tomás morales. revista del día de las letras canarias 2011

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  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    Coordinacin de la publicacinAntonio Becerra Bolaos

    Coordinacin editorial

    Instituto Canario de Teleco-

    municaciones, SL (IT7)

    Diseo, maquetacin e ilustracin

    Estudio Nexo, SL

    Ilustracin de cubierta y contracubierta

    Valladares Diseo y Comunicacin

    Fotografas

    Fedac. Cabildo de Gran Canaria

    Casa-Museo Toms Morales

    Impresin

    Litografa San Jos, SL

    Depsito legal

    GC-45-2011

    Agradecimientos

    Oswaldo Guerra

    Familia de Toms Morales

    Los poemas de Toms Morales que

    aparecen en esta publicacin han sido

    tomados de la edicin de Oswaldo

    Guerra,Las Rosas de Hrcules, 2011

    L

    2 LC 2011

    La firme decisin de poner en valor el mundo de la creacin litera-

    ria, en sus diversas vertientes, llev al Gobierno de Canarias a ins-

    taurar cada 21 de febrero como el Da de las Letras Canarias. Dicha

    fecha viene a recordar el fallecimiento de Jos de Viera y Clavijo(1731-1813), sin duda uno de nuestros creadores ms prolficos, que

    cultiv la escritura en variadas vertientes, ocupndose de manera

    singular por desentraar nuestra historia.

    Viera y Clavijo condensa, tanto por su trayectoria personal como

    a travs de sus ingentes escritos y estudios, la capacidad de esfor-

    zarse para superar adversidades, poniendo gran parte de su em-

    peo intelectual al servicio del desarrollo cultural de Canarias.

    Y as, al calor de este ilustrado canario, el Da de las Letras Ca-

    narias tiene como objetivo fundamental reconocer la labor llevada

    a cabo por los autores y autoras canarias, fomentando igualmente

    a travs de esta celebracin el hbito de la lectura, mediante actos

    culturales especficos y la organizacin de exposiciones, ciclos de

    conferencias y otras actividades que contribuyan a su promocin,

    mirando de manera preferente al mundo escolar y a nuestras y

    nuestros jvenes.

    Desde esta perspectiva, cada 21 de febrero homenajeamos a

    Viera y Clavijo, pero tambin dedicamos cada ao a celebrar, reco-

    nocer, estudiar y difundir un escritor relevante de nuestra tradicin

    literaria, cuya creacin nos sirve de ejemplo y de estmulo, para se-

    guir adelante en la construccin de una Canarias ms culta y ms

    conocedora de sus anclajes de identidad.

    En este ao 2011, el Da de las Letras Canarias est dedicado al

    autor grancanario Toms Morales (1884-1921), uno de los poetas

    ms relevantes de la lrica hispnica a partir de la publicacin, en

    1908, de sus Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, que supuso larenovacin del Modernismo.

    La obra de Toms Morales, aglutinada en torno a los dos prime-

    ros libros de Las Rosas de Hrcules (1919-1921), nos habla del des-

    pertar de una conciencia moderna de la que el poeta es testigo

    directo y privilegiado, y en la que tiene cabida la tradicin como

    una manera de estar ligado al paisaje, y de subrayar la verdad de

    toda una comunidad.

    El poeta muri joven y nunca sabremos lo que su obra, que en

    aquel momento fascin y sedujo a numerosos lectores e invit a

    escribir de otra manera, nos hubiera ofrecido en la madurez. Nos

    quedan los versos que sealan un primer camino hacia la bs-

    queda de una voz que encontr en el mar, en la ciudad, en la tierra,su eco.

    Pasados noventa aos de la muerte del poeta, su obra sigue es-

    tando viva. Los versos de Toms Morales, que permanecieron en la

    memoria del pueblo, muestran las formas del paisaje donde sur-

    gieron; la tradicin que le dio forma y la esperanza de que, desde

    la verdad, siempre es posible llevar a cabo la empresa de levantar

    el lugar que habitamos.

    2006 2007 2008

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    N

    Sobre el sonoro Atlntico 3

    Nos adentramos en la segunda dcada del siglo XXI; nos

    disponemos a celebrar la sexta edicin del Da de las Le-

    tras Canarias, instaurado por el Gobierno de Canarias en

    el ao 2005.Cada 21 de febrero, fecha del fallecimiento de Jos de

    Viera y Clavijo, homenajeamos a travs de esta figura singu-

    lar de la literatura y la historia de Canarias a todas aquellas

    personas que, con su escritura y con su trabajo creativo, han

    aportado sus conocimientos y su sensibilidad para ampliar

    el horizonte intelectual de nuestras Islas.

    El Da de las Letras Canarias, adems de promover el co-

    nocimiento de nuestros escritores y fomentar la lectura, nos permite transmitir los valores

    que nos identifican como pueblo.

    El impulso para conocer nuestro mundo literario, unido al homenaje a Viera y Clavijo, per-

    mite cada ao difundir la obra de una autora o autor de acreditada capacidad creadora.

    A los nombres de ediciones anteriores (Viera y Clavijo, Cairasco y Viana, Prez Galds,

    Mercedes Pinto y Mara Rosa Alonso) se une, en la edicin de 2011, Toms Morales (1884-1921).

    A travs de la promocin de su figura y de su obra, reivindicamos el importante trabajo

    que realiz por el progreso de nuestras Islas; por la conservacin de los valores que las hacen

    nicas y el recuerdo de los lugares sobre los que surgi la mitologa, que an hoy subyace

    en el imaginario colectivo.

    Toms Morales contina y profundiza en muchos de los aspectos que otras y otros can-

    taron y contaron a travs de sus poemas; le da forma lrica al paisaje insular sobre la base

    de unos espacios conocidos y referenciales como el bosque de Doramas, el Teide, o el Atln-

    tico que nos rodea, visto por el poeta modernista de una manera nica que lo coronar, entre

    el resto de los poetas, como el poeta del mar.

    Toms Morales cant al Puerto de Las Palmas y con l, a los puertos de las Islas, a travs

    de los que Canarias se sum a la modernidad. La poesa de Morales subraya los valores que

    una comunidad ha de tener para definir y defender sus objetivos. El esfuerzo, la voluntad, el

    estudio y el conocimiento de nuestro entorno y nuestra historia comn son los soportes ne-

    cesarios para construir un lugar mejor que nos permita convivir.

    Hemos de celebrar, recuperar, conocer, identificar y reivindicar a Toms Morales por su poe-

    sa y por el imaginario que actualiz; un imaginario que es parte de ese rico legado que, ge-

    neracin tras generacin, va enriquecindose con las aportaciones de nuestras y nuestros

    escritores, y que, en definitiva, forma parte de nuestra identidad como pueblo.

    Milagros Luis Brito

    Consejera de Educacin, Universidades, Cultura y Deportes

    Gobierno de Canarias

    Sumario

    4 Cronobiografapor ngeles Castellano Monzn

    6 Notas sobre TomsMorales. Poeta

    por Eugenio Padorno

    12 Breve antologa potica

    14 La ciudad cual bacanteenardecida

    por Bruno Prez

    16 Evocaciones

    18 Toms Morales y latradicin atlntica

    por Antonio Becerra

    22 Casa-Museo Toms Moralespor M Luisa Alonso Gens

    23 Notas

    2009 2010

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    4 LC 2011

    1884. Nace en Moya (Gran Canaria) el10 de octubre, en una familia de ha-cendados agricultores.

    1891.

    Se traslada a Las Palmas de GranCanaria para estudiar en el colegio deSan Agustn.

    1900. Tras acabar el bachillerato, setraslada a Cdiz para cursar Medicina.

    1902. Aparecen publicados sus prime-ros poemas en prensa.

    1904. Contina sus estudios de Medi-cina en Madrid. All se encuentra conLuis Doreste Silva, Salvador Rueda yFrancisco Villaespesa.

    1905-1908. Sus textos ven la luz en lasrevistas Renacimiento Latino, RevistaLatinay Revista Crtica.

    1908.

    Aparece publicado su primerlibro, Poemas de la Gloria, del Amor ydel Mar, editado por Magdaleno deCastro.

    Es seleccionado en un repertorio l-rico: La musa nueva. Antologa de lri-cos modernos de Espaa, obra deEduardo de Ory.

    1910. Participa en el homenaje aSalvador Rueda en el teatroPrez Galds y en el hotel SantaCatalina. Concluye sus estudiosuniversitarios y publica BritaniaMxima, Tarde en la selva

    y Salutacin a Rueda.

    Estrena su obra dramtica La cenaen casa de Simn (ms tarde conocidacomo La cena de Bethania). Gana elprimer premio en los Juegos Florales

    de Las Palmas,al que asistecomo mante-nedor Miguelde Unamuno.

    1910- 1914. Vive en Moya y luego enAgaete, Gran Canaria. Obtiene su

    1 88 5 1 88 6 18 87 1888 1889 1890 1891 1 89 2 1 89 3 1894 1895 1896 1 89 7 1 89 8 1899 1900 1901

    1885. Nacen Rafael Mesa y

    Lpez y Saulo Torn.

    1886. Nace Rafael RomeroQuesada (Alonso Quesada).

    1887. Nace Nstor Martn

    Fernndez de la Torre.

    1890. Apertura del Gran Tea-

    tro de Las Palmas, ms tarde,

    Prez Galds.

    1892. Nace Juan Negrn

    Lpez.

    1893. Aparece el Diario deLas Palmas.

    1897. Nacen Agustn Espi-

    nosa y Pedro Perdomo

    Acedo.

    1898. Guerra de Cuba y Fili-

    pinas.

    1900. El 75,26% de la pobla-

    cin canaria es analfabeta.

    1901. Nace Chona Madera.

    1902. Concluye parte de las

    obras del

    Puerto de la

    Luz, inicia-

    das en 1883.

