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Tipos de anestesia Existen distintos tipos de anestesia para cada paciente y procedimiento en particular. La administración de este tipo de fármacos está a cargo de médicos especialistas en anestesiología. En Red Salud UC, nuestros profesionales han recibido una sólida formación tanto en Chile como en centros de excelencia en el mundo. Entre los distintos tipos de anestesia están: Anestesia general: con la anestesia general, usted está inconsciente y no tiene conciencia de la intervención quirúrgica u otras sensaciones. Ver más. Anestesia epidural: es la más utilizada en obstetricia, ortopedia y cirugía torácica. Un anestesiólogo inyecta la medicina y por lo general coloca un catéter en un espacio cerca de la médula espinal (por encima de ella y separada por una membrana gruesa) para darle medicamento para adormecer y narcóticos para detener las señales de dolor desde el sitio de la cirugía y que ellas dejen de ser percibida por el cerebro. Ver más. Anestesia espinal: Una pequeña cantidad de anestésico se introduce en el líquido que rodea la médula espinal (muy por debajo de donde termina la médula espinal) para insensibilizar la mitad inferior de su cuerpo. Esto permite realizar una operación sin ninguna sensación. La anestesia espinal por lo general dura entre dos y seis horas, y se acompaña del uso de sedación. Ver más. Bloqueos de nervio periférico: Un anestesiólogo inyecta medicamentos cerca de un grupo de nervios para adormecer sólo la zona de su cuerpo que requiere cirugía. Usted puede permanecer despierto o se le puede administrar sedación para que no se dé cuenta de la operación que se realiza. A veces se puede ir a su casa, recibiendo medicamentos anestésicos a través de una bomba especial para mantener el dolor bajo control. Sedación y cuidados anestésicos monitorizados: Muchas veces, los anestesiólogos participan en procedimientos

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Tipos de anestesia

Existen distintos tipos de anestesia para cada paciente y procedimiento en particular. La administración de este tipo de fármacos está a cargo de médicos especialistas en anestesiología. En Red Salud UC, nuestros profesionales han recibido una sólida formación tanto en Chile como en centros de excelencia en el mundo.

Entre los distintos tipos de anestesia están:

Anestesia general: con la anestesia general, usted está inconsciente y no tiene conciencia de la intervención quirúrgica u otras sensaciones. Ver más.

Anestesia epidural: es la más utilizada en obstetricia, ortopedia y cirugía torácica. Un anestesiólogo inyecta la medicina y por lo general coloca un catéter en un espacio cerca de la médula espinal (por encima de ella y separada por una membrana gruesa) para darle medicamento para adormecer y narcóticos para detener las señales de dolor desde el sitio de la cirugía y que ellas dejen de ser percibida por el cerebro.  Ver más.

Anestesia espinal: Una pequeña cantidad de anestésico se introduce en el líquido que rodea la médula espinal (muy por debajo de donde termina la médula espinal) para insensibilizar la mitad inferior de su cuerpo. Esto permite realizar  una operación sin ninguna sensación. La anestesia espinal por lo general dura entre dos y seis horas, y se acompaña del uso de sedación. Ver más.

Bloqueos de nervio periférico: Un anestesiólogo inyecta medicamentos cerca de un grupo de nervios para adormecer sólo la zona de su cuerpo que requiere cirugía. Usted puede permanecer despierto o se le puede administrar sedación para que no se dé cuenta de la operación que se realiza. A veces se puede ir a su  casa, recibiendo medicamentos anestésicos a través de una bomba especial para mantener el dolor bajo control.

Sedación y cuidados anestésicos monitorizados: Muchas veces, los anestesiólogos participan en procedimientos en los cuales es necesario que un médico se encargue de sedar y cuidar los signos vitales de los pacientes.

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Los Tipos de anestesia:

Durante la cirugía, se le dará algún tipo de anestesia - medicamento administrado para el alivio del dolor y la sensación durante la cirugía. El anestesiólogo es quién administra el tipo y la dosis de anestesia. Cuando un paciente necesita cirugía, él o ella se reunirá con el anestesiólogo o su enfermera antes del procedimiento. El anestesiólogo revisará la historia y la condición médica del paciente para planificar el anestésico adecuado para la cirugía.

