tengo sed

3
“TENGO SED” (Jn 19,18) La sed. La sed del agonizante. Una sed abrasadora que evoca el salmo que Jesús está rezando antes de entregar su vida a Dios: “Mi paladar está seco como una teja y mi lengua pegada a mi garganta” (Salmo 22, 16). La sed que se suma a otros tormentos físicos aterradores como el continuo desangrarse, el descoyuntamiento del cuerpo crucificado, la asfixia. “Tengo sed”, grita Jesús en esta quinta palabra que en términos similares han pronunciado y pronuncian todavía hoy millones de seres humanos, hombres y mujeres, niños, ancianos, enfermos. Sí, la humanidad tiene sed porque el agua escasea dramáticamente a millones de personas que no tienen qué beber ni con qué lavarse ni con qué regar y hacer crecer sus modestos cultivos. Terrible paradoja de nuestro mundo híper civilizado: el agua, uno de los bienes más preciosos y abundantes del planeta, es una mercancía rara en puntos de los cinco continentes. Según datos de los organismos internacionales casi ochocientos millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua segura. Y eso en países como Brasil —donde el ayuntamiento de la megalópolis de Sao Paolo ha decretado su racionamiento—, en los que el agua abunda, de sobra con el Amazonas el río más caudaloso del mundo. Pero sus habitantes sufren la carestía de agua potable porque los poderosos no hacen nada o hacen muy poco para poner fin a esa tragedia. ¿Por qué esta anomalía? Porque, como tantos otros bienes de la tierra, el agua está mal distribuida y mientras aquí la derrochamos, la despilfarramos, hacemos un uso exagerado y caprichoso de tan precioso elemento, otros hermanos nuestros mueren de sed o de enfermedades por beber aguas contaminadas. Tienes sed, Señor, pero también sienten ese tormento millones de hermanos nuestros a los que nosotros negamos un vaso de agua pura; un egoísmo del que un día tendremos que rendir cuentas ante Ti. Sí, Tú nos dijiste

Upload: marianitaspvcol

Post on 02-Oct-2015

3 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

quita palabra de jesus

TRANSCRIPT

TENGO SED (Jn 19,18) La sed. La sed del agonizante. Una sed abrasadora que evoca el salmo que Jess est rezando antes de entregar su vida a Dios: Mi paladar est seco como una teja y mi lengua pegada a mi garganta (Salmo 22, 16). La sed que se suma a otros tormentos fsicos aterradores como el continuo desangrarse, el descoyuntamiento del cuerpo crucificado, la asfixia. Tengo sed, grita Jess en esta quinta palabra que en trminos similares han pronunciado y pronuncian todava hoy millones de seres humanos, hombres y mujeres, nios, ancianos, enfermos. S, la humanidad tiene sed porque el agua escasea dramticamente a millones de personas que no tienen qu beber ni con qu lavarse ni con qu regar y hacer crecer sus modestos cultivos. Terrible paradoja de nuestro mundo hper civilizado: el agua, uno de los bienes ms preciosos y abundantes del planeta, es una mercanca rara en puntos de los cinco continentes. Segn datos de los organismos internacionales casi ochocientos millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua segura. Y eso en pases como Brasil donde el ayuntamiento de la megalpolis de Sao Paolo ha decretado su racionamiento, en los que el agua abunda, de sobra con el Amazonas el ro ms caudaloso del mundo. Pero sus habitantes sufren la caresta de agua potable porque los poderosos no hacen nada o hacen muy poco para poner fin a esa tragedia. Por qu esta anomala? Porque, como tantos otros bienes de la tierra, el agua est mal distribuida y mientras aqu la derrochamos, la despilfarramos, hacemos un uso exagerado y caprichoso de tan precioso elemento, otros hermanos nuestros mueren de sed o de enfermedades por beber aguas contaminadas. Tienes sed, Seor, pero tambin sienten ese tormento millones de hermanos nuestros a los que nosotros negamos un vaso de agua pura; un egosmo del que un da tendremos que rendir cuentas ante Ti. S, T nos dijiste que si negamos un vaso de agua a quien nos lo pide, a Ti, Seor, te lo negamos. T en la cruz ya sufriste las consecuencias de nuestro ciego egosmo. Pero tu sed en la cruz no es slo material, fisiolgica. Ests tambin sediento de amor, de ternura. Te sientes abandonado y sabes que tu sacrificio no ser suficiente para que todos los hombres y mujeres de la historia sean salvados como T quisieras. Como escribi San Agustn Dios tiene sed de que los hombres tengan sed de l. Pero los hombres, los de ayer, los de hoy y los de maana intentamos aplacar esa sed bebiendo en otras fuentes, recurriendo a otros pozos que prometen saciarnos y calmar nuestra sed pero acaban decepcionndonos porque son efmeros, engaosos, fraudulentos, cisternas agrietadas que no retienen el agua las llama el profeta Isaas (Is 1, 3). Slo T, Seor, eres fuentes de agua viva y, como dejaste dicho, slo los que beban de esa agua quedarn saciados. Lo entendi la Samaritana que de los placeres de la vida tena una larga experiencia a sus espaldas. Ojal lo entendamos tambin nosotros. Tambin lo entendi la madre Teresa de Calcuta que, el 10 de septiembre de 1946, oy la voz interior que le peda satisfacer la sed de Jess sirvindole en la persona de los ms pobres entre los pobres. Desde entonces su vocacin fue apagar la sed, la sed infinita sufrida por Jess en la Cruz al impulso de su infinito amor por los pobres. Y nosotros? no podemos ignorar el eco ensordecedor de la palabra de Cristo. Resuena hoy en la persona de todos los que sufren. Mendiga el refrigerio para multitud de cristos atenazados por la sed de nuestro entorno. No hay que ceirse a la dimensin material. El deseo de Cristo solemnemente proclamado al fin de su jornada con su angustiado grito de tengo sed refleja la sed del Padre o lo que es lo mismo el ansia de reunir en su mesa paterna a todos los hijos dispersos.

Seor, tambin tengo sed, tengo sed de Ti, tengo sed de tu amor, tengo sed de tu comprensin, tengo sed de tu mirar, dame mi sorbo de Ti Seor, para que no se seque mi alma, para que igual que un rbol no me seque y as pueda dar los frutos que esperas de mi Seor, apaga mi sed en cada eucarista con tu cuerpo y tu sangre, para que vivas siempre en mi Seor, porque estando tu en mi, puedo mirar como Tu a todos mis hermanos, y por no haber apagado la sed de ellos pudiendo hacerlo, perdn Seor.