    1903. Nace Domingo Prez

    Minik.

    1904. Aparece el CanaryIslands Gazette en Las

    Palmas de Gran Canaria.

    Encarnacin Millares Carloreina de los Juegos Fl0rales

    Homenaje a Salvador Rueda

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    Sobre el sonoro Atlntico 5

    plaza de mdico de familia en este l-timo pueblo.

    1911. Mundial Magazine,

    revista dirigida por RubnDaro, publica su poemaBritania Mxima.

    1914. Se casa con LeonorRamos Armas en Agaete.

    Aparece en la revistaMundial Magazine supoema Odas a las glorias de donJuan de Austria

    1915.

    Intensifica sus colaboracionespoticas en publicaciones peridicas.

    1915-1919. Nacen sus cuatrohijos.

    1916. Dedica al poeta RubnDaro: A Rubn Daro en sultima peregrinacin.

    Aparecen composicionessuyas en el peridico Ecos,que dirige durante dos aosAlonso Quesada.

    Hace amistad con Saulo Torn,Claudio de la Torre y Agustn MillaresCarlo, entre otros.

    1919.

    Se trasladacon su familia aLas Palmas deGran Canaria,donde entra enpoltica en elPartido LiberalDemcrata.

    Aparece el libro segundo deLas Rosas de Hrcules.

    1920.

    Contina con la prepara-cin del primer tomo de Las Ro-sas de Hr-

    cules.Resulta

    elegido con-sejero en laselecciones alCabildo deGran Canaria.

    El da 2 de fe-brero, Las Palmasde Gran Canariaconoce el xito

    que ha tenido el poeta con la lecturade algunos de los poemas de LasRosas de Hrcules, en el Ateneo deMadrid.

    El 11 de marzo recibe un homenajeen Las Palmas de Gran Canaria porparte de autoridades y amigos.

    Escribe el Himno al volcn, quedar a conocer en el Ateneo de LaLaguna con motivo de la Fiesta delAtlante.

    1921. Ocupa laVicepresiden-cia del Cabildo.

    Unas fiebresmerman su es-tado de salud

    y muere el 15de agosto enLas Palmas deGran Canaria.

    1922. Se pu-blica el tomo primero de Las Rosas deHrcules bajo la supervisin de su es-posa, Leonor, y algunos amigos delpoeta, con prlogo de Enrique Dez-Canedo.

    3 1904 1905 1906 1907 1908 1909 1 91 0 19 11 19 12 1913 1914 1915 1916 1917 1918 19 19 19 20 1 921

    1905. Nace Pedro Garca Ca-

    brera.

    1906. Alfonso XIII visita Ca-narias; nace scar Domn-

    guez y se funda el Ateneo

    de La Laguna.

    1907. Nacen Juan Ismael

    Gonzlez, Josefina de la

    Torre y Jos Prez Vidal.

    1910. Aparece La Prensa y

    Gaceta de Tenerife. Nace

    Felo Monzn.

    1911. Se publica en Las Pal-

    mas de Gran Canaria La

    Provincia. Nace Jorge Ora-

    mas.

    1912. Se crean los Cabildos

    Insulares.

    1914. Comienza la PrimeraGuerra Mundial.

    1915. Alonso Quesada pu-

    blica El lino de los sueos.

    Se inaugura el Teatro Leal.

    1916. Nace Pino Ojeda.

    1917. Finaliza la

    Gran Guerra.

    Aparece en Tene-

    rife la revista Cas-

    talia. Nacen

    Agustn Millares

    Sall y Sebastin

    de la Nuez. Co-

    mienzan a publi-

    carse las Obras completas

    de Rubn Daro.

    1919. Saulo

    Torn publica

    Las monedas

    de cobre.

    1920. Nacen

    Pedro Lez-

    cano y Anto-

    nio Padrn.

    Fallece Benito Prez Galds.

    1921. Nace Carmen Laforet.

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    6 LC 2011

    Notas sobreTomsMoralespoeta

    A la distancia de 127 aos del nacimien -to de Toms Morales (y a 90 de su muer -te) la apreciacin del fenmeno de losmodernismos hispnicos est an porrecomponer en su integridad, especial-mente tras la fractura practicada por lacrtica e historiografa espaolas casticis-tas al deslindar e incluso oponerlosconcep tos de Generacin del 98 y Moder-nismo, sin reparar en que se tra ta de dosvertientes de un solo acontecimien to: pr-dida de las provincias de Ul-tramar y la respectiva recon-versin de stas en naciones.

    Con relacin a Canarias, pa-rece indudable que de todoslos senderos que ofrece la ver-sin hispnica del Modernis-mo el ms fructfero fue el dela apertura sensorial practi-cada por Rubn Daro; y serconveniente recordar que, encierto modo, la evolucin dela obra del nicaragense des-

    cribe el desarrollo del mismo movimien -to en Hispanoamrica a partir de 1880,para el que Max Henrquez Urea (Brevehis toria del Modernismo) distingue dosmomentos: en el primero prevalecen la re-finada artificiosidad y los valores impre-sionistas; en el segundo, la consideracinde la finitud humana junto a la ten tativa

    de una expresin artstica cuyo sentidofuera genuinamente americano.

    Toms Morales fue el ms fiel receptordel signo esttico de Rubn Daro, tanembebido de simbolismo y mentalidadgalos; de ah que su obra junto a la deotros modernis tas coterrneos, plena-mente asentada en la Literatura canaria,para la historiografa espaola permane-ciera por mucho tiempo en un no-lugarcrtico o marginal. Y en este contexto de

    perentorias restitucionesson de obligada mencincinco pginas (195-200)del trabajo de Jos Car-los Mainer La Edad dePla ta (1902-1939), divul-gado en 1981. Cierto esque, con anterioridad, Pe-dro Gimferrer, en suAn -tologa de la poesa mo-

    dernista (1969) haba re-conocido en Toms Mo-rales la representatividad

    de un experimentadorde la diccin lricaque, entre otros protagonistas de los mo-dernismos hispnicos, encamina sus pro-cedimientos expresivos a dinamitar elrgido e iner te lenguaje de la poesa cas-tellana decimonnica.

    Pero es en el ensayo e investigacin in-sulares donde preferentemente se loca-

    por

    Eugenio

    PadornoEs minimizar la obra

    de Toms Morales

    otorgarle el magiste-

    rio de Salvador Rueda;

    la poesa del canario

    atiende a horizontesms plenos de signi-

    ficado.

    La coordenada caste-

    llanizante o tradicio-

    nalista, representada

    por Guillermo Daz-

    Plaja o Lan Entralgo,

    repela de s el signo

    de la modernidad

    representado por

    Rubn Daro.

    Toms Morales

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    Sobre el sonoro Atlntico 7

    lizan las aproximaciones a la obra deToms Morales, desde Valbuena Prat yJoaqun Artiles hasta nuestros das,pasando por el estudio Toms Morales.Su vida, su tiempo y su obra (1956) quele consagrara Sebastin de la Nuez. Sa-tisface una amplia consulta de estos

    ma teriales Toms Morales. Suma crti-ca (1992), volumen recolectado por Ma-nuel Gonzlez Sosa. Las aportaciones,numerossimas, han venido contribu-

    yendo a la iluminacin de distintos as-pectos de la creacin de Morales y delmodernismo canario en general; citarunos pocos nombres: Beln GonzlezMorales, Guillermo Perdomo Hernn-dez, Bruno Prez, Juan Jess Pez Mar-tn, Jos Yeray Rodrguez, Jorge Rodr-

    guez Padrn, Andrs Snchez Robayna,Lzaro Santana, Jos Juan Surez Ca-bello.. . Varias han sido mientras tantolas reapariciones impresas de Las Ro-sas de Hrcules, entre las que, jun to alas facsmiles, se dispone de las edicio-nes crticas (2006 y 2011) de OswaldoGuerra Snchez, sin que haya dejado

    de producirse alguna pertinente exhu-macin textual, como las Prosas (2006)

    del poe ta, recuperadas por AntonioHenrquez Jimnez. De tan abundantematerial bibliogrfico tendr noticia ellector fuera de estas lneas.

    El ncleo de la Modernidad

    El ncleo que irradia en las Islas el mo-vimiento modernista lo conforman loscasi coetneos Toms Morales (1884-1921), Saulo Torn (1885-1974) y Alonso

    Quesada (1886-1925), sin olvidar a Do-mingo Rivero (1852-1929); su obra, ini-ciada tardamente, condicionar la deaquellos y por la de aquellos ser a suvez condicionada. La nmina de los pro-tagonis tas del movimiento quedaracompleta con otro poeta, Luis DoresteSilva (1882-1971); un prosista, Miguel

    Sarmiento (1876-1926), y un pintor, N-tor (1887-1938). Nos parece aunquela opinin es irrelevante que, por loconcerniente a las Islas, el Modernis-mo es preferentemen te grancanario,de la misma manera que el Romanti-cismo fue en origen tinerfeo.

    No ha de olvidarse que el espritu de

    la modernidad, tal como fue definidopor Baudelaire en su crtica artstica ypoemas en prosa, no slo consiste enla expresin de lo actual sino en la delcontraste de s te, siempre efmero, conlo pretrito o sedimentador. El movi-miento del que hablamos es en las Is-las inseparable de la recepcin de las

    Repito hace tiempo, como quien canta ms

    que recita, algunos de los sonoros versos del

    gran sinfonista del mar

    Agustn Millares

    Domingo Rivero

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    8 LC 2011

    formas de la vida moderna, que tiene,concretamente en Gran Canaria, susmbolo en la culminacin, hacia 1902,de las obras del Puerto del Refugio y dela Luz. Es un cambio, en gran medidapropiciado por la presencia comercialen las Islas de firmas inglesas y alema-nas, identificadas con el impulso deuna transformacin de las estructuraseconmicas y sociales. Jorge RodrguezPadrn public al respecto en 1982 unensayo de imprescindible lectura:El Puerto como tema en tres poe-tas canarios (Domingo Rivero, To-ms Morales, Saulo Torn).

