teoría de la población española

11
1 LA POBLACIÓN ESPAÑOLA I. El crecimiento demográfico en la España contemporánea Fuente demográfica. Es cualquier escrito, documento o estadística que nos aporta un dato o un conocimiento sobre el estudio demográfico. Entre las fuentes, históricas y modernas, cabe citar los registros parroquiales, los censos, el padrón, el registro civil, las encuestas, etc. Desde hace siglos, los Estados han intentado saber el número de habitantes de sus territorios. Los recuentos más antiguos tenían fines fiscales: se trataba de conocer la población para recaudar los impuestos. Pero eran solo aproximativos, por lo que no se consideran científicos. Se pueden dividir en dos tipos: 1. Las denominadas históricas precensales, es decir, las anteriores al primer censo oficial de población que tuvo lugar en 1857. Éstas son: los recuentos, empadronamientos, fuegos o fogs y los registros de bautizos, matrimonios y defunciones que se conservan en los archivos parroquiales. 2. Las fuentes históricas censales, es decir, las que se obtienen a partir del año 1857. las cuatro principales son: a. Los registros generales de población. Estas son las más importantes. Son básicamente tres: i. Los censos, que se realizan cada diez años, los terminados en uno a partir de 1981, ya que hasta entonces se llevaban a cabo en los años acabados en cero, y el último de esa serie es el de 1970. el último censo oficial que se ha realizado en Espala es el correspondiente al año 2001. el próximo tendrá lugar en 2011. El censo es un registro total de la población en el que se incluyen numerosos datos de cada ciudadano (domicilio, sexo, edad, lugar de nacimiento, nivel de instrucción…). Son datos fundamentales para prever y planificar os servicios básicos que necesitará (educación, salud, elecciones, etc). ii. Los padrones, que se realizan los años terminados en uno y en seis, y el último de los cuales se ha llevado a cabo en 2006. el Padrón es la información que se actualiza todos los años. El próximo debe llevarse a cabo en 2011. Hasta 1996, los padrones se renovaban cada cinco años. Desde esa fecha, la puesta al día se hace automáticamente, gracias a las nuevas tecnologías, que permiten hacer un seguimiento más cercano de las altas y bajas que se producen en cada municipio. Se considera un padrón continuo. iii. Los nomenclátor, documento en el que se registra el listado de población por municipios. b. Las fuentes para el movimiento natural, publicadas por el INE y el Registro Civil. El Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es ) centraliza en su página buena parte de las Fuentes demográficas además d encuestas y trabajos estadísticos sectoriales (Encuestas de Población Activa –EPA-, Estadísticas de Variaciones Residenciales). El Registro Civil, creado en 1870 y gestionado por el Ministerio de Justicia. En él se inscriben nacimientos, defunciones y matrimonios. c. Las fuentes para el estudio de los movimientos migratorios. d. Otras encuestas de menor entidad sobre las tasas de fecundidad, mortalidad, población activa, etc. Dos conceptos fundamentales: población de hecho y población de derecho. o Población de derecho o de iure. Es la que está empadronada en un lugar, de forma que es allí donde ejerce sus derechos civiles (como el voto) o Población de hecho o de facto. Es aquella que se encuentra en un lugar en el momento del censo, independientemente de si está empadronada allí o no. Estos últimos son los transeúntes. Evolución histórica de la población española. Historia de la población española. España posee una población superior a 46 millones de habitantes (46.063.511 habitantes el 1 de enero de 2008, según datos del INE), repartidos en algo más de medio millón de kilómetros cuadrados, lo que supone una densidad de 92 habitantes por Kilómetro cuadrado. En 2007 la densidad es de 89,3, muy similar a la media que existe en la Unión Europea. Sin embargo, la distribución de la población es bastante irregular y obedece a actores históricos, económicos, climáticos e incluso también a decisiones de tipo político. De todos estos factores el más importante ha sido el histórico. El crecimiento real de una población depende de dos variables fundamentales: 1. el crecimiento natural: la diferencia entre los que nacen y los que se mueren 2. el saldo migratorio: diferencia entre los inmigrantes y emigrantes. Aunque es difícil precisar cómo evolucionó la población en la Antigüedad, se puede estimar que se produjo un cierto crecimiento durante la época de la dominación romana, pero a partir del siglo III este crecimiento se redujo debido a la crisis económica y social, y sobre todo a causa de las invasiones de los pueblos bárbaros durante la Alta Edad Media. Sin embargo, es imposible saber con relativa seguridad el número de personas que vivían entonces en la península Ibérica, ya que no se ha observado ningún recuento de población de la época antigua. Algunos autores han llegado a realizar estimaciones que fluctúan entre los 3 y los 7 millones de habitantes, pero se trata de cálculos basados en datos indirectos y que tienen apenas fiabilidad, dada la dificultad de valorar el número de personas que en aquella época podrían habitar en la Península. Durante la Edad Media, la evolución demográfica tendió hacia el estancamiento, y se produjo un ligero crecimiento durante los primeros siglos de la presencia musulmana en la Península, en espacial en la etapa del califato de Córdoba (siglo X) en los territorios de Al-Andalus. El incremento de población durante esta época estuvo en relación con la aportación por parte de los musulmanes de técnicas novedosas de regadío o la introducción de nuevas especies de cultivos que aumentaron el rendimiento agrícola. Pero esta situación cambió a partir del siglo XIII, cuando la población entró en crisis con las dificultades del proceso de la Reconquista y a causa de la inestabilidad que este hecho supuso, lo que provocó su estancamiento. 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 1 20 0 500 700 1100 1300 1400 15 00 1600 1650 1717 1752 1787 1857 19 00 19 30 1960 1991 2007 4 5 4 3,5 4 5,5 4 5 7 6,5 7,5 9,4 10,3 15,5 18,6 23,7 30,6 39,4 45,2

Upload: bachilleratosocialesbea

Post on 21-May-2015

1.487 views

Category:

Education


3 download

DESCRIPTION

Aproximación teórica a la geografía humana.

TRANSCRIPT

Page 1: Teoría de la población española

1

LA POBLACIÓN ESPAÑOLA I. El crecimiento demográfico en la España contemporánea

Fuente demográfica. Es cualquier escrito, documento o estadística que nos aporta un dato o un conocimiento sobre el estudio demográfico. Entre las fuentes, históricas y modernas, cabe citar los registros parroquiales, los censos, el padrón, el registro civil, las encuestas, etc. Desde hace siglos, los Estados han intentado saber el número de habitantes de sus territorios. Los recuentos más antiguos tenían fines fiscales: se trataba de conocer la población para recaudar los impuestos. Pero eran solo aproximativos, por lo que no se consideran científicos. Se pueden dividir en dos tipos:

1. Las denominadas históricas precensales, es decir, las anteriores al primer censo oficial de población que tuvo lugar en 1857. Éstas son: los recuentos, empadronamientos, fuegos o fogs y los registros de bautizos, matrimonios y defunciones que se conservan en los archivos parroquiales.

2. Las fuentes históricas censales, es decir, las que se obtienen a partir del año 1857. las cuatro principales son: a. Los registros generales de población. Estas son las más importantes. Son básicamente tres:

i. Los censos, que se realizan cada diez años, los terminados en uno a partir de 1981, ya que hasta entonces se llevaban a cabo en los años acabados en cero, y el último de esa serie es el de 1970. el último censo oficial que se ha realizado en Espala es el correspondiente al año 2001. el próximo tendrá lugar en 2011. El censo es un registro total de la población en el que se incluyen numerosos datos de cada ciudadano (domicilio, sexo, edad, lugar de nacimiento, nivel de instrucción…). Son datos fundamentales para prever y planificar os servicios básicos que necesitará (educación, salud, elecciones, etc).

ii. Los padrones, que se realizan los años terminados en uno y en seis, y el último de los cuales se ha llevado a cabo en 2006. el Padrón es la información que se actualiza todos los años. El próximo debe llevarse a cabo en 2011. Hasta 1996, los padrones se renovaban cada cinco años. Desde esa fecha, la puesta al día se hace automáticamente, gracias a las nuevas tecnologías, que permiten hacer un seguimiento más cercano de las altas y bajas que se producen en cada municipio. Se considera un padrón continuo.

iii. Los nomenclátor, documento en el que se registra el listado de población por municipios. b. Las fuentes para el movimiento natural, publicadas por el INE y el Registro Civil. El Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es)

centraliza en su página buena parte de las Fuentes demográficas además d encuestas y trabajos estadísticos sectoriales (Encuestas de Población Activa –EPA-, Estadísticas de Variaciones Residenciales). El Registro Civil, creado en 1870 y gestionado por el Ministerio de Justicia. En él se inscriben nacimientos, defunciones y matrimonios.

c. Las fuentes para el estudio de los movimientos migratorios. d. Otras encuestas de menor entidad sobre las tasas de fecundidad, mortalidad, población activa, etc.

Dos conceptos fundamentales: población de hecho y población de derecho. o Población de derecho o de iure. Es la que está empadronada en un lugar, de forma que es allí donde ejerce sus derechos civiles (como el

voto)

o Población de hecho o de facto. Es aquella que se encuentra en un lugar en el momento del censo, independientemente de si está empadronada allí o no. Estos últimos son los transeúntes.

Evolución histórica de la población española. Historia de la población española. España posee una población superior a 46 millones de habitantes (46.063.511 habitantes el 1 de enero de 2008, según datos del INE), repartidos en algo más de medio millón de kilómetros cuadrados, lo que supone una densidad de 92 habitantes por Kilómetro cuadrado. En 2007 la densidad es de 89,3, muy similar a la media que existe en la Unión Europea. Sin embargo, la distribución de la población es bastante irregular y obedece a actores históricos, económicos, climáticos e incluso también a decisiones de tipo político. De todos estos factores el más importante ha sido el histórico. El crecimiento real de una población depende de dos variables fundamentales:

1. el crecimiento natural: la diferencia entre los que nacen y los que se mueren 2. el saldo migratorio: diferencia entre los inmigrantes y emigrantes.

