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CuadernosCuadernosLos

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Federación Internacional de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPA: Fédération Internationale des Associations de Personnes Agées)

Los Cuadernos de la FIAPAInvestigación - Acción sobre el Envejecimiento

¿El poder gris?VOLUMEN I: PODER E INFLUENCIA POLÍTICA

Número 2 - diciembre de 2002

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El Instituto de Mayores y Servicios Socialesno comparte necesariamente las opiniones y juiciosexpuestos, y en ningún caso asume responsabilidadesderivadas de la autoría de los trabajos que publica.

Primera edición, 2006© Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)

EDITA:

Ministerio de Trabajo y Asuntos SocialesSecretaría de Estado de Servicios Sociales, Familias y DiscapacidadInstituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)Avda. de la Ilustración, s/n. 28029 MadridTel. 913 638 935 - Fax: 913 638 880 - 913 638 973e-mail: [email protected]://www.seg-social.es/imserso/documentacion/pubcat.htlm

NIPO: 216-06-032-1D.L.: BI-1.790-06Impresión: GRAFO, S.A.

Federación Internacional de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPA: Fédération Internationale des Associations de Personnes Agées)

Los Cuadernos de la FIAPAInvestigación - Acción sobre el Envejecimiento

¿El poder gris?Volumen I: Poder e influencia política

Número 2 - Diciembre de 2002

Catálogo general de publicaciones oficiales:http://publicaciones.administracion.es

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PRESENTACIÓN

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

1. ¿HAY QUE TENER MIEDO DEL PODER GRIS?

La explosión del envejecimientoPETER PETERSON (traducido del inglés)

Entrevista con ANNE-MARIE GUILLEMARD

MATHIEU SCHMITT

Entrevista con PAUL HEWITT

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL (traducido del inglés)

Entrevista con LOUIS CHAUVEL

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

Entrevista con JOHN ROTHER

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL (traducido del inglés)

La fuerza electoral de los jubilados: el ejemplo francésVINCENT DROUIN

Cuando el poder gris no es más que una palabra… Del conjuntoal grupo, pasando por la identidad

DIDIER VRANCKEN

La identidad de los jubilados rusosTATANIA KOZLOVA (traducido del inglés)

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Sumario

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2. LOS PROTAGONISTAS

Organizaciones y grupos de presión de jubilados.Cómo se organizan los jubilados estadounidenses:

gran angular sobre los grupos de presión de jubiladosen los Estados Unidos

CHRISTINE DAY (traducido del inglés)

Presentación de los Panteras GrisesEntrevista con TIM FULLER (director de los Panteras Grises)

JEAN-PHILIPPE VIRIOT-DURANDAL (traducido del inglés)

La movilización de las personas mayores en Quebec: de las asociaciones a las coaliciones

DANIEL THOMAS

El interés de los jubilados: de la defensa de los derechosa la búsqueda de la ciudadanía

DOMINIQUE ARGOUD

Los sindicatos de jubiladosEntrevista con MARTIN KOHLI

MATHIEU SCHMITT (traducido del inglés)

Los partidos de jubiladosLos partidos políticos y los jubilados: el caso israelí

ESTHER IECOVICH (traducido del inglés)

El partido democrático de los jubilados en EsloveniaDOROTEA VERSA y MATHIEU SCHMITT (traducido del inglés)

Las organizaciones reivindicativas de jubilados en los paísesen vías de desarrollo. El papel de los grupos de ciudadanos

y sus relaciones con los responsables públicosS. D. GOKHALE (traducido del inglés)

La participación y las personas mayores en los países en víasde desarrollo: empoderamiento y toma de decisiones

MARK GORMAN (traducido del inglés)

El movimiento ecuatoriano de las personas mayoresNELSON JURADO (traducido del español)

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3. ¿HACIA UN DIÁLOGO INSTITUCIONAL CON LOSJUBILADOS?

A escala local y nacionalEntrevista con KOFI YAMGNAGNE

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

Entrevista con ALAIN GILLETTE

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

El caso francés del Comité Nacional de Jubilados y PersonasMayores (CNRPA)

ANNE GAMBLIN-SRECKI y JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

Los encuentros nacionales de personas mayoresJEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

El diálogo entre las personas mayores y los poderes públicos:el ejemplo británico

MARIAN BARNES (traducido del inglés)

La experiencia africana del diálogo nacional con los jubilados:nueva estructura en Senegal

Entrevista entre el Sr. DIALLO y MAMADOU N' DOYE

A escala europeaLa Plataforma AGE, nuevo interlocutor de la Comisión Europea

GUIDO VERBBRUGHE

¿Cómo se expresa la fuerza de los sindicatos de jubiladosen Europa?

MICHEL BRUNEAU

A nivel mundialEntrevista con ALEXANDRE SIDORENKO

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL (traducido del inglés)

Ciudadanos: durante toda la vida.Entrevista con ALBERT MAGARIAN

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURAMDAL

Seis cuestiones sobre la integración institucional de los jubiladosJEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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4. PUESTA EN PERSPECTIVA

El lugar del anciano en el espacio público:una suma de paradojas

BERNADETTE PUIJALON y JACQUELINE TRINCAZ

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Presentación

Con la publicación de este ejemplar el Instituto de Mayores y ServiciosSociales (IMSERSO) inicia una nueva colaboración con la FederaciónInternacional de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPA) que se instrumen-ta en la traducción al castellano y en la distribución de los “Cuadernos FIAPA”en Iberomérica.

El IMSERSO quiere corroborar con esta acción su estrecha vinculación conlas personas mayores y su entorno sociocultural. Como es conocido, el IMSER-SO es el instrumento de la Administración General del Estado española encar-gado de impulsar y gestionar las políticas sociales dirigidas a la población mayor.Los servicios sociales dirigidos hacia las personas mayores son su razón de ser.

La actividad del IMSERSO se articula en torno a las políticas orientadas a unenvejecimiento activo y saludable y las políticas enfocadas a la atención a lassituaciones de carencia de autonomía personal o dependencia, ambas situadasen el contexto del sistema de servicios sociales.

En este sentido, debemos señalar que la dependencia ha dejado de versecomo un problema exclusivamente individual o familiar, para pasar a percibirsecomo un problema que afecta a la sociedad en su conjunto, por lo que la ade-cuada regulación de un sistema de protección social para estas personas se haconvertido en una prioridad.

En la actualidad –el 5 de octubre– el Congreso de los Diputados acaba deaprobar, por una amplia mayoría, el proyecto de la LEY DE PROMOCIÓNDE LA AUTONOMÍA PERSONAL Y ATENCIÓN A LAS PERSONAS ENSITUACIÓN DE DEPENDENCIA. Está previsto que la Ley entre en vigor enenero del año 2007.

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El IMSERSO, como Instituto dedicado a diseñar y gestionar políticas socialespara las personas mayores, viene desarrollando un amplio abanico de actividades.

Estos Cuadernos son el exponente de la transversalidad de las políticas queafectan a los mayores. A través de sus distintos números tendremos ocasión deconocer los análisis en profundidad que han hecho expertos y profesionales detodo el mundo.

La formación, la salud, los cuidados, la participación de los mayores en latoma de decisiones en los temas que les afectan son, junto la asistencia y la pro-tección social, algunos de los temas que se abordan en estos “Cuadernos”.

Desde el IMSERSO somos conscientes de la responsabilidad que tenemosde facilitar el conocimiento y difundir la información sobre las políticas que seplanifican y desarrollan desde las distintas Administraciones e Institucionesespañolas, de otros países e internacionales.

Creemos que estos “Cuadernos” pueden ser el cauce adecuado para canali-zar todas estas reflexiones y actuaciones haciendo participe de las mismas a unamplio conjunto de la ciudadanía.

LA DIRECCIÓN GENERAL

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¡Hay un acto de valentía en la génesis de este número!

Al aceptar abrir un amplio debate sobre el poder de los jubilados y de sus organizaciones,la FIAPA asume el riesgo, nada despreciable, de molestar y desagradar. Al dar carta blan-ca a un joven investigador independiente, sin restricciones ni de tema ni de espacio, estaFederación también aceptó exponerse a un auténtico debate contradictorio. Bajo la condiciónexpresa de poder realizar sin control de ninguna clase una labor de investigación y análisis,acepté, hace dos años, abrir el primer capítulo de esta aventura. El contrato moral, desde enton-ces, nunca se ha denunciado.

En consecuencia, el lector encontrará tesis contradictorias en esta edición. Algunas, defen-didas con mucho talento por investigadores y protagonistas del mundo político o social, estánen contradicción con las líneas que defiende la FIAPA. He aquí su grandeza (y también, unpoco, el privilegio de la edad), que da a la experiencia y al desprendimiento el poder de serosado.

Como investigador, y también como joven activo, y ciudadano, deseo que los interrogantes que aquí se plantean puedan contribuir a iluminar con moderación y pragmatismo los desafí-os a los que se enfrentarán las organizaciones de jubilados en el futuro.

Aceptar abrir estas páginas, escribirlas, y también leerlas, es apostar porque hoy es posibleprever con serenidad un debate a menudo pasional y fácilmente irracional.

Con Albert Magarian, Presidente de la FIAPA, es también una manera de asumir acuatro manos nuestras responsabilidades respectivas, uno en el campo de la investigación y elotro en el ámbito de la acción internacional a favor de los jubilados y las personas mayores.

La intergeneración en la construcción de este trabajo no es una palabra inútil, puesto quelos equipos que han trabajado reúnen todos los tramos de edades adultas de 18 a 84 años.

Prólogo

Homenaje a RAYMOND MANICACCI

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Doy las gracias, con este motivo, a todos los que aceptaron contribuir a la redacción y realiza-ción de este número.

Debe rendirse aquí un último homenaje a un hombre cuya existencia supo encarnar ladoble exigencia de la investigación y el compromiso. Para concluir, quiero hacer los honores ala memoria de Raymond Manicacci. General del cuerpo de ejército, apasionado de la teleco-municación y de las ciencias, traductor de Schelling, su compromiso para la realización de estenúmero fue constante hasta sus últimos momentos.

Pianista ocasional, humanista de cada instante y enamorado de la vida, se fue de visita unpoco más arriba… antes de la conclusión de nuestro trabajo común. A él se le dedica estaobra.

JUAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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En el análisis de las sociedades contemporáneas, el envejecimiento se consi-dera, en muchos aspectos, como un factor de desestabilización del tejido socialy de las colectividades humanas. Cuando no es ya solamente el atributo propiode las células y de los mecanismos biológicos individuales; cuando atañe al cuer-po social en su conjunto y atraviesa el ámbito político, económico y social, elenvejecimiento interroga entonces los fundamentos, incluso, de la organizaciónde las solidaridades humanas. En resumen, la revolución de la longevidad llevaconsigo la ambivalencia de una oportunidad histórica y de los retos relaciona-dos con ella. Alargar el horizonte temporal de los hombres de este siglo al pro-meterles envejecer en mejor salud requiere también hacer frente a la revoluciónde los ciclos de vida relacionados. Si la edad biológica evoluciona, la edad socialpor la que nuestras sociedades adjudican los registros en cuanto a papeles, dere-chos y deberes, no siempre ha tomado nota del nuevo estado de la vejez. PeterPeterson y Anne-Marie Guillemard abren el debate en la primera parte, invitan-do a reexaminar la forma en que el nuevo reparto de las edades puede llevar avolver a establecer la organización del tiempo social y a replantearse las solida-ridades colectivas.

Ya se asiste, desde hace varias décadas, en los Estados Unidos, y más recien-temente en Europa, a poner en tela de juicio los ciclos de vida ternarios que cla-sificaban la existencia en tres períodos separados: el aprendizaje, el trabajo y lajubilación. Estos ritmos que han escandido el tiempo de las sociedades indus-triales difícilmente resisten a los modelos en los cuales se basó el desarrollo dela economía de servicio e información, desde hace más de un cuarto de siglo. Elprimer reto que se impone, por consiguiente, a los países desarrollados es el dela descompartimentación de las distintas formas de la actividad humana (forma-ción, actividad profesional, tiempo social libre...) y su valorización económica y

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Introducción

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social (situación del trabajo remunerado, de los periodos de prácticas, del volun-tariado...). Guarda relación con la transformación de la estructura de los dere-chos en épocas no productivas. Una de las principales obras políticas consisteen redefinir las condiciones de este tiempo libre concedido a los individuos endeterminados momentos de su existencia (períodos de desempleo, derecho a laformación, permisos sabáticos, excedencia por cuidado de hijos, excedencia porcuidado de padres de edad avanzada...) y el reparto de las responsabilidades enestas nuevas delimitaciones de la existencia.

Si se acepta hacerse cargo de los retos del envejecimiento a partir de la reor-ganización de la actividad económica y del tiempo social, no puede bastar sóloel debate sobre la solvencia de los sistemas de pensiones. La asunción progresi-va de los sistemas de pensiones y los diferentes incentivos que han sido activa-dos por los países desarrollados para afrontarla (aumento de las cotizaciones,constitución de un fondo de reserva, reducción del importe de la pensión,aumento del número de años de cotización, financiación complementariamediante capitalización) deben integrarse en una respuesta global a los desafíosde la sociedad que aquí se subrayan. La sola racionalidad contable no puedereemplazar de forma razonable a un proyecto político. Y la crisis del Estado delbienestar no implica necesariamente el recurso al juego del mercado en ámbitoshasta entonces cubiertos por la acción pública. La participación de los agentesprivados y la mercantilización de la cobertura de los riesgos sociales a menudohan sido presentados, de manera simplista, como una panacea universal.Muchos ejemplos de la actualidad económica y bursátil han demostrado los lími-tes de estos enfoques binarios en beneficio de análisis basados en un diagnósti-co más medido del estado de la crisis y de los remedios mixtos más acordes conlas distintas culturas de la intervención pública (Palier).

Lo que está en juego aquí es conciliar la flexibilidad que requieren las trans-formaciones del sistema productivo y la desestandarización de la trayectoria vitaltanto profesional como privada, con el mantenimiento de unos derechos socia-les suficientemente protectores para los individuos en los diferentes riesgos quedeterminan la existencia.

El segundo reto del envejecimiento concierne a los sistemas de cobertura delos riesgos de sanidad y dependencia. En la mayoría de los países que han des-arrollado un sistema de seguridad social, el control de los gastos sanitariosforma parte del orden del día social. El aumento del número de personas deedad muy avanzada en las próximas décadas reforzará la cuestión de la cobertu-ra de la dependencia. Algunos países, como Alemania, Luxemburgo o Francia,

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habilitaron sistemas de solidaridad colectiva en la década de 1990. Diferentespaíses europeos han afirmado claramente la necesidad de no dejar a los indivi-duos solos ante los problemas de autonomía y han abierto el debate sobre lasrespuestas de las sociedades “avanzadas” a este problema.

Todos los desafíos vinculados al envejecimiento y al coste correspondiente ala política en materia de vejez comportan una reflexión sobre la forma en quelas familias, y también los propios individuos y las colectividades a las que per-tenecen, prevén la distribución de los riesgos y también la distribución de losderechos y responsabilidades de cada uno. El debate sobre el papel y los límitesde la socialización de los riesgos plantea la cuestión del contrato social entre lasociedad y las personas mayores, pero plantea igualmente el espinoso problemadel contrato moral entre estas mismas personas y sus familias.

Estas respuestas, más allá de la ingeniería financiera, de las concepciones dela persona humana y de las responsabilidades colectivas, entran en la forma enque las sociedades se proponen encarnar concretamente, en la vida de los indi-viduos, los conceptos de “envejecimiento con éxito”, de “dignidad” y, también,“de equidad entre generaciones” y de “justicia social”. Los gobiernos compro-metidos en la reforma de las políticas sociales no podrán ahorrarse una justifi-cación de su eficacia a la vista de estos principios.

En el centro de estos debates vinculados a las amplias obras de ordenaciónde la política en materia de vejez es donde se plantea la cuestión del poder delas organizaciones de jubilados. Con el desarrollo de la política en materia devejez, han florecido los grupos de intereses vinculados a la edad (Quadagno yMyles, 1991). Las tensiones con respecto a los sistemas de pensiones y de saludcomprometen directamente, por tanto, a los grupos de presión que representana los beneficiarios de las políticas públicas. La base de estos grupos es tanto másamplia cuanto que a menudo también engloba los intereses de los mayores. Conlos trabajadores de edad avanzada, afectados por las cuestiones de envejecimien-to y más próximos a la jubilación que las generaciones jóvenes, parece conside-rable el poder del número de quienes se encuentran vinculados por un sistemade interés común a causa de su avance en la edad. Henri Pratt ya había destaca-do, en la década de 1970, la aparición de “grupos de presión grises” (Pratt,1976). Designaba así las formas organizadas de asociaciones de jubilados, agru-pados en torno a la defensa de sus intereses ante los poderes públicos. Sólo mástarde aparecerá el concepto de “poder gris” y pasará al dominio público a tra-vés de los medios de comunicación. Noción imprecisa, el poder gris designa elconjunto de los medios de que disponen los jubilados y los mayores para prote-

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ger y defender sus intereses tanto materiales como inmateriales (ViriotDurandal, 2003). El poder, como concepto, se entiende aquí, en el sentido deWeber, como una “probabilidad” de que un protagonista (individuo o grupo)pueda imponer su voluntad en una “relación social” y ello a pesar de “las posi-bles resistencias” y cualquiera que sea el fundamento de esta relación de fuerza(Weber, 1971, p. 24)1.

El poder gris se percibe, esencialmente, como fuerza política en las fases másvisibles de los lugares de encuentro democráticos que son las elecciones o losdebates sobre las reformas de la política social. La atención se concentra enton-ces en el poder electoral de los jubilados y su instrumentalización para el man-tenimiento de los derechos adquiridos y una mejor integración de las necesida-des vinculadas a la edad en las políticas públicas. Puede entonces preguntarse,con toda legitimidad, por la influencia del envejecimiento de la población en elnivel de los gastos sociales y en la capacidad de bloqueo de las reformas de quedisponen los grupos de presión que se proponen representar los intereses de losmayores (Hudson, 1978; Pratt, 1993). En el centro de este debate, Paul Hewitt,Louis Chauvel y John Rother han aportado cada uno un punto de vista especial-mente enriquecedor.

¿Pero cuál es el poder real de estas organizaciones? ¿Y en qué medida elpoder gris no es, en definitiva, un señuelo táctico, del orden del espejismo polí-tico, sabiamente orquestado por estas organizaciones y que, después de todo,sólo compromete a quienes están dispuestos a creerlo?

Vincent Drouin analiza la complejidad de los efectos de la edad y las genera-ciones sobre el voto. Abre la reflexión a perspectivas más amplias sobre las acti-tudes políticas que integran los valores y las expectativas específicas de los elec-tores de edad avanzada. En una doble lectura, contribuye también al replantea-miento de las representaciones totalizadoras y homogéneas del jubilado público.Didier Vrancken vuelve a esta constatación cuando analiza la construcción de laacción colectiva de los jubilados en el seno de las organizaciones. La represen-tación de los intereses de los jubilados es un imperio fragmentado, una cons-trucción social compleja en muchos aspectos por los tipos de interés en juego,no siempre convergentes en una categoría social muy heterogénea. Se añade aesta complejidad genética el hecho de que la defensa de los jubilados se inscri-be también en las divisiones propias del mundo social. Divisiones que sólo tras-cienden la condición de “viejos” o el estatus de “jubilados” porque se arraigan

1WEBER MAX, Économie et société, París, Plon, 1971, 650 páginas.

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en la trayectoria vital. Los individuos de edad avanzada pertenecen a grupos deidentidad y a sistemas de valores cuya influencia sobre las actitudes y los com-portamientos es, a menudo, más fuerte que la sola comunidad de edad biológi-ca o social. El desmembramiento de las organizaciones de jubilados guarda rela-ción con la pertenencia a otros grupos que son profesionales, políticos, ideoló-gicos (partido, sindicatos) y también espirituales, religiosos o etnolingüísticos.

Para entender mejor el alejamiento de la identidad de los jubilados con res-pecto a su categoría, Tatiana Kozlova nos suministra los resultados de un estu-dio de opinión realizado a lo largo de diez años con jubilados rusos, quedemuestra cómo su identidad es variada y, a la vez, está vinculada de manera bas-tante débil a su situación de jubilados.

Gracias a los puntos de vista de la primera parte, la presentación de los pro-tagonistas puede comenzar. La sociología de la acción colectiva y el estudio delos movimientos sociales (Neveu, 2002) ofrecen numerosas herramientas parapercibir el poder gris como fenómeno estructurado en el seno de organizacio-nes específicas. Sociólogos y politólogos aceptaron suministrar su análisis sobreeste fenómeno. Para hacer eco a estos análisis, los protagonistas contratadosaportaron también su punto de vista.

Obviamente, las perspectivas son diferentes de los “sistemas de oportunidadpolítica” (Tarrow, 1988). Las diferencias nacionales guardan relación con loscontrastes en las condiciones culturales, estructurales y coyunturales que facili-tan o, por el contrario, suponen un obstáculo para la influencia de los represen-tantes de los grupos sociales sobre los sistemas de decisiones públicas. Los gru-pos de presión de jubilados en los Estados Unidos, Canadá y Francia no evolu-cionan en el mismo contexto. Se presentan aquí a través de rejillas de análisissociológicos particularmente esclarecedores de la naturaleza de las relaciones depoder entre las asociaciones de jubilados y los responsables públicos. ChristineDay presenta el ejemplo de los grupos de presión en el contexto de la democra-cia pluralista estadounidense. Tim Fuller, protagonista comprometido delmundo social, da otra perspectiva a través de su experiencia en los “PanterasGrises” cuyo color influyó, probablemente, en el concepto de poder gris.Siempre en Norteamérica, pero en su espacio francófono, Daniel Thomas expo-ne la diversidad de las organizaciones de Quebec y destaca la dinámica de coa-lición que se instala progresivamente en la relación con los responsables públi-cos. En Francia, Dominique Argoud plantea la cuestión del poder como volun-tad de integración de los jubilados en los procesos de toma de decisiones. Porlo tanto, no se trata solamente de actuar como defensor de una categoría social,

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sino de mantenerse en una relación de intercambio en la cual se facilita tener encuenta la palabra y las necesidades de las personas mayores.

Existen otras formas de organizaciones reivindicativas, algunas de las cualesprolongan los compromisos de la vida activa. Es el caso de los sindicatos que,bajo distintas formas, mantienen la actividad militante. Martin Kohli, a través deuna exploración de las distintas configuraciones europeas, presenta el paisajesindical de los jubilados y los retos a los cuales se encuentra enfrentado en elcontexto demográfico actual.

Por último, los grupos reivindicativos de personas mayores a veces han adop-tado formas comunitarias bastante cerradas con la creación de partidos políti-cos de jubilados. A partir del final de la década de 1980, el poder gris hace suaparición en Europa continental bajo formas particulares. Contrariamente a losgrupos de presión, que no tienen vocación de entrar en competición con lospartidos políticos o sustituirlos, algunos grupos intentaron constituir partidospolíticos de jubilados. En los Países Bajos, Luxemburgo o la República Checa,comenzaron a surgir partidos de jubilados que suscitaron la emoción de losagentes políticos y sociales y el interés de la prensa (Buscall, 1994). Sobre todoteniendo en cuenta que la experiencia de los Países Bajos demostró que elpotencial electoral de los jubilados podía derribar una mayoría parlamentaria.En 1994, al conseguir 7 de los 150 escaños del Parlamento, los partidos holan-deses de jubilados pusieron en peligro al partido cristiano demócrata, en elpoder desde hace varias décadas (Teilen, 1995). El acontecimiento se apoyabaen un fenómeno cuya amplitud rebasaba con creces este solo país. Diez añosmás tarde, si los partidos políticos de jubilados en su mayoría se han disuelto enel universo político, persisten aún particularmente en Israel (Esther Iecovich) yen Eslovenia (Dorotea Versa). Este última recuerda que la aparición de las mani-festaciones comunitarias del poder gris es también una reacción a la exclusiónsocial. La aparición de partidos de jubilados en la década de 1990 se basaba, ade-más, en gran manera, en un sentimiento de relegación. Hasta tal punto que unsondeo del Observatorio de la Comunidad Europea para las personas Mayoresrevelaba en 1993 que una minoría significativa de jubilados estaba dispuesta aconceder sus votos a un partido político dedicado a la defensa de sus intereses.Resulta de este estudio que, por término medio, el 22% de los jubilados de losdoce países que componían entonces la Comunidad era favorable, y que los paí-ses del sur superaban, con mucho, la media europea (más del 40% para Portugaly más del 30% para Italia y Grecia). Francia, al rebasar el 20%, ofrecía buenasperspectivas a las organizaciones. La atención recayó entonces en las distintas

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formas del poder político de los jubilados en Europa2. El viejo continente asis-tía de manera manifiesta a la subida esporádica de un fenómeno a la vez dife-rente del modelo estadounidense y similar en la problemática que planteaba a lasdemocracias occidentales.

Singularmente, la problemática de exclusión o relegación suscitada en los paí-ses ricos no se aleja de la que surge en los países en vías de desarrollo, y ello apesar de las diferencias de contexto extremas. En el enfoque defendido aquí porS. Gokhale para el caso indio, y compartido por Marco Gorman más tarde, lacuestión de la consideración de las necesidades sociales no se limita solamentea la aceptación de una asistencia y a la administración de la demanda social,puesto que la política en materia de vejez implica también la integración de laspersonas mayores en la elaboración de las respuestas políticas que se les hacen.Si se acepta abrir esta perspectiva en el contexto de los países en vías de desarro-llo, dos interrogantes determinan entonces el cuestionamiento. Ante todo, ¿enqué medida la acción de las comunidades tradicionales ya no es suficiente en lacobertura de las necesidades esenciales de las personas mayores (salud e ingre-sos, esencialmente)? ¿Sólo la exhortación a la responsabilidad individual o a lavuelta a las solidaridades familiares puede bastar para hacer frente a las situacio-nes de desamparo que marcan la vejez en algunos de estos países? Y si la acciónpública se justifica, aunque sólo fuera para garantizar una red de seguridad con-tra la pobreza, la precariedad, las enfermedades y la discapacidad, ¿de qué formapueden actuar los jubilados, como grupo, para la integración de este mínimosocial en las políticas públicas de su país? Pero la acción de los grupos de per-sonas mayores para actuar en su entorno no se limita a las actividades de pre-sión sobre el poder político. Una parte de las respuestas también puede ser ela-borada directamente por los propios grupos. Más allá de la autoorganización yla administración, de los dispositivos de ayuda y de la ayuda mutua, también pue-den transformar sus quejas en pretensiones políticas. El testimonio de NelsonJurado sobre el caso ecuatoriano ilustra muy oportunamente la manera en queuna reagrupación de jubilados y personas mayores puede constituir también unafuerza de presión. En cuanto constituyen grupos organizados ante los poderespúblicos, las organizaciones se convierten en protagonistas sociales en el ámbi-

2El interés por la movilización del poder electoral de los jubilados se traduce, en particular, en algunos artículos deprensa, tales como “L’Autriche vote sur fond de grogne des retraités”, Libération, 15 de diciembre de 1995; “Floride,paradis des vieux, décisive pour les primaires”, Libération, 13 de marzo de 1996; “Tchéquie: La glorieuse ascension duparti des retraités”, Courrier International, 4 al 10 de julio de 1996. Véase también para Francia, por ejemplo: “ÀLimoges, les retraités font de la résistance”, Libération, 12 de mayo de 1997. Para obtener más detalles, véase: VIRIOT

DURANDAL, JEAN-PHILIPPE, Le Pouvoir Gris. Sociologie des groupes de pression de retraités, PUF, Le lien social, 2003.

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to político. Como tales, son raros los que no han reivindicado, más allá de lasreacciones esporádicas, una instalación en un verdadero diálogo institucionaliza-do con los responsables públicos. Ante esta voluntad de inscribir las relacionescon los poderes públicos a largo plazo, los gobiernos han elaborado diferentesdispositivos. Sin pretender ser exhaustivos, examinaremos antes de nada el casode un país de Europa continental a través del ejemplo de Francia que analizaAlain Gillette. Marian Barnes ampliará la reflexión al Reino Unido, que ofrecetambién perspectivas originales en la reflexión sobre la integración de los jubi-lados en los sistemas de decisiones públicas. La dimensión africana, por último,será abordada por Kofi Yamgnagne, quien mencionará la influencia del modelodel Consejo de Sabios en la creación de estructuras de consulta de las personasmayores a escala local en Francia. En el plano nacional, nuevas iniciativas tomancuerpo igualmente en el continente africano, como en Senegal. MamadouN'Doye y Diallo presentarán la nueva estructura de consulta de los jubilados.

Pero la lógica de integración institucional de las organizaciones de jubiladosno se limita al plano nacional. Se adapta a los centros de gravedad política. EnEuropa, las organizaciones nacionales reivindicaron una representación entodas las escalas de las decisiones públicas, desde la más local hasta el nivel dela Unión. Con el refuerzo de la Unión Monetaria y Política, las asociacionesnacionales de jubilados adoptaron una estrategia de coalición, no sin dificulta-des a veces. Guido Verbrugghe evocará sucintamente la evolución. Los sindica-tos de jubilados también reforzaron su cooperación a escala europea. MichelBruneau explica cómo se expresan las fuerzas sindicales de jubilados en estanueva dimensión.

La dinámica supranacional supera la sola dimensión europea. Y desde ladécada de 1980, las organizaciones de jubilados se han asociado en los trabajosde las Naciones Unidas. A este respecto, es esclarecedora la mirada cruzada deAlexandre Sidorenko, a cargo del programa de las Naciones Unidas sobre elenvejecimiento, y de Albert Magarian, que preside una de las más importantesfederaciones internacionales de jubilados con sede en el Consejo Económico ySocial de las Naciones Unidas. Este panorama vertical de la integración institu-cional de la escala más baja a nivel internacional plantea algunas cuestionessobre las condiciones de participación de los jubilados y de sus organizacionesen los sistemas consultivos y de toma de decisiones. Mencionaremos, como con-clusión de este capítulo, seis ejes de reflexión para la construcción de un espa-cio institucional entre los jubilados y los agentes de la política en materia devejez. La construcción de un diálogo institucional plantea, en particular, la cues-

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tión de la representatividad de las organizaciones, la oportunidad de reconocera un grupo específico que se basa en su avance en la edad y en su estatus, y lacapacidad de las propias instituciones y de las estructuras políticas para toleraresta integración dando a las personas mayores los medios de influir en el diálo-go.

Pero más allá de las palabras, la democracia participativa implica una autén-tica ingeniería social. Y los dispositivos solos no bastan si no se establecen, almismo tiempo, las condiciones de una profunda transformación de las culturasde gobierno, lo que implica, a su vez, cambios en la actitud de los responsablespúblicos y en el comportamiento de sus administrados, a menudo expectantespasivos, poco informados y poco formados. Marian Barnes ofrece una intere-sante perspectiva de los principios y límites de una política voluntarista en lamateria. Pero, al mismo tiempo, se trata de superar la cuestión de la insercióninstitucional integrando la participación de los jubilados en los sistemas de tomade decisiones que les conciernen, como una forma de ética democrática de larelación social que únicamente supera, con mucho, a las instituciones públicas.Ese es el motivo de que se convoque aquí la noción de poder. Porque nos remi-te al estado de una relación social sea quien sea el protagonista al que introduceen la relación, en cuanto que éste dispone del poder de actuar sobre los intere-ses materiales o morales de otra persona (mayor, en este caso). Por lo tanto, lacuestión de la participación en las decisiones integra al conjunto de los protago-nistas implicados en el ámbito gerontológico (Estados, entes locales, empresasprivadas, asociaciones, iglesias, familias...). Por otro lado, la integración no sólose prevé en lo que respecta a la sola faceta de los mecanismos de redistribución(subvenciones, rentas, pensiones, donaciones...), sino también en cuanto a lasprestaciones, los productos y los servicios con destino a las personas mayores.

Para concluir, y a manera de obertura para el futuro volumen, BernadettePuijalon y Jacqueline Trincaz nos invitan a situar este primer volumen en la pers-pectiva de la relación particular entre la edad y el poder que mantienen las socie-dades contemporáneas con respecto a las que les precedieron. Una manera deampliar la reflexión sobre toda forma de poder en la sociedad.

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1. ¿HAY QUE TENER MIEDO DEL PODER GRIS?

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Una bomba demográfica espera su hora, disimulada en el corazón de laseconomías más ricas del planeta. Lo que ya es perceptible desde ahora, es unadiferencia sin precedentes entre el número creciente de personas mayores y elnúmero de quienes están en edad de trabajar. Lo que es menos perceptible,pero no menos preocupante, son las consecuencias económicas y fiscales de talsituación.

En un pasado aún reciente, las personas mayores (de 65 y más años de edad)no superaban nunca el 2 ó el 3% de la población. En la actualidad, en los paísesdesarrollados, representan alrededor del 14%. En el año 2030, su número seacercará al 25%, y se aproximará al 30% en Japón y en algunos otros países deEuropa continental3. En general, y en un futuro previsible, la población de lospaíses en vías de desarrollo seguirá siendo mucho más joven. Según las previsio-nes, una serie de países asiáticos, entre los cuales se encuentran China, Singapury Corea del Sur, recuperarán, hacia la mitad del siglo, unos niveles de dependen-cia de las personas mayores comparables a los de los países desarrollados.

Envejecer significa pagar, pagar más por las jubilaciones, pagar más por losgastos médicos y pagar más por las residencias de ancianos. En general, el nivelde las prestaciones por “vejez” debería aumentar aproximadamente el 10% delproducto interior bruto (PIB) en los próximos 50 años, y ello en la mayoría delos países desarrollados. Este considerable aumento representa un suplementodel 25 % deducido de los ingresos de cada trabajador en las sociedades en quelas retenciones fiscales ya superan a menudo el 25%.

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La explosión del envejecimiento

PETER G. PETERSON

Jefe del Grupo Blackstone

Presidente del Consejo de Relaciones con el Extranjero

y del Instituto de Economías Internacionales

3Las proyecciones demográficas de este artículo se han tomado de World Population Prospects: The 2000 Revision(NN.UU., 2001); algunas cifras se han tomado también de The 1998 Revision (NN.UU., 1998).

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La cuestión central no consiste en saber si los países desarrollados cambiarán depolítica, sino solamente cuándo y cómo lo resolverán. ¿Lo harán cuando aún estiempo o, más tarde, en medio de una crisis económica y política sin precedentes?

Las reformas, mientras aún fueran a tiempo, no serían fáciles de poner enpráctica. Los electores se han acostumbrado a que las generaciones que se incor-poran paguen por las generaciones salientes. La menor tentativa de reformadebería afrontar un importante escepticismo. La gente piensa que un sistemaque hizo maravillas por sus padres (que cotizaron muy temprano) debería pro-seguir sin cambios para sus hijos. En Europa, donde el “Estado del bienestar”es más costoso, el público considera las pensiones de reparto como la piedraangular de la democracia social. En los Estados Unidos, el problema no es exac-tamente el de una dependencia del “Estado del bienestar”, sino la idea extrañade que el ciudadano ha adquirido derechos y que, por lo tanto, tiene derecho apercibir tal o cual subsidio que el gobierno hubiera prometido.

Una buena reforma debería ir más allá de un simple sacrificio fiscal y propo-ner una visión positiva del futuro. Tal reforma, por añadidura, debería preparara la sociedad a hacer frente a las necesidades de un número creciente de perso-nas mayores, sin asfixiar, no obstante, la economía o someter a las jóvenes gene-raciones a una mayor presión fiscal. Aunque limite las promesas hechas por elantiguo sistema, una buena reforma debería fomentar (si no exigir) que la genteentrara en un nuevo sistema. En otras palabras, una buena reforma debería esta-blecer un nuevo paradigma, un paradigma que hiciera del envejecimiento rápidode las poblaciones algo controlable y económicamente viable.

No tenemos ninguna duda: el grupo de presión de las personas mayores des-empeñará un papel determinante en estas cuestiones del envejecimiento viable.Queda por saber si este grupo de presión usará su crédito político para intentarpreservar el statu quo o si contribuirá a la búsqueda de soluciones innovadorasparticipando en la negociación de un nuevo contrato social.

Afirmaciones desmentidas

En los veinte años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, los paísesdesarrollados extendieron considerablemente sus regímenes de protecciónsocial y de jubilaciones. En la época, parecía realizable. El número de jubiladosera modesto, así como el coste sanitario. Un crecimiento rápido de la economíay de los recursos fiscales era lo evidente. Desde mediados de la década de 1970,estas certezas se derrumbaron.

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La esperanza de vida se ha alargado más en estos últimos cincuenta años quedurante los últimos cinco mil años. En los Estados Unidos, cuando se instituyó laseguridad social se suponía que un trabajador se jubilaría a los 65 años. Para evitarque el número de años de prestación aumente, este mismo trabajador debería jubi-larse hoy a los 73 años. En verdad, los trabajadores, en los países desarrollados, nose jubilan más tarde, sino más temprano. Así, ha crecido aún más el número de losbeneficiarios en detrimento del número de quienes cotizan. En Europa oriental, lamayoría de los trabajadores tienen la posibilidad de jubilarse a la edad de 60 años.Desde 1970, la proporción de hombres mayores de 60 a 64 años que tenían traba-jo ha caído en picado del 72% al 31% en Alemania y del 68% al 16% en Francia.

Al mismo tiempo, el índice de fertilidad de los países desarrollados ha entra-do en un profundo descenso. A principios de la década de 1960, esta tasa era del2,7 por mujer. Hoy ha caído al 1,6, es decir, muy por debajo de la tasa de susti-tución de las poblaciones. En algunos países, este descenso es tan profundo quesi la situación no cambia (en Japón, en Italia y en la mayoría de las regiones deEuropa del Este y del Sur) antes del final del siglo, estos países perderían los dostercios de su población actual. En cada país desarrollado, con la posible excep-ción de Australia, Canadá, Irlanda y los Estados Unidos, la población en edadde trabajar comenzará a disminuir mucho antes de 2020. Esta perspectiva limi-ta radicalmente las proyecciones oficiales de crecimientos reales de los salariosque constituyen la base imponible que permite la continuación del actual siste-ma de pensiones de reparto, así como la de los regímenes de la seguridad social.

Uno de los indicadores del coste del envejecimiento es la relación entre la genteen edad de trabajar y las personas mayores. En 1960, esta proporción era de 7,4 a1 en los países desarrollados. Hoy ha caído a 4,7 a 1. Es previsible que caiga a 2,7a 1 en 2030. Estas cifras, que dan miedo, subestiman, sin embargo, la seriedad dela situación, ya que no tienen en cuenta una evolución hacia las jubilaciones anti-cipadas. La proporción actual entre contribuyentes y jubilados (o discapacitados)es mucho más baja y cae en picado más rápido: 3,2 a 1 en los países desarrolladospara, según las previsiones, desembocar en 2,0 a 1 hacia 2030. En algunos paísesde Europa, las previsiones para el mismo período serían menores de 1, lo quequiere decir que habrá menos trabajadores que cotizarán que jubilados4.

Estas previsiones oficiales podrían subestimar, incluso, la importancia de latendencia al envejecimiento. Consideran que la fertilidad debería subir paraalcanzar la tasa de sustitución de las generaciones, y ello a pesar de un número4Véase SHEETAL K. CHAND y ALBERT JEAGER, Aging Populations and Public Pensión schemes, Autres articles 147 (FMI:diciembre de 1996).

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creciente de mujeres en el trabajo, el uso de la contracepción y el recurso al abor-to. Por otra parte, estas mismas previsiones se basan en una menor progresiónde la longevidad. Se trata de una afirmación pesimista en un tiempo de descu-brimientos médicos sin precedentes donde algunos expertos consideran que losprogresos de la genética podrían llevar la esperanza media de vida a 100 o másaños. Sin embargo, no se está obligado a admitir estas perspectivas extraordina-rias para rebatir las previsiones oficiales. Tres investigadores patrocinados por elInstituto Estadounidense sobre el Envejecimiento examinaron las previsionesoficiales de mortalidad por grupo de edad (en los principales países desarrolla-dos) con el fin de relacionarlos con las extrapolaciones estadísticas efectuadasdesde hace medio siglo5. En todos los casos descubrieron que las previsionesoficiales se basaban en una esperanza de vida más corta que las extrapolaciones.Para los países del Grupo de los Siete países más industrializados, hacia 2050 ladiferencia media será de 3,5 años; en cuanto a Japón, por increíble que puedaparecer, la diferencia será de 8 años.

Costes insuperables

Durante la década de 1990, los gobiernos de los países desarrollados comen-zaron a interrogarse sobre los retos del envejecimiento y a implantar reformasdestinadas a reducir el coste de los programas de pensiones. Se subió la edadpara obtener una jubilación a tasa plena y las normas de admisión a la jubilaciónse volvieron menos generosas. A pesar de ello, todas las proyecciones conducena un callejón sin salida.

Para los próximos 50 años, según la Organización para la Cooperación y elDesarrollo Económico, los costes medios para los sistemas de pensiones dereparto progresarán un 4% del PIB6. En la Europa continental, los costes pro-gresarán un 5% del PIB y en algunos países (por ejemplo, Grecia y España) aúnmás. En los Estados Unidos la progresión será menor: un 2%, aproximadamen-te, del PIB. Sólo el Reino Unido llega a mantener una proporción constante delos costes. Ello se debe, en parte, a la modestia de las pensiones públicas en estepaís, así como a las nuevas fórmulas de ahorro privadas que, al favorecer unadisminución de las prestaciones sociales, contribuyen a reducir el peso de lascotizaciones sociales de un salario medio.

5SHRIPAD TULJAPURKAR, NAN LI, y CARL BOE, “A universal pattern of Mortality Decline in the G7 Coutries”, Nature(15 de junio de 2000).6Véase THAI THAN DANG, PABLO ANTOLIN y HOWARD OXLEY, Fiscal Implications of Ageing: Projections of Age-RelatedSpending, Economics Departament Working Papers 305 (OCDE, 2001).

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No obstante, el coste de las pensiones públicas no es la única cosa queaumenta al tiempo que la población envejece. Los costes sanitarios podrían serde un peso aún más importante. No sólo los costes sanitarios aumentan másrápidamente que el PIB, sino que las personas mayores consumen de tres a cincoveces más prestaciones médicas que las más jóvenes. Además, cuanto más enve-jecen las personas, más cuesta su asistencia médica. El número de esta pobla-ción de más edad es, precisamente, el que crecerá más rápidamente. Hacia 2050,la población de 13 países estará compuesta de, al menos, un 10% de personasmayores de 80 o más años. En Italia la proporción será del 14%. A título infor-mativo, el líder mundial es hoy Suecia con un modesto 5%.

Al cruzar todos estos factores obtenemos una tendencia explosiva. Si los gas-tos sanitarios per cápita aumentan al año un 1% más rápido que el salario medio,las prestaciones de salud aumentarán un 6% hacia 20507, y se trata de un enfo-que conservador. En los Estados Unidos, donde los gastos sanitarios per cápitaaumentaron históricamente un 4% más rápido que el salario medio, la progre-sión de los costes podría ser más importante. El anhelo en los Estados Unidos,por las tecnologías médicas avanzadas, y de hecho costosas, es tal que anula lasventajas que este país obtiene del coste relativamente modesto de sus pensionespúblicas.

Las pensiones públicas y los costes sanitarios se encuentran en el caminode una ampliación del 10% del PIB en la mayoría de los países desarrollados.Este aumento masivo de los costes enfrenta a los países desarrollados a opcio-nes difíciles. Concentrar todos los recursos sociales en las pensiones públicasapenas sería realista. El aumento de los costes, por otra parte, es tan impor-tante que muchos gobiernos podrían suprimir todos sus gastos (defensa,infraestructuras, policía, escuelas, etc.), excepto los gastos sociales, y, a pesarde todo, estar en déficit hacia 2020. Aumentar los impuestos no sería posible.Muchos países desarrollados han alcanzado, o han superado ya, unos umbra-les impositivos aceptables, es decir, que una fiscalidad más importante dificul-taría la economía y no reportaría beneficios. Pedir prestado casi no sería acep-table. Hacia 2030, financiar las pensiones públicas agotaría la totalidad delahorro. Mucho tiempo antes de ello asistiríamos a un hundimiento de lasinversiones, pero un gigantesco servicio de la deuda pronto habría hechoponer fin a la experiencia.

7La proyección se basa en Ageing in OECD Countries: A Critical Policy Challenge, Etudes sur les polítiques sociales20 (OCDE, 1996), y prosigue hasta 2050.

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Hacia un nuevo paradigma

Ha pasado medio siglo desde que, en los países desarrollados, las pensionesde reparto se convirtieron en el principal medio de mantener las necesidades delas personas mayores. Este paradigma conoció algunos éxitos. Contribuyó a ele-var la renta de las personas de edad avanzada al permitirles escapar de los traba-jos penosos y conquistar su independencia. Este paradigma les proporcionó tam-bién la posibilidad de beneficiarse de lo mejor que la medicina moderna podíaofrecer. No obstante, este mismo paradigma conoció evidentes debilidades: unacierta dependencia con respecto a los gobiernos, la disgregación de las familiasnumerosas y, para muchas personas mayores, un cierto aislamiento. Entre los fra-casos es necesario citar también, a largo plazo, la imposibilidad, por razones eco-nómicas, de proseguir la experiencia. Eso parece abstracto o indeterminado,pero, con todo, es este fracaso lo que conducirá al abandono del paradigma.

El objeto de una reforma sería hacer el envejecimiento más seguro para lasgeneraciones salientes y menos pesado de asumir para las generaciones que seincorporan. Los gobiernos tendrán que reducir el coste estimado de las pensio-nes públicas, pero, al mismo tiempo, deben prever soluciones de sustitución yaque, después de todo, muchos trabajadores dependen en gran manera de estasprestaciones. En el conjunto de la Europa comunitaria, únicamente menos del10% de los trabajadores reciben una pensión capitalizada financiada por elempresario. En cuanto al ahorro personal, está condicionado por los ingresos.Incluso en los Estados Unidos, donde hay un vasto mercado financiero y tradi-ciones de autonomía personal, la mayoría de los miembros familiares llegan a laedad de la jubilación con menos de un año de autonomía financiera. En lamayor parte de los países, lo que marca la diferencia entre una vejez decente yuna vejez miserable es un cheque del gobierno.

En resumen, los países desarrollados tienen necesidad de evolucionar haciaun nuevo paradigma de edad, un paradigma de todo punto tan revolucionariocomo las transformaciones demográficas hacia las cuales nos encaminamos.Una mirada sobre la historia y sobre las culturas del mundo permite pensar quetodo paradigma eficaz podría basarse en la totalidad o en una parte de las seisestrategias elementales que se describen a continuación:

1. Reducir la dependencia de las personas mayores fomentando jubilacionesmás tardías y suprimiendo los obstáculos que existen en cuanto al empleode las personas de más edad. Por todas partes, los gobiernos, especialmen-te en Europa continental, podrían generar economías considerables, y ello

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sin comprometer el nivel de vida de las personas en cuestión. Bastaría conaumentar la edad en que pueden alcanzar su jubilación.

2. Ampliar la base de la economía futura (y, en consecuencia, la base fiscal)fomentando una mayor productividad de las personas más jóvenes. Esopuede realizarse permitiendo que los ciudadanos en edad de trabajar tra-bajen más, o permitiendo la integración de aún más inmigrantes en edadde trabajar. Las naciones con un índice de inmigración bajo (Japón, porejemplo) o con un coste laboral importante y un desempleo alto (como enAlemania) serían muy sensatas si reflexionaran sobre esta estrategia “a laestadounidense”.

3. Ampliar la base de la economía futura (y, en consecuencia, la base fiscal)criando hijos más numerosos y productivos. De hecho, se trata de repar-tir la carga de las generaciones salientes sobre las nuevas generaciones,más numerosas y ricas. En respuesta, en parte, a las inquietudes relativasal descenso demográfico, las generosas políticas escandinavas y france-sas de ayuda a la natalidad podrían ser adoptadas por otros países de-sarrollados.

4. Reducir el coste fiscal de la dependencia de las personas mayores haciendohincapié en las responsabilidades filiales. Se trataría de estimular la buenavoluntad de los hijos adultos, cualquiera que sea su número o su producti-vidad, para sostener a sus padres de edad avanzada. Las sociedades dondelas familias numerosas son menos vigorosas, donde es mayor la pobreza delos padres ancianos y donde los costes de los cuidados a largo plazo se ele-van rápidamente (en los Estados Unidos, por ejemplo), tienen mucho queaprender de las culturas inspiradas por el confucionismo, como Japón,donde la mayoría de las personas mayores viven con sus hijos adultos.

5. Reducir la carga fiscal de las personas mayores dependientes ajustando lasprestaciones a las necesidades. Australia es el único país desarrolladodonde las pensiones públicas se ajustan en función de los recursos de losbeneficiarios. Otros muchos países podrían inspirarse en esta estrategia.

6. Reducir los costes fiscales y económicos de las personas mayores depen-dientes exigiendo a los interesados que inviertan para su vejez y ahorrenmás cuando están todavía en edad de trabajar. El Reino Unido, Australiay Suecia (con Singapur y Chile) demuestran que hay muchas posibilidadespara financiar las jubilaciones en los países desarrollados.

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No sólo la totalidad o una parte de estas estrategias ayudarán a superar elproblema de los recursos financieros en descenso vinculados a la explosióndel envejecimiento, sino que permitirán constituir importantes reservas paralas generaciones futuras; sin olvidar una mayor productividad laboral y unmejor nivel de vida para todos. No obstante, muchas de estas estrategias serándifíciles de aplicar. Algunas de ellas, como las jubilaciones más tardías o lasprestaciones ajustadas a las necesidades, se opondrán a las prácticas y a lasexpectativas de las poblaciones. En ese caso preciso, los gobiernos deberíanfinanciar las jubilaciones anticipadas a todos los hogares. Las políticas enmateria de natalidad o a favor de la inmigración causarían inevitables polémi-cas. Otras estrategias consistentes en invertir más en la juventud podríanrequerir más paciencia o, quién sabe, más sabiduría que la que poseen losgobiernos. Algunas de estas estrategias, por otra parte, serían mejor aceptadasen algunos países que en otros. Hacer hincapié en el amor filial sería más fácil,por ejemplo, en Asia que en Norteamérica, al mismo tiempo que un ahorrovejez obligatorio les parecería más normal a los norteamericanos que a loseuropeos continentales.

Por lo que se refiere a los Estados Unidos, hace mucho tiempo que me hiceabogado de dos reformas importantes: la jubilación pública fijada a la edad de70 años (después ajustada según la longevidad) y las prestaciones federalesajustadas de acuerdo a los recursos. Fomentaría igualmente la sustitución delsistema actual de reparto por un sistema capitalizado basado en el ahorro per-sonal. Los medios de financiación son importantes, ya que permitirían supe-rar uno de los mayores retos de las sociedades que envejecen, a saber: cómomantener un nivel suficiente de ahorro e inversión para la economía. Esogarantizaría unas devoluciones más elevadas a los contribuyentes, y liberaríalos recursos gubernamentales, lo que tendría como efecto garantizar un mejorumbral de protección social. Sería la única estrategia sin retenciones fiscales,directas o indirectas; tendría también la ventaja de no influir en las generacio-nes futuras.

¡Cualquiera que sea la forma o la dosificación de las reformas mencionadasmás arriba, no tendrían ningún efecto si no se aplicaran! En este momento escuando la política vuelve a entrar en escena, gracias, en particular, a las interven-ciones de las asociaciones de personas mayores. ¡No lo olviden: la tendenciademográfica al envejecimiento, si produce muchos jubilados, también producemuchos electores!

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Política antigua frente a política nueva

Hacia 2015, según las Naciones Unidas, más de un tercio de la poblaciónadulta de los países desarrollados habrá alcanzado la edad de percibir una pen-sión pública o habrá superado dicha edad. Hacia 2035, Asia habrá alcanzadotambién esta misma etapa, así como Sudamérica hacia 2055. Por consiguiente,se plantea un problema con una particular gravedad: un número creciente deelectores está en edad de percibir una pensión del Estado, mientras que unnúmero decreciente de electores cría a un número decreciente de hijos. En estascondiciones, ¿qué podría motivar a los dirigentes políticos para que emprendie-ran reformas de fondo? ¿La explosión del envejecimiento puede colocar a laspersonas mayores en el papel de árbitro indiscutible o, un nuevo problema, unmundo dominado por los mayores sería capaz de hacer sitio a las aspiracionesde la juventud?

En un mundo estable y pacífico, las personas mayores siempre han tenidouna influencia política desproporcionada. Al contrario que a los jóvenes adultos,están, por definición, mejor informadas; votan más a menudo, efectúan unmayor control sobre las propiedades familiares y sobre las instituciones públi-cas. El nacimiento de organizaciones de personas mayores ha acentuado másesta tendencia en su favor, animándoles a tomar una parte cada vez más activaen la vida política.

En los Estados Unidos, el grupo de presión de las personas mayores se havuelto tan potente que amenaza las aspiraciones de los demás grupos. Existe laAARP, conocida anteriormente bajo el nombre de American Association of RetiredPersons8, con 35 millones de miembros y 1.700 empleados, a los cuales es nece-sario añadir un número de voluntarios 10 veces más elevado. El presupuestoanual de esta organización es de 5,5 millardos de dólares. También están elNational Council of Senior Citizens9, Save Our Security10 y Families USA11, sin olvidara docenas de otros grupos más especializados, como la National Retired TeachersAssociation12 o la National Association of Federal Employees13. A escala nacional, seconsulta a estos grupos sobre todo lo que puede afectar a las prestaciones des-tinadas a las personas mayores. Cuando estas asociaciones están descontentas,

8Asociación de Jubilados de los Estados Unidos [N. del T.].9Consejo Nacional de Ciudadanos Mayores [N. del T.].

10Salvar nuestra Seguridad [N. del T.].11Familias de los Estados Unidos [N. del T.].12Asociación Nacional de Profesores Jubilados [N. del T.].13Asociación Nacional de Empleados Federales [N. del T.].

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tienen los medios (véase la Mediscare Campaign14 de 1996) de causar fracasos elec-torales a sus adversarios. A escala local, las organizaciones de personas mayoresrecurren a las presiones militantes para obtener ventajas fiscales (contribucionesterritoriales, impuestos sobre la renta) u otros servicios generosamente financia-dos por la colectividad. En algunos sectores han combatido con energía y hanhecho fracasar diferentes proyectos e inversiones a favor de las escuelas y lajuventud. Hasta ahora, tales actividades se circunscribían a estados comoCalifornia, Florida o Arizona que, tradicionalmente, acogen un mayor númerode jubilados. En adelante, se pueden observar estas prácticas sobre el conjuntodel país.

En Europa, el “poder de los mayores” está también en progresión. Se mani-fiesta menos a través de las organizaciones de personas mayores independientesque por mediación de los sindicatos o los partidos políticos, los cuales tienenposturas a favor de los jubilados. En Europa, en contraste con los EstadosUnidos, la mayoría de los trabajadores jubilados siguen siendo miembros de unsindicato y continúan identificándose con su acción, política y socialmente.Porque Europa es más vieja y los trabajadores se jubilan antes, los jubilados for-man una parte aún más importante del electorado que en Estados Unidos.Además, dado que la mayoría de los electores dependen completamente de lasprestaciones públicas, son más propensos a votar en el sentido de sus intereses.A pesar de la atención y el respeto que las políticas conceden a las reivindicacio-nes de los jubilados, las pruebas indican que tres cuartas partes de ellos consi-deran que sus gobiernos no hacen bastante por ellos. Una cuarta parte de ellosestaría incluso dispuesta a afiliarse a un partido exclusivamente consagrado a ladefensa de sus intereses.

¿Podría encarnar el futuro un partido basado en la edad? La idea pareceincreíble, pero tal partido ya existe en los Países Bajos. En Rusia, los comunis-tas se rehabilitaron como partido de los jubilados. Estos últimos, en efecto,están especialmente descontentos de su suerte debido a la fuerte inflación queafecta a sus rentas. En 1995, para la elección de la Duma, más de la mitad de laspersonas de 55 y más años de edad votaron al Partido Comunista, contra sola-mente un 10% de los menores de 40 años.

14Campaña Mediscare. Juego de palabras para establecer relación entre Mediscare (medical + scare = alarma médica)y Medicare (medical + care = atención médica). Fue utilizado en 1996 por el Partido Republicano, que acusaba alPartido Demócrata de utilizar el pánico para asustar a las personas mayores. Estaba en litigio la reducción del tipo deincremento anual del presupuesto de Medicare, que los republicanos querían que fuera menor que el que proponía elPresidente Clinton. Los demócratas hicieron creer a la opinión pública que la reducción propuesta por la oposiciónharía que muchos mayores se convirtieran en homeless (personas sin hogar). El término ha quedado como sinónimode campaña en la que se vilipendia al oponente para tratar de conseguir los propios objetivos [N. del T.].

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¡A medida que las personas mayores aseguran socialmente la defensa de susintereses, las jóvenes generaciones parecen haber perdido su legendaria capaci-dad de “deshacerse de las rémoras”! Con nombres modernizados como“seniors” las personas de edad avanzada se han comprometido políticamente.En cambio, con conceptos como “X” o “generación Bof ”, las jóvenes genera-ciones aparecen más bien como dimisionarias. Gracias a los esfuerzos de losgobiernos, la mayoría de los jubilados ven colmadas sus esperanzas. En la indi-ferencia de los poderes públicos muchos jóvenes adultos, por el contrario, vencontrariadas sus esperanzas. En los Estados Unidos, durante este último cuartode siglo, las diferencias de ingresos por clase de edad aumentaron mucho. Segúnel US Census Bureau15, la renta media de los miembros familiares de 65 y más añosde edad progresó más allá de un 35% desde el principio de la década de 1970,mientras que la de quienes están por debajo de los 45 años siguió siendo esta-cionaria, y eso, ¡antes de impuestos! En Europa, donde los jóvenes tienen difi-cultades para encontrar trabajo, los gobiernos dan claramente a entender quegarantizar las pensiones es más importante que garantizar el empleo. Una diná-mica perversa podría hacer, por tanto, que cada grupo de edad militara en víasantagónicas.

¿Se anuncia con ello una guerra entre generaciones en torno a unos recursospúblicos en descenso? Algunos comentaristas lo dudan. Una escuela de pensa-miento opina que el aumento mecánico del grupo de presión de las personas mayo-res lleva en él su propia derrota. En esta hipótesis, tales organizaciones de defensade intereses clasificados por categorías siguen siendo eficaces mientras no causenuna rebelión fiscal en el resto de la población. Hacia la mitad del siglo XXI, elgrupo de presión de las personas mayores sólo podrá esperar una influencia polí-tica tan escasa como la de los agricultores de mediados del siglo XIX, cuando estosúltimos representaban más de la mitad del conjunto de los trabajadores.

Otros piensan que la situación actual podría reflejar simplemente la persona-lidad colectiva de las generaciones presentes. En su juventud, las personas mayo-res de hoy se forjaron en y por las fuertes experiencias de la reconstrucción y traslos pasos de la depresión y la guerra. Esta generación está habituada a la esplen-didez pública y a los grandes programas generales. En todos los países desarro-llados, los electores, sin distinción de categorías de edad, son más o menos delparecer de que las personas mayores merecen la suerte especialmente favorableque es la suya. Por su parte, las personas hoy de edad madura fueron formadas

15Departamento del Censo de los Estados Unidos [N. del T.]

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en circunstancias menos positivas, a raíz de las transformaciones culturales de ladécada de 1960 y de las consecuencias de la estanflación16 de la década de 1970.Esta generación, más individualista, menos penetrada de civismo, tiende a contarmenos con la solidaridad entre los ciudadanos y confía más en el mercado. Enfunción de esta diferencia de enfoque, esta generación bien podría producir unanueva imagen de sí misma en el momento de la jubilación. Sus miembros, enefecto, podrían sentirse menos dependientes de la colectividad y los más jóvenesaún podrían venir a reforzar esta tendencia.

Las visiones de estas dos escuelas de pensamiento a lo mejor son demasiadooptimistas. No obstante, se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que lastransferencias de recursos de los jóvenes hacia las personas mayores no podránseguir creciendo indefinidamente más rápido que la economía, y nadie puededecir qué traumatismo político o financiero sería necesario para romper la ten-dencia. El tiempo en que todo el mundo superaba esta situación casi ha termi-nado del todo. Por el momento, la pequeña cohorte de la gente nacida durantela gran depresión está aún a punto de jubilarse, mientras que los pesados bata-llones del baby boom17 todavía están trabajando. Durante la década de 1990, estadisposición favorable de la demografía retrasó la tendencia al envejecimiento ymantuvo el crecimiento. Sin embargo, estos mismos datos demográficos pron-to jugarán a la inversa.

Elevarse por encima de la ideología

Contrariamente a muchas predicciones, la explosión de la edad no es una sim-ple hipótesis. Ya son conocidos el momento de su aparición y su importancia. Setrata de un fenómeno inevitable al final del cual ya nada será como antes.

Más allá de una formidable carga fiscal, la explosión de la edad planteaimportantes cuestiones tanto en lo referente al plan de las políticas nacionalescomo en lo que respecta al de las internacionales. ¿Cómo podría reestructurar-se la economía mientras que el nivel del ahorro (y quizás de la productividad)seguiría la pendiente hacia abajo del número de personas que aún trabajan?¿Cómo afectará ello a los mercados financieros y a las uniones monetarias

16Abreviatura de 'estancamiento con inflación', fenómeno macroeconómico que describe la situación de una econo-mía en la cual se presenta una reducción en el nivel de la actividad económica acompañada por una inflación eleva-da y creciente [N. del T.].17La expresión se refiere a la explosión demográfica registrada en los Estados Unidos y Canadá y, en menor medida, enalgunos países europeos occidentales después de la Segunda Guerra Mundial. Suelen distinguirse dos períodos, sin solu-ción de continuidad: de 1946 a 1949, tras el regreso en masa de los soldados, y de 1950 a 1964, coincidente con el augedel denominado "Estado de bienestar". A los niños nacidos en esa época se les conoce como baby boomers [N. del T].

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(como la Unión Monetaria Europea) en un momento en que las nacionesencuentran respuestas, a veces muy diferentes, para las reformas de las presta-ciones y de las políticas fiscales? ¿Cómo afectará a la geopolítica, y especialmen-te a la capacidad de las grandes potencias para mantener sus compromisos mili-tares, en un momento en que la división tradicional entre ricos y pobres tiendea difuminarse en favor de una división entre mayores y jóvenes?

La mayoría de las cuestiones suscitadas por la explosión del envejecimientose plantean de manera menos apremiante en los países en vías de desarrollo. Latendencia al envejecimiento es más lenta y las pensiones públicas y los progra-mas de salud son menos esperados allí por el cuerpo social. Estos países aún tie-nen tiempo de reformar su sistema de seguros sociales antes de que lleguen a lamadurez. Por consiguiente, pueden evitar así algunos de los escollos que nodejarán de producirse en sus vecinos más ricos.

En los países desarrollados, las transformaciones demográficas de que setrata en este artículo ya han entrado en el terreno de los hechos. Para hacer fren-te a un reto así, los dirigentes políticos deberán elevarse por encima de las ide-ologías y agarrar al toro por los cuernos. La izquierda deberá dejar de defenderlas pensiones de jubilación como si fueran la marca de todo gobierno progresis-ta y darse cuenta de que, en el caso opuesto, se encaminarían hacia el agotamien-to de los recursos públicos. Por su parte, la derecha deberá ir más allá de un sim-ple programa de rigor fiscal y presentar propuestas para intentar solucionar losproblemas resultantes de la explosión del envejecimiento.

Por su parte, el grupo de presión de las personas mayores deberá tener pre-sente que el contrato entre generaciones que sirve de base a los programas depensiones públicas es una carretera de dos carriles y que la mejor manera de ase-gurar la perpetuidad de estos programas es limitar el coste. La supervivencia deeste contrato entre generaciones depende de su viabilidad a largo plazo. Si lasjóvenes generaciones de los países desarrollados cuestionan esta viabilidad, ellopodría ser el certificado de defunción de estos dispositivos. O se reforman losprogramas de pensiones públicas o una pendiente incontrolable conducirá acortes repentinos y draconianos que tendrían como efecto penalizar a los másvulnerables. Combatiendo cada reforma de las prestaciones públicas, el grupode presión de las personas mayores podría llegar a proteger los intereses de losjubilados de hoy, pero es algo que comprometería seriamente los intereses de losjubilados de mañana.

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MS: ¿Cómo hay que percibir hoy el envejecimiento? ¿Es una desven-taja o una oportunidad?

AMG: Actualmente, el envejecimiento se considera como una catástrofe. Esuna “bomba demográfica”, un choque catastrófico ante el cual no se puede sinoadaptarse, sobre todo disminuyendo los derechos sociales. El envejecimientoequivale así a algo completamente negativo.

Yo defiendo todo lo contrario, ya que no hay fatalismo demográfico.Cuando se observan ejemplos en el extranjero, se ve claramente que la demo-grafía nunca dicta las decisiones políticas de un país. Cada país, en función desus configuraciones institucionales, de la manera en que se ha construido ladefinición del envejecimiento, puede hacer del envejecimiento una fatalidad ouna oportunidad.

Tomemos el ejemplo de Finlandia. Un pequeño país de cinco millones dehabitantes, cuya población envejecía antes que la nuestra. Finlandia había estable-cido mecanismos de abandono precoz (del mercado laboral) que condujeron auna reducción considerable del tipo de actividad más allá de los 55 años. El por-centaje de empleo a esta edad era del 38% (en Francia, hoy somos al 33%). Elenvejecimiento se consideraba negativamente. De ahí la política de abandonoanticipado de los trabajadores de edad avanzada. Finlandia consiguió invertir estaconcepción actuando, ante todo y en primer lugar, sobre la actitud de la gente. Lavisión de los ciudadanos finlandeses en cuanto a la vejez y el envejecimiento sereconstruyó con un eslogan que, a mi juicio, habla por sí mismo: “La experien-cia es una riqueza nacional”. Los viejos dejan de ser “viejas glorias” que es nece-sario echar del trabajo porque ya no son competitivos. Al contrario: se inviertenlas cosas. Finlandia, por consiguiente, estableció un programa nacional y aceptó

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Entrevista con ANNE-MARIE GUILLEMARD

Doctora en sociología, letras y ciencias humanas

Profesora de las Universidades (clase excepcional) París V Sorbona

Miembro del Instituto Universitario de Francia y la Academia Europea de las Ciencias

POR MATHIEU SCHMITT

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financiar los costes. El voluntarismo de los poderes públicos es muy importante.Se adoptaron algunas medidas muy coordinadas con respecto a las políticas enmateria de empleo y el mantenimiento de la reforma de las pensiones.

Los finlandeses, con su plan nacional para el empleo de los trabajadores deedad avanzada, aumentaron la productividad y la competitividad de sus indus-trias, cuando eran las personas de más edad de Europa. Si el poder político tomabuenas decisiones, el envejecimiento puede volverse, incluso, más competitivo.Si se mantiene la capacidad de empleo de los mayores de 45 años, si se hace unesfuerzo masivo para mantener sus competencias y continuar su formación, sehacen progresos de competitividad. Un país que envejece, no es un país que estáretrasado, que ya no está al corriente. Finlandia está a la vanguardia de las nue-vas técnicas de información y comunicación.

Por otra parte, es notable que la reforma de las pensiones no se haya tratadomás que en segundo lugar en este país. Finlandia -y también los Países Bajos-procedió a las reformas de sus sistemas de protección social debido al envejeci-miento, pero eso no supuso recortes en los presupuestos sociales o retrocesosen las condiciones de jubilación. Estos países ampliaron las posibilidades devida, volvieron más atractiva la prolongación de la actividad. No hubo medidascoercitivas.

MS: Por lo que se refiere a las pensiones, ¿está condenado el mode-lo de reparto?

AMG: No digo que deba existir indefinidamente. Se hizo un modelo en 1945que correspondía a la sociedad industrial. Está claro que hoy es necesario recon-siderar este modelo de reparto con respecto a las pensiones, en las condicionestotalmente nuevas de la sociedad del conocimiento y la información. Ya no esta-mos en el mismo reparto que en 1945.

Pero cuestiono que sólo se concentre en las pensiones. Deberíamos situar eldebate en la perspectiva del ciclo de la vida. Se permanece en la transición tra-bajo / jubilación diciendo que hace falta alargar la vida activa. No, no son esoslos términos en que se piensa. Se piensa en términos de perspectiva de todo eltranscurso de la vida, de todas las generaciones sucesivas, de un contrato entrelas generaciones. Es necesario trabajar en las formas de redistribuir las horas detrabajo y las horas de no trabajo en el ciclo de la vida. La cuestión está allí.Cuando sólo se toma la transición a la jubilación, la duración de la actividad y laedad, sólo se trata una parte de la cuestión. Eso no permite comprender el caso

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francés, ya que nuestro problema es, en primer lugar, un problema de empleo,de horas de trabajo y de no trabajo que hay que redistribuir en el recorrido delas edades de la vida.

El informe Charpin hablaba de alargar la vida de trabajo. Está en contradiccióncon lo que pasa: la duración de las horas de trabajo se reduce globalmente. Perono se reparte de la misma forma en el curso vital: se entra más tarde en la vidaprofesional y se sale sin duda más tarde. Pero eso no quiere decir trabajar más. Enprimer lugar, se trabaja de manera intermitente. Serán necesarios amplios perío-dos de formación y años sabáticos en medio de la vida laboral.

El centro del problema está allí: tener un instrumento para pensar de otromodo el reparto del tiempo social en el ciclo de la vida. La jubilación no es másque uno de los instrumentos para pensarlo. No digo que deba preservarse a todacosta en estas condiciones. Debe concebirse en ese conjunto.

MS: Otro instrumento, ha dicho usted, es el empleo…

AMG: En Francia, el desempleo es considerable y los índices de actividad delos trabajadores mayores de 55 años son absolutamente lamentables. ¿De quésirve hacer sobre el papel una jubilación más tarde si no se garantiza que la gentevaya a trabajar más tarde? Actualmente, en Francia, la edad efectiva de salida delmundo laboral es la de los 58 años. No sirve de nada razonar sobre las edadesde jubilarse si no se llega a hacer que la gente trabaje hasta la edad mínima dejubilación. Entonces se tiene un margen de financiación considerable, dado quela población activa envejece. En efecto, no es sólo la población de más edad laque envejece: es toda la población. Es decir, que los mayores de 50 años ocupanun lugar cada vez más importante en la población activa. Si se descuida su inser-ción laboral, se descuida una enorme masa de financiación de los sistemas depensiones. Puesto que esas personas no cotizan ya en ese momento, influyen enotros sistemas de seguro y de reparto. No sirve de nada mejorar un sistema si espara hacer por otro lado desembolsos en prestaciones por desempleo o disca-pacidad.

En el caso francés, como era el caso de Finlandia, hay que hacer antes quenada una política de empleo. El aumento del índice de actividad de los mayoresde 55 años dará un margen de financiación totalmente importante para los sis-temas de pensiones. Después, se hace una reforma de las pensiones. Es lo queacaban de hacer los finlandeses, tras cinco años de una reforma nacional delempleo.

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MS: ¿Ya tiene una visión de lo que podría ser la reforma de las pen-siones?

AMG: Se ha planteado demasiado el problema en términos técnicos. No hahabido en Francia un debate social. Todo ha quedado en un debate entre exper-tos. ¿Qué reparto de las horas de trabajo y de las actividades retribuidas quere-mos en esta sociedad del conocimiento y la información?

