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Neuronas Las células nerviosas o neuronas están formadas por un soma celular o pericarion que contiene el núcleo y del que parten las prolongaciones. En general, el volumen total de las prolongaciones de una neurona es mayor que el volumen del soma celular. Las neuronas poseen una morfología compleja, aunque casi todas presentan tres componentes. 1. Dendritas, prolongaciones numerosas, especializadas en la función de recibir los estímulos del medio ambiente, de células epiteliales sensoriales o de otras neuronas. 2. Soma celular o pericarion, que representa el centro trófico de la célula y que es también capaz de recibir estímulos. 3. Axón, prolongación única, especializada en la conducción de impulsos que trasmiten informaciones de la neurona a otras células (nerviosas, musculares, glandulares). Las dimensiones y la forma de las células nerviosas y sus prolongaciones son extraordinariamente variables. El soma anguloso. En general, las células nerviosas celular puede ser esférico, piriforme o son grandes, pudiendo medir el soma celular hasta 150 µm. Cuando está aislada, una célula de estas dimensiones es visible a simple vista. Sin embargo, algunas células nerviosas, como las denominadas granulosas del cerebelo, están entre las más pequeñas encontradas en los mamíferos, midiendo su cuerpo celular 4- 5 µm de diámetro. Según su morfología, la mayoría de las neuronas pueden clasificarse en uno de los siguientes tipos: 1. Neuronas multipolares, que presentan más de dos prolongaciones celulares. 2. Neuronas bipolares, poseedoras de una dendrita y un axón. 3. Neuronas seudomonopolares, que presentan, cerca del soma celular, una prolongación única que luego se divide en dos,

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Page 1: textos

Neuronas

Las células nerviosas o neuronas están formadas por un soma celular o pericarion que contiene el núcleo y del que parten las prolongaciones. En general, el volumen total de las prolongaciones de una neurona es mayor que el volumen del soma celular. Las neuronas poseen una morfología compleja, aunque casi todas presentan tres componentes.

1. Dendritas, prolongaciones numerosas, especializadas en la función de recibir los estímulos del medio ambiente, de células epiteliales sensoriales o de otras neuronas.

2. Soma celular o pericarion, que representa el centro trófico de la célula y que es también capaz de recibir estímulos.

3. Axón, prolongación única, especializada en la conducción de impulsos que trasmiten informaciones de la neurona a otras células (nerviosas, musculares, glandulares).

Las dimensiones y la forma de las células nerviosas y sus prolongaciones son extraordinariamente variables. El soma anguloso. En general, las células nerviosas celular puede ser esférico, piriforme o son grandes, pudiendo medir el soma celular hasta 150 µm. Cuando está aislada, una célula de estas dimensiones es visible a simple vista. Sin embargo, algunas células nerviosas, como las denominadas granulosas del cerebelo, están entre las más pequeñas encontradas en los mamíferos, midiendo su cuerpo celular 4-5 µm de diámetro. Según su morfología, la mayoría de las neuronas pueden clasificarse en uno de los siguientes tipos:

1. Neuronas multipolares, que presentan más de dos prolongaciones celulares. 2. Neuronas bipolares, poseedoras de una dendrita y un axón. 3. Neuronas seudomonopolares, que presentan, cerca del soma celular, una prolongación única que luego se divide en dos, dirigiéndose un ramo hacia la periferia y otro al sistema nervioso central.

L. C. JUNQUEIRA

Histología básica, Masson

Comentario posible:

Se trata de un texto de carácter científico ya que transmite conocimientos (en este caso del área de la biología: las neuronas) con tendencia a la claridad, la precisión y la concisión, y con una relevante presencia de tecnicismos. Su nivel de especialización es elevado, por lo que es un texto de especialistas para personas que pretenden especializarse en esta área del conocimiento, pero que poseen ya un determinado grado de información sobre el tema. La modalidad textual es la exposición o explicación, empleándose, en este orden: - Un enunciado general que contiene la descripción de las neuronas. - Los tres componentes de las neuronas, con la definición de cada uno.

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- Descripción de las dimensiones de las neuronas. - La clasificación de las neuronas según su morfología, con la descripción de cada tipo.

En el texto se reconocen los siguientes rasgos morfosintácticos propios del lenguaje científico: - Oraciones enunciativas: todas las del texto. - Oraciones que evitan expresar el agente: pasiva refleja (La mayoría de las neuronas pueden clasificarse en uno de los siguientes tipos) y adjetiva de participio (entre las más pequeñas encontradas entre los mamíferos). - Modo indicativo, el modo de la objetividad, con uso del presente atemporal: están, contiene, parten, poseen, presentan… - Tercera persona para exponer la impersonalidad: Las células nerviosas o neuronas están formadas…; Las neuronas poseen…; El soma celular puede ser… - Adjetivos especificativos: descriptivos (morfología compleja; prolongaciones numerosas; prolongación única; también atributivos: variables, esférico, piriforme, anguloso, grandes, aislada, visible); y de relación o pertenencia [células nerviosas; soma celular; volumen total; células epiteliales sensoriales; centro trófico; células (nerviosas, musculares, glandulares)]. - Adyacentes preposicionales (el volumen total de las prolongaciones de una neurona; el volumen del soma celular; los estímulos del medio ambiente, de células epiteliales o de otras neuronas) y proposiciones adjetivas especificativa (especializada en la conducción de impulsos que transmiten informaciones de la neurona a otras células) y explicativas (Soma celular o pericarion, que representa el centro trófico de la célula y que es también capaz de recibir estímulos; Axón, prolongación única, especializada en la conducción de impulsos…) - Aposiciones explicativas: Dendritas, prolongaciones numerosas; Axón, prolongación única.

Los rasgos léxico-semánticos del texto propuesto se indican a continuación: - Abundancia de tecnicismos: neuronas, soma celular, pericarion, núcleo, prolongaciones, dendritas, axón, piriforme, anguloso, granulosas, cerebelo, multipolares, bipolares, seudomonopolares. - Sinonimia: células nerviosas / neuronas; soma celular / pericarion.

