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Tomás Moro: el santo de Utopía “Entre los muchos mártires que han padecido y muerto en defensa de nuestra Santa y Católica Religión con motivo del cisma suscitado en el reinado de Enrique VIII, se cuenta Tomás Moro, varón de grande ingenio, excelente doctrina y loables costumbres”. (Pedro de Ribadeneyra. S.J.) 1 Jorge Capella Riera Introducción Hernández Arias (2007) denuncia que “la humanidad enfrenta numerosos problemas a nivel mundial: guerras, superpoblación, pobreza, criminalidad, drogas, analfabetismo, hambruna, SIDA, terrorismo, entre otros. Estos problemas han venido intensificándose desde décadas pasadas generando profundos cuestionamientos al desarrollo tecnológico y económico y enfrentando a la humanidad a reflexionar sobre los supuestos beneficios del desarrollo. El punto neurálgico de los 1 Pedro de Ribadeneyra (1526-1611) Biógrafo, historiador de la Iglesia, escritor ascético. Nació en Toledo, en familia hidalga de origen converso, como Pedro Ortiz de Cisneros y luego adoptó el apellido de su abuela materna, oriunda de la Riba de Neyra. En 1539 viajó a Roma donde conoció y convivió con San Ignacio. Entró en la Compañía de Jesús en 1540. Pasó brevemente por París para seguir su formación y la continuó en Lovaina (1543-1545) y Padua (1545-1549). Es autor de una importante producción en la que destaco Historia eclesiástica del cisma del reino de Inglaterra (Madrid, 1588) pues en ella escribe acerca de Tomás Moro. Murió en Madrid en 1611. 1

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Tomás Moro: el santo de Utopía

“Entre los muchos mártires que han padecido y muerto en defensa de nuestra Santa y Católica Religión con motivo del cisma suscitado en el reinado de Enrique VIII, se cuenta Tomás Moro, varón de grande ingenio, excelente doctrina y loables costumbres”. (Pedro de Ribadeneyra. S.J.) 1

Jorge Capella Riera

Introducción

Hernández Arias (2007) denuncia que “la humanidad enfrenta numerosos problemas a nivel mundial: guerras, superpoblación, pobreza, criminalidad, drogas, analfabetismo, hambruna, SIDA, terrorismo, entre otros. Estos problemas han venido intensificándose desde décadas pasadas generando profundos cuestionamientos al desarrollo tecnológico y económico y enfrentando a la humanidad a reflexionar sobre los supuestos beneficios del desarrollo. El punto neurálgico de los cuestionamientos se ubica en el desarrollo desmesurado, no cónsono con la calidad de vida”.

Surge entonces una pregunta lógica: ¿se puede continuar con este tipo de desarrollo?

Nieto (2005) responde así: “Se trata más bien, de generar un cambio profundo en nuestra forma de concebir las relaciones del hombre consigo mismo y con la naturaleza. Esto implica construir alternativas para el futuro, combinando todas las

formas de conocimiento que tengamos a nuestro alcance, incluyendo por supuesto

las que se originaron en formas de organización social y de concepción del mundo

1 Pedro de Ribadeneyra (1526-1611) Biógrafo, historiador de la Iglesia,  escritor ascético. Nació en Toledo, en familia hidalga de origen converso, como Pedro Ortiz de Cisneros y luego adoptó el apellido de su abuela materna, oriunda de la Riba de Neyra. En 1539 viajó a Roma donde conoció y convivió con San Ignacio. Entró en la Compañía de Jesús en 1540. Pasó brevemente por París para seguir su formación y la continuó en Lovaina (1543-1545) y Padua (1545-1549). Es autor de una importante producción en la que destaco Historia eclesiástica del cisma del reino de Inglaterra (Madrid, 1588) pues en ella escribe acerca de Tomás Moro. Murió en Madrid en 1611.

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de los pueblos que sí aprendieron a convivir entre sí y con su ambiente”.

Para Haiek (2010) el Humanismo estuvo en esa honda siendo el núcleo ideológico del Renacimiento en el siglo XV, en el que brilló con luz propia Tomás Moroy y su Utopía en plena coherencia con lo planteado por Nieto.

Efectivamente, en pleno Renacimiento inglés, Moro –con claras ideas morales y políticas- enfrentó al poder de la Monarquía absolutista inglesa que imperaba en ese momento y no dudó en poner en juego su vida, por sus principios éticos y su fe cristiana, más allá de las presiones o amenazas, y nunca claudicó.

Y nos dejó sus enseñanzas. Podemos servirnos de ellas, como ejemplo, para forjar una personalidad cuyos valores y principios éticos y políticos, puedan redundar en beneficio de la sociedad en la que nos toca vivir.

Decía y escribía con frecuencia: "El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral". Y en su momento no dudó en exclamar: "El buen servidor del rey, pero primero Dios".

Pues bien, con este artículo me propongo difundir la vida y obra de ese hombre laico, padre de familia alegre, santo sin milagreríos, que dedicó su vida al Derecho y la Política con honestidad y concilió la fe y la razón, convencido de: "Dichosos los que sufren persecución por causa de la religión, porque su premio será muy grande en el reino de los cielos" (Mt  5,11).

En este trabajo me he remontado a cuando estudié a Moro para obtener el Advanced Level in History (Oxford, 1953-1955), luego a los años en que conduje el Curso de Historia de la Filosofía (1963) y posteriormente a cuando lo tuve en cuenta al escribir “En defensa crítica de la Ideología, la Utopía y el Conocimiento” como primer tema de la segunda parte de mi libro “Política Educativa. Aportes a la política educativa peruana” ( 2002).

Para tratar de lograr el objetivo señalado he dividido la exposición en cuatro partes: contexto socioeconómico, político y cultural en que se desarrolló la vida del santo; su vida, personalidad y obras; su pensamiento y su pervivencia.

Antes de concluir esta introducción deseo formular unas cuantas precisiones:

- A Thomas More, también se le conoce por su nombre en latín Thomas Morus o en castellano Tomás Moro. A lo largo de este texto solo empleo el castellanizado.

- El título del artículo obedece a que creo que la santidad de Tomás Moro se refleja en su Utopía.

- Insisto en que este escrito es de difusión. La amplia bibliografía que consigno al final puede facilitar un estudio mucho más profundo que el que ofrezco.

- He quedado realmente impresionado de la calidad de los libros y artículos que he tenido la oportunidad de consultar y que he empleado en mayor o menor extensión.

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- El mérito es de esos autores, el demérito sería mío si no he sabido estructurar adecuadamente la información acopiada.

- En las breves biografías que he elaborado, y que figuran a pie de página, solo tengo en cuenta los datos que pueden aportar datos importantes para una mejor comprensión del texto.

- Las citas sobre escritos o dichos de Tomás Moro van en letra cursiva.

Espero que lector me disculpe por las deficiencias que seguramente encontrará en este intento de artículo, a modo de ensayo.

Lima, febrero de 2015

Contexto socioeconómico, político y cultural

Watson (1994) dice que “para entender la importancia y la estatura de Tomás Moro y la razón de que se venere su memoria como la de un hombre de extraordinario valor e integridad, es necesario entender algunas de las circunstancias políticas e históricas de su época”.

El historiador inglés Beer (1940) relata así su impresión del momento en que aparece la figura de Tomás Moro: “justo cuando toda la sociedad de su tiempo se tambaleaba ante el empuje de nuevas fuerzas; en el centro de una gran fermentación filosófica y social y dentro de la generación de la rebelión de Kentish, catorce años antes del descubrimiento de América”.

Hernández Arias es más explícito: “La vida de Moro estaba estrechamente ligada a los acontecimientos políticos y religiosos de su época. Inglaterra sufría los resultados de guerras en su afán de conquista de Francia. El pueblo estaba cansado y abrumado por los impuestos y amenazaba con constantes rebeliones. Para entonces la monarquía imperante exigía altas contribuciones, ejercía una administración tiránica y presentaba desavenencias con la Iglesia. Es en este contexto adverso, que Moro concibe su utopía, tratando, a través de la misma, de llenar los vacíos de la sociedad en la cual vivía y eliminar las debilidades inherentes. Se le considera una crítica a la tiranía y a los desórdenes de la monarquía. Es una imagen opuesta de la Inglaterra de entonces, caracterizada por la ambición de poder, intrigas internacionales, desocupación, injusticias sociales, problemas económicos, criminalidad y pobreza”.

Podemos decir que en toda Europa, a comienzos del siglo XVI, la civilización se halla básicamente asentada en dos transformaciones primigenias: la recuperación de la antigüedad clásica y el pensamiento humanista. No voy a entrar a estudiar la primera de ellas pero si el humanismo que es la preparación o, si se prefiere, el inicio del Renacimiento, fenómeno fundamental para comprender el contexto en que se desenvuelve la vida y obra de Tomás Moro.

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El Humanismo

Campillo Meseguer (1984) nos dice que “en la primera mitad del siglo XVI se inicia en toda Europa una profunda reforma moral, protagonizada sobre todo —pero no exclusivamente— por los humanistas, y prolongada en las décadas siguientes por los protestantes y los jesuitas”.

“Los movimientos de renovación habían sido frecuentes en la Baja Edad Media, pero siempre habían tenido un carácter geográfico y temporalmente limitado. O eran aniquilados al poco tiempo de nacer, o perduraban en círculos restringidos, más o menos tolerados, y de escasa repercusión social. Es en el siglo XVI cuando el movimiento de reforma alcanza dimensiones europeas y repercusiones sociales auténticamente perdurables. Y esto no sólo ni principalmente por la personalidad de sus protagonistas, o por el contenido de sus doctrinas, o por la ayuda propagandística que les pudo proporcionar la imprenta, sino sobre todo porque esa reforma moral coincidía con unas transformaciones económicas y políticas que estaban teniendo también un alcance europeo (e incluso ultramarino) y unas repercusiones igualmente perdurables”.

Toda Europa había conseguido recuperar para sí un viejo mundo —un alter ego instructivo—, un pasado remoto pero más cercano a sus preocupaciones que los siglos de la Edad Media [...] todo lo que había que hacer, en los campos de la especulación filosófica, de la actividad política, del progreso, de la cultura, parecía como si ya estuviese hecho, y hecho con un vigor y una perfección supremas. Se trataba de leer los textos clásicos como modelo de quienes aprenden el arte de gobernar, de hacer la guerra, de crear obras artísticas, de forma que el estudio del mundo antiguo se convirtiera en fuerza cultural.

Por eso los estudios humanistas que no supusieron tanto una filosofía cuanto una nueva pedagogía, centrada en la educación humana desde el punto de vista laico: la dramática y la elocuencia, la historia, la poesía y la filosofía moral. Como compartirían los humanistas desde Verguerio (2), la educación tenía que facilitar el contacto con el pasado, que enriquecería la vida en el presente. De esta forma, se anudaron los dos ejes más importantes del Renacimiento.

2 Piero Paolo Vergerio (1498-1565). Fue un humanista y reformador italiano. Nació en Capodistria  y estudió derecho y lógica en Florencia y Padua. En 1526 se casó con Diana Contarini pero al quedar viudo decidió abrazar la carrera eclesiástica. En 1533 fue nombrado Nuncio papal ante el emperador Fernando I de Habsburgo. Se entrevistó con Martín Lutero en Wittenberg, quien le impresionó negativamente. En 1540 participó en el encuentro religioso de Worms. En recuerdo de ese encuentro escribió el tratado De unitate et pace ecclesiae. También redactó De ingenuis moribus, tratado que refleja el enciclopedismo de los humanistas. En 1544 fue denunciado ante la Inquisición en Venecia pero luego de ser examinado fue liberado. No se le permitió acudir al Concilio de Trento. Nunca tuvo intención de apartarse de la Iglesia Católica pero sus escritos fueron cada vez más contrarios a la línea oficial de la Iglesia Católica. Fue

condenado por herejía y despojado de su dignidad episcopal. En vez de responder a la citación del Nuncio Della Casa salió de Italia para no regresar más. Murió en Tubinga.

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El Humanismo Inglés

Aunque no faltaron precursores del humanismo en Inglaterra, vinculados a su visión italianizante, fue Erasmo 3 quien más influyó sobre la primera generación de verdaderos humanistas ingleses.

Según Trillo- Figueroa (2013), “de entre todos, Colet 4 fue el pionero y el principal activista.

Este humanismo en ciernes, “unido a la literatura, constituye el cénit en formación de la lengua inglesa, cuyo proceso de profunda transformación, desde su forma medieval —siendo Los cuentos de Canterbury (1387), de Chaucer (5 ), la última obra de este periodo— hasta el primer estadio del inglés moderno, no concluye hasta principios del siglo XVI.”

“El Renacimiento literario se llevó a cabo en las décadas en que los ingleses, bajo los Tudor, se configuraron como nación. Así se despertó en una amplia capa social un vivo interés en cuestiones políticas y de filosofía del Estado, hecho que encontró su expresión en la literatura, ante todo en la prosa didáctica y en el drama.”

3 Erasmo de Rotterdam (1466 - 1536). Fue un humanista, filósofo, filólogo, teólogo y escritor neerlandés. Estudió en Deventer con los Hermanos de la Vida Común. Clérigo regular de San Agustín (1488) y sacerdote (1492). Recibió la dispensa del Papa León X para vivir y vestir como laico. Cursó estudios en la Universidad de París (1495). En1500 escribió sus "Adagios" (fábulas) que siguió actualizando durante el resto de su vida, hasta llegar a 4500 en el momento de su muerte. En 1506 recibió el título de Doctor en Teología en la Universidad de Turín. En varias oportunidades visitó Inglaterra, donde trabó amistad con Tomás Moro, en cuya casa escribió su Elogio de la locura (1511) en la que aboga por una vuelta a la primitiva ética cristiana y que dedicó a su anfitrión. También escribió sobre temas de educación en Sobre el método del estudio (1511) y La enseñanza firme pero amable de los niños (1529). Hacia 1516, en Basilea, escribió una edición crítica del Nuevo Testamento, que Lutero la tradujo al alemán. Esta situación no fue fácil para Erasmo pues Lutero siempre defendió las ideas de Erasmo. En1524 ataca las exageraciones del alemán acerca de la libertad humana en el texto  "Discusión sobre el libre albedrío". Su última obra "Preparación para la muerte", asegura que haber llevado una vida íntegra, proba y honesta. Consejero del emperador a quien dedicó la Institución del príncipe cristiano en 1516. Calificado como el 'príncipe del humanismo' compuso todas sus obras en latín. Murió en Basilea  en 1536. Prueba del respeto que gozaba es el hecho de que fue enterrado en la Catedral de Basilea pese a ser sacerdote católico.

4 Estudió en Cambridge y en Francia. A su regreso a Inglaterra en 1497 entró a la vida eclesiástica y fue ordenado sacerdote. Tras establecerse en Oxford, adonde invitó a Erasmo, en 1504 comenzó a dar clases de exégesis sobre las cartas de San Pablo. En Londres fundó la Escuela de San Pablo y promovió diversas reformas de la catedral, aunque sin mucho éxito. Sus enseñanzas tuvieron un marcado carácter idealista que le llevó a la justificación de todo poder como de origen divino.

5 Geoffrey Chaucer (1343-1400). Fue un escritor, diplomático y poeta inglés. Nació en Londres alrededor de 1343. Probablemente estudió derecho en el Inner Temple (un colegio de abogados). Viajó a la Picardía y visitó Génova y Florencia en 1373. En este viaje probablemente se encontró con Petrarca o Boccaccio y uno de ellos lo introdujo en la poesía italiana medieval, con las formas e historias que luego usaría en su obra. También se convirtió en miembro del Parlamento por parte de Kent en 1386. Destacó como gran artista y profundo psicólogo, capaz de imprimir gran vivacidad a la narración e impregnarla de un humor malicioso pero profundamente humano. Se cree que comenzó a trabajar en los Cuentos de Canterbury, obra por la que se le conoce, a principios de la década de 1380 y que los concluyó hacia finales de la década del 1390. Fue determinante en la legitimación de su vernáculo inglés medio en una época en la que los idiomas literarios dominantes en Inglaterra eran todavía el francés y el latín.

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El Renacimiento

Hopenhayn (1941) cree que “al Renacimiento se le atribuyen los orígenes de la modernidad, el advenimiento de una nueva racionalidad económica —la mercantil— y la imposición de una nueva racionalidad política —laica, instrumental, de Estado—. También se le adjudica el inicio de una larga secuencia de revoluciones científicas y técnicas, y la transformación radical de principios éticos y visiones de mundo”.

Para Zavala (1937) “conviene destacar un acontecimiento de gran influencia en la creación de las utopías modernas. Este hecho fue el avance amenazante de los turcos

sobre Europa, que culminó con la caída de Constantinopla en 1453. Ya desde medio siglo antes de esta fecha, eruditos griegos habían estado emigrando del Este hacia el Oeste. Los fugitivos llevaron consigo valiosos manuscritos de los clásicos y filósofos griegos que eran desconocidos por los eruditos de Occidente. También llevaron con ellos el espíritu de cultura y enseñanza, el deseo de conocimiento y el entusiasmo por los esfuerzos independientes de la investigación humana . Esta corriente profunda y vitalizadora de pensamiento nuevo penetró poco a poco en la Europa Occidental, imprimiendo su sello en el ambiente cultural europeo”.

Las utopías están empapadas del espíritu de la época. Lejos de ser tradicionalistas están abiertas a lo nuevo, dispuestas a integrar todo lo que permita incrementar el patrimonio cultural, la capacidad científico-técnica y el arsenal del saber.

El Renacimiento Inglés

Según Trillo-Figueroa, el alcance del Renacimiento como categoría y periodo histórico en Inglaterra, más tardío que el continental, no es pacífico. En efecto, durante la segunda mitad del siglo XV la nación era escenario de una seguidilla de guerras civiles conocidas como la Guerra de las Rosas 6.

“La contienda finalizó a finales de ese siglo y la familia Tudor comenzó a gobernar la nación. El nuevo rey, Enrique séptimo, estaba fascinado con el ambiente cultural y político que se estaba dando en Italia, por lo que promovió un desarrollo similar invitando y patrocinando a humanistas italianos. Esto resultó en un florecimiento de ciertas disciplinas

6 La complicada “guerra de las rosas” llamada también “guerra de las dos rosas” comenzó por dos razones: la población de Inglaterra se había enfurecido con el resultado de la Guerra de los Cien Años y las dos casas ducales competían por el trono de Inglaterra, por origen común en la Casa de Plantagenet, como descendientes del rey Eduardo III. Fue una guerra civil que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York entre 1455 y 1487. Según algunos autores fue producto del Romanticismo. En 1483 los Lancaster buscaron el liderazgo de Enrique Tudor, conde de Richmond, que más tarde sería Enrique VII. En la batalla de Bosworh Field murió Ricardo III, líder del bando de York y esto dejó vía libre a Enrique Tudor hacia el trono. Al año siguiente Enrique, ya Enrique VII, se casó con la hija de Eduardo IV, Isabel de York. De esta manera se unieron las casas de York y Lancaster. Este período marcó el declive de la influencia inglesa en el continente europeo, el debilitamiento de los poderes feudales de los nobles. En contrapartida, el crecimiento en influencia de los comerciantes y de la monarquía centralizada bajo los Tudor. Esta guerra señala el fin de la Edad Media inglesa y el comienzo del Renacimiento.

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artísticas, que en Inglaterra abarcó todo el siglo XVI y los comienzos del XVII.”

A diferencia del renacimiento italiano, que se destacó por las artes visuales, en Inglaterra predominaron la música y sobre todo la literatura. Uno de los autores de teatro más famosos fue William Shakespeare 7.

Vida, personalidad y obras

Belloc (1945) escribió que “la tarea de cualquiera que se interese por Tomás Moro debe ser «entender cómo era por dentro. Su figura, su vida y su muerte se resisten a no ser más que materia de estudio erudito. Moro no sólo explica buena parte de cuanto ocurrió en aquellas décadas del XVI, tan decisivas en la historia. Su ejemplo sigue siendo para el verdadero conocedor moreano algo más vital que la erudición, puesto que es el fin de ella; y sin duda más importante, ya que el ejemplo de Moro atañe a aquellas decisiones temporales que hacen posible la convivencia en la tierra mientras tejen silenciosas el destino supratemporal y eterno”.

