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X Congreso Español de Sociología – 1, 2, 3 de julio 2010
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La articulación de la perspectiva cuantitativa y cualitativa en la
investigación sobre el curso de vida. El ejemplo de los efectos
de la protección social sobre las trayectorias laborales.
Joan Miquel Verd Pericás Universitat Autònoma de Barcelona Departamento de Sociología Edificio B. 08193 Bellaterra (Barcelona) Teléfono: 93 581 24 04 Fax: 93 581 24 05 E-mail: [email protected]
Introducción
Muy frecuentemente el uso de métodos cualitativos se reserva a cuestiones de
investigación vinculadas al “mundo interno” de los actores, concretamente, a sus
motivaciones, significados, representaciones, emociones y otros aspectos subjetivos
(Schwartz y Jacobs, 1984: 22). Estos intereses también se trasladan al uso de relatos de
vida, poniendo un acento mayor, si cabe, en los sistemas simbólicos de los actores
(Denzin, 1989) o en los aspectos identitarios (Giarraca y Bidaseca, 2004; Atkinson y
Delamont, 2006: xxiii).
Sin embargo, la perspectiva cualitativa es pertinente más allá de los elementos
más puramente émicos (incluyéndolos también, desde luego). Por un lado, su capacidad
inigualable para contemplar y situar los acontecimientos en sus propios contextos
(Munck, 2004), permite abordar las acciones de los individuos en interrelación con
aquellos factores externos cuya influencia puede quedar fuera de su propia conciencia.
Por otro lado, tal como han destacado Miles y Huberman (1994) o Mason (2006), entre
otros, la mirada a corta distancia de la perspectiva cualitativa, al tiempo que su
aproximación holística, permite identificar mejor que de ningún otro modo los
mecanismos causales e interrelaciones entre acontecimientos. Unos y otros elementos
permiten establecer generalizaciones (mediante el uso de la lógica comparativa) que van
precisamente más allá de lo ideográfico y de los contextos particulares. En este sentido,
la posibilidad de contemplar la acción y experiencia sociales como situadas
contextualmente permite el desarrollo de explicaciones de grano fino, que a menudo
sobrepasan, puesto que lo articulan, lo estrictamente micro o macrosociológico (Mason,
2006: 17-18).
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Estos principios genéricos pueden aplicarse perfectamente al uso de los relatos
de vida. Junto con las motivaciones, significados o representaciones, los relatos
permiten contemplar el entramado y textura de los acontecimientos, así como su
interrelación longitudinal (Pujadas, 1992: 44-45). Este uso “objetivista” exige un
principio realista que no todos los autores comparten y que ha sido respaldado con
energía por Bertaux (1997) o Thompson (2004). Estos autores defienden la pertinencia del
relato como vía de acceso a la realidad “objetiva” más allá del narrador, de modo que a
pesar de la mediación que supone el propio relato siempre es posible reconstruir “la
estructura diacrónica de situaciones y acontecimientos que han marcado esta
trayectoria [biográfica]” (Bertaux, 1997: 37; con cursivas en el original).
Esta ponencia se encuadra en la mencionada postura realista. Concretamente, se
defiende que los relatos de vida son un instrumento adecuado para identificar momentos
clave en las biografías (laborales) de la personas y examinar con detalle con qué
recursos contaban dichas personas en esos momentos, y cómo fueron utilizados y por
qué (con qué intenciones). De hecho, se toma como hilo conductor un proyecto de
investigación, denominado CAPRIGHT1, cuyo objetivo final es el de evaluar en qué
medida las políticas de protección social aportan recursos valorados y útiles para las
personas a la hora de desarrollar sus propias biografías. Como se ha señalado más
arriba, posiblemente no sea éste el uso de los relatos de vida más extendido hoy en día,
sin embargo, creemos que el mencionado proyecto ejemplifica bien las bondades de este
tipo de uso.
Uno de los objetivos del proyecto CAPRIGHT es abordar de modo longitudinal,
y con un objetivo de carácter evaluativo, las diferentes políticas de protección social
vinculadas al empleo que se dan en diferentes países europeos. Con el objetivo de
desarrollar este objetivo se ha adoptado como marco normativo, la perspectiva de las
capacidades de Sen, cuyos detalles serán presentados más adelante. En términos
metodológicos, se ha adoptado una perspectiva biográfica longitudinal, inspirada en
buena medida por la perspectiva del curso de vida, tomando en cuenta las trayectorias
1 El proyecto CAPRIGHT (Resources, rights and capabilities: in search of social foundations for Europe), se ha desarrollado entre enero de 2007 y diciembre de 2010. Ha sido coordinado por Robert Salais y financiado por el VI Programa Marco de la Comisión Europea (contrato CIT4-CT-2006-028549). En él han participado 24 equipos de 13 países diferentes, aunque divididos en tres subproyectos principales diferentes. Para más información puede consultarse la página http://www.capright.eu.
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de trabajadores y trabajadoras y el tipo de protección ofrecida en diferentes momentos y
estadios de sus trayectorias2.
Como se verá, es uso de la perspectiva de las capacidades de Sen y un enfoque
predominantemente cualitativo es el rasgo distintivo respecto a los (pocos) trabajos que
hasta el momento han abordado la evaluación de las políticas de protección social desde
una perspectiva longitudinal. La articulación de la perspectiva teórica de Sen con una
perspectiva biográfica longitudinal supuso un conjunto de retos metodológicos que se
resolvieron mediante un diseño mixto en que el uso de relatos de vida tenía un papel
central. La justificación y descripción de este uso constituye en núcleo de la ponencia.
1. Trayectorias laborales y curso de vida
1.1. La desestabilización de las trayectorias biográficas
Los cambios ocurridos en los mercados laborales de los países occidentales a partir de la
década de los ochenta han producido unas biografías laborales que muy poco tienen que
ver con las “carreras laborales” estables y sin sobresaltos típicas de los años cincuenta y
sesenta. A los efectos producidos por las políticas desreguladoras y flexibilizadoras
(Jessop, 2002) deben añadirse, en Europa, los causados por las políticas que buscan la
incorporación de las mujeres a la esfera productiva, en lo que se ha denominado ‘adult
worker model’ (Lewis, 2001; Annesley, 2007). Tanto unas medidas como otras han
producido enormes cambios en la clásica (y masculina) secuenciación vital en tres
etapas: educación, trabajo remunerado y jubilación. Hoy en día, estas etapas tienen
duraciones diferentes entre las personas, pueden solaparse total o parcialmente y pueden
darse con variadas transiciones entre una y otra situación (Klammer, 2009).
El inicio de estos cambios en las trayectorias biográficas casi ha coincidido
temporalmente con el desarrollo de la denominada perspectiva del curso de vida. Esta
perspectiva es reivindicada por algunos autores como la orientación teórico-
metodológica de mayor preeminencia actualmente en el estudio de las trayectorias
biográficas (Elder, Johnson y Crosnoe, 2004). Las razones van más allá de los cambios
en los mercados laborales, y pueden encontrarse en el interés creciente por estudiar
2 Esta perspectiva metodológica no se ha aplicado por parte de todos los grupos de investigación que han participado en el proyecto CAPRIGHT. Específicamente se ha llevado a cabo en los siguientes países europeos: Alemania, Austria, España, Francia, Italia, Rumania y Suiza. También queremos señalar que los detalles del diseño y explotación de los datos que se darán más adelante corresponden a la aproximación concreta realizada por el equipo español del proyecto.
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cómo las personas viven sus vidas en unos contextos sociales cada vez más cambiantes
e inestables3.