Otras características lingüísticas de los textos científicos y técnicos pueden ser las siguientes:- Oraciones interrogativas con finalidad didáctica: ¿Qué componentes presentan las neuronas? - Nominalizaciones: La clasificación de las neuronas es la siguiente… - Condicional para expresar hipótesis: Deberíamos preguntarnos si… - Formas verbales de obligación cuando el texto expresa valores límite, prescripciones, resultados de ensayos…: Se debe tener cuidado al caracterizar… - Expresiones atenuadas: Se recomienda realizar esta prueba… - Primera persona del plural con finalidad didáctica: puede un plural de modestia o una generalización que implique al lector: En la neurona encontramos…; Si observamos que… - Modalizaciones: Está claro que… - Hiperonimia, hiponimia, antonimia: animales / mamíferos; clorhídrico / aclorhídrico. - Recursos retóricos: algunas bacterias son totalmente domésticas…

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Según el receptor, en el discurso científico se distinguen los siguientes tipos de textos: - Documentos científicos (destinados a especialistas): artículos de revistas científicas, informes, reseñas, tesis, monografías, discursos, manuales, proyectos de investigación… - Textos de divulgación (destinados a receptores no necesariamente especialistas): instrucciones de uso, entrevistas, reportajes y noticias en la prensa diaria, artículos enciclopédicos, manuales de divulgación, folletos, catálogos…

Las características más importantes son: - Predominio de la función referencial y relevancia de la metalingüística. - Información más general que en los textos dirigidos a especialistas, desarrollada por los procedimientos propios de la exposición; en las noticias científicas se agrega una valoración y se organizan cronológicamente los hechos, se delimita la investigación realizada y se exponen las repercusiones sociales más relevantes. - En los textos de carácter didáctico o en las noticias científicas, se suele emplear la tercera persona gramatical, se cita el discurso de otros, se emplean verbos de opinión o perífrasis de alusión a los investigadores, y no suelen incluir discurso valorativo. - En los artículos de divulgación se suele personalizar el discurso con la primera persona del plural, se emplea un léxico valorativo y no abundan las nominalizaciones. - Para el conocimiento aceptado, se emplean las oraciones enunciativas. - Se alude al receptor: oraciones exhortativas e interrogativas. - A veces, se emplea un registro próximo al coloquial. - Empleo determinante de la terminología. - Utilización de vocablos que han perdido precisión. - Adaptación o explicación de términos para facilitar la comprensión. - Reformulación de conceptos mediante sinónimos y de hiperónimos. - Frecuente uso de recursos retóricos (metáforas, comparaciones y personificaciones) para hacer más comprensible el discurso.

Según su origen, los tecnicismos pueden ser: términos de la lengua común con un significado preciso (prolongaciones, estímulos, granulosas, dendrita); cultismos (célula, neurona, soma, pericarion, morfología, trófico, cerebelo) o híbridos (raíces clásicas y raíces castellanas); extranjerismos, adaptaciones; calcos; epónimos.

Según su formación, se distinguen: - Términos simples: célula; soma, axón. - Términos formados por los procedimientos propios de la lengua: composición (morfología, sistema nervioso central); derivación (prolongaciones, epiteliales, glandulares, granulosas); parasíntesis (piriforme, multipolares, bipolares, seudomonopolares —parasíntesis y derivación—); acronimia; siglas.

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A continuación, tenéis una serie de textos de divulgación científica para que lo comentéis tomando como modelo el anterior:

La plaga del cibercrimen

En 10 años ha aumentado el número y la complejidad de los ataques. Ya no se trata de «hackers» intrusos que demuestran la inseguridad de las máquinas, son delincuentes que buscan el negocio con las estafas o el «spam».

«Del ansia de saber al ansia de poseer». Así resume Chelo Malagón, del equipo de seguridad informática (CERT) de RedIRIS, la evolución de los atacantes en una internet donde la seguridad ha pasado de ser la gran olvidada a la peor pesadilla. En 10 años ha aumentado exponencialmente el número y complejidad de los ataques, con el internauta de a pie como cebo fácil.

A finales de los años noventa, el atacante estándar pertenecía al llamado underground, amateurs dedicados a la investigación y el entretenimiento que atacaban servidores para que las empresas tomaran conciencia de su falta de seguridad. Hoy son delincuentes: «una verdadera industria con niveles muy altos de profesionalidad y conocimientos, mejor organizados y con el lucro como motivo», explica Malagón.

La irrupción de la ciberdelincuencia, a partir de 2002, cambió todas las reglas. Los ataques serían cada vez más sofisticados, dirigidos a objetivos concretos y difíciles de detectar. Asimismo, sus víctimas ya no serían solo los servidores corporativos, sino los ordenadores domésticos, con sistema operativo Windows, conectados permanentemente a la Red por banda ancha y poco protegidos.

Solo era preciso saber engañar a sus propietarios para infectarlos con virus que diesen a los ciberdelincuentes el control de millones de ordenadores. Esto provocó, como explica el equipo esCERT de la Universidad politécnica de Cataluña, una gran paradoja: «Los internautas pasaron a ser atacantes en potencia». Fuera de su control, sus ordenadores se convirtieron en armas para correo basura, virus o bombardear otras máquinas.

Así se formaron vastas redes, las botnets, controlados por los criminales. Algo ni siquiera imaginado hace 10 años y hoy convertido en la principal plaga del ciberespacio, parte esencial de la mayoría de cibercrímenes y estafas como el phishing o robo de cuentas bancarias, cuya curva de crecimiento desde mediados de la primera década del siglo XXI es alarmante. […]

Los antaño virus ya no se llaman así, sino un genérico código malicioso cada vez más inteligente, cambiante y difícil de detectar que incluye un sinfín desvariantes. De estas, se llevan la palma los troyanos bancarios, creados para robar a los clientes de entidades financieras.

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Hallada la llave que propaga el virus de la gripe La ciencia abre una vía para diseñar nuevos fármacos.Como los virus no tienen maquinaria biológica propia para multiplicarse, aprovechan los recursos de las células que infectan. Así, la víctima, una vez infectada, empieza a producir las proteínas del virus en lugar de las que ella necesita para vivir, y se convierte en factoría de más virus que infectarán más células que multiplicarán más virus… Por eso es difícil combatir las enfermedades víricas, incluida la gripe. Los científicos llevan años buscando una vía de ataque en el mismo proceso de infección, y en el caso de la gripe acaban de dar con la llave maestra.

La identificación de una proteína con la que el virus de la gripe engaña a la célula humana supone, según los virólogos, un paso determinante para hacer antivirales efectivos contra la enfermedad, incluida la mortífera cepa H5N1 de la gripe aviar.

Lo que hace el virus para infectar a la célula es robarle una pequeña etiqueta química que lleva en un extremo el ARN mensajero (molécula implicada en la traducción de la información de los genes para producir proteínas).

