trabajo fin de grado ¿es necesaria la educaciÓn para …
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Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación
TRABAJO FIN DE GRADO
¿ES NECESARIA LA EDUCACIÓN PARA LA MUERTE
EN EDUCACIÓN PRIMARIA?
LOS DOCENTES DE PRIMARIA RESPONDEN
Universidad de Sevilla
Facultad de Ciencias de la Educación
Titulación: 4º Grado en Educación Primaria
Mención: Educación Especial
Curso académico: 2019-20
Tutora: Pilar Moreno Crespo
Fecha de entrega: 15 de junio de 2020
Trabajo realizado por: María Isabel Alonso Luna
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ÍNDICE
RESUMEN ................................................................................................................... 3
1. INTRODUCCIÓN Y JUSTIFICACIÓN ................................................................ 4
2. MARCO TEÓRICO............................................................................................... 5
2.1 CONCEPTO Y DEFINICIÓN DE MUERTE ...................................................... 5
2.2 LA MUERTE, UN TABÚ SOCIAL Y EDUCATIVO ......................................... 9
2.3 LA MUERTE EN EL CURRÍCULUM DE PRIMARIA. ................................... 12
2.4 ¿POR QUÉ HABLAR DE LA MUERTE EN LA ESCUELA? .......................... 15
2.5 HACIA UNA EDUCACIÓN PARA LA MUERTE ........................................... 17
3. OBJETIVOS ........................................................................................................ 19
4. METODOLOGÍA ................................................................................................ 20
- INSTRUMENTO DE RECOGIDA DE DATOS .............................................. 20
5. ANÁLISIS DE LA RECOGIDA DE DATOS ...................................................... 23
- RESULTADOS Y DISCUSIÓN ...................................................................... 23
6. CONCLUSIONES, IMPLICACIONES Y LIMITACIONES ............................... 31
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................. 33
8. ANEXOS ............................................................................................................. 35
SUJETO 1................................................................................................................... 36
SUJETO 2................................................................................................................... 39
SUJETO 3................................................................................................................... 44
SUJETO 4................................................................................................................... 49
SUJETO 5................................................................................................................... 53
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RESUMEN
El presente Trabajo de Fin de Grado tiene como objetivo principal analizar las opiniones del
profesorado para saber si consideran o no necesario tratar en las escuelas, y por tanto en el aula,
la Educación para la Muerte. Se ha profundizado y llevado a cabo previamente un estudio
riguroso de diversas teorías y autores relacionados con la muerte y la inclusión de la misma en la
escuela. Para alcanzar el objetivo de la investigación se han realizado cinco entrevistas a
docentes de Educación Primaria que actualmente están ejerciendo como tal, el análisis y
recogida de datos se ha llevado a cabo mediante una metodología cualitativa en la que se han
analizado las respuestas de los entrevistados, destacando las más significativas y contrastándolas
con la teoría de los autores. Posteriormente se han sacado conclusiones tomando como referencia
el análisis de las entrevistas, se han establecido las competencias desarrolladas a lo largo de la
titulación de Educación Primaria y se han explicado las limitaciones que nos hemos encontrado.
Finalmente se ha recogido en una bibliografía todas las referencias que han sido utilizadas para
la elaboración del trabajo y los anexos en los que se pueden consultar las entrevistas realizadas.
Palabras clave: muerte, profesorado, Educación para la muerte, Educación Primaria,
investigación
ABSTRACT
The main objective of this End of Grade Project is to analyze the opinions of teachers in order to
know whether they consider it necessary to deal with Education for Death in schools, and
therefore in the classroom. A rigorous study of various theories and authors related to death and
its inclusion in schools has been previously carried out. To achieve the objective of the research,
five interviews have been carried out with Primary Education teachers who are currently
working as such. The analysis and data collection has been carried out by means of a qualitative
methodology in which the responses of the interviewees have been analysed, highlighting the
most significant ones and contrasting them with the theory of the authors. Subsequently,
conclusions were drawn from the analysis of the interviews, the competencies developed
throughout the Primary Education degree were established and the limitations encountered were
explained. Finally, a bibliography has been compiled of all the references that have been used in
the preparation of the work and the annexes in which the interviews carried out can be consulted.
Keywords: death, teachers, Education for Death, Primary Education, research
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1. INTRODUCCIÓN Y JUSTIFICACIÓN
Actualmente, a pesar de los grandes avances sociales que se han llevado a cabo a lo
largo de los años, la muerte sigue siendo considerada un tema tabú (Herrán Gascón,
González, Navarro, Bravo, & Freire, 2001). Hablar sobre ella no es un tema fácil, ya
que se suelen tener más preguntas que respuestas, lo que nos genera una gran
incertidumbre y preocupación (Turner, 2004). Por ello la Educación para la muerte
se ha convertido en un tema tabú, debido a la desinformación y a las grandes
carencias que presentamos sobre el tema.
Tratamos de evitarlo, a pesar de ser una experiencia cercana al ser humano, por la
que todos en algún momento de nuestra vida tendremos que pasar o vivir la de
alguien que se encuentra en nuestro entorno, la ignoramos mientras no nos ocurra y
nos empezamos a preocupar por ella cuando ocurre algún suceso en el que estamos
implicados, ya sea la muerte de un familiar o de alguien cercano a nosotros
(Rodríguez Herrero, Herran Gascon, & Cortina Selva, 2015).
En cuanto a la Educación para la Muerte en las escuelas, las personas tienden a
sobreproteger a los niños/as, tratando de evitar cualquier situación que les pueda
llegar a resultar desagradable o por la que puedan sentir dolor y sufrimiento, sin
darnos cuenta que tarde o temprano deberán enfrentarse a la realidad de la muerte, a
la que no estarán preparados debido a la falta de información que el alumnado
presenta sobre dicho tema (Herran Gascon & Cortina Selva, 2006).
A pesar de ser considerado un tema tabú, la muerte está muy presente en nuestro día
a día, incluso en el de los niños/as, ya que se puede llegar a ver reflejado en ciertos
juegos, libros o películas, tras las cuales pueden llegar a hacerse preguntas, a las que
la Educación para la Muerte podría encontrar y darles respuesta a sus inquietudes.
Ante ello, los educadores y pedagogos son los que tienen el mayor reto, deben
investigar cuál es la manera más adecuada para abordar el tema con el alumnado,
desde los pequeños a los más mayores, ya que no podemos tratar de igual manera el
tema de la muerte en las diferentes etapas educativas (Poch & Herrero, 2003).
Por ello, incluir la Educación para la Muerte en las escuelas nos ayudará a estar más
formados e informados como docentes, así como a saber actuar cuando se nos
presente una situación en el aula en la que debamos tratar dicho tema con nuestro
alumnado, y con respecto a éste les permitirá aprender a gestionar sus emociones.
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2. MARCO TEÓRICO
2.1 CONCEPTO Y DEFINICIÓN DE MUERTE
Hablar sobre la muerte no es un tema fácil y a veces puede resultar duro, lo más
probable es que se tengan muchas preguntas sin respuesta, así como
preocupaciones y miedos. A veces no sabemos si debemos expresar nuestros
sentimientos o es mejor reservarlo solo para nosotros (Turner, 2004).
La muerte se puede definir como el fin de la vida, la extinción de un ser humano
en cuerpo físico o cuando un ser vivo deja de tener signos vitales.
Los autores Herran Gascon & Cortina Selva (2006) hacen una recopilación
sobre la idea de muerte que tienen los niños y niñas de la etapa de Educación
Primaria, es decir, desde los seis a los doce años, según varios autores:
- Según Gessell: a los seis años los niños/as empiezan a tener miedo
sobre la muerte, pues piensan y temen la muerte de su madre, aunque
no conciben todavía la propia. A los siete años conciben vagamente
que un día morirán, y a los ochos años el niño/a ya es capaz de
aceptar que todos moriremos.
- Según H.Wallon: hasta los nueve años los niños/as no son capaces
de concebir la muerte, es algo que escapa de su conocimiento hasta
entonces. Al inicio el niño/a no la siente como una amenaza para sus
instintos vitales. Para poder “entenderla” debe aceptar que todos van
a morir, incluso él mismo.
- Según E. Förster: el niño/a no comprende que la muerte es eterna, no
es capaz de distinguir entre la vida y la muerte, ya que la falta de
conocimiento sobre su propia individualidad le lleva a no tener un
sentimiento angustioso, el cual sí tienen las personas adultas.
- Según S. Anthony: los niños/as perciben la muerte como un
abandono o una separación, por lo que le puede brotar un
sentimiento de culpa y pensar que la muerte es debida a un castigo.
- Según L. Bender: el niño/a vive constantemente en un mundo de
incertidumbre, lleno de amenazas y peligros. Trata de escapar del
misterio que le supone la muerte, pues busca un refugio en su propia
experiencia concreta.
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- R. Cousinet distingue entre varias etapas; en primer lugar, el niño/a
es incapaz de entender la muerte, en segundo lugar, la muerte es una
larga ausencia, algo provisional. Le sigue la integración de la idea de
la muerte en el niño/a, a través de lo social, es decir, de los entierros,
las ceremonias, etc. Por último, aproximadamente en la
adolescencia, aparece en el niño/a la conciencia de la propia finitud.
- L.V. Thomas descubre que entre los cinco y nueve años los niños/as
entienden que la muerte es irreversible, aunque aún tienen dudas
sobre su naturaleza. A partir de los nueve años reconocen que ésta es
una obligatoriedad, nadie se salva de ella.
Por último, cabe destacar de nuevo a Gessell (1953) (cit. en Herrán Gascón &
Cortina Selva, 2006), el cual explica muy detalladamente la concepción del
niño/a sobre la muerte según su edad:
• A los seis años el niño/a conoce la idea de la muerte, lo ve en los actos de
matar, en las enfermedades, en los hospitales y en las personas mayores,
aunque no concibe que él vaya a morir.
• A los siete años sospecha que tendrá que morir, pero esta idea la niega aún, y
siente cierto interés por los cementerios y funerales.
• A los ocho años le brota la curiosidad por saber que pasará después de la
muerte y es cuando acepta su propia muerte.
• A los nueve años el niño/a es capaz de hablar de la muerte desde el
fundamento biológico. En esta edad en concreto no muestra un gras interés.
• A los diez años algunos niños/as se preguntan cómo será el cielo, otros creen
que las personas buenas no mueren, por lo que niegan la muerte de sus
progenitores.
• A los once años contrastan con otros niños/as experiencias de personas que
hayan muerto, es decir, son capaces de hablar de la muerte de una persona
cercana. Aumentan los fundamentos teóricos cuando hablan de la muerte.
• A los doce años los niños/as empiezan a experimentar una preocupación
sobre asuntos religiosos, muchos de ellos piensan que no van al cielo. En
esta edad el interés por la muerte disminuye bastante.
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Como han establecido los diferentes autores, la idea de muerte en el niño/a va
evolucionando a medida que va creciendo, es un proceso en el cual sus intereses
y concepciones sobre ella se van moldeando y van cambiando. Estamos de
acuerdo con Turner (2004), todos los niños/as en algún momento de su ciclo
vital expresan miedos y preocupaciones sobre la muerte.
A pesar de que la muerte es una experiencia muy cercana al ser humano,
solemos ignorar que existe y nos preocupamos por ella cuando ocurre algún
suceso a nuestro alrededor en el que vemos implicados a conocidos o seres
queridos. Como Rodríguez Herrero et al. (2015) afirman; ésta no nos preocupa
porque vivimos como si fuésemos a vivir para siempre. Antiguamente la muerte
se vivía de manera conjunta, en comunidad, nos preocupaba nuestra propia
muerte y la del otro. Sin embargo, hoy en día la muerte se vive cada vez más de
manera individual, hecho que nos hace ser cada vez más vulnerables y
solitarios.