Las nuevas normas no deben ser las mismas para todo el mundo, ya que seva hacia una diversificación de las trayectorias. Por consiguiente, hace faltaofrecer un margen de opción muy superior a los individuos. Tenemos el siste-ma más tajante que existe. No hay ninguna posibilidad de que la gente elija elmomento de su salida del mundo laboral. Se les incita a no prolongar su acti-vidad más allá de los 60 años en cuanto tienen su período de cotización paratener derecho a la jubilación plena. La gente sólo puede elegir entre actividadplena o jubilación plena. Por el contrario, es necesario habilitar unos progra-mas de opciones muy amplios entre las personas que querrán seguir trabajan-do porque mejorarán sus pensiones y las que quieren dejarlo antes. EnFinlandia o Suecia se adoptó este sistema. Hacen falta mayores niveles de con-tribución del sistema de reparto. En Francia, se permanece en el sistema dereparto (para ser sinceros, el problema no se plantea, todo el mundo se adhie-re a él, aunque se abre la vía a posibilidades de pensiones mediante capitaliza-ción). Se debe rechazar todo criterio único, todo pensamiento único debe serjubilado. Por consiguiente, debemos ampliar los márgenes de opción, dar a losindividuos la posibilidad de elegir el momento de su salida y establecer meca-nismos de estímulo -de los que estamos completamente desprovistos enFrancia- para animar a la gente a prolongar su período laboral. La gente debetener un interés financiero, pero también unas perspectivas atractivas de fin decarrera. Eso supone negociaciones sobre el empleo, con modificaciones en lospuestos de trabajo y cambios en la actitud de los empleados y los empresarios.

Sin embargo, sería necesario un mínimo de normas legales: una edad míni-ma de apertura de los derechos a la jubilación (¿por qué no mantener los 60años?). Con el fenómeno de la parentalidad tardía, la gente quiere jubilarsemás tarde. Es necesario hacer subir el índice de actividad de los mayores de 55años. Excepto para las personas que ejercieron profesiones extremadamentepenosas y que podrían beneficiarse de un sistema de jubilación anticipadaespecífico. Esta gente debe poder irse antes de la edad mínima de salida (almenos, en un período transitorio, puesto que hay generaciones que hicierontrabajos fatigosos). En las normas, se pueden introducir mecanismos que per-

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mitan una estabilidad a largo plazo del coste de las pensiones. Por ejemplo,Suecia introdujo variantes en el índice de sustitución de las pensiones, posibi-litadas por la prolongación de la esperanza de vida. Las personas deben poderelegir el momento de su salida y hacer su propio cálculo. Deben poder arbi-trar ellas mismas, ya que los intereses de la gente son diferentes. Hay quientuvo carreras largas, otros que empezaron tarde… Entre los 60 y los 70 años,la gente debe tener la posibilidad de mejorar su jubilación. Situémonos una vezmás en la perspectiva del ciclo de la vida. Es la mejor manera de llegar a unconsenso entre las generaciones, consenso necesario para toda reforma delsistema de pensiones.

MS: Pero, ¿qué es lo que quieren los jubilados?

AMG: Por el momento, los jubilados no se verán afectados, puesto que lareforma no es retroactiva. Concierne a la población activa actual. No hay quecausar perdedores ni ganadores. La equidad entre generaciones es muy impor-tante. Si en el sector público francés se lleva repentinamente el período de coti-zación a los 40 años, se crean numerosos problemas entre una cantidad nadadespreciable de trabajadores en activo. En particular, los empleados públicosque están en la cincuentena ya no podrían recuperar su retraso, puesto que nopodrán retrasar su salida.

Las organizaciones de jubilados deben encontrar su lugar en un envejeci-miento activo, en las opciones vitales. Algunos jubilados se han introducido enel voluntariado y están muy atentos a una reforma que vaya hacia una diversifi-cación de edades, con formación a todas las edades. Se debe tener un sistema deprotección social que permita combinar el tiempo social a cada edad (el tiempopara uno mismo, para la familia, para la formación). Me parece que todas lasgeneraciones pueden encontrarse en torno a desafíos parecidos. La ComisiónEuropea, además, se ha fijado el objetivo de una sociedad para todas las edades.

En Francia, como en otros países, sólo se ha hecho la gestión por edad (conbarreras de edad por todas partes). Ahora, se deben gestionar las edades. La ges-tión de las edades debe hacerse en la empresa, en la organización del tiemposocial y en la manera en que se compensan las horas de trabajo a lo largo de lavida, en vez de concentrarlo en el final de la vida. Salgamos del esquema “todoel descanso es para los jubilados, todo el trabajo para la población activa”. Ya noes coherente del todo con la sociedad del conocimiento y la información, dondeprecisamente se necesita una formación continua a lo largo de la vida.

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MS: ¿Cómo pueden mantener su sistema de pensiones los países delEste sin sacrificar una generación?

AMG: El problema es de otro tipo que en los países occidentales. Es uncaso hipotético completamente diferente. En el Este, se produjo el hundimien-to de un sistema de pensiones públicas –las mismas para todos– dirigido por elEstado. Pasar a la capitalización no es satisfactorio, ya que hay un plazo consi-derable. Además, conocemos los riesgos de la capitalización, especialmente enlos Estados Unidos con los fondos de pensión y también en Francia con losseguros sociales durante la Segunda Guerra Mundial. El reparto tuvo el méritode producir pensiones, incluso a quienes no habían cotizado. La capitalizaciónno es una solución en sí. Para los países del Este, hace falta, por tanto, una mez-cla entre reparto y capitalización. El reparto debe garantizar las pensiones dehoy; si no, los jubilados se encuentran en la miseria. La capitalización sirve amás largo plazo y ofrecerá un margen de maniobra complementario.

MS: ¿Cuál es el camino que debe seguirse para los países en vías dedesarrollo?

AMG: También allí el caso hipotético difiere por completo de lo que sucedeen Europa Occidental y se asemeja mucho más al problema de los países delEste. Incluso el Banco Mundial desistió de la “toda capitalización”. En Chile, lareforma de las pensiones no dio sus frutos. Argentina había adoptado un siste-ma híbrido y es ahora catastrófico, pero los problemas son más profundos ysobrepasan el sistema de pensiones único. En el caso argentino, hay un proble-ma, ya que la gente no se afilió. Es necesario creer en el sistema de pensionespara afiliarse. El sistema de reparto –al menos sobre una base mínima– garanti-za algo por ahora y da confianza a los jóvenes para que se afilien. Al principio,los países en vías de desarrollo deben obtener préstamos para abrir el surtidor,ya que la jubilación exige reservas importantes.

El sistema de reparto requiere confianza y obligación bajo la dirección delEstado. Las pensiones nunca han funcionado sin ello. Esta garantía mínima queda el sistema de reparto sería una primera etapa.

MS: En este contexto especialmente complejo, ¿cuál puede serpapel de las organizaciones de jubilados? ¿Y considera usted la apari-ción de los grupos de presión de jubilados como un peligro o como unaoportunidad?

AMG: Los jubilados y los modelos de pensiones evolucionan. Desde la déca-

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da de 1980, en particular con la exclusión de los trabajadores de edad avanzada,se ha asistido a la aparición de grupos reivindicativos de jubilados que acusan alos procesos de exclusión por la edad. Estos grupos toman formas diferentes,tanto sindicales como no. En los Estados Unidos, la presión que ejercen losmayores es más profesional y mejor establecida en una tradición de democraciapluralista y participativa especialmente vivaz.

Cualesquiera que sean las formas de los grupos de presión de jubilados, ten-drán que afrontar los retos del envejecimiento en un contexto difícil. La adapta-ción de un diálogo con la sociedad civil es deseable y los jubilados han entendi-do bien toda su situación. En ese sentido ayudé a crear en Francia, a principiosde la década de 1980, el CNRPA (Comité National des Retraités et des PersonnesÂgées)18 o los CODERPA (Comités Départamentaux des Retraités et des PersonnesÂgées)19*. Cualquiera que sea la cultura institucional de los países, es necesariorecordar que una política pública se basa también en las capacidades de lospoderes públicos para abrir un debate constructivo con sus administrados. Lasorganizaciones de jubilados tendrán entonces que dar pruebas de su capacidadpara tener en cuenta todas las obligaciones que influyen en las políticas públicasy para defender, al mismo tiempo, el interés de las personas mayores por teneruna visión clara y equilibrada del contrato intergeneracional. Será interesanteobservar en los próximos años la forma en que se llevará a estas organizacionesa estructurar sus conocimientos especializados para influir en las tecnoestructuras20

e imponerse como verdaderos socios técnicos. Del mismo modo, en Europaqueda por saber si estos grupos serán capaces de movilizar a los jubilados y deinfluir en los responsables públicos. Sobre este punto, es probable que los pró-ximos años nos reserven interesantes perspectivas.

(* Nota de la Redacción: véanse los artículos de la tercera parte.)

18Comité Nacional de Jubilados y Personas Mayores [N. del T.]19Comités Departamentales de Jubilados y Personas Mayores [N. del T.]20Technostructure: calco del inglés technostructure, término propio del ámbito ecológico que alude al componentebásico del medio ambiente humano, referido a los dispositivos, aparatos, vehículos, construcciones y todo elementoantropogénico (o acto, por lo general perturbador, que es originado y ejecutado por los seres humanos). Al no existirequivalente español, se usa igualmente un calco [N. del T.]

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JPVD: ¿Qué influencia ejercen los grupos de personas mayores sobrenuestras sociedades que envejecen?

PH: Si llegan a frenar algunos cambios, en una época en que estos son espe-cialmente urgentes, pienso que tales grupos serían entonces peligrosos. Tienenresponsabilidades hacia los ciudadanos. Por lo tanto, les hace falta comprenderlos problemas de la sociedad contemporánea y no oponerse de manera irracio-nal, o ilógica, a los avances que requieran algunos sacrificios por su parte. Leshace falta comprender, por último, que los ciudadanos de edad avanzada no tie-nen de ningún modo la obligación de convertirse en jubilados; que la jubilaciónes una institución relativamente reciente y que estarían en su papel preparandoa la gente a una vida más larga que es, en adelante, nuestro sino… ¡si tenemossuerte! De hecho, nos enfrentamos a un doble problema, bueno y malo a la vez.En el primer período de nuestra vida podríamos ejercer, durante unos sesentaaños, una vida profesional seguida, en un segundo período, ¡de una jubilación dela misma duración!

JPVD: ¿El envejecimiento de las sociedades representa una oportuni-dad o un riesgo?

PH: Es un riesgo para las instituciones… y un riesgo para la sociedad si las ins-tituciones son demasiado rígidas. Es una oportunidad para los individuos y unaoportunidad para la sociedad si aprendemos a vivir positivamente con este regaloy, sobre todo, si adoptamos una ética positiva con respecto al envejecimiento.

JPVD: ¿Qué análisis hace usted de la influencia de los grupos de pre-sión de personas mayores, en los Estados Unidos, durante las últimaselecciones (2000)?

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Entrevista con PAUL HEWITT

Director del Programa Iniciativa Global sobre el Envejecimiento

Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales

POR JUAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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PH: Pienso que esta influencia fue especialmente modesta, sobre todo si se lacompara con las elecciones de la década de 1980. En el transcurso de estas con-sultas, hay bastante poca solidaridad entre las personas de este grupo de edad. ¿Seacuerda?, en la década de 1980, las personas mayores habían formado sus actitu-des y opiniones políticas durante la gran depresión. Estaban respaldadas por losgobiernos. Franklin Roosevelt hasta había constituido un sistema de seguridadsocial para preservarlos de una suerte similar a la de sus padres y abuelos. Era lageneración que había combatido y ganado durante la Segunda Guerra Mundial.Tenía un sentido agudo de su identidad colectiva. Esta generación pensaba tenerderechos importantes. En cambio, los ciudadanos de hoy no han combatido enninguna gran guerra, no piensan tener derechos particulares y Roosevelt nocontó mucho en su existencia. Por consiguiente, su experiencia colectiva es muydiferente de la de sus antecesores, así como su sentido de la solidaridad.

Por otra parte, las personas mayores de hoy están mucho mejor informadassobre el funcionamiento de los sistemas de seguridad social. En la década de 1980,la gran mayoría de los ciudadanos de edad avanzada consideraban que las cotiza-ciones que habían pagado se encontraban en alguna parte de un banco y que estedinero era el que en parte se les redistribuía. Muchos de ellos pensaban que no reci-bían la totalidad de lo que habían pagado, mientras que recibían, por términomedio, más de seis veces lo que habían pagado, más los intereses. La actual gene-ración de personas mayores está mejor informada, mejor instruida. Por lo tanto, noes tan fácil manipularla ni es tan fácil polarizarla con respecto a las líneas políticasinspiradas por organizaciones. Los grupos de edad avanzada y los más vulnerablesentre los mayores de 65 años suelen asustarse del debate sobre la seguridad social.La situación actual es bien diferente de la de hace quince años, cuando fundé elGenerational equity movement 21. En la actualidad, por primera vez desde 1936, tenemosun auténtico debate sobre las estructuras de la seguridad social. Es la primera vez,desde 1952, que un presidente de los Estados Unidos deberá intervenir y tomarimportantes decisiones relativas al futuro de la seguridad social. El momento esmuy diferente hoy. El hecho de que George Bush haya echado mano al expedien-te explosivo de la jubilación, que haya podido derrotar a un hombre político en suposición (el vicepresidente Al Gore), identificado, sin embargo, con un gobiernoque había conocido el éxito, me confirma en la idea de que, de una forma u otra,los grupos de presión de personas mayores no fueron muy activos durante las elec-ciones del 2000.

21Movimiento de la Equidad Generacional [N. del T.]

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JPVD: ¿Tiene algo que decir sobre la clasificación de la revistaFortune, que designaba en 1997 a la AARP como el primer grupo depresión estadounidense? ¿Se trata todavía del grupo de presión másimportante de los Estados Unidos?

PH: No lo creo. Hay hoy menos solidaridad, menos temores y menos rumo-res sin fundamentos. También se desarrolló un cierto escepticismo hacia ladirección de la AARP. Una gran parte de sus miembros ya no es fácilmente tele-dirigible por la organización. En la actualidad, la AARP dispone de menos tro-pas ciegamente fieles. Todavía es poderosa gracias a su imperio mediático, peroya no influye tanto en la medida en que la mayoría de las políticas ahora ya notienen miedo de abrir el debate sobre las jubilaciones. Al abrir al debate sobreuna reforma del sistema de seguridad social, un representante del Congreso pre-ocupado por las reformas no arriesga ya su futuro político. En estas circunstan-cias, las organizaciones que van dirigidas directamente a los ciudadanos de edadavanzada no son ya tan poderosas.

JPVD: Una última cuestión sobre la AARP: como grupo de presión depersonas mayores, esta organización representa los intereses de un sec-tor importante de la sociedad. ¿La considera usted legítima? ¿Y piensaque se gestiona democráticamente?

PH: Es una empresa. No es más democracia que la ITT o la Societé Générale,o cualquier otra compañía de este tipo. La AARP es una empresa con un Consejode administración, pero no tiene accionistas a quienes rendir cuentas. Nadie puedepronunciarse por un voto, salvo… la dirección, ¡que tiene la posibilidad de que-darse en su sitio y perpetuarse! Se administra en verdad como una empresa priva-da. Hay facciones. Algunos grupos, como la Retired Teachers' Association, se benefi-cian de una voz preferente en la conducta de la asociación.

El miembro de base sólo tiene la posibilidad de votar con los pies22. Es decir,que este último puede, o bien comprar los productos de la AARP, o bien renun-ciar a su afiliación si, no obstante, intenta expresar una protesta política. En cam-bio, no hay en absoluto medios de organizarse en la asociación, ni existe, en efec-to, libertad de palabra o cualquier otro medio de consulta; en resumen, no hay

22En oposición a “votar con las manos”. La expresión procede de la aplicación del modelo de movilidad fiscal pro-puesto en 1956 por el economista estadounidense CH. M. TIEBOUT, que consiste en afirmar que la movilidad interju-risdiccional de los ciudadanos les permite revelar sus preferencias por los bienes públicos desplazándose a aquella loca-lidad donde les ofrecen la oferta impuestos-servicios públicos que mejor se adapta a sus preferencias. En los casos mássimples, tal desplazamiento equivale a salir de la sala para no votar una moción o sacar a los hijos de un colegio públi-co para matricularlos en uno privado, pero en muchos casos supone emigrar a otro país [N. del T.].

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normas en función de las cuales deba consultarse a los afiliados. Lo que no estáde acuerdo con los reglamentos internos o con “la línea del partido”, simplemen-te no se tiene en cuenta. Se expulsa a gente de la organización, o del consejo deadministración, por haber expresado puntos de vista considerados por la direc-ción como discutibles. Sin embargo, hay una apariencia de representatividad. Enefecto, para guardar las apariencias existen algunas plataformas de discusión…Incluso se seleccionó a los administradores como resultado de un complicadoengranaje que tuvo lugar en las direcciones regionales. A pesar de estas prácticas,aparentemente democráticas, la dirección de la AARP sigue siendo extraordina-riamente estable y en eso es comparable a la dirección de una empresa clásica.No es, en verdad, responsable ante sus afiliados, excepto en el sentido muyamplio de la oferta y la demanda en un mercado dado.

JPVD: ¿Cuáles deberían ser, según usted, las perspectivas de estos gru-pos de presión de personas mayores en una sociedad que envejece?

PH: El mayor peligro sería el siguiente: hacia la mitad de este siglo podríamosalcanzar la edad media de 60 años. Si a partir de allí se alinea la vida política sobrelas reivindicaciones de las personas mayores (por lo tanto, mayoritarias), estasúltimas podrían obtener todo lo que desean y nada se les podría oponer.

JPVD: Al expresar este punto de vista, ¿quiere usted decir que losmayores podrían ejercer un verdadero derecho de veto sobre las deci-siones políticas?

PH: Sería más que un grupo que cuenta con un derecho de veto sobre losasuntos públicos. Sin embargo, una situación así podría conducir a una formade autodestrucción. Uno puede destruirse fácilmente por exceso de bebida o decomida, pero ¿está obligado a hacerlo? ¿Podría existir un mecanismo de auto-rregulación y de qué podría estar constituido? En algunos sistemas, como enFrancia, los costes sanitarios se han contenido mediante un proceso de raciona-miento, lo que significa que el sistema de salud limita los gastos inútiles negán-dose a cubrir algunas prestaciones.

A causa de la revolución médica que conocemos (revolución que puede fácil-mente añadir una década suplementaria a la existencia de cada uno), hay quetemer importantes conflictos entre los gestores del sistema de salud que inten-tan contener los costes y la población en su conjunto que dispone de la fuerzaelectoral. Por triste que pueda parecer, un sistema de pensiones sólo puede fun-cionar correctamente si la gente se muere, lo que significa que los progresos

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actuales de la medicina pueden causar una explosión de los costes sanitarios. Enun contexto así, un sistema de salud podría desestabilizar perfectamente lasbases financieras de la economía.

Entramos, creo, en un período de grandes peligros. Lo que podrían hacer lasasociaciones de personas mayores sería detenerse para hacer balance de lo queha cambiado y reflexionar sobre la instauración de un nuevo contrato entregeneraciones. Si la gente aún goza de buena salud en torno a los 70 años (comoserá el caso probablemente, dicen, hacia 2030), entonces será necesario encon-trar el medio de envejecer de manera más productiva. Si los grupos de ciudada-nos de edad avanzada adoptan una actitud dirigida por entero a las actividadesrecreativas, en detrimento de los demás estratos de la sociedad, el sistema se des-plomará sobre sus cabezas. Se trata de una situación muy preocupante, pero nocreo que se produzca. ¿No nos hacemos más sabios a medida que envejecemos?

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JPVD: En un artículo señalado, usted ha puesto en guardia a Franciacontra una influencia demasiado marcada de la generación del babyboom en la vida política. ¿Debe decirse que teme una especie de con-fiscación de la democracia por una generación?

LC: En diferentes artículos, pero sobre todo en mi libro “El destino de las gene-raciones”, hago hincapié en el hecho de que si “un lugar para los jóvenes” es unamala respuesta, la verdadera cuestión es “¿qué lugar para las diferentes genera-ciones?”. Es necesario recordar los hechos: en la Asamblea Nacional, el bachees enorme. En 1981, el 38% de los diputados tenían menos de 45 años. ¡En2002, el porcentaje cayó al 15%! De la misma forma, en 1982 la edad media deun cargo electo sindical o político era de 45 años. En 2000, es de 59 años. Esdecir, en la cima del poder, la renovación de las generaciones es más o menosinexistente y entre los militantes de base, el movimiento es similar. Esta margi-nalización masiva de las nuevas generaciones es determinante para el futuro delEstado del bienestar, en particular, pero no exclusivamente, para el debate sobrelas jubilaciones. En la actualidad, la política es cosa de quincuagenarios mascu-linos socialmente llegados. Por consiguiente, la renta mínima de inserción (RMI)de los jóvenes, el subsidio de autonomía de los estudiantes, las guarderías y laplanificación sobre veinticinco años de las contrataciones en la educación noson prioridades a priori.

JPVD: ¿Cree usted que la simple pertenencia a una generación pro-duce necesariamente un fenómeno de poder?

LC: Es necesario cuidarse de todo simplismo. Cuando la gente está correcta-mente informada y es consciente de las consecuencias de sus acciones, está dis-puesta a tomar buenas decisiones, incluso si hacen falta algunos sacrificios per-

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Entrevista con LOUIS CHAUVEL

Sociólogo, profesor de las Universidades de Ciencias Políticas de París, investigador

del Observatorio Francés de las Coyunturas Económicas (OFCE) y del Observatorio

Sociológico del Cambio (OSC)

POR JUAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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sonales para ello. Cualquier persona normalmente constituida sabe que no esbueno dejar a las generaciones siguientes grandes deudas, un medio ambientenatural y social degradado, una ausencia de medios e, incluso, de esperanza. Sinembargo, cuando se soslaya el largo plazo, cuando se pasa de una idea de inver-siones masivas para las generaciones futuras (las de nuestros mayores, antes,durante la edificación del Estado del bienestar en la Liberación) a una ausenciade reflexión con respecto a lo que llega después, a un egoísmo y una falta deapetencia por la solidaridad, a un repliegue sobre uno mismo, queda claro quepueden establecerse relaciones de poderes entre los grupos sociales. Eso sóloafecta a las generaciones, pero, en un caso, hay interés por hacer experiencias,por intentar cosas nuevas con gente nueva y, en otro caso, se confía en la expe-riencia adquirida, a menudo en descrédito, de quienes preparan las experienciasfuturas. Pero estas relaciones de poder son mucho más amplias; por ejemplo,entre los que tienen y los que no tienen; entre los que disponen de alojamientoy los que tienen que alojarse; entre los que tienen ahorros y los que deben tra-bajar para vivir… ¡Es toda la historia de la humanidad! Pero eso cubre las cues-tiones generacionales, porque los que volvieron a entrar en el mundo laboralantes de 1975, cuando sólo había un 4% de desempleo a los dos años de salirde los estudios, y los que entraron después, en que este porcentaje alcanzó el33% en 1985 y en 1993, nunca volvieron a caer por debajo de un 20% ni cono-cieron la misma historia colectiva: unos pueden irse hoy a los 60 años con anua-lidades de pensiones completas en la mayoría de los casos. Otros no podrán,porque cuando se estudia hasta los 21 años, se está en el paro o se realizan acti-vidades de voluntariado no retribuidas durante 3 años por término medio, y seexigen, por otro lado, 46 anualidades y media, como sugiere el MEDEF(Mouvement des Enterprises de France)23, la jubilación a los 70 años se perfila en elhorizonte de vida de las nuevas generaciones de adultos de hoy.

JPVD: ¿Qué influencia puede tener el envejecimiento de los respon-sables públicos sobre la toma de decisiones políticas en cuanto a la polí-tica en materia de vejez?

LC: Cuando las personas que cotizan (todos los empleados de 20 a 60 años)no son las que toman las decisiones sobre los gastos relativos a la jubilación(hoy, la gente entre 55 y 65 años), es decir cuando los pagadores no participanen las decisiones tomadas por los beneficiarios, siempre pueden esperarse difi-cultades. Ahora bien, esa es la situación de hoy, en que se planifican las pensio-

23Movimiento Empresarial Francés [N. del T]

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nes en el horizonte de 2040, sin asociar a las generaciones que pagarán durantetodo este período cotizaciones sumamente fuertes sin saber si algo volverá aellos. Este desequilibrio de la representación de las generaciones en la toma dedecisiones me parece que subraya, en sí mismo, los riesgos asumidos. Este ries-go es el de procurar que el futuro de las pensiones en el horizonte de 2030 vayaa ser, si no radiante, en cualquier caso aceptable, para diferir todos de los sacri-ficios sobre los que vienen detrás. Por el contrario, hace falta que todas las gene-raciones estén presentes en la reconstrucción del contrato intergeneracional; sino, se quedará obsoleto rápidamente. En las negociaciones en torno a las pen-siones de reparto, la verdadera cuestión es ésta: si se pide una subida de las coti-zaciones, ¿qué se propone a cambio a las nuevas generaciones que van a tenerque pagar más? De igual modo, en torno a la capitalización se plantea el mismoproblema generacional: para pasar de un sistema de reparto puro a un sistemade capitalización pura hace falta una generación de dobles pagadores, ya sea unageneración que no tendrá nada a cambio de sus cotizaciones, ya sea una genera-ción que estará obligada a ahorrar mientras paga por sus mayores y mientraseduca a sus hijos en condiciones decentes. Bien se advierte que si las decisionesno se toman con una representación equilibrada de las generaciones, las respues-tas podrán ser injustas.

JPVD: ¿Cree usted en una “guerra de edades”?

LC: Cuando se dice que existe un problema entre los jóvenes y los viejos, ouna “guerra de generaciones” que sustituiría a la “lucha de clases”, se está en elregistro de la caricatura. Basta con recordar que, cada año, los mayores de 60años transfieren a los siguientes más de 20 millardos de euros en subvenciones,y cerca de 40 en herencia, con todas las desigualdades concomitantes. Por lotanto, se dirá que todo va bien en Francia y que la solidaridad entre las genera-ciones es ideal. Es olvidarse, entonces, de que las cotizaciones sobre los salarioshacen que se les deduzcan 150 millardos de euros a los jóvenes, quienes tambiénpodrían dedicar una parte a hacer otra cosa (equiparse, consumir mejor, tenerhijos, criarlos en mejores condiciones…). La verdadera cuestión consiste ensaber si existe o no un equilibrio entre unos y otros. Cuando se constata que elnivel de vida de los menores de 45 años está estancado desde hace 20 años,mientras que el de los mayores de 50 años ha aumentado más de un tercio; cuan-do se ven las condiciones en que las parejas jóvenes luchan por encontrar unempleo con salarios que no paran de ser más bajos para un nivel de titulacióndado, se esfuerzan por encontrar los medios de guardar decentemente a sushijos y aceptan condiciones de alojamiento cada vez más difíciles en barrios en

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deterioro social, se puede tener curiosidad por saber quiénes son los perdedoresde la guerra de generaciones.

JPVD: Por último, ¿qué significa para usted el “poder gris”?

LC: La cuestión no es el nombre del jefe de estación24, sino procurar quetodas las poblaciones estén representadas en la toma de decisiones colectiva. Enlos Gloriosos Treinta25, la representación política no incluía a las mujeres, peroaún había aristócratas, y también burgueses y sindicalistas y, sobre todo, jóvenesy viejos y gente de edad media en paridad. Ahora, las mujeres todavía estánausentes, pero el poder es cada vez más monocolor: los mayores de categoríasacomodadas ocupan todos los lugares. La dificultad consiste hoy en fomentar lasolidaridad entre los viejos ricos y los jóvenes pobres. Nada es más difícil. Elproblema consiste en administrar el momento en que, al pasar el relevo estosmayores, no exista una generación formada para volver a tomar el testigo: losdesequilibrios políticos podrían ser entonces cruciales.

24L'âge du capitain, en el original. Hace referencia a la pregunta de humor absurdo que se formula tras el planteamien-to, aparentemente serio, de un problema del tipo de "un tren sale de Madrid en dirección a Barcelona a las 9 de lamañana a una velocidad de 200 km por hora y hace una parada de 3 minutos cada media hora; otro tren sale deBarcelona en dirección a Madrid a las 10 de la mañana a una velocidad de 150 km por hora y hace una parada de 5minutos cada hora; averiguar el nombre del jefe de estación de la localidad en que ambos trenes se cruzan" [N. del T.].25Las tres décadas que van de 1945 a 1975, que supusieron un auge económico en Francia coincidente con la recons-trucción y recuperación de las economías europea y asiática tras la Segunda Guerra Mundial [N. del T.].

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JPVD: Sr. Rother, usted es el responsable del Departamento deActividades de Presión de la AARP. ¿Puede hablarnos de su compromi-so en el sector gerontológico?

JR: Desde hace más de veinte años me intereso por los problemas del enve-jecimiento. Yo trabajaba en esa época en el Senado de los Estados Unidos. Elsenador J. Heins me pidió hacerme director de gabinete en la ComisiónSenatorial sobre el envejecimiento. Así que trabajé para el Senado durante ochoaños; luego, en 1984, volví a entrar en la AARP, donde ocupo las funciones deresponsable de asuntos legislativos y políticas públicas. Durante este período, laorganización ha conocido un período de crecimiento extraordinario, y ello en uncontexto donde el debate público sobre el envejecimiento se ha desarrolladoconsiderablemente a causa de la importancia que adquirió la política en materiade vejez en los presupuestos federales.

JPVD: A finales de la década de 1990, la revista Fortune clasificó a la AARPen el primer lugar de los grupos de presión de los Estados Unidos. ¿Quélugar tiene su organización en la democracia estadounidense y cuál es suinfluencia sobre las decisiones públicas en materia de envejecimiento?

JR: La AARP reúne a 35 millones de miembros que tienen 50 o más años deedad y, en este sentido, representamos, por tanto, la voz de una parte del pueblo

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Entrevista con JOHN ROTHER

Responsable del Departamento de Actividades de Presión de la AARP (Asociación

de Personas Mayores de los Estados Unidos) 26

POR JUAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

26Esta identificación no es del todo exacta. La AARP fue fundada por la Dra. Ethel Percy Andrus en 1958 comoAssociation of American Retired Persons (Asociación de Jubilados de los Estados Unidos) para desarrollar la NationalRetired Teachers Association (Asociación Nacional de Profesores Jubilados) que la misma doctora había fundado en 1947y que, en la actualidad, es una división dentro la AARP. En 1999, y dado que la afiliación estaba abierta a cualquier per-sona mayor de 50 años, con independencia de que estuviera o no jubilada y de que fuera o no ciudadana de los EstadosUnidos, la Asociación redujo su nombre a las cuatro siglas y pasó a denominarse únicamente AARP. [N. del T.].

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estadounidense. Cerca de la mitad de la población de más de cincuenta años sonmiembros de la AARP. En consecuencia, en el contexto político actual, dondelas instituciones y las grandes empresas son dominantes, resulta que somos losrepresentantes y la voz del pueblo en las decisiones políticas. Somos esencial-mente apolíticos, en el sentido de que no apoyamos ni financiamos a ningúncandidato. Esta posición nos permite, a veces, desempeñar el papel de mediadorque invita al debate a los partidos antagónicos. Pero a veces también nos encon-tramos en conflicto con los grandes grupos farmacéuticos y las grandes compa-ñías de seguros, ya que sus intereses no concuerdan siempre con los de nuestrosmiembros.

JPVD: ¿Quiere decir que el papel de la AARP no se limita a simplesintervenciones en el ámbito político y que su organización se implicatambién en las decisiones del sector privado?

JR: Sí, es totalmente exacto: pensamos que tenemos un papel que desempe-ñar a la vez en el sector público y en el privado como partidarios de las perso-nas que envejecen. Tratamos de trabajar con muchas organizaciones del sectorprivado y de los comerciantes, así como de sociedades comerciales e industria-les. Pero, por supuesto, también somos activos en el ámbito de las políticaspúblicas. La dificultad consiste en intentar llevar al sector privado y al público atrabajar juntos. Es la llave del éxito de la política social.

JPVD: ¿Cuántas personas están asignadas a las misiones de presión?

JR: Tenemos mucho personal en la AARP, pero pocas de esas personas estánasignadas a las funciones de presión. Actualmente contamos con cerca de die-ciocho miembros del grupo de presión inscritos en el Congreso, pero tambiénestablecemos importantes medios de formación de nuestro personal sobre estetema. Igualmente, establecimos importantes medios en el país con el fin de tra-tar de solucionar algunos de los principales problemas con los que se enfrentanlas personas mayores. Por ello, la parte relativa a la presión es, simplemente, unapequeña parte de las acciones que desarrollamos.

JPVD: ¿Cómo entienden el poder de los mayores? Si este poder nose limita a la presión, ¿puede decirse que también supone influir en lasmentalidades y las formas de pensar la cuestión del envejecimiento?¿Es eso también el poder de los mayores?

JR: Sí, pero nos no gusta utilizar este término, ya que eso implicaría una dico-tomía entre los intereses de los mayores y los de los demás, algo que no quere-

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mos, por supuesto. Pensamos que hay una forma de ver la política social queconviene actualmente a la mayoría de la gente: a su grupo de edad, a su partici-pación en la vida familiar, en el trabajo y en su comunidad. En consecuencia,garantizar la cohesión de la familia, reforzar la de la comunidad y mejorar lascondiciones laborales es lo que constituye el credo de nuestra organización. Nose trata de defender una clase de edad contra otra, sino, más bien, de seguir a lagente a lo largo de su vida, no simplemente como individuos, sino como partede la sociedad.

JPVD: Pero la AARP, cuando actúa como grupo de presión, ¿lo haceen interés de los mayores de 50 años? ¿En qué es compatible con ladefensa de las solidaridades que predica?

JR: Desde luego. Estamos constituidos hoy por personas de cincuenta y másaños de edad y por sus familias, y estas últimas, por supuesto, van a superar loscincuenta años en el futuro. Por tanto, debemos tener en cuenta su opinión conel fin de poder establecer una política social que pueda ayudar a la gente en elfuturo, como lo hacemos en el presente. Por ejemplo, formamos muy precisa-mente a que las personas mayores se hagan profesores en las escuelas públicascon el fin de ayudar a los analfabetos. Trabajamos en estrecha colaboración conasociaciones de ayuda a la infancia, sobre todo en el ámbito de la salud, de la ali-mentación, de los vales para restaurantes y en el sector de la ayuda. En estasacciones, los miembros de la AARP no tienen un interés directo, pero contribu-yen a la mejora de la calidad de vida de las familias en nuestro país.

JPVD: Ciertamente, pero, por lo que se refiere a las reformas que con-ciernen a la política en materia de vejez, y más en particular, a la segu-ridad social, ¿piensa que la AARP defiende el interés común o bien quehay dos tipos de intereses: el interés de los Estados Unidos y el de losdemás? ¿Cuál va a ser la posición de la AARP en el futuro: va a actuarcomo un grupo de veto en la reforma de la seguridad social, la salud ylos otros temas relativos al envejecimiento?

JR: Me gustaría responder en dos puntos. En primer lugar, la seguridad sociales hoy un programa a favor de muchos jóvenes. Más o menos, un dólar de cadatres desembolsados por la seguridad social se destina a alguien menor de sesen-ta y cinco años, porque es el único programa de seguro de discapacidad que exis-te. Y es en beneficio inmediato de los trabajadores jóvenes. Eso ilustra bien laforma en que nuestro programa puede beneficiar a las personas mayores, asícomo a las más jóvenes. En segundo lugar, nuestra postura con respecto a la

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seguridad social es que no debe ampliarse a los jóvenes, ya que estos tienen con-fianza en el programa para el futuro.

Y ejercemos presión actualmente sobre el Congreso y ante el Presidente paraque efectúen algunas modificaciones en la seguridad social, de tal modo que sufinanciación se mantenga a largo plazo en una perspectiva de 75 años.

Y, por supuesto, nadie conoce exactamente las cifras futuras, pero nosotrossabemos que sería prudente efectuar algunos cambios, de forma que cada unoesté informado de antemano y pueda preparar su futuro con pleno conocimien-to de causa. Es algo mucho más eficaz que esperar la llegada de una crisis y tenerla obligación de efectuar cambios brutales muy difíciles de hacer aceptar.

JPVD: ¿Cómo justifica que las generaciones de más edad se benefi-cien de la seguridad social más que los jóvenes?

JR: La vieja generación hizo el grueso del trabajo: construyó nuestra econo-mía e hizo muchos sacrificios durante su vida en beneficio de los más jóvenes.La economía en el futuro será más fuerte y el nivel de vida más elevado que enla actualidad. Así pues, los jóvenes podrán aprovecharse de una calidad de vidamuy superior a la de las generaciones actuales.

En cuanto a la cotización, el ligero sacrificio actual es necesario en el ámbitode las cotizaciones sociales. Pienso que debemos ver las cosas de manera másabierta: ¿queremos que las personas con ingresos limitados, cualquiera que seasu edad, haga aún más sacrificios para conservar una seguridad social fuerte opediremos a las personas de edad muy avanzada que se sacrifiquen un pocomás?

En vez de pensar en términos de edad, es necesario reformular el debate entorno a los que tienen medios y los que no los tienen. Eso podría clarificar losfundamentos del debate actual.

JPVD: Una de las críticas dirigidas a la AARP consiste en subrayar elarraigo de las clases medias en la organización. ¿El perfil particular desus miembros es compatible con un fuerte compromiso para la defensade los intereses de las poblaciones con rentas modestas?

JR: Desde luego. Como le decía anteriormente, la mitad de la población decincuenta y más años de edad es miembro de la AARP y, dado que los EstadosUnidos, en su mayoría, están formados por clases medias, tenemos muchosmiembros de esta categoría a los cuales aportamos servicios indispensables para

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su seguridad. Por otra parte, probablemente hemos sido la primera organizaciónen defender en el Congreso los derechos de las personas con rentas modestas,con el fin de proteger a las personas de todas las edades, y también a los mayo-res, ofreciendo vales para restaurantes, proponiendo alojamientos de alquilermoderado y una asistencia para las personas con ingresos escasos. Se trata detodo un conjunto de servicios destinados a ayudar a las personas situadas en elextremo inferior de nuestra escala económica y ello a lo largo de su vida, perosobre todo cuando se hacen viejos y no tienen ya la posibilidad de complemen-tar sus magros ingresos.

JPVD: Volviendo a la clasificación de la revista Fortune, ¿cree usted quela AARP es todavía el primer grupo de presión en los Estados Unidos?

JR: No sé muy bien cómo se producen estas estimaciones pero, por mi parte,cuando nos peleamos contra la industria farmacéutica por los reembolsos de lasrecetas médicas, tenemos alrededor de tres o cuatro personas que, al mismotiempo, ejercen presión sobre el Congreso. Ellos, los fabricantes de productosfarmacéuticos, emplean a 397 personas para ejercer presión en el Congreso. Lagente se imagina que tenemos mucha influencia, pero, si se tiene en cuenta lacantidad de dinero invertida por la otra parte, no se puede decir que ese sea uncombate equitativo. Por consiguiente, se puede prever más o menos que, en lascuestiones importantes que implican una parte de nuestra economía y grandessumas de dinero, las compañías van a gastar muchos medios financieros con elfin de proteger sus intereses, y ello en detrimento del ciudadano medio de losEstados Unidos. Frente a eso, somos, pues, la voz de la oposición.

JPVD: Definamos más profundamente la descripción del entorno delos grupos de presión. ¿Qué poder se puede oponer al de la AARP?Hemos hablado de la industria farmacéutica, pero ¿cuáles son los otrosgrupos clave presentes en el ámbito del envejecimiento?

JR: Y bien, estrictamente hablado no hay un ámbito reservado al envejeci-miento, sino más bien a las cuestiones sobre los servicios médicos, la ayuda a losjubilados y la defensa de los consumidores. Cada problema es bien diferente, ylas personas se interesan porque tienen intereses financieros que no son los mis-mos. Por ejemplo, para la protección de la salud, por una parte están la indus-tria farmacéutica, los seguros de enfermedad y frecuentemente los médicos delos hospitales. Por la otra, nosotros mismos representando a los consumidores.Por lo que se refiere a la seguridad social, están las grandes empresas y las gran-des instituciones de Wall Street, en frente de las cuales nos encontramos.

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Por lo que se refiere a las cuestiones relativas a la protección del consumidor,todo depende del tipo de industria: puede tratarse de las pompas fúnebres, de lacomunidad de surfistas de Internet o, incluso, de las compañías de telecomuni-caciones. En realidad, estamos implicados en todos estos ámbitos ante la indus-tria para poder garantizar una mejor defensa de los consumidores. Por lo tanto,el ámbito relativo al envejecimiento no es único. Todo depende del tipo de pro-blema y del tipo de industria afectado por el conflicto.

JPVD: Pero, a veces, la AARP actúa en calidad de proveedora de ser-vicios. ¿Cómo llegan a conciliar sus dos posiciones: grupo de presión yempresa?

JR: Es una buena pregunta, ya que nuestro poder permite ofrecer a nuestrosmiembros mejores condiciones que las que podrían obtener individualmente enmuchos ámbitos de la economía. Creemos en el poder adquisitivo agrupado,pero, por supuesto, siempre en el contexto de lo que pensamos ha de ser unapolítica pública. La primera cosa que tenemos en cuenta es la exactitud de lapolítica pública. A continuación, nos esforzamos por contratar los mejoresnegocios que podemos hacer en el mercado para nuestros miembros.

JPVD: Por último, la AARP ¿es, más bien, un grupo de defensa delconsumidor o del ciudadano?

JR: Me temo que no distingo bien la diferencia: la mayoría de los ciudadanosson consumidores y nosotros nos consideramos como los defensores de losconsumidores. Así, también intentamos, naturalmente, reforzar las institucionesgubernamentales para unas elecciones más equitativas, o apoyamos reformasfinancieras destinadas a reformar los presupuestos de las campañas electoralesy a luchar por una mejor información de los electores.

Trabajamos también para reforzar el papel del ciudadano activo. Pero creoque nuestra primera vocación es la del apoyo al consumidor, y queremos repre-sentar a nuestros miembros cualesquiera que sean sus clases sociales.

JPVD: ¿Hasta qué punto tiene influencia la AARP?

JR: Creo estar bastante mal situado para que poder juzgar realmente. Sin embar-go, se puede decir, a pesar de todo, que influimos en más de treinta y cuatro millo-nes de estadounidenses, los periodistas hablan a menudo de nosotros y somos muyreconocidos y respetados entre nuestros miembros, así como en la prensa. Todoeso nos da una cierta credibilidad que deseamos conservar. Pero, finalmente, nues-

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tro poder es el de nuestros miembros. No hay un poder independiente y depende-mos por entero de la voluntad y los deseos de nuestros miembros.

Por consiguiente, si tomáramos decisiones contrarias a las expectativas denuestros miembros, no tendríamos ya ningún poder.

JPVD: Hablamos del poder de los miembros. ¿Es necesario verloscomo ciudadanos o bien como consumidores? ¿Siguen ellos el progra-ma político de ustedes o no esperan más que ventajas materiales?

JR: Tenemos una diversidad de miembros a los que representamos. 35 millo-nes de personas representan todas las clases de la sociedad con distintas visio-nes políticas. Sin embargo, constatamos que tienen algunos intereses y priorida-des comunes. En el momento actual, el proyecto de mejora de los serviciosmédicos o de la seguridad social está en cabeza de las prioridades establecidaspor nuestros miembros, tanto si son demócratas como si son republicanos. Porejemplo, el problema de los reembolsos de las recetas médicas se consideracomo la cuestión urgente que hay que solucionar para todos nuestros miembros,cualesquiera que sean los tipos de clases a las que pertenecen.

Todos los miembros de la AARP desean solucionar problemas como el de lalimitación de los intereses especiales o particulares, y el de desarrollar, por elcontrario, el interés común. Lo que intentamos hacer, pues, es tratar los proble-mas que afectan a todos los sectores demográficos y traspasan las fronterassociales. En efecto, observamos que, ante la mayoría de estos grandes proble-mas, nuestros miembros están unidos.

JPVD: En general, los grupos de presión de personas mayores estánformados por distintas organizaciones. Si se constituyera una alianzaentre estos diferentes grupos, ¿sería eficaz?

JR: En los Estados Unidos tenemos el Leadership Council On Aging (LCOA)27,que está formado por todas las organizaciones que muestran interés por las per-sonas mayores en la política en materia de vejez. La mayor parte de aquellas sonpequeñas. Su objetivo es compartir la información que poseen. Para muchasorganizaciones pequeñas, es una forma de beneficiarse de las ventajas y recur-sos de organizaciones más importantes, como la AARP, sobre todo en lo querespecta a información y análisis.

27Consejo de Dirección sobre el Envejecimiento [N. del T.]

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JPVD: ¿Eso quiere decir que el "grupo de presión de personas mayo-res" es más homogéneo?

JR: No. Hay toda una panoplia de asociaciones que representan a los mayo-res. Históricamente, los más antiguos son más bien liberales de izquierda (elConsejo Nacional de Ciudadanos Mayores está muy vinculado a los sindicatos),pero desde hace poco tiempo se ve la aparición de organizaciones de mayoresmás conservadoras, que se basan en las técnicas de “direct mailing” (correo direc-to) para recaudar fondos. No sabemos aún si estas técnicas darán resultado, pero,como toda cosa en América, hay un panel bastante amplio de puntos de vista.Uno se puede encontrar con toda clase de grupos que quieren representar unapequeña parcela de estos puntos de vista. Es lo que hace única a la AARP, dadoque nuestra ambición es unificar estas perspectivas para alcanzar un consensogeneral. Creo que es una política muy sana, ya que sin ella se encontraría sin cesarenfrentada a disputas internas de carácter más o menos ideológico.

JPVD: ¿Qué diferencia hace usted entre el poder de los grupos depresión (organizados) de jubilados y el poder latente de las personasmayores como grupo social? En este sentido, ¿cuál es el verdaderopoder numérico de los mayores?

JR: En realidad, el poder de toda democracia reside en el ejercicio del dere-cho de voto. Es, al menos, lo que se pudo constatar recientemente en losEstados Unidos. Ahora bien, los mayores tienen mucha influencia, ya que hancomprendido muy bien la importancia del derecho de voto y hacen uso de estederecho con regularidad. Por ejemplo, en las últimas elecciones presidenciales,un 40% de los votos contabilizados procedían de personas que tenían más de50 años. Los mayores representan, pues, una amplia parte del voto general. Pero,en fin, creo que el poder del dinero tiene un lugar desmesurado en nuestrademocracia. Desde hace unos años, el dinero ha adquirido una influencia dema-siado grande en nuestro sistema político. No es bueno y, por tanto, nos encon-tramos ante un reto: el de restaurar el poder del elector, frente a los que contro-lan una gran parte de los recursos financieros.

JPVD: ¿En qué medida influyeron los mayores en las últimas eleccio-nes presidenciales?

JR: En las últimas elecciones hubo muchas polémicas en torno a las cuestio-nes sobre el envejecimiento como, por ejemplo, el problema de la ayuda médi-ca y la seguridad social. Creo que hay tres razones:

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En primer lugar, por primera vez desde hace tiempo hubo 2 candidatoscon visiones muy diferentes sobre el envejecimiento.A continuación, en varios Estados clave, en los que la mayoría de los elec-tores eran mayores (Florida, Pensilvania), el debate se inflamó.Por último, los resultados se referían tanto a las personas de edad mediacomo a los mayores, y esto es especialmente importante para las mujeres,puesto que ellas, con los mayores, representan las 2 categorías de electo-rado más importantes. Los dos candidatos se concentraron en los dosgrupos. Las mujeres son muy sensibles a la ayuda médica y a los segurosde enfermedad o de vejez, ya que son ellas quienes tienen a su cargo a suspadres de edad avanzada y ellas mismas son más vulnerables que los hom-bres en cuanto a la jubilación.

JPVD: ¿En ese caso, cómo explica usted que los mayores de Florida,cuya importancia numérica se conoce, no hayan votado en masa por elpartido demócrata?

JR: ¿Sabe?, pienso que los dos partidos fueron muy competitivos y muy diná-micos, sobre todo en lo referente a las cuestiones del envejecimiento visto elinterés que tenía la población.

Los dos partidos propusieron distintas maneras de tratar este tema y no con-cedían cualquier cosa al uno con relación al otro, de modo que el voto en Floridanaturalmente se repartió en partes iguales. Es probable que eso sea lo que paseen el futuro.

JPVD: ¿Cuáles son las cuestiones que parecen más pertinentes sobreel poder de los mayores en una sociedad que envejece?

JR: El número de las personas mayores de sesenta y cinco años se va a dupli-car en los próximos veinticinco años y asistiremos a un juego político másimportante en dirección a los mayores que en el pasado. No sabemos aún de quémanera se hará. Sabemos, por el contrario, que las personas suelen forjar dejóvenes sus opiniones políticas y no cambian de opinión porque hayan alcanza-do los 65 años.

Desde nuestro punto de vista, podemos prever que los mayores serán más libe-rales (a la izquierda) en el futuro que los de hoy, ya que los baby boomers (los hijosde la generación de la posguerra) son menos conservadores hoy que sus padres.Pero igualmente podemos predecir que los mayores cuanto más tengan un nivel

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económico estable, tanto más destinarán su voto a los conservadores. Todo esova a transformar el debate político así como el modo en que el país elabora su polí-tica pública. Vivimos en una sociedad que evoluciona rápidamente y todo esto esinevitable. No creo que los mayores vayan a votar de repente monolíticamentepara beneficiarse de la totalidad de los recursos del presupuesto federal; como esalgo que nunca se ha visto en el pasado, eso no se producirá en el futuro.

JPVD: ¿En qué medida se puede considerar el envejecimiento mun-dial como un peligro o como una oportunidad?

JR: Estamos en el contexto de una población que envejece. Pienso que es unabuena oportunidad, lo que significa que vamos a tener que gastar una parteimportante de nuestros recursos económicos para sostener a las personas mayo-res. Actualmente tenemos muchas más personas mayores que las que hubo enel pasado. Pero tenemos también un nivel de vida más elevado, ya que los traba-jadores son más productivos que antes. Si podemos mantener un aumento delíndice de productividad, incluso a un ritmo ligero, podremos asumir con facili-dad un mayor número de personas mayores en el futuro. Pero eso significa quedebemos cotizar más, tanto en el sector público como en el privado.

JPVD: La AARP es el mayor grupo de presión mundial de personasmayores. En el marco de la globalización, ¿cuál puede ser su influenciafuera de los Estados Unidos?

JR: Muchos responsables de organizaciones vienen del extranjero para encon-trarse con nosotros, ya que desean desarrollar un sistema equivalente en su propiopaís. Nosotros les animamos mucho, pero en la actualidad preferimos trabajar conorganizaciones como las Naciones Unidas y sus afiliadas, o como la OrganizaciónMundial de la Salud o, incluso, la Organización Internacional del Trabajo, para ayu-darles, a través del mundo, a sensibilizar a la gente sobre su acción.

En el futuro, pienso que vamos a tratar de trabajar directamente con otrospaíses donde hay un interés y una demanda para desarrollar organizacionesindependientes en las cuales se impliquen los ciudadanos, de manera que nodependan estrictamente de los proyectos gubernamentales.

La mayoría de los países extranjeros consideran que la AARP cumple unanecesidad en lo que respecta a la ayuda mutua (self help) entre jubilados, que esuna parte de la tradición cultural de los Estados Unidos, pero que no es obliga-toriamente tradición en otros países del mundo.

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El peso electoral de los jubilados es potencialmente considerable, pero ¿enqué sentido juega y en qué sentido jugará en el futuro? Para intentar respondera esta cuestión, que se plantea en todas las democracias, nos ceñimos al casofrancés, pero recurriendo a conceptos y métodos en torno a la delicada combi-nación de los efectos de edad y generación, válidos para muchos otros países.

Un lector de cada tres

El número exacto de jubilados en Francia –en cualquier caso, superior a diezmillones– no se conoce con precisión: las cifras avanzadas por los organismosde jubilación se solapan. Por ello, nos pareció más riguroso ceñirnos al voto delas personas mayores, cuyo número se conoce con mucha más precisión, que alde los jubilados, puesto que, en total, las dos nociones se asocian para lo funda-mental. Las dificultades de los datos disponibles nos llevarán a hacer referencia,según los casos, ya sea a los mayores de 65 años, ya sea a los mayores de 60 años(distinguiendo, a veces, a los que están entre los 60 y los 69 años y a los mayo-res de 70 años).

A 1 de enero de 2001, figuraban en la Francia metropolitana28 12.179.789 per-sonas mayores de 60 años, lo que representa un 26,7% de la población adulta29

según el INSEE30. Pero todos los adultos no votan, bien porque no tienen elderecho de voto (extranjeros, personas condenadas por la justicia), bien porqueno se inscribieron en los padrones electorales (Héran y Rouault, 1995; Héran,1997). El hecho de no inscribirse en las listas, índice de una aún débil integra-

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La fuerza electoral de los jubilados:el ejemplo francés

VINCENT DROUIN

Periodista de la AFP (Agencia France Presse)

Doctor en ciencias políticas

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de París

28La Francia metropolitana excluye los departamentos y territorios de ultramar.29La edad de la mayoría se fijó en Francia, a partir de 1974, en los 18 años.30Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos.

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ción en la sociedad, es característica sobre todo de los jóvenes, algunos de loscuales se meterán varios años antes de cumplir el trámite. Tres cuartas partes delos menores de 20 años están inscritos frente al 95% de los mayores de 45 años(Héran et Rouault, 1995). Por lo tanto, el porcentaje de personas de 60 años enel electorado inscrito es muy superior a su peso en la población adulta. En 1997,un 33,6% de los electores tenían más de 60 años, sobre una muestra de losmayores de 100.000 electores inscritos estudiada por el INSEE.

Si se tiene en cuenta a los votantes, la constatación es la misma. La participa-ción electoral es máxima entre los 45 y los 75 años31, es decir, antes y despuésde la edad de jubilación: el peso de los jubilados entre los votantes no se modi-fica. Un elector de cada tres tiene más de 60 años. ¿Pero qué hace de su papele-ta de voto?

Un voto más bien orientado a la derecha

Las cifras publicadas por los institutos de sondeo del voto según la edad nopermiten un análisis muy afinado, ya que el voto de los mayores suele agrupar-se en una extensa clase de edad de 65 y más años de edad (Percheron y Chiche,1988). Por consiguiente, es imposible aislar el caso de los electores mayores de75 años, mientras que, al menos en lo referente a la participación electoral, estaedad señala una distinción. Es también imposible entender el voto de quienes seencuentran entre los 60 y los 65 años, sumergidos en la categoría que abarca de50 a 64 años. No obstante, algunos sondeos publicados en las últimas eleccio-nes presidenciales y legislativas distinguen los de 60 a 69 años y los de 70 y másaños de edad.

A pesar de estos límites, las pruebas nos informan de que el voto de losmayores de 65 años se aleja del voto del conjunto de los electores de manerasensible, pero no espectacular. Globalmente, el voto de las personas mayoresestá una decena de puntos más a la derecha que la media del electorado, desdeluego con variaciones de un escrutinio a otro.

En la primer vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 (cuadro 1),Jacques Chirac obtuvo un 25% entre los de 60 a 69 años y un 34% entre los de

31El índice de participación en las elecciones legislativas de 1997 ascendía al 90% entre los menores de 20 años (estenivel elevado se explica por el hecho de que los jóvenes que se inscriben, a partir de su mayoría de edad, en los padro-nes electorales son precisamente los más motivados), al 65% hacia los 25 años, a más del 80% hacia los 45 años, acerca del 90% entre los 60 y los 75 años, al 80% a los 80 años y al 50% a los 90 años (Héran, 1997). Se encuentra asíla curva en U del abstencionismo según la edad, clásica de la sociología electoral estadounidense (Campbell, 1960).

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De 18 a 24 15 14 16 5 4 14 14 18

De 25 a 34 10 13 13 7 2 18 17 20

De 35 a 44 16 16 12 4 6 13 14 19

De 45 a 59 12 15 11 5 6 18 12 21

De 60 a 69 7 22 5 6 2 25 14 19

70 y más 3 17 7 5 3 34 13 18

Conjunto 10,4 16,2 10,9 5,3 4,2 19,9 13,8 19,2

Sondeo de IPSOS realizado el día de la 1ª vuelta (21 de abril) basado en una muestra representativa de 4.044 electores ins-

critos consultados por teléfono (método de las cuotas) para Vizzavi, Fígaro, France 2, Europe 1 y Le Point32

. La línea "con-

junto" indica el resultado (redondeado al primer decimal) obtenido por el o los candidatos en el conjunto del electorado

(resultados oficiales de la elección).

Le Pen

Mégret

Extrema

derecha

Chirac

Derecha

Bayrou

Madelin

Lepage

Boutin

Otra dere-

cha

Saint-Josse

CPNT

Defensa de

la caza

Chevène-

ment

Polo repu-

blicano

indepen-

dentista

Mamère

Hue

Taubira

Otra

izquierda

Jospin

Partido

socialista

Laguiller

Besancenot

Gluckstein

Extrema

izquierda

Edad

CUADRO 1: El voto según la edad en la primera vuelta de la elecciones presidenciales de 2002 (en porcentajede los sufragios expresados)

70 y más años de edad, frente a apenas un 20% en el conjunto del electorado.Los votos para los cuatro candidatos restantes de la derecha moderada, por otraparte, son similares cualquiera que sea la edad de los electores.

La ventaja de la que gozó Jacques Chirac depende por tanto no sólo de suetiqueta política, sino también de su posición de Presidente saliente, ya que elvoto de las personas mayores suele tender a favorecer a los candidatos y a lospartidos en el poder o, al menos, a los más integrados en las instituciones, unaactitud que puede calificarse de legitimista33.

Este reflejo legitimista benefició también, en la izquierda, a Lionel Jospin,Primer Ministro socialista saliente, que obtuvo un resultado comparable (alrede-

32Los resultados de este sondeo son los mismos, globalmente, que los de otras encuestas postelectorales, en particularlas realizadas por SOFRES para varios centros de investigación en ciencias políticas y la de Louis-Harris para AOL yLibération. Hemos elegido la encuesta de IPSOS debido a la delimitación más afinada de las clases de edad adoptadapor este instituto y a que tiene en cuenta a todos los candidatos en sus cuadros de resultados.33En las elecciones presidenciales anteriores, en 1995, este reflejo legitimista había perjudicado, por otra parte, y en laprimera vuelta, al propio Jacques Chirac. Éste no tenía en la época ninguna función gubernamental, al contrario quesu adversario en la derecha moderada, el entonces Primer Ministro Edouard Balladur. Mientras que la mayoría de loselectores de la derecha, y especialmente los más jóvenes, eran seducidos por el discurso de Jacques Chirac, los mayo-res expresaban de forma masiva su preferencia por Edouard Balladur, jefe del gobierno. Sólo en la segunda vuelta fuecuando los mayores de 60 años votaron masivamente a Chirac en 1995.

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dor del 17%) entre los mayores que en el conjunto de los electores, mientras quelos otros candidatos de la izquierda y de la extrema izquierda conseguían resul-tados claramente peores entre los mayores de 60 años que en las otras clases deedad.

Ante la extrema derecha, cuya presencia en la segunda vuelta de las eleccio-nes presidenciales constituyó un seísmo en la vida política francesa, las personasmayores, que hasta el momento se resistían, más que otras clases de edad, a latentación del voto para Jean-Marie Le Pen, no se comportaron de manera dife-rente que el conjunto de los franceses.

Tanto en la primera como en la segunda vuelta (cuadro 2), el Presidente delFrente Nacional obtuvo más o menos el mismo resultado entre los mayores ylos demás electores. La única diferencia significativa observada en función dela edad se refiere a los más jóvenes que, en la segunda vuelta, parecieron recha-zar de forma más masiva al líder del Frente Nacional que las otras clases deedad34.

En la elecciones presidenciales de 1995, Jean-Marie Le Pen, que había obte-nido un 15,5% en el conjunto del electorado, sólo recogió un 9% entre las per-sonas de edad avanzada. Siete años más tarde, la dimensión que tomó el temade la inseguridad en la campaña electoral contribuyó, sin duda, a atraer hacia elFrente Nacional a los electores mayores.

CUADRO 2: El voto según la edad en la segunda vuelta de la elecciones presidenciales de 2002 (en porcentaje

de los sufragios expresados)

Edad Jacques Chirac Jean-Marie Le Pen

De 18 a 24 93 7

De 25 a 34 78 22

De 35 a 44 81 19

De 45 a 59 82 18

De 60 a 69 78 22

70 y más 83 17

Conjunto 82,2 17,8

Sondeo de IPSOS realizado el día de la 2ª vuelta (5 de mayo) basado en una muestra representativa de 2.886 electores ins-

critos consultados por teléfono (método de las cuotas) para Vizzavi, Fígaro, France 2, Europe 1 y Le Point.

34 No obstante, en otro sondeo (Louis Harris-AOL-Libération), no aparece esta especificidad de los más jóvenes.

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Un voto poco reivindicativo

¿En función de qué posturas deciden su voto los jubilados? ¿Cuáles son losproblemas que preocupan más a los electores mayores de 65 años? Según lasencuestas efectuadas en las elecciones presidenciales de 199535, en las legislativasde 199736 y en las presidenciales de 200237, sus preocupaciones se unen de sobraa las de los demás electores, aunque con una inquietud un poco mayor en cuan-to a la seguridad, una gran desconfianza con respecto a los inmigrantes y unamenor confianza hacia la Unión Europea.

En 1995, los mayores de 65 años, como los demás electores, se preocupanprioritariamente por el desempleo, preocupación que será algo menos intensadespués, pero que entonces empequeñece todas las demás posturas. Al respec-to, los jubilados, preservados por naturaleza de la pérdida de empleo, reaccionancomo ciudadanos y como padres de trabajadores en activo amenazados por eldesempleo y no en función de su propio interés. Del mismo modo que la pobla-ción activa, citan a continuación como tema más importante el mantenimientode los logros sociales. Y sitúan la seguridad en tercera posición, mientras que losmás jóvenes consideran más importante la lucha contra las exclusiones.

En 1997, un 67% de los mayores de 65 años considera que hay demasiadosinmigrantes en Francia, contra un 56% del conjunto del electorado y un 45% delos que están entre los 18 y los 24 años. Y, de igual modo, sólo la mitad de losmayores (51%) rechaza la idea según la cual “hay razas menos dotadas queotras”, afirmación rechazada por un 67% del conjunto de los electores y un 84%de los jóvenes.

En 2002, dos tercios de las personas de más edad como de todos los electo-res citan en primer lugar la inseguridad como uno de los temas que más cuen-tan en su voto, por delante del desempleo y, con creces, por delante del mante-nimiento de los logros sociales y los problemas de educación.

Los mayores son más escépticos que el conjunto del electorado con respec-to a los beneficios de la Unión Europea. Solamente un 44% piensa, en 1997, queFrancia se benefició de su pertenencia a la UE, contra un 51% del conjunto delos electores y un 61% de los más jóvenes. Pero en junio de 2002, seis meses

35Sondeo postelectoral de SOFRES para una muestra de 2.000 electores (informe de la encuesta).36Sondeo postelectoral realizado por SOFRES para tres centros de investigación en ciencias políticas (Cevipof, de París;Cidsp, de Grenoble, y Craps, de Lille) y el diario Libération basado en una muestra de 3.010 electores (informe de laencuesta).37Sondeo de SOFRES para TF1/RTL/Le Monde realizado los días 10 y 11 de abril de 2002 basado en una muestra de1.000 personas.

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después de la introducción definitiva del euro, los nostálgicos del franco sonapenas más numerosos entre los mayores de 65 años que en el conjunto de lapoblación (53% contra 48%)38.

En cualquier caso, es un tema en el que, paradójicamente, los jubilados nose diferencian de los demás electores: la jubilación. En 1999, manifiestan lamisma inquietud a este respecto que los demás franceses, ni más, ni menos.Como ellos, son poco favorables a la idea de retrasar la edad de la jubilación,aunque consideran inevitable esta evolución. Y, lejos de toda reivindicacióngeneracional, un 61% de los mayores de 60 años, como el conjunto de los elec-tores sin distinción de edades, considera su propia generación como “privile-giada”, mientras que juzga en la misma proporción la de los jóvenes (de los 25a los 35 años) como “sacrificada”39.

Así pues, lejos de constituir un segmento del electorado que defendería susintereses clasificados por categorías, los jubilados amplifican las tendencias pre-sentes en el conjunto del electorado, como la preocupación por la seguridad oun cierto euroescepticismo. Y, a cambio, se puede suponer que el peso cuantita-tivo de los electores de edad avanzada contribuye a que los partidos políticosfranceses, sobre todo de la derecha, se muestren tan prolijos sobre el tema de laseguridad y tan prudentes sobre el de Europa.

Al gozar de una mayor experiencia electoral que sus menores, y al disponerde más referencias que ellos, los jubilados se deciden con mayor antelación quelos demás electores. En las elecciones legislativas de 1997, un 76% de los mayo-res de 65 años indican haber decidido “mucho tiempo antes” a quién iban avotar, caso del 62% del conjunto de los electores y de solamente el 49% de losmás jóvenes. Por el contrario, un 12% de los mayores reconocen “haber duda-do hasta el último momento”, contra un 21% del conjunto de los electores y un28% de los menores de 25 años40.

¿Cuáles son las motivaciones profundas de esta elección tan estable y garan-tizada? ¿La fidelidad a los votos anteriores, expresados a lo largo de la vida, loque sería la expresión de un efecto de generación? ¿O, al contrario, el efecto delenvejecimiento, factor de conservadurismo?

38Sondeo de IFOP para Dimanche Ouest France basado en una muestra de 1.005 personas. La cuestión planteada erala siguiente: “seis meses después de la implantación del euro, ¿echa de menos el franco?”.39Sondeo realizada por SOFRES para Le Nouvel Observateur en marzo de 1999 (Teinturier, 2000).40Los demás electores interrogados indican haberse decidido durante la campaña o no responden a la cuestión. Sondeopostelectoral realizado por SOFRES para tres centros de investigación en ciencias políticas (Cevipof, de París; Cidsp, deGrenoble, y Craps, de Lille) y el diario Libération basado en una muestra de 3.010 electores (informe de la encuesta).

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Constante y variaciones

Para entender el significado del voto de los jubilados es necesario situarlo denuevo en una perspectiva histórica. A falta de un estricto análisis por cohortes,que permitiría un verdadero seguimiento de las generaciones (Glenn, 1977), elcuadro 3 presenta, por clases de edad, el resultado de la derecha en la segundavuelta de las elecciones presidenciales desde 1965 (año en que, por primera vez,al menos en el siglo XX, se eligió al jefe del Estado francés por sufragio univer-sal directo) hasta 1995.

No incluimos en este cuadro el escrutinio de 2002, puesto que en éste, en lasegunda vuelta, se vio que la derecha se oponía no a la izquierda, como las vecesprecedentes, sino a la extrema derecha. Por lo tanto, la comparación no habríasido pertinente41.

CUADRO 3: El voto a la derecha según la edad en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (en por-centaje de los sufragios expresados)

Edad 1965 1974 1981 1988 1995

De 18 a 24 37 40 55

De 25 a 34 (o de 21 a 34) 49 41 37 37 48

De 35 a 49 55 51 49 49 47

De 50 a 64 55 54 53 49 55

65 y más 65 60 60 53 62

Conjunto 55 51 48 46 53

Máxima diferencia + 16 + 19 + 23 + 16 + 15

Diferencia 65 y más / conjunto + 10 + 9 + 12 + 6 + 9

Voto para el general De Gaulle en 1965, para Valéry Giscard de Estaing en 1974 y 1981, y para Jacques Chirac en 1988 y

1995.

1965: sondeo de IFOP entre las dos vueltas, 2.253 personas. Fuente: Platone, 1991.

1974, 1981 y 1988: sondeos de SOFRES después de la segunda vuelta; 2.000 personas cada vez. Fuente: Platone, 1991.

1995: sondeo de SOFRES después de la segunda vuelta; 2.000 personas. Fuente: informe de la encuesta.

Esta visión general de las presidenciales se complementa con una com-paración, referida esta vez al voto a la izquierda, entre las elecciones legis-lativas de 1978, de 1997 y de 2002, escrutinio, este último, que se celebró

41Del mismo modo, no se tienen en cuenta las elecciones presidenciales de 1969, ya que la configuración muy parti-cular de este escrutinio, producido tras la dimisión del general De Gaulle, hace imposible toda comparación con lasdemás elecciones. En la segunda vuelta, en efecto, se habían opuesto no la izquierda y la derecha, sino un candidatode la derecha, Georges Pompidou, que ganó, y un candidato del centroderecha, Alain Poher.

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42Comparar las elecciones legislativas, donde las candidaturas son múltiples, incluso en la segunda vuelta, es menosfácil que comparar las elecciones presidenciales, cuya segunda vuelta es necesariamente binaria, puesto que solamen-te dos candidatos pueden quedar en liza. Para las legislativas, se planteaba, sobre todo, el problema de la extrema dere-cha, ausente del juego político en 1978 pero muy fuerte en 1997 y 2002, y en una línea tan hostil a la derecha mode-rada como a la izquierda. Por esta razón, tomamos como referencia el resultado de la izquierda y de la extrema izquier-da en la primera vuelta, y no el de la derecha.

CUADRO 4: El voto a la izquierda según la edad en la primera vuelta de las elecciones legislativas (en porcen-taje de los sufragios expresados)

Edad 1978 1997 2002

de 18 a 24 65 48 42

de 25 a 34 59 47 47

de 35 a 49 50 52 49

de 50 a 64 46 41 35

65 y más 34 35 29

Conjunto 50 44,5 40

Máxima diferencia - 31 - 17 - 20

Diferencia 65 y más / conjunto - 16 - 9,5 - 11

Izquierda: extrema izquierda, Partido Comunista Francés, Partido Socialista, otra izquierda + Verdes en 1997 y 2002 + Polo

republicano en 2002.

1978: sondeo de SOFRES-CEVIPOF, 4.507 electores. Fuente: Platone (1991).

1997: sondeo de SOFRES para tres centros de investigación (CEVIPOF, CIDSP, CRAPS) y Libération, 3.010 electores.

2002: sondeo de Louis Harris para AOL y Libération. 2.030 personas.

inmediatamente después de las elecciones presidenciales (cuadro 4)42.

De estas dos series de escrutinios, es claramente evidente que, desde hace 40años, las personas mayores votan siempre mayoritariamente a la derecha, y siem-pre más a la derecha que el conjunto del electorado. Pero esta diferencia sufrenetas variaciones según los tiempos.

En 1965 y 1974, el voto a la derecha de los mayores de 65 años es igual osupera el 60%, y la diferencia con el resto del electorado es de una decena depuntos. En 1978, el voto de las personas mayores se aleja mucho, con mayorfuerza que en años anteriores, del voto del conjunto de los electores, sobre tododebido a un voto muy a la izquierda de los más jóvenes, por otra parte cada vezmás numerosos. Un tercio solamente de los mayores vota a la izquierda, frentea la mitad del conjunto del electorado y los dos tercios de los que están entre los18 y los 24 años. Las diferencias según la edad están en su apogeo. En 1981, soncasi tan fuertes. El 60% de los mayores vota por la derecha, como en 1974, y la

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diferencia con los demás electores, pasados mayoritariamente a la izquierda, esde 12 puntos.

En 1988, inversión de la tendencia: sólo el 53% de las personas mayores votaa la derecha, y la diferencia con el resto del electorado se reduce, por tanto, a lamitad, para alcanzar su nivel más bajo. Hecho muy nuevo, el voto de las perso-nas mayores se aleja más, no del de los comprendidos entre los 18 y los 24 años,sino del de los que están entre los 25 y los 34 años. En 1995, nuevo cambio: elvoto a la derecha de los mayores de 65 años supera otra vez el 60% y aumentala diferencia con el conjunto del electorado, aunque éste también haya votadomayoritariamente a la derecha. En 1997 y en 2002, la situación es muy próximaa la de 1995, con una diferencia de una decena de puntos entre el voto de loselectores de edad avanzada y la media del electorado. Y desde 1995, las diferen-cias más importantes no se sitúan entre las personas mayores y las más jóvenes,sino entre las personas mayores y las clases de edad intermedias (de los 35 a los49 años).

Mortalidad diferencial y efecto de la edad

El voto en masa más a la derecha de las personas mayores a finales de la déca-da de 1970 y a principios de la de 1980 se analizó entonces como el reflejo de laestructura sociológica de las clases de edad implicadas (Denni, 1981), que inclu-yen más trabajadores por cuenta propia mayores (principalmente, agricultores),más católicos practicantes y más mujeres en una época en la que, por el contrario,son los hombres obreros no practicantes quienes más votan a la izquierda. Estacomposición particular se explica por un doble movimiento:

■ LA MORTALIDAD DIFERENCIAL. La esperanza de vida de las clases socialesmás favorecidas, como la de las mujeres, es la mayor que consigue larepresentación excesiva de estas categorías entre los jubilados;

■ UN EFECTO DE GENERACIÓN, SOCIOLÓGICO Y NO DIRECTAMENTE POLÍTI-CO. Las generaciones que se jubilan en la década de 1970, nacidas a fina-les del siglo XIX y a principios del XX, reflejan el estado de la poblaciónactiva en la época en que trabajaban, durante la primera mitad del sigloXX, con una proporción claramente mayor de agricultores y patronos dela industria y el comercio (Denni, 1981).