Aunque pueden encontrarse antecedentes en algunos trabajos publicados durante
la década de los cincuenta (véase Giele y Elder, 1998a; o Mayer, 2005), existe cierto
acuerdo (Elliott, 2005; Giele y Elder, 1998a; Mayer, 2005; Sampson y Laub, 1991) en
tomar el estudio de Elder The Children of the Great Depression como una de las obras
seminales de la perspectiva. En esta obra el autor identifica “four main factors that
shape the life course: location in time and place, social ties to others, individual agency
or control, and variations in the timing of key life events” (Elliott, 2005: 73). Estos
elementos prefiguran los que hoy en día se presentan como principios paradigmáticos
de la perspectiva, que son presentados algo más abajo.
Resulta interesante destacar el hecho de que la perspectiva del curso de vida
haya pasado a jugar un papel cada vez más importante en el diseño de las políticas que
promueve la Unión Europea (véase Klammer, 2004; Klammer, Muffels y Wilthagen,
2008; Klammer, 2009). A día de hoy, esta aproximación se vincula no sólo a las
“políticas económicas, de empleo y de mercado de trabajo, sino también a las políticas
sociales, de pensiones y de igualdad de oportunidades, a los debates sobre la calidad de
vida, al objetivo de un envejecimiento activo y a la agenda europea sobre políticas
sociales” (Klammer, Muffels y Wilthagen, 2008: 5).
Aunque tradicionalmente el término life course se ha utilizado más en los
Estados Unidos y el término life cyle más en Europa, resulta relevante que la Unión
Europea prefiera el término life course, lo cual no puede interpretarse como una
casualidad. Frente al término life cycle, frecuentemente utilizado en demografía y en los
estudios de población para referirse a grandes agregados, el término life course tiene
una connotación más personal e individual, más vinculada incluso a aspectos de agencia
y reflexividad en el desarrollo de la propia trayectoria (Elliott, 2005: 73; Elder, Johnson
y Crosnoe, 2004: 4-5). Ello no quita que los conceptos utilizados y la aproximación
metodológica sean en buena parte coincidentes.
3 El giro narrativo-biográfico que se ha dado en los últimos treinta años en la sociología cualitativa también podría vincularse a razones parecidas, aunque éste no es el lugar para desarrollar este argumento. Sobre esta cuestión véanse Bertaux (1997) o Atkinson y Delamont (2006).
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1.2. Elementos principales de la perspectiva del curso de vida
Antes de presentar los principios que sustentan la aproximación del curso de vida,
ofrezcamos una primera definición de la perspectiva, tomada de Giele y Elder (1998a:
2-3):
“The key building block elements of the new life course paradigm are events
combined in event histories or trajectories that are then compared across
persons or groups by noting differences in timing, duration, and rates of change.
[…] No longer are the principal questions ones of comparing static qualities
such as how many and which people are poor; rather, the new dynamic
questions focus on both individual characteristics ans system properties. For
example, typical questions that are encountered in cross-national comparisons of
panel studies ask how life experiences differ by gender and cohort, which people
are more likely to remain poor, and how the United States compares to other
countries in the persistence of inequality” (p. 3-4, con cursivas en el original).
La perspectiva que acabamos de presentar se desarrolla en cinco principios
básicos (Giele y Elder, 1998b; Elder, Johnson y Crosnoe, 2004) que resumidamente
pueden enumerarse del siguiente modo: a) Situación en el espacio y el tiempo (time and
place): La situación individual de cada persona en términos históricos y culturales
afecta a la experiencia personal y a las modos de desarrollar el curso vital; b) Vidas
conectadas (linked lives): La acción social de los individuos interactúa con y está
mutuamente influída por las relaciones con otras personas, con las que se comparten
experiencias similares; c) Agencia (human agency): Las personas toman decisiones de
forma activa respecto a sus objetivos, en el marco de las oportunidades y constricciones
que marca la historia y las circunstancias sociales; d) Momento vital (timing):
Acontecimientos y características personales similares experimentados en momentos
vitales diferentes tienen consecuencias diferentes en la vida de las personas; e)
Extensión a lo largo de toda la vida del desarrollo biográfico (life-span development): El
desarrollo biográfico sólo se comprende tomando una perspectiva a largo plazo,
estudiando periodos sustanciales de la vida de las personas.
Los principios que acabamos de señalar se desarrollan mediante el uso de todo
un conjunto de conceptos que constituyen, a su vez, indicadores básicos a nivel
empírico: trajectory, transition, and turning point. Estos conceptos son los que
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articulan, con mayor peso de unos u otros en función del autor, los análisis
desarrollados.
La idea de trajectory o pathway4 hace referencia a la sucesión de situaciones que
se suceden de forma longitudinal a lo largo de la vida, tal como señala Bynner “each
step along them [pathways] is conditioned by the steps taken previously, by the
personal, financial, social and cultural resources to which the growing individual has
acces, and by the social and institutional contextss through which the individual moves”
(2005: 379). Aunque no siempre se utiliza, resulta aquí interesante la distinción que
hace Runyan entre stages and states. El tipo de análisis que defiende este autor se basa
en la concepción articulada de ambos: “A stage-state analysis makes the simplifying
assumption that the life course can be divided into a sequence of stages and that a
person can exist in one of a limited number of states within each stage” (1984: 101).
El concepto de transition hace referencia a los cambios de estado que se
producen en cortos espacios de tiempo a lo largo de la trayectoria biográfica. Tal como
destacan Sampson y Laub, “some transitions are age-graded and some are not; hence,
what is often assumed to be important are the normative timing and sequencing of role
transitions” (1993: 8). El tiempo entre dos transiciones es conocido como duration
(Elder, Johnson y Crosnoe, 2004: 8)
Por su parte, el concepto de turning point “involve a substantial change in the
direction of one’s life, whether subjective or objective” (Elder, Johnson y Crosnoe,
2004: 8). No todas las transiciones suponen la existencia de un punto de inflexión.
Citando a Elder (1985: 35), Sampson y Laub señalan que “adaptation to life events is
crucial because the same event or transition followed by different adaptations can lead
to different trajectories” (1993:8). En definitiva, que un cambio se constituya en punto
de inflexión depende en buena medida de las características personales y los recursos
con que cuenta esa persona. Estos puntos de inflexión, además, permiten reflejar “the
effective exercise of agency in both creating and responding to next opportunities”
(Bynner, 2005: 379).
Como se comprueba, la perspectiva del curso de vida se interesa de modo
particular por la secuencia de acontecimientos que han marcado la trayectoria
biográfica. En este empeño, suele adoptarse una perspectiva agregada, tomando como
4 Algunos autores (Elder, 1985; Pallas, 2004) distinguen entre trajectory y pathway (que podría traducirse como senda o camino, aunque también como vía o ruta). Pallas destaca el aspecto socialmente predefinido de los caminos, frente al abierto de las trayectorias: “A trajectory is an attribute of an individual, whereas a pathway is an attribute of a social system” (2004: 168).
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foco del análisis a una o varias generaciones o cohortes. Tal como señala Runyan (1984:
82) la orientación “puts greater emphasis on the influences of changing social,
demographic, and historical conditions upon the collective life course”. Ello implica
trabajar fundamentalmente –aunque no únicamente– con datos de carácter cuantitativo.
Los estudios cualitativos centrados en los casos (case-centered studies) siguen siendo
minoritarios frente a los estudios cuantitativos centrados en las variables (variable-
centered studies), aunque la introducción de información del primer tipo suele redundar
en un mayor refinamiento en el análisis, rompiendo en cierto modo con cierta lógica
demasiado “determinista” (véase Sampson y Laub, 1991; Singer et al., 1998; o Singer y
Ryff, 2001).
