teorías del desarrollo a principios del siglo xxi - amartya sen

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~ LAS TEORIAS DEL DESARROLLO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI Amartya Sen Tomado de Louis Emmerij y José Núñez, compiladores, El desarrollo económico y social en los umbrales del siglo XXI, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, D.C., 1998. Cuadernos de Economía agradece a Louis Emmerij por su autorización para publicar este artículo. Se reproduce con ligeros cambios editoriales.

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  • ~LAS TEORIAS DEL DESARROLLOA PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

    Amartya Sen

    Tomado de Louis Emmerij y Jos Nez, compiladores, El desarrollo econmico y social enlos umbrales del siglo XXI, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, D.C., 1998.Cuadernos de Economa agradece a Louis Emmerij por su autorizacin para publicar esteartculo. Se reproduce con ligeros cambios editoriales.

  • Resumen

    Sen, Amartya. "Las teoras del desarrollo a principios del siglo XXI",Cuadernos de EcoDoma, v. XVII, n. 29, Bogot, 1998, pginas 73-100.

    Este artculo revisa el estado actual de las teoras del desarrolloteniendo en cuenta la experiencia histrica y la evolucin interna dela teora desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Aunque lacomprensin del desarrollo ha mejorado, se han hecho generalizacionesindebidas y extrado lecciones infundadas. Sen rechaza la oposicinentre Estado y mercado y entre planificacin y rentabilidad, y ponede relieve las diferencias entre dos visiones ideales y extremas deldesarrollo: la concepcin BLAST, que lo considera como un procesocruel, de 'sangre, sudor y lgrimas', y la concepcin GALA, que loconsidera amigable y cooperativo. Critica la idea de que la supresinde los derechos humanos y otros 'sacrificios' son necesarios en lasprimeras etapas del desarrollo. Muestra que el concepto de capitalhumano es un avance terico y prctico, pero an insuficiente puestoque concibe al ser humano como mero instrumento y no como fin en smismo. y propone una visin ms profunda que acepte la importancia dela capacidad de la poblacin para valorar, elegir y actuar libremente;as, combinando la accin del Estado, la funcin del mercado y elpapel de las organizaciones comunitarias, el desarrollo debe propor-cionar a toda la poblacin las oportunidades necesarias para vivirdignamente y ejercer una plena libertad.

    Abstract

    Sen, Amartya. "Development Theory at the Beginning of the Twanty-firstCentury" ,Cuadernos de ECOJloma,v. XVII, n. 29, Bogot, 1998, pages 73-100.

    This article reviews the current state of development theory takinginto account the historical experience and internal evolution of thetheory since the end of the Second World War. Although understandingof development has improved, undue generalizations have been made andunfounded lessons have been extracted. Sen rejects the opposi tionbetween state and market and between planning and profitability, andemphasizes the differences between two ideal and extreme visions ofdevelopment: the BLAST concepti, which he considers to be a cruelprocess of 'blood, sweat and tears', and the GALA concept, which heconsiders friendly and coopera tive. He critiques the idea that thesuppression of human rights and other 'sacrifices' are necessary inthe first stages of development. He demonstrates that the concept ofhuman capital is a theoretical and practical advance, but stillinsufficient since it conceives of the human being as a mere instrumentand not as an end in itself. He proposes a more profound vision whichaccepts the importance of the capability of the population to value,choose, and act freely; thus, combining the action of the sta te, thefunctioning of the market, and the role of community organizations,development should provide to the entire population the opportunitiesnecessary to live with dignity and exercise full freedom.

  • La evolucin de las ideas no sigue el curso de los siglos. Es' ms, en eltranscurso del siglo XXhemos presenciado cambios radicales en lo quea teora del desarrollo se refiere. Ni siquiera es indispensable definir lossiglos de acuerdo con la clasificacin del calendario, de cero a noventay nueve. En su clebre discurso del 8 de mayo de 1942, Henry Wallaceafirmaba que" el siglo que estamos por vivir puede y debe ser el siglodel hombre corriente", pero no hablaba del siglo XXo del XXI. El hechode que nos hallemos en los ltimos aos del siglo XX no significa queste sea necesariamente un tiempo de revisin; y esto es tambin vlidopara la revaluacin de nuestra teora del desarrollo.

    A pesar de todo, la coyuntura actual constituye un buen momento parareplantear el problema, por lo que la tarea que me ha sido asignada meparece muy apropiada. Desde que surgiera por primera vez la cuestindel' desarrollo' al final de la segunda guerra mundial, han tenido lugarmuchos cambios tanto en el mbito de la experiencia como en el de lateora del desarrollo econmico y social. Las conclusiones que extraji-mos entonces nos llevan hoya nuevas reflexiones. Este momento es tanbueno como cualquier otro para preguntarnos qu direccin est toman-do la teora del desarrollo.

    LA EXPERIENCIA Y SUS ENSEANZAS

    En el mundo de la posguerra hubo' experiencias de desarrollo' muynotables y variadas, entre las que cabe destacar las siguientes:

    La acelerada reconstruccin postblica de Alemania y Japn, queemergen como nuevos lderes de la economa mundial.

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    El crecimiento econmico sin precedentes de Europa y Norteamri-ca, seguido de una desaceleracin que se tradujo, especialmente enEuropa, en un aumento sostenido de las tasas de desempleo.

    La creacin del 'Estado de bienestar', partiendo de Europa, congrandes repercusiones tanto en la calidad de vida como en la cargafinanciera que deba soportar el Estado.

    El advenimiento de Asia Oriental como regin de extraordinariocrecimiento econmico con un notable desarrollo social y una equi-dad relativa.

    La rpida expansin econmica experimentada en algunas partesde Amrica Latina, sin que se produjera una reduccin proporcionalde la pobreza.

    Las crisis econmicas padecidas por la Unin Sovitica y EuropaOriental, cuyas reformas acentuaron el declive existente.

    La rpida transformacin de la economa china mediante el recursoal comercio y los mercados, aunque sin poner en marchas reformasen gran escala.

    La eliminacin de la dependencia alimenticia de muchos pases delTercer Mundo, incluida Asia Meridional.

    La agudizacin de las hambrunas en frica al sur del Sahara, juntocon una reduccin de las mismas en otros pases, como India o Chinadespus de 1962.

    El extraordinario aumento del volumen del comercio internacionaly del flujo de capitales a escala mundial.

    La expansin sostenida de la longevidad en buena parte del mundo,que se increment rpidamente tanto en regiones de alto crecimien-to econmico (Corea del S~ Taiwan y Hong Kong) como en zonasde menor desarrollo econmico (Costa Rica, Sri Lanka, la Chinaanterior a la reforma y el estado indio de Kerala).

