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Oscar Mari | Graciela Mateo | Cristina Valenzuelacompiladores

Territorio, poder e identidad en el agro argentino

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COLECCIÓN BITÁCORA ARGENTINADirigida por Alejandro Falco

Oscar Mari | Graciela Mateo | Cristina ValenzuelaTerritorio, poder e identidad en el agro argentino. 1a ed. Buenos Aires:Imago Mundi, 2010.320 p. 23x15 cmISBN 978-950-793-095-91. Historia del Agro Argentino. I. Mateo, Graciela II. Valenzuela, CristinaIII. TítuloCDD 338.109 82Fecha de catalogación: 03/03/2010

©2010, Oscar Mari | Graciela Mateo | Cristina Valenzuela©Diseño y armado de interior: Alberto Moyano, hecho con LATEX 2ε©2010, Ediciones Imago MundiDistribución: Av. Entre Ríos 1055, local 36email: [email protected]: www.imagomundi.com.ar

Hecho el depósito que marca la ley 11.723Impreso en Argentina. Tirada de esta edición: 1000 ejemplares

Este libro fue editado con el aporte financiero del CONICET (PIP 5353/05) y de la Universidad Nacional de Quilmes.Este libro se terminó de imprimir en el mes de mayo de 2010 en lostalleres gráficos CARYDE EDITARE, Udaondo 2646, Lanús Oeste, Pro-vincia de Buenos Aires, República Argentina. Ninguna parte de estapublicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, al-macenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya seaeléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sinpermiso previo por escrito del editor.

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Índice general

Introducción. Oscar Mari, Graciela Mateo y Cristina Valenzuela 1

I Poder público y privado en la construcción dela trama territorial agroproductiva

Poder público y cooperativismo agrícola en el territorio nacional delChaco. Del auge algodonero a la provincialización. Leandro Moglia 11

La regulación estatal y las respuestas cooperativas en la plasmaciónde las políticas de la agroindustria láctea en Argentina, 1930 a1946. Gabriela Olivera 27

Política de tierras en la provincia del Chaco (1954-1971). EnriqueCésar Schaller 41

II Cuestiones socioambientales en contextos detransformación productiva

La política oficial contra los derechos de los pobladores en áreas delbañado La Estrella de Formosa. Historia de un conflicto. HugoHumberto Beck 67

Explotación forestal y transformaciones productivas y ambientales enla provincia del Chaco (1960-1976). Adrián Zarrilli 83

La expansión de la soja y su impacto socioambiental en la provinciadel Chaco, 1998-2008. Una visión contrapuesta entre diferentesactores sociales. Alejandra H. Torre Geraldi 99

III Representaciones identitarias del agroargentino. Discursos y prácticas en perspectivahistórica

La dirigencia del Chaco frente a las transformaciones agrarias de ladécada del treinta. Discurso y acción de una figura referencial: JoséCastells (1933-1938). Oscar Ernesto Mari 117

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Representaciones del agro chaqueño: la Fiesta Nacional del Algodónen el territorio nacional del Chaco (1944). María Silvia Leoni 131

Agro, poder e identidad en tiempos de cambio. Los sectoresdominantes del valle inferior del río Negro ante la emergencia delperonismo. Martha Ruffini 145

Entre la transformación socialista y la redención nacional. Elpensamiento de izquierda ante la crisis del capitalismoagroexportador, 1914-1933. Osvaldo Graciano 161

La identidad de los obreros rurales pampeanos: representaciones ycontroversias entre socialistas, anarquistas y sindicalistas(1918-1928). Adrián Ascolani 177

La importancia de la propiedad de la tierra en la identidad social. Elcaso de los propietarios de la frontera sur en el siglo XIX. AndreaReguera 191

Agro y niñez. Representaciones sobre niños y jóvenes en el campoargentino, 1930-1945. Talía Violeta Gutiérrez 205

IV Procesos de reestructuración en áreasrurales. Transformaciones territoriales recientes

La «vuelta» del Estado a las políticas públicas regionales: logros ydesafíos en los circuitos del tabaco, la vid y el algodón. Ariel García,Liliana García, Florencia Lampreabe y Alejandro Rofman 223

Empresas y ocupantes: dificultades para la institucionalización de unmercado de tierras en el NE de Misiones. Gabriela Schiavoni 239

Territorios pasados, presentes, posibles. Estudio de casos: lareactivación de un tren entrerriano y la autonomía municipal de unalocalidad bonaerense. Horacio Bozzano y Graciela Mateo 253

Autores 273

Bibliografía 281

Índice de autores 292

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Introducción

Durante los últimos años, varios equipos de trabajo conformados entorno a proyectos de investigación del CONICET, la Agencia Nacional dePromoción Científica y Tecnológica, el INTA, y las Secretarías de Cienciay Técnica de distintas universidades, se han relacionado directa o indi-rectamente a través de redes o del intercambio académico en jornadas ycongresos en función del estudio de temáticas comunes. Una de ellas,la que involucra al agro argentino en sus distintas facetas y diferentesépocas, ha capturado el interés de investigadores que individual o gru-palmente desarrollaron líneas de trabajo que suelen complementarse endeterminados momentos históricos.

Del vínculo resultante de intereses temáticos coincidentes, surgió laidea de reunir en un libro de compilación, un conjunto de trabajos queofrezcan aportes novedosos, o bien nuevas interpretaciones sobre lasdiferentes aristas de la cuestión agraria nacional en sus diversas regio-nes. Geógrafos, historiadores, sociólogos y economistas profundizan elestudio de una problemática que ha adquirido una renovada centralidady actualidad.

Uno de los iniciales objetivos comunes, fue el de mostrar las varie-dades y complejidades del mundo rural argentino; su devenir histórico,y los factores condicionantes que han mantenido vigencia hasta la ac-tualidad, más allá de los cambios producidos por la introducción denuevas técnicas o enfoques de estudio. Se consideró necesario señalarcontinuidades y rupturas a lo largo del tiempo; identificar problemasrecientes y actuales; hilos vinculantes, y propuestas de solución cuandola pertinencia lo ameritase, a partir de un mejor conocimiento de lascuestiones planteadas.

Así se fue perfilando un espectro de temas relacionados con cuestio-nes espaciales, medioambientales, identitarias y de poder en torno almundo rural argentino. Tres ejes vertebran la presente compilación: elterritorio, el poder y la identidad.

Especialistas del vasto campo de las ciencias sociales han destacadolas importantes vinculaciones que distintos discursos establecen entrepasado, presente y futuro; y entre memoria, historia y olvido. Se da

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cuenta de los fuertes lazos entre historia y utopía;1 y desde la antropo-logía se señala que la memoria, como componente del sentimiento decontinuidad de una persona o grupo en la construcción y reconstruc-ción de sí a lo largo del tiempo, es fundamental en la conformación decualquier identidad.2 Por otra parte, el mnemotropismo de muchas so-ciedades modernas se origina en «la crisis de las certezas presentes», delos grandes relatos emancipadores y de la idea de progreso indefinido,en el desdibujamiento de grandes paradigmas de referencia y la diluciónde las identidades. De ahí entonces que, en estos tiempos posmodernos,la experiencia del imaginario espacial con esa afirmación del espaciopropio deviene promesa de conciencia y de subjetividad. Asimismo, laexploración en la memoria es considerada como una respuesta a esospadecimientos e inseguridades, que permitiría «apoyar en un pasadoreconocible un devenir incierto».3 Dicho de otra forma: en un clima deincertidumbre como el que nos acompaña, el locus garantiza hacia aden-tro y protege hacia fuera, y las representaciones del pasado contribuyena construir certezas.

Memoria e identidad se compenetran. Indisociables, se refuerzanmutuamente. El juego dialéctico de estos dos elementos muestra que eldiscurso identitario se teje a partir de la memoria, a la que selecciona yorganiza para que le sirva de basamento. La tradición y el pasado sontallados así a la medida de las necesidades del sujeto, sea éste individualo colectivo.

Definida la identidad como un conjunto de experiencias comunes,valores compartidos y sentimientos de pertenencia, el proceso de cons-trucción social de identidades colectivas estaría condicionado por lasrelaciones de poder. Poder para condicionar, transformar e intervenir,expresado a través de las relaciones de regulación y control entre lasorganizaciones e instituciones públicas y privadas, los intereses corpora-tivos y los grupos elitistas que lo utilizan para la consecución de sus finesparticulares. Y poder para reaccionar y confrontar ante el conflicto deintenciones antagónicas que constituye el trasfondo de la utilización delos recursos naturales y de la organización del territorio como productosocial contingente.

Identidad y poder confluyen así en el territorio, definido esencialmen-te como el resultado espacial de un legado histórico expresado en unentramado de relaciones en constante reconfiguración por la dialécticamultiescalar de procesos políticos, económicos y sociales que tienenlugar en el presente. Es un espacio construido de forma voluntaria por

1. Bronislaw Braczko. Los imaginarios sociales, memorias y esperanzas colec-tivas. Buenos Aires: Nueva Visión, 1991.

2. Michel Pollack. «Memória e identidade social». En: Estudios Históricos,n.o 10: (1992).

3. Nicole Lapierre. « Dialectique de la mémoire et de l’oubli ». En: Commu-nications, n.o 49: (1989), p. 6.

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Introducción 3

las sociedades humanas, y dentro de las prácticas que lo configuran yreproducen, el territorio es, en lo esencial, un espacio político construidopor las prácticas de poder.

Al estudiar los procesos que han generado y generan la materialidad,la dinámica y la diferenciación del territorio, derivados de procesosanteriores, se enfoca una realidad dinámica y compleja, caracterizadasiempre en relación con su ubicación relativa a un contexto mayor ysupone el análisis de las prácticas y representaciones de una gran varie-dad de agentes que lo construyen en un instante determinado. Sueleasegurarse que los agentes que operan socialmente como productoresdel espacio geográfico tienen su percepción de ese espacio; su propiarepresentación del mismo, y sus estrategias de intervención sobre él. Lapráctica social que construye el espacio posee varias instancias: desde lade la actuación espacial directa, física, a la de la producción simbólica, laproyección o proyecto de espacio y el discurso sobre el mismo. Formanen definitiva, parte de un todo.

El espacio geográfico – y el territorio como su principal categoríaanalítica – es una representación que es posible analizar en variosniveles o instancias. La primera como «imagen» que estructura elespacio, que lo hace inteligible, que le da profundidad histórica. Lasegunda como «proyecto» social que regula y determina el procesomaterial de la producción del espacio. En tercer lugar, como «discurso»del y sobre el espacio. Estas tres prácticas y sus productos, determinanel permanente proceso de reconstrucción del espacio social.

Los territorios exhiben distintos niveles de debilidad, fragilidad oinestabilidad, como diversas posibilidades e intensidades de reacción. Yes en ese contexto en que cobra relevancia el papel que en las relacionesde producción reviste la «ubicación» relativa a un contexto, la especifici-dad y la «inercia histórica» inherentes a una situación espacial particular,como factor de desarrollo diferenciado. A ello se agrega el desigualreparto cuantitativo y cualitativo de recursos naturales y humanos, quegenera contrastes en el volumen y tipos de actividades existentes encada área.

La jerarquización selectiva de los tres ejes primarios de análisis queestructuran este volumen obedece a la idea de que es preciso su enfoqueconjunto, dado que territorio e identidad se construyen y se potenciancuando el sentimiento local de pertenencia se ve estimulado por postu-ras edificadas históricamente, y que por lo tanto están espacialmente«arraigadas». A su vez, el territorio «sintetiza relaciones de poder espe-cializadas, relaciones entre capacidades diferenciales para transformar,producir e imponer acciones y voluntades, sea bajo resistencia o no,bajo conflicto o no».4

4. Mabel Manzanal. «Territorio, Poder e Instituciones». En: Territorios enconstrucción. Actores, tramas y gobiernos, entre la cooperación y el conflicto. Ed.

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4 Oscar Mari | Graciela Mateo | Cristina Valenzuela

A lo expresado debe sumarse la renovada atención de la sociedadpor las cuestiones relativas al territorio y a la identidad forjada en torno alapego por el marco geográfico de vida,5 verificable en cualquier discursoreferido a temáticas de actualidad, como asuntos de indiscutible interéssocial. La atención se centra en comprender el fundamento del apegopor ese entorno, que fue y es moldeado por las vidas transcurridas en unlugar,6 moldeadas por la vivencia cotidiana y por el poder motivacionalde la tradición como basamentos de cualquier identidad ligada al lugar.

En tal sentido, este libro presenta una amplia gama de temas vincu-lados a las corporaciones agrarias y empresarios; instituciones estatalesy privadas; trabajadores y campesinos; asociaciones y cooperativas, ytransformaciones territoriales recientes en las economías regionales,organizados en función de cuatro líneas de investigación:

1. Poder público y privado en la construcción de la trama territorialagroproductiva.

2. Cuestiones socioambientales en contextos de transformación pro-ductiva.

3. Representaciones identitarias del agro argentino. Discursos yprácticas en perspectiva histórica.

4. Procesos de reestructuración en áreas rurales. Transformacionesterritoriales recientes.

El pasado reflotado a través del análisis del presente; problemasactuales analizados en perspectiva histórica, y diversos especialistas enciencias sociales debatiendo sobre las cuestiones agrarias del país, sonen definitiva, los rasgos distintivos de este volumen.

Territorio, poder e identidad constituye un esfuerzo por aportar a lacomprensión de la heterogénea y compleja ruralidad argentina y avanzaen el desafío de encontrar, desde la labor académica, posibles solucionesa los actuales problemas del campo.

De los capítulos que integran la presente compilación y que reflejan,en buena parte, la problemática agraria de distintas regiones del país,el primer eje reúne tres trabajos.

Leandro Moglia investiga el trasiego del movimiento cooperativoagrario en el Chaco desde sus orígenes hasta la época de la provincia-lización, en la segunda mitad del siglo XX. Su propósito es recrear laevolución del cooperativismo, analizando las distintas etapas por lasque atravesó el sistema en sus relaciones entre las propias entidades, yentre éstas con el Estado nacional y las autoridades locales. A tal efecto,

por Mabel Manzanal, Mariana Arqueros y Beatriz Nussbaumer. Buenos Aires:Ediciones Ciccus, 2007.

5. J. L. Sánchez Hernández. Naturaleza, localización y sociedad. Tres enfoquespara la Geografía Económica. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca,2003.

6. David Harvey. Espacios de esperanza. Madrid: Akal, 2003.

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Introducción 5

evalúa la dinámica de la industrialización y comercialización del textil,para determinar la incidencia de las grandes empresas procesadorasinstaladas en el Chaco, y desde luego, los alcances del intervencionismoestatal en los momentos en que éste se produjo.

Gabriela Olivera examina los marcos jurídicos e institucionales queel Estado desplegó para el sector lácteo (privado y/o cooperativo),centrándose en la incidencia de las demandas de los actores cooperativosal ámbito público que derivaron en el establecimiento de determinadaspolíticas públicas sectoriales. La autora considera las alianzas forjadasen pos de la defensa de intereses comunes entre actores cooperativos eincluso privados de la agroindustria láctea argentina en el período queva desde 1930 a 1946.

En su trabajo, Enrique Schaller analiza los aspectos más relevantesde la política de tierras en el Chaco, los cuales si bien se anuncian parael período 1954-1971, el autor se ocupa de historiar el proceso desdelos orígenes de la ocupación del espacio durante la anterior etapa terri-toriana. En el capítulo se sintetiza la metodología utilizada inicialmentepara administrar la tierra pública durante la época del Territorio, paracentrarse luego en las transformaciones producidas, al convertirse elChaco en provincia. El estudio presenta en tal sentido un compendiode debates y propuestas generados en torno a la cuestión, a partir delas transformaciones institucionales y productivas que cambiaron elescenario del Chaco a mitad del siglo XX; analiza la puesta en práctica yresultados de las medidas instrumentadas, para culminar explicando lanecesidad y el propósito de la creación del Instituto de Colonización.

Dentro del segundo eje, Hugo Beck presenta un estudio de caso refe-rido al conflicto suscitado entre el gobierno de Formosa y los pobladoresrurales del área conocida como «bañado La Estrella» en la cuenca delPilcomayo, a raíz de los perjuicios ocasionados por la ejecución de obraspúblicas que modificaron radicalmente el paisaje y la ecología de lazona. El autor se remonta al origen del problema (la inadecuada re-construcción de la ruta 28, cuyo terraplén impide el normal flujo delas aguas); explica el impacto ambiental detallando sus consecuenciasconcretas; sintetiza la posición de las partes en conflicto y las demandaspresentadas, y resume finalmente las políticas y acciones que mantienenel diferendo en plena vigencia hasta los tiempos actuales.

Adrián Zarrilli aborda el estudio de la evolución productiva delsector forestal del Chaco durante el período comprendido entre 1960y 1976. El autor fundamenta el corte cronológico en virtud de lascaracterísticas de producción y funcionamiento de sus mercados. Elperíodo estudiado corresponde a una etapa de actividad «anacrónica»en su faz primaria, y desintegrada y tradicional en su faz secundaria,cuyas variaciones producen naturalmente efectos considerables en laregión y su población.

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Por su parte el trabajo de Alejandra Torre Geraldi analiza la dinámicageneral y el impacto socioambiental generado por el avance territorialde los cultivos de soja de la provincia del Chaco durante el decenio1998-2008. Este interesante aporte busca demostrar la necesidad denuevas instancias de regulación institucional que permitan predecir losposibles efectos perniciosos derivados de la utilización del glifosato, conel fin de prevenir posibles daños a corto, mediano y largo plazo.

Correspondiente al tercer eje se presenta el trabajo de Oscar Mari,quien se sitúa en el Chaco de los años treinta para describir en primerainstancia las transformaciones socioeconómicas ocurridas en este te-rritorio nacional como consecuencia del auge algodonero; presentarluego la conformación y características del núcleo dirigente local de eseentonces; para avanzar, por último, en el análisis del discurso y la acciónde uno de los representantes más notables de esa dirigencia durante elperíodo en que se desempeña como gobernador de esta jurisdicción, quea la sazón coincide con la etapa más efervescente de este apogeo. Laposición mantenida por este hombre público respecto a las cuestionesagrarias más relevantes del Chaco en aquella época; su aporte al procesode construcción de una «identidad colectiva» a nivel local; y su legadodiscursivo, forman parte central de abordaje en este estudio.

María Silvia Leoni se concentra en el análisis de algunas facetasdel proceso de construcción de identidades colectivas, como lo son lascelebraciones y festividades. En este caso se enfoca en la reconstrucciónde una de las fiestas representativas de una sociedad todavía en vías deformación, como era la del Chaco durante la década del cuarenta. Através de la recreación de los orígenes y evolución de la Fiesta Nacionaldel Algodón, la autora procura explicar su sentido e implicancias dentrode una comunidad que busca simbologías y una representación desí misma en función de la más preponderante actividad productiva.Los componentes de la fiesta y sus participantes; el significado delos distintos eventos; las subrepticias finalidades perseguidas con lacelebración, y sus repercusiones a nivel local y nacional, son motivo deuna original interpretación en este capítulo.

Martha Ruffini alude al proceso de transición ocurrido en el Valleinferior del Río Negro ante el surgimiento del peronismo, y sus corres-pondientes repercusiones en el agro y las redes de poder locales. En sutrabajo la autora reconstruye en principio la conformación y actuaciónde una elite dirigente local que cimenta su preeminencia en la autoarro-gada condición de ser «pioneros del desierto» – o sus descendientes – yen el control del sector comercial y ganadero. Se detiene luego en lacontextualización de la coyuntura política del trienio 1943-1946, parapoder explicar el progresivo desplazamiento de esta dirigencia por lasnuevas fuerzas surgidas en el período y centrarse sobre todo, en elanálisis de las estrategias de supervivencia que adoptan los sectoresrelegados para mantener ascendencia, cuotas de poder, o sencillamente,

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Introducción 7

su configuración identitaria. Ruffini observa en la creación o fortaleci-miento de algunas asociaciones, como por ejemplo la Sociedad Rural,intentos de construcción de espacios en los que la antigua dirigenciaprocurará resguardar su identidad, o edificar frentes de opinión queeventualmente habrán de oponerse a las políticas agrarias impulsadaspor el peronismo.

Osvaldo Graciano analiza los diagnósticos y propuestas esbozadospor la izquierda argentina respecto a la problemática agraria pampeanaen los contextos de crisis producidos como consecuencia de la PrimeraGuerra Mundial y la Gran Depresión de los años treinta. En tal sen-tido, examina las distintas iniciativas que alternativamente presentael socialismo a través de diferentes vías (Parlamento, congresos par-tidarios, revistas, o libros) para resolver temas de candente vigencia,explicando sus sentidos y alcances concretos; e interpretando asimismosus complementarios propósitos.

Adrián Ascolani se ocupa de reconstruir las transformaciones de lasorganizaciones obreras en su intento por posicionarse como deposita-rios de la voluntad e intereses de la masa trabajadora rural del ámbitopampeano entre fines de las décadas del diez y del veinte. En su trabajoenumera las fuerzas intervinientes en esta competencia, explicandosus características, estrategias y metodologías, como así también losconflictos suscitados entre las distintas federaciones para obtener pre-eminencia en la captación de voluntades. Su meticuloso análisis vaconfigurando claramente el perfil ideológico e identitario que adquierenlas facciones en su disputa por la hegemonía, y consecuentemente, larepresentatividad que logran conseguir.

En función de reconstruir algunos rasgos identitarios en el ámbitorural del partido de Tandil durante el siglo XIX, Andrea Reguera analizasi la propiedad de la tierra constituye un elemento que por sí mismodefine la pertenencia o no, a un determinado grupo social. En estesentido, la autora se ocupa de estudiar casos de individuos y/o familiasrepresentativas para demostrar o relativizar los alcances de dicha condi-ción, y al mismo tiempo, recorre algunas trayectorias biográficas pararecrear los procesos de construcción y funcionamiento de redes socialesbasadas en el parentesco, la amistad, o la comunión de intereses.

Talía Gutiérrez avanza en la dilucidación histórica de los proce-sos de «construcción social de identidades colectivas», estudiando lasrepresentaciones de la niñez difundidas a través de publicaciones agra-rias. La autora concentra su interés en la imagen gráfica y fotográfica,en una etapa (1930-1945) caracterizada por un relanzamiento de laspropuestas ruralistas y cuando recrudecen las preocupaciones por laemigración rural-urbana. El gran interés por este tema se evidencia enel surgimiento de nuevas revistas agrarias, convocatoria de congresos,propuestas educativas y de contención social, que toman como uno de

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los protagonistas al sector infanto-juvenil y que recorre toda la etapaanalizada.

En el cuarto eje temático, referido a los procesos de transformaciónproductiva a fines del siglo XX y principios del siglo XXI, el trabajo deAriel García, Liliana García, Florencia Lampreabe y Alejandro Rofmanexamina la cuestión de las políticas públicas en el período posconverti-bilidad 2002-2009. Se exponen luego los principales acontecimientosrecientes en relación a la regulación en los circuitos económicos deltabaco, el algodón y la vitivinicultura, partiendo de la idea de que elproceso de re-regulación puesto en marcha a partir de 2002, ha sidopor demás heterogéneo en lo que se refiere a la intervención estatal enlas producciones más destacadas de las regiones extrapampeanas de laArgentina. Dicha heterogeneidad junto a la ausencia de una estrategiaglobal de desarrollo regional, impiden que las medidas regulatoriasbeneficien equitativamente a todos los productores regionales de loscircuitos escogidos, en tanto los actores más débiles captan parcialmenteel apoyo estatal.

Gabriela Schiavoni analiza el accionar de las empresas, los agriculto-res y el Estado en la organización del mercado de tierras, considerandolas dificultades para la institucionalización de un mercado de tierras enel NE de Misiones a partir de los complejos y contradictorios vínculosentre estos tres agentes. A ellos se suma desde fines del siglo XX, elreclamo de las organizaciones de lucha por la tierra para la intervencióndel Estado en la solución del problema.

Finalmente, Horacio Bozzano y Graciela Mateo buscan demostrarlas potencialidades del poder y la identidad para construir territorios ylugares, ya sea en el pasado, como en tiempos relativamente recientes.La propuesta aspira a ejemplificar estas posibilidades a partir del estudiode dos casos al efecto seleccionados: la reactivación de un tren en lamicroregión de San Salvador, Villa Elisa y Caseros, en Entre Ríos; y enotro, la prefactibilidad de una posible división territorial del partidode Chascomús en dos nuevos distritos. En ambos casos se intentadeterminar el peso del poder y la identidad como elementos propulsoresde la construcción de territorios posibles a partir de decisiones concretasde interés común, que permitan una mayor sustentabilidad a lo largodel tiempo.

Oscar Mari, Graciela Mateo, Cristina Valenzuela

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Poder público y privado en la construcciónde la trama territorial agroproductiva

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Poder público y cooperativismo agrícola en elterritorio nacional del Chaco. Del auge algodonero ala provincialización*

Leandro Moglia. . . . . .

Introducción

El trabajo que aquí presentamos, tiene por objetivo exponer el deve-nir del movimiento cooperativo agrario del Chaco, en su vinculación conel poder público nacional y provincial en sus inicios. Para ello debemosexplicar cómo se desarrolló el sistema de explotación del algodón en elterritorio durante las décadas que van desde su apogeo a mediados dela década del veinte y hasta los comienzos de la crisis del monocultivoen los años cincuenta, momento que coincidió con la provincializacióndel territorio.

A su vez, encontramos necesario señalar que las vinculaciones quese generaron entre el sector cooperativo, los acopiadores y el gobiernose establecieron fundamentalmente al momento de realizar la comercia-lización; situación que nos lleva a tener que explicar cómo funcionabael sistema de comercialización del textil y de que manera el estadointervino a favor o no de las entidades cooperativas.

Conjuntamente se desarrolla brevemente la evolución del movimien-to cooperativo a lo largo del período tratado y las maneras o modos enque se construyeron las relaciones entre éstas y las autoridades guberna-mentales hacia la satisfacción de necesidades, soluciones a problemas,cuestionamientos, etc. Finalizando el trabajo, exponemos las reacciones

*. Una versión preliminar puede leerse en las actas de las VI Jornadasde Investigación y Debate «Territorio, poder e identidad en el agro argentino»Instituto de Investigaciones Geohistóricas-CONICET. Resistencia 21, 22 y 23 demayo de 2009, (versión en CD-Rom).

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12 Leandro Moglia

del movimiento hacia el proceso de provincialización y de qué manerase fue construyeron las relaciones con las nuevas autoridades.

Tres décadas del territorio nacional del Chaco. Breve contextopolítico-institucional, social y económico, 1920-1951

A principios de los años veinte con el objetivo de aumentar y ampliarla superficie sembrada de algodón, el gobierno nacional llevó a cabo unaenérgica y dinámica campaña encabezada por el ministro de AgriculturaTomás Le Bretón; para asegurar el éxito se determinó el acompaña-miento de los técnicos del ministerio que tendrían que explicar a loscolonos los modos de sembrar y cosechar el textil, además de realizarseel reparto de semillas, entrega de folletos ilustrativos, y de fomentar laorganización de asociaciones cooperativistas de primer grado.

Esta iniciativa tuvo sus causas en coyunturas internacionales; laprimera son los altos precios pagados por el textil luego de la PrimeraGuerra y la segunda, respondió a que EEUU sufrió la plaga del picudoque disminuyó su participación en el comercio mundial.1

Sin embargo, para mediados de la década EEUU recobró su lugar enel comercio internacional del textil y los efectos de la posguerra cesaron,lo representó en una baja considerable de los precios del algodón, querepercutió fuertemente en la vida de los colonos orientados hacia elcultivo2 que no supieron destinar una fracción de su chacras hacia otrotipo de producción que disminuyera las consecuencias. Este hechotuvo su secuela en la disminución del área sembrada para la próximacampaña y la desarticulación de las cooperativas que recientemente sehabían formado.3 Para 1930 la colonización oficial y privada se detuvo,las zonas ocupadas por colonias agrícolas se ubicaron al este y centro-sudoeste del territorio. Las tierras libres de explotaciones agrícolas(algodoneras principalmente) eran aquellas situadas al nor-noroeste ylas del sur.

Para esta época el cultivo algodonero se había consolidado comoprincipal producto agrícola entre los colonos del Chaco, siendo lasprincipales zonas productivas los departamentos de Napalpí y Campodel Cielo.

1. Sobre la visita de técnicos estadounidenses para el fomento del algodónen la zona, véase entre otros a Donna Guy. El Rey Algodón. URL: http://mundoagrario_old.fahce.unlp.edu.ar/nro1/guy.htm.

2. Gaceta Algodonera, publicación defensora de plantadores e industrialesde algodón. Número Especial, Buenos Aires. En: Archivo del Museo HistóricoIchoalai. Resistencia. Chaco.

3. Leandro Moglia, ed. Origen y evolución histórica del cooperativismo agrí-cola en el territorio nacional del Chaco hasta 1930. XX Jornadas de HistoriaEconómica. Mar del Plata, 2006, p. 22.

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Este marcado interés por aumentar la superficie sembrada de al-godón, había provocado que se experimente un notorio ascenso de lapoblación. Debido a que la presión poblacional no se detuvo y a quelos colonos pedían la propiedad de las tierras que ocupaban, el Estadodecidió la creación de nuevas colonias agrícolas orientadas en la dia-gonal noreste-suroeste del territorio, es decir en la región agrícola porexcelencia.

Entre las década del treinta al cincuenta, el porcentaje de colonosque no tenía sus títulos de propiedad es considerable, hallándose mayo-ritariamente en el centro-oeste chaqueño, principal espacio cultivadodel algodón. Para el caso de los colonos arrendatarios, se ubicabanpreferentemente hacia oriente y sur del territorio, no siendo en su gene-ralidad productores de algodón. A su vez la mayoría de las explotacionesagrícolas son familiares, es decir que la superficie de la chacra rondabade las 25 a 100 ha. siendo un promedio de 18 ha. las destinadas alalgodón, quedando el resto en condición de baldías (por encontrarsecon abundante forestación) o en el mejor de los casos la ocupaban conotra producción (hortalizas, huerta, cría de animales de corral). Estetipo de explotación representa el 50,4 % para 19474 en el territorionacional del Chaco.

No obstante la extensión ocupada, para algunas tareas como la car-pida y la recolección del algodón (tarea que debe hacerse de manerarápida), los colonos debían recurrir a la mano obra asalariada para rea-lizar las tareas, quedando reservadas las labores de limpieza, preparadode la tierra y siembra para el productor y su familia.

Entre las décadas de 1940-1950, el Estado nacional, promulgó le-yes destinadas a racionalizar las explotaciones rurales, subdividirlas yestabilizar la población en base a la propiedad.

Producida la provincialización del Chaco en 1951, se debió poneren marcha el aparato burocrático del gobierno. Para ello fue necesariode la sanción de una Constitución provincial, que organice y cree losdiferentes organismos gubernamentales; de esta manera se terminóformando, para el caso que analizamos, los Ministerios de Economía, deColonización, de Tierras y Bosques, y de Asuntos Técnicos. Sin embargo,la falta de datos y estadísticas sobre la realidad provincial5 hizo quelas nuevas autoridades tengan serios inconvenientes para organizarpolíticas y poner en funcionamiento el aparato burocrático estatal.

Debido a estas falencias el nuevo estado provincial adhirió al II PlanQuinquenal sobre todo en lo referente a la economía ya que las primeras

4. Héctor Borrini. «La colonización como fundamento de la organizaciónterritorial del Chaco 1930-1953». En: Cuadernos de Geohistoria, n.o 11: (1983),p. 22.

5. María Silvia Leoni. «Los comienzos del Chaco provincializado 1951-1955». En: Cuadernos de Geohistoria, n.o 26: (1992).

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medidas se orientaron hacia el desarrollo de la producción agropecuariay al cooperativismo.6

Respecto de la tierra pública, el gobierno provincial comenzó unacompleja tarea de legalizar o protocolarizar lo existente. A su vez, en1953, por ley provincial n.º 16 de Tierras Fiscales, se estableció quela tierras a otorgar debían ser unidades económicas de explotación, esdecir que el criterio para conceder la tierras dependía de la ubicación,calidad, etc., trabajadas por una familia agraria, ésta debía subvenir a lasnecesidades de la misma y la evolución favorable de la empresa. De estamanera, la extensión estaba subordinada a estudio socioeconómico.7

Al mismo tiempo esta norma creaba la Dirección Provincial de TierrasFiscales y un Consejo de Tierras Fiscales, el cual era presidido por elDirector de Tierras Fiscales e integrado por un representante de lasCooperativas Agrícolas y dos por los sindicatos agrarios (uno por losagricultores y uno por los ganaderos).

Sistema de comercialización e instituciones que se relacionan con lascooperativas agrícolas, 1920-1951

El precio pagado al productor se establece del libre juego entre laoferta y demanda; al mismo tiempo se suman aquellos condicionantesque se relacionan con la calidad (si está sucio, limpio, seco, húmedo),el tipo (longitud de la fibra, color, diámetro, resistencia) y de cómo estéorganizada la cadena comercial del lugar de producción.

Para comprender cómo funcionaba el sistema de comercializacióndel algodón en el territorio, dividimos el período en etapas: así ubicamosuna primera etapa que comprendió desde los principios del cultivo ysu comercialización hasta 1926; una segunda que se desarrolló desde1926 hasta la aplicación de la planificación económica en la Argentinacon los gobiernos peronistas y su fin. No obstante la división del sistemade comercialización, debemos aclarar que coexistieron ambas formas alo largo del período estudiado.

En la primera etapa la cadena de comercialización se organizabaa manera local, es decir que quien compraba generalmente al colonoera el pequeño acopiador de la colonia «. . . que a veces, estrangulabala acción fundamentalísima de la producción y retrasaba el progresogeneral del territorio. . . »;8 otras veces, el colono vendía su producciónal desmotador de la colonia y en menor medida entregaba la produccióncomo medio de pago de las deudas contraídas durante el resto del

6. Leoni, «Los comienzos del. . . », pp. 39-41.7. Enrique Schaller. «La política de tierras y la colonización en la provincia

del Chaco (1870-1990)». En: X Congreso Nacional y Regional de HistoriaArgentina. Santa Rosa: Academia Nacional de la Historia, mayo de 1999, p. 11.

8. Cooperativa Agrícola Ministro Le Bretón Ltda. Boletín Informativo.Número especial, año II, 1945. p. 9

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año con los almaceneros. Unos y otros colocaban la producción en loscentros de industrialización o trataban con las casas representantes delas firmas industriales extranjeras en Buenos Aires.

También existieron aquellos colonos que pudieron adquirir una pe-queña máquina desmotadora y con ella desmotar su producción y laajena. A su vez estaban los intermediarios que sólo se dedicaban adesmotar y acopiar algodón para luego venderlo a los exportadores.Con el progresivo aumento del cultivo algodonero, todos los sectoresvinculados a su producción y comercialización se vieron incrementados.

Para 1926, hizo su entrada de manera «física» el gran capital mo-nopolizador y exportador al territorio nacional del Chaco. Se instalóla firma Bunge & Born Ltda. que adquirió la fábrica de aceite y lasdesmotadoras de la Compañía Industrial y Comercial del Chaco en Re-sistencia y Presidencia Roque Sáenz Peña; un año más tarde se asentóen Charata Louis Dreyfus y Cía. Ltda. SA Comercial de Importación yExportación con cuatro usinas-desmotadoras. Se sumaron en los añossiguientes firmas como Anderson Clayton SA; Staudt y Cía.; ComercialBelgo Argentina, entre otras, que compondrán las principales empresascompradoras y acopiadoras de algodón del territorio, generando portanto un mercado algodonero de tipo oligopsónico. A medida que seiban situando en el territorio, estas empresas fueron acaparando no sóloel mercado algodonero, sino que llegaron a controlar los precios, losvolúmenes comercializados, y establecieron las calidades de los algodo-nales cosechados por los colonos con objeto de pagar un menor valor.Para tal fin dichas empresas y otras crearon la Cámara Algodonera deBuenos Aires. Sus objetivos consistieron en bregar por la mejora enlas condiciones del negocio del algodón defendiendo a todas las partesinvolucradas en él. Para ello tomarían medidas tendientes a promoverla unión de los comerciantes, productores, industriales, etc. . . 9

Dentro de la segunda etapa de la comercialización, nos encontramoscon la crisis de 1930 y las modificaciones que incorporó el gobierno anivel nacional para la producción y comercialización del algodón.

La abrupta caída de la bolsa de Nueva York en 1929, generó una grandepresión en los términos del intercambio y una profunda contracción delos precios agrícolas. Esta situación llevó a que los Estados intervenganen el control de sus economías y generen barreras arancelarias pararetener divisas, ampliar reservas y hacer frente al pago de sus respectivasdeudas. Para la Argentina la crisis representó el cierre de sus mercadostradicionales, la retracción de los créditos extranjeros, el descenso de

9. Noemí Girbal-Blacha. «Opciones para la economía agraria del GranChaco argentino». En: El campo diverso. Enfoques y perspectivas de la Argentinaagraria del siglo XX. Ed. por Guido Galafassi. Bernal: Universidad Nacional deQuilmes, 2004, pp. 191-192. En este trabajo se pueden encontrar todos losintegrantes de la Cámara.

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sus exportaciones de origen pampeano y el desarrollo de las industriaspor sustitución de importaciones.

Una manera de paliar la crisis que se presentó fue la conformaciónde juntas reguladoras de la producción, a instancias del Estado «cuyafinalidad era proponer soluciones y encarar medidas para protegerlos intereses de los diferentes sectores productivos: cerealeros, carnes,azúcar, vitivinícola, textil, yerba mate, etc.».10 En estos organismosestaban representados todos los sectores que intervenían en la cadenaproductiva y comercial de los productos.

Para el caso del algodón, en 1935 se creó la Junta Nacional delAlgodón y aunque era una organización formada a instancias del go-bierno, a diferencia de las demás entidades reguladoras, ésta no limitóla producción, sino todo lo contrario ya que se trataba de un productoen expansión y no de uno en una situación crítica. Dicha entidad buscótrasparentar los mecanismos de formación de los precios, determinar lascalidades, la obtención y difusión de información respecto del textil.11

No obstante la caída de precios, que representó al año 1932 comosu momento más crítico, en el agro chaqueño se vivió un panoramadiferente ya que la superficie sembrada a lo largo de la década del treintaexperimentó una expansión sostenida que duró hasta los años sesenta.Esta expansión encuentra lógica en el surgimiento de una industrianacional por sustitución de importaciones, donde la industria del textilse ubica entre las que lideran el desarrollo industrial. De esta manerala producción se volcó hacia al consumo interno, generando que para1936 se cuenten en el territorio aproximadamente 100 desmotadorasen su mayoría de particulares,12 y para 1938 las grandes firmas (Bungey Born Ltda.; Louis Dreyfus y Cía. y Anderson Clayton SA), manejabanel 80 % de las mismas.13 El hecho de que los precios hubieran bajadoconsiderablemente y que los productores hayan establecido preciosbásicos sobre la producción generó altas repercusiones en el territoriopara mediados de la década del treinta.14

10. Mario Rapoport. Historia económica, política y social de la Argentina(1880-2003). Buenos Aires: Ariel, 2006, pp. 222-223.

11. Sobre la organización, integrantes y las diferentes políticas utilizadaspor la Junta Nacional del Algodón para la difusión del textil pueden consultarselos trabajos de Girbal-Blacha, «Opciones para la economía. . . »; Larramendyy Pellegrino. El algodón. ¿Una oportunidad perdida? Buenos Aires: Ediciones AlMargen, 2005.

12. Borrini, «La colonización como fundamento. . . », p. 64.13. Larramendy y Pellegrino, El algodón. ¿Una. . . ?, p. 57.14. Sobre este tema existen diversos trabajos que han planteado una

polémica acerca de las causas de las huelgas agrarias de los años 1934 y1936. Como creemos que este acontecimiento todavía está en discusión ysobre todo que el rol de las cooperativas en las huelgas no ha sido estudiado,hemos decidido no explayarnos sobre el tema hasta analizarlo con mayor rigorcientífico.

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A partir del año 1936 el gobierno nacional decidió intervenir activa-mente en el proceso de comercialización del textil. Las formas que hallófueron varias y la mayoría con buenos resultados; así se estableció quea través de la Comisión de Semaneros se fijase un precio básico; dichainstitución estaba presidida por el presidente de la Junta e integradapor un exportador, un industrial, un consignatario, un corredor y unrepresentante de las cooperativas. Salvo el presidente el resto de losmiembros se renovaban todas las semanas. Al mismo tiempo, se formóuna Escuela de Clasificadores, con la misión de preparar profesionalesque se radiquen en las zonas donde se encontraban las desmotadoras.

Finalmente se buscó eliminar el monopolio del desmote, y paraello se procedió a realizar un Registro Nacional de Desmotadoras, y seinterpretó que el desmote era un servicio público, por lo que cualquierproductor podía desmotar su algodón a precios máximos, aunque notuviera contrato previo o pertenezca a una cooperativa u otras formasde convenio.15

A partir de 1943 el gobierno nacional realizó reformas internas en elMinisterio de Agricultura, eliminó – simbólicamente – a la Junta Nacio-nal del Algodón y creó la Dirección del Algodón que funcionó desde 1944a 1954. Dicha unidad, entendió en las mimas funciones que la Junta, alas que se sumó la tarea de participar del mercado comprando fibra a losproductores que habían tomado créditos prendarios; misma acción tuvohacia las cooperativas o pequeños acopiadores. Esta situación se debióa la creciente dificultad de colocar la fibra en el exterior por la guerraque afectaba a Europa. Por este motivo, se destinaron grandes esfuerzosa la construcción de depósitos de fibra, encontrándose la mayoría en laregión chaqueña.

Del comercio exterior se haría cargo el IAPI, organismo que duran-te el gobierno peronista monopolizó esta actividad, haciéndose de larenta agraria y redistribuyéndola hacia los sectores industriales a fin defomentar el mercado interno.

El movimiento cooperativo agrícola en el Chaco entre 1920-1951

El movimiento cooperativo del Chaco surgió sobre fines del siglo XIX,en las colonias de Margarita Belén, Popular y Benítez. Para 1926, desdeMinisterio de Agricultura de la Nación que era ejercido por el Dr. TomásLe Bretón, se impulsó al asociacionismo. Para el momento existían tresentidades cooperativas en el territorio. Para generar el interés de loscolonos en la producción del algodón y asesorarlos en la organizaciónde las cooperativas, el ministerio organizó reuniones con su personaltécnico.

15. Larramendy y Pellegrino, El algodón. ¿Una. . . ?, pp. 34-41.

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Los logros que obtuvieron los asesores fueron significativos parael movimiento cooperativista; gracias a ellos se conformaron 7 coope-rativas: la Cooperativa Algodonera de Presidencia Roque Sáez Peña;Cooperativa Agrícola de Charata; Asociación Cooperativa de Agricul-tores Algodoneros de Quitilipi; Cooperativa Agrícola de Villa Ángela;Cooperativa Agrícola Las Breñas; Cooperativa Agrícola de Machagai yfinalmente la Cooperativa Agrícola de Vedia. Lamentablemente no todaslograron mantenerse en el tiempo y quedaron sólo en funcionamientolas Cooperativas de Sáenz Peña y de Machagai.

Simultáneamente para 1926 se sancionó la ley 11.388, largo anhelodel movimiento cooperativista del país. Este hecho significó que lascooperativas dejaban de ampararse en el Código de Comercio (Artn.º 392-393-394) para pasar a tener una legislación propia. A través deesta norma el Estado intervenía en el asociativismo y otorgaba estatutolegal a las cooperativas para su organización y funcionamiento; a partirde ese momento todas las entidades cooperativas existentes debierontransformar sus estatutos y organización.

Al iniciarse la década de 1930 existían siete cooperativas: Cooperati-va Agrícola Algodonera Ltda.; Cooperativa Unión Agrícola de ColoniaPopular; Cooperativa Agrícola Industrial de Colonias Unidas; Cooperati-va Algodonera de Presidencia Roque Sáenz Peña; Cooperativa Agrícolade Machagai; Cooperativa Agrícola Ltda. de Las Breñas; CooperativaAgrícola Federal de Presidencia Roque Sáenz Peña (creada al ampa-ro de la Federación Agraria Argentina; cambia su nombre en 1934 aCooperativa Agropecuaria El Progreso Ltda.). Todas ellas se encuentranconsolidadas, enraizadas en sus territorios de origen, en expansión yagrupan en sus instituciones a la mayoría de los colonos más antiguosde las colonias a las que pertenecen.

Estas instituciones a pesar de que continuaban muy vinculadas a losprincipios y valores rochdeleanos y de mantener los elementos funda-cionales, modificaron sus estructuras administrativas al momento queincorporaron nuevos servicios. La intervención indirecta de estos nuevosagentes hizo que se modificasen las estructuras técnico-administrativaspor cuanto la cooperativa debió disponer de personal para que se ocupende los nuevos servicios que prestaban. Estos cambios fueron posiblesgracias a la modificación del contexto, es decir que las condiciones dedesatención, incomunicación, aislamiento, etc. y los valores y principiosimperantes en ese momento, que fueron en gran medida las razones dela creación de las cooperativas, ahora habían menguado o desaparecidopara las primeras cooperativas. A partir de ese momento, fue la propiacooperativa la que imponía sus intereses priorizando su continuidad ycrecimiento (en número de socios, económico, infraestructura, etc.).

Indudablemente la consecuencia más significativa de la crisis de1929 fue el descenso de precios, que señaló al año 1932 como el másbajo de todos. A este hecho se debió sumar la atracción de la fibra

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hacia el mercado interno que sirvió para sostener el crecimiento de laindustria textil.

Hallamos en estas razones, las causas de la unión de los colonosen nuevas cooperativas, siendo éstas: en el año 1932 la CooperativaAgropecuaria de Charata Ltda.; en 1933 la Cooperativa Agrícola Pampadel Infierno; en 1934 la Cooperativa José Mármol; la CooperativaAgropecuaria Castelli Ltda., Cooperativa de Corzuela y CooperativaCarlos Pellegrini de Makallé en 1935; la Cooperativa «La defensa» deVilla Berthet en 1937, la Cooperativa Agrícola «La Unión» Ltda. de Pcia.Roque S. Peña en el mismo año; en 1939 la Cooperativa «Labor» deColonias Unidas y Cooperativa «Unión y Trabajo» de Presidencia de laPlaza.

Estas nuevas cooperativas se crearon teniendo como base a las ante-riores o a instancias de éstas. Por ello, las causas, los principios, valoresy organización se repitieron a los inicios del movimiento, no obstantese diferenciaban de las primeras entidades por una organización másestructurada y el establecimiento de nuevos fines y servicios.

La crisis afectó a aquellas cooperativas que no poseían un capitalsocial suficiente para financiar una entrega a sus socios antes de iniciadoel desmote. Por ello, las cooperativas debieron solicitar préstamos a lasgrandes firmas comercializadoras que en algunos casos adquirieron «elcompromiso de venta hasta 1934». Otras entidades se comprometieroncon los comerciantes de su zona mediante la toma créditos.

Debido a la disminución del ingreso en las cooperativas, tenemosel ejemplo de la Cooperativa Agrícola Algodonera «El Triunfo» de Mar-garita Belén que realizó la reducción de los sueldos de su personal yestableció la orden de comprar estrictamente lo necesario para el al-macén. Otra de las consecuencias de la crisis de 1930 sobre el sectorcooperativo agrícola fue su intención por conformar una entidad desegundo grado en el territorio. Para tal fin en 1931 se reunieron enPresicencia Roque Sáenz Peña las Cooperativas de Charata, Machagai,Puerto Tirol, General Pinedo, Villa Ángela y dos de la localidad anfi-triona. Allí acordaron la creación de una comisión que se encargabade redactar el estatuto que organizaría la Federación de CooperativasAgrícolas del Chaco; pero debido a que en el año 1932 la recesión fuemuy aguda dicha decisión se pospuso.

La iniciativa se reactivó nuevamente en 1934, cuando «el 17 de juniose reunieron 8 cooperativas, de las cuales 6 habían llevado mandatoexpreso de sus delegados a favor de la fundación; por este motivo lasdos restantes fueron reconocidas como observadoras».16 De esta reunión

16. «Las cooperativas que asistieron fueron: La Cooperativa Agropecua-ria el Progreso Ltda. de Presidencia Roque Sáenz Peña; Cooperativa SáenzPeña; Cooperativa Agropecuaria de las Breñas Ltda.; Cooperativa Charata Lt-da.; Cooperativa “Obrera Agrícola” Ltda. de General Pinedo y la CooperativaMachagai Ltda.; todas ella en carácter se fundadoras. Quienes asistieron como

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resultó UCAL, Unión de Cooperativas Agrícolas Chaqueñas Ltda., entidadque representa a las cooperativas de primer grado de la zona centro ysudoeste del territorio.

UCAL fue fundada con un doble objetivo, el primero consistía encolocar el producto directamente en Buenos Aires en la búsqueda demejores precios, velando por los intereses de las cooperativas, las cualesdebían aceptar las condiciones impuestas por las empresas acopiadoras;el segundo fue el fomento para la conformación de nuevas cooperativasy la educación en el espíritu cooperativista en la región.

Con la creación de UCAL, el movimiento cooperativo del Chaco seconsolidó y demostró estar organizado para hacer frente a las grandesfirmas monopolizadoras, no sólo por el volumen de sus transacciones ysocios que reúne, sino porque al iniciarse la década de 1940, era UCALla propietaria de dos fábricas textiles y una de aceite, a lo que sumanlas exportaciones que realizaba por cuenta propia.

Su alcance no termina allí, ya que por diversos medios hicieronllegar sus reclamos al poder político en cuanto pretendían establecer laobligatoriedad en el uso de envases de algodón para algunos productosnacionales en reemplazo del yute que se importaba. A estas medidas sele sumó su ahínco por la sanción de la ley del Algodón.

Respecto de la zona este del Chaco, la institución que nucleó a lascooperativas fue la Cooperativa Agrícola Industrial Ministro Le Bretón,que reunió a entidades de primer grado en una Confederación de Coope-rativas, siendo éstas: las Cooperativas «Carlos Pellegrini» (de Makallé),«La Defensa» (de Villa Berthet), Tapegana, «El Triunfo» de MargaritaBelén, «Labor» de Colonias Unidas. Esta unión se estableció por mediode acuerdos especiales firmados entre ellas, donde el principal puntode relación era el desmote y venta en conjunto. Esta sociedad pudollevarse a cabo porque la Cooperativa Le Bretón fue una de las primerasen poseer una usina desmotadora propia. A pesar de los oscilaciones, elmovimiento cooperativo del Chaco siguió afianzándose; una muestra deello es que continuaban las antiguas cooperativas y surgían otras.

Como expuso la publicación oficial El Chaco de 1940, el número decooperativas ascendía a 22, congregando 4.270 socios que comercializana través de estas entidades 12.152 toneladas de fibra de algodón.17

Para principios de los cuarenta el área sembrada disminuyó levemen-te por el descenso de los precios, al ataque de plagas y contingencias

observadores fueron: Cooperativa Colonia Unidas de Puerto Tirol y la Coope-rativa de Margarita Belén Ltda. las cuales se integrarán recién en el mes denoviembre». Guido Miranda. Historia del cooperativismo chaqueño. Resistencia:Fundación Cosecha, 1984, pp. 43-46.

17. Hay que aclarar que los datos son información otorgada por las coope-rativas, es decir que el número de socios expuesto es el formal (productoresasociados a la cooperativa), lo mismo ocurre con su capital y producción defibra.

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climáticas. No obstante se generó un rebrote del cooperativismo, impul-sado por la Junta que fomentó la creación de cooperativas en las nuevascolonias y la unión de UCAL con la Cooperativa Ministro Le Bretón.

Las cooperativas que se fundaron en la década de 1940 son: Coope-rativa Agropecuaria y Forestal del Tres Isletas en 1940; Cooperativa «LaIdeal» de Pampa del Infierno, Cooperativa de Colonia Elisa, Cooperativas«El Toba» del Zapallar(actual General San Martín) en 1943; CooperativaLas Garcitas en 1947; Cooperativa Agrícola de San Bernardo en 1948;Cooperativa Agrícola Regional de Villa Ángela en 1949.18

Es constante en las memorias y balances de este decenio, las preo-cupaciones que tenían las entidades por la falta de vagones para eltransporte hasta los centros de industrialización o puertos de la produc-ción. Además una vez que las cooperativas lograron transportar su fibrahacia estos últimos, tampoco hallaron bodegas suficientes para realizarel comercio de exportación.

Dicha circunstancia representó un verdadero inconveniente para lascooperativas, no sólo por la imposibilidad de movilizar la produccióny su costo, sino porque los riesgos de incendios se acrecentaron, lacalidad y su precio disminuyeron al hallarse los fardos de algodóna la intemperie; al mismo tiempo, esta situación imposibilitó que lacooperativa cumplieran con sus compromisos de pagos a los propiosproductores, entidades bancarias y otros servidores.

Cuando accedió al poder el peronismo en 1946, las cooperativasfueron no sólo el ámbito de defensa de los productores contra losacopiadores, exportadores, etc. sino que también lo fueron respecto algobierno nacional.

Otro problema que se expresaba frecuentemente en las memoriasde las cooperativas durante esta época, era su preocupación por laescasez de brazos que levantaran la cosecha de algodón ya que lasdemoras en la recolección hacían bajar las calidades del capullo. Anteesta situación, algunas cooperativas, con el objetivo de pagar mejoressalarios, expresaron sus deseos de fomentar el trabajo rural, mediantela construcción de viviendas para el cosechero y su familia, eximición orebajas del pasaje ferroviario y fijación de precios. El conjunto de estosinconvenientes fueron constantemente elevados a las autoridades lascuales no hallaron soluciones concretas a los planteos, por lo que lascooperativas se vieron forzosamente perjudicadas.19

18. Miranda, Historia del cooperativismo. . . pp. 47-51; Hugo HumbertoBeck, ed. El cooperativismo agrario en el Chaco. Factor de crecimiento económicoy de integración sociocultural. III Jornadas de Historia Económica. Montevideo,2003, pp. 6-8.

19. Una comisión de UCAL, fue enviada a Buenos Aires a fin de planteareste y otros inconvenientes, sin embargo, la comisión no fue recibida por lasautoridades, sino por un asistente que prometió hacer llegar la inquietud.

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Ante tal contexto, para el año 1947 se produjo la unión de las dosentidades de segundo grado. Con este hecho en UCAL convergieron 22cooperativas de primer grado. Este acto vino a representar la unión deintereses respecto del clima de enfrentamiento que se estaba llevando acabo.

Otro hecho que perjudicaba a las cooperativas es que durante losprimero años del gobierno peronista, ante los reiterados problemas, mu-chos socios realizaban las ventas del algodón por fuera de las entidades.Esta actitud fue constantemente expresada por todas las cooperativasde la época, denunciando y expulsando a productores o miembros de laComisión Directiva.20

A diferencia de los ejemplos anteriores existieron aquellas cooperati-vas, como la de Campo Largo, que en 1947 expuso su regocijo por losnuevos vientos del gobierno nacional. A pesar de que se encontraba«encolumnada dentro de la doctrina justicialista» esta cooperativa nopuedo sortear en la cadena de comercialización a los grandes capitales,y expuso en su memoria y balance que negoció a través de la Direccióndel Algodón, más de 130 fardos con las principales firmas.

Este ejemplo no es único en el territorio, existieron para 1950 coope-rativas que firmaron contratos para desmotar con empresas como Drey-fus y Cia., esta situación se presentó ante la imposibilidad de realizarel propio desmote, ya fuese por insuficiencia en la capacidad de alma-cenaje, exceso de producción para el procesamiento o ruptura de lasmáquinas desmotadoras. Dicho contrato fue a un precio muy elevadopara la entidad.21

A pesar del conflicto entre el gobierno y el sector agrario, que seexpuso más asiduamente en los discursos, el cooperativismo algodonerofue beneficiado con créditos bancarios (Banco Nación y de CréditoIndustrial), de la Dirección del Algodón entre otras instituciones, abajas tasas de interés y a productores que se encontraban asociados acooperativas, con el objetivo de eliminar la figura del intermediador.Los créditos también se destinaron a combatir las plagas de acrídidos, apagar sueldos, a financiar los pagos al productor, entre los principalesdestinos.

Respecto de la política crediticia para las cooperativas agrícolas delChaco, ésta no era desconocida ya que durante los años 1937-1943

20. Véase memorias y balances de las cooperativas de Villa Berthet, 1944,1946, 1947, Carlos Pellegrini, 1946; Campo Largo. 1947; El Progreso de SáezPeña. En Revistas de Industria y Comercio. Cooperativas Agrícolas Del Chaco:memorias y balances de 1935 A 1947 «Carpetas Encuadernadas» tomos. IV-V-VI.En: AHPCh.

21. Cooperativa Agrícola y Caja Regional de Préstamos y Ahorros deLas Breñas. Memoria y balance n.º 20, 1950. En: Revistas de Industria yComercio. Cooperativas Agrícolas Del Chaco: memorias y balances De 1935 a1953. «Carpetas Encuadernadas» Tomos. IV-V-VI. AHPCh.

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se volcaron a las cooperativas algodoneras del territorio el 34,5 % delcrédito otorgado al conjunto de las cooperativas del país.22 Con elascenso del peronismo el crédito se mantuvo e incluso aumentó.

Sin embargo y a pesar de la gran conflictividad del momento, eldesamparo gubernamental hacia las instituciones asociativas no era tal,ya que abundaban en las memorias los elogios hacia la activa políticade control y lucha contra las plagas.23

Para el movimiento cooperativo, fueron significativos los años quese correspondieron al Segundo Plan Quinquenal, que instaba a la for-mación de entidades cooperativas agrarias, buscando fortalecer la pro-ducción agraria y disminuir los costos del intermediador. Para ello,además de suavizar su discurso, el estado generó facilidades para laobtención de los créditos e impulsó cumplimento de la ley 11.388, encuanto las entidades debían fomentar la educación cooperativista y seotorgó a las cooperativas el carácter de entidades económico-socialespor su función de aumentar la producción. A la vez que se hizo hincapiéen la formación de cooperativas y políticas que beneficiaron su funcio-namiento, el gobierno peronista puso su énfasis en la colonización porparte de productores y la obtención del título de la tierra. Para el casodel Chaco, que en 1951 se transformó en Provincia Presidente Perón, lafundación de colonias y la ampliación de otras fueron fundamentalespara la creación de nuevas cooperativas.

En lo referente a la provincialización, durante las sesiones de laConvención Constituyente de 1951, fueron escasas las alusiones alcooperativismo. Las mismas se limitaron a discutir sobre si la futuracarta provincial debía incorporar en el Art n.º 26, que trataba sobre laorganización de la riqueza y su explotación, la expresión. . . «fomentaráal cooperativismo».24

Las justificaciones de los constituyentes para incorporar estos térmi-nos eran que la corriente justicialista propiciada por Perón, no podíaquedar fuera de la carta fundacional de la provincia. Por lo que se debíafavorecer «al agrupamiento de todos en general para evitar la acciónde los intermediarios». De esta manera se plasmaron los principios delSegundo Plan Quinquenal en la constitución chaqueña.

Para el caso de la cooperativas, según se observa en sus memorias,la provincialización pasó inadvertida. No se reflejaron en dichos docu-mentos el cambio institucional, no hubo mención alguna al hecho. Elúnico cambio observable fue hacia quién se dirigieron las memorias y

22. Larramendy y Pellegrino, El algodón. ¿Una. . . ?, p. 57.23. Memorias y balances. En: Revistas de Industria y Comercio. Coopera-

tivas Agrícolas Del Chaco: memorias y balances de 1935 a 1953. «CarpetasEncuadernadas» tomos. IV-V-VI; AHPCh.

24. Convención Constituyente de la Provincia Presidente Perón. Diciembre1951. Buenos Aires, 1952.

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balances, con anterioridad al gobernador del territorio o al secretariode la gobernación, para pasar a dirigirse al gobernador de la provincia.

Podemos pensar que para 1950 las cooperativas del Chaco, ya se ha-llaban consolidadas, con estructuras (sociales y administrativas) sólidas,con finanzas medianamente estables, etc., por lo que el cambio institu-cional no significó que se modificasen las reglas de juego o amenazabasu existencia.

Independientemente de la actitud de las cooperativas, el nuevoEstado provincial sí buscó acercarse al sector. Esto se explica por cuantose adoptó la organización económica del gobierno nacional, es decir elSegundo Plan Quinquenal, que fomentaba el desarrollo agropecuario ya las cooperativas.

Para ello, se encaró el problema de la tierra, dictándose la ley 16 deTierras Fiscales, por la cual se creó la Dirección Provincial de Tierras yun Consejo de Tierras Fiscales, dirigido por el presidente de la Direcciónde Tierras e integrado por un representante de las cooperativas agrícolasy dos por los sindicatos agrarios (uno por los agricultores y otro por losganaderos).25

Reflexiones finales

A principios de la década del veinte la coyuntura internacionalincorporó decididamente al sistema capitalista al territorio nacional delChaco como una economía periférica de producción extrapampeana,principalmente de algodón.

Dicha circunstancia generó dos consecuencias: la primera, que elestado nacional estimuló no sólo la producción del textil, sino tambiénla formación de entidades cooperativas de primer grado; la segunda,se corresponde con la llegada e instalación de las grandes empresasligadas a la comercialización del textil, principalmente vinculadas conla exportación, que se organizaron alrededor de la Cámara Algodonerade Buenos Aires.

Para este momento el movimiento cooperativista del Chaco, ya sevenía desarrollando desde fines del siglo XIX, por lo que esta inter-vención del estado, no se limitó sólo al fomento del cooperativismo,sino que legisló sobre él mediante la ley 11.388. En un comienzo, lascooperativas del Chaco no establecieron frecuentes vinculaciones conlas autoridades nacionales, sino sólo las necesarias.

Los años treinta hallaron a un movimiento cooperativo muy activo,diversificado en sus acciones y consolidado en el espacio económico-social del territorio. La coyuntura económica internacional tuvo efectosdiferentes para la región chaqueña; por un lado las exportaciones semantendrán constantes, llegando a 1935 como su mejor año; por el

25. Leoni, «Los comienzos del. . . »

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otro, la producción se estimuló por una oleada intervencionista estatalrepresentada en la creación de Junta Nacional del Algodón y otrasinstituciones que ayudaron a trasparentar la formación del precio yprotegieron al productor. A la vez, el movimiento dio muestras decohesión al conformar dos entidades de segundo grado: UCAL, Uniónde Cooperativas Agrícolas Chaqueñas Ltda. y a modo de federación decooperativas, la Cooperativa Agrícola Ministro Le Bretón, la cual sólorealizaba el desmote de otras entidades cooperativas.

Este aliento vivido por el movimiento en los años treinta se prolon-gará hasta la década del cincuenta inclusive, contabilizándose para laúltima cerca treinta cooperativas agrícolas en el Chaco.

Hemos analizado a través de las «memorias oficiales» que se expresa-ban como principales inquietudes hacia las autoridades, la carencia detrasporte y bodegas para movilizar la producción, como también la faltade braceros para recoger la cosecha, entre otros factores que generaronpérdidas dinero para las cooperativas.

A la vez, con el ascenso del peronismo, fueron varias las cooperativasque se apoyaron en la política de «justicia social», pensando que selograría el anhelo de los productores de obtener la propiedad de la tierra.Sin embargo, el tiempo demostró que la política de redistribución delingreso, el alza de los salarios, la legislación del peón rural, el aumentode la inflación fueron verdaderos problemas para las cooperativas. Poreste motivo, se observó en varias entidades sus críticas hacia la políticaeconómica nacional, que cesarán al momento de aplicarse el segundoPlan Quinquenal.

Otra forma que encontraron las cooperativas de relacionarse con elaparato estatal fue a través de una activa política de créditos. Podemosafirmar que esta forma de vinculación indirecta con el poder fue lamás utilizada por las cooperativas chaqueñas, ya que es la única men-ción frecuente en todas las memorias de las cooperativas hacia algunarepartición del Estado.

A partir de la documentación consultada no pudimos hallar ningunaexpresión de satisfacción, pena, etc. u otro tipo de opinión por la trans-formación del territorio en una jurisdicción con autonomía y autarquíacomo lo es la administración provincial. Situación que representaba unaoportunidad única para las cooperativas por el lugar que ocupaban den-tro de la estructura productiva y comercial chaqueña. Podemos suponerque esta indiferencia se debió justamente al sitio que ocupaban estasentidades, es decir, que para ellas este cambio (trascendental desdelo político-jurídico-administrativo) no implicó modificaciones en susestructuras internas ni en sus vinculaciones comerciales, como tampocopuso en peligro su continuidad institucional.

Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que en este sentido lascooperativas se ajustaban estrictamente a la normativa que les exigía

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neutralidad política, étnica y religiosa, por lo que también se entiendela «apatía» respecto del cambio.

Concluyendo, podemos afirmar que estas tres décadas son en ciertamanera beneficiosas para el movimiento cooperativo, por el número deentidades de primer grado que se formaron y la configuración de dosconfederaciones de cooperativas que luego terminaron por fusionarse.

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La regulación estatal y las respuestas cooperativasen la plasmación de las políticas de la agroindustrialáctea en Argentina, 1930 a 1946

Gabriela Olivera. . . . . .

Introducción

Las instituciones pueden considerarse como la objetivación de de-terminados procesos sociales en los cuales participan diversos actoreseconómicos, sociales, políticos, de la sociedad civil y estatales, a partir delos cuales se construyen determinados consensos o emergen conflictoshistóricamente acotados.

Desde 1930 crecería en Argentina la injerencia del Estado en di-versos ámbitos de la vida social y económica, en la regulación de laeconomía y en la promoción social, al mismo tiempo que se iba desa-rrollando el aparato burocrático-administrativo del Estado nacional ylos Estados provinciales, que diferentes intereses sectoriales cobrabanrelevancia en el espacio público e interpelaban con demandas al Estado,cuyas respuestas iban, delineando, en definitiva, las políticas públicassectoriales. Al respecto, la agroindustria láctea es paradigmática. Suconformación histórica no ha sido prácticamente estudiada. Presentaademás, la particularidad de que su organización en formas coopera-tivas (de primero y segundo grado) tuvieron relevancia histórica enrelación al conjunto de la agroindustria.

En este escrito nos proponemos dar cuenta de los marcos jurídicos einstitucionales que el Estado desplegó para el sector lácteo (privado y/ocooperativo), de las demandas que los actores cooperativos llevaron alespacio público y cómo incidieron en la plasmación de determinadaspolíticas públicas sectoriales. Además de la legislación nacional, hemostrabajado principalmente con la revista producida por la entidad lácteade segundo grado, Sancor (Fábrica de Manteca Cooperativas Unidas

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Limitadas),1 la cual da cuenta de un colectivo mayor: aquel represen-tado por otras cooperativas lácteas de primero y segundo grado. Estafuente da cuenta también de las alianzas urdidas en pos de la defensade intereses comunes con otros actores cooperativos e incluso priva-dos de la industria láctea. No obstante, la realización de un trabajoulterior con fuentes provenientes del sector lácteo privado ampliaría yprofundizarían éste, cuyas principales conclusiones presentamos aquí.

Origen y expansión de la agroindustria láctea

El origen de la industria láctea en Argentina se remonta a fines delsiglo XIX y principios del XX. Surgió sobre bases tecnológicas tradi-cionales. Al expandirse experimentó procesos de modernización queimplicaban la incorporación de un conjunto de tecnologías de avanzada,referidas tanto a la producción de leche fluida como de productos deri-vados (principalmente manteca y caseína). El papel del tendido de todauna red ferroviaria, basada originalmente en el capital inglés, dinamizóel mercado lácteo al posibilitar abastecer de leche fluida a los grandescentros urbanos.

Inicialmente y hasta la década de 1920, la relevancia del mercadobritánico no se refería sólo al mercado de colocación de la mantecaargentina, sino también a la inversión inglesa en este sector. Posterior-mente, adquirió significación el mercado caseinero estadounidense, eleuropeo y latinoamericano en la exportación de la manteca. En losorígenes de la industria láctea, capitales locales se asociaron al capitalinglés y escandinavo. Al respecto, mencionamos por su importancia a laempresa La Escandinavia Argentina y los consignatarios ingleses de laproducción exportada: la firma Ellis, Kislingbury y Co, de Londres. LaEscandinavia pudo levantar en 1897 su fábrica en el barrio de Barracasy varias cremerías. Luego funcionó como sociedad anónima en manosinglesas la Ellis, Kislingbury y Co, y ésta en 1901 fue vendida a la socie-dad La Unión Argentina Ltda. de propietarios vascos-argentinos. Otroscasos relevantes de asociación de capital inglés con local fue el de TheRiver Plate Dairy Co. Ltda. y La Victoria.2

El proceso expansivo de la industria láctea requirió de la importaciónde equipo industrial destinado a la producción de leche pasteurizada ylos derivados lácteos y se conformó un sector específicamente introduc-tor. Entre las empresas comerciales especializadas en la importación fue

1. La revista Sancor apareció mensualmente desde que comenzó a editarseel 4 de julio de 1942 (día de la Cooperación libre internacional) y bimes-tralmente desde 1952. A partir de marzo de 1954 la revista Sancor volverá aaparecer mensualmente y, al mismo tiempo, quedaba suprimida otra publicaciónproducida por la entidad: el Boletín la Voz de Sancor.

2. Roberto Ferrero y Fermin Cravero. Origen y desarrollo de la industrialechera argentina (1880-1940). Vol. II. Córdoba: Edición de autor, 1988, p. 23.

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destacable la presencia del introductor sueco Erik Adde, con la firmaGoldkuhl & Bromstrom y Agar, Cross & Co. Ltd. Desde 1894, los suecosintrodujeron por ejemplo, la desnatadora Alfa-Laval y otras máquinas,tales como las bombas, pasteurizadoras, compresores frigoríficos, refres-cadoras, instrumentos de análisis de la leche y la crema. Estos agenteseconómicos se convirtieron en los principales proveedores de las nuevasfábricas de manteca que se instalaron en la región pampeana argentina.3

La modernización en el sector lácteo estuvo estrechamente vinculadaa la adopción de criterios de higiene pública por parte del Estado, talescomo la pasteurización de la leche o la obligatoriedad de que hubieravagones refrigerados para el traslado de los productos lácteos en el trans-porte ferroviario. Al respecto, la «Ordenanza Sommer» hizo obligatoriapor primera vez la pasteurización de la leche. Siguieron esta norma,entre otras, la Sociedad Cooperativa de Tamberos y Lecheros Unidos yLa Vascongada. Pero los intereses ligados a la comercialización de laleche cruda hicieron fracasar la ordenanza municipal de Buenos Aires,porque elevaba los costos del producto, y dejó de aplicarse en 1913, aunsin ser formalmente derogada. El Dr. Alejandro Bunge protagonizó unacampaña por la higienización de la leche, lo que llevó, conjuntamentecon las acciones emprendidas por otros actores, a que la legislaturabonaerense sancionara en 1916 la ley sobre la pasteurización de laleche, a cuyo amparo se crearon las usinas de San Isidro, Luján, VicenteLópez, Bahía Blanca y Coronel Pringles. La oposición de los repartidoresde la leche cruda y de la Sociedad Rural convirtió a esta disposición enletra muerta. Hubo además, un conjunto de disposiciones relativas ala obligatoriedad del transporte frigorífico, impulsadas por la Sociedadde Higiene Pública e Ingeniería Sanitaria de Buenos Aires. En 1911 elgobierno nacional impuso a las empresas ferroviarias inglesas el serviciofrigorífico, el que contaría de 80 vagones refrigerados distribuidos entrelas 6 compañías ferroviarias. Recién dos años después se pusieron enservicio algunos vagones «que no tenían de frigorífico sino el nombre».En 1918 todavía no se observaba esta disposición estatal.4

Con la expansión de la industria láctea, adquirieron visibilidad laspolíticas de fomento al sector. Desde el gobierno de Alvear se publicaronuna serie de folletos y manuales didácticos que orientaban a los produc-tores. Bajo el ministerio de Tomás Le Bretón se trajeron algunos técnicoslecheros del extranjero, tales como el capitán Radklif, el profesor francésCharles Porcher. Se comenzó a promover la realización de exposicio-nes y concursos lecheros. A raíz de los conflictos que se plantearoncon los tamberos en 1931 y 1933, el Ministerio de Agricultura de laNación dio una línea de créditos del Banco Nación para adquisición devacas lecheras. Aún así, la dimensión del sector no era considerable, en

3. Ibíd., p. 8.4. Ibíd., p. 21.

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términos internacionales. En 1937 las razas lecheras (contando las noespecializadas, como la Shorthon) no representaban más del 8 % deltotal de las existencias vacunas en Argentina, cuando esta proporciónse elevaba en Australia al 74 % y en EEUU el 33 %.5

A medida que se expandía el sector lácteo, se propagaban las de-nuncias gremiales y cooperativas con respecto a que los industrialesmalversaban los instrumentos de medida de la leche y la crema con elobjeto de pagar menos a los productores tamberos. Con este fin en 1926se dictó la ley sobre fiscalización de las balanzas, los butirómetros, laspipetas, los termómetros y los densímetros. Éstos deberían contar conla aprobación y tener a la Oficina Nacional de Pesas y Medidas – depen-diente del Ministerio de Agricultura – como contralor. Los productosno podían ser puestos a la venta sin el certificado expedido por esteorganismo.6

El cooperativismo lácteo

Es difícil conocer la importancia relativa de la producción lácteacooperativa con relación a la industria privada a través de los censos na-cionales, ya que esta fuente no diferencia a estos dos tipos de sociedades,en el período considerado, y reconoce sólo a categorías ocupacionalestales como a obreros, empleados, propietarios, directores y gerentes,cuando los proveedores de leche y crema a las usinas pasteurizadoras(privadas y cooperativas) y a las fábricas eran productores familiares.Por otro lado, contamos con datos sobre producción y comercializaciónsólo para Sancor y no para las otras entidades cooperativas de primero ysegundo grado. No obstante, conocemos que en 1947 el valor agregadodel conjunto de la agroindustria láctea ascendía a 144.085.000 m$n,mientras que ese mismo año el capital social de Sancor era de 4.754.000m$n. Si desagregamos ese valor total por rubros productivos, podemosobservar que la producción de Sancor era importante ya entonces enlo que respecta a la manteca y caseína, ya que producía el 34,5 % y el23,5 % de las respectivas producciones nacionales.7 Decimos «entonces»ya que desde 1947 en adelante Sancor experimentaría un vertiginoso

5. Ferrero y Cravero, Origen y desarrollo de la. . . pp. 40-44.6. Decreto del 15 de noviembre de 1926 sobre fiscalización de instrumentos

para análisis de la crema en: Anales de Legislación Argentina. 1920-1940. BuenosAires, la ley, 1953. También en Digesto de Industria y comercio, sec. XII. p. 20.

7. En 1947 la producción nacional de manteca ascendía a 104.418.688m$n y ese año Sancor vendía 36.035.260,37 m$n en manteca; la producciónnacional de caseína era de 60.606.742 m$n y la de Sancor de 14.243.997,73m$n; en el caso del queso y la leche pasteurizada la importancia de Sancor erasignificativamente menor. Sobre una producción nacional de quesos del ordende 46.468.365 m$n, Sancor producía por valor de 5.837.877,74 m$n y en lo querespecta a la leche pasteurizada Sancor producía 18.688 m$n y la producciónnacional alcanzaba a 137.405.897 m$m. Dirección General de Estadísticas. V

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proceso expansivo con la creciente incorporación de cooperativas pri-marias que entregaban crema y leche a la entidad de segundo grado.Desde el momento de su conformación en 1938 a 1947 la cantidad decooperativas asociadas se había incrementado de 16 a 155, cuando sehabía expandido territorialmente desde San Carlos hasta Ceres en SantaFe y desde Las Varillas (en Córdoba) hasta el límite de la Provincia deSantiago del Estero.8 Según información producida por Sancor, en 1942la producción de manteca del conjunto de las entidades cooperativasrepresentaba el 50 % del total nacional y alcanzaba en la caseína al40 %.9

Si bien era común a todas las sociedades cooperativas el tener comovalores fundantes el derecho a la libre asociación, la gestión democráticade las asociaciones y la solidaridad entre los socios, hubo diferentesproyectos cooperativos. Durante las décadas de 1930 y 1940, las pro-puestas del Partido Socialista, de la Federación Agraria Argentina y dela Asociación de Cooperativas Argentinas fueron las más relevantes enel escenario público nacional y tuvieron trascendencia temporal. Éstasenmarcaban la acción cooperativa en diferentes concepciones acercade los objetivos y los contenidos de la acción social. Para el PartidoSocialista, el cooperativismo formaba parte de su proyecto político, elque era complementario a la construcción de la organización partida-ria, a la representación sindical y parlamentaria. Para la FederaciónAgraria Argentina la organización cooperativa debía estar tutelada ysubordinada a los objetivos de la lucha gremial, la que aspiraba a larepresentación general de los intereses chacareros, en términos clasistas,de defensa de los intereses de los arrendatarios y pequeños productoresrurales. En la Asociación de Cooperativas Argentina, primera entidadcooperativa de segundo grado nacional, fundada en 1922, un elementoclave era la prestación de servicios eficientes. La eficiencia, el éxito enlas operatorias económicas no eran vistos como valores reñidos a laconsecuencia cooperativa, es decir a la observancia de los principiosdoctrinales del cooperativismo y, en la adhesión a los socios entrabamás en juego la calidad y variedad de los servicios prestados.10 En estesentido, esta última institución se conformaba tempranamente con cri-

Censo General de la Nación, año 1947, Tomo III y fábrica de Manteca SancorCooperativas Unidas Limitada. Memoria y Balance, noviembre 1947.

8. Fábrica de Manteca Sancor Cooperativas Unidas Limitada. RevistaSancor, período 1942 a 1955. (de aquí en más RS).

9. RS n.º 1, julio de 1942.10. Graciela Mateo y Gabriela Olivera. «Corporaciones agrarias y coopera-

tivismo en la Argentina peronista (1946-1955). Un estudio comparativo entrela Federación Agraria Argentina y la Asociación de Cooperativas Argentinas».En: Cooperativismo Agrario: Instituciones, políticas públicas y procesos históricos.Ed. por Gabriela Olivera. Córdoba: Ferreyra Editor, 2006, pp. 114-116.

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terios de gestión que, posteriormente al advenimiento del peronismo,cobrarían relevancia en el conjunto del movimiento cooperativo.11

El cooperativismo lácteo se alineaba en la vertiente cooperativa li-gada a ACA, es decir a aquella de carácter más «economicista». Losprincipales baluartes del cooperativismo lácteo eran Sancor, la Fede-ración de Cooperativas Tamberas, la Cooperativa Mantequera de SanCarlos y la Unión de Cooperativas de Franck, las cuales llevaban a su vez,la representación de las cooperativas primarias y, cuyo accionar conjun-to, se expresaba a través de la realización de diversas concentraciones,peticiones gubernamentales, asambleas y congresos cooperativos.12 Es-tas entidades, en general de segundo grado recibían la produccióntambera de las colonias de pequeños y medianos productores de tipomixtos, es decir de aquellas que adicionaban el tambo a las otras ac-tividades agrícolo-ganaderas, la mayoría de las cuales contaba con supropia cremería.13

La Unión Cooperativa San Carlos fue la primera cooperativa tamberade segundo grado fundada en América Latina y se fusionaría con Sancoren 1981. Era de dimensiones económicas importantes y contaba contecnología avanzada para la época. Entre otras cuestiones, instaló y pusoen marcha su propia fábrica de manteca. Otra organización importanteera la Asociación Unión tamberos de Franck de Santa Fe, que se fueafianzando y en 1934 instaló su propia usina pasteurizadora de leche.En 1951 ésta se transformó legalmente en sociedad cooperativa y, en laactualidad ha diversificado su producción y aplica tecnología de punta.14

A la relevante presencia cooperativa en la lechería habrían contribuidolas trayectorias históricas de los colonos de diferentes nacionalidadeseuropeas – como por ejemplo los suizos del Alto Valais – , quienes traíantradiciones cooperativistas de sus países de orígenes. Específicamenteen la colonia de Sunchales – donde se instalaría posteriormente laplanta central de Sancor – se constituyó la primera cooperativa detamberos en 1929, la que vendía la crema y la caseína directamente alos compradores.15

En los pueblos pampeanos donde se situaban las cremerías posterior-mente asociadas a Sancor – en las zonas de San Carlos, Franck y San

11. Gabriela Olivera. «Cooperativismo agrario: una nueva área temática enla renovación de la historia rural». En: Pasado y presente en el agro argentino. Ed.por Javier Balsa, Graciela Mateo y María Silvia Ospital. Buenos Aires: EdicionesLumiere, 2008.

12. Como ejemplo ilustrativo de 1942 citamos el congreso y la asamblea deBrinkmann, la que contó con la presencia de todas las cooperativas de tamberosdel país. Fue patrocinada por ACA. (RS n.º 9, año 1, marzo 1943).

13. Sancor. Los primeros diez años. Génesis, constitución y siete años demarcha. Publicación de circulación limitada, s/fecha. Sunchales,

14. Confederación Intercooperativa Agropecuaria. Indicadores y aniversario1956-1996, año V, n.º 57, Buenos Aires, agosto-setiembre 1996. p. 3.

15. Sancor, Los primeros diez años. . .

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Gerónimo Norte en la Provincia de Santa Fe – , era también importantela producción tambera en las colonias de pequeños y medianos produc-tores mixtos, es decir que además de las actividades agrícolo-ganaderas,hacían tambo y la mayoría de ellas contaba con su propia cremeríaprivada o cooperativa. Existían además, cremerías, fábricas de mantecay queso privadas. Entre las empresas privadas, la presencia de la Compa-ñía The River Plate Dairy era relevante. Ésta se había instalado en 1921con la cremería Las Colonias y, hasta 1938, se habían sumado 60 creme-rías más.16 Los grupos cooperativos que conformaron «el movimiento deBrinkmann» que dio origen a Sancor, provenían de Sunchales, Wavelerg,la Morterense, Virginia, La Bonita, Las Tres Colonias, La Unión, LasPalmeras, Dos Provincias, Las Dos Colonias y Ataliva. La contracara delproceso expansivo de Sancor fue el retiro progresivo de las empresasprivadas que venían trabajando en la zona. Algunas fábricas privadas– como el caso de la firma Spirandelli de Brinkman – tuvieron que ven-der sus plantas industriales a los productores cooperativos. Técnicosque habían trabajado para la firma The River Dairy Company pasaron aprestar servicio en Sancor y el conjunto de las sociedades civiles creme-ras que existían en la zona se transformaron en cooperativas.17 Para daral lector una idea de la importancia relativa de Sancor, señalamos queen 1946 reunía a 155 cooperativas primarias lácteas y ese mismo añoACA aglutinaba a 121 cooperativas agrícolo-ganaderas.18

Este conjunto de organizaciones apelaron a estrategias de acciónconjunta en pos de mejorar las condiciones de producción y los ingresosde los productores tamberos. Para esto realizaron congresos, moviliza-ciones y peticiones gubernamentales conjuntas. Participaron además enlas nuevas agencias estatales que se iban creando con la creciente inje-rencia estatal en el sector agropecuario. Debido a sus propios propósitosy también a su peso relativo, algunos de sus dirigentes participaron enlos organismos consultivos o llegaron incluso a ocupar cargos técnicosdestacados en las agencias ejecutivas de regulación y control estatal.

