trabajo cepeda

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La guerra de Flandes (1559-1609) De: Marc Sotelo Soto Para: José Cepeda Gómez Asignatura: Monarquía y Estado (siglos XVI XVIII) Curso: Máster de Historia de la Monarquía Hispánica (siglos XVI XVIII) Fecha: En Madrid, a 07 de marzo de 2015

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  • La guerra de Flandes (1559-1609)

    De: Marc Sotelo Soto

    Para: Jos Cepeda Gmez

    Asignatura: Monarqua y Estado (siglos XVI XVIII)

    Curso: Mster de Historia de la Monarqua Hispnica (siglos XVI XVIII)

    Fecha: En Madrid, a 07 de marzo de 2015

  • pg. 2

    NDICE

    1. Introduccin Pg. 3

    2. El desarrollo de la guerra en Flandes (1559 1609) Pg. 4

    2.1. El distanciamiento entre la monarqua y sus sbditos. Pg. 4

    2.2. La acentuacin de las diferencias. Pg. 5

    2.3. El comienzo de la represin. El duque de Alba. Pg. 7

    2.4. Un intento de acercamiento. El gobierno de Luis de

    Requesens.

    Pg. 9

    2.5. Un sucesor a la desesperada. Don Juan de Austria. Pg. 10

    2.6. La necesidad de acabar con la Revuelta. Alejandro Farnesio Pg. 11

    2.7. La pugna por el poder. El conde de Fuentes y Mansfelt. Pg. 14

    2.8. La solucin gubernamental. El archiduque Alberto. Pg. 14

    3. Conclusiones. Pg. 19

    4. Fuentes Pg. 20

  • pg. 3

    1. Introduccin.

    El presente trabajo es un intento de reconstruir los sucesos que tuvieron lugar

    durante la guerra de Flandes entre 1559 y 1609. Hemos limitado el estudio hasta

    la Tregua de los Doce Aos debido a que nuestro inters es poder realizar una

    reconstruccin de dicha historia a partir de una fuente histrica como es el

    impreso de Francisco Lanario y Aragn.

    Lo que verdaderamente buscamos con este trabajo ha sido no slo ver cmo

    se hace una reconstruccin histrica de un estudio a partir de una nica fuente

    documental que se vea complementada por fuentes bibliogrficas que han

    tratado el tema y que sirvan para explicar todas aquellas partes en las que la

    fuente primaria falla. De esta forma podremos observar claramente dos cosas:

    la primera es que no podemos narrar unos determinados hechos a travs

    nicamente de una nica fuente documental de la poca. Obviamente,

    necesitamos contrastar los datos o ampliar los que la fuente omite. La segunda

    cosa que se observa es que sea el momento que sea, el autor de fuentes

    primarias no conoce toda la verdad o no le interesa contarla y ello puede acarrear

    el problema de que a la hora de realizar una investigacin nos quedemos con

    una imagen parcial de lo que realmente ocurri. Adems, esa falta de

    conocimiento de toda la realidad demuestra claramente que no slo hoy en da

    seramos incapaces de explicar con todos los datos existentes unos

    determinados problemas o asuntos. No slo nuestra sociedad es compleja y un

    ejemplo claro de ello es la incapacidad del propio autor de la fuente primaria para

    explicar los problemas econmicos, sociales, militares ya que su realidad

    tambin es complicada para l.

    Por ello hemos querido realizar este ensayo a cerca de la historia de la guerra

    de Flandes.

  • pg. 4

    2. El desarrollo de la guerra en Flandes (1559 1609)

    2.1. El distanciamiento entre la monarqua y sus sbditos.

    La historiografa que se ha dedicado al estudio de la Revolucin Holandesa,

    no termina de ponerse de acuerdo en el momento exacto en el que sta

    comienza; ergo parece ser que el malestar que surge en las provincias unidas

    tiene lugar despus de la Firma de la Paz de Cateau-Cambrsis1, debido a que

    Felipe II era reclamado desde la Pennsula ya que los castellanos no estaban

    dispuestos a aceptar nuevamente a otro Carlos V. Felipe II conoca

    perfectamente lo que haba vivido su padre casi 40 aos atrs con la Guerra de

    las Comunidades2, as pues decide volver a la Pennsula de la que ya no volver

    a salir, pero antes de eso, haca venir a su hermana Margarita de Parma (mujer

    del duque de Parma, Octavio Farnesio, padre del mismsimo Alejandro Farnesio)

    nombrndola gobernadora de los Pases Bajos pese a que la nobleza hubiera

    preferido a Madama Christierna3. Pero parece ser que Felipe II no supo aplicar

    la misma lgica sobre las Provincias Unidas ya que tom decisiones parecidas

    a las que haba tomado Carlos al llegar a la Pennsula como rey de Castilla:

    nombr como mximo dirigente a alguien que no era natural de all, quiso

    introducir medidas favorables a un mayor control de la administracin y del pas

    en detrimento del poder nobiliario y un buen nmero de consejeros eran a su vez

    extranjeros4 llegando el propio Granvela a ser el Jefe del Consejo de Estado

    quien gracias a su ascenso como Cardenal consigui un mayor poder de

    influencia sobre la gobernadora. A todo ello hay que aadir el envo a Roma a

    uno de los doctores de la Universidad de Lovaina para solicitar un aumento de

    obispos en las Provincias Unidas. Una vez organizada la administracin de

    aquellos territorios, Felipe II convoc los Estados Generales para informar que

    debido a negocios urgentsimos que le llamaban de Espaa5. Ya en aquel

    1 A la que el propio escritor reconoce como la Paz de Cambrai debido a que la villa de CAnteau-Cambrsis se encuentra en la comuna francesa de Cambrai. 2 Para conocer ms sobre la situacin historiogrfica a cerca de la Guerra de las Comunidades, vase ALONSO GARCA, David. Debate historiogrfico: Las Comunidades de Castilla en el siglo XXI en Tiempos Modernos, n 19, Universidad Complutense de Madrid, febrero de 2009. 3 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 09. 4 Normalmente no recurrimos a fuentes tales como Wikipedia debido a su falta de fundamento en muchos de sus artculos, pero creemos que puede ser interesante el apartado de Flandes con Felipe II http://enciclopedia.us.es/index.php/Guerra_de_Flandes. 5 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 14.

  • pg. 5

    momento se comenzaron a dar las primeras seales de tensin entre la nobleza

    flamenca y el monarca Habsburgo debido a que la nobleza en aquel momento

    pidi la retirada de las tropas extranjeras, as como a aquellos que no siendo de

    Flandes ocupaban cargos pblicos y pese a que estas peticiones no terminaron

    de agradar a Felipe II, acept la retirada de las tropas que fueron enviadas a

    Miln ya que no estaba dispuesto a perder el control de la administracin. Como

    pasaba en Castilla, la ausencia del rey en aquellas regiones tambin era motivo

    de disgusto entre la nobleza flamenca6. El elemento econmico tambin se

    encontraba presente en el descontento general de la nobleza. Todos los nobles

    debido a guerras anteriores se haban endeudado de una manera extraordinaria

    y algunos, debido a la falta de una recompensa justa por parte de la monarqua,

    se vean casi en la bancarrota. A su vez, el elemento religioso tambin se

    encontraba presente. Buena parte de los sbditos de las regiones de las

    provincias unidas se haban pasado a las nuevas corrientes religiosas del

    cristianismo (protestantismo, calvinismo o anabaptismo) y fue por esta razn,

    entre otras, que Felipe II pidi un aumento del nmero de obispos en aquellas

    provincias, mas una buena parte del Clero acab no viendo con buenos ojos

    estos obispados nuevos debido a que la creacin de stos se llev a cabo con

    rentas y primicias de otras abadas y sedes eclesisticas. A su vez, el pueblo vio

    con malos ojos tambin la llegada de estos nuevos obispados ya que supona

    una mayor persecucin de la hereja y adems era el que ms desprotegido

    quedara ante la idea del establecimiento de la Inquisicin como algunos de estos

    nuevos obispados. Como se puede ver, los tres brazos de la sociedad

    estamental flamenca estaban en contra de las decisiones polticas llevadas a

    cabo por Felipe II7.

    2.2. La acentuacin de las diferencias.

    Las relaciones entonces de la nobleza flamenca con el Rey Prudente estaban

    bastante deterioradas por todos los motivos mencionados anteriormente y en

    ningn caso de intent mejorarlas. Mientras los flamencos exigan unas

    6 De hecho parece ser que como dice el artculo de Wikipedia, no sera tan descabellada la similitud existente entre los orgenes de ambas revueltas. 7LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 16.

  • pg. 6

    determinadas libertades, Felipe II quera cada vez ms el control absoluto de

    unas provincias que se encontraban a mucha distancia de s mismo. De hecho

    las relaciones entre ambas partes se ir haciendo cada vez ms complejas

    debido a la falta de acuerdo y en ocasiones a la falta de toma de decisin del

    propio monarca. Claro ejemplo de ello sera el viaje del propio Conde de Egmont

    quien, en representacin de un grupo de nobles descontentos con la situacin

    tales como el propio Guillermo de Orange o el Conde de Hornt, pide al rey un

    conjunto de concesiones, cosa que el rey acaba aceptando con el fin de

    apartarse de ese problema que consideraba menos grave comparndolo con la

    ocupacin de Djerba que estaba llevando a cabo, ms en el momento en que el

    rey ha de dar rdenes sobre qu poltica llevar a cabo en Flandes, expresa unas

    medidas contrarias a las acordadas con el propio Conde de Egmont (a excepcin

    del cese de Granvela al cual accedi)8, lo que acabar siendo el inicio de la

    Guerra de los Ochenta Aos9. Esta guerra, por un amplio conjunto de motivos,

    acabara siendo dirigida por la propia familia Orange, ya que Guillermo de

    Nassau, gracias a su ingenio, supo dirigir hasta 1584 con mano firme las

    acciones a llevar a cabo contra los fieles al monarca. Finalmente, por orden de

    Felipe II se decide que se proceda a la ejecucin de la persecucin de la hereja

    y la implantacin de los Acuerdos de Trento, lo que llev a los nobles flamencos

    molestos con el rey a confederarse en Brabante para oponerse a la poltica que

    ste estaba realizando y buscar la financiacin necesaria para ello, aunque

    posteriormente enviaron rogativas al rey para que retirase las implantaciones con

    el fin de ir a la guerra. Pese a todo, la situacin se hallaba bastante convulsa y

    comenzaron a darse desrdenes y a no acatarse las rdenes reales y llegaron a

    darse congregaciones para marchar contra las autoridades catlicas, aunque los

    nobles flamencos todava pudieron mantener el control. No mucho tiempo

    despus, los rebeldes comenzaron a coger confianza sobre su posicin de fuerza

    88 Entre las peticiones de Egmont se encontraban algunas como la sustitucin del Cardenal Granvela, que acabar saliendo de Flandes en marzo de 1564 siendo una de las pocas peticiones que el monarca aceptara. Entre otras peticiones cabe destacar la libertad de conciencia que supondra que en aquellas provincias pudieran tenerse como religin la catlica y la protestante a lo que el propio rey acabara ms tarde contestando su famosa frase: Yo ni pienso ni quiero ser seor de herejes. LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp. 17-18. 9 PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios. Madrid, Rialp,

    1986, pp. 27 29.