Aunque es difícil precisar cómo evolucionó la población en la Antigüedad, se puede estimar que se produjo un cierto crecimiento durante la época de la dominación romana, pero a partir del siglo III este crecimiento se redujo debido a la crisis económica y social, y sobre todo a causa de las invasiones de los pueblos bárbaros durante la Alta Edad Media. Sin embargo, es imposible saber con relativa seguridad el número de personas que vivían entonces en la península Ibérica, ya que no se ha observado ningún recuento de población de la época antigua. Algunos autores han llegado a realizar estimaciones que fluctúan entre los 3 y los 7 millones de habitantes, pero se trata de cálculos basados en datos indirectos y que tienen apenas fiabilidad, dada la dificultad de valorar el número de personas que en aquella época podrían habitar en la Península. Durante la Edad Media, la evolución demográfica tendió hacia el estancamiento, y se produjo un ligero crecimiento durante los primeros siglos de la presencia musulmana en la Península, en espacial en la etapa del califato de Córdoba (siglo X) en los territorios de Al-Andalus. El incremento de población durante esta época estuvo en relación con la aportación por parte de los musulmanes de técnicas novedosas de regadío o la

introducción de nuevas especies de cultivos que aumentaron el rendimiento agrícola. Pero esta situación cambió a partir del siglo XIII, cuando la población entró en crisis con las dificultades del proceso de la Reconquista y a causa de la inestabilidad que este hecho supuso, lo que provocó su estancamiento.

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

1 200 500 7001100

13001400

15001600

16501717

17521787

18571900

19301960

19912007

4 5 4 3,5 4 5,5 4 5 76,5 7,5

9,4

10,3

15,5

18,6

23,7

30,6

39,4

45,2

Page 2: Teoría de la población española

2

La decadencia demográfica se acentuó sobre todo desde el siglo XIV, habido a mortíferas epidemias de peste como la de 1346-1354. los reinos de la corona de Aragón fueron los que mayor impacto experimentaron, lo que conllevó un descenso demográfico del que tardaron en recuperarse varios siglos. A partir del siglo XVI se produjo un nuevo crecimiento propiciado por el descubrimiento de América (cuyos efectos positivos sobre la población, a pesar, incluso, del flujo emigratorio que se inició hacia el Nuevo Mundo) y por la recuperación económica de esa épica, pese a que ni las hambrunas ni las epidemias desaparecieron en ningún momento. Quizá en ese periodo la población española superó los siete millones de habitantes (y tal vez la de la Península pudo superar los ocho), pese a la expulsión de judíos y musulmanes a finales del siglo anterior. Orígenes de la actual distribución de la población El siglo XVII fue, por el contrario, una época de decadencia demográfica. Nuevas epidemias de peste como la de 1649, unidas a crisis de subsistencias y hambrunas, frecuentes guerras en Europa, así como en el interior del país, la expulsión de un elevado número de moriscos en 1609 (que se ha llegado a cifrar en cerca de 300.000) y una fuerte emigración hacia América, propiciaron un estancamiento o incluso una reducción de la población. Hasta principios de este siglo, la mayor parte de la población se concentraba en zonas del interior, fundamentalmente en la meseta del Duero. Pero a partir de esa centuria y en las siguientes, se inició un proceso migratorio desde el centro hacia la periferia. La población fue abandonando paulatinamente la Meseta para ir concentrándose en la zona de las costas. Sólo hubo una excepción en este proceso: Madrid, debido a si condición de capital del Estado. Este hecho favoreció que el proceso migratorio se dirigiera hacia esa ciudad, mientras que se iban despoblando las provincias y regiones que la rodeaban. Durante el siglo XVIII se invirtió la tendencia y se inició un proceso de expansión demográfica. Ello fue debido a que finalizaron las grandes epidemias, a que se produjeron mejoras en la alimentación gracias a las buenas cosechas y a que el impacto de las guerras sobre la población fue mucho más reducido que en etapas anteriores. En esta época se aceleró el proceso de despoblamiento del interior de la Península (que se había iniciado ya en el siglo XVII) y, a su vez, el crecimiento de las regiones periféricas. En el siglo XIX comenzó el proceso de “transición demográfica”, ya que tras la crisis de la Guerra de Independencia comenzó a descender la mortalidad, mientras que, por el contrario, se mantuvo una “tasa de natalidad” muy elevada, y, como consecuencia, el incremento del crecimiento vegetativo. Pese a ello, durante esta centuria se experimentaron las últimas grandes epidemias de fiebre amarilla o cólera, que a pesar de su impacto no consiguieron reducir significativamente el crecimiento demográfico. Se acentúa la diferencia de crecimiento entre el centro y las regiones costeras. Hay que tener en cuenta que buena parte de la industrialización que se produjo en España en esa época tuvo lugar en territorios de la periferia (Cataluña, País Vasco, Asturias…) y que la natalidad era muy alta en las regiones del sur y en Galicia. Por otro lado, y sobre todo durante los últimos decenios de aquel siglo, Madrid inicia un crecimiento muy potente, que no se detendrá hasta la actualidad. A lo largo del siglo XX, la tendencia de la población ha sido la propia de un ciclo demográfico moderno, es decir, acercándose cada vez más al denominado crecimiento cero, aunque durante los últimos años dicha tendencia empezó a cambiar ligeramente. La mortalidad acontinuó descendiendo, y la natalidad se mantuvo con unos valores muy elevados. Existieron periodos de repunte en los años veinte, en la época del desarrollismo, y desde 1996 hasta el momento actual. Esta evolución puede resumirse en tres etapas. 1. En la primera, hasta mediados del siglo XX, aproximadamente, el crecimiento fue relativamente fuerte, aunque a finales de la década de 1930 y a comienzos de 1940 acusó los efectos de la Guerra Civil (generación hueca) y de sus consecuencias en los denominados “años del hambre”. Así, en 1900 España no alcanzaba los 19 millones de habitantes.

2. Entre 1950 1975 se produjo el momento de mayor crecimiento, hasta el punto de que esta etapa puede denominarse de “explosión demográfica”, aunque no es comparable a la que se experimentaron en ese mismo periodo los países del Tercer Mundo. En 1960 los habitantes de España sobrepasaban los 30 millones. Concretamente, 1964 la natalidad era muy alta, mientras que las defunciones habían caído a unos niveles muy bajos. Desde ese momento el crecimiento de la población comenzó a ser vaca vez más lento, aunque el descenso de las tasas fue pequeño hasta mediados o finales de la década de los 70. El incremento demográfico se concentra generando dos grandes espacios:

a. Unas provincias costeras con una economía cada vez más diversificada, más rica y con un crecimiento de la población más acusado, sobre todo a partir de los últimos años cincuenta, en los que se supera la dura posguerra. b. El interior, que se convierte en un espacio poco habitado y con amplias zonas prácticamente despobladas (comarcas de Teruel, Cuenca, Soria, Ciudad Real, Badajoz…) Las excepciones serán algunas provincias, como Madrid, Zaragoza, y en menor medida Valladolid.

3. El crecimiento se redujo considerablemente entre 1975 y 1995 debido a la caída de la natalidad, hasta llegar, a finales del siglo XX, a un modelo que se acercaba al denominado “Crecimiento cero” o equilibrio demográfico. La natalidad se debilita debido a la caída de la natalidad y se produce el envejecimiento de la población.

a. Ahora, el endeble crecimiento del centro (con las excepciones antes citadas), se añade el de las Comunidades del norte peninsular (País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia), que sufrieron una dura crisis económica. b. Sin embargo, otras regiones mantienen un crecimiento potente. Es el caso de aquellas Comunidades que dejan de sufrir el proceso emigratorio y que todavía conservan un dinamismo demográfico positivo (Andalucía, Murcia, Canarias…)

La actual distribución de la población. La población ha empezado a recuperarse en la última década, es decir, en poco más de lo que llevamos de siglo XXI, gracias al aporte de inmigrantes (procedentes de todos los continentes y jubilados europeos). En estos últimos ocho o diez años, la población ha crecido tanto como en los veinticuatro años anteriores. Las últimas estimaciones del INE arrojan una cifra superior a los 46 millones de habitantes para el conjunto del Estado español, a un ritmo de crecimiento superior a setecientas mil personas al año. Así, en 2001 había 41,1 millones de habitantes, en 2008, solo siete años después, había 46,1 millones. Durante estos últimos años, las tasas de crecimiento real han llegado a superar el 17 por mil y convierten a nuestra época en uno de los momentos más dinámicos de la historia reciente de la población española. Como resultado, España se acerca al nivel de habitantes de los países más poblados de Europa. Ahora bien, el crecimiento no se ha repartido de modo uniforme y se sigue reforzando un esquema en el que la cuenca mediterránea, las islas, Madrid y sus provincias limítrofes (sobre todo, las de Castilla La Mancha), poseen un crecimiento muy acelerado, frente a un interior y cuadrante noroeste estancados o con crecimientos mucho más débiles, dado que su dinamismo socioeconómico ha sido menor.

Los datos anteriores se traducen en una distribución actual muy contrastada de la población, ya que esta, como tantas otras variables

geográficas, posee diferencias de concentración muy fuertes entre unas zonas y otras del país. Así, solo cuatro Comunidades (Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana) concentran la mitad de la población española. El concepto de densidad de población pone en relación la población con la extensión del territorio en el que se asienta y, por tanto, es muy útil para estudiar la distribución de la población en el espacio.