    Pero no se olvide que el trminocambio aloja no slo la idea de unllegar a ser; tambin alude a loque est dejando de ser o ha de-

    jado de ser. En Canarias, la vidamoderna trada por el Progreso, y con-siguientemente la literatura que enella se encuadra, para unos significarla ganancia de bienes materiales y feen el fu turo; para otros, el temor de laprdida de bienes espirituales y la nos-talgia del pasado.

    En el mbito exclusivamente litera-rio, la modernidad canaria es conse-cuencia de la suma de varios queha-ceres estticos que se despliegan entre1908, fecha de la publicacin por TomsMorales de los Poemas de la Gloria, del

    Amor y del Mar, y 1925, ao en que mue-re Alonso Quesada. Cules son los hi -tos esenciales de ese largo segmento?

    Domingo Rivero publica espordica-mente en la prensa sus poemas; mien-tras titubea en el proyecto finalmen-te incumplido de dar a la imprentauna antologa de su obra, crece en si-lencio hacia su fundamento ontolgi-co, y de su parva obra llegar a decirseque es la raz ms honda de la lrica

    insular. Alonso Quesada publica El linode los sueos (1915) y La Umbra (1922);Toms Morales, el Libro II de las Rosasde Hrcules (1919) y, con carcter ps-tumo, el Libro I (1922); Saulo Torn, Lasmonedas de cobre (1919). .. Larga etapaen la que, por cierto, quedar asimis-mo contextualizada para subsiguientesestudios la figura de Unamuno, prolo-guista del primer libro de Alonso Que-sada.

    Es un momento que, por su inten-cionalidad creadora, para la literaturacanaria significa el intento de repensaruna expresin artstica como en otrospronunciamientos del pasado acor-de con las especificidades del lugar deexistir, a la luz de su presente, con unavoluntad de originalidad, guiada por elpensamiento crtico.

    Qu ideario est en el ambiente cul -tural de las Islas hacia finales del sigloXIX y comienzos del XX? El de la nece-sidad de hacer una literatura y un artepropios. Este programa, proseguidodesde el Romanticismo, haba quedadoarqueolgicamente reducido como

    podra ratificar la consulta de las publi-caciones peridicas de aquellos aosa la plasmacin de costumbres, paisa-

    jes, cantos, bocetos del campesinado,etctera, como si la expresin de lo ge-nuino canario, slo se sostuviera, lan-guideciente en el pretrito, al margende la historicidad. El hombre nuevo

    de la modernidad canaria no prescindedel aprovechamiento de la memoriadel pasado, pero entiende que la ex-presin de la autenticidad del poemapasa por el enunciado actualizado dela vida. No basta con reiterar el pasadoregional; hay que experimentar perso-nalmente, en todos los rdenes de lavida, lo que constituye su continuidadproblemtica, desde cada ahora. stees el giro que impone el pensamiento

    de la modernidad. No necesariamentese ha de explicitar el pretrito personalo colectivo, pues, en alguna medida, de-cir que somos esto cubre decir fuimosaquello. Con mayor o menor certeza, Ri-vero, Torn, Morales y Quesada afron -tan la autenticidad de una escrituraexistencial en tanto en cuanto sta eseco de una interrelacin humana quetiene como centro convergente el es-pacio urbano.

    La antes silenciosa y recoleta ciudadde Las Palmas, con la agitacin y movi-mientos de un capitalismo incipienteadquiere una actividad y estrpito inu-sitados. Cada cual percibe el espect-

    culo desde un ngulo especfico, concomplacencia (Rivero, Morales, Torn)o como lugar de la abyeccin (AlonsoQuesada). Para Domingo Rivero, ser enla ciudad del presente es indisociablede la evocacin de la ciudad del pasa-do. Las miradas de Alonso Quesada yToms Morales se asoman a la calle

    Junto a la veta parnasiana representada por Manuel Verdugo (1877-1951),

    la deriva del modernismo simbolista tinerfeo se registra en Luis RodrguezFigueroa (1875-1936) y constituye los primeros estmulos estticos de Agustn

    Espinosa (1897-1939) y Pedro Garca Cabrera (1906-1981). Francisco Izquierdo

    (1886-1971) es un claro discpulo de Toms Morales.

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    Sobre el sonoro Atlntico 9

    Triana y sus aledaos; la de Saulo To-rn, a la zona del mercado del Puerto yaun del mismo nuevo muelle. Son ar-terias (renglones de versos o de prosa)transitadas, bajo la luz solar o lunar, porespectros de hombres de bombn y bas-tn. Y quien asume ese espacio comouna parte del mundo, no exclu-

    ye al cuerpo de su representa-cin imagstica, pues, al fin y alcabo, el cuerpo tiene como esen-cia su localizacin. Hay dos me-tforas que acaban por super-ponerse en este proceso: la deltrazado y alzado de la ciudad yla de la construccin del textoliterario y su organizacin co-mo libro. El Progreso levan ta laciudad; al poe ta corresponde laconstruccin de su paralelo m-bito verbal. Las Rosas de Hrcu-les, Las monedas de cobre, Cr-

    nicas de la ciudad y de la noche

    y un par de sonetos riverianos(La Victoria sin alas y El mue-lle viejo) bastaran para ejem-plificar este sorprendente para-lelismo en tre los es tratos delpoetizar y construir, pues comohaba adelantado Cairasco deFigueroa (1538- 1610), su Templo tam-bin haba sido fabricado con cantosincorpreos, lcidos.

    Por lo que concierne a Morales, sibien es cierto que a l se debe la des-cripcin verosmil de coloniales es-

    tampas ciudadanas, la atraccin de loimaginario y de su imagen mental lodistancian de la reproduccin de la me-ra imagen visual. Y no deja de ser signi-ficativo que los poemas que en apa-riencia ofrecen la recordacin de unpasado biogrfico estn subvertidospor la ficcionalizacin. Slo la ingenui-

    dad del lector puede dar credibilidad ala invencin del mundo del llamadoCor tijo de Pedrales de una de las sec-ciones ms celebradas de Poemas de laGloria, del Amor y del Mary posterior-mente del Libro I de las Rosas: las Vaca-ciones sentimentales.

    La lengua potica y el mito

    Decimos que Morales escribe poesa, yusamos este verbo por rehuir otro, se-guramente ms exacto, pero de reso-nancias pretritas: componer, que hoy

    se usa para significar producir msicay para significar hacer versos, activi-dades en tre las que actualmente me-dia la distancia que distingue las accio-nes de or y leer. Pero en el siglo XVII erade uso comn una expresin del tipoCuando oigas [por leas] este soneto.. . Me he servido de esta digresin para

    subrayar dos aspectos esenciales de lapoesa de Morales: en primer lugar, sufundamento en la oralidad y, en segun-do lugar, la elevacin de esa oralidad ala meldica rotundidad sinfnica, ras-go por el que el poeta consolida la an-tonomasia de cantordel Atlntico. En el

    espectograma de su voz, el to-no (la altura musical) y la inten-sidad (la fuerza espiratoria) querequieren su ideal perceptibili-dad, debieron superar, con mu-cho, los del enunciado de la co-municacin convencional, encontraposicin a la manera decomponer de Alonso Quesada,Saulo Torn o Domingo Rivero,que, con excepciones, lo hacenmusitando, sin el clculo previode los efectos de la declamacin.

    Morales escribe fenomenol-gicamente, con todo el cuerpo,con la vigilia de todos los senti-dos, y su relacin con el lengua-

    je es la del trato ertico con unasustancia y forma verbal feme-ninas. Y, aunque por su potica,prefiera mostrar los efectos an -tes que su motivacin, en la lec-tura de Criselefantina el pro-

    cedimiento de la sugerencia se ve mer-mado por lo francamente denotado: elfinal del poema coincide con la convul-sin de un espasmo carnal.

    En cualquier caso, en Morales, lacreacin parte de la palabra misma o,

    mejor, de la eufona de su organizacincomo sintagma, con atencin al cultis-mo y el neologismo, al laberinto gutu-ral del esdrjulo, usos que, en un exclu-sivo rastreo de preceden tes insulares,nos llevara desde el hi to ms prximo,Graciliano Afonso (1775-1851), al ms re-mo to: Bartolom Cairasco de Figueroa.

    Alonso Quesada, Saulo Torn y Toms Morales

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    10 LC 2011

    Morales, seguramente por consejo desu amigo Fernando Fortn, lleg a co-nocer con detalle la poesa de los par-nasianos y simbolistas en lengua fran-cesa (Baudelaire, Mallarm, Laforgue,Jammes, etctera), pero esta asimila-cin no desplaz su referente ltimo:Virgilio.

    Morales no se impuso como lmite(al menos de un modo explcito) el mi -to histrico (es decir: la temtica de laConquista de las Islas) que entretuvo alos historiadores y poetas del siglo XIX,sino que fue ms all de l para esbo-zar y demarcar junto a otros el espaciode una territorialidad verbal; Moraleses el argonauta que viaja hacia el ori-gen y alcanza el grado cero dela historicidad; el vellocino esla Oda al Atlntico, ambiciosopoema que, concluido en 1919,descansa en tres grandes sm-bolos aglu tinadores: el Hom-bre (el poe ta), la Nave (la ima-ginacin creadora) y el Mar (va-riable circuns tancial de lo de-cible). Por el espesor de los ni-veles significantes, la Oda per-mi te que el lector se manten-ga y nade en la superficie lite-ral del texto, pero tambin quemargulle en sus profundidadesalegricas y se demore en elplacer de los desciframientos.Es a lo que nos invita, por ejem-plo, la estrofa XXI* del poema.

