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INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO EMPRENDEDOR Nº 227 • Diciembre • 2008 Capital Humano 20 Tengo un sueño… para una crisis Juan Liquete, secretario general del Club Excelencia en Gestión Qué enigmático e inmenso poder tienen los sueños y especialmente en tiempos de crisis. Yo me atrevería a afirmar que no hay líder sin sueño al que se abrace todos los días. “Tengo un sueño…” expresión que popularizó Martin Luther King y con la que dio la vuelta al mundo porque elaboró un sugerente discurso político en tiempos de grandes turbulencias raciales en los EE.UU. durante el siglo pasado. Logró contagiar su entusias- mo a millones de ciudadanos con su sueño sobre como construir un mun- do mejor para todos ellos. EL INMENSO PODER DE LOS SUEÑOS Dos años antes, el malogrado presiden- te John F. Kennedy empujó a su país a la carrera por la conquista espacial que tantos avances tecnológicos produjo, y sigue produciendo, y que vienen siendo aplicados a múltiples facetas de nuestra vida cotidiana, con su sueño “mande- mos al hombre a la Luna y retornémos- le sano y salvo a la Tierra”. Creo que no me equivoco mucho si digo que si a ciudadanos españoles corrientes nos hicieran una pregunta acerca de quiénes son nuestros ído- los o referentes en estos momentos, los más jóvenes contestarían posible- mente que, entre otros, David Bisbal, Penélope Cruz, Rafa Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso…; y los más madu- ros nombrarían a Madonna, García Márquez, Steve Jobs…; dependiendo de las distintas sensibilidades de cada uno pero, muy probablemente, ningu- no sería líder político. Curioso, ¿no? Y ¿qué es lo que tienen en común? Sen- cillamente, se fabricaron un sueño por el que luchar pero con el que entusias- mar y entusiasmarse también, como Martin Luther King o John F. Kennedy o tantos otros, al que fueron apren- diendo a amar más y más con el paso del tiempo, aunque seguramente lo tuviesen que ir adaptando. La diferencia entre unos y otros, entre jóvenes y maduros, es que después de tantos años, estos últimos ídolos legendarios siguen estando ahí, si- guen luchando por su sueño y siguen entusiasmando y triunfando con él. ¿No es sorprendente cuando mucha gente hoy, a los 50, está ya soñan- do con jubilarse? ¿Es eso realmente lo que quieren precisamente cuando están en plenitud de facultades para luchar por sus sueños? Los sueños, por otra parte, no suelen hacerse realidad tal y como los ima- ginamos una vez, pero… ¿a quién le importa? Lo trascendente es que las ilusiones, mientras las tengamos vivas, nos guían, nos hacen desear ser mejores, empujándonos a luchar cada día para hacerlas realidad y nos ayudan a ser más felices, imaginando un futuro mejor, trabajando y sacrifi- cándonos por ellas. Por el contrario, la ausencia de sueños nos lleva a la jubilación anticipada de nuestras quimeras. Y si esto les ocurre a los líderes empresariales y políticos, su energía la acaban concentrando más en protegerse así mismos que en preocuparse por el destino de los demás. Algo que ahora vemos con demasiada frecuencia precisamente cuando más importante es que el líder se gane su sueldo. CRISIS, PROBLEMA Y OPORTUNIDAD Las crisis pueden representar a la vez un problema y una oportunidad, de- pendiendo de la óptica con que uno las observe. Son algo parecido a aque- llo de ver el vaso medio vacío o medio lleno. Lo que está claro es que para poder observar oportunidades en una crisis como la actual es necesario ver más allá, por encima de los problemas evidentes del día a día y por encima de lo obvio, es necesario poseer un sueño. Un sueño que movilice nues- tras voluntades, por el que valga la pena esforzarse y que nos ayude a ponernos de acuerdo. Por ese motivo yo les propondría a todos nuestros líderes actuales que reflexionaran sobre la magnitud de lo que está en juego, que aparcaran su egoísmo preocupándose menos por su propia supervivencia y más por el bienestar del colectivo que lideran, que, más aún, se olvidaran de lo que el rey Ricardo III momentos antes de morir en el campo de batalla rodea- do por sus nobles, les propuso a es- tos: “mi reino por un caballo”. Que se enfrentaran a lo que se nos viene encima en lugar de esconderse. Que nos dieran ejemplo y que en definitiva Les propondría a todos nuestros líderes actuales que reflexionaran sobre la magnitud de lo que está en juego, que aparcaran su egoísmo preocupándose menos por su propia supervivencia y más por el bienestar del colectivo que lideran 020_s_innovacion y CH_227.indd 20 020_s_innovacion y CH_227.indd 20 19/11/2008 17:24:31 19/11/2008 17:24:31

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INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO EMPRENDEDOR

Nº 227 • Diciembre • 2008Capital Humano 20

Tengo un sueño… para una crisis

Juan Liquete, secretario general del Club Excelencia en Gestión

Qué enigmático e inmenso poder tienen los sueños y especialmente en tiempos de crisis. Yo me atrevería a afirmar que no hay líder sin sueño al que se abrace todos los días.

