textos y lecturas mayo 2020

18
Mayo 2020 Textos y Lecturas

Upload: others

Post on 28-Nov-2021

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Textos y Lecturas Mayo 2020

Mayo 2020Textos y Lecturas

Page 2: Textos y Lecturas Mayo 2020

¡Despierta!Las Economías Transformadoras. La irresponsabilidad de los Estados-nación y de las Organizaciones Internacionales. El movimiento de los “Ciudadanos del Mundo”.

Las ciudades y la gobernanza global¿Es posible construir una sociedad libre, en la que la dignidad, la individualidad y la autonomía de las personas puedan hacerse realidad?

Los derechos de autor del material contenido en esta publicación corresponden al “Círculo imaginario los Nuevos Libres”. Podrá citarse o reproducirse sin restricciones, aunque deberá mencionarse su procedencia y la referencia al CilNL.

Copyright © Ci.lNL2020

Page 3: Textos y Lecturas Mayo 2020

4 5

Dignidad, individualidad y autonomía

“En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universal; en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido”Vasili Grossman 1960

Vivimos en un tiempo en el que se ha impuesto un individualismo de las apa-riencias, la uniformidad y la desperso-

nalización, los espectáculos y la adoración de las “celebrities”1 . Un tiempo en el que la teatralización de la vida y el entretenimien-to permanente dan forma a la vida social, y en el que se construyen personajes con la ayuda de máscaras2 que ocultan el rostro de los individuos y su verdadera singulari-dad. Esta relación histriónica del individuo consigo mismo y con los otros, así como la eliminación de todas las formas de la indi-vidualidad3, ha proporcionado una insólita actualidad a las palabras que William Morris pronunció en la conferencia que impartió en Kelmscott House el 30 de noviembre de 1884 con el título “Cómo vivimos y cómo podria-

mos vivir”. Morris afirmó que “una vez que hayamos sido capaces de deshacer nuestra falsa y putrefacta sociedad, … al volver la vista atrás para contemplar el pasado, que-daremos asombrados al darnos cuenta de cuánto tiempo hemos soportado vivir como ahora vivimos”. El sinsentido de nuestra vida en esta parte final del segundo decenio del siglo XXI, justifica la necesidad de reivindi-car un nuevo individualismo que sea acorde con la dignidad humana y la autonomía de los individuos para el libre desarrollo de su personalidad.

Para Alain Touraine en el nuevo contex-to sistémico global, en el que las Grandes Empresas Transnaciones (ETN) y las Cor-poraciones Tecnológicas han destruido cualquier posibilidad de que los Estados, las instituciones y la propia sociedad ten-gan algún ascendiente sobre el futuro, “se impone, escribió en 2010, la conclusión de que únicamente el individuo sigue estando vivo en este campo de ruinas”. En 2007 ya adelantaba que aunque hemos perdido las ilusiones, “conviene recordar que el aire está lleno de palabras, de gritos, de propuestas y protestas”, y que es necesario desechar la falsa idea de que ya no pasa nada y que resulta inútil e imposible todo pensamiento. Pero más allá de los gritos, como afirmó Ivan Ilich en la conferencia que pronunció en el People’s Forum: House en 1982 en Tokio4, el silencio es también una respuesta a los desvaríos del sistema. Ilich explicó en el in-vierno de 1981, que en una ciudad alemana en determinados momentos cientos de per-sonas se congregaban en las intersecciones de las calles más frecuentadas y permane-cían en silencio. Un silencio que el colectivo artístico 1000 Gestalten convirtió en un acto de enorme alcance con motivo de la cele-bración de la Cumbre del G-20 en Hamburgo los días 7 y 8 de julio de 2017.

1. ¡ Despierta ! Dos días antes del comienzo de la Cumbre cientos de integrantes del colectivo partici-paron en una coreografía para expresar su bienvenida crítica a los países del G.20. Los participantes en la “performance” habían tintado sus ropas con barro y arcilla gris, y caminaban lentamente por las calles de la ciudad, como un ejército de zombies o autó-matas que arrastraban sus piés y mostraban una mirada vacía e inexpresiva. El colectivo

1000 Figuras expresaba así que nos hemos convertido en personas grises, sin alma, sin capacidad de expresar nuestros sentimien-tos y sin identidad individual. Al terminar la marcha que duró dos horas, los participan-tes rasgaron sus trajes grises y mostrando las camisetas de todos los colores del arco iris que ocultaban los trajes tintados con arcilla, expresaron así su liberación simbólica de las estructuras petrificadoras que nos convierten en estatuas. En ese momento todos sonreían, se abrazan y gritaban ¡Despierta!, más Huma-nidad, más auto-responsabilidad.

En muchos casos, el silencio oculta también conductas y decisiones de los individuos que resultan difíciles de explicar desde la pers-pectiva de la ideología neoliberal dominante, que ha convertido el mercado y las relaciones mercantiles en el único referente de la vida social y de la conducta de las personas. Dice Amartya Sen que las decisiones de los indivi-duos están influidas por valores sociales am-plios, y no solo por los intereses individuales y los fines propios. Valores que Sen relacio-

na con lo que ha denominado “necesidades complejas”, como la dignidad o los vínculos familiares, la necesidad de afecto y de reco-nocimiento, o del respeto por parte de los demás5. Un tipo de necesidades cuya satis-facción resulta prácticamente imposible en el actual orden global, en el que 78.000 Grandes Empresas Trasnacionales (ETN), sus más de 900.000 filiales y sus cadenas de suministro mundiales, han provocado una sucesión de mutaciones del sistema económico y del or-den social y cultural global cuya dimensión y alcance son extraordinarios –“mutaciones malignas”, las ha denominado John McMurtry-.

Han impulsado un tipo de cultura en la que la sed de dinero fácil, la permanente búsque-da de oportunidades de ganancias, el cálcu-lo frío y la indiferencia más absoluta sobre el trabajo, sobre el esfuerzo y las necesidades de las personas se han diseminado sin nin-gún tipo de freno por todo el sistema social influyendo de manera creciente en los valo-res y la conducta de los individuos6. En el In-forme de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo publicado en septiembre de 2017, se considera que con la financiarización de la economía se ha ini-ciado una nueva etapa de los procesos de globalización que han denominado “Hiper-globalización”. Una etapa en la que, se afirma en el informe, las finanzas generan “enormes beneficios privados que son desproporciona-dos con respecto a sus beneficios sociales”. Una nueva etapa que UNCTAD califica de “beneficios privados sin prosperidad”7 .

Chr

istia

n An

gl

Chr

istia

n An

gl

Page 4: Textos y Lecturas Mayo 2020

6 7

Dignidad, individualidad y autonomía

Asimismo, en las organizaciones, especial-mente en las grandes empresas, desde la última parte del siglo pasado se ha produ-cido una deshumanización del trabajo que no tiene precedentes, y que se ha extendido al conjunto del sistema económico, social y cultural. Dice Richard Sennett que se ha im-puesto una concepción del trabajo y de las relaciones laborales basada en el principio de “nada a largo plazo”, que “corroe la confian-za, la lealtad y el compromiso mutuos”. Estas nuevas formas de trabajo han acelerado las tendencias al aislamiento de los individuos y provocado la pérdida del deseo de cooperar con el resto de los miembros de la organiza-ción, dando lugar al surgimiento de un “yo no cooperativo” en un contexto de fuerte des-apego y de malestar generalizado en el tra-bajo. El sistema irradia una gran indiferencia hacia el esfuerzo de las personas y aunque en las empresas se sigue invocando el es-píritu de equipo y de cooperación, el traba-jo se desarrolla en realidad en un marco de “solidaridad fingida”, con una cooperación superficial y sin un auténtico compromiso de reciprocidad.

Pero al mismo tiempo, y como respuesta a la irracionalidad e inhumanidad del modelo de relaciones dominante, de manera silencio-sa y en muchos casos invisible, millones de personas han decidido rebelarse y promover múltiples iniciativas cuyo objetivo es la bús-queda de una vida mejor8 .

“No serviré por más tiempo a aquello en lo que no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi religión. Y trataré de expresarme de algún modo en vida y arte, tan libremente como me sea posible”

Stephen Dedalus, 1914

Una rebelión que no podemos reducir a los pequeños gestos individuales de rechazo de los modos de conducta que han sido esculpi-dos por el sistema, como la reducción de las compras y el consumo, no tirar los productos que todavía sirven, el desplazarse por la ciu-dad en bicicleta en lugar del coche o adquirir los productos en los comercios del barrio en lugar de ir a los grandes centros comerciales, que el sistema ha convertido en los nuevos templos de culto9.

Las Economías Transformadoras

La rebelión va mucho más allá de los peque-ños gestos individuales, y durante los últimos años se ha producido el desarrollo de una enorme diversidad de iniciativas, proyectos y nuevas formas de asociación, cooperación y ayuda mutua, en las que participan millones de personas en todo el mundo. Sus objetivos más inspiradores son la reivindicación de su dignidad, así como la satisfacción de sus ne-cesidades básicas. Se trata de proyectos y de nuevas organizaciones que operan gene-ralmente al margen del mercado y de las re-laciones mercantiles, como los proyectos deautogestión local y de rediseño de la produc-ción y el consumo de forma participativa; de nuevas formas de gestión de los recursos naturales y de lo común –economía del bien común-10, que permiten poner en común los recursos de una determinada comunidad y gestionarlos colectivamente. Las Ecoaldeas, los huertos urbanos, las cooperativas de pro-ductores y consumidores en el sector agríco-la y de la alimentación, las distintas formas de comercio alternativo, los centros sociales y culturales autogestionados, así como otros tipos de redes colaborativas que permiten satisfacer las necesidades comunes en los distintos ámbitos de la vida individual y co-lectiva11 .

Nuevas formas de asociación y apoyo mu-tuo que forman parte de la Economía Social y Solidaria que, como ha señalado el Instituto de Investigación de Naciones Unidas para el Desarrollo Social, “sus principios y prácticas apuntan a la reintroducción de los valores de equidad y justicia, a la humanización de la economía y a la aportación de soluciones innovadoras a los problemas y desafíos a los que se enfrenta la Humanidad”12.

En el censo mundial del DAES de Naciones Unidas se calcula que en 2014 existían en el mundo 761.221 cooperativas y asociaciones mutuas con 813,5 millones de miembros. No obstante, se trata de estadísticas que no permiten conocer el alcance real de la Eco-nomía Social y Solidaria, ya que el criterio y las tipologías de clasificación que se utilizan se refieren de forma exclusiva a las organi-zaciones de la denominada “economía social de mercado”, cuyo funcionamiento y objeti-vos dependen generalmente de las lógicas mercantiles y competitivas. Aunque la Alian-za Cooperativa Internacional (ACI) definió en 1995 a las coperativas como “asociaciones autónomas de personas unidas voluntaria-mente para satisfacer sus necesidades y as-piraciones económicas, sociales y culturales mediante una empresa de propiedad com-partida y democráticamente controlada”, lo cierto es que las presiones competitivas del entorno, especialmente durante las últimas

décadas, han tenido, en muchos casos, un efecto de mutación y sustitución de estos principios por los objetivos de lucro y de ga-nancia, como han criticado Giacomo D’Ali-sa, Federico Demaria y Giorgos Kallis. Se-ñalan que se han producido cambios, como el crecimiento del poder de los gestores, la reducción del número de socios, la desloca-lización de la producción y la limitación del uso de las materias primas locales. Un ejem-plo paradigmático de estas mutaciones es el Grupo Mondragón, que engloba una red de cooperativas con actividades económicas en distintos sectores industriales, de alimenta-ción y de finanzas. Hoy, el Grupo funciona de acuerdo con los criterios normativos que ca-racterizan a la economía global. Sus 266 enti-dades están presentes en 44 países con más de 80.000 empleados, de los que solo cuatro de cada diez son socios o cooperativistas13.Frente a las mutaciones de la identidad y de los principios del mundo cooperativo conven-cional, las nuevas organizaciones, iniciativas y proyectos de la Economía Social y Solida-ria, se han convertido desde los márgenes del sistema en una alternativa real al mundo sin futuro al que nos conduce el actual orden económico, político y social –Nowtopías, las denominan D’Alisa, Demaria y Kallis-14.