Según Rodríguez Herrero et al. (2015, p. 12): “Necesitamos reflexionar,
indagar, interiorizar, pero a su vez dialogar, compartir, comunicar, acompañar y
ser acompañados. Estamos dejando de ser seres que mueren en sociedad”.
Estos autores nos dicen que la filosofía ha indagado mucho sobre la muerte,
incluso algunos filósofos piensan que la filosofía se basa en pensar en nuestra
propia muerte. También se ha estudiado la muerte y las diferentes formas que
cada cultura tiene para afrontarla en otros ámbitos como la biología y la
antropología. Hasta ahora, una cosa se tiene clara y es que el ser humano es el
único ser vivo que es capaz de reflexionar sobre ella.
No es suficiente estudiar la muerte únicamente desde estas perspectivas, por ese
motivo se recurre a la pedagogía. Debemos introducirla poco a poco para que se
produzca un acercamiento cuidadoso y progresivo a la inquietud del niño/a
sobre este tema (Rodríguez Herrero et al. 2015).
Los autores Poch & Herrero (2003) afirman como Rodríguez Herrero et al.
(2015) que la muerte es una presencia inquietante que solemos ignorar, aunque
todos sabemos que tarde o temprano es un hecho que llegará a nuestra vida.
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La muerte es un aspecto muy cultural, pues los seres humanos somos seres
inscritos en una cultura, en un tiempo y un espacio determinado. Según Poch &
Herrero (2003, p. 15): “La vida y la muerte de los seres humanos son una vida y
una muerte culturales. En otras palabras, lo natural en el hombre es la cultura”.
No todos tenemos la misma visión sobre la muerte, cada cultura tiene una
diferente, aunque coinciden en que les ayuda a comprender la visión de la vida.
La visión de la vida y de la muerte están íntimamente relacionadas entre sí, sin
embargo, siempre se ha creído que son entidades contrapuestas. Esta
concepción es equivocada pues como Poch & Herrero (2003, p. 15) afirman:
“Nuestra vision de la vida depende en gran medida de nuestra vision de la
muerte y viceversa”.
La pedagogía contemporánea pretende ocultar a los niños y niñas la existencia
de la muerte, lo que supone ignorarla. La muerte no es un hecho, sino un
proceso que pertenece a la naturaleza humana y los más pequeños se percatan
de ello, por más que las personas adultas intenten ocultarlo.
Vivimos en una sociedad occidental contemporánea en la que se actúa
ignorando la muerte, como si ésta no existiera, como si fuéramos a vivir para
toda la vida. Nos da miedo pensar en que algún día podríamos morir, y
preferimos poner esperanzas y pensar que en un futuro no muy lejano la ciencia
nos dará una solución para acabar definitivamente con la muerte. Sin embargo,
en muchas culturas se entiende como un acontecimiento social en el que
participan todos, incluso los niños y niñas, incluso se llevan a cabo rituales
como el aseo del cadáver, guardar un luto y más tarde el duelo. Todo ello son
elementos simbólicos importantes para poder estrechar lazos entre los familiares
de la persona fallecida. Estos rituales y símbolos no son propios de nuestra
cultura contemporánea, nosotros hemos negado la muerte, los rituales
mortuorios, los mitos de simbología y todo lo referente a ella.
Los educadores y pedagogos tienen el reto de proponer como tratar este tema a
los más pequeños, pues, aunque saben que la muerte no es un tema fácil, lo
consideran como algo urgente y necesario que se debe tratar en el contexto
educativo para que deje de ser un tema tabú (Poch & Herrero, 2003).
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2.2 LA MUERTE, UN TABÚ SOCIAL Y EDUCATIVO
El ser humano es finito por naturaleza, hecho que no les diferencia de los seres
vivos, pues al igual que los humanos ellos también morirán un día, por ello, se
debe tomar conciencia de que un día todos moriremos. (Ramos Pla & Camats i
Guàrdia, 2017). Como indican estos autores, actualmente la finitud humana
sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad y en las aulas. Por lo que muchos
docentes tratan de romper con el tabú al que se enfrenta el tema de la muerte.
Según Herrán Gascón et al. (2001, p. 62): “Evitar o distorsionar la Educacion
para la Muerte es no educar para la vida”. La Educación para la Muerte se ha
convertido en un tabú, de hecho, en nuestra sociedad siempre lo ha sido, pues
ésta presenta amplias carencias en cuanto a este tema.
La muerte hoy en día es una cuestión evitada, algo indiferente, una pregunta
más que una respuesta, a pesar de ello, no nos damos cuenta de que es la clave
de toda evolución humana, es un reto para todos.
En cuanto a la educación de la misma en las escuelas, no es novedad que sea de
especial importancia, pues conlleva grandes consecuencias a nivel educativo,
social y psicológico. Aunque es cierto que hoy en día hay muchas preguntas que
se nos pueden llegar a plantear sobre dicho tema; ¿realmente estamos
preparados para poder afrontar la muerte de un ser querido?, ¿cómo puede
explicar un maestro a sus alumnos que llegará un día en el que jamás vuelvan a
ver a sus abuelos o a sus padres? Por todas estas preguntas y por muchas otras
que se nos plantean a lo largo de la vida, es necesario que el tema de la muerte
sea tratado en la sociedad (Cantero- García, 2013).
En nuestra sociedad actual encontramos dos grandes posiciones sobre dicho
tema; una en la que se produce un rechazo segregador. Gorer (1965) (cit. en
Herran Gascon & Cortina Selva, 2006) expresaba que en las sociedades más
avanzadas la muerte se negaba sistemáticamente, pues ésta se había
invisibilizado. Por otro lado, también hay una posición más culta, de interés
educativo e integrador.
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En la educación, la muerte es un tema totalmente vetado, se entiende que aún es
vista como una cuestión de máxima resistencia debido a varias cuestiones que
comentamos a continuación:
En primer lugar, carece de tradición profesional en la educación, aunque tiene
tradición histórica en otros ámbitos.
Según Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 59):
En un plano psicológico y social, además de S. Freud, quizá fue Gorer (1965)
uno de los que mejor relacionan el paralelismo existente entre los tabúes del
sexo y de la muerte, diciendo que la muerte aparece en la actualidad como un
tabú, como antes lo era el tabú del sexo. Por lo que respecta a sendos tabúes
sociales, Jubert (1994) señala que el tabú del sexo y el tabú de la muerte corren
“destinos opuestos”, porque, mientras que la actitud del adulto hacia el sexo
parece haber encontrado el camino de su superación, la actitud ante la muerte
está más bloqueada y sin una ruta de salida clara, de modo que se recurre a la
improvisación o a la respuesta convencional.
Estos autores afirman que en nuestra sociedad no se ha llegado a superar el tabú
de la muerte, pues requiere de una madurez más profunda y compleja que el tabú
del sexo. Si conseguimos con la educación superar dicho tabú, se podrá tomar un
contacto directo con la realidad del niño/a.
Como se ha comentado anteriormente, existe una posición mayoritaria en la que
se produce un rechazo segregador, poco formativa sobre cómo afrontar y
comprender dicho “problema”. Bajo la opinion de Herran Gascon & Cortina
Selva (2006, p. 61): “la Educacion para la Muerte no se basa en la concepcion
tradicional del dolor que normalmente genera”.
Estamos de acuerdo con los autores en que la educación no puede desentenderse
del dolor, pues éste también exige un riguroso aprendizaje para que dicha
Educación sobre la Muerte sea completa y verdadera. Para ello, Herran Gascon
& Cortina Selva (2006) desarrollan una propuesta educativa que no se centre
únicamente en la superación de dicho tabú y en la integración del dolor, sino que
también pueda preverlo y prevenirlo.
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El primer tema que se debe abordar para conseguir que el tabú hacia el tema de
la muerte deje de serlo es el miedo. El miedo es un impulso biológico necesario,
ya que tiene como principal referente proteger nuestro cuerpo y rechazar todo
daño que pueda causar. El problema es que dicha concepción no es siempre
buena, pues a veces el miedo puede exceder su función de protección,
distorsionando de esta manera la realidad.
Según Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 63):
Y no solo eso: a partir del miedo básico pueden desarrollarse otros miedos más
elaborados, psíquicos y sociales, a veces atávicos o ancestrales, de modo que, en
lugar de desarrollar su función primordial -proteger de la muerte-, puede alejar
al sujeto de la vida.
Debido a ello, lo más adecuado es no fijar ni aumentar los temores infantiles y
evitar las experiencias que puedan generar un terror inducido, proporcionando
estrategias para poder disminuir sus efectos. Una vez conseguido, se debe
favorecer el autocontrol para conseguir la confianza y seguridad necesarias para
alcanzar los aprendizajes. Podemos utilizarlas para atender a los miedos con
cuidados, ya que estos no van a desaparecer.
Estamos de acuerdo con Cantero-García (2013) en que es necesaria dicha
formación sobre la muerte, teniendo en cuenta todo aquello que se ha
mencionado anteriormente. Ya va siendo hora de encarar este tema tabú, para
ello se requiere de un aprendizaje que se debe producir a lo largo de toda la vida,
pues como ya hemos visto, la muerte es un hecho inevitable y repercute en cada
persona de una manera distinta, pues no existen dos muertes iguales.
Para conseguir que la muerte deje de ser un tabú social es importante que el
punto de partida sea tener una buena formación sobre este tema, pues el fondo de
dicho asunto es un mal aprendizaje que se ha transmitido de generación en
generación como una imposibilidad de acceso educativo. Esta materia radical
requiere de una atención preferente como cualquier dolor, por lo que, el tema de
la muerte se debe abordar como un contenido de máxima importancia para la
vida. De esta manera debería tratarse en el currículum de Primaria como tema
transversal de otras áreas (Herran Gascon & Cortina Selva, 2006).
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2.3 LA MUERTE EN EL CURRÍCULUM DE PRIMARIA.
Hoy en día la Educación para la Muerte no es una tarea sencilla, aunque se
considera importante para lograr que todos consigamos hacer frente a nuestra
experiencia vital (Pedrero-García, 2012).
Estamos de acuerdo con Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 99):
Siguiendo la misma línea de la evolución hacia la tolerancia, la humanización y
la profundidad del conocimiento, adelantamos hoy que la Educación para la
Muerte es una de esas áreas de experiencia y conocimiento pendientes, cuya
normalización en la enseñanza (desde su planificación y desarrollo) es solo
cuestión de unos cuantos vaivenes de opinión, reflexión e investigación en las
aulas y un poco más de tiempo y de complejidad de conciencia.
Con respecto al tema de la muerte existe un gran hueco curricular, pues
actualmente el currículum no integra la muerte como tal, aunque hay algunos
temas transversales que la atraviesan, ya que hay una clara relación entre la
muerte y la educación para la paz, los ciclos biológicos, la educación para la
salud, la moral y cívica, la educación ambiental, vial, la educación del
consumidor y la educación para la igualdad de géneros. Se podría decir que la
muerte se comporta como una espiral para todos estos temas. (Herran Gascon &
Cotina Selva, 2006).
En cuanto a la educación para la paz, esta implica la atención a la diversidad,
pues no es más que aceptar que todos somos iguales, con nuestras capacidades,
necesidades y diferencias. Desde esta área se trabaja la resolución de los
conflictos que se pueden llevar a cabo en un aula, trabajando posibles soluciones
para abordarlos. Como Pedrero-García (2012) expone, la muerte no deja de ser
un conflicto, de ahí su transversalidad con este área curricular.
Cuanto más nos acerquemos a ella más podremos interpretar los miedos, los
prejuicios, las inseguridades, los odios, pues de esta manera conseguiremos
acercarnos a los demás sin todo ello que podrían considerarse ataduras, de esta
manera sería posible la paz (Herran Gascon & Cortina Selva, 2006).
