términos funcionales ygeográficos. Uno de los economistas laborales que primerose ocupó de estas cuestiones fue Kerr, para quien un merca-do de puestos de trabajo (nota 1) consiste en:

    el área, definida ocupacional, industrial y geográficamente,dentro de la cual los trabajadores están dispuestos a mover-se de un puesto de trabajo a otro y, de hecho, lo hacen conrelativa libertad. El movimiento dentro del área es bastantefácil y habitual, y la migración desde el área o hacia ella esmenos frecuente y más difícil. El mercado se define por lospuntos de resistencia existentes en la escala de movilidad.Existen numerosos mercados y puede que en cada uno deellos no se pague un único precio: y puede que un precioúnico abarque a más de un mercado, aunque cada uno de

    23ÍNDICE

    II. Los mercados laborales locales

  • dichos mercados pueda ser, por lo demás, completamentedistinto (Kerr, 1950:61).

    Se habla más de los mercados de trabajo de lo que se ven,pues sus dimensiones las suelen fijar las ideas desconocidasy, quizás, místicas, de la mente de las personas. Un trabaja-dor desea ser empleado en un área y tipo de trabajo deter-minados; y un empresario quiere empleados procedentes degrupos determinados de personas que posean unas caracte-rísticas definidas. A menos que se diga que cada trabajadorsiempre tiene su propia área de mercado y cada empresariola suya, debe existir alguna suma de preferencias del traba-jador y del empresario para llegar a los «mercados» estable-cidos.

    Dichas preferencias varían de una persona a otra y a vecesen el caso de una misma persona, y cuando se agregan, elmercado que constituyen tiene contornos vagos y variables,pero no tiene ningún límite último que no sea el de la mismasociedad americana [...] La mayor parte de los mercados detrabajo son [...] indefinidos en su especificación de los ven-dedores y los compradores. Un mercado de trabajo es sóloun área, con fronteras geográficas y ocupacionales borrosas,dentro de la cual determinados trabajadores suelen ofrecersus servicios y determinados empresarios comprarlos (Kerr,1954:39-40).

    24ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • Estas definiciones continúan vigentes hoy en día y ha sidoaceptadas por la mayor parte de los economistas laborales.Según los manuales de economía laboral inscritos en lacorriente principal del pensamiento económico, un mercadode trabajo existe allí donde los compradores y vendedores seencuentran o entran en contacto para acordar un precio(salario) al cual están dispuestos a intercambiar un volumendeterminado de trabajo (Bosworth et al., 1996:175). En susversiones más simples, los economistas neoclásicos partende la base de que los propietarios de los factores, en estecaso el trabajo, actuarán racionalmente buscando la maximi-zación de las ventajas netas que reciben por la venta de susservicios y se desplazarán entre empleos en respuesta a loscambios en las ventajas ofrecidas, tendiendo a igualar lasasociadas a diferentes empleadores en cada mercado(Goodman, 1970).

    El mercado de trabajo en su ámbito espacial debería ser,pues, el lugar geográfico en el que se crucen las ofertas ydemandas de un determinado grupo de agentes. Pero estadefinición plantea el problema de cómo delimitar en la prácti-ca un mercado de trabajo. La mayor parte de los análisis par-ten de la asunción explícita o implícita de que es posible ais-lar un mercado laboral puro, independiente, y adoptan unanálisis de equilibrio parcial en el que se ignora, al menos en

    25ÍNDICE

    II. Los mercados laborales locales

  • los estadios iniciales, las interrelaciones con otros mercadosde trabajo.

    Evidentemente, la identidad de un mercado de trabajo estálimitada por la existencia de movilidad, tanto geográfica comofuncional. Como señalan Bosworth et al. (1996:176), un mer-cado de trabajo perfecto sería el definido por una región ais-lada del resto del mundo en la que existieran un gran núme-ro de trabajadores idénticos en sus cualidades y un grannúmero de empresas dispuestas a contratar trabajadores dedicho tipo. En el mundo real la existencia de dicho mercadovendría limitada si se produjeran flujos relevantes de trabaja-dores que entraran o salieran del área en cuestión. Tampocopodría hablarse de un mercado independiente para unadeterminada ocupación si existieran otras disponibles en elmercado que pudieran sustituir a los trabajadores de aquellaen el proceso productivo de una forma relativamente sencilla.Es necesario tener en cuenta este tipo de factores al analizarlos fenómenos laborales. Un municipio no constituye un mer-cado laboral aislado, como pone de manifiesto el hecho deque más de un 25% de la población ocupada valenciana y uncasi un 50% de la vasca trabaja en un municipio distinto al deresidencia según el Censo de Población de 1991 (lo cual nosignifica que ciertos municipios no funcionen como entidadesrelativamente independientes y podrían ser consideradoscomo mercados laborales locales).

    26ÍNDICE

    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • En lo que se refiere a la movilidad geográfica, al hablar de unmercado laboral que es eminentemente abierto en términosde flujos de trabajadores, el comportamiento de dicho merca-do no se deriva de procesos exclusivamente internos, sinoque se debe recoger la movilidad laboral como factor explica-tivo, incluyendo en el estudio el hinterland del mercado labo-ral analizado (Roig, 1992). De esta forma, la dimensión espa-cial se refiere, por un lado, a los flujos de trabajadores quevinculan a las diferentes áreas. Por otro lado, debe tenerse encuenta que las estructuras laborales son producto de un pro-ceso histórico y de la posición que el área ha ocupado en ladivisión espacial del trabajo a lo largo del tiempo, lo que hasido subrayado por autores como Massey (1984), quiendenomina a este factor singularidad del lugar. Este hechohace imprescindible el estudio de lo local para lograr la com-prensión total de la forma en que funciona el mercado de tra-bajo.

    En resumen, pese a que es probable que exista toda unajerarquía de mercados de trabajo, y que los mercados de unmismo nivel se solapen, es necesario replantearse el sentidode un mercado nacional de trabajo. Para que existiera unhipotético mercado de trabajo español, o incluso autonómico,sería necesario suponer que el mero hecho de compartir unapolítica económica y unas instituciones y reglamentacionesen gran medida comunes determinan la homogeneidad del

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    II. Los mercados laborales locales

  • mercado, ignorando el comportamiento obviamente dispar (almenos en lo que a variables laborales se refiere) de las zonasque lo integran. Una imagen fiel de la realidad exige, en estecaso, el descenso a un nivel geográfico inferior en el cualsean observables las diferencias. La existencia de rasgosdiferenciales en las distintas zonas no descalifica de formataxativa el uso de datos nacionales o autonómicos agrega-dos, pero sí hace evidente la necesidad de matizarlos con unanálisis más pormenorizado, puesto que el uso indiscrimina-do de los datos globales, lejos de mejorar la percepción defactores importantes, los oculta en la ficción de las medias.

