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 C UATRO T ESIS SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE L Q UIMBO L A COMPRENSIÓN POLÍTICA DE UN CONFLICTO TERRITORIAL  Daniel Cerón  David Salamanca  Resumen.  El presente artículo expone algunos elementos sobre la situación política de “El Quimbo” a la vez  que presenta elementos teóricos para la comprensión política del conflicto territorial. La primera tesis introduce el problema territorial en el ámbito de la ontología política, la segunda tesis interpreta el territorio como correlato material de las territorialidades.  El primer excurso trae a colación los primeros desarrollos sobre el territorio en la obra de Orlando Fals Borda. En la tercera tesis se enuncia el carácter híbrido de los territorios y la cuarta enuncia el carácter sintomático de la situación del megaproyecto con relación a la crisis del sistema-mundo capitalista. El segundo excurso trae a colación el concepto de multitud como referente para una comprensión distinta de la política. Finalmente, presentamos algunas consideraciones  finales como balance de perspectiv as futuras para la investigación. Palabras clave: Territorio, territorialidad, sistema-mundo capitalista, multitud.  Abstract. This paper presents some elements on the political situation of "El Quimbo" while presenting theoretical elements for understanding territorial dispute policy. The first thesis introduces the territorial problem in the field of political ontology, the second thesis interprets the territory as a correlate territorialities material. The first excursus brings up the first developments on the territory in the work of Orlando Fals Borda. In the third thesis states the hybrid nature of the territories and fourth states the symptomatic character of the situation regarding the megaproject crisis capitalist world system. The second excursus brings up the concept of the multitude as a reference to a different understanding of politics. Finally, we present some concluding remarks and future prospects balance for research. Keywords:  Territory, territoriality, capitalist world system, multitude. Introducción. En las páginas que siguen hemos plasmado algunas ideas medulares sobre la sit uación política de “El Quimbo”, así como elementos de interpretación teórica indispensables para una comprensión política de los conflictos territoriales. Hemos elaborado éste documento a cuatro manos procurando dar cabida al conjunto de ideas que, progresivamente, fueron surgiendo en el ejercicio colectivo de investigación. Y sin embargo, todo lo que en él aparece atraviesa de parte a parte una idea fundamental: la situación política de “El Quimbo” es, ante todo, un conflicto territorial. Para ello hemos enunciado cuatro tesis y dos excursos sobre los tópicos de nuestro trabajo de investigación. El conjunto de las tesis funcionan como determinaciones a propósito de la compleja realidad que envuelve al fenómeno estudiado. Por esa razón el orden de las tesis intenta mostrar la reconstrucción del problema desde sus  Miembros del Semillero de Investigación Atarraya, adscrito al Grupo de Investigación Presidencialis mo y Participación, vinculado a la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. 

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    CUATRO TESIS SOBRE LA SITUACIN POLTICA DE L QUIMBOLA COMPRENSIN POLTICA DE UN CONFLICTO TERRITORIAL

    Daniel CernDavid Salamanca

    Resumen.

    El presente artculo expone algunos elementos sobre la situacin poltica de El Quimbo a la vez que presentaelementos tericos para la comprensin poltica del conflicto territorial. La primera tesis introduce el problema territorial enel mbito de la ontologa poltica, la segunda tesis interpreta el territorio como correlato material de las territorialidades.El primer excurso trae a colacin los primeros desarrollos sobre el territorio en la obra de Orlando Fals Borda. En la

    tercera tesis se enuncia el carcter hbrido de los territorios y la cuarta enuncia el carcter sintomtico de la situacin delmegaproyecto con relacin a la crisis del sistema-mundo capitalista. El segundo excurso trae a colacin el concepto demultitud como referente para una comprensin distinta de la poltica. Finalmente, presentamos algunas consideracionesfinales como balance de perspectivas futuras para la investigacin.

    Palabras clave: Territorio, territorialidad, sistema-mundo capitalista, multitud.

    Abstract.

    This paper presents some elements on the political situation of "El Quimbo" while presenting theoretical elements forunderstanding territorial dispute policy. The first thesis introduces the territorial problem in the field of political ontology,

    the second thesis interprets the territory as a correlate territorialities material. The first excursus brings up the firstdevelopments on the territory in the work of Orlando Fals Borda. In the third thesis states the hybrid nature of theterritories and fourth states the symptomatic character of the situation regarding the megaproject crisis capitalist worldsystem. The second excursus brings up the concept of the multitude as a reference to a different understanding of politics.Finally, we present some concluding remarks and future prospects balance for research.

    Keywords:Territory, territoriality, capitalist world system, multitude.Introduccin.

    En las pginas que siguen hemos plasmado algunas ideas medulares sobre la situacin poltica de ElQuimbo, as comoelementos de interpretacin terica indispensables para una comprensin polticade los conflictos territoriales. Hemos elaborado ste documento a cuatro manos procurando dar cabidaal conjunto de ideas que, progresivamente, fueron surgiendo en el ejercicio colectivo de investigacin. Ysin embargo, todo lo que en l aparece atraviesa de parte a parte una idea fundamental: la situacinpoltica de El Quimbo es, ante todo, un conflicto territorial. Para ello hemos enunciado cuatro tesis ydos excursos sobre los tpicos de nuestro trabajo de investigacin. El conjunto de las tesis funcionancomo determinaciones a propsito de la compleja realidad que envuelve al fenmeno estudiado. Poresa razn el orden de las tesis intenta mostrar la reconstruccin del problema desde sus

    Miembros del Semillero de Investigacin Atarraya, adscrito al Grupo de Investigacin Presidencialismo y Participacin, vinculado a laFacultad de Derecho, Ciencias Polticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogot.

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    determinaciones locales hacia sus determinaciones globales. Esto es, partiendo de una contextualizacinterica, pasando por la caracterizacin concreta del territorio para llegar a la configuracin global de laproblemtica. En cuanto a los excursos, ellos contienen algunas anotaciones sobre elementos tericosindispensables para la comprensin poltica del conflicto territorial, ncleo medular del fenmenoestudiado; no nos hemos preocupado demasiado por justificarlos pues, al fin y al cabo un excurso es unexcurso. Y sin embargo, este artculo es exactamente esto: un informe que obedece ms a un orden de

    exposicin que a un orden de investigacin. Constituye el producto final de una serie de indagaciones yejercicios de documentacin a propsito de las herramientas tericas y metodolgicas para el trabajo decampo que el anlisis del fenmeno requera, agotando as todos los recursos materiales e inmaterialesde los cuales disponamos.

    El ejercicio de investigacin const de cuatro mdulos de trabajo: a) anlisis del marco tericonecesario para el acercamiento al fenmeno; b) documentacin de fuentes secundarias sobre elfenmeno estudiado; c) trabajo de campo y recoleccin de fuentes primarias; d) reflexin de sntesissobre el fenmeno y sobre sus implicaciones teorticas, axiomticas y praxeolgicas. Respecto al trabajode campo, se puede dividir en tres momentos: primero, acercamiento a las manifestaciones de protestaorganizadas por Asoquimbo, por lo cual se asisti y document la ms grande de ellas, realizada el 20de septiembre de 2012 y denominada la toma a la ciudad de Neiva. Segundo, dialogo con los

    estudiantes y profesores de la Universidad Surcolombiana que se han comprometido con el desarrolloorganizativo, social y poltico de Asoquimbo: a partir de estos encuentros se obtuvo ms de cuatrohoras de entrevista con Miller Dussan, Jennifer Chavarro y otros miembros del colectivo audiovisualCom-Unidad, integrado por comunicadores sociales vinculados a dicha Universidad. Y en el tercermomento, se logr contacto con los campesinos de la vereda de La Honda, en el municipio de Gigante(Huila), quienes han retornado a sus parcelas y se constituyen en torno a la Reserva CampesinaAgroalimentaria.

    De acuerdo con lo anterior y a lo largo del texto se ver cmo hemos entendido la relacin entre lareflexin terica sobre la problemtica y la observacin directa del proceso de resistencia llevado a cabopor Asoquimbo no sin antes describir, brevemente, la problemtica en cuestin.

    1. Asoquimbo y Emgesa: fuerzas sociales en conflicto.El proyecto hidroelctrico El Quimbo hace parte de esas concesiones antidemocrticas que los

    gobiernos realizan para ofertar al mercado mundial los bienes naturales de las sociedades perifricas. Enste sentido, manifiesta la continuidad del intercambio desigual arraigado estructuralmente en lasrelaciones de dominacin y explotacin inherentes al funcionamiento del capitalismo global (Amn, S:2009). La empresa colombo-espaola Emgesa, subsidiaria de Endesa y propiedad de la firma italianaENEL ha puesto en marcha la explotacin de energa hidroelctrica en las cuencas del Ro Magdalena yel Macizo Colombiano con fines de exportacin. Curiosamente esto trae a la memoria el perodo delsaqueo mercantilista que tuvo lugar durante la colonizacin del imperio espaol pues Colombia nopresenta ningn tipo de dficit con respecto al consumo de energa.

    Ubicado en la regin central del Huila, este megaproyecto abarca y afecta un amplio territorio de 6municipios de la Reserva Forestal y protectora de la Amazona y el Macizo Colombiano trayendoconsigo consecuencias negativas en trminos de la seguridad social de las poblaciones y el equilibrioambiental de los territorios. Y si bien el Ministerio de Ambiente (MADVT) y la Corporacin Autnomadel Alto Magdalena, mediante distintas resoluciones como la 1096 y la 1349 del 14 de junio del 2011,imponen a Emgesa medidas de suspensin de las actividades de compra y negociacin de predios, elproyecto avanza generando impactos socioeconmicos, culturales y ambientales de carcter negativopara las poblaciones afectadas (Dussan Caldern, M: 2011). El desempleo y el desplazamiento de los

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    campesinos en el municipio de Gigante y de la vereda de Honda son los principales afectados por elproyecto hidroelctrico.