Vida

Para facilitar la exposición divido este punto en tres partes: primeros tiempos y vida familiar; actuación política; y cárcel, juicio y muerte

Primeros tiempos y vida familiar

Tomás Moro nació en Londres en 1478 en el barrio de Cheapside (en la Milk Street), cercano a la puerta norte de la antigua City amurallada. Su padre fue el Caballero John More, abogado y juez. Su madre falleció cuando él tenía cuatro años. Crióse bajo los principios de la religión y de la piedad católicas.

Desde sus primeros cinco años en la Grammar School de St. Anthony, en Threadneedle, Tomás demostró unas aptitudes excepcionales para el latín, la retórica y la dialéctica. Sin duda, por tan buenas habilidades y por la influencia de su padre cerca del arzobispo de Canterbury y Lord Canciller, John Morton 8 (entonces el hombre más poderoso de

7 William Shakespeare (1564–1616) fue poeta y dramaturgo inglés, venerado ya en su tiempo, alcanzó las altísimas cotas actuales a partir del siglo XIX. En efecto, es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal. Sus obras hoy se leen y representan con mayor frecuencia y en más países que nunca. La profecía de Ben Jonson, se ha cumplido: "Shakespeare no pertenece a una sola época sino a la eternidad". En el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en muchas ocasiones por todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales y de arte dramático. Las comedias y tragedias shakespearianas han sido traducidos a las principales lenguas, y constantemente son objeto de estudio y se representan en diversos contextos culturales y políticos de todo el mundo. En lo personal, con el paso del tiempo, se ha especulado infructuosamente mucho sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su filiación religiosa, e incluso la autoría de sus obras.

8 John Morton (1420–1500). Arzobispo de Canterbury de 1486 a 1500. Nació en Dorset y se educó en Balliol College, Oxford. En 1477 fue enviado por Eduardo IV a la corte de Francia en calidad de embajador. Henrique VII lo nombró Arzobispo de Canterbury el 6 October 1486 y Canciller de Inglaterra un año después. Como Canciller se le encomendó restablecer la economía del país para lo cual dictó una norma, conocida como 'Morton's Fork', según la cual nadie quedaba exento de pagar impuestos. Construyó el "Old Palace" de

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Inglaterra después del Rey), Tomás pasó luego (1489-1491) a formarse en el propio palacio londinense del arzobispo.

El cardenal era un ferviente defensor del nuevo humanismo renacentista y tuvo en mucha estima al joven Moro. Confiando en desarrollar su potencial intelectual, Morton decidió, en 1492, sugerir el ingreso de Tomás Moro, que por entonces contaba con catorce años, en el Canterbury College de la Universidad de Oxford, encomendado a la Orden Benedictina (Black Friars), en el que Moro empezó a estudiar griego y luego pasará dos años estudiando la doctrina escolástica que allí se impartía, y perfeccionando su retórica.

Pero la estancia en Oxford de Tomas Moro duraría apenas dos años (1491-1493). Su padre, empeñado en ver en su hijo «un jurista de nacimiento», según sus propias palabras, decide su traslado a la New Inn of London para complementar su formación jurídica (1495) y Tomás consigue su ingreso en 1501como barrister, una de las categorías de abogados que exitían y existen en Inglaterra.

Es este un momento crítico en la vida de Tomás Moro, en el que le agobian dudas sobre su vocación profesional e incluso personal, por lo que decide emanciparse y dejar la casa paterna para ingresar en la Tercera orden de San Francisco, viviendo como laico en un convento cartujo hasta 1504. Allí se dedicó al estudio religioso. Aunque luego abandonó su vida ascética para volver a su anterior profesión jurídica, nunca olvidó ciertos actos de penitencia, llevando durante toda su vida un cilicio en la pierna y practicando ocasionalmente la flagelación.

En el verano de 1499 se produce un hecho que será definitivo en la vida de Moro: su

primer encuentro con Erasmo, que ha viajado a Inglaterra invitado por Colet y por Lord Mountojoy 9, pasa el verano en su casa de campo de este último, cercana a Greenwich, cerca de la City. Un Tomás Moro de veintidós años entabla amistad fraternal con el gran humanista flamenco que tiene entonces treinta y tres años. Se entienden en latín fluido;

Hatfield House donde Isabel I pasó gran parte de su niñez. Fué mentor del joven Thomas More quien estuvo a su servicio inicialmente como paje y más tarde organizando actividades en su palacio arzobispal en Knole House, Kent. Moro lo menciona en su obra Utopia. En 1493 el Papa Alejandro VI lo nombró cardenal. Murió en Knole House el 15 de setiembre de 1500. 

9 Charles Blount, VIII barón Mountjoy y I conde de Devonshire (1563-1606). Fue un noble y militar inglés. Después de haber luchado en los Países Bajos contra España, participó junto a Essex y sir Walter Raleigh en la expedición a las Azores de 1597 contra los barcos españoles cargados de tesoros. En 1600 fue nombrado Lord Diputado de Irlanda con el encargo de poner fin a la Guerra de los Nueve Años. Reunió un grupo de mercenarios que habían luchado en el valle de Blackwater y el 30 de marzo de 1603, seis días después de la muerte de Isabel I, O'Neill se rindió a Mountjoy en Melifont, cerca de Dundalk. Continuó desempeñando sus funciones, ahora con el título de Lord Teniente hasta 1604. Concedió amnistía general a los rebeldes y acordó la paz en condiciones muy honorables. En 1603 Jacobo I le nombró Señor de la Ordenanza y Conde de Devonshire, otorgándole extensas posesiones. Tras la ejecución de su hermano en 1601, Lady Rich se divorció de su marido en las cortes eclesiásticas, y se casó ilegalmente con Mountjoy en 1605 en una ceremonia presidida por el capellán William Laud, quien más tarde sería Arzobispo de Canterbury. Este matrimonio, en contra de la ley canónica, hizo caer en desgracia a las dos partes, que fueron expulsadas de la corte por el rey Jacobo. Continuaron viviendo juntos como marido y mujer hasta el fallecimiento de Blount el 3 de abril de 1606. 

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Moro admirará en Erasmo su enorme erudición; Erasmo, el ingenio y las excelentes cualidades intelectuales de Moro.

Se recibió en leyes y ejerció la abogacía con éxito, en parte gracias a su preocupación por la justicia y la equidad. Posiblemente durante esta época aprendió el francés, necesario tanto para las cortes de justicia inglesas como para el trabajo diplomático, uniéndose este idioma al inglés y latín ya aprendidos durante sus estudios primarios.

En 1515 por encargo del Rey, Moro participó en embajadas comerciales que consistían en gestiones entre grandes compañías de Londres y Amberes y le confiaron algunas misiones diplomáticas en países europeos.

Desde 1504 fue elegido juez y subprefecto en la ciudad de Londres, pero se opuso a algunas medidas de Enrique VII.

Más tarde sería juez de pleitos civiles y profesor de Derecho. Para entonces comienza a decantar su vocación en toda su plenitud. Moro ha decidido —tras grandes debates con Erasmo— que su vocación no era de célibe y años después contrae su primer matrimonio con Jane Colt (1504) con quien tuvo cuatro hijos: Margaret, quien sería su discípula, Elizabeth, Cecily y John. Su esposa falleció en 1511 y posteriormente se casó con Alicia Middleton, viuda siete años mayor que Moro y con una hija, Alice.

Moro se percató que, por estos tiempos, la educación, dominada por la Iglesia, era estéril y aburrida, y consistía en el aprendizaje memorístico del catecismo y las conjugaciones latinas, algo de cálculo y traducciones del latín al inglés y viceversa. La progresiva aparición, inspirada en la literatura griega, de una nueva percepción del mundo como un lugar hermoso, y de la belleza y la personalidad del ser humano, transformó la concepción de la educación. Por eso, nos dice Watson, “En las cartas que escribía al preceptor de sus hijos, Moro le daba instrucciones muy precisas acerca de su educación. Era un decidido partidario de la educación superior para la mujer, basada especialmente en el estudio de los clásicos y la filosofía, como antídoto de las aburridas lecciones de música, bordado y cocina. Las hijas de Moro, por cierto, escribían en latín y lo hablaban a menudo en casa.”

Pero no contento con esto, Moro trató de poner en práctica las nuevas ideas sobre educación en su “academia”.10 Y esta academia llegaba hasta su hogar. “Puede decirse, señala Watson, que todo su hogar era un lugar de experimentos educativos. Enseñó a su mujer y a su familia a cantar y tocar diferentes instrumentos musicales, y a leer y debatir sobre cuestiones filosóficas y teológicas en latín y en inglés, y a veces en griego. No hacía ninguna distinción entre hombres y mujeres, y se ha dicho que el hogar de Moro era “un modelo intemporal de felicidad dornéstica”.

Durante este tiempo profundiza en su formación teológica y política. Decisiva fue la lectura de la Civitate Dei de San Agustín.11

10 La “academia” de Moro era el lugar en que solía recibir a sus amigos, ya que allí podía poner en práctica muchas de sus ideas, mediante tranquilas conversaciones con su mujer, sus hijos y sus amigos, sin distinción de clase o de sexo, sobre arte y literatura, así como sobre religión y los valores laicos. Le interesaba tanto la disciplina, siempre dentro de un ambiente civilizado y cortés, corno el debate libre entre los sexos. Además de Erasmo, entre sus amigos y seguidores figuraban Colet, Hoibein el Joven, Fisher y Linacre. Dos amigos que quedaron especialmente impresionados por lo que oyeron y vieron en casa de Moro fueron Sir Thomas Elyot autor del libro titulado “El Gobernador” (1531), el primer libro sobre educación escrito en inglés y no en latín, y Roger Ascham, preceptor de la futura reina Isabel I y autor de “El maestro de escuela” (1570).

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Actuación política

Enrique VIII sucedió a su padre, Enrique VII , quien antes de morir obtuvo una bula de dispensa del papa Julio II para que Enrique pudiera casarse con Catalina de Aragón, viuda de su hermano mayor Arturo. La boda fue el 11 de junio de 1509. El rey fue coronado el 28 de ese mismo mes y Moro entra a su servicio.

Con la llegada de Enrique VIII, protector del humanismo y de las ciencias, Moro integró el primer Parlamento en 1510. Viajó por Europa y recibió la influencia de distintas universidades. Desde allí escribió un poema dedicado al Rey, que acababa de tomar posesión de su trono. La obra llegó a manos del Rey, quien lo hizo llamar, naciendo a partir de entonces una amistad entre ambos.

En 1516 escribió su famoso libro "Utopía", materia de estudio de este artículo. En 1517 se produce una revuelta en Londres contra mercaderes extranjeros, que Moro logra refrenar hábilmente, por lo que el rey Enrique VIII lo nombra Consejero Real, renunciando a sus otros cargos. Más tarde es  nombrado Caballero, Speaker de la Cámara de los Comunes, Canciller del Ducado de Lancaster y High Steward de las Universidades de Oxford y Cambridge.

En 1520 ayudó a Enrique VIII a escribir  “Defensa de los siete Sacramentos”. A ello siguió su designación para diferentes cargos y su condecoración con distintos títulos honoríficos.

Ese mismo año su hija Margaret se casó con William Roper, quien sería su primer biógrafo.

En 1526 fue juez de la Cámara de la Estrella. Trasladó su residencia a Chelsea  pues se lo designó Lord Canciller en 1529. Fue el primer canciller laico después de varios siglos. Su cuidado se centraba en amparar y defender la Justicia y la Religión, y resistir con su autoridad, doctrina y libros que escribió, a los herejes protestantes que venían secretamente de Alemania a propagar sus enseñanzas.

Y aquí viene un hecho trascendental en la vida de Tomás Moro. Enrique VIII estaba casado con Catalina de Aragón12, hija de los Reyes Católicos, hacía ya veinte años. De este

11 Esta obra, que escribió el Obispo de Hipona durante su vejez -entre el 412 y el 426-, es una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad Celestial a la Ciudad Pagana. A pesar de la designación del cristianismo como religión oficial del Imperio, Agustín expuso que su mensaje es más espiritual que político. El cristianismo, según él, se debe referir a la ciudad mística y divina de Jerusalén (la nueva Jerusalén) y no tanto a la ciudad terrenal. Su teología sirvió para definir la separación entre Iglesia y Estado, algo que caracterizaría a las relaciones políticas de Europa occidental, frente al Este bizantino, en donde lo espiritual y lo político no mostraba una separación tan evidente. Seguramente De civitate Dei es el primer intento de coordinar los acontecimientos históricos y el progreso de la humanidad, la lucha incesante entre las dos ciudades y la providencia de Dios; de ahí que se considere a San Agustín el fundador de la filosofía de la historia, donde todo el progreso de la humanidad se realiza en el sentido de un aumento de la ciudad celeste a expensas de la ciudad terrena. Y así, nos ofrece una visión de la historia universal a la luz de los principios cristianos. En esta historia de la filosofía, ni el azar, ni el destino o la fortuna representan papel alguno, ni las decisiones o las pasiones de los seres humanos; porque todo está ordenado por Dios, sin que limite, en ningún caso, la libertad del hombre. La Historia no puede ser un círculo sin fin, sino un camino hacia un fin que le dé sentido. Jesucristo y su Obra Redentora constituyen el eje del desarrollo histórico. En definitiva, es una visión que habla de una Historia del Hombre como persona y como comunidad, en la que el alma es su fundamento, pues busca o rechaza a Dios.

12 Catalina de Aragón y Trastamara de Castilla, Infanta de Aragón y Castilla (1478-1536). Fue Reina de Inglaterra desde 1509 hasta 1533. Nació en el Palacio arzobispal de Alcalá de Henares, el 15 de diciembre

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matrimonio tuvo una hija. Pero el rey se enamoró de Ana Bolena (13) y para casarse con ella se hizo el propósito de repudiar y apartar de sí a Catalina. El monarca insistió en obtener la nulidad de su matrimonio a fin de poder casarse nuevamente para conseguir su deseo de tener un hijo varón, que su esposa no podía ya darle.

Enrique consultó a muchas personas sobre este asunto, entre ellos a Moro quien respondió, con firmeza y libertad cristiana, que de ninguna manera podía parecerle bien el divorcio y apartamiento de la Reina.

Vázquez de Prada (1999) indica que “ante aquella negativa, Enrique VIII, en palabras de Moro: “generosamente me declaró que no quería que de ningún modo hiciera o dijese nada que no creyera de acuerdo con mi propia conciencia; y que debía mirar primero a

de 1485, siendo la menor de las hijas del rey Fernando II de Aragón y de la reina Isabel I de Castilla. Tenía tres años cuando fue prometida en matrimonio al príncipe Arturo, primero en la línea de sucesión al trono inglés. Ello se hizo mediante el “Tratado de Medina del Campo”, como parte de la política de alianzas diseñada por sus padres para aislar diplomáticamente a Francia. Estudió derecho canónico y civil, aritmética, literatura clásica, genealogía y heráldica, historia, filosofía, religión y teología. Aprendió a hablar, leer y escribir en castellano y latín además de hablar francés y griego. Tuvo una crianza muy religiosa y desarrolló una fe que desempeñaría un gran papel en su etapa de madurez. En 1501 contrajo matrimonio con Arturo, en la catedral de San Pablo de Londres, quien murió al año siguiente. Entonces, los intereses de Estado llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el nuevo heredero, el príncipe Enrique, hermano del difunto, aunque la boda se pospuso hasta que el príncipe de Gales se convirtió en Enrique VIII (1509). De la unión de ambos nacieron seis hijos, aunque de todos ellos sólo sobrevivió María Tudor, futura reina de Inglaterra. En 1507, actuó como embajadora para la Corte Española en Inglaterra, convirtiéndose en la primera mujer embajadora de la historia Europea. La reina fue mecenas del Humanismo Renacentista y amiga de los grandes eruditos Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro. El 11 de junio de 1513 Enrique nombró a Catalina como regente o Gobernadora de Inglaterra cuando él viajó a Francia. Por 1525, Enrique VIII estaba enamorado de su amante, Ana Bolena, e insatisfecho con su matrimonio con Catalina que no había producido ningún varón superviviente. El Rey buscó una manera de que se declara nulo su matrimonio, poniendo en marcha una cadena de acontecimientos que condujeron a la ruptura de Inglaterra con la Iglesia Católica. En efecto, cuando Clemente VII rehusó la declaración de nulidad el matrimonio, Enrique se casó con Ana Bolena, se separó de la obediencia a la Iglesia Católica de Roma en 1534 y se hizo reconocer como jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra. Catalina se negó a reconocer oficialmente este hecho y siguió considerándose la esposa legítima del Rey así como la verdadera reina, atrayendo mucha simpatía popular. Después de ser desterrada de la Corte, pasó el resto de su vida en el castillo de Kimbolton donde murió el 7 de enero de 1536.

13 Ana Bolena (1501-1536). Reina consorte de Inglaterra. Nació en 1501 en Rochford Hall, condado de Essex. Era hija de sir Tomás Bolena, más tarde primer conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde, y su esposa, lady Isabel Bolena, hija de Thomas Howard, segundo duque de Norfolk. Como se ve, la familia Bolena pertenecía a una de las más respetables de la aristocracia inglesa. Buena parte de su infancia transcurrió en Francia, en la corte del rey Francisco I, donde recibió una esmerada educación palaciega: francés y conocimiento detallado de la cultura francesa y el protocolo. Completó sus estudios en los Países Bajos. Era una devota cristiana. En 1525, Enrique VIII se enamoró de ella y comenzó a cortejarla. Al principio, Bolena lo mantuvo en secreto, pero por 1528 era del conocimiento público que Enrique tenía la intención de casarse con ella. Se casaron en privado. Ante la negativa del Vaticano de convertirla en reina sugirió que Enrique debía conducir la Iglesia. Cuando William Warham, conservador Arzobispo de Canterbury, murió, Bolena designó al capellán de su familia —Thomas Cranmer— para el puesto. También apoyó el ascenso del radical Thomas Cromwell. A la muerte de Wolsey, Ana se convirtió en la persona más poderosa de la corte. En ese momento los acontecimientos comenzaron a moverse con paso rápido. El 23 de mayo de 1533, Cranmer declaró que el matrimonio de Enrique y Ana era auténtico y válido. Ella quedó embarazada en unos meses y, como era costumbre en la realeza, hubo una segunda ceremonia matrimonial, que tuvo lugar en Londres el 25 de enero de 1533. La hija de Enrique y Ana nació algo prematuramente el 7 de septiembre de1533, en el palacio de Placentia. Bautizaron a su hija con el nombre de Isabel, en honor a la madre de Enrique, Isabel de York. Cuando Ana se repuso de un nuevo aborto, Enrique declaró que su

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Dios, y después de Dios a él”. Y Moro, desde entonces, se atuvo escrupulosamente a esa palabra.

Sin embargo en adelante el Rey le ofreció grandes beneficios y prebendas si apoyaba su resolución, y para que se decidiese le mandó que tratara este asunto con el Rector del Colegio Real de Cambridge, que fue el promotor de este asunto y gran adulador del Rey. Este decía claramente que más querría atraer a Moro a su voluntad

que la mitad de su reino. Es más lo nombró Canciller, pensando que con ello cambiaría su opinión.

Conservó esta alta dignidad durante tres años, al cabo de los cuales habiéndose declarado el Rey Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra dimitió de su cargo de Canciller, dimisión que le fue aceptada por diversos motivos, principalmente porque no había respondido a los designios por los que se le había dado el nombramiento.

Y, tal como nos hace ver Melero (1998), Moro sabía que se convertía en presa fácil para sus enemigos. Por eso, en previsión de los malos tiempos que se avecinaban, se le ocurrió un golpe maestro: redactar y erigir su propio epitafio en vida.

Enterado el Papa de cuanto ocurría en Inglaterra, escribió al Rey rogándole que no decidiera nada hasta que se resolviera en justicia lo de su primer matrimonio, amenazándole con excomulgarlo. Pero Enrique, que ardía en las llamas de su pasión,

no dejó su mal propósito y se valió de Crammer14, a quien había nombrado Arzobispo de Cantorbery, el cual dio sentencia de divorcio y se casó con Ana Bolena.