    Las páginas que siguen intentan aportar alguna luz al com-plejo problema de la delimitación de los mercados de trabajolocales, y hacerlo de forma que, pese a tratarse de contornosvagos y variables (Kerr,1954), los métodos propuestos seanaceptables, pero sin hacer caso omiso de las limitaciones queel proceso implica.

    La hipótesis de la que parte este trabajo es que es posibledelimitar ámbitos espaciales que funcionan como mercadosde trabajo relativamente independientes. Dichos mercadosconstituyen lo que habitualmente se denomina mercados detrabajo locales y su análisis puede aportar información a laque no se podría acceder de otra forma. Un mercado laborallocal se caracteriza porque dentro de sus límites tienen lugarlos acuerdos entre un número significativo de empleadores y

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    José Manuel Casado DíazTrabajo y territorio

  • de trabajadores, de forma que estas áreas reflejan la organi-zación espacial del mercado de trabajo. En la acepción final-mente seleccionada, las fronteras de estos mercados secaracterizan por ser relativamente impermeables a los des-plazamientos diarios por motivo de trabajo, de tal manera quela mayor parte de trabajadores que residen en uno de estosmercados locales ejerce su actividad laboral sin cruzar estoslímites y, simultáneamente, la mayor parte de los puestos detrabajo que existen en el área son ocupados por trabajadoresque también residen en ella. Estas áreas captarán la dimen-sión local, a veces demasiado tenue, de los estudios econó-micos y laborales, que habitualmente se oculta entre catego-rías regionales que son demasiado amplias y autoridadeslocales en las cuales es imposible distinguir el mercado labo-ral local efectivo (Smart, 1981:312).

    Cabe señalar, antes de continuar, que en este trabajo no sedefiende la idea de que la dinámica laboral se desarrolla, enel interior de cada MLL, siguiendo los supuestos neoclásicos.Las diversas corrientes del pensamiento laboral parten igual-mente de la asunción de que es posible identificar dichosmercados en los que, por ejemplo, se dan y tienen relevancialos factores institucionales de ámbito local que influyen en elfuncionamiento del intercambio, o en los que tiene lugar lareproducción de la mano de obra y la captación del trabajopor los capitalistas, o en los que se desarrollan los mercados

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    II. Los mercados laborales locales

  • internos a la empresa o a la localidad que son determinantesen el proceso de formación de salarios de mercado (nota 2).

    Como se ha señalado, las unidades administrativas en que sedivide el territorio no pueden ser usadas como áreas relevan-tes para el estudio de cualquier fenómeno o, al menos, nodeben serlo sin haber contrastado previamente su idoneidad(nota 3). Es necesario disponer de una división del territorioque plasme la organización espacial del mercado de trabajoen áreas que puedan ser consideradas el marco adecuadopara su estudio. El adjetivo local no debe ser aquí considera-do como sinónimo de municipal, ni tampoco su uso debe con-fundirse con el que algunos autores le dan para referirse acualquier ámbito espacial cuyo nivel jerárquico se considerainferior con relación a la entidad que lo engloba, generalmen-te un país. Esta falta de acuerdo en el uso del término ha per-mitido, por ejemplo, que para Yoder et al. (1948) un mercadolaboral local estuviera delimitado por las fronteras de una uni-dad administrativa norteamericana similar a los municipiosespañoles, mientras que para Topel (1986) el adjetivo localhace referencia a todo un estado o incluso a una agregaciónde ellos.

    El término MLL ha sido usado con cierta frecuencia en estu-dios relacionados con la economía regional y laboral, asícomo en geografía económica, sin que exista unanimidad encuanto a su definición. De forma intuitiva, parece que un MLL

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  • debería estar formado por la intersección entre (a) el áreadefinida por la distancia máxima a la que un número determi-nado de trabajadores estaría dispuestos a desplazarse paraocupar una vacante sin que ello implicara un cambio de resi-dencia (lo que determinaría la oferta de trabajo (nota 4)) y (b)el área que delimitan las preferencias de un conjunto deempleadores a la hora de reclutar a sus trabajadores (deman-da de trabajo). Esta era, por ejemplo, la definición de Huntery Reid (1968:42), para quienes los puntos centrales sobre unmercado laboral local son que la mayoría de la población delárea habitualmente busca trabajo allí y que los empleadoreslocales reclutan la mayor parte de sus trabajadores en el área(nota 5). Hay que señalar que, en una definición de este tipo,las migraciones (definidas como cambios permanentes demunicipio de residencia) aparecerían en la mayoría de loscasos como saltos de un mercado a otro tratándose, portanto, de transacciones de trabajadores entre distintos mer-cados y no de un mecanismo de ajuste dentro de un únicomercado como ha sido señalado en numerosas ocasiones.

    Se han formulado (nota 6) definiciones que intentan haceroperativo el concepto de MLL a partir de las ideas anteriores.La dificultad principal de todas ellas es el problema de la esti-mación empírica de las distintas variables consideradas. Así,la única manera de estimar la distancia máxima a la que lostrabajadores están dispuestos a desplazarse sería la realiza-

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    II. Los mercados laborales locales

  • ción de costosas encuestas que serían factibles en el caso deque se pretendiera estudiar un área concreta, pero no si elobjeto de estudio es un territorio más amplio. Dichas encues-tas podrían intentar medir variables subjetivas, como las pre-ferencias del individuo frente a los desplazamientos, o bienaproximaciones derivadas de la historia laboral de los distin-tos encuestados. Otra posible vía sería fijar arbitrariamenteun tiempo considerado como razonable para el desplaza-miento cotidiano al trabajo y, mediante la fijación de isocronas(nota 7), determinar la existencia de mercados de trabajoalrededor de centros de empleo. Sin embargo, esta soluciónno permitiría cubrir totalmente el territorio y sólo sería satis-factoria si se evitaran solapamientos, ya que el incumplimien-to de estos requisitos sólo sería tolerable en el caso de estu-dios centrados en localidades y zonas concretas, pero no enel caso de investigaciones y acciones de política económicaque pretendieran abarcar territorios amplios.

    Para los investigadores que se han centrado en la demandade trabajo para la identificación de un MLL (nota 8), éste esdefinido por la superposición de las áreas de reclutamientode uno o varios establecimientos; es decir, las zonas en lasque residen los trabajadores que dichos establecimientosemplean. Existen serias dificultades para llevar a la prácticaeste concepto. Para acotar un MLL a partir de esta variablesería necesario acudir a los archivos de las empresas y ele-

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  • gir una muestra lo suficientemente representativa de lasempresas de la zona estudiada. Si se pretendiera realizar elproceso de forma generalizada, el coste de adquisición de lainformación necesaria para llevarlo a cabo sería muy alto,debido a la necesidad de que los resultados fueran significa-tivos en el ámbito local. Serían factibles estudios sobre áreasy, sobre todo, sectores económicos concretos (nota 9), peroprobablemente no otros más ambiciosos. Morrison(1990:502) señala que el uso de los MLL según una defini-ción de este tipo ha tenido habitualmente como objeto la aco-tación de un ámbito geográfico reducido en el cual estudiar elcomportamiento de los salarios (aislando del mismo un con-junto de variables exógenas) para después extraer conclusio-nes de los resultados con una cierta ambición de generaliza-ción de los mismos.

