terapia sexual en 25 casos de eyaculación precoz

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JOSE JOAQUIN MIRA Ce ntro de Orientación Familiar. INSALUD de Alcoy precoz Terapia sexual en 25 casos de eyaculación ce w - en en O e existe acuerdo al afirmar que entre las disfu ncio nes sexual es masculi- nas la eyacu lació n precoz (EP) es, si n duda, la de mayor inc idencia, mane- ndose difras de casi un 36% de pre - vale ncia en la poblac ión masculina adu lta (Frank y co l s., 1978). En efecto, en nuestra experiencia la EP es el princ ipal motivo de con sul ta de los varones (el 75% de los d iagnósticos es de EP), y la segunda queja en irn- portancia n umér ica del total de casos vistos (e . O. F., 1986). Pese a este hecho y como es de so- bra co noc ido , no hay acuerdo a la ho- ra de defi nir los criter ios para diag- nosticar una EP. Así , se utili zan c rite- rios como: tiempo de de mo ra ent re penetración y eyacu lación (var iando desde 30 sg. a 2,5 ó 10 mn.); número de movimientos co itales realizados antes de eyacu lación ; si el varó n pue- de contro lar su eyaculac ión dura nte t iempo su fic iente para la sa tlstac - ción orgásmica de su pareja en al me- nos el 50% de los intentos co itales; un criterio excesivamente vago c omo "control deseab le a ju icio de l cl in ico »; o el más simple e individ ual de ause ncia de control vo luntar io so - bre el reflejo eyaculador; que sólo coinc iden al rechazar la hi pótesis de la "s upe rio ridad biológ ica» suger ida por Kinsey y co ls. (1948), pero que de- jan a juic io su bjetivo del profes ional la capacida d para decidi r qué se con - sidera problema y cuándo. Por este mot ivo es por lo que, en nuestro caso, coinci dimos de modo pragmático con la def i nición diaq- nóstica por negación del si ndrome de EP propuesta por Lo Picc olo (1977): "ambos miembros de la pareja acep- tan que la calidad de sus encue ntros sexuales no está inf luida por la diíi - cultad para retrasar la eyaculación», que mod ifica sustancialmente el cr i- ter io d iagnóstico al i ncluir los deseos y expectativas de la pareja dernan- dante de ayuda. El factor crítico en los casos de EP parece ser la falta de aprendizaje de la habilidad para demorar, indepen- dienteme nte del tiempo, el orgasmo cuando se está excitado (Perelman, 1980). Este défi cit se traduce en uno de estos dos puntos: (1 °) o bien el rasgo esencial de la EP es la ex isten- cia de un mecan ismo refle jo derna- siado rápido, por lo que los eyacula- dores pre co ces experimentan el or- gasmo a un nivel de excitac ión se· xua l i nferior al normal (Semans, 1956); o (2°), la EP se produc iría como consec uencia de una falta de contro l vol untar io sobre el reflejo eyacul a- do r, deb ida a un déficit en la retroali- mentación del orgasmo y eyacula- ción (Kaplan, 1974). Independientemente de esto , re- sulta evide nte para los profes ionale s con experiencia en este campo que los varones que padecen este slndro- me ven afectada su autoestima - especialmente en medios soc io- culturales rurales- ; intentan por di - versos medios - en ocas iones muy particulares - demorar la eyacula- ción; evitan las relaciones sexuales (frecuencia de coito por debajo de la hab itual en esa comunidad) , para no verse comprometidos por un nuevo "fracaso», y, en la terminologia de Master y John son (1970), presentan un claro " rol de espectador ». En res ume n, el panorama general es que no hay cr iter ios ampl iamente aceptados para diagnosticar una eya· cula ción precoz, cada profesional adopta un criterio según su valora- ción c linica - aunque todos sepa- mas de qué hablamos al referirnos a la EP- ; no co ntamos con hipótesis claras y contrastadas sobre la etiol o- gia y los factores que contr ibuyen al ma ntenim ie nto de la EP, y, por último en nuestro caso particular, no d ispo - nemas de datos sob re poblaci ón masculina española con EP. Al objeto de aclarar algunos de es - tos aspectos de la EP, nos propone- rnos en este trabajo: a) Revisar las princ ipales hip óte- sis sobre los factores que inciden en la génesis y mantenim ien to de la EP, i ntentan to verificar las en nuestra po - blac ió n; b) Aproximarnos a cómo es vivida la EP en nuestro medio cultural ,y e) Revisar las técnicas terapéuti- cas más usuales en el tratamiento de la EP. L l Revisando la bibliografía sobre el 19