Hay varias formas o tipos de anestesia. El tipo de anestesia que usted recibirá dependerá del tipo de cirugía y de su condición médica. Usualmente, el anestesiólogo administrará un sedante además del anestésico. Los diversos tipos de anestesia incluyen los siguiente:

Anestesia local - anestesia local es un medicamento anestésico que se da para parar temporalmente la sensación de dolor en una área particular del cuerpo. El paciente permanece consciente durante un anestésico local. Para una cirugía menor, se puede administrar un anestésico local a través de una inyección en el sitio. Sin embargo, cuando se necesita adormecer un área mayor, o si la inyección de anestésico local no penetra lo suficiente, los médicos pueden recurrir a los anestésicos regionales.

Anestesia regional - anestesia regional significa adormecer únicamente la parte del cuerpo donde se va a operar. Usualmente se da una inyección de anestésico local en el área donde se encuentran localizados los nervios que proporcionan sensación a esa parte del cuerpo. Hay varias formas de anestésicos regionales, dos de las cuales describimos a continuación:

o Anestésico espinal - un anestésico espinal se utiliza para una cirugía abdominal, pélvica, rectal, o de la extremidad más bajas. Este tipo de anestésico implica el inyectar de una sola dosis de la medicación anestésica en el espacio subarachnoid, que rodea la médula espinal. La inyección se hace en la parte posteriora más baja, debajo del extremo de la médula espinal, y causa entumecimiento en el cuerpo más bajo. En algunas situaciones, tales como un procedimiento prolongado, la anestesia espinal continua puede ser utilizada. Un catéter fino (tubo hueco) se deja en lugar en el espacio subarachnoid para las inyecciones adicionales del agente anestésico, que asegura entumecimiento durante la longitud del procedimiento.

o Anestésico epidural - el anestésico epidural es similar a un anestésico espinal y se utiliza comúnmente para la cirugía de los miembros más bajos y durante trabajo y parto. Este tipo de anestesia implica continuamente el infundir de una medicación anestésica a través de un catéter fino (tubo hueco). El catéter se coloca en el espacio que rodea la médula espinal en el trasero más bajo (justo fuera del espacio subarachnoid), causando entumecimiento en el cuerpo más bajo. La anestesia epidural se puede también utilizar para los procedimientos quirúrgicos del pecho. En este caso, la medicación anestésica se inyecta en una localización más alta a lo largo de la médula espinal entumecida el pecho y las áreas abdominales..

Anestesia general - la anestesia general hace que el paciente permanezca inconsciente durante la cirugía. El medicamento se administra ya sea, por inhalación

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a través de un tubo o una máscara de respiración o a través de una línea intravenosa - un tubo de plástico delgado insertado en una vena (usualmente en el antebrazo del paciente). Un tubo de respiración puede insertarse en la tráquea para mantener la respiración apropiada durante la cirugía. Una vez terminada la cirugía, el anestesiólogo cesa el anestésico y el paciente se despierta en la sala de recuperación.

Acerca de su anestesiólogo:

Los anestesiólogos son médicos capacitados para administrar y controlar la anestesia que se administra durante un procedimiento quirúrgico. Ellos también son responsables de controlar y manejar los cambios en sus funciones críticas de vida - respiración, frecuencia cardiaca y presión de la sangre - a medida que se ven afectados por la cirugía realizada. Además, ellos inmediatamente diagnostican y tratan cualquier problema médico que pueda surgir durante e inmediatamente después de la cirugía.

Antes de la cirugía, el anestesiólogo evaluará la condición médica del paciente y formulará un plan anestésico tomando en cuenta la condición física del paciente. Es vital que el anestesiólogo conozca lo más posible su historia médica, su forma de vida y los medicamentos. Alguna de la información particularmente importante que él o ella necesitará saber incluye lo siguiente:

Reacciones a anestésicos previosSi usted alguna vez ha tenido una mala reacción a un medicamento anestésico, necesita poder describir exactamente cuál fue la reacción y cuáles fueron los síntomas específicos. Proporcione al anestesiólogo tantos detalles como sea posible, por ejemplo si usted tuvo náuseas cuando despertó o el tiempo que le tomó despertar, etc.

