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PORTAFOLIO /10 / ECONOMÍA & INTERNACIONAL EL COMERCIO / DOMINGO 28 de diciembre del 2014 MARTIN WOLF Comentarista económico principal GETTY IMAGES SUMA. El rol de la mujer ha mejorado por la revolución de la salud. © e Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redis- tributed, copied or modified in anyway. El Comercio is solely responsible for pro- viding this transla- tion and the Finan- cial Times Limited does not accept any liability for the ac- curacy or quality of the translation. L a esperanza de vida más alta registrada en muje- res de todo el mundo ha aumentado un año cada cuatro años desde 1840. Este avance inexorable de la longe- vidad es, sin duda, el más importan- te de todos los cambios en la vida hu- mana en los últimos dos siglos. Estos avances en salud también son ampliamente compartidos: “In- dia tiene hoy una esperanza de vida superior a Escocia en 1945, a pesar de tener un ingreso per cápita que Gran Bretaña había alcanzado ya en 1860”. Esta observación viene de un libro maravilloso, The Great Es- cape: Health, Wealth, and the Ori- gins of Inequality (El Gran Escape: Salud, Riqueza y los Orígenes de la Desigualdad), de Angus Deaton de la Universidad de Princeton, publi- cado el año pasado, que documenta la revolución en la salud y la riqueza desde principios del siglo XIX. De las dos, la primera es la más importante. ¿Quién no renunciaría a muchas co- modidades materiales si, a cambio, pudiera evitar la agonía de ver morir a sus hijos o disfrutar de la compañía de sus seres queridos en la vejez? Pero ninguna bendición viene sin inconvenientes. La supervivencia prolongada “sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada” no debería ser ni en- vidiada ni deseada. Sin embargo, la revolución de la salud sigue siendo una bendición. Como señala el Pro- DISFRUTEMOS DEL mayor escape humano QUE HAYA EXISTIDO Una mayor prosperidad no es ni necesaria ni suficiente para mejorar la salud. fesor Deaton: “De todas las cosas que hacen la vida digna de ser vivida, más años de vida es, sin duda, una de las más preciosas”. Incluso podría consi- derarse que alguien cuyo nivel de vi- da es dos veces más alto y espera vivir el doble de tiempo que otra persona se encuentra cuatro veces mejor. CAMBIOS SIGNIFICATIVOS ¿Entonces, qué ha sucedido? Co- mencemos con las tasas de mortali- dad (defunciones por cada mil habi- tantes) a través del tiempo en tres de los países de altos ingresos de la ac- tualidad: Suecia en 1751; EE.UU. en 1933; y los Países Bajos y EE.UU. en 2000. En 1751 la tasa de mortalidad mentan, pero no llegan a 10 por cada mil antes de los 60 años. Las tasas de mortalidad de EE.UU. son más altas que las de los Países Bajos, excepto la de mayores de 80 años. Ahí es donde EE.UU. concentra sus recursos. En 1850 la esperanza de vida era de 40 años en Inglaterra y Gales. Hoy en día es de casi 80 años. En el caso de Italia ha aumentado desde 30 años en 1875 hasta por encima del nivel in- glés en nuestros días. Los efectos de la epidemia de gripe española de 1918 fueron devastadores y resultaron en cifras muy bajas de expectativa de vi- da. Esto se explica por cómo se calcula la esperanza de vida: se asume que los riesgos de morir a una edad en parti- cular se determinan a partir de las edades de muerte de la po- blación en un año espe- cífico. En 1918 una gran proporción de jóvenes murió en la epidemia. Esto redujo la esperanza de vida drásticamente. Pero los nacidos en 1918 tu- vieron vidas mucho más largas de lo que las cifras sugieren. Del mismo modo, una pequeña pro- porción de la población inglesa y ga- lesa en realidad murió a los 40 años en 1850. En cambio, muchos murie- ron de bebés y muchos vivieron has- ta más de 60 años. Cuarenta era sola- mente la edad promedio de muerte. Por último, señala el profesor Dea- ton: “Salvar las vidas de los niños tiene un efecto mayor sobre la espe- ranza de vida que salvar la vida de los ancianos”. Por lo tanto, mientras la muerte “envejece”, el aumento de la de los recién nacidos sue- cos era de más de 160 por cada mil personas. Era de más de 40 por cada mil en EE.UU. en 1933. En el año 2000, se encontra- ba por debajo de 10 por cada mil. En edades mayores, las tasas de mor- talidad se han vuelto sistemática- mente inferiores a través del tiempo, siendo las más bajas de todas las de los niños de edades cercanas a los 10 años. Hoy vemos un aumento de las tasas de mortalidad en la adolescen- cia, en gran parte debido al compor- tamiento riesgoso de los hombres jóvenes. Después de estabilizarse a finales de los 20 y principios de los 30 años, las tasas de mortalidad au- En 1850 la esperanza de vida era de 40 años en Inglaterra y Gales. Hoy en día es de casi 80 años.