El hecho más relevante y de mayor proyec-ción hacia el futuro es que los proyectos de la ESS contribuyen a la reconstrucción convi-vencial de la sociedad, en el sentido que pro-ponía Ivan Ilich en los años setenta del siglo pasado. Así, en el “Manifiesto Convivialista” hecho público en 2013, se considera que las iniciativas que están desarrollando decenas de miles de organizaciones, como las que forman parte de la ESS, tienen en común “la búsqueda de un convivialismo, de un arte de vivir juntos (con-vivere) que valoriza la rela-ción y la cooperación, … cuidando a los otros y a la naturaleza”15.

coop

erat

iva

inte

gral

cat

alan

a

Page 5: Textos y Lecturas Mayo 2020

8 9

Dignidad, individualidad y autonomía

La libertad y el autogobierno, así como un alto nivel de “corresponsabilidad y compromiso con los asuntos públicos y con lo común” en todos los ámbitos en los que las perso-nas organizan sus vidas, constituyen también principios fundamentales de las iniciativas, proyectos y organizaciones de la Economía Social y Solidaria21 .Por otra parte, como muestran los casos de las cooperativas integrales o el movimiento de transición –Transition Twons-, por ejemplo, la creación de estructuras federativas ha per-mitido la articulación y coordinación de las distintas iniciativas, proyectos y organizacio-nes en los niveles locales, regionales, nacio-nales y supranacionales.

Hoy, se están sucediendo las iniciativas de coordinación internacional, que favorecen la convergencia y la formulación de programas comunes a escala global de cientos de miles de organizaciones de todo el mundo. Una de las iniciativas más relevantes es el Foro So-cial Mundial de las Economías Transforma-doras (FSMET), que impulsa las iniciativas de transición económica, social y ecológica que se están multiplicando por todo el mundo. El Foro reúne a los representantes de las diver-sas entidades que están explorando nuevas formas de relación entre los seres humanos y de estos con la naturaleza. Las principales organizaciones impulsoras del FSMET son la Red Intercontinental de Promoción de la Eco-nomía Social y Solidaria (RIPESS) creada en 2001, que agrupa a 82 redes nacionales y re-gionales en Asia, África, Europa, Latinoaméri-ca y Norteamérica; la Red de Redes de Eco-nomía Alternativa y Solidaria (REAS) fundada en 1995, de la que forman parte más de 500 entidades agrupadas en redes territoriales y sectoriales, y cuyo principal objetivo es dar respuesta a la deshumanización de la eco-nomía, al deterioro del Medio Ambiente y a la pérdida de los valores sociales, y en tercer lugar la Red de Economía Solidaria de Cata-luña.

Por iniciativa de las tres redes en junio de 2020 el FSMET se reunirá en Barcelona, y uno de los objetivos del Encuentro es formular colectivamente una agenda planetaria co-mún, así como realizar un llamamiento a los actores de las políticas públicas para que se involucren en la convergencia impulsada por las redes del Foro o Asociación Social Mun-dial de Economías Transformadoras22.

Resulta poco discutible que las nuevas for-mas de entender la vida, las relaciones entre las personas y con la naturaleza, así como los nuevos modos de libre asociación y coopera-ción que inspiran las propuestas y actuación de las redes de las economías transformado-ras, contituyen en la actualidad una alternati-va real al sistema de la barbarie que domina hoy el espacio global. Ya en 1977, en la última obra de Ernst Friedrich Schumacher publica-da después de su muerte, señalaba que “por todas partes se llevan a cabo experimentos de nuevos estilos de vida que persiguen la simplicidad”23 .

“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo”

Margaret Mead, 1930

Una visión convivencial de la vida que sitúa en primer plano la dignidad humana, así como la reivindicación que formuló en 2008 Richard Sennett sobre la necesidad de revalorización del trabajo artesanal como respuesta al em-pleo deshumanizado y servil dominante en la economía global.

La artesanía que el industrialismo había con-denado a la marginalidad, ha sido recuperada por la ESS y no solo humaniza el trabajo, sino que proporciona a los productos más auten-ticidad y los valores de la pasión, la imagina-ción y la originalidad de los artesanos16. Emi-le Armand decía en 1916, que como el poeta que no sacrificaba su inspiración a la menta-lidad dominante, el artesano “no renunciará a dotar de su originalidad personal al objeto que sale de sus manos, para seguir un vulgar patrón de producción común”.

En Inglaterra, ya hace más de 150 años, Wi-lliam Morris, John Ruskin y los miembros del

movimiento “Arts and Crafts” defendían la belleza de los objetos creados por los arte-sanos. Oponían al mercantilismo y a las acti-vidades industriales realizadas con objetivos exclusivos de lucro y de ganancia, una visión del progreso que adquiere hoy una vigencia y actualidad extraordinarias: la vuelta a la sen-cillez de la vida y al equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza. En “Noticias de nin-guna parte17”, que Morris publicó en 1890, el protagonista del relato vuelve a su casa des-pués de una tensa discusión sobre el futuro en la que había participado en la reunión de la Liga Socialista. Se acuesta y se despierta

por la mañana en el Londres del año 2.102. Al andar por sus calles observa que en la ciu-dad habían desaparecido las fábricas sucias y las chimeneas humeantes de su època, que el aire era limpio y ya no existía contamina-ción, y que de las aguas del Támesis habían desaparecido los desechos y los residuos in-dustriales del pasado.

Hoy, el sueño de futuro de William Morris lo han hecho suyo millones de personas, al mis-mo tiempo que los valores de la libertad, la autonomía, la autoorganización y el apoyo mutuo se han convertido en los principios en los que se inspiran la actuación y los proyec-tos de decenas de miles de organizaciones en todo el mundo. Se trata de unos princi-pios que, como afirma el antropólogo David Graeber, hoy están por todos los lados y en la práctica suponen la recuperación de los valores de la filosofía política anarquista, que puede hacer posible un cambio radical del actual orden y de la sociedad entera18.En el mismo sentido, para el anarquismo de postizquierda “la vida cotidiana es en la ac-tualidad enteramente anarquista”. Bob Black, Jason McQuinn, Fredy Perlman o Wolfi Lands-treicher, reivindican la imaginación crítica de los individuos que buscan la emancipación de toda forma de alienación y dominación, como la única forma de hacer posible una sociedad libre, y critican de manera contundente a los partidos y organizaciones de izquierda, por considerar que sus políticas son anacrónicas y en la práctica se han convertido en una va-riante de la ideología dominante19. Los valo-res y las prácticas que han puesto en marcha las organizaciones que están construyendo modos y formas alternativas de organización de las actividades económicas y sociales, responden a los mismos principios en los que se ha inspirado históricamente el anar-quismo: A “una actitud moral”, a la defensa de la dignidad y la libertad del hombre, y a una concepción humanista del mundo, como afirmaba hace más de noventa años el anar-quista español Diego Abad de Santillan20 .

Page 6: Textos y Lecturas Mayo 2020

10 11

Dignidad, individualidad y autonomía

zan lasdeclaraciones de intenciones y recla-man la inmediata acción del G20 con medi-das concretas como la financiación adicional de la Organización Mundial de la Salud, para que pueda desempeñar sus funciones con mayor eficacia, así como de la Alianza Global para las Vacunas e Inmunización, GAVI, que deberá realizar la adquisición y distribución mundial de las vacunas, entre otras medidas.

Aunque la actuación de la OMS se ha pro-ducido desde los primeros momentos de la extensión a distintos países del Covid-19, y ha presentado sus indicaciones y recomen-daciones sobre como podía responderse a esta emergencia sanitaria global, ante la des-aparición de las más importantes organiza-ciones de la gobernanza global, en la prácti-ca los gobiernos de los países han decidido las políticas y soluciones que se han aplicado con criterios fundamentalmente nacionales. Como ha señalado Luigi Ferrajoli, cada país ha tomado decisiones diferentes, como es el caso de Estados Unidos e Inglaterra que ini-cialmente han subestimado los peligros para no dañar sus economías, o la Unión Europea donde cada uno de los 27 países miembros ha adoptando estrategias diferentes: desde las rigurosas medidas de Italia y España has-ta las más suaves de Francia y Alemania25 .

No solo ha faltado un plan coordinado a nivel mundial para hacer frente a esta crisis plane-taria, sino que en muchos casos los Estados han antepuesto sus propios intereses a la obligada solidaridad internacional como ha sucedido en la Unión Europea, donde países como Alemania y Francia prohibieron la ex-portación a otros países de productos esen-ciales para hacer frente a la propagación del coronavirus, como las mascarillas, las gafas de plástico o los guantes de goma, sin que se haya producido minguna respuesta por parte de las instituciones europeas. De forma totalmente incomprensible, hasta muy avan-zado el mes de marzo la Unión Europea no ha adoptado ninguna decisión de coordina-ción para contener la propagación del virus, ni aprobado políticas de apoyo a los países más afectados, aunque se trata de la crisis

más grave a la que se han enfretado los eu-ropeos desde la segunda guerra mundial. No obstante, es necesario reseñar también que la Comisión Europea ha asumido, en parte, las críticas por la ausencia de coordinación y de respuesta por parte de la Unión Europea frente el desarrollo de la pandemia, así como ante la falta de de solidaridad con los paísesen los que la propagación del Covid-19 ha sido mayor. En el caso de Italia, por ejemplo, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, envió una carta a “La Repubblica”, publicada el 1 de abril: “Scusateci, ora la Ue è con voi” -Lo siento, ahora la UE está contigo-, en la que expone sus disculpas: “Incluso si este no ha sido siempre el caso, hoy Europa finalmente se está movilizando junto con Ita-lia: asignaremos nuevos recursos para finan-ciar los despidos”.

La irresponsabilidad de las instituciones ha proporcionado una extraordinaria actualidad a las críticas que formuló en 1988 Edgar Mo-rin sobre el actual orden económico, político y social mundial. Para el sociólogo francés “la superación de los Estados” constituiría la primera condición para hacer posible los ne-cesarios cambios sistémicos a nivel planeta-rio. Consideraba que, incluso “donde reinan los sistemas representativos, el poder sigue siendo una zona oculta, un espacio en el que cristaliza un sistema de castas: financieras, técnicas o políticas, según el caso, y a menu-do todas a la vez”.

“¿Quién puede sentir el menor respeto hacia estos gobiernos, leyes,códigos, principios,ideas,tótems y tabúes existentes?”.

Henry Miller, 1934

Con todo, resulta sorprendente la mínima vi-sibilidad que estas propuestas tienen en el debate público, en un contexto en el que la impotencia y la pasividad de los Estados-na-ción, de Naciones Unidas y de las organiza-ciones internacionales, es la única respuesta a los principales problemas y desafíos a los que se enfrenta hoy la sociedad mundial. En el Informe 2016 del Instituto de Investigación de Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD, por sus siglas en inglés), se desta-can como los problemas más importantes de nuestro tiempo, el cambio climático y la de-gradación ambiental; la pobreza y el hambre; las migraciones y la huida de la guerra y de la persecución; las desigualdades y la exclu-sión social, y la inseguridad y los conflictos violentos que afectan hoy a millones de per-sonas. Unos problemas globales que afectan a miles de millones de personas en todo el mundo y constituyen la más grave amenaza para la Humanidad, incluso a corto plazo24, y a los que es necesario añadir los avances que se han producido sin ningún control social de la biotecnología y la inteligencia artificial.

La irresponsabilidad de los Estados-nación y de las Organizaciones Internacionales

La falta de respuesta a estos graves proble-mas planetarios a los que nos enfrentamos en el final del segundo decenio del siglo XXI, constituye un ejemplo abominable de la irres-ponsabilidad de los Estados-nación y de las Organizaciones Internacionales, en un con-texto general de progresivo descompromiso de los ciudadanos con los intereses y obje-tivos comunes. Una inacción que se ha con-vertido en la auténtica seña de identidad de la acción política en nuestro tiempo, tanto en el ámbito de los países como a nivel global. La pandemia del Covid-19, que en los meses de febrero y marzo se ha extendido a todos los países, es un ejemplo trágico, de los vacíos y sinsentido del actual sistema de gobernanza global. La respuesta de las Naciones Unidas,

ante una de las crisis más graves a las que se ha enfrentado la Humanidad ha sido el si-lencio. Lo más sorprendente de la pasividad de las Naciones Unidas ante la rápida pro-pagación de la pandemia en los cinco con-tinentes, es que a finales de septiembre de 2019 el grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial presi-dido por Gro Harlem Brundtland -“The Global Preparedness Monitoring Board (GPMB)”-, pu-blicó el informe: “Un mundo en riesgo: infor-me anual sobre la preparación mundial para emergencias sanitarias”, en el que ya se ade-lantaba que una urgencia sanitaria global se vislumbraba en el horizonte, y describía los pasos que deberían darse para prepararse y mitigar los efectos de una emergencia de sa-lud mundial generalizada que podría matar a millones de personas y dañar gravemente a la economía mundial. En el informe se afirma que “los gobiernos y las instituciones interna-cionales deben tomar medidas audaces para gestionar la creciente amenaza de brotes de enfermedades mortales”.