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Page 1: Terapia sexual en 25 casos de eyaculación precoz

JOSE JOAQUIN MIRACentro de Orientación Familiar . INSALUDde Alcoy

precoz

Terapiasexual en

25 casos deeyaculación

cew-enenOe

existe acuerdo al afirmar que entrelas disfunciones sexual es masculi­nas la eyacu lación precoz (EP) es, si nduda, la de mayor incidencia, mane­jándose difras de casi un 36 % de pre­vale ncia en la poblac ión masc ul inaadu lta (Frank y co ls., 1978). En efecto,en nuestra experienc ia la EP es elprinc ipal motivo de con sul ta de losvarones (el 75 % de los diagnósticoses de EP), y la segunda queja en irn­portancia numérica del total de casosvistos (e . O. F., 1986).

Pese a este hecho y como es de so ­bra co noc ido , no hay acuerdo a la ho-

ra de definir los cr i ter ios para diag­nosticar una EP. Así , se utilizan crite­rios como: tiempo de demo ra ent repenetración y eyacu lación (variandodesde 30 sg. a 2,5 ó 10 mn .); númerode movimientos co itales rea l izadosantes de eyacu lación; si el varó n pue­de controlar su eyacu lac ión durantet iempo su fic iente para la sa tlstac ­ción orgásmica de su pareja en al me­nos el 50 % de los intentos co itales;un cri terio exces ivamente vago como"control deseab le a ju icio de lcl in ico» ; o el más simple e individualde ause ncia de control voluntar io so ­bre el reflejo eyaculador; que sólocoinc iden al rechazar la hi pótesis dela "supe rioridad biológica» sugeridapor Kinsey y co ls. (1948), pero que de­jan a juic io subjetivo del profes ionalla capacidad para decidi r qué se con­sidera prob lema y cuándo.

Por este mot ivo es por lo que, ennuest ro caso, co incidimos de modopragmático con la def inición diaq­nóst ica por negación de l si ndrome deEP propuesta por Lo Piccolo (1977):"ambos miem bros de la pareja acep­tan que la cal idad de sus encuentrossexuales no está inf luida po r la diíi -

cultad para retrasar la eyaculación»,que mod ifica sustancialmente el cr i­ter io diagnóstico al incluir los deseosy expectativas de la pareja dernan­dante de ayuda.

El factor crítico en los casos de EPparece ser la falta de aprendizaje dela habilidad para demorar, indepen­dientemente del tiempo, el orgasmocuando se está excitado (Perelman,1980). Este défi cit se traduce en unode estos dos puntos: (1 °) o bien elrasgo ese ncial de la EP es la ex isten­cia de un mecan ismo reflejo derna­siado rápido, por lo que los eyacula­dores pre co ces experimentan el or­gasmo a un nivel de excitac ión se·xua l inferior al normal (Semans,1956); o (2°), la EP se produc iría comoconsecuencia de una falta de contro lvoluntario sobre el ref lejo eyacul a­dor, deb ida a un déficit en la retroa li­mentación del orgasmo y eyacu la­ción (Kaplan, 1974).

Independientemente de esto, re­sulta evidente para los profesionalescon experiencia en este campo quelos varones que padecen este slndro­me ven afectada su autoestima- especialmente en medios soc io­culturales rurales - ; intentan por di ­versos medios - en ocas iones muyparticulares - demorar la eyacula­ción; evitan las relaciones sexuales(frecue ncia de co ito por debajo de lahab itual en esa comunidad), para noverse comprometidos por un nuevo"fracaso» , y, en la terminologia deMaster y Johnson (1970), presentanun claro " rol de espectador».

En res umen, el panorama generales que no hay cr iterios ampl iamenteaceptados para diagnosticar una eya·culación precoz, cada profesionaladopta un criterio según su valora­ción clinica - aunque todos sepa­mas de qué hablamos al referirnos ala EP-; no co ntamos con hipótesisclaras y contrastadas sobre la etiol o­gia y los factores que contribuyen almantenim iento de la EP, y, por últimoen nuest ro caso particular, no dispo­nemas de datos sobre poblaciónmascu lina española con EP.