Suplementos herbales que toma actualmenteRecientemente se ha descubierto que ciertos productos herbales, que millones de estadounidenses comúnmente consumen, pueden ocasionar cambios en la frecuencia cardiaca, la presión de la sangre y pueden aumentar el sangrado en algunos pacientes. Las hierbas populares gingko biloba (una hierba utilizada para muchas condiciones asociadas con el envejecimiento, incluyendo la circulación pobre y la pérdida de memoria), el ajo (una hierba a menudo utilizada para condiciones cardiovasculares y para prevenir resfriados, gripe y otras enfermedades infecciosas), el jengibre y el ginseng (utilizado como un tónico general para aumentar el tono del cuerpo en general; considerada de ayuda para elevar los niveles de energía y resistencia al estrés) puede llevar a pérdida excesiva de sangre al prevenir la formación de coágulos. Además, la hierba de San Juan o St. John's wort (una hierba popular utilizada para depresiones leves o moderadas) y kava kava (otra hierba popular utilizada para la depresión y para levantar el ánimo) pueden prolongar los efectos sedantes del anestésico. La Sociedad Americana de Anestesiólogos (The American Society of Anesthesiologists) recomienda a los pacientes que están planeando someterse a una cirugía que paren todos los suplementos herbales por lo menos dos a tres semanas antes de la cirugía para permitir que el cuerpo elimine todas estas sustancias.

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Cualquier alergia conocidaEs muy importante discutir cualquier alergia conocida con el anestesiólogo puesto que algunos medicamentos anestésicos pueden desencadenar alergias cruzadas, particularmente en personas que son alérgicas a los huevos y a los productos de soya. Las alergias a ambos, alimentos y medicamentos, deberían ser identificadas.

Medicamentos que necesitan receta médica para su venta y los de venta libre que se tomaron recientemente y, o que se toman actualmenteTambién es importante informar a su cirujano y anestesiólogo acerca de los medicamentos, de receta y de venta sin receta que toma actualmente o que ha tomado recientemente. Ciertos medicamentos de receta, tales como el coumadín, un adelgazante de la sangre, deben descontinuarse durante algún tiempo antes de la cirugía. Además, como muchas personas toman una aspirina diariamente para prevenir un ataque del corazón y ciertos suplementos dietéticos, los médicos necesitan conocer estos hábitos, ya que pueden prolongar el sangrado e interfieren con los relajantes de los músculos utilizados por los anestesiólogos.

Fumar cigarrillos y tomar alcoholEl fumar cigarrillos y tomar alcohol puede afectar su cuerpo tan fuertemente (y algunas veces más fuertemente) que muchos medicamentos de receta que pueda estar tomando. Debido a la forma que los cigarrillos y el alcohol afectan a los pulmones, al corazón, al hígado y a la sangre, estas sustancias pueden cambiar la forma en la que los medicamentos anestésicos trabajan durante la cirugía. Es importante que les informe a su cirujano y anestesiólogo antes de la cirugía acerca del consumo de estas sustancias, tanto en el pasado como reciente y actualmente.

El someterse a una cirugía puede ser una buena motivación para dejar de fumar. La mayoría de los hospitales son entornos donde no se permite fumar y los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud estarán allí para brindarle apoyo. Además, usted sanará y se recuperará más rápidamente en particular en el área de la incisión o si su operación incluye cualquier hueso. Dejar de fumar también reduce los riesgos de enfermedades del corazón y el cáncer.

Uso de drogas de la calle (tales como la marihuana, la cocaína, las anfetaminas, etc.)Los pacientes a menudo se muestran reacios a discutir asuntos con respecto al consumo de drogas ilegales, pero usted debería recordar que todas las conversaciones entre usted y su cirujano, y anestesiólogo son confidenciales. Es crucial que él o ella conozcan acerca del consumo de estas sustancias que ha tenido en el pasado, reciente y actualmente. Es importante que tenga en mente que el único interés que su médico tiene en esta información es saber acerca de su condición física para poder proporcionarle la anestesia más segura posible.

Conozca al anestesiólogo antes de la cirugía:

Ya que la anestesia y la cirugía afectan todos los sistemas del cuerpo, el anestesiólogo llevará a cabo una entrevista antes de la operación. Algunas veces esto se hace personalmente, otras el anestesiólogo lo entrevistará por teléfono. Durante esta entrevista, el anestesiólogo revisará su historia médica y también discutirá la información arriba

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mencionada. él o ella también le informarán sobre qué esperar durante la cirugía y discutirán las opciones de anestésicos con usted.

Si ustedes no se han conocido personalmente durante la entrevista preoperatoria, el anestesiólogo se reunirá con usted inmediatamente antes de la cirugía para revisar su historia médica completa así como los resultados de cualquier examen médico realizado con anterioridad. En este momento, él o ella tendrá un entendimiento claro de sus necesidades anestésicas.

¿Cómo se manejan otras condiciones médicas pre-existentes durante la cirugía?

