texto curatorial - federico curutchet - fascinante zafarrancho - ago 2013

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FASCINANTE ZAFARRANCHO* (texto curatorial) Agosto 2013 “Es tiempo de abandonar el mundo de los civilizados y su luz. Es demasiado tarde para pretender ser razonable e instruido, pues esto condujo a una vida sin atractivos (...). Es preciso rechazar el aburrimiento y vivir solamente de lo que fascina.” (G. Bataille, Acéphale, jun 1936) *Coloquialmente, el término se emplea con un significado equivalente a “destrozo” , “riña” o “quilombo”, según sus diferen- tes acepciones. En náutica, se entiende como el esfuerzo conjunto realizado por la tripulación del navío y dirigido a salvar situaciones de apremio o emergencia. Subterráneo y oscuro, incivilizado, aquí el tiempo se pausa y se condensa en reflectores que encandilan y aquellos objetos en el suelo, cual seres vivos inanimados, piden ser descubiertos, alzados; allí donde grandes mesas dispuestas como islas desafían cualquier tela y amenazan estar vacías. Extraño y fascinante ecosiste- ma plagado de una fauna autóctona de colores, texturas y aromas contaminados es lo que se respira en esta biósfera. Contexto perfecto para la creación. Alguien desaparece. Silencio. Solo los sonidos del roce de los materiales y la mano puesta al servicio del trabajo artístico. Irreverente se presenta así la inspiración, irrumpe la cotidianeidad hasta volverse ella misma pan de cada día. Este grupo de artistas sabe habitar con elegancia y comodidad lo tenebroso y oscuro del espacio. Grupo disí- mil con identidad en su diferencia, siempre en plena contaminación el uno con el otro, espejos de circo que se reflejan mutuamente y mutan en su reflejo arrojando una imagen siempre distorsionada, borrando todo sínto- ma de original, nuevo sobre nuevo sobre nuevo. Todo es un gran quilombo. Todo es un trabajo en conjunto al servicio del quilombo, del destrozo, del hermoso caos y desorden, del laborioso ejercicio de comunicar a través de ese pantanoso y sagrado zafarrancho. Y en el umbral de esta doble etimología, en ese margen de aparen- te contradicción es donde este grupo se dispone a crear. La espiritualidad en polvo de Inzirillo, la naturaleza misteriosa en los bosques de Hoff, la cotidianeidad sombría perpetuada en las pinturas de Siragusa, el fluir serpenteante de las líneas de Zavala, la fauna erótica y provocativa de Sarasola. La actualidad del arte se nos presenta lejos del trono del caballete. Los vientos de la creación soplan hacia orillas que se expanden por fuera de la tela y el pigmento. Hoy los soportes son otros, las intenciones tal vez no, y sin embargo, sin ánimos nostálgicos, aquí, en este zafarrancho, se pinta. Entre tantas búsquedas compo- sitivas y estéticas disímiles, se coincide en algo: el goce de la creación artística está en la pintura, en el color, en las grandes superficies de aquello que nos fascina. Es ahí, en lo irresistible, en donde sin una referencia directa al mundo lo elocuente se manifiesta y nos deja ver lo verdadero del arte que nos interpela. No lo sabemos, lo percibimos. Pintura, abstracción, enormidad. Ahí radica el latir orgánico de estos artistas. Su fuerza nace de su honestidad pictórica. Sin cálculo, sin razón. ARTISTAS: HOFF | INZIRILLO | SARASOLA | SIRAGUSA | ZAVALA LUGAR: ZAFARRANCHO TEXTO: FEDERICO CURUTCHET

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Exhibición: Inauguración Zafarrancho | Artistas: exposición colectiva | Texto y curaduría: Federico Curutchet | Texto: Fascinante zafarrancho | Lugar: Zafarrancho | Fecha: Agosto 2013

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FASCINANTE ZAFARRANCHO* (texto curatorial)Agosto 2013

“Es tiempo de abandonar el mundo de los civilizados y su luz. Es demasiado tarde para pretender ser razonable e instruido,

pues esto condujo a una vida sin atractivos (...). Es preciso rechazar el aburrimiento y vivir solamente de lo que fascina.”

(G. Bataille, Acéphale, jun 1936)

*Coloquialmente, el término se emplea con un significado equivalente a “destrozo” , “riña” o “quilombo”, según sus diferen-tes acepciones. En náutica, se entiende como el esfuerzo conjunto realizado por la tripulación del navío y dirigido a salvar situaciones de apremio o emergencia.

Subterráneo y oscuro, incivilizado, aquí el tiempo se pausa y se condensa en reflectores que encandilan y aquellos objetos en el suelo, cual seres vivos inanimados, piden ser descubiertos, alzados; allí donde grandes mesas dispuestas como islas desafían cualquier tela y amenazan estar vacías. Extraño y fascinante ecosiste-ma plagado de una fauna autóctona de colores, texturas y aromas contaminados es lo que se respira en esta biósfera. Contexto perfecto para la creación. Alguien desaparece. Silencio. Solo los sonidos del roce de los materiales y la mano puesta al servicio del trabajo artístico. Irreverente se presenta así la inspiración, irrumpe la cotidianeidad hasta volverse ella misma pan de cada día.

Este grupo de artistas sabe habitar con elegancia y comodidad lo tenebroso y oscuro del espacio. Grupo disí-mil con identidad en su diferencia, siempre en plena contaminación el uno con el otro, espejos de circo que se reflejan mutuamente y mutan en su reflejo arrojando una imagen siempre distorsionada, borrando todo sínto-ma de original, nuevo sobre nuevo sobre nuevo. Todo es un gran quilombo. Todo es un trabajo en conjunto al servicio del quilombo, del destrozo, del hermoso caos y desorden, del laborioso ejercicio de comunicar a través de ese pantanoso y sagrado zafarrancho. Y en el umbral de esta doble etimología, en ese margen de aparen-te contradicción es donde este grupo se dispone a crear. La espiritualidad en polvo de Inzirillo, la naturaleza misteriosa en los bosques de Hoff, la cotidianeidad sombría perpetuada en las pinturas de Siragusa, el fluir serpenteante de las líneas de Zavala, la fauna erótica y provocativa de Sarasola.

La actualidad del arte se nos presenta lejos del trono del caballete. Los vientos de la creación soplan hacia orillas que se expanden por fuera de la tela y el pigmento. Hoy los soportes son otros, las intenciones tal vez no, y sin embargo, sin ánimos nostálgicos, aquí, en este zafarrancho, se pinta. Entre tantas búsquedas compo-sitivas y estéticas disímiles, se coincide en algo: el goce de la creación artística está en la pintura, en el color, en las grandes superficies de aquello que nos fascina. Es ahí, en lo irresistible, en donde sin una referencia directa al mundo lo elocuente se manifiesta y nos deja ver lo verdadero del arte que nos interpela. No lo sabemos, lo percibimos. Pintura, abstracción, enormidad. Ahí radica el latir orgánico de estos artistas. Su fuerza nace de su honestidad pictórica. Sin cálculo, sin razón.

ARTISTAS: HOFF | INZIRILLO | SARASOLA | SIRAGUSA | ZAVALALUGAR: ZAFARRANCHOTEXTO: FEDERICO CURUTCHET