En este artículo defendemos y ejemplificamos (más adelante) los beneficios del
uso de información cualitativa. Algunos autores, que continúan siendo minoritarios, ya
han advertido de estas bondades. Así, Heinz (2003) apuesta claramente por el uso de
relatos de vida en los estudios del curso de vida, ya sea mediante la aplicación de
entrevistas de carácter biográfico o mediante la reconstrucción de las biografías a partir
de datos de encuesta (en aquellos casos en que la riqueza y número de años abarcados
en las encuestas panel lo permiten). También Cohler y Hostetler (2004), al tiempo que
constatan su escaso uso, ilustran perfectamente los beneficios del uso de relatos de vida
en los estudios sobre el curso de vida. Esta es la línea que se sigue en el resto del
artículo, no tomando estos beneficios como algo axiomático o dado por descontado,
sino poniendo de manifiesto las cuestiones teóricas que en el proyecto CAPRIGHT
plantearon la necesidad de utilizar información cualitativa, y mostrando de qué modo el
uso de material cualitativo permitió dar respuesta a esas cuestiones planteadas.
Es interesante destacar que no siempre el concepto de trayectoria se considera el
más adecuado para describir el curso vital de las personas. Heinz (2004) lo rechaza por
su asociación semántica con la curva balística descrita por un proyectil, lo cual implica
un significado latente de continuidad y predictibilidad. En español esta cuestión es
resuelta por algunos autores utilizando el término itinerario, aunque más como
sinónimo que como alternativa (García Blanco y Gutiérrez, 1996; Masjuan et al., 1996;
Planas et al., 1995). Bertaux (1997: 33), prefiere hablar de “línea de vida”. Aquí,
utilizaremos el término habitual de trayectoria, explicitando que ello no supone (en el
sentido con que se utiliza) prefigurar una dirección perceptible, simplemente se quiere
connotar el sentido longitudinal y de sucesión de experiencias, sin que necesariamente
se conozca o se sea consciente del rumbo que se está siguiendo.
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2. Curso de vida, protección social y capacidades
2.1. Aproximaciones longitudinales a la evaluación de los sistemas de protección
social
Ante las situaciones de inestabilidad en las trayectorias laborales (y más en general,
vitales), que hemos mencionado brevemente en el apartado 1.1 anterior, resulta difícil
concebir las políticas de protección social y de empleo sin considerar su dimensión
longitudinal. Parece evidente que en el desarrollo de estas políticas deberían tenerse en
cuenta la pluralidad de trayectorias laborales que se dan en la actualidad, e incluso las
conexiones de estas trayectorias con otros ámbitos no mercantiles. En este contexto
tiene sentido preguntarnos por cuáles son los sistemas de protección social que mejor
afrontan estas situaciones de cambio e inestabilidad biográfica. Como ha indicado
Rubery, “one of the best ways to conceptualise and consider both the differences in
current models [of social protection] and the pressures under which they are placed for
change is to view these models through the lens of a lifecycle approach” (2004:1).
Como se ha señalado en la introducción, uno de los objetivos del proyecto
CAPRIGHT es precisamente abordar de modo longitudinal, y con un objetivo de
carácter evaluativo, las diferentes políticas de protección social vinculadas al empleo.
Existen trabajos anteriores que han adoptado esta perspectiva longitudinal en el análisis
y evaluación de las políticas públicas orientadas al empleo y la protección social,
aunque son más bien escasos. Posiblemente el trabajo de Schmid (1998; 2006) sea el
más conocido de todos. Sus reflexiones en torno a los “mercados de trabajo
transicionales” (transitional labour markets, TLM) son frecuentemente citadas,
especialmente como “guía para el análisis, la gestión y la coordinación de las políticas
de mercado de trabajo existentes y futuras” (Vielle y Valthery, 2003: 81).
Los diversos estudios publicados por la European Foundation for the
Improvement of Living and Working Conditions (véanse, por ejemplo, Anxo y Erhel,
2005; Anxo y Boulin, 2005; 2006; Anxo et al., 2007; Klammer, Muffels y Wilthagen,
2008; Klammer, 2009), así como algunos de los trabajos desarrollados en el seno del
proyecto DYNAMO (2007) también se han inspirado en la perspectiva del curso de
vida. En el primer grupo de trabajos (véase un resumen en Klammer, 2009), la idea de
trayectoria biográfica se utiliza fundamentalmente como modo de abordar desde una
perspectiva longitudinal los diferentes usos del tiempo entre hombres y mujeres. En los
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segundos (Rubery, 2004; Anxo, Bosch y Rubery, 2010) el objetivo es la evaluación de
los sistemas de protección social considerando los recursos ofrecidos en diferentes fases
biográficas, así como también las formas de apoyo informal provenientes del ámbito
familiar en esos mismos estadios clave5.
Es importante señalar que ninguna de las investigaciones reseñadas toma en
consideración uno de los elementos clave en la perspectiva del ciclo de vida: el
desarrollo efectivo de la agencia. Dicho de otro modo, en los ejercicios de evaluación no
se tienen en cuenta –al menos explícitamente– ni las preferencias individuales ni el
grado o posibilidad de elección que las políticas públicas ofrecen a las personas. Tomar
en cuenta esta dimensión supondría que las medidas de protección social se evaluasen
también en función del nivel de constricción que imponen sobre los individuos. Así,
aquellos modelos basados, por ejemplo, en el workfare, deberían ser evaluados de modo
diferente de aquellos que no suponen ninguna obligatoriedad para los receptores de las
medidas (Bonvin y Farvaque, 2005).
Heinz (2004) ha destacado perfectamente la importancia de tener en cuenta al
individuo y su capacidad de elección cuando se abordan las trayectorias laborales. Aquí
radica la originalidad del enfoque del proyecto CAPRIGHT: toma como centrales la
posibilidad de elección de los individuos y la medida en que los políticas sociales
restrigen o amplían esta posibilidad de elección.
Este re-centramiento del sujeto se realiza en el proyecto CAPRIGHT tomando el
enfoque de las capacidades de Amartya Sen como base evaluativa (“enriched
informational base of judgement”) de las políticas de protección social vinculadas al
empleo. Precisamente la obra de Sen destaca por situar en el centro del modelo la
libertad de elección de los individuos. En este sentido el bienestar o satisfacción
personal se juzga no en función de la utilidad proporcionada, sino en función de las
posibilidades que tiene un individuo de desarrollar la vida (entiéndase aquí trayectoria)
que juzga como deseable (Sen, 1987; 1999).
El enfoque de las capacidades no es una teoría explicativa de la igualdad o el
bienestar (o su ausencia), sino un marco normativo y evaluativo, susceptible de ser
aplicado en ámbitos diversos. Esta base evaluativa se sustenta en una noción de
igualdad entre las personas que ante la pregunta “¿igualdad de qué?” responde
afirmando son las capacidades que tiene una persona para conseguir aquello que quiera
5 Para una revisión más profunda de estas aproximaciones puede consultarse Bartelheimer, Moncel, Verd y Vero (2009:40-41) y Verd, Vero y López (2009: 132-135).
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ser o que quiera hacer -capability to function lo llamará (Sen, 1987)- aquello que debe
considerarse. A continuación se explica brevemente este modelo.