    Aunque no podemos analizar aqu cada uno de los fenmenos citados, nofaltan experiencias concretas y diversas, de las cuales extraer algunas en-seanzas. As, la teora del desarrollo evolucion obedeciendo a su propiadinmica interna o en respuesta directa a observaciones empricas. En todocaso, no se puede negar que nuestra comprensin de los procesos de desa-rrollo es hoy mucho ms completa que hace cincuenta aos.

    Sin embargo, a la vez que mejoramos nuestra comprensin del desarro-llo, adoptamos algunas generalizaciones sesgadas y demasiado simplis-tas. Existen supuestas' enseanzas' cuya validez reside ms bien en el

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    empleo de informacin selectiva (y, en ocasiones, en la fuerza de suenunciado) que en un examen crtico de las mismas.

    Un buen ejemplo de ello es la aseveracin, bastante generalizada, de quelas experiencias de desarrollo han demostrado la irracionalidad del in-tervencionismo estatal en contraste con las virtudes incuestionables dela economa pura de mercado, y de que el requisito indispensable parael desarrollo es el paso de 'la planificacin (econmica) al mercado'. Esindudable que la experiencia observada en muchos pases ha puesto derelieve la extraordinaria fuerza del mercado, los grandes beneficios quepuede reportar el intercambio entre diferentes pases (y dentro de ellos)y los desastres que suelen resultar del cierre de los mercados, en lugarde obtener la equidad ideal (equidad que suele esgrimirse como raznde ese cierre).' Pero el hecho de reconocer las virtudes del mercado nodebe inducirnos a ignorar las posibilidades y los logros ya constatadosdel Estado o, por el contrario, a considerar al mercado como factor dexito independiente de toda poltica gubernamental.

    De hecho, muchos pases de Europa Occidental han logrado proveer unaamplia seguridad social, que cubre la educacin pblica y la atencin ensalud, por vas hasta entonces desconocidas en el resto del mundo; en Japny en Asia Oriental, el gobierno ha tomado las riendas de la transformacinde la economa y la sociedad; la educacin y la atencin en salud handesempeado un papel central en los cambios sociales y econmicos delmundo entero (y bastante espectacular en el caso del Este y el SudesteAsitico); y la formulacin de polticas pragmticas se ha inspirado tantoen instituciones del Estado y del mercado como en organismos que nocorresponden a estas categoras, como las organizaciones comuntarias.'

    Si bien puede constituir un error fomentar la hiperactividad y el inter-vencionismo del Estado (tenemos muchos ejemplos que as lo demues-tran), un gobierno inactivo u ocioso puede resultar igualmente perni-cioso (tambin disponemos de numerosos ejemplos a este respecto).Ms an, podemos hallar casos que confirman esta impresin dentro deun mismo pas. Tomemos como ejemplo la planificacin econmica dela India, que el autor ha analizado recientemente [Dreze y Sen 1995] yque ilustra perfectamente el fracaso de ambas posturas: la tremendahiperactividad que se ejerci para controlar el sector industrial, que de-

    1 Algunos anlisis esclarecedores de estos temas pueden encontrarse en Bauer[1972,1991].

    2 Entre los estudios de carcter general acerca de este tema, se destacan Stiglitz[1988), Stem [1989], Suzumura [1995]y Malinvaud et al. [1966].

    3 Albert Hirschman [1958,1981]ha puesto de relieve la complejidad caractersticade los procesos de desarrollo y las diversas influencias que inciden en ellos.

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    terior los beneficios del comercio y desincentiv la competitividad; yla ociosidad soporfera en el mbito de la enseanza, la atencin ensalud, la seguridad social, la equidad en materia de gnero y la reformaagraria. La capacidad que ha demostrado tener la India para derrotarsimultneamente a Escila y Caribdis habra dejado atnito a Ulises.

    Podemos aprender mucho de lo que ha sucedido en el mundo y de loque, siendo por todos anhelado, nunca lleg a suceder. Y si bien es ne-cesario matizar las generalizaciones vigentes, no sera conveniente pre-sentar nuestras conclusiones en trminos de 'confrontacin' entre elmercado y el Estado.

    SANGRE, SUDOR Y LGRIMAS?

    Aqu abordaremos el tema en forma distinta, desterrando nociones an-titticas ya 'clsicas', como las de Estado o mercado y planificacin orentabilidad, independientemente de cun dogmtica sea nuestra con-cepcin del desarrollo. Por un lado, encontramos la concepcin del de-sarrollo como proceso inherentemente 'cruel', basado en unos princi-pios morales que podran resumirse, parafraseando a un conmovedorWinston Churchill, en 'sangre, sudor y lgrimas'. Dado que vivimos enla era de las siglas, nos tomaremos la libertad de llamarla concepcinBLAST del desarrollo.' Igualmente trataremos de mostrar los cambios-asombrosamente distintos - que ha llegado ha adoptar este enfoque.

    Esta concepcin contrasta vivamente con aquella que considera el desarro-llo como un proceso esencialmente amigable, donde se destaca la coope-racin entre los individuos y con uno mismo, lo que se puede sintetizar conla estrofa de los Beatles: "Saldremos adelante con una ayudita de los ami-gas". Por' ayudita' puede entenderse, por un lado, la interdependenciacaracterstica del mercado (interdependencia que Adam Smith ilustr consu paradigma de las' ganancias mutuas' en el intercambio entre el carnice-ro, el cervecero y el panadero); por otra parte, los servicios pblicos quepueden fomentar la cooperacin entre y para los individuos, en referenciaa los cuales Adam Smith seal: "A un costo mnimo, el (sector) pblicopuede proporcionan estimular e incluso imponer al conjunto de la pobla-cin ciertos elementos bsicos de la educacin ms elemental'T Usar la

    4 Nota del traductor: BLAST es la sigla en ingls de blood, sweat and tears (sangre,sudor y lgrimas).

    5 El primer caso se encuentra en Smith [1776],1, ti (pg. 27), Yel segundo en V.iJ.(pg. 785). Muchos lectores devotos de Smith (a juzgar por su adhesin casiincondicional a los paradigmas del carnicero-cervecero-panadero y los benefi-cios del mercado) parecen negarse a pasar de la pgina 27 de La riqueza de las

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    sigla GALA (del ingls, getting by, with a little assistance) para compararesta interpretacin del desarrollo con la concepcin BLAST.