FUENTES PRECENSALES (registros y estimaciones

1591. Relaciones topográficas de Felipe II

1717 Vecindario de Campoflorido

1752 Catastro de Ensenada

1769 Censo de Aranda

1787 Censo de Floridablanca

1797 Censo de Godoy

1882 Censo de Policía

1834 Censo de Miñano

8.206.791

7.500.000

9.309.000

9.159.999

10.268.150

10.541.221

11.661.865

12.338.283

Densidad de poblaciDensidad de poblacióónn ==PoblaciPoblacióón totaln total

Superficie en km2Superficie en km2

FUENTES CENSALES (INE y organismos anteriores)

1857

1860

1877

1887

1897

1900

1910

1920

15.464.340

15.645.072

16.662.175

17.549.608

10.065.635

18.616.630

19.990.669

21,388.351

1930

1940

1950

1960

1970

1981

1991

2001

23.677.095

26.014.278

28.117.873

30.582.936

33.956.047

37.742.561

39.433.942

41.116.842

2008 46.063.511

Page 3: Teoría de la población española

3

La densidad media para España es de 91 hab/km2. Pero las diferencias entre Comunidades Autónomas y entre las distintas provincias son muy grandes. La provincia más densamente poblada es Madrid, con casi 800 hab/km2, mientras que la menos densamente poblada es Soria, que no alcanza los 10 hab/km2. Mientras que las comunidades interiores son muy extensos los territorios en los que la densidad no alcanza los 20 hab/km2, en las zonas costeras las densidades superan habitualmente los 100 hab/km2. Además, las regiones metropolitanas y los espacios con un tejido urbano denso (zona central asturiana, corredor Alicante-Murcia) superan con facilidad los 500 hab/km2 Es importante señalar que el crecimiento demográfico, especialmente cuando es acelerado, no aminora, sino que suele incrementar las diferencias en la distribución de la población, y por consiguiente, también las diferencias en la densidad. Por tanto, en los últimos tiempos estas diferencias se están incrementando. El crecimiento es cercano al 3 % al año. El aporte de la natalidad por los inmigrantes está propiciando el crecimiento natural de la población. Hasta principios del siglo XVII, la mayor parte de la población se concentraba en zonas de interior, fundamentalmente en la meseta del Duero. Pero a partir de esa centuria, y sobre todo durante las siguientes, se inició un proceso migratorio desde el centro hacia la periferia. La población fue abandonando paulatinamente la Meseta para ir concentrándose en la zona de las costas. Solo hubo una excepción en este proceso: Madrid, debido a su condición de capital del Estado. Este hecho favoreció que el proceso migratorio se dirigiera hacia esa ciudad, mientas que se iban despoblando las provincias y regiones que la rodeaban. En el siglo XIX, las mayores densidades ya se daban en la periferia. Galicia era en ese momento la zona que albergaba el mayor número de personas en cuanto a densidad. Sin embargo, el proceso emigratorio, que experimentó la población gallega desde entonces, acabó también despoblando en cierta medida esa región. Actualmente se pueden distinguir tres zonas principales en cuanto a distribución de la población por el territorio español.

o Las comunidades de alta densidad de población, que generalmente corresponden a las que recibieron más inmigración durante la segunda mitad del siglo XX, es decir, Madrid (con una densidad superior a 700 hab/km2), Cataluña (con casi 7 millones de habitantes y una densidad superior a los 200), País Vasco (que concentra en un reducido territorio a más de 2 millones de personas), Valencia y los dos archipiélagos, gracias al incentivo que supone el turismo para su economía, lo que hace que en alguna provincia canaria la población ronde los 300 hab/km2.

o Zonas con una densidad media de población, que se corresponde con las regiones menos desarrolladas de la periferia, como ocurre con las Comunidades de Andalucía (la zona de España con mayor población, pues supera los 8 millones de habitantes); las tres de la cornisa cantábrica: Galicia, Asturias y Cantabria, aunque porcentualmente su importancia va disminuyendo paulatinamente, y finalmente, Murcia, que se beneficia de un reciente proceso inmigratorio. En un nivel intermedio entre las de densidad media y baja se encuentran Navarra y La Rioja, con unos 60 hab/km2.

o Zonas con una densidad de población baja, como Castilla-La Mancha y Castilla y León, donde se encuentra el caso más extremo de España, ya que en Castilla-La Mancha a densidad de población no supera los 25 hab/km2, mientras que Castilla y León, a pesar de ser la Comunidad más extensa de España, sólo alberga en su territorio a unos dos millones y medio de personas. Extremadura (muy castigada en décadas anteriores por el proceso emigratorio) configuran el gran vacío demográfico que existe en el interior de la Península debido fundamentalmente a la emigración que se produjo desde mediados del siglo XX.

II. Los movimientos naturales de la población. Los movimientos naturales de población son aquellos que inciden en el crecimiento (positivo o negativo) de un territorio y que dependen exclusivamente del comportamiento demográfico de sus habitantes (nacimientos y defunciones); son una parte importante del crecimiento real de la población, aunque, como hemos visto, está siempre influido también por los saldos migratorios, es decir, por los movimientos espaciales de población. Denominamos como crecimiento natural o crecimiento vegetativo a la diferencia entre el número de nacimientos y el de defunciones en un periodo determinado. Si el resultado de

esta operación es positivo, la población crece, y, si es negativo, disminuye. Se expresa mediante estas tasas: Cambios: la transición demográfica en España. En este periodo de la historia, es característica la aceleración de los cambios en los procesos demográficos básicos. Desde la revolución industrial en las sociedades occidentales, los ciclos de cambio son cada vez más cortos desde que esta se produjo, ya que en el modelo de corte tradicional el comportamiento es más homogéneo. Influyen en la manera en la que se comportan las personas que viven en un determinado ámbito geográfico las siguientes situaciones o aspectos:

o Económicos: la mortalidad disminuye ante un buen sistema sanitario. Las crisis reducen el número de matrimonios. o Culturales: La actitud y voluntad de tener hijos así como la cuantía de hijos. o Técnicos: existencia de métodos anticonceptivos fiables. o Políticos: la existencia de leyes que promueven determinados métodos de control de natalidad. La puesta en marcha de ayudas para las

personas con hijos. Modelo demográfico de corte antiguo. En este modelo, las tasas de natalidad y las tasas de mortalidad se mantienen muy altas. Las primeras en torno al 35-40 por mil, y las segundas, entre 30 y 35 por mil. La población crece muy lentamente, porque apenas nacen más personas de las que mueren. Además, los reducidos incrementos demográficos quedan absorbidos por las crisis de mortalidad que se sucedían. Casi siempre eran mortíferas (peste, cólera, fiebre amarilla) que se cebaban sobre poblaciones mal nutridas y con escasas medidas higiénicas. La última gran epidemia española fue en 1918 (denominada “gripe española” asoló todo el continente), cuando el país ya había iniciado su transición demográfica. Por todo ello, se dice que en este modelo demográfico de corte antiguo la mortalidad es la variable natural más importante. Solo uno de cada dos individuos alcanzaba los 70 años. Transición demográfica Durante las primeras etapas de la transición demográfica, comienzan a reducirse, primero, las tasas de mortalidad, y al cabo del tiempo, bajan las tasas de natalidad. Esto sucedió en las sociedades urbanas. No obstante, en España el retroceso de ambas fue casi simultáneo. El descenso de natalidad y mortalidad se produce durante la segunda mitad del siglo XIX. El ritmo se acentuó desde principios del siglo XX. A partir de este momento, las tasas de natalidad sobrepasan el 30 por mil, y durante la Guerra Civil (Generación hueca)l, cae el 20 por mil. La mortalidad tiene dos repuntes: la gripe de 1918 (provocó 300.000 muertos) y la Guerra Civil (1936-1939). Tras la Guerra Civil, se produce un estancamiento y repunte de la natalidad que se mantiene desde 1955 a 1975. Se trata del llamado baby boom, que combinado con tasas de mortalidad baja, da lugar a crecimientos elevados. Tras las catástrofes naturales o bélicas es frecuente que se eleven las tasas de natalidad. Al incremento en el número de nacimientos que se produjo en Europa tras las Segunda Guerra Mundial se le conoce con el término baby boom (“explosión de niños”) y se prolongó desde finales de los años cuarenta hasta los años setenta (en el caso de España se apreció un cierto retraso respecto a otros países).

Tasa de crecimiento naturalTasa de crecimiento natural (nacimientos(nacimientos--defunionesdefuniones) x 1000) x 1000

Tasa bruta de natalidadTasa bruta de natalidadNNºº de nide niñños nacidos en un aos nacidos en un aññoo

PoblaciPoblacióón totaln totalX 1000X 1000

Tasa bruta de mortalidadTasa bruta de mortalidadNNºº de muertos en un ade muertos en un aññoo