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La educación moral y cívica ayuda a los niños y niñas a ir desarrollando una
moral autónoma, a ser responsables y poder tener un sentido crítico. Es
importante que en el aula se promueva un ambiente de respeto, confianza y
educación, pues de esta manera, como Pedrero-García (2012, p. 147) expone:
“La infancia disfrutara así de una relación cálida, comprensiva, auténtica,
comprometida y creativa con los iguales y con los adultos”.
Aunque cabe destacar que uno de los temas que puede llegar a producirle un
bloqueo al educador y que no se vea capaz de afrontarlo es el tema de la muerte.
Por ese mismo motivo muchos educadores prefieren aludir el tema o aportar una
respuesta fácil. Estamos de acuerdo con Herran Gascon & Cortina Selva (2006,
p. 123): “El educador/a debería tener presente la positividad de la mortalidad
como valor orientador de la vida”.
Por otro lado, haciendo referencia a la educación ambiental, desde los primeros
meses de vida los niños y niñas experimentan sensaciones, responden a los
estímulos, están abiertos a explorarlo y aprender sobre la vida y el ambiente que
les rodea. Irán configurando su educación ambiental mediante la interacción de
su propio ser con el medio (Pedrero-García, 2012).
De esta manera, desde la educación ambiental los más pequeños podrán
comprender que el deterioro ambiental de la tierra también puede provocar la
muerte de la naturaleza, ya sea de los seres vivos o de las plantas, árboles, etc.
Pues el concepto de muerte no está solo ligado a los seres humanos, y con esta
área curricular podrán entender que el concepto de muerte es muy amplio.
La educación vial está muy presente hoy en día en nuestras vidas, pues el
entorno que nos rodea es mayoritariamente urbano. Es importante que los niños
y niñas aprendan educación vial desde que son pequeños, pues se les debe
orientar a que tomen un comportamiento seguro y respeten las normas, por su
propia seguridad (Pedrero-García, 2012).
La Educación para la Muerte está íntimamente relacionada con la vial debido al
gran número de siniestros que se producen cada día en nuestro mundo, por este
motivo, las personas adultas son un factor importante en cuanto a dicha
educación vial en los niños/as, pues sus actitudes serán definitorias de cómo
serán la de sus hijos/as.
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De esta manera, estamos de acuerdo con Herran Gascon & Cortina Selva (2006,
p. 120): “Se demostrara que la inmensa mayoría de las imprudencias y
accidentes de tráfico no provienen del desconocimiento del código, sino de
egocentrismo de los conductores. Esta evidencia traerá como consecuencia un
giro copernicano en la educacion vial inicial y permanente”.
La educación del consumidor hace referencia a educar para el consumo, pues
esta les permite a los niños y niñas observar y manipular objetos de la vida
cotidiana, sin irnos más lejos los materiales de clase reflejan la sociedad
consumista en la que vivimos hoy en día. Es importante educar a los niños/as
para el consumo, de esta manera valorarán el planeta y rechazarán todos aquellos
productos que puedan dañarlo.
Según Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 121):
Porque no se trata de tener más, sino de un mejor ser y un mejor vivir, que no
solo se mida por la cantidad, sino por la calidad, posibilitando un futuro mejor.
De ello podría depender que nuestro ciclo de vida-muerte pueda llegar a ser de
“vida-muerte-plenitud” con el consumo.
Por otro lado, encontramos la educación para la igualdad de género, la cual tiene
como función principal las desigualdades sexuales, sociales, raciales, etc. El
primer ámbito de socialización es la familia, a este le sigue la escuela, en la que
los niños y niñas están en contacto entre ellos, lo que puede llegar a dar
diferencias entre las razas, las clases sociales o la orientación sexual.
Estamos de acuerdo con Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 124):
La ya popular frase “Todos iguales, todos diferentes” cobra especial significado
si nos referimos a la muerte, ya que ella es la gran igualadora de sexos, edades,
poderes, colores, tamaños, etc. Igualdad y diferencia, representación y
fenómeno convergen, se hacen semejantes hasta difuminarse en la muerte, como
la mayor síntesis de la (in)existencia.
Desde todas estas áreas curriculares se podría abordar el tema de la muerte,
aunque se sigue ignorando, ya que el currículum actual no puede articular
establemente dicho tema, aunque se podría integrar de forma natural, pues
atraviesa todos los temas transversales y son muchas las razones por las que se
debería de tratar dicho tema en la escuela (Pedrero-García, 2012).
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2.4 ¿POR QUÉ HABLAR DE LA MUERTE EN LA ESCUELA?
La muerte parece no tener lugar en la escuela, pues a pesar de todas las
aportaciones filosóficas sobre ella durante los tiempos, preparar para la muerte
es algo ausente en cuanto a las intenciones didácticas. Con la intención de
introducir en las escuelas la Educación para la Muerte se pretende que los
profesores y padres reflexionen sobre la importancia que ésta tiene y se formen
en ella para las futuras preguntas que los niños y niñas les realizarán. De esta
manera, estamos de acuerdo con Rodríguez Herrero et al. (2015, p. 57-58): “Y
para enseñar a los niños que morirse es tan normal como vivir”.
También se pretende que el niño/a adquiera las capacidades que resultan
necesarias para ser consciente de la muerte de sus seres queridos y de su propia
muerte. Se debe tratar dicho tema para ayudar a los niños y niñas a entender qué
es la muerte y a manejar los sentimientos que el conocimiento de la misma le
provoquen a lo largo de su desarrollo (Campione, 2017).
Según Poch & Herrero (2003, p. 26):
El reto educativo que planteamos parte de la premisa de que la persona no solo
descubre el sentido de su vida a través del placer, de la creación, del goce, de la
felicidad, sino que también puede encontrar dicho sentido- por paradójico- que
pueda parecer- a través del sufrimiento y la muerte.
Con respecto al sufrimiento del que nos habla Concepción Poch y Olga Herrero,
el filósofo Karl Jaspers consideró que las situaciones más duras para el ser
humano son el sufrimiento y la muerte, ya que son situaciones por las que todo
ser humano pasará, es decir, no hay escapatoria posible para evitarlas.
Muchos investigadores han observado que los niños/as captan lo esencial de la
muerte, independientemente de la edad que tengan, sin embargo, los padres se
empeñan en evitarle a sus hijos todo aquello que les pueda resultar frustrante, y
este no es el mejor camino, ya que la escuela no tiene como función única
ofrecer contenidos, sino también dar apoyo a los alumnos y a su contexto.
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Aunque los educadores se encuentran con muy pocos recursos metodológicos
para abordar el tema de la muerte, Poch & Herrero, (2003, p. 27) afirman:
“Sabemos muy bien que el auténtico educador es aquel que intenta serlo en
cualquier situacion, por dura que sea”.
Algunos pedagogos afirman que se ha hecho una pedagogía de la infinitud con
respecto al tema de la muerte, ya que no se integra en el proyecto educativo
ningún tema que suponga el sufrimiento, por ese motivo los niños/as están poco
preparados para todo sentimiento que sea negativo. Desde la escuela se podría
educar a los niños/as en este sentido, eso sí respetando su capacidad de
compresión y adaptándonos al momento evolutivo de cada uno. Pues la finalidad
de tratar el tema de la muerte con los alumnos no es más que anticiparnos a
posibles situaciones que van a ir surgiendo en su vida, de manera que estén
preparados cuando estas ocurran, ya que, como Poch & Herrero (2003) sugieren,
cuando los más pequeños tienen que enfrentarse a una muerte, el equilibrio entre
las emociones y sentimientos se ven desestabilizados, por lo que si se ha
realizado previamente un contacto con dicho tema, el niño/a tendrá más recursos
para poder afrontar y superar la pérdida.
Desde la escuela se puede ofrecer una pedagogía de la finitud, en la que se
contemple la visión de la vida y de la muerte. Por ese motivo estamos de
acuerdo con Herran Gascon & Cortina Selva (2006), ya que se quiera o no, la
escuela debe dar una respuesta cuando sucede una muerte, ya que éste es el gran
tema olvidado e ignorado, a pesar de ser realmente importante su aprendizaje.
Estamos de acuerdo con una frase de Kübler-ross (1992, p. 67): “Habría que
preparar a los niños para la muerte mucho antes de experimentarla, tanto si se
trata de su propia muerte, como de la de otra persona”.
Con ello, la escuela no está solo para reproducir, debería ser el organismo por el
que se produzca un cambio social y colectivo. No llevando a la enseñanza el
ámbito emocional y personal, hará que la sociedad desaproveche oportunidades
y esté orientada al deterioro. Por ese motivo, se necesita llevar a cabo en las
escuelas una propuesta que nos lleve hacia una Educación para la Muerte
(Rodríguez Herrero et al. 2015).
17
2.5 HACIA UNA EDUCACIÓN PARA LA MUERTE
La Educación para la Muerte no es una atención para personas que tengan estrés
postraumático, ni una intervención psicológica para situaciones límites. No es
adoctrinamiento ni psicología, sino una nueva pedagogía aplicada. Según
Rodríguez Herrero et al. (2015, p. 52): “Es una apertura para la formacion, que
se apoya y construye desde la muerte como un ámbito de extraordinario
potencial formativo”.
La escuela no puede seguir mirando para otro lado más tiempo sobre el tema de
la muerte, pues la conciencia de esta es imprescindible para una orientación
sobre la vida. Es la base para poder vivir mejor y darle el valor que corresponde
a todo aquello que ocurre en nuestra vida. Aunque esta sea una asignatura
pendiente ya es hora de que pueda ser abordada desde la educación ordinaria.
Según Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 90): “Es decir, al menos desde
planteamientos educativos inicialmente sustentados en los siguientes hechos
cotidianos relacionados con la muerte, comprendida como fenomeno”.
Para poder encauzarnos hacia una Educación para la Muerte, debemos entender
varios conceptos; en primer lugar, la mortalidad de todo ser humano, es decir, la
mortalidad es un requisito imprescindible para otorgar a la vida un sentido,
concepción que logra el niño/a y el preadolescente, pero que más tarde algunos
olvidan y vuelven a recordar cuando se deben enfrentar a una pérdida.
En segundo lugar, la omnipresencia de la muerte, pues está por todas partes, es
considerada una condición necesaria para la vida y para la madurez y formación
personal de todos los seres humanos, pues se suele encontrar en las actividades
cotidianas de los niños/as, ya sea en un juego, en momentos significativos o en
películas y libros. Por ese mismo motivo resulta difícil no abordar el tema de la
muerte desde un punto de vista educativo (Herran Gascon & Cortina Selva,
2006).
Por otro lado, se debe tener en cuenta la presencia de aquellos que murieron,
pues cuando esto se consigue se convierte en una labor colectiva y se proyecta
más allá de nuestra vida, así como la necesidad de que la muerte exista.
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Una vez que se conoce su existencia dura para siempre, es decir, no es algo que
se pueda llegar a olvidar. Ésta tiene una profunda relación con la madurez
personal y no puede seguir siendo ignorada por la escuela o la sociedad.
Estamos de acuerdo con Pedrero-García (2012), ya que con la pedagogía de la
muerte no se pretende eliminar el dolor que a esta le caracteriza, sino sustituir el
tabú que aún es hoy en día. Pues desde ella se pretende replantear el sentido de
todo lo que hacemos, no solo debe ser reflexionado por docentes innovadores,
sino debe aparecer en el currículum oficial, en los proyectos curriculares, en las
propuestas educativas y en las aulas (Rodríguez Herrero et al. 2015).
