tocar y luchar

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En poco más de tres décadas de un esfuerzo inquebrantable, el maestro José Antonio Abreu crea un movimiento para la inclusión social con alcances de excelencia en el terreno de la música. En su documental 'Tocar y Luchar', Alberto Arvelo, da cuenta de esa labor ejemplar. Hace 32 años, y con el propósito de rescatar a los niños de los barrios marginales de un destino infausto, el maestro Abreu reunió a una decena de músicos en un estacionamiento de Caracas, en lo que sería el nacimiento de la FESNOJIV. Buscaba "incluir" a esos niños en la sociedad, mediante la música. También lo movía el afán de sacar a su país de la aridez musical en que se hallaba. Había entonces sólo dos orquestas, una en Caracas y otra en Maracaibo, integradas básicamente con músicos extranjeros. La audiencia era muy pobre y muy escasas las posibilidades para aquellos que querían dedicarse al estudio de ese arte. "Vivíamos en un país donde tocar en una orquesta sinfónica era una misión imposible, donde la condición 'sine qua non' era prácticamente no ser venezolano y tener canas", narra a swissinfo Florentino Mendoza, uno de los participantes en aquella reunión de 1975 en la capital del país. "Un camino difícil" "Cuando el maestro Abreu nos habló del futuro del movimiento que se estaba gestando en ese momento, nosotros, yo particularmente, pensaba que el hombre o era un loco o era un gran visionario..." Tiempo al tiempo: "La segunda opción era la buena y José Antonio ha estado demostrándonos que tenía razón". Sin embargo, continúa el ahora director del Núcleo Chacao (Caracas) de la FESNOJIV, el trabajo no fue fácil y hubo que sortear toda suerte de obstáculos. Pero, a fuerza de constancia, y merced a la enteraza que el artífice del proyecto impulsó en su equipo, los "fundadores" lograron llevar su proyecto social a todos los rincones de Venezuela. A través de sus más de tres décadas de esfuerzos, han pasado por las aulas del Sistema unos 400.000 niños. Hoy, 250.000 pequeñines integran el sistema, sea con la ejecución de algún instrumento, sea en los coros. El coro de los chicos mudos La estrategia no sólo ha contribuido a rescatar del olvido a los chicos de familias con problemas económicos sino también a aquellos con algún tipo de deficiencia.

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historiA DE ABREAU

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En poco más de tres décadas de un esfuerzo inquebrantable, el

maestro José Antonio Abreu crea un movimiento para la inclusión

social con alcances de excelencia en el terreno de la música.

En su documental 'Tocar y Luchar', Alberto Arvelo, da cuenta de esa labor ejemplar.

Hace 32 años, y con el propósito de rescatar a los niños de los barrios marginales

de un destino infausto, el maestro Abreu reunió a una decena de músicos en un

estacionamiento de Caracas, en lo que sería el nacimiento de la FESNOJIV.

Buscaba "incluir" a esos niños en la sociedad, mediante la música.

También lo movía el afán de sacar a su país de la aridez musical en que se hallaba.

Había entonces sólo dos orquestas, una en Caracas y otra en Maracaibo, integradas

básicamente con músicos extranjeros. La audiencia era muy pobre y muy escasas

las posibilidades para aquellos que querían dedicarse al estudio de ese arte.

"Vivíamos en un país donde tocar en una orquesta sinfónica era una misión

imposible, donde la condición 'sine qua non' era prácticamente no ser venezolano y

tener canas", narra a swissinfo Florentino Mendoza, uno de los participantes en

aquella reunión de 1975 en la capital del país.

"Un camino difícil"

"Cuando el maestro Abreu nos habló del futuro del movimiento que se estaba

gestando en ese momento, nosotros, yo particularmente, pensaba que el hombre o

era un loco o era un gran visionario..." Tiempo al tiempo: "La segunda opción era la

buena y José Antonio ha estado demostrándonos que tenía razón".

Sin embargo, continúa el ahora director del Núcleo Chacao (Caracas) de la

FESNOJIV, el trabajo no fue fácil y hubo que sortear toda suerte de obstáculos.

Pero, a fuerza de constancia, y merced a la enteraza que el artífice del proyecto

impulsó en su equipo, los "fundadores" lograron llevar su proyecto social a todos los

rincones de Venezuela.

