teoría del objeto
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Teoría Del Objeto
Teoría del objeto junto con La estructura de la subjetividad y La libre afirmación de nuestro ser, es
una de las obras más importantes del filósofo español Antonio Millán-Puelles. Aunque es un texto
tardío en la vida del autor, los temas que en él trata lo
acompañaron toda su vida, desde su tesis doctoral, El
problema del ente ideal. La finalidad principal del libro es
mostrar la función de lo irreal en la filosofía realista. Algún
autor ha propuesto que El momento culminante de la carrera
de Millán-Puelles está en la publicación de su libro por
antonomasia, Teoría del objeto puro, en 1990 Millán-Puelles
propone un lugar destacado para lo irreal en el conocimiento
que tiene un papel en el diálogo del realismo con el
idealismo, y que, como en otras obras de este pensador,
desemboca en la libertad. Y el hombre sólo cae en la cuenta de
que una cosa es real porque puede compararla con su posible irrealidad. De tal manera, la
irrealidad es necesaria para la percepción de la realidad, ya que ésta sólo puede descubrirse por
contraste con ella. Esta tesis lleva a Millán-Puelles a reforzar su citado leit motiv, la libertad
humana Así, llega a la conclusión de que la irrealidad es una condición de posibilidad de la libertad
humana».
Millán-Puelles contrasta su teoría del objeto con la de Alexius Meinong, trata del significado del
término objeto, y realiza una catalogación del objeto puro, es decir, que su ser se agota en ser
dado a la conciencia, o, usando su término, no estransobjetual.
Se trata de un verdadero monumento del pensamiento contemporáneo La defensa del realismo
metafísico que en la Teoría del objeto puro se lleva a cabo reviste un vigor y una solidez que no se
debe tanto a la refutación del idealismo -sin duda una de las más serias que se han propuesto
hasta hoy- como al esfuerzo de fundamentación que se realiza desde una perspectiva
completamente original
Esta obra fue publicada en Inglés con el título The Theory of the Pure Object, por la Academia
Internacional de Filosofía del Principado de Lichtenstein. En el prólogo a dicha edición, Josef
Seifert afirma que hay una notable coincidencia entre los resultados de este libro en la
trascendencia del intelecto humano en el conocimiento, y la tradición fenomenológica presente
en dicha Academia, aunque ambos se hayan desarrollado de manera independiente.
El objeto desde el punto de vista jurídicoEn Derecho, el objeto jurídico es el término mediante el cual se hace referencia al contenido de un acto o negocio jurídico.
Es uno de los elementos esenciales de una obligación o contrato, así como de cualquier tipo de negocio jurídico, quedando extinguido de no existir el objeto sobre el que recae.Es la obligación impuesta a otro por la norma jurídica, cuya sanción está a disposición del legitimado. Los objetos jurídicos se clasifican en: 1. La propia persona; 2. Otras personas; 3. Las cosas; 4. Los productos del espíritu El objeto jurídico puede
ser directo e indirecto. Directo: la creación, modificación, transmisión o extinción de derechos y
obligaciones, es decir cuando transmite derechos. Indirectos: la cosa que el obligado debe dar o el hecho que el obligado no debe hacer.
Objeto jurídico de cosas: El Derecho de cosas o Derecho de bienes es una de las áreas
básicas del Derecho civil. Tiene por objeto, por una parte, fijar o ubicar los bienes en el
patrimonio de cada individuo y, por otra, determinar los poderes o facultades que el
sujeto tiene sobre ellos (que por recaer sobre las cosas se llaman derechos reales).
Objeto jurídico de bienes: El Derecho de los bienes regula las distintas clases de bienes,
clasificándolos en categorías típicas. En la tradición continental puede decirse que la
distinción fundamental se da entre los bienes muebles e inmuebles, donde los segundos
tienen una regulación especial dada su mayor importancia económica. Esta regulación
especial se caracteriza por el hecho de que los actos y contratos que tienen por objeto
bienes inmuebles son solemnes. Además, los bienes inmuebles están sujetos a un sistema
registral.