    En vista de la situacin y despus de un proceso de agregacin social y de concienciacin en torno ala problemtica, la Asociacin de Afectados por el Proyecto Hidroelctrico El Quimbo(ASOQUIMBO) cuya resistencia al megaproyecto persigue la preservacin del desarrollo ecosocial de

    la regin convirtiendo la zona en una Gran Reserva Campesina Agroalimentaria, no slo exige laindemnizacin y el restablecimiento de los derechos a las poblaciones afectadas sino que tambin apoyael estudio y el uso de energas alternativas de acuerdo con los potenciales naturales de la regin. Conello se opone a lo que ha sido una poltica del estado colombiano durante la ltimas dos dcadas. Enellas el aumento de las exportaciones por cuenta de la industria extractiva ha pasado de un 23.6% a un64.6% del total de exportaciones perfilando la economa colombiana cada vez ms hacia laespecializacin en el sector primario de la produccin, esto es, hacia la mercantilizacin de los recursosnaturales en funcin de las soluciones espacio-temporales del llamado nuevo imperialismo(Higginbottom, A: 2011; Harvey, D: 2007). Quiz por esta razn no resulta extrao que, de acuerdocon la ley 1333 de 21 de julio del 2009, el Ministerio de Ambiente haya formulado cargos contraEmgesa S.A. por acciones u omisiones constitutivas de infraccin ambiental pues, como sucede conlos casos del petrleo y sus derivados, el carbn, el ferronquel y el oro, la mercantilizacin de los

    recursos naturales trae consigo una correlativa erosin de las condiciones de produccin y, por lo tanto,del conjunto de las condiciones de vida. Antecedentes de otras investigaciones adelantadas en contra dela empresa colombo-espaola relacionadas con los desequilibrios socioambientales pueden advertirse enlas resoluciones 227, 2188, 1814 de 2009 (Dussan Caldern, M: 2011). Y si bien las contradiccionessociales que se derivan de la problemtica en cuestin han movilizado a la resistencia en relacin a lacontradiccin capital-trabajo y su correlativo problema de desocupacin, el ncleo de lasreivindicaciones que ha ido ampliando el movimiento parece dirigirse -por lo menos en materia dediscurso- hacia una reivindicacin de la vida y de los recursos que la hacen posible, recursos que paraser protegidos deben ser valorados a partir de criterios opuestos a los del mercado capitalista.

    El proyecto hidroelctrico El Quimbo no solamente ha trado consigo la destruccin de empleosafectando con ello a distintos grupos poblacionales (vase la Resolucin 899 de mayo de mayo de2009). Sumado a ello, Emgesa se niega a dar las compensaciones correspondientes mientras que elEstado no logra resolver la situacin de ms de 300 trabajadores desplazados por el megaproyecto. Porsupuesto, la razn de la ineficiencia del Estado y de los numerosos problemas que han atravesado alproceso de consolidacin del megaproyecto radica en el carcter irregular del mismo. Sobre todoporque uno de los aspectos que caracterizan a los estados de la periferia capitalista es justamente la noconsolidacin del Estado de Derecho (Evers, T: 1985). Y si bien Emgesa no acata la Resolucin 1096del 14 de junio de 2011 que le impeda la compra y negociacin de predios arguyendo que la compra dela hacienda La Virginia, ubicada en el municipio de Altamira en el Departamento del Huila, habasido realizado para el reasentamiento de las comunidades de La Escalereta, la empresa permanece enel incumplimiento con relacin a la reubicacin de los afectados (Dussan Caldern, M: 2011). Adems,la corporacin Emgesa ha violado la ley 160 de 1994 que regula la ocupacin y aprovechamiento detierras. En efecto, en el marco de las adquisiciones efectuadas por la empresa colombo-espaola elavalo de los predios y viviendas ha sido realizado de acuerdo con el puntaje catastral y no comercial

    como lo exige la ley 56 de 1981, lo cual indica que no se tuvo en cuenta su valoracin agrolgica, estafaque aparece como ncleo de la estrategia corporativa. Problemtica jurdico-tcnica que afecta a laconfiguracin de la Unidad Agrcola Familiar (UAF) que, en el El Quimbo, comprende un rango de30 a 50 hectreas acarreando responsabilidades para el Ministerio de Medio Ambiente (MAVDT) y parael INCORA recrudeciendo as las estructuras histricas del atraso en la economa agraria colombiana(Novoa Torres, E: 2010). Sumado a ello, el ministerio de Ambiente levant las medidas preventivascontra Emgesa mediante la Resolucin 1826 del 12 de septiembre de 2011, legitimando as el ecocidiocomo el desempleo y el desplazamiento generados por el proyecto hidroelctrico (vase el ConceptoTcnico 879 de 2011) y la respuesta al radicado 4120-E1-90180 DE 2011) (Dussan Caldern, M: 2011).

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    De acuerdo con lo anterior, Asoquimbo sostiene que el Ministerio de Ambiente incurre en

    prevaricato por omisin al no proteger los derechos de los afectados por el proyecto hidroelctricode El Quimbo poniendo en cuestin el sistema de administracin de justicia. Incluso advierte que laDefensora del Pueblo ha denunciado violaciones del derecho a la informacin que afecta a los gruposen situacin de vulnerabilidad impidindoles conocer las compensaciones que deben beneficiarlos.

    Como consecuencia de ello los afectados desconocen la legitimidad de Emgesa negndose a colaboraren sus estudios poblacionales. Y es justamente sta negativa lo que ha generado confrontacionespolticas y jurdicas entre funcionarios del Ministerio de Ambiente, la Procuradura Agraria Ambiental,el gobierno del departamento del Huila y la Asociacin de Afectados por el Proyecto Hidroelctrico ElQuimbo (Asoquimbo) (Dussan Caldern, M: 2011).

    2. Hacia una recuperacin de la identidad y del territorio.Qu pasa entonces con aquel sujeto despojado de sus derechos y qu pasa cuando la suspensin

    poltica del derecho genera vctimas y beneficiarios por la impostura de esta contradiccin? El conjuntode irregularidades que han atravesado el proyecto hidroelctrico no solamente genera una crisis de

    legitimidad en relacin a las instituciones estatales por la violacin de los derechos fundamentales sinoque, ms all de la formalidad del derecho positivo, suscita procesos de desobediencia civil. Loscampesinos e intelectuales que conforman ASOQUIMBO encuentran cada vez ms legitimidad conrespecto a sus reivindicaciones. De hecho, el 20 de septiembre los opitas marcharon por las calles deNeiva. Campesinos, indgenas, estudiantes, profesores y trabajadores de distintos sectores protestaroncontra el proyecto hidroelctrico, proclamaron consignas en contra del neocolonialismo del capitalespaol e italiano y proclamaron la reapropiacin de los recursos naturales en sus territorios por partede la resistencia. Esta importantsima movilizacin tuvo un matiz dirigido hacia la construccin de unaterritorialidad subversiva, esto es, abocada hacia un principio de autonoma (auto-nomos) que ya nose conforma con la proteccin estatal sino que, ms ac de las reivindicaciones por las vas de derecho,los afectados han tomado las vas de hecho. Una prueba de ello es la reciente recuperacin de tierras oretorno a la tierra, como los participantes del movimiento lo entienden- en la vereda de Hondaubicada en el municipio de Gigante la cual, pese a las amenazas de desalojo, todava se mantiene en pie.La constitucin del ser comienza a sufrir mutaciones fundamentales en la subjetividad de aquellos queahora resisten pues, en tanto proceso comunitario, comienza a recuperar la solidaridad comobasamento de los vnculos sociales y las memorias dinsticas de los campesinos como patrimonioidentitario.

    Primera Tesis:El problema territorial es un problema de ontologa poltica.

    La prdida de la memoria histrica es la derrota de los pueblos. Un pueblo sin memoria no existe; un individuo sincolectivo se des-sujetiza; una planta reducida a sus componentes aislados es desprovista de su carcter orgnico y muere()

    Ana Esther Cecea.

    La resistencia que opone la Asociacin de Afectados por el Proyecto Hidroelctrico El Quimbo(ASOQUIMBO)slo puede ser comprendida si es interpretada como manifestacin de un conflictoterritorial entre el movimiento social y el Estado. De acuerdo con ello, creemos que el carcterontolgico del conflicto territorial radica justamente en que la territorialidad, ms all de sus

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    determinaciones estatales, remite a un sujeto, esto es, a aquella manifestacin singular del ser social quetoma forma en la comunidad. Un ser que no slo est revestido de entramados institucionales sino que,adems, est constituido por coordenadas histrico-culturales que revelan el carcter singular deaquellas formas de vida que caracterizan su existencia. Aqu la territorialidad, ms all -o ms ac?- delprincipio de identidad, nos lleva a considerar ciertas cuestiones relacionadas con el animal humano ensu relacin con el entorno natural. Del mismo modo, nos conduce al anlisis de las relaciones sociales

    en trminos de su significacin histrica con relacin al poder. En ste sentido, seguimos conservandoun ejercicio de mtodo al partir de la territorialidad latinoamericana, territorialidad cuya identidad seencuentra determinada por la negatividad de la colonizacin, del proceso histrico de saqueo y barbarieiniciado por Europa y continuado por los Estados Unidos de Norteamrica. De tal modo que laambivalencia estructural derivada del proceso de colonizacin afecta a la forma-estado en lo querespecta a su referente territorial despojndolo de legitimidad frente a los sectores sociales vulnerablesante la problemtica de los megaproyectos y contribuyendo a la emergencia de territorialidadessubversivas que no cesan de reinventar la poltica, esto es, que no cesan de reconstruir los referentes deterritorialidad o el lugar de los comunes. El caso de El Quimbo se encuentra entonces enclavado enesta problemtica. La lucha de los campesinos huilenses se ve reforzada en mltiples escenarios porgrupos pequeos que habitan el espacio urbano lo cual indica que el conflicto territorial desatado por elproyecto hidroelctrico hace confluir distintas territorialidades en un mismo proceso de resistencia.

    Justamente por esta razn hemos querido abordar la problemtica efectuando el trnsito del campoepistemolgico al campo ontolgico de la reflexin terica: en primer lugar, exponemos algunas ideassobre la perspectiva epistemolgica y ontolgica de la territorialidad justificando as nuestra propiasensibilidad poltica; en segundo lugar, desplegamos esa sensibilidad poltica en relacin a la estructuradel despojo que determina a la territorialidad latinoamericana; en tercer lugar, exponemos algunasreflexiones sobre la forma-estado como construccin plagada de contradicciones que repercuten en elconflicto social y; en cuarto lugar, desarrollamos un pequea aproximacin al conflicto territorial desdeel punto de vista de la resistencia y la insumisin.