Si usted tiene una condición médica pre-existente como la diabetes, el asma, problemas del corazón, artritis, etc., su anestesiólogo habrá sido informado de ellas y estará bien preparado para tratar estas condiciones durante su operación, así como inmediatamente después. Los anestesiólogos están entrenados para manejar problemas médicos repentinos relacionados con la cirugía, así como condiciones crónicas que podrían necesitar atención durante el procedimiento.

¿Cómo se monitoriza la condición del paciente durante la cirugía?

La monitorización es uno de los papeles más importantes que el anestesiólogo desempeña durante la cirugía. La observación segundo a segundo de incluso el más pequeño cambio en el amplio campo de las funciones del cuerpo le dan al anestesiólogo gran cantidad de información acerca del bienestar del paciente. Además de dirigir su anestesia, el anestesiólogo controlará las funciones vitales tales como la frecuencia del corazón, presión sanguínea, ritmo del corazón, la temperatura del cuerpo y la respiración. él o ella también será responsable del reemplazo de líquidos y sangre, cuando sea necesario. Durante la cirugía se utiliza tecnología sofisticada para monitorizar cada órgano y su funcionamiento.

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Historia de la anestesiología. Los principios

El dolor y la enfermedad acompañan al hombre a lo largo de toda su historia. Desde las épocas más remotas nos han llegado pruebas de los padecimientos de nuestros antepasados, encontrándose el paleopatólogo con fósiles que tenían las patologías dolorosas más diversas.

El nombre anestesia deriva del vocablo griego “a aisthesis”, definiéndose como la privación total o parcial de la sensibilidad  producida por causas patológicas o provocada con finalidad médica.

Anestesia General

Los remedios contra el dolor, de los que se tiene constancia, han sido variados, desde la utilización de diversos productos, que la naturaleza ofrecía, hasta la aplicación de ciertas técnicas rudimentarias de cirugía. Así, los asirios conocían un método eficaz, aunque no exento de peligro, comprimiendo la carótida a nivel del cuello con la consiguiente isquemia cerebral  y la aparición de un  estado comatoso lo cual era aprovechado para la cirugía. En las civilizaciones ribereñas del Tigris y del Eúfrates comenzaron a usarse los narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y el cannabis indica (el hachis), que se cultivaban en Persia o en la India. A los niños del antiguo del antiguo Egipto se les administraba adormidera por las noches para que dejaran descansar a sus padres.

Las bebidas alcohólicas han sido ampliamente utilizadas en la antigüedad para analgesiar en los rudimentos quirúrgicos de la época. Así, los habitantes de las riberas del Ganges usaban el vino, mezclándolo los chinos con hachis. Estos últimos avanzaron en el terreno de la acupuntura aliviando el dolor con agujas.

En el mundo grecorromano se concebía la cirugía desde un punto de vista práctico. Hipócrates, el gran físico griego decía que, una vez  reconocida la lesión, el cirujano debía “preparar adecuadamente el campo, colocarse en un lugar bien iluminado, tener las uñas cortas y ser hábil en el manejo de los dedos, sobre todo el índice y el pulgar”. Celso afirmaba que el cirujano “debía tener mano firme, no vacilar nunca, siendo tan diestra la izquierda como la derecha, vista aguda y clara, aspecto tranquilo y compasivo, ya que desea curar a quienes trata y, a la vez, no permitir que sus gritos le hagan apresurarse más de lo que requieren las circunstancias, ni cortar menos de lo necesario. No debe permitir que las muestras de dolor del paciente causen la menor mella en él ni en lo que hace”. Era una actividad difícil y complicada la cirugía.

En Europa, en la Edad Media, los monjes conservaron los antiguos códices griegos y romanos, por los que sentían verdadera veneración. Al lado de las abadías era frecuente el cultivo de plantas curativas. El opio extraído de la adormidera era un buen remedio analgésico, siendo frecuente la utilización de la “esponja somnífera”, con generosas dosis de opio y beleño aunque su uso fue restringido por la propia Iglesia, posteriormente, ya que se le relacionaba con prácticas ocultistas. El vino suplió  y relegó en el mundo cristiano como analgésico al opio, al contrario que en el mundo islámico, en el que se recomendaba de forma insistente la utilización del opio, siendo exaltadas sus virtudes por Avicena.

Paracelso, un genio del Renacimiento (s XVI) mezcló ácido sulfúrico con alcohol caliente (éter sulfúrico), descubriendo que producía un profundo sueño. Paracelso, a pesar de su brillante deducción no fue capaz de extraer y analizar las últimas consecuencias de este hallazgo, perdiéndose sus conclusiones en los archivos de Nüremberg, evitando la aparición de la anestesia moderna en 300 años.  Es destacable el uso que se hacía del opio desarrollando el comercio oriental, aumentando el poder de las ciudades como Venecia y Génova.