Cárcel, juicio y muerte

matrimonio fue maldecido por Dios. La sospecha popular contra Enrique y su amante, Juana Seymour, los cuales fueron vistos de banquete en el Támesis, era generalizada. Ana expresó su temor ante la posibilidad de un próximo divorcio. Fue acusada de adulterio, incesto y alta traición. Por lo que el 2 de mayo de 1536, fue detenida y llevada a la Torre de Londres. Allí fue juzgada por una corte de pares, de la que formaba parte su propio padre, y unánimemente condenada. Tras permanecer diecisiete días encarcelada, murió decapitada el 19 de mayo de 1536. Según los testimonios contemporáneos, su comportamiento fue digno y calmo incluso en el patíbulo, a fin de preservar de la cólera regia a su hija Isabel.

14 Thomas Cranmer (1489-1556) .Arzobispo de Canterbury. Nació el 2 de julio de 1489 en Arselacton, en el condado de Northampton (Gran Bretaña), en el seno de una antigua familia. Estudió en Cambridge donde contrajo matrimonio con la hija de un caballero. Pasó a ser lector en Buckingham College. Durante su estancia en Cambridge, se suscitó la cuestión del divorcio de Enrique VIII de Catalina de Aragón. En aquel tiempo, por causa de la peste, el doctor Cranmer se fue a vivir a la casa de un tal señor Cressy donde coincidió con los defensores del rey en ese pleito mientras el Rey se alojaba en Greenwich. El rey quiso verse con él y le comunicó sus escrúpulos. Luego de un supuesto estudió al respecto consideró que el obispo de Roma no tenía autoridad alguna para dejar a un lado la Palabra de Dios. Enrique en 1532 lo nombró arzobispo de Canterbury siguiendo la recomendación de Ana Bolena. Ese mismo año se casó con una sobrina de Andreas Osiander, el reformador de Núremberg, aunque mantuvo su matrimonio en secreto. Desempeñó un importante papel en la Reforma anglicana. Pues validó el matrimonio del rey con Jane Seymour, con anulación previa del matrimonio con Ana Bolena. Stephen Gardiner, obispo católico y Canciller durante el reinado de la Reina María I presentó graves acusaciones contra Cranmer. Pero luego el Rey Eduardo VI confirmó a Cranmer en las mismas funciones La muerte de Eduardo, en 1553, lo expuso a toda la furia de sus enemigos. Es arrestado al reunirse el parlamento, y en noviembre fue declarado culpable de alta traición. Fue condenado en Roma y falleció quemado en la hoguera en Oxford el 21 de marzo de 1556.

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Pronunciada la sentencia de divorcio y coronada Ana Bolena como Reina, se mandó que todos jurasen que aceptaban el segundo matrimonio como legítimo, y que los hijos de él eran los verdaderos herederos del reino. Tomás Moro rehusó hacer tal juramento y por ello fue preso, con el mayor escándalo, junto con otros muchos que hablando mal del segundo matrimonio cayeron en la indignación del Rey.

Pero la cuestión no quedó ahí, en 1532 los sínodos provinciales de Cantorbery y de York reconocieron al Rey como Cabeza Suprema de la Iglesia en Inglaterra, si bien con esta reserva puramente formal: «en cuanto lo permite la ley de Cristo». Y dos años más tarde las Convocaciones rechazaron toda jurisdicción del Papa sobre el reino. Solo El cardenal Pole15, el arzobispo Fisher16 y Moro defendieron al Papa.

15 Reginald Pole (1500-1558). Arzobispo de Canterbury y cardenal de la Iglesia católica. Nació en el castillo de Stourton, en Straffordshire, hijo de sir Richard Pole, sobrino de Margarita Beaufort, madre del rey Enrique VII de Inglaterra, y Margaret Pole, condesa de Salisbury. Inició sus estudios en la Cartuja de Sheen. En 1512 Ingresó el Magdalen College de Oxford, donde sería alumno de Latimer y de Linacre. En 1521 viajó a Padua, donde entró en contacto con importantes personajes y promotores del renacimiento italiano. Todo ello le proporcionaron un conocimiento de la cultura clásica, lengua y pensamiento, de cuyos frutos gozaría el resto de su vida. Volvió a Inglaterra en julio de 1526, y fue entonces cuando Enrique VIII le ofreció el arzobispado de York o la diócesis de Winchester a cambio de apoyar el divorcio del rey con Catalina de Aragón. Pole fue invitado a suceder a Wolsey como arzobispo de York o a que aceptara la sede de Winchester. Pole dudaba y pidió un mes para pensárselo. Por fin obtuvo una entrevista con el Rey y parece que expresó sus sentimientos sobre la cuestión del divorcio de forma tan atrevida que Enrique enfureció. Se vio obligado a exiliarse en Francia y en Italia. En Roma  fue nombrado cardenal por el Papa Pablo III en 1536. A Pole le costó el exilio —no retornaría a su patria hasta que lo hiciese como Legado pontificio para la reunificación de Inglaterra con la Iglesia Católica y le situaría en una incómoda posición de alianza con Carlos V. A muchos otros, como Moro, del que fue amigo, o Fisher, les costó la cabeza. En 1542 fue designado como uno de los tres delegados pontificios para presidir el Concilio de Trento y, a la muerte de Pablo III, estuvo tan sólo a un voto de convertirse en el siguiente Papa. La muerte de Eduardo VI, el 6 de julio de 1553 y la posterior coronación de la católica María Tudor en el trono de Inglaterra precipitó su retorno del exilio y fue nombrado arzobispo de Canterbury, legado apostólico de la Santa Sede y consejero personal de la reina. En 1542 fue uno de los tres legados nombrados para presidir el Concilio de Trento. Debido a los muchos retrasos, los Padres conciliaron no se reunieron hasta diciembre de 1545, mientras tanto el cardenal inglés empleó el tiempo en escribir el tratado "De Concilio". Se vio obligado a dejar Trento el 28 de junio por razones de salud. Bajo el papado de Pablo IV, fue acusado de herejía en la corte romana. Su temprana muerte le libró de un proceso inquisitorial. En efecto falleció, en Lambeth Palace, el 17 de noviembre del año 1558, apenas doce horas después de la muerte de la reina María Tudor.

16 Juan Fisher (1469 -1535). Fue educado en Michaelhouse en Cambridge donde estudió teología, alcanzó el doctorado y fue su vicecanciller. Bajo su dirección se fundó Christ's College y Saint John's College en esa universidad. Fue ordenado sacerdote a los 22 años, bajo dispensa especial, y en 1504 el rey Enrique VII le nombró obispo de Rochester, aunque sólo tenía treinta y cinco años. En el interín fue rector de la universidad, de 1501 a 1508, y al final se le concedió el título de rector vitalicio. En 1502 fue capellán de la madre del Rey, Doña Margarita Beaufort, condesa de Richmond y Derby. Comenzó a estudiar griego a los 48 años y hebreo a los 51. Su gran placer eran los libros, y formó una de las mejores bibliotecas de Europa, con la intención de legarla a la Universidad de Cambridge. Se opuso de forma enérgica a la reforma protestante, sobre todo a las doctrinas de Martín Lutero contra quien escribió cuatro gruesos volúmenes, donde publicó la primera refutación de la nueva doctrina. Como miembro de la cámara de los Lords, luchó vigorosamente por reformas que separaran al clero de las influencias del Estado. En el sínodo que convocó el cardenal Wolscy, en 1518, el censuró, con gran valentía, al clero por su corrupción, vanidad, relajamiento y amor a las ganancias. En 1527, se opuso al plan del rey Enrique VIII de Inglaterra para divorciarse de Catalina de Aragón, de quien Fisher era confesor. En 1529, fue uno de los consejeros de la reina en el proceso de anulación del matrimonio, que se llevó a cabo en Black Friars ante el cardenal Campeggio y actuó como el mejor de sus defensores. En 1534 cuando él y Tomás Moro se negaron a jurar la nueva Acta de Supremacía

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En un bote antes de ser apresado, hablando con su yerno Roper (2009) sobre la posibilidad de perder su libertad, Moro le manifestó: "La batalla está ganada". La batalla está ganada, existen muchas interpretaciones de esta expresión: la batalla de Moro consigo mismo, la batalla frente a la tentación, la batalla contra los temores, la batalla del bien contra el mal, la batalla de la verdad contra la mentira, la batalla de la muerte contra la vida, la batalla que ya Cristo ganó por nosotros.

Estando preso, escribió dos libros; uno titulado: "Consuelo en la tribulación", en inglés, y el otro en latín sobre la “ Agonía de Cristo” del que me ocuparé al tratar el pensamiento de su autor.

Según Melero , “la prisión de Moro generó gran expectación a todo el reino, y sabiendo el Rey su gran autoridad y la estimación que todos le tenían, empezó a dudar si le convendría más el dejarle con vida o quitársela y caer en la indignación de todo el reino. Al fin se determinó por lo último. Pero antes comenzó por el Obispo Fisher, contra el que se enfureció más al saber que el Papa le había nombrado Cardenal estando en la cárcel. Pensaba que con la muerte del Obispo, que era gran amigo de Tomás Moro éste se podría intimidar y ablandar. Fisher fue condenado a ser arrastrado, ahorcado y desentrañado”

Fue avisado Moro de la muerte santa de su compañero, y temiendo que por sus pecados no merecía la corona del martirio, con el corazón lleno de amargura y el rostro de lágrimas, se volvió al Señor y lo dijo: “Yo confieso, Señor, que no merezco tanta gloria, pues no soy justo ni santo como vuestro siervo Fisher, al cual habéis escogido como varón conforme a vuestro corazón entre todos los de este reino, pero no miréis,

Señor, lo que merezco, sino a vuestra misericordia infinita, y si es posible, hacedme participar de vuestra Cruz y Cáliz, y de vuestra Gloria”.

Dijo esto con tanto sentimiento que los que no le entendían se figuraron que se enternecía con el temor de la muerte, y que ahora se podría ablandar e inclinar a la voluntad del Rey, y para moverle a ella volvieron a instarle muchos personajes, entre ellos su propia esposa para persuadirle de que no se dañara a sí mismo y a sus hijos, pero Moro siguió firme en su posición, como veremos más adelante.

Después de estar casi catorce meses en la cárcel, el día primero de julio de, 1535 fue llevado a la Torre de Londres, ante los jueces. En el juicio se hizo cargo de su propia defensa  y al ser preguntado por la ley promulgada mientras él estaba preso, en la que se quitaba la autoridad al Papa y se daba al Rey, respondió con gran firmeza, agudeza y constancia lo mismo que las otras veces.

Verdaderamente hermosas son las cartas que desde la cárcel escribió este gran sabio a su hija Margaret que estaba muy desconsolada por la prisión de su padre. En una de ellas

ambos fueron encarcelados en la Torre de Londres acusados de alta traición. Durante su prisión el Papa Pablo III lo nombró cardenal lo que enfurecido al Rey quien dijo: "Pues ese capelo se lo colgará de los hombros, porque no tendrá cabeza para llevarlo. Junto al verdugo dijo: "Voy a morir por Jesucristo y por la Iglesia Católica. Con mi muerte quiero dar testimonio del Papa como jefe único de la Iglesia. Hasta el cielo... hijos..." Sus últimas palabras fueron del salmo 31: "En tí Señor, he puesto mi confianza". Considerado un mártir por los católicos romanos ingleses, Fisher fue canonizado por el papa Pío XI en 1935, al igual que Tomás Moro.

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le dice: "Con esta cárcel estoy pagando a Dios por los pecados que he cometido en mi vida. Los sufrimientos de esta prisión seguramente me van a disminuir las penas que me esperan en el purgatorio. Recuerda hija mía, que nada podrá pasar si Dios no permite que me suceda. Y todo lo permite Dios para bien de los que lo aman. Y lo que el buen Dios permite que nos suceda es lo mejor, aunque no lo entendamos, ni nos parezca así ".

Finalmente, y después de acusarlo de haber escrito a Fisher, animándole contra dicha ley, fue condenado a muerte, cuya noticia recibió con gran alegría diciendo: “Yo por la gracia de Dios, siempre he sido católico y nunca me he apartado de la comunión y obediencia al Papa, cuya potestad entiendo que está fundamentada en el Derecho Divino, y que es legítima, loable y necesaria, aunque vosotros temerariamente la habéis querido abrogar y deshacer con vuestra ley" Durante siete años he estudiado esta materia, y hasta ahora no he encontrado ningún autor santo que diga que en las cosas espirituales que tocan a Dios ningún seglar ni Príncipe temporal puede ser Cabeza y Jefe de los eclesiásticos, que son los que han de gobernar. También digo que el decreto que habéis dado es contra el juramento que antes hicisteis de no atentar jamás contra la Iglesia Católica, que es una e indivisa, y por vosotros solos no tenéis autoridad para hacer leyes, decretos ni Concilios contra la paz y la unión de la Iglesia Universal. Esta es mi fe; este es mi parecer, en el que moriré, con el fervor de Dios”.

Oyendo estas palabras que había dicho Moro delante del pueblo, que había acudido a la novedad de una causa seguida tan sin razón ni justicia contra un hombre tan insigne en virtud, prendas y demás circunstancias, les pareció a los jueces que no ganarían nada, y mandándole apartar, confirmaron la sentencia de muerte.

Terminado el juicio le volvieron a la cárcel, y a su paso le salió al encuentro su hija Margaret, a la que amaba tiernamente, para pedirle su bendición y el ósculo de paz, que le dio con mucho amor y ternura.

Cuando llegó a la cárcel se entregó a la oración y contemplación, recreando en el Señor su alma santa con muchos y suaves consuelos divinos.

Bouyer (1984) nos cuenta una confidencia hecha a su yerno Roper: «¡Ojalá quisiera el Señor, querido Roper, que me metieran en un saco y me arrojasen inmediatamente al Támesis, con tal de que quedaran bien establecidas tres cosas en la cristiandad!... La primera es que la mayoría de los príncipes cristianos, que se hallan en guerras mortales, tuvieran paz universal entre sí. La segunda, que la Iglesia de Cristo, que se halla de momento mortalmente afligida con errores y herejías, estuviera sosegada y en perfecta unidad de religión. Y la tercera, que el asunto del matrimonio del rey, que constituye ahora un problema, se concluyese felizmente para gloria de Dios y tranquilidad de las partes interesadas».

El Papa y el emperador Carlos V, quienes veían en él al mejor pensador del momento, presionaron para que se le perdonara la vida y se la conmutara por cadena perpetua o destierro, pero no sirvió de nada.

Él se despidió de su hijo y de su hija y volvió a ser encerrado en la Torre de Londres y el 6 de julio fue llevado al martirio. Al llegar allí puso por testigo al pueblo, que estaba presente, de que moría por la Fe Católica, encargando a todos que rogasen a Dios por el Rey, afirmando que moría como fiel ministro suyo, pero más

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aún de Dios, que es el Rey de Reyes.

Tomás Moro fue beatificado junto a otros 53 mártires, entre ellos John Fisher, por el papa León XIII en 1886, y finalmente proclamado santo por la Iglesia católica el 19 de mayo de1935 , junto a John Fisher, por el papa Pío XI.

Su fiesta se estableció el 9 de julio. Después del Vaticano II, fue cambiada y su nombre añadido al santoral católico en 1970 para celebración el 22 de junio junto a John Fisher.

El 31 de octubre del año 2000 Juan Pablo II lo proclamó patrón de los políticos y los gobernantes, respondiendo así a la demanda que, en 1985, le presentó el Presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga (), quien recogió centenares de firmas de jefes de Gobierno y de Estado, parlamentarios y políticos.

En 1980, Moro fue añadido al calendario de Santos y Héroes de la Iglesia de Inglaterra junto a John Fisher como "mártires de la reforma".

Epitafio

Los restos de Moro iban a ser lanzados al Támesis después de la decapitación, pero su hija Margarita consiguió conservar su cabeza, y parece ser que ésta fue descubierta en 1824 en la cripta de la familia Roper, en San Dunstan, Cantérbury. No obstante, Moro quiso que su “memoria” quedase grabada en la Old Church de Chelsea junto con los cadáveres de sus dos esposas.

Melero señala que efectivamente la tumba se instaló en la iglesia parroquial de Chelsea, junto al Támesis, donde Moro residía. Allí se trasladaron los restos de su primera mujer y allí campeó desde entonces, cincelada sobre piedra, su defensa prepóstuma frente a las calumnias que ya se propalaban. El Epitafio todavía se conserva hoy en día, aunque la piedra acusa los estragos de los bombardeos de 1941.

A continuación, introduzco el texto del Epitafio en castellano, indicando que Moro lo dejó escrito en latín:

“Aquí yace Joanna, la querida esposa de Tomás Moro, que quiere que sea también la tumba de Alice y la mía. Una de ellas, unida conmigo en nuestros años de vigorosa juventud, me dio un niño y tres niñas que me llaman padre. La otra ha sido mujer tan dedicada como si los hijos fueran suyos, una cualidad muy rara en una madrastra. Una vivió su vida conmigo, y la otra vive todavía conmigo de tal guisa que no puedo decidir cual de las dos me es más amada. ¡Qué felices hubiéramos vivido los tres si el destino y la religión lo hubieran permitido! Pero la tumba nos unirá y rezo para que el cielo también nos una. La muerte nos dará lo que la vida no pudo.”

Vázquez de Prada considera que “la santidad civil de Moro no sólo resalta en su final heroico por defender su conciencia sino también en la trayectoria que deja entrever el Epitafio. Hay en ella una calidad humana de base que lo acredita como un hombre extraordinariamente razonable, cuya vida ya era de por sí un testimonio. Como laico, Moro supo vivir en el mundo sin ser del mundo, de acuerdo con lo que él denominaba “mixed life”, y de acuerdo también con la idea de que no hay ningún orden ni estado de vida que sea, por definición, superior a otro. Moro encarnaba el ideal del caballero cristiano que proponía Erasmo: uno entre los diversos intentos de renovación que por

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entonces procuraban hacer frente a los males de la Cristiandad, abocada casi fatalmente a la confrontación entre Reforma y Contrarreforma”.

Personalidad

Teólogo, humanista, filósofo racionalista, crítico social intransigente, estadista nacional y mártir católico , tal fue Tomás Moro, uno de los hijos inmortales de Inglaterra y una de las más grandes figuras en la historia de su tiempo.

Desde temprana edad puso en evidencia que poseía una personalidad nada común, personalidad que gracias al concurso de dotes corporales y bienes del alma le hicieron, como veremos a continuación, varón clarísimo y dieron verdadera nobleza a su familia.

Aspecto físico

Erasmo nos describe así a Moro: “No es alto de estatura ni notablemente bajo; pero la simetría de todos sus miembros nada deja que desear. Tiene tez clara, más bien arrebolada que pálida, aunque no rubicunda [...] Su pelo es rubio oscuro, o si usted lo prefiere, castaño claro; su barba rala, sus ojos gris azulados con algunas manchas, lo que habitualmente denota naturaleza feliz [...] Su expresión corresponde a su carácter, y siempre muestra una alegría agradable y amistosa, muchas veces manifestada en una mirada sonriente [...]”

“Su salud no es tan robusta como satisfactoria, pero basta para el desempeño de todas las tareas que convienen a un ciudadano honorable ... Tiene todas las probabilidades de vivir mucho tiempo [...] Nunca he visto a nadie menos preocupado por la elección de comidas... Su voz no es fuerte ni débil es fácilmente audible, no es suave ni melodiosa , pero clara. No parece tener ningún don natural para la música vocal, aunque le deleitan todas las clases de música [...]”