    Qu hace el buscador de laVerdad o de la Belleza si no es explorar(como los pescadores de perlas o bu-zos ponderados), con cautelosa osa-da, en las simas de lo desconocido?

    La cronologa potica de Moralesy un enigma textual

    La obra potica publicada por Morales,siguiendo la cronologa, es: Poemas de la Gloria, del Amor y del

    Mar (1908), libro del haban dadoadelantos las publicaciones peridi-cas Renacimiento Latino (1905), la Re-vista Latina (1907-1908), dirigidas porFrancisco Villaespesa, y Revista Cr-tica (1908-1909), capitaneada porColombine;

    Las Rosas de Hrcules II (colofn: 1919;impresa en el primer trimestre delao siguiente) y, con carcter pstu-mo;

    Las Rosas de Hrcules I (1922), conprlogo de Enrique Dez-Canedo, vo-lumen en el que se refunde con su-presiones, correcciones y adicionesla que haba sido la primera entre-ga; al conjunto fueron asimismo in-corporados por el editor, Fernando

    Gonzlez, los poemas que Moraleshaba escrito con destino a un LibroIII, como deja ver la edicin de

    Las Rosas de Hrcules (1956), prepa-rada por Sebastin de la Nuez; apa-rece finalmente

    Oda al Atlntico (1973), en edicin deSebastin de la Nuez.

    Morales, doblemente aislado entre1910 y 1919, en ejercicio de la medicina,casado y con numerosa descendencia,es probable que reconsiderara la pre-sentacin estructural de su obra; habavislumbrado la posibilidad de un LibroIII y concluido la escritura de la Oda.Qu depar al poeta la obstinada bs-queda de la estructura del conjunto?La respuesta no debe excluir lo proba-ble, es decir, el que tal estructura seacogiera a la de un extenssimo y nicopoema repartido en libros; nuestro pa-recer, enunciado como mera hiptesis,es que el nmero de bloques textualesproyectados por Morales probablemen-te excede la organizacin tripartita conque nos ha llegado.

    Y es que queda otro asunto, no menoscomplicado, por resolver, y que afron-to directamente, a sabiendas de queno es sta la ocasin para su esclareci-mien to: es, en verdad, la Oda al Atln-tico un bloque independiente, por sucontenido, de Las Rosas de Hrcules? O,indesgajable de este ttulo mayor, esotro de los libros, acaso el ltimo y con-

    clusivo? La hiptesis tiene su funda-mento: cuando consultamos haceno pocos aos en la Biblioteca Insu-lar de Las Palmas, los documentos pre-paratorios, all custodiados, de la edi-cin de Fernando Gonzlez, pudimosconstatar la rotulacin de un Libro IV.

    * XXI

    Y a vosotros, osados!,

    que escudriis los fondos del pilago inseguro,

    pescadores de perlas o buzos ponderados;

    los que hacis el trabajo ms peligroso y duro:

    cuando exploris naufragios de indicios fabulosos,

    entre limosas cuencas y huyentes arenales,

    o persegus madrporas de orientes luminosos

    por entre aurirramosas florestas de corales.

    No hubo para vosotros inquebrantable obstculo:

    ni la feroz mandbula ni el constrictor tentculo

    a detener bastaron el mpetu genuino,

    mientras se desplegaba, magnfica y despierta,

    ante el cristal redondo de la escafandra abierta,

    la maravilla enorme del mundo submarino...

    Oda al Atlntico

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    Yo fui el bravo piloto de mi bajel de ensueo,

    argonauta ilusorio de un pas presentido,

    de alguna isla dorada de quimera o de sueooculta entre las sombras de lo desconocido...

    Acaso un cargamento magnfico encerraba

    en su cala mi barco, ni pregunt siquiera;

    absorta, mi pupila las tinieblas sondaba,

    y hasta hube de olvidarme de clavar la bandera.

    Y lleg el viento Norte, desapacible y rudo;

    el vigoroso esfuerzo de mi brazo desnudo

    logr tener un punto la fuerza del turbin;

    para lograr el triunfo luch desesperado,

    y cuando ya mi brazo desfalleci, cansado,

    una mano, en la noche, me arrebat el timn...

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    La calle de Triana

    A Domingo Doreste

    La calle de Triana en la copiosa

    visin de su esplendor continental

    ancha, moderna, rica y laboriosa,

    arteria aorta de la capital.. .

    La calle del comercio, donde ofrece

    el clculo sus glorias oportunas,

    donde el azar del agio se ennoblece

    y se hacen y deshacen las fortunas.

    Donde el urbano estrpito domina

    y se traduce en industrioso ardor,

    donde corre sin tasa la esterlina

    y es el english spoken de rigor.

    El sol del archipilago dorando

    los rtulos en lenguas extranjeras,

    y los toldos de lona proyectando

    sombra amigable sobre las aceras.

    Y por ellas profusos peatones

    de vestes y semblante abigarrados;

    y, cual derivacin, en los balcones,

    los pabellones de los consulados.

    Todo aqu es extranjero: las celosas

    gentes que van tras el negocio cuerdo,

    las tiendas de los indios, prodigiosas,

    y el Bank of British, de especial recuerdo...

    Extranjero es el trfico en la va,

    la flota, los talleres y la banca,

    y la miss que, al descenso del tranva,

    ensea la estirada media blanca...

    Todo aqu es presuroso, todo es vida;

    y, ebria de potestad, en la refriega,

    la ciudad, cual bacante enardecida,

    al desenfreno comercial se entrega...

    Y al alma, que es, al fin, mansa y discreta,

    tanta celeridad le da quebranto...

    y suea con el barrio de Vegueta,

    lleno de hispano-colonial encanto...

    Grand Canary... La gente ya comprende;

    y, bajo un cielo azul y nacional,

    John Bull, vestido de bazar, extiende

    su colonizacin extraoficial...

    Los puertos, los mares y los hombres de mar

    [fragmento]

    El mar es como un viejo camarada de infancia

    a quien estoy unido con un salvaje amor;

    yo respir, de nio, su salobre fragancia,

    y an llevo en mis odos su brbaro fragor.

    Yo amo a mi puerto, en donde cien raros pabellones

    desdoblan en el aire sus insignias navieras,

    y se juntan las parlas de todas las naciones

    con la policroma de todas las banderas.

    El puerto adonde arriban cual monstruos jadeantes,

    desde los ms lejanos confines de la tierra,

    las pacficas moles de los buques mercantes

    y las frreas corazas de los navos de guerra.

    Y amo estos barcos sucios de grasientos paveses,

    de tiznadas cubiertas y herrumbrosos metales,

    a cuyo bordo vienen marinos genoveses

    de morenos semblantes y ojos meridionales.

    Y a esos pobres pataches, tristes, desmantelados,

    de podridas maderas y agrietado paol,

    ms viejos que estos lobos que en un huacal sentados,

    al soco de los fardos, estn tomando el sol.

    Y en tanto humean sus pipas, contemplan las viajeras

    naves, que hunden sus torsos de hierro en la baha,

    y relatan antiguas andanzas marineras

    en las que acaso fueron los hroes un da:

    gavieros atrevidos y patrones expertos

    que en la noche sondaron los ms distantes lares,

    que se han tambaleado sobre todos los puertos

    y han escuchado el viento sobre todos los mares.. .

    BreveAntologapotica

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    13

    Criselefantina

    Unge tu cuerpo virgen con un per fume armnico,

    mustrame de tu carne juvenil el tesoro,

    y ruede sobre el mrmol de tu perfil helnico

    la cascada ambarina de tus bucles de oro.

    Eres divina, oh reina!, tu carne es nacarina,

    y tienen tus contornos, olmpicos, los bellos

    contornos de una estatua. Oh reina, eres divina,

    desnuda, bajo el ureo temblor de tus cabellos!

    Nuestro tlamo espera bajo un rosal florido,

    donde una leve luna trmulamente irradia

    aquel claror tan plcido que iluminara un nido

    en un vergel recndito de la amorosa Arcadia...

    Tambin un nido aguarda a los nuevos esposos:

    es un tlamo blanco de blancas flores lleno,

    de olorosos jazmines y nardos olorosos,

    casi tan albos como la albura de tu seno...

    Sers reina entre flores, sers la compaera

    de las rosas ms blancas, la ms fragante y pura.

    Ya el lecho que te ofrenda la dulce primavera

    suspira por la breve carga de tu hermosura.

    Yo amar, entre las flores, tu perfume abrileo,

    y al verte entre mis brazos, ilusionada y loca,

    yo te dar el rimado bcaro de un ensueo

    a cambio de las mieles de tu exquisita boca.

    El cielo ser un palio sobre nuestra fortuna,

    un surtidor lejano dir una serenata,

    y al sentirnos dichosos, bajo un rayo de luna,

    abrir nuestras venas un alfiler de plata...

    Yo besar tus labios tierna, cupidamente

    tus senos en mis manos, con languidez opresos;

    su plegaria nocturna suspender la fuente

    para aprender el ritmo de tus ltimos besos.

    Un salmo acariciante preludiarn las hojas,

    y moriremos viendo cmo las albas flores,

    al fluir de la sangre, se van tornando rojas

    como al lecho de prpura de los emperadores...

    Estampa de la ciudad primitiva

    A Pepe Hurtado de Mendoza

    Un sol isleo vierte su claridad temprana

    sobre la nebulosa madrugada otoal.

    Envuelta en la silente quietud de la maana

    despierta poco a poco la vida comercial.

    Los primeros rumores de la jornal faena

    difunden en la bruma su vuelo mercantil,

    y el agudo silbato de una fbrica llena

    la ciudad con el jbilo de su clamor fabril.

    En la serenidad de las calles desiertas

    los almacenes abren sus metlicas puertas

    que, al correrse, rechinan con estridente son.

