textos del quijote para ilustrar

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  • 8/18/2019 Textos Del Quijote para ilustrar

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    Los molinos de viento(Capítulo VIII de la Primera Parte)

    En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y,así como

    don Quijote los vio, dijo a su escudero:–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porqueves allí, amigo ancho !an"a, donde se descubren treinta, o pocos más, desa#oradosgigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyosdespojos comen"aremos a enriquecer; que $sta es buena guerra, y es gran servicio de%ios quitar tan mala simiente de sobre la #a" de la tierra&–'Qu$ gigantes( –dijo ancho !an"a&–)quellos que allí ves –respondi* su amo– de los bra"os largos, que los suelen teneralgunos de casi dos leguas&–+ire vuestra merced –respondi* ancho– que aquellos que allí se parecen no songigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen bra"os son las aspas, que,

    volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino&–ien parece –respondi* don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras:ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oraci*n en el espacioque yo voy a entrar con ellos en -era y desigual batalla&

     ., diciendo esto, dio de espuelas a su caballo /ocinante, sin atender a las voces quesu escudero ancho le daba, advirti$ndole que, sin duda alguna, eran molinos deviento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer& !ero $l iba tan puesto en que erangigantes, que ni oía las voces de su escudero ancho ni echaba de ver, aunque estabaya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:–0on #uyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete&Levant*se en esto un poco de viento y las grandes aspas comen"aron a moverse, locual visto por don Quijote, dijo:

    –!ues, aunque mováis más bra"os que los del gigante riareo, me lo hab$is de pagar& ., en diciendo esto, y encomendándose de todo cora"*n a su se1ora %ulcinea,pidi$ndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lan"a enel ristre, arremeti* a todo el galope de /ocinante y embisti* con el primero molino queestaba delante; y, dándole una lan"ada en el aspa, la volvi* el viento con tanta #uriaque hi"o la lan"a peda"os, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que #ue rodandomuy maltrecho por el campo& )cudi* ancho !an"a a socorrerle, a todo el correr de suasno, y cuando lleg* hall* que no se podía menear: tal #ue el golpe que dio con $l/ocinante&

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    Los cueros de vino(Capítulo 35 de la Primera Parte)

    !oco más quedaba por leer de la novela, cuando del camaranch*n donde reposaba

    %on Quijote, sali* ancho !an"a todo alborotado, diciendo a voces: )cudid, se1ores,presto, socorred a mi se1or, que anda envuelto en la más re1ida y trabada batalla quemis ojos han visto& 2ive %ios, que ha dado una cuchillada al gigante enemigo de lase1ora princesa +icomicona, que le ha tajado la cabe"a cerc$n a cerc$n como si #ueraun nabo& 'Qu$ dices, hermano(, dijo el cura, dejando de leer lo que de la novelaquedaba& 'Estais en vos, ancho( '3*mo diablos puede ser eso que decís, estando elgigante dos mil leguas de aquí(En esto oyeron un gran ruido en el aposento, y que %on Quijote decía a voces: 4enteladr*n malandrín, #oll*n, que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra& . parecíaque daba grandes cuchilladas por las paredes, y dijo ancho: 0o tienen que pararse aescuchar, sino entren a despedir la pelea o ayudar a mi amo; aunque ya no será

    menester, porque sin duda alguna el gigante está ya muerto y dando cuenta a %ios desu pasada y mala vida, que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabe"a cortada ycaída a un lado, que es tama1a como un gran cuero de vino& Que me maten, dijo aesta sa"*n el ventero, si %on Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada enalguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vinoderramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre&

     . con esto entr* en el aposento, y todos tras $l y hallaron a %on Quijote en el máse5tra1o traje del mundo& Estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que pordelante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; laspiernas eran muy largas y 6acas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabe"aun bonetillo colorado grasiento, que era del ventero; en el bra"o i"quierdo teníarevuelta la manta de la cama con quien tenía ojeri"a ancho, y en $l se sabía bien el

    por qu$; y en la derecha desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todaspartes diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con alg7ngigante&

     . es lo bueno, que no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y so1ando queestaba en batalla con el gigante; que #ue tan intensa la imaginaci*n de la aventuraque iba a #enecer, que le hi"o so1ar que ya había llegado al reino de +icomic*n, y queya estaba en la pelea con su enemigo; y había dado tantas cuchilladas en los cueros,creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de vino, locual visto por el ventero, tom* tanto enojo que arremeti* a %on Quijote, y a pu1ocerrado le comen"* a dar tantos golpes, que si 3ardenio y el cura no se le quitaran, $lacabara la guerra del gigante& . con todo aquello no despertaba el pobre caballero,hasta que el barbero trujo un gran caldero de agua #ría del po"o, y se la ech* por todoel cuerpo de golpe; con lo cual despert* %on Quijote, mas no con tanto acuerdo queechase de ver de la manera que estaba&

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    3lavile1o(Capítulo 41 de la Segunda Parte)