    Antes de proseguir he aqu una serie de advertencias y calificaciones. Enprimer Iugaz BLAST y GALA pueden adoptar formas muy diferentes yapelar a teoras econmicas radicalmente opuestas. En segundo lugaz estasdos categoras no constituyen, en sentido estricto, una autntica divisin,puesto que algunas concepciones del desarrollo no se ajustan a ninguna deellas o comparten algunos rasgos de ambas. Nuestra clasificacin pretende,ms bien, distinguir las dos corrientes principales de pensamiento en tornodel desarrollo, que pueden presentarse en forma ms o menos ortodoxa, ycuyas diferencias ms bsicas ayudarn a demostrar que ninguna de ellasse encuentra en posiciones extremistas o de aislamiento. En tercer lugat elautor no oculta su simpata por la concepcin GALA, y por consiguiente,interpreta algunas de las principales experiencias de desarrollo de acuerdocon dicho enfoque. No obstante, el propsito no es el de invalidar la con-cepcin BLAST.En cierto modo, ambas perspectivas deben compensarsemutuamente. Como veremos a continuacin, las variantes de la concepcinBLAST han proporcionado, en diversas formas, los fundamentos para lainterpretacin tradicional del carcter y los requisitos indispensables deldesarrollo. Si el presente trabajo puede parecer una crtica de la concepcinBLASJ; esto se debe en parte a que sus virtudes se han magnificado enexceso. Pese a ello, aqu no se niegan algunas de sus valiosas aportaciones.

    EL DESARROLLO: UNA TAREA ARDUA.EL PAPEL DE LA ACUMULACIN

    El principio del 'sacrificio necesario' para conseguir. un futuro mejor escaracterstico de la retrica BLAST. El desarrollo pasa por aceptar laexistencia de ciertos males contemporneos. Este enfoque general adop-ta formas variadas dependiendo de los' sacrificios' que se quieran, bajasprestaciones sociales, gran desigualdad social, autoritarismo, etctera.De acuerdo con la teora BLAST, se pueden exigir (al pas en cuestin)sangre, sudor y lgrimas de muy diversas maneras. Abundan los ejem-plos de los' sacrificios necesarios'; y aunque las teoras difieran en cuan-to a sus preferencias institucionales y polticas, todas comparten unaconcepcin poco benvola del desarrollo y la conviccin de que unapoltica 'laxa' hara descarrilar a largo plazo el proceso del desarrollo.

    naciones. De hecho, Adarn Smith resalta la importancia de la cooperacin y la asis-tencia pblica no slo en La riqueza de /as naciones [Smith 1776] sino tambin enLecciones de jurisprudencia y Teoria de loe sentimientos morales [Smith 1762-3,1790].

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    Una de las variantes de la concepcin BLAST subraya la necesidad dealtos niveles de acumulacin; el punto de referencia fue la Unin Sovi-tica y el xito con que alcanz un rpido desarrollo econmico mediantela formacin de capital. Aparte de sus connotaciones histricas, seme-jantes a las de la 'explosin de la acumulacin', se inspir, en gran parte,en la lgica del 'modelo de crecimiento', lo que significaba mantenerbajos niveles de vida, por lo menos en un futuro inmediato, para fomen-tar la acumulacin acelerada de capital y el consiguiente crecimientoeconmico, 'resolviendo' as el problema del desarrollo.

    En efecto, la primaca del concepto de acumulacin de capital ha sidouna caracterstica permanente del pensamiento econmico de posgue-rra, que se remonta cuando menos a Nurkse [1953], Lewis [1955] y Baran[1957]. En aquel entonces, reinaba una perfecta armona en la literaturasobre el 'ptimo de acumulacin' (los primeros escritos pertenecen aRamsey [1928], retomados en los aos cincuenta por Tinbergen [1956],entre otros). Las 'trayectorias de crecimiento ptimo' a menudo impli-caban limitar los niveles de bienestar a corto plazo para obtener mayoresbeneficios en el futuro." Sin embargo, ciertas variantes de este enfoqueequiparaban la nocin de acumulacin de capital con la de formacinde capital fsico, obviando la importancia de los recursos humanos (for-macin profesional, educacin, etctera). El protagonismo asignado a laacumulacin de capital no constitua un error en s mismo, sobre todocuando empez a adquirir importancia lo que pronto se denominara'capital humano' _7 Todo estudio emprico sobre experiencias exitosas de

    6 Los dilemas subyacentes a este equilibrio intertemporal fueron excelentementeestudiados por Sukhamoy Chakravarty [1969]. En mi tesis doctoral [Sen 1960]trat de vincular el problema de la eleccin intertemporal con el de la eleccinde tcnicas, dadas las repercuciones indirectas de stas ltimas en la tasa deacumulacin de capital. Aunque yo abogaba por la frmula conciliadora quepretenda compensar las ganancias presentes y futuras, y que, en contra de la,estrategia de optimizacin de crecimiento' sugerida, entre otros, por Galesony Leibenstein [1955] y Dobb [1960],pona el acento en el bienestar presente, mianlisis conduca a la siguiente conclusin: si el ahorro se mantena por debajode un nivel ptimo, afectara a los precios sombra del capital y el trabajo. Elimpacto de los precios sombra en la asignacin de recursos fue tema de anlisisexhaustivo por parte de Sen [1961, 1967],Marglin [1963a, 1963b, 1976], Little yMirrlees [1969],Dasgupta, Marglin y Sen [1972], entre otros.

    7 T. Schultz [1962, 1963, 1971, 1980] fue uno de los primeros en llamar la atencinsobre la importancia de los recursos humanos. El estudio de R. Solow [1956]sobre el crecimiento econmico redujo el excesivo protagonismo que haba de-tentado hasta entonces el concepto de acumulacin de capital (sobre todo cuan-do lo comparamos con el cambio tcnico).

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    desarrollo ha demostrado el papel crucial de la acumulacin de capital,en su sentido ms amplio, en el desarrollo econmico.

    An as, la teora de la 'explosin de la acumulacin' adolece de ciertosdefectos, relacionados principalmente con el relativo desinters hacia elbienestar y la calidad de vida del presente y del futuro inmediato. Eneste sentido, no puede eludirse el gravsimo problema de la pobreza, auncuando exista la posibilidad de proporcionar mayores beneficios a unageneracin futura ms prospera. Tales problemas deberan incluirse en elconcepto general de 'concavidad' de los 'objetivos sociales agregados', to-mando como referencia el principio de 'preferencia por la igualdad' acu-ado por Atkinson [1970]. Pero tambin requieren que analicemos con de-tenimiento la naturaleza y el alcance de nuestra responsabilidad social conlas distintas generaciones (y, dentro de ellas, con sus diferentes grupos),considerando prioritaria la prevencin de una pobreza que sabemos escatastrfica y absolutamente remediable."

