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33 BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 2936 DEL 16 AL 30 DE ABRIL DE 2008 COLABORACIONES 1. La ética empresarial En los últimos años se ha ido profundi- zando de manera consciente en las dimen- siones éticas de la economía, de la empre- sa y de la sociedad. Cada vez es más frecuente encontrarnos el concepto de éti- ca empresarial, así como la vinculación de valores y conceptos de la moral convencio- nal y postconvencional al ámbito de las or- ganizaciones (Lozano, 1999). Amartya Sen ha desempeñado un papel capital en este sentido. La ética introduce un acervo nor- mativo, basado en principios y valores, que limita la racionalidad convencional, esen- cialmente la racionalidad económica y tec- nocrática, y establece un nuevo marco re- lacional en el ámbito de los negocios. Empieza a adquirir una especial relevancia la consideración de la decisión económica como una decisión moral, tras haber que- dado al margen el concepto de justicia de los patrones de la economía neoclásica. El concepto de responsabilidad social corporativa (RSC) ha sido asumido volun- tariamente por la mayoría de las grandes corporaciones y empresas transnaciona- les, especialmente en el ámbito de in- fluencia anglosajona, incorporando códi- gos deontológicos inspirados en los códigos profesionales que pretenden re- gular y enriquecer, en base a un compro- miso ético, las relaciones con los grupos de interés o partes interesadas (los stake- holders). Se establecen códigos y decálo- gos de calidad, códigos y decálogos de marketing ético, códigos de buen gobier- no corporativo, códigos de gestión de in- versiones o de inversión socialmente res- ponsable, etcétera. Códigos que, como decimos, arraigan en el ámbito de las pro- fesiones liberales y que las grandes cor- poraciones empresariales interiorizan y hacen públicos, pretendiendo operar en un entorno ético, sostenible y socialmente responsable. La sociedad empieza a demandar de forma sistemática y explícita valores cor- porativos como la honestidad en los ne- Ética empresarial y responsabilidad social corporativa Francisco Joaquín Cortés García* A través del presente artículo, se pretende justificar la responsabilidad social corporativa en las sociedades de nuestro tiempo, enraizándola en la ética empresarial e identificando los distintos enfoques y perspectivas que en torno a esta temática se han ido desarrollando en las últimas décadas. Palabras clave: responsabilidad social, ética y empresa, sostenibilidad. Clasificación JEL: B25, D23, D62. * Director de Responsabilidad Social Corporativa. Cajamar.

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33BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 2936

DEL 16 AL 30 DE ABRIL DE 2008

COLABORACIONES

1. La ética empresarial

En los últimos años se ha ido profundi-zando de manera consciente en las dimen-siones éticas de la economía, de la empre-sa y de la sociedad. Cada vez es másfrecuente encontrarnos el concepto de éti-ca empresarial, así como la vinculación devalores y conceptos de la moral convencio-nal y postconvencional al ámbito de las or-ganizaciones (Lozano, 1999). Amartya Senha desempeñado un papel capital en estesentido. La ética introduce un acervo nor-mativo, basado en principios y valores, quelimita la racionalidad convencional, esen-cialmente la racionalidad económica y tec-nocrática, y establece un nuevo marco re-lacional en el ámbito de los negocios.Empieza a adquirir una especial relevanciala consideración de la decisión económicacomo una decisión moral, tras haber que-dado al margen el concepto de justicia delos patrones de la economía neoclásica.

El concepto de responsabilidad socialcorporativa (RSC) ha sido asumido volun-tariamente por la mayoría de las grandescorporaciones y empresas transnaciona-les, especialmente en el ámbito de in-fluencia anglosajona, incorporando códi-gos deontológicos inspirados en loscódigos profesionales que pretenden re-gular y enriquecer, en base a un compro-miso ético, las relaciones con los gruposde interés o partes interesadas (los stake-holders). Se establecen códigos y decálo-gos de calidad, códigos y decálogos demarketing ético, códigos de buen gobier-no corporativo, códigos de gestión de in-versiones o de inversión socialmente res-ponsable, etcétera. Códigos que, comodecimos, arraigan en el ámbito de las pro-fesiones liberales y que las grandes cor-poraciones empresariales interiorizan yhacen públicos, pretendiendo operar enun entorno ético, sostenible y socialmenteresponsable.

La sociedad empieza a demandar deforma sistemática y explícita valores cor-porativos como la honestidad en los ne-

Ética empresarial y responsabilidad social corporativa

Francisco Joaquín Cortés García*

A través del presente artículo, se pretende justificar la responsabilidadsocial corporativa en las sociedades de nuestro tiempo, enraizándola en laética empresarial e identificando los distintos enfoques y perspectivas queen torno a esta temática se han ido desarrollando en las últimas décadas.

Palabras clave: responsabilidad social, ética y empresa, sostenibilidad.

Clasificación JEL: B25, D23, D62.

* Director de Responsabilidad Social Corporativa.Cajamar.