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Ya en el siglo XVII, en Inglaterra, se intenta inyectar el opio intravenoso mediante el cañón de una pluma siendo considerable el avance en el desarrollo de técnicas de inyección intravenosa.

En Europa, durante el siglo XVIII aparecen dos corrientes originales frente al dolor. Una, el mesmerismo, basada en un dudoso poder curativo de las manos y otra fundamentada en los avances de química moderna, concretamente en el campo de los gases. Estos últimos van a marcar el descubrimiento de la anestesia moderna. Boyle desarrolló la química de los gases, aprovechando sus avances el clérigo Joseph Priestley, el descubridor del oxígeno, el óxido nitroso y el nítrico, recomendando su uso en el campo de la medicina, naciendo la neumoterapia, que se puso de moda en toda Europa. Curiosamente, el óxido nitroso no fue utilizado porque se le consideraba peligrosamente mortal. Un osado ayudante de cirugía, llamado Humphry Davy aspiró el óxido nitroso y en vez de fallecer experimentó una serie de sensaciones extraordinarias, utilizándolo, posteriormente, para experimentar placer. Un día inhaló el gas varias veces para mitigar una afección dental, dándose cuente que le disminuía siempre el dolor y podía masticar. Davy afirmaba que el óxido nitroso parecía capaz de calmar el dolor físico y podía ser usado con ventaja en las intervenciones quirúrgicas, aunque la extensión del uso del gas se originó porque provocaba hilaridad, siendo denominado como el “gas hilarante”, moda que era apreciada en algunos sectores de la sociedad, potenciando el desprecio del gas por la clase médica, fracasando la neumatología. Humphry Davy se dedicó, posteriormente, a la investigación de la física y de la química pura, descubriendo el cloro mediante electrolisis.

Faraday, el gran físico del electromagnetismo, alumno de Humphry Davy, publicó en 1818, que “si se inhala la mezcla de vapores de éter con aire común se producían efectos similares a los observados por el óxido nitroso”. Davy y Faraday estaban abriendo las puertas al futuro de la anestesia, aunque, como ya le ocurriera a Paracelso, no supieron darse cuenta de la trascendencia del descubrimiento.

Los efectos inconstantes del opio podían producir efectos secundarios, siendo su presentación farmacológica muy diferente, según su origen. Serturner, farmacéutico de Westphalia se dio cuenta que todos estos productos tenían un fondo común. Al tratar el opio con amoniaco observó unos cristales blancos, que purificó con ácido sulfúrico y alcohol. Al observar que los residuos producían sueño en los animales, lo denominó morfium en honor al dios del sueño Morfeo. Al igual que Davy, probó la morfina durante una afección dental apreciando una considerable disminución del dolor. Serturner, abrió un nuevo campo a la investigación, el de los principios activos de las plantas nada menos. Así, en poco tiempo se desentrañaron los misterios del beleño, de la mandrágora, de la belladona... y dejaron de ser hierbas diabólicas para surtir a la Medicina de alcaloides, como la atropina, la mandragorina, la Hyoisciamina, la escopolamina.

A principios del siglo XIX existía un ambiente propicio para el desarrollo de la anestesia. Por un lado, la química, la biología y la fisiología ofrecían cada día nuevos hallazgos.  Por otro, los médicos y los cirujanos de las nuevas generaciones eran más sensibles ante los sufrimientos de los enfermos. Bien es cierto que aún seguían creyendo que para empuñar un bisturí se necesitaba tener el corazón curtido y el ánimo despiadado. Pero esto era un lastre para la cirugía moderna. Algunos cirujanos, como le ocurría a Cheseiden, no dormían la noche antes de una operación y procuraba abreviar tanto el rigor quirúrgico que llegó a realizar una litotomía ¡en 45 segundos!. John Hunter, conmovido por la brutalidad de las intervenciones sin anestesia, afirmaba que «la operación quirúrgica es una confesión muda de la impotencia del cirujano», frase incierta, ya que el operado manifestaba profusamente su dolor. ¿Cuántos ayudantes tenían que sujetar sobre la cama al paciente? ¿Cuántas puertas había que cerrar para que sus lamentos no aterrorizaran a los que aguardaban para ser intervenidos?. Capurón desahuciaba a las parturientas con la frase «el dolor las hace madres». A Velpeau, el gran cirujano francés, se le suicidó una joven ante el temor de ser operada. 