2.2. El modelo de las capacidades
Siguiendo los planteamientos de Gasper (2007), es posible resumir en cuatro
características principales los elementos que dotan de interés evaluativo al enfoque de
las capacidades: a) Establece la idea, intuitivamente atractiva, de que las personas
deberían disfrutar de la misma libertad real, más allá de lo que puedan establecer los
derechos formales; b) Va más allá de la satisfacción subjetiva, reconociendo que en
ocasiones las preferencias y los valores tienen un carácter adaptativo, de modo que en
ciertas circunstancias será necesario considerar hasta qué punto las elecciones realizadas
tienen una base informativa adecuada y un razonamiento correcto; c) Tiene en cuenta
las diferencias individuales en las preferencias y objetivos, de modo que no se parte de
situaciones globales y universalmente preferibles a otras; y d) Se preocupa
principalmente por las posibilidades que tienen las personas de transformar los recursos
con que cuentan en desempeños6, frente a aquellos modelos que centran el interés en el
volumen de recursos a disposición de los individuos.
En definitiva, el enfoque de las capacidades sitúa en el centro del modelo la
“libertad real” de elección de las personas. Esta libertad tiene, para Sen (2002a, 2006),
dos vertientes diferentes: el aspecto procesual y el aspecto de oportunidad. El aspecto
procesual hace referencia a la posibilidad que tienen los individuos de convertirse en
agentes, de influir en aquellos hechos relevantes para sus propias vidas. El aspecto de
oportunidad tiene que ver con la posibilidad de conseguir efectivamente aquellas
situaciones deseadas, incluso cuando alguien externo al propio individuo debe tomar la
decisión (Sen, 2002b/1983).
El marco analítico del enfoque de las capacidades se desarrolla en torno a tres
conceptos fundamentales, los recursos, las capacidades y los desempeños (véase la
Figura 1). Una primera distinción conceptual básica es la existente entre capacidades y
desempeños. Según Sen, “la capacidad de una persona refleja las combinaciones
alternativas de desempeños que una persona puede obtener, y de los cuales él o ella
puede elegir un conjunto” (1993: 31). De este modo, las capacidades reflejan el
6 Es frecuente traducir el término original que utiliza Sen en sus escritos, functionings, por funcionamientos. Sus connotaciones algo funcionalistas y el hecho de que en español exista el término desempeños, que recoge perfectamente el sentido del término original, nos han decantado por utilizar este segundo término.
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conjunto real de opciones que una persona tiene a su alcance. Por otro lado, los
desempeños (functionings), son el conjunto de modos de ser y de hacer que finalmente
una persona lleva a la práctica. La distinción entre capacidades y desempeños es la
misma que entre lo efectivamente posible, por un lado, y lo finalmente llevado a cabo,
por otro.
Figura 1. Marco analítico del enfoque de las capacidades. Relación entre recursos, capacidades y desempeños.
Fuente: Elaboración propia a partir de Bonvin y Farvaque (2006) y Bonvin (2008).
También la distinción entre recursos y capacidades es de gran relevancia. Se
entienden por recursos el conjunto de derechos o habilitaciones (entitlements) y bienes y
servicios (commodities) que una persona tiene asignados en un determinado contexto
(Sen, 1999). Al destacarse la importancia de las capacidades se pone el acento en los
factores de conversión que pueden impedir o facilitar la transformación de los recursos
–tomados como medios– en libertad efectiva (Sen, 1985). Esta es la razón principal por
la cual los procedimientos de evaluación no deberían poner la atención en los recursos,
sino en la conversión de derechos formales en derechos reales o capacidades. Por lo
tanto, desde el enfoque de las capacidades, una política pública adecuada es aquella que
supone combinar la garantía de derechos o bienes y servicios con el establecimiento de
los factores de conversión adecuados.
Resulta importante destacar que, en general, el enfoque de las capacidades se ha
desarrollado y aplicado empíricamente desde una perspectiva cuantitativa. Ello no debe
resultar sorprendente si recordamos que tanto Sen como la mayoría de autores que han
aplicado el enfoque de las capacidades proceden del campo de la economía. Robeyns
constata este dominio de las aproximaciones cuantitativas dentro del enfoque de las
capacidades, aunque también menciona la existencia de aproximaciones cualitativas
Recursos Capacidades Desempeños
Factores de conversión Elección
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orientados al análisis descriptivo y la “descripción densa” (2005: 193). En nuestra
opinión, las aproximaciones cualitativas tienen bastante más que ofrecer. Un desarrollo
cualitativo del enfoque de las capacidades permite desarrollar todas las potencialidades
analíticas del trabajo de Sen, más allá de la simple descripción. Argumentaremos esta
posición algo más adelante.
3. Desafíos metodológicos en la combinación de los enfoques del curso de vida y las
capacidades
Como se ha comprobado, el modelo de las capacidades tiene un carácter
fundamentalmente abstracto y abierto, lo cual permite, por un lado, su adaptación a
diferentes problemas de investigación y, por otro lado, exige su desarrollo para ser
usado exitosamente en una aproximación empírica como la planteada por el proyecto
CAPRIGHT. En este apartado concretamos, precisamente, cómo se han conjugado en el
proyecto CAPRIGHT estas potencialidades del enfoque de las capacidades con una
perspectiva del curso de vida orientada a la evaluación de las políticas de protección
social.
Se ha mencionado ya que tanto en la perspectiva del curso de vida como en el
enfoque de las capacidades ha dominado tradicionalmente la perspectiva metodológica
cuantitativa. Sin embargo, se plantea en este apartado la necesidad de un desarrollo
cualitativo de ambas perspectivas. Este desarrollo no sólo permite desarrollar todas las
potencialidades de cada una de las perspectivas, sino que también permite una mejor
articulacion e integración entre ambas, objetivo que está en la base del proyecto
CAPRIGHT. No obstante, debe señalarse que la defensa que aquí se hace del enfoque
cualitativo, y concretamente del uso de relatos de vida, no significa minusvalorar las
aportaciones que la perspectiva cuantitativa aporta. De hecho, es importante hacer
explícito que en ningún momento se aboga por una aproximación exclusivamente
cualitativa. Ello implica un diseño mixto y la aplicación del principio fundamental de
este tipo de diseños (Teddlie y Tashakkori, 2003: 16): “Methods should be mixed in a
way that has complementary strengths and nonoverlapping weaknesses”7.
7 Cuando el objetivo es la comparación internacional, esta articulación cuantitativa-cualitativa es casi imprescindible (aunque pocas veces practicada). Bynner y Chisholm (1998) han señalado sintéticamente cuales son los problemas de utilizar exclusivamente o datos cuantitativos o datos cualitativos en las
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3.1. ¿Qué aporta el uso de las historias de vida a la perspectiva del curso de vida?
Agencia
Como se ha mencionado anteriormente, las trayectorias laborales de las personas se
desarrollan en la actualidad lejos de la linealidad característica de los años cincuenta y
sesenta. Tal como muestran Krüger (2003), Heinz (2004) o Mayer (2005), entre otros,
esta pluralidad y fragmentación de los modos de producción y reproducción de las
carreras laborales puede producir, pontencialmente, unas mayores oportunidades de
intervención en la definición de las propias trayectorias biográficas. Sin embargo, sólo
en la medida en que pueda comprobarse que las personas pueden elegir entre una
pluralidad de opciones en relación con su participación en el mercado de trabajo podrá
afirmarse que esta fragmentación y desestandardización de las trayectorias incrementa
el grado de agencia de los individuos. Para identificar este grado de agencia es necesario
determinar la influencia de de los factores institucionales y estructurales sobre los
individuos8, pero por otro lado es imprescindible abordar el carácter autoreflexivo de las
decisiones, lo cual implica unos reajustes y aprendizajes que no pueden entenderse sin
conocer las trayectorias individuales y la propia interpretación que de esas trayectorias
realizan los actores (Heinz, 2004: 193).