FRANCISCO JOAQUÍN CORTÉS GARCÍA

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gocios, la imparcialidad y la objetividadprofesional, la confianza o la transparen-cia. Los recientes escándalos corporati-vos y la generación de burbujas tecnoló-gicas (nueva economía), financieras(globalización) o inmobiliarias han gene-rado en la sociedad un mayor deseo desometer al escrutinio público las decisio-nes más relevantes que se toman en elseno de las grandes corporaciones, y quetienen un calado ético bien por comisión,bien por omisión, bien por inducción obien por cooperación (Melé Carné, 1997).Con esto se pretende erradicar la con-cepción de la empresa como una auténticacaja negra o mera función de producciónen la que, como sucedía en la teoría eco-nómica clásica, lo que ocurría en su senono era relevante para explicar el funcio-namiento del mercado, operado por unamano providencial, la mano invisiblesmithiana.

Lo que ocurrió con la calidad haceunos años, especialmente en la décadade los noventa del siglo pasado, en la ac-tualidad está ocurriendo con el conceptode responsabilidad social corporativa. Laspolíticas de RSC y la puesta en prácticade acciones empresariales concretas, so-cialmente responsables, introducen ele-mentos diferenciadores en un momentode clara búsqueda de un código intersub-jetivo de conducta comúnmente acepta-do. En la actualidad, pero sobre todo en elmedio y largo plazo, en los mercados ma-duros y saturados no competirán los pro-ductos y servicios, sometidos a un claroproceso de comoditización, sino los mo-delos de gestión y la RSC (o desempeñoético de la empresa). La ética tiene conse-cuencias económicas a corto, medio y lar-go plazo. La asunción de principios y va-lores no es inocua; va a afectar a todoslos ámbitos de la organización.

Congresos, seminarios, programas for-mativos de postgrado, foros de ética em-

presarial y de responsabilidad social cor-porativa, son ya habituales en el panora-ma docente y empresarial de los paísesoccidentales, precisamente por el profun-do y omnipresente debate que existe en lasociedad actual en torno a la ética y a lasnuevas vinculaciones o contratos implíci-tos que existen o deberían existir entre lasempresas, especialmente las grandescorporaciones, con un calado institucio-nal, y el conjunto de la sociedad. Un pro-fundo debate animado por los problemasmedioambientales y la necesidad de con-solidar determinados derechos irrenuncia-bles para el concepto de ciudadanía en elestado de bienestar.

En concreto, la ética empresarial es unconcepto que empieza a cristalizar en lasegunda mitad del siglo XX. Por su parte,el siglo XXI nos propone conceptos comoel de la ciudadanía corporativa (Zadek,2000) que viene a materializar transversal-mente el supuesto contrato social implícitoentre la empresa y la sociedad, y a enri-quecerlo con el nuevo papel socializador yde canalización de la ciudadanía que estátomando la empresa en nuestras socieda-des complejas. El concepto de ciudadaníaplantea una revisión del concepto hombreen el seno de las organizaciones. Las or-ganizaciones son instrumentos con un im-portante proceso socializador.

El proceso de mundialización al queestamos asistiendo, que implica una mo-vilidad de los factores económicos (capi-tal, mano de obra, tecnología, etcétera)sin precedentes, ha sido decisivo paraprofundizar en el ámbito de la ética de losnegocios, en especial a partir de los re-cientes escándalos financieros, que enmuchos casos han derivado de la situa-ción de burbuja. La ética se introdujo confuerza en el ámbito empresarial a travésde gobierno corporativo y el concepto decoste de agencia. Esta preocupación fueel tema central del testamento intelectual

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de Galbraith: la economía del fraude ino-cente (Galbraith, 2004). La expansión deInternet y las nuevas formas de conectivi-dad también han ido contribuyendo a de-sarrollar el concepto de ética en los nego-cios.

El desarrollo de la Business Ethics co-mo especialidad precisamente se localizatemporalmente en los años sesenta (DeGeorge, 1987). Las aportaciones a esteconcepto tuvieron un origen claramentemultidisciplinar. Se hicieron aportacionesdesde la teología, desde la filosofía, des-de la gestión empresaria. La ética empre-sarial aparece como la respuesta cívica ala diversidad y a la multiculturalidad en lassociedades complejas.

La ética empresarial en su acepcióncontemporánea surgiría de la esfera de in-fluencia de las grandes corporaciones y dela separación de la propiedad y la direc-ción (Chandler, 1977) a través de las gran-des estructuras jerárquicas y formales. Laintervención pública, según Galbraith(Galbraith, 1967), vendría a justificarse enel ámbito empresarial a partir de los costesderivados de las complejas tecnoestructu-ras de las grandes corporaciones, con suselevados costes de agencia, y que supo-nen un deterioro de la ciudadanía. La em-presa, especialmente en las sociedadesde la información y de la comunicación, seconvierte en un instrumento para la ejerci-cio de la ciudadanía, de ahí las reivindica-ciones de carácter ético que se producenen el seno de las organizaciones empre-sariales. La empresa es un instrumentosocializador de primer orden, por lo que notiene sentido abrir la brecha entre el mer-cado y la sociedad.

Es en los años sesenta del siglo XXcuando la ética empresarial adquiere car-ta de naturaleza, especialmente vinculadaal desastre de la guerra de Vietnam, el ré-gimen de segregación racial del apartheidy al papel imperialista de las empresas

estadounidenses. Los ciudadanos empe-zaron a ser conscientes de que trabajaren determinadas empresas, o simplemen-te consumir sus productos, estaban con-tribuyendo a sostener a muchos regíme-nes políticos corruptos o totalitarios. Aesta posición reflexiva, de un profundo ca-lado práctico, se unieron teólogos y filóso-fos que empezaban a preguntarse de for-ma sistemática sobre la responsabilidadde las grandes corporaciones, especial-mente cuando se apuntaban los primerosdilemas éticos en torno a la biotecnología,la biomedicina y la ingeniería genética(Boylan y Brown, 2002).

