todos quedaron llenos del espíritu santo! · del libro de los hechos de los apóstoles: al llegar...
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4- “Todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios » Dios no nos habla en un lenguaje desconocido, Dios se hace entender.
El quiere que todos nosotros escuchemos acerca de sus “maravillas”;
pero también quiere que demos un paso más: ¡DIOS QUIERE QUE LO
ANUNCIES! No necesitamos grandes discursos, tal vez ni quiera
palabras, necesitamos dejarnos usar por este Espíritu Santo que nos
invita una y otra vez a dar testimonio de que Jesús está vivo.
En este último momento de intimidad, te invitamos a que le pidas al
Espíritu Santo que te muestre personas y formas concretas para
anunciarlo. ¡No tengas miedo, ponete en marcha!
En el cenáculo, los discípulos estaban reunidos en
oración y con ellos también estaba María. Ella, que
fue la primera llena del Espíritu cuando concibió a
Jesús, en Pentecostés lo vuelve a recibir
concibiendo a la Iglesia naciente
Pidamos su intercesión para tener siempre
un corazón dispuesto a hacer la voluntad divina. Dios te salve María…
El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y
nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una
Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a
abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de
la bondad del Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del
encuentro con Cristo. Papa Francisco, Pentecostés 2013
INFORMACIÓN DE CONTACTO
[email protected] Seminaristas MDP
¡Todos quedaron llenos del
Espíritu Santo!
Momento de oración personal - Pastoral Vocacional - Mayo 2018
Querida hermana, querido hermano:
A lo largo de este mes, seguimos viviendo con intensidad y
alegría uno de los tiempo más fuertes de la liturgia cristiana: El tiempo
de la Pascua. Es un tiempo para celebrar la vida plena que nos regala
Jesucristo y para fortalecernos en el compromiso de compartir su amor
con todos los que nos rodean..
Por su parte, vamos disponiendo también nuestros corazones
para recibir al Espíritu Santo que viene. Lo haremos de forma litúrgica
el domingo 20 de mayo, pero ¡Que bueno que tengamos nuestros
corazones abiertos para vivir un Pentecostés permanente!
Como todos los meses, este primer jueves estaremos pidiendo
al Señor por las vocaciones, de forma especial, ponemos delante de
Dios a todos aquellos que el Señor está llamando al camino del
discernimiento vocacional para la vida consagrada.
Seminaristas
Diócesis de Mar del Plata
Nos ponemos en presencia del Señor, + En el Nombre del Padre, del hijo
y del Espíritu Santo. Amén
Pidamos perdón a Dios por nuestras faltas: Yo confieso ante Dios Padre
todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de
pensamiento, palabra obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa, por eso ruego a santa María siempre Virgen, a los
ángeles, a los Santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante
Dios, Nuestro Señor.
Del Libro de los Hechos de los Apóstoles:
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo
lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga
de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que
descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron
llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas,
según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios».
Palabra de Dios.
1-“…Estaban todos reunidos en el mismo lugar…” Dios nos ama y nos ama a cada uno de forma particular. Así como
somos, nos acepta y nos quiere felices. Pero para poder llevar a
plenitud ese plan, nos quiere unidos. La presencia de Jesús Resucitado
habita en la comunidad reunida y es en ese contexto que el Espírtu se
derrama sobre todos ellos. Tomate un tiempo para pensar:
¿Cómo está hoy mi vida comunitaria? ¿Qué nivel de compromiso,
dentro de mis posibilidades reales, tengo para con mis hermanos? ¿Me
esfuerzo por ser instrumento de comunión? ¿Disfruto de la presencia de
Jesús en medio de su pueblo?
2- “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo” Dice San Pablo que el Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra
debilidad (Rom 8, 26) y dice Jesús que el Padre no le niega el Espíritu
Santo a aquel que se lo pide (Mt 7, 11). Sin embargo, muchas veces nos
olvidamos de este “dulce huésped del Alma” que vive en nosotros
desde el día de nuestro bautismo. ¡Dios quiere que vivamos encendidos
por el Fuego de su Amor! Y el Espíritu viene cada vez que lo pedimos
para avivar las llamas que flaquean, la mecha que se apaga. Te
proponemos que te tomes un momento para pensar:
¿Cómo está hoy mi relación con el Espíritu Santo? ¿Cómo me relaciono
con él? ¿Invoco su presencia cada día?¿Qué dones me ha regalado en
este tiempo?
Te invitamos a que con tus palabras le
pidas al Espíritu Santo que venga una vez
más a tu vida; pedile que toque los
rincones más difíciles de tu existencia;
entrégale las situaciones más oscuras, las
que te inquietan y te roban la paz.
3- “Se congregó la multitud y se llenó de asombro” Cuando le damos permiso al Espíritu de Dios para que actúe en
libertad, las personas que están a nuestro alrededor se asombran y
empiezan a preguntar: ¿Qué está pasando?. Y es muy lógica esta
pregunta, porque el Espíritu de Dios viene a remover nuestro interior, a
cambiarnos, a dar vida a lo que está seco. El Espíritu Santo nos
sorprende y también nos deja llenos de asombro; Nos convoca y nos
congrega, nos activa como partes del Cuerpo de Cristo, que es su
Iglesia. En un nuevo momento de reflexión te invitamos a preguntarte:
¿Me asombro de la acción del Espíritu Santo en las cosas sencillas de mi
vida? ¿Le doy lugar al Señor para que me llame por mi nombre y me
convoque a trabajar por el Reino? ¿Qué actitudes puntuales de mi vida
son hoy una barrera para que el Espíritu Santo actúe?