Las diferencias y la confrontación, ya habi-tual, entre los Estados Unidos y China, han impedido la celebración de una reunión del Consejo de Seguridad, cuando resulta in-negable que las Naciones Unidas deberían haber establecido la estrategia mundial de respuesta al Covid-19 y los criterios de coor-dinación en los ámbitos sanitarios, sociales y económicos, así como las medidas de apoyo a los países que carecen de las infraestructu-ras sanitarias adecuadas. Una pasividad que no ha sido muy diferente a la del G20, cuyos países miembros representan a dos tercios de la población mundial. La primera reunión, por videoconferencia, tuvo lugar el 26 de marzo, y la única decisión de los países más impor-tantes del mundo, afectados la mayoría por la propagación global de la pandemia, se limitó a una declaración de carácter general sobre la necesidad de la coordinación mundial. Una actitud que ha sido criticada con dureza en el manifiesto firmado por exmandatarios de se-tenta países y de distintas organizaciones in-ternacionales, que fue hecho público el siete de abril. Los firmantes del manifiesto recha-

Page 7: Textos y Lecturas Mayo 2020

12 13

Dignidad, individualidad y autonomía

En el “Memorándum de Entendimiento” firma-do por Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial, no solo se establece un acuerdo de cooperación de las empresas multinaciona-les en el desarrollo de las políticas públicas globales, sino que se les concede una pre-sencia activa en los programas y organismos de las Naciones Unidas. De manera sorpren-dente, las grandes empresas mundiales y sus organizaciones han pasado de ser conside-radas lobbies y grupos de presión transna-cionales, que tratan de influir en las políticas de los Estados y en las decisiones de las or-ganizaciones internacionales a favor de sus intereses y objetivos de lucro y de ganancias, a convertirse por decisión de las Naciones Unidas en los actores encargados de resolver los graves problemas globales a los que se enfrenta la Humanidad29. Al parecer no debe tener demasiada importancia que los más de 2.000 altos ejecutivos y representantes de las mayores empresas del mundo, que se reunen desde 1971 en la última semana de Enero de cada año en la ciudad suiza de Davos, sean en realidad los actores que más contribuyen a la destrucción de los bienes y recursos na-turales en todo el planeta, a la vulneración de los Derechos Humanos, a la mayor emisión de gases de efecto invernadero y al cambio climático, y cuyas prácticas delictivas de evasión de impuestos y de elusión de sus obligaciones tributarias son totalmente inad-misibles30.

Como se ha revelado en el informe “Banking on Climate Change. Fossil Finance Report Card”, por ejemplo, publicado en marzo de 2019 por Rainforest Action Network, Bank-Track, Indigenous Environmental Network, Oil Change International, Sierra Club y Honor the Earth, y respaldado por 163 organizaciones en todo el mundo, 33 de los mayores bancos mundiales han proporcionado 1.9 billones de dólares a compañías de combustibles fósiles en el período 2016-2018. Muchas de estas entidades financieras, como es el caso de los bancos españoles Santander y BBVA que fi-guran en el informe, se habían comprometido a apoyar el acuerdo sobre el clima de París. El cinismo de los altos directivos financieros

es tal que Jamie Dimon de JPMorgan Cha-se, el principal inversor en compañías fósiles de acuerdo con los datos del informe, ha ex-presado sistematicamente en las reuniones anuales de Davos su apoyo al acuerdo de Pa-rís, y firmó en diciembre de 2015 con los líde-res de otras entidades financieras mundiales una declaración en la que pedían “un acuerdo climático global sólido”.

Las palabras pronunciadas hace más de vein-te años por Ulrich Beck son una lúcida ilus-tración de esta situación: “la gran coalición de grandes empresas, organizaciones inter-nacionales, gobiernos y expertos que crean los peligros, construyen después un conjunto de discursos para desvincularse de toda res-ponsabilidad”31.

El movimiento de los Ciudadanos del Mundo

“Soy un ciudadano del mundo” Diógenes 360 AC

Como respuesta a esta situación ignominio-sa, en la última parte del siglo pasado han surgido numerosas iniciativas y movimientos que proponen una nueva forma de ciudada-nía de carácter postnacional, y que hacen su-yos los problemas y desafíos que afectan a todos los ciudadanos del planeta apelando a la Declaración Universal de los Derechos Hu-manos adoptada por las Naciones Unidas en 1948, y a las posteriores Cartas sobre dere-chos de 196632. Una ciudadanía cosmopolita que opone al actual sistema de gobernanza global, carente de legitimidad democrática y que representa los intereses políticos y eco-nómicos de las élites y los centros de poder que controlan el sistema, los derechos inne-gables de todos los ciudadanos del planeta a decidir sobre su futuro.

En este sentido, “el problema no es tanto el poder del Estado como el estado del poder, su fluidez, sus flujos y sus estragos”26, en un mundo en el que las Grandes Empresas Transnacionales (ETN) y las Corporaciones Tecnológicas ejercen un control cada vez ma-yor sobre la vida social, la modelación de los individuos y el control de sus deseos y aspira-ciones. Para Morin los Estados han hecho im-posible la conformación de una organización democrática mundial, y consideraba que no existen posibilidades concretas de que Na-ciones Unidas pueda ofrecer soluciones a los actuales problemas globales27. De hecho, hoy la Organización de Naciones Unidas carece de legitimidad democrática y no representa los intereses de la comunidad mundial. Aunque en el artículo 18.1 de la Carta de las Naciones adoptada en la Conferencia de San Francisco en abril de 1945, se recoge la igualdad de to-dos los Estados miembros –“Cada miembro de la Asamblea General tiene un voto”-, en el artículo 27.3 se otorga el derecho de veto a los acuerdos y resoluciones adoptadas a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, que representan el 3 por ciento de los miembros de la Organización)28. Estos cinco miembros permanentes no son elegidos por el resto de los Estados miem-bros de la Organización, y su derecho de veto especial les permite anteponer sus intereses y objetivos particulares al bien común, con-virtiendo en muchas ocasiones en imposibles los acuerdos basados en el interés general. Para Paul Collier, la legitimidad democrática de las organizaciones que tienen algún tipo de función de coordinación a nivel global, como las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económi-co (OCDE) o el G20, es escasa y han perdido totalmente su capacidad de llegar a acuerdos y establecer compromisos supranacionales. Asimismo, el ascenso durante el último pe-ríodo en un número creciente de países de los nacionalpopulismos y las fuerzas ultrade-rechistas que se oponen al multilateralismo está contribuyendo al progresivo resquebra-jamiento de las instituciones internacionales. En diciembre de 2019, por ejemplo, Estados

Unidos bloqueó la renovación de dos de los jueces que forman parte del mecanismo de resolución de las disputas entre los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

“Las Naciones Unidas solo están al servicio de los gobiernos de sus países miembros (especialmente los más poderosos) y no de los ciudadanos.”

Somini Sengupta, 2016

Un resquebrajamiento al que están contri-buyendo también muchas de las decisiones adoptadas en los últimos años por las orga-nizaciones internacionales. Es el caso, por ejemplo, del acuerdo de cooperación firmado en junio de 2019 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Foro Económico Mundial de Davos (WEF, por sus siglas en in-glés), para impulsar conjuntamente la Agen-

da 2030 de Desarrollo Sostenible. Un acuerdo que ha sido criticado con dureza por más de 400 organizaciones y 40 redes internaciona-les de la sociedad civil. Consideran que con-vertir a las empresas multinacionales y cor-poraciones privadas en actores de referencia para el desarrollo de las políticas públicas internacionales, es totalmente rechazable y deslegitima a las Naciones Unidas.

Page 8: Textos y Lecturas Mayo 2020

14 15

Dignidad, individualidad y autonomía

Las primeras propuestas de reorganización y democratización de las Naciones Unidas y las organizaciones supraestatales, las han realizado distintos movimientos y asociacio-nes de ciudadanos. En 1948, por ejemplo, fue creada la asociación de los “Ciudadanos del Mundo” con el objetivo de hacer posible una democracia auténtica a nivel mundial. El 1 de Enero de 1949 Garry Davis, uno de los impul-sores del movimiento, anunció la creación en París del “Registre International de Citoyens du Monde” (RICM). El Registro ha sido abier-to desde entonces en ciudades más de 140 países, y facilita una tarjeta o credencial a los ciudadanos que se registran, que les permite participar en las elecciones libres que se han celebrado desde 1969 cada tres años en todo el mundo para la designación de delegados a una Asamblea Constituyente Mundial o Con-greso de los Pueblos, en la que se acuerdan los procedimientos y políticas que permitan hacer frente a los problemas y desafíos mun-diales.

“La falta de instituciones mundiales capaces de asegurar la satisfacción de las necesidades comunes a todos es burlarse del ser humano, mientras riquezas inmensas se malgastan y los dos tercios de la humanidad pasan hambre”.

Manifiesto de los Trece 1996

Tres años antes, en marzo de 1966, se hacía público el “Manifiesto de los Trece” firmado por trece prestigiosos ciudadanos del mun-do, como el Premio Nobel de literatura Ber-trand Russell, el premio Nobel de química Linus Carl Pauling, o el Premio Nobel de la Paz John Boyd Orr, entre otros, que supuso un fuerte impulso del Registro de los Ciuda-danos del Mundo.

En 1963 es creada también la “Plataforma por un Mundo Responsable y Solidario”, cuyos impulsores consideraban que para afrontar los grandes retos del siglo XXI era necesario un nuevo pacto social entre los ciudadanos a nivel mundial. El 10 de diciembre de 2001 la Plataforma celebró una Asamblea Mundial de Ciudadanos en Lille (Francia), en la que se sometió a debate la propuesta de un Comi-té de Expertos, entre los que figuraban Ed-gar Morin, Stephane Hessel, Pierre Calame y otros, de una “Carta de Responsabilida-des Humanas”, que debía ser adoptada por los ciudadanos de todo el mundo y por las instituciones internacionales, como un paso necesario para la construcción de una gober-nanza mundial democrática. Con los mismos objetivos, por iniciativa del exdirector de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNES-CO), Federico Mayor Zaragoza, en el año 2000 se crea el “Foro Mundial de Redes de la Sociedad Civil” (UBUNTU) del que forman parte ciudadanos de distintos países y orga-nizaciones de la sociedad civil, con el obje-tivode contribuir a la democratización de la gobernanza en todas las escalas. En 2008 es creado también el “Foro por una Nueva Go-bernanza Global” –en 2015 se transforma en el “Foro Democrático Mundial” (FDM)- que opone a las actuales formas de gobernanza un movimiento de ciudadanos del mundo ca-paz de construir nuevas instituciones y hacer posible una civilización planetaria más justa, y capaz de afrontar democráticamente los desafíos sociales y ambientales a los que se enfrenta la Humanidad.

Pero, al igual que sucede con el Foro Social Mundial o encuentro de las organizaciones de la sociedad civil, cuya primera reunión se celebró en Porto Alegre (Brasil) en 2001, las propuestas realizadas durante los últimos setenta años por las distintas organizacio-nes del movimiento mundialista han tenido una escasa visibilidad y trascendencia en el debate público internacional. Dice Jean Ros-siaud que el principal problema de este tipo de iniciativas es que el sentido de pertenen-cia a un espacio civilizacional planetario hoy

no existe33. No se trata; por otra parte, de un problema nuevo, ya que la participación polí-tica y la voluntad de cambio de los ciudada-nos nunca ha sido firme. En el folleto “Sentido común” escrito por Thomas Paine en 1776, ya consideraba que los gobiernos represen-tativos se hacen necesarios “debido a la im-posibilidad de que la virtud moral gobierne el mundo”.

Con la misma perspectiva de análisis, Jürgen Habermas consideraba en 1998 que una po-lítica de auto-liquidación de los Estados-na-ción, orientada a que éstos se desvanezcan en redes de carácter postnacional no resulta convincente. En textos posteriores propone que las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas deberán ser reorgani-zadas como comunidades “políticamente constituidas de Estados y Ciudadanos” –Un doble sujeto Individuo-Estado-, aunque limita sus funciones al mantenimiento de la paz y la implantación a nivel mundial de los Dere-chos Humanos. Incluso Edgar Morin añadía en 1999 a la idea formulada once años antes sobre la “superación de los Estados”, que no se trata de realizar su liquidación, sino que deben democratizarse e integrarse en aso-ciaciones más amplias34.

También Noam Chomsky ha indicado en dis-tintos artículos e intervenciones públicas, que ante la gravedad de los problemas glo-bales y a pesar de sus ideales anarquistas, es necesario reconocer que en nuestro tiem-po la intervención de los Estados y de las or-ganizaciones internacionales es un requisito indispensable para preservar la vida humana e impedir la destrucción de nuestro entorno natural. Considera que es necesario cambiar ciertos aspectos de estas instituciones para “dar cabida a una mayor participación ciuda-dana”, además de seguir aspirando a su defi-nitiva disolución para poder crear una socie-dad más libre35.