Naturalidad

No se encuentra en los escritos de Moro ningún fenómeno que ocurrió a otros santos como apariciones, voces celestiales, milagros ni arrebatos místicos. Persevera anclado firmemente en la claridad de su conciencia cristiana frente a todo lo que tiene por delante. Sólo cuenta con su fe y su razón, su libertad anclada en el amor a Cristo y a la Iglesia. Ha formado su conciencia durante largo tiempo con estudio y reflexión. Su convicción es tan honda y tan pura que no tiene necesidad de juzgar, despreciar o condenar a los demás. Ni disminuye su amor y respeto al Rey que le envía a la muerte, ni su lealtad al país que tanto ama. Pero su amor a Cristo y a la Iglesia es mayor, y fundado en la clara razón, en la verdad. Por esto murió, no tanto por un principio o idea o tradición, ni siquiera doctrina, sino por una persona, por Cristo. No por un amor a Cristo en abstracto, sino a su Iglesia y a la verdad revelada en ella, en su caso la aceptación y defensa de la supremacía espiritual del Romano Pontífice, la "roca". Moro amaba a Cristo y comprendió que negar aquella verdad o punto doctrinal equivalía a renegar de Cristo.

Escribió la “Agonía de Cristo” con lucidez, afecto y ternura, pero sin ningún sentimentalismo.

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Simpatía

Whittington (1932) afirmo sin lugar a dudas, “Moro es hombre de la inteligencia de un ángel y de un conocimiento singular. No conozco a su par. Porque ¿dónde está el hombre de esa dulzura, humildad y afabilidad? Y, como lo requieren los tiempos, hombre de maravillosa alegría y aficiones, y a veces de una triste gravedad. Un hombre para todas las épocas”.

A los 22 años ya es doctor en abogacía, y profesor brillante. Es un apasionado lector que todos los ratos libres los dedica a la lectura de buenos libros. Uno de sus compañeros de ese tiempo dio de él este testimonio: "Es un intelectual muy brillante, y a sus grandes cualidades intelectuales añade una muy agradable simpatía".

Whittington añade que “para con sus hijos, para con los pobres y para cuantos deseaban tratar con él, Tomás fue siempre un excelente y simpático amigo. Acostumbraba ir personalmente a visitar los barrios de los pobres para conocer sus necesidades y poder ayudarles mejor. Con frecuencia invitaba a su mesa a gentes muy pobres, y casi nunca invitaba a almorzar a los ricos. A su casa llegaban muchas visitas de intelectuales que iban a charlar con él acerca de temas muy importantes para esos momentos y a comentar los últimos libros que se iban publicando. Su esposa se admiraba al verlo siempre de buen humor, pasara lo que pasara. Era difícil encontrar otro de conversación más amena”.

Prudencia

De todas las virtudes exhibidas por Moro en estos tres años (la paciencia, la fortaleza, la sabiduría, la piedad, etc.), ninguna brilla tanto como aquella que aglutina todas las demás: la prudencia.

Moro sufre la pobreza (con paciencia), aguanta las presiones internas y externas (con fortaleza) se mantiene en oración y en la ejemplaridad de vida y, sobre todo, no comete ninguna imprudencia para poder mantenerse en lo esencial.

Melero apunta que “durante el ejercicio de sus funciones como Canciller trató a amigos y enemigos de tal manera que entre todos los ministros del Rey ninguno se destacó tanto en refrenarlos y dificultarles sus actividades cuando era necesario; por cuya razón fue tan amado y reverenciado de las personas virtuosas como aborrecido y perseguido por los perversos”.

No opina públicamente sobre el forzado divorcio, aunque el rey conoce su criterio contrario; está incluso dispuesto a aceptar la sucesión en Isabel (a la que considera bastarda) si el rey así lo ordena. No critica a su Rey, hace apología de la obediencia de los súbditos incluso ante decisiones erráticas... pero en lo accesorio.

Humanista

El mismo Erasmo dice: “Ha devorado la literatura clásica desde sus primeros años. De muchacho se aplicó al estudio de la literatura y la filosolia griegas; su padre, lejos de ayudarlo (aunque es en otros aspectos un hombre bueno y sensato), lo privó de todo apoyo en esta empresa. Se lo consideraba casi un renegado, por haber desertado de la

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profesión paterna; es decir, la jurisprudencia inglesa [...] Sin embargo, aunque la mente del joven, nacido para cosas mejores se rebelaba, y con cierta razón, después de conocer las disciplinas escolásticas se dedicó al Derecho con tal éxito que nadie fue luego más consultado por los litigantes. […]”

Moro llegó a ser un intelectual de primera línea, figura cumbre del humanismo renacentista europeo. Fue muy docto en todas las letras y elocuentísimo en las lenguas griega y latina.

En “Un cuadro perdido de Holbein” Bouyer nos cuenta que “Erasmo, Holbein el joven, Moro, la segunda esposa y sus hijas éste Isabel, Cecilia y Margarita, su hijo John, su yerno William Roper y, a veces, el Rey Enrique VIII constituyeron un círculo humanista y tenían tertulias después de las comidas.

Holbein se preguntaba mientras pintaba: “¿cómo hacen para pasar en un instante no sólo de un tema a otro, sino de las bromas más distendidas a las afirmaciones filosóficas o religiosas de una profundidad inesperada aún en su manera de formularlas?”17

Humor, ironía y sátira

Un rasgo muy específico del humanismo político de Moro y de su amigo Erasmo será el uso del humor y la ironía.

En la mayoría de sus obras se dan ejemplos casi únicos de mezcla entre la ironía germana y latina, y el humor anglosajón.

Como bien sabemos, la ironía consiste en expresar cómicamente cosas en el fondo

muy serías, y el humor, en soltar las mayores sandeces con seriedad impávida. El sacerdote Prévost 18 nos ha dado un análisis tanto de las fuentes como de las etapas de redacción y composición de la Utopía, que resultará difícil superar. El mismo es plenamente consciente del humor de Moro y no deja de apreciarlo. Sólo se le podría reprochar que, habiendo estudiado su obra con tal seriedad, quizás haya olvidado a veces la sonrisa disimulada con que, a la postre, la ofrece Moro al lector.

17 Es una verdadera lástima que el retrato, que Holbein terminó aquella tarde, haya sido extraviado por los herederos de Erasmo de suerte que aún no se ha logrado encontrarlo.

18 Antoine François Prévost (1697- 1763). Fue un novelista, historiador y traductor francés. Estudió con los jesuitas de La Flèche y de Ruan. En 1721, entró a la orden de los benedictinos.y en la abadía de Saint-Germain-des-Prés , en 1727, trabaja en la obra Gallia christiana. En 1728 escribe los dos primeros volúmenes de las Memorias y aventuras de un hombre de calidad retirado del mundo. Abandona el monasterio y va a Londres donde aprende extensamente la historia y lengua inglesas lo que quedará reflejado en sus escritos futuros. En Utrecht en 1731 y 1732 escribe El Filósofo inglés, o historia de Monsieur Cleveland, hijo natural de Cromwell. En 1733 regresa a Londres donde funda Le Pour et contre, diario especialmente dedicado al conocimiento de la literatura y cultura inglesas. En 1734, negocia su retorno con los benedictinos y realiza un segundo noviciado de algunos meses en el monasterio de , cerca de Évreux. Los tres últimos tomos del Filósofo inglés aparecen finalmente en París de modo clandestino en 1738-9.

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Efectivamente, en Utopía  Moro vuelca su modo irónico, satírico de denunciar la mala política. El humor de la descripción que hace de Nusquema, el país de ninguna parte, en la Utopía, terminada ante los ojos de Erasmo, se verá totalmente impregnado de una ironía muy erasmiana. Una vez atravesada así la corteza de respetabilidad postiza de las instituciones supuestamente cristianas de la propia Inglaterra, el humor siempre perceptible en el futuro Lord Canciller y hasta en el eventual mártir, tiene en ella la última palabra, haciendo derivar hacia la farsa las pretendidas reformas definitivas, sin excluir las del sorprendente Hythloday19.

Como bien anota Melero, “Moro mantuvo hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que le recibiría al cruzar el umbral de la muerte”.

En la madrugada del 6 de julio de 1535 le comunicaron que lo llevarían al sitio del martirio, él se colocó su mejor vestido. De buen humor como siempre, dijo al salir al corredor frío: "por favor, mi abrigo, porque doy mi vida, pero un resfriado sí no me quiero conseguir".

Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo en estos términos: «Le ruego, le ruego, señor teniente, que me ayude a subir, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo». Luego, al arrodillarse dijo: «Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte». Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes: «Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios».

Entereza y firmeza

Moro no aceptó jurar que aceptaba la supremacía del rey sobre la Iglesia. Ahí su conciencia recta y formada alega que era ley contraria a la ley de Dios explicada en el

Evangelio, mantenida en la tradición de la Iglesia romano-católica, a pesar de tantos errores.

Durante uno de los juicios a los que Moro fue sometido el Duque de Norfolk le dijo:-¿Cómo podéis declarar vuestro mal ánimo contra la majestad del Rey? Y él respondió:-No declaro, señor, mal ánimo contra mi Rey, sino mi fe y la verdad. Porque en lo demás yo soy tan adicto al servicio del Rey que ruego a Dios que no me sea más propicio a mí, ni de otra manera me perdone, que como yo he sido fiel y afectuoso servidor de Su Majestad.

Entonces el Canciller replicó:¿Pensáis, pues, que sois más sabio que todos los Obispos, Abades y Eclesiásticos? ¿Que todos los nobles, caballeros y señores? ¿Que todo el Concilio, o por mejor decir: que todo el reino?

-Señor - respondió -, por un Obispo que vosotros tengáis de vuestra parte tengo yo ciento de la mía y todos los Santos; por vuestros nobles y caballeros tengo yo toda la caballería de los Mártires y Confesores, por un Concilio vuestro, que sabe Dios cómo se ha hecho, están en mi favor todos los Concilios que en la Iglesia de Dios se han celebrado de mil años acá; y por este vuestro pequeño reino de Inglaterra, defienden mi verdad los de Francia, Italia, España y todos los demás reinos, provincias y potentados amplísimos.

19 Tomás Moro utiliza al personaje Hythloday -un extraño e imaginario navegante, compañero de Vespucio, explorador y filósofo- para hacer ciertas críticas a la sociedad de su época. Era oriundo de Portugal. Dominaba muy bien el latín y el griego.

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Melero nos cuenta que cuando recibió a su esposa, que el Rey le había enviado para que cambiara de opinión mantuvieron esta breve conversación: “-Señora, a vuestro parecer, ¿cuántos años podré vivir?-Veinte años, si Dios fuere servido - respondió ella.-¿Pues queréis vos, señora - dijo él -, que por veinte años de vida pierda yo la eternidad? Si dijerais veinte mil ya sería algo, aunque tampoco este algo es nada comparado con la eternidad.”

En otra oportunidad volvió a visitarle su esposa quien le dijo: -«Buenos días, Master Moro. Me sorprende que, habiendo pasado hasta hoy por hombre prudente, cometáis ahora la locura de permanecer en esta angosta y sórdida prisión, y que quizá os consideréis feliz conviviendo con ratas y ratones, cuando podíais estar libre gozando del favor y benevolencia del rey y de todo su consejo, haciendo simplemente lo que todos los obispos y hombres más doctos de este reino han hecho. Y cuando pienso que en Chelsea tenéis una hermosa casa, biblioteca, galería, jardín y huerta y tantas comodidades al alcance de la mano, donde podríais vivir feliz en compañía de vuestra esposa, de vuestros hijos y de vuestros criados, me pregunto, en nombre de Dios, qué es lo que tenéis en la cabeza que os hace languidecer aquí.» Después de haberla escuchado tranquilamente, Moro la respondió en tono alegre:-«Por favor, mi buena señora Alicia, dime una cosa.-A ver, ¿qué?, preguntó la dama.-¿No se halla esta casa tan cerca del cielo como la mía?-A lo que ella, que no gustaba mucho de este tipo de discursos, replicó en su estilo familiar: ¡Taratata!-¿Por qué eso? ¿No es realmente así, señora Moro?A lo que ella replicó: - ¡Bone Deus, Bone Deus!, querido esposo mío. ¿Nodesistiréis nunca de esta decisión?»

Después de haber agotado todos estos argumentos, ¡y qué argumentos! estaba demasiado claro que él no daría nunca marcha atrás.

ObrasLa producción de Tomás Moro es muy extensa y abarca obras referidas a retratos de personajes públicos, como el caso de Life of Pico della Mirandola (Vida de Pico della Mirandola) o Historia Richardi Tertii (Historia de Ricardo III); a poemas y epigramas de su juventud (Epigrammata).

Son también importantes los diálogos-tratados que realizó en defensa de la fe tradicional atacando duramente a los reformistas tanto laicos como religiosos. Entre este tipo de obras se encuentran por ejemplo Responsio ad Lutherum (Respuesta a Lutero), A Dialogue Concerning Heresies (Un diálogo sobre la herejía), The Confutation of Tyndale's Answer (Refutación de la respuesta de Tyndale) o The Answer to a Poisoned Book (Respuesta a un libro envenenado).

Además de estos escritos, que visan sobre todo la defensa de la Iglesia de Roma, también escribió sobre los aspectos más espirituales de la religión. Así, se encuentran escritos como Treatise on the Passion (Tratado sobre la Pasión de Cristo), Treatise on the Blessed Body (Tratado sobre el Cuerpo Santo), 

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Otras obras que escribió son las traducciones, desde el latín, de Lucano, así como varias cartas y pequeños textos: Letter to Bugenhagen, Supplication of Souls, Letter Against Frith, The Apology, The Debellation of Salem and Bizance, A Dialogue of Comfort Against Tribulation, Letter to Martin Dorp, Letter to the University of Oxford, Letter to Edward Lee, Letter to a Monk.

Pero como acabamos de ver, Moro fue un destacado filósofo y político y como tal nos dejó un importante legado literario que, según Trillo- Figueroa (2013), fluye en tres grandes fuentes: la Historia del Rey Ricardo III; Utopía y las Actas que dan fe de su defensa en el proceso que le llevó al patíbulo.

No voy a abordar la primera y la tercera por no ser materia de este artículo. En cambio, si lo haré con su obra cumbre “De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae” (Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía) (París, 1516), en la que describe y critica los problemas sociales de la humanidad y propone un nuevo tipo de sociedad. Con esta obra se ganó el reconocimiento de todos los eruditos de Europa. Uno de sus inspiradores fue su íntimo amigo Erasmo de Róterdam. La redactó durante una de las misiones asignadas por el rey en Amberes.

Como veremos más adelante, en ella criticó el orden político, social y religioso establecido, bajo la fórmula de imaginar como antítesis una comunidad perfecta; su modelo estaba caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno. Es por esto que Utopía fue condenada por la inquisición aunque luego se le levantó semejante arbitrariedad.20

La última obra que escribió fue Instructions and Prayers o De Tristia Christi (La Agonía de Cristo) 21, redactada en latín de su puño y letra en la Torre de Londres. El manuscrito, salvado de la confiscación decretada por Enrique VIII, pasó por voluntad de su hija Margaret a manos españolas y a través de Fray Pedro de Soto, confesor del Emperador Carlos V, fue a parar a Valencia, patria de Luis Vives, amigo íntimo de Moro. Actualmente se conserva dentro de la colección que pertenece al museo del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia.

Silva y Verástegui (2007) nos cuenta que la obra fue más adelante traducida al inglés por una dama de la misma familia de More, Mary Basset, hija de William Roper.

Las “Obras Completas de Thomas More” han sido publicadas, en una edición crítica, por la Universidad de Yale en 1976.

Pensamiento de Tomás Moro

20 “Yo Maestro Bartolomé Ximenez Patón, Notario del Santo Oficio, y con especial comisión para la expurgación de los libros, certifico, y hago fe que el texto de la Utopía, que compuso Tomás Moro, no solo no está prohibido sino que puede y debe imprimirse sin escrúpulo, ni sospecha de mala doctrina; antes bien su lección es de curiosidad cristiana y piadosa; y por ser así, en testimonio de esta verdad, lo firmé, y signé, en Villanueva de los Ynfantes, en 27 de Septiembre de 1637 años”. 21 Por este libro tengo especial predilección porque entreteje, con suma maestría, los evangelios con la vida cotidiana de Inglaterra e incluso nos alienta a que llevemos una vida cristiana auténtica ,

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Como acabamos de considerar, la obra de Tomás Moro es muy amplia y abarca una gran cantidad de temas por lo que me sería imposible estudiar su pensamiento a partir de toda su producción literaria. Me tendré que contentar con trabajar la que llamamos Utopía y la Agonía de Cristo, por considerar que la primera es su obra magna y la segunda por ser la más ligada al espíritu cristiano que animaba a nuestro pensador.

De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae (Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía) 22

He juzgado pertinente usar como título de este apartado el nombre original de la obra de Moro tal como lo hiciera al ocuparme de su producción literaria .

Naturaleza y estructura

Con frecuencia se ha insistido en el carácter fantástico, fabuloso e irónico de la narración de la famosa isla llamada Utopía. Eso da a entender el poco conocimiento de lo que en el apartado anterior hemos visto.

La complejidad del asunto y la seriedad con que quiero abordar el tema me obligan a que considere algunas posiciones frente a su concepción y a su estructura.

Naturaleza

Diez de la Cortina Montemayor (2013) afirma que “la “Utopía” de Tomás Moro no es una fábula ni un mero divertimento literario del autor. Utopía es el límite que se ha de hallar presente en nuestra mirada si lo que queremos es construir un mundo en el que todos los males (morales, políticos, religiosos) sean erradicados por completo”.

Para Haiek (2010), es una novela política, cuadro idealista, de un Estado democrático cuyos ideales están reñidos con la naturaleza real del hombre y de la cosas. “Es su propósito lograr una sociedad justa, regida por los máximos principios de la libertad, bienestar y solidaridad humana”.

Yo creo que la Utopía de Tomás Moro es una eutopía, un tipo literario compuesto por la descripción y propuesta, a modo de ensayo, en el que el autor denuncia la situación de Inglaterra y apuesta por nuevos caminos que puedan renovar al hombre y a la sociedad, de tal manera que sus integrantes vivan felices satisfaciendo plenamente sus necesidades materiales y espirituales.

Podemos decir con Bouyer que cuando se ha comprendido lo que es Utopía, “se está en disposición de comprender a este Canciller de Inglaterra que orientará toda su política, inspirada por un ideal de Renacimiento y de Reforma, auténticamente cristiano y humano, contra la herejía ya galopante y contra el cisma ya más que amenazador, así como el mártir que preferirá, a

22 Bidegain Ponte (2010) nos dice que Utopía es un neologismo greco-latino bastante revelador. Asociando el “U” privativo a “topos” (lugar), el resultado es el “país de ninguna parte”, traducción de la palabra latina “nusquama” que no le gustaba a Moro y era el título original de su obra.

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costa de su vida, permanecer fiel a un solo punto de la fe, aunque se le considere oscuro, pero que comprende que, renunciando a él, se renuncia a todo.”

Estructura

Según Campillo Meseguer (1984), “la obra está dividida en dos libros: en el primero, escrito a modo de diálogo y después del segundo, se lleva a cabo una crítica de la situación social de Europa, y especialmente de Inglaterra, a comienzos del siglo XVI. En el segundo, escrito a modo de discurso o relato, el viajero Rafael Hythloday describe la isla de Utopía, cuyos habitantes gozan de un perfecto sistema de organización política. Esta misma distribución de la obra manifiesta cuál es el sentido exacto de la reflexión de Moro, que él mismo resume en una sola frase: «Un príncipe es como un manantial perenne del que brotan todos los bienes y males del pueblo». Dicho de otro modo: el poder es la causa y el remedio de todos los problemas sociales, el origen simultáneo del mal y del bien. En el libro I se nos muestra cómo el poder es la causa de todos los males que padece la sociedad inglesa, y en el libro II se nos muestra cómo el poder puede ser también el remedio de todos esos males”.

Russo (2004) precisa que los dos libros “representan textual y 'geográficamente' cada uno de los extremos de la oposición sobre la que pivota la obra de Moro como humanista cristiano23. La isla de Utopía, construcción ideal, es el fruto de una planificación racional y diseño meticuloso de la República óptima (es decir, eutopia)”.

Estudio del pensamiento

Nuevamente tengo que aclarar que el número de temas que se abordan en esta obra hace que aquí me limite a un comentario sobre el aspecto global de Utopía, luego una breve referencia a la crítica de la situación social de Inglaterra de mediados del siglo XVI y por último tratar con algún detalle los temas del segundo libro que me parecen más pertinentes al propósito del presente artículo: vida y relaciones humanas, estudios, trabajo,cultura, política, religion, comparaciones y despedida.