El principal reclamo se refería a que el trabajo del productor tamberono recibía la compensación justa por parte del empresario industrial,es decir se centraba en la distribución del ingreso. No obstante, unacuestión que se articulaba a la anterior y que ocupaba un lugar des-tacado en las representaciones del cooperativismo lácteo se refería alcontrol del productor sobre el tenor graso de la leche, denominadocomo «control lechero», ya que la producción se abonaba por kilo degrasa butirométrica. Se denunciaba que algunos industriales falsificabanestas mediciones y la aspiración a tener control sobre esta variable tenía

16. Adelina Bianchi de Terragni. Historia de Rafaela, extraído de ibíd.17. Fábrica de Manteca Sancor Cooperativas Unidas Limitada. Memorias y

Balances de 1951-1952.18. ACA: 1952, extraído de Mateo y Olivera, «Corporaciones agrarias y

cooperativismo. . . », p. 88.

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amplia repercusión entre los productores. Otros reclamos se vinculabana la puntualidad en las fechas de pago de la producción y a recibiralguna bonificación en concepto de la caseína.19

La Junta Reguladora de la Industria Lechera (1934-1938)

Durante la década de 1930, al compás de la creación de nuevasinstituciones estatales que procuraban ejercer, entre otras cuestiones,funciones de control y fomento de la producción agropecuaria, talescomo la Junta Nacional de Carnes (1933) y la de Granos (1933), secreó, por el decreto n.º 40.140, en abril de 1934, la Junta Reguladora dela Industria Lechera, la que tenía por misión asesorar al Poder Ejecutivo,estimular el consumo interno de lácteos, controlar los precios y subven-cionar a los productores tamberos. La subvención se costearía con losfondos obtenidos de dos fuentes; en primer lugar con la diferencia afavor del gobierno de las ventas de letras de cambio procedentes de laexportación de manteca y caseína y, en segundo lugar, del gravamende las ventas de manteca en el mercado interno, cuando los precios deéste fueran los suficientemente bajos como para permitir su implanta-ción. Con estos recursos se constituía un fondo compensador. La Juntaestaba presidida por tres personas designadas por el Poder Ejecutivo,con el acuerdo del Senado y estaría asesorada por una comisión derepresentantes de los productores tamberos, de las industrias mante-queras y queseras, de las usinas pasteurizadoras, los comerciantes delos productos lácteos y los consumidores. Según Persello, aunque estaley no se sancionó formalmente, la actividad lechera siguió estandoregulada por la comisión que se formó ad-hoc.20 Integraron esta juntarepresentantes de los grandes industriales, de la talla de la The RiverPlate Dairy Co, en cuya área de influencia se afianzaría Sancor desde1938. La entidad se ocupó preferentemente de la comercialización de lamanteca y la caseína. A poco de andar, surgieron conflictos relevantescon los productores tamberos y por esta razón fue disuelta en 1938.21

La Comisión Nacional de la Industria Lechera (1938-1946)

En 1938 y por decreto n.º 125.201 se creó la Dirección de la IndustriaLechera, bajo la dependencia del Departamento de Agricultura.22 Con

19. RS agosto 1951.20. Ana Virginia Persello. «Partidos políticos y corporaciones: las juntas

reguladoras de la producción, 1930-1943». En: Boletín del Instituto de HistoriaArgentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, n.o 29: (2006), p. 96.

21. Ferrero y Cravero, Origen y desarrollo de la. . . p. 45.22. Decreto n.º 125.201 del 11 de febrero de 1938. (Circular de reparti-

ción). Anales de la Legislación Argentina. Tomo X-B, año 1950. Buenos Aires,Editorial La Ley, 1958.

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esta ley se daba por terminada la actuación de la Junta Reguladora de laIndustria Lechera y también la de la Comisión Autónoma de Abasto deleche a la Capital Federal (decreto n.º 59.890 del 30 de abril de 1935).Se sancionaba tomando como base la ley nacional n.º 12.160 de 1935que permitía al Poder Ejecutivo crear organismos de fomento agrarioy lácteo con la diferencias de cambios provenientes de la exportación.Esta dirección pasó al año siguiente a denominarse como ComisiónNacional de la Industria Lechera.23

Era competencia de esta dirección todo aquello atinente a la pro-ducción, la industria, el comercio y la exportación de la leche y susderivados, como así también la inspección de la leche que con destinoal consumo o a la industria se introdujera a la Capital Federal. Teníacomo funciones:

1. El mejoramiento económico y técnico de la producción, la indus-tria y el comercio de la leche y sus derivados.

2. Establecer la clasificación de los productos lecheros y crear unamarca nacional para la exportación.

3. Establecer las normas a que debían ajustarse los productos dela industria lechera, en cuanto a calidad, acondicionamiento ytransporte para el consumo interno y externo.

4. Organizar la propaganda con el objeto de estimular el mayor con-sumo de los productos lácteos y propender por todos los medios amantener y ampliar los mercados, así como apuntar a seleccionarprogresivamente el ganado (exposiciones y concursos de vacaslecheras, etc.).

5. Fiscalizar los medios de transporte, el almacenamiento y el depósi-to de los productos lácteos, compilar la estadística permanente dela producción, la venta, la exportación y los stocks de productoslácteos, promoviendo el mejoramiento de la leche de consumo enlas distintas ciudades y pueblos del interior del país. Se estipulabaque se debía coordinar con los gobiernos y las municipalidadesde las provincias el establecimiento de los servicios y diversosaspectos relativos a los precios de la materia prima.

6. Los inspectores la Dirección de la Industria Lechera tendrían libreacceso a los establecimientos para inspeccionar los instrumentos ysubstancias. Se penaría con juicio administrativo a los infractores.

Acompañaba a la Dirección de la Industria Lechera un consejo con-sultivo, compuesto por miembros honorarios, cuyo número y proporcióndeterminaría el Poder Ejecutivo. Estos representaban al gobierno, a los

23. Decretos n.º 38.108 y 48.931 de agosto y diciembre de 1939 respec-tivamente. Ibíd. Desde el año 1946 (decretos n.º 8.503, 14.957 y 15.352) seatribuye al Banco Central la superintendencia de entre otras instituciones, laComisión Nacional de la Industria Lechera.

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productores que abastecían a la Capital Federal, a los que elaborarandiversos productos lácteos, a los distribuidores de leche para consumoy a las usinas pasteurizadoras de leche para consumo en la CapitalFederal, a los consumidores (con preferencia a las sociedades coope-rativas de consumo de empleados y obreros), al Colegio de Médicos,al Instituto Municipal de la Nutrición, al Departamento Nacional deHigiene, a la inspección veterinaria de la municipalidad de la capital,a los exportadores de productos lácteos, a las empresas ferroviarias ynavieras de transporte. Los miembros serían designados por el PoderEjecutivo y «elegidos de listas que presenten las entidades de cada sector,pudiendo el Ministerio de Agricultura hacer directamente las propuestasen la oportunidad de hacerse las designaciones».24

Además, desde la creación de la Dirección de la Industria Lechera,el Estado profundizó su injerencia en el sector lácteo, estableciendonormas precisas con respecto a la calidad y a la tipificación de los pro-ductos.25 Por el decreto n.º 10.678 de mayo de 1945, se establecióademás una Dirección específicamente referida a la lechería, dependien-te del Ministerio de Agricultura, la que tendría a su cargo los serviciosde inspección de la capacidad de los envases en uso para el transportede la leche cuando ellos fueran utilizados como medidas de capacidadde su contenido.26 Con la sanción de esta normativa se reiteraba unacuestión que ya había sido planteada en el decreto del Poder Ejecutivode julio 1931 y en la de noviembre de 1926.

24. Decreto n.º 125.201, febrero 1938. Ibíd.25. Tales fueron los objetivos de los decretos n.º 55.177 y n.º 10.678 de

febrero y agosto de 1940 respectivamente. Por el primero se establecía quela crema de leche debía tener un contenido mínimo del 34 hasta el 50 % degrasa butirométrica y el 0,2 % del ácido láctico. Se debería consignar si la lecheera cruda, pasteurizada o esterilizada, ya que se permitía el expendio de lechecruda. Aquellos que infringieran estas disposiciones estarían expuestos a juiciode comiso y se solicitaba de los gobiernos provinciales la cooperación necesaria.Por el segundo, se determinaba qué se entendía por manteca, para distinguirlade preparaciones fraudulentas. Decreto n.º 55.177 del 13 de febrero de 1940sobre identificación de cremas de leche en: Anales de Legislación Argentina.1920-1940. Buenos Aires, La Ley 1953. También en Boletín Oficial 28 defebrero de 1940. Decreto n.º 70.733 de agosto de 1940 sobre fiscalizaciónde instrumentos para análisis de la crema. En: Ibíd. También en Digesto deIndustria y Comercio, sec. VIII, p. 34. Cabe acotar que estas disposiciones seextendieron durante todo el período estudiado. Decreto n.º 3.745 del 6 defebrero de 1946. Modifica disposiciones vigentes sobre rotulado y envasado dequesos fundidos. En Anales de la legislación Argentina. Tomo VI, 1946. BuenosAires, Editorial La Ley, 1966. También en Boletín Oficial 12 de febrero de 1946.

26. Decreto n.º 10.678 de mayo de 1945. En: Anales de la LegislaciónArgentina. Tomo V, año 1945. Editorial La Ley. Buenos Aires. También enBoletín Oficial 23 de febrero de 1945

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Oposición del cooperativismo lácteo a la política gubernamental y lapropuesta del «precio cooperativo»

El eje de la oposición cooperativa era la política gubernamentalde fijación de precios. Se argumentaba que la Comisión Nacional deAbastecimientos había invadido funciones que eran propias de la Co-misión Nacional de la Industria Lechera. Además se cuestionaba quela representación de los productores tamberos fuera restringida en laComisión Consultiva de la Industria Lechera, que debía darse mayorprotagonismo a la voz de los productores en la misma, ya que ésta selimitada a «. . . personas que solamente se dedican a la venta de lechepara el consumo». Esta oposición tuvo la fuerza suficiente de reponeren sus funciones a la Comisión Nacional de la Industria Lechera, quehabía renunciado en pleno en 1942, y de tener, a partir de ese momento,fuerte incidencia en el nivel de los precios lácteos, debido principal-mente a dos cuestiones. En primer lugar, en ese momento la entidadde segundo grado Sancor contaba ya con 106 cooperativas primarias;la cuenca lechera cordobesa-santafesina abarcaba ya desde San CarlosCentro hasta Ceres en Santa Fe y desde Las Varillas en Córdoba, hastael límite con la Provincia de Santiago del Estero; producía el 50 % dela producción mantequera del país, con el trabajo de 5.000 familias.27

En segundo lugar, la oposición a la política gubernamental de preciosera una demanda común al cooperativismo lácteo y contaba ademáscon el auspicio de ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas). Losprincipales baluartes del cooperativismo lácteo eran, además de Sancor,la Federación de Cooperativas Tamberas, la Cooperativa Mantequera deSan Carlos y la Unión de Cooperativas de Franck, las cuales llevaban asu vez, la representación de las cooperativas primarias y cuyo accionarconjunto, se expresaba en la esfera pública, a través de la realizaciónde diversas concentraciones, peticiones gubernamentales, asambleas ycongresos cooperativos.28

En 1942, en una concentración realizada en Aldao en la cual parti-ciparon la Federación de Cooperativas Tamberas, Sancor, la Coopera-tiva Mantequera de San Carlos y la Unión de Cooperativas de Franck,plantearon que el presidente Castillo rechazara las renuncias de losmiembros de la Comisión Nacional de la Industria Lechera, ya que:

«. . . la fijación de los precios que esta comisión hace delos precios que los industriales pagan a los tamberos por laleche en tenor de grasa butirométrica, y que lo hace des-pués de escuchar a los representantes de los productores y

27. RS n.º 1, año 1, Sunchales, julio 1942.28. Como ejemplo ilustrativo de 1942 citamos el congreso y la asamblea de

Brinkmann, la que contó con la presencia de todas las cooperativas de tamberosdel país. Fue patrocinada por ACA. RS n.º 9, año 1, marzo 1943.

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fabricantes constituye un “arbitraje insustituible”. Que aldictar la Comisión Especial de Control de Abastecimientoestableciendo los precios máximos que el consumidor pagapor la leche y la manteca y los industriales y repartidorespagan al productor, ha invadido funciones de que eran espe-cíficas de la Comisión Nacional de la Industria Lechera y node esta Comisión Especial de abastecimientos, motivando larenuncia de los integrantes de la Comisión».29

Además, se sostenía que hasta esta comisión entrara en funciones:

«que los precios sean fijados mensualmente por los represen-tantes de Federación Argentina de Cooperativas Tamberas,Sancor, Cooperativa Mantequera de San Carlos Centro y dela Unión Tamberos de Franck. . . que el precio fijado de estaforma se titule “precio cooperativo”».30

En la raíz del pensamiento cooperativo, estaba la idea de que lafijación gubernamental de precios atentaba contra el libre juego de laoferta y la demanda aunque haya «. . . querido evitar la especulación, elacaparamiento y el alza injustificada de precios» y que ello en realidad«. . . lesionaba indebidamente el interés de los productores de leche».Se solicitaba también un tipo de cambio libre para la exportación de lacaseína, la preferencia a los productos lácteos en las adjudicaciones debodegas de la Flota Mercante – debido a las dificultades de colocaciónde la producción en los habituales compradores europeos y a las restric-ciones del gobierno estadounidense – así como suavizar las exigenciasdel Código Bromatológico de la Provincia de Santa Fe con respecto alas exigencias de salubridad e higiene de la producción láctea, «dadoque muchas cremerías habían sido construidas con escasez de medios yconocimientos».

La temática de la oposición cooperativa a la injerencia estatal en lafijación de precios,31 el establecimiento de un tipo de cambio libre opreferencial para las exportaciones lácteas, la mayor participación en latoma de decisiones de las políticas sectoriales fueron ejes articuladorasde la protesta durante toda la década de 1940 y también durante losdos primeros gobiernos peronistas.

29. RS n.º 3, año 1, septiembre 1942.30. Ibíd.31. He aquí un ejemplo, (a propósito de una sequía): «los tamberos de las

zonas afectadas han realizado reuniones de consulta y llegaron a peticionar alas correspondientes autoridades nacionales la derogación del precio mínimopor leche entregada, fijado en su oportunidad por el Poder Ejecutivo». RS n.º 8,año 1, febrero 1943.

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Desde 1942 y aunque la Comisión Nacional de la Industria Lecherasiguió fijando los precios mínimos para la grasa butirométrica,32 lainjerencia cooperativa en esta cuestión fue significativa, en gran partebasada en una dinámica interinstitucional en la cual la acción colectivajugaba un papel preponderante.33

Un ejemplo ilustrativo de lo que estamos planteando fue el conflictosuscitado con respecto a los períodos de vigencia de los precios mínimospagados al productor en la zona de abasto de Capital Federal. Aclaramosque la industria láctea estaba sujeta a fluctuaciones estacionales deprecios sobre la base del ciclo productivo y a las tecnologías disponiblesen ese momento histórico que hacían que durante el invierno aumentarala oferta mantequera y que por ende, bajaran los precios de los productoslácteos. Ante la sanción del decreto n.º 1.134 de 1945 que fijabaprecios máximos de invierno y verano, para la venta de la leche enlas zonas de producción de la Provincia de Buenos Aires, la SociedadCooperativa de Tamberos La Pilarence Ltda. solicitó la rectificación delperíodo de vigencia de los dos precios mínimos que recibía el productorde la zona de abasto de la Capital Federal. El gobierno dio lugaresta petición,34 rectificando los períodos de vigencia de los precios,que deberían comenzar el 1 de octubre y terminar el 31 de mayo envez del 1 de noviembre y 30 de abril. Además, el gobierno aprobóque los productores y no los compradores (comerciantes) fueran losbeneficiarios con las diferencias por los fletes. Esta cuestión suscitó todoun debate entre otras cooperativas y la Unión General de Tamberos.35

32. En base a la protesta de Aldao el ministro de Agricultura de la Nación,el Dr. Daniel Amadeo y Videla dice que la Comisión Nacional de la IndustriaLechera sería bien pronto repuesta en sus funciones. RS n.º 6, año 1, diciembre1942 y RS n.º 25, año 3, julio 1945.

33. Por su importancia, mencionamos la asamblea general extraordinariade delegados de las cooperativas tamberas del país, la que contó con la repre-sentación de 193 cooperativas que involucraban a 9.519 productores tamberos.Estuvo presente la Comisión Nacional de la Industria Lechera, Celestino Sienrrapor ACA, la Unión de Cooperativas de San Carlos Centro, Cooperativas Asocia-das de Freyre, la Unión Tamberos de Franck y la Asociación de Cooperativas deCeres, con telegrama del Centro de la Industria Lechera. Todas estas entidades«aspiran obtener un aumento equitativo en el precio de la leche, ante los preciosfijados por la Comisión Nacional de la Industria Lechera». RS n.º 36, año 3,junio 1945.

34. Decreto n.º 11.452 del 25 de abril de 1946. Modifica los períodosestablecidos para la venta de leche y ajusta los precios fijados para su comer-cialización. En: Anales de la Legislación Argentina. Tomo VI, año 1946. BuenosAires, Editorial La Ley, 1966. también en Boletín Oficial 2 de mayo de 1946. Eneste decreto se alude a las peticiones de las «diversas entidades representativasdel gremio de los tamberos».

35. RS n.º 47, año 4, mayo 1946.

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Palabras finales

La oposición cooperativa a la injerencia estatal en la fijación de pre-cios, a la política cambiaria para las exportaciones lácteas, y la mayorparticipación de las entidades cooperativas en la toma de decisionesde las políticas públicas, fueron los ejes articuladores de la protestacooperativa láctea durante las décadas de 1930 y 1940. No obstante aque la matriz estatal diseñaba nuevas agencias de regulación y controlsobre los grupos económicos y colectivos sociales ligados a la agroindus-tria láctea, el conflicto social persistió. Las demandas insatisfechas delcooperativismo lácteo confluirían en la construcción de otro colectivomayor, con la creación de la Coninagro en 1956. A la conformación deesta entidad de tercer grado habían contribuido, de manera substantiva,los debates y las experiencias de acción y organización de las entidadescooperativas lácteas durante las décadas consideradas.

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Política de tierras en la provincia del Chaco(1954-1971)

Enrique César Schaller. . . . . .

El proceso de ocupación

Desde 1872 hasta 1951 el Chaco constituyó un territorio bajo lajurisdicción del gobierno nacional. En ese lapso la nación administrólas inmensas riquezas naturales que representaban los bosques ricosen maderas explotables y las tierras fértiles. En la etapa inicial delpoblamiento, en las tres últimas décadas del siglo XIX, se organizaronlas primeras colonias agrícolas. Al mismo tiempo, el Estado transfirió aldominio privado cerca de 2.500.000 ha. de tierras fiscales repartidas engrandes unidades que oscilaban entre 5.000 y 80.000 ha. Esta franja delatifundios a principios del siglo XX fue el escenario donde se desarrollóla actividad forestal fundada en el aprovechamiento del quebrachocolorado para la extracción del tanino.1

A partir de la segunda década del siglo XX se inició una nueva fasedel proceso de ocupación. En 1903 se dictó la ley 4.167 de tierras fiscalesque buscaba corregir los errores de etapas anteriores. En 1909 comenzóla construcción del ferrocarril del Estado de acuerdo con la ley 5.559de Fomento de los Territorios. Esta obra permitió el aprovechamientoeconómico de las tierras y los bosques del interior del Chaco que habíanpermanecido en manos del fisco. Asimismo a partir de la década de1920, se abrieron amplias oportunidades para el cultivo del algodón.La superficie sembrada en el territorio aumentó de unas 88.000 ha. enel lapso 1925-1929 hasta cerca de 400.000 ha. a fines de la década de1940. El auge agrícola atrajo a inmigrantes nacionales y extranjeroscon lo que la población aumentó vertiginosamente: 60.564 habitantes,

1. Enrique Bruniard. El Gran chaco argentino. Resistencia: UNNE, 1978,pp. 45-63; Daniel Slutzky. Diagnóstico de la estructura social de la región NEA.Tenencia y distribución de la tierra en la región NEA. Buenos Aires: CFI, 1975.

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en 1920; 214.160, en 1934 y 430.555, en 1947. La vida comercialdel territorio se organizó de acuerdo con el ciclo agrícola y creció unaindustria de transformación constituida por desmotadoras, aceiterías ehilanderías.

La política de tierras del Estado nacional contribuyó con este procesopues las tierras fiscales habilitadas por el ferrocarril, no se vendieronsino que se destinaron a la formación de colonias agrícolas, pastoriles ymixtas o permanecieron reservadas de acuerdo con la ley 5.559. En laprimera mitad del siglo XX se crearon colonias agrícolas que abarcabanuna extensión total de alrededor 1.500.000 ha. y se establecieron colo-nias pastoriles y mixtas con una superficie de alrededor de 1.600.000 ha.Esto implicaba una enorme oferta de tierras que permitió a pequeñosy medianos productores acceder al usufructo del suelo en condicionessumamente favorables. La expansión de la frontera agropecuaria sedesarrolló en forma continua hasta que en la década de 1950 quedaronincorporadas la mayor parte de las tierras aptas para la agricultura y laganadería.

Como consecuencia de este proceso de ocupación la estructura fun-diaria presentaba claras diferencias regionales. El sector oriental ymeridional del territorio conformaba una amplia franja de grandes pro-piedades entre las que se ubicaban las colonias más antiguas. A estecinturón perimetral le seguía una zona ocupada en su mayor parte porcolonias pastoriles fundadas por el Estado nacional. La tercera zona seasentaba en la planicie del centro y sudoeste del territorio. Este áreafue el escenario principal de la colonización agrícola. Se caracteriza porla existencia de amplios terrenos despejados (abras o pampas) que sealternan con isletas de bosque xerófilo. Las colonias agrícolas ocupanla mayor parte de la superficie. Las tierras fiscales fuera de las mismasse midieron en lotes 10.000 ha. y en ellas también se habían formadoimportantes núcleos agrícolas. Finalmente en el sector occidental, seextendía una extensa zona fiscal que comprendía casi el 40 % de lasuperficie del Chaco. Allí la sequedad del ambiente constituía un factordecisivo que frenaba la ocupación. Sólo en el sector norte, el curso delos ríos Teuco y Bermejito aliviaba las condiciones del medio y permitíael avance de una débil ocupación espontánea basada en la cría de ga-nado extensivo. Estas tierras fiscales aún permanecían sin ser medidasni exploradas. La densa cobertura boscosa del área (El impenetrable)constituía una considerable riqueza potencial.

En lo que se refiere a la distribución de la tierra, uno de los rasgosmás destacados, era el fuerte peso numérico de las pequeñas y medianasexplotaciones. Hacia 1960 más del 80 % de las parcelas ocupadas nosuperaba las 100 ha. Las colonias agrícolas generalmente se dividían encuadrados regulares de 50 a 100 ha., extensión considerada suficientepara una explotación familiar. Sin embargo, la superficie apta era menorporque generalmente gran parte de los lotes estaba cubierto por montes

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o anegadizos. Además como el proceso de ocupación se desarrollóespontáneamente, había fuertes concentraciones en las tierras libres, loque producía, a veces, un fraccionamiento extremo. Existía así un nume-roso grupo de productores minifundiarios, con parcelas inferiores a 25ha., muchos de los cuales se desempeñaban también como trabajadoresen los obrajes y establecimientos agrícolas. Las explotaciones entre26 y 100 ha. conformaban el amplio sector de pequeños productorescuya actividad dependía fuertemente de la utilización de la mano deobra familiar. El estrato comprendido entre 100 y 400 era el de losproductores medios que constituían el sector más capitalizado de losagricultores. Asimismo tenían gran importancia las explotaciones situa-das entre los 1.000 y 5.000 ha. En conjunto, abarcaban cerca del 32 %de la superficie total aprovechada. Este grupo era el de productoresganaderos concesionarios de lotes en las colonias pastoriles donde lasunidades de adjudicación oscilaban entre 625 y 2.500 ha.

Si bien la política del gobierno nacional había logrado habilitar lastierras del Chaco a los pequeños y medianos productores fue muchomenos eficaz en cuanto a la transferencia de los predios al dominioprivado. En la práctica la ocupación de tierras fiscales precedió a laacción oficial de exploración, mensura y adjudicación. De acuerdocon la ley, quien ocupaba tierra fiscal sin autorización era considerado«intruso» y podía ser desalojado en cualquier momento. De hecho,la mayoría de los pobladores se instalaba y permanecía por años enesa condición. La demora del organismo ejecutor, la Dirección deTierras, para entregar los títulos de propiedad, se atribuía a la escasezde personal y la centralización de las decisiones en Buenos Aires. Hacia1960 el 55 % de los 26.853 productores registrados trabajaban sustierras en condición de ocupantes de tierras fiscales. Los propietariosrepresentaban sólo el 22 % del total. La posesión irregular, en términoslegales, permitió a la mayoría de los pobladores un acceso a la tierracasi sin costo. La persistencia de esta situación, sin embargo, tendía aprolongar situaciones conflictivas entre los colonos, vedaba el acceso alcrédito y constituía un obstáculo para la inversión.

Las condiciones de la política de tierras durante la etapa provincial

Con la promulgación de la ley 14.037 (8 de agosto de 1951) elTerritorio del Chaco pasó a constituir una provincia autónoma. Comoresultado de este cambio institucional, los terrenos fiscales pasaron aformar parte el patrimonio de la nueva provincia. Una vez organizadaslas autoridades locales en virtud de la Constitución provincial de 1951,se realizó la transferencia formal de las tierras por decreto del gobiernonacional n.º 19.235 del 15 de octubre de 1953.

En el momento de la transferencia las tierras fiscales abarcaban unas6.000.000 de hectáreas, es decir, poco más del 60 % de la superficie de

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la provincia. Se trataba de un enorme patrimonio que, aparentemente,ofrecía un amplio campo para la colonización y la expansión agrope-cuaria. Sin embargo, el área disponible en lo inmediato era muchomenor. Unas 4.000.000 ha. se ubicaban en la zona árida del oeste.El aprovechamiento de las mismas requería la realización de grandesinversiones para la apertura de caminos y el descubrimiento de fuentesacuíferas. Las restantes tierras fiscales se ubicaban principalmente en loslotes no adjudicados de las colonias agrícolas y pastoriles y en las áreasreservadas por la ley 5.559. En la práctica, la mayoría de esos terrenos«libres» ya habían sido ocupados desde tiempo atrás y sólo estabandisponibles desde el punto de vista de la posesión legal. Además, hayque tener en cuenta también que una parte considerable de la tierrafiscal aprovechable estaba cubierta por el bosque.2

La tarea inmediata que se presentaba a las autoridades provincia-les era la de avanzar con la regularización de las ocupaciones. Esteproceso de titularización tenía el propósito de consolidar unidades pro-ductivas rentables. Pero este objetivo no era sencillo de lograr debidoa la gran densidad de productores en los terrenos aprovechables. Laconformación de unidades económicas en favor de un adjudicatario confrecuencia sólo podía realizarse con la anexión de las tierras de otrosocupantes. Para reubicar a los pobladores excedentes y para expandirla frontera agropecuaria, se necesitaba incorporar nuevas tierras al do-minio del fisco. Dado que quedaban pocas áreas fiscales disponiblesesto podía lograrse principalmente a través la expropiación de grandespropiedades o por medio del desmonte para ganar tierras a la masaboscosa. Los dos procedimientos involucraban fuertes erogaciones.

El problema de la ocupación de las tierras fiscales se convirtió enuna cuestión más urgente debido a la crisis del modelo productivo cha-queño. En las décadas de 1940 y 1950 se produjo la declinación de laindustria taninera lo que motivó el cierre de numerosas fábricas. Pau-latinamente, la actividad forestal se orientó hacia el aprovechamientode los bosques de las tierras fiscales. En lo que respecta al algodón,desde fines de la década de 1950 por diversas causas concurrentes,los precios del producto experimentaron un apreciable y prolongadodescenso. La salida de las dificultades del sector agrícola tradicional sepresentaba con la diversificación con cultivos pampeanos como el maíz,trigo, girasol y sorgo. Junto con ello consolidar la actividad ganaderaligada al mercado nacional. Pero este cambio implicaba inversiones enmaquinarias e insumos y el aprovechamiento de una superficie muysuperior a la media provincial. Por lo tanto sólo podían concretarlo

2. De acuerdo con un estudio realizado en 1974 para la ejecución deun proyecto de colonización en la zona de la planicie centrochaqueña, de las1.100.000 ha. de tierras fiscales que comprendía el programa cerca del 60 %estaba cubierto por el bosque. Provincia del Chaco, Ministerio de Agricultura yGanadería. Plan de colonización para la reconstrucción nacional, pp. 19-51.

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aquellos productores capitalizados. La gran mayoría de productorespequeños que no contaban con extensiones suficientes ni recursos, debiópersistir con el monocultivo algodonero y asegurar su subsistencia acosta de la sobreexplotación del suelo y la mano de obra familiar. Eneste contexto, el sistema precario de tenencia era incompatible conla transformación productiva porque contribuía a la persistencia delminifundio y desalentaba las inversiones.3

El régimen de tierras fiscales

Desde la formación de la provincia hasta enero de 1972 el régimende las tierras fiscales quedó definido por la ley 16, promulgada el 8de septiembre de 1953. La norma reproducía en forma casi textual elcontenido de la ley nacional 13.995 (5 de octubre de 1950) que habíareemplazado a la ya antigua ley 4.167.4

La medida establecía que el Poder Ejecutivo debía proceder a «estu-diar, mensurar, subdividir y registrar, la tierra fiscal de su dominio». Losterrenos se otorgarían en venta, ocupación o arrendamiento «dentrode un plan progresivo y orgánico que determine su destino y las nece-sidades generales» acordes con el principio de la función social de latierra. Este último concepto implicaba que los intereses individualesse subordinaban a los de la sociedad en su conjunto y por lo tanto laposesión del predio, estaba sujeta al cumplimiento de obligaciones decarácter permanente, particularmente, la explotación racional.

Para su otorgamiento la tierra rural debía subdividirse en unidadesagrarias que constituyeran unidades económicas de explotación. La uni-dad económica se definía como el «predio que por su superficie, calidadde suelo, ubicación, mejoras, condiciones de explotación racionalmentetrabajada por una familia que aporte la mayor parte del trabajo nece-sario permita subvenir a sus necesidades y a una evolución favorablede la empresa». El concepto de unidad económica era novedoso en lalegislación de tierras. A diferencia de leyes anteriores, fijaba un criterioflexible para establecer extensión de los predios que concederían. Lasuperficie estaría definida por las condiciones productivas de cada zonay el tipo de explotación que se quería desarrollar. Así se establecíaque la tierra podía ser destinada a quintas, chacras, granjas, tambos,agricultura, explotación mixta y ganadera. Las unidades económicas

3. Victor Brodersohn, Daniel Slutzky y Cristina Valenzuela. Dependenciainterna y desarrollo. El caso del Chaco. Resistencia: Librería de La Paz, 2009,cap. 4.

4. Carlos Cánepa. Principios de colonización. Ley 14.392. Buenos Aires:Arayú, 1955, passim; María Susana Taborda de Caro. «La legislación de tierraspúblicas nacionales y el régimen vigente en la provincias». En: Evolución históricadel régimen de la tierra pública. Ed. por Miguel Ángel Cárcano. Buenos Aires:EUDEBA, 1972.

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eran inembargables e inejecutables. Tampoco podían subdividirse sin elexpreso consentimiento del PE.

En cuanto a los adjudicatarios de tierras fiscales se determinabaque no podían otorgarse concesiones a las sociedades anónimas y a lassociedades de cualquier clase con fines de lucro y, en general, a todosaquellos que no desarrollaran actividades directamente relacionadascon la explotación agropecuaria. El valor de los predios se determinaríade acuerdo con su ubicación y condiciones productivas y sólo comoexcepción se fijarían precios de fomento.

Los concesionarios estaban obligados a residir en el predio, realizaruna explotación independiente, introducir las mejoras, mantener el lotelibre de plagas y «cumplir con las obligaciones especiales que se fijarenen cada caso» (art 8º c). Estas obligaciones generales y especiales conti-nuaban aún después que se otorgaba el título de propiedad. Tambiénse mantenían restricciones en cuanto a las transferencias del predioya que estaba prohibido traspasar, arrendar ni subdividir a quien nofuera miembro de la familia del propietario sin la intervención del PE.Además se regulaba el derecho de sucesión para evitar la partición deldominio. De esta forma, no cesaba la relación del concesionario con elrégimen legal y siempre pesaba la posibilidad de que el predio volvieraal dominio del Estado

Como se ha visto, entre las formas de adjudicación también secontemplaba el arriendo y la ocupación. No obstante, quedaba claroque este tipo de concesiones, eran sólo expedientes alternativos paraaquellas situaciones en las que no fuera posible la enajenación enventa. Se preveía también la expropiación de tierras de propiedadprivada con el fin ubicar los excedentes de población que resultarendel ordenamiento de las colonias fiscales y de la ejecución de planesde colonización. La ley creaba la Dirección de Tierras Fiscales queconstituiría la entidad ejecutora de las políticas oficiales en la materia.

La nueva ley, a pesar de las novedades que introdujo, se revelócomo un instrumento deficiente para una etapa en que el crecimientoproductivo no dependía tanto de la ocupación de tierras baldías, comode una mayor tecnificación y capitalización de las explotaciones. Así,el criterio de unidad económica adoptado por la ley, tenía como sujetocasi exclusivo a la familia agraria y excluía a otros actores (empresariosparticulares o sociedades) que podían llevar adelante una explotaciónen mayor escala y en forma racional. Además por el principio de lafunción social de la tierra, se establecían fuertes limitaciones al derechode propiedad lo que traía incertidumbre en el dominio y a la larga podíaafectar las inversiones. Dadas las condiciones de ocupación del Chaco,es llamativo que no se haya incorporado alguna cláusula que otorgaraalgún beneficio a los ocupantes de tierras fiscales ya arraigados.

Con el triunfo de la Revolución Libertadora el gobierno de la in-tervención federal anuló la Constitución provincial peronista de 1951

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y muchas disposiciones adoptadas por la primera administración pro-vincial. No obstante, la ley de tierras se mantuvo vigente, pese que lamisma reflejaba claramente el lenguaje político partidario del gobiernodepuesto. En la nueva constitución de 1957 se incorporaron cláusulasrelativas al régimen de la tierra pública que respondían a principiossimilares.5 Se declaraba que el ejercicio de la propiedad estaba subordi-nado al interés social (artículo 36). El artículo 38 determinaba que laadjudicación de la tierra se establecería por ley basada en planes previosde colonización y con fines de fomento. Este régimen de adjudicacióndebía contemplar:

1. La distribución por unidades económicas de tipo familiar.2. La explotación directa y racional.3. La adjudicación preferencial a grupos de organización cooperativa.4. La seguridad del crédito oficial con destino a la vivienda y la

producción.5. El trámite sumario para el otorgamiento de títulos.6. La reversión por vía de expropiación en caso de incumplimiento

de los fines de la propiedad.

En el artículo 39 se mantenía la prohibición de otorgar terrenos a lassociedades mercantiles de cualquier forma y naturaleza, pero tambiénse vedaba la adjudicación a las instituciones de carácter religioso omilitar.6 En el artículo 44 se afirmaba que la provincia promovería latransformación de los latifundios y minifundios en unidades económicaspor medio de la expropiación de las tierras que por su ubicación ycaracterísticas «fueran antisociales o antieconómicas».7

5. Provincia del Chaco. Honorable Convención Constituyente. Diario desesiones, Resistencia, Moro, 1957, tomo I.

6. En el transcurso del debate los convencionales socialistas lograron quese modificara el artículo 38. La cláusula original hablaba de la adjudicación enpropiedad. Se suprimió este término con el fin de que existiera la posibilidadde poner en práctica otros sistemas de otorgamiento que dieran estabilidad alproductor, pero que al mismo tiempo reservaran la propiedad del suelo parael Estado. De esta forma podría en un futuro destinarlo a nuevos planes decolonización. Se reeditaba así la denominada «enmienda Palacios» incorporadaen la ley 12.636 según la cual las tierras podían adjudicarse en arrendamientovitalicio.

7. En el artículo 45, donde se declaraba que el Estado propendería ala eliminación del arrendamiento y la aparcería, a los que consideraba comoformas «feudales» de explotación del suelo. También debe mencionarse elartículo 43, que reservaba las tierras ubicadas en la zona de influencia de lasobras de canalización de las corrientes de agua, clara referencia a los estudiosque en ese momento se efectuaban en la cuenca del río Bermejo y tambiénel 46, por el que se declaraba que la provincia fomentaría la inmigración, lacolonización, la radicación de empresas de interés general y la construcción deobras de comunicación y transporte.

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La política de tierras de los gobiernos provinciales

Felipe Gallardo (4 de junio de1953-21 de septiembre1955)

El primer gobierno provincial, de tendencia peronista, estuvo acargo de Felipe Gallardo. La acción oficial en cuanto a sus objetivos einstrumentos, estuvo determinada por las directivas establecidas en elSegundo Plan Quinquenal para el período 1953-1957 del gobierno dela nación.8 En el ámbito provincial también se elaboró un plan, dado aconocer en 1954, donde se preveía la realización del catastro económicoy estudio de las tierras fiscales con el fin de regularizar la situación de losocupantes e incorporar nuevas superficies a la producción, la confecciónde un mapa de suelos, el fomento de colonización privada mediantecréditos y el estímulo a la industrialización regional de la producciónmediante organizaciones cooperativas. Un apartado especial se dedicabaa la incorporación económica de la vasta zona del oeste provincial. Conese objeto, se preveía la realización de estudios del suelo, las fuentesde agua y las riquezas forestales.9 Las acciones previstas eran tareas delargo plazo que en la mayoría de los casos no llegaron a concretarse.En lo inmediato la actividad oficial se centró en activar el proceso deadjudicación de tierra.

Durante la primera administración provincial comenzó a organizar-se la Dirección de Tierras y Colonización. Inicialmente dependía delMinisterio de Agricultura y Ganadería pero luego con la modificaciónde la ley de Ministerios en 1954 quedó bajo la órbita del Ministeriode Economía.10 El organismo en las primeras etapas de su funciona-miento debió encarar la organización interna, el ordenamiento de la

8. En el mismo, como es sabido, en lo que se refiere a la política agraria,se enfatizaba el aumento de la producción para ampliar los saldos exportablesy satisfacer el consumo interno. Con ese objeto, se preveía la colonización de1.000.000 ha. de propiedades privadas, la habilitación de tierras fiscales y laregularización de las ocupaciones de hecho. Mario Lattuada. La política agrariaperonista (1943-1983). Vol. II. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina,1986, pp. 144-162.

9. Debe señalarse que en los años 1954 y 1955 el apoyo crediticio del Bancode la Nación figuraba como uno de los instrumentos de la acción colonizadoraque se desarrollaba en el Chaco. La entidad contaba con una línea de préstamos,que debía ser gestionada por las autoridades locales, y que se destinaría alos adjudicatarios de tierras fiscales para la adquisición de inmuebles y laintroducción de mejoras. Mensaje del gobernador de la provincia, Diario desesiones de la Cámara de Diputados, año 1954, pp. 35-39.

10. A partir de marzo de 1955 pasó a llamarse Dirección de Tierras Coloni-zación y Bosques, ya que en los meses finales del gobierno peronista tambiénse hizo cargo de la administración de los recursos forestales. María Silvia Leo-ni. «Los comienzos del Chaco provincializado 1951-1955». En: Cuadernos deGeohistoria, n.o 26: (1992), pp. 12-13.

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documentación sobre tierras que recibía de la nación y al mismo tiempoacelerar la entrega de títulos y organizar nuevas colonias. Al parecerpoco se avanzó en la organización interna y en cuanto a las adjudica-ciones, en algunos casos se actuó improvisadamente y se cometieronerrores de procedimiento. De todas formas debe señalarse que pese alas dificultades fue un período bastante activo en cuanto a la entrega detítulos.11

Como parte de este proceso de regularización el gobierno trató deampliar las áreas destinadas a la colonización. Para reubicar a lospobladores que quedaran sin tierras se preveía establecer reservas enáreas fiscales adyacentes a las colonias y, en caso de no disponer deellas, adquirir campos de propiedad privada.

La compra de tierras particulares era un instrumento de políticacolonizadora consagrado a partir de la aprobación de la ley nacionaln.º 12.636 (21 de agosto de 1940) por la que se creaba el ConsejoAgrario Nacional. Esta entidad estaba encargada de poner en prácticaun proyecto integral de colonización que podía ejecutarse en camposfiscales y en las tierras particulares que se obtuvieran por compra oexpropiación. A partir del decreto ley 14.959 del 24 de mayo 1946, lasfunciones del Consejo se transfirieron al Banco de la Nación Argentina,que de esta forma pasó a ser el principal organismo ejecutor de laacción oficial en materia de tierras. La labor colonizadora del CAN-Banco Nación se centró en las provincias de la zona pampeana. Detodas formas también se adquirieron campos en otras zonas del país,entre ellas en el entonces territorio nacional del Chaco. En los camposadquiridos en el Chaco entre 1949 y 1950 se mensuraron tres coloniasagrícolas (Campo Bermejo, El Ñandubay y el Cacique) con un total de73.519 ha. Como estas colonias pertenecían a una entidad nacionalautárquica, después de 1953 permanecieron fuera de la competencia dela Dirección de Tierras provincial.12

En consonancia con la política nacional también la provincia en 1954adquirió con recursos propios varias propiedades. El caso más llamativofue sin duda el de la expropiación del campo de la empresa ComegaMercantil y Ganadera determinada por la ley 86 del 27 de septiembrede 1954 y el decreto n.º 2.382 (29 de septiembre de 1954). Las tierrasde esta sociedad conformaban una propiedad de 70.000 ha. sobre lacosta del río Bermejo que rodeaba a la localidad de Presidencia Roca.Originalmente se tenía previsto la expropiación de unas 20.700 ha.,

11. De acuerdo con las listas publicadas en el Boletín Oficial en ese año seotorgaron 276 títulos de lotes rurales con una superficie de 26.643 ha.

12. Instituto de Colonización, sección topografía, diligencias de mensuran.º 257, 348, 358; Carlos Alberto León y Carlos Alberto Rossi. «El ConsejoAgrario Nacional como instrumento de política de tierras (1940-1980)». En:Realidad Económica, n.o 198: (ago. de 2006); Lattuada, La política agraria. . .pp. 166-177.

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pero posteriormente (decreto del 14 de octubre) el área se redujo a8.741 ha. porque el resto, se afirmaba, no era apto para la colonizaciónagrícola. Asimismo, se produjeron algunas irregularidades en el trámitede la tasación y además la empresa inició una demanda por lo que lacuestión estuvo tramitándose durante varios años.13

Otras compras realizadas fueron las del ex campo Alcalá de 2.500ha. (decreto del 27 de agosto de 1954) en una zona cercana a losterrenos de Comega y los campos Tañigó y Jacarandá (10 de septiembrede 1954), en la zona sudoeste de la provincia con 13.294 ha.14

Junto con la adquisición de terrenos privados también se continuócon la labor de incorporar nuevas áreas fiscales. A principios de ladécada de 1950 todavía quedaban algunas tierras aptas en la plani-cie centrochaqueña y otras zonas de la provincia que aún no habíansido mensuradas. Además podían habilitarse áreas reservadas por elgobierno nacional.

Por el decreto n.º 660 del 29 de marzo 1955, se incorporó al régimende la ley 16 una reserva indígena de 150.000 ha. y las tierras de lacolonia Pastoril Teuco, ubicadas en el interfluvio de los ríos Teuco y Ber-mejito en el sector occidental de la provincia. La colonia pastoril habíasido creada el 11 de julio de 1921 y la reserva había sido establecida pordecreto del 19 de febrero de 1924. Pese al largo tiempo transcurrido to-davía no se había realizado ningún trabajo de exploración o de mensurade los terrenos. En esa zona la ganadería extensiva había contribuidoa propagar especies leñosas, principalmente el vinal, considerado unaplaga para la agricultura (decreto nacional del 1 de marzo de 1941).La medida provincial apuntaba a impulsar la colonización pastoril paradetener la expansión de la plaga a otras áreas y, con el tiempo, recuperarlas tierras invadidas.15

13. Instituto de Colonización, topografía, diligencias de mensura n.º 380,381, 383, 385, 386 y 387; Diario de sesiones. . . 1954 pp. 483-493. La propiedadde Comega, sociedad formada hacia 1927, se originó en una de las seccionespara colonizar otorgada de acuerdo con la ley 817 de territorios nacionales defines del siglo XIX. En sus cercanías se fundó la localidad de Presidencia Roca(1912) y se trazaron algunos lotes de la inmensa colonia Pastoril (1907). Lapropiedad original se acrecentó con la compra de tierras a colonos y ganaderosde la zona hasta rodear las tierras del ejido de la localidad. El latifundio impedíael crecimiento del área ocupada por chacras. Los pobladores entre 1931 y 1943,habían elevado al gobierno nacional diversos petitorios en los que solicitabanla apertura de estas tierras a la colonización. El tema también fue planteadodurante la Convención Constituyente provincial de 1951.

14. Instituto de Colonización, topografía, diligencias n.º 381 y 425.15. En el decreto se señalaba que pese a que existían en la zona numerosos

pobladores, algunos con «considerable tiempo de radicación,. . . no se habíanpreocupado por aportar esfuerzo alguno» para detener la plaga. Por lo tanto sepreveía el reconocimiento del terreno y su subdivisión en unidades económicasno inferiores a 2.500 ha. Las mismas se otorgarían en venta a precios de fomento

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En la planicie central del Chaco se habilitaron más de 4.000 ha. en lacolonia Bajo Hondo con la anulación de la medida que establecía reser-vas forestales en varios lotes (decreto del 13 de enero de 1955). Otrasáreas quedaron disponibles al ordenarse la caducidad de concesiones deexplotación forestal otorgadas en su momento por el gobierno nacional.En terrenos fiscales de la antigua zona de influencia del ferrocarril delEstado (según la ley 5.559) se crearon dos nuevas colonias agrícolasdenominadas General Urquiza (9.977 ha.) y Remedios Escalada de SanMartín (4.168 ha.) por decreto del 9 de septiembre de 1955.16

Pedro Ignacio de Avalía (23 de septiembre de 1955-1 de mayo de 1958)

Con el triunfo de la Revolución Libertadora, el gobierno de la pro-vincia quedó a cargo de interventores federales. Por unos meses sedesempeñó Miguel Ángel Mascaró. En enero de 1956 le sucedió PedroIgnacio de Avalía quien continuó hasta mayo de 1958. Una de lasmedidas iniciales adoptadas por la intervención fue el restablecimientodel Ministerio de Agricultura y Ganadería, (17 de noviembre de 1955)del cual pasaron a depender la Dirección de Tierras y Colonización y laDirección de Bosques.17

Como sucedió en otros ámbitos de la administración, la labor inicialde la Dirección de Tierras se orientó principalmente a la reorganizacióninterna lo que implicó también cambios en el personal. Además con-tinuaron las gestiones ante el gobierno nacional para la transferenciade la documentación sobre tierras. En esta etapa de reestructuraciónse suspendieron los efectos legales de concesiones otorgadas por elgobierno anterior. Como resultado de esta medida y también por lasirregularidades que se detectaron en las tramitaciones, muchos adjudi-catarios de la etapa peronista quedaron en una situación legal incierta.

con la condición de que los adjudicatarios erradicaran el vinal de sus prediosen cinco años y establecieran construcciones permanentes. Por su parte losocupantes de la zona recibirían posesiones provisorias hasta que se resolvierasu situación definitiva. Si bien no se hacía referencia a grupos aborígenes delárea posiblemente éstos quedaban equiparados con los otros ocupantes. BoletínOficial 4 de abril de 1954, p. 1

16. Por la misma resolución también se dio nombre oficial a colonias quehabían sido medidas entre 1937 y 1947. Se trataba de las colonias General La-madrid, Coronel Saavedra, General Paz, Domingo Faustino Sarmiento, GeneralArenales, Mariano Moreno, Nicolás Avellaneda, Juan Bautista Alberdi, Vice-presidente Quijano e Hipólito Irigoyen. Instituto de Colonización, topografía,diligencias n.º 350 y 391, Boletín Oficial, 19 de septiembre de 1955.

17. Archivo Histórico de la provincia del Chaco, Mensajes e Informes.Memoria del Ministerio de Agricultura (23 de septiembre de 1955-31 de di-ciembre de 1957); provincia del Chaco, Respuestas de S. E. el Señor interventorNacional Coronel Pedro Avalía al cuestionario que le presentara Radio del Estado,Resistencia, agosto 1956.

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Por unos meses la labor relacionada con las mensuras y adjudicación detierras disminuyó considerablemente, pero la misma se reactivó desdemediados de 1956.18

En los años 1956 y 1957 se completó la medición de las coloniasDorrego y General Urquiza. Al igual que la administración peronista sepromovió la adjudicación de la tierra en el sector occidental de la pro-vincia para frenar el avance del vinal. No se tuvo en cuenta el proyectoreferido a la colonia Teuco pero se aceleró la regularización de las pose-siones en la colonia mixta Pampa del Indio y Pastoril Rodríguez Peñaubicadas en los límites de la zona árida. Para reubicar a la poblaciónexcedente se ordenó (decreto del 30 de mayo de 1956) la subdivisiónen parcelas agrícolas en lotes pastoriles aún disponibles de la coloniaRodríguez Peña. De esta forma en sucesivas operaciones se midieronmás de 30.000 ha.19

También esta etapa fue rica en resoluciones destinadas a promovery regular la explotación forestal.20 Dentro del conjunto de disposicionesen relación con las tierras públicas, se destaca el decreto ley 2.683 (16de septiembre de 1957) por la que se creaba un parque provincial de37.500 ha. al sur de las colonias Rodríguez Peña y Pampa del Indio.21

18. Debe destacarse que a partir de la Revolución Libertadora y hasta el año1966, el Estado nacional dejaría de tener una participación directa en la políticacolonizadora que se desarrollaba en la provincia. El gobierno militar en marzode 1958 restituyó al Consejo Agrario Nacional las funciones de colonizaciónque habían correspondido al Banco de la Nación y se hizo cargo del patrimonioinmobiliario de esta entidad. El Consejo Agrario continuó con el proceso deadjudicación en las colonias que ya se habían formado, pero no efectuó nuevascompras en el Chaco ni intervino en las resoluciones que se tomaron a nivel local.De todas formas, en este período se firmaron varios convenios de cooperaciónentre el gobierno nacional y la provincia sobre investigación agropecuaria,administración de bosques y adjudicación de tierra. En este último aspecto,el celebrado el 30 de julio de 1956, otorgaba prioridad en la adjudicación detierras en las colonias oficiales a los arrendatarios o aparceros que no pudieranrenovar sus contratos. El acuerdo tenía una vigencia de tres años y formabaparte de la política nacional destinada a solucionar los problemas que planteabala posesión precaria del suelo en la zona pampeana, no obstante, es dudoso quehaya llegado a aplicarse en el Chaco. Boletín Oficial 23 de septiembre de 1957;León y Rossi, «El Consejo Agrario Nacional. . . », pp. 10-11.

19. Archivo Histórico de la provincia del Chaco, Memoria del Ministerio deAgricultura. . . ; Instituto de Colonización, topografía, diligencias n.º 396-399 y402-403.

20. Esta política se expresó con la creación del Instituto de InvestigacionesForestales (20 de diciembre de 1957).

21. La medida tenía por finalidad la «conservación de las tierras vírgenesque por su flora y fauna autóctona íntegra tengan las características típicasnaturales de estas zonas de la provincia, que aparte de su valor científico seanuna página viva de nuestra evolución histórica». Se señalaba que las tierrasreservadas por la nación para parques nacionales en colonia Pastoril, estaban

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El gobierno Anselmo Zoilo Duca (1 de mayo de 1958-21 de marzo de1962)

Con el restablecimiento de la normalidad institucional asumieronel mando de la provincia las autoridades consagradas en las eleccionesde febrero de 1958. En las mismas había triunfado la Unión CívicaRadical Intransigente por amplio margen. Al frente del Poder Ejecutivoprovincial fue designado Anselmo Zoilo Duca. Su administración secaracterizó por el dinamismo que impuso en los diversos aspectos de lalabor de gobierno. Una de las tareas fundamentales que debía encararera la organización de las instituciones del Estado en el marco de lanueva Constitución de 1957. En este aspecto, la ley 257 (18 de sep-tiembre de 1959) estableció los límites de los ejidos de las poblacionesde la provincia. Con la aplicación de la medida se transfirieron a losmunicipios 104.393 ha.22

En lo que se refiere a la política de tierras el objetivo primordialconsistió en agilizar la regularización de las posesiones en las tierrasfiscales. Por primera vez se encaró esta cuestión con un enfoque integrala través de un conjunto de medidas que buscaban organizar y perfeccio-nar las diversas etapas del proceso de transferencia y reducir las trabasburocráticas.

Durante esta administración por fin se completó el ordenamiento yclasificación de los expedientes transferidos por la nación. Asimismo en1959 se dictó el reglamento interno que, con algunas modificaciones,regularía el funcionamiento de la Dirección de Tierras hasta 1971.23

Se trató también de reformar la ley 16 para reemplazarlo por uninstrumento legal más flexible. Con ese fin el PE presentó a la Legis-latura local un proyecto (29 de julio de 1959). El mismo mantenía elprincipio de reservar la adjudicación del suelo a familias y a entidadescooperativas. Se preveía no obstante el otorgamiento a sociedades mer-cantiles para la radicación de industrias. Otras modificaciones tendíana favorecer a los ocupantes y a reducir las limitaciones al dominio unavez otorgado el título.24

afectadas a concesiones forestales otorgadas por ese mismo gobierno y que «elconstante, progresivo y rápido avance de la espontánea colonización de nuestraprovincia van ocupando todas sus tierras y el obraje continuamente en aumentova modificando la fisonomía anterior». Boletín Oficial 7 de octubre de 1957.

22. La transferencia a favor de los municipios de los expedientes de tierrasde los ejidos fue ordenada por decreto del 24 de diciembre de 1959. HugoHumberto Beck. La provincia del Chaco durante el gobierno de Anselmo ZoiloDuca (1958-1962). Resistencia: IIGHI-CONICET, 1990.

23. Archivo Histórico de la provincia del Chaco, Reseña de la labor cumplidapor el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la provincia del Chaco (2 de mayode 1958-2 de febrero de 1959).

24. Se establecía el pago en cuotas y la obligación de introducir las mejorasen un plazo de dos años. Si se cumplían los requisitos de población el adjudica-

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El gobierno decidió retirar esta iniciativa antes que fuera discutida.Se formó una comisión especial (6 de octubre de 1959) para reformularla propuesta y unificarla con otros dos proyectos presentados por dipu-tados. En diciembre el jefe de bloque de la UCRI presentó un nuevoproyecto que pretendía reunir los diferentes puntos de vista.25

Este proyecto tampoco fue discutido y, por ello, en la etapa finalde su mandato (abril de 1961) el gobernador se quejaba de que elPoder Ejecutivo se debatía «con las trabas de una legislación anacrónicay parcialmente inconstitucional en materia rural». De todas formas,algunos de los cambios propuestos fueron incorporados en los decretosque se dictaron para regular la adjudicación de tierras fiscales.26

Si bien no se efectuó un cambio en la legislación de fondo se apro-baron dos leyes relacionadas con la adjudicación de tierras. Una de

tario podía recibir el título de propiedad aún cuando continuara abonando lascuotas. Una vez transferido al dominio privado en forma definitiva el prediopodía quedar sujeto a embargos y ejecuciones. Se determinaba que el PE «con-sideraría bonificaciones a favor de pobladores de antiguo arraigo» y tambiénpor la eliminación de plagas. También lo ocupantes tendrían preferencia en laadjudicación si demostraban que llevaban adelante una «adecuada» explotaciónagropecuaria. En el artículo 38 se señalaba que el gobierno contemplaría planesde desmonte para aumentar el área sembrada. Diario de sesiones de la Cámarade Diputados, 1959, tomo I.

25. El mismo tenía una definida orientación reformista. Era más amplioque el anterior pues no sólo se refería al régimen de tierras fiscales, sino tambiéna las condiciones sociales de la población agraria. El cambio más novedoso queproponía era la creación de un Consejo Agrario Provincial, entidad autónomaque tendría a su cargo la ejecución de las políticas de colonización. El organismocontaría con recursos propios, entre los que se encontraba un impuesto del 25 %al latifundio. La iniciativa demuestra que ya se percibía la necesidad de crearun organismo con mayores atribuciones y recursos que la Dirección de Tierras.La Sociedad Rural del Chaco se opuso al proyecto. El territorio 20 de enero de1960, p. 6.

26. Entre estas medidas se destaca el decreto del 24 de noviembre de 1961por el cual se fijaba el plazo de un año para la introducción de las mejorasy de diez años para el pago del precio de venta. Se establecía que una vezque se comprobara el cumplimiento de las obligaciones de población, se podíaotorgar al concesionario el título de dominio sujeto a una hipoteca de primergrado en favor del gobierno de la provincia. Por su parte en el decreto del9 de septiembre de 1959, se brindaba la a los propietarios de las coloniasagrícolas la posibilidad de ampliar sus explotaciones mediante la adquisición delotes adyacentes cuando éstos sólo fueran aptos para el pastoreo. Se buscabaasí complementar la explotación agrícola con la ganadera. El precio de esosterrenos tendría una rebaja del 80 % en relación a los valores establecidos paralas chacras. También por decreto del 17 de febrero de 1960, se acordaronbonificaciones a los ocupantes que se hubieran radicado entre los años 1900 y1950. Las rebajas representaban entre el 10 % y el 50 % del precio de las tierrasde acuerdo con la antigüedad de la ocupación.

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ellas fue la ley 258 (sancionada el 17 de septiembre de 1959) por lacual se reconocía como concesionarios en venta a aquellos pobladoresque habían abonado el precio de sus tierras y aún no contaban conel documento de concesión. La medida buscaba solucionar de un pro-blema que resultaba la forma improvisada en que se había realizadolas adjudicaciones durante la primera administración provincial. Otraley fue la n.º 316 (23 de junio de 1960) por la que, para evitar losconflictos de diverso tipo que se planteaban entre ocupantes y obrajerosse prohibía la explotación de bosques en las tierras afectadas a planesde colonización.27

El gran número de disposiciones sobre las tierras públicas reflejabael ritmo que se había impuesto al proceso de adjudicación. En estaetapa creció de manera significativa la medición de terrenos fiscales.Entre 1958 y 1961 se habilitaron para la colonización unas 159.000 ha.De ellas alrededor de 90.000 se ubicaban en la planicie centrochaqueña.En los terrenos de la antigua zona de influencia del ferrocarril (zonasA, y secciones 1, 2 y 3) se trazaron las colonias Leandro Alem (19.997ha.) y La Tambora (42.380 ha.) y se ampliaron las colonias Bajo Hondoy Pampa del Infierno. En las fracciones fiscales que restaban entre laspropiedades del sur de la provincia, se trazaron las colonias pastorilesGeneral Lonardi y Mac Lean con un total de 39.500 ha. También sesubdividieron 20.000 ha. de reservas forestales de la colonia Pastoril. Enesta etapa prácticamente culminó el proceso de fundación de coloniasoficiales dado que fueron medidas la mayor parte de las tierras fiscalesaptas que aún restaban sin mensurar.28

Las mensuras constituían sólo un aspecto del conjunto de tareas queinvolucraba el proceso de adjudicación. En esta etapa se fijaron porprimera vez precios de venta actualizados para los lotes de la mayoría delas colonias y se definieron las obligaciones de población. En este últimoaspecto prevaleció el criterio de facilitar las adquisiciones mediante lareducción de los requisitos sobre la introducción de mejoras (decretodel 3 de octubre de 1959).

En conjunto de los años de 1959 y 1961, se produjo una significativaaceleración en el otorgamiento de concesiones y de títulos de propiedad.Sin embargo, esta actividad de la Dirección de Tierras no se vio acom-pañada por un crecimiento de su estructura orgánica. Para mantener elritmo de los trabajos, se recurrió a la contratación de servicios privados(sobre todo en el caso de las mensuras) y ha incentivos monetarios parael personal. Concluido el mandato de Duca, la actuación de la Direcciónfue criticada porque el excesivo énfasis en la celeridad de las tramitacio-nes, determinó que se dejaran de lado procedimientos indispensablespara selección de los adjudicatarios y el otorgamiento de los títulos.

27. Diario de sesiones, 1959, tomo II; Boletín Oficial 13 de octubre de 1959y 18 de julio de 1960.

28. Instituto de Colonización, topografía, diligencias n.º 411 a 456.

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También se señaló que la calidad de los trabajos encomendados a losperitos no se correspondía con los gastos realizados.29

La intervención de Marcelino Castelán (30 de junio de 1962-4 de octubrede1963)

El gobierno de la intervención que sucedió en el Chaco a la admi-nistración del Duca se desempeñó en un clima político incierto y en elmarco de una fuerte recesión económica. Durante la mayor parte deeste período el PE estuvo a cargo de Marcelino Castelán. La situaciónimperante no favorecía grandes realizaciones ni planes de largo alcance.La prioridad era la contención del gasto público y el mantenimientoorden interno. Dentro de las limitaciones presupuestarias se continuócon el proceso de regularización, el cual a partir de las medidas adopta-das en la etapa anterior ya se desarrollaba con fundamentos técnicos ylegales más firmes.30

La contribución de esta etapa consistió en la reformulación de lasdisposiciones legales sobre el otorgamiento de concesiones. Las normasque se dictaron se mantuvieron vigentes con pocos cambios hasta quese reemplazó la ley de tierras. Un decreto del 9 de enero de 1963,estableció minuciosamente las obligaciones generales y específicas delos concesionarios de las explotaciones agrícolas, ganaderas y mixtas.La resolución reemplazaba al decreto de octubre de 1959 y reaccionabacontra el criterio de reducir las exigencias para facilitar la escritura-ción.31

29. Los datos sobre entrega de tierras hasta el año 1966 son bastanteincompletos dado que no se ha podido acceder a los registros de la Direcciónde Tierras. De acuerdo con la información oficial, durante la gestión de Ducase otorgaron en total 2.070 títulos, lo cual representaría una media de 514por año, cifra excepcional para el período previo a la creación del Institutode Colonización. Sin embargo debe tenerse en cuenta que debido a que nose completó la separación de la jurisdicción provincial y la municipal, unaimportante proporción corresponde a lotes urbanos. Es significativo que no sehaya dado a conocer la superficie total de tierra rural otorgada. Se sabe queentre 1958 y 1960 se adjudicaron 1.208 concesiones (129.046 ha.), cantidadtambién bastante considerable para esa etapa. Mensaje del Poder Ejecutivogobernador Anselmo Duca. Leído ante la Legislatura Provincial el 1 de abril de1961, Resistencia, Secretaría de la Gobernación pp. 7-9.

30. En este lapso se decidió atender la situación de la situación legal de losproductores ganaderos postergados, porque sus explotaciones de gran extensiónno encajaban con el concepto de unidad económica familiar. Secretaría Generalde la Intervención de la provincia del Chaco, Memoria de la intervención Federal.Período del 30 de junio de 1862 hasta el 1 de julio de 1963, Resistencia, 1963,pp. 41-57.

31. Con respecto a las bonificaciones por antigüedad en la ocupación, ladisposición adoptada por durante el gobierno de Duca (decreto 17 de febrero

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Posiblemente la medida más importante fue el decreto ley 2.319 del19 de diciembre de 1962, que reformaba la ley General de Tierras conel fin de afianzar el derecho de propiedad. Para ello se suprimieronlos artículos 14, 15 y 16 que regulaban el derecho de sucesión. Seeliminaba la cláusula que establecía que las unidades económicas eraninembargables. Con la reforma del artículo 11 se determinaba queel título de dominio que se otorgaba a quienes cumplieran todos losrequisitos, estaría sujeto a restricciones en cuanto a transferencias yexplotación del predio por un período de ocho años. Superado esteplazo se levantaban esas limitaciones. A los ocupantes que no desearano no estuvieran en condiciones de adquirir un predio, se les daba unplazo de dos años para que abandonar la tierra desde el momento dela notificación del desalojo. Asimismo, se determinaba que el PoderEjecutivo promovería la creación de villas rurales para la radicación dela población excedente del proceso de regularización. De esta formaaparecía por primera vez en la legislación provincial la «villa rural»como uno de los destinos de las tierras fiscales si bien, en la práctica,las mismas ya habían comenzado a establecerse desde 1935.32

Gobierno de Domingo Felipe Bittel (12 de octubre de 1963-28 de juniode1966)

En las elecciones generales que se realizaron en julio de 1963 triunfóla Unión Popular de tendencia peronista. Al frente del Poder Ejecutivofue designado Deolindo Felipe Bittel. Durante esta administración lascondiciones económicas del país eran mucho más favorables pues a laprofunda recesión le siguió un fuerte crecimiento en los años 1964 y1965 alentada por las políticas de reactivación del gobierno nacional.En contraste, la producción agropecuaria local en estos años se vioafectada por fenómenos naturales, principalmente la gran inundaciónde junio 1965, que acentuaron la crisis que sufría el sector algodonero ydesviaron la actividad y los recursos del gobierno.

En relación con la política de tierras el aspecto más significativo deesta etapa fue el proyecto de colonización formulado en la ley 539 (9 de

de 1960) fue sustituida por un decreto de enero de 1962 donde se determinabaun descuento del 1 % por año de ocupación a los pobladores hasta un máximode venticinco años.

32. Boletín Oficial 7 de febrero de 1963. Originalmente, las villas rurales seestablecieron por decreto del 7 de agosto de 1935. De acuerdo con la disposicióneran terrenos de alrededor de 400 ha. fraccionadas en parcelas de 3 que seubicarían en las cercanías de los centros urbanos o dentro de las colonias. Sedestinarían a cosecheros, obreros de los obrajes y pobladores de escasos recursosque no estaban en condiciones de comprar un lote.

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junio de 1964).33 Por la misma se creaba fondo especial denominado«Fondo de Colonización y Fomento Agropecuario y Forestal». Los recur-sos se destinarían a la creación de nuevas colonias, a proveer servicioseconómicos y financieros a los productores mediante la adquisiciónde semillas, plaguicidas, abonos, reproductores, maquinaria agrícola yequipos de desmonte. También se buscaba contribuir a la diversificaciónproductiva con la adquisición y préstamos para equipos, herramientas yaccesorios para el desarrollo de la avicultura y la apicultura.34

La creación de colonias se efectuaría mediante la adquisición detierras particulares de acuerdo con la ley de expropiaciones. Los lotes seadjudicarían mediante un llamado a concurso, sistema novedoso parala provincia. Así, aparentemente se iba a reeditar la práctica que habíaestado vigente en la anterior administración peronista, sin embargo, nose realizaron expropiaciones en base a esta ley.

Una contribución más efectiva para la incorporación de nuevas tie-rras se produjo a través de la compra de equipos de topadoras destronca-doras que ingresaron al país a principios de 1965. Con las adquisicionesque se realizaron en el marco de la ley y otras compras posterioresel Estado provincial estuvo en condiciones de proveer un servicio quepara los productores resultaba sumamente oneroso. La habilitación denuevas áreas a través del desmonte con apoyo estatal se presentaba asícomo el mecanismo más efectivo.35

La importancia del mismo quedó manifiesta con la creación delInstituto del Desmonte para Explotación Agropecuaria (IDEA) por leydel 30 de noviembre de 1965. El mismo constituía un organismoautárquico que tenía por objeto «la prestación de servicios de desmonteen tierras fiscales y privadas con vistas a su posterior utilización para laagricultura y la ganadería».36

33. Señalaba Bittel en uno de sus mensajes a la Legislatura «desde los albo-res de la Dirección de Tierras hasta hoy, en el aspecto legal y en la planificaciónde sus tareas, nada se ha hecho, sino simplemente administrar las propiedadesfiscales, vendiendo o arrendando». Se proponía abandonar esa actitud rutina-ria y avanzar en la ejecución de «una eficiente y practicable reforma agraria».Mensaje a la legislatura, Diario de sesiones 25 de mayo de 1963.

34. Boletín Oficial 29 de junio de 1964. El Fondo se integraría con diversosaportes entre los que se encontraban el 50 % de lo percibido por venta y derechode ocupación de las tierras fiscales, el 20 % de las recaudaciones forestales y losreintegros que realizaran los beneficiarios de los créditos y servicios otorgadospor esta ley. De todas formas, en lo fundamental se constituiría con las sumasque se le destinaran en el Presupuesto General.

35. Mensaje a la Legislatura. Diario de sesiones 25 de mayo de 1965.36. Boletín Oficial 20 de diciembre de 1965. También en la gestión de Bittel

se realizaron tratativas para la radicación de colonos franco-argelinos. Con esteproyecto se buscaba atraer una corriente de inmigrantes capitalizados que habíademostrado interés en arraigarse en las provincias del Nordeste. Se preveía lainstalación de un centro agrícolo-ganadero en el área de la colonia Juan Larrea.

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Independientemente de los proyectos de colonización, la Direcciónde Tierras continuó, como en años anteriores, con su rutina administra-tiva. El organismo fue intervenido al iniciarse la gestión de Bittel por loque recién en los primeros meses de 1964 reanudó su actividad regular.Además de la delimitación de las unidades económicas en las coloniasse fraccionaron en lotes agrícolas unas 20.000 ha. en la antigua zonade influencia de los ferrocarriles. Asimismo como parte del proceso deregularización se trazaron varias villas rurales.37

Miguel Ángel Basail (23 de enero de1967-20 de mayo de 1971)

Pocos días después que se produjera el golpe de estado encabezadopor Juan Carlos Onganía asumió el mando de la provincia el generalRafael Torrado, quien se desempeñó sólo unos meses (28 de julio de1966-23 de enero de 1967). Lo reemplazó el coronel Miguel ÁngelBasail quien ejerció el cargo por más de cuatro años. La duración desu mandato, pese a los cambios que se produjeron en el orden nacio-nal, se debió en gran medida a su capacidad vincularse con entidadesempresariales, agrarias y académicas del medio.

Estos años constituyeron el momento culminante de la crisis algo-donera dado que los problemas del fondo se agravaron por la políticaeconómica del gobierno nacional, que dejaba librado a las fuerzas delmercado a aquellos sectores considerados menos eficientes. Entre 1966y 1970 el área sembrada con algodón se redujo a niveles de treintaaños atrás. El derrumbe de uno de los pilares básicos de la producciónregional aceleró el proceso de diversificación agropecuaria. El gobiernoimpulsaba esta transformación que consideraba inevitable y necesaria.El cambio planteaba también con mayor urgencia la necesidad de en-carar una decidida política de tierras dado que el régimen precario detenencia y el alto número de productores minifundistas, constituíanuna traba para la inversión y la conformación de unidades productivaseficientes. La cuestión, por supuesto, no era nueva, pero en esta etapa,en el discurso oficial la transformación de la estructura fundiaria seplanteaba como un objetivo prioritario.38

Llegó a conformase una comisión especial para estudiar la cuestión, pero lasgestiones no dieron resultado. Mensaje a la Legislatura, mayo de 1964.

37. En 1965, el año de mayor actividad en cuanto el proceso de regulariza-ción se entregaron 204 títulos por una superficie de 34.937 ha. Mensaje a laLegislatura, mayo 1965.

38. «Política agraria. Plan de ordenamiento y transformación del Chaco», Elterritorio 8 de septiembre de 1967. En esos años se dieron a conocer estudios enlos que señalaba el régimen precario de tenencia y el minifundio como factoresestructurales que limitaban la transformación agraria. Los trabajos más citadoseran los de Valentín H. Jones Política de tierras; diversificación agropecuaria ycrecimiento económico en la provincia del Chaco, Ministerio de Agricultura, 1967

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Independientemente de las declaraciones públicas, muy poco seavanzó en la gestión de Basail en cuanto a la regularización de lastierras fiscales. La Dirección de Tierras y Colonización continuó larutina de años anteriores. Incluso en los años 1967 y 1968 se obser-va una reducción del número de concesiones y ventas, posiblementecomo resultado de la crisis y las restricciones presupuestarias. Luegohubo una leve recuperación en 1969 y 1970 pero de todas formas elritmo de otorgamiento de títulos fue similar al de las administracionesanteriores.39

En cuanto a las disposiciones legales se puede señalar el decreto del15 de noviembre de 1968 que complementaba la disposición del 9 deenero de 1963 sobre las obligaciones de población de los adjudicata-rios.40 Asimismo se firmaron dos convenios con el CAN el 21 de agostode 1968. En el primero de ellos se establecía que el CAN prestaríaasistencia técnica y financiera para las tareas de colonización que se rea-lizaran en la provincia. Por un acuerdo complementario, se determinabaque el CAN debía realizar un estudio para determinar la factibilidad dela colonización de 70.000 ha. que pertenecían a la empresa Las Palmasdel Chaco Austral, colonia particular que se había formado a fines delsiglo XIX. En caso de ser aprobado ese estudio el CAN tendría a su cargoel proceso de mensura y adjudicación. El proyecto colonizador no seconcretó pero de todas formas estos acuerdos señalan la reactivación dela labor del CAN como entidad promotora de la colonización a partir de1966.41

y el de Antonio Besil Análisis de las causas del actual cambio en la estructura delsector agrícola de la provincia del Chaco, Resistencia, 1969

39. Títulos de propiedad entregados en 1966: 162 (20.390 ha.); 1967: 135(9.456 ha.); 1968: 98 (17.358 ha.); 1969: 176 (26.200 ha.; 1970: 139 (25.890ha.). Cfr. Brodersohn, Slutzky y Valenzuela, Dependencia interna. . . p. 190. Parajustificar la lentitud en la entrega de títulos desde la Dirección de Tierras se hacíahincapié en la necesidad de realizar primero los estudios sobre las condicionesproductivas de las diferentes regiones de la provincia. También se trataban deevitar las situaciones conflictivas que produciría el reordenamiento parcelarioy para ello se debía ampliar el área disponible de tierras. Teniendo en cuentaestos aspectos, se firmó un convenio entre la provincia, el INTA y la UniversidadNacional del Nordeste para determinar nuevas áreas de aptitud agrícola (11 demarzo de 1968). Sin embargo, independientemente de las dificultades prácticasque involucraba, en esos años la política de tierras no constituyó un temaprioritario en comparación con otros proyectos que impulsaba el gobierno.

40. En el decreto de la administración de Castelán se especificaban losrequisitos para las explotaciones agrícolas, ganaderas y mixtas. En el decreto de1968 se incorporaban las obligaciones para las granjas, tambos, quintas y las«villas rurales». Boletín Oficial 18 de noviembre de 1968

41. Boletín Oficial 4 de septiembre de 1968; León y Rossi, «El ConsejoAgrario Nacional. . . », pp. 12-16.

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Dos medidas que se adoptaron en estos años señalaban el crecienteinterés por la riqueza forestal en las tierras fiscales de la zona occidentalárida y como futura área de avance de la ocupación. La ley 822 del 14de noviembre de 1966 declaró reserva intangible a los bosques de losdepartamentos Almirante Brown y General Güemes. Posteriormente,por decreto del 4 de julio de 1967 se reservaron las tierras fiscales quesituarían en una franja de cinco kilómetros a ambos lados del canallateral del río Bermejo. La obra había sido proyectada por la ComisiónNacional del río Bermejo y la medida posiblemente apuntaba a resaltarel interés del gobierno local por su ejecución. Las tierras podían serotorgadas para su aprovechamiento pero no podían enajenarse. Porestas disposiciones quedaron reservados cerca de 2.000.000 ha.42

Una mayor actividad sobre colonización comenzó a insinuarse cuan-do el 18 de junio de 1969, se dieron a conocer los objetivos del plande desarrollo de la provincia para el período 1970-1980 elaboradopor Consejo Provincial de Desarrollo (COPRODE).43 Entre las metaspropuestas se planteaba la colonización «total» de unas 200.000 ha.de tierras fiscales que en ese momento contaban con equipamiento einfraestructura. En consonancia con este propósito, se dictó el decretodel 1 de julio de 1970 que ordenaba que en un plazo de 90 días seformulara un programa de colonización agropecuaria.44

La medida, adoptada ya en el la etapa final del gobierno de Basail,no se concretó en un proyecto definido. Sin embargo, en el decretose destacaba la importancia de la tarea de desmonte como instrumen-to fundamental para expandir la frontera agropecuaria. El institutocreado en 1965 (IDEA), fue reorganizado y a partir del 15 de abril de1968 pasó a denominarse Instituto Provincial de Desmonte (IPRODE).Asimismo los estudios que se realizaron sobre la masa boscosa y lasáreas potencialmente aprovechables permitieron la elaboración de uninforme, presentado por el COPRODE, que constituía un programa de

42. Boletín Oficial 9 de diciembre de 1966 y 27 de julio de 196843. En consonancia con la tendencia a nivel nacional, se creó el COPRODE

con el objeto de planificar y coordinar la acción del gobierno. Cfr. Decreto del14 de diciembre de 1967

44. En los fundamentos de la medida se destacaba que la provincia nocontaba con suficiente superficie de tierras para explotar en lo inmediato y porello se imponía la necesidad de habilitar nuevas tierras para el afincamiento orelocalización de los productores. La expansión agropecuaria se debía realizar«a expensas de tierras de excelente aptitud cubiertas actualmente por masasboscosas». Se señalaba además que los estudios efectuados por el Ministeriode Agricultura, el INTA y la Universidad del Nordeste permitían definir el áreade localización del programa. Texto completo del decreto en Secretaría de lagobernación del Chaco. Mesa de Entradas.

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desmonte para el denominado dorsal chaqueño, es decir el área máselevada de la planicie central de la provincia.45

La creación del Instituto de Colonización

En los últimos meses de la administración de Basail se produjeronen la provincia fuertes protestas y reclamos que motivaron la renunciadel gobernador (20 de mayo de 1971). Entre esas manifestaciones dedescontento se encontraban movilizaciones agrarias que tuvieron lugaren los meses de agosto y septiembre de 1970 en contra de la políticaeconómica del gobierno nacional. Las concentraciones efectuadas endiversas localidades de la provincia, contaron no sólo con el apoyo delas organizaciones agrarias y cooperativas, sino también de las entidadesque agrupaban a productores forestales, comerciantes, industriales. Unade las consecuencias de esta de movilización fue el surgimiento delas Ligas Agrarias, movimiento que incorporó al sector de pequeñosproductores no representados por las organizaciones existentes. Lasligas se consolidaron rápidamente y encabezaron las protestas ruralesque se realizaron en los años 1971 y 1972.46

Los reclamos más urgentes se referían a los precios, el sistema decomercialización y los créditos. También se hacía mención a la políticade tierras pero ésta no constituía un tema preferente. De todas formas, elaumento de la conflictividad rural requería que se abordaran solucionesde fondo para el sector y una de ellas era la regularización de la tenenciade las tierras fiscales. Transcurridos casi veinte años de la creación dela Dirección de Tierras y Colonización, todavía eran muy limitados losavances en el proceso de adjudicación de las tierras fiscales.47

Durante la etapa del territorio nacional una de las razones que ex-plicaban la lentitud en la entrega de títulos era la centralización de lasgestiones en la Oficina de Tierras en Buenos Aires. Sin embargo, lacreación de la Dirección provincial no significó un cambio fundamen-tal. Durante los primeros años la entidad experimentó los problemaspropios de una etapa de organización agravados por los frecuentescambios de gobierno. De todas formas a mediados de la década de1960, la Dirección ya contaba con una organización estable y también

45. Boletín Oficial 18 de abril de 1968. Brodersohn, Slutzky y Valenzuela,Dependencia interna. . . p. 153.

46. Jorge Próspero Rozé. Lucha de clases en el Chaco contemporáneo. Resis-tencia: Librería de La Paz, 2007, pp. 89-104.

47. Hacia 1974, cuando iniciaba su actividad del Instituto de Colonización,las propiedades privadas abarcaban 4.010.129 ha. (40,2 % de la superficie pro-vincial), las áreas concedidas 416.741 ha. (4,2 %) y las tierras fiscales 5.536.430ha. (55,6 %). De estas últimas aproximadamente 1.550.000 ha. estaban en lazona de colonias y terrenos medidos mientras que el resto correspondía a lazona occidental árida. Instituto de Colonización. Resumen estadístico de colonias.

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se habían definido las normas sobre adjudicación de tierras. Otro factorimportante fue la limitada información que se contaba sobre el estadode la ocupación, las condiciones productivas del suelo, los recursosforestales, etc. En este aspecto también se lograron avances y algunosestudios sirvieron luego de base para las operaciones del Instituto deColonización. Sin embargo, el principal factor limitante fue la escasezde recursos del Estado provincial para ampliar el personal y proveer ala Dirección de los medios técnicos para su labor.

En reemplazo de Basail fue designado el coronel Roberto OscarMazza quien estuvo a cargo del ejecutivo desde el 24 de mayo de 1971hasta el 25 de mayo 1973. El nuevo mandatario estableció como unode los objetivos prioritarios de su gobierno la ejecución de un programaque brindara soluciones al problema de la tierra pública.

La gestión de Mazza se desarrolló durante la presidencia de Alejan-dro A. Lanusse. En esta última etapa de la Revolución Argentina enque los conflictos sociales se multiplicaban, el gobierno nacional tratóde atender los reclamos de las economías regionales y otros sectoresque habían sido perjudicados por las políticas neoliberales de añosanteriores. Para las provincias del Nordeste una medida importantefue el denominado crédito orientado, en la que participaban en formaconjunta el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de la Nacióny el INTA. Este crédito, lanzado oficialmente el 14 de agosto de 1971,significó un considerable flujo de ingresos para la región. En lo que serefiere al Chaco, el Ministerio de Agricultura de la Nación brindó plenoapoyo al programa de regularización de tierras fiscales que se iniciócon la creación del Instituto de Colonización. Ambas medidas tendían afortalecer a los pequeños y medianos productores.48

La creación del Instituto fue anunciada el 24 de julio 1971 tras unaserie de consultas en la que participaron funcionarios de la Direcciónde Tierras y del Ministerio de Agricultura provincial y representantesde entidades agrarias. En los meses siguientes se definió el conjunto detareas que debían realizarse y se gestionó el apoyo del gobierno nacio-nal.49 A fines de 1971 la provincia remitió al Ministerio de Agriculturade la Nación un proyecto general de colonización.

Finalmente el 13 de enero de 1972 se aprobó la ley 1.094 por la cualse creaba Instituto de Colonización y se establecía un nuevo régimen detierras. El instrumento legal trataba de capitalizar la experiencia ganadaen el manejo de tierras públicas. Sin duda los cambios eran importantes.

48. El territorio 15 de agosto de 1971.49. El territorio 25 de julio de 1971. En este aspecto un primer convenio

se celebró el 9 de septiembre de 1971 entre la provincia y el Instituto Nacionalde Colonización y Régimen de la Tierra (designación que en esos años tenía elCAN). En el mismo se encomendaba a la provincia efectuar un estudio sobrela ocupación de las tierras de dominio nacional existentes en la provincia parafuturos planes de colonización. Boletín Oficial 27 de octubre de 1971.