Es precisamente en los EstadosUnidos donde arraiga con mayor fuerza,y, aun a pesar de encontrar un amplio ecoen Europa, aún sigue siendo EstadosUnidos y, en general, el mundo anglosa-jón, quien lidera el discurso, especialmen-te pragmático, de la ética empresarial, dela responsabilidad social corporativa y dela ciudadanía corporativa. No obstante,«mientras que la tradición norteamericanatiende a dar por bueno el sistema econó-mico (y suele preguntar por los valoreséticos en relación con el funcionamientode las empresas y las organizaciones), latradición europea suele tender a pregun-tarse críticamente por los valores éticosdel sistema económico (a menudo con elsupuesto implícito de que, una vez aclara-do este punto, sólo queda un problemapráctico de segundo orden: su aplica-ción).» (Lozano, 1999).

Pero es en la década de los ochentacuando empiezan a consolidarse las posi-ciones éticas desde el ámbito empresarial.En los años ochenta empiezan a aparecerinstituciones y publicaciones específicasvinculadas al ámbito de la ética empresa-rial y de la responsabilidad social de la em-presa. En concreto, en 1981, apareceBusiness and Professional Ethics Journal,del Centre for Applied Ethics, adscrito a la

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Universidad de Florida. En 1982, apareceJournal of Business Ethics, revista que seha convertido en el paradigma de las pu-blicaciones en este ámbito. En 1985 apa-rece la revista, editada por la Universidadde Winsconsin, Economics and Philoso-phy. En 1991 nos encontramos con la pu-blicación Business Ethics Quaterly, edita-da por la Society for Business Ethics.

El enfoque europeo en el ámbito de laética empresarial es mucho menos norma-tivo, buscando unas raíces filosóficas mu-cho más profundas que el enfoque prove-niente de los Estados Unidos. La réplicadel movimiento norteamericano no se hizoesperar. En 1987 se creó en Europa laEuropean Business Ethics Network(EBEN), y aparecieron las revistas Eticadegli affari, en 1987, y que más tarde pasóa denominarse Etica degli affari e delle pro-fesioni, y Business Ethics. A EuropeanReview, editada esta última por la LondonBusiness School (1992). Además se hanido creando centros y cátedras específicasrelativos a la ética empresarial y a la res-ponsabilidad social de las empresas.

En las puertas del siglo XXI aparecenlos grandes escándalos empresariales deEnron, Parmalat, etcétera, hechos que hanpermitido renovar con mayor ahínco el in-terés por la ética empresarial y el buen go-bierno corporativo. No obstante, el entornoético de las empresas aún no está, ni de le-jos, sistematizado. La mayoría de los plan-teamientos no están cerrados, y el procesode adaptación de los discursos a la reali-dad empresarial es vertiginoso. La éticaempieza a surgir como la respuesta a unentorno empresarial y organizacional tec-nológicamente saturado en el que el papeldel individuo puede quedar relegado anteotros fines y medios.

El reconocimiento del capital humanocomo el elemento diferencial competitivoentre las empresas ha obligado a una re-visión humanista de las organizaciones

en las que la persona aparece en un pri-mer plano. La gestión de los activos intan-gibles, y la comoditización de los activos yrecursos tangibles, es decir, el agotamien-to de sus posibilidades de diferenciación yde incorporación de valor a la propuestacomercial, están obligando al reconoci-miento de la importancia de definir un cli-ma laboral estable y ajustado a criterios yprincipios éticos, basado esencialmenteen las relaciones humanas, muy distintoal vinculado a las exigencias de las orga-nizaciones empresariales que venían dela crisis de la organización científica deltrabajo. La sociedad del conocimiento y lautilización intensiva de las tecnologías dela información y de la comunicación porparte de las empresas están permitiendoun entorno relacional en el seno de la or-ganización con una gran trascendenciaen el ámbito del desarrollo de la ciudada-nía y del proceso de socialización.

Las propias relaciones interempresa-riales han experimentado importantesmodificaciones en su concepción. Desdeuna concepción aniquilativa de la compe-tencia, hemos pasado a una concepciónmucho más cooperativa. Hoy más quenunca hay cooperación empresarial, tantoen el ámbito de los sistemas productivoslocales como en el ámbito global: agrupa-ciones de interés econócomico, partena-riados tecnológicos y financieros, jointventure.... Muchas de las estrategias em-presariales hoy son compartidas y noesencialmente privativas de una empresaen particular. La interrelación de interesespropia de las economías de mercado enla actualidad se ha hecho más complejaque nunca. En concreto, se puede decirque hemos pasado de un deseo y de unenfoque de adquirir y poseer a un enfoquede crear y compartir (De Anca y VázquezVega, 2005). Básicamente, se pude decirque hemos pasado de un enfoque esen-cialmente patrimonialista de la gestión,

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centrado en la gestión de los activos tan-gibles, a un enfoque mucho más huma-nista y centrado en el talento y en los ac-tivos intangibles.