    1. Territorialidad latinoamericana: de la epistemologa a la ontologa.

    La territorialidad hace referencia, en primer lugar, a un concepto epistemolgico. Sobre todo sitomamos en cuenta que para acceder al fenmeno social debemos, ante todo, pensar la materialidad desu desarrollo histrico. En efecto, la dimensin cualitativa que distingue la naturaleza del territorio enla contemporaneidad hace necesario un replanteamiento de su significado conceptual. Replanteamientoque no puede ms que ubicarse en la materialidad histrica del desarrollo social, esto es, en lainterseccin dinmica de las infraestructuras objetivas y las superestructuras subjetivas de la produccin.El replanteamiento conceptual del territorio hacia el concepto de territorialidad supone entoncesuna transformacin cualitativa de la comprensin sobre su realidad fenomnica. Resultara tilcomprender esta reelaboracin conceptual a travs de: a) la integracin de su significado biolgico (elterritorio como el escenario de la vida) y de su significado geogrfico (el territorio como una sntesisde lugares, espacios y paisajes) y; b) la crtica de la tradicin occidental segn la cual todo territorioconstituye un espacio atravesado por estructuras de dominacin que determinan la formacin denaciones, estados y pueblos o por tensiones del poder que determinan la configuracin de

    territorialidades individuales y colectivas (Restrepo, G: 2008:144). En este sentido, el territorio devieneterritorialidad cuando es comprendido como una realidad a la vez material y espiritual, esto es, comodeterminacin infraestructural y superestructural de la produccin humana. En este sentido, no sereduce a la comprensin de un espacio fsico delimitado por codificaciones del orden institucional,codificaciones jurdico-administrativas que encubren las relaciones de poder que les determinan.Tampoco se reduce a la discursividad de un sujeto particularizado que invoca para s la propiedad de unespacio determinado. Por el contrario, refleja una materialidad reconstruida desde las prcticas y losdiscursos que vinculan a las comunidades humanas y, por lo tanto, aparece como el correlato materialde la cultura en sus mltiples contradicciones y antagonismos. En consecuencia, entendemos este paso

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    del territorio a la territorialidad como una sntesis de las infraestructuras objetivas y lasuperestructuras subjetivas en relacin a su configuracin espacio-temporal y, por lo tanto, en el marcode una cultura determinada.

    La territorialidad hace referencia, en segundo lugar, a un concepto ontolgico. En ste sentido, laproblemtica del territorio implica una analtica de la territorialidad. En ella se deben tener en cuenta:

    a) que la territorialidad constituye una dimensin material y espiritual de la subjetividad; b) que laterritorialidad se produce como realidad espacio-temporal y; c) que el cuerpo constituye el primerreferente de toda territorialidad. A partir de tales postulados se hace posible entonces comprendercmo la territorialidad se produce a partir de relaciones entre sujetos, de tal manera que todatransformacin en la estructura de esas relaciones produce transformaciones en la configuracin delpropio territorio, as como tambin permite comprender en qu sentido el territorio constituye unarealidad fctica e histrica cuyo desciframiento compromete al sujeto que pretende descifrarlo.(Restrepo, G: 2008:145-147). De acuerdo con ello, la determinacin analtica del fenmeno territorialimplica la existencia de un complejo de relaciones que determinan el sentido de las prcticas y losdiscursos. Este complejo de relaciones lo hallamos en el sujeto. En efecto, al carcter ontogentico dela subjetividad no ignora el conjunto de las determinaciones sociales que intervienen en el devenir de lassubjetividades. Sobre todo si tomamos en cuenta que la subjetividad posee un carcter procesual que

    slo se entiende por la dinmica de las relaciones intersubjetivas, dinmica cuyas sedimentaciones seencuentran determinadas por la especificidad de sus lmites espacio-temporales. Justamente es en stesentido como es posible intentar comprender la especificidad ontolgica de las formaciones culturalesespecficas, ya sea en trminos de los sistemas lingsticos que determinan la expresin particular de susrealidades o en trminos de las condiciones materiales de existencia que determinan sus configuracionessociales. La territorialidad, desde el punto de vista ontolgico, implica entonces un correlato materialy espiritual de las relaciones intersubjetivas al interior de una comunidad o sociedad determinada, estoes, el proceso a partir del cual toma forma una determinada sensibilidad poltica.

    En el marco de nuestra particular sensibilidad poltica, el concepto de territorialidad resultafundamental para el desarrollo de las ciencias de la sociedad en la medida en que, paradjicamente, lapoca contempornea pone de manifiesto un proceso de homogeneizacin conocido comoglobalizacin que tiende al reforzamiento de las territorialidades locales (Slater, D: 2001). La paradojaresultante de este proceso se deriva de la emergencia de lo heterogneo en el seno de la identidad,ocurre como manifestacin de la esclerosis generalizada que afecta a la totalidad del sistema capitalistaglobal, sobre todo cuando aquella heterogeneidad surge en oposicin a las estructuras histricasconstituidas en el espacio y el tiempo por la colonialidad del poder (Quijano, A: 2005). En efecto, lascomunidades locales no cesan de revelarse ante el orden establecido, no cesan de oponerse a lassoluciones espacio-temporales derivadas de las crisis de sobreacumulacin ocurridas al interior de lasformaciones sociales capitalistas centrales, no cesan de proponer nuevas formas de vida y nuevasidentidades territoriales.

    Colombia y Amrica Latina han permanecido siempre afligidas por el problema del desarrollismoque les confina a la dominacin y explotacin de naciones extranjeras (Martnez Rivillas, A: 2011;Galeano, E: 1995). En este sentido, la territorialidad latinoamericana se nos aparece como un conjunto

    de construcciones sociales atravesadas por las campaas de colonizacin llevadas a cabo por el viejomundo, por la esclerosis de una civilizacin podrida, por la ignominia de una decadencia que, en ciertosentido, nos es ajena. All donde el delirio occidental se afinca en la explotacin de la vida tratando demantener el ritmo de produccin del capitalismo globalizado, all donde la industria dinamita lasmontaas y altera el cauce de los ros, all donde la tierra vomita petrleo, all, todo lo que acontecerevela los fantasmas que recorren la historia del continente latinoamericano, una historia de barbarie,saqueo y destruccin (Galeano, E: 1995). De acuerdo con ello, es preciso tomar en cuenta que elproceso de colonizacin trajo sobre Amrica Latina la miseria del mercantilismo europeo y el discursode la abnegacin cristiana. Trastorn profundamente las formas de vida prehispnicas e implant la

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    decrepitud viciosa de la vieja Europa, condenando el territorio de las Amricas no slo a proveer dematerias primas al primer mundo, sino tambin a recibir esas materias ya transformadas por el trabajode las industrias europeas y norteamericanas (Quijano, A: 2005). Es por ello que en la incipientemodernidad los pueblos no pudieron ms que mutar hacia nuevas formas e hibridarse para sobrevivir.Y sin embargo, el pasado imperialismo se expandi devorando toda diferencia antropolgica, seasegur de eliminar violentamente toda oposicin radical y de anexionarse a aquellos que an crean ver

    en el rostro de su colonizador a un visitante extrao cargado de objetos misteriosos. De este modo laforma-estado se impuso con la violencia propia de los que devastan territorios y conquistan tierras(Maldonado-Torres, N: 2007) El carcter histrico de los desplazamientos y los asentamientoshumanos testimonian el pasado trgico de quienes tuvieron que dejarlo todo para huir de la violencia,de quienes prefirieron obedecer para no morir y de los que an con el espritu santo en bandeja de plataprefirieron abrazar la muerte. En consecuencia, para Amrica Latina la monopolizacin de la violenciapor parte del Estado, premisa de las construcciones sociales modernas, fue en realidad unamonopolizacin de la vida, una monopolizacin de la tierra y sus recursos, una monopolizacin deltrabajo y de los hombres. El despojo es slo una forma de tratar a la servidumbre del planeta y en esteproceso de sometimiento y barbarie los marginales del mundo fueron confinados a ser siemprehombres desgraciados, abrumados por la prepotencia de las ideologas dominantes y por la ignoranciade los imperios que hasta nuestros das siguen pensando que la tierra y sus recursos les pertenecen.

    2. Conflicto territorial: el movimiento social contra el Estado.

    El espritu de libertad paradigma poltico de la modernidad- en su desarrollo histrico no cesa depresentar el umbral de un desdoblamiento, la sntesis dialctica de polos antitticos. Ella seala a la vezuna duplicacin subjetiva entre una conciencia pura y una conciencia real, y una duplicacin objetivaentre una comunidad ideal y una comunidad real (Tras, E: 2005). Es a este conjunto de duplicaciones alo que llamamos Estado, una abstraccin real plagada de contradicciones inherentes a la inadecuacinde sus fundamentos, esto es, a la inadecuacin de toda legitimidad frente al ejercicio del poder en unadeterminada jurisdiccin territorial, contradiccin fundamental cuya causa radica en la combinacin dela dependencia con relacin al mercado mundial en los pases llamados subdesarrollados- y laheterogeneidad estructural que caracteriza el carcter inacabado de sus premisas modernas (Evers, T:1985). Quiz a ello se deba el hecho de que la conciencia cientfica latinoamericana no haya podido irms all de las condiciones disciplinares del conocimiento hacia una determinacin praxeolgica en eldiseo poltico de la forma-estado. Los anlisis divagan sobre las perspectivas asumidas desde distintasdisciplinas para mirar las lgicas asumidas en los distintos procesos de descentralizacin,desconcentracin y deslocalizacin de las lgicas estatales (Lora, E: 2002), lgicas que van ms all de laadministracin como proceso institucional para situarse en el campo poltico de la produccin social(Zermeo, S: 1985).

    El campo poltico de la produccin social cuya matriz histrico-geogrfica diversa no permite laformacin de un consenso a propsito de su significado y practicidad, parece tomar sentido slo apartir del momento en que la conciencia crtica ha logrado identificar como determinante fundamentalde la forma-estado en Amrica Latina el carcter colonial de su configuracin histrica (Quijano, A:

    2005). De acuerdo con ello, hemos considerado que la mejor manera de asumir una reflexin crtica yterica a propsito de la forma-Estado no puede realizarse por fuera de esta caracterizacin. En primerlugar porque la llamada voluntad general no ha sido ms que un criterio de legitimacin y este nuncapodr ofrecer orientaciones prcticas. Y en segundo lugar, porque los criterios de direccionamiento enla construccin del territorio nacional deben pasar por una reconfiguracin tica del sujeto que la ejerce.