Al objeto de aclarar algunos de es ­tos aspectos de la EP, nos propone­rnos en este t rabajo:

a) Revisar las princ ipales hip óte­sis sobre los fac tores que inciden enla génesis y mantenimien to de la EP,intentan to verificarlas en nuestra po ­blac ión;

b) Aproximarnos a cómo es vividala EP en nuestro medio cultural , y

e) Revisar las técnicas terapéuti­cas más usuales en el tratamiento dela EP.

Ll

Revisando la bibliografía sobre el

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Page 2: Terapia sexual en 25 casos de eyaculación precoz

EDAD LATEN. POSICIONES FP. REL MET. ANT. QUEJA MUJ. OTROS COMENTARIOS

TABLA N° 1. RELACION DE CASOS TRATADOS.

---------27

39

23

30

27

3345

44

2434314728433438

182921455524203344

3

2

3

2

5

525122I5

155532I32

Fem. inl.

Fem .lnf.

Varias

Fem .lnf.

Fem .lnl.

VariasVariasFem . Inl.Fem . Inl.Fem. In!.Fem.lnl.Fem . Inl.Fem . Inl.

Fem . lnf.Fem. Inl.Fem . Inl.Fem.lnf.Fem.lnl.VariasVariasVariasVarias

2-3 C.1.

11M C.1.

3-4 Natur.

1-2 C.1.

1-2 Condón

C.1.

C.1.

2 Condón3-4 Condón11M C.1.2-3 Anov. Diu .2-3 Condón2 CondónE Ninguno

11M Condón

1 Ninguno1 C.1.1 C. 1.

3-4 C.1.1 C.1.2 C.1.

2-3 Ninguno3 Co ndón

1-2 Co ndón

Anorgasm. Varón no quiere ir aconsulta

Anorgasm. Varón dice que elproblema es de suesposaVarón no qu iere ir aconsulta

Anorgasm. Varón no quiere ir aconsu ltaVarón dice que elproblema es de suesposaVarón no acudeNo desean t ipo deterap iaNo qu iere que sumujer "lo sepa»

Anorgasm. Abandona terapiaAbandona terapia

Fob. Sex o Abandona terapia+

Anorgasm. ++

Vag inismo +Anorgasm. Genera impotencia,

probotratados +Anorgasm. +Anorgasm. +Anorgasm. +

++++++

cía sex ual. La latencia de la eyacu la­ci ón correlaciona negat ivamente conla duración del período de abstinen­cia sexual de l varó n.

7.) Los eyaculadores precocesmuestran períodos prolongados deabsti nenc ia sexual. Tienen relacio­nes sexuales co n menos frecuenciaque los varones fu ncionales.

8.) No hay diferencias, entre varo­nes co n EP, en razón de edad u otrasvariab les socioculturales.

9 .) La posición coi tal más frecuen­te en parejas con varones disfuncio­nales a causa de EP, será la femeninainferior.

10.) El método anticonceptivo másutilizado por varones con EP será elco i tus interruptus o el uso de preser­vat ivos.

Las recomendaciones terapéu t icasincluirán: o bien el uso de la técnicade la compresión (Master y Jo hnson,1970), o el procedimiento de parada ­marcha (Semans, 1956), junto a lasinst rucc iones de aumen tar la fre­cuencia de relac iones sexuales-ap rox imadame nte a 3veces/semana- e insistir al varón enque debe ate nde rse a las señales deexcitación de su c uerpo y no intentardesviar la atención de las mismas pa­ra no alcanzar el nivel de excitac iónque -como ya conoce- dispara elreflejo eyaculador.

cl ón.

Edad en años.Latencia en minutos menos cuando se indi ca J = inte ntos penetra-

Pos ic iones: varias o preferen temente femenina inferior.Frecuencia de relac iones: x/semana, excepto cuando se indica xlmes

o E = espor ádicasMétodo ant iconcept ivo: C. 1. = co itus interruptus.

- Otros métodos comentaios: + = resultado exitoso de la terapia.

CLAVE:

tema encontramos diferentes hipóte­sis sobre la ocurrencia de la EP. Algu­nas de estas hipótesis han sido ya re­chazadas en estudios experi menta­les y sólo se comentarán brevementepara conoc im iento de l lector, otrashan sido parc ialmente confirmadas yestudiaremos si ocurren en nuestrocaso y, por último, de otras sólo con ­tamos con indicaciones de su ocu­rrencia e intentaremos conocer suefecto real. Las hipótesis a las quenos refe rimos son :

1.) Los eyaculadores precoces seexc itan con más rapidez que los varo­nes normales.