    Lleg* en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el #amoso caballo

    3lavile1o viniese, cuya tardan"a #atigaba ya a don Quijote, pareci$ndole que, pues+alambruno se detenía en enviarle, o que $l no era el caballero para quien estabaguardada aquella aventura, o que +alambruno no osaba venir con $l a singularbatalla& !ero veis aquí cuando a deshora entraron por el jardín cuatro salvajes,vestidos todos de verde yedra, que sobre sus hombros traían un gran caballo demadera& !usi$ronle de pies en el suelo, y uno de los salvajes dijo:–uba sobre esta máquina el que tuviere ánimo para ello&–)quí –dijo ancho– yo no subo, porque ni tengo ánimo ni soy caballero&

     . el salvaje prosigui* diciendo:–. ocupe las ancas el escudero, si es que lo tiene, y #íese del valeroso +alambruno,que si no #uere de su espada, de ninguna otra, ni de otra malicia, será o#endido; y no

    hay más que torcer esta clavija que sobre el cuello trae puesta, que $l los llevará porlos aires adonde los atiende +alambruno; pero, porque la alte"a y sublimidad delcamino no les cause váguidos, se han de cubrir los ojos hasta que el caballo relinche,que será se1al de haber dado -n a su viaje&89!areci*le a don Quijote que cualquiera cosa que replicase acerca de su seguridad seríaponer en detrimento su valentía; y así, sin más altercar, subi* sobre 3lavile1o y letent* la clavija, que #ácilmente se rodeaba; y, como no tenía estribos y le colgaban laspiernas, no parecía sino -gura de tapi" 6amenco pintada o tejida en alg7n romanotriun#o& %e mal talante y poco a poco lleg* a subir ancho, y, acomodándose lo mejorque pudo en las ancas, las hall* algo duras y no nada blandas, y pidi* al duque que, si#uese posible, le acomodasen de alg7n cojín o de alguna almohada, aunque #uese del

    estrado de su se1ora la duquesa, o del lecho de alg7n paje, porque las ancas de aquelcaballo más parecían de mármol que de le1o&8&&&3ubri$ronse, y, sintiendo don Quijote que estaba como había de estar, tent* la clavija,y, apenas hubo puesto los dedos en ella, cuando todas las due1as y cuantos estabanpresentes levantaron las voces, diciendo:–%ios te guíe, valeroso caballero<–%ios sea contigo, escudero intr$pido<–.a, ya vais por esos aires, rompi$ndolos con más velocidad que una saeta<–.a comen"áis a suspender y admirar a cuantos desde la tierra os están mirando<–4ente, valeroso ancho, que te bamboleas< +ira no cayas, que será peor tu caídaque la del atrevido mo"o que quiso regir el carro del ol, su padre<=nos grandes #uelles le estaban haciendo aire: tan bien tra"ada estaba la tal aventurapor el duque y la duquesa y su mayordomo, que no le #alt* requisito que la dejase dehacer per#ecta&El duque y la duquesa y los del jardín, queriendo dar remate a la estra1a y bien#abricada aventura, por la cola de 3lavile1o le pegaron #uego con unas estopas, y alpunto, por estar el caballo lleno de cohetes tronadores, vol* por los aires, con estra1oruido, y dio con don Quijote y con ancho !an"a en el suelo, medio chamuscados&

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    Que trata de la condici*n y ejercicio del#amoso hidalgo %& Quijote de la +ancha

    (Capítulo 1 de la Primera Parte)

    En un lugar de la +ancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempoque vivía un hidalgo de los de lan"a en astillero, adarga antigua, rocín 6aco y galgocorredor& =na olla de algo más vaca que carnero, salpic*n las más noches, duelos yquebrantos los sábados, lentejas los viernes, alg7n palomino de a1adidura losdomingos, consumían las tres partes de su hacienda& El resto della concluían sayo develarte, cal"as de velludo para las -estas con sus pantu6os de lo mismo, los días deentre semana se honraba con su vellori de lo más -no& 4enía en su casa una ama quepasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mo"o decampo y pla"a, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera& >risaba la edad denuestro hidalgo con los cincuenta a1os, era de comple5i*n recia, seco de carnes,enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la ca"a& Quieren decir que tenía el

    sobrenombre de Quijada o Quesada 8que en esto hay alguna di#erencia en los autoresque deste caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que sellama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narraci*n d$lno se salga un punto de la verdad&Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso 8que eranlos más del a1o se daba a leer libros de caballerías con tanta a-ci*n y gusto, queolvid* casi de todo punto el ejercicio de la ca"a, y aun la administraci*n de suhacienda; y lleg* a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendi* muchashanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llev* a su casa todos cuantos pudo haber dellos&En resoluci*n, $l se en#rasc* tanto en su lectura, que se le pasaban las nochesleyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y delmucho leer, se le sec* el cerebro, de manera que vino a perder el juicio& Llen*sele la#antasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como dependencias, batallas, desa#íos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparatesimposibles, y asent*sele de tal modo en la imaginaci*n que era verdad toda aquellamáquina de aquellas&

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    egunda alida de %on Quijote(Capítulo 7 de la Primera Parte)