  • pg. 7

    lo que en Amberes les acab llevando incluso a atacar la Catedral, saqueando

    clices, rompiendo altares e imgenes, siendo ste el inicio de la etapa

    iconoclasta anterior a la guerra. Con el fin de conseguir una cierta paz, Margarita

    intent tranquilizar a los nobles asegurando que Felipe II no establecera all la

    Inquisicin, no obstante, ante la sensacin de inseguridad, Margarita de Parma

    decide realizar un conjunto de levas en Flandes y Alemania para reforzar la

    seguridad10 llegando a conseguir cerca de 10.000 hombres para ello11 y ante

    este reforzamiento de la autoridad del monarca en las Provincias, varios nobles

    de los que se oponan a Felipe II se reunieron para demostrar que el rey ya se

    encontraba contra ellos y que deban actuar contra ste.

    Es necesario, de todos modos, entender un poco los pensamientos de cada

    uno de los actores de esta guerra. Por un lado, Felipe II, un rey que es bastante

    conocido por su supervisin en todos los asuntos de gobierno. As, teniendo en

    cuenta que Felipe II revisaba todos los asuntos de estado de la Pennsula con

    sumo cuidado, con mayor tacto lo hara sobre asuntos de estados lejanos.

    Entendiendo que Felipe II, como se dice comnmente, no se fiaba ni de su

    sombra, entendemos que menos se fiara de dejar el gobierno en un conjunto de

    personalidades que eran totalmente desconocidas para l y que en cierta

    manera, la introduccin de creencias herticas le llevaban a desconfiar todava

    ms de stos, seria por ello uno de los motivos por los que Felipe II elige a su

    hermana, Margarita de Parma, a la cual l conoca muy bien y en quien

    seguramente pens que era de su mayor confianza. Pese al refuerzo de la

    monarqua, las sublevaciones continuaron teniendo lugar en todo el pas y

    comenzaron a ser contestadas por los ejrcitos de la monarqua sitiando las

    ciudades sublevadas12.

    2.3. El comienzo de la represin. El duque de Alba.

    La situacin se haba deteriorado de una manera peligrosa. Los sbditos se

    encontraban en revuelta continuamente y las rdenes de Margarita ya no servan

    10 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp. 17-24. 11 PARKER, Geoffrey. El ejrcito de Flandes y el Camino Espaol. 1567 1659. Madrid, Alianza Editorial, 1972, pg. 62. 12 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp. 25 26.

  • pg. 8

    de gran ayuda porque no eran aceptadas ni acatadas por stos. As pues se

    comenz a buscar soluciones a dicha situacin mediante consejo el cual pens

    en un primer momento en enviar al monarca con el fin de calmar los nimos de

    los sublevados, pero las complicaciones con los turcos entre otros motivos

    impidieron esta solucin quedando dos soluciones posibles: una va pacfica o

    una va de represin. El duque de Alba sera quien encabezara esta segunda

    va que fue la que acabara deseando el propio monarca enviando al duque con

    un gran contingente de unos 60.000 soldados veteranos enviados desde Miln13.

    Ante esta situacin, Margarita consigui mejorar el control sobre Flandes

    realizando una pequea represin, lo que le permiti retomar el control de la

    situacin oponindose entonces a la llegada del duque de Alba; pero pese a los

    avances conseguidos por la gobernadora, nada impidi que Felipe II se

    repensara la resolucin tomada y finalmente tuvo que mandar que se fuera a

    buscar a Namur al duque de Alba quien llegaba con plenos poderes por

    concesin regia para controlar el pas14, conocido l como un enemigo de los

    herejes, muchos de stos supieron rpidamente que ya no habra acuerdo y

    huyeron de Holanda hacia Alemania para reclutar all un ejrcito con el que hacer

    frente al nuevo gobernador15.

    La llegada del de Alba supuso un golpe de autoridad por parte del rey y

    comenz su mandato exigiendo el arresto del Conde de Egmont y el de Hornt.

    Debido a esta captura, se comenz a sentir en aquellas provincias un aire de

    temor que acab originando la huida de unas 30.000 personas. Seguidamente

    se dio paso a la creacin del Tribunal de los Tumultos quedando la

    administracin en manos de los espaoles viendo el Consejo de Estado

    reducidas sus competencias16 Mientras tanto, quedaron en la regin varios

    dirigentes tales como el mismsimo Guillermo quien cuando fue citado por el

    duque de Alba se excus explicando la violacin de sus derechos. Finalmente,

    el duque de Alba, ante la negativa acab condenando a los nobles como

    rebeldes y condenados a muerte, lo que acab acarreando una oleada de furia

    13 PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios. Madrid, Rialp, 1986, pg. 31. 14 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp 28 31. 15 PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios. Madrid, Rialp, 1986, pg. 32. 16 BENNASSAR, Bartolom (et. al.) Historia Moderna. Madrid, Akal, 2013, pp. 373.