PoblaciPoblacióón totaln totalX 1000X 1000

Page 4: Teoría de la población española

4

Comportamiento demográfico de corte moderno. Se caracteriza por tasas de natalidad y mortalidad reducidas. El crecimiento demográfico es débil o, incluso, negativo. En este caso está motivado por una natalidad escasa. Durante los años 60 y 80, las tasas de natalidad decaen. Así en los años 90, España se incorpora a las tasas de natalidad más bajas de Europa (11 y 10 por mil) y con crecimientos naturales más débiles, siendo negativo en Comunidades como Aragón, Extremadura, Cantabria, Castilla y León, Galicia y Asturias. Los nacimientos se redujeron a la mitad en menos de 30 años. La reducción del crecimiento natural se debe también a que la tasa de mortalidad se incrementa hasta superar el 9 por mil. Todo ello, debido al envejecimiento progresivo de la población. De este modo, el crecimiento natural de España estuvo a punto de entrar en números negativos. La imposibilidad de reemplazo, el envejecimiento de la población, la falta de personas en edad activa tiene nefastas consecuencias. Esta situación se suple por la llegada de inmigrantes desde 1996. Como consecuencia de ello, las tasas de natalidad inician un repunte, en primer lugar porque se aprecia un cambio en la actitud española y en segundo lugar por los hijos de los inmigrantes en nuestro país. Esto provoca un cierto rejuvenecimiento con el consiguiente retroceso de las tasas de mortalidad. Con casi 500.000 nacimientos anuales, la tasa de natalidad se encuentra en el 11 por mil y la de mortalidad en el 8,57 por mil. Políticas demográficas. Son las estrategias desarrolladas por las instituciones políticas: Estado, Comunidades, municipios…, para alcanzar un nivel de población óptimo: fomentar la emigración en un momento de saturación demográfica o potenciar que las personas tengan más hijos para compensar tasas de natalidad bajas. En su mayor parte las políticas españolas van dirigidas a ayudar a las familias con hijos: el concepto de familia numerosa es de tres hijos. Las ayudas se concretan en desgravaciones en la declaración de la renta, prestaciones espaciales de la Seguridad Social y en beneficios en materia de empleo (se aportan cantidades directas en el momento del nacimiento y durante los primeros años de vida del bebé, se facilita un mayor periodo de baja maternal, paternal). Recientemente, se han aprobado en España medidas para el control de la natalidad para mujeres desde los 16 años. Tasa de Natalidad Es una variable demográfica que ha venido mostrando tasas progresivamente bajas durante el último siglo. Gran parte de la tasa se incrementa por las remesas de emigrantes. Los factores que explican la tasa de natalidad reducida son:

1. La incidencia de los cambios sociales y culturales. Los hijos representan, a diferencia de la sociedad tradicional, una carga económica. Además se desea criarlos lo mejor posible. Por ello, se tiende a tener menos hijos. Asimismo, la maternidad o paternidad han dejado de ser el objetivo prioritario de muchas personas. En este sentido, el cambio más importante es el papel de la mujer y su incorporación al mercado laboral, con los años de formación que invierte. Esto provoca un retraso en el momento de la maternidad y el alumbramiento de un menor número de hijos. Otro factor a tener en cuenta es la legalización de los métodos anticonceptivos desde los años 80. Finalmente, es destacable el hecho de que cada vez se asocia menos matrimonio y maternidad, proliferando nuevos sistemas de relaciones llamados familiares. Entre otros, se ha aculado el concepto de familia uniparental o monoparental.

2. La incidencia del contexto económico. Las coyunturas económicas adversas en el mercado laboral y el alto coste en la obtención de bienes de primera necesidad o previos a la maternidad (sobre todo en el hogar) han provocado que los jóvenes permanezcan más años en el domicilio parental y que se planteen aún más tarde la gestación de los hijos.

El comportamiento ante la natalidad de las diferentes Comunidades Autónomas. Existen importantes diferencias entre unas Comunidades y otras. Por lo general las tasas más bajas se encuentran en el norte: Asturias (7 por mil), Galicia, Castilla y León y Cantabria. De aquí emigraron por la crisis de 1973. Las tasas más dinámicas se encuentran en el Sur. Así, Murcia se ha caracterizado por tener las tasas más altas, solo superadas en la actualidad por Ceuta y Melilla (18 por mil). La explicación de esta tendencia la encontramos en el envejecimiento de la población por lo que no hay población joven que potencie los nacimientos, la inmigración, y el nivel cultural. La media nacional de la tasa de natalidad se va acercando paulatinamente al 11,3 por mil. Aún es un tanto baja, comparada con otros países de Europa o con la media mundial, pero al menos muestra una clara tendencia a la recuperación durante los últimos años. España posee una población superior a 46 millones de habitantes (46.063.511 habitantes a 1 de enero de 2008, según los datos del INE), repartidos en algo más de medio millón de kilómetros cuadrados, lo que supone una densidad precisa de casi 92 habitantes por kilómetro cuadrado, muy similar a la media existente en la Unión Europea. Sin embargo, la distribución de la población es bastante irregular y obedece a factores históricos, económicos, climáticos, e incluso también a decisiones de tipo político. De todos estos factores el más importante ha sido el histórico. Las desigualdades espaciales La distribución de la población española es desigual, ya que existen zonas en las que la densidad es muy elevada, mientras en otras se constata un claro despoblamiento. Este hecho obedece a varias razones: a. factores naturales

o proximidad al mar o relieve o altitud

b. factores sociales c. factores políticos d. factores históricos e. recursos y actividades económicas. Así, la mayor parte de la población española se distribuye por el litoral mediterráneo, desde Barcelona hasta la Costa del Sol, seguido por la costa Atlántica andaluza y el bajo Guadalquivir. En el norte, hay que destacar las rías gallegas, la costa asturiana y cántabra y la costa del País Vasco. En el tercio norte destaca el valle del Ebro. Mención aparte merece Madrid, por su capitalidad y su concentración urbana. En España la densidad de poblaciones baja debido a que muchas zonas del interior peninsular así como las correspondientes a los principales macizos montañosos se encuentran escasamente pobladas y no existe en ellas un continuo urbano destacable. Las ciudades con densidad más débil son Extremadura, parte de Castilla y León y Castilla la Mancha, Aragón y Noroeste de Cataluña. Las zonas menos densas aparecen en territorios agrícolas y ganaderos, con escasa población, con un fuerte envejecimiento de la población y situados en las zonas altas (Meseta, cordilleras montañosas), alejadas de los principales núcleos urbanos y con una economía en declive. Evidentemente, estas últimas zonas fueron las que proporcionaron un gran número de emigrantes a las áreas urbanas, ya que en los núcleos rurales del interior las condiciones económicas eran difíciles. Y las zonas más densamente pobladas son las que recibieron a los emigrantes. Número medio de hijos por mujer o índice sintético de fecundidad. Desde 1900 hasta nuestros días, la tasa de natalidad española ha descendido lentamente, a excepción del periodo comprendido entre 1955 y 1974, en que se produjo un gran aumento. En 1975, la media es de casi 3 hijos. En 1995 llega su minino histórico de 1,15. Actualmente la tasa se ha reducido bruscamente y en el 2000 la tasa se situaba en el 9,9‰.

Page 5: Teoría de la población española

5

La caída de las tasas de natalidad se corresponde con un lógico menor número de hijos por mujer. Esta cifra se considera importante, puesto que, para asegurar el reemplazo generacional, y que la población no decrezca en razón de su crecimiento vegetativo, es necesario que cada mujer tenga 2,1 hijos. Aunque aparentemente con 2 hijos el reemplazo queda asegurado, se añade el 0,1 para compensar aquellas personas que fallecen antes de llegar a la edad de procrear. Si en los años 70 todas las Comunidades Autónomas tenían asegurado el reemplazo generacional, en 2008 ninguna de ellas alcanzaba la citada cifra (con una media para el conjunto del país de 1,39 hijos por mujer). Uno de los aspectos que ha influido en el menor número de hijos por mujer es el retraso en el momento en que las mujeres tienen su primer hijo. En los años setenta, la media estaba por debajo de los 25 años. Esta cifra no ha dejado de incrementarse, de forma que en 2008 la edad media es casi de 31 años. La fertilidad femenina comienza a descender progresivamente a partir de los 25 años, por lo que la posibilidad de tener hijos desciende. Nacimientos de madre extranjera. Uno de cada cinco hijos nacidos en España nace de madre extranjera. La mayor parte de ellas procede de países americanos: 4 de cada 10. Le siguen aquellas que proceden de África (Marrueco o Nigeria) y Europa (Rumanía, Reino Unido y Bulgaria). Del resto destaca el porcentaje de madres chinas: 4 de cada 100 madres. ¿Es niño o niña? En todo el mundo nacen más niños que niñas, con una ratio que es de 105/100, es decir, que hay una proporción de 105 niños por cada 100 niñas nacidas. Sin embargo, las mujeres tienen una mayor esperanza de vida que los hombres, por lo que la proporción queda equilibrada o incluso, sobreviven más las mujeres. Etapas de la evolución histórica.

1. La primera se corresponde con el denominado antiguo régimen demográfico, que duró hasta principios del siglo XIX. En ese momento la natalidad era muy elevada debido a la nula utilización de medios anticonceptivos, es decir, la población, crecía en un régimen de fecundidad natural, lo que propiciaba que se alcanzaran tasas de hasta un 40 por mil de natalidad o incluso superiores.

2. A principios del siglo XIX, el comportamiento demográfico comenzó a evolucionar. Se redujo paulatinamente la mortalidad debido a una serie de mejoras en la higiene y en la alimentación. De esa manera, la población comenzó a crecer. A comienzos del siglo XX la población se encontraba ya en un régimen demográfico de transición. Esto implicaba que aunque la natalidad seguía siendo muy alta, ya empezaban a descender ligeramente, oscilando en valores entre el 35 y el 37 por mil.

3. No fue hasta la década de os años 70 del siglo pasado cuando los valores empezaron a descender sustancialmente, situándose hasta entonces entre el 20 y el 30 por mil. Ello se debió a la legalización y liberalización de los métodos anticonceptivos en 1977, y a un acusado cambio en la mentalidad que propició el descenso de la natalidad. Hasta ese momento la política demográfica que se había seguido en España por el general Franco era la del fomento de la natalidad, concediendo ayudas a las familias numerosas y prohibiendo la venta de medios anticonceptivos. Tras la muerte de Franco, la sociedad española experimentó grandes cambios que también tuvieron su reflejo en la demografía.