    En resumen, la identificación de un MLL a partir de las áreasde reclutamiento o de las áreas de desplazamientos poten-ciales de los trabajadores sería una tarea muy costosa quedebería llevarse a cabo a través de encuestas muy detalladasy factible tan sólo para propósitos específicos y en ámbitosreducidos, pero no para un territorio amplio. Es cierto que esimposible delimitar un mercado perfecto porque, en últimoextremo, cada empleador y cada empleado tiene su propiaárea de búsqueda (Carmichael, 1978:128), de forma queparece evidente que cualquier método de regionalización fac-

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    II. Los mercados laborales locales

  • tible deberá ser fruto de un compromiso. En este sentido semanifiesta Goodman (1970:185), para quien:

    En la práctica es sólo posible determinar con alguna fiabilidadlas residencias reales [en cursiva en el original] de los traba-jadores y la localización de los empleadores que les dan tra-bajo. El que tal área incluya la «oferta potencial de empleo» yaquellas empresas en las cuales los trabajadores «piensancomo sustitutas perfectas» es probable, pero esto variará enfunción de las circunstancias económicas [...] Si se pretendeexaminar el mercado laboral local en un punto del tiempo,entonces la realidad debe reemplazar a la potencialidad.

    Como se muestra más adelante, la acepción más extendidadel MLL, tanto en la literatura académica como en la prácticaadministrativa de los países de nuestro entorno, está basadaen los datos sobre flujos de trabajadores entre sus lugares deresidencia y de trabajo, lo que en inglés se conoce con elnombre de commuting (nota 10). Es decir, se lleva a cabo unadelimitación de las fronteras de los MLL a partir de series dedatos agregados de tal forma que los MLL están definidos porfronteras que son cruzadas con relativamente poca frecuen-cia en el curso de los viajes diarios al trabajo de la poblaciónincluida. Se trata de una definición plenamente operativabasada en variables fácilmente cuantificables, a diferencia delas consideradas anteriormente. En ella (nota 11), lo relevan-te ya no es un pequeño conjunto de establecimientos emple-

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  • adores, sino la región funcional definida por un amplio con-junto de empleadores que abarcan una gran variedad de sec-tores y cuya fuente combinada de mano de obra se extiende,al menos, tan lejos como la combinación de las fronteras deviaje diario al trabajo. Los mercados laborales locales sonáreas relativamente autónomas (nota 12), entendiendo comotal el hecho de que la mayoría de los residentes empleadostrabaja en la misma zona y la mayoría de los puestos de tra-bajo existentes en el área son ocupados por residentes loca-les (supply-side y demand-side self-containment, en la litera-tura británica).

    Los mismos autores que elaboraron este tipo de estudiosreconocen que la adopción de los patrones de desplaza-mientos observados en un momento del tiempo como puntode partida del análisis podría sesgar los resultados y condu-cir a una regionalización no óptima en el sentido de que, porejemplo, el descenso de las oportunidades de trabajo en unárea dada podría haber obligado a muchos de los residentesa recorrer diariamente distancias consideradas como excesi-vas para acceder al puesto de trabajo (Smart, 1981:302). Sinembargo, debe considerarse que mediante la regionalizaciónen MLL se pretende es informar sobre la organización espa-cial del mercado de trabajo en un momento determinado y losproblemas que plantea, dada la distribución de puestos detrabajo, de viviendas y de transporte existente, y no asesorar

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    II. Los mercados laborales locales

  • sobre cuál debería ser dicha organización espacial. Lo cualno implica, sin embargo, que la información que aporta elanálisis de los MLL y, sobre todo, el de su evolución en eltiempo, no sea de gran utilidad para la planificación del creci-miento económico y de las pautas de asentamiento en elterritorio de los factores mencionados, como se señalará enlos siguientes epígrafes.

    Los MLL se definirán, por tanto, a partir de la agregación deunas unidades geográficas de base en función de las relacio-nes de dependencia existentes entre ellas. Como se ha seña-lado, la medida de la dependencia se basa en los flujos dia-rios de trabajadores entre su lugar de residencia y de traba-jo. La elección de esta variable se debe exclusivamente alobjeto de estudio, que no es otro que el mercado de trabajo.Si se pretendiera una división del territorio en áreas funcio-nales de carácter general, se habrían introducido otras varia-bles que pondrían de relieve otros aspectos de la actividadhumana, como los flujos de llamadas telefónicas, volumen dedesplazamientos en vehículos de transporte público o los flu-jos de estudiantes. De hecho, los desplazamientos al trabajocoinciden a menudo con los patrones de movimientos decarácter cultural o comercial (nota 13).

    El conjunto de factores que pueden influir sobre la direccióne intensidad de los flujos entre los lugares de residencia y detrabajo es muy amplio. Entre ellos destacan el estado de las

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  • infraestructuras relacionadas con el transporte, la disponibili-dad de medios públicos de transporte y el acceso a losmedios de locomoción privados, así como los costes dedichos servicios. Algunos factores que podrían actuar disua-diendo los desplazamientos son la congestión de tráfico y elresto de efectos perniciosos de las aglomeraciones (contami-naciones atmosférica y acústica, entre otros). Nuevas ten-dencias sociales, como el downshifting, o económicas, comoel teletrabajo, podrían reducir las longitudes (Castells, 1989;Kumar, 1990). Aunque, por otro lado, la tendencia que paula-tinamente va poblando los alrededores de las ciudades deurbanizaciones de adosados y de urbanizaciones de alta cali-dad constructiva y con una amplia oferta de ocio podría moti-var un aumento del volumen y de la longitud de los despla-zamientos. En cuanto a la ubicación de los puestos de traba-jo, la tendencia a la disminución de los empleos industrialesen los centros tradicionales, compensada por una ampliaciónde la actividad en ciertas ramas del sector servicios produceun efecto difícilmente predecible que se manifiesta en cam-bios de los volúmenes de desplazamientos laborales diariosy también en su dirección. En definitiva, las pautas de locali-zación de los lugares de residencia y de trabajo son, junto ala disponibilidad y coste del transporte, los factores determi-nantes de los desplazamientos laborales y, por tanto, de laforma y tamaño de los mercados laborales locales.