    Y sbito, en sus rieles de acero encarrilado,

    pasa un tren humeante, negro y destartalado,

    dejando en el ambiente su vaho de carbn.

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    14 LC 2011

    A finales del siglo XIX y principios delXX, se produce en Gran Canaria unarevolucin de su economa, de su so-ciedad y de su cultura. La construccindel Puerto de la Luz en 1902 origin undesarrollo notable de la ciudad y su ac-tividad comercial y el mundo naturalque hasta ese momento haba perma-necido queda irrumpido por el trfagode la modernidad y el capitalismo. Elhombre canario se va a ver sumido enun estado de incertidumbre. Este es-tado, nos advierte Eugenio Padorno, se

    acenta por los acontecimientos revo-lucionarios de las colonias de Ultramar.El hombre de las Islas, que ha partici-pado en una guerra que le supone unfratricidio (la cubana) y asiste ante lahabilitacin del protagonismo histri-co que a Amrica se le haba negado, seva a ver en la necesidad de redefinir sucircunstancia existencial y emancipar-se culturalmente de Espaa. Este reco-mienzo, entonces, coincide con la fun-

    dacin de una nueva ciudad que debeser relatada por un histor, es decir, untestigo ocular que transforme la nuevarealidad en materia lingstica o verbal.

    Este testigo ser en la obra de TomsMorales un nuevo personaje urbano: elpoeta voyeuryflneurque se legitima-r, por su actuacin en la ciudad, como

    el pintor de la vida moderna, que diraBaudelaire. Ambas acciones, el voyeris-moy el flaneo , se encuentran unidaspor la mirada, el placer de ver sin servisto: mientras el voyeures el testigoocular de un acto ertico, elflneuresel testigo ocular ocioso que deambu-la por la ciudad sin ms objetivo que elde satisfacer su propia curiosidad.

    De hecho, la visin que de la ciudadtiene Morales es, hasta cierto punto,ertica y corporal, lo que hace que estenuevo poeta conciba la Calle de Trianano slo como una arteria aorta (me -tfora de la principal va comercial), si-no la urbe como una bacante, una mu-jer de Baco, dios del vino y los excesoscarnales:

    Todo aqu es presuroso, todo es vida;

    y, ebria de potestad, en la refriega,

    la ciudad, cual bacante enardecida,

    al desenfreno comercial se entrega

    Esta bacante enardecida, la ciudad,aparecer ataviada con las prendas queson smbolos de una modernidad lujo-sa y emergente: calles, tranvas, comer-cios, bancos, mquinas, letreros... y ofre-cer, para el poeta urbano, situacioneserticas nuevas desprendidas del vivircotidiano de la calle, donde, una vezms, observa sin ser observado:

    Extranjero es el trfico en la va,

    la flota, los talleres y la banca,

    y la miss, que, al descenso del tranva,

    ensea la estirada media blanca.. .

    Ahora bien, una ciudad que comien-za a regirse por los nuevos plantea-mientos del capitalismo, la negocia-cin, el cambio y el inters, puede per-mitir que el poetaflneursobreviva en

    En la poesa de Toms

    Morales, late una pul-

    sin ertica que tras-

    ciende la intimidad de

    un sujeto para expan-

    dirse a hacia un m-

    bito colectivo como

    la ciudad. Elflneur,

    voyerista urbano por

    excelencia tomado

    de la poesa francesa,

    mostrar esa visin

    ertica y corporal dela nueva realidad.

    por

    BrunoPrez

    La ciudadcual bacanteenardecida

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    sus calles? S, pero a cambio de algo encon trapartida. En este caso, una activi-dad observadora que es esencial en laelaboracin del catlogo potico ycultural que reconozca la nueva reali-dad y, adems, la conversin incons-ciente quizs delflneuren detec-tive de la urbe y delator del crimen. Asvemos al poeta, curioso y aterrado, diri-girse a la Calle de la Marina, va tran-sitada por mujerzuelas, ladrones y ase-sinos:

    Donde, tal vez, por cosas de dinero,

    tras el brutal ardor de una disputa,

    enterr su cuchillo un marinero

    en la garganta de una prostituta...

    Pero la prostituta, que para Morales,como para Baudelaire, es una mrtir,pues ofrece amor a un nfimo precioe, incluso, pierde la vida a manos desus clientes, tambin es representacinsimblica de la modernidad, que bajoel vivo colorete (el progreso y el lujo)esconde la enfermedad que tiranizala mente y el cuerpo:

    mientras nos brindan un carnal banquete,

    vendedoras de amor a nfimo precio,

    enfermas bajo el vivo colorete...

    Esta nueva manera de habitar elmundo es consecuencia de un procesode modernizacin (la industrializa-cin, el avance tecnolgico, el creci-

    miento urbano, los nuevos medios decomunicacin, el surgimiento de su-perpotencias, el mercado capitalista,etc.) que el poeta intenta hacer suyo

    crticamente, en un esfuerzo claro porpreparar una nueva circunstancia en laque morar y superar los estados de in-certidumbre que conlleva.

    La ciudad en los modernistas

    La aparicin de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria supone una nueva mane-

    ra de habitar el mundo e interactuar con el otro, donde las relaciones humanas

    comienzan a regirse por la negociacin, el cambio y el inters de un capitalismo

    inminente. La nueva situacin es producto, entonces, de un proceso de moderni-

    zacin que se concreta en la industrializacin, el avance tecnolgico, el creci -

    miento urbano, el surgimiento de las superpotencias econmicas y militares, los

    nuevos medios de comunicacin, la crisis de valores y modelos, etc. Todos estos

    agentes son rastreables en las poticas de los modernistas canarios, si bien es

    verdad que desde perspectivas distintas. Toms Morales intentar superar la in-

    certidumbre por va ertica, espacial y potica; Alonso Quesada, desengaado,

    desde la crtica y la irona; Saulo Torn, melanclico, desde la ntima cotidianeidad;

    Domingo Rivero, pesimista existencial, ve en ella la disgregacin temporal.. .

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    Evocaciones

    Alonso Quesada

    Siempre [fragmento]

    (Camposanto. Frente al

    sepulcro del poeta.)

    Siempre es la palabra ltima.

    La honda palabra de la raz eterna.

    A ti se te meti el Siempre en el alma

    como un arpn agudo que la fij en la tierra.

    Tu pequea sonrisa,

    tu sonrisa de nio

    que tiene huertos dilatados

    y una amplia casa gris

    en el solar antiguo de heredad austera

    nio que abre los ojos a los frutales ebrios

    y alza hacia ellos las manos vivamente

    con la novelera de las sorpresas,

    tu sonrisa tranquila es un hueco terroso

    que ya el Siempre ha llenado de lividez perpetua

    Simn Bentez Padilla

    Ya que mi generacin ha tenido la fortuna de con

    templar de cerca a Toms Morales, charlar amisto

    samente con l, codearle y abrazarle fraternalmente como uno de los suyos, sin que la admiracin pa

    dezca, no sera conveniente fijar de una vez su es

    tampa fsica, sacarle del Olimpo de los elegidos

    pasearle por la tierra que cantara, departiendo d

    vulgares casos y cosas, que perfilan su silueta me

    jor que pstumas disquisiciones literarias, propen

    sas a exhalar aquel tufillo pedantesco y doctora

    que tanto detestaba?

    Nuestro Toms Morales, El Museo Canario, 194

    El sptimo da, suplemento delEco de Canarias dirigido por Justo Jorge Padrn, el 11 de agosto

    de 1968, con motivo del 47 aniversario de la muerte de Toms Morales, hace pblica una encuesta

    a algunos escritores canarios sobre 1) la importacia de la obra de Toms Morales y 2) la vigencia

    de su poesa en la actualidad. De quienes intervinieron en aquella (Luis Doreste Silva; Juan Sosa

    Surez, Domingo Velzquez, Manuel Gonzlez Sosa, Agustn Millares, Pedro Lezcano y Ventura

    Doreste), entresacamos los testimonios de los tres ltimos, quienes participaron en Antologa cer-

    cada (1947).

    Agustn Millares Sall

    Repito hace tiempo, como quien canta ms que recita, algunos de los sonoros versos del gran

    sinfonista del mar. De orselos a mi padre, se me quedaron grabados desde los inolvidables aos

    juveniles y no los he podido olvidar en la edad madura. De su musicalidad y elocuencia, de abo-

    lengo latino, creo que se aprende bastante [...]. Si la muerte no hubiera truncado la capacidad

    creadora y ascendente de este poeta en edad tan joven, pienso que otro gallo hubiera cantado.

    An as, Toms Morales ocupa un puesto muy destacado en el campo modernista, como alumno

    aventajado que fue de Rubn Daro.

    Pedro Lezcano

    Morales espaoliz el modernismo, le dio un timbre ms sobrio, ms grecolatino, tomando de

    Rubn su reciedumbre pica ms que el colorismo extico que sedujo a los seguidores surame-

    ricanos. Tambin el intimismo isleo dio un matiz hogareo a su grandilocuencia estilstica. Es

    por tanto un poeta importante de la literatura hispana.

    [...] Los poetas representan una nfima parte del pueblo, importante, pero minoritaria. Y el

    pueblo, concretamente el canario, sigue teniendo a Morales como el poeta preferido. Yo he co-

    nocido marineros y labradores que recitaban de memoria fragmentos de Toms. Esto es vigen-

    cia, vigencia viva, envidiable vigencia a la que tantos poetas aspiramos.

    Ventura Doreste

    Toms Morales, canario, sigue muy de cerca a Rubn Daro, lleg a decir Juan Ramn Jimnez

    en una de sus clases americanas. Pero la verdad es que Toms infunde en el Modernismo una

    personal tesitura; y si no puede ser situado a par de Daro, que fue el inventor (y poeta ms am-

    plio y hondo), s es posible concederle con toda justicia uno de los primeros lugares entre

    los lricos pertenecientes al Modernismo hispnico.