En la década siguiente, el reflujo muy evidente de la derecha entre las personasmayores, en las elecciones presidenciales de 1988, apareció como el índice de un

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efecto de generación, inmediatamente después de los análisis anteriores. Llegabana la edad de la jubilación las generaciones que incluían más asalariados mayores y,en consecuencia, menos a la derecha. Lógicamente, bajo el efecto de la renovaciónde las generaciones, se produjo que el movimiento continuara, que el voto de losjubilados fuera cada vez menos a la derecha y que se redujeran las diferenciassegún la edad, sobre todo teniendo en cuenta que los jóvenes, por su parte, apa-recían más a la izquierda que su mayores inmediatos (Drouin, 1995a y 1995b).

Los resultados de los últimos años llevan a matizar estos análisis.Ciertamente, las diferencias no alcanzan ya las cimas de 1978 y 1981, diferenciasque se debían más al voto muy a la izquierda de los jóvenes que al voto a la dere-cha de los mayores. Pero son bien superiores a los que había durante las eleccio-nes presidenciales de 1988, las cuales, de hecho, habían constituido un caso unpoco aparte. Por primera vez, el Presidente saliente, garante al respecto de lalegitimidad de la República, era de izquierdas, lo que pudo atraerle los sufragiosde una parte de los electores de edad avanzada, propensos, al envejecer, a votarpor el poder establecido, cualquiera que sea. Este factor, mencionado en laépoca, pero sin duda subestimado (Drouin, 1995a y 1995b), pone de manifies-to que los efectos de la edad existen y pueden ser activados por una coyunturaparticular.

La situación actual, con un voto a la derecha de las personas mayores com-parable al de la década de 1970, aunque no se trate ya de las mismas generacio-nes, se explica siempre, por una parte, por la mortalidad diferencial. La diferen-cia de la esperanza de vida al nacer entre hombres y mujeres, en favor de estosúltimos, se estima en siete años y medio en el año 200043. Y a los 35 años, undirectivo puede, por término medio, contar con cinco años más de vida que unobrero, una diferencia de la misma amplitud en la década de 1980 que en la de1960 (Desplanques, 1993).

Pero juegan otras variables, que compensan el efecto de renovación de lasgeneraciones. No puede descartarse la hipótesis de un efecto de la edad y de undeterminado aumento del conservadurismo con la edad, vinculado, sobre todo,a la necesidad de seguridad y a un cierto miedo al cambio.

En total, el comportamiento electoral actual de las personas mayores sepuede atribuir a tres factores:

43Cifras provisionales del INSEE, que pueden consultarse, en particular, en el sitio de Internet del Instituto Nacionalde Estudios Demográficos: www.ined.fr.

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■ La mortalidad diferencial, que explica, en gran parte, el voto más a la dere-cha de esta clase de edad, sobre todo teniendo en cuenta que se ve refor-zado, sin duda, por lo que llamaremos la exclusión diferencial. Las clasessociales más favorecidas son las que permanecen mucho más tiempo conbuena salud e integradas socialmente y, en consecuencia, más a menudoen condiciones de ir a votar, lo que aumenta su peso relativo en el electo-rado de los mayores.

■ Un efecto de edad “legitimista” que impulsa a las personas mayores, conla edad, a conceder una prima a los candidatos investidos de la legitimidaddel poder. Este factor puede implicar un voto muy coyuntural de las per-sonas mayores, como para François Mitterrand en 1988 y EdouardBalladur en 1995.

■ Y, sin duda, otro efecto de la edad, el crecimiento del conservadurismo amedida de los años, que contrapesaría el efecto de generación que repre-senta la llegada a la edad de la jubilación de un número siempre crecientede asalariados mayores, en principio más a la izquierda que los no asala-riados que les precedieron.

Pero la combinación de estos tres factores, operativos para explicar el votopasado y presente de los jubilados, no es de gran utilidad para prever su votofuturo, a causa de los potentes efectos de generación que van a operar en lospróximos años.

Cambio probable

La visión general del voto según la edad desde la década de 1960 puso de mani-fiesto que la especificidad de los baby boomers, esta generación nacida en los 15 a 20años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y destacada en numerosos ámbi-tos de la vida social, también guardaba relación con el ámbito político. Las genera-ciones que conocieron los acontecimientos de mayo de 1968 (los “sesentaiochis-tas”) y más aún las, un poco más jóvenes, que conocieron, inmediatamente des-pués, la década de 1970 (los “postsesentaiochistas”), se caracterizan por un sinistris-me44-45 relativo, es decir, por un voto más a la izquierda que la media del electorado,que persiste de una encuesta a otra, de una elección a otra.

44Del latín sinistra: izquierda.45Término introducido en 1932 por el crítico francés Albert Thibaudet para expresar la atracción que sentían sus com-patriotas por las ideas de la izquierda; posteriormente, fue reutilizado por Raymond Aron, con el mismo sentido, araíz de los acontecimientos franceses de mayo de 1968. Carece de equivalente en español. [N. del T.]

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Si se hace referencia a los cuadros 3 y 4, estas generaciones corresponden alas clases de edad más jóvenes, menores de 35 años, hasta 1981 incluido. Su votoestá cada vez una decena de puntos más a la izquierda (o más a la derecha) quela media del electorado e, incluso, una quincena de puntos para los que teníanentre 18 y 24 años en 1978. En 1988, esta generación se encuentra entre los 25y los 34 años y vota menos a la derecha que todas las demás clases de edad,incluidos los más jóvenes. En 1995, los sesentaiochistas y los postsesentaiochis-tas se incluyen entre los 25 y los 49 años y están todavía más a la izquierda, conun contraste sobrecogedor con respecto al voto de los más jóvenes. Y en 1997,los que tienen entre 35 y 49 años –de los cuales, los de edad avanzada tenían 21años en 1968 y los más jóvenes 18 años en 1980– votan ocho puntos más a laizquierda que el conjunto del electorado y 17 puntos más que los mayores de 65años.

En 2002, los comprendidos entre los 35 y los 49 años son todavía quienesestán más a la izquierda. Esta clase de edad corresponde siempre a los postsesen-taiochistas, adolescentes en la década de 1970 –años de grandes conmociones enla sociedad y en las costumbres– y que todavía aparecen aún más a la izquierdaque los que tenían 20 años en 1968. En cambio, los sesentaiochistas se encuen-tran, en compañía de generaciones de edad más avanzada, entre los 50 y los 64años, categoría algo menos a la izquierda que la media del electorado.

El carácter muy heterogéneo, en lo referente a generaciones, de esta últimaclase de edad no permite sacar conclusiones fiables, pero su voto en 2002 ponede manifiesto que no se puede excluir que un efecto de edad –el conservaduris-mo aumenta con el envejecimiento– juegue también para los baby boomers. Pero,en nuestra opinión, probablemente no será bastante fuerte para compensar unefecto de generación de tal potencia y de tal resistencia al tiempo.

Sobre todo teniendo en cuenta que esta especificidad de los baby boomers seintegra en un efecto de generación más amplio relacionado con todas lascohortes nacidas desde la Segunda Guerra Mundial, que se diferencian de lasnacidas antes del conflicto por un enorme liberalismo cultural, una escasa prác-tica religiosa y una permisividad sexual incomparablemente mayor. Esta divi-sión entre generaciones de antes y después de la guerra, en el centro de las teo-rías de Ronald Inglehart sobre el postmaterialismo en el conjunto de los paísesindustrializados (Inglehart, 1990), ha sido puesta de manifiesto, para Francia,por varios análisis por cohorte (Drouin, 1995a y b; Grunberg y Schweisguth,1997).

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Además, la mortalidad diferencial, que sigue favoreciendo a las mujeres y a lasclases más acomodadas, ya no tendrá las mismas consecuencias en el futuro. Enefecto, cada vez más, los directivos y las profesiones intermedias no están más ala derecha que los obreros (Mayer, 2000), y las mujeres no votan más por los par-tidos conservadores que los hombres (Sineau, 2000). La esperanza de vida máslarga de estas categorías no va a favorecer, pues, a la derecha.

El voto de los jubilados, asociado a la derecha desde hace décadas, podríapasar a ser así, en los próximos años, sinónimo de un voto más a la izquierdaque la media del electorado, a condición, por supuesto, de que la izquierda fran-cesa sea otra vez capaz de ofrecer una oferta política creíble, después de suimportante derrota de la primavera de 2002. Un cambio que, más allá de las par-ticularidades políticas francesas, debería afectar más o menos al conjunto de lospaíses industrializados, todos ellos pronto enfrentados a la próxima llegada a laedad de la jubilación de las generaciones del baby boom.

Esta nueva generación de jubilados, más abierta que las precedentes a mane-jar el registro de la contestación, corre el riesgo de encontrarse más expuesta,debido a los desequilibrios demográficos, a posibles amenazas sobre el nivel y laperpetuidad de las pensiones.

La cuestión de las pensiones y, más generalmente, el tema de la protecciónsocial, elementos desdeñables en las motivaciones del voto de los actuales jubi-lados, pueden convertirse entonces, cuando esta numerosa generación cese suactividad, en el mayor desafío político de las próximas décadas.

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La aparición de grupos de presión o partidos políticos que defendían especí-ficamente los derechos e intereses de las personas mayores, ha contribuido, contoda seguridad, a la difusión del término de “poder” gris, para tratar de darcuenta de las iniciativas muy numerosas nacidas acá y allá en diferentes paísesoccidentales. De este modo, la verdadera revolución demográfica que represen-ta el envejecimiento de la población para estos países se traduciría en la apari-ción de una nueva fuerza dispuesta a influir en las decisiones políticas. Sería, sinduda, una de las expresiones más patentes de esta formidable conmoción que seestá operando.

No obstante, a lo largo de este artículo intentaremos relativizar mucho estaidea, interesándonos, por una parte, por la aparición de formas de participa-ción de los jubilados y, por otra parte, por la temática de las representacionessociales de estos últimos. A partir de la hipótesis de que el poder gris no esmás que una palabra, intentaremos poner de manifiesto que las distintas ini-ciativas participativas de los jubilados no contemplan una redefinición delpoder o sus métodos de reparto. Por el contrario, más bien anunciarían, sinduda, por parte de los poderes públicos, nuevas dinámicas de acción actual-mente en construcción para encontrar la diversidad de las peticiones que ema-nan de la sociedad civil.

Muy marcadas por una fuerte presencia femenina, estas diferentes experien-cias no son, sin embargo, una invención reciente. Así, la potente National RetiredTeacher Association, que dio nacimiento a la American Association of Retired Persons(AARP), vio la luz en la inmediata posguerra. Siempre en los Estados Unidos,los Grey Panthers46 nacieron en la década de 1970. En Alemania, el Graue Panther,

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Cuando el poder gris no es más queuna palabra… Del conjunto al grupo,pasando por la identidad

DIDIER VRANCKEN

Profesor de la Universidad de Lieja (Bélgica)

Director del Centro de Investigación e Intervención Sociológicos

46Panteras Grises [N. del T.].

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que nació en 1975, fue el movimiento que originó el partido político, hoy des-aparecido, Die Grauen, que obtuvo una sede a escala regional en 1991. Los PaísesBajos y el Reino Unido no quisieron ser menos y también surgieron varias aso-ciaciones que defendían los derechos e intereses de los jubilados. En Francia,Maximilienne Levet-Gautrat sentó las bases del movimiento La Flamboyance.Bélgica cuenta igualmente con diferentes asociaciones para personas mayores. Amediados de la década de 1990 se crearon, incluso, tres partidos políticos, sinpor ello encontrar el éxito previsto: en Flandes, el Waardig Ouder Worden (WOW)y el Algemeen Ouderendbond Vlaanderen, y en Valonia, el Partido Plus.

Las iniciativas nacidas en el contexto del Estado social

Si se examina un momento este último país, que constituyó nuestro espaciode estudio de predilección, es forzoso establecer una primera constatación.Muchas iniciativas surgieron en el marco de lo que tradicionalmente se calificade grandes “pilares”, que son constitutivos del Estado social belga. En Bélgica,este modelo de pilares se forjó a partir de verdaderos conglomerados verticalesque agrupaban partidos políticos, sindicatos, mutualidades, redes de enseñanza,organizaciones de educación permanente, de sanidad, de actividades recreativas,prensa, etc., en el seno de grandes familias ideológicas (principalmente, cristia-na y socialista). Esta organización de la sociedad civil tuvo por función facilitarun doble movimiento: lógica ascendente de representación de los ciudadanosante el Estado y lógica descendente de servicios y asignaciones de recursos a losciudadanos miembros del pilar. Así pues, grandes organizaciones sociales comolos sindicatos y las mutualidades ven a sus representantes relacionarse con losdel empresariado y las organizaciones profesionales (por ejemplo: las potentesorganizaciones médicas en materia de enfermedad y discapacidad) para negociaren el seno de los diferentes órganos públicos a cargo de los cinco sectores tra-dicionales de la seguridad social (seguro de enfermedad y discapacidad, empleoy desempleo, pensiones, subsidios familiares y vacaciones anuales).

El término ‘pilar'’ procede de la traducción del término zuil, forjado por losneerlandeses para caracterizar su sistema político. La “pilarización” (verzuiling)es una alternativa del modelo neocorporativista del Estado socialdemócrataeuropeo, alternativa compartida por otros Estados como los Países Bajos(entre 1918 y 1967), Austria (de 1945 a 1966) y Suiza. Este modelo (Dumont,1999) se distingue por una gran segmentación vertical de sus componentesalrededor de distintas comunidades religiosas, ideológicas, lingüísticas o étni-cas. Presenta una cohesión interna en cada comunidad o “mundo”. Los dife-

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rentes mundos se relacionan poco, mientras que sus élites negocian continua-mente en el marco de una “democracia consociativa” (Duhamel, 1993) máscaracterizada por el arte del compromiso que por las decisiones mayoritarias yunilaterales.

Por lo que respecta a la ciudadanía de los mayores, se observa que las orga-nizaciones sindicales y mutualistas que pertenecen a los pilares cristiano y socia-lista establecieron diferentes gestiones a iniciativa, a menudo, de los propiosjubilados. En la práctica, esto significaba una fuerte segmentación de las organi-zaciones de jubilados sobre una base tanto filosófica (organizaciones del mundocatólico, por una parte, y organizaciones del mundo socialista, por otra) comolingüística (cada organización atravesada por la separación belga entre francófo-nos y neerlandófonos). En el marco de una sociedad “pilarizada”, la defensa delos intereses de los jubilados pasaba por una capacidad de influencia de los jubi-lados sobre los sindicatos y las mutualidades, a través de la organización decomisiones y de órganos de concertación y consulta. Así pues, junto a una cul-tura esencialmente orientada hacia los servicios, las actividades recreativas y elempleo (Vrancken, 1995), a partir de la década de 1970 apareció una cultura dela reivindicación llevada por algunos militantes, antiguos directivos jubilados opróximos a la jubilación. Dado que encuentra sus raíces en el pasado militantey reivindicativo de sus miembros, esta cultura se apoyaba en la denegación delpapel pasivo de los jubilados, en su participación en grandes organizaciones per-cibidas a la vez como medios de resistencia y como correas de transmisión hacialos poderes públicos.

Aparecida relativamente tarde (en la década de 1970), esta forma de partici-pación se inscribía plenamente después del modelo de la participación por pila-res. Pero hoy, con la crisis económica, la subida del desempleo y la aparición denuevas formas de exclusión, el contexto es bien diferente. Todo un modelo deprotección social, y también de participación, se ha visto cuestionado. Basada enel equilibrio y la concertación, la estructuración del sistema ha revelado su granfragilidad desde hace varios años47. La constatación que suelen establecer losanalistas consiste en que, debido a una mediación cada vez más instrumentalofrecida por los diferentes pilares, la búsqueda de nuevas experiencias de parti-cipación tenía tendencia a operarse fuera del marco formal diseñado por estosúltimos. De este modo, numerosas iniciativas recientes, como la organización de

47Sobre esta cuestión, consúltense dos números de La Revue Nouvelle consagrados al tema de la crisis de los pilaresen Bélgica: "Mitoyens ou citoyens. Pour en finir avec les piliers?", 1990, 10, y "Les piliers ou la liberté à cache-cache",1999, 3.

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coloquios, foros de personas mayores, jornadas de estudios, asociación entreciudades, comisiones consultivas, y la aparición de asociaciones, eran propensasa afirmar un carácter pluralista y a salir de los estrechos marcos estrictamentevinculados a la “pilarización” de la sociedad. En un contexto general de descon-fianza con respecto a los partícipes tradicionales (partidos políticos y grandesorganizaciones sociales), estas iniciativas aparecen, en comparación, pocoestructuradas. Tal como las hemos mostrado en el marco de la participación delos jubilados en proyectos intergeneracionales (Vrancken, 1995), están muchomás afianzadas en lo local, valorizando el intercambio y las relaciones de proxi-midad. No han dado lugar a una verdadera recomposición de la sociedad civilen torno a bases renovadas, pero anuncian sin duda, como examinaremos másadelante, una voluntad de expresar expectativas específicas sin pasar por las víasestructuradas y tradicionales (los pilares) de la mediación política y social.

De las nuevas formas de participación

El ejemplo de Bélgica ilustra la forma en que deben determinarse, a través delas vicisitudes de nuestras formas de participación social, las nuevas iniciativasque provienen de los jubilados. Aunque específico, el modelo belga sólo es unavariante entre los diferentes estados sociales occidentales que, todos ellos, desdeluego a diferentes grados, se ven afectados por los mismos repartos objetivos deuna profunda reestructuración de nuestras formas de solidaridad y participaciónsocial.

Solidaridad, participación y ciudadanía se convierten en palabras clave amedida que su contenido parece ocultarse y plantean de veras problemas. Lasformas de participación suscitan la atención porque provocan abiertamente lacuestión de la crisis de modelo y revelan la desconfianza creciente con respec-to a los poderes organizados. Interesándose por la situación francesa, Legrand(2001) se basa en los resultados de varias investigaciones y señala la forma enque el compromiso asociativo se convierte en un hecho que caracteriza más alos jubilados que a las demás clases de edades. ¡Más de un mayor de cada doses miembro, al menos, de una asociación! Pero, otro hecho notable, los jubila-dos favorecerían cada vez más a las asociaciones no exclusivamente reservadasa las personas mayores, buscando contactos con otras clases de edades másjóvenes.

Estos diferentes análisis convergen en un sentido: el de un movimiento desalida progresiva de la cultura de retiro que había analizado Guillemard (1972).

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Cultura del repliegue sobre sí mismo, cuando la sociedad era incapaz de produ-cir otras formas de integración que la que ofrecía el trabajo. Y también lo tieneen cuenta el autor en una reciente publicación: “estoy convencido (...) de queprecisamente la jubilación no es ya el retiro, como a menudo era el caso alcomienzo de mis propias investigaciones, a principios de la década de 1970. (...)Indudablemente, existen, como hemos escrito todos, nuevos modelos culturalesde la vida postprofesional que toman diferentes formas: solidaridad, utilidadsocial, ciudadanía, etc., y traducen la aparición de una jubilación activa tras lajubilación / el retiro” (2001, p. 177).

Con esta constatación de jubilados menos en retiro y en adelante más acti-vos, hay derecho a preguntarse si no vamos a observar una penetración crecien-te de las esferas de la vida asociativa y civil por parte de los jubilados, incluso unefecto sobre la representación política. Nos parece que podemos responder aesta pregunta que, más que a la aparición de un verdadero contrapoder político,asistimos a una verdadera transformación de las formas mismas de sociabilidaden los grupos de personas mayores. Se sabe, por una parte, que las diferentesiniciativas políticas apenas han conocido un auténtico éxito en numerosos paí-ses. Se sabe, por otra parte, que el voto jubilado está él mismo en plena evolu-ción. Tal como lo muestra Viriot Durandal (2001), los comportamientos electo-rales de los nuevos jubilados de la década de 1990 se alejan de los de las cohor-tes precedentes: no indican ya una misma actitud de fidelidad con respecto a unpartido en particular. Si la sociología electoral ha conseguido que las personasmayores, probablemente más “legitimistas”, tengan más tendencia a votar por elpoder establecido que los más jóvenes, se puede aceptar que este efecto se esfu-ma ante las generaciones de jubilados más jóvenes.

El “poder gris” no aparece de ninguna manera como concepto científicoautorizado, apto para resistir a la prueba de los hechos. Es un concepto huecocuyo único mérito sería intentar encerrar el tiempo, como para retener mejortoda la fuerza explicativa. Pero se han sobreestimado en exceso los efectos de laedad sobre el conjunto de nuestros comportamientos sociales. El entusiasmo,relativamente reciente, por los estudios consagrados a los problemas del enveje-cimiento no debe hacernos olvidar que la edad no es más que una variable entreotras. No es “la” variable explicativa por excelencia. Así pues, en lo que respec-ta al voto electoral, los intereses vinculados a la edad encubren a menudo dife-rencias mucho más pertinentes en términos políticos, económicos, culturales yétnicos (Viriot Durandal, 2001, p. 87-88).

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La vejez, una realidad social heterogénea

Tanto si se trata de votos electorales como del compromiso en el sector aso-ciativo, la observación de los comportamientos de los jubilados revela una fuerteheterogeneidad de las prácticas, cortando claramente con la idea de un grupo o deun bloque homogéneo (Legrand, Noyer, 2001). Grupo que estaría en condicionesde garantizar cualquier posición de poder específico en el seno de la sociedad.

En la actualidad, ya no puede definirse la vejez por la edad oficial de jubi-lación. Por otra parte, la edad no puede correlacionarse con una realidadsocial homogénea. Más a fondo, vivimos una transformación de las edades yde nuestras propias formas de temporalidad. El curso de las edades se vio cla-ramente afectado, sobre todo, bajo el efecto de los dispositivos públicos y pri-vados destinados a controlar las salidas precoces del mercado laboral de lostrabajadores de edad avanzada. Allí donde un ciclo ternario de las edades per-mitía situar una juventud para aprender y formarse, una edad adulta para tra-bajar y una vejez para descansar, los estudios demográficos nos enseñan queahora es necesario hablar de diferenciación de las edades. Interesándose porla temática de las generaciones, Gaullier (1998) pone de manifiesto que lasgeneraciones se amplían y que no es raro encontrar tres o incluso cuatrogeneraciones viviendo bajo el mismo techo. En lo que se refiere a los jubila-dos, se deben contar tres generaciones: la del baby boom, la de los GloriososTreinta y la de la gran edad48. Se ve en qué medida se hace añicos la unidadde apariencia del grupo de las personas mayores ante esta diversificación delas edades y también de las representaciones y referencias sociales.

Del mismo modo que no se puede hablar de un “poder gris” que se enfren-ta a las aspiraciones políticas de un grupo homogéneo de personas mayores,tampoco puede hablarse, por comodidad, de una identidad específica con res-pecto a los jubilados o a las diferentes generaciones de jubilados. Como antici-pa Gaullier (1998, p. 32), el concepto de generación es en sí mismo paradójicoy ambiguo. “En realidad, no hay una identidad colectiva de generación, de ide-ología estructurante, de compromisos políticos comunes”. Ante tal constata-ción, cabría entonces preguntarse qué interés tendrían aún los investigadores enciencias sociales de centrarse en un objeto de estudio que, a medida que se apro-ximara, parecería eludir los términos mismos del análisis.

48Alcanzada la cincuentena, la primera sería la de la década de fin de carrera, vivida como la generación sacrificada.La segunda ha estado activa durante el período de la posguerra y se identifica con la Generación de Bienestar. La ter-cera es la generación ignorada, marcada por los problemas de salud y de soledad, predominantemente femenina.

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Los vocablos ‘jubilados’, ‘mayores’, ‘viejos’, ‘personas mayores’, ¿podríanutilizarse indiferentemente? Como indicó Ennuyer (1991, 1998), la reflexiónsobre “persona mayor” como objeto de análisis tiene, sin embargo, un sentidopreciso. Se declina –a partir de finales de la década de 1970–, no en torno a losjubilados, sino en torno a la dependencia social de las personas de edad “muy”avanzada, a las que asigna un papel de población de riesgos y a cargo de lacolectividad. En línea con este análisis, Guillemard (1998) señala la forma enque las políticas de asistencia contribuyeron a la construcción social de la vejezcomo período de dependencia con respecto a las redes de prestaciones, desglo-sando la persona del beneficiario mayor en múltiples necesidades (cuidados,ayuda doméstica, atención a domicilio, etc.). Convertida en una categoríadependiente social y económicamente, la vejez se consagraría como el períodode la inutilidad social. Al tiempo que identificaba los numerosos efectos para-dójicos de las políticas sociales, este tipo de análisis contribuyó en gran mane-ra a poner de manifiesto un innegable movimiento de desmembramiento de lasacciones y representaciones de las personas mayores y de sus cuerpos.

A la vista de estos análisis, que no se trata de ignorar, se pueden plantear, noobstante, algunas preguntas. En primer lugar, ¿no han contribuido a nombrar, esdecir, a objetivar, lo que precisamente denunciaban y, por ello, han participado enun efecto más amplio de enunciación de los efectos de fragmentación? En segun-do lugar, ¿cómo percibir, en una perspectiva más constructivista, el sentido queintentan dar las personas mayores a sus actividades allí donde el análisis percibe,ante todo, efectos de imposición? Y, por último, ¿cómo dar cuenta de efectosemergentes ante las poblaciones de “mayores” o de “jubilados jóvenes” que nocomparten las características asociadas a las personas de edad muy avanzada?

Unos jubilados cada vez más reflexivos

Desde luego, se puede estar de acuerdo con la idea de una contribución delas políticas públicas a la clasificación de las personas mayores como grupo deedad dependiente, categoría que, como se ha visto, no resiste la heterogeneidadde las prácticas y situaciones a que se enfrentan los interesados. No obstante,tomando como base una investigación llevada a cabo en dos provincias belgas(Vrancken 2001a, 2001b), podemos postular que las personas mayores (de eda-des comprendidas entre los 50 y los 75 años), si bien aparecen en el centro delos dispositivos normativos de clasificación, no son por ello testigos pasivos deun proceso de atribución de sentido. Hacen alarde, cada vez más, de una capa-cidad de depender de las formas de representación y participación tradicional-

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mente ofrecidas. Han aparecido “nuevos jubilados”, con nuevas expectativas ynuevas aspiraciones diferentes de las de sus mayores de edad muy avanzada. Ennuestra opinión, esta es la idea que ilustra Legrand (2001, p. 99) a partir de laexperiencia de Nancy, cuando tiene en cuenta la desconfianza de las nuevasgeneraciones de jubilados con respecto a los clubes compuestos de personas deedad muy avanzada no sólo debido a su carácter cerrado, sino también al con-trol efectuado por los poderes públicos. De forma más global, la aparición denuevas formas asociativas de jubilados da buena prueba de una voluntad derechazo de la ociosidad, la inutilidad y la relegación. Se puede ver allí una expre-sión de lo que hemos calificado de “dinámica reflexiva”49 en el marco de nues-tra investigación. El análisis, por tanto, pudo poner de relieve hasta qué puntolas entrevistas se ven atravesadas a fondo por conocimientos y saberes relativosno sólo a la población de los jubilados, sino, más ampliamente, a la gran vejez.A causa del desarrollo de estos conocimientos y de la difusión de la informa-ción, la reflexividad de los jubilados parece abastecida por los medios de comu-nicación, las lecturas, las conferencias, los encuentros con los allegados o con losprofesionales. Cuando hablan de sí mismos y de sus actividades, movilizanrepresentaciones cognoscitivas de “otros” de edad muy avanzada. Al situarsefrente a los problemas de la gran vejez, llegan así a proyectarse en el futuro, acontemplarse de manera distinta a través de los conocimientos de que disponen,ya que su probable vejez se ve así proyectada. En concreto, este análisis encuen-tra las observaciones de los mayores cuando mencionan su voluntad de no enve-jecer dependiendo de los allegados, cuando hablan de sus proyectos, de la formaen que prevén o anticipan los problemas que esperan conocer un día. Con rela-ción a los trabajos de Guillemard (1972) sobre la muerte social, esta situación pare-ce relativamente nueva. Los jubilados no ignoran ya, al menos como hace trein-ta años, un problema que contribuyeron a clasificar tanto las políticas públicascomo los profesionales y los investigadores. En otras palabras, el ejercicio declasificación social operado en torno a las personas mayores contribuyó a gene-rar formas de reflexividad y distanciamiento.

Tal como indican los trabajos de Guillemard y de Ennuyer, las políticas públi-cas no sólo proporcionaron un marco legal para objetivar el objeto “personasmayores”, sino que también ofrecen marcos de descripción de la acción y pro-

49Para seguir a Giddens (1987), la reflexividad es este uso regularizado de la información y de los conocimientos paraorientar la acción así como la reproducción de los sistemas sociales. Es característica de la modernidad y está muyadscrita a las ciencias sociales que producen saberes y conocimientos sobre el funcionamiento de las sociedades y lasrepresentaciones de los agentes sociales. Estos saberes y estos conocimientos terminan por influir en las representacio-nes ordinarias del conjunto de la población.

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ponen toda una semántica para calificar la acción a través de las lenguas del para-digma biomédico, de la razón jurídica y gestora o también de las ciencias socia-les. Pero no nos parece que esta semántica haya corroborado el sentido de laacción de una vez por todas. Mientras nombraba el objeto y sus problemas, ofre-cía saberes de los que se apropiaron poco a poco los mayores para reflexionar ysituarse. En otras palabras, si las políticas públicas contribuyeron mucho a laaparición de cuadros normativos, a pesar de todo generaron dispositivos cog-noscitivos más reflexivos y autorizaron un profundo trabajo de relectura y rein-terpretación, realizado por los propios interesados en función de los recursos deque disponen, de las situaciones y de los medios sociales en cuyo seno evolucio-nan. Esta dinámica reflexiva no es nueva en absoluto. No obstante, tendería adesarrollarse aún más en el momento de la llegada de una sociedad de redes enla que la comunicación y el conocimiento van a convertirse en los principalesdesafíos.

Hacia nuevas formas de acción pública

En nuestra opinión, si la reflexividad se convierte en una característica per-tinente de una actividad crítica ante los jubilados, aún así sería necesario guar-darse de toda veleidad por demasiado universalista, en cuyo caso incurriríamosen el defecto normalizado que hasta ahora se critica. Además de la extremacomplejidad metodológica por detectarla, esta reflexividad aparece de maneraindirecta, lo que explica su tenue presencia (16% de los casos) en una muestraciertamente razonada, pero no representativa (enfoque cualitativo) de la pobla-ción de los jubilados. Por otra parte, no se trata de no sacrificar unilateralmen-te los nuevos convenios en vigor, que celebran las nuevas virtudes activas, ciu-dadanas y participativas de los “nuevos jubilados” identificados con esta cir-cunstancia, como para señalar mejor toda la distancia que en la actualidad lossepara del aislamiento social. Por el contrario, nuestra investigación puso derelieve también una fuerte proporción de mayores en retiro (31%). Aunque elretiro tiende a redefinirse mucho, o incluso a reivindicarse como período demerecido descanso, o como “buena época” para uno mismo, percibimos lamultiplicidad de los mundos de representación de los jubilados. Al menos, nopermiten poner fin a la existencia de identidades colectivas fuertes y homogé-neas. Encontramos otra vez allí nuestra constatación inicial, la de la dificultadde entender al protagonista colectivo de la jubilación, en particular, comogrupo capaz de aparecer de manera duradera sobre la escena pública para haceroír su voz.

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Pero hablar de un “poder gris” imposible de encontrar no es, de ningúnmodo, estar de acuerdo con una despolitización de la sociedad y, en este caso, lade los jubilados. Al contrario, las investigaciones actuales muestran mucho unatendencia a una afirmación cívica creciente de estos últimos. Y esta tendenciadebería inscribirse en este movimiento que Gauchet (1998) califica no de des-politización, sino de “désencadrement50 político de la sociedad civil”. Movimientoque se distingue por una tendencia creciente a querer “influir en la política a tra-vés de un lenguaje deliberadamente no político” (1999, p. 100). Esta nueva con-figuración de la sociedad civil contaría, sobre todo, con la expresión de peticio-nes diversificadas para que las realidades múltiples y cambiantes vividas por losindividuos puedan objetivarse, reconocidas en el nombre, precisamente, de unadiversidad que se espera que se vuelva manifiesta. Esta sería, sin duda, una delas novedades resultantes de los grupos de jubilados con respecto a un modelode ciudadanía clásico. Si la temática de una “jubilación ciudadana” consigue bientoda su importancia, nos parece que se debe menos a la aparición de un “podergris” cualquiera –entendido como un razonamiento convencional que se preo-cupa de las mayorías y de las relaciones de fuerza– que a esta tendencia actual arepresentar diferencias y a distinguir los grupos. Para los nuevos colectivos dejubilados, se trataría menos de transformarse en partidos políticos que preten-den asumir total o parcialmente la colectividad que de hacer oír sus peticiones yexpectativas de derechos y de reconocimiento. La “democracia de las identida-des” se basaría, sobre todo, en la búsqueda de la autenticidad y la expresión dela diversidad de las experiencias.

Por tanto, se puede apostar que las diferentes formas asociativas y participa-tivas a las que se asiste, en particular en Francia y Bélgica, anuncian nuevas for-mas de acción pública. En efecto, una cosa es reconocer una cierta desconfian-za con respecto a los poderes públicos o hablar de voluntad de reconocimientode las personas mayores. Y otra, poner de manifiesto que se conocen estasexpectativas. El cambio de dirección que van a tener que abordar nuestrasdemocracias occidentales, enfrentadas a un problema demográfico sin prece-dentes, es el de las normas de procedimiento que deben establecerse y respetar-se, ya que el hecho de tener en cuenta las opiniones y las especificidades de cadagrupo va a requerir que se consideren cada vez más los procedimientos que

50Término introducido por el filósofo francés Marcel Gauchet en su obra La religion dans la démocratie. Parcours dela laïcité, Gallimar, París 1998. El Gran Diccionario Terminológico de la Office Québécoise de la Langue Française lodefine como "supresión parcial o total de los marcos y de las estructuras que limitan una actividad". Sin embargo, nofigura en el Dictionnaire de l'Académie Française ni en el Dictionnaire Historique et Critique de Pierre Bayley, y tam-poco en el Trésor de la Langue Française. Carece de equivalente en español [N. del T.].

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garantizan el encuentro, el diálogo y la mediación con una diversidad que ha lle-gado a ser cada vez más difícil de representar.

Sería tentador deducir que la crisis del Estado social, rápidamente evoca-da al principio del artículo, ha contribuido inevitablemente a la crisis de unmodelo de participación. Pero la crítica del Estado social no significa necesa-riamente una salida unívoca del modelo, sería prescindir de una evoluciónnotoria incluso en lo referente al papel del Estado social. En efecto, si filoso-fía originaria de esta forma estatal fuera en verdad garantizar una red de segu-ridad a las personas incapacitadas o incapaces de trabajar, el Estado socialmoderno ha abandonado poco a poco una filosofía minimalista (Esping-Andersen, 1999) pretendiendo acrecentar las capacidades de cada uno paratrabajar o encontrar trabajo. Su finalidad se ha ampliado progresivamente a lavoluntad de armonizar la vida laboral y la vida familiar, de desarrollar la cul-tura, el tiempo libre, la salud y la formación. El Estado social ha venido ainfluir en los acontecimientos externos a su esfera de acción de origen, vin-culada al mantenimiento del trabajo remunerado. Desde este punto de vista,las políticas públicas han evolucionado sensiblemente. Sin dar la espalda auna lógica “llena” de racionalización, planificación y programación de los ser-vicios y de los medios humanos, técnicos y financieros51, ha visto la luz otrocontexto de acción pública, el cual se afianza aún más en las realidades terri-toriales y busca encontrar, a través de dinámicas de procedimiento y conven-cionalistas, tanto la capacidad de reaccionar de los ciudadanos como la espe-cialización profesional. De este segundo movimiento es del que procedería,en especial, la creación de foros y comisiones consultivas ante las personasmayores para pedir sus reacciones. Toda la cuestión es saber en esta fasecómo llegarán a articularse concretamente la lógica de planificación y la lógi-ca de procedimiento.

Al término de este trayecto, no nos parece, por tanto, que el “poder gris”–cualquiera que sea el contenido que se sitúa detrás de este término– se enfren-te con la realidad actual de las prácticas electorales y asociativas de los jubilados,del mismo modo que aquellas tampoco anuncian una “guerra de generaciones”muy improbable. Al contrario, los trabajos actuales sobre las dinámicas interge-neracionales muestran, más bien, en qué medida se intensifican estas últimas enel espacio familiar y hasta qué punto desempeñan un papel clave los jubilados.Todo nuestro proceso habrá consistido en poner en perspectiva las prácticas y

51Las políticas hospitalarias que actualmente se desarrollan en numerosos países occidentales se inscriben, en su mayo-ría, en esta lógica.

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representaciones de los jubilados con una interrogación referente a las políticaspúblicas, como telón de fondo. El conocimiento de estas últimas es especialmen-te interesante y debería preocupar más a las investigaciones futuras sobre los jubi-lados. En efecto, por nuestra parte, las políticas públicas no constituyen sólo unsimple contexto de acción o un marco general puramente normativo sobre elcual vendría a depositarse la experiencia colectiva de los jubilados. Al contrario,aunque sigan siendo sumamente apremiantes, ofrecen un lenguaje, un marcosemántico para entender las prácticas. En la actualidad, este lenguaje parece tra-ducirse cada vez menos en términos de participación masiva en grandes conjun-tos colectivos. Ya no es ese vehículo que busca expresar, de manera abierta ypública, conflictos y tensiones. En un contexto de inflación del derecho y de losderechos, la reacción puede parecer más imprecisa o, incluso, más contenida. Sinduda, hay que buscarla menos en el fracaso de las estructuras que en la apariciónprogresiva de una conciencia crítica, que se expresa mediante la desconfianzahacia los marcos normativos, pero también mediante la voluntad de mostrar losparticularismos y las diferencias.

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Examinaremos aquí las principales tendencias que dominan la autoidentifica-ción de los jubilados en Rusia. Nos basaremos en dos sondeos de opinión rea-lizados en 1989 y 1999 sobre el conjunto de la población rusa, así como en unreciente estudio que incluye entrevistas con jubilados de Moscú. Analizaremoslos principales cambios operados durante este período de diez años y examina-remos de cerca el material resultante de entrevistas recientes con el fin de enten-der mejor las identificaciones primarias de las personas mayores y establecercomparaciones entre diferentes grupos (edad y sexo).

La identificación de una persona pasa, en primer lugar, por su autoidentifica-ción (autodeterminación) como individuo en un espacio social particular (iden-tificación en grupo); en segundo lugar, viene la autodeterminación, que tiene encuenta las aptitudes particulares de un individuo (identificación personal). Losinvestigadores rusos que trabajan en la identificación alegaron, en la década de1990, el hecho de que los cambios en el método de vida habían estado acompa-ñados de transformaciones importantes en la identificación de los rusos. Peronada es simple al respecto. Mientras que “la inestabilidad en los ámbitos econó-micos y políticos deforma las relaciones entre el pasado, el presente y el futuro,el pasado actúa muy a menudo como un determinante directo de la identifica-ción social actual” (Yadov, 1994, p. 272).

El presente artículo se basa en el análisis de datos sociológicos del All-RussiaCenter for Public Opinión Research53 (VCIOM), y en las investigaciones personales desu autor. Estas últimas se examinarán con más detalle a continuación.

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La identidad de los jubilados rusos

TATIANA Z. KOZLOVA.

Investidagora del Instituto de Sociología de la Academia de las Ciencias de Rusia

53Centro de Investigación de la Opinión Pública de Todas las Rusias [N. del T.].

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Comenzaremos por la identificación social de los rusos basada en los datossociológicos del VCIOM. Tendremos en cuenta los resultados de dos estudiosque aplican técnicas similares, dirigidos con diez años de intervalo. Los dos sonrepresentativos de sondeos sobre los rusos dirigidos por el VCIOM en 1989 y1999. En 1989, el VCIOM efectuó un sondeo “de todas las Rusias” sobre lacuestión de la “nacionalidad soviética”. Uno de sus objetivos era el de “dar aconocer las comunidades y las figuras más populares con las que se identifica-ban las personas sondeadas, procedentes de diferentes estratos sociales y dediversos grupos sociales” (Sedov, 1990, p. 34).

La pregunta se formulaba así: “¿Qué elemento de la lista siguiente le aportala mejor imagen de usted mismo y con cuál se identifica usted con orgullo?”, yproponía 20 respuestas:

1 Padre (madre) de mis hijos.2 Hijo (hija) de mis padres.3 Amo de mi hogar.4 Amo de mi territorio.5 Habitante de una ciudad, de un pueblo, de una región.6 Hijo (hija) de la nación.7 Experto en un ámbito de los negocios.8 Soviético.9 Creyente.

10 Miembro de un círculo, de un grupo.11 Trabajador en una empresa, un establecimiento.12 Persona de mi generación.13 Hombre que ocupa una situación excepcional.14 Representante de la naturaleza humana.15 Ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial.16 Ex combatiente de la guerra de Afganistán.17 Participante en un gran proyecto, estajanovista, trabajador en territorios

vírgenes.18 Participante en un movimiento nacional.19 Miembro del Partido Comunista (de la Unión Soviética).20 Otro (especificar).21 Difícil de responder.

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Las personas interrogadas tenían varias posibilidades de respuesta. En el cua-dro 1 se presentan los modelos de identificación que se utilizaron más a menu-do (más del 10% de las personas interrogadas). Las diferencias son válidas para(p) inferior o igual a 0,01.

CUADRO 1: Objetos preferidos de identificación según el sondeo de 1989

Objetos de identificación Porcentaje del total (2.750) de los encuestados Rango

Padre (madre) de mi hijo 43.7 1

Soviético 22.4 2-3

Experto en un ámbito 21.8 2-3

Hijo (hija) de mis padres 19.7 4-5

Amo de mi hogar 18.9 4-5

Habitante de una ciudad, de un pueblo, de una región 12.5 6-7

Persona de mi generación 12.4 6-7

Amo de mi territorio 12.2 8

Las identificaciones preferidas son prácticamente las que prevalecen para cadagrupo de edad. En 1989, la tendencia era una fuerte identificación con el grupoprimario (la familia, incluida la relación y la identificación con los padres) y, ensegundo lugar, la identificación con la “nacionalidad soviética”, seguida de unacierta tendencia a la identificación según el criterio “control y autocontrol en lassituaciones de actividades y condiciones de vida”. Vienen a continuación los fac-tores como “experto en el trabajo”, “amo de casa”, “amo de mi territorio”. Lacuarta tendencia es la identificación con grandes comunidades (“lugar de residen-cia, generación”), o también lo que se llama “identificación de afiliación”.

En 1989, se experimentan claramente las carencias de una crisis de sociedaden la cual los individuos se esfuerzan en controlar sus condiciones de vida, comolo confirman las tendencias que se extraen más arriba.

Habida cuenta del estudio dirigido en 1989, evaluamos y publicamos losprincipales criterios de identificación de los diferentes grupos de edad(Kozlova, 1999). Tuvimos en cuenta la identificación social de dos grupos deedad: (de 50 a 59 años) y (60 y más años de edad). Para la población situadaentre los 50 y los 59 años, para la mayoría en situación de jubilación (para lasmujeres) o a punto de jubilarse (para los hombres), la identificación con la“familia” con a la “nacionalidad soviética” es dominante. Los representantesde este grupo de edad nacieron durante la década de 1930 o a principios de ladécada siguiente. Se han criado en el sistema de valores “soviético” y “patrió-

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tico”. A una parte de esta generación se le llama comúnmente “la gente de ladécada de 1960”, pero por lo general se les designa como un grupo de “con-servadores”. Es el único grupo de edad donde la identidad religiosa es equiva-lente a las otras identificaciones. Para los de “60 años en adelante”, se acercala etapa difícil, “el otoño de la vida”. Los miembros de este grupo de edad sepreocupan aún más de su alma, de acuerdo con la representación común.Probablemente es la razón de que la identificación con “creyente” sea mayo-ritaria en este grupo de edad, al mismo tiempo que una identificación con la“nacionalidad soviética”.

En 1999, el VCIOM emprendió una investigación por categoría de identifi-cación de los rusos (a las personas interrogadas se les ofrecieron los mismos fac-tores de identificación que en 1989). En el cuadro 2 se dan los principales fac-tores de identificación (aquí también sólo figuran los factores elegidos por másde un 10% de las personas interrogadas). Las diferencias son válidas para (p)inferior o igual a 0,01.

CUADRO 2: Identificaciones preferentes en el sondeo de 1999

IdentificaciónPorcentaje del total

Rango(2.000 personas encuestadas)

Padre (o madre) de mis hijos 57 1

Ruso 43 2

Amo de mi hogar 32 3

Hijo (hija) de mis padres 24 4-5

Experto en un ámbito 23 4-5

Habitante de una ciudad, de un pueblo, de una región 21 6

Persona de mi generación 19 7

Soviético 13 8

Al comparar los años de 1989 y 1999, los investigadores del VCIOM tuvieronen cuenta: en primer lugar, una fuerte estabilidad, sobre 10 años, de algunos cri-terios de identificación, como el orgullo de pertenecer a un grupo social, como“hijo de la nación”, “amo de mi territorio”, “experto en un ámbito”, “miembrode una empresa”, “representante de la raza humana”. Como antes, la referenciaa la “generación” (hijos - padres) es la más frecuente y su posición hasta parecereforzarse. Las referencias “locales” (ciudad, región) se refuerzan también. Elcambio más señalado de identificación se observa en el ámbito nacional y políti-co: no sólo “ruso” gana por la mano a “soviético”, sino que se menciona aún másesta referencia que diez años antes. Parecería que el atributo “soviético” se hubie-

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ra elegido hace diez años como un término común y oficial, mientras que en1999 el atributo “ruso” hacía referencia a una clase “de refugio” después de unperíodo de confusión y perturbaciones (Levada, 1999, p. 9). Así pues, durantediez años (de 1989 a 1999), las personas mayores retuvieron su identificación enla familia. En segundo lugar viene la identificación con “ruso”. Se mencionaronaún más las identificaciones “de afiliación”, como la afiliación a la generación, alos residentes de una misma región. Las identificaciones políticas se volvieronmás raras. Transcurrido el tiempo, la identificación con “la nacionalidad soviéti-ca” perdió su último significado.

En la actualidad, consideramos estos resultados a la luz de nuestra investiga-ción sociológica (mediante entrevistas). Para las necesidades de estas entrevistas,elaboramos una técnica basada en cuatro sondeos. Uno a través de la pregunta“¿quién soy yo?” se refiere a la evaluación de las identificaciones psicológicas ysociales. Se distinguieron cinco grupos de jubilados para estas entrevistas: muje-res jubiladas entre 55 y 59 años, un grupo de hombres y un grupo de mujeresentre 60 y 64 años, y un grupo de hombres y un grupo de mujeres entre 65 y 69años. Cada grupo lo formaban entre 25 y 30 personas. Encontramos a las per-sonas encuestadas, procedentes de lugares diferentes, según el método denomi-nado de la “bola de nieve”.

Junto a la prueba “¿quién soy yo?”, nuestra técnica recurrió a otras pregun-tas relativas a la identificación de las personas interrogadas. Se trata de las pre-guntas n.° 1 (“¿cómo le gusta que le llamen?”), n.° 8 (sobre la afiliación socialdel jubilado) y n.° 19 (con respecto a la correspondencia entre la edad biológicay la edad real).

Analicemos ahora el reparto de la identificación entre los grupos de sexo y edad.

– Las mujeres de 55 a 59 años de edad

El análisis de los resultados de la prueba “¿quién soy yo?” ha permitido sacar lassiguientes conclusiones: 1) Cuando las mujeres jubiladas han dejado recientemen-te su empleo, a menudo hacen alusión a su antigua profesión (médico, profesora,cocinera…) como identificación primaria. Sólo dos personas mencionaron elempleo de “jubilada”. 2) Para la mayoría de las jubiladas, la familia se ha vuelto prio-ritaria (y, para algunas, la única célula social). En estas condiciones, la identificacióncon la familia (madre, esposa, abuela…) es dominante. 3) Hay que tener en cuentaque cuando pretenden caracterizarse (“bonita”, “en buena forma”, “de caráctermoderado”, “emotiva”, “coqueta”), las mujeres rara vez hablan de sus aspectos

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negativos. Una de ellas se declaró “egoísta”, otra “peleona” o “autoritaria”. 4)Algunas mujeres hacen referencia a su estado de salud: “con mala salud”, peroestos casos son poco numerosos. 5) La mayoría de las personas interrogadas eranrusas, y las que no lo eran lo aclaraban, por ejemplo: “ucraniana”.

A la pregunta n.° 1 (¿cómo querían estas mujeres que se dirigieran a ellas?)respondieron “señora”, “señorita”, etc. Al final, no quieren que se les llame“jubiladas”. Lamentablemente, en nuestro país no existe una expresión bienestablecida y positiva para designar a los jubilados que sean hombres o mujeres.Las personas se dirigen las unas a las otras en público hablando a un “hombre”o a una “mujer”, lo que, por supuesto, apenas es “cortés”. Catorce personas deeste grupo (más de la mitad) se sienten más jóvenes que su edad (en respuestaa la pregunta n.° 19). Era de esperar: la edad biológica de una persona raramen-te coincide con su edad definida por el calendario. Ninguna de las personas inte-rrogadas se consideró más vieja que su edad.

Prácticamente todas las personas interrogadas consideraron que pertenecíana la clase media. Tres mencionaron la clase obrera. Dos mujeres con alta titula-ción académica se consideraron pertenecientes a la clase inferior “debido a difi-cultades financieras”.

– Las mujeres de 60 a 64 años de edad

Los datos obtenidos con la prueba “¿quién soy yo?” se han analizado y hanpermitido extraer los siguientes resultados: 1) Las mujeres de este grupo eran deedad más avanzada que las del grupo precedente, se jubilaron antes y hacen refe-rencia más raramente a su antigua profesión. 2) Para la mayoría de las mujeresjubiladas, la familia se ha vuelto prioritaria (y, para muchas, la única célula social).La identificación con la familia se hace entonces dominante. 3) Es interesantetener en cuenta que las representantes de este grupo muy rara vez hacen men-ción de sus defectos. Una mencionó la palabra “descuidada”; otra, hablando desu situación financiera precaria, se calificó como “empobrecida, destrozada,esperando la muerte”. 4) Con respecto a su estado de salud, algunas mujeres,pero en un número reducido, se declararon “con mala salud”. 5) Muchas secaracterizaron como “moscovitas”, amantes de la lectura y de ir al teatro.

La pregunta n.º 1 recibió respuestas tales como “señora”, “camarada” y“abuela”. Quince mujeres se juzgaron más jóvenes que su edad, las demás acep-tan su edad. Una mujer enferma se juzgaba más vieja. Tres mujeres se situaronen la clase superior (efectivamente, están “desahogadas”), cuatro en la clase

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obrera, las demás hablan de “clase inferior” (“la vida no es satisfactoria”, “lasituación financiera es precaria”).

– Las mujeres de 65 a 69 años de edad

La prueba “¿quién soy yo?” ha revelado los siguientes puntos: 1) Muy escasa iden-tificación con el empleo anterior, debido al hecho de que la jubilación se produjo hacemucho tiempo ya (“ex ingeniero”). 2) Una vez más, la identificación con la familia seha vuelto dominante. 3) Las representantes de este grupo rara vez hicieron referen-cia también a los defectos, sólo una declaró “ser inculta”. Considerarse “bella” era,ante todo, un recuerdo del pasado. 4) Los efectos de la mala salud se hacen sentir aesta edad (“sorda”, “enferma”, etc., fueron respuestas frecuentes). 5) Este grupo deedad se siente muy asociado a “Moscú”. 6) Cuanto más anciana es la persona, máshace referencia a “Dios”. Esta es la razón de que en este grupo de edad se observenreferencias como “cristiana ortodoxa”, “creyente”…

En respuesta a la pregunta n.º 1, se recibió generalmente “querida”, “abue-la”, “jubilada”, y “mujer”. Doce mujeres se sintieron más jóvenes que su edad,tres mencionaron su estado de salud deteriorado y se sentían más viejas, lasdemás declararon sentirse de su edad.

Dos mujeres se refirieron a la clase superior: una vivía “bien” y la otra deforma “satisfactoria”. Obviamente, su relación con la noción de clase se remon-taba a su vida anterior. Siete mujeres se definieron como miembros de la claseobrera (las que disponían de un bajo nivel de educación) y también una perso-na declaró pertenecer a la clase más baja a pesar de su titulación académica, alparecer debido a las malas condiciones de vida.

– Los hombres de 60 a 64 años de edad

La prueba “¿quién soy yo?” ha puesto de relieve las siguientes tendencias: 1)Estos hombres se jubilaron hace poco, relativamente. Por tanto, la prueba hadestacado el hecho de que las personas interrogadas se identificaron con su pro-fesión (profesor, soldador, conductor de vehículos pesados, mecánico, etc.).

Esta constatación está vinculada al hecho de que, una vez jubiladas, varias deestas personas siguieron trabajando a tiempo parcial. Ninguna se presentó como“jubilada”. 2) La familia es ahora, en su vida, la referencia más importante y laprincipal prioridad. 3) Rara vez se hizo alusión a los aspectos negativos de suscaracteres, y sólo uno se declaró “desorganizado”. Un número importante dehombres se identificaron con sus aficiones: jardinería, pesca, fotografía, espec-

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tador de competiciones deportivas. Por lo general, los hombres se sientenmenos afectados por los problemas familiares. Tienen más tiempo para consa-grarse a lo que les interesa. 4) Sólo un hombre habló de su salud.

“Camarada”, “ciudadano”, “joven camarada”, “amigo”, etc., son las respues-tas que recibimos para la pregunta n.º 1. Las personas no quieren que se lesllame jubilados. Once hombres, lo que representa menos que las mujeres de lamisma edad, se sentían más jóvenes que su edad y cuatro más viejos, frente aninguna mujer. En comparación con estas últimas, los hombres tienen una saludmás precaria, cuidan menos de sí mismos y beben mucho más. El balance essimple: viven peor y menos tiempo.

Doce hombres declararon pertenecer a la “clase obrera”, uno a la “clase másbaja” y el resto a la “clase media”.

– Los hombres de 64 a 69 años de edad

Observamos que esta generación respondió a la cuestión “¿quién soy yo?”: 1)La identificación con la profesión anterior es importante. En comparación conel grupo de edad correspondiente en las mujeres, el empleo anterior parece haberdesempeñado un papel social más importante. 2) Los jubilados masculinos con-sideran a su familia como el elemento más importante de su existencia. 3) Muypocos hombres hablan de sus defectos. Sólo uno de ellos se consideró comoalguien aburrido. Las características positivas son más numerosas, tales como“hábil”, “ahorrador”, “calmado”, “de carácter uniforme”, “aventurero”. Algunoshombres de los dos grupos de edad declararon haber sido infieles a su esposa:“amante”, “falta de respeto por mi mujer”, etc. Las mujeres nunca mencionanestas cuestiones. 4) La tendencia a identificarse con una actividad secundaria estambién significativa: cine, música, jardinería, pesca, fotografía. Esta tendenciaestá probablemente vinculada al tiempo libre más considerable de que disponenlos hombres. 5) Por supuesto, habida cuenta de su edad avanzada, muchos hom-bres describen su mala salud: enfermo, discapacitado…

A la pregunta n.º 1, “¿cómo quiere que le llamen?”, recibimos respuestascomo “camarada”, “ciudadano”, “abuelo”. Once hombres se sintieron másjóvenes que su edad, uno más viejo y otro simplemente de su edad.

Tres hombres se identificaron con la clase superior, aunque esta referencia seasociaba a su vida pasada, ya que actualmente viven peor. Diez personas se cali-ficaron de “trabajadores” y el resto se consideró más bien como pertenecientea la “clase media”.

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Según los estudios dirigidos por el VCIOM, durante los diez años transcurri-dos entre 1989 y 1999, las personas mayores se identificaron prioritariamentecon la familia. En segunda posición viene la identificación como “ruso”. Lasdemás identificaciones fueron por “afiliación”: identificación según los criteriosde edad, de habitantes de la misma ciudad o región. Las identificaciones políti-cas fueron menos que las aducidas para el pasado. La identificación con la iden-tidad “soviética” se difuminan.

Habida cuenta de nuestras investigaciones, se han observado las siguientestendencias:

La familia se convirtió en una prioridad para los jubilados y, para muchos deellos, es ahora su único punto de contacto con lo social. Aunque estas personasa menudo hayan dejado de trabajar desde hace muchos años, se identifican aúncon su antiguo oficio. Es especialmente cierto en los hombres.

Cuando hablan de sí mismas, las personas interrogadas tienden muy poco amencionar sus “defectos”. Los hombres tienden a identificarse con sus activida-des recreativas (aficiones). Por lo general, los hombres dedican a diario menostiempo a su familia, de modo que disponen de más tiempo libre.

Aquellos de nuestros interlocutores que tienen una formación puramenteprofesional (no de escolaridad a nivel de enseñanza media) se asimilan a la claseobrera; los que tienen una educación más avanzada, a la clase media. No obs-tante, entre estos últimos algunos se identifican con las clases modestas debidoa sus malas condiciones de vida.

BIBLIOGRAFÍA

YADOV, V.A., (1994) “Social identifications of a person in the conditions of rapid social changes”, en:YADOV V.A., (Ed), Social identification of a person, volumen 2. Moscú, Instituto de Sociología, RAS,pp. 267-291.

SEDOV, L. (1990), Soviet man. Who is he? Moscú, Chelovek, pp. 33-35.

KOZLOVA, T.Z. (1994) “The features of social identification at various stages of the cycle of a person’s evo-lution”, en: YADOV V.A., (Ed), Social identification of a person, volumen 2. Moscú, Instituto deSociología, RAS, pp. 107-123.

LEVADA, YU. (1999) “Soviet man ten years later: 1989-1999. Economical and Social changes”, Public opi-nion monitoring. Information. Analysis. Moscú, VCIOM, Intercentre, n.ª 3, pp. 7-15.

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2. LOS PROTAGONISTAS

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En los Estados Unidos, el "poder de los mayores" es paradójico en muchosaspectos… Las personas mayores representan una parte importante y crecientede la población. Resulta que, en proporción, son los más numerosos en partici-par en las elecciones, lo que mejora su influencia política. Los gastos federalesdedicados a los programas y a las prestaciones a favor de las personas de edadavanzada aumentaron mucho durante las últimas décadas. La seguridad social yel programa de salud Medicare54 a favor de las personas mayores representan yamás del tercio del presupuesto federal, y se prevé que esta parte aumente muchohacia mediados del siglo (Rix, 1999). Los dos principales candidatos a las elec-ciones presidenciales de 2000 hicieron una corte asidua a los jubilados al propo-ner “salvar” o “reformar” la seguridad social y Medicare. El aumento del núme-ro, la envergadura y la visibilidad política de las organizaciones que representana las personas mayores fue espectacular durante las últimas décadas. Inclusopara un observador superficial de la política estadounidense, las personas de másedad constituyen, en la actualidad, una fuerza política considerable.

Esta población de la tercera edad, en número creciente, es también cada vezmás variada; representa un surtido de opiniones e intereses muy diferentes. Porotra parte, el apoyo popular a la seguridad social y a Medicare no es sólo obra delas personas mayores: es también importante en otros grupos de edad (Day,1990; MacManus, 1996; Rhodebeck, 1998). Por consiguiente, los discursos decampaña a favor de los beneficiarios de la política en materia de vejez iban diri-gidos también a otros muchos electores. Esta retórica, al tiempo que afirmaba

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Organizaciones y grupos de presiónde jubiladosCómo se organizan los jubilados estadounidenses:gran angular sobre los grupos de presiónde jubilados en los Estados Unidos

CHRISTINE L. DAY

Profesora de Ciencias Políticas . Departamento de Ciencias Políticas

Universidad de Nueva Orleáns

54Programa federal de seguro médico para las personas mayores y las personas con discapacidad gestionado por laAdministración de la Seguridad Social de los Estados Unidos [N. del T.]

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la necesidad de “salvar” o “reformar” estos programas muy populares, incluíapropuestas muy variadas, que iban desde una posible privatización a una evolu-ción gradual o, incluso, a una ampliación que llegaba hasta la cobertura de losmedicamentos en el marco de Medicare. En otras palabras, las promesas de lacampaña en materia de prestaciones a las personas mayores también fueron tanvariadas como las personas afectadas.

A fin de cuentas, la diversidad de los estadounidenses de edad avanzada debeponerse en paralelo con la pluralidad de las organizaciones políticas que se pro-ponen representarlos. (Day, 1990, 1998; Pratt, 1976, 1993; Van Tassel y Meyer,1992). En este amplio conjunto, se encuentran organizaciones como la AARP,que tienen vocación de reunir a todas las categorías de personas mayores, asícomo a grupos más categorizados basados en identidades étnicas, sexuales, pro-fesionales… Algunos de estos grupos reúnen personas mayores, pero otros sonasociaciones de profesionales del sector gerontológico. Varias organizacionesposeen estructuras locales, otras tienen su sede en Washington D.C. y se ponenen contacto con sus miembros por correo postal o electrónico. Lejos de presen-tar concepciones políticas homogéneas, estas organizaciones cubren el conjun-to del espectro ideológico de la izquierda a la derecha, y algunos grupos de per-sonas mayores llegan incluso a considerar a grupos de la misma categoría comosus principales adversarios. Por lo demás, estas divisiones y desacuerdos no selimitan a los conflictos entre grupos y los 35 millones de miembros de la AARP,por ejemplo, distan mucho de presentar un frente unido ante los problemas delenvejecimiento. El presente artículo tiene por objeto exponer el panoramaactual de las organizaciones políticas basadas en la edad en los Estados Unidos:sus orígenes, su crecimiento, sus estrategias de reclutamiento y de acción y suinfluencia política (actividades de presión).

El pluralismo de los grupos de interés en los Estados Unidos

Como enseña cualquier obra de introducción a la vida política estadouniden-se, los Estados Unidos reflejan una sociedad plural. Se crean numerosos gruposde interés, independientes o agrupados en alianzas más amplias, y luchan parainfluir en las decisiones políticas, y ello, probablemente, mucho más que en cual-quier otra democracia de los países industrializados. De hecho, los autores de laConstitución de los Estados Unidos reconocieron el carácter inevitable de laexistencia de facciones, representantes de diferentes intereses, dado que conci-bieron un sistema de gobierno descentralizado que fomenta la formación y lasactividades de grupos numerosos y variados, lo que impide que una facción

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55Programa de asistencia médica para las personas pobres y con ingresos bajos, financiado por los estados federales yel gobierno de los Estados Unidos [N. del T.]

supere a otras (Baumgartner y Leech, 1998; Berry, 1997). Alexis de Tocqueville,observador sensato de la América de la década de 1830, había notado esta pro-pensión de los estadounidenses a crear asociaciones (Tocqueville, 1948). Losuniversitarios se plantearon mucho tiempo la cuestión de saber si este sistemaofrecía a todos las mismas oportunidades o favorecía a determinados grupos,pero nadie pone en duda la proliferación de las organizaciones políticas.

Hoy en día, existen decenas de millares de organizaciones nacionales y variasdecenas de millares de otras, que actúan a escala estatal o local. Estas cifras notienen en cuenta a los millares de “secciones locales” de los organismos nacio-nales, a los pequeños grupos poco estructurados dispersados por el país, ni a lasempresas individuales y a los grupos de interés económico que actúan cada unopor su lado (Baumgartner y Leech, 1998; MacManus, 1996; Schlozman yTierney 1986). Todo bien medido, existen probablemente centenares o, incluso,millares de organizaciones que representan a las personas mayores o que se pre-ocupan de los problemas vinculados al envejecimiento.

¿De dónde vienen todos estos grupos? Las teorías clásicas relativas a la crea-ción de grupos de interés presentan estas organizaciones como la consecuencianatural de problemas o amenazas, en busca del bienestar de un grupo social par-ticular (Truman, 1951). Pero estas teorías no explican, sin embargo, por quéalgunas organizaciones tienen éxito allí donde otras se estancan (Baumgartner yLeech, 1998). Algunos especialistas de los grupos de interés reconocen la importan-cia de los conflictos en la creación de los grupos de presión. Pero señalan tam-bién que los grupos que disponen de numerosas redes y que disponen del capi-tal social y económico más importante, son también los que gozan de las mejo-res capacidades de organización para estructurarse e influir en las políticas públi-cas y los que reflejan, por lo general, los intereses de las clases superiores de lasociedad (Schattschneider, 1960).

Otros especialistas han destacado la importancia de la propia política guber-namental en el proceso de formación de las organizaciones políticas. Walker(1983) observa que la mayoría de las organizaciones políticas para personasmayores se crearon después de la implantación de los principales programas queles concernían, como Medicare, Medicaid 55 (para los estadounidenses con rentasbajas) y la Older Americans Act 56, así como un aumento sustancial de las presta-ciones de la seguridad social durante la década de 1960 y a principios de la déca-

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da siguiente. Por lo demás, las organizaciones existentes se volvieron más polí-ticas después de establecer las políticas públicas que crearon categorías de inte-reses particulares. Walker destaca el papel positivo de instituciones como losgobiernos, las empresas y las fundaciones privadas en el origen y en el respaldode estas organizaciones. Por otra parte, la creación y la ampliación de las venta-jas concedidas por el Gobierno implicaron la aparición de grupos especialmen-te receptivos a la defensa de estos programas (Pratt, 1983). Por consiguiente, lasacciones gubernamentales a menudo son más la causa que la consecuencia de laformación y la continuidad de estos grupos de interés.

Este enfoque centrado en la estructura estatal ayuda a comprender mejor elorigen y la evolución de las organizaciones políticas basadas en el envejecimien-to, e incluye a tres de las más importantes, por el número de sus miembros (Day,1990, 1993; Pratt, 1983; Van Tassel y Meyer, 1992). Inicialmente, la AARP erauna organización de servicios fundada en 1947 con el fin de procurar a los jubi-lados seguros a bajo coste. Su desarrollo posterior en el ámbito de la acción polí-tica está vinculado al aumento de los programas federales relativos al envejeci-miento y las pensiones.

Los sindicatos también están presentes en las organizaciones de jubilados. LaAlianza para los Jubilados Estadounidenses (Alliance for Retired Americans, inicial-mente Consejo Nacional de Ciudadanos Mayores: National Council of SeniorCitizens) fue políticamente activa a partir de su fundación, en 1961, gracias a lapresencia activa de responsables sindicales (Labor Unions 57). La mayor parte desus recursos financieros la proporcionaron los sindicatos y el PartidoDemócrata. Durante la década de 1990, las subvenciones limitadas procedentesdel Gobierno federal constituían un 90% de sus recursos (a excepción de suComité de acción política, que contribuye a las actividades de los candidatos).Actualmente, la mayoría de sus 2,5 millones de miembros jubilados son antiguossindicalistas cuyas cotizaciones son pagadas por el sindicato.

La tercera gran organización, el Comité Nacional de Protección de laSeguridad Social y de Medicare (National Committee to Preserve Social Security andMedicare: NCPSSM), empezó en 1982 como organización que trabajaba porcorrespondencia y proponía a los destinatarios de sus correos adherirse y ejer-cer presión sobre los responsables políticos. En pocos años, condujo numero-sas campañas de envío en masa de cartas al Congreso. Reclutó así millones de

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56Ley sobre personas mayores de los Estados Unidos [N. del T.]57Sindicatos [N. del T.]

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miembros. La principal razón de este éxito se basa en la defensa de programasexistentes, lo que explica la motivación de los beneficiarios de tales programasgubernamentales que temían perder las ventajas.

Los fondos gubernamentales o privados son importantes para la formación,la financiación y el funcionamiento de las organizaciones representantes de gru-pos más limitados de estadounidenses de edad avanzada, sobre todo cuando susingresos son modestos o cuando se trata de categorías desfavorecidas que dis-ponen de escasos medios. Se cuenta en esta categoría Families USA, que defien-de la cobertura de la asistencia sanitaria y de la atención a la dependencia de laspersonas mayores con rentas bajas. Otras organizaciones defienden los interesesde las personas mayores miembros de minorías étnicas o raciales, como elNational Caucus and 58 Center on Black Aged 59, el National Indian Council on Ageing60,y el National Hispanic Council on Ageing 61.

Otra crítica de las teorías clásicas sobre la formación y la financiación de losgrupos de interés fue formulada por Olson (1965), quien mantuvo que las ame-nazas relativas al bienestar de un grupo determinado no bastaban para conven-cer a sus miembros de organizarse. En un análisis clásico de la racionalidad delos protagonistas, los individuos pueden actuar por su cuenta o beneficiarse delos resultados obtenidos por un grupo de interés, sin por ello unirse a él o contri-buir a su acción. La teoría del “intercambio”, tal como resulta de los trabajos deOlson, indica que los líderes de los grupos de interés pueden superar el proble-ma de actuar por su cuenta ofreciendo tres posibles incentivos a quienes se lesunan: incentivos materiales (productos que presenten un valor monetario), unallamada a la solidaridad que brinde la ocasión de unirse con otros individuos quetienen las mismas preocupaciones o, por último, haciendo resaltar el interés quetendría apoyar una causa que vale la pena (Clark y Wilson, 1961; Salisbury,1969).

Los dirigentes de las organizaciones de personas mayores, en efecto, propo-nen a sus miembros diferentes formas de incentivos. La AARP es conocida porlas ventajas materiales que está en condiciones de procurar: seguros a bajo coste,rebajas en productos y servicios, posibilidades de inversiones, revistas y cartasinformativas. 35 millones de miembros pagan anualmente 12 dólares para bene-

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58No se trata de dos entidades diferentes, como parece indicar el uso de 'et le' en el texto original, sino de una sola:National Caucus and Center on Black Aged [N. del T.].59Centro y Comité Nacional para Personas Mayores Afroamericanas [N. del T.].60Consejo Nacional Amerindio sobre Envejecimiento; el nombre en inglés que figura en el texto original está incom-pleto [N. del T.].61Consejo Nacional Hispano sobre Envejecimiento [N. del T.].

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ficiarse de estas ventajas. La mayoría de los demás grupos proponen ventajascomparables, aunque a menor escala que la AARP. Algunos grupos como losPanteras Grises (Gray Panthers), más bien situados a la izquierda, la Liga deMujeres Mayores (Older Women's League) y la Asociación Nacional de EmpleadosFederales Jubilados (National Association of Retired Federal Employees), recurren a lasolidaridad para incitar a sus miembros a participar en las reuniones locales y enlas redes dispersadas por todo el país. Se dirigen a grupos específicos de perso-nas mayores recurriendo a la ideología, al sexo o al estatus de empleado federal.Hacen hincapié así en las relaciones concretas entre los individuos, lo que con-tribuye a crear una dinámica de solidaridad entre los miembros (Day, 1998).