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El organismo ejecutor tenía una jerarquía superior al que reemplazaba,lo que implicaba una mayor autonomía en la toma de decisiones y laposibilidad de contar con recursos propios. Significaba también unareorganización interna y la ampliación del personal. En lo que respectaa los adjudicatarios de tierras fiscales, a diferencia de la ley anterior quedaba preferencia casi exclusiva a las familias y cooperativas, en la nuevadisposición el objetivo fundamental que guiaría su selección sería el dela explotación racional del predio.50 Para ello sólo se mantenían lasinhibiciones establecidas por la Constitución provincial (que vedaba elacceso a las sociedades mercantiles e instituciones religiosas o militares).La tierra se otorgaría en venta mediante ofrecimiento público o concursode selección. Sin embargo, podría venderse en forma directa a losproductores ya radicados o cuando se tratare de una superficie menora la unidad económica. Una vez que se cumplieran los requisitos depago, explotación racional e introducción de mejoras, y luego de unplazo mínimo de dos años de la toma de posesión, se otorgaría el títulotraslativo de dominio y la propiedad quedaba sometida al régimen dederecho común. La única restricción que se mantenía era la prohibiciónde subdividir la unidad económica sin el consentimiento del Instituto.Otras formas de adjudicación eran el arrendamiento, sin derecho acompra y los permisos precarios de ocupación por «razones sociales desolidaridad». También la ley incorporaba la donación para el caso deaquellas tierras invadidas por plagas vegetales y animales.51

El plan de tareas inmediato del organismo quedó formalmente de-finido por el convenio celebrado entre la provincia y el Ministerio deAgricultura de la Nación el 2 de junio de 1972. El mismo puso en prác-tica el denominado «Operativo Tierras Fiscales Centenario del Chaco»que tenía por finalidad regularizar la ocupación de las tierras en unasuperficie aproximada de un millón de hectáreas en un plazo de seismeses. El programa sería financiado con aportes especiales del gobiernonacional.52

A partir de las medidas adoptadas en 1972 puede decirse que co-menzó una nueva etapa en el proceso de adjudicación de la tierra en laprovincia. A partir de la creación del Instituto de Colonización el traspa-so de la tierra fiscal al dominio privado adquirió un ritmo sostenido detal forma que en menos de dos décadas la tenencia precaria dejó de serun rasgo característico de la estructura agraria chaqueña.

50. Art. 21. «Se organizarán colonias de adjudicatarios acorde con losdictados de la economía, de la convivencia social y de la ciencia y de la técnicaagrícola».

51. Boletín Oficial 21 de enero de 1972; El territorio 18 de enero de 1972.52. Secretaría de la Gobernación del Chaco. Mesa de Entradas. Copia del

texto completo del convenio.

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Cuestiones socioambientales en contextosde transformación productiva

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La política oficial contra los derechos de lospobladores en áreas del bañado La Estrella deFormosa. Historia de un conflicto

Hugo Humberto Beck. . . . . .

Introducción

En el área de influencia del bañado La Estrella – formado durante lasegunda mitad del siglo XX en el noroeste formoseño – habitan desdelargo tiempo comunidades aborígenes y pobladores criollos, quienesa través de muchos años de experiencia aprendieron el manejo de lascrecientes y bajantes del bañado y del río Pilcomayo, que lo abastece,desarrollando allí su vida y sus actividades económicas de producciónganadera y de caza y recolección. El gobierno provincial sancionó leyesy ejecutó obras públicas tendientes al aprovechamiento de las aguasy a la mejor comunicación de esta alejada región. Esta política afectóderechos de los habitantes del lugar, dando origen a un largo conflictode intereses, que involucró a la ecología, al derecho de propiedad de lastierras, a los bienes económicos y al derecho de participar en la tomade decisiones. El trabajo describe los orígenes del conflicto, explica ellitigio jurídico y expone los argumentos de cada parte en controversia.

El bañado La Estrella: sus características, su historia y sus pobladores

El bañado La Estrella es un humedal formado por el desborde delrío Pilcomayo cuya extensión se aproxima a las 400.000 hectáreas. Estáatravesado por el trópico de Capricornio, se localiza en el noroeste ycentro-norte de la Provincia de Formosa aproximadamente entre los 23°a 24° de latitud sur y desde los 60° a 61° de longitud oeste y tiene unalongitud variable entre los 180 y 280 kilómetros, y un ancho entre losdiez y veinte kilómetros. Nace en el departamento Ramón Lista en ellímite con la Provincia de Salta y se extiende por los departamentos

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Bermejo y Patiño, llegando hasta la altura de la localidad de Estanislaodel Campo.1

El bañado constituye un ambiente fluvio lacustre que permite laformación de un microclima propio que se inserta a manera de cuñasubtropical en el oeste semiárido, con una vegetación característica delas zonas subtropicales húmedas. Este ecosistema está considerado,junto al Gran Pantanal del Brasil y los esteros del Iberá, una de lasreservas ecológicas más importantes de América del Sur y es el segundohumedal de la República Argentina. Este ambiente natural, que funcionarecibiendo agua en una época y descargándola durante el año paravolver a recibir al año siguiente, es propicio para la reproducción ymultiplicación de diversas especies de animales silvestres, aves, peces,mamíferos y reptiles que se crían en este verdadero vergel.2

La región de influencia del bañado – una amplia franja de tierraubicada entre el Pilcomayo y la línea férrea Formosa-Embarcación – , fue

1. Existen muchas definiciones del término humedales, algunas basadasen criterios principalmente ecológicos y otras más orientadas a cuestionesvinculadas a su manejo. La Convención sobre los Humedales – Tratado inter-gubernamental aprobado en 1971 en la ciudad iraní de Ramsar – los definecomo: «las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertasde agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales,estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensionesde agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros».Generalmente se identifica como humedales a las áreas que se inundan tem-porariamente, donde la napa freática aflora en la superficie o en suelos debaja permeabilidad cubiertos por agua poco profunda. Todos los humedalescomparten una propiedad primordial: el agua juega un rol fundamental en elecosistema, en la determinación de la estructura y las funciones ecológicas delhumedal. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Grupode Trabajo de Recursos Acuáticos. Mayores precisiones sobre esta temática pue-den verse en Pablo Canevari y col. Los humedales de la Argentina, clasificación,situación actual, conservación y legislación. Buenos Aires: Wetlands InternationalPublisher, 1998; Pablo Canevari y col. Los beneficios de los humedales de la Argen-tina. Amenazas y propuestas de soluciones. Buenos Aires: Wetlands InternationalPublisher, 1999.

2. Los humedales proporcionan recursos naturales de gran importanciapara la sociedad. Por tal motivo, su manejo implica la necesidad de desarrollarsu uso racional o sustentable. Este concepto ha sido definido como la utilizaciónsostenible que otorga beneficios a la humanidad de una manera compatible conel mantenimiento de las propiedades naturales del ecosistema. La herramientamás eficaz para lograr una gestión de humedales que promueva su conservacióny utilización sustentable a través de un manejo integrado, es el desarrollo deplanes de manejo. Éstos deben tener un enfoque interdisciplinario y contarcon la participación de los diferentes sectores involucrados en la utilizaciónde los recursos naturales y de la comunidad local. Finalmente, dado que loshumedales son zonas dinámicas que presentan variabilidad temporal, los planesde manejo deben someterse a análisis y revisión permanente.

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la última en ser ocupada militarmente en el marco de la conquista delChaco llevada adelante por el gobierno nacional desde fines del siglo XIX.Se realizó entre 1917 y 1938 por acción del Regimiento de Gendarmeríade Línea, expresamente creado para tal fin, mediante el adelantamientode líneas de fortines desde Las Lomitas hacia el norte. Nacieron deeste modo los fortines del Pilcomayo: Fortín Lugones, Nuevo Pilcomayo,Cabo 1º Chávez, Lagadik, Yunká, laguna de los Pájaros, Sargento 1ºLeyes, y las postas Sargento Cabral y Cambio a Salazar, comunicadoscon el asiento del Regimiento en Las Lomitas por medio de un caminocuya traza es coincidente con la actual ruta 28.3

La zona estaba habitada por aborígenes pilagá, tobas y wichi, y fuepaulatinamente poblada desde principio del siglo XX por ganaderos deorigen salteño quienes sin control y sin permiso del gobierno, ocuparonlas tierras fiscales que ofrecían abundante pastura para sus vacas ycabras. En la región del bañado La Estrella habitan aproximadamente18.000 pobladores divididos entre 700 familias aborígenes y 1.250familias de criollos. La riqueza ganadera alcanza a 190.000 animalesvacunos, además de cabras, equinos y cerdos.

Los pequeños y medianos ganaderos habituados a las irregulares cre-cidas del Pilcomayo habitan predios que abarcan una parte del bañadoy otra en su orilla, o bordo, zona de altura que se utiliza en épocas decrecientes. Las tierras del bordo sólo posibilitan una carga de un animalvacuno por cada cinco hectáreas, mientras que los buenos pastos delbañado permiten una carga de un animal por cada hectárea.

Desde mediados del siglo XX – especialmente a partir de la provin-cialización (1955) – los sucesivos gobiernos formoseños se ocuparon deregularizar la tenencia de la tierra por parte de los ocupantes criollosy de las comunidades aborígenes. En 1960 fue sancionada la ley deTierras n.º 113 que incorporó el concepto de unidad económica deproducción, se propuso eliminar el minifundio y creó el Instituto deColonización y Tierras Fiscales como organismo de aplicación de lanorma. Se favoreció el acceso a la propiedad de las tierras, para lo cualsus ocupantes debían inscribirse como adjudicatarios en venta, pagarlas cuotas correspondientes e introducir las mejoras exigidas por la ley,para luego obtener el título de propiedad del predio que trabajaban.Posteriormente, en 1984 fue sancionada la ley 426 Integral del Aborigen– Formosa fue pionera en esta legislación – por la cual se reconocióla preexistencia étnica de los pueblos aborígenes y los derechos a sucultura, a la educación bilingüe e intercultural, a la salud y a las tierrastradicionales, que les serían devueltas bajo títulos comunitarios, y queserían inembargables, intransferibles, no arrendables, ni usadas como

3. Hugo Humberto Beck, ed. La vida en las fronteras interiores del territorioformoseño. La naturaleza hostil del último baluarte aborigen. Segundas Jornadasde Historia e Integración del Cono Sur. Concepción del Uruguay: UniversidadAutónoma de Entre Ríos, 2005.

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garantía de créditos. La misma norma creó el Instituto de ComunidadesAborígenes (ICA), cuyo directorio se compondría de un presidente ytres directores nombrados por el gobernador luego de ser elegidos porsus respectivas etnias (wichi, pilagá y toba). En los años siguientes, elgobierno provincial procedió a la entrega de los títulos de propiedadcomunitaria de las tierras. De este modo, en 1985 el gobernador FloroBogado concedió la misma a la comunidad pilagá de Campo del Cielo,ubicada en áreas del bañado La Estrella.

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La polémica y conflictiva obra de la ruta provincial 28

Con el propósito de aprovechar las aguas del bañado para el serviciode las localidades ubicadas sobre la traza de la ruta 81 y de la víaférrea Formosa-Embarcación, el gobierno provincial inició los estudiostendientes a lograr una vía de derivación de las mismas desde el bañadohasta Las Lomitas, para lo cual era necesario embalsar las aguas apro-vechando el terraplén de la ruta 28 y enviar el vital elemento por uncanal derivador hasta Las Lomitas, aunque la pendiente del terreno eranegativa. Al mismo tiempo, se consideraba necesaria la reconstrucciónde la ruta 28, que era reiteradamente destruida por el paso de las aguas.

Las acciones se iniciaron en 1992 por decisión del ex vice gobernadorLisbel Rivira y las obras fueron diseñadas con criterios políticos, antesque técnicos, sin escuchar las propuestas y reclamos de los pobladoresde la zona y de los técnicos que asesoraban. Se decidió levantar laruta y realizar un badén de asfalto (vertedero) de 700 metros, en lazona del camino más baja que permite el paso del bañado, ademásde compuertas que se abren o cierran según las épocas del año. Elbadén se trazó sin tomar en cuenta las recomendaciones técnicas queestablecían un mínimo de 1.000 metros frente a un valle de casi 2.000metros de paso natural. El canal derivador hacia Las Lomitas tampocofuncionó correctamente porque era de tierra, y los sedimentos lo ensu-ciaban y lo obstruían con frecuencia. Como lo previeron los lugareños,pronto miles de hectáreas cercanas a la ruta se inundaron, provocandoenormes perjuicios económicos. Las pérdidas de campos y de ganadonunca fueron reconocidas y resarcidas por el gobierno. También su-frieron perjuicios los pilagás pescadores, cazadores y recolectores. Losnumerosos reclamos no fueron oídos por los funcionarios. En mayode 2001, y tras los frustrados intentos de diálogo, la comunidad pilagáinició una demanda contra la provincia. Ésta estuvo sin tratamientopor «cuestiones de competencia» durante seis años, lo que evidencia unclaro desentendimiento de la justicia en esta causa.

Las inundaciones de 1995, 1999 y 2001 rompieron en varios lugaresla ruta 28 por lo que el gobierno provincial resolvió en 2003 elevarmás la ruta en el tramo de 70 km. que distan desde Las Lomitas has-ta posta Cambio a Salazar. El proyecto de obra pública, elaborado yconducido por la Dirección de Recursos Hídricos de Formosa, recibió ladenominación de «Reconstrucción y Adecuación, Complejo Hidrovialruta provincial 28, bañado La Estrella», tramo Las Lomitas-posta CambioSalazar, y fue financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo BID,mediante el Convenio de Préstamo 1118/OC-AR suscripto entre esa en-tidad y la República Argentina (decreto del PEN n.º 1.142/03), a travésdel programa para la recuperación de zonas afectadas por las inunda-ciones perteneciente al Ministerio de Planificación Federal, Inversión

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Pública y Servicios de la Nación, y monitoreado por SIEMPRO (Sistemade Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales).4

Poco después el gobierno llevó a cabo el estudio de impacto ambien-tal y la audiencia pública con los pobladores del área afectada, peroambas acciones estuvieron cargadas de irregularidades. El estudio deimpacto ambiental fue realizado por la Unidad de Control y Administra-ción de Proyectos (UCAP) del Ministerio de Economía de la provincia,es decir, por el propio gobierno, careciendo en consecuencia de todaobjetividad y seriedad técnica, e indicando, como era esperable, unbajísimo impacto negativo. La audiencia pública, concretada sin convo-catoria previa en Las Lomitas el 10 de octubre de 2003, cuando ya laobra había sido adjudicada a la empresa constructora (la convocatoriaa licitación se realizó en por los diarios locales los días 30 de agostoal 1 de setiembre), no tomó nota de las objeciones planteadas por losproductores, por los técnicos y por las instituciones del lugar. Dichasobjeciones no quedaron siquiera registradas formalmente en el acta.5

La obra – presupuestada en 30 millones de pesos – consistió en unterraplén sobreelevado sobre dos cuencas, la del río Salado y el bañadoLa Estrella utilizando la traza de la ruta 28. Esta elevación oscilasegún las zonas, desde los 0,70 metros en la parte norte hasta unos5 metros en la zona del Salado. El terraplén interrumpió la dinámicacíclica del bañado, provocó un enorme desequilibrio ambiental y amplióconsiderablemente la zona – aproximadamente 70.000 hectáreas – queahora permanece constantemente inundada al oeste de dicha ruta.

El agua contenida mediante el terraplén es regulada y manejadapor varios sistemas de compuertas partidoras que la van liberandohacia canales a cielo abierto rumbo a las plantas potabilizadoras de laslocalidades situadas sobre la ruta nacional 81: Las Lomitas, Pozo delTigre, Estanislao del Campo, Ibarreta y Comandante Fontana, a cuyoshabitantes sirven del vital elemento.

El diario ABC de Asunción denunció enérgicamente que «la rutaprovincial 28 es una represa. Funciona como un dique y no se constru-yó con la finalidad de mejorar las comunicaciones en la Provincia de

4. Llama la atención que el préstamo del BID fuera concedido para «recu-perar zonas inundables» y se haya usado en Formosa para inundar territorios decomunidades aborígenes y de pequeños campesinos criollos.

5. Luis de la Cruz y L. Acosta. «Estudio evaluativo del proyecto “Recons-trucción de la ruta provincial 28”». 2004. Según la ley de Ecología y MedioAmbiente de Formosa – ley 1.060 sancionada de modo pionero el 28 de octubrede 1993 – el estudio de impacto ambiental debió haber estado a cargo de unaentidad independiente; y los afectados debieron tener el proyecto un mes antesde la audiencia para estudiarlo y discutirlo. Sin embargo la mayoría se enteróese mismo día.

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Formosa. Esta vía tiene como única finalidad retener al Pilcomayo. Estemuro, mal llamado ruta provincial 28, es un crimen ecológico».6

Los pobladores perdieron entre un 15 % y un 30 % de sus bovinos ysufrieron pérdidas mayores en cabras, ovejas y cerdos; muchas tierrasse inutilizaron, la pesca ha mermado debido a que la ruta interfiere elviaje de los peces corriente arriba para el desove (fuente de importantealimento de las comunidades wichi del norte de Formosa, de Salta yde Bolivia); las actividades de caza deportiva promovidas por agenciasturísticas están amenazando severamente a patos, gallaretas, otrasaves y a otros animales de consumo tradicional de las familias; elestancamiento de las aguas ha generado el mayor de los problemas alpermitir la proliferación de pirañas que lastiman y matan al ganadovacuno que se mete en las aguas bajas para buscar alimentos.7

Aunque el Ministerio Federal de Planificación ordenó suspender pre-ventivamente las obras (17 de febrero de 2004), los trabajos nuncase detuvieron hasta la culminación del proyecto. Por el contrario, elgobierno provincial inició una política de presiones, compra de volunta-des, promesas de soluciones mediante créditos para que los pobladoresdesistieran de sus reclamos.8

El episodio por antonomasia – no sólo por tratarse del líder de lacomunidad indígena más afectada, sino por representar una forma pa-radójica de cooptación de la dirigencia aborigen por parte del gobiernolocal a través de prebendas de toda clase – ha sido el de Ramón Ta-

6. La nota, que cuestionaba en duros términos al BID, agregaba que enel caso de la fauna íctica, la obra se convertía en una trampa mortal, «comosucedió en 1999 cuando millones de peces murieron por falta de agua». ABCDigital, Asunción, octubre 2005.

7. Según los informes de diferentes fuentes, los cardúmenes de pirañasprovocaron la muerte de aproximadamente 40.000 vacas. Atacan a las ubresdel ganado vacuno provocándoles hemorragias y posteriores infecciones queterminan con la vida de los animales. Por otra parte, la desaparición de losricos pastos de la zona, empobreció la ganadería en general y causó muerte porhambre de numerosas cabezas de vacunos y caprinos. Un completo informe delas denuncias realizadas por Raúl Montenegro, biólogo y presidente de la Fun-dación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), de Víctor Hugo Ruiz secretariode la Asociación de Productores del bañado La Estrella (APROBAE), de PabloHerrera coordinador del Programa Gran Chaco de la Fundación Vida Silvestre,de Sergio Gómez, ictiólogo del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Riva-davia, y de numerosos productores locales, puede verse en diario Clarín 15 deagosto de 2007

8. Se ocuparon de estas gestiones el vice gobernador Floro Bogado – ypor ende, presidente de la Legislatura – y los diputados provinciales Ramírez yAdrián Bogado (hijo de Floro) y el director de la etnia pilagá Ramón Tapiceno.También el ministro de la Producción, Luis Basterra, llegó hasta Las Lomitas conintenciones de hacer firmar un documento de conformidad con las obras a lospobladores criollos, pero sin éxito en su empresa.

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piceno, quien fue nombrado por el gobernador Gildo Insfrán directordel ICA y tentado por el ofrecimiento tramposo de tierras, de planesasistenciales y de diferentes obras públicas. A cambio, Tapiceno debiócomprometerse a abandonar los reclamos y renunciar en forma escrita alpatrocinio legal del Dr. Zapiola. Su situación – actuando a espaldas desu pueblo – reproduce lo que paladines de la lucha indígena local, comoel Padre Francisco Nazar, definen como «tristes rehenes del gobierno».9

Las normativas inconstitucionales

Al mismo tiempo que realizaba las obras de la ruta 28, el gobiernodictó normativas que las avalaran. Por ley 1.429 sancionada el 18 demarzo de 2004 se declaró de interés provincial el proyecto de recons-trucción de la ruta 28, y por ley 1.439 sancionada el 15 de abril delmismo año se declaró de utilidad pública y sujetos a expropiación losinmuebles afectados por dicha obra – pertenecientes a las comunidadespilagás de Campo del Cielo y km. 30 y a una veintena de pobladorescriollos nacidos en la misma zona – . Esta ley, cuyo proyecto fuera envia-da por el gobernador Gildo Insfrán, fue aprobada fuera de temario, alibro cerrado y sobre tablas, con el voto afirmativo de los 18 diputadosperonistas, que constituían mayoría propia en el recinto.

Amenazado su territorio, las comunidades pilagás decidieron contra-tar al abogado Luis Zapiola, quien interpuso un recurso de amparo antela Procuración General de la Nación – la que reconoció la competenciade la Corte Suprema de Justicia en la cuestión – , y un pedido de medidacautelar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos – que pidiómás información antes de responder – .

Pronto quedó en evidencia que la ley 1.439 era inconstitucional puesde ningún modo el gobierno podía expropiar tierras de las comunidadesaborígenes que fueron devueltas a las comunidades y eran intransfe-ribles (artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional, artículo 79de la Constitución de Formosa, artículos 14 y 35 del convenio 169 dela OIT y ley 426 Integral del Aborigen de Formosa). Por ese motivo,el gobernador Insfrán vetó parcialmente la ley, dejando sólo como ex-propiables las tierras de los campesinos criollos (resolución legislativan.º 1.277/2004).

Sin embargo, al año siguiente el gobierno provincial decidió profun-dizar sus acciones legislativas. El 6 de enero de 2005 el Instituto deColonización y Tierras Fiscales dictó la resolución 005/2005, por la cualdestinó para la implementación de planes de colonización especial a lazona comprendida entre la ruta 26 hasta el límite con Salta, abarcando

9. Claudia Briones y col., eds. Reconocimientos legales y vulnerabilidadsocioambiental en poblaciones nativas de Argentina. VI Reunión de Antropologíadel Mercosur. Montevideo: GELIND. Grupo de Estudios en Legislación Indígena,nov. de 2005.

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una extensión aproximada de 2.800.000 hectáreas. La resolución nodefinió que entendía por «planes de colonización especial», pero alparecer se trataba de desarrollo agrícola ganadero que debía instrumen-tarse según disposiciones del Instituto de Colonización. Parecía que elorganismo gubernamental no reconociera la presencia de comunidadesaborígenes y campesinos criollos afincados varias décadas antes. Sóloel artículo 3 de la citada norma reconocía los derechos otorgados a losadjudicatarios en venta.10

Finalmente, el 12 de mayo de 2005 la Legislatura sancionó la ley1.471, cuyo texto, por su trascendencia, se transcribe a continuación:

Art. 1. Aféctase al dominio público del Estado provincial el bañadoLa Estrella, en la extensión desde el ingreso de las aguas del ríoPilcomayo en territorio provincial hasta la ruta 24 y las márgenesestablecidas por las crecidas máximas registradas conforme lodetermine la autoridad de aplicación.11

Art. 2. Declárase reserva natural de utilidad pública las aguas y lastierras ocupadas por el bañado La Estrella para la protecciónde los recursos hídricos en calidad y cantidad que garanticenla preservación del medio ambiente y la ejecución de planes dedesarrollo sustentable para el hombre.

Art. 3. Prohíbese la adjudicación en venta de las tierras fiscales en lareserva natural del bañado La Estrella.

Art. 4. El uso de las aguas en la reserva natural del bañado La Estrellase regirá por las disposiciones del Código de Aguas Provincial.

Art. 5. Facúltase al Poder Ejecutivo provincial a establecer la creacióndel organismo competente o atribuir a un organismo ya existenteque tendrá a su cargo la aplicación de la presente ley.

Art. 6. Comuníquese al Poder Ejecutivo, publíquese y archívese.

El proyecto de ley fue remitido por el gobernador Insfrán el 31 demarzo de 2005 y entre los fundamentos de la norma se destacan: laimportancia del agua dulce como recurso natural indispensable para lavida del hombre, la necesidad de aprovechar las aguas del río Pilcomayo,de cuyo buen uso depende la mitad de la Provincia de Formosa, elejercicio de un acto de reafirmación de autonomía sobre sus recursosnaturales estratégicos, el deseo de proteger las tierras, el agua, laflora y la fauna del bañado La Estrella, como patrimonio común delos formoseños, el objetivo de impedir que todos estos recursos fueran

10. La ruta 26 tiene una traza norte-sur y une a las localidades de Pozodel Tigre y Cabo 1º Lugones, pasando por San Martín n.º 1, del departamentoPatiño.

11. La ruta 24 se localiza más al este que las rutas 26 y 28 (su trazase encuentra también al este del meridiano 60º oeste), y es la que une a laslocalidades de Estanislao del Campo y San Martín n.º 2, atravesando de norte asur la parte central del departamento Patiño.

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transferidos a manos extranjeras «como sucedió con extensas zonas dela Patagonia y con miles de hectáreas de los esteros del Iberá».12

El abogado Gustavo Candia de la Universidad de Buenos Aires hapublicado un completo análisis jurídico de esta ley, del cual puedenextraerse las siguientes consideraciones:

La técnica legislativa utilizada para la redacción de la ley puedeser objetada por su amplitud y su ambigüedad para determinarhasta dónde abarca la zona que es declarada de dominio público.El límite deberá ser establecido por la autoridad de aplicación– que la norma no precisa – y queda librado a la naturaleza, locual casi es dejarlo librado al azar.13

Se afecta de igual modo a pobladores con diferentes condicionesjurídicas sobre los predios que ocupan. Hay comunidades aboríge-nes asentadas con título de propiedad comunitaria intransferible,criollos propietarios de sus tierras, habitantes adjudicatarios enventa de las tierras que ya han pagado parte de ellas e introducidolas mejoras exigidas para solicitar la propiedad, habitantes posee-dores de las tierras que nunca han gestionado ni regularizado susituación de hecho, pero ejercen una tenencia de varias décadas.Para quienes poseen título de propiedad privada, el Estado debióiniciar proceso de expropiación, pues de lo contrario implicaríalisa y llanamente un caso de confiscación, régimen abolido en elsiglo XIX. Las tierras comunitarias de los aborígenes de ningúnmodo pueden ser expropiadas, pues tienen un estatus jurídico ylegal distinto a la propiedad privada tradicional regulada por elCódigo Civil. Quienes tienen adjudicaciones en venta se vieronimposibilitados de escriturar las tierras que estaban pagando, pe-ro la ley no reconocía los derechos adquiridos, ni presupuestabafondos para una indemnización – además violaba la ley de tierras

12. Como el gobierno insistió en argumentar que la medida tenía comoobjetivo principal ejercer acto de soberanía y proteger para todos los formoseñosun patrimonio esencial como es el agua, evitando su traspaso a propiedad deextranjeros como sucedió en «provincias hermanas», es necesario anotar queya contaba con los instrumentos legales para tal fin. Entre otros merecencitarse la Constitución provincial, que en su reforma de 1991estableció que launidad máxima de tierras fiscales por adjudicar será de 5.000 hectáreas, salvoexcepciones que precisarán de una ley especial que las justifique; que ordenóconceder a los pueblos aborígenes tierras comunitarias cuya propiedad seríaintransferible e inembargable – disposición ésta que ya existía en la ley 426Integral del Aborigen – . Además, el Estado podía concederse el derecho depreferencia para la compra de propiedades que los productores criollos de lazona resolvieran vender.

13. La línea de ribera del bañado fue delimitada más tarde por el InstitutoNacional del Agua (INA), actividad supervisada y aprobada por la UnidadCoordinadora del Agua de la Provincia (UCAP).

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n.º 113/1960 que estableció el Régimen de Colonización y TierrasFiscales de la Provincia – .Al establecer una «reserva natural de utilidad pública», la leypretende conceder un derecho de uso sobre la tierra del bañado,pero confunde los conceptos de uso y de utilidad. Además excluyeel uso del agua. Una cosa es decir que un bien es útil y otra esdecir que uno puede usar de la cosa. La norma debió mencionarel concepto de «uso público».El artículo 3 que prohíbe la adjudicación en venta de las tierrasfiscales en la reserva natural, no aporta nada nuevo pues la decla-ración de dominio público de la zona lleva implícita la prohibiciónde venta.El artículo 4 dispone que el uso de las aguas se regirá por lasdisposiciones del Código de Aguas de la Provincia, cuya autoridadde aplicación es la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia,dependiente del Poder Ejecutivo.Finalmente, al facultar al gobernador a determinar el organismocompetente para aplicación de la ley, la Legislatura concede am-plias atribuciones al Ejecutivo para que éste regule, administre ydecida sobre todos los aspectos posibles en el bañado La Estrella,en detrimento del sistema republicano de gobierno y de la divisiónen las funciones del poder.14

Esta ley fue reglamentada por el Poder Ejecutivo mediante decreto921 dictado el 3 de octubre de 2005 – nunca publicado en el BoletínOficial, aunque mencionado en publicaciones periodísticas – en cuyosconsiderandos expresaba que el dominio público debía ser entendidocomo «un conjunto de bienes del Estado afectados por ley al uso directoo indirecto de los habitantes» y en su contenido garantizaba que losactuales ocupantes de las tierras del bañado La Estrella mantendríansu condición de tal y tendrían la prioridad del uso para sus respectivashaciendas y otros que hacen al sustento de su economía; los prediosque se encontraren con títulos de propiedad mantendrían dicha con-dición; la propiedad comunitaria de los pueblos aborígenes quedaríansujetas exclusivamente a lo establecido por las Constituciones Nacionaly Provincial, y por la ley 426 Integral del Aborigen y las normativas deaplicación. Prohibía la adjudicación en venta de tierras fiscales en elárea de la reserva natural; la caza de animales con excepción de la cazade subsistencia de los pobladores del lugar la que debería llevarse a cabobajo la supervisión de la autoridad en coordinación con la Dirección

14. Gustavo Ariel Candia. Ley ambiental dictada en la Provincia de Formosa esconfiscatoria de bienes y afecta propiedad comunitaria de comunidades aborígenes.Directora Teodora Zamudio. Equipo de Docencia e Investigación, Derechosde los Pueblos Indígenas. 2008. URL: http://www.indigenas.bioetica.org/nota31.htm.

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de Fauna; y la extracción forestal en el área del bañado, con excepciónde la necesaria para la realización de mejoras ordinarias en los prediosde los pobladores del bañado por realizarse bajo la supervisión de laautoridad de aplicación en coordinación con la Dirección de Bosques;establecía que la autoridad de aplicación de la ley sería el Instituto deColonización y Tierras Fiscales de la Provincia de Formosa.15

La reacción de las comunidades contra las obras y contra las normasinjustas

Las comunidades aborígenes y los pobladores criollos damnificadosno tardaron en manifestarse en contra de estas normativas y de lasobras de la ruta 28. Lo hicieron por medio de reclamos judiciales y pormovilizaciones y cortes de ruta.

Ganaderos criollos agrupados en la Asociación de Productores delbañado La Estrella (APROBAE) – personería jurídica n.º 8/2004 – y laMesa de Trabajo denominada Tierra, Recursos Naturales y Agua (TIER-NA) que nuclea a aborígenes, criollos, ONGs y a la Iglesia local, seunieron para iniciar acciones judiciales contra las normas antes men-cionadas. De este modo, numerosos pobladores de diferentes pueblosy parajes de la zona de influencia del bañado, otorgaron poder al abo-gado Luis María Zapiola para que los representara en una Acción deDeclaración de Inconstitucionalidad de la ley 1.471, de su decreto re-glamentario y de la disposición 5/2005 del Instituto de Colonización yactos administrativos de 2004 y 2005 que habían aumentado el valorde la tierra fiscal, planteada ante el Superior Tribunal de Justicia de laProvincia.

Entre las razones expuestas por el abogado defensor se destacan: elcarácter confiscatorio de la ley – ya que al afectar al dominio públicoa las tierras y a las aguas del bañado, éstas pasan a ser propiedadexclusiva y excluyente del Estado – y, en consecuencia, no respetaderechos adquiridos por los pobladores, tales como las propiedadescomunitarias de los pueblos aborígenes, la propiedad privada de loscriollos, las adjudicaciones en venta de tierras fiscales y las ocupacionesy posesiones tradicionales con las mejoras introducidas. Es confiscatoriaporque no establece que los bienes quedan sujetos a expropiación y, porlo tanto, imposibilita a los afectados ejercer acciones tendientes a lograrla debida indemnización. Por el contrario, condena a los mismos a vivirde prestado, pues autoriza el uso de los bienes (agua, fauna, tierras,pastos) bajo la permanente fiscalización de organismos estatales. La ley1.471 pretende erigirse en una ley ambiental pero contraviene la leyde Ecología y Medio Ambiente de la Provincia (ley 1.060/93) y la ley

15. Portal del gobierno de Formosa. http://www.formosa.gov.ar/portal/index.

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Ambiental Nacional n.º 25.675, de aplicación obligatoria al caso, puesno se realizó adecuadamente el estudio de impacto ambiental previo,no se informó debidamente a los pobladores y no se realizó la audienciapública como ordena esta ley.16

Por otra parte, el decreto reglamentario avanza más allá de lo que lepermite la propia ley. Reitera lo que ya está legislado, pues en su artículo1 vuelve a afectar lo ya afectado por la ley. Aunque pretende minimizarlos efectos injustos de la ley, es igualmente inconstitucional porqueprohíbe la caza, con excepción de la de subsistencia la que debe reali-zarse bajo control de la Dirección de Fauna, introduciendo un «permisopara subsistir» y dejando en manos de organismos públicos su absolu-ta y total regulación. En tal sentido, contraviene lo normado por ley24.071 aprobatoria del convenio 169 de la Organización Internacionaldel Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes,y también viola los artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacionaly artículo 79 de la Constitución de Formosa, que incorporaron los de-rechos de los pueblos aborígenes. Prohíbe la extracción forestal conexcepción de las maderas necesarias para la realización de «mejorasordinarias», términos que no define, dejando esta tarea a cargo de lafacultad discrecional del Instituto de Colonización y de la Dirección deBosques. Existe superposición de entes reguladores en las funcionesde control: Instituto de Colonización y Tierras Fiscales, Dirección deBosques, Dirección de Recursos Hídricos, Ministerio de la Producción yDirección de Turismo, pero en ningún momento se contempla la partici-pación ciudadana y en especial de criollos y aborígenes del bañado LaEstrella, así como tampoco de la Subsecretaría de Recursos Naturalesy de Ecología, que se supone el organismo provincial más adecuadopara gestionar el uso y manejo de un área protegida o reserva natural.17

Esta demanda de inconstitucionalidad no prosperó, pues el SuperiorTribunal de Justicia decidió archivar la causa.18

Tampoco obtuvieron resultados las movilizaciones y cortes de ru-tas realizados por la Asociación de Productores del bañado La Estre-lla (APROBAE), con el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales(ONGs), y organizaciones culturales, sociales, ecologistas, religiosas ydefensoras de Derechos Humanos, tales como Fundación para la Ges-tión e Investigación Regional (FUNGIR), dirigida por Luis María de laCruz, Instituto de Cultura Popular (INCUPO), Asamblea Permanentepor los Derechos Humanos (Co presidida por Susana Pérez Gollart y

16. La ley General de Ambiente, n.º 25.675 fue sancionada por el CongresoNacional el 6 de noviembre de 2002 y parcialmente promulgada el 27 denoviembre del mismo año.

17. Puede verse completa la Acción de Inconstitucionalidad planteadapor el Dr. Zapiola, en la página de la Red Agroforestal del Chaco Argentinohttp://redaf.org.ar.

18. http://www.formosaahora.com.ar, lunes 17 de setiembre de 2007.

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el obispo Aldo Etchegoyen), Servicio de Paz y Justicia (dirigido por elpremio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel), Madres y Abuelas dePlaza de Mayo, Confederación de Trabajadores de la Argentina (CTA),Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo (APCD), RedAgroforestal del Chaco Argentino (REDAF), Red Nacional de AcciónEcologista (Renace), Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM),Fundación Vida Silvestre (a través del Programa Gran Chaco), EquipoNacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), Equipo Diocesano de PastoralAborigen (EDIPA), Servicio por la Verdad y la Justicia de la Diócesis deFormosa, el párroco de Las Lomitas Padre Francisco Nazar, la religiosaMartha Pelloni, las Hermanas Franciscanas de laguna Yema y las Parro-quias de General Güemes, Ibarreta, San Martín 2, Ingeniero Juárez, ElColorado y Comandante Fontana, entre otras.19

El gobernador Insfrán fustigó con énfasis a las «organizaciones quedicen defender el medio ambiente. . . a quienes sobre la mentira vanconstruyendo una imagen negativa de la provincia en el contexto nacio-nal e internacional. Operan a través de las modernas tecnologías, comola Internet y el uso de correos electrónicos. Es la única herramientaque poseen ya que no tienen contacto con ustedes, sino que utilizanestos medios seguramente para conseguir algún recurso para algunafundación u organización no gubernamentales».20

Conclusiones

El conflicto suscitado a partir de la construcción de una importanteobra pública, cuya necesidad nunca fue por nadie negada, no surgió porla concreción de la misma, sino por la manera en que ésta fue concebiday llevada a cabo.

Aunque consideremos sinceras las intenciones del Poder Ejecutivoformoseño de estar «protegiendo la biodiversidad de una de las zonasconsideradas excepcionales del planeta. . . y ponerla fuera del librejuego mercantilista de la oferta y la demanda», no era necesario actuarde la manera que se hizo, pues la provincia ya contaba con la protecciónjurídica de dicho bien, al margen de que los pobladores del lugar son lamejor garantía de la conservación del mismo.

19. Estas movilizaciones se difundieron en páginas de Internet, pues la pren-sa escrita en Formosa es en extremo oficialista. Pueden verse las páginas webde Corrientes Noticias, de Causa Popular, de Argentina Indymedia, de Prensade Frente, de Radio Mundo Real (http:www.radiomundoreal), Red Agrofores-tal, Red Nacional de Acción Ecologista Renace Informa (http:www.renace.net)Ecoportal, Incupo (http://wwwincupo.org.ar), entre otras.

20. Discurso del gobernador Insfrán ante pobladores de Campo del Cie-lo. Portal del gobierno de Formosa. http://www.formosa.gov.ar/portal/noticias.

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Resulta claro que la ley 1.471 es inconstitucional y confiscatoria,y afecta derechos adquiridos por los lugareños criollos y aborígenes,habiendo sido muchos de estos derechos otorgados por el mismo partidogobernante pocos años atrás. La reconstrucción de la ruta 28 a una cotainconveniente adolece de los siguientes defectos: el estudio de impactoambiental fue mal realizado, sin respetar especificaciones técnicas nilos saberes de la gente del lugar; produjo perjuicios económicos nuncareconocidos ni resarcidos; el gobierno ejerció presiones indebidas paraevitar reclamos por vía judicial. La escasa prensa libre de la provincia yla débil oposición política, exigieron a los damnificados a llevar a cabomovilizaciones y cortes de rutas con apoyo de organismos defensoresde Derechos Humanos y del Medio Ambiente, y comunicar su situaciónmediante periódicos de Internet.

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Explotación forestal y transformaciones productivasy ambientales en la provincia del Chaco(1960-1976)

Adrián Zarrilli. . . . . .

Introducción

El sector forestal, ha sido el primer vínculo económico y social, intray extranacional de la provincia del Chaco. Las implicancias que su evo-lución ha experimentado, fueron consecuencias de diferentes políticas,muchas veces negativas y factores que condicionaron su estructura.

En ese contexto, dadas las características de su producción y decómo funcionaron los mercados y las relaciones establecidas entre losdiferentes actores económicos, es posible definir la actividad forestalchaqueña como «anacrónica» en su faz primaria y desintegrada y tradi-cional en su faz secundaria, al menos en el período en estudio. En estelapso de tiempo el comportamiento de la actividad forestal primariatuvo como rasgo constitutivo la de «subsistencia», conformando en casosexcepcionales, empresas precariamente organizadas, con un sistema deexplotación anacrónico, sumado a un proceso de explotación que, aúndespués de más de sesenta años de iniciada la actividad, se ejercía bajocriterios ajenos a la sustentabilidad del recurso forestal, perviviendo lasformas que tradicionalmente se definieron como «exterminadoras» entérminos ambientales.1

Para el período en análisis el sector forestal chaqueño, tanto en suactividad primaria como en la secundaria, careció de políticas definidas,

1. Adrián Zarrilli. «Bosques y agricultura. Una mirada a los límites históricosde sustentabilidad de los bosques argentinos en un contexto de la explotacióncapitalista en el siglo XX». En: Cuestiones agrarias en la Argentina y Brasil.Conflictos sociales, educación y medio ambiente. Ed. por Noemí Girbal-Blachay Sonia Regina de Mendonça. Buenos Aires: Prometeo, 2007.

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ya se en cuanto a racionalizar y planificar su producción, como encuanto a estrategias de mercado.

Aprovechamiento del bosque

Dentro de la región se reconocen las formaciones boscosas consti-tuidas por especies nativas en el llamado bosque chaqueño, donde unfenómeno común iba a afectar su aprovechamiento racional. En efecto:debido a que la orientación de la producción dependió esencialmentedel interés por obtener ganancias altas en corto plazo, nunca se les apli-có un tratamiento silvícola que, sobre la base del capital forestal virgenexistente, previera su aprovechamiento futuro. Ello determino no sólo laextracción del beneficio proveniente de la unidad en aprovechamiento,sino la destrucción del capital boscoso que la producía, ignorándosecriterios ecológicos-conservacionistas compatibles con una explotaciónracional. Las prácticas ganaderas superpuestas con las forestales, laagricultura en avance incontrolado sobre tierras cuyo uso debiera serforestal, bosques de producción explotados hasta el exterminio, bosquesde protección tratados como de producción, son algunas de las caracte-rísticas del manejo irracional que se ha dado a la riqueza forestal de laregión y de la provincia del Chaco en particular.2

Para los inicios de la segunda mitad del siglo XX, la degradaciónhabía llegado a producir un desequilibrio de tal magnitud que habíafavorecido la proliferación de especies no deseables económicamente;o bien un proceso erosivo en pleno avance, debido fundamentalmenteal pastoreo sin control, y los incendios aseguraban no pocas veces ladestrucción final. Por todo ello, la superficie boscosa se había reducidonotablemente, y algunas especies habían desaparecido de los bosques(lapacho, cedro). En cuanto al quebracho colorado – principal especieproductora de divisas – estaba amenazado de proseguir el ritmo decortas sin control de impedir cortas de producción en breve tiempo.3

También es importante señalar la acción de la ganadería. La mismaoperaba sobre el bosque con efectos distintos según haya sido el gradode pastoreo y el tipo de ganado de que se trate. A continuación, seresumen los cambios producidos por dichos efectos en la composicióny estructura de los estratos herbáceos y arbustivos, y en cierta medidasobre el arbóreo, dada su influencia sobre la regeneración normal de lasespecies regionales:

2. Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Re-pública Argentina II - Cuenca Inferior del río Bermejo Programación para suDesarrollo, 1977.

3. José Tinto. El bosque en la dinámica económica-social argentina. Ed. porIFONA. Buenos Aires, n/d, p. 20.

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Destrucción de la cubierta herbácea en el interior del bosque y enlas abras o calveros.Invasión de elementos leñosos en áreas de pastizales abiertos conformación de los brótales mencionados. Estas áreas se transformanposteriormente en bosque, en casi todos los casos.Destrucción de arbustos forrajeros e incremento de arbustos nopalatables, con el consiguiente cambio en la composición y/odensidad de las especies.Destrucción parcial de renovales de quebracho colorado, mistol,guayacán y algarrobo blanco, cuando se trata de ganado mayorúnicamente. Cuando además hay ganado menor (cabras y ovejas),la destrucción de renovales es prácticamente total.Diseminación de especies cuyos frutos son consumidos por el ga-nado y cuyas semillas no son afectadas al pasar por su aparatodigestivo, sino que por el contrario, mejoran sus posibilidades degerminación (en especies tales como el mistol, algarrobo, guaya-cán, vinal, etc).4

Asimismo el pastoreo descontrolado había favorecido – como se hadicho – la entrada del vinal. El rellenado de los bajos llevó a ampliarsuperficies con ecosistemas marginales y el hombre, a través del ganado,aceleró la colonización de los mismos con vinal, que adquirió así elcarácter de una verdadera maleza.5

Características generales de la producción forestal regional

Las provincias del Norte argentino con fuerte producción forestal,poseían casi el 50 % de la superficie de bosques naturales de producciónmaderable del país y producían más del 30 % de las extracciones nacio-nales. Para los principales productos de la zona (rollizos para tanino,leña, carbón, durmientes y postes) este porcentaje llegaba al 45 % de sutotal nacional.

Estas cifras no guardan relación con la importancia económica quetenía para la región y para el país la explotación de sus recursos fo-restales. El análisis cualitativo de la explotación regional indica quesus productos típicos sufrieron muy escaso proceso de transformacióny sólo excepcionalmente, eran utilizados como materia prima en laindustria de la madera y otras derivadas. La explotación del bosque,selectiva y depredadora, se concentró desde las primeras décadas del

4. Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Re-pública Argentina II - Cuenca Inferior del río Bermejo Programación para suDesarrollo, 1977.

5. José Tinto. Relación del bosque y las actividades forestales con los otrosrecursos naturales y el ambiente humano. Ed. por IFONA. Buenos Aires, 1978,p. 33.

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Área 1961/1963 1971/1973Toneladas % Toneladas %

Chaco 702.772 18,6 733.030 17,9Formosa 140.082 3,7 237.113 5,8Salta 305.297 8,0 347.040 8,5País 3.778.230 100,0 4.078.117 100,0

Cuadro 1 – Extracciones de productos forestales promedios de los trienios1961/1963 y 1971/1973. Fuente: IFONA, Estadística Forestal, 1973.

siglo en el quebracho colorado destinado a las empresas productoras decurtientes. En los años sesenta los rollizos para la elaboración de taninollegaban al 60 % del total producido en la región. Los otros productosde importancia eran: leña (para consumo y para producción de carbón),durmientes, postes de uso rural y telefónicos y en menor proporciónmaderas para aserrado.6

La explotación industrial del bosque era en estos años rudimentaria,basada en pequeñas unidades de producción, de bajos rendimientos,debido a la precariedad de los medios de trabajo empleados. Incluso laspocas plantas existentes de gran dimensión no mostraban sustancialesinnovaciones tecnológicas, ya que están estructuradas en base a laocupación de abundante mano de obra y limitadas por la escasez decapital volcado a la actividad. La industria maderera producía bienes conreducido grado de manufacturación, como se aprecia para el Chaco.7

Productos 1966 1967 1968 1969 1970 Promedio

Tanino 69,2 73,7 73,7 78,6 83,1 75,6Postes 11,2 10,3 13,3 7,2 6,4 9,9Durmientes 12,2 9,2 7,9 6,0 3,7 7,8Aserrado 7,4 6,8 5,1 8,2 6,8 6,7Totales 100 100 100 100 100 100

Cuadro 2 – Estructura de la industrialización maderera del Chaco (1966-1970).Fuente: Estudio de mercado, procesamiento y comercialización de maderaschaqueñas. ADE, 1963. Los valores se expresan en porcentaje.

Pese a que en la región, aunque predominaban los tipos de maderasduras y semiduras, existía una gran diversidad de especies explotables,sólo unas pocas son extraídas en volúmenes significativos, tal cualdemuestra el cuadro 4.

6. IFONA. Estadísticas, 1966-1973.7. José Tinto, J. F. Boggiano y J. A. Castiglioni. Panorama maderero indus-

trial argentino. Ed. por Cámara de Aserraderos y Depósitos de Madera. BuenosAires, 1972, pp. 134-135.

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Especies Chaco Formosa Salta CIRB (Ap) %

Quebracho Colorado 481.794 112.247 51.095 645.136 49,8Quebracho Blanco 68.700 19.526 44.278 132.504 10,3Algarrobo 11.363 3.073 1.356 15.792 1,2Urunday 11.182 28.086 39.268 3,0Guayaibí 5.903 4.672 10.575 0,8Palo Lanza 5.926 3.050 8.976 0,7Palo Blanco 13.662 6.121 19.783 1,5Palmas 25.146 230 25.376 2,0Cebil 20.144 20.144 1,6Palo Amarillo 17.751 17.751 1,4Otras Especies 132.872 21.271 204.776 358.919 27,7Totales 717.740 248.484 328.000 1.294.224 100

Cuadro 3 – Extracción de productos forestales por especie año 1973. Fuente:IFONA. Estadística Forestal 1973. Los valores se expresan en toneladas.

Área 1961/1963 1971/1973Toneladas % Toneladas %

Chaco 262.520 16,5 190.643 17,0Formosa 21.400 1,3 12.033 1,1Salta 142.066 8,9 86.237 7,7País 1.595.403 100,0 1.119.722 100,0

Cuadro 4 – Producción de leña promedios de los trienios 1961/1963 y1971/1973. Fuente: IFONA, Estadística Forestal, 1973.

Área 1961/1963 1971/1973Toneladas % Toneladas %

Chaco 48.678 13,8 73.630 18,1Formosa 1.494 0,4 6.739 1,6Salta 14.288 4,0 74.315 18,2País 354.123 100,0 407.807 100,0

Cuadro 5 – Producción de carbón promedios de los trienios 1961/1963 y1971/1973. Fuente: IFONA, Estadística Forestal, 1973.

En este contexto es importante analizar cual era la evolución de losprincipales productos forestales del área en estudio, excepto la produc-ción de rollizos de quebracho colorado para tanino, cuyas característicasse analizaran en otro ítem.

a) Durmientes. La producción nacional de durmientes había sufridograndes altibajos, con una fuerte caída a partir de 1963. Si se analiza laevolución en el largo plazo se advierten bruscas oscilaciones año a año.A los problemas generales de la producción maderera de la región, sesumó en este caso la existencia de un único comprador (Ferrocarriles

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Argentinos) de cuya situación financiera depende la producción delos aserraderos de la región. Esto impedía que los establecimientospudieran realizar planes de producción y al mismo tiempo obstaculizabala instalación de plantas de mayor dimensión y eficiencia.

Los establecimientos de aserrado de durmientes (hay que señalar queaún es labrado a mano un 20 % del total) eran de reducida magnitud,carecían de una organización técnica y administrativa adecuada y teníanuna endeble situación financiera. Además no se realizaba prácticamenteel aprovechamiento de subproductos (tablones, varillas, carbón, etc.).

b) Leña y carbón. La producción de combustibles leñosos habíacaído sensiblemente en el período, debido a su creciente sustituciónpor derivados del petróleo. A nivel nacional, el decrecimiento de laproducción era más pronunciado en el rubro leña que en el de carbónvegetal. Este último producto no había experimentado una caída tanpronunciada debido, fundamentalmente, al incremento de su deman-da para uso siderúrgico. La evolución de leñas de la región confirmaesta observación, dado que, como se aprecia en los cuadros siguientes,mientras la producción de leña para consumo experimentaba un decre-cimiento similar al del país, la producción de carbón vegetal llego en elultimo trienio a absorber el 38 % de la producción nacional a causa dela demanda de carbón siderúrgico por Altos Hornos de Zapla.8

c) Postes. La producción de postes de la región había experimentadoen el decenio analizado una evolución disímil a la del total del país,como surge del cuadro 8 (véase página 92.). Mientras que la demandanacional prácticamente se había estancado debido a las reducidas inver-siones del sector agropecuario (y en menor medida) a la sustitución porpostes metálicos, la producción regional se duplicó en el mismo lapso.Este incremento se debió, fundamentalmente, al agotamiento de otrasáreas productoras del país, en particular Santiago del Estero y norte dela Provincia de Santa Fe.

Área 1961/1963 1971/1973Toneladas % Toneladas %

Chaco 19.295 11,9 56.026 30,2Formosa 5.898 3,6 39.586 21,3Salta 32.812 20,2 27.737 14,9País 162.088 100,0 185.631 100,0

Cuadro 6 – Producción de postes promedios de los trienios 1961/1963 Y1971/1973. Fuente: IFONA, Estadística Forestal, 1973.

8. L. Marcón. Evolución histórica de la participación del sector forestal en laeconomía nacional según los indicadores clásicos. Ed. por IFONA. Buenos Aires,1984, p. 15.

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Los bosques en la provincia del Chaco (1960-1976)

Para los años sesenta el país y la provincia aún no contaban conestudios técnicos completos que pudieran establecer cifras correctasen lo referente a la existencia real y a la distribución de la superficieboscosa. En términos generales y tomando como base las estimacionesnacionales, se estableció que la superficie ocupada efectivamente porbosques era de unas 5.700.000 has, representando un 57 % del total delárea provincial.9 Su distribución desde ya no es uniforme, disminuyendoen forma gradual de este a oeste y de una manera similar pero con me-nos evidencia de norte a sur. La cobertura boscosa aumentaba a medidaque disminuía la calidad del mismo. Obviamente, esta distribución tieneque ver con la explotación que tuvo lugar en el este de la provinciadesde fines del siglo XIX y justamente con el sur, soportaron la fuertedemanda de las primeras décadas del presente siglo, originada a suvez por el auge de la industria taninera y el consumo de combustiblesvegetales.10 Para fines de la década de 1970 el estado de los bosquesera aproximadamente el mostrado en el cuadro 7.

Estado Superficie en ha. % sobre el total

Bosque virgen 3.000.000 55,03Bosque degradado 400.000 7,34Bosque explotado 900.000 16,51Bosque aprovechado 1.150.000 21,10Bosque artificial 1.200 0,02

Cuadro 7 – Fuente: IFONA. Estadísticas, 1970-1976. Bosque virgen: sin inter-vención humana; degradado: bosques que sufrieron explotación irracional;en explotación: régimen de explotación planificada.

Las actividades forestales en la provincia del Chaco

La empresa forestal. El obraje

La explotación forestal aun continuaba en los años sesenta centradaen la forma de organización tradicional, el obraje. La explotación demontes fiscales, se registraba bajo el formato de «concesiones», conuna extensión individual que oscilaba entre las 500 y las 1.000 ha. Elaprovechamiento forestal en terrenos privados, se ejercía bajo las formasde una explotación integral, por rozado, generalmente previéndose el

9. Área Forestal. Diagnóstico del sector primario. Inf. téc. Resistencia: Pro-vincia del Chaco, 1980, p. 10.

10. Jürgen Bünstorf. «El papel de la industria taninera y de la economíaagropecuaria en la ocupación del espacio chaqueño». En: Folia Histórica delNordeste. Resistencia: UNNE, 1982.

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uso agrícola del suelo. En los montes fiscales, primó el uso comercialinmediato del recurso forestal, siguiendo un método de explotación queen muchas ocasiones coincidió con la «tala rasa» destinada a fines agro-pecuarios o el método de explotación selectiva, donde se seleccionabanlas especies de mayor valor y se realizaba la limpieza del sotobosque.11

Las operaciones realizadas en el obraje consistían básicamente en:parcelamiento, apertura depicadas, apeo, descopado, preparación deleña, preparación de fustes y ramas, preparación de durmientes y pos-te, y transporte. La especialización o casi monoexplotación del obrajechaqueño, contrastó con la diversidad de especies contenidas en susmasas forestales. La actividad de la mayoría de ellos se circunscribía,en efecto, a una explotación selectiva y agotante de unas pocas especies(quebracho colorado para industria taninera, postes y durmientes; que-bracho blanco para durmientes y más recientemente guayaibí, espinacorona, guaraminá, urunday, algarrobo, etc., para otros usos industria-les) con abandono de las restantes. Este rasgo era menos acentuado enlos obrajes sobre bosques de actividad privada, donde la necesidad deganar extensiones para actividades agropecuarias determina una mayorproporción de explotaciones integradas.12

En cuanto a la producción de carbón, que admitía el empleo de unaamplia gama de especies, era encarada como una actividad subsidiariade la taninera y aserradora, limitada a utilizar el rezago de las maderasexplotadas. La producción unitaria promedio de los aproximadamente200 obrajes que operaban en el Chaco, era en 1968 de 4.450 toneladas,lo que da una idea de su escaso volumen y rendimiento unitario.13

Organización de la producción

La actividad obrajera estaba a cargo de concesionarias de bosquesfiscales y propietarios de áreas boscosas privadas. La liberalidad con quefueron otorgadas las concesiones hasta el pasado inmediato, sumada aldébil contralor estatal, dieron origen a abundantes actividades especu-lativas, como ser: obtención de la concesión sin ponerla en explotación,contrariando lo expresamente señalado por las leyes; la progresivadelegación de las operaciones del monte en contratistas particulares,reduciendo la actividad del concesionario a la coordinación de dichosdelegados; evasión de aforos, con la consiguiente defraudación al fiscoque ello supone; y cesión lisa y llana a terceros, a cambio de una primao comisión.

El obraje tenía (aun en el caso de hallarse integrado a un aserrade-ro) las características de una actividad esencialmente extractiva y de

11. Área Forestal, Diagnóstico del. . .12. Tinto, Relación del bosque y las actividades. . . p. 33.13. Provincia del Chaco, Estudio de las industrias de la madera y del carbón

1970, p. 2.

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tecnología primaria. En casi todos ellos las tareas (apeo, descortezado,tronzado, pelado, etc.) se realizan en forma manual y el transportese efectúa a sangre, generalmente con bueyes o equinos que arrastrancarros cachapés. La herramienta más usada es el hacha, complementa-da con el machete para ciertos trabajos de desrame. Ello determina lapérdida de materia prima irrecuperable para otros usos.

Dos elementos combinados jugaron un papel determinante en lafalta de incentivos para adoptar una tecnología forestal mas avanzada:el bajo nivel de los salarios y la forma de pago de los mismos, que eraa destajo. Esto provocaba, además de la obtención de bajos costos deproducción, la prolongación de la jornada de trabajo más allá de límitesnormales tanto desde el punto de vista legal como humano.

A ello se sumaba la irracional explotación del recurso que suponedejar librado al criterio del obrajero la decisión de si la proporción sanao enferma del árbol justifica o no la tarea de la picada, el apeo, el cortey el pelado, dado que en general las fábricas no recibían sino maderasana y muchas veces no pagan la extracción de madera mala.

En cuanto a las condiciones de trabajo, las mismas se ven negativa-mente afectadas por la escasa aplicación de las disposiciones salarialesprevisionales y sociales vigentes, como así también por la deficitariadotación de alojamiento, aprovisionamiento y servicios sanitarios conque contaban los obrajes.

Para un obraje promedio la incidencia de la mano de obra en el costototal por tonelada de rollizo producida, se elevaba al 38 % en el casode mano de obra directa y el 31 % tratándose de indirecta, insumiendolos otros conceptos el 30 %. En el caso de la elaboración de leña, laincidencia de la mano de obra se elevaba al 50 % sobre el costo total.14

La actividad del obraje era cíclica, compartiéndose la mano de obracon la actividad algodonera en época de cosecha. Claramente la acti-vidad en el monte declinaba entre los meses de enero y mayo, razónque justifica considerar que solamente existían seis o siete meses deactividad plena.15 El personal estable en un obraje mediano, era dealrededor de cuarenta personas, entre peones para las tareas propiasdel obraje y las afines al trabajo. Los grupos familiares colaborabantambién en épocas de plena actividad en tareas de apeo y preparaciónde leña.

Esta actividad por lo tanto podía categorizarse como primaria y sinmovilidad hacia otras actividades., tenía una inserción marginal en elproceso productivo, donde las relaciones con la tierra se habían disuelto,donde la estabilidad era precaria y donde prevalecía un ciclo anual deactividades alternas. Donde además pervivieron las antiguas formas de

14. Tinto, Relación del bosque y las actividades. . . p. 44.15. Cristina Valenzuela. Transformaciones agrarias y desarrollo regional en el

Nordeste argentino. Una visión geográfica del siglo XX. Buenos Aires: La Colmena,2006.

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relaciones laborales establecidas desde el ciclo forestal inciado a finesdel siglo XIX.

El modelo ocupacional más frecuente, era la combinación cosechero-hachero. El ciclo de trabajo era regular, es decir que alternaban igualesocupaciones en los mismos períodos, con el caso más específico del quecoincidía con la cosecha algodonera, siendo el 31 % de los bracerosalgodoneros que provenían de los obrajes y que tenían un movimientoterritorial dentro de la provincia, de tipo interdepartamental.16 Otrasde las llamativas sobrevivencias de los antiguos métodos de trabajoinstaurados a fines del siglo XIX es la forma de pago: un 79 % delos cosecheros de algodón y casi un 100 % de los obrajeros seguíanadquiriendo las mercaderías directamente al patrón (bajo la forma dela libreta), siendo forma de pago y fuente de aprovisionamiento, consaldos salariales por demás escasos.

Patrón Almacén Ambos lados OtrasParcial % Parcial % Parcial % Parcial %

Efectivo 7 2 23 4 30 7Libreta 356 79 10 2 2 1 368 83Ambos 26 5 3 1 9 2 38 9Otras formas 2 1 2 1 1 1 2 1 7 1Total 391 87 38 8 12 4 2 1 443 100

Cuadro 8 – Distribución de los sujetos según forma de pago de las mercaderíasy lugar donde se la compra. Fuente: Área Forestal. Diagnóstico del sectorprimario. Inf. téc. Resistencia: Provincia del Chaco, 1980, p. 35.

Sistemas de desmonte

La explotación de los bosques fiscales se hacía por entresaca selectivade especies de valor industrial, descartando la corta de los sin destinocomercial, lo que conducía al desfloramiento y degradación del bosquepor el gradual empobrecimiento de las masas forestales y reducción dela capacidad de regeneración de las especies más valiosas, por alteracióndel equilibrio biológico. Muchas veces, incluso se autorizaba repasarparcelas de la concesión que ya han sido anteriormente explotadas.

En los bosques privados donde primaba, además del interés de laganancia inmediata, el posterior destino de la tierra, se aplicaban dosprocedimientos: uno es el de la entresaca selectiva, que se completageneralmente con abatido y limpieza del subbosque, extrayéndose lasespecies que dificultan su aplicación a la ganadería. Muchas veces seprefería, en cambio, el desmonte del bosque por tala rasa, con extraccióno no de tocones y recuperación del terreno con fines agropecuarios.Puede afirmarse, en términos amplios, que el desmonte se practicaba

16. Área Forestal, Diagnóstico del. . .

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a inicios de la segunda mitad del siglo XX en forma desordenada ycon elementos rudimentarios, estando el contralor oficial prácticamenterestringido a la mera otorgación de los permisos para el rozado, talcomo venía sucediendo desde principios del siglo.

Asimismo el gobierno de la provincia del Chaco había organizadoun programa para desmontar en venticinco años 125.000 ha. de tierrascon los bosques de mayor calidad, que eran a su vez los que poseíanmejor aptitud agrícola. El mismo fue llevado a cabo por el InstitutoProvincial del Desmonte (IPRODE) que trabajó preponderantementesobre bosques fiscales, contribuyendo a ampliar la frontera agrícola dela provincia. El recabado en leña y madera era abandonado o destruidopor quemazón, por falta de compradores y por la imposibilidad de queel propio IPRODE organizara explotaciones obrajeras o industriales condicha materia prima.

Producto Categoría Medida % Unidades

Durmientes Quebracho colorado 2,00 m. 20 3.000Quebracho colorado 2,50 m. 3 450Quebracho colorado 2,70 m. 13 1.950Quebracho blanco 2,50 m. 10 1.500Quebracho blanco 2,70 m. 54 8.100

Totales 100 15.000Leña Primera a quinta categoría 11.000 tn.Carbón 4.000 tn.Postes 10.000

Cuadro 9 – Estimación media de productos y rendimientos de una explotaciónforestal de 1.000 ha. Fuente: Área Forestal. Diagnóstico del sector primario.Inf. téc. Resistencia: Provincia del Chaco, 1980, p. 25.

Volúmenes de producción

La producción forestal en el decenio acusó un promedio de 760.673tn, alcanzando en el año de máxima, un volumen de 928.589, guarismoque representó un incremento del 40 % sobre el año inmediatamenteanterior. Los años de baja señalaron variaciones del 22 % para 1969, de12 % para 1971 y 1973 y del 10 % para 1975.

En cuanto a las zonas de producción, el mayor registro se ubica enel destacamento de Presidencia Roque Saenz Peña, con 82.996 para elaño 1976, correspondiéndole una media en el quinquenio de 74.089tn, cifra superior al resto de los destacamentos. La segunda posiciónen cuanto a volumen la ocupan Taco Pozo y Tres Isletas con 72.447 y70.231 tn. respectivamente.17

17. Ibíd., p. 45.

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Año Producción en toneladas Variación relativa

1967 738.564 + 11968 890.185 + 211969 694.035 – 221970 757.159 + 91971 667.836 – 121972 811.595 + 221973 717.741 – 121974 738.782 + 31975 662.227 – 101976 928.592 + 40

Cuadro 10 – Producción forestal de la provincia del Chaco (1967-1976). Fuente:IFONA. Estadísticas forestales, 1967-1976.

En cuanto al área total dedicada a la explotación forestal, y a pesarde la fragmentación de los datos, puede comprobarse que en el análisispor localidad, Taco Pozo participa con el 41 % de la superficie total enel año 1976, comportamiento que mantuvo en el período analizado.

Otro factor clave en el proceso de explotación forestal lo represen-taba la superficie fiscal bajo explotación. La misma se ubicaba en elsector central y oeste de la provincia, mientras los bosques particularesse localizaban en una franja aproximada de 80 km. desde la ribera delParaná hacia el oeste. En cuanto a la composición florística del monte,la misma demostraba una marcada predominancia del quebracho colo-rado santiagueño, con una participación en el conjunto superior al 70 %.Analizando las cifras de producción por especies, se observa a lo largodel decenio, variaciones relativas que, en la mayoría de los casos guar-daban una correlación con el uso del recurso forestal. Discriminada porespecies según su participación anual, resulta evidente la permanenteposición de los quebrachos colorados y blanco en el primer y segundolugar, seguidos por la especie urunday, el guayabí y el algarrobo.18

Oferta y demanda en el mercado forestal chaqueño

La oferta de estos productos estaba atomizada, con localizacionesgeográficas de producción en distintas provincias, estando la demandamás importante originada en la empresa Ferrocarriles Argentinos parael caso de la leña y en Altos Hornos Zapla para el caso del carbón. Elrubro durmientes canalizaba sus volúmenes hacia el mercado del tanino,en el que ejercía un claro monopolio el uso que del mismo hacían lasfábricas productoras.

18. Área Forestal, Diagnóstico del. . . p. 48.

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Los productos forestales elaborados en el período analizado, demues-tran en sus cifras globales, oscilaciones que en conjunto se compensan.El mayor porcentaje de toneladas correspondía al rubro leña, dentrodel cual la «verde dura» contribuía hacia 1976 en un 28 %. El carbónvegetal mezcla, ocupaba en orden a los subproductos elaborados, lasegunda posición en todo el período, contribuyendo con el 14 % en elúltimo año de la serie.

1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976

A 53.453 81.718 51.600 95.203 102.134 74.214 44.542 66.513 64.241 62.410B 22.254 24.212 7.502 15.197 14.848 39.495 31.161 31.990 28.384 32.853C 17.782 11.874 20.275 12.341 38.076 24.394 20.104 17.682 20.699 25.107D 29.828 28.060 11.290 8.096 14.363 39.647 33.667 26.030 13.379 21.282E 6.045 15.281 11.909 7.882 16.323 29.356 25.885 24.781 8.884 16.779F 45.579 41.448 28.055 26.850 30.478 44.086 44.972 45.772 44.899 60.778G 118.729 69.696 62.244 79.849 65.591 82.726 97.447 104.072 94.943 124.250H 74.134 127.874 73.695 62.204 58.166 78.058 70.405 66.825 58.922 92.845I 805 100 56 50 441 114 355 9 96J 389 425 1.545 369 905 963 540 7.837 3.810 553

369.068 400.688 268.171 308.049 341.598 413.053 369.078 388.502 338.170 436.953

Cuadro 11 – Provincia del Chaco. Productos forestales elaborados (en to-neladas). Fuente: Área Forestal. Diagnóstico del sector primario. Inf. téc.Resistencia: Provincia del Chaco, 1980, p. 64. A = Carbón vegetal; B =Postes quebracho colorado; C = Postes especies varias; D = Durmientequebracho colorado; E = Durmiente quebracho blanco; F = Leña blanca; G= Leña verde; H = Leña campana; I = Semillas varias; J = Otros.

Asimismo el marcado deterioro experimentado por el precio de losproductos forestales se verifica en el análisis que proporcionan los da-tos del siguiente cuadro. A excepción del rubro «postes de quebrachocolorado» todos los productos acusaron una baja significativa en sucotización real. Considerando los dos últimos años de la serie, se ob-serva una baja muy sensible, especialmente en el rubro de rollizos dequebracho, con perdidas de hasta el 43 %. La central fue la conforma-ción de un mercado el que, enfrentando una oferta atomizada con unaoferta concentrada en la mayoría de los casos, colocaba a la primeraen situación de desventaja. Al deterioro de precios se sumaba la per-cepción extratemporal de los mismos por parte de FFCC Argentinos yAltos Hornos Zapla, agravando una situación que ya de por sí era difícilde mantener. Siendo tan pronunciado el deterioro económico era fácilcomprender la condición de subsistencia que caracterizó y signó a laempresa forestal.19

19. José Tinto. Posibilidades de industrialización de las maderas chaqueñas.Resistencia, 1968, p. 17.

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La industria forestal y la producción de tanino

El destino dado a la producción de quebracho ha sido al igual que alo largo de toda primera mitad del siglo XX, la elaboración de extractotanico. El Chaco aportaba en la década analizada el 75 % de la produc-ción global de extracto de tanino, cuyo destino principal seguía siendo elmercado internacional, que absorbía aún en los años setenta el 71 % dela producción interna. En esos años existían en la provincia seis fábricas,que procesaban para 1976 un total de 74.624 tn. de extracto tanico.El mayor porcentaje de producción anual, correspondió a la fábricade Puerto Tirol, siguiendo en importancia La Escondida, con 22 % deltotal, La Verde con el 17 %, Villa Angela con el 9 % y Samuhu con el8 %. Uno de los problemas esenciales que gravitaba negativamenteera la estructura del mercado, que determinaba precios no compen-satorios para la oferta de materia prima, la que continuamente sufríaaltibajos muy marcados. La competencia del extracto chaqueño a nivelinternacional, con tanantes como la mimosa y castaños, cuyos costosde elaboración eran inferiores, retrajo notablemente la colocación deltanino chaqueño.20

Año Producción en toneladas Variación relativa

1967 91.8151968 92.709 0,971969 98.434 6,181970 98.895 0,471971 55.215 – 44,171972 69.987 26,751973 66.279 – 5,301974 67.212 1,411975 46.206 – 31,251976 76.624 61,49

Cuadro 12 – Provincia del Chaco. Producción de extracto tánico. Variaciónrelativa. Fuente: Área Forestal. Diagnóstico del sector primario. Inf. téc.Resistencia: Provincia del Chaco, 1980, p. 97.

En este período, las medidas del gobierno, contemplaron la situa-ción de competencia internacional, desgravando la exportación, ya seadisminuyendo o anulando los derechos, el sector forestal de la provin-cia no vio resultados positivos, ya que no se verificaron transferenciaseconómicas a ella. Esta situación obligó a discusiones ante la industria,la necesidad de distribuir porcentualmente los beneficios, destinandoparte de ellos a inversores en el medio.

20. Área Forestal, Diagnóstico del. . . p. 107.

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Conclusiones

En el período analizado el sector forestal chaqueño – primario ysecundario – enfrentó problemas de orden estructural y coyuntural queprolongaron una situación crítica que venía sosteniéndose desde décadasatrás. Pese a ser el sector que vinculó originalmente a la provincia con lanación y al resto de los mercados, no obtuvo de esa etapa de esplendory auge forestal, los beneficios que hubieran podido corresponder.

Sus recursos naturales, explotados con criterios selectivos, el éxodorural, el cierre paulatino de fábricas y los pueblos fantasmas, constituye-ron un balance indiscutiblemente negativo. Pero aun con ese saldo, laprovincia del Chaco, probablemente por su origen y estructura, continuócon su vocación forestal. Pero desde ya, ese modelo ha cambiado poco.La explotación selectiva e indiscriminada de especies (particularmenteel quebracho colorado) continúa generando la desaparición del recursomaderero, con una continua y agresiva explotación.

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La expansión de la soja y su impacto socioambientalen la provincia del Chaco, 1998-2008. Una visióncontrapuesta entre diferentes actores sociales

Alejandra H. Torre Geraldi. . . . . .

En las últimas décadas del siglo XX la República Argentina ha re-gistrado cambios en su estructura productiva primaria, impactando losmismos de forma diferencial en los distintos territorios que conforman elesquema nacional. El constante dinamismo del espacio agrario del paísha dado lugar a múltiples transformaciones relacionadas primordialmen-te, con el incremento de la superficie cultivada con soja, inicialmenteen el espacio pampeano, y posteriormente una expansión acelerada ycontinua de la misma hacia áreas extrapampeanas, como es el caso delárea de estudio.

En la Región del Noreste Argentino (NEA) el avance territorial de es-ta oleaginosa, apoyada en nuevos paquetes tecnológicos, fue un procesosostenido, aún en condiciones agroecológicas desfavorables, siendo elChaco la jurisdicción que ha manifestado un incremento notable de susuperficie cultivada con esta especie, ubicándose como la provincia delNEA con mayor producción sojera.

El incremento de la superficie implantada con esta oleaginosa en elespacio agrario chaqueño, se vio beneficiada fundamentalmente por lassucesivas etapas de crisis del monocultivo algodonero, que impactaronnegativamente sobre los pequeños y medianos agricultores. Asimismo laintroducción de nuevas tecnologías facilitó la adaptación de este vegetalal ambiente agrícola provincial junto con el aporte de capitales extra-rregionales (especialmente provenientes de las provincias de Córdoba yBuenos Aires) que invirtieron, especialmente, en el suroeste y oeste delChaco.

El avance territorial de la soja ha generado problemas ambienta-les relacionados con el proceso de deforestación que acompaña a estecultivo, ya que se ha eliminado más del 80 % de la superficie forestal

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de la provincia para el desarrollo del mismo; y por otro, la aplicaciónde biocidas como el glifosato, cuyo efecto sistémico ha impactado (yaún continúa haciéndolo) sobre el medio natural y el ser humano. Pen-gue1 señala que los ecosistemas más afectados por los herbicidas sonaquellos que están sujetos a aplicaciones directas o que se encuentranen adyacencia de las áreas de aplicación y los sistemas acuáticos quereciben el escurrimiento de las áreas que son tratadas. Este producto hatrasformado el ecosistema local afectando a otras producciones cerca-nas, destruyendo a los controladores naturales de malezas, eliminandoespecies silvestres e impactando en la salud del hombre.

Ante el escenario planteado, el presente trabajo propone analizarel impacto socioambiental generado a partir de la utilización masivade nuevas tecnologías de insumos y procesos (aplicación de glifosato)en los cultivos de soja de la provincia del Chaco durante el decenio1998-2008.

Reseña sobre la evolución del cultivo de soja en la República Argentina, laRegión del Noreste Argentino (NEA) y la provincia del Chaco, 1970-2008

El territorio argentino, desde fines de la década del setenta hamanifestado un aumento progresivo en la superficie cultivada con olea-ginosas, especialmente soja. De predominio inicialmente pampeano, hapresentado un crecimiento acelerado favorecido por los buenos preciosdel mercado internacional y el incremento de la demanda mundial.2

Al observar la figura 1 se puede advertir que en la campaña 1970/1971la superficie implantada con soja ocupaba sólo 37.700 has a nivel nacio-nal, sin embargo hacia finales de esta década, se ha intensificado su cre-cimiento, alcanzando la superficie sembrada para el período 1979/1980de 2.100.000 ha. y ya, en la década del noventa, su impulso fue soste-nido y ascendente, alcanzando en la campaña 1997/1998 7.176.250ha. cultivadas y, en el período 2002/2003 superó las 12.606.845 hectá-reas3 Su continua evolución se vio interrumpida durante la campaña

1. Walter Pengue. Cultivos transgénicos. ¿Hacia dónde vamos? Buenos Aires:Lugar Editorial, 2000.

2. «Este hecho forma parte de un fenómeno más amplio y preexistente:la “agriculturación” de los sistemas productivos extensivos de nuestro país. Enefecto, en los últimos venticinco años se ha reducido la superficie destinada aganadería, actividad desplazada de la mayor parte de las zonas denominadas“mixtas”». José Paruelo y Martín Oesterheld. Patrones espaciales y temporalesde la expansión de la soja en Argentina. Relación con factores socioeconómicos yambientales. Buenos Aires: Laboratorio de Análisis y Teledetección. Facultad deAgronomía, UBA, 2004, p. 3.

3. La expansión del área cultivada con soja en el ciclo 2002/2003, quetotalizó 12,8 millones de hectáreas, así como los mayores rindes obtenidos, setradujeron en una cosecha récord de la oleaginosa, que se cuantificó en 35,27

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2005/2006 como consecuencia de las graves sequías que afectaron el es-pacio de producción, para luego recuperarse en los siguientes períodos.

Inicialmente, las provincias pampeanas4 (zona núcleo) concentra-ron la mayor producción de esta oleaginosa. La soja ha ingresado al

Figura 1 – Fuente: elaboración propia en base a Estimaciones agrícolas.1970/1971-2007/2008, SAGPyA.

millones de toneladas. Así se desprende del último relevamiento difundidopor la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, al 12 de este mes, que ubicó alrendimiento medio nacional en 27,8 quintales por hectárea y ratificaron unasiembra adicional de 1,1 millón de hectáreas, respecto de las 11,7 millonesimplantadas durante el ciclo agrícola previo El mapa de la siembra, segúnla entidad, se extendió a zonas marginales, en especial al nordeste del país(Chaco, Santiago del Estero, extremo norte de Córdoba y Tucumán), donde laexpansión del cultivo ha sido altamente creciente en los últimos años. Entretanto, los rendimientos también aumentaron significativamente en las regionestradicionales, tanto en la soja de primera como en la de segunda ocupación Elreporte privado subraya que en la región comprendida por el centro sur de SantaFe, noroeste de Buenos Aires y el este de Córdoba, los rindes medios pasaronholgadamente los 30 quintales por hectárea, mientras que en el centro nortede Córdoba y Santa Fe superaron los 25 qq/ha., a pesar del recorte productivoque se produjo por la falta de humedad en la zona central de la provinciamediterránea y los excesos hídricos de abril en Santa Fe. Otros resultadossatisfactorios, según la misma fuente informativa, se observaron en la zonacentral bonaerense, mientras que la falta de humedad mermó significativamentelas posibilidades productivas en Salta y Tucumán. http://www.rionegro.com.ar/economia.html

4. «Desde el punto de vista económico, las tres cuartas partes del valor totalde la producción agropecuaria corresponde a la región pampeana, dentro dela que la zona núcleo ocupa 5 millones de hectáreas. Solamente Buenos Aires(alrededor del 40 %), Santa Fe (16 %) y Córdoba (14 %) generan casi el 70 %de la producción agropecuaria del país. Clima, suelo, concentración poblacionaly mano de obra altamente calificada, la salida al mercado externo y la vecindad

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sistema productivo de estas jurisdicciones generando modificacionessin precedentes en el plan de rotación agroganadera desde el mismomomento de su aceptación y adaptación al paquete tecnológico aplica-do por los productores agropecuarios.5 Junto con la inserción de estecultivo se implementó la combinación de trigo-soja como doble cultivo,determinando un fuerte impacto sobre la rentabilidad de las empresas ysobre el flujo de fondos, aportando ingresos en dos épocas del año.6

A mediados de la década del noventa el cultivo de soja excedelos límites pampeanos, expandiéndose territorialmente hacia espaciosmarginales cuya presencia, hasta el momento, se la consideraba prácti-camente insignificante. Como explica Bisang7

«la expansión del cultivo de la soja no se reduce a un reem-plazo de otros cultivos en las regiones tradicionales maiceras,sino que tiende a extenderse hacia regiones otrora conside-radas no aptas; así, en el período 1993/1994 a 1998/1999la superficie total sembrada de soja crece casi un 50 %, perolo hace en un 309 % en Entre Ríos, un 161 % en Santiagodel Estero y un 63 % en Córdoba, mientras que en BuenosAires y Santa Fe (el eje de la pampa húmeda) el ritmo decrecimiento es inferior al promedio».

Las provincias extrapampeanas, del Norte argentino (correspondien-tes a la región NOA y NEA), han superado las 650.000 ha. cultivadascon soja. Las provincias de Santiago del Estero y Chaco respectivamentehan sido las principales protagonistas de este proceso de avance terri-torial, aunque sin llegar a valores comparables a la región pampeana(véase figura 2), igualmente mantienen un crecimiento acelerado de talmanera que en la actualidad están integradas en el sistema económico

a la agroindustria y a puertos de ultramar se han combinado para hacer laecorregión núcleo más productiva». Pengue, Cultivos transgénicos. . . p. 33.

5. Cfr. ibíd.6. El hecho más significativo en los cambios estructurales de la región

pampeana está relacionado con la concentración productiva y la penetracióndel capital financiero en el campo. En la actualidad surgen formas de aumentarla escala operativa sin concentración de la propiedad a través de los «poolsde siembra» y de los Fondos de Inversión Directa (FID). Los pools de siembrason una asociación en la cual el propietario cede su tierra a una empresa deadministración de explotaciones agropecuarias, que realizan la producciónagrícola con capital propio, de sus clientes y de eventuales inversores, muchasveces externos al sector agropecuario. Se requieren tres actores principales:propietarios de las tierras, las consultoras y los inversores. CEPAL ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe. http://www.eclac.cl, p. 45.

7. Roberto Bisang. «Apertura económica, innovación y estructura produc-tiva: la aplicación de biotecnología en la producción agrícola pampeana ar-gentina». En: Revista Desarrollo Económico, vol. 43, n.o 117: (oct. de 2003),pp. 413-442.

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agrícola oleaginoso nacional.8 Esta etapa evolutiva se ha acelerado apartir de la inserción de productos biotecnológicos y soja GM en losnuevos espacios agrícolas posibilitando su rápido arraigamiento.

Figura 2 – Fuente: Elaboración Propia basada en Estimaciones Agrícolas, SAGP-yA.

La región del NEA, conformada por las provincias de Chaco, Co-rrientes, Formosa y Misiones, era considerada como área marginal parael desarrollo de la soja, asimismo este cultivo se expandió desde ladécada del setenta, pasando de 18.180 ha. sembradas a 419.500 ha.en la campaña 2001/2002 y, en la referida al 2002/2003 alcanzó las792.000 has; para la campaña 2005/2006 presentó una disminuciónde su superficie implantada de aproximadamente 150.000 ha. con res-pecto a la campaña 2002/2003, motivada por la extrema sequía quepadeció la región en este período. En las campañas siguientes se haobservado un repunte de la superficie sembrada con soja en la región,

8. «Sí en cambio, el fuerte desplazamiento hacia la monoproducción, poneen tela de juicio la sustentabilidad de todo el sistema productivo nacional, dadoque con las nuevas variedades de soja transgénica, las prácticas de cultivo se hanextendido por doquier, avanzando sobre nuevos ambientes, hacia en Noroeste,el Noreste y el Oeste del país, generando una “pampeanización” de sistemasecológicos altamente frágiles. El proceso alcanza ya al Oriente boliviano, el Pa-raguay, sur del Brasil y el Uruguay, que utilizarán a la Hidrovía Paraguay-Paranápara la salida de toda esta producción. Un proyecto de dudosas consecuenciasambientales que intenta profundizar el dragado del río a lo largo de 3.400kilómetros del sistema fluvial y emprender otros trabajos de ingeniería quecontribuirán a la salida de cada vez más grandes volúmenes de materias pri-mas». Walter Pengue. Expansión de la soja en Argentina. Globalización, desarrolloagropecuario e ingeniería genética: un modelo para armar. Buenos Aires: LugarEditorial, 2003.