Una de las preguntas que más se hacen los autores es: ¿desde cuándo enseñar el
contenido de la muerte? A la que Herran Gascon & Cortina Selva (2006) nos
responden que se debería enseñar desde los primeros años de edad, es decir,
desde la etapa de infantil, ya que la consideran un área de experiencia
importantísima. Todo ello se debe a que en los primeros años podemos observar
lo que el niño/a siente, piensa, expresa y elabora, y éste puede ser un buen
andamiaje para elaborar propuestas educativas sobre las edades más tempranas.
Por otro lado, Pedrero-García (2012) considera que Educar para la Muerte es
educar para la finitud. Pues debemos basarnos en el presente, encontrar un
sentido, ya que el aquí y ahora algún día tendrá un fin. Por lo que cabe destacar
que es importante que sepamos que el sentido de la muerte va unido al de la
vida. Según los autores Herran Gascon & Cortina Selva (2006, p. 95): “Para
introducir la muerte como ámbito educativo lo esencial es partir de todo lo que
el niño pida o necesite de su vivencia, no de lo que el adulto interprete desde su
vision, que no suele ser optima”.
Una pedagogía de la muerte tiene que tratarse como algo natural, Educar para la
Muerte es educar humanamente. Lo que el niño/a sepa sobre la muerte, es decir
su evolución psicológica sobre la misma nos ayudará a llevar a cabo una tarea
pedagógica más auténtica. Pues como Pedrero-García (2012, p. 140) afirma:
“En definitiva, el objeto último de la Pedagogía de la Muerte es conectar la vida
con la muerte”.
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3. OBJETIVOS
El objetivo principal del presente trabajo de investigación es analizar las
opiniones del profesorado sobre si consideran o no necesaria la enseñanza de la
Educación para la Muerte en la Etapa Educativa de Primaria.
Más concretamente, este objetivo general se puede desglosar en los siguientes
objetivos específicos:
✓ Indagar sobre la concepción que tienen los docentes acerca de la muerte
como tema tabú en las escuelas.
✓ Conocer qué formación ha recibido el profesorado sobre la Educación
para la Muerte.
✓ Saber si los docentes consideran que se debería tratar el tema de la
muerte en el aula.
✓ Descubrir de qué manera creen los docentes que el alumnado concibe la
muerte.
✓ Conocer cómo trataría el profesorado el tema en el aula, así como sus
propias experiencias sobre el mismo.
✓ Identificar cuál es la opinión de los docentes sobre el impacto que puede
tener en el futuro del alumnado al no tratar el tema.
20
4. METODOLOGÍA
Para poder llevar a cabo el presente Trabajo de Fin de Grado, se ha llevado a cabo
una metodología cualitativa basada en diversas entrevistas que se han realizado
mediante vía telefónica y Skype. A continuación, se nombran y explican el
instrumento, la muestra y el tipo de muestreo que se han utilizado para realizar dicha
investigación.
El instrumento que hemos elegido para realizarla, por tanto, han sido las entrevistas,
con las cuales hemos establecido contacto con el sujeto para obtener su opinión o
información que nos pudiesen facilitar acerca de tratar el tema de la muerte en la
Etapa Educativa de Primaria. Para ello, se han elaborado y redactado diez preguntas
que resultaran fáciles de contestar, con el fin de que el sujeto pudiera responderlas
de manera sencilla desde su propia experiencia. Las entrevistas han sido grabadas
con el consentimiento de todas las personas que han contribuido a realizarlas, para
más tarde poder transcribirlas y re-escucharlas para llevar a cabo su análisis.
La muestra seleccionada para llevar a cabo las entrevistas han sido docentes de
Educación Primaria, en concreto cinco, de entre 25 y 55 años que actualmente estén
ejerciendo como tal. Ha sido una selección realizada al azar, con un muestreo de
tipo no probabilístico, pues no todos los sujetos de la población podrían ser
seleccionados.
- INSTRUMENTO DE RECOGIDA DE DATOS
Los entrevistados pertenecen a diferentes centros educativos, y por tanto no tienen
relación entre ellos. Cabe destacar que se han seleccionado a conciencia según sus
edades, ya que resulta interesante observar el gran abanico de opiniones que nos
muestran según sus experiencias, pues no todos llevan los mismos años ejerciendo
como docentes de Educación Primaria.
Con la realización de las entrevistas se pretende recabar toda la información
necesaria para realizar un análisis de los datos que nos ofrezcan los sujetos acerca de
su opinión sobre tratar la muerte en un aula de Primaria, así como sus experiencias
sobre la misma en el ámbito educativo.
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Es decir, si alguna vez se le ha presentado una situación en la que se pusiera en
práctica sus conocimientos sobre la misma para transmitirlo al alumnado o si han
recibido una formación específica para ello.
A continuación, se muestra una tabla en la que se relacionan los objetivos
específicos establecidos con las preguntas a desarrollar en la entrevista:
Tabla 1: Relación entre objetivos específicos o ítems de la entrevista. Fuente: Elaboración propia.
✓ Indagar sobre la concepción que
tienen los docentes acerca de la
muerte como tema tabú en las
escuelas.
1. Como docente, ¿Considera que
hoy en día la muerte es un tema tabú
tanto en el aula como en el hogar?
2. El hecho de que hoy en día la
muerte sea un tabú en nuestra
sociedad es evidente. ¿Por qué cree
que aun habiendo evolucionado
bastante la sociedad, la muerte sigue
siendo considerada como un tema
tabú?
✓ Conocer qué formación ha
recibido el profesorado sobre la
Educación para la Muerte.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha
recibido alguna formación sobre
dicho tema? ¿Considera que es una
formación que todos los docentes
deberían recibir? ¿Por qué?
✓ Saber si los docentes consideran
que se debería tratar el tema de la
muerte en el aula.
4. ¿Cree que debería de incluirse en
el Currículum de Primaria, y por lo
tanto tratarse en el aula? ¿Por qué?
5. ¿Piensa que se debe impartir este
tema en todos los cursos o cree que
hay alguna edad más concreta para
abordarlo? ¿Por qué?
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✓ Descubrir de qué manera creen
los docentes que el alumnado
concibe la muerte.
6. ¿Cómo piensa que conciben el
tema de la muerte el alumnado?
✓ Conocer cómo trataría el
profesorado el tema en el aula,
así como sus propias experiencias
sobre el mismo.
7. ¿Alguna vez se le ha presentado
alguna situación en el aula en el que
tuviera que tratar dicho tema? De ser
así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a
usted no le ha ocurrido ¿sabe de
algún compañero/a que le haya
ocurrido y cómo lo gestionó?
8. Si le comunicaran que algún
familiar cercano de uno de sus
alumnos o alumnas ha fallecido.
¿Cómo trataría el tema con ellos?
¿Qué haría?
9. Si se remonta a su etapa escolar
¿Alguien de su clase o usted
mismo/a vivió alguna situación en la
que falleciera un familiar o una
persona cercana? ¿Cómo lo
gestionaron sus profesores/as?
✓ Identificar cuál es la opinión de
los docentes sobre el impacto que
puede tener en el futuro del
alumnado al no tratar el tema.
10. ¿Cree que no tratar este tema en
las aulas podría acarrear
consecuencias futuras a los
estudiantes? ¿Cuáles?
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5. ANÁLISIS DE LA RECOGIDA DE DATOS
Tras haber realizado las entrevistas a los distintos sujetos, se procede a efectuar el
análisis de los datos obtenidos. Todo ello se llevará a cabo tomando como referencia
los objetivos específicos establecidos en el presente trabajo de investigación.
- RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados y la discusión del presente trabajo de investigación van a partir de la
tabla 1 elaborada en la descripción del instrumento, en la cual se muestra la relación
existente entre los objetivos específicos y las preguntas planteadas a los docentes de
Educación Primaria.
✓ Indagar sobre la concepción que tienen los docentes acerca de la muerte
como tema tabú en las escuelas
Este objetivo específico engloba las dos primeras preguntas que nos
encontramos en la entrevista. En primer lugar, en cuanto a la primera pregunta;
“Como docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto en el
aula como en el hogar?” observamos diversas opiniones entre los sujetos,
algunos de ellos piensan que es un tema tabú para toda la sociedad, incluso entre
los adultos (SUJETO 1: “Bajo mi punto de vista en la inmensa mayoría de los
casos sí que lo hemos convertido en un tema tabú, incluso entre nosotros los
adultos”), otros consideran que no es un tema tabú y que a veces sí sale en el
aula y se trata con total normalidad y naturalidad (SUJETO 2: “No creo que sea
un tema tabú. Ya que en las aulas este es un tema que sale más tarde o más
temprano. Este tema se trata de la manera mas natural posible”)
La segunda pregunta que se plantea en la entrevista también está incluida en este
objetivo, ya que nos habla de la muerte como tema tabú; “El hecho de que hoy
en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es evidente. ¿Por qué cree que
aun habiendo evolucionado bastante la sociedad, la muerte sigue siendo
considerada como un tema tabú?”. También encontramos diversas respuestas en
cuanto a esta pregunta, ya que algunas de las personas entrevistadas no
consideran que sea un tema tabú, sino que está muy presente en nuestro día a día
(SUJETO 3: “No estoy del todo de acuerdo, no creo que sea un tema tabú en la
sociedad ya que vemos la muerte día a día en experiencias propias o incluso en
las noticias, películas, etc.”).
24
Sin embargo, otras piensan que lo tratamos como tabú porque es algo
desagradable y doloroso, no es un tema que nos provoque alegría o sensaciones
positivas para poder hablarlo sin tapujos (SUJETO 4: “Porque es un tema
desagradable, duro de afrontar, que plantea muchos interrogantes, que es
doloroso”).
Los autores Herrán Gascón et al. (2001) coinciden con la mayor parte de los
entrevistados en que hoy en día la Educación para la Muerte se ha convertido en
un tema tabú, el motivo de esto es porque no se conoce gran cosa sobre dicho
tema, por lo que se trata de evitar el tema tanto en las aulas como en la sociedad
en general, sin darnos cuenta de que la muerte es la clave de toda evolución
humana.
✓ Conocer qué formación ha recibido el profesorado sobre la Educación para
la Muerte
Sobre la formación que ha recibido o no el profesorado de Educación Primaria
sobre la Educación para la Muerte le planteamos a los entrevistados la siguiente
pregunta: “Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre
dicho tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?” Dicha pregunta ha generado numerosas opiniones diferentes,
todos los entrevistados coinciden en que ninguno de ellos ha recibido una
formación especial sobre la muerte (SUJETO 4: “En la facultad, ni en Pedagogía
ni en Magisterio, tengo recuerdo de haber tratado este tema para nada. En
formaciones de profesorado ya en el colegio tampoco se ha tocado nunca el
tema”).
Respecto a si consideran que deberían recibir una formación específica, algunos
entrevistados no consideran necesaria dicha formación, piensan que es un tema
que todo el mundo conocemos y se verían capacitados para tratarlo en el aula
con el alumnado sin recibir una formación previa (SUJETO 2: “No considero
necesaria la formación en este tema. En la escuela, los docentes lo podemos
tratar de manera natural y básica, pero nosotros nos debemos centrar en
desarrollar la gestion de las emociones”), otros sí piensan que es un tema
fundamental del que deberían recibir formación.
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Como en el caso del SUJETO 5: (“Pienso que sería fundamental recibir algún
tipo de informacion sobre como tratar el tema de la muerte con los niños”), o el
SUJETO 4:
Pienso que sí es un tema en el que deberíamos formarnos todos los docentes,
porque forma parte de la vida y nosotros acompañamos a los alumnos en todas
sus facetas. Y por supuesto porque hemos de ser capaces de acompañar su dolor
cuando experimentan el fallecimiento de un ser querido.