Algunos grupos utilizan el correo electrónico para solicitar el “talonario decheques” (Haces, 1983): al enviar sus cotizaciones y, llegado el caso, al escribirlas cartas o al firmar las tarjetas postales o las peticiones destinadas a los parla-mentarios, los miembros pueden apoyar una causa a menor coste, en dinero oen tiempo. Con los ordenadores personales y los programas informáticos quefacilitan el envío directo de correo, los medios de los grupos de interés se cambia-ron a Washington D.C. Surgieron numerosas organizaciones nuevas y los gru-pos más antiguos vieron aumentar el número de sus miembros con la ayuda delos nuevos medios de comunicación, combinados con llamadas telefónicas muymilitantes, a veces amenazando o negativas, para respaldar una causa o derrotara un adversario (Godwin, 1988). El Comité Nacional de Protección de laSeguridad Social y de Medicare es, desde este punto de vista, uno de los gruposmás conocidos entre las organizaciones de personas mayores. Otras tres organi-zaciones, pertenecientes a esta categoría, surgieron a finales de la década de 1980y a principios de la década siguiente y utilizaron las mismas técnicas de correodirecto: Seniors Coalition 62, United Seniors Association 63, y 60 Plus Association 64 (Day,1998; Serafini, 1995). Las tres son ideológicamente conservadoras y abogan poruna limitación de la acción del Gobierno en el ámbito social, por reformas enfavor del libre comercio, de las disminuciones de impuestos y de la privatizaciónparcial o total de la seguridad social y de Medicare. En realidad, un poco despuésde que Pratt (1983) observara una “saturación aparente” de los grupos de inte-rés basados en la edad en la política nacional hacia finales de la década de 1980,el advenimiento de nuevas técnicas de comunicación facilitó la aparición deestos tres grupos complementarios.

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62Coalición de Mayores [N. del T.]63Asociación de Mayores Unidos [N. del T.]64Asociación 60 y más [N. del T.]

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Las estrategias políticas

Las organizaciones políticas recurren a tácticas variadas para influir en elGobierno. Realizan actividades de presión directa ante los políticos, a los quedan información útil sobre sus reivindicaciones. Al mismo tiempo, informan asu base, pidiéndole que se ponga en contacto con los responsables políticos paraexponerles sus preferencias en determinados ámbitos. También organizan coa-liciones con otros grupos y contribuyen a las campañas de los candidatos a laselecciones. Las organizaciones de personas mayores no hacen excepción: endiferentes grados, recurren a estos cuatro procedimientos tácticos. Para estosgrupos, presionar a la base es el método más eficaz, sobre todo para las organi-zaciones que reúnen un gran número de miembros. Algunas organizaciones depersonas mayores animan también a los comités de acción política a que parti-cipen en las campañas políticas, pero sin financiar a los candidatos. La másimportante y más próspera, la AARP, no dispone, por ejemplo, de un comité deacción política y no contribuye financieramente a las campañas.

La base y la presión directa

Durante las últimas décadas, las actividades de presión sobre el terrenohan visto crecer su importancia en los grupos de interés políticos en losEstados Unidos, y a menudo, incluso, han hecho pasar a segundo plano lastácticas más tradicionales de la presión directa (Cigler y Loomis, 1995). Lamovilización a gran escala, de la base al nivel del distrito o del estado, al ponerde relieve el peso electoral de las reivindicaciones, resulta a menudo másimportante que las contribuciones a las campañas, sobre todo en el ámbito delas grandes preocupaciones ideológicas. La afiliación en masa de las personasmayores a las organizaciones representativas las vuelve más eficaces parainundar el Congreso de correos y llamadas telefónicas, y, llegado el caso, paradesencadenar manifestaciones masivas (Cook y Barrett, 1992; Day,1990,1998; Fowler y Shaiko, 1987). Al mismo tiempo, numerosos parlamen-tarios se burlan de estos procedimientos o se indignan por los envíos masi-vos de correos por parte de organizaciones que no hacen presión directa antelos políticos. Califican estas campañas de “Astroturf ” 65 o de “base artificial”

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65Marca comercial de una hierba artificial confeccionada a base de fibra de nailon tricotado con fibra de poliéster,que se utiliza para cubrir superficies de uso deportivo (campos de juego de jockey, por ejemplo). En lenguaje políti-co, designa un tipo de campañas cuidadosamente diseñadas por los políticos u otros profesionales para dar la impre-sión de que son resultado de la expresión de sentimientos populares espontáneos más que una manipulación. No tieneequivalente en castellano [N. del T.].

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(Cigler y Loomis, 1995; Day, 1998). Las organizaciones más eficaces, aquellasque personifican la mayor legitimidad a los ojos de los políticos, recurren aun conjunto de procedimientos tácticos y no se limitan, por tanto, a uno solo(Baumgartner y Leech, 1998).

En cualquier caso, con el paso de los años las organizaciones basadas en elenvejecimiento han ampliado sus estrategias políticas y han combinado lasmanifestaciones básicas con la presión directa. Otras, por el contrario, han recu-rrido a profesionales de las actividades de presión para diversificar sus accionesde movilización de la base más allá de las campañas de correo (Day, 1990, 1998).La AARP, por ejemplo, se proveyó de un importante equipo de especialistas encuestiones políticas y de miembros profesionales de grupos de presión y evolu-cionó del estatus de prestador de servicios al de organización más política. Estosesfuerzos por desarrollar las campañas de envío de cartas consiguieron, a media-dos de la década de 1980, la creación de AARP/VOTO, programa de formaciónde electores que publica las posiciones de los candidatos sobre los temas encuestión. Otros grupos de defensa, como la Alliance for Retired Americans yFamilies USA 66, aumentaron igualmente sus envíos de correo durante las déca-das de 1980 y 1990, no sólo para atraer nuevos miembros y donantes, sino tam-bién para reforzar sus actividades de presión poniendo de relieve el soporte conque benefician a la base.

Otros esfuerzos para movilizar las tropas incluyen una ampliación de la par-ticipación de los miembros en las asociaciones locales, combinados con un con-trol más centralizado de sus actividades. Los Panteras Grises (Gray Panthers) y laLiga de Mujeres Mayores (Older Women’s League), que inicialmente habían hechohincapié en las actividades de la organización a escala local, desplazaron a susestados mayores a Washington D.C., durante la década de 1980, y centralizaronparcialmente sus estructuras con el fin de coordinar mejor sus esfuerzos a esca-la local. La Asociación Nacional de Empleados Federales Jubilados (NationalAssociation of Retired Federal Employees) pretendió desarrollar sus actividades en eldistrito, así como sus presiones sobre las personalidades políticas, y pidió a susmiembros que se unieran a las asociaciones locales a partir de 1986. La AARP,por su parte, comprende más de a 4.000 asociaciones locales, pero la mayoríatienen más un carácter social que político. Sus miembros no superan, en núme-ro, el 3% de sus miembros. Más recientemente, la AARP comenzó a desarrollar

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66No es una única entidad, como parece indicar el uso de 'and' en el texto original, sino de dos diferentes: Alliancefor Retired Americans [Alianza de Jubilados de los Estados Unidos], por un lado, y Families USA, por el otro [N.del T.]

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sus oficinas y asociaciones tanto a escala local como en los estados (Day, 1998;Congreso de los Estados Unidos, 1995). Estos esfuerzos por aumentar la movi-lización a escala local, o en el distrito, y al de los estados, traducen a la vez eldeseo de influir en los resultados de las elecciones y el reciente traspaso a losestados, por parte del nivel federal, de numerosas responsabilidades políticas(Liebig, 1992).

Mientras que algunos grupos añadieron actividades a la base de su presióndirecta, otros evolucionaron en la dirección opuesta y añadieron posibilidadesde presión directa a sus esfuerzos de movilización de la base. Estos cambiosmejoraron su imagen en el Capitolio. El Comité Nacional de Protección de laSeguridad Social y de Medicare (NCPSSM) es un buen ejemplo. Comenzó en1982 con el envío cartas en las que pedía a sus destinatarios interpelar a las per-sonalidades políticas y pagar la cuota de la organización. Demostró con rapidezal medio político que era capaz de inundar las oficinas del Congreso de tarjetaspostales preimpresas y firmadas, de cartas y peticiones de respaldo de las posi-ciones del NCPSSM sobre determinadas cuestiones. Este tipo de acción todavíano parece que haya sido muy eficaz. Los parlamentarios y sus ayudantes a menu-do han emitido reservas sobre estas campañas de correo, debido a su falta desinceridad y su tendencia a inducir a temas de reivindicación a veces discutibles.Durante años, el NCPSSM organizó a un programa de investigación y un equi-po de miembros profesionales de grupos de presión, creó un comité de acciónpolítica y reclutó a importantes personalidades, entre ellas su actual Presidenta,la ex comisaria de la seguridad social, Martha McSteen. Estas acciones reforza-ron sensiblemente la legitimidad del NCPSSM a los ojos del personal político(Day, 1990,1998).

Los tres grupos, más bien conservadores, creados entre 1989 y 1992 –60 PlusAssociation, Seniors Coalition y United Seniors Association– siguieron un itinerariocomparable. Las tres comenzaron estructurando su organización para la recau-dación de fondos por correo con solicitud de afiliación. El pionero de la corres-pondencia directa favoreció esta demanda: Richard Viguerie, un hombre cono-cido por sus opiniones de derecha. Este comportamiento llevó a los políticos aconsiderar que estos tres grupos se preocupaban más de recaudar dinero que deinfluir realmente en el Gobierno. Sólo después de haber reforzado sus capaci-dades de investigación y presión y de haber tenido vínculos directos con los res-ponsables públicos fue cuando su reputación comenzó a mejorar en el mediopolítico (Day, 1998).

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La AARP, que es la más importante organización de masas del país, es, pro-bablemente, el más eficaz de estos grupos. No obstante, 35 millones de miem-bros presentan inconvenientes en cuanto a la influencia política. Representar auna población tan importante y variada no tiene ventajas en lo referente a lasrelaciones internas y externas. Las posiciones de los líderes pueden implicar divi-siones en el grupo; cuando una mayoría se pronuncia, los opositores puedenrepresentar millones de miembros. Vista desde el exterior, la AARP está abiertaa las críticas tanto de la derecha como de la izquierda.

Los políticos y los líderes de las organizaciones liberales afirman que laAARP representa sobre todo a sus miembros más acomodados y privilegiados,que tienden a ser los más activos y comprometidos. Al mismo tiempo, los res-ponsables conservadores y los líderes de organizaciones conservadoras acusana la AARP de apoyar el desarrollo de programas sociales a los cuales se oponeun gran número de sus propios miembros (Crystal, 1990; Day, 1993, 1998;Himmelfarb, 1995; New York Times, 1994). Por consiguiente, la AARP debetomar precauciones con respecto a la selección y publicación de sus prioridadesa fin de no perder una parte de sus miembros; pero esta precaución tambiénpuede reducir su influencia política.

Elaboración de alianzas, especialización y competición entre los grupos

La diversidad de fuerzas que animan el sistema político de Estados Unidosllevó a los grupos de interés a elaborar a la vez alianzas ampliadas y a definir unaidentidad independiente. Por una parte, las coaliciones ampliadas ponen encomún los recursos humanos y materiales de varios grupos, lo que puede resul-tar políticamente eficaz. Los grupos de interés parecen más directamente eficacescuando se caracterizan, se especializan en su ámbito político particular y se con-centran en objetivos específicos y limitados (Browne, 1990; Ripley y Franklin,1991; Schlozman y Tierney, 1986).

Las organizaciones políticas de personas mayores se enfrentan a las mismas con-tradicciones. En los Estados Unidos, el movimiento conservador en su conjuntopretende reducir el papel del gobierno en la esfera privada y procurar que las res-ponsabilidades sociales de nivel federal retornen a los estados: los grupos de defen-sa de las personas mayores deben pues constituir un frente unido con otros gruposque combaten para el mantenimiento de programas sociales. Pero la constitución deuna coalición resulta difícil cuando los intereses de uno de los grupos parecen ame-nazados. Cada grupo intenta proteger los intereses específicos de sus miembros.

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En el ámbito de las coaliciones en favor de las personas mayores, los intere-ses comunes de los grupos tienden a ser temporales, fragmentarios y específicosa un tema particular. Allí se reconoce bien un derecho típico del panorama polí-tico de los Estados Unidos (Gais, Peterson, y Walker, 1984). La mayor parte delas organizaciones de personas mayores, que aspiran a impedir la reducción delos programas existentes, tienden a constituir alianzas con una gran variedad degrupos, como las asociaciones de consumidores y las organizaciones de defen-sa de los derechos del niño, de las mujeres y de los empleados. Las alianzas inte-gran igualmente asociaciones de carácter ideológico y a otros grupos basados enla edad. En algunos ámbitos, sobre todo para la asistencia sanitaria, los gruposde personas mayores forman alianzas con organizaciones que prestan cuidadosy servicios, que, por otra parte, son adversarios suyos a menudo. Las organiza-ciones que representan a los médicos, los hospitales, los establecimientos deasistencia y los productores de medicamentos se oponen con frecuencia a losgrupos de personas mayores en ámbitos tales como las reglamentaciones guber-namentales o la limitación de los gastos. Pero todos comparten a veces los mis-mos intereses en el ámbito del mantenimiento y la posible ampliación de lafinanciación, por parte del gobierno, de Medicare y Medicaid. Esta comunidad deinterés llevó, por tanto, a la AARP y a los sindicatos a unirse a la American MedicalAssociation 67 a mediados de la década de 1990 para apoyar públicamente la cober-tura universal de la asistencia, así como la libertad para el paciente de elegir sumédico y su programa de salud (Cigler y Loomis, 1995).

Los grupos de jubilados han oscilado a menudo entre la puesta en común desus fuerzas y la división (Torres-Gil, 1992). Una alianza que agrupó un grannúmero de estos grupos, el Leadership Council of Ageing Organizations 68, se creó en1978 y mostró su eficacia en los ámbitos de la división de los recursos y de ladefinición de estrategias comunes. No obstante, esta alianza se deshizo debidoa numerosos problemas políticos vinculados al envejecimiento, como el desdi-chado apoyo a la Medicare Catastrophic Coverage Act 69 de 1988 (proyecto de subsi-dio de dependencia) y a los principios de la cobertura sanitaria al inicio de ladécada de 1990 (Crystal, 1990; Day, 1993, 1998; Himmelfarb, 1995).

Por otra parte, en la medida en que las organizaciones políticas que se preo-cupan de las personas mayores cubren, en los Estados Unidos, el conjunto delespectro ideológico, algunos conflictos marcan los debates sobre el envejeci-

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67Asociación Médica de los Estados Unidos [N. del T.].68Consejo Directivo de Organizaciones de Envejecimiento [N. del T.].69Ley sobre la cobertura de Medicare para situaciones catastróficas [N. del T.].

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miento y provocan enfrentamientos importantes entre los grupos que represen-tan a las personas mayores. Sirva como ejemplo el hecho de que, durante losdebates de 1988 sobre la atención de la dependencia, los líderes de los PanterasGrises (a la izquierda del tablero político) y los de Asociación 60 y más,Coalición de Mayores y Asociación de Mayores Unidos (a la derecha) mencio-naran simultáneamente a la AARP como principal adversario político. Por suparte, los líderes de la AARP, así como los de otras organizaciones de personasmayores, citaron entre sus principales adversarios a los grupos de expertos (thinktanks) conservadores representantes de grupos de interés favorables a la deduc-ción de los gastos sociales y a la privatización de la seguridad social y de Medicare(Day, 1998). En tal contexto, las líneas de fractura entre los grupos de interés depersonas mayores parecen más determinadas por criterios ideológicos que porla edad.

Poder y política

El “Grupo de Presión Gris” (Pratt, 1976) había adquirido una influencia con-siderable e inspiraba respeto en los círculos políticos estadounidenses durante lasdécadas de 1970 y 1980. Al mismo tiempo, el consenso del que se beneficiaba elgobierno en el ámbito de los programas y beneficios a favor de las personasmayores comenzó a agrietarse con el aumento de los gastos (Hudson, 1978). Laspersonas mayores, cuya imagen era, hasta entonces, la de personas pobres y meri-torias, han sido criticadas cada vez con más frecuencia por la carga que imponenal presupuesto federal (Binstock, 1983). En nombre de la equidad entre las gene-raciones se han formulado, cada vez más a menudo, argumentos destinados adestacar que las personas mayores recibían más que su aportación (Rhodebeck,1998; Torres-Gil, 1992). Esta evolución ha dañado la legitimidad y la influenciade los grupos de defensa de personas mayores.

Este problema persiste a principios del siglo XXI, pero menos como conse-cuencia de un conflicto entre las generaciones que como una polarización ideo-lógica. A principios de la década de 1990, las orientaciones políticas en materiade envejecimiento se entremezclaron con los conflictos relativos al papel delgobierno en materia de política social (Day, 1998). Una de las diferencias esen-ciales que señalan el realineamiento ideológico actual y los movimientos anterio-res –como, por ejemplo, la extensión de la coalición del New Deal 70 en la déca-

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70Literalmente, nuevo trato. Programa de reformas económicas introducido por el Presidente Roosevelt en 1933 parahacer frente a la severa depresión económica de la época [N. del T.].

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da de 1930 o los compromisos de la Great Society 71 de la década de 1960 en favorde una mejor igualdad en los ámbitos sociales y económicos– reside en el hechode que los debates anteriores enfrentaban a quienes recomendaban el manteni-miento del statu quo y a los que estaban a favor de un esfuerzo más importan-te por parte del gobierno en materia de igualdad y de bienestar social. Hoy día,el debate enfrenta, sobre todo, a quienes desean, como mínimo, el mantenimien-to del statu quo y a los que se preocupan de reducir el papel del gobierno enmateria social.

Hasta una fecha reciente, los principales programas gubernamentales en bene-ficio de las personas mayores han escapado de importantes reducciones presupues-tarias, por lo que las personas mayores han sido las menos afectadas. La seguridadsocial y Medicare siguen siendo populares en la opinión pública, y pocos parlamen-tarios han corrido el riesgo de proponer importantes reformas o reducciones deestos programas. No obstante, hoy en día, reformas principales como una privati-zación parcial son objeto de debates serios en la medida en que la generación delbaby boom –nacida durante el período de alta natalidad que siguió a la SegundaGuerra Mundial entre 1946 y 1964– comienza a superar el límite de los 50 años yse acerca al de la jubilación (Rix, 1999). En un clima semejante, ¿cuál puede ser lainfluencia de las organizaciones políticas de personas mayores?

Actualmente, lo fundamental de la influencia atribuida a las organizacionesde personas mayores en los Estados Unidos está vinculado a dos factores: unalegitimidad simbólica y la capacidad de movilizar de una manera apreciable elvoto de las personas mayores (Binstock, 2000). Los esquemas de votos en lasrecientes elecciones nacionales son similares en los grupos de personas mayo-res. Por consiguiente, Binstock calificó de “bluff electoral” la influencia electoralde las organizaciones: movilizan un gran número de personas mayores para ejer-cer presión sobre los parlamentarios e interesarlos por los problemas que lesconciernen, pero les queda por demostrar que sus miembros son capaces devotar como un bloque.

La legitimidad simbólica de los grupos de interés de personas mayores estávinculada a sus relaciones relativamente fáciles con los políticos, así como suparticipación en la red encargada de la vejez. Pero esta función se debe, en parte,

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71Literalmente, gran sociedad. Conjunto de iniciativas económicas anunciado en 1964 por el Presidente Johnson paraacabar con la pobreza y la injusticia racial. No puedo llevarse a efecto porque la guerra de Vietnam consumía todoslos recursos [N. del T.].

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al interés electoral de los hombres políticos por hacer alarde de sensibilidadfrente a las necesidades e intereses de las personas mayores. Para los responsa-bles políticos, el contacto con los grupos de personas mayores es una manerasimbólica de interesarse por el componente de más edad del electorado(Binstock, 2000). En la medida en que las organizaciones de personas mayorescubren el conjunto del espectro ideológico, los responsables políticos de los dospartidos, así como las diferentes fórmulas de pensamiento, pueden obtener ven-taja de sus relaciones con estos grupos. Por ello, los liberales y los demócratasapoyan a los grupos que defienden los programas existentes en beneficio de laspersonas mayores, mientras que los conservadores y los republicanos ponen pordelante a los grupos conservadores favorables a las reducciones de los progra-mas de bienestar social o a las privatizaciones (Day, 1998). En el mismo ordende ideas, durante los diez años transcurridos se tuvo en cuenta a las organizacio-nes de personas mayores en el transcurso de las audiencias del Congreso en fun-ción de sus posiciones políticas o ideológicas. De tal manera que la Cámara deRepresentantes, de mayoría demócrata, celebró audiencias en 1992 para exami-nar las campañas de correos consideradas engañosas procedentes de gruposconservadores, entre los cuales figuraban Coalición de Mayores y Asociación deMayores Unidos (Congreso de los Estados Unidos, 1992). Tres años más tarde,los senadores republicanos hicieron lo mismo para examinar las prácticas de laAARP, considerada como más a la izquierda, para impugnar, quizá, su estatusfiscal favorable (Congreso de los Estados Unidos, 1995).

No obstante, numerosos observadores consideran que la “legitimidad simbó-lica” de las organizaciones de personas mayores rara vez se traduce en unaauténtica influencia política. Las opciones importantes relativas a las personasmayores, tal como la seguridad social y Medicare, generalmente no tuvieron encuenta a los grupos de defensa de personas mayores. De hecho, la mayoría deestas organizaciones fueron creadas después de la aprobación de los programas.Los grupos de interés de personas mayores fueron mucho más eficaces en ladefensa de programas relativamente menos importantes o en la oposición a lareducción progresiva de programas más importantes (Binstock, 1972; Heclo,1988; Walker, 1983; Wallace y Williamson, 1992). Los índices de influencia de lasorganizaciones de personas mayores todavía son relativamente tenues. Por ello,las recientes propuestas con respecto a la ampliación de Medicare para la cober-tura de los medicamentos prescritos fracasaron, al menos temporalmente, antela presión intensiva y las campañas publicitarias de los fabricantes (Broder,2000). La Comisión bipartita de la seguridad social, recientemente creada por elPresidente George W. Bush para estudiar las posibles reformas de este sistema,

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no incluye representantes de los grupos de defensa de jubilados, sino principal-mente personalidades de la industria y las finanzas, así como antiguos miembrosdel gobierno.

Si se tienen en cuenta los debates en curso sobre las reformas de la seguri-dad social y Medicare, la influencia de las organizaciones de personas mayorespodría depender de la capacidad de estos grupos para aumentar la toma de con-ciencia del factor edad por parte de sus miembros y para constituir alianzas entrelas generaciones a fin de defender sus ventajas actuales. El envejecimiento y lasolidaridad entre las generaciones podrían eclipsar las diferencias ideológicas ode otra clase, en la medida en que algunas ventajas basadas en el envejecimien-to o la jubilación fueran amenazadas por reducciones o modificaciones impor-tantes (MacManus, 1996; Torres-Gil, 1992). Las alianzas entre las generacionesque hacen hincapié en la familia y las comunidades, como Generations United 72

(coalición nacional de grupos de personas mayores, jóvenes y niños) disponende un potencial que les permite prever una mayor eficacia en las actividades depresión (Day, 1990). No obstante, habida cuenta de la creciente diversidad de lasgeneraciones más antiguas y de la naturaleza fragmentaria de los grupos de inte-rés políticos en los Estados Unidos, sigue siendo incierto el poder político de lasorganizaciones que representan a las personas mayores.

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JPVD: ¿Podría recordarnos brevemente la historia de los PanterasGrises?

TF: Los Panteras Grises se fundaron a principios de la década de 1970, en rela-ción con el movimiento contra la guerra de Vietnam y en asociación con losestudiantes bajo el lema: “los viejos y los jóvenes juntos en la acción”. Nuestrareputación de movimiento protestatario extrae sus raíces de esta época. Durantelargos años, los Panteras Grises fueron identificados como la voz de los mayoresy relacionados con cuestiones como el “âgisme” 73 (discriminación contra la edad)o las filosofías “progresistas”. En realidad, los Panteras Grises no contribuyerondirectamente a la organización de los movimientos estudiantiles o del movi-miento de los derechos civiles, pero estructuraron mucho la filosofía y los prin-cipios de estos movimientos. Por ello, las cuestiones de los derechos civiles y delenvejecimiento se asociaron para formar un concepto operatorio. Los PanterasGrises exploraron igualmente los problemas del envejecimiento y la jubilacióncon respecto a los prejuicios y las discriminaciones de que son víctimas con fre-cuencia las personas mayores. Por tanto, el movimiento de los Panteras Grises fueespecialmente eficaz para hacer surgir la idea de que la calidad y la dignidad delenvejecimiento puede ser objeto de orgullo y no objeto de vergüenza, afrenta ydiscriminación.

JPVD: Como director ejecutivo de los Panteras Grises y como militan-te, ¿podría decirnos más sobre sus compromisos en el ámbito del enve-jecimiento?

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Presentación de los Panteras GrisesEntrevista con TIM FULLER

Director de los Panteras Grises

POR JUAN-PHILIPPE VIRIOT-DURANDAL

73Aunque se han barajado diversos neologismos, poco satisfactorios (ageísmo, edaísmo, etaísmo, viejismo, gerontismo,juventismo...), no ha cuajado ninguno de ellos y el término carece de equivalente en castellano, por lo que se utilizauna paráfrasis: “discriminación por motivos de edad” (ya que no sólo se aplica a las personas mayores) [N. del T.].

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TF: En realidad, llegué un poco por casualidad a los Panteras Grises. Al prin-cipio, se me reclutó como asesor para ayudar a determinar y desarrollar nuevosprogramas con el fin de renovar la organización. Una vez en el trabajo, y trashaber tenido conocimiento de los casos, tomé rápidamente conciencia delpotencial de los Panteras Grises. La organización pretendía renovarse después dela desaparición de su fundadora: Maggie Kuhn. El consejo de administraciónnecesitaba ayuda para renovar su dirección y su proyecto colectivo. Los PanterasGrises son una verdadera organización democrática que se funda en una basemilitante. Como fundadora, Maggie era la principal inspiradora del movimiento.Después de su muerte fue necesario pasar de una dinámica individual a unadinámica colectiva. Durante treinta años, mi trayectoria personal, como organi-zador y militante, constituyó un único equilibrio entre Sociedad Civil y compro-miso político. Fui director de campaña del partido demócrata en uno de los esta-dos. Por lo tanto, dirigí campañas políticas y también campañas relativas a algu-nos temas de sociedad, tanto en este estado como a escala nacional. Así, orga-nicé una campaña nacional contra el hambre y por el derecho al alojamiento.Más recientemente, tuve la ocasión de poner en marcha la campaña nacional enfavor de una cobertura sanitaria universal. Son actividades cívicas que tomanuna dimensión política.

JPVD: ¿En qué medida representan una fuerza política los PanterasGrises?

TF: Nuestro objetivo es que, de aquí a 5 ó 10 años, los Panteras Grises lleguena ser una de las primeras organizaciones de ciudadanos en condiciones de influiren la vida y el contenido de la política. En cualquier caso, es la ambición delnuevo Consejo de Administración constituido para reformar y apoyar el movi-miento progresista en los Estados Unidos. La nueva dirección de la organiza-ción es sensible, sobre todo, a la posibilidad que tendrían los Panteras Grises dedesempeñar un papel en el foro político. Ha habido, pues, un desplazamiento apartir de un compromiso propiamente cívico hacia orientaciones mucho máspolíticas.

JPVD: ¿Dónde se sitúa justamente la frontera? ¿Cuál es la diferencia,a su modo de ver, entre un compromiso cívico y político?

TF: Cuando pronuncio la palabra “política” hago referencia, en primer lugar,a una actividad electoral. Esta actividad consiste en establecer listas de electores,en sensibilizarlos y, llegado el caso, en conducirlos a las urnas el día de las elec-ciones con el fin de garantizar que vendrán a votar bien. De esta forma, se puede

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intentar influir en tal o cual expediente político. Comprometerse civilmente serefiere más a la educación del público y a una mayor implicación en las cuestio-nes de la sociedad. Es la diferencia entre convencer al público para que respal-de la cobertura sanitaria universal y hacer elegir a un candidato que presentaráuna proposición de ley en el Congreso sobre este mismo tema.

JPVD: A propósito de su estrategia... ¿Cuáles son los diferentes ins-trumentos y qué hacen ustedes con destino a su base y también porocupar el terreno político?

TF: Nuestra campaña nacional en favor de una cobertura de enfermedad uni-versal constituye un buen ejemplo. Agrupamos una serie de organizaciones paraformar una coalición que denominamos “U2K universal health care 2000” 74.Juntamos grupos resultantes del medio laboral, de los sindicatos y de las iglesias,así como grupos de presión especializados en la defensa específica de algunascausas (Advocacy groups)75. Los Panteras Grises figuraban entre los tres principalespilares de esta manifestación al lado del National Council of Churches (ConsejoNacional de las Iglesias) y la Universal Health Care Action Network (Red de Acciónpara una Cobertura Sanitaria Universal)76. Juntos, reclutamos a más de 500 orga-nizaciones, tanto a escala nacional como en los estados, para ayudar a la implan-tación de nuestra estrategia. Nuestras acciones se basaban en dos técnicas: enprimer lugar, la organización de las personas predispuestas a respaldar nuestralucha. Fuimos a los barrios donde conocíamos la sensibilidad en relación coneste tema, debido a las investigaciones previas y a los estudios que habíamoshecho antes; los Panteras Grises fueron, más concretamente, a los barrios habita-dos por personas mayores, mientras que los trabajadores hacían prospeccionesen las zonas obreras. En función de este modelo, los diferentes componentes dela coalición iban a los barrios que mejor les correspondían. Se llamaba a la puer-ta de las personas que estaban ya presentes en nuestras listas y también a la deaquellas que no lo estaban. Se tenían en cuenta también los nombres de quienesmanifestaban interés por el proyecto de cobertura de enfermedad en cuestión.Estas listas se compilaban luego en una base de datos, lo que nos permitió infor-mar a todas las personas con quienes estuvimos en contacto de los progresos de

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74La denominación exacta de la campaña era U2K - universal health care 2000, en la que U2K son las siglas deUniversal (U) y año 2000 (2K), respectivamente: 'Asistencia Sanitaria Universal en el año 2000'; la campaña se empren-dió en 1999 [N. del T.].75Grupos de defensa de intereses (en muchos casos, sinónimo de ‘grupos de presión’) [N. del T.].76Se ha respetado el texto original francés, pero la traducción correcta de health care sería 'asistencia sanitaria' [N.del T.].

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la operación, así como invitarles a reuniones y mostrar la forma en que sus acti-tudes combativas añadidas podían constituir una auténtica fuerza. Después,según la configuración política de algunos estados, resultaba posible capitalizarvotos sobre el proyecto ya mencionado. Esta técnica se conoce bajo el nombrede GOTV (go to votes)77. En los últimos momentos de la campaña, redoblamos lafrecuencia de nuestros mensajes en las ondas de radios y televisiones y, al mismotiempo, reanudamos el contacto con los que respaldaban nuestras propuestas.Esta estrategia funcionó bien en las zonas que controlábamos. ¡No obstante, alinsistir en estas zonas, a menudo predicábamos a convertidos, y eso por la sen-cilla razón de que ya figuraban en nuestras listas!

Era la primera vez que, como Panteras Grises, llevábamos a la práctica esta téc-nica. Antes de ello, nuestro papel se limitaba a difundir comunicados en losmedios de comunicación. Antes de esta campaña, no hacíamos el puerta a puer-ta para individualizar nuestros mensajes.

JPVD:: ¿En qué medida es compatible esta técnica del puerta a puer-ta con su estrategia de medios de comunicación? ¿Se sitúa en la conti-nuidad de la vía trazada por Maggie Kuhn?

TF: Se trata de dos cosas diferentes. Una estrategia de medios de comunica-ción se asemeja a la acción de una escopeta de caza. Por su naturaleza, “rocía”mucho y sin discriminación. Cada uno puede escuchar tu mensaje, pero tú noejerces ningún control sobre el resultado. Con el puerta a puerta, por el contra-rio, tocas a individuos determinados en barrios específicos con comunidadesperfectamente identificables y gente a la que puedes llamar por su nombre. Laacción mediática consiste en apoderarse de una idea y hacer un símbolo accesi-ble para la mayoría. La acción mediática consiste en decirle a la gente: “he aquílo que pensamos y esta es la forma en que os afecta personalmente”. Se trata,por tanto, de dos enfoques diferentes.

Los medios de comunicación se vuelven extraordinariamente caros hoy porpoco que te sitúes en lo que llamamos “earned media” 78(medios de comunicaciónregalados) o “paid media” 79 (medios de comunicación pagados). “Earned media”significa que debes organizar los acontecimientos, que también debes tener una

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77Ir a por votos [N. del T.].78Literalmente, medios de comunicación ganados. Se trata de contenidos gratuitos obtenidos gracias a influencias o rela-ciones públicas y que se plasman, sobre todo a escala local, en artículos de opinión publicados en periódicos y revistaso en páginas web, declaraciones o entrevistas difundidas por radio y televisión, cartas al director, etc. [N. del T.].79Literalmente, medios de comunicación pagados. Es la publicidad de pago: anuncios en la prensa, cuñas radiofóni-cas, espacios publicitarios en televisión, carteles y vallas, etc. [N. del T.].

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personalidad impactante, que debes agitar bien alto los artilugios, todas las cosasa partir de las cuales los periodistas de la prensa escrita o electrónica te pondránen escena. Desde este punto de vista, para ser eficaz debes producir permanen-temente nuevos acontecimientos, ya que un único “buen golpe” no lleva muylejos. Debes suscitar un sentimiento de simpatía en el público y debes hacerlocon un mensaje muy simple. Eso exige una puesta en práctica estratégica demasas muy costosa. La segunda fórmula consiste en tener como objetivo unapoblación dada, quizá costosa, pero también puede ser realizada por un grannúmero de voluntarios. Así pues, pasar del trabajo con los medios de comuni-cación al puerta a puerta es un asunto tanto de eficacia militante como de eco-nomía. Es posible tener cientos de voluntarios que llamen a las puertas, que seentrevisten con las personas, les proporcionen información y les inciten a haceruso de su derecho de voto. Por su parte, una campaña de información es suma-mente costosa y requiere una estructura de la que no siempre disponemos.

JPVD:: ¿Se debe entender que existiría un combate desigual entre lasgrandes empresas privadas y el movimiento de personas mayores…con el puerta a puerta como una especie de “arma del pobre”?

TF: De hecho, es un combate desigual. Cuanto más se propagan tus opiniones,tanto más puedes reunir recursos para mantener o reforzar el statu quo. Cuantomás innovadoras sean tus ideas o, incluso, provocativas con respecto al sentidocomún, tanto más difícil es encontrar los medios de promoverlas. Eso es ciertotambién para todas las corrientes minoritarias. El carisma de Maggie atraía gratui-tamente mucha atención mediática. Ella se basaba en una cuestión que la sociedaddominante mantenía oculta: la discriminación contra los mayores o “âgisme”.Cuando se expresaba, la gente la escuchaba y reaccionaba. Los casos en los que tra-bajamos actualmente son casos que comienzan a surgir en la Sociedad Civil. Alorganizar una campaña para la cobertura de enfermedad universal, procuramosque esta cuestión se convierta en una preocupación social importante para comba-tir mejor a quienes se oponen a una política sanitaria más democrática. Ningunacampaña puede llevarse con éxito sin una estrategia de medios de comunicacióndigna de este nombre, pero no puedes tener una estrategia de medios de comuni-cación si no tienes medios. Tomas un pequeño elemento de la actualidad y le dascada vez más importancia. Se trata de trabajar sobre períodos de 4 ó 5 años. Nosconstruimos a partir de barrios que juzgamos importantes en zonas determinadasde ciudades clave, sabiendo que en 5 años se tratará del expediente más candentey que entonces tendremos los medios de promocionarlo a una escala más amplia.Cuando se planifican las cosas en función de una estrategia a largo plazo, se hace a

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menudo, en todo caso al principio, con recursos limitados.

JPVD: ¿Los Panteras Grises son un movimiento de personas mayoreso una organización política de carácter intergeneracional?

TF: Se trata de una cuestión crucial. Nos consideramos más bien como unaentidad de diálogo entre las generaciones dirigidas por personas mayores.Organizamos a públicos variados y los Panteras Grises son, en un sentido, los diri-gentes de más edad de un movimiento transgeneracional. Hemos puesto enmarcha la campaña para la cobertura de enfermedad universal y con ello hemosestado más allá del marco estricto de las personas mayores. Hemos asociado losmedios del trabajo y los grupos religiosos y todos nosotros estamos inscritos enel movimiento así constituido. Uno de nuestros socios más importantes es laAmerican Medical Students Association 80. Sin embargo, no considerábamos estacampaña como específicamente relacionada con las personas mayores.Comprendimos, simplemente, que para suscitar un movimiento mayor debía-mos ser capaces de organizar grupos específicos más allá de las reivindicacionesde las personas mayores.

JPVD: ¿Qué pasa con su cooperación, o su alianza, con otros movi-mientos de personas mayores como la AARP, por ejemplo?

TF: Las causas que defendemos no se limitan a las que interesan más parti-cularmente a las personas mayores. Bien sabemos que la cobertura de enferme-dad universal o la seguridad social es algo que concierne a todos los grupos deedad. Para darle un ejemplo, más que concentrarnos exclusivamente en Medicare,trabajamos para una Cobertura de Enfermedad Universal (Universal Health Care).Sabemos, como decanos del cuerpo social, que tenemos la responsabilidad deorganizarnos, pero no simplemente para encerrarnos en los límites de nuestrosintereses particulares.

JPVD: Pero estos casos también podrían ser defendidos por un partidopolítico. ¿Cuál es la diferencia entre las actividades de un militante de losPanteras Grises y las actividades de un militante de un partido político?

TF: Existen algunas semejanzas entre nuestra acción y la de los partidos polí-ticos. El sistema político estadounidense refuerza el bipartidismo. De ahí lanecesidad de grupos de presión en la Sociedad Civil. Estos grupos ejercen pre-siones o, a veces, apoyan las propuestas de los dos grandes partidos nacionales.

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80Asociación de Estudiantes de Medicina de los Estados Unidos [N. del T.].

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Sucede que estos grupos de presión llegan a ser bastante importantes y puedanformar un tercer partido nacional. En otros casos, el tercer partido, o una fuer-te coalición de grupos de presión, puede desempeñar un papel importante influ-yendo en su propio beneficio en el resultado de las elecciones generales. Cuandolos partidos políticos no tienen en cuenta suficientemente los intereses deamplias fracciones de la población, los grupos de presión se refuerzan. LosPanteras Grises se ocupan de cuestiones que los grandes partidos no tienen bas-tante en cuenta. En ese sentido se puede decir que usurpamos las prerrogativasde los partidos políticos. Nos situamos fuera de los partidos y tratamos de res-ponsabilizarlos ante de la población. Nos situamos, por principio, fuera de lospartidos, lo que nos permite forzarlos a dar cuentas al tiempo que los criticamosdesde fuera. Hoy no existen diferencias significativas entre los republicanos y losdemócratas. Esta es la razón por la que trabajamos mucho para acentuar las divi-siones entre las dos organizaciones. Empujamos a los demócratas hacia laizquierda, es decir, hacia el lado más liberal (en el sentido político y no econó-mico) de sus propias posiciones, y eso, cada vez que llamamos a votar.

JPVD: ¿Qué representan los Panteras Grises en cuanto a influencia enla sociedad estadounidense?

TF: ¿Sobre qué escala se puede juzgar? ¿Comparado a qué? Nos desarrolla-mos más en los estados que a escala nacional. En algunas partes del país tene-mos mucha influencia en una ciudad o en la política de un estado. A escalanacional, nuestra influencia es seguramente bastante escasa. No tenemos ni losmedios ni los directivos para ser tan eficaces a esa escala como quisiéramos.Hace 10 años éramos bastante fuertes, pero actualmente estamos en una fase dereestructuración. Lo mismo ocurre con nuestras estrategias. En un futuro pró-ximo, deberíamos mejorar en gran medida.

JPVD:: Dice usted que eran más fuertes. ¿Por qué este debilita-miento?

TF: Más que nada, debido a nuestra antigua dirección. Era una organizaciónque se basaba esencialmente en los medios de comunicación y en una presiden-ta carismática. Cuando esta última comenzó a declinar, a hacerse menos popular,la organización no se inclinó por estrategias eficaces, sino que, por el contrario,se comprometió en vías sin salidas. Los casos no habían podido cambiarse bási-camente, pero las reacciones de la población se habían modificado. Una estrate-gia debe responder a las realidades de la vida política y social de la época. Duranteeste período de transición hemos sufrido una dramática pérdida de velocidad.

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JPVD: El poder es también el número. ¿Qué pasa con sus miembros?

TF: Los miembros siguen abandonándonos. Éramos probablemente, nopuedo decirles la cifra exacta, entre 200.000 y 300.000 en nuestros mejoresmomentos. Hoy debemos ser 20.000. En efecto, hemos perdido mucho. En 10años, habremos vuelto de nuevo a un nivel a partir del cual podremos reforzarmejor nuestra acción. Puesto que tenemos un número de miembros insuficiente,debemos ir a buscar fuera recursos financieros, pero para obtenerlos debemoshacer concesiones. En este período de transición es difícil encontrar donantesconvencidos de la ventaja que sería invertir en una organización como la nuestra,es decir, democrática y autogestionada. Por lo tanto, buscamos personas queestén de acuerdo con nuestra visión y con nuestros objetivos y que, en conse-cuencia, nos ayuden financieramente. No obstante, como se trata de su dinero,con frecuencia debemos pasar por sus exigencias, lo que reduce el número denuestros donantes con los que estamos de pleno acuerdo, y viceversa.

JPVD: ¿Son financiados por empresas privadas?

TF: Recibimos fondos de algunas fundaciones privadas, y un poco de dineroprocedente de los sindicatos de trabajadores. La mitad de nuestros recursos pro-cede de nuestros miembros. Tenemos una serie de pequeños donantes y tam-bién algunos más importantes. Durante estos tres últimos años, nuestro presu-puesto ha pasado de 150.000 dólares a cerca de un millón de dólares. En eltranscurso de los cinco años que precedieron a mi llegada al frente de la organi-zación, el presupuesto apenas rebasaba los 100.000 dólares al año. A partir demi primer año, comenzamos a recuperar el terreno. Sin embargo, estamos aúnen la parte baja de la escala. Nuestro nombre representa una parte de nuestrocapital, pero, aún así, es un nombre que evoca el pasado, un poco como la sopaCampbell. Nos hace falta encontrar un nuevo embalaje, es lo que estamos bus-cando. Estamos a la búsqueda de nuevas pistas para proyectarnos mejor en elfuturo. Tratamos de pedir de nuevo a la gente que se hagan Panteras Grises.

JPVD: Para concluir, ¿cómo ven el movimiento de personas mayoresen la próxima década?

TF: No sé muy bien cómo decirle… La generación actual de los PanterasGrises tiene la experiencia de la militancia y un sentido agudo de las responsa-bilidades políticas y sociales. Pero es necesario también tener en cuenta quenuestra generación desarrolló un cierto escepticismo con respecto a las institu-ciones. Para muchos, las iglesias fallaron en su misión, así que dejaron las igle-

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sias; los partidos políticos fallaron en su misión, así que dejaron la política.Muchos consideran que las instituciones escolares fallaron, que no siguieron lasevoluciones de la sociedad. Esta generación posee cualidades de altruismo, esaséptica en lo referente a la posibilidad de volver a poner en orden las institu-ciones. No sé cómo va a tener lugar todo ello, pero querría ver a los PanterasGrises restaurar la confianza en una militancia democrática. La generación queestá sucediendo a la nuestra, la que tiene entre 30 y 50 años, es mucho más cen-trada que la generación de los 50 a los 70 años. ¿Cuál sería, en estas condicio-nes, la próxima etapa? El movimiento de personas mayores, como usted dice,procurará promover más la responsabilidad social de lo que lo han hecho losdirigentes de nuestro movimiento durante estos 10 ó 15 últimos años. Piensoque habrá un mayor interés por las necesidades de la gente, así como una mayorimplicación política. Dos cosas importantes van en el sentido de una reorgani-zación y de una concentración de nuestra acción. Por una parte, se trata de laambición que anima a los Panteras Grises para los 10 próximos años y, por otra,están los trabajadores jubilados que empujan para marchar bien. ¿Se saldráncon la suya? La generación actual es rica; es una generación que tiene sentidode la responsabilidad. Si es bastante perspicaz para entender el funcionamien-to del mercado y aprender de ello, ganará una influencia considerable en los 20próximos años. Será necesario combatir las fuerzas que militan sin descansopara una privatización de las instituciones públicas. Esta fractura entre doscorrientes apareció muy claramente en las elecciones de 2000. El país estabadividido entre quienes militaban para que el sector privado se hiciera cargo delas prisiones, las escuelas, la sanidad, etc., de las instituciones públicas contralos que preferían un gobierno responsable ante la población. La generación demás edad deberá pronunciarse para saber si una determinada idea del biencomún debe ser obra de organismos elegidos democráticamente o simplemen-te dejada a las iniciativas de la empresa privada. No puedo decir cuál será la víaelegida pero, hoy en día, los más jóvenes se inclinan más por el sector privadoque por las intervenciones gubernamentales.

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En Quebec, el envejecimiento de la población se realiza de manera acelera-da: el grupo de las personas mayores de 65 y más años de edad, que componíaun 7% de la población en 1976, representa alrededor del 13% en 2000 y se prevéque esta proporción sobrepasará el 24% en 2026 (Consejo de los Mayores,2000). Un estudio realizado a principios de la década de 1980, basado en unamuestra representativa de personas mayores de 65 o más años con domicilio enQuebec, indica que un 35,6% de las personas de edad avanzada son miembrosde organismos comunitarios; entre ellos, el 40% participa en las actividadessobre una base semanal (Bouchard y Therrien, 1983). De manera más precisa,Delisle (1995) observa que el porcentaje de miembros de las asociaciones (detodas las edades) varía mucho según las diferentes regiones de Quebec. En dife-rentes estudios realizados entre 1985 y 1993 en siete regiones, el porcentaje depersonas de edad avanzada que se adhieren a las asociaciones varía entre el42,2% y el 66,4%, pero sigue siendo cada vez más elevado en las regiones queen el conjunto de Quebec. De modo más específico, Delisle observa que el por-centaje de afiliación a las asociaciones por parte de las personas mayores varíaentre el 31,1% y el 62,9% según las regiones. En resumen, las asociaciones depersonas mayores ocupan un lugar numéricamente más importante desde haceuna treintena de años y en algunas regiones pueden suscitar la afiliación de unagran proporción de la población de edad avanzada.

Los 25 últimos años corresponden también a un desarrollo asociativo impor-tante. Así pues, entre 1973 y 1989, se crearon más de 32.500 asociaciones nue-vas, legalmente registradas. Las asociaciones centradas en el desarrollo de víncu-los sociales y comunitarios conocieron un crecimiento importante durante ladécada de 1970, pero la década siguiente se caracteriza más bien por el desarro-

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La movilización de las personas mayores enQuebec: de las asociaciones a las coaliciones

DANIEL THOMAS

Universidad de Quebec en Abitibi-Témiscamingue, Rouyn-Noranda,

Quebec, Canadá

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llo de asociaciones que hacen la promoción de intereses de diferentes grupossociales o que se implican en la acción social y política (Langlois y col., 1990).En el marco de este doble movimiento, demográfico y asociativo, es donde semultiplicaron las asociaciones de personas mayores. La mayoría están relaciona-das con las actividades recreativas, a las que incorporan preocupaciones derepresentación pública, de defensa de derechos y de desarrollo de servicios, asícomo de oportunidades de compromiso social.

Entre estas asociaciones de personas mayores, la más importante numérica-mente es la Federación de la Edad de Oro de Quebec (FADOQ: Fédération del'Âge d'Or du Quebec). Las primeras asociaciones locales de personas mayoresnacieron a partir de 1962; luego, las primeras reagrupaciones regionales se orga-nizaron en 1969. La Federación se constituye oficialmente en 1970 y, a partir delprimer año, agrupa 500 clubes locales y a cerca de 50.000 miembros. Los clubesde la Edad de Oro representan un 4,1% del conjunto de las nuevas asociacionescreadas en Quebec durante el período que va de 1973 a 1989. El desarrollo deestas asociaciones estuvo respaldado financieramente por el Estado provincialen el marco de una política de apoyo a las asociaciones orientadas a las activida-des recreativas. En la actualidad, la Federación cuenta con más de 280.000miembros de 50 y más años de edad, distribuidos en cerca de 900 clubes y 16reagrupaciones regionales, lo que constituye, de hecho, “la más importante rea-grupación voluntaria de mayores de Quebec” (FADOQ, 2002).

La Federación se presenta como la asociación mejor situada para representara las personas mayores en Quebec. Actualmente, define así su misión: “agrupara las personas de 50 y más años de edad; representarlas ante todos los organis-mos que requieran el reconocimiento de sus derechos y sus necesidades; orga-nizar actividades y ofrecer programas y servicios que respondan a sus necesida-des, con el fin de favorecer su calidad de vida y su realización personal”(FADOQ, 2001). En efecto, durante estos últimos años llevó a cabo variasrepresentaciones ante los organismos gubernamentales sobre diferentes temas,como los sistemas complementarios de pensiones, el sistema público del segu-ro de medicamentos, la seguridad de los ingresos y las finanzas públicas.

En los clubes de la Edad de Oro, el reclutamiento de los miembros lo reali-zan habitualmente los clubes locales. Fijada, en principio, en los 65 años, la edadde admisión se redujo, a principios de la década de 1990, a los 50 años. El reclu-tamiento de miembros más jóvenes es importante por varias razones. Por unaparte, en la perspectiva de la representación política de los prejubilados y jubila-dos, el número de miembros constituye un argumento de peso. Por otra parte, la

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Federación negocia para sus miembros un sistema colectivo de seguro de vidacon compañías aseguradoras privadas. Ahora bien, tales sistemas sólo pueden serinteresantes en el plano financiero en la medida en que la edad media de losmiembros disminuya o que el coste de las primas aumente.

La Federación no representa a todos los clubes locales de la Edad de Oro. Enefecto, su crecimiento numérico, presentado la mayor parte del tiempo como unfenómeno regular, encubre tres fenómenos importantes. En primer lugar, laFederación fue sacudida por una crisis importante en 1989. En 1988, agrupaba a1.155 clubes locales y contaba con 207.912 miembros individuales en todas lasregiones de Quebec. Estas dos cimas en cuanto al número de clubes y al de miem-bros, resultantes de un crecimiento continuo desde principios de la década de1970, así como esta representación del conjunto de las regiones de Quebec, no lasvolverá a encontrar la Federación. En 1989, la Federación perdía tres regiones: ladel suroeste; la de Bas-Saint-Laurent, Gaspésie, Îles-de-la-Madeleine; y la delAbitibi-Témiscamingue. En 1988, estas tres regiones contaban con 294 clubeslocales y 3.494 miembros. Las pérdidas fueron, por tanto, importantes. En 1989,la Federación pasaba así a 878 clubes locales, una disminución del 24%, y a187.460 miembros, una disminución del 9,8%. En 1995, la Federación sólo con-taba con 865 clubes locales y 166.898 miembros (FADOQ, 1996). Multiplicó lasacciones con el fin de acercarse a las regiones disidentes, aumentar su visibilidady aumentar sus afiliados, lo que logró con éxito desde los cinco últimos años. Peroeso se realizó, al menos parcialmente, gracias a la ampliación de su base de reclu-tamiento, lo que nos conduce al segundo fenómeno importante que hay que con-siderar. En efecto, en este período es cuando la Federación redujo la edad de afi-liación de sus miembros a los 50 años. Y en 1996, la Federación ya contaba entresus miembros a cerca del 25% de personas menores de 65 años. ¿Qué es lo queatrae a estos miembros? Ciertamente, no la identificación con un club de la edadde oro ni la participación en actividades tradicionales de tipo recreativo, puestoque las dificultades de reclutar y hacer participar a los miembros más jóvenes enesta clase de actividades constituyen un tema recurrente entre las personas electasde las asociaciones locales. Así pues, el tercer fenómeno conectado al crecimientonumérico de la Federación es el desarrollo de servicios para los miembros y, enparticular, la afiliación a sistemas de seguro colectivo ventajosos. De este modo, laposibilidad de hacer alarde de un sistema de seguro colectivo constituyó un argu-mento importante para el reclutamiento de individuos en los clubes locales y deestos últimos en la federación provincial. Sin embargo, en Abitibi-Témiscamingue,por ejemplo, la mayoría de los clubes locales siguen siendo independientes o estánafiliados a una federación regional diferente.

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De esta manera, la Federación desarrolló progresivamente, a escala provin-cial, un papel de representación de los intereses de las personas mayores, sobretodo ante los organismos gubernamentales. Pero el reciente aumento de los afi-liados, basado en los intereses individuales de los miembros, es contradictoriocon la búsqueda de una mayor participación de éstos en las actividades de la aso-ciación. Algunos incentivos materiales, en particular los sistemas de seguros, seasocian únicamente a la afiliación a la asociación y no a la participación. Por con-siguiente, su dinámica asociativa se basa en gran parte, por un lado, en los miem-bros individuales para los que la obtención de servicios constituye una motiva-ción importante y, por otro lado, en las asociaciones locales cuyas actividadessiguen estando orientadas, principalmente, hacia el tiempo libre.

Los Centros comunitarios para personas mayores constituyen un segundotipo de asociación que desempeña un papel importante en la movilización de laspersonas mayores en Quebec. Se definen de la siguiente forma:

“Un organismo sin ánimo de lucro que, gracias a la implicación y a la parti-cipación de las personas mayores, a la asunción de sus propias necesidades yaspiraciones, constituye un medio de vida social, educativo y comunitario quepretende promover el bienestar y la calidad de vida de los mayores y de la comu-nidad. Las personas mayores se agrupan y juntas se dan los medios de conser-var o reconquistar su autonomía. Los medios se eligen según las necesidades delos mayores de una región, de una localidad, de un barrio. Su enfoque es poliva-lente. Por su acción, el centro tiene por objeto desarrollar la autonomía de laspersonas mayores, mejorar su calidad de vida y favorecer su participación en elproceso de toma de decisiones y favorecer su atención. Se excluye todo organis-mo o asociación que tenga las actividades recreativas como principal actividad”(AQCCA, 2002).

Desde 1992, una parte de estas asociaciones locales que van dirigidas a laspersonas mayores de 50 y más años de edad se agrupa en una asociación pro-vincial. Actualmente, ésta concentra 50 centros comunitarios (de los 80 existen-tes), más de la mitad de los cuales se sitúan en la región de Montreal. Cada cen-tro comunitario agrupa entre 100 y 800 miembros. Los centros comunitarios demayores desempeñan un papel importante en el desarrollo de oportunidades decompromiso social, actividades culturales y actividades de formación para laspersonas mayores autónomas. Pero los centros comunitarios son también acti-vos en el desarrollo de servicios para las personas mayores con pérdida de laautonomía (entrega de comida, ayuda a domicilio). En efecto, varios de ellosestán implicados en el desarrollo de empresas de economía social en ayuda

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doméstica que adoptan la forma de organismos sin ánimo de lucro o de coope-rativas de solidaridad y que respalda el Gobierno de Quebec a raíz de la CumbreSocioeconómica de 1996. Estos centros comunitarios, que agrupan a variosmillares de personas, se definen como medios de vida cuyas acciones contribu-yen a la mejora de la calidad de vida de las personas prejubiladas y jubiladas.

Las asociaciones de jubilados de empresa combinan las actividades recreati-vas y la defensa de los intereses de sus miembros. No existe inventario del con-junto de estas asociaciones. Algunas se crearon a partir de la década de 1960 oa principios de la de 1970, como la Asociación de Jubilados del Gobierno deQuebec, la Asociación de Jubilados de la Enseñanza de Quebec o la Asociaciónde Jubilados de Hydro-Quebec. Las más importantes desde el punto de vistanumérico están relacionadas con el sector público y parapúblico. Sus preocupa-ciones se asocian a menudo con la defensa de los derechos de sus miembros enlo referente a inquietudes sociales más amplias, definidas por las asociacionessindicales con las que mantienen vínculos. Se relacionan con instituciones ofi-ciales (función pública, sector público o parapúblico), con grandes empresas osindicatos y conceden mucha importancia al acceso de sus miembros a un régi-men de seguro colectivo que prolongue el negociado por el sindicato para el per-sonal de la empresa. Su estructura de funcionamiento es más compleja que la delos clubes de la Edad de Oro y los Centros comunitarios, puesto que estas aso-ciaciones actúan en varios niveles territoriales. Un estudio realizado en la regiónde Abitibi-Témiscamingue (Thomas, 1998) permitió constatar que las asociacio-nes de jubilados de empresa tienen debates internos mucho más intensos quelos clubes de la edad de oro en lo concerniente a los sistemas de pensiones y laspolíticas gubernamentales (por ejemplo, la que instituye un sistema público delseguro de medicamentos).

La Asociación Quebequesa de Defensa de los Derechos de los Prejubiladosy Jubilados (AQDR: Association Québécoise de Défense des Droits des Préretraités etRetraités) nació a finales de la década de 1970. Desde el principio, adoptó unpunto de vista de defensa de los derechos de todas las personas mayores,como en la publicación de un manifiesto sobre la situación económica de losjubilados (1978) y un manifiesto sobre las condiciones de vida a domicilio(1980). En 1983, organizó una exposición-manifiesto sobre el tema “Se vennuestros derechos”, que se expuso en la Universidad de Quebec, en Montreal,y luego, en octubre del mismo año, en la colina parlamentaria de Ottawa altiempo que el Gobierno federal organizaba una conferencia nacional sobre elsistema de pensiones y su financiación pública. Actualmente, dicha Asociación

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cuenta con 44 secciones locales, lo que representa alrededor de 10.000 miem-bros individuales.

En el desarrollo de las prácticas de defensa de los derechos de los jubilados, elaño 1985 marca un giro cuyas consecuencias sobre las asociaciones de personasmayores no han sido analizadas. En 1985, la Asociación Quebequesa se une a unacoalición nacional de personas mayores favorable al reajuste, que organiza variasactividades de representación ante el gobierno federal y que conducirán al resta-blecimiento del pleno ajuste de la pensión de base federal (Carette, 1992). Elmovimiento de oposición a esta medida gubernamental trajo la creación de lasOntario Coalition of Senior Citizens Organizations81, así como la del Frente Común dePersonas Mayores de Quebec (David, 1989). Este episodio se invoca a menudocomo marcador de la creación de un movimiento de personas mayores (Gifford,1990; Carette, 1992) y como prototipo de su acción colectiva. Las coaliciones, cen-tradas sobre todo en la defensa de los derechos asegurados por el Estado, consti-tuyen, en efecto, un nuevo modo de acción privilegiada de las personas mayores.Pero, en realidad, estas mismas coaliciones han sido muy poco estudiadas.

En Canadá y en Quebec, el análisis de las asociaciones de mayores personasestá muy poco desarrollado. Sin embargo, Brault (1987) demuestra que estasasociaciones constituyen lugares de innovación social. Por su parte, David(1989) describe la aparición, desde mediados de la década de 1960, de asociacio-nes de defensa de los derechos de las personas jubiladas en Quebec y analiza susintervenciones en el ámbito laboral y de la jubilación. Observa que, en el trans-curso de la década de 1980, estas asociaciones multiplicaron sus campos deintervención y desarrollaron varias alianzas con el fin de combatir las medidasgubernamentales restrictivas. Indica, igualmente, que la aparición de nuevos des-afíos sociales, que afectan a toda la sociedad, también corre el riesgo de dividirestos grupos, en particular tomando como base divergencias socioeconómicas.En la perspectiva propuesta por Pratt (1976), Gifford (1990) describe la génesissociohistórica de las asociaciones de jubilados implicadas en la acción política nopartidaria en Canadá. Se interesa, en particular, por los grupos de defensa de losderechos y por las federaciones de grupos sociales, así como por las coalicionesque se crearon desde mediados de la década de 1980. En la perspectiva del aná-lisis de los movimientos sociales, Carette y Lamont (1988) se refieren al movi-miento de los adultos que envejecen como el nuevo agente colectivo al que reco-nocen tres niveles de acción, es decir, un poder gestor y organizativo en los dife-

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81Organizaciones de Coaliciones de Ciudadanos Mayores de Ontario [N. del T.]

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rentes ámbitos de organización de su vida de no trabajadores definitivos, el ejer-cicio de un poder sobre los diversos ámbitos de decisión que les conciernen y,por último, un poder sobre las orientaciones generales de la acción de la socie-dad sobre sí misma. Consideran que ningún grupo de jubilados alcanzó aún elnivel del movimiento social, pero que algunos de ellos alcanzaron el segundonivel, reclamando “con fuerza un auténtico reparto del poder político” (Carettey Lamont, 1988: 14-0). Sin embargo, estos análisis siguen siendo someros si selos compara, por ejemplo, con los trabajos de Noreau (1990) sobre la institucio-nalización del movimiento de las personas mayores en los Estados Unidos.

De hecho, la dinámica de las asociaciones de personas mayores en Quebecha sido muy poco estudiada, excepto desde el punto de vista del discurso quemantienen. Ahora bien, tendríamos la ventaja, por una parte, de comprendermejor la dinámica asociativa, en particular desde el punto de vista de la cohabi-tación de los diferentes intereses de los miembros y de los proyectos que éstosquieren desarrollar en el marco asociativo. Por otra parte, el desarrollo de lascoaliciones ha cobrado tal importancia que también ellas deberían ser objeto deanálisis. A este respecto, es importante recordar que las coaliciones son diferen-tes de las asociaciones, ya que constituyen un conjunto concertado y temporalde agentes individuales y colectivos que mantienen relaciones de cooperación yde conflicto con el fin de conseguir ventajas que pueden ser simbólicas o mate-riales, inmediatas o diferidas, esperadas o inesperadas (Lemieux, 1998). Así,podríamos desarrollar una mejor comprensión de la contribución de las asocia-ciones de personas mayores al cambio social.

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Los jubilados desean hacer oír su voz. Es cierto que la actualidad ha puesto enevidencia una serie de temas sensibles que interesan directamente a la vida delos jubilados, como la evolución del sistema de pensiones y la instauración deuna prestación de dependencia. Para defender los intereses de los jubilados,existen organizaciones sindicales y asociativas cuya vocación –no exclusiva– esejercer presión sobre los poderes públicos de modo que se tengan mejor encuenta las necesidades y expectativas de sus miembros. En este sentido, elComité Nacional de Jubilados y Personas Mayores82 reivindica una mayor pre-sencia y representación en los órganos consultivos y de toma de decisiones rela-tivos a la vida de los jubilados (CNRPA, 1995).

La escalada de reivindicaciones que se observa estos últimos años puede pare-cer paradójica en la medida en que, contrariamente a las generaciones anteriores,los jubilados disponen de una parte no desdeñable de poder político y económi-co. Así pues, las políticas de aumento del nivel de vida de los jubilados, efectuadaspor los poderes públicos, contribuyeron a que su poder adquisitivo no deje de pro-gresar, hasta el punto de que los “mayores” se han convertido hoy en un objetivoprivilegiado para una serie de ofertas comerciales. Del mismo modo, en el planopolítico, los jubilados representan un tercio del electorado, más del 40% de losalcaldes tienen más de 60 años (Paillat, 1995) y la mayoría de los altos responsa-bles del Estado superan los 60 años de edad (Véron, 1995). En tales condiciones,¿cómo explicar el creciente descontento de los jubilados que desembocó, entre1996 y 1998, en las primeras manifestaciones “unitarias” de jubilados?

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El interés de los jubilados: de la defensa de losderechos a la búsqueda de la ciudadanía

DOMINIQUE ARGOUD,Universidad París XII,

UFR SESS

82Este Comité fue instituido mediante Decreto de 4 de agosto de 1982 con el objetivo de garantizar “la participaciónde los jubilados y de las personas mayores en la elaboración y la puesta en práctica de la política de solidaridad nacio-nal que les concierne”.

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En realidad, querríamos demostrar que este tipo de cuestionamiento es “elárbol que oculta el bosque”. Las organizaciones nacionales de jubilados cons-tituyen grupos de interés en la medida en que se les faculta para hacer oír “lavoz” de los jubilados. Por tanto, participan en la construcción social de losintereses del grupo de jubilados y personas mayores. Ahora bien, como vere-mos, este trabajo de elaboración y transformación del grupo en un interés pordefender es necesariamente reductor (Offerlé, 1998). Esta constatación llega aser tanto más evidente hoy, que el perfil sociológico de los jubilados es másheterogéneo.

Por el contrario, en la ciudad parecen surgir nuevas formas de expresión delos intereses de los jubilados. Éstas no pasan siempre por las organizacionesrepresentativas tradicionales, por lo que el investigador debe desplazar su ángu-lo de análisis al nivel microsocial para detectar nuevos métodos de implicaciónde los jubilados en la vida social y política. Su escasa visibilidad conduce, a veces,a echarlos al terreno de las iniciativas marginales. No cabe duda de que, contodo, se asiste a una nueva configuración del interés de los jubilados y, en con-secuencia, de la identidad social de esta población.

Los límites de la representación institucional

La institucionalización de la representación, por medio de una entidad nacio-nal y de comités departamentales, tenía por objetivo crear una interfaz entre losgrupos de jubilados y los poderes públicos en un contexto de reactivación de lapolítica social y médicosocial dirigida a las personas mayores. En realidad, laincorporación orgánica del comité nacional en el Ministerio responsable de laspersonas mayores no favoreció este papel de mediación83. Pero, más allá de estosproblemas estructurales, querríamos hacer hincapié en el creciente desajusteentre la representación institucional de los jubilados y la evolución sociológica dela población de más edad. La construcción social “del interés” del grupo de losjubilados sólo cubre actualmente, y de forma muy insuficiente, la diversidad delas aspiraciones y preocupaciones de las personas mayores.

LA CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN

Un mismo fenómeno se observa en todos los países europeos: la decelera-ción del crecimiento económico y la crisis del Estado del bienestar han favore-

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83Desde el Decreto de 4 de mayo de 1995, el vicepresidente del comité es elegido de entre su seno y ya no lo designael ministro competente.

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cido la aparición de nuevos grupos de interés y de una actitud más reivindicati-va. Según Alan Walker, el enfoque consensual que prevaleció en los GloriososTreinta evolucionó hacia un enfoque más conflictivo. No sólo el Estado esmenos generoso con respecto a los grupos beneficiarios de las redistribucionesdel Estado del bienestar, sino que también han hecho su aparición nuevos gru-pos y cuestionan el lugar de las organizaciones representativas tradicionales(Walker, 1999).

En este sentido es en el que hacemos referencia a “la crisis de la represen-tación”. No se trata de discutir el lugar y el papel del Comité Nacional deJubilados y Personas Mayores, sino los desafíos que afronta la representacióninstitucional de los intereses de los jubilados, habida cuenta del carácter con-flictivo del juego de los protagonistas84. En este caso, la cuestión de la repre-sentación de los intereses de los jubilados es objeto de dos líneas de fracturaimportantes. La primera opone las confederaciones sindicales a las demás aso-ciaciones85. La supremacía sindical concedida por el Estado inmediatamentedespués de la Segunda Guerra Mundial se impugna hoy en nombre de la norepresentatividad de las organizaciones sindicales. De hecho, el lugar queocupa el trabajo en la definición de la identidad del jubilado tiende a relativi-zarse.

Pero existe otra línea de fractura que cubre de modo imperfecto la línea ante-rior. Mientras que, tradicionalmente, las organizaciones sindicales se oponían a laconstitución de una representación específica de los intereses de los jubilados (ennombre de la solidaridad intergeneracional), con regularidad se elevan voces parareivindicar el hecho de que los jubilados deben ser representados como tales endiferentes organismos en los que se toman decisiones. La constitución del grupode los jubilados en una fuerza viva de la nación, sobre todo en una entidad como elConsejo Económico y Social86, sería un medio de aumentar la eficacia de la defen-sa de sus intereses. Estos últimos años, la derecha parlamentaria presentó, en estesentido, varias proposiciones de ley, pero estas chocan, más que nada, con elmedio sindical y mutualista, que se opone a una disociación de la representaciónen función del criterio de la edad.

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84Estos desafíos aparecen claramente en el informe del grupo de trabajo nª° 1, “El lugar de los jubilados en una Franciasolidaria y ciudadana”, instituido en el marco del Año Internacional de las Personas Mayores, y, sobre todo, en suanexo nª 4.85Esta situación se tradujo, por ejemplo, en las manifestaciones separadas los días 6 y 22 de octubre de 1998 en tornoa unas reivindicaciones por lo demás relativamente similares.86El Consejo Económico y Social fue instituido por la Orden del 29 de diciembre de 1958 para favorecer “la colabo-ración de las distintas categorías profesionales entre ellas y (para asegurar) su participación en la política económicay social del Gobierno”.

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Detrás de las estrategias organizativas se establece, en realidad, un espaciode confrontación entre los protagonistas para imponer una determinadavisión del interés de los jubilados. Lo que está en juego no es anodino, ya queconducirá a largo plazo a una reconfiguración de la representación institucio-nal. Pero en el momento actual, el hecho de poner de relieve la cuestión de larepresentatividad genera, más bien, un statu quo y una crispación de los gru-pos de interés en torno a la defensa de los derechos de los jubilados, lo queconstituye un obstáculo para la aparición de nuevas vías destinadas a aumen-tar la participación de los jubilados en la vida política y social. Las transfor-maciones que registra la tercera etapa del ciclo de la vida, con una ampliaciónde este período, tanto antes del momento del cese de la actividad profesionalcomo después del hecho del aumento de la esperanza de vida, no han gene-rado todavía una reformulación del ámbito de la vejez por parte de los agen-tes sociales, que permanecen limitados en los ámbitos de acción tradiciona-les, al mismo tiempo que se enfrentan a una menor movilización de susmiembros.

Las estadísticas indican, en efecto, que las generaciones de jubilados másjóvenes tienden a olvidar las organizaciones de la tercera edad o de carácter sin-dical (Crenner, 1997) y, por su parte, los jubilados de edad avanzada participanmenos activamente como consecuencia de los achaques que se presentan en laedad avanzada (Thomas, 1996). En total, según un sondeo realizado en 1992,solamente el 22% de los jubilados consideran que las asociaciones nacionales dejubilados defienden realmente sus intereses87.

Las organizaciones actuales tienen dificultades para volver a definir los lími-tes y la identidad de “los jubilados y las personas mayores”. Nuestras diferentesinvestigaciones sobre el terreno sacaron a la luz una toma de conciencia, en algu-nos organismos, de la necesidad de hacer evolucionar las prácticas sobre el terre-no para no reforzar las posibles tensiones intergeneracionales en un contextoeconómico difícil. Sin embargo, las tentativas de algunos clubes de la terceraedad, así como de algunas secciones sindicales, tropiezan con reticencias queproceden tanto de los propios miembros, más acostumbrados a ser “encuadra-dos”, como los responsables institucionales. En el plano sindical, la primacíaconcedida en el trabajo y el temor de comprometerse en acciones de caráctervoluntario contribuyen a mantener el statu quo en lo que se refiere a los ámbi-tos de acción de los distintos grupos. De hecho, las posibilidades de éxito de

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87Sondeo de Notre Temps, nª°274, octubre de 1992.

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estas tentativas de evolución resultan relativamente aleatorias con respecto a unaestrategia de promoción de la figura del “jubilado portador de derechos”, quepresenta la ventaja de ser universal e igualitaria en todo el territorio nacional y,por lo tanto, de ir acompañada fácilmente de la estructura piramidal de los gru-pos de interés.

LOS GRUPOS DE INTERÉS CENTRADOS EN LA FIGURA DEL “JUBILADO PORTADOR DE DERECHOS”

En Francia, existen múltiples grupos de interés de jubilados. Esta fragmen-tación contribuye, por otra parte, a la debilidad de las organizaciones de defen-sa de sus intereses, ya que ninguna de ellas está en condiciones de hacer uso deuna legitimidad que les habilite para hablar en nombre del conjunto de los jubi-lados. La creación de una entidad como el Comité Nacional de Jubilados yPersonas Mayores modificó, sin embargo, el espacio de representación, ya que,para retomar la tipología de Rémi Lenoir, la legitimación política de dicho espa-cio le impulsa a convertirse en un grupo de consenso, a diferencia de un grupo queaparecería estructurado en torno a intereses clasificados por categorías (Lenoir,1986). Por su composición heteróclita, se supone que el Comité Nacional repre-senta el conjunto del espacio social de los jubilados y, por lo tanto, intenta“reconciliar los irreconciliables”.