    Sabemos que desde los albores de la modernidad ha sido el espritu de libertad lo que ha marcado elhorizonte del desarrollo histrico. A pesar de la alienacin de la libertad como condicin de posibilidadpara la emergencia del pacto social hobbesiano, el pacto de soberana, la modernidad ha ubicado a la

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    libertad como principio rector en el diseo y funcionamiento de la forma-estado (Gantiva Silva, J:1993). Incluso el espritu absoluto hegeliano habra pretendido dar forma a la libertad, ms all de laforma-estado, para situarla como exigencia del principio de eticidad o principio de la existenciacolectiva. Sin embargo, su desarrollo histrico no cesa de presentar el umbral de un desdoblamiento,una sntesis dialctica de polos antitticos que ha tomado forma en el curso de la lucha de clases, luchascuyas formas identitarias no se agotan en la personificacin de categoras econmicas sino que se

    extienden al complejo de los antagonismos sociales. De acuerdo con ello, es preciso tomar en cuentaque si nos referimos a la forma-estado como a una formacin de clase no entendemos por ello que laforma-estado sea tan slo un instrumento utilizado por una clase para dominar a otra. Lo entendemosms bien desde aquella concepcin segn la cual toda forma-estado derivada del modo de produccincapitalista no es ms que una condensacin de relaciones de fuerza, esto es, que la configuracinespecfica de las formaciones estatales en el capitalismo contemporneo se ha derivado del procesohistrico que atraviesa a la lucha de clases y que, por lo tanto, las huellas de estas luchas vendran adeterminar sus configuraciones especficas (Poulantzas, N: 1970). La sedimentacin concreta de lasrelaciones de poder en la forma-estado se encuentra entonces atravesada por esta dialctica de lasfuerzas sociales. Ahora bien, cuando nos referimos a la lucha de clases no la entendemos como laconfrontacin entre la burguesa y el proletariado cuyas connotaciones hacen referencia al contextohistrico de la fbrica europea en el siglo XIX. A nuestro modo de entender, la lucha de clases alude a

    una confrontacin arquetpica de la produccin humana, confrontacin que nos sita en el marcohistrico de toda una civilizacin. En este sentido, las clases son agentes colectivos de la produccin yreproduccin de las formaciones sociales y la confrontacin entre ellas contradicciones de laproduccin misma, sobre todo porque en el modo de produccin capitalista las clases se configuran entorno a la explotacin del trabajo alienado y a la apropiacin privada del trabajo socialmente acumulado(Poulantzas, N: 1985).

    Ms all -o ms ac?- de esta concepcin terica, lo que corresponde al fundamento de laproblemtica en cuestin descansa en el hecho de que la configuracin contradictoria de la forma-estado como condensacin de relaciones de fuerza- y, por lo tanto, de la permanente confrontacinentre las clasesmovimiento antagnico de las fuerzas sociales- reproduce en su interior el complejo delas contradicciones que se inscriben en el decurso histrico de las formaciones sociales, contradiccionescon las cuales toda racionalidad burocrtica tiene que vrselas. Y es justamente esta contrariedad a laque se ve enfrentada toda prctica institucional cuyo objetivo consista en asegurar la coherencia prcticade la forma-estado, aquello que opera como una exigencia de transformacin a propsito de su propiaracionalidad. Lo que afecta al demos de una formacin social no es siempre aquello que ocupa a lalite que gobierna desde la forma-estado, de tal modo que la libertad enajenada en el pacto social noha trado consigo un mayor despliegue de la libertad sino la anulacin de su principio: la libertad.Problemtica ya advertida en el pensamiento hegeliano-marxiano y elevada al status de ley cientfica poralgunos precursores de la ciencia poltica (Bobbio, N: 1997). Pero la compleja dialctica que determinaeste proceso de separacin entre la base y el vrtice de la pirmide social, por obvio que pueda parecer,nos exige llevar la reflexin a un punto de quiebre que no carece de fecundidad. Siendo a la vezduplicacin subjetiva entre una conciencia pura y una conciencia real y duplicacin objetiva entre unacomunidad ideal y una comunidad real, la forma-estado ha sido y seguir siendo un campo decontradicciones y luchas sociales, de antagonismos y relaciones de poder inestables. Incluso en el relato

    poltico de la modernidad cada uno de estos desdoblamientos, cada una de estas duplicaciones hamanifestado una distincin analtica constitutiva del pensamiento crtico y slo han encontrado unasntesis efectiva en la realizacin de un proyecto revolucionario (Tras, E: 2005).

    Esta sntesis efectiva, en la actualidad, parece ponerse de manifiesto a partir de ciertas movilizacionessociales. Y es as como el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) en Mxico y elMovimiento de los Trabajadores Rurales (Sem Terra) en Brasil aparecen como ejemplos paradigmticosen torno a las luchas de resistencia frente a los procesos de explotacin, dominacin y alienacin queaseguran la reproduccin del capitalismo globalizado (Slater, D: 2001). Resistencias que parecen indicar

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    aquella forma en que las territorialidades latinoamericanas ponen de manifiesto reminiscenciasfantasmales venidas desde lo ms profundo de la memoria histrica, esa memoria bruta de los hechosms atroces de la colonizacin y de las conquistas ms indignantes del poder. Genealoga del despojoque no cesa de traer esa memoria hacia las relaciones de saber-poder y enclavarlas en el proceso deproduccin antagnica de la subjetividad contempornea. Memorias con referentes simblicos diversoscapaces de refundar la prctica, capaces de rehacer las formas de vida. Por supuesto, esa complejidad de

    los procesos que caracterizan la construccin-deconstruccin de las territorialidades locales enoposicin a la territorialidad global hace necesario un cambio de perspectiva (Daz Mora, J.L: 2011).Ms an cuando concebimos la produccin de las territorialidades en el marco del antagonismo queopone el movimiento social a la forma-estado, esto es, del antagonismo que opone la territorialidadsocial a la territorialidad estatal. Esta problemtica resulta ms importante por cuanto la posicin deAmrica Latina en el escenario de la hegemona global del capitalismo sigue estando determinada por ladistribucin de la tierra y sus abundantes recursos (Cecea, A.E: 2008). Situacin que ha caracterizadoel campo social histrico latinoamericano a lo largo de su evolucin y desarrollo comprometiendo elconjunto de sus instituciones en funcin de la estructura del despojo y que hoy ms que nunca requierede una insurreccin cada vez ms consecuente con las posibilidades de transformacin local y global,cada vez ms consecuente con la necesidad de proteger la vida. Es por ello que esta biopoltica de lamultitud no cesa de manifestarse cuando, a travs de los distintos debates, movilizaciones, acciones

    jurdicas y foros, Asoquimbo avanza hacia su insercin en una estrategia global-local. En efecto, a nivellocal el Movimiento Nacional por la Defensa de los Territorios Ros vivos! Ha sido el escenario deproyeccin ecosocialista por lo menos en materia del discurso. Y a nivel global en el EncuentroInternacional de Afectados por Represas en Temacapuln (Mxico) pone de presente la existencia deuna problemtica que va ms all de lo local y regional para devenir un problema cuyas vctimas ahoralo denuncian ante el mundo entero. Es as como las redes de cooperacin se van tejiendo a lo largo yancho del globo generando nuevas territorialidades antagnicas con respecto al ordenamientointerestatal que asegura la reproduccin ampliada del capital y su correlativa erosin de las condicionesde produccin y reproduccin de la vida humana (Vase el excurso sobre la multitud).

    Segunda Tesis:El conflicto por el proyecto hidroelctrico El Quimbo, ha dejado ver que en la Vereda la

    Honda, el Territorio es el correlato material de las Territorialidades.

    Ricardo reuni a los hombres y les habl tan despacio,palabras verde esperanza teidas de sal y selva,les dijo la tierra es nuestra, tambin es nuestra la tierra,y las palabras que traigo son semillas tambin nuestras.

    Ana y Jaime

    Ese es el arraigo de esta dinasta de trabajadores, responsables de la seguridad alimentaria de este pueblo: sepusieron en la tarea de recuperarla, de protegerla, de defenderla.

    Jess Benavides, partijero de la Vereda de La Honda.

    Como se plante en la tesis anterior, la territorialidad y el territorio son conceptos que poseen a lavez una dimensin epistmica y un devenir en el plano ntico. Esas dos hlices del mismo fenmeno secruzan y entrecruzan de un modo tan ntimo como dialectico. Por un lado la epistemologa es lacomprensin estructural y sistmica, mientras que por el otro, la dimensin ontolgica pone de relievela facticidad en que las territorialidades, el territorio y las singularidades participan de un movimiento

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    complejo donde los cuerpos adquieren centralidad, tanto en su interaccin intersubjetiva con otroscuerpos, como por su relacin con el medio ambiente y el espacio fsico que habitan. Sin embargo es enaquel movimiento donde ocurre y aparece aquella comprensin y ese saber que se predica sobre losterritorios. As, el territorio es una construccin, una constante procesualidad, el producto siempremutable de una multiplicidad de agenciamientos colectivos de enunciacin y afectos, o sea, es elresultado concretode una maquina social productora de expresiones que comparten su vida, no solo en

    un espacio fsico comn, sino sobre todo, dentro de un complejo rgimen de signos y prcticasinmanentes, que incluyen la experiencia del trabajo vivo. Por esta razn no extraa que constantementeidentidady territoriohayan sido puestos una al lado del otro, pues en mltiples ocasiones es posible queestas dos nociones se encuentren y se organicenen una misma comunidad de personas, en las cuales deall en adelante se desarrollan y se expresan como si fueran (aunque se entiende errneamente) naturalesa ese grupo. En otras palabras, es una determinada nocin de territorio en relacin con un orden deidentidad y diferencia los elementos que disponen la configuracin de un colectivo de personas y derelaciones, e incluso llegan a determinar al espacio fsico en el que se sitan esas relaciones, y no slo alrevs, como usualmente se percibe.

    En ese sentido, adquiere para nosotros mayor relevancia la nocin de territorialidad, que la nocinfsica de territorio. Lo anterior, porque la territorialidad est comprometida directamente con los sujetos

    colectivos y sociales. Advertimos que no se trata de que el territorio se vuelva abstracto o que deje deexistir: por el contrario, es el referente materialnecesario de toda territorialidad: las territorialidades por logeneral se erigen como un orden de cosas naturalizado, hasta que en algn momento la conflictividadpoltica entre ellas, deja al descubierto que un territorioque fsicamente siempre haba sido evidente, enrealidad posea una mayor complejidad, cual si se tratara de una intencin muda que empieza a pujar ypelear para emerger y ser enunciada en toda su verdadera y amplia extensin. Las territorialidades,adems, generan sus propios campos, planos y lugares, que no necesariamente son espacialidades objetivas.Dicho de otro modo, existe la necesidad de que las colectividades encuentren campos comunes,espacios acogedores donde se viva y se trabaje en comunidad y se genere lo habitual y las costumbres: lacultura, el trabajo de todos los das, los valores de la familia, las fiestas y la celebracin, las creencias, losbarrios con las casas donde vivimos, entre otros. Para el desarrollo de cada uno de ellos se requiere uncampo comn, aunque claro, cada uno de estos ejemplos corresponde a un plano o dimensin distinta:Algunas veces los espacios se crean o se recrean a partir de aquel no lugar, que es el lenguaje. Esasespacialidades simblicas hacen parte de las territorialidades tambin, pero siempre requieren sercompletadas por otro espacio, as sea imaginado, que d piso y cemento efectivo a esos planos y campossimblicos. Esos son los territorios, son los referentes materiales: los paisajes, las veredas, los rincones,las edificaciones, los lugares y espacios fsicos reales que constituyen el espacio objetivo.