En el proceso se corta esa etiqueta del ARN celular y luego se añade al propio ARN viral, con lo que empiezan a sintetizarse las proteínas del virus en lugar de las de la célula infectada. La proteína que produce el corte de la caperuza es una encima denominada PA. «Este hallazgo convierte a la PA en una diana prometedora para un medicamento antiviral. La inhibición de ese corte de la etiqueta es un modo eficaz de detener la infección porque el virus no podrá multiplicase más», ha explicado Stephen Cusack, del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL).

El País, 11 de febrero de 2009

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¿Por qué es tan peculiar el agua?

La respuesta está en el enlace de hidrógeno.

El hecho de que haya agua por doquier —filtrándose en la tierra, cerniéndose en forma de nubes, moviéndose alrededor de nuestras células— no la hace menos insólita.

El agua incumple muchas de las reglas básicas de la química. La mayoría de las sustancias se vuelven más densas cuando pasan del estado líquido al sólido, ya que sus moléculas se apilan perfectamente como troncos en una leñera. Pero el agua no se comporta así. Si lo hiciera, los cubitos de hielo se hundirían en las bebidas. El agua se expande al congelarse, formando estructuras reticuladas con muchos huecos entre las moléculas. En vez de una regular pila de leña, las moléculas de hielo se parecen a una casa.

Prense cualquier sólido, y la mayoría de ellos se volverán más densos (o se romperán en pedazos). Prense un trozo de hielo, y se hará más denso recuperando su forma líquida. Disminuya la presión y el agua volverá a helarse. Es el principio que rige los glaciares: el peso del glaciar crea una capa líquida en la base que le ayuda a deslizarse.

Otra anomalía del agua es que su punto de ebullición es más elevado que el de otras muchas sustancias. También eso es bueno. Si fuera más bajo, los océanos se habrían evaporado hace tiempo, y la tierra se parecería a Venus.

Los científicos creen saber la razón principal de la peculiaridad del agua: el enlace de hidrógeno.

Normalmente una molécula de agua se une a otras cuatro mediante ese enlace, en el que cada uno de los dos átomos de hidrógeno que forman una molécula de agua capta un par de electrones de otras moléculas cercanas. Estos enlaces poseen el grado correcto de fortaleza: si fueran demasiado débiles, las moléculas de agua se romperían y básicamente serían inútiles; y si fueran demasiado fuertes, dice el químico Martín Chaplin, «el agua apenas fluiría, y se comportaría más bien como el cristal».

Chaplin estudia el modo en que los enlaces de hidrógeno en el agua influyen en la biología.

Piense en lo que es la vida: materia ordinaria en un estado altamente organizado. ¿De dónde viene tal organización? Chaplin sospecha que de los enlaces de hidrógeno en el agua. El agua líquida puede parecer que se comporta a la buena de Dios, por la manera en que salpica, gotea y forma charcos. Pero en términos de bioquímica, estas cualidades no son signos de caos, sino de estructura.

Según Chaplin, el agua impone una estructura a la disposición de las proteínas en una célula, y por lo tanto contribuye a organizar la vida.

El agua es el lubricante, la grasa que hace posible la bioquímica. Nos ha dado océanos, nubes, ríos y lagos, y ayuda a dar forma a todo lo que vive sobre la Tierra. Así pues, la próxima vez que se encuentre en una playa y admire la belleza y vastedad del mar, o se

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maraville ante la concha de un molusco, recuerde: todo se lo debemos al enlace de hidrógeno.

Joel ACHENBACH

National Geographic, agosto de 2004

Yersinia pseudotuberculosis

Yersinia pseudotuberculosis es una bacteria relativamente inocente. Siempre ha contaminado las aguas y los alimentos en mal estado, pero cuando alguien la ingiere, lo más que suele padecer son unas molestias gastrointestinales de escasa relevancia. En algún momento de la historia, tal vez en tiempos del Imperio romano, Yersinia adquirió un solo gen de alguna otra bacteria igualmente inocua. El gen tampoco era peligroso en sí mismo, pero dotó a Yersinia de un poder peculiar que acabaría inscribiendo su nombre en la lista infame de los mayores asesinos de todos los tiempos: la capacidad de vivir en el minúsculo tubo digestivo de una pulga. A partir de ese momento, Yersinia pseudotuberculosis ya no tuvo que limitarse a contagiar a los incautos que se la echaban a la boca. La pulga, que suele vivir parasitando a las ratas, pero que no tienen inconveniente en saltar —nunca mejor dicho— de especie para chuparles la sangre a los humanos, se encargaba de inyectar la bacteria directamente en las venas de sus víctimas. El resultado fue una de las mayores catástrofes sanitarias de que se tiene noticia: la peste, que en solo cinco años, entre 1347 y 1351, segó la vida de veinticinco millones de personas: una cuarta parte de la población europea.

Para entonces, la bacteria ya no se llamaba Yersinia pseudotuberculosis sino Yersinia pestis. Los científicos han comprobado ahora que las dos bacterias son prácticamente idénticas. Salvo por el gen que permite a la segunda sobrevivir en el tubo digestivo de la pulga. […] Un gen no es más que un segmento de ADN que contiene la información necesaria para fabricar una proteína. El gen que convirtió a la meliflua Yersinia pseudotuberculosis en el mortífero agente de la peste fabrica una proteína llamada fosfolipasa D, que destruye una defensa natural que la pulga fabrica contra las bacterias.

«Así se originó la peste» en El País, 27 de abril de 2002

Actividades:1. ¿Cuál es el tema del texto titulado Yersinia pseudotuberculosis? Reconoce las modalidades textuales presentes. 2. ¿A qué clase de textos corresponde el fragmento? Justifica tu respuesta con ejemplos extraídos del mismo.

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3. Analiza en el texto características generales del lenguaje científico y menciona otros rasgos propios de este tipo de textos que no estén presentes. 4. Explica qué son los tecnicismos e indica sus características y tipos según su procedencia y formación.

Soluciones:1. El tema del texto es el descubrimiento de la modificación genética de la bacteria Yersinia pseudotuberculosis, que originó la peste. Se comienza con una explicación que define la bacteria de que se trata y sus efectos en aguas, alimentos y seres humanos. A continuación, se incluye una narración de la evolución histórica de la bacteria: la transformación genética que posibilitó su capacidad de sobrevivir en las pulgas, que infectaron y provocaron la muerte de millones de personas en el siglo XIV. Finalmente, se expone el descubrimiento científico y se explica la noción de «gen» y la naturaleza del que convirtió a la bacteria en un agente infeccioso.