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    II. Los mercados laborales locales

  • La información sobre los movimientos diarios de trabajadoressuele tener la forma de una matriz cuadrada en la que las filasmuestran las áreas de origen de los desplazamientos, lascolumnas las áreas de destino y las celdas el volumen de tra-bajadores los que se desplazan diariamente por motivos pro-fesionales entre un origen y un destino determinados. Estosdatos sólo informan de la relación entre pares de puntos,mientras que la realidad funcional del territorio quedaría ocul-ta en la maraña de cifras (casi trescientas mil celdas en el casode la Comunidad Valenciana). Para que la estructura del terri-torio se plasme en una división geográfica del mismo es nece-sario un procedimiento formal que, a partir de la matriz de flu-jos, dé como resultado la agregación de las unidades geográ-ficas de base para constituir MLL. Se trata de un algoritmo lógi-co en el que, a través de distintos pasos, se van introduciendolos criterios de regionalización que han sido previamente defi-nidos. La complejidad del proceso, que se deriva tanto delvolumen de datos manejados como de la inclusión de los dis-tintos requisitos exigidos al proceso (lo que exige múltiples ite-raciones) haría imposible su realización si no fuera por la utili-zación de herramientas informáticas. Como es evidente, noexiste un método único que dé lugar a un mapa definitivo eindiscutible de MLL. Dado que los flujos laborales son conti-nuos, toda división espacial será arbitraria en alguna medida(Coombes et al., 1978:1179). Como se muestra más adelante,

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  • cada uno de los distintos procedimientos que han ido siendoaplicados tiene características específicas a pesar de estarbasado en principios similares. El objetivo final de todos elloses llegar a producir lo que Chapman (nota 14) denominó obje-tos de interés o true entities; es decir, áreas con las propieda-des de los sistemas en las que el todo es mayor que la sumade las partes.

    La preocupación por llevar a cabo un proceso de regionaliza-ción del territorio a partir de variables laborales es bastantecomún en varios países de la Unión Europea (nota 15). Deentre ellos, un caso que merece especial atención, debido ala gran difusión que en dicho país han tenido este tipo deestudios, es el del Reino Unido. Desde hace varias décadas,el Department of Employment (el equivalente al Ministerio deTrabajo) elabora las Travel-to-Work Areas (TTWAs), queconstituyen una de las aproximaciones de más tradición (laliteratura científica sobre su delimitación se remonta a losaños cincuenta) al concepto de MLL. Dichas áreas son usa-das en diversos ámbitos de la administración pública y suempleo como unidades espaciales ha originado una extensaliteratura en diversos campos de la investigación económica,sociológica y geográfica. Otros ejemplos de delimitación deMLL pueden ser hallados en la República Federal Alemana,Francia, Italia y los Países Bajos. En el capítulo III se analizan

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    II. Los mercados laborales locales

  • algunos de estos métodos y se discute la pertinencia de usar-los para la delimitación de MLL en el caso español.

    2. Aplicaciones de la regionalización en mercados laborales locales

    La definición de un MLL en los términos descritos ofrece unbuen número de posibilidades de aplicación en el ámbito delas distintas administraciones públicas y como unidad de aná-lisis en diversos tipos de investigaciones, como demuestranlas experiencias de otros países, algunas de las cuales serecogen en las páginas siguientes.

    Como se ha señalado, las TTWAs son la aproximación máselaborada al concepto de MLL en Gran Bretaña y han sidousadas tradicionalmente como unidades geográficas para elcálculo de las tasas locales de desempleo y como base parala definición de las Assisted Areas (nota 16) en materia depolítica económica regional, puesto que así se garantiza quela asistencia dedicada a un determinado sector en un áreaserá aprovechada por los desempleados residentes en ella yno por los procedentes de otras zonas con tasas de paro quepueden ser inferiores (nota 17). En esta misma línea, laComisión Europea está estudiando la adopción de áreas fun-cionales definidas a partir de los flujos de ocupados deriva-dos de la actividad laboral para la articulación de su políticaregional (Comisión Europea, 1991; Eurostat, 1992).

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  • Existe en el Reino Unido una larga tradición de ofrecer datosde desempleo para áreas geográficas de muy pequeño tama-ño. En aquellos casos en los que las localidades están muyaisladas, de forma que la mayor parte de los trabajadoresviven y trabajan dentro de la misma localidad, es posible cal-cular tasas de paro razonables a partir de las cifras deempleo que proporciona una estadística de periodicidadanual y de las cifras de paro registrado en las oficinas localesdel departamento de empleo. Sin embargo, el hecho de quelos desempleados se registran en las oficinas de empleo desu localidad de residencia pese a que a menudo su lugar detrabajo habitual está en otro municipio puede provocar la apa-rición de sesgos en la medición del desempleo. En estoscasos las diferencias observadas en las tasas de paro noserían genuinas, sino derivadas, al menos parcialmente, de lainadecuada elección del marco de referencia espacial, algoque podría ser evitado si los municipios que intercambian ungran número de trabajadores fueran considerados de unaforma conjunta.

    Considérese, por ejemplo, el caso de una ciudad dormitorio(caracterizada por un fuerte flujo neto de salida de trabajado-res diariamente) en la que altas cifras de paro podrían suge-rir la necesidad de que la administración competente inter-venga activamente para generar empleo en el área. Es posi-ble que los trabajadores que están engrosando las filas de

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    II. Los mercados laborales locales

  • desempleados de la ciudad dormitorio, contribuyendo aincrementar la cifra de paro registrado, nunca ocuparan pues-tos de trabajo en esa ciudad y que habitualmente realicen susactividades laborales en un municipio vecino, que actúa comocentro de empleo. Si se decidiera invertir en la ciudad dormi-torio en desarrollo local, puede que se obtuvieran rentabilida-des (en términos de generación de puestos de trabajo) infe-riores a las posibles de llevarse a cabo una intervención simi-lar en el centro de empleo. En este último caso, el beneficiopara la población activa de la ciudad dormitorio podría habersido incluso superior, puesto que no sólo se estaría actuandoen una parte de su espacio habitual de trabajo, sino quedicha parte sería posiblemente aquella que tiene más capa-cidad de aprovechamiento de las intervenciones públicas.

    Como señala Smart (1974:254), la accesibilidad inmediata alpuesto de trabajo, que puede ser un objetivo socialmentedeseable, debería ser contrapesada por otros factores, yaque puede que no fuera necesario situar las fábricas o las ofi-cinas exactamente en la localidad donde el desempleo esmayor si de dicha ubicación se derivan fuertes desventajas.La delimitación de los MLL permite una mayor flexibilidad enla elección de zonas en las que llevar a cabo acciones espe-cíficas de política regional, que no tendrían por qué dirigirsea aquellos municipios en los que el paro registrado fueramayor, sino que podrían llevarse a cabo en aquellos que reú-

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  • nan las condiciones socioeconómicas más adecuadas y a loscuales se desplazan habitualmente muchos de los habitantesdel municipio analizado. Todas estas razones han llevado aque en la actualidad los MLL sean considerados como la uni-dad espacial más apropiada para el análisis del desempleo(Layard et al., 1991; Bosworth et al., 1996:176) en numerosospaíses.