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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    Sobre el sonoro Atlntico 17

    Domingo Rivero

    Al poeta muerto

    Un da en mi oficina

    hasta cuyas ventanas

    del ancho mar cercano llega el ruido,

    con tristeza te habl de la mezquina

    labor que mi existencia ha consumido

    mientras oigo las olas soberanas...

    Y aqu sigo, Toms, donde me viste,

    y hoy de junto a ese mar, que fue tu gloria,

    mi voz que, escuchndolo resiste

    en esta lucha estril por la vida,

    un recuerdo consagra a la memoria

    de tu robusta juventud vencida.

    Joaqun Artiles

    Qu tenan de entraable Las Rosas de Hrcules que as nos vinculaban a su autor? Qu nexos nos

    ligaron tan fuertemente al cantor del Atlntico? Porque lo cierto es que ningn otro libro de versos

    ha vuelto a tener en nuestra juventud insular tan unnime y entusiasta acogida. Cuando en 1919 apa-

    reci el segundo libro de Las Rosas, la popularidad de Toms Morales lleg a ser enorme. Y cuando,

    dos aos ms tarde, en 1921, acaeci su muerte, toda la Isla se estremeci como en una catstrofe de

    familia.

    Lo recuerdo perfectamente. Cuando salieron Las Rosas era yo todava un muchacho. El internado

    del viejo casern de la calle del Doctor Chil, entonces Universidad Pontificia de Canarias, con su alto

    prestigio de muros, de clausura y de latines, nos aislaba un poco o un mucho del resto de la ciudad.Pero aquel aislamiento tena tambin sus quiebras y postigos. Y el postigo en esta ocasin fue, quin

    lo dijera!, nada menos que la misma biblioteca rectoral. All, en aquel lugar prohibido, pero tan al al-

    cance de la mano, estaban Las Rosas de Hrcules, frescas todava, como una tentacin. Y decidimos

    llegar a ellas como fuera. Vigilando las ausencias del Rector, montando guardia en los puntos estra-

    tgicos, poco a poco, fuimos leyendo y copiando versos y estrofas que despus aprendamos de me-

    moria. Y as un da y otro da, hasta que un buen amigo, admirador indulgente de mis tempranas

    flaquezas literarias, me dej como olvidado contrabando, entre gruesos volmenes de sutiles prosas

    escolsticas, el inmenso regalo de un ejemplar que vala, entonces, nada menos que seis pesetas.

    Ms sobre Toms Morales,Anuario de Estudios Atlnticos, n 5, 1959

    ngel Valbuena Prat

    .. . en Morales, adems del rubeniano, est el artista logrado, de la maravillosa evocacin mitolgica

    de la Oda al Atlntico, y el poeta de los mundos nacientes que lanza su canto al progreso, junto a los

    nmenes futuristas. Morales no necesit, como Marinetti, menospreciar la belleza griega para cantar

    las mquinas modernas. El poeta del carro de Neptuno, es a la vez el cantor de la ciudad comercial.

    Esta actitud, que trae de nuevo, el nombre de Whitman, es la que le aproxima ms a los ltimos mo-

    vimientos lricos.

    Historia de la poesa canaria, Barcelona, 1937

    Saulo Torn

    Parti la nave blanca...

    Parti la nave blanca, de gallardo aparejo,

    a impulsos de la racha, sobre el dormido Atlntico;

    su silueta fantstica fue esfumndose, lenta,

    tras la imprecisa niebla del horizonte vago

    Partir! Dejar la estril

    monotona triste de este vivir hurao,

    y arribar a otras playas desconocidas, donde

    el placer sea ms cierto y el dolor ms amargo!

    Manuel Machado

    A la memoria de Toms Morales,Poeta del Mar, autor de Las Rosasde Hrcules

    Toms Morales: tu destino

    fue el de la ola: alzarse monte

    o dilatar el horizonte.

    Toms Morales el marino.

    Eterno inquieto, desde el fondo

    del glauco imperio de cristal

    pas a tu verso, claro y hondo,

    todo el misterio de la sal.

    El mar te am, Toms Morales,

    y es como t le diste rosas

    del fondo de tu corazn,

    desde su venas de corales,

    en las maanas luminosas,

    dice tu nombre su cancin.

    Enrique Dez-Canedo

    Aqu una fragancia de rstico huerto, enri-quecido por la estacin en maravilla de fru-

    tos; all una pomposa alegora, en que vuela

    un ser mitolgico sobre exuberantes jardi-

    nes, entre arquitecturas opulentas. De ah

    viene la elocuencia que es cualidad cardinal

    en la poesa de Toms Morales, de su abo-

    lengo latino que, seguramente sin proponr-

    selo, le lleva a acertar en su vocabulario con

    la palabra evocadora, concreta, apretada, de

    zumo clsico, a sugerir con su alejandrino la

    andadura del pentmetro y acentuar en he-

    xmetros la amplitud de sus versos mayores.

    Prlogo a Las Rosas de Hrcules, 1922

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    18 LC 2011

    Toms Moralesy la tradicinatlntica

    La poesa de Toms Morales tiene un evi-dente carcter fundacional. Sobre la ciu-dad atlntica, sobre sus puertos y susgentes, el poeta escribe en y desde la Isla.Pero Toms Morales tambin soaba conescribir desde cada uno de los puertosdel otro lado del Atlntico.

    Si Las Palmas de Gran Canaria de prin-cipios del siglo XX apunta los signos in-dudables de la modernidad, con la crea-cin del Puer to de La Luz

    y el espectculo de los pa-bellones de los barcos queirn a Amrica o a frica;la Isla mantiene, en su in-terior, la tradicin, que esel recuerdo transmitidode generacin en genera-cin de un tiempo mtico. El tiempo m-tico no es un tiempo histrico: es un mol-de que se aplica a un momento de la his-toria que no se conoce o que carece designificacin para la comunidad en la quesurge, sobre el que se da una explicacin

    a un hecho determinado. La desaparicin,por ejemplo, de la selva de Doramas, enGran Canaria, ser explicada por TomsMorales de esa manera.

    La Oda al Atlntico representa esa es-critura mtica y es en ella donde nos en-contramos con un lector atento de laEneida de Virgilio, a cuya influencia no

    pudo sustraerse y que fluye en toda suescritura, como ya subrayara Eugenio Pa-dorno en su lectura del soneto final delos Poemas del Mar(Yo fui el bravo pi-loto de mi bajel de ensueo).

    La estructura narrativa de la Oda es lasiguiente: invocacin al mar (canto I); elestado primitivo, basado en las luchasentre las potencias de la naturaleza (can -to II); los signos que presagian el cambio

    (canto III); aparicin de Poseidn (cantoIV-V); los signos del cambio (VI-VII-VIII);el hombre descubre el prodigio de lo queest sucediendo ante el mar y calcula lasposibilidades de su empresa, adentrn-dose en la tierra (IX-X).

    En los siguientes cantos el hombre to-ma conciencia de s mismo y da inicio asu empresa y se decide a guiar a su pue-blo, que se entrega con ahnco a la cons-truccin de la nave; el edificio que sur-car las olas. Todos son partcipes de estesegundo prodigio: la conclusin de la na-ve da inicio a un movimiento; la tierra va

    por

    Antonio

    BecerraBolaosSi la ciudad de prin-

    cipios del siglo XX

    apunta los signos de

    la modernidad, la Isla

    mantiene, en su inte-

    rior, la tradicin; elrecuerdo transmi-

    tido de generacin

    en generacin de

    un tiempo mtico.

    La poesa de Morales

    nos habla de ambos

    fenmenos.

    Yo he conocido marineros y labradores que

    recitaban de memoria fragmentos de Toms.Esto es vigencia, vigencia viva, envidiable vi-

    gencia a la que tantos poetas aspiramos

    Pedro Lezcano

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    Sobre el sonoro Atlntico 19

    hacia el mar (canto XV). La conquistadel mar se debe a una hazaa conjun -ta. Y esa conquista primitiva, la que sefunda en el tiempo m tico del poema,es la que perdura has ta el momen to

    histrico del poe ta. Y, como si de lavida se tratara, el decurso naturalde las cosas, el poema dirige sumovimien to hacia la muerte comoprlogo a una nueva vida.

    As, para trazar un esquema delpoema, hemos de hablar de unatravesa: el mar llega hacia la tierra;la tierra va hacia el mar y este seconvierte en el lugar donde el hom-bre, que es el artfice de la uninde los dos elementos como si deuna ola que golpeara la orilla setratara, encontrar su reposo de-finitivo. Y, como la ola, la vida vuel-ve a nacer cuando esta regresaal mar. El ciclo vital se cierra yvuelve a abrirse. El hroe, quedescubre el prodigio al inicio del

    poema desde la isla, se trans-muta, al final del mismo, en elpoeta. La isla, los mitos que la

    rodean, hallan su concrecin en larealidad de las Islas Afortunadas.

    La aparicin de Poseidn en eltex to nos remite a las fuentes clsi-cas griegas. El recorrido del poema

    es un proceso de conocimiento. Elviaje que se describe en la Oda seinicia con los mi tos clsicos, porqueson el germen de la tradicin occi-dental, pero, sobre todo, porque sonlos clsicos los primeros que enun-cian las Islas. Con ellos se produceel cambio en la visin del mundo:desde una isla se descubre el mar.El mundo se ampla. El paraso per-dido est en una isla ms all de lascolumnas de Hrcules. Pero el mo-vimiento, de dnde parte? Desdequ isla se construye la nave?