2. Se trata de un texto científico de carácter divulgativo: una noticia de un periódico de difusión nacional. Su objetivo primordial es informar sobre un descubrimiento científico, en este caso relacionado con enfermedades infecciosas. Está dirigido al público en general, por lo que busca la claridad y la sencillez. Algunas de las características que permiten adscribirlo a los textos de divulgación son las siguientes: _ Empleo de un lenguaje sencillo, más cercano al discurso oral, comprensible para un lector medio. _ Predominio de oraciones personales: Yersinia es; Yersinia ya no tuvo que limitarse a contagiar; El gen tampoco era peligroso en sí mismo; Los científicos han comprobado. . Léxico valorativo: bacteria relativamente inocente; lista infame de los mayores asesinos; los incautos que se la llevaban a la boca; una de las mayores catástrofes sanitarias; la meliflua Yersinia; el mortifero agente de la peste. . Recursos expresivos para hacer más accesible el texto a los lectores: . Personificaciones: Yersinia es una bacteria relativamente inocente; la lista infame de los mayores asesinos de todos los tiempos; la pulga no tiene inconveniente en saltar; se encargaba de inyectar; la meliflua Yersinia; la pulga fabrica. . Metáforas: dotó a Yersinia de un poder peculiar; La pulga… en saltar de especie; una proteína… que destruye una defensa natural.

3. Dado el carácter objetivo-subjetivo del texto, por su finalidad divulgativa, se observa un predominio de la función referencial, si bien están también presentes la función expresiva y la poética.

Los rasgos del lenguaje científico son los siguientes: . Abundancia de oraciones enunciativas. . Empleo de la tercera persona del presente de indicativo y del presente atemporal para la explicación científica de validez general: la caracterización de la bacteria (Yersinia es una bacteria; si alguien la ingiere) y del gen que la modifica (Un gen no es; fabrica una pro teína, destruye una defensa natural). Dado que parte del texto de El País incluye una narración acerca de la modificación genética que provocó la peste, se utilizan también algunos verbos en pasado (Yersinia adquirió; ya no tuvo que limitarse; el resultado fue).

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. Presencia de adjetivos explicativos y especificativos y de construcciones —adyacentes y subordinadas adjetivas— cuyo fin es otorgar claridad a la exposición: molestias gastrointestinales de escasa relevancia; minúsculo tubo digestivo de una pulga; la pulga, que suele vivir parasitando a las ratas, pero que no tiene inconveniente; El gen fabrica una proteína llamada fosfolipasa D, que destruye una defensa natural. . Empleo de tecnicismos: bacteria, Yersinia pseudotuberculosis, Yersinia pestis, gastrointestinales, gen, proteína, fosfolipasa D, ADN.

Como el texto que estamos analizando tiene carácter divulgativo, faltan sobre todo aquellos rasgos que destacan la objetividad y la precisión del lenguaje científico: presencia abundante de oraciones que evitan expresar el agente (impersonales y pasivas reflejas), empleo, con la misma intención, de subordinadas sustantivas y adverbiales construidas con formas verbales no personales; nomi nalizaciones, y, por último, tecnicismos, que son escasos en el texto.

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La belleza

«Bello» —al igual que «gracioso», «bonito», o bien «sublime», «maravilloso», «soberbio» y expresiones similares— es un adjetivo que utilizamos a menudo para calificar una cosa que nos gusta. En este sentido parece que ser bello equivale a ser bueno y, de hecho, en distintas épocas históricas se ha establecido un estrecho vínculo entre lo bello y lo bueno. Pero si juzgamos a partir de nuestra experiencia cotidiana, tendemos a considerar bueno aquello que no solo nos gusta, sino que además querríamos poseer. Son infinitas las cosas que nos parecen buenas —un amor correspondido, una fortuna honradamente adquirida, un manjar refinado— y en todos estos casos desearíamos poseer ese bien. Es un bien aquello que estimula nuestro deseo. Así mismo, cuando juzgamos buena una acción virtuosa, nos gustaría que fuera obra nuestra, o esperamos llegar a realizar una acción de mérito semejante, espoleados por el ejemplo de lo que consideramos que está bien. O bien llamamos bueno a aquello que se ajusta a cierto principio ideal pero que produce dolor, como la muerte gloriosa de un héroe, la dedicación de quien cuida de un leproso, el sacrificio de la vida de un padre para salvar a su hijo… En estos casos reconocemos que la acción es buena, pero —ya sea por egoísmo o por temor— no nos gustaría vernos envueltos en una experiencia similar.

Reconocemos ese hecho como un bien, pero un bien ajeno que contemplamos con cierto distanciamiento, aunque con emoción, y sin sentirnos arrastrados por el deseo. A menudo, para referirnos a actos virtuosos que preferimos admirar a realizar hablamos de una «bella acción».

Si reflexionamos sobre la postura de distanciamiento que nos permite calificar de bello un bien que no suscita en nosotros deseo, nos damos cuenta de que hablamos de belleza cuando disfrutamos de algo por lo que es en sí mismo, independientemente del hecho de que lo poseamos.

Humberto ECO

Historia de la belleza, Lumen

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Imágenes problemáticas

En un cierto momento de la historia del cristianismo, los padres de la Iglesia decidieron prohibir que se dibujasen o grabasen cruces en el suelo, por el riesgo inadmisible de que fueran pisadas. Pero muy lejos de Constantinopla, en otro continente lejano y entonces desconocido para los cristianos, los mayas representaron a sus enemigos prisioneros en sus escalinatas, para que sus vencedores pudieran humillarles pisando sus cuerpos. Esta elocuente simetría dice mucho acerca de la naturaleza de las imágenes, de su carácter turbador y fronterizo entre lo simbólico y lo real, lo conceptual y lo ontológico, lo mágico y lo existencial. Pudiera pensarse que los dos ejemplos citados son característicos de una era arcaica, prerracionalista y enfeudada en el pensamiento mágico. Nada más inexacto.

En 1991, tras la primera guerra de Irak, el presidente Sadam Husein hizo instalar en el suelo de la entrada del lujoso Hotel Al Rashid de Bagdad una imagen del presidente de Estados Unidos, George Bush (padre), para que todos sus residentes y visitantes tuvieran que pisarla forzosamente al entrar y salir del edificio.

Los ejemplos de esta punición figurativa, superviviente de las «imágenes infamantes» de antaño, podrían, en el latín arcaico, aparición, fantasma y sombra, antes de convertirse en copia, imitación y reproducción.