    En este tiempo, solicit* don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien –si es

    que este título se puede dar al que es pobre–, pero de muy poca sal en la mollera& Enresoluci*n, tanto le dijo, tanto le persuadi* y prometi*, que el pobre villano sedetermin* de salirse con $l y servirle de escudero& %ecíale, entre otras cosas, donQuijote que se dispusiese a ir con $l de buena gana, porque tal ve" le podía sucederaventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a $l porgobernador della& 3on estas promesas y otras tales, ancho !an"a, que así se llamabael labrador, dej* su mujer y hijos y asent* por escudero de su vecino&%io luego don Quijote orden en buscar dineros; y, vendiendo una cosa y empe1andootra, y malbaratándolas todas, lleg* una ra"onable cantidad& )comod*se asimesmo deuna rodela, que pidi* prestada a un su amigo, y, pertrechando su rota celada lo mejorque pudo, avis* a su escudero ancho del día y la hora que pensaba ponerse en

    camino, para que $l se acomodase de lo que viese que más le era menester& obretodo le encarg* que llevase al#orjas; e dijo que sí llevaría, y que ansimesmo pensaballevar un asno que tenía muy bueno, porque $l no estaba duecho a andar mucho a pie&En lo del asno repar* un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si alg7ncaballero andante había traído escudero caballero asnalmente, pero nunca le vinoalguno a la memoria; mas, con todo esto, determin* que le llevase, con presupuestode acomodarle de más honrada caballería en habiendo ocasi*n para ello, quitándole elcaballo al primer descort$s caballero que topase& !rovey*se de camisas y de lasdemás cosas que $l pudo, con#orme al consejo que el ventero le había dado; todo locual hecho y cumplido, sin despedirse !an"a de sus hijos y mujer, ni don Quijote de suama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese; en la cualcaminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían

    aunque los buscasen&?ba ancho !an"a sobre su jumento como un patriarca, con sus al#orjas y su bota, ycon mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido&)cert* don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que $l había tomado ensu primer viaje, que #ue por el campo de +ontiel, por el cual caminaba con menospesadumbre que la ve" pasada, porque, por ser la hora de la ma1ana y herirles asoslayo los rayos del sol, no les #atigaban&

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    )ventura de los reba1os de ovejas(Capítulo 18 de la Primera Parte)

    Es estos coloquios iban don Quijote y su escudero, cuando vio don Quijote que por el

    camino que iban venía hacia ellos una grande y espesa polvareda; y, en vi$ndola, sevolvi* a ancho y le dijo:–@ste es el día, oh ancho

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    Esto diciendo, se entr* por medio del escuadr*n de las ovejas, y comen"* dealanceallas con tanto coraje y denuedo como si de veras alanceara a sus mortalesenemigos&

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    La graciosa manera que tuvo %& Quijote en armarse caballero(Capítulo 3 de la Primera Parte)

     . así, #atigado deste pensamiento, abrevi* su venteril y limitada cena; la cual

    acabada, llam* al ventero, y, encerrándose con $l en la caballeri"a, se hinc* derodillas ante $l, dici$ndole:–0o me levantar$ jamás de donde estoy, valeroso caballero, #asta que la vuestracortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alaban"a vuestray en pro del g$nero humano&El ventero, que vio a su hu$sped a sus pies y oy* semejantes ra"ones, estaba con#usomirándole, sin saber qu$ hacerse ni decirle, y por-aba con $l que se levantase, y

     jamás quiso, hasta que le hubo de decir que $l le otorgaba el don que le pedía&–0o esperaba yo menos de la gran magni-cencia vuestra, se1or mío –respondi* donQuijote–; y así, os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me hasido otorgado, es que ma1ana en aquel día me hab$is de armar caballero, y esta

    noche en la capilla deste vuestro castillo velar$ las armas; y ma1ana, como tengodicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas lascuatro partes del mundo buscando las aventuras, en pro de los menesterosos, comoestá a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy, cuyo deseo asemejantes #a"a1as es inclinado&El ventero, que, como está dicho, era un poco socarr*n y ya tenía algunos barruntosde la #alta de juicio de su hu$sped, acab* de creerlo cuando acab* de oírle semejantesra"ones, y, por tener qu$ reír aquella noche, determin* de seguirle el humor; y así, ledijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía,8&&&%íjole tambi$n que enaquel su castillo no había capilla alguna donde poder velar las armas, porque estabaderribada para hacerla de nuevo; pero que, en caso de necesidad, $l sabía que sepodían velar dondequiera, y que aquella noche las podría velar en un patio del castillo;

    que a la ma1ana, siendo %ios servido, se harían las debidas ceremonias, de maneraque $l quedase armado caballero, y tan caballero que no pudiese ser más en elmundo&8&&&!rometi*le don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba con toda puntualidad; y así,se dio luego orden como velase las armas en un corral grande que a un lado de laventa estaba; y, recogi$ndolas don Quijote todas, las puso sobre una pila que junto aun po"o estaba, y, embra"ando su adarga, asi* de su lan"a y con gentil continente secomen"* a pasear delante de la pila; y cuando comen"* el paseo comen"aba a cerrarla noche&

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