  • pg. 9

    contra el duque de Alba y aumentado la hereja17. Para reprimir el aumento de la

    violencia de los herejes hacia los afines al monarca, el duque mand

    directamente ejecutar con algunos de los nobles que tena capturados lo que

    conllev por un lado el rechazo de dicha poltica por parte de la Gobernadora la

    cual dimiti poco despus de las ejecuciones pasando a ser nombrado Alba

    como Gobernador18, pero adems estas ejecuciones no fueron bien recibidas en

    el Sacro Imperio ya que muchos de los prncipes de las regiones cercanas a

    Flandes permitieron a Guillermo de Orange que llevara levas para luchar contra

    Alba, lucha que acab a favor del duque de Alba pues fue finalmente capaz de

    deshacer el ejrcito de Ludovico de Nassau en Frisia consiguiendo expulsar as

    a los rebeldes19. El duque, tras su victoria, impuso varios impuestos conocidos

    como la centsima (correspondiendo a una centsima parte de los bienes

    inmuebles), la dcima (correspondiendo a los bienes muebles) y el vigsimo

    (correspondiendo al cinco por ciento de los bienes vendidos).

    2.4. Un intento de acercamiento. El gobierno de Luis de Requesens.

    Pese a toda la represin, el Rey se dio cuenta de que no slo con la represin

    sera capaz de mantener a aquellas provincias fieles a su persona manteniendo

    al duqeu de Alba aunque ste mismo pidi su destitucin del cargo, cosa que no

    le fue concedida. No obstante, tras un breve periodo de paz, Guillermo y Luis

    vuelven a Flandes con un gran contingente de soldados reclutados en Alemania

    para hacer frente al Gran Duque quien por orden del rey declara un perdn

    general que no acaba de satisfacer a la poblacin de la zona y que al darse

    retomarse la rebelin se unen a sta, aunque no sern capaces de vencer al

    Gran Duque. De hecho el duque realmente estaba sofocando nuevamente la

    revuelta cuando se ve finalmente sustituido por el seor don Luis de Requesens

    quien lleg con la idea de realizar la poltica que Felipe II le haba pedido, llegar

    a un acuerdo con los rebeldes, pero sin que fuera un acuerdo perjudicial para la

    monarqua20. Sin embargo, se vio imposibilitado rpidamente de tal capacidad y

    17 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 34. 18 BENNASSAR, Bartolom (et. al.) Historia Moderna. Madrid, Akal, 2013, pp. 373. 19 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 36. 20 PARKER, Geoffrey. El ejrcito de Flandes y el Camino Espaol. 1567 1659. Madrid, Alianza Editorial, 1972, pg. 168.

  • pg. 10

    se vio obligado a tomar las armas para enfrentarse contra los rebeldes. No

    obstante, pese a los continuos intentos de paz que se daban en la monarqua,

    se produjo un contratiempo que fue bastante difcil de solucionar, la muerte del

    propio Requesens el 5 de marzo de 1576 en Bruselas debido a unas fiebres.

    2.5. Un sucesor a la desesperada. Don Juan de Austria.

    Debido a esta situacin de anarqua, los propios Estados Generales toman el

    poder. No obstante la situacin iba de mal en peor. Si hasta entonces haban

    tenido que gastar ingentes cantidades de dinero para proteger los intereses de

    la monarqua hispnica en Flandes, finalmente este nivel de gasto no se pudo

    mantener y los tercios comenzaron a sublevarse, mientras que los enemigos de

    la monarqua iban ganando terreno. As pues, ya que no podan pagar las tropas,

    lo que deciden hacer los estados generales es atraer a aquellas plazas que

    todava se encuentran afines a la monarqua.

    La situacin requera de alguien que tuviera tacto en las negociaciones, sin

    embargo la llegada del hermano del rey no sent bien a los Estados Generales,

    que vean nuevamente deteriorado su poder en pro del nuevo gobernador el cual

    traa un nuevo perdn otorgado por Felipe II21 mientras que a su vez acept la

    pacificacin de Gante firmada entre los Estados Generales y los delegados

    calvinistas el 08 de noviembre de 1576 y que tena como fin enfrentarse ambos

    bandos a las tropas extranjeras con el fin de expulsarlas, cosa que acab

    aceptando el nuevo Gobernador mediante el Edicto Perpetuo del 12 de febrero

    de 1577 a cambio de la defensa de la fe Catlica. Sin embargo, la situacin de

    entendimiento y paz que se estaba generando gracias a la poltica llevada a cabo

    por don Juan no era favorable para Guillermo por lo que decidieron los rebeldes

    hacerle una emboscada en las Malinas con el fin de acabar con l, pero un

    chivatazo hizo que el plan fracasara y don Juan escapara. Ante el peligro decide

    ir a visitar a Margarita de Valois a Namur como excusa para librarse del peligro,

    pero acab finalmente vindose acorralado. Los rebeldes tenan planeado sitiar

    Namur para capturar al enviado del rey, mas las luchas internas entre algunos

    nobles contrarios al poder que estaba acumulando Guillermo de Nassau y que

    llamaron a Matas, el hermano del emperador Rodolfo II, para que sirviera de

    21 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 40-45.