“Tengo un sueño…” expresión que popularizó Martin Luther King y con la que dio la vuelta al mundo porque elaboró un sugerente discurso político en tiempos de grandes turbulencias raciales en los EE.UU. durante el siglo pasado. Logró contagiar su entusias-mo a millones de ciudadanos con su sueño sobre como construir un mun-do mejor para todos ellos.

EL INMENSO PODER DE LOS SUEÑOS

Dos años antes, el malogrado presiden-te John F. Kennedy empujó a su país a la carrera por la conquista espacial que tantos avances tecnológicos produjo, y sigue produciendo, y que vienen siendo aplicados a múltiples facetas de nuestra vida cotidiana, con su sueño “mande-mos al hombre a la Luna y retornémos-le sano y salvo a la Tierra”.

Creo que no me equivoco mucho si digo que si a ciudadanos españoles corrientes nos hicieran una pregunta acerca de quiénes son nuestros ído-los o referentes en estos momentos, los más jóvenes contestarían posible-mente que, entre otros, David Bisbal, Penélope Cruz, Rafa Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso…; y los más madu-ros nombrarían a Madonna, García Márquez, Steve Jobs…; dependiendo de las distintas sensibilidades de cada uno pero, muy probablemente, ningu-no sería líder político. Curioso, ¿no? Y ¿qué es lo que tienen en común? Sen-cillamente, se fabricaron un sueño por el que luchar pero con el que entusias-

mar y entusiasmarse también, como Martin Luther King o John F. Kennedy o tantos otros, al que fueron apren-diendo a amar más y más con el paso del tiempo, aunque seguramente lo tuviesen que ir adaptando.

La diferencia entre unos y otros, entre jóvenes y maduros, es que después de tantos años, estos últimos ídolos legendarios siguen estando ahí, si-guen luchando por su sueño y siguen entusiasmando y triunfando con él. ¿No es sorprendente cuando mucha gente hoy, a los 50, está ya soñan-do con jubilarse? ¿Es eso realmente lo que quieren precisamente cuando están en plenitud de facultades para luchar por sus sueños?

Los sueños, por otra parte, no suelen hacerse realidad tal y como los ima-ginamos una vez, pero… ¿a quién le importa? Lo trascendente es que las ilusiones, mientras las tengamos vivas, nos guían, nos hacen desear ser mejores, empujándonos a luchar cada día para hacerlas realidad y nos ayudan a ser más felices, imaginando un futuro mejor, trabajando y sacrifi-cándonos por ellas.

Por el contrario, la ausencia de sueños nos lleva a la jubilación anticipada de nuestras quimeras. Y si esto les ocurre a los líderes empresariales y políticos, su energía la acaban concentrando más en protegerse así mismos que en preocuparse por el destino de los

demás. Algo que ahora vemos con demasiada frecuencia precisamente cuando más importante es que el líder se gane su sueldo.

CRISIS, PROBLEMA Y OPORTUNIDAD

Las crisis pueden representar a la vez un problema y una oportunidad, de-pendiendo de la óptica con que uno las observe. Son algo parecido a aque-llo de ver el vaso medio vacío o medio lleno. Lo que está claro es que para poder observar oportunidades en una crisis como la actual es necesario ver más allá, por encima de los problemas evidentes del día a día y por encima de lo obvio, es necesario poseer un sueño. Un sueño que movilice nues-tras voluntades, por el que valga la pena esforzarse y que nos ayude a ponernos de acuerdo.

Por ese motivo yo les propondría a todos nuestros líderes actuales que reflexionaran sobre la magnitud de lo que está en juego, que aparcaran su egoísmo preocupándose menos por su propia supervivencia y más por el bienestar del colectivo que lideran, que, más aún, se olvidaran de lo que el rey Ricardo III momentos antes de morir en el campo de batalla rodea-do por sus nobles, les propuso a es-tos: “mi reino por un caballo”. Que se enfrentaran a lo que se nos viene encima en lugar de esconderse. Que nos dieran ejemplo y que en definitiva

Les propondría a todos nuestros líderes actuales que

reflexionaran sobre la magnitud de lo que está en juego, que

aparcaran su egoísmo preocupándose menos por su propia

supervivencia y más por el bienestar del colectivo que lideran

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nos hablaran de sus sueños en lugar de cansarnos con sus quejas.

Muchos queremos y estamos dispues-tos a trabajar por lograr un país que despierte ilusiones y de esta manera aglutine voluntades. Pero para avan-zar en esa dirección son necesarios líderes que generen credibilidad, que tengan sueños y muy especialmente en momentos de crisis. Partiendo de esta premisa lo demás vendría por añadidura, es decir, estaríamos más centrados en ver las oportunidades que presentan los problemas que en señalar los problemas que conlleva abordar las oportunidades, como tantas veces ha quedado demostrado en el pasado.