Se trata de unas posiciones y propuestas de defensa del papel central que juegan los Estados en la gobernanza global, y del ac-tual modelo de gobernalidad en las escalas

locales, regionales y estatales, que no tiene en cuenta el surgimiento durante los últimos años de nuevos actores que oponen los dere-chos universales a la acción basada en la de-fensa de determinados intereses particulares, ya sea de los países o de los actuales mo-vimientos sociales –“actores morales” los ha llamado Alain Touraine-. Unos actores cuya actuación no tiene ninguna relación con las distintas formas de activismo, ni con los mo-

vimientos sociales tradicionales. El ejemplo más significativo es el estallido en agosto de 2018 de las movilizaciones estudiantiles por el clima, cuyo alcance en términos políticos y sociales no tiene precedentes. Frente a la inacción de los Estados y de las Organizacio-nes Internacionales intergubernamentales, y su actitud laxa ante los avances del calen-tamiento global, las movilizaciones de millo-nes de estudiantes el 15 de marzo de 2019 en más de 2.200 ciudades de 141 países, han constituido una verdadera revuelta mundial.Unas movilizaciones que están generando un nuevo impulso moral en amplios sectores de la población en todo el mundo, y que suponen una forma de recuperación del mundialismo y de las ideas de los Ciudadanos del Mundo. En las encuestas realizadas a nivel internacional en 2018 y 2019 por el Pew Research Center o los Eurobarómetros en el caso de la Unión Europea, por ejemplo, para las personas en-cuestadas el cambio climático constituye la más importante amenaza a la que se enfrenta la Humanidad, cuando cinco años antes no

Page 9: Textos y Lecturas Mayo 2020

16 17

Dignidad, individualidad y autonomía

suponía una preocupación importante para la mayoría de los ciudadanos, ni era considera-do un tema relevante.

Al mismo tiempo, están también surgiendo nuevos movimientos espontáneos de denun-cia de las políticas de los Estados y contra los nuevos populismos. Es el caso, por ejemplo, del “Movimiento de las Sardinas” en Italia, que ha movilizado a decenas de miles de per-sonas en ciudades como Bolonia y Roma en noviembre de 2019, como protesta y denun-cia de las políticas nacionalpopulistas que personaliza el lider de la ultraderechista Liga del Norte Matteo Salvini. En este último perío-do se han sucedido también movilizaciones y protestas en países de todo el mundo. En Ar-gelia, Bolivia, Chile, Ecuador, Egipto, Francia, Hong Kong, India, Irán o Líbano, más allá de las reivindicaciones específicas que se han planteado en cada país, estas movilizaciones de millones de ciudadanos tienen en común la protesta contra las élites y las políticas de los gobiernos, la denuncia de la corrupción y el rechazo de las desigualdades36 .

Es cierto que la dimensión y el alcance de los cambios que se proponen, tanto en el caso de las Economías Transformadoras como por los movimientos de Ciudadanos del Mundo, suponen una transformación radical del sis-tema mundial y el rediseño de las institucio-nes, tanto a nivel supranacional como en las escalas locales, regionales y nacionales. Una transformación que requiere cambios profun-dos de las estructuras económicas y en el sistema dominante de producción y consu-mo, así como en las actitudes y valores so-ciales, por lo que en estos momentos resulta imprescindible la apertura de un gran debate en el que participe toda la sociedad, así como un compromiso activo de los ciudadanos con los cambios37.

Un debate o diálogo transnaciona-nacional, como proponía Ulrich Beck en marzo de 1998 en el “Manifiesto Cosmopolita” publicado en “The New Statesman38” , sobre las metas, va-lores y estructuras que deben ser parte de una nueva sociedad cosmopolita. La ciuda-

danía postnacional o cosmopolita que propo-ne el movimiento mundialista, o la prioridad que las Economías Transformadoras otorgan a los aspectos sociales y ambientales en la producción y el consumo, a la humanización de la economía, a los valores de equidad y justicia, y al trabajo digno frente a los inte-reses orientados al lucro y la ganancia, son objetivos que nos exigen reimaginar las ins-tituciones y las formas de gobernabilidad en todos los niveles y escalas.

Será necesario, como defendió Hannah Aren-dt en 1963, oponer a los actuales Estados-na-ción un republicanismo sin estado y construir nuevos “espacios de libertad pública”, en los que los ciudadanos puedan tratar los asun-tos comunes39. Una forma de entender el es-pacio público/político que permitiría, como ha señalado Pierre Rosanvallon, “reconstruir la sociedad civil en un mundo aplastado por la burocracia del Estado y el reino de la mer-cancía”, así como el desarrollo de una verda-dera sociedad política edificada sobre unos fuertes vínculos sociales40. Esta visión crítica de las instituciones de la democracia liberal representativa y la apuesta por nuevos es-pacios de libertad, proporciona también una rabiosa actualidad al pensamiento de Alexis de Tocqueville, 185 años después de la pu-blicación de su obra más importante: “La De-mocracia en América”. Para Tocqueville son las distintas formas de libre asociacionismo cívico, el autogobierno y la autonomía locales “donde reside la fuerza de los pueblos libres”, así como la más eficaz respuesta a “la cen-tralización del poder político, que acaba por debilitar a la sociedad”41 .

Notas y referencias bibliográficas1 De acuerdo con los datos del informe “Digital 2019: Global Internet Use Accelerates”, perso-najes como Cristiano Ronaldo tienen 148 millones de seguidores en Instagram, Selena Gómez 144 millones, y otras celebridades como Ariana Grande, Kim Kardashian, Kylie Jenner, Beyonce, Taylor Switt y Justin Bieber superan también los 100 millones. Ya en 1953 Giuseppe Capograssi adelantaba una visión del papel de este tipo de celebridades en la vida social que hoy tiene plena actualidad. Dice Capograssi que los famosos de su época “aunque la notoriedad les saca de la masa anónima, no tienen una individualidad original respecto a la muchedumbre,….. sino que representan a la masa, al individuo sin individualidad que es el individuo contemporáneo”. [Capo-grassi, G. 2015. El individuo sin individualidad. Madrid. Ediciones Encuentro. Pág. 74]

2 Françoise de la Rochefoucauld ha señalado que las máscaras permiten a los individuos adoptar “una expresión y un aspecto exterior que les proporcionan la apariencia de lo que quieren que los demás piensen que son”. [Rochefoucauld, F. 1984. Máximas. Barcelona. Edhasa, pág. 73]

3 Luis Saavedra ha señalado que la sociedad y todas sus ramificaciones, como “el Estado, las na-ciones, las corporaciones, los grupos, las instituciones o las empresas, posee la capacidad irrecu-sable de ejercer un poder ciego, torpe y opresor,… en la supresión de la originalidad personal, de la autonomía del individuo, de la libertad del hombre, singularmente considerado”, y que impone comportamientos inadmisibles “aunque lo haga bajo la apariencia formal del máximo respeto a los derechos individuales”. [ Saavedra. L. Reivindicación del sujeto. Política y Sociedad 27 (1998). Madrid (117-131). Pág. 121]

4 El texto de la conferencia se publicó en el libro “In the mirror of the past. Lectures and Adresses 1978-1980. Marion Boyars Publisher Ltd. London 1992. La versión en español: “El derecho a la dignidad del silencio”, fue incluida en las Obras Reunidas Ivan Ilich, Vol. II, FCE, México 2008.

5 En el mismo sentido, Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim han distinguido dos formas de entender los procesos de individualización que se han producido en la última parte del siglo XX, y que habrían contribuido a configurar un paisaje enormemente paradójico y contradictorio. Con-sideran que si las conductas y decisiones de los individuos están influidas por la ideología neoli-beral dominante –el individualismo posesivo y egoista-, también son fácilmente observables otras formas de comportamiento que responderían a lo que denominan el “individualismo instituciona-lizado”. Así, en los distintos ámbitos de la vinculación del individuo con los demás, observamos conductas que en apariencia parecen excluirse, como el egoismo y el altruismo, la búsqueda de los fines propios y el compromiso con los otros, o la importancia que se concede a los intereses y objetivos individuales, pero también a la solidaridad. [Beck, U. y Beck-Gernsteim, E. 2003. La in-dividualización. El individuo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. Barcelona. Paidós. Pág. 29 y sigu. 277, 280]

6 De acuerdo con la interpretación que propone el investigador de la Universidad de Londres Cos-tas Lapavitsas, el tipo de racionalidad propio de las finanzas se habría impuesto en la economía global y ha contribuido a inscribir las actividades económicas en el presente más inmediato y sin ninguna perspectiva de futuro. [Lapavitsas, C. 2010. Financialisation and capitalism accumulation: Structural accounts of the crisis of 2007-2009. Research and Money and Finance. University of London. February 2010. Discusión Paper, nº 16]

Page 10: Textos y Lecturas Mayo 2020

18 19

Dignidad, individualidad y autonomía

7 En el informe se calcula que con la Hiperglobalización los beneficios de las actividades financie-ras han aumentado exageradamente durante el último período, pasando del 4 por ciento en 1995-2000 al 23 por ciento en 2009-2015. En el caso de las grandes empresas han aumentado del 16 al 40 por ciento. Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2017. Un nuevo New Deal mundial como alternativa a la austeridad. Panorama general. Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo. Septiembre de 2017. Naciones Unidas Nueva York y Ginebra. UNCTAD/TDR 2017.

8 Edgar Morin ha destacado la explosión de lo que denomina la “efervescencia creativa”. Dice que existen en todos los países “una multitud de iniciativas locales que avanzan en el sentido de la re-generación económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica o existencial”. [Morin. E. 2011. La Vía para el futuro de la humanidad. Madrid. Paidós. Pág. 34]

9 En la presentación del movimiento Deep Green Resistance (DGR) -Deep green resistance : stra-tegy to save the planet / Aric McBay, Lierre Keith, y Derrick Jensen. A Seven Stories Press First Edition. 2011. New York – critican la soluciones que se enfocan en “los pequeños gestos” y en cambiar los estilos de vida individuales, por considerar que no son efectivas. Afirman que los pro-blemas a los que nos enfrentamos son primordialmente de naturaleza sistémica, no individual, y que las soluciones de cambios en el estilo de vida promueven la creencia en las personas de que sólo pueden actuar como consumidores restringiendo sus capacidades únicamente en las deci-siones de consumo. Señalan que la idea de retirarse de la economía capitalista es una fantasía. Se trataría simplemente de gestos, simbolismos o acciones triviales que representan un acercamiento superficial a la actual crisis civilizatoria. [Citado en Cyril Dion. 2019. Resiste. Pequeñas ideas para cambiar el mundo. Barcelona. Seix barral. Pág. 46, 47]

10 La Premio nobel de economía de 2009 Elinor Ostrom ha documentado de manera rigurosa las distintas formas como las comunidades locales se organizan para gestionar el acceso, el uso y control de los recursos compartidos. [Ostrom, E. 1990. Governing the Commons. The evolution of institutions for colective action. Cambridge University Press. Cambridge. P. 191]

11No obstante, autores como Giorgios Kallis consideran que estas iniciativas y proyectos alter-nativos ocupan en realidad pequeños nichos, y que es poco probable que hagan posible la ins-titucionalización de un nuevo sistema económico. [Kallis, G. Economía sin crecimiento. En “Otra economía es posible. Manuel Castells et al. 2017. Madrid. Alianza Editorial. (59-87)]. Incluso Nick Srnicek y Alex Williams han criticado las acciones de pequeña escala como las economías locales. Al considerar que “se niega a efectos prácticos la naturaleza sistemáticamente interconectada del mundo actual”. [Srnicek, N. y Williams, A. 2017. Inventar el futuro. Poscapitalismo y un mundo sin trabajo. Barcelona. Malpaso Ediciones, Pág. 61]

12En el informe se destaca el papel que la Economía Social y Solidaria puede desempeñar en los “cambios profundos” que deberían producirse en las estructuras económicas y las relaciones so-ciales. [Innovaciones políticas para el cambio transformador. Implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. United Nations Research. Institute for Social Development, Octubre 2016. Ginebra]

13 De acuerdo con los datos del World Cooperative Monitor, entre las organizaciones cooperativas que se incluyen en el censo de Naciones Unidas más de 300 son grandes empresas que, aunque formalmente son cooperativas, su organización y funcionamiento es muy similar al del resto de las grandes sociedades anónimas multinacionales. Es el caso, por ejemplo, del Groupe Crédit Agricole francés: una red de bancos cooperativos que es el mayor banco minorista de Francia y el octavo del mundo; Opera en 50 países y tiene 140.000 empleados. Asimismo, la compañía de seguros mayor de Austria Vienna Insurance Group, cotiza en la Bolsa de Viena, opera en 25 países y tiene 25.000 empleados. Es el caso también de Cop. Italia, un sistema de cooperativas de con-sumidores con más de 50.000 empleados que es lider en el sector de la distribución y propietaria de la cadena de supermercados mayor de Italia. [Exploring the cooperative economy. World Coo-perative Monitor. Report 2018.]