4. Actualmente, la natalidad en España se caracteriza por poseer unos valores muy bajos a pesar de que se está recuperando en la última década a la aportación de los inmigrantes. De esta forma se ha pasado de un 9,1 por mil en 1998 (el año en que la tasa de natalidad fue la más baja en toda la historia de la población española) a un 11 por mil en la actualidad y la tendencia sigue creciendo ligeramente. Esto se aprecia también en el número de hijos por mujer

Tasa de Mortalidad Históricamente, alcanzó un valor muy elevado durante el denominado antiguo régimen demográfico, es decir, hasta principios del siglo XIX. Ello era debido a la existencia de la mortalidad catastrófica, causada por el ciclo de la muerte, en la que intervenían el desencadenamiento de epidemias o las guerras, entre otros muchos motivos. Ya desde el siglo XVIII, la población española estaba experimentando una serie de cambios que redujeron la mortalidad. La mejora en la alimentación, con la paulatina desaparición de las hambrunas; la desaparición de las mortíferas epidemias de peste, aunque todavía seguirán produciéndose otros ataques de epidemias como el cólera, la fiebre amarilla, o ya en el siglo XX, la gripe; una coyuntura política más favorable, con una reducción paulatina de las guerras y de sus efectos negativos sobre la población. Todo esto propició que a principios del siglo XIX se iniciara la caída de la mortalidad, y con ello se diera paso al crecimiento demográfico, aunque este fue muy lento en una primera etapa. Este régimen de transición se mantuvo hasta principios del siglo XX en que comenzó a su vez la caída de la natalidad. Desde ese momento, la mortalidad se redujo a unos niveles muy bajos que se han mantenido hasta la actualidad, alcanzándose el valor mínimo a principios de la década de los 80 con menos del 8 por mil. La mortalidad española, en la actualidad, es baja, en torno al 8,5 por milaunque ha aumentado ligeramente debido a los fallecimientos de personas ancianas que vieron aumentar su esperanza de vida en años anteriores. Se utiliza el término efecto yoyó para explicar la evolución de la mortalidad en nuestro país en la época contemporánea.

o La caída se explica por las mejoras alimentarías, sanitarias e higiénicas. De un 8 por mil en los 70 a un 7,52 % en los 80. o A finales de los años 90 se ha producido un repunte provocado por el envejecimiento de la población. Se alcanzó una tasa de 9,29 por mil. o Las tasas de mortalidad han vuelto a caer en la actualidad por la llegada de inmigrantes. La tasa se sitúa en torno al 8,5 por mil.

Actualmente, las causas de muerte son las causadas por la morbilidad de algunas enfermedades: cáncer y enfermedades cardiovasculares. Solo un 5% de los fallecimientos se producen por fallecimientos en accidentes y suicidios. El comportamiento ante la mortalidad de las diferentes Comunidades Autónomas Existe una relación entre envejecimiento y tasa de mortalidad elevadas, con diferencias entre las comunidades autónomas:

o El grupo con tasas de mortalidad más elevadas: Asturias (12 por mil), Galicia, Castilla y León, Aragón y Cantabria. Desde hace treinta años presentan un grado de envejecimiento relativamente elevado. Han sido territorios menos atractivos para los inmigrantes a causa de un dinamismo socioeconómico menos y que, en consecuencia, no han experimentado un rejuvenecimiento de la población.

o Las Comunidades que han mejorado relativamente sus tasas: Islas Baleares, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, y La Rioja. En los años 70 mejoraron relativamente, y por las actuales mejoras en el sistema sanitario, excepto Extremadura.

o Las tasas más bajas se ubican en Comunidades con mayor presencia relativa de población joven. Son territorios con tasas bajas de mortalidad: Canarias (7 por mil), Madrid, Andalucía, Ceuta y Melilla.

o El resto de Comunidades presenta una evolución más o menos cercana a la media nacional. La tasa de mortalidad media de España se sitúa en torno al 8,2 por mil. Sigue siendo muy baja, a pesar del proceso de envejecimiento experimentado en las últimas décadas. Pero aun así, la estructura demográfica del país todavía no acusa demasiado ese proceso en cuanto a la mortalidad se refiere. La mortalidad infantil Es un buen indicador del desarrollo de un país, puesto que en los países donde las condiciones sanitarias e higiénicas son muy deficitarias, la mortalidad infantil es muy elevada.

Page 6: Teoría de la población española

6

La mortalidad infantil ha sido siempre un factor muy relevante en los procesos de transición demográfica, ya que cuando disminuye su tasa (muy elevada en las sociedades con sistemas sanitarios deficientes, en las

que se superan frecuentemente tasas de 30 por mil), también caen las tasas brutas de mortalidad. Es en España una de las más bajas del mundo, en torno a poco más del 3 por mil (3,2). En consecuencia, este tipo de mortalidad siempre ha sido valorado de forma especial entre los estudiosos de la población, puesto que es un buen indicador del grado de desarrollo de una sociedad. En los países desarrollados las tasas de mortalidad infantil se sitúan por debajo del 10 por mil. Pero mientras que en los países que envejecen, como es el caso de los países desarrollados, la tasa bruta de mortalidad tiene un ligero repunte, por muy bueno que sea el sistema sanitario, en las tasas de mortalidad infantil el envejecimiento no influye apenas, de forma que la calidad de la red sanitaria es el principal factor explicativo de una tasa. Como en los países de nuestro entorno, la mortalidad infantil en España ha tenido una tendencia descendente en la época moderna. En el proceso de descenso de las tasas de mortalidad infantil se distinguen dos etapas:

1. Fase de tasas en caída libre. Las tasas de mortalidad infantil en España han caído de forma especial a partir de la mitad de 1925. En ese momento alcanzaba unas cifras que rondaban el 150 por mil, que, no obstante, se superaban con creces durante los periodos de crisis demográfica (tales como la gripe de 1918). La caída que se inicia en los años 20 se interrumpe y cambia de signo durante la Guerra Civil español y en la inmediata posguerra a caída de las duras condiciones socioeconómicas de la época que retrotrajeron el nivel de las tasas a las de veinte años antes. Sin embargo, muy pronto, las tasas reinician su proceso de caída, y al final de los años 40 ya ofrecían cifras cercanas al 70 por mil. Desde ese momento, su retroceso ha sido casi constante.

2. Fase de tasas en caída lenta. Desde finales de los años 70 las tasas continúan descendiendo, pero de forma más pausada, aunque significativa, cayendo por debajo del 10 por mil en los años 80. Desde entonces, nuestro país se encuentra entre los países del planeta con tasas inferiores, lo que indica que nuestro sistema sanitario afronta de forma adecuada los alumbramientos (el momento más sensible a la mortalidad a lo largo de la vida humana y solo comparable a las tasas específicas de mortalidad de edades muy avanzadas).

Desde finales de los 90, las tasas se mantienen por debajo del 5 por mil; en 2007 fue de 3,67. En la actualidad, aunque existen diferencias notables entre las tasas de las distintas Comunidades Autónomas, hay que recordar que todas ellas están en niveles muy bajos. La esperanza de vida en España Es un indicador sociodemográfico que indica el número medio de años de vida que puede esperar vivir una persona en el momento de su nacimiento. Es el número de años que se calcula que vivirá un apersona que nace en un territorio y en una fecha concretos. Es en la actualidad una de las mayores del mundo. Para explicar este fenómeno los autores lo explican por la dieta mediterránea, rica en aceite y escasa en grasas. Cuando se dice que la esperanza de vida de los españoles en 2005 era de 80,23 años, se está señalando la duración de la vida que se espera que tengan las personas nacidas en nuestro país durante aquel año. A principios del siglo XX rozaba los 40 años. Durante la Segunda República los 50 y tras la Guerra Civil y posguerra, la esperanza se calcula en torno a los 60 años. A principios de los 60 se acerca a os 70. Las mujeres tienen una esperanza de vida mayor (83,92 años) y los hombres de 77,50 años. El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados se deba a:

Factores sociales. o Mejora del nivel de vida o Mejora de las condiciones laborales o Ausencia de conflictos bélicos. o Hábitos de comportamiento de la sociedad: gastronómicos,

deportivos…) pero también el estrés, la contaminación….

Factores sanitarios. o Prestaciones sanitarias extendidas a casi la totalidad de la

población o Erradicación de epidemias o Atención hospitalaria y médica o Mejora de la higiene

Tasa de Nupcialidad La tasa de nupcialidad estudia el matrimonio. Puede influir en el número total de habitantes, ya que cuando las parejas se casan más tarde (debido a motivos económicos, políticos o sociales), se reduce el número de hijos que pueda llegar a tener ese matrimonio. En apenas 30, la tasa de nupcialidad se ha reducido a la mitad: 4,47 por mil en 2007. así de 7,23% en 1976 al 4,47% en 2007 No se trata de que los españoles se casen menos, sino que los matrimonios que se celebran: son más tardíos: los hombres llegan al matrimonio casi a los 32 años, mientras que las mujeres tienen una media de casi treinta. En treinta años los españoles se casan de media cinco años más tarde. Entre las razones del postergamiento del matrimonio hay cambios culturales, el costoso y difícil acceso a la vivienda, la mayor dedicación a la formación, la facilidad para permanecer en el domicilio paterno. La consecuencia demográfica directa es que el matrimonio llega tras los años más fértiles, especialmente para las mujeres.