Román GUBERN

Patologías de la imagen, Anagrama

Comentario de los dos textos anteriores humanísticos:

1. Al comienzo del texto de Humberto Eco, La belleza, se identifica lo bello con algo agradable, con algo que podemos considerar «bueno», y que además nos gustaría poseer por las cualidades éticas y estéticas que manifiesta.

2. El autor expone que hay una serie de realidades que solemos considerar «buenas» en cuanto útiles, admirables, etcétera, pero que difícilmente podríamos desear poseer o a las cuales no solemos querer aspirar y que difícilmente calificaríamos de una forma espontánea como «bellas». El autor propone los ejemplos de algún ideal que acarree dolor, la muerte de un héroe, la dedicación de cuidar a un leproso, el sacrificio de la vida por un hijo.

3. Humberto Eco concluye su texto con la reflexión de que para emplear de una forma plena el concepto de belleza habría que aplicarlo con mayor distanciamiento y usarlo para referirse a lo que puede ser considerado «bello» por sus cualidades intrínsecas —estéticas o éticas—, independientemente del deseo que podamos tener de poseerlo o aspirar a ello.

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4. Los tres hechos históricos que presenta el texto de Roman Gubern son, por un lado, la prohibición en un momento dado del cristianismo de que se dibujaran cruces en el suelo, a fin de que no pudieran ser mancilladas por pisadas; por otro, el motivo por el que los antiguos mayas representaban imágenes de sus enemigos en las escalinatas de sus monumentos por la misma razón, pero a la inversa: para que pudieran ser humillados continuamente de forma simbólica al recibir las pisadas de las gentes; por último, Roman Gubern establece una analogía de este segundo ejemplo (que, junto con el anterior, parece propio exclusivamente de tiempos pretéritos) con la imagen del ex presidente de los EEUU George W. Bush colocada en un hotel de Bagdad por Sadam Husein a fin de que esta pudiera también ser mancillada por las pisadas de los visitantes del edificio.

5. Existe la relación de que, más allá del significado habitual de imagen como «reproducción visual», el origen etimológico de la palabra lo relaciona con una dimensión espiritual («aparición, fantasma»), lo que entronca de lleno con el uso simbólico de mancillar una imagen para, a través de ella, mancillar la realidad —persona, creencia, cosa— representada por dicha imagen.

6. RESPUESTA ORIENTATIVA. [En el texto de Humberto Eco se contrapone el concepto más extendido de la belleza y de lo «bello» en cuanto algo hermoso, bueno y que todos desearían, con una aplicación más restringida que relaciona la belleza con las cualidades propias de algo, independientemente de nuestra actitud hacia ello. En este texto están presentes las modalidades textuales de la exposición y de la argumentación. En el texto de Roman Gubern, a través de los ejemplos de la representación de la cruz, de la de los enemigos de los mayas y de la del rostro de George W. Bush, reflexiona acerca de la dimensión simbólica y espiritual que, desde tiempos remotos hasta nuestros mismos días tiene la imagen para el ser humano, y pone en relación dicha dimensión con la etimología de la palabra y el significado originario de la misma en latín. En este segundo texto están presentes las modalidades textuales de la descripción, la argumentación y la exposición.]

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Texto 3

Los seres humanos nos integramos en grupos con los que, en alguna medida, nos identificamos porque compartimos características que se convierten en signos de identidad del grupo. Y el hablar una misma lengua es la primera de estas características.

El solo hecho de que otro individuo hable en la misma lengua que yo abre un espacio común que hace posible la comu nicación y la cooperación. A la inversa, el que habla en otra lengua es irremisiblemente «otro», distinto de «nosotros».

Desde los más remotos tiempos la lengua ha sido un signo primario de identificación y un desencadenante de conflictos entre grupos, y en nuestros días continúa siéndolo. Es cierto que el papel de la lengua como signo de identidad de los grupos étnicos, de los grupos con un origen común, puede ser muy diverso. Para los musulmanes el signo de identidad fundamental es la religión, y la lengua árabe lo es en buena parte como vehículo de la creencia religiosa. Y los judíos han mantenido durante siglos una identidad muy sólida a pesar de haber perdido la lengua común. Y hay etnias nacionales enfrentadas a pesar de que comparten la misma lengua y naciones sólidamente unidas con fuertes diferencias lingüísticas. Pero en conjunto, y a pesar de todas estas variantes, sigue siendo cierto que la lengua es un signo primario de identidad.

Miquel SIGUAN

Bilingüismo y lenguas en contacto, Alianza

Texto 4

Que el progreso técnico en los medios de comunicación, de la imprenta a la radio o la televisión y a la informática e Internet, favorece en primer lugar a las grandes lenguas es evidente, aunque solo sea por razones económicas, porque su mercado es más amplio. Pero no es menos cierto que estos avances también ofrecen nuevas posibilidades a las lenguas menores. Así, el catalán es una lengua menor por el número de sus hablantes y una lengua débil porque no es lengua oficial de un Estado y no dispone de los medios que tendría en caso de serlo. Debilidad aumentada todavía porque coexiste con el español, que en el mundo actual es una de las grandes lenguas de comunicación internacional. Y es evidente que los procesos de globalización aumentan todavía este desequilibrio. Pero es igualmente cierto que la presencia del catalán en la radio o en la televisión le permite llegar más allá de sus fronteras geográficas.

Y que en la medida en que existe un software en catalán y que el catalán puede utilizarse en la Red, cualquiera en cualquier parte del mundo puede recibir e intercambiar información en esta lengua y puede incluso aprenderla si la desconoce. Y si las técnicas de traducción automática avanzan como se nos dice, pronto será posible intervenir en cualquier reunión en catalán sin que nadie pueda objetar que no lo entiende.

Page 14: textos

O sea que el progreso técnico ofrece al catalán, como a cualquier otra lengua menor, unas capacidades de supervivencia inimaginables hace unos años. Para aprovechar estas posibilidades solo hace falta que los hablantes de la lengua deseen efectivamente mantenerla y que dispongan de los medios adecuados para hacerlo.

Miquel SIGUAN

Bilingüismo y lenguas en contacto, Alianza

1. La idea principal del texto 3 es que la lengua es un elemento fundamental en la configuración de las identidades colectivas. La tesis del texto 2 es que el progreso técnico en los medios de comunicación abre nuevas posibilidades de desarrollo y supervivencia para las lenguas minoritarias (especialmente el catalán).