14 Consideran que las nowtopías comparten características como el desplazamiento de la pro-ducción para el intercambio a la producción para el uso. Se produce también una sustitución del trabajo asalariado por la actividad participativa voluntaria, lo que implica una desmercantilización y una desprofesionalización de la mano de obra. Asimismo, siguen una lógica a través de la cual se favorece la circulación de bienes, al menos parcialmente, mediante un intercambio recíproco de «dones» en lugar de la mera búsqueda de beneficio. Por otra parte, a diferencia de la empresa ca-pitalista, no tienen una dinámica integrada tendente a la acumulación y la expansión y son resulta-do de procesos de «puesta en común. Son nuevas formas de procomún. [D’Alisa, G. Demaria, F. Y Kallis, G. 2015. Decrecimiento. Un vocabulario para una nueva época. Barcelona. ICARIA. Pág. 50]

15 El Manifiesto, redactado inicialmente por Alain Caillé, fue el resultado de diecieciocho meses de debates en los que participaron Edgar Morin, Serge Latouche, Éva Illouz, Luc Boltansky, Axel Nonneth y hasta sesenta intelectuales de distintos países. “Manifiesto Convivialista”.Declaración de interdependencia. 2016. Granada. Universidad de Granada”

16 En 1997 la UNESCO definía la artesanía como “los productos artesanales producidos por los artesanos, ya sea totalmente a mano, o con la ayuda de de herramientas manuales o incluso de medios mecánicos, siempre que la contribución manual directa del artesano siga siendo el com-ponente más importante del producto acabado. La naturaleza especial de los productos artesana-les se basa en sus características distintivas, que pueden ser utilitarias, estéticas, artísticas, crea-tivas, vinculadas a la cultura, decorativas, funcionales, tradicionales, simbólicas y significativas religiosa y socialmente”. [UNESCO/CCI (1997). “La artesanía y el mercado internacional: comercio y codificación aduanera”. Manila, 6-8 de Octubre de 1997]

17 Morris, W. 2011. “Noticias de ninguna parte. Madrid. Capitán Swing

18 Para Graeber hoy el anarquismo como filosofía está en apogeo. Los nuevos movimientos de cambio, las formas y modos de organización se inspiran en el anarquismo, con “una incontrola-ble variedad de comunidades, asociaciones, redes y proyectos, a cualquier escala concebible, superponiéndose y cruzándose de todas las formas imaginables”. Por otra parte, considera que la reivindicación de la filosofía anarquista no tiene relación alguna con corrientes que adquirieron cierta actualidad en los primeros años del siglo XXI.

Page 11: Textos y Lecturas Mayo 2020

20 21

Dignidad, individualidad y autonomía

Corrientes como el “anarquismo inmediatista” de Hakim Bey, que proclama que las fiestas noctur-nas, los grandes picnics libertarios, los banquetes y los night clubs son las verdaderas revueltas y operaciones guerrilleras contra el sistema–Murray Bookchin lo ha denominado ·un anarquismo narcisista y socialmente inocuo”-, o el “anarquismo insurrecionalista” de Alfredo M. Bonano, que propone la revuelta directa y los atentados contra el Estado y las instituciones. [Graeber, D. 2011. Fragmentos de antropología anarquista. Barceloma. Virus Editorial. Pág. 51y sig.]

19 Entre los textos más importantes del anarquismo de postizquierda pueden citarse: McQuinn, J. La anarquía de postizquierda; Dejando a la izquierda atrás, un texto publicado en el otoño-invierno de 1999-2000 en la revista “Anarchy: A Journal of Desire Armed; Black.B. Anarquía después del izquierdismo, publicado en 1997 en C.A.L. Press. Columbia Alternative Library; Landstreicher, W. 2017. Pensamiento crítico como arma anarquista. http:/ elunicoysueditorial.wordpress.com. Para los anarquistas de postizquierda hoy los medios anarquistas están obsesionados por las luchas del pasado, como si nada hubiera cambiado desde la constitución del movimiento anarquista en elcongreso de Saint-Emier en 1872. Dice Bob Black que el viejo anarquismo está acabado, y que una parte importante del actual movimiento anarquista tiende a concentrarse en la lectura de sus clásicos en detrimento de un conocimiento más amplio del mundo en que vivimos. Considera que en la actualidad muchos anarquistas muestran una sorprendente incapacidad para entender el significado de vivir de forma autónoma y cooperativa. [Black. B. 2012. ¿Anarquía?. Edicio-nes Crimental. http:/ wordpress.com/].En el mismo sentido, Michel Onfray escribió en 1997 que cuando se interesó en conocer el sentido y principios del anarquismo “solo encontraba textos antiguos” y ninguna referencia reciente. Critica que las publicaciones libertarias contemporáneas “están todavía llenas del polvo del siglo XIX”. [Onfray, M. 2011. Política del rebelde. Tratado de resistencia e insumisión. Barcelona. Anagrama.]

20 Para Abad de Santillan “el anarquismo no es un sistema político ni un sistema económico, es un anhelo humanista que no culmina en una orientación o en una estructura ideales o perfectas”. [Abad de Santillan, D. 1976. Estrategia y táctica: Ayer, hoy y mañana. Madrid. Júcar]

21 Dice Joan Subirats que las organizaciones de la ESS han recuperado las ideas de la participa-ción y la ciudadanía que habían sido vaciadas de sentido por los viejos esquemas de la demo-cracia representativa. [Subirats, J. 2011. Otra sociedad ¿Otra política?. Barcelona. Icaria Editorial. Pág. 90]

22 En muchos casos, las iniciativas que se están desarrollando tienen una visión distinta y plural de los cambios que es necesario hacer a nivel global. Es el caso, por ejemplo, del Foro Global de la Economía Social (FGES) que nació con la “Declaración de Seul” firmada en noviembre de 2013 por ocho gobiernos locales y nueve entidades de la economía social, que apuestan por el progreso armonioso de la economía de mercado, la economía pública, la economía social y la ecología.

23 Para E.F. Schumacher “la creencia de que todo es política y de que las reestructuraciones radi-cales del sistema serán suficientes para salvar a la civilización, no se sostiene ya con el fanatismo de principios de los cincuenta”. [E.F.Schumacher. 2019. Una guía para perplejos. Girona. Atalanta. Pág. 208 y 209]

24“Innovaciones políticas para el cambio transformador. Implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. United Nations Research Institute for Social Development. UNRISD. Oc-tubre 2016. Ginebra.

25 Para Ferrajoli “la epidemia nos ha colocado ante un riesgo global que nos hace cobrar concien-cia como especie humana, lo que implicaría la posibilidad de asumir que hay asuntos de la huma-nidad que desbordan las fronteras, por lo que sería necesario constituirnos como una comunidad que responde a los intereses de la especie y no solamente a intereses particulares”. [Luigi Ferrajoli -Siamo preda di lupi artificiali. Perché una Costituzione della Terra- Il Manifesto Quotidiano Comu-nista, 17. 2. 2020]

26 Para Michel Onfray es necesario poner fin al “fetichismo del Estado”, que hoy no es otra cosa que “un mero mecanismo que obedece órdenes impartidas y transmitidas”. [Onfray, M. 2011. Política rebelde. Barcelona. Anagrama. Pág. 191, 192]. En el mismo sentido, Daniel Innerarity con-sidera que “el poder se ha desplazado de los estados nacionales a conglomerados anónimos que tienen una localización incierta, escapan a las obligaciones de control político y no tienen que dar cuentas”. [Innerarity, D. 2020. Una teoría de la democracia compleja. Gobernar el siglo XXI. Barce-lona. Galaxia Gutemberg, Pág. 127]

27 En “El Gran Designio”, texto publicado en Le Monde el 22 y 23 de marzo de 1988 (169-183), y que ha sido incluido en: Introducción a la política del hombre. 2002. Barcelona. Gedisa Editorial. Pág. 102 y sigu.

28 Como ha criticado Josefina del Prado, en ninguna Constitución u Organización basada en prin-cipios democráticos se acepta que un pequeño número de miembros puedan invalidar los acuer-dos de la mayoría. La existencia del derecho de veto, dice Del Prado, contraviene de manera incomprensible el supuesto principio de igualdad soberana recogido en el artículo 18.1 de la Carta de Naciones Unidas. [Prado, J.D. Las Naciones Unidas y su democratización. Instituto de Estudios Internacionales. Agenda Internacional. Junio 2013 (61-72)]

29 Para una visión general de las críticas a la influencia de los intereses de las grandes empresas mundiales en la política internacional y los riesgos asociados a la participación de actores privados en los distintos programas internacionales, puede verse el excelente trabajo publicado por el pro-grama sobre el diálogo y la globalización de la Fundación Ebert. [Martens, J. (2007) Multistakehol-ders Partnership- Future Models of Multilateralism? Occasional Papers. Dialogue on Globalization. Friedrich Ebertstifung, Berlin, nº 29]

30 En las conclusiones de la reunión anual de Enero de 2020 del Foro Económico Mundial de Da-vos, se proclama que los objetivos empresariales no deben limitarse a la maximización de los beneficios y a conseguir la mayor rentabilidad para los accionistas. Así, en el “Manifiesto de Davos 2020” se afirma que es necesario también considerar los intereses de los trabajadores, de las comunidades en las que las empresas desarrollan sus actividades y de todas las partes implica-das en el desarrollo de las actividades empresariales. Se propone un cambio hacia lo que ha sido denominado “Stakeholder Capitalism”, o un capitalismo que persigue la prosperidad de todas las partes, incluso de las generaciones futuras, para lo cual, según se afirma en el Manifiesto, deben reconsiderarse los problemas que afectan a los recursos naturales y al cambio climático.Se trata, sin duda, de declaraciones que deben ser celebradas, aunque como ya sucedió en las reuniones anteriores del Foro los buenos propósitos que se incluyen en los documentos, no llegan nunca a formar parte de las estrategias de la inmensa mayoría de las grandes empresas que los aprueban, y son mucho más una “imagewashing” o lavado de imagen por parte de las empresas.

Page 12: Textos y Lecturas Mayo 2020

22 23

Dignidad, individualidad y autonomía

En Enero de 2008, por ejemplo, en Davos se realizó un llamamiento a los líderes empresariales de todo el mundo a ejercer un nuevo tipo de liderazgo creativo, que Michael Useem del Center for Leadership and Change Management de Warton denominó “liderazgo trascendente”. Se trataba de incluir en las agendas empresariales objetivos orientados a cambiar el mundo y resolver pro-blemas como la pobreza, el hambre o el cambio climático. Dos años después, en la reunión de Enero de 2010, se presentó la “Iniciativa de Rediseño Global”, en la que se proclamaba que las empresas deben ser la fuerza impulsora que permita los avances del progreso y hacer frente a los principales desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Pero, en realidad son declaraciones cuya influencia práctica sobre la conducta de las empresas ha sido siempre mínima. Más allá de estas pomposas declaraciones, existe una “Agenda Oculta” de las grandes empresas y corporaciones privadas en la que se diseñan y ejecutan políticas como las que han convertido ilegalmente las costas de países como Somalia, Guinea Ecuatorial, Malavi, Costa de Marfil, Eritrea y otros países pobres de Asia y África en verdaderos cubos de basura, en los que se vierten todo tipo de dese-chos, incluidos los que contienen sustancias químicas altamente peligrosas para la salud de los habitantes de estos países y el medio ambiente. Un capitalismo de la barbarie que protagonizan muchas de las grandes empresas que asisten a las reuniones de Davos, y que provoca con una terrible frecuencia tragedias como la que tuvo lugar en Dacca BanglaDesh en Abril de 2013 que causó 1.129 víctimas, o como se conoció en septiembre de 2015 que Wolkswagen y numerosas compañías automovilísticas, habían manipulado durante años en todo el mundo lo motores de sus vehículos con el objetivo de impedir la detección de las emisiones reales de gases de dióxido de nitrógeno, con una despreocupación patológica sobre los efectos de su conducta sobre la salud de millones de personas en todo el mundo.