Pero no sólo los médicos famosos rechazaban este estado de cosas. Así, un humilde médico inglés, Henry Hill Hickman, sufría ante el desconsuelo de sus pacientes. «El cirujano debe ser

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insensible» le comentaban en Edimburgo mientras presenciaba las operaciones. Influido por el ambiente, Hickman comenzó a experimentar con el oxígeno, el gas carbónico y el óxido nitroso. Experimentó  con el gas carbónico en seis animales (perros y ratas), a los cuales disecó distintas partes del cuerpo sin que dieran muestras de dolor curando luego las heridas fácilmente. Al no hacerlo con seres humanos su hallazgo no fue valorado en toda su dimensión por sus contemporáneos.

Los medios técnicos estaban ya disponibles. Sólo faltaba para el desarrollo de la anestesia moderna alguien que tuviera la suficiente claridad de ideas para observar los efectos de estas sustancias y que los aplicara para el alivio del dolor. Horacio Wells, un dentista de Hartford (Connetticut), se merece el honor de ser uno de los pilares de la anestesia moderna.  El diez  y el once de Diciembre de 1844, mientras presenciaba una exhibición de los efectos del gas hilarante (óxido nitroso) sobre sus vecinos  realizada por Gardiner Colton, un feriante que utilizaba el óxido nitroso para producir hilaridad, observó que uno de los hombres que había inhalado el gas y que se había herido previamente, al caerse, no sentía dolor alguno. Intrigado y buscando paliar el dolor de los pacientes de su consulta, inhaló el gas, con la ayuda de Colton y se dejó extraer un diente, por otro dentista, sin dolor alguno. Había nacido la anestesia moderna. Asombrado, publicó inmediatamente el caso, realizando varias extracciones más sin dolor, aunque su demostración en el Hospital de Harvard (Massachussets) no tuvo éxito por la indebida aplicación del producto tachándosele de farsante.

El descubrimiento de la anestesia se lo disputó un colega y socio suyo, Morton, que conocía los experimentos de Wells desde 1845, sospechando que el éter también produciría anestesia, siendo el primero en demostrar  con éxito, en público, el uso del éter sulfúrico rectificado (C6H5OC2H5) como anestésico general inhalado en el Hospital General de Massachussets, el 16 de Octubre de 1846, en una disección de un tumor cervical, dejando asombrados a todos los presentes y publicándolo posteriormente. La idea de la utilización de este gas como instrumento para paliar el dolor la obtuvo, con probabilidad, de un profesor de química de la facultad de medicina de Boston, Charles T. Jackson conocido de Morton y de Wells, que, sin duda, sabía de los experimentos de Wells desde 1845. Este acusó de plagio a Morton. A Morton, de cualquier forma, no se le puede negar la demostración con éxito del gas y su posterior difusión y publicación mundial, que fue muy rápida, teniendo en Europa y Estados Unidos un éxito fulgurante. Oliver W. Holmes, decano de Harvard bautizó la técnica como anestesia en 1846. John Snow, de Edimburgo, fue el primer anestesiólogo del mundo, dedicado exclusivamente a la nueva especialidad.

A lo largo de los años siguientes, la cirugía avanzó considerablemente, gracias al recurso de la anestesia,  pudiéndose desarrollar grandes cirugías. Theodor Billroth fue el primer cirujano que operaba el abdomen abierto con anestesia general haciendo de Viena la capital de la cirugía mundial.

En España, el notable cirujano don Diego de Argumosa y de Obregón fue el impulsor de la anestesia, introduciendo el éter en 1847, hecho que tiene un gran mérito en la España del siglo XIX.

La destilación de alcohol, mezclado con cloruro de calcio, desarrollada por Suberain y Liebig en 1831 originó el descubrimiento del cloroformo. La aparición del cloroformo o triclorometano (CHCl3) como anestésico fue muy rápida, utilizándose, por primera vez durante un parto, en 1847, gracias a un médico de Edimburgo llamado James Young Simpson. Este gas tenía ciertas ventajas sobre el éter, esencialmente que olía agradablemente y tenía menos efectos secundarios que el éter.

Tras la euforia por el descubrimiento de los gases anestésicos vino la alarma de las cifras.  A medida que se fueron empleando, el relato de accidentes mortales demostró que aquel precioso regalo no estaba exento de riesgos y peligros. Los ingleses se inclinaron por el cloroformo aduciendo que era más seguro que el éter.  Sin embargo, en 1847, John Snow refirió el primer caso de muerte por dicho producto, dos años más tarde Disray informó de otro.