2. En el texto 3, el autor emplea un argumento de contraste—El solo hecho de que otro individuo hable en la misma lengua que yo abre un espacio común […]. A la inversa, el que habla en otra lengua es irremisiblemente «otro», distinto de «nosotros»— y afirma, después, aunque evita aducir ejemplos concretos, que la lengua ha sido, desde tiempos remotos, factor determinante de cohesión e identificación de los miembros de un grupo y desencadenante de conflictos. En el texto 2, el emisor argumenta su tesis a partir del ejemplo concreto del catalán: el empleo de esta lengua en la radio y en la televisión le permite desbordar sus fronteras geográficas; su presencia en la Red hace posible que, desde cualquier lugar del mundo, se pueda intercambiar información en esta lengua o, incluso, aprenderla; por último, el avance en las técnicas de traducción posibilitará la utilización del catalán en cualquier reunión del ámbito nacional o internacional, independientemente de que lo conozcan o no el resto de los países participantes.

3. Las situaciones mencionadas en el primer texto que podrían servir para refutar la tesis principal son la existencia de etnias nacionales enfrentadas que, sin embargo, comparten la misma lengua, así como de naciones sólidamente cohesionadas en las que conviven lenguas diversas, y el caso particular de los judíos, que han mantenido una fuerte identidad a pesar de haber perdido la lengua común, o el de los musulmanes, cuyo signo de identidad primordial es la religión.

4. La conclusión a la que llega Miquel Siguan coincide, en ambos textos, con la tesis de partida. En el primero, se afirma que, en efecto, la lengua es la seña de identidad fundamental de un grupo. En el segundo, el autor concluye que el progreso técnico —la Red, sobre todo— ofrece, ciertamente, a las lenguas minoritarias —al catalán, en particular— nuevas posibilidades de supervivencia, el aprovechamiento de las cuales dependerá de los medios disponibles y de la voluntad de los hablantes.

5. En ambos textos se emplea la modalidad expositiva argumentativa.

En el texto 1, las ideas se estructuran de la siguiente forma: Se enuncia, en primer lugar, la tesis: Los seres humanos nos integramos […] que se convierten en signos de identidad del grupo.

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Se aducen, después, argumentos en defensa de esta tesis (véase la respuesta a la actividad 2): El solo hecho de que […] y en nuestros días continúa siéndolo. . Se presentan, en tercer lugar, algunos ejemplos que podrían servir para refutar la afirmación inicial (véase la respuesta a la actividad 3): Es cierto que […] y naciones sólidamente unidas con fuertes diferencias lingüísticas. . Se reitera, por último, la tesis presentada al principio del texto: Pero en conjunto, y a pesar de todas estas variantes, sigue siendo cierto que la lengua es un signo primario de identidad.

Por su parte, en el texto 2 se observa la siguiente estructura: . Primero se presenta una idea comúnmente aceptada—el progreso técnico en los medios de comunicación […] favorece en primer lugar a las grandes lenguas— e, inmediatamente, la tesis, paradójica, que pretende argumentar el autor —Pero no es menos cierto que estos avances también ofrecen nuevas posibilidades a las lenguas menores—. . Se ejemplifican las ideas anteriores mediante el caso concreto del catalán: Así, el catalán es una lengua menor […] sin que nadie pueda objetar que no lo entiende . Se reitera, a modo de conclusión, la tesis del autor: que el progreso técnico ofrece al catalán […] adecuados para hacerlo.

6. En los fragmentos presentados se pueden observar las siguientes características lingüísticas propias de los textos humanísticos: . Uso de la modalidad expositivo-argumentativa (véase la respuesta a la actividad anterior). . Predominio de la función referencial, que se manifiesta en el empleo de oraciones enunciativas, con el verbo en indicativo, en tercera persona: Desde los más remotos tiempos la lengua ha sido un signo primario de identificación y un desencadenante de conflictos entre grupos, y en nuestros días continúa siéndolo (texto 1); es igualmente cierto que la presencia del catalán en la radio o en la televisión le permite llegar más allá de sus fronteras geográficas (texto 2). . Utilización de sustantivos abstractos propios de la disciplina o del tema del texto: lengua, comunicación, cooperación, identificación, identidad, religión, creencia, etnia, nación (texto 1); progreso, lengua, globalización, desequilibrio, capacidades, posibilidades (texto 2). . Empleo de elementos gráficos como las comillas: el que habla en otra lengua es irremisiblemente «otro», distinto de «nosotros» (texto 1).

.

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Presencia de marcas lingüísticas del emisor y del receptor: un nosotros generalizador (nos integramos, nos identificamos, compartimos, nosotros, nuestros días) y un pronombre de primera persona del singular con valor, igualmente, genérico (El solo hecho de que otro individuo hable en la misma lengua que yo abre un espacio común que hace posible la comunicación y la cooperación) en el texto I; el adjetivo valorativo evidente en el texto 2.

Texto 5

El matrimonio en Roma

Los esponsales constituían un compromiso en el que se establecía la promesa de matrimonio con la aprobación de los familiares más próximos y capacitados en derecho para representar a los contrayentes. Ese consentimiento, preferiblemente paterno, estaba prescrito. La alianza se sellaba mediante las arras, un depósito en metálico, aunque poco a poco se fue imponiendo la costumbre del anillo de compromiso, de hierro, de oro o hasta de piedras preciosas, si el novio podía permitírselo.

Con frecuencia el novio colocaba el anillo en el dedo anular de su futura esposa sin conocerla. No había, pues, nada de amor en el gesto, a pesar de que, según Apiano, se eligiera ese dedo porque posee un nervio que conduce directamente al corazón, «el órgano más importante del cuerpo».

El acto se cerraba con un banquete que realzaba el compromiso y lo transformaba en celebración o ceremonia. Estos esponsales podían preceder en varios años a la boda, y constituían un pacto de alianza entre familias que podía atar a una niña de seis o siete años a su destino de madre de familia apenas se la considerara núbil.

Para un varón, la transición de la adolescencia a la edad adulta estaba marcada por un rito de paso de eco social público y visible: la investidura de la toga viril, subrayada por la aparición de la primera barba. En cambio, para una adolescente romana, el tránsito a la condición adulta se reconocía en el seno del hogar en la víspera de su boda, como indicio de su naturaleza núbil, de que era apta para ser fecundada y, por tanto, para casarse. Con frecuencia ocurría en edades muy tempranas, a partir de los doce años, comúnmente antes de los quince, y para cumplir con el enlace pactado años antes a través de una ceremonia de esponsales.