2.) En cond ic iones normales, los

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eyaculadores precoces muestransiempre niveles de excitac ión mayo­res a los de los varones func io nales.

3.) Los eyacu ladores precoces es­tán exc itados sexual mente en mayornúmero de situaciones potencial­mente sexuales que los varones fun­cionales.

4.) Los eyaculadores precocesevalúan sus niveles de excitación se­xual con menor acierto que los no r­males.

5.) Los eyacu ladores precoceseyac ulan estando me nos excitadosque los varones funcionales.

6.) La eyac ulación ocurre más rápi­damente tras un período de absti nen-

En la tabla nO1 puede verse los da­tos sobre edad , latencia de la eyacu­lación, pos ic iones coitales, frecuen­c ia de rela ciones sexuales , métodoanticonceptivo ut i li zado pre ferente­men te, que ja asociada en la mujer yotros comentarios -como por ejem­plo, si la tera pia res ultó exitosa,abandonos u otros- ob tenidos en laentrevista c línica de los 25 primeroscasos de EP atend idos en la consultade terapia se xual del Ctr. de Or tenta­ción Famil iar dellNSALUD en Alcoy.

Los casos se presentan ordenadosen base a los comentarios que de losmismos se realizan.

En la tabla nO2 se detalla las freocuenc ias observadas en cada una delas var iab les a estudio, según di fe·rentes intervalos.

Por úl timo, en la tabla n? 3 se expl i·can los resultados de la terapia se­xual realizada según el modelo propuesto por Semans (1956). Como SE

puede ver, de los 25 casos entrev istados solo en 19 fue posib le el tra tamiento; de éstos, en 14 casos la terapia resu ltó ex itosa (criterio uti l izadolatencia de la eyaculac ión igualo super ior a 11 mn ., junto a la no preocupac ión de la pareja por el reflejo eyaculador).

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TABLA N° 2. DETERMINANTES CIRCU NSTANCIALES·MEDIDOS

CLAVE:1= Intentos de penet ración.x/se mana, excepto.x/mes o E =esporádicas.C. 1. =coit us interruptus.

------------C. 1. = 11Na!. =1Condón =8Anov. + Diu = 1Ni nguno =3No datos =1

MET. ANT.FR.REL.

lIM =31·2 =112·3 =53-4 =3E = 1No Dat =2

POSICIONES

Fem. lnl. =15Varias =7No hay Dat =3

LATENCIA

1= 3- 1 =2- 2 = 7- 3 = 4-5 =7No D = 2

EDAD

16-20 = 221-25 = 426·30 = 531·35 = 536-40 = 241-45 =546·50 = 151·55 = 1

Una vez expuestos tanto aspectosteóricos sobre la EP, como clín icosde 25 casos de EP, vamos a ver si secorresponden unos co n otros, co n laintención teórica de validar o recha·zar, en nuestra muestra, las hipótesisque sob re la ocurrencia de la EP ha­biamos reseñado, siendo conscien­tes de que no podemos generalizarlas conclusiones -por razonesmetodológicas- , pero con la inten­ción de aproximarnos mejor a lo partl­cular de nuestra comun idad .

Un segu ndo punto, al que prestare­mos atención, será conocer, en basea los datos recog idos, las actitudesde hombres y mujeres ante la EP, y,un tercero, repas ar algunas de lasco ndiciones para la terapia.

Las ci nco primeras hipótesis a lasque alud imos fueron puestas a prue­ba experimentalmente, cont rola ndoco n exacti tud la respuesta de exc i ta­ció n sexual masculina mediante unplest imógra fo cuyo term ina l era elextensímetro de mercurio de Geer(1980), por Spiess, Geer y O'Donohue(1984), quienes l lega ron a la conclu ­sión de que las hipótesis 1, 2, 3, y 4no obtenian validación y deb ian serrechazadas.

Por tanto, seg ún estos autores, loseyacu ladores precoces no se di teren­eran de los varones func ionales encuan to a: rapidez en lograr excita­ción, intensidad de los niveles de ex­citación yen el acierto al term inar elnivel de excitación ante imágenes deexci tac ión sexual.