    En segundo lugar, la trascendencia de los recursos humanos (y del papeldel' capital humano') transforma necesariamente la naturaleza del pro-blema de las' compensaciones intertemporales de bienestar'. Cuandopartimos de un modelo que predica la divisin de la produccin nacio-nal en 'consumo' e 'inversin' y, de acuerdo con esta frmula, el bienes-tar se define con base en el consumo mientras que el crecimiento conbase en la inversin [Ramsey 1928, Tinbergen 1956], aparece el conflictoclsico entre bienestar presente y futuro. Aunque este tema ha sido es-tudiado en profundidad, debemos plantear nuevas frmulas que ten-gan en cuenta la correlacin entre productividad econmica y educa-cin, atencin en salud, alimentacin y otros aspectos similares." Esindudable que estos factores tienen un efecto inmediato en el bienestarpresente. Por consiguiente, para abordar al problema de la 'compensa-cin intertemporal' debemos apartarnos de la dicotoma de las' decisio-nes difciles', en la que se bas la literatura sobre el crecimiento ptimo.

    En tercer lugar; algunos de los efectos del consumo social, incluidos laeducacin y la atencin en salud van ms all de la productividad eco-nmica y del bienestar inmediato. Por ejemplo, la educacin y el empleoremunerado de las mujeres pueden incidir en la reduccin de las desi-gualdades de gnero, elemento central del subdesarrollo en muchos

    8 Los debates pblicos sobre la incidencia de la racionalidad en las decisionessociales podran encauzarse en esta direcin; tenemos el ejemplo de las demo-cracias efectivas que dan prioridad a la prevencin del hambre [Sen 1984, 1995].

    9 Ver, entre otros, Bliss y Stem [1978], Bardhan [1984a], Sen [1984], Dasgupta yRay [1987,1988],Drze y Sen [1989],Stem [1989],Osmani [1992],Birdsall [1993],Dasgupta [1993]y Malinvaud et al. [1996].

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    lugares del mundo.l'' La formacin escolar (yen particular la de lasmujeres) y la atencin bsica en salud pueden afectar significativamentelas tasas de fecundidad y mortalidad y, por lo tanto, ser cruciales parael proceso de desarrollo, adems de sus considerables efectos potencia-les sobre el bienestar y las libertades de las personas durante su vida YEn este contexto ,la concepcin GALA del desarrollo armoniza en formanatural la interdependencia entre mejorar el bienestar social y estimularla capacidad productiva y el desarrollo potencial de una economa. Yaunque las compensaciones intertemporales y la acumulacin de capitalsubsisten en esta frmula, al incorporar el factor de la interdependenciaentre calidad de vida y productividad econmica eliminamos la rgidadicotoma entre bienestar y acumulacin rpida.

    AGRESIVIDAD EN LOS NEGOCIOS Y TEMORA LOS 'CORAZONES BLANDOS'

    Obviamente, el ensalzamiento de la expresin' sangre, sudor y lgrimas'en el proceso de desarrollo no estaba ligado a la prioridad de una acu-mulacin independiente, ni siempre se inspir en la inflexible industria-lizacin sovitica. De hecho, una de las ms valiosas enseanzas deldesarrollo en su versin ms agresiva se extrajo del xito de la expansincapitalista tradicional despus de largos y arduos esfuerzos.

    El capitalismo moderno (hoy dotado incluso de un 'estado de bienestar')surgi sin vacilacin tras los tiempos difciles en que William Blake escribasobre "oscuras fbricas satnicas" y Friedrich Engels [1892] describa lahistoria brutal de la desigualdad en "las condiciones de la clase trabajado-ra" .12 Quienes consideran que ste es el modelo que se debe seguir exigenun trato preferente para los grupos empresariales, con el fin de incrementarradicalmente la capacidad productiva del pas, a la vez que se oponen arenunciar a los beneficios de largo plazo mediante una poltica prematuraque califican de 'blanda'; sienten terror ante los perjuicios que podranresultar de la influencia de los' corazones blandos'.

    10 He analizado estos ternas en Sen [1984, 1985, 1990, 1992]. Ver, tambin, entreotros aportes al terna, Bardham [1984a], Dreze y Sen [1989]y Harriss [1990].

    11 Ver Schultz [1981],Birdsall [1988],Caldwell et al. [1989],Dasgupta [1993], Cas-sen [1994];Sen, Gerrnain y Chen [1994],yMurthi, Ghio y Drze [1995].Consult-ar, tambin, los trabajos incluidos en Lindahl-Riessling y Landberg [1994].

    12 En los Estados Unidos se ha ejercido alguna presin poltica con el fin de acabarcon el Estado de Bienestar, y ya se han dado los primeros pasos en esta direccin.

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    De acuerdo con este enfoque, dar prioridad a medidas distributivas oequitativas en las etapas tempranas del desarrollo constituye un errorcraso. Los beneficios llegarn a todos por igual a su debido tiempo me-diante el efecto 'filtracin'; los esfuerzos deliberados para acelerar ladistribucin (de los beneficios) slo obstaculizaran la formacin de unacaudalosa corriente capaz de 'filtrar' los beneficios prometidos. Aunqueoficialmente este punto de vista rara vez se presenta en forma explcita,est implcito en muchas declaraciones sobre el desarrollo econmico.Sus adalides no se limitan al grupo de admiradores incondicionales delcapitalismo. En opinin de muchos, la historia del capitalismo revelauna suerte de enseanza general sobre lo que se considera imprescindi-ble en el 'proceso de desarrollo'. Como lo demuestran las objeciones deJoan Robinson a las tentativas de intervencin del gobierno de Sri Lankaen favor del bienestar en una etapa temprana de su desarrollo (la ana-loga que se extrajo entonces era la de que Sri Lanka haba tratado de'probar la fruta de un rbol' que todava no haba echado races); obje-ciones que no obedecan a ningn sentimiento de admiracin por la 'vadura' (del desarrollo) sino a su resignada aceptacin.

    No se puede decir que Sri Lanka haya registrado grandes progresos entrminos de crecimiento econmico; como tampoco el estado indio de Ke-rala, que apost muy pronto por una amplia cobertura en atencin ensalud, educacin, seguridad social y reforma agraria igualitaria. Sin em-bargo, existen otros casos, como Corea del Sur o Taiwan, donde la combi-nacin de estas medidas sociales y una mayor liberalizacin del comercioy del sector empresarial ha logrado un crecimiento econmico rpido juntocon una mayor igualdad social y una distribucin ms equitativa del in-greso. Si bien es cierto que el desarrollo social por s solo no genera creci-miento econmico, se puede afirmar en cambio (y disponemos de los da-tos) que s estimulara un crecimiento econmico rpido e integrador si secomplementase con folticas favorables al mercado que fomenten la ex-pansin econmica.' El papel de la equidad econmica ha sido tema deestudio, en cuanto se refiere a los efectos negativos de la distribucin noequitativa de la renta o de la terra.l!