2. Dos posturas contrapuestas

Existen básicamente dos posturascontrapuestas y extremas en el ámbito dela concepción de la ética empresarial y dela economía de mercado. Una primerapostura, la neoliberal y encarnada espe-cialmente por Milton Friedman (Friedman,M., 1962, 1970), o por el propio FriedrichA. Hayek (Hayek, 1960), y, remontándo-nos aún más en el tiempo, por los padresdel individualismo posesivo Locke yHume, considera que la empresa no debeir más allá, en el ámbito de la responsabi-lidad social, de los objetivos de maximiza-ción de sus beneficios, siempre que serespeten el ordenamiento jurídico y la éti-ca básica de la economía de mercado (elcumplimiento de los contratos).

Las empresas serían, en esencia, reto-mando el espíritu neoclásico, una funciónde producción, y cualquier alteración inten-cionada en el objetivo último de maximiza-ción del beneficio a favor de una deriva so-cial, ética o filantrópica haría incurrir aaquéllas en un claro coste de agencia, pro-duciéndose una inevitable brecha entre losobjetivos de la gestión de los directivos,que introducen parámetros sociales espu-rios e impropios de la función de produc-ción, y los objetivos últimos de la propie-dad, es decir, de los socios o accionistas.Mediante este paradigma, la aportación dela empresa a la sociedad se manifiesta através de la contribución impositiva, másallá no habría ninguna obligación implícita.La empresa, por tanto, tan sólo debe limi-tarse al cumplimiento estricto de la legisla-ción y a incrementar el valor para el accio-nista, dejando a la actividad política y a la

responsabilidad del Gobierno y de laAdministración Pública la intervención y laacción social. El sistema económico es au-torreferencial y sus fines son intrínsecos almismo: la eficiencia económica y la conse-cución de un escenario económico pareto-eficiente.

En este sentido, la eficiencia económi-ca, es decir la optimización de los recursosque utiliza la empresa para la consecuciónde sus fines, sería la única responsabili-dad de la organización mercantil para conla sociedad. Una empresa socialmenteresponsable sería aquella que no despilfa-rra sus recursos a través de una mala ges-tión o a través de la ineficiencia organiza-cional. La búsqueda de la eficiencia seríael principal garante de la optimización delos recursos y de la sostenibilidad medioa-mental. Por su parte, la libertad de concu-rrencia y de mercado serían las garantíasde la transparencia del mismo en el ámbi-to de la información y de la eficiencia eco-nómica.

Según Friedman, la ética estaría rela-cionada más con el establecimiento de unmarco de seguridad económica y jurídica,que con la virtud o con la acción positiva.La actividad económica, de forma induci-da, y entendida en un marco de librecam-bio, genera bienestar y más recursos yempleo para todos. Las empresas, en es-te sentido, no deben torturarse con refle-xiones éticas, pues, como ocurría en losinicios de la economía política, la ética noexplicaba de ningún modo el progresoeconómico, era la mano invisible y provi-dencial del mercado la que generaba be-neficios para todos. En esta línea encaja-ría exactamente la concepción queasume que la única responsabilidad de laempresa es la de optimizar o incrementarel valor del accionista dentro del enfoquefinanciero principal-agente. No obstante,en situaciones teóricas como la del mer-cado perfecto, tal como planteó William

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Baumol, siempre es necesario un princi-pio ético.

En el pensamiento de Milton Friedman,sólo en los casos de monopolio debería-mos hablar de una ética consecuencialistau organizacional. Pero, en términos gene-rales, es decir, en situación de equilibriode mercado, basado en la libre concurren-cia, la empresa es un instrumento del ac-cionista (Friedman, 1962) y el objetivo delos directivos de las grandes corporacio-nes, en las que hay una separación entrela dirección y la propiedad, no es otro queincrementar el valor para el propietario/ac-cionista. En este sentido, se puede decirque la empresa no es un sujeto moral, y laciudadanía corporativa no es sino un con-cepto huero derivado de la traslación es-puria de comportamientos individuales acomportamientos organizacionales. El há-bitat de la empresa es el mercado, e irmás allá del mercado, a través de concep-tos como el de responsabilidad social cor-porativa o empresarial, no supone sino in-troducir fines en las empresas para losque ésta no fue concebida, alterando sus-tancialmente los parámetros de eficienciaasignativa de los recursos empleados, ypor consiguiente el bienestar global de lasociedad. La empresa, desde el punto devista del compromiso social, quedaría abs-traída del resto de la sociedad como unelemento aislado. Concepción descontex-tualizada que revisaría Grant (Grant,1991) a través del análisis pormenorizadode las falacias de Friedman en este ámbi-to conceptual.

La otra postura enfrentada, por el con-trario, considera que la empresa es benefi-ciaria neta del desarrollo social e institucio-nal, y, como consecuencia, debe contribuira la sostenibilidad del propio marco sociale institucional en los ámbitos económico (laeficiencia como un concepto sostenible:asignación óptima de los recursos emplea-dos), social y medioambiental. Las empre-

sas obtienen cuasi-rentas del orden sociale institucional.

Esta segunda postura entiende queexiste una ciudadanía corporativa y reco-noce las relaciones complejas, más allá delmero campo económico, que mantienenlas organizaciones empresariales con elconjunto de la sociedad y sus stakeholderso grupos de interés. Al objetivo puramenteeconómico de Milton Friedman, habría queañadir una pluralidad de objetivos, esen-cialmente objetivos morales (Donaldson,1982). Además, la existencia de externali-dades a partir de la actividad empresarialhace necesaria una revisión del objetivo yfin último de la optimización del beneficiode la empresa (Argandoña, 1995).