Esta necesidad de considerar con mayor detalle y protagonismo el papel del
individuo y su agencia no ha sido considerada hasta muy recientemente. Diewald y
Mayer (2008) consideran que la sociología del curso de vida se ha movido desde la
“estructura sin agencia”, dejando los aspectos más vinculados a la agencia “por debajo
del radar sociológico”, hasta la actual noción de “agencia dentro de la estructura”. Con
el objetivo de mejorar el poder predictivo del enfoque, estos autores proponen “to
supplement individual level information collected via surveys by information about
social contexts like neighbourhoods or work organizations measured independently
estudios internacionales sobre las transiciones: “Thus national cohort and cross-sectional survey studies will confront problems of interpretation of differences (and similarities) across countries, and biographical and ethnographic studies will confront questions of representativeness and generalizability” (1998: 146). 8 Tal como ha señalado Bynner, hablando específicamente sobre las transiciones entre educación y trabajo, “in all countries the rates and forms of transition are strongly dependent both on institutional factors (how the transition from school to work is managed) and on structural factors such as social class, gender, ethnicity and locality” (2005: 372; con cursivas en el original).
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from the survey respondents” (2008: 17). En nuestra opinión este complemento
cualitativo puede conseguirse perfectamente mediante el uso de entrevistas biográficas
cualitativas. En los relatos de vida no sólo se obtienen directamente todos aquellos
aspectos vinculados a la agencia (objetivos, representaciones, motivaciones…) sino que
también se obtiene una rica información contextual (Bertaux, 1997; Jovchelovitch y
Bauer 2000). Esta información contextual se corresponde con lo Clandinin y Connelly
(1994) denominan dimensión outward de las experiencias personales; esto es, las
condiciones de existencia, los contextos y los hechos “externos” al sujeto.
Otro modo de identificar el grado de agencia de los individuos en sus
trayectorias biográficas puede desarrollarse mediante la distinción analítica entre
aquellas causalidades que se atribuyen a circunstancias externas al sujeto y aquellas que
se atribuyen a objetivos o deseos localizables en el propio protagonista de la acción.
Bertaux (1997: 75), siguiendo a Shütz, denomina al primer tipo de circunstancias causas
because, y al segundo tipo causas in order to. Estas causas, deban pasar por el tamiz
analítico del analista, que debe evaluar, precisamente utilizando el máximo de
información contextual, el margen de libertad que los entornos de los sujetos ofrecen.
Transiciones y puntos de inflexión
Otra de las ventajas de la utilización de relatos de vida es la posibilidad de identificar
sin demasiados problemas aquellos momentos de ruptura biográfica o turning points
relevantes para los individuos. Las ideas de encrucijada, de bifurcación o de “punto de
no retorno” son constantes en las narraciones biográficas. Lahire señala la importancia
de “hacer hablar a los momentos de ‘ruptura biográfica’, de cambios o de
modificaciones, incluso ligeros, en las trayectorias o las carreras [...] puesto que son los
momentos en que las disposiciones pueden ser puestas en cuestión o pueden ser
repentinamente reactivadas cuando hasta entonces habían estado en estado de vigilia”
(2002: 30-31, con cursivas en el original). El uso de datos exlusivamente cuantitativos
dificulta enormemente distinguir entre las rupturas biográficas voluntarias e
involuntarias, e incluso puede llevar a error, puesto que puede confundir transiciones
con puntos de inflexión. Como han señalado, Diewald y Mayer (2008), posiblemente la
tradición del curso de vida en sociología ha considerado demasiado a menudo que las
trayectorias son sobre todo el resultado de aspectos institucionales y estructurales,
cuando la agencia individual es también un elemeno clave en la orientación y cambios
de dirección de la propia trayectoria. La queja de estos mismos autores es que los
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sociólogos trabajando bajo esta perspectiva “hardly look at individual decision-making,
perceptions, and evaluations of the social situation” (Diewald y Mayer, 2008: 9),
Esta consideración casi exclusiva de los aspectos institucionales y estructurales
ha llevado a considerar en las trayectorias laborales solamente aquellos factores
vinculados exclusivamente a las características del mercado laboral (y, a veces, de la
protección social y las empresas), lo cual tiene consecuencias importantes a la hora de
identificar los puntos de inflexión biográficos. Tal como ha señalado Heinz (2004: 196),
la actual investigación del curso de vida “reflects the dominance of the labor market
institutions and neglects the person’s involvement in the institutions of family life”. No
hay demasiadas alternativas al uso de las relatos de vida para identificar aquellos puntos
de inflexión producidos por acontecimientos fuera del ámbito laboral (pero que afectan
a este ámbito), como pueden ser el nacimiento de un hijo, un divorcio o la muerte de un
familiar directo. Estos acontecimientos no siempre se recogen en las encuestas panel
orientadas hacia las cuestiones laborales, y cuando se recogen (normalmente en las
encuestas de carácter muy general) resulta difícil conocer si subjetivamente han
marcado o no un antes y un después en la trayectoria biográfica.
3.2. ¿Qué aporta el uso de las historias de vida a la perspectiva de las capacidades?
Elecciones de los actores e identificación del conjunto de capacidades
Como se ha señalado, adoptar la perspectiva de las capacidades como herramienta de
evaluación de las políticas de protección social implica situar en el centro del análisis al
conjunto de opciones que estas políticas ofrecen a las personas. De este modo, aquellas
políticas que permiten a los actores un conjunto más elevado de posibilidades de acción
(respecto a la situación anterior a la intervención pública) serían las mejor valoradas
desde un punto de vista normativo.
El objetivo anterior se enfrenta, sin embargo, a la imposibilidad de observar
directamente las capacidades (esto es, todo el conjunto de posibilidades de acción). Si se
revisa la figura 1, se comprueba que aquello que resulta observable son los resultados de
las elecciones de los actores, los desempeños, pero no el conjunto de opciones entre las
que éstos podían elegir (que incluso pueden ser desconocidas para el propio actor). La
postura clásica en la economía utilitarista es inferir que la opción tomada era la mejor de
las posibilidades, pero este razonamiento supone seguir un modelo de “preferencias
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reveladas” que el propio Sen ha criticado (1999: 14-16). Una vía para evitar este tipo de
inferencia9 consiste en examinar el “contexto de elección” y los vectores completos de
desempeños, en lugar de tomar desempeños aislados (Sen, 1992). Burchardt y Vizard
(2007) abogan por un procedimiento parecido: proponen el análisis detallado de los
desempeños individuales, suplementándolo con la consideración del grado de control
que los individuos han ejercido en sus elecciones. Sin embargo, este examen del
contexto de elección es tremendamente dificultoso si se realiza utilizando
exclusivamente datos cuantitativos. Como ha reconocido el propio Sen, tener en cuenta
cómo habrían actuado los actores en situaciones de “libertad real” (sin constricciones
que lleven a elegir opciones que supongan un menoscabo en el bienestar) implica un
análisis de carácter contrafáctico (1999: Cap. 3). En este sentido, las aproximaciones de
carácter cualitativo proporcionan el tipo de información intensiva necesaria para este
tipo de razonamiento. El análisis de situaciones contrafácticas exige conocer el máximo
de detalles de los contextos de acción, lo cual implica en la práctica analizar
minuciosamente las razones internas y externas al actor que pueden haber llevado a
tomar una determinada opción. Precisamente, un análisis que utilice como material
empírico principal los relatos de vida, sitúa en el centro del análisis al individuo y a sus
prácticas y experiencias (junto con todos los contextos pertinentes). Esta importancia de
tomar en consideración las acciones y sus contextos, se vincula estrechamente con las
cuestiones de agencia abordadas anteriormente, y supone claramente un punto de
articulación entre las perspectivas del curso de vida y de las capacidades.