PONGAMOS QUE HABLO DE INNOVACIÓN

Durante estos últimos años, el mundo empresarial y el político han elegido la innovación como uno de los principa-les temas de conversación. ¿Por qué? Todos han coincidido en verla como una gran oportunidad que puede ge-nerar crecimiento, rentabilidad, valor e incluso excelencia en todas las di-mensiones posibles. Y todo ello, ade-más, ha estado ocurriendo en tiempos de vacas gordas, durante el más largo periodo de bonanza económica co-nocido hasta ahora. Sin embargo, la coyuntura económica ha empezado a dejar de ser favorable, vivimos los primeros tiempos de crisis en mucho tiempo y ya parece que los problemas cotidianos del día a día comienzan a oscurecer nuestra visión. O peor aún, parecen llevarnos a la parálisis.

La innovación, entendida como valor ubicuo capaz de aparecer en cual-quier ámbito, está estrechamente asociada con cambios estructurales, con rupturas, con crisis, y por tan-to se mueve como pez en el agua cuando está inmersa en ellas. No encontraremos mejores momentos para abordar la innovación de for-ma sistemática y generalizada, que los actuales. Ahora bien, nuestros líderes, con su comportamiento y no sólo con sus palabras, son los que

determinan si los mensajes conside-rados importantes llegan nítidos, ya que la innovación exige de los líderes que estos centren sus esfuerzos en motivar al resto de la gente, hasta ganar su adhesión a esa nueva forma de entender la innovación. Además, dado que absorbe una energía y unos recursos que de otro modo estarían dedicados a la consecución de obje-tivos a más corto plazo, es imprescin-dible que forme parte de su agenda personal para elevarla así al rango de lo que es estratégico.

La innovación desde esa nueva lectu-ra, y en cualquier grupo organizado o empresa, es función de dos elemen-tos principales: creatividad, o la ha-bilidad para desarrollar nuevas ideas y/o encontrarlas a través de otros, y riesgo asumido, que es la capacidad para llevar a la práctica, incluso frente a la adversidad, las nuevas ideas. La combinación de ambos elementos es lo que determina la capacidad inno-vadora pero, al mismo tiempo, se ve también afectada por el entorno o ecosistema socioeconómico. De ahí

Las crisis no son tan malas, pueden representar a la vez un

problema y una interesante oportunidad, dependiendo de

la óptica con que uno las observe. Son algo parecido a

aquello de ver el vaso medio vacío o medio lleno

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la importancia de que las distintas iniciativas, las de cualquier gobierno, busquen también generar entornos fértiles para la innovación.

Asumiendo que nuestro país depende de la innovación para su superviven-cia y que dicha alternativa está im-pregnada de incertidumbre, riesgos, sorpresas y errores, existe una forma de abordarla cuyo resultado no sea producto de la casualidad. Esta mejor forma de abordar la innovación exige que los líderes comprendan que se trata de un proceso, no de un suceso aleatorio, que podemos gobernar si conocemos las variables que deter-minan su resultado y de las que te-nemos ya base científica suficiente para demostrar cuales son, a saber: el liderazgo, la vigilancia de los en-tornos interno y externo, el proceso operativo de la innovación y la puesta en valor de los resultados.

MENSAJEROS DE SUEÑOS

Recuerdo una fábula sobre un joven cartero que se enamoró de la Luna. Todos los días le escribía cartas de amor y por las noches recorría los pue-

blos intentando enviar sus mensajes. Las cartas, obviamente, nunca llega-ron a su destino pero el joven cartero se acabó convirtiendo en “el poeta de su comarca”, todo el mundo acabó admirándole y él sintiéndose impor-tante y satisfecho.

Emulando el ejemplo de este joven cartero soñador, una multitud de mensajeros entusiasmados con su sueño se está organizando dentro de nuestras empresas e instituciones. Sus mensajes hablan del deseo de un país moderno, próspero, respetado y respetable, innovador, que innova buscando permanentemente, y po-niendo después en práctica, nuevas soluciones para viejos problemas, o que se plantea hacer cosas diferentes abandonando otras habituales has-ta ahora, pero menos eficaces. Este auténtico ejército pacifista y soñador recorre nuestro país a diario para ex-

plicar con entusiasmo el contenido de sus mensajes en todo tipo de lugares y eventos. Saben que el destino último de esos contenidos presenta algunas dudas. Saben que quizá su sueño sea algo asintótico, que no se materialice del todo ni se haga realidad como lo imaginan, pero sin embargo, y a pe-sar de ello, luchan por convertirse en verdaderos líderes de aquello en lo que creen. Yo conozco personalmen-te a muchos de estos mensajeros, su-puestos carteros, porque en realidad soy uno de ellos. Trabajamos en el se-no de empresas y organizaciones, en posiciones directivas, incluso de alta dirección, y creemos en que es posi-ble tener sueños y trabajar por ellos aunque el entorno sea turbulento, en que quizá sean precisamente las crisis las que nos empujan a soñar.

De manera que, Sr. Líder, nosotros tenemos un sueño ¿y usted?

La innovación, entendida como valor ubicuo capaz de aparecer

en cualquier ámbito, está estrechamente asociada con cambios

estructurales, con rupturas, con crisis, y por tanto se mueve

como pez en el agua cuando está inmersa en ellas

Los soñadores Martin Luther King y John F. Kennedy.

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