Comentario global sobre Utopía.23 Como el libro I es el espejo donde se mira el libro II, conviene sintetizar las situaciones o circunstancias que son criticadas: “1) absolutismo de los reyes en los estados modernos; 2) guerras injustas para afianzar el poder de sus monarquías; 3) violencia de los príncipes contra sus súbditos; 4) derecho penal inhumano; 5) excesivo número de mendigos y pobreza; 6) ociosidad, deshonestidad y desenfreno; 7) casi nulo valor de la vida humana; 8) sobran muchos miembros en las órdenes religiosas; 9) muchas e inadecuadas leyes; y 10) abusos de la propiedad privada.”

“El libro II “ respira humanismo, humanismo cristiano por todas partes: 1) pacifismo; 2) abolición de la pena de muerte salvo en muy contados casos; 3) eliminación de la mendicidad; 4) selección estricta de los miembros de las órdenes religiosas; 5) moderación en el uso de los bienes; 6) valoración del trabajo tanto en el hombre como en la mujer; y, 7) prohibición de la ociosidad deshonesta. Pero algunos textos también nos hablan de barbarie, en el sentido de inhumanidad: 1) la horca para los ladrones; 2) pobreza extrema de muchos, en especial del campesinado; 3) el suicidio asistido en los hospitales a los incurables; y, 4) el vandalismo de los mercenarios en las guerras. Mas también hay un punto de modernidad: 1) pacifismo y, sobre todo, 2) la libertad religiosa.” (Hernández , 2013)

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Cualquiera sea la perspectiva que se tome al estudiar Utopía, aparecen elementos del racionalismo emergente del siglo XVI. Y la lectura de la obra no deja dudas: el régimen de la isla es un orden completamente racional. Desde este punto de vista, tenemos un orden imaginado por Moro-autor, invención que llega hasta los más íntimos detalles de la organización social; y un orden racional inventado por Utopos, el “founding father”

que da a Utopía su orden institucional. Orden que Moro-personaje conoce a través del relato de Hythloday. Justamente, la dificultad para captar la intencionalidad de Moro

radica en el entrelazamiento de Moro-autor y Moro-personaje, ya que no es evidente que por la boca de Moro- personaje esté siempre hablando Moro-autor”. (Bidegain

Ponte, 2010) 24

“ Frente a la división estamental de la Antigüedad y de la Edad Media, Moro postula el imperativo moral del trabajo como la única vía para la igualación social. Que la propiedad sea común, dice, pero que sea también común el trabajo”. (Campillo Meseguer, 1984)

“Moro considera que el mal puede ser combatido y el bien alcanzado. “ Permite pensar en la “utopía”, el “no-lugar”, no simplemente como una quimera, como una fantasía, como un pasatiempo intrascendente, sino como un proyecto para la acción, como un programa realizable en el futuro, como un horizonte históricamente accesible, como una meta a la que los hombres pueden acercarse lenta y laboriosamente, guiados exclusivamente por su razón y su esfuerzo. De este modo, pensar la inmanencia de lo político implica pensar la historicidad de lo humano; y si se hace desde la perspectiva de Moro, implica también pensar la posibilidad del progreso histórico.” (Campillo Meseguer)

En Utopía Moro “expone su ideal sobre el orden político y social acorde con la concepción humanística de la libertad del hombre. Utopía es un país dominado por la razón natural. Ubicado en una isla de manera de asegurar “...física, histórica e ideológicamente el aislamiento de Utopía, condición, si no imprescindible, por lo menos recomendable para las repúblicas ideales” (Pardo, 1983). Una nación sin pobreza y sin los males del mundo producidos por el derecho de propiedad, el uso del dinero y el amor por el oro y la plata, ya que “...la madre amantísima que es la Naturaleza, todas las cosas necesarias las puso sin ahorrarlas y de forma que pudiéramos conseguirlas sin ningún esfuerzo; así, por ejemplo, el aire, el agua y la tierra; en cambio, hundió en las profundidades de sus entrañas lo que no posee ninguna utilidad y sólo es vana riqueza”. Hernández Arias (2007)

“El proceso de progresiva secularización de la sociedad, así como la crítica a la inadecuación de las instituciones políticas y eclesiásticas que culminaron en la Reforma, exigían una nueva manera de plantearse el problema de la relación entre lo público y lo privado o, lo que es lo mismo, la cuestión de la articulación entre la esfera de la moral y la de la praxis política en la que la primera ha de tener lugar”. (Diez de la Cortina Montemayor)

24 Para facilitar la lectura he optado por colocar el nombre del autor al final de cada cita.

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“El Estado perfecto ha de fundarse sobre la paz exterior y sobre la igualdad interior. La política ha de ser entendida como el instrumento de realización de la moral. Y ésta tiene sus dos pilares fundamentales en la paz y en la justicia. Hay en Moro un claro optimismo antropológico, una confianza en la bondad natural del hombre: es la historia la que se ha desviado de la naturaleza, son los gobernantes los que han traicionado su verdadero cometido. Y es a ellos a los que corresponde asegurar el buen orden del Estado. La misma isla de Utopía debe su nombre a Utopo, que la

conquistó y le dio el ordenamiento jurídico y político (e incluso geoestratégico, ya que

mandó cortar el istmo que la unía al continente) que hizo de ella un Estado autárquico y ejemplar; y los únicos que en ella son eximidos del deber generalizado del trabajo son los que se dedican al estudio, de entre los cuales son elegidos todos los cargos públicos, incluido el cargo vitalicio de Jefe del Estado. En Moro, como en Platón, los más sabios son los que han de gobernar; el poder ha de estar en manos no de los más fuertes sino de los más justos. Pero en Utopía, a diferencia de lo que ocurre en La República, se suprime la doble división entre ociosos y laboriosos y entre civiles y guerreros: el trabajo es un imperativo general, y el oficio de la guerra ha de ser abolido”. (Campillo Meseguer)

Tanto en el Estado ideal de los utopianos como en los Estados reales de los europeos, la religión comienza a ser pensada como un instrumento político de cohesión social, como una eficaz arma de control moral. Por eso, aunque en Utopía se admite la pluralidad religiosa, se prohibe en cambio defender públicamente el ateísmo: “ Se opuso [Utopo] con el mayor rigor a que nadie abdicase de su dignidad humana hasta el punto de creer que el alma desaparece con el cuerpo y que el mundo va a la deriva sin la providencia de Dios. Creen, en consecuencia, los utopianos que están marcados unos premios para los buenos y fijados unos suplicios para los malos”. (Campillo Meseguer)

Si no se pueden arrancar de raíz las malas opiniones, si no puedes poner remedio a los vicios recibidos por tradición tan allá como tú quisieras, no por eso, sin embargo, se ha de dar de mano a la República, como tampoco en caso de tempestad se debe abandonar la nave porque no puedes calmar los vientos [...] antes hay que intentar un camino oblícuo y te has de forzar lo más que puedas [...] por conseguir que lo que no puedes tornar en bueno resulte lo menos malo posible. Pues no puede todo andar bien si no son todos buenos. (Moro 1997)

“La Utopía de Tomás Moro contrapone al nivel pragmático de la política una reflexión existencial. Presenta aquello que 'existe' o 'está' (statu quo europeo) y aquello que 'no es' (utopía) y 'podría ser' mejor (eutopía). De esta manera, el 'no lugar' conecta a la obra con la ontología o filosofía de la existencia, y el 'mejor lugar' implica una voluntad comparativa, o más bien, de contraposición. Un estricto sentido crítico subyace en esta disposición”. (Diez de la Cortina Montemayor)

“La motivación y la razón son los cimientos sobre los que Moro levanta Utopía. Todo hecho, característica o idea relativos a la vida en la isla encuentran siempre sustento en una explicación. Hay, entre otras, una motivación por excelencia que es la 'funcionalidad', que se mide en relación con las necesidades naturales de los hombres y a los valores y reglas que permiten la existencia de la República. La funcionalidad de los objetos y las prácticas en Utopía se opone directamente al ornamento y 'gratuidad' con que se

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caracteriza a Inglaterra. Se estima que Moro trae al texto detalles meticulosos para mostrar la funcionalidad como regla, y remarcar la oposición con Inglaterra”. (Russo)

Ahora bien, “el conjunto de esos 'males' está vinculado a la hybris 25, al capricho individual o a la parcialidad de una clase. Hay una relación proporcional con la alta convencionalidad de las bases del sistema. Evidentemente el dinero no es el único factor causante de las condiciones en que se halla el reino, pero sí es primordial considerar su carácter convencional y su artificialidad. Es decir, no hay relación alguna entre el dinero y los objetos o el trabajo, excepto un acuerdo, una convención, y esto se halla completamente vinculado al tema del poder, ya que cuando no existe un vínculo 'natural' o motivado -en fin, necesario- que establezca valores en una sociedad, son los sectores de poder quienes marcan las reglas. La existencia del poder en lugar de la autoridad refuerza la oposición con Utopía. El kratos 26 en Inglaterra se opone al ethos 27 de Utopía. (Russo)

“Moro muestra una preocupación clara por la mendicidad que podríamos llamar “social” y que se verá reflejada más tarde en su colega y amigo Juan Luis Vives28 con su escrito De subventione pauperum (1526)”. (Hernández )

“Rafael sostiene que esta grave situación de desigualdad lleva al vicio, a la deshonestidad y al desenfreno por lo que solicita que se prohíba y que vuelvan a reconstruirse las granjas y villas agrícolas”. (Hernández)

25 Hybris  es un término/concepto griego que se traduce al castellano como “desmesura”.

26 En la mitología griega krátos, en latín cratus era la personificación masculina de la fuerza y del poder.

27 Ethos es un vocablo griego que equivale al castellano "costumbre" y, a partir de ahí, "conducta, carácter, personalidad". 

28 Juan Luis Vives (1492-1540). Fue un humanista, filósofo y pedagogo español. Nacido en una familia de judíos conversos, estudió en las universidades de Valencia y París. Desde 1512 se estableció en Flandes, donde fue profesor de la Universidad de Lovaina y entabló una estrecha relación con Erasmo de Rotérdam. También mantuvo amistad intelectual con Tomás Moro, que le llevó a enseñar en la Universidad de Oxford desde 1523.Cayó en una severa depresión al enterarse que su padre había sido condenado y quemado en 1526, y su madre muerta en 1508, desenterrada y sus restos quemados en 1529 por la Inquisición. Se trasladó a Inglaterra. En 1523, fue elegido lector del Colegio de Corpus Christi por el cardenal Wolsey, cargo que comportaba también ser nombrado canciller del rey Enrique VIII de Inglaterra. Al igual que Moro, se opuso al divorcio de Enrique VIII, motivo por el que fue arrestado y hubo de dejar Inglaterra y regresar a Flandes.. Desde mayo de 1526 hasta abril de 1527 residió de nuevo en Brujas, lugar en el que se enteró de la condena a muerte de su amigo Tomás Moro. Catalina llamó a Vives para que enseñara latín a su hija, María Tudor. Se convirtió en un reformador de la educación europea y en un filósofo moralista de talla universal. Entre sus abundantes obras cabe destacar los tratados Sobre el alma y la vida (1538) y Sobre la verdadera fe cristiana (1543).De su obra pedagógica destacan la Institutione de feminae christianae (1529, La educación de la mujer cristiana), especie de manual ético-religioso para la joven, la mujer casada y la viuda; De ratione studii puerilis (1523), sobre los métodos y programas de una educación humanística; De ingenuarum adolescentium ac puellarum institutione (1545) y De officio mariti, similares a las anteriores. En otro grupo de obras que pudiéramos llamar sociales, encontramos los conocidos tratados De subventione pauperum (El socorro de los pobres, 1526) y De communione rerum (1535) en oposición a los principios extremos individualista y comunista. En 1540 moría en su casa de Brujas.

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“Viene a ratificar Moro, quizá de un modo menos severo que Erasmo, la famosa sentencia que se convirtió en el lema de éste: monachatus non est pietas, es decir “el hábito no hace al monje” o “el hábito y la capilla no hace fraile”. (Hernández)

Moro finaliza su obra afirmando “...confesaré con sinceridad que en la república de Utopía, hay muchas cosas que deseo, más que confío, ver en nuestras ciudades”.

“Algunos estudiosos progresistas se escandalizan porque el autor de la "Utopía" haya sido Canciller de un reino que estaba en las antípodas de la sociedad ideal. Los pensadores de otro signo no entienden cómo un hombre así pueda haber destinado siete años de su vida a pensar una república tan violentamente diversa de las nuestras. Ninguno de ellos es humanista, santo, inglés y bienhumorado. Mientras estas condiciones copulativas no se repitan en la historia, la astucia de Tomás Moro seguirá consiguiendo que su Utopía nos desconcierte”. (Garcia-Huidobro)

Crítica de la situación social de Inglaterra de mediados del siglo XVI

Campillo Meseguer sostiene que “la Utopía de Moro, heredera de la idea platónica del rey filósofo, y representativa del pensamiento erasmista comienza criticando el antagonismo existente entre política y moral en la Europa del siglo XVI.”

“Ahora bien, desvinculado el mal de sus raíces trascendentes y naturales, Moro llevará a cabo un exhaustivo análisis social que deje translucir su génesis. El origen del mal se halla vinculado a dos fenómenos: por un lado la propiedad privada, tesis que más tarde recogerá el ilustrado Jean-Jacques Rousseau, y por otro lado la guerra a la que se prestan por pura ambición los gobernantes europeos (ejemplo de ella fue la mantenida por Enrique VIII contra Francia, contienda a la que Moro era contrario)”. (Diez de la Cortina Montemayor)

“El mal es ahora la pobreza generalizada, la muchedumbre de miserables que recorren los caminos e infectan las ciudades, auténtico semillero de enfermos, delincuentes, impíos y alborotadores políticos. Y frente a ella, la riqueza ociosa y despilfarradora, el lujo obsceno de nobles, clérigos y demás holgazanes. Sí, el mal es, para Moro, la desigualdad económica, la dominación política, la división social entre ricos y pobres, y los innumerables desórdenes que de tal división se derivan. El otro gran mal de la época es, para Moro, la guerra. Es decir, la ambición de los gobernantes, su obsesión belicista, las constantes rivalidades que enfrentan a unos Estados con otros, los sangrientos e inútiles resultados de tales rivalidades, el enorme agotamiento económico que ello supone, el desorden social que implica la existencia de un ejército permanente (especialmente cuando no tiene contra quién guerrear).”

“Este antagonismo entre lo real y lo utópico, entre la política y la moral, se manifiesta en esos dos males: la obsesión belicista de los gobernantes y el poco interés por la paz entre las naciones y el trabajo honrado entre sus propios súbditos. Tanto la guerra como la división entre ricos y pobres son contrarias no sólo a la doctrina cristiana sino también a la propia condición humana.” (Haiek)

"Dispensan unos honores no menos que divinos a los que ni deben nada ni les están sujetos, sin ninguna otra mira que porque son ricos (Moro 1997). Se acusa al aparato monárquico de procedimientos corruptos, guiados por la codicia; se lo responsabiliza por

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provocar la pobreza como mecanismo de dominación y se ejemplifica su desmesura en el deseo de poseer más tierras de las que puede gobernar.” (Russo)

“En resumen, las críticas hacia el statu quo europeo giran en torno de la codicia, la ostentación, el vicio, la injusticia social, la corrupción del aparato gubernamental y de la Justicia, males todos causados por el sistema de la propiedad privada, o aún más, por la lógica que instaura el dinero como valor de cambio”. (Russo)

El espíritu de la injusticia por un lado, y de la justicia por el otro aparecen claramente explicados por Rafael Hythloday. Continúa diciendo que la injusticia podría evitarse creando medios para que los ciudadanos puedan ganarse la vida mediante el trabajo manual y la agricultura.

Él aboga en defensa del ciudadano, comentando que son los señores los que los convierten en malhechores, encarcelándolos o pagándoles con la muerte. Critica a los que se creen servidores de la República. Al Rey, a los caballeros sirvientes, señores quienes se creen sabios y solo oprimen a los trabajadores con sus leyes injustas.

Alude a Inglaterra y Francia, diciendo que allí, los hombres de guerra son ociosos mercenarios, a quienes se les da más importancia, simplemente porque conservan la paz o mejor hacen la guerra; para lo cual, los gobernantes, tratando de mantenerlos ocupados, les improvisan guerras convirtiéndolos en asesinos; pero cuando vienen de la guerra inútiles, inválidos y enfermos los expulsan y pasan a ser pobres. Aparecen los caballeros "justos", que se creen justos, pero mediante fraudes y artimañas les usurpan las tierras a los colonos y todo cuanto tienen, empujándolos a la condición de mendigos y ladrones para luego ser encarcelados o pagar con la muerte.

La ambición, la irrazonable codicia y el materialismo, la lujuria y la glotonería, de esta clase de poderosos señores, solo llevan a la extrema condición de baja moral (juegos, fiestas, prostitución, etc.).

Después de una extensa crítica a los poderosos, con los que no comparte sus acciones, sugiere soluciones para evitar los excesos. No dejar que los ricos manejen con su monopolio el mercado. Combatir la ociosidad que lleva a la mendicidad, creando leyes justas y fuentes de trabajo.

No es que el robo deba escapar del castigo, sino que no es justo ni legal perder la vida por dinero, la vida está por encima de todo. El asesinar a un hombre por dinero no es menos punitorio que el apoderarse de dinero por hambre.

Los poderosos manejan la muerte aunque Dios diga: "no matarás". El hombre le pone límite a este mandato, permitiendo matar mediante leyes que contemplan este castigo ante el delito. Lo mismo, cree, debería establecer la constitución, es decir, en que medida los actos inmorales puedan ser legales.

La ley de Moisés es un modelo, de como se castigaba el robo sin acudir a la muerte. Devolvían el dinero robado, por medio de la restitución.

Otras Repúblicas, también, castigaban dando oportunidades de vida. Les daban trabajo a cambio de comida y otras actividades, restringiéndoles la libertad. Este sistema de respeto por la vida, darles oportunidades, hacerles entender el valor de la libertad a los

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delincuentes, debería ser tomado como ejemplo por Inglaterra y Francia y las demás Repúblicas.

"Por eso, cuando contemplo y medito sobre todas esas repúblicas que hoy florecen por ahí, no se me ofrece otra cosa, séame Dios propicio, que una cierta conspiración de los ricos que tratan de sus intereses bajo el nombre y título de república. Y discurren e inventan todos los modos y artes para, en primer lugar, retener sin miedo de perderlo lo que acumularon con malas artes; después de esto, para adquirirlo con el trabajo y fatigas de todos los pobres por el mínimo precio; y para abusar de ellos. Estas maquinaciones, tan pronto que los ricos han decretado que se observen en nombre del pueblo, esto es, también de los pobres, se hacen ya leyes" (Utopía, Libro II).

“Aquí la crítica es directa […] Moro desenmascara una organización falaz, cuya legalidad no es más que el fruto de las argucias de unos para asegurar su preeminencia sobre los otros”. (Garcia-Huidobro)

“El comportamiento de los reyes en la gestión del bien público da lugar a una escisión entre el hombre y el ciudadano, entre el logro del bien particular y el empeño por conseguir aquel fin que es común: "todo el mundo sabe que si no se preocupa de si se moriría de hambre, aunque el Estado sea floreciente. Esto le lleva a pensar y obrar de forma que se interese por sus cosas y descuide las cosas del Estado, es decir, de los otros ciudadanos", No parece posible exigir al hombre que trabaje por un bien supuestamente común sin que a la vez pueda percibirlo, de alguna manera, como propio. Siglos después, los teóricos del liberalismo recurrirán a una "mano invisible" que solucione el problema invirtiendo sus términos: la sola búsqueda del interés particular asegura la obtención del bien de todos”. (Garcia-Huidobro)

“Un caso grotesco es el de las leyes que autorizan vicios a costa de determinadas multas. Si tales conductas son nocivas para la comunidad, no hay pretexto que haga lícito permitirlas. Si se escoge dejarlas en libertad, entonces no resulta consecuente aplicarles sanciones. La hipocresía es notoria. Al rey no le importa el pueblo, sino llenar sus arcas. Lo realiza mediante estos artificios, que tienen como adicional beneficio el que "el pueblo quede convencido de la buena voluntad del príncipe" 16, el cual "no autoriza nada contra el bienestar del pueblo, si no es a costa de una fuerte suma de impuestos". Mientras tanto, más llena sus arcas cuanto mayores sean las multas por ser peores los vicios que autoriza. Todo esto bajo la máscara de la justicia". (Garcia-Huidobro)

Tras esta legalidad excesivamente rigurosa parece, en el fondo, descubrirse la existencia de dos justicias distintas. La una, a la medida del pueblo, sujeta a toda suerte de restricciones. La otra es la de los nobles, "excelsa y liberal" para con sus protegidos, para los que "todo es lícito, sino es lo que no agrada". . (Garcia-Huidobro)

Temas mas significativos de la vida humana en Utopía

He considerado que los asuntos de la vida diaria que más pueden interesar al lector son los que figuran a continuación. En su presentación he tratado de combinar textos del mismo Tomás Moro con los de estudiosos de su obra.