Crecimiento vegetativo o natural. Fue muy débil hasta principios del siglo XIX, debido a que la alta natalidad se veía compensada por una mortalidad muy elevada. Ésta a su vez se disparaba cada cierto tiempo debido a la mortalidad catastrófica. La consecuencia de este proceso era que las escasas ganancias demográficas que se habían conseguido durante un largo periodo de tiempo, se perdían en cada crisis demográfica que tenía lugar (epidemias, guerras catástrofes naturales, etc). La población española tuvo, pues, una clara tendencia al estancamiento hasta el siglo XVIII. A principios del siglo XIX comenzó a crecer considerablemente gracias a la transición demográfica que tuvo lugar en aquel momento. La reducción de la mortalidad propició un crecimiento que fue aumentando progresivamente, aunque no estuvo exento de crisis coyunturales como la Guerra de la Independencia, o algunas epidemias que tuvieron lugar puntualmente en esa centuria, donde la última importante fue la gripe de 1918, ya en pleno siglo XX. A lo largo del siglo XXX el crecimiento vegetativo ha sido enorme, ha tenido lugar casi una explosión demográfica. La mortalidad continuó descendiendo, y la natalidad se mantuvo con unos valores muy elevados. El máximo de crecimiento vegetativo se alcanzó en el año 1964. en esa fecha, la natalidad aún era muy alta, mientas que las defunciones habían caído a unos niveles muy bajos. Desde ese momento el crecimiento de la población comenzó a ser cada vez más lento, aunque el descenso de las tasas fue pequeño hasta mediados o finales de la década de 1970. En esa época, el descenso de la natalidad provocó una caída muy fuerte del crecimiento natural, y en pocas décadas se alcanzaron valores muy bajos. En la actualidad el crecimiento se ha reducido enormemente, y hoy día es cercano al 3% al año, cuando en 1998 eera sólo de 0,12 %. Como en casos anteriores, el aporte de una mayor natalidad por los inmigrantes está propiciando este crecimiento natural de la población que hoy día continúa, aunque a un ritmo bastante más bajo que el que tuvo lugar hace tres o cuatro décadas.

III. La movilidad espacial Llamamos movimientos espaciales o migraciones a los desplazamientos de la población que implican un cambio de lugar de residencia. Utilizamos el término emigración para referirnos al traslado de población de un sitio a otro. La persona que se marcha de su lugar de residencia es un emigrante. Por

Tasa de mortalidad infantilTasa de mortalidad infantilNNºº de fallecidos menores de un ade fallecidos menores de un aññoo

NNºº de nacidos vivosde nacidos vivosX 1000X 1000

Page 7: Teoría de la población española

7

el contrario, utilizamos el término inmigración para referirnos a la llegada de población procedente de otro territorio. La persona que llega de de fuera a un lugar se denomina inmigrante. Denominamos saldo migratorio a la diferencia entre inmigrantes y emigrantes. Una de las peculiaridades de la emigración es el efecto llamada: al conocer por experiencia directa que las condiciones laborales son mejores que en la zona de origen, muchos se animan al cambio de lugar de residencia sabiendo que los conocidos que han salido antes que ellos les servirían de puente y apoyo hasta asentarse de forma estable.

Causas y consecuencias de los movimientos migratorios Causas. a. Motivos naturales.

1) Cambios climáticos 2) Desastres naturales.

b. Motivos políticos. 1) Huída ante la persecución política 2) Huída ante la falta de libertad de un régimen dictatorial

c. Motivos religiosos. 1) Persecuciones por creencias religiosas diferentes a las establecidas

d. Motivos económicos. 1) Mala situación económica. 2) Mejora de las condiciones de trabajo 3) Desplazamiento forzoso por motivos laborales. 4) Segunda residencia de jubilados del norte de Europa.

Criterio de clasificación Tipología Tipología

forzadas u obligadas Por motivos políticos (exiliados, expulsados, refugiados, repatriados) o catástrofes (desplazados). Suelen tener un carácter temporal.

Libertad Libres o voluntarias

Por razones laborales (jubilaciones, traslados puestos de trabajo), de estudios o económicas. Pueden estar reguladas o planificadas desde origen o no estarlo (migraciones ilegales)

Políticas Repoblación tras la Reconquista; repoblación de Sierra Morena realizada por Olavide en el siglo XVIII; funcionarios que van a trabajar en instituciones de la UE.

Socioeconómicas Cambio de residencia para mejorar el nivel de vida.

Familiares Migraciones por reagrupación familiar.

Culturales

Por motivos religiosos (peregrinación a las ciudades con gran simbolismo y/o significación religiosa: Roma, Jerusalén, La Meca); estudios (buscan mejorar en estudios y/o investigación (fuga de cerebros: investigadores, artistas y deportistas); turísticas; acontecimientos deportivos; espectáculos, etc.

Causas Medioambientales Guerras, conflictos, catástrofes…

Permanentes Cambio de residencia sin intención inicial de retorno.

Temporales Migración por un tiempo limitado; se suele considerar un tiempo inferior a tres meses.

Estacionales Migración por un tiempo limitado que puede tener un carácter cíclico anual, como, por ejemplo, la vendimia en Francia.

Retorno Movimiento de emigrantes que supone el regreso a sus lugares de origen.

Tiempo Diarias Movimientos pendulares o habituales desde el lugar de residencia hacia el trabajo.

Interiores Dentro de las mismas fronteras (éxodo rural, retornados, migraciones interrurales a tras áreas, suburbanas (a los núcleos rurales y/o núcleos próximos a la ciudad, intraurbanas, interurbanas.

Distancia Exteriores o internacionales Supone cambio de país (migraciones asistidas, migraciones coloniales)

Individuales Desplazamiento de una sola persona, que suele ser la que inicia el proceso migratorio antes de la reagrupación familiar Unidad

migrante Colectivas Familiar, grupal…

Page 8: Teoría de la población española

8

Emigraciones españolas. Las principales corrientes migratorias se dirigen a ultramar. Los países receptores temiendo no poder absorber toda la mano de obra que llegaba introdujeron restricciones a principios del siglo XX: ley de cuotas. Este es el caso de Estados Unidos y Canadá. Tras la Guerras Mundiales y en España, la Guerra Civil, serán jóvenes profesionales cualificados los que emigren. Galicia es la provincia que más población perdió en este momento. Los principales destinos son hasta 1959: o Movimientos transcontinentales e internaionales:

o América Latina (Argentina, Brasil, Cuba, México, Venezuela y Uruguay). Se produjeron más tarde. Las personas que emigraron eran en su mayoría canarios, gallegos y asturianos que procedían de área rurales deprimidas y con un exceso de población. Es la figura del indiano. Desde 1889 a 1914 emigraron 1,5 millones de españoles, reactivándose después de la Segunda Guerra Mundial.

o Europa. Emigran desde Andalucía y Extremadura impulsados por la necesidad de reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Las emigraciones en el XX se frenaron en 1907 (Ley de Emigración), pero tienen como principal destino países desarrollados europeos como Francia, Alemania y Suiza Con el descenso de emigrantes hacia América a partir de 1914, Francia se convirtió en el destino principal debido a su proximidad y por sus posibilidades de encontrar trabajo. En los 60’ más de un millón de personas se trasladó a estos lugares. Procedían mayoritariamente de Andalucía,

Galicia, Comunidad Valenciana, Castilla y León, y Extremadura. Sin embargo, tras la crisis económica de 1973, muchos emigrantes españoles residentes en Europa volvieron a nuestro país al producirse reestructuraciones de personal en las industrias europeas. Esto motivó un aumento demográfico y de las emigraciones en nuestro país, especialmente en Andalucía y Murcia.

o Norte de África. Especialmente Argelia, donde se trasladaron miles de españoles a mediados del siglo XIX (en 1853 la legislación española elimina obstáculos de la emigración). Este destino era preferido a Argelia por la rapidez y el precio económico de viaje, junto con la disponibilidad de un fácil regreso y la cercanía que les inspiraba el similar paisaje agrícola mediterráneo. Emigran de Alicante, Almería, Murcia y Baleares.

o Emigración interior: éxodo rural. El desplazamiento del campo hacia los núcleos urbanos empezó en el momento en que aparecieron las industrias en las ciudades y éstas precisaron de mano de obra. A partir de los 40’ se produjo un fuerte éxodo rural en España, fruto de la deficiente situación del campo español. Las consecuencias de este movimiento masivo de población fue el crecimiento espectacular de ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Zaragoza y Sevilla, entre otras. Las dos primeras, fueron los grandes focos receptores de emigrantes, debido a su pujante industria y a sus servicios que vivían momentos de expansión y a las buenas posibilidades de obtener un empleo. Una de las consecuencias más importantes de las migraciones interiores fue la desigual distribución de la población, ya que la España interior perdió población en beneficio de las zonas litorales y las grandes ciudades. Las regiones emisoras de emigrantes fueron Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, Aragón, Galicia y Murcia. Las causas se deben a la deficiente situación del campo español en la década de los 60 y las precarias condiciones de vida, sociales y económicas de estas zonas desde las que se produjo el éxodo rural.

Entre 1960-1975. A principios de los cincuenta se crea el IEE (Instituto Español de Emigración) que impulsa la emigración, y favorecido por el Plan de Estabilización de 1959. Unos seis millones de personas se trasladaron del campo a la ciudad o a Europa favorecido por el desarrollismo que había generado una crisis de la agricultura.

o Migraciones exteriores. Está marcado por la necesidad de reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial (Alemania, Suiza, Francia, Bélgica, Reino Unido), pero se ve frenado por la crisis del petróleo de 1973. En principio se trasladan jóvenes trabajadores que pretenden ahorrar y regresar al país. Y en una segunda fase se reagrupa la familia con la llegada de la mujer, favoreciendo el establecimiento definitivo en estos países. Se emplean en sectores pero remunerados y no deseados por los nacionales del país receptor.

o Migraciones interiores. Éxodo rural masivo hacia las grandes ciudades (Madrid, Barcelona), cuyo crecimiento impulsa las migraciones pendulares desde la vivienda al trabajo. Las mujeres trabajan en el sector servicios. Algunos se desarraigaron y nunca volvieron a sus lugares de origen, otros, regresan de vacaciones.