    No han sido la elaboración de estadísticas de empleo y ladefinición de las Assisted Areas los únicos usos que en GranBretaña se les ha dado a las TTWAs. Además de haber sidoutilizadas por multitud de investigadores como la referenciageográfica apropiada para llevar a cabo sus trabajos, tuvieronun papel muy importante en la reorganización de los gobier-nos locales y en temas generales de planificación tales comolas infraestructuras relacionadas con el transporte y la vivien-da (Ball, 1980).

    En los Países Bajos el empleo de este tipo de áreas cuentatambién con una larga tradición como instrumento para lapolítica de planificación territorial. La preocupación por elaumento de los desplazamientos por trabajo y la extensión delas distancias recorridas se hace patente en las medidas depolítica espacial que se empezaron a desarrollar en dichopaís en la década de los ochenta. Según Verster (1984) yHildenbrand (1996) la necesidad de un mayor espacio dehabitación per capita unida a un mayor acceso al automóvil

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    II. Los mercados laborales locales

  • ha venido produciendo el despoblamiento de las grandes ciu-dades tradicionales y la extensión del fenómeno de la urbani-zación a áreas adyacentes, tradicionalmente menos pobladasy que venían funcionando de forma independiente, de formaque los flujos cotidianos de trabajadores han aumentadonotablemente. La política espacial de las autoridades holan-desas se ha encaminado a reducir o al menos encauzar estefenómeno para evitar la extensión de las actividades residen-ciales y económicas según un patrón difuso y desordenado(nota 18), intentando concentrar dichas actividades en cen-tros urbanos tradicionales y algunos de nuevo cuño median-te el impulso de las infraestructuras públicas necesarias paraello (nota 19). A pesar de las dudas sobre la eficacia dedichas políticas (dificultades de los nuevos centros para com-petir con los tradicionales, posibles resistencias de los resi-dentes en los nuevos centros para cambiar su lugar de traba-jo sustituyendo al que poseían en el centro tradicional, etc.) elobjetivo de las autoridades holandesas es claro: la creaciónde mercados laborales de un tamaño relativamente pequeñoy con pocos flujos cotidianos de trabajadores entre ellos, limi-tando así las distancias medias recorridas y el uso de auto-móviles, que serían sustituidos en gran medida por tráficolento (bicicletas, desplazamientos a pie) en el interior de cadauno de los mercados y por transporte público para los des-plazamientos entre ellos (nota 20).

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  • De forma similar, el reciente plan territorial de la Emilia-Romagna (Italia) consigna entre sus objetivos la reducción delos costes económicos, entendidos en términos de evaluaciónsocial, que están relacionados con la movilidad de las perso-nas y el transporte de las mercancías (Hildenbrand,1996:363). La preocupación por el control de los flujos de tra-bajadores ha sido una constante entre los planificadores: eltiempo empleado en desplazarse es un tiempo perdido. Eseconómicamente improductivo, se añade al período pasadofuera de casa, reduciendo así el tiempo disponible para lasactividades sociales y, debido a la fatiga que causa, resulta enuna reducción de la eficiencia durante las horas pasadas en eltrabajo (nota 21) y conoció momentos álgidos a raíz de las cri-sis energéticas de los setenta, con la proliferación de estudiossobre los costes energéticos de asignaciones espaciales alter-nativas de puestos de trabajo y viviendas.

    El aumento de la longitud y el volumen de flujos laborales dia-rios ha provocado el debilitamiento de los vínculos que tradi-cionalmente se han derivado de la ubicación cercana de loslugares de residencia y de trabajo, originando fenómenosque, desde un punto de vista social, pueden ser juzgadoscomo negativos. La reducción del tamaño medio de los mer-cados laborales en la concepción aquí utilizada puede permi-tir, además de gestionar argumentos de tipo medioambiental,acceder a situaciones en las que se amplía la sensación de

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    II. Los mercados laborales locales

  • pertenencia a un espacio concreto y a una comunidad deter-minada, aspectos estos de los que se ha ocupado extensa-mente la Sociología y que pueden entrar a formar parte delproceso de toma de decisión política.

    El tipo de utilización de los MLL descrito en esta última partedifiere de los mencionados en relación con el Reino Unido.Más que consolidar una situación de hecho llevando a caboanálisis sobre mercados ya existentes, en zonas como losPaíses Bajos se pretende modificar la plasmación geográficade los procesos demográficos y económicos mediante laasunción de un patrón determinado de mercados laboraleslocales (relativamente pequeños y aislados entre sí en térmi-nos de flujos laborales diarios) como objetivo de la política deplanificación territorial. De hecho, los flujos cotidianos de tra-bajadores constituyen una de las variables fundamentales enla planificación territorial que está siendo diseñada en losmás diversos países europeos (nota 22). Esto es debido a larelevancia que dichos flujos tienen como factor relacionalentre las diversas unidades (urbanas, rurales, mixtas) dadosu peso sobre el total de desplazamientos cotidianos de lapoblación y su importancia para el dimensionamiento de lasredes de transporte (infraestructuras viarias, planificación detransporte público), como consecuencia del uso intensivo yconcentrado al que las someten en unas franjas horarias muydeterminadas (nota 23).

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  • Autores como Coombes et al. (1979b) han defendido la utili-zación de los mercados laborales locales como verdaderasáreas funcionales para ámbitos más amplios que los estricta-mente relacionados con el mercado de trabajo. Según ellos,los desplazamientos al trabajo llevan a una regionalizaciónque también afecta a quienes no se desplazan, ya que los flu-jos de trabajadores actúan como una variable resumen delresto de las actividades que cotidianamente se desarrollan enuna zona, en ausencia de datos generalizados similaressobre desplazamientos derivados de las compras o del ocio.Este hecho no debe llevar, sin embargo, a un uso indiscrimi-nado de estas zonas puesto que, en definitiva, han sido dise-ñadas a partir de un conjunto muy específico de datos y conel objetivo de ser empleadas para describir la organizacióngeográfica del trabajo (Coombes et al., 1988).

    Un uso alternativo de los MLL es la gestión de diversos tiposde impuestos municipales. Cuando existe un impuesto muni-cipal que grava la actividad económica desarrollada por lasempresas en la localidad, hay que tener en cuenta que quie-nes trabajan en ese municipio sin residir en él están contri-buyendo al incremento del valor de la propiedad industrial ocomercial sin beneficiarse de los impuestos recaudados(Smart, 1974). Además, si son habitantes de ciudades deespecialización residencial, tendrán que hacer frente apagos de otro tipo destinados a los servicios locales que no

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    II. Los mercados laborales locales

  • pueden ser financiados por la baja proporción de propieda-des gravables en su zona (nota 24). A la inversa, los munici-pios que actúan como centros de empleo podrían estar per-diendo población, lo que finalmente podría redundar en unadisminución de la parte de ingresos que, por ejemplo enEspaña, son transferidos por parte del Estado en función,entre otras variables, del número de habitantes. A pesar deello estos municipios se verían forzados a prestar una grancantidad de servicios a la población de día sin contrapartida(Coombes et al., 1978). Esto se solucionaría si pudiera lle-garse a algún tipo de acuerdo entre los municipios implica-dos en función de los flujos de trabajadores. De tal forma,sería engañoso llevar a cabo análisis en los que, por ejem-plo, se estudiara el volumen medio de gasto en serviciospúblicos de distinta índole por residente utilizando como uni-dad geográfica un área distinta del MLL.