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pero hasta el momento nunca ha superado el record histórico de lacampaña 2002/2003. En el período 2007/2008 alcanzó un máximo de750.000 has, siempre bajo la sombra del efecto climático, la pérdida desuperficie implantada y la caída de los rindes promedio en un ampliosector del núcleo chaqueño, que se debieron principalmente a la fuertesequía sufrida a fines del ciclo productivo.9

Al observar la curva de evolución de la superficie implantada consoja en la región NEA y la provincia del Chaco (véase figura 3) se puedeadvertir que esta última ha adquirido una posición de primacía en laregión ya que le corresponde el 97 % del total de la superficie sembradacon soja del NEA. Este crecimiento sostenido en el que ha participado elChaco ha coincidido con las sucesivas crisis manifestadas por el cultivode algodón en los últimos venticinco años, y favorecido por las nuevastécnicas de siembra que permitieron que este vegetal, de acuerdo a suvariedad, sea adaptable a las distintas condiciones agroecológicas deeste espacio geográfico.

Figura 3 – Fuente: elaboración propia basada en Estimaciones Agrícolas.1970/1971-2007/2008, SAGPyA.

A partir del acceso a nuevas técnicas de manejo del medio ambiente yla expansión de la frontera agraria en la provincia del Chaco, ha perdidorelativa importancia el polo algodonero, para dar paso al desarrollode un polo sojero con epicentro en la localidad de Gancedo, situadoen el sudoeste chaqueño. La mayores inversiones han provenido decapitales extrarregionales, especialmente de la Provincia de Córdoba yBuenos Aires, los que arrendaron o compraron las tierras a los pequeñosproductores descapitalizados; «los nuevos productores encontraron enel sudoeste las extensiones apropiadas para expandirse. . . Se siembra ensuperficies que van desde 1.000 ha. a 30.000 ha. . . , pero la rentabilidad

9. «Las mayores mermas en la cosecha de soja 2007/2008 se registraronen el NEA». Norte Rural, Diario Norte 25 de junio de XX08. p. 3.

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que deja esta zona no se traduce en el pueblo. Esta gente vino a trabajar,a producir y se lleva el capital; Gancedo no recibe ningún beneficio».10

El control de malezas en los cultivares de soja en Argentina. Uso deglifosato como mecanismo de intervención

En la última década del siglo XX el sistema tradicional de manejosde suelo en los espacios agrarios, ha sido sustituido por mecanismosmodernos relacionados con la siembra directa, junto a los instrumen-tos de manejo que la acompañan: maquinarias modernas, fertilizantesmás efectivos, plagicidas, herbicidas de control, etc. La intensificacióndel sistema de siembra requiere para su mantenimiento la utilizaciónde aditivos sintéticos para la eliminación de malezas y plagas (bioci-das), y aquellos encargados de la restitución de nutrientes al suelo(fertilizantes).

Para las técnicas de control biológico se utilizan los biocidas, loscuales están constituidos por una combinación de insecticidas, herbi-cidas y otros productos derivados11 (en el caso de la soja RR se aplicaglifosato)12 que controlan el comportamiento biótico del suelo. Estesistema de intervención debe estar en constante proceso de evolucióny cambios puesto que al aplicarlo, puede eliminar especies autócto-nas favoreciendo la aparición de nuevas plagas, pestes y malezas quenuevamente deben ser combatidas.

La utilización masiva de glifosato, en superficies destinadas al cultivode soja transgénica apunta a la destrucción de organismos ajenos a laproducción; la no implementación del mismo en los campos sojerosimplicaría – además del avance acelerado de malezas – la incorporaciónde un mayor número de mano de obra con el fin de controlar la evolu-ción de las mismas. El glifosato13 es un producto de rápida aplicación,«efectivo» y no selectivo, cuya dispersión en el espacio, favorecido por el

10. Carlos Obregón, «Gancedo, como nuevo polo algodonero, inició otrahistoria» Norte Chaqueña, Diario Norte 30 de septiembre de XX07.

11. Incluyen acaricidas, fungicidas, curasemillas y productos varios.12. El glifosato inhibe la síntesis EPSPS, que es la vía metabólica que

conduce a la formación de tres aminoácidos esenciales que son la fenilalanina,tirosina y triptofano y cuya falta hace que las malezas o cualquier otro cultivomueran. Pengue, Cultivos transgénicos. . . p. 70.

13. Monsanto es la empresa de semillas más importante del mundo, con laquinta parte del comercio de semillas y una facturación de 4.476 millones dedólares. La compañía fue uno de los motores más importantes de la introducciónde semillas transgénicas. Produce semillas resistentes al mismo herbicida queproduce, y lo vende como un paquete tecnológico. El costo sanitario de losagronegocios «soja para hoy, enfermedad para mañana». Centro de Protección ala Naturaleza Coordinación Santa Fe «Campaña Paren de Fumigar» Coordinaciónde la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) 18 de marzo de 2008.

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viento y el agua, deja un poder residual que perdura durante un largoperíodo de tiempo.

Elimina todos los tipos de vegetales excepto la soja, la cual ejerceresistencia al Round Up. Sin embargo en los últimos años se advierte enlos campos la aparición de nuevas malezas que adquieren resistenciaa este producto. Bocchicchio y Souza14 señalan que estas resistenciasdemandan una mayor utilización del herbicida y por lo tanto conducea la elevación de las dosis utilizadas o al incremento en la cantidadde aplicaciones. Desde la campaña 1991/1992 a 2007/2008, el usode glifosato en los campos sojeros se ha incrementado no sólo por elaumento de las superficies cultivadas sino, primordialmente, por elacrecentamiento de las dosis y de las repeticiones de las aplicacionesque van más allá de las recomendadas. Es por ello que para el año 1991se consumió 1.000.000 de litros de glifosato en los campos argentinos,mientras que para fines de siglo había alcanzado prácticamente los60.000.000 de litros utilizados; sin embargo el incremento más notabley alarmante se produjo durante la última campaña 2007/2008 llegandoa los 170.000.000 de litros aplicados, aumentando su consumo enaproximadamente 150 % en menos de diez años.

Impacto socioambiental del cultivo de soja a partir del uso de glifosato enlos espacios rurales argentinos. Una visión contrapuesta entre diferentesactores sociales

Es cierto que, la incorporación del herbicida glifosato dentro delcircuito agrícola nacional y provincial ha beneficiado los rindes delcultivo de soja y a su vez también ha disminuido el uso de mano deobra humana para los trabajos de desmalezamiento de las parcelas asembrar. Con la utilización de este producto, junto con el aporte detecnologías modernas y el sistema de siembra directa, se requiere unamínima fuerza de trabajo en grandes superficies explotadas. Bocchicchioy Souza15 señalan que la aparición de grandes empresas que utilizanglifosato (con mayor productividad de mano de obra dada por losequipos empleados), puede determinar aun una merma de la demandade para dentro de la propia tarea de aplicación, en tanto se produceuna mayor especialización del trabajo junto con la externalización. Sinembargo, ¿qué efectos manifiesta la utilización del glifosato en lostrabajadores sojeros? Desde ya existe una gran controversia entre losactores implicados en este proceso, las opiniones cruzadas han originadoun debate interminable sobre la nocividad de este herbicida.

14. Ana Bocchicchio y Javier Souza. «El proceso de difusión de cultivarestransgénicos en la agricultura argentina: los casos de la soja RR y el maízBT». En: La difusión de los cultivos transgénicos en la Argentina. Ed. por CarlosBanchero. Buenos Aires: Editorial Facultad Agronomía, 2003. Cap. 3.

15. Ibíd.

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A partir de la incorporación de este producto al sistema agrícolanacional se han escuchado distintos discursos sobre la inocuidad o nodel glifosato. Inicialmente la empresa Monsanto, al introducir esteherbicida en Argentina, desestimó opiniones de ambientalistas y ONGsobre su nocividad, dando a conocer que es un producto seguro, notóxico y biodegradable, pudiéndose aplicar en el medio que se requiera;Marie Monique Robin menciona en su libro El mundo según Monsanto. . .algunas de las publicidades realizadas por esta empresa en los mediosde comunicación; las mismas señalan de manera displicente que elglifosato «es menos tóxico para las ratas que la sal de mesa ingerida engran cantidad. . . El Round Up se puede aplicar en los lugares en los quejuegan los niños y los animales de compañía porque se descompone enmaterias naturales».16

La embajada de Estados Unidos en Bogotá realizó un estudio toxi-cológico del Round Up en el año 2001 el cual expresa que el potencialtóxico e irritativo en el ser humano es bajo comparándolo con la exposi-ción a líquidos limpiadores, champú de bebé y detergentes para lavarplatos; por otro lado la genotoxicidad potencial del glifosato ha sidoanalizada en una gran variedad de estudio sin vitro e in vivo. No seha observado actividad genotóxica en investigaciones conducidas bajodirectrices internacionales y en condiciones relevantes para animales yhumanos.17

Con esta misma «corriente de pensamiento» se manejan las grandesempresas multinacionales afectadas a la producción de soja en Argenti-na.18 Diferencia el costo empresarial con respecto al social señalandoque en este último deben computarse, además del costo privado oempresarial, los efectos directos o indirectos que se operan sobre losrecursos naturales, el medio ambiente, el equilibrio biológico, la saludhumana, las otras unidades de producción, etc. Consiguientemente, larentabilidad empresarial, que es el motor de las decisiones del productor,con mucha frecuencia no coincide con la rentabilidad social de la cualdepende, a su vez, e bienestar material de la sociedad en su conjunto.«El fin de la ingeniería genética en la agricultura – lo indica Kahn – no

16. Marie Monique Robin. El mundo según Monsanto. De la dioxina a losOGM. Una multinacional que les desea lo mejor. Barcelona: Editorial Península,2008, p. 120.

17. Clínica de toxicología Uribe Cualla. Supuestos efectos del glifosato enla salud humana. Informe Final. Ed. por Embajada de los Estados Unidos deAmérica. Bogotá, dic. de 2001. URL: http://www.ciponline.org/colombia/wwwfseg1.pdf.

18. Adolfo Coscia. Agricultura sostenible. Buenos Aires: Editorial HemisferioSur, 1993, p. 38.

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es simplemente producir más, sino igualmente producir con un nivelcreciente de seguridad».19

Como contrapartida existen estudios realizados por distintos orga-nismos gubernamentales y no gubernamentales de nuestro país queadvierten que el nivel de toxicidad del glifosato, no sólo en el medioambiente sino también en el ser humano, es elevado, expresando quesu utilización es altamente peligrosa debido a que es un producto quepersiste en el tiempo y en el espacio al ser absorbido por los vegetales yel suelo y diseminado por el agua y el aire.

Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaque cumpliendo con las condiciones que presenta el instructivo de utili-zación del fabricante, no deberían existir efectos colaterales hacia el serhumano, los estudios realizados en Argentina a cargo de investigadoresdel Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CO-NICET) comprobaron que existen efectos indeseables en el ser humanoaplicando dosis inferiores a las recomendadas, «concentraciones ínfi-mas de glifosato, respecto de las usadas en la agricultura son capacesde producir efectos negativos en la morfología del embrión sugirien-do la posibilidad de que estén interfiriendo mecanismos normales deldesarrollo embrionario».20

En tanto, el estado nacional frente a esta situación ha manifestadoinicialmente el apoyo para la utilización de este mecanismo de controlde malezas, tratando de sostener los beneficios de la misma para laproducción de soja, sin impactar agresivamente sobre el medio y elhombre. Bergel21 señala que las decisiones políticas (traducidas en unhacer o en una abstención) se toman priorizando los requerimientosdel mercado. La sociedad y sus instituciones (incluida la política)se subordinan a este nuevo poder que exige de una nueva filosofíaa su servicio. Sin embargo, ante los continuos estudios realizadospor distintos entes que han ejercido «presión» en el Parlamento se hapresentado a la Cámara de Diputados de la Nación, en marzo del año2008, un proyecto de resolución en donde se resuelve:22

«Solicitar al Poder Ejecutivo y por su intermedio a quién co-rresponda, en virtud de datos de la Secretaría de Ambiente

19. Salvador Bergel. «La transgénesis de variedades vegetales frente alprincipio precautorio». En: La difusión de los cultivos transgénicos en Argentina.Ed. por Carlos Banchero. Buenos Aires: Editorial Facultad Agronomía, 2003.

20. Darío Aranda. «Científicos del CONICET confirman que el glifosato esaltamente tóxico». En Norte Rural, Diario Norte 15 de abril de 2009. p. 7.

21. Bergel, «La transgénesis de variedades. . . »22. Cámara de Diputados. Proyecto de resolución número de expediente

0257-D-2008, Tramite Parlamentario 003 (5 de marzo de 2008). Sumario:Pedido de informes al Poder Ejecutivo sobre la utilización de pesticidas en lafumigación de campos de soja genéticamente modificadas y su impacto en lapoblación rural.

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Humano y Desarrollo Sustentable de la Nación que indicanque el consumo de pesticidas crece sin pausa desde 1991,y que la mitad de la demanda corresponde al herbicida uti-lizado el cultivo de soja y teniendo en cuenta además quealgunas organizaciones no gubernamentales, lideradas porel Grupo de Reflexión Rural, plantean desde hace tiempo losriesgos que corren las poblaciones rurales por la expansióndel monocultivo de soja genéticamente modificada, que re-quiere del glifosato, y por la fumigación aérea de los campos,sin los debidos recaudos y la investigación, realizada conaportes del Ministerio de Salud, la Secretaría de Ambiente yDesarrollo Sustentable e instituciones universitarias, aseguraque el mal manejo de estos productos constituye «un serioproblema ambiental y de salud» para el país, cuyos daños“pueden ser irreversibles”, sobre todo entre los niños se sirvainformar sobre lo siguiente:

Si la Autoridad de Aplicación en la materia está lle-vando a cabo programas de control de salud a efectosevaluar el impacto que genera en la población rural, elaumento del uso de pesticidas antes referido.Si la Autoridad de Aplicación está controlando el pro-ceso de fumigación, el estado de aviones fumigadores,licencias de los pilotos, depósitos de agroquímicos, ma-nipuleo de los mismos, etc.».

Se justifica esta presentación ya que se han diagnosticado, en distin-tos espacios sojeros de la Argentina, efectos a corto plazo que presentala mano de obra destinada a esta producción y la población aledañaa estas explotaciones, ellos entran en contacto directo con el glifosatoa partir de los procesos de fumigación manual o aérea sin protecciónadecuada para este fin en los primeros, y por dispersión en la atmósferaen el resto de la población. El grupo etáreo más afectado por el contactocon el Round Up se encuentra entre 12 y 16 años, «utilizados como ban-deras humanas», ellos «señalan el campo», a manera de postes móviles,para que pase el «mosquito», un avión que vuela a baja altura y rocíaglifosato. Estos niños y adolescentes cobran por esta labor entre veinte yveinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plagui-cida se esparce desde un tractor que «va más lerdo».23 Son requeridospor los grandes productores por ser una mano de obra extremadamentebarata. Testimonios señalan «A veces me agarra dolor de cabeza en el

23. Cfr. www.ecoportal.net, ed. Soja: niños rociados con pesticidas trabajancomo banderas humanas. URL: http://www.ecoportal.net/content/view/full/80943 (visitado 02-09-2008).

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medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparmela cara y la cabeza».24

Es evidente que los principales protagonistas, los campesinos, sonlos que han advertido tempranamente los efectos del glifosato, padecién-dolo como lo han hecho con otros productos utilizados con anterioridada este herbicida.

«Las comunidades indígenas y los movimientos campesinosdenuncian desde hace más de una década los efectos sa-nitarios de los agrotóxicos sojeros, pero siempre chocaroncon la desmentida de tres actores de peso, productores (re-presentados por la Mesa de Enlace), las grandes empresasdel sector y los ámbitos gubernamentales que impulsan elmodelo agropecuario».25

Ante los numerosos informes y manifestaciones, el 20 de enero de2009 crean una comisión de estudios sobre los efectos nocivos por eluso indiscriminado del glifosato:

«El gobierno nacional anunció la creación de la ComisiónNacional de Investigación que tendrá a su cargo la evalua-ción sanitaria y el impacto ambiental que estaría generandoel uso de glifosato en los cultivos de soja. La comisión de-penderá del Ministerio de Salud y su creación fue publicadaayer en el Boletín Oficial mediante el decreto 21/09 . . . Lacomisión estará integrada por la Secretaría de Ambiente yDesarrollo Sustentable, la Secretaría de Agricultura de laNación, el INTI, el INTA y el mismo Ministerio de Salud».26

Asimismo, se ha solicitado que el equipo interdisciplinario que con-forma dicha comisión no tenga vínculos con ninguno de los integrantesde la cadena productiva, con el fin de elaborar informes que reflejen ob-jetivamente los posibles impactos generados a partir de la incorporaciónde glifosato en la producción oleaginosa.

Impacto socioambiental en la provincia del Chaco. ¿Glifosato vs. malezaso glifosato vs. hombre?

En la provincia del Chaco el uso del Round Up ha sido aplicadoen forma masiva desde la incorporación de la soja GM a partir de lacampaña 1996/1997 y se ha intensificado en los últimos años.

24. www.ecoportal.net, Soja: niños rociados con pesticidas. . .25. Darío Aranda. «Científicos del CONICET confirman que el glifosato es

altamente tóxico». En Norte Rural, Diario Norte 15 de abril de 2009.26. www.elargentino.com, ed. Crean una comisión para analizar los efectos

nocivos del uso indiscriminado del Glifosato. URL: http://www.elargentino.com/(visitado 23-04-2009).

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No existen informes oficiales derivados de organismos de la provinciaacerca del impacto de este producto en la población rural chaqueña,asimismo el jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Institutode Medicina Regional (IMR) de la ciudad de Resistencia, Dr. HoracioLucero, ha presentado ante la Cámara de Diputados de la provincia unaevaluación sobre posibles impactos en habitantes rurales del sudoestechaqueño27 manifestados ya en la década del noventa, sin embargo hanhecho caso omiso a la presentación.

Los síntomas manifestados por estos habitantes rurales estabancomprendidos desde intoxicaciones hasta malformaciones congénitas.

«Empecé a tener pacientes que venían del interior de la pro-vincia del Chaco con malformaciones muy llamativas, quegeneralmente están expuestas a sustancias que se llamanteratógenos. Que solamente se las ve con una dosis muy altade radiación, como después de las bombas de Nagasaki eHiroshima, relató el bioquímico, y explicó que “son malfor-maciones mayores donde hay malformaciones ortopédicas ya nivel de los órganos internos, tanto corazón, riñón. Estu-diamos a qué se podía deber esto y daba la coincidencia quela mayoría de estas personas que consultaban venían de zo-nas de alta producción agrícola con alto uso de plaguicidas,sobre todo organofosforados y organoclorados”».28

La población campesina que habita en las áreas circundantes a losespacios de producción sojera, y la mano de obra que trabaja en ellapadecen de síntomas que persisten en el tiempo, como irritación deojos y piel, inflamación de abdomen, malformaciones en los miembrossuperiores, éstas son las afecciones más leves que se han registradopor acción de los procesos de fumigación con Round Up. El Centro deEstudios Nelson Mandela, sostiene que la provincia del Chaco es unazona liberada para la aplicación incontrolada de agroquímicos, acción

27. El fenómeno adquirió dimensiones graves en el pueblo de Gancedo,en el límite sudoeste de Chaco. Este pueblo, que en 1996 fue uno de los másbeneficiados con la «primavera» algodonera con la instalación de modernasdesmotadoras, se transformó a partir de 1999 en un polo de la avanzada sojerade los productores cordobeses. En el año 2000, la comunidad comenzó a movi-lizarse por una serie de fumigaciones que destruyeron las huertas domésticas,y la vegetación arbórea de la zona. Desde entonces, Gancedo se constituyó enuna zona de conflicto donde se enfrentan los productores agropecuarios, losprestadores de servicios aéreos de fumigación, los vecinos y el gobierno. (Paraampliar: Gancedo: la sentencia de muerte cotidiana de los biocidas. Por G.Pomar y M. Quinteros. Suplemento Chaqueña, Diario Norte 7 de marzo de 2004.pp. 8-10.

28. Dr. Horacio Lucero. Chaco día por día 18 de diciembre de XX08.

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que incrementa la rentabilidad de los emprendimientos a costa de lasalud y la vida de una cantidad imprecisa de seres humanos.29

El testimonio de Laura Mazzitelli es ejemplificador al respecto: ensu calidad de madre, contó que su hijo padece leucemia linfoblásticaaguda «y yo – dijo con culpa – le mostraba a mi hijo Iván el aviónque fumigaba, y cuando los doctores en Buenos Aires me dijeron quesu enfermedad era causada por los agroquímicos que fumigaban loscampos, sentí como si me clavaran un puñal».30

Luego de más de una década de discusiones sobre el beneficio eco-nómico vs. el costo en la salud humana, en abril de 2009 se debatió enla Legislatura chaqueña, el proyecto sobre el uso masivo de glifosatoen los campos de la provincia, especialmente en los departamentosdel sudoeste que corresponde al área de mayor producción de soja. Elobjetivo de este proyecto será profundizar los estudios realizados conanterioridad, sobre las consecuencias directas del Round Up en la saludde los pobladores de las áreas circundantes a la aplicación del mismo ylos trabajadores que se encuentran en contacto directo, constante y sinprotección, con este producto.

Consideraciones finales

Es evidente que el proceso de evolución del cultivo de soja, su inser-ción y avance sostenido en espacios otrora ajenos a ella dio un vuelco«positivo» en la economía nacional, regional y provincial, posicionandoal país en el tercer lugar de producción del mundo, y a la provincia delChaco, como la principal productora de la Región del NEA.

Dentro del campo biotecnológico, se le ha brindado a la provincia delChaco la posibilidad de generar «nuevas riquezas» como «solución» antela debacle algodonera, sin embargo el costo social de esta producción hasido muy alto tanto para los habitantes localizados en el polo productivosojero, como para la mano de obra que trabaja en él.

La incorporación de mecanismos de control de malezas (glifosatoo Round Up),como uno de los elementos que conforman el paquetetecnológico que acompaña a la soja transgénica, ha provocado en laprovincia daños irreversibles en el medio ambiente y fundamentalmente,en la salud de la población rural. Los intereses económicos, la falta deestudios científicos previos, la desinformación, la desesperación de loscampesinos ante la crisis del campo, entre otros factores, han primadopor sobre el resguardo de la naturaleza y la integridad humana.

Ante este panorama no se pretende «demonizar» al cultivo de soja,ni a los mecanismos de control, tampoco culpar a los empresarios que

29. Diario Norte 2 de enero de XX09.30. Poder Legislativo de la provincia del Chaco. Debatieron sobre el uso

masivo de agroquímicos: sus consecuencias en la salud de la población, 17 deabril de 2009. www.legislaturachaco.gov.ar.

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los promueven; sino que se busca demostrar que se requieren procesosde regulación institucional que permitan predecir los posibles impactos,en este caso a partir de la utilización glifosato, sobre la sociedad, con elfin de prevenir posibles daños a corto, mediano y largo plazo.

Tampoco dudamos que la agricultura convencional, también ha oca-sionado problemas socioambientales en nuestro territorio, pero anteesta experiencia es necesaria una intervención conciente que regule elmanejo de los mecanismos más modernos y «proteccionistas del medio»aplicados a partir de la última década del siglo XX. Debe existir la parti-cipación de los diversos actores implicados en el sistema de producciónsojera que posibilite un debate abierto en el cual se permitan conciliarintereses, donde surjan políticas claras, transparentes y que tengan elapoyo de la sociedad, Bourg,31 señala que le corresponde al Estadoasumir la protección y defensa de bienes comunes, la intervención debepasar por políticas activas de evaluación y gestión de los riesgos con elfin de evitar situaciones pocos gratas en el futuro.

31. Dominique Bourg. « Les organismos génétiquement modifiés : inquié-tude des citoyens, concepts philosophiques et représentation de la nature ». En:Colloque de la Villette. París: Albi Michel, 1999.

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Representaciones identitarias del agroargentino. Discursos y prácticas en

perspectiva histórica

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La dirigencia del Chaco frente a lastransformaciones agrarias de la década del treinta.Discurso y acción de una figura referencial: JoséCastells (1933-1938)

Oscar Ernesto Mari. . . . . .

Introducción

La década del treinta significó para el territorio nacional del Chacouna etapa de profundas transformaciones en el orden político, social,económico y cultural. Durante su transcurso, y en parte a raíz de polí-ticas proteccionistas y reguladoras, el Chaco experimentó un procesode fuerte crecimiento económico y demográfico debido a la expansióndel cultivo algodonero, su industrialización, y a la inercia colonizadorafomentada algunos años antes. En dicho período este espacio territorialse convirtió en una de las jurisdicciones de mayor progreso en la Argen-tina a partir de un desarrollo vinculado directa o indirectamente a laactividad agrícola.

Independientemente de la lógica modificación en el paisaje socio-económico, durante esta década se produjeron algunos cambios en elorden institucional y cultural. A diferencia de épocas anteriores, du-rante estos años se inauguró la práctica de designar hombres nativoso cercanamente vinculados al territorio para ocupar esta gobernación.Al mismo tiempo, surgió en este espacio una reducida pero activa clasedirigente fuertemente comprometida con el devenir de esta tierra, conlo cual se dio la feliz circunstancia de que los temas más candentes de laproblemática del Chaco se instalaron casi sin eufemismos en el debatepúblico.

Esta dirigencia, oficialista u opositora, conservadora o renovadora,expresó públicamente sus posiciones respecto a las cuestiones más

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acuciantes del Chaco de ese entonces, y entre ellas se halló naturalmentela temática agraria, porque el Chaco «era agrario».

El mejoramiento de las técnicas de cultivo; las operatorias crediticias;la comercialización y las disputas por los precios; la entrega de la tierrapública; el asociacionismo; la afluencia inmigratoria y de mano de obra;el control social; y el desborde de la infraestructura administrativa y deservicios, fueron temas de debate que se entremezclaron y asomaron conmayor énfasis según las urgencias del momento. El grado de percepciónde algunas de estas cuestiones y su exposición por parte de un miembrorepresentativo de la clase dirigente local en la época, será el tema centralde este capítulo.

La expansión agrícola iniciada en los años veinte; el rápido desarrollode pueblos y colonias vinculados a la explotación algodonera, y el vertigi-noso crecimiento demográfico inducido por las alentadoras perspectivasde progreso en este nuevo espacio, representaron las característicasmás sobresalientes del Chaco durante la década del treinta. Duranteeste período, esta jurisdicción se convertiría en uno de los lugares másprósperos de la Argentina, superando económica y poblacionalmente alresto de los territorios nacionales y a varias provincias, ganando de estaforma una considerable presencia en la atención nacional.

Esta nueva posición de relativa preponderancia, a la que se sumaránotros elementos coyunturales de carácter político, contribuirán directao indirectamente a propiciar la activación e incipiente entrenamientode una reducida clase dirigente chaqueña, que comenzó a deliberar ya manifestarse a través de diversos medios u organizaciones respectode un conjunto de cuestiones inherentes al presente y futuro de esteterritorio.

El proceso de construcción de esta elite dirigente local se habíainiciado a principios del siglo XX fundamentalmente en base al éxitoeconómico obtenido por los inmigrantes arribados durante la primeraetapa colonizadora. La misma, en principio sólo capitalina, se engrosaríaposteriormente con la incorporación de profesionales y funcionariospúblicos llegados con cada nueva gestión gubernativa y que aquí seafincaron; representantes de las grandes empresas establecidas en elterritorio; y también por un reducido grupo intelectual conformado porlos dueños de periódicos, directores de escuelas, y profesores de losescasos colegios secundarios existentes.1

No obstante, es precisamente durante la década del treinta en que es-ta dirigencia se visualiza con mayor claridad y adquiere cierta presenciadentro y fuera del ámbito territoriano.

1. Sobre el proceso de elitización urbana en Resistencia pueden versealgunos trabajos de María Silvia Leoni. «Una perspectiva sobre la construccióndel ciudadano en el Territorio Nacional del Chaco. Diagnóstico y propuestasde Juan Ramón Lestani». En: Revista Pilquen, n.o 7: (2005). URL: http://www.revistapilquen.com.ar/, p. 2.

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Esta elite no poseía una formación homogénea, y de hecho habíamuy pocos profesionales universitarios, que por lo general pertenecíana la tercera generación de familias pioneras rápidamente enriquecidasen el inmejorable contexto económico del Chaco. Sin embargo, susmiembros frecuentaban comunes lugares de reunión y esparcimiento ycoexistían en la misma esfera pública local, escenario habitual para com-partir preocupaciones, alinear intereses, o ventilar y dirimir rivalidadespolíticas y/o disputas personales.

Conocidos nombres desfilan recurrentemente a lo largo de la décadaasociados alternativamente a militancias partidarias; cargos concejiles;presidencias de entidades públicas o privadas; o a la integración deocasionales agrupaciones civiles – muy propias del período – , que seconstituyeron para obtener reformas institucionales para el territorio.2

En buena medida como consecuencia de la organización o accionarde estas asociaciones, es que comienzan a destacarse algunas perso-nalidades que serán referenciales para el Chaco de esta época y quemantendrán una prolongada omnipresencia en la vida pública local.Declaraciones radiales; una constante exposición en la prensa; altoperfil en la conducción de entidades públicas o privadas; y decididasintervenciones en el ruedo político local, serán los rituales no escritos– pero necesarios – que cumplimentarán los aspirantes para obtenerreconocimiento dentro de esta sociedad en formación, y pasar a formarparte de la elite dirigencial.

Independientemente de su ideología o filiación partidaria, entre lasfiguras más relevantes que integraron el núcleo protagónico del queha-cer público chaqueño en esta época, podríamos señalar a personalidadescomo Enrique Lynch Arribálzaga; Juan Ramón Lestani; Aldo Moro; JulioPerrando; Juan S. Mac Lean; Guido Miranda; Idelfonso Pérez; Rodolfoy Mario Gabardini; los hermanos José y Ramón Castells; los hermanosLagerheim; los Marpegán; los D’Ambra; Juan de Dios Mena; HéctorPiñero; Gerardo Varela; Marcelino Castelán; Iván Romagnoli, y otrostantos.

Todos ellos fueron actores principales de un vertiginoso tiempo decambios ocurridos en el Territorio; algunos trascendieron la época y

2. Durante la década del treinta se organizaron en el Chaco algunasagrupaciones civiles con la finalidad de gestionar ante los poderes centrales,una mayor autonomía para este territorio y/o la designación de funcionariosnativos o de largo arraigo para ocupar los puestos más jerarquizados de lagobernación. Se destacaron entre ellas la Agrupación Proderechos Territoriales(1930) y la Alianza Civil Territorial (1936), las cuales estuvieron integradaspor buena parte de las personalidades aquí nombradas. Si bien tuvieron unaexistencia relativamente efímera, lograron algunas conquistas importantes,como la designación de gobernadores y comisionados municipales conocidos anivel local, pero sobre todo, sirvieron para aportar un saludable entrenamientopolítico y de gestión a sus componentes.

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conservan un lugar destacado en la historiografía regional; y en sumayoría actuaron con verdadera vocación de servicio y apego a unatierra en la que si no fueron nativos, terminaron finalmente adoptándolacomo propia.

De todos los nombrados, algunos mostraron una especial preocu-pación por la problemática agraria, entendiendo que la actividad seríapor muchas décadas la base del desarrollo del Chaco, y en tal sentidosupieron expresar repetidamente sus opiniones respecto a las reformasque debían instrumentarse para mejorarla. Podrían destacarse entreellos a los ya mencionados Mac Lean, Lestani o José Castells, quienes enejercicio de funciones públicas, o fuera de ellas, dieron prueba suficientede la atención que le dedicaron a estos asuntos.

Pero a fin de no exceder el espacio establecido para esta obra deconjunto, nos limitaremos al análisis del discurso y la acción de unode estos protagonistas: José Conrado Castells, quien fue gobernadordel Chaco por dos períodos consecutivos (1933-1938), que a la sazóncoincidieron con los años de máximo apogeo del ciclo algodonero, yconsecuentemente de mayor crecimiento del Chaco durante la épocaterritoriana.

Precisamente por el momento en que le tocó actuar, así como tam-bién por sus inusuales cualidades para un gobernador de territorio enesta época, su gestión merece especial atención, sobre todo teniendo encuenta la activa labor que desplegó en varios frentes.

En tal sentido, resulta indispensable conocer su pensamiento respec-to al Chaco que debió gobernar, y el mismo puede ser rescatado de losnumerosos testimonios que han quedado registrados en periódicos, me-morias y correspondencia de la época, ya que además de haber sido unbrillante orador, fue también un entusiasta analista de la realidad políti-ca, económica y social de su tiempo, habiendo expresado habitualmentesus ideas en columnas y publicaciones ocasionales.

Por la temática de este evento, se impone sin embargo acotar elanálisis a su discurso referido a la problemática agraria, aspecto en elque se mostró particularmente atento y ocupado, lo cual quedó demos-trado a través de una infatigable tarea docente que buscó transmitirracionalidad y sistematización en las labores agrícolas.

Castells, que había llegado al territorio a los 22 años estrenando unflamante título de abogado, participó tempranamente de la vida públicalocal. Inicialmente fue militante del Partido Socialista, pero se transfor-mó luego en conservador poco antes del triunfo de la Concordancia anivel nacional. Y aunque en principio exhibió en su discurso el típicofundamentalismo de los conversos, mantuvo viva una parte del espírituy algunos «reflejos» progresistas de su anterior ideología.

Interesado en el progreso de este territorio que adoptó como propio,se ocupó activamente de promover las potencialidades del Chaco a nivelnacional; de atraer inversiones; funcionarios públicos, y especialmente

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de modernizar la estructura productiva, la administración, y sobretodo,la «mentalidad» de la cosmopolita sociedad chaqueña.

Apenas asumió el gobierno inició una gira por el territorio a finde compenetrarse in situ de la problemática del interior, y como pasosiguiente ordenó la realización de un censo general de población yproducción a efectos de gestionar eventuales políticas públicas. Larealización de este censo se imponía, dados los vertiginosos cambios dela época, y fue un proyecto que Castells había concebido desde antesde hacerse cargo de la gobernación. En sus artículos publicados en losperiódicos había sostenido insistentemente la necesidad de concretaresta tarea para demostrar el desarrollo alcanzado por el territorio, ylograr con ello nuevas inversiones privadas y mayores recursos delEstado. Aseguró que las operaciones censales habrían de permitir poneren evidencia el crecimiento alcanzado comparándolo con los resultadosde los censos de 1895 y 1914, además de servir para el examen delos problemas de orden constitucional que planteaba el aumento de lapoblación, con lo cual dejaba entreabierta la posibilidad de un debatepor la provincialización del territorio.3

El censo se llevó a cabo con orden y método el 23 de enero de1934, luego de una intensa campaña radial y gráfica en la que el mis-mo gobernador se encargó de convencer a los habitantes y fuerzasvivas del territorio para que presten colaboración sin reparos, dada latrascendencia de la operación.4

3. El censo fue ordenado por resolución gubernativa del 30 de octubre de1933. Archivo Histórico del Chaco, Gobernación del Chaco, Boletín Oficial n.º 2,p. 38.

4. En uno de sus discursos por la flamante LT5 Radio Chaco, el gobernadormanifestó: «. . . Cuando vine al Chaco por primera vez hace más de diez años,recibí una sorpresa inmensa. El Chaco no era lo que yo había leído en librosde geografía, el Chaco no era lo que decían las estadísticas viejas; el Chacoera mucho más. . . Era un territorio admirable, lleno de vida y de pujanza,mucho más rico y mucho más civilizado que todo lo que dicen las geografías, lasestadísticas y las referencias de mucha gente que había pasado por el territoriosin comprenderlo. . . Viví en el Chaco mucho tiempo y aprendí a amarlo y aquererlo. Cuando iba a Buenos Aires refería lo que era esto a amigos inteligentes,y la mayoría de las veces se me escuchaba con manifiesta incredulidad; alláen el sur, en la gigantesca capital nadie cree la verdad del Chaco. . . Por esoentendí desde hace mucho tiempo, que una de las obras más importantes parael Chaco, era la realización de un censo para hacerlo conocer y hacerlo palpar. . .Hecho el censo, podremos demostrar al resto del país que el Chaco es muchomás importante, mucho más rico y mucho más civilizado que lo que dicen lasgeografías y las estadísticas atrasadas, no por ser muy viejas, sino por el progresofantástico de esta región, elaborada con el persistente trabajo de sus mejorespobladores. . . ». Archivo Histórico del Chaco (AHCH). Fragmento tomado delBoletín Oficial de la gobernación del Chaco n.º 3 correspondiente al año 1933,p. 17.

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Los resultados del mismo arrojaron una población de 214.160 habi-tantes, y sacaron a la luz un cúmulo de datos sobre los diversos aspectosdel comercio, producción y servicios del territorio. La contundencia delas cifras, que revelaron un crecimiento vertiginoso en apenas veinteaños, le brindaron a Castells el instrumento para promocionar al Cha-co en la órbita nacional, y con ello conseguir satisfactoriamente losobjetivos que se había propuesto alcanzar.5

Al poco tiempo, el Chaco recibió por primera vez la visita de unPresidente de la Nación. Agustín P. Justo recorrió durante dos días elterritorio, y en las fotografías de época se lo ve precisamente observan-do los fardos de «oro blanco», símbolo inconfundible de la entoncesascendente prosperidad de esta jurisdicción.

Inmediatamente a la recorrida del primer magistrado, comenzarona llegar más asiduamente diversos funcionarios nacionales, como eldirector nacional de Aduanas, quien formuló el propósito de elevar ala categoría de Aduana la Receptoría de Rentas del puerto. Tambiénhizo lo propio el director general de Tierras y Colonias, que vino con elobjetivo fundamental de agilizar el otorgamiento de tierras fiscales a loscolonos.6 Estas importantes visitas significaron un gran respaldo para lagestión de Castells, quien con este aval se afianzaba en sus funciones yaceleraba asimismo sus maniobras publicitarias en la Capital Federal,acerca del venturoso porvenir del Chaco.

Estando ya en la metrópoli, a donde viajaba con frecuencia, elgobernador se manifestaba entusiasmado ante el diario La Razón porlos alcances que habían tenido estas visitas, y sintetizaba de paso, supensamiento respecto a la situación territoriana:

«El Chaco es aún ignorado por los argentinos, y esta faltade conocimiento estorba y dificulta la comprensión de losproblemas de nuestro territorio, porque no se les asignala importancia que en realidad tienen. . . Es inútil traer es-tadísticas y demostraciones; lo que no se ve, lo que no sepalpa, no se llega nunca a comprender bien, y por ende nose llega nunca a resolver bien. Felizmente en la actualidad,el Superior Gobierno está hondamente preocupado por losproblemas del Chaco, y estoy seguro que pronto empezarána aparecer las soluciones verdaderas. . . Tengo la impresiónde que se ha despertado un verdadero interés por el Chaco;por primera vez un Presidente de la Nación lo ha visitado.El general Justo lo ha recorrido minuciosamente durante

5. Los resultados de este censo en sus diversos aspectos, pueden apreciarseen detalle en José Conrado Castells. Memoria presentada al Superior Gobiernode la Nación por el Gobernador José Conrado Castells. Ed. por Gobernación delChaco. Resistencia: Establecimiento Tipográfico Juan Moro, 1934.

6. La Voz del Chaco 25 de agosto de 1934.

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dos días interesándose hasta por los mínimos detalles de lascosas que vió. . . Esto es lo que necesitábamos y pedíamoshace tiempo: la atención oficial, no la ayuda oficial, porqueel Chaco se bastará más a sí mismo y será más útil al estado,cuanto mayor sea la preocupación que el estado tenga porél. . . De este modo estoy seguro, de que en poco tiempomás el Chaco asombrará definitivamente al país dándole unextraordinario espectáculo de riqueza y potencia. . . ».7

Al igual que su primer año de gestión, 1935 se caracterizó porel empeño de Castells para promover el Chaco en todos los ámbitosposibles, lo cual se puso de manifiesto en cada ocasión en la que le tocópresidir reuniones, asambleas o exposiciones.

Precisamente, en la exposición algodonera llevada a cabo en SáenzPeña en abril de este año, se esforzó por estimular tanto a productorescomo a industriales para que incrementen la cantidad y calidad de laproducción, y de esta manera poder presentar en la gran metrópoli,una vidriera impecable y portentosa de lo que entonces representaba elChaco. Expresó en esa oportunidad:

«Según los resultados del último censo hay en el Chaco12.559 agricultores de los cuales 8.454 ocupan campos fis-cales con título provisorio; 729 con título definitivo, y sólo2.100 son propietarios. Estos hombres proporcionan trabajoaproximadamente a 70.000 personas de aquí y de fuera delterritorio, solamente en las tareas de la cosecha y transportedel algodón. . . Es indispensable hacer conocer este esfuerzoal resto de la república. Hay que evidenciar el trabajo rea-lizado; hay que meter en la cabeza de todos los argentinosque “el Chaco es tierra de progreso y civilización. . . ” La ta-rea no es sencilla puesto que hasta ahora somos productoresde materia prima solamente. Nuestro algodón es devoradopor las hilanderías o se va al extranjero y nuestro tanino vadirectamente a las curtidurías de todo el mundo. El públicono ve nuestra producción. . . Y así como no nos comprendenporque no nos conocen, la obra inmediata es pues la de ha-cernos conocer. Todos debemos juntar nuestro esfuerzo paraconseguir ese objetivo. . . Por eso digo siempre que necesi-tamos que se subdivida y entregue expeditivamente la tierrapública para que se la trabaje. Necesitamos el fomento de lacooperación, y dinero para el mejoramiento de las semillas;queremos una atención permanente de la producción algo-donera, y por eso hemos sugerido la creación de una JuntaAlgodonera Nacional. . . Estas exposiciones, que debieran ser

7. La Razón 3 de septiembre de 1934.

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más frecuentes, son la oportunidad para mostrar nuestrascosas; Inculquemos el esfuerzo. . . Hay que sembrar más al-godón; nos estamos durmiendo en los laureles. Este año lasuperficie sembrada aumentó aquí el 23,3 %; en Santiagoel 26 %, y en Corrientes, un 53,1 %, y allí no es como aquí.Aquí la tierra es toda fiscal. . . ».8

Su preocupación por mejorar los rendimientos y la calidad del algo-dón lo impulsó a acelerar la creación de la Junta Nacional del Algodónque tendría por objeto fomentar y controlar la actividad, lo cual seconcretó en buena medida como resultado de sus diligencias en estemismo año.9 Idéntico interés lo llevó a organizar un viaje hacia EstadosUnidos, el cual se efectivizó en septiembre de 1935 y lo mantuvo en esepaís por un período de tres meses. Se proponía con ello, estudiar todocuanto se relacionase con el cultivo, comercio e industria del algodón,y traer luego esas experiencias para aplicarlas en el Chaco, además deentablar contactos con compañías multinacionales para que se radiquenen el territorio.10 En este viaje recorrería también algunos centros al-godoneros del Brasil, país que visitó a su regreso para cumplir con losmismos propósitos.

También a principios de ese año este gobernador se anticipó a resol-ver un problema que se venía acentuando durante los últimos tiempos,

8. La Voz del Chaco 20 de abril de 1935.9. Desde su creación en este año, la Junta Nacional del Algodón desempeñó

un papel más que importante en todo lo concerniente al cultivo y comercializa-ción del algodón en la república. Se constituyó con representantes de diversossectores de la producción, industrialización y comercialización – muchos deellos del Chaco – , y a través de reuniones y publicaciones periódicas intervinodirectamente en todas las cuestiones relacionadas con el textil.

10. Si bien este viaje fue catalogado de particular por el gobernador, aparen-temente se realizó con respaldo oficial, puesto que la resolución del Ministeriodel Interior autorizaba «al gobernador del Chaco, Dr. José Castells», a realizarel viaje «en carácter de miembro de la Junta Nacional del Algodón» (ArchivoGeneral de la Nación (AGN) Ministerio del Interior. Legajo 29, expedienten.º 23.312-M-35. Decreto n.º 66.645. Año 1935). El gobernador viajó acompa-ñado de su esposa Clara Ferreyra; luego de dos noches de «opíparos banquetes»(sic) en el hotel Savoy, y antes de su partida La Voz del Chaco aseguró que:

«. . . En la Unión, nuestro activo gobernante se propone estudiartodo cuanto se relacione con el cultivo, comercio en industria delalgodón, a fin de que los conocimientos que adquiera lo capacitenaún más para su actuación en el seno de la Junta Nacional delAlgodón. . . , y es dable esperar que a su regreso, vengan tambiéncapitales que habrán de contribuir al progreso del Chaco. . . ».

Los pormenores de su partida, así como los comentarios acerca del viaje a nivellocal, pueden verse en: La Voz del Chaco 1 y 2 de septiembre de 1935.

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cual era la escasez de braceros en las campañas algodoneras. En talsentido, procedió por resolución del 15 de enero a crear la Comisión deBraceros para la cosecha de algodón, que tendría a su cargo la organi-zación y la distribución de brazos para la recolección de la fibra que seprodujera en el territorio.

Esta comisión compuesta por funcionarios de diversas dependenciasdel Estado, comerciantes e industriales, estableció a su vez subcomisio-nes en todos los pueblos algodoneros, editando boletines informativospara cosecheros y agricultores, y realizando trabajos de propaganda enlas provincias vecinas para la obtención de mano de obra. Se ocupóademás, de organizar durante la campaña el traslado, alojamiento ynormal abastecimiento de estos braceros, cumpliendo de esta maneracon una tarea que hasta entonces nunca había sido contemplada.11 Acomienzos de 1936, año en el que el Chaco batiría récord de producción,renta y población, Castells se preparaba para iniciar el último tramo desu primer mandato con la suficiencia que le otorgaba su reciente girainternacional, la que además de brindarle experiencias irrepetibles paralos propósitos de su gestión, le concedió paralelamente un prestigioinusual para un gobernador de territorio, sobretodo a nivel nacional,donde su protagonismo comenzó a hacerse sentir tanto en las esferasgubernamentales como en los medios de comunicación.

Muchos de éstos le concedieron generosos espacios para que pudieraexplayarse acerca de sus impresiones sobre este viaje y formulara comoun versado economista, los más optimistas pronósticos respecto a lasdiversas actividades productivas nacionales. Sin haber pisado aún tierrachaqueña, el gobernador adelantó a radio El Mundo de Buenos Aires:

«El algodón es el porvenir de la Argentina; pero para elloes necesario mejorar las condiciones de cultivo y obtener unamejor calidad, preocupación ésta que corresponde a la ini-ciativa privada, sin la cual se estrellarían todos los esfuerzosdirectrices del Estado. . . Por mi parte, estoy obligado antemi gobierno y ante el pueblo a poner todo el fruto de misobservaciones para contribuir a que la Argentina llegue aser el “segundo país algodonero del mundo. . . ”».12

Su voluntad se vió claramente reflejada cuando llegó al territorio,ya que se encargó de disertar ante los micrófonos de LT5 por espacio detres horas, acerca de sus experiencias en los EEUU.

En su extensa alocución incursionó sobre todos los temas atinentes alcultivo de algodón en ese país, ilustrando acerca de calidades, métodosde cultivo, industrialización y comercialización, con el fin de poner aldía a los agricultores respecto de las ventajas comparativas del algodón

11. Memoria de gobierno. . . , cit. año 1935. pp. 91-102.12. Transcripción realizada por La Voz del Chaco 27 de diciembre de 1935.

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chaqueño y de las innovaciones que deberían practicarse para mejorarel rendimiento.

Su campaña mantuvo el mismo énfasis en los diversos actos y eventosen los que estuvo presente durante estos meses, lo cual demostraba elarraigo de sus convicciones, que intentaba transmitirlas en cada uno desus discursos.

En marzo de este año, al comenzar los preparativos de una nuevaexposición algodonera, el gobernador volvió a insistir con sus arengaspor vía radial, que estaban dirigidas fundamentalmente a la comunidadproductiva, para establecer las metas que a su juicio debían aspirarexposiciones de este tipo.

«Se da por sentado que en este evento se pretende mostrartoda la anatomía y la fisiología del Chaco, pero para elloprimero hay que estudiar al Chaco, cosa que todavía no seha hecho muy bien. . .

Todavía no se sabe exactamente cuántos kilómetros cuadra-dos tiene el territorio; recién desde hace dos años sabemos elnúmero de habitantes aunque desconocemos cuántas son sushectáreas cultivadas y cuántas son factibles de cultivarse. . .

Pero lo que es más grave es que no se sabe cuál es el costode producción de nuestros productos y en consecuencia,poco es lo que se ha podido hacer para abaratar los gastos yproducir con mayor provecho. . . .13

Es indudable que no se puede seguir más con este criterio;hay que estudiar nuestras cosas con ciencia, porque solo asípodremos mejorarlas y ser más ricos en tiempos de bonanza,y también afrontar con serenidad los tiempos de crisis. Soloasí, con documentos, con cifras, con estadísticas podremosir a golpear las puertas de Buenos Aires y obligarlos a quenos escuchen y nos atiendan. . .

Hoy el Chaco no es más una tierra peligrosa de frontera; elChaco es un lugar tan cómodo como cualquier provincia delpaís y ya no se justifica el exagerado egoísmo de los primerostiempos. Debemos salir de los límites del territorio connuestras exposiciones; vayamos con nuestros productos alcorazón mismo de la Buenos Aires escéptica y mostremos losmismos en la calle Florida o en Avenida de Mayo. Metamosen la cabeza de los hombres del país lo que somos y lo quevalemos. . .

13. Precisamente, uno de los objetivos prioritarios de la recientementeformada Junta Nacional del Algodón, fue realizar el cálculo de los costos deproducción del algodón en las diferentes zonas del país. Junta Nacional delAlgodón. Memoria Anual. 1936.

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Debemos desterrar para siempre el símbolo de primitivismoque hasta ahora tuvo la palabra Chaco, y hagamos saber queaquí se está preparando lo mejor del futuro del país. . . ».14

Sin embargo, el primitivismo del que hablaba volvió a asociarse alChaco precisamente a pocos días de haber pronunciado este discurso,cuando se inició una de las huelgas agrarias más virulentas y prolon-gadas que debió soportar el Chaco durante la etapa territoriana. Entremarzo y mayo de 1936 se produjo la llamada huelga agraria de 1936,la cual juntamente con la ocurrida dos años antes (1934) por motivossemejantes, han quedado registradas dentro de lo que se conoce como«los movimientos agrarios de la década del treinta».

Estos conflictos, que consistieron básicamente en una disputa entrecolonos y acopiadores por los precios del algodón, fueron promovidosy azuzados por organizaciones radicalizadas (como la Junta de Defen-sa de la Producción y de la Tierra), y los episodios que se sucedieronpusieron en serio riesgo la comercialización del textil, e incluso, la go-bernabilidad del territorio. Si bien la crónica de estos sucesos excederíael marco de esta presentación, debe destacarse como elogiable la directamediación de Castells en el conflicto, quien haciendo uso de una actitudcontemplativa muy ajena a las prácticas políticas de esta década, impi-dió el desmadre de la rebelión, y se anticipó en cierta forma a un estilopolítico que entraría en vigencia diez años más tarde con la aparicióndel peronismo.

Castells intervino como mediador entre los huelguistas, las empresasinvolucradas, y el gobierno nacional para darle una salida al conflicto.Es precisamente durante el desarrollo de éste en donde se advierte enCastells una conducta atípica para un conservador de esta época, ya queemulando a un «líder de masas» se entremezcló con los manifestantesen los mitines, animándose a exponer su posición en escenarios franca-mente adversos – cuando no peligrosos – para su integridad personal.En este sentido, sus «reflejos» socialistas parecían permanecer intactos.

Pero por otro lado, en situaciones no muy lejanas ni muy distintas aésta, se observa con claridad la preeminencia – al menos en principio –de un discurso típicamente conservador ante una problemática similar.

Por ejemplo, en 1937 hubo una gran sequía en el Chaco que afectóa buena parte de los colonos. Un 31 % del área sembrada con algodónse perdió, y en el resto, los rendimientos fueron un 52 % menoresque el promedio normal. La cifra de 31.770 toneladas de fibra quealcanzó la producción del año 1936-37, fue inferior en un 62 % a laproducción «record» del año anterior.15 Y si bien es cierto que losprecios extraordinariamente elevados aminoraron los efectos negativos

14. Discurso pronunciado por LT5 Radio Chaco el 13 de marzo de 1936.15. Datos del informe anual de la Junta Nacional del Algodón, correspon-

diente al año 1937.

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en los agricultores, su estado económico repercutió en todos los ramosde la producción. Éstos solicitaron asistencia crediticia de emergenciaal Banco de la Nación, y Castells, al tanto de las gestiones, se opusocategóricamente interponiendo sus influencias ante las autoridadescentrales. Entre sus fundamentos, expresó:

«. . . El colono que sabe que en caso de emergencia va atener inmediatamente un crédito del Banco de la Naciónpara poder vivir no va a poner gran empeño en salvar sucosecha del desastre, o no buscará otras oportunidades paratrabajar porque sabe que el estado argentino a través delBanco, concurrirá solícitamente en su ayuda. . .

Los créditos de subsistencia ayudarán más a los malos que alos buenos colonos; muchos de los colonos que han perdidosu algodonal, lo han perdido más por la isoca que por laseca, y los que han sido previsores, no han tenido esteproblema. Los créditos de subsistencia premiarán pues unanegligencia. . .

Estos créditos de subsistencia cargan de deudas al colonoy le van quitando poco a poco el aliciente para trabajar enel futuro, porque el producto que obtienen va íntegramentea pagar deudas e intereses pesados. El colono se siente así,desalentado, y no tiene interés en seguir trabajando. . .

Hemos visto cuánto cuesta hacer salir de su pasividad aciertos colonos que ya vienen endeudados de otras zonas delpaís; no producen casi nada de algodón, y tampoco paganla deuda principal. . . ».16

Sin embargo, pese a esta inicial oposición, Castells terminó final-mente encabezando la comitiva que viajó a Buenos Aires en procurade obtener ayuda nacional para mitigar los efectos de la crisis. Estadelegación, que permaneció en la capital durante casi todo el mes dejunio, mantuvo entrevistas con el presidente y algunos ministros, asícomo también con los presidentes del Banco de la Nación, del Banco Hi-potecario Nacional, y otras entidades crediticias, en donde se acordarondiversas medidas conducentes a aliviar a los productores.17

El gobernador aprovechó también esta oportunidad para realizarsus acostumbradas promociones del Chaco ante los medios de prensa.Con desmedido entusiasmo manifestó entonces que «. . . la Argentina

16. Nota enviada por Castells al inspector de la sección créditos agrariosdel Banco de la Nación en la que explicaba sus razones para oponerse al créditode emergencia que pedían los productores afectados por la sequía; publicada enLa Voz del Chaco 8 de marzo de 1937.

17. La Voz del Chaco 21 de Junio de 1937.

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podría desplazar en corto tiempo a los EEUU como primer productormundial de fibra», y que las posibilidades de este recurso eran ilimita-das, asegurando que en el país, el valor de la producción algodonera yahabía superado al de otras industrias, como la vitivinícola o la azucare-ra, y por tanto era «necesario que el gobierno nacional estimulara suproducción. . . ».18 Puede notarse en este viraje del discurso y posiciónen poco tiempo, la lucha interna – pero también la coexistencia – entre«el conservador» y «el progresista» en el mismo hombre público.

De todas formas, y a modo de síntesis, debe destacarse que pre-cisamente el conflicto algodonero de 1936, que por su efervescenciatrascendió el espacio regional, sumado a la cada vez más frecuentepresencia de las fuerzas vivas del Chaco ante las esferas de poder na-cionales, reinstalarían a partir de este momento en el debate públicouna serie de cuestiones pendientes sobre el conjunto de los territoriosnacionales argentinos, que incluían temas tales como el mejoramientoen el control social, la agilización de los trámites para la titularizaciónde la tierra, la creación de nuevas entidades reguladoras, y una discu-sión más frecuente sobre la impostergable reforma institucional de estasjurisdicciones.

Hemos querido de esta forma presentar en este trabajo una brevesíntesis del pensamiento y la acción de uno de los dirigentes más lú-cidos que tuvo el Chaco durante la época territoriana, y cuya gestióncoincidió también con el período más floreciente de esta jurisdiccióncomo consecuencia del apogeo algodonero.

Por restricciones de espacio, hemos prescindido de comentar sudesempeño en otras cuestiones inherentes a la problemática agraria,en donde quedaron demostrados los rasgos excepcionales de este go-bernador, que por competencia y capacidad de gestión, excedió losrequerimientos del cargo para esta época.

De todas formas, creemos haber mostrado una fotografía de la épocay expuesto en apretada síntesis, el pensamiento de al menos uno delos hombres públicos notables que tuvo el Chaco durante la década deltreinta, y que formó parte de una elite generacional, que por calificacióny compromiso, amerita una alusión más detallada que no es posiblerealizar en esta oportunidad.

Como resumen final queda el dato concreto de que al mismo tiempoque en el Chaco se observó uno de los períodos más florecientes desde elpunto de vista económico y demográfico, se dio la afortunada coinciden-cia de que en la dirigencia territoriana actuaron hombres y funcionariosfuertemente comprometidos con el desarrollo de este proceso.

Destacamos como una de las figuras referenciales a José Castells,entre otras cosas, porque ninguna otra gestión de la etapa territorianapudo igualar la obra de este gobernante. Sus iniciativas fueron múlti-

18. Transcripciones realizadas por La Voz del Chaco 28 de junio de 1937.

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ples – distinguiéndose en tal sentido de los gobernadores precedentes –, lo cual precisamente le permitió romper en buena medida con latradicional dependencia de los poderes ministeriales.

En el orden práctico, pudo llevar adelante su plan fundamental degobierno, que pretendía la modernización de la estructura productivadel territorio y la difusión de las potencialidades del Chaco en la órbitanacional; ambos propósitos estuvieron íntimamente ligados.

Para lo primero, se preocupó por atraer inversores y propiciar lainstalación de diversas industrias que pudiesen procesar las materiasprimas del territorio. Paralelamente estudió las formas de mejorar losrendimientos agrícolas y ejerció una incesante prédica docente dirigida alos colonos con el fin de mejorar las técnicas de cultivo. Su contribucióna la creación de la Junta Nacional del Algodón fue en este sentido unademostración elocuente de su interés por intensificar la producción.Lo segundo no tenía que ver con un localismo desmedido, sino con elinocultable propósito de aumentar la afluencia de capitales privados poruna parte, y de recursos fiscales por otra.

De allí su pretensión de concretar un censo poblacional apenas seinstaló en su despacho, y continuar luego con sucesivas proyeccionesdemográficas y estadísticas varias sobre el crecimiento del territorio.La creación de la Oficina de Estadísticas de la gobernación fue en estesentido un verdadero acierto de su parte, ya que su labor permitió contarpor primera vez, con un conocimiento preciso de la realidad económicay social del Chaco.

Sus constantes declaraciones a los medios locales y nacionales, acom-pañadas por la publicación de meticulosos informes y memorias degobierno, completaron una inteligente estrategia que buscó y consiguióla promoción del Chaco a nivel nacional. Junto a las personalidadespúblicas anteriormente nombradas, Castells conformó sin duda unafigura estelar dentro del núcleo dirigencial del Chaco en esta década,al dejar un conjunto de realizaciones concretas desde su función de go-bierno, y sobre todo, un legado discursivo que enriquecido con slogansmotivadores como su conocida frase «hay que hacer Chaco», contribuyósin duda a la construcción de una incipiente identidad colectiva quehabría de fortalecerse en los años venideros.

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María Silvia Leoni. . . . . .

Las sociedades construyen continuamente representaciones de símismas y de las relaciones que mantienen con el «otro» a partir dedeterminadas prácticas y creencias y generan un discurso que producesentido según el imaginario que lo atraviesa. El imaginario es unaconstrucción cultural, histórica, comunicacional, que opera en funciónde instituciones sociales y por actores sociales; es un modo cultural deinterpretar el mundo.1

El estudio de las celebraciones y festejos, tanto religiosos como cívi-cos, oficiales como espontáneos, ofrece interesantes perspectivas sobrelos procesos de construcción de identidades a partir de los imaginariossociales. Estas festividades nos revelan el juego de relaciones de poderexistentes y nos remiten al entramado de las dimensiones social, eco-nómica, política y cultural en la que se desarrollan. La fiesta es unapuesta en escena o representación de lo social, en función de cómola comunidad se autoimagina y renueva las percepciones de sí; es unfenómeno social y cultural con una gran diversidad de expresiones einterpretaciones, que dependen fundamentalmente de la heterogenei-dad social, lingüística, étnica y cultural de los pueblos y sociedades quela celebran y de los personajes y actores sociales e institucionales queparticipan en ella. La facultad mediadora del ritual asegura la partici-pación y la solidaridad colectiva, argumenta en favor de la identidaddel grupo, pero también abre un espacio donde se procesa la diferenciay se negocia el conflicto. La fiesta puede ser un instrumento muy im-portante para la autoafirmación de las identidades, la fundamentaciónde los constructos sociales y el mayor apuntalamiento de proyectos

1. Stella Martini. Periodismo, noticia y noticiabilidad. Buenos Aires: Norma,2000, p. 22.

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societales.2 Nos interesa particularmente este papel que juega la fiesta ysu capacidad de promover ciertas miradas y convicciones que puedenconsiderarse políticas.3

En la Argentina, el agro jugó un papel central a la hora de definir lascaracterísticas de su economía agroexportadora, su política y el perfilde la sociedad. Las representaciones del agro en el interior del país semanifestaron mediante un discurso tradicional, pero con notorias dife-rencias interregionales.4 Partimos de estos presupuestos para plantearla hipótesis de que la adopción e imposición de la Fiesta Nacional delAlgodón en el territorio nacional del Chaco respondió claramente a la fi-nalidad, tanto del gobierno nacional como de los sectores dirigentes delterritorio, de fortalecer el perfil agrario del territorio sobre la base delcultivo del algodonero, en continuidad con las políticas de la década deltreinta. Un análisis de la Fiesta Nacional del Algodón – institucionaliza-da en 1944, en un momento intermedio entre el Estado interventor de ladécada de 1930 y el Estado popular y nacional peronista – , nos permiteaproximarnos a las representaciones del agro chaqueño construidas enproximidad de la irrupción del primer peronismo.

En la Argentina, muchas de las «fiestas de la producción» se inicia-ron durante los años peronistas como parte de una política de creación,difusión e internalización de símbolos y fechas conmemorativas queutilizaba una amplia variedad de materiales significantes.5 Las expre-siones del discurso estatal acerca del agro exteriorizadas en torno a lafiesta, han quedado registradas en los diversos mensajes oficiales, enla legislación, en materiales usados como medios de propaganda delaccionar gubernamental y en las publicaciones alusivas. Así también, lasexpresiones de los distintos actores involucrados pueden reconstruirse apartir de sus discursos, artículos periodísticos y literarios y fotografías.

El algodón, símbolo del Chaco

La región chaqueña fue definitivamente ocupada por el estado na-cional a fines del siglo XIX y su evolución socioeconómica a partir de

2. José Pereira Valarezo. Cartografía de la memoria. Fiestas populares tradi-cionales e integración latinoamericana. Ecuador: CAB-IADAP, n/d.

3. Este análisis ha sido encarado por Andrés Bisso. «Monarquías republi-canas en tiempos de democracia fraudulenta. Representaciones lúdicas de lasoberanía en las elecciones de reinas y misses del interior bonaerense». En: 3ras.Jornadas sobre la política en Buenos Aires en el siglo XX. La Plata, 2008; Desdeuna perspectiva de género, resulta fundamental Mirta Zaida Lobato. Cuandolas mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX. BuenosAires: Biblos, 2005.

4. Noemí Girbal-Blacha. «Las representaciones agrarias y el Estado interven-tor (1930-1955). Continuidades y cambios en el imaginario colectivo argentino».En: VII Congreso de ALASRU. Quito, 2006.

5. Lobato, Cuando las mujeres reinaban. . . p. 11.

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entonces mostró una singular sensibilidad hacia las modalidades domi-nantes del desarrollo nacional. Las actividades forestal y algodoneray sus complementos o derivaciones han constituido los fundamentosde la vida económica del Chaco, así como las principales formas deocupación y organización del espacio. El algodón se impuso como prin-cipal cultivo en la región, aprovechando la coyuntura favorable en elmarco de la primera Guerra Mundial. En esa etapa la comercializaciónse orientó fundamentalmente hacia los mercados externos. El Chacorecibió gran cantidad de agricultores que se ubicaron en las coloniasoficiales y privadas, fundamentalmente en los sectores sudoeste, centraly oriental del territorio. Después de la crisis del treinta, y a partir deldecaimiento del comercio internacional y del inicio del proceso sustitu-tivo, la producción algodonera se volcó al desarrollo y expansión de laindustria textil nacional.6 La crisis de la explotación forestal y los cam-bios en la política económica mundial y nacional iniciaron un procesode loteamiento de las grandes propiedades que reforzó la ocupaciónbasada en la explotación algodonera.7 A fines de la década de 1940y principios de la siguiente, la producción algodonera logró un nuevorepunte, debido a la consolidación definitiva del mercado nacional y laintervención estatal en la comercialización del algodón, a través de laDirección del Algodón, creada en 1944.

La demanda de algodón se concentraba en un grupo de empresascomercializadoras con carácter monopólico que extendieron en el terri-torio una red de acopiadores y desmotadoras, con la capacidad de fijarel precio del producto. La respuesta local fue la creación de cooperativasde comercialización, provisión y luego de industrialización de la fibray la semilla, cuya masa societaria abarcaba alrededor del 50 % de losproductores del territorio y que llegaron a acopiar y comercializar lamitad de la producción algodonera.

El desmote del algodón se dispersó entre los lugares donde se culti-vaba pero las hilanderías se concentraron en Buenos Aires; en el Chacose radicaron sólo dos: la Fábrica Nacional de Envases Textiles (FANDET,

6. Para este tema nos han sido de gran utilidad Noemí Girbal-Blacha.«Desde el margen. Espacio regional, sujetos sociales y políticas públicas. Elcaso del Gran Chaco argentino, 1920-1960». En: Los rostros de la modernidad.Vías de transición al capitalismo, Europa y América Latina, siglos XIX-XX. Ed. porAndrea Reguera. Rosario: Prohistoria ediciones, 2006; Noemí Girbal-Blacha.«Opciones para la economía agraria del Gran Chaco argentino». En: El campodiverso. Enfoques y perspectivas de la Argentina agraria del siglo XX. Ed. porGuido Galafassi. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2004, pp. 185-216;también Larramendy y Pellegrino. El algodón. ¿Una oportunidad perdida? BuenosAires: Ediciones Al Margen, 2005.

7. Según el censo de 1947, la mitad de la superficie bajo explotacióncorrespondía a tierras fiscales y se encontraba bajo ese régimen el 67 % de lasexplotaciones.

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1941) de capital estatal, y que luego pasaría a la Unión de CooperativasAlgodoneras (UCAL), y Chacotex (1950), de capitales locales. La prime-ra de ellas respondió a la política nacional de reemplazar las bolsas deyute destinadas a la producción agrícola por las de fibra de algodón ba-rato; su creación respondía a evitar el desempleo, generar ingresos extraa las familias humildes del interior y realizar la atención económico-social de los obreros. Esta iniciativa es un ejemplo del intervencionismodel Estado en la economía con efectos sociales capaces de revertir lasrepercusiones negativas de las migraciones internas8

Bajo los gobiernos surgidos de la revolución de 1943, se produjouna expansión de la presencia estatal en los territorios nacionales, conla adopción de medidas para el fomento de su desarrollo económico,aunque se mantuvo la falta de participación política a través del votohasta la provincialización del territorio en 1951.9

Hacia la institucionalización de la Fiesta

Es en este contexto en el cual se institucionalizará la Fiesta Nacionaldel Algodón, que nos habla, mediante un lenguaje simbólico, del sectoralgodonero, de su constitución y de las relaciones entre los actoresque lo componen, aunque para el Chaco – como ha sido señalado paraMendoza con respecto a la Fiesta de la Vendimia – el sector apareceindisolublemente unido con toda la sociedad, lo que convierte a laFiesta en un hecho social total.10 La fiesta es un conjunto de eventossignificativos cuyos elementos guardan una estrecha relación entre síy con las transformaciones de diverso orden dentro de una matrizsocial concreta. A partir de Hymes,11 los componentes relevantes queidentificaremos serán las diferentes clases de participantes y su papel enla celebración; los diversos canales disponibles y sus usos; los contextos;los tópicos y los eventos mismos.

Encontramos algunos antecedentes que revelan el lugar central queiría adquiriendo el algodón en las representaciones del Chaco, que seinician en 1935, cuando se realizó la Exposición Algodonera en SáenzPeña. Dos años después, el gobernador del territorio José C. Castells

8. Noemí Girbal-Blacha. «Algodón, envases textiles y tejeduría doméstica.Propuestas industrializadoras del estado interventor en la Argentina de los años1940». En: Revista de historia industrial, n.o 27: (2005), pp. 108-109.

9. Para este tema, véase nuestro trabajo Graciela Iuorno, Edda Crespoy Brígida Baeza. «Nuevos espacios, nuevos problemas. Los territorios nacionales».En: Nuevos espacios, nuevos problemas. Los territorios nacionales. Ed. por GracielaIuorno y Edda Crespo. Buenos Aires: Educo, 2008.

10. Tomamos esta noción de Andrea Bentancor Bossio y Mariana VieraCherro. «Geopolítica de la Fiesta de la Vendimia en Mendoza». En: Territoriosdel Vino, n.o 2: (2008).

11. D. Hymes. «Sobre etnografías de la comunicación», citado en Valarezo,Cartografía de la memoria. . .

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creó el Museo Histórico del Chaco, que no llegó a organizarse, aunqueresulta revelador que dispuso la inclusión de un pabellón destinado amostrar el progreso algodonero de la región. En 1939 se realizaron dosacciones significativas; por un lado, se celebró la primera exposición-feria organizada por la Sociedad Rural del Chaco; por otro, con motivodel cuarto aniversario de la creación de la Estación Experimental de LasBreñas, su director, el ingeniero agrónomo Antonio Verdejo organizóuna serie de actos bajo la denominación de «Semana del Algodón», queculminaron con la «Exposición de Máquinas, Implementos y ProductosAgrícolas», en Las Breñas, con una concurrencia de más de dos mil per-sonas, entre las que se destacó la presencia del presidente de la nación,del gobernador del Territorio y de miembros de la Junta Nacional delAlgodón.12 También se organizaron grandes exposiciones industriales ycomerciales para difundir las potencialidades y riquezas del Chaco fueradel territorio, como la Primera Gran Exposición, realizada en Palermo,entre noviembre de 1940 y marzo de 1941. En estas exposiciones semanifiesta que la Argentina conserva, desde el discurso oficial, un perfilagrario13

Era marcado el intento de las diversas fiestas agrarias por parecersea la mendocina,14 que fue el modelo adoptado y adaptado para el Chaco,pues fue un festejo impuesto desde el gobierno territoriano y que adoptóuna secuencia de actividades similares. En 1944, el gobernador coronelAlberto Castro (1943-1944) promovió la idea de instituir el Día delAlgodón, que se transformaría, tras un intercambio de opiniones con «lomás representativo de las fuerzas vivas del territorio», en la «Semana delAlgodón». Se conformó una comisión provisoria integrada por figuraspúblicas vinculadas con la economía y la cultura y provenientes dedistintos sectores políticos.15 La comisión provisoria dio paso a unaComisión Ejecutiva presidida por Eduardo Miranda Gallino,16 integrada

12. INTA. Historia de la Estación Experimental Agropecuaria Las Breñas. URL:http://www.inta.gov.ar/lasbrenas/ins/historia.pdf, p. 15.

13. Noemí Girbal-Blacha y María Silvia Ospital. «“Vivir con lo nuestro”.Publicidad y política en la Argentina de los años 1930». En: European Review ofLatin American and Caribbean Studies, n.o 78: (abr. de 2005), pp. 49-66.

14. Si bien tenía sus orígenes a fines del siglo XIX, fue institucionalizadaen 1936, con la determinación de la figura central de la fiesta, la reina dela vendimia, véase Bossio y Cherro, «Geopolítica de la. . . »; y Cecilia Belej,Ana Laura Martín y Alina Silveira. «La más bella de los viñedos. Trabajo yproducción en los festejos mendocinos (1936-1955)», en: Lobato, Cuando lasmujeres reinaban. . . pp. 45-76.

15. Pablo Donnet, Eduardo Miranda Gallino, Mario Gabardini, JesúsRodríguez Iacachury y Horacio Riveros Sosa.

16. Docente, periodista y escritor nacido en Corrientes; socialista, fueintendente de Resistencia (1927-1928), diputado nacional por Corrientes (1942-1943), miembro de la Comisión de Legislación Agraria y Secretario de la Comi-sión Especial Investigadora del Algodón de la Cámara de Diputados de la Nación,

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por representantes de la elite resistenciana y sólo dos representantesde las cooperativas algodoneras, a través de los cuales también seincorporaba a los productores. La comisión contó con la adhesión dela Sociedad Rural del Chaco, en su carácter autotitulado de «entidadmadre del agro chaqueño». También realizó gestiones ante la JuntaNacional del Algodón y la Asociación de Fomento de los TerritoriosNacionales, para lograr sus respectivos apoyos.

La Fiesta se realizaría en Resistencia;17 generalmente, la fiesta sedesarrolla en un espacio provisoriamente dispuesto para ello, que esel espacio urbano, y se convierte en un elemento de cohesión de todala comunidad cívica al mismo tiempo que expresión de la misma, desu poder social y comercial. La fiesta adquiere así un nuevo valoreconómico, pues es expresión del motor mercantil de la ciudad. Espor ello que, como veremos, si bien se buscó resaltar la riqueza delcampo, se trataría de demostrar también el progreso y la prosperidadlogrados por los habitantes de la ciudad, quienes se presentan comogenerosos anfitriones. No obstante, la fiesta se extendió fuera de loslímites de la ciudad, al designarse subcomisiones en las cabeceras de laszonas productoras, encargadas de organizar las elecciones de las reinasregionales, lo cual implicó el desarrollo de otras tantas celebraciones endistintos puntos del territorio.

Dado lo avanzado del año cuando se instituyó la Fiesta, no se pudorealizar la exposición algodonera prevista ni convocar a otros territoriosy provincias algodoneros, por lo que la elección de la reina sería laactividad central en esta oportunidad. Se creó una Comisión Auxiliar deDamas, conformada por esposas de los integrantes de la Comisión Ejecu-tiva, encargada de recibir y atender a las reinas regionales que arribarana Resistencia. Esta comisión armó un taller para la confección de losvestidos de las reinas, que debían ser de algodón, y formó subcomisionespara organizar los distintos agasajos, fiestas y veladas artísticas. A travésde los medios periodísticos se remarcó constantemente la función deconfraternización entre las mujeres de la ciudad y del campo que teníanestos eventos y, en este sentido, se resaltó la acción de la Comisión deDamas, «hermanándolas definitivamente en un solo ideal común: laprosperidad material y moral de la gran familia chaqueña, el nuevoorgullo de la patria».18

fundador y director del periódico La Opinión, de Resistencia (1928-1935) yprofesor de la Escuela Normal de esa ciudad.

17. La población urbana del Chaco rondaba el 30 %. Resistencia, porsu población y actividad se había convertido en el centro más importante delNordeste argentino.

18. Desde el Museo Social Argentino se convocó a las mujeres residentes enel medio urbano para actuar «a favor de sus hermanas, las mujeres del interiorde la República, para mejorarlas y dignificarlas», lo que revela la preocupaciónpor la mujer rural, considerada un agente central en el proceso de arraigo a

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Actores y discursos

Las actividades desplegadas en la semana tuvieron amplia coberturaperiodística, en los diarios y en Radio Chaco. Asimismo, se realiza-ron publicaciones alusivas: la revista Caminos y Transportes le dedicóun número especial y la Comisión Ejecutiva realizó una publicaciónconmemorativa abundantemente ilustrada con fotografías de las dis-tintas actividades desplegadas. Estos materiales constituyen nuestrasprincipales fuentes para reconstruir la fiesta.19

Radio Chaco habilitó un espacio para audiciones especiales, en lasque hablaron integrantes de la Comisión Ejecutiva y de la de Damas.Las audiciones comenzaron con las palabras de Miranda Gallino, ysiguieron con el ex gobernador Castro, el presidente de la Cámara deComercio e Industria del Chaco, Pablo Donet; el inspector seccionalde escuelas, Ítalo Mircoli; el inspector de agronomía, Antonio Verdejo;Dora Cardozo de Galíndez, presidenta de la Comisión de Damas yotra integrante, Elsa Perenno de Donet; el gerente de FANDET, UrbanoVergés; el director de Teatro de Arte de Resistencia, Emilio Stern; elvicario general de Resistencia, José Alumni y, finalmente, el presidentede la Cooperativa Le Breton, Valentín Pértile. Los temas abordadosfueron, en primer lugar, la determinación de la finalidad y alcances dela Fiesta; luego, la definición del perfil agrario del Chaco y, vinculadocon esto, la caracterización de la «mujer del campo», representada porlas reinas de belleza.

Con respecto al primer tópico, Miranda Gallino se esforzó por aclararque «No es la fiesta otorgada por los poderosos; es la fiesta ganada porlargos años de trabajo». Indudablemente, ésta no era una fiesta «desdeabajo» y Miranda Gallino reconocía que era ofrecida «desde arriba», perocomo un deber insoslayable. Invitaba a los trabajadores del campo a ira Resistencia, para demostrar la fuerza agraria chaqueña y afianzar asíla economía del Norte argentino. El ex gobernador Castro, por su parte,sostuvo que la finalidad era que la ciudad recibiera a los trabajadoresdel campo «para agasajarlos y ofrecerles todos los adelantos con que ellacuenta». Donnet reiteró la invitación a «la fiesta de los trabajadores delcampo y a la que debemos sentirnos íntimamente ligados». Este intentode brindar una imagen homogénea de la sociedad chaqueña – tanheterogénea en su conformación – ,20 cimentada en valores comunes y

la tierra. Este discurso de los sectores de elite era canalizado a través de lamediación de sus integrantes femeninas. Talía Violeta Gutiérrez. «Actuar sobrela mujer de campo, empleando a la mujer misma como educadora. Una visiónhistórica del discurso ruralista, Argentina, 1920-1945». En: VII Congreso deALASRU. Quito, 2006.

19. Las citas que siguen corresponden a estas dos publicaciones.20. Para 1947, el territorio superaba los 430.000 habitantes; más del

noventa por ciento de los habitantes eran argentinos, pero sólo un 56,2 %

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proyectos de futuro compartidos, se manifiesta en los distintos discursosde la época y responde a una preocupación presente en la intelectualidadlocal desde la década anterior.21

Verdejo manifestó que la finalidad era mostrar a las autoridadesnacionales la importancia adquirida por el algodón; mientras que paraStern «el Chaco quiere demostrarse a sí mismo de lo que es capaz».Alumni consideró a la fiesta una rehabilitación espiritual del agricultor,que debía ser reparado del olvido que lo había llevado a alejarse delcampo «creando un éxodo peligrosísimo para la economía nacional yfunesto para los trabajadores». El objetivo principal de la fiesta eraentonces «dar al hombre de nuestro campo la sensación de que sepiensa en él y de que se le trata y juzga de acuerdo a la función socialimportantísima que está llamado a desempeñar». Así, autoridades ypoblación demostrarían su respeto ante los hombres que «labran elporvenir de la patria».

¿Cuáles eran la representaciones sobre el agro que tenían los organi-zadores del evento? Miranda Gallino planteó que «en la primera horaparecía como que habláramos en un lenguaje que no se entendía másallá de los límites territoriales», situación que se habría comenzado a re-vertir con la creación de la Junta Nacional del Algodón y que le permitíapresentar un cuadro auspicioso: «Los precios están asegurados. . . posee-mos un régimen de crédito agrario. . . eficiente y perfecto; un aumentoconsiderable en el rendimiento de la fibra y mejoras fundamentales enla calidad; servicio técnico a cargo de la Dirección de Algodón, que cons-tituye un orgullo para el país y, por fin, una organización cooperativaque no tiene igual en el país».

Para el gerente de FANDET el algodón era uno de los pocos pro-ductos con claro porvenir; se detuvo en las auspiciosas proyeccionesde la fábrica, destacando su función social. Valentín Pértile afirmó lasupremacía de esta fiesta sobre las demás, basado en que el algodónsuperaba económicamente a otras producciones, como la vid, y en quebeneficiaba directa e indirectamente a todo el territorio y especialmentea la población humilde. Para monseñor Alumni, la vida de los agriculto-res representaba la «sólida base de la economía nacional y el modelodigno de imitación de la vida familiar».

En concordancia con los dos anteriores, se encuentra el tema dela «mujer del campo». La participación del «hombre de campo» comoactor de la fiesta, quedó mediada por la representatividad otorgadaa las reinas. Aparecen los íconos esencializados de las mujeres comosignificantes de estabilidad y reproducción cultural; los cuerpos feme-

habían nacido en la jurisdicción; el resto procedía de otros puntos del país(34 %) y del extranjero (9,8 %). Los migrantes de otras provincias proveníanmayoritariamente de Corrientes, Santiago del Estero y Santa Fe.

21. Véase María Silvia Leoni de Rosciani. La conformación de campo culturalchaqueño. Una aproximación. Corrientes: Moglia Ediciones, 2008.

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ninos son encarnación de la familia y de la heteronormatividad.22 Eltrabajo femenino en las actividades agrícolas no se fundamentaba enla necesidad económica, sino en la valoración positiva y exaltada de lavida rural, supuestamente sana y en contacto con la naturaleza.

Miranda Gallino sostenía que la Fiesta del Algodón era, fundamen-talmente, la fiesta de la mujer «que silenciosamente es el sostén delhogar de la chacra algodonera, trabajando a la par de los hombres,alentando con el ejemplo y cultivando junto con la planta del algodón asu progenie, vigorosa y bella». Para Alumni, el triunfo de los agricultoresse simbolizaba en el homenaje a la mujer, la «compañera abnegada y la-boriosa», la administradora del hogar; «la esposa fiel, la madre amante,la hija cariñosa»; caracterizada por su sencillez y modestia, capacidadde trabajo y sacrificio, formadora del hogar en las virtudes cristianas;encuentra en la vida rural las mayores posibilidades para cumplir sumisión divina y por lo tanto «donde mayores responsabilidades tieneante Dios, la Patria y la Sociedad»; considera malsano el ambiente mo-derno que ha desvirtuado la función de la mujer, aunque en el campose mantienen los valores que permitirán el progreso de la patria. En lamisma línea, Dora Cardozo de Galíndez destacó que el agricultor eraquien estaba más estrechamente vinculado a Dios y que su hogar «essiempre cristiano».

Elsa Perenno de Donnet en «El mensaje de la mujer de la ciudad ala mujer del campo», tras comparar los atributos físicos de la mujer delcampo con la naturaleza chaqueña, destacaba su honradez, laboriosidad,docilidad, abnegación, fortaleza, para señalar como punto en comúncon la mujer de la ciudad su lucha por su hogar y por su patria.

Vemos así como estos discursos se focalizan en determinar el sentidode la fiesta, que es tanto el homenaje fraterno de la ciudad al productoralgodonero, como la manifestación ante el resto del país del progresosocioeconómico del Chaco y, por lo tanto, de su contribución central ala construcción del futuro nacional sobre la base del cultivo del algodo-nero. El homenaje está mediado por las figuras de las reinas, quienesrepresentan al hombre de campo con sus principales valores morales;éste es convocado a una fiesta en la que, al ser organizada por la ciudad,será un invitado de honor y jugará un papel pasivo.