    13 Una interpretacin de la experiencia de Asia Oriental, tanto en s misma comoen trminos comparativos, puede encontrarse en Banco Mundial [1993),Birdsall[1993) y Sabot [1993a, 1993b), Fishlow et al. [1994), Rodrik [1994a, 1994b) yMcGuire [1995).Sobre otras formas de poltica estatal (pblica) en Asia Oriental,ver Amsden [1989),Wade [1990) y Suzumura [1995).

    14 Entre los estudios ms recientes se encuentran los de Alesina y Perotti [1993),Alesina y Rodrik [1994),Persson y Tabellini [1994),Fishlow [1995),Bruno et al.[1996),y Deininger y Squire [1996).En torno a otros temas relacionados con estacuestin, ver Fields [1980],Bardhan [1984a],Rakwani [1986],Stiglitz yMa thew-

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    LOS ESTADOS AUTORITARIOS Y LA SUPRESINDE LOS DERECHOS POLTICOS

    Otra modalidad que apuesta a la 'va dura' del desarrollo considera que lasupresin de los derechos humanos y otros' sacrificios' referentes a la de-mocracia ya los derechos civiles y polticos son necesarios en las primerasetapas del desarrollo. Existe la creencia general, reiterada hasta la saciedad,de que ciertos estudios empricos a nivel internacional' demuestran' quelos derechos civiles y polticos obstaculizan el crecimiento econmico. LeeRuan Yew, exprimer ministro de Sngapuz enunci una suerte de 'teorageneral' sobre este conflicto. La teora no dice nada nuevo. Incluso las cr-ticas al 'Estado blando', expuestas por Gunnar Myrdal en Asan Drama[1964], conducan vagamente a esta clase de interpretacones.P

    Existe un conflicto entre desarrollo econmico y derechos civiles y po-lticos? Es cierto que algunos estados autoritarios -como Corea del Sur,el Singapur de Lee o la China posterior a la reforma- han registradotasas de crecimiento econmico ms rpidas que las de otros estadosmenos autoritarios como India, Costa Rica o Jamaica. Sin embargo, lahiptesis de Lee se basa en datos muy concretos y limitados, y no encomprobaciones estadsticas generales basadas en la extensa informa-cin existente. El notable crecimiento econmico de los pases asiticos,como China o Corea del Sur, no es prueba suficiente de que el autorita-rismo fomenta el crecimiento econmico ms que, pongamos por caso,en Botswana, uno de los pases con ms rpido crecimiento de frica yel resto del mundo, y al mismo tiempo un autntico oasis democrticoen este desafortunado continente.

    Los estudios estadsticos sistemticos no corroboran la teora de queexiste un enfrentamiento general entre derechos polticos y actividadeconmica.l" La naturaleza de dicho enfrentamiento depende de otrascondiciones, y aunque algunos estiman que la relacin entre esas varia-bles es dbil y negativa, otros la describen en trminos francamentepositivos. En verdad, resulta difcil negar la existencia de una relacinentre ambas, cualquiera que sea su naturaleza. Pero dada la importancia

    son [1986], Dreze y Sen [1989], Stern [1989], Basu [1990], Sachs [1990] y Desai[1995].

    15 En realidad, Myrdal no abogaba por la supresin de los derechos humanos, sinoms bien por polticas estatales firmes, no susceptibles de ser alteradas porintereses personales. Pranab Bardhan [1984b] estudio las barreras erigidas poruna serie de poderosos grupos de presin que dificultaban el crecimiento eco-nmico de la India.

    16 Ver, entre otros, los trabajos de Barro y Lee [1993], Dasgupta [1993], Bhalla[1994], Helliwell [1994], y Przeworski y Limongi [1994].

  • TEORAS DEL DESARROLLO 85

    intrnseca de los derechos humanos, es necesario defender su vigencia aunsin demostrar que la democracia fomenta el crecimiento econmico. r; entodo caso, la defensa de un Estado autoritario que niegue los derechos civilesy polticos a sus ciudadanos no puede justificarse con base en las estadsticasinternacionales relacionadas con las experiencias de crecimiento.

    Todo ello nos lleva a pensar que, adems de los datos estadsticos, hemosde estudiar detenidamente los procesos causales que intervienen en el cre-cimiento y el desarrollo econmicos. La poltica y las condiciones particu-lares que contribuyeron al xito de las economas de Asia Oriental incluanla competencia sin restricciones, la participacin en los mercados interna-cionales, altos ndices de alfabetizacin y educacin, una reforma agrariaefectiva e incentivos a las inversiones, las exportaciones y la industrializa-cin. Nada nos induce a pensar que estas polticas sociales son inconsisten-tes con la democracia autntica, o que slo pueden llevarse a cabo en reg-menes autoritarios corno los de Corea del Suz Singapur o China. Estentador equiparar antecedentes y causas, pero ello no contribuye a dilu-cidar los procesos de causalidad que aqu nos interesan.

    En este sentido, debernos considerar los vnculos entre los derechos po-lticos y civiles y las prevencin de desastres sociales mayores. Los de-rechos polticos y civiles tendran un efecto incentivador a la hora deasociar un gobierno eficiente con el ejercicio de esos derechos.F Y ciertasexperiencias apuntan en esta direccin.

    Se debe sealar que, en la terrible historia del hambre en el mundo,ningn pas dotado de un gobierno democrtico y una prensa ms omenos libre ha sufrido hambrunas de grandes proporciones. Las msnotables han tenido lugar en territorios colonizados y gobernados porautoridades imperialistas extranjeras (el caso de la India antes de laindependencia o el de Irlanda); en dictaduras militares de corte moder-no bajo el control de potentados autoritarios (corno Etiopa o Sudn); o

    17 La cuestin no se reduce meramente a la contemplacin de los derechos polti-cos y civiles en el sistema legal de un pas, sino tambin a su cumplimientoefectivo; y buena parte de ello depende de la determinacin y actuacin de losgrupos de oposicin. De hecho, incluso en los regmenes ms autoritarios losgrupos de oposicin han hecho notar su presencia mediante acciones polticasindudablemente arriesgadas, a veces a costa de enormes sacrificios personales.Puede decirse que la presencia de una oposicin constante y audaz, incluso enpases como Corea del Sur y Chile, ha logrado que sus adquieran conciencia delas inquietudes populares y, as, influir en su poltica social (aunque slo seapara minar la fuerza de la oposicin). Ver Drze y Sen [1989]. Tomar nota delas actividades de la oposicin as como del gobierno en funciones puede resul-tar crucial para la economa poltica del desarrollo.