  • pg. 11

    contrapoder. Estas disputas internas en el bando rebelde sirvieron para que

    ganara tiempo don Juan y pudiera pedir a Felipe II el retorno de los ejrcitos ya

    que se haba dado cuenta de que la va diplomtica ya no era efectiva. A su vez,

    los rebeldes recibieron una doble ayuda por parte de Inglaterra y Francia

    llegando a crearse una liga entre los rebeldes e Inglaterra por el que la Reina

    socorra a los rebeldes con gente y dinero e incluso mediando para lograr la paz

    entre los rebeldes y el rey espaol, sin embargo don Juan ya no era capaz de

    fiarse de la paz con sus enemigos y fue por ello que en cuanto recibi un ejrcito,

    march contra sus enemigos para acabar con ellos. De entre estos nuevos

    regimientos que llegaban caba destacar el que comandaba el propio Alejandro

    Farnesio que vino a socorrer a su to. No obstante, la guerra no qued

    nicamente entre dos bandos, puesto que no slo los calvinistas eran disidentes

    de Felipe II. Tambin haba un grupo de catlicos que no aceptaban la poltica

    llevada a cabo ni por el monarca ni por los calvinistas y viendo los ataques que

    stos realizaban contra las Iglesias, se armaron en Gante para enfrentarse tanto

    a los calvinistas como a los monrquicos. Sin embargo, finalmente volvieron a la

    obediencia regia pese a que el propio Guillermo intent mediante embajadores

    retenerlos a su favor22.

    2.6. La necesidad de acabar con la Revuelta. Alejandro Farnesio.

    Sera finalmente el 1 de octubre cuando, estando en Namur, don Juan debido

    a unas fiebres acabara muriendo siendo sustituido por el duque de Parma,

    Alejandro Farnesio, quien procurara primeramente el mantenimiento de los

    malcontentos bajo la corona hispana pese a los continuos intentos del de Orange

    con el objetivo de mantenerlos en su favor para conservar la unidad de la

    confederacin. Sin embargo, el objetivo final de Farnesio era expulsar a los

    rebeldes y para ello comenz por expulsar a las tropas del Palatinado que

    apoyaban a los rebeldes. Entonces, Guillermo, perdiendo fuerza, decide agrupar

    a la confederacin (Holanda, Zelanda, Frisia, Geldres y Zurten)23 para guiar la

    poltica a llevar a cabo contra los malcontentos para acabar con stos quienes al

    22 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 50 75. 23 BENNASSAR, Bartolom (et. al.) Historia Moderna. Madrid, Akal, 2013, pg. 374.

  • pg. 12

    saber de las intenciones del jefe rebelde se decantaron directamente por apoyar

    a la corona.

    As pues, la poltica de reconciliacin comenz a ir por buen camino

    consiguiendo el 17 de enero de 1779 la firma del Tratado de Arras por el cual las

    provincias de ARtois, Enau, Lila Duay y Orchies pasaban a reconciliarse con el

    rey y buscaba a su vez mantener la paz de Gante. Mientras tanto, Guillermo de

    Orange, vindose incapaz ante el avance de la fuerza hispana, decide aceptar

    la ayuda de la Reina de Inglaterra debido a los xitos diplomticos y militares del

    duque. No obstante, ms bien Farnesio estaba sentenciando su propia cada del

    poder mediante la firma de la Unin de Arras ya que la consiguiente aceptacin

    de la firma de la Paz de Gante conllevaba su propia retirada del poder ante lo

    que llev a que FArnesio pidiera la dimisin24. Dimisin que acabara siendo

    aceptada para que poco tiempo despus vuelva Margarita de Parma a los Pases

    Bajos quedando su hijo como Capitn General25 quien por presiones finalmente

    decide dejar nuevamente el gobierno en manos de su hijo26. Mientras tanto,

    Guillermo haba intentado acercar para s tambin al duque de Orleans lo que

    conllev que el propio Felipe II pusiera precio a la cabeza del flamenco. La guerra

    continuaba, de hecho despus de los acuerdos establecidos entre el prncipe de

    Orange y el duque de Orleans, sera este ltimo en comenzar escaramuzas

    contra el rey catlico, mas viendo el poco apoyo que reciba27 junto con los

    desrdenes surgidos en Francia decidi volverse a Francia y abandonar su

    apoyo a las tropas holandesas28, las cuales se veran poco tiempo despus

    desamparadas tras el asesinato de su lder, Guillermo de Nassau, el 10 de junio

    de 1584, debido a un pistoletazo en el pecho disparado por Baltasar Giraldo

    (aunque en este caso el autor duda de si fue l o Serac Borgoon) quien fue ms

    tarde ejecutado por tal crimen. Al principio pareca que con la muerte del lder de

    la revuelta la monarqua podra beneficiarse mediante la diplomacia y llegar a un

    24 PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios. Madrid, Rialp, 1986, pg. 203. 25 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 78. 26 PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios. Madrid, Rialp, 1986, pg. 203. 27 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 81 85. 28 Para una mayor informacin sobre la influencia de las Guerras de Religin en la Revuelta Holandesa, vase DAVIDS, Karel y LUCASSEN, Jan (ed.). A miracle mirrored: the Dutch Republic in European Perspective. Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pp. 25 57.

  • pg. 13

    acuerdo, mas no fue tal el caso ya que la va que ms benefici en aquel

    momento fue la va militar ya que el Prncipe de Parma fue capaz de conquistar

    un buen nmero de ciudades donde cabe destacar Bruselas y Amberes entre

    otras. Entonces, la Reina de Inglaterra, la que desde haca tiempo ayudaba con

    dinero y hombres a los rebeldes, pas a formar una liga con las Provincias

    Unidas siendo nombrada gobernadora, no obstante, su enviado, el Conde de

    Ligestre, no termin de acaba siendo bienvenido en las provincias, stas

    acabaron por decidir el nombramiento de lugar teniente a Mauricio de Nassau,

    hijo del mismsimo Guillermo de Nassau.