    En el poema de Toms Morales, laisla se instala en el relato mtico. Des-conocemos cul es su ubicacin, aun-que como lectores avisados tenemosla cer teza de que la isla se refiere a lanuestra. La referencia a que el hombrepenetra en la selva tenebrosa nos re-mite a la tradicin, al mito del bosquede Doramas.

    Para elaborar la nave, la primera talase produce; pero son despojos exiguoslos que se recogen, lo que remite, se-gn Andrs Snchez Robayna, a la ideade fundacin mtica por la mano delhombre y se opone a la realidad des-tructora de la tala que aparece en Tar-de en la selva.

    I

    El mar: el gran amigo de mis sueos, el fuerte

    titn de hombros cerleos e inenarrable encanto:

    en esta hora, la hora ms noble de mi suerte,

    vuelve a henchir mis pulmones y a enardecer mi

    [canto...

    El alma en carne viva va hacia ti, mar augusto,

    Atlntico sonoro! Con nimo robusto,

    quiere hoy mi voz de nuevo solemnizar tu bro.

    Sedme, Musas, propicias al logro de mi empeo:

    mar azul de mi Patria, mar de Ensueo,

    mar de mi Infancia y de mi Juventud.. . mar Mo!

    XI

    Y penetr en la selva misteriosa. Al acaso

    iba avanzando, lento, por la extensin arcana,

    con el naciente orgullo de colocar su paso

    donde antes que l ninguno fij la planta humana...

    Salmodiaban las frondas profundas cantinelas.

    Ante sus pies saltaban menudas bestezuelas

    que le miraban, tmidas, con sus pupilas rojas,

    y se hundan, reptantes, entre las muertas hojas. . .

    Todo invitaba al grato reposar.. . Cristalina,

    una fuente verta la vena de su entrada,

    y l, sintindose preso por la ocasin divina,

    se recost al amparo de una robusta encina,

    por reemplazar sus fuerzas y meditar su hazaa...

    (Al aire el amplio trax de msculos perfectos,

    cruzaban sobre el pecho los antebrazos rudos,

    y su alentar profundo de intervalos correctos

    hinchaba los macizos pectorales velludos...)

    El sueo le tenda sus redes, misterioso,

    mas no eran los momentos propicios al reposo:

    que entre los mansos ruidos,

    venciendo de las copas el trmulo vibrar,

    cada vez ms pujante, llegaba a sus odos,

    como un alerta heroico, la furia de la mar...

    Toms Morales, Oda al Atlntico

    De pronto, en el silencio, un golpe temeroso

    atraviesa el recinto de la selva en reposo;

    son cobarde, en el viento, persistente y salvaje,

    que llena de profundos terrores el boscaje.

    Es el hacha! Es el golpe de su oficiar violento

    que, bruscamente, llega, desolador y cruento,

    de la entraa del bosque, donde un tilo sombroso

    yergue su soberana magnitud de coloso...

    [Tarde en la selva]

    Manuscrito del primer poema

    de la Oda al Atlntico

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    La selva de la que nos habla Toms Morales es elbosque de Doramas, que a principios del siglo XIXfue prcticamente destruido. Los poetas canarios,que conocan los textos que sobre este espaciohaba escrito Cairasco de Figueroa, llorarn sus des-truccin: Jos de Viera y Clavijo, Rafael Bento y Tra-vieso o Graciliano Afonso, por ejemplo, dedicarnalgunas de sus composiciones a lamentar el sacri-legio cometido por el hombre. Oswaldo Guerra haestablecido el vnculo que existe en tre dos compo-siciones en principio tan dispares como El Harpa,de Graciliano Afonso, y Tarde en la selva, que remi-ten a una conciencia del lugar y a su destruccin,consumada en el momento histrico en que escribeAfonso, y que en Morales es slo un recuerdo queha estado presente en la memoria colectiva de loscanarios.

    Frente a la segunda, la primera responde a la ne-cesidad del hombre y la tala es un smbolo de la des-truccin de la armona que en el principio reina entreel hombre y la naturaleza.

    La travesa de Odiseo es un viaje de iniciacin; en elmar el hroe clsico encuentra sentido a su existen-cia. En el texto se dice y se recuerda constante-mente el regreso a la patria, como sealara ya ItaloCalvino. La lucha contra los dioses y los elementospor regresar a taca centra prcticamente toda lanarracin de la Odisea; pero el regreso a la patria estan slo una quimera: Odiseo regresa para volver lamirada hacia el mar. Una vez llegado a la patria, elhroe no reconoce su tierra y vuelve a referir su pe-riplo, como si la historia estuviera condenada porsiempre a ser repetida. Pero, al nombrar el regresoa la patria, est reafirmando su identidad. Y en su

    regreso a taca la identidad ya est conformada. Esemovimiento cclico de la epopeya, ese continuotrnsito, parece ser la conclusin de la Oda al Atln-tico: Cada vez que mis pasos me llevan a tu par te, /siento que nueva sangre palpita por mis venas / y,a la vez que mi cuerpo, cobra salud mi arte..., es-cribe Toms Morales en el canto ltimo (XXIV) delpoema.

    Tarde en la selva

    A los hermanos Millares

    Tarde en la selva. Agreste soledad del paisaje,

    decoracin del rayo de sol entre el ramaje

    y lento silabeo del agua cantarina,

    madre de la armoniosa tristeza campesina.

    Tarde en la selva! Tarde de otoo en la espesura

    del boscaje, en el triunfo de la arboleda oscura,

    bajo la advocacin de las copas sonoras

    y el plcido consorcio de las dormidas horas.. .

    Oh paz! Oh ltimo ensueo crepuscular del da!

    El ambiente era todo fragancia; atardeca,

    y la lumbre solar, en fastuosas tramas,

    quemaba en las florestas su penacho de llamas.

    Todo el bosque era un hlito de aromas peculiares;

    las hojas despertaban sus ritmos seculares

    y, bajo ellas, soando y a su divino amparo,

    la mstica frescura del riachuelo claro,

    que el salto de una roca transformaba en torrente.

    (Caballera brumosa donde, divinamente,

    ilustr el arco iris, con siete resplandores,

    la fugaz maravilla de sus siete colores.)

    Y el alma se hizo copia de esta virtud silente;

    por su influjo, el ensueo tornose transparente

    e iba hundindose en una renunciacin discreta.

    La soledad y el ocio, amigos del poeta,

    vestan mis quimeras con ropajes corpreos,

    y eran trasuntos vivos los efluvios arbreos.. .

    Oportuna la hora! De entre los matorrales

    surgen, tmidamente, los genios forestales,

    y mi presencia espan, avizores e inquietos,

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    tras los olmos rugosos y los blancos abetos.

    Remisos, un momento, se consultan dudosos,

    y en un punto, en el claro, penetran tumultuosos.

    Y hacen, desorbitados como frutos gigantes,

    columpio de las ramas los elfos trashumantes;

    giran los blandos silfos de carnes sonrosadas

    con sus alas de insectos tibiamente irisadas;

    trenzan ralas piruetas los gnomos casquivanos,

    chafando la hojarasca con sus cuerpos enanos,

    y los lares acuticos croan sus voces ruines,

    viscosos y adobados de lacustres verdines...

    Rondan, danzan, simulan fieras acometidas,

    y entre s se apedrean con las bayas cadas,

    armando una algazara jovial y volandera

    que, caprichosa, rapta la brisa pasajera

    y el eco desbarata, tras la arboleda honda,

    entre murmullos de agua y susurros de fronda...

    Y el alma, arrebatada de ascensional destreza,

    ingrvida, abandona la temporal corteza

    y se suma a la ronda, milagrosa y liviana,

    y en el coral divino pone su nota humana.. .

    Oh alma ma, he escuchado tu jubiloso acento

    sensible en la suprema calidad del momento!

    Ahora gozan mis ojos de la victoria cierta

    de verte, enteramente, absoluta y liberta.

    Cuanto ms disgregada, ms en mi compaa;

    fuera de m y, no obstante, tan sumamente ma!

    Alma que recobraste la original limpieza:

    s una parte en el Todo de la Naturaleza!

    De pronto, en el silencio, un golpe temeroso

    atraviesa el recinto de la selva en reposo;

    son cobarde, en el viento, persistente y salvaje,

    que llena de profundos terrores el boscaje.

    Es el hacha! Es el golpe de su oficiar violento

    que, bruscamente, llega, desolador y cruento,

    de la entraa del bosque, donde un tilo sombroso

    yergue su soberana magnitud de coloso.. .

    Oh dolor! El monarca de la selva suntuosa,

    el patriarca de verde cabellera gloriosa

    que preside el sagrado misterio de la umbra,

    mira llegar su muerte con la muerte del da.

    Y hay un grave silencio meditabundo, inmenso,

    y es tan grande la duda y el temor tan intenso

    que callan, espantados, hojas, lares y fuentes

    para escuchar medrosos.. . y oyen, intermitentes,

    en el dolor tremendo, los redobles del hacha,

    prendidos en el pasmo de la encalmada racha,

    donde triunfan lo breve de un estadillo seco

    y mueren duramente, sin amor y sin eco.. .

    Y los viejos del bosque, los viejos de alma fuerte,

    temen, presentidores de una uniforme suerte;

    y hay en sus copas trmulas como un sollozo humano,

    como un plair de preces por el perdido hermano

    que a cada golpe arguye con un mortal gemido,

    y tiembla, y se estremece, como un titn herido.. .

    Sbitamente, un grito hiende la selva, ronco:

    creyrase el lamento postrimero del tronco

    que al ceder maldijera.. . Y el coloso vacila,

    y la enorme silueta, pesadamente, oscila.

    Heridas por la muerte sus savias vigorosas,

    ved cmo el triste extiende sus ramas temblorosas,

    como brazos que quieren asir, intilmente,

    la ramazn cercana, que cruje sordamente.

    An en el aire, un punto gira alocado, incierto,

    y raudo cae de bruces sobre el camino: muerto!