  • 86 CUADERNOS DE ECONOMA 29

    en regmenes de partido nico donde que no toleran la disidencia poltica(como la Unin Sovitica de los aos treinta y la China de la RevolucinCultural; en ambos casos, los muertos alcanzaron decenas de millones:en China, quiz murieron entre 23 y 30 millones de personas durante lahambruna de 1958-1961).18 En cambio, ningn pas dotado de un sistemade elecciones multipartidistas, con partidos de oposicin capaces de ex-presarse como tales, y de una prensa que puede informar y poner en telade juicio la politica gubernamental sin temor a ser censurada, ha sido es-cenario de hambrunas realmente extendidas. Esta generalizacin puedeextenderse no slo a los pases desarrollados de Europa y Amrica, sinotambin a estados muy pobres, como India, Botswana o Zimbabwe.l"

    Para cualquier gobierno resulta extremadamente difcil celebrar eleccio-nes despus de una catstrofe social de gran magnitud o permanecerindiferente a la crtica de los medios de comunicacin o de los partidosde oposicin propios de una democracia efectiva. Y el hecho de queciertos gobernantes, escudados en el autoritarismo y la censura, puedan'permitirse el lujo' del hambre, conscientes de que su liderazgo no correpeligro alguno, es justamente lo que explica la persistencia de este fen-meno en el mundo moderno.f Si bien ningn gobernante democrticosufre el hambre en carne propia, la democracia extiende, de hecho, losefectos del hambre a los grupos de poder y a los lderes poltcos.'

    18 Ashton et al. [1984] estiman el nmero de muertes extraordinarias en 30 millo-nes, mientras que Peng [1987]se aproxima a la cifra de 23millones. Ver tambinRiskin [1990]. El dato ms sorprendente en relacin con la hambruna china esque las desastrosas polticas econmicas responsables de las mismas no fueronrevisadas a pesar de esos tres aos de padecimientos y mortalidad extremos,lapso durante el cual el gobierno no vio mermados su poder o su control, unasituacin que hubiera sido insostenible en una democracia pluripartidista (veral respecto el ensayo decimonoveno en Sen [1984]).

    19 A este respecto, ver Sen [1984], Drze y Sen [1989], Ram [1990], D'Souza et al.[1992], Human Rights Watch [1992], Cruz Roja y Media Luna Roja [1994].

    20 Este anlisis parte de una premisa obvia: si el gobierno de un pas pobre sepropone erradicar el hambre, lo conseguir. Lo cual guarda relacin con nuestracomprensin de la naturaleza y las causas del hambre, as como de los mediospara prevenirla; verSen [1981]y Dreze y Sen [1989,1990].Ver,asmismo, Arrow[1982], Solow [1984],Ravallion [1987],Desai [1988, 1995],Harrison [1988],Basu[1990],Dreze [1990a, 1990b],Osmani [1990,1995],Platteau [1990],Riskin [1990],Svedberg [1990, 1996), Dreze et al. [1995],y Hussain [1995].

    21 La cuestin de los incentivos polticos est directamente relacionada con la infor-macin de que disponen los gobernantes, informacin en que se basa su toma dedecisiones. Una prensa libre y un comportamiento verdaderamente democrticocontribuyen enormemente a revelar informacin crucial (por ejemplo, informacinrelativa a las tempranas repercusiones de sequas e inundaciones, o sobre la natu-raleza y consecuencias del desempleo). Los medios de comunicacin constituyen

  • TEORAS DEL DESARROLLO 87

    As pues, no debe desdearse el papel de los derechos civiles y polticosen la prevencin de catstrofes mayores. Recientemente se ha suscitadoun gran debate sobre los incentivos econmicos en relacin con el fra-caso de la planificacin estatal desmedida y la burocratizacin excesivade las empresas pblicas, as como sobre la necesidad de incentivos demercado y otros incentivos econmicos. Los incentivos polticos, encambio, no han recibido la atencin que merecen. Cuando todo va sobreruedas, el papel incentivador de la democracia pasa desapercibido,mientras que cuando las cosas van mal, su funcin correctiva puedeconstituir un factor decisivo.

    Por tanto, existen razones para dudar no slo de la 'hiptesis de Lee'-que presume casi invariablemente una relacin negativa entre creci-miento econmico y derechos civiles y polticos- sino tambin paraconsiderar que esos derechos son elementos positivos en el proceso dedesarrollo, proveyendo, si llega el caso, una proteccin frente a los de-sastres y a los errores del gobierno. Una vez ms, la alternativa GALAofrece un marco ms amplio para entender el proceso del desarrollo quela creencia en que los estados autoritarios son, supuestamente, los pre-cursores de un slido progreso econmico.

    EXPANSIN DE LA CAPACIDAD:MS ALL DEL CAPITAL HUMANO

    En los ltimos aos hemos presenciado cambios significativos en el an-lisis del crecimiento y el desarrollo econmicos, que se traducen en la

    la fuente de informacin ms elemental acerca de la amenaza potencial delhambre, sobre todo cuando existen incentivos (como los presentes dentro de unsistema democrtico) para develar asuntos espinosos para el gobierno (asuntosque seran censurados en un rgimen autoritario). Efectivamente, cuando lashambrunas posteriores a la fallida Revolucin Cultural China llegaban a supunto lgido, el gobierno central erraba en 100millones de toneladas al calcularlas provisiones de grano que dispona. El hecho es que el gobierno chino ma-nejaba datos falseados por diversas localidades que se disputaban el crditoprometido por Pekn como recompensa a sus progresos. El mismo presidenteMao admitira, una vez reconocido el fracaso (de la actuacin gubernamental),el papel de la informacin en el sistema democrtico [Sen 1984, ensayo decimo-noveno]. En 1962, despus de que las hambrunas dejaron millones de muertos,Mao habl as ante una asamblea de siete mil funcionarios: "Sin democracia, nopodemos saber que est pasando all abajo; la situacin ser turbia; no podre-mos conocer todas las opiniones existentes; no existir nexo de comunicacinentre los que estn arriba y los que estn abajo; las cpulas dirigentes depende-rn de datos sesgados e imprecisos para tomar decisiones" [Mao 1976,277-8].

  • 88 CUADERNOS DE ECONOMA 29

    importancia que hoy se atribuye al 'capital humano'. Este cambio haimplicado un retorno, si bien parcial, a la concepcin del desarrolloeconmico expuesta particularmente en La riqueza de las naciones deAdam Smith [1976], de fundamentacin claramente aristotlica. El de-sarrollo del potencial humano y el papel de la divisin del trabajo y dela experiencia constituan el eje central de su anlisis de 'la riqueza delas nacionesF' Este enfoque era muy distinto de los primeros modelosde la teora del crecimiento de la posguerra --como el modelo Harrod-Domar- o incluso de los primeros anlisis neodsicos.P Sin embargo,los estudios ms recientes tienden a reconocer el potencial de las habi-lidades humanas, y este 'nuevo' desarrollo ha trado consigo el restable-cimiento de una corriente de pensamiento antigua y marginada.P Hoyen da, se reconoce en forma casi unnime la importancia del capitalhumano en el desarrollo econmico, y as se ha interpretado la experien-cia de las economas ms productivas del Este y el Sudeste Asitico.