    Por aquel entonces, conocedor de los problemas que estaba generando

    Inglaterra para que Espaa ganara la guerra, Felipe II crea una gran armada con

    el fin de conquistar Inglaterra y la cual sera apoyada desde Flandes.

    Conocedora de ello la Reina de Inglaterra busc alargar las relaciones con los

    holandeses para poder prepararse ante un posible ataque de la Armada

    Espaola, sin embargo sta fue vencida fcilmente por la Armada Inglesa

    volviendo menos de la mitad a la pennsula y Farnesio viendo el fracaso de la

    Armada decidi emprender otras acciones contra tierras que todava no estaban

    en su poder.

    Sin embargo la situacin comenzara empeorar en el momento en que Felipe

    II decide ayudar a la Liga Catlica la que se opona a Enrique IV en la guerra de

    Sucesin por el trono del Rey Cristiansimo y aunque tuvo que desviar parte de

    sus efectivos hacia los territorios franceses, las conquistas al principio

    continuaron teniendo el efecto deseado, mas los confederados, pese a los

    problemas internos que sufran vean avanzar sus posiciones gracias a la divisin

    de las fuerzas militares del duque de Parma. Felipe II comenzaba a preferir

    mantener a Francia a su favor y decide enviar al mismo duque a Francia para

    ayudar al sitio de Pars cosa que acab bien para la monarqua y el de Parma

    sabiendo que Flandes necesitaba ms dedicacin, volvi a las Provincias

    Unidas; mas la ausencia del Gobernador haba permitido que la situacin dentro

    del ejrcito se complicase y la posibilidad de una prdida de los territorios

    conquistados la dcada anterior. Sin embargo, la intensificacin de la guerra

    acabara mermando la salud de Farnesio, quien march a recuperarse a los

    baos de Spa de los que volvera a Bruselas donde se le indicara que le

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    quedaba poco tiempo de vida y por ello pidi la sucesin a Felipe II muriendo

    finalmente en Arras29.

    2.7. La pugna por el poder. El conde de Fuentes y Mansfelt.

    A la muerte de Aljandro de Farnesio, fue sucedido por el conde de Mansfelt

    quien a su vez consigui que el resto de cargos del gobierno cayeran en manos

    de los principales dirigentes de las provincias que todava eran leales al rey. No

    obstante, la desconfianza del Rey Prudente acabara llevndole a enviar al

    mismo Conde de Fuentes para controlar el poder de aquellas regiones. No

    obstante, Felipe II segua manteniendo la guerra en dos frentes lo que

    imposibilitaba ya no slo el seguir conquistando aquellas regiones que no haban

    sido tomadas por el de Parma, sino que adems eran incapaces de defender las

    tomadas lo que, unido a la falta de pagas, provoc un aumento en el nmero de

    motines.

    2.8. La solucin gubernamental. El archiduque Alberto.

    Finalmente decide Felipe II que el mejor para suceder a Alejandro Farnesio

    en el gobierno de Flandes era su yerno, el Archiduque Alberto quien fue recibido

    en Namur por el propio Conde de Fuentes y poco despus de la llegada del

    Archiduque (no obstante, no habr ningn capitn general que llegue a la altura

    del difunto duque de Parma hasta la llegada de Ambrosio Spnola30), ya sera

    vano cualquier intento de impedir el ascenso de Enrique IV como rey de Francia

    debido a que acab conquistando Pars sin que las tropas enviadas por el

    archiduque pudieran hacer nada Esta condicin llev a que las tropas que haban

    sido enviadas a Francia volvieran nuevamente a Flandes permitiendo el

    mantenimiento de los territorios que todava a Mauricio no haba conquistado, lo

    que le permiti a Ernesto enviar una carta para buscar llegar a un acuerdo de

    paz sin recibir una respuesta en buena parte debido a los buenos resultados de

    las campaas de los rebeldes quienes se vieron favorecidos por los nuevos

    motines y por la intervencin del rey de Francia en la contienda quien atac

    29 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pg. 90 104. 30 ESTEBAN ESTRNGANA, Alicia. Guerra y Finanzas en los Pases Bajos Catlicos. De Farnesio a Spnola (1592 1630). Madrid, Laberinto, 2002, pg. 83.

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    nuevamente las zonas afines al rey sin ser capaz el archiduque de poner freno

    a esto debido a su muerte; siendo el Conde de Fuentes su sustituto quien fue

    quien se encarg de mantener a duras penas los territorios que an quedaban

    en posesin de la Monarqua, mientras intentaba retomar antiguas posesiones

    perdidas frente a los franceses como Cambrai la cual acab consiguiendo. Sin

    embargo la situacin se complicaba ya que el rey de Francia contraatacara la

    zona de Fera mientras los flamencos comenzaban a atacar no slo los territorios

    del Rey Catlico en aquellas Provincias, sino que adems atacaba las colonias

    portuguesas31.