Esta postura reconoce que el enfoqueexclusivamente economicista de la orga-nización es insuficiente (Boatright, 1993)y requiere de una implicación ética y so-cial importante. La ética permite una con-ciliación de razonabilidades entre los inte-reses de los stakeholders.

Además, la acción social puede serconcebida bajo este prisma, como es elcaso de Porter (Porter y Kramer, 2002),como una oportunidad de diferenciación ycomo una auténtica ventaja competitivapara las empresas (Cuadro 1).

Entre ambas posturas ideológicas yconceptuales podemos encontrar un au-téntico claroscuro por el que se van mo-dulando y moderando ambos extremos ensus pretensiones de universalidad.

La aparición del concepto de responsa-bilidad corporativa implica que el ordena-miento jurídico no es suficiente para en-contrar el equilibrio entre la empresa y lasociedad. La responsabilidad corporativareconoce la no identificación de laética/moral con el derecho, como se po-dría percibir desde la concepción iusnatu-ralista. Los fallos del mercado, las externa-lidades, etcétera, son razones suficientescomo para introducir el concepto de res-

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ponsabilidad, y, en general, de ética, en elámbito de la conducta de las empresas.Esto incluye, necesariamente, introduciren un debate mucho más amplio, al con-junto de stakeholders, es decir, de las par-tes interesadas que interactúan con la or-ganización empresarial.

Por su parte, la ética del trabajo, en elámbito de la economía y del mercado,comporta una mejora neta de la eficiencia(Congleton, 1991). En concreto, siguien-do la hipótesis de Buchanan, la ética deltrabajo permite contrarrestar la subopti-malidad resultante de la elección indivi-dual entre trabajo y ocio (Buchanan,1991, 1994b) y tiene efectos positivos enla división del trabajo. Para Buchanan laética (puritana) es esencial para el desa-rrollo económico, algo que explicaría MaxWeber en su célebre libro La ética protes-tante y el espíritu del capitalismo, en elque relacionaba la génesis del espíritu delcapitalismo con la moral puritana. No obs-tante, estos efectos, para algunos auto-res, se han diluido sustancialmente con elproceso de globalización (Ng y Ng, 2003).

El incremento de la división del trabajoque ha supuesto la globalización, espe-cialmente con el desarrollo del transporte,ha permitido compensar la pérdida de lacultura del trabajo. Para Buchanan traba-

jar duro y ahorrar mucho (valores éticosque defiende: trabajo y ahorro frente aocio y consumo) permiten la ampliación elmercado, y, por tanto, la división del traba-jo y la productividad. Las personas con uncomportamiento ético, en el sentido deBuchanan, trabajan más y mejor, por loque permite una mayor especialización; laespecialización permite un mayor creci-miento económico y una mayor producti-vidad, una mayor disponibilidad de bienesy servicios; y ésta contribuye de formainequívoca al incremento del bienestar delas personas.

3. Los efectos del compromisoético en el ámbito empresarial

Dado un aceptable nivel institucional,un avanzado compromiso ético en la em-presa no necesariamente comporta unretroceso en los objetivos económicos acorto, medio o largo plazo. El compromi-so ético es uno de los principales activosintangibles de la empresa, contribuyendoa un mayor y mejor desarrollo institucio-nal en el ámbito del desempeño econó-mico.

En términos generales, el desarrolloinstitucional es el que permite mejorar la

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CUADRO 1LOS DOS ENFOQUES EMPRESARIALES EN TORNO A LA RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS

Enfoque neoclásico Enfoque de responsabilidad social

– Enfoque empresarial de base reducida: shareholder. – Enfoque empresarial de base amplia: stakeholder.

– No reconoce un contrato social implícito más allá de las obli-gaciones legales

– Reconoce un contrato social implícito más allá de laresponsabilidad jurídica.

– Objetivo de la empresa: maximización del beneficio en basea la mejor asignación económica de los recursos.

– Objetivo de la empresa: maximización del beneficio en basea la mejor asignación social de los recursos.

– Enfoque economicista: responsabilidad económica. – Enfoque socializador: responsabilidad social corporativa.

– Filantropía. – Acción social.

– Los impuestos son el instrumento de responsabilidad social. – La responsabilidad social corporativa más allá del pago deimpuestos.

– La empresa es una función de producción. – La empresa es un ciudadano corporativo

Fuente: elaboración propia.

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eficiencia de la organización empresarial,y, subsecuentemente, debe tener unatraslación positiva en la performance fi-nanciera en términos de productividad yde eficiencia asignativa. Precisamente, esel propio déficit institucional el que introdu-ce la posibilidad de beneficios extraordina-rios o estratégicos (cuasi-rentas) basadosen un comportamiento empresarial ética-mente reprobable. La ética permite fortale-cer en muchos casos, y moderar en otros,la racionalidad económica; pero, en todos,la ética no deja de ser un complemento efi-ciente para el desempeño de la racionali-dad económica convencional en el senode las organizaciones empresariales(Rosanas, 2004), permitiendo subsanar elcomplejo problema de la inexhaustividad oincompletud de los contratos.