Las migraciones en esta etapa suponen un desarrollo económico sin precedentes: entrada masiva de divisas procedentes del extranjero, remesas de turismo, y también envejecimiento de la población de las zonas emigratorias y rejuvenecimiento en las zonas inmigratorias, lo que genera un desequilibrio en la distribución territorial de la población. Entre 1976-1985. La incertidumbre política y la crisis económica ralentizan el despegue de la industria española y reducen los puestos de trabajo en los lugares de destino, lo que provoca la inversión de los procesos migratorios. Las áreas de tradición emigratoria acogen a los retornados y jubilados, tanto en las migraciones interiores como exteriores.

o Migraciones exteriores. Desde los países de destino se favorece el retorno a España mediante incentivos económicos. Los problemas económicos (precio de la vivienda, paro) de España provocan que los retornados no se instalen en los lugares de origen sino que busquen lugares con desarrollo laboral.

o Migraciones interiores. Por los procesos de reconversión industrial y el coste de la vivienda, las áreas de tradición inmigratoria pierden capacidad para acoger inmigrantes y optan por ciudades medias. Se impulsa la movilidad urbana o residencial y las migraciones pendulares, favorecida por la mejora de transportes. Se intensifica la migración en la misma provincia de un emigrante profesional cualificado.

Se estima que hasta 1986 retornaron 750.000 personas, momento en el que España deja de ser un país emigrante. 1986 hasta hoy, las áreas de destino son siempre las de mayor dinamismo económico. La búsqueda de un puesto de trabajo se dificulta por la alta cualificación del trabajador. o Se frena drásticamente la emigración exterior y sigue habiendo retorno. El flujo de emigración hacia Europa, en el Marco del Tratado de

Adhesión a la CEE (1 de enero de 1986), y del Tratado de Maastricht en 1992, se incrementa, ya que no es necesaria una contraprestación económica ni un contrato de trabajo para trasladar la residencia a la Europa comunitaria. En esta modalidad se encuentra las migraciones golondrina: se trata de vendimiadores españoles que acuden cada fin de verano e inicio del otoño al sur de Francia para la recogida de la uva.

o La emigración interior se ralentiza. Las políticas de impulso al desarrollo local endógeno, favorecidas por las subvenciones de la UE, generan empleo en algunas regiones en las que anteriormente era inexistente. España pasa definitivamente de ser un país de emigrantes a ser un país de inmigrantes.

desarraigo, problemas sociológicos y psicológicos. negativas

mayor apertura a los cambios, lo que puede aprovecharse favorablemente en los lugares de origenpositivas

emigrante

Necesidad de infraestructuras (sanitaria, residencial, de transporte, educativa). Descenso de los salarios en determinadas ramas de laactividad en donde se incrementa la competencia. Aparición de conflictos: falta de integración, brotes racistas o xenófobos. negativas

Rejuvenecimiento de la población e incremento de la natalidad; crecimiento económico gracias al trabajo de la mano de ora y al aumento del consumo, lo que supone un impulso para la producción; aumento de la competitividad; diversidad cultural; ahorro por la inversión en formación ni en jubilaciones )en especial para la migración temporal) cuyos gastos han sido soportados en el país de origen. positivas

Lugares de inmigración

Envejecimiento de la población (pierden población joven y en edad de trabajar); la productividad puede verse reducida y las tierras resultar abandonadas, lo que provoca problemas ambientales (erosión, incendios, etc) si no se toman medidas oportunas. negativas

Alivian problemas de superpoblación, escasez de puestos de trabajo y los conflictos por el descontento ante situaciones económicas delicadas. Puede mejorar la calidad de vida (con las remesas de dinero aportadas por los emigrantes) e incrementar laproductividad (al disminuir la presión sobre los recursos y la posibilidad de hacer inversiones)positivas

Lugares de emigración

Page 9: Teoría de la población española

9

desarraigo, problemas sociológicos y psicológicos. negativas

mayor apertura a los cambios, lo que puede aprovecharse favorablemente en los lugares de origenpositivas

emigrante

Necesidad de infraestructuras (sanitaria, residencial, de transporte, educativa). Descenso de los salarios en determinadas ramas de la actividad en donde se incrementa la competencia. Aparición de conflictos: falta de integración, brotes racistas o xenófobos. negativas

Rejuvenecimiento de la población e incremento de la natalidad; crecimiento económico gracias al trabajo de la mano de ora y al aumento del consumo, lo que supone un impulso para la producción; aumento de la competitividad; diversidad cultural; ahorro por la inversión en formación ni en jubilaciones )en especial para la migración temporal) cuyos gastos han sido soportados en el país de origen. positivas

Lugares de inmigración

Envejecimiento de la población (pierden población joven y en edad de trabajar); la productividad puede verse reducida y las tierras resultar abandonadas, lo que provoca problemas ambientales (erosión, incendios, etc) si no se toman medidas oportunas. negativas

Alivian problemas de superpoblación, escasez de puestos de trabajo y los conflictos por el descontento ante situaciones económicas delicadas. Puede mejorar la calidad de vida (con las remesas de dinero aportadas por los emigrantes) e incrementar la productividad (al disminuir la presión sobre los recursos y la posibilidad de hacer inversiones)positivas

Lugares de emigración

Inmigración. Desde los años noventa España ha experimentado un crecimiento sin precedentes, mucho mayor al de cualquier país de la UE por ser puerta de acceso y país atractivo de la inmigración. Proceden de América del Sur, Europa y África. Características de los inmigrantes. Edad. La edad media es de 33 años. Los marroquíes y chinos son los más jóvenes. Los alemanes y británicos son de edad avanzad que como pensionistas viven su jubilación en nuestro país. Los datos proporcionados para 2006 son:

Sexo Es ligeramente superior el número de varones que el de mujeres, especialmente entre la población subsahariana. La Europa comunitaria y los iberoamericanos tienen un ligero predominio de las mujeres respecto a los hombres por el peso de lagunas nacionales concretas. Nivel de estudios Mayoritariamente no tienen estudios universitarios y no ha cursado nuestro equivalente al Bachillerato. Integración de los emigrantes. Relacionada con la generación, identidad y autoestima del emigrado. Las situaciones al llegar son:

o Ilegalidad o “sin papeles”, colectivo difícil de cuantificar por su situación. o Obtención del permiso de residencia manteniendo la nacionalidad de origen y del permiso del trabajo. o Obtención de nacionalidad tras varios años de permanencia. o Matrimonio con individuo de nacionalidad española.

Consecuencias de las migraciones. Consecuencias. a. Cambios demográficos.

o La zona receptora acoge la población

o La zona emisora pierde población

o Cambios en la natalidad, mortalidad,etc….

b. Cambios económicos. o Nueva mano de obra en la

zona receptora o Llegada de dinero enviado

por los emigrantes a la zona emisora

c. Cambios sociales y culturales. o Debido a los contactos

entre las culturas: o Aculturación o Marginación o Etnocentrismo

o Debido a los contactos ecológicos

IV. Estructura de la población española La estructura demográfica: sex ratio global y por edades (composición por sexos) En la actualidad, la estructura por sexos de la población española es ligeramente favorable a las mujeres, 23,3 millones por 22,8 millones de hombres,

a. Índice de masculinidad El índice de masculinidad o sex ratio es aproximadamente de 98 hombres por cada 100 mujeres. Su evolución durante los últimos siglos ha sido muy significativa. En el siglo XVIII alcanzó su valor máximo, 99 hombres por cada 100 mujeres. Esto se debía a que la sobremortalidad masculina debida a

diversas causas, casi se compensaba con la elevada mortalidad femenina a la hora de parir, ya que las pésimas condiciones higiénicas en los partos, hacían que muchas mujeres fallecieran en el momento de traer un hijo al mundo. A medida que la sanidad fue mejorando, la sobremortalidad femenina en los partos fue disminuyendo, mientras que la masculina no lo hizo en la misma medida, y como consecuencia se fue desequilibrando paulatinamente, y en 1940, tras los efectos de la Guerra Civil, había descendido a sólo 94 hombres por cada 100 mujeres. Fue el momento de toda la historia de España en el que menos hombres hubo proporcionalmente, en relación al número de mujeres.

No sólo fue la mortalidad a causa de la guerra la que provocó esta situación, había también otras razones. Los hombres realizaban, por regla general, trabajos muchos más peligrosos que las mujeres (mineros, albañiles, transporte, etc), y además poseían hábitos nocivos que las mujeres no tenían en la misma medida (alcohol, tabaco, etc) Todos estos motivos propiciaron que el número de mujeres fuera apreciablemente mayor que el de hombres. En la actualidad, sin embargo, la sex ratio cada vez presenta una tendencia más clara al equilibrio. Esto se debe a que la sobremortalidad masculina está desapareciendo paulatinamente. La mujer se está incorporando masivamente a profesiones que antes estaban casi exclusivamente reservadas a los hombres. De la misma manera, las mujeres están también copiando hábitos masculinos perjudiciales. Hoy día se calcula que el número de mujeres fumadoras supera al de varones, y es preciso recordar que el cáncer de pulmón (derivado en gran medida del consumo del tabaco) es una de las causas de muerte más importantes que existen en España. En España las comunidades en las que hay más hombres que mujeres son: Islas Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Aragón, La Rioja, Murcia, Ceuta y Melilla. En ella se ha registrado una mayor inmigración masculina. Las comunidades en las que hay más mujeres que hombres son: Asturias, Galicia, Cantabria y País Vasco.