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Gobierno

“El Estado es considerado una gran familia, donde se protegen unos a otros. En este país, era su tesoro para casos de guerra y para contratar soldados extranjeros. Los utopienses detestaban la suntuosidad y la ostentación, y criticaban a quienes lo eran y los despreciaban, por ejemplo a los embajadores que soberbios y orgullosos, exponían todo su oro.” (Haiek)

"Cada treinta familias eligen, en forma anual, un magistrado, que antes llamábase Sifogrante (29 ), y hoy Filarca, y por cada diez Sifograntes, con sus correspondientes familias, hay otro magistrado, antes llamado Traniboro, y ahora Archifilarca. Todos los Sifograntes, que suman doscientos, eligen al Príncipe en una lista de cuatro candidatos, designados por los habitantes de los cuatro sectores de la ciudad, previo juramento de que han de optar por quien consideran más apto para el cargo. Secreto el voto, nadie sabe a quién otro da su sufragio. El Príncipe es vitalicio, a menos que se lo destituya por sospecharse que piensa erigirse en tirano. Los Traniboros pueden renovarse anualmente, pero en la práctica muchos conservan sus cargos. Todos los restantes magistrados deben cesar en sus funciones al cabo de un año. Cada tres días, y con frecuencia mayor si hace falta, los Traniboros se reúnen con el Príncipe, para tratar acerca de los asuntos del Estado en general, o de diferencias particulares como surgen a veces entre las personas, cosa rarísima allí. Cada vez que se reúne el Senado asisten dos Sifograntes, distintos en cada ocasión. Es norma fundamental de ese gobierno no adoptar decisión alguna, en asuntos de interés público, sin haberla debatido en tres días distintos en el Senado. Se pena con la muerte el deliberar sobre tales asuntos fuera del Senado, o sin estar todo el pueblo reunido en asamblea." (Moro //.)

“El estado provee los elementos necesarios para la producción sin costo alguno. La ciudad más importante es Amaurota, ya que allí reside el consejo de los magistrados. Se eligen anualmente los sifograntes, estos a su vez, con voto secreto, eligen al príncipe, el cual es vitalicio siempre que no sea sospechoso de tiranía. Además, los cargos son anuales, y el consejo es el encargado del bien común y de dar los resultados de los comicios, luego de ser tratados durante tres días. Esto se hacía con el fin, de evitar la tiranía de los gobernantes.” (Haiek)

“Menciona que en la República de Platón y en Utopía hay paz, la verdadera, porque todas las cosas son en común, porque las leyes son pocas y bien aplicadas. Insiste en que las ciudades deben tomar ejemplo. Le gusta decir la verdad aunque sea desagradable, así como Cristo dijo la verdad y lo hizo públicamente.” (Haiek)

“¿Y qué sucedería — prosiguió Rafael— si debiese verme con otro tipo de ministros, preocupados por maquinar medios para aumentar el tesoro del rey?... mal médico es aquel que no acierta a curar una enfermedad sin causar otra; así, el monarca que no puede corregir los errores de sus súbditos sino abatiéndolos en la miseria, demuestra ignorar cómo se gobierna a hombres libres. Más le valdría sacudirse de su propia pereza o deponer su orgullo, pues son sus propios vicios lo que inspira el odio y el desprecio de su pueblo. Viva el monarca de lo suyo, sin hacer mal a otros, y ajuste sus gastos a sus ingresos. Castigue el crimen y

29 Según la Real Academia de la Lengua Española, es un "Alto dignatario del Estado en el orden civil, hoy especialmente en la Administración de Justicia". Un sifogrante es un tipo de magistrado.

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prevéngalo con su sabia conducta." (Moro, II)

Vida y relaciones mutuas

“La ciudad esta dividida en cuatro partes o barrios. Barrios - centro = mercado de productos, allí la familia encuentra todo lo que necesita y lo lleva gratuitamente porque todo abunda. También existen en estos lugares una limpieza exagerada”. (Haiek)

"Así como las ciudades se componen de familias, éstas se constituyen por lazos de parentesco. Las mujeres, ya crecidas, se casan y van a vivir con el marido, pero todos los varones, tanto hijos como nietos, quedan en la misma casa y observan estricta obediencia a sus padres, a menos que la edad haya debilitado el entendimiento de éstos, que en tal caso son sucedidos por quienes los siguen en orden de edad. Para que ninguna ciudad crezca demasiado ni se despueble, ninguna de ellas debe contener más de seis mil familias, aparte de las que habiten el territorio circundante, y ninguna familia debe consistir en menos de diez ni en más de dieciséis personas adultas, pero no hay número fijo para los niños. Esta norma se cumple fácilmente transfiriendo hijos de una pareja más prolífera a otra que lo es menos." (MoroII)

“A la hora de la alimentación, los primeros son los hospitales, que son tan amplios, aparentando ser otras ciudades. Y están muy bien dotados de todo lo necesario. Todos acuden a comer en salas preparadas por esclavos, de las comidas se encargan las mujeres por turno.” (Haiek)

''En Utopía las mujeres no se casan antes de los dieciocho años, ni los hombres antes de los veintidós, y si cualquiera de ellos incurre en contacto carnal antes de la boda, se los castiga con severidad y se les rehusa el privilegio del matrimonio, salvo por gracia especial del Príncipe. Tal irregularidad arroja gran infamia sobre la casa donde se la cometió, por entenderse que los jefes de la familia, hombre y mujer, no cumplieron con su deber. Y tan severamente la castigan por pensar que de no restringirse los apetitos fortuitos de los seres humanos, pocos se comprometerían con una condición que arriesga su bienestar personal limitándolos a vivir con una persona y exponiéndolos a todas las vicisitudes del matrimonio... no se admite la poligamia, ni el divorcio, salvo por adulterio o carácter insoportable del cónyuge... Castigan severamente a quien deshonra el lecho conyugal. Si ambos están casados, se los divorcia, y las partes inocentes pueden contraer nuevo enlace, entre sí o con otros, en tanto que el adúltero y la adúltera son condenados a la esclavitud." (Moro II)

"Pues a éstos (los utopianos) les extraña que alguien a quien es dado contemplar una estrella o el propio Sol, se asombre del mezquino brillo de una joya, o de que pueda alguien estimarse por el fino tejido de su ropa. Os maravilla que cosa tan inútil como el oro sea estimada hasta el punto de que incluso los hombres para los cuales fue creado y de los que recibe su valor, sean tenidos en menos que aquél. No entienden cómo un tonto cualquiera, sin más discernimiento que un tronco, y tan malo como estólido, pueda tener a su servicio a tantos hombres buenos y discretos sólo porque posee un cúmulo de dicho metal." (Moro II.)

Trabajo

El trabajo es un deber moral y base de la dignidad individual, pero nadie trabaja más de lo debido sólo de acuerdo a sus capacidades. “Cada hombre tiene derecho a

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vivir, de respirar, de pensar, nadie debe estar extenuado por un trabajo incesante”. (Hernández Arias)

“Todos los hombres sanos se dediquen al trabajo y de esa manera no existan hombres pobres o necesitados.” (Haiek)

“Por lo que todos esos desdichados, casados y célibes, viejos y jóvenes, junto con sus nutridas familias (el trabajo rural exige muchos brazos), deben partir sin rumbo cierto, tras malvender sus enseres domésticos, si tienen tiempo de hallar quien los compre. Cuando ese poco dinero se agota, y ello ocurre pronto, ¿qué les queda aparte de robar y, en consecuencia, ser ahorcados (sabe Dios con cuánta justicia), o entregarse a la mendicidad? Si optan por esto, dan en la cárcel por vagancia, y si buscan trabajo, por más voluntad que pongan no lo encuentran, pues donde ya no se aran campos nadie necesita las tareas de que esos infelices son capaces." (Moro, II)

“En la isla Utopía todos trabajan en cosas productivas y no inútiles, como en otros lugares, de modo tal, que lo que se produce es suficiente para la subsistencia, la comodidad y el placer”. (Haiek)

“Los únicos exentos del trabajo, son, además de los sifograntes , los que el pueblo, aconsejado por los sacerdotes y los sifograntes, ha elegido para concederles una dispensa perpetua del trabajo, para que se dediquen con toda tranquilidad al estudio. Estos, deberán responder a la confianza depositada, caso contrario, volverá al estamento de los artesanos. A veces, se dan casos contrarios, entre estos estudiosos se eligen los sacerdotes, embajadores y hasta el príncipe.” (Haiek)

Educación

“Uno de los problemas de la escuela a comienzos del siglo XVI era que los maestros carecían de formación. Moro estimaba que el Estado tenía la clara responsabilidad moral de organizar un sistema adecuado de formación de los maestros, pero también de organizar el sistema escolar”. (Watson)

Se fomenta la educación y el aprendizaje, aceptando incluso enseñanzas externas, siempre que sean beneficiosas para la comunidad y para el individuo. Se reconoce que la naturaleza humana está llena de defectos pero que es posible mejorarla mediante la educación y el trabajo. Los utópicos “...piensan que la felicidad no se halla en cualquier placer sino en los buenos y honestos. Nuestra naturaleza se inclina hacia esa felicidad como hacia el bien supremo...”, pero hay que dirigirla y fortalecerla para que se manifieste. (Hernández Arias) “Tenían gran interés en aprender el latín y lo hicieron muy rápido. Así, pudieron leer las obras de Platón, Aristóteles, Plutarco, Homero, Aristófanes, Heródoto y otros.” (Haiek)

"La agricultura es, entre todas las ocupaciones, aquella en que más entendidos son todos, hombres y mujeres. Se los instruye en ella desde niños, en parte por lo que aprenden en la escuela y en parte mediante la práctica; se los lleva a los campos que rodean cada ciudad, y allí no sólo ven trabajar a otros, sino que ellos mismos se ejercitan. Pero aparte de la agricultura, arte que todos conocen, cada uno tiene su propio oficio, sea el de tejedor de lana o de lino, albañil, herrero o carpintero, que son los predilectos...” (Moro II)

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“Todos adoptan casi siempre los oficios de sus padres por propensión natural. Pero, si alguien se siente atraído por otro oficio, pasa a formar parte de algunas de las familias que lo ejecutan. Su progenitor y los magistrados se encargan de que tenga como maestro a un honrado padre de familia. Por otra parte, si teniendo un oficio, uno desea aprender otro, se le ofrece idéntica posibilidad. Más tarde escogerá entre ambos oficios.” (Hopenhayn, 1941)

"Emplear el resto del tiempo, aparte del consagrado a trabajar, comer y dormir, queda a discreción de cada persona, si bien no se admite que lo aplique a excesos u holganzas, pues todos deben hacerlo en alguna actividad apropiada, que eligen de acuerdo con las inclinaciones individuales y, en la mayor parte de los casos, es la lectura. Allí celebran sesiones de lectura públicas todas las mañanas, antes de romper el día, a las que sólo tienen obligación de concurrir quienes han sido elegidos para las letras; empero, muchos hombres y mujeres, cualquiera que sea su profesión, asisten a una u otra de esas lecturas, de acuerdo con sus preferencias." (Moro II)

“En Utopía se sabe que, si todos cuidan de que no haya penuria en los almacenes públicos, nadie carecerá de nada, pues distribuyéndose allí todo por igual, nadie es pobre y todos son ricos, aunque no posean nada... Pues, hombre tan sabio no pudo sino advertir que sólo dando lo mismo a todos podía hacerse feliz a una nación, lo que es imposible si hay propiedad privada... Pero esos mismos que llevados de insaciable codicia se han repartido entre sí lo que hubiese debido corresponder a todos, están lejos de disfrutar de la felicidad que poseen los utopianos, pues como entre éstos no se usa dinero ni se lo desea, muchísimas menos son las ocasiones de hacer el mal." (Moro II)

Virtud

“Discuten acerca de la virtud y del placer; pero su primera y principal controversia es saber en qué consiste la felicidad. Nunca discuten acerca de ella sin fundamentarse en los principios religiosos. tales principios son: El alma es inmortal y nació por bondad de Dios para ser feliz. Después de esta vida en la tierra, serán recompensadas las virtudes, y castigados los vicios.” (Hopenhayn)

“La virtud es definida como una vida ordenada según la naturaleza, y los hombres son orientados por Dios. Se considera injusticia, el hecho de que un hombre trate de impedir a otro que sea feliz.” (Hernández Arias)

“La naturaleza invita a los hombres a que se ayuden unos a otros viviendo alegremente; a obrar en bien de la humana sociedad. Todas las acciones y las virtudes deben estar dirigidas al placer y a la felicidad. Placer es el estado del alma o del cuerpo en que uno se complace obedeciendo a la naturaleza. Son verdaderos placeres aquellos referidos al alma o al cuerpo. Los del alma son la inteligencia y la beatitud que se origina de la contemplación de la verdad. A esto hay que agregar el recuerdo de una existencia bien vivida y la esperanza segura de los futuros bienes. los placeres del cuerpo son los que producen en los sentidos una manifiesta impresión y una salud carente de todo malestar.” (Hopenhayn)

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"Sobre todo los preocupa el problema de la felicidad humana... Parecen inclinarse a pensar que la felicidad depende, si no totalmente, al menos en su mayor parte del placer... no cifran la felicidad en toda clase de placeres, sino en los buenos y honestos. Entre ellos unos ponen la felicidad en la simple virtud y otros, en cambio, entienden que ésta sólo es el camino hacia la felicidad, en la cual radica el supremo bien humano. Definen la virtud como el vivir de acuerdo con la naturaleza... la razón nos orienta a libramos de furores y vivir en alegría, y a considerarnos sujetos por lazos de bondad y humanidad con nuestros semejantes, a cuya dicha debemos contribuir... Puesto que definen la virtud como el vivir de acuerdo con los dictados de la Naturaleza, entienden que ella nos lleva a todos hacia el placer, meta última de todas las acciones. También señalan que, inclinándonos a vivir en sociedad, la Naturaleza nos induce al placer... piensan los utopianos que tanto nuestras acciones como nuestras virtudes se encaminan al placer, última meta nuestra y mayor felicidad, y llaman placer a todo movimiento o estado en que nos deleitamos naturalmente. Por ello, con acierto limitan el placer a la satisfacción de los apetitos a que la Naturaleza nos induce, o sea, sólo aquellos compatibles con la razón y los sentidos; obedeciéndolos no heriremos a nadie ni perderemos grandes goces." (Moro, II)

“Dios recompensa a quienes han regalado placer. Los Utopienses, consideran como algo bajo y vil, el hecho de que el más fuerte oprima o destruya al más débil por placer. Podemos diferenciar dos clases de placeres: del alma y del cuerpo.” (Hernández Arias)

Política

“No es ya la religión sino la política, la que funda lo social. Por eso, para los utopianos no es un problema la pluralidad religiosa; más exactamente, es la primacía de lo político lo que permite e incluso obliga a ser tolerantes en materia de religión, hasta el punto de que la intolerancia religiosa es perseguida como un delito civil, como una alteración del orden público.” ( Campillo Meseguer)

“La creencia religiosa pasa a ser una cuestión privada cuando lo público aparece como esfera autónoma, cuando lo político pasa a fundar por sí mismo lo social. La pluralidad religiosa sólo es posible sobre la base de la unidad política. Esta separación entre lo religioso y lo político, que tan claramente aparece en Moro, pasará a ser uno de los rasgos característicos del pensamiento político moderno.” (Campillo Meseguer)

"En efecto, cuando un hombre se apodera, por una razón u otra, de todo cuanto puede, síguese de ello que, por rica que sea una comarca, si unos pocos se reparten entre sí la riqueza, los demás caerán en la indigencia... por lo que estoy convencido de que hasta que se haya suprimido la propiedad no habrá distribución equitativa ni justa de las cosas ni será el mundo felizmente gobernado, pues mientras aquélla se mantenga la más amplia y, con mucho, la mejor parte de la humanidad estará sometida a una carga de pesares y ansiedades... Tampoco mientras haya propiedad privada podrá recobrarse el cuerpo social." (Moro II.)

"¿No piensas que si me presentara ante algún rey, para proponerle sabias leyes y arrancar las semillas malignas que en él viese, sería expulsado de su corte, o ridiculizado por mi empeño?... Por cierto, si propusiese yo cosas como las inventadas por Platón en su República, o las practicadas por los utopianos en la suya, aunque podrían parecer mejores, como sin duda lo son, resultarían tan distintas de nuestras instituciones, fundadas sobre la propiedad, que allá no se conoce, que mal podría yo esperar que tuviesen efecto alguno." (Moro II)

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Justicia

“Cada 30 familias se eligen por año entre sus miembros un magistrado llamado Filarca. A la cabeza de 10 filarcas se encuentra un Protafilarca. El total de los Filarcas, unos 200, eligen, mediante escrutinio secreto a un príncipe haciéndolo entre cuatro candidatos que propuso previamente el pueblo; cada cuarta parte de la ciudad designa un candidato y lo recomienda luego al Senado.

El príncipe es un magistrado perpetuo a menos que de señales de tiranía. Año por año se eligen los protafilarcas; se reeligen, a menos que existan serios motivos en contra de los mismos. Los restantes magistrados se renuevan anualmente.

Cada tres días los protafilarcas se reúnen en consejo con el príncipe, deliberan acerca de los asuntos públicos y allanan, si es que existen, las divergencias entre particulares. Concurren cotidianamente dos filarcas a las sesiones del Senado. Los mismos no lo hacen nunca dos veces seguidas. En el Senado no se ratifica nada que no haya sido previamente discutido con tres días de anterioridad a la votación.

Se castiga con pena capital el hecho de deliberar sobre los negocios públicos fuera del Senado o de los comicios públicos.

Estas reglas fueron establecidas para evitar que el príncipe pudiera oprimir al pueblo y modificar el régimen de acuerdo con los protafilarcas.

Toda cuestión de importancia que se juzgue, es enviada a la Asamblea de los filarcas; estos, luego de consultar con sus familias, deliberan entre sí, y presentan su opinión al Senado. A veces la cuestión es llevada al Consejo general de la isla.