Hay que hacer la aclaración de queeste estudio de corte exper lrnentalis­ta conlleva las limitac iones prop iasde lo artif ici al de la sit uac ión, por loque la noción de Kaplan sobre la írn­po rtan cia de la ret roal imentac iónsensorial de las seña les premonit o­ras de orgasmo no necesariamentedebe ser descartada en base a sus re·su ltados -como una primera lec turapudiera suger ir - , ya que, como es­to s mi smos autores indican, tal y co­mo se desarrolló el expe rimen to estaidea no fue co ntrastada en los t érrní­nos exp uestos por Helen Kaplan(1974).

La hipótesis número 5 si que rec iobl ó, en cambio. con firmac ión experi­menta l en es te es tudio. Esta hip óte­sis af irma que los eyaculadores pre­coces eyacul an estando menos exc i­tado s que los varo nes funcionales.Esta idea co incide con la noción deSemans (1956), sobre la EP, que, has­ta la fecha, só lo habia recibido con­trastac ión al responder la EP a la t éc­nic a terapeúti ca ideada por Semanssegún su cr iter io sobre la et iologíadel prob lem a. Su razon amient o esque la técnica de parada-marcha Iacl -

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mas en la tab la número 2, lo que hasido confirmado en múltiples ocas io­nes (Master y Johnson, 1970; Kaplan,1974), por lo que la hipótesis 8 es v áll­da en nuestro caso .

En algo más del 67% de los casosla pareja mant iene relaciones coita ­les preferentemente (o únicamente)en la posición femenina inferior, loque valida la hipótesis número 9. Denuevo, las ins trucc iones durante laterapia de modi ficar este tipo de po­sic ión se ven contrastadas.

Por último, los métodos ant icon­cept ivos util izados más frecuente-

lita que paulat inamente el varón dis­funcional alcance un nivel de exc ita­ción mayo r sin llegar a eyacular. Tan­to nuestros datos clín icos como losde otros autores (Perelrnan, 1980)coinciden al afirmar la eficacia de latécnica y, en pri ncipio de rebote , lavalidez de la hipótesis núme ro 5.

En cuan to a las hipótesis 6,7,8 Y9,ya no se puede habla r de estud ios decorte experimental puesto que la re­colección de los datos se basa en laentrevista, con las limitac iones queello con lleva. El estudio de Spiess,Geer y O'Donohue afirma la validezde la hipótesis número 6 y en nuestraexper ienc ia parece confirmarse queun aumento en la frecue ncia de rela­ciones sexuales va acampanado deuna mayor demora en la respuesta deeyaculación. En nuestros datos , lademora de la eyacu lac ión promedioes de un minuto y medio al comienzodel tratam iento -como media- y lafrecuencia de relaciones aproximada­mente igual a 2 veces/semana; al fina­lizar la terapia en los casos controla­dos , la frecuencia de relaciones se si­túa ent re 3 ó 4 veces/semana, y la de­mora es superior a 11 mn., (record é­mas uno de los dos cr ite rios de éxi tode la terapia). Obviamente este datono es sufi ciente como para poderaf irmar la hipótesis 6, pero si queaporta una conclus ión para el proce ­so terapéutico, a saber: la instrucciónal paciente de que debe aumentar la

frecue ncia de relaciones sexualesque, por otra parte, en muchos casosse ve disminuida por el miedo del ve­r ón disfuncional a un nuevo «fraca­san.

La hipó tesis número 7 sí que pue­de constrastarse en nuestro caso conmenor probabi lidad de error, puestoque la frec uencia de relac iones se­xuales es - en el 70% de los casosvistos- inferior a 2 veces/semana, ysólo en un 13%, se llega a una freocuenc ia de entre 3 ó 4 veces/sema na.

La EP ocurre, efectivamente, conindependencia de la edad, según ve·

TAB LA N° 3. RESU LTADOS TERAPIA SEXUAL

SOB RE UN TOTA L DE CASOS ATEND IDOS .Casos en los que acud e pareja femenina . .Casos en los que acude pareja masculina . . . . . . . . . . . . . .Casos en los que el varón no cons ide ra problema E. P..Casos en los que el varón co nsidera E. P. pro blema . . . , .QUEJA INICIALMujer se queja de no experimenta r orgasmo en co i to . . . . . .E. P. más ot ras qu ejas en pare ja feme nina que no se co nf irman en diagnós t i-ca .E. P. más otra que ja en parej a femeni na que si se confirma en diagnóst ico ..E. ~ .CASOS EN TERAPIA SEXUAL .No se desea terapi a sex ua l tras d iagnósti co y exp licac ión terapiaVarón no desea que pareja femenina se ent ere de su E. P .Abandon o terap ia o no pos ibil idad de co ntro l f inal .Compl icacio nes dur ant e la terap ia .Terapia term inada con exi to (incluido caso con complicac ión) . .