Hemos iniciado este apartado hablan-do del constructo desarrollo institucionalde la organización empresarial. Con él,básicamente, y sin ánimo de ser exhaus-tivos, nos estamos refiriendo a todos es-tos aspectos que, en su mayoría, soncomplementarios y covariantes entre sí:

● El nivel organizativo que ha logradoimplementar.

● La seguridad y la fiabilidad en losprocesos internos.

● El nivel de planificación.● El nivel de especialización.● El nivel de formalización de las rela-

ciones en el seno de la organización.● La claridad en la asignación de res-

ponsabilidades.El desempeño ético en la empresa, que

como ya hemos advertido ha de partir deun mínimo desarrollo institucional que per-mita una actitud consciente y responsable,viene a fortalecer precisamente el desarro-llo institucional en el seno de la organiza-ción, en la medida en que introduce trans-parencia, reduce la asimetría de lainformación y genera confianza institucio-nal. En este sentido, se puede decir que el

compromiso ético en la empresa comportauna menor necesidad formalista en el ám-bito contractual, con las consiguientes ven-tajas que implica en el ámbito de los costesde transacción y en el establecimiento derelaciones mercantiles entre las empresas.A priori, cuanta mayor transparencia desa-rrolle la organización en su diálogo cons-tante con los distintos stakeholders, en me-nores costes de transacción supues-tamente debe incurrir. La transparencia y eldesarrollo de un marco ético por la organi-zación permiten mejorar el entramado jurí-dico, reduciendo la profusión de normas yla complejidad contractual.

Además, se puede decir que la éticaempresarial reduce la asimetría de la in-formación y permite paliar parte de losefectos y las ineficiencias asignativas delas externalidades: minimizan la negati-vas, a través de la implantación activa delconcepto de sostenibilidad; y compensanlas positivas de tal modo que el conjuntode la sociedad y del tejido productivo ob-tienen un beneficio neto.

En otro orden de cosas, la asunción deprincipios y valores éticos en el seno de laorganización, que deben ser acordes ycoherentes con su propia misión, y, porconsiguiente, la adopción de un nuevomodelo de dirección, permite igualmenteuna mejor posición negociadora con losdistintos stakeholders, pero especialmen-te con proveedores y clientes. En estesentido, se puede decir que el estableci-miento de principios y valores éticos en elseno de la organización empresarial gene-ra una mejor predisposición de las distintaspersonas con las que ésta interactúa parabuscar mecanismos cooperativos que per-miten una mejora en el ámbito competitivode la empresa.

De hecho, en muchos casos se haabordado la relación que se da entre elestablecimiento de este entorno ético y deidentificación de los valores corporativos

COLABORACIONES

ÉTICA EMPRESARIAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

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DEL 16 AL 30 DE ABRIL DE 2008

con la motivación, el rendimiento, la satis-facción y el absentismo, la responsabili-dad y la implicación de los empleados enla actividad desarrollada por la empresa(Randall, 1987; Hunt et al, 1989; Vitell yDavis, 1990), teniendo unos efectos neta-mente positivos en al ámbito del clima yde la conflictividad laboral, el trato conce-dido a los clientes y la mejora de la pro-ductividad, y produciéndose una mayoridentificación de los empleados con los in-tereses de la empresa (Mowday et al,1979). En algunos estudios empíricos seha podido comprobar que la moral de losempleados era tres veces superior en em-presas que tienen desarrollados un mayorcompromiso social (Mullen, 1997) o políti-cas explícitas de responsabilidad socialcorporativa.

En definitiva, se puede colegir de todolo anteriormente expuesto que la ética enel ámbito empresarial y contractual-mer-cantil permite reducir los costes de tran-sacción en todos los niveles. No obstantelo dicho, hasta la fecha no existen estu-dios concluyentes acerca de los benefi-cios de la ética y de la RSC en el ámbitode la empresa (Margolis y Walsh, 2003).

Determinados estudios empíricos realiza-dos en torno a la influencia positiva de laperformance social sobre la performancefinanciera sí parecen resaltar una correla-ción favorable entre las dos, pero a partirde aquí es preciso destacar que en mu-chos casos este planteamiento puedepartir de un error a la hora de determinarcausalmente cuál es la variable depen-diente y cuál es la variable dependiente.O dicho de otra forma, se da el caso deque son las empresas más eficientes des-de el punto de vista económico-financierolas que desarrollan un mayor desempeñosocial, por lo que no está del todo claroque sea el desempeño social el que deter-mine el desempeño económico-financie-ro. (Gráfico 1).

4. Justificación de la RSC

La demanda consciente y los cambiosde actitud de los consumidores han pues-to de manifiesto la necesidad de incorpo-rar políticas y estrategias de responsabili-dad social corporativa (Bronn y Vrioni,2001) en el seno de las organizaciones

COLABORACIONES

GRÁFICO 1ÉTICA Y DESARROLLO INSTITUCIONAL EN LA EMPRESA

Fuente: elaboración propia.