Se advierte que en ninguno de los discursos dados en esta oportu-nidad se hizo referencia a cuestiones vinculadas con la ampliación dela participación política ni con los reclamos territorianos que se venían

22. Para esta cuestión véase María Moreno. «Misses y concursos de bellezaindígena en la construcción de la nación ecuatoriana». En: Iconos. Revista deCiencias Sociales, n.o 28: (mayo de 2007), pp. 81-91; Ingrid Johanna BolívarRamírez. «Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoa-mericanas». En: Iconos. Revista de Ciencias Sociales, n.o 28: (mayo de 2008),pp. 71-80.

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formulando desde la década de 1910. Lo considerado «política» fuenotoriamente silenciado en esta oportunidad.

Las actividades

La semana del Algodón coincidió con el cambio de autoridadesterritorianas, ya que el gobernador Castro fue reemplazado por el mayorMartín Carlos Martínez (1944-1946) el día 9 de septiembre, por lo cualla tradicional recepción al gobernador entrante quedó enmarcada enla celebración. La Semana se inició el día 4 de septiembre con elarribo de una delegación de funcionarios presidida por el Director delAlgodón, Jorge Lorenzo, que fue recibida en el puerto de Barranqueraspor la Comisión Ejecutiva y por figuras destacadas del territorio. Entrelas actividades de esos días, se destacaron los agasajos a las reinas:alumnos del Colegio Nacional realizaron una exhibición en el ClubAtlético Sarmiento; en el cine teatro SEP se realizó una gala – en la cuallas reinas hicieron su presentación oficial – a cargo de Teatro de Artecon la obra «Los conquistadores del desierto»; recibieron un homenajeen el Club de Regatas, con un vermouth danzante; se les hizo recorrerla planta de FANDET y participaron del Baile del Algodón en el ClubSocial de Resistencia, en homenaje al ministro de Agricultura, generalDiego Mason, que incluyó un desfile de modelos con vestimentas dealgodón y se entregaron otras tantas para obras de beneficencia.

Para el día de la Fiesta circularon trenes especiales para trasladar alos habitantes del territorio a la capital. Se efectuó una misa de campañaen la plaza central, a cargo de monseñor Alumni, con la bendición deofrendas de algodón portadas por las reinas. Luego se realizó la asam-blea simbólica de los agricultores en la Cooperativa Agrícola Ministro LeBretón de río Arazá, a la que asistieron el ministro Mason, el gobernador,altos funcionarios administrativos, militares y eclesiásticos, las reinasregionales y el coro de la Escuela Normal. Tras una recorrida por ladesmotadora y la fábrica de aceite, abrió el acto Miranda Gallino, quiensolicitó mayor estabilidad y mejores medios para el desarrollo algodone-ro, que solo se lograrían con una colonización «armónica y eficiente»,con una justa distribución de la tierra pública. Pidió terminar con la«injusticia irritante» de los precios que se pagaban al productor y que semantuviera el precio básico con préstamo del Estado, así como que selos tuviera en cuenta al suscribirse tratados de comercio que afectaranla comercialización del algodón. La justificación de sus reclamos seencontraba en la importancia del algodón para el desarrollo nacional:«El algodón es nuestro producto principal, es nuestro producto esencial,y es la base de nuestra expansión económica. El volumen de producciónde este textil significa, no sólo la realidad de una economía fuerte ysana para el Chaco, sino una esperanza para nuestro país, ya que de laexpansión algodonera. . . depende el equilibrio económico de la Nación».

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Este papel del algodón en el florecimiento de la economía nacional seráconstantemente destacado por todos los involucrados en su producción.Por otro lado, Miranda Gallino volvía a mostrar su optimismo frente ala gestión del gobierno revolucionario y aplaudía la ley de creación delConsejo Agrario Nacional, que consideraba iniciaría una nueva etapa.

Antonio Címbaro Canella, de la cooperativa anfitriona, tras referirsea las dificultades que tuvo la implementación de la cooperativa, señalóque, no obstante el actual «aspecto de opulencia» de la misma, aúnatravesaba serias dificultades, por lo que solicitaba el aumento del preciobásico del algodón. También se hizo eco del clamor por la más rápidaentrega de la tierra fiscal: «Queremos ver transformado el Territorio delChaco en una gran colonia de pequeñas propiedades privadas nucleadasen cooperativas, y desde ya vislumbramos su grandioso porvenir». Éstaera la representación de lo deseable para el mundo rural chaqueño.

El ministro de Agricultura trazó un panorama del papel del algodónen el desarrollo chaqueño habitual ya en discursos, libros y artículosperiodísticos: «como un milagro hizo surgir pueblos y ciudades florecien-tes donde antes no había vestigios de vida humana; levantó fábricas querompieron con su actividad rumorosa el silencio hostil donde acechabanlas fieras; hizo que la reja y el arado se hundieran en la tierra impro-ductiva para que nacieran la vida y la esperanza; impulsó el comercio y,en una palabra, fue como un mágico y formidable instrumento que enlas manos del intrépido y abnegado poblador de hace poco más de uncuarto de siglo, realizó la obra magnífica de incorporar este lejano terri-torio al ritmo pujante de la vida nacional». Luego se propuso demostrarque «una vez más, nuestra palabra no ha quedado en vana promesa»:anunció la firma del decreto ley del algodón y del decreto por el cual seregulaba el funcionamiento de la Junta Nacional del Algodón; la cons-trucción de la Escuela Agrícola de Bajo Hondo; la adopción de medidaspara la lucha contra el vinal; la creación de la estación forestal y laentrega de títulos de tierra fiscal. La preocupación social se manifestó alafirmar que «todas las cuestiones de carácter esencialmente económicoestán ligadas directamente a las de orden social», por lo que se estabanestudiando soluciones «armónicas y justas» para lo obreros rurales y delas industrias afines. Finalmente, se realizó un almuerzo campestre, alcual asistieron «los colonos». Ésta fue la única actividad de la semanaque registra claramente su presencia.

La fiesta y las reinas

A partir de la década del treinta se popularizan las elecciones dereinas en Argentina, como en otros países latinoamericanos. Los con-cursos de belleza son espectáculos en los cuales el cuerpo femenino seconvierte en un operador simbólico para ideologías y proyectos políticos

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más amplios;23 nos hablan de la construcción popular de la simbologíapolítica y de la soberanía, como así también de las relaciones entre losnotables locales y el resto de los habitantes;24 «son parte de una intensacirculación de bienes culturales, de conflictos de poderes, de fenómenosde control social y político, así como están integradas a una culturaasociada con particulares y específicas relaciones de género».25

Entre las formas de elección de reinas en la Argentina, pueden distin-guirse una tendencia notabiliaria y otra popular; en este caso, las reinasregionales fueron elegidas por jurados que explicitaban los lazos entresociabilidad y política, al estar integrados por autoridades territorianasy locales, sin participación popular. Para legitimar las decisiones de losjurados, se insistía en todas las oportunidades que aquéllas habían sidoavaladas por los concurrentes con sostenidos aplausos. Las coronacio-nes se realizaban en fiestas a las que asistía lo más representativo de lazona y terminaban con un baile. Para la elección de la Reina Nacionaldel Algodón, el jurado fue designado momentos antes de su actuaciónpara asegurar su imparcialidad; estaba integrado por el gobernador, eldirector del Algodón y el juez letrado.

La reglamentación del concurso establecía que debía elegirse unahija de «colonos auténticos». Estas reinas eran concebidas como el fielreflejo de las virtudes y valores de la población rural; se las consideraba«gratas embajadoras de todo lo bueno, grande y noble que vive y palpitaen el modesto hogar del colono chaqueño»; desde este lugar debíanser miradas y admiradas. No dejaba de remarcarse su ingenuidad «quequizá quiere rehuir la ficción de las luces y del “trono” en un gesto denatural devoción hacia la quietud de la casita levantada por el esfuerzode toda la familia estrechamente unida en la lucha sin descanso, que esfactor principalísimo dentro del conjunto de las actividades constructivasde la Nación».

Las reinas lucían vestidos largos floreados de algodón, un cesto concapullos y tocados de capullos y flores. En el centro de la ciudad, porla Vía del Capullo se desarrolló el desfile de las carrozas, así comode material de transporte y maquinarias. Un concurso de vidrierashizo que los locales comerciales se decoraran alusivamente. La crónicaseñala la concurrencia de una muchedumbre «como jamás se ha tenidola ocasión de presenciar en Resistencia». Fue coronada Blanca RosaFloriani, precisamente la representante de río Arazá y miembro de unafamilia «tradicional» de colonos. La ascensión al trono fue acompañada

23. Moreno, «Misses y concursos de. . . », pp. 81-91.24. Bisso, «Monarquías republicanas en tiempos de democracia fraudulenta.

Representaciones lúdicas de la soberanía en las elecciones de reinas y missesdel interior bonaerense», pp. 5-6.

25. Lobato, Cuando las mujeres reinaban. . . p. 13.

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por el Himno al Algodón26 y fuegos de artificio. Un paje dio a conocer eldecreto real, por el cual la reina dictaminaba la lucha contra las plagasy la quema del rastrojo.27 A continuación se realizó la quema simbólicade rastrojos de algodón, realizada por alumnos vestidos de agricultores,que bailaron en ronda alrededor de una fogata. Luego desfilaron lascarrozas: la carroza real tirada por seis caballos blancos, la carroza delas integrantes del cortejo y otras veinte de las representantes regionales,con inscripciones indicando las cooperativas o los pueblos; una carrozade la Cámara Algodonera Argentina y dos de la Confederación deIndustrias Textiles y finalmente una con dos jóvenes representando a laPatria y a la Agricultura. El jurado encargado de premiar las carrozasestuvo constituido por el jefe del regimiento, el juez letrado y por elvicario general de la diócesis.

El presidente de la Nación resaltaría la importancia de la Fiesta,que puso en evidencia «la pujanza creciente del progreso del Chacoy su entusiasta adhesión a la obra que está cumpliendo el gobiernorevolucionario».28 La fiesta fue también entonces, un elemento depropaganda y un termómetro de la situación chaqueña. Finalmente,bajo el peronismo, en 1947 se instituyó la Fiesta Nacional del Algodón,que se realizaría nuevamente en Resistencia y que entonces ya contaríacon la presencia del presidente Juan Domingo Perón y su esposa, eventocuyo análisis esperamos encarar en un próximo trabajo.

Reflexiones finales

Al preguntarnos sobre el sentido dado a la fiesta del algodón, pode-mos distinguir en este festejo impuesto «desde arriba», por un lado, elpropósito de exhibir fuera de los límites del territorio su riqueza presen-te y su futuro promisorio y de mostrarlo como un ejemplo de avanzadade la civilización gracias a la importancia del desarrollo agrícola. Porotro, realizar un reconocimiento al hombre de campo por su aporte ma-terial y espiritual al engrandecimiento de la patria. Asimismo, se buscóestrechar lazos de solidaridad entre los habitantes del territorio, quecontribuyeran tanto a lograr una imagen de homogeneidad y armoníasocial, como a evitar la emigración rural. El algodón quedó exclusivae indisolublemente ligado a la idea del progreso socioeconómico del

26. Esta marcha-canción «Bendito algodón», con letra de Ricardo R. Her-nández y música de Luis E. Bustos, había sido adoptada por el Tercer CongresoAlgodonero Argentino como «canción del trabajo algodonero» y editada por laDirección del Algodón.

27. «Pido a mis amados súbditos que luchen para destruir las plagas delalgodón, comenzando por quemar los rastrojos. Que haya optimismo y alegríaen las chacras algodoneras y que demos a nuestra querida Patria todos nuestrosesfuerzos para su grandeza en la paz fecunda».

28. El territorio 22 de noviembre de 1944, p. 2.

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Chaco. La fiesta parece cristalizar una representación del agro chaqueñoque, planteamos como hipótesis ahora, se mantendrá en el tiempo.

Las reinas simbolizaron al «campo». El destinatario de los festejos,constantemente nombrado y reivindicado, permanece casi invisibley silencioso, representado por «sus hijas». Los atributos que se lesreconocieron a éstas revelan la representación tradicional del papel dela mujer que se defendía: sostén del hogar rural, transmisora de valorescristianos y apoyo del hombre en su tarea productiva, convirtiéndose enun ejemplo de patriotismo y en un elemento aglutinador de la sociedad.

El «trabajador del campo» fue convocado a la ciudad para participarde la fiesta en su honor, pero advirtiéndosele sobre la importancia deno dejarse tentar por las comodidades urbanas. Este trabajador erael colono, con su unidad productiva trabajada por la familia; no hayninguna alusión a la diversidad del origen étnico de estos agricultores,que son presentados solamente como argentinos, mientras que el ele-mento aborigen permanece ausente. Sólo aparecen referencias a otrosactores rurales, como los cosecheros, en el discurso de las autoridadesnacionales cuando se buscó demostrar la voluntad del gobierno nacio-nal de apoyar la actividad algodonera en vinculación con su funciónsocial, expresada en anuncios concretos realizados en la oportunidad.Asimismo, la fiesta abrió un espacio para presentar organizadamentelas demandas exclusivamente económicas del sector, en un territorioque carecía de representación política.

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Agro, poder e identidad en tiempos de cambio. Lossectores dominantes del valle inferior del río Negroante la emergencia del peronismo

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En 1946 la llegada del coronel Juan Domingo Perón a la presidenciade la Nación implicó una modificación sustancial en el formato delEstado y su articulación con la sociedad civil. Las acciones desarro-lladas implicaron el quiebre y obturación de la etapa precedente y laaparición de una nueva hegemonía que modificará estructuralmente laconformación sociopolítica argentina.

La descomposición del modelo hegemónico mediante la alteracióndel régimen social de acumulación, transformó el esquema de poderde los sectores tradicionales de la economía agropecuaria. La aperturade una instancia de movilización social orientada por el Estado paraproducir una participación/inclusión subordinada inhibitoria de la ac-ción de grupos con intereses autonómicos y manifestaciones pluralistas,constituyó una de las estrategias destinadas a producir un nuevo pactosocial y político.

Resulta innegable la importancia del peronismo para los territoriosnacionales.1 No sólo porque concretó la ampliación de la ciudadaníapolítica para sus habitantes2 sino también porque la peronización deestos espacios se manifestó en las elecciones de 1951 y 1954, conguarismos superiores a los registrados en las provincias y la Capital

1. Al hablar de territorios nacionales nos referimos a las nueve gobernacio-nes creadas en 1884 y que constituyeron organizaciones político-administrativascentralizadas: Formosa, Chaco, Misiones (nordeste), La Pampa (centro) y Neu-quén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego (sur). En 1900 fuecreado el décimo territorio nacional: Los Andes, que tuvo vigencia hasta 1943.

2. Los habitantes de los territorios tenían derechos políticos restringidos ala participación en instituciones locales en poblaciones con número superior amil habitantes.

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Federal. Las cifras obtenidas3 demuestran el éxito de la estrategia depenetración estatal – mediante la ampliación de la burocracia – y delpartido a través de una intensa tarea de adoctrinamiento y difusión delos principios justicialistas.4

De manera similar al resto del país, en los territorios nacionales elperonismo impactó decisivamente en el modo de hacer política. Impulsóun amplio proceso de integración social de vastos sectores provocandoreconfiguraciones identitarias. En La Pampa, nuevos actores en la arenapolítica5 y en Neuquén la alianza con la burguesía mercantil dominante.6

En Santa Cruz la identidad se construyó desde arriba, sobre la base derepresentaciones sindicales y la utilización del recurso a la movilizaciónlocal.7

Para Río Negro existen escasos estudios que refieran el impacto delperonismo sobre la política local y la extracción socioeconómica de lasnuevas figuras. Las investigaciones existentes se centran en la zonaconocida como alto valle y zona andina, señalando el enfrentamientoentre los gremialistas y los sectores locales que fueron desplazados pro-gresivamente del poder político, sin ahondar en las estrategias de accióny reacción que desplegaron estos grupos para asegurar su supervivenciay reproducción.8 El valle inferior del Río Negro, en el que se encuentrala capital del territorio, Viedma, carecía hasta ahora de investigacionesreferidas a los orígenes del peronismo.

En esa zona, hemos demostrado la presencia de un sector dominantelocal, ganadero y comerciante desde mediados del siglo XIX, que retu-

3. El promedio obtenido en las elecciones de 1951 en los territorios fue deun 72,3 % superando claramente a las provincias (62,4 %) y a la Capital Federal(55,3 %).

4. Martha Ruffini. «Peronismo, territorios nacionales y ciudadanía política.Algunas reflexiones en torno a la provincialización». En: Avances del CESOR,n.o 5: (2005). Ed. por Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Humanida-des y Artes. Centro de Estudios Sociales Regionales, pp. 132-148.

5. Andrea LLuch y Claudia Salomón Tarquini. Historia de La Pampa. Socie-dad, política, economía. Desde los poblamientos iniciales hasta la provincialización(ca 8000AP a 1952). Universidad Nacional de La Pampa. Facultad de CienciasHumanas. Instituto de Estudios Socio-Históricos, 2008, p. 363.

6. Enrique Mases y Carlos Gabriel Rafart. «La patria peronista en la nordpa-tagonia: notas sobre el origen del peronismo en Río Negro y Neuquén». En: Lainvención del peronismo en el interior del país. Ed. por Darío Macor y César Tcach.Santa Fe: Universidad del Litoral, 2003, pp. 385-436.

7. Aixa Bona y Juan Vilaboa. Las formas de la política en la Patagonia. Elprimer peronismo en los territorios nacionales. Buenos Aires: Biblos, 2007.

8. Carlos Gabriel Rafart y Enrique Mases. El peronismo desde los territorios ala nación. Su historia en Neuquén y Río Negro (1943-1958). Neuquén: Edicionesde la Universidad del Comahue, 2003; Enrique Mases. «Condiciones materiales eidentidad política: los sectores populares rurales rionegrinos en el advenimientodel peronismo». En: Las formas de la política en la Patagonia. El primer peronismoen los territorios nacionales. Buenos Aires: Biblos, 2007, pp. 47-61.

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vo el poder municipal y se vinculó estrechamente con las autoridadesterritoriales hasta la década de 1940.9 Nos interesa indagar qué trans-formaciones sufrió este sector a partir de la coyuntura crítica de 1943,generadora de cambios políticos y sociales preparatorios de la etapajusticialista. Creemos que – a diferencia de la experiencia neuquina – enel valle inferior del río Negro no se presentarían alianzas para asegurarla continuidad del sector dominante local, sino que se habría producidoun recambio paulatino en el elenco municipal que daría lugar a la apari-ción de nuevas figuras del sector profesional-estatal y, en menor medida,sindical. Al quedar desplazado, el sector dominante centraría su acciónen la creación de asociaciones, desde las que fortalecería su identidadacentuando su rol tradicional de impulsor del crecimiento económico ygestor de demandas en pos del desarrollo agrícola-ganadero.

El valle inferior del río Negro, la irrigación y la estructura de poder local

Al crearse el Territorio de Río Negro (1884) y ser el valle del río Co-lorado – en el norte del territorio – de menor importancia, se consideróal curso fluvial del río Negro como eje vertebrador del espacio y factorde atracción de la población concentrada en sus márgenes. El río Negroatraviesa longitudinalmente todo el territorio y permite distinguir loque se conoce como alto valle (norte el territorio) valle medio y valleinferior del río Negro con epicentro en Viedma.

Si consideramos que el espacio asignado a Río Negro incluía ade-más la zona andina – con centro en Bariloche – y la meseta o línea surrionegrina, observamos un conjunto heterogéneo con diversas configura-ciones regionales que se hallaban a considerable distancia unas de otrasy requerían de infraestructura en comunicaciones y en obras de regula-ción fluvial e irrigación para articularse entre sí y a la vez potenciar sucrecimiento. Cada una de estas regiones portaba un trayecto históricodiferenciado: el valle inferior constituía la región de mayor antigüedaden el poblamiento del Sur argentino (1779); el alto valle, originadoa partir del Fuerte General Roca (1879), se desarrolló rápidamente afinales del siglo XIX con la instalación del ferrocarril; la meseta tuvo unlento y disperso poblamiento a partir de 1884 y la cordillera se pobló aprincipios del siglo XX.

9. Martha Ruffini. La pervivencia de la república posible en los territoriosnacionales. Poder y ciudadanía en Río Negro. Bernal: Universidad Nacional deQuilmes, 2007; Martha Ruffini. «Agro, política y sectores dominantes en el valleinferior del río Negro (mediados del siglo XIX hasta la década de 1940)». En:Pasado y presente en el agro argentino. Ed. por Javier Balsa, Graciela Mateoy María Silvia Ospital. Buenos Aires: Lumiére, 2008, pp. 493-511.

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Para 1940, en Río Negro predominaba el mundo rural.10 Mientras lameseta basaba su economía en la ganadería de subsistencia, en la zonaaltovalletana la agricultura bajo riego había generado una expansióneconómica centrada en la actividad vitivinícola y frutícola orientadaal comercio internacional. En la cordillera la ganadería y el comerciofueron las actividades predominantes hasta la década de 1920, estre-chamente vinculadas a Chile y generadoras de un sector representativomayoritariamente extranjero. A partir de 1930, la actividad forestal y elturismo serán claves para el crecimiento de la región.

El valle inferior del río Negro se encuentra en la zona atlántica yconstituye un espacio de transición entre las llanuras pampeanas y lameseta patagónica que incluye las localidades rionegrinas de Viedma,Guardia Mitre y la bonaerense de Carmen de Patagones. A los finesde este artículo, si bien contextualizaremos el análisis en la estructuraproductiva del valle inferior, nos centraremos en la capital del territo-rio, Viedma, no sólo por su rango predominante de centro político yadministrativo del territorio, sino por tener el municipio electivo másantiguo (1886) que funcionó con bastante regularidad, lo que permiteobservar los cambios y mutaciones en el elenco municipal y su relacióncon los sectores representativos locales. Pero también Viedma simbolizauno de los lugares emblemáticos en la construcción del poder, ya queen ella se gestaban y dirimían los conflictos políticos del territorio, seanudaban alianzas y se establecían relaciones de dominación.

A mediados del siglo XIX se había conformado una elite local inte-grada por comerciantes y ganaderos. Bajo el formato de agrupacionespolíticas vecinales de orientación conservadora y después radical,11 unnúmero escaso de familias dominantes habían retenido el poder políticopor largo tiempo. El vinculo con las autoridades territoriales se pro-fundizó al ocupar cargos en la gobernación y actuar como proveedorespara el aprovisionamiento del ejército, los indígenas, las cárceles, elmunicipio y prestamistas para el adelanto de salarios atrasados.

En la construcción de las representaciones identitarias del sectordominante local existen elementos fundacionales distintivos que per-

10. El Censo Nacional de 1947 consigna que Río Negro tenía 134.350habitantes, de los cuales 98218 habitaban la zona rural y 36.132 constituíanpoblación urbana. La concentración geográfica determinaba que casi el 40 %de la población total de Río Negro se concentraba en el alto valle, seguido porun 20 % en la meseta, un 17 % en la zona atlántica y un 16,5 % en la regiónandina.

11. A diferencia del alto valle y la zona andina, Viedma no presentaagrupaciones políticas de tendencia socialista o comunista. La orientaciónconservadora y radical de los sectores políticos representados en el municipiohasta la década de 1940, el escaso número de migrantes europeos, la ausencia deoposición política y de sindicatos organizados pueden ser factores que expliquenla inexistencia de agrupaciones de izquierda en el valle inferior.

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duraron y se reconfiguraron a lo largo del tiempo. En primer lugar elportar una tradición que los llevaba a considerarse figuras de arraigo,verdaderos pioneros en la lucha por conquistar y domar el «desierto». Laasociación fue la estrategia clave para la consolidación económica y laextensión de sus actividades comerciales y ganaderas estuvo reforzadaconvenientemente por lazos matrimoniales.

Estas imágenes compartidas y consensuadas los habilitaron paraconsiderarse responsables del presente y destino de la región y asumirtempranamente el rol de elite autorizada para representar políticamentea la población en las instancias locales y territoriales.12

En la construcción de su identidad existió un condicionamientoobjetivo que le aportó un nuevo componente y modificó sus estrategias.Desde finales del siglo XIX, el valle inferior perduró en el imaginariocolectivo como la región más postergada del territorio, afectada en sueconomía por la instalación del Ferrocarril Sud (1899) que unió BahíaBlanca con Confluencia (Neuquén) atravesando el alto valle. Las obrasde riego e instalación de capitales y población extranjera acompañaroneste proceso que originó, en pocos años, el despegue económico de lazona altovalletana y el desplazamiento hacia el norte del eje económicodel territorio.

Esta coyuntura operó sobre los sectores dominantes locales, quienessobreimprimieron a la representación política la representación de losintereses económicos. Lideraron iniciativas y demandas de obras deirrigación y control de las crecientes del río que permitieran desarrollarla agricultura, potencial que distinguía a Río Negro de los restantesterritorios patagónicos.13

Es importante recordar que no estamos hablando de propietarioslatifundistas, ya que en el valle inferior no hubo grandes propiedadesni en las zonas aledañas al trazado urbano ni en las extensiones másalejadas. Se advierte una parcelación de los lotes ubicados sobre lasmárgenes del río Negro, en los que predominaban mayoritariamente,

12. El valle inferior contaba con un sector representativo minoritario yamplios sectores populares tanto urbanos como rurales. A pesar de ser un centropolítico administrativo y debido a la escasa población, los sectores medios yobreros aún son muy incipientes en la década de 1940.

13. Noemí Girbal-Blacha. «La agricultura rionegrina y su ingerencia enla economía patagónica y nacional 1900-1913. Contribución al estudio de lahistoria regional». En: Historia. Investigaciones I. La Plata: Universidad Nacionalde La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamentode Historia. Instituto de Historia Económica y Social Argentina y Americana,1976, pp. 15-66.

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propiedades medianas. En la zona susceptible de irrigación el 69 % dela superficie estaba dividida en parcelas menores a cien hectáreas.14

En cuanto a la tenencia de la tierra, en la zona atlántica y a dife-rencia del alto valle y la zona andina, no existió un predominio decapitalistas foráneos, sino un sector propietario local constituido porganaderos dedicados a la cría del ovino, quienes también actuabancomo arrendatarios de tierras o encargados de campos vecinos.15 Conun mercado reducido – Bahía Blanca y el sur patagónico – el puerto deSan Antonio concentraba la actividad comercial y ganadera del valleinferior.

La preocupación se centró en impulsar las obras de irrigación y elcontrol de las crecientes que impedían toda posibilidad de desarrolloagrícola. El sector dominante local presidía e integraba la Comisión deDesagües, la Comisión Propuente laguna El Juncal (1921), la Comisiónde Vecinos para obras de irrigación (1930), la Comisión Pro obra deriego y defensa del valle inferior (1934), manifestando los perjuiciosque las inundaciones periódicas del río ocasionaban a los cultivos.16

Paralelamente desarrollaban una actividad política y social sostenida.José María Diego Contín (1888-1965), fue la figura clave de este período.Hijo de Nazario Contín, inmigrante español y fundador de importantesestablecimientos ganaderos, el ingeniero Contín fue propietario delestablecimiento lanar San Felipe, de una barraca en Viedma y de unaempresa de abastecimiento y comercialización de carnes. Ingresó en1941 al Concejo Municipal como representante de la Unión CívicaRadical Tradicionalista (yrigoyenista) y fue presidente del Comité dela UCR en Viedma, secretario de la convención radical de Río Negro(1937) y director de la Escuela Normal de Viedma. Su hermano Nazario(1882-1953), comerciante, propietario de establecimientos ganaderos ycabañero,17 fue amigo personal del presidente Yrigoyen del que obtuvoun decreto sobre irrigación que quedó trunco en 1930. Fue presidentede la Brigada Viedma de la Liga Patriótica Argentina (1919), juez de pazen 1921, socio fundador de la Asociación Obrera de Socorros Mutuos,

14. El resto eran propiedades de entre 100 y 400 hectáreas y aproxi-madamente diez unidades contabilizaban 800 hectáreas. El Estado nacionalconservaba alrededor de cuatro mil hectáreas.

15. Cf. República Argentina. Ministerio de Agricultura. Comisión Nacionaldel Censo Agropecuario. Ley 12.343.Censo Nacional Agropecuario, año de 1937,tomo 3. Buenos Aires, Kraft, 1940; p. 377 y 490-491

16. «Las obras de defensa del valle inferior» La Nueva Era, 9 de mayo de1936, p. 1, col. 5-6. En noviembre se llamó a licitación para las obras pero laaprobación de la licitación recién se efectuó en marzo de 1937. En 1939 lasobras aún no habían comenzado. En febrero de ese año se licitó el alquiler delas oficinas y depósitos para la obra.

17. Fundó la cabaña de lanares Merino Argentino, un haras de caballos decarrera de pura sangre y varios emprendimientos comerciales. En 1912 editó elperiódico Alem y fue corresponsal del diario porteño La Prensa.

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del Tiro Federal y del Club Social. En 1942 actuó como delegado delmunicipio de Viedma al Congreso de Turismo. Representó al radicalismoen el Concejo Municipal de Viedma entre 1927-1930 y entre 1940-1942.

Enrique Inda comerciante y ganadero, integró el Concejo Municipalentre 1923-1925 y lo presidió entre 1932 y 1940. En 1933 fue delega-do ante el Congreso de Municipalidades de los Territorios Nacionalesy en 1935 presidió la Comisión del Censo Industrial, la Comisión deHomenaje al ex gobernador Carlos Gallardo (1936), la Comisión ProHospital de Viedma (1940); Andrés Iribarren, propietario de tierras yganadero, integró el Concejo Municipal durante varios períodos.18 Fuepresidente de la Comisión Propuente El Juncal (1923), vocal de la comi-sión Prohospital de Viedma (1940) presidente de la Asociación Españolade Socorros Mutuos de Viedma en 1942 y presidente de la Cámara deAlquileres de Viedma en 1943; José María Mendióroz, poseedor de esta-blecimientos ganaderos, propietario de solares urbanos y ocupante detierras, fundó la Asociación Obrera de Socorros Mutuos (1923), la Aso-ciación Ganadera de Patagones (1940) e integró el Concejo Municipalen 1935. Otras figuras vinculadas al radicalismo como Nicolás Kustrich,Benicio Legaz, Antonio Devicenzi, Héctor Moffat, Martín Aguirrezabala,Daniel Campano figuraban tanto en el Concejo Municipal y Juzgado dePaz como en las diversas asociaciones.19

Hasta 1943 este sector lideró sin disputa el ejercicio del poder. Conel golpe de Estado, la situación comenzará a modificarse y deberánmutar sus estrategias para poder mantener su identidad y un espacio depoder en el valle inferior.

La antesala del cambio: el golpe de 1943, los sectores locales y la políticaterritorial

Con el golpe militar de 1943, en los territorios se repitió nuevamenteel cercenamiento de libertades y derechos políticos realizado en 1930.La persecución al extranjero, las disposiciones contra la «infiltración

18. Andrés Iribarren fue concejal en 1923-1925, 1934 y 1936-1940.19. Nicolás Kustrich fue tesorero de la Asociación Obrera de Socorros

Mutuos en 1925, secretario del Comité Radical en 1927, juez de paz suplente deViedma en 1935 y candidato a concejero municipal en 1941. Benicio Legaz fueconcejal municipal en 1927-1929, juez de paz de Viedma en 1935, 1941, 1943-1947 e integrante de la Asociación Obrera de Socorros Mutuos. Héctor Moffat,Inspector y jefe de Policía, fue comisionado municipal en 1923, concejal entre1927 y 1930, integrante del Club Social y presidente de las obras de defensa deriego del valle inferior en 1934; Antonio Devicenzi era comerciante, acopiadorde frutos y hacendado. Perteneció al Club Social, participó en la ComisiónPro riego de Viedma, comisionado municipal de San Antonio Oeste en 1923,secretario-tesorero del Concejo Municipal entre 1943 y 1944 y nuevamentecomisionado municipal en 1945. Martín Aguirrezabala fue concejal municipalde Viedma en 1932-1936 y 1938-1940 y concejal de San Antonio hasta 1930.

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de la ideología comunista», el desplazamiento de las autoridades y ladisolución de los municipios electivos fueron las características mássalientes de este nuevo quiebre institucional.20

Los municipios territoriales habían renovado sus elencos en abril. EnRío Negro se había registrado el triunfo de la Unión Cívica Radical enViedma,21 General Roca, Río Colorado y de agrupaciones vecinales enBariloche (Unión Comunal),San Antonio Oeste (Partido Regionalista),Choele Choel (Unión Vecinal) y Allen (Unión Agraria).

En septiembre de 1943, el Concejo de Viedma fue disuelto, que-dando José María Diego Contín como comisionado municipal.22 EnSan Antonio Oeste Antonio Devicenzi asumió como secretario del comi-sionado municipal Vicente Flores y posteriormente como comisionado(octubre de 1945-1946).23

Estas incorporaciones formaron parte de una estrategia gubernativade acercamiento hacia los sectores representativos, quienes fueron con-vocados para integrar la Cámara de Alquileres de Viedma la Comisiónproabaratamiento de artículos de primera necesidad, la Comisión deControl del Abastecimiento de Viedma,24 la Biblioteca Mitre, la ComisiónTerritorial de Control del Abastecimiento y la Comisión prodistribucióndel caucho en Río Negro, entre otros.25

20. El 6 de julio de 1943 asumió como gobernador de Río Negro el coronelRodolfo Lebrero, quien estuvo en funciones hasta junio de 1946. Le sucedióMiguel Montenegro (octubre de 1946-1949) y Emilio Belenguer (noviembrede 1949-1954 y comisionado nacional desde diciembre de 1954). En cuanto alas municipalidades electivas fueron intervenidas General Roca y San Carlos deBariloche; en agosto San Antonio Oeste, en septiembre Viedma y en noviembreAllen, Río Colorado y Choele Choel. Cf. AHP, Archivo Histórico Provincial deRío Negro (en adelante se citará: AHP). Sección Administración de Gobierno,año de 1943, caja n.º 5, expediente I-5693.

21. «Elecciones municipales» La Nueva Era, 3 de abril de 1943, p. 2, col.1. La lista estuvo integrada por Contín, Herberto Castello, Antonio Devicenzi yBenicio Legaz. En esta oportunidad se presentó una lista minoritaria integradapor el escribano José Pazos, Damián Amaya Ortiz y Manuel Campano, que noobtuvo los votos necesarios para ingresar al Concejo.

22. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, año de 1943,n.º 219, septiembre y octubre de 1943, resolución Ministerio del Interior 2 deseptiembre de 1943, p. 20. Contín ejerció el cargo hasta 1945.

23. Ibíd, año de 1945, mes de septiembre, n.º 238, resolución Gobernación25 de noviembre de 1945, p. 20.

24. La Cámara de Alquileres estuvo presidida por Enrique Inda entre 1943 y1946 e integrada por Andrés Iribarren y Fernando Soler; en la Comisión proaba-ratamiento de artículos participaron Antonio Devicenzi, Alberto Cortés Grau,José Diego Contín y Enrique Giddes; en la comisión de Control de Abasteci-miento Contín, Devicenzi, Inda, Cortes Grau y Andrés Iribarren. En la ComisiónTerritorial de control del abastecimiento, Antonio Sussini y A. Irribarren.

25. Alberto Cortés Grau era español, comerciante, integrante de la Asocia-ción Española de Socorros Mutuos; Enrique Geddes era Inspector en la oficina

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En estas comisiones la actuación del sector fue breve. Seguramentedebido a desinteligencias con las autoridades o con otros integrantes enmayo de 1944, se produjo la renuncia masiva de los integrantes de laComisión de Control del Abastecimiento;26 en julio de 1946 la Cámarade Alquileres quedó acéfala, situación que se repitió en la ComisiónTerritorial de Control del Abastecimiento de Río Negro y la BibliotecaMitre.

En esta coyuntura y quizá como una estrategia de diferenciación,los sectores dominantes centraron su acción en actuar como voceros ygestores de las obras de irrigación para Viedma y su zona de influencia.

Los estudios para la irrigación del valle inferior habían comenzadoen 1900 y el proyecto fue diseñado entre 1911 y 1913. Pero en 1943,estas obras estaban inconclusas.27 Se había realizado la defensa costera,se había desecado la laguna El Juncal28 pero no se habían construidolos canales para irrigar más de sesenta mil hectáreas.

En julio de 1943 al asumir el gobernador Lebrero, el discurso de Con-tín estuvo impregnado por la cuestión de la irrigación. Posicionándosecon fuerza en su decir expresaba que

«Viedma, el pueblo más antiguo de la Patagonia, aunquela naturaleza le regaló un valle fecundo y la riqueza incal-culable de un río caudaloso. . . que se sepulta en el océanoporque sus aguas no han sido sistematizadas para irrigar elvalle. . . Éstas son señor gobernador las obras fundamentales:la irrigación de las tierras de su inmenso valle. . . ».29

de réditos; Fernando Soler, español, había sido empleado de la gobernacióndesde 1910 hasta 1938 que se había jubilado como Contador-Tesorero. AntonioSussini era médico, participó en el Club Social Viedma (1941-1944), presidió elRotary Club, fue director de la Administración Sanitaria en 1944 y Director delHospital Viedma en 1948.

26. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, año de 1944,mayo y junio, n.º 223, resolución de la Gobernación del 12 de mayo de 1944,p. 30.

27. La aprobación de las obras se realizó en 1930. En 1937 el proyectofue actualizado y la superficie regable reducida de 60.000 a 13.500 ha. En1943 se realizó una nueva revisión y se aumento la superficie regable a 50.000hectáreas En 1951 se inició la construcción de la primera etapa de canalizaciónque finalizó en 1966.

28. La presencia de la laguna El Juncal fue el obstáculo más importantepara el desarrollo económico del valle inferior por largo tiempo. Alimentadapor los zanjones naturales que desbordaban por las crecientes periódicas delrío Negro, llegaba a inundar hasta 45 km. de Viedma, haciendo prácticamenteimposible el desarrollo de los cultivos.

29. La Nueva Era 10 de julio de 1943.

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En septiembre de 1943 José M. Diego Contín y Andrés Iribarren en-cabezaron una delegación de la Comisión Pro Riego del valle Inferior30

para entrevistarse con el presidente Pedro Ramírez (1943-1944). Enesa oportunidad, elevaron el Memorial de las fuerzas vivas de Viedmareclamando las obras de riego. A los pocos días y quizá como parte deuna estrategia de inclusión subordinada, se produjo el nombramientoya mencionado de Contín como comisionado municipal.31

Al año siguiente un nuevo Memorial fue entregado a Lebrero, en elque solicitaron las obras de riego y pidieron la intervención del Ejecutivopara aumentar el presupuesto y poder concretar una parte del canalproyectado.

En 1945 Contín encabezó delegaciones a Buenos Aires para gestionarobras. En abril expuso ante la reunión nacional de delegados de concejosmunicipales de los territorios. Fundó la necesidad de irrigación en lanavegabilidad del río, que potenciaría al valle inferior como centro deexportación marítima y permitiría el cultivo fruti-hortícola.32

Simultáneamente se crearon asociaciones que aparecen claramentecomo expresión de los intereses del sector. Se buscaba generar «nichos»en los que pudieran desplegarse y generar acciones de apoyo o rechazoa medidas tomadas por el gobierno pero también – y este podría ser elcaso del valle inferior – resguardar un lugar dentro del escenario local,tal como ocurrió en Santa Cruz.

El 19 de junio de 1943 se constituyó la Sociedad Rural de Viedma.Integrada por comerciantes y ganaderos locales se convertirá en elespacio preferencial de acción del sector dominante local.33 Entre susobjetivos fundacionales estaban fomentar la agricultura, la ganaderíay la industria y el «espíritu de colaboración y unión entre ganaderos,

30. La Comisión Proriego del Valle inferior tenía sede en Buenos Aires.Integraban la delegación Héctor Moffat, Nazario Contín, Antonio Devicenzi yGustavo Huesck. En Río Negro esta Comisión estuvo bajo la presidencia delingeniero Contín.

31. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, año de 1946, mesde febrero, n.º 242, resolución de la Gobernación del 20 de febrero de 1946,p. 19.

32. Contín propuso convertir la región en un campo de engorde y mercadopara el ganado patagónico, instalando un lavadero de lana, un frigorífico, unpeladero de cueros y fabricas de tejido, calzado y curtiduría. Cf «Los represen-tantes de los municipios de los territorios nacionales expusieron sus problemas»La Nueva Era, 21 de abril de 1945, p. 1, col. 2-5; «Congreso de municipios» LaNueva Era 9 de junio de 1945, p. 5, col. 1-5; p. 9, col. 1-4.

33. Sus primeros presidentes fueron Gustavo Huesck, Enrique Inda yGuillermo Humble. En su primera comisión directiva actuaron Andrés Iribarren,Enrique Inda, José Alfieri (h), José Veiguela, Carlos Pazos, Nazario Contín,Nicolás Stábile, Manuel Alsúa, Quinto Cevoli, Simón Goldaracena, EnriqueTordi, César Reggiani y como síndico a Ovidio Castello. También participaronJosé María Mendioroz, Andrés Iribarne y Ernesto De Rege, entre otros.

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agricultores e industriales para el adelanto y progreso de Viedma».34

Gestionaron obras de irrigación, infraestructura en caminos para mejorarel transporte de haciendas y la apertura de una sucursal del BancoHipotecario.35 La masa de asociados fue creciendo lentamente: en unaño, de los 33 socios iniciales pasó a 126, conservando la improntafundacional de ganaderos y cabañeros vinculados a la Unión CívicaRadical.36

En 1944 se creó la Comisión Popular de Turismo de Viedma, presi-dida por el ingeniero Contín, con el fin de convertir a Viedma en uncentro turístico intermedio entre Buenos Aires y Bariloche,37 lo que re-dundaría evidentemente en la valorización de la tierra y la potenciaciónde su desarrollo económico. Tres años después habían ingresado a lacomisión Luis Frías, empleado de la gobernación y Ricardo Mauri, quienserá nombrado jefe de Policía del territorio y comisionado municipal.Desde ese momento, la Comisión perdió parte de su autonomía inicialal quedar subordinada a las autoridades territoriales.

En 1945 la Comisión de Turismo auspició la creación de la Sociedadde Fomento Balneario La Boca, que será presidida por Andrés Iribarreny Félix Malaspina. Presentaron dos petitorios a la Gobernación deRío Negro y a la Administración de Parques Nacionales para expropiarcampos y delinear la planta urbana de la villa marítima, construir unahostería y una colonia escolar de vacaciones. La apropiación discursivade las demandas de la Sociedad de Fomento por parte del gobernadorMontenegro, al expresarlas como propias y prometer su mediación conel gobierno nacional, restaron protagonismo a esta asociación, quequedó neutralizada en 1948 al disponerse la creación de una Comisiónde Fomento en El Cóndor (ex La Boca).38

Por otra parte, Andrés Iribarren, Bernardino Pérez, José M. Contín,José María Mendióroz, Ernesto de Rege y Cándido Campano actuaron en

34. «La Sociedad Rural de Viedma» La Nueva Era 13 de mayo de 1944, p. 1,col. 2-4.

35. También solicitó mejoras en los trámites de expedición de guías, cer-tificados de sanidad y trasporte de hacienda. AHP, Sección Administración deGobierno, año de 1946, Caja n.º 5, Expediente S-7.614, Sociedad Rural deViedma al Secretario de la gobernación, 30 de julio de 1946.

36. En 1945 obtuvo la personería jurídica. Cf.: AHP, Boletín Oficial de laGobernación de Río Negro, año de 1945, mes de diciembre, n.º 240, decretodel Poder Ejecutivo Nacional del 10 de diciembre de 1945, p. 21.

37. Emitieron notas a las administraciones de Vialidad y Ferrocarriles delEstado, al presidente del Automóvil Club y al presidente de la Dirección deParques Nacionales.

38. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, año de 1948, mesde diciembre, n.º 276, resolución del 29 de diciembre de 1948, pp. 27-28. Enesta Comisión quedó como presidente Andrés Iribarren, acompañado de figurascomo Antonio Villar, Enrique Quiroga, Icsido Apellanz, sin trayectoria políticaprevia.

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la Compañía Industrial de Viedma (1947),39 Carmelo Pappatico, AlbertoCortes Grau y Manuel Linares en la Cámara de Comercio, Industria yProducción de Viedma (1952) y en la Federación Económica de RíoNegro (1953), presidida por Alberto Cortes Grau y Carmelo Pappatico.40

Durante el período 1943-1946 se produjo el desplazamiento par-cial de los elencos dominantes acompañado de intentos de inclusiónsubordinada de algunos de sus figuras más representativas. Ante es-te escenario, los sectores locales operaron simultáneamente en dosdirecciones: demandaron la concreción de obras que les permitiría am-pliar su modalidad de acumulación, a la vez que creaban e integrabaninstituciones para resguardar sus intereses y hacer oír sus demandas.

La pérdida del control municipal: las elecciones de 1951

En marzo de 1946 se convocaron elecciones municipales en los terri-torios nacionales, pero fueron suspendidas poco tiempo después.41 Estasuspensión se extendió hasta 1951, circunstancia que no sólo propicióun silenciamiento del debate político sino que también facilitó la forma-ción de dirigentes, la organización del Partido Peronista, la extensiónde la burocracia y la sindicalización, en definitiva la incorporación anuevas prácticas y formas de hacer política.

La breve etapa de auge del laborismo aparentemente no tuvo mayorincidencia en la capital del territorio. Según la información periodística,los dirigentes laboristas no serían los mismos que aparecen integrandoposteriormente el peronismo viedmense. Tampoco tenemos registro dela formación del Partido Unico de la Revolución (PUR), que podemosconstatar para Bariloche y Carmen de Patagones.

El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones en las quelos territorios nacionales votaron para presidente y vice de la Nación,delegados territoriales y concejeros municipales y juez de paz. En todoslos territorios, el peronismo se impuso ampliamente y Río Negro nofue la excepción.42 Las elecciones efectuadas en los once municipioselectivos arrojaron idéntico resultado: la mayoría para el peronismo

39. Entre sus accionistas estaban Daniel y Manuel Campano, Antonio Sacco,Gustavo Huesck, Nicolás Stábile, Antonio Devicenzi, Roberto de Rege, SimónGoldaracena, Edgardo Castello, José y Raúl Aguirrezabala entre otros.

40. «Se constituyó la Comisión Provisoria de la Federación Económica deRío Negro». La Nueva Era 25 de julio de 1953, p. 1, col. 1.

41. En Río Negro se realizaron elecciones en Viedma, Río Colorado, GeneralRoca, Allen, Bariloche, ingeniero Jacobacci, Cinco Saltos, Cipolletti y VillaRegina.

42. Sobre un total de 62.939 empadronados en Río Negro, el PartidoPeronista obtuvo 35890 sufragios para presidente y vice, y la Unión CívicaRadical 11652. En tercer lugar quedó el voto en blanco (889) y en cuarto lugarel Partido Comunista con 220 votos. Los dos delegados rionegrinos electosfueron Agapito Montaña y Néctar Barrera.

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y la primera minoría para la Unión Cívica Radical, sin registrarse enesta oportunidad agrupaciones vecinales. En el Concejo Municipal deViedma ingresaron por el peronismo Luis Frías, Javier Echarren, GéminoDíaz, Otto Lehner, José Eusebio Pazos y por la primera minoría JoséMaría Diego Contín.43

¿Quiénes eran estas nuevas figuras de la política local? José EusebioPazos44 y Luis Frías eran escribanos, Javier Echarren era agrónomo yrevistó como director de la Inspección de Riego desde 1939;45 GéminoDíaz en cambio era agente de policía y empleado de la Dirección deVialidad mientras que Lehner pertenecía a una familia de comerciantesy acopiadores de frutos. En cuanto a los orígenes, Pazos era viedmense,Frías jujeño, Gémino Díaz fueguino (Ushuaia) y había llegado a Viedmaen 1945.46 Con excepción de Díaz y Lehner, todos portaban experienciaprevia en cargos políticos: Echarren había sido comisionado municipalen 1948-1949, Pazos había actuado como juez de paz de Cubanea ysecretario del municipio de Viedma entre 1946 y 1952 mientras queLuis Frías47 había sido secretario de la Gobernación entre 1946 y 1949.El único concejal vinculado con el sindicalismo era Gémino Díaz, quienactuaba en la filial Viedma de la Asociación de Trabajadores del Estado(ATE).

Para las elecciones de 1954 del elenco municipal anterior permane-cen Gémino Díaz, acompañado de Esteban Pazos, Isaac Ponisovstky yRubén Ayestarán, empleado de la gobernación y vocal de la ComisiónDirectiva de ATE en 1953. Esteban Pazos – presumiblemente emparen-tado con José – había integrado la Unidad Básica Peronista de Viedma

43. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, n.º 311, noviembrede 1951, resultados finales de las elecciones del 11 de noviembre, p. 13.

44. José Eusebio Pazos era descendiente de una de las familias fundadorasde Viedma. En 1943 se había presentado como oposición al radicalismo en laselecciones municipales. En 1952 y hasta 1954 se desempeñó como juez de paz.Fue presidente del Partido Peronista.

45. Javier Echarren actuó en 1952 como secretario electivo de la UnidadBásica Viedma del Partido Peronista y en el Consejo Municipal entre 1951 y1953. En octubre de 1952 asumió la presidencia del consejo, pero en febrerode 1953 desapareció misteriosamente piloteando un avión pipper con destino aTrelew.

46. Gémino Díaz será secretario de la Unidad Básica de Viedma entre 1951y 1953, concejal en 1952 y presidente municipal desde 1953 hasta el golpemilitar de 1955.

47. Luis Frías estaba emparentado con Eliseo Schieroni, interventor delmunicipio de General Roca en octubre de 1946. Frías va a actuar como presi-dente de la Comisión de Turismo en 1947, del Consejo Municipal en 1952 ydel Consejo Territorial Peronista de Río Negro en 1954. Actuó como secretariodel Juzgado Letrado de Viedma con retención del cargo de secretario de lagobernación entre 1947 y 1949.

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e Isaac Ponisovtsky era arquitecto.48 En ese mismo año se nombraroncomisionados municipales en las comunas territoriales, quedando acargo de Viedma Francisco Illescas y como juez de paz José EusebioPazos.49

Los sectores locales perdieron el control del municipio. Pero tambiénasistieron al desplazamiento de su rol como gestores, que fue asumidoplenamente por el Estado, quien a través del Primer Plan Quinquenalconcretó las obras de irrigación. A tono con la política oficial, el Go-bernador Montenegro anunció en sendos reportajes periodísticos queel Plan se orientaba a desarrollar la agricultura y la ganadería en RíoNegro, a través del Plan Hidráulico, el riego para el valle inferior yvalle medio, ampliación de puertos fluviales, resolviendo cuestionesde la comercialización del ganado y el transporte.50 En muchas de lasexpresiones de Montenegro se advierte la reiteración, como propias,de las demandas de los sectores locales, presentadas como iniciativasoficiales: el frigorífico y lavadero de lana en Viedma.

En 1947 se aprobó el presupuesto para las obras de riego para 60.000hectáreas mediante una red de canales por gravitación, pero la licitaciónfracasó. Este presupuesto fue actualizado en 1950 y se licitó la primeraetapa. Las obras para el canal de descarga comenzaron en noviembre de1951 y en diciembre de 1953 se había finalizado la boca-toma, iniciadola construcción del canal de descarga, el canal principal y los dos canalessecundarios. Empero, para 1957 restaban aún terminar las obras, quese concretaran con el proyecto IDEVI de la década de 1960.

A modo de conclusión

La emergencia del peronismo significó para los sectores dominantesdel valle inferior del río Negro el quiebre de una hegemonía políticadetentada por largo tiempo. La pérdida de control del municipio en1951 y 1954, está señalando una estrategia exitosa de peronización,reveladora del impacto que la fuerza arrolladora del peronismo tuvoen la totalidad del espacio nacional, circunstancia a la que no fueronajenos, como hemos visto, los territorios nacionales.

48. Isaac Ponisovtsky había integrado la Cámara de Alquileres de Viedmaentre 1946 y 1948 y era Jefe de la Dirección General de Arquitectura desde1948. Participó del Consejo territorial Peronista de Río Negro.

49. AHP, Boletín Oficial de la Gobernación de Río Negro, año de 1955,marzo-abril, n.º 346, Nombramiento de comisionados municipales, 19 de abrilde 1955, p. 11. Illescas era contador y trabajaba en la Gobernación. Habíaactuado en la Comisión Investigadora del municipio de Río Colorado en 1948.

50. «El gobierno tenderá a favorecer la vida agropecuaria en todos susaspectos» La Nueva Era 30 de noviembre de 1946, p. 5, col. 1-5 y «Al Planhidráulico quinquenal para nuestro territorio se refirió el gobernador ingenieroMiguel Montenegro», La Nueva Era 7 de diciembre de 1946, p. 2, col. 1-6.

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La constitución de un nuevo sector político aparece claramente in-ducida desde las autoridades territoriales, quienes desplegaron desde1943 estrategias de inclusión subordinada o neutralización de estosgrupos. La cristalización del proceso electoral iniciado en los municipiosterritoriales en 1946, permitió consolidar y gestar un nuevo sector polí-tico, procedente de extracciones sociales diversas, fundamentalmenteprofesionales y empleados públicos – y en menor medida sindicalistas –que aparecerán como las figuras visibles del justicialismo viedmense yrionegrino.

Las diversas estrategias esgrimidas por los sectores locales parareconfigurar su identidad, rescatando de la misma las tradiciones fun-dacionales vinculadas con la avanzada del progreso, pudieron ser desa-rrolladas en el momento transicional 1943-1946 con relativo éxito, loque le permitió a los comerciantes y ganaderos locales permanecer dealgún modo en la escena política, a la par que reclamar por las medidaseconómicas que consideraban necesarias para mantener y consolidar laestructura ganadera dominante. La Sociedad Rural de Viedma apareceasí como un espacio de gestión y de resguardo de la identidad, y quizáel lugar desde el que los sectores locales dominantes se opongan a lasmedidas de política agraria tomadas por el peronismo, aspecto que seráobjeto de futuras investigaciones.

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Introducción

En las diversas tradiciones de pensamiento social sobre la Argentinaque las izquierdas construyeron esforzadamente desde fines del sigloXIX, se destacaron su evaluación sobre la modernización capitalista delpaís y la centralidad que le otorgaron en ella a la explotación latifundistade la tierra. Entre las décadas de 1880 y 1910, que delimitaron parael país un período de acelerada transformación y la organización deuna economía de exportación agropecuaria, los socialistas esbozaronen su prensa un complejo cuadro de situación de la realidad agrariapampeana, difícil de encontrar en las fuerzas políticas liberales o en elradicalismo.1 Pero fue desde los albores del siglo XX y particularmenteentre la apertura democrática de 1912 y los primeros años treinta, elperíodo en el que la dirigencia y los intelectuales del Partido Socialistaprodujeron un variado análisis sobre la agricultura pampeana, quese convirtió en un corpus de relevamiento de la problemática ruralcaracterizado por el común denominador de la idea de su situación decrisis permanente. El argumento de una crítica situación agraria, tantoen términos económicos como sociales, fue el supuesto compartido porlos estudios socialistas sobre la agricultura pampeana a lo largo de lasdos décadas previas a la crisis económica mundial de 1929 y se fundabaen la denuncia de la tenencia precaria de la tierra por los chacareros.2

1. Jeremy Adelman. «Una cosecha esquiva. Los socialistas y el campo antesde la primera guerra mundial». En: Anuario del IEHS, n.o 4: (1989). Ed. porUniversidad Nacional del Centro, pp. 293-333.

2. Osvaldo Graciano. «El agro pampeano en los “clásicos” del socialismoargentino. Las propuestas hacia el campo de Juan B. Justo, 1894-1928». En:

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Las evaluaciones socialistas denunciaron una crisis crónica del mun-do agrario pampeano durante su etapa de expansión, las que se agudi-zarían cuando éste debió enfrentar las serias dificultades económicasque le impuso el mercado mundial, durante la coyuntura internacionalabierta por la crisis de los Balcanes y la guerra europea (1913-1918)y los primeros años de la Gran Depresión. Los socialistas veían con-firmadas por la situación económica, sus diagnósticos de crisis de laagricultura pampeana y enfatizaron en sus intervenciones legislativas,que sus propuestas económicas eran las indicadas para dar solucióna la misma y cambiar definitivamente esa realidad rural, ya que lasdefinieron como un programa agrario destinado a transformar su orga-nización y funcionamiento. Este artículo da cuenta de las posiciones queel Partido Socialista elaboró sobre la situación del agro pampeano entrela guerra y la crisis mundial para transformarlo, y crear las condicionesde viabilidad del socialismo en el país. El rasgo relevante no menorde la apuesta política socialista, fue plantear también a la resoluciónde la cuestión agraria como un acontecimiento de redención nacional,que llevaría a la sociedad argentina a reencontrar el rumbo perdidoy consumar por fin el progreso civilizatorio, fundamento necesario aldespliegue futuro del socialismo.

La transformación socialista del país por medio de la política agraria

En un sistema político reformado desde 1912 en función de la com-petencia electoral de los partidos políticos, los socialistas afirmaban nosin cierta razón, ser la primera fuerza política que había planteado losproblemas de organización económico social de la agricultura pampea-na y propuesto las soluciones a los mismos en su congreso de 1901,en el cuál aprobaron un programa agrario.3 En el mismo definieronuna serie de propuestas para permitir un amplio desarrollo del capi-talismo agrario y de incorporar a sus filas a sectores de la pequeña ymediana burguesía de chacareros y ganaderos, reorientando hacia elcampo la lucha política partidaria desarrollada hasta ese momento. Elpartido oficializó así un conjunto de propuestas vinculadas a la defensade los intereses económicos de los agricultores y de los trabajadorespampeanos.4

El agro en cuestión. Discursos, políticas y corporaciones en la Argentina. BuenosAires: Prometeo, 2006, pp. 87-115; Tulio Halperín Donghi. «Canción de otoñoen primavera: previsiones sobre la crisis de la agricultura cerealera argentina,(1894-1930)». En: El espejo de la Historia, Problemas argentinos y perspectivaslatinoamericanas. Buenos Aires: Sudamericana, 1987, pp. 253-276.

3. Juan Bautista Justo. El Programa Socialista del Campo. Buenos Aires:Cooperativa Tipográfica, 1901.

4. Partido Socialista. El Partido Socialista y los agricultores. Doce años deacción y de propaganda. Buenos Aires: La Vanguardia, 1913, p. 15-16.

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Su programa buscaba lograr que el Estado impusiera un conjunto denormas institucionales regulatorias de las relaciones económicas entrelos agricultores sin tierra y los sectores propietarios terratenientes queles arrendaban las que acaparaban monopólicamente, imponiéndolescondiciones leoninas para acceder a su puesta en producción. Esascondiciones no eran otras que las que Marx definió como las «libertadescapitalistas», evitando así la subordinación de los sectores de la produc-ción agrícola a la coacción económico-especulativa de los terratenientes.Pero además, defendió un conjunto de medidas que modificaban profun-damente el sistema impositivo argentino de principios de siglo, comola aplicación de gravámenes a la tierra y la exención de los que pesa-ban sobre la producción rural, buscando terminar con las condicioneseconómicas que aseguraban a los terratenientes continuar especulandocon el control de la tierra, obligándolos de ese modo a abandonar sulógica especulativa en el mercado de tierras y transformarse en un actoreconómico. A su vez, la desgravación de impuestos sobre la producciónagrícola y de los pequeños ganaderos, apuntaba a que estos sectores(muy importantes numéricamente en la región pampeana), desplegaranlas posibilidades de la empresa agraria y se convirtieran en una bur-guesía rural capaz de desarrollar las fuerzas productivas en el campo,liquidando el poder terrateniente.

A lo largo de las casi dos décadas de duración de la primera expe-riencia de democracia en el país, el socialismo intentó dar concreciónlegislativa a ese programa e impulsó una acción rural buscando incor-porar al partido a los agricultores. Ya en julio de 1912, con motivo delconflicto agrario de Santa Fé, los socialistas instalaron por primera vezen las cámaras legislativas la cuestión agraria pampeana, denunciandola existencia de un régimen de la tierra latifundista que subordinabaa la agricultura a una existencia precaria y sometida a la voluntad delterrateniente, imponiendo condiciones leoninas a los agricultores arren-datarios. En esa oportunidad, el diputado Justo interpeló al ministro deAgricultura denunciando esa situación y apoyó la organización gremialde los chacareros para defender sus intereses de los abusos de los pro-pietarios. Además de valorar como auspiciosa la organización políticade los agricultores, exigió al gobierno conservador una legislación queregulara las relaciones entre arrendatarios y propietarios, y modificarael régimen impositivo que recaía sobre la producción agrícola y el tra-bajo, gravando la tierra con impuestos a su mayor valor, y terminandocon la especulación sobre ella. Así señalaba: «. . . El impuesto al mayorvalor tendrá este significado, el de facilitar la adquisición de la tierra alos trabajadores, como propietarios o arrendatarios, el de alejar a los

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actuales terratenientes del deseo de conservar esa tierra, que conservanhoy, no por la renta que les da, sino como objeto de especulación».5

Un año después, el bloque socialista presentó a la cámara un proyec-to de ley que buscaba imponer algunas de las propuestas del partidosobre regulación de los arrendamientos, con la que establecía la in-demnización a los arrendatarios de las mejoras incorporadas en loscampos. Su proyecto se fundaba no sólo en la situación de crisis de losproductores agrícolas, sino también en la tesis marxista de los rasgosque había tomado el proceso capitalista en la agricultura, definido porla separación entre la concentración de la propiedad de la tierra y laseparación cada vez mayor de ella de los productores directos: «La ten-dencia actual en el mundo es la separación de la propiedad de la tierrade manos de quienes la cultivan».6 La situación que marcaba el procesocapitalista y la crítica situación agrícola, demandaba una regulaciónde las condiciones de desenvolvimiento productivo de los agricultoresarrendatarios, para generar las condiciones de explotación racional ypermanente de la chacra. Éste era un aspecto clave en el pensamientosocialista para lograr el desarrollo de una agricultura alternativa a laexistente. Así, sostenían los parlamentarios: «Es bien evidente que loschacareros no mejoran la tierra ni construyen una buena habitación por-que no se quieren exponer, ó porque tienen, mejor dicho, la seguridadde que si lo hacen sin garantías legales de indemnización, es dinero queregalan al propietario».7

La acción parlamentaria socialista puso gran empeño a lo largo de losaños de guerra y en la posguerra, por lograr crear los mecanismos lega-les que aseguraran las condiciones económicas par el desenvolvimientoproductivo y empresarial de los pequeños agricultores pampeanos, conel fin explícito de lograr convertirlos en un empresariado capaz detransformar las relaciones capitalistas en el agro. Para ello impulsó unaamplia serie de proyectos destinados a lograr medidas con el fin deabaratar la provisión de semillas y bolsas para las cosechas (1912), ex-tender los plazos de arriendo a los agricultores hasta cinco años (1913),impulsar la colonización agrícola (1916 y 1924), crear impuestos yregular los subarrendamientos de tierras (1917), fomentar la organiza-ción de cooperativas agrícolas (1917 y 1919), del crédito agrícola en elBanco de la Nación (1919, 1926 y 1928), y de una compañía nacional

5. Partido Socialista. La obra parlamentaria del diputado socialista por laCapital Juan Bautista Justo, mayo 1912-abril 1913. Buenos Aires: La Vanguardia,1913, p. 72.

6. El proyecto fue impulsado por los diputados Justo, Alfredo Palacios,Nicolás Repetto, y Mario Bravo. Juan Bautista Justo. Juan Bautista Justo. Laobra parlamentaria: mayo 1913-abril 1914. Valencia: Prometeo, 1914, pp. 131-137.

7. Ibíd., p. 136.

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de elevadores de granos (1929).8 Por supuesto, para los socialistas estasmedidas eran incompletas para reorganizar la agricultura si no se refor-maba el sistema impositivo nacional, gravando el suelo y liquidando deese modo las condiciones económicas que permitían la especulación conel alza de su valor. Esta reforma, fue propuesta en repetidas ocasionespor los socialistas, pero careció de cualquier posibilidad de ser promul-gada. Para sus militantes y dirigentes la posibilidad misma de reformarel capitalismo argentino giraba en torno a los impuestos a la tierra, perono era difícil advertir que ese objetivo era una conquista ardua de con-seguir, no sólo por el importante poder político que aún en el marco dela democracia representativa mantenían las fuerzas conservadoras (querechazaban mayoritariamente estas soluciones), sino también por quelos gobiernos radicales que sí resultaron el partido dominante durantetoda la etapa, no impulsaron una política rural que transformara lasbases de organización y funcionamiento del agro argentino.

Aún así las iniciativas parlamentarias socialistas expresaron la reite-rada campaña del partido por lograr crear condiciones alternativas aldesenvolvimiento productivo de la agricultura pampeana y ella mostróciertos logros en el Congreso Nacional, al lograr que en septiembrede 1921 (en el marco de una nueva crisis agraria), se promulgara unaprimera ley de arrendamientos rurales (la número 11.170) denomina-da ley Contractual Agraria. La ley estableció muchas de las medidasreclamadas desde 1901 por los socialistas: extensión de los plazos dearriendo, indemnización por mejoras, libertad de contratación de lasactividades agrícolas, de comercialización de los productos y de seguro,inembargabilidad de ciertos bienes muebles, de implementos agrícolas,semillas y animales para la cosecha.9

También en los años críticos marcados por la guerra, pero tambiénen la década del veinte que tendió a recrear las condiciones mundialesfavorables a la expansión de la agricultura argentina, los socialistasimpulsaron una amplia campaña para influir en las ligas de agricultores,con el fin de lograr su incorporación al partido y desarrollar una suer-te de extensión y capacitación técnica y económica de los chacareros,que venía a resultar toda una campaña «pedagógica» hacia este sector,orientada a recrear y racionalizar sus prácticas empresariales, produc-tivas y comerciales. Esa acción buscaba hacer surgir en las pampasa los prototipos de agricultor y a las formas de organización agrícolaque los socialistas tomaron como modelo y que remitía a los países decolonización nueva. En éstos valoraban al agricultor de las praderas es-

8. Luis Pan. Visión socialista de medio siglo argentino (La obra parlamentariadel Partido Socialista). Buenos Aires: La Vanguardia, 1947, pp. 127-155.

9. Junto a estas iniciativas parlamentarias los legisladores socialistas tam-bién impulsaron otras destinadas a lograr mejores condiciones laborales de lostrabajadores, cuya fundamentación puso de manifiesto que las mismas ocupabanun lugar secundario en sus propuestas agrarias.

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tadounidenses o de Canadá, al pequeño productor ganadero australianoy de Nueva Zelanda. Los socialistas estimaban también de esos paíseslas políticas gubernamentales destinadas a suprimir la concentraciónde la propiedad y favorecer el desarrollo de la pequeña propiedad, elfomento de la racionalización técnica y empresarial de los productoresy de su organización cooperativa, su impulso al desarrollo material yeducativo en el ámbito rural (a través por ejemplo de la escuela decampo), como también las iniciativas que los mismos productores pro-movían para mejorar sus condiciones de producción y de vida social.A través de La Vanguardia y revistas como Acción Socialista, el partidodifundió numerosos artículos sobre la organización cooperativa y laconstrucción de elevadores de granos realizadas por los productores deesos países, destinados a demostrar las ventajas económicas que para losagricultores argentinos implicarían su implementación, como tambiénde artículos que aconsejaban técnicas de selección de las semillas decultivo, la explotación de cerdos y organización de la huerta doméstica.Su acción entre los chacareros se concentró en la promoción entre éstosde la creación de cooperativas de consumo, de elevadores de granosy depósitos de cereales, del fomento a la utilización de maquinariasy la contratación de seguros contra los siniestros climáticos. Justo se-ñaló en un artículo de 1918 las posibilidades económicas que abría elcooperativismo a los chacareros pampeanos: «La cooperación de losproductores rurales autónomos tiene en consecuencia para ellos unvalor muy superior al de las ventajas pecuniarias, ya grandes de porsí, que les proporciona. La cooperación agraria es también la vía porla cual pueden difundirse pronto entre los productores asociados losnuevos métodos de cultivo, que sin ella tardan mucho en propagarse».10

A esos beneficios el cooperativismo sumaba otros, que hacían ade-más a la posibilidad de desarrollar en la campaña argentina mejorescondiciones de vida social y cultural, organizando bibliotecas y escuelas,servicios de salud y sanitarios, de los que ella se encontraba desprovistapor la imprevisión gubernamental. Pero no era menor su importanciaen favorecer entre los agricultores, el desarrollo de preocupaciones porla vida política del país: «La cooperación [indicaba Justo] conduciría asía los chacareros a vivir mejor. Y no cabe duda de que conduce en todaspartes a una alta conciencia política del pueblo trabajador del campo».11

Los legisladores socialistas presentaron en diversas oportunidades(1915, 1921 y 1923) proyectos de ley de impulso al movimiento coope-rativista y en particular del cooperativismo agrícola (1917), brindandoen ellos un marco regulatorio que asegurara el éxito de esas iniciativas.Asimismo, desde su actuación en «El Hogar Obrero» lograron realizar

10. Juan Bautista Justo. «La ciudad y el campo». En: Revista Socialista,n.o 20: (ene. de 1932), p. 8. Publicado originalmente en 1920 en El pensamientoargentino.

11. Ibíd., pp. 8-9.

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la Primera Conferencia de las Cooperativas Argentinas en 1919, encuyas sesiones se propuso organizar una federación que asociara a estasentidades y se reclamó la sanción de una legislación específica parasu desenvolvimiento.12 La dirigencia del partido celebró como un granacontecimiento político y una conquista para los trabajadores y los agri-cultores, la sanción en diciembre de 1926, de la ley 11.388 presentadapor Justo y que regulaba normativamente la creación y funcionamientode las sociedades cooperativas en el país y de otra (la 11.380), quefacultaba al Banco Nación a realizar préstamos a las cooperativas conplazos no menores de seis meses y al Banco Hipotecario Nacional aefectuarlos a las de tipo agrícola, con fines a la construcción de depó-sitos, graneros, elevadores, instalaciones para la industria lechera y ala industrialización de materias primas nacionales. En los albores de lacrisis mundial de 1929, la dirigencia socialista había llevado adelanteuna evaluación profunda de la organización y funcionamiento de laeconomía agraria pampeana, otorgándole centralidad en su estrategiapolítica rural. La crisis económica de fin de la década y la nueva einédita coyuntura que generó sobre el agro, dio a los socialistas la opor-tunidad de nuevas lecturas de la situación agraria, las que demostrarontambién su rápida capacidad de respuesta para relanzar su acción ruralen la nueva coyuntura.

La respuesta del socialismo a la crisis mundial, 1929-1933

Aunque la Gran Depresión de octubre de 1929 comenzó a hacersentir sus negativas consecuencias sobre la economía argentina ya desdemediados de 1930 y las mismas fueron rápidamente señaladas por lossocialistas, la más significativa de ellas, que fue producir el comienzodel inexorable agotamiento del desenvolvimiento capitalista agrario delpaís, quedaron fuera de su evaluación. Pero si bien el partido no vio enla crisis económica internacional la quiebra del modelo agroexportadory, por lo general, sus dirigentes creyeron que se trataba de otra delas repetidas crisis capitalistas, sí señalaron con agudeza su alcancemundial y su extrema profundidad para la economía agraria pampeana.La caída de las exportaciones agrícolas y la más brutal de los precios deexportación de los cereales, las quiebras y desalojos de los agricultores,la reducción del trabajo rural y el paro creciente, el despoblamientode la campaña, el cese de la inmigración y el acrecentamiento de la

12. El partido instó a sus militantes a promover la formación de coopera-tivas agrícolas. Sus dirigentes fueron cooperativistas que asumieron roles deorganización y dirección de algunas de ellas. Así por ejemplo, Nicolás Repettodio en diversas ocasiones conferencias sobre cooperativismo e impulsó la for-mación de una en Tío Pujío (Provincia de Córdoba) en 1919, asesorando a losagricultores sobre la redacción de sus estatutos. Nicolás Repetto. Mi paso por laAgricultura. Buenos Aires: Santiago Rueda, 1959, pp. 64-69 y 264-268.

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emigración, fueron denuncias permanentes del Partido Socialista desdeel inicio de la nueva década.

Debe señalarse también que la crisis mundial influyó en la caída de laprimera democracia en la Argentina y en la restauración política de lasclases dominantes conservadoras, con la implantación desde 1932 de unrégimen político fundado en el fraude electoral y en la represión de lasclases medias y obrera. En esas nuevas condiciones políticas el PartidoSocialista fue tolerado como oposición siempre que aceptara un papelde minoría adaptada a las nuevas reglas políticas de fraude y exclusiónpolítica. La relativa munidad que gozó el socialismo en esos años, lepermitió generar un amplio debate sobre el agro pampeano. En el plazoque transcurrió entre 1930 y 1933, la dirigencia socialista produjo ungran número de trabajos destinados al estudio del impacto económico ysocial sobre la agricultura pampeana que se difundieron en La Vanguar-dia, en la Revista Socialista y en sus congresos partidarios. Más aún, lossocialistas respondieron rápidamente a la crisis, ya que a mediados de1930, en los momentos en que sus efectos golpeaban ya duramente ala economía del país y en particular a su agro, la editorial del partidopublicó el libro del dirigente Jacinto Oddone La burguesía terratenienteargentina, un alegato antilatifundista que estudiaba históricamente eltraspaso de la tierra pública y la formación de la gran propiedad en elpaís. El libro (concebido en realidad en 1928-1929), ofreció al debatepúblico nacional un diagnóstico muy negativo de esa realidad agrariaque se potenciaba por la nueva crisis, pero que mostraba su enfoquereduccionista de la misma, ubicando sus causas fundamentales en elpredominio del latifundio ganadero y en la existencia de una clase deterratenientes parasitarios y especuladores. En efecto, si la obra era unminucioso estudio histórico, no indicaba los factores internacionalesque incidían en ella y culminaba señalando algunas de las medidas delprograma agrario socialista propuesto en las dos décadas anteriorespara transformar la agricultura pampeana: impuestos a la tierra y ex-propiaciones para lograr la eliminación de los latifundios, poblamientodel campo a través de la colonización agrícola de familias inmigrantes.Aunque tampoco su análisis daba cuenta de la nueva situación nacionalcreada por la revolución septembrina, su denuncia de un régimen depoder político dominado por la burguesía terrateniente, convirtió allibro en un instrumento de la lucha socialista en toda la década, per-mitiéndole fundar en él la definición de la existencia de un régimenoligárquico terrateniente expresado por los gobiernos conservadoresde Agustín Justo, Roberto Ortiz y Ramón Castillo. Oddone concluíacon una extensa definición de la tarea política a emprender para darsolución a la problemática agraria pampeana:

«En tanto el problema del latifundio sigue en pie, los colonoscontinúan su vida de peregrinación de campo en campo sin

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poder arraigar en parte alguna, sino a costa de entregar aldueño todo su trabajo, su sudor y su vida, mientras el país,que una inteligente política agraria tendente a proteger losintereses de los más podría cambiar radicalmente de aspec-to, atrayendo labradores de los países más adelantados delmundo y poblando de familias campesinas la vasta campañadespoblada e inculta, continúa en poder de los terratenien-tes, que seguirán siendo el más grande obstáculo para suprogreso».13

Las propuestas de este dirigente eran esencialmente el programade transformación agrícola que los socialistas habían defendido en elCongreso Nacional, y se adaptaban a las soluciones necesarias a unaeconomía agraria marcada (a excepción de los años de la Primera Gue-rra) por la expansión e inscripta en la especialización productiva delcapitalismo mundial hegemonizado por Inglaterra. Sin desautorizarla pertinencia de ese programa agrario, el nuevo marco que ofrecía laeconomía pampeana desde la crisis lo convertía en, por lo menos, unasolución muy parcial de la misma. Sería en el transcurso de los tres añossiguientes, en los que el funcionamiento relativamente normal de laactividad política de los centros y la edición regular de sus publicacionespartidarias, les permitió a los socialistas generar diversos diagnósticosque comenzaron a mostrar la inflexión que en el pensamiento económi-co partidario produjo la crisis mundial. Ellos fueron expuestos en primerlugar, a través de la ya citada Revista Socialista, en la cuál se comenzó adefinir al crack del 29 como un factor clave para comprender la crisiseconómica que vivía el país. En sus páginas, se señaló precisamentea la crisis mundial como una nueva realidad que impactaba de llenosobre la economía nacional y en particular sobre su agricultura. Parasus articulistas, la crisis derivaba de la ausencia de mecanismos queregularan el funcionamiento de la producción y del mercado capitalista,causa fundamental de la superproducción industrial y agrícola que lohabía hundido en la crisis mundial. Se trataba centralmente de unacrisis de superproducción de bienes primarios e industriales (impulsadapor la reconstrucción económica europea de posguerra, el crecimientoagrícola industrial de Estados Unidos y el avance de la agricultura sovié-tica) e inherente por lo tanto, a la dinámica de los ciclos económicosdel régimen capitalista. Un aspecto gravitante de esa crisis era la queen particular afectaba a la agricultura en el mundo, a causa de la grancaída de los precios cerealeros desde 1925. Así, para la mayoría delos socialistas el problema que había llevado a la crisis se encontrabaen los años de la Gran Guerra, cuando la demanda de los países eu-ropeos de productos agrícolas impulsó al alza los precios mundiales y

13. Jacinto Oddone. La burguesía terrateniente argentina. Buenos Aires: LaVanguardia, 1930, p. 209.

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generó una fuerte expansión de la producción de las áreas periféricas,pero que desde mediados de la década del veinte (con la recuperacióneconómica mundial), saturaría el mercado deprimiendo sus precios ygenerando la crisis de superproducción. Por supuesto, tampoco dejaronde señalar otros factores ya denunciados en las primeras tres décadasdel siglo, como las altas tarifas ferroviarias, el monopolio del mercadode granos por cuatro empresas extranjeras, el oneroso crédito agrícola,el encarecimiento de los insumos y de las maquinarias agrícolas porlas barreras aduaneras y la depreciación de la moneda, la ausencia deinfraestructura básica para el depósito y movilización de la producción(silos, elevadores, plataformas de embarque en las estaciones ferrovia-rias, caminos pavimentados) y la falta de organización cooperativa ygremial de los chacareros.

En las elecciones presidenciales de 1932, los socialistas integraroncon el Partido Demócrata Progresista una alianza electoral (con lafórmula Lisandro de La Torre - Nicolás Repetto) que propuso impuestosal suelo para dividir el latifundio y la expropiación de tierras como unmecanismo para lograrlo. Asimismo, defendieron entre otras medidas,una política de rebaja de los fletes ferroviarios a la producción agrícolay la reformulación de la legislación sobre arrendamientos rurales, conel propósito de formar comisiones mixtas de agricultores y propietariospara fijar los valores de arriendo del suelo. En el punto veinte de suplataforma propusieron: «Organización y fomento del crédito y de lacooperación agrícola, del servicio de elevadores de granos y del seguroagrícola integral».14

Este conjunto de medidas buscaban crear las condiciones económi-cas e institucionales para la reorganización definitiva de la producciónagrícola pampeana, que le permitiera salir de su estado de precariedady crisis (denunciado en las décadas previas), generando por la acciónde gobierno tres condiciones básicas para ella: el acceso al crédito esta-tal, la formación de los agricultores en cooperativas que les permitieraorganizar parte de las actividades de producción y su comercialización.Por último, los chacareros dispondrían de una red de depósitos y de unseguro contra pérdidas de cosechas que haría segura y viable la empresaagrícola, logrando así no sólo organizar su desenvolvimiento productivoen el marco de esas nuevas condiciones institucionales y económicas,sino que además les otorgaría autonomía frente a las maniobras espe-culativas de las grandes empresas de comercialización de cereales. Lacentralidad que las medidas hacia el agro pampeano tuvieron en laspropuestas de la coalición demócrata-socialista, se explicaba por quebuscaba el apoyo de los pequeños productores agrícolas y ganaderos, los

14. «La Alianza» documento reproducido en Partido Socialista XXI CongresoOrdinario (XXVII Congreso Nacional). Informes. Buenos Aires, La Vanguardia,1932, pp. 28.

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peones rurales y la clase obrera de la ciudad, reeditando así la estrategiasocialista de conformar un bloque político rural urbano que quebrarael poder terrateniente. Sin embargo, el triunfo electoral del generalAgustín Justo (heredero de la revolución), pondría a la luz el fracaso dela Alianza Civil por sumar a su proyecto a los chacareros y trabajadorespampeanos.

Un momento decisivo de discusión sobre la situación agraria pam-peana resultó el XXI Congreso Ordinario del partido de 1932, en el cualse rediscutió su estrategia rural a partir de la crisis mundial. Lo mássugerente del mismo fue que en su comisión de asuntos agrarios surgiótodo un debate que propuso la viabilidad económica de la organiza-ción de la agricultura en grandes explotaciones estatales, siguiendo laexperiencia soviética. Quienes defendieron la nacionalización y colec-tivización de la agricultura señalaron allí que ella era posible debidoal fracaso partidario en las décadas previas de lograr una legislaciónque asegurase el desarrollo de la pequeña propiedad y por la existenciaprevia de una gran concentración de la tierra en la pampa. Fueronlos dirigentes Enrique Dickmann y Nicolás Repetto, herederos de laconducción partidaria a la muerte de Justo, quienes argumentaron en elcongreso en contra de estas propuestas, señalando que la experiencia decolectivización agraria soviética había fracasado. El congreso terminóvotando un programa agrario que mantuvo los lineamientos básicosde la política rural del partido oficializada en 1901, insistiendo en suspropuestas de defensa de la pequeña y mediana burguesía rural y demejoras de las condiciones laborales y de vida de los trabajadores delcampo. Sus innovaciones correspondieron a un mayor énfasis en lapolítica sobre tierras públicas y en la promulgación de leyes que permi-tieran la expropiación por el Estado de tierras aptas para la agriculturay la ganadería. A su vez, realizó una concesión a los defensores de lasexplotaciones colectivas, ya que el nuevo programa comenzó a defendertambién el desenvolvimiento de grandes unidades según el modelo dela colectivización agrícola, por cooperativas.15

Impuestos progresivos a la tierra y al propietario ausentista, legis-lación de expropiación de los latifundios, mejoras en las condicioneslegales y económicas de los productores arrendatarios, fomento de lacolonización agrícola y del crédito, rebaja de las tarifas ferroviarias,fueron las propuestas oficializadas por los socialistas y defendidas a lolargo de la década. Que su política tomaba como centro de su estrategiade lucha en el campo, a los agricultores propietarios y arrendatarios conel fin de convertirlos en un actor económico y político capaz de quebrarel poder terrateniente ganadero, lo demostraban las medidas destinadasal impulso estatal del cooperativismo y a la participación de los produc-

15. El programa y la discusión fueron reproducidos en las ediciones de LaVanguardia de 29 de mayo de 1932, pp. 1-4 y 12 y del día 30 de mayo, p. 10.