Nunca se discute en el Senado una proposición el mismo día en que ha sido presentada, y que la discusión se aplace hasta la siguiente sesión. De esta forma nadie se halla expuesto a decir lo que primero le viene a los labios y a tener entonces que defenderlo en vez de sostener lo que será de mayor conveniencia al interés público. (Hopenhayn)

Cultura

“Ejemplifica a Utopía, donde hay pocas leyes y gran virtud, tiene abundancia porque todo es común. Mientras haya un solo hombre, dueño absoluto de lo suyo, habrá injusticia y pobreza. Por otro lado donde hay orden, organización, bien común, trabajo, estudio y dedicación, habrá prosperidad justicia y paz.” (Haiek)

“La ciencia común a todos es la agricultura, que es practicada por todos (hombres y mujeres), para ello se preparan desde niños en las escuelas y los campos. Además de la agricultura, se practican otras ciencias como tejer, carpintería, albañilería, herrería. La función de los sifograntes es velar para que los hombres trabajen cada uno en su arte; también hay un espacio para la música y la reflexión.” (Haiek)

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"Tal era el ingenio de los utopianos, que les bastó la llegada de estos inesperados huéspedes para aprender todas las artes que conocían por entonces los romanos y les fueron transmitidas por los náufragos, y que luego desarrollaron por sí mismos; tantas ventajas fueron capaces de extraer del fortuito arribo de algunos de los nuestros a sus tierras. Si un accidente similar trajo alguna vez utopianos a Europa, hasta tal punto no mejoramos gracias a ello que ni siquiera lo recordamos... Pues si bien les bastó a ellos aquel azar para apoderarse de nuestras invenciones útiles, creo que pasaría mucho tiempo antes de que aprendiésemos o aplicáramos alguna de las buenas instituciones que allá tienen. Y ésta es la verdadera causa de que, no siendo nosotros inferiores a ellos en entendimiento o recursos materiales, tengan allá mejor gobierno y sean más felices." (Moro,II)

Religión

Hay tolerancia de cultos y la mayoría de las creencias se dirigen hacia un solo Dios Todopoderoso. “Desconocido, eterno, inmenso, inexplicable, que está muy por encima del alcance de la inteligencia humana y que se difunde por el universo, no en extensión, sino en poder... Le atribuyen el origen, desarrollo, cambio y progreso de todas las cosas, y únicamente a él le rinden honores”.

"Hay diversas religiones no sólo en la isla, sino en cada ciudad. Unos rinden culto al Sol, a la Luna, o alguna estrella errante; otros, en cambio, adoran no como a una deidad ordinaria, sino como a la Suprema, a hombres que descollaron en otro tiempo por su virtud o su gloria. Pero la mayor parte de los utopianos rinde culto, en cambio, a una deidad eterna, invisible, infinita e incomprensible, que está más allá de lo que podemos conocer y se difunde por todo el universo... aunque disienten en otras cuestiones, todos concuerdan en que un solo Ser Supremo hizo el mundo y lo gobierna... ese Ser Supremo es la gran Esencia a cuya gloria y majestad rinden honor todas las naciones... consideran impropio determinar a la ligera qué es verdad en religión, pues acaso los distintos credos sean todos inspirados por Dios que llega a los hombres en diferentes formas y se complace en tal diversidad, siendo por tanto indecente y demencial que unos amenacen y aterroricen a otros para hacerles creer en algo que no les parece cierto." (Moro II)

"Cuando les hablamos de Cristo, su doctrina, vida y milagros, y de la admirable constancia de tantos mártires que ofrendando generosamente su sangre propagaron su religión por muchas naciones, fue de verse con qué aceptación acogieron nuestras palabras. Ignoro si ello se debió a secreta inspiración de Dios, o a que encontraron en nuestra nueva una doctrina muy parecida a la de ellos, que tanto encarecen la comunidad de bienes, en la que el Redentor y sus discípulos vivieron y aún practican las comunidades cristianas más sinceras." (Moro II)

Concluyo este apartado señalando con Bouyer (1984) que: “Al terminar la lectura de Utopía, algunas personas se extrañan ingenuamente de que Sir Tomás Moro, nombrado Canciller, no aplicara, y con mayor razón proclamara, esa política un tanto original. Pero eso es confundir lo que era y podía un Canciller de Inglaterra en ese comienzo del siglo XVI con lo que podemos esperar actualmente de un Primer Ministro de su Majestad, llamado a ejercer su cargo después de unas elecciones. Hoy, por un extraño cambio, cuando el mismo soberano pronuncia solemnemente, con la corona en la cabeza, el discurso del trono ante sus Lores y sus Comunes reunidos, no hace en realidad más que exponer los puntos de vista del partido llevado al poder por el sufragio universal. En los tiempos de Moro, por el contrario, el Canciller, al dirigirse al mismo Parlamento, no podía sino

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transmitir el querer de su señor común. Inglaterra, en efecto, se convirtió, sobre todo con Enrique VIII, en una monarquía absoluta y no dejará de serlo definitivamente hasta mucho después de la restauración fracasada y la caída de los Estuardo. Lo que quiere decir que un Canciller como Moro, lejos de parecerse a un Primer Ministro moderno que dirige su política, o la de su partido, moderada únicamente por las observaciones que pueda hacer el soberano, no era entonces, en el plano legislativo, más que el portavoz de la voluntad real”.

LA AGONÍA DE CRISTO

Tal como vimos en su momento, Tomás Moro escribió esta obra en latín, con lucidez, afecto y ternura, pero sin ningún sentimentalismo, mientras esperaba la muerte en la Torre de Londres en 1534. 30

Silva y Verástegui (2007), a quien sigo en este importante apartado, nos dice que “Tomás Moro había decidido poner toda su atención mental en la agonía de Cristo antes de su captura y pasión corporal. Escribía en una de sus cartas que nuestro deseo debería ser «recurrir prosternados y con devoción, en todas nuestras agonías y contradicciones, al recuerdo de aquella amarga agonía que nuestro Salvador sufrió antes de su Pasión en el Monte. Y si lo hacemos con diligencia y afecto bien seguro estoy de que encontraremos ahí gran ayuda y consuelo». A partir de entonces un solo estudio sería la Pasión de Cristo y su propio pasar de este mundo porque esperaba la muerte a cada momento. Acudía Sir Thomas More a esta contemplación de la agonía de Cristo para prepararse a la suya propia.”

El mismo autor nos dice que “la Agonía de Cristo es el testamento de Tomás Moro como humanista y como cristiano, como hombre leal y santo en medio de todos los afanes nobles del mundo, incluso en la turbulencia del poder y de la política. En sus páginas se manifiesta la energía viril de su vida cristiana junto con la agilidad de su formación cultural y literaria, su alma poética, su afición por el estudio dramático de los caracteres, la contemplación sobre el fluir de los sucesos en la historia de los hombres. Testamento, en fin, admirable de su fe católica, tan sobrenatural y heroica como razonable y libre, de su firme esperanza y de su ardiente caridad. Sus propias palabras al comentar la audacia del joven adolescente siguiendo a Cristo, y así delatándose, bien podrían repetirse como resumen de esta hermosa, afectiva y seria contemplación de Cristo agonizante: «Cuando se ama, ¡qué difícil es disimularlo!”

En la obra Tomás Moro sigue un esquema que configura los pasos que Cristo siguió en

el curso en su agonía. 31 30 Según Esteban Kriskovich “la obra quedó inconclusa pues parece habérsele arrancado de las manos justo cuando estaba en el capítulo de la aprehensión de Cristo luego de la agonía en el huerto de los olivos. Su última expresión referida a la captura de Cristo en el huerto fue "...echaron mano sobre Jesús".( Esteban Kriskovich citado por Francisco Rodríguez Pérez en Moro: utopía y política, publicado en La Opción de Chihuahua, 2013.)

31 Oración y mortificación con Cristo. La angustia de Cristo ante la muerte. La Humanidad de Cristo. ¿Cómo es nuestra oración? La oración de Cristo . La voluntad de Dios Padre. Para que veamos el camino. La perspectiva del martirio. Los Apóstoles se duermen mientras el traidor conspira. ¿Por qué dormís? Levantaos y orad. Cristo sigue siendo entregado en la historia. Judas Apóstol y Traidor. Conducta de Cristo con el traidor. Libertad de Cristo en su captura, pasión y muerte. El fin de Judas. Furia y celo de Pedro. Cristo

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Como el lector comprenderá no puedo desarrollar cada uno de esos pasos. Solo voy a tener en cuenta los mensajes que considero más importantes.

Comenzaré por indicar, con Silva y Verástegui que “Moro es autobiográfico, porque al descubrir tantos detalles del Cristo agonizante revela al mismo tiempo la categoría de su temple humano y la hondura de su alma cristiana.”

«¡Qué poco nos parecemos a Cristo aunque llevemos su nombre y nos llamemos cristianos! ». “Esta exclamación en el mismo inicio del libro define el sentido y el fin de la contemplación de Moro sobre la agonía en Getsemaní; y es tanto más sorprendente por cuanto el humanista inglés, que ha empezado el relato inmediatamente después de la última cena, está considerando algo tan prosaico como la comida y la sobremesa. Cristo da gracias después de comer y Moro capta en el hecho toda una lección. Igualmente hará al sorprender a Cristo en oración, postrado sobre el suelo; y con la misma calidad del detalle sigue sus palabras y movimientos durante la agonía y subsiguiente captura. La humanidad del Dios redentor es el centro de la contemplación moreana.”

“Sir Tomás Moro se afana en anotar cuanto pueda ayudarle a descubrir la naturaleza verdaderamente humana de Cristo, desde la postura corporal hasta los más elevados pensamientos, palabras y sentimientos. Observa el afecto, al mismo tiempo cariñoso y recio, de Jesús con los Apóstoles, el tono suave de su voz, la brevedad de sus palabras: «suave es su sonido, mas penetran como el pinchazo de un aguijón».”

“Su fe en la Revelación, pero también su ideal de humanista clásico, le lleva a descubrir en los textos evangélicos tesoros escondidos. Los pasajes de la Sagrada Escritura, quizás en parte anquilosados y disecados académicamente en algunos exegetas de la escolástica decadente, recobran vida con la pluma de Moro, hombre del Renacimiento. Remoza las interpretaciones ya ofrecidas por algunos Padres de la Iglesia, y vuelve con él la verdadera pasión educativa, tan típica del período renacentista, pero que tenía en la homilética 32 de los Padres un ejemplar de valor inestimable. No hace falta subrayar el respeto y la admiración de Moro por los textos que comenta; en un lugar escribe que «ningún cuerpo está tan plenamente configurado por el alma como la letra de la Sagrada Escritura está permeada de misterios espirituales ».”

“Para Sir Tomás Moro “no hay mejor manera de mostrar una auténtica naturaleza humana que a través del dolor. Y Moro, no hay que olvidarlo, no está contemplando la pasión y sufrimiento corporal, sino el dolor agónico, la aflicción del que combate

moralmente por la Verdad ésta, que el humanismo inhumano pretende olvidar, incapaz de aceptar que en la existencia temporal el dolor es un ingrediente del amor y la felicidad. Cristo sufrió para ganar nuestra felicidad con su dolor. Moro, que llama a Cristo

corrige al Apóstol. Malco, figura de la razón humana. El poder de las tinieblas. La fuga de los discípulos. Desprendimiento y perseverancia. La captura de Cristo.

32 Para algunos autores homilética viene del griego” homiletikos”, reunión, y “homileos= conversar” y para otros se deriva de la palabra griega “homilía”, que significa “estar en compañía de alguien”. Es una rama de la teología pastoral que visa el estudio de la forma de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios.  Se preocupa de cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente. Actualmente recibe aportes gracias a los estudios que se realizan en instituciones como la Universidad de Yale.

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con frecuencia «el Salvador», lo ve «obsesionado» con la felicidad del hombre. Quiso sufrir «en parte para advertirnos cuán equivocados estamos al rechazar el dolor por su causa».”

Avanzó Cristo unos pasos y, de repente, sintió en su cuerpo un ataque tan amargo y agudo de tristeza y de dolor, de miedo y pesadumbre, que, aunque estuvieran otros junto a Él, le llevó a exclamar inmediatamente palabras que indican bien la angustia que oprimía su corazón: «Triste está mi alma hasta la muerte.» Una mole abrumadora de pesares empezó a ocupar el cuerpo bendito y joven del Salvador. Sentía que la prueba era ahora ya algo inminente y que estaba a punto de volcarse sobre Él: el infiel y alevoso traidor, los enemigos enconados, las cuerdas y las cadenas, las calumnias, las blasfemias, las falsas acusaciones, las espinas y los golpes, los clavos y la cruz, las torturas horribles prolongadas durante horas. Sobre todo esto le abrumaba y dolía el espanto de los discípulos, la perdición de los judíos, e incluso el fin desgraciado del hombre que pérfidamente le traicionaba. Añadía además el inefable dolor de su Madre queridísima. Pesares y sufrimientos se revolvían como un torbellino tempestuoso en su corazón amabilísimo y lo inundaban como las aguas del océano rompen sin piedad a través de los diques destrozados.

Abundando sobre el carácter humano de Moro, Silva y Verástegui considera que “al comentar el pasaje en que Pedro amputó una oreja de Malco, el humanista y santo inglés insiste en que Malco es figura de la razón humana «que debe gobernar en el hombre como un rey, y verdaderamente reina cuando se sujeta a sí misma en el obsequio de la fe y sirve a Dios. Y servir a Dios es reinar.”

Este personaje, Malco, cuyo nombre significa en hebreo «rey», puede ser tomado como figura de la razón humana; porque la razón debe gobernar en el hombre como un rey, y verdaderamente reina cuando se sujeta a sí misma en el obsequio de la fe y sirve a Dios. Y servir a Dios es reinar.

Cuando la razón se rebela contra la verdadera fe de Cristo y se hace adicta a la herejía, se convierte en esclava del hereje al que sigue, descarriada por el diablo y perdida en los vericuetos del error.

“Glosando la íntima agonía de Cristo, Moro fija su atención en dos temas: la aceptación de la muerte y la oración de Cristo a Dios Padre. El primero le lleva a tratar del martirio por la fe; el segundo, a un brevísimo pero substancioso tratado sobre la oración mental. Dos cosas destacan y ambas con notable fuerza: el sentido común y el sentido sobrenatural, que el autor juzga indispensables para perseverar en las diversas pruebas por las que necesariamente ha de pasar el cristiano en su carrera hacia la santidad.” (Silva y Verástegui)

“Cuanto refiere sobre la oración refleja la categoría de su trato personal con Dios, al mismo tiempo respetuoso y confiado. Nada de lo que dice (y sus anotaciones sobre la manera de rezar, la postura corporal, el control de la imaginación, el recogimiento de los sentidos por la noche, el modo de examinarse, etc., son bien agudas) puede parecer hoy exagerado, puede ser catalogado como espiritualidad monacal o medieval (despectivamente). Dios, insiste el abogado, padre de familia, político y humanista inglés quiere que recemos con todo nuestro ser, con el cuerpo y con el alma. Se aleje así de un dualismo ascético peligroso por la vaguedad y abandonado a la emoción del momento. Da su importancia a la postura del cuerpo en la oración mental porque «el

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rostro es el espejo del alma». «Cuando nuestra cabeza deja de prestar atención, ocurre un fenómeno parecido con el cuerpo», observa Moro; y nadie podrá llevarle la contraria en los varios ejemplos que pone hasta describir el estado final de los que no cuidan tales detalles diciendo que parecen “una casa ruinosa que amenaza derrumbarse de un momento a otro”.

Moro insiste en que se ha de rezar siempre y en que se puede rezar en todas partes. «Poco importa a dónde se dirijan nuestros pasos si nuestras cabezas están puestas en el Señor.»

Subió a una montaña para rezar, significando así que, al disponernos a hacer oración, hemos de elevar nuestras mentes del tumulto de las cosas temporales hacia la contemplación de las divinas. El mismo monte de los Olivos tampoco carece de misterio, plantado como estaba con olivos. La rama de olivo era generalmente empleada como símbolo de paz, aquella que Cristo vino a establecer de nuevo entre Dios y el hombre después de tan larga separación. El aceite que se extrae del olivo representa la unción del Espíritu: Cristo vino y volvió a su Padre con el propósito de enviar el Espíritu Santo sobre los discípulos, de tal modo que su unción pudiera enseñarles todo aquello que no hubieran podido sobrellevar si se lo hubiera dicho antes.

Otra cuestión importante es la situación de facto de la Iglesia y la unidad de la misma. “Moro está contemplando a Cristo entregado por uno de los Doce y condenado a manos de los sacerdotes y sumos pontífices, lo que le lleva a subrayar la gravedad de la responsabilidad episcopal. El sueño de los Apóstoles mientras Cristo sufre agonizante da pie a esta exclamación: «¿Por qué no contemplan los obispos en esta escena su propia somnolencia?»”

Vuelve Cristo por tercera vez adonde están sus Apóstoles, y allí los encuentra sepultados en el sueño, a pesar del mandato que les había dado de vigilar y rezar ante el peligro que se cernía. Al mismo tiempo, Judas, el traidor, se mantenía bien despierto, y tan concentrado en traicionar a su Señor que ni siquiera la idea de dormirse se le pasó por la cabeza. ¿No es este contraste entre el traidor y los Apóstoles como una imagen espectacular, y no menos clara que triste y terrible, de lo que ha ocurrido a través de los siglos, desde aquellos tiempos hasta nuestros días? ¿Por qué no contemplan los obispos, en esta escena, su propia somnolencia? Han sucedido a los Apóstoles en el cargo, ¡ojalá reprodujeran sus virtudes con la misma gana y deseo con que abrazan su autoridad! ¡Ojalá les imitaran en lo otro con la fidelidad con que imitan su somnolencia! Pues son muchos los que se duermen en la tarea de sembrar virtudes entre la gente y mantener la verdadera doctrina, mientras que los enemigos de Cristo, con objeto de sembrar el vicio y desarraigar la fe (en la medida en que pueden prender de nuevo a Cristo y crucificarlo otra vez), se mantienen bien despiertos. Con razón dice Cristo que los hijos de las tinieblas son muchos más astutos que los hijos de la luz.

Aunque esta comparación con los Apóstoles dormidos se aplica muy acertadamente a aquellos obispos que se duermen mientras la fe y la moral están en peligro, no conviene, sin embargo, a todos los prelados ni en todos los aspectos.

“Graves y duras palabras que no son juicio, sino expresión del dolor y pena de quien sufría en la Iglesia. En la vigilia de Judas y en el amodorramiento de los discípulos ve Moro una imagen de lo que ha ocurrido a lo largo de la historia. Al hablar del instrumento de la traición y el beso de Judas, insiste en que Cristo sigue siendo entregado

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actualmente en manos de los pecadores, porque la iglesia es el Cuerpo de Cristo, y todos los fieles cristianos son llamados «otros Cristos» formando el Cuerpo místico.” (Silva y Verástegui)

“Su preocupación por la unidad de la Iglesia se pone otra vez de manifiesto al referirse a la Eucaristía, sacramento de unidad y donde el verdadero Cuerpo de Cristo es tantas veces entregado y maltratado. También habla de la atención que un cristiano debe prestar a cuanto ocurre a cristianos de otros países, aún muy distantes, y pide que, si no se les puede ayudar de otra manera, sea al menos con la oración. Su respeto al sacerdocio, junto con su dolor, pues comprende que algunos clérigos son causa de aflicción para la Iglesia, se resume en una elocuente exclamación: «¡Que grandísimo bien se haría al pueblo si esos sacerdotes cambiaran y se hicieran mejores!»” (Silva y Verástegui)

Legado y pervivencia

Parafraseando a Russo (2004) puedo decir que nuestros Estados modernos heredaron muchos de los postulados utópicos de Tomás Moro. No cabe duda que en algunas páginas de la obra de Moro existe algo que luego de casi quinientos años, permanece actual.

Es verdaderamente "Un hombre para todas las épocas" (A Man for All Seasons), tal como se titula la película sobre su vida.

La fama de Santo Tomás Moro sigue creciendo, y en estas últimas décadas el interés y la atracción casi magnética hacia el hombre y su época, tanto en el terreno popular como en el académico y erudito, alcanzan proporciones que convierten en realidad unas viejas palabras de G. K. Chesterton, más profundas de lo que su primera lectura pudiera dar a entender: «Puede que venga a ser el más grande de los ingleses, o, al menos, el más grande de los caracteres históricos en la historia inglesa, porque fue, por encima de cualquier otra cosa, histórico.»

Garcia-Huidobro (2011) considera que “resulta particularmente significativo el número de ediciones de Utopía que han aparecido últimamente, y existe una serie de factores que mueve a pensar que el interés por el humanista inglés seguirá en aumento. En efecto, Utopia es un notable ejemplo de la influencia de los descubrimientos geográficos en la historia del pensamiento. Los fantásticos relatos de los navegantes ¿no son acaso ocasión propicia para hablar de un pueblo que no funda su organización en las riquezas sino en la virtud?”

Pues bien, en esta última parte he creído pertinente abordar dos puntos: primero el legado de Moro; y segundo otras evidencias de la pervivencia del Santo.