Recursos y factores de conversión
Existe una táctica alternativa como medio para llegar a identificar las capacidades a
disposición de los sujetos: consiste en examinar aquellos factores de conversión que
intermedian entre los recursos que un individuo potencialmente podría utilizar y
aquellos que efectivamente constituyen sus auténticas capacidades (véase la figura 1).
Esta es una vía escasamente sondeada en los estudios interesados por la evaluación de
políticas públicas, que exige, precisamente, un importante trabajo de contextualización,
y que implica forzosamente preguntarse por los factores que producen desigualdades en
9 Ha habido algunos intentos de medir directamente las capacidades de los individuos, utilizando datos provenientes de encuestas en que se preguntaba por las posibilidades o limitaciones para conseguir ciertos objetivos (Anand, Hunter y Smith, 2005; Anand y Van Hees, 2006). Los resultados no han sido completamente satisfactorios, puesto que los propios individuos tienen dificultades para identificar estas costricciones o limitaciones.
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el acceso a los recursos. Robeyns (2003) resume los factores de conversión en tres
grupos: sociales (normas sociales, prejuicios, factores culturales y religiosos...),
personales (habilidades, competencias, conocimientos...) y ambientales (lugar de
residencia, infraestructuras...). Buena parte de estos tres tipos de factores son fácilmente
identificables mediante el uso de relatos de vida, especialmente los vinculados a
cuestiones personales. Es cierto, por otro lado, que la identificación de factores sociales
o ambientales exige un trabajo de contextualización de las trayectorias analizadas y de
los propios relatos obtenidos, que exigirá el uso de informaciones no obtenidas
mediante el relato. De este tipo de informaciones se hablará cuando se trate el tipo de
diseño que ha llevado a la selección de las personas entrevistadas.
Introducción de la dimensión temporal
A pesar de las dificultades señaladas en los anteriores puntos, siguen siendo pocos los
autores que han desarrollado empíricamente el modelo de las capacidades de Sen que
reconocen la necesidad de incorporar datos cualitativos. Robeyns (2005) apunta su
utilidad cuando se trata de abordar el “behaviour that might appear irrational according
to traditional economic analysis, or revealing layers of complexities that a quantitative
analysis can rarely capture”. Farvaque reconoce (2008: 70) que una operativización
únicamente cuantitativa difícilmente es capaz de recoger los procesos y condiciones de
elección, de modo que el riesgo de ocultar cómo las decisiones fueron tomadas es
elevado. Posiblemente la necesidad que nosotros hemos detectado se debe en parte a
que adaptamos longitudinalmente un modelo que en inicialmente tiene un carácter
estático. Este carácter dinámico hace más complejo el modelo, poniendo también más
claramente de manifiesto esta necesidad de información cualitativa.
Si se quieren considerar las decisiones de los sujetos “situadas” en momentos
vitales clave o transiciones biográficas significativas, el peso de los factores
contextuales biográficos se añade a los no estrictamente biográficos. Las siguientes
palabras de Zimmermann destacan bien la importancia de la perspectiva biográfica en el
intento de desarrollar una metodología de investigación en torno al enfoque de las
capacidades:
“Paying attention to the person and her agency not only at a given time but in a
broader perspective that embraces past episodes as well as projections into the
future, is essential for a considering work and employability from a capability
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prospect. Such a temporal concern designs trajectories and shifting moments
as core elements of inquiry.” (2006: 478-479)
También Zimmermannn (2006) ha señalado que las preferencias y aquello que las
personas valoran son “path dependent”. Los individuos adaptan continuamente sus
preferencias a partir de su experiencia pasada. Heinz (2004: 193) lo expresa
perfectamente cuando afirma que “the experience of job shifts, unemployment, and
career breaks is interpreted in the context of the person’s work biography”.
4. El diseño de investigación y la articulación de información cuantitativa y
cualitativa
Como se ha mencionado anteriormente, la apuesta por el uso de los relatos de vida
como técnica central de obtención de datos en el proyecto CAPRIGHT no se hace a
expensas de menospreciar o dejar de lado las aportaciones que la información
cuantitativa puede ofrecer.
Ya se ha mencionado la importancia de conocer las constricciones
institucionales y estructurales precisamente para poder apreciar en su justa medida la
importancia de la agencia de los actores. También se ha mencionado en repetidas
ocasiones la importancia de contextualizar correctamente las trayectorias analizadas, no
sólo como vía para “contrastar” las informaciones ofrecidas en el relato, sino también
como estrategia para conseguir una mejor interpretación de los hechos descritos o
incluso como modo de identificar potenciales desarrollos vitales desconocidos o no
considerados por los propios actores en sus relatos y reflexiones.
El papel que las informaciones cuantitativas han jugado en el proyecto ha sido
muy relevante, tanto en relación con el diseño global de la investigación, como en
aspectos más concretos como la selección de las unidades de información y el análisis
de los datos. Veamos por separado estas aportaciones.
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4.1. El diseño y la selección de los casos
Como han señalado, entre otros, Thompson (2004) o Elliott (2005), la investigación
biográfica se fortalece mediante el uso de datos cuantitativos y cualitativos. No
obstante, esta articulación sólo adquiere sentido si se fundamenta en un buen diseño. No
se trata de “pegar” datos de uno y otro tipo, sino de concebir una selección de unidades
y una obtención de informaciones que obedezcan a una determinada lógica
metodológica (y a unas preguntas teóricas concretas). Heinz (2003) en su defensa de la
articulación de datos cuantitativos y cualitativos en el marco de la perspectiva del curso
de vida apuesta por los diseños de carácter secuencial. Este tipo de diseño ha sido
también el que nosotros hemos realizado.
En la figura 2 se observa de forma esquematizada, el tipo de diseño realizado. Si
utilizamos la terminología propuesta por Creswell (Creswell, 2003; Creswell y Plano-
Clark, 2007), podemos hablar de la integración de un diseño secuencial con un diseño
concurrente de tipo anidado. El diseño secuencial es aquel que sitúa la obtención y
análisis de un tipo de datos (cuantitativos o cualitativos) en una fase separada y anterior
a la obtención y análisis de otro tipo de datos (cuantitativos o cualitativos).
Posteriormente ambos tipos de datos se integran en la fase de interpretación de los
resultados. El diseño concurrente anidado es aquel que en una misma fase explota los
datos cuantitativos y cualitativos, de modo que cada tipo de información sirve para
medir aspectos diferentes pero complementarios referentes al mismo objeto de estudio.
Se denomina “anidado” porque suelen existir unos datos más centrales que otros (unos
datos se “anidan” en otros), aunque también es concebible una importancia similar de
ambos tipos de datos. En nuestro caso la información cualitativa (relatos de vida) de
esta segunda fase ha tenido mayor peso que la información cuantitativa.
Decimos que nuestra investigación combina un diseño secuencial con uno
concurrente porque articula las características de ambos tipos de diseño. En una primera
fase se realizó un análisis de conglomerados con los datos estadísticos proporcionados
por el Panel de Desigualdades (PaD) de la Fundación Jaume Bofill10. En este análisis se
seleccionaron aquellas personas de 25 a 65 años que habían estado alguna vez activas en
el período 2001-2006. Se eliminó la población de menos de 25 años para reducir las
10 Se analizaron las oleadas del panel que van del año 2001 al 2006. Este trabajo no se habría desarrollado sin la ayuda de Àngels Llorens, de la Fundació Bofill, que nos prestó un inestimable apoyo tanto en el acceso, organización y procesamiento de los datos como en los problemas de tratamiento de los datos que aparecieron a lo largo del trabajo.