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Tras el fracaso de Wells en Boston, el óxido nitroso prácticamente cayó en el olvido. Así permaneció hasta 1863 en que el incansable Gardiner Colton llevó a cabo en New Haven (Connecticut) una de sus habituales demostraciones con el protóxido de ázoe o óxido nitroso. Otro dentista llamado J. H. Smith se decidió a emularlo y convenció a Colton para que actuara de anestesista. Tuvieron un éxito completo. En tres semanas extrajeron, sin dolor, tres mil novecientas veintinueve piezas. En 1877, Colton pudo presentar una estadística de 92.000 personas anestesiadas con este gas sin ningún accidente mortal. Evans sustituyó los sacos que contenían el gas por «pequeños tanques de hierro» con el protóxido líquido. En 1877, S. White, de Filadelfia, comenzó a proveer de óxido nitroso líquido con un nuevo equipo para administrarlo desde un cilindro metálico un inhalador ajustable a la cara y a la nariz. La careta nasal fue desarrollada en 1899 por Clover Coleman. Actualmente el éter y el cloroformo han pasado a mejor vida en los quirófanos.  Sin embargo, el óxido nitroso continua utilizándose, mezclándose con otros gases anestésicos, como los halogenados, que han surgido ya en pleno siglo XX.. Estos gases, junto a las modernas técnicas quirúrgicas, la asepsia, los antibióticos, la monitorización de los pacientes y la alta tecnología de los medios utilizados en el quirófano han permitido que el desarrollo de la anestesia general sea espectacular siendo una técnica muy segura.

Anestesia Local

Desde muy antiguo los médicos y los cirujanos intentaron lograr la insensibilidad de una parte del cuerpo humano.  Las drogas de acción general eran muy peligrosas y a veces provocaban accidentes mortales. De ahí que se procurara aliviar selectivamente la parte afectada valiéndose de múltiples remedios. Los egipcios comprimieron los nervios periféricos, técnica que aún usaba James Moore en el siglo XVIII, actuando sobre el ciático y el crural anterior, en las amputaciones de las extremidades inferiores. El frío fue utilizado por Hunter y Larrey.  En 1852, James Arnott empleaba una mezcla de hielo y sal en la zona que iba a operar. En 1858, Ozanan empleó el frío mediante ácido carbónico licuado. En 1867, sir Benjamin Word Richardson introdujo las pulverizaciones con éter.

Sin embargo, también desde antiguo se había pensado en evitar el dolor introduciendo sustancias en el interior del organismo a través de la piel y directamente en los músculos o la sangre. Los mismos griegos inventaron un instrumento rudimentario para ello: una vejiga con una caña. Hacia finales del siglo XV se transformaría en los famosos clústeres o lavativas. En 1664-65, Johan Segismundo Elshotiz (1623-1688) introdujo las inyecciones intravenosas corno método para la administración de medicamentos.

A principios del siglo XIX, ya lo hemos dicho, se descubre la morfina. Gay Lussac recibió la aparición de la morfina con entusiasmo, alborozado, considerándolo «el medicamento más notable descubierto por el hombre» En 1853, Alexander Wood, médico de Edimburgo, cuya esposa padecía un cáncer incurable, inventó la aguja hipodérmica precisamente para inyectarle la morfina. Fue la primera persona en recibir esta droga por esa vía y en ser la primera en adquirir el «hábito de la aguja. 

Pero quien verdaderamente popularizó el método fue el médico francés Charles Gabriel Pravaz (1791-1855), natural de Beauvoisin (Isére, Francia). Diseñó una jeringa, precursora de las actuales. La dosificación se conseguía dando vueltas al eje del pistón. El inglés Williams Fergusson (1808-1873) la simplificó y luego el fabricante Luer la industrializó de forma parecida a las actuales. Este invento hizo posible la incorporación al organismo de dos sustancias singularmente importantes en el campo de la analgesia y de la anestesia: la morfina y la cocaína.