Habida cuenta de los desafíos institucionales, no es cierto que el citadoComité Nacional haya conseguido realmente este fin. Pero es innegable que,estos últimos años, las organizaciones de jubilados han tenido que recurrir a undiscurso que tiende a homogeneizarse, mientras que la población jubilada, porel contrario, se hace cada vez más heterogénea. En este caso, la década de 1990se caracterizó por la aparición de un discurso de protesta centrado en los dere-chos de los jubilados. Esta restricción de la problemática puede parecer sorpren-dente, más aún cuando la década de 1980 había marcado más bien una volun-tad de ampliar el horizonte de los intereses considerados. Tal evolución debebuscarse menos en una estrategia organizativa de aproximación explícita entrelos representantes de los jubilados que como resultado de una reacción colecti-va a la política pública destinada a las personas mayores. Es decir, el principio deoposición triunfa claramente sobre los principios de identidad y totalidad para que sepueda hablar del nacimiento de un movimiento social, en el sentido definido porAlain Touraine (Touraine, 1978).

El punto de partida de esta evolución se remonta indiscutiblemente a finalesde la década de 1970 con la aparición de asociaciones de defensa de los intere-ses de los prejubilados, que presentan la particularidad de no proceder del medio

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sindical. Se desarrollaron, sobre todo, como consecuencia del DecretoBérégovoy de 24 de noviembre de 1982, que reconsideraba una serie de venta-jas que habían adquirido los prejubilados88. Al hacer irrupción en la escena de larepresentación, estas organizaciones introdujeron un interés específico (ladefensa de los derechos de los prejubilados) y pusieron en entredicho las reglasy la naturaleza del juego entre los grupos de interés y los poderes públicos. Enefecto, por la virulencia de su discurso y por la especificidad de su combate,estas asociaciones, situadas al margen del sistema de representación, introduje-ron una dosis de conflictividad que se propagó progresivamente al conjunto delas organizaciones.

Bajo la presión de las reformas iniciadas por los poderes públicos, que tuvie-ron como consecuencia poner en entredicho los logros sociales de categoríasmás amplias que sólo los prejubilados (desajuste de las jubilaciones con relacióna los salarios, acuerdos de supresión de las bonificaciones para los jubilados quetienen al menos tres hijos, sometimiento a la contribución social generalizada yal reembolso de la deuda social...), la defensa del poder adquisitivo constituyóuna base común para el conjunto de las organizaciones de jubilados, incluso lasque no recurrían tradicionalmente a un modo de acción protestataria. El puntoculminante de este movimiento lo constituyó la manifestación del 22 de octubrede 1996, que reunía por primera vez a todas las organizaciones de jubilados(excepto el Sindicato Fuerza Obrera y la Asociación de Personas MayoresRurales) en torno a los temas de la defensa del poder adquisitivo y la reivindica-ción de una prestación de dependencia.

Todo sucede como si la política en materia de pensiones y la política fiscaldel Gobierno hubieran cristalizado los descontentos y favorecido la homogenei-zación del interés de los jubilados en torno a la defensa del poder adquisitivo, apesar de las divergencias ideológicas de las organizaciones. En este contexto, lalínea divisoria tradicional entre las organizaciones sindicales y las asociacionesde la tercera edad se atenuó en beneficio de una espiral reivindicativa que seextendió con rapidez a la cuestión de la prestación de dependencia. Por lo tanto,las organizaciones de jubilados adoptaron progresivamente un discurso comúnque contribuía a la definición de un interés que ya no aparecía como categoriza-do y fragmentado, pero que está dotado de un capital simbólico susceptible dereunir ampliamente a las personas mayores.

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88Muchas de estas asociaciones están ahora federadas en la Unión Federal de Jubilados.

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Sin duda alguna, este proceso favoreció la toma de conciencia y la visibilidaddel interés de los jubilados ante un público más amplio que sólo los grupos deintereses tradicionales. Pero, como contrapartida, redujo el ámbito de la proble-mática vinculada a la vejez. Como demuestra un análisis del contenido de losestudios de seis organizaciones de jubilados, la figura del “jubilado portador dederechos” es mayoritaria (Argoud, Puijalon, 1999). Así pues, si se excluyen lasPersonas Mayores Rurales y la Unión Nacional de Jubilados y Personas Mayores(UNRPA: Union Nationale des Retraités et Personnes Âgées), más de la mitad de losestudios de las demás organizaciones consideradas se consagra a la actualidad,en particular a los dos temas principales que fueron objeto de las manifestacio-nes de 1996 y 199889.

Existe una gran proximidad entre “la palabra de los portavoces” y la de losprofesionales y expertos de la política en materia de vejez. En efecto, lostemas abordados por los representantes de los jubilados son, sobre todo, losque están en la agenda pública. En este caso, durante el período estudiado, losdos temas centrales son el poder adquisitivo de los jubilados y la prestacióndestinada a dar solvencia a las personas mayores dependientes. Esta proximi-dad entre “la palabra de los portavoces” y la de los expertos y poderes públi-cos está reforzada por uno de los criterios de acceso a la escena institucionalde la representación: se trata de una palabra cuantificable, uno de cuyos obje-tivos es permitir la acción. A este respecto, una palabra individual apenastiene valor, ya que, por su singularidad, no permite guiar la acción colectiva.

La escasa consideración de la palabra singular por parte de los representan-tes de las personas mayores y de los poderes públicos explica el desfase que aveces se constata en los grupos de interés entre la cima y la base. Por no tomarmás que un ejemplo que ilustra dicho desfase, podemos mencionar “la soledad”.En efecto, a través de nuestras distintas investigaciones sobre el terreno, todoindica que la soledad (y/o el aislamiento) aparece como un problema primordialdesde el punto de vista de las personas mayores. Ahora bien, las discusiones ydebates públicos vinculados a la defensa de los derechos de los jubilados noincluyen esta preocupación.

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89En este caso, se trata de los estudios de FO, de la CNR, de la FNAR y, en una menor medida, de la CFDT. Las siglascorresponden al sindicato Fuerza Obrera (FO: Force Ouvrière); a la Confederación Nacional de Jubilados (CNR:Confederation Nationale des Retraités); a la Federación Nacional de Asociaciones de Jubilados (FNAR: FédérationNationale des Associations des Retraités) y al sindicato Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT:Confederation Francaise Democratique du Travail)] [N. del T.].

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La redefinición de la identidad del grupo de jubilados

Con la diversificación de los modos de vida en la jubilación, la edad se con-virtió en una variable menos operativa. Así pues, distintos estudios realizadosrecientemente por el CLEIRPPA90 atestiguan que, para la mayoría de los indica-dores relativos al modo de vida de los jubilados, existe una correlación muchomás fuerte con una variable como la categoría socioprofesional que con la varia-ble tradicional de la edad91.

A diferencia del anciano de posguerra, la figura del jubilado cubre una reali-dad muy heterogénea. Por una parte, el espacio-tiempo correspondiente al perí-odo de jubilación se amplió sensiblemente. Por otra parte, el efecto generacionaly la diversificación de los modos de vida en la jubilación hacen cada vez menospertinente el criterio de la edad para entender el interés de los jubilados. De estemodo, se hace cada vez más difícil hacer oír “la voz del jubilado”, para recobrarel título de la revista mensual para información y defensa de los jubilados y viu-das que se fundó en 1919. La diversidad sociológica de la población jubilada entraen colisión con el trabajo de elaboración de los grupos de interés, que consisteen incorporar las posiciones individuales en un posicionamiento colectivo. Conello, este movimiento tiende a forjar una representación social del grupo que seconvierte en sujeto y objeto de la palabra.

Para aumentar su legitimidad representativa, la mayoría de los grupos de inte-rés pretenden cubrir lo más ampliamente posible el ámbito de los jubilados. Asípues, la Unión de Ancianos de Francia (UVF: Union des Vieux de France) se defi-nía como la organización de defensa de los pensionistas, jubilados, beneficiariosde subsidios y rentistas vitalicios. La evolución de la población jubilada le llevóprogresivamente a sustituir a los “rentistas vitalicios” por los “prejubilados”. Porsu parte, las consignas de las organizaciones sindicales tienen hoy por objetomovilizar sistemáticamente a los jubilados, a los prejubilados... y a los parados.Esta ampliación de la población objeto oculta, de hecho, una dificultad crecien-te de las organizaciones en cuanto a movilizar a un conjunto de individuos entorno a los desafíos federativos. A pesar de ser un tema más bien movilizador(el poder adquisitivo y los derechos de los jubilados), parece que las organiza-ciones tengan dificultades para representar el conjunto del espacio social. Más

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90Centro de Conexión, Estudio, Información e Investigación de los Problemas de las Personas Mayores (Centre deLiaison, d'Étude, d'Information et de Recherche sur les Problèmes des Personnes Âgées, 86 avenue de Saint-Ouen,75018 París, correo electrónico: [email protected]).91Por ejemplo, véase Argoud (D.), Melan (S.), Vivre ensemble. Enquéte AGRR auprès d'un echantillon représentatifd'allocataires âgés de plus de 60 ans, AGRR, diciembre de 1999, 58 p.

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globalmente, en los coloquios gerontológicos es frecuente preguntarse por lapertinencia de las palabras utilizadas para denominar a la población de másedad.

Por otra parte, existe un efecto generacional que contribuye a que las nuevasgeneraciones de jubilados sean menos propensas a definirse por la edad. Nuevosvalores como el consumismo, la realización personal o la ciudadanía están sur-giendo entre los jubilados. Aunque en el momento de la invención de la “terce-ra edad” la pertenencia a un grupo social definido por su edad era importante,hoy ha llegado a ser estigmatizante.

Según una amplia encuesta cuantitativa realizada por Fabienne Marmier-Grigis, el estudio de las representaciones, en lo referente a la evolución de la vidade los jubilados92, pone de manifiesto que un 75% de los encuestados de 55 a 59años de edad sitúan el cambio en el plano social (haciendo referencia a la mejorintegración de los jubilados, a su actividad más importante...) frente a un 69%de entre 60 y 64 años, y a un 60% de entre 65 y 69 años. La expresión “los jubi-lados están mejor insertados socialmente” es citada por menos de un 1% de los de edadavanzada y por un 7% en la clase intermedia, hasta llegar a un 9% entre los másjóvenes. A la inversa, la evocación de las evoluciones producidas en el planoindividual (modificación de ingresos, progresos domésticos) es la característicadel 14% del primer tramo de edad, del 20% del segundo y del 35% del tercero.Es evidente, con toda claridad, que los jubilados jóvenes son muy conscientesde la evolución del lugar social que se les concede, mientras que los de edadavanzada miden prioritariamente la mejora de las condiciones de vida diarias.Esta constatación saca a la luz la importancia que los nuevos jubilados conce-den a su integración en el tejido social (Marmier-Grigis, 2001).

Además, la observación de grupos de jubilados jóvenes tiende más bien aindicar una búsqueda de compromiso en las organizaciones extravertidas, esdecir, las que se vuelcan en servir a los demás y no en servir exclusivamente asus miembros. Sobre todo, el carácter extravertido de estas asociaciones contri-buye a ampliar los ámbitos de acción que la política en materia de tercera edadhabía definido de manera restrictiva. Por otra parte, es clarificador que, en lasentrevistas a jubilados jóvenes que hemos realizado estos últimos años, éstos nose definen prioritariamente como “jubilados”, sino como “ciudadanos”. Laidentidad del partícipe de la jubilación ya no parece que se defina ahora como el

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92En respuesta a la pregunta "¿Considera usted que vive la misma jubilación que la de sus padres?; si su respuesta es'no', ¿por qué?".

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beneficiario unilateral de derechos, sino como un ciudadano que participa en lavida social93.

Así pues, se crea un desfase con las organizaciones de jubilados que son, engran medida, introvertidas en lo que respecta al criterio de la edad. Su estrategiade adaptación consiste, en el momento actual, en pretender englobar a los pre-jubilados para ampliar su base. Las manifestaciones de jubilados de finales de ladécada de 1990 no deben llamar a engaño sobre la posibilidad de que la edad seconvierta en un potente factor de movilización. En efecto, es significativo quelos jubilados más activos en la protesta representan una élite. Así pues, unaencuesta cuantitativa realizada en la manifestación no sindical del 6 de junio de1996 revela que los manifestantes (más de un 70% de ellos) son directivos queproceden del sector privado, en especial de las grandes empresas, y se beneficiande pensiones sumamente considerables (Viriot-Durandal, 1996). Por consi-guiente, la población de personas mayores más reivindicativa forma parte, másbien, de un grupo social privilegiado, pero que, sin embargo, vivió una expul-sión precoz, y a menudo no deseada, del mundo de la empresa. La política socialy fiscal de los últimos gobiernos refuerza así su voluntad de luchar contra laexclusión social por motivos de edad.

La invención de los nuevos modos de participación

Las debilidades efectivas de los mecanismos de representación de los jubila-dos llevan a una situación paradójica. Aunque en los planos nacional y departa-mental existen organismos representativos que agrupan a todos los organismosde defensa de los intereses de los jubilados, estos últimos tienen el sentimientode que su “voz” no es oída por los poderes públicos. En sentido contrario, nues-tras encuestas sobre el terreno, realizadas en las colectividades locales, demues-tran las importantes dificultades con que se topan los consejos generales y losmunicipios para encontrar interlocutores que representen “realmente” a las per-sonas mayores. La movilización del Comité Nacional de Jubilados y PersonasMayores y de los Comités Departamentales de Jubilados y Personas Mayorescontra las modalidades actuales de la prestación específica de dependencia pudoproducir la ilusión de una inversión de tendencia. Sin embargo, no cabe duda deque hoy, globalmente, los portavoces de las personas mayores son, sobre todo,los profesionales de la acción gerontológica, más que las mismas personas

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93Una comparación muy interesante, efectuada entre la problemática suscitada durante los Encuentros Nacionales de1983 y la que se planteó durante el Año Internacional de las Personas Mayores, hace patente esta evolución en cuan-to a la identidad (véase el Anexo n.ª° 8 del informe del Grupo de Trabajo n.ª° 1).

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mayores (Argoud, 1998); lo que introduce necesariamente un sesgo en la fun-ción de representación.

De hecho, la institucionalización de la representación de los jubilados tendióa reducir la visibilidad de otras formas de representación. No es fácil localizarestas iniciativas, ya que suelen ser de tamaño modesto y, precisamente, su no ins-titucionalización obliga al observador a desplazar su ángulo de análisis al ámbi-to microsocial. Existen experiencias de una gran diversidad. Entre ellas pode-mos citar las iniciativas del tipo de los Consejos de Sabios o las asociaciones deresidentes que viven en una institución.

A través de estas experiencias, no se trata de representar la categoría de losjubilados y personas mayores en tanto que clase de edad definida. Por el contra-rio, estas distintas iniciativas sitúan al jubilado en una situación de interrelacióncon los demás componentes de la ciudad. El criterio de la edad desapareceentonces en favor de una concepción más intergeneracional del vínculo social(Argoud, 1996).

En cuanto a las asociaciones de residentes en establecimientos (tal comoLiberté du Résident en Institution 94), no tienen vocación de competir con las asocia-ciones tradicionales, más aún cuando estas últimas tienen enormes dificultadespara cuidar a los miembros, o para reclutarlos, tan pronto como se produce ladiscapacidad. Tales asociaciones tienen por objetivo, sobre todo, ser lugaresdonde expresarse y no lugares de representación de un interés supuestamentehomogéneo.

A pesar de su diversidad, estas distintas formas de representación / participa-ción tienen en común una consideración de la palabra singular. Las palabras indi-viduales y subjetivas de las personas mayores se reconocen como pertinentes en elmodo de funcionamiento de estos organismos. Se deducen, al menos, dos conse-cuencias: por una parte, por su escaso grado de institucionalización, tales lugaresson poco visibles y se caracterizan por una proximidad y un arraigo locales. Porotra parte, la identidad del jubilado no es la de un protagonista colectivo portadorde derechos y caracterizado por su edad: es la de individuos que se expresan en supropio nombre sobre problemas concretos que les atañen personalmente.

Las entrevistas a jubilados ponen de manifiesto, en efecto, que su implicaciónen tales organismos traduce y aumenta un sentimiento de pertenencia a la comu-

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94Libertad del Residente en Institución [N. del T.]

Page 153: Tomo I: Poder FIAPA: e Influencia Políticaenvejecimiento.csic.es/documentos/documentos/imserso-podergris-01.pdf · ¿El poder gris? Volumen I: Poder e influencia política Número

nidad local. Por consiguiente, es un grupo de interés que no es portador a prio-ri de intereses sectoriales destinados a asociarse para ejercer presión a escalanacional. Del mismo modo, a diferencia de las organizaciones tradicionales dejubilados, los Consejos de Sabios y de ancianos han de comprometerse en ámbi-tos muy diversos, que rebasan los únicos polos de las reivindicaciones y las acti-vidades recreativas. Para convencerse, no hay más que observar los múltiplesámbitos de reflexión y de acción en los que se comprometen tales organismos.Este posicionamiento en todos los frentes no hace más que reflejar la diversi-dad de los problemas que se plantean a escala municipal.

Por su falta de representatividad, estas nuevas formas de representación /participación son, pues, relativamente diferentes de las organizaciones repre-sentativas tradicionales, que, por otra parte, apenas las tienen en cuenta. Contodo, estas nuevas formas de implicación de los jubilados son portadoras deuna renovación del proceso de construcción social del grupo de jubilados ypersonas mayores y de sus intereses. Podría resultar una mayor presencia delos jubilados y una mejor coproducción en la elaboración de la acción públi-ca local. En la actualidad, muchas acciones públicas se centran en los jubila-dos y las personas mayores, es decir, en una categoría que, ante todo, es unaconstrucción colectiva elaborada en exterioridad. Ahora bien, varias evalua-ciones sociológicas pusieron de manifiesto el hecho de que el recurso a cate-gorías construidas por los poderes públicos y recogidas por los profesionaleshace que los principales interesados no se reconocieran. Los jubilados sesienten interpelados como destinatarios de las acciones puestas en práctica,pero no como protagonistas. Los procedimientos establecidos para conocersus expectativas o sus demandas no llegan, por tanto, a favorecer su partici-pación.

A diferencia del “jubilado portador de derechos”, la figura del “jubilado ciu-dadano” se afianza a escala local. Si se excluye a las grandes asociaciones nacio-nales, la mayoría de las iniciativas se sitúan a escala microlocal, lo que permite laintroducción de una nueva mediación en las relaciones sociales, que el Estadodel bienestar contribuyó a endurecer al generar formas de solidaridad relativa-mente lejanas y burocráticas. Estas prácticas locales constituyen también el vec-tor de una transformación de la sociedad, e impulsan un nuevo modo de vidapara la jubilación, que se apoya en otra relación con el trabajo, en el marco deun tiempo libre cada vez más importante.

La aparición de estas nuevas prácticas contribuye a definir de otro modo aljubilado. Éste ya no es simplemente el beneficiario de prestaciones debidas a su

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edad. Al poner en entredicho algunas compartimentaciones, el jubilado adquie-re una ciudadanía basada en su implicación y en el reconocimiento de su papelsocial en la ciudad. El criterio de la edad desaparece ante él por la pertenencia ala comunidad local. Así, tal evolución genera una menor segregación entre lasedades. Realmente, la aparición del jubilado ciudadano no hace más que tradu-cir la disociación creciente que existe entre vejez y jubilación. En este contexto,el medio asociativo ofrece suficiente flexibilidad para permitir un ajuste de lasprácticas a este proceso de redefinición del ciclo de vida. Pero eso se efectúa amenudo al margen de las organizaciones tradicionales, que es el fruto de la his-toria de las políticas en materia de vejez, y que a veces tiene dificultades parapromover nuevas representaciones de la vejez. Esta es la razón por la que sepuede pensar que el factor local es portador de una serie de evoluciones que per-miten al jubilado ejercer su plena ciudadanía sobre la base de una reciprocidadde los intercambios, y no sobre la base de prácticas introvertidas, que tienden aendurecer las relaciones entre generaciones.

A nuestro entender, la introducción más sistemática a escala local de meca-nismos de participación de los jubilados en la vida política y social puede per-mitir la expresión de la diversidad de sus intereses y, por consiguiente, una pre-sencia más activa en los lugares donde se elaboran las normas de la acción públi-ca. Estos mecanismos no entran en contradicción con las formas clásicas derepresentación de los jubilados y las personas mayores, pero se inscriben encomplementariedad y contribuyen a ampliar “el interés” de los jubilados.

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MS: Los sindicatos de jubilados son protagonistas de pleno derechoen el mundo de la jubilación. ¿Por qué es interesante para los sindica-tos conservar a sus miembros después de que se hayan jubilado?

MK: En primer lugar, los sindicatos tienen interés en conservar a los jubila-dos como miembros porque su fuerza, en el momento de las negociaciones,depende del número de estos últimos. En segundo lugar, en caso de conflicto,los militantes de más edad pueden ser muy útiles. En una huelga, por ejemplo,los jubilados están en una posición mucho más cómoda que los trabajadores enactivo. No tienen nada que perder, en efecto, ya que no pueden ser despedidos.

Los jubilados son útiles no sólo para aumentar las bases sindicales, sino tam-bién como voluntarios para apoyar a la organización sindical en el momento enque se desarrollan negociaciones; también pueden resultar útiles para la contra-tación de nuevos miembros. Una tradición sindical en las familias sería difícil-mente concebible si se prescindiera de los militantes de más edad. Si los sindica-tos dejaran de ocuparse de los jubilados, podrían perder un activo importante.

Esta es la razón por la que los sindicatos intentan conservar a sus jubilados.En Alemania, en 1989, existían tres grupos de sindicatos: los que contaban conuna escasa proporción de jubilados (educación, comercio o banca), los que seencontraban en la media y los que contaban en sus filas con mas de un tercio dejubilados, como en los ferrocarriles o las minas.

Tras la unificación, los esfuerzos de los sindicatos tuvieron aún más éxitoentre los trabajadores en activo que entre los jubilados, lo que produjo un reju-venecimiento de sus bases.

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Los sindicatos de jubiladosEntrevista con MARTIN KOHLI

Profesor de Sociología de la Universidad de Berlín

POR MATHIEU SCHMITT

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En 1994, se puede observar otro cambio. Los sindicatos pierden la mayoríade los miembros que habían ganado durante el período de unificación. El sindi-cato de los trabajadores de la metalurgia, por ejemplo, perdió un 70% de su per-sonal. En este período, además, había menos afiliaciones debido a una reduccióndel número de obreros en este sector y a una tendencia general a la jubilaciónanticipada de los trabajadores con antigüedad. Aumentó la proporción de obre-ros que mantuvieron su afiliación después de su jubilación. La proporción de losjubilados se elevó, finalmente, hasta superar los niveles de 1989.

MS: Paradójicamente, los sindicatos no siempre tienen en cuenta aljubilado a la hora de tomar decisiones.

MK: Los sindicatos se enfrentan a un conflicto entre varios objetivos. Poruna parte, deben seguir atentos a los problemas laborales y a las relacionesindustriales, a la vez que necesitan tener en cuenta las reivindicaciones, cada vezmás importantes, de los jubilados.

En Alemania, el contrato intergeneracional asocia el empleo al Estado delbienestar. El resultado de toda negociación entre los sindicatos y la patronalinfluye directamente, por tanto, en el nivel de las pensiones públicas. No obs-tante, la alianza entre los trabajadores por cuenta ajena y los jubilados se ve ame-nazada por la aparición de una nueva posibilidad de conflicto: la parte de lascotizaciones saláriales destinada a las pensiones.

Ciertamente, los jubilados constituyen un elemento importante de la sociedad,pero existe un dilema: los sindicatos intentan superarlo creando formas de organiza-ción particulares para sus miembros de más edad. No parece que exista una estrategiacolectiva para la solución de este dilema. Así pues, los jubilados del sindicato de lametalurgia pagan cotizaciones sindicales menos elevadas y, por lo tanto, pierden algu-nos de los derechos vinculados a la afiliación. Algunos sindicatos eximen a los jubila-dos del pago de algunas contribuciones, mientras que otros les aumentan el nivel.

A veces, y especialmente en los servicios públicos, los sindicatos crearon dere-chos particulares para sus miembros de más edad: los jubilados elegidos por suscompañeros tienen la posibilidad de participar en el comité ejecutivo de la orga-nización y de expresarse. Durante su jubilación, los trabajadores de edad avanza-da siguen, a veces, con algunas actividades. En consecuencia, reivindican mayo-res derechos, pero, hasta ahora, el lugar de los jubilados en el mercado laboral sesituaba fuera del campo de las preocupaciones sindicales más urgentes.

Se eligieron dos opciones divergentes.

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La más popular de ellas actúa sobre la base de grupos (a menudo com-puestos de antiguos responsables sindicales) que discuten sobre la actualidadpolítica y sindical y organizan reuniones de información para los miembros.Estos grupos abogan por una mayor participación de los jubilados en la vidasindical.

La segunda opción supera la simple protección material y se interesa más porla difusión de informaciones sobre los servicios a las personas mayores y sobrelos problemas de la salud.

Un sondeo efectuado entre los jubilados (entre 55 y 70 años) del sindicato de lametalurgia pone de manifiesto que un 73% de los encuestados piensa que su sindi-cato es el que debería representar los intereses de las personas mayores, más que lospartidos políticos (64%). Por otra parte, los afiliados han criticado a menudo a los sin-dicatos, a los que acusan de no hacer bastante en este ámbito. Al mismo tiempo, nose sentían en absoluto alejados de las estrategias de sus sindicatos. Por el contrario, semanifestaban de acuerdo con la mayoría de los objetivos sindicales (mejora de lademocracia en la empresa, lucha contra el desempleo, negociaciones colectivas).

Así pues, los sindicatos deberían establecer medios para permitir que los jubi-lados pugnaran por una mejor representación y una mejor defensa de sus inte-reses. En la parte más progresista de las direcciones sindicales existe un crecien-te sentimiento de urgencia en favor de tal evolución. ¿Cuál debería ser la ampli-tud de los cambios si las necesidades de los miembros llegaran a cambiar?

MS: Usted dirigió un estudio relativo a los jubilados y los sindicatosen Europa. ¿Cuáles son los principales modelos de integración?

MK: Los sindicatos podrían definirse como organizaciones enteramente diri-gidas a los trabajadores en activo con exclusión de los jubilados. Este modelo,sin embargo, no existe ya en el mundo moderno.

En Alemania, y en la mayoría de las demás sociedades europeas, incluidos losPaíses Bajos y el Reino Unido, los sindicatos ofrecen a los jubilados la posibili-dad de conservar su afiliación, mientras que en este segundo modelo no seencuentra ninguna participación o representación de los militantes de más edaden los organismos con poder de decisión. Durante la última década, los sindica-tos han evolucionado, o están evolucionando, hacia un tercer modelo. Este últi-mo permite a los jubilados constituir un grupo aparte en la organización. Tienenla posibilidad (en gran medida simbólica) de participar en las tomas de decisio-nes y de organizar reuniones y manifestaciones para los jubilados sindicados. No

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obstante, la parte fundamental de las actividades sindicales permanece centradaen los trabajadores en activo.

Los jubilados sindicados son los representantes y los abogados de la pobla-ción de más edad. Representan un cuarto modelo. En este caso, algunos de estosjubilados, activos en el plano sindical, están también presentes en las asociacio-nes y las instituciones para personas mayores, donde hacen valer la opinión sin-dical. Este modelo responde a las directivas del sindicato alemán de los metalúr-gicos para la promoción de los jubilados.

Tenemos, a continuación, el modelo italiano. Se trata de sindicatos esencialmen-te concebidos para los jubilados; sindicatos de jubilados que son miembros de plenoderecho de sus confederaciones respectivas. Los sindicados tienen la posibilidad detransferir su afiliación del sindicato de los trabajadores en activo al de los jubiladosa partir del momento en que se jubilan. Existe en este modelo una nueva categoríade miembros que no se sindicó nunca. En Italia, los sindicatos de jubilados repre-sentan alrededor de un 40% de la totalidad de los sindicalistas. Estos sindicatos dejubilados tienen un papel político importante, principalmente en el sector de losderechos sociales: seguridad social, alojamiento, circulación por carretera, educaciónetc. La principal ventaja de este modelo reside en la relativa homogeneidad de susreivindicaciones; no hay conflicto en los objetivos, pero tiene una desventaja: se pier-de el importante recurso que representa el compromiso del jubilado con su anteriororganización, es decir, la experiencia adquirida durante su vida sindical.

Este último modelo podría representar una solución bastante buena: los jubila-dos sindicados tendrían la posibilidad de permanecer en sus organizaciones sindi-cales respectivas o de afiliarse a una organización de jubilados adjunta al sindicatoo, también, de ser miembro de las dos estructuras. En este caso, no se perderían lasrelaciones adquiridas ni los compromisos asumidos durante el período de activi-dad. Este dispositivo tendría por principal mérito la no exclusión de los jubiladossin experiencia sindical. Los sindicalistas jubilados podrían, pues, conservar a la vezsus tradiciones y beneficiarse del respaldo de sus sindicatos respectivos; no obstan-te, la plataforma reivindicativa sería resultante de la asociación que agrupa a los dis-tintos sindicatos de jubilados. Este modelo se puso a punto en Escandinavia y enAustria y funciona parcialmente en el Reino Unido, país donde las organizacionesde jubilados suelen estar respaldadas por sus sindicatos, pero que no están reserva-das exclusivamente a los miembros de las organizaciones sindicales.

(NOTA: Véase también sobre este tema, en la tercera parte, el artículo de Michel Bruneau sobre los sindicatos de jubi-lados europeos.)

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La implicación y la participación de las personas mayores en política y en lossistemas políticos es el reflejo de la manera en que están integradas en el siste-ma social y en las situaciones de poder, igual que lo están los demás grupos deinterés. El compromiso político y la participación de las personas mayoresrepresentan un medio de promover sus intereses particulares, vinculados a supaso a la jubilación y a los problemas específicos del envejecimiento. En 1980,las personas mayores representaban el 8,6% de la población; en 1999, este por-centaje había pasado al 10% (Brodsky, Shnor y Beer, 1998).

Durante las dos últimas décadas, en Israel se han formado partidos políticos dejubilados que han presentado candidatos a las elecciones nacionales, pero, en con-junto, han soportado fracasos. El objeto del presente artículo es doble: por unaparte, describir este fenómeno de partidos políticos de jubilados en Israel, estudiarlas circunstancias de su aparición, presentar sus objetivos y sus plataformas políti-cas; y, por otra parte, identificar y analizar las causas de su fracaso en las eleccionesnacionales. Este artículo comprende cuatro partes. En la primera, se pasa revista adiferentes ejemplos de partidos de jubilados en el mundo; en la segunda, se descri-be el desarrollo de los partidos políticos de jubilados en Israel y sus plataformas;en la tercera, se determinan e identifican los motivos de sus derrotas en las eleccio-nes nacionales. Por último, en una cuarta sección nos preguntaremos en qué medi-da los partidos específicos de jubilados constituyen el medio más apropiado paradefender los intereses de las personas mayores en Israel.

La participación de las personas mayores en la política

Si bien los mayores se interesan por la política, su eficacia en este ámbito esrelativamente reducida (Binstock y Day, 1996) y, cuando los individuos enveje-

Los partidos de jubiladosLos partidos políticos y los jubilados: el caso israelí

ESTHER IECOVICH

Profesora de Ciencias Sociales, Universidad Ben-Gurion, Israel

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cen, aumenta su sentimiento de impotencia (Jennings y Markus, 1988). Además,en numerosos países occidentales, las personas mayores son excluidas de todaforma de participación y representación política (Walker, 1999), de manera queeste grupo importante sólo ejerce una influencia limitada. En sí mismo, el hechode jubilarse constituye un proceso de exclusión social y política por el sencillomotivo de la retirada de los sistemas de participación formales en las estructu-ras económicas e institucionales. Además, los estereotipos con respecto a laedad representan a menudo a las personas mayores como individuos inactivos,volcados en sus familias y desinteresados por completo de su representaciónpolítica, es decir, de su propia presencia en los parlamentos nacionales (Walker,1999, p. 8). Por ello, durante muchos años se ha descrito a los mayores comopolíticamente impotentes; imagen que no ha comenzado a cambiar hasta hacepoco. En algunos países como los Estados Unidos, el poder político de las per-sonas mayores ha llegado a ser un factor central en el foro político (Jirovec yErick, 1992).

Sin embargo, varios estudios han puesto de manifiesto que los hombres deedad avanzada acomodados, con buena salud e instruidos, son políticamentemás activos que quienes son pobres, tienen alguna discapacidad, sufren enfer-medades crónicas o son menos instruidos. En otras palabras, los mayores quedisponen de más recursos tienen tendencia a ser más activos políticamente(Bazargan, Barbre y Torres-Gil, 1972; Jirovec, Erich y Sanders, 1989; Jirovec &Erich, 1992).

Año de las

elecciones Laborista Likud Otros

Edad: de 60 a 69 años

Laborista Likud Otros N

%Edad: de 70 y más años Total

1977 6 7 11 0 0 1 25 20,8

1981 5 10 5 0 2 1 23 19,2

1984 11 6 8 0 1 1 27 22,5

1988 8 8 9 0 2 2 29 24,2

1992 4 5 9 1 1 1 21 17,5

1999 5 3 6 1 2 1 18 15,0

CUADRO 1: Miembros de edad avanzada del Parlamento de Israel (edad, partido y años de elección)

Existen varias maneras de participación de los mayores en la vida política.Los ciudadanos de los países democráticos, por lo general, tienen la ocasión deescoger sus partidos políticos y sus candidatos. El voto es la forma más impor-tante de participación de las personas mayores en la vida política (Jennings yMarkus, 1988). Los estudios consagrados a los votos de los mayores han pues-to de manifiesto que esta población no es homogénea y que tiende a votar más

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o menos como los grupos étnico-culturales a los que pertenece (Binstock,1992). Si bien no disponemos de datos precisos, sabemos que los electores favo-rables al Partido Laborista israelí suelen ser personas de edad más avanzada quelos que votan al Likud, partido de derecha (Abramson, 1989). Los que votan aestos dos partidos son generalmente personas de edad más avanzada que los quevotan a otras organizaciones (13 partidos en las elecciones de 1999).

Otra forma de participación en las actividades políticas consiste en obtenermandatos electivos. Para las personas mayores, existen varios modos de hacerse ele-gir, pero, si son elegidas, no suele ser con motivo de su edad, sino por sus compe-tencias. Por otro lado, no pretenden representar los intereses de las personas mayo-res. Al contrario, a veces evitan ser asimiladas a un grupo de edad. En muchos paí-ses desarrollados, la proporción de individuos de 50 o más años que ocupan pues-tos clave en política es superior a la media de este tramo de edad en la poblaciónglobal, aunque esta tendencia haya cambiado en el transcurso de los últimos años(Bonnir, 1996; Hudson y Strate, 1986). Por otro lado, los mayores pueden ser inci-tados a procurar una cierta representación de su grupo de edad en los partidos polí-ticos, como ocurre con otros sectores (grupos étnicos, mujeres, etc.). Por último,los mayores son susceptibles de fundar partidos políticos independientes con el finde promover sus intereses comunes.

En un contexto así, es interesante ver en qué proporción los individuosmayores de 65 años han tenido cargos electos en la Knesset durante las dos últi-mos décadas (Cuadro 1). De este examen se desprenden dos tendencias. En pri-mer lugar, para las elecciones que tuvieron lugar entre 1977 y 1988, el númerode personas mayores se incrementó en la Knesset. En 1992 cambió esta tenden-cia. Este número disminuyó de manera significativa, aparentemente con motivode la modificación del sistema electoral en cuanto a la elección de las personasal puesto de Primer Ministro y las elecciones primarias en los partidos que sus-tituyen al antiguo sistema, en el que los partidos elaboraban las listas de candi-datos. Ya sea porque las personas mayores no hayan figurado como candidatosen las primarias, ya sea porque hayan sido derrotadas en ellas, desde luego nofiguraban en la lista final de candidatos. Por otra parte, el número de los miem-bros de la Knesset mayores de 70 años era muy reducido, incluso inexistente enel caso del Partido Laborista entre 1977 y 1988.

En el transcurso de las últimas décadas, han surgido partidos políticos de per-sonas mayores en numerosos países europeos, como Italia, Portugal, Rusia,Bosnia Herzegovina, la República Checa, Estonia, Luxemburgo, los PaísesBajos, Polonia, Noruega, Rumania, Eslovenia e, incluso, los países de América

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Latina (como Argentina, por ejemplo). En los Países Bajos, Luxemburgo y laRepública Checa (Kohli, 2000), los partidos de jubilados han obtenido un deter-minado número de escaños en sus parlamentos, mientras que, en los demás paí-ses, no habían alcanzado el umbral que permite su representación.

El sistema político israelí

Israel es una democracia cuya institución nacional suprema es el parlamento(la Knesset), que comprende 120 miembros. El gobierno es una coalición de lospartidos que hayan obtenido votos suficientes para enviar representantes a laKnesset. En caso de desacuerdo entre los socios políticos, la coalición puede des-hacerse, lo que obliga al gobierno a organizar nuevas elecciones. Las eleccionesa la Knesset y al puesto de Primer Ministro tienen lugar simultáneamente, en prin-cipio cada cuatro años.

El sistema electoral israelí se basa en una representación proporcional a esca-la nacional. Al contrario que en la mayor parte de las democracias occidentales,este sistema permite que estén representados grupos muy pequeños, con laúnica limitación de haber obtenido el 1,5% de los sufragios. La naturalezamisma del sistema electoral permite, e incluso estimula, una cierta proliferaciónde partidos. Si bien los dos principales han sido el Partido Laborista y el Likuddurante los veinte últimos años, cada vez hay más partidos pequeños que repre-sentan grupos de intereses particulares en la sociedad israelí y que presentancandidatos en las elecciones nacionales. Por esta razón, en 1999 se presentarona los electores 31 listas de partidos, de las que 15 consiguieron sobrepasar elumbral de elegibilidad.

En 1988, este umbral se fijó en el 1,5% de los votos. Así, en las elecciones de1999, el número total de electores fue de 3.193.494, y el umbral correspondien-te de 49.672. Si menos del 10% de los electores de 65 y más años hubieran vota-do a los partidos de jubilados, éstos habrían podido superar este umbral y dis-poner de dos representantes en la Knesset. Pero no consiguieron obtener elnúmero mínimo necesario.

El análisis de las elecciones, sobre todo en el transcurso de las últimos décadas,pone de manifiesto la importancia de las delimitaciones ideológicas, étnicas y reli-giosas en el comportamiento electoral de los israelíes, que son reflejo, en ciertamedida, de las subculturas de la sociedad (Kimerling, 1999). El Partido Laboristay el Likud han perdido un número significativo de escaños en la Knesset represen-tando intereses étnicos o de otro tipo. Es así como los partidos árabes han visto

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pasar su número de escaños de ocho a diez entre las elecciones de 1996 y las de1999. Su objetivo es el reconocimiento de los árabes como minoría nacional.

En el seno de la población judía, partidos étnicos como “Shas” –partido reli-gioso que representa a los residentes nacidos en Asia y en África (en especial enÁfrica del Norte)– e “Israel Ba'Aliya” –que agrupa a los inmigrantes de la anti-gua Unión Soviética a lo largo de los diez últimos años (alrededor de un millónde individuos que constituyen, aproximadamente, el 20% de la población israe-lí)– han visto a su representación pasar de 17 escaños, en 1996, a 23, en 1999.La plataforma de los partidos étnicos se basa en la igualdad social y en un mejorreparto de los recursos de la sociedad israelí (Ishay, 1999). Los partidos pura-mente religiosos o laicos han alcanzado en conjunto 16 representantes. Losdemás partidos que representan intereses particulares, y en especial los de laspersonas mayores, no han alcanzado el umbral de suficiencia.

Los partidos políticos de jubilados

El primer partido político de los jubilados, Resimat HaGimlaim VehakshishimBeIsrael (Partido de Personas Mayores y Jubilados de Israel), fue fundado en1981 por Myriam Gehatia, ella misma era una “mayor” que se había comprome-tido como voluntaria para ayudar a las personas mayores que vivían en residen-cias específicas. La fundadora estaba persuadida de que la participación en laselecciones nacionales y la entrada en la Knesset podía poner remedio al desampa-ro social y económico de las personas mayores. Pensaba que un compromisopolítico era indispensable para inducir a la Knesset a preocuparse de las necesida-des y de los intereses específicos de las personas mayores, sobre todo en el ámbi-to de las pensiones. Su partido sólo obtuvo 2.000 votos, la mayoría de los cua-les procedían de pensionistas de residencias para personas mayores situadas enla parte metropolitana de Tel-Aviv. Este número era insuficiente.

La segunda tentativa tuvo lugar en 1988, cuando Aba Gaffen, antiguo emple-ado del Ministerio de Asuntos Exteriores, ya jubilado y miembro del PartidoLaborista, fundó un nuevo partido de jubilados, Gimlain (Los jubilados), cuya pre-sidencia asumió. Varias asociaciones de jubilados se afiliaron a este partido, asícomo personas más jóvenes que tenían una determinada experiencia personal enel ámbito de la ayuda prestada a sus padres de edad avanzada y que querían llamarla atención sobre las dificultades que habían encontrado. Durante la primera fasede la actividad de este partido, se celebraron negociaciones con Gehatia, al frentede Resimat HaGimlaim Vehakshishim BeIsrael, con el fin de crear una coalición. Pero

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conflictos y rivalidades personales minaron sus esfuerzos. A fin de cuentas, el par-tido “Gimlain” obtuvo 16.700 sufragios, pero le faltaron 6.000 para franquear elumbral mínimo de representación.

“Gimlain”, dirigido por el mismo líder, volvió al ruedo político con ocasión delas elecciones nacionales de 1992. Aunque esta vez se unió con una organizaciónde nuevos inmigrantes procedentes de la antigua Unión Soviética, Yad Beyad(Cogidos de la mano), el partido sólo consiguió 8.000 votos y abandonó la escenapolítica. Es preciso subrayar aquí que, con ocasión de las elecciones de 1988, elumbral de elegibilidad era del 1% de los votantes y los partidos que superasen esteumbral podían beneficiarse de, al menos, un escaño en la Knesset. Este umbral seelevó al 1,5% en 1988, lo que planteó dificultades a los partidos pequeños, para loscuales se hizo casi imposible tener un solo escaño en la Knesset.

Antes de las elecciones nacionales de 1996, Nava Arad, que era miembro delPartido Laborista y de la Knesset, fundó un nuevo partido de jubilados: Gil(Edad). Tres meses antes de las elecciones, envió a los jubilados una carta en laque expuso los motivos de la creación de este partido:

“La situación de los jubilados no ha sido nunca tan mala ni tan preocupantecomo ahora. El importe de las pensiones se erosiona de manera importante, y elporvenir de los jubilados se ensombrece. Muchos de ellos están llamados a viviren la pobreza. Para mejorar esta situación, he fundado un partido de personasmayores llamado “Gil”. Los demás partidos ignoran los problemas de esta pobla-ción. Se mofan de nosotros y las personas mayores no deben dejar que lo hagan.Los jubilados deben poner de manifiesto que tienen la capacidad política de modi-ficar esta situación. Por este motivo hemos fundado este partido, que combatiráen la Knesset para mejorar las condiciones de vida de las personas mayores. No hayjusticia social sin justicia para los jubilados. Nuestros derechos han sido violados.Hemos decidido reaccionar. Tenemos la fuerza y el poder de modificar esta situa-ción, pero sólo podemos conseguirlo si nos unimos bajo la forma de un poderpolítico para ganar las elecciones y conseguir nuestros objetivos en la Knesset”.

Gil se constituyó con miembros de organizaciones de jubilados de los muni-cipios locales, y de zonas de empleo importantes. Sin embargo, sólo pudo obte-ner unos 17.000 votos, es decir, 20.000 por debajo del umbral.

En el transcurso de las elecciones nacionales más recientes, en el mes de mayo de1999, apareció un nuevo partido de jubilados y personas con discapacidad, CoahHaGimlaim (El poder para los jubilados), con Gidon Ben-Israel al frente. Este último

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ObjetivosElecciones de

1988 y 1992

Promoción y estatuto blindado de los derechos de los jubiladosmediante leyes específicas

Mejora del nivel de vida de las personas mayores

Mejora del estatus social de las personas mayores

Adopción de una ley nacional relativa a las pensiones

Puesta a punto de un mecanismo de actualización de las pen-siones y mejora de las exenciones en el impuesto sobre larenta

Cobertura sanitaria de larga duración

Incrementar el número de instituciones de asistencia de largaduración y de clubes de ciudadanos mayores

Buscar la exoneración de impuestos municipales y guberna-mentales

Satisfacer las necesidades particulares de determinados gruposde mayores, como los supervivientes del Holocausto y losnuevos inmigrantes

Responder a las necesidades específicas de las personas condiscapacidad y enfermas

Mejorar las condiciones de residencia y los servicios a las per-sonas mayores

Aumentar la cobertura de la asistencia a domicilio

Hacer más flexible la edad de jubilación

Desarrollar la geriatría médica

Crear una administración nacional sobre el envejecimiento

Reconocer a la Organización de Pensionistas HistarutHaGimlaim como la organización representativa de las per-sonas mayores y consultarla para todas los decisiones que lesafecten

CUADRO 2: Plataformas de los partidos de jubilados en Israel

+

Elecciones

de 1996

Elecciones

de 1999

+ ++ + ++ + ++ + +

+ + +

+ + +

+ + +

+ +

+ +

+

+

++++

+

es el presidente de Histadrut HaGimlaim, la organización de jubilados más importan-te de Israel, con alrededor de 250.000 miembros. Esta organización, aunque indepen-diente, se asoció con la organización federal de sindicatos, Hahistadrut Haclalit. Hastalas últimas elecciones, estas dos organizaciones (Hahistadrut Haclalit e HistadrutHaGimlaim) estaban afiliadas al Partido Laborista, que las controlaba. Varios mesesantes de las últimas elecciones, los presidentes de estas dos organizaciones decidieronpresentarse a ellas por separado y de manera independiente. El secretario general deHahistadrut Haclalit, Amir Peretz, miembro de la Knesset, abandonó el PartidoLaborista para fundar un nuevo partido denominado “Am Ehad” (Un país), que pidió

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la adhesión de empleados y jubilados. Ben-Israel, por su parte, fundó el partido CoahLaGimlaim. Ben-Israel, en calidad de antiguo miembro de la Knesset y activo en elPartido Laborista, publicó en los periódicos, varios meses antes de las elecciones, uncomunicado de prensa en el que justificaba la creación del nuevo partido: “Ningunaevolución sustancial se ha producido en los ámbitos importantes y fundamentalesque afectan a los jubilados. Estos ámbitos concernían a: el índice de reevaluación delas pensiones y la puesta en marcha de un mecanismo de prevención de su erosión,el incremento de las cotizaciones mensuales de los seguros nacionales, la bajada delas tarifas médicas y sanitarias y la votación de una ley relativa a las jubilaciones...”.

En el transcurso de una entrevista con Ben-Israel, éste precisó que, antes de deci-dirse a fundar un partido de jubilados, se había dirigido a las principales formacionespolíticas para pedirles que concedieran un puesto a un partido de jubilados, para per-mitirle figurar en posición aceptable en relación con las demás listas. En sus anunciospublicados en los diarios israelíes, declaraba: “Ya no somos prisioneros de nadie. Elgobierno viola nuestros derechos porque no estamos representados en la Knesset. Ylos grandes partidos nos consideran como irrisorios porque no detentamos ningúnpoder en la Knesset. Por el momento, sólo podemos contar con nosotros mismos”. Apesar de los son-deos favorables a Coah LaGimlaim, este partido sólo obtuvo 37.525votos, o sea, 12.147 menos que el mínimo indispensable para beneficiarse del míni-mo de dos escaños en el Parlamento.

Objetivos y plataformas

Así es como las cinco tentativas iniciadas en, prácticamente, 20 años paracolocar a un representante de un partido de jubilados en la Knesset se han tradu-cido en otros tantos fracasos. ¿Cuáles eran los objetivos de estos partidos y quéesperaban de su presencia en el parlamento? En el cuadro 2 se resumen sus prin-cipales objetivos, tal y como figuraban en las plataformas de Gimlaim y Yad Beyad(1988,1992), Gil (1996) y Coah LaGimlaim (1999). La plataforma de ResimatHaGimlaim Vehakshishim BeIsrael no estaba disponible.

La comparación de estas plataformas pone de manifiesto que todas estas orga-nizaciones se interesan por la seguridad social de las personas mayores, por su esta-tus económico y social y también por la asistencia sanitaria, en especial la de largaduración. Pueden sacarse a la luz algunas diferencias entre las plataformas. Se refie-ren a las circunstancias particulares de su puesta a punto, las perspectivas de cadapartido, así como su composición, sus dirigentes y sus prioridades. Estos maticesno cambian gran cosa de sus miras ideológicas y políticas.

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Para concluir, los programas de los partidos de jubilados ponen de manifiestoque se interesan prioritariamente por la mejora de los derechos de las personasmayores, en general, y por la promoción de sus intereses en los ámbitos de la segu-ridad social, la salud y, en especial, de los servicios que pueden percibir. Los pro-gramas se interesan también por las necesidades particulares de determinadossubgrupos, como las personas que sufren enfermedades crónicas, las personascon discapacidad, los pobres, los nuevos inmigrantes y los supervivientes delHolocausto. Por principio, estos programas no incluían secciones relativas a lapolítica general, como, por ejemplo, los asuntos exteriores y la política fiscal. Losdirigentes pensaban, en efecto, que si se concentraban exclusivamente en los pro-blemas de las personas mayores atraerían más fácilmente a una población hetero-génea. Por último, estos partidos no sostenían oficialmente a ningún candidatoparticular para el puesto de Primer Ministro y dejaban a sus miembros elegir a suarbitrio en este terreno. Sin embargo, la mayoría de la población de edad avanza-da no ha votado a estos partidos de jubilados. ¿Por qué?

Los partidos de jubilados: los motivos de sus fracasos

UN COMPORTAMIENTO POLÍTICO CONSERVADOR

Los estudios realizados a la vez en Europa y en los Estados Unidos han pues-to de manifiesto que la pertenencia a un partido político, elección que se efec-túa generalmente cuando se llega a la edad adulta, tiende a permanecer establea lo largo de la existencia, incluso a reforzarse con la edad (Campbell, 1971;Liechsenring y Strumpel, 1994). Las personas tienen tendencia a mantenerse fie-les al mismo partido (Binstock y Day, 1996). Varios estudios realizados en Israel(Diskin, 1990; Shahar, 1992; Shahar y Eckstein, 1992) han llegado a conclusio-nes similares. La mayor parte de los electores israelíes consideran el factor ide-ológico como el más importante en su decisión de votar a un partido dado(Arian, 1990; Mahler, 1991). De hecho, la mayoría de los electores del PartidoLaborista tienen cincuenta años o más (Arian, 1990).

Como ya hemos señalado, los electores del Partido Laborista o del Likud sonpersonas de edad más avanzada que los que votan a partidos que se hacen ecode intereses particulares. Muchas personas mayores participaron, en su momen-to, en la fundación del Partido Laborista y se identifican con éste último. Tienentendencia a dejar de lado sus intereses particulares y confían en que este parti-do los represente. Los elementos programáticos específicos del PartidoLaborista subrayan su compromiso en relación con sus fundadores. Por parte de

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éstos últimos, cualquier otro compromiso político se percibiría como una trai-ción y una señal de ingratitud. Todos los dirigentes de los partidos de jubilados,con excepción de uno solo, eran miembros del Partido Laborista y fueronexcluidos del mismo después de haber creado su propio partido.

En la actualidad, las personas mayores tienen tendencia a votar más a laizquierda que los más jóvenes, pero, si bien persiste el principio del comporta-miento político conservador, es de prever que, en el futuro, las personas mayo-res votarán más a la derecha, lo que modificará el mapa político israelí. El cam-bio de los esquemas de voto de los más jóvenes son el reflejo de cambios socioe-conómicos y de la evolución de los orígenes étnicos, por ejemplo: los judíos pro-cedentes de Asia o de África experimentan una reducción del nivel de vida quelos incita a votar a los partidos de derecha (Abramson, 1989; Diskin, 1990).

Las presiones políticas contra los partidos de jubilados

Otro motivo posible de la falta de éxito de los partidos de jubilados es que elPartido Laborista los ha considerado como una amenaza y ha ejercido presionessobre sus propios miembros de edad avanzada para que no les voten. Así escomo Gehatia, la dirigente del primer partido de jubilados en 1981, declaró enel transcurso de una entrevista que los sindicatos federales, el Histadrut (quesiempre se ha identificado como un “brazo” del Partido Laborista), ha amena-zado a sus miembros y les ha pedido no afiliarse a los partidos de jubilados, yque éstos últimos “se hayan asustado”. Ha insistido en que Histadrut temía quelos jubilados “levantasen la cabeza y reclamasen sus derechos” (Kon, 1986).

En 1998, cuando se creó el nuevo partido Gimlaim, el Partido Laboristaenvió una carta a cada uno de sus miembros “de edad avanzada” que decía enespecial: “No deis vuestros votos a los que han creado un partido para satisfa-cer sus intereses personales, y produzcáis así menoscabo a los esfuerzos delPartido Laborista por ganar las elecciones y constituir un gobierno capaz decumplir los objetivos sociales, económicos y nacionales y de garantizar a cadauno una vida digna...”.

La organización de jubilados vinculada al Partido Laborista (HistadrutHaGimlaim) envió también a sus miembros una carta que declaraba:

“Nosotros, los jubilados, debemos preguntarnos qué ventaja podríamos sacar de unvoto a favor de un partido efímero. ¿Tiene este partido verdaderamente el poder de repre-sentar las necesidades complejas y múltiples de las personas mayores? ¿Tiene este parti-do la posibilidad de satisfacer a los jubilados? ¿No dilapidarán los jubilados sus votos?”.

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Las presiones ejercidas sobre los jubilados para que no voten al Gimlaim se des-criben en un libro de Geffen, dirigente del partido de los jubilados en 1988.Señala, por ejemplo, los anuncios públicos del Partido Laborista en los periódicoshostiles a los partidos de jubilados, el temor del Partido Laborista de ver “alejar-se” una parte de los votos que consideraba destinados a él y, por consiguiente, lasenormes presiones ejercidas sobre quienes apoyaban estos partidos de jubilados ose afiliaban a ellos... Los jubilados que confiaban en el Partido Laborista, le vota-ron en detrimento de sus intereses económicos y sociales (Geffen, 1990).

El mismo escenario se repitió en las elecciones de 1996, cuando se creó Gil. Laorganización de jubilados vinculada al Partido Laborista, Histadrut HaGimlain,envió una carta a todos sus miembros para pedirles que no votasen a los partidosde jubilados e insistiendo en que el Partido Laborista se preocuparía de sus nece-sidades. Paralelamente, el Partido Laborista envió una carta a sus miembros deedad más avanzada, firmada por sus tres dirigentes principales, que decía:

“Queremos ser claros. No apoyamos a este partido y nos oponemos a toda orga-nización políticamente distinta con ocasión de las elecciones. La aparición de organi-zaciones de jubilados en este momento particular es extraña, en la medida en que aca-ban de adoptarse determinadas enmiendas importantes de la Ley relativa a lasPersonas Mayores, que concede a estas personas derechos y ventajas significativos enel ámbito de las exenciones y de las reducciones fiscales. Nos falta todavía por alcan-zar objetivos difíciles, como la puesta en marcha de una Ley sobre las pensiones quecomprenda una cobertura de la asistencia de larga duración. Después de las eleccio-nes, nos esforzaremos por lograr este objetivo. En estas condiciones, pedimos a nues-tros miembros de edad avanzada que no voten a partidos efímeros, lo que nos haríaperder muchos votos. Los jubilados, muchos de los cuales han contribuido a la fun-dación del Partido Laborista, tienen la vocación de apoyarlo”.

En resumen, el Partido Laborista ha incrementado sus presiones para que susmiembros “de edad avanzada” no voten a los partidos de jubilados por motivosideológicos, pero también se compromete a defender sus intereses. Las presionesincluían, incluso, ataques personales contra los dirigentes de estos partidos y lapromesa de colocar a personas mayores en puestos influyentes. Estas maniobrashan disuadido a muchas personas mayores de votar a los partidos de jubilados.

La falta de solidaridad de grupo entre las personas mayores

Para participar en actividades políticas basadas en la edad y organizarlas,es fundamental la existencia de una conciencia de grupo (Peterson y Somit1992, Verba y Nie, 1972). Pero las personas mayores, por lo general, carecende ella. Dicho de manera más específica, tienen dificultad en identificarse con

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su clase de edad, y ello en contraste con las demás identidades que los com-ponen y que se han consolidado en el transcurso de su existencia. Diversosestudios (por ejemplo, King, 1993) ponen de manifiesto que la mayoría de laspersonas mayores no se consideran como de edad avanzada. Cuando encuen-tran dificultades, no las asocian a los procesos de envejecimiento. En un estu-dio realizado en 12 países europeos (Walker, 1999), se les preguntó si estabandispuestos a votar a partidos de jubilados cuyos objetivos incluyeran la defen-sa de sus intereses. La mayoría (el 68%) respondió que no votaría a un parti-do de esa clase, y sólo la quinta parte (el 22%) indicó que lo haría. Al contra-rio de lo que podría creerse, las personas mayores no constituyen un grupohomogéneo: lo que los separa supera a lo que los une.

Igual que la población global, los israelíes de edad avanzada son muy hetero-géneos en relación con su estatus socioeconómico, su origen étnico y su perte-nencia cultural (religión, sexo, educación...). Estas diferencias influyen en lacomprensión de los fenómenos políticos en ámbitos como la seguridad y el pro-ceso de paz, y en ámbitos sociales y económicos a mayor escala. Estas diferen-cias en las preferencias políticas, y las prioridades que de ellas se derivan, pue-den contrariar las solidaridades de edad que, por lo tanto, son insuficientes paracrear grupos solidarios a escala nacional.

Este argumento está respaldado por el dato de que, en las últimas eleccioneslocales, varios partidos de jubilados consiguieron obtener algunos escaños enconsejos locales, como en Tel-Aviv. Este éxito en las elecciones locales, compa-rado con los fracasos en las elecciones nacionales, sugiere que, en ámbitos par-ticulares que afectan a la vida diaria (la calidad de vida, los servicios comunita-rios, etc.), las personas mayores tienen mayor tendencia a ser solidarias y a com-partir intereses comunes que en los asuntos de orden nacional.

La falta de estructuras de la organización

Para crear un partido nuevo es esencial disponer de recursos variados, como,por ejemplo, tiempo libre, voluntariado y militancia, pero también estructuraslocales. Todos los partidos de jubilados, salvo uno, han carecido de uno deestos componentes, como mínimo. Entre los motivos de este fracaso hay queseñalar que los partidos de jubilados no se han creado hasta muy poco tiempoantes de que se realizara la inscripción para las elecciones nacionales, en unaacción en profundidad y a largo plazo. Esto fue, en realidad, una reacciónespontánea de desengaño frente a la indiferencia de los responsables de los

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grandes partidos. Así ocurrió, por ejemplo, cuando la segunda tentativa de cre-ación del partido de los jubilados en 1988 tuvo lugar varios meses antes de laselecciones generales. El foro de los “miembros veteranos” del PartidoLaborista se dirigió al secretario general de éste último para hablar con él. Ésteaceptó su invitación, pero llegó muy tarde a la reunión y no tuvo tiempo decontestar a sus preguntas. Muchos participantes se fueron muy vejados y luegodecidieron formar Gimlain.

Igualmente, en 1999 se creó un nuevo partido de jubilados después de que elpresidente de Histadrut HaGimlaim escribiera una carta a los dirigentes de los par-tidos mayoritarios para pedirles que asignaran puestos de esas organizaciones ensus listas de candidatos. Ningún partido contestó. Los jubilados consideraron estaausencia de respuesta como una señal de apatía y menosprecio hacia ellos.Decidieron que necesitan ocuparse ellos mismos de sus propios asuntos. Fue asícomo se creó Coah LaGimlaim varios meses antes de las elecciones y el presidentede esta organización, Ben-Israel, fue elegido su presidente.

Uno de los principales obstáculos para su éxito ha sido la falta de coordina-ción entre estos partidos. Si hubieran proseguido sus actividades después de laselecciones, y dedicado suficiente tiempo a elaborar los vínculos y las infraestruc-turas indispensables para la preparación de las elecciones siguientes, quizá éstaspodrían haberse ganado, pero no fue así.

Aunque los partidos de jubilados no hayan conseguido hacer elegir represen-tantes en la Knesset, habrían podido utilizar los períodos que separan las eleccio-nes nacionales para extraer lecciones de sus fracasos y preparar las eleccionessiguientes. Por ejemplo, habrían podido constituir redes locales con este fin. Nolo hicieron. Por otra parte, no se ha esbozado ninguna cooperación entre los diri-gentes anteriores y los actuales. Por el contrario, sus rivalidades políticas no handejado de debilitar a sus partidos. Así, por ejemplo, en las elecciones de 1996,Arad, líder de Gil, fue acusado por un veterano del Partido Laborista de habertraicionado a éste último. El mismo veterano, Ben-Israel, formaba parte delgrupo de firmantes de una carta que se había enviado a todos los miembros parapedirles no votar a Gil y que, más tarde, han creado su propio partido de jubila-dos, Coah LaGimlaim, en 1999. Mientras que Ben-Israel se presentaba a las elec-ciones, Arad, líder de Gil, se afiliaba a otro nuevo partido, Am Ehad (One Nation- Un País), y pedía a los jubilados que votasen a éste último. Estas rivalidades per-sonales han ejercido un efecto negativo sobre los resultados de las elecciones.

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La falta de infraestructura económica

Para presentarse a las elecciones se necesita disponer de importantes recursosfinancieros para publicaciones, anuncios, difusión en prensa y televisión, envíospostales, sondeos, consejos jurídicos y relaciones públicas, etc. En una época enque la prensa electrónica e impresa tiene un efecto significativo en el condiciona-miento de la opinión pública, es vital un uso adecuado de estos numerosos mediosde acción (Harrop y Miller, 1987). La preparación de la jornada de las eleccionesreclama la puesta en marcha de medios de transporte para llevar a los electoreshacia los centros de votación, en especial a quienes tienen dificultades para trasla-darse por sus propios medios. La experiencia israelí pone de manifiesto que unabuena organización de la jornada electoral es muy importante en la opción de loselectores (Bick, 1998). La falta de recursos financieros impide a los partidos dejubilados crear campañas ofensivas. El partido que se enfrentó a las elecciones de1988 sólo disponía de 10.000 dólares procedentes de donaciones. Por otra parte,una ley israelí votada en 1973 limita la financiación de los partidos con fondospúblicos, es decir, a los partidos que ya disponen de escaños. Esta ley prohíbe tam-bién la financiación mediante donaciones de empresas comerciales y limita lasdonaciones personales a unos 350 dólares por persona (Mahler, 1991). Desdeentonces, Arad, en su condición de miembro de la Knesset, había podido recibirunos 40.000 dólares, lo que se reveló insuficiente para cubrir los gastos de unacampaña electoral bastante importante. Los otros partidos pequeños también seencontraron en situaciones precarias.

La falta de apoyo del gran público

En la medida en que los jubilados eran el objetivo natural de la campaña, lamayor parte de los partidos de jubilados no se dirigieron a la población en gene-ral, ni siquiera a los prejubilados o a las familias enfrentadas con problemas deenvejecimiento de sus padres o de sus familiares de edad avanzada. Además, suactividad ante las personas mayores se refirió prioritariamente a los miembrosde asociaciones de jubilados, sin tener en cuenta a las personas mayores que sesitúan fuera de cualquier afiliación. Esta estrategia no ha ocasionado la simpatíay el apoyo del gran público y ha suscitado reservas en torno a los objetivos deestos partidos. Por haber convocado a categorías muy particulares de electoresde edad avanzada, y haber pasado por alto toda una población de potencialessimpatizantes, estos partidos no han conseguido persuadir a la opinión públicade que su combate concernía al conjunto de la sociedad. El hecho de que el par-tido de jubilados Coach LaGimlain haya reunido a organizaciones de personas

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con discapacidad se explica, quizás, porque ha obtenido el mejor resultado regis-trado hasta ahora por este tipo de partidos. A fin de cuentas, después de tres ten-tativas infructuosas para obtener un apoyo popular, parece que estos partidossean considerados como un despilfarro de los votos, dado que ninguno de ellosha logrado obtener ni un solo escaño en la Knesset.

Liderazgo y experiencia política

Aunque la población vote a un partido o a una línea política, numerosos elec-tores potenciales son seducidos por las cualidades personales de los que seencuentran al frente de los partidos. La personalidad de los candidatos, sus com-petencias, sus experiencias políticas y su carisma tienen un efecto incontestableen las decisiones de los electores (Harrop y Miller, 1987; Markus y Converse,1979). Los que ocupan los puestos de dirigentes son tanto más importantescuanto más pequeño es el partido y más reciente su creación. La buena volun-tad y la ambición personal son insuficientes para convencer a los electores deque abandonen su partido habitual en provecho de un partido que no ha pasa-do todavía sus pruebas.

Los resultados de las elecciones habrían podido ser diferentes si los partidosde jubilados hubieran sido dirigidos por personalidades más carismáticas y másexperimentadas en el plano político (Kon, 1986). Dos dirigentes estaban en estecaso y carecían también de dinamismo suficiente. Así, la dirigente Gehatia delprimer partido, Resimat HaGimlain Vehakshishim Belsrael, era una mujer apagada,sin experiencia política, cuyas intervenciones eran buenas, pero que no conse-guía suscitar el entusiasmo de los mayores. Geffen, dirigente del segundo parti-do de jubilados, Gimlain, era un funcionario ya jubilado y, por lo mismo, su expe-riencia política era poco convincente. Además, era poco conocido por el granpúblico. Arad y Ben-Israel, los dirigentes de los dos partidos de jubilados másrecientes, Gil y Coah LaGimlaim, habían tenido ya escaño en la Knesset, pero noeran considerados muy carismáticos y la mayor parte de los candidatos de suslistas eran desconocidos. Por otra parte, el hecho de que tres de los cuatro diri-gentes hayan sido antiguos miembros del Partido Laborista puede haber dado asus nuevos partidos unos colores políticos demasiado marcados. En estas con-diciones, los antiguos miembros del Partido Laborista podían pasar por traido-res a éste último, mientras que los miembros de partidos de oposición podíantener escrúpulos en votar a personas que, a sus ojos, estaban situadas demasia-do a la izquierda.

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En resumen, si pueden evocarse circunstancias particulares para explicar losfracasos de los partidos de jubilados, los motivos más evidentes son la lealtad delas personas mayores a su partido tradicional y las enormes presiones ejercidaspor el Partido Laborista para desanimar a esta categoría de electores.

Perspectivas de futuro

La evolución demográfica actual, así como el crecimiento de la población deedad avanzada en Israel y en numerosos países desarrollados, aumentan supoder de influencia y obliga a los responsables políticos a que lo tengan en cuen-ta (Beilin, 1993). Por otra parte, las nuevas generaciones de personas mayorestienen mejor salud, viven más tiempo y tienen más experiencias y competenciasen materia de participación política. Por ello, podrían reivindicar una mayor inte-gración en las decisiones referentes a sus estatus y al reparto de las riquezasnacionales. Estas nuevas generaciones de personas mayores deberán elegir entrela adhesión a los nuevos partidos de jubilados y un puesto más influyente en elseno de los partidos u organizaciones existentes. Algunos piensan que estas nue-vas generaciones de personas mayores estarán, de hecho, menos implicadas enlos partidos políticos y más en las organizaciones específicas que defiendanmejor sus intereses (Cutler, 1983). Si esta hipótesis se verificase, podría explicarel desarrollo de nuevas organizaciones políticas (movimientos sociales de perso-nas mayores, grupos de interés, partidos de jubilados), de manera que los sindi-catos y los partidos políticos existentes deberán adaptarse al envejecimiento desus propios miembros (Liechsenring y Strumpel, 1994). El verdadero problemaes saber si, en Israel, las personas mayores son capaces de organizarse en unmarco político susceptible de promover sus intereses y si una organización deesta clase sería realmente deseable para las propias personas mayores.

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MS: ¿Cuándo se fundó el Partido Democrático de los Jubilados deEslovenia?

DV: Como usted sabe, Eslovenia es independiente sólo desde 1991. El siste-ma parlamentario en este país existe desde esa época. A este respecto, el PartidoDemocrático se fundó en 1990. Y participó por primera vez en las eleccioneslegislativas de 1996 y, más tarde, en el 2000.

MS: ¿Cuál es la razón de ser del partido?

DV: El partido se denomina: Partido Democrático de los Jubilados deEslovenia, lo que significa que su núcleo fundador está formado por jubilados.Un 23% de los ciudadanos de Eslovenia son jubilados. Eslovenia tiene 2 millo-nes de habitantes, aproximadamente, de los cuales 450.000 son jubilados. Se trata,por tanto, de un grupo importante, debido a su edad y también a causa de su esta-tus social. Es lógico que un partido político se interese por un grupo que repre-senta tal proporción del electorado. Los jubilados distan mucho de estar entre losmás pobres, son políticamente activos y participan en las elecciones. Por ello, elPartido Democrático de los Jubilados de Eslovenia ocupa un espacio importan-te en el arco político esloveno. En Eslovenia, los jóvenes apenas se interesan porla política. Las personas mayores son las que más se comprometen en los asun-tos electorales. Por todas estas razones, es normal que alguien haya tenido la ideade crear el Partido Democrático de los Jubilados de Eslovenia.

Este partido favorece los derechos específicos de las personas mayores: jubi-laciones, salud, etc., pero este programa es más extenso. Incluye: el desarrollosostenible, los derechos de los trabajadores, la igualdad entre hombres y muje-res y otras cuestiones de interés general.

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El Partido Democrático de los Jubiladosde EsloveniaEntrevista con DOROTEA VERSA

Consejera del Departamento de Análisis del Servicio del Empleo de Eslovenia

Miembro de la red europea COSTA XIII

POR MATHIEU SCHMITT

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El programa del Partido Democrático de los Jubilados es totalmente de tipogeneral. Contiene algunas opiniones específicas en lo que se refiere, por ejem-plo, a las pensiones, pero también tiene en cuenta los problemas generales de lasociedad. Busca los electores entre los jubilados, así como en el resto de lapoblación. Este partido se sitúa bastante a la izquierda en el espectro político.Propugna una mejora del régimen de seguridad social, no sólo para los pensio-nistas, sino también para la población en su conjunto.

MS: ¿Cuál es la composición social del Partido Democrático? ¿Susafiliados son importantes?

DV: Son 36.000. Puede parecer modesto, pero no lo es si se piensa en elnúmero total de la población eslovena. Los que presentan su candidatura bajola etiqueta del Partido Democrático tienen más de 50 años. La mayoría sonhombres y no todos ellos han alcanzado la edad de la jubilación. Tienen titula-ción universitaria.

MS: ¿Qué papel desempeñan en la escena política?

DV: El Partido Democrático participó en las elecciones legislativas de 1996y de 2000. En el año 2000 obtuvo 4 escaños en el Parlamento esloveno, quetiene 90. En las últimas elecciones municipales obtuvieron 141 escaños (hay casi200 municipios en Eslovenia).

Después de las dos últimas elecciones legislativas, el Partido Democrático seinscribió en una coalición con el partido más influyente. La vida política eslove-na se divide en derechas e izquierdas. La izquierda está dominada por el PartidoLiberal Demócrata y la derecha por el Partido Nacional. Los otros partidos ocu-pan los márgenes del sistema. El Partido Liberal Demócrata, partido de centroizquierda, ganó las elecciones durante 8 años consecutivos. Este último formócoalición con el Partido Democrático con el fin de poder constituir un gobier-no. Así pues, en su primera elección, candidatos del Partido Democrático entra-ron en el gobierno.

Normalmente, el Partido Liberal Demócrata necesita la contribución de otropartido para formar gobierno. No obstante, en la segunda elección, el PartidoDemocrático había elegido una fórmula de apoyo sin participación guberna-mental. En las últimas elecciones, el Partido Liberal Demócrata eligió comosocio al Partido de los Jóvenes Eslovenos. Este partido se había constituidoaproximadamente dos meses antes de las elecciones generales y consiguió tam-bién 4 ó 5 escaños en el Parlamento. Cuando un nuevo partido se crea en

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Eslovenia progresa rápidamente debido al hecho de que no está comprometidoen ninguno de esos "escándalos" que ocurren a veces cuando se gobierna unpaís.