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distorsiones provocadas por el escaso tiempo de presencia en el mercado laboral
provoca (en muchos casos, con menos de cinco años como activos) y por las dinámicas
de precariedad derivadas únicamente del proceso de incorporación al mercado de
trabajo11.
Este primer análisis permitió identificar cinco tipos principales de trayectorias:
Trayectoria Lineal (40,63% de los casos), Trayectoria Profesional (21,11% de los
casos), Trayectoria de Discontinuidad Femenina (7,72% de los casos), Trayectoria de
Precariedad (21,45% de los casos) y Trayectoria de Temporalidad Crónica (9,1% de
los casos). Posteriormente, esta tipología se utilizó para seleccionar a un conjunto de 30
individuos que encajaban en sus características con alguno de los cinco tipos de
trayectorias identificadas. En la segunda fase, los mismos datos cuantitativos fueron
utilizados para desarrollar todo un conjunto de regresiones logísticas multinominales,
que permitieron ofrecer las lógicas causales de carácter macro existentes en el conjunto
de la población y que complementaban las informaciones ofrecidas por los entrevistados
en sus relatos de vida. Esta articulación en la segunda fase no buscaba estrictamente una
validación mutua, ya que un tipo y otro de datos, así como su explotación, seguían
lógicas diferentes, sino más bien un diálogo que permitiese una mejor interpretación de
los relatos, así como una identificación de los mecanismos que estaban en la base de las
correlaciones estadísticas observadas.
Figura 2. Diseño y articulación de técnicas desarrollados en la investigación
Cuantitativo CUANTITATIVO CUALITATIVO Fuente: Elaboración propia
11 Las variables consideradas fueron las siguientes: (i) frecuencias de temporalidad, inactividad y desempleo en el período; (ii) transiciones de contrato temporal a contrato indefinido, y de desempleo a empleo en la primera y última ola; y (iii) el aumento del nivel de estudios entre la primera y última oleada, y la realización de formación no reglada en tres de las cinco oleadas. Los casos finalmente considerados fueron 884.
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Como se ve, el diseño ha tratado de combinar las potencialidades del uso de
información de carácter intensivo y extensivo. Harré y De Waele indicaron ya hace años
la lógica de ambos tipos de información (1979: 198): cuanto más profundamente es
estudiado un individuo, menor número de ellos es posible examinar. Tal como ha
indicado Sarabia (1985) el ideal del diseño extensivo (es decir, cuantitativo) sería
examinar todos los individuos de una misma clase, cuando eso no es posible, se recurre
a una muestra, a partir de la cual el investigador deriva un tipo a través de promedios de
características derivadas de su muestra. El diseño intensivo (es decir, cualitativo)
supone el examen de un miembro típico, la extensión de la clase se deriva de la
propiedades comunes, pertinentes a otros miembros. Para aprovechar las ventajas de
ambos diseños sería necesario identificar a un miembro típico incluido en una extensión
determinada. Una vez seleccionado el sujeto, éste podría ser sometido a un examen
intensivo que permitiese obtener un conocimiento detallado del tipo considerado.
Obviamente esta lógica se fundamenta en la supuesta homogeneidad de la extensión de
la que se extrae el tipo. En nuestro caso, al ser imposible entrevistar a los miembros de
la muestra original, se ha realizado un muestreo intencional en que las personas
seleccionadas para realizar las entrevistas biográficas tenían características coincidentes
con los perfiles prototípicos de cada una de las trayectorias identificadas. Estos casos
típicos (Flick, 2009: 122) se consideran representativos de la mayoría de los casos
clasificados en cada tipo de trayectoria.
4.2. La interpretación y análisis de los relatos de vida
La información cuantitativa y su explotación no sólo ha sido útil para seleccionar e
identificar a las personas que en la segunda fase serían entrevistadas. La información
estadística, así como todo un conjunto de informaciones adicionales que
mencionaremos más adelante, también ha tenido un importante papel de cara al análisis
de los relatos biográficos obtenidos.
Recuérdese que en los relatos biográficos se buscaba fundamentalmente lo que
autores como Rosenthal (2004) o Wengraf (2001) han denominado la “vida vivida”, es
decir, la secuencia de acontecimientos y acciones vividas por la persona entrevistada
que constituyen la base material del relato (véase también a este respecto, Lieblich et al.,
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1998: 7-9). La “vida vivida” se puede separar analíticamente de la “vida narrada”, que
sería el modo en que se presentan narrativamente los acontecimientos vividos. En este
sentido, Wengraf (2001: 236-239) destaca la importancia de considerar “uncontroversial
hard biographical data” en el análisis y reconstrucción de la vida vivida. Este es el papel
que han jugado los análisis estadísticos realizados. La posibilidad de situar a las
personas entrevistadas en un tipo de trayectorias determinadas, ha permitido interpretar
los relatos y las reflexiones realizadas por los individuos de forma contextualizada, a la
vez que se obtenía un escenario con el que contrastar, en caso de ser necesario, la
información factual.
Además de con los datos estadísticos, esta contextualización se ha conseguido
obteniendo información sobre los sectores y empresas en que trabajaban las personas
entrevistadas, tarea que ha sido facilitada por el hecho de haber dejando constante, en la
medida de lo posible, la empresa en que trabajaban la personas entrevistadas. De hecho,
todas las personas entrevistadas, excepto las pertenecientes a los dos perfiles más
minoritarios (Temporalidad Crónica y Discontinuidad Femenina, que suman
conjuntamente sólo un 16,8 por ciento de los casos) fueron seleccionadas de entre los
trabajadores y trabajadoras de dos únicas empresas, una cadena de supermercados y una
empresa municipal de transporte público. Ello permitió un segundo nivel de
contextualización, ya que se recopiló información documental y se realizaron
entrevistas a los responsables de recursos humanos de ambas empresas, lo cual nos
aportó información adicional sobre las políticas de contratación y de gestión de la mano
de obra. Esta información resultó muy relevante para identificar los factores
institucionales vinculados a las políticas empresariales que habían influido en las
trayectorias laborales que estábamos analizando. Por otro lado, el hecho de tener como
constante este nivel institucional, facilitó la comparación de las trayectorias.
Todo este conjunto de informaciones adicionales (datos cuantitativos de las
trayectorias, y cualitativos de las políticas empresariales particulares y en general de la
regulación laboral existente en España) permitieron situar en su justa medida el grado
de agencia ejercido por los actores, al tiempo que permitía una mejor interpretación de
las acciones y motivaciones. Por otro lado, se disponía de suficiente información
instititucional y contextual como para identificar la influencia de estos niveles sobre las
trayectorias analizadas. En este sentido, pensamos que nos acercamos a las
recomendaciones de Heinz (2004: 195) respecto al análisis de las trayectorias laborales:
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“[I]t is important to discern the degree of choice in the timing and sequencing
of transitions between jobs, occupations, and firms and the extent to which
institutions facilitate or restrict multiple participation in different institutional
fields, for example, university and company, family and paid work, retirement
and part-time employment. Macro-, meso-, and micro-social analysis is needed
to understand the impacts of social change on the coupling of work
(re)structuring, labor market participation, and employment careers over the
life course”
4.3. El tratamiento de los datos
Terminamos esta sección señalando el tipo de tratamiento de los datos que este tipo de
interpretación contextualizada y “realista” ha permitido. Recordemos que el objetivo
final del análisis era conocer el grado en que las políticas de protección social permitían
ampliar el horizonte de posibilidades al alcance de los trabajadores y trabajadoras ante
determinadas situaciones de necesidad de apoyo. En el proyecto desarrollado en España
estas situaciones se concretaron fundamentalmente en el análisis de los períodos de
desempleo (pero también en las progresión profesional en la empresa y el mercado de
trabajo). Estas situaciones laborales en que se presta una determinada protección social
se entiende que son potenciales puntos de inflexión, que podrían llevar a situaciones de
especial vulnerabilidad. Por lo tanto, el objetivo era recoger con el máximo de
exhausitividad aquellas situaciones en que se obtiene el derecho a un apoyo
institucional (sea este apoyo formación ocupacional o un prestación contributiva o no
contributiva), ver si se ha hecho o no uso de ese apoyo (y de qué modo se ha hecho ese
uso), y ver finalmente si ese uso ha ampliado las posibilidades de elección de las
personas que lo recibían. Si utilizamos el lenguaje de la perspectiva de las capacidaded
diríamos que se deseaba identificar en qué medida el apoyo institucional ampliaba o no
el conjunto de capacidades de las personas, y el desempeño a que daba lugar (mediado
por la elección de la persona) el conjunto de capacidades identificado.