    La territorialidad relata ms bien a cierta forma en que las distintas singularidades, tanto socialescomo colectivas, van constituyendo un determinado orden, que por supuesto incluye, organiza ypresenta al territorio de referencia. Distintas territorialidades pueden posar su pretensin sobre losmismos territorios y pueden coexistir sin problemas, pero tambin aparecen territorialidades enconfrontacin absoluta. La territorialidad propia y homognea de los procesos moleculares del capitalson la ganancia y la acumulacin individual, y de hecho puede coexistir con otras territorialidadessiempre y cuando permitan que sus valores e intereses sean los que determinen a los territorios. Lo que

    ha venido sucediendo en el municipio de Gigante, en la vereda de La Honda, es justamente la aparicinde un conflicto entre territorialidades.

    En la Vereda de la Honda existe un grupo social que se ha organizado desde hace variasgeneraciones en torno a un territorio comn, que ha articulado a un gran conjunto de territorialidadesque se han armonizado, as como a distintas formas de vida y prcticas de trabajo a travs de un largoperiodo de tiempo. Pese a ello, hoy el Gobierno Nacional, que posee una territorialidad para el pas queha explicitado en el Plan Nacional de Desarrollo como orientada hacia los megaproyectos mineros yenergticos, y que se articula con la territorialidad y los intereses del capital y la ganancia de Emgesa-

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    Endesa-ENEL, han decidido destruir aquel territorio comunitario heredado, desalojando de paso atodas aquellas dinastas o generaciones de territorialidades de las que hemos hablado.

    La Honda, ese territorio que durante dcadas ha dado trabajo y ha sido el piso material de todo unsistema de comunidad de varias dinastas de agricultores, desgranadores, partijeros, mayordomos,campesinos, mineros y pescadores de la regin, tambin ha permitido un dialogo transgeneracional que

    se cristaliza y se conserva en el lenguaje, a travs de nociones comunes sobre la vida o fertilidad de sutierra, sobre la solidaridad y la tendencia a compartir porque eso si tienen las gentes del campo, o sobre lospobres y las pobreras que son las que trabajan la tierra. Se trata de un territorio que como referentematerial, integra tambin a la infraestructura y la tcnica, como productos tambin de la cultura, y enparte se vuelven metforas de ella. Territorio y territorialidad en el mundo actual, son expresiones de lacomplejidad de la biopoltica, en la que se funde lo material y lo espiritual; el lenguaje y la tcnica; losafectos y el trabajo vivo.

    1. Dinastas y Territorio en la vereda de La Honda.

    En este apartado pretendemos hacer una breve descriptiva del territorio. El modelo agroindustrial no

    ha entrado a La Honda, en cambio, si se est tratando de imponer el modelo minero-energtico que elPlan Nacional de Desarrollo contempla como la principal locomotora de desarrollo econmico delpas, y que se expresa en el proyecto hidroelctrico de El Quimbo. La economa de la Vereda de LaHonda hasta ahora haba dependido tradicionalmente de los ingresos de la agricultura, especialmentedel cultivo del cacao, que an sigue siendo vendido a la chocolatera Casa Luker, que hace presencia conuna planta de procesamiento industrial en la zona. La evolucin de los medios de comunicacin ytransporte ha afectado enormemente tanto a las territorialidades como a los territorios, porque facilitany expanden el nivel de comunicacin e interrelacin entre los agentes endgenos y exgenos a lasregiones. La moto para el transporte de personas, y el celular se han extendido del mismo modo que lohan hecho en el resto de la poblacin y de los municipios del pas: estos dos objetos tecnolgicos queinicialmente se consideraban como bienes de lujo, hoy se asocian fcilmente con familias de clase baja,porque, primero, por un lado se ha popularizado en los pueblos la economa de subsistencia ligada almoto-taxismo, y segundo, actualmente se estima que por pobre que se sea, se debe tener al menos una panelita(celular grande y de baja tecnologa). A la vereda entra una carretera sin pavimentar en la que cabe uncamin. Las dinastas ms antiguas relatan que las jornadas de trabajo antes empezaban a las cinco de lamaana y que los trabajadores llegaban a las fincas a pie, porque hasta hace poco (no se especificahace cunto) es que empezaron a entrar a la vereda los camiones y las motos. La mayora de las fincascuentan con energa elctrica y las ms cmodas incluso poseen televisin satelital. Sin embargo, en lasfincas no existen computadores ni acceso a Internet.

    Los ranchos o casas se encuentran cerca de la carretera, aunque no al pie de ella. Dichasconstrucciones conservan rasgos del pasado, pues suelen ser cmodas y limpias, y construidas enbareque. Todas o casi todas las dependencias o estancias de las casas comunican directamente con elexterior y las cocinas que son amplias, suelen contar con un horno de barro y con una mesa-comedorgrande a la que se le da diversos usos, aunque el principal es ser el centro de reunin y alimentacin de

    los trabajadores de la finca. Desde que se rumora de la construccin del proyecto de El Quimbo lospropietarios y habitantes han dejado de invertir en el mantenimiento de sus viviendas. Toda la tierraesta cruzada por una excelente red de canales que constituyen un sistema de riego por gravedad muyextendido.

    Aquellos canalesfueron construidos por dinastas anteriores que a veces se remontan a los abuelos deancianos que habitan actualmente el territorio. Constituyen una excelente metfora de las relaciones quelas singularidades, colectivas e individuadas, poseen con el territorio: Se trata de una red de vasoscomunicantesa travs de los cuales se mueven flujos que hacen circular la vida y sin la cual el territorio

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    mismo no existira. Los canales no solo conectan entre s a las distintas territorialidades, sino queincluso generan un lazo conector con dinastas anteriores. No pertenecen en sentido estricto a ninguno,sino que se trata de flujos que atraviesan las territorialidades. Los flujos existen antes de entrar en unaespacialidad y son afectadas por esta, pero despus continan su curso. El funcionamiento de aquelloscanales exige un ejercicio de mantenimiento que no es demandante, pero que se debe realizar con ciertaregularidad y cuidado, y adems necesita contar con la participacin coordinada de todos los

    implicados. La superficie de los flujos suele ser clara y continua, pero en el fondo de todos aquelloscanales siempre se asientan sedimentos histricos e imperturbables que casi no se perciben, pero que seencuentran all.

    En general, la ruralidad colombiana no es la misma que conoci Fals Borda. El requerimiento poruna ley de restitucin de tierras obedece, al menos en parte, al reconocimiento de que la arremetidaparamilitar de los aos noventa y de la primera dcada del siglo XXI (Zapata J, M.A.: 2011) constituypara el pas una nueva oleada de despojo y desplazamientos de las comunidades campesinas de susterritorios. Paralelo a ese fenmeno, se ha venido dando el avance del modelo agroindustria y el modelominero-energtico. El primero, consiste en cultivos hper-extensivos orientados no a la produccin dealimentos, sino principalmente a la generacin de combustibles (Jnsonn, M: 2011). Se trata de unmodelo industrial que requiere grandes inversiones de capital y que posee un carcter posfordista, lo

    que implica la desaparicin del estilo de vida campesino al ser reemplazado por mano de obramotorizada, reducida y laboralmente flexibilizada. El segundo modelo, el minero-energtico, es inclusoms agresivo con el medio ambiente, porque intensifica la erosin, la sedimentacin de los cauces deagua y la contaminacin eutrfica dado que requiere remover o inundar vastas reas de capa vegetal.

    Las dinastas y territorialidades han construido al territorio de la Honda a partir de su peculiarfertilidad. La productividad de las tierras hace por lo general sostenible al minifundio. La tenencia de lastierras comparta hasta hace poco aspectos similares a los que hace medio siglo encontr Fals Borda enSaucio: se trataban de propietarios ausentistas que mediante contrato oral o escrito pactaban con unpartijero o mayordomo. El partijeraje consiste en partir por mitad las ganancias entre el propietario yel partijero, descontando los costos de mantenimiento y produccin. Al mayordomo en cambio se leasigna un salario fijo para que administre la propiedad.

    En los ltimos aos, el territorio fue declarado por el Estado como zona de inters pblico para laconstruccin de la hidroelctrica. Si bien las tierras eran de los patrones, el territorio se habaconstruido como una res communis (Negri, A & Hardt, M: 2004. Pg. 243) de los trabajadores. Con laintervencin del Estado se configur un nuevo ejemplo de acumulacin por desposesin en favor delcapital transnacional, cuando se entreg el rio, el territorio y todos sus flujos (materiales y espirituales)en manos del inters privado. Los patrones vendieron las fincas por buenos precios y se handespreocupado del destino de sus administradores y trabajadores, que han quedado en consecuenciaabandonados y desempleados. Por esta razn Emgesa-Endesa-ENEL estaba en la obligacin de realizarun censo que determinara la totalidad de los afectados por el proyecto, con vistas a indemnizar aaquellas personas y all se deban contar aquellos que trabajaban la tierra. Sin embargo la ContraloraGeneral de la Republica ha puesto de manifiesto la mala fe de la transnacional, que excluy a una buenaparte de dicha poblacin (Dussan, 2012a).

    Cuando la propiedad de las tierras pas a manos de la subsidiaria de la transnacional, la territorialidaddel Estado y de los capitales pretendi des-territorializar y desposeer a los trabajadores. En esemomento apareci el conflicto y se empez a hacer manifiesta una realidad ntica que siempre habapermanecido latente: que el territorio y la riqueza que de l se extraa era producto del trabajo colectivoy constitua una res communis, que un territorio impensado e incomunicable era opacado y se mantenades-codificado por aquella concepcin sobre el otro territorio fragmentado, que responda a lapropiedad de los patrones. La empresa confiaba que la fuerza de las estructuras sistmicas y de lapropiedad privada fuera suficiente para garantizar su intervencin, pero no contaba con la contingencia

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    del acontecimiento, y que este agenciara un potente proceso de subjetivacin de territorialidadesrebeldes e insumisas.

    Como consecuencia apareci el proceso de resistencia y naci la Asociacin de afectados por elproyecto hidroelctrico de El Quimbo Asoquimbo. Germin como una identidad negativa, o sea,como una alianza cuya nica coincidencia era que sus miembros se oponan a un mismo enemigo. Sin

    embargo el gran logro de aquella resistencia consiste en que aquella res communisse hace cada vez msenunciable y explicita. Empez a emerger ante los ojos y las herramientas de labranza de loscampesinos un nuevo territorio, que pese a todo siempre estuvo all enterrado. El proceso de resistenciase ha venido apropiando cada vez de un nmero mayor de elementos positivos y enunciables. Porejemplo, cuando las territorialidades de la vereda de La Honda se hibridaron con el Cabildo Indgenadel Huila, lo hicieron afirmando su relacin con la Madre Tierra como fuerza poderosa de la cual brotala vida que sube hasta sus cuerpos para defender el territorio. Y cuando las dinastas de trabajadoresdecidieron retornar a los campos, pese a la amenaza de que los desalojaran por el abuso de la fuerza -como ya lo han padecido- lo hicieron sin embargo convencidos de su responsabilidad con la defensa yproteccin de la seguridad alimentaria de sus familias y de su pueblo. Han vuelto para cultivar, plantarsemillas y para hacer brotar vida de la tierra, constituyendo lo que hoy se llama LaReserva CampesinaAgroalimentaria de la Honda.