    Tras la prdida de algunos territorios y la incapacidad de avanzar sobre

    territorios flamencos, Felipe II decide sustituir al Conde de Fuentes por el

    Cardenal Obispo, el Archiduque Alberto, quien acaba renunciando a los votos

    religiosos para dedicarse a su carrera poltica. En Namur ira con un gran

    contingente de soldados el de Fuentes quien le cedera el cargo marchndose

    ste a Miln donde sera nombra gobernador. Junto con el Archiduque vena

    Filipo Guillermo de Nassau, hijo de Guillermo de Nassau que estuvo por casi

    treinta aos como rehn en Espaa lo que origin cierta desconfianza hacia su

    persona por parte de los dirigentes de la revuelta. Por su parte el archiduque

    tena indicaciones de que lo primordial era llegar a un acuerdo con los rebeldes

    pero ante la respuesta negativa de stos, volvi a dedicarse a la guerra

    ocupando Rhona y Calais32.

    Posteriormente intent se pens en conquistar Ostende, pero al verse

    imposible se decide recuperar Hulst. Ante este pequeo avance, se realiz una

    nueva liga entre el Rey de Francia, la Reina de Inglaterra y los Estados

    Generarles. Mientras la guerra continuaba y el Archiduque se dedicaba a ella en

    cuerpo y alma le llega desde Espaa la noticia de la resolucin tomada por el rey

    por la que decide casar a su hija Isabel Clara Eugenia con el Archiduque Alberto

    llevando como dote Flandes y el Franco Condado pasando as a ser el

    Gobernador y seor de aquellas provincias. Ate la presin espaola se decide

    31 Para una mayor informacin sobre los ataques holandeses a las colonias portuguesas, vase GARCA GARCA, Bernardo Jos; HERRERO SNCHEZ, Manuel; HUGON, Alain (ed.) El arte de la prudencia: la tregua de los Doce Aos en la Europa de los Pacificadores. Madrid, Fundacin Carlos de Amberes, 2012. Pp. 225 247. 32 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp. 106 114.

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    firmar la paz Francia. As, despus el Archiduque marcha hacia Alemania

    dejando a un familiar en el mando y recoge a Margarita de Austria quien era

    llamada tambin para establecer matrimonio con el prncipe don Felipe pero en

    su estancia en Alemania es informado de la muerte del Rey Felipe II. Al volver a

    Bruselas, el Archiduque public un edicto en el que prohiba el poder tener

    comercio y trato, as por mar como por tierra con la gente de los Estados y en

    respuesta, las provincias publicaron otro edicto semejante.

    Mientras la situacin segua en tablas, buena parte de los prncipes alemanas

    acaban decidiendo atacar a los tercios Espaoles que se encuentran en Flandes,

    por los daos hechos en la regin de Westfalia organizando un ejrcito que

    finalmente pasara a las filas de la direccin de Mauricio. No obstante, la

    situacin en las tropas del Rey tampoco era favorable. El ejrcito era difcil de

    mantener y se busc la paz con Inglaterra para poder continuar en Flandes, sin

    embargo el conjunto de motines que sucedieron permitieron al de Nassau

    continuar conquistando un gran conjunto de territorios y para poder hacer frente

    a las ofensivas, los archiduques pidieron dinero a las provincias obedientes las

    cuales exigieron que a su vez negociaran una paz con los rebeldes quienes

    vindose en tan buena posicin, rechazaron a los embajadores.

    La buena situacin de las Provincias Unidas les permiti que el propio

    Mauricio entrara en la provincia de Flandes para conquistar algn territorio y

    poder de esta manera marchar por all con ms facilidad. La intencin era

    controlar Neoporto para que accediera de una manera ms sencilla los ejrcitos

    ingleses en ayuda de los holandeses, sin embargo, la situacin comenz a

    complicarse con la aparicin de uno de los Spnola, Federico Spnola, quien con

    su pequea armada comenz a atacar Ostende con el fin de imposibilitar la toma

    de Neoporto a Nassau y que oblig al de Orange a volver a Holanda quien

    posteriormente comenz a intentar controlar el Rin. Ante dicha situacin se

    replantea la toma de Ostende, una plaza complicada desde donde atacaban la

    retaguardia de los estados obedientes. Finalmente el archiduque acepta el

    ataque a Ostende, mas la situacin es complicada ya que poda ser fcilmente

    apoyada por el mar. Debido a la larga duracin de la toma de Ostende,

    finalmente el Archiduque decide dejar el mando en cargo de Juan de Ribas para

    pasar le mismo a Gante. Con el fin de reforzar el ejrcito, lleg el marqus

    Ambrosio de Spnola con un destacamento de infantera de 8000 hombres. No

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    obstante, este aumento del nmero de soldados no favoreci en las posiciones

    a la monarqua la cual se vea cada vez ms mermada por las bajas a causa de

    motines y la peste lo que le conllev a un mayor aumento de gasto para poder

    mantener la guerra. Ambrosio junto con su hermano intentaron levantar nuevas

    levas, pero el marqus tuvo que volver a Flandes tras la muerte de su hermano

    en batalla y sin conseguir su propsito y a quien el archiduque le encarg la toma

    de Ostende y los Estados vieron que aquella plaza aguantara poco, por lo que

    decidieron socorrerla atacando las posiciones de la Enclusa que fueron ganando

    ya que las tropas hispanas no fueron capaces de impedir que el Nassau

    consiguiera ms plazas. Pero pese a las prdidas producidas en la Enclusa, la

    victoria de Ostende, despus de cuatro aos de sitio fue todo un xito que

    permitira ahora s dedicarse a atacar las zonas de los rebeldes.