FRANCISCO JOAQUÍN CORTÉS GARCÍA

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empresariales. Unas empresas lo hanasumido desde un programa débil, y conpoco convencimiento por parte de la direc-ción, considerando que no hay que proce-der a una revisión de fondo del conceptode empresa, de estrategia empresarial yde las relaciones de ésta con el conjuntode la sociedad y sus stakeholders; y, otras,por su parte, lo han hecho desde un pro-grama fuerte y desde un enfoque estraté-gico (Francés, 2006), refrendado necesa-riamente por el convencimiento profundode la alta dirección de la compañía, que havisto en la responsabilidad social corpora-tiva y el comportamiento ético elementosespecialmente ventajosos para la diferen-ciación en mercados maduros y satura-dos, donde prácticamente el conjunto delos activos tangibles, así como la mayoríade las propuestas comerciales existentes,se hallan en un proceso avanzado de sis-temática comoditización, es decir, en unproceso inequívoco de indiferenciación delos argumentos y de las propuestas co-merciales.

En el debate actual de la RSC, desdeel punto de vista de la voluntariedad o node los instrumentos y políticas de RSCaplicadas en la empresa, hay dos postu-ras esencialmente encontradas. Por unlado nos encontramos con los que consi-derar que la aplicación de instrumentos,medidas y políticas de RSC en el seno dela organización empresarial debe ser unacto meramente voluntario (Takala yPallab, 2000; Melendo, 1990). En estesentido, se considera que la juridificaciónde la RSC la desnaturalizaría. Como sepuede deducir de la definición anterior-

mente expuesta, ésta es precisamente lapostura oficial de la Unión Europea. En elotro extremo nos encontramos con la pos-tura que defiende la juridificación de laRSC.

Con la RSC no se pretende limitar el ob-jetivo de los beneficios, sino añadir otrosobjetivos de carácter social y/o ético/moralen la toma de decisiones en el seno de laorganización (Donaldson, 1982). Se tratade enriquecer el proceso de asunción dedecisiones y de alinear los objetivos em-presariales con los objetivos sociales. Setrata, en definitiva, de incorporar la dimen-sión social en la toma de decisiones em-presariales que permite transformar el con-cepto productivista de la empresa tra-dicional por un enfoque o modelo socioe-conómico (Davis et al, 1988), basadoesencialmente en la responsabilidad socialy ambiental, en la remuneración y utiliza-ción adecuada de los recursos, en la inter-pretación continua de los intereses de lacomunidad, y en concebir a la empresa co-mo un sistema abierto que interactúa y dia-loga sistemáticamente con sus stakehol-ders o grupos de interés.

Estudios recientes (Orlitzky et al.,2003) han puesto de manifiesto la eleva-da correlación positiva entre los benefi-cios económicos que supone un buen de-sempeño social y ambiental en la orga-nización empresarial. Una bien gestiona-da performance social implica una mejorpercepción de la empresa por parte delos clientes y usuarios, así como un ma-yor y mejor desarrollo de competencias,recursos y capacidades con los quecuenta la organización empresarial.

COLABORACIONES

CUADRO 2DEFINICIÓN DE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

La integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores.

Fuente: Unión Europea (2001, p. 7).

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En efecto, aunque la correlación positi-va entre performance social y performancefinanciera no es causalmente concluyentea partir de los distintos análisis empíricosque se han realizado, sí parece aceptadoel hecho de que una performance socialnegativa sí afecta negativamente al nego-cio de la empresa y a su cuenta de resulta-dos, refrendando parcialmente el enfoquedenominado como business case for cor-porate social responsibility, o enfoque devoluntariedad, que considera que la RSCes un instrumento que permite concebir lasrelaciones de la empresa con la sociedad ysus stakeholders como un juego de sumapositiva (ganar-ganar), optimizando sus re-sultados y la asunción de riesgos.

Es más, para muchos directivos de or-ganizaciones empresariales, la responsa-bilidad social corporativa y la utilizaciónde un marco de principios y valores éticosse han convertido igualmente en concep-tos que contribuyen de forma positiva a lamejora de la eficiencia organizacional(Vitell y Davis, 1990; Quinn y Rohrbaugh,1983; Zahra y La Tour, 1987, Kraft yJauch, 1988, 1992, Etheredge, 1999).

El concepto de responsabilidad socialcorporativa se ha convertido en un eje es-tratégico para muchas empresas, espe-cialmente para las grandes corporacionesque han identificado esta demanda en la

sociedad y se han visto en la necesidadde intensificar y hacer mucho más activosu diálogo con los grupos de interés:clientes, trabajadores, accionistas, provee-dores y sociedad en general.

La RSC, si responde al diálogo eficien-te con la sociedad, es un beneficio, si esautónoma o autorreferencial, es un coste.La implantación de un programa fuerte ode un programa débil (Francés, 2006) dela RSE, condicionará el grado de compro-miso y el nivel estratégico asumido por lasempresas en el ámbito de la RSC.

Si es difícil definir lo que es la RSC, síresulta más sencillo decir lo que no es. LaRSC por ejemplo, no es una cuestión deimagen, es una cuestión de responsabili-dad. Las empresas que adoptan estrate-gias nominalistas del RSC encuentranserias dificultades para encontrar proyec-ciones en el futuro. En segundo lugar, noes filantropía. En tercer lugar, la RSC noconsiste solamente en ir más allá de laspropias exigencias jurídicas. También im-plica ir más allá del mercado y de sus re-glas de juego. El final no es la empresaresponsable, es la empresa sostenible.