    El nfasis en el capital humano -en particular en el desarrollo de la des-treza y la capacidad productiva de toda la poblacin- ha contribuido aatemperar y humanizar la concepcin del desarrollo. No obstante, cabepreguntar si el hecho de reconocer la importancia del' capital humano'ayudar a comprender la importancia de los seres humanos en el procesode desarrollo. Si considersemos que el desarrollo es, en ltima instancia,

    22 Adam Smith crea decididamente en el poder de la educacin y el aprendizaje.Tomando como referencia el debate actual acerca de las respectivas funcionesde 'naturaleza' y 'educacin', Smith hubiera sido partidario incondicional de lasegunda, muy de acuerdo con su confianza en las posibilidades de perfeccio-namiento de las habilidades del hombre: "La diferencia entre dones naturalesde las personas son ms significativas de lo que creemos; y la aparente geniali-dad que distingue a unos profesionales de otros una vez alcanzada la madurezno es a menudo la causa sino el resultado de la divisin del trabajo. La diferenciaentre los caracteres ms dispares, por ejemplo entre el filsofo y el portero, noparece tanto fruto de la naturaleza como del hbito, la costumbre y la educacin.Cuando nacieron y, ms tarde, durante los primeros seis u ocho aos de su vida,quiz fuesen muy parecidos, y tal vez ni siquiera sus padres ni sus compaerosde juego perciban diferencias notables entre ambos" [Smith 1776, I, ii, 28-9].

    23 Uno de los hallazgos ms determinantes de la teora neoclsica del crecimientofue la identificacin de Robert Solow [1956] de las muchas incgnitas que que-daban por aclarar dentro del esquema interpretativo de dicha teora una veztomada buena nota de la acumulacin de capital y trabajo.

    24 Aunque existen muchas similitudes entre el enfoque de Smith y la teora delcrecimiento ms reciente, es necesario esclarecer las conexiones entre ambas eintegrarlas en modelos plenamente articulados; ver Romer [1987],Lucas [1988],Helpman y Krugman [1990], y otros aportes al tema. Ver, tambin, Jorgenson[1995].

  • TEORAS DEL DESARROLLO 89

    la ampliacin de la capacidad de la poblacin para realizar actividadeselegidas y valoradas libremente, sera del todo inapropiado ver a losseres humanos como 'instrumentos' del desarrollo econmico.P

    Hay una gran diferencia entre medios y fines.26 El reconocimiento delpapel de las cualidades humanas como motor del crecimiento econmi-co no aclara cul es la meta del crecimiento. Si, en ltimo trmino, elobjetivo fuera propagar la libertad para tener una vida digna, el papeldel crecimiento econmico consistira en proporcionar mayores oportu-nidades para ello y debera integrarse en una comprensin ms profun-da del proceso de desarrollo.

    En consecuencia, la ampliacin de la capacidad del ser humano tiene impor-tancia directa e indirecta para conseguir el desarrollo. Indirectamente, per-mite estimular la productividad, elevar el crecimiento econmico, ampliarlas prioridades del desarrollo y contribuir a controlar razonablemente elcambio demogrfico; directamente, afecta el mbito de las libertades huma-nas, del bienestar social y de la calidad de vida, tanto por su valor intrnsecocomo por su condicin de elemento constitutivo de este mbito.27

    El alcance de este planteamiento no se limita a una fundamentacinterica del desarrollo; sus connotaciones prcticas han de plasmarse enel terreno de la poltica estatal. Si bien la prosperidad econmica y lasituacin demogrfica favorable fomentan el bienestar y la libertad deuna sociedad, no es menos cierto que mayor educacin, prevencin yatencin sanitaria y otros factores similares afectan las autnticas liber-tades de que disfruta la poblacin.P Estos 'avances sociales' deben con-

    25 Ver Sen [1973, 1984, 1985].26 Acerca de este tema, ver Pigou [1952],Pan et al. [1962],Adelman y Morris [1973],

    Sen [1973, 1980, 1984],Bardham [1974, 1984a], Haq [1976],Herrera et al. [1976],OIT [1976),Ghai et al. [1977],Grant [1978],Griffin [1978],Streeten y Burki [1978],Chichinilsky [1980], Streeten [1981, 1984], Streeten et al. [1981],Osmani [1982],Ranis [1982],Rawls [1982],Steward [1985],Behrman y Deolalikar [1988],Drezey Sen [1989], Anand y Ranbur [1990],Griffin y Knight [1990],Dasgupta [1993],y Lipton y van der Gaag [1993].

    27 Esta relacin se analiza en Sen [1980, 1985a], y Nussbaum y Sen [1993]. Ver,tambin, Sen [1985b],Roemer [1986],Nussbaum [1988],Arneson [1989],Cohen[1990], Griffin y Knight [1990],Anand y Ravallion [1993], Arrow [1995], Atkin-son [1995], y Desai [1995], entre otras contribuciones.

    28 Existen algunas evidencias de que la efectividad del crecimiento econmicoincide en la difusin de logros tan elementales como la longevidad si esto vieneacompaado de otros factores caractersticos de la expansin econmica, talescomo un aumento de los ingresos de los estratos ms pobres de la poblacin ola expansin de los servicios de salud pblica; ver Dreze y Sen [1989],y Anandy Ravallion [1993].

  • 90 CUADERNOS DE ECONOMA 29

    siderarse como parte del 'desarrollo', puesto que proporcionan una ex-istencia ms prolongada, libre y fructfera, adems de que estimulan laproductividad o el crecimiento econmico.

    La interpretacin tradicional del concepto de ' capital humano' tiende aconcentrarse en la segunda funcin de la ampliacin de las capacidadesdel ser humano, es decit;.la de generar ingresos'", Y aunque este aspectono deja de ser importante, a los ingresos hemos de aadir los beneficiosy ventajas de tipo' directo' o primario. Esta ampliacin es de carcteradicional y acumulativo y no una alternativa a la nocin actual de 'ca-pital humano'. El proceso de desarrollo no es independiente de la am-pliacin de las capacidades del ser humano, dada la importancia intrn-seca e instrumental de sta ampliacin.