31 Para José Ángel Moreno, además del imparable aumento del poder empresarial que se ha pro-ducido durante las últimas décadas, hoy asistimos a la invasión y “la hibridación cada vez mayor de este poder en el poder político, tanto en los Estados nacionales como en las organizaciones públicas internacionales”, de forma que las grandes empresas participan cada vez más en en las instituciones públicas y en las alianzas multiactores impulsadas por las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales. Su objetivo es que el sistema de gobernanza internacional se base en el acuerdo entre los principales actores, en particular las grandes empresas. [Moreno, JA. ¿Ha-cia un gobierno corporativo de la globalización?, en Dossieres ESF, número 28, invierno de 2018. El Gobierno de la Globalización (42-47)]

32 Como ha recordado Natalia Millán Acebedo, mientras la noción tradicional de ciudadanía otor-ga a las personas derechos sobre la base de la nacionalidad, la Carta Internacional de Derechos Humanos supone la superación de los límites del Estado-nación y reconoce los derechos inhe-rentes a las personas con independencia del territorio al que éstas pertenezcan. Se trata de un marco normativo ligado a la condición humana que es válido en cualquier parte del mundo y bajo cualquier tipo de circunstancias. [Millán Acevedo, N. Una doctrina cosmopolita para un mundo interdependiente. Revista Electrónica de Estudios Internacionales. 2013]

33 Para Jean Rossiaud, que es uno de los impulsores del Foro para una Nueva Gobernanza Global, la inmensa mayoría de los habitantes del planeta hoy no se rigen según los principios de huma-nidad y de reponsabilidad individual y colectiva, [Rossiaud, J. Movimineto social y gobernanza mundial. Por un movimiento democrático cosmopolitario. Noviembre 2012. Foro por una Nueva Gobernanza Global] En el mismo sentido y en uno de sus últimos textos, Jürgen Habermas dice que hoy “los ciudadanos no forman un colectivo a nivel mundial que se mantiene unido gracias a la autoafirmación de una forma de vida basada en una identidad común. [Habermas, J. 2012. La constitución de Europa. Madrid. Editorial Trotta, Pág. 86]

34 Pueden verse los textos: Jürgen Habermas: “La constelación postnacional. Ensayos políticos”. 2000. Barcelona. Paidós, Pág.109, y “La constitución de Europa”. 2012. Madrid. Editorial Trotta, Pág. 80, 81, así como el texto de Edgar Morin: “La tête bien faire”. Paris. Seuil. Pág. 167.

35 Los ensayos de Noam Chomsky, intervenciones públicas y entrevistas realizadas desde 2002 han sido recogidas en: “Razones para la anarquía. 2018. Barcelona. Malpaso Ediciones”. En el mismo sentido se pronunciaba en 1985 Bob Black que, aunque rechaza todas las formas de poder que ejercen una coerción sobre la libertad individual, admite que para hacer frente a los problemas globales es necesaria una forma de Estado, aunque debe ser diferente a la que existe en estos momentos. [Black, B. 2000. El anarquismo y otros estorbos para la anarquía. Logroño. Pepitas de Calabaza y Oxígeno]. No obstante, tanto en los casos de Chomsky como de Bob Black, resulta verdaderamente llamativa esta revisión de las ideas anarquistas, ya que, como ha recordado Nor-berto Bobbio, el pensamiento anarquista ha propugnado en el debate público el final del Estado al considerarlo el máximo instrumento de la opresión del hombre por el hombre. Para el anarquismo no son necesarias las leyes ni el Estado, que pueden ser sustituidas por “la espontánea y volunta-ria cooperación de los individuos asociados, libres e iguales”. [Bobbio, N. 1989. Estado, Gobierno y Sociedad. Por una teoría general de la política. México. FCE. Pág. 186, 187].

36 Sin embargo, como señala Tomás Ibáñez, estas protestas y movilizaciones tienen, en la mayor parte de los casos, “ un carácter episódico y discontinuo”. “La gente ocupa las calles para expre-sar su descontento hacia tal o cual medida concreta anunciada o ya tomada por las autoridades, o bajo el impulso del malestar que cristaliza bruscamente en la explosión más o menos inespera-da de un hartazgo inaguantable”. [Ibáñez, T. 2017. Anarquismos a contratiempo Barcelona. Virus Editorial. Pág.219, 220]

37 En el prefacio del informe “Nuestro futuro común”, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 4 de agosto de 1987, la presidente de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Gro Arlem Brundtland, hizo un llamamiento a las instituciones interna-cionales, a los Estados, a las organizaciones no gubernamentales y a las instituciones educativas y científicas, para iniciar un gran debate mundial sobre los cambios que se preconizan en el informe. En la Parte I, Punto 2. Hacia un desarrollo duradero, se afirma: “Está en manos de la Humanidad asegurar que el desarrollo satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”.

Page 13: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

2524

Un debate que volvió a reclamar treinta años después el Instituto de Investigación de las Nacio-nes Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD, por sus siglas en inglés) en su informe de 2016: “Innovaciones políticas para el cambio transformador. Implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Sin embargo, ni los Estados ni las Naciones Unidas han hecho posible este debate. Es cierto que en este período se han producido distintas discusiones sobre el futuro, pero su contenido ha sido generalmente muy superficial. Es el caso, por ejemplo, de la campaña ONU75 presentada en enero de 2020, cuyo propósito en el año del setenta y cinco aniversario de la Organización de las Naciones Unidas es la celebración de “Diálogos” en distintos ámbitos para dar respuesta a la pregunta ¿Cómo puede construirse un mundo mejor?. El objetivo es que en los Diálogos participen los jóvenes y otros grupos sociales que hoy no están implicados en las actividades de las Naciones Unidas. Se trata de recoger las opiniones de los participantes que en septiembre de 2020 serán presentadas a los líderes mundiales.

38 Una versión ampliada del “The Cosmopolitan Manifesto” fue incluida en “La sociedad del riesgo global. 2002. Madrid. Siglo XXI de Editores”. Un texto publicado inicialmente en inglés en 1999.

39 Frente al Estado y las estructuras burocráticas Arendt proponía un sistema de consejos o de organizaciones y libres asociaciones en las que se produciría el autogobierno y la autoadministra-ción por parte de los ciudadanos de los asuntos comunes. [Arendt, H. 2004. Sobre la revolución. Madrid. Alianza Editorial]

40 Rosanvallon nos recuerda que hace más de dos siglos Juan Jacobo Rousseau consideraba que el vínculo social solo puede ser fuerte en grupos restringidos. En “El Contrato Social” consideraba que la democracia necesita “un Estado muy pequeño donde el pueblo pueda reunirse fácilmente y en el que cada ciudadano pueda conocer a todos los demás”. [Rosanvallon, P. 1979. La autoges-tión. Madrid. Editorial Fundamentos. Pág. 51, 79]

41 Para Alexis de Tocqueville si los ciudadanos “no adquieren la costumbre de asociarse en la vida ordinaria, la civilización estaría en peligro”. [Tocqueville, A. La Democracia en América. 2018. Ma-drid. Editorial Trotta]

Hoy resulta innegable que las posibilidades de recuperación del compromiso de los ciu-dadanos con los asuntos comunes y el for-talecimiento de los vínculos sociales, que permitirían hacer frente, más allá de la pala-brería superflua de los Estados-nación y de las instituciones internacionales, a los desa-fíos y las graves amenazas a las que se en-frenta la humanidad, se sitúan fundamental-mente en los espacios locales. Las ciudades son espacios público/políticos cosmopoli-tas en los que las personas conviven de for-ma plural y multicultural, con independencia de su país de origen, de su étnia o la lengua que hablan. Son el lugar en el que vivimos, nos educamos, trabajamos y nos relaciona-mos, como ha observado Benjamín R. Bar-ber. Frente a los Estados-nación, a los que ha calificado como abstracciones, consi-dera que “quizás ha llegado el momento de que las ciudades y sus alcaldes gobiernen el mundo”1 . De hecho, ya desde principios del siglo XXI la colaboración internacional entre las ciudades ha adquirido una importancia e influencia cada vez mayores en la confor-mación de la agenda global y de las políticas del futuro.

En 2004, por ejemplo, es creada la red de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, CGLU, a la que se unieron redes subestata-les como la Unión Internacional de Autorida-des Locales IULA, y la Federación Mundial de Pueblos y Ciudades Unidas UTO, que son redes de ciudades y asociaciones na-cionales de gobiernos locales. Hoy forman parte de CGLU más de 240.000 entidades de 140 países, y representa de facto a más de la mitad de la población mundial. En la Declaración final del congreso celebrado por CGLU en Durban en noviembre de 2019, se ha recogido que las ciudades y regiones son hoy fundamentales para hacer posible un sistema de gobernanza global más justo,

responsable y transparente. Una gobernan-za que para CGLU debe hacer posible la búsqueda de nuevas soluciones a los pro-blemas globales, teniendo en cuenta sus efectos concretos en los ciudadanos de todo el mundo y en las comunidades locales donde viven.

En el último período se han creado también otras redes de ciudades, como el Consejo Internacional para los Problemas Medioam-bientales ICLEI, el grupo de ciudades com-prometidas con el respeto a los Derechos Humanos en la gestión local y las relaciones con los ciudadanos –Human Right Cities-, y en 2005 se crea la red de grandes ciudades o C40 –Cities Climate Leadership- que hoy reune a 96 de las principales ciudades de todo el mundo, en las que viven más de 700 millones de personas de 70 países. Sus ob-jetivos más importantes son la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, así como el desarrollo de políticas locales acordes con las necesidades de los ciuda-danos2. El C40 incluye distintos grupos de

trabajo que promueven iniciativas en ám-bitos como el de la energía, el tratamiento de los residuos, el transporte y el desarrollo urbano, y aunque se trata de una coalición de ciudades unidas en torno a grandes ob-jetivos comunes, cada ciudad tiene libertad para adoptar sus propias políticas, como ha observado Cyril Dion.

2. Las ciudades y la gobernanza global

Page 14: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

26 27

Incluso para las Naciones Unidas, las ciuda-des no solo se están convirtiendo en la forma de hábitat dominante para la humanidad –se estima que en 2050 dos tercios de la pobla-ción mundial residirá en áreas urbanas-, sino que son también los motores del desarrollo humano en su conjunto3. El avance de los procesos de globalización y los cambios so-ciales y económicos que han hecho posibles las Tecnologías de la Información y la Comu-nicación (TIC), proporcionan a las grandes ciudades un papel cada vez más importante en la organización y funcionamiento del or-den económico, social y cultural global4. La preeminencia que han adquirido las grandes ciudades en esta última etapa no se limita a la esfera económica, sino que tiene también una dimensión política, como afirma Roman Krznaric. El filósofo escocés considera que el compromiso contra el cambio climático que en junio de 2017 hicieron público 279 ciuda-des de Estados Unidos, es una señal signifi-cativa de los avances que se han producido en la autonomía política local5 , en una escala que para Krznaric no se había visto desde la época de las ciudades-estado renacentistas. Dice que “podemos recordar 2018 como el año del regreso de la ciudad-estado”, y que “el antiguo ideal de la polis ha vuelto”6.

Ahora bién, aunque es cierto que las ciudades son cada vez más centrales y relevantes a es-cala global, la idea de recuperar el espacio público/político de la ciudad-Estado de los siglos XI a XV es poco afortunada, ya que in-cluso en las ciudades-Estado renacentistas, como es el caso de Florencia, aunque formal-mente la ciudad era gobernada por consejos electos, en la práctica el control de la socie-dad lo ejercía una oligarquía de familias de grandes comerciantes y financieros. Entende-mos que, por el contrario, la referencia más importante para hacer posibles los cambios es la recuperación de las ideas en las que se inspiró la construcción de la ciudad moderna, como un “espacio de libertad pública” común para todos sus habitantes, en el que los valo-res de la democracia podían hacer posible la integración y la justicia espacial, y en el que no debían existir diferencias extremas de ca-

lidad de los espacios utilizados por las distin-tas personas y grupos sociales dentro y fuera de sus barrios y viviendas, como ha explica-do Bernardo Secchi.