    Como se ha señalado, el interés por los MLL no es ajeno alresto de países de la Unión Europea. Buena muestra de elloes el encargo recibido de la Comisión por un grupo de inves-tigadores procedentes de diversos países de la Unión para laredacción de un informe sobre los distintos métodos nacio-nales de construcción de employment zones. El objetivo deltrabajo (Eurostat, 1992:1) era la definición de áreas funciona-les con ciertas características estadísticas que las hicieranútiles para el análisis de situaciones económicas (particular-

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  • mente las relacionadas con el empleo) y para el apoyo a laspolíticas estructurales de la Comisión (especialmente para larevisión de las regulaciones concernientes a los fondosestructurales). Una de las razones ofrecidas en la introduc-ción de este trabajo para la delimitación de estas áreas fun-cionales es la necesidad de disponer de áreas comparables,puesto que aunque los estadísticos dedican un tiempo y unasenergías considerables a asegurar que las estadísticas sonrecogidas de forma consistente de manera que los datos paraáreas distintas son comparables (...) existe la posibilidad deque sean las mismas áreas utilizadas para elaborar las esta-dísticas las que socaven esta comparabilidad (Eurostat,1992:2).

    La coherencia de los MLL definidos en los términos descritosha llevado a autores como Sforzi (1992:116) a proponer suutilización como los sistemas locales que han de servir debase para la identificación de los distritos industriales mars-hallianos en Italia (nota 25), puesto que representan, geográ-fica y estadísticamente, entidades espaciales comparables y«sistemas de localidades interactivas» coherentes desde elpunto de vista espacial. El proceso se lleva a cabo a partir deuna clasificación de los MLL usando técnicas de análisis mul-tivariante para, agrupando los sistemas locales en función desus características socioeconómicas, determinar qué grupode los surgidos reúne los rasgos considerados como típicos

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    II. Los mercados laborales locales

  • de un distrito industrial (nota 26). De la misma forma, enEspaña, Sanromá (1996:130) se ocupa de los mercadoslaborales de ámbito local (...) asociados a una determinadaconfiguración industrial, los llamados sistemas locales deempresas (un concepto más laxo que el de distrito industrial).Dichos mercados son definidos como un tipo específico demercado de trabajo de ámbito subnacional que la literaturaeconómica ha definido por los límites del viaje al trabajo quedeben realizar los empleados (Sanromá, 1996:130).

    En Gran Bretaña (nota 27) se han efectuado clasificacionesde las TTWAs (Green y Owen, 1990; Green et al., 1991) queofrecen diversas posibilidades de aplicación. Entre ellas des-taca el hecho de que a partir de la identificación de TTWAsde similares características (sin que ello suponga nunca des-cartar los estudios locales detallados) algunas de las zonaspodrían aprender de la experiencia de otras pertenecientes almismo grupo (por ejemplo, en materia de políticas específi-cas de desarrollo local). Por otro lado, la clasificación ofrecela posibilidad de llevar a cabo estudios comparativos entrecaracterísticas de los distintos grupos y su influencia sobre elcomportamiento del mercado laboral (lo cual puede ser degran utilidad para las administraciones locales). Por último,los grupos surgidos de la clasificación pueden constituir elámbito adecuado para proporcionar información en una esca-la inferior a la habitual a partir de ciertas encuestas (en el

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  • caso español, la escala menor suele ser la autonómica o pro-vincial). Ofrecer resultados procedentes de encuestas simila-res a la Encuesta de Población Activa municipio a municipioresultaría muy costoso debido al tamaño de la muestra quesería necesario tomar. Cuando se han llevado a cabo encues-tas más detalladas, como la Encuesta Sociodemográfica dela Comunidad Valenciana, se han empleado como unidadesgeográficas de base agregaciones de las comarcas tradicio-nales. Una solución alternativa sería ofrecer resultados paralos grupos de unas áreas funcionales concretas, los MLL pro-puestos, lo que permitiría usar áreas funcionales como uni-dades (nota 28).

    Por otro lado, un conjunto de análisis que ha demostrado serespecialmente fructífero es el referido a las modificaciones enla dirección e intensidad de los flujos por trabajo. Las razonesdel cambio en los patrones de desplazamientos laborales y,por tanto, de las fronteras de los MLL, son, como se ha seña-lado, diversas. Destacan, entre ellas, la apertura de nuevaszonas residenciales, los cambios en la distribución de centrosde trabajo, las mejoras en las redes viarias o de medios detransporte público, los cambios en factores culturales, etc. Elanálisis de la evolución de los MLL puede convertirse en unelemento clave para la diagnosis de la situación de un áreadeterminada al sintetizar los cambios experimentados en un

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  • buen número de variables; cambios que habrán producido laconfiguración del nuevo patrón de desplazamientos.

    De esta forma, además de un análisis meramente circuns-tancial, la delimitación de los MLL permite un análisis com-parativo que introduce un elemento dinámico nada desdeña-ble, cual es la evaluación decenal del efecto que distintos fac-tores han tenido sobre las pautas de movilidad, aunque cual-quier resultado debería ser matizado por la posible influenciadel momento del ciclo económico en que son recolectadoslos datos que sirven de base para el análisis (nota 29).

    3. Limitaciones del concepto

    La definición de los mercados laborales locales a partir de losdatos de desplazamientos entre el lugar de residencia y detrabajo no está exenta de algunas limitaciones de orden prác-tico que deben ser consideradas.

    En primer lugar, como señalan entre otros Carmichael(1978:130), Ball (1980), Coombes y Openshaw (1981) y Peck(1989:43), debe abordarse la cuestión de los valores de auto-nomía que deben ser exigidos en la determinación de losMLL. Evidentemente, cualquier valor inferior al 100% es arbi-trario (nota 30). Sin embargo, pocas áreas con un volumen depoblación mínimamente significativo no registrarían algúnintercambio diario de trabajadores con el exterior. El requisito

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  • de autonomía absoluta llevaría a la definición de áreas geo-gráficas extremadamente amplias (nota 31) o podría ser cum-plido solamente en el caso de ciertas islas. Los valores de losparámetros usados en el proceso, que se fijan en función dela autonomía y la población mínima exigidas, determinan eltamaño medio de los MLL y el número de los mismos, deforma que éstas son las decisiones que deben ser tomadas,en función de la idiosincrasia del país, a la hora de llevar acabo la regionalización.