MS: ¿Existe un vínculo entre la creación del Partido de los JóvenesEslovenos y el Partido Democrático de los Jubilados?

DV: Como le decía, Eslovenia tiene una escasa experiencia de la democraciaparlamentaria. Los políticos y los electores se buscan. Las cosas son muy ines-tables. Es necesario decir que el país ha conocido grandes cambios.

MS: ¿Existen asociaciones o sindicatos en los cuales los jubiladospodrían expresar claramente sus ideas?

DV: El jubilado no tiene la posibilidad de expresarse. De un modo general,la sociedad eslovena es muy discriminatoria con las personas mayores. Los sin-dicatos no tienen ni la menor idea en lo que se refiere a los jubilados. EnEslovenia, cuando se tienen 40 años se está ya al margen de la sociedad.

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La aparición de los movimientos de las personas mayores es muy reciente enla India. ¿Por qué son necesarios estos movimientos? Para los mayores, se tratade exigir sus derechos o de poner en evidencia su papel en la formulación de lapolítica. Se trata también de expresar su poder y de formalizar su participaciónen la elaboración de las decisiones políticas. Este proceso es lento, pero se impo-ne progresivamente a los responsables políticos de la India.

Estos movimientos son espontáneos, mientras que las organizaciones están cons-truidas en torno a un fin bien definido. Las personas se agrupan con intencionesespecíficas y crean una organización a este efecto, mientras que los movimientospopulares surgen con motivo de un sentimiento profundo de solidaridad o por laurgencia de una expresión colectiva o de una movilización frente a una injusticia. Lasorganizaciones pueden preocuparse de asuntos tales como las jubilaciones, mientrasque los movimientos tienen por objeto forjar una voluntad política a partir de unaconcienciación y de la organización de la defensa de los intereses.

Cuando una organización desarrolla una acción social colectiva, se convierteen un movimiento popular. Así pues, el movimiento es una acción social queaspira a operar cambios políticos y estructurales, mientras que las organizacio-nes son estructuras sociales que tienen objetivos sociales limitados. En la Indiatenemos organizaciones de mayores, pero el movimiento todavía debe tomarforma y las organizaciones no gubernamentales nacionales tienen un gran papelque desempeñar en este sentido. Si las organizaciones de personas mayores sólose dedican a la búsqueda de concesiones y ventajas materiales, se limitarán a for-mas sindicales o a grupos que reclamen la caridad del gobierno. Lo que se nece-sita es la adquisición de un poder y el derecho a participar en la formulación dela política, objetivo para el que es esencial un movimiento.

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Las organizaciones reivindicativas de jubiladosen los países en vías de desarrolloEl papel de los grupos de ciudadanos y sus relaciones con losresponsables de las políticas públicas

DR. S. D. GOKHALE

Ex Presidente de la IFA (Federación Internacional del Envejecimiento)

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Ya se trate de un movimiento o de una organización, el objetivo es llamar laatención sobre la necesidad de cambiar la imagen de las personas mayores en elespíritu de la población y de modificar la actitud de los agentes políticos con res-pecto a ellas. El profesor Dan Thursz, ex presidente de la IFA (FederaciónInternacional del Envejecimiento), ha escrito en su obra “Empowering Old People”(“Empoderar a las personas mayores”):

“La política y los programas desarrollados para las personas mayores están toda-vía bajo la influencia de imágenes potentes. La más evidente es considerar a las per-sonas mayores como progresivamente dependientes o como necesitadas de protec-ción frente a su entorno, incluso frente sí mismas. Este enfoque constituye un obs-táculo importante para el desarrollo de políticas basadas en las capacidades de losindividuos y en el reconocimiento de su derecho a autodeterminarse. Es evidenteque ciertas personas de edad avanzada son débiles y algunas de ellas no son aptaspara tomar las decisiones que les conciernen. Pero esto no se aplica a la mayoría delas personas mayores, en la medida en que no sólo son capaces de autodeterminar-se y conservar su autonomía, sino que, además, insisten en mantener su indepen-dencia y su dignidad, incluso frente a dificultades físicas”.

En las prácticas políticas y en los programas predominan todavía imágenesfuertes, pero negativas, relativas a las personas mayores. La más manifiesta sebasa en la idea de que la mayor parte de las personas de edad avanzada sondependientes, tienen necesidad de protección y están aisladas de su familia y dela colectividad. Dichas imágenes constituyen obstáculos importantes. Por otrolado, los medios de comunicación han contribuido a reforzarlas durante años.

La imagen y el movimiento

¿Cómo transformar esta imagen en la de una vejez participativa, productiva ysana? El papel de los medios de comunicación, de las organizaciones no guber-namentales y de las propias personas mayores es crucial en esta materia. Sinembargo, no basta con modificar una imagen y convertirla en positiva para des-encadenar un movimiento. Por otra parte, crear una red y coordinar las accionesde las ONG dentro de una federación no basta tampoco para fundar un movi-miento. Para hacerlo, se necesitan un objetivo político de dimensión suficiente,conductores de hombres, una voluntad política y el deseo de defenderse.

El objetivo de este movimiento es el empoderamiento (empowerment)95. Losmayores constituyen uno de los últimos grupos a los que se ha asociado la

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95En el Diccionario Panhispánico de Dudas (1ª ed., octubre 2005) se incluye el siguiente artículo: “empoderar(se).Calco del inglés to empower, que se emplea en textos de sociología política con el sentido de ‘conceder poder [a un

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noción de empoderamiento. Grupos de mujeres, de personas con discapacidady de pobres luchan ya, todos, con este fin. El grupo de los mayores no se ha pre-parado hasta hace poco para luchar por hacer reconocer su derecho a envejecercon buena salud, y también su derecho a vivir y morir con dignidad y su dere-cho a vivir más tiempo y a participar en la vida económica y social. Sólo de estemodo podrá erradicarse la imagen estereotipada transmitida por los medios decomunicación.

La carga de aquel concepto anterior está actualmente en camino de desmo-ronarse y los medios de comunicación consideran ya el envejecimiento con unaactitud positiva.

La demografía

Después de China, la India tiene la mayor cantidad de personas mayores, querepresentan el 8,5% de la población actual. Esta cifra vendrá a ser algo menosdel 20% del electorado.

Las características principales de la demografía india son las siguientes:1. La mayoría de las personas de edad avanzada vive en el campo.2. Las personas mayores que viven en la ciudad están en familias que cuen-

tan con tres generaciones.3. El estatus tradicional de las mujeres de edad avanzada que viven en zonas

rurales es muy diferente del de las mujeres urbanas; éstas últimas son ins-truidas y están en activo.

4. Los índices de actividad actualmente disponibles inducen a error.5. Los indios de edad avanzada cuentan con que sus hijos se ocupen de ellos.6. El Estado tiene un papel limitado en materia de jubilaciones o de ayudas

a las personas mayores sin recursos.7. La familia evoluciona.8. Las migraciones han afectado al reparto de los grupos de edad.9. Los sistemas de valores experimentan rápidos cambios.

colectivo desfavorecido socioeconómicamente] para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida’.Puede usarse también como pronominal: “Se trata pues de empoderarnos, de utilizar los bienes y derechos consegui-dos, necesarios para el desarrollo de los intereses propios” (Alborch Malas [Esp. 2002]). El sustantivo correspondien-te es empoderamiento (del ingl. empowerment): “El empoderamiento de los pobres es la palabra clave” (Granma[Cuba] 11.96). El verbo empoderar ya existía en español como variante desusada de apoderar. Su resucitación con estenuevo sentido tiene la ventaja, sobre apoderar, de usarse hoy únicamente con este significado específico”. Como quie-ra que el texto original lo expresa como ‘acquisition d'un pouvoir’ (adquisición de un poder), se ha creído convenien-te usar el nuevo término, por tener el mismo sentido [N. del T.].

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El impacto del movimiento

Las organizaciones de personas mayores, como Help Age India, IndianFederation on Ageing96, Age Concern, FESCOM97, etc., hablan en la actualidad de losderechos de las personas mayores y defienden su posición. La política delgobierno indio consiste en desarrollar los conceptos de vejez productiva y par-ticipativa de conformidad con la Política Nacional relativa al envejecimiento,promulgada en 1999.

El poder político de los mayores se expresa por mediación de movimientoscomo “Los Panteras Grises” y los “Consejos de Personas Mayores”. Este poderpolítico tiene una extensión bastante más amplia que el mero poder de votar. Laelección para un mandato político no es más que una de las formas de partici-pación en la vida política. La participación en los servicios es un aspecto impor-tante del poder de los mayores. Tanto en Hong Kong como en Singapur, losgrupos de acción de mayores son muy activos y exigentes en cuanto al recono-cimiento de sus derechos.

Los esfuerzos de la Internacional Federation on Ageing (IFA: FederaciónInternacional del Envejecimiento) para la elaboración y el respaldo de la Declaraciónde Derechos y Responsabilidades de los Mayores y los principios aceptados por lasNaciones Unidas constituyen un paso decisivo en esa dirección.

Las tradiciones y la herencia cultural en la India no sólo conceden a losmayores una reconocimiento en el seno de la familia y de la comunidad, sinotambién un papel formal en las decisiones relativas a determinados ámbitosde la vida familiar. En general, su opinión se busca de manera informal, nosólo en los asuntos importantes (como los de la propiedad, la elección de losfuturos matrimonios y la iniciación de nuevas actividades), sino también enámbitos más anodinos, como, por ejemplo, la elección del nombre de unrecién nacido. Por otro lado, en las familias indias, las mujeres de edad avan-zada tienen un impacto cultural importante sobre los hijos. Esta transmisiónde la cultura se efectúa tanto mediante las canciones tradicionales “Lullabye” 98

que se cantan a los nietos, o mediante la transmisión de los conocimientos dela Ayurvédica (medicina local) que es útil para la familia y también para toda lacomunidad.

96Federación India del Envejecimiento [N. del T.]97Siglas de Federation of Senior Citizens Organisations of Maharashtra (Federación de Organizaciones de CiudadanosMayores de Maharashtra) [N. del T.].98Calco del inglés lullaby: nana, canción de cuna [N. del T.].

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La familia es la forma más reducida de la democracia en el sistema políticoindio. Las decisiones se toman bajo el control del patriarca. Estos mayores des-empeñan un papel importante en la toma de decisiones que atañen a la comu-nidad aldeana. En cada aldea existe un “Panchayat”, consejo que reúne a losancianos de la comunidad y trata los “asuntos” de la sociedad local. Este papelde los mayores es particularmente positivo e importante en las tomas de deci-sión de la comunidad local.

El escenario indio

Con la reestructuración, en la India, de la población que envejece, es eviden-te que el grupo más amplio y más experimentado será el constituido por las per-sonas mayores de 60 años. Ya sea a causa del concepto de la “teoría de la carga”,o bien por el papel tradicional de las personas mayores en las estructuras socia-les indias, hasta la década de 1980 la importancia de este grupo no parece habersido observada ni por los responsables políticos ni por las propias organizacio-nes de personas mayores. Ha sido recientemente cuando las organizaciones depersonas mayores y las ONG que trabajan a su favor han comenzado a implan-tarse en la sociedad india. El concepto de movimiento de los mayores, bien paraexigir sus derechos, bien para reforzar su papel en la toma de decisiones, no hasido apreciado en su justo valor, pero todo indica que dicho movimiento emer-ge lentamente, pero con seriedad, en el horizonte de la política india.

En la India, el envejecimiento era un asunto reservado estrictamente al ámbi-to de la familia y de la comunidad. Bajo la influencia occidental, con la indus-trialización y la urbanización, la atención se ha dirigido a las necesidades de laspersonas mayores. Como en los demás ámbitos sociales, hasta mediados delsiglo pasado el interés se centró en las personas sin recursos, con discapacidado solas. En los 150 últimos años, pueden encontrarse escritos relativos a esteámbito en los periódicos o en los debates políticos. Pero el fenómeno evocadoera estrictamente urbano. Instituciones tales como el David Sassoon Asylum99 paralas personas mayores, en Puna, o el J.J.Dharma Shala, en Bombay, son algunos delos ejemplos entre los más antiguos.

Con la lucha por la independencia, la idea de caridad cedió su sitio a la res-ponsabilidad del Estado y a la iniciativa individual. Después de la independen-cia, las organizaciones responsables de las personas mayores se han hecho

99Asilo David Sassoon [N. del T.]

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menos numerosas que las organizaciones de mayores que introducen cambiosde filosofía y orientación. Esta transformación del ámbito de la beneficencia hamodificado los organismos que se preocupaban de ella en organismos de des-arrollo. Con la evolución del esquema democrático de las estructuras políticas yla descentralización de la autoridad hasta el ámbito de la aldea, el dispositivosocial ha cambiado por completo. Antes, los organismos que se ocupaban de laspersonas mayores luchaban por la mejora de las jubilaciones o por concesionesmenores, como el acceso a los transportes públicos (autobús) por la puerta prin-cipal. Pero después, en su condición de organizaciones para personas de edadmuy avanzada, luchan por los derechos políticos de éstas últimas. Esta presen-tación no es pertinente para la totalidad de la India, pero constituye una tenden-cia emergente. Ese es el caso, sobre todo, en el estado de Maharastra. En laactualidad, el gobierno indio y el de Maharastra han definido políticas y planespara un envejecimiento productivo y participativo.

El análisis efectuado en Maharastra pone de manifiesto que los factores habi-tuales que inducen a las personas a reunirse son: 1) la edad; 2) la educación; 3)el éxito; 4) la necesidad, y 5) los intereses. Hay más de 200 organizaciones en elestado del Maharastra y la mayor parte están registradas. En el conjunto del país,existen 350 residencias para personas mayores, pero no suelen utilizarse más queen última instancia. En la India se cuenta con más de 2.000 organismos de ciu-dadanos mayores. El estado de Maharastra ha decidido establecer una residen-cia para personas mayores en cada barrio.

El número de asociaciones que trabajan para y con los mayores varía de unestado a otro en función del estado de desarrollo y de las necesidades identifi-cadas. Así, por ejemplo, en un estado poblado como el de Bihar no hay más que12 asociaciones, pero hay 40 en el territorio muy reducido de Goa. El mayornúmero de asociaciones se encuentra en Maharastra.

En el caso de los mayores, las organizaciones de base en la India se han esta-blecido en torno a centros de interés específicos, como las pensiones y las ven-tajas materiales diversas. Al cabo del tiempo, estas organizaciones se han dadocuenta de que, incluso para hacer avanzar sus peticiones, no basta con una sim-ple organización y que es preciso construir una conciencia política que origineuna decisión política. En estas condiciones, la mayor parte de estas organizacio-nes toman la forma de movimiento. Sin embargo, desde un punto de vista localy formal, siguen siendo organizaciones específicas locales que deben incluirse enuna red con una causa común y un liderazgo común reconocidos como movi-miento popular. Está próximo el día en que esta transformación se materializará.

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Si han hecho falta largos años para edificar organizaciones de mayores a esca-la de cada estado o a escala nacional, el Gobierno no ha necesitado mucho tiem-po para detectar la importancia de estos grupos de mayores en los procesos detoma de decisiones a escala nacional. Si bien ha hecho falta un largo períodopara construir una Política Nacional de la Vejez en la India, conviene observarque, incluso en la política india, los dirigentes han respetado siempre a los mayo-res. Quizás sea a causa de estos factores culturales por lo que la mayor parte delos líderes políticos que han dirigido la India durante los primeros cincuentaaños tenían casi todos más de 60 años. Ha sido más tarde cuando han apareci-do dirigentes políticos más jóvenes. Aunque éstos últimos hayan tenido en cuen-ta el problema del envejecimiento, han reconocido, sin embargo, que los gruposde ciudadanos mayores y los propios ciudadanos mayores tenían una influenciamuy benéfica en la política pública. Esta influencia se manifiesta en que, mien-tras las generaciones más jóvenes de responsables políticos deseaban un cambioradical de régimen, ha sido el liderazgo de los mayores, lo mismo que los gru-pos informales de mayores, quienes han moderado este “radicalismo” medianteuna orientación más realista. Ha sido después de 40 años de independenciacuando los movimientos organizados de mayores han podido existir en la India.Estos grupos no se contentan sólo con defender una causa. También crean gru-pos de presión influyentes que “cristalizan” las políticas y la economía del país.

Cuando estos grupos han comenzado a expresarse, han tomado la iniciativade convocar una conferencia nacional. Esta acción conoció su primer éxito conocasión de la primera Conferencia Mundial del Envejecimiento, reunida por laFederación Mundial del Envejecimiento en Bombay y Puna en 1992. A conti-nuación, tuvieron lugar numerosas conferencias nacionales por todo el país y elgobierno indio tuvo que darse prisa en reconocer al menos 10 organizacionesde mayores a escala nacional y centenares de organizaciones más pequeñas enlos estados y en los distritos.

El papel de las organizaciones no gubernamentales en la India

Las organizaciones de voluntarios que intervienen en el ámbito del envejeci-miento pueden influir en las actitudes, los valores y las expectativas de susmiembros. Ejercen así una influencia más amplia sobre el conjunto de la socie-dad. Sin embargo, es ante todo su dinamismo político el que ha hecho que estasasociaciones susciten la atención simultánea de las élites políticas y del electora-do. Han sido necesarios diez años o más para que el compromiso inicial de estosgrupos sea reconocido y apreciado. No obstante, no cabe ninguna duda de que,

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sin ellos, en la India habría hecho falta más tiempo para abordar las accioneslegislativas en el ámbito de la vejez y estas habrían sido menos importantes ensu contenido.

La cantidad de organizaciones de personas mayores, o de las que represen-tan sus intereses, ha aumentado, en número y en fuerza, incluso en regionesdonde el envejecimiento no se percibe como un ámbito prioritario. Un docu-mento, editado por las Naciones Unidas en 1988, enumera 270 organizacionesinternacionales de este tipo y, en el enunciado de sus funciones principales, grannúmero de ellas ponen por delante sus misiones de defensa de las personasmayores y su actuación como grupo de presión.

En conjunto, las instituciones y los grupos de mayores indios pueden clasifi-carse en las categorías siguientes:

1. Un grupo de organismos nacionales interesados en una acción colectivade reivindicación dirigida a llamar la atención sobre categorías específicas,como los Jubilados del Gobierno Indio, la Asociación de Jubilados deFerrocarriles, las Asociaciones de Jubilados de Organismos Municipales,las Asociaciones de Jubilados de las Fuerzas Armadas y las Asociacionesdel Antiguo Personal de las Sociedades Deportivas y Cinematográficas.Sin olvidar las asociaciones de antiguos empleados de las NacionesUnidas o de otros organismos internacionales.

2. El segundo grupo está constituido por organizaciones orientadas haciaactividades específicas, como las actividades de clubes. Estas organizacio-nes comprenden los centros de asistencia de día y los clubes de mayoresque organizan conciertos, conferencias, etcétera.

3. El tercer grupo comprende los prestatarios de servicios, como Help AgeIndia, así como las diversas organizaciones que intervienen en los ámbitosde la asistencia, el alojamiento y los servicios sanitarios a las personasmayores.

4. El cuarto grupo está constituido por personas mayores que se reúnen paraseguir tratamientos especiales, como los clubes de diabéticos o las fami-lias de enfermos de Alzheimer, etcétera.

5. El último grupo es el constituido por institutos de investigación y deenseñanza que intervienen en el ámbito del envejecimiento. Hay unas 15universidades donde se enseña geriatría y gerontología. Por lo demás,existe un determinado número de institutos que se interesan en esteámbito.

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Con el reconocimiento oficial de la política en materia de envejecimiento, seha creado un consejo a escala nacional con la colaboración de diversas organi-zaciones nacionales de mayores. Los gobiernos de los estados han establecidoconsejos similares a escala estatal y estos consejos son consultados ahora por losestados o por el gobierno central en los ámbitos relativos al envejecimiento.

Hay que conceder una atención especial a las asociaciones de jubilados quehan tenido una influencia importante en la solución de los problemas de las pen-siones y los fondos de previsión. De igual modo, la asociación de la seguridadsocial india ha influido en la política del Ministerio del Trabajo del gobiernoindio y se le consulta muy a menudo acerca de asuntos relacionados con suámbito de competencias. Con el fin de desarrollar un diálogo entre el gobiernofederal y las autoridades locales, y entre el gobierno federal y los representantesde las organizaciones de mayores, se han organizado foros tales como elConsejo Nacional del Gobierno Indio, o conferencias a escala nacional, estataly de los distritos con los representantes de las organizaciones de mayores. Estono quiere decir que la situación actual sea ideal y se haya manifestado apta paratratar todos los asuntos con la ayuda de las organizaciones de mayores. Pero enla India se trata ciertamente del comienzo de un proceso.

Es importante definir el público potencial de estos movimientos a partir deproblemáticas de “envejecimiento” y no en su condición de “personas mayo-res”. De esta manera, queda incluida la totalidad de la población humana y elconcepto general incluye los problemas asociados a la prejubilación, a las nece-sidades de los jóvenes en materia de relaciones intergeneracionales y a la inves-tigación fundamental en torno al misterio de la propia vida.

El acceso al poder: empoderamiento

El fin de todo despertar es el empoderamiento (empowerment) con la partici-pación de los ciudadanos. El empoderamiento es un proceso que dará a losmayores el derecho a definir su propio porvenir y a aprobar o rechazar las dis-posiciones que para ellos han puesto a punto los gobiernos. Para confirmar lanecesidad del empoderamiento, la Dra. Charlotte Nusberg, ex SecretariaGeneral de la IFA, precisa en un artículo:

“La aptitud para efectuar opciones, ejercer una influencia y beneficiarse de servi-cios en este tipo de actividad son factores esenciales para el bienestar de los mayores.Estas opciones son evidentes para un público de adultos en edad de trabajar, mientrasque son más inciertas para las personas mayores, y ello por diversos motivos, como lapobreza, la mala salud, el escaso nivel de educación, la falta de transporte o de acceso

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a las prestaciones... pero también a causa de los estereotipos negativos sobre la vejezy de la discriminación sutil por motivos de edad. Como la población mundial vive mástiempo y de manera más autónoma, está claro que el hecho de poder elegir y de con-servar el control de sus decisiones personales ha tomado en todas partes una nuevaimportancia y un significado especial para las personas mayores”.

El contexto del trabajo

En la India, las personas mayores suelen mantener su actividad económica enniveles significativos. El carácter mayoritariamente rural de la población de edadavanzada significa que es relativamente escaso el número de trabajadores asalariadosque deberían jubilarse a una determinada edad y beneficiarse de una prestación dejubilación o de diversas ventajas. Como muchas personas trabajan por su cuenta oestán empleadas en la agricultura, las necesidades económicas les inducen a seguirtrabajando mientras sean capaces de hacerlo, pero a un ritmo menos sostenido. Lajubilación en los sectores de actividades, como los cultivos alimentarios, y el peque-ño comercio de proximidad en los sectores “informales” no pueden detenerse bru-talmente. Las mujeres implicadas en este tipo de actividad disminuyen poco a pocosu participación con la edad, hacen jornadas más cortas y efectúan tareas menospesadas, pero no se quedarán ociosas mientras sean físicamente aptas para hacerlas.Las mujeres que se ocupan de los hijos y de las tareas familiares no retribuidas pue-den disminuir su presencia dentro del mundo del trabajo. A la inversa, el númeroimportante de mujeres solas o viudas puede aumentar la presencia femenina en elmercado del trabajo hasta edades avanzadas.

La participación

La participación concierne a las nociones, efectivas o percibidas como tales,de estima de uno mismo. Comprende también asuntos vinculados a los papelessociales, económicos y culturales. Participar, tener confianza en sí mismo yadquirir un poder sobre su entorno son temas complementarios, pero no sinó-nimos. La participación en las políticas de acción y en los programas dirigidos agarantizar la seguridad social y económica de las personas de edad más avanza-da, así como la posibilidad de ofrecerles la ocasión de participar en la realizacióny en los beneficios del desarrollo, es el objetivo principal de estas organizacio-nes voluntarias.

Las organizaciones de ciudadanos mayores pueden servir de interlocutores ynegociar en nombre de sus miembros y proteger a estos últimos de eventuales“amenazas”.

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El porvenir

En el futuro, los mayores recibirán una mejor educación y participarán másen las actividades sociales, económicas y políticas. Con una mejor conciencia desus derechos, la asignación de recursos a su favor les da la posibilidad de cons-tituir una fuerza política. Sin embargo, la manifestación de todo su poder depen-derá del contexto político del momento. La reacción de los gobiernos en lamateria será determinante para la estabilidad social y el progreso.

Las generaciones de personas mayores pueden considerar que la adquisiciónde un determinado empoderamiento político no lleva a gran cosa, en la medidaen que son nulas las ventajas iniciales en la materia. No se influirá en los respon-sables políticos y en los planificadores gubernamentales mientras que la infor-mación que se les suministre no sea, por lo menos, igual que la presentada porlos demás grupos de presión.

El examen de la situación actual no puede dejar de extrañar, dada la rapidez conque se producen los cambios, no sólo en la actitud de los propios mayores, sino tam-bién en los responsables políticos y en los enfoques de los planificadores. Se llame ono movimiento a esto, no por ello persistirá menos la idea de que tiene lugar una con-cienciación, y estoy seguro de que no está lejos el día en que las organizaciones de jubi-lados se transformarán, conscientemente o no, en un grupo de presión política muypotente, dado que este movimiento de los mayores tiene la posibilidad de influir en lasopciones políticas y en los programas gubernamentales.

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Numerosas personas mayores no pueden participar plenamente en la vidasocial, económica y política de sus sociedades porque son demasiado pobres, tie-nen mala salud, están sujetas a discriminación o carecen de confianza en sí mis-mas. Las voces de las personas mayores rara vez se hacen oír en los procesos detoma de decisiones. Para que las políticas destinadas a combatir la pobreza ten-gan éxito, las necesidades de las personas mayores –muy acusadas entre lospobres– deben ser reconocidas e incluidas en las políticas en cuestión.

La investigación participativa es una herramienta poderosa para asociar a laspersonas mayores en los procesos de elaboración de las políticas. Cuando seconcede importancia a las opiniones de las personas mayores, es posible recopi-lar informaciones relativas a su situación que se no se podrían obtener de otromodo. Por otra parte, el proceso de recopilación, participación y análisis de lasinformaciones ayuda a reforzar la capacidad de las personas mayores, entre otrascosas, para influir en las políticas y en su ejecución. Uno los puntos de partidade la investigación participativa consiste en tener en cuenta las relaciones defuerzas y comprometerse a implicar a las personas mayores con rentas bajas enlas investigaciones que se llevan a cabo en sus propias comunidades.

El análisis de los resultados de las investigaciones por la comunidad en cues-tión, más que por personas del exterior, es un elemento clave del proceso.Permite a las personas mayores con rentas bajas poner de relieve diferentesaspectos de la pobreza y de los vínculos que les unen, así como identificar a laspersonas más pobres dentro de sus comunidades. El análisis desarrollado pordiferentes grupos de personas mayores de los dos sexos, y por personas de edady de perfiles diferentes, da como resultado una gama de diferentes perspectivasy subraya los ámbitos en los cuales es posible llegar a un consenso. El análisis

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La participación y las personas mayoresen los países en desarrollo: empoderamiento y toma de decisiones

MARK GORMAN

Director de la Política de Desarrollo.

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en grupo ayuda a crear equipos compuestos a la vez por personas afectadas ypor personas ajenas a la comunidad, que pueden así establecer una relación entrelos resultados y las políticas puestas en práctica a todas las escalas.

En el norte de Ghana, las personas mayores que contribuyeron a la investi-gación participativa pudieron entrevistarse sin intermediarios con representan-tes del consejo regional, del gobierno central y de diferentes organizaciones nogubernamentales. Explicaron que, habida cuenta del carácter estacional de lostrabajos agrícolas, del carácter endémico de las enfermedades, del hambre y dela falta de recursos, no podían conseguir asistencia médica durante los períodosdel año en que más lo necesitaban. Los representantes del consejo regional reco-nocieron que se aplicaba mal la política nacional que dispensaba a las personasmayores del pago de la asistencia médica. Detectaron sistemas inadecuados deaplicación, como, por ejemplo, el hecho de dejar a la discreción del personalsanitario el poder de decisión en cuanto a la gratuidad de los cuidados.

Uno de los participantes de edad avanzada describía del siguiente modo lasventajas vinculadas a la participación de informaciones entre todos los miem-bros del equipo de investigadores: “El equipo ha tenido la posibilidad de deter-minar lo que las personas mayores desean. Algunas personas ignoraban quetenían derecho a la gratuidad de la asistencia médica hasta que el equipo lesinformó. Las personas mayores también comunicaron al equipo lo que elgobierno y otros organismos podrían hacer por ellas... y lo que ellas mismaspodrían hacer si se les dieran los medios”. La investigación participativa puedeser una experiencia de empoderamiento, pero, por lo que se refiere a las mejo-ras a largo plazo, las personas mayores deben continuar movilizándose y seguirde cerca la elaboración y el impacto de las políticas que les conciernen directa-mente. Por tanto, los gobiernos y las instituciones en cuestión, a escala local ynacional, deben comprometerse a hacer participar más a los mayores. Las infor-maciones, por ejemplo, deben proporcionarse de manera más adaptada. Los res-ponsables de la difusión de la información no deben olvidar que muchas perso-nas mayores tienen dificultades para leer y escribir, por lo que sería necesarioexplorar otras maneras de difundir las informaciones. También es importanteconservar el contacto con los mayores, en vez de proceder únicamente a con-sultas puntuales.

Si este compromiso es sincero, los resultados pueden ser muy positivos.Existen numerosos ejemplos de cambios benéficos realizados por personasmayores en el ámbito de su comunidad gracias al apoyo de organizaciones inter-mediarias. En África del Sur, por ejemplo, con el apoyo de la organización local

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Elim-Hlanganani Society for the Care of the Aged 100, cientos de mayores han ganadopleitos contra el gobierno provincial por la falta de pago de sus pensiones.

Es esencial reconocerles a las personas mayores con bajas rentas el derechoa influir en los programas de desarrollo tanto nacionales como internacionales,así como darles los medios para que lo consigan. Las políticas que resulten deello serán más susceptibles de ser duraderas si se basan en las prioridades de lapoblación a la que intentan servir.

100Sociedad Elim-Hlanganani para la Atención de las Personas Mayores [N. del T.].

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El movimiento ecuatorianode las personas mayores

NELSON JURADO B.Doctor en Medicina y en Gerontología

Especialista en Psiquiatría

Representante de la FIAPA en la Comunidad de Naciones Andinas

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En el transcurso de los últimos 20 años, Ecuador ha experimentado un dete-rioro progresivo de las condiciones de vida de su población, con motivo de gra-ves condiciones económicas y de la ausencia de un modelo político que permi-tiera dar una respuesta adecuada a las necesidades del país. La democracia nopudo consolidarse, ya que, en sucesivas ocasiones, se vio seriamente cuestiona-da por la irrupción, en la escena social, de nuevas categorías de población queluchan por unos cambios económicos y sociales auténticos.

Las personas mayores de 60 años forman parte, tradicionalmente, de lascategorías de población más desamparadas y abandonadas. Sin embargo, sunúmero se ha duplicado en estos últimos 20 años. En 1980, de una poblaciónde 7 millones, había 300.000 personas mayores de 60 años. Mientras que lapoblación total pasaba a 12 millones en 2002, los mayores de 60 años represen-tan hoy en día el 7% de la población ecuatoriana, unas 850.000 personas apro-ximadamente, de las cuales sólo 230.000 perciben una pensión y son beneficia-rias de la seguridad social. Por ello, la gran mayoría de la población está desam-parada.

En la primera Asamblea Mundial de Viena en 1982, en la cual se aprobóel Primer Plan Internacional sobre el Envejecimiento, participaron delega-dos ecuatorianos. Una de las consecuencias del Plan Internacional fue elestablecimiento de una dinámica a favor de las personas mayores de 60 años.Así, en 1985, se implantó un programa del Instituto Ecuatoriano deSeguridad social destinado a la tercera edad en el que se establecían nuevasmodalidades de aumento de las pensiones y de un seguimiento médico de losjubilados.

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Para precisar el contexto de estas evoluciones desde 1975, la ConfederaciónNacional de Jubilados, fundada por el señor Publio Falconi Pazmiño, intentóintegrar a las personas mayores en el debate público. Su acción permitió obte-ner la integración de los jubilados en los órganos dirigentes de la seguridadsocial.

Esta Confederación no tenía en cuenta a los mayores de 60 años que no esta-ban afiliados al Instituto Ecuatoriano de la Seguridad social, lo que les condujoa buscar otros mecanismos que pudieran garantizar la participación de estas per-sonas en la vida social del país. Por este motivo, en 1992-1993 se produjerongrandes marchas y manifestaciones en todo Ecuador para exigir al Estado, y a lasociedad en general, una mayor atención a las personas mayores. El punto cul-minante fue la toma de posesión del Congreso Nacional y la promulgación dela “Ley del Anciano y del Bono de Ayuda a la Tercera Edad”, que permitió elreconocimiento legal de las organizaciones de personas mayores.

En 1994 se constituyó la Federación de la Tercera Edad de Pichincha. Estafederación reúne a las personas sin pensiones de 60 y más años de edad pertene-cientes a 35 organizaciones de la Sierra Ecuatoriana. Por su parte, la asociaciónPublio Falconí Pazmiño, la mayor de Ecuador, reúne a jubilados y a personas nojubiladas de la región del Litoral. En 1998, se reorganizó el Frente Nacional de laTercera Edad (que agrupa a las dos asociaciones antes mencionadas), que ya exis-tía desde 1997. Esta última federación se adhirió a la Federación Internacional deAsociaciones de Personas Mayores (FIAPA) y en 1999 entró en la organizacióninternacional del Frente de la Dignidad de los Jubilados y de la Tercera Edad deEcuador (FDJTEE), que se constituía oficialmente.

El Frente de la Dignidad de los Jubilados y de la Tercera Edad de Ecuadorno es una organización con estatutos. Es una federación que agrupa a las orga-nizaciones de base ecuatorianas, con estatutos oficiales, reconocidas como talespor el Estado ecuatoriano.

El FDJTEE constituye el núcleo ecuatoriano de la FIAPA y sus dirigentes,nombrados democráticamente, son los portavoces de esta última.

Desde su creación en 1997, se han sucedido muchas jornadas de movilizacióny de lucha que consiguieron algunas conquistas económicas, sociales y políticas:

■ La lucha contra la corrupción: manifestación nacional en la que participóel FDJTEE y que culminó con la salida del Gobierno Mahuad de la épocay durante el cual la pensión de jubilación heredada de dicha administra-

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ción era de apenas 8 euros mensuales.■ La movilización fue inmediata y tenía por objeto convocar el mayor núme-

ro de personas posible. Los manifestantes ya habían participado en algunasacciones, en especial con ocasión de la Asamblea Constituyente de 1998, quedesembocó en la inclusión, por primera vez en la Constitución Política de laRepública del Ecuador, de un capítulo entero dedicado a la protección ydefensa de los derechos de las personas mayores ecuatorianas.

■ En el transcurso de los 3 años (1998, 1999 y 2000), continuó la lucha con-tra la corrupción y contra aquellos que, en nombre de las personas mayo-res, adquirieron determinadas ventajas económicas.

■ El FDJTEE, mediante su acción, con el apoyo valiente y decidido detodos los jubilados, obtuvo resultados importantes, como el pago retroac-tivo de 1.200.000 sucres (300 euros en 1999-2000), que el Gobierno nopudo suprimir, y nuevas subidas para los jubilados en 2001. Estos resulta-dos, obtenidos también con el apoyo de la FIAPA, no cambian radical-mente la situación, pero fundamentan el reconocimiento del éxito de lalucha de los jubilados y de las personas de la tercera edad.

■ Esta ayuda oportuna y constante permitió también el abastecimiento demedicamentos y la puesta en marcha de dos servicios geriátricos de laseguridad social donde los jubilados son atendidos. Se impusieron sancio-nes a los agentes corruptos del sistema de salud que, sin ningún escrúpu-lo, hicieron de la enfermedad un asunto exclusivamente lucrativo. Muchosde ellos han sido excluidos de la seguridad social.

■ En la actualidad se constata que hay nuevos dirigentes en las organizacio-nes de jubilados que demuestran una capacidad bastante buena para con-tinuar la lucha a lo largo del tiempo. Se han ganado ya el respeto de todoslos órganos. En Ecuador, esta movilización ha llamado la atención delAlto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,cuyo representante, el Dr. Brian Burdekine, recogió las demandas de losjubilados en el transcurso de una asamblea que tuvo lugar en Guayaquil ycon motivo de reuniones de trabajo en Quito.

El mundo no permaneció insensible, puesto que estaban presentes diferen-tes personalidades, como Rigoberta Menchú (Premio Novel de la Paz), con loque se consolidó la posición del FDJTEE.

■ En julio de 2002, gracias a que el Instituto Ecuatoriano de la SeguridadSocial tuvo en cuenta el problema de las pensiones, éstas alcanzaron los48 euros mensuales.

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■ En agosto de 2002, todas las jubilaciones subieron un 65%, salvo para losmenores de 54 años. Hay que señalar que el 50% de éstos últimos dispo-nen de otros tipos de recursos.

■ El último decreto establece la pensión en 65 euros mensuales y se ha pre-visto una segunda subida del 65% a partir de diciembre de 2002.

■ No obstante, estas nuevas subidas no significan que la situación de losjubilados esté resuelta, pero conviene subrayar la evolución producida: seha pasado del nivel de pensión de 8 euros bajo el Gobierno de Mahuad alos 65 euros actuales.

La solución ideal pasa por la puesta en marcha de un nuevo régimen de pen-siones que garantice la permanencia y el automatismo del Principio deSuficiencia de las Pensiones previsto en el artículo 54 de la Constitución.

Los políticos no se han pronunciado todavía en relación con este nuevo sis-tema que debe ponerse en marcha en Ecuador, pero los jubilados y las personasmayores ya han hecho sentir su peso político.

La propuesta más constructiva consistiría en establecer un sistema mixto quecombinase capitalización y reparto, es decir, constituir un fondo procedente dela deuda del Estado, de la moratoria de la parte patronal y de los recursos de losfondos ya existentes. Todo ello permitirá una capitalización cuyos beneficiosestarían reservados para los aumentos periódicos y obligatorios de los jubilados;esta última medida se haría a partir de los beneficios y no del capital de la deudaque los morosos deben pagar.

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3. ¿HACIA UN DIÁLOGO SOCIAL

CON LOS JUBILADOS?

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JPVD : Señor Ministro, en 1989 tomó usted la iniciativa de crear unConsejo de Sabios en el municipio de Saint-Coulitz*. ¿Puede explicar-nos cómo tuvo esta idea?

KY : La creación de este Consejo de Sabios tiene una simple explicación. Enprimer lugar, porque, en mi cultura de origen, a las personas de edad avanza-da se les escucha, respeta y consulta. Quise instalar en Saint-Coulitz este tipode relación con los mayores del pueblo cuya experiencia podía servirme en lagestión de los asuntos del municipio.

Además, los hombres y las mujeres envejecen cada vez mejor. La democra-cia, que, a mi modo de ver, debe ser cada vez más participativa, puede enrique-cerse escuchando al mayor número de ciudadanos posible.

JPVD : ¿Puede explicarnos el funcionamiento de este Consejo: cómoson elegidos o nombrados sus miembros, la duración de sus mandatosy sus competencias?

KY : El Consejo de Sabios de St. Coulitz está formado por 9 miembros. Sonelegidos por un órgano colegiado compuesto por todas las personas de más de60 años. Su mandato es de dos años y son reelegibles. Tienen amplias competen-cias, puesto que tienen acceso a todos los expedientes del municipio: ordenacióndel territorio, urbanismo, medio ambiente, presupuestos, cuentas administrati-vas… Su función es emitir dictámenes sobre todos los puntos del orden del díadel consejo municipal, con una semana de antelación a la reunión de éste.

JPVD : Otras ciudades han seguido su ejemplo: Grenoble o, másrecientemente, Nancy; ¿piensa usted que la creación de tales comités

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A escala local y nacionalEntrevista con KOFI YAMGNAGNE

Vicepresidente del Consejo General de Finisterre y encargado de la política del agua

POR JUAN-PHILIPPE VIRIOT-DURANDAL Y FRANÇOIS CLÉMENT

Estudiante investigador, diploma de postgrado de ciencias administrativas.

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consultivos puede extenderse a otros municipios de Francia, así comode Europa y de otras democracias del mundo?

KY : Sí, por supuesto. Todos los municipios de Francia, de Europa y delmundo que tengan una práctica democrática del poder pueden y deben crearestos Consejos de ancianos para aprovecharse de su experiencia. Además, loshay también en África, así como en muchos países de la Unión Europea.

JPVD : Según usted, ¿es posible que grandes ciudades, como París,Marsella, Toulouse o Lyón, puedan dotarse con tal tipo de Consejo osólo tiene una existencia limitada según el tamaño del municipio, y eneste caso, sería una iniciativa sola y puramente rural?

KY : El tamaño de una población, de un país o de una comunidad nopuede ser un límite para la práctica democrática. En las grandes ciudades,puede haber una adaptación de los Consejos de Sabios; por ejemplo, constitu-yendo uno por barrio o por distrito, aunque federando los distintos órganosen una estructura que cubra el conjunto de la población.

JPVD : ¿Piensa que tal Consejo podría institucionalizarse a largoplazo, es decir, convertirse en una especie de segunda fuerza munici-pal?

KY : Sí, me gustaría que la idea de que un Consejo así se institucionalice ennuestro país. No obstante, no podría ser una segunda fuerza municipal, puestoque el consejo municipal elegido por sufragio universal tiene la potestad y laexclusividad de la deliberación y de la decisión.

JPVD : Algunos consideran al Consejo de Sabios como el enlace deopiniones que puede imponer su voluntad en la adopción o el abando-no de un proyecto sometido a la aprobación del consejo municipal.¿Cuál es su opinión al respecto?

KY : Por mi experiencia en St. Coulitz, me di cuenta de que el Consejo deSabios era un poderoso enlace de opiniones. Su presencia me ha obligado amenudo a arbitrajes difíciles entre el consejo municipal que delibera y el Consejode Sabios que sólo emite dictámenes.

JPVD : Si los jubilados constituyen un grupo aparte, ¿no seria favore-cer una forma de discriminación por la edad y constituir un grupo deinterés separado del conjunto de los demás ciudadanos? (El Consejo deJóvenes se explica, ya que ellos no tienen el derecho de voto antes de

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los 18 años y deben poder expresarse, pero los jubilados, al contrarioque los menores, disponen del sufragio).

KY : Los jubilados no pueden constituir un grupo social aparte, porqueconduciría a una discriminación por razones de edad. Por el contrario, unagricultor o un médico jubilado, al no tener más intereses corporativistas oprofesionales que defender, están más capacitados para observar la actividadhumana con la distancia necesaria para la objetividad. Además, utilizar la expe-riencia de nuestros mayores es una manera de reconocerlos, de insertarlos enla sociedad y, a fin de cuentas, de crear nuevas relaciones entre las generacio-nes, que deben superar las simples relaciones económicas entre los trabajado-res en activo y los jubilados.

JPVD : ¿Por lo tanto, el poder político de los mayores presentes eneste tipo de Consejo influye en la vida política del municipio?

KY : Por supuesto que esta presencia influye en la vida política del munici-pio, y es deseable. Yo observé que la edad tenía una influencia beneficiosa sobrelos humanos: aunque los ancianos no son todos sabios, nadie es tan insensa-to como para perjudicar el interés general del municipio.

JPVD : Si se tiene en cuenta una posible “institucionalización” deestos Consejos, ¿no corren el riesgo de hacer oscilar la vida política fran-cesa? ¿Por ejemplo, haciendo del mandato de los cargos electos unmandato imperativo?

KY : No. La institucionalización de estos Consejos no puede hacer oscilarla vida política francesa. El consejo municipal que se elige por sufragio univer-sal sigue siendo el órgano legítimo para administrar el municipio. Cualquieraque sea el modo de designación de los sabios, no tienen la legitimidad del con-sejo municipal. Esta es la razón por la que su función no puede ser sino la deemitir dictámenes y, con respecto a éstos, los cargos electos municipales sonlibres de tenerlos o no en cuenta.

JPVD : En este contexto, ¿piensa usted que el Consejo de Sabiospueda convertirse en una segunda asamblea de cargos electos, es decir,objeto, a su vez, de “codicias políticas” y de auténticos problemas elec-torales?

KY : No. La institución aun no ha llegado a este punto. Según mis infor-maciones, habría en Francia algo menos de 100 Consejos de Sabios para los

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más de 36.000 municipios que existen en nuestro territorio. Además, leí en unreciente sondeo publicado en “Notre temps”, que al tiempo que las personasmayores solicitan el Consejo de Sabios (el 80%), los alcaldes desconfían (el77% en contra). Mientras nuestros cargos electos tengan miedo de compartirsu poder, ya que los Consejos de Sabios no se manipulan tan fácilmente comoel consejo de jóvenes, la cuestión de la codicia política no se plantea.

JPVD : ¿Qué piensa usted de las iniciativas tomadas por otros cargoselectos, como el Alcalde de Chantilly en Oise, Éric Woerth, que incita alos mayores y a las personas de edad avanzada de su municipio a pre-sidir asociaciones de servicio público con el fin de hacerlos participar enla vida del municipio?

KY : La iniciativa de Éric Woerth, alcalde de Chantilly en Oise, es unabuena iniciativa. Para nosotros, cargos electos locales, se trata de encontrartodas las ocasiones posibles para hacer participar al conjunto de la poblaciónen la vida pública: tanto los jóvenes como los mayores. Un proyecto es siem-pre mejor cuando lo lleva el conjunto de la población en lugar de un grupoespecífico.

JPVD : Por último, ¿tomó usted la iniciativa de la creación de talConsejo y fue seguido por otros cargos electos, o piensa que es nece-sario reconsiderar las relaciones entre las personas mayores y los res-ponsables políticos en general?

KY : Sí, creo que es necesario reconsiderar las relaciones entre las personasmayores y los responsables políticos. En mi opinión, la democracia por dele-gación no es suficiente para garantizar la cohesión social ideal. Me parece quecuanto más numerosos seamos en participar en las decisiones mejor será. Encualquier caso, que sean sólo las relaciones financieras las que garanticen laspensiones de los jubilados, gracias al trabajo de los trabajadores en activo, noes suficiente. Debemos imaginar un verdadero contrato social entre las genera-ciones: la renovación de nuestro sistema democrático pasa por ahí.

JPVD : Para terminar esta entrevista, querría proponerle esta frase deStéphane Walnich, Director de SCP Comunication: “las personas de 60años consumen su ciudad no como personas mayores, sino como ciu-dadanos activos e inteligentes”.

KY : Precisamente el objetivo de los Consejos de Sabios, tal como yo los heimaginado y vivido, consiste en evitar que las personas en cuestión sean sólo

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consumidores de su ciudad. Quiero que sean protagonistas y ciudadanos inte-ligentes y participativos. Además, a fuerza de solicitarlos es como les evitare-mos las enfermedades de la memoria que se conocen pasada cierta edad. Poresta razón, mi lema siempre ha sido “nada de jubilación para la ciudadanía”.

* Pequeño municipio de Bretaña, Francia.

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JPVD: En la década de 1980, Francia quiso mejorar la integración delas asociaciones de jubilados en los sistemas de decisiones públicas.¿Puede recordarnos, brevemente, las etapas y los principios?

AG: La Secretaría de Estado para las Personas Mayores se creó en mayo de1981. Era la primera vez, a nivel político, que un gobierno ponía en marchauna Secretaría de Estado específicamente dedicada a las personas de edadavanzada.

Antes de 1981, la falta de visión de un interlocutor oficial explica, en parte,por qué no hubo hasta ese momento un verdadero organismo que representasea las instituciones gubernamentales. En esa época, las organizaciones más acti-vas eran, seguramente, las asociaciones de funcionarios civiles o militares jubila-dos, lo que no era, a pesar de todo, más que una parte del problema. Tambiéneran activas algunas asociaciones sindicales, pero de una representatividad y unasignificación dudosas, tal como el organismo nacional de la época.

Cuando, en 1981, se emprende la creación de una estructura coherente deplanificación y programación de las acciones públicas para las acciones socia-les, médico sociales y sanitarias destinadas a los jubilados y a las personasmayores, me pareció arriesgado el desequilibrio entre este organismo estatal(por lo demás, aún modesto, pero que, al menos, tenía su coherencia) y laausencia de interlocutores suficientemente importantes y representativos porparte de los usuarios. Ahora bien, la orientación del Gobierno a principios dela década de 1980 era reforzar de manera clara la apertura del Estado a lasociedad civil y favorecer la interacción entre la sociedad civil y la tecnoes-tructura.

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Entrevista con ALAIN GILLETTE

Ex director del gabinete del Secretario de Estado responsable

de las Personas Mayores (1981-1983)

Director de la auditoría externa de las Naciones Unidas en Nueva York

Presidente de UNIORPA (Unión Nacional de Entidades de Coordinación, Oficinas y

Redes de Personas Mayores), 2000-2001

POR JEAN-PHILIPPE VIRIOT-DURANDAL

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Por esta razón, en aquella época me pareció la mejor solución constituir, conla iniciativa de las autoridades públicas (y, por lo tanto, de manera oficial y satis-factoria para los miembros), un organismo que pudiera acoger a los principalesrepresentantes de las organizaciones más relevantes o que, gracias a la visibilidadde este nuevo organismo, pudieran llegar a serlo. En consecuencia, existía lavoluntad de disponer de un punto focal interactivo con la tecnoestructura (que eradel orden de constatar las fuerzas presentes en la época) y, a la vez, la preocupa-ción de crear un impulso, un movimiento que, gracias a este reconocimiento ins-titucional, permitiera ampliar el movimiento y profundizar en él.

JPVD: ¿Cómo procedieron para la elección de las organizaciones?

AG: Elaboramos un cuadro del panorama asociativo y sindical, teniendo cui-dado en lo que respecta al número de afiliados declarados. No recuerdo muchosdetalles, pero se intentó ser lo más exhaustivo posible en función de los interlo-cutores acreditados.

JPVD: ¿Esto significa que la estructura era flexible en la definición delas condiciones de entrada? ¿Habían previsto ustedes una posible inte-gración de nuevas asociaciones en función de la evolución del panora-ma asociativo?

AG: Sí, en la medida en que un comité nacional de este tipo pueda ser “fle-xible”. El decreto de constitución y la lista inicial de los miembros eran pragmá-ticos.

JPVD: En concreto, ¿cómo seleccionaron a las organizaciones no sin-dicales?

AG: De forma pragmática. En esa época, los medios gerontológicos o geron-tologocráticos (según la expresión del añorado Michel Philibert, que, entre otrascosas, fue buen asesor) eran más modestos que hoy. Actuábamos mucho encomisiones ad hoc o en grupos de trabajo informales, entre los que estaban elgabinete del Secretario de Estado, las direcciones de los ministerios en cuestióny nuestros interlocutores externos. Describimos el estado de la situación y asíestablecimos la lista.

JPVD: ¿Encontraron ustedes oposición sobre el principio de talestructura?

AG: Sobre el principio realmente no, aunque siempre hay reticencia - desea-ble, por otra parte- a multiplicar las comisiones y los consejos de toda clase.

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Hubo algunas reacciones un poco negativas por parte de asociaciones que antestenían el oligopolio de la representación y que, de la noche a la mañana, seencontraron junto a otras en una organización que, si valorizaba a unas, podíaconsiderarse que corría el peligro de desvalorizar relativamente a otras. Pero lainnovación se recibió positivamente. La cuestión fundamental en aquella épocaera: ¿cuáles serán la utilidad y el verdadero dinamismo?

JPVD: ¡Justamente! ¿Cuál es la influencia de los debates desarrolladosen el seno del CNRPA? ¿Cree usted que los jubilados que se reúnen enesta estructura disponen de un poder de influencia sobre los responsa-bles públicos?

AG: Primeros debates y trayectorias: los primeros meses no permitieronobtener actas de gran densidad, la institución se establecía y mi estrategia eraclaramente una estrategia a largo plazo. Ni el CNRPA (Comité Nacional deJubilados y Personas Mayores), ni los CODERPA101 a nivel departamental, nilos CORERPA102 a nivel regional, podían ser eficientes y eficaces en unos mesesni en unos trimestres. Se trataba de una transformación institucional y culturalque yo sabía que podría tardar una generación, ni más ni menos. El nivel deaspiración de estos organismos no era muy elevado en sus primeros pasos ybalbuceos. La primera vicepresidenta del CNRPA (el presidente era elSecretario de Estado) de inmediato encontró exactamente el sector justo, esdecir, afirmar la institución sin implicarse, no obstante, demasiado en serio,pero sabiendo obtener un consenso en torno a las iniciativas que tomaba. Estahábil presidencia permitía tener una visibilidad frecuente y un enlace para laSecretaría de Estado, sobre todo en cuanto a la información tanto ascendentecomo descendente.

JPVD: Ha hablado usted de enlaces de información. ¿En qué medidapodía también considerar al CNRPA como un potencial de propuestas?

AG: Este punto es importante. El objetivo fundamental consistía, en efecto,en tener este potencial de propuestas. La información ascendente había apare-cido muy rápidamente a principios del verano 1981 como un fallo del sistemade la época; las viudas de guerra, las pensiones del cónyuge superviviente y algu-nos otros temas eran los caballos de batalla favoritos de algunos representantesde asociaciones de la época. Manifiestamente, no había una base muy amplia

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101Comités Départementaux des Retraités et Personnes Âgées: Comités Departamentales de Jubilados y PersonasMayores [N. del T.].102Comités Régionaux des Retraités et Personnes Âgées: Comités Regionales de Jubilados y Personas Mayores [N. del T.].

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sobre la que estuvieran fundadas estas propuestas, que eran, más bien, maníasde equipos muy limitados.

El objetivo fundamental era la aproximación entre la tecnoestructura y lasociedad civil: forzar el diálogo a todas las escalas de la decisión pública (depar-tamental, regional y nacional). A continuación, es la valía de los hombres y muje-res la que debe actuar.

JPVD: Pasemos ahora a la repercusión de su actividad en el seno dela Secretaría de Estado para las Personas Mayores, en cuanto a la crea-ción de los encuentros, de los cuales también fue usted el iniciador.¿Cuáles fueron los principios fundadores?

AG: Los encuentros respondían a una lógica complementaria, pero diferen-te de la de las instituciones. Además, estaban destinadas a renovarse cada cincoo diez años, pero no entraban en una mecánica institucional como el CNRPA olos CODERPA, y no se fundamentaban en una base jurídica reglamentaria. Elobjetivo, tras poco más de un año de funcionamiento de la Secretaría de Estado,era transformar el experimento movilizando a miles de personas-enlace y a losmedios de comunicación.

En primer lugar, echemos una ojeada a la acción gubernamental. El año 1981se dedicó a establecer, formalizar, reorganizar, ampliar y decuplicar los créditosy los medios existentes en el sector gerontológico. Esto se hizo, en gran medi-da, en el modo descendente. El pequeño equipo de la dirección de la acciónsocial (entonces el “RV2”) y las demás direcciones de los Ministerios en cues-tión constituían, con el Gabinete, el equipo formal. Pero a su alrededor gravita-ban algunos círculos, compuestos por los mejores especialistas acreditados. Deeste modo, elaboramos, en primer lugar, la circular sobre los cuidados de enfer-mería a domicilio y, a continuación, la circular del conjunto. Éste fue el primerdocumento global, después de las premisas que habían constituido el programaque terminó el VI Plan, luego el PAP103 15 del VII Plan, cuyo equipo de crea-ción había dirigido yo. La circular de 1981 fue realmente el primer texto más omenos coherente que proporcionaba la arquitectura global del sistema aplicadopor el Estado, con medios no desdeñables como la incorporación, en algunosmeses, de 400 coordinadores seleccionados localmente por las instituciones decoordinación cuya creación habíamos solicitado.

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103Plan d'action prioritaire: Plan de Acción Prioritario [N. del T.].

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Para romper con la lógica únicamente descendente, para garantizar una baserealista y amplia de estos impulsos oficiales, para adaptarlos a partir de las críti-cas del sector, se necesitaba, en primer lugar, un medio de fuerte impacto nacio-nal, incluso en la cumbre del Estado, mediante la movilización del Presidente dela República, el Primer Ministro, los Ministros y los gabinetes implicados en eltema. El mejor medio fue llamarlos, lo que obligo a los gabinetes a poner apunto algunos planes, elaborar un poco su doctrina y validar la nuestra para lle-gar a un consenso siempre útil ante la dirección del Presupuesto.

A continuación se trataba de introducir estas ideas en el conjunto del apara-to del Estado, regional y departamental. En cierto sentido, a través de los dele-gados del gobierno, los DDASS104 y, en menor medida, los DRASS105, estábamosun poco aprisionados entre las instituciones centrales y una presión que yo espe-raba ver aparecer sobre el terreno en el proceso de selección, movilización y tra-bajo de los delegados de los encuentros.

Y esto fue lo que pasó con creces. La misma preparación de los encuentrosgeneró una nueva dinámica. Nos desplazamos mucho sobre el terreno para esti-mular y fomentar las iniciativas. Los partícipes locales se pusieron a reflexionary a trabajar. Para un gran número de asociaciones y profesionales, era una de lasprimeras veces que se les llevaba a sentarse en torno a la misma mesa que losresponsables públicos cuya posición previa tradicional era, más bien, la simpleconcesión o denegación de subvención, de manera puntual, sin que hubiera estemarco global de trabajo.

Así comenzaba un doble impulso de movilización a escala nacional y local. Losencuentros departamentales sacaron en primer lugar las propuestas, no de loslibros de reclamaciones, sino de los documentos preparatorios. Eran poco más omenos las mismas, con algunas alternativas, ya que el campo de lo posible no esilimitado. Con respecto a estos primeros elementos, el gabinete de la Secretaría deEstado, secundado por un pequeño y formidable equipo voluntario (ClaudeDesaulnois, Xavier Gaullier, Anne-Marie Guillemard, Jean- Claude Henrard, entreotros), encargó ciertos trabajos científicos sobre algunos temas con el fin de obte-ner una mejor comprensión de algunos fenómenos a escala nacional.

Hice una prueba a tamaño real en la Conferencia sobre el Envejecimiento en1981 (White House Conference on Ageing Conferencia sobre el Envejecimiento

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104Direction Départemental de l'Action Sanitaire y Sociale (Dirección Departamental de Acción Sanitaria y Social).105Direction Régionale des Affaires Sanitaires y Sociales (Dirección Regional de Asuntos Sanitarios y Sociales).

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patrocinada por la Casa Blanca), dónde representé a Francia. Esta conferenciame mostró, en el contexto social y cultural de los Estados Unidos (ciertamente,muy diferente del nuestro), cómo se organizaban los estadounidenses. Procedí auna inmediata transferencia de tecnología. Esta transposición nos proporcionóun sistema que, aunque correspondía exactamente a la situación francesa y aldesarrollo político adoptado en mayo de 1981, obtenía su fuerza de una mecá-nica cuya fiabilidad y viabilidad me habían parecido totalmente favorables en laexperiencia estadounidense. Nicole Questiaux, Ministra de Estado responsablede la Solidaridad hasta 1982, que conocía muy bien el tema; Joseph Franceschi,Secretario de Estado responsable de las Personas Mayores hasta agosto de 1982,y luego Georgina Dufoix, provisionalmente hasta a finales de 1982, lo compren-dieron muy bien y apoyaron plenamente esta vía.

JPVD: ¿Pensó usted también en la formación de los miembros de losCODERPA y CORERPA?

AG: A partir del otoño de 1981 y principios de 1982, habíamos autorizadouna decena de centros de formación (todos los que podían serlo, aunque poconumerosos), como el centro multidisciplinar de gerontología de una Universidadde Grenoble, el equipo del Prof. Vellas de una de las de Toulouse, los equiposde París y de la Universidad de Créteil, etc. En resumen, una pequeña red de for-mación, pero con exigencias de nivel universitario, cuyos créditos se decuplica-ron de la noche a la mañana. Era principalmente para formar a los 400 coordi-nadores de sector, y también para diversificar la gama de formación. No era unainnovación, en la medida en que el CPDG106 de Grenoble ya lo estaba haciendodesde hacía varios años (yo mismo había aprendido mucho allí diez años antes)y Michel Philibert y su equipo nos proporcionaron muchas ideas. Este modelode Grenoble nos inspiró en gran medida y, por consiguiente, hicimos fructificaruna experiencia antigua y francesa.

Para la coherencia nacional de esta política de formación, la dirección de laacción social preparaba los expedientes con el fin de armonizar los programasde formación y dejando, al mismo tiempo, un margen de maniobra a cada cen-tro. En las relaciones contractuales entre cada centro de formación y la direc-ción de la acción social había una programación que tenía en cuenta unos módu-los cuya circulación se intentaba garantizar entre los centros, incluso para la for-mación de los miembros de los CORERPA y CODERPA. El Centro de

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106Centre Pluridisciplinaire de Gérontologie de Grenoble (Centro Pluridisciplinar de Gerontología de Grenoble).

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Conexión, Estudio, Información e Investigación de los Problemas de lasPersonas Mayores (CLEIRPPA), bajo la dirección de Jean-Claude Remy, desem-peñó también su papel, sobre todo en lo que respecta a la cinemateca especiali-zada que subvencionó la Secretaría de Estado.

JPVD: Este modelo parece operativo en un contexto donde la uni-dad de los centros de decisiones está garantizada, como fue el caso,al parecer, con la Secretaría de Estado para las Personas Mayores.¿Pero es lo mismo cuando las estructuras de coordinación son másescasas o cuando se han fragmentado los centros de responsabilidady decisión?

AG: Más aún, en la medida en que, si se fragmenta la tecnoestructura, es másnecesario tener por parte de los usuarios una perspectiva, una fuerte polariza-ción que permita tener en cuenta la política de envejecimiento. Pues en los doscasos la necesidad es grande, pero puede ser aún mayor cuando hay una frag-mentación del aparato de Estado.

JPVD: Hace un momento, ha hablado usted de su experiencia en losEstados Unidos: ¿en qué medida es transferible el ejemplo estadouni-dense, en concreto, y hasta dónde?

AG: Siempre con la mayor precaución, porque el contexto social, cultural,económico y político es diferente. La manera en que el Congreso de losEstados Unidos funciona en política social, como en los demás sectores, encomparación con el modo en que funciona el Parlamento francés, es radical-mente diferente. Y eso tiene un impacto decisivo. En el Senado, como en laCámara de Representantes, los intereses de la comunidad de personas mayoreslos defiende un equipo de 15 ó 20 colaboradores y otros tantos parlamentariosmuy motivados, lo que supone una fuerza de choque considerable, mientrasque en la Asamblea Nacional francesa sólo había un administrador competen-te en materia de política social para las personas mayores y, en el Senado, unoa tiempo parcial.

Pero, cualesquiera que sean las diferencias entre los dos continentes, hay unaserie de dispositivos, procedimientos y astucias que pueden servir de ejemplosválidos, de modelos adaptados o, incluso, refundidos en función del contextofrancés. Es lo que hicimos para los encuentros, y lo que otros hicieron con éxito,como Notre temps (Bayard-Presse), revista privada que está más o menos inspira-da, creo, en la experiencia estadounidense. La importancia de esta evaluación

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comparativa107 de este método de transposición, se me confirmó durante lasiguiente conferencia de la Casa Blanca a la que también asistí.

Han pasado veinte años. La Secretaría de Estado responsable de las personasmayores sigue existiendo. No ha habido nuevos encuentros y es algo lamenta-ble. Pero el impulso dado recientemente con los CLIC108 se inscribe en la lógicadel programa del PAP 15, ya finalizado, y de esta hermosa aventura de princi-pios de la década de 1980. Nos gustaría que el Estado, en cumplimiento de ladescentralización que siguió, se consagre de nuevo a los medios de tales impul-sos y a confirmar el apoyo a los enlaces asociativos.

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107Benchmarking; en inglés en el original [N. del T.]108Centre Local d'Information et de Coordination: Centro Local de Información y Coordinación [N. del T.]

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A principios de la década de 1980, con la llegada al poder del nuevo gobier-no socialista, Francia intenta comprometerse en la modernización de su enfo-que de la distribución del poder en el ámbito de la gerontología. La política enmateria de vejez es entonces objeto de una extensa reordenación en la cual tam-bién se inscribe la renovación de los sistemas de decisiones públicas. AlainGillette, entonces Director de gabinete de la Secretaría de Estado responsablede las Personas Mayores (1981-1983), es uno de los principales diseñadores dela nueva arquitectura gerontológica en Francia.

El nuevo esquema de la política en materia de vejez se inscribía en un planglobal de reorganización de los centros de decisión sobre el terreno según unalógica a la vez vertical y horizontal.

En el plano vertical, se trataba de transferir una parte de las competencias delEstado a las colectividades locales y territoriales a través de las leyes de descen-tralización y de conferir también más autonomía a las administraciones localesmediante medidas de descentralización administrativa.

El proyecto implicaba también una fase de reordenación horizontal conla integración de partícipes externos a los ámbitos administrativos y políti-cos en estructuras consultivas situadas cerca de los responsables públicos.La nueva arquitectura gerontológica estableció de este modo una ampliaplataforma de encuentro entre algunos protagonistas del sector, a menudoexternos a los sistemas de decisiones públicas (profesionales, organizacio-nes sindicales de jubilados, asociaciones…), y los organismos de toma dedecisiones públicas a diferentes escalas (Estado central y colectividadesterritoriales).

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El caso francés del Comité Nacional de Jubiladosy Personas Mayores (CNRPA)

ANNE GAMBLIN-SRECKI

Secretaria General del CNRPA

Y JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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Formalmente, la creación de un comité consultivo nacional y sus contrapar-tidas a escala local inauguraron un nuevo enfoque de la política en materia devejez y de las relaciones entre el Estado y las organizaciones de jubilados.Iniciado por el Decreto n.° 82-697 de 4 de agosto de 1982 por el Secretario deEstado responsable de las Personas Mayores, el Comité Nacional de Jubiladosy Personas Mayores (CNRPA) es una estructura consultiva dedicada a las cues-tiones de la política en materia de vejez. El decreto fundador del CNRPA pre-cisa que el Comité puede ser consultado por el Ministro responsable de lasPersonas Mayores en lo referente a todo proyecto, programa o estudio sobrelos jubilados y las personas mayores. Igualmente, puede examinar por propiainiciativa cualquier otra cuestión relativa a la política social o médico social delos jubilados y las personas mayores (Artículo 2 del Decreto n.° 82-697 de 4 deagosto de 1982).

Esta estructura también existe en los niveles locales de las decisiones políti-cas y administrativas a través de los Comités Regionales de Jubilados y PersonasMayores (CORERPA) y los Comités Provinciales de Jubilados y PersonasMayores (CODERPA). Estos comités, por el momento, sólo emiten dictámenesconsultivos.

La arquitectura de estas estructuras se basa en una concepción común a losdiferentes niveles. Un comité está formado por tres órganos colegiados.

El primer órgano colegiado comprende a los responsables públicos y a losfinancieros e integra, a este respecto, a los responsables del sector social a esca-la nacional y local. Se trata de los proveedores de fondos que representan alGobierno, los Ministerios y las colectividades locales (región, departamento,municipio) y también a las cajas del seguro de enfermedad y de pensiones.También incluye, a escala nacional, a los representantes de la alta administra-ción109 implicada, directa o indirectamente, en las cuestiones relativas a las polí-ticas en materia de vejez.

El segundo órgano colegiado está formado por dieciséis asociaciones nacio-nales de jubilados. Son designadas por el Ministro de Asuntos Sociales, a quienle corresponde la Presidencia del CNRPA.

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109El Consejo de Estado examina los proyectos de ley y de resolución. Emite un dictamen sobre la regularidad jurídi-ca de estos textos. El Tribunal de Cuentas es juez de las cuentas de los contables públicos del Estado y comprueba sise recuperaron los ingresos. Se cerciora de que los gastos públicos se pagaron de acuerdo con las normas contablesvigentes. La Inspección General de los Asuntos Sociales (IGAS) es un cuerpo interministerial de control que operasobre los gastos sociales.

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El tercer órgano colegiado integra a los profesionales del sector gerontológi-co. Agrupa a los representantes de los organismos y profesiones implicadas enla acción sanitaria y social con destino a las personas mayores.

Por último, además de estos tres órganos colegiados, el ejecutivo del comitédesigna a personalidades cualificadas en el tercer órgano colegiado.

Las principales organizaciones de jubilados encontraron así un lugar y unreconocimiento oficial en el panorama gerontológico al tener acceso, comomiembros cualificados, a los distintos niveles de estos comités.

A través de esta estructura, construyeron progresivamente una parte de susrelaciones con los poderes públicos y reforzaron su especialización en cuantoa las cuestiones gerontológicas en el marco de las distintas misiones asignadasal comité. De este modo, el papel de reflexión y de propuesta implica la movi-lización de medios de investigación para la producción de dictámenes docu-mentados y la activación de redes en el mundo de la política en materia devejez. El último informe del Consejo Económico y Social sobre las personasmayores en la sociedad, (Bonnet 2001) dirigido por el antiguo vicepresidentedel CNRPA, hace hincapié en la necesidad de reforzar los medios de especiali-zación del CNRPA para dotar a esta asamblea de un poder real de especializa-ción, necesario para influir en los debates de política pública frente a la tecno-estructura del Estado. Gracias a los trabajos de las comisiones especializadas,las organizaciones de jubilados intentan dotarse progresivamente de conoci-mientos especializados sobre los distintos capítulos de la política en materia devejez y hacerse oír y reconocerse como protagonistas legítimos en el ámbito dela gerontología.

Además de su trabajo especializado en comisión, los comités asumen tam-bién misiones de síntesis, vulgarización y comunicación, fuera de los círculostecnocráticos. Tienen también la vocación de influir en el debate público, porejemplo, invitando a los medios de comunicación durante las ruedas de prensao las jornadas de estudios. Así pues, por ejemplo, los encuentros nacionales delCNRPA reúnen regularmente a los representantes de todos los comités localesy les ofrecen la ocasión de intercambiar y también de hacer resaltar sus posicio-nes comunes ante los poderes públicos sobre los grandes problemas delmomento. De este modo, los encuentros dan a conocer estas posiciones a la opi-nión y contribuyen a la sensibilización del gran público sobre las cuestionesgerontológicas.

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Tengamos en cuenta que las competencias y el dinamismo de los CODERPAy CORERPA varían en función de los compromisos de los profesionales y de lassecciones locales de las grandes federaciones de jubilados. El nivel de los interlo-cutores de los poderes públicos no es siempre muy homogéneo. De hecho,depende en gran parte de la capacidad de las organizaciones para encontrar,motivar y formar voluntarios aptos y decididos para estas funciones.

Por último, al CNRPA se le invita a menudo a designar, en el seno del segun-do órgano colegiado, a los representantes jubilados ante las estructuras consul-tivas o de decisiones.

El Decreto 98-645 del 22 de julio de 1998 ya reforzó el poder de los jubila-dos en estas estructuras al instituir, en particular, a vicepresidentes elegidos. Parael CNRPA, el vicepresidente lo designa la asamblea del comité. Para losCODERPA (y los CORERPA cuando existen, ya que hoy aún son facultativos),el delegado del gobierno es presidente por derecho, la primera vicepresidenciaestá asegurada por el presidente del consejo general y la segunda vicepresiden-cia la asume un miembro elegido en el seno del órgano colegiado de los jubila-dos y personas mayores.

Los comités son comisiones administrativas, sin personalidad jurídica, y fun-cionan gracias a una subvención del Ministerio de Asuntos Sociales. Sin embar-go, para ganar en flexibilidad de gestión, se admitió que los comités locales pue-dan crear una asociación de gestión con el fin de percibir eventualmente otrossubsidios.

Hemos de señalar que estas subvenciones ministeriales suelen ser mínimas ydeben completarse mediante una participación en especie de la DirecciónDepartamental de Acción Sanitaria y Social (DDASS): puesta a disposición desalas, secretaría, material…

El buen entendimiento entre los distintos presidentes canaliza las energíasgastadas por los jubilados y las personas mayores y garantiza igualmente la per-petuidad de estas estructuras.