Es cierto, no obstante, que el proyecto de la ciudad moderna puede darse por termi-nado en la segunda mitad del siglo XX, con la suburbanización que se inicia en Estados Unidos en los años cincuenta y se extiende gradualmente durante los siguientes dece-nios a la mayor parte de las sociedades de-sarrolladas. El lado más oscuro de las formas urbanas que cristalizan en este período es la deshumanización de los espacios públicos de encuentro y de los lugares de convivencia que habían proporcionado su identidad a la ciudad moderna desde el siglo XIX7. El hom-bre en las actuales metrópolis, dice Murray Bookchin, “ha alcanzado un grado de anoni-mato, atomización social y aislamiento espi-ritual que no tiene ningún precedente en la historia de la humanidad”8.Es un período en el que cristaliza un mode-lo de “ciudad dual”9, en la que la pobreza y la marginalidad coexisten, a una escasa dis-tancia espacial, con la riqueza y el lujo, es-pecialmente en las grandes urbes. El desem-pleo crónico, el crecimiento sin control de las desigualdades10, la precariedad de las con-diciones de vida de sectores cada vez más amplios de la población y la estigmatización de los barrios más degradados, son hoy parte de la vida cotidiana en las grandes ciudades. Es también en estas nuevas ciudades don-de la mercantilización de la vida cotidiana ha alcanzado dimensiones descomunales, con unos efectos devastadores sobre la sociedad y la vida en común de sus ciudadanos.

“La sociedad libre y justa está por reinventar: en ningún caso se trata de recuperarla de un pasado quimérico.”Jorge Riechmann, 2001

El tipo de orden que se ha impuesto en las ciudades de hoy hace necesario volver a rei-maginarlas e iniciar la reforma radical de sus estructuras, espacios públicos y organiza-ción, así como impulsar un rediseño gene-ral de sus modelos de gobernabilidad. Para David Harvey, por ejemplo, la cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede se-pararse del interrogante sobre “qué tipo de personas queremos ser, qué tipos de relacio-nes sociales buscamos, qué relaciones con la naturaleza valoramos y qué estilo de vida deseamos”11. Por su parte, Murray Bookchin defendía en 1991 que para construir una bue-na sociedad estamos obligados a “eliminar el capitalismo, los Estados-nación, las igle-sias […] y el resto de las instituciones que, de manera perversa, encarnan la dominación de una forma u otra”. Propone un modelo de gobierno comunalista que exigiría que los municipios reemplacen el poder estatal y el poder de la política profesional por “el poder popular y por políticas racionales socialmen-te transformadoras”, entre las que destaca la municipalización de la economía con los va-lores de la “ecología social”12. En cuanto a la

gobernabilidad de las ciudades, las decisio-nes deben dejar de ser una potestad exclusi-va de los actuales gobiernos locales y de los alcaldes, para instituir un nuevo sistema de gobernabilidad pluralista. Un modelo con el que todos los ciudadanos puedan participar de manera activa en la adopción de las de-cisiones y en su implementación, a través de la diversidad de unidades cívico-políticas en las que se desarrolla la vida en común, como

son los barrios en el ámbito geográfico, los subsistemas sociales como las universida-des y los centros de investigación científica, el sistema de salud o los medios de comuni-cación, así como las asociaciones de natura-leza diversa que estructuran la sociedad civil: los consejos de barrio y las asociaciones de vecinos, las organizaciones de defensa de los consumidores, las asociaciones profesio-nales, las asociaciones culturales, o las or-ganizaciones de la sociedad civil. El objetivo de las reformas sería la transformación de las actuales formas de democracia representati-va y directa en una “democracia asociativa e inclusiva”, que haga posible el autogobierno de los ciudadanos -un republicanismo cívico sin Estado como proponía Hannah Arendt-. Un modelo de “associationalism” lo denomina Paul Q. Hirst, que implica que las decisiones políticas, incluso las relacionadas con la re-dacción y aplicación de las leyes, las toman colectivamente los ciudadanos sin necesidad de ningún tipo de representación13.

“Las personas libres de toda autoridad se reunirán con otros para formar grupos y asociaciones; libres las asociaciones se federarán en el barrio o en el municipio; libres los municipios pactarán para formar la comarca y la región, y así sucesivamente hasta unirse libremente toda la humanidad”.Carlo Cafiero, 1870

La “

Nue

va B

abilo

nia”

de

Con

stan

t

Page 15: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

28 29

En este sistema de gobernalidad pluralis-ta, descentralizado y con altos niveles de dispersión política en las distintas unidades geográficas, los subsistemas sociales y di-mensiones de la vida social, que Thomas Pogge, Jan Aart Scholte y otros han denomi-nado “modelo policéntrico14” , ninguna uni-dad tendría preeminencia en la adopción de las decisiones, ni conservaría el papel y las funciones tradicionales de los Estados. En el mismo sentido, Elinor Ostrom en el discurso de agradecimiento al recibir el premio No-bel de Economía el 8 de diciembre de 2009, señaló que los sistemas policéntricos que operan en múltiples niveles con autonomía en cada nivel, es el método más eficaz para administrar los bienes comunes. Para Ostrom las actividades de gobernanza se organizan “en capas multiplemente anidadas”, pero sin recurrir a ninguna estructura jerárquica mo-nocéntrica15.

Un modelo policéntrico que sería necesario extender también a la gobernanza global, poniendo en marcha la transición del actual sistema basado en los Estados-nación a un esquema con mayor legitimidad democráti-ca, en el que las ciudades deberán tener las funciones más importantes de coordinación y gestión de las relaciones sociales a escala planetaria. Asimismo, junto a los represen-tantes de las ciudades y comunidades, como proponen Augusto López-Claros, Arthur L. Dahl y Maja Groff, deben incluirse también a “delegados que representen problemas mun-diales específicos”, como el medio ambiente o los derechos humanos, por ejemplo, y “ra-mas ejecutivas reforzadas con una fuerza de seguridad internacional, así como una judica-tura internacional” que adopte regularmente decisiones vinculantes16. Al mismo tiempo, grupos y comités científicos como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climá-tico, o ciertos organismos de las Naciones Unidas como la Organización Mundial de la Salud, OMS, por ejemplo, seguirán siendo fundamentales para poder hacer frente a pro-blemas que afectan a toda la humanidad17, como es el cambio climático y las epidemias y pandemias que, como el Covid-19, exigen

una coordinación global eficaz, que hoy no están ejerciendo las Naciones Unidas y las actuales Organizaciones Internacionales. Será necesario, como ha observado Daniel Innerarity, establecer nuevos acuerdos regu-latorios institucionalizados, así como pres-cripciones normativas y estándares que re-gulen las conductas de los actores, tanto a escala global, como nacional, regional y local en cada uno de los ámbitos específicos18 . La necesidad de iniciar un proceso constituyen-te que de forma a este tipo de democracia cosmopolita, instaurando una constitución global -“Constituente Terra”-, como defiende el movimiento impulsado por el filósofo del Derecho Luigi Ferrajoli, que celebró su prime-ra asamblea en Roma el 21 de febrero de este año, es en estos momentos una herramienta imprescindible para poder llegar a los inelu-dibles acuerdos y nuevas regulaciones. Una Constitución que, como se afirma en el ma-nifiesto presentado en Roma, no sólo sea la garantía de los derechos fundamentales sino también de los bienes comunes de la Tierra, frente a los poderes de los Estados y del mer-cado19.

¿Es posible construir una sociedad libre, en la que la dignidad, la indivi-dualidad y la autonomía de las per-sonas puedan hacerse realidad?

Sin duda, los obstáculos que pueden impedir estos cambios resultan innegables. La pre-gunta más difícil de responder es si puede sustituirse el actual sistema económico, con-trolado por las Grandes Empresas Transna-cionales, ETN y el sector financiero, por pro-yectos de autogestión a escala local, como los que desarrollan las organizaciones de la Economía Social y Solidaria y las Economías Transformadoras, que operan generalmente al margen del mercado y del sistema de pro-ducción y consumo dominante a nivel global.En este sentido, no puede rehuirse el repro-che de que se trata de un proyecto irrealizable

o una alternativa utópica, al menos a corto plazo, a pesar de la creciente influencia in-ternacional de redes como el Foro Social Mundial de las Economías Transformadoras, FSMET, que agrupa a cientos de redes regio-nales y nacionales en todo el mundo. En uno de los textos recogidos en el libro publicado después de su suicidio junto a su esposa en septiembre de 2007, André Gorz defendía que hoy es posible reemplazar el mercado por aquello que sea necesario producir y fabricar a nivel local para satisfacer las necesidades comunes, e incluso crear grandes y comple-jas instalaciones mediante la colaboración de los habitantes de cada localidad. Para Gorz uno de los resultados sería que los transpor-tes, el almacenamiento, los montajes en fá-brica y la comercialización de los productos, que hoy representan dos tercios de los cos-tes totales, serían eliminados20.

Ahora bién, los cambios no deben tener como objetivo la creación de un nuevo loca-lismo económico enclaustrado dentro de los límites de cada localidad o municipio. Por el contrario, los vínculos entre las economías lo-cales, así como los intercambios comerciales y económicos en el marco de las distintas re-des regionales, nacionales y mundiales, son compatibles con la propuesta de una socie-dad que pueda construirse sobre el pilar de la autoadministración de los ciudadanos. Lo que es necesario rechazar con la máxima fir-meza es el actual modelo de globalización, o de “hiperglobalización”, como lo ha denomi-nado la Conferencia de Naciones Unidas so-bre Comercio y Desarrollo, UNCTAD. Un mo-delo de desarrollo de las relaciones globales con el que “un pequeño grupo de empresas transnacionales concentran y dominan las transacciones mundiales, incrementan sus ganancias y hacen de los acuerdos y tratados de comercio internacionales un mecanismo para búsqueda de rentas”, así como de in-fluencia en las políticas de los países21. En el texto publicado el pasado 1 de abril -“Por qué esta crisis es un punto de inflexión en la histo-ria”-, John Gray afirma por su parte, que “la era del apogeo de la globalización ha llegado a su fin”. Considera que la hiperglobalización,

o el sistema basado en la producción a es-cala mundial y en largas cadenas de abas-tecimiento se está desmoronando, y que la epidemia del Covid-19 está acelerando este proceso22 .

Un ejemplo significativo de la irracionalidad del actual modelo de hiperglobalización es el transporte aéreo que, sin duda, ha tenido un papel esencial en la propagación mundial de la epidemia. De acuerdo con los datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) sobre las estadísticas del tráfico mun-dial de pasajeros, las aerolíneas transporta-ron en 2019 4.500 millones de pasajeros, más de 12 millones al día y el doble que diez años antes -En 1973 solo un millón de pasajeros cada día utilizaron el avión-. Se trata de uno de los componentes más irracionales del actual órden global que, por otra parte, proporciona legitimidad y justifica la emergencia y expan-sión a todos los países del movimiento “The Flight Shame” o “Vergüenza a Volar”, espe-cialmente entre los jóvenes que denuncian la emergencia climática. Para W. Warren Wa-gar en el mundo imaginario que sitúa en el año 2.140, viviremos en un cosmos descen-tralizado y con un “Gobierno sin Gobierno”. Dice Wagar que “la mayoría de las personas optarán por vivir en comunidades pequeñas y adoptarán una forma de democracia par-ticipativa”. A medida que madure la volun-tad general de cada comunidad, “caducará la necesidad de instituciones de gobierno”. Cada ciudadano participará por turno en la elaboración de los proyectos legislativos y en la gestión de los asuntos públicos comunes23.

(Was

hing

ton

Post

illu

stra

tion;

iSto

ck)

Page 16: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

30 31

En el epílogo de la obra que se publicó en 1977, poco después de su muerte –“Una guía para perplejos”-, al considerar los graves pro-blemas a los que se enfrenta la humanidad Ernst Friedrich Schumacher se preguntaba: ¿Podemos confiar en que haya suficiente gente que logre un viraje con la rapidez ne-cesaria para salvar al mundo?, y sugiere una respuesta que probablemente constituya la mejor guía para poder enfrentarnos con éxi-to a las amenazas, desafíos y problemas que afrontamos. Dice Schumacher que “la res-puesta afirmativa nos llevaría a la complacen-cia; el no a la desesperación”. “Más vale que dejemos a un lado estas perplejidades y nos pongamos a trabajar”.

Erne

st F

riedr

ich

Schu

mac

her

Notas y referencias bibliográficas1 Barber considera que es necesario que cambiemos de sujeto y dejemos de hablar de las nacio-nes y de los estados con fronteras que hoy son disfuncionales, para comenzar a hablar de ciuda-des. Propone la creación de un “Parlamento Global de Alcaldes” y la sustitución de las Naciones Unidas por las “Ciudades Unidas del Mundo”. [Barber, B.R. 2015. Si els alcaldes governessin el món. Països disfuncionals, ciutat emergents. Barcelona. Arcacia]

2 Uno de los primeros resultados de las políticas desarrolladas por el C40 contra el cambio climá-tico, es que en 2020 treinta de sus ciudades miembros ya habrán realizado la transición hacia la reducción significativa de las emisiones de carbono: el objetivo es una reducción de las emisiones de 3 gigatoneladas de CO2 en 2030.