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tores en la comercialización de su producción con el apoyo del Estado.Así se postulaba en su punto VIII: «Creación de un resorte comercialcon la participación de las cooperativas agrícolas, casas exportadorasde cereales y el Estado para la venta al exterior de la producción degranos. Control del comercio exterior de carnes y de otros productosagropecuarios».16

Muchas de estas propuestas agrarias volvieron a formar parte de laacción parlamentaria socialista: entre 1932 y 1933 presentaron proyec-tos legislativos que insistían en lograr mejorar la situación económicade los agricultores y en particular, de los que desarrollaban la empresaagrícola bajo arrendamiento. Así, promovieron reformas a la ley dePrenda Agraria y el establecimiento de una moratoria de las operacionescomerciales garantidas por esta ley, la creación de un crédito agrarioaccesible a los productores (con la creación de una sección de «CréditoAgrícola» en el Banco de la Nación) y reformas a la legislación vigentesobre construcción de tinglados en estaciones ferroviarias, con el fin defavorecer su ampliación. Pero las más importantes fueron las de organi-zar comisiones arbitrales para fijar el precio de los arrendamientos y lacreación de una compañía nacional de elevadores de granos. El primerode esos proyectos, apuntaba a renegociar los precios vigentes de losarrendamientos para los productores sin tierra, buscando beneficiarloscon una política de precios del suelo que llevara a su rebaja; en tanto queel segundo pretendía generar las condiciones de almacenamiento aúnfaltantes en la campaña que permitieran a los productores, depositar suscosechas y organizar cooperativas de comercialización, para negociaren mejores términos con las grandes empresas comercializadoras sinla urgencia de venderlas por falta de infraestructura de conservaciónde la producción. Si bien estas respuestas a la crisis agrícola no fue-ron transformadas en ley, por ser el bloque socialista minoritario enel Congreso, la paradoja de la nueva situación política del país llevóa que fuese uno de los miembros del Partido Socialista Independiente(Antonio De Tomaso al frente del Ministerio de Agricultura), quien im-pulsara entre 1932 y 1933 medidas destinadas a paliar la emergenciade los agricultores. La conjunción de medidas estatales y la mejorade las condiciones del mercado mundial, suprimió las condiciones deposibilidad a los socialistas de movilizar políticamente a los chacareros,pero resultaba evidente que tampoco lo habían logrado hacer en losmomentos de mayor malestar económico, en 1931-1932. La políticahacia el agro del gobierno conservador de Justo, demostró también quedisputó con éxito al socialismo el monopolio que el mismo declamabasobre las respuestas a la cuestión agraria y se posicionó frente a los

16. La Vanguardia 29 de mayo de 1932, pp. 1-4 y 12 y del día 30 de mayo,p. 10.

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sectores agrarios como el interlocutor que podía de hecho concretarlas,debido a su control de los resortes estatales.

Como parte del extendido debate interno partidario sobre la realidadagraria pampeana, también en 1932, el dirigente Antonio Borras publicóNuestra cuestión agraria. En defensa de la producción y del productor, unlibro que sistematizó la discusión socialista de esos años a la luz de lacrisis, a la vez que realizó una extensa exégesis del programa agrariovotado ese mismo año, desarrollando sus diversas propuestas. Borrásdio en él una amplia atención a los problemas del desenvolvimientoprecario de la agricultura pampeana, expuso con detalle la ausenciade organización corporativa y gremial de los agricultores, la falta deun sistema de crédito agrícola, el alto costo de los fletes ferroviarios, elmonopolio de la comercialización de los granos por cuatro empresasinternacionales, los impuestos gravosos sobre la producción cerealeray la extensión de la desocupación, entre otros temas. Sus respuestasa esos problemas no fueron otras que las contenidas en el programasocialista para el campo, pero el autor dedicaba especial énfasis alfomento de la organización cooperativista de los agricultores, en unpunto titulado precisamente «Organización económica», que detallabala política que creía ahora más que nunca como fundamental, para crearlas condiciones económicas e institucionales básicas para el desenvolvi-miento productivo de los agricultores y su transformación en un actoreconómico predominante en el campo, a partir del cuál construir unafuerza contrahegemónica, en el escenario político argentino, al poderterrateniente y del capital extranjero. Allí se postulaba:

IV. Organización económica

a) Creación de cooperativas para la adquisición de merca-derías y venta de productos.

b) Construcción de una red de elevadores de granos coope-rativos que abarque toda la zona agrícola.

c) Creación de un organismo mixto entre el Estado y lascooperativas para la venta de los productos prescin-diendo del mercado a término.

d) Extensión y fomento del pool argentino de granos ysanción de una ley al respecto, similar a la canadiense.

e) Hasta tanto no se lleguen a realizar los dos puntosanteriores, intervención de los agricultores organizadosen la fiscalización del actual mercado a término.17

La propuesta insistía en la comercialización directa por los agricul-tores de sus cosechas y se articulaba con la de imponer la creación de

17. Antonio Borrás. Nuestra cuestión agraria. En defensa de la producción ydel productor. Buenos Aires: La Vanguardia, 1932, pp. 252-253.

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mecanismos que permitieran al Estado y a las cooperativas intervenirjunto con las empresa exportadoras, en la venta de los granos argen-tinos. La propuesta buscaba terminar con el control monopolista delcomercio exterior de granos del país y otorgaba a los productores unaintervención directa en los circuitos de su comercialización tanto locale internacional, siguiendo el modelo de los cooperativistas agrarios deCanadá. El cooperativismo de los productores permitiría sentar por finlas bases de una moderna economía agropecuaria capitalista, ya que losllevaría a adoptar las avanzadas formas de organización empresarial ytécnica, creando nuevos mecanismos de comercialización de sus produc-tos, dotar a la campaña de la infraestructura de almacenamiento aúnausente que les permitiera racionalizar la manipulación y movimientode los cereales y reducir los costos y las pérdidas. Pero además, per-mitiría comenzar a industrializar parte de su producción, terminandopor ejemplo con el trust de los molinos harineros, asegurando el panbarato a los trabajadores argentinos. En definitiva, la crisis habría laposibilidad por fin de lograr en el campo a través del cooperativismo,sentar las bases de una democracia económica.

Sin embargo, hacia 1934 la recuperación mundial de los preciosde los cereales y la mayor demanda externa de la producción agrícolaargentina, mejoró la rentabilidad de los productores rurales y gene-ró una nueva (aunque breve) prosperidad, que abrió la ilusión de laexpansión del mercado mundial, que había generado la prosperidadnacional durante varias décadas. Si bien se trató de una coyuntura brevedesmentida por la caída de precios desde 1937, ella bastó para quitargravedad a la situación económica y social de los agricultores y trabaja-dores rurales, influyendo también en atenuar cualquier relevancia a losprogramas y estrategias rurales de los socialistas. Pero debe remarcarseque ni aún en los momentos más críticos del agro pampeano (entre1930 y 1933), ellos habían logrado movilizar detrás de su programaagrario a esos actores sociales.

Conclusión: redención nacional y proyecto socialista por la transformaciónrural

Al exponer en el Congreso Nacional el análisis socialista de las protes-tas de los agricultores pampeanos de 1919, el diputado Nicolás Repettoplanteó como causa central de las mismas, a la existencia de una agricul-tura organizada sobre el arrendamiento precario a causa del predominiode la gran propiedad ganadera. En su discurso desplegó argumentosde tipo redencionistas de la nación, presentes también en muchas delas críticas y propuestas socialistas agrarias arriba analizadas. En estesentido, la solución de la cuestión rural posibilitaría a la Argentina re-encontrar el camino de su proyecto civilizatorio originario, desvirtuadopor el dominio oligárquico terrateniente. Así Repetto señalaba:

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«. . . la solución de este conflicto se traducirá en mayorriqueza, en mayor bienestar y en mayor civilización paranuestro país, todo lo cual se ha de reflejar también sobre lascondiciones generales de la sociedad».18

En esta visión los socialistas recuperaron para su acción política ycomo clave para la transformación social del país, el sueño agrarista dela tradición liberal decimonónica, fundado en el modelo de la coloniza-ción agrícola de familias farmers, sin cuya concreción su proyecto no erarealizable en el futuro. Esa recuperación de la tradición agrarista liberalse explicaba en que posibilitaría desatar un nudo histórico de la nación,que era terminar con el poder político de la clase terrateniente latifun-dista. Sin esa solución de transformación rural, el proyecto socialista erainviable para la dirigencia del partido, ya que la misma sólo creía quepor su intermedio el país alcanzaría el desarrollo capitalista necesariopara garantizar, finalmente, el sueño de una sociedad sin explotación.

18. Nicolás Repetto. La huelga agraria. Una historia de atropellos, luchas ymiserias. (Sesiones del 30 de mayo y 3 de junio de 1919). Buenos Aires: ImprentaLotito & Barberis, 1919, pp. 31-32.

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La identidad de los obreros rurales pampeanos:representaciones y controversias entre socialistas,anarquistas y sindicalistas (1918-1928)

Adrián Ascolani. . . . . .

El movimiento obrero rural nació tardíamente con respecto al ur-bano, y fue desprendimiento de éste, no obstante siempre existió algúngrado de autonomía resultante del carácter local de las organizacionesde base. Si bien se conformó una dirigencia sindical genuina en nu-merosas pequeñas ciudades y villas de las áreas predominantementecerealera de la región pampeana y mesopotámica, los activistas que laconectaban con las centrales sindicales mantuvieron vivos los conflictosideológicos y facciosos en los que estuvieron envueltas sus federaciones.El Partido Socialista, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA)IX Congreso, sindicalista revolucionaria, y su adversaria, la FORA VCongreso, anarco sindicalista, corrieron una verdadera carrera paracaptar las voluntades de esos obreros y sus sindicatos. Con este propósi-to estratégico, y a la vez como parte de sus propias representaciones,elaboraron diferentes representaciones sobre el dramatismo de la vidaproletaria en el campo. En los años veinte, la división facciosa afectó alpropio movimiento anarquista, al escindirse en tres facciones: la forista,la anarco-bolchevique, y la antorchista. Así, el movimiento obrero rural,que había entrado en coyuntural decadencia desde 1921 a 1927, seconvirtió en un conglomerado de sindicatos y federaciones comarcalesy provinciales en declive, enredados en disputas entre federaciones,avivadas por líderes que defendían la legitimidad de sus ideologías y desus posiciones de poder. En este artículo,1 nos abocaremos a reconstruir

1. Esta es una versión corregida de la ponencia «Luchas de poder e identi-dad en el movimiento obrero rural (1918-1928)», presentada en las VI Jornadasde Investigación y Debate «Territorio, poder e identidad en el agro argentino»,Instituto de Investigaciones Geohistóricas-CONICET, Resistencia, 21 al 23 demayo de 2009.

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esas representaciones, tensiones y antagonismos, utilizando fuentesperiodísticas y documentos internos de las organizaciones gremiales oideológicas.

El primer presupuesto que debe ser clarificado es acerca de la perti-nencia de esta problemática, en tanto aporte para la comprensión de laconfiguración rural. La relevancia del estudio del mercado de trabajorural, como componente estructural de la economía cerealera, ha sidoreconocida en algunas investigaciones realizadas en las dos últimasdécadas, lo mismo que la influencia de las ideologías y acciones delmovimiento obrero rural en la constitución de las identidades e ideo-logías de los agricultores y sus organizaciones gremiales, modeladas,en parte, en la relación laboral con los trabajadores asalariados.2 Ental sentido, indagar sobre las determinaciones ideológicas y gremia-les del sindicalismo rural, derivadas de sus interdependencias con lasfederaciones obreras nacionales y con el movimiento anarquista, esfundamental para explicar las causas institucionales de la existenciao ausencia de sindicatos, y de situaciones de conflicto, que pudieronalterar el mercado de trabajo y, por ende, otros ámbitos de la economíay la cotidianeidad de la vida agraria.

El asalariado rural de la región agrícola pampeana estuvo mayori-tariamente compuesto por el proletariado transitorio de las cosechas.Este personal adventicio se integraba con contingentes amplios de tra-bajadores que hacían una migración laboral desde las grandes ciudadesportuarias, al campo, y por un número aún mayor de braceros – ensu mayoría no calificados – perteneciente al mundo semirural de loscentenares de villas y pequeñas ciudades de la misma región agrícola.3

La ruralidad de estos trabajadores, pertenecientes a un mundo de so-ciabilidades propias de los sectores populares, pareciera ser mayor quesu urbanidad, entendiéndolo así los dirigentes y delegados sindicalesurbanos, según se advierte en sus crónicas, durante de las tres primerasdécadas del siglo XX.

De tal modo, la identidad de estos trabajadores rurales transitorios,con residencia en núcleos urbanos pequeños, no era la misma que la delobrero de las grandes ciudades, por tanto una mirada esquemática quesepare lo urbano de lo rural, no contribuye a clarificar la problemática

2. Véase la puesta al día incluida en Adrián Ascolani. El sindicalismo ruralen Argentina. De la resistencia clasista a la comunidad organizada (1922-1952).Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2009.

3. Estos aspectos estructurales del mercado de trabajo rural se han señaladoen varios trabajos, entre ellos: Adrián Ascolani. «Hacia la formación de unmercado de trabajo rural “nacional”. Las migraciones laborales en la regióncerealera (1890-1930)». En: Revista Res Gesta: (1998); Waldo Ansaldi. «Cosecharoja. La conflictividad obrero rural en la región pampeana, 1900-1937». En:Conflictos obrero-rurales pampeanos (1900-1937). Vol. 1. Buenos Aires: CEAL,1993.

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del paisaje social y cultural de la región. Rural por sus referentes ycostumbres cotidianas, el obrero transitorio era urbano en cuanto a susexpectativas laborales, traducidas en sus conductas y demandas sindi-cales. La colectivización de la tierra fue un horizonte lejano, retórico,mientras que la mejora salarial y de condiciones de trabajo – luegotambién el derecho al trabajo – serían sus reclamos corrientes. Susdirigentes locales tuvieron la vista puesta en los programas y antago-nismos creados en las centrales obreras, de modo que las filiacionesfederativas y los conflictos se trasladaron invariablemente desde lasgrandes ciudades portuarias a esas pequeñas ciudades de las zonas rura-les, sumándose a las otras actividades sindicales de diversos gremios, enel caso de las cabeceras de departamentos o de partidos. Sin considerarestos aspectos, no podrán comprenderse las debilidades estructuralesdel movimiento obrero rural, o bien sus momentos álgidos de sindicali-zación y de acciones directas, ni su incidencia en el mercado de trabajorural, ya sea en cuanto a provisión de mano de obra o a variaciones enlos niveles salariales, afectando a agricultores, dueños de trilladoras oacopiadores.

El campo es nuestro: disputas entre foristas, socialistas y sindicalistas

Los socialistas se anticiparon a los anarquistas en percibir la posibili-dad de que los asalariados rurales pudiesen constituirse en un sujetosocial con demandas propias, relativas a su condición laboral particular,aún cuando ambas fuerzas tuvieron contacto con la realidad laboralagraria, en el inicio mismo del siglo XX.4 La FORA realizó giras de propa-ganda en la zona cerealera, cuanto menos desde 1904, observándose yasu interpelación a los «trabajadores del campo»,5 aunque secundaria encomparación con su interés hacia los obreros urbanos más calificados deesos lugares. En los años siguientes, La Protesta fue retratando esporá-dicamente situaciones de explotación en el interior rural, especialmentedel jornalero de las cosechas, y la propaganda ácrata llegó con másfrecuencia al campo, impregnando del lenguaje revolucionario a lasdemandas concretas de mejora laboral. Los delegados foristas – eneste trabajo también los designaremos anarco-sindicalistas o quintistas,respetando el uso de la época – , transmitían en las crónicas de sus girasla impresión de encontrar en el interior pampeano a obreros de men-talidad tradicional, difíciles de sindicalizar, y remisos a experimentartácticas de acción directa, como las huelgas. Aquel periódico incentivó

4. Jeremy Adelman. «Una cosecha esquiva. Los socialistas y el campoantes de la primera guerra mundial». En: Anuario del IEHS, n.o 4: (1989). Ed.por Universidad Nacional del Centro; Adrián Ascolani. «Corrientes sindicalesagrarias en Argentina (1900-1922)». En: Anuario, n.o 15: (1993). Ed. porUniversidad Nacional de Rosario.

5. La Protesta 20 de noviembre de 1904, p. 3.

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entonces la formación de una conciencia de clase en el asalariado rural,desnudando la cotidianeidad de la explotación capitalista y realzandola potencialidad rebelde de los jornaleros de la cosecha, cuando lasposibilidades de empleo decrecieron notablemente, desde mediados dela década de 1910.6

La superación de esta coyuntura de subocupación rural y la efer-vescencia de la revolución social en Rusia, llevaron a la FORA V aintentar organizar a los braceros de la cosecha del trigo, incitándolos areclamar jornales y condiciones de trabajo superiores, incluso antes deestar constituidos los sindicatos rurales, puesto que se pensaba que losobreros con residencia urbana debían llevar la agitación al campo. LaFORA IX Congreso también acrecentó su presencia mediante delegadosen la campaña y promovió la creación de sindicatos de oficios varios,esencialmente rurales. Entre ambas organizaciones no había disputasaún por la hegemonía de la sindicalización en la región rural, aunqueno tardaron en surgir, en 1918.7

El conflicto entre anarquistas y sindicalistas revolucionarios – tam-bién llamados «novenarios» – era anterior a la organización sindicalamplia del proletariado rural, de modo que fue un elemento constitutivode los sindicatos de oficios varios y de estibadores de la campaña. Lacontroversia entre ambos comenzó a percibirse en las ciudades por-tuarias, donde el sindicalismo revolucionario tenía especial presencia,gracias a la Federación Obrera Marítima. Uno de los primeros episodiosdonde se reflejó esta tensión ocurrió, a comienzos de diciembre, enZárate, cuanto los anarquistas locales sabotearon un acto gremial orga-nizado cojuntamente por la FORA IX y el Partido Socialista, perturbandolas conferencias de los oradores llegados de Buenos Aires, a quienesdenunciaban con los habituales epítetos de «camaleones», «carneros» y«traidores», derivados de su apertura a la negociación con el Estado ycon el empresariado.8 Tanto «novenarios» como socialistas repudiabanlas arengas y tácticas «destructivas» del anarquismo. El antagonismoentre anarquistas y socialistas ocupaba, desde comienzos de siglo, unlugar significativo en la retórica de ambas tendencias. Esta disputa fueel motivo por el cual los socialistas de Junín promovieron un tumultosimilar al de Zárate, el 16 de diciembre, para dificultar la conferenciadel delegado forista Deilla, logrando la intervención de la policía, que

6. La Protesta 17 de diciembre de 1907, p. 1; y 23 de diciembre de 1913,p. 6.

7. Sobre los conflictos obreros rurales del período 1918-1921, véase: WaldoAnsaldi y Adrián Ascolani. Conflictos Obrero-Rurales Pampeanos (1900-1937).Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1993; Adrián Ascolani. «Laboresagrarias y sindicalismo en las villas y ciudades del interior santafesino, 1900-1928». En: Historia del sur santafesino. La sociedad transformada (1850-1930).Rosario: Editorial Platino, 1993, pp. 201-268.

8. La Protesta 4 de diciembre de 1917, p. 1.

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suspendió el acto. La crónica anarquista del episodio calificaba a lossocialistas como cobardes, incapaces de discutir las ideas en la tribuna,inmorales, incultos y descontrolados por se ser «niños bien» que nadasabían de socialismo ni del proletariado. En los dos casos menciona-dos no eran los obreros rurales los destinatarios particulares de estosactos, no obstante, en el pequeño mundo local, sus proclamas llegaban,en mayor o menor medida, a todos los sectores obreros, más allá quefueran consideradas o no.

Los militantes anarquistas del interior también tenían su propiadisputa con sus adversarios locales, principalmente socialistas, debido acalumnias que, en verdad, era recíprocas. Estas rencillas, habitualmentepúblicas, se repitieron en los meses iniciales de 1918, en Pergamino, SanAntonio de Areco y Balcarce. La nota firmada por B. Milano, publicadaen La Protesta, era representativa de la confrontación ideológica quepodía surgir del contacto directo, y asimétrico, entre los obreros, conformación intelectual clasista, y los dirigentes locales socialistas.

Los mítines sindicales y políticos fueron escenario frecuente de con-troversias ideológicas, y algunos de ellos eran premeditadamente orga-nizados con este fin. También lo fueron las páginas de los periódicossindicales y políticos, y La Protesta no tenía empacho en publicar todotipo de insultos, como aquél de algunos militantes de San Fernando yTigre, referido a la «prostitución» del Partido Socialista al publicar notaslocales contra la acción directa y la rebelión obrera.9 Para diferenciarsede los socialistas, los anarquistas recurrieron frecuentemente al argu-mento de su pertenencia a la «clase obrera», aludiendo a su condiciónde proletarios, frente al carácter burgués de los primeros.

El Partido Socialista no tuvo lazos institucionales con los sindicatos,pero alentó la constitución de varios de ellos – como por ejemplo enEl Perdido y Colón, en 1919 – , procurando tener predicamento enlos mismos, lo cual suscitaba el antagonismo con los anarquistas quetambién participaban en éstos.

Luego de escindida La FORA, en 1915,10 entre los seguidores del VCongreso y aquellos que hegemonizaron el IX Congreso – realizado esemismo año – , mantuvieron el mismo nombre ambas facciones, dandolugar a confusiones, cuando se trataba de obreros no familiarizados conlas disputas entre las dirigencias, de las cuales resultaron constantesfricciones. Los anarquistas, a pesar de ser los disidentes del congresode 1915, defendieron la idea de que los «novenarios» usurparon elprestigio que la FORA V había cosechado en dos décadas de acciónsindical. Preludiando el avance efectivo de ambas centrales en las zonasagrícolas, en marzo de 1918, los sindicalistas revolucionarios publicita-ron que la FORA realizaría una gira de propaganda en el interior, sin

9. La Protesta 5 de diciembre de 1918, p. 3.10. Diego Abad de Santillán. La FORA. Ideología y trayectoria. Buenos Aires:

n/d, 1971.

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más especificaciones. El secretario de la FORA anarquista, B. Pereira diola voz de alerta en La Protesta, para que sus adherentes no se dejaranengañar, y comprobaran la legitimidad de las credenciales de los dele-gados, calificando a los novenarios como «confusionistas» y «tartufos»,cuyo único propósito habría sido el de buscar más recaudaciones parasostener un aparato sindical rentado, a costa de «la clase obrera», y quelos delegados en gira – algunos de los principales dirigentes – eran exanarquistas o bien caudillos propensos a la negociación ruinosa para lostrabajadores y al acuerdo con las autoridades políticas.11

Un sector desconocido: representaciones acerca de los trabajadoresrurales

Como se ha dicho, la visualización del jornalero rural transitoriode las cosechas, particularmente el de la siega y trilla del trigo, no eranueva, aunque la definición del mismo como actor social estaba muymarcada por las representaciones previas de realidades rurales ajenas ala Argentina. Con objetivos pragmáticos o por simple desconocimiento,aún en 1918, la representación anarquista del proletario rural argentino,tomó prestado la previamente elaborada en España, en cuanto a suretórica y, con ello, encuadró un modo de percibir los atributos y, sobretodo, los defectos de los trabajadores rurales de la Argentina, sin dife-renciar las variantes tecnológicas ni la configuración socio económicaagraria argentina, que era más moderna, menos estamental y menosdiferenciada del mundo urbano.12 Con independencia de las diferenciassociales y productivas, esta visión pesimista sobre el sometimiento delos jornaleros rurales era perfectamente funcional al campo argentino:los obreros urbanos, con más aspiraciones, capacitación y educaciónque los rurales, debían enseñar a estos últimos «con palabra clara ysencilla» las verdades sobre la explotación económica, el sometimientoestatal-militar y la manipulación religiosa, y despertarles el deseo dela lectura para crear conciencias libres y rebeldes. La visión sobre elpeón de campo, como «el más atrasado de todos los gremios» era unhecho de la realidad, en términos de experiencia sindical, no obstan-te, a comienzos de aquel año, ya había síntomas de una tendencia aorganizarse y federarse.

El interior rural mismo, incluso en los núcleos urbanos más impor-tantes de cada zona, era considerado un terreno difícil para la difusióndel anarquismo, por eso el afianzamiento de los grupos de propagandao la creación de sindicatos eran realzadas como un pequeño gran éxito.Habitualmente los «centros culturales» anarquistas que precedieron,

11. La Protesta 10 de marzo de 1918, p. 4; y 19 de marzo de 1918, p. 3.12. Para el caso español, puede verse la tradicional obra de Manuel Tuñon

de Lara. Luchas obreras campesinas en Andalucía del siglo XX (Jaén, 1917-1921)y Sevilla (1930-1932). Madrid: Siglo XXI, 1978.

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acompañaron y sucedieron a la experiencia sindical de 1918/1921 en laregión pampeana eran, en verdad, grupúsculos de activistas. Por ejem-plo, 25 personas crearon la agrupación «Afinidad, Cultura y Trabajo»en una ciudad de varios miles de obreros, como era Balcarce, lo cualrealmente podía ser considerado apenas un «triunfo moral», no obstantefue ponderado como el comienzo de la agremiación consciente de losobreros de la tierra.13 Efectivamente, el anarquismo rural sería funda-mentalmente proletario, en proporción directa con el menor tamaño delos núcleos urbanos.

Aún cuando el mundo obrero rural tenía esas particularidades quedificultaban la organización, las centrales sindicales no elaboraron unaestrategia programática particular para su acción en este sector hasta1928. No obstante, previamente a esa fecha, la FORA IX desarrollóun vínculo institucional bastante fluido y la FORA V tuvo intentosde agitación breves pero consistentes, promovidos por la Unión deTrabajadores Agrícolas y la Federación Obrera Regional Portuaria. Laconexión y propaganda epistolar y periodística fue el modo de contactomás practicado, y en segundo término lo fueron las giras de propaganday organización a cargo de delegados sindicales u otros activistas, en elcaso del anarquismo, pues su influencia solía ser pasajera.

La FORA V Congreso no había logrado captar, ni fomentar, los rasgosde un agrarismo proletario que pudiese dar cuerpo a una identidadclasista rural, pues la cultura contestataria que se difundió en el campofue un calco de la urbana, afectada por las particularidades y a la vezheterogeneidades de la masa asalariada pueblerina. La FORA IX Congre-so, y su sucesora, la Unión Sindical Argentina (USA), hicieron muchomenos al respecto, pues su acción fue estrictamente sindical, teniendolos aspectos culturales un carácter totalmente marginal, y hasta fortuito,con respecto al proyecto de organización gremial. Para ambas centrales,la ruralidad perceptible de los obreros agrícolas, era aquella derivadade las relaciones económicas con los actores sociales con los cualesinteractuaban o confrontaban, y esto queda claro en su consideraciónperiférica, y casi sin interés, con respecto a los arrendatarios, a quienesen parte identificaban con los asalariados, en cuanto a la explotaciónque sufrían por obra de los terratenientes y sus administradores, perogeneralmente diferenciaban por sus intereses económicos contrapues-tos. También encontraban una diferencia en lo relativo a los caracteresculturales, dado que tendían a diferenciar sus mentalidades, pues alagricultor pobre se lo consideraba un aspirante a empresario que seflagelaba a sí mismo con sus economías, convirtiéndose en instrumentode la burguesía, mientras que a la masa de braceros rurales se la veíacomo un sector con tendencia a la falta de conciencia de clase o a la

13. La Protesta 29 de marzo de 1918, p. 3.

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incapacidad sindical, e incluso no se los percibía como un gremio, porla falta de calificación laboral de la mayoría de los jornaleros.

Agitación rural y discordias entre federaciones adversarias

Durante las huelgas de 1918/1919, la conflictividad de los sindicatoscon el empresariado y la reacción policial tuvieron un primer plano, sinpercibirse una puja seria entre sindicalitas revolucionarios y anarquistas,pero ésta se intensificó durante la cosecha fina del año siguiente. LaUnión de Trabajadores Agrícolas, federación por industria de la FORA,creada en 1919, hizo un llamado de atención a los sindicatos del interiorsobre la presencia en la campaña de los «camaleones» sindico-socialistasde la FORA X Congreso – continuidad del IX Congreso – , enfatizandoel control de las credenciales de los delegados. A estos últimos se lospresentaba como corruptores de ideales, como gente sin escrúpulosutilizada por la burguesía para hacer fracasar los movimientos de lostrabajadores, que desviaban a los obreros del camino más directo deconquista de su bienestar. El Consejo Federal de la Federación ObreraProvincial de Santa Fe, adherida a la FORA V Congreso, que publicó su«Carta abierta a la supuesta FORA», se pronunciaba, en enero de 1920,en términos similares.

Ese año, que fue el de mayor actividad sindical en la región cereale-ra – dentro del período aquí analizado – la disputa entre «quintistas»y «novenarios», que competían por la adhesión de los obreros locales,fue frecuente, como se percibió especialmente en las localidades de SanPedro, Balcarce y Alejandro. La competencia por captar a los obrerosportuarios tuvo una incidencia directa sobre las zonas agrícolas, porqueen la Federación Obrera Regional Portuaria tenían papel activo variasfederaciones comarcales y numerosos sindicatos de estibadores rurales.La acusación recíproca de ser «intermediarios de la burguesía», fue em-pleada corrientemente en la prensa gremial como táctica discursiva paradesacreditar al otro.14 La confrontación con la Liga Patriótica, en 1920 y1921, hizo pasar a segundo plano estas críticas recíprocas en la prensa,pero no ocurrió lo mismo en el escenario de actividad sindical concreta.El obstruccionismo, replicando a los oradores en conferencias del bandocontrario, fue una constante para desmerecer al adversario. En Balcarce,el 29 de septiembre de 1921, un sindicalista revolucionario local siguióa los delegados foristas en su gira para difamarlos, y generar un escán-dalo, cuando éstos iniciaban sus discursos. En Tandil, los sindicalistasrevolucionarios y sus nuevos aliados, los anarco-bolcheviques – quehabían dejado la FORA para seguir a sus líderes expulsados – intentaronperjudicar las actividades de los foristas, criticando de amarillismo al

14. La Organización Obrera, periódico sindicalista revolucionario, BuenosAires, 2 de setiembre de 1920, p. 2; 4 de diciembre de 1920, p. 1; 5 de marzode 1921, p. 4; 3 de setiembre de 1921, p. 3.

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cuadro filodramático de la agrupación «Luz y Vida» y quitando sus carte-les de propaganda. El obstruccionismo fue una táctica de ambas partes,al punto que, en 1922, la Federación Obrera Provincial de Buenos Airesrealizó giras de propaganda superponiendo, en ocasiones, recorridoscon las giras del delegado sindicalista revolucionario Pedro Casas.15

En los meses anteriores al Congreso de fusión, realizado en 1922,en el cual se creó la Unión Sindical Argentina, los anarquistas «quin-tistas» aumentaron su crítica periodística a los «fusionistas», es decir alos sindicalistas revolucionarios y «anarco-bolcheviques» – agrupadosen torno al periódico El Trabajo – . Las acusaciones a los «farsantes»fusionistas también llegaban de diversos puntos del interior rural. Paralos foristas, la USA era una continuidad de la FORA XI, con sus mismasimposiciones a los sindicatos adheridos, relativas a evitar la mora en elpago de las cotizaciones, con castigos como la separación de la centralo la pérdida de solidaridad. Al propio tiempo, entendían que si losanarco-bolcheviques estaban en la USA esto se debía a las supuestasórdenes de Moscú para que se convirtieran en caudillos del movimientoobrero, fingiendo seguir siendo anarquistas.16

La fragmentación del movimiento anarquista

En 1922, luego de un trienio de intensas huelgas en el campo, laagitación culminó debido al progresivo agotamiento de la convocatoriasindical, golpeada por la represión policial y por las organizacionesdel empresariado, que sostenían el trabajo regulado por los criteriosempresariales, con la colaboración de la Liga Patriótica Argentina y deAsociación Nacional de Trabajo. Dos factores externos al mundo rural,pero con incidencia decisiva en la desmovilización, fueron la fragmen-tación del movimiento anarquista y el mencionado proceso de fusiónsindical. El primero comenzó con la expulsión del grupo filobolchevique,y continuó con la progresiva autonomización de la facción antiorganiza-dora congregada en torno a González Pacheco, cuyo medio de expresiónfue inicialmente el periódico La Antorcha.

El resurgimiento del pensamiento «antiorganizador» dentro del movi-miento anarquista, era una reacción ante los métodos más dirigistas quela conducción filobolchevique había aplicado en la FORA. Por eso, en1921, el pensamiento sindical del anarquismo argentino tendió a distan-ciarse de la organización centralizada en «federaciones por industrias»,es decir por rama de actividad económica, dejando atrás la experienciade las organizaciones que la FORA había creado para organizar a losobreros rurales y estibadores – la Unión de Trabajadores Agrícolas y laFederación Regional Portuaria, respectivamente – , en las que el papel

15. La Protesta 6 de octubre de 1921, p. 3; 7 de octubre de 1921, p. 3; 5 dediciembre de 1922, p. 3.

16. La Protesta 10 de noviembre de 1922, p. 3.

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protagónico lo había tenido el grupo filobolchevique expulsado.17 Enel Primer Congreso Anarquista Regional, celebrado en noviembre de1922, prevaleció la idea que en las zonas rurales no eran los sindicatosel vehículo más apropiado para la difusión de la mentalidad anarquista,resolviéndose formar comités de relaciones, con funciones de propagan-da, apropiadas para esa coyuntura de crisis sindical. Desde 1923 lapresencia anarquista tendría un carácter más ideológico que gremial,excepto en el territorio de Pampa Central, en el cual estos procesos seestaban dando con cierto retraso.

A mediados de la década, la FORA sostenía ser la única federaciónactiva en el país, en buena medida por la presencia de activistas enel interior rural de la región pampeana. Paralizada temporalmente laacción sindical en las grandes ciudades, surgió una discreta atenciónhacia la propaganda revolucionaria – exagerada, por cierto – que losantorchistas emprendieron desde la Federación Comarcal de GeneralPico, en el Territorio de La Pampa, que pretendían hegemoizar. Asíapareció el «problema agrario», en la agenda periodística de la prensaanarquista, centrándose en la situación del asalariado rural, cuyospuntos de vista fueron clasistas y revolucionarios, aunque dejando enun plano retórico las proclamas sobre la apropiación y colectivizaciónde los medios de producción.

La desaparición de las federaciones por industria con presencia en elámbito rural tuvo un efecto de aislamiento de los sindicatos sobrevivien-tes, cuyos nexos pasaron a ser las debilitadas federaciones provinciales– la de Buenos Aires era la más visible – . Los anarco bolcheviques, quehabían sido sus artífices, también quedaron debilitados y perdieronpresencia. Cuando, en 1923, crearon la Alianza Libertaria Argentina(ALA) – sin desafiliarse sus miembros de la USA – , esta facción intentóconstituir una Asociación Argentina de Colonos Arrendatarios, de caráctercolectivista, que resultó un fracaso. Durante la segunda mitad de ladécada de 1920 la ALA dejó de tener presencia, no sólo en las regionesrurales.18

Mientras que los filobolcheviques perdían protagonismo en el inte-rior pampeano, y la FORA veía desaparecer los sindicatos adheridos, seconsolidaba el grupo antorchista, que no tuvo más formalización quela de haber sido un movimiento de ideas, materializado a través deagrupaciones que tomaban entidad pública bajo la fisonomía de centrosculturales, y en la acción militante de algunos activistas con incidenciaen sindicatos locales. Esas agrupaciones controlaron varios periódicos– entre los principales estaban Brazo y Cerebro, Ideas y La Pampa Libre,

17. Sobre el grupo anarcobolchevique que lideró la FORA véase AndreasDoeswyk. «Entre camaleòes e cristalizados: os anarco-bolcheviques rioplatenses,1917-1930». Tesis doct. Campinas: Universidade Estadual de Campinas, 1998.

18. El Libertario, periódico de la Alianza Libertaria Argentina, Buenos Aires,10 de julio de 1924, p. 3; 1 de mayo de 1928, p. 4.

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que se sumaban a La Antorcha – que básicamente eran hojas de propa-ganda doctrinaria, con algunas informaciones sobre acontecimientosregionales relacionados con la marcha de su acción proselitista.

La obra del antorchismo fue de relativo alcance, pues su incidenciaen organizaciones se percibió sólo en varios pequeños pueblos delTerritorio de La Pampa y en algunos del sur de Santa Fe, mientras que enotros lugares dispersos su presencia fue esporádica.19 Limitada su acciónsindical, los antorchistas se abocaron a la realización de numerosasveladas, conferencias y giras de propaganda en La Pampa, pudiendoresultar llamativas en aquellos pequeños pueblos que unos años antesno eran más que asentamientos alrededor de estaciones ferroviarias.Disuelta la Federación Comarcal de General Pico, al comenzar 1924,sólo quedó en pie la labor periodística, sostenida por una agrupaciónque dio esta orientación al periódico La Pampa Libre. En lo referenteal trabajo rural, los antorchistas incitaron a los obreros transitoriosde la cosecha fina a emprender acciones directas, especialmente en1925, aunque el efecto real de su prédica careció de relieve, teniendoen cuenta que este esfuerzo se había realizado tratando de abarcara toda la región cerealera, y que buscaba sensibilizar a los obreroscon un fenómeno en parte efectivamente problemático, como eran lasconsecuencias negativas de la modernización mecánica de la cosechade trigo con respecto a los puesto de trabajo.20

Desde 1926 a 1928, el sindicalismo rural se redujo a su mínimaexpresión.21 En medio de esta verdadera crisis, la condena de Saccoy Vanzetti en Estados Unidos ejerció un efecto de cohesión significa-tivo en 1927, participando todos los sectores en la preparación de lahuelga general de cuatro días, que se inició en el 8 de agosto de 1927.De este modo, la oratoria sindical y las medidas de fuerza volvierona manifestarse en numerosas poblaciones de la región cerealera. Coneste preludio, fue en 1928 que los sindicatos rurales resurgieron, espe-cialmente en el sur santafesino, sudeste cordobés y norte bonaerense,tanto por influencia de la USA como de la FORA. El conflicto en elpuerto de Rosario, que estalló con vehemencia en el mes de mayo, seextendió a la región rural donde se cultivaba lo embarcado. La agitaciónagraria en la Provincia de Santa Fe fue promovida por la USA y por

19. Debe desestimarse la versión propagandística difundida por el periódicoLa Pampa Libre, que se transcribe sin someter a la crítica histórica en la obra deJorge Etcheñique. Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina. Corrientes:Amerindia, 2000.

20. La Pampa Libre 1 de noviembre de 1925, p. 4; Alborada, periódicoanarquista, Rosario, n.º 5, diciembre de 1925, pp. 2-4; La Antorcha 23 deoctubre de 1925, p. 1; 30 de octubre de 1925, p. 4; 29 de enero de 1926, p. 4;5 de marzo de 1926, p. 4.

21. Laureano Riera Díaz. Memorias de un luchador social, 1926-1940. Bue-nos Aires: Edición de autor, 1981, p. 33 y 145.

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la FORA – las respectivas federaciones locales de Rosario tuvieron unpapel protagónico – , y también por los socialistas, tratándose de unmovimiento de mejora económica. Las corporaciones del empresariadorural reaccionaron rápida y firmemente para desactivar el movimientosindical y consiguieron la intervención del Poder Ejecutivo Nacional,que envió dos regimientos del ejército para custodiar el orden público.22

La USA consiguió que el gobierno nacional la reconociera como entidadsindical legítima, mientras que la FORA, perseguida, prefirió apagar elmovimiento huelguista para prevenir un desenlace trágico, acusando deuna nueva traición a su histórica adversaria.23

Conclusiones

El movimiento obrero rural estuvo vinculado a las expectativas yproblemáticas del movimiento obrero urbano y no a las posiciones agra-ristas progresistas. El clasismo de tal movimiento impidió el desarrollode un agrarismo policlasista en el sector asalariado, siendo muy pocaslas excepciones locales, habitualmente asociadas a la acción de socia-listas, quienes estaban en contacto tanto a sindicatos obreros como acooperativas o sindicatos de agricultores. Si bien el clasismo era firmeen cuanto a relación o antagonismo con los empleadores, no lo fue encuanto a homogeneidad del movimiento sindical, pues el faccionalismoera incluso constitutivo de tal clasismo. La confrontación entre sindi-calistas revolucionarios y anarquistas fue, en algunos casos, resultadode la trayectoria federativa cambiante de algunos dirigentes y de laredefinición coyuntural de algunos sindicatos, pero la mayoría de lasveces tuvo su raíz en una enemistad irreconciliable, intrínseca a la iden-tidad de cada uno de estos sectores. La clase era entonces, en términossubjetivos, la propia, la definida por la ideología y la filiación sindical.Sólo retóricamente se hablaba de una clase obrera naturalmente resul-tante de la condición asalariada, pues la conciencia, o su falta, eranuna primera diferenciación, y la pertenencia sindical era la marca quesellaba la frontera. No obstante la redención ideológica era entendidapor todos como una posibilidad, por eso la disputa por la hegemonía nosólo implicó la continua creación de sindicatos propios, sino también laatracción de los ajenos.

22. Véase Ascolani, El sindicalismo rural en Argentina. . . y sobre la inter-vención militar véase Adrián Ascolani. El poder militar en Argentina: represión ynegociación en la sociedad civil, ante la crisis agrícola de 1930. Bruselas: Cahiersdu CERCAL, (en prensa).

23. La Capital diario, Rosario, 5 de diciembre de 1928, p. 4; La VanguardiaBuenos Aires, 5 de diciembre de 1928, p. 3; 8 de diciembre de 1928, p. 9; 9 dediciembre de 1928, p. 1; La Protesta 5 de diciembre de 1928, p. 4; La PampaLibre 20 de diciembre de 1928, p. 1.

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La FORA V y sus sindicatos rurales fueron quienes más se refirieronal mundo del trabajo rural, y quienes sostuvieron con mayor firmeza laconsigna de la colectivización de la tierra como propósito final, luego dela huelga general revolucionaria. Los sindicalistas revolucionarios, ensus giras de propaganda también avivaron la idea de la colectivización,pero sus conductas fueron más cautelosas, sobre todo en la negociaciónde salarios y condiciones de trabajo.24 El énfasis retórico en verdadaludía a una revolución social que nunca tuvo visos de ser una posibi-lidad concreta, ni aún cuando los sindicatos ganaron temporalmenteel control de la mano de obra en algunas localidades, pero marcó eltipo de relación que cada una de estas dos fuerzas sindicales tuvo conel empresariado rural. El ruralismo utópico, de discurso revolucionarioy expropiador, que impregnó los pliegos de condiciones que los foristasy antorchistas esgrimieron en la siega y trilla, era inaceptable para losempleadores rurales, por los términos intransigentes y beligerantes queacompañaban a las reivindicaciones materiales solicitadas. Los socialis-tas – a comienzos del siglo – , y los sindicalistas revolucionarios, luegode 1918, no difirieron demasiado en cuanto a las peticiones y accionesdirectas con respecto a las sostenidas por los anarco-sindicalistas, perosu mayor apertura a la negociación les facilitó algunas alianzas ocasio-nales que les permitió sobrevivir sin entrar en la semiclandestinidad enque se desarrolló el anarco sindicalismo rural, lo que a la vez les diouna cierta legitimidad como representación moderada y responsable delproletariado rural.

Las disputas y odios impidieron la consolidación de un movimien-to obrero rural unificado, con la fortaleza necesaria para afianzar losderechos laborales que se conquistaban con acciones directas, sin caeren el periódico retorno a un punto de partida de salarios insuficientesy condiciones de trabajo extremas. No fue la concepción del papel delos sindicatos la que mantuvo distanciada a la FORA de la USA, sino lastácticas y estrategias en momentos de conflicto, así como los enconospersonales que crecieron con las controversias en las tribunas públicas,y con las difamaciones mutuas publicadas en la prensa. El faccionalismoy las confrontaciones internas surgieron tanto en el momento de expan-sión sindical del anarquismo, como en su peor etapa de desorganización,así como en la coyuntura de parálisis sindical, en el caso de la USA.Su efecto fue contraproducente, en términos de prestigio público enel sector obrero, aunque permitió ciertas alternativas de supervivenciaideológica en momentos de crisis institucional, como ocurrió con el an-torchismo. El sector sindicalista revolucionario de la USA no se permitióesas disidencias internas, pues tuvo una cohesión que se mantuvo en eltiempo, y su conflicto fue con sus aliados, viejos o nuevos, socialistasy filo bolcheviques. El resultado más firme de esta cohesión fue su

24. La Organización Obrera 25 de setiembre de 1920, p. 3.

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capacidad para hegemonizar, en forma creciente durante la década de1930, la sindicalización en las zonas agrícolas pampeanas.

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La importancia de la propiedad de la tierra en laidentidad social. El caso de los propietarios de lafrontera sur en el siglo XIX

Andrea Reguera. . . . . .

Al hacer uso de los avances historiográficos de los últimos años,tanto de la historia económica como de la historia social, hemos podidoplantear y replantear, en base a nuevos enfoques y material de estudio,el análisis de temas básicos como el de la identidad social de gruposeconómicos importantes como son los propietarios de tierras.

Si bien hay preguntas generales, la supuesta «universalidad» delas mismas se reduce en función de su contextualización. Ahí surgeclaramente la especificidad del caso, que nos permitirá, a través de lacomparación, ver las continuidades y discontinuidades y diferenciarlos rasgos comunes de los originales. Así, he decidido confrontar laproblemática general con un estudio de caso, y partir de preguntarnossi es la propiedad de la tierra un elemento identitario que define lapertenencia de los individuos a un mismo grupo social.

Así, para tomar por caso a los propietarios de un determinado parti-do – el de Tandil – , de la zona sur de la frontera de la región pampeana,será necesario ver la constitución de sus estructuras familiares, la forma-ción de sus patrimonios territoriales y la organización de sus empresasfamiliares. Y aquí aparece la primera pregunta: ¿es la propiedad dela tierra un elemento identitario que define la pertenencia de los indi-viduos a un mismo grupo social? Para ello, será necesario conocer elcomportamiento individual, familiar y colectivo en la consecución de ri-queza, prestigio y poder en un momento de traspaso de la tierra públicaa manos privadas, a partir de articular la compleja red de intereses enjuego y el funcionamiento del mercado.1

1. Gran parte de las reflexiones volcadas en este texto, han sido planteadasen Andrea Reguera. Patrón de estancias. Ramón Santamarina, una biografía defortuna y poder en la pampa. Buenos Aires: EUDEBA, 2006.

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Individuos, familias, grupos

Los enfoques estructuralistas han tendido ha clasificar a la sociedad apartir de categorías socioocupacionales y para ello han tomado criterioscomo la ocupación, los niveles de ingreso y la riqueza, estableciendouna correspondencia lineal entre el sector de la producción y la estrati-ficación social.2 Pero esta aproximación global del conjunto social hadejado más preguntas que respuestas respecto a ciertos interrogantesespecíficos sobre la identidad, la movilidad y la desigualdad social. ¿Lascategorías socioocupacionales remiten por sí a la conformación de losgrupos sociales?3 ¿Cómo se forman los grupos sociales? ¿Como cons-truyen su identidad? ¿Cuáles son sus elementos constitutivos? ¿Cómose establece la correspondencia entre estrategia personal, pertenenciagrupal y tejido social?

Uno de los principales límites de las clasificaciones socioprofesiona-les, según Simona Cerutti,4 es el presupuesto de que los grupos socialespueden ser descriptos antes de analizar el tejido de relaciones que losha forjado. Estas relaciones que ligan a los individuos entre sí creanlos grupos sociales. Pero, ¿qué significa «las relaciones que ligan a losindividuos entre sí»? ¿Sólo por las relaciones – igualdad o desigualdad,alianza o enfrentamiento, parentales o amicales – se forman los grupossociales?5

La constitución de los grupos sociales es una construcción histórica.En la constitución de estos grupos no sólo hay relaciones entre los indivi-duos, sino elementos que los identifican como integrantes de un mismogrupo de pertenencia. ¿Cuáles son esos elementos de pertenencia quelos diferencian como individuos y los reconocen como identidad? Entreesos elementos he considerado a la propiedad de la tierra como unode los más importantes para la definición de la identidad y las alianzassociales. El acceso a la propiedad de la tierra ha sido central para lamayoría de la población pampeana del siglo XIX. Nuestra pregunta es

2. Para un análisis crítico de este modelo y los debates que suscitó, véaseSimona Cerutti. La ville et les métiers. Naissance d’un langage corporatif (Turin,17-18 siècles). París: EHESS, 1990.

3. Para el caso específico de la Hispanoamérica colonial también es comúnencontrar la utilización de categorías socioétnicas y socioculturales para analizarlas estratificaciones sociales y los órdenes estamentales.

4. Cerutti, La ville et les métiers. . .5. Hace ya algunos años, el Anuario IEHS publicó en su n.º 15 (2000), una

sección coordinada por Michel Bertrand, Zacarías Moutoukias y Jacques Poloni-Simard sobre «El análisis de los grupos sociales: balance historiográfico y debatecrítico», donde plantearon el estudio de las relaciones interpersonales y las redessociales, como una forma de reconsiderar los problemas de la estratificación yde la acción social. Si bien algunos artículos pusieron de manifiesto los alcancesde su aplicación, otros, por el contrario, remarcaron sus limitaciones y alertansobre los cuidados que es necesario asumir cuando se decide su aplicación.

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si la propiedad de la tierra puede ser considerada como un elemen-to de identidad de grupo. Si es posible hablar de un grupo de lospropietarios.6

El proceso de constitución del grupo de los propietarios es indiso-ciable del proceso de formación del estado y expansión de la frontera.¿Permisión y voluntarismo del nuevo estado en el reordenamiento delas fuerzas sociales y políticas, capacidad de parte de algunos individuosde su oportunismo y capital relacional, o simple azar? Nada permite daruna respuesta definitiva. Ahí se inscribe, según la lógica del derechoy la oportunidad, la aparente homogeneidad de una identidad socialque desnuda jerarquías de desigualdad y heterogeneidad. Justamente,la interrelación de los análisis de las categorías socioocupacionales ylos estudios de caso han permitido constatar esa homogeneidad y esaheterogeneidad de los comportamientos y las instituciones.

Los propietarios de la frontera sur

Entre los estudios de caso, hemos tomado a los primeros más grandespropietarios del partido de Tandil del siglo XIX. Para analizarlos en sustrayectorias biográficas (individuales y familiares), constitución de suspatrimonios territoriales y organización de sus empresas familiares,nos hemos valido de las Guías de Propietarios Rurales (Guía Rural delPartido de Tandil, 1909; Guía de Propietarios Edelberg, 1923; y Guíade Propietarios de Campo por Cuarteles del Partido de Tandil, 1928); elCatálogo General de Mensuras (Archivo Histórico, Dirección de Geodesiade la Provincia de Buenos Aires); mapas catastrales (1833, 1864 y1890); archivos privados y juicios de sucesión.7

6. Al respecto, véase Jorge Federico Sábato. La clase dominante en la Argen-tina moderna. Formación y características. Buenos Aires: Imago Mundi, 1991;Tulio Halperín Donghi. Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en laArgentina criolla. Buenos Aires: Siglo XXI, 1972; Tulio Halperín Donghi. «Claseterrateniente y poder político en Buenos Aires (1820-1930)». En: Cuadernosde Historia Regional, n.o 15: (1992); Raúl Fradkin. «Tulio Halperín Donghi y laformación de la clase terrateniente porteña». En: Anuario IEHS, n.o 11: (1996);Raúl Fradkin. «¿Estancieros, hacendados o terratenientes? La formación de laclase terrateniente porteña y el uso de las categorías históricas y analíticas (Bue-nos Aires, 1750-1850)». En: La problemática agraria. Nuevas aproximaciones.Ed. por Marta Bonaudo y Alfredo Pucciarelli. Buenos Aires: CEAL, 1993.

7. Para este tema, entre la vasta bibliografía imperante, véase, entre otros,María Elena Infesta. La pampa criolla. Usufructo y apropiación privada de tierraspúblicas en Buenos Aires, 1820-1850. La Plata: AHPBA, 2003; Guillermo Banzato.La expansión de la frontera bonaerense. Posesión y propiedad de la tierra enChascomús, Ranchos y Monte, 1780-1880. Bernal: Universidad Nacional deQuilmes, 2003; Marta Valencia. Tierras públicas, tierras privadas. Buenos Aires1852-1876. La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2005.

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El objetivo también es comprender y distinguir los varios nivelesde relación que vincularon a los individuos entre sí en el proceso deconstrucción y funcionamiento de sus patrimonios familiares. Así, por unlado es necesario distinguir las redes definidas por lazos de parentesco,amistad, asociación y dependencia al interior, si se quiere, de la llamadaempresa familiar y, por otro, las que se definieron por fuera de ella,entre los miembros de las familias, las empresas y otros sujetos sociales,a partir del mismo origen regional o étnico, la amistad, la asociación, lasolidaridad y la dependencia.8

Los enfiteutas

En el sur de la Provincia de Buenos Aires, en el fuerte de avanzada dela frontera, «Fuerte de Independencia» (Tandil) 1823, la tierra públicafue entregada oficialmente por el Departamento Topográfico a partirde 1824. Según el mapa catastral de 1833, éste quedó dividido en 16parcelas que correspondían a 16 enfiteutas diferentes con una extensiónpromedio de 10 leguas cuadradas cada una.

Pocos datos tenemos de estos 16 enfiteutas originales, pues cuando elestado inició el traspaso de las tierras públicas a manos privadas, se dioun recambio absoluto de propietarios. Sólo dos de ellos se convirtieronen propietarios en el mismo partido y cuatro de ellos tenían más de unaenfiteusis en algún otro partido de la Provincia de Buenos Aires, siendoya estancieros. Estas enfiteusis experimentaron, antes de ser puestas ala venta, uno, dos y hasta tres traspasos continuos. Las transferenciasde los derechos de enfiteusis podían implicar, o bien el traspaso de laextensión completa o bien el traspaso de la extensión subdividida.

Los enfiteutas que adquirieron sus derechos por compra sí se convir-tieron en los primeros propietarios de estas tierras. Estos 16 enfiteutasoriginales, que hicieron sus denuncias entre 1827 y 1833, se transfor-maron por ley de 1836 (que establecía la enajenación por venta) y1839 (merced, donación o premio) en 25 nuevos propietarios. En 1864pasaron a ser 35; en 1890, 93; en 1909, 252; en 1923, 309 y en 1928,298. Cotejando estos datos con el número de habitantes para el totaldel partido, vemos que el porcentaje de propietarios para 1864, segúnlos datos del Censo Nacional de 1869, fue de 0,7 % sobre un total de4.870 personas; para 1890, según el Censo Provincial de 1890, fue de0,8 % sobre un total de 10.673 personas; y para 1909, según los datosdel Censo Nacional de 1914, fue de 0,7 % sobre un total de 34.061personas. Prácticamente, no alcanzó, en todos los casos, el 1 %.

8. Un trabajo interesante que toma lo aportado por sociólogos, antropólo-gos e historiadores para el estudio de las redes sociales y clientelares es el deReinhard Liehr. «Redes mercantiles y organización empresarial de un comer-ciante del centro de México. Mercados regionales y atlánticos, 1807-1877». En:América latina en la historia económica. Boletín de fuentes, n.o 9: (1998).

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Los primeros propietarios

De los primeros veinticinco propietarios, hay ocho casos que adqui-rieron en una sola compra o en varias sucesivas, más del promedio delas 10 leguas cuadradas apuntado para el otorgamiento de las enfiteusis.Éstos son los casos de Pedro José Vela (30,7 leguas), Ramón e IgnacioGómez (16,6 leguas), Felipe Arana (14,5 leguas), José Manuel Saave-dra (12 leguas), Pedro Pablo Ponce (12 leguas), Hipólito Piñero (11,8leguas), Lorenzo Antonio de Iriarte (10 leguas) y los hermanos FelipeSantiago, Eusebio y Benito José Miguens (10 leguas).

Si bien no tenemos datos para todos los casos, sabemos que loshermanos Vela y Felipe Arana, dos de los más grandes propietarios delpartido, tuvieron una activa participación política durante el régimende Juan Manuel de Rosas, uno de los hermanos Vela, Felipe, fue juez depaz del Partido del Chapaleofú y Felipe Arana ministro de RelacionesExteriores, pero Benito Miguens y José Ignacio Gómez, no, a pesar deser contrarios a la causa federal y perseguidos políticos, fueron tambiéngrandes propietarios del partido. En el caso de Benito Miguens tuvo queexiliarse y abandonar sus tierras por un tiempo y en el caso de uno delos hermanos Gómez, se salvó de ser un ejecutado político en SantosLugares gracias a su parentesco con la prima hermana de Rosas, PilarLópez Osornio, quien era su cuñada.

Por un lado, quedan claras las relaciones de algunos de estos hom-bres con el poder político central, el gobernador de la Provincia deBuenos Aires, por otro, no quedan demasiado claras, y no es fácil obte-ner la información necesaria y reconstruir los vínculos que relacionarona estos hombres entre sí. Más allá de la adhesión a cualquier causapolítica, creemos que la cercanía de la convivencia, la vecindad, laamistad y la necesidad de resolver problemas de índole laboral y/opolítico-social, fue lo que les hizo compartir determinados espacioscomunes. El hecho de que se relacionaran de diferentes maneras, nolos hizo miembros de un mismo grupo social. Es verdad que tenían encomún el de ser propietarios de enormes patrimonios territoriales, perotambién es verdad que la propiedad de la tierra no actuó solamente deelemento identitario para definir la pertenencia a un grupo. A pesar deser el lucro el objetivo principal de estas «empresas» de carne y cuero,la referencia a una historia familiar y a una concepción de determinadafaçon de vivre es lo que los hace «pertenecer».

Poblar el desierto, transmitir los derechos

Estos grandes patrimonios se mantuvieron intactos hasta la muertede sus fundadores o división de las sociedades familiares. El primer ciclocorresponde al ciclo de la vida para pasar luego a desgajarse en un sin

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número de nuevas propiedades a través de las particiones hereditarias yposteriores ventas.

En el caso de Pedro José Vela, cuando éste falleció en Buenos Aires en1857, su patrimonio fue heredado por su esposa y sus 14 hijos. En 1863se practicó la mensura de sus bienes para proceder a su testamentaría.

Respecto a los hermanos Ramón e Ignacio Gómez, en 1855 éstosdividieron el total de su patrimonio de 16,6 leguas de la siguientemanera: 8,3 leguas (estancia San Ciriaco) correspondieron a RamónGómez, casado con María del Pilar López de Osornio y sus 11 hijosde los cuales sobrevivieron 7, y 8,3 leguas (estancia La Merced) a JoséIgnacio Gómez casado con su sobrina Leonilda Gómez Girado.

Los hermanos Gómez llegaron a formar un patrimonio de 44.000ha. y durante 17 años lo mantuvieron bajo su propiedad. En 1855, loshermanos fundadores decidieron emprender caminos diferentes y divi-dieron el patrimonio en dos. Una de las ramas desapareció rápidamentevendiendo las tierras que le habían correspondido en la división, y laotra transmitió y enajenó por partes, perdurando, de alguna manera,hasta el día de hoy. En este caso se da una continua reconfiguraciónde las heredades debido a las compras y ventas y al casamiento entremiembros de la familia (primos, tíos y sobrinas) al interior del grupo. Alser de los pobladores más antiguos de la región, los hermanos formaronuna extensa red parental y amical que ayudaba en el éxito de los nego-cios. Relaciones parentales, relaciones de amistad y relaciones laboralesentre parientes y amigos se entremezclaban a fin de hacer funcionar lasempresas agrarias.

Respecto al patrimonio de los Arana, éste se mantuvo sin variantesdurante 27 años, de 1838 a 1865, año del fallecimiento de Felipe B.Arana. A su muerte, sus herederos, por consejo de familia, decidieronliquidar extraoficialmente, con intervención de todos los interesados,la testamentaría, no sólo para abreviar los trámites sino también paraallanar cualquier diferencia que pudiera ocurrir, solicitando, después, laaprobación judicial de todo lo ejecutado. Así se procedió a inventariartodos los bienes, a fijar el precio de los inmuebles, hacer tasar el de losmuebles y establecer reglas para la repartición. El patrimonio territorialse dividió entre Pascual Beláustegui, su esposa, y sus hijos.9 Despuésde 7 años de la partición hereditaria, comienzan a darse diversas enaje-naciones a través de ventas y traspasos sucesivos. En la Guía de 1909figuran los herederos de la segunda generación que siguieron conservan-do parte del patrimonio. Éstos aparecen, en su mayoría, domiciliadosen la ciudad de Buenos Aires, y algunos en Europa, por lo tanto, laadministración de sus propiedades estuvo en manos de mayordomos y

9. AGN, legajo 3.548, juicio de sucesión de Felipe B. Arana.

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administradores y la explotación en manos de arrendatarios.10 Pocosmiembros de la familia se afincaron en las tierras, y aquellos que lohicieron tuvieron, incluso, activa participación en la vida política de lacomunidad. Éstos son (la sexta generación) los que lograron conservar,de alguna manera, hasta el día de hoy, fragmentado, parte de lo quefuera originalmente el patrimonio familiar.

En relación al patrimonio de 12 leguas cuadradas adquiridas por JoséManuel Saavedra en 1836, éste se vio incrementado en 6 leguas más,adquiridas el mismo año, sumando un total de 18 leguas cuadradas, queluego fueron vendidas en 1868 y 1870, respectivamente. El propietariopudiente fue Benjamín Zubiaurre.

La extensión de 19.197 ha. adquirida por Pedro Pablo Ponce en 1838se mantuvo bajo su propiedad hasta 1857, año en que se la vendió a lafirma «Vicente Casares é hijos».11

Cuando en 1849 fallece Hipólito Piñero, su patrimonio fue heredadopor su esposa, Josefa Montes de Oca y sus 9 hijos.12 En 1852, éstavendió su herencia de 20.790 ha. a su vecina Pilar Lopez Osornio deGómez. A su vez, los otros herederos, a partir de 1863, comenzarona vender sus partes. Uno sólo de ellos mantuvo la heredad que logróperdurar a través del tiempo.13 Los Piñero son una de las familias demás antiguo asentamiento en estas tierras y, por lo tanto, han estadotambién muy involucrados en la vida política y social de la comunidad.

De la propiedad de 28.890 ha. que el estado le otorgó en 1833a Lorenzo Antonio de Iriarte, al dejar éste caducar sus derechos depropiedad, el estado le confiscó, en 1858, 12.690 ha. y se las entregó enarrendamiento a Norberto Ramírez, quien finalmente las compró. Porotro lado, el estado vendió en 1865 las 16.200 ha. restantes a VicenteSilveyra y Adela Silveyra de Atucha. En 1870, Máximo Silveyra (hijode Vicente Silveyra y en representación de sus hermanas) vendió las16.200 ha. a Benjamín Zubiaurre.14

Por último, en 1860, al fallecer José Benito Miguens, la propiedadde 32.400 ha. quedó para sus hijas Felipa, Casilda, Felisa y MercedesMiguens Lescano. Al tener sus residencias en la ciudad de Buenos Aires,las hermanas Miguens dejaron sus asuntos comerciales al cuidado de unadministrador, Manuel Otero, y dividieron la propiedad en cuadrantesquedándose cada hermana con uno y el resto lo arrendaron y lo vendie-ron.15 Para 1890, habiendo vendido la casi totalidad de los cuadrantes

10. Por razones de espacio no incluimos toda la información aportada porlas Guías de Propietarios (1909, 1923 y 1928), sólo hemos seleccionado algunosdatos.

11. AHPBA-PT, mensuras 19, 83, 105 y 139.12. AGN, legajo 7.404, juicio de sucesión.13. AHPBA-PT, mensuras 9-10-29-30-62-73 y juicio de sucesión.14. AHPBA-PT, mensuras 39 y 48.15. AHPBA-PT, Mensura 59.

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y fallecer Mercedes Miguens, la propiedad quedó para Manuel Otero.Cuando éste fallece en 1919, la propiedad de 3.650 ha. fue heredadapor su esposa e hijos quienes aún figuraban en la Guía de 1928 comopropietarios de estas tierras.

Sobre la enajenación de muchos de estos cuadrantes, por subdivisiónde herencia y compras sucesivas, iniciaron su patrimonio los grandespropietarios de la segunda mitad del siglo XIX, Ramón Santamarina,16

Benjamín Zubiaurre, Vicente Casares y otros.En este sentido, podemos decir que todas las tierras adquiridas

fueron por compras hechas al Superior Gobierno de la Provincia deBuenos Aires y/o a particulares. Se trata de extensiones que reconocíanun movimiento inmobiliario previo, fruto de subdivisiones de antiguasenfiteusis o de antiguas propiedades. La variedad de situaciones quepresentan las transacciones de tierras es bastante amplia. Estos hombrescompran tierras en un momento en que el estado transfiere tierras dedominio público al privado, pero también en un momento en que esamisma tierra experimenta continuos traspasos entre particulares. Laforma fue por transferencia de derechos de enfiteusis, compra directa,testamentarías o litigios. Estos nuevos patrimonios estuvieron formadospor sucesivas compras de diferentes fracciones o extensiones fruto de lafragmentación de grandes propiedades. A partir de la fragmentaciónlogran una gran concentración de tierras, luego, a la muerte de susfundadores, la fragmentación vuelve a producirse debido a la liquidaciónde los bienes del patrimonio familiar.

En un primer momento la transferencia de las tierras públicas amanos privadas se realizó en el marco de un mercado cerrado. Con unaoferta abundante del factor tierra y una demanda baja debido a la escasapoblación. La prioridad para comprar las tierras públicas la tuvieronlos antiguos enfiteutas o arrendatarios, los estancieros ya propietariosque, queriendo agrandar sus propiedades, adquirían las nuevas tierrasque se iban incorporando con el corrimiento de la frontera y aquellosque habiendo participado de las campañas expedicionarias contra elindio, habían sido agraciados con la propiedad de algunas extensiones.La venta se hacía por subasta pública o en forma privada con fijación deprecio y facilidades de pago. Una parte al contado y el resto en cuotasanuales con hipoteca, o todo al contado con descuento o también seadmitía el pago en reses. Esto permitiría hablar de un virtual monopolioy concentración de la propiedad en unos pocos individuos y gruposfamiliares favorecidos por una coyuntura económica y política. Haciafinales del siglo XIX, el mercado comienza a dinamizarse y a hacersemás abierto. Esta vez las transacciones de venta son, fundamentalmente,

16. AHPBA-PT y juicio de sucesión de Ramón Santamarina, legajo 2.786.Para un conocimiento más acabado de su biografía, consúltese Reguera, Patrónde estancias. . .

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entre particulares. Esto va a contribuir a modificar la estructura de lapropiedad. A través de los censos, lo registros gráficos y las guías ruralesde propietarios de partido es posible observar esta evolución de formaparticular.

La continuidad de la propiedad, el recambio de los propietarios

Numerosos pobladores llegaron a Tandil en distintos momentosen busca de crecimiento económico y ascenso social. En la línea deavanzada de la frontera, las tierras de Tandil (aptas para las actividadesagrícolas y ganaderas), eran un buen atractivo para el asentamiento y laprosperidad. Ya sea agraciados por favores, cargos, lealtades, vínculos oadhesión a causas políticas (el caso de los Vela, los Arana y los Gómez) opor migración interna (provenientes de otros partidos u otras provincias,el caso de los mismos Gómez, cuyo derrotero migratorio puede seguirsea través del nacimiento de todos sus hijos, los Piñero y los Miguens),algunos hombres accedieron a la propiedad de grandes extensionesde tierra acrecentando su poder económico y logrando un importanteprestigio social, lo cual redundará en un afianzamiento de sus posicionesy poder político. En la segunda mitad del siglo XIX aparecerán nuevospropietarios (Benjamín Zubiaurre, Ramón Santamarina, Vicente Casaresy otros) que, beneficiados por las continuas particiones de herenciay ventas sucesivas, formarán nuevos y grandes patrimonios. Para laprimera mitad del siglo XX, veremos un nuevo recambio y el surgimientode otra clase de propietarios (Agustín García, Jerónimo Rocca y otros).

De lo presentado para el caso Tandil, podemos decir, en primer lugar,que los primeros enfiteutas adquirieron sus derechos con una finalidadnetamente especulativa o comercial, pues ninguno de ellos, salvo dos,accedieron a la propiedad de la tierra. En segundo lugar, los enfiteutasque se convirtieron en los primeros propietarios de estas tierras tuvieronuna intencionalidad productiva además de la rentística. Tanto el caso delos Vela, como los Arana, los Gómez o los Piñero, explotaron sus tierrasa través tanto de la gestión directa como de la indirecta (los datos dela Guía de 1909 son lo suficientemente ricos como para brindar unaaproximación tanto al estado de la propiedad, como de la explotacióneconómica de la tierra y la diferenciación social). Estos propietarios,y quizás hablando de un grupo de los propietarios, experimentaronuna gran fluidez en su composición y recomposición debido al tiempocomprendido por los ciclos de vida, los movimientos migratorios y eldesarrollo de las unidades de producción. El derecho de acceso tuvodiversos orígenes: el comercio, la política, el trabajo, el capital, lapertenencia.

Cuando un Benjamín Zubiaurre, un Vicente Casares o un RamónSantamarina, llegaron a estas tierras a mediados del siglo XIX, las mis-mas ya estaban apropiadas y distribuidas, sin embargo esto no impidió

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que pudieran formar importantes patrimonios no sólo en el partido yla región, sino a nivel país. Ahora bien, ¿cuál fue la dinámica para laformación de semejantes patrimonios? Al momento en que formabansus patrimonios territoriales, el mercado de tierras se encontraba enuna etapa oferente brindando buenas oportunidades. La diversificaciónpermitía minimizar los riesgos de producción y maximizar la capacidadde operatividad económica. Para lograr esta capacidad era indispensa-ble conocer el funcionamiento de la actividad agropecuaria y estar bieninformado sobre los mecanismos del mercado.

Como los casos presentan orígenes y trayectorias diferentes perointereses y objetivos semejantes, es posible preguntarse si estos hombresconformaron un mismo estrato social que tendió a mantener la cohesióninterna del grupo a través de determinadas participaciones sociales ypertenencias políticas. La hipótesis es ver que la inversión de capitalesque estos propietarios hicieron para dejarles a sus hijos una sólidafortuna y una férrea posición, redundó en la reproducción de un modeloocupacional y social que ellos habían logrado. ¿Pero qué significa esto?Al mismo tiempo que compraban estancias y diversificaban inversiones,formaban sus familias. Y los hijos – los que continuaron y conservaronparte del patrimonio – tendrán una participación activa en los negociosfamiliares.

En este sentido, también es importante remarcar el intrincado jue-go de alianzas familiares, que a través de los vínculos matrimoniales,llegaron a formar verdaderas parentelas. En algunos casos, el entrecru-zamiento fue bastante endógeno, con casamientos entre primos, tíosy sobrinas; en otros casos, se casarán con miembros de tradicionales yacaudaladas familias porteñas, formando una gran red socioparental,que facilitará la conservación y la expansión de los logros económicos yel afianzamiento y la cohesión del grupo social.

La tierra vinculó, separó y hasta enfrentó a miembros de un apa-rente mismo grupo social. Los fundadores de los grandes patrimonios(Pedro José Vela, Felipe Arana, los hermanos Gómez, los hermanosMiguens, Hipólito Piñero, Benjamín Zubiaurre, Ramón Santamarina,Vicente Casares), lo pudieron hacer en un momento dado y no en otro:,el momento en que el estado cedía la posesión de un bien generadorde la riqueza. La fragmentación de estos patrimonios, se produjo alfinalizar el ciclo de vida de sus fundadores, naciendo, por particioneshereditarias, nuevos patrimonios, de menor cuantía, que experimen-tarán derroteros diferentes. Algunos podrán conservar sus heredadescasi intactas (el caso Piñero), otros se desprenderán por venta de susheredades (el caso de muchos miembros Vela, Arana o Gómez), otrosconsolidarán su legado incrementándolo (el caso de algunos miembrosde la familia Santamarina) y las terceras y cuartas generaciones intenta-rán encontrar en sus propios tiempos el momento posible para, a través

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de las sociedades o los condominios familiares, superar el fantasma dela desaparición.

La riqueza fundiaria deviene, en un modelo de sociedad dada, elfactor que confería una dimensión social determinada y definía lasrelaciones de poder entre los hombres. El juego de variables entre ladisponibilidad espacial y el aumento demográfico, es muy importantepara entender el proceso de acumulación y subdivisión de la tierra enrelación a la finalidad económica y valorización social, ya que estosobjetivos convergen hacia el valor supremo del «tener». Pero si bienes cierto que la propiedad define toda una categorización social, lainversión de capital y el proceso de trabajo que requiere la tierra paraentrar en producción, generan ellos mismos también una gran variedadde diferenciaciones sociales.

Las relaciones sociales se entrelazan en un proceso continuo deacumulación y circulación de la propiedad y la posesión de un espacio.Son ellas las que permiten comprender la dinámica e idiosincrasia de unmodelo social. Pero, ¿cuáles son los fundamentos legales que protegenesta apropiación privada del suelo y la eventual cesión de su uso? Parareflexionar sobre estas cuestiones es necesario ubicarnos en el planodel estudio concreto de algunos casos para la definición de áreas yproblemas de investigación que contribuya al mayor conocimiento denuestra historia, alcances y tendencias, pautas de comportamiento ymentalidad de sus actores sociales e implicancias políticas.

Algunos de estos inmigrantes llegaron a ser importantes propietariosen la segunda mitad del siglo XIX y convivieron con los descendientes deaquellos viejos propietarios de principios del siglo XIX. Así, por ejemplo,en la Guía de 1928 aún encontramos descendientes de Pedro José Vela,que de las 82.890 ha. originales, aun conservaban 16.199 ha.; de loshermanos José Ignacio y Ramón Gómez que de las 44.820 ha., susdescendientes aún tenían 18.025 ha.; Felipe Arana, que de las 39.150ha. les quedaban 21.904 ha.; Hipólito Piñero, que de las 31.860 ha.sólo le quedaban 3.150 ha.

Entre 1850 y 1870, nacieron – de la enajenación de otras propieda-des, por partición de herencia o venta de fracciones – nuevos propieta-rios como Benjamín Zubiaurre (propietario en el partido de Tandil de64.800 ha.), Vicente Casares (29.997 ha.), Ramón Santamarina (24.288ha.), entre otros. Cada uno de estos grupos familiares también conti-nuaron poseyendo tierras en 1928 y, algunos, hasta acrecentaron suspatrimonios.

Pero una cosa son los propietarios individuales y otra cosa los gru-pos familiares. La familia es posible enfocarla desde el punto de vistade su dimensión y composición estructural, como del problema de lareproducción familiar, las prácticas sucesorales y la transmisión del pa-trimonio. De los primeros propietarios originarios, nacieron importantesgrupos familiares de cuyo seno van a desprenderse nuevos e importan-

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tes propietarios individuales. Además, es necesario tener en cuenta losorígenes sociales de los propietarios y la procedencia de la acumulacióndel capital, por ello, el análisis pormenorizado de un reducido grupo defamilias nos puede permitir diferenciar los diversos casos de formaciónde patrimonios y si es posible, pensar en un modelo de comportamientodeterminado.

Del listado de los primeros propietarios de tierras de Tandil, vimos,por ejemplo, que Pedro José Vela fue el propietario más importante,dueño de 50.490 ha., de él nace un grupo familiar extenso que conser-vará y/o enajenará el patrimonio familiar, emergiendo, de dicho grupofamiliar, algunos de sus miembros como importantes propietarios, porejemplo, su hija Inés Vela de Troncoso figura en la Guía de 1928 comouna de las mayores propietarias, dueña de una extensión de 10.799 ha.

En la Guía de 1928 ya no encontramos propietarios de más de 10leguas de campo como los primeros propietarios. Un siglo después losmayores propietarios apenas sobrepasaban las 10.000 ha. Según laGuía de 1928 los propietarios de más de 10.000 ha. fueron AntoniaIraola de Pereyra (18.254 ha.), Agustín García (15.345 ha.), MercedesCastellanos de Anchorena (14.153 ha.), Gerónimo Rocca (14.122 ha.),Enrique Larreta (12.171 ha.) y Sara Wilkinson de Santamarina (11.553ha.). Estos nombres merecen algunas aclaraciones. En primer lugar esnecesario diferenciar aquellos propietarios que son dueños de más de10.000 ha. concentradas en una sola extensión – como Sara Wilkinson –que diseminadas en varias extensiones – como Agustín García que tuvodistribuidas sus 15.345 ha. en 7 lotes de cuatro cuarteles diferentes – ;en segundo lugar, de los seis casos apuntados, la mitad corresponde amujeres, mujeres que son herederas de viejos y grandes patrimonios.

Consideración final: la pertenencia

Para pertenecer a un grupo social es necesario definir qué es lo queidentifica la pertenencia a ese grupo. ¿En el caso de los propietarios, essólo la propiedad de la tierra la que definió esa identidad? Tulio HalperínDonghi,17 dice que a partir de la década de 1830, se creó un grupo depropietarios más numeroso y dueño de extensiones más grandes que losde la época de la colonia. Esos propietarios pertenecían a familias quehabían sido ya terratenientes antes de la revolución de independencia(1810). Los más de ellos habían surgido de las filas de la elite política-económica de la ciudad de Buenos Aires, que también incluía a losextranjeros que dominaban el comercio de importación y exportación.Es evidente que este grupo construye su identidad alrededor de lapropiedad patrimonial de la tierra. Del proceso de acumulación decapital y transferencia del capital comercial a la inversión en tierras.

17. Halperín Donghi, «Clase terrateniente y poder. . . », p. 92.

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Si volvemos a repasar los datos de los grandes propietarios de unpartido del interior de la Provincia de Buenos Aires, en uno de loscorazones más fértiles de la región pampeana, veremos que si bienacceden a la propiedad de la tierra a partir de diferentes formas, no se«estacionan» (de estancia) en ellas, sino que fijan su residencia en elcentro capital del intercambio económico, la ciudad de Buenos Aires,manteniendo sus propiedades bajo explotación productiva permanentecon residencia temporal. Propiedad y explotación tienen significadosdiferentes. En la Argentina del siglo XIX, la propiedad significa – asemejanza del gran domaine francés – un modelo de organización social,implicando poder económico y prestigio social. La suba de preciosde los productos agrícolas y ganaderos en el mercado internacional hasostenido el predominio de la estancia como metrónomo de las unidadesde producción cumpliendo, además de una función económica, unafunción de representación social. El enriquecimiento económico queimplica la inversión en tierras y la percepción de renta, permite adoptarun modo de vida que asegura un alto reconocimiento social.

La empresa familiar, con su base en la red de parentesco y/o amical,en sociedades en proceso de cambio y con instituciones aún débiles– como la sociedad de frontera de Tandil en el siglo XIX – , fue capaz degenerar la confianza y la eficacia necesaria para reducir los costos detransacción. Esto ha permitido mantener y aun expandir muchas deesas empresas. Han sido empresas exitosas, y algunas han servido parasostener a sus parentelas, ya sea por herencia material o inmaterial,hasta el día de hoy. Pero este éxito ¿se ha debido sólo a factoreseconómicos (red de relaciones comerciales que ha permitido adquirir,intercambiar, contratar, organizar y administrar recursos)? O ¿a otraclase de factores, sean éstos sociales, políticos, ideológicos o culturales?

Varios de los casos que presentamos, individuos con historias y es-trategias (personales y familiares) diferentes, son un claro ejemplo deascenso social. La jerarquía de las grandes familias del período indepen-diente no es la misma que la de la época colonial. Algunas declinarony otras nuevas surgieron, mezclándose, o no, con viejas familias tradi-cionales acumulando ellas también riqueza, prestigio y poder. ¿Cuál esel significado social de la propiedad de la tierra? En primer lugar, esnecesario diferenciar, como lo encontramos en la historiografía europea,entre propiedad, explotación y dominio. Este último, en especial, hacereferencia a una historia familiar, una posición social, un estado depoder económico, una identidad, una façon de vivre. Se unen por lapertenencia familiar-social. La antigüedad y honorabilidad de la familiason tan importantes como el número de hectáreas que se posee al mo-mento de definir la posición social de un individuo. La propiedad de latierra aparece como un poder sólido y durable.

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¿Como manifiestan socialmente su riqueza y poder18? ¿Cuáles sonsus comportamientos y sus prácticas? Genealogía social y configuracio-nes vinculares. La utilización de relacionales interpersonales permitedefinir a estos grupos sociales en cuanto agrupaciones de intereses ysolidaridades. Al margen de las corporaciones, los individuos estabanatados los unos a los otros por relaciones basadas en el parentesco, laamistad o el interés común y a raíz de estas relaciones tomaban susdecisiones, formaban sus identidades y forjaban su lugar dentro de lasestructuras sociales.

Si bien los casos que hemos presentado nos permiten ver la espe-cificidad de un espacio y de ciertos comportamientos individuales yfamiliares, lejos está de nuestra intención considerarlos representativosde la región pampeana, aunque sí creemos que pueden servir para pen-sar y comparar con otros estudios de caso que nos ayude a caracterizary definir a los sujetos sociales (como clases, burguesías, elites, oligar-quías o simplemente grupos, familias, individuos). No quedarnos enlos estudios de caso o en las historias regionales, sino llegar a elaborarsíntesis globales.

La lectura diferencial de las fuentes nos lleva hacia una realidadplural y hacia un modelo cultural de sociedad que implica la transmisiónde un sistema de valores. ¿Son los propietarios parte de una elite, de unaaristocracia, o simplemente un grupo social dentro del conjunto mayorde la sociedad? Esta claro que no son un grupo homogéneo y que formanparte de una sociedad estratificada, diversificada y jerarquizada dondeel individuo define su pertenencia como resultado de una construcción,una inversión material e inmaterial.

18. Entre algunos de los indicadores habría que tener en cuenta: las casas(ubicación, estilo, mobiliario), las bibliotecas, la concurrencia a determinadasescuelas y universidades, clubes, asociaciones e iglesias.

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Introducción

Si como afirma Noemí Girbal, «la jerarquía científica de la historiase relaciona con su función social, toda vez que ella se vincula estrecha-mente con el fundamento de la identidad nacional, del espíritu críticoy de la ciudadanía. . . »,1 la dilucidación histórica de los procesos de«construcción social de identidades colectivas» es entonces una de lasmás importantes tareas inherentes al trabajo historiográfico. Al conside-rar dicho proceso para el agro argentino, advertimos que comprendemúltiples expresiones. Una de las maneras en que se manifiesta es en lacimentación de representaciones que de los diversos actores sociales sevan elaborando a través del tiempo.

En ese contexto más amplio nos interesa analizar las imágenes yrepresentaciones de la niñez en relación con los temas del agro durantela década de 1930, hasta los albores del peronismo. Se trata de ungrupo social poco estudiado en sí mismo por la historiografía de nuestropaís, aunque se destacan últimamente trabajos relacionados con la niñezurbana, historia de la educación o trabajo infantil.2

1. Noemí Girbal-Blacha. Mitos, paradojas y realidades en la Argentina peronis-ta (1946-1955). Una interpretación histórica de sus decisiones político-económicas.Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2005, p. 23.

2. Algunos ejemplos son: Sandra Carli. Niñez, pedagogía y política. Trans-formaciones de los discursos acerca de la infancia en la historia de la educaciónargentina entre 1880 y 1955. Buenos Aires: Miño y Dávila, 2002; Juan ManuelCerdá. «El trabajo infantil en la agricultura de Mendoza. Un ejercicio compa-rativo». En: Trabajo agrícola. Experiencias y resignificación de las identidadesen el campo argentino. Ed. por Juan Manuel Cerdá y Talía Violeta Gutiérrez.Buenos Aires: Ciccus, 2009, pp. 159-180; Donna Guy. «Mujer, familia y niñez:las imágenes de lo oculto». En: Buenos Aires 1910. El imaginario para una capi-

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Asimismo se ha avanzado en la utilización de diversos tipos defuentes o en nuevos acercamientos a fuentes tradicionales. Uno de losaspectos transitados es el uso de la imagen como documento históricopara enriquecer las interpretaciones, aunque compartiendo los mismosdilemas, ya que

«el testimonio de las imágenes, como el de los textos, planteaproblemas de contexto, de función, de retórica, de calidaddel recuerdo. . . ».3

En esa línea de investigación, el objeto de este artículo es acercarnosa las representaciones de la niñez difundidas a través de publicacionesagrarias, enfocándonos en la imagen gráfica y fotográfica, en una eta-pa caracterizada por un relanzamiento de las propuestas ruralistas ycuando recrudecían las preocupaciones por la emigración rural-urbana.El gran interés por el tema se evidencia en el surgimiento de nuevasrevistas agrarias, convocatoria de congresos, propuestas educativas y decontención social, que tenían como uno de los protagonistas al sectorinfanto-juvenil y recorre toda la etapa a analizar. Para la presente inves-tigación hemos recurrido en particular a una serie periódica producidapor el Ministerio de Agricultura de la Nación, pero también a otraspublicaciones particulares, en las que la imagen ocupaba un espacioimportante en la propuesta editorial.