    Hoy, la nueva institucionalidad de aquellas singulares territorialidades, de aquellas multitudes ruralesy campesinas, consiste en soar en comn un territorio que con el ejercicio y la experiencia de resistenciase ha dotado de cdigo que le permite hacerse nombrar: La Reserva Campesina Agroecolgica. La lucha deaqu en adelante no solo ser detener la construccin de una represa que pretende inundar y destrozar alecosistema terrestre, as como contaminar y romper los ciclos hidrobiolgicos del ecosistema acutico,sino que adems tiene como reto hacer que se les reconozca como comunidad que por medio de susprcticas, sus afectos, tcnicas, trabajo vivo, flujos y vasos comunicantes se mantiene en procesoconstituyente y configurador de una res communis transgeneracional, y por lo tanto, transdinstica. Elotro logro de Asoquimbo lo ha alcanzado de la mano del Instituto Latinoamericano para una sociedady un Derecho Alternativo (ILSA), aunque an queda por ser institucionalizado: La acertada e inteligenteasesora jurdica de ILSA ha obtenido respuesta positiva a sus formulaciones ante la Contralora, con loque ha puesto de relieve que el proceso de resistenciaen defensa del territorio se ha fundado como unanueva fuente de derechos, pues ha logrado demostrar, segn se acept al reabrir el censo de afectados,que el trabajo tambin debe ser tomado en cuenta como constituyente de los territorios y de la rescommunis que en ellos se constituye.

    2. Cuatro vertientes para pensar el Territorio.

    En la exposicin de esta tesis hemos usado algunas nociones que no hemos podido explicitar porconsiderar que no son perfectamente fieles a las fuentes de las que han sido raptadas. Ni somosinocentes, ni aquellas nociones ingenuas. Aunque si debemos admitir que son prcticamenteadolescentes y an no se han acabado de formar, razn de ms para dejar su ascendencia o procedenciadirecta en la reserva. Sin embargo si es justicia resear los abordajes tericos que hemos estudiado para

    extraerlas, adems de necesario por la forma contra corrienteque hemos usado para exponer nuestrosavances, pues hemos optado, no por partir de puntos dispersos para llegar a una sntesis, sino quehemos pensado la exposicincomo una amplia y libre expansin desde nuestros cuatro puntos iniciales.Por eso en esta seccin queremos resear brevemente los distintos abordajes que se han usado paraesta tesis, que se pueden reunir en cuatro vertientes medulares desde las cuales se ha pretendido darcuenta de los territorios como totalidades complejas y globales.

    En primer lugar, encontramos los aportes de Orlando Fals Borda, tanto en su primer periodo comoen aquellos que le siguieron y en los que se desarroll an ms el concepto de territorialidad. En el

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    primer periodo el tema va a ser la ecuacin Poblacin y Territorio, y despus se va a reafirmar ymadurar en la relacin Cultura y Territorio.

    En segundo lugar, ubicamos una vertiente que podemos llamar eco-socialista, que insiste en preguntarpor la relacin entre Cultura y Naturaleza. Esta vertiente tuvo un desarrollo importante a partir de losaos setenta interrogando a la sociologa por la contradiccin modo de produccin/ condiciones de produccin.

    Son exponentes de esta vertiente Enrique Leff, Guido Galafassi y James OConnor.

    La tercera vertiente es dispar por la diferencia de posturas que all se pueden encontrar, no obstantecoinciden en la emergencia de un orden global que demanda un anlisis que se articule con lo local: loglocal. Esto es, una reflexin que tome en cuenta las dimensiones totales y especificas dentro delsistema internacional. All estn Michael Hardt, Antonio Negri y David Harvey.

    Para finalizar, se debe sealar que las vertientes anteriores insisten de un modo ms o menosuniforme en elementos que son estructurales. No as en el cuarto referente de trabajo que presentamos,pues de hecho pone de manifiesto el agenciamiento y el acontecimiento como puntos de quiebre y deruptura en la produccin de las subjetividades que se resisten a estar determinadas, para lo cual abrenespacios, al menos parciales, o aprovechan los intersticios que dejan las diversas redes de poder. La

    filosofa de Guilles Deleuze y Flix Guatari presentan una territorialidad que posee una dimensinontolgica y que se articula directamente a la construccin de subjetividades singulares y heterogneas.

    2.1. Fals Borda.

    El territorio en Fals va adquiriendo una dimensin cada vez ms y ms compleja, de modo que ya nose agota en la relacin con la tierra como recurso natural. Es un hbitat ecolgico y cultural, donde laspoblaciones no solo se adaptan sino que apropian al espacio en trminos materiales pero tambin desdeun punto de vista tico-esttico. El primer tomo de la Historia Doble de la Costaabre con un grupo deamigos que discuten sobre la posibilidad de que algunos municipios riberanos puedan conformar elDepartamento del Rio, la caracterstica especfica de esa nueva entidad administrativa es justamente ser elterritorio del agua(Fals, B: 2002a).En esa territorialidad la msica, las memorias, el folclor y el mito sefunden. El mito como dimensin espiritual y correlato de aquel hombre material: el hombre caimn esel riberano, aquel habitante del rio que en su economa familiar de subsistencia es anfibio porquecombina tierra y agua, pesca y agricultura de pan coger en los baldos que dejan las estaciones secas. Lamemoria se entiende como el rescate de las narrativas y del folclor subordinado y local en permanenteresistencia festiva y radical, contra el orden establecido, los valores dominantes y la historia oficial.

    Fals Borda hizo parte tambin de la Asamblea que en 1991 elabor y sancion la nueva ConstitucinPoltica de Colombia (Rojas G., J.M: 2010). En ella logro que se consignara un artculo transitorio paraconformar una Comisin Nacional que se encargara de elaborar una propuesta de reforma territorialpara el pas. Con esto, se pone de manifiesto que si bien Fals pierde su confianza en las elites nacionalesy su especfica razn de Estado, en cambio nunca renunci a constituir institucionalidad para crear poderpopular y ordenardemocrticamente los territorios. La discusin y el texto final de esa constituyente

    obedeca a una dura tensin entre las fuerzas democrticas, que se agruparon alrededor de las guerrillasde izquierda que participaban del proceso de paz, y aquellas fibras que pretendan elevar elneoliberalismo a rango constitucional. Esa puja entre modelos de pas se ha mantenido despus depromulgada la Carta colombiana, y en los aos siguientes no solo se diluira la propuesta de Fals, sinoque adems, el texto original sera objeto de una permanente avalancha de reformas regresivas.

    2.2. El Ecosocialismo.

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    El paradigma eco-socialista parte de admitir que la corriente marxista tradicional, al igual que elcapitalismo y el consumo, han seguido los dictados de la racionalidad instrumental que explicabanHorkheimer y Adorno, por la que el hombre se coloca por fuera y sobre la naturaleza (Galafassi, G:1998). Plantean que si bien algunas perspectivas no son buenas para el desarrollo de un socialismoecolgico, sera an menos factible el desarrollo del engaoso capitalismo sostenible (OConnor, J:2003. Pg. 30). Esa imposibilidad del capitalismo para superar la contradiccin capital - naturaleza se

    debe a dos tensiones que le son internas: la crisis de demanda y la crisis de costos. La crisis de demandaes la tendencia de todas las teoras del crecimiento a presuponer que el capitalismo no puedepermanecer inmvil, y que los sistemas se deben expandir o contraer, en otras palabras, que alienta lacrisis tanto como depende de ellas y que, en ltima instancia, debe acumular o morir (OConnor, J:2003. Pg. 34). La segunda crisis hace referencia a la necesidad de externalizar los costos ambientalesque genera el proceso de produccin, pues al tratar de generar mercancas a precios bajos se opta porque los costos ambientales, que nunca son cuantificados, los paguen otros. Dicho de otra manera, loscapitales aumentan sus ganancias degradando sus propias condiciones de produccin.

    Un anlisis eco-socialista sobre el territorio se puede realizar desde la forma en que Guido Galaffasientiende la relacin entre cultura y naturaleza, pues segn l, la complejidad de la organizacin de lamateria se expresa en los tres niveles nticos que integran la realidad, que ordenados por tipo de

    complejidad seran, el nivel fsico-qumico, el nivel biolgico y el nivel social (Galafassi, G: 1998). Paranuestro inters, podramos hacer corresponder cada nivel ntico con una dimensin territorial, demodo que cada territorio ntico se superpone sobre el anterior, pues, siguiendo a Galafassi, cada nivelposee una jerarqua respecto a los dems.

    Se puede profundizar en nuestra comprensin de la territorialidad si nos detenemos en lacontradiccin entre el modo de produccin y las condiciones naturales que hacen posible esa produccin(Galafassi, G: 1998). El capitalismo siempre ha sido analizado desde la contradiccin capital trabajo,pero ha sido menos estudiada la contradiccin entre capital recursos naturales (Galafassi, 2009.). Lasmaterias primas son indispensables para el proceso de produccin, y son aportadas por la naturalezapara que posteriormente sean transformadas por la fuerza de trabajo (que tambin hace parte de lanaturaleza). Pero aquella apropiacin de las materias primas exige la liberacin de los territorios enbeneficio del capital. Es decir, el capital debe desbaratar otras formas de apropiacin material ysimblica que existen sobre los territorios y los recursos. Debe romper los imaginarios que conectan ala tierra y a la naturaleza con los hombres y las comunidades, para poder disponer de aquellos recursosde modo que sean comprables y vendibles, en otros trminos, para que puedan circular en el mercado ypara que puedan entrar en ellos los proyectos de inversin del capital.

    2.3. Imperio e Imperialismo.

    Es bien conocida en el mundo acadmico y poltico la polmica que desde la publicacin de Imperio,libro escrito por Michael Hardt y Antonio Negri, han desarrollado algunos autores, entre los que secuentan Claudio Katz, Atilio Born y James Petras entre otros. Al final Katz, y posteriormente tambinAlan Rush han planteado la posibilidad de admitir un modelo de Imperio con Imperialismos (Rush; A.:

    2003). El concepto de Imperio hace referencia a un solo paradigma de soberana global que impondrauna sola lgica de dominacin total. Las perspectivas imperialistas insisten en que no existe esa nicalgica global, sino que a nivel internacional se desarrolla una puja entre los distintos imperialismosnacionales por obtener los mejores beneficios de la situacin internacional.