Los autores Cantero-García (2013) y Herran Gascon & Cortina Selva (2006)
afirman que es necesario tener una previa formación sobre el tema de la muerte
para poder tratarlo en las aulas, pues uno de los motivos por los que hoy en día
sigue siendo un tema tabú es por la falta de información y formación. El punto
de partida debe ser, por tanto, una buena formación sobre este tema, pues es algo
que está presente en nuestro día a día y en algún momento todos tendremos que
vivir la muerte de alguien de nuestro alrededor, por ello debemos darle la
importancia que tiene y darle una atención preferente.
✓ Saber si los docentes consideran que se debería tratar el tema de la muerte
en el aula
Dentro de este objetivo específico se les plantea dos preguntas a los
entrevistados, en primer lugar: “¿Cree que debería de incluirse en el Currículum
de Primaria, y por lo tanto tratarse en el aula? ¿Por qué?” La mayoría de los
entrevistados coinciden en que el tema de la muerte debería incluirse en la
Educación Emocional, pues al fin y al cabo lo que nos genera dicha situación es
un cúmulo de sensaciones y emociones que sin recibir dicha educación no
sabremos cómo gestionar, tal y como menciona el SUJETO 3: (“Sí, dentro de
una asignatura que se llamase Educación Emocional y en la que se enseñara a
gestionar las emociones o, al menos, a reconocerlas y llamarlas por su nombre”)
o el SUJETO 1:
En mi opinión la Educación Emocional debería formar parte del Currículum de
Educación Primaria y tener un papel fundamental en él, no secundario, y dentro
de este ámbito podría incluirse la muerte y el duelo como contenido a trabajar
con los alumnos, entre otros.
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En cambio, solo una persona piensa que no debería de incluirse en el
Currículum, ya que es un tema que se debería trabajar en casa (SUJETO 2:
“Creo que no debe de incluirse en el Currículum. El tema de la muerte debe ser
trabajado más en casa”).
En segundo lugar, se les plantea la siguiente cuestion: “¿Piensa que se debe
impartir este tema en todos los cursos o cree que hay alguna edad más concreta
para abordarlo? ¿Por qué?” A la que todos los entrevistados coinciden en sus
respuestas, opinan que sí debería de impartirse en todas las etapas educativas
pero en distintos niveles, adecuando el contenido a sus edades y nivel
madurativo (SUJETO 4: “Pienso que se puede tratar desde Educación Infantil,
pero obviamente no es un tema que se pueda tratar de igual forma a todas las
edades, porque en cada etapa madurativa se puede llegar a un nivel de
profundidad”); (SUJETO 5: “Creo que sería positivo tratarlo en todos los cursos
a distintos niveles. Un niño de 6 años no afronta la muerte del mismo modo que
uno de doce o trece”).
Haciendo referencia a la primera pregunta, la mayoría de los entrevistas
coinciden con los autores Herran Gascon & Cotina Selva (2006) y Pedrero-
García (2012) en que hoy en día existe un gran hueco curricular con respecto al
tema de la muerte, aun siendo un tema que se comporta como espiral para temas
transversales como la educación para la paz, la educación para la salud y la
educación para la igualdad de géneros, entre otros, por ello, podríamos abordar
dicho tema desde todas estas áreas curriculares.
Por otro lado, en cuanto a la segunda pregunta, los autores Turner (2004) y Poch
& Herrero (2003) afirman que los niños, desde pequeños tienen una concepción
de la muerte que va cambiando y evolucionando a medida que van creciendo,
por lo que los educadores deben proponer el reto de tratar este tema desde las
etapas educativas iniciales, ya que lo consideran como algo urgente y necesario
que se debe tratar en el contexto educativo.
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✓ Descubrir de qué manera creen los docentes que el alumnado concibe la
muerte
Ante este objetivo específico, se les plantea una cuestión a los entrevistados;
“¿Como piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?” en la que todos
coinciden en sus respuestas diciendo que creen que el alumnado concibe el tema
de la muerte desde una gran incertidumbre, la cual le puede llegar a provocar
miedo, malestar, e incluso agobio por no saber cómo gestionar ese sentimiento,
tal y como queda reflejado en la entrevista del SUJETO 2: (“El alumnado trata
este tema desde distintos puntos de vista: miedo, inseguridad, aceptación y
agobio por no saber muy bien que es eso que estan sintiendo”) o del SUJETO 1:
Pero creo que es un tema complicado para ellos de entender y que en muchos
casos provoca frustración al no saber manejarlo correctamente. Genera
sensaciones muy potentes y diferentes a las que está acostumbrados y el no
entender genera un mal estar muy profundo en ellos.
Muchos autores han realizado investigaciones sobre cómo conciben los niños/as
de Educación Primaria el tema de la muerte, podemos destacar en concreto a
Gessell (1953) (cit. en Herrán Gascón & Cortina Selva, 2006), el cual nos
explica que los niños/as a los seis años ya tienen idea de la muerte, aunque no
conciben que un día puedan morir, a los siete este hecho se sigue negando, a los
ochos años empieza su curiosidad por saber lo que pasará después de la muerte,
a los nueve años son capaces de hablar de la muerte desde aquello que estudian
en la asignatura de biología, a los diez y once años empiezan a plantearse la
muerte desde la perspectiva religiosa, y por último, a los doce años se preocupan
más por estos aspectos religiosos y su interés por el tema disminuye, pues
piensan que es algo que todavía no deberán vivir.
✓ Conocer cómo trataría el profesorado el tema en el aula, así como sus
propias experiencias sobre el mismo
En este objetivo específico se incluyen tres preguntas que están íntimamente
relacionadas las unas con las otras. La primera pregunta que se plantea es la
siguiente: “¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que
tuviera que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado?
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Si a usted no le ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y
cómo lo gestionó?” Solamente uno de los entrevistados no han presenciado
todavía una situación en la que hayan tenido que tratar el tema de la muerte en el
aula (SUJETO 1: “Pues lo cierto es que no, este es mi tercer año como docente y
aún no he tenido que tratar este tema con el alumnado”) en cambio, los demas
han tenido que lidiar con alguna que otra situación que se ha presentado en el
aula sobre dicho tema, como es el caso del SUJETO 4:
Por desgracia, sí, más veces de las deseadas, que sería ninguna. Siendo tutora he
tenido que afrontar en distintos momentos la muerte de dos padres y una madre,
en alumnos de 3º y 4º de Primaria. Lo primero que hice en todos los casos fue
contactar con la familia del niño o niña que sufrió la pérdida, para ver de qué
forma querían que lo afrontásemos con el alumno o alumna en el Centro y
asesorarlos en el caso de los que estaban un poco perdidos.
Así como también es el caso del SUJETO 5:
Muchas veces ha pasado que en mitad de una clase un alumno ha levantado la
mano para decir que su abuelo se ha ido al cielo o que él tuvo un hermanito que
se murió antes de salir de la tripa de su madre o cualquier otra experiencia. En
esos momentos lo mejor que se me ocurre es dejar que los niños hablen con
total libertad y cuenten qué ha pasado y cómo se sienten.
La segunda pregunta planteada hace referencia a una situacion hipotética: “Si le
comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o alumnas ha
fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?” Ante esta pregunta
todos los entrevistados tienen un punto de vista diferente a como tratarían el
tema con el alumnado si se le presentara ocasion, pues como se suele decir “cada
maestrillo tiene su propio librillo” (SUJETO 2: “Con el mayor apoyo y cariño.
Aunque también depende del alumno o alumna, ya que hay docentes que no son
cariñosos y que reacciones así con ellos o ellas les va a provocar malestar”);
(SUJETO 3: “Primero tendría que preparar muy bien la sesión, no dejar nada a la
improvisación y tampoco hacer de mi verdad una verdad única, ya que cada uno
vive la muerte de una manera diferente”).
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Por último, para poder responder a la tercera pregunta los entrevistados deben
remontarse a sus edades mas tempranas: “Si se remonta a su etapa escolar
¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió alguna situación en la que falleciera
un familiar o una persona cercana? ¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?” Al
igual que en la pregunta anterior, nos encontramos con diferentes experiencias
personales de cada entrevistado, en la mayoría de los casos vemos como a ellos
mismos o a personas cercanas se les presentó una situación así en el aula y todos
coinciden en que el tema no se trató en el aula ni por parte de los profesores
(SUJETO 1: “Personalmente durante mi etapa escolar perdí a mis dos abuelas.
Fue algo muy difícil para mí, y recuerdo que desde el colegio no se trató el tema
como tal ni se hizo nada especial”); (SUJETO 3: “Sí, todos mis abuelos
murieron antes de mi 3° de Educación Primaria, también algunos tíos abuelos e
incluso mascotas. En el colegio no se gestiono de ninguna manera”).
Ante estas tres cuestiones, los autores Rodríguez Herrero et al. (2015),
Campione (2017) y Herran Gascon & Cortina Selva (2006) afirman que los
profesores y padres deben reflexionar sobre la importancia de tratar el tema de la
muerte en las escuelas, para que pueda normalizarse dicho tema en la sociedad y
los niños/as puedan estar preparados para las posibles situaciones que se les
presenten. Las escuelas deben tomar conciencia e incluirla como un tema más a
tratar dentro de sus programaciones de aula, de manera que el alumnado pueda
adquirir las capacidades necesarias para ser conscientes sobre la muerte de sus
seres queridos y su propia muerte, así como para darle el valor que ésta tiene.
✓ Identificar cuál es la opinión de los docentes sobre el impacto que puede
tener en el futuro del alumnado al no tratar el tema
En este último objetivo específico se plantea la cuestión siguiente a los
entrevistados: “¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear
consecuencias futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?” Ante esta pregunta, todos
opinan de la misma manera, piensan que el hecho de no tratar el tema con el
alumnado puede llegar a provocar un bloqueo emocional o una gran frustración,
como en el caso del SUJETO 1: (“Puede bloquear al alumno emocionalmente y
hacer que todo se traduzca en sentimientos negativos, en una mala gestión de los
mismos y, modificar negativamente la conducta y actitud del alumnado”).
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O el SUJETO 4:
Creo que sí, que es mejor afrontar el tema con ellos, para acompañarlos y
enseñarles a gestionar el dolor y otras emociones, ya que como decía al
principio, la muerte forma parte de la vida y si no los acompañamos y educamos
también en esto, pueden hacerse ideas equivocadas que les supongan una
complicación en su desarrollo emocional.
Los autores Cantero- García (2013) y Poch & Herrero (2003) coinciden con los
entrevistados sobre las consecuencias que podría acarrear en los alumnos/as el
hecho de no tratar el tema de la muerte en el aula, ya que puede conllevar
grandes consecuencias sociales y psicológicas en el alumnado. La finalidad
principal de tratar el tema en las escuelas es para poder preparar al alumnado
ante futuras situaciones que se les presenten, de esta manera aprenderán a
gestionar sus emociones e irán adquiriendo cada vez más recursos para poder
afrontar la pérdida de un ser querido o alguien de su entorno y superarla.
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6. CONCLUSIONES, IMPLICACIONES Y LIMITACIONES
Una vez realizado el análisis de las entrevistas que hemos llevado a cabo a varios
docentes de Educación Primaria, podemos llegar a la conclusión de que la
Educación para la Muerte es un tema fundamental que debería tratarse en el aula y
en la sociedad en general, es cierto que tendemos a evitar el tema o a tenerlo como
tabú por el hecho de que no resulta agradable recordar sucesos pasados que hayamos
podido vivir con respecto a la muerte de un familiar o alguien cercano a nosotros,
aunque si desde las etapas escolares más temprana no se trata este tema, puede
llegar a acarrear graves consecuencias en los niños/as, como puede ser que no sepan
gestionar aquello que están sintiendo en su interior y algo realmente importante que
no se sientan apoyados por nadie, ya que al no exteriorizarlo guardan todos esos
sentimientos negativos de miedo, preocupación e incertidumbre en su interior.