Estos comités, con 20 años de antigüedad, desearían emanciparse en la actua-lidad.

El Consejo Económico y Social (CES), consultado sobre “las personas mayo-res en la sociedad”, emitió un dictamen en 2001, presentado por Maurice Bonnet,en el que se reconocía el interés de los comités como lugar de diálogo e intercam-

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bio entre las organizaciones y asociaciones de jubilados y personas mayores. Conlos poderes públicos y los profesionales se potencia la capacidad de especializa-ción de los comités. Sin embargo, el CES reconoce también que la estructura jurí-dica no es satisfactoria y que se les debe conceder mayor autonomía.

Un nuevo decreto saldrá a finales de 2002, o en enero de 2003, que respon-derá, en parte, a la petición de las asociaciones y organizaciones de jubilados,reconociendo a los comités una misión de especialización, la presidencia y lasvicepresidencias en manos de los miembros elegidos por la asamblea plenaria,reconociendo así oficialmente el CORERPA (comité regional). Pero numerosasreservas tienen que ver con el mantenimiento de la naturaleza jurídica de laestructura y la ausencia de un despliegue de medios financieros a la altura de lasmisiones reconocidas.

Hoy sigue estando pendiente una importante cuestión: si se produjera unareforma del Estado y, en particular, una reorganización de las competencias delas regiones, ¿qué sería de los comités provinciales y regionales que hoy perma-necen “adscritos” a los delegados del gobierno para la secretaría asegurada porlas Direcciones Departamentales de Acción Sanitaria y Social y las DireccionesRegionales de Asuntos Sanitarios y Sociales?

Referencia bibiográfica

BONNET, M. (2001): “Les personnes âgées dans la société, Rapport du Conseil Économique et Social”,Journal Officiel de la République Française, p. 97.

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La Secretaria de Estado para los jubilados y las personas mayores, en la lógi-ca de su proyecto de apertura a las organizaciones de jubilados, intentó un nuevoplanteamiento de consulta nacional sobre las grandes orientaciones de la políti-ca en materia de vejez al crear los “Encuentros nacionales de jubilados y perso-nas mayores”.

A partir de 1982, Alain Gillette, Director de gabinete adjunto a la Secretaríade Estado para las Personas Mayores, estableció un conjunto de consultas loca-les en todo el territorio. La guía de los encuentros explica que: “ante las aspira-ciones de las nuevas generaciones de jubilados, la especificidad y la diversidad dela población de edad avanzada, los procedimientos e instancias democráticas nor-males no son suficientes. La vida asociativa requiere modalidades específicas derepresentación. Las asociaciones de jubilados y, en particular, las que proceden deorganizaciones sindicales, hacen oír su voz al respecto cada vez con más frecuen-cia. En adelante queda excluido mantener a las personas mayores alejadas de losorganismos políticos y de gestión que les conciernen. La sociedad tiene tambiénnecesidad de evitar todo resurgimiento gerontocrático”110.

Los foros locales de los encuentros congregaron al mismo tiempo a los pro-fesionales del sector gerontológico y a las organizaciones de jubilados en unespectro de cuestiones sumamente amplio. Se propusieron doce grandes temasque cubrían tanto las cuestiones de la jubilación y los problemas médico socia-les como el modo de vida y la integración de los jubilados en la sociedad. Dichostemas dieron lugar a comisiones temáticas:

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Los encuentros nacionales de personas mayores

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

110Ministerio de Asuntos Sociales y Solidaridad Nacional, Secretaría de Estado responsable de las personas mayores,Guía departamental de preparación de los encuentros nacionales de jubilados y personas mayores, Édition du PetitParc, París, 1983, p. 39.

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Las doce Comisiones:1. Acceso a la jubilación y recursos. 2. Solidaridad de las edades, relaciones entre generaciones. 3. Formación. 4. Investigación. 5. Vida cotidiana, población, hábitat, entorno vital, consumo. 6. Tiempo libre, innovación, actividades recreativas, creatividad, vida aso-

ciativa. 7. Representación y participación, relaciones con las administraciones.8. Seguridad diaria. 9. Información y Comunicación.

10. Aspectos internacionales.11. Prevención del envejecimiento y preservación de la autonomía.12. Pérdida de autonomía y dependencia.

Las consultas para la preparación de estos encuentros arraigaron a escalalocal con la ayuda de los CODERPA y se ampliaron a continuación a escalanacional. Más de 1.000 delegados de las distintas regiones francesas se distribu-yeron seguidamente en 12 grupos de trabajo para sintetizar los debates localesen un documento final que entregaron al Presidente de la República y al PrimerMinistro, a fin de que se inspiren en él en la segunda Ley del IX Plan (1984-88).

Desde 1983, los encuentros nacionales no se han renovado, a pesar de que,inicialmente, debían hacerlo cada cinco o diez años. En cambio, los encuentrosnacionales del CNRPA se celebran todos los años con el fin de dar a conocerlos trabajos de los CODERPA y CORERPA.

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La política pública actual en el Reino Unido favorece la participación directade los ciudadanos, tanto a escala individual como colectiva. A través de estadinámica se persiguen 5 objetivos:

1. Obtener mejores servicios públicos.2. Reforzar la legitimidad de las tomas de decisiones.3. Revitalizar la democracia.4. Responsabilizar a los ciudadanos.5. Resolver importantes problemas en materia de política pública (Barnes y

Prior, 2000).Este abanico de objetivos y aspiraciones implica el despliegue de una vasta

gama de dispositivos que implican a grupos de ciudadanos constituidos demanera bastante diferente. La participación pública todavía representa un des-afío para numerosos funcionarios cuya formación les lleva a pensar que su tareaconsiste en comportarse como expertos. A pesar de ello, se constata de manerapatente un florecimiento de dispositivos adaptados a la diversidad de los con-textos políticos (por ejemplo, Stewart, 1995, 1996; Knops y col., en preparación;Lowndes y col., 1998) y de los distintos enfoques del tipo de público que hayque movilizar (Barnes y col., 2001).

Entre los diferentes objetivos propuestos para mejorar la participación del“público” en la formulación de las políticas, podemos identificar un determina-do número de temas y preocupaciones importantes:

– Una preocupación relativa a la naturaleza de los servicios públicos y a su capa-cidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de una población de “con-sumidores” cada vez más sofisticada, bien informada y diversificada.

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El diálogo entre las personas mayoresy los poderes públicos: el ejemplo británico

DRA. MARIAN BARNES

Directora de investigación en el Departamento de Política Social y Trabajo Social,

Universidad de Birmingham, Inglaterra

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– Un cuestionamiento de la autoridad con que se inviste tradicionalmente alos profesionales y a los “expertos”. Esto remite a una concienciación dela importancia del saber práctico y de la experiencia que los viajes tienende los servicios en la elaboración de estos mismos servicios y de la cons-trucción de la política pública.

– La interconexión de los “problemas” de las políticas públicas (los “wickedissues” )111 y la necesidad de comprender cómo influyen en la vida de laspersonas.

– La impresión de que los modelos tradicionales de democracia representa-tiva pierden su legitimidad y no consiguen implicar a un número suficien-te de ciudadanos.

Estas preocupaciones se afirman de manera más o menos fuerte en los impul-sos que se dan a determinados ejes de las políticas públicas desde finales de ladécada de 1980 en el Reino Unido. En paralelo con la acción surgida de los ser-vicios públicos para abrir el proceso de toma de decisiones, grupos de ciudada-nos constituidos de diversos modos han tomado iniciativas con motivo de arti-cular sus propias experiencias y sus ideas a fin de influir desde el exterior en lapolítica pública (por ejemplo, Barnes, 1999; Campbell y Olivier, 1996; Barnes yBowl, 2001). En Gran Bretaña, las personas mayores han sido objeto de una polí-tica de integración en los sistemas de decisiones públicas. Pero, al mismo tiempo,se han organizado para hacer oír su voz. En este artículo, describimos los princi-pales tipos de iniciativas que se han esforzado en dar la palabra a los jubilados.Nos preguntamos también por la pertinencia de las teorías relativas a la ciudada-nía y a la democracia participativa para una mejor comprensión de las perspecti-vas, pero también de los obstáculos al compromiso de las personas mayores enlos procesos de toma de decisiones políticas. Este artículo no pretende serexhaustivo, pero se propone ilustrar diferentes tipos de acción antes de presen-tar con más detalles dos ejemplos de casos concretos.

Las personas mayores como consumidores de servicios públicos

Una de las primeras iniciativas de la política destinada a estimular la partici-pación de las personas mayores en el desarrollo de servicios fue la “NationalHealth Service and Community Care Act” (Ley nacional de la seguridad social y la

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111Literalmente, temas perversos. Son cuestiones o problemas que cruzan transversalmente las fronteras departamen-tales y organizativas y se resisten a ser resueltos mediante soluciones disponibles en el repertorio de actuación de unaúnica organización [N. del T.]

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asistencia extrahospitalaria) de 1990. Al mismo tiempo que creaba un “mercadointerno” para la prestación de servicios sociales y sanitarios, esta ley tambiénconvirtió en “consumidores” a los mayores y a los demás usuarios de servicios.La legislación introdujo entonces un determinado número de mecanismos a tra-vés de los cuales se suponía que las personas afectadas ejercerían influenciadesde su condición de consumidores activos de servicios, y no como simplesbeneficiarios pasivos (Barnes, 1997). Entre estas medidas figuraban sistemas dereclamaciones, la introducción de una evaluación de las necesidades (previstapara permitir que los usuarios de servicios participaran en las tomas de decisio-nes referentes a los servicios que les están destinados) y la obligación, por partede los autoridades estatutarias, de proceder a consultas relativas a la planifica-ción de los servicios. Los prestatarios de servicios fueron más bien lentos a lahora de poner en marcha los mecanismos de consulta de las personas mayoresque utilizan los servicios sociales y los servicios sanitarios. Esta puesta en mar-cha fue más rápida para otros grupos (como las personas con discapacidad másjóvenes), en gran parte porque las personas de edad avanzada que perciben estosservicios eran consideradas como demasiado débiles o estaban demasiado“agradecidas” para ejercer un verdadero efecto sobre la planificación y el des-arrollo de los servicios gerontológicos. Algunos estudios han defendido que lasexpectativas de las personas mayores eran relativamente débiles y que ellas mis-mas eran demasiado temerosas para expresar su descontento y para dar conoci-miento de sus experiencias de los servicios. Las encuestas efectuadas entre losconsumidores parecían indicar que estaban muy satisfechos de los servicios.Pero estos métodos utilizados para recoger la opinión de las personas mayoreshan sido criticados por su incapacidad para delimitar realmente sus experiencias(Barnes, 1992; Wilson, 1993).

Al principio de la década de 1990, un recuento de las iniciativas destinadas aimplicar a las personas de edad avanzada en la planificación de la asistenciaextrahospitalaria reveló pocos ejemplos de participación de personas mayoresdependientes, al contrario que los jubilados activos que están presentes en loscomités de acción de mayores y los foros de personas mayores (Thornton yTozer, 1994). Observamos una excepción con el proyecto de Age ConcernScotland 112 (ACS) en el condado de Fife, creado con el fin de permitir que losjubilados se reunieran para compartir sus experiencias con respecto a los servi-

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112“Age Concern” es una de las grandes organizaciones no gubernamentales que militan en pro del bienestar y la defen-sa de los intereses de las personas “mayores en el Reino Unido. Además de esta misión, hay grupos a escala local ynacional implicados en la prestación de servicios y en la investigación y el desarrollo de iniciativas que afectan a laspolíticas y su aplicación en pro del bienestar de los mayores.

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cios sociales e identificar los problemas que consideraban importantes, antes deiniciar el diálogo con los prestatarios de servicios (Barnes y Bennet-Emslie, 1996y 1997; Cormie, 1999). Más tarde, hubo más ejemplos de dispositivos destina-dos a implicar a los usuarios de servicios de edad más avanzada en la planifica-ción y evaluación de los servicios sociales y sanitarios (por ejemplo, Murray,1997).

Jubilados y ciudadanos

Las otras iniciativas por las que las personas mayores participan en la elabora-ción de las políticas públicas no se basan en la identidad de los mayores, en sucondición de usuarios o consumidores de servicios. En efecto, la mayor parte delas acciones desarrolladas por las personas mayores se han concentrado en elimporte de las jubilaciones. Organizaciones a escala local, regional y nacional sehan agrupado en la Convención Nacional de Jubilados (National Pensioners'Convention, NPC). La NPC se formó en 1979 como organización ejecutiva delmovimiento de los jubilados. En 2001 contaba con más de 250 agrupaciones afi-liadas, junto a numerosos miembros individuales. Cada año organiza, durante tresdías, un “Parlamento de Jubilados” y está implicada activamente a escala nacio-nal con grupos que ejercen presión sobre el gobierno. Aunque el aumento delimporte de las jubilaciones esté en el fondo de los objetivos de la NPC y de lasagrupaciones afiliadas a ella, la NPC también aborda cada vez más los asuntosque guardan relación con la prestación y financiación de los servicios médicos.Para una generación que ha conocido la creación del Estado del bienestar, hayuna voluntad real de que los principios en los que éste se fundamentó no se ero-sionen a causa de un debilitamiento de los servicios públicos. Las secciones sin-dicales de afiliados que cotizan para la jubilación constituyen otra base para laacción colectiva, a menudo con objetivos similares. Tales iniciativas subrayan laimportancia de que el Estado reconozca sus responsabilidades hacia las personasmayores en su condición de ciudadanos en posesión de derechos, tanto en elplano de un apoyo financiero como en el de la gratuidad de los servicios médi-cos. El fuerte vínculo entre los mayores y los sindicatos para este tipo de acciónse demuestra por el hecho de que los dos primeros presidentes de la ConvenciónNacional de Jubilados (NPC) han sido ambos secretarios generales de sindicatos:Jack Jones y Rodney Bickerstaffe.

Además de una acción prevista para influir en las políticas nacionales, se hancreado varios foros de personas mayores para ofrecer a éstas la posibilidad detener más influencia en la elaboración de la política a escala local. Existen dife-

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rentes modelos de foros de este tipo. Por ejemplo, el Foro de Personas Mayoresde Birmingham es un organismo independiente, pero que dispone, sin embar-go, de un apoyo administrativo garantizado por el Consejo municipal. EnLiverpool, un Foro equivalente recibe un apoyo administrativo de la antena localde “Age Concern”, una de las principales organizaciones de voluntarios que traba-jan con los jubilados. Estos dos Foros tienen lazos con grupos de jubilados loca-les y con secciones de sindicados para la jubilación a través de una estructurarepresentativa. Los comités de gestión o los comités ejecutivos se componen derepresentantes de otras organizaciones de mayores en las dos ciudades. El Forode Personas Mayores de Birmingham se creó en 1998 tras un período de nego-ciaciones entre los miembros fundadores que desarrollaban su actividad en laconvención de jubilados, en secciones de sindicados para la jubilación y en gru-pos de voluntarios, junto con funcionarios y cargos electos del Consejo munici-pal. Aunque los miembros fundadores preconizaban constituir un Foro conindependencia del Consejo municipal, uno de sus objetivos principales era con-vertirse en el portavoz de las personas mayores que se hiciera oír con motivo dela elaboración de la política local. En consecuencia, se aceptaron algunos víncu-los formales con el Consejo municipal. El mismo Foro se beneficia de un apoyoadministrativo y las reuniones tienen lugar en los locales del Consejo municipal,el cual reconoce la legitimidad del Foro. Los funcionarios y los cargos electos sereúnen con el consejo de administración del Foro para debatir los problemasrelativos a las personas mayores. A la hora en que escribimos, el Consejo muni-cipal acaba de constituir otro órgano cuya adhesión está sometida a criterios derepresentatividad fijados por el propio Consejo municipal, con una adhesiónrepresentativa determinada por el Consejo. Aunque el Foro de PersonasMayores esté representado en esta comisión, se ignora todavía cómo podríaafectar este nuevo órgano a la legitimidad de los Foros de mayores, en especialen la construcción del diálogo directo con los jubilados y el Consejo municipal.

Democracia local

Los Foros de Personas Mayores funcionan a escala de una administración des-centralizada o de un municipio. La política se construye cada vez más a partir dela escala local o del barrio y, por consiguiente, la política de apoyo a la participa-ción pública se concentra también en esa escala. En Birmingham, por ejemplo, loscomités consultivos que agrupan a habitantes y cargos electos locales funcionan aescala de barrio. Así pues, el Foro de Personas Mayores ha sido invitado a promo-ver la implicación de sus miembros en estos grupos para garantizar que se tienenen cuenta los puntos de vista de los jubilados. Esta movilización será cada vez más

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importante a medida que se apliquen estrategias de reactivación de los barrios enrespuesta a la política del gobierno central (DETR: Department of the Environment,Transport and the Regions113, 2001). En este contexto, las personas mayores se inte-gran, en su condición de miembros de una comunidad local, para influir en la apli-cación de las políticas destinadas al conjunto de la población y no exclusivamentea los mayores. Uno de los problemas aquí es determinar en qué medida estas polí-ticas tienen en cuenta, efectivamente, las necesidades y los intereses de los diver-sos grupos, comprendidos los distintos tramos de edad, dentro de las comunida-des locales. Otro problema es la manera en que se concibe la propia participaciónlocal. Se trata también de saber si los procesos de participación son verdadera-mente accesibles a las personas mayores. En Birmingham, por ejemplo, las inicia-tivas dirigidas a favorecer la participación ponen el acento con más intensidad enlos jóvenes. Los jubilados corren el riesgo de sentirse ignorados y, por lo tanto,excluidos de este proceso.

Salud y bienestar social

La participación activa de las personas mayores parece centrarse progresiva-mente en el bienestar y la salud. El envejecimiento “activo” es el tema de un grannúmero de proyectos conocidos con el nombre de “Agewell” (envejecer bien), entrelos cuales figuran la gimnasia lenta, las actividades recreativas y la alimentación,pero también proyectos que estimulan el voluntariado y la formación a lo largo detoda la vida (del tipo Universidad de la Tercera Edad). Estos proyectos, respalda-dos por iniciativas asociativas y municipales, se han recuperado después en el con-texto de las Health Action Zones114, del programa Health Improvement (Mejora de laSalud) y de otras iniciativas de cooperación que implican a organismos de derechopúblico y al sector asociativo en acciones destinadas a mejorar la salud y a dismi-nuir las desigualdades en este ámbito. El acento se pone en la relación entre saludy calidad de vida de las personas mayores. Estos programas luchan contra la inexo-rable asociación entre “vejez” y “mala salud” y, para ello, estimulan a las personasmayores a continuar activas dentro de sus comunidades, a la vez que subrayan los

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113Departamento de Medio Ambiente, Transporte y Regiones [N. del T.]114Inglaterra cuenta con 26 HAZ (Health Action Zones), zonas de acciones sanitarias situadas en zonas urbanas y rura-les donde el nivel de salud general es inferior a la media nacional y donde se encuentran importantes desigualdadesen materia de asistencia. La creación de estas zonas fue una de las primeras iniciativas del gobierno “New Labour”,de izquierda, presidido por Tony Blair, elegido en 1997. Estas zonas implican asociaciones que agrupan varios orga-nismos y sectores destinados a mejorar la salud, a disminuir las desigualdades en este ámbito y a conseguir mejorasde los servicios sanitarios y servicios conexos. El acento se pone sobre todo en la movilización de las comunidadespara conseguir mejoras en materia sanitaria y, al mismo tiempo, para permitir una participación directa de las perso-nas mayores en la toma de decisiones.

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vínculos entre su estado de salud y las experiencias de la vida (Cooper y col., 1994;Warren y Cook, 2001).

Crear conocimientos

Aquí nos interesamos en las acciones que comprometen a las personasmayores en su condición de productores activos de conocimientos, a través desu participación directa en la investigación, en todo cuanto atañe a las expe-riencias que las personas de edad avanzada tienen de su propia salud (porejemplo, Cooper y col., ibid.; Peace, 1999; Warren y Maltby, 2000). Esto formaparte de una evolución más general en el enfoque de “la especialización” y delo que puede derivarse de este tipo de especialización. Las personas con dis-capacidad, las usuarias de los servicios sanitarios con discapacidad mental yotras personas, como las de edad avanzada, que antes estaban etiquetadascomo beneficiarias de servicios sociales y, por lo mismo, sometidas a un aná-lisis profesional de sus “problemas”, ponen en duda actualmente el derechode los profesionales de la sanidad a definir sus problemas y las soluciones quese aplican al respecto (por ejemplo, Faulkner, 1997). Su participación en la cre-ación de la base de los conocimientos en los que se fundamenta la formaciónde los trabajadores sociales y sanitarios, y su participación directa en esta for-mación, sitúan a las personas mayores en un papel de experto, lo que validasus conocimientos mediante su aplicación tanto en la elaboración de la políti-ca como en su ejecución.

Reunir todos los elementos: BGOP (Better Goverment for OlderPeople) 115

El BGOP, programa lanzado por el gobierno Blair con el fin de favorecer laparticipación de las personas mayores en las decisiones públicas, es una iniciati-va global que adopta una perspectiva holística y entiende a las personas mayoresen su condición de usuarias de servicios, pero también como ciudadanos activosy expertos capaces de hacer aportaciones en sus comunidades locales y en laorientación de los servicios públicos. Esta iniciativa reconoce también la necesi-dad de oponerse a las actitudes discriminatorias por motivos de edad (“âgistes” )116

que puedan poner obstáculos al compromiso de los jubilados.

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115Mejor gobierno para las personas mayores [N. del T.].116El término carece de equivalente en castellano, como sucedía con “âgisme”, por lo que se utiliza de nuevo una pará-frasis; véase, más arriba, la nota 73 [N. del T.].

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Activada en 1998, la primera fase de esta iniciativa fue una investigación-acción que guarda relación con 28 proyectos piloto, repartidos por todo el ReinoUnido, con asociaciones locales establecidas entre organismos públicos, priva-dos y asociativos, organizadas en estructuras regionales y nacionales que propo-nen apoyo y evaluación (Hayden y Boaz, 2000). Los proyectos piloto se centra-ron en una amplia gama de temas importantes susceptibles de interesar a las per-sonas mayores y que no sólo se referían a los servicios sociales y a la salud, sinotambién a las actividades recreativas y a las posibilidades ofrecidas en materia deeducación, transporte, información y tecnologías, finanzas y diversos tipos deasignaciones. Algunos proyectos piloto se han destinado también al papel poten-cial que las personas mayores pueden desempeñar en su condición de miembrosactivos de sus comunidades locales. Estos proyectos han puesto en duda las acti-tudes discriminatorias por motivos de edad y los estereotipos, sobre todo por-que representan a los mayores como asalariados potenciales y contribuyen conello a “la diversidad de las edades” en las políticas de empleo.

Como demuestra este breve resumen de iniciativas referentes a las personasmayores en el Reino Unido, existe ya un abanico de actividades diversas gracias alas cuales los jubilados participan en la elaboración de la política a escala local,regional y, en determinados casos, nacional. En un número importante de casosse ha establecido un diálogo institucional entre las personas mayores y los servi-cios públicos, que se prosigue a través de formas de movilización muy diferentes.Considerando los métodos gracias a los cuales los mayores podrían representar unpapel más importante en el proceso de toma de decisiones, vamos a adoptar dosperspectivas teóricas y a estudiar con más detalle dos ejemplos de participación depersonas mayores. Como hemos señalado, distintas iniciativas han adoptado cons-trucciones sociales bastante diferentes de las “personas mayores” con el fin deidentificar el grupo destinatario y de situarlo en una perspectiva de participaciónactiva. En primer lugar, vamos a analizar estas diversas construcciones sociales apartir de una perspectiva relativa a la ciudadanía antes de estudiar los microproce-sos de interacción en marcha, dentro de diversas iniciativas. ¿Cómo se desarrollael diálogo y cómo contribuyen estas iniciativas, en la práctica, a incluir a los jubi-lados en una ciudadanía activa?

Estatus y práctica de la ciudadanía

Tres dimensiones de la ciudadanía son pertinentes en el marco de esta discu-sión:

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1. La responsabilización: ¿deben rendir cuentas los servicios públicos a susciudadanos usuarios?

2. Los derechos: ¿se benefician las personas de la justicia social en relacióncon los derechos civiles y políticos y tienen acceso a los servicios de asis-tencia social?

3. La participación: ¿se invita a las personas a participar en la vida colectivade la comunidad y a tomar posesión, en concreto, de su ciudadanía?

La segunda de estas dimensiones (la identidad del ciudadano que percibe asis-tencia social como portador de derechos sociales y la capacidad del Estado delbienestar de garantizar la realización tangible de estos derechos) es la que, por logeneral, ha estado en el centro de la relación entre el Estado del bienestar y elpúblico (por ejemplo, Dean 1996). Sin embargo, durante la década de 1990, lacuestión del “déficit democrático” en la asistencia social y en los servicios públi-cos llevó consigo un interés más sostenido por el concepto de ciudadanía. Estedebate ha puesto el acento en la identidad del ciudadano, no sólo en su condi-ción de beneficiario de bienes colectivos, sino también en su condición de parti-cipante activo en la gobernanza de sus asuntos y como miembro de la comuni-dad, en su derecho de pedir al Gobierno que le rinda cuentas (Ranson y Stewart,1994). En este análisis, la ciudadanía no es sólo un estatus, sino también una prác-tica (Prior, Stewart y Walsh, 1995). Más recientemente, la ética del “New Labour”(Partido Laborista renovado) ha puesto el acento en el papel del ciudadano comocontribuyente activo a la sociedad y, con ello, no sólo ha subrayado sus derechos,sino también sus responsabilidades (Barnes y Prior, 2000). Aunque existan ten-siones entre el imperativo moral de una “ciudadanía responsable”, preconizadamediante la política del “New Labour”, y la experiencia de exclusión sufrida porgrupos desfavorecidos, se observan resonancias, no obstante, entre este objetivoy el de grupos que se sienten excluidos de la sociedad y que piden desempeñarun papel en ella (por ejemplo, Campbell y Olivier, 1996; Sayce, 2000). En sus tra-bajos sobre la ciudadanía de las mujeres, Lister (1998) ha subrayado el sentimien-to de autonomía necesario para conducirse como ciudadano. Sostiene que el con-finamiento de las mujeres en el papel de víctimas de la opresión perjudica a supotencial de acción política. El mismo argumento puede aplicarse a las personascon discapacidad y a las personas mayores, la mayoría de las cuales son mujeres.Los autores feministas han resaltado también las limitaciones de una noción deciudadanía referida únicamente a una “ética de la justicia” basada en los derechos,y han evocado la necesidad de dar un nuevo significado a las nociones de igual-dad y de autonomía, junto con la consideración del punto de vista de una “ética

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de la atención” (Sevenhuisjen, 1998). En el núcleo de esta ética se encuentran losvalores de prevención, de compasión, de “relacionalidad” y de movilización.Estas virtudes no deben limitarse al ámbito privado, sino incluirse en nuestracomprensión de lo que constituye la ciudadanía democrática.

Otro tema abordado en los debates en torno a la ciudadanía contemporá-nea se refiere a la dimensión intergeneracional. En el texto de Roche (1992) seencuentra un ejemplo de este tipo a propósito de la dimensión ecológica de laciudadanía. Un concepto de ciudadanía que incluye la relación entre el hom-bre y el mundo natural exige también tomar en consideración las responsabi-lidades de las generaciones actuales hacia las generaciones futuras. Se han evo-cado argumentos similares en relación con el papel de los ciudadanos de edadavanzada: “Estoy convencido de que las personas mayores no deben limitarsea defender su propia causa. Debemos actuar como los ancianos de la tribu einvestigar los mejores intereses para el futuro al mismo tiempo que preserva-mos el precioso contrato entre las generaciones” (Kuhn, en Walker, 1996).Cuando sugiere que la acción colectiva entre las personas mayores no deberíaaspirar únicamente a su propio interés, Kuhn estima que los conocimientos delos mayores pueden contribuir al bienestar de todos, comprendido el de lasgeneraciones futuras.

El estatus de ciudadano y la materialización de los derechos sociales asocia-dos a este estatus son importantes para el análisis de las experiencias que las per-sonas mayores tienen del Estado del bienestar y de los servicios de que se bene-fician, para permitirles conservar una salud y un bienestar adecuados. Su con-ceptualización y la concreción de este enfoque amplio de la ciudadanía pasa porla contribución potencial y real que pueden hacer las personas mayores en losprocesos de compromiso activo en la administración de sus asuntos y de losasuntos públicos en general. Esta concepción más general se refuerza con laintegración de las nociones de “relación mutua” y de interdependencia, tanto enel seno de las generaciones como entre ellas. En este ámbito también las perso-nas mayores pueden aportar sus contribuciones.

Podemos ver un ejemplo concreto en el proyecto “User Panels” (Paneles deusuarios) del condado de Fife. Uno de los objetivos explícitos de este proyectoha sido el de aumentar la influencia de las personas mayores dependientes en losservicios sanitarios y asistenciales. El proyecto se ha esforzado en alcanzar esteobjetivo de dos maneras: en primer lugar, mediante el refuerzo de la capacidadde los mayores para afirmar sus necesidades individuales gracias al “empodera-miento” derivado de su participación en los paneles y, en segundo lugar,

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mediante el aumento de su influencia colectiva a través de una representaciónde los paneles frente a los prestatarios de servicios.

Aunque es evidente que las reacciones ante un incremento del control de losaspectos de su vida diaria son ambivalentes, existe un sentimiento de confianzaen cuanto a la posibilidad de poder influir y, según las palabras de un miembrofemenino del panel, de tener el valor de quejarse de un tratamiento inadecuado.Era importante para los miembros de los paneles que se valoraran sus opinio-nes y experiencias. Su participación en los paneles contribuyó a su desarrollopersonal y a un aprendizaje de la implicación en los servicios; por lo demás, loscontactos con los demás y la ocasión de compartir y comparar juntos experien-cias diversas fueron muy apreciados (para saber más sobre la evaluación, véan-se Barnes y Bennet, 1997 y 1998), como ponen de manifiesto los ejemplossiguientes, sacados de entrevistas desarrolladas en el marco de la evaluación:

“... Siempre se puede aprender algo nuevo, ¿sabe?... Se aprenden cosas todo eltiempo y estimo que el panel... Vea, contribuimos todos a algo y aprendemos todos,los unos de los otros”.

“Una de las mejores cosas que me haya ocurrido nunca, fue tener la ocasión departicipar para expresar mi opinión y decir lo que pienso. He tenido la impresión deprogresar al asistir, mientras que antes no tuve esa posibilidad”.

En el transcurso de las entrevistas, los miembros de los paneles se guarda-ron bien de pronunciarse con respecto a su posible influencia en los proble-mas que se habían tratado con los prestatarios de servicios y los planificado-res: “Tendrá que pasar tiempo antes de que la menor de nuestras sugerenciasse abra paso; será preciso esperar”. Los miembros del panel eran conscientesdel efecto que habían tenido en ciertos aspectos (por ejemplo, en las actitudesde determinados prestatarios de servicios que se reunieron con ellos), perohubo pocos cambios sustanciales en la prestación de los servicios suministra-dos en el transcurso del período de evaluación. El efecto de los paneles fueestudiado también con los organismos de tutela en cuestión. Se estimó que lospaneles habían tenido un efecto directo en algunos sectores (por ejemplo, enla concepción de un cuestionario médico y en la de fichas de información),pero otros problemas, más en concreto los vinculados a los servicios de asis-tencia a domicilio, se revelaron más difíciles de resolver. No obstante, la mayorparte del personal de los servicios sociales y sanitarios encuestado estimó quelos paneles constituían un medio importante para tener acceso a las opinionesde las personas mayores y los organismos estatutarios estaban dispuestos acontinuar la financiación del proyecto tras el agotamiento de su presupuestoinicial.

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Los miembros de los paneles reconocieron que quizás ellos mismos no saca-rían provecho de posibles mejoras, dado el tiempo necesario para poner en prác-tica estos cambios y la probabilidad de que acaso no estuvieran ya en estemundo para ver tales mejoras. Pero a través del proceso han tomado concienciade que podían contribuir a iniciar cambios para las generaciones de mayoresfuturas. También vieron el valor que tenía el hecho de tejer vínculos con perso-nas más jóvenes con el fin de crear alianzas y aumentar la comprensión entre lasgeneraciones.

Básicamente, iniciativas como las del condado de Fife perciben la identidadde las personas mayores a partir de su estatus de usuarios de servicios sanitariosy sociales. El hecho de dar a las personas mayores la posibilidad de implicarseen su programa de acción y de desarrollar, al mismo tiempo, una confianza ensí mismas y competencias para expresar su opinión, ha permitido abrir perspec-tivas mucho más amplias en materia de implicación ciudadana.

Diálogo y liberación

Como sugiere cuanto precede, las experiencias de empoderamiento de laspersonas mayores no remiten únicamente a los resultados procedentes de sumovilización, sino también al proceso de participación en sí. Con el fin de com-prender cómo puede contribuir esta dinámica a reforzar el poder de los jubila-dos, es útil revisar la teoría y la práctica de la democracia participativa.

Una de las características del paso de una perspectiva consumista a un enfo-que ciudadano, en el proceso de participación pública, reside en la ordenaciónde espacios que implican un diálogo directo entre los ciudadanos y los poderespúblicos. Estas experiencias tienen sus fundamentos en los principios de lademocracia participativa, más que en los de la democracia representativa. Hansido teorizados en un marco de análisis, mejor conocido bajo el nombre dedemocracia participativa (deliberative democracy) o incluso democracia discursiva(discursive democracy) (por ejemplo, Gutman y Thompson, 1996; Dryzek, 1994;Fishkin, 1991).

La democracia deliberativa pretende desarrollar la capacidad de los ciudadanospara participar en los debates públicos, y para ello les suministra ocasiones de com-prometerse en una reflexión crítica. Más que tomar decisiones “entre bastidores”,como consecuencia de las negociaciones entre grupos de interés poderosos, seexige de los servicios públicos, de los hombres políticos y de los expertos que expli-quen los desafíos políticos de manera comprensible para que las “personas corrien-

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tes” puedan debatirlos. Numerosas cuestiones importantes en materia de políticapública exigen que las personas tengan acceso a conocimientos tradicionalmentelimitados a comunidades de especialistas. El objetivo de la democracia participati-va es permitir un examen de estos conocimientos por parte de un público no espe-cialista y hacer penetrar en el espacio político procesos más directos de participa-ción de los ciudadanos (véanse, por ejemplo, Dunkerley y Glasner, 1998; Petts,2001; Coote y Lenaghan, 1997; Barnes, 1999). Estos enfoques se basan en la ideade que la especialización sola no es suficiente para resolver los problemas de polí-tica pública, en la medida en que los desafíos no son exclusivamente de orden téc-nico. También son de orden político y ético, y remiten tanto al modelo de sociedadque queremos construir como a la búsqueda de las soluciones más eficaces pararesponder a los problemas planteados.

La concepción de los procesos deliberativos a menudo está destinada a per-mitir que los no especialistas tengan acceso a la información técnica y la deba-tan. Así es como se constituyen los jurados de ciudadanos en torno a testimo-nios de expertos presentados por testigos que, a continuación, son interrogadospor los ciudadanos de los jurados. Los miembros de los jurados deciden despuésentre ellos cuál ha de ser la respuesta que dar en función de los testimonios quehan oído, antes de formular una opinión y emitir recomendaciones sobre lasmedidas que haya que tomar. Se supone que los no especialistas serán capacesde comprender suficientemente bien las informaciones técnicas para integrarlasen sus debates. Los jurados recurren también a otros tipos de conocimientos ypermiten proponer una solución que integre todos los puntos de vista. El mode-lo de participación en el proceso de toma de decisiones, en el que se basa elenfoque conceptual de Renn y col. (1993) se basa en la integración elemental detres tipos de conocimientos: “los basados en el buen sentido y la experienciapersonal, los basados en la especialización técnica y los derivados de interesessociales y de su defensa” (p. 190).

Los teóricos de la democracia deliberativa han subrayado que la motivaciónde este potencial integrador radicaba también en la instauración de un debateracional entre iguales (por ejemplo, Fishkin, 1991). Webler (1995) sostiene que lapuesta en práctica de la democracia participativa exige condiciones en las cualespueda realizarse una “situación de discurso ideal”, de la que habla Dryzek (1994):

“... una situación en la que el discurso se desarrolla entre partícipes que poseengrados equivalentes de competencia comunicativa. Esta situación es espontánea enel sentido de que está desprovista de dominación, de obcecación y de interacciónestratégica” (p. 36).

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La base teórica de la democracia participativa procede de los trabajos deHabermas en torno a la racionalidad comunicativa (1984). En su condición deteórico crítico, Habermas perseguía en su trabajo un objetivo tanto políticocomo teórico. No sólo se preocupaba de saber cómo podía mejorar el Estado lalegitimidad de sus procesos de toma de decisiones, sino que se interrogaba tam-bién sobre la manera de poner en duda la dominación de la racionalidad cientí-fica en la organización de la sociedad. A través del desarrollo de prácticas quepermitan a las diferentes formas de conocimientos comunicarse entre sí, sesuponía que la racionalidad “comunicativa” mejoraría el potencial de coopera-ción entre las personas. Estas prácticas exigen una participación libre e igualita-ria en la esfera pública en los debates que guardan relación con asuntos socio-políticos o prácticos. Este tipo de participación exige, a su vez, una competen-cia comunicativa: “La competencia comunicativa es la capacidad de utilizar el lengua-je para crear una comprensión y un ámbito de acuerdo (Habermas, 1970), paracomunicar racionalmente” (citado en Webler, 1995). Webler desglosa tambiéncuatro elementos esenciales de la competencia comunicativa:

– la competencia cognitiva: la capacidad de un individuo para dominar las reglasde la lógica formal,

– la competencia del discurso: el dominio de las reglas lingüísticas,– la competencia pragmática: el dominio de las reglas de la pragmática, y– la competencia de la función: el dominio de las reglas de interacción (ibid.,

p. 44).

No obstante, los críticos de la democracia deliberativa han subrayado la impo-sibilidad de crear las condiciones de igualdad que induce tal análisis. Dichos críti-cos han puesto de manifiesto la forma en que las nociones normativas de lo queconstituye un proceso aceptable para un debate racional pueden excluir a las per-sonas cuya “competencia comunicativa” no les permite participar en la delibera-ción, o cuyo estilo de participación en el debate es culturalmente diferente o seconsidera como inadaptado al proceso de deliberación en materia de políticapública (por ejemplo, Barnes, Church, 1998). Si queremos que los procesos deli-berativos incluyan a las personas que han sido tradicionalmente excluidas de la ela-boración de las políticas, se necesita una concepción más amplia de las modalida-des del debate (Barnes, 2001). Podemos ilustrar este punto con ayuda de dos ejem-plos diferentes de participación de las personas mayores.

El proyecto del condado de Fife demuestra de qué manera la legitimidad delas contribuciones de los mayores al debate puede ser puesta en duda por los

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funcionarios cuya práctica se inscribe en un enfoque particular del “testimonio”.En el transcurso de las reuniones de paneles, las personas mayores se contabansus historias acerca de sus propias experiencias de los servicios sociales.Describían el efecto de sus enfermedades sobre sus vidas, sobre lo que les habíaocurrido cuando esperaban para salir del hospital, o sus coincidencias diariascon la ayuda doméstica o la enfermera a domicilio. Comparaban sus experien-cias, buscaban similitudes que confirmasen la validez de lo que les había sucedi-do y recibían un poco de consuelo al constatar que tales experiencias no eranexclusivamente suyas. Una de las respuestas de algunos funcionarios de estospaneles fue que no hacían otra cosa que describir lo que ellos mismos conside-raban “anécdotas”. Parece que hay un punto implícito a partir del cual los pres-tatarios de servicios estiman que una experiencia se ha descrito suficientes vecespara ser “creíble”, puesto que a veces preguntaban: “¿cuántas personas handicho esto?”, en respuesta a las impresiones y experiencias que les habían trans-mitido los miembros del panel. Al obrar así, desprecian lo esencial de las histo-rias o relatos, que constituyen un proceso mediante el cual las personas tomanconciencia de acontecimientos que les han ocurrido para intentar determinar larepresentatividad de una experiencia particular.

En determinadas circunstancias, el intercambio de experiencias puede llevaral desarrollo de una historia colectiva que englobe aspectos clave de estas expe-riencias. Un ejemplo de este tipo es la manera en que las historias que tratan deexperiencias difíciles de salida del hospital han llevado al desarrollo de una“nueva” historia de lo que debería ser una “buena práctica” (Barnes y Cormie,1995). Con el fin de que los prestatarios de servicios saquen provecho de ello,esto se expresó bajo la forma de una serie de “indicadores” que poder utilizaren la evaluación de las prácticas profesionales.

Los paneles del condado de Fife se habían concebido deliberadamente parapermitir que las personas mayores identificaran los asuntos que ellas mismas con-sideraban importantes, antes de iniciar el diálogo con funcionarios con vistas aactuar sobre los servicios en cuestión. Con motivo de las primeras reuniones depaneles, los participantes fueron invitados a hablar de sus experiencias de enveje-cimiento, lo que condujo a conversaciones en el transcurso de las cuales los parti-cipantes compararon sus experiencias de los servicios sociales (como su salida delhospital o sus relaciones con los servicios de asistencia a domicilio). Así, por ejem-plo, cuando el asunto de los servicios de asistencia a domicilio se reveló de unaimportancia capital, los miembros del equipo de este servicio invitaron a los par-ticipantes a definir sus prioridades con respecto a las tareas que debían realizar los

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cuidadores. Las prioridades de las personas mayores se compararon, a continua-ción, con las del servicio de asistencia social. Los miembros del panel identifica-ron los asuntos clave para planteárselos a un directivo que fue invitado a una reu-nión posterior. Tras haber tenido ocasión suficiente de formular sus propias visio-nes de las cosas, los participantes comenzaron a dialogar con el directivo en cues-tión, el cual fue invitado a incorporarse al panel completo en lugar de recibirrepresentantes en su territorio. Se sorprendió al descubrir lo que se esperaba de él:que reaccionase ante lo que las personas mayores tenían que decir, en lugar de queles explicase por qué los servicios se prestaban de una cierta manera. Igual queotros funcionarios que se incorporaron a los paneles, necesitó un cierto tiempo deadaptación a este papel; en efecto, los directivos, al principio, dieron prueba de uncierto malestar por el hecho de ser colocados en esta posición nueva para ellos.

Este método de trabajo exige competencias profesionales y personales consi-derables por parte de los miembros del equipo del proyecto. Las entrevistas conlos miembros del panel confirmaron que los miembros del equipo desempeña-ban un papel importante en la forma en que los participantes percibían las reu-niones. Este papel fue descrito como sigue por una de las personas interrogadas:

“A fe mía, pienso que reúne todos los elementos. Os anima a expresar vuestraopinión. Nos explica cosas y nos dice lo que ha pasado y lo que podemos hacer,pero nos anima, sobre todo, a comunicar nuestro punto de vista”.

Este enfoque de la deliberación es muy diferente del que se ha podido observarcon motivo de la reunión de una asamblea general (AG) de un Foro de PersonasMayores (SCF)117. La AG tuvo lugar en el marco formal de la gran sala del Consejomunicipal en el Ayuntamiento. Se desarrolló según las reglas formales de debate,representativas de las reuniones sindicales y de los comités del Consejo municipal.El secretario, el tesorero y el presidente estaban sentados en un estrado y los demásparticipantes en las gradas en hemiciclo, provistos de micrófonos que debían seractivados cuando las personas querían tomar la palabra. La reunión comenzó porlos informes de actividad, seguidos de las propuestas de mociones y la elección delComité de gestión. Los participantes tenían tendencia a dirigir sus preguntas yobservaciones a los intervinientes o a los funcionarios que ocupaban el estrado,más que a proceder a intercambios entre ellos. Hubo numerosas referencias a laexperiencia anterior con motivo de negociaciones o de conflictos con el Consejomunicipal, o a la vivida en el seno de otros foros a los que también pertenecían losmiembros del SCF, entre ellos los foros de barrio o los grupos de comunidades

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117Siglas de Senior Citizens Forum (Foro de Ciudadanos Mayores) [N. del T.]

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antillanas. Sin embargo, hubo pocas referencias a experiencias más personales o atentativas de creación de narraciones colectivas basadas en experiencias comparti-das. Se siguieron las reglas formales de debate, aunque se permitió modificar unpoco las reglas, como cuando un miembro deseó suscitar una cuestión tras la clau-sura formal de la reunión por parte del presidente.

Aunque las reuniones del SCF, como las de los paneles de usuarios, se habíanpuesto bajo el control de sus miembros en lugar de ser dirigidas por funciona-rios, las reglas por las que se desarrollaban eran las heredadas de las reglas insti-tucionales conocidas de las personas que habían estado activas en los sindicatoso que habían trabajado en organizaciones del sector público. Esto contrastabacon los enfoques de desarrollo comunitario tan evidentes en los paneles de usua-rios. Uno de los problemas abordados por el SCF se refería a la política con res-pecto a los establecimientos para personas mayores. El SCF no había tenido nin-gún intercambio en torno a esta cuestión con los mayores que vivían en residen-cias de la tercera edad; algunos miembros del Foro sugirieron, incluso, que losjubilados, dadas las circunstancias, no estaban en situación de hablar por sí mis-mos. De hecho, es poco verosímil que las personas mayores residentes en esta-blecimientos hubieran tenido la posibilidad de participar en el Foro de la mane-ra en que éste se había organizado. No obstante, el proyecto del condado de Fifey otras iniciativas que han movilizado directamente a las personas mayoresdependientes (Murray, 1997) ponen en duda los postulados según los cuales losmayores no pueden o no quieren representar un papel en el desarrollo de los ser-vicios sociales o en la elaboración de la política pública.

Mi objetivo a través de este artículo no ha sido sólo el de resumir las diver-sas iniciativas por las que las personas mayores han tenido algo que decir en eldesarrollo de los servicios y de las políticas públicas en el Reino Unido. Se tra-taba también de estudiar estas iniciativas en mayor profundidad y hacerse pre-guntas en torno a las construcciones sociales de la vejez en las que se basan, yde estudiar la relación entre las formas de participación y las posibilidades queabren al recoger opiniones y tener en cuenta lo dicho. Yo he defendido la hipó-tesis de que las iniciativas que perciben la identidad de las personas mayores ensu condición de “ciudadanos de edad avanzada” no eran necesariamente elmejor medio de situarlas en un modelo integrador de participación. Las iniciati-vas que proponen dar una voz a quienes son considerados, a veces, como “losmás difíciles” de implicar, pueden trascender la identidad de las personas mayo-res en su condición de usuarios o consumidores de servicios. Estas iniciativasson también de tal naturaleza que ponen en duda los presupuestos en los que se

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funda la instauración del diálogo entre las personas mayores y los serviciospúblicos. También nos interpelan en cuanto a la creatividad de los tipos de solu-ciones propuestas en los servicios y las políticas destinadas a las personas mayo-res. Aunque a primera vista el SCF sea más bien un foro en cuyo marco los ciu-dadanos de edad avanzada pueden representar un papel en la elaboración de lapolítica pública, el modo de funcionamiento de este foro ha contribuido a res-tringir el tipo de “ciudadano” susceptible de participar en él. Por contraste, aun-que el punto de partida de los paneles del condado de Fife haya sido la identifi-cación de las personas mayores como usuarios de servicios sociales y sanitarios,la noción de ciudadano que se ha desprendido de ella, igual que el concepto y lapráctica de la deliberación, se han revelado más amplios.

El número de ocasiones en que los mayores tengan algo que decir en la ela-boración de la política es poco susceptible de disminuir; hay lugar para diferen-tes modelos y métodos de participación que convengan a diferentes tipos depersonas en diversas circunstancias. Debemos comprender cuál es la contribu-ción de las personas mayores al empoderamiento, no sólo en cuando a efectosconcretos sobre las políticas, sino también desde el punto de vista de las venta-jas más inmediatas resultantes del proceso de participación y de la contribuciónde los jubilados a una definición más completa de la forma y el contenido deldiálogo entre los ciudadanos y los servicios públicos.

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N'DOYE: ¿Puede usted presentarnos brevemente la organización deldiálogo entre el Gobierno y las personas de edad avanzada en Senegal?

DIALLO: En un pasado reciente no existía estructura de concertación entrelos jubilados y el Estado de Senegal. Las asociaciones de jubilados se dirigíandirectamente a las instituciones de previsión social para regular, al mismo tiem-po, los problemas individuales diarios y los problemas más generales relativos alinterés de los jubilados en su conjunto. Pero no había hasta entonces una estruc-tura institucional entre el Estado y las asociaciones de jubilados.

Sin embargo, el 19 de septiembre de 2000, el Presidente de la Repúblicade Senegal recibió a las asociaciones de jubilados y, durante las conversacio-nes, el jefe del Estado instituyó una comisión: la “Comisión NacionalParitaria Estado - jubilados”. Esta comisión está formada por el conjunto delas estructuras gubernamentales, es decir, los ministerios y las asociaciones dejubilados.

N'DOYE: ¿Cuáles son los objetivos de esta Comisión?

DIALLO: La Comisión persigue dos objetivos principales.

En primer lugar, la Comisión estudia las vías y los medios susceptibles demejorar las condiciones de vida de los jubilados y de promover y salvaguardarsus intereses.

Al mismo tiempo, se trata de buscar financiación para los proyectos econó-micos propuestos por los jubilados.

El Presidente de la República precisó igualmente que la misión de estaComisión es luchar también contra las injusticias de que fueron víctimas los

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La experiencia africana del diálogo nacionalcon los jubilados: nueva estructura en SenegalEntrevista entre el Sr. DIALLO Y MAMADOU N'DOYE

Presidente de la Federación de Asociaciones de Jubilados

y Personas Mayores de Senegal

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jubilados durante su vida profesional, ya que algunos trabajaron durante muchotiempo e ignoran sus derechos en cuanto a jubilación.

En este tipo de situación, y cuando los jubilados desean hacer valer sus dere-chos, la Comisión paritaria Estado - jubilados debe intentar ayudarlos. También eneste marco es donde se examinan los proyectos de los jubilados que crean agru-paciones de intereses económicos para sus familias. Esta Comisión tiene vocaciónde ayudarles a poner en marcha estas agrupaciones de intereses económicos bus-cando financiaciones y poniéndolas a su disposición. Incluso están previstos semi-narios de formación para las personas que deseen desarrollar este tipo de estruc-turas con el fin de ayudarles a realizar estos proyectos económicos.

La Comisión Nacional Paritaria Estado - jubilados es una comisión estructu-rada a escala nacional. Existe un comité de control que es una estructura perma-nente responsable de fomentar y garantizar el seguimiento de todas las decisio-nes de la Comisión Paritaria y de ejecutar, al mismo tiempo, sus decisiones.Entre las dos sesiones plenarias de la Comisión Paritaria, el comité de control sereúne regularmente previa convocatoria de su presidente.

Bajo el comité de control, existen tres estructuras que se denominan subco-misiones:

■ la subcomisión “administrativa”, responsable de las pensiones de jubila-ción y las relaciones de los jubilados con la administración,

■ la subcomisión “social”, que se ocupa de las cuestiones sociales de los jubi-lados, tales como las tarifas preferentes para la electricidad o el teléfono,

■ la subcomisión “económica”, que se ocupa, esencialmente, de las cuestio-nes económicas como acabo de mencionar al hablar del tema de la inser-ción o reinserción de los jubilados, y también de la implantación de unvoluntariado de la tercera edad, que es sumamente importante y sobre elcual tenemos en estudio, en la actualidad, documentos precisos.

N'DOYE: ¿Cómo se designan los miembros de esta Comisión, en par-ticular, en las asociaciones?

DIALLO: El presidente de la comisión es designado por decreto del Ministro dela Función Pública, del Trabajo y el Empleo, aunque la comisión sea creación delpropio Presidente de la República. Después, los miembros se captan en los dife-rentes Ministerios. De esta manera están representados los directores de las insti-tuciones de jubilación y asuntos sociales. En cuanto a las asociaciones de jubilados,preferimos hacer hincapié en los presidentes de las asociaciones de jubilados queson miembros de oficio de la Comisión Nacional Paritaria Estado - jubilados.

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En junio de 2001, la FIAPA (Federación Internacional de Asociaciones dePersonas Mayores), EPSO (Plataforma Europea de Organizaciones de PersonasMayores) y EUROLINK-AGE119 firman, de común acuerdo, los estatutos de unanueva estructura llamada “AGE” (edad) o Plataforma Europea para PersonasMayores. Los estatutos de esta nueva estructura se publican en los Anexos delMoniteur Belge del 27 de septiembre del mismo año y la primera presidencia recaesobre Albert Magarian, Delegado General de la FIAPA en esa época.

En este artículo, describiré brevemente la historia de esta joven plataforma.

A continuación presentaré los objetivos y las acciones en curso. Terminaré conalgunas reflexiones y perspectivas de futuro relativas a la representatividad de “AGE”,así como los ajustes en favor de la participación directa o indirecta de los mayores.

Historia

La plataforma fue creada por las organizaciones no gubernamentales, miem-bros de un grupo de enlace establecido con el fin de tener una concertaciónregular entre dichas ONG (de personas mayores u organizadoras de serviciospara personas mayores) y la Comisión Europea.

Estos diferentes socios (FIAPA, EPSO, EURAG120, FERPA121, EUROLINK-AGE y ESCU122), reivindicaban todos el estatus de representación de los mayo-

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A Escala europeaLa Plataforma "Age", nuevo interlocutor de la ComisiónEuropea

GUIDO VERBRUGGHE, DIRECTOR DE LBV 118

En Bélgica. Miembro fundador y Tesorero de AGE

Delegado general de la FIAPA

118Siglas de Liberale Beweging voor Volksontwikkeling, mutua liberal belga que promueve el desarrollo de las perso-nas mayores y discapacitadas [N. del T.].119Principal red europea que agrupa a organizaciones que trabajan con personas mayores pertenecientes a 12 paíseseuropeos [N. del T.].120Federación Europea de Personas Mayores.121Federación Europea de Jubilados y Personas Mayores.122Unión de Ciudadanos Mayores Europeos.

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res europeos y se reunían entonces trimestralmente según un orden del día esta-blecido por la Comisión. Las reuniones eran presididas, por turno, por un“representante mayor” de una de estas ONG.

En 1999, la Comisión Europea propuso un nuevo método de trabajo. Justificó sudecisión destacando la poca productividad de estos encuentros debido, entre otrascosas, a la ausencia de estructuras y a la ineficaz organización de los trabajos.

Para tener una política más activa y más importante a favor de los mayores,sugirió la creación de una plataforma europea para las personas mayores enforma de asociación sin ánimo de lucro. En este caso, la Comisión Europea apo-yaría financieramente esta nueva estructura en el marco de una asociación entreella y las organizaciones fundadoras.

Esta construcción fue difícil. Por unanimidad, la iniciativa no se acogió comoequitativa.

Finalmente, serán la FIAPA, EPSO y EUROLINK-AGE las únicas queafrontarán el reto y propondrán a las otras ONG asociarse a sus debates, perosin éxito.

En la última reunión del grupo de enlace, presentarán un primer esbozo deobjetivos, métodos de trabajo y estatutos. Las demás organizaciones no se pro-nunciarán y FIAPA, EPSO y EUROLINK-AGE reunirán los fondos necesariospara el comienzo de un primer proyecto llamado “AGE 1”.

Esta iniciativa permitirá comenzar el trabajo de AGE a partir de principiosde 2001, en espera del lanzamiento oficial de la plataforma.

Objetivos y prioridades

“AGE” agrupa organizaciones de y para mayores (jubilados y personas mayo-res) con el fin de reforzar las opiniones, las necesidades y los intereses de las per-sonas mayores y de dotarlos de credibilidad.

La plataforma considera que, a escala europea, conviene reconocer y entendermejor el impacto de las políticas europeas sobre las personas mayores y estima queestas últimas deben gozar de más oportunidades para promover y defender susderechos así como sus intereses. Por ello, trabaja para tener un diálogo civil eficaz,reconocido e integrado a escala europea.En este marco, tiene como objetivos:

– La instauración de un centro de recursos (información, promoción, publi-cación, investigación y formación) para su público objetivo.

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– El refuerzo de la cooperación entre las organizaciones y asociacioneseuropeas para el establecimiento de un diálogo cívico constructivo a esca-la europea, nacional y regional.

– La promoción y defensa de los intereses de los mayores en las institucio-nes europeas.

El programa de trabajo de la plataforma contempla 5 prioridades:

– La no discriminación en general: Para “AGE”, la discriminación basadaen la edad es un hecho demostrado. Lo constató a nivel del empleo, delaprendizaje a lo largo de la vida, de la exclusión y de la protección social.Puso en marcha un grupo de trabajo encargado de analizar meticulosamen-te estas discriminaciones en los países miembros de la Comunidad Europea.Su informe deberá conducir a recomendaciones con respecto a la Comisión.

– Las pensiones: “AGE” participa activamente en la coordinación y el inter-cambio de información relativa a los distintos sistemas de pensiones enEuropa. Sigue de cerca el reciente desarrollo en cuanto a la financiación dela seguridad social en general por medio de un grupo de trabajo.

– El empleo: “AGE” sigue y propone estrategias de empleo relativas alestatus de los trabajadores mayores. De esta forma, quiere promover cam-bios de actitud en los empresarios y los compañeros de trabajo.

– La exclusión social: La exclusión social es pluridimensional. Además dela exclusión por razones financieras, existe también el riesgo de aislamien-to por razones sociales y físicas. El papel de la plataforma será velar paraque las personas mayores no sean olvidadas como grupo de riesgo, en elconjunto de las medidas que deben adoptarse.

– El aprendizaje a lo largo de la vida: La participación activa del ciuda-dano no puede hacerse sin tener la permanente posibilidad de diferentesaprendizajes. En el momento en que la formación permanente contemplamás concretamente la actualización o el perfeccionamiento de los conoci-mientos profesionales, “AGE” velará para que los mayores puedan teneracceso permanente al desarrollo de su cultura personal.

Reflexiones y perspectivas de futuro

La creación de la plataforma no fue cosa fácil. Las relaciones de fuerza entrelos miembros del antiguo grupo de enlace no facilitaron la estructuración deesta nueva iniciativa, que debería reforzar, por tanto, la participación de las per-sonas mayores en el seno de la Comunidad Europea. ¡Noble objetivo!

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Con mucha razón, algunos observadores se plantearon la cuestión del papelactivo y la verdadera posesión de poder de las personas mayores dentro de lasONG. ¿Lucha de representantes? ¿O lucha por la participación de los represen-tados? ¡Espinosa cuestión!

El consejo de administración actual tiende a solucionar este debate median-te una definición más estricta de los criterios de adhesión. Se añadirá un preám-bulo de intenciones a los estatutos modificados. Las modificaciones serán some-tidas a la aprobación de la próxima asamblea general de la plataforma.

¡Las personas reflexionaron y el tiempo hizo su trabajo! La ComisiónEuropea tiene el interlocutor que deseaba.

Hoy la plataforma tiene un centenar de asociaciones afiliadas. Tal ampliacióndebe poder garantizar una representación democrática y geográficamentecorrecta. Además, un equipo dinámico garantiza la comunicación permanenteentre las organizaciones miembros y la Comisión.

Gracias a la creación de un sitio web, un foro de discusión permite a todosexpresarse e informarse sobre los múltiples temas que afectan al envejecimien-to de la población.

Buena iniciativa, pues, cuya eficacia se evaluará en los albores de la pertinen-cia de sus acciones. En la lucha por la representatividad y defensa de las perso-nas mayores, otras organizaciones vigilan muy atentamente y no dudarán enintervenir a la menor señal de debilidad.

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Es una auténtica temeridad presentar el análisis, el papel y las formas deacción de la Federación Europea de Jubilados y Personas Mayores (FERPA), enun capítulo general que trate de las actividades de presión de los jubilados.Recordemos que la FERPA, miembro de la Confederación Europea deSindicatos (CES), reagrupa a los sindicatos de jubilados de los 15 países de laUnión Europea, así como de los países pendientes de adhesión. En efecto, nadaestá más lejos de esta noción de fuerza por categorías que nuestra concepciónde intervención de los jubilados en el concierto europeo. Antes de explicarnosen detalle, ya que esta cuestión es importante de determinar para quien quieracomprender los resortes de la acción sindical, en general, y la de los jubilados,en particular, no podemos evitar la observación preliminar siguiente. El lugar yel papel de los jubilados, habida cuenta de la prolongación de la duración de lavida, se encuentra en el núcleo de un debate polémico, centrado esencialmenteen el coste insoportable que deberá sufragar la sociedad debido al aumento delnúmero de jubilados. Y de ahí a clasificar esta evolución de la humanidad bajola rubrica de las catástrofes ecológicas sólo hay un paso, aún no cruzado, es ver-dad, pero ¿quien sabe? En nuestra opinión, es urgente declarar alto y fuerte queesta prolongación de la duración de la vida y, por añadidura, con mejor salud,constituye un avance considerable para la humanidad y que debe hacerse todopara que el máximo de seres humanos, cualquiera que sea su localización conti-nental, pueda beneficiarse. Añadir, por último, que la prolongación de la dura-ción de vida con una salud mejor no puede considerarse, sin riesgo de ridículo,como una especie de premio del que se beneficiaría exclusivamente una catego-ría de afortunados: los jubilados. Es una victoria de la humanidad en todas suscomponentes de edad y, en particular, para esa niña que, por nacer hoy, tiene unaoportunidad sobre dos de estar aún presente y válida dentro de un siglo.

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"¿Cómo se expresa la fuerza de los sindicatosde jubilados en Europa?"

MICHEL BRUNEAU

Secretario general de la Unión Confederal de Jubilados CGT (Francia)

Ex miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Europea de Jubilados y

Personas Mayores (FERPA)

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Acciones y objetivos de la FERPA

Las personas mayores no pueden ser tratadas como una clase aparte, relega-da y sin impacto en la sociedad, tanto a nivel político como económico, socialy cultural, sobre todo teniendo en cuenta que las personas mayores represen-tan de tres a cuatro electores de cada diez y que contribuyeron a la creación dela Unión Europea por su trabajo y su compromiso social. La FederaciónEuropea de Jubilados y Personas Mayores (FERPA) se adhiere a laConfederación Europea de Sindicatos (CES), que fue creada en 1993 para quelos trabajadores jubilados de ambos sexos pudieran hacer oír su voz y contri-buir a la creación de una sociedad democrática en todos los ámbitos (político,económico, social y cultural) y a todos los niveles. La FERPA es una organiza-ción autónoma que coordina su política con la de la CES, sobre todo en mate-ria de seguridad y protección social, más concretamente en lo que se refiere alas pensiones, la asistencia sanitaria y la concesión de un mínimo de recursos alas personas mayores, sobre la base de la solidaridad entre generaciones de tra-bajadores activos y jubilados. La FERPA se moviliza con el fin de influir en laslegislaciones y las políticas de la Unión Europea por medio de representacio-nes directas ante las distintas instituciones: Comisión, Parlamento y Consejo.Para apoyar las reivindicaciones de la FERPA, las organizaciones afiliadas semovilizan también ante sus gobiernos nacionales, en particular con motivo delas reuniones del Consejo Europeo, que tienen en su orden del día cuestionessobre los jubilados y las personas mayores. La FERPA rechaza toda dictaduray todo integrismo, todo nacionalismo lo mismo que toda discriminación. Secompromete a defender y mejorar el modelo social europeo, que se fundamen-ta en:

– La posibilidad, para todos, de participar en los procesos democráticos,políticos, económicos, sociales y culturales.

– Más justicia para una distribución más justa de las riquezas a fin de redu-cir las desigualdades y eliminar la pobreza.

– La organización de una protección social sin exclusiones, que garantice laasistencia sanitaria y una vivienda digna para todos.

– La organización de una sociedad solidaria que protege y emancipa, al ser-vicio de todos los ciudadanos sin excepción.

– La realización personal del individuo, el perfeccionamiento de las relacio-nes humanas y la calidad de vida y del trabajo.

– El reconocimiento de los derechos individuales y colectivos.

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– Unas condiciones de vida armoniosa entre la vida personal, familiar y pro-fesional.

– La igualdad de derechos sin discriminación, en materia de enseñanza, edu-cación, formación, empleo y salud.

– Unas condiciones de vida armoniosa entre el individuo y la naturalezamediante una política ecológica que proteja y mejore el medio ambiente yla salud y garantice la vida y el porvenir de las generaciones futuras.

La FERPA exige también la inscripción en el Tratado de los derechos huma-nos fundamentales: cívicos, políticos, económicos y sociales.

Composición y estructura de la FERPA

La FERPA es la organización representativa de los trabajadores jubilados y delas personas mayores, surgida de la CES en octubre de 1988 y fundada el 29 y 30de abril de 1993. La FERPA está compuesta por todas las organizaciones interpro-fesionales o profesionales de jubilados que forman parte de un sindicato afiliado ala CES. Actualmente, la FERPA cuenta entre sus miembros con 41 sindicatos dejubilados en los 15 países de la Unión y los países de la ampliación. La FERPA defi-ne sus políticas en los congresos y reuniones del Comité Ejecutivo.

– El Congreso está presidido por el presidente de la federación, que esGeorges Debunne, ex Presidente de la CES. El congreso se reúne cadacuatro años. Está formado por delegados de organizaciones nacionalesafiliadas según una distribución vinculada al número de afiliados. Las dele-gaciones para el congreso deben estar compuestas de una manera muyequilibrada en lo que se refiere a los sexos, para que reflejen lo mejor posi-ble la composición de los inscritos que representan.

– El Comité Ejecutivo es el órgano que decide entre los congresos. ElComité Ejecutivo se reúne dos veces al año.

– El Comité de Dirección tiene el cometido de decidir las acciones inter-medias y urgentes que deben emprenderse para ejecutar las decisionesadoptadas por el Comité Ejecutivo y realizar el seguimiento de las mismas.

– La Secretaria General, Luigina de Santis, de los sindicatos de jubilados ita-lianos, es la portavoz de la federación. Garantiza la animación y la coordi-nación de la acción y la responsabilidad de la organización interna.

Las actividades de la FERPA se financian, principalmente, mediante las coti-zaciones de las organizaciones afiliadas.

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Las iniciativas más recientes de la FERPA

– La jornada europea del 15 de abril de 1999 y la jornada de acción europeadel 17 de mayo de 2000, durante las cuales las organizaciones nacionalesrecordaron a sus Jefes de Estado y de Gobierno su voluntad de ver refor-zar prioritariamente la solidaridad entre las generaciones y la lucha contrala pobreza y la exclusión, en particular, de las personas mayores. Conmotivo de estas jornadas, la FERPA destacó el hecho de que en el senode la Unión hay más de 16 millones de parados, más de 50 millones dehombres y mujeres que viven por debajo del umbral de la pobreza y quemás del 30% de estos pobres son personas mayores. La sociedad europeatiene una responsabilidad de cara a estas personas que contribuyeronampliamente al desarrollo europeo.

– La petición para la inscripción de los derechos sociales en el Tratado, querecogió más de un millón de firmas, se entregó a los gobiernos naciona-les, a la Comisión y al Parlamento en una cita con el Sr. Prodi, la Sra.Fontaine y el Sr. Rocard.

– La manifestación europea de los jubilados del 12 de octubre de 2000, enBruselas, reunió a más de 6.000 jubilados europeos.

– La jornada de acción europea de las mujeres de la FERPA, el 8 de marzode 2001, con motivo del día de la mujer, puso de manifiesto la condiciónde las mujeres mayores en Europa y en los países de la ampliación, unacondición mucho más difícil que la de los hombres.

– Se organizó una semana de movilización del 20 al 27 de mayo de 2001,“7 días de acción para obtener 7 objetivos”, decidida por el ComitéEjecutivo de febrero de 2001. Durante esta semana, la FERPA llevó, consus organizaciones afiliadas, varias iniciativas ante la Comisión Europea,el Parlamento y los Gobiernos nacionales. Estas iniciativas tenían porobjeto promover una equiparación, en cuanto al progreso, del nivel devida y del trabajo en la Unión, incluso en los países candidatos a laampliación.

La FERPA reivindica en particular:1. La mejora de la Carta de los derechos europeos y su integración en el

Tratado.2. La fijación de un mínimo de existencia por habitante del 40% del

Producto interior bruto (PIB). 3. La garantía absoluta del mantenimiento de los sistemas de pensiones

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públicas de reparto y la fijación de un mínimo de pensión garantizado. 4. La institución de un seguro de dependencia, la garantía de la asistencia

sanitaria de calidad y de servicio a domicilio para las personas mayoresdependientes.

5. El derecho a aprender a lo largo de la vida teniendo en cuenta el pro-greso tecnológico con el fin de evitar un nuevo analfabetismo.

6. El acceso a los servicios de interés general basados en los intereses delos ciudadanos: acceso, universalidad, continuidad, control democráti-co y transparencia.

7. La participación activa de los sindicatos de jubilados en la creación delos planes nacionales contra la exclusión social.

En estos últimos años la FERPA organizó tres conferencias europeas sobre eltema de la “solidaridad entre jóvenes y personas mayores”, con el apoyo de laComisión Europea. En 2001, la FERPA realiza el proyecto “Euromamies” 1 23 quese desarrollará en 6 países de la Unión Europea, para facilitar el paso a la mone-da única, el Euro, a las personas mayores más desamparadas y más aisladas.

La acción sindical de los jubilados en Europa: ¿por categorías oconvergente? ¿Presión o fuerza democrática de propuesta y acción?

Considerar a los jubilados bajo el estrecho ángulo de una categoría homogé-nea de fronteras bien delimitadas, con reivindicaciones específicas que, para susatisfacción, requieren oponerse al conjunto de todos los demás componentesde la sociedad en la que viven, conduciría, seguramente, a una forma de organi-zación de defensa de sus intereses del tipo de presión. En el mismo movimien-to, conviene tomar en consideración que la patronal en Europa desarrolla unaargumentación muy mediatizada que trata de hacer de los jubilados un grupoaparte, cuyo peso sobre la vida económica se volvería insoportable a causa de sunúmero, del nivel de sus pensiones, del coste de sus gastos de salud y que, porconsiguiente, pondría en peligro las posibilidades de mejora de las condicionesde vida de los trabajadores en activo. Este doble planteamiento (el de las asocia-ciones de jubilados y el de la patronal, que parte seguramente de objetivos dife-rentes, si no opuestos) conduciría, de hecho, al mismo resultado: debilitar las rei-vindicaciones y los medios de acción de la población activa, por una parte, delos jubilados, por otra, oponiéndose a los primeros, dejando, por tanto, el campo

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123Euroabuelas [N. del T.].

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libre a la patronal que, bajo la apariencia de arbitraje, limitaría así el acceso delos unos y los otros al progreso social, al reparto de los frutos del crecimiento ylos aumentos de la productividad.

A este respecto, la posición de la patronal francesa, en cuanto a la edad ini-cial de la jubilación, es ilustradora de este fenómeno. Por una parte, el MEDEF(patronal francesa), basándose en la prolongación de la duración de la vida enbuena salud y pretextando un desequilibrio financiero de las cuentas de las pen-siones de reparto, proclama a quien quiera oírlo que el interés de todos es retra-sar la edad inicial de la jubilación completa (actualmente fijada en 60 años). Seriabien visto retrasarla progresivamente a los 65 años o incluso más allá. Por otraparte, tampoco se propone renunciar al despido de los trabajadores de edadavanzada o a su jubilación anticipada antes de los sesenta, creando así las con-diciones para que una parte cada vez mayor de los jubilados no se beneficienmás que de pensiones incompletas y deducciones vinculadas al número de añosque faltan por cotizar. El objetivo de la patronal al respecto es triple:

– Beneficiarse de una gran flexibilidad en cuanto al empleo de trabajadoresde edad avanzada.

– Favorecer el recurso a los mecanismos individuales de pensión mediantecapitalización, reduciendo las prestaciones de reparto por medio de lasdeducciones de los años no cotizados.

– Reservar una mano de obra cualificada, disponible, dócil y menos codicio-sa en remuneración, mediante el empleo de jubilados cuyas pensiones sehabrían vuelto insuficientes.