    David Harvey hace un juicioso acercamiento desde la postura de los imperialismos, y explica endetalle cmo el capitalismo, a travs de experiencias individuales emprende procesos moleculares quepermiten que se encuentren salidas y soluciones espacio-temporales a los obstculos y crisis que vive elproceso molar de acumulacin (Harvey, D.: 2007). Es central en Harvey su nocin de acumulacin por

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    desposesin, pues entra en dilogo directo con el eco-socialismo al plantear que esa apropiacin de losterritorios por parte del capital, eje de la contradiccin capital - recursos naturales, hace parte de unadinmica de despojo de las poblaciones y comunidades que es necesaria para que se mantenga elproceso de acumulacin del imperialismo, conectando el fenmeno local con las dimensionesinternacionales que posee.

    Negri y Hardt dicen que la accin global del poder en todos los campos de la vida social no esexclusiva de los actores estatales, sino que tambin en ese plano actan las empresas transnacionales y lamultitud. Las transnacionales poseen capacidad propia para determinar directamente los territorios y laspoblaciones, y usan al Estado como mero instrumento para favorecer los flujos que necesitan (Negri,A. & Hardt, M.: 2005. Pg. 52). Pero tambin la multitud participa de la produccin de localidadmediante maquinas sociales que crean y recrean las identidades y las diferencias que se identifican comolo local.

    La sola propuesta de Imperio con imperialismo no resuelve ninguna discusin, se mantiene laincertidumbre por los elementos de una u otra teora que poseen un mayor poder de explicacin de losfenmenos globales. Creemos que en trminos generales, en Harvey se encuentran importantes aportespara entender la dimensin infraestructural y estrictamente econmica y fsica del comportamiento del

    capital y de su proceso de acumulacin. Mientras que en la propuesta de Hardt y Negri quedan mejorexplicados fenmenos supraestructurales, como el campo ideolgico del sistema y la vinculacin de ladimensin cognitiva y afectiva de los seres humanos dentro del proceso de produccin y de consumo.Adems se ponen de relieve los regmenes de identificacin y diferencia que en algunas ocasiones haceque las singularidades escapen parcial o temporalmente a las determinaciones estructurales.

    2.4. Gilles Deleuze y Flix Guattari.

    Autores de teora, como Gallafasi, OConnor, Harvey entre otros, ponen de relieve lasdeterminaciones estructurales. La filosofa de Deleuze y Guattari plantean elementos tericos, enrealidad muy abstractos y complejos, que van ms all de las estructuras, y sin negarlas dan espacio parafenmenos singulares y heterogneos que participan de procesos de subjetivacin permanente. Segnellos explican, el agenciamiento siempre es territorial, porque siempre constituye primero eldescubrimiento de una territorialidad que existe con anterioridad para proceder a destruirla y rehacerla(Deleuze & Guatari, 1997. Pg. 513). Esa reconfiguracin de los territorios siempre mantiene unarelacin directa con los cuerpos, pues territorialidades y cuerpos son objeto de mutuos y complicadosafectos. Las lneas de fuga son agenciamientos, que no son segmentos, pero que pueden generarsegmentaridades, bien sean moleculares, o incluso molares con caracteres de orden estructural. Unmayor desarrollo en el plano de las relaciones globales e internacionales lo presentan los autores deImperio, al explicar que la produccin de subjetividades, pero tambin la territorializacin y lalocalizacin, hacen parte de regmenes de diferenciacin e identificacin. En esos regmenes elmomento global ser productor de flujos y movimientos desterritorializadores, mientras que losobstculos, barreras y fronteras son propias de las dimensiones locales, y la produccin de localidad casisiempre implica ejercicios reterritorializadores (Negri, A. & Hardt, M.: 2005. Pg. 66).

    Primer excurso:Fals, Amricas, Espirales y Territorios.

    Que nuestras mltiples deidades nos asistan. Creo que tal es el deseo de muchos cientficos sociales comprometidoscomo yo [] Les esperare en el desocupado limbo al que probablemente llegue en un da de estos, para seguir observandojuntos, no sin nostalgia, el Kadziyadu de este todava hermoso globo azul.

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    Orlando Fals Borda.

    Una buena parte de la teora poltica que se ha escrito en las ltimas cuatro dcadas se ha dedicado alanlisis del orden o del sistema internacional y del proceso de globalizacin, que supuesta ocerteramente, se vienen configurando. La admisin y el rechazo de paradigmas que abarcan realidades

    tan generales y complejas, y que adems se violentan y se disputan por arrojar su luz sobre lossingulares y contradictorios fenmenos sociales alrededor del mundo, tienen un efecto decisivo en lamanera como se comprende la totalidad social y en la forma como se piensa, se planea y se ejecuta laaccin poltica y los ejercicios concretos de poder. Por esa razn, es necesario que insistamos en quefrecuentemente en las miradas que ponen su nfasis en los procesos globales, sin justificacin se sueleperder de vista o al menos se tienden a minimizar, aspectos y fenmenos medulares cuyo desarrollo sepercibe o se interpreta como exclusividad o privilegio de lo local. Dos de esos elementos que se suelendesdibujar o se ven forzados a ser reformulados, son la identidady el territorio.

    En la tradicin acadmica colombiana la conceptualizacin sobre el territorio fue uno de los ejesvitales de parte importante delpensamiento poltico subversivoy de las investigaciones realizadas durante lasegunda mitad del siglo XX por la sociologa, disciplina que apenas surgi en Amrica Latina alrededor

    de esa poca. Adems, la nocin de territorio junto con el concepto de periferia, se ha constituido en unreferente importante de las reflexiones adelantadas desde el tercer mundo, razones por las queconsideramos que se trata de una categora cardinal que demanda de la revisin y el examen de sustrayectorias, antes de determinar su verdadero peso en medio del actual mundo global. En este excursosolo aspiramos acercarnos a un instante, un segundo de una de esas trayectorias, preguntando por allen los aos cincuenta, por el momento inicial de la obra de Orlando Fals Borda, autor capital si sepregunta por el desarrollo de la sociologa y la antropologa en esta parte del mundo.

    1. Irrupcin de una Nueva Escuela en Colombia.

    En los aos cincuenta entraron en la escena acadmica y poltica de Colombia un grupo desocilogos e intelectuales ruralistas que pretendan modernizar y aclarar la comprensin de losproblemas sociales que viva el pas. Plantearon implantar, por fin, en las disciplinas socialescolombianas, un perfil cientfico, as como rescatar y valorizar los saberes subordinados y elpensamiento rural autctono. Su tarea no solo exiga echar mano de las herramientas conceptuales yempricas de su poca sino que adems demandaba que la academia se apartara con radicalidad de losmitos y discursos prejuiciosos y racistas que imperaban en el imaginario de las elites nacionales. Setrataba de enfrentar en esta localizacin suramericana a una tradicin seudo-sociolgica en dondeexistan obras como la de Luis Lpez de Mesa, psiclogo social colombiano para quien el carctercampesino y la historia nacional llevaban la marca trgica y arrastraban como una maldicin, con lacarga del ancestroindgena, lo que supuestamente, no solo explicaba el atraso de las condiciones de vidaen el campo sino tambin el bajo nivel de desarrollo nacional (Obregn, D: 2008).

    Era la mirada ms esencialista y primitivista, insista en la existencia de un fondo taciturno y una

    tristeza atvicae inherente a la raza indgena, o sea, una melanclica pasividad congnita de los nativosamericanos y de sus descendientes, los campesinos mestizos de los Andes. El tiempo ha mostrado quela verdadera tragedia de los pueblos en Colombia, lejos de ser el ancestro consiste ms bien en ciertaactitud eugensica a la colombiana, que desde antes, pero sobre todo desde los aos veinte del siglo XXse reflej en las polticas nacionales sobre educacin e higiene (Charry, C.A: 2011. Pg. 66), y queadems logr un sombro y alarmante ascenso en el escenario poltico nacional: hecho ms que evidentedesde la conferencia Interrogantes sobre el progreso en Colombia que con el mismo sentido ycarcter que Lpez de Mesa, dio en 1928 Laureano Gmez, poltico conservador pro falangista quepasado el tiempo lleg a ocupar la Presidencia de la Repblica, entre 1950 y 1953. Esos eran, tanto en lo

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    epistemolgico como en lo poltico, los oscuros rivales que la nueva escuela colombiana de los aoscincuenta pretenda impugnar.

    Hacan parte de aquel referente renovador y progresista intelectuales colombianos de la estatura deOrlando Fals Borda, Gerardo Molina, Eduardo Umaa Luna, Antonio Garca Nossa y Camilo TorresRestrepo, entre otros. En los escritos de Fals Borda, autor que nos interesa indagar, queda registrado el

    carcter y el compromiso con que estos jvenes investigadores asumieron esa disputa, pues sedispusieron a descubrir al campesino, [a] palpar sus problemas y necesidades: la confrontacinepistmica demand asumir implicaciones investigativas, estudiarlo [al campesino] sin parcialidad niprejuicio, tal como es realmente; y Fals Borda nos va a comentar: vali la pena, pues la realidad eramuy distinta a los prejuicios que sobre el indio me haban sido inculcados por la sociedad a la quepertenezco. Un nuevo hombre aldeano emergi ante mivista al primer escarbe investigativo (Fals, O:1961. Prlogo, pg. XI). La excelencia acadmica de los estudiosos, as como el xito y la legitimacinen el pas de este nuevo referente cientfico e investigativo qued materializada en la fundacin, en1959, de la primera Facultad de Sociologa de Amrica Latina en el campus de la Universidad Nacionalde Colombia.

    2. Fals Borda en los aos 50:Campesinos de los Andes y El Hombre y la Tierra en Boyac.

    Entrando en materia. Existen dos obras que abren la produccin acadmica de Orlando Fals Borda.Se trata de Campesinos de los Andes, estudio sociolgico de la vereda de Saucio, publicado en 1953, y deEl hombrey la tierra en Boyac, de 1957. El primero de estos trabajos es ampliamente reconocido como la piezainaugural de la sociologa en Colombia. Se trata de una monografa pulcra y juiciosa que obedece a lanecesidad de aplicar la observacin, la medicin de los fenmenos y sobre todo el trabajo de campo,pues hasta esa fecha, en Colombia la sociologa no ha[ba] salido en escala apreciable fuera de las aulasuniversitarias(Fals, O: 1961. Pg. 307). En ella queda explicitado que para el autor las relaciones entre elhabitante y su tierra representan el corazn de la ecuacin humana (Fals, O: 1961. Pg. 79), pues en lavereda que estudia encuentra que la prosperidad, el estatus y el prestigio, el carcter bien sea tenaz oindolente de los moradores, son variables dependientes de otras, como la extensin de tierra que seposea, los sistemas agrcolas con que se cuenta, y la posicin ecolgica y que como propietario sedesempea. Es de resaltar el nombre del captulo cinco de ese libro, El hombre y la tierra, aunquetambin se podra asegurar que todo su contenido gira de manera ms o menos consistente en torno aesta temtica.