Obviamente la mirada de la fotografía no es nunca inocente, es decir,es necesario remitirse a estudiar el objetivo que con la imagen persiguesu autor,4 lo cual es particularmente cierto en el caso de las que se eligeintroducir en una publicación periódica con determinados fines. Sinembargo, la imagen fotográfica – aún la mediatizada por los editores –al brindarnos «una posibilidad de rescate de la memoria visual delhombre y de su entorno sociocultural», también nos permite tratarlacomo «“instrumento” de investigación, prestándose al descubrimiento,el análisis y la interpretación de la vida histórica».5 Algo que es válidoasimismo en relación a la niñez rural o vinculada con aspectos del agro.

Pensamos que la representación de estos actores sociales está teñidade contrastes, que son asimismo los que impregnan las visiones sobre

tal. Ed. por Margarita Gutman y Thomas Reese. Buenos Aires: EUDEBA, 1999;Donna Guy. “The State, the Family. And Marginal Children in Latin America”.En: Minor Omissions. Children in Latin American History and Society. Ed. porTobias Hecht. The University of Wisconsin Press, 2002; desde una perspectivaactual y no histórica: Susana Aparicio. «El trabajo infantil en el agro». En: Eltrabajo infantil en la Argentina. Análisis y desafíos para la política pública. BuenosAires: OIT-Ministerio de Trabajo, 2007.

3. Peter Burke. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico.Barcelona: Crítica, 2005, Introducción y p. 18.

4. Ibíd., p. 22.5. Boris Kossoy. Fotografía e historia. Buenos Aires: Biblioteca de la mirada,

2001, p. 45.

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el agro argentino, y que no se restringe a la época analizada: a unaimagen idealizada de la vida rural, se enfrenta la que revela las diversasproblemáticas de la población y la explotación agraria, como la deltrabajo infanto-juvenil, aún soterradas bajo otras interpretaciones. Ala vez las representaciones de la tarea diaria – que supuestamentemostraban la vida real en el campo – se codeaban en las publicacionescon las de niños fotogénicos, en gran parte de ámbitos urbanos, queilustraban diversos aspectos de la promoción de determinados consumos,productos o actos oficiales.

Imagen rural y representación: las fuentes

El recurso al uso de la imagen no ha sido demasiado transitado porla historia agraria debido a la dispersión de las fuentes, en particular sise trata de colecciones de fotografías. Sin embargo un abordaje posiblees a través de las imágenes reproducidas en las revistas especializadas,una iconografía sobre el medio rural que nos muestra no sólo paisajes,producciones y maquinarias, sino también situaciones sociales y labora-les. Reflejan asimismo diversas aristas de la política agropecuaria y lamanera en que el Estado difunde y publicita su accionar y contribuye aformar o consolidar identidades colectivas. Una situación reforzada eneste caso, por ser imágenes reproducidas tantas veces como se imprimela publicación, en relación a su tirada. Esta característica nos permiteparticulares acercamientos a nuestro objeto de estudio, los niños, sinperder de vista su condición de fuente indirecta, dado que la elecciónde las imágenes implica la subjetividad del editor en su decisión de quéfotografiar y de qué publicar, antes de nuestra propia selección comohistoriadores.

La principal fuente que utilizamos en este estudio es la revista MAN.Al servicio de la riqueza argentina6 publicada por el Ministerio de Agri-cultura de la Nación desde abril de 1936 hasta aproximadamente 1951,de periodicidad mensual al comienzo, luego aproximadamente trimes-tral. Contaba con gran profusión de fotos y un texto relativamenteescaso, cuyo resumen se presentaba traducido a varios idiomas (inglés,francés, italiano). Era de distribución gratuita en el ámbito nacional einternacional y autorizaba y alentaba la libre reproducción del material,oportunidad que otras publicaciones (no sólo las oficiales) aprovecha-ban. Su contenido puede considerarse una buena síntesis de lo que erala política agropecuaria y las estrategias de propaganda y difusión enlas décadas de 1930 y cuarenta.

Para confrontar esa fuente revisamos la tradicional revista La Chacra,surgida en 1930, de la editorial Atlántida, creada por Constancio C.Vigil (1918), cuya continuidad de edición nos proporciona los datos

6. En adelante se citará: MAN.

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necesarios. La revista Suelo Argentino, publicada por los Talleres GráficosRosso, (creados en 1893) para el período 1942-1944 (se inició en 1942,desconocemos cuando dejó de circular), nos permite obtener datossobre diversas visiones infantiles en relación al agro.7

Si consideramos que la imagen conforma un mensaje visual inte-grado por diferentes tipos de signos, un lenguaje o «herramienta deexpresión y de comunicación», es necesario consignar para quién fueproducido, y la «función» del mismo.8 En el caso estudiado era dirigidoen primer lugar, a quienes se relacionaban con el proceso productivo(no sólo agrario, ya que la revista MAN incluía la industria nacional),pero también al público en general interesado en la cuestión, o al que sepretendía llegar con el mensaje de promoción del consumo de diversasproducciones nacionales.

Conviene recordar que entre los recursos estratégicos a los queacudieron empresas y Estado de los años treinta para enfrentar la crisisy difundir la política intervencionista en la actividad económica y social,debemos mencionar el uso de técnicas publicitarias para promover elconsumo de productos nacionales. El propio Estado «hizo uso de ellascon fines económicos, políticos e ideológicos» utilizando especialmentelas técnicas de origen estadounidense.9 La imagen infantil, así como lade la mujer, ocupaban un espacio importante en esos mensajes, e inclusoeran presencia obligada en relación a algunas temáticas específicas. Alser introducidas en el soporte de una revista conllevan por supuesto laparticularidad de subordinarse a los fines editoriales de la misma.

La consideración de la infancia y la visión ruralista

En una década signada por la crisis económica y la restauraciónconservadora, la urbanización creciente, favorecida por la expulsiónde mano de obra en el medio rural y la atracción de la misma a lasciudades por la industrialización sustitutiva, avalaba la preocupaciónde los sectores dirigentes por el desequilibrio poblacional y el conflictosocial latente. Se multiplicaba entonces la alarma por la crisis económica

7. Talía Violeta Gutiérrez. «Revista La Chacra, industria editorial, agro yrepresentación, 1930-1955». En: Sujetos, política y representaciones del mundorural. Argentina, 1930-1975. Ed. por Silvia Lázzaro y Guido Galafassi. Siglo XXI,2005, pp. 19-61. Suelo Argentino era asimismo parte de un proyecto editorialmás amplio, y, así como la revista de Atlántida era complementada con los librosde la «Biblioteca La Chacra», también los Rosso publicaban textos sobre temasrurales en su editorial «El campo».

8. Martine Joly. Introducción al análisis de la imagen. Buenos Aires: LaMarca editora, 2009, pp. 62-64.

9. Noemí Girbal-Blacha y María Silvia Ospital. «“Vivir con lo nuestro”.Publicidad y política en la Argentina de los años 1930». En: European Review ofLatin American and Caribbean Studies, n.o 78: (abr. de 2005), p. 50.

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que hacía llegar «el eco clamoroso de la campiña» a las ciudades.10 La«prédica ruralista», que ya tenía tradición en nuestro país, a cargo deagrónomos, docentes y también de diversos representantes de la elitedirigente, fue intensificada. Centraban sus argumentos en los jóvenesy en la mujer, para, a través de ellos, referir a la familia y lograr suasentamiento en la zona rural.

Cuando el Museo Social Argentino y su «Comisión de la infancia»organizaron en 1931 una encuesta sobre ese tema, una de sus preocupa-ciones era «¿qué debe hacerse con los menores para alejarlos del granfoco pernicioso para ellos, cual es la ciudad?». El proporcionar a losniños la ocasión de aprender labores de huerta, de granja y arboricul-tura era parte de la respuesta, que tendía a alejar a la infancia «de laempleomanía que esclaviza» y a encariñarla con la tierra, considerandoque difundir esas labores era «predicar la paz sin discursos, es engran-decer la familia y enriquecer la nación».11 Tanto MAN como las revistasagrarias privadas se hacían eco de una interpretación semejante.

En los años treinta cumplió asimismo un papel fundamental el na-cionalismo educativo, por el cual «el niño dejó de ser pensado comosujeto atado exclusivamente a la autoridad familiar o escolar, para serubicado en una relación directa con la patria y la nación. . . ». Los niñospasaron a ser considerados en tanto «generación infantil» que debíaintervenir en el destino de la nación.12 En las situaciones que analizamosesta interpretación se pone en evidencia de una manera indirecta en surelación con lo agrario, en particular al contribuir a la difusión de lasacciones del Ministerio de Agricultura.

El «representar» a un actor social implica la construcción de «iden-tidades sociales en una relación forjada entre las representaciones im-puestas por aquellos que poseen el poder de clasificar y designar, y ladefinición sumisa o resistente que cada comunidad o grupo producede sí misma. . . ». Es complementario del proceso de construcción designificados, siempre cambiantes, en relación a las culturas y momentoshistóricos.13 En la construcción de las identidades y significados sobre

10. Boletín del Museo Social Argentino, enero-febrero, 1934; p. 45.11. Boletín del Museo Social Argentino, n.º 109-111, julio-setiembre, 1931;

«La encuesta de la Comisión de la infancia»; p. 305.12. Carli, Niñez, pedagogía y política. . . pp. 228-229.13. Mirta Zaida Lobato. Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-

1960). Buenos Aires: Edhasa, 2007, p. 284; por otro lado, el adulto está implica-do también en el concepto de infancia pues fue niño alguna vez, frecuentementetiene niños, por lo que es difícil separarse de ese hecho. Dicho concepto esconstruido, pero la construcción social del mismo es algo que necesita estu-diarse. Catherine O’Brien. “Ubiquitous in physical, mental, legal, economic,sexual, domestic, philanthropic, and moral spheres, the testimony of childrenin history is inextricably intertwined with the world of adults. The nature ofchildhood troug History Revealed in Artworks?” En: Childhood, n.o 10: (2009).URL: http://chd.sagepub.com (visitado 27-04-2009), pp. 362-378.

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los niños en relación con lo rural, la dificultad radica en que pocas vecesaparecían en cuanto tales, sino en situaciones en las que se diluía supropia identidad, al mostrar las labores del agro o promocionar susproductos.

La imagen infantil en las revistas agrarias

En el caso que nos interesa, las imágenes infantiles pueden respondera distintas finalidades y características:

Niños presentando diversas producciones agrícolas o de animales.Niños trabajando: con sus familias o solos.Niños o jóvenes en tanto escolares.Niños en situaciones variadas, no necesariamente relacionadascon la producción, pero sí con lo rural, a veces identificado con lotradicional.14

En la revista MAN, evidencia del modelo intervencionista vigente,los niños eran protagonistas al promocionar determinadas produccionesy su consumo.

Veamos algunos casos. Con la intención de ratificar la calidad denuestra apicultura y su aceptación en el exterior, la promoción del con-sumo de miel se hacía a través de la imagen infantil. Los controles decalidad sobre la leche, que entonces propiciaba y difundía el Ministerioencontraban naturalmente su cara más visible a través de sus princi-pales consumidores, los niños («el niño feliz» tomaba un biberón deleche higiénicamente controlada). La revista La Chacra, al retomar elproblema de la producción y comercialización láctea, también acudía ala imagen infantil, en una mezcla de higienismo y reclamo por preciosremunerativos para el tambero.15

Cabe destacar que gran parte de las imágenes eran montajes fotográ-ficos, donde las fotos de los niños se destacaban sobre diversos fondos,ya sea del mismo objeto promocionado o del trabajo en establecimientosproductivos. Construidas mediante la selección consciente, se ha busca-do «dejar un testimonio» de determinada organización productiva.16

En una etapa de fuerte impulso a la producción frutícola, los niñosconsumiendo entusiasmados las frutas, eran imágenes corrientes en muy

14. Asimismo las situaciones en que aparecen nos muestran otras informa-ciones, como el tipo de población de que se trataba, las actividades, vestimentas,vivienda.

15. MAN, febrero de 1938 sin paginar, (miel). Ibíd, diciembre de 1938(leche). La Chacra, enero de 1945; pp. 20-21.

16. María Angélica Diez. «Los testimonios fotográficos en la historia: de laimagen al contenido, del contenido al concepto». En: Historia de la fotografía.Memoria del 6º Congreso de Historia de la fotografía en la Argentina. Salta,1999, p. 124.

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Figura 4 – «La Argentina produce exquisitas manzanas de las más finas varieda-des». Fuente: MAN, abril, 1938.

diversas situaciones, ya sea en el campo junto a la planta respectiva o enotros momentos. Qué mejor propaganda para las «exquisitas manzanasde las más finas variedades» que un rechoncho niñito probándola enbrazos de su mamá.

Frecuentemente la escena se presentaba en el contexto del hogar,entonces podemos asumir que se trataba del ideal a difundir: por lavestimenta, el arreglo, la vajilla, presumiblemente eran hogares urbanosde nivel medio, lo cual nos da la pauta de que el mensaje iba dirigidotambién a estos sectores.

La misma temática se repetía frecuentemente en La Chacra, ennotas en las cuales por los primeros planos y las características de lastomas favorecían la promoción del producto, o simplemente ilustraban

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mejor las explicaciones con consejos prácticos para el cultivador.17 Cabepreguntarnos si en este caso eran realmente modelos contratados o unaselección de fotografías más espontáneas.

Los encuadres y los marcos eran diversos, aun dentro de una mismapublicación, y variaban según se tratara de notas dirigidas a difundirdeterminados consumos o simplemente fotografías de distintos momen-tos del proceso productivo. Sucesivas producciones de distintas partesdel país eran objeto de promoción, tales las sillas y esterillados del Tigreo las plumas y huevos de ñandú, en el sur de Buenos Aires. Los niñosindudablemente no participaban de esta actividad, pero eran mostradosjunto al «charito» (cría del ñandú) o los huevos del animal.18

Precisamente el niño y el animal era otra de las temáticas que atraíana los ilustradores de las publicaciones, en las notas dedicadas a resaltarlas bondades de una u otra raza (de perros, porcinos, caballos. . . ),tanto en la publicación oficial como en La Chacra y Suelo Argentino. Si,como solía suceder, mostraban animales en exposiciones, los niños sóloocupaban un segundo plano, con una función tan decorativa que casi seinvisibilizaba.19

La representación del trabajo infantil rural es una de las cuestionesmás interesantes de revisar a través de la imagen reproducida en laspublicaciones dedicadas al agro. Sin embargo el problema es complejo,ya que no siempre el trabajo de los niños era (y es) tomado comotal, sino como parte «natural» de su vida de socialización. Es difícilvisualizarlo y conceptualizarlo ya que se confunde con los procesos detrabajo familiar en diversos momentos de la producción-reproducción.20

Aún hoy las actividades del grupo de parentesco están organizadas «enfunción de la edad y del género. Desde pequeños, los niños “colaboran”

17. La Chacra, mayo, 1934, imágenes de niños dibujados, ilustrando lasección floricultura. Ibíd, junio de 1934, producción de tomate: adulto con unaniña que muestra la plantación, p. 42. Ibíd, octubre de 1942, «recolección decerezas».

18. MAN, mayo-junio de 1940. Suelo Argentino, agosto, año I, 1942, tapa ynota sobre caza de ñandú, tomando gran parte de la información de la publicadaen MAN en el 40.

19. La Chacra, enero de 1937. Otros por ejemplo en La Chacra, junio, octu-bre y noviembre 1942. El «mensaje lingüístico es determinante en la interpreta-ción de una “imagen”», ya que esta posee muchos significados, es polisémicas, yes el texto el que nos orienta en un sentido o en otro. Joly, Introducción al. . .p. 118. Suelo Argentino, marzo de 1944 en nota sobre avicultura.

20. Aún en 1964 desde una publicación de la FAA se afirmaba en tono com-placiente: «El boyerito argentino, un tema de ternura y solidaridad, el pequeño“che” va aprendiendo desde bien temprano sus futuras responsabilidades” (piede foto de una nota sobre familia y cooperativismo).Agro Nuestro, enero, 1964;p. 19.»

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Figura 5 – «Uva para vinificar», balance de la producción de uva en el país.Fuente: MAN, mar-abril, 1941.

en las actividades reproductivas sin diferenciarlas de las destinadas a laproducción. . . y se van “socializando” en el mundo de los adultos».21

Sin dejar de lado estas prevenciones, podemos hacer algunas ob-servaciones para el período en estudio sobre las circunstancias quehan quedado plasmadas en las publicaciones y que refieren a niños ensituaciones laborales diversas.

Un muchachito portando un canasto cargado de frutas en una notasobre «los frutos del Tigre» puede dejar la duda si estaba trabajando ensu acarreo o simplemente se lo utilizaba para mostrar las bondades deesa producción, pero había otras imágenes en las que sin duda niños,incluso muy pequeños, colaboraban en las labores.22 Muchas veceslas fotografías se presentaban sin explicaciones, es decir sin incluir unmensaje escrito aclaratorio, y si éste existía no aludía a quien estabamostrando el producto, sino al producto en sí mismo. El trabajo conla fruta, cosecha y acarreo, era uno de los que más utilizaba mano deobra familiar e infanto-juvenil, lo mismo que la vid.23 En consecuencia,las imágenes que se presentaban eran frecuentes en relación a esasproducciones – es una constante el fomento de la fruticultura en estaetapa – y los niños eran actores importantes.

21. Aparicio, «El trabajo infantil. . . », p. 211.22. MAN, enero de 1938; portada y primeras páginas.23. Cerdá, «El trabajo infantil en la agricultura. . . »

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Cuando Susana Torrado analiza el trabajo infantil, destaca dos as-pectos, el «“trabajo interno”, es decir aquel que se desarrollaba en untaller, fábrica, comercio establecido o casa de familia» y «el “trabajo ex-terno”. . . , aquel que se realizaba en la calle o lugares públicos».24 Ahorabien, ¿en qué categoría se ubica el trabajo rural? Podemos pensar queparticipa de ambas aunque más cerca de un trabajo interno, ya que no serealiza en lugares públicos, sino específicamente en un establecimientoproductivo. No quedan dudas de que se mostraba el trabajo infantil enlas revistas, en escenas más o menos preparadas, que reflejaban de to-dos modos una situación existente y aceptada. Niños y niñas aparecíancon vestimentas adecuadas (delantales por ejemplo), participando enel acto de realizar la actividad, generalmente al lado de un adulto. Sinembargo en el mensaje escrito se resaltaba la calidad del producto, cifrasde cultivo y exportación, no quién trabajaba con él. El factor humanose hacía evidente sólo en las imágenes, casi como excusa.25 De todosmodos era una realidad que la estacionalidad de la demanda impulsabala obtención de ingresos durante pocos meses, con el trabajo familiar,especialmente en algunos momentos del proceso productivo. Aún hoyesta característica del trabajo rural «fuerza a las familias a obtener, enesos momentos, el ingreso monetario máximo posible, incorporando aadolescentes – y a veces a niños – en las cosechas».26

En la región pampeana los chacareros utilizaban la mano de obrafamiliar como su principal recurso laboral, muchas veces sin remunera-ción pecuniaria, y, en ocasiones especiales, como las cosechas de maíz,contrataban peones externos, que podían ser familias enteras, aún en losaños treinta. No era por lo tanto rara la presencia infantil en las tareas,tal como afirmaba un juez de menores en 1939, «es una característicapropia de los hogares de la zona rural de nuestra provincia [BuenosAires], que los hijos a edad temprana hagan abandono de sus casas enprocura de trabajo, gozando de la consiguiente libertad en cuanto asus actos se refiere».27 Eran frecuentes los casos en que los padres delas familias más humildes entregaban a sus hijos desde corta edad apropietarios de campos, donde trabajaban haciendo pequeñas changas,

24. Susana Torrado. Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000). Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2003, p. 606.

25. Tanto los niños-niñas cosechando uva y pimiento en Mendoza, o el maníen Córdoba, nos muestran diversas imágenes de niños trabajando en cosechas,si bien no es seguro si siempre se trata de escenas reales o con modelos, loindudable es que no se cuestiona la presencia de niños en esas labores. MAN,marzo-abril, 1941. Ibíd, mayo-junio, 1941. Ibíd, abril-mayo, 1942 (tomate)

26. Aparicio, «El trabajo infantil. . . », p. 209.27. Tribunal de Menores n.º 1, Departamento Judicial de la capital (La

Plata), legajo 16, 25 de Mayo, n.º 10, hurto, 1939. Fundamentación de lasentencia del juez Luis Morzone.

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y supuestamente recibían «trato familiar». Luego, a eso de los 15 años,se empleaban como peones.

A su vez había una diferenciación en la manera en que se valorabala presencia de niños en los distintos espacios. La «calle» en el me-dio urbano, y su influencia negativa en los niños y jóvenes, con susoportunidades de ejercer comportamientos antisociales era un espacionegativo.28 El campo – chacras, quintas o caminos vecinales – no eraconsiderado un ámbito impropio, pero sí lo era el hecho de que losjovencitos frecuentemente pasaran tiempo libre en «el pueblo», dondepodía haber malas compañías. Al contrario que el trabajo en las callesde la ciudad, no se cuestionaba el trabajo rural, y se señalaba comoaptitud especialmente positiva, en especial para los adolescentes, el ser«aptos para trabajos de campo».

El niño en tanto escolar era otra de las imágenes frecuentes en laspublicaciones agrarias, particularmente en la oficial, retratado en lasocasiones más diversas, desde presentar las bellezas de una ciudad amostrar la presencia en exposiciones agrarias. El fotógrafo captaba lascaritas asombradas mirando la cámara o los productos, por ejemplo deuna exposición algodonera, producción específicamente promocionadaen los años treinta. O al mostrar el «tren exposición» del ministerio. Losniños de las escuelas de las poblaciones visitadas eran público infaltableen las exposiciones que «brindan motivos de curiosidad y enseñanza».29

Presentados en formación, con sus guardapolvos blancos, eran re-tratados por los fotógrafos oficiales para atestiguar la acogida de esasiniciativas, aunque es difícil ver qué tan espontánea era. Asimismo, enuna utilización más política, durante actos con presencia del ministrode Agricultura u otras autoridades en diversas localidades.

El niño escolar era interpelado también para la difusión de la huerta,en relación con la intención de afianzar el asentamiento en el campo.«Hay que enseñarle al niño cariño por la heredad paterna, para que seaun continuador de la obra de su padre», rezaba el subtítulo de una notasobre huertas escolares, dirigida a apoyar la enseñanza de nocionesde agricultura en la escuela primaria del interior del país. Se pensabaque no serían útiles los contenidos brindados en la Capital Federal. Laenseñanza adecuada al medio era entonces la cuestión de la hora, másque específicas reflexiones sobre el niño, la preocupación era no difundir

28. Guy, «Mujer, familia y niñez:. . . », pp. 86-87; Carlos Sorá. «Nuevo Fueropara viejos problemas. Los primeros pasos del Tribunal de Menores a través delanálisis de un caso». En: Jornadas sobre la fuente judicial en la construcción de lamemoria. Mar del Plata, 1999.

29. La Chacra, julio de 1937, p. 101, para exposición algodonera. MAN,enero-febrero 1940. Cabe destacar que el origen de los trenes-escuela seremonta a 1909 por iniciativa del agrónomo Hugo Miatello.

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Figura 6 – Congreso agrario en Olavarría con presencia del vicepresidente R.Castillo. Fuente: MAN, noviembre-diciembre, 1941.

conocimientos que – provenientes de las ciudades – tuvieran un «efectodisolvente» en el sentido de incitarlo a abandonar la tierra de labor.30

Diferente era el caso de los jóvenes que encaraban estudios en unaescuela agrícola, donde el objetivo era la preparación para el trabajorural, como función didáctico pedagógica y asimismo social en el sentidode contribuir al asentamiento en el campo, pero en ese caso se tratabade edades entre 15 y 18 o 20 años.31

30. La Chacra, junio de 1937, p. 19. Talía Violeta Gutiérrez. Educación,agro y sociedad. Políticas educativas agrarias en la región pampeana, 1897-1955.Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2007.

31. MAN, agosto de 1938, escuela de vitivinicultura de Mendoza. Ibíd,noviembre 1946. Ibíd, mayo-junio 1948.

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Figura 7 – Orientación agrícola de la enseñanza. Fuente: La Chacra, abril de1939.

La Dirección de Enseñanza Agrícola poseía desde 1939 una publi-cación específica, los Anales, en la cual las informaciones y artículoseran referidos a diversos aspectos de la enseñanza, producciones delas escuelas, normas, etc., pero sin que aparezca alguna reflexión a losalumnos como adolescentes, sus problemáticas o el sentido del trabajojuvenil. Los niños en general no aparecían, (aunque eran frecuentes lasnotas sobre orientación agrícola en la escuela primaria) salvo cuandolas escuelas agrícolas abrían sus puertas haciendo exposiciones a las queconcurrían los escolares de las localidades cercanas. Aquí lo urbano y elcampo se entrelazaban.32

32. Anales de enseñanza agrícola, MAN, 1939 a 1946. MAN, 1946, dedicadoa la enseñanza agrícola.

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La Chacra frecuentemente dedicaba espacio a la educación rural yagrícola, difundiendo notas sobre las escuelas agrícolas nacionales oprovinciales, las iniciativas estatales y privadas al respecto. La escuelaera también destacada como un elemento importante en la políticacolonizadora estatal, por lo que se indicaba – en vísperas de la ley deColonización de 1940 – que la misma debía ser «agrarista», expresiónque se traducía como «politécnica, de industrias rurales, de frontera,pobladora». La acción oficial era apoyada desde la revista La Chacra,para la cual el hijo del agricultor debía concurrir a una escuela de sumedio, que le enseñara a comprenderlo, y no llevarlo a la ciudad dondeese objetivo se frustraría, y se lograría «torcerle su camino».33

Los niños asilados por el Patronato Nacional de Menores, en particu-lar la colonia hogar Ricardo Gutiérrez – trabajando en tareas rurales –eran representados en los Anales de la Sociedad Rural Argentina, noasí en las otras publicaciones. Las referencias no se centraban de todosmodos en los niños sino en las ventajas de la institución, al brindarleseducación y aprendizaje de labores agrícolas.34

La imagen infantil y la cuestión forestal eran dos motivos sugerentespara los editores, e iban unidos, especialmente en las celebracionesdel «día del árbol», pero también en otras manifestaciones de fomentoforestal. En el mencionado día se plantaban simbólicamente árboles conlos niños. «Plantemos un árbol y enseñemos a nuestros hijos a hacerlo»titulaba una nota de La Chacra de 1937. Una acción que en los añostreinta se ligaba a proposiciones de afianzamiento de la nacionalidad«plantando árboles. . . se hace obra de valioso nacionalismo, de loablepatriotismo». Una vez más la imagen infantil era aquí casi una excusa.En ocasiones iba unido a la difusión de la conciencia de protección deesa riqueza, como en MAN.35

Las propagandas o publicidades gráficas por su parte solo excepcio-nalmente mostraban fotos infantiles, una aparición menos frecuente delo que podría llegar a pensarse, en el caso de promocionar productos deuso en el agro (por ejemplo para avicultura). La imagen de la infanciaera propia de las notas insertas en las revistas, aún cuando éstas tuvie-ran un sesgo explícitamente dirigido a promocionar los productos, no loera de la publicidad propiamente dicha, salvo excepciones.36

33. Boletín del Museo Social Argentino, julio-agosto, 1938; pp. 203-205. LaChacra, junio de 1939; p. 90-91.

34. SRA, Anales, 1934; «Una visita a la colonia-hogar Ricardo Gutiérrez».Véase sobre el tema: Talía Violeta Gutiérrez. «Estado, minoridad y delito urbano-rural. Buenos Aires, 1933-1943». En: Cuerpo, biopolítica y control social: AméricaLatina y Europa en los siglos XIX y XX. Ed. por Marisa Miranda y Álvaro GirónSierra. Buenos Aires: Siglo XXI, 2009, SRA, Anales, 1945, vol. LXXIX; p. 250.

35. La Chacra, 1937.MAN, junio de 1943.36. La Chacra, abril 1937, «Cooper la clueca», un niño muy bien vestido

con corbata, para nada rural muestra la gallina. Publicidad de levadura en Suelo

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Reflexiones finales

Es indudable que la utilización de la imagen visual – aún teniendoen cuenta las prevenciones en cuanto a las particularidades de la fuente –agrega importantes posibilidades al estudio de las representaciones y delproceso de construcción de identidades, en este caso en el agro argen-tino. Esto es particularmente cierto en relación a la población infantil,la cual no siempre es visibilizada en otras fuentes. Las revistas agrariasincluían frecuentemente imágenes de niños, aún en espacios a vecesimpensados. Esta circunstancia nos permite reflexionar sobre cómo semostraba la imagen infantil y los diversos momentos y actividades enque los niños participaban.

El análisis realizado evidencia cómo el Estado intervencionista delos años treinta/cuarenta enviaba un mensaje en torno al fomento dedeterminados consumos, haciendo uso de variadas técnicas de promo-ción entre ellas las visuales, y la presencia infantil era una estrategiamás para atraer al lector. A través de imágenes de niños en la huerta,organizando plantación de árboles, acudiendo a exposiciones, se nosrevela asimismo el lugar que se les destinaba como actores sociales.

La imagen visual muestra además las múltiples labores en que in-tervenían los menores. Aunque a veces es difícil deslindar el trabajoproductivo del simplemente dirigido a la subsistencia familiar, en ge-neral se trataba evidentemente del primero. Sin embargo la presenciainfantil, aún visible en las fotografías, aparecía inadvertida casi siem-pre en el texto que las acompañaba, lo cual no disminuye sino queacrecienta el valor de la imagen para documentar esos aspectos. Seconfirma a través de la misma la importancia del trabajo de menores – ysu «naturalización» – en las cosechas de vides, frutícola y hortícola comoel tomate, tanto en las fotografías espontáneas como en las construidas.

Asimismo desde las diversas fuentes gráficas se propiciaba el afianza-miento de la población en el campo, evitando la emigración a la ciudad,un aspecto reforzado por la imagen y el texto.

Una postura nacionalista se evidenciaba en las publicaciones. Ladifusión de diversos aspectos educativos rurales iba en general unida aesta orientación ideológica, más allá de la crónica que mostraba a losniños en diversas actitudes de aprendizaje. Una de sus manifestacionesera la profusión de imágenes de las multitudinarias concentraciones or-ganizadas para conmemorar las fechas patrias, con importante presenciade escolares, particularmente presentes por supuesto en MAN.

En suma, hay mucho por avanzar en esta temática, pero destacala validez y riqueza de la imagen, que complementa las informacionesprovenientes de otras fuentes, relativamente escasas o al menos difíciles

Argentino, varios números, en 1945, en este caso los niños aparecen como partede una familia (es dibujo no fotografía).

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de sacar a la luz por cierto para el estudio de las representacionesidentitarias de la población infantil en relación al agro argentino.

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Procesos de reestructuración en áreasrurales. Transformaciones territoriales

recientes

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La «vuelta» del Estado a las políticas públicasregionales: logros y desafíos en los circuitos deltabaco, la vid y el algodón

Ariel García | Liliana GarcíaFlorencia Lampreabe | Alejandro Rofman

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Introducción

En el presente trabajo abordamos un elemento constitutivo y muchasveces subsumido en los análisis sobre circuitos regionales: el diseño,implementación y captación de beneficios de las políticas públicas. Es-pecíficamente, indagamos en la regulación de tres circuitos económicosregionales: el tabaco, el algodón y la vitivinicultura en el período pos-convertibilidad: 2002-2009.

Nuestra hipótesis de trabajo considera que el proceso de re-regulaciónpuesto en marcha a partir de 2002 ha sido por demás heterogéneo enlo que se refiere a la intervención estatal en los procesos productivosmás destacados de las regiones extra-pampeanas de la Argentina. Esaheterogeneidad y la ausencia de una estrategia global de desarrollo re-gional impiden que las medidas regulatorias beneficien equitativamentea todos los productores regionales, de los circuitos escogidos, en tantolos más débiles actores captan parcialmente el apoyo estatal.

En función de lo antedicho, organizamos el trabajo en tres apartados.En el primero desarrollamos un estado de la cuestión sobre políticaspúblicas. En el segundo, exponemos uno a uno los principales aconteci-mientos recientes en relación a la regulación en los circuitos del tabaco,el algodón y la vitivinicultura. Por fin, en el último apartado realizamosalgunas reflexiones finales.

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Las políticas públicas en su laberinto

Para indagar dinámicas estatales referidas a la regulación de loscircuitos nos interesa indagar:

1. ¿Qué es y cuáles roles cumple la burocracia estatal como institu-cionalización del Estado?

2. ¿Cómo se construye una agenda pública?

Partimos de la idea que el Estado1 y sus formas y funciones son elresultado del juego de sobredeterminación entre los distintos nivelesque integran la estructura de relaciones sociales. Condiciona la for-ma que adquiere la estructura de relaciones sociales pero a la vez esconsecuencia de ésta. Entre Estado y sociedad existiría una relaciónco-constituyente.2

Considerando lo anterior, concebimos a la burocracia estatal comoel resultado de los contenidos de las políticas públicas que implementa,de las sucesivas tomas de posición del Estado frente a cuestiones de laagenda pública.3 Y entendemos que esas tomas de posición suponen elbeneficio o perjuicio de unos u otros actores de la sociedad.

Como institucionalización del Estado en una organización socialcapitalista, Oszlak4 encuentra que la burocracia estatal cumple tresroles:

1. Sectorial, al representar sus propios intereses como un actor másde la sociedad.

2. Mediador, al garantizar los intereses de los sectores dominantes.3. Infraestructural, al buscar el cumplimiento de los objetivos que

responden al interés general de la sociedad en su conjunto.

La conceptualización de estos tres roles puede sintetizarse en lanoción de burocracia como «arena de conflicto».5 Considerando estasíntesis, podemos extraer algunas consideraciones generales.

En primer lugar, la burocracia no sólo reflejaría la dinámica con-flictiva de los múltiples intereses de la sociedad, sino que además severía determinada por el cumplimiento de objetivos que hacen al interés

1. Definimos al Estado como una instancia co-constitutiva, O’Donnell. «Apun-tes para una teoría del Estado». En: Revista CEDES-CLACSO, n.o 9: (1977); oprivilegiada de articulación de las relaciones sociales en un sistema capitalista;Oscar Oszlak. «Burocracia estatal: política y políticas públicas». En: Revistapostdata, n.o 11: (2006).

2. O’Donnell, «Apuntes para. . . »3. Oszlak, «Burocracia estatal. . . »4. Oscar Oszlak. «Notas críticas para una teoría de la burocracia estatal».

En: Teoría de la burocracia estatal: enfoques críticos. Buenos Aires: EditorialPaidós, 1976.

5. Oszlak, «Burocracia estatal. . . »

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general de la sociedad y por sus propios intereses como sector socialdiferenciado.

En segundo término, la superposición y el conflicto entre los citadostres niveles de intereses contradictorios otorgarían a la organizaciónburocrática estatal su relativa autonomía respecto a los intereses de losactores dominantes.

En tercer lugar, la influencia de las clientelas o la cooptación deorganizaciones estatales por parte de intereses sectoriales, en lugar depatológica, aparece como un aspecto más de la dinámica burocrática.6

Entendemos que para el análisis de las políticas públicas es necesarioindagar la historia de la construcción de agenda – entendiendo por éstaal conjunto de fenómenos sobre las que los formuladores de políticaspúblicas han elegido o se han visto obligados a actuar – porque esallí donde adquiere especial relevancia la capacidad diferencial de losactores de convertir un tema en una problema sobre el cual el Estadotendrá que pronunciarse.7 La inclusión de una cuestión en la agendaformal de decisiones políticas:

«puede ser producto de distintos procesos: movilizacionesen torno de un problema controvertido, formulación sim-bólica acorde con los sucesos por parte de ciertos grupos,aprovechamiento de una oportunidad política (. . . ), iniciode un debate público por agentes políticos interesados en“diferenciarse” de sus competidores sobre un asunto consi-derado delicado, etc.».8

En todos estos casos, la problematización de la cuestión acrecien-ta las posibilidades de que sea tomada en cuenta como materia deintervención estatal.

Regulación pública en los circuitos

El Fondo Especial del Tabaco (FET) y sus modificaciones recientes

La actividad tabacalera ocupa un lugar especial en la agenda de laspolíticas públicas. Por un lado, porque existe una intrincada, complejae histórica «batalla» legal respecto a las problemáticas ligadas con elconsumo de tabaco en la salud, la sociabilidad (promoción de ambienteslibres de humo) y las cuentas públicas (costos de atender el tabaquismoen el sistema de salud). Por otro, porque exceptuando a los grandesproductores de Salta y Jujuy, en Argentina el cultivo se desarrolla en

6. Ibíd., p. 27.7. Luis Aguilar Villanueva. Problemas públicos y agenda de gobierno. México

D. F.: Porrúa, 2003, p. 27.8. Jacques Lagroye. «Las políticas públicas». En: Sociología política. Buenos

Aires: FCE, 1994, p. 464.

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áreas donde prevalecen minifundios y mano de obra familiar, los cuálesprecisan atención estatal para morigerar sus problemas estructuralesfrente al avance del agrobusiness en áreas social y ambientalmentemarginales.

La legislación que estructura la actividad tabacalera es la ley 19.800de 1972. Desde su sanción hasta enero de 2009, dicha normativa ha sidomodificada parcialmente en 50 ocasiones. Conozcamos sus principalescambios.

Cuadro 13 – Fuentes: Elaboración propia en base a María Laura Gimé-nez (2003: 12-13); Bertoni (1995: 45); SAGPyA, (2008) y Repúbli-ca Argentina (2009). María Laura Giménez, (2003). «Trayectoria yorganización productiva de sectores medios de productores tabacalerosen la Provincia de Salta». Universidad de Buenos Aires-Centro de Es-tudios Avanzados-Maestría en Ciencias Sociales del Trabajo, Buenos Ai-res. SAGPyA (2006): «Objetivos - Acciones - Metas», PRAT. Disponibleen: www.sagpya.mecon.gov.ar/new/00/agricultura/otros/industriales/tabaco/Objetivos\_Metas22.php, 07-08-2006. República Argentina (2009)Leyes 19.800/72, 25.465/01, 26.060/05 y 26.467/08, decreto 6/2009,Versión Taquigráfica de la Cámara de Senadores 17 de diciembre de 2008.

La producción tabacalera argentina es una de las escasas actividadesregionales que sobrevivió a la moda desreguladora que caracterizó ala década de 1990, aunque no fue inmune a la misma. En tal sentido,es que seguidamente exponemos algunos determinantes de la agendapública tabacalera desde la constitución en 1972 del FET.

El objetivo explícito de la ley 19.800/72 fue mejorar las condicionesde desenvolvimiento de la actividad tabacalera a partir del reconoci-miento de la precaria situación social en la que se reproduce la pequeñaproducción. El FET no sólo es un importante instrumento fiscal. Tam-bién está vinculado a la determinación del ingreso total que percibe elproductor por su tabaco, conformado por:

precio de acopio, fijado al inicio de la campaña por llos actoresdel sector en cada provincia y abonado por el acopiador;precio pagado por el estado a través del FET (también conocidocomo «precio FET» o «retorno»).9

Durante el bienio 1992-1993 fue desafectada la ley 19.800/72. Eldecreto 2.488 de 1991 – modificatorio del 2284 del mismo año – supri-

9. Este Fondo es financiado por el fumador. Hasta 2008 inclusive secosteaba a partir de un impuesto al cigarrillo fijado de la siguiente forma: 7 %del precio de venta al público; un adicional del 0,35 % con destino a la obrasocial; y un agregado fijo de $ 0,00272 por atado de 20 unidades. Como seobserva en el cuadro 13, la ley 26.467/08 modificó ese prorrateo, con lo quetermina elevando la masa de recursos del FET.

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mió los principales artículos de la ley 19.800.10 De este modo, el FETquedó mutilado y carente de recursos seguros y constantes.

No obstante, ni la propia moda desreguladora pudo con el destinodel FET. En efecto, la fuerte presión de los principales integrantes delsector tabacalero trajo como resultado la promulgación de la ley 24.291de 1993. Dicha legislación restituye parcialmente la vigencia de la ley de1972, puesto que se excluyen artículos referidos a la comercialización,importación, exportación y producción y se descentralizan funciones deregulación hacia las provincias.

La citada restitución fue acompañada por otros cambios que se si-túan en la esfera de los convenios internacionales. Con la suscripciónargentina al Acuerdo Agrícola del General Agreement on Tariffs and Tra-de (GATT) de 1991 se fijó un tope al financiamiento líquido y directo alproductor. Los artículos 3º y 6º del citado Acuerdo Agrícola establecidoen el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), estipulanque deben limitarse las subvenciones directas (el precio FET). Por ende,se fija un tope en la ayuda a productores en relación a los niveles decompromiso de reducción. En los hechos, esto implica una disminuciónanual de 1,3 % para la ayuda directa vía precios durante diez años.Para la campaña 2004-2005, el financiamiento líquido (conocido enla OMC como Caja Ámbar) para la producción tabacalera nacional selimitó a U$S 75 millones. En el siguiente ciclo, el 80 % de los recursosrelativos al FET superaron dicha cifra en U$S 22 millones, por lo cualse asignó el remanente a proyectos de reconversión, tecnificación ydiversificación disociados de la producción y precios externos e internos(Pfr. SAGPyA, 2006). Este «sobrante» constituye la Caja Verde, de lacual suele realizarse un empleo discrecional.11

Como señalamos, con la firma de los acuerdos internacionales conla OMC los recursos líquidos se iban limitando. Esto implicó menosingresos directos para los productores. Desde 2006 fueron reiterados lospedidos de acopiadores y asociaciones de productores por la elevacióndel financiamiento del FET, quienes en parte reclamaron tal incrementoamparándose explícitamente en las magras condiciones de reproducciónde los plantadores.

Hacia fines de 2008, fue aprobada la ley 26.467, luego de años denegociaciones en torno a la actualización del precio FET. Si bien se en-tendía necesaria la actualización del marco legal para el financiamiento

10. Cfr. Bertoni, 1995: 61.11. Por caso, en la campaña 2006-2007 y en Misiones estos recursos se

retribuyeron directamente al agricultor como compensación ante los magrosingresos que generó la baja producción. «Tabacaleros cobrarán hoy 20 millo-nes de la Caja Verde». En: www.misionesonline.net: (oct. de 2007). URL: www.misionesonline.net/paginas/detalle.php?db=noticias2007\&id=101399(visitado 16-10-2007).

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de los productores, el debate en senadores contó con discusiones enparticular.

En general, existieron objeciones respecto a los artículos 2 y 312

desde distintos bloques. Asimismo, tuvieron mayor participación enla discusión los representantes de las provincias tabacaleras – sobretodo Jujuy y Salta – haciendo hincapié en disociar tales artículos de lanecesidad de aprobar el cambio de prorrateo con el que a partir de 2009se incrementan los recursos FET.

En particular, éstos artículos impactan negativamente sobre lascooperativas y pymes cigarrilleras.13 El senador por Jujuy Morales(de la opositora UCR) reconocía el riesgo al que se somete a la Coopera-tiva de Tabacaleros de su provincia (CJ) involucrada en el negocio delos cigarrillos. Por su parte, el también senador por Jujuy Jenefes – deloficialista FPV y promotor de la legislación – expresaba la injerencia (opoder de lobby) que habían tenido Philips Morris y BAT en la redaccióndel artículo 2.

Por último, el senador por Córdoba Rossi – del opositor PartidoNuevo – expuso una nota enviada por la Unión Nacional de TabacalerosPymes de Argentina, para evidenciar lo recientemente mencionado. Enla misma, su presidente y vicepresidente, Osvaldo Trillo y Luis Puglieseexpresan:

«El sistema establecido en el proyecto de ley referenciadoobliga a aumentar el precio de venta de nuestros cigarrillos,ubicándolo a niveles similares al precio de los productosde las empresas multinacionales. A modo de ejemplo, pue-de tomarse la marca internacional Marlboro, la cual en su

12. El artículo 2 establece que el impuesto que corresponde ingresar nopodrá ser inferior al 75 % del correspondiente al precio de la categoría másvendida de cigarrillos (CMV). Asimismo, en el decreto 6/09 (en el que sepromulga la ley 26.467/08) se expresa que la medida apuntó exclusivamentea evitar que productos alcanzados a la tasa del 60 % pretendan ampararse enel nivel de tributación establecido por el artículo 16 de la ley de ImpuestosInternos, texto sustituido por la ley 24.674 y sus modificaciones que se reduceal 16 %. Con esta disposición se cierra la «brecha» legal por la cual las pymestabacaleras podían competir colocando cigarrillos a precios más accesibles en elmercado.

13. Durante la década de 1990, Phillip Morris y Nobleza Piccardo aca-pararon el mercado del cigarrillo en Argentina. No obstante, tras el reajustede precios e impuestos posteriores a 2002, empresas más pequeñas (Fénix,Espert, V8, Boxer y Cooperativa Jujeña) aumentaron su participación en elmismo (estimada en 11 %). En la agenda se estipularon mecanismos para evitarque los nuevos competidores – las Pymes cigarreras – paguen menos impuestosmediante amparos legales y de este modo puedan ofrecer precios más bajos.Estos mecanismos son los que finalmente se estipulan en los artículos 2 y 3 dela ley 26.467/08.

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versión box cuesta al público 4,40 pesos, a diferencia deun producto pyme, cuya franja de valor asciende a los 2pesos. De prosperar la sanción de esta ley con la redaccióndel citado artículo número 2, nos llevaría a competir conprecios similares y en condiciones de absoluta desigualdad,lo que conduce a la desaparición de la tabacalera pyme decapitales nacionales en el mercado, y favorece el mercadoclandestino mediante el contrabando o falsificaciones».

Como se observa, indistintamente en todas las bancadas, la justifica-ción del proyecto devenido en ley se basó en un discurso que en teoríaapoya la producción primaria, sobre todo en lo relativo a la actualiza-ción de la composición del precio FET. Sin embargo, esta ley favoreceel poder de mercado de las grandes empresas, puesto que el artículo 2obliga a las pymes a fijar por sus cigarrillos un precio similar al de losproductos de marca reconocida internacionalmente.

En definitiva, la ley 26.467/08 posee como objeto explícito el des-aliento al consumo de tabaco (finalidad coherente con la adhesión delConvenio Marco para el control del tabaco estipulado por la Organiza-ción Mundial de la Salud) a la par de un sistema de compensacionespara mitigar sus impactos en la cadena agroindustrial (comercialización,exportación, producción y recaudación fiscal). Sobre dicha finalidadnos interesa destacar dos cuestiones. Por un lado, la citada ley intentadiferenciar producción de consumo, como modo de salvaguardar laproducción y los intereses empresarios en torno a ella y su comercioexterior. Por otro, un elemento llamativo es el «blanqueo» del financia-miento de las obras sociales, que hasta el momento solía realizarse apartir de la Caja Verde y de descuentos directos a los productores.

Entendemos que una recomposición de los ingresos de los produc-tores era necesaria ¿pero la única vía posible era un aumento de losimpuestos sobre el precio de los cigarrillos?, ¿no podrían elevarse losprecios pagados en acopio?, ¿con legislaciones como éstas no se estábeneficiando directamente a dealers – que se ven favorecidos por unaumento del precio FET para los productores que no sale de sus arcassino de las de los consumidores – y a Philip Morris y BAT – que logranfrenar legalmente la expansión de las cigarrilleras pymes – ?

Plan de Desarrollo Sustentable y Fomento de la Producción Algodonera

Desde mediados de la década de 1990, la producción de algodónpresenta una situación preocupante. El inicio del proceso de recon-versión tecnológica – sólo accesible para grandes y algunos medianosproductores – desplazó de sus tierras a muchos agricultores familiares.

Por otro lado, las ventajas comparativas que presenta el cultivo deoleaginosas conllevan al reemplazo de hectáreas dedicada al algodón

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hacia la soja. Estos factores llevaron a que la superficie cosechada dealgodón se reduzca a menos de un tercio en una década, de 969.390 ha.en la campaña 1995/1996 se pasa a 305.105 ha. en el lapso 2005/06(Cámara Algodonera Argentina, 2006).14

Iniciada la crisis económica que hiciera eclosión a fines de 2001 – degran impacto en todos los sectores productivos, máxime en aquelloscircuitos regionales largamente postergados – se generaron iniciativasy debates de proyectos de políticas públicas para la recuperación y elsostenimiento de la producción algodonera. Con algunos altibajos, ymás allá de la incipiente recuperación económica posdevaluación, latendencia declinante preocupa no sólo por la necesidad del producto enel mercado interno – básicamente relacionado con la industria textil –sino por las consecuencias sociales que implica: la pérdida de fuentes detrabajo,15 precarización laboral, emigración de población rural a áreasperi-urbanas, desarraigo y pobreza.

Así, por iniciativa de la Diputada por Chaco Mirian Curletti, sepresentó un proyecto de ley que propiciaba la creación de un FondoAlgodonero Especial a fin de respaldar todas las etapas de la producciónincluidas en el complejo agroindustrial del algodón. En la nota elevadaal Ministerio de Economía el 26 de julio de 2001 se expresaba textual-mente, en su apartado 2: «El subsidio a recibir por el pequeño productordeberá ser el doble del que recibirá el productor a gran escala». Enbase a este principio general se determinaba, por categoría de produc-tor según tamaño, los montos por hectárea que deberían entregarse acada uno de ellos. El grupo más numeroso era el comprendido entre0 a 10 ha. de producción algodonera que estaba integrado por 10.000productores. En definitiva, se buscaba garantizar un ingreso mínimopor sus cosechas a fin de contrarrestar la baja del precio internacionalpara el algodón industrializado.

En mayo de 2003, con la firma del diputado nacional Atlanto Hon-cheruk, se presentó en el Senado de la Nación otro proyecto de leypara la creación del Fondo Nacional de Incentivo a los Productores deAlgodón. Se trató de una iniciativa fruto de un acuerdo entre diversosactores y entidades vinculadas al sector, con características de fideico-miso, para cuya conformación proponían contar no solo con fondos delEstado sino también con aportes de los sectores privados con más capa-cidad económica – específicamente los sectores industrial y exportador –dentro del circuito agroindustrial del algodón.

14. Cámara Algodonera Argentina (2008): Revista Anual, serie años 1999a 2008.

15. Cabe destacar que el cultivo y la cosecha de algodón requiere demayor mano de obra que las oleaginosas y que, en el Norte de nuestro país sehan asentado, por décadas, población íntimamente vinculada con el procesoproductivo y comercial de dicho cultivo.

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Sin embargo, ningún proyecto obtuvo tratamiento parlamentario,pese al estado de consenso que despertaron ambos en el seno del circuitoproductivo. A cambio, sí se considera el proyecto de ley presentadopor el entonces senador Jorge Capitanich, el cuál se aprueba a fines deseptiembre de 2005 bajo la ley 26.060 que crea el Plan de DesarrolloSustentable y Fomento de la Producción Algodonera. La ley contemplados ejes relevantes: la contratación de seguros agrícolas algodoneros ensu título I, artículo 3º y, asimismo, en el título II del artículo 7 estipulala creación del Fondo de Compensación de Ingresos para la ProducciónAlgodonera (FCIPA):

«con el objeto de garantizar la sustentabilidad del cultivodel algodón a través de mecanismos que permitan atenuarlos efectos de las oscilaciones bruscas y negativas de losprecios y promuevan certidumbre de largo plazo para cadaproductor algodonero».

El Fondo, a partir de su aplicación, tiene estipulado una duración dediez años y está destinado a los productores para que se inscriban vo-luntariamente en forma anticipada a la siembra de cada año calendario(entre julio y agosto). Para ello, sus tierras deben estar dentro del áreade aplicación y los beneficios deberán ser solicitados entre los mesesde febrero y agosto de cada año, es decir, en los momentos de opera-ciones de venta de algodón en bruto y/o fibra o semilla «efectivamenterealizadas y verificadas».

La constitución inicial del Fondo se estableció sobre la base decincuenta millones de pesos, a través de un subsidio proveniente delTesoro Nacional, y se deja establecido que el mismo puede crecer enforma programada en función de las hectáreas sembradas a futuro.

Sin embargo, dicha ley establece que la Secretaría de Agricultura,Ganadería, Pesca y Alimentación del Ministerio de Economía y Pro-ducción de la Nación es la autoridad de aplicación y, por tanto, debepreviamente establecer su reglamentación. Este requisito, postergadopor más de tres años, hizo que la ley no pudiese efectivamente aplicarsehasta fines de 2008 cuando es impulsada y presentada en sociedaden un acto presidido por la Dra. Fernández de Kirchner. Lamentable-mente, a más tres años de su promulgación y con las dificultades quepresenta la economía algodonera,16 no se avanzó con la aceleraciónque ello requería y se perdieron valiosas oportunidades de dar freno alavance de la soja y a la sangría de pequeños y medianos productoresempobrecidos.

16. A la baja rentabilidad del cultivo, se suman sequías y plagas, tales comoel picudo algodonero, que no ha podido ser combatido eficientemente con laaplicación desde 1993 del Programa Nacional de Prevención y Erradicación delPicudo Algodonero por parte del SENASA y ejecutivos provinciales.

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Los objetivos que impulsaron la creación del Plan de Desarrollo Sus-tentable y Fomento de la Producción Algodonera los podemos resumiren:

1. Garantizar la sustentabilidad del cultivo mediante mecanismosque atenúen los efectos de las oscilaciones bruscas y negativas delos precios mediante una compensación directa.

2. Instrumentar acciones financieras y de mercado (seguridad deprecio) que disminuyan la incertidumbre del productor.

3. Asegurar ingresos mínimos a los productores algodoneros antecaídas extraordinarias de la producción debido a las adversida-des climáticas, físicas, telúricas y biológicas (seguro multirriesgoclimático).

Más allá del marco regulatorio de la ley y del decreto n.º 527/2007de la SAGPyA – que finalmente creó el registro de beneficiarios – lasiniciativas de constitución y aplicación de los fondos quedaron frenadashasta el 25 de agosto de 2008 cuando se firman, en Chaco, los acuerdosentre el gobierno nacional y los gobernadores de Chaco, Formosa, SantaFe y Santiago del Estero que hacen efectivos los traslados de fondospara poner en marcha la ley 26.060.

Al mismo tiempo que se firmaban estos acuerdos, presuntos im-pulsores de la recuperación de la producción algodonera, el Centrode Estudios e Investigación Social Nelson Mandela daba a conocer uninforme que expone la profundización del éxodo rural, como correlatodel incremento del cultivo de la soja:

«La agricultura aplicada, que es presentada como modernay progresista, en realidad responde a un modelo agrotecno-lógico absolutamente concentrado y dependiente, estrecha-mente vinculado con los agronegocios, que no contempla eltrabajo ni la mano de obra. Todo pasa por la siembra directa,las maquinarias, la tecnología, los agroinsumos tóxicos y lareducción de costos, que corona la mayor rentabilidad posi-ble, sin que atinen a la menor responsabilidad ambiental ysocial».17

Seguramente, parte de sus conclusiones están vinculadas a otros ti-pos de políticas – articuladas por los gobiernos provinciales en conjuntocon el INTA – que buscan, intensificando la producción por hectáreamediante la técnica denominada de «surcos estrechos», aumentar laproducción sin extender los predios dedicados al cultivo. De este modo,aplicando mayor tecnología, quedaría en parte resuelta la problemáticade tener que recuperar hectáreas ahora destinadas a oleaginosas. Sin

17. Diario Norte 23 de agosto de 2009: serie de artículos, años 2007 a abrilde 2009, Resistencia.

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embargo, estas políticas sólo son afines – y así son en principio plantea-das – a medianos y grandes productores con rentabilidad suficiente pararenovar las semillas y la maquinaria agrícola adaptadas a dicha técnica.El pequeño productor, a menos que migre o se reconvierta en hortícola,no guardaría expectativas de mejorar su umbral de mera subsistencia.

Se abre un espacio de expectativas que sólo podremos analizar afuturo. Hasta el momento, no se han registrado seguimientos o estudiospreliminares sobre el impacto que la ley pudiera tener en la producciónalgodonera. Aún no se ha modificado la tendencia negativa en laque está inmersa la producción ni se ha atenuado la vulnerabilidady exclusión que padecen los pequeños productores y los trabajadoresvinculados a la siembra y la cosecha. La profunda sequía sufrida a finalesde 2008 e inicios de 2009, llevó a que gran parte de los fondos anualespara el impulso de la actividad, se destinaran a paliar las pérdidasocasionadas.

El entramado regulatorio en la vitivinicultura

Las políticas públicas sobre vitivinicultura tienen una larga y honrosatradición en la Argentina. En la década de 1990, la desregulación econó-mica junto a la supresión de GIOL y CAVIC impuso un fuerte deterioroen el poder de negociación de los agentes económicos subordinados.18

Eliminada la etapa del modelo económico de valorización financiera,surgió la posibilidad de recuperar la función irrenunciable de evitar quelas acciones empresariales consagren inequidades estructurales entrequienes operaban dentro del circuito con mayor o menor capacidad decontrol de los respectivos eslabones. Sin embargo, no se pusieron enmarcha iniciativas de regulación directa. Estas acciones insertas en unapolítica pública de perfil indirecto, y que acompañaron el devenir de laactividad en el período 2002-2008, se complementaron con la puesta enmarcha del Plan Estratégico de Vitivinicultura (PEVI), que constituye laprincipal herramienta de intervención directa prohijada desde el Estadopara la actividad de la que nos estamos ocupando.

En primer lugar, haremos referencia a un conjunto de modalidadesde intervención estatal en la actividad vitivinícola, que generan unaincidencia singular por su impacto sobre costos y precios de los bienescomprendidos en los diferentes eslabones del circuito. Más adelante,nos referiremos a las acciones directas por medio del PEVI.

18. El gobierno de Mendoza dio el primer paso al vender la empresa estatalGIOL cuando cerraba la década de 1980. Esta bodega actuaba en el proceso deproducción y comercialización y se constituía en la herramienta central parala regulación de los precios en el mercado. En la misma época, en la Provinciade San Juan, había desaparecido CAVIC, cooperativa de segundo grado paraproducción de vino que operaba con un rol estabilizador y defensor del preciode la materia prima y del producto final.

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Acciones indirectas que inciden en los precios de uva y vino

Cupos de uva para mosto y vinoDesde 1995 rige el Acuerdo Interprovincial de Mosto por el cual seestablece un porcentaje mínimo obligatorio de desvío de uvas paramosto. Para 2006-2007 ese porcentaje estuvo fijado en el 30 %. Elacuerdo genera incentivos para que la oferta se mantenga con unaestructura atomizada, lo que aparentemente está beneficiando aSan Juan, que posee mayor desintegración y desmembramientodel circuito.El mecanismo de preasignación de la uva recolectada, frente a laopción de una y otra actividad en la que se va a utilizar, modera loseventuales desajustes que pudiesen afectar el precio de la materiaprima y del producto elaborado frente a las demandas estimadaspara el año correspondiente.Sin embargo, los criterios de preasignación distan de ser sencillos.La producción de mosto ha ido creciendo singularmente en losaños recientes y el estímulo del flujo exportador – más allá dealgunos inconvenientes planteados por los países importadorescon su política arancelaria – debe ser destacadaLa maquilaDesde mediados de la década de los ochenta una nueva modali-dad para la elaboración de vino común se fue imponiendo en laregión. Se trata del proceso denominado «a maquila». Mediantedicho procedimiento, el productor independiente de uva entre-ga, al momento de la cosecha, el volumen de fruta recolectadapara que una bodega contratada a tal fin, a cambio de un valorconvenido según el esfuerzo que ésta realiza para industrializarla uva, produzca vino de mesa de propiedad del agricultor. Porende, este agente económico dispone del producto final para suremisión al mercado por los canales que crea más convenientes(trasladista o la misma bodega que lo adquiere para embotellarlocon su propia marca). Luego de tener a su disposición el vino, losviñateros deben resolver en qué momento libran su producción almercado comercializador. Es decir, el bodeguero que manufacturavino, lo acopia, habilitando a quien le alquiló la actividad de ela-borarlo a que éste disponga como operar con el producto final enel mercado. Desde ese momento, el propietario del vino posee ca-nales alternativos para entregarlo al consumo final, como dijimospreviamente. Pero no todos los viñateros actúan del mismo modoni ingresan al mercado en fechas similares. Para que cada uno deellos adopte la decisión de comercializar el vino industrializadopor terceros bodegueros en el marco de la «maquila», se requierede condiciones contextuales específicas a las que no se accede sinoen forma desigual por quienes deben tomar la decisión. Haremos

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mención a los factores más relevantes. Así, el agricultor que poseeel producto manufacturado en bodega ajena, puede aguardar unmayor o menor tiempo de espera desde el momento que la bebidaestá disponible según estime en qué momento el precio de la mis-ma en el mercado de consumo final, va a estar en su precio máselevado. Esta conjetura, no solamente descansa en la capacidadde descifrar las señales del mercado por parte del propietario delvino, sino también en disponer de información pertinente. Ade-más, el productor vende en función de su apremio financiero, deello depende la posibilidad de obtener ingresos netos necesariospara mantener la finca agrícola, para pagar el servicio de maquilay recibir los ingresos monetarios necesarios para la reproducciónde la unidad familiar.Fecha de liberación de vino al mercadoOtro factor de manejo indirecto del precio de la uva y el vino loconstituye la determinación, por las autoridades estatales que re-gulan y controlan la actividad, conjuntamente con los funcionariosprovinciales respectivos, de la fecha de entrada del vino común ode mesa en el mercado de consumo nacional.La aceptación por la mayoría de los agentes económicos, de lacitada fecha de liberación de vinos al mercado es fundamental paradeterminar precios, para la producción acumulada y tendenciasdel precio de la uva para la vendimia futura. La fecha, según elInstituto Nacional de Vitivinicultura, tiene que concretarse treintadías después del cierre de la cosecha y, simultáneamente, cuando«los vinos se encuentren ecológicamente estables». Si así fuera,todo agente económico del circuito vitivinícola, tendría un datopreciso, desde un punto de vista exclusivamente técnico, paracalcular cuándo tendría que afrontar, para bien o para mal, lairrupción de los vinos guardados en las vasijas de las bodegas deresultas de la elaboración anual correspondiente.Sin embargo, la mayoría de los agricultores no tienen espaldasaptas para esperar hasta el final de la etapa de realización de susvinos elaborados por el procedimiento de la «maquila» y suelenconcertar sus ventas a la etapa industrial a valores depreciados,que en el correr de los meses rápidamente son superados.

Estas acciones indirectas, en donde intervienen el Estado en susdiversas instancias, aparecen como determinantes para fijar preciosy beneficios a los actores de la cadena productiva. Las decisionespúblicas adoptadas no se ciñeron a criterios «técnicos» sino «políticos».En tales decisiones influyeron las relaciones desiguales de poder entreproductores y procesadores de uva concentrados.

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La acción directa por medio de la planificación sectorial

Con la aparición de la COVIAR (Corporación Vitivinícola de Argenti-na) por ley 25.849/2003, el Estado nacional descarga a la «iniciativaprivada» (concentrada en sus agentes más encumbrados) el poder dedecisión e innovación del circuito.

El principal objetivo de este nuevo actor de naturaleza privada-publica (en este orden)19 es reorientar la producción y adecuarla alseguimiento de las señales del mercado. Para llevar a cabo la «moderni-zación del circuito» es necesaria una tarea previa: identificar a aquellosproductores primarios que contribuyen con el 50 % a la producción (entoda la región vitivinícola nacional) y se caracterizan por su indepen-dencia (relativa) de las grandes empresas o cooperativas. Sobre éstosse descargan la mayor cantidad de políticas y programas. De tal modo,entre sus objetivos estratégicos se enuncian:

«Construir un proceso colectivo de organización e integra-ción (. . . ) implementar programas asociativos y de integra-ción horizontal y vertical; diseñar y promover mecanismoscrediticios, impositivos y legales que incentiven la integra-ción; diseñar y apoyar mecanismos de diversificación y/oreconversión de pequeños productores integrados buscandorentabilidad y sostenibilidad; transformar a los productoresintegrados en focos del desarrollo agrícola local; mejorar yconsolidar la organización, los roles y la representatividadde las entidades de productores».20

«Construir un proceso de innovación tecnológica; definir lacalidad y afianzar el estilo de los vinos argentinos en losdistintos segmentos; extender los avances tecnológicos a lasempresas menos adelantadas (. . . )».21

Para concretar objetivos como los propuestos, se ha recurrido a dostipos de líneas de acción orientados a los agentes más débiles de lacadena: Una se dirige a los pequeños productores agrícolas, mientras lasegunda, se orienta a los productores asociados a cooperativas.

Las propuestas de acción encaradas desde la COVIAR han avanzadomuy limitadamente. En 2009 se redujeron las retenciones a las expor-taciones de productos de la cadena y el ahorro resultante, junto a uncrédito de 50 millones de dólares otorgado por el BID, se van a destinar

19. Su consejo directivo está compuesto por doce miembros titulares ydoce suplentes del sector privado y cinco miembros titulares y cinco suplentesdel sector público.

20. Plan Estratégico para la Vitivinicultura, Provincia de Mendoza, 2006,p. 11.

21. Ibíd, p. 8.

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La «vuelta» del Estado a las políticas públicas regionales:. . . 237

a la esperada reconversión e integración. Los años por venir dirán siesta decisión política del COVIAR y del Gobierno Nacional finalmentese concreta.

Reflexiones finales

En este trabajo hemos analizado los efectos diferenciados que tie-nen las políticas públicas en los circuitos del tabaco, el algodón y lavitivinicultura. Sin embargo, existen también puntos en común.

En primer lugar, existe una tendencia a fortalecer la regulaciónpública en dichos circuitos. Sin embargo, ello no se da de maneraunívoca. En todos los casos observamos las distancias entre los objetivosexplícitos en las legislaciones y los reales beneficiarios de su sanción,entre la promulgación de políticas y su aplicación concreta en el terrenoy entre, finalmente, el discurso sobre la pretendida «vuelta del Estado»(¿cuando habrá desaparecido?) y las ambivalencias de los nuevos modosde regulación pública.

Todo lo anterior se condice con nuestro análisis teórico sobre laspolíticas públicas. Si entendemos que ellas son resultado de una pujaentre actores, que se disputan beneficios en una «arena de conflicto»,es posible comprender porqué existen distancias entre los declaradosobjetivos del «bien general» y las consecuencias diferenciales de laspolíticas públicas en los circuitos regionales.

Después de todo, aparecen como evidentes dos cuestiones. Por unlado, la «vuelta del Estado» no se da en el vacío. Es decir, la regulaciónpública es aplicada en un entramado de relaciones técnico-económicas-políticas y son captadas diferencialmente por los actores involucradosen función de su situación inmediatamente previa (aquí las relacionesde subordinación productiva son el elemento central a nuestro juicio).En segundo lugar, entendemos que la transformación en el diseño delas políticas públicas aún es primigenia. La discusión en torno a lasalternativas regulatorias en los circuitos regionales vuelve a colocarseen agenda, aunque su implementación es incipiente.

Sólo el tiempo nos brindará claras respuestas sobre las implicanciasde las políticas abordadas en las pequeñas y medianas explotaciones.

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Empresas y ocupantes: dificultades para lainstitucionalización de un mercado de tierras en elNE de Misiones

Gabriela Schiavoni. . . . . .

Introducción

Al inicio del siglo XX, el entonces Territorio nacional de Misionestenía la mayor parte de su superficie en manos privadas, originada por laventa de tierras realizada por la Provincia de Corrientes en el momentode la federalización (1881).

La tierra, subdividida en fracciones de 67.500 ha. (25 leguas cua-dradas), fue adquirida luego por sociedades anónimas, con domicilioen Buenos Aires, dedicadas a la explotación de monte nativo y a lacolonización (inmigrantes provenientes del centro y norte de Europa).La zona privilegiada para este tipo de desarrollo fue el Alto Paraná, enel noroeste del territorio, dadas las facilidades de navegación.

En la franja central, a su vez, el Estado llevó a cabo proyectos decolonización, mediante la instalación de familias de agricultores, querápidamente se incorporaron al cultivo de yerba mate.1

De este modo, durante la primera mitad del siglo XX, el mercadode tierras en la región estuvo organizado por estos dos agentes: lasempresas y el Estado.

Como subraya Polanyi,2 el Estado tiene un papel activo en la creaciónde los mercados, especialmente en el caso de la tierra, el trabajo y el

1. Leopoldo Bartolomé. «Sistemas de actividad y estrategias adaptativasen la articulación regional y nacional de colonias agrícolas étnicas: el casode Apóstoles (Misiones)». En: Procesos de articulación social. Ed. por EstherHermitte y Leopoldo Bartolomé. Buenos Aires: Amorrortu, 1977, pp. 257-328.

2. Karl Polanyi. The great transformation. The political and economic originsof our time. Boston: Beacon Press, 1957, hay edición en castellano, México DF:FCE, 1992.

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dinero. En contraste con esto, en las grandes propiedades del nordestede Misiones, objeto de nuestro análisis, la compra-venta de parcelasno se institucionaliza. Una vez explotados los recursos forestales, laspropiedades fueron entregadas en concesión a contratistas. En esta fase,el asentamiento en las tierras se intensifica, estimulado en parte porlos contratistas, con el fin de retener a los trabajadores, e impulsadotambién por la presión de los agricultores, en virtud del agotamiento dela reserva de tierras fiscales.3

La compra-venta incesante de parcelas caracteriza este poblamiento,en el que está ausente el encuadre del Estado. Los contratistas e inter-mediarios articulan el intercambio y el precio de la tierra se establecede acuerdo a distintos regímenes de valor. Más recientemente, algunospropietarios impulsan una vía próxima al mercado, firmando convenioscon los ocupantes para la venta de parcelas.

Desde fines del siglo XX, las organizaciones de lucha por la tierra,creadas con el apoyo de ONG de desarrollo rural, reclaman la interven-ción del Estado en la solución del problema.

Al mismo tiempo, la expansión de la actividad de reforestaciónen la década de 1990 y el desplazamiento de la ganadería a zonasextra pampeanas generó un proceso de valorización de la tierra enla región, actuando como un incentivo para la formalización de unmercado fundiario.4

El Estado, por su parte, centra su accionar en la afectación de grandesextensiones del territorio provincial a la creación de reservas ambien-tales. Este proceso, que data de las últimas décadas, compite con eluso agrícola, reduciendo el margen de maniobra de los pequeños pro-ductores (actualmente existen en Misiones 500.000 ha. protegidas y elproyecto es llegar a 1.000.000 ha.).

Empresas y colonos: el negocio de la compra-venta de tierras

Desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la política decolonización en tierras públicas tuvo como efecto incentivar la coloniza-

3. La ocupación agrícola espontánea constituye una estructura de largaduración en la provincia, asociada al carácter débilmente planificado del pobla-miento, en la segunda mitad del siglo XX. Una vez concluida la colonización,la ocupación de las extensiones públicas inexplotadas del nordeste se convirtióen la vía principal de reproducción de la pequeña agricultura en Misiones. Cfr.Gabriela Schiavoni. «Ocupación de tierras e integración agroindustrial: repro-ducción de la agricultura familiar en el nordeste de Misiones (Argentina)». En:Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, n.o 25: (2006), pp. 5-25.

4. Para algunas actividades productivas, el valor de la hectárea puedeascender hasta US$ 1.500. El territorio 3 de noviembre de XX06. En el nordestede Misiones se menciona el valor de US$ 300 por hectárea para la venta detierra a extranjeros con el fin de crear reservas ambientales.

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ción privada en Misiones. Así, «los propietarios de grandes extensionesalrededor de la franja central de tierras públicas se dieron cuenta de queles convenía más cultivar que alquilar la tierra, o sólo explotar el monte.La creación de cientos de chacras y pueblos en la selva mostró que elproyecto de colonización no sólo era factible sino que podía generarriqueza».5

La acción del estado, distribuyendo la tierra pública, creó escasezde mano de obra en las grandes extensiones e «hizo imposible que layerba mate se transformara en un cultivo de plantation. Finalmente, loslatifundistas empezaron a experimentar con el asentamiento pionero ensus propias tierras».6

La colonización privada se inició en 1910 a través de la empresaCIBA SA (Compañía Introductora de Buenos Aires).7 El titular de estacompañía había llevado a cabo proyectos de colonización y compra-venta de tierras en distintas partes del territorio nacional, llegando acontrolar importantes superficies. Sin embargo, «no se lo identificacon los sectores terratenientes, sino como parte de una nueva elite queconstruyera su poder desde un conjunto de actividades».8 En efecto, lapropiedad fundiaria y los beneficios derivados de la compra-venta detierras, se utilizaban para acceder a recursos (banca local y extranjera),que luego eran transferidos a servicios financieros y actividades indus-triales (principalmente en la rama de alimentos: manufactura de tabaco,sal, refinería de azúcar e industria frigorífica). Así, las operaciones decolonización de la firma en Misiones estuvieron ligadas al fomento delcultivo de tabaco, con el fin de abastecer una manufactura instalada enBuenos Aires.

Un esquema semejante es puesto en marcha por otros inversores. En1936 se constituye La Misionera SA Industrial, Comercial y Financiera,sociedad cuyo objeto es la explotación de tierras y yerbales.9 El direc-torio de la empresa está integrado, entre otros, por Nicolás Avellanada(h) y Alfredo Echagüe, propietarios de 67.500 ha. en el Alto Paranámisionero, parte de las cuáles fueron subdivididas y ofrecidas en ventaa los agricultores (colonia Caraguatay). Posteriormente, en 1957, otras3.000 ha. serán vendidas por la empresa a la agencia de colonización

5. Robert Eidt. Pioneer settlement in Northeast Argentina. Madison: Univer-sity of Wisconsin Press, 1971, p. 120.

6. Ibíd., p. 120.7. Para emprender la colonización en Misiones, la CIBA SA conformó en

1920 la Compañía Colonizadora Alto Paraná Culmey SA. La tierra (67.500 ha.)fue adquirida a la Misiones Land Company (antes Haack y Cía.). La primeracolonia creada fue San Alberto y luego se fundaron Puerto Rico y Montecarlo.

8. Harispuru Adela y Jorge Gilbert, 2003, «Las inversiones en tierras deErnesto Tornquist y Cía. SA», Terceras Jornadas Interdisciplinarias de EstudiosAgrarios y Agroindustriales, Buenos Aires, pág. 17.

9. Monitor de Sociedades Anónimas, 1936, tomo LXI.

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oficial del gobierno del Japón, que la subdivide en lotes para crear lacolonia Garuhapé.10

Del mismo modo, M. Laharrague, residente en Buenos Aires, ad-quiere en 1909, en remate público, 67.500 ha. en Misiones. En estasuperficie inicia actividades de explotación de monte nativo y venta detierra a plazos.11 La nueva empresa absorberá la demanda de parcelasgenerada por los asentamientos de la primera colonización privada.Así: «Afortunadamente, en 1935, cuando empezó la segunda ola debúsqueda de tierras, una nueva colonia privada se abrió al norte deMontecarlo; más de 300 lotes se vendieron en el área, ahora llamada Co-lonia Laharrague».12 Esta empresa continúa en la actualidad, dedicadaa actividades de reforestación.13

Aún así, se generaron tensiones entre la lógica empresaria y eldesarrollo de la agricultura familiar en el negocio de la colonizaciónen Misiones. En sus memorias, la hija del administrador de la primeracolonización privada relata desavenencias de este tipo entre su padre ylos demás socios de la firma, que motivaran su separación de la empresaen 1926. En efecto:

«Cada colonización en su inicio exige trabajo duro sin re-torno dinerario inmediato. Pero los nuevos dueños de lafirma deseaban lucro inmediato, sin concederle el plazonecesario a los colonos. Mi padre siempre se fijó en quecada colono nuevo produjese inicialmente lo suficiente parael sustento de su propia familia. . . Esto, sin embargo, noera la posición de los integrantes de la firma. Para ellosvalía mucho más el éxito comercial y financiero que el realprogreso».14

De todos modos, a pesar de las dificultades señaladas, la confor-mación de las actividades económicas en Misiones durante la primera

10. Eidt, Pioneer settlement in. . . p. 173.11. En 1909 abonó por esta superficie 357.750 pesos nacionales, es decir

compró la tierra a razón de 0,18 pesos nacionales la hectárea. Duplicado deMensura n.º 78, Dirección de Catastro de la Provincia de Misiones. En 1924, enlos inicios de la colonización privada, la tierra se vendía a los colonos a razónde 50 pesos nacionales la hectárea.

12. Eidt, Pioneer settlement in. . . p. 156.13. El diario local la describe en estos términos: «Puerto Laharrague SA es

una empresa forestal que inició sus actividades en la provincia a principios delsiglo XX, cuando Michel Laharrague, quien residía en Buenos Aires, se enteró deque en la zona de Montecarlo, Misiones, remataban 350 mil hectáreas divididasen cinco lotes de 70 mil cada una. Tomó la decisión de comprar uno de loslotes, crear una colonia e incorporar gente. . . a quienes se les vendería la tierraa plazos». El territorio 6 de enero de XX08.

14. Culmey Tutz. La hija del pionero. Posadas: Editorial Universitaria, 1998,p. 76.

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mitad del siglo XX, hizo que las empresas tuvieran interés en subdividiry comercializar la tierra, vendiéndola a los agricultores. Una situacióndiferente se plantea a propósito del manejo empresarial de las grandesextensiones del nordeste provincial, a fines del siglo XX.

Empresas y ocupantes: la circulación informal de parcelas

Las empresas de explotación de monte nativo del nordeste provincialasocian frecuentemente los rubros agrícola, industrial, inmobiliario yfinanciero. En ocasión de la realización del Censo de Ocupantes deTierras Privadas de Misiones,15 las propiedades en conflicto pertene-cían a «sociedades forestales, industriales e inmobiliarias», tales como:Colonizadora SA Inmobiliaria, Agrícola e Industrial; Ferbuel SociedadAnónima Comercial Industrial Financiera Inmobiliaria y Agropecuaria;Compañía maderera Industrial Comercial Financiera e Inmobiliaria SA.Las dos sociedades principales (Colonizadora SA e Intercontinental SA)adquieren la tierra en 1948 y llevan a cabo la explotación del monte,sin la posterior subdivisión y venta de parcelas.

En 1978, el Proyecto de incentivación de las tierras privadas enel Área de Frontera16 describe en término de «vacío demográfico» lasituación de las 700.000 ha. de tierras privadas existentes en los depar-tamentos provinciales del nordeste (25 de Mayo, Guaraní, San Pedro yGral. Belgrano). Allí, la propiedad no se ha subdividido y las grandesextensiones se encuentran despobladas.

Los lugares más críticos (norte de San Pedro y sur de Gral. Belgrano)registran una densidad de población inferior a los cinco habitantespor km2 y «coinciden con las zonas de concentración de la propiedadterritorial. Son tierras cubiertas por montes, donde la principal actividades el obraje extractivo, sin industrialización de la madera, que no generaun asentamiento de población».17

Dos décadas más tarde, la situación se ha modificado sustancialmen-te. Así, el Censo de Ocupantes de Tierras Privadas en Misiones, llevadoa cabo en 2003 y 2004, registra 1.278 unidades domésticas residiendoen tres grandes propiedades forestales del norte de San Pedro y sur deGeneral Belgrano. Este poblamiento se produjo a través de sistemasinformales de comercialización de la tierra, articulados por contratistasy concesionarios.

A diferencia de un mercado institucionalizado, en el que los bienesadquieren generalidad y objetividad a través de un sistema de equi-valencias que es de dominio público, en los sistemas informales, el

15. Denis Baranger y Gabriela Schiavoni. «Censo de ocupantes de tierras».En: Estudios Regionales, n.o 28: (2005).

16. Gobierno de la Provincia de Misiones, 1978, «Proyecto de incentivaciónde las tierras privadas en el Área de Frontera».

17. Gobierno de la Provincia de Misiones, 1978, p. 8.

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intercambio es singular y el valor depende de las circunstancias y losvínculos personales. Esta forma no estandarizada de circulación deparcelas en las tierras privadas surgió al amparo de la crisis de la acti-vidad maderera en la década de 1980 (el régimen de convertibilidadimperante hacía que fuera más conveniente importar madera de Brasily Paraguay). En ese momento, la disminución del margen de rentabili-dad llevó a la quiebra a varios de estos establecimientos y las grandespropiedades comenzaron a ser explotadas de manera indirecta, a tra-vés de contratistas, con el consiguiente abandono de las instalaciones(administración, proveduría, villa de trabajadores, playa de acopio, ase-rradero y laminadora). No obstante, si bien la quiebra de las empresassignificó la expulsión de los trabajadores empleados, coincidió con elasentamiento de la mano de obra transitoria vinculada a los contratistasy la comercialización de permisos para los agricultores.

En los ingenios azucareros del nordeste brasilero, Sygaud18 señalaque la crisis de las empresas y la expulsión de los trabajadores de latierra, estimuló la constitución de un mercado de contratistas para ase-gurar la provisión de mano de obra. Estos contratistas provenían de lajerarquía administrativa de las plantations: administradores, capatacesy a veces trabajadores alfabetizados.

También en las propiedades forestales del nordeste de Misiones, lacrisis de la actividad fomentó el accionar de intermediarios surgidos delos cuadros laborales de las empresas, pero que en este caso, conserva-ron atribuciones sobre la tierra. El asentamiento de los trabajadores enla propiedad de la empresa fue utilizado como medio para retener a lamano de obra.

Un estudio que reseña la génesis de la ocupación en la propiedadde la empresa Colonizadora SA (norte del departamento de San Pedro)relata:

«identificamos pioneros que fueron empleados de la em-presa de diversos rangos . . . capataces, peones de obraje,encargados, recibidores, contratistas. . . que a partir del tra-bajo en la empresa se van asentando en la tierra. A quienestenían un cierto “rango”, los dueños le daban un sitio en latierra por ser “personal contratado”. Ahora bien, aquellosque eran peones de obraje. . . se les “pagaba” otorgándoles“derechos” a asentarse en tierras de la empresa. Esto seproduce a partir de la existencia de contratistas que, al nece-sitar personal que trabaje en el obraje y que no sea personalcostoso. . . se les daba tierra en forma de pago, pero tambiéncomo un modo de sujetarlos a la zona a los fines de tenerpersonal disponible a bajo costo, que conociera el monte,

18. Sigaud Lygia. « Des plantations aux villes : les ambigüités d’un choix ».En: Études Rurales, n.o 131–132: (1993), pp. 19-38.

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garantizando de esta forma disponibilidad de mano de obra,como también la continuidad del contratista».19

En 1982, uno de los concesionarios de Colonizadora SA tenía uncapataz que daba mercadería y tierra a los cazadores y ocupantes acambio de que le «descubrieran» madera. Así, «entregaba “permisos” (depalabra) para instalarse en la tierra. Con esto “sujetaba” a la gente a latierra y aseguraba insumo de mano de obra para los trabajos en el obraje.Al ser un contratista de la empresa. . . se “tomaba atribuciones”».20

Si bien ya no existe la villa de los obreros, la residencia de los traba-jadores y sus familias es tolerada, e incluso fomentada, para garantizarla disponibilidad de mano de obra. La tierra, entonces, es utilizada para«tener gente».