Para poder impartir el tema de la muerte en las aulas sería necesario tener una previa
formación acerca del tema, ya que, como hemos podido observar, no todos los
docentes tendrían en mente cómo poder tratar la muerte en la escuela, si recibimos
formación en asignaturas como matemáticas, lengua, inglés, etc. ¿Por qué no recibir
una formación específica sobre cómo enseñar al alumnado a poder afrontar una
pérdida y saber gestionar todas las emociones y sentimientos que esta les causa?
Como hemos visto en la respuesta de los docentes entrevistados, al remontarse a su
etapa escolar todos coinciden en que han vivido alguna situación en la escuela, en la
que sucedió algún fallecimiento, ya sea de un familiar propio o de otro compañero o
compañera. Cuando esto ocurrió la mayoría cuenta que no se trató el tema en el
aula, ni siquiera se le comunicó a la clase por parte del tutor/a u otro profesor/ar,
incluso alguno destaca que el profesorado llevaba el tema con secretismo, siendo lo
más discretos posibles para que el alumnado no se enterara de lo que había ocurrido.
Por último, cabe destacar la importancia del tutor/a en este proceso, sabemos que los
docentes, además de la familia son unos claro referentes para los niños/as, sobre
todo en la etapa de Educación Primaria, por ello, aunque la muerte no esté incluida
como tal en el Currículum, si en algún momento de nuestra etapa profesional como
docente se nos presenta una situación de esta índole, debemos hablar con nuestro
alumnado del tema, ya que como nos dice Herrán Gascón et al. (2001, p. 62):
“Evitar o distorsionar la Educacion para la Muerte es no educar para la vida”.
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Por otro lado, podemos afirmar que se han cumplido todos los objetivos establecidos
en nuestro trabajo, los cuales han sido elaborados partiendo del marco teórico, al
igual que las preguntas de la entrevista, creando así un hilo conductor que se aprecia
cuando se va leyendo el trabajo, teniendo cierta coherencia y sentido.
En cuanto a las competencias desarrolladas en el plan de estudios de nuestra
titulación de Educación Primaria, también podemos afirmar que han sido llevadas a
cabo a lo largo del proceso de realización del presente Trabajo de Fin de Grado. No
obstante, queremos señalar aquellas que han destacado:
CB1. Poseer y comprender conocimientos que aporten una base u oportunidad de
ser originales en el desarrollo y/o aplicación de ideas, a menudo en un contexto de
investigación.
CB2. Que los estudiantes sepan aplicar los conocimientos adquiridos y su capacidad
de resolución de problemas en entornos nuevos o poco conocidos dentro de
contextos más amplios (o multidisciplinares) relacionados con su área de estudio.
CB3. Que los estudiantes sean capaces de integrar conocimientos y enfrentarse a la
complejidad de formular juicios a partir de una información que, siendo incompleta
o limitada, incluya reflexiones sobre las responsabilidades sociales y éticas
vinculadas a la aplicación de sus conocimientos y juicios.
GP.19 Afrontar los retos personales y laborales con responsabilidad, seguridad,
voluntad de autosuperación y capacidad autocrítica.
Para finalizar, queremos reseñar algunos de los obstáculos que hemos tenido que
afrontar a la hora de realizar dicho trabajo, sin duda alguna, el más importante de
todos ha sido la Pandemia Mundial del COVID-19, lo que ha provocado que no
hayamos podido acudir presencialmente a los centros educativos para llevar a cabo
las entrevistas a los docentes, otra limitación que nos hemos encontrado ha sido la
poca información que tenemos sobre el tema de la muerte relacionado con la
educación, ya que es cierto que desde el ámbito de la filosofía se ha trabajado
ampliamente dicho tema, pero no su relación con la educación. A pesar de todo ello,
gracias a las nuevas tecnologías y a la información en línea de la web, hemos sido
capaces de solventar las limitaciones y los obstáculos que se nos han presentado.
33
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Campione, F. (2017). Cómo ayudar a los niños ante la muerte y el duelo: La
pregunta que vuela. Madrid, España: Ediciones Dehonianas España.
- Cantero García, M. (2013). LA EDUCACIÓN PARA LA MUERTE. UN RETO
FORMATIVO PARA LA SOCIEDAD ACTUAL. Psicogente, 16, 424-438.
Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/4975/497552364014.pdf
- Herrán Gascón, A. de la, & Cortina Selva, M. (2006) La muerte y su didáctica:
Manual para Educación Infantil, Primaria y Secundaria (2º ed). Madrid, España:
EDITORIAL UNIVERSITARIAS, S. A.
- Herrán Gascón, A. de la, González, I., Navarro, M.J., Bravo, S., & Freire, M.V.
(2001). La muerte: ¿tabú o imperativo educativo? Aula de Innovación Educativa,
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34
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35
8. ANEXOS
En los anexos quedan recogidas las preguntas que se han elaborado para llevar a
cabo la entrevista del presente trabajo de investigación, así como las mismas
entrevistas transcritas.
ENTREVISTA
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la
sociedad, la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho
tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que tuviera
que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a usted no le
ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y cómo lo
gestionó?
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
36
SUJETO 1
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
Supongo que habrá familias y centros que trabajen este tema de una forma
natural, pero bajo mi punto de vista en la inmensa mayoría de los casos si que lo
hemos convertido en un tema tabú, incluso entre nosotros los adultos.
Normalmente no se habla de la muerte como tal, comúnmente utilizamos
expresiones que nos ayudan a expresar nuestros sentimientos, pero de una
manera mas sutil y menos grafica, como “dejarlo ir”, “ya no esta”, etc. Y todo
eso contribuye a convertirlo en un tema del que no está bien visto hablar, casi
nadie se siente cómodo con él, y menos al tratarlo con niños.
2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la
sociedad, la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
Considero que es uno de los temas más complicados para el ser humano de
afrontar y asumir, y eso se percibe en nuestras conversaciones. Es un tema
asociado directamente al dolor y al vacío de la pérdida y en muchas ocasiones, el
no saber ponerle palabras nos limita y nos cohíbe.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho
tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?
Nunca he recibido ninguna formación de este tipo, ni tampoco soy consciente de
que sea una formación que suela llevarse a cabo en los centros, aunque en mi
opinión es esencial. A veces ocurre que nuestros alumnos pierden algún familiar
o algún conocido y nosotros como profesores y como uno de los agentes
educativos más importantes y potentes de su vida hemos de tener los recursos
adecuados para poder acompañarlos en el duelo y educarles emocionalmente
para ser capaces de afrontarlo y superarlo. Si esto no es así puede influir
negativamente en el alumno, tanto en su vida personal como académica.
Debemos conocer las herramientas para ayudarles a comprender la situación y
sobrellevarla.
37
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
En mi opinión la Educación Emocional debería formar parte del Currículum de
Educación Primaria y tener un papel fundamental en él, no secundario, y dentro
de este ámbito podría incluirse la muerte y el duelo como contenido a trabajar
con los alumnos, entre otros. Creo que afrontar las emociones y aprender a
controlarlas antes de vivirlas nos ayuda a gestionar mejor la situación y a sacarle
un mayor provecho.
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
Pues la verdad que no sabría responder con exactitud a esta pregunta, porque
como decía no tengo formación para hacerlo. Pero sí que creo que sea cual sea la
edad hay que adaptar el material a la misma. No se puede tratar ni este ni ningún
tema de la misma forma con los alumnos del primer ciclo que con los del
tercero.
6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
Esta es una pregunta muy difícil de responder, sobre todo porque nunca me
había parado a pensarla. Pero creo que es un tema complicado para ellos de
entender y que en muchos casos provoca frustración al no saber manejarlo
correctamente. Genera sensaciones muy potentes y diferentes a las que está
acostumbrados y el no entender genera un mal estar muy profundo en ellos.
7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que
tuviera que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a
usted no le ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y
cómo lo gestionó?
Pues lo cierto es que no, este es mi tercer año como docente y aún no he tenido
que tratar este tema con el alumnado, y desconozco si algún compañero ha
tenido que hacerlo.
38
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
Pues trataría de ayudar al alumno a poner palabras a lo que siente. Bajo mi punto
de vista, cuando definimos con claridad cómo nos hace sentir una situación
somos más capaces de encontrar las herramientas y los recursos para afrontarlas.
Plantearía un taller emocional con toda la clase en el que trabajaríamos los
sentimientos que habitualmente tenemos cuando sufrimos la pérdida de alguien
cercano para nosotros. De esta manera intentaría que el alumno entendiera que
hay emociones y sensaciones que la muerte provoca en nosotros y que no es
malo sentirlas, sino que hay que aprender a gestionarlas.
9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
Personalmente durante mi etapa escolar perdí a mis dos abuelas. Fue algo muy
difícil para mí, y recuerdo que desde el colegio no se trató el tema como tal ni se
hizo nada especial, simplemente recuerdo que mis profesores se interesaron por
mí y estuvieron especialmente pendiente de mí y de cómo me sentía durante un
tiempo. Pero no se habló del tema ni se trató en ninguna clase. Simplemente se
dejó pasar.
10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
Como he dicho antes por supuesto que sí. Puede bloquear al alumno
emocionalmente y hacer que todo se traduzca en sentimientos negativos, en una
mala gestión de los mismos y, modificar negativamente la conducta y actitud del
alumnado. Puede también afectar a su concentración y por lo tanto a su
rendimiento en el ámbito escolar, entre otras cosas.
39
SUJETO 2
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
No creo que sea un tema tabú. Ya que en las aulas este es un tema que sale más
tarde o más temprano. Este tema se trata de la manera más natural posible.
No es un tema del que se hable todos los días, pero sí que es un tema del que se
habla de manera natural cuando sale.
De hecho, se suele hablar de este en situaciones como la que se ejemplifica a
continuación: suele ser una respuesta típica de los alumnos y alumnas cuando,
en Ciencias Naturales, se les pregunta sobre cuáles creen que son las funciones
vitales o qué tienen en común todos los seres vivos.
Por ejemplo, en este curso académico 2019/2020, tanto el alumnado de primero
como de quinto, a los que les doy clases de ciencias, han respondido que todo lo
que tenemos en común los seres vivos es que nos morimos. Al salir este tema, es
con los más grandes cuando se realizan preguntas más específicas sobre el tema
(por ejemplo, sobre si se siente algo al morir, si hay cielo, etc.) y los más
pequeños cuentan qué familiares han perdido (los más chicos siempre te dicen
todo lo que les pasa).
Además, en este curso, como se ha dado la situación de cuarentena hemos tenido
que hablar sobre el tema para que el alumnado viera la gravedad de la situación
y todas las posibilidades que se podían dar en el caso de que una persona
enferme de CO-VID 19.
En casa este tema suelen hablarlo en el caso de que haya un familiar enfermo de
gravedad o que haya fallecido alguien cercano. Quizás es un poco más tabú, a mí
parecer en el hogar que en la escuela.
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2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la
sociedad, la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
La gente tiene miedo a la perdida de sus seres más queridos y el simple hecho de
pensarlo les transmite sensación de malestar.
Quizás es por este motivo que el tema de la muerte es un tema tabú. Las
personas no aceptan la desaparición de los más importantes para ellos. Se nos
vende de manera continuada que tenemos que ser felices y para ser felices
tenemos que estar con todos. Si para tener bienestar tienen que vivir todos tus
seres queridos, obviamente estamos buscando una utopía. La muerte es un
proceso natural de la vida. Es ley de vida.
Como es un tema del que no se habla mucho en casa, no estamos preparados
para afrontar la perdida. Y aprendemos “mal” de lo que pasa en películas, series,
noticias, etc. donde este tema se trata con frialdad, banalidad y todo se arregle de
forma rápida e indolora.