    Sabemos que la produccin acadmica de Fals durante los sus ltimos veinte aos de vida, estuvomarcada por el desarrollo de tres temas centrales: la participacin y el poder popular, el socialismo raizaly la territorialidad (Rojas G., J.M: 2010. Pg. li). Sin embargo el territorio en esta poca germinal an noaparece explicitado ni siquiera como nocin. De todas maneras s se desprende de la estructura que seexpone en ese trabajo que para aquel Fals de 1953 ya se entrev al territoriocomo esa complejidad en laque se funde la poblacin con el espacio que habita. O sea, se trata de un conjunto de sntesis complejas entrela remota historia local y la evolucin socio-ecolgica; entre las formas de dispersin y poblamiento con

    las relaciones vecinales; entre todo lo anterior y las tecnologas de labranza, los medios de transporte ylas tcnicas de construccin de vivienda. All aparece la tenencia de la tierra y la capacidad ecolgicaexigida al lmite por un minifundio precario. El territorio, desde aqu, ya se anuncia como unacomplejidad que se extiende hasta la cultura, el ethos local y las instituciones sociales concretas.Instituciones que adems van desde la familia, la escuela y la tienda, hasta las complejas relaciones deprestigio, la iglesia, el mercado campesino y el sistema poltico. El territorio ya se perfila como aquellarelacin entre la sociedad y su hbitat. En su siguiente trabajo, El hombre y la tierra en Boyac de 1957, vaescribir: los orgenes de la sociedad hay que buscarlos en las relaciones entre el hombre y la tierra, pues en ellas se

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    confunden. Nuestras instituciones econmicas, religiosas y polticas han emergido de esta ecuacin socio-ecolgica (Fals,O: 1957. Pg. 3 y 4).

    Estos dos libros son tambin la muestra de una rigurosa artesana sociolgica. En Campesinos de losAndeshace un retrato muy completo de los moradores de Saucio al compendiar las estadsticas de dichapoblacin y cuantificar la relacin con su territorio: su distribucin entre sexos, edades y ocupaciones; la

    fertilidad y la mortalidad; el tiempo de permanencia de las familias en la tierra; la proporcin de la tierraque es minifundio, la importancia de la migracin y de la movilidad de la poblacin; etc. Adems insertamaterial fotogrfico con el que se ilustran aspectos como el fenotipo, la vestimenta, la vivienda, loscultivos y las parcelas, las herramientas de labranza y el arado, las expresiones religiosas, y la vida socialen espacios institucionales tanto en Saucio como en su cabecera, el municipio de Chocont.

    Pasando al otro libro, El hombre y la tierra en Boyac,es fundamentalmente la tesis con que el autor sedoctor en la Universidad de la Florida en 1955. En esta ocasin fragment el territorio delDepartamento de Boyac en doce subregiones que resea sumariamente identificando las plazas msrepresentativas, las actividades econmicas, la produccin agrcola y las caractersticas ambientales ehistricas ms relevantes de cada subregin. Sin embargo, prima una escala ms amplia que en sutrabajo anterior y un enfoque regional, de modo que si bien las variables son ms o menos las mismas

    ahora buscan dar cuenta de regularidades o disparidades entre las distintas subregiones. El socilogoasume en esta obra a la poblacin de Boyac como un todo, como una unidad, y recurre nuevamente ala herramienta estadstica para analizarla.

    Si bien acepta que existen diferencias profundas entre el territorio general del Departamento yalgunas subregiones especficas como el territorio Vsquez y la vertiente oriental de los Andes, terminaaseverando que una de las razones para elegir a Boyac es precisamente cierto grado de homogeneidady cierto nivel de esttica e inmovilidad social que permite que all hallan logrado pervivir estructurasarcaicas. Ese ser el juicio que buscar argumentar desde el estudio demogrfico, donde adems de lasvariables del trabajo anterior, esta vez tambin discrimina a la poblacin entre urbana y rural e incluyedatos sobre el nivel educativo y el estado civil de la poblacin. Adems de un nuevo registro fotogrficoque esta vez se concentra en la paisajstica rural y urbana de algunas subregiones, en escenas de trabajorural, en las tecnologas de labranza y transporte, y en las plazas de mercado campesinas. Su objetivoser mostrar que la poblacin boyacense no migra y no se mueve, con lo que se genera unestancamiento de las prcticas sociales y culturales que apenas en los aos cincuenta empiezan a mutar.

    Sabiendo que Saucio es una vereda dentro del Departamento de Boyac, es de esperar que una grancantidad de elementos, sobre todo histricos y culturales, tengan eco de una obra a la otra. En ellas elterritorio se configura como el resultado (que se remonta hasta el poblamiento indgena originario) delas distintas relaciones de dispersin, apropiacin y vecindad. O sea, la relacin entre la poblacin y elterritorio es anloga a la ecuacin entre el hombre y la tierra, y obedece a la evolucin en el tiempo deuna triada transversal: lo ecolgico, lo cultural y lo social. Las tcnicas y las tecnologas (herramientas ysistemas) aparecen como fundamentales para comprender las relaciones entre cultura y tierra.Finalmente, toda esa relacin histrica territorial se cristaliza y se sedimenta en elementos culturales ysociales: en un ethos local particular y en los espacios y los procesos de socializacin e

    institucionalizacin, que van desde el prestigio y la estratificacin social, hasta los espacios y dinmicasde lugares como la tienda o la plaza de mercado.

    Fals plantea que aquel estancamiento demogrfico que asla a Boyac ha permitido la pervivencia deestructuras que en el momento de estudio se encontraran a punto de mutar por la entrada en elterritorio de las Aceras Paz del Rio: un verdadero caballo de Troya del racionalismo dentro de lasmurallas agrarias (Fals, O: 1957). En contraste el arcasmo seria patente en el elemento tecnolgicorural (azadn y arado en la labranza; zorras y fuerza humana en el transporte; etc.) y en gran parte delresto del elemento cultural, como en el lenguaje y la msica. Identifica los dos grandes problemas

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    agrarios como ligados a la tenencia de la tierra: el minifundio estrecho con parcelas que no proveenproduccin suficiente para el bienestar de las familias; y la incertidumbre y desproteccin de loscampesinos frente a la posesin y la propiedad de la tierra.

    3.Entre la transformacin social y la Ratio Gobernatoria.

    Esas dos obras deberan ser ledas como el paso dado desde un territorio micro y especifico hacia elabordaje de una territorialidad regional ms compleja. Son tambin muestras de una escuelatransdisciplinar que no consiente una escisin absoluta entre la antropologa y la sociologa; un vestigiode la sociologa norteamericana que Fals Borda mantendr y cultivar a lo largo de su carrera hastaincorporarlo en una nueva propuesta (la Investigacin Accin ParticipativaIAP-).

    Es de suma importancia resaltar aquel uso tan especial de las herramientas estadsticas ydemogrficas en esa poca, pues para Michel Foucault, la articulacin entre la nocin de poder deSoberana al ejercicio Gubernamental, es posible porque se incorpora a las prcticas de gobierno aqueldisciplinamiento que solo se logra si se comprende a la poblacin como un nivel de realidad y unadimensin de intervencin especfica, que no es asimilable a grupos ms pequeos como la familia o la

    asociacin, y que posee conductas, patrones y regularidades propias y especificas (Foucault, M: 2004).La mortalidad, la fertilidad, la ocupacin y el empleo como distribucin y consumo de la fuerza detrabajo, la migracin o el estancamiento como flujos demogrficos, son fenmenos propios de laspoblaciones que solo se pueden intervenir si se posee el conocimiento que de ella aportan lasherramientas estadsticas. Aparece el biopoder, o sea, aquel poder que busca aplicar una economa generalde disciplina que recorre toda la sociedad, que determina directamente en la poblacin el control sobrelos procesos de la vida. Un biopoder como vigilancia sobre las poblaciones, esto es, intervencin sobresu reproduccin, su produccin, sobre la distribucin y consumo de su fuerza de trabajo. Incluso ladeterminacin sobre la disposicin final de las poblaciones que solo es posible gracias a esasherramientas estadsticas y demogrficas que se constituyen en el mtodo y la artesana especifica de laSociologa.

    En esa primera dcada de trabajo existe en la produccin acadmica de Fals Borda cierta ambigedado ambivalencia: entre poner en las manos de la ratio gobernatoriade Estadoherramientas para ordenar losterritorios, y al tiempo, contribuir a la transformacin social necesaria para garantizar la liberacin y laparticipacin de los sujetos rurales que estudiaba y que haban sido condenados a la marginalidad y elanonimato por la cultura poltica nacional. Por ejemplo, de Lynn Smith, su preceptor en la Universidadde la Florida, utiliza las reflexiones sobre formas o patrones de poblamiento o dispersin en el territoriono solo para hacer descriptiva en el mero inters de comprender su evolucin histrica, sino quedesde all avanza propuestas sobre mtodos ms tcnicos de organizar el territorio: [Se] requiere quetodo el pas sea dividido en cuadrados formados por los grados de latitud y longitud que cruzan elterritorio (Fals, O: 1957. Pg. 72). No obstante, la aplicacin en Colombia de sistemas taninofensivamente liberales, que existen en Estados Unidos, implicaran una reforma tal en medio delproceso de colonizacin rural que viva el pas, que hubiese tenido repercusiones directas e inevitables,y obviamente Fals lo entenda, sobre la conciencia colectiva de los campesinos y sobre una segura

    escalada en las demandas por reforma agraria y distribucin ms justa y equitativa en la tenencia de latierra, que existan ya en el sector rural colombiano desde la dcada de los cuarenta.

    Aquellos que sentimos profundo respeto y admiracin por el trabajo del profesor Fals Borda,normalmente hemos conocido a ese intelectual rebelde que propone lasubversincomo pensamiento deruptura permanente, que no tiene reparos en controvertir la idea de que el socialismo es una ideologafornea, y en cambio se enfila a demostrar la existencia de un socialismo raizal que se extrae de lahistoria y las memorias de resistencia de los pueblos. Y cuando se pasa por esta poca germinal de lasociologa, tan solo se resalta la confrontacin con el pensamiento eugensico, o se resea que aquellos

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