3,91164.107De 65 años o más

83,393.496.319Entre 16 y 64

12,69532.239Menores de 16

%HABEDAD

4951Perú

4951Alemania

4951Ecuador

4555Bolivia

4456Colombia

4159República Dominicana

VARONES %MUJERES %NACIONALIDAD

Sex ratioSex ratio NNºº total de hombrestotal de hombres

NNºº total de mujerestotal de mujeresX 100X 100

Una sex ratio de valor 100 indica que Una sex ratio de valor 100 indica que existe el mismo nexiste el mismo núúmero de hombres mero de hombres que de mujeresque de mujeres

Page 10: Teoría de la población española

10

b. Sex ratio por edades. En cuanto a la composición de la sex ratio por edades hay que precisar que nacen un mayor número de niños que de niñas, unos 106,6 por cada 100. ambos sexos se equilibran en las edades intermedias pero, por el contrario, hay muchas más ancianas que ancianos debido a que tienen una mayor esperanza de vida, lo que conlleva que en las edades más avanzadas haya más del doble de mujeres que de hombres, y provoca el desequilibrio en la Sex Ratio global. No se sabe a ciencia cierta por qué nacen más niños que niñas, pero es algo que se repite en la mayor parte de las poblaciones que existen en el planeta. Algunos demógrafos han apuntado el hecho de que es una forma natural de corregir el exceso que se produce de mujeres sobre hombres en las edades más avanzadas, pero es una opinión que no tiene un claro fundamento científico. La mayor diferencia en las edades adultas se da en torno a los 30 años. A esa edad hay unas 40 mujeres por cada 43 hombres, El motivo de este desequilibrio es principalmente la llegada masiva de inmigrantes, ya que en éstos suele predominar más el elemento masculino que el femenino, lo que provoca esa clara diferencia. Hacia los 45-50 años, el número de personas de uno y otro sexo está prácticamente equilibrado, pero a partir de esa edad el predominio de las mujeres sobre el número de varones es cada vez mayor. Esto se explica básicamente por algo que vimos antes. La mujer vive por término medio seís años más que el hombre, por lo que se concentran en estas edades, sobre todo en las más avanzadas. A partir de los 90 años, el número de ancianas triplica al de ancianos. La estructura por edades: tasa de dependencia y tasa de envejecimiento.

El segundo aspecto a tener en cuenta es la distribución por edades. Se considera población joven a la de menos de 15 años; población adulta al arco que está entre los 15 y 64, y población vieja a la que supera los 65 años. Los índices son los siguientes

La estructura por edades ha ido modificado sustancialmente la pirámide de la población española a lo largo del siglo XX. El análisis de los grupos de edades muestra que a lo largo de este período el número de jóvenes se ha ido reduciendo paulatinamente, mientras que se ha mantenido el de adultos y se ha producido un fuerte crecimiento en el grupo de los ancianos. La evolución de esta estructura ha sido muy significativa. Hacia 1900, el reparto por grupos de edades era el siguiente: jóvenes, 34%, adultos 61%; ancianos, 5%. En 2008, esta distribución ha evolucionado de la siguiente forma: jóvenes, 15%; adultos, 68% y ancianos, 17%. Es decir, mientras que el grupo de los adultos se mantiene prácticamente igual que hace poco más de un siglo, con una ligera tendencia hacia el crecimiento, los jóvenes se han reducido enormemente, porcentualmente a casi la tercera parte de los que había hace 108 años, mientras que, por el contrario, los ancianos crecen en la misma proporción y su número se triplica en ese mismo periodo. Esto demuestra claramente el proceso de envejecimiento que ha seguido la población española a casi la tercera parte de los que había hace 108 años, mientras que, por el contrario, los ancianos crecen en la misma proporción y su número se triplica en ese mismo periodo de tiempo. Esto demuestra claramente el proceso de envejecimiento seguido por la población española en la última centuria y que es producto principalmente de la reducción de la natalidad que ha tenido lugar entre finales de la década de los años setenta y finales de la década de los años noventa del pasado siglo. Para completar este panorama hay que decir que la tasa de dependencia se ha ido reduciendo debido a la disminución en el porcentaje de jóvenes, mientras que, por el contrario, la tasa de envejecimiento ha ido aumentando constantemente durante el siglo XX hasta llegar a ser hoy día muy alta, aunque parece que en los últimos años tiene una ligera tendencia al estancamiento gracias a la llegada de numerosos inmigrantes jóvenes. Estructura económica y socioprofesional La estructura económica y profesional de la población ha evolucionado de manera significativa en el siglo XX ya que se ha producido el trasvase del sector primario (agricultura) al secundario (industria), y posteriormente otro trasvase de éste al sector terciario (servicios). A principios del siglo XX, casi el 70% de la población activa española trabajaba en la agricultura, la ganadería, la pesca o la explotación de los bosques. El 30% restante se repartía casi a partes iguales entre la industria y los servicios. Estos últimos, tenía muy poca importancia en la estructura económica española. Pero al lo largo del siglo XX esa estructura fue cambiando considerablemente. En primer lugar, hacia la década de los años veinte, se inició un trasvase de la población activa desde el sector primario al secundario. Esto se debió a que en la agricultura sobraban trabajadores, mientras que la industria, aún escasamente mecanizada, necesitaba más mano de obra barata para la transformación y elaboración de los productos en las fábricas. Esta situación se mantuvo hasta la década de los años setenta. Paralelamente a este proceso se inició otro mediante el cual la población rural comenzó también a engrosar el número de los que trabajan en los servicios. Como secuencia, el excedente de mano de obra en la agricultura pasaba hacia la industria y el sector terciario. A principios de la década de los años sesenta la estructura socioprofesional estaba equilibrada, ya que cada uno de los tres sectores trabajaba aproximadamente un tercio de la población activa española. Pero en estas cuatro últimas décadas, el proceso de paso de un sector a otro se ha acelerado aún más. No sólo la agricultura ha continuado perdiendo población hasta llegar a niveles muy bajos, sino que incluso, al hilo de la mecanización y automatización de buena parte de la industria, ésta ha empezado a expulsar también el excedente de mano de obra, que ha ido a pasar al sector de los servicios, en especial al turismo, y en menor medida al comercio o a los transportes y las comunicaciones.

Población activa Población activa ocupada Población activa desocupada Población no activa Niños, jubilados, amas de casa, estudiantes y discapacitados.

Perspectivas futuras de la población española: previsiones a medio y largo plazo. Desde los años setenta, la mayor parte de las proyecciones que se han hecho sobre la evolución futura de la población española ha fallado. En aquellos momentos se consideraba que España seguiría creciendo al mismo ritmo que lo hacían en la década del desarrollismo, la de los años sesenta, y preveían un futuro con la población que rápidamente superaría los 40 millones de habitantes. A principios de los ochenta cambió la tendencia y a mediados de los noventa, se pensaba que la pirámide se volvería regresiva por el nulo crecimiento vegetativo provocado por la caída de la tasa de natalidad. En la actualidad, aunque la inmigración está generando problemas (inseguridad, hacinamiento, falta de adaptación a las costumbres del país) por regla general los efectos para España han sido beneficiosos desde el punto de vista económico y demográfico. Así, las pautas de comportamiento de los inmigrantes está permitiendo la recuperación de aspectos como la natalidad, el rejuvenecimiento de la población, el número de hijos por mujer, etc. Los cambios son imprevisibles y no se puede conocer cuál será la tendencia futura y es posible que la tendencia muestre una enorme envejecimiento población con una pirámide regresiva. Pirámide de la población española La pirámide de población española en la actualidad, muestra la misma anchura aproximada en el vértice que en la base, con brazos de igual tamaño similar en los diferentes grupos de edad. Esta configuración de la pirámide refleja que la población se ha envejecido, ya que la longitud de los tramos correspondientes a la población joven es escasas, comparable a los brazos de la población más vieja. Este hecho refleja una natalidad y una mortalidad bajas, con un crecimiento cero o cercano a cero. El progresivo envejecimiento de la población española es debido a la caída de la fecundidad, por una parte, lo que hace disminuir el grupo de edad de menores de 15 años, y a la disminución de la mortalidad en edades cada vez más avanzadas, es decir, al alargamiento de la esperanza de vida.

ÍÍndice de juventudndice de juventudPersonas con 15 aPersonas con 15 añños o menosos o menos

PoblaciPoblacióón totaln total X 100X 100

ÍÍndice de vejezndice de vejezPersonas con 65 aPersonas con 65 añños o mos o mááss

PoblaciPoblacióón totaln total X 100X 100

Page 11: Teoría de la población española

11

La pirámide muestra una entrada en el grupo de edades alrededor de los 60 años a causa del déficit de nacimientos durante la guerra civil española (generación hueca)Por otro lado muestra un crecimiento en los grupos de edades de los 25 a 35 años, que coincide con el gran aumento de la natalidad en las décadas de los años 60’ y 70’. El envejecimiento de la población presenta problemas en relación a la financiación de las pensiones, ya que la población activa será menor y tendrá que financiar las pensiones de un alto número de personas. También aumentarán los gastos sanitarios y asistenciales. Por lo tanto, nos encontramos ante una pirámide que muestra que España se halla, en la actualidad, en la fase demográfica moderna, caracterizada por índices de mortalidad y natalidad bajos. Este régimen demográfico es propio de las sociedades muy desarrolladas. En España esta tendencia ha aparecido de forma tardía, pero con una gran fuerza. FASES CARACTERÍSTICAS NATALIDAD MORTALIDAD Fase demográfica tradicional

Esta fase se corresponde con una sociedad agrícola o preindustrial en la que el crecimiento de la población era muy lento.

Alta: 30-50‰ Alta: 30-50‰

Fase de descenso gradual de la mortalidad

Esta fase la población experimenta un crecimiento progresivo que empieza cuando se introducen avances sanitarios e higiénicos que permiten el descenso de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida

Alta: 30-50‰ Desciende

Fase de reajuste de la natalidad

Es la fase en la cada vez hay mayores avances en la medicina y aumenta el nivel de vida. El ritmo de crecimiento sigue siendo alto con tendencia a la disminución.

Desciende Más baja

Fase demográfica moderna

En esta fase el crecimiento natural es moderado o se estanca, tendiendo a crecimiento cero. La esperanza de vida aumenta. El crecimiento de la población es mínimo. Hay cada vez más ancianos y menos niños.

Bajas o muy bajas Bajas o muy bajas