    Carmichael (1978:130) sugiere que una buena medida parapaliar la arbitrariedad del procedimiento sería llevar a cabo unexamen de la sensibilidad de la regionalización, analizandode qué forma afectan pequeñas alteraciones en el valor delgrado mínimo de autonomía exigido al número y límites de lasáreas delimitadas. Por otro lado hay que tener en cuenta que,incluso en el caso de que se llegara a un acuerdo en torno alos valores exigibles a los distintos parámetros, no existe unmétodo claramente natural en una regionalización como laque se pretende llevar a cabo, de forma que análisis parale-los sobre los mismos datos pueden llevar a la delimitación defronteras bastante diferentes (nota 32).

    Una segunda limitación se deriva del hecho de que los mer-cados laborales locales son definidos en función del compor-tamiento del total de la población ocupada de una determina-da zona. Evidentemente, este nivel de agregación oculta el

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  • comportamiento diferencial de los distintos grupos en queésta puede ser dividida, algo que ya preocupó a Smart(1974:249) quien, sin embargo, opinaba que la identificaciónde áreas de mercado de trabajo coherentes y con pleno sig-nificado debía ser relacionada con el comportamiento de lamano de obra en su conjunto, y no con los ejemplos llamati-vos de desplazamientos al trabajo.

    La distancia recorrida en el viaje diario al trabajo es distintapara hombres y mujeres (nota 33), de la misma forma que loes para cada una de las categorías socio-profesionales(nota 34), o para jóvenes y adultos. El problema de la pérdi-da de detalle existe; sin embargo, la ciencia se ha construidoa partir de compromisos, de simplificaciones de la realidad.Aunque no debe motivar el olvido de las limitaciones que elloconlleva, trabajar con datos agregados y promedios es lohabitual. En cualquier caso, el análisis de los MLL puedeplantear este comportamiento diferencial de los viajes al tra-bajo de distintos grupos con respecto a la media como uno desus objetivos de investigación, sin que deba descartarse laposibilidad de incluir índices adecuados de dispersión querecojan esta variabilidad de las fronteras de determinadosMLL en función del comportamiento de los diferentes gruposque componen la población activa. Para Smart (1981:303) esindispensable disponer de un marco general de referenciaque represente la situación observable de la población activa

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  • en su conjunto con respecto al cual puedan ser analizadaslas peculiaridades de cada uno de los subgrupos de dichapoblación en términos de tamaño y forma de los respectivosMLL (algo en lo que está de acuerdo Sanromá, 1996:130).

    Por otro lado, algunos autores señalan la limitación que supo-ne el carácter estático de la definición de MLL. Los flujos detrabajadores dependerán, entre otros factores, de los patro-nes de residencia, empleo y transporte. Cambios en estosfactores (algunos de los cuales podrían estar asociados alciclo económico) podrían determinar cambios en la forma ytamaño de los mercados de trabajo (Roig, 1992 y Costa et al.,1993). Debido a que los datos sobre los movimientos de lostrabajadores en los que se basan los procesos regionalizado-res proceden del Censo de Población, y éste suele ser lleva-do a cabo en el mismo mes cada diez años, pueden existirproblemas de estacionalidad, que serán más o menos gravesen función de la especialización económica de las distintasáreas.

    Para Ball (1980), las dimensiones de los MLL podrían variaren el tiempo no sólo debido a los cambios socioeconómicosseñalados, sino en función también del ciclo económico, dadoque en fases recesivas los trabajadores estarían, en general,dispuestos a recorrer mayores distancias para ir a trabajarmientras que en épocas de auge podrían permitirse el seralgo más selectivos (algo que ya fue señalado por Goodman,

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  • 1970). Este hecho podría ser acentuado por la particularidadde que el desempleo no afecta por igual a todas las ocupa-ciones, siendo más abundante entre los menos cualificadosque, además, suelen recorrer distancias más cortas entre suslugares de residencia y de trabajo, lo que haría aumentar lalongitud de los desplazamientos medios de los ocupados enmomentos de crisis.

    Pese a este problema, se ha de tener presente que esta limi-tación es común en cualquier proceso regionalizador llevadoa cabo a partir de variables cuyos valores se modifican a lolargo del tiempo. En esta situación cobran importancia, por unlado, el grado de dificultad técnica de la iteración del procesoque debería llevarse a cabo tras la actualización del valor delas variables utilizadas y, por otro, la periodicidad con que lascifras están disponibles. En lo que se refiere a la primeracuestión, hay que señalar que el coste de repetir el procesotras la aparición de nuevos datos (una vez que un algoritmohaya sido contrastado y aceptado) no debería ser demasiadoalto puesto que, en principio, bastaría con llevar a cabo sim-ples modificaciones en ciertos parámetros (como demuestranlas experiencias llevadas a cabo en Cataluña por elDepartament de Política Territorial i Obres Públiques utilizan-do el método de Smart, 1974). En lo que se refiere a lascifras, éstas sólo están disponibles cada diez años ya que,como se señala más adelante, proceden del Censo de

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  • Población, de forma que poco se puede hacer por este lado(nota 35).

    Por último, no se deben olvidar los problemas de fiabilidadque pueden derivarse del procedimiento de cumplimentacióndel cuestionario censal, que puede dar lugar a diversos tiposde errores como la aparición de trayectos residencia/trabajoclaramente inviables debido a la distancia que implican y eltiempo que sería necesario para llevarlos a cabo. El uso de latotalidad de los cuestionarios y no de una muestra para el cál-culo de los flujos palia, sin embargo, este problema, al ubicaradecuadamente la importancia de estos flujos con respecto alos desplazamientos totales.

    Además de los aspectos prácticos del proceso señaladosanteriormente, hay una serie de cuestiones de índole teóricacuya discusión puede ser bastante esclarecedora para lacomprensión de este trabajo. En primer lugar, es necesarioabordar el comportamiento de la población desempleada,cuya inclusión en el proceso de delimitación de los MLL plan-tea numerosos problemas.

    Evidentemente, si se quiere que el MLL sea una aproxima-ción a la demarcación espacial del mercado de trabajo en elque se cruzan oferta y demanda, no parece sensato soslayarla presencia de un volumen de población que constituye unaparte ciertamente importante de la primera. Una posible solu-

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  • ción, si se dispusieran de los datos necesarios y sin necesi-dad de acudir a variables de difícil obtención y manejo (comola distancia a la que el desempleado estaría dispuesto a des-plazarse para conseguir un puesto de trabajo) sería usar losdatos referidos al último empleo del parado. Sin embargo (ysuponiendo que este dato estuviera disponible), incluir al des-empleado como un trabajador más y asumir que su puesto detrabajo continúa siendo el citado como último empleo, implicaobviar un cambio de situación que es muy significativo. Puedeque el tránsito del empleo al paro fuera reflejo de la desapa-rición de determinadas actividades económicas de la zonaestudiada o de modificaciones estructurales en las condicio-nes de vivienda o transporte (nota 36).