    Epitafio

    Grave seor del bosque que, sobre el verde pra

    inmvil y maltrecho, yaces abandonado:

    no abatieron tu frente gloriosos capitanes,

    sino el golpe pechero de los ruines jayanes.

    Ya, sobre tus cabellos, no volarn los ruidos

    propicios al gergico misterio de los nidos.

    Tus frondas, que escucharon los silvestres cant

    caldearn, ahora, los ahumados llares

    de la pobre cocina o el saln solariego,

    y estallarn dolidas a los besos del fuego.

    Mientras tanto, en el seno de la selva sombra

    tu cuerpo mutilado flagelar la fra

    caricia del invierno.. . Pero el tronco marchito

    volver a fecundarse con el calor bendito,

    y, activamente henchido de vitales renuevos,

    cubrir sus arrugas con los retoos nuevos,

    cuando llegue en el carro del aura mensajera,

    precedida de un rayo de sol, la Primavera...

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    22 LC 2011

    La Casa-Museo Toms Morales es uncentro que abri sus puertas en 1976.Punto de encuentro de los poetas ca-narios, ofrece un excelente escenariopara lecturas y conferencias; un centrode estudios modernistas y, por encimade todo, el universo de un poeta, TomsMorales, uno de los mximos exponen-tes del Modernismo hispnico.

    Instalada en la casa natal del poeta,es tn depositados no slo sus recuer-dos de infancia, sino tambin su lega-do documental y bibliogrfico, adqui-rido por el Cabildo de Gran Canaria en1974, adems de las nuevas aportacio-nes que han ido engrosando sus fon-dos documentales, bibliogrficos y ar-tsticos por adquisicin, depsito y do-nacin; la mayora relacionada con elpoeta.

    Centro de estudios modernistase investigacin

    La Casa-Museo se ha convertido en cen -tro de estudios modernistas, alentan-do la investigacin mediante la recep-cin de propuestas y la creacin de be-cas destinadas a potenciar y estimularel estudio, la investigacin y la divulga-cin sobre Toms Morales y el Moder-nismo en general; la cr tica literaria y

    las publicaciones especializadas. La Be-ca de Investigacin, el Premio Interna-cional de Poesa Toms Morales; la Re-vista de Estudios Modernistas Moralia;las colecciones Toms Morales y Me-moria Viva y los seminarios y cursos detemtica literaria son buena muestrade ello.

    El ncleo fundamental se basa en ellegado del poeta, compuesto por pa-peles personales, manuscritos, docu-mentos originales, pruebas corregidas,maquetas artesanales, fotografas, epis-tolario y hemeroteca. Adems, se cus-todian otros fondos de poetas, escrito-res y artistas plsticos y grficos rela-cionados con el poeta y su poca.

    En estos aos, la Casa-Museo TomsMorales ha conservado y difundido laobra del poeta y ha ampliado su lega-do. Del fondo bibliogrfico destaca lamagnfica coleccin de ediciones espe-cializadas sobre todo en poesa de me-diados del XIX y principios del XX y enilustracin grfica modernista; asimis-mo hay una singular coleccin de re-vistas sobre el movimien to modernis-ta; del fondo artstico, la coleccin deretratos del poeta realizados por artis-tas canarios; dibujos de Jos Hurtadode Mendoza; paisajes de pintores ca-narios de su generacin y obra escul-trica modernista.

    Exposiciones temporales; publicacio-nes especializadas; premios y becas;cursos, seminarios y encuentros de te-mtica literaria relacionados con el Mo-dernismo y actividades educativas (ta-lleres didcticos, visitas guiadas.. . ) for-man parte de esa labor para la que fuecreada la Casa-Museo: guardar la pa-labra y memoria del poeta y otros lega-dos similares o complementarios, estu-diarlos, divulgarlos incrementarlos y

    trasmitirlos a la sociedad; reconstruirla intimidad del autor para que el visi-tante evoque lo all vivido como cami-no de acercamiento al poeta a travsde su espacio familiar, y evidenciar es -tos espacios interiores y exteriores delautor para la compresin de su obra.

    Casa-MuseoToms MoralesCentro de estudios modernistasConsejera de Cultura y Patrimonio Histrico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria

    Casa-Museo Toms Morales

    Plaza de Toms Morales, s/n35420 Moya (Gran Canaria)Tfnos.: 928 620 217 - 928 612 401Fax: 928 611217e-mail: [email protected]

    web: www.tomasmorales.com

    Horario

    Todos los das, incluidos domingosy festivos, de 09:00 a 14:00 hy de 16:00 a 20:00 h.

    Entrada gratuita

    por

    M Luisa

    AlonsoGens

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    Ediciones actuales de la obra deToms Morales

    Las Rosas de Hrcules (2000), lectura de Andrs

    Snchez Robayna.

    Poemas (2003), seleccin y estudio de Archivo-

    Biblioteca Casa-Museo Toms Morales.

    Prosas (2006), introduccin, compilacin y notas

    de Antonio Henrquez Jimnez.

    Las Rosas de Hrcules (2006), edicin crtica de

    Oswaldo Guerra Snchez.

    Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar (2008),

    ed. facsmil, texto introductorio de Oswaldo

    Guerra Snchez.

    Las Rosas de Hrcules (2011), edicin de Oswaldo

    Guerra Snchez.

    Bibliografa esencial

    Artiles, Jenaro (1976).Rubn Daro y Toms Morales.

    Artiles, Joaqun (1942). Tres lecciones de literatura

    canaria.

    Cosso, Jos Mara de (1960). Cincuenta aos de

    poesa espaola (1850-1900)

    Gonzlez Sosa, Manuel (1988). Toms Morales.

    Suma Crtica.

    Guerra Snchez, Oswaldo (2002). Un modo de

    pertenecer al mundo (Estudios sobre Toms

    Morales).

    Mainer, Jos Carlos (1981). La edad de Plata (1902-

    1939).

    Nuez Caballero, Sebastin de la (1956). Toms

    Morales. Su vida, su tiempo y su obra.

    (1973). Introduccin al estudio de la Oda al

    Atlntico, de Toms Morales. Los manuscri-

    tos. Gnesis y estructura.

    Ons, Federico de (1932).Antologa de la poesa es-

    paola y latinoamericana (1882-1932).

    Padorno, Eugenio (1997). Palinuro en medio de las

    olas.

    Perdomo Hernndez, Guillermo (2009). Saulo

    Torn Fernando Gonzlez. Epistolario de la

    Edad de Plata.

    Prez, Bruno (2005). Un ensayo sobre la escritura

    moralesiana de la ciudad de Las Palmas.

    Rodrguez Padrn, Jorge (1991). Lectura de la po-

    esa canaria contempornea.

    Santana, Lzaro (1987). Modernismo y vanguar-

    dia en la literatura canaria.

    Surez Cabello, Jos Juan (1985). Introduccin al es -

    tudio de la lengua potica de Toms Morales.

    Torre, Claudio de la (1964). Geografa y quimera.

    Valbuena Prat, ngel (1937). Historia de la poesa

    canaria.

    Toms Morales slo vio publicados Poemas del Mar, elAmor y la Gloria (1908) y el libro II de Las rosas de Hrcu-les (1919). Tras su muerte, aparece el libro I (1922). Habrade esperar hasta 1940 para una nueva edicin, dentrode la coleccin Biblioteca Canaria y, en 1956, vera la luzla de El Museo Canario. Con motivo del 50 aniversariode su muerte, aparecen tres libros con algunas seccio-nes de Las rosas de Hrcules: Oda al Atlntico (Cabildo deGran Canaria); Vacaciones sentimentales (Ayuntamientode Moya) y Poemas de la ciudad comercial (Ayuntamien -

    to de Las Palmas de Gran Canaria). De 1977 datan dos ediciones ms (BarralEditores y Cabildo de Gran Canaria).

    En 1984, Andrs Snchez Robayna incluye La cena de Bethaniay las ver-siones de las poesas de Leopardi (Interinsular Canaria); ms tarde, los dos li-bros de Las Rosas aparecern (1985) en edicin facsimilar (Gobierno de Ca-narias) y Sebastin de la Nuez (1990) realiza la edicin de la Biblioteca BsicaCanaria.

    Si la presencia de Toms Morales en el siglo XX ha sido relevante, en laprimera dcada del siglo XXI, es notable: tres ediciones de Las rosas (Monda-dori, 2000, con lectura de Andrs Snchez Robayna, y las dos de OswaldoGuerra Snchez: Cabildo de Gran Canaria, 2006, y Ctedra, 2011); una seleccinde poemas a cargo de la Casa-Museo Toms Morales (InterSeptem, 2003); laedicin de las Prosas, compiladas por Antonio Henrquez Jimnez (AnroartEdiciones, 2006), y la edicin facsimilar, con motivo del centenario de su apari-cin, de Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar; con texto introductorio deOswaldo Guerra Snchez, del Cabildo de Gran Canaria.

    La ltima edicin de Las Rosas de Hrcules, al cuidado de Oswaldo Guerra,

    en la coleccin Letras Hispnicas de Ctedra, y en la que colaboran el Cabildode Gran Canaria y el Gobierno de Canarias, supone la aproximacin msfidedigna que se ha realizado hasta el momento de la obra del poeta.

    Basada en la edicin que ya realizara en 2006, cont con los dos ejemplaresnicos de cada tomo que se encuentran en la Casa-Museo Toms Moralesque el poeta prepar para su publicacin, lo que la convierten en la ms fielreproduccin de sus deseos y aclara amplias dudas que tenan las edicioneshasta la fecha, que se basaban en la edicin aparecida en El Museo Canario.

    NotasLas Rosas de HrculesEdicin de Oswaldo Guerra Snchez

  • 7/27/2019 Toms Morales. Revista del Da de las Letras Canarias 2011

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