A través de sus más de tres décadas de esfuerzos, han pasado por las aulas del

Sistema unos 400.000 niños. Hoy, 250.000 pequeñines integran el sistema, sea con

la ejecución de algún instrumento, sea en los coros.

El coro de los chicos mudos

La estrategia no sólo ha contribuido a rescatar del olvido a los chicos de familias con

problemas económicos sino también a aquellos con algún tipo de deficiencia.

"Tenemos un Centro de Educación para Niños Especiales en Barquisimeto (que se

va a extender al resto del país) donde no sólo tenemos el coro de las manos blancas

sino también todo un programa de educación especial para niños que padecen

Síndrome de Down, sordos o mudos", indica Florentino Mendoza.

En su documental 'Tocar y Luchar', Alberto Arvelo, ex miembro de la Orquesta

Infantil Núcleo Mérida, muestra el prodigio: enfundadas en guantes blancos, unas

manitas dibujan en el aire. Diríase palomas que revolotean al ritmo de la música.

Son las "voces" de las niñas sordo-mudas.

- Maestro, esto que usted ha hecho es un milagro...

"Los milagros -replica José Antonio Abreu a swissinfo- sólo los hace Dios. Nosotros

somos humildes servidores, apóstoles del Señor en esta tarea creadora, queremos

prolongar la obra de Dios en los jóvenes y en los niños a través de ese lenguaje

divino por excelencia que es la música".

Una síntesis extraordinaria

Y de esa tarea creadora da cuenta el trabajo fílmico de Alberto Arvelo, un

documento que no sólo fascina por la belleza de su contenido sino también por la

calidad de su realización.

Galardonado por la audiencia en la categoría de Documental Mundial e

Iberoamericano en el reciente Festival Internacional de Cine de Miami, 'Tocar y

Luchar' es la excepcional síntesis de tres décadas de labor extraordinaria.

En el espacio de apenas media hora, la cinta conduce al espectador lo mismo por

las callejuelas de los barrios pobres de Venezuela, que por los recovecos del alma

de los jóvenes artistas que emergen de ellas:

"Yo me imagino que Dios debe ser como la música, porque algo tan hermoso sólo

puede ser obra de Dios" (Kenneth, violinista de 11 años).

Emociones, pensamientos...

Recoge el pensamiento del fundador del Sistema, el maestro Abreu: "Quien genera

belleza tocando y genera armonía musical, empieza a conocer por dentro lo que es

la armonía esencial, la armonía humana". Recoge también el aplauso del público

venezolano, del alemán, del estadounidense...

Inmortaliza la emoción hecha lágrimas de Plácido Domingo. Muestra a las grandes

batutas de los últimos tiempos al frente de los músicos venezolanos: al propio José

Antonio Abreu, a Gustavo Dudamel, a Claudio Abbado, a Sir Simon Rattle, a

Eduardo Mata a Giuseppe Sinopolli.

Alberto Arvelo da voz también a los músicos que acompañaron al maestro Abreu en

el esfuerzo inicial, "Era la convergencia de muchos sueños". A los artistas en

potencia: "Como tú te sientas va a sonar la trompeta. Si tú estas bravo, va a sonar

mal" (Daniel, 12 años). A los consagrados:

Sir Simon Rattel, director de la Orquesta Filarmónica de Berlín: "Vimos una orquesta

en la que los pies de sus músicos no tocaban el suelo. Escuché a la orquesta más

pequeña del mundo, dirigida por uno de los más grandes directores del mundo...

Gustavo Dudamel".

swissinfo, Marcela Águila Rubín, Lucerna

FESNOJIV

Venezuela ha convertido la música clásica en un vehículo para el desarrollo

personal y en una oportunidad entre niños y jóvenes de bajos ingresos.

La Escuela de Música Montalbán es el corazón de la Fundación del Estado para el

Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV).

La FESNOJIV nació hace 32 años de la visión innovadora del economista, político y

músico venezolano José Antonio Abreu.

Aunque su eje está en caracas, la FESNOJIV tiene un alcance nacional e incorpora

a 250.000 niños en zonas rurales y urbanas de cada uno de los 24 estados del país.

Venezuela tiene 125 orquestas juveniles, 57 orquestas infantiles y 30 orquestas

sinfónicas profesionales de adultos.

(Datos del BID)