Entre las facultades que se reconoce a las personas sobre las cosas, el derecho de bienes
regula fundamentalmente el dominio y la posesión, como las facultades más plenas (en el
plano jurídico y fáctico respectivamente) que se puede tener sobre ellas. Puede decirse
que la contradicción e interacción entre dominio y posesión atraviesan todo el régimen
jurídico de las cosas. Ello explica la atención que se le dedica a tratar materias como la
prescripción adquisitiva, la acción reivindicatoria y las acciones posesorias.
En este sentido, el derecho de cosas dedica gran atención a regular los modos de adquirir
el dominio, esto es, la tradición, la prescripción, la ocupación y la accesión. Si bien la
sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir las cosas, como disciplina jurídica
tiene autonomía propia.
Asimismo regula los demás derechos reales, limitados o limitativos del dominio, sean de
garantía (prenda e hipoteca) o de goce (usufructo, uso o habitación, servidumbres).
Por último, dentro del derecho de cosas encontramos también a las acciones que
protegen o tutelan el ejercicio tanto de los derechos derechos reales así como la posesión.
Teoría Del Objeto Desde El Punto De Vista Filosófico
Efectivamente, el realismo comenzó
en Grecia tratando de diferenciar lo que tiene
existencia aparente de lo que tiene existencia real
y esta indagación superó al realismo primitivo que
afirmaba que todas las cosas existían, incluso
nosotros.
El primero de los filósofos griegos que trató de
buscar cuáles eran las cosas que tenían existencia
en sí, o sea un principio, como comienzo y
fundamento de todas las cosas, fue Thales de la ciudad de Mileto.
Thales consideró que ese principio que tenía existencia en sí era el agua y que todas las
demás cosas derivaban de ella. Por lo tanto, para Thales, el agua tenía existencia en sí y no
consistía en nada.
Anaximandro también pensó que el principio de todas las cosas era algo material, pero
para él era algo indefinido, no determinado, una protocosa que en griego denominó
“apeiron”, con la posibilidad en potencia de que de ella derivasen todas las demás cosas.
Anaxímenes a su vez, creía que el origen de todo era algo natural y pensó que era el aire.
Estas suposiciones sufrieron muchas críticas en esos tiempos, porque resultaba difícil
creer que del agua, del aire o de algo indefinido pudiera surgir tan vasta multiplicidad de
objetos.
Algunos arriesgaron otras hipótesis y aportaron la idea de que no había un único origen
sino varios, como por ejemplo Empédocles, que consideraba cuatro cosas como principio,
el agua, el aire, la tierra y el fuego, que denominó elementos de los cuales derivaban todas
las demás cosas.
La teoría de los cuatro elementos influyó durante toda la historia del pensamiento griego,
en la física de Aristóteles y aún en la Edad Media, pero desapareció en el Renacimiento.
Pitágoras fue el primero en considerar un principio no material, el número. Para este
filósofo las cosas tenían dentro de sí mismas números y se diferenciaban unas de otras por
sus distintas cantidades numéricas.
Pitágoras era músico y pudo observar que en la lira las cuerdas sonaban en forma
diferente debido a su distinta longitud y descubrió que esa longitud variaba en una
relación numérica.
Heráclito se anticipó al pensamiento moderno, negando todas las afirmaciones de los
filósofos anteriores y proponiendo que lo que era realmente evidente era que todas las
cosas cambiaban constantemente, por lo tanto se atrevió a afirmar que lo único real era el
fluir de las cosas. No existía entonces un ser inmutable de las cosas, lo que existía era un
ser dinámico del que devenía todo lo demás. Por lo tanto, nada tenía existencia en sí
porque todo cambiaba y el existir era el cambio perpetuo.
Este razonamiento lo podemos encontrar posteriormente en Plotino y en el filósofo
moderno Bergson.
Después de Heráclito, surge un filósofo extraordinario, Parménides de Elea, el grande.
Platón, que fue su discípulo, fue el que lo calificó así.
Parménides es en efecto, el espíritu más destacado de su época porque es el que cambia
el pensamiento filosófico de su tiempo, llevando a la filosofía y a la metafísica de su época
por el mismo camino que aún hoy transita la filosofía actual.