Pedro Ángel FERNÁNDEZ VEGA

Historia, Nacional Geographic, n.º 60, 2009

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Texto 6

El discurso histórico se diferencia del discurso de ficción en que el primero busca la verdad y el segundo la verosimilitud. El siguiente texto profundiza en esa característica de los textos históricos.

184 La verdad histórica

El historiador que construye un texto histórico aspira a que, sanción última, ese texto sea reconocido como verdadero y, por tanto, histórico. Para conseguirlo no solo hace saber la verdad sobre acontecimientos pretéritos (y/o sobre las interpretaciones de acontecimientos pretéritos), sino que prueba que es verdad: cuando la percepción inmediata no es posible, los documentos lo probarán y la explicación lo certificará.

El historiador tiene que hacer creer que lo que dice es verdad. Mas la verdad histórica no puede ceñirse a la antigua concepción de la correspondencia: correspondencia entre palabras y cosas, correspondencia entre lo que se dice y un referente externo. La verdad histórica es, lo hemos dicho, un efecto sentido, construido por el texto histórico.

Hemos hablado de «ilusión referencial», de «efecto de sentido», de «efecto de verdad», que corresponden a estrategias para hacer creer que habla el «horizonte de la historia»: estrategia del enunciador para ausentarse del texto. Un diario, unas memorias, un relato autobiográfico, implican por definición la referencia a un sujeto que escribe su historia, la historia en la que ha sido testigo, espectador, actor. Es una historia singular, referencial izada a un sujeto singular que se inscribe en el relato mismo como productor del relato y de la acción que el relato narra. En este tipo de relatos, la narratividad está subordinada a la posición explícita, en el relato mismo, de un sujeto narrador que dice «yo».

Esa misma característica excluye a esa categoría de textos históricos propiamente dichos. En estos, en los textos no «autobiográficos », se plantea una serie de interrogantes que requieren de estrategias de credibilidad, pues, en efecto, ¿cómo un relato histórico puede hacer creer una referencia?, ¿cómo, leyendo un texto histórico, se acepta, se supone o se pre supone que lo que allí se dice es verdad, independientemente del sujeto que lo enuncia, y que es verdad para todo el mundo universalmente?

Es necesario distinguir el proceso de investigación del historiador, interminable, del resultado final, que es necesariamente un texto y como tal un modo coherente de significación, clausurado y sometido a las leyes del discurso. […]El historiador en su comunicación textual no se limita a transmitir un «objeto» cognitivo de saber verdadero, sino que debe conseguir la adhesión del destinatario para que acepte que es verdadero. Como todo proceso de comunicación, la transmisión de información requiere de persuasión o, lo que es lo mismo, un hacer creer para que el destinatario crea.

Cuando un texto falso es recibido como verdadero, es creído; cuando se demuestra que no es verdadero, es necesario hacer creer que es verdad que es falso; en todos los casos está implícito un acto de creer que, pensamos, es una operación cognitiva particular. El que un documento falso funcione como verdadero, se crea verdadero, prueba que en

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cuanto que funciona es activo, y su eficacia lo convierte en verdadero; se puede, pues, como sugiere Greimas en este sentido, sustituir el concepto de verdad por el de eficacia.

Se puede argüir que la búsqueda de adhesión del destinatario no excluye, por ejemplo, la argumentación; pero la argumentación, o lo que es lo mismo, el intento, por el discurso, de llevar a un destinatario a una cierta acción, también es una tarea de persuasión si para conseguir sus propósitos la argumentación debe incorporar una representación del destinatario, y tenderá a evocar sus valores ideológicos. […]

Se puede dudar (incerteza) más o menos, admitir (probabilidad) más o menos, pero no se puede afirmar (certeza) o rechazar (excluir) más o menos. Unas categorías parecen articuladas por oposiciones nítidas; otras, en cambio, son graduales; no es lo mismo presentar en el discurso un hecho o una explicación como cierto que como probable, pero la elección de una u otra modalidad no revierte solo sobre el enunciado, sino que permite descubrir la estrategia del enunciador, presentándolo al destinatario para su adhesión; presentar algo como probable reduce la incertidumbre, pero evita el rechazo o la exclusión en la interpretación del destinatario. Un discurso como el histórico, que quiere probar que lo que dice es verdad, presentará el efecto verdad, modalizando los enunciados; atender a ellos y observar sus transformaciones puede permitirnos descubrir las estrategias de un enunciador que se empeña en ocultarse.

Jorge LOZANO

El discurso histórico, Alianza

Posible comentario:

El fragmento puede dividirse en cuatro partes:

. En la primera parte (párrafos 1-2), el autor especifica cuál es la finalidad de un texto histórico: no tanto referir una serie de conocimientos verdaderos sobre acontecimientos pasados, cuanto persuadir al lector de la veracidad de tales conocimientos. . En la segunda parte (párrafos 3-6) se hace referencia a uno de los procedimientos básicos para lograr ese «efecto de verdad»: la estrategia del autor de ausentarse del texto, de modo que se produzca la sensación de que quienes hablan son los propios hechos históricos, y no un emisor singular. Ello excluye de la categoría de los textos históricos propiamente dichos la autobiografía, el diario o las memorias. . En la tercera parte (párrafos 7-8) se reiteran, con leves matices, las ideas presentadas al principio del texto: puesto que los textos históricos deben tratar de conseguir la adhesión del receptor, el concepto, lábil, de verdad histórica cede su puesto al de eficacia persuasiva. . En la cuarta parte (párrafos 9-10) se alude a otras técnicas —apelar a los valores ideológicos del receptor, presentar una interpretación no como cierta, sino como probable, para evitar el rechazo— que pueden ser empleadas por el emisor de un texto histórico. El texto se cierra con una advertencia implícita acerca de la necesidad de mantener una actitud vigilante para descubrir tales estrategias.

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Como se desprende de la respuesta anterior si la primera y la tercera parte en las que hemos dividido el texto presentan la idea fundamental del autor —la sustitución del concepto absoluto de verdad por el de credibilidad—, las partes segunda y cuarta desgranan algunas de las estrategias que pueden emplearse para lograr ese efecto o ilusión de verdad.