    PONDERACIONES, VALORES Y PARTICIPACIN ESTATAL

    Algunos crticos son reticentes a ampliar el concepto del desarrollocomo simple crecimiento del PIB per cpita para incluir la ampliacinde las capacidades y las libertades humanas. Se ha sugerido la necesidadde valorar en su justa medida las diversas capacidades a las que se hacereferencia. T. N. Srinivasan [1994,239] record hace poco, citando a Ro-bertSugden [1993], que "el patrn de ingresos reales incluye una medi-cin operativa para ponderar el costo de los bienes bsicos-la medicindel valor de cambio-" y que no existe una' medicin operativa' similarpara fo0nderar las capacidades y los diversos aspectos de la calidad devida. o Cabe preguntar si es vlido limitar nuestra valoracin a los bienesy al mercado porque la nica alternativa posible es emitir juicios com-parativos sobre ventajas personales, en lugar de recabar informacinacerca de los diferentes aspectos de la calidad de vida.

    Dado que existen precios de mercado para todos los bienes producidosy, obviamente, no es posible tasar la actividad humana, debemos esta-blecer cul es el valor, en tanto indicador, de los precios del mercado. Noes obvio que al emitir un juicio valorativo sobre el progreso se eviten

    29 En su Informe sobre el desarrollo mundial de 1995, el Banco Mundial destacaba laimportancia de "las habilidades y las capacidades de los trabajadores", lo cuales un importante componente del desarrollo, aunque prcticamente la totalidaddel anlisis se limita a la expansin de la produccin de bienes primarios eingresos.

    30 La teora de Robert Sudgen se concentra ms bien en la forma de medir lacapacidad que en rechazar de plano el enfoque, como sugera Srinivasan: "Que-da por saber si podremos elaborar mediciones anlogas para el enfoque basadoen la capacidad" [Sudgen 1993].

  • TEORAS DEL DESARROLLO 91

    decisiones de esta clase atendiendo nicamente a la lectura de los pre-cios de mercado y a la medicin del valor de cambio. Por un lado, elproblema de las externalidades o de los mercados inexistentes nos in-duce a reajustar los precios de mercado, y luego a decidir qu reajustesson necesarios y de qu modo llevamos a cabo esa operacin.'! En elproceso, no podemos eludir las valoraciones, aunque nuestra intencinsea la de emplear ante todo la valoracin del mercado. Incluso la cegueradel mercado ante el dlar del millonario y el del pobre exige una res-puesta, de modo que la 'medicin del valor de cambio' difcilmentepuede constituir la base automtica de toda valoracin comparativa.P

    No menos importante es el hecho de que la 'medicin del valor de cam-bio', si bien muestra ser operativa en su contexto particular, no puedeproporcionar comparaciones interpersonales entre las ventajas o el bie-nestar de diferentes individuos. Ha surgido cierta confusin a raz de lainterpretacin defectuosa -nacida de una tradicin absolutamente co-herente con el contexto en que apareci- del concepto de 'utilidad'como mera representacin numrica de las opciones personales. sta es,sin duda, una forma til de definir la 'utilidad' para analizar inde-pendientemente el comportamiento del consumo de cada persona, perono ofrece en s misma ningn procedimiento para hacer una compara-cin interpersonal de carcter sustantivo. La otra cara de la moneda sepresenta en Paul Samuelson [1947], quien hizo una observacin muyelemental ("para describir el intercambio no es necesario hacer compa-raciones interpersonales de utilidad" pg. 205 de la versin en ingls)para explicar que ni los precios del mercado, ni la dinmica de los inter-cambios, ni la 'medicin del valor de cambio' pueden aportar datostiles para hacer comparaciones interpersonales de utilidad.

    No se trata solamente de refinamiento analtico. La tendencia a emplearla medicin del valor de intercambio para hacer comparaciones nter-personales no slo carece de fundamentacin terica sino que, por aa-didura, su uso prctico puede llevar a omitir datos de vital importancia.Por ejemplo, si el individuo A (que est discapacitado o enfermo) tienela misma funcin de demanda que el individuo B (que no est discapa-citado ni enfermo), sera absurdo dar por supuesto que A extrae la mis-ma utilidad de una serie de bienes que B. Las diferencias de edad, g-nero, talento, discapacidad, propensin a las enfermedades, etctera,pueden hacer que dos personas que disfrutan de una misma serie debienes tengan oportunidades totalmente distintas. As pues, hemos de

    31 Ver, por ejemplo, Nordhaus y Tobin [1972].32 Sobre los diferentes mtodos de comparacin de los ingresos reales, una vez

    corregidos por el factor 'distribucin', ver Sen [1976, 1979].

  • 92 CUADERNOS DE ECONOMA 29

    ir ms all de las decisiones de mercado, que aportan poco o nada en elterreno de las comparaciones interpersonales, y emplear datos adicio-nales, distancindonos as de la vieja 'medicin del valor de cambio'.

    Puesto que es ineludible hacer valoraciones cuando se emiten juiciossobre el progreso y el desarrollo, es indispensable emplear el conceptode valor en la forma ms explcita posible, lo que facilita el anlisis crticoy el debate pblico. La valoracin de la calidad de vida y las diferenteshabilidades del ser humano debe someterse a debate pblico como partedel proceso democrtico de 'eleccin social'. Al emplear cualquier tipode indicador -como el ndice de desarrollo humano (IDH), el ndice deequiparacin de gneros propuesto por el PNUD u otros indicadoresagregados similares- es indispensable una formulacin y articulacinexplcita que permita que el ndice sea susceptible de examen, crtica ymodificacin por la opinin pblica. Si optamos por vas menos trans-parentes (por ejemplo, la de hacer valoraciones de mercado como sifuesen conjuntos de valores inalterables y universales utilizables delmismo modo que una lista de precios) estaramos escogiendo el caminoequivocado, sobre todo si pretendemos sostener una concepcin deldesarrollo que gire en torno de la razn y las libertades humanas.

    Es esencial que las decisiones valorativas estn sujetas al examen de lasociedad.P De hecho, aun si se acepta que la consecucin de una mayorprosperidad econmica es el eje central del proceso de desarrollo, no sepuede olvidar que este supuesto se basa en los valores compartidos porla sociedad. Al proponer la forma democrtica de la eleccin social comoelemento diferencia dar fundamental en relacin con la concepcinBLAST del desarrollo, nos adherimos a un enfoque que realza la coope-racin, el protagonismo y la difusin de las libertades y la capacidadhumanas. As pues, el rechazo de los regmenes autoritarios que nieganla trascendencia de los derechos humanos (incluso el derecho a convocaro a participar en debates pblicos) es uno de los muchos aspectos querepudiamos de esa versin despiadada del proceso de desarrollo.

    El cambio que experimentado la comprensin del proceso de desarrollotiene grandes implicaciones. El advenimiento del siglo XXI puede seruna simple coincidencia, pero lo cierto es que en este cambio fundamen-tal ha incidido ms que el simple transcurrir de los aos.

    33 Ver Knigth [1947], Arrow (1951), Buchanan [1954]y Sen [1970, 1995], con rela-cin a diferentes aspectos que ponen de relieve este reconocimiento general.

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