    La prdida de esta zona conllev a su vez una firma de paz con la Reina de

    Inglaterra. A su vez, esta victoria permiti al marqus de Spnola un ascenso en

    el ejrcito que le convirti en capitn general. Seguidamente se decidi retomar

    la plaza fuerte de la Enclusa para detener el avance de los holandeses. Pese a

    ello Mauricio continu entrando en las zonas de la provincia de Flandes para

    continuar conquistando plazas afines al monarca hispano, pero para frenar estos

    ataques el de Spnola decide atacar Frisia y organizan un conjunto de campaas

    con dicho fin. De esta manera los estados, viendo la prdida que poda conllevar

    esta nueva poltica de la monarqua hispana decidieron prohibir el comercio con

    las zonas afines a Espaa y mantener ataques a la Pennsula Ibrica como el

    que se produjo en Gibraltar en 160633; sin embargo, las campaas de Spnola

    fueron tan fructferas que incluso el propio Nassau fue incapaz de hacerles frente

    a muchas de ellas.

    La incapacidad de acabar con los rebeldes al igual que la imposibilidad de que

    Nassau retomara posiciones y los grandes gastos que estaba conllevando la

    guerra hicieron que finalmente el Archiduque comenzara las negociaciones de

    paz a las que los Estados contestaron, ahora s, favorablemente y pese a las

    33 Para una mayor informacin sobre las campaas de Ambrosio Spnola, vase MESA GALLEGO, Eduardo de. La pacificacin de Flandes. Spnola y las campaas de Frisia (1604 1609). Madrid, Ministerio de Defensa, 2009.

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    diferencias entre los estados y la intermediacin de los reyes de Francia e

    Inglaterra, finalmente se lleg al acuerdo de la Tregua de los Doce Aos34.

    34 LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta 1609. Barcelona, 1957, pp. 150 189.

  • pg. 19

    3. Conclusiones.

    Podemos determinar dos tipos de conclusiones. Por un lado conclusiones

    histricas a cerca de los sucesos, tales como que la forma de ser del propio

    Felipe II imposibilit muchas veces el entendimiento con los Flamencos quienes

    estaban dispuestos a mantenerse bajo el yugo real siempre y cuando ste les

    permitiese una cierta libertad religiosa y un cierto acercamiento al poder. Por otro

    lado, existe una cierta incapacidad de ambos contingentes de acabar con el otro

    y ste es uno de los motivos que llevar a que la guerra se extienda mucho ms

    all de las fechas indicadas en el presente trabajo.

    No obstante, este tipo de conclusiones no son a las que nosotros queremos

    llegar, aunque son interesantes de determinar. En nuestro caso lo que buscamos

    es observar cunto se aleja o acerca la fuente primaria consultada a lo que hoy

    sabemos que ocurri.

    Por un lado podemos determinar que el autor no controla ningn tipo de fuente

    econmica, sino hubiera sabido que en 1575 la mala gestin econmica de la

    guerra hizo que finalmente Felipe II se declarara en bancarrota o que el acuerdo

    de ste con los banqueros prestamistas de la corona permiti que la guerra

    continuase en 1577. Adems, sin el conocimiento de dichos datos, es imposible

    determinar las verdaderas razones por las que surgen tantos motines en

    determinados momentos y se puede llegar a pensar que stos se deben a la

    influencia de los enemigos en el ejrcito monrquico.

    Por otro lado, se da una falta de informacin en algunos casos como fue la

    importantsima creacin del Tribunal de los Tumultos que fue una de las causas

    de la dimisin de Margarita de Parma como gobernadora. A su vez encontramos

    huecos de informacin como en el caso de la segunda llegada de Margarita de

    Parma como gobernadora donde existen un conjunto importantsimo de

    presiones externas que le obligan a dimitir, cosa que se ha omitido bien por

    voluntad o bien por desconocimiento.

    Con todo ello lo que hemos podido observar es que a la hora de realizar

    historia necesitamos tener ms de una fuente histrica para poder creer que

    realmente nos estamos acercando a la realidad de lo que pas.

  • pg. 20

    4. Fuentes.

    BENNASSAR, Bartolom (et. al.) Historia Moderna. Madrid, Akal, 2013.

    DAVIDS, Karel y LUCASSEN, Jan (ed.). A miracle mirrored: the Dutch

    Republic in European Perspective. Cambridge, Cambridge University Press,

    1995.

    ESTEBAN ESTRNGANA, Alicia. Guerra y Finanzas en los Pases Bajos

    Catlicos. De Farnesio a Spnola (1592 1630). Madrid, Laberinto, 2002.

    GARCA GARCA, Bernardo Jos; HERRERO SNCHEZ, Manuel; HUGON,

    Alain (ed.) El arte de la prudencia: la tregua de los Doce Aos en la Europa de

    los Pacificadores. Madrid, Fundacin Carlos de Amberes, 2012.

    LANARIO ARAGN, Francisco. Las guerras de Flandes, desde 1559 hasta

    1609. Barcelona, 1957.

    MESA GALLEGO, Eduardo de. La pacificacin de Flandes. Spnola y las

    campaas de Frisia (1604 1609). Madrid, Ministerio de Defensa, 2009.

    PARKER, Geoffrey. El ejrcito de Flandes y el Camino Espaol. 1567 1659.

    Madrid, Alianza Editorial, 1972.

    PARKER, Geoffrey. Espaa y los Pases Bajos 1559 1659. Diez Estudios.

    Madrid, Rialp, 1986.