El concepto de creación de valor parael accionista (el modelo financiero princi-pal-agente: enfoque shareholder) se am-plía hasta un concepto mucho más omni-comprensivo y transversal, es decir, hacia

COLABORACIONES

CUADRO 3DE LA EMPRESA CONVENCIONAL A LA EMPRESA SOSTENIBLE

Empresa convencional Empresa socialmente responsable Empresa sostenible

Maximización del beneficio Maximización del beneficio (triple cuentade resultados)

Maximización del beneficio social

Externalidades Compensa parcialmente las externalida-des

Sin externalidades

Irresponsable socialmente Socialmente responsable Sostenible

Base reducida con la empresa Base amplia de la empresa Diálogo con la sociedad

Enfoque shareholder Enfoque stakeholder Acción social implícita en la actividad

Sin acción social, o sólo filantrópica Acción social planificada y expresa Crecimiento estacionario (productividad ytecnología)

Fuente: elaboración propia.

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la creación de valor para el conjunto delas partes interesadas (enfoque stakehol-der): socios, empleados, clientes y socie-dad en su conjunto.

El crecimiento de las grandes corpora-ciones transnacionales ha permitido que elvolumen de negocio de muchas de éstasaparezca muy por delante del producto in-terior bruto de muchos países. El inmensopoder que han adquirido las grandes cor-poraciones empresariales mundiales, endetrimento del poder o de la capacidad delos estados de movilizar recursos económi-cos, ha sido el principal detonante de latendencia actual de las sociedades de exi-girles a aquéllas una mayor responsabili-dad en términos de bienestar. Las grandescorporaciones, en cierto modo, están susti-tuyendo paulatinamente el papel de los es-tados en el ámbito de la provisión de bie-nestar para el conjunto de los ciudadanos.

La RSC no es esencialmente un deba-te social, es un debate sobre la empresa,sobre una visión determinada de la em-presa (Lozano, 2005).

Ya habló de la RSC, aunque en otrostérminos, Karl W. Kapp (1950). El empre-sario, al minimizar sus costes privados seapropia de unos beneficios sociales queno le son propios, es decir hablaba de loscostes sociales y de los costes medioam-bientales. Se entiende que la complejidadde las interrelaciones entre los distintosagentes económicos impide identificarrealmente los costes privados, de ahí queKapp reivindique el estudio de los marcosinstitucionales.

● Asimetría de la información.● Externalidades negativas no interna-

lizadas, especialmente en el ámbito me-dioambiental.

● Existencia de contratos incompletos.● Existencia de cuasi-rentas.● Costes de agencia.● Tráfico jurídico y relaciones contrac-

tuales complejos.

No existe una definición única de res-ponsabilidad social corporativa. Por ejem-plo, el Banco Mundial la define como:

«…the commitment of businesses tocontribuye to sustainable economic deve-lopment-working with employees, their fa-milies, the local community, and society atlarge to improve the quality of life, in waysthat are good for business and good fordevelopment» (World Banck, 2004).

Otra definición tentativa podría ser lasiguiente:

«…a metod of self presentation and im-pression management conducted by com-panies to ensure various stakeholders aresatisfied with their public behaviours»(Snider et al, 2003).

La mayoría de las definiciones aporta-das destacan fundamentalmente el diálogoy el comportamiento ético de las corpora-ciones hacia los distintos stakeholders, opartes interesadas con las que interactúala empresa, bajo una concepción basadaen el largo plazo y en algún concepto máso menos aceptado de sostenibilidad.

Con los stakeholders nos estamos refi-riendo tanto a aquellas personas o colec-tivos que tienen un interés directo con laorganización empresarial (accionistas ypropietarios, clientes, proveedores, em-pleados) como a aquellas personas quetienen un interés indirecto (la sociedad ensu conjunto).

La traslación a cada uno de los stake-holders de lo que debe ser la RSC es,por definición, muy heterogénea. Para elcliente, el principal elemento de la RSCes la calidad. Para el accionista la crea-ción de valor, para el proveedor el esta-blecimiento de cláusulas justas en loscontratos de adquisición de insumos ysuministros. Para los empleados, una re-tribución justa y un entorno de trabajo oclima laboral óptimo.

Una empresa que contemple la RSC enel seno de su organización será una em-

COLABORACIONES

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presa socialmente responsable, y una em-presa socialmente responsable deberíadesembocar en una empresa sostenible.

La RSC no es maquillaje, es ir por en-cima del ordenamiento jurídico y de laspropias exigencias del mercado.

5. A modo de conclusión

La RSC es un elemento más con elque se ha encontrado la gestión empresa-rial en nuestros días. Según como se con-ciba, puede tratarse de un problema o deuna oportunidad. La asunción de un pro-grama débil de implantación de la RSCimplica no trasladar al modelo de gestiónel conjunto de políticas, medidas e instru-mentos que ha definido para tal ámbito.

La RSC, ante todo, es un modelo degestión. Si la organización no lo entiendeasí, se puede encontrar con importantesdisfuncionalidades, tales como la falta decredibilidad, la utilización de una doblemoral, una crisis institucional y órganosparalelos de gestión.

Por lo tanto, la implantación de la RSCen la empresa en un marco ético, debeabordar sistemática, coherente y simultá-neamente todos los pilares que la definen:el buen gobierno corporativo, la acciónsocial, la inversión socialmente responsa-ble y el modelo de gestión.

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