El tipo de explotación de los datos realizada encaja en el tipo denominado por
Lieblich et al. (1998) como Categorical-Content Reading. Este tipo de análisis es el que
se interesa por el contenido de las narraciones, aunque en nuestro caso se ha adoptado
una orientación algo más holista que la que le atribuyen las mencionadas autoras
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(Lieblich et al., 1998: 16-17). En nuestro caso, como se ha mencionado, se deseaba
tener una visión con el máximo nivel de contextualización posible, y especialmente
obtener las representaciones, actitudes, motivaciones y objetivos que llevaron a los
actores a tomar unas determinadas decisiones en sus trayectorias biográficas. El
resultado final de la explotación, en forma de tabla (véase la figura 3), tiene algunas
similitudes con las que Balán et al. (1974/1968) utilizaron en su aproximación al
análisis de historias de vida, aunque en el caso de Balán, la obtención de datos se realizó
mediente encuesta y la explotación fue también cuantitativa12. A partir de los resultados
presentados en tablas y junto con la toda la información cuantitativa y cualitativa ya
reseñada, se ha procedido a la elaboración de las conclusiones.
Los relatos de vida no han sido transcritos, sino que han sido codificados
directamente a partir de las grabaciones digitales mediante el programa ATLAS.ti. La
codificación se ha orientado primeramente a identificar los diferentes estadios y
transiciones en las trayectorias laborales de las personas entrevistadas. Una vez
identificadas estos estadios (véáse la figura 3), se han codificado cuatro dimensiones
principales para cada estadio: 1) estados correspondientes al estadio (situación laboral,
formación u otros acontecimientos relevantes), 2) existencia o no de un acontecimiento
o acontecimientos que pudiese considerarse un punto de inflexión, 3) intenciones y
preferencias del actor respecto al futuro inmediato, y 4) recursos, factores de
conversión, capacidades y desempeños (opción elegida que da pie a un nuevo estadio).
Respecto a los aspectos de la codificación que acabamos de señalar es
importante destacar que nos hemos decantado por la identificación de los puntos de
inflexión definidos subjetivamente (aunque también se podría haberse optado por una
definición complementaria de carácter objetivo). También es interesante destacar la
gran complejidad que supone el traslado empírico (la operativización), incluso
cualitativamente, del concepto de “factor de conversión”. Tal como lo entienden Sen
(1999) y Robeyns (2003), un factor de conversión es una característica o circunstancia
que impide o facilita que un recurso potencialmente utilizable por una persona sea
efectivamente utilizado. El problema es que los factores de conversión “positivos” son
12 La aproximación de Balán et al. (1974/1968) ha inspirado la conocida técnica del Life History Calendar (Freedman et al., 1988). No obstante, tal como han señalado Reimer y Matthes (2007), la recolección de datos retrospectivos mediante encuesta dificulta el recuerdo de los acontecimientos, lo cual implica problemas de validez de los datos. Estos problemas suelen ser más importantes cuando se trata de recordar episodios de corta duración, que no encajan en la “coherencia” del relato de vida (Reimer y Matthes, 2007: 715), situación que en nuestro caso se daba entre las personas con trayectorias de Precariedad, Temporalidad Crónica o Discontinuidad Femenina.
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difícilmente identificados por las personas entrevistadas: cuando un recurso a
disposición de la persona es utilizado se entiende que es todo el conjunto de
características de la persona lo que permite su uso, siendo muy difícil hacer un listado
exhaustivo de estas características. En los relatos de vida resulta mucho más sencillo
identificar los factores de conversión que suponen un obstáculo (que impiden la
conversión de los recursos en capacidades), puesto que se viven como barreras o
dificultades que supusieron no poder acceder a unos determinados recursos.
Figura 3. Ejemplo de tabla de estadios en la vida laboral de una entrevistada
Hilaria (38) – Precariousness Path – Retailing Company
Lived Life – Stages and States
Turning points? Objectives Sen-sitised Life Course
Stages
Labour situation (state)
Training (state)
Other events
Subjective significative
events
Intentions and
preferences related to the functionings in next stage
Resources
(institutional intervention)
Conversion
factors
Capabilities (increased or
decreased set of options after intervention)
Functioning
(chosen option for
next stage)
1. End of compulsory education
Individual Training: dressmaking
Finding a job
[Increased options of employment]
Working
2. First payed work (16 years old, 4 years of employ-ment)
Job 1: shirt factory
She didn’t like her job
[Experience accumulated on labour market] [Right to receive the unemployment benefit]
Unemploy-ment
3. Unemployment 1
Occupational training: dressmaking Individual Training: hairdresser
Occupational training Contributive benefit
4. Job 2: shirt factory
child 1
Fuente: Elaboración propia
5. Conclusiones
La ponencia ha intentado mostrar cómo el uso de los relatos de vida puede ayudar a
mejorar substancialmente aquellas investigaciones que, con una orientación más
“objetivista”, se interesan por la sucesión de acontecimientos en las trayectorias
biográficas de las personas. Se han destacado los beneficios que la aproximación
cualitativa ofrece en términos de contextualización de las acciones e identificación del
grado de agencia con que los individuos pueden contar. En cierto modo, un aspecto y
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otro (contexto y agencia) son indisociables, y es precisamente la perspectiva holista
proporcionada por los relatos de vida lo que permite su distinción analítica.
Este uso de los relatos de vida no agota las posibilidades que este tipo de
material empírico abre. Nuestro uso se ha orientado a lo que se ha denominado “vida
vivida”. El análisis de la “vida narrada” supone un vasto campo de análisis, con
aplicaciones enormemente fructíferas y que aquí hemos dejado de lado.
Sin embargo, es cierto que un uso exclusivo de relatos biográficos no permite
abordar cuestiones alejadas del conocimiento o subjetividad de las personas, como son
los recursos potenciales con que pueden contar o las restricciones institucionales o
contextuales que se imponen sobre la acción. Estos aspectos deben ser abordados con
otro tipo de informaciones, no necesariamente cuantitativas. En nuestro caso se han
utilizado datos estadísticos de carácter longitudinal, pero también información
cualitativa que permitiese identificar el marco de acción de los trabajadores y
trabajadoras tanto en el mercado laboral como en el seno de las empresas en que
trabajaban.
Este uso combinado de datos cuantitativos y cualitativos no puede realizarse sin
una lógica que articule y dote de sentido el mutuo enlazamiento analítico a que debe dar
lugar. Sólo un diseño de investigación que explícitamente otorgue a cada tipo de
información su papel en el conjunto de la investigación conseguirá salvar con éxito el
empeño. En este sentido, se pone de manifiesto, una vez más, la importancia de la
reflexión metodológica previa al trabajo de campo y el nivel epistemológico que debe
guiar esta reflexión metodológica.
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