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TEXTO 1
SOY un patriota. Al menos lo creo. Me afecta, cómo no, que me hayan congelado el
sueldo, que me "quiten" todos los meses el cinco por ciento de la paga y que a la extra de
Navidad le den un bocado de hasta 500 euros. Lo acepto de más o menos buen grado.
Como la subida del IVA y del IRPF. Quiero apoyar a mi país, quiero contribuir de todos los
modos posibles a que levante la cabeza. Es mi país, no conozco otro. Digo que ningún
otro, aunque conozca muchos, es el mío, el mío es éste, España, que me gusta a rab iar.
Me encantaría que Rodríguez Zapatero se fuera a León a escribir sus Memorias, que
llegara otro que fuera capaz de generar la confianza que el actual presidente ha
dilapidado. Pero eso no influye en lo que vengo diciendo, aquí estamos con mi nómina
normalita a contribuir en lo que haga falta. En cierto modo es lo que he venido haciendo
desde hace 35 años: pagar impuestos e intentar ser un buen ciudadano. Digo que nunca
he sido grafitero, ni he rayado coches, incendiado el bosque, ensuciado la ciudad o e l
mar, maltratado los equipamientos públicos. He hecho exactamente lo que millones y
millones de españoles que ahora somos interpelados por nosotros mismos: ¿qué habré
hecho yo para estar como estamos? ¿Votarlo? ¿Y los que no, como es mi caso? (…).
Enrique Montiel, “De patriotismo” (Diario de Cádiz, 25-11-2010)
TEXTO 2
(…) Qué idea tan extraordinaria para resarcirse del fracaso de público y crítica que fue la última
visita papal a España. ¡Un saint-seller! Reconozcan que hay que ser inteligente, sutil e incluso
sibilino para conseguir un éxito de ventas simplemente anunciando que en el dicho volumen el
Papa se pronuncia algo favorablemente sobre el condón. Legiones de católicos congelados,
enfriados o simplemente entibiados por los anatemas lanzados anteriormente por Benedicto se
precipitarán a las librerías para conocer el dónde, el cómo y el cuándo. Yo misma, si me hallara
en funciones, no dudaría en consultar el nuevo catálogo de manualidades emitido por
Ratzinger. Tentador, lo es. Según leo por encima, a la espera de que la editorial me mande un
ejemplar (esta columna lo vale), parece que el Cabeza de la Iglesia se aviene a que usen el
elástico invento las prostitutas (veo aquí una tierna solidaridad de faldas; y no olviden el
precedente de la Magdalena), lo que le garantiza un alto nivel de ventas en todos los
putódromos de la cristiandad (…).
Maruja Torres, “Saint-seller” (El País, 25-11-2010)
TEXTO 3
El grito de alarma no es de los nacionalistas españoles, como alguien pudiera pensar, sino de José Montilla que ha hecho de la alerta sobre el independentismo de CIU su mensaje de los últimos días. Cuidado con CIU que es más independentista que autonomista y vigilen ustedes al PP que parece dispuesto, vaya escándalo, a investir un presidente independentista que «sí quiere romper España» (sic, en entrevista en este periódico). Y lo dice el hombre que ha gobernado con el ala más radical del nacionalismo catalán, el genuino, ERC, y el adosado, ICV. El hombre que ha amenazado con rebeliones institucionales porque el Constitucional no les ha aprobado un Estatuto separatista. El que impulsa, junto a Zapatero, un proyecto de reforma del poder judicial para trampear la sentencia del Estatuto. Y el que explica que él es español, pero no españolista, eso es cosa de la derecha, sino federalista (…). Edurne Uriarte, “¡Qué vienen los separatistas!”, (ABC, 25-11-2010)
TEXTO 4
Todo esto de la Unesco ha reavivado el antiflamenquismo en Andalucía, cosa que se veía venir. Se podía haber solicitado el reconocimiento sin tanto boato, pero no ha sido así y hasta los que van de flamencos han demostrado que llevan aún el antiflamenquismo en las tripas, seguramente sin saberlo. He tenido la santa paciencia de leer cientos de comentarios en los diarios digitales y he podido comprobar la gran cantidad de andaluces que se avergüenzan todavía del arte de lo jondo. Destacados columnistas lo han llegado a comparar con “el tapeo” y hasta han inventado nuevas soleares. Los mismos que han intentado hacer literatura con las miserias de los artistas flamencos, ahora arremeten contrar quienes quieren contribuir a acabar con esas miserias. Y hasta contra los propios artistas, que no han sido los responsables de esta campaña politizada para que la Unesco reconociera la universalidad de un arte que ya había conquistado el mundo.
Manuel Bohórquez, “¿Vuelve el antiflamenquismo?, (El Correo de Andalucía, 25-11-2010)