Como anestésico, la morfina no tuvo éxito.  Sin embargo, se aplicó rápidamente contra dolores de todo tipo. Muy pronto, incluso, se escapó de las manos de los médicos y fue usada con otros fines. Dumas afirmaba que la morfina era el ajenjo de las damas. En 1856, abrió sus puertas en USA la primera fábrica de agujas. Desde ese momento, la morfina desplazó, definitivamente, al opio en mundo occidental. Era una droga de gente bien: burgueses, intelectuales y profesionales

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(farmacéuticos, médicos y enfermeras). De momento era el analgésico sublime. En la Guerra Civil Americana (1861-65) fue empleada masivamente y junto al éter alivió el sufrimiento de los heridos. Pero a la vez apareció bien pronto la «Army disease», es decir, la  drogodependencia (se dice que esta contienda creó más de millón y medio de morfinómanos). La guerra Franco-Prusiana de 1870 crearía idéntico problema en Europa.  La Army disease se dispara. Por entonces muchos médicos y sus esposas eran morfinómanos.  La Medicina se encontró con el problema de desintoxicarles. Había grandes personalidades enganchadas. Bismark se inyectaba morfina varias veces al día la víspera de la guerra Franco-Prusiana; Williams S. Halssted, el fundador del Hospital John Hopkins, de Baltimore, era adicto; el neurólogo Westphol se cortó las venas con trozos de una jarra de porcelana por su culpa. El emperador Maximiliano y Wagner mismo también la probaron.

El otro producto que irrumpió en el interior del organismo, gracias a la aguja y a la jeringa, fue la cocaína y también se empleó para los mismos usos que la morfina, aun cuando en este prevaleció el carácter anestésico sobre las propiedades analgésicas.

La coca fue conocida desde siempre por los aborígenes amerindios.  En tiempos de Felipe II se la llamaba «hayo». La coca es un arbusto de la especie «Erytroxilum Coca» del cual conocen unas 120 variedades. La primera descripción de sus efectos se debe al religioso Tomás Ortiz, en 1499. En 1857, el doctor Sherzer trajo a Europa hojas de coca y en 1859, en el laboratorio de doctor Friedech Wöhler, el químico Albert Nieman aisló el alcaloide al que llamó cocaína. Wöhler ya describió que la cocaína producía embotamiento de los nervios gustativos y una completa insensibilidad. Fauvel, médico de París, comenzó a usarla para curar procesos de garganta en figuras del bel canto. Luego se intentó animar con ella a los soldados. A partir de 1880 se puso de moda en Medicina como desintoxicante. En ese mismo año de 1884 Sigmund Freud publicó su trabajo «Uber Coca» donde la ensalza. La recomienda para curar el morfinismo, contra los trastornos gástricos, contra el asma y como afrodisíaco. A tanto llegó el entusiasmo que acabó él mismo convirtiéndose en un consumidor habitual. Así, en 1909 había en EEUU  69 bebidas que tenían coca en su composición.  Entre ellas la Coca-Cola, que ese año sustituyó este producto por cafeína (aún ahora la Coca Cola Company  se cree que importa «Erytoxylum Novogratenense» -pobre en cocaína- como aromatizante). El mismo año del «Uber Coca» de Freud, su compañero Carl Küller comunicó el 15 de septiembre, en Heidelberg, sus conclusiones sobre el empleo de la cocaína como anestésico para intervenciones oculares. Y también en noviembre de 1884 Williams H. Halsted descubre la anestesia troncular empleando una solución de cocaína al 4 por ciento inyectada. Halsted fue cirujano en la Universidad de John Hopkins desde 1889 hasta su muerte en 1922.  A él se debe la popularización del uso de los guantes en cirugía.

En 1885, el americano Leonard Corning inventó la anestesia espinal inyectando cocaína en la región lumbar de la médula espinal. Robinson perfeccionó el método extrayendo primero la misma cantidad de líquido cefalorraquídeo que luego rellenaba de cocaína.

En Europa fueron pioneros en la anestesia local Anton Wöfler, discípulo de Billroth y Paul Reclus, en Francia, que como siempre se han disputado el honor de haber sido los primeros en tal cual técnica.  Aún hoy día hay quien llama «método de Shleich» a la anestesia regional, en honor al médico alemán que la popularizó. En 1904, Alfred Einharn descubrió el primer anestésico local sintético: la novocaína.

En 1905, el doctor Heinrich Braun mejoró los resultados y la duración de la cocaína añadiéndole adrenalina, sustancia que había sido descubierta simultáneamente por el japonés Jokchi Takamane y el americano Thomas Bell Aldrich.

Desde entonces hasta el día de hoy se han descubierto gran número de sustancias, derivadas de la cocaína en su mayor parte, que han hecho de la anestesia local un método seguro y eficaz para evitar el dolor en pequeñas intervenciones quirúrgicas, desarrollando nuevas expectativas en la

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especialidad, como las unidades de tratamiento del dolor, tanto crónico como agudo, que están teniendo un crecimiento geométrico.