    Una solución alternativa, algo compleja, es la clasificación dela población desempleada en función, por ejemplo, de susexo y categoría socio-profesional y la adscripción a cadauno de los grupos resultantes del comportamiento de lapoblación ocupada de similares características. Esta actua-ción no está exenta de problemas, ya que significa suponerque las características personales de los desocupados (entrelas cuales está la actitud o capacidad de cara al desplaza-miento al trabajo) son similares a las de los empleados deigual categoría profesional, lo cual es muy discutible(nota 37). Además, se ha de considerar que un buen númerode desempleados está buscando un primer puesto de traba-

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  • jo, lo cual constituye una dificultad añadida a la hora de asig-narles categoría socioprofesional dado que, aunque podríaconsiderarse que la distribución de categorías entre los des-empleados sin ocupación anterior es similar al resto delgrupo, se trata de una suposición bastante voluntarista.

    Pese a las consideraciones anteriores, ésta es la soluciónque se adoptó en la revisión de las TTWAs de 1984 con elargumento de que, puesto que los desempleados se caracte-rizaban por unos viajes diarios al trabajo de una longitud rela-tivamente corta, el ignorar su comportamiento en la matriz dedatos habría exagerado la importancia de los desplazamien-tos más largos (Department of Employment, 1984:3). Estamenor longitud se derivaría, entre otras razones, de la distri-bución de las ocupaciones de los desempleados, algo que yahabía sido señalado en Ball (1980:132), quien afirmaba quelos cambios observados entre las dimensiones de las TTWAssurgidas entre los censos de 1966 y 1971 podían responder,al menos parcialmente, al incremento del desempleo, con unimpacto sobre las áreas individuales que varía en función dela estructura sectorial y de ocupaciones de cada una de ellas.Smart (1974:262-3) se había ocupado anteriormente de esteaspecto. En su opinión, la exclusión de los desempleados ensu estudio no era demasiado relevante (se trataba de sólo un2,8% de la población activa en el momento en que llevó acabo su trabajo), pero en el futuro podrían producirse incre-

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  • mentos del desempleo que, dado que la proporción de traba-jadores no cualificados suele ser más alta entre los desem-pleados que entre los ocupados, podrían llevar a un alarga-miento de la distancia media recorrida entre los lugares deresidencia y de trabajo.

    Según Smart (1974), no existe una forma satisfactoria deestimar los viajes al trabajo que los desempleados hubierantenido en el caso de estar ocupados, siendo en cualquiercaso engañoso incluirlos. De hecho, éste parece ser el crite-rio que finalmente ha prevalecido en la última revisión de lasTTWAs, que se está llevando a cabo, con mucho retraso, apartir de los datos del Censo de 1991 (NorthEast RegionalResearch Laboratory / Centre for Urban and RegionalDevelopment Studies, 1997). En esta ocasión, los desemple-ados no van a ser incluidos en los flujos de trabajadoresmediante las suposiciones señaladas, aunque su número síserá considerado para el cálculo del tamaño de las diferentesTTWAs delimitadas, que debe superar un cierto umbral.

    Peck (1989:44) señala un segundo problema. Para el autor,las TTWAs y MLL aparecerían como meros contenedores enlos que operarían, sin verse afectados por el contexto espa-cial, un conjunto de procesos genéricos del mercado de tra-bajo. La cuestión más importante sería si este mercado fun-ciona de forma peculiar en el ámbito local y, en el caso de queasí fuera, cómo se produce este hecho, y eso es algo de lo

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  • que no se han ocupado los estudiosos de los MLL, segúnPeck. Esta es, evidentemente, una crítica dirigida al uso queciertos investigadores han dado a los MLL (nota 38), pero noalcanza al objeto en sí. La delimitación de los MLL es útil por-que constituyen la unidad geográfica relevante para llevar acabo análisis de fenómenos laborales, no porque se espereque la propia regionalización vaya a acabar con los proble-mas existentes o agote, en sí misma, las posibilidades deestudio de los MLL.

    La gran ventaja es que en los MLL se ha eliminado, en media,la fricción de la distancia. Si una proporción significativa detrabajadores viaja de su residencia al trabajo dentro de unMLL, sin cruzar sus fronteras, se puede concluir que, almenos, es físicamente posible (en cuanto a distancia geográ-fica o tiempo necesario) y, podría aventurarse, viable econó-micamente (dentro de la restricción presupuestaria del traba-jador medio) desplazarse dentro de esa zona para cubrirvacantes, de forma que dentro de estas áreas sería más fácil-mente asumible el supuesto de movilidad perfecta.

    Para Smart (1974:256), a la vista de las incertidumbres extre-mas que se derivan de la estimación del comportamiento enuna situación hipotética, parece necesario asumir que losempleos de los trabajadores en un momento dado, y los des-plazamientos por ellos causados, representan el valor másalto de las preferencias en una compleja combinación indivi-

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  • dual de objetivos restringidos por los límites de la situación delos trabajadores. De ello se sigue, según Smart, que la defi-nición de los MLL debería estar ligada a los desplazamientosreales al trabajo, que tienen la ventaja de ser fácilmente men-surables. Con anterioridad, Goodman (1970:185) se manifes-tó en términos similares, como ya se ha señalado.

    El abordar las peculiaridades de cada uno de los MLL tieneun interés indiscutible; sin embargo, eso es algo que va másallá de la propia delimitación de los MLL. Se ha de insistir enque una regionalización como la propuesta ofrece comoresultado la delimitación de unidades de observación funcio-nales que permiten el diagnóstico y análisis de los fenómenosrelacionados con el trabajo. Existe una amplia lista de estu-dios que toman como unidades de base los MLL, tanto parael análisis de aspectos concretos del funcionamiento del mer-cado de trabajo como para objetivos mucho más ambiciosos(Laan, 1991 y 1992). En Carmichael (1978) se pasa revista aun buen número de ellos. Otros trabajos más recientes, comolos de Owen et al. (1984), Owen y Green (1989), Green yOwen (1991) examinan las interacciones entre los cambios enla demanda y en la oferta de trabajo a través de la llamadaaccounts methodology (nota 39). También Peck, a pesar desus dudas, acepta e incluso defiende el uso de los MLL comounidades de base para el skills audit aproach (nota 40)(Haughton y Peck, 1989). En cualquier caso, los MLL apare-

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  • cen como la referencia obligada al estudiar los fenómenoslaborales (nota 41), como reconocen Layard et al., (1991:289)quienes, al hablar de la estructura del paro en diversos paí-ses, señalan que:

    Las tasas de paro también varían extraordinariamente deunas regiones a otras y dentro de una misma región. Pero lasdiferencias regionales son mucho menores que las ocupacio-nales [...] Por ejemplo, en Gran Bretaña, la varianza de lastasas relativas de paro de 10 regiones sólo es del orden deun 6 por 100, mientras que la varianza de cinco ocupacioneses de 21 por 100. Sólo surgen grandes diferencias geográfi-cas cuando se pasa a considerar