La muerte y la perdida no son eso. Sino que todo lo que implica la muerte es un
proceso por el que hay que pasar y aceptar. Esta tienes sus etapas y solo a través
de nuestras vivencias a través de otros personas o experiencia propia, los niños y
niñas aprenderán a tratar este tema. Pero, para ello, es preciso que estas etapas se
trabajen más desde casa.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho
tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?
Como docente nunca he recibido formación sobre este tema. No considero
necesaria la formación en este tema. Creo que es un tema que debe tratarse más
en casa, pues cada familia tiene sus características y necesidades, y es, sobre
todo, en la primera socialización donde el alumnado debe recibir formación
sobre este tema.
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En la escuela, los docentes lo podemos tratar de manera natural y básica, pero
nosotros nos debemos centrar en desarrollar la gestión de las emociones (es
decir, promover una inteligencia emocional).
Al promover el aprendizaje y gestión de distintas herramientas relacionadas con
las emociones, también ayudamos al discente en la gestión de las emociones tras
la pérdida. Debido a esto, creo que es más importante que recibamos formación
en gestión de emociones, que en gestionar la muerte.
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
Creo que no debe de incluirse en el Currículum. El tema de la muerte debe ser
trabajado más en casa. En la escuela debemos desarrollar la inteligencia
emocional, que esta es fundamental para tratar este proceso.
Cada familia trata la muerte desde diferentes ámbitos (religiosos, etc.), y abarcar
esta diversidad en la escuela es muy complicado (y sin ofender a nadie al ser un
tema sensible).
En el caso de que se incluyese, debe trabajarse como contenido transversal.
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
En todos los cursos. Al igual que la gestión de las emociones, cuanto antes se
empiece a enseñar sobre un tema, antes se da un aprendizaje significativo ya
para el resto de tu vida.
Con los pequeños se podía empezar con “como te sientes cuando pierdes algo:
un juguete, algo a lo que tenía cariño, algo que se estropee”.
6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
El alumnado trata este tema desde distintos puntos de vista: miedo, inseguridad,
aceptación y agobio por no saber muy bien que es eso que están sintiendo (hay
niños y niñas que desde pequeños han perdido a un abuelo o abuela, etc.).
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En mi opinión, los niños, sobre todo los más pequeños, no entienden el concepto
del “para siempre”, no conciben el que no vayan a volver a ver a alguien nunca
más.
7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que
tuviera que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a
usted no le ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y
cómo lo gestionó?
Como ya he comentado con anterioridad, cada vez que tratas el tema de los seres
vivos sale este tema. No solo me ha surgido con las funciones vitales, sino
también por ejemplo al ver que los virus no son seres vivos.
También, ha habido alumnos y alumnas que han perdido a algún familiar y se le
da el mayor cariño y apoyo posible, y se le hace ver que es algo natural.
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
Con el mayor apoyo y cariño. Aunque también depende del alumno o alumna,
ya que hay docentes que no son cariñosos y que reacciones así con ellos o ellas
les va a provocar malestar.
Tienes que adaptarte siempre a las necesidades de tu alumnado.
9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
A mí personalmente no me ha ocurrido, pero sí ocurrió que en la clase de al lado
murió la mamá de una niña. Se trataba el tema con ella en el patio, dándole
muchísimo cariño y prestando una atención especial a las familias.
Personalmente a nuestra clase no se nos comentó nada, nosotras nos enteramos
por el típico “corre ve y dile” que siempre hay en todo colegio, pero en ningún
momento se nos informó de ello por parte de los profesores.
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10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
No trabajar este tema en las aulas, aunque sea de forma natural y básica, puede
acarrear en el alumnado que no comprendan la muerte, como algo natural que a
todos y todas nos llega y le tengan un miedo irracional, que los bloquee a la hora
de enfrentarla.
Creo que cuando vamos creciendo al final vamos acostumbrándonos y viéndola
más de cerca, cada persona reacciona de diferente forma. Puede que, si lo
hubiéramos tratado en el aula, lo viésemos de forma más natural antes, por
supuesto entendiendo que esas situaciones siempre el tema sentimental nos
puede hacer verlo como algo injusto en la mayoría de los casos
44
SUJETO 3
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
En mi opinión y experiencia, dentro de los centros educativos, depende en gran
medida de cada docente y la gestión y orientación que desee realizar a sus
alumnos. Es cierto que en edades más tempranas en la etapa de primaria se
intenta sobreproteger a los alumnos, sin embargo, en el tercer ciclo ya se
comienzan a llamar a las cosas por su nombre.
En cuanto a los hogares, depende también de cada familia. Actualmente es
tendencia sobreproteger a los hijos hasta edades avanzadas (ESO o Bachillerato)
impidiendo que los niños aprendan a gestionar ciertas situaciones y provocando
una dependencia total con sus padres.
2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la sociedad,
la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
No estoy del todo de acuerdo, no creo que sea un tema tabú en la sociedad ya que
vemos la muerte día a día en experiencias propias o incluso en las noticias,
películas, etc. Por ello no creo que sea tabú, lo que pienso es que en muchas
ocasiones falta la gestión emocional que es tan esencial y que nos ayuda a
reconocer la realidad de la vida, que es que en algún momento se termina. Por
otra parte, puede ser por falta de madurez o, incluso, por desconocimiento de lo
que pasa después de la muerte con la persona que muere, más allá del hecho
físico de que el cuerpo se queda sin vida, que es evidente.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho tema?
¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían recibir?
¿Por qué?
No, en educación formal no he recibido nunca formación en cuanto a la gestión
de la muerte, pero como formación informal sí porque me interesa saber afrontar
los problemas que nos podemos encontrar en las aulas día a día.
Sí, es una formación que todos los docentes deberían recibir, al igual que la
gestión emocional en alumnos.
45
Porque nos ayudaría en nuestra labor como docentes en la enseñanza de la
gestión de las emociones, aunque eso pertenece al ámbito informal de las
familias, sin embargo, en muchos casos, los niños pasan más tiempo con nosotros
en la escuela que con sus familias en casa.
También puede ser importante para crear unas orientaciones a las familias de
cómo gestionar esta cuestión e ir todos en la misma línea, no que los padres
digan, por ejemplo, que quien muere se convierte en angelito y el maestro diga
que se queda como un fantasma cuidándonos (por ejemplo).
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
Sí, dentro de una asignatura que se llamase Educación Emocional y en la que se
enseñara a gestionar las emociones o, al menos, a reconocerlas y llamarlas por su
nombre. El motivo es lo anteriormente dicho en la pregunta 2, para educar a
personas fuertes que sepan reconocer las emociones y no asustarse ante ellas y,
una vez reconocidas, aprender a gestionarlas en función de las peculiaridades de
cada uno en su personalidad.
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
En infantil comenzaría a hablar del tema con las familias, pero no con los niños
porque aún son pequeños.
En el primer ciclo de primaria sí comenzaría poco a poco a hablar del tema hasta
llegar al cuarto curso de la ESO. Normalmente los alumnos no pierden a sus seres
queridos a tan pronta edad (Infantil), aunque siempre hay excepciones, sin
embargo, en primaria comienzan a producirse las primeras muertes y los niños
comienzan a preguntarse más el porqué de las cosas, y una respuesta clara y
unánime puede ayudarles mucho.
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6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
¿Sinceramente? no lo sé, intuyo que como que la persona o el animal que muere
se va de viaje, y en función de si la familia es creyente o no, el viaje es al cielo o
a otros lugares, aunque sí creo que es un tema que les genera mucho miedo e
incertidumbre.
7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que tuviera
que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a usted no le
ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y cómo lo
gestionó?
No, dentro de un aula con alumnos de primaria no se me ha presentado aún esa
situación, con adolescentes de 15 a 17 años en formación complementaria sí y
tenían serias dudas que, sí les hubieran enseñado antes, probablemente les
hubiera ayudado a gestionar y saber a qué se enfrentaban.
No me constan compañeros que se hayan encontrado en esa situación.
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
Primero tendría que preparar muy bien la sesión, no dejar nada a la
improvisación y tampoco hacer de mi verdad una verdad única, ya que cada uno
vive la muerte de una manera diferente. Además, informar a las familias de que
se va a tratar el tema dentro del contexto formal para que no se sorprendan y
sepan si están de acuerdo en que se produzca esa conversación entre los alumnos
y el maestro.
Con los alumnos, ante todo tacto, sea cual sea la edad del alumnado, ya que no es
un tema que se trate con mucha asiduidad y es delicado. Explicaría tanto la
evidencia física de que el cuerpo se queda sin vida hasta cómo afecta a la vida de
las personas que les quieren y todo lo que implica la muerte para esas personas.
En función del centro, sí es religioso, explicaría lo que la religión piensa que
puede ser el viaje tras la muerte, siempre adaptándolo a la edad a la que vaya
dirigida la charla, ya que no es lo mismo un niño de 1° que uno de 6°.
47
Y sobre todo les pediría que preguntaran todas las dudas que tuvieran y, por si a
alguno le da vergüenza o miedo preguntar, pondría un buzón en mi mesa en el
que podrían depositar sus inquietudes y, de esa forma, intentar ayudarles en esa
gestión emocional.
También, y muy importante, reconocer que cuando no se sabe algo, no se sabe,
aunque seamos maestros no lo sabemos todo, y reconocer que somos humanos y
que hay cosas que no podemos conocer. Las cosas que no seamos, pero tengan
respuesta, dejarlas para investigarla, estudiarlas y explicarlas más adelante, las
dudas sobre asuntos que no podemos conocer porque no sabemos qué hay tras la
muerte a nivel espiritual (por ejemplo), reconocer que no hay respuesta única o
que no la conocemos.
Además, les invitaría a hablar del tema siempre que lo necesitaran.
9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
Sí, todos mis abuelos murieron antes de mi 3° de Educación Primaria, también
algunos tíos abuelos e incluso mascotas.
En el colegio no se gestionó de ninguna manera, creo recordar, pero en casa sí lo
gestionamos ya que vi cómo moría mi última abuela mientras charlaba
amenamente conmigo. Mis padres nos explicaron que se había tenido que ir a
descansar y que se fue aquel día, pero que ella estaba bien. Yo me la imaginaba
en un mar de nubes tumbada en una tumbona, siempre soleado, leyendo y sobre
todo riendo y manteniendo su esencia, y aunque fue difícil renunciar a su
presencia y cariño, pero mi familia explicó así y a mí me sirvió.
Recuerdo que en 4° se murió la abuela de otra compañera, pero en el cole
tampoco se gestionó de ninguna forma.
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10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
Que no se trate en las aulas no significa que no se trate en el ámbito familiar,
ámbito en el que es casi imposible no trabajarlo ya que se vive en el día a día. No
dotaría de toda la responsabilidad a las escuelas ya que es algo que se debe de
trabajar más en casa que en el Colegio. Lo que se trabaje en casa se debe ver
reforzado por lo que se trabaje en la escuela, pero no a la inversa, por lo que la
responsabilidad máxima de las posibles consecuencias sería de las familias. No
obstante, yo trataría el tema.
Consecuencias… pueden ir desde la falta de autoestima, el escaso control de la
frustración, la incorrecta gestión emocional, depresiones, ansiedad, dudas y
fragilidad, hasta temas como adicciones que pueden derivar de todo lo
anteriormente mencionado y que es algo que los adolescentes de hoy día piensan
que controlan y saben lo que hacen, pero el problema es que no saben por qué lo
hacen.