3 State of the World´Cities 2012-2013. Prosperity of Cities. United Nations Human Settlements Programme 2012.

4 Saskia Sassen considera que las grandes ciudades se han convertido en los centros desde los que se organiza la economía mundial, así como la dirección y el control de los procesos econó-micos a escala global. Ha criticado que, generalmente, se da como un hecho la existencia de un orden económico global, en el que los factores fundamentales estarían relacionados con el crecimiento del poder de las grandes empresas transnacionales, y considera que en este tipo de análisis muchas veces es desatendida “la importancia de los lugares”. Es decir, los espacios en los que se realiza la producción, reproducción y administración del sistema global, en el que incluye el mercado de capitales. La importancia y centralidad de estos lugares -las ciudades globales- y el estudio de su organización económica y social son para Sassen una cuestión de primer orden en el análisis de la nueva arquitectura del sistema económico y social global. [Sassen, S. 2007. Una sociología de la globalización, Buenos Aires, Katz Editores, páginas 125, 126]

5 Es el caso también del “Pacto de las Ciudades Libres”, firmado en diciembre de 2019 por los alcaldes de Budapest, Varsovia, Praga y Bratislava. Una alianza que ha sido presentada como una alternativa política europeista al ultranacionalismo, el populismo, la xenofobia y el recorte de las libertades que caracterizan hoy a las políticas de los gobiernos de Hungria, Polonia, la República Checa y Eslovaquia.

6 En “From Athens to Zhuzhou, city states are the home of innovation. As governments struggle with global issues such as climate change, megacities will rise to the challenge”. Roman Krznaric. WIRED World, 19 jan 2018. En el mismo sentido, para Manuel Castells el renacimiento de las ciu-dades-estado es una de las identidades de la nueva era de la globalización, en la que los gobier-nos locales son cada vez más actores significativos e influyentes. [Castells, M. 2003. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. El poder de la identidad. Madrid. Alianza Editorial]

7 Dice Benjamín R. Barber que “allí donde una vez estuvo la plaza pública ahora sólo hay centros comerciales y parques temáticos, y no existe un sólo lugar que acoja el «nosotros» [Barber, B.R. 2000. Un lugar para todos. Cómo fortalecer la democracia y la sociedad civil. Barcelona. Paidós Estado y Sociedad. Pág. 53]

Page 17: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

32 33

8 El texto de referencia de Bookchin fue publicado en 1963 bajo el seudónimo Lewis Herber, y una edición revisada bajo su nombre auténtico en 1974: Murray Bookchin.“Our Synthetic Environment. London. Harper&Row.

9 Jordi Borja y Manuel Castells consideran que “los procesos más profundos de exclusión se mani-fiestan en una dualidad intrametropolitana, particularmente en las grandes ciudades de casi todos los países”, de forma que en los distintos espacios del sistema metropolitano existen simultanea-mente, “sin articularse y a veces sin verse”, las funciones más valoradas y las más degradadas, los grupos sociales detentadores de la riqueza y los grupos excluidos y personas en condiciones de pobreza y marginación. [Borja, J. y Castells, M. 2000. Local y global: La gestión de las ciudades en la era de la información. México DF. Santillana Ediciones. Pág. 60]Por su parte, Murray Bookchin denomina a las nuevas grandes urbes “anti-ciudades”, que no pue-den ser el lugar en el que las personas puedan establecer lazos y vínculos libremente. [Bookchin, M, 1978. Los Límites de la ciudad. Madrid. H. Blume Ediciones].Asimismo, considera que la urbanización marcó un punto muy grave de regresión en la vida so-cial, y que “supuso la destrucción de la única dimensión humana de asociación cooperativa y vida cívica que justificaba el uso de la palabra civilización, así como del cuerpo político que daba signi-ficado e identidad a la palabra política”. [Theses on libertarian municipalism. Burlington (Vermont), September, 1984. Our Generation, vol 16, n. 3 & 4]

10 De acuerdo con los datos y estimaciones de ONU-Hábitat, en los últimos veinte años las des-igualdades han aumentado en el setenta y cinco por ciento de las grandes ciudades del mundo, en las que un tercio de sus habitantes viven en zonas urbanas degradadas. [State of the world’s cities 2012-2013. Prosperity of cities. United Nations Human Settlements Programme. ONU-Hábi-tat 2012]

11 Harvey considera que el derecho a la ciudad es «mucho más que el derecho de acceso individual o grupal a los recursos que la ciudad incorpora: es el derecho a cambiar y reinventar la ciudad siguiendo nuestros anhelos profundos [...]. La libertad de hacernos y rehacernos a nosotros mis-mos y a nuestras ciudades es [...] uno de los derechos humanos más preciosos y sin embargo más descuidados». [Harvey, D. 2013. Ciudades rebeldes Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Madrid. Akal. Pág.20]

12 En: “La próxima revolución. Las asambleas populares y la promesa de la democracia, directa”. Virus Editorial. Barcelona. 2019. Debbie Bookchin y Blair Taylor han recogido nueve ensayos es-critos por Murray Bookchin entre 1991 y 2002, que representan los pilares teóricos que Bookchin ideó para el desarrollo de una sociedad igualitaria basada en la democracia directa y ecológica con un enfoque práctico sobre cómo construirla.

13 Para Paul Quentin Hirst la democracia asociativa e inclusiva es incompatible con cualquier forma de concentración del poder, y que para salvaguardar la libertad y autonomía individual y colectiva debe institucionalizarse la distribución igual del poder político entre todos los ciudadanos. [Hirst, P. 1994. Associative Democracy: New Forms of Economic and Social Governance. University of Massachusetts Press. Amherst. Pág. 161, 165 y 189]

14 La noción de “policentricidad” fue introducida por Vicent Ostrom, Charles M. Tiebout y Robert Warren en 1961, con la que expresaban la idea de que en la organización de los gobiernos de las áreas metropolitanas existen múltiples centros de adopción de decisiones que, en muchas ocasio-nes, actúan de forma independiente. [Ostrom, V., Tiebout, C. y Warren, R. (1961). “The organization of government in metropolitan areas: A theoretical inquiry”. American Political Science Review 55 (4): 831-842.]

15 El discurso de Elinor Ostrom fue publicado posteriormente en: “Más allá de los mercados y los Estados: gobernanza policéntrica de sistemas económicos complejos. Rev. Mex. Sociol vol.76 no.spe México sep. 2014”, y la “gobernanza policéntrica” ha sido uno de los ejes de su pensa-miento, desde que colaboró con su marido Vicent Ostrom, con Tiebout y Warren desde los años sesenta.

16 Augusto López-Claros, Arthur L. Dahl, Maja Groff, Global Governance and the Emergence of Global Institutions for the 21st Century. Cambridge University Press. January 2020.

17 Es el caso también de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, la Organización Mundial de Comercio, OMC, o la Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT, así como de organiza-ciones plurales híbridas como la Organización Internacional del Trabajo, OIT, que establece las normas que regulan las relaciones laborales a escala global. Junto a este tipo de mecanismos de gobernanza, seguirán siendo también imprescindibles los agentes sociales globales y actores de la sociedad civil, como Amnistia Internacional, el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, y Green Peace, Médicos Sin fronteras, MSF, el Consejo Internacional de la Ciencia, ISC, Human Rights Watch, HRW, o la Organización Mundial del Comercio Justo, WFTO.

18 Innerarity defiende que es necesario volver a pensar la democracia global “mediante conceptos nuevos y a traves de prácticas inéditas, así como una nueva articulación global que considera puede ser “frágil y conflictiva, en no pocas ocasiones, en los distintos niveles de gobernanza”. [Innerarity, D. 2020. Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI. Barcelona. Galaxia Gutemberg. Pág. 431, 432]

19 Propuesta de manifiesto: “Siamo preda di lupi artificiali. Perché una Costituzione della Terra”. Luigi Ferrajoli. Il manifesto - quotidiano comunista. 21 febrero 2020. En 1996 Ferrajoli ya defen-día la necesidad de hacer posible “un constitucionalismo global”, y en uno de sus últimos textos considera que la necesidad de trasladar la lógica del constitucionalismo garantista más allá del Estado-nación es urgente en estos momentos. Para Ferrajoli “la creación y fortalecimiento de ins-tituciones de garantía a nivel internacional” es “la única alternativa realista a largo plazo para en-frentar los desafíos de supervivencia del género humano”. [Ferrajoli, L. “Más allá de la soberanía y la ciudadanía: un constitucionalismo global”, Isonomía, núm. 9, 1998, (173-184); Ferrajoli, L. 2018. Constitucionalismo más allá del Estado. Madrid. Trotta. Pág. 44, 57]

20 En sus comentarios sobre la obra de Gorz, Giorgio Griziotti considera que la 4ª revolución indus-trial nos coloca ante un hito que afecta a toda la producción material. Señala que los ordenadores, las redes y los distintos instrumentos tecnológicos permiten desmaterializar y descentralizar la fabricación de una parte de los productos manufacturados existentes. Para Griziotti, hoy resulta posible imaginar que “una parte de la producción actual, cada vez más descentralizada y lejana, volverá a ser local”. [Griziotti, G. 2017. Neurocapitalismo. Mediadores tecnológicos y líneas de fuga. E. Melusina. Pág. 111, 112]

21 En el informe 2018 de la UNCTAD se critica que la actual hiperglobalización ha contribuido a agravar la desigualdad en todo el mundo, así como los desequilibrios y tensiones comerciales. Asimismo, en el informe se destaca que el rasgo más distintivo de la hiperglobalización es el peso y la influencia crecientes de los mercados financieros. [Informe sobre el comercio y el desarrollo 2018. El poder de las plataformas y la quimera del libre comercio. Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD. Nueva York y Ginebra, 2018]

Page 18: Textos y Lecturas Mayo 2020

Dignidad, individualidad y autonomía

34 35

22John Gray. “Why this crisis is a turning point in history. ”New Statesman”, International Edition. 1 April 2020. En el mismo sentido, Edgar Morin señala también la necesidad de una desglobali-zación. Dice que “la desglobalización daría una nueva viabilidad a la economía local y regional”. [Morin. E. Obra citada 2011. Pág. 35]

23 Dice Immanuel Wallertein en el Epílogo de la obra, que no se trata de un libro de ciencia ficción “sino una historia del futuro, en la que el autor nos indica algunas de las elecciones que habremos de realizar”. [Warren Wagar, W. 1991. Breve historia del futuro. Madrid. Ediciones Cátedra. Pág. 293]

Otras Referencias Bibliográficas

-Armand, E. 1916. El anarquismo individual, lo que es vale y puede. Barcelona. Imprenta Germinal

-Bauman, Z. 2004. La sociedad sitiada. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica

-Beck, Ulrich 2002. La sociedad del riesgo global. Madrid. Siglo XXI

-Beck, U. 2017. La metamorfosis del mundo. Barcelona. Paidós

-Collier, P. 2019. El futuro del capitalismo. Cómo afrontar las nuevas ansiedades. Madrid. Editorial Debate

-Dion, C. 2019. Resiste. Pequeñas ideas para cambiar el mundo. Barcelona. Seix Barral

-Gorz, A. 2008. Écologica. Paris. Editions Galilée

-Houellebecq, M. 2014. La posibilidad de una isla. Barcelona. Alfaguara

-Lazar, M., Diamanti, I. 2019. Peuplecratie. La métamorphose de nos démocraties. Paris, Galli-mard

-McMurtry, J. 2016. La fase cancerígena del capitalismo. Valencia. Tirant Humanidades

-Pogge, Th. Cosmopolitanism and sovereignty. Ethic. Vol. 103, Nº 1, Oct 1992 (48-75). The Univer-sity of Chicago Press -Rudder, C. 2016. Dataclismo. Barcelona. Aguilar.

-Secchi, B. 2015. La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres. Madrid. Los libros de la Catarata

-Sen, A. 2000. Desarrollo y Libertad. Barcelona. Editorial Planeta

-Sennett, R. 2000. La corrosión del carácter. Barcelona: Anagrama

-Sennett, R. 2006. La cultura del nuevo capitalismo. Barcelona: Anagrama

- Sennett, R. 2009. El artesano. Barcelona: Anagrama

-Sennett, R. 2012. Juntos. Rituales, placeres y política de cooperación. Barcelona : Anagrama

-Scholte, J.A. 2000. Globalization: A critical introduction. New York. Palgrave MacMillan

-Touraine, A. 2009. La mirada social. Un marco de pensamiento distinto para el siglo XXI. Barce-lona: Paidós

-Touraine, A. 2011. Después de la crisis. Por un futuro sin marginación. Barcelona: Paidós

-Wacquant, L. 2001. Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio. Buenos Aires. Manantial