Por añadidura, se observa que tal maniobra, si tiene éxito, pesaría tambiénsobre el empleo de los trabajadores en activo, por la competencia con los jubi-lados que solamente necesitan un salario de complemento. Esta situación, quees la de Francia, es más o menos idéntica, bajo distintas formas, en todos los paí-ses de Europa. Por esta razón, nuestro sindicalismo europeo, el de la CES, el dela FERPA, el de todas las organizaciones nacionales afiliadas, se basa en la uni-dad de todos los trabajadores en activo y los jubilados. La frontera principal nopasa entre la población activa y los jubilados, sino entre el conjunto de la patro-nal y el conjunto de los trabajadores en activo y los jubilados de todos estos paí-ses. Nuestro modo de organización (que incluye las organizaciones específicasde jubilados dentro de las confederaciones que agrupan al conjunto de los sin-dicados en activo), sirve de base a nuestra concepción de luchas convergentesde unos y otros. La palabra clave de la acción sindical es 'convergencia'.Convergencia de las reivindicaciones, cuyo mejor ejemplo es la exigencia del

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ajuste de las pensiones sobre los salarios. Convergencia de las luchas; así, porejemplo, para el empleo, los jubilados son perfectamente conscientes de que elpleno empleo, si es una condición de liberación de la situación de los trabajado-res en activo, también es garante de la seguridad de la perpetuidad de las pen-siones de reparto. Esta es la orientación que distingue al sindicalismo de los jubi-lados del asociacionismo, muy extendido en los países de Europa, que tiende aaislar a los jubilados de la población activa. Hay que tener en cuenta que el aso-ciacionismo lo utiliza muy a menudo la patronal para canalizar y manipular eldeseo de organización de los jubilados (apartándolos del ámbito de las luchas) ypara debilitar el sindicalismo. Por lo que se refiere a estas cuestiones, destaque-mos que, para Francia, el Consejo Económico y Social, en su dictamen sobre“las personas mayores en la sociedad” (aprobado por unanimidad el 23 de mayode 2001), denuncia los peligros de una representación política propia de las per-sonas mayores y los peligros de una deriva de la representación socioprofesio-nal hacia una representación por edad. Añadamos que, en este mismo dictamen,los consejeros invitan al Gobierno francés “a trabajar con sus socios de la Uniónen la constitución de una auténtica estructura europea de consulta y representa-ción efectiva de los jubilados y las personas mayores”. El ejemplo del ComitéNacional de Jubilados y Personas Mayores francés (CNRPA), tal como el pre-sente dictamen propone la reforma, constituye un modelo interesante para pro-ponérselo a los Estados de la Unión. A este respecto, la Comisión Europeadeberá contribuir a la financiación de los medios de funcionamiento de estaestructura.

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JPVD: ¿En qué momento decidieron las Naciones Unidas crear unprograma sobre las cuestiones del envejecimiento; un programa que seinscribe en el marco del departamento de las políticas sociales y deldesarrollo?

AS: El Secretariado de este programa sobre el envejecimiento se creó en1979, antes de la primera reunión mundial sobre estas cuestiones. Esta estruc-tura funciona gracias al trabajo de tres directivos y de un empleado de los servi-cios generales. El Gobierno español desplazó a un experto asociado por un perí-odo de dos años. La función esencial del programa era participar en el estable-cimiento y la aplicación de las orientaciones de las Naciones Unidas sobre lascuestiones del envejecimiento. Pienso, en particular, en el Plan de AcciónInternacional de Madrid y en los Principios de las Naciones Unidas para lasPersonas Mayores.

Desde 1979, las Naciones Unidas, a través del programa sobre el envejeci-miento, trabajaron en relación con las principales ONG (organizaciones nogubernamentales) que, en el mundo, trabajan en estas cuestiones.

En las Naciones Unidas, los estatus de estas ONG son diferentes. Van desdela simple acreditación en el Centro de Información de las Naciones Unidas, a unestatus de organismo consultivo del Consejo Económico y Social de lasNaciones Unidas.

JPVD: ¿Cómo conciben ustedes las relaciones de su estructura con lasorganizaciones de las personas mayores?

AS: De dos modos: asociándolas al proceso de consulta, que conduce a la

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A nivel mundialEntrevista con ALEXANDRE SIDORENKO

Responsable de la sección de “envejecimiento” en el Departamento de Asuntos

Sociales de las Naciones Unidas

POR JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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elaboración de las principales orientaciones políticas de las Naciones Unidassobre el tema, o invitándolas a participar en algunas iniciativas y proyectoscomunes.

JPVD: ¿Cuál es el nivel de competencia de los grupos que represen-tan a las personas mayores en las Naciones Unidas?

AS: Las ONG realizan interesantes contribuciones. Durante la preparaciónde la segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (Madrid, abril de2002), importantes ONG contribuyeron de este modo a la elaboración del Plande Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Help AgeInternational, por ejemplo, organizó una serie de consultas a las personas de edadavanzada. La Secretaría recibió también de la FIAPA y la IFA (FederaciónInternacional del Envejecimiento de Canadá) unos comentarios y propuestasque contribuyeron a la elaboración del Plan de Madrid.

JPVD: ¿Existe, para los miembros de estas organizaciones, una forma-ción destinada a facilitarles la comprensión de los procedimientos deconsulta y de toma de decisiones en el seno de las Naciones Unidas?

AS: CONGO les proporciona las informaciones y las respuestas a sus cues-tiones. CONGO significa “Conference of the NGO” 124. Para más informaciones aeste respecto, pueden ustedes consultar la web de CONGO:www.ngocongo.org/index2.html

JPVD: ¿En qué medida pueden influir las organizaciones de personasmayores en la política de las Naciones Unidas? ¿Le sería posible propor-cionarme ejemplos?

AS: Las ONG contribuyeron ampliamente en la elaboración de los principiosque gobiernan las Naciones Unidas en materia de envejecimiento. La comuni-dad de las ONG y, más concretamente, la red de la Federación Internacional delEnvejecimiento (IFA), estuvieron, a partir de los primeros esbozos del proyec-to, en el origen de los principios que regulan la acción de las Naciones Unidasen este ámbito del envejecimiento.

JPVD: ¿Qué papel desempeñaron los grupos de personas mayorescon respecto al Plan de Acción de 1982 sobre el Envejecimiento? ¿Quées lo que ha cambiado, después de más de dos décadas de relacionesentre estas asociaciones y las Naciones Unidas?

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124Conferencia de las ONG [N. del T.]

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AS: En 1982, tenían aún un papel de menor importancia; no obstante, huboun foro de ONG, en Viena, con ocasión de la Asamblea Mundial sobre elEnvejecimiento. En cambio, las ONG tuvieron una acción preponderantedurante el Año Internacional de las Personas Mayores (1998) junto con losGobiernos. Este año internacional de sensibilización puso en primera línea lasnecesidades de las generaciones más ancianas. En la actualidad, las ONG estánmucho mejor organizadas. La mayoría de ellas están deseando intervenir (y soncapaces de hacerlo) en los expedientes, a veces complejos, relativos al envejeci-miento. Sin embargo, ejercer presiones sobre los poderes públicos sigue siendola principal razón de ser de las ONG.

JPVD: ¿Qué sería necesario hacer, a su modo de ver, para fomentarel desarrollo de los grupos de ciudadanos mayores a escala local, nacio-nal e internacional?

AS: Las ONG deberían proseguir sus esfuerzos para dar a conocer sus ini-ciativas. Es especialmente importante que divulguen estas últimas a través de losmedios de comunicación locales, nacionales e internacionales.

JPVD: Como responsable del programa sobre el envejecimiento,¿cuál es su opinión acerca del aumento de los movimientos de perso-nas mayores en el mundo?

AS: Observamos un progreso considerable del número de ONG en elmundo. También es cierto para las ONG que trabajan en el ámbito del enveje-cimiento. Es importante tener en cuenta que esta progresión se observa igual-mente en los países en vías de desarrollo o en los países con importantes cam-bios económicos.

JPVD: ¿Cuáles son las perspectivas de estas organizaciones para lospróximos diez años?

AS: Sería deseable que pudieran establecerse asociaciones entre estas ONGy los agentes más importantes de las cuestiones del envejecimiento, que son losgobiernos, las instituciones culturales y universitarias, el sector privado, etc. Porejemplo, Help Age International desempeñó un papel preponderante ante laOrganización de Países Africanos (ahora llamada Unión Africana) para la elabo-ración, en el período 2000 a 2002, de un plan de acción regional sobre el enve-jecimiento.

JPVD: ¿Piensa usted que asistiremos, en un futuro próximo y también

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a más largo plazo, al desarrollo de acciones de presión por parte de lasasociaciones de personas mayores?

AS: Ya está ocurriendo. El ejemplo más famoso es, tal vez, la AARP, en losEstados Unidos. Durante décadas esta organización fue el más importantegrupo de presión en favor de los mayores estadounidenses. En los países en víasde desarrollo, los recursos de las ONG son limitados; sin embargo, las presio-nes ejercidas sobre los gobiernos son especialmente eficaces.

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JPVD: La FIAPA es uno de los principales representantes de los jubila-dos a escala mundial... ¿ Podemos hablar de un poder gris globalizado?

AM: La expresión “poder gris globalizado” merece que nos detengamos uninstante a analizar en qué nos hemos convertido en nuestros 22 años de existen-cia. Permita que vuelva a relatar brevemente la historia de nuestra organización.

La FIAPA fue creada el 26 de septiembre de 1980 en el Palacio deLuxemburgo, sede del Senado, bajo la presidencia de honor de Su ExcelenciaLeopoldo Sédar Senghor.

60 asociaciones, que representan a 4 países, deciden lanzarse a esta aventura:defender a las personas mayores y analizar el envejecimiento de los individuos ylas poblaciones. Este fue el tema del primer coloquio que tuvo lugar enTaormina (Sicilia), en 1981, fecha en la que la FIAPA también fue inscrita en elregistro del Secretariado General de las Naciones Unidas, en el ConsejoEconómico y Social.

En 1982, la FIAPA participa en Viena en la Asamblea Mundial sobre elEnvejecimiento, presentando una comunicación sobre “El EnvejecimientoIndividual y Colectivo” y el año siguiente obtuvo el estatus consultivo de Categoría2 en el Consejo Económico y Social.

Han tenido lugar diferentes coloquios, como, por ejemplo, en 1983, enMerano (Italia) sobre el tema “Personas Mayores, imagen y realidad”, o en 1984, enPalma de Mallorca (España), con “Personas Mayores, socios activos en la comunidad: undesafío internacional”.

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Ciudadanos: durante toda la vidaEntrevista con ALBERT MAGARIAN

Presidente de la FIAPA (Federación Internacional de Asociaciones de Personas

Mayores)

POR JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

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En 1985, la FIAPA obtiene el estatus consultivo en el Consejo de Europa yorganiza su 5ª coloquio en Vichy (Francia) sobre los temas: “Actuar juntos y enve-jecer en buena forma”, completados con una encuesta sobre la mujer de edad avan-zada cuyos resultados se presentan en la Conferencia Mundial sobre la Décadade la Mujer en Nairobi (Kenia).

El número de asociaciones aumenta regularmente y la FIAPA ya está presen-te en 4 continentes y agrupa a 144 asociaciones o federaciones, integrando a másde 3.000 asociaciones. Obtiene en 1991, en las Naciones Unidas, el estatus con-sultivo de Categoría 1, es decir, el nivel más alto.

Los coloquios continúan bajo el auspicio del Consejo Científico, que reagru-pa a personalidades del mundo entero, y se celebran en diferentes países, talescomo Canadá, los Países Bajos, Senegal, Hungría, Portugal y España.

En 1998, el 1 de octubre, se pone en marcha el Año Internacional de lasPersonas Mayores y la FIAPA, en colaboración con la Fundación IPSEN, parti-cipa en este acontecimiento, en el Trocadero, simultáneamente con la OMS(Organización Mundial de la Salud) de Ginebra.

Para finalizar el año internacional (1998-1999), la FIAPA organiza una mani-festación internacional, en septiembre de 1999, y congrega a 1.150 delegados enpresencia del Presidente de la República Francesa, Sr. Jacques Chirac, que inter-vendrá sobre el problema de las pensiones. La FIAPA promueve “el intergene-racional”, con la presencia de 5 binomios, venidos de 4 continentes, premiadospor la encuesta “Adolescentes de ayer y de hoy”, que se había emprendido 2años antes. Se ve galardonada con un “premio”125 de las Naciones Unidas el 30de septiembre de 1999.

Hoy en día, la FIAPA agrupa a más de 250 millones de personas repartidaspor 4 continentes, 54 países y 144 asociaciones.

Su acción se lleva a cabo esencialmente a partir de encuestas orientadas hacialas propuestas de todos los problemas que conciernen al envejecimiento.Nuestro poder es el de alertar a los organismos internacionales, políticos y deotras clases, sobre las condiciones de vida de las personas mayores.

No buscamos el poder por el poder. Pero defendemos la idea de un contra-poder ciudadano a escala internacional. Trabajamos, no sin dificultades a veces,

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125Award, en inglés en el original [N. del T.]

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en la creación de un poder bastante bien organizado a escala mundial para repre-sentar a la sociedad civil en el nivel institucional y defender a los jubilados fren-te a los diferentes grupos de presión cuyos intereses no siempre convergen conlos de los mayores. No ignoro el miedo que inspira la idea de un poder gris, peroconviene siempre volver a situarlo en un juego de contrapoderes donde los inte-reses sociales de los más débiles están siempre peor representados y, sobre todo,peor armados financieramente para ejercer presión sobre los responsables polí-ticos. Frente a los representantes de grandes empresas o del ramo de la indus-tria e, incluso, frente al Estado y la comunidad internacional, es esencial quehiciéramos oír la voz de los jubilados.

Queremos hacer evolucionar las mentalidades de los responsables de las polí-ticas, ya sean públicos o privados, porque a menudo tienden a decidir sin con-sultarnos. Por esta razón hemos desarrollado una estrategia de integración totalque consiste en estar representados en todas de los organismos donde se tratanlas cuestiones del envejecimiento. ¿Cómo concebir la democracia sin invitar a losmayores a expresarse sobre las cuestiones que les atañen? De ahí nuestro eslo-gan: “Ciudadano durante toda la vida”.

JPVD: ¿Piensa que la edad sea un obstáculo para el ejercicio de la ciu-dadanía?

AM: De manera ideal, no debería serlo. Los mayores no han dudado jamásde su utilidad y están especialmente presentes en la política. De hecho, una partede los mayores esta bien integrada. La vida política nos recuerda lo presentesque están en la vida ciudadana. Por citar solamente a Francia, tiene comoPresidente de la República a un mayor de 70 años. La Asamblea Nacional, traslas últimas elecciones de 2002, cuenta con 122 personas mayores de más de 60años (después de la renovación del 23 de septiembre de 2001). El Senado, porsu parte, cuenta con 106, es decir, el 33% del efectivo total. La edad media delos alcaldes es de 54 años (Elecciones Municipales de 2001)126.

Frente a esta situación, el 28% de los franceses consideran que las personasmayores están demasiado presentes políticamente; en cambio, el 58% consideraque los partidos políticos no tienen en cuenta suficientemente las cuestionesrelativas a las personas de edad avanzada127.

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126Fuente: Unión de Alcaldes.127Sondeo de SOFRES del 17.11.2001.

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Percibimos la ambivalencia de la opinión pública cuando le preguntamossobre la relación entre la edad y la actividad política. La discriminación se inscri-be a menudo en las prácticas diarias más allá de las elecciones, cuando ya no seconsidera más a una persona por su competencia y su aptitud para ocupar pues-tos de responsabilidad pública, sino por su edad, su sexo o su color.

Es lo que se denomina “discriminación por motivos de edad” (âgisme) y es loque condenamos además de otras formas de discriminación como el sexismo oel racismo. ¡La FIAPA está para recordar que los mayores no son ciudadanos amedias! Por desgracia, constatamos a diario en Europa, África, Asia, América yen el resto del mundo que no es así frecuentemente. Por esta razón queremosanimar a los jubilados a que se impliquen en la vida cívica y se integren en lasestructuras institucionales para que se escuchen sus necesidades sociales, queson particularmente numerosas en los países en vías de desarrollo, pero tambiénen los países con economías de transición y en los países llamados “desarrolla-dos”. El envejecimiento es un fenómeno mundial, por lo que hay que replante-arse las relaciones entre edad y ciudadanía, ya que las situaciones de discrimina-ción no pueden ser toleradas por un público cada vez más numeroso y conscien-te de su exclusión. Hay que trabajar en un modelo que pueda desactivar los refle-jos discriminatorios sin instaurar, por ello, una gerontocracia... Es un verdaderodesafío que nos remite a los debates históricos que marcaron las sociedadeshumanas.

Desde siempre, los mayores han estado involucrados en la política. Basta conmirar a lo largo de los siglos y las civilizaciones el papel eminente de los mayo-res en las tribus y los pueblos, cualquiera que sea la etnia considerada. ElConsejo de Sabios de una tribu lo componían los de mayor edad: jefes ancianos,brujos ancianos, educadores ancianos; todos ellos participaban en la decisiónpolítica que debía seguir el jefe titular, asistido por los adultos. Fijaban las nor-mas de la vida común y decidían las relaciones con la vecindad. También serví-an de Tribunal de Justicia.

Esta situación se perpetuó a lo largo de los siglos. Con la llegada del concep-to de nación y el desarrollo de las democracias aparecieron las asambleas legis-lativas, compuestas, una vez más, por “sabios”, principalmente el Senado o laAlta Asamblea Mayores.

La sociedad industrial y, sobre todo, la sociedad de la información tiendedemasiado a excluir a los que representan la continuidad del tiempo y de lamemoria. Estamos en una época de transición en la que debemos reflexionar

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juntos con todas las demás generaciones sobre la instauración de un equilibrio.Si no se cubre este déficit democrático, produciremos un mundo amnésico ydesconectado de una parte de la realidad social.

JPVD: ¿Qué hacen las organizaciones de jubilados contra este riesgode exclusión?

AM: Ejercen su ciudadanía reivindicando sus derechos y también participan-do en la vida asociativa. La ciudadanía no se limita a recibir. Consiste tambiénen ceder su tiempo, su experiencia y su energía para mejorar la suerte de los quesufren. Sobre este punto también somos concientes de nuestro papel.

Con un número de mayores en aumento, estos tendrán cada vez más peso enla vida de los países. Si una parte (por cierto, minoritaria) de los mayores seimplica directamente, una mayoría de ellos está presente sobre el terreno a tra-vés de las asociaciones o los sindicatos.

Ellos constituyen “la Sociedad Civil”, reivindican su independencia, expresansu opinión sobre todos los temas y, más en particular, los relacionados directa-mente con las preocupaciones de los mayores (salud, jubilación, empleo, inte-gración en la vida activa, etc.).

Cuando no se nos escucha ni se nos entiende, no vacilamos en hacer presiónsobre los políticos.

Fue el caso del Ecuador, donde la FIAPA esta representada por dos asocia-ciones importantes: la Federación de la Tercera Edad de Pinchicha y la Asociación deJubilados y Pensionistas de los Guayas de Guayaquil. La FIAPA, alertada por estasúltimas, intervino a todos los niveles políticos y consiguió que se realizara unpago con carácter retroactivo de las pensiones y de los nuevos aumentos en2001.

En los países desarrollados, citemos el ejemplo más sorprendente de laAARP en los Estados Unidos. La Asociación de Personas Mayores de losEstados Unidos cuenta con 35 millones de asociados y tiene un papel prepon-derante en la vida política estadounidense. Posee en su seno un equipo especia-lizado en la anticipación política con el fin de reaccionar de antemano si los inte-reses de sus miembros fueran amenazados.

Otra organización, menos poderosa, hizo que se hablara mucho de ella en uncierto momento. Los “Panteras Grises” vieron la luz en 1970 en los EstadosUnidos y defienden el envejecimiento, en general, y a las mujeres en particular.

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Después de una calma relativa, parece que salen de nuevo de caza en otros ámbi-tos, como la lucha contra las pruebas nucleares y la desmilitarización.

Se levantan contra las “Sun Cities” 128 de Arizona y Florida, que consideran ciu-dades de jubilados elitistas que sólo quieren relacionarse con sus semejantes.

Son voluntarios progresistas, dicen ellos, casi revolucionarios; su portal deInternet es significativo al respecto. En Europa, están esencialmente implanta-dos en Alemania, donde cuentan con cerca de 100.000 socios; en Francia, sunúmero es mucho más modesto.

JPVD: En este caso, se trata esencialmente de iniciativas nacionales,pero ¿existe una verdadera fuerza internacional?

AM: Ya que abordamos Europa, es importante señalar la creación, el añopasado, de la Plataforma de Personas Mayores “AGE”, a iniciativa de laComisión Europea, por tres129 asociaciones europeas: EUROLINK AGE, deespíritu anglosajón; EPSO (Plataforma Europea de Organizaciones deMayores), que agrupa asociaciones más bien continentales, y la FIAPA, asocia-ción mundial que agrupa los países latinos, Rusia y China.

Esta plataforma sirve de intermediaria a la Comisión Europea y como grupode presión a las diferentes asociaciones, hoy un centenar, cercanas a esta mismacomisión.

En la actualidad, el tema central es la armonización de las pensiones enEuropa, esencialmente de reparto, sistema al que todos estamos ligados.

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128Ciudades del sol [N, del T.].129El texto original indica 'dos' [N. del T.].130Asociación Nacional Alemana de Organizaciones de Ciudadanos Mayores [N. del T].

EN LOS PAÍSES DE EUROPA OCCIDENTAL ASISTIMOS

A UNA AGRUPACIÓN DE LAS ASOCIACIONES

– En ALEMANIA: BAGSO (German National Association of Senior Citizens' Organisations)130 que estafinanciada por el gobierno alemán y el Ministerio de Asuntos Sociales y agrupa, prácticamente,a todas las asociaciones de jubilados y personas mayores alemanas.

– En FRANCIA, la Confederación Francesa de Jubilados agrupa a 4 asociaciones: la FNCAR(Federación Nacional de Clubes Rurales de Mayores), la UFR (Unión Francesa de Jubilados), laCNR (Confederación Nacional de Jubilados) y la FNAR (Federación Nacional de Asociacionesde Jubilados). Representa a cerca de 1.800.000 personas.

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La FIAPA, por su parte, creó una división FIAPA Europa, cuya sede seencuentra en Bruselas y de la que los asociados europeos de la FIAPA son auto-máticamente miembros. FIAPA Europa no entra en competencia con AGE(interlocutor de la Plataforma europea), pero congrega a las asociaciones euro-peas en lo referente a todos los problemas que conciernen a Europa en general,en especial las medidas que deben adoptarse en los países del Este, futurosmiembros de la Unión Europea.

FIAPA Europa ya había actuado antes de ser creada, en particular por el “Eurofácil”, un programa financiado por la Comisión Europea y que permitía a las per-sonas mayores familiarizarse con la nueva moneda europea. Esta acción se llevo acabo en diferentes países europeos: Bélgica, España, Francia, Italia...

Las personas mayores se reúnen y se unen para hacer oír su voz y tener cadavez más peso en la política local.

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– En BÉLGICA, El Comité neerlandófono de concertación de los mayores (OOK Ouderen OverlejKomitee) reagrupa a todas las organizaciones de jubilados, así como los servicios y las institucionespara las personas mayores. Estos diferentes asociados representan a más de 800.000 afiliados. Asíes como este comité obtuvo el estatus consultivo de primer rango en el Ministerio Flamenco deAsuntos Sociales y de Igualdad de Oportunidades. Teniendo como base un convenio anual, esteMinisterio le otorga subsidios que cubren, en parte, los gastos de funcionamiento y de personal.La creación de un comité parecido se contempla actualmente en la Bélgica francófona...

– En ESPAÑA: CEOMA (Confederación Española de Organizaciones de Mayores), implantada enMadrid, agrupa a 25 asociaciones, entre las cuales están la FATEC (Federaçió d'Associacions deGent Gran de Catalunya)131, la UNATE (Asociación Cultural de Aulas de la Tercera Edad), lasAulas de la Tercera Edad de las Palmas de Gran Canaria, la Asociación de ProfesoresUniversitarios Jubilados (ASPUR) y la Federación de las Baleares; son miembros de la FIAPA.

– En ITALIA: una federación está en proceso de constitución, dirigida por 50 è Più FENACOM132

(formada por jubilados del comercio y del turismo), ANSE (Associazione Nazionale SenioresEnel)133, ANLA (Associazione Nazionale Lavoratori Anziani d'Azienda)134, ANAP (formada porjubilados del artesanado) y UNITRE (formada por universitarios de la tercera edad).

Todas estas federaciones nacionales han sido creadas para dialogar con la Plataforma europea.

131Federación de Asociaciones de Mayores de Cataluña [N. del T.].13250 y más FENACOM (Federación Nacional del Comercio) [N. del T.].133Asociación Nacional de Mayores de Enel (Ente Nazionale per l'Energia Elettrica: Organismo Nacional de EnergíaEléctrica) [N. del T.].134Asociación Nacional de Trabajadores Mayores de Hacienda [N. del T.].

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Están disponibles, no están sometidas a horarios restrictivos. En su mayoría,son desinteresadas.

JPVD: - ¿Y a escala mundial?

AM: A escala mundial, las Naciones Unidas (a través de ECOSOC, en NuevaYork, que es el consejo Económico y Social), reconocen a las asociaciones elderecho a participar e intervenir en sus reuniones, sobre todo las de tipo gene-ral (antigua clase 1) que conciernen a las personas mayores. En efecto, hay tresclasificaciones:

■ Tipo general (antigua clase 1), las asociaciones pueden ser consultadas eintervenir sobre todos los temas en el marco de la Comisión Económicay Social.

■ Tipo temático (antigua clase 2), las asociaciones sólo pueden intervenirsobre el tema que les concierne.

■ Tipo (lista135) (antigua clase 3), las asociaciones pueden ser consultadas casopor caso.

¿ E L P O D E R G R I S ?

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135Roster, en inglés en el original [N. del T.].136Federación Nacional de Clubs Rurales de Mayores.137Mutualidad Social Agrícola.

TRES ASOCIACIONES DE PERSONAS MAYORES SON DE CLASE GENERAL

1. AARP: ya mencionada antes.

2. IFA (International Federation of Ageing: Federación Internacional del Envejecimiento): de ori-gen estadounidense y canadiense, orientada esencialmente al envejecimiento. En su mayoría, deafiliación individual.

3. FIAPA: tal y como dijimos antes, la FIAPA representa hoy en día a la Europa continental, Áfri-ca (salvo África franco-inglesa), los países de origen latino, China, Rusia y el Océano Índico.Intervino repetidas veces, en el año 2000, en la tribuna de las Naciones Unidas en Nueva York;en 2001, en el Congreso Mundial de Gerontología en Vancouver (Canadá), y en el 2002 en laAsamblea Mundial sobre el Envejecimiento de Madrid, donde la FIAPA presidía la mesa redon-da sobre: “el envejecimiento en las zonas rurales” en presencia de la Sra. Guinchard-Kunstler,Secretaria de Estado para las Personas Mayores, y bajo la Presidencia del Doctor Deboise,Presidente de la FIAPA. Intervinieron:

– el Sr. Pinsault, Presidente del FNCAR136, sobre “el envejecimiento en las zonas rurales de lospaíses desarrollados” ;

– el Sr. Gour, Director adjunto de la M.S.A137, sobre “la Reestructuración de las tierras agríco-

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Se celebraba un foro de asociaciones de forma paralela a la AsambleaMundial y la FIAPA organizaba 6 mesas redondas: el Envejecimiento Cerebral,las Nuevas Tecnologías, el Voluntariado, lo Intergeneracional, la Ciudadanía y elAprendizaje a lo largo de la Vida. 45 delegados de la FIAPA estaban presentesen esta importante manifestación.

Tras la Cumbre Mundial, en septiembre, en Berlín (Alemania), se celebró unaconferencia interministerial de los países europeos occidentales, países de laantigua Unión Soviética, los Estados Unidos y Canadá, donde la FIAPA presen-taba su propuesta de observatorio, completada y votada por unanimidad por suJunta General en mayo en Guadalupe. Apoyamos firmemente este observatorioque permitiría el seguimiento y la aplicación de las decisiones y recomendacio-nes de las Naciones Unidas.

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las y las consecuencias sociales sobre las personas mayores en Polonia” ;

– la Sra. Kala-Lobe, Presidenta de las Mujeres Jubiladas de Camerún, sobre “los derechos a lasalud de las personas mayores pobres que viven en las zonas rurales de Camerún” ;

– el Dr. Jurado, Delegado de las Asociaciones Ecuatorianas, sobre “la experiencia de una coo-perativa solidaria y el programa de servicios en Ecuador” ;

– la Sra. Kornfeld, Directora del programa para las Personas Mayores de la UniversidadCatólica de Santiago de Chile, que presentó el resultado de la puesta en marcha de un pro-yecto llamado “Más vida para tus años” , que trata de mejorar la calidad y el estilo de vidade las personas mayores en uno de los municipios, el más pobre, de las afueras de Santiagode Chile.

La segunda mesa redonda abordaba “el envejecimiento y la vida productiva: protección social yapoyo” , bajo la Presidencia del Sr. Juan Carlos Aparicio, Ministro de Asuntos Sociales y Trabajode España y con la participación del Sr. Robert Holzmann, representante del Banco Mundial, elSr. Dalmer Hoskins, Secretario general de la AISS138, de los Ministros de Asuntos Sociales deArgentina y del Reino Unido, y yo mismo, como representante de las Asociaciones de PersonasMayores.

A estas dos mesas redondas siguió una intervención del Presidente de la FIAPA en la AsambleaPlenaria de las Naciones Unidas, en el transcurso de la cual se hicieron dos proposiciones: la pro-tección de las personas vulnerables (personas mayores y niños) en zonas de conflictos y la pues-ta en marcha de un “observatorio del envejecimiento en el mundo”.

138Asociación Internacional de la Seguridad Social.

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JPVD: Uno de los reproches que se les hace a las organizaciones dejubilados, sobre todo en la Europa continental en comparación con losEstados Unidos, es su falta de competencia técnica y su débil grado deprofesionalización. ¿Esto no supone un obstáculo en el diálogo entre lasinstituciones internacionales y las organizaciones de jubilados?

AM: No creemos que las asociaciones europeas tengan que avergonzarse desu profesionalismo. La filosofía estadounidense se basa esencialmente en la eco-nomía. Como las pensiones de reparto casi no existen, se crearon asociaciones,entre ellas la AARP, para promover las pensiones mediante capitalización.Como ya dijimos antes, ella dispone de importantes recursos.

Las asociaciones europeas, por el contrario, se preocuparon más por el“hombre” y su evolución; las pensiones forman parte de su objetivo social, perono son el único objetivo.

En lo que respecta a la FIAPA, el Consejo Científico hizo un cierto númerode comunicaciones. Como ya dijimos antes, el tema del “euro fácil” es el moti-vo de nuestras asociaciones y en la actualidad apoyamos, junto a AGE, el estu-dio FELICIE: Future Elderly Living Conditions In Europe139, cuya financiación fueaceptada en septiembre por la Comisión Europea en el marco del programa“Quality of life and management of living resources”140. Este estudio se desarrollarádurante 3 años (de 2002 a 2004) y tiene como objetivo establecer previsiones deaquí a 2030 sobre la situación y las necesidades futuras de las personas de 75 ymás años en Europa, a partir de proyecciones sociodemográficas en 9 países:Francia, Bélgica, el Reino Unido, Alemania, los Países Bajos, Italia, Finlandia,Portugal y la República Checa. Los modos de vida, el estado de la salud, el esta-

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LA FIAPA PRESENTÓ LA SIGUIENTE MOCIÓN

“Creación de un Observatorio Mundial del Envejecimiento que permita el censo permanente y actua-

lizado de las necesidades y su evolución. Este organismo pondrá en marcha un sistema de evaluación

de las políticas y de las preconizaciones de las medidas y de las reglamentaciones marco, garantizan-

do así los derechos fundamentales de los mayores y, más en particular, de los más vulnerables entre

ellos”.

Este es uno de los fines de la Sociedad civil y, por lo tanto, de nuestras federaciones.

139Condiciones de vida futuras de los mayores en Europa [N. del T.].140Calidad de vida y administración de los recursos vitales [N. del T.].

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tus, el papel en el seno de la familia, serán temas que se examinen en especial,teniendo en cuenta las diferencias culturales presentes y probables en el futurosegún los países.

JPVD: Por último, ¿hay que temer al poder gris?

AM: Si el hombre mayor (o la mujer mayor) es aceptado como político elec-to (constituye una parte importante de los concejales y es muy solicitado por sudisponibilidad) y como ciudadano, pienso, por el contrario, que es una suerte yun verdadero mensaje de esperanza para el mundo.

Si, por el contrario, se discrimina y excluye a los jubilados y a las personasmayores, este poder se utilizará, probablemente, como un medio de defensa legí-tima. A veces con riesgos de desviaciones por parte de las personas más afecta-das por esta exclusión. No olvidemos que algunos partidos políticos de mayo-res se formaron por el simple hecho de la exclusión. Algunas tentativas aquí oallí se saldaron con fracasos; pensamos, sobre todo, en los holandeses y en loschecos.

Los mayores, en cambio, por su reagrupación en asociaciones en el seno dela Sociedad Civil son cada vez más activos y escuchados. Favorecemos esta víaen nombre de nuestra filosofía, que se resume en un eslogan simple y, al mismotiempo, tan difícil de hacer aceptar y respetar en el mundo: “ciudadano durantetoda la vida”.

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La integración institucional de los jubilados se concibe de manera muy dife-rente según los países. Gracias a la experiencia de diversas estructuras de con-certación, se plantean 6 grandes cuestiones cuando se trata de elaborar la estruc-tura de integración institucional de los jubilados y de sus representantes.

Nivel de intervención

El primer ángulo de análisis remite al nivel de integración y a su grado decentralización. La integración se puede planificar a diferentes escalas: del nivelmás local hasta el nivel internacional pasando por el plano nacional. Es el caso,por ejemplo, de los consejos económicos y sociales presentes, a la vez, a escalaregional en Francia, pero también a escala nacional, europea e internacional(Naciones Unidas). Los modos de organización en estos diferentes niveles pue-den ser centralizados, coordinados o completamente independientes unos deotros. Aunque todas las estructuras no son necesariamente transferibles a todoslos niveles, cuando lo son, a menudo se constatan problemas de coherencia, enparticular cuando la representación de los jubilados es reconocida sólo a ciertosniveles y no a otros; destaquemos, por ejemplo, la ausencia de niveles localescuando se organizan comités nacionales.

Composición y estructuración

Las estructuras pueden ser monolíticas, es decir, únicamente formadas pororganizaciones de jubilados, o mixtas (por integrar a otros partícipes del mundo

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Seis cuestiones sobre la integración institucionalde los jubilados

JEAN-PHILIPPE VIRIOT DURANDAL

Profesor titular de la Universidad de Franche-Comté

"carreras sociales" del IUT 141de Belfort

Miembro del laboratorio GEPECS (Grupo de Estudios para la Europa de la Cultura

y la Solidaridad), Universidad París V

141Institut Universitaire de Technologie (Instituto Universitario de Tecnología) [N. del T.].

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gerontológico). En este caso, pueden existir disensiones entre varios colegios alseparar las diferentes categorías de partícipes. El objetivo es el de mantener laautonomía de estas categorías de partícipes englobándolas en una estructuradonde puedan encontrarse con otros colegas. Existen distinciones en ciertosconsejos entre las organizaciones de jubilados, los profesionales del sectorgerontológico y los representantes del Estado y de los poderes públicos. ¿Cuáles, entonces, el peso respectivo de estos colegios? ¿Y quién dirige la estructura?¿Cuál es el reparto de poder en el seno de estas estructuras?

Modo de designación, formas de representatividad

¿Quién designa y cómo? Se plantean muchas preguntas al examinar el fun-cionamiento de diferentes estructuras en el mundo. ¿La designación de losmiembros es fruto de un nombramiento, de una elección o adopta otras formas?¿Es discrecional o se basa en criterios formales y estables insertados en textoslegislativos o reglamentarios? ¿Cuál es el papel del poder político en estas desig-naciones? ¿Hay un poder de cooptación de los miembros de los consejos desig-nados por las autoridades públicas? ¿Cuáles son los respectivos poderes de losmiembros designados por los poderes públicos y los miembros elegidos porcooptación? ¿En lo que respecta a la designación de los representantes de losjubilados en las instituciones, son elegidos directamente por los jubilados (paraestas elecciones, los jubilados forman, por consiguiente, un electorado aparte) o,por el contrario, estos elegidos son designados por sufragio indirecto a través delas organizaciones de jubilados que los representan? Por el contrario, ¿los jubi-lados están incluidos en el seno de un electorado más amplio que integra a otrosgrupos sociales? Por ejemplo, ¿se podría contemplar un voto de los beneficia-rios de los sistemas sociales (trabajadores en activo y jubilados) para designardirectamente a sus representantes en el seno de organismos sociales como laSeguridad Social?

Ciertas organizaciones consideradas como “imprescindibles” en el diálogocon las autoridades pueden integrarse estatutariamente como “miembros depleno derecho”. En este caso, ¿sobre qué criterios se fundamentan estas eleccio-nes? Existen numerosas objeciones para integrar a las organizaciones de jubila-dos como miembros de pleno derecho. La cuestión sobre los criterios de desig-nación es siempre delicada y a menudo discutible; por otro lado, la designaciónde miembros de pleno derecho puede paralizar, en ciertas circunstancias, a lasrepresentaciones institucionales. Sobre todo, cuando las organizaciones instala-das en su estatus institucional se niegan a integrar a nuevos agentes de la socie-

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dad civil por conservadurismo o por la voluntad de proteger su situación. Lasnuevas organizaciones suelen amenazar el monopolio o el oligopolio institucio-nal de las grandes organizaciones más establecidas. La designación de organiza-ciones “como miembros de pleno derecho” presenta ventajas, ya que permiteasentar de forma permanente el anclaje institucional de las organizaciones y per-petuar sus relaciones de colaboración o de oposición con respecto a las institu-ciones responsables de la política en materia de vejez. Por otro lado, la institu-cionalización de las organizaciones que representan los intereses sociales lasprotege de la arbitrariedad de una decisión política para su renovación. Se venbeneficiadas así de una cierta protección contra las tentativas de desposesiónpor parte del poder político o por ciertos agentes sociales opuestos a ellas. Estetipo de designación puede garantizar, por tanto, un cierto pluralismo en la repre-sentación de los jubilados, en ciertas condiciones particularmente relativas alrespeto de los criterios de representatividad de la diversidad de los agentes de lasociedad civil.

La cuestión de la representatividad: Estos criterios son numerosos y diferen-temente apropiados según los países y sus culturas políticas y sociales. Por logeneral, se impregnan de los fundamentos sobre los que están construidos loseslabones sociopolíticos de las sociedades.

El primer criterio puede ser la importancia numérica de las organizaciones. Elnúmero de miembros voluntarios es uno de los indicadores de referencia. Aveces, la evaluación del peso de la organización también se completa mediante elexamen de su superficie. La extensión de su cobertura territorial es entonces uncriterio útil. En ciertos casos, este factor es discriminante, ya que las organizacio-nes deben representar al conjunto de los jubilados del país. Se trata de evitar unfenómeno de representación excesiva en las estructuras locales por parte de aso-ciaciones muy implantadas en ciertas regiones y muy débilmente representadasen otras. Este modelo es, más bien, el de las sociedades centralizadoras muyestructuradas alrededor de la idea de una representación nacional que trasciendelos particularismos locales y regionales. En otras sociedades más descentraliza-das, y fundadas sobre una construcción institucional a partir de las particularida-des de sus diferentes componentes locales, este criterio, por el contrario, se inte-grará en la construcción de la representatividad. Se tomarán en cuenta, por ejem-plo, las distinciones regionales o la pertenencia a grupos etnolingüísticos.

Por otro lado, otros criterios de diferenciación vinculados a los sistemas deafiliación de las organizaciones de jubilados, a agentes políticos o sociales tradi-cionales, también se utilizan habitualmente para legitimar la integración institu-

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cional. Anotamos, en especial, la pertenencia religiosa, política o sindical. Es elcaso, entre otros, de Bélgica y Suiza.

Las distinciones sociogeográficas pueden también aparecer, sobre todo en ladiferenciación entre los jubilados del mundo rural y los de las zonas urbanas.

La representatividad también implica, a menudo, el respeto de las diferentescategorías de intereses materiales presentes, en especial cuando están vinculadosa sistemas de pensiones a veces muy diversos (distinción entre sector privado ypúblico, entre sectores de actividad...).

Igualmente, en ciertas circunstancias se trata de integrar los diferentes tiposde grupos de jubilados. Por ejemplo, ¿debemos integrar únicamente a las asocia-ciones de defensa? ¿Qué se hace con las asociaciones de utilidad social o con lasasociaciones recreativas de jubilados? ¿Estos tipos de asociaciones deben serapartados de la representación institucional?

Las organizaciones pueden ser integradas, por consiguiente, sobre la base decriterios numerosos y complejos a la vez.

Pero no disponen siempre del monopolio de la representación institucional.Los representantes de los jubilados también pueden ser designados por el solohecho de ser jubilados, sin tener que pertenecer a una asociación en particular.Una vez más, en este caso se plantea la cuestión del modo de designación (nom-bramiento, elección…) y nos remite a las típicas preguntas sobre la representa-tividad, la competencia, los medios, la inscripción en el tiempo y, por último, elpeso real de esta representación en el seno de las instituciones.

Ámbitos de competencia

Los ámbitos que cubren los sistemas de representación pueden implicar a latotalidad o a parte de los dominios gerontológicos. En ciertos casos, se trata úni-camente de los dominios tradicionales de la política en materia de vejez; en esen-cia, las facetas relativas a la salud y la jubilación. Pero en otras configuracioneslos jubilados están igualmente integrados en comisiones más alejadas de lascuestiones de la vejez. La representación de los jubilados pretende integrar elfenómeno del envejecimiento, cuyos efectos se perciben, más allá de los dosgrandes ejes tradicionales, en todos los dominios periféricos, que implican,sobre todo, el entorno vital y la calidad de vida (transporte, vivienda, ordenaciónurbana…).

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Los poderes

La cuestión del poder de los jubilados implica, por lo menos, tres dimensio-nes:

■ NATURALEZA DEL PODER DE LAS ESTRUCTURAS

La naturaleza del poder es diferente dependiendo de que la representaciónde los jubilados se refiera a una estructura consultiva o decisoria. Se plan-tea la cuestión de su integración en los sistemas de decisión y gestión. Lapresencia de las organizaciones de jubilados en los Consejos deAdministración de la Seguridad Social y de los organismos sociales plan-tea el problema de la representación de los beneficiarios y de los que per-ciben subsidios en el seno de los órganos decisorios de estas estructuras.

■ REPARTO DE LOS PODERES ENTRE LOS DIFERENTES ÓRGANOS DECISORIOS DEL CONSEJO

La representación de una categoría social, incluso en el seno de estructu-ras decisorias, no implica necesariamente un poder de acción, ya que lasdecisiones se someten también al equilibrio de las fuerzas presentes. Laproporción de jubilados en los órganos decisorios e, incluso, consultivos,se convierte entonces en un desafío. Y cuando la estructura está dirigidapor un órgano ejecutivo, ¿los representantes de estos grupos sociales(jubilados, parados...) tienen alguna posibilidad de encontrar allí su sitio yde influir en el desarrollo de las decisiones o de las posiciones adoptadaspor la institución? ¿Cómo se reparte el poder entre la asamblea plenaria,el Consejo de Administración y el ejecutivo?

■ DELIMITACIÓN DE LAS COMPETENCIAS, MODALIDAD DE RECURSO Y ALCANCE DEL DIC-

TAMEN

La institución puede estar limitada en su radio de acción y en su capacidadde abarcar problemáticas consideradas como particularmente adecuadas porlas organizaciones, pero contradictorias con los intereses políticos o socialesestablecidos. Además de la delimitación legal de los ámbitos de competenciade la institución, esta cuestión remite al derecho de recurso. ¿Los miembrosde las instancias consultivas o decisorias disponen de un poder de autorre-curso o están sometidos a la conminación de sus autoridades competentes?¿En que medida los jubilados, como individuos o a través de sus organiza-ciones, disponen de un poder de recurso? ¿La consulta es obligatoria? Unavez recurrido, se trata de interesarse por la naturaleza del dictamen. ¿Tieneun alcance apremiante para los responsables públicos (dictamen favorablenecesario, por ejemplo) o es solamente indicativo?

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Los medios

Los medios indican lógicamente el poder de que está dotada la instituciónpara cumplir las misiones que le son encomendadas. ¿Estos medios son priva-dos, públicos o mixtos? ¿De qué grado de independencia financiera gozan estasestructuras? ¿Estos medios están condicionados por los vaivenes de las volun-tades políticas o privadas, o asentados de manera estable a largo plazo?¿Permiten completar las tareas asignadas a la asamblea? A menudo, la voluntadde integración surge más de un gesto político simbólico que de una auténticagestión intensiva, dotada de medios sustanciales para asegurar las necesidadesorganizativas y logísticas, pero también la formación de los representantes de losintereses sociales, necesarios para el control de los debates y el desarrollo de unaverdadera capacidad de especialización autónoma frente a las tecnoestructurasprofesionales, públicas o del sector privado.

Aparte de su complejidad, la representación institucional de los jubiladosdepende de una verdadera ingeniería social que, por desgracia, suele faltarle a losresponsables públicos. Sin embargo, la construcción del diálogo social entre losjubilados y los responsables políticos implica una construcción sólida de plata-formas institucionales. Apostamos que la revisión del Plan de Acción Mundialsobre el Envejecimiento sabrá estructurar la especialización favoreciendo losintercambios de experiencias.

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4. PERSPECTIVA

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La vejez es tanto un fenómeno cultural como un hecho natural, sujeto a unainfinidad de variables personales. Se basa en una realidad que comprende ele-mentos de orden biológico, demográfico y político, pero se basa también en laimagen que genera cada sociedad. La nuestra consiguió la proeza de transformaren un problema la victoria conseguida sobre la adversidad que representa elaumento de la esperanza de vida: nos preocupamos por el coste de la jubilación,por la atención de la dependencia, por el acompañamiento en el final de la vida.Las dudas que se plantean se inscriben en el campo económico, mientras que elprincipal desafío es el cultural: ¿qué lugar reservamos para la tercera edad? Si,para profundizar en esta cuestión, ponemos en perspectiva el ayer y el hoy, deinmediato aparece una paradoja: los ancianos se ven sometidos a una conmina-ción contradictoria: saber seguir activos, a la vez que se retiran.

La historia muestra que, en función de sus valores y con arreglo al modelode hombre ideal que se crea, cada sociedad modela una representación más omenos positiva de la vejez. Ciertas culturas hacen de esta edad el período de lasabiduría que sitúa al ser en un proceso de crecimiento permanente, donde elindividuo que envejece acumula cualidades y experiencias. La vejez, en estassociedades, aparece como la última etapa de una ascensión hacia la plenitud delsaber y del poder. Los ancianos tienen un papel en la sociedad reconocido atodos los niveles: educativos, políticos y judiciales.

La cuestión “ser anciano, ¿es ser sabio?” ya se encuentra en el AntiguoTestamento. Si los Patriarcas, de longevidad sorprendente (como la de Matu-salén, que vivió 969 años), son los elegidos de Dios, los guías marcados con elsello de la sabiduría, a lo largo de la narración bíblica, entre mito e historia, esta

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El papel del anciano en el espacio público: una suma de paradojas

BERNADETTE PUIJALON, JACQUELINE TRINCAZ

Antropólogas, profesoras-Universidad París 12

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imagen se transforma. La disminución de la esperanza de vida, tal como semanifiesta, poco a poco, en las Escrituras, la pérdida del poder político y judi-cial de los Ancianos, en una sociedad que se vuelve más compleja, marca unadesacralización del anciano. La imagen de la vejez cambia de sentido. Ya no esmás una bendición divina, sinónimo de sabiduría, como aparece en el libro deJob: “los años no dan sabiduría, ni la edad capacidad de discernir” (Job 32, 9142).Los malvados viven tanto tiempo como los buenos, al igual que un joven puedeser sabio, un viejo puede ser necio. El viejo Job, en su miseria, echa de menossu juventud: “ahora, en cambio, se ríen de mí personas más jóvenes que yo” (Job30, 1)143.

Sin embargo, la imagen de una vejez-sabiduría reaparecerá de manera episó-dica a lo largo de la historia, donde alternan los períodos dominados por losmás ancianos con los períodos en los que el poder está en manos de los másjóvenes.

Cuando el Derecho reposa sobre las palabras o sobre las costumbres y valorael conocimiento y la experiencia, se tiende a idealizar más a los ancianos, a hacerde ellos modelos de virtud. Poseedores del saber y del poder en sistemas de tipogerontocráticos, los ancianos serán presentados, como sobre los capiteles delPalacio de los Dux en Venecia, como hombres de ley, de ciencia y de estudios.

Así, algunos períodos serán más favorables a la vejez. En la Edad Media seinstauraron Consejos de Ancianos; los filósofos del Siglo de las Luces recono-cieron nobleza y virtud en el anciano; algunos escritores, como La Fontaine, serinden a su experiencia; Víctor Hugo exaltará esta edad... Pero esta imagen ide-alizada nunca será completamente dominante, siempre susceptible de ser cues-tionada por otras mucho menos positivas.

La vejez no puede ser encerrada en ninguna definición satisfactoria.Idealizada por unos, o denostada por otros, a veces en el mismo período histó-rico, está hecha de imágenes multiformes y esta ambivalencia, que constituye laherencia ambigua del pensamiento occidental, va a contribuir a considerar pape-les muy diversos, incluso opuestos, para los más ancianos entre el retiro y laimplicación en la actividad.

142La cita del original (Job 32, 1-9) es errónea; la traducción del versículo se ha tomado de la Biblia de Jerusalén, 9ºed., 2000 [N. del T.].143La cita del original (Job 29/30) es errónea; la traducción del versículo se ha tomado de la Biblia de Jerusalén, 9º ed.,2000 [N. del T.].

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Permanecer activo...

Los filósofos de la Antigüedad, analizando su propio envejecimiento, se plan-tean la cuestión del sentido que hay que dar a la vejez. ¿Cómo vivir mejor estaúltima etapa de la vida?

Son numerosos los que ven en la filosofía una finalidad para la edad avanza-da. Para Epicuro, como para Séneca, la vejez debe pasarse meditando sobre losfilósofos, estudiando y trabajando así para la posteridad.

Otros piensan en ejercer ellos mismos el poder, como Platón, que idealizaesta edad. En La República elogia el poder gerontocrático: los ancianos, liberadosde las pasiones por el debilitamiento de los sentidos, capaces, por tanto, deentregarse a la virtud y a los placeres del espíritu, deben mandar, administrarjusticia, dar ejemplo a los jóvenes. Plutarco desarrollará un pensamiento similar,pero pide a los ancianos que no manifiesten avidez en el ejercicio del poder, queno busquen acumular las cargas.

Cicerón, retomando a Platón, también hace en De Senectute la apología de lavejez. El anciano, aunque ya no posee la fuerza física del joven, debe saber per-manecer laborioso, emprender nuevos estudios, enseñar, persistir joven en sucorazón. Los placeres son para él los del espíritu, no los de los sentidos. Viviren el campo le proporciona la satisfacción de ver la naturaleza actuando y le per-mite alimentarse de la abundancia de las cosechas. Pero no todos pueden disfru-tar de una hermosa vejez. Una vida virtuosa puede conducir a ello, y cada unotiene el deber de luchar contra la vejez: hacer ejercicio con moderación, teneruna alimentación sana, evitar los festines, el vino... El anciano tiene por horizon-te la sabiduría.

El siglo XVI tiene una concepción radicalmente diferente del papel que hayque otorgar a los ancianos. Montaigne, rompiendo con la beatería de la EdadMedia e, incluso, con la Antigüedad, piensa que hay que aprovechar al máximoesta última etapa de la vida, no para continuar aprendiendo (en oposición aCicerón, sostiene que Catón fue un tonto por aprender griego en su extremavejez) ni para lanzarse a empresas diversas, sino para divertirse. El anciano dis-trae el espíritu asistiendo a espectáculos o viajando a regiones lejanas y no debetemer morir durante el viaje, lejos de su casa, porque es más fácil morir a caba-llo que en la cama rodeado de sus amigos.

En el Siglo de las Luces se le asignó a menudo al anciano un papel educa-tivo, pedagógico. Para Voltaire, como para Diderot, a la vejez se le deben aso-

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ciar la sabiduría, la experiencia, la paz interior, el conocimiento y la capacidadde transmitirlo. Junto a los sabios ancianos es donde los jóvenes puedenaprender.

¿Han cambiado tanto los deberes atribuidos a los más viejos a lo largo de lossiglos? A algunos de ellos se les valora especialmente, pero las palabras no sonlas mismas. El papel de educación y consejo se integró de esta forma en un con-junto más amplio: “la actividad social”. Los ancianos deben permanecer comoactores de la vida económica, pero sin competir con los trabajadores en activo.Ante todo, deben dar pruebas de generosidad. La inmensa mayoría de las obrasque aconsejan vivir bien la jubilación lo dicen: “[la persona de edad avanzada] esgenerosa. Es útil para otros, participa intensamente en la vida que le rodea” (S.Mayence y col 1977, Nathan).

Por consiguiente, los mayores deben poner sus facultades al servicio de lacomunidad: “Gracias a la solidaridad, la disponibilidad y la generosidad de losjubilados de mañana, que vivieron la expansión y el dinamismo de los GloriososTreinta, se podrán resolver muchos problemas sociales o familiares”, anunciaJacques Delas en La Guía de la jubilación (J. Delas, 1997, París, Edition du Rocher).Su papel privilegiado sigue siendo, por supuesto, el de abuelos. Dinámicos y dis-ponibles, se cuenta con ellos para constituir un elemento de estabilidad en unmundo donde las familias estallan y se recomponen.

Fuera del marco familiar, los mayores tienen el problema de decidir si quie-ren ser útiles: trabajar en la acción humanitaria, en Francia o en el extranjero,realizar labores de apoyo escolar, ayudar a los jóvenes parados a redactar uncurrículum vitæ y a encontrar empleo... Hoy en día, del 7 al 8% de ellos se com-prometen con estas actividades. ¿Presagian que el jubilado de mañana tome elpapel del padrino que permite a otros aprovechar su experiencia?

Un sondeo de SOFRES, realizado en 1992 con personas mayores de diecio-cho años, muestra que las funciones que se ven ejercer a los jubilados son elvoluntariado (45%), la solidaridad familiar (43%), la vida municipal y asociativa(30%) y la atención de las personas mayores dependientes (26%).

Entre los papeles tradicionales que se les reconoce a los ancianos, están lasresponsabilidades en la vida pública. Las tres cuartas partes de los alcaldes deFrancia tienen más de cincuenta años y la media de edad de los concejales es decincuenta y ocho años. El estatus de jubilado otorga una disponibilidad muyapreciada, aunque suscita el temor de un “poder gerontocrático”, fuente de

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inmovilismo y conservadurismo. La edad de “la banda de los cuarentones” apa-reció como garantía de dinamismo y renovación, pero en los puestos más eleva-dos del Estado, a pesar de las observaciones irónicas recurrentes sobre elSenado, los dirigentes sobrepasaron con mucha frecuencia la edad legal de lajubilación, lo que es reconocido y aceptado.

Los ancianos, ¿serían de nuevo modelos de virtud y sabiduría? Es precisa-mente la idea de sabiduría la que se retoma y explota en los Consejos deAncianos que se implantan a escala municipal; para justificarse, éstos mismossubrayan la importancia de la experiencia, del sentido común y de la sabiduría,considerados propios de los más ancianos.

Para ilustrar estos nobles sentimientos “que parecen haber abandonado losmás jóvenes: coraje, optimismo, altruismo, generosidad”, las dramatizaciones olas comedias realizadas para la televisión recurren a la figura del anciano, porqueencarna “unos valores más serenos que los demás personajes, que son presa decrisis más agudas “ (D. Destouches y L. Delmas, Notre Temps nª ° 301, enero de1995). Por tanto, los ancianos han de amoldarse a una imagen idealizada...

“La actividad social” viene a completar el estudio. El precepto socrático“dejar de aprender es comenzar a envejecer” vuelve a estar de actualidad. Habríahoy cien mil personas que frecuentan las cuarenta universidades intergeneracio-nales, creadas desde la década de 1970. Las conferencias y los talleres que orga-nizan son eclécticos –filosofía, historia del arte, idiomas, caligrafía, egiptolo-gía...– y pueden satisfacer todos los gustos. Reúnen a “estudiantes” entusiastascon motivaciones diversas: algunos quieren satisfacer una curiosidad intelectual,otros realizarse en temas abandonados, otros, incluso, hacer nuevas relaciones.

Para los que no pueden acceder les quedan la lectura, las exposiciones o loscursos por correspondencia. Reconstituir su genealogía familiar, actividad demoda, aparece, además, como una búsqueda útil para sus hijos y nietos, al per-mitirles reencontrar una pertenencia a un linaje.

Retirándose...

Séneca desprecia a los que se lanzan a los negocios, los que “se preparan paravivir” cuando ya son viejos, y pide a los ancianos que renuncien a los placeresde la juventud.

En oposición a los que detentan la gerontocracia, que quieren devolver elpoder a los ancianos, Aristóteles considera que la sabiduría necesita el dominio

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pleno de los medios físicos y que el gobierno debe ser confiado a hombres jóve-nes y robustos. El anciano, del que hace un retrato repulsivo (para él, la expe-riencia lleva a la desconfianza, a la mezquindad, al egoísmo, a la avaricia, a laslamentaciones), será confinado a las funciones sacerdotales.

También contemplan la oración como tarea de los viejos, desde los primerossiglos de nuestra era, algunos Padres de la Iglesia como Juan Crisóstomo, con-siderando que la edad debilita las pasiones, ve en la vejez un momento muyoportuno para purificar el alma. Pero san Agustín piensa que la lucha sigue sien-do difícil, que el anciano, siempre asaltado por el deseo y la concupiscencia, tieneel deber de no ceder a la tentación, de no dejarse arrastrar hacia el pecado.¡Vergüenza de las mujeres que, para seducir, ocultan los estragos de la edad trasel maquillaje! ¡Harían mejor en pensar en el momento muy próximo de encon-trarse con el Señor! Según san Bernardo, el anciano respetable se prepara parala muerte y está a punto de comparecer “frente al temible tribunal deJesucristo”. Retirarse al convento, para la nobleza que envejece, es ya una entra-da en la eternidad. Sólo la oración da sentido a la vejez.

En el siglo XVII, la vejez vuelve a aparecer como la etapa del arrepentimien-to, de la meditación, de la preparación para el más allá. Se aconseja retirarse delmundo; el lugar del anciano está en el estudio y la piedad.

En cuanto a Erasmo, para el que nada es más detestable que la vejez, ve enla locura un remedio eficaz para no sufrir las desgracias que ocasiona la edadavanzada. Volver a la infancia le parece el destino más deseable.

Periódicamente, a lo largo de la historia, encontramos una crítica exacerbadadel anciano que quiere vivir como los jóvenes. Es inexcusable. Durante toda laEdad Media, se le pide hacer honor a las canas que Dios puso en su frente“como una diadema”. ¡Si quiere ser respetado por su edad, que merezca ese res-peto! De forma general, los hombres de Iglesia o los escritores recomiendanadoptar a esta edad una actitud sabia, digna y discreta, no caer en el ridículo rién-dose mucho, bailando, llevando ropas demasiado extravagantes reservadas a losjóvenes o entregándose a pasiones que se convierten entonces en vicios. Al finalde la Edad Media, se les pide, además, a los ancianos que sean tolerantes con losjóvenes, que no les odien ni calumnien, lo que refleja bastante claramente losconflictos que existen entre las generaciones.

Al término del siglo XVII, el irlandés Swift da recomendaciones, en dieciséisprohibiciones, para que los mayores no se conviertan en una molestia para su

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entorno: no frecuentar a los jóvenes a menos que estos lo deseen, no repetir sincesar la misma historia, no hablar demasiado...

Del mismo modo, en el siglo XIX se editan listas de deberes y de prohibicio-nes para el anciano, tendiendo a hacerle “poco molesto” y a que “se esfuerce poraprender a vivir solo”...

Respecto a los deberes enunciados a lo largo de los siglos, la ambigüedad des-empeña su papel. Filosofar, meditar, estudiar, retirarse, viajar, no imitar o nomolestar a los jóvenes... otras tantas recomendaciones, ciertamente muy diferen-tes, pero todas parecen tener como objetivo marginar al anciano, alejado deotras generaciones. Por el contrario, se le pudo conceder un papel relevante enel ámbito político, educativo o moral.

En la imaginería social contemporánea permanecen profundamente impreg-nados todos estos papeles que se inscriben en el registro del retiro.

“Por un lado, se les dice a ciudadanos en plena forma que, aunque no tienencara de jubilados, deben retirarse del mundo del trabajo. Por otro lado, se anima,se exhorta, se empuja a la gente a cultivar su cuerpo, a fortalecer su salud, amejorar su silueta, con el fin de parecer más jóvenes de lo que son. En el traba-jo, le echan diez años más, pero, delante de su espejo, usted tiene diez añosmenos: veinte años de diferencia”. Este artículo de Notre Temps, de junio de1993, muestra claramente la situación ambivalente que conlleva el hecho de reti-rarse del mundo del trabajo.

Ahora bien, el retiro también adopta la forma de límites de edad en los másdiversos ámbitos. Considerando que los reflejos disminuyen a lo largo de los añosy que, cuando se es viejo, se asimilan demasiado lentamente las nuevas disposi-ciones del código de la circulación, Suiza, en 1998, propuso a millares de conduc-tores de edad superior a los 70 años que se prestaran voluntariamente a una prue-ba que permitía determinar si seguían siendo aptos para conducir. Al 5% de losvoluntarios se le propuso realizar prácticas de revisión. Si se hubiera invitado alconjunto de los conductores –cualquiera que fuera su edad– a prestarse a estaprueba, ¿habrían sido sólo los conductores de edad avanzada los que provocaronmás accidentes y el porcentaje del 5% habría sido inferior?

El retiro también es siempre consecuencia de la invitación a no imitar nimolestar a los jóvenes. Desde la década de 1960, varias obras para vivir bienla vejez invitan a los más viejos a la renuncia y a la abnegación, como estos“diez mandamientos de la vejez” (citado en A. Champigny, Gérontologie 72, 8

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de septiembre de 1972, p. 36.) de los que se muestran aquí algunos extractos:

“Habla lo menos posible de tus dolencias y de tus problemas de salud”. No serían de inte-rés para los demás.

“Ve a ver a tus amigos, pero no demasiado a menudo, y no te quedes allí demasiado tiempo”por miedo de cansarlos.

“Si vives con tus hijos y reciben a unos amigos para cenar, pon la excusa de que se te cierranlos ojos para retirarte temprano”. La conversación que seguirá a esta retirada será másentretenida y animada.

“No seas una carga para tus allegados (y si lo eres, lo menos posible)”. Un viejo debe saberdesenvolverse solo.

“Aprende a apreciar, a amar, a aprovechar la soledad”. Mejor amar aquello a lo que seestá condenado.

“Interésate por tus vecinos y por la gente con la que tienes relaciones”. Si no hay que espe-rar nada de los otros, en cambio hay que ayudarles tanto como sea posible, sin espe-rar reconocimiento ni agradecimiento. La sensación de ser útil es lo único que cuen-ta.

El anciano es aceptable si vive retirado, discreto, invisible. Su presencia impi-de a los otros realizarse y expresar su alegría.

Recientemente se aconsejaba a los visitantes voluntarios de hospitales de unaasociación benéfica que no prosiguieran su actividad más allá de los 72 años. ¿Seconsidera que, a partir de esta edad, contribuyen a deprimir a los enfermos? Enlas asociaciones de jubilados, incluso, se le suele pedir al presidente que dimitacuando alcanza una edad que se juzga demasiado avanzada para cumplir su fun-ción.

Estigmatizando a los “nuevos viejos” que sólo sueñan con su propio placer,el periodista Christian Combaz propone “volver a la tradición”. El papel delanciano es ser paciente y contentarse con “trabajos modestos” (bricolaje, hacerpunto...). Liberado de pasiones, debe esperar serenamente a la muerte. “La únicaactitud digna de este nombre frente a la decrepitud es la que se adopta en unasala de espera, cuando no se tiene el ánimo de leer una revista. Consiste en miraral frente con calma” (Combaz C [1987], Éloge de l'âge dans un monde jeune et bron-zé, París, Laffont, p. 17).

De modo más radical, se dice a veces que el suicidio sería la mejor soluciónpara los que “acumulan achaques” a una edad avanzada: “sé bien lo que haría siestuviera en su lugar” o, más explícitamente, “más vale morir que vivir así, sobre

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todo a su edad”. Programar su muerte, como hizo Paul Lafargue, que se suici-dó, en perfecto estado de salud, el día que cumplía 70 años, se contempla comoun acto deseable, para evitar lo que comúnmente se denomina el “declinar” dela vejez. Ya Plinio el Joven veía en el suicidio un remedio eficaz contra la vejezque le parecía aportar “más tormentos que prestigio o sabiduría”. El mismoSócrates, en su lecho de muerte, ¿no reconoció que la muerte venía a liberarlode las invalideces de la edad? Para el anciano, se piensa hoy en día, el suicidio nosería la renuncia a la vida, sino a una pequeña porción de existencia. El sacrifi-cio sería ligero. Se ignora la idea defendida por Jankélévitch, que, al envejecer,recordaba que la plenitud afirmativa del eterno presente y la posibilidad de laexperiencia vivida no son menores en el caso del anciano que en el caso deljoven.

Nuevas perspectivas

Más allá de la actualización de los papeles tradicionales, la crisis económicade los últimos veinte años ha suscitado otros anhelos. Percibidas mayoritaria-mente como un grupo favorecido en el plano económico, las personas mayorestienen el papel de participar en la lucha contra la crisis de diversos modos. Losmanuales de márketing lo repiten continuamente: los mayores, tomados en sutotalidad, disfrutan de las rentas más altas. Dado que su nivel de vida supera enun 5% al de la población global (1.568 millardos de francos, es decir el 43% dela renta de los hogares franceses antes de impuestos, han sido percibidos porpersonas de más de 50 años en 1994; estas últimas también poseen la mitad delpatrimonio neto de estos hogares, lo que representa cerca de 8.812 millardos defrancos), se les incita a consumir en ámbitos tan diversos como la alimentación,la salud, la higiene, el automóvil, los viajes, los productos financieros y los segu-ros. (Como ejemplo, el 80% de ellos compran un coche nuevo, frente al 42% deotras franjas de edad).

Bajo el efecto combinado de la mejora del estado de salud y del aumento delas rentas de los jubilados, el modelo de “la vieja dama indigna” ha ganado terre-no desde la década de 1960. Los profesionales del ocio han comprendido el inte-rés de dirigirse a esta franja de edad. Viajar y sacar provecho de estas vacacionesde 365 días al año se ha convertido en un imperativo (según ciertas agencias deviajes, los jubilados representan al 50% de los turistas; de abril de 1994 a mayode 1995, las personas de 65 y más años compraron el 25% de las noches de hotelen Francia y el 24% en el extranjero, según una encuesta de SOFRES). Lasmejores temporadas para hacerlo son la primavera y el otoño, y en estos perío-

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dos fuera de las vacaciones escolares es cuando las agencias de viajes aplican susrebajas. La segregación de las edades es también consecuencia de los profesio-nales del turismo y de su preocupación por la rentabilidad. La película deGiuseppe Tornatore “Están todos bien” lo ilustra de modo ejemplar. Un grupo dejubilados en un viaje organizado –entre ellos, Michèle Morgan– se encuentrasolo en una playa de la Riviera, mientras que, bajo una lluvia torrencial, una gra-bación les presenta la región como el país del cielo azul y del sol perpetuo... Alos que tienen menos medios financieros se les lleva a centros de ocio, donde sededican al scrabble, a las cartas o a la petanca: sobre todo, no hay que caer en estacategoría estigmatizante que los consultores de márketing definen como la delos jubilados “depresivos” o “ensimismados”. Para ello es necesario disponer, enel mejor de los casos, de ese materia preciosa: el tiempo. El salón de los jubila-dos, “Tempo allegro” 144, organizado en 1998, era, precisamente, “El salón de losque hacen muchas cosas, salvo su edad”.

“¿Cómo mimar y desplumar a estos clientes de cabellos grises sin decirlesque son viejos?”, se pregunta Le Nouvel Observateur en una encuesta con un títu-lo explícito: “Envejezca, nosotros haremos el resto” (16 a 22 de junio de 1994).Buscando nuevos nichos de potenciales compradores, el director de los labora-torios de ensayos de la FNAC sugiere que los operadores de telefonía móvil seinteresen por los ancianos: “De aquí a poco tiempo, podemos imaginar ofertasespecíficas para las personas mayores de un teléfono con una sola tecla para lla-mar a su médico” (Le Parisien, 28 de mayo de 1999, p. 10). ¿Cuándo somos vie-jos, a quién más podríamos llamar?

Ya en la década de 1960, podíamos leer de la pluma del escritor inglésMichael Frayn: “Tome la edad de la cincuentena... ¡Hay mucho dinero ahí!Bueno, vendales coches deportivos, aparatos para deportes violentos, botas devaquero, equipos pensados para jóvenes... A esa edad es cuando la gente tienedinero para todo esto”.

Hoy en día, la publicidad para pagar de antemano los gastos de las exequiasse basa en la previsión y generosidad de quienes quieren evitar a su descenden-cia la preocupación material y financiera de organizar sus funerales. Por otraparte, desde el punto de vista financiero, los jubilados tienen ahora obligacionescon respecto a las jóvenes generaciones.

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144Tiempo alegre, en italiano en el original [N. del T.]

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El economista Christian Saint-Étienne señala que la generación comprendi-da entre los 20 y los 45 años, al contrario de épocas pasadas (en que la reducidaesperanza de vida permitía heredar siendo aún joven), ahora debe esperar a lajubilación para cobrar su herencia. “No se puede esperar ayuda por este lado”,escribe (C. Saint-Étienne, obra citada). Ciertamente, pero son numerosos lospadres de edad avanzada que benefician con sus bienes a las generacionessiguientes, echando una mano en materia económica: ayuda en los estudios,compra de un apartamento, de un coche... Un estudio realizado en 1995 por laCaja Nacional de Seguros de la Vejez (CNAV) (Cf Attias-Donfut C. y RozenkierA. (1995), Les solidarités entre générations, Vieillesse, familles, État. Nathan.) muestraque las ayudas públicas –pensión, seguro de enfermedad– benefician a los jóve-nes. Incluso cuando sus rentas son bajas, las personas mayores emprenden unadescapitalización en favor de sus descendientes, un adelanto de la herencia. Losmedios de comunicación, los notarios o los bancos les recomiendan encarecida-mente que transfieran el dinero a los jóvenes, ya que ellos no practicarán la polí-tica del calcetín.

Si los papeles precedentes se orientan, más bien, a la categoría de los jubila-dos jóvenes, los de más edad están considerados desde los últimos diez añoscomo una fuente interesante de generación de empleo. Se habla cada vez másdel “yacimiento de la cuarta edad” como de un filón que hay que explotar.Cuando se vuelven dependientes, los ancianos necesitan a los jóvenes para rea-lizar los actos de la vida cotidiana y este trabajo, semejante al de las mujeres enel hogar y que, por tanto, no parece que necesite aptitudes particulares, parecehecho a medida para las personas no cualificadas que buscan trabajo. Bastaconfrontar dos sectores en dificultades para que dos problemas encuentren susolución: el paro y la dependencia. En el marco de contratación de jóvenes,hubo un enjambre de nuevos oficios –lector, agente de sociabilidad, recupera-dor de memoria...– orientados a los de más edad. A ellos les toca responder aesta oferta.

Además de esta expectativa económica, se pide a los mayores que conservenal máximo los atributos de la juventud. Los ancianos se enfrentan a las imposi-ciones del “culto de los valores juveniles” (jeunisme), tras los cuales se disimula lacuestión del reparto del poder entre generaciones: “Sitio para los jóvenes” seentiende como una conminación a permanecer joven si no se quiere ser margi-nado de la sociedad.

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