25242 1

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4

34

1419

11

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mente so n el co itus interruptus y elpreservativo, sin embargo . los datosno so n en abso lut o co nc luyentes.puesto que co inciden con las pre fe­renc ias de la población general (JNE.1978) Y no son parti culares de estamuest ra clin ica.

Menc ión aparte merecen ot ros as­pec tos de los 25 casos atendidos enla co nsulta . Como se ve en la tab la nO3, del total de 25. en 24 (yen ese ot rono por dese o de la mujer, sino porexigencia del varó n) acude siempre lamujer a la consulta; curiosamente. encambio. sólo 21 varones pudie ron serent revis tados al menos una vez. Deéstos 21, 2 no con sideraron que la EPfuera un problema (en uno de los ca­sos con una f recue nc ia de relacionesig ual a 1 vez/mes y una demora de laeyac ulaci ón aproximada de menos dedos minu to s) y 19 lo vieron como a re­so lver para mejorar la ca lidad de la re­lación de pareja.

De los 19 casos en terapia sex ual ,1 no deseó el fo rmato de terapia su­gerido por cuestiones de for mac ió ncult ural, ot ro acu d ió solo y se negó adar datos perso nales (ya lo hemos co­mentado), y en 3 casos se prod ujo unabandono de la te rap ia en di ferentesmomentos de la misma, por lo que nose dispone de datos sobre si fue ef i­caz o no el tratamien to; en el resto, laterapia resultó exitosa.

Es de destacar, en este mismo sen ­tid o, que la que ja inic ial en 4 de loscasos fuera que la mujer no expe ri ­mentara el orgasmo y no la rapidez eneyacular del varón, siendo además lamujer quien afirmaba ese extremo.En 3 casos se produce una doble que ­ja, anorgasmi a y EP, Y só lo se cont ir­ma la EP. En 4 casos, tanto la mu jercom o el hombre experime ntan unt ras torno ps icosexua l (vaginismo yEP; orgas mia y EP). Y, en 14, el tras ­torno diag nos ticado.y el motivo de laconsul ta era la EP.

Ciertamente hemos observado unafalta de informac ión importante so­bre el comportamiento sexual dehom bres y de mujeres y una cierta re­sistenc ia a acep tar que el varón suf raun trastorno ps icosexual, cosa queparece que s i oc urre a una mujer esmenos pro blemático soc ialmente.Como puede verse en la tabla nO2. in­cl uso en dos casos el varón se negó aaceptar la solic i tud de la mujer para ira la co nsulta y el juici o diagnóstico,cons ide rando su co mp ortamiento se­xual normal, independientemente dela satisfacc ión de la pareja.

para terminar con esta exposic ión .repasaremos algunas cuestiones re­lac ionadas con la terapia.

En primer lugar, queda demostrada- como en otros artículos (Kaplan,1974; LoPiccolo. 1977; Hagan. 1978;Perelman. 1980)- la eficac ia de la

técn ica de Semans como pro cedi ­m ient o terapeúti co en los caso s deEP.

Apart e de esto. es de desta car qu elas instrucc iones de con centrarse enlas sensac iones del propio cuerpo.como la de aum entar la frecuenc ia derelac io nes sexua les y el co nt ro l so­bre las posiciones coi tales. son dec i­s ivas para el éxi to de la terapia .

En resumen y por diferent es cami­nos . pod emos co nc luir que los varo­nes con EP eyaculan si n estar comopletamen te exc itados, que - para laterap ia- se debe explorar los ni velesde excitación que pro vocan su eyacu ­lac ión, la frecu encia de activi dad se­xual. la relac ión de és ta con la demo­ra en eyac ular. el método anti concep­ti vo, que deberá vari ar si es el coi tu sinterrup tus y, como recomendac iónterapéuti ca, la técnica de parada­march a prop uesta por Semans.

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