El legado de Moro

Watson (1994) afirma que: “El lugar de Moro en la historia de Inglaterra y de Europa está

asegurado, no sólo por Utopía sino también por su oposición de principio a la tiranía y el claro ejemplo que dio de que la conciencia y la moral pueden triunfar sobre el mal. Moro

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podía retrasar, pero no impedir el movimiento de Reforma en Inglaterra. Por ello y por la influencia que ejerció su visión de Ricardo III, por la inspiración que supuso para los parlamentarios del siglo XVII y siguientes que lucharon en favor de la libertad de expresión y del derecho consuetudinario inglés, y por su obra, que sirvió para designar un mundo ideal del futuro, Utopía”.

“Sin embargo, sus dos mayores legados, dice este autor, son su obra escrita y sus concepciones educativas. Moro inspiró todo un género literario de narraciones idealistas y futuristas. En cuanto a sus ideas sobre la educación, muchas de ellas parecen hoy triviales: la responsabilidad del Estado; la educación mixta y la educación de adultos; los programas equilibrados; la educación moral al mismo tiempo que la académica; el uso de la lengua nacional en la educación, etc., cuyos orígenes, especialmente en la tradición pedagógica inglesa, se remontan a Utopía y a las descripciones hechas por Erasmo de la “academia” de Moro. No es poco que los socialistas puedan hacer suyas las ideas de Moro respecto del control del Estado sobre la educación, y que los liberales puedan afirmar que la idea de un programa de estudios amplio y equilibrado proviene de él. Tomás Moro fue verdaderamente “un hombre para toda ocasión”.”

No obstante la importancia de lo escrito por Watson, creo que vale la pena tener en cuenta algunas ideas de Bouyer (1986) en lo que llama “El Legado de un Humanista Mártir”. Para él anglicanos y católicos consideraron a Moro como dechado de jurista integérrimo, de juez incorruptible, de consejero real capaz de asegurar, incluso con un Enrique VIII, la fidelidad.”

“Sobre la cuestión de la conciencia individual y de su inalienable libertad, continúa Bouyer, no podría hallarse en la historia de ninguna época postura más firme y clara que la suya. Hablar de conciencia individual y de inalienable libertad, no significa de ningún modo que esté permitido tomar caprichosamente cualquier decisión; sino más bien, la aptitud y obligación de buscar la verdad en cualquier asunto, según los medios de que se disponga, con la reserva de callar y retirarse, cuando después de todo, uno cree no poder aprobar la actitud de la autoridad, que se insiste en considerar como legítima.”

Moro fue al suplicio sin hacer concesiones, cuando le hubiera bastado aceptar un compromiso equívoco, que todo el mundo esperaba de él, para hallarse de nuevo en el otium cum dignitate.

“Profundizando más y colocando las cosas en su verdadera perspectiva, Moro es ante todo el modelo, no de un humanismo cualquiera, más o menos bien cristianizado, sino de un cristianismo que quiso ser y fue plena y totalmente humano. Esto significó para él, ante todo, que l a aceptación de la cruz que hay que llevar en pos de Cristo no le pareció nunca un deber exclusivo del monje o del «religioso», sino de todo bautizado, puesto que responde a la necesidad de todo hombre de ser librado del mal en su fuente.”

“Sin embargo, su visión de la vida y toda su existencia tienden esencialmente a demostrar, de una manera progresiva y sobre todo por el final que tuvo su vida, que la cruz de Cristo no significa disminución de lo humano, sino la sola posibilidad concreta, en definitiva, de conseguir, después de pagar el precio necesario, la vida verdadera, es decir, la vida de hijo de Dios en Jesucristo, y esa

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vida en plenitud.”

“Desde esta perspectiva, son en él una misma cosa el jurista profesional, el hombre de Estado, el padre de familia, el amigo, el pensador, el contemplativo, el mártir, en fin, así como el hombre de cada día, hombre de corazón si los hubo, con su perspicacia, su sensibilidad, su generosidad, sobre todo su humor que pone cada cosa en su sitio, apartando con dulzura y a la vez con firmeza toda falsa apariencia.”

“Hay que subrayar, finalmente, que nos ofrece, en nuestra Iglesia posterior al Vaticano I I así como en su Iglesia anterior a Trento, el ejemplo perfecto del laico consciente de su lugar en la Iglesia y de los derechos inseparables de las obligaciones que dicho lugar implica.”

Moro es el prototipo del laico consciente tanto de sus responsabilidades como de los deberes que éstas implican. No recibe pasivamente su fe, como una Iglesia puramente «discente» (cual si nada tuviera que asimilar ni, por tanto, nada que discutir personalmente, así en su fuero interno como con gente capaz), de una Iglesia que procede a la manera de un oráculo que funciona automáticamente. La verdad cristiana, nos dice, al ser verdad de vida, sólo subsiste en cuanto es vivida, y vivida personalmente, por todos los miembros de la Iglesia, incluidos el clero y los obispos. Por tanto, no está reservada únicamente a los obispos la comprensión y la formulación eventual, o la aplicación que de ahí se sigue, de todo lo que dimana de la revelación cristiana tanto para el hombre individual como para la comunidad cristiana en general. Es esto una consecuencia para todos los fieles cristianos, lo mismo clérigos que laicos, de la fidelidad en vivir con todo su ser toda su fe. Lo que compete a la autoridad episcopal es únicamente dar un juicio final autorizado por una función que dimana de la función apostólica, establecida por el mismo Cristo, acerca de la validez o invalidez del desarrollo de la doctrina en cuestión. Pero puede perfectamente suceder, en tal o cual circunstancia, que un simple laico, un simple fiel, por razón de esa fidelidad personal a la tradición total y una de la verdad en todo el cuerpo de la Iglesia del que no se separa jamás, atestigüe verdades que muchos obispos, en un determinado lugar, en un determinado tiempo se hayan mostrado incapaces de defender o incluso simplemente de expresar.

“Para fortalecerse, Moro se ensimisma en Cristo, y sigue los pasos de Cristo en su agonía. Reflexiona sobre el hecho de que los Apóstoles, en el huerto de los olivos, duermen mientras el traidor conspira. … ¿No es este contraste entre el traidor y los apóstoles como un espejo, y no menos clara que triste y terrible, de lo que ocurre tantas veces a través de los siglos, desde aquellos tiempos hasta nuestros días?. La somnolencia. Con razón dice Cristo que los hijos de las tinieblas son mucho más astutos que los hijos de la luz.”

Y, por último, Silva y Verástegui (2007) nos ayuda a seguir los pasos de Moro: “Y nosotros, ¿estamos despiertos mientras otros maquinan?; ¿estamos despiertos en nuestras universidades fomentando una cultura de la vida humanizadora, mientras otras universidades pueden estar produciendo tesis deshumanizante?, ¿estamos despiertos mientras nuestras leyes atentan contra la vida y la dignidad humana?, ¿estamos despiertos mientras crean nuevos términos y manipulan conceptos y el lenguaje?,

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legisladores, filósofos, educadores, periodistas, estudiantes, juristas, jueces, médicos, pastores, intelectuales, religiosos, hombres de gobierno, padres de familia, familias enteras, pueblo amante de lo verdadero, ¿estamos acaso despiertos?.”

Otras evidencias

Hay muchas evidencias que ponen de manifiesto la pervivencia de la vida y obra de Tomás Moro. De todas ellas señalo las siguientes:

Proclamación de Santo Tomás Moro como Patrono de los gobernantes y de los políticos

Trillo- Figueroa (2013) nos recuerda que el 31 de octubre de 2000, Juan Pablo II, tras analizar los cientos de peticiones para la proclamación del Santo como Patrono … se expresó en estos términos: «De la vida y del martirio de santo Tomás Moro brota un mensaje que a través de los siglos habla a los hombres de todos los tiempos de la inalienable dignidad de la conciencia, la cual, como recuerda el Concilio Vaticano II, “es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella”».

“Precisamente por el testimonio, ofrecido hasta el derramamiento de su sangre, de la primacía de la verdad sobre el poder, Santo Tomás Moro es venerado como ejemplo imperecedero de coherencia moral. Y también fuera de la Iglesia, especialmente entre los que están llamados a dirigir los destinos de los pueblos, su figura es reconocida como fuente de inspiración para una política que tenga como fin supremo el servicio a la persona humana.”

“Son muchas las razones a favor de la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los gobernantes y de los políticos. Entre éstas, la necesidad que siente el mundo político y administrativo de modelos creíbles, que muestren el camino de la verdad en un momento histórico en el que se multiplican arduos desafíos y graves responsabilidades. En efecto, fenómenos económicos muy innovadores están hoy modificando las estructuras sociales. Por otra parte, las conquistas científicas en el sector de las biotecnologías agudizan la exigencia de defender la vida humana en todas sus expresiones, mientras las promesas de una nueva sociedad, propuestas con buenos resultados a una opinión pública desorientada, exigen con urgencia opciones políticas claras en favor de la familia, de los jóvenes, de los ancianos y de los marginados. En este contexto es útil volver al ejemplo de Santo Tomás Moro que se distinguió por la constante fidelidad a las autoridades y a las instituciones legítimas, precisamente porque en las mismas quería servir no al poder, sino al supremo ideal de la justicia.”

“La historia de Santo Tomás Moro ilustra con claridad una verdad fundamental de la ética política. En efecto, la defensa de la libertad de la Iglesia frente a indebidas injerencias del Estado es, al mismo tiempo, defensa, en nombre de la primacía de la conciencia, de la libertad de la persona frente al poder político. En esto reside el principio fundamental de todo orden civil de acuerdo con la naturaleza del hombre.”

“Confío, por tanto, que la elevación de la eximia figura de Santo Tomás Moro como patrono de los gobernantes y de los políticos ayude al bien de la sociedad. Ésta es, además, una iniciativa en plena sintonía con el espíritu del Gran Jubileo que nos introduce

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en el tercer milenio cristiano. Por tanto, después de una madura consideración, acogiendo complacido las peticiones recibidas, constituyo y declaro patrono de los gobernantes y de los políticos a Santo Tomás Moro, concediendo que le vengan otorgados todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden, según el derecho, a los patronos de categorías de personas. Sea bendito y glorificado Jesucristo, Redentor del hombre, ayer, hoy y siempre.” Roma, junto a San Pedro, el día 31 de octubre de 2000, vigésimo tercero de mi Pontificado. IOANNES PAULUS PP.II

Visita del Papa Benedicto XVI a Inglaterra

Benedicto XVI al dirigirse a ambas Cámaras del Reino Unido el 17 de septiembre de 2010 dijo: “Al hablarles en este histórico lugar, pienso en los innumerables hombres y mujeres que durante siglos han participado en los memorables acontecimientos vividos entre estos muros y que han determinado las vidas de muchas generaciones de británicos y de otras muchas personas. En particular, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, el gran erudito inglés y hombre de Estado, quien es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, incluso a costa de contrariar al soberano de quien era un “buen servidor”, pues eligió servir primero a Dios. El dilema que afrontó Moro en aquellos tiempos difíciles, la perenne cuestión de la relación entre lo que se debe al César y lo que se debe a Dios, me ofrece la oportunidad de reflexionar brevemente con ustedes sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político”.

Fundación Tomás Moro.

Se creó en 1981 y tiene como objetivo “la promoción de toda clase de estudios y actividades, sin determinación expresa de beneficiarios, dedicados a la investigación, desarrollo, divulgación y proyección social de una corriente de opinión inspirada en los ideales y doctrinas que conformen el humanismo cristiano; y, secundariamente, la concesión de becas, auxilios, bolsas de viaje, o cualquier otro tipo de ayuda para la realización de los estudios con la indicada finalidad, o para la satisfacción de necesidades intelectuales relacionadas con aquella; y, en general, todas aquellas actividades que de manera directa o indirecta se relacionen con los expresados fines”. Sus actividades se desarrollan en todo el territorio nacional y pueden tener lugar también en el extranjero.Actualmente la fundación cuenta con un Patronato y tiene su sede en Madrid. El acuerdo entre la Fundación y la Universidad Internacional de la Rioja, (UNIR), ha permitido incrementar sus actividades durante los últimos años.

The Center for Thomas More Studies. Irving, Dallas, TX. USA.

Tiene como misión promover el estudio de Tomás Moro, especialmente las implicancias contemporáneas de sus principios sobre las políticas de Estado que se deben aplicar para conseguir la paz. Sus programas más importantes giran  en torno a apoyar proyectos de investigación sobre el santo y el buen gobierno. También se ofrecen: becas para investigación y estudios avanzados sobre Moro; cursos especializados de acuerdo con los intereses de los solicitantes y conferencias regionales para profesores de manera conjunta con universidades locales.

Thomas More Institute

El Instituto Thomas More es un foro para enfrentar el pensamiento inadecuado acerca de políticas públicas. Ofrece una plataforma para el compromiso con lo que tiene que ver

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con la vida actual en lo concerniente a lo intelectual y social; y busca hacer un impacto positivo en el debate y en la toma de decisiones. Su nombre le viene de alguien que en su tiempo supo integrar vida privada , intereses humanísticos, trabajo profesional y espiritualidad. El objetivo más importante del Instituto es elevar la calidad del pensamiento y debate acerca de los temas de políticas pública, asegurando que las consideraciones de ética vital son investigadas a fondo. Tenemos, por ejemplo, la necesidad de clarificar lo que es el ser humano y buscar una mejor y más profunda comprensión de la relación entre verdad y libertad. Tiene su sede en Londres y está asociado al Netherhall House, una residencia para estudiantes universitarios de la capital inglesa.  

Instituto Tomás Moro de Paraguay

Es una asociación nacida el 12 de Agosto de 1994 y está vinculada con la Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, por medio de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas. Tiene por objeto promover el estudio y la difusión de la doctrina social de la iglesia y el pensamiento cristiano en el ámbito universitario y extrauniversitario. Trabaja en distintas áreas como ser la cultura, bioética, bioderecho, ética social, política y económica, derecho canónico y natural, al igual que en la evangelización y el apostolado. Edita una revista anual y una serie de publicaciones formativas. El Instituto creó en el 2004 los Premios Tomás Moro con el afán de premiar a todas aquellas personas que se destacan por trabajar en las citadas áreas en el nuestro país y en el mundo.

Centro Jurídico Tomás Moro

Tiene como fines la defensa de la dignidad de la persona, de la familia y de los derechos humanos, y en especial la protección del derecho a la vida del nasciturus y del embrión humano. Su lema es Cristianizando el Derecho, Cristianizando la Sociedad. Tiene su sede en Madrid.

Tomás Moro y la Iglesia de Inglaterra

En 1980, Moro fue incuído en el calendario de Santos y Héroes de la Iglesia Cristiana de la Iglesia de Inglaterra junto a John Fisher como "mártires de la reforma". Y por primera vez en la historia, junio 2002, han puesto una imagen del mártir en una iglesia anglicana. Fue develado por el príncipe de Gales, Inglaterra en un acto reconciliación.  Sir Thomas More, 1592 (Obra teatral)

El estudio del manuscrito original de la obra teatral Sir Thomas More ha ocupado a muchos de los mejores historiadores y críticos literarios, y ha servido para destacar el poder y los prejuicios de la investigación literaria. Por un lado, parece que hay consenso con respecto a la identidad de los diversos escritores cuya caligrafía aparece en el manuscrito; pero por otro, hay cualquier cosa menos consenso con respecto a la relación de los escritores entre ellos y con la pieza en su totalidad. Lo más controvertido es el alcance y la naturaleza de la implicación de Shakespeare en la obra.

Pearce (2014), experto en la obra de Shakespeare, estima que hay motivos suficientes para creer que él participó en la redacción de la obra “Sir Thomas More”. Shakespeare fue

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un admirador confeso de Tomás Moro y existen analogías entre algunas obras que sostienen esa admiración.

Se trata de una obra escrita por Anthony Munday y Henry Chettle, con adiciones de Thomas Heywood, Thomas Dekker y William Shakespeare, que inequívocamente es autor de tres de sus páginas que corresponden a la famosa escena VI, según un amplio consenso académico. Dos de las instituciones que más prestigio acarrean con respecto a Shakespeare son la Royal Shakespeare Company, que lleva sus textos a las tablas, y la Universidad de Oxford, que publica sus libretos. Pues bien, en 2005 la compañía de teatro representó Thomas More  y en 2007 esa universidad publicó la segunda edición de “The Oxford Shakespeare. The Complete Works”, que incluye el texto completo de la obra.

Un hombre para la eternidad, 1966. (Película)

Fue dirigida por Fred Zinnemann, interpretada por Paul Scofield y premiada con seis premios Óscar, entre ellos el de mejor película. Narra los últimos años de Tomás Moro y sus difíciles relaciones con Enrique VIII, centrándola en su conflicto entre seguir sus creencias religiosas y la obediencia al rey. Está basada en la obra de teatro de 1960 "A man for all seasons" del dramaturgo agnóstico Robert Bolt, guionista también de la película. Se estrenó en Londres en el Globe Theatre (hoy Gielgud Theatre) el 1 de julio de 1960. A su vez, la obra de teatro era adaptación de una obra escrita por el propio Bolt en 1954 para la BBC Radio. El título fue sacado de lo que escribió Robert Whittington sobre Moro en 1520:

Para concluir el artículo voy a citar parte de la entrevista que Zenit realizó a Oscar Luigi Scalfaro 33, expresidente de Italia, sobre Tomás:Moro. "Para ser buenos políticos hay que ser, ante todo, personas íntegras y formadas; formadas especialmente en la vivencia según los valores cristianos. De este modo pueden ser fuertes interiormente para poder resistir a las tentaciones del poder. Fuertes con la gracia de Dios, que conquista y que se mantiene con la oración y los sacramentos. Cuando Moro tenía entre manos algún asunto importante o grave, iba a la Iglesia, se confesaba, asistía a Misa y recibía la Comunión. Reconocía que el poder era un don que venía de lo alto. El poder por el poder es diabólico; es el pecado de soberbia; es, sobre todo, pensar en sí, en la propia carrera, en el propio interés. ¡Lo opuesto al servicio de la comunidad! La formación de la persona forma parte de los derechos y deberes naturales de la familia, es decir, de los padres. Ahora bien, también es un deber primario de la Iglesia, que es madre y maestra, y tiene la tarea formar integralmente a sus propios hijos. La responsabilidad de la Iglesia en este campo es grande: ¿quién mejor que la Iglesia puede hacer sentir al cristiano que, como

33 Oscar Luigi Scalfaro (1918-1999). Político italiano. Licenciado en Derecho por la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán. Pronto Asumió cargos de responsabilidad en el artido Democracia Cristiana. Fue elegido diputado en las elecciones a la Asamblea Constituyente de 1946 y a la Asamblea Legislativa de 1948, escaño que ocuparía ininterrumpidamente hasta su elección presidencial. El 24 de abril de 1992 Scalfaro fue elegido presidente de la Cámara y, a raíz de la inesperada dimisión del presidente, Cossiga fue investido como noveno presidente de Italia (1992 a 1999). Se mostró como enemigo inflexible de la corrupción política. En enero de 1994 aceptó la renuncia de Ciampi y convocó elecciones generales que llevaron a la Jefatura del Gobierno en mayo de 1994 a Berlusconi. Con éste tuvo su primer conflicto institucional al no haberle sido entregado el proyecto de ley de Presupuestos, sobre el que ejerce el control el presidente de la República. Realizó una visita de Estado a Etiopía en 1997, en la que pidió perdón por las atrocidades cometidas por el Ejército italiano cuando invadió ese país en 1935. Dimitío el 15 de mayo de 1999 y fue senador vitalicio hasta su muerte, acaecida en el 29 de enero de 2012.

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ciudadano, no se puede quedar en casa durmiendo, que el bien común depende de cada uno y que el sacrificio por la comunidad es un deber de justicia?. El desafío es grande y necesita personas y sobre todo jóvenes dispuestos a vivir la política como una misión, dispuestos a seguir los grandes ideales del Evangelio, con generosidad y afrontando todo riesgo.

Qué gran modelo es Santo Tomás Moro para todos, en especial para los políticos, gobernantes y abogados. Pidámosle que su valentía les inspire para mantenerse firmes e íntegros en la verdad sin guardar odios ni venganzas”.

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