49
SUJETO 4
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
No creo que pueda considerarse tanto como tabú, al menos en la escuela, pero si
es cierto que es un tema que no se trata especialmente. Normalmente se intenta
sobreproteger a los niños con temas como la muerte, sexo, enfermedades y
pienso como educadora que no les educamos para poder afrontar esos temas
cuando les ocurre en su entorno cercano.
2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la
sociedad, la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
Porque es un tema desagradable, duro de afrontar, que plantea muchos
interrogantes, que es doloroso… Obviamente todos sabemos que tanto nosotros
como nuestros seres queridos vamos a pasar por ella, pero no es para nadie plato
de buen gusto pensarlo y, por lo tanto, muchos menos hablarlo.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho
tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?
En la facultad, ni en Pedagogía ni en Magisterio, tengo recuerdo de haber tratado
este tema para nada. En formaciones de profesorado ya en el colegio tampoco se
ha tocado nunca el tema.
Pienso que sí es un tema en el que deberíamos formarnos todos los docentes,
porque forma parte de la vida y nosotros acompañamos a los alumnos en todas
sus facetas. Y por supuesto porque hemos de ser capaces de acompañar su dolor
cuando experimentan el fallecimiento de un ser querido.
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
En algunos cursos de Primaria ya se trata algo sobre ella. Se estudia el ciclo de
la vida (nacer, crecer, reproducirse y morir), se estudian los indicadores de
población (natalidad, mortalidad, migracion), la Pasion y Muerte de Jesús…
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Todos estos temas, y algunos más, conllevan tratar el tema de la muerte con los
alumnos, y responder a las cuestiones que el planteamiento de estos temas les
provoca.
También se trata en situaciones concretas en las tutorías, de forma más
emocional.
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
Pienso que se puede tratar desde Educación Infantil, pero obviamente no es un
tema que se pueda tratar de igual forma a todas las edades, porque en cada etapa
madurativa se puede llegar a un nivel de profundidad.
6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
Depende mucho de los alumnos, de su madurez, de sus experiencias de vida…
Pero generalizando un poco, algo que no me gusta hacer, creo que podemos
hablar de dos grupos: aquellos para los que sí es un tema tabú, del que no les
gusta hablar porque les provoca miedo y un grupo más minoritario que, debido
al abuso de videojuegos, películas agresivas…, conciben la muerte como algo
trivial, ajeno a ellos.
7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que
tuviera que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a
usted no le ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y
cómo lo gestionó?
Por desgracia, sí, más veces de las deseadas, que sería ninguna. Siendo tutora he
tenido que afrontar en distintos momentos la muerte de dos padres y una madre,
en alumnos de 3º y 4º de Primaria.
Además de compañeros del mismo nivel, por lo que te puedes imaginar la
sensibilidad tanto del grupo clase como de los padres con el tema de la muerte.
Lo primero que hice en todos los casos fue contactar con la familia del niño o
niña que sufrió la pérdida, para ver de qué forma querían que lo afrontásemos
con el alumno o alumna en el Centro y asesorarlos en el caso de los que estaban
un poco perdidos.
51
Por supuesto acompañé a la familia en el velatorio y funeral he hice un
seguimiento más exhaustivo de ese alumno y su familia en los meses posteriores
al fallecimiento.
Como directora pedagógica también he tenido que afrontar el fallecimiento de
dos padres de primaria, pero en este caso mi papel ha sido más institucional,
acompañando en los velatorios y funerales, pero reforzando y apoyando al tutor,
que es el que mantiene el contacto más cercano con el alumno y la familia.
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
Creo que la pregunta anterior responde también a esta, pero añado algo que no
comenté anteriormente. En los tres casos, al día siguiente del fallecimiento, fui
con todo el grupo a la Capilla, a rezar tanto por su compañero como por el
fallecido. En todas las ocasiones fue impresionante la actitud y la forma de rezar
de los niños. Ninguno de los tres alumnos estuvo presente, pero uno de ellos, al
comentárselo sus compañeros, quiso repetirlo al incorporarse al colegio.
9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
No lo recuerdo, pero no me suena que falleciera ningún papá de mis
compañeros. Sí dos alumnas, unos cuatro cursos mayores que yo y otra cinco
cursos menores. Entonces sí que recuerdo bastante secretismo por parte de los
profesores, no recuerdo que nos dijesen nada a los alumnos (algo que creo
impensable ahora, se trataría el tema con ellos, aunque espero no tenerlo que
hacer nunca).
Yo me enteré porque una de ellas era compañera de la hermana de mi mejor
amiga y otra porque mi padre era miembro de la Junta de APA y la fallecida hija
de la presidenta.
52
10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
Creo que sí, que es mejor afrontar el tema con ellos, para acompañarlos y
enseñarles a gestionar el dolor y otras emociones, ya que como decía al
principio, la muerte forma parte de la vida y si no los acompañamos y educamos
también en esto, pueden hacerse ideas equivocadas que les supongan una
complicación en su desarrollo emocional.
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SUJETO 5
1. Cómo docente, ¿Considera que hoy en día la muerte es un tema tabú tanto
en el aula como en el hogar?
Personalmente, pienso que en los hogares hay de todo, encontramos desde
familias que tratan el tema de la muerte con total naturalidad y sin ningún tipo de
histerismo, hasta familias en las que hablar del tema es algo casi prohibido
delante de los niños.
En cuanto a las aulas, pienso que sí hay cierto temor a hablar del tema,
principalmente por parte del profesorado. A veces, por no saber muy bien desde
dónde afrontar el tema y otras por miedo a cómo puedan reaccionar las familias
cuando los niños llegan a casa diciendo que hoy se ha estado hablando de la
muerte en el cole. Como ya he dicho cada familia es un mundo y no sabemos qué
pueden pensar al respecto.
2. El hecho de que hoy en día la muerte sea un tabú en nuestra sociedad es
evidente. ¿Por qué cree que aun habiendo evolucionado bastante la sociedad,
la muerte sigue siendo considerada como un tema tabú?
El principal problema, desde mi punto de vista, es la falta de naturalidad al tratar
el tema. Al fin y al cabo, todos morimos antes o después, no sé cuál es el
problema de hablarlo. Obviamente no es un tema alegre para hablar con niños,
pero se puede afrontar desde distintos puntos de vista, no centrándonos solo en lo
tétrico del tema.
3. Como docente, ¿Alguna vez ha recibido alguna formación sobre dicho
tema? ¿Considera que es una formación que todos los docentes deberían
recibir? ¿Por qué?
En ningún momento he recibido formación al respecto, ni siquiera dedicar un
ratito de un claustro a comentar cómo podemos tratar en el tema en clase, en una
tutoría, ante la muerte de algún familiar, etc.
Pienso que sería fundamental recibir algún tipo de información sobre cómo tratar
el tema de la muerte con los niños.
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Al igual que se nos dan formaciones sobre resolución de conflictos, trastornos
alimenticios y demás, se nos debería formar sobre cómo enfrentarnos a este tema
porque es algo cotidiano y ante el que todos nos vamos a ver en algún momento.
4. ¿Cree que debería de incluirse en el Currículum de Primaria, y por lo tanto
tratarse en el aula? ¿Por qué?
Totalmente, me parece muy importante. En biología se ve que el ser humano
nace, crece, de relaciona y muere. Pienso que éste sería un buen momento para
ahondar algo más en el tema puesto que solo se menciona. En los colegios
religiosos tal vez se trata más la muerte desde la asignatura de religión. También
podría tratarse en Ciudadanía o alguna asignatura parecida.
El porqué es obvio, como ya he dicho es algo que todos vamos a vivir tanto en
casa como en el cole en algún momento, algún abuelo que muere, otro familiar
en cualquier accidente, incluso algún profesor. Pienso que es importante que
tratemos el tema con naturalidad y que los niños se sientan cómodos para
expresar cómo se sienten sin tapujos.
5. ¿Piensa que se debe impartir este tema en todos los cursos o cree que hay
alguna edad más concreta para abordarlo? ¿Por qué?
Creo que sería positivo tratarlo en todos los cursos a distintos niveles. Un niño de
6 años no afronta la muerte del mismo modo que uno de doce o trece. Pienso que
es bueno ir viendo cómo va cambiando la visión que se tiene del tema a lo largo
de la etapa.
6. ¿Cómo piensa que conciben el tema de la muerte el alumnado?
Como ya he dicho antes, pienso que depende mucho de lo que hayan vivido en
sus hogares. Hay niños en los que se nota que han vivido el tema con total
naturalidad desde pequeños y otros en los que es totalmente un tema tabú, a veces
incluso te viene a chivarse de que fulanito está hablando de muertos como si
fuese algo muy malo.
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7. ¿Alguna vez se le ha presentado alguna situación en el aula en el que tuviera
que tratar dicho tema? De ser así, ¿cómo lo ha gestionado? Si a usted no le
ha ocurrido ¿sabe de algún compañero/a que le haya ocurrido y cómo lo
gestionó?
Muchas veces ha pasado que en mitad de una clase un alumno ha levantado la
mano para decir que su abuelo se ha ido al cielo o que él tuvo un hermanito que
se murió antes de salir de la tripa de su madre o cualquier otra experiencia.
En esos momentos lo mejor que se me ocurre es dejar que los niños hablen con
total libertad y cuenten qué ha pasado y cómo se sienten. Estos momentos nos
ayudan mucho a ver quiénes hablan de la muerte sin tapujos y quiénes ponen
caras raras mientras el compañero está contando su experiencia.
Otras veces, de repente ves a un niño o niña llorando sin razón aparente y, al
preguntarle, descubres que ha perdido a algún ser querido recientemente y que en
casa no se ha desahogado. En ese momento le pregunto si quiere hablar o si
prefiere ir al baño a darse un paseíto y lavarse la cara solo o con algún amigo que
le acompañe.
En definitiva, creo que consiste en dejar que cada niño se exprese de la manera
que lo necesite y cuando lo necesite, sin forzar la situación.
8. Si le comunicaran que algún familiar cercano de uno de sus alumnos o
alumnas ha fallecido. ¿Cómo trataría el tema con ellos? ¿Qué haría?
Como acabo de decir, pienso que se trata de dejar que cada alumno se exprese
como mejor lo sienta.
En primer lugar, hablaría con el alumno a solas, ver cómo se siente y si quiere
contar algo a sus compañeros para que ellos entiendan un poco mejor cómo está.
Si no es así, hablaría y con la clase para explicar que ese compañero ha perdido a
un ser querido recientemente y que si le ven que está más apagado tienen que
tratar de animarlo sin agobiarle.
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9. Si se remonta a su etapa escolar ¿Alguien de su clase o usted mismo/a vivió
alguna situación en la que falleciera un familiar o una persona cercana?
¿Cómo lo gestionaron sus profesores/as?
A lo largo de mi etapa escolar han muerto muchos seres queridos tanto míos
como de mis compañeras, incluso algún profesor del cole. Teniendo en cuenta
que el mismo grupo de alumnas estuvimos más de doce años juntas, aquello era
una familia en la que todas nos sentíamos libres de contar cómo nos
encontrábamos, qué pasaba por nuestras cabezas y llorar si así lo necesitábamos.
En cuanto a los profesores, siempre nos dieron nuestro espacio para contar
nuestras cosas y, al ser un colegio religioso, nos ofrecían pedir por nuestros seres
queridos en la eucaristía o durante la oración.
10. ¿Cree que no tratar este tema en las aulas podría acarrear consecuencias
futuras a los estudiantes? ¿Cuáles?
Sí, pienso que esto contribuiría a que la muerte siga siendo un tema tabú en la
sociedad. Si desde pequeños les enseñamos a hablar del tema con total
naturalidad, conseguiremos que este problema termine desapareciendo. Además,
iremos formando a personas más extrovertidas, que no se encierren en sí mismas,
y esto les será de utilidad para otros ámbitos de sus vidas.