Un esquema semejante puede observarse en otra gran propiedadforestal de la zona, la Intercontinental Compañía Maderera SA (surdel departamento Gral. Belgrano). Esta sociedad, constituida en 1938con el objeto de importar y comerciar maderas,21 adquiere en 1948 unmonte de 35.156 ha. en el nordeste de Misiones. Vinculada inicialmenteal grupo Dreyfus y a la Banca Rothschild, la empresa fue vendida en1972 al Banco Cooperativo San Miguel y a la Compañía Inversora deBuenos Aires SA.22

En ese momento se realiza la mensura (1978) y se instalan el aserra-dero y la laminadora. No obstante, el administrador señala que

«[los dueños] encaraban la explotación como negocio mi-nero: sacar lo más que se puede sin invertir demasiado.Estaban vinculados al mundo financiero. La propiedad ser-vía como garantía para los créditos, para hipotecar. En 1983,uno de los socios era vicepresidente del Banco Nación yconsiguió que le dieran un crédito de 1.000.000 de dólarespara financiar pasivos».23

A partir de 1985, la empresa enfrenta dificultades y la propiedad(hipotecada) es arrendada a varios concesionarios. Los trabajadoresdespedidos permanecen en la tierra:

19. Laura Kostlin. «Voces y silencios en la lucha por la tierra en Misiones».Tesis de lic. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacionalde Misiones, 2005, p. 70.

20. Ibíd.21. Monitor de Sociedades Anónimas, 1938, tomo LXIII.22. La empresa es descripta por el diario local en estos términos: «La

Intercontinental Compañía Maderera SA comenzó a trabajar de la mano delos socios Conrado Garzoli, Francisco Lavonia, Gregorio Israel, Angel Cortini,Antonio Angriman, Protect SA, Alfredo Concepción, Manuel Erlich y MarioManus. Luego se sumaron al grupo Abraham Gaak y Jomar SRL». El territorio30 de agosto de XX00.

23. Entrevista a un administrador de la empresa, realizada en 2005.

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«Los reclamos por el atraso de los sueldos quedaron sinser respondidos. Posteriormente el aserradero es alquiladohasta finales del año 2003, por lo que la explotación forestalen la propiedad continuó, siendo contratadas otras personaso algunas que trabajaban anteriormente, pero ahora, con uncontrato nuevo y perdiendo su antigüedad. Los ocupantescomenzaron a dedicarse a la agricultura, convirtiéndose enpequeños productores, alternando también con trabajos detemporadas en otros aserraderos, ubicados en la Provinciade Corrientes o Entre Ríos».24

También un dirigente de las organizaciones de lucha por la tierra,indagado acerca de quiénes son los ocupantes de la propiedad de Inter-continental SA, señala:

«Eran obreros y salieron. O sea: fue a quiebra la empresay dejó tirada la gente. Y hasta ahora no pudieron cobrarlas quincenas atrasadas (. . . ). Lo único que pudieron haceres ubicarse en una chacrita para vivir. Por eso hay muchaspersonas de distintos nombres, pero todos esos estabaninvolucrados trabajando en la propiedad de la Inter».25

Una vez explotados los montes, los demás recursos naturales de lapropiedad no presentan mayor interés:

«Son los peores suelos, 6B, con pendientes de más del 20 %y los mejores ejemplares forestales ya no existen. Hace ven-ticinco años ya no están en el monte misionero las maderasvaliosas: cedros de gran diámetro, loro negro, etc.».26

En 1999, el Banco Nación anuncia el remate por un valor estimadoen 10 millones de dólares. Al año siguiente se ofrece a 3,75 millones dedólares. El Estado intentó frenar el remate a través de la creación deuna reserva de biosfera, proyectada por el Ministerio de Ecología de laprovincia y la Secretaría de Desarrollo Sustentable de la Nación.27 Enel año 2002, un informe realizado en la propiedad por inspectores delMinisterio de Ecología de la Provincia, consigna:

24. Gustavo Fernández. «Más allá de la fe. Mercado de bienes simbólicosy tenencia de la tierra en el nordeste de Misiones». Tesis de lic. Facultad deHumanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Misiones, 2005,p. 72.

25. Entrevista a dirigente de la Comisión Central de Tierras de Misiones,realizada en 2003.

26. Entrevista a un administrador de la empresa, realizada en 2005.27. El territorio 30 de agosto de XX00.

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«informamos que existe un comercio de compra venta delote o mejoras dentro de la propiedad ejercido por personasque en algún momento han habitado la propiedad y . . .aún habitan la propiedad,. . . variando los precios según lasdimensiones de los lotes. . . abonando sumas que oscilandesde los $ 1.500 a los $ 9.000 o de algún otro bien trocable,moto, camioneta, yunta de bueyes, etc.».28

Y, continúa el informe,

«estas personas ajenas a la propiedad, que manifiestan co-nocer su condición de intrusos (. . . ) Poseen grandes plan-taciones de tabaco tipo burley y . . . según manifiestan sonatendidos por las compañías tabacaleras (. . . ) Se pudo ob-servar . . . galpones de grandes dimensiones confeccionadospara la secanza de tabaco».29

En 2003, la oferta de remate de Intercontinental SA es por un valorde 2,60 millones de pesos argentinos, incluyendo el aserradero y lalaminadora. Finalmente, es vendida en forma fraccionada en 2005 auna empresa forestal (Puente Alto SA) que abonó $ 90 por hectáreade tierra. Al año siguiente, la propiedad es incluida en la «ley deexpropiación» (ley provincial n.º 4.093)30 y la empresa sólo se aviene anegociar con el Estado a un valor de $ 1.500 la hectárea.

Peones y agricultores

El Censo de Ocupantes de Tierras Privadas de Misiones registróque la situación ocupacional del 21 % de los ocupantes estaba definidapor una combinación de explotación agrícola y venta de fuerza detrabajo («chacra y peón»). Hay, además, un 3 % de los ocupantesque se desempeña exclusivamente como peón forestal. En las grandespropiedades forestales tales como Colonizadora SA, IntercontinentalSA y Maderera Industrial SA, el porcentaje de ocupantes que combinaexplotación agrícola y venta de fuerza de trabajo oscila entre el 15 % yel 25 %.

Los datos sobre distribución de la tierra y equipamiento productivodel mismo censo muestran que más del 30 % de la población de ocu-pantes, en cada una de estas grandes propiedades, está asentada en

28. Provincia de Misiones, Informe elevado al ministro de Ecología, 16 desetiembre de XX02.

29. Ibíd.30. Esta ley provincial, sancionada en 2004, se denomina oficialmente

«Plan de Arraigo y Colonización». Es válida para situaciones específicas (entrelas que se cuentan Colonizadora SA e Intercontinental SA) y sólo se aplicóparcialmente por falta de fondos para indemnizar a los propietarios.

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parcelas de hasta 10 ha. Asimismo, alrededor del 40 % y más de losocupantes, no dispone de equipamiento productivo. Estos elementossugieren que se trata de una población dedicada sólo parcialmente a laagricultura, presumiblemente vinculada al trabajo forestal temporario.

Parcelas A B C

hasta 1 ha. 9 9 101,1 – 5 ha. 15 14 155,1 – 10 ha. 13 14 10sin equipamiento productivo 37 46 37

Cuadro 14 – Ocupantes con parcelas de hasta 10 ha. y ocupantes sin equipa-miento productivo ( %). Fuente: Censo de Ocupantes de Tierras Privadasde Misiones. A = Colonizadora SA (departamento San Pedro); B = Inter-continental SA (departamento Gral. Belgrano); C = Maderera Industrial SA(departamento Gral. Belgrano.

A su vez, la condición ocupacional definida por el trabajo exclusivoen la explotación agrícola familiar representa el 54 % de los casos en lapropiedad de la empresa Colonizadora SA y el 65 % y 64 % respectiva-mente en las propiedades de Intercontinental SA y Maderera IndustrialSA.

En lo que respecta al cultivo de tabaco burley, en Colonizadora SA,el 28 % de los ocupantes es tabacalero, mientras que en las demáspropiedades el porcentaje es menor (17 % en Intercontinental SA y sóloun 4 % en Compañía Maderera SA).

Refiriéndose al asentamiento agrícola en las propiedades forestalesdel nordeste provincial, un dirigente del Movimiento Agrario de Misio-nes (MAM) subraya la connivencia de los empresarios en relación alfenómeno de la intrusión, esgrimiendo tres razones principales:

1. «Hubo grandes empresas que dejaron formarse alrededor de sutierra lo que se llama un “cordón sanitario”: una serie de chacrasque protegía del avance de más colonias. Eso lo hizo fundamen-talmente Laharrague que tiene aproximadamente 35.000 ha. ennuestra provincia».31

2. «Lo otro que se dio en varios lugares es que el propietario hahecho una explotación ilegal de la madera y la forma de tapar esaexplotación es dejar que entren colonos, y luego se culpa a loscolonos de esa entrada».32

3. «Otro hecho que hay que tomar en cuenta es que hay zonas difíci-les para realizar plantaciones industriales, plantar pino, porque esmuy quebrado, entonces dejaron entrar gente que le está permi-

31. Michel Guilbard. «La cuestión agraria en Misiones». En: Estudios Regio-nales, n.o 33: (2006), pp. 65-68.

32. Ibíd.

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tiendo no pagar impuestos o negociar con el estado esa tierra, quea ellos no les sirve porque ya sacaron la madera de valor y volvera plantar es demasiado costoso».33

El funcionario provincial a cargo de la Dirección de Tierras Privadascoincide con este diagnóstico: «Son los madereros los que impulsanla ocupación. Sobre todo de las áreas más remotas, donde hay másmadera. Le traen una provista a fin de mes y el tipo corta los árboles ylos pone en la planchada. Por supuesto, le compran a precio vil».34

Los convenios: ¿una vía mercantil?

Desde fines de la década de 1990, los acuerdos entre propietarios yocupantes para la venta de parcelas representan una vía de regulariza-ción de la tenencia, impulsada por los agricultores más capitalizados.Las organizaciones que luchan por la tierra objetan la validez jurídicade tales arreglos. A partir del año 2002, las empresas tabacaleras, inti-madas por el estado provincial, exigen la autorización del propietariopara incorporar a los agricultores al complejo agroindustrial. Este requi-sito impulsó la realización de convenios entre empresas y agricultores,fundamentalmente tabacaleros.

Las transacciones se realizan fijando un precio uniforme de la tierra,pero la oferta es válida sólo para los ocupantes ya instalados. El sistemade equivalencias se establece en base a la producción de tabaco (el valorde la hectárea es estimado en 100 kilos de tabaco).35

Estos acuerdos ponen de manifiesto el trabajo de preparación querequiere la organización de un mercado. En efecto, la tierra, para servendida, debe subdividirse y tener las obligaciones fiscales en regla. Enmuchos casos, los propietarios estiman que el dinero a obtener por laventa de las parcelas no justifica esta inversión.

Así, en una propiedad forestal del departamento de San Pedro, losocupantes abonaron en 2004 alrededor del 20 % del valor de las parcelas(el precio por hectárea osciló entre $ 400 y $ 600) y firmaron un reciboante escribano público. El propietario se comprometió a realizar lostrabajos de subdivisión de los lotes y como esto no se efectivizó, losocupantes cesaron el pago. Uno de ellos explica: «No sé cuáles son lasintenciones. Queremos seguir pagando la tierra y son los dueños queno aparecen».36

El convenio fue impulsado por un ocupante, ex-empleado del pro-pietario, que estableció el valor de la hectárea en $ 400. Este productoradquirió dos explotaciones y compra los derechos de aquellos que no

33. Ibíd.34. Director de Tierras Privadas de la Provincia de Misiones, comunicación

personal, 2006.35. El territorio 27 de noviembre de XX06.36. Entrevista a un agricultor ocupante, departamento San Pedro, 2005.

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pueden continuar con los pagos (mayoritariamente peones). El Estado,a través de los municipios, apoya la vía de los convenios entre propieta-rios y ocupantes como solución para el problema de la propiedad de latierra.

El convenio firmado en 2002, en el municipio de San Pedro, entrela empresa Victoria Compañía de Colonización SA y treinta y ochoocupantes, es considerado el «primer antecedente de resolución dela intrusión de tierras».37 Así, «los intrusos ahora pasaron a llamarseadquirentes y tienen un plazo de hasta 1 año para hacer la primeraentrega y de 5 años para cancelar la deuda por las propiedades a seradquiridas legalmente».38 Se trata de ocupantes «con una antigüedadpromedio de 15 años y alrededor de 15 a 20 ha. de tierras usurpadas.El 80 % se dedica a la explotación del tabaco».39

La empresa en cuestión negoció de este modo 600 ha. de su prediototal de 9.000 ha. Según la fuente periodística, «el acuerdo logradomarca un interesante antecedente para resolver otros antiguos conflictos,como es el caso de la Compañía Colonizadora Misionera, donde tambiénmuchos ocupantes estarían dispuestos a comprar las tierras».40

Conclusiones

La situación que analizamos en esta contribución pone en juegotres actores principales: las empresas, el Estado y los agricultores.Como ilustran los procesos de compra-venta de tierras en Misiones, losmercados distan de ser dispositivos regidos exclusivamente por fuerzasinternas y el Estado juega un rol constitutivo en su organización.

Así, en la provincia, durante la primera mitad del siglo XX, lasacciones del Estado y las empresas se conjugaron para institucionalizarun mercado de tierras, subdividiendo las propiedades y comercializandolas parcelas a los agricultores. Al actuar de este modo, perfilaron unaestructura agraria de pequeñas y medianas explotaciones familiares.

El mecanismo le permitía a las empresas comercializar las tierrasadquiridas en condiciones ventajosas, integrando esta actividad con laexplotación maderera y el abastecimiento de productos agrícolas parala industrialización de alimentos.

En contraste con esto, en la situación que estudiamos en el nordestede Misiones a fines del siglo XX, las acciones de las empresas y el Estadono están orientadas hacia la institucionalización de un dispositivo quepermita la compra de tierras por parte de los agricultores.

37. El territorio 24 de diciembre de 2002.38. Ibíd.39. Ibíd.40. Ibíd.

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En estas propiedades, el comercio de parcelas se efectúa a través decircuitos informales, articulados por capataces y contratistas medianteformas de intercambio singular.

En este contexto, los ocupantes más capitalizados, integrados alcomplejo agroindustrial tabacalero, reclaman la institucionalización deun mecanismo de compra-venta de tierras. Aún así, el acceso a la tierrapara estos agricultores no puede resolverse de acuerdo a una formade coordinación mercantil. La objetivación de los bienes deberá tomaren cuenta clasificaciones y evaluaciones políticas (por ejemplo, unajerarquía de usos de la tierra).

Las organizaciones de lucha, a su vez, solicitan que el Estado inter-venga sustrayendo la tierra del mercado, cediéndosela a los ocupantesy asumiendo las pérdidas de las empresas. En relación a esto, habríaque pensar en la posibilidad de inscribir la acción pública en la esferaeconómica, sin asimilarla necesariamente al mercado y sin relegarla alas políticas sociales.

En síntesis, el problema descripto desnuda los vínculos complejos ycontradictorios entre las empresas, los ocupantes y el Estado.

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Territorios pasados, presentes, posibles. Estudio decasos: la reactivación de un tren entrerriano y laautonomía municipal de una localidad bonaerense

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Introducción

Con algunos motivos fundados, hace medio siglo, la historia y lageografía son puestas en tela de juicio como disciplinas científicas;uno de los argumentos esgrimidos apunta a la dificultad de estudiar eltiempo y el espacio desde categorías analíticas propias de las cienciassociales, y alejadas de disciplinas con trayectoria en el tema como lafísica, la èometría o la filosofía. Sin estar la cuestión resuelta, hoy elpanorama es más alentador. Tiempo y espacio son constitutivos – nosólo física, geométrica y filosóficamente – de nuestros territorios y sussociedades, sino que en el escenario actual son necesariamente cruzadosde manera central por la geografía y la historia, en tanto construccionessociales de conocimiento, las que a la vez se nutren de otras disciplinas.

Tres ejes de análisis constituyen disparadores teóricos y epistemoló-gicos de esta investigación: tiempo-espacio-acontecimiento en proceso,local-meso-global y sujeto-objeto. Un hilván histórico-geográfico organi-za el análisis, a la vez que pretende ser un aporte útil en la investigacióncientífico-social referida a territorios pasados, territorios presentes yterritorios posibles.

Se han seleccionado dos casos, entre poco más de ochenta investi-gados, por considerarlos representativos de la heterogénea y complejaproblemática del agro argentino:

1. Entre más de doscientos ramales, la reactivación de un tren en sie-te localidades y una veintena de colonias agrícolas de la Provinciade Entre Ríos.

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2. La reivindicación de una sociedad local que, como otras sesen-ta, trabajan y luchan por obtener su autonomía municipal en laProvincia de Buenos Aires. En el primer caso, se trata de la contri-bución potencial al desarrollo territorial de la puesta en marchade un tren inactivo hace tres décadas en una microregión de EntreRíos; en el otro caso, de la prefactibilidad de una posible divisiónterritorial del partido bonaerense de Chascomús en dos nuevosdistritos, Chascomús y Lezama.1

En cuestiones ferroviarias tanto como en autonomías municipales, elpoder y la identidad fueron construyendo territorios y lugares posiblesen el pasado: un tren en marcha entre 1907 y 1980 y un municipioexistente entre 1864 y 1894. Desde 1980 y desde 1894 respectivamente,cooperación y conflicto, identidad y poder, también construyen losterritorios presentes: una microregión sin tren y una localidad y su áreade influencia rural sin autonomía.

En los últimos años, los cambios en la política territorial y en laspolíticas locales «. . . están demostrando que la articulación dinámicaentre sujetos, prácticas sociales y proyectos políticos, permite desplegarcapacidades locales que explican cómo y porqué se desarrollan los terri-torios».2 A partir del reconocimiento y la investigación sobre iniciativasinstitucionales y ciudadanas, este trabajo pretende ser un aporte para laconstrucción de territorios posibles, que sean más sustentables social,económica, ambiental e institucionalmente que los actuales. Si la his-toria y la geografía marcan el origen, posibles proyectos de desarrolloendógeno y de inteligencia y desarrollo territoriales3 constituyen eldestino de esta publicación.

Ejes de análisis

Las investigaciones que dan lugar al presente capítulo integrancuestiones más amplias. En el caso entrerriano: desarrollo territorial,reactivación ferroviaria, desarrollo endógeno, capital social y fortaleci-miento institucional; y en el caso chascomunense-lezamense: desarrolloendógeno, gestión territorial, leyes orgánicas municipales y modelos degestión institucional.

1. Pueden consultarse resúmenes de ambas temáticas en Horacio Bozzano.Territorios posibles. Procesos, lugares y actores. Capítulos 18 y 19. Buenos Aires:Lumiere, 2009.

2. Oscar Madoery. Otro desarrollo: el cambio desde las ciudades y regiones.Buenos Aires: UNSAM, 2008, pp. 133-148.

3. Al respecto pueden consultarse las publicaciones de la Red Europea deInteligencia Territorial (ENTI) en http://www.territorial-intelligence.eu,en particular las de las conferencias de Huelva 2007, Besancon 2008 y Salerno2009.

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Tiempo-espacio-acontecimiento

El tiempo y el espacio son, desde hace milenios, objeto de desvelode filósofos, pensadores, viajeros, naturalistas, físicos, matemáticos y,desde el siglo XIX, es una preocupación compartida por las cienciassociales y naturales. Es muy probable que la empirización simultáneade tiempo y espacio sea una de las cuestiones más difíciles de descifraren la ciencia, aun con la actual y saludable tendencia a la inter y latransdisciplinariedad.

¿Cómo participa el tiempo entre los geógrafos? ¿Cómo participael espacio entre los historiadores? En el primer caso, más allá de losavances notables de T. Hagerstrand al referirse a la geografía del tiem-po, los geógrafos se han ocupado principalmente de la modernizacióny difusión de innovaciones, de la delimitación de períodos históricossegún escalas geográficas y del simple enunciado de la inseparabilidadde tiempo y espacio.4 Por su parte, uno de los historiadores más preo-cupados en este juego dialéctico entre tiempo y espacio fue FernandBraudel; este maestro analizó los diferentes modelos construidos por lasciencias sociales como instrumentos de investigación y de conocimiento,destacando

«. . . la reducción necesaria de toda la realidad social al espa-cio que ocupa. . . Los modelos espaciales son esos mapas enlos que la realidad social se proyecta y se explica parcialmen-te, modelos para todos los movimientos de la duración (y,sobre todo, de la larga duración), para todas las categoríasde lo social».5

Una forma de empirizar simultáneamente tiempo y espacio con re-ferencia al territorio, es mediante el concepto de acontecimiento enproceso.6 Es posible establecer un corredor a la vez epistemológico, onto-lógico y axiológico de alcance y complejidad creciente entre el instante,el acontecimiento y el proceso. Mientras un cúmulo de determinadosinstantes en tiempo-espacio estaría dando lugar a un acontecimientoen tiempo-espacio, determinados acontecimientos – y no todos, sino

4. Milton Santos. La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón yemoción. Barcelona: Ariel, 2000, p. 44.

5. Fernand Braudel. La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza, 1984,pp. 104-105.

6. Se trata de un concepto generado básicamente a partir de los aportesde Santos, del trabajo con la tríada social: procesos, lugares y actores. HoracioBozzano. «Procesos, lugares y sujetos, una tríada social crítica». En: III Jor-nadas de Docencia e Investigación. Ed. por UN de La Pampa. 2006; con el ejetiempo-espacio, Bozzano, Territorios posibles. . . y con el proceso de organizaciónterritorial; este último a partir de José Luis Coraggio. Territorios en transición.Quito: Ed. Ciudad, 1979, cap. 1.

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aquellos más significativos para lo que se pretende explicar – estaríanpermitiendo entender y explicar un proceso en tiempo-espacio. A esteproceso en particular lo denominamos proceso de organización territo-rial.

Local-meso-global

«Cada lugar es, al mismo tiempo, objeto de una razón global y de unarazón local, que conviven dialécticamente».7 Edgard Morin explica estecomplejo proceso: «hoy cada uno de nosotros es como el punto singularde un holograma que, en cierta medida, contiene el todo planetario quelo contiene».8

La globalidad, partiendo de la vieja idea de la «aldea global» de McLuhan, se percibe como un hiperespacio, engendrado por inmensidad decircuitos y flujos que alteran también los viejos conceptos relacionadosal espacio concreto como lugar, Estado, región, localidad.9 El estudiode la relación global-local podría conducir a error, en la medida quese minimice el peso de niveles intermedios o meso (representados porEstados nacionales o federales y por instituciones y organizaciones dealcance regional, provincias u otras según los países) que permean consus decisiones, gobiernos, economías y sociedades locales, así comoencarnan o confrontan de mil formas con intereses más globales. Estosniveles meso hoy son tan determinantes en el devenir arriba (global),como abajo (local). La «glocalidad» planteada por George Benko estámediada por niveles meso de una dialéctica horizontal-vertical, enla que se estima pertinente identificar, como lo hace Milton Santos,«aconteceres jerárquicos, homólogos o complementarios» y sus actoresdeterminantes.

«A través de las redes podemos reconocer, grosso modo, trestipos o niveles de solidaridad, cuyo reverso son otros tantosniveles de contradicciones. Esos niveles son el mundial, elde los territorios de los Estados y el nivel local. . . El mundoaparece como la primera totalidad, empirizada por mediode las redes. . . La segunda totalidad es el territorio: un paísy un Estado – una formación socioespacial – totalidad resul-tante de un contrato y limitada por fronteras. Sin embargo,la mundialización de las redes debilita las fronteras y com-promete el contrato, aunque resten a los Estados numerosasformas de regulación y control de las redes. . . El lugar es

7. Santos, La naturaleza del espacio. . . p. 290.8. Edgard Morin citado en ibíd., p. 44.9. Luis Castro Nogueira. «El espacio/tiempo social: fragmentos de ontología

política». En: Archipiélago, Cuadernos de Crítica de la Cultura, n.o 34–35: (1998),p. 42.

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la tercera totalidad, donde fragmentos de la red adquierenuna dimensión única y socialmente concreta, pues en lacontigüidad ocurren fenómenos sociales agregados».10

¿Qué vínculos entablan actores en estas relaciones de poder locales-meso-globales?

«Las acciones son cada vez más ajenas a los fines propiosdel hombre y del lugar. De ahí la necesidad de operar unadistinción entre la escala de realización de las acciones y laescala de su mando. . . (a la vez). . . las acciones son cadavez más precisas y también más ciegas, porque obedecen aun proyecto ajeno. . . Se impone distinguir entre los actoresque deciden y los demás».11

Sujeto-objeto

En los objetos de estudio e intervención científico sociales, participande diversa manera sujetos muy diferentes: actores territoriales, decisoresy también los propios sujetos investigadores. Hoy, las ciencias socialesatraviesan una etapa de cambios en la que se prioriza la subjetividad delactor, revelando aquello que François Dosse llama una «humanización delas ciencias humanas» que se enfrentan a la evidencia de que la culturano es homogénea y que la gente vive en diferentes códigos culturales.Frente a un concepto unilateral y uniforme de desarrollo, articuladosobre un modelo cultural racionalizador, incapaz de darle valor a laexcepción y a la diferencia, que sublima el crecimiento económico, seerige el desafío contemporáneo del desarrollo local y su revalorizaciónde lo específico y de lo singular.12

La sociedad de los flujos y de la información decodificada por ManuelCastells, se compensa con las formas de habitar y de sentir el espaciopropio, local y de expresar las diversas afinidades, recuperando ladistancia geográfica que la propia velocidad de la comunicación tiendea suprimir. En este contexto, una renovada èografía adscribe entoncesa una nueva concepción del espacio y se ocupa – a través del enfoquedialéctico entre sistemas de objetos y sistemas de acciones propuesto porMilton Santos – de las formas de ocupación y de apropiación territorial,de las dinámicas y de los «órdenes locales» explicados en un contextode globalización, donde también participan niveles meso.

Por otra parte, la verdad del objetivismo – absoluto, universal, ahis-tórico, aespacial – ha dejado de ser un principio monopólico en las

10. Santos, La naturaleza del espacio. . . p. 228.11. Ibíd., pp. 68-69.12. José Arocena. El desarrollo local un desafío contemporáneo. Ed. por Cen-

tro Latinoamericano de Economía Humana. Montevideo: Universidad Católicadel Uruguay-Nueva Sociedad, 1995, p. 10.

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«nómades» ciencias sociales, para competir con la verdad de casosproducidos en contextos locales, condicionados por intereses tambiénlocales y coloreados por la percepción local. Se recupera entonces la«historia local», que convierte a personas singulares, comunidades ypueblos en actores históricos; que no está necesariamente circunscriptaa una localidad o pueblo, sino que está escrita por historiadores, quepreocupados por problemas teóricos y utilizando metodologías interdis-ciplinarias, buscan un ámbito local concreto para entender cuestionesmás generales.

Una manera de articular procesos, lugares y actores en relacionessujeto-objeto determinadas, es a partir del planteo de Madoery: alreferirse al patrón sobre el que se estructura un orden social, reconoceun patrón de acumulación/ distribución preferentemente sistémico;otro patrón de organización institucional; y un tercer patrón, de acciónpolítica, referido a un nivel situacional.13

La reactivación de un tren: un paso hacia el desarrollo territorial*

Desarrollo territorial y desarrollo endógeno

La Argentina, al igual que otros países latinoamericanos, experi-menta en estos años un incipiente proceso de construcción de institu-cionalidad para el desarrollo territorial. Prueba de ello es la vigenciade un conjunto de programas y proyectos que aportan insumos paraintervenciones en políticas de desarrollo.14

Se entiende que el concepto desarrollo territorial se refiere tanto acasos regionales como microregionales, teniendo en común, más que suescala, la presencia de desarrollo endógeno y desarrollo exógeno. Desdeesta perspectiva entonces, el «desarrollo territorial» no es sinónimo de«desarrollo local» ni de «desarrollo endógeno». Dos motivos generanconfusión acerca de su significado:

1. Es una práctica sin teoría.

13. Madoery se nutre de la obra de Robert Alford y Roger Friedland. Lospoderes de la teoría. Capitalismo, estado y democracia. Buenos Aires: Manantial,1991, en buena medida el planteo de Madoery constituye un nexo para entenderde manera más integral los tres ejes que vertebran el presente capítulo.

*. Desarrollo territorial mediante la reactivación de un tren. El ramal Caseros-Villa Elisa-San Salvador, Entre Ríos, Argentina (2008) Proyecto realizado porun equipo de investigación del Programa Lugar Innova, UNLP (H. Bozzano yequipo) con apoyo de la Secretaría de Políticas Universitarias de Argentina y elmunicipio de Villa Elisa.

14. Se sugiere consultar Madoery, Otro desarrollo: el cambio. . . PabloCostamagna. «Las organizaciones del territorio. Cambios para fortalecer eldesarrollo territorial». En: Desarrollo económico territorial. Respuesta sistémica alos desafíos del empleo. Fortaleza: DET-ALC, 2006, p. 6.

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2. Reconoce mínimamente tres matrices de origen:

expresa una lógica de regulación horizontal,es una respuesta a la crisis macroeconómica y al ajuste,expresa la dialéctica global/local.15

A su vez estas conceptualizaciones presentan algunas notas comu-nes: humano; territorial; multidimensional; integrado; sistémico; sus-tentable; institucionalizado; participativo; planificado; identitario; einnovador.16

15. Puede consultarse en Sergio Boisier. «Desarrollo local: ¿de qué estamoshablando?» En: Revista Paraguaya de Sociología, n.o 104: (1999), p. 14.

16. Paolo Di Pietro. «Hacia un desarrollo integrador y equitativo: unaintroducción al desarrollo local». En: Desarrollo local. Una respuesta a escala

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El desarrollo endógeno es una de las estrategias necesarias para eldesarrollo territorial, el cual a partir del diálogo entablado entre concep-tos teóricos y experiencias concretas, puede definirse en los siguientestérminos: proceso basado en el despliegue simultáneo de acciones enmateria de desarrollo endógeno o local, desarrollo institucional local,regional y nacional y ordenamiento territorial – sostenibles los tres –referidos a un objeto de intervención concreto, en un recorte espacialconcreto, con la participación de actores públicos, privados y de lasociedad civil, promoviendo comunicación, apropiación, valorizacióny organización, y generando círculos de transformación virtuosa enconciencias, en acciones y en objetos. En este marco, el ordenamientoterritorial, entendido como la acción de ordenar el territorio, sólo es po-sible luego de articular desarrollos endógeno y exógeno, considerandodimensiones políticas, económicas, sociales y ambientales en un marcode participación que posibilite diseñar y articular políticas públicas.

Un caso de desarrollo microregional con impactos regionales

Una de las características distintivas y singulares del caso en estudio,es que no se refiere a una localidad: el tren propuesto – en sus tresfines principales: turístico, de carga y de pasajeros – transitaría por uncorredor que articularía a siete localidades bien diversas entre sí, con doscentros regionales de importancia: Concordia y Concepción del Uruguay.El entorno institucional a abordar no es local, sino microregional y losimpactos, regionales.17 El ramal ferroviario se inaugura en 1907 y secierra en 1980, comprendiendo de norte a sur las localidades de SanSalvador, Arroyo Barú, La Clarita, Villa Elisa, Pronunciamiento, Primerode Mayo y Caseros. Cada localidad tiene una identidad significativadada principalmente por sus procesos de colonización y poblamientooriginal – saboyanos, piamonteses, judíos europeos, vascos y otros – ypor el desarrollo de sus actividades económicas y culturales.

Entre los procesos de transformación de base exógena a la micro-región, cabe mencionar el Plan Estratégico Territorial de la RepúblicaArgentina, impulsado por el Ministerio de Planificación Federal con elaporte de las provincias. Asimismo se estima de un potencial enorme lareciente creación de las Direcciones Nacionales de Vialidad Ferroviariay de Operaciones Ferroviarias. Desde la Provincia de Entre Ríos debendestacarse las directrices del gobierno en materia de política ferroviariay de ordenamiento territorial. En la medida que se produzcan vínculos

humana a la globalización. Ed. por Dabid Burin y Ana Inés Heras. Buenos Aires:Ediciones Ciccus, 2007, p. 22.

17. El área de influencia directa del ramal ferroviario tiene 30.000 ha-bitantes, distribuidos en siete localidades y veinte colonias agrícolas; el áreade influencia regional hacia donde se vincularía la microregión (Concordia yConcepción del Uruguay) supera los 200.000 habitantes.

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con resultados concretos, se estará en presencia de un proceso de desa-rrollo territorial, donde confluyan inquietudes nacionales, provincialesy locales.

El tema del tren de pasajeros – que no circula desde hace 30 años –puede oficiar como elemento disparador, no sólo para el desarrollo decada una de las localidades por donde circularía, sino para la microregión.

Cada localidad tiene su pacto fundacional, su historia, sus huellas,sus improntas, sus aconteceres homólogos, jerárquicos y complemen-tarios. En este marco, es oportuno rescatar los principales factores deendogeneidad presentes en cada localidad en condiciones de sumarsesinérgicamente tras un objetivo común: la puesta en marcha del tren.Cada comunidad puede y debería transitar un triple sendero simultáneo:el de su propio desarrollo endógeno, el de un desarrollo territorial conmatices, – según comunidades y lugares: con el tren, como parte delas regiones turísticas que integran las diversas localidades o bien conacuerdos territoriales con otros fines – , y el de una integración a suprovincia y la nación.

Acontecimientos, historia e identidad: la sociedad local y sus territorios

Tomados en sentido amplio los conceptos de territorio y sociedad,y referidos éstos al objeto en análisis – el desarrollo territorial y lareactivación de un tren – se parte de la premisa que para entender cadaterritorio será necesario:

1. Indagar, conocer y entender a los actores públicos, privados yciudadanos que influyen en él.

2. El medio geográfico, lo natural y lo artificial hibridado en técnicas.3. Sus sistemas de objetos y sus sistemas de acciones más significati-

vos.4. Sus principales acontecimientos en proceso, en tiempo y espacio.5. La articulación entre lo local, lo meso y lo global, que con sus

verticalidades y horizontalidades, entreteje cada territorio.18

18. Estos cinco ejes de análisis, presentes en Bozzano, Territorios posibles. . .son nutridos básicamente de: Jorge Karol. Actores sociales y gestión de la ciudad.La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2004; Emile Durkheim. Escritosselectos. Selección e introducción de Anthony Giddens. Buenos Aires: Nueva Visión,1993; Max Weber. «Ciencia y política». En: Ensayos de Sociología Contemporánea.Madrid: Martínez Roca, 1970; Pedro Pírez. «Actores sociales y gestión de laciudad». En: Revista Ciudades, n.o 28: (1995); Oscar Madoery. «La crisis de unorden social. ¿Por qué Argentina no se desarrolló?» En: Desarrollo y Región.¿Hacia dónde vamos? Rosario: Instituto de Desarrollo Regional, 2002; y Santos,La naturaleza del espacio. . .

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Desde este enfoque teórico se analizan aspectos relativos a la historiay a la identidad de las sociedades locales, destacando los principalesacontecimientos que forman parte del proceso de organización territorialde la microregión en relación con la actividad ferroviaria.

En apretada síntesis, el primer tramo de 36 km. se inaugura en 1907,uniendo cuatro localidades; mientras que el segundo tramo de 63 km.se inaugura en 1912; en 1915 se levantan en este tramo otras dos esta-ciones, hasta completar las siete actuales. El ramal nace con servicioscargueros y de pasajeros. Las localidades y sus colonias agrícolas, cono-cen tiempos locales y regionales prósperos, que se prolongan hasta finesde la década de 1960. En el marco de la política de «racionalización»implementada en 1975, se privilegia el perfil carguero en detrimento deltransporte de pasajeros, siendo éste uno de los factores de decadenciaferroviaria generalizada. En 1980 se cierra el ramal. Pasadas cuatrodécadas de este proceso, los resultados generales en Argentina no hansido muy alentadores: éxodo y despoblamiento rural y su contracara, elhacinamiento urbano, pérdida del patrimonio y de la cultura tradicional,olvido y marginación social y cultural de gran parte de los espaciosrurales. El cierre de cientos de estaciones ferroviarias en la Argentinaconstituye un factor determinante en el proceso de despoblamiento enlocalidades pequeñas.19

En 1994 el Ferroclub Central Entrerriano reactiva parte de este ramalcon fines turísticos – el Trencito Histórico – hasta que en 2007 el serviciose interrumpe por desperfectos técnicos y falta de recursos. Hoy las sieteestaciones del ramal, inactivas, continúan siendo referencia importantede las poblaciones locales, y en algunos casos, factor de identidad: todosquieren que vuelva el tren. Las identidades son un asunto tanto del «ser»como del «llegar a ser»; implican mirar al pasado y también al futuro,asociándola con un «proyecto» común.20 Hoy este tren es un territorioposible para más de 30.000 almas. Una proyección del pasado recienteen el futuro cercano, permite afirmar que las acciones en marcha delos gobiernos provincial y nacional, indican que en la actualidad seexamina el tema desde una óptica más abarcadora. Se saca el eje delproyecto local del «tren por el tren» y se lo coloca en el eje del desarrolloterritorial mediante la reactivación del mismo con la coparticipación de

19. Según estudios de la Fundación Responde, en la Argentina hay 602pueblos en riesgo de desaparecer, 124 que prácticamente no han crecido enlos últimos diez años y 90 que ya no figuran en el último censo 2001. Lospoblados en riesgo albergan 268.920 habitantes y representan casi el 40 % delos poblados rurales del país.

20. Larraín Ibañez. Modernidad, razón e identidad en América latina. Santia-go de Chile: Andrés Bello, 1996.

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actores públicos locales, provinciales y nacionales, actores privados yciudadanos de todo el ramal.21

Lezama y su autonomía. Entre la identidad y la sostenibilidad*

Descentralización, autonomía municipal

Cuando en 1925 se plasma el primer movimiento autonomista deLezama del cual se tiene documentación, está en plena vigencia elcentralismo liberal. El Estado liberal crea una administración dondeordena el territorio según criterios de racionalidad o de funcionalidadde carácter centralizado. La hipertrofia normativa; la concentraciónde recursos financieros en niveles centrales del Estado y el progresivovaciado de atribuciones de gobiernos locales a favor del Estado nacionaly/o provinciales, son aspectos del proceso de centralización político-administrativa que caracteriza al siglo XX.22 En las décadas de 1980 y1990, el Estado-nación pierde capacidad de regulación y de soberanía alser sometido a una doble erosión: por arriba, las empresas multinacio-nales y los organismos internacionales, y por debajo, la revalorizaciónde lo local que el discurso y la mecánica de la globalización alienta endesmedro de los Estados nacionales.23

En la actualidad, transcurridos más de ochenta años de ese primergermen autonomista de Lezama, ambas esferas de poder – pública yprivada – han entrado en procesos de redefinición. La descentralizacióncomo proceso político administrativo, la revalorización de los podereslocales, la conciencia de la necesidad de su reestructuración para quepuedan asumir con eficacia las competencias y recursos necesarios, lareforma municipal, la autonomía, la potenciación del autogobierno y dela participación, se han convertido hoy en problemáticas de la agendade intelectuales y en prácticas políticas de las democracias modernas.

En el caso particular de la Provincia de Buenos Aires, el fortalecimien-to y la descentralización municipal, constituyen una cuestión de Estado

21. En una enumeración no exhaustiva, se han identificado en primerainstancia, cuatro promotores del proyecto: Oficina Municipal de Turismo deVilla Elisa, Ferroclub Central Entrerriano, Cooperativa Arrocera de Villa Elisa yAsociación para el Desarrollo de Villa Elisa.

*. Hipótesis territoriales para Chascomús y Lezama. Evaluación de pre-factibilidad de una posible división territorial del partido de Chascomús en dosnuevos distritos. Estudio realizado por Bozzano, Horacio y equipo en 2005/6.Honorable Concejo Deliberante de Chascomús.

22. Jordi Borja. Descentralización y participación ciudadana. Madrid: Insti-tuto de Estudios de Administración Local, 1987, p. 17.

23. Daniel Cravacuore, Sergio Ilari y Alejandro Villar. La articulación en lagestión municipal. Actores y políticas. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes,2004, p. 9.

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principalmente por el desfase que existe entre la legislación vigente24 ylas transformaciones sociales, demográficas y territoriales producidasen la «provincia metropolitana» y en menor medida, en la «provinciapampeana». Sin embargo, la resolución de esta compleja cuestión noes resorte exclusivo de iniciativas locales proautonómicas, ni de ini-ciativas político-institucionales; las estrategias orientadas a fortalecervínculos entre funcionarios y ciudadanos tienen distintas posibilidades:la creación de nuevos municipios, la aplicación de otras modalidades degestión, unas, estilo bottom-up, otras, estilo top-down, que son tambiénválidas y complementarias.25 En las últimas tres décadas la creaciónde nuevos municipios en las provincias argentinas se relaciona con tresmóviles, los cuales no siendo siempre excluyentes, tienen peso a la horade concretar la creación o la división de municipios.

1. El móvil legal, presente en la mayoría de las leyes orgánicas muni-cipales de las provincias argentinas – Buenos Aires es una excep-ción – fija diversos criterios, generalmente de rango demográfico,para establecer la creación de municipios de diversa jerarquía.

2. El móvil político-institucional prevalece en la Provincia de BuenosAires, la única que no fija criterio técnico alguno para la creaciónde municipios, con el agravante que siendo una de las veintitrésprovincias del país, concentra históricamente más de un tercio dela población y sólo un cuarto de los municipios argentinos.

3. El móvil social se relaciona con los movimientos que realizancomunidades en pro de su reconocimiento bajo la forma de «co-misiones proautonomía» que suelen enfrentarse a «comisionesprodefensa territorial».

Acontecimientos, sujetos, lugares e identidades

Un acontecimiento es entendido en primera instancia como «. . . uninstante del tiempo que se da en un punto del espacio».26 Sin embar-go, los acontecimientos no pueden ser analizados aisladamente de lossujetos que le dan significado, de los lugares donde ocurren, ni de losprocesos sociales más generales que permiten entenderlos. Todo sujetosocial encarna e integra en mayor o menor medida un proceso en queel Estado, el mercado y la ciudadanía, entablan relaciones conflictivas,

24. Ley 13.163, texto actualizado con las modificaciones introducidas porley 13.403.

25. Se trata de estilos y/o modelos de gestión contrapuestos: en unolas iniciativas surgen desde la comunidad y/o desde organizaciones de base yacción territorial; en el otro, desde los niveles decisorios más altos.

26. Santos, La naturaleza del espacio. . .

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contradictorias, complementarias y cooperativas.27 Asimismo, en cadalugar del planeta, oculto o visible, hay un «pacto fundacional»,28 esdecir un acontecimiento mediante el cual determinados sujetos decidencrear un lugar. Los pactos fundacionales de Chascomús y Lezama sondecididamente diferentes. La fundación de Chascomús en 1779 es unacontecimiento jerárquico, planificado29 y en el que el principal actores el Estado, en este caso el virreinato del Río de la Plata, a través deuno de sus militares, el comandante Pedro Escribano.

En el caso de Lezama, como se expone a continuación, se identificala casi inexistencia de «aconteceres homólogos y complementarios»entre los funcionarios, empresarios y vecinos, protagonistas de esteproceso; en la creación del partido de Viedma, en su disolución yen la posterior fundación del pueblo José M. Cobo, prevalecen enmayor medida «aconteceres jerárquicos».30 Su fundación obedece auna iniciativa donde el Estado tiene un rol secundario, habida cuentaque son sujetos del sector privado (José Lezama, comerciante) y de laciudadanía (José Cobo, vecino) quienes impulsan el proyecto.

En 1864 el Poder Ejecutivo y la Legislatura de la Provincia de Bue-nos Aires, crean en la denominada campaña, cuatro nuevos partidos:Rivadavia, Moreno, Merlo y Viedma, este último con cabecera en laactual localidad de Lezama.31 Para el gobierno provincial la creaciónde nuevos partidos es una exigencia ante el crecimiento de la provincia,donde han surgido nuevos centros de población, que requieren autori-dad y jurisdicción propia; o donde los dilatados partidos necesitan unfraccionamiento que haga posible una mejor administración.32

El flamante partido de Viedma necesita de una sede en 1864. JoséLezama propone entonces la creación de un pueblo, ordenando su traza-

27. Horacio Bozzano. «Territorio y gestión. Conocimiento, realidad y trans-formación. Un círculo virtuoso». En: VII Encuentro Internacional Humboldt.Merlo, 2005, (versión en CD-Rom).

28. Noción inspirada en la perspectiva psicoanalítica de René Kaes y tra-bajada con Clarisa Voloschin en proyectos concretos. René Kaes. Souffrance etpsychopathologie de lieux institutionnels. París: Dunod, 1996.

29. El proceso de organización territorial de la pampa tiene lugar a expensasde tierras ganadas a los aborígenes, pero genera un nuevo y grave problema a lasautoridades coloniales, primero, y nacionales y provinciales, luego, relacionadocon la seguridad. Se recurre al afincamiento de poblaciones en la campaña,para constituir una valla defensiva. Desde 1779 son los fuertes de Chascomús,Ranchos, Monte, Luján, Salto y Rojas, y los fortines intermedios de Lobos,Mercedes, Navarro, Areco y Melincué que conforman la nueva línea de fronteras.

30. Santos, La naturaleza del espacio. . . p. 141.31. Registro oficial de la Provincia de Buenos Aires, 1864. En el caso

de Viedma éste es creado por ley 422 del 25 de octubre de 1864. El decretoreglamentario es del 24 de febrero de 1865.

32. Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires, sesión del 28 dejulio de 1864.

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do y presentando ante Geodesia los respectivos planos, que no recibenel visto bueno por parte de la autoridad de Buenos Aires. Los planosde Lezama serían aprobados oficialmente por el gobierno provincialen 1913, 18 años después que la provincia disolviera el partido dondese asentara el pueblo en 1894. Mientras tanto la cabecera municipalexistente en los hechos, funcionó como un centro de servicios rurales,donde «La Gran Azotea», un gran almacén de ramos generales, cumpliófunciones económico-sociales y acogió las funciones socioinstitucionalesbásicas. En las tres décadas de vida del municipio – 1864-1894 – elpoblado crece paulatinamente y el ámbito rural vecino se consolidacomo parte del modelo agroexportador.

Entre la creación de la estación Lezama del Ferrocarril del Sud(1873) y la fundación del pueblo José Manuel Cobo (1913), el gobiernoprovincial ejerce su papel de «productor oficial de acontecimientos»:deroga en 1894 la ley de división territorial de Viedma, cuyo territoriose incorpora al partido de Chascomús. Desde este momento, los vecinosde Lezama solicitan por nota a los diputados bonaerenses el rechazo alproyecto, por ser inciertos los hechos en que se funda.33

Los acontecimientos nunca son aislados del proceso más generaldonde ocurren, ni están desarticulados de otros acontecimientos, quepermiten, a partir de la noción de escala, explicar y comprender lacompleja y hoy vapuleada articulación global-local. En la creación delpartido de Viedma, en la llegada del tren, en los intentos por fundar elpueblo, en la disolución de Viedma y en la tardía fundación oficial deun pueblo que ya existía, es posible reconocer la presencia de los tresejes que motivan esta publicación.

Local, meso y global en el pasado

Lezama no es entonces un fragmento, es la propia totalidad de la eradel ferrocarril y del barco a vapor, esos objetos con los que el mundo seunifica y se hace capitalista. Es la totalidad en movimiento que implicala división internacional del trabajo – de acuerdo con la cual, la pampadebe proveer de carnes y cereales – que a través de un acontecimientocomo es la vigencia o no de una ley se afirma y se niega, modelandoun subespacio que produce en y para ese espacio global. Los lugaresreproducen el país y el mundo según un orden. Lezama reproduce en suorigen la Argentina agroexportadora y el mundo capitalista, según unorden liberal y burgués. En este escenario de articulación global-local,también es oportuno señalar un intento de articulación meso-local:mientras el gobierno provincial es interpretado en un nivel meso, la

33. Según los vecinos «Viedma tiene capacidad fiscal para sustentarse, sirecibe las rentas que ascienden a $ 17.880,54 y cuya proporción no le ha sidogirada en tiempo y forma». Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires,1963.

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comunidad organizada en una Sociedad de Fomento y el gobiernomunicipal con asiento en Chascomús, son partes de un nivel local. Ellopuede interpretarse con claridad en el propósito que guía a la primeraSociedad de Fomento creada en Lezama en 1917. En éste se manifiestaexpresamente la intención de vínculo entre el Estado – tanto municipalcomo provincial – con los vecinos.34

Así como se considera que los recuerdos y la herencia constituyen elalma de una nación,35 en un nivel local, los vecinos de una comunidadaldeana pretenden «reforzar su identidad», apelando a todo tipo deinstituciones de la memoria, incluso no tradicionales: oficina de turismo,clubes, sociedad histórica, etc.36 El movimiento autonomista de Lezamaes un ejemplo en este sentido. Desde su primera manifestación en elaño 1925, con un periódico que congrega la voluntad de los vecinos.Como partido político que triunfa en las elecciones de 1962, llevandoal Concejo Deliberante de Chascomús a caracterizados integrantes deinstituciones intermedias. Como movimiento de protesta vecinal en1967 ante el desmantelamiento del Hospital Regional ordenado porlas autoridades de Chascomús. Como movimiento popular, con laactiva y masiva participación de todos los habitantes en 1974, cuandologra que el proyecto de creación del nuevo partido obtenga mediasanción en la Legislatura provincial. Como Comisión Permanente ProAutonomía de Lezama y Zona de Influencia que a partir de 1994 vieneelaborando y actualizando estudios de factibilidad.37 En todos estosacontecimientos, la comunidad de Lezama se apropia de ese «pedazo»del pasado ligado a la efímera vida del partido de Viedma, cuna desu identidad, vinculándose a una tradición que configura un proyectode sociedad claramente marcada por atributos físicos, idiosincrásicos yculturales persistentes en el tiempo. La identidad de Lezama sería puesun constructo elaborado por sus propios vecinos, aquellos que viven enla ciudad, y en relación con ese «otro», que para ellos es el vecino deChascomús.

34. Entre sus objetivos figura: «gestionar, según los casos, de la Municipali-dad o de la Legislatura de la Provincia, la equitativa distribución de las rentas, afin de que los tributos que pagan los propietarios y vecinos de la región dondeactúa esta Asociación, sirvan para mejoras urbanas y de vialidad». ArchivoHistórico de la Provincia de Buenos Aires, 1963.

35. Ernest Renan. ¿Qué es una nación? Buenos Aires: Elevación, 1947.36. Lucien Aschieri. Le passé recomposé. Mémoire d’un communauté proven-

cale. Marsella: Tacussel, 1985.37. El Concejo Deliberante de Chascomús toma la decisión de realizar un

estudio para «evaluar la factibilidad de una posible división territorial del Partidode Chascomús en dos nuevos Distritos, Chascomús y Lezama, igualmente viablesen sus aspectos sociales, culturales, económicos, políticos, etc.» Ordenanza3.503/05.

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Conclusiones

Articulando investigación básica y desarrollo

¿Cómo articular investigación básica con desarrollo? ¿En qué me-dida es posible vincular una perspectiva preferentemente histórico-geográfica sobre territorios pasados, presentes y posibles con perspecti-vas de desarrollo endógeno, de inteligencia y desarrollo territoriales?Dicho de otro modo, ¿de qué forma la investigación básica que dasustento al presente capítulo, puede constituirse en insumo y acompaña-miento de políticas promotoras de desarrollo que permitan resolver demanera inteligente los problemas de todos, diferentes para cada uno?Políticos, vecinos, empresarios y científicos, base de la actual perspectivadel equipo de investigación.38

Madoery ofrece algunas pistas para intentar responder estas cuestio-nes, ya

«que en tiempos de globalización, el desarrollo pasa a teneruna fuerte connotación territorial y otorga a los actoreslocales un rol preponderante en la articulación de redes yflujos diversos. El desarrollo endógeno se produce comoresultado de un fuerte proceso de articulación de actoreslocales y de variadas formas de capital intangible en el marcopreferente de un proyecto político colectivo de desarrollo delterritorio en cuestión. . . El desarrollo endógeno representauna mirada alternativa respecto al comportamiento de losfactores explicativos del desarrollo en la era global».39

Al considerar las orientaciones estratégicas para el desarrollo territo-rial, y consciente de realizar un esfuerzo de síntesis que pueda produciromisiones, Madoery las clasifica en tres capacidades endógenas deadaptación productiva y tecnológica:

1. Adecuación de entornos territoriales.2. Organización del sistema productivo.3. Difusión de las innovaciones; y en tres capacidades de control

local del proceso de desarrollo.4. Cohesión del tejido social.5. Cambio y articulación institucional.6. Educación para el desarrollo.40

38. Actualmente, ENTI Unión Europea, LabMIT UQO (Canadá) y TAG UNLPy universidades asociadas (Argentina) desarrollan en conjunto perspectivas deinteligencia territorial y entendimiento, inteligencia y desarrollo territoriales(EIDT) en un Programa Internacional 2010-2015.

39. Madoery, Otro desarrollo: el cambio. . .40. Ibíd., p. 123.

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El caso del tren entrerriano

En las siete localidades del ramal ferroviario el peso de la memoriay la identidad en relación al tren funcionando entre 1907 y 1975 essignificativo, pero heterogéneo. La memoria del Trencito Histórico confines turísticos entre 1995 y 2007 permanece más fresca aún entre lascuatro localidades donde circuló. En contrapartida, la mayor accesi-bilidad vial en San Salvador es el motivo por el cual al tren no se lovive como una necesidad urgente. Opuestos son dos casos – ArroyoBarú y Clarita – con pésima accesibilidad vial y sin trenes. ¿Qué re-laciones con el futuro se entretejen con acontecimientos en procesotales como las siete décadas de un tren funcionando o los últimos doceaños del trencito turístico? Considerando que los dos acontecimien-tos que promueven la puesta en marcha del tren en 1907 y en 1994,son iniciativas de estilos opuestos: top-down la primera y bottom-up lasegunda,41 ¿cómo juegan en la eventual reactivación del tren nivelesmacro, meso y micro? Los territorios posibles son aquellos donde el tren– pasajeros, turismo y cargas – funcione de manera sustentable: paraello será necesario coconstruir un modelo de gestión que hibride estilosbottom-up y top-down.

A partir de la investigación realizada, se reconoce que en la memoriay la identidad de cada sociedad local hay capacidades endógenas deadaptación productiva y tecnológica, que permiten reconocer diferentesgrados de adecuación de entornos territoriales, de organización de sussistemas productivos y en menor medida de difusión de las innovaciones.En cuanto a las capacidades de control local del proceso de desarrollo,evaluadas en términos de la cohesión del tejido social, el cambio yla articulación institucional y los esfuerzos en una educación para eldesarrollo, el caso de Villa Elisa, ejecutor del Plan de Desarrollo Local«Villa Elisa Entre Todos», difiere respecto de las otras seis localidadesdel ramal. En la medida que no se coconstruya un acuerdo territorialcon la coparticipación de referentes proactivos de todas las localidades,el desarrollo territorial no tendrá lugar y sólo se lograría una sumatoriade desarrollos endógenos aislados entre sí. Es evidente que se requiereun apoyo externo que les permita a los diferentes actores – municipios,turísticos, cooperativa arrocera, económicos, etc. – dar el puntapié ini-cial para funcionar de manera sustentable como grupo. Allí la provincia,la universidad y la nación tienen mucho que aportar.

El caso de la autonomía municipal

También en Chascomús y en Lezama el peso de la historia en laconformación de sus identidades es revelador. Si bien ambas localida-

41. Una política nacional ferroviaria en el primer caso; una iniciativa delFerroclub Central Entrerriano, en 1994.

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des reconocen pactos fundacionales diferentes, en ambas se registraniniciativas comunitarias locales, en las que participan en diverso gradoactores organizados. En Chascomús, como ciudad cabecera del partido,el Estado mantiene desde el mismo momento de su fundación, unapresencia más activa que en Lezama, donde el Estado provincial pro-cura otorgarle jerarquía municipal desde la norma, pero sin sostenerladesde las decisiones político-económicas. Mientras tanto, los vecinosde Lezama eligen guardar en la memoria aquellos acontecimientos quedan cuenta de los logros obtenidos a partir de su propia iniciativa, másque por decisión y obra del gobierno comunal. La disolución del partidode Viedma y su incorporación al de Chascomús la percibieron y aúnla viven no sólo como la pérdida de la autonomía, a la que llegan aasociar con la libertad, sino también como una pérdida de identidad.Multiplican entonces a través de una dinámica horizontal-vertical, lasiniciativas locales para desarrollar el territorio, evidenciándose unavez más que. . . los lugares son, en sí mismos, expresiones actuales deexperiencias y acontecimientos pasados, y de esperanzas en el futuro.

¿Qué relaciones con el futuro se entretejen con acontecimientos enproceso tales como las tres décadas en que Lezama fue autónomo o lasúltimas siete décadas que, con mayor o menor fuerza, la comunidadlocal demanda su autonomía? Considerando que el acontecimientoque llevó en 1864 a la autonomía municipal constituye una iniciativade estilo top-down originada en el gobierno de la Provincia; y quelas iniciativas posteriores a 1925 son básicamente de estilo bottom-up,¿cómo juegan en la eventual autonomía municipal los niveles macro,meso y micro? Es posible que se esté en presencia de un escenario donde,para lograr una autonomía que dé lugar a un municipio sustentable,sea necesario coconstruir un modelo de gestión que incorpore ambasmodalidades, en la medida que se incluyan herramientas de acciónsectoriales y complementarias en dimensiones económico-financieras,socioculturales, ambientales-territoriales y político-institucionales.

A partir de la investigación realizada, es posible reconocer que en lamemoria y la identidad de los lezamenses – aun con matices al interiorde la sociedad local – existen capacidades endógenas de adaptaciónproductiva y tecnológica, que permiten reconocer importantes gradosde adecuación de entornos territoriales y en menor medida de organi-zación de sus sistemas productivos y de difusión de las innovaciones.Asimismo, el caso de Lezama evidencia que entre sus habitantes estáinstalada claramente la intencionalidad de ejercer un control local delproceso de desarrollo. Los actores locales continúan vinculados, másallá de sus diferencias, en pos de un objetivo común: una sociedad concapacidad de autodeterminación. Y aquí, más allá de la resistencia dealgunos sectores de la sociedad chascomunense, el mayor obstáculolo constituye la ineficiente ley Orgánica Municipal de la Provincia deBuenos Aires, la más anticuada entre las 23 leyes orgánicas municipa-

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les de las provincias argentinas. En la «provincia pampeana», Lezamay Huanguelén, son a la vez que líderes en historia de reivindicaciónautonómica, dos comunidades con mayor peso demográfico que otrosmunicipios-partido autónomos hace más de un siglo.

Al momento de cierre de la edición del presente libro, el PoderEjecutivo sanciona – con fecha 22 de diciembre de 2009 – la ley 14.087que convierte a Lezama en un nuevo partido, el 135 de la Provincia deBuenos Aires. La sociedad lezamense se encargará en los próximos añosde poner a prueba su ancestral desafío: hacer del territorio pasado y elterritorio presente de Lezama un territorio posible.

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Autores

Oscar Ernesto Mari. Doctor en Historia, egresado de la USAL; inves-tigador Independiente del CONICET con sede en el Instituto deInvestigaciones Geohistóricas (IIGHI-Resistencia), y docente dela Facultad de Humanidades UNNE. Sus publicaciones versan ensu mayoría sobre historia regional del Nordeste argentino. Entresus libros más difundidos, se destacan Inseguridad y bandidaje enel territorio nacional del Chaco. 1918-1940 (1994); José ConradoCastells y Su Obra de Gobierno en el Chaco (1933-1938) (1998);El territorio nacional del Chaco Durante la Etapa Conservadora(1930-1943) (1999); Organización y Desarrollo Urbano de las Ciu-dades de Goya, Mercedes, Monte Caseros, Esquina y Curuzú Cuatiá(2000). Ha publicado en revistas especializadas, varios artículosvinculados a la problemática del orden público y la seguridad enel Chaco. Actualmente trabaja sobre el impacto sociocultural dela afluencia humana en el Chaco durante la época territoriana.

Graciela Mateo. Profesora de Historia por la Universidad Nacional deLa Plata, y Especialista en Metodología de la Investigación Cientí-fica por la Universidad Nacional de Lanús. Se desempeña comoProfesora Adjunta Ordinaria e investigadora de la UniversidadNacional de Quilmes. Es autora de nueve capítulos de libros yde doce artículos en publicaciones con referato. Ha participadoen calidad de expositora y comentarista en los principales foroscientíficos de la especialidad. Su actual línea de investigación esla Economía Social y el Cooperativismo agrario.

Cristina Valenzuela. Doctora en Geografía por la Universidad Nacionalde Cuyo, Investigadora Independiente del CONICET con sedeen el Instituto de Investigaciones Geohistóricas y Docente de laFacultad de Humanidades de la UNNE. Es autora de La tramaterritorial del algodón en el Chaco. Un enfoque multiescalar de espa-cios en transición (2009), Transformaciones agrarias y desarrolloregional en el Nordeste argentino. (Una visión geográfica del sigloXX)(2006), Dinámica agropecuaria del Nordeste Argentino (1999) yGanadería y Estancias en Chaco y Formosa (1998) y de numerosos

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274 Autores

capítulos de libros y artículos en revistas especializadas nacionalese internacionales, en las áreas de estudios agrarios regionales yproblemática del desarrollo rural. Actualmente trabaja sobre lasescalas de impacto de la reestructuración agrícola reciente en laseconomías regionales argentinas.

Leandro Eduardo Moglia. Profesor en Historia, egresado de la Univer-sidad Nacional del Nordeste. Docente de la Cátedra HistoriaEconómica de la Facultad de Ciencias Económicas (UNNE). Doc-torando de la Carrera de Doctorado con orientación en CienciasSociales y Humanidades de la UNQ. Ex becario de la SGCyT de laUNNE y actual Becario de CONICET. Su área de investigación esla Economía Social, más precisamente el movimiento cooperativoagrícola chaqueño. Ha participado como organizador, coordinadory expositor en diversos congresos, encuentros y jornadas de índoleregional, nacional e internacional.

Gabriela Olivera. Doctora en Historia de la Universidad Nacional deCórdoba (1998); Filosofie Kandidatexamen en Historia Económicade la Universidad de Uppsala (Suecia, 1983). Es Investigadora deCONICET y actualmente integra el Proyecto de Investigación Plu-rianual «Actores sociales, Estado y política en el agro pampeano,1930-2008», bajo la Dirección de la Dra. Silvia Lázzaro. ProfesoraAdjunta regular de la Cátedra Historia Argentina Contemporáneade la Escuela de Ciencias de la Información de la UniversidadNacional de Córdoba e Investigadora por concurso en el Centro deInvestigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de lamisma Universidad, en la que ha dirigido sucesivos Proyectos deInvestigación. Es autora del libro «Por Travesías y Oasis. Merca-dos, producción agraria y actores sociales de La Rioja, 1900-1960»y ha compilado el libro «Cooperativismo agrario: Instituciones,políticas Públicas y procesos históricos». Ha publicado diversosartículos y capítulos de libros sobre Historia regional, agraria ysobre cooperativismo agrario.

Enrique C. Schaller. Licenciado en Historia, Universidad Nacional delNordeste, Investigador del CONICET, Profesor Titular en la Univer-sidad Nacional del Nordeste. Libros: La colonización en el territorionacional del Chaco en el período 1869-1921; Política de tierras y po-blamiento en la Provincia de Corrientes (1821-1860). Ha publicadotrabajos sobre la historia de la ocupación territorial, distribuciónde la tierra, las finanzas públicas y el comercio de las provinciasdel Nordeste argentino, en particular de Corrientes y Chaco.

Hugo Humberto Beck. Doctor en Historia egresado de la Universidad delSalvador, y Licenciado y Profesor en Historia por la UniversidadNacional del Nordeste. Investigador del CONICET y Profesor deHistoria Regional en la Facultad de Humanidades de la Universi-

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dad Nacional del Nordeste. Director del Instituto de Historia deesta Facultad y Miembro de Número de la Junta de Estudios His-tóricos del Chaco. Ha publicado los siguientes libros: La provinciadel Chaco durante el gobierno de Anselmo Zoilo Duca. 1958-1062(1990); La ocupación del espacio en el oeste chaqueño y formoseño(1992); Relaciones entre blancos e indios en los territorios naciona-les de Chaco y Formosa (1994); Inmigrantes europeos en el Chaco.Transición del pluralismo al crisol (2001). Participó como coautorde las obras tituladas: Hábitat e inmigración, Nordeste y Patagonia(1998); Chaco, Ciencias Sociales y Formación Ética y ciudadana; ycolaboró en el Atlas Histórico del Nordeste Argentino, en el Atlasdel desarrollo urbano del Nordeste Argentino; y en la Nueva Historiade la Nación Argentina, publicada por la Academia Nacional dela Historia. Ha publicado diversos trabajos en Revistas científicasnacionales y regionales y presentado numerosas ponencias enCongresos y Jornadas internacionales, nacionales y regionales deHistoria y disciplinas afines.

Adrián G. Zarriilli. Doctor en Historia por la Universidad Nacional deLa Plata. Investigador Independiente del CONICET. Profesor Aso-ciado en la Universidad Nacional de Quilmes. Codirector delPrograma Prioritario de investigación «La Argentina rural del si-glo XX. Espacios regionales, sujetos sociales y políticas públicas».Especialista en temas de historia ambiental e historia agraria yautor de numerosas publicaciones sobre dichas temáticas. Hasido profesor visitante de posgrado en universidades nacionales yextranjeras.

Alejandra H. Torre Geraldi. Profesora en Geografía egresada de la Uni-versidad Nacional del Nordeste; Doctoranda de la Carrera deDoctorado en Geografía de la misma Universidad. Actualmen-te Docente en el Profesorado en Geografía de la UNNE, en laCátedra Geografía Urbana y Agraria, y Becaria Doctoral de CO-NICET. Integra Equipos de Investigación de CONICET. Su áreade investigación involucra a la Geografía Agraria y Rural, a partirdel estudio del proceso de expansión territorial de oleaginosas ysu impacto socioeconómico y ambiental en el sector agrario de laprovincia del Chaco. Es autora de diversos artículos y capítulosde libros como La expansión de la soja en la provincia del Chaco ysu inserción en el cluster oleaginoso argentino a fines del siglo XX(2005); Impacto del proceso de globalización en el espacio rural dela provincia del Chaco. Factores que condicionaron la evolución de lapobreza en la década del 90 (2007); Cambios productivos en sectoragrícola de la provincia del Chaco: expansión de la soja y su impactosocioeconómico a fines del siglo XX. (2008).

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María Silvia Leoni. Doctora en Historia por la Universidad del Salva-dor, Argentina. Profesora titular de la Universidad Nacional delNordeste. Secretaria de Investigación y Posgrado de la Facultadde Humanidades de la UNNE. Es autora de Los comienzos delChaco provincializado (2001), Las historiografías provinciales. Cha-co y Corrientes. De los inicios a la profesionalización del campohistoriográfico (2004) y El campo cultural chaqueño. Una apro-ximación (2008) y coautora de Visiones del pasado. Estudios dehistoriografía de Corrientes (2004). Ha publicado numerosos ar-tículos y capítulos de libros sobre temáticas referidas a la historiade la historiografía regional y a la historia política del Nordesteargentino.

Martha Ruffini. Doctora en Historia egresada de la Universidad Nacio-nal de La Plata (2003). Formación Posdoctoral Aprobada paradoctores en Ciencias Sociales, Ciencias de la Comunicación, Hu-manidades y Artes por la Universidad Nacional de Córdoba (2007)Docente e investigadora de la Universidad Nacional del Comahueespecializada en Historia Política . Directora del Proyecto de In-vestigación en evaluación «Estado y territorios Nacionales. Podery Ciudadanía en Río Negro (1930-1955)» de la Universidad Nacio-nal del Comahue. Autora de La pervivencia de la República Posibleen los Territorios Nacionales (2007, Universidad Nacional de Quil-mes), compiladora de Nacionalismo, Migraciones y Ciudadanía.Aportes desde las Ciencias sociales (2009, Autores Argentinos) yde Horizontes en Perspectiva. Contribuciones para la Historia deRío Negro 1884-955 (2007, Minigraf). Co-autora de 14 librosy más de 40 publicaciones en revistas científicas nacionales einternacionales. Directora de Tesis de grado y postgrado.

Osvaldo Graciano. Profesor, Licenciado y Doctor en Historia por la Uni-versidad Nacional de La Plata. Es Profesor Adjunto ordinariode Historia Argentina en la Universidad Nacional de Quilmes eInvestigador Adjunto del CONICET. Publicó artículos sobre cues-tiones de historia agraria, política y universitaria de la Argentinacontemporánea y es autor del libro Entre la torre de marfil y elcompromiso político. Intelectuales de izquierda en Argentina, 1918-1955 (2008). Ha dictado conferencias en la Universidad Nacionalde La Plata y cursos como profesor invitado en las Maestrías delas universidades nacionales de San Juan y de Quilmes.

Adrián Ascolani. Es doctor en Historia por la Universidad Nacional deLa Plata, y magister en Sociología y Ciencia Política (FLACSO).Investigador Independiente del CONICET y Profesor Adjunto enla Universidad Nacional de Rosario, institución en la cual ha di-rigido equipos de investigación sobre historia social rural y delsistema educativo. Ha realizado una estancia posdoctoral en la

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Universidade de São Paulo y es autor de numerosos artículos enrevistas académicas nacionales y extranjeras sobre las temáticasmencionadas. Su especialidad actual en investigación es la Histo-ria social agraria, y su obra más reciente es el libro El sindicalismorural en Argentina. (1928-1952) publicado por la UniversidadNacional de Quilmes Editorial (2009). Además ha sido compi-lador de varios libros: Historia del Sur Santafesino. La sociedadtransformada, (1850-1930) (1993); La Educación en Argentina.Estudios de Historia (1999); El Sistema Educativo en Argentina.Civilidad, derechos y autonomía, dilemas de su desarrollo histórico,(2009) y, en coautoría con Diana Gonçalves Vidal, A constituição ereforma dos sistemas educativos no Brasil e na Argentina: históriasconectadas (1820-1980) (2009).

Andrea Reguera. Doctora en Historia y Civilizaciones por l’Ecole desHautes Etudes en Sciences Sociales (París, Francia) y Profesoray Licenciada en Historia por la Universidad Nacional del Centrode la Provincia de Buenos Aires. Se desempeña como ProfesoraTitular de Historia Americana en el Departamento de Historia dedicha universidad. Es Directora del Centro de Estudios Socialesde América Latina (CESAL) – Nodo de la Unidad Ejecutora enRed (UER) en Investigaciones Socio-Históricas Regionales (ISHIR)del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas(CONICET) – e Investigadora Independiente del mismo Consejo.Recientemente ha publicado Patrón de Estancias. Ramón Santama-rina: una biografía de fortuna y poder en la pampa (Buenos Aires,Eudeba, 2006), Los rostros de la modernidad. Vías de transición alcapitalismo. Europa y América Latina, ss. XIX-XX (Rosario, Prohis-toria Ediciones, 2006) y Las Escalas de la Historia Comparada.Dinámicas sociales, poderes políticos y sistemas jurídicos (BuenosAires, Miño y Dávila Editores, 2008), compilación en colaboracióncon M. Bonaudo y B. Zeberio.

Talía Violeta Gutiérrez. Doctora en historia por la Universidad Nacio-nal de La Plata. Profesora asociada ordinaria en la UniversidadNacional de Quilmes, prof Adjunta interina en la Facultad de Hu-manidades y Cs. de la Educación (UNLP). Especialidad: historiaagraria argentina siglo XX -historia de la educación rural y agrí-cola, familia rural pampeana. Ha publicado «Educación, agro ysociedad. Políticas educativas agrarias en la región pampeana,1897-1955», Universidad Nacional de Quilmes Editora, capítulosde libros y artículos en publicaciones periódicas de la especiali-dad, y asimismo participó en la coordinación y compilación delibros colectivos sobre «El agro en cuestión» y «Trabajo agrícola».Integra programas de investigación en la Universidad Nacional deQuilmes y en la Univ. Nacional de La Plata.

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Ariel García. Licenciado en Geografía (Universidad de Buenos Aires(UBA), 2004) y Magíster en Estudios Sociales Agrarios (FacultadLatinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Sede Argentina,2009). Actualmente es Becario del Consejo Nacional de Investiga-ciones Científicas y Técnicas (CONICET) y miembro de los grupos«Economías Regionales» y «Espacio y Poder: transformacionesterritoriales» del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR)desde 2006. Asimismo, se desempeña como Profesor de la Cátedrade Economía Social y Empleo (UBA) desde 2008 y del Institutode Altos Estudios Sociales (Universidad Nacional de San Martín)desde 2009.

Inés Liliana García. Licenciada y Profesora en Sociología, Universidadde Buenos Aires. Especialización en Economía Social y DesarrolloLocal (FCE-UBA). Integrante del Equipo de Economías Regionalesdel CEUR-CONICET dirigido por el Dr. Alejandro Rofman.

Florencia Lampreabe. Licenciada en Ciencia Política de la Universidadde Buenos Aires (2007). Becaria Tipo I de CONICET (2009-2012),está cursando la Maestría en Administración Pública y realizandoel Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de BuenosAires. Integrante del grupo de Economías Regionales del CEUR-CONICET en el marco del Proyecto de Investigación PIP-CONICET506/09 (2009-2011): La transformación de la estructura agroindus-trial regional y los procesos socioproductivos diferenciados. Análisisy políticas a futuro dirigido por el Dr. Alejandro Rofman.

Alejandro Rofman. Master of Arts en Economía, subespecialidad CienciaRegional (Universidad de Pennsylvania, Filadelfia 1965). Además,se doctoró en Economía (Universidad Nacional de Córdoba, 1963).Actualmente es Investigador Principal de la Carrera de Investiga-dor Científico y Tecnológico, Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas (CONICET) desde 1985. Es Profesor Hono-rario de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) desde2005 y Coordina el Grupo de Economías Regionales del Centro deEstudios Urbanos y Regionales (CEUR) desde 2006.

Gabriela Schiavoni. Doctora en Ciencias Antropológicas (UBA) e Inves-tigadora del CONICET. Integra el equipo docente del Programade Postgrado en Antropología Social de la Universidad Nacionalde Misiones. Investiga sobre agricultura familiar, conflictos porla tierra y desarrollo rural. Es autora de diversos artículos entrelos que se cuentan: «El experto y el pueblo. La organización deldesarrollo rural en Misiones»; «La construcción de los “sin tierra”en Misiones»; «Lecturas para agricultores. Herramientas intelec-tuales y representaciones de la agricultura familiar en Misiones».También ha escrito y compilado libros, tales como Campesinos y

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agricultores familiares. La cuestión agraria en Misiones a fines delsiglo XX y Desarrollo y Estudios Rurales en Misiones.

Horacio R. Bozzano. Profesor y Licenciado en Geografía, de la Uni-versidad Nacional de La Plata, DEA y Doctor en Geografía, Or-denamiento Territorial y Urbanismo, de la Université de la Sor-bonne Nouvelle, Paris. Profesor Titular en «Metodología y Téc-nicas de la Investigación Geográfica» UNLP. Director del Pro-yecto Investigación «Territorio, Lugar y Gestión» por CONICET-UNLP. Coordinador de la Red Latinoamericana Territorios Posibles,http://www.territoriosposibles,org Profesor en posgrados na-cionales e internacionales. Profesor Invitado de la Red CAENTI,Unión Europea, por la Université Franche-Comté, Besançon. Haescrito cuatro libros y más de cincuenta publicaciones nacionalese internacionales.

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Índice de autores

Área Forestal, 89, 90, 92–96,281

Adelman, Jeremy, 161, 179,281

Alford, Robert, 258, 281América, Embajada de los

Estados Unidos de,292

Ansaldi, Waldo, 178, 180, 281Aparicio, Susana, 206, 213,

214, 281Arocena, José, 257, 281Arqueros, Mariana, 288Aschieri, Lucien, 267, 281Ascolani, Adrián, 178–180, 188,

281, 282

Bünstorf, Jürgen, 89, 283Baeza, Brígida, 134, 287Balsa, Javier, 289, 290Banchero, Carlos, 282Banzato, Guillermo, 193, 282Baranger, Denis, 243, 282Bartolomé, Leopoldo, 239, 282Beck, Hugo Humberto, 21, 53,

69, 282Bergel, Salvador, 108, 282Bisang, Roberto, 102, 282Bisso, Andrés, 132, 142, 282Bocchicchio, Ana, 106, 282Boggiano, J. F., 86, 291Boisier, Sergio, 259, 282Bona, Aixa, 146, 282

Bonaudo, Marta, 285Borja, Jordi, 263, 283Borrini, Héctor, 13, 16, 283Borrás, Antonio, 173, 283Bossio, Andrea Bentancor, 134,

135, 283Bourg, Dominique, 113, 283Bozzano, Horacio, 254, 255,

261, 265, 283Braczko, Bronislaw, 2, 283Braudel, Fernand, 255, 283Briones, Claudia, 74, 283Brodersohn, Victor, 45, 60, 62,

283Bruniard, Enrique, 41, 283Burin, Dabid, 284Burke, Peter, 206, 283

Candia, Gustavo Ariel, 77, 283Canevari, Pablo, 68, 284Carli, Sandra, 205, 209, 284Caro, María Susana Taborda de,

45, 284Castells, José Conrado, 122,

284Castiglioni, J. A., 86, 291Centro, Universidad Nacional

del, 281Cerdá, Juan Manuel, 205, 213,

284Cerutti, Simona, 192, 284Chaco, Gobernación del, 284

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294 Índice de autores

Cherro, Mariana Viera, 134,135, 283

Coraggio, José Luis, 255, 284Coscia, Adolfo, 107, 284Costamagna, Pablo, 258, 284Cravacuore, Daniel, 263, 284Cravero, Fermin, 28–30, 34,

285Crespo, Edda, 134, 287Cánepa, Carlos, 45, 284Cárcano, Miguel Ángel, 284

Di Pietro, Paolo, 259, 284Diez, María Angélica, 210, 284Doeswyk, Andreas, 186, 285Durkheim, Emile, 261, 285Díaz, Laureano Riera, 187, 285

Economía Humana, Centro Lati-noamericano de,281

Eidt, Robert, 241, 242, 285Estudios Sociales Regionales,

Universidad Nacionalde Rosario. Facultadde Humanidades yArtes. Centro de, 291

Etcheñique, Jorge, 187, 285

Fernández, Gustavo, 246, 285Ferrero, Roberto, 28–30, 34,

285Fradkin, Raúl, 193, 285Friedland, Roger, 258, 281

Galafassi, Guido, 286Girbal-Blacha, Noemí, 15, 16,

132–135, 149, 205,208, 285, 286, 292

Girón Sierra, Álvaro, 286Graciano, Osvaldo, 161, 286Guilbard, Michel, 248, 249, 286Gutiérrez, Talía Violeta, 137,

208, 216, 218, 284,286

Gutman, Margarita, 286

Guy, Donna, 12, 205, 206, 215,286

Halperín Donghi, Tulio, 162,193, 202, 286

Harvey, David, 4, 287Hecht, Tobias, 286Heras, Ana Inés, 284Hermitte, Esther, 282Hernández, J. L. Sánchez, 4,

287

Ibañez, Larraín, 262, 287IFONA, 288, 291Ilari, Sergio, 263, 284Infesta, María Elena, 193, 287INTA, 135, 287Iuorno, Graciela, 134, 287

Joly, Martine, 208, 212, 287Justo, Juan Bautista, 162, 164,

166, 287

Kaes, René, 265, 287Karol, Jorge, 261, 287Kossoy, Boris, 206, 287Kostlin, Laura, 245, 287

Lagroye, Jacques, 225, 287Lapierre, Nicole, 2, 287Lara, Manuel Tuñon de, 182,

287Larramendy, 16, 17, 23, 133,

288Lattuada, Mario, 48, 49, 288La Pampa, UN de, 283Leoni, María Silvia, 13, 14, 24,

48, 118, 288León, Carlos Alberto, 49, 52,

60, 288Liehr, Reinhard, 194, 288LLuch, Andrea, 146, 287Lobato, Mirta Zaida, 132, 135,

142, 209, 288Lygia, Sigaud, 244, 288Lázzaro, Silvia, 286

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Índice de autores 295

Macor, Darío, 288Madera, Cámara

de Aserraderos yDepósitos de, 291

Madoery, Oscar, 254, 258, 261,268, 288

Manzanal, Mabel, 3, 288Marcón, L., 88, 288Martini, Stella, 131, 288Mases, Enrique, 146, 288, 290Mateo, Graciela, 31, 33, 289,

290Mendonça, Sonia Regina de,

292Miranda, Guido, 20, 21, 289Miranda, Marisa, 286Moglia, Leandro, 12, 289Moreno, María, 139, 142, 289

Nogueira, Luis Castro, 256, 289Nussbaumer, Beatriz, 288

O’Brien, Catherine, 209, 289O’Donnell, 224, 289Oddone, Jacinto, 169, 289Oesterheld, Martín, 100, 290Olivera, Gabriela, 31–33, 289Ospital, María Silvia, 135, 208,

286, 289, 290Oszlak, Oscar, 224, 225, 289

Pan, Luis, 165, 289Partido Socialista, 162, 164,

289Paruelo, José, 100, 290Pellegrino, 16, 17, 23, 133, 288Pengue, Walter, 100, 102, 103,

105, 290Persello, Ana Virginia, 34, 290Polanyi, Karl, 239, 290Pollack, Michel, 2, 290Pucciarelli, Alfredo, 285Pírez, Pedro, 261, 290

Rafart, Carlos Gabriel, 146,288, 290

Ramírez, IngridJohanna Bolívar, 139,290

Rapoport, Mario, 16, 290Reese, Thomas, 286Reguera, Andrea, 191, 198,

285, 290Renan, Ernest, 267, 290Repetto, Nicolás, 167, 175, 290Robin, Marie Monique, 107,

290Rosario, Universidad Nacional

de, 281Rosciani, María Silvia Leoni de,

138, 290Rossi, Carlos Alberto, 49, 52,

60, 288Rozé, Jorge Próspero, 62, 290Ruffini, Martha, 146, 147, 290,

291

Sancor, 32, 33, 291Santillán, Diego Abad de, 181,

291Santos, Milton, 255–257, 261,

264, 265, 291Schaller, Enrique, 14, 291Schiavoni, Gabriela, 240, 243,

282, 291Slutzky, Daniel, 41, 45, 60, 62,

283, 291Sorá, Carlos, 215, 291Souza, Javier, 106, 282Sábato, Jorge Federico, 193,

291

Tarquini, Claudia Salomón,146, 287

Tcach, César, 288Tinto, José, 84–86, 90, 91, 95,

291Torrado, Susana, 214, 291Tutz, Culmey, 242, 292

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296 Índice de autores

Uribe Cualla, Clínicade toxicología, 107,292

Valarezo, José Pereira, 132,134, 292

Valencia, Marta, 193, 292Valenzuela, Cristina, 45, 60, 62,

91, 283, 292Vilaboa, Juan, 146, 282Villanueva, Luis Aguilar, 225,

292Villar, Alejandro, 263, 284

Weber, Max, 261, 292www.ecoportal.net, 109, 110,

292www.elargentino.com, 110,

292

Zarrilli, Adrián, 83, 292