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  • PORTAFOLIO /10 / economa & internacionalel comercio / domingo 28 de diciembre del 2014

    martin wolf Comentarista econmico principal

    getty images

    SUMA. El rol de la mujer ha mejorado por la revolucin de la salud.

    The Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redis-tributed, copied or modified in anyway. El Comercio is solely responsible for pro-viding this transla-tion and the Finan-cial Times Limited does not accept any liability for the ac-curacy or quality of the translation.

    L a esperanza de vida ms alta registrada en muje-res de todo el mundo ha aumentado un ao cada cuatro aos desde 1840. Este avance inexorable de la longe-vidad es, sin duda, el ms importan-te de todos los cambios en la vida hu-mana en los ltimos dos siglos.

    Estos avances en salud tambin son ampliamente compartidos: In-dia tiene hoy una esperanza de vida superior a Escocia en 1945, a pesar de tener un ingreso per cpita que Gran Bretaa haba alcanzado ya en 1860. Esta observacin viene de un libro maravilloso, The Great Es-cape: Health, Wealth, and the Ori-gins of Inequality (El Gran Escape: Salud, Riqueza y los Orgenes de la Desigualdad), de Angus Deaton de la Universidad de Princeton, publi-cado el ao pasado, que documenta la revolucin en la salud y la riqueza desde principios del siglo XIX. De las dos, la primera es la ms importante. Quin no renunciara a muchas co-modidades materiales si, a cambio, pudiera evitar la agona de ver morir a sus hijos o disfrutar de la compaa de sus seres queridos en la vejez?

    Pero ninguna bendicin viene sin inconvenientes. La supervivencia prolongada sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada no debera ser ni en-vidiada ni deseada. Sin embargo, la revolucin de la salud sigue siendo una bendicin. Como seala el Pro-

    disfrutemos delmayor escape humano que haya existidoUna mayor prosperidad no es ni necesaria ni suficiente para mejorar la salud.

    fesor Deaton: De todas las cosas que hacen la vida digna de ser vivida, ms aos de vida es, sin duda, una de las ms preciosas. Incluso podra consi-derarse que alguien cuyo nivel de vi-da es dos veces ms alto y espera vivir el doble de tiempo que otra persona se encuentra cuatro veces mejor.

    camBioS SignificatiVoSEntonces, qu ha sucedido? Co-mencemos con las tasas de mortali-dad (defunciones por cada mil habi-tantes) a travs del tiempo en tres de los pases de altos ingresos de la ac-tualidad: Suecia en 1751; EE.UU. en 1933; y los Pases Bajos y EE.UU. en 2000. En 1751 la tasa de mortalidad

    mentan, pero no llegan a 10 por cada mil antes de los 60 aos. Las tasas de mortalidad de EE.UU. son ms altas que las de los Pases Bajos, excepto la de mayores de 80 aos. Ah es donde EE.UU. concentra sus recursos.

    En 1850 la esperanza de vida era de 40 aos en Inglaterra y Gales. Hoy en da es de casi 80 aos. En el caso de Italia ha aumentado desde 30 aos en 1875 hasta por encima del nivel in-gls en nuestros das. Los efectos de la epidemia de gripe espaola de 1918 fueron devastadores y resultaron en cifras muy bajas de expectativa de vi-da. Esto se explica por cmo se calcula la esperanza de vida: se asume que los riesgos de morir a una edad en parti-

    cular se determinan a partir de las edades de muerte de la po-

    blacin en un ao espe-cfico. En 1918 una gran proporcin de jvenes muri en la epidemia.

    Esto redujo la esperanza de vida

    drsticamente. Pero los nacidos en 1918 tu-

    vieron vidas mucho ms largas de lo que las cifras sugieren.

    Del mismo modo, una pequea pro-porcin de la poblacin inglesa y ga-lesa en realidad muri a los 40 aos en 1850. En cambio, muchos murie-ron de bebs y muchos vivieron has-ta ms de 60 aos. Cuarenta era sola-mente la edad promedio de muerte. Por ltimo, seala el profesor Dea-ton: Salvar las vidas de los nios tiene un efecto mayor sobre la espe-ranza de vida que salvar la vida de los ancianos. Por lo tanto, mientras la muerte envejece, el aumento de la

    de los recin nacidos sue-cos era de ms de 160 por cada mil personas. Era de ms de 40 por cada mil en EE.UU. en 1933. En el ao 2000, se encontra-ba por debajo de 10 por cada mil. En edades mayores, las tasas de mor-talidad se han vuelto sistemtica-mente inferiores a travs del tiempo, siendo las ms bajas de todas las de los nios de edades cercanas a los 10 aos. Hoy vemos un aumento de las tasas de mortalidad en la adolescen-cia, en gran parte debido al compor-tamiento riesgoso de los hombres jvenes. Despus de estabilizarse a finales de los 20 y principios de los 30 aos, las tasas de mortalidad au-

    En 1850 la esperanza de vida era de 40

    aos en Inglaterra y Gales. Hoy en

    da es de casi 80 aos.