[Un texto histórico aspira no tanto a transmitir un conocimiento verdadero sobre acontecimientos del pasado, cuanto a persuadir al receptor de la veracidad de ese conocimiento. La verdad histórica —entendida como una correspondencia verificable entre palabras y hechos— queda, así, sustituida por la credibilidad o efecto de verdad. Algunas estrategias orientadas a que el texto resulte creíble, a lograr la adhesión del receptor, son el ocultamiento del emisor, la apelación a los valores ideológicos del destinatario o la presentación de un suceso o interpretación no como cierto, sino como probable, para reducir las posibilidades de rechazo por parte del lector.] Los mecanismos que proporcionan cohesión al texto son, sin ánimo de exhaustividad, los siguientes:

. Anáforas: lo (conseguirlo, línea 3, remite a que […] ese texto sea reconocido como verdadero); lo (lo probarán y lo certificará, línea 7, remiten a que es verdad) lo (lo convierte, línea 51, alude a un documento). . Deixis espacial: estos (En estos, línea 27, remite al sintagma textos históricos de la oración anterior); allí (lo que allí se dice, línea 32, alude a un texto histórico). . Conectores: pues (línea 52, conector consecutivo); en cambio (línea 64, conector contraargumentativo). . Elipsis: Unas categorías parecen articuladas por oposiciones nítidas; otras [categorías], en cambio, son graduales (líneas 63-64). . Cohesión léxica: son abundantes las palabras y las expresiones que se reiteran a lo largo del texto: verdad, texto histórico o creer. Un caso de sinonimia referencial es la utilización de los vocablos historiador y enunciador.

Texto 7

Hubo un niño a quien sus padres, con la mejor voluntad, lo pusieron en un cesto de mimbres a orillas del río Nilo deseándole buena suerte. Tanta tuvo que una hija del faraón lo sacó de las aguas y lo adoptó con el nombre de Moisés. La historia es conocida, lo que no se conoce tanto es el porqué de ese nombre. El sabio Filón de Alejandría lo interpretaba así: en copto, una de las lenguas habladas en Egipto, mo significaba «agua», y useh, «salvar», así que Mouse, que dio nuestro Moisés, quiere decir «salvado de las aguas». El que con el tiempo iba a conducir a los israelitas a través del desierto durante cuarenta años llevaba su biografía, por lo menos la de los primeros años, en el nombre; incluso, precisando más, podría decirse que en su primera letra, la m, porque probablemente no haya en el alfabeto letra con forma tan parecida a la realidad natural de la que se copió: el agua.

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El origen gráfico de la m está en el símbolo con que se representaba el agua en la antigua escritura jeroglífica. No haría falta ser egiptólogo para descifrar un signo como este porque si a cualquier persona se le dijera que dibujase el agua lo haría aproximadamente así. De este dibujo procede la letra mem del alfabeto fenicio que, bajo el significado de «agua», es la antecedente de todas las emes grecolatinas. En las lenguas semíticas la m aparece en el radical de la palabra: agua es mw en egipcio, mo en copto, maiim en hebreo y arameo, *mu en asirio, ma’un en árabe. Es por tanto una letra que no disimula sus orígenes acuáticos, los lleva claramente expresos en sus ondulantes formas.

Gregorio SALVADOR y Juan R. LODARES

Historia de las letras, Espasa Calpe

Texto 8

Los escaparates mandan

Yo me pregunto si hay alguna razón para afirmar que en nuestro tiempo goza el dinero de un poder social mayor que en sazón1 ninguna del pasado. También esta curiosidad es expuesta y difícil de satisfacer. Si nos dejamos ir, todo lo que pasa en nuestra hora nos parecerá único y excepcional en la serie de los tiempos. Hay, sin embargo, a mi juicio, una razón que da probabilidad clara a la sospecha de ser nuestro tiempo el más crematístico2 de cuantos fueron.

Es también edad de crisis: los prestigios hace años aún vigentes han perdido su eficiencia. Ni la religión ni la moral dominan la vida social ni el corazón de la muchedumbre. La cultura intelectual y artística es valorada en menos que hace veinte años. Queda solo el dinero.

Pero, como he indicado, esto ha acaecido varias veces en la historia. Lo nuevo, lo exclusivo del presente es esta otra coyuntura. El dinero ha tenido, para su poder, un límite automático en su propia esencia.

El dinero no es más que un medio para comprar cosas. Si hay pocas cosas que comprar, por mucho dinero que haya y muy libre que se encuentre su acción de conflictos con otras potencias, su influjo será escaso. Esto nos permite formar una escala con las épocas de crematismo y decir: el poder social del dinero —ceteris paribus 3— será tanto mayor cuantas más cosas haya que comprar, no cuanto mayor sea la cantidad del dinero mismo. Ahora bien: no hay duda de que el industrialismo moderno, en su combinación con los fabulosos progresos de la técnica, ha producido en estos años un cúmulo tal de objetos mercables, de tantas clases y calidades, que puede el dinero desarrollar fantásticamente su esencia: el comprar.

José ORTEGA Y GASSET

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El Sol, 15 de mayo de 1927, en La rebelión de las masas, Castalia

1sazón: ocasión, tiempo.

2crematístico: relativo al interés por el dinero.

3ceteris paribus: quedando en el mismo estado las cosas.

Algunas anotaciones para el comentario son:

Si bien es cierto que, ante el derrumbe de otros valores como la religión, la moral, el pensamiento o el arte, el dinero ha pasado a ocupar un lugar preponderante en la vida social, este no es, a juicio de José Ortega y Gasset, un rasgo privativo de la sociedad contemporánea. Estas ideas ocupan la primera parte del texto (desde Yo me pregunto hasta esto ha acaecido varias veces en la historia).

La idea central del fragmento se desarrolla en la segunda parte del mismo (desde Lo nuevo, lo exclusivo del presente hasta el final): lo característico de los nuevos tiempos es la extensión del mercado, que ofrece unas posibilidades de comprar —de emplear ese dinero— nunca vistas hasta ahora, como resultado de la combinación del desarrollo industrial y de los avances tecnológicos.

En el texto encontramos las siguientes características propias del género ensayístico:

. Presencia del emisor, que se manifiesta por medio de pronombres, de formas verbales y de posesivos de primera persona: Yo me pregunto, a mi juicio, como he indicado. . Carácter dialogal, pues, aunque no hay apelaciones explícitas —en segunda persona— al receptor, el autor utiliza, en ocasiones, un nosotros generalizador que engloba a aquel en su referencia —nuestro tiempo, nos dejamos ir, nuestra hora—. . Predominio de un vocabulario abstracto de tipo humanístico: religión, moral, cultura, esencia